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1 Nuevas concepciones de la relación entre razón y la emoción y algunas de sus implicaciones en la educación. Fredy Alexander Ortiz Aponte Universidad de los Andes. Bogotá. Noviembre de 2017

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Nuevas concepciones de la relación entre razón y la emoción y algunas de sus

implicaciones en la educación.

Fredy Alexander Ortiz Aponte

Universidad de los Andes.

Bogotá.

Noviembre de 2017

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Resumen ejecutivo

Este trabajo busca explorar la relación entre razón y emoción y sus implicaciones en la

educación. La sociedad actual privilegia la razón. Los modelos económicos, ético, moral y

educativo son hijos de esta concepción, la cual también se caracteriza como opuesta a la

emoción. Sin embargo, esta distinción que otrora fue tajante entre razón y emoción cada vez

se desdibuja más. Es por eso que se busca explorar la relación entre razón y emoción y cómo

nuevos planteamientos de esta relación desde la filosofía y la neurociencia contribuyen a

entender la educación.

En la primera parte de esta tesis se hace una investigación de algunos análisis, propuestas y

problemas frente a las emociones y su relación con la razón, desde tres autores, Robert

Solomon, Martha Nussbaum y Antonio Damasio. Se tomaron estos autores por su reconocida

trayectoria en el estudio de estas temáticas, además de plantear propuestas novedosas frente

a las emociones y la razón. Nussbaum y Solomon son filósofos y teóricos, en tanto que

Damasio es neuro psicólogo, dando de esta forma variedad y riqueza a las concepciones

tomadas en la elaboración de la tesis. Todos estos autores conciben una estrecha relación

entre razón y emoción, además Solomon y Nussbaum entienden las emociones como juicios

susceptibles de análisis y elección, abriendo así la posibilidad de poder educar las emociones.

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La primera parte del trabajo defiende una propuesta: una nueva concepción de la relación

entre razón y emoción donde no son pensadas como distintas, sino como complementarias

contribuyendo en buena parte al entendimiento de la realidad; también se argumenta,

siguiendo a Solomon y Nussbaum, la posibilidad de examinar los motores de estas

emociones. Pero antes de explicar con más detalle esta argumentación es necesario aclarar,

al menos en lo posible, algunas características de las emociones. Esta caracterización se va

construyendo desde las distintas concepciones de los autores estudiados y el análisis a críticas

y posibles problemas de las teorías emocionales. Se tiene entonces que las emociones no

pueden entenderse como impulsos irracionales. Esta etiqueta de irracionalidad se debe en

parte a que en varias ocasiones las emociones llevan a respuestas erróneas, excesivas o

desfasadas frente a las situaciones que se nos presentan. Esto en parte se debe a que, en

ocasiones por la rapidez del juicio emocional, hay malas apreciaciones o formas erróneas de

entender el mundo, desajustadas con la realidad. Igualmente, otra característica de las

emociones es que al tocar con los sucesos del mundo estos son contrastados con mis

objetivos, creencias e intereses, dándole así importancia o no a los mismos. Este complejo

proceso se puede prestar para elaborar malas apreciaciones. En general, las emociones se

caracterizan por una gran cantidad de procesos o mecanismos inmersos en ellas. Valga

aclarar que, aunque de la obra del neuropsicólogo Damasio no se puede llegar a aseverar lo

dicho hasta ahora sobre las emociones, si es posible afirmar que las emociones incluyen una

gran complejidad de conexiones cerebrales con zonas que manejan la racionalidad, el

lenguaje y el pensamiento. Lo que no va en contravía con lo afirmado por los teóricos de las

emociones analizados en el texto.

Esta concepción de las emociones lleva a afirmar que estas son juicios y somos responsables

de los mismos. Es decir, podemos, al menos hasta cierto punto, elegir las emociones. Esto no

es evidente pues el común de las personas tiende a considerarse como víctima de las

emociones, una especie de fuerza que simplemente somete. Esta es una de las ideas que se

busca sustentar en la primera parte del trabajo: el ser humano tiene la capacidad de

examinarse a sí mismo y conocer, si no todas, sí una buena medida de los motores de sus

emociones, acción esta que lo lleva a entenderlas de mejor forma. Las emociones ahora

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pueden entenderse como parte integral de procesos de pensamiento y estas también hacen

uso de desarrollos racionales que antes se consideraban ajenos a la idea de emoción. Detrás

de una emoción no solo existe impulsividad e irracionalidad, desde Nussbaum y Solomon se

pueden entender como juicios, por lo tanto, se pueden modificar y también son susceptibles

de una evaluación y con ello, de análisis ético. Igualmente, en razón de nuevas hipótesis del

funcionamiento del cerebro, como la de Damasio, es cada vez más difícil pensar en una razón

independiente del influjo de las emociones. Estas, entre otras tantas funciones, son esenciales

en la toma de decisiones, el desarrollo integral del ser humano, el pensamiento crítico, el

desarrollo del conocimiento y la delimitación del mismo. Es, pues, necesario entender una

nueva relación entre razón y emoción que implique una educación que tenga en cuenta la

autoobservación de las causas, objetivos e intencionalidad de las emociones, contribuyendo

así al desarrollo integral del ser humano.

En el segundo capítulo, reflexiono sobre cuál podría ser el enfoque emocional que se debe

trabajar desde la educación, fruto de la relación propuesta en este trabajo entre la razón y las

emociones y el funcionamiento de estas últimas. En mi propuesta, la razón y la emoción

deben trabajar mancomunadamente, examinándose a sí mismas y buscando conocer los

motores de las emociones. Alcanzar esto sería una de los principales objetivos de una

educación que tenga en cuenta las emociones. Sin embargo, uno de los problemas aquí es

que varios de esos motores de las emociones son desconocidos y aún bajo un análisis pueden

permanecer así. Es necesario desarrollar en base al hábito y la constancia la capacidad de

examinarse y poder ir rectificando las emociones. Esto se da bien sea por que se entiende que

uno de los elementos que mueven la emoción no corresponde con la realidad, o bien porque

al notar cual es el motor de la emoción, se está en capacidad de elegir la emoción y adquiere

con ello cierta distancia sobre las mismas. Esta es una de las razones para afirmar que las

emociones son juicios, pues se mueven por motores (lo cognitivo, los propósitos y la

importancia de estos, las experiencias previas) desde los cuales los seres humanos se inclinan

hacia tal o cual emoción.

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Este tipo de educación emocional tiene también un elemento que puede ayudar a fomentar

los valores y en general, darle un nuevo enfoque a la ética y la moral, esta es el poder

cohesionar la sociedad frente a ciertos valores universales. Además, como se recurre a la

emoción y la razón tiene la cualidad de poder ser independiente de las instituciones

tradicionales, lo que en una sociedad multicultural y plurireligiosa es de gran utilidad. Esto

puesto que además de ligar los valores a estructuras racionales, también se fomentarían

emocionalmente, ganando con ello compromiso, pues una conexión emocional de la ética la

hace más consistente y coercitiva, asimismo la característica esencial de la emoción, como

lo es la de mover a la acción, seria de suma utilidad en una concepción ética y moral.

Sin embargo, la educación emocional no solo debe ser vista instrumentalmente, en el sentido

de que sirven para adaptarse, para sustentar un comportamiento ético o mejorar las

capacidades de pensamiento crítico; deben cultivarse como fines en sí mismas, pues

contribuyen a la plenitud e integralidad del ser humano, en su felicidad. Presumo que esto se

debe a que las emociones son capaces de condensar en una reacción emocional, proyectos de

vida, miedos, expectativas, creencias, cogniciones del mundo y sensaciones sobre el estado

del cuerpo. Esto le permite al ser humano, por decirlo de alguna forma, conectarse con el

mundo y con sí mismo, en razón de su capacidad de abarcar tanto, de su capacidad holística.

Por último, ya para cerrar el segundo capítulo se estudian problemáticas de la sociedad y de

los individuos que tienen un claro tinte emocional. Para ello me valgo de una razón principal

que es la de entender que la sociedad tecnológica, económica, política y social en la que

estamos inmersos está impregnada de una distinción entre razón y emoción que está en duda,

en la cual la razón asume una posición determinante, descuidando la segunda. Consiguiendo

con ello un desconocimiento de una parte del esencial del ser humano, coartando así su

desarrollo integral, completo y feliz.

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Índice

Resumen ejecutivo 2

Introducción 8

Primera parte. Tres concepciones de la razón y la emoción. 11

1. Robert C. Solomon 12

1.1. ¿Dónde están las emociones? 12

1.2. La relación entre sensación y emoción 13

1.3. ¿Qué causa mis emociones? 16

1.4. Cognición, ética y emociones 21

2. Martha Nussbaum 23

2.1. Algunas características de las emociones 23

2.2. Las emociones como juicios 25

2.3. Las partes de la emoción 26

2.4. Algunos problemas cuando se piensan las emociones 27

3. Antonio Damasio 33

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3.1. El marcador somático 33

3.2. La concepción de la emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la

subjetividad del individuo 35

4. Corolario de las emociones y la razón 36

Segunda parte. Algunas problemáticas relacionadas con la distinción razón/emoción y

una propuesta educativa emocional 40

5. Implicaciones de la relación emoción y razón en la educación 41

5.1. La educación emocional es entender qué genera las emociones 42

5.2. Algunos alcances en la moral y la ética de la educación emocional 47

5.3. Emociones y felicidad 49

6. Aspectos de la sociedad actual y su relación con las emociones 51

6.1. Tecnología y emoción una relación desigual 51

6.2. Emociones y su relación con la política 53

6.3. La época de la razón 55

Bibliografía 58

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Introducción

En mi labor como docente se me ha presentado la oportunidad de trabajar en lugares con

población vulnerable en diversos sentidos, desde económicamente, hasta familiar y

socialmente. Durante varios años, aparte de las dificultades académicas en los estudiantes,

me percataba que ellos sufrían grandes problemas en el manejo de su vida personal. Esto

generaba grandes dificultades en ellos y ellas, afectaba su rendimiento académico, generaba

problemas de convivencia, incapacidad de gestionar sus emociones, problemas para

adaptarse y proyectarse social, profesional y personalmente. También me llamaba la atención

que en la sociedad era común tener problemas de soledad, ansiedad, violencia, depresión y

una falta de interiorización del deber. Tratando de buscar un factor común entre todos estos

sucesos, poco a poco me fui decantando por la necesidad del estudio de las emociones. Sin

pretender reducir todas estas problemáticas a una sola causa, negando con ello todos los

enfoques y la complejidad de estos asuntos, sí es destacable cómo la sociedad ha dejado de

lado un aspecto tan importante en el ser humano como lo son las emociones, las cuales

evidentemente juegan un importante papel en estas situaciones.

Partiendo de lo anterior, este trabajo busca explorar la relación entre razón y emoción y sus

implicaciones en la educación. La sociedad actual privilegia la razón. Los modelos

económicos, ético, moral y educativo son hijos de esta concepción, la cual también se

caracteriza como opuesta a la emoción. Sin embargo, esta distinción que otrora fue tan tajante

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entre razón y emoción cada vez se desdibuja más. Es por eso que este trabajo busca explorar

la relación entre razón y emoción y cómo nuevos planteamientos desde la filosofía y la

neurociencia de la citada relación contribuyen a entender desde una nueva perspectiva la

educación.

Las emociones ahora pueden entenderse como parte integral de procesos de pensamiento y

estas también hacen uso de desarrollos racionales que antes se consideraban ajenos a la idea

de emoción. Detrás de una emoción no solo existe impulsividad e irracionalidad, desde

Nussbaum y Solomon se pueden entender como juicios, por lo tanto, se pueden modificar y

también son susceptibles de una evaluación y con ello, de análisis ético. Igualmente, en razón

de nuevas hipótesis del funcionamiento del cerebro, como la de Damasio, es cada vez más

difícil pensar en una razón independiente del influjo de las emociones. Estas, entre otras

tantas funciones, son esenciales en la toma de decisiones, el desarrollo integral del ser

humano, el pensamiento crítico, el desarrollo del conocimiento y la delimitación del mismo

en nuestro cerebro. Es, pues, necesario entender una nueva relación entre razón y emoción

que implique una educación que tenga en cuenta la autoobservación de las causas, objetivos

e intencionalidad de las emociones, contribuyendo así al desarrollo integral del ser humano.

En la primera parte de este trabajo se hace una labor investigativa desde tres autores, Robert

Solomon, Martha Nussbaum y Antonio Damasio. Se hace una exploración de sus aportes y

propuestas frente a las emociones y su relación con la razón. Se tomaron estos autores por su

reconocida trayectoria en el estudio de estas temáticas, además de plantear una propuesta

novedosa frente a las emociones y la razón. Nussbaum y Solomon son filósofos y teóricos,

en tanto que Damasio es neuro psicólogo, dando de esta forma variedad y riqueza a las

concepciones tomadas en la elaboración de la tesis. Todos estos autores conciben una

estrecha relación entre razón y emoción, además Solomon y Nussbaum entienden las

emociones como juicios susceptibles de análisis y elección, abriendo así la posibilidad de

poder educar las emociones. En un segundo aparte del texto, argumento algunos enfoques

que deben ser tenidos en cuenta en la educación para poder trabajar con las emociones y la

relación entre emoción y razón. Finalmente, se cierra este aparte indicando algunos

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problemas que se presentan actualmente, que considero se deben en buena medida a una

determinada concepción de la relación entre razón y emoción, lo que ha llevado a un mal

entendimiento y uso de las emociones.

La primera parte del trabajo defiende una propuesta: una nueva relación entre razón y

emoción donde no son pensadas como distintas sino como complementarios y en donde

hacen parte del entendimiento de la realidad; también se argumenta siguiendo a Solomon y

Nussbaum la posibilidad de examinar estas emociones. Esto último, lleva a afirmar que las

emociones son juicios y somos responsables de los mismos. Es decir, podemos, al menos

hasta cierto punto, elegir las emociones. Esto no es evidente pues el común de las personas

tiende a considerarse como víctima de las emociones, una especie de fuerza que simplemente

somete. Pero el ser humano tiene la capacidad de examinarse a sí mismo y conocer, si no

todas, sí una buena medida de los motores de sus emociones, acción esta que lo lleva a

manejarlas de una mejor forma. Esta es la idea que se busca sustentar en la primera parte del

trabajo, partiendo de los distintos autores estudiados. Este ejercicio se hace indicando cuáles

serían las características de esta propuesta sobre las emociones. También se pasa por

examinar algunas críticas a este tipo de posturas y de unas hipótesis de la neurociencia. En

el segundo capítulo, reflexiono sobre cuál podría ser el enfoque emocional que se debe

trabajar desde la educación, fruto de la relación propuesta en este trabajo entre la razón y las

emociones y el funcionamiento de estas últimas. Por último, ya para cerrar el segundo

capítulo se estudian problemáticas de la sociedad y de los individuos que tienen un claro tinte

emocional. Para ello me valgo de una razón principal que es la de entender que la sociedad

tecnológica, económica y social en la que estamos inmersos está impregnada de una

distinción entre razón y emoción que está en duda, en la cual la razón asume una posición

determinante, descuidando la segunda.

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Primera parte.

Tres concepciones de la razón y la emoción.

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1. Robert C. Solomon

1.1. ¿Dónde están las emociones ?

El asunto con la mente es que habitualmente se concibe como el lugar en donde viven las

emociones, por eso se hace patente un análisis filosófico en donde se busca entender la

emoción frente a la mente y el mundo. Este tema es ontológico y nos da una mirada distinta

para entender qué es la emoción. Para todos es un verdadero reto el conocer nuestros

pensamientos y emociones, qué los motiva y demás aspectos de estos. Para Solomon, el

filósofo norteamericano especialista en emociones, no hay una división tajante entre mente

y cuerpo, y admite, por ejemplo, que en parte las emociones son sociales, políticas, se

desarrollan, se aprenden, se enriquecen en la sociedad y con la crianza (Solomon, 2007,

p.216). En este sentido también apunta Aristóteles y los estoicos, quienes son conscientes de

la interacción humana para formar las emociones.

Actualmente se ha documentado cómo las emociones son construidas en parte por el entorno,

la sociedad, la crianza, además de que existen ciertas predisposiciones hacia tal o cual tipo

de emoción. La interacción social reprime o estimula ciertos comportamientos emocionales,

dependiendo de donde se desarrolle el individuo. La emoción no es un mero constructo

mental, el pensar que las emociones están ubicadas en un mundo interior nos arrojaría un

halo de misterio dado la imposibilidad de conocer los resortes que están en ese interior, nada

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más desconocido que nosotros mismos. Además, dificultaría un estudio de la emoción, pues

corresponde al ámbito de cada uno, gracias a trabajos como los de Paul Ekman se ha probado

que hay emociones universales y corresponderían a cierta materia de estudio “exterior” y no

un mundo totalmente subjetivo1.

1.2. La relación entre sensación y emoción.

Un lugar común cuando se piensa en emociones es considerar que estas son sensaciones

(sentimientos) o “feelings”, al parecer esta concepción toma fuerza con William James

(1884, citado en Solomon, 2008, p. 10) hace más de un siglo. El análisis de esta sección toma

como referente la obra de Solomon, él usa el término: “feelings”, que se puede traducir como

sentimientos o sensaciones. Estos términos en la lengua española tienen connotaciones

distintas, pues “sensaciones” tiende más a la percepción, en tanto que “sentimientos”, se toma

más relacionado con una especie de representación y elaboración cognitiva. Teniendo en

cuenta la crítica y la diferenciación entre “feelings” y emociones opto por tomar para efectos

de este análisis el término sensación.

El considerar que las emociones son sensaciones tiene varias críticas, una de ellas es que al

hacer eso caemos en la necesidad de corresponder estas sensaciones con ciertos fenómenos

o hechos que son imposibles de encontrar. Pues cuando hay una sensación, esta debe ser de

algo y no hay cómo decir que tal o cual sensación corresponde a tal o cual emoción. En otras

palabras, cada vez que tenemos una “sensación” la misma es respecto a algo y muchas veces

cuando se “siente” una emoción no se sabe por qué; las emociones no son para nada claras.

1 Paul Ekman demostró que hay ciertas expresiones faciales que se pueden identificar con unas emociones básicas de forma universal. Esto lo consiguió al enseñar a distintas culturas, algunas de ellas, aisladas del mundo, una serie de fotos de expresiones faciales frente a las cuales todos coincidieron al indicar a que emoción correspondían. Aunque esto lo llevo a afirmar que las emociones tienen un origen biológico, en la actualidad el punto está en debate.

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Solomon también critica el concepto de sensaciones como tal, pues este tiende a ser menos

complejo que el de emoción; la sensación se limita a sentir algo, valga la redundancia, en

tanto que la emoción lleva implícitas una gran cantidad de valoraciones, compromisos y

tendencias a actuar en el mundo. Las sensaciones se dirigen más a las percepciones, a lo que

siento, en tanto que la emoción está dirigida al mundo. Según Solomon aunque las emociones

afectan al individuo internamente por decirlo así, estas se dirigen al mundo, sería así difícil

concebir las emociones como meras sensaciones.

Otro argumento en contra de concebir las emociones como sensaciones es que al ser las

emociones confusas hay una cierta inconsciencia de las mismas; en tanto que las sensaciones

al ser algo que siento siempre sé qué pasa, lo cual no tendría que ver con la definición de

emoción. Sin embargo, se puede llegar a afirmar que hay sensaciones de las que no siempre

soy consciente. Pero esta forma de entender el “no ser consciente” es distinta a la forma de

no ser consciente de las emociones, pues este última se debe a su naturaleza compleja de

creencias acerca del mundo, de nosotros mismos, de nuestras metas o preferencias. En tanto

que el primero, el de las sensaciones, corresponde a una confusión en mi percepción2

Un aspecto interesante que destaca al comparar las emociones con las sensaciones y que nos

indicaría la imposibilidad que las primeras se reduzcan a las sensaciones, es el objeto de las

emociones. La sensación se caracteriza por que el individuo “siente”, en tanto que la emoción

se distingue por que hay un siento algo, pero por un: lo que considero de un objeto. En otras

palabras, en las sensaciones el individuo se refiere a si mismo, A ; en tanto que en las

emociones el individuo se refiere a un objeto A B. Por ejemplo, el estar enojado porque

me robaron el auto es una emoción, pero el sentirme así, enojado, es la sensación. Las

emociones tienden a ser más racionales pues se dirigen a mis creencias sobre el objeto, si

cambio estas creencias, cambió la emoción. Aunque vale la pena aclarar aquí, que ese cambio

2 Un estudio más detallado de esta problemática lo encontramos en: Handbook of Emotions. The Philosophy of Emotions. Pag. 11 y siguientes.

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de creencias es complejo, requiere de tiempo, constancia y esfuerzo pues las mismas están

sembradas en lo profundo del ser humano. En tanto, las sensaciones no están tan ligadas al

objeto y sus creencias pues sería la excepción que al cambiar la creencia hacia un objeto

también se cambiara mi sensación y esta se negara a seguir siendo mi sensación para

corresponder a la creencia. “Si las emociones fueran sentimientos, sería una coincidencia

peculiar que los sentimientos fueran tan fieles a nuestras opiniones de la situación, que no se

aferraran a nosotros con un impulso propio después de que hubieran pasado las opiniones,

que no fueran tan “irracionales” como para no prestar atención a nuestras opiniones en lo

absoluto”3 (Calhoun y Solomon, 1996, p. 324).

Para cerrar este aparte vale la pena recordar la definición que da Antonio Damasio de

sentimiento. Para este autor los sentimientos se dan cuando mi cerebro percibe el cuerpo, el

funcionamiento del mismo, de sus distintos órganos y a esto le suma algún tipo de

información proveniente de los sentidos. “En otras palabras, un sentimiento depende de la

yuxtaposición de una imagen del cuerpo junto a una imagen de algo más, como la imagen

visual de una cara o la imagen auditiva de una melodía” (Damasio, 2015, p.208). Es curiosa

esta definición pues al parecer otras definiciones que se pueden deducir de escritos como los

de Nussbaum o Solomon, aunque concuerdan en que el sentimiento es algo que se siente no

se establecen nexos tan claros con el cuerpo como si lo hace Damasio. Este tema se volverá

a tocar más adelante en el capítulo dedicado a este autor.

Aunque es difícil sostener que las emociones son solo sentimientos o sensaciones, pues las

emociones tienen implícitos muchos aspectos que van más allá de solamente sentir, esto no

quiere decir que este aspecto (sentir) no haga parte de las emociones. Este “sentir” se puede

entender como algo mental, lo cual se controvirtió en el capítulo anterior; igualmente se

puede entender como algo que pasa en el cuerpo. Esta forma de entender el concepto enfatiza

en una división tajante entre mente y cuerpo, que no es muy sostenible, pero si aporta un

elemento sumamente importante en el análisis de las emociones. Este elemento como lo

3 En esta traducción se usa el termino sentimiento, a diferencia del usado por mí, sensación.

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menciona Damasio, es el cuerpo; hay ciertos procesos fisiológicos que intervienen en los

procesos emocionales. Toda teoría por muy filosófica que se pretenda debe tener en cuenta

la importancia del cuerpo, la fisiología y la neurociencia. Hay varias formas de entender la

influencia del cuerpo en los procesos emocionales, pero de los estudios de Damasio se

deduce, que no es solamente que una reacción del cuerpo favorezca una emoción, sino que

el cuerpo y la percepción que el cerebro tiene del mismo es el lienzo sobre el cual se pintan

las emociones. Más adelante se tratará el tema en un capítulo específico sobre neurociencia.

El caso es que sin este lienzo no se darían las emociones y es necesario entender aún mucho

del mismo en cuales quiera concepción de las emociones, es un lugar inescapable al pensar

el tema.

1.3. ¿Qué causa mis emociones?

Poder decir qué causa las emociones es un imposible, a no ser que se enumeren unas causas

generales que en ningún caso serian todas. Cada emoción es causada por sucesos que cambian

dependiendo del individuo. Sin embargo, si es interesante hacer la diferenciación no tan

obvia, pero si necesaria en una teoría de las emociones entre la causa y el motivo u objeto.

Pero antes de hacerlo es importante aclarar que al admitir que las emociones son causadas ya

se está asumiendo una posición frente al problema. Es un lugar común el pensar que las

emociones son cosas que me pasan de las que no tengo control alguno, solo suceden,

diciéndolo en forma enfática, se es víctima de ellas. Caso contrario es pensar que son

causadas, con ello se aproxima a una postura en donde se ven como un proceso, en donde un

suceso genera una emoción. No es esta una nimiedad, pues lo que se está admitiendo es una

puerta a la concepción de las emociones como un proceso y, por lo tanto, se está equiparando

a una acción. Es decir, ocurre algo y actúo de acuerdo a tal o cual emoción, ya no es la

emoción algo que me pasa en sí. Esto puede llevar a consecuencias tan radicales como llegar

a afirmar que esa acción la puedo controlar, y soy responsable de la misma. Tendríamos

entonces que al admitir que las emociones son causadas, dentro del mismo paquete

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incluiríamos temas como la responsabilidad por las mismas, la posibilidad que sean juicios

y otras más.

A pesar de las consecuencias de asumir la causación de las emociones, es una de las posturas

más plausibles. Es insostenible afirmar que exista una emoción que no se refiera a un hecho.

La experiencia indica que las emociones son causadas y que estas emociones se pueden

modificar frente a la misma causa. Algo que me molesta, por ejemplo, el que se rían de mi

puede modificarse hasta llegar a un punto en que ya no me afecten ese tipo de acciones. Pero

siempre hay una causa, el negarlo, es difícil de sostener. Es conveniente ahora diferenciar

entre causas y motivo u objeto (Calhoun y Solomon, 1996, p. 324 a 326). La causa es una

situación, algo que pasa y sirve para explicar el porqué de la emoción. Esta, la causa, debe

diferenciarse del objeto que es por lo cual siento la emoción. Alguien puede molestarse con

el profesor, ese es su objeto, pero la causa de su emoción es su intolerancia a la autoridad,

fruto de una mala relación con su padre. Muchas veces el objeto coincide con la causa, pero

no son necesariamente iguales. “La causa debe distinguirse en cada caso de aquello “por” lo

cual siento la emoción (su “objeto”). La causa es siempre un suceso real (o una situación,

etcétera). El objeto de mi emoción es siempre un objeto intencional […] aquello respecto a

lo cual se siente la emoción” (Calhoun y Solomon, 1996, p. 324 a 327). El problema que

dificulta hacer este tipo de examen sobre nuestras emociones es que en varias ocasiones no

sabemos cuál es la causa de las emociones, es difícil identificarlas con claridad. Puedo creer

estar enamorado y en realidad son deseos sexuales los que me causan esta emoción.

Una característica interesante de concebir a las emociones como causadas es que se entienden

mejor muchos factores de las mismas, pero también se deriva un componente de

responsabilidad por las mismas. En no pocas ocasiones no sabemos cuál es la causa, y aclaro

causa, no objeto de las emociones, pues el objeto es más fácil de identificar. Pero sí se conoce

la causa y esta es diferente del objeto, desaparece la emoción que se siente frente al objeto;

me molesta que me cerraron la vía cuando manejaba, pero si sé que eso se dio por que tuve

una discusión con mi pareja, cesa la molestia con el otro conductor. Otras veces no se da ese

proceso sobre todo cuando el objeto y la causa son los mismos. Sin embargo, el conocer las

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causas de mis emociones permite en cierta medida hacerme responsable por ellas. Si sé que

me molesta el reggaetón, cuando suene yo estaría en otra postura, pues es más difícil decidir

enojarse, pero esto solo se da si soy consciente de ese proceso. De cierta forma esto hace eco

de la técnica estoica de analizar detenidamente mis juicios y pensamientos que originan las

emociones para poder “controlarlas”. Si soy consciente de las causas de mis emociones

puedo modificarlas en algún sentido. Este razonamiento me arroja de cabeza ante la

posibilidad de entender las emociones como juicios, pues la causa y la consecuente reacción

frente a esa causa es un tipo de juicio y lo es tanto, que puedo incluso llegar a modificarlo en

cierta medida.

En este cuestionamiento de la causa de las emociones nos falta entender otro aspecto

constitutivo de las mismas, la causa final de estas. Las emociones no son solamente causadas

por un suceso anterior en el tiempo, también lo son por propósitos u objetivos. En varias

ocasiones las emociones se pueden dar fruto de un propósito; si se tiene planeada una vida

con la pareja y hay un suceso que pone en peligro ese objetivo, eso puede llevar a sentir celos.

Se tiene entonces, que cuando tengo un propósito u objetivo, este genera ciertas condiciones

que son materia prima o causa de emociones. Para Solomon no hay duda de que las

emociones tienen un propósito, surge la pregunta, ¿porqué algunas veces ellas nos destruyen

o nos hacen daño o son contraproducentes? Solomon divide la explicación en tres

posibilidades (Calhoun y Solomon, 1996, p. 335 y s.).

La primera de ellas, se refiere a que como las emociones son reacciones a situaciones

inesperadas, a situaciones que exigen una respuesta, es una reacción “rápida” frente a una

situación que me desborda, por eso se dan ocasiones en donde resultan haciéndonos daño.

También se pueden concebir situaciones en las que hay emociones que se dan a más largo

plazo, pero que aún siguen siendo rápidas, en el sentido de que no son frías, calculadas, sino

que es un suceso que me desborda y conlleva una reacción emocional. En segundo lugar, las

emociones en muchas ocasiones sirven a propósitos de corto plazo, los cuales algunas veces

entran en contra de propósitos de largo plazo. Por eso, cuando las vemos desde esta última

perspectiva tienden a parecer irracionales. Así, por ejemplo, por una aventura se llega a

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perder el matrimonio, una emoción cortoplacista puede dañar un objetivo a largo plazo. El

punto es que aun así la emoción sigue teniendo un objeto, solo que es un juicio a corto plazo.

La tercera explicación es de tipo antropológico, pues vivimos en una sociedad en donde se

privilegia la razón y se considera la respuesta emocional como algo irracional, por esto se

aplaude una conducta y se persigue la otra, esta es mal vista y criticada.

En muchas ocasiones se desconoce el motivo cuando se actúa en consonancia con la emoción,

tanto en las causas que se dan antes y mueven a la emoción, como en las que se dan como

objetivos o proyectos. Somos movidos emocionalmente por propósitos u objetivos que no

son evidentes, es más, en la mayoría de las veces son desconocidos para el individuo. De

similar forma, el reconocer cuales son los objetivos que mueven las emociones conlleva

cierta capacidad de autoridad sobre las emociones. Siguiendo a Solomon, se puede llegar a

deducir que de este conocimiento puedo dirigir mis emociones, responsabilizarme de las

mismas (Calhoun y Solomon, 1996, p. 338).

Haciendo un recuento de cuál es la causa de mis emociones se podría decir, si seguimos a

Solomon, que las hay de dos tipos; una: las causas vistas como sucesos que se dan y originan

la emoción; dos: aquellas que se generan partiendo de objetivos o propósitos. Además de

identificar estos dos tipos de causas es bueno diferenciar el objeto, que es el disparador de la

emoción, por decirlo de alguna forma, vale también recordar que a veces este objeto se funde

con la causa. Todas estas características de las emociones se pueden encerrar en una sola idea

que a fuerza de la experiencia y la reflexión se hace casi que inapelable, esta es, a saber, que

las emociones siempre tienen intencionalidad. Es decir, son acerca de algo, de una causa (en

uno de los dos sentidos) o de un objeto.

Solomon insiste en la intencionalidad, incluso llega a afirmar que varios de los juicios que

son pausados, meditados, originados en la razón, llegan también a tener una intención, lo que

pasa es que muchas veces no se conoce esa intención, somos ciegos a la misma. Llega incluso

a clasificar las acciones como aquellas en donde conocemos la intención y aquellas en donde

no conocemos la intención. Cuando actuamos podemos hacerlo con intención, por ejemplo,

Page 20: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

20

pescar, asesinar; otras veces actuamos sin intención, por ejemplo, resbalar, olvidar. Pero está

“no intención” en realidad si tiene una intención o propósito, afirma Solomon, lo que pasa es

que es desconocido para el sujeto (Calhoun y Solomon, 1996, p. 340). Juan se olvida darle

un detalle a su pareja porque se molestó por algo que le dijo, aun así, como se ve, hay

intencionalidad, lo que pasa es que no se conoce.

Es casi que innegable el afirmar que la emoción tiene intencionalidad, pero esta característica

tiene un problema. Aunque la intencionalidad se puede dirigir a un objeto o causa que se da

en la realidad también puede ser tomada como un tipo de imagen en nuestra mente, “actos

mentales”. Es decir, puede darse el caso de que la causa no exista en realidad y sea una

invención del sujeto. Por ejemplo, un individuo celoso puede imaginarse toda una relación

de su pareja con otra persona cuando en realidad esta no se da y ese constructo imaginario lo

lleva a sentir celos, odio, cólera. Esto genera problemas conceptuales, pero el caso es que en

la vida de las personas esto se da constantemente.

Siguiendo la línea expuesta anteriormente al decir que la intencionalidad puede corresponder

a eventos imaginarios, también es tangible proceder a afirmar que esa intencionalidad

corresponda a creencias o actitudes. Si a alguien desde pequeño aprende a temer a las arañas,

por ejemplo, esa creencia va a guiar sus emociones frente a esos insectos, así le indiquemos

que son inofensivas. Estos cuestionamientos tienden a generar inconsistencias conceptuales

pues se terminaría diciendo que las emociones corresponden a causas imaginarias, pero esto

puede verse como constructos del individuo sin llegar a indicar un contrasentido. Además, la

fuerza de la experiencia y la cotidianidad apoyan este argumento. Por último, valga resaltar

que al tratar de averiguar la causa de mis emociones termino dando una posible respuesta del

porqué de las mismas. Después de este análisis se puede deducir que las emociones cumplan

la función de adaptarse al mundo, de reaccionar a él, por una parte, porque es una forma de

actuar o reacción y por otra, porque a través de ellas expreso mis creencias, objetivos, deseos

y necesidades.

Page 21: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

21

1.4. Cognición, ética y emociones

Cuando se habla de emociones hay un término que se puede entender en diversos sentidos,

este es el de cognición. En general, podemos concebir el termino como aquella información

que viene de la percepción y es procesada por los individuos, en ultimas, este proceso tiene

que ver con el conocimiento y en ello puede involucrar aspectos como el aprendizaje, la

experiencia, la memoria, la atención, el pensamiento y el lenguaje. En la literatura de las

emociones encontramos tan diversos términos asociados a las cogniciones como creencias,

juicios, juicios evaluativos, pensamientos, evaluaciones, apreciaciones, etc. (Solomon, 2008

p. 12). Cada uno de estos términos le agrega matices distintos a la cognición y con ello, a la

emoción.

Si se considera la cognición como parte de la emoción y esto es casi que inobjetable, sea cual

sea el significado que se le dé a la cognición, hay un común denominador que se puede

extraer del término, este es, a saber, que existe una carga ética. Esta conclusión ya se había

alcanzado en otro punto de este escrito, específicamente cuando se hablaba de causas de las

emociones, pero el tema de la cognición le suma otra razón para permitir afirmar que frente

a las emociones hay una trascendencia ética, pues se pueden llegar a examinar,

responsabilizar, en razón de su carga cognitiva. Esto puesto que esas cogniciones pueden ser

o no reales, además se puede revisar en qué medida están ajustadas a la realidad. Este insumo

es base de la emoción para juzgar con lo cual puede llegar a catalogarse como adecuada o

no, buena o mala.

The fact that emotions consist at least in part of cognitions means that they can be

evaluated in terms of the same epistemic, social, and even ethical criteria that we use

to evaluate beliefs and intentions : Are they appropriate to the context? Do they

consider the facts of the matter? Are their perceptions fair and their evaluations

reasonable? Indeed, the argument is now prevalent and persuasive that emotions

cannot be understood without grasping their reasons, and these reasons in turn give us

a basis for evaluation (de Sousa, 1987 ; Greenspan, 1988) (Solomon, 2008, p. 14).

Page 22: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

22

Hay que pensar un modelo ético y moral que incluya las emociones aun teniendo en cuenta

que tienen rasgos cambiantes, subjetivos y confusos. Esto no quiere decir que haya que

buscar una naturaleza universal de la emoción, sobre la cual construir la ética. Pero si hay

que tener en cuenta que existen muchas similitudes entre todos los seres humanos y sus

emociones. Así pues, al comprender las emociones se está estudiando una de las

características de la naturaleza humana, ya que todos tenemos puntos en común frente a ellas.

Se tiene entonces de cara al asunto de la ética y las emociones que somos responsables por

estas, aun teniendo en cuenta que hay contextos sociales y familiares que nos han heredado

un equipo de emociones. También tenemos la obligación de examinarnos a nosotros mismos

ya que estas emociones se pueden moldear y es nuestra responsabilidad hacerlo (Solomon,

2008, p.14).

Page 23: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

23

2. Martha Nussbaum

2.1. Algunas características de las emociones.

Es imposible definir sucintamente las emociones pues tienen diversidad de acepciones, entre

ellas la psicología la define como una “excitación”, pero esta definición se queda corta. Según

Nussbaum, una de las definiciones que está más acorde a la de la filósofa la da Marcel Proust:

las emociones son “levantamientos geológicos del pensamiento” (upheavals of thought,

citado en Nussbaum, 2015, p. 21). ¿Pero qué significa esto?, ¿dónde queda la distinción

razón-emoción?, ¿cuál es la relación entre el cuerpo y la emoción?

Empecemos viendo la relación de la emoción con los procesos corporales. Es difícil llegar a

afirmar que las emociones corresponden a algunas sensaciones, pues se da el caso de que

ciertas emociones no están acompañadas de las sensaciones que supuestamente las

caracterizan. Esto pone en duda una relación directa entre las emociones y determinados

procesos corporales.

Una emoción puede estar en el individuo sin que este se percate de ella y afectarlo e influir

en lo que hace, esta emoción también se puede disparar frente a una situación o un objeto

particular. El amanecer, una flor, una melodía pueden generar un sentimiento de alegría,

amor, sobrecogernos, pero esta emoción generada hacia la belleza es producida gracias a una

predisposición del individuo. La misma se da gracias a las primeras relaciones que se han

Page 24: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

24

tenido con el objeto, o el entorno del sujeto y produce de cierta forma una especie de tono

desde donde se ven las cosas.

Lo qué importa ver ahora es el modo en que la concepción general que una persona

posea acerca del valor determina la geografía de su vida emocional disponiendo a esa

persona, por así decirlo, para las aportaciones del azar. La emoción de fondo reconoce

la dependencia o la necesidad de algún elemento incontrolable del mundo; la emoción

situacional responde a la forma en que el mundo colma o deja insatisfechas las

necesidades propias (Nussbaum, 2015, p. 98).

Para Nussbaum como seres humanos tenemos una gran cantidad de emociones o

predisposiciones emocionales, las cuales por así decirlo subsisten sin salir al exterior. Pero

estas predisposiciones emocionales surgen y dan apoyo cuando nos relacionamos con otros

o cuando el individuo interactúa con algún objeto o situación exterior de su interés. Es en

estos contextos donde las emociones adquieren sentido y le dan sentido a cómo nos afecta la

realidad particular. Es más, incluso facultades como la imaginación pueden ayudar en estos

procesos. Siguiendo a Nussbaum, la imaginación es un elemento cognitivo que se suma al

proceso de la emoción y funciona acercando los objetos más lejanos, permitiendo de esta

forma que sintamos algo hacia ellos. Una tragedia lejana si la imaginamos, la podemos sentir,

la imaginación es ese medio que nos acerca a percepciones lejanas (Nussbaum, 2015, p. 89).

Otra característica interesante de las emociones según se puede deducir es la capacidad de

adaptarnos a nuestro entorno, a la realidad circundante. Los individuos se emocionan frente

a la realidad, esto se da gracias a que esas percepciones están atravesadas por los objetivos,

proyectos e intereses que tiene, estos se están comparando constantemente con el mundo. Es

al contrastar esto que reaccionamos y el sentir la emoción me permite equiparar mis

proyectos e intereses con lo que realmente sucede en el objeto. Veamos el siguiente ejemplo,

se tiene una pareja que se quiere, por lo tanto, se proyecta una vida, planes, viajes, hijos con

ella; es esencial a nuestros intereses. Pero al verla con otra persona asoma un sentimiento de

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25

celos, rabia o al perderla, de dolor. Esta aflicción es prácticamente un duelo, pues obliga a

replantear todas las expectativas, toda la realidad del sujeto. Esto explica el porqué en estados

de rupturas sentimentales es un lugar común el repetirse los planes que se proyectaban,

acompañados por supuesto del sufrimiento emocional. Pero bien procesado este evento, con

el tiempo en la medida que reconstruyo mi nueva vida, con nuevos proyectos, intereses y

expectativas me lleva a salir del consabido sufrimiento.

2.2. Las emociones como juicios

Para Martha Nussbaum las emociones no son solo formas de sentir, o de reaccionar; o incluso

estados que nos llevan a actuar. Para ella, las emociones son juicios que nos permiten vivir,

orientan nuestras existencias y tienen todo que ver con la ética, la felicidad, la inteligencia y

la moral del individuo. En esta concepción es esencial tener en cuenta la noción de juicio que

se toma, al igual que la distinción de razón y emoción.

Habitualmente se concibe un juicio como el producto exclusivo de la razón; es un proceso

meditado, lento, medido, calculado, “bien tomado” por el individuo y que lo lleva a emitir

un concepto sobre algo o alguien. El juicio me define lo verdadero o falso, bueno o malo de

un algo, llámese este algo situación, persona u objeto. Como se ve, varias características de

los juicios, según la anterior definición, son propios de la razón o el entendimiento. Sin

embargo, el concepto de juicio de Nussbaum es distinto, aunque comparte elementos con la

anterior definición. Ella considera que la emoción es un juicio en tanto que acepto o niego lo

que se me presenta como un sujeto. “Las emociones son evaluaciones o juicios de valor, los

cuales atribuyen a las cosas y a las personas que están fuera del control de esa persona una

gran importancia para el desarrollo de la misma” (Nussbaum, 2015, p.24). Para Nussbaum

esta forma de entender los juicios se sustenta en tres aspectos fundamentales. Primero, la

valoración cognitiva; segundo, los objetivos de la persona; y tercero, la importancia de los

objetos en relación con esos objetivos.

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26

Las emociones no solo serían estados del individuo, tendrían que ver con la forma en que se

percibe el mundo, lo que se quiere y con ello, qué es la buena vida y cómo darle sentido a la

misma. Esto nos aboca a una cuestión de tipo ético y moral. Con ello, a su vez, son casi que

necesarias las implicaciones políticas que se tendría al pensar en emociones. “Sin desarrollo

emocional una parte de nuestra capacidad de razonar como criaturas políticas desaparecerá”

(Nussbaum, 2015, p. 24).

Nussbaum replantea en su teoría la relación entre la emoción y la razón o el entendimiento.

Este último ya no tiene que someter a la primera; las emociones no son el elemento a

controlar. Esta concepción está muy en el sentido de los últimos avances en neurociencia en

donde cada vez es más difícil zanjar una diferencia entre las emociones y la razón. Según la

filósofa, las emociones permiten al individuo relacionarse con el entorno, aceptar la realidad,

pensar y construir su vida. Son entonces nuevos los alcances de una teoría sobre las

emociones, se amplían en gran forma las fronteras de su influencia.

2.3. Las partes de la emoción.

Para Nussbaum las emociones tienen tres componentes principales que se contrastan con los

sucesos del mundo, primero, los objetivos o proyectos y el florecimiento propio, segundo, la

importancia de los objetos externos para la consecución de los citados proyectos, tercero, la

valoración cognitiva o evaluación (Nussbaum, 2015, p. 24). Como se ve, la cognición aquí

también juega un importante papel. Estos tres elementos junto con los sucesos del mundo

funcionan complementados y al unísono cuando se concibe una emoción.

La concepción de Nussbaum sobre las emociones puede ir en contra del sentido común en el

siguiente aspecto. Habitualmente se piensa que uno capta una imagen del mundo, por

ejemplo, serpiente y luego reacciona emocionalmente; miedo, siguiendo con el ejemplo.

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Ahora bien, lo que propone la filósofa es que en la medida que capto un suceso del mundo,

le agrego la emoción, es decir los tres elementos vistos en el anterior párrafo, todo este

proceso se da al mismo tiempo. Esto es difícil de aceptar, pues tenemos una noción distinta

de cómo se dan estos procesos en nuestro cerebro, uno, después el otro, para Nussbaum se

dan todos paralelamente y construyen mi imagen del mundo, imagen que por supuesto está

acompañada de la emoción.

El proceso de entendimiento de un suceso debe pasar por la interacción de la emoción, así

pues, mientras se entiende, a la vez se siente. Si alguien sufre la pérdida de un ser amado, no

se puede decir con propiedad que es consciente de lo que pasa si al saberlo solo asiente que

entiende, sin ningún tipo de emocionalidad, solo cuando reacciona emocionalmente es que

decimos que sabe o entendió lo que paso. Es decir, es un proceso paralelo, continuo y

dinámico en el que estos tres factores se fusionan.

2.4. Algunos problemas cuando se piensan las emociones

Pensar una teoría de las emociones desde perspectivas como la de Solomon y Nussbaum

presenta varias dificultades, a continuación, se tendrán en cuenta algunas de ellas. En la

medida en que se van analizando estos argumentos, también indirectamente se están dando

algunas características de esta forma de entender la teoría de las emociones. El punto

neurálgico aquí que ya se había tratado anteriormente es el del concepto de juicio y el

problema de entender a las emociones como reacciones irracionales. Se vuelve sobre estos

aspectos pues es importante para la estructura de este trabajo defender la idea de que las

emociones son juicios y de que no son estructuras irracionales. Si se logran preservar estos

puntos se conseguirá con ello cimentar las bases de la propuesta a nivel educativo del presente

trabajo. A continuación, se examinarán posibles críticas u oposiciones a este entender de las

emociones.

Page 28: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

28

Es difícil creer que las emociones son juicios pues se asume que los juicios son imparciales,

meditados y tranquilos, en tanto que las emociones mueven a la acción. De cierta forma se

asume que cuando estamos bajo el influjo de la emoción “se es arrastrado hacia ella, no se

controla, sino que se sufre ese estado”. Frente a esta postura hay que indicar que si nos

valemos del concepto de juicio de Nussbaum se puede rebatir esta crítica. En últimas, son

dos conceptos de juicio los que están detrás de cada una de las posturas contrarias, si

entendemos que para la filósofa el juicio es una aprobación o desaprobación de una

experiencia. En tanto que para la otra postura es un proceso meditado que termina dando un

“verdict” frente a esta experiencia, se explica el porqué de la diferencia de criterios. Dentro

de esta última concepción de juicio no tiene cabida afirmar que las emociones son juicios

estrictamente hablando. Pero sí se puede afirmar que lo son si solo tomamos una parte de esa

concepción como lo es la de aceptar o no algo.

En la emoción se fusiona en un mismo tiempo lo que se capta por los sentidos, con mis

intereses frente a lo captado y una valoración de lo mismo decidiendo si me afecta o no el

objeto. Ya no sería: es inhumano y está mal que lastime el perro; sino que cuando veo la

acción de lastimar el animal me indigno, me molesto. Como se ve, el primer tipo de juicio

acuden a un elemento más impersonal y más objetivo: los valores, algo que no depende del

individuo. Sería esta una decisión mucho más racional. En el segundo en cambio a la vez que

juzgo como injusto el maltrato hacia el animal, me indigno. Este segundo tipo de juicio tiene

algo implícito que nos hace seres humanos, la emoción es un determinante y nos define. En

este sentido es importante recordar el caso expresado por Antonio Damasio en donde se

analiza a Phineas Gaje (Damasio, 2015, capítulo I) Es un caso de un hombre despojado de

emociones por causa de un accidente, él puede entender perfectamente lo que pasa en su

entorno, pero no es capaz de tomar decisiones, de sentir compasiónn, empatia y es un desastre

dirigiendo su vida. ¿Es la razón pura suficiente para orientar la vida? En opinión de Kant,

sería un sí irrestrictamente, pero para Nussbaum, no, y para Damasio ni siquiera se podría

pensar en una razón pura propiamente dicha que este libre del influjo de las emociones4. Los

4 Para afirmar esto me valgo de la hipótesis del marcador somático de Antonio Damasio, de esta se hablará en la siguiente sección dedicada a la neurociencia.

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seres humanos tenemos emociones y están no sólo son juicios, sino que son juicios que

pueden y deben orientar la vida, la política y la ética. Por eso es necesaria una teoría en este

sentido.

Cuando se refiere a aceptar algo o no hacerlo por parte de la emoción hay que recordar que

esto no es un proceso que se da siempre conscientemente. Este puede ser uno de los motivos

por los cuales tachamos de impulsivas las emociones. Esto se debe a que la emoción tiene

varios componentes, uno de ellos es el de relacionar las experiencias de personas, objetos,

cosas, vivencias, etc., con mis objetivos. En la medida que estos sean más importantes para

conseguir los objetivos, generan más o menos compromiso emocional. Nos afecta menos la

muerte de un desconocido que la de un familiar cercano. Las emociones nos muestran el

mundo desde una perspectiva de lo que queremos, de nuestros proyectos, de nuestra

concepción de felicidad, por esto es que cuando no se cumplen nos afectamos. Eso es lo que

les da importancia a ciertas cosas y no a otras (Nussbaum, 2015, p.72). Estos procesos no son

conscientes en varias ocasiones, pero implican un aceptar o no una experiencia y sentirse de

tal o cual forma dependiendo de la evaluación que se haya hecho. Para "los antiguos estoicos

griegos según la cual las emociones son una forma de juicio valorativo que atribuye a ciertas

cosas y personas fuera del control del ser humano una gran importancia para el florecimiento

del mismo" (Nussbaum, 2015, p. 44).

También, detrás de esta crítica está el hecho de que al concebirse la emoción como algo

inmediato, que promueve el actuar; vendría siendo una fuerza irracional. Ante esto se puede

argüir que las emociones corresponden a objetos y estos las definen, no son impulsos sin

motivo. Igualmente, ese objeto de cierta forma es intencional, es decir, está construido por el

sujeto. La emoción no se dirige estrictamente a un objeto, sino que depende de una forma de

verlo, muchas veces depende de creencias complejas frente al mismo. Esto lo alejaría de una

simple irracionalidad, hay varios procesos detrás de las emociones, la dificultad radica en

que es difícil ser conscientes de todos ellos. Por último, el valor: solo lo valioso para nosotros

genera una emoción. Esto indicaría que no es que sea una fuerza incontrolada que no tiene

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objeto alguno, pues por muy emoción e impensada que se crea, siempre tendrá un objeto al

cual se dirige y este objeto es intencional, pues es algo que representa valor para el individuo.

Otro indicativo de la irracionalidad de las emociones es que tendrían el problema de ser

ambivalentes, pues es muy común sentir emociones encontradas. Dice Nussbaum, “acecha

una subversora combinación de amor y rencor suscitada directamente por la idea que

necesitamos a otros para sobrevivir y florecer, pero no controlamos en absoluto sus

movimientos” (Nussbaum, 2015, p. 33). Al parecer esto indicarya que debemos orientarnos

objetivamente por caminos más seguros, aunque impersonales como el deber. Sin embargo,

la filósofa indica que estos cambios detrás de emociones encontradas se deben a desajustes

en la cognición. Valga recordar a estas alturas, que la emoción se vale de cogniciones las

cuales son construidas a partir de creencias, percepciones. La emoción se vale de cogniciones

evaluadoras, no dependen de si son verdaderas o falsas, sino que más bien tienden a ser

creencias. Algunas veces esas creencias se confunden frente a un objeto y pueden llevar a

generar emociones encontradas.

“La visión neoestoica alega que este relato de oscilaciones y perspectivas cambiantes

brinda una explicación mucho más persuasiva de la vida interior de estos conflictos

que el relato de batallas y pugnas, el cual dificulta la comprensión de cómo podría la

razón sujetar una fuerza con la cual, por hipótesis, no podría comunicarse. Una vez

que entendamos que las cogniciones cruciales son evaluadoras, no tenemos ninguna

dificultad para ver el conflicto como un debate sobre lo que realmente es el caso en el

mundo” (Nussbaum, 2015, p. 110).

Al parecer para la filósofa cuando somos presas de emociones encontradas se debe a que hay

un desajuste entre lo que nos presenta el objeto y las expectativas, objetivos, construcciones

o creencias que se tienen hacia el mismo. Así, por ejemplo, al fallecer un familiar o en una

escena de celos chocan las expectativas frente a alguien pues determinada situación dispara

una cognición evaluadora que cuestiona esas creencias. Esto genera un cruce de emociones;

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amor, odio, esperanza, tristeza. Esperamos de la pareja que nos sea fiel, cuando se evidencia

que no es así, nuestro sistema de cognición evaluadora se cuestiona y como este viene con la

sensación o emoción incluido en la medida en que se da, somos presas de emociones

encontradas. Se puede llegar a deducir que de cierta forma la emoción nos sirve como un

medio para aceptar y adaptarnos a la realidad. Incluso Nussbaum llega a indicar que este

proceso se da en dos momentos. Inicialmente ante la pérdida de un familiar o la traición del

ser amado se da un fuerte impacto emocional con reacciones que varían de acuerdo al

individuo, este sería el primer momento de aceptación de las nuevas condiciones que nos

ofrece la realidad. Ahora bien, en un segundo momento cuando la emoción se va prolongando

y también va disminuyendo su intensidad, poco a poco esos constructos relacionados con el

objeto de la emoción se van modificando de acuerdo a las nuevas circunstancias. Ahora ya

no me proyecto (con la consiguiente carga emocional) con esa persona para toda la vida,

entiendo poco a poco que no va a estar y de ahí construyo mi situación frente al mundo. Estas

“construcciones” son cogniciones evaluadoras, que juzgan y aceptan algo y son la emoción

misma. En base a ella se desarrollan todas unas relaciones con los objetos que marcan mi

predisposición hacia ellos en la actualidad y hacia futuro (Nussbaum, 2015, p. 66 y s.)

Buena parte de la obra de Nussbaum propone a las emociones como parte de un sistema

moral y ético. Las emociones son juicios y nos sirven para definir una vida buena. Sin

embargo, las emociones revelan nuestra vulnerabilidad, necesitamos de los demás, para

alcanzar nuestros objetivos: esto condicionaría nuestro actuar. "La mayor parte del tiempo

las emociones nos vinculan a elementos que consideramos importantes para nuestro bienestar

pero que no controlamos plenamente. La emoción registra esa sensación de vulnerabilidad y

de control imperfecto” (Nussbaum, 2015, p.66). Ante esta crítica no encuentro como evadir

el hecho de que efectivamente el otro a nivel emocional sea importante para nuestro actuar y

se deducen las consecuencias negativas que acarrearía esto en una teoría ética. Pues el obrar

en tal o cual sentido dependería de factores externos y no de lineamientos internos que me

indiquen lo bueno o malo. Es cierto que existe la pretensión de que al pensar en ética y moral

debe haber una especie de lineamiento claro con el cual guiar la vida en pos de lo bueno.

Algo así como la ley moral en Kant, una ley a “prueba de todo” que define tajantemente si

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un acto es o no correcto, bueno o malo. Pero esta pretensión de precisión no es compatible

con el juicio que propone Nussbaum, como ella misma dice mucho de su teoría es

experiencial y todos los seres humanos cuando tenemos un “juicio emocional” caemos en

vulnerabilidades. El juicio es dinámico, cambiante, contrasta, acepta o niega. Se tiende a

creer que el juicio es algo que se decide y luego se sigue, pero en realidad el juicio como lo

concibe Nussbaum y el devenir de la experiencia la apoya, indica que el individuo siente

mientras se da el juicio mismo. Uno no decide sentirse mal por el fallecimiento de un familiar

luego de evaluar el asunto, uno en la medida que acepta cognitivamente lo que pasa se va

sintiendo en sintonía con lo que está juzgando. Este proceso es a veces inmediato y no con

ello deja de ser juicio.

Con el anterior panorama se podría afirmar que entonces un juicio como el que propone

Nussbaum y de donde se extrae su teoría ética, conduciría a una concepción en la que el

individuo queda a la deriva emocional y con ello también a su vulnerabilidad y volubilidad.

Pero es de aclarar a esta altura que para la filósofa hay una forma de cultivar esas emociones,

para que las mismas conduzcan a generar juicios que lleven a preocuparse por los demás,

respetar, ser recíproco, nobleza, bondad, etc. Pero una cosa es cómo funciona el mecanismo

del juicio en el individuo que se explica y entiende muy bien desde la teoría de Nussbaum y

otra como debe ser el ideal de funcionamiento de una teoría ética y moral. Me atrevería a

pensar que es más acorde con la realidad la teoría de la filósofa, que varias de las teorías

clásicas que solo toman como referente a la razón frente a la decisión de orientar la vida del

ser humano.

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3. Antonio Damasio

Aunque son numerosos los estudios neurocientíficos de cara a las emociones, uno de los

principales referentes a nivel mundial es el doctor Antonio Damasio, quien ha dedicado

buena parte de su trabajo a esta interesante relación entre el cerebro y las emociones. Por esto

incluyo en este trabajo dos de los que considero son sus principales aportes a la concepción

de las emociones. Estos, confío puedan arrojar luces en el entendimiento de las mismas y

contribuyan a fundamentar los objetivos del presente trabajo. Son estas hipótesis, por un lado,

el marcador somático y, por otro, la concepción de la emoción y el sentimiento como

elementos constitutivos de la subjetividad del individuo.

3.1. El marcador somático.

Según Damasio, cuando pensamos o traemos a la conciencia representaciones estas no están

almacenadas como imágenes en el cerebro, sino que son fruto de complejas construcciones

neuronales ubicadas en diferentes partes del cerebro que están interconectadas. Pero el traer

o recordar tal o cual representación y no otra, sería fruto de la emoción y el sentimiento

(Damasio, 2015, p. 252). Se diría entonces que, para el mero hecho de tener cualquier tipo

de representación, intentar pensar siquiera, se necesita de la emoción o el sentimiento, lo cual

le daría una importancia o prevalencia inusitada a este mecanismo. Sin la emoción sería

imposible siquiera el proceso de memoria básico, con el cual se almacena una representación

que luego va a ser el material del más mínimo de los pensamientos. La emoción estaría a la

base del cualquier proceso de pensamiento y en general, del conocimiento del individuo. Esto

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se puede deducir de la postura de Damasio en la que indica que los procesos del cerebro están

estrechamente interconectados, desde ver, hasta resolver una ecuación y toda la gran cantidad

de operaciones que es capaz de adelantar el cerebro. Incluso si se da el caso de que no tenga

que tomar una decisión práctica, que solo esté pensando, inmerso en el más profundo mundo

de las ideas platónico, alejado de todo apetito e inclinación carnal, también estaría presente

allí la emoción. Pues es gracias a esta que se privilegia cierta representación, idea o

pensamiento en nuestra mente sobre otro (Damasio, 2015, p. 233).

Cuando el cerebro escoge una entre diversas posibilidades que tenga, es otra forma de

entender el marcador somático, indicando con base en los matices emocionales de estas

posibilidades cual es la mejor. Esto se deduce luego de la investigación de Damasio de

múltiples casos, destacando dos de ellos, el de Gage y Elliot, quienes sufrieron graves

accidentes cerebrales y estos terminaron afectando seriamente sus vidas (Damasio, 2015,

p.33 y 73). Al parecer sus lesiones cerebrales con características similares afectaron centros

donde se manejan las emociones, pero conservaban el pensamiento racional en buenas

condiciones. Ellos contemplaban las distintas posibilidades en una situación, eran capaces de

entablar una conversación, poseían inteligencia, habilidad, sabían lo que ocurría en el mundo

y a su alrededor, pero no eran capaces de tomar decisiones, ni de conservar cierto nivel de

voluntad o interés en una decisión tomada. La region afectada es la prefrontal

ventromendiana, tanto del hemisferio izquierdo como del derecho, un área que se entiende

como centro de las emociones. (Damasio, 2015, p. 67-70) El asunto aqui es que estas

personas con lesiones en la zona indicada deberian tener problemas de tipo emocional

solamente, pero aunque efectivamente presentaban falta de empatia y dificultades

emocionales, tambien se habian afectado otro tipo de funciones en ellos. Funciones que

tradicionalmente se entienden como esclusivamente de la racionalidad, tales como la toma

de decisiones, el mantener un objetivo, el evaluar la pertinencia etica y moral, etc. Esto lleva

a concluir que incluso operaciones o facultades que se entienden como meramente racionales,

tambien tenian una fuerte participacion de la parte emocional. Es decir, el cerebro no opera

de forma diferente razon y emoción, estas trabajan conjuntamente, el cerebro esta

interconectado y se vale de distintas relaciones para adelantar procesos racionaes y

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emocionales. No significa que no haya centros mas especializados en ciertas funciones dentro

del cerebro, lo que pasa es que el cerebro funciona como una totalidad interconectada. Se

concluye que sin emociones no funciona la razon, son complementarias, estan conectadas

estrechamente. El marcador somatico entonces es ese aspecto de las emociones necesario

para la toma de deciciones en el individuo.

3.2. La concepción de la emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la

subjetividad del individuo.

En segundo lugar, y no por ello de menor importancia, está la hipótesis de concebir a la

emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la subjetividad del individuo. Con

esta hipótesis se deduce que la relación entre razón y emoción sería tan indisoluble que no

podríamos concebirnos a sí mismos y no se podrían dar los procesos de pensamiento sin la

participación del sentimiento y la emoción. Veamos cómo las representaciones de los

sentidos, del mundo exterior, se dan independientemente en el cerebro. En el cerebro no hay

una especie de constructo que reúna todas las informaciones provenientes de los distintos

sentidos que terminan generado un objeto. Son procesados por aparte el olor, la visión, el

tacto, el gusto y el sonido, aún si estos provienen de un mismo objeto (Damasio, 2015, p.144).

Lo que hay es una especie de ventana temporal en la que se dan todos estos fenómenos, la

cual sumada a la idea de que hay un cuerpo: el mío, que capta esto, me lleva a unirlos en mi

cerebro o al menos a sincronizarlos en una sola representación (Damasio, 2015, p.146). Aquí

entra en juego el sentimiento, pues es gracias a este que se puede llegar a afirmar que tenemos

un cuerpo, valga aclarar aquí que los sentimientos para Damasio pueden provenir de una

emoción o no provenir de ella. El sentimiento también está constituido por señales que capta

y retroalimenta el cerebro con el cuerpo a través del sistema nervioso y el endocrino. Se

tendría entonces que por medio de la emoción y del sentimiento se construye la yoidad o

mejor dicho soy consciente de que soy alguien y este ser consciente es el pegamento que

permite sincronizar las distintas representaciones de los sentidos que terminamos atribuyendo

a un objeto. Valga aclarar que esto no está dicho explícitamente por Damasio en su libro, se

puede deducir de su explicación.

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36

4. Corolario de las emociones y la razón.

En esta última sección de la primera parte destaco brevemente algunas de las ideas

fundamentales extraídas de Solomon, Nussbaum y Damasio. Considero que estas ideas dan

sustento a mi propuesta educativa y análisis de algunos aspectos de la actualidad que hago

en la segunda parte de este trabajo. Son cuatro ideas las que trabajare en este apartado,

primera, la relación entre razón y emoción; segunda, las emociones como constitutivas de mi

entendimiento sobre la realidad; tercero, la posibilidad de modificar y elegir mis emociones

y, por último, la importancia del cuerpo en las emociones.

Al iniciar la investigación para este trabajo tenía la intuición de que la división entre la razón

y la emoción no era definitiva. Ahora, estoy convencido de la interacción entre estos dos

aspectos y de su relación indisoluble. A la luz de los avances en el conocimiento del

funcionamiento del cerebro y de teorías como la de Martha Nussbaum y Robert Solomon

sería muy difícil afirmar una distinción radical entre razón y emoción. Nussbaum llega

incluso a afirmar que las emociones son levantamientos del pensamiento, juicios con

estructuras racionales que tienen una forma de funcionar distinta a la concepción clásica de

racionalidad, pero que no por ello dejan de ser racionales (Nussbaum, 2015, p. 49 y s.).

Solomon, también afirma que las emociones son juicios, susceptibles de análisis, de

conocerse, en últimas, estructuras totalmente racionales. No se ve en ninguna parte la división

entre razón y emoción, juntos trabajan mancomunadamente e incluso parece extraerse de su

obra que la invitación es a ejercitar ese trabajo, pues se busca que conozcamos las emociones,

que esa unión de razón y emoción se vuelque sobre sí misma, examinándose, corrigiéndose

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37

y mejorándose continuamente. Ni qué decir con la propuesta de Antonio Damasio, aunque

identifica que hay zonas del cerebro más especializadas en varias funciones, para nuestro

interés, unas dedicadas al aspecto emocional, otras al racional, advierte también que estas no

trabajan solas, que son procesos paralelos, que se complementan. Sus investigaciones indican

que en el cerebro humano no hay procesos independientes para la razón y la emoción, estos

son totalmente interdependientes (Damasio, 2015, p.145). Teniendo esto en mente es

controvertible la división entre razón y emoción, estas deben complementarse, idea que

tendré en cuenta para la última parte de este trabajo. Específicamente, la idea no es que la

emoción se someta a la razón como tradicionalmente se concibe, sino que, al ser unidad, esta

como tal se debe auto observar, conocer y estar en constante mejoría de sus apreciaciones y

de las respuestas emocionales frente a los sucesos del mundo.

Se tiene entonces que las emociones no son impulsos irracionales, este elemento es esencial

para el segundo capítulo de este trabajo en donde hago mi propuesta sobre la educación. Sin

embargo, no sobra aclarar que esta etiqueta de irracionalidad se debe en parte a que en varias

ocasiones las emociones llevan a respuestas erróneas, excesivas o desfasadas frente a las

situaciones que se nos presentan. Para controvertir esto tomo la concepción de Solomon

indicando que, aunque a veces se entienden las emociones como irracionales se debe, entre

otras razones, a que, por la rapidez del juicio emocional, en ocasiones hay malas

apreciaciones o formas erróneas de entender el mundo, desajustadas con la realidad (Calhoun

y Solomon, 1996, p. 332). De la misma forma Nussbaum resalta en este punto que como los

sucesos del mundo son contrastados con mis objetivos o intereses, dándoles importancia o

no, esto también se puede prestar para elaborar malas apreciaciones (Nussbaum, 2015, p. 32

y s.). Pero estos problemas al contrario de dotar de irracionalidad pura a las emociones,

contribuye a racionalizarlas, pues tienen un objeto intencional. En general, considero que,

por la gran cantidad de procesos o mecanismos inmersos en las emociones y la inmediatez

de su proceder, es común que en ocasiones las emociones den respuestas equivocadas a

sucesos. Si a esto se le suma una impresión social negativa de las emociones frente a la razón,

se entiende por qué se consideran a las emociones como irracionales.

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38

Otra de las características que se extrae de esta primera parte del trabajo es la de la

importancia de las emociones para entender la realidad. En este punto quiero apoyarme

esencialmente en la hipótesis del marcador somático de Damasio, es clara la idea que, aunque

me relaciono con multitud de objetos, de sucesos, mi cerebro solo se fija en una cantidad

determinada de esta información. El criterio o racero para determinar que es importante y

que no, lo da la emoción, es ésta la que por decirlo de alguna forma escoge en donde fijar mi

atención. Las emociones tienen y son participes de un aspecto cognitivo que me lleva a

relacionarme y entender la realidad. Es más, incluso en el proceso emocional no se diferencia,

a menos que se eduque para ello, entre la creencia y la realidad, lo importante aquí no es la

verdad o falsedad, sino la creencia (Nussbaum, 2015, p. 69) Esta idea la utilizaré más adelante

en la medida que desarrolle mi crítica a algunos aspectos de la sociedad, la cual, considero,

se vale de esta posibilidad de las emociones para determinar y encuadrar el individuo de

acuerdo a sus fines políticos, económicos y sociales. De la misma forma, más adelante

señalaré que al decir que las emociones hacen parte del sistema evaluativo del mundo, la

cuestión abarca una pregunta más importante, es que para saber ¿qué es una buena vida?

necesitamos saber sobre las emociones, éstas le dan sentido a la vida y a la felicidad

(Nussbaum, 2015, p. 32).

La posibilidad de que las emociones o las respuestas emocionales sean modificadas es otra

de las consecuencias más importantes de lo trabajado hasta aquí, que además es el pilar

fundamental en el cual construyo la segunda sección de este trabajo, pues es en razón de esto

que se puede llegar a afirmar que las emociones se pueden educar. Es difícil hacerse a la idea

de elegir mis emociones, pero esto se puede hacer gracias a que las mismas tienen un

contenido cognitivo, unos propósitos e intereses, además de experiencias o causas que

pueden ser examinadas (Solomon, 2008, p. 14 y Nussbaum, 2015, cap. I). Es necesario

desarrollar esta capacidad de examinarse para con constancia y el hábito de practicarla

puedan irse rectificando las emociones. Esto bien sea por que conoce que uno de estos

elementos no corresponde con la realidad o bien porque al notar cual es el motor de su

emoción, se está en capacidad de elegir la emoción y adquiere con ello cierto manejo sobre

las mismas. Esta es una de las razones para afirmar que las emociones son juicios, pues en

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virtud del análisis de los motores (lo cognitivo, los propósitos y la importancia de estos, las

experiencias previas) es que los seres humanos nos inclinamos hacia tal o cual emoción.

Por último, ya para cerrar este apartado, me parece importante destacar el aporte de Damasio

en cuanto a la profunda interacción del cuerpo en el proceso emocional. Es destacable como

el cuerpo provee las condiciones para las emociones, ya que es capaz de llegar a

predisponerse para éstas en razón de la percepción que tiene de si mismo, bien sea a través

del sistema nervioso o el endocrino y también se predispone a través del marcador somático

(Damasio, 2015, p. 206 y 233). Este considero es un aspecto que falta considerar más en las

teorías de Nussbaum y Solomon, que aunque no niegan la interacción de las emociones con

el cuerpo, me parece tan importante este hecho, que se hace necesario darle un lugar

preponderante en una teoría sobre las emociones. Es el cuerpo una puerta para trabajar la

educación de las emociones, pues me permite a través de un medio físico influenciar la

totalidad del ser humano.

Page 40: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

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Segunda parte.

Algunas problemáticas relacionadas con la distinción entre razón y emoción y una

propuesta educativa emocional

Page 41: Nuevas concepciones de la relación entre razón y la ...

41

5. Implicaciones de la relación emoción y razón en la educación

Pretender decir cuál es el fin de la educación es casarse con un tipo de modelo educativo.

Cualquiera que sea el objetivo a que se apunte será susceptible de crítica una vez sea

catalogado dentro de un modelo u otro. Aun teniendo esto en cuenta me animo a indicar que

uno de los principales objetivos de la educación es el desarrollo integral del ser humano. No

me interesa indicar qué se entendería por integral, más allá de decir que trata de encerrar

todos los aspectos del individuo. De la misma forma, en cuanto a desarrollo, entiendo la

evolución o mejoría de algo. No es mi intención en este trabajo decir cuáles son todos los

aspectos que se encerrarían en el concepto “integral”; me basta con que el lector entienda que

el aspecto emocional es uno que hace parte de la totalidad del ser humano, es más, es uno de

los principales.

Los seres humanos tendemos a tratarnos a nosotros mismos igual que lo hacemos con el

mundo. No podemos librarnos de cómo nos relacionamos con el mundo y con los demás

seres humanos al tratarnos a nosotros. El sistema en que vivimos busca someter el entorno,

la naturaleza a sus designios a través de la razón. Esta es una de las características del

capitalismo. Esa misma tendencia se traslapa en el manejo de las emociones, estas se tienden

a ver como lo que se debe someter, dominar, controlar. Esta idea de control sobre sí mismo

debe cambiarse a una en la que se viva en consonancia con las emociones. Esto no significa

simplemente dejarse arrastrar en el río de las emociones, pero tampoco someterlas como

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tradicionalmente se piensa y asume por la cultura. La razón y la emoción como un solo

conjunto deben mirarse a si mismos y estar en constante mejora, revisándose, corrigiéndose,

perfeccionando así el pensar y el sentir. (Mejía y Salas, p.10)

5.1. La educación emocional es entender qué genera las emociones

¿Cómo se entiende esa otra noción de control emocional? Y ¿cómo se educan esas

emociones? Nussbaum y Robert Solomon apoyan la idea de que las emociones son juicios,

como se explica en la primera parte de este trabajo. Además, las hipótesis del funcionamiento

del cerebro de Antonio Damasio si bien no indican que las emociones son juicios, si dan la

posibilidad de entender como en el cerebro no es clara la distinción razón y emoción. El que

las emociones sean juicios me deja verlos por un lado como depositarios de un tipo de

“análisis” y por otro, se deduce la posibilidad de hacernos responsables de ellos. Cuando

hago referencia a “análisis” lo digo en el sentido de que hay un tipo de información que

llamaré cognitiva y en razón de una evaluación sobre la misma y circunstancias particulares

se reacciona emocionalmente. Este complejo proceso se da en el individuo de forma

inmediata, llevando en varias ocasiones a hacer un mal análisis de la información cognitiva;

también pueden darse desfases en los “presupuestos” con los que se hace la evaluación de la

citada información. Aumentando con ello, la probabilidad de equivocación en un juicio

emocional. Esta noción de emoción nos lleva a hacernos responsables de las mismas, pues

se pueden modificar; el que no sea fácil hacerlo no indica la imposibilidad. Evidencia de ello

es cómo en varias ocasiones las emociones frente a algo pueden llegar a ser modificadas,

valga aclarar que este no es un proceso automático, más adelante volveré sobre este punto.

En un juicio de la razón se estudia un elemento y sobre este se emite un predicado.

Habitualmente esto se hace con un análisis detallado en un lapso de tiempo considerable. Las

emociones hacen algo parecido, comparten la estructura, pero con notables diferencias. Las

emociones considero, toman una causa y sobre esta van emitiendo un juicio basado en lo que

Solomon llama motivos (Calhoun y Solomon, 1996, p. 327 y sig.) y Nussbaum con cierta

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cercanía a lo indicado por Solomon lo llama objetivos, o lo que queremos (Nussbaum, 2015,

p. 72). Así las cosas, trataré de describir cómo se da el citado proceso. Supongamos que

María recibe un ramo de flores de Carlos, alguien de quien gusta mucho, ella reacciona con

una gran emoción de alegría. El recibir el ramo de flores, es la causa, es el hecho sobre el

cual se desencadena la emoción. Ahora bien, la situación se complica cuando empezamos a

ver cuáles serían los motivos u objetos intencionales. Se complejiza en el sentido que dentro

de este “aparte” existen numerosos aspectos. Caben aquí objetivos o planes de la persona;

expectativas o proyectos de vida; miedos, esperanzas, experiencias previamente adquiridas.

También incluyo en este “aparte” un aspecto que considero no se tiene tan en cuenta por

Nussbaum ni Solomon, es, a saber, la corporalidad. Damasio indica que nuestro cerebro está

a cada momento en comunicación de doble vía con el cuerpo a través del sistema nervioso,

neurotransmisores, y del sistema endocrino, hormonas, generando una retroalimentación que

también condiciona las emociones. Así pues, siguiendo con el ejemplo de María, ella se sintió

feliz por que anhelaba tener una relación con Carlos, además, debido a su formación y

experiencias previas amorosas este tipo de hombre con ciertas características es percibido

como una buena pareja. Si a esto además se le suma que estaba en un ciclo hormonal que

aumentaba su dopamina, serotonina y otras catecolaminas se tiene entonces la predisposición

para una emoción de alegría.

El asunto con las emociones es que todo este proceso descrito con anterioridad se hace en

una fracción muy corta de tiempo por lo cual el individuo no es consciente del mismo, además

es fácil desfasarse en varios de los motivos bien sea por la rapidez o por la inconciencia del

proceso como tal. Esto implica un juicio falso y una reacción emocional desmedida,

perjudicial o que no es acorde. Aunque este mecanismo me permite sobrevivir y enfrentarme

al mundo pues evalúa de manera inmediata y mueve a la acción. Uno de los motivos por los

cuales se pueden dar estos juicios emocionales equivocados es la economía mental, pues el

tener en cuenta todos los motores al sentir una emoción sería abrumador en razón de la

cantidad de información manejada, ya que las emociones están presentes a cada momento.

Lo más interesante para el objetivo de este trabajo en lo que concierne a la educación es que

estos juicios se pueden llegar a examinar y con ello, modificar. Mi tesis principal es que la

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44

educación debe trabajar en los individuos decididamente esa capacidad de examinar los

juicios emocionales sus motivos, objetivos y causas, que de ahora en adelante denominare

con un solo término, siendo este: causas. Valga aclarar que este examen no consiste en una

revisión de la razón a la emoción, pues el punto es que estos dos conforman una sola unidad,

son indivisibles. El caso aquí es que esa razón y emoción se deben mirar a si mismas, en

constante ánimo de auto perfeccionamiento y mejoría. Mejía y Salas indican esta

característica como constitutiva del pensamiento crítico.

En lugar de un pensamiento crítico constituido por pensamiento racional –basado

exclusivamente en razones– que corrige o encauza al pensamiento natural, el cual a

su vez es influido y parcialmente constituido por emociones, nosotros queremos

proponer una imagen diferente: la del pensamiento crítico como una capacidad

humana general de comprensión del mundo, que incluye en general de manera

integrada e inseparable el pensamiento proposicional en el lenguaje y la apreciación

emocional, y que es crítica en tanto se mueve en parte por un afán de

perfeccionamiento que la hace embarcarse de forma continua en procesos de

autocorrección. (Mejía y Salas, p.10)

El observar las emociones, es más, las causas o motores de las emociones, debe ser uno de

los objetivos de la educación, pues esto hace parte del desarrollo integral del ser humano.

Pero es necesario precisar ese “observar” las emociones, lo cual dicho sea de paso es una

labor compleja. Cuando las personas saben cuál es la causa y los motores de las emociones,

se adquiere cierto manejo sobre la mismas. Si se conoce la causa de nuestra ira se puede

llegar a una posición en donde se pueda optar por si se acepta o no esa ira. Es entonces curioso

decidir dejarme llevar por la ira, generalmente al conocer los motores de las emociones se

toma cierta distancia frente a estas, evitando dejarse llevar por la emoción facilmente, hay un

tipo de “dominio” sobre la misma. Incluso si la emoción y su motor es muy fuerte y me veo

compelido a ser afectado por la fuerza de la misma, esta reacción es más dirigida, una especie

de detonación controlada. Pongamos un ejemplo con la esperanza de ilustrar mejor este

aspecto, Carlos se molesta porque su pareja recibió una llamada y bajó la voz al contestar.

Resulta que la anterior pareja de Carlos había tenido llamadas con esas características justo

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antes de dejarlo por otra persona, que, además, recibió comentarios de parte de sus amigos

respecto a su falta de atención a esos detalles (bajar la voz) como indicadores de infidelidad.

Si Carlos fuese capaz de identificar que estos pensamientos son los motores de su reacción

emocional, este podría modificar su respuesta emocional, tendría más posibilidad de

conducirla. Pero la tendencia habitual de las personas es mirar hacia fuera buscando los

motores de sus emociones y no hacia dentro; en la cuestión emocional, es necesaria esta

introspección y esta labor se puede aprender y se puede enseñar.

Cuando se indica que se deben conocer las causas de las emociones, se puede pensar en casos

en que se lleguen a conocer esas causas y, aun así, no se modifique la respuesta emocional.

Aunque en el ejemplo anterior es difícil imaginarse esta excepción a la norma se pueden

buscar casos en donde sí se presenta esta circunstancia. Tomemos el siguiente ejemplo que

nos ayuda a matizar el asunto y que puede extrapolarse a otras situaciones. María le teme a

las serpientes, pero es un temor excesivo, que raya en la fobia. Ella puede conocer, se le

puede indicar que las serpientes no son venenosas en su mayoría y no representan un peligro

real para ella. Pero, aun así, al verlas reacciona con pánico. Por más que tenga un aparte o

componente cognoscitivo que le indica que no debe temer, existe en ella una creencia, no

necesariamente cierta, que la lleva a seguir temiendo. El asunto aquí es que la que está

actuando como motor o causa de la emoción es la creencia; las emociones habitualmente no

diferencian este aspecto, es por esto que toda una reacción emocional se puede crear desde

un evento imaginario, supuesto, irreal, como ocurre muchas veces con los celos5. Sin

embargo, es ahí donde debe entrar la capacidad de observarse del individuo, en donde sus

emociones y razón juntas deben examinarse a sí mismas y si llega a entender estos motores

de las emociones, estas pueden ser conducidas de mejor forma. Uno de los problemas aquí

es que varios de esos motores de las emociones son desconocidos y aún bajo un análisis

pueden permanecer así. No obstante, el ejercicio de introspección frente a las emociones ya

permite tomar una distancia frente a las mismas y al menos conocer en parte sus motores y

causas llevando a una mejor administración de las mismas.

5 La definición de emoción de Calhoun en el libro ¿qué es una emoción? profundiza en esta diferenciación entre creencias y cogniciones como causas de las emociones. Pág. 357.

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También puede formularse una crítica a esta postura de entender las causas de las emociones:

¿basta con conocer las causas de mis emociones o es necesario evaluarlas desde una postura

ética? Se tendrían dos formas de entender el examen de las causas de las emociones, en la

primera de ellas, se observan las causas y en dado caso se corrigen si hay desfaces en las

mismas, es decir, estas causas o motores de la emoción pueden ser fundados en malas

cogniciones, apreciaciones infundadas u otros problemas de este tipo; en la segunda forma

de entender el examen de las causas de las emociones, aparte de examinarlas, hay que decidir

si son buenas o malas. Me arriesgaría a indicar que esta última opción conduce a una

contradicción ya que estaríamos implicando las emociones para examinar las emociones.

Esto puesto que, para hacer esas valoraciones éticas, como para cualquier reflexión del

cerebro humano, participan las emociones, estas determinan en parte esos procesos. Es decir,

para decidir si esto es bueno o malo, o en general, para cualquier tipo de decisión, intervienen

las emociones, como bien lo propone Damasio, con la hipótesis del marcador somático.

(Damasio, 2015, cap. 8). Se tendría entonces que al tratar de conocer si las causas de las

emociones son buenas o malas se remitiría a las emociones mismas: un contrasentido. Se

concluiría que la hipótesis más sensata cuando se habla de examinar las causas de las

emociones es la primera que se describió al inicio de este párrafo, es decir, la de examinarse

a si misma la emoción, desde la razón y la emoción unidas, este proceso por un lado permite

dejar de identificarse con las emociones y por el otro, comprender los errores en esos motores

o incluso la posibilidad de mejorar el juicio emocional. Considero que este debe ser el pilar

de la educación emocional. A esto se debe apuntar, a desarrollar la capacidad en los

individuos de hacer el ejercicio de introspección, desarrollando la conciencia o capacidad de

examinar los motores de las emociones. No tiene cabida aquí una norma moral al estilo del

imperativo categórico, cada emoción es única al igual que el individuo, por esto no caben

universales o normas eticas más allá de mirarse a sí mismos y construir cada vez mejores

respuestas emocionales. Asimismo, el desarrollar esta capacidad en el individuo identifica

mis debilidades, necesidades, evitando así ser usadas como métodos de coerción y

contribuyendo a generar un pensamiento crítico.

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47

5.2 Algunos alcances en la moral y la ética de la educación emocional

Considero que este tipo de educación emocional tiene también un elemento que puede ayudar

a fomentar los valores y en general, darle un nuevo enfoque a la ética y la moral del individuo

y es el de poder cohesionar la sociedad frente a ciertos valores universales. En una sociedad

multicultural y globalizada entran en conflicto cada vez más los intereses e ideales éticos que

muchas veces se cimientan en tradiciones religiosas y sociales, además en varios casos

también estas instituciones habitualmente poseedoras y cohesionadoras de la ética y valores,

están erosionadas. Todo esto contribuye a un entorno de incertidumbre, que busca

secularizar, o al menos fomentar ciertas normas de convivencia, éticas y morales que puedan

compartir todos independientemente de su condición religiosa o social. En este entorno la

razón es la que ha sido llamada a dirimir el asunto, pues es secular y universal, además tiene

la cualidad de poder ser independiente de las instituciones tradicionales, a veces

cuestionadas. Sin embargo, pareciera que le falta poder de cohesión, de llamar al

compromiso. Asimismo, esta, la razón, ha fomentado de tal forma el desarrollo de la

individualidad que ha terminado con sumir al ser humano en una soledad profunda como lo

dice Bauman (Bauman, 2004, cap. 4) o en palabras de Fromm el sentimiento de separatidad

(Fromm, cap. II) "La razón se autoliquidó en cuanto medio de comprensión ética, moral y

religiosa" (Horkheimer, 2002, p. 29).

Esta problemática en la ética da paso a que pueda entrar a jugar un papel importante la

educación orientada a la emocionalidad. Esto puesto que además de ligar los valores a

estructuras racionales, también se fomentarían emocionalmente, ganando con ello

compromiso, pues una conexión emocional de la ética la hace más consistente, asimismo la

característica esencial de la emoción como lo es la de mover a la acción seria de suma utilidad

en una concepción ética y moral. Sentimientos y habilidades emocionales como la

indignación, la empatía, la asertividad, el amor y la compasión pueden mover a los individuos

y las sociedades en sentidos constructivos y edificantes de la misma. Al mismo tiempo, la

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educación emocional, ofrece la ventaja de ser un sistema secular que por lo tanto puede ser

constitutivo de una sociedad independientemente del trasfondo religioso.

La educación de las emociones en una sociedad genera también lazos o nexos de

interdependencia constructiva, pues si en algo tiene impacto el manejo de las emociones es

en el enriquecimiento las relaciones humanas y sociales, a la vez, estas, cuando son sanas,

fortalecen los procesos emocionales. Es un círculo virtuoso en donde la sociedad y los

individuos son los ganadores, el estrechar estos lazos, fortalecerlos, no solo une las personas

sino constituyen valores, llevando a cuidar del otro, respetarlo y amarlo. Esto no ya desde

una perspectiva racional, sino que se le suma la emocional, generando cohesión social

constructiva e interiorización del sentido del deber. Una ética y moral que tengan en cuenta

las emociones tiende a ser más cercana al ser humano a sus necesidades.

A este respecto y ya para cerrar la relación entre la educación de las emociones y el

fortalecimiento de la ética es importante recalcar una crítica que se le puede formular a este

tipo de teoría. Cuando se piensa en una ética que tenga en cuenta las emociones se puede

tachar la misma de caer en subjetivismo. Esto puesto que al guiarme por las emociones corro

el riesgo de cambiar mi parecer frente a una acción dependiendo de mi postura o sentir

emocional y no del hecho objetivo en si. Frente a esta posición creo que se puede cuestionar

desde dos puntos de vista, uno, el de Nussbaum y el otro, desde la distinción entre razón y

emoción. Según Nussbaum, cuando incentivo el amor o una emoción constructiva hacia

alguien la misma no está en detrimento de las demás personas, antes a través de esa puedo

vivenciar la de las otras personas (Nussbaum, 2015, p. 76 y 77). Esto, contrariamente a una

postura egoísta, base de un subjetivismo susceptible de crítica, en la que cuando cultivo una

emoción se despreocupa o se hace en detrimento de los demás. Así entonces, cuando amo a

mi familia desde este amor cuido del otro. “Así pues, de nuevo: mi concepción no presenta

de ninguna manera las emociones como egoístas, a menos que uno sostenga que cualquier

apego a los padres propios, en contraposición a los ajenos, es una fuente de egoísmo -severa

doctrina sería ésta” (Nussbaum, 2015, p. 76). El otro aspecto, es que cuando se critica una

ética como subjetiva, por tener en cuenta las emociones, se hace desde unos presupuestos

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tales como que la razón es universal, segura y necesaria, frente a unas emociones cambiantes.

Ante esto es importante aclarar que, sin pretender desacreditar la universalidad de la razón,

si es de destacar que incluso la más pura de las razones tiene una intervención emocional,

según la hipótesis del marcador somático (Damasio, 2015, cap. 8). Además, las emociones,

aunque efectivamente son variables, no dejan de ser juicios y con ello, susceptibles de

análisis. Desde una diferenciación tajante entre razón y emoción es más fácil formular una

aserción del tipo: una ética con características emocionales tiende a ser subjetiva y, por lo

tanto, puede llegar a ser egoísta. Pero esta diferenciación está cuestionada actualmente.

5.3. Emociones y felicidad

Mejía y Salas, en su artículo “El corazón del pensamiento crítico”, destacan una cualidad de

las emociones, es su capacidad de ser holísticas. (Mejía y Salas, p. 4 y 7). Ellos lo tienen en

cuenta en el contexto del pensamiento crítico, pero considero que esta cualidad es esencial

en otros aspectos de la vida humana como lo son el disfrute de la vida y la felicidad. Aunque

la felicidad es un concepto complejo, no necesariamente tenemos que inclinarnos hacia una

definición específica de la misma para llegar a afirmar que gracias a las emociones el ser

humano puede disfrutar de felicidad. Las emociones le permiten al ser humano, por decirlo

de alguna forma, conectarse con el mundo y con sí mismo, presumo que se debe a que las

emociones son holísticas. Estas son capaces de condensar en una reacción emocional,

proyectos de vida, miedos, expectativas, creencias, cogniciones del mundo y sensaciones

sobre el estado del cuerpo. Esta habilidad al parecer le permite al ser humano sentirse bien,

tal vez sea porque es una forma de desplegar sus capacidades o porque le permite acercarse

a su entorno y a sí mismo de una forma más completa. Igualmente, se deduce de las hipótesis

del neurocientífico Antonio Damasio que las emociones analizan una gran cantidad de

información y dependiendo del sujeto es seleccionada y se decide sobre qué parte de esa

información centrar su atención. Todos estos procesos diligenciados por las emociones las

hacen necesarias para adaptarse al mundo.

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Sin embargo, las emociones no solo deben ser vistas instrumentalmente en el sentido de que

sirven para adaptarse, para sustentar un comportamiento ético o mejorar las capacidades de

pensamiento crítico; deben cultivarse como fines en sí mismas, pues contribuyen a la plenitud

e integralidad del ser humano, entre otras cosas a su felicidad. (Nussbaum, 2015, p.72). Es

curioso como una herramienta con tanto poder sobre el bienestar humano solo hasta hace

poco está siendo pensada como uno de los pilares de la educación. Las emociones también

deben entenderse y educarse como una forma de vivir la vida, de darle color a la misma, el

mundo no solo es razón, se vive, y frente al cumplimiento de esta última labor, las emociones

son las más indicadas.

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6. Aspectos de la sociedad actual y su relación con las emociones

El trabajo que sigue se dividirá en tres partes. En la primera de ellas, se analizarán algunas

problemáticas del desarrollo tecnológico en la actualidad que a mi parecer implican un

deterioro del aspecto emocional. En la segunda sección, se realizará una breve reflexión sobre

la política y las emociones y algunas consecuencias del analfabetismo emocional en la

política y la sociedad. Por último, se argumentará el porqué considero que la sociedad actual

le da un predomino a la razón en prejuicio de la emoción y ciertos efectos de esta postura.

6.1. Tecnología y emoción una relación desigual

El avance de la tecnología es vertiginoso, en todos los aspectos la técnica está alcanzando

desarrollos de una forma acelerada. Pero estos avances también llevan a plantear nuevos retos

emocionales y personales en los individuos, sin embargo, estos no se mueven al mismo ritmo

de cambio que tiene la tecnología. No es el mero hecho de aprender a usar o insertarse en las

nuevas tecnologías, es el nuevo planteamiento que demanda en el ser humano. Es una frase

de cajón el decir que entre más comunicados más solos se sienten los seres humanos; pero es

una tendencia que se nota en el desarraigo y la dificultad del manejo emocional, el uso

irresponsable de las redes sociales, la mercantilización de las relaciones humanas. Esta

sociedad que privilegia el cambio, lo nuevo, la comunicación, delimita al ser humano, no

solo el hombre crea tecnología y avances, éstos también definen al hombre (Bauman, 2004,

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p.170). Las relaciones humanas, las emociones, cada vez están más marcadas por las redes

sociales, la privacidad desdibuja sus límites, la demanda de soledad la cubre el mercado con

nuevas estrategias más asequibles y alienadas.

Los seres humanos necesitamos la interacción social, superar el sentimiento que Fromm

llama de separatidad. Esto genera profundas tensiones emocionales, angustias, deseos,

miedos, amor, etc. (Fromm, cap. II). Este es terreno fértil para las redes sociales, para la

comunicación, pero los sistemas tecnológicos actuales no consiguen superar esta separatidad,

la cual en opinión de Fromm se consigue solamente cuando los individuos se encuentran

desde el centro de sus existencias y una vez han desarrollado sus potencialidades como

individuo, como ser. Así pues, avances como las redes, la internet, se han convertido en otros

mecanismos más para permitir la proyección de estas necesidades sin llegar a mejorarlas,

antes, por el contrario, como todo mecanismo de unión a través de la conformidad genera

más separatidad. Es por esto necesario enseñar a los individuos a examinar sus necesidades,

proyecciones y demás elementos expresados a través de las emociones consiguiendo evaluar

sus límites y los alcances que la tecnología les pueden aportar a sus vidas. Cuando el

individuo es capaz de evaluar y pensar las redes como instrumentos y medios, no como fines

para solucionar sus problemas, carencias y necesidades emocionales, deja el mismo de

tomarse como medio y pasa a ser fin en si mismo. La tecnología, las redes, la internet serán

instrumentos de su desarrollo y no elementos que definan lo que él o ella son, no terminaran

determinando su identidad.

El aspecto emocional ha sido olvidado por la educación, a excepción de contados casos, pero

no por la sociedad de consumo, ni por el avance tecnológico. Estas, las emociones, en tanto

que son motores, que valga la redundancia, mueven al individuo, lo convierten en un

elemento explotable dentro del engranaje económico. La tecnología y el desarrollo han

aprovechado estos aspectos y es necesario que el individuo ahora se eduque tomando esto

como esencial y conocido para sí. Valga la ocasión para aclarar que el objetivo de incluir

como una parte integral de la enseñanza la educación emocional no es solamente hacer más

competitivo al individuo, una idea muy en boga en la actualidad. Ahora es común ver cómo

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pulula el “coaching”, el entrenamiento personal y emocional para hacernos más

competitivos, mejorar las habilidades de venta, comerciales, para conquistar, y en general,

optimizar los procesos. Este bum de emociones y su manejo se debe al hecho de que el

adecuado manejo de las mismas efectivamente optimiza y mejora, pero no se puede reducir

a eso la emocionalidad, es una parte integral del ser humano que en razón de los nuevos

avances y reflexiones desde la ciencia y otras tantas disciplinas puede ser abordado desde la

educación. A este tipo de enseñanza emocional enmarcada dentro de un proceso económico

la educación le debe plantar cara con una de trasfondo humanista, universal, alimentada de

los descubrimientos en neurociencia en aras de objetivos sociales, el desarrollo como persona

y el bienestar común.

6.2. Emociones y su relación con la política

Otro aspecto donde se evidencia un precario manejo emocional es la política. Aristóteles

definía al hombre como un animal político, esto lo hace en buena parte tomando en cuenta

que el hombre es social y la máxima expresión de esta característica se da en la comunidad,

siendo la política la expresión per se donde esta se organiza. ¿Qué mejor ejemplo de actividad

humana en donde se expresan las emociones? La política por mucho que se quiera no es el

escenario donde la razón de forma meditada, razonada y crítica toma las decisiones,

independientemente de la cantidad de intereses ocultos que se manejan en las agendas

políticas, la masa del electorado decide en buena medida por sus inclinaciones emocionales.

No quiero decir con ello, que la política y específicamente las decisiones del pueblo sean

meramente emocionales; sino más bien que el pensamiento tiene ese componente y este,

aunque se utiliza por doquier en la política, no se enseña, ni se está educado para identificarlo

y, por lo tanto, apropiarse del mismo. Se elige con el corazón, no en vano la etimología de la

palabra emoción hace referencia a la capacidad de mover hacía, de impulsar. La política es

en buena medida un ejercicio de elección, las cuales no podemos negar son movidas por las

emociones. Es cuestionable cómo proyectos nacionales, avalados éticamente, racionales y

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bien construidos son derrumbados por odios, regionalismos, nacionalismos y no solo en

países como Colombia, esta historia se repite por todo el mundo, sin importar el desarrollo

económico y social. Ejemplo de ello son proyectos como la paz en Colombia, el brexit, los

programas antinmigración, etc. La política se vale de esto, el apelar a las pasiones del pueblo

es un recurso que da resultados incluso apostándole en contra de la racionalidad, solo basta

atender con cuidado los discursos de campaña, “no existe el cambio climático”, “ellos son

asesinos”, “corruptos”, “terrorismo”, se repite la misma fórmula, exacerbar los odios, los

miedos, las esperanzas e ilusiones de las personas. ¿Pero, por qué? Porque estos ganan votos.

Las decisiones en la política, las elecciones de candidatos o propuestas tienen un claro tinte

emocional, incluso cuando se nota que hay una gran abstención o una apatía por participar

en procesos democráticos también se pueden rastrear motivos de índole emocional;

desilusión, molestia, hastío, etc. Si se quiere ciudadanos participativos, que se comprometan

y apropien de los procesos políticos de una Nación es necesario empezar a considerar las

emociones y no solo desde la política, es necesario hacerlo desde la educación. No es que se

pretenda hacer un análisis de los alcances de la emoción en la política, esto excede los

alcances de este trabajo. Pero si llamar la atención sobre la importancia que tienen las

emociones en lo político, es tal su alcance e influencia en la organización del Estado que se

hace casi que necesario un sistema educativo que tenga en cuenta este aspecto, si se quiere

concientizar al ciudadano de sus decisiones, las implicaciones y motores de las mismas. Para

cerrar este aspecto de nuevo retomo a Aristóteles, el estableció una estrecha relación entre la

educación y la política, relación que considero sigue vigente. La política define las

características de la educación, y esta ayuda a formar la costumbres y tendencias del pueblo

que son las que en ultimas terminan inclinándose por tal o cual sistema, proyecto o líder

político.

No puede negarse, por consiguiente, que la educación de los niños debe ser uno de

los objetos principales que debe cuidar el legislador. Dondequiera que la educación

ha sido desatendida, el Estado ha recibido un golpe funesto. Esto consiste en que las

leyes deben estar siempre en relación con el principio de la constitución, y en que las

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costumbres particulares de cada ciudad afianzan el sostenimiento del Estado, por lo

mismo que han sido ellas mismas las únicas que han dado existencia a la forma

primera. Las costumbres democráticas conservan la democracia, así como las

costumbres oligárquicas conservan la oligarquía, y cuanto más puras son las

costumbres, tanto más se afianza el Estado. (Aristóteles, Pol. Lib. V Cap. 1)

6.3. La época de la razón

Los seres humanos no podemos dejar de ser hijos del tiempo en que vivimos, este nos marca

en una u otra dirección. Sin embargo, tenemos la capacidad de hacernos conscientes hasta

cierto punto de nuestra contemporaneidad, es más, es necesario hacerlo, levantar la cabeza y

saber en que parte del paisaje de la historia estamos. Esto ayuda a entenderse y por supuesto,

a proyectarse, una labor necesaria entre otros aspectos, para la educación. Pretender hacer un

análisis exhaustivo sobre la época en que vivimos no corresponde al objetivo de este trabajo,

pero si resaltar ciertas características que nos pueden ayudar a plasmar el papel de las

emociones. Se vive en una sociedad de mercado, globalizada en la cual predominan valores

capitalistas y consumistas, aunque hay varias tendencias antiglobalización y anticapitalistas

que han surgido últimamente, el modelo predominante está claro. Definir cuándo nació este

sistema es un tema controvertido, pero sí se puede llegar a afirmar que el mismo se valió de

ideas de la Ilustración, el racionalismo y en general, planteamientos que le daban a la

racionalidad un papel preponderante. Ahondar sobre el tema, nos llevaría a discurrir por

aciagos caminos, por solo recordar algunos, ¿es la razón instrumental la predominante en la

actualidad?, ¿qué concepto de razón se está tratando?, ¿esta razón ha llevado a

instrumentalizar al hombre y la naturaleza? Pero el punto que quiero resaltar aquí no es ese,

sino en cambio, y considero que ante eso serán pocos los detractores, estamos en un tiempo

en donde la razón predomina. Esta era de la razón con las distintas aserciones o matices que

se le puedan dar a esta noción del ser humano tiene un común denominador, se entiende como

distinta de las emociones. Aquí sí que tiene cabida la distinción entre razón y emoción,

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primero, cronológicamente, pues cuando se iniciaron los movimientos intelectuales que

sustentaron el capitalismo era tajante la citada división, exceptuado la ilustración escocesa

que en cabeza de representantes como Hume, Smith y Hutchenson le dieron un papel

importante a las emociones; en una segunda instancia, de sentido común, pues si no fuera por

la renovada fuerza gracias a recientes avances en neurociencia y unas reflexiones e

investigaciones de hace poco más de medio siglo, la postura frente a las emociones seguiría

siendo displicente, la cenicienta frente a la razón humana.

La educación es hija de este tiempo y ha heredado sus ventajas y limitaciones. Exceptuando

algunas prácticas educativas aisladas, se marca una inclinación a dar conocimientos de

ciencias básicas, conocimientos prácticos necesarios para entender el desarrollo de la ciencia,

la tecnología y la técnica. Si existen artes, pero son apéndices de las principales áreas del

conocimiento. Existe si, una ética, pero está centrada en la razón como directora del individuo

o en el peor de los casos simplemente se siguen parámetros establecidos. Es también cierto

que en el último siglo se ha cambiado, innovado el sistema educativo, las habilidades, las

competencias, el pensamiento crítico, en general, nuevas tendencias han impactado la

educación. Pero si nos fijamos el centro es el desarrollo de habilidades del pensamiento, de

preferencia prácticas, como la misma razón instrumental, esto se explica pues son las

habilidades que el mercado exige, las que sirven para desarrollarse y emplearse. No considero

que este mal la enseñanza de estos tópicos, pero sí lamento cómo por trabajar en estos

aspectos se ha dejado de lado aspectos esencialmente humanos como las emociones. Solo

hasta hace poco la educación ha empezado a evaluar habilidades sociales, de convivencia,

más relacionadas con las emociones.

En la sociedad actual varios pueblos han alcanzado desarrollos individuales y sociales

admirables, otras sociedades menos desarrolladas buscan emular este ejemplo, alcanzar esos

altos estándares de vida a nivel económico, social, de libertades y derechos individuales. Pero

esta tendencia tiene un peligro inmerso el cual una educación emocional podría contribuir a

evitar. Se han proyectado las fuerzas del individuo hacia fuera, hacia el trabajo, su

independencia, la posibilidad de elegir, de no depender, de ser libre, este ideal por unas

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sociedades alcanzado y por otras anhelado puede afectar habilidades emocionales útiles en

la interdependencia social necesarias para la realización del ser humano. “Las personas

capacitadas en independencia, están perdiendo su capacidad para negociar la convivencia con

otras personas, porque ya estás privado de las habilidades de socialización. Es muy agotador,

requiere mucho esfuerzo, mucha atención, el proceso de negociar y renegociar… …La

independencia te quita la capacidad de hacer precisamente eso”. (Bauman, 2015, en

documental, La teoría sueca del amor). El entorno contribuye a fortalecer a los seres humanos

para que alcancen sus objetivos y libertades individuales insertados en una sociedad de

trabajo y de capital, descuidando otros aspectos internos fundamentales para su desarrollo y

plenitud. Sin querer simplificar las cosas, se puede llegar a decir que en una sociedad que

defiende las libertades e independencia puede llegar a caer en un conflicto entre estos valores

de las sociedades modernas y la necesidad de socializar, de entablar dependencias propias

para la realización del ser humano, el cual tiene una inclinación social. Aunque esta situación

es más cercana a sociedades conocidas como “desarrolladas”, pues en países como Colombia

la necesidad de habilidades emocionales no se debe evidentemente a que se haya alcanzado

una sociedad de bienestar y un respeto por los derechos individuales y humanos. En

Colombia las prioridades son otras y el enfoque emocional debe tener otros matices, además,

considero que existe una riqueza emocional en muchos aspectos que puede ser aprovechada.

Sin embargo, sí se hace patente una gran necesidad de desarrollar habilidades emocionales,

los hechos no mienten y la educación tiene un gran poder de impactar y generar cambios

positivos. Tanto para sociedades desarrolladas o del primer mundo como para las que no lo

son, la educación emocional nos puede hacer aportes importantes, me atrevería a tomarlos

desde dos enfoques que se complementan y necesitan entre si. Por un lado, fortalecer las

capacidades sociales que nos llevan a establecer relaciones con los demás y por otro, ayudar

a identificar las necesidades que se tienen como seres humanos, nuestras soledades, miedos

y aspiraciones. Estos dos siempre apuntando a desarrollar la capacidad de introspección, de

conciencia de los juicios emocionales, en una constante revisión y mejora.

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