Nº31 The Way Out Magazine

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NúMER0 31 - noviembre 2015 - WWW.THEWAYOUTMAGAZINE.COM the way out mag EL PITILLO MUSICAL DE SIDONIE_ LAIA COSTA EN UNA SOLA TOMA_ EL FLOW GATUNO DEL HIP-HOP_ AMAZON Y EL FUTURO DEL HOMBRE EN EL CASTILLO_ ESTAR SIEMPRE EN OTRA PARTE_ ILUSTRAR LA CULTURA

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Edición noviembre 2015 con una entrevista al grupo catalán Sidonie, un reportaje sobre Laia Costa y su película 'Victoria, un análisis de la música de Run The Jewels, un reportaje sobre la serie de Amazon 'The Man in the High Castle', un texto sobre las colaboraciones entre público y artista, un repaso por varias películas rodadas como plano secuencia, un texto sobre series con hype, el reportaje fotográfico 'En otra parte', de Diego Jambrina y el reportaje de la sección de diseño 'Música ilustrada' de Andreu Zaragoza.

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EL PITILLO MUSICAL DE SIDONIE_ LAIA COSTA EN UNA SOLA TOMA_ EL FLOW GATUNO DEL HIP-HOP_ AMAZON Y EL FUTURO DEL HOMBRE EN EL CASTILLO_ ESTAR SIEMPRE EN OTRA PARTE_ ILUSTRAR LA CULTURA

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la fuerzade laiacosta

NúMERO 31_noviembre 2015

océanos de xoel 4

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libro en

blanco

22unas

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hacer músicacon tintesdistópicos

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los gatosse pasan

al hip-hop

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el futuro

los usuariosse metena artistas

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unas series con mucho hype 62

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IMAGINARla culturailustrada

sumario

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Edición gráfica y diseño_ Fernando Santise i Edición y comunicación_ Alejandra Garcés i redacción_ paula de aguirre, Alberto López Y juan pablo merchán i Colaboraciones_ diego jambrina, antonio sánchez-marrón, juan pablo vicente, andreu zaragoza i fotografía de portada_ fernando santise

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perfil de frente

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SIDONIELA MELANCOLÍA DISTÓPICA

El nuevo disco de la banda catalana, Sierra y Canadá (2014), presenta un futuro distópico que llena de energía y melancolía al darle al play. Su gira ESPAÑOLA acaba de empezar y promete ser una utopía hecha realidad antes de Navidad.

POR ALEJANDRA GARCÉS

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Llevan casi 15 años en los escenarios. Mark Ros (cantante, guitarra

y bajo), Jesús Senra (bajo, eléctrica y acústica) y Axel Pi (percusionista) componen una banda que ha llenado salas en varios países. El grupo eli-ge “el ejemplo alemán; no sa-bíamos que era un público tan cálido. Igual es la cantidad de cerveza que llegan a beber”. Este es el toque Sidonie: irre-verentes, sarcásticos y un poco indies, por ende saben cómo hacerse querer.

Tampoco dudan en demos-trar a sus fans lo importantes que son para la banda. Para el paradójicamente animado tema Un día de mierda, pidie-ron a sus seguidores vídeos para luego unirlos y crear el vi-deoclip de la canción con esos materiales. El resultado no es sinónimo del título y levanta más ánimos de los que cual-quiera podría esperar. Aun-que el puntito Sidonie está por supuesto presente: “Hoy va a ser un día de mierda y la culpa será solo mía”, canta la letra.

"Sierra y Canadá es

el cigarro después del

coito"

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Cualquiera diría que se inspi-raron en su ya famoso viaje en Ryanair, en el que se grabaron cantando una irónica cancion-cilla que gustó a todos menos a los azafatos de la compañía áerea. Este es sin duda el es-pítiru: traducir un mal momen-to en notas musicales que en-tienden al que escucha con un punto gamberro. Dejando cla-ro lo obvio, que lo más gam-berro, siempre, es la vida.

El tema homónimo del último disco habla de dos persona-

jes, Sierra y Canadá. La his-toria versa sobre una relación de (des)amor entre dos ro-bots. Sidonie da alguna pista sobre quién es quién: “A Ca-nadá lo podéis ver en el fin de gira, un poco más flaco y con más canas. Sierra pre-fiere seguir en el anonimato”. Este disco abraza a la música electrónica como plato princi-pal de su estructura, dando un nuevo giro al estilo del grupo. “Era perfecta para ambientar la historia de amor entre dos robots”, explican.

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“Cada vez que me pongo a componer siento el peso de 60 años de historia del rock y no lo siento como un lastre, me parece muy estimulante. Me interesa mucho el crono-grama de este estilo musical, tanto en tiempos de Chuck Berry como lo que está su-cediendo ahora y me excita pensar cómo puede sonar la música en el día de maña-na”, dicen, cuando se les ani-ma a elegir entre el pasado y el futuro.

Los componentes de Sido-nie se mojan. No solo hablan del futuro, son conscientes del peso del presente en los temas que ocupan su disco-grafía. Ya sea para dejar claro que no están contentos con unos azafatos de avión o con la situación actual del país. “Me gustaría decir que esta-mos viviendo un momento de cambios interesantes en Espa-ña y todo lo que está pasando es bueno para los ciudada-danos pero este país siempre

"la música electrónica Era perfecta

para ambientar la historia de amor entre

dos robots”

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tiene la capacidad de decep-cionarme”, se lamentan en Si-donie. “Espero equivocarme pero me temo que pocas co-sas cambiaran después de las elecciones generales”, cuenta. “Tenía entendido que un país sin cultura es un país sin futu-ro, quizás entendí mal”.

¿Cómo ve Sidonie la situa-ción actual de la cultura? “Las cosas se parecen bastante al paisaje que describo en Hiros-hima mi amor: postapocalíp-

tico, empobrecido, sin salida alguna.” El grupo no se mues-tra muy optimista sobre sus predicciones a corto plazo, ni en política ni en cultura, tam-poco para los grupos emer-gentes: “Me preocupa pensar que pocos van a llegar porque todo lo que van a encontrar son dificultades”.

El futuro de la música no está claro para ellos tampoco. La banda se declara usuario de la plataforma Spotify pero deja

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claro que aún no es suficiente: “Tienen futuro pero deben me-jorar su relación con el artista”.

Se les suele enmarcar dentro de la escena indie española aunque ellos admiten que ya se han “perdido del todo”. “Si entendemos la escena indie como independiente, somos indies porque no estamos so-nando ni en Cadena 100 ni en Los 40, pero no tanto porque no salimos en la Rockdelux y en el Primavera [Sound] no nos quieren.” Explican que la única vez que tocaron en el festival Primavera Sound te-nían una canción sonando en Los 40, lo cual “es un ejemplo delicioso de lo confundidos que están aquellos que se pa-san el día acotando, definien-do y dividiendo”.

Comparando los Sidonie que empezaron con los actuales, dejan entrever experiencias de todo tipo: “Somos más res-petuosos con nuestra amis-tad, con nuestro público y con nuestra salud”. Ay, el rock. Sin embargo, sus productores, Santos & Fluren, han estado casi desde el principio presen-tes en sus obras y han crecido profesionalmente de la mano. “Somos amigos y cuando es-tamos en el estudio ya no es aquello del grupo y los produc-tores sino que formamos un equipo que se mata por hacer un buen disco.”

Los que descubrieron a Sido-nie allá por los 2000 recorda-rán la voz de Ros cantando en

inglés en sus primeros discos. No renuncian a hacerlo en di-recto de vez en cuando pero los discos los prefieren en castellano. “Los ingleses ya hacen muy bien lo que hacen.”

La tecnología aparece a lo largo de todos los temas de Sierra y Canadá, bien como trasfondo, bien como protago-nista. Poniendo como ejem-plo la próxima gira de Whitney Houston como un holograma, ¿qué les gustaría a Sidonie? “Primero, tener un grupo tribu-to y después uno holográmico y, si puede ser, antes de que nos muramos; yo quiero ver eso.” Las ventajas están cla-ras: no habría noches malas para ningún grupo, comen-tan. “¿Veremos a Elvis? Eso sería maravilloso.”

Tras el éxito alcanzado con sus dos anteriores discos, El incendio (2009) y El fluido García (2011), Ros comentaba que simbolizaban la relación y el coito, respectivamente. El tinte futurista no falta en la respuesta sobre el simbolismo de Sierra y Canadá: “Es el ci-garro después del coito, el ci-garro electrónico, claro”.

La gira de este último disco placenteramente disruptivo llegó con el otoño y terminará con él. No cabe duda de que Sidonie ha echado un memo-rable revolcón con sus tres últimos discos. Y aún les que-dan ganas de más. Vayan pre-parando la cama para el próxi-mo coito, eso sí, holográfico.||

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“este pais s iempre t iene la capacidad de decepcionarme”

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sala cinco

POR ANTONIO SÁNCHEZ-MARRÓN | FOTOS POR FERNANDO SANTISE

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VICTORIAALEGORÍA DE LA

FUERZA

El estreno de Victoria lleva a plantearse qué rodea la últi-ma película de Sebastian Schipper, desde el experimento como realizador que supone esta arriesgada aventura cinematográ-fica hasta la utilización de un rostro conocido en la televisión española como es el de Laia Costa.

POR ANTONIO SÁNCHEZ-MARRÓN | FOTOS POR FERNANDO SANTISE

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El pasado octubre traía a la cartelera española otra demostración de que en

España hay talento en la in-terpretación y que esa valía es perfectamente exportable a distintas cinematografías que abarquen temáticas globales, universales, que no precisen de localismos y permitan la heterogeneidad a la hora de valorar la carrera de un joven intérprete. El caso de Laia Costa permite ejemplificar las sensaciones que despierta una actriz que ya ha triunfado en un país como Alemania con su último trabajo, Victoria.

Laia Costa, nacida en Barce-lona en 1985, vive sus particu-

lares días de gloria. El estreno en España de Victoria consu-ma el recorrido de la última película de Sebastian Schi-pper por un circuito cinemato-gráfico que ya engloba parte de Europa, Sudamérica, Esta-dos Unidos y Japón. La actriz permanecía como un rostro indeleble de la televisión es-pañola. Sus apariciones en ficciones de la pequeña panta-lla como Toledo, Pulseras ro-jas, El tiempo entre costuras o Cuéntame un cuento la hicie-ron acreedora de un hueco en la primera línea del panorama interpretativo. Actualmente, su trabajo durante los últimos tres años la ha llevado a ser uno de los rostros de la nueva

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apuesta de Televisión Españo-la tras el éxito historicista de Isabel: Carlos Rey Emperador, donde pone rostro a María de Habsburgo.

Pese a haber rodado tres lar-gometrajes (Tengo ganas de ti, el western ruso Fort Ross, Victoria y Palmeras en la nie-ve), Laia Costa ha demostra-do con creces la fuerza de la que es capaz de imprimir a sus personajes, sea cual sea su origen o la condición de la que pueda presumir el pro-ducto en cuestión. Y es que la actriz participa en obras con una clara intención de autoría, experimentos de una interna-cionalidad manifiesta o adap-

taciones de best seller de las que no pocos debates pueden llegar a surgir.

La visibilidad de cara al públi-co la otorga el marketing y la campaña en cuestión que se mueve alrededor de un pro-ducto especialmente diseña-do para funcionar en taquilla, sea cuales fueren sus objeti-vos últimos. Sin embargo, el talento se aprecia más cuan-do funciona a través de la cá-mara de un director como Se-bastian Schippel, arriesgado a presentar una obra distinta, enredada y enmarañada con las aventuras de una joven española en Berlín en una no-che que jamás podrá hacer

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que su vida vuelva a ser la misma. Una autoría que sigue labrando la filmografía de un realizador empeñado en mos-trar las consecuencias de la amistad a lo largo de sus últi-mos cuatro películas. Además, el director confía la suerte de sus narraciones a la excu-sa que le proporciona centrar sus historias en los viajes de sus protagonistas.

Schippel se nutre del rostro de Laia Costa, esclaviza la cáma-ra a los ojos de la actriz y res-cata su mirada en cada plano para ofrecer una visión de la desesperación, de la locu-ra inherente a una noche que desencadena unos sucesos que la pondrán a prueba. Una prueba como actriz, rodada en tres tomas y basada funda-mentalmente en una serie de ensayos previos donde se to-maron las decisiones últimas de rodaje. Laia Costa convier-te a su personaje en una mu-jer cuyo adjetivo definitorio es casi el que ha determinado la práctica totalidad de los per-sonajes de su carrera: la fuer-za. Victoria permanece unida a la actriz que la encarna. Al ver la interpretación de Cos-

ta surge esa sensación que de vez en cuando sirve para soldar un nombre propio a su trabajo al pensar que tal o cual actor es dueño indeleble de su personaje.

Sin duda, Victoria es el traba-jo más certero (y efectista) de su protagonista. Certero por la consecución de su objetivo: la pérdida de la inocencia de una joven apegada a unas reglas vitales que la acompañaron desde su infancia y que, una noche, decide quebrar desde la raíz. Efectista por el interés del director en que el fondo encuentre plena justificación en la forma, un plano secuen-cia que atrae al espectador por la complejidad manifiesta de su ejecución. Otro deba-te se formaría sobre la eterna cuestión de si es un one take completo o se encuentra algún tipo de trampa en un posible montaje posterior. Pero eso ya, como se ha dicho, es otro tema que restaría la autentici-dad al producto final.

La situación de Laia Costa en la película es plenipotenciaria. Por sus ojos pasa todo lo que sucede en Victoria. La con-

LA SITUACIÓN DE LAIA COSTA EN LAPELÍCULA ES PLENIPOTENCIARIA. POR SUS OJOS PASA TODOLO QUE SUCEDE EN VICTORIA

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LAIA COSTA HA DEMOSTRADO CON CRECES LA FUERZA DE LA QUE ES

CAPAZ DE IMPRIMIR A SUS PERSONAJES

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fianza del director en su pro-tagonista se respira en cada secuencia, en cada acto (re-flejo o no) de la que lleva la estela de la acción. Y es ahí donde se ve el aguante de un intérprete a la hora de sopor-tar (o aguantar, según el uso del verbo) la complejidad de un primer plano. Quizá Laia Costa nunca se haya tenido que enfrentar a un proyecto de una exigencia tan persisten-te, cuyo agobio llega a conta-giarse al espectador menos escéptico. La actriz pertenece a la nueva hornada de intér-pretes cuyo rostro permanece ligado a la televisión y cuyas escasas apariciones cinemato-

gráficas comienzan a identifi-car una individualidad, una ca-pacidad protagonista solvente.

Por tanto, Victoria reconoce la valentía de un director a la hora de permanecer fiel a un estilo narrativo propio mo-dificando el aspecto formal para dotar a la trama de una espectacularidad inherente, por momentos cuestionable. La película también concede a Laia Costa el valor de en-frentarse a un reto único para un actor, del que sobrevivir de cara al público es un reto complicado que Schipper y Costa solventan con declara-da responsabilidad.||

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sala cinco

Tras el éxito en los Oscar de la americana Birdman (2014) y el reciente estreno de Victo-ria (2015) en las pantallas alemanas y espa-ñolas, las salas vuelven a recibir con los bra-zos abiertos los planos secuencia, que aún no ha cumplido un siglo desde su nacimiento.

El precursor que planteó la primera cinta de una sola toma fue Alfred Hitchcock en 1948 con La soga. El maestro del suspense logró evitar todas las limitaciones de la época apro-vechando los objetos oscuros para pasar, di-simuladamente, de una toma a otra. En aquel momento las cámaras sólo podían grabar du-rante 10 minutos seguidos, por lo que el re-sultado es excelente considerando todos los problemas que tuvo que sortear en los años 40. Protagonizada por James Stewart, fue la primera película en color que dirigió Hitch-cock; por supuesto, versó sobre un asesinato.

El director Mike Figgis se atrevió en el año 2000 con un experimento narrativo que se convirtió en una obra indispensable en las facultades de comunicación audiovisual. La

cinta Timecode presenta cuatro planos se-cuencia reales y simultáneos mostrados a la vez en pantalla partida en cuatro. Con un gran elenco de actores entre los que se en-cuentran Salma Hayek y Stellan Skarsgård, la banda sonora domina en todo momento las cuatro pantallas y ejerce como hilo con-ductor de la narración. El final es apoteó-sico: los cuatro planos convergen en una misma escena.

Sin trampa ni cartón, el primero que se atre-vió a rodar una película one take de verdad fue el ruso Alexander Sokurov en 2002. Hizo su sueño realidad al ver su obra realizada. El arca rusa supuso 90 minutos ininterrum-pidos de grabación y sin editar, con más de 2000 actores y figurantes dispuestos a lo lar-go de las 33 salas del Museo del Hermitage en Rusia. Es un gran homenaje a la historia y la cultura de todo un país narrado a través de un personaje anónimo e invisible para el espectador y su acompañante. La puesta en escena fue una de las mayores compli-caciones pero uno de los aspectos más lo-

un planode película

POR FERNANDO SANTISE

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grados de la cinta; el despliegue de medios es espectacular.

En terreno español, Cristóbal Arteaga se atrevió en 2013 con El triste olor de la carne. Ganadora del Premio de la Crítica en el Fes-tival de Cine Europeo de Sevilla, retrata la situación de un individuo en plena crisis eco-nómica con un one take de 70 minutos. Con un pequeño presupuesto, Arteaga demos-tró que no hacen falta millones de euros ni efectos digitales para llevar a cabo propues-tas interesantes.

La americana Birdman no necesita presenta-ción. Tras analizar los vaivenes de un actor de Hollywood al llegar a los 50, Michael Keaton ejerce de protagonista absoluto en cada foto-grama. Alejandro González Iñárritu se llevó el Óscar a Mejor Director y también se atrevió a usar ciertos truquillos de postproducción. El resultado encandila igualmente.

Joaquín Oristrell propuso a un grupo de ac-tores aventurarse a grabar Hablar en un solo

plano secuencia. Todos aceptaron el reto. Así, esta cinta retrata el madrileño barrio de Lava-piés en una única toma de 70 minutos. Con actores como Marta Etura, Sergio Peris-Men-cheta y Antonio de la Torre, el director con-tó que el ensayo se produjo un domingo y el martes siguiente llevaron a cabo el rodaje.

El director dejó una puerta abierta a la impro-visación, un rasgo muy presente en la inter-pretación de los actores según ellos mismos explicaron. Sin duda supone uno de los filmes más curiosos del panorama cinematográfico español más reciente.

El último filme en llegar a salas españolas con la osadía del plano secuencia es Victo-ria. Dirigida por el alemán Sebastian Schi-pper, trata sobre dos horas importantes en la vida de la joven Victoria. Interpretada por la española Laia Costa, supone 140 minutos de one take que triunfaron en los Premios Lola, los más prestigiosos del cine alemán, lle-vándose los galardones de Mejor Director y Mejor Película.||

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reflex_on

D I EGO J A M B R I N Aen otra parte

KUCHIFM

He dejado de perseguir un estúpido deseo. Ahora lo veo claro. Sí, es muy estúpido. ¿Llegar? ¿Para qué? No necesito llegar, sólo partir. Estar siempre en otra parte, lejos de donde soy y lejos de lo que soy. Porque estoy cansado de ser siempre el mismo. Quiero ser él. Quiero ser tú. Quiero ser todos. Y quiero sentirlo todo. Quiero estar siempre en otra parte.

b lo g f a ceb o o kf l i ck r t w itt er i nst a gr a m l i n k ed i n

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D I EGO J A M B R I N A

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cocheras

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MAULLIDOSDE FIESTA

Iba en serio. Run the Jewels (El-P y Killer Mike) ha publicado Meow the Jewels, un álbum de hip-hop mezclado con maullidos de gatos. Meorly fue su adelanto y Oh my darling (don’t meow) ha sido su primer video promocional.

POR JUAN PABLO MERCHÁN

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LAS DOSIS DE PSICODELIA DE TAME IMPALA SE HA DIFUMINADO EN SU NUEVO ALBUM, CURRENTS

“¿HEMOS HECHO EL DISCO MÁS ESTÚPIDO Y OCASIONAL-

MENTE MÁS CHIRRIANTE? POR SUPUESTO.”

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La campaña iniciada por un fan del dúo de hip-hop en Kickstar-

ter para que Run the Jewels hiciera una mezcla de su últi-mo álbum (Run the Jewels 2) con sonidos de gatos fue re-cogida por El-P, que pasa mu-chas horas interactuando con sus seguidores en Twitter, vía por la que anunció que ade-más la iniciativa tendría carác-ter solidario.

Decenas de librerías online con sonidos de gatos, mensa-jes privados con grabaciones caseras y pendrives de fans a la salida de los conciertos, la

iniciativa continúa con 65783$ dólares aportados por 2828 patrocinadores. “¿Hemos he-cho el disco más estúpido y ocasionalmente más chirrian-te? Por supuesto.”

Más allá de la broma, Meow the Jewels es una celebra-ción del éxito cosechado por un dúo que ha alcanzado su madurez artística y personal gracias a la asociación de dos músicos que han encontrado a su mejor amigo pasados los 30 años de edad. Es también un reconocimiento por parte del gremio, que se ha unido a la causa con un elenco de cola-

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boradores entre los que desta-can Dan the Automator, Geoff Barrow o Massive Attack. Es, más importante, una campaña solidaria que está ya aportan-do ayuda económica a las fa-milias de Eric Garner (fallecido en un caso de violencia poli-cial en Nueva York) y Michael Brown (asesinado en los dis-turbios raciales de Ferguson), dos jóvenes muertos a manos de la policía el pasado año.

Su hip-hop es violento, com-prometido, ingenioso y cómico. Es universal al mismo tiempo que su sonido es innovador. Han arrasado en el panorama underground y pronto serán mainstream. Han conquistado fans y crítica de forma unáni-me con dos álbumes, uno de ellos ya un clásico del géne-ro (Run the Jewels 2), elegido mejor álbum de 2014 por Pit-chfork. Pero, ¿en qué radica su éxito? ¿Por qué muchos les consideran el mejor dúo de rap desde Outkast?

Estricta y musicalmente ha-blando, la producción de El-P es el pilar sobre el que se sus-tenta su glorioso presente. Sus beats creativos, pesados, de reminiscencias de la mejor mú-sica electrónica y en ocasiones delirantes merecen que se le coloque a la altura de los me-jores productores de hip-hop del momento. Es difícil sacarse el Run the Jewels Fast, Fuckin Slow Mo con la voz de Zack de la Rocha de la cabeza o el fre-nético background de Oh my darling (don’t cry).

Es en las letras dónde brilla la presencia de Killer Mike. Autodidacta cultivado, es ca-paz de rimar sobre disparar con un rifle AK-47, amotinar-se en la cárcel y torturar a los guardias mientras recita tradi-ciones cristianas y judías o a John Keynes.

Killer Mike embauca rapeando y posee una envidiable dialéc-tica cuando le exigen prosa. Es un colaborador habitual en tertulias políticas televisivas, da conferencias en universi-dades y se ha convertido en uno de los activistas más reco-nocidos contra el racismo y la brutalidad policial. Su discurso en un concierto en San Luis, la misma noche que el Gran Ju-rado sentenció que el policía Darren Wilson saldría sin car-gos por la muerte de Michael Brown en Ferguson, se hizo viral por las redes sociales y más tarde defendió en la BBC las revueltas de Ferguson y Baltimore: “Cuando la gente dice que las revueltas no fun-cionan: Ferguson era un 60% de comunidad negra y tenían menos del 60% de represen-tación en la política, o mucho menos. Después de las re-vueltas, tienen dos miembros negros en el Ayuntamiento, tie-nen abogados de verdad y el jefe de policía dimitió. Así que si está en discusión si las re-vueltas en Ferguson funciona-ron, absolutamente sí”.

No se consideran a ellos mis-mos creadores de rap político o comprometido, sin embargo

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la temática social es una cons-tante en su música, sobre todo en su segundo álbum. Los po-deres bancarios y corporativos se llevan muchos de sus dar-dos, pero tampoco se escapa la religión y sus abusos se-xuales, o la policía y su bruta-lidad. Lie, cheat, steal, kill es una oda a la rebelión frente a los poderes que planean sobre los líderes políticos. “We over-worked, underpaid, and we un-derprivileged / They love us, they love us (why?) / Because we feed the village / You re-ally made it or just became a prisoner of privilege?”. En oc-asiones violentos, han hereda-do la habilidad de N.W.A. para no hacer sentir a nadie incó-modo por pregonar la muerte de todo un departamento de Policía.

Conociendo su visión de los poderes fácticos que rigen nuestra existencia, no es de extrañar que sean colegas de Banksy. El artista les entrevistó para The Guardian antes de que ellos dieran un recital en su

parque Dismaland. Con él comparten el amor por el arte urbano. El pasado verano, apoyaron la exposición Art the Jewels, impulsada por un colectivo de San Francisco, en la que numerosos artistas reinterpretaron su icónico logo (diseñado por Nick Gazin), así como la iniciativa Tag the Jewels, en la que igualmente se invitaba a numerosos artistas a recrear en las calles de todo el mundo el concepto de Gazin y compartir fotografías de las obras y grafitis en las redes sociales.

El-P ya ha confirmado que no habrá Run the Jewels 3 en 2015, debido a la actual gira Jewel Runner (no pasarán por España, sí que estuvieron en la última edición del Primavera Sound), pero sí que están trabajando en él cuando pueden, e incluso ya han compartido algún extracto, cómo no, en su perfil personal en Instagram. Será uno de los lanzamientos más deseados del 2016, esperado como un *uto milagro de navidad.||

RUN THE JEWELS TIENE UN HIP-HOP

VIOLENTO, COMPROMETIDO,

INGENIOSO Y CÓMICO

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POR PAULA DE AGUIRRE

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cocheras

Atrás quedaron los tiempos en los que el can-tante era la estrella del vídeo y el realizador se recreaba en una ristra de primeros planos con su rostro haciendo playback. Los fans vienen pisando fuerte y saben cómo hacer-se oír a través de sus cuentas de Instagram, Twitter o Youtube. Paralelamente, los depar-tamentos de marketing de las discográficas han encontrado en estos una fuente inago-table de recursos e ideas con los que armar llamativas campañas de promoción para los artistas que representan.

Uno de los ejemplos más sonados ha sido el del compositor Jason Mraz, quien incorpora-ba al vídeo de The Woman I Love los tweets de sus followers bajo el hashtag #Mrazing-TheVideo y exponía en una galería de Nue-va York algunas de las fotos de Instagram hechas por admiradores e inspiradas en el tema I won’t give up. El mismo camino ha seguido la compañía Atlantic Records, a tra-vés del carismático Bruno Mars, integrando fragmentos de bailes de varios instagramers al vídeo Treasure; o Rufus Wainwright, quien

también ha sabido aprovechar la aplicación de filtros vintage, utilizando las instantáneas de un puñado de usuarios que narraban visualmente su canción Out of the game. Más recientemente, Rihanna lucía palmito y mala leche en el polémico Bitch better have my money junto a la artista anónima Sanam –alias @trustmedaddy–, de cuya cuenta la cantante se había declarado una ferviente seguidora.

Las bandas de origen español tampoco se han quedado atrás en esto de mostrarse cercanas a su público, como Delafé y las Flores Azules con Espíritu santo, donde los adeptos del grupo catalán hacían alarde de movimientos pélvicos en diversas partes del mundo.

Dando un paso más allá, Lori Meyers o los suecos Junip se han confiado al genio creativo de sus fans, pero esta vez delegando en ellos la entera realización del videoclip mediante concurso con Alta fidelidad y Without you, respectivamente.

INTERNET KILLED THE VIDEO STAR

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A la luz de este afán colaboracionista, han surgido curiosas creaciones colectivas. Tal es el caso de The Johnny Cash Project, que permite a miles de usuarios de todo el planeta diseñar un fotograma que se incorpora a una animación acompañada por la última grabación de estudio de Johnny Cash, Ain›t no grave. El resultado se erige como un bello y misterioso homenaje póstumo al compositor, que cambia constantemente y se va actualizando con los últimos dibujos cargados por los internautas a la plataforma.

Además, el mismo director del proyecto, Chris Milk, ya había sido responsable de la pieza interactiva The wilderness downtown para la banda canadiense Arcade Fire, la cual utilizaba la tecnología de Google Maps con el fin de que los navegantes de Chrome hicieran un nostálgico recorrido por el barrio de su infancia con la canción We used to wait dando banda sonora a sus recuerdos. Más tarde, el grupo volvería a repetir experiencia con el gigante tecnológico en el lanzamiento del single de su último álbum Reflektor. En esta

ocasión, la singularidad venía dada porque los usuarios podían conectar sus dispositivos móviles con la webcam de su ordenador y utilizarlos como espejos, reflejando sobre el video la luz en tiempo real.

Al margen de todos estos experimentos y la participación de instagramers, tuiteros y youtubers en los vídeos de las celebridades, a algún que otro músico le ha dado por sacar el máximo partido de la buena voluntad de sus seguidores, convirtiendo el acto de pedir en un arte, como la vocalista de The Dresden dolls, Amanda Palmer, que lo mismo solicita dinero para financiar un disco, como el préstamo de un instrumento o un sofá en el que dormir durante su última gira. Sobra decir que sus peticiones se han culminado exitosamente y que a la cantante no le falta de nada.

En cualquier caso, Internet parece haber roto ese halo de divismo que rodea a los artistas musicales más afamados. Ahora las estrellas también son los fans.||

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ANDREU ZARAGOZA

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miedomedia

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POR ALBERTO LÓPEZ

EL FUTURO SEGÚN

AMAZON

En una sociedad gobernada por las potencias del Eje, Amazon ha encontrado su producto estrella para el otoño. en Noviembre verá la luz la primera temporada completa de The Man in the High Castle. Un piloto potente. ¿Triunfo o decepción?

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¿Qué pasaría si el espec-tador fuese soberano? ¿Si sus elecciones tu-

viesen verdadera importan-cia? ¿Y si las cadenas com-prendieran que el mercado del entretenimiento ya no es un oligopolio? Contestadas estas preguntas desde hace ya algu-nos años, Amazon, gran com-petidora en este nuevo pano-rama propone otra mucho más espectacular: ¿qué pasaría si los nazis hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial?

The man in the high castle es una serie de la que sólo se ha adelantado el piloto. En la ficción, la hipótesis no se trata en un condicional con tintes futuribles, sino más bien uno muy cuidadosamente ideado pero no tanto ejecutado. Dado que, como otras obras de las últimas décadas, la serie surge de una novela del autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, la comparación entre páginas y fotogramas es insalvable.

INVENTIVA PROCAZDentro del vasto campo de subgéneros que tienen cabida en el mundo de la literatura, uno de ellos resulta especialmente llamativo y controvertido académicamente: la historia contrafactual. También llamadas ucronías, este tipo de narraciones alternativas juegan con la Historia para dar una vuelta de tuerca a los hechos y jugar con las posibles consecuencias.

Uno de los autores contrafactuales más prolíficos fue Philip K. Dick. El norteamericano siempre ha sido uno de los favoritos de productores por tener una obra muy cinematográfica, llena de imágenes tan vivas como sus personajes, pero sobre todo por tener un ingenio desbordante a la hora de encontrar puntos de partida únicos. Dos hitos de la ciencia ficción audiovisual como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y Minority report (Steven

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Spielberg, 2002) nacieron en su escritorio.

Por eso Amazon ha querido ofrecer el no va más con la adaptación de la novela más laureada del autor: El hombre del castillo (1962). En ella, varios personajes de diferentes etnias deambulan por una Norteamérica dividida en dos bandos: japoneses y alemanes. Una división pacífica (tanto por su carácter como por su definición geográfica) pactada tras el final de la II Guerra Mundial en la que las potencias del Eje salieron vencedoras. Esta visión ucrónica de la Historia se asienta en una trama que juega con las dobles lecturas entre realidad y ficción y una galería de personajes

sumo distintos pero con un objetivo común.

alta IMAGINERÍALa adaptación de Amazon, consciente del material que tiene entre manos, lleva a cabo una revisión pausada de la obra. De lo acontecido hasta ahora se desprende que importa más el continente que el contenido, lo cual no deja de resultar lógico teniendo en cuenta su sistema de financiación. El piloto de El hombre del castillo ha sido uno de los más votados por los usuarios que eligen democráticamente qué series quieren ver desarrolladas y cuáles no.

Y entonces no es de extrañar: al germen de una historia

al germen de una historia harto original se une un diseno de arte

espectacular que recuerda en gran medida a Blade runner

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La adaptación de Amazon lleva a cabo una revisión pausada de la obra

harto original se une un diseño de arte espectacular que recuerda en gran medida a Blade runner, presentando la ciudad de San Francisco de los sesenta como una sociedad anclada en un punto medio entre el pasado y el futuro, sin llegar a despegarse de la tradición pero con el lúgubre peso de la modernidad acechando. Es inevitable ver a uno de sus responsables, Ridley Scott, tomando esta decisión, ya que no es una necesidad intrínseca de la novela.

La puesta en escena, salvando esos exteriores deslumbrantes, también juega con la idea de deformidad

histórica, sin enclavar las situaciones en un punto temporal concreto, algo que sobre las páginas de Dick resulta determinante. Sin embargo, por momentos ese oscurantismo roza la obsesión por la clandestinidad. Tan preciosista quiere resultar la fotografía que, en ocasiones, no llega a fotografiar nada.

PERSONAJES VACÍOSAl margen de estética, el piloto de la serie transcurre pesadamente con respecto a su original. Los personajes principales de la obra están presentes, pero el drama está repartido de forma desigual, haciendo de los menores en la escritura imprescindibles

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en la pantalla. Una elección (presumiblemente comercial) que podría resultar positiva de acabar siendo el casting un acierto.

Dick no se afana en describir nimiedades del entorno tanto como hace de las antigüedades un macguffin especial con el que retratar el variopinto carácter de sus personajes y esa idea, clave fundamental de la obra, debe encontrar su cauce en la serie. Porque donde decepcionan piloto y novela es en la lectura filosófica que se espera de un trabajo así. Los dilemas morales de quienes siempre habían sido vistos como héroes ahora son

vencidos transitan más por el egoísmo y la individualidad que el existencialismo colectivo. La serie aún puede redirigir esa estructura simple de las relaciones entre sus personajes.

El hombre del castillo se plantea una pregunta única, auspiciada por un miedo que la sociedad siente lejano a pesar de su cercanía, que germina en una obra plagada de maravillas técnicas y pocas soluciones humanistas. Sin embargo, las luces de los detalles en los recuerdos de la Historia pueden alumbrar las sombras del individualismo. Al menos, la serie puede y debería hacerlo.||

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Con el estreno previsto de The man in the high castle para esta temporada, es buen momento de repasar algunos títulos seriéfilos que generaron hype antes de su estreno. Al-gunos respondieron o aumentaron su popula-ridad, pero otros fracasaron estrepitosamente en el intento. Queda claro que en pleno boom seriéfilo, los ingredientes de la obra ucrónica de Philip K. Dick The Man in the high cast-le (1962) eran lo suficientemente atractivos para adaptarlo al formato televisivo, y por su-puesto, generar hype.

Impulsadas en gran medida por Internet, es cierto que, cada vez más, las series nuevas son indispensables antes de su estreno. El acontecimiento televisivo que generó Perdi-dos fue brutal. El showrunner de J.J. Abrams fue una de la precursoras -o al menos de las más recordadas- en crear altas expectativas a la audiencia. Por lo distinto de la propuesta, y la intriga de saber que era la isla, el hype de Perdidos se convirtió en el mayor fenóme-no televisivo del momento. Mención aparte a su controvertido final, fue la serie que marcó

un antes y un después, principalmente, en el seguimiento de sus episodios online y en la popularidad de comentar y teorizar cada ca-pítulo emitido o disponible en la red.

Sirva de ejemplo la serie para incidir en la im-portancia que tiene cumplir con las expecta-tivas de los espectadores porque si no, des-pués son condenadas al cementerio de las series olvidadas. Dilapidadas en ese senti-do, FlashFoward, Alcatraz y Terranova, son ejemplos que generaron un auténtico fandom antes de su estreno, principalmente las dos primeras al promocionarse como sucesoras de Perdidos. Ya sea por su falta de calidad o su exagerada expectación, no acertaron en ser una apuesta segura en la pequeña pan-talla. Y es que por regla general sigue predo-minando encontrarse con las dos caras de la moneda. El yin y el yang del hype. Una ver-tiente alimentada por las primeras imágenes, rumores, tráilers, redes sociales, crean se-guidores antes de su estreno y se convierten en objeto de crítica en sus primeros capítulos (The following).

(hype)rbolefan

POR JUAN PABLO VICENTE

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Por otra parte, hay series que sorprenden, al inicio con poco ruido y terminan convirtiéndo-se en el hype de la temporada o de los años sucesivos. Dentro de esta categoría, la popu-lar Breaking bad o Hannibal encontraron mu-chos seguidores a medida que el boca a boca hizo su trabajo.

Sin embargo, hay muchas, como fue en su día Perdidos, que han sobrevivido al hype y son ahora imprescindibles para la audiencia. La serie de zombies basada en los cómics de Robert Kirkman The walking dead, es un fe-nómeno televisivo desde sus primeros com-pases. Su estreno casi simultáneo en 120 países fue el inicio de un acontecimiento fan que presume de ser la serie dramática más vista de la televisión por cable. Ahora, lejos de desgastarse, amplía su universo en la precue-la Fear the walking dead y muchos conteni-dos transmedia.

Otra de similares condiciones es Juego de tronos. Basada en la serie de novelas fan-tásticas Canción de hielo y fuego, del escri-

tor George R.R. Martin venía avalada por la portentosa HBO (Los Soprano, The wire) por lo que el hype era un hecho. A esperas de su sexta temporada, la historia centrada en las luchas dinásticas es aclamada por la crítica -además cuenta con 26 premios Emmy-, con-siderada como una de las mejores series de todos los tiempos, y popularmente conocidas por su apoteósica legión de fans.

Ahora no es extraño que, poco a poco, la te-levisión se haya (¡al fin!) atrevido a apostar, no solamente por crear buenos datos audien-cia, más bien por fomentar -en la medida de lo posible- una base de fans ansiosos por su serie favorita: auténticos fandoms del terror (American horror story), del misterio (Sher-lock, How to get away with murder), de lo po-licíaco (True detective), de la fantasía (Juego de tronos, Érase una vez), de los superhé-roes (Arrow, The flash), de la ciencia ficción (Fringe, Person of interest), e incluso, de los musicales (Glee).

Cuidado. El hype de las series es contagioso.||