Mu 09: Marxismo puro

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el periódico de lavaca octubre 07 / año 1 / número 9 Valor en kioscos $ 5 marxismo puro Estas elecciones demuestran que la política está en otra parte, y la izquierda también. Salimos a buscarla y la encontramos en plena transformación. ¿Dónde se genera el nuevo cambio social? Otra de nuestras conclusiones inesperadas: el humorista Diego Capusotto es un cuadro de Groucho Marx. Un mundo nuevo En Lugano, trescientas familias ocuparon un pre- dio abandonado. Rodeadas por la policía y ace- chadas por los punteros, construyen sus vidas con una mezcla de antiguas y novedosas tradiciones. Bifo, imperdible Por primera vez llega a Argentina este italiano, padre de la teoría del medioactivismo, creador de las experiencias más radicales y referente de las nuevas formas de pensar la comunicación. Música en libertad La experiencia de UMI, una organización de músicos que defiende la producción independiente y querelló a Telerman por “atentar contra la música en vivo”.

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Dónde queda la izquierda?: Las elecciones demuestran que la política está en otra parte, y la izquierda también. en plena transformación, ¿dónde se genera el cambio social? ¿cuáles son los nuevos desafíos? Compartimos estos interrogantes con quienes, desde la acción, nos ayudan a pensar qué significa ser de izquierda hoy. Raúl Godoy, obrero de Zanón y militante político, Luis Mattini, ex dirigente del ERP y ensayista político; Roberto Pianelli, integrante del cuerpo de delegados de subtes.

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el periódico de lavacaoctubre 07 / año 1 / número 9Valor en kioscos $ 5

marxismo puroEstas elecciones demuestran que la política está en otra parte, y la izquierda también. Salimos a buscarla y la encontramos en plenatransformación. ¿Dónde se genera el nuevo cambio social? Otra denuestras conclusiones inesperadas: el humorista Diego Capusotto esun cuadro de Groucho Marx.

Un mundo nuevoEn Lugano, trescientas familias ocuparon un pre-dio abandonado. Rodeadas por la policía y ace-chadas por los punteros, construyen sus vidas conuna mezcla de antiguas y novedosas tradiciones.

Bifo, imperdiblePor primera vez llega a Argentina este italiano,padre de la teoría del medioactivismo, creadorde las experiencias más radicales y referente delas nuevas formas de pensar la comunicación.

Música en libertadLa experiencia de UMI, una organización de músicos que defiende la producción independiente y querelló a Telerman por “atentar contra la música en vivo”.

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PARTIDOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES

Las elecciones demuestran que la política está en otra parte, y la izquierda también. En plena transformación, ¿dónde se genera el cambio social?, ¿cuáles son los nuevos desafíos? Compartimosestos interrogantes con quienes, desde la acción, nos ayudan a pensarqué significa ser de izquierda hoy.

¿Dónde quedala izquierda?

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tinto. “Claro, ver de qué nuevos modos sepuede organizar la gente, con toda unamovilización social, asambleas abiertas,pluralidad y una legitimidad que no exis-te en la política partidaria. Para mí lo so-cial –Gualeguaychú– puede ser más políti-co que lo político: Cristina, Carrió, laizquierda y demás”.

¿Qué hace Mattini? Es empleado, escri-tor, y autor de ensayos como Los perros,sobre la vida cotidiana de la guerrilla delos 70, y El encantamiento político sobre lasencrucijadas del presente. Le gustan lostangos que pasan en la Ideal.

El Talmud en el subte

l tema es que hay que bañar a Ci-ro. Se programó una conferenciade prensa a las 7 de la tarde de los

delegados de subterráneos en el HotelBauen. Están los canales de televisión, lasradios, hay clima de reivindicación y pe-lea contra la empresa Metrovías, cuya ofi-cina de Recursos Humanos cataloga a lostrabajadores poco dóciles como “terroris-tas” (mu número 5). Los delegados for-man una de las organizaciones sindicalesmás jugadas y exitosas: ya tienen los sala-rios más altos del país. Roberto Beto Pia-nelli sabe que la conferencia, o al menossu participación en ella, debe terminar atiempo para estar a las 8 de la noche en sucasa y bañar y darle de comer a su hijo Ci-ro, de un año, mientras su compañera va aestudiar periodismo. Pianelli forma partede uno de los partidos más poblados delsiglo xxi: el de ex militantes de organiza-ciones políticas. “Somos muchos los tros-cos que nos fuimos del mas (Movimientoal Socialismo) en los 90” me cuenta en elbaño, mientras Ciro chapotea con muñe-cos de plástico. “Yo me tuve que replante-ar todo, porque venía de la izquierda quese agarra de los elementos dogmáticos. Elgran problema es que abandonamos elTalmud (libro sagrado judío) y cada uno sepelea por ver quién quedó como el due-ño. Después uno dice: hay que defenderprincipios. ¿Pero cuáles son los principios?¿Estarán bien? Algunos sí: no ser delator,no venderse”.

Le digo que ésa es casi una cuestión demodales, Pianelli se ríe y Ciro nos salpica.“El asunto es que cuando te metés en elmovimiento real, te das cuenta de que losdogmas no existen, volvés a percibir elsentido común, el contacto con seres hu-manos normales, y aprendés a escuchar loque te dicen para modificar las cosas”.

No se trata, ni lejos, de una posicióndesideologizada. “Lo esencial es vencer ala clase enemiga que utiliza cualquier he-rramienta para seguir explotando y re-ventando a millones de personas lleván-dolas a la guerra y al hambre” dice, peroa la vez cree que “el gran problema paraun ideario socialista es romper con losdogmas. Creerse que estamos en 1917 esuna estupidez. Si no das respuestas alpresente, te morís”. Y en ese punto, enesa salida al mundo real, Pianelli cuentaque descubrió algo que no había percibi-do en lo que llama “la secta” (la militan-cia partidaria): “Plantear que la burocra-cia sindical es una losa que tienen quequebrar los trabajadores que tienen quetomar el poder, hacer la revolución ycambiar el sistema es una idiotez absolu-ta. Si vas a elecciones libres te ganan losburócratas. El problema es otro, el proble-ma es que hoy los trabajadores no quie-ren cambiar el sistema”.

Para colmo, Pianelli tampoco digiere laidea del “determinismo histórico” (quedurante todo el siglo xx compartieron laizquierda y la derecha) según la cual ine-xorablemente uno de estos días se produ-cirá la revolución. “No papá: eso ya fuerevisado, podés ir a la revolución o a unabarbarie total. No hay nada que te indi-que ninguna cosa inexorable”. ¿Y qué sig-nifica todo esto en términos prácticos,cuando se conduce un gremio del núcleocombativo? “Que tenés que aprender a es-cuchar, a hablar con la gente. Hablar del

lo consigue, y luego realiza una transfor-mación radical de la sociedad. Para Luis,con la caída de los países comunistas esahistoria está enterrada. “Creo que hay quemirar a los movimientos sociales más quea los partidos para tratar de entender ahíqué es lo que hay de transformador y re-volucionario”. Según esta percepción, enesas experiencias está la clave de transfor-maciones que finalmente derivarán en uncambio de las formas de poder, aunquenadie sabe bien cuándo ni en qué térmi-nos. Lo nuevo está constituido por formasmás libres y horizontales de organización(frente a las verticales y más encuadradasde los partidos políticos), más asamblea-rias y abiertas, menos doctrinarias, perotambién más inciertas (confesiones de pri-mavera: eso de tener un pensamiento li-bre, crítico y creativo sobre la propia viday el mundo es mucho más fácil de propo-ner que de ejercitar. Un buen dogma sue-le cumplir funciones ansiolíticas).

Se trataría entonces de lo siguiente:más que pensar en la revolución como unartefacto futuro a partir del cual se cam-biará el mundo, tomar el presente como elmomento de las transformaciones de losmodos de relación entre las personas, quepueden ir experimentándose ya, y queacaso tengan el adn de una transforma-ción de la sociedad.

Economía y política

ntonces, ¿qué es lo que hay quemirar para entender por dóndepuede pasar un proceso transfor-

mador? Luis postula las fábricas recupe-radas y Gualeguaychú. ¿Por qué? “En uncaso el tema es económico. Yo creo queuna ruptura con el capitalismo es la de laexplotación salarial. Las sociedades so-cialistas se pensaron al revés, asalarian-do a todo el mundo con un gran patrónque era el Estado. No sé cómo puede seresto en términos prácticos, pero al me-nos las fábricas sin patrón son una fuen-te para experimentar otros modos de re-lación, algunas tienen sistemas salarialesclásicos, pero en otras hay que investigarcómo funciona el concepto de ingreso,de ganancia, de un modo que en algunoscasos, no en todos, me parece más cerca-no al comunismo que al capitalismo. Lodigo porque en algunos casos se da aque-llo de a cada cual según su necesidad quehabía planteado Marx. Lo que digo esque al menos son experiencias donde es-tudiar cómo funcionan o no estas hipóte-sis”. Lo llamativo es que la mayoría delos trabajadores de estas fábricas no sereconocen como izquierdistas, marxistasni mucho menos, aunque llevaron ade-lante luchas de una radicalidad tremendapara evitar la desocupación. Otra vez,conviene mirar lo que se hace, más quelo que se dice.

¿Y Gualeguaychú? “Eso lo veo comocuestión política. Tampoco digo que sea laRevolución Rusa pero, ¿cómo una pobla-ción logra condicionar la política exteriorde dos países? ¿Cómo se organizaron? Yopuedo meter en la bolsa los errores del go-bierno, la cooptación de figuras o lo quesea, pero ahí me parece que hay mecanis-mos de relaciones totalmente novedosos.La asamblea, la democracia más directa, lafalta de dirigentes” (o al revés, como todosson de algún modo dirigentes y partici-pantes, no hacen falta caudillos).

Gualeguaychú refleja además todauna crisis del sistema representativo, si sesigue este razonamiento. “Cuando se leeel artículo 22 de la Constitución, eso deque el pueblo no delibera ni gobierna si-no a través de los representantes... esa ex-presión es clave. En el parlamento, el club,el sindicato, el partido de izquierda, el re-presentante va en representación de losrepresentados, pero decide por las suyas.El sistema representativo, entonces, anulala democracia, y la opinión sobre los re-presentantes aparece apenas uno charlacon cualquiera por la calle”. Gualeguay-chú sería entonces un ensayo de algo dis-

y comen galletitas fabricadas también porobreros”. La cuestión se resolverá a travésde la lucha de clases “y frente a eso te en-contrás con las burocracias sindicales o elcáncer de la conciliación de clases expre-sada por el peronismo desde hace años,con Menem, Duhalde, Kirchner, Cristina,todos atravesados por esa idea. Y encima,hasta el discurso populista se acaba cuan-do van a Naciones Unidas o a la Bolsa deWall Street a tocar la campanita”.

Milanesas y granos

sí habla Godoy. Pero, ¿qué es loque hace? Lo conocí en el come-dor de Zanón, y vino a servirnos

milanesas con papas fritas a mí y a variostrabajadores de la fábrica (tal vez esto nole importe a nadie, pero he visto a tantoimbécil con ínfulas de ser servido, y hevisto tanto lo que eso significa luego entérminos prácticos, que aquella milanesame quedó grabada). Pertenece al pts perotambién a la asamblea de Zanón. Uno delos obreros me dijo: “Mirá, él hablará consu partido y después viene a la asamblea.Yo hablo con mi señora y después vengo ala asamblea. Y en la asamblea vemos en-tre todos qué decidimos”. Al menos que-da planteado un estilo de relación quemucha gente de Neuquén le atribuye aGodoy más que al partido, aunque él digaque la cosa es al revés. Zanón y los cera-mistas hacen trabajar la enorme fábrica,pero destinan siempre algún tiempo a quealgunos de ellos estén en la calle. La admi-nistración Sobisch, los crímenes como losde Fuentealba, las luchas docentes y detantos sectores de la sociedad neuquinason una fuente de movilización perpetua,de la que ha surgido la Coordinadora delAlto Valle. ¿Qué representa Zanón misma?Godoy: “La fábrica es un granito de mues-tra de que sin patrón los trabajadores po-demos producir”. Tal vez se podría pensarque cada fábrica sin patrón, cada una delas empresas recuperadas, es una pequeñarevolución donde los trabajadores, en lapráctica, se hicieron cargo de la produc-ción, mientras toman decisiones en asam-blea. Particularmente en Zanón empal-man eso con la salida hacia la comunidadcon sus trabajos para escuelas y hospita-les, y hacia la calle frente a cada conflicto.

De las armas a dos ideas

Yo veo dos cosas a tener en cuen-ta para pensar en un conceptonuevo de izquierda. En lo econó-

mico, las fábricas recuperadas. Y en lo po-lítico, experiencias como Gualeguaychú”dice Luis Mattini tomando un café en laconfitería Ideal.

Fue uno de los inspiradores y conduc-tores del Partido Revolucionario de losTrabajadores (prt) y de su rama armada,el Ejército Revolucionario del Pueblo(erp). En realidad se llama Arnold Kremer,pero es infinitamente más conocido porsu viejo nombre de guerra (Luis por admi-ración a Beethoven, Mattini como versiónitalianizada del apodo que le pusieron detanto tomar mate). No se puede negar queen términos de pensar la toma del podery una revolución, él y sus compañerosfueron al menos explícitos: partido y lu-cha armada. No reniega de nada de lo he-cho, aunque no le esquiva a criticarlo afondo. Pero cree que cambiaron la época yel mundo, y aquellos instrumentos, perosobre todo aquellos modos de pensar,quedaron para el museo.

Mattini postula que todos los intentosde enfrentar al capitalismo son rescata-bles, que Marx sigue siendo imbatible ensu análisis del sistema económico, que es-tá más vigente que nunca el fetichismo dela mercancía (la sociedad dominada por elmercado, como pueden confirmarlo entreotros los que miran televisión).

Pero ya no espera que la revoluciónvenga de la idea de un partido que luchapor el poder (ni electoral ni militarmente),

l chico tiene 16, la chica 17, es-tán en la puerta de un cole-gio. Sonríen ante la consulta,y contestan con una naturali-dad asombrosa.

–Izquierda es una palabra que no megusta. Es confusa –dice él acomodándosela mochila.

–Lo que yo sé bien es qué es la derecha.Y estoy en contra –agrega la chica de rulos.

Son dos ideas más claras que muchasde las que se encuentran en los 27 millo-nes de páginas sobre la izquierda que losbuscadores de Internet detectan en 0,13 se-gundos. O las que describen montañas delibros. Cada uno de esos textos puede re-sultar maravilloso, imbécil, fundamental onulo –y será más estimulante buscar siem-pre los maravillosos– pero ahora choco conesas sonrisas a las que les respondo conpalabras agudas, esdrújulas y, sobre todo,graves: revolución, organización, resistencia,compromiso...

–Ya sé, obvio. El asunto es: ¿qué signifi-ca todo eso en la práctica? –me dicen conuna mirada demasiado limpia, y entran alcolegio.

Un apellido para la izquierda

n militante de uno de los más em-blemáticos partidos de la izquier-da argentina, que ha estado en

contacto con cantidad de jóvenes sub 20que pertenecen a movimientos como elde Cromañón, me dice: “Yo jamás les diríaa estos chicos que entren a un partido po-lítico”. ¿Por qué? “Lo harían estallar. Unpartido no soporta a jóvenes con pensa-miento propio, críticos. Estos pibes son larebeldía. ¿Para qué se van a meter en unpartido que va a tratar de encorsetarlos?”No lo nombro por temor a que sea exco-mulgado de su organización (todo un sín-toma del estado de las cosas). Me dice queya no le sirve que alguien le diga que esde izquierda. “Se lo he escuchado a tantagente que después hace todo lo contrario,que ahora prefiero no guiarme por lo quela gente supuestamente es, sino por lo queestá haciendo”.

Si es así, me pregunto qué es lo que ha-ce él mismo. Lo he visto siempre –siem-pre– en la calle, y eso que caminar no leresulta demasiado sencillo. Pero como porun milagro lo he visto correr, para protegera esos chicos cuando han tenido roundscon la policía. “Ya aprendí a seguirlos, a irdetrás de ellos” me cuenta con una sonri-sa, y me está diciendo demasiado. Lo hevisto desolado frente a la esclerosis de supropio partido, al que no renuncia casipor modales, después de tanto tiempo,aunque sigue decidido a que su vidatranscurra más por la calles que por loscomités. Siguiendo a los chicos.

Raúl Godoy, militante del trostkista Par-tido de los Trabajadores Socialistas, les di-ce estas cosas a los jóvenes con los quehabla: “Les explico que nos están matan-do, que con este sistema no tenemos futu-ro. Lo único que hay y va a seguir habien-do es guerra y explotación. Hay quecambiar la sociedad de raíz”. Raúl es tra-bajador de Zanón, la fábrica sin patrón deNeuquén que acaba de cumplir 6 años deautogestión obrera, y secretario del Sindi-cato Ceramista de la provincia. Cree queparte de la confusión referida a la izquier-da es porque le hace falta un apellido. “Pa-ra mí todo se aclara si hablamos de clase,de izquierda clasista”. ¿Qué quiere decireso en términos prácticos? “Que de todaslas cosas que hay que redefinir, la primeraes la voluntad de los marxistas de volver ala clase obrera como sujeto de la revolu-ción”. Godoy va a las fuentes de la izquier-da: la revolución sólo será posible a travésde la toma del poder por parte de un par-tido o un frente que sea conducido por laclase trabajadora. Cree que demasiados te-óricos dieron por muerto al proletariadocon teorías como la del fin del trabajo,“mientras viajan en trenes manejados portrabajadores, hablan por teléfonos de em-presas que funcionan por los trabajadores,

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mentación es reflejo de la atomizaciónen la clase obrera, en los sindicatos yhasta en los movimientos de desocupa-dos. Así no puede haber un movimientoclasista rozagante”. Defiende además alos partidos de izquierda: “Creo que hayque valorarlos de forma más abierta, sinprejuicios, porque son una herramientafundamental. Que haya gente que seagrupe para grandes ideas y proyectos eslo que falta. Si no, el que se vayan todostermina en que se quedan todos losmonstruos. También es cierto que la iz-quierda ha sido perseguida, asesinada,golpeada, y muchas veces todo eso hacesurgir rasgos sectarios. Pero la norma enel sistema es la represión, y muchas ve-ces sin querer se reproduce eso, y a mu-cha gente le jode más un tipo de izquier-da que uno de derecha”. Hay zonas de laizquierda a las que califica como “opor-tunistas”. “Ponen una colateral piquetera,manejan planes sociales. Se adaptan yno hay una voluntad de ir a la clase”. Pa-ra Godoy, al margen de todo esto, la peoropción es no participar en lo electoral:“Si no votás terminás soportando gobier-nos que siguen siendo totalmente pode-rosos, no les minimizás el poder. En Esta-dos Unidos vota el 40% de la gente y notienen para nada el poder disminuido”.¿Y cómo se para en esta dicotomía queparece surgir entre los partidos como es-tructura, y los movimientos sociales? Go-doy: “Ya en el año 2001 nos sentíamosparte de los movimientos antiglobales. Sino existiera eso, no duraríamos muchotiempo. Zanón duró porque hubo un2001, asambleas, movimientos sociales.Si no, olvidate. Lo que discutimos es có-mo organizar la sociedad con los trabaja-dores manejando los medios de produc-ción, pero con todo el pueblo”.

Buscando la vuelta

steban es uno de los estudiantesdel colegio Mariano Acosta, la es-cuela que ha pasado los últimos

años en conflicto en el cual toda la comu-nidad educativa dio batalla para que loschicos puedan tener clases, mientras eledificio amenazaba derrumbarse y lasobras de refacción se transformaban enobras de corrupción. Me dice: “Algo no en-caja. Tenés 20 partidos de izquierda y sematan entre ellos”. Me comenta que, paraexplicar lo que piensa, prefiere no dar de-finiciones sino descripciones: “Nosotrostenemos un Centro de Estudiantes que esuna forma distinta de hacer política, aun-que no hacemos política de los partidos,¿no? Nos reunimos entre todos, no haypresidente ni jerarquías ni jefes, y todoslos estudiantes son parte del centro. Tene-mos delegados de los cursos, y todo se re-suelve en asambleas por cursos, o de todoel colegio”. ¿Y los partidos? “Está buenotener algunos militantes porque puedentraer información que no conocés. El temaes para qué lo hacen. Si para que no senos caigan los techos encima, o para ganarellos dos militantes más. Pero bueno, yanos conocemos”. ¿Por qué hicieron uncentro horizontal en lugar de uno vertical?“Porque no queremos copiar los errores dela sociedad” me dice muy serio, y me leeun fundamento del centro: “Si queremoscambiar nuestra realidad no podemosimitar la organización de quienes la quie-ren mantener”.

Más allá de las palabras, ¿qué hacen?“Y... este año hicimos cortes de calle, ro-deamos la escuela, reuniones con todoslos funcionarios todo el tiempo, más de30 marchas. Si no salíamos a la calle apelear, nos cocinaban. Al final recupera-mos el edificio”. De tanta experiencia haextraído algunas impresiones. “Esto quehay en el país no es una democracia. Esuna especie de democracia. Democraciaes que todos decidan y participen. Noso-tros lo podemos hacer porque la escuelaes un lugar chico. Pero en un país no sécómo se hace. Capaz que hay que bus-carle la vuelta”.

tiempo libre, de la cultura, de estar con lafamilia, de disfrutar, es absolutamente re-volucionario en una sociedad que tequiere hacer laburar 14 horas por día”. Ci-ro patalea divertido sobre la cama mien-tras Pianelli lo seca.

El cuerpo de delegados tiene un meca-nismo asambleario y democrático de tomade decisiones. ¿Eso es izquierda? Pianelliadmite la posibilidad, pero no vende buzo-nes. “Yo me he replanteado el problema dela democracia en los sindicatos. No nos en-gañemos”. Ejemplo: entre las famosas con-quistas de los trabajadores hace 60 años, fi-guraba la jornada de ocho horas. “Si hacéscumplir eso, es revolucionario. Pero si losometés a votación, capaz que te sale encontra por el miedo de la gente a perder eltrabajo”. Me confiesa que si la pelea porlos guardas que dieron en el subte hubiesesido sometida a votación, habrían perdido9 a 1. “Entonces el terror patronal se puedeterminar imponiendo por métodos demo-cráticos. Hay gremios donde con la forma-lidad democrática hicieron desastres”. Mecuenta el caso del smata, donde los sindi-calistas aparecían diciendo “quieren echara 1.000 compañeros pero hemos luchadopara que les paguen el 40% de indemniza-ción y queden como reserva de puestos detrabajo”. La votación terminaba siendo poresta moción, y no por la de rechazar losdespidos. “Yo creo que la democracia es uninstrumento, pero no para aceptar cual-quier cosa”.

Pero entonces, ¿dónde está la izquier-da? Ya en la cocina, Pianelli mira de reojoel noticiero, mientras prepara una ham-burguesa para Ciro: “La actitud de izquier-da para mí es saber que si uno piensa enMarx, estás hablando de un movimientopolítico social, no de una ciencia. No esun partido. Es mirar el antagonismo socialy tratar de tener una actitud modificadorapara ver qué se puede hacer para cambiaresa relación social existente en el régimencapitalista”.

Átomos y mundos ficticios

a se sabe qué significa para Matti-ni la cuestión del sistema repre-sentativo. “Lo que pasa es que por

una serie de cuestiones burocráticas mequedó la ciudadanía sueca, y te confiesoque no he hecho nada por quedar habili-tado para votar” cuenta. Nada de lo quepase el 28 de octubre parece sacudirlo de-masiado. “No soy sólo yo, se nota unaenorme falta de interés” dice. Da parapensar algo que decían las chicas que sereunieron con Osvaldo Bayer (y que sepuede leer en la nota que está al lado): lasensación de la votación como obligaciónmás que como elección. Para colmo la ideadel voto útil del que quisiera votar por laizquierda, estalla contra la cantidad de op-ciones que aparecen. ¿Por qué pasa eso?Pianelli (que va a votar por algún partidode izquierda, pero no anda con un espírituapasionado al respecto) cree que el origende estas fragmentaciones es “el mundo fic-ticio de los militantes”. En cambio RaúlGodoy cree que es un reflejo de la “atomi-zación de la clase obrera”.

Pianelli: “Si yo soy dogmático, la reali-dad es hostil porque las cosas no se amol-dan exactamente a lo que yo quiero. Elmilitante se mete en su mundo ficticio, enla secta donde está cómodo. Claro, en unaasamblea se topa con gente normal, conprejuicios, que le discute. Pero los del par-tido son todos bárbaros, progresistas, mar-villosos, empiezan a tener parejas entreellos, amigos, y todo gira en el grupo”. Elsiguiente problema, describe Pianelli, senota en muchas situaciones: “La secta es-conde la desconfianza en los demás acto-res sociales, y sólo confía en sí misma, poreso se fragmenta todo. Una vez escuchéque un tipo trotskista decía: ´si el mas(que también es trosco) llega al poder, mesuicido´. Yo pensé: este tipo no quiere unasociedad mejor, sino tener razón en la in-terna. Este no sirve para nada”.

Godoy, y lo electoral: “Para mí la frag-

Toni Negri ataca de nuevo. Esta vez, claramente. Como afirma Gianni Vat-timo en un artículo del diario italiano La Stampa: “Leyendo las conversa-ciones de Negri con Raf Valvola Scelsi –autor, entre otras cosas, de unaantología de textos políticos titulada Cyberpunk– nos damos cuenta decuán útil es para la comprensión, e incluso para la capacidad persuasivade las ideas de Negri, la colaboración de alguien que lo escuche y que loayude a resumirlas y aclararlas”. Vattimo logra con esta frase una síntesisinsuperable de Goodbye Mr. Socialism, la crisis de la izquierda y los nue-vos movimientos revolucionarios, el libro en el que Negri explica lo quequiso decir en su monumental Imperio. “Tenemos que lidiar con unaizquierda inmune a toda esperanza de renovación y neutralizada, en lapráctica y en la teoría, ante cualquier cosa que tenga que ver con lalucha subversiva”, propone Negri al iniciar esta recorrida por su visiónsobre el estado de las cosas, de la época y del sistema.

Éstos son algunos de sus conceptos:

“La Unión Soviética cometió el más espantoso acto de masoquismo polí-tico realizado por país alguno. Yo no creo en la libertad como un dere-cho descarnado; sí creo, en cambio, en la libertad como fuerza producti-va. Es ahí donde la Unión Soviética cayó, y el socialismo como gestióncolectiva del capital vino a menos; es ahí donde podemos identificar laprimera cuña que muchos años después hará caer el Muro de Berlín”.

“Existe una total incapacidad de construir instrumentos democráticos degestión y autogestión, de modos más o menos articulados y sofisticados,para el mantenimiento y el desarrollo de los bienes comunes, en unmomento en que el concepto y la experiencia de lo común vuelven a sercentrales”.

“Cuando hablo de lo común, a veces prefiero decir bienes comunes enplural, porque en singular se corre el riesgo de rozar una idea católica,orgánica, que se desvanece en la teología y en valores naturales osobrenaturales preexistentes. No se trata de nada de todo esto, sino deconstrucciones comunes fundamentales para la productividad del siste-ma, cosas de las que o se apropia el capitalismo o son utilizadas direc-tamente por las comunidades. Hoy una ciudad es en sí misma una fuen-te de producción: el territorio organizado, habitado, caminado ha llega-do a ser productivo como antes lo era la tierra trabajada”.

“Cuando se dice ‘bien común’, se habla de algo que ya es biopolítico, esdecir, que en las metrópolis existe integración entre corporeidad y políti-ca, un conjunto de relaciones que han sido construidas y son consciente-mente renovadas en los procesos de vida común. Se trata de un ele-mento central en nuestra apreciación cotidiana de la vida, pero sonargumentos que la izquierda no quiere entender”.

“El socialismo confundió lo común con lo público, lo redujo a propiedaddel Estado, o al servicio del Estado. El proyecto y la definición de locomún consisten, en cambio, en superar tanto el concepto de lo privadocomo el de lo público, sobrepasando las dos categorías dentro de unagestión común: es el todos juntos, y esto no es una utopía”.

“La izquierda tiene el esqueleto del capitalismo en su armario, nacidacomo nació de una interpretación objetiva y determinista de El capital,de Marx. Los dirigentes de la izquierda desearían ser empresarios, y alno poder serlo como particulares se dedican al sector público, comoempresarios estatales. Profundizando más, éstos nunca han entendidoque el capital es el concepto de una relación, de una lucha. O peor aun,si lo han entendido, han decidido estar de una parte, de la parte de losque mandan”.

“La explotación puede definirse esencialmente hoy, desde una ópticateórica, como apropiación capitalista de la fuerza cooperativa que lassingularidades del trabajo cognitivo realizan en el proceso social. Ya noes el capital el que organiza el trabajo, sino que el trabajo se organizapor sí mismo; y el capital le arrebata su potencia subjetiva. Desde laperspectiva política, la izquierda no entiende la ruptura fundamentalque es cultural y económica, y que entra en el nexo biopolítico de lanueva fuerza trabajo en relación con la organización capitalista de lasociedad. La izquierda solo consigue imaginar una toma del poder, esdecir, colocarse en el lugar de los capitalistas para gestionar la reali-dad del desarrollo económico”.

“La izquierda no ha entendido que ser ‘izquierda’ significa ser un partidode movimientos”.

“Con su elegancia y su cinismo intelectual, los liberales argentinos, Bor-ges y todos los demás, ocultaron operaciones represivas dignas del Pol-Pot. No se dieron cuenta de la gente que era torturada, masacrada yluego lanzada desde los aviones al mar... También ellos, esos intelec-tuales hipócritas y traidores, encubrieron las adopciones de los niñoshijos de los militantes de izquierda. Basta...Es extraña Argentina. Cuandopreguntaba de dónde provenía esa ferocidad y esas explosiones de locacrueldad (subrayando que la sociedad argentina no es una sociedadracista como la estadounidense), nadie me sabía responder. Se trató enrealidad de una expresión de la lucha de clases. Viejo militante de estetipo de lucha, no creo, sin embargo, que fuera posible impulsarla a talnivel de odio. Probablemente hoy, gracias a la acción de las Madres dePlaza de Mayo, la humanidad entera tendrá alivio y quizá reparos antela repetición de esta odiosa violencia.”

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anulás el voto, o ni vas. Bayer: Yo veo lo que pasó con la dicta-dura, con la crueldad, con los crímenes,y lo único con lo que me conformo escon llegar a la conclusión de que todostenemos que ser partícipes de la demo-cracia. No conformarnos con votar, si-no que ante cualquier problema quenos afecte y afecte al pueblo, y a los ni-ños principalmente, o frente a la injus-ticia, hay que salir a la calle.

Más que cualquier edificio, la calle es el lugarde la democracia.

Bayer: Sí, y lo he discutido con queridosamigos de la guerrilla incluso. El cami-no es el de sindicalistas como (Agustín)Tosco que salió a la calle con los obre-ros y así hizo el Cordobazo. No se ence-rró en un bosque a hacer la guerrilla.La cuestión es decir la opinión, sentirseprotagonista y hacer hoy las cosas quetenemos que hacer. Ana: La pregunta era por lo que hoy nospuede resultar más fuerte, dónde aposta-ríamos, y yo apuesto a cualquier espaciodonde haya democracia directa, horizon-talidad, ganas de participar. Empezás uncamino que de otro modo es imposible,esperando a que alguien venga a decirtequé hacer y cómo pensar. Lo bueno aho-ra sería ir articulando esos espacios. Quecada uno no se quede en su propio pro-blema, sino que nosotros sepamos quepodemos apoyar a una asamblea, a unaescuela, a otras luchas. Florencia: En Cromañón éramos unmontón de familias y personas diferen-tes, sin cosas en común, envueltos en lamisma masacre pero a partir de esas di-ferencias pudimos buscar lo que nosunía. Se puede hacer. Bayer: Claro. La historia te muestra quelos pueblos son capaces de movilizarlas cosas, y después los traicionan. Hayque aprender de eso para hacer una de-mocracia en serio, sin burocracia ni au-toritarismos.

Fin de la charla. Bayer sale a una rotisería abuscarse el almuerzo. Las chicas van a to-mar un café, para charlar algo sobre el futu-ro: mañana tocan Los que nunca callarán.

que tiene cosas positivas y negativas,pero uno sabe que después de Cristinavuelve el otro. Eso es autoritarismo... Florencia: Por eso política es una malapalabra para tanta gente. Bayer: Se compran votos y adhesionescomo en la época de los conservadores.Y del otro lado, tenés un país que se dael lujo de tener presos políticos porromper vidrios en la Casa de Neuquén,mientras Sobisch, que dio la orden dereprimir a los maestros cuando termi-naron matando a Carlos Fuentealba,no sólo anda libre y sonriente, sino quees candidato. Tampoco escuché a losintelectuales peronistas del gobiernohablando de la represión en Salta a losmaestros, por parte del gobernador Ro-mero, con gases y balas de goma: máxi-ma cobardía. Ana: El Estado busca mantener el ordencada vez más violentamente. A cual-quiera que sale con una expresión dedesagrado, le mandan la policía. Lo delvoto que decías, yo ya no lo veo comouna expresión de nada, sino como unaobligación y un desinterés. Victoria: Es cierto, para nosotras con elvoto no se gana nada. Vamos porque esuna obligación, pero sabiendo que nohay reales opciones. Capaz que votásun partido de izquierda por no votar alos otros. O capaz que directamente

OSVALDO BAYER Y LAS CHICAS DE CROMAÑÓN

Encuentro cercanoLa invitación era simple: conocerse y conversar. El joven espíritu de este intelectualque es un símbolo del pensamiento libre y comprometido con la solidaridad y laveterana experiencia de tres chicas que ya aprendieron a pelear por la vida.

a casa de Osvaldo Bayer pa-rece una feria del libro, aun-que los suyos son más bellosy ninguno merecería ese des-tino de adorno. Duerme al-

bergado por miles de volúmenes, inclu-yendo una estantería entera dedicada alanarquismo, y casi furtivamente memuestra una gran foto en blanco y negro.“Me despierto mirándola”. La foto es deMarlene Dietritch, y explica por qué a al-gunas mujeres cabe definirlas como dio-sas. Bayer cumplirá 81 años en febrero, ytoda esa vida ha estado dedicada a lascausas que normalmente se llaman de iz-quierda. Luchas obreras, campesinas, pre-sos políticos, derechos humanos, pueblosoriginarios y un hábito levemente extrava-gante: la coherencia. Su obra más célebreha sido La Patagonia rebelde aunque eltiempo acaso termine por demostrar quesu obra más célebre ha sido su propia vi-da. Varios meses al año los pasa en Ale-mania, de donde ha venido a visitarlo unanieta que está aprendiendo castellano.

Florencia, Victoria y Ana no son diosas,afortunadamente. Son chicas que ya lehan visto la cara a la muerte el 30 de di-ciembre de 2004, en un país llamado Re-pública de Cromañón, que tanto tiene encomún con un boliche llamado RepúblicaArgentina. Le vieron la cara, y decidieronapostar por la vida. No les gusta que les

digan sobrevivientes, sienten que es unacarga espesa. No les gusta tampoco el lu-gar de víctimas, y participan en una mur-ga, cuyo nombre es un postulado: Los quenunca callarán.

La reunión está planteada para que con-versen sobre un enigma llamado actualidad.

Bayer: Si me dejan empezar, yo vi comouna esperanza a las asambleas popula-res y barriales después de 2001. Esa de-mocracia, esa participación. Por ahí vila salida, después de tener diversas ex-periencias de izquierda.

Hoy las asambleas están en Gualeguaychú,La Rioja, Cromañón, Esquel...

Ana: La gente participa en hacer esasexperiencias. En cambio, los gruposque ya están armados como partidosno te dejan sentirte parte de algo quevos misma estás creando. Bayer: Y hacés democracia de ese mo-do. Porque esto que tenemos hoy no esdemocracia. Esto de elegir una lista conun eslogan, sin ninguna propuesta real.¿Para qué elegimos? Tenemos que de-mocratizar a la democracia, nadie ten-dría que volver a ocupar un cargo queya ocupó. Miren, es la segunda vez enla historia que un presidente designa asu mujer para sucederlo. Ya pasó en Fi-lipinas con Marcos. ¿Se acuerdan? Peroera un dictador. No quiero aparecer co-mo antikirchnerista, podría analizar

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Páginas de guarda

de documentación’”. Así nació el Cedinci.Tarcus y una decena de interesados –al-

gunos ex militantes, otros jóvenes movili-zados que no encontraban identificacio-nes partidarias– alquilaron una casa enSarmiento al 3400, compraron anaquelesa una librería que cerraba y comenzaron aacondicionar el lugar. “Nosotros serrucha-mos para adaptar las estanterías, revoca-mos, pintamos –se ufana el historiador–.Aprendí a hacer lo que nunca había hechoen mi vida: me convertí en albañil, pintor,carpintero. Laburamos dos meses y abri-mos en abril del 98. Cuando le pagamos aChernikoff 7.000 pesos, dio por canceladala deuda”.

El mismo día en que el Cedinci abriósus puertas al público, recibió la primeradonación. Una mujer llevó la coleccióncompleta de Historia del Socialismo. Desdeentonces, un promedio de dos donacionessemanales incrementan el acervo del Cen-tro. Viejos anarquistas, trotskistas, socialis-tas y peronistas aportaron sus bibliotecas.Las nietas de José Ingenieros donaron to-do su archivo personal, incluidas cartas ydocumentos redactados de puño y letrapor uno de los principales inspiradores dela Reforma Univesitaria del 18. Las nietasdel dirigente socialista Juan Antonio Sola-ri donaron todo el material que poseía suabuelo, incluido el patrimonio de NicolásRepetto. Lo mismo hicieron el sobrino deEnrique Dickman y los hijos del comunis-ta Fernando Nadra. El anarquista GregorioRabin cedió actas, papeles y correspon-dencia de las organizaciones judías anti-fascistas de la década del 30. Y los discípu-los del filósofo y crítico de arte HéctorRaurich entregaron su biblioteca, com-puesta por 5.000 volúmenes.

Sin embargo, el material más impresio-nante que llegó al Cedinci fue redactadopor los represores de la última dictaduramilitar. Eran unos cuadernillos dedicadosa diferentes organizaciones revoluciona-rias cuyas páginas contenían las fotos delos desaparecidos –las últimas que les to-maron en vida– y sus declaraciones extra-ídas bajo torturas. Llegaron traspapeladosjunto a ejemplares de Evita Montonera. Losmilitares –detalla el historiador– editabansolo 45 copias numeradas de cada ejem-plar y las distribuían entre los altos man-dos. “Cuando los vi, se me puso la piel degallina”, confiesa Tarcus en el mismo ins-tante que el paso de un tren hace cimbrarla pinotea de la vieja casona. “El donanteque los trajo –completa– no tenía ni ideade qué se trataba. Lo había conseguidoporque su hermana salía con un militar alque las Fuerzas Armadas le habían enco-mendado alquilar un local en una galeríadel oeste bonaerense para usar como de-pósito de documentos. Un día, parece, eltipo se lo dio: ‘A vos que te gustan las co-sas de izquierda, a lo mejor te interesa es-to’, le dijo”.

Después de un cónclave con represen-tantes de distintos organismos defensoresde los derechos humanos, el Cedinci deci-dió entregar las publicaciones –que conte-nían testimonios de militantes del GrupoObrero Revolucionario, del Partido Comu-nista Marxista Leninista y Montoneros– aAbuelas de Plaza de Mayo, el Centro deEstudios Legales y Sociales y el Equipo deAntropología Forense. “Entendimos queera un material especial. La filosofía delCedinci es que cualquiera pueda consultartodo el material, rápidamente. Y estos do-cumentos son muy especiales por las cir-cunstancias en que fueron obtenidos. Losorganismos tienen una sensibilidad parti-cular para evaluar quién puede utilizarlocon fines nobles y quién no”.

El Cedinci también aportó documenta-ción para distintas causas judiciales que seles siguen a represores de la pasada dicta-dura, entre ellas la famosa causa esma.Además, muchos hijos de desaparecidosse acercan a consultar publicaciones de lasorganizaciones en las que militaron suspadres para ahondar un poco más en suhistoria. Sin embargo, los mayores usua-rios del archivo son tesistas de diferentescarreras y lugares de Argentina y el mun-

de discusión. Por eso, decidí quedarmecon libros y revistas que mucha gente –porcierto más razonable que yo– abandonabaen esos años”, recuerda el autor del Dic-cionario Biográfico de la Izquierda Argenti-na, de reciente aparición.

Tarcus acumulaba todo el material queleía, excepto el de Montoneros y ERP.“Ésos los destruía enseguida, si no ya erademasiada irresponsabilidad”, reconocemientras comienza a dibujar rectángulosgigantes con sus brazos. Así, dice, era el ta-maño que tenían los bolsos donde, unbuen día, decidió guardar buena parte desu bibliografía para enterrarla en la quintaque los padres de un amigo tenían en Itu-zaingó, en el oeste de la provincia de Bue-nos Aires. Allí pernoctó la colección du-rante cuatro años, hasta que en 1980decidió exhumarla. “Todavía –admite– noera un buen año para desenterrar nada”.

Ya en los albores democráticos, con lavuelta de muchos exiliados, Tarcus –queya comenzaba a ser reconocido como unhistoriador especializado en la izquierda–completó sus colecciones: intelectuales co-mo José Aricó, Juan Carlos Portantiero,Carlos Brocato y José Luis Mangieri le ob-sequiaron sus hemerotecas. Pero la clavedel origen del Cedinci tal vez haya quebuscarla en El marxismo olvidado en la Ar-gentina, el libro que el historiador publicóa mediados de los 90. “Cada vez que en-trevistaba a alguien para ese trabajo y lepreguntaba por algún documento, me de-cía que debía buscar en el archivo de JoséPaniale, un ignoto militante trotskista. Paramí era un misterio, porque nadie sabía có-mo encontrarlo y el tipo no aparecía enningún libro. Llegué a pensar que se trata-ba de un mito”, explica. El que reveló elsecreto fue el sociólogo Juan José Sebrelli.“El archivo de Paniale lo tiene Saúl Cher-nikoff, el dueño de Marymar Ediciones”,le dijo a Tarcus que, marchó tras él comoun sabueso.

Efectivamente, en los sótanos de Mary-mar –que hoy es Cefomar, una empresarecuperada por sus trabajadores– reposabaun centenar de cajas con documentacióny publicaciones acopiadas por Paniale du-rante décadas. “Me las dejó para que se lacuide durante la dictadura, pero el hom-bre se murió en la mitad y aquí quedaron.Y ahora no tengo tiempo de ponerme a re-visar eso”, le explicó Chernikoff a Tarcusque insistió una, dos, cien veces en vano.

Una tarde de 1997, el historiador reci-bió un llamado inesperado: “Mire Tarcus,voy a vender la editorial, así que me voya desprender del archivo. Tengo interesa-dos en Estados Unidos, pero como ustedme insistió tanto, le doy la prioridad”, ledijo Chernikoff. El archivo Paniale eracomplementario con la colección de Tar-cus. Cubría un abanico de folletos y pu-blicaciones completísimo sobre anarquis-mo, socialismo, comunismo, trotskismo ylos inicios del peronismo, hasta medida-dos del siglo xx. Incluía algunas perlitascomo la colección de afiches de las elec-ciones que disputaba el peronismo con-tra la Unión Democrática; los comunica-dos originales del Grupo de OficialesUnidos (g.o.u.) a través del cual hizo suirrupción en la política Juan DomingoPerón; o las mismas notas manuscritasque Paniale adjuntaba a las publicacio-nes con recomendaciones para “los jóve-nes del futuro”.

“Chernikoff pedía diez mil pesos/dóla-res y yo ganaba 150 como profesor en launiversidad”, relata Tarcus con un gestoque connota desesperanza. Sin embargo,la resignación no se apoderó de él. Co-menzó a llamar a colegas, amigos, perio-distas y a todos les proponía hacer una va-ca para rescatar ese centenar de cajas.Algunos aportaron 50 pesos, otros 100, losmenos, 500 y un escribano se jugó con2.000. “Yo me comprometía a unificar esearchivo con el mío y hacerlos públicos –re-memora Tarcus–. Por eso, cuando junté losdiez mil fui a verlo al dueño de Marymarpara negociar. Le dije: ‘Mire le doy cincomil y el resto se lo pago en cuotas. Necesi-to los otros cinco mil para abrir un centro

6 OCTUBRE 2007MU

Documentos, libros, cartas, prensa, fotos y afiches con-forman el tesoro de este centro que lleva diez añoscompartiendo la memoria impresa de la izquierdaargentina. Así es la increíble historia que le dio origenen plena dictadura y así son sus desafíos de hoy.

CEDINCI, EL ARCHIVO DE LA IZQUIERDA

Con este criterio, el historiador decidióponer a disposición pública su archivo depublicaciones de izquierda, una de las dosgrandes colecciones que dieron origen alCentro hace casi diez años. Aunque sueneextraño –por no decir kamikaze– Tarcusatesoró su colección durante la última dic-tadura militar. El golpe de marzo del 76encontró militando en Política Obrera –an-tecesor de lo que hoy es el Partido Obre-ro–, agrupación que en aquel momentoestaba en medio de una discusión desen-focada con el Partido Socialista de los Tra-bajadores: mientras que para una agrupa-ción, Argentina atravesaba un momentorevolucionario, para la otra se trataba deuna etapa prerrevolucionaria. Desconcer-tado con el advenimiento de las botas,aquel joven de por entonces 20 años co-menzó a leer con avidez todo para intentarentender qué había pasado para errar tan-to en el diagnóstico. “Aunque parezcamentira, mi proyecto durante la dictadurafue estudiar, armar grupos de reflexión y

penas uno traspone el um-bral, el aroma a libro viejoflota en cada ambiente de es-ta antigua casona de FrayLuis Beltrán y la vía, en Flo-

res, donde funciona el Centro de Docu-mentación e Investigación de la Culturade Izquierdas en la Argentina (Cedinci).

Prolijamente guardados en cajas y es-tanterías allí reposan 30.000 documentos,20.000 libros, 1.600 colecciones de revis-tas culturales, 1.250 títulos de publicacio-nes periódicas políticas y miles de afiches,fotografías y folletos que conforman elmayor reservorio de las más disímiles co-rrientes de la izquierda nacional.

“Abrí este lugar porque mi obsesión erasocializar las fuentes, romper con esa prác-tica académica de la apropiación mezqui-na de documentos, tan típica en tiemposdonde se da una puja tremenda por los es-pacios porque ‘sobran’ alumnos y profeso-res jóvenes y faltan becas”, argumenta Ho-racio Tarcus, alma pater del Cedinci.

A

Una de las cartas que el editor socialista madrileño Antonio García Quejidole envió a Juan B. Justo. El dirigente argentino fue el primer traductor de El Capital –la célebre obra de Karl Marx– del idioma alemán al español en1898. El manuscrito es uno de los 30.000 documentos que pueden consul-tarse en el CEDINCI. En los anaqueles del Centro de Documentación tam-bién se encuentra correspondencia de José Ingenieros, Nicolás Repetto yFernando Nadra entre otros dirigentes de las mas variadas corrientes de laizquierda argentina.

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7OCTUBRE 2007 MU

do. En el verano, por ejemplo,azarosamente se encontraronen la sala de lectura varios in-vestigadores sobre anarquis-mo de distintos lugares delmundo que decidieron, a par-tir de entonces, formar unacomunidad virtual para la dis-cusión y debate.

“A cada uno que llega paraconsultar material le pedimosque se asocie, nuestra existen-cia no está garantizada parasiempre”, explica Tarcus. Lascuotas sociales son volunta-rias, en general van de 10 a 15pesos mensuales, aunque lamayoría sólo abona durantelos meses que utiliza el archi-vo. La recaudación promediodel Centro a través de cuotassociales llega a los mil pesosmensuales, suma que alcanzapara cubrir los gastos fijos dela casa, sobretodo desde que la Legislaturaporteña le cedió en comodato la casonade Flores.

“A lo largo del tiempo el Cedinci se fuetransformando de un centro que se sosteníacon trabajo voluntario a un centro profesio-nalizado. Nos vimos obligados a rentar a lagente que trabaja. Pasado el entusiasmo ini-cial, todos los colaboradores tenían otroscompromisos. Hacía falta personas establespara atender al público y, además, no nospodíamos dar el lujo de que se traspapelaraun documento: pueden pasar 15 años hastarecuperarlo. En el 99 la secretaria, que tam-bién era administrativa, catalogadora y aten-día al personal nos dijo que se iba porque

había conseguido un trabajo.Justo habíamos comenzado atener un pequeño excedente yle ofrecimos garantizarle el mis-mo salario, 500 pesos, si sequedaba. Y se quedó”.

Actualmente, el Cedincicuenta con siete personas ren-tadas, aunque esos ingresosno superan la línea de la po-breza ni siquiera tomando losíndices del Indec. Los recur-sos del Centro, en su mayoría,provienen de proyectos finan-ciados por instituciones ex-tranjeras como el InstitutoIberoamericano de Berlín, laBiblioteca de Historia Con-temporánea de París o la Uni-versidad de Harvard, quesubsidian proyectos de catalo-gación, microfilmación y pre-servación de material. “Lacuestión del financiamiento

de alguna manera volvió tirana la rela-ción en el grupo inicial: finalmente tien-den a estabilizarse en la asociación aque-llos que más se profesionalizan, porquetienen más antecedentes para acceder aun subsidio. Si bien la institución se enri-quece con ellos, se pierde la gente ama-teur del principio y eso siempre generatensiones. La ilusión de una construcciónabierta, donde participen sectores de la iz-quierda, movimientos sociales y ámbitosacadémicos queda circunscripta a mediadocena de profesionales que reciben unaasignación mensual”.

Tarcus comienza una recorrida por lasdos plantas de la casona, desempolva el

ejemplar más antiguo del Cedinci, unapublicación de la Comuna de París de1871. Se la pone a leer en voz alta con de-voción. Después toma un folleto anar-quista impreso en Rosario hacia 1890 ymás tarde una traducción de El Capital re-alizada por Juan B. Justo, primer traduc-tor al español de la obra de Carl Marx.Surge, entonces, una pregunta inevitable:¿por qué una izquierda con una historiatan rica tiene un presente tan flaco? Tar-cus responde:

“Las distintas corrientes de izquierdano procesaron la derrota del 76. Creo quetodas dieron respuestas equivocadas, tan-to los que creían que cuanto peor mejor,como las que dijeron que había militaresdemocráticos y pinochetitas o las queapostaban a defender el gobierno de Isa-bel. La izquierda no entendió tampoco lacaída del Muro de Berlín ni la disoluciónde la urss. No hay una izquierda que sehaya renovado teóricamente, más bien sevolvió conservadora frente a los nuevosdesafíos que imponía la derecha en los 80y 90. Las ideas siguen detenidas en el ima-ginario insurreccional de octubre del 17.Además, la izquierda argentina de la pri-mera mitad del siglo pasado estaba forma-da por militantes abnegados que consa-graron su vida a la organización social,fundaron sociedades de fomento, de resis-tencia, gremios, entidades obreras, centrosde estudiantes, federaciones universita-rias, movimientos de mujeres, de solidari-dad internacional; en cambio ahora cadavertiente trata de sobrevivirse a sí mismay demostrarles a las otras que tiene másrazón de ser que las demás. Hoy la iz-quierda en lugar de alimentar la construc-

ción social tiende a controlarla, capitalizar-la y termina asfixiándola. El gran desafíoactual de la izquierda es cómo construirformas políticas que no asfixien la plurali-dad de lo social”.

Mientras Tarcus habla el piso de made-ra cruje a cada paso. El historiador esquivapilas y pilas de revistas a la espera de sulugar en los anaqueles, que ya parecen nodar abasto. “Tenemos ganas de construirun piso más, pero primero hay que conse-guir los recursos” dice, justo cuando ingre-sa a lo que alguna vez fue un garage, aho-ra reconvertido en sala de exposicionestemporarias. Allí cuelgan ocho originalesdel alemán Clement Moreau, un dibujan-te y grabador de reconocida militancia an-tifascista. Sus obras se exhiben junto a losperiódicos en que fueron publicadas en ladécada del 30: Argentina Libre, Antinazi,Alerta! y Das Andere Deutschland, todas in-corporadas al acervo hemerográfico delCedinci, ese lugar que parece un museode la izquierda y que en cada rincón hue-le a libro viejo.

Centro de Documentación e Investiga-ción de la Cultura de Izquierdas en Argentina (Cedinci)

Fray Luis Beltrán 125 (C1406BEC)(011) 4631-8893Email: [email protected]: www.cendici.org

Los días 14, 15 y 16 de no-viembre de 2007 se reali-zarán en Buenos Aires lasIV Jornadas de Historia delas Izquierdas, organiza-das por el CedIncI. La pro-puesta está dirigida a losinvestigadores a partir deun eje temático general:la vasta actividad edito-rial que caracterizó histó-ricamente a las izquier-das, tanto en Argentinacomo en otras nacionesde América Latina, duran-te más de un siglo; activi-dad expresada -entreotros ejemplos- en suprensa política, sus revis-tas culturales y sus em-prendimientos editoria-les. Más info:[email protected]

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yada a lo largo de unas cuatro cuadras. Hoy es sábado, el barrio cumple un

año de su primer intento de asentarse ylo celebra con un festival en la canchitade fútbol. Hay música, comidas típicas ymuchas sonrisas. La gente va y viene y to-dos se saludan.

Mónica, integrante de la Unión de Tra-bajadores Desocupados dice: “Las 300 fa-milias que hicieron la toma eran inquili-nos en la villa. Les cobraban 200 pesospor una habitación. La mitad de lo quepodían ganar en el mes se les iba en pa-garlo. Por eso empezó todo”.

Sentadas al borde de la canchita defútbol, miramos a las mujeres que a po-cos metros, con sus canastos, ofrecen em-panadas paceñas muy picantes. Los chi-cos corren una carrera de embolsados yun grupo de jóvenes y no tan jóvenes–con look militante– arma un escenariopara animar el festejo. Uno de ellos nospresenta a Sara, 30 años, el pelo largo yoscuro, quien a su vez se presenta a símisma de la siguiente manera: “Sara, delFrente Darío Santillán”. Vino de Cocha-bamba a Buenos Aires en el 98, por faltade trabajo. “Mi mamá fue una de las quefundó el sindicato en Cochabamba. Salí-amos a trabajar cuando todavía no habíapermiso para vender en la calle, nos apo-yábamos las verduras en la falda, usandola pollera de manta. Así conseguimosque existiera el mercado. Aprendimos apelear contra la cana, siendo niñas. Y me-nos mal”. ¿Por qué?

Porque soy boliviana, soy morocha ytengo cara de india –se ríe–: Y nada deesto les gusta a los policías.

Sara dice además que tiene “sangre ca-liente” y que por eso cuando se enteró deque estaban ocupando los terrenos deldepósito de autos, empezó a buscar “conqué organización podía quedarme. Mirébien y elegí”.

Los movimientos que trabajan acá sonseis: el Polo Obrero, el mtl (una agrupa-ción piquetera que nació del Partido Co-munista), el Frente Darío Santillán, lautod (Unión de Trabajadores Ocupadosy Desocupados, salida de una asambleabarrial), el mst (del Movimiento Socialis-ta de los Trabajadores) y el Frente de Or-ganizaciones en Lucha. También están losAutoconvocados, un grupo que se separódel Teresa Rodríguez

Un estilo nacional, la promesa

n realidad no querían hacer unasentamiento, sino que se cum-pliera una ley de urbanización

sancionada por la Legislatura porteña(la 1770), por la cual el Gobierno de laCiudad se comprometió, en el año 2005,a construir 2.000 viviendas para aliviarel hacinamiento de la villa. Sara explica:“La urbanización es mucho mejor por-que tenés calles y no pasillos, y podría-mos hacer que abran una escuela y uncentro de salud, por ejemplo”. Mónicacompleta: “Nosotros averiguamos en el

uatro ladrones andaban ro-bando por la toma. Aprove-chaban los horarios en quela gente se iba a trabajar pa-ra meterse en las casillas

donde quedaban personas solas o algúnviejo. En una de las incursiones, cuandoun vecino les hizo frente, le cortaron unpie. Eso envenenó el ánimo del barrio.Finalmente, una tarde los agarraron; secorrió la voz y de inmediato se armó untumulto. Alguien –una mujer– propusoque los quemaran vivos, incluso que ha-bía que llamar a la televisión para quesirviera de ejemplo. Si esa tarde los la-drones se salvaron fue porque la policíallegó primero.

Lo cuenta Gregorio –42 años–, albañil.Con la pico de loro señala el pasillo delasentamiento, la larga fila de casillas enconstrucción, y dice que los robos son unproblema en la toma. El otro problema esla policía, que a 50 metros del lote dondeestamos vigila con un camión hidrante ydos celulares, no se sabe si para impedirque el barrio se extienda o porque aguar-da el momento para desalojarlo. Ya lo hi-zo una vez.

Esta zona en tensión, con la amenazade los ladrones y la policía, es el territoriode una experiencia inédita: una toma or-ganizada por militantes de izquierda –co-mo el Polo Obrero, el Movimiento Territo-rial de Liberación y el Frente DaríoSantillán– pero en la que casi todos sonbolivianos. Y bolivianas: cholas que sepusieron el chaleco del po o se reúnen enel local del mtd, aunque todavía sufrancomo un puñal clavado en el corazón eldolor de haber tenido que dejar el merca-do de Cochabamba, o cuenten cómo ex-trañan, por las mañanas, ya no poder versalir el sol entre los cerros.

¿Parece una extraña combinación? Re-sulta que no lo es tanto, apenas uno sepone a escuchar. Gregorio enrosca laspuntas de dos cables, termina de hacer laconexión de la luz y dice que entre lospaisanos hay cultura de la organización,lo que traduce de la siguiente y simplemanera: “Las cosas se consiguen si hayunión, si no no se puede hacer nada”.Cuenta que antes de venir a Buenos Ai-res, desde Jujuy, estuvo con el Perro Santi-llán en una ocupación en reclamo por vi-viendas. Y que su vecino, un salteño,vivió en una toma campesina de SantaCruz de la Sierra. Alguien dará despuésun ejemplo ilustrativo sobre qué se en-tiende en este barrio por cultura de la or-ganización: los vecinos echaron a unaagrupación piquetera, a la que le dijeron“No queremos cajas de alimentos, sinoque estén políticamente. Que nos apoyenpara lo que es importante”.

Estamos a unas cuadras del Parque dela Ciudad, en Lugano. La calle Chilavert,una cuadra larga en la que corren los chi-cos, es el límite donde termina oficial-mente la Villa 20. Del otro lado de la calleempieza un cementerio de autos de la Po-licía Federal. La toma se hizo sobre esepredio, aunque no llegó a ocuparlo porentero, sino que se extendió como unafranja, con la forma de una lombriz apo-

manera que encontraron, posiblemente,de poder avanzar sin sufrir la fragmenta-ción conocida. Por eso mientras camina-mos nos dicen que hasta este pasillo lle-gan las familias de la utod y que en elaquel otro empiezan las del po. Los movi-mientos decidieron reglas, por ejemploque no haya alcohol, que no se alquilenni vendan los lotes y permanecer juntosante las amenazas.

“Nombramos delegados y armamosequipos de trabajo para poner los pos-tes, instalar la luz, colocar los caños deagua y hacer las cloacas”, explica José.“Como mucha gente trabaja en la cons-trucción, no nos resultó difícil”. ¿Hicie-ron todos juntos el tendido de los servi-cios públicos? “No, cada uno por suparte, para sus compañeros. Pero varía,no hay una regla fija, a veces tambiénhacemos tramos en común”. Sara da unejemplo: “Nosotros hacemos bastantescosas con los Autoconvocados”. ¿Se jun-tan por afinidad ideológica? “No, másbien porque estamos cerca en el terreno,uno al lado del otro”.

Aprender otra cosa

osé tiene 29 años, es maestro de7º grado y representa un punto decruce de las dos culturas: nació en

Potosí pero vive en Argentina desde los 3años. Siendo boliviano, tiene mucho deargentino, y siendo de izquierda tiene po-co de la izquierda tradicional. Estuvo enla organización de la toma desde el prin-cipio. “Milito las 24 horas”, dice. ¿Por qué?

Porque me gusta. ¿Cómo empezaste?

Cuando estaba haciendo el secundarioy en los colegios se hicieron protestas;ocupamos las escuelas contra la LeyFederal de Educación.

Ya en esa época prefería mantener distan-cia con ciertas formas de hacer política dela izquierda argentina. “Las escuelas esta-ban llenas de partidos políticos, hubo mu-cha discusión sobre si debían estar en elcentro estudiantil porque venían y te coop-taban el espacio. Eso es algo que me que-dó marcado, creo que por eso nunca militéen un partido. La modalidad de avasallar,el tema del aparateo, de interponer la ban-dera antes que el trabajo, la izquierda tradi-cional está acostumbrada a eso, siempreson las mismas prácticas”. A fines de 2001creó con unos amigos la asamblea de Luga-no. “Ibamos caminando por la plaza contres compañeros y vimos a una mujer gol-peando una cacerola. Nos enganchamostambién nosotros a golpear, esa tarde que-damos en contacto y empezamos a juntar-nos en la plaza, a 15 cuadras de acá”. Mástarde armaron una olla popular y una co-misión de desocupados que terminó traba-jando en la villa con la vivienda. Aquelgrupo se transformó en la actual utod.

Para José, el 2001 mostró “un caudal denueva izquierda que podría haber sidouna nueva fuerza si se hubiera direcciona-

Instituto de la Vivienda (ivc), nos entre-vistamos con funcionarios, fuimos ha-ciendo todo un camino las seis organiza-ciones, pero no conseguíamos nada. Poreso al final, empezamos a mirar si entrenosotros había disposición, si quería-mos agarrar el lugar”.

La toma tuvo tres intentos. El primerofue el 21 de septiembre de 2006. Eranunas 150 personas que se juntaron de no-che en los locales de los movimientos enla villa y, juntos, cruzaron la calle Chila-vert y ocuparon los terrenos. Allí recla-maron que se cumpliera con la ley. Al díasiguiente iba a inaugurarse un estadio pa-ra la Copa Davis a diez cuadras de allí.“Habían gastado alrededor de 16 millo-nes para construirlo en tres meses y po-der hacer el campeonato, mientras noso-tros seguíamos en la villa esperando quehicieran la urbanización”, recuerda JoséGuzmán, uno de los referentes del asenta-miento. Por eso tomaron el predio, parapresionar. Los sacaron con la Infantería ala mañana siguiente.

“Yo igual tuve un buen pálpito porqueesa misma tarde ya fuimos fuimos todosa reclamar a la comisaría por los presos”,recuerda Mónica. A partir de entonces,empezó un tira y afloje para conseguirque la urbanización se cumpliera:

Tras el desalojo, se abrieron negocia-ciones con el Gobierno de la Ciudad,que les prometió que acelerarían lostrámites para el traspaso de las tierrasy la construcción de las viviendas.Llegó diciembre y no había pasado na-da. Volvieron a tomar el lugar y se reti-raron voluntariamente porque les pro-metieron que el 15 de enero “comoplazo máximo”, se firmaría el traspaso;luego les dijeron que esperaran 20 díasmás. Pero no pasó nada.En marzo de 2007 seguían esperandonovedades. Ahora los funcionarios niles atendían los llamados. Ya eran 300familias y volvieron a entrar, pero paraquedarse.

“Dijimos: de acá no nos movemos. Pusi-mos carpas en el medio de los terrenos ydecidimos mantenernos todos juntos pa-ra evitar la represión”. En ese momentopasó una cosa imprevista: otros vecinosde la villa aprovecharon y se metieron alos costados de las carpas donde ellos es-taban, pero sin sumarse a la toma organi-zada. “No nos peleamos, porque todosnecesitamos un lugar”. Esperaron un mesy medio más, sin que ninguna de las pro-mesas pendientes se concretaran, y resol-vieron empezar a construir en el espaciolimitado que les había quedado.

Las organizaciones trabajan juntas enalgunas cosas y en otras por separado.Por ejemplo: se repartieron el terreno co-mo si fueran las fetas de un salame, en untramo están las familias de la utod, enotro las del po, los autoconvocados y elmtl. Cada movimiento hace asambleassemanales, en las que resuelve sus temas;a su vez los seis se juntan para las cosasmás generales, como los reclamos o trá-mites ante el Gobierno de la Cudad. Es la

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Trescientas familias, en su gran mayoría bolivianas, ocuparon un predio abandonado a metros del Parque de laCiudad, en Lugano, hartas de las promesas oficiales que aún siguen sin cumplirse. Conviven allí seis agrupacio-nes de izquierda que organizaron el nuevo barrio. Rodeadas por la policía y acechadas por los punteros, así cons-truyen sus vidas, con una mezcla de antiguas y novedosas tradiciones.

LA EXPERIENCIA DE LA TOMA DE LA VILLA 20 BIS

Un mundo nuevo

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La villa tiene 20.000 habitantes y más de la mitad eran inquilinos que antes pagabanentre 150 y 200 pesos por una pieza para toda la familia. “Vivíamos seis en un cuarto”,cuenta María. “Después de la toma, dividimos el terreno en lotes de igual medida. Se-guimos pidiendo la urbanización para que haya escuelas y un hospital, pero mientras

tanto decidimos que íbamos a empezar a hacer cosas, lo que pudiéramos. Por ejem-plo, conseguimos que vengan médicos voluntarios todos los domingos. El ánimo nosmejoró un montón cuando dejamos de esperar y empezamos a hacer algo por noso-tros y por los demás”, sintetiza Mónica.

Mónica (en la foto de abajo, es la que lleva el pelo corto) dice que las mujeres fueronlas primeras en organizar la toma y las que llevaron al resto de la familia para apo-yarla. Sara apunta: “De mi mamá, que fundó el sindicato en el mercado de Cochabam-ba, allá en Bolivia, aprendí a poder hablar delante de los otros”. El barrio es tan nuevo

que todavía no tiene nombre y está sobre terrenos que le pertenecen a la Policía Fe-deral, que los usa como un enorme cementerio de autos. El Gobierno porteño se com-prometió a realizar una urbanización que todavía están esperando, por eso los servi-cios los están construyendo los vecinos.

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desagüe en el piso: es la línea de las futu-ras cloacas. “En unos días ya van a estar”,contestan cuando una de nosotras lespregunta. Aunque la policía no haya reti-rado el camión hidrante ni los celulares,en el barrio se ve una decisión de confiaren el futuro. A veces la fe puede llegar dearriba, pero acá parece ser algo que emer-ge. O se construye: “Creo que no nos vana sacar, porque ya hicimos mucho”, sus-pira Mónica.

En las últimas elecciones de la villa ar-maron una lista única y les disputaron elpoder a los punteros que la manejan ha-ce décadas. Uno de sus misteriosos efec-tos parece haber sido el aumento de losrobos. Ahora patrullan la toma con gru-pos de vigilancia que se turnan las 24 ho-ras, para avisar si circulan caras extrañas.Entre policías y ladrones, así llegaron alas puertas del verano. De las promesasdel plan de urbanización todavía no haynoticias. En los lotes las casas se siguenconstruyendo, una pared de ladrillos re-emplaza a las bolsas de nylon, en otra po-nen una ventana donde antes había unpedazo de cartón. ¿Es porque están segu-ros de que van a poder quedarse? Mónicasonríe y nos regala una lección de rebel-día: “Siempre es mejor pensar que todova a salir bien”.

cer, cosas puntuales que solucionar. “Estoes un caso particular, porque estamosconstruyendo”, marca José. Guillermo,del po, escucha la pregunta y alza loshombros como indicando un misterio:“Me parece que es porque pensamos másen lo reivindicativo y convivimos. Y esoque acá la mayoría de los otros movi-mientos son ´antipolo´, ya sea porque no-sotros nos ponemos rígidos o porqueellos se ponen prejuiciosos”. En el fol,Joaquín alude a que nadie compite paraver quién es más de izquierda. “Al menospara nosotros, la discusión sobre si somosde izquierda no es lo central. Es un temacasi académico, ¿no?”

En una de los lotes cercanos al cemen-terio de autos Nicolás –57 años– se asomacon un bebé en brazos. Salteño, tuvo unavida de nómade según dónde consiguieratrabajo. Pasó incluso cinco años en la zo-na rural de Santa Cruz de la Sierra. “Mehabía ido con los del mst (el MovimientoSin Tierra). Nos organizamos del lado ar-gentino y pasamos para allá para la toma.Era todo más duro, con armas en lugar depalos”. Ahora está en uno de los gruposde albañiles que se ocupan de hacer lared de agua potable. “Ya casi está termi-nada”, informa con modestia.

En el pasillo, dos hombres colocan un

terciaria me faltan 15 materias. Me reci-bí de maestro.

¿Tus papás eran de izquierda?No, mi papá nunca tuvo experienciaen la militancia. Ahora, por los hijos,tiene lectura y es crítico en un montónde cosas, se pudo armar una identi-dad, no sé si de izquierda, pero sí decrítica. Y eso se dio por influencia delos hijos.

Para vos como militante ¿qué significa decirque sos de izquierda?

Yo milito las 24 horas porque me apa-siona esto y lo veo necesario. Pero pa-ra mí la militancia es enseñarle a leer ami mamá. Siempre hablamos de la iz-quierda cuando nos referimos a lospartidos políticos, pero hoy surgieronnuevas posiciones políticas, nuevasformas de pensar: el horizontalismo, eltrabajo de base, la discusión asamblea-ria, la formación de los compañerospara que tomen decisiones, para quese construya un poder real de los veci-nos de la toma; son formas de cons-trucción diferentes a las de la izquierdatradicional.

En la villa 20, sin embargo, pudieron ha-cer otra cosa. ¿Por qué? Todos dicen queporque hay un trabajo concreto para ha-

do para un mismo lado”. Por eso cree que“más que echarle la culpa de lo que nopodemos hacer a la cooptación del kirch-nerismo deberíamos fijarnos qué cosashacemos mal nosotros. Rever los viciosque tienen la izquierda y los militantes,porque no vamos a ir muy lejos si la dis-cusión sigue siendo cuánta mercadería tesaco y cuánto te doy. Y eso es lo que seaprende en los partidos”.

La familia de José también es un sím-bolo de la riqueza de la tradición que enla toma se resume: “Mi viejo siempre fuealbañil y minero, también criaba anima-les, cultivaba. Mi mamá era ama de casay luego se hizo albañil para ayudar a mipapá. Es que la primera vez que mi papátoma una obra para poner tejas, las colo-ca mal y se desespera y se larga a llorar, yahí llega mi mamá, que justo le llevaba lacomida, y comienza a ayudarlo. Asíaprendió a ser albañil. Tenía 20 años”.¿Cómo fue para vos llegar a Argentina?

Muy duro. Recuerdo que me decían“tomatada”. Hice la primaria en La Ta-blada y la discriminación fue tremen-da. Cuando vinimos a Lugano, nosanotamos en la escuela, y ahí si viví elrechazo y la discriminación más fuertetodavía, era como un insulto ser boli-viano. Terminé la secundaria y de la

La Defensoría del Pueblo porteña reclamó que el Gobierno de la Ciudad realice un es-tudio del suelo de la villa, ante la sospecha de que el terreno está contaminado conplomo y otros metales pesados. El origen del problema es el depósito de autos de laPolicía Fedaral, que sin control acumuló desperdicios durante años. El pedido de la De-

fensoría se basa en un informe que demostró que de 32 chicos que viven en la zona,seleccionados para hacer un muestreo, cerca del 20% tenía valores de plomo en san-gre superiores al nivel permitido por la Organización Mundial de la Salud. Hasta el mo-mento, el estudio del suelo está pendiente.

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activa que reclama en la calle, en lostribunales, que obliga a definir políti-cas y a introducir temas en la agendade gobiernos, construye una democra-cia mucho más vigorosa y activa que laque promueve la idea de la democraciareducida a la participación electoral. Ytampoco hay verdadera representacióncuando se habla de un Consejo Econó-mico-Social, donde se reúnen empresa-rios y sindicatos que ya no representana todos los trabajadores.

¿El sistema representativo encontró sus limi-taciones?

Se dio mucho este debate con el augede la protesta social, durante la crisis.Hay intereses sociales que ya no estánrepresentados en los partidos, en lossindicatos, y está bueno que tengan uncauce dentro del sistema democrático.Por eso era importante garantizar laprotesta social que, lejos de deteriorar-la, vigorizaba la democracia con mayornivel de participación. Sin embargo,hoy todavía existe la criminalizaciónde la protesta: vemos el caso de los tra-bajadores del subte, del Hospital Fran-cés. Una cuestión que está pasando esque las formas de protesta cambiaron.Hoy el mundo sindical, por ejemplo,tomó los métodos de los sectores infor-males, como el corte de calle o el blo-queo. Me parece que el Estado no esta-ba acostumbrado a enfrentar estasmetodologías. Las nuevas formas deprotesta no encajan en las políticas degestión de conflictos que manejan losfuncionarios. Esto puede hacer que losconflictos deriven en la justicia en vezde que se gestionen desde la política.

El caso López

Qué significa que treinta años despuésdel golpe haya otro desaparecido?Marca que lo que construimos no

es suficientemente fuerte. Es importan-te, valioso, se han logrado pisos míni-mos, pero todavía no construimos unEstado democrático. Tardamos treintaaños en realizar los juzgamientos, si es-to se hubiera hecho hace veinte, tal vezla historia sería otra.

¿Cómo observó la reacción de los organismosdefensores de los derechos humanos ante ladesaparición de Julio López?

Creo que al principio hubo mucha sor-presa. A pesar de que había habidoamenazas, no se habían consumadohechos graves de violencia contra vícti-mas y testigos. Se había eliminado lahipótesis de la desaparición.

¿La política de la memoria que impulsa elgobierno confundió a los organismos?

No creo. Nadie se plantea como hipóte-sis que el gobierno sea el autor de ladesaparición. Los que están detrás de

manos. Sin embargo, el derecho a la vivien-da, al trabajo, a la salud, si bien tienen rangoconstitucional no son de ejercicio real.

Se ha avanzado bastante, por lo menosa nivel conceptual, en un reconoci-miento de los derechos sociales: yapueden ser exigibles en los tribunales,igual que los derechos civiles y políti-cos. Hay tribunales que ya establecie-ron que algunas prestaciones socialesdel Estado no son una gracia, un favorque se le hace a una persona, sino quese trata de la contracara de un derecho.

¿Cómo se trasladan esos avances que ustedllama conceptuales a la práctica concreta?

No es menor que haya avances concep-tuales, porque pueden tener conse-cuencias fácticas. Temas como la desa-parición forzada de personas o laimprescriptibilidad de los crímenes delesa humanidad se pueden traducir enavances concretos en reclamos judicia-les de derechos.

Sin embargo cada vez con más frecuenciasurgen novedosas organizaciones socialespara exigir el cumplimiento de sus derechoscon métodos menos convencionales que losestrados judiciales: me refiero a movimientoscomo el de Gualeguaychú o el de Famatina.

Creo que no son contradictorios estosmovimientos con las instancias judicia-les. De hecho, en su discurso tambiénaparecen elementos del derecho: la vio-lación al tratado del río Uruguay, porejemplo, invocada por los asambleístasde Gualeguaychú. Se da la pelea en elámbito político y también en el escena-rio judicial. Los organismos de derechoshumanos del 70 nunca abandonaron laPlaza y también dieron batalla en los tri-bunales. Hoy son muy importantes losmovimientos que interpelan al Estado,como los que denuncian la represión po-licial en la provincia de Buenos Aires. Es-tá claro que la política ya no se dirimesólo en los debates de los partidos y enlos espacios formales de la representa-ción, como el Congreso. Hoy la democra-cia es una práctica sumamente complejay este tipo de reclamos colectivos tienenque ver con el desarrollo de la democra-cia, que no se reduce sólo a lo electoral.Estas manifestaciones fortalecen la de-mocracia porque propician la reinsercióndel ciudadano en el sistema político.

No obstante, las mayores críticas que recibenestos movimientos –sobre todo por parte delos medios de comunicación– es que su ac-cionar por fuera de la representación formalsocava las instituciones democráticas.

Están muy lejos de eso. Esos críticostienen la idea de que la democracia tie-ne que estar dentro de un envase for-mal. Pero, ¿qué debates hay en el Con-greso de la Nación? Una ciudadanía

íctor Abramovich entra cam-pechano a la señorial sala deprofesores de la Facultad deDerecho de la uba. Acaba dedar clase sobre Derechos Hu-

manos, el mismo tema que también ense-ña en la Universidad Nacional de Lanús.Ex director ejecutivo del Centro de Estu-dios de Legales y Sociales es, desde 2006,uno de los vicepresidentes de la ComisiónInteramericana de Derechos Humanos,donde tiene a su cargo la relatoría paraColombia, Cuba, Guatemala y Nicaragua.Además, es Relator Especial sobre los de-rechos de las mujeres en el continente.Tres décadas después de que la dictaduramilitar tomara el poder, en esta entrevistarepasa la agenda de los derechos huma-nos en la Argentina de hoy.

A treinta años del nacimiento de los organis-mos de defensores de los derechos humanosen Argentina, ¿cuál cree que es la agenda enla que deben trabajar hoy?

El movimiento que surgió durante ladictadura era más compacto y tenía ob-jetivos específicos: resistir a la dictaduray buscar verdad, justicia y memoria. Siuno mira a las organizaciones históri-cas, la reapertura de los juicios a los re-presores hace que su agenda no seavieja, sigue teniendo vigencia. Pero laagenda de hoy es mucho más amplia.Hay temas que tienen que ver con for-mas de violencia extendidas y estructu-rales, como la violencia policial, la vio-lencia carcelaria, la violencia delCódigo Penal. Hay ejecuciones extraju-diciales, torturas en cárceles y comisarí-as, y al aparato penal del Estado le faltaracionalidad. ¿Y quiénes son las vícti-mas de esta violencia? Se trata de pro-blemas que están muy vinculados conprocesos de exclusión social.

¿Por qué tras 24 años de democracia subsis-ten prácticas propias de la dictadura?

Más allá de avances que se dieron en latransición democrática, todavía no seha logrado construir un verdadero Esta-do democrático. Si se miran ciertas ins-tituciones como la Policía o la Justiciaeso queda muy claro. Un Estado demo-crático no sólo tiene que declamarprincipios sino que debe incorporarlosen las prácticas concretas de sus agen-tes e instituciones. Pero no se trata sólode un problema de malas políticas,también tiene que ver con cuáles sonlas demandas sociales. ¿En qué medidaes un problema para la sociedad quehaya este nivel de violencia en las cár-celes? Si no es importante para la socie-dad, tampoco lo será para las políticas.

Usted habla de la incorporación de los dere-chos sociales a la agenda de los derechos hu-

VICTOR ABRAMOVICH, VICEPRESIDENTE DE LA CIDH

Los límites de la democracia electoralEspecialista en el tema de derechos humanos, tiene a sucargo el monitoreo de cuatro países de la región. Suvisión sobre la protesta social, el caso López, el aborto ylos abusos de un Estado que todavía no se democratizó.

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esto son los que quieren frenar las cau-sas. Y el gobierno las impulsa. Lo quepasó, me da la sensación, es que en Ar-gentina se había llegado a la idea deque ciertos niveles de riesgo habían ba-jado considerablemente. Hace unosaños Estela Carlotto firmó un docu-mento en contra de la Policía Bonae-rense y al otro día casi la matan: le tiro-teraron la casa. No obstante, no estabaincorporado en los organismos que lossectores que están siendo juzgadoscuentan con recursos y espacios pararealizar acciones considerables.

Pero era al Estado a quien había que exigirlela protección de los testigos y ahora, también,es el responsable de que avance la investiga-ción sobre el paradero de López.

Son dos cosas. Me parece que un hechode este tipo sorprendió también al Esta-do: no había políticas de protección ade-cuada, todavía se está discutiendo cómodeben ser. Se siguieron los juicios sin con-ciencia ni de las organizaciones ni del go-bierno ni de la justicia de que había ries-gos altos para los testigos, los jueces, losfiscales, las víctimas, los abogados. Porotro lado, las instituciones no avanzan enla investigación por un problema estruc-tural: la justicia tiene un nivel de deficien-cia en las investigaciones altísimo. Losgrandes crímenes de este país están im-punes, por ejemplo la causa amia.

Y sin embargo, las cárceles están superpo-bladas...

Uno de los temas institucionales másimportantes en materia de defensa dederechos humanos es una drástica re-forma del Código Penal. Que las cárce-les estén llenas no quiere decir que seinvestigue algún delito sino que se abu-sa de la prisión preventiva. Funciona co-mo una pena anticipada. La falta de efi-cacia de fiscales para investigar y juecespara controlar garantías es manifiesta.

La tendencia de los últimos años no apunta aresolver esos abusos del Código Penal. Las le-yes impulsadas por Juan Carlos Blumberg oel nuevo Código Contravencional porteñobuscan profundizar este modelo de justicia.

Es verdad, no ha habido mejoras en esesentido.

¿Cuál es la situación de la mujer en AméricaLatina?

Si uno mira en una perspectiva históricahay avances importantes. Veinte añosatrás, en casi todos los países de Améri-ca latina, las mujeres eran consideradasincapaces de derecho. Sin embargo, haytemas cruciales que están pendientes.Por ejemplo mejorar en términos deigualdad la participación de la mujer enel trabajo, mejorar sus salarios. Tambiénhay que mejorar la calidad y participa-ción de las mujeres en la política, en lossistemas de justicia. Muchas cuestionesaún deben resolverse, como la subsis-tencia del tratamiento penal del aborto.

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Son los creadores del show televisivo Peter Capusotto y sus videos, un espacioque desde la pantalla de Canal 7 desafía a la televisión y sus convenciones.Una sola cámara, mínima producción y un sinfín de personajes interpretadospor el mismo actor. Si ya lo vio, no hace falta explicar nada más. Excepto quedetrás de escena hay toda una filosofía que sostiene un proyecto basado enhacer lo que quieren, en todos los sentidos de la palabra. En esta charla hablanen serio de todo lo que hacen y sienten: la época, la estética y la creación entiempos donde el absurdo tiene cada vez más sentido.

Pedro Saborido y Diego Capusotto trabajan juntos desde los tiempos de Todo por 2pesos. Con el mismo equipo están haciendo desde hace varias temporadas laobra de teatro Qué noche Bariloche, en gira por todo el país. Saborido fue uno de los guionistas de los últimos ciclos de Tato Bores. Capusotto

arrancó en el Parakultural y, en tevé, con Alfredo Casero. El guión del actual ciclo de tevé es de los dos. “Ideologicamente compartimos to-da la mirada que transmite el programa”, explica esta pareja que comparte tra-bajo y amistad. “Nos pusimos de novios en la misma época”.

PEDRO SABORIDO Y DIEGO CAPUSOTTO

Elogio del disparate

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percusión y el modo en que la gente hablacon Diego de las cosas del programa. De to-dos modos si quisiéramos entrar en esa ca-rrera del rating, no estaríamos en Canal 7”.El ciclo además ha sido instalado por suscultores en Internet, lo que hace que todootro universo de espectadores que no sabennada de rating pueda seguir sus capítulosen cualquier momento, para conocer, porejemplo, la historia de Marilyn Monroe yCabildo, cantante glam que cayó sentadosobre la máquina de humo del escenario,humo ascendente que le hizo estallar el ce-rebro. “Así descerebrado y en estado de co-ma –explica el locutor– Marilyn vuelve atriunfar con el nombre de Chayanne hastaque lo pisa un Tren de la Alegría en Flores”.Puro Marx, Groucho (1890-1977), el nortea-mericano que en 18 películas cambió la his-toria y la inteligencia del humor.

Teoría sobre el placer

iego tiene 46 años, dos hijos, tra-bajó en el Parakultural a fines delos 80, y en los 90, con Alfredo

Casero, participó en los programas de te-levisión De la cabeza y Cha-cha-cha. En el99, con Favio Alberti, Néstor Montalbanoy el propio Saborido, inauguró Todo por 2pesos, ícono de esos años de crisis quellegó a ser producido por Ideas del Sur, laempresa de Marcelo Tinelli. Pedro se ha-bía hecho conocido en los 90 por susproducciones humorísticas en Radio Mi-tre con Saborido y Quiroga, dúo que ade-más fue parte del puñado de guionistas(sucediendo a César Bruto y Jordán de laCazuela por ejemplo) de los monólogosde Tato Bores en televisión. “Nos conoci-mos con Capusotto en el 93, cuando em-pezábamos a salir con nuestras chicas”recuerda Pedro.

Lo raro de todo esto, podría pensarse,es todo esto. Diego: “Sí, es raro pertene-cer a los medios, un lugar que está medioinfectado, y estar haciendo un programamás bien de autogestión. Pero eso es lointeresante. Es algo que tiene que ver conun impulso creativo personal nuestro”.Capusotto no se coloca en el lugar de víc-tima frente a las grandes producciones:“Es que estamos colocados en un lugarde cierto placer, al hacer lo que quere-mos. Retomamos lo que era Todo por 2pesos, esa cosa de juntarse para crear,convencidos de lo que estamos hacien-do. No es un trabajo que estamos tenien-do solo para ganarnos la vida”. El progra-ma tuvo como uno de sus disparadoresla colección de videos de rock aportadapor un coleccionista amigo de Diego,Marcelo Griego Iconomidis.

Pedro agrega: “A veces la autogestiónsale de la pobreza. Nosotros armamos unprograma de cable (empezó a emitirse porRock & Pop tv) con recursos mínimos.Después vino el salto a la televisión abier-ta, pero no medimos si lo iba a ver poca omucha gente. Tratamos de seguir haciendolo mejor posible sin condiciones económi-cas, con un equipo reducido. Con suertesomos 7 u 8 personas”.

Para entender: hay un sólo camarógra-fo, y muchas veces los propios Pedro yDiego llevan cosas desde su casa paracompletar vestuarios o escenografías. To-do lo que no hay de recursos técnicos, secompensa con algunas colaboraciones es-peciales: Juan Domingo Perón, por ejem-plo, explica que lleva en sus oídos la másmaravillosa música y la canta a capellacon voz ajada: “Vení Raquel / vení con losmuchachos / vení Raquel, te vas a divertir”de Los auténticos decadentes).

Pedro: “Es una experiencia rara dondeves a un solo tipo actuando en cámaratodo el tiempo, salvo alguna que otra vezdonde puede aparecer uno de los técni-cos del equipo para dar un apoyo” (porejemplo, los que escuchan radiograbado-res para detectar qué letras del rock sonen realidad un marketing de la droga). Ladescripción de Pedro es la siguiente: “Escomo hacer el programa en un ascensor.Tomamos la decisión de no incorporar

a televisión abierta a vecescomete errores imperdona-bles, fruto de la negligencia,de su omnipotencia, o dequién sabe qué otra sustan-

cia. En esos casos puede ocurrir algo tur-bio e inesperado: la emisión de un buenprograma, hecho que parece perpetrarseen Peter Capusotto y sus videos, un progra-ma de rock. Algunas pistas para no inicia-dos en esta falla de la tv vernácula.

En el segmento Gente con la cabezaquemada por el rock un hombre reconoceque quiso matar a Felipe Solá al inter-pretar como mensaje satánico una can-ción de Paul McCartney. Ahora estácumpliendo una condena con probationcomo gerente de programación de Canal13, y balbucea órdenes por teléfono: “Po-nelo a Tinelli hasta las 12 y media, y des-pués poné la de las lesbianas que críanun loro. No, no, mejor ponelo hasta launa: siempre ponelo a Tinelli”.

En otro tramo del programa, para parti-cipar en un concurso para elegir las mejo-res muertes del rock se solicita al públicoenviar un mensaje de texto que diga: “Soyun pelotudo que envía constantementemensajes de texto”.

La sección “¡¡Qué carcajada!!” está acargo del guitarrista de los Rolling StonesKeith Richards en diálogo con el bateris-ta Charly Watts. Richards cuenta: “Un ga-llego tira biromes bic por la ventana, lle-ga otro y le dice ¿qué estás haciendo? Elgallego le contesta: aerobic”. Watts serasca la cabeza. Luego Richards relatauna conversación entre dos clítoris, so-bre las malas lenguas.

Aparece un hombre entre una ventana(flotando en el cielo se ven hamburguesasy Citroens 3cv) y una pared con la foto deEvita. Lee fragmentos de un libro de Ro-nald Reagan, Drogas a la colonia, donde elex presidente norteamericano postula:“Dennle un porro a los jóvenes y no se ha-rán problemas por el capitalismo”.

Peter Capusotto es un ser de al menosdos cabezas y cuatro ojos. Peter es elguionista y productor Pedro Saborido, ysu amigo Diego Capusotto es el tambiénguionista y único actor de un programaplagado de personajes, desde Mimo Pá-ez –mimo que suele ser sodomizado pordiversas patotas y fuerzas del orden–hasta Soi Baba, gurú y maestro espiritualde rockeros adictos, que se hizo presta-mista y ya es el dueño del 30% de Ame-rican Express. Además se exhiben viejí-simos videos que en algunos casospermiten ver en acción a olvidados gru-pos de rock de los 70 y 80, o también aJimmy Hendrix, entre otros próceres.

Peter Capusotto y sus videos, un progra-ma de rock es uno de los mejores ciclosde la actual televisión argentina, pese aque (o gracias a que) nace de pensar alrevés todos los lugares comunes sobre eloficio: no tiene plata para producción,tiene calidad, el equipo lo forman unassiete personas (menos que cualquierplantel de productores del más loboto-mizado de los programas), no contrataestrellas ni tiene “exteriores” (salvo esaventana por la que también se ve flotarun chancho, o la cabeza de Jerry Lewis),y el grupo se considera a sí mismo comouna experiencia de autogestión.

Diego, además, es inmune a que par-te de la población observe el programa:“Hay gente que sigue los problemas deGran Hermano, por ejemplo, pero no te-nemos la intención de que ese públicomire nuestro trabajo. No solamente nolo va a ver, salvo alguna cuestión fortui-ta, sino que a mí tampoco me interesaque lo haga”.

Pensado originalmente para cable, setransmite por Canal 7 los lunes a las 11 de lanoche y va por su tercera temporada (cadauna consta de doce capítulos). No tiene otracompetencia que la de Bailando por un sue-ño y Gran Hermano. Para los beatos del ra-ting: según la empresa que monopoliza lasmediciones de los monopolios, Peter osten-ta el promedio del canal, 1 ó 2 puntos. “Yomido otra cosa –dice Saborido– que es la re-

mientras el “poco” público rescata al progra-ma del olvido recomendándolo, pasándosegrabaciones, o subiéndolo a Youtube.

Capusotto: “Me parece que la vincula-ción con el programa es afectiva. Por esolo que importa es el tipo de relación conla gente que lo ve. Esto va contra el senti-do comercial. Los otros programas sólotienen una consigna, aunque la disfracen:vender. Nosotros estamos en un costadi-to, con gente que ve el programa, lo si-gue, con el boca a boca con respecto aque merece la pena sentarse a mirarlo,cosa que no sé cuántos programas tie-nen. Pero todos esos éxitos dibujados,esos ‘programas que el país mira’ no tie-nen un nexo afectivo real con el público”.

La vinculación tiene otros alcances.Pedro cuenta que en la Facultad de An-tropología utilizan a algunos de los per-sonajes del programa para analizar tipossociales. Tal vez sea puro esnobismo uni-versitario, más dedicado a comentar loque hacen otros que a investigar. El pro-grama, en cambio, ha profundizado porsu cuenta temas cruciales, como losmensajes satánicos que se escuchan alpasar ciertos discos al revés. Chiquitita,de Abba, escuchado en reversa, permiteoir: “El pueblo unido jamás será venci-do”. Y en Imagine, de Lennon, se recono-ce esta oración: “Imagínate un mundodonde podamos matar a los pobres y alos negros, estaría buenísimo”. Capusot-to concluye mirando a cámara, antropo-lógicamente: “Tremendo, como vivir auna cuadra de Radio 10”.

El problema es el fernet

mbos se reconocen viejos aman-tes del rock, y Saborido aclara:“Nos gustó de adolescentes, nos

dio un grupo de pertenencia. algo de quédisfrazarse, sobre todo en la dictadura,mejor que ir a bailar imitando a Travoltao hacer break dance”. ¿Un lugar de rebel-día? “Por lo menos el rock te daba lugar aver el mundo un poquito distinto, a noestar tan conforme con las cosas comoson”. Pedro ha escrito para el programa:“Volveremos junto al rock y su eterno yla mayoría de las veces dormido espíritude buscar una versión un poco más inte-resante de la existencia”.

¿Y hoy? “Yo no quiero bajarle línea aun chico sobre cómo ver el rock hoy, noquiero ser un tanguero, y creer que loque uno vivió es lo válido, y lo que es-tá viviendo el pibe es una fotocopia.Igual, me emociona que mi hijo de 9años pueda ver en el programa a JeffBeck o a Robin Trower. Pero está claroque el rock entró en un mecanismo demarketing y consumo que antes no exis-tía. No hubiera existido el Quilmes rockni el Pepsi music. No le hubiera intere-sado ni al rock, ni a las empresas. Antesera más claro: estaba Francis Smith, locomercial, y del otro lado Manal. Ahorame parece que están todos trabajandoen la misma zona”.

El programa describe así dicha muta-ción: “El rock es pararse sobre el mundoy querer cambiarlo. Es un grito de liber-tad frente a un sistema que busca idioti-zarte. El rock le grita al mundo y al po-der su verdad. El poder escucha esegrito, lo graba, saca un cd, organiza unagira, vende remeras, y espera que el rockvuelva a gritar”. Como antecedente, sedenuncia el caso del tema Me gusta esetajo (Spinetta) como jingle de campañade las Curitas Bergoglio.

Todo el programa está atravesado porel tema de la droga y el a veces celebrado“reviente” rockero (un poco más difundi-do que el de los periodistas, los ingenie-ros de sistemas, los empleados de oene-gés, y otros oficios). Capusotto: “Haytoda una cosa romántica de la droga pe-ro a esta altura ya sabemos que drogán-dote también te podés convertir en el sermás pelotudo e hijo de puta. Obviamen-te no hay una demonización con las dro-gas, que considero un asunto absoluta-

elenco, cámaras, exteriores, sino profun-dizar la parte creativa. Cuando nos referi-mos a la autogestión es eso: no estamosdependiendo de una gran producciónque nos dice qué tenemos que hacer odejar de hacer”.

Diego ilustra la situación explicandoque lo que están haciendo no es trabajaren una fábrica, sino hacer la fábrica : “Yeso nos permite tener un control sobrelo que hacemos, cosa que sería imposi-ble en un programa donde estoy paraque me paguen un sueldo a fin de mespara poder vivir. Acá estamos en el lugarque queremos estar. Y vivimos de eso,porque nadie trabaja gratis”. Pedro: “SiDiego se fuese a trabajar a una comediaen Telefé, ganaría mucho más. Pero ahítambién hay una decisión: cuánto me al-canza para vivir, cuánto necesito”. Se tra-taría de subordinar el trabajo a la vida, yno al revés. Diego: “Sí, y entendiendoque es un lugar bastante privilegiado. Es-tar en un lugar tan alejado del juegoprincipal de los medios, es un privilegio.Estás en una casita en El Tigre. ¿Preferíseso o manejar en el microcentro? Yo pre-fiero la casita. Y eso implica ganar unaenergía emocional que hace que tu tra-bajo perdure en esa receptividad que va-mos encontrando”.

Tal vez la receptividad se deba tam-bién a servicios que presta el programaen sus espacios publicitarios, tales comoel curso de guitarra por fax del profesorRoña Castro que le permitió al jovenJuan Carlos Pelotudo aprenderse el riffde Humo sobre el agua de Deep Purple(34 meses) y la introducción de Confesio-nes de Invierno (8 meses y medio): “Aho-ra voy a enganchar minitas” grita JuanCarlos, que es “un joven como vos”.También hay cursos de canto por fax (acargo de Mostaza Merlo), de pandereta(Tristán) y flauta dulce (profesor HugoMoyano).

Mensajes satánicos

apusotto está en una silla de rue-ditas que mueve todo el tiempo,como no queriendo fijarse a lu-

gar alguno. Tanto él como Saborido sim-bolizan el desdoblamiento del humoris-ta que en el trato personal no resultanada chistoso. Hablan serios, y en serio.Entonces, ¿en esa idea de estar al costa-do, en la casita del Tigre, no hay unatrampa, o un romanticismo? ¿No se hacetelevisión para ser visto? Capusottomueve la silla, para explicar que estemodo casi inédito de practicar el trabajotelevisivo, es también una decisión pro-fesional: “Lo que planteo no es esa cosaneurótica de encerrarnos y hacer las co-sas para nosotros. Eso sería un mensajefalso porque uno quiere compartir loque hace con el público. Pero creemosque eso hay que lograrlo con lo que no-sotros proponemos hacer. Además, esfalsa la lectura de que hay que estar enlos canales más vistos, porque nadie tegarantiza que si vos estás haciendo esteprograma en otro canal seas justamentemás visto. O capaz que durás dos mesesporque no cumplís con las expectativasque te imponen”.

Cabe imaginar los cementerios de pro-gramas descartados de canales “muy vis-tos”, frente a la continuidad de Peter Capu-sotto. “Prefiero vivir con libertad, hacercrecer el programa por lo nuestro, y nopor algo externo a uno” dice Diego, queno recuerda con entusiasmo el paso de To-do por 2 pesos por Ideas del Sur: “Esa gen-te tiene claro que hoy hace un programaque le sirve para un determinado público,y después otro, y no le importa lo anterior.Nosotros nos pusimos tres escalones másabajo, pero hacemos lo que queremos, yes nuestro”. Quizás esos tres escalones nodeban ser vistos necesariamente más aba-jo. Saborido lo plantea con un gesto de re-chazo: “Y encima es todo con esa cosa efí-mera que tiene la tevé que es lamentable”.

La paradoja: lo masivo puede ser fugaz,

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mente personal y que nosotros mismoshemos consumido. Te pueden servir paraalgo interesante, o convertirte en un idio-ta. Pero hay un rol patético del reventado.En el programa hemos hablado del glamde los 80 que era whisky, putas, cocaínay Reagan. Así como hay gente que meemociona con lo que hace, y fuma o to-ma cocaína. Y del otro lado tenés al otropatético, el que dice ‘ese muchacho quetomó drogas es un pelotudo’, el tipo quese siente bien diciendo que todos los de-más son unos forros”.

Saborido está como imaginando un fu-turo guión. En el programa luego se veráal gurú Soi Baba explicando qué acontecesi se mezcla droga con fernet: “No sólo vesa Dios, sino también a Abott y Costello ju-gando al voley con la Madre Teresa”. Unlocutor anuncia que el gurú volverá la se-mana próxima, al término de “Acarician-do a Macaya Márquez”.

Lo que no hace la izquierda

as próximas elecciones no pare-cen desvelar la imaginación dePeter ni la de Capusotto. Diego

considera: “Hay una sensación de queestamos mejor que hace cinco años yhay una oposición que se fagocita en supropio discurso. La gente no está pen-sando que tiene que venir uno de losque hoy aparecen como opositores a sal-varnos de algo”.

Saborido: “Lo político termina siendoun mercado de espacios y de jugadores,como en el fútbol, pero para ver qué per-

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que te manda un mensaje que –por si note diste cuenta a esta altura– te hace per-der tu vida”.

Es interesante saber lo que una perso-na dice, pero más interesante es saber loque hace. ¿Cómo trabajan en Peter Capu-sotto? Saborido: “No hay marketing, nimiradas supervisoras. Es lo más viejodel mundo, dos tipos que nos juntamosa tomar mate o café, a tirar ideas”. Capu-sotto: “Para mí es fundamental ademásque el grupo sea fuerte, incorporar a losque hacen la escenografía (Ana y Alfon-so Sierra) como parte del programa. Nodigo que todos hagamos todo. Yo, porejemplo, no edito porque no sé. Pero ar-mamos un lugar que a la vez es de todos,y donde también se puede delegar”. Lapalabra clave para que pueda coexistir lacreatividad y la producción concreta enun grupo de trabajo, según esta visiónde Diego, es confianza. “Digamos que to-dos son partícipes desde una cuestiónamorosa, de entusiasmo y afecto. Nohay dos que mandan y los demás queobedecen, sino un trabajo más conjun-to”. Saborido: “Diego es coherente en supensamiento. Podría ser un tipo muy de-mocrático, muy de izquierda, y ser unsorete en su trato habitual con lo cualdemostraría que es todo lo contrario. Pe-ro ésta es su forma de ver el trabajo, y sí,es como una cooperativa donde busca-mos una forma más feliz y democráticade ejercer un laburo”.

O sea, salieron de la carrera indivi-dual a la que parecen estar sometidostantos artistas como Johny Ga, que casise ahoga en su propio vómito cualJimmy Hendrix, pero pudo salir nadan-do. O Jimmy Batocletti, cantante sureñomarxista de Ideas del Zurdo.

O el ya célebre Luis Almirante Brown,que protagoniza el segmento Artaud paramillones del programa. Temiblemente pa-recido a Dante Caputo (personaje del pe-ríodo mesozoico con ínfulas de regreso)Luis es un cantautor de indagaciones her-méticas pero decidido a popularizarse.Por eso pasó de componer temas comoAlmas en oscuros laberintos (40 copiasvendidas en 10 años) a dos Gran Rex lle-nos con Quién está en vena para agarrar-me la berenjena.

Lo curioso de todas estas intervencio-nes de Capusotto y Saborido es que nun-ca dejan una sensación de cinismo.

Saborido: “No, acá hay una alegría desentirse vivo y de poder reírse. Desde elcinismo nunca se construye nada, sinoque cerrás y matás todo”.

Capusotto: “El programa también esuna reivindicación del arte, más allá deque muchas veces nos burlemos. Y tam-bién es poder salirte de la tristeza que tehunde, y de la resignación de que trabajaren los medios sea terminar haciendo algopara Sorpresa y 1/2”.

sona más o menos tiene manejo en losmedios, cierto carisma. Se arman lasalianzas a partir de los tipos que repercu-ten en los medios. Y un partido puededesaparecer si no tiene un tipo mediáti-co. Es raro ¿no?”.

En el programa la política aparece através de historias como la de la cgt deHugo Moyano cuestionando a ac/dc. Ola crónica sobre el traslado del cuerpode Jim Morrison a la quinta de San Vi-cente, entre choques de patotas justicia-listas: “Se detuvo al Gordo Emerson, La-ke & Palmer, acusado de tenencia decaretas de Facundo Arana”.

También se relata una guerra internaperonista que culmina con el presidentey su señora cantando El Oso: “Vuelvo albosque, estoy contento de verdad” diceKirchner junto a los Fernández frente ala Catedral.

Cuando Keith Richards hace algún chis-te, Capusotto puede celebrarlo gritando:“Viva el peronismo revolucionario”. Aho-ra, moviendo la silla de rueditas, agrega:“El peronismo es como el rock, un balbu-ceo de algo que ya fue”.

Uno de los espacios de Peter Capusot-to es auspiciado por un pub que se pro-mociona de la siguiente manera: “Un lu-gar lejos de la sensualidad, con charlassobre el socialismo (se ve entonces laimagen de señores muy concentrados) yni pensar en conocer a una persona delsexo opuesto. Vení a Acá sí que no se coge,el pub bolchevique que estabas buscan-do”. Aparece entonces la imagen de la es-trella de esta semana, una chica con bar-ba y anteojos llamada Britney Viglietti

que baila y canta con ritmo tecno el clá-sico tema A desalambrar.

Lo excelso y lo masivo

apusotto sigue oscilando en la si-lla, y en un dilema con respectoa las empresas de medios: “Yo no

sé si los medios están bajando línea o re-flejan lo que quiere la gente. Yo no lescreo mucho, uno tiene que saber que loque quieren es formar opinión. Para míson una gran ensalada de la que no sesaca nada”. Saborido: “La noticia, en lu-gar de informarte, es algo que te tieneque entretener, o bajar línea. En los dia-rios sacan como noticia lo que pasó ano-che en Tinelli. La gente se convierte enniño delante de un televisor, entoncespara míes lo mismo que la falopa o el al-cohol. Un whisky, dos... pero una botellaentera te hace mierda. Con la televisiónes igual”.

Capusotto plantea casi una teoría so-bre la mirada en un momento en el quela conversación viró hacia experienciasasamblearias en las provincias, las fábri-cas recuperadas, y las nuevas expresio-nes artísticas: “Hay cantidad de cosas in-teresantes, que tienen que ver con lapulsión y la necesidad de expresar. En elarte, en la sociedad. Y no tienen la nece-sidad de la mirada. Cuando empiezan abuscar la mirada de los medios, se des-virtúan. En política, tenés todos los ma-marrachos que ven muy accesible llega-ra los medios. Les proponen: ‘decíconcha, pero bien fuerte’. El tipo grita:¡¡connnncha!! Y tiene sus 15 minutos defama”. Saborido: “Y tenés eso de las fá-bricas recuperadas, las cosas que suce-den en los barrios, que parece que noexistieran”. Capusotto contesta “peroexisten”, y luego menciona algo que me-rece ser recordado: “Todo lo más genui-no pasa por lo que está más alejado de-la mirada de los medios”. Cree, además,que conviene escaparle a las empresasde medios: “No podés prestarle atenciónal discurso que mezcla lo oficial y lo nooficial según la guita que se ponga, y

L Peter Capusotto y sus videos es unaestrella de la web. En Youtube los másvistos y calificados con cinco estrellasson “El curso de guitarra por fax” (pro-tagonizado por Juan Carlos Pelutudo,un minuto y medio que cosechó78.648 visitas en su primera semana)y “El show de Keith Richards” (dos mi-nutos con más de 80.000 visitantes).

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tí– se ve a las doce mujeres enterrando alpadre. Según Lucas, tiene que ver con elmomento de enojo que está pasando enrelación con las mujeres. “También tienealgo de humor negro, te lo tenés que to-mar así: las minas lo quemaron tanto alpadre que lo dejaron así”, dice.

La tevé envejece

Por qué decidió dar un paso alcostado y dejar de interpretar suscanciones? Una hipótesis: haber

producido el disco debut de Miguel Gar-cía, el hijo de Charly, lo expuso a una nue-va realidad. Lucas se encontró con sus pro-pias canciones en la radio, en la tevé. Yquedó impactado. Lucas confirma: “Puedohacer canciones que sean más comercia-les”. Dice, sin embargo, que no le interesafigurar, que no tiene ese ego escénico, pe-ro sí un gran ego compositor. “Quiero serel rey de las canciones”, dice muy serio.

Lucas es bastante serio. Y tímido. A ve-ces habla sin parar y otras veces hace lar-gos silencios, incómodos. Su forma de seres también su forma de componer. Escu-chando atentamente su música se puedeoír claramente que sus discos son obraspersonales. Y eso, en tiempos donde la in-dustria transformó canciones en produc-ciones, disco en trabajo, se agradece, aun-que a veces peque de cursi.

Pero ahora, Lucas salta al vacío. Se abu-rrió del under, de estar siempre rodeado

a música no se puede contar.Se puede intentar explicarqué sensación nos transmite,si genera tristeza, si es inso-portable. La música hay que

escucharla y te gusta o no. Eso es todo. Lopensé cuando el otro día leí una crítica so-bre una cantante que decía: “Ella le canta aun todo indescriptible”. ¿Acaso no es mássincero y menos pretencioso decir “ella nole canta a nada”? Y hasta suena mejor.

Y hasta sirve para contar lo que haceLucas Martí.

Lucas Martí no le canta a nadie más quea sí mismo y la fórmula funciona. Cancio-nes autobiográficas con letras de amor –lamayoría–, retorcida ternura infantil, guita-rras setentosas, sonidos sintéticos, una cier-ta frescura y una marca imborrable: LuisAlberto Spinetta, un modo parecido decantar y componer canciones. Esa mezclaes la mezcla que le dio vida y lo formó.

Lucas tiene 28 años, pero todavía es hi-jo. Sus padres –Eduardo Martí y MercedesVillar, reconocido fotógrafo y talentosa ar-tista plástica– fueron parte de esa época enla que el rock criollo comenzó a construirel mito. La pareja formó parte de esa esce-na y allí siguen: papá Martí fotografiandoestrellas de rock y mamá Mercedes, desa-rrollando el arte de los pedazos, el collage.

Toda esta información es la que cons-truye el halo que ilumina las produccio-nes de una familia luminosa (el hijo ma-yor, Emanuel Horvilleur, formó y disolviólos Illya Kuryaki) que –se pensará– tendrá,como todas, sus claroscuros. Error: aquí looscuro es negro. Lucas es nieto del comisa-rio Alberto Villar, jefe de la Policía Federaly mentor de la Triple A, que en noviembrede 1974 fue asesinado junto a su esposa El-sa, en un atentado que hizo estallar la lan-cha en la que iban a pasear por el Tigre.Mamá Mercedes era por entonces unaquinceañera que, tiempo después, se fue avivir en comunidad y a El Bolsón, en bus-ca de luz.

Lucas cuenta que cuando era chico, enfamilia, miraban Twin Peaks, una serie detelevisión dirigida y escrita por DavidLynch, el director norteamericano más in-teresante de los últimos tiempos. Él y suhermano, Emanuel se quedaban impacta-dos con las músicas y las historias a lasque sus padres los iban acercando. Siem-pre hay algo de qué quejarse, nos diceahora, y saca su confesión: “En mi caso yoreniego de haber tenido una tan buena in-fancia y de haber tenido padres que logra-ron estar juntos muchos años y formaruna familia. Me quejo de haberme queda-do con la sensación de que algo así podíafuncionar. Ahora es una gran decepción”.

En el 96, Lucas encabezó A Tirador Lá-ser, una banda de culto en la escena inde-pendiente en la cual se mantuvo hasta2005, justo cuando empezaron a hacersemás conocidos. En ese momento, Lucasdecidió iniciar un camino como solista. En2006 grabó Tu entregador, un disco quecirculó por la independiente Los Años Luz,discográfica que –entre otros– distribuye aLisandro Aristimuño. Ahora, dentro de unmes, sacará a la venta Papá, nuevo discode Lucas, esta vez con una notable diferen-cia: no cantará ninguna de las cancionesque escribió y compuso. Será un disco condoce mujeres cantantes y con un conceptoprovocador: en la tapa –foto de papá Mar-

LUCAS MARTÍ

Crecer o reventarUna historia densa, muy argento, está detrás de este músico intenso, que ya tienemodales de estrella y aspira a que sus canciones sean más populares que él. Su nuevo disco se titula Papá, y es toda una confesión sobre lo que quiere enterrar.

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tamaño de un cd, publicado por la Edito-rial Dos Fuerzas y Lucas, por supuesto.

La tapa muestra una prueba de inglésreprobada, que le costó al autor irse a mar-zo en el año 92 ó 93, no recuerda exacta-mente. Aparte de lo personal –una madrecon su bebé en brazos le dice “sé cualquiercosa menos mi sombra”– hay varios indi-cios generacionales en el librito: un borda-do con un skater que dice “1987-1992” y allado Hari-B, un punkrockero de la primerahora. Unas monedas del futuro que valencero centavos, una balanza de la justiciadesbalanceada para siempre. La simplezade los dibujos para nada hacen a Marzomenos interesante. Al contrario: es de esoslibros para mirar muchas veces y tal vez re-cuperar la mirada inocente de la infancia.

El momento actual del rock es un temaque a Lucas no le genera ninguna duda.Dice que siempre hubo cosas buenas ymalas y que lo que se degradó fueron losmedios de comunicación que tienen máspoder y reflejan menos la realidad. “Cuan-do hablo con un viejo –prefiere no decircon qué viejo, pero imaginen a Spinettapara ubicarse en el universo Martí– medoy cuenta de que habla mal de todo loque hay ahora porque mira la tv o escu-cha la radio. Y obviamente, si no movés elorto para salir y mirar lo que está pasandofuera de esos medios, va a ser así”, dice su-biendo apenas el tono calmado de toda laconversación. A él le toca estar cerca demúsicos que son parte de su familia y queson muy bien tratados por esos medios decomunicación que él critica. Una de suscanciones de la época de A Tirador Láserexplica algo de esa sensación:

Yo convivo con lo que criticoNo sé si es un errorno sé si es un delito.Lo que nos perdemosno es lo que queremos...

Cómo hacer un hit

e cuenta ahora que ayer fue a to-car al Pepsi Music: “Era un corsohermoso, había una carpa que de-

cía “Carpa esotérica” y te tiraban las pep-sicartas. Al lado del escenario, apenas a20 metros, había un samba con dos par-lantes que tenían el volumen demasiadoalto...pero bueno, uno ya sabe a dónde vacuando acepta tocar en el Pepsi”. Lo dicecon el tono del que ya sabe que para to-car en esos conciertos hay que resignarcosas. Incluso algunas demasiado ele-mentales, como por ejemplo que tu músi-ca se escuche.

Se nota que Lucas intenta cruzar un lí-mite y es interesante comprobar todos susmiedos y contradicciones cuando imaginacómo hacer para ser popular, no él, sinosus canciones. Dice que leyó un libro titu-lado Cómo hacer hits. Que quiere tener unproductor, pero que no va a hacer nada delo que no esté convencido. Dice que lasmujeres son todas putas (y me lo dice amí, que soy mujer y a la fotógrafa, quetambién los es), pero también que estátriste porque su novia lo abandonó. Diceque la revolución es apagar la televisión,que el mundo va camino a la destruccióny que el hombre es un ser muy violento.Dice que no es religioso, pero que no creeen el azar, que todo sucede por algo...

Finalmente, se pone de pie y sonríe pa-ra despedirse, dejando asomar el brillo demetal de los aparatos que cubren sus dien-tes.Tiene puesto un sweater de lana, jeansy zapatillas de lona. Parece inofensivo, pe-ro no lo es. Y no lo digo por lo que pareceni por lo que dice, sino por lo que canta.Al fin y al cabo, sólo les estoy proponien-do algo: oigámoslo.Por ser un chico menortiene el perdón, sáquenseloque él es bien mayor.La historia nos quiere usaraunque uno no quiera estar. También depende de vosde lo que apoyes o no.De tu poder, de qué poder es tu poder.¿Dónde lo ponés?

Junto con el grupo de Sonoridad Ama-rilla (integrado por Livia Basimiani yFrancisco Javier Ríos) Lucas Martí inau-guró una muestra para dar a conocersu libro Marzo. Podrá verse hasta principios de no-viembre en Fitz Roy 1983, de martes asábados, desde las 14 horas.

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de amigos. Quiere probar cómo es eso deque te produzcan, cómo es hacer un discocon más recursos. Por eso, dice, Papá sal-drá por Pelo, la discográfica que editó losúltimos dos de Miranda! y que tiene elperfil de sello que saca bandas muy cono-cidas del under para lanzarlas a otro lugar,a otro público. El plan, desde luego, puedefuncionar o no.

En su propio mundo privado, Lucas ha-ce música inspirado por su vida: las pelí-culas que mira –nombra El Topo, de Ale-jandro Jodorowsky y varias de Lynch,(todas menos la última, que no le gustó)–la música que le gusta –Victoria Mil, Rosal–y también, un gesto que sorprende, lo quele gusta hacer, dibujar y bordar. Verlo conaguja e hilo en las manos, dedicado a undibujo que podría ser atribuido a un niñode 7 años, es toda una confesión. Así esMarzo, su libro en formato pequeño, del

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tan elogiosa que Romero Brest lo invitó aparticipar del premio nacional del Institu-to Di Tella. Ferrari decidió dar un giro ypresentó cuatro obras contra la guerra deVietnam, entre ellas un avión de combatenorteamericano con un Cristo. Le prohi-bieron mostrarla, en un episodio de cen-sura que todavía se recuerda. Aquella fuela primera de sus grandes provocaciones.Ya nunca dejaría de hacer arte político contrabajos que mezclan la ironía y la denun-cia: el Papa envuelto en un preservativo,santos y vírgenes cociéndose en una sar-tén, una página del diario del Vaticanoque propone “Sigamos el ejemplo de Ma-ría” y en la que Ferrari pegó, describe élmismo, “una imagen lindísima de una pa-reja japonesa cogiendo”.

Cuando el Centro Cultural Recoletapresentó en el año 2004 una retrospectivade su trabajo, el cardenal primado de Ar-gentina, Jorge Bergoglio, rápidamente laconsideró “blasfema” y grupos de católi-cos se convocaron a rezar el rosario frentea la puerta. Ferrari ascendido a la catego-ría de demonio. Es curioso que sea hijo deun pintor que hacía murales en las igle-sias. “Mi padre no sólo las pintaba –hizolos murales de la capilla de San MiguelArcángel– sino que también las construía,porque era arquitecto”, cuenta ahora.¿Usted lo acompañaba a la iglesia cuandoiba a pintar?

No; hizo los murales antes de que yonaciera.

Y él, ¿llegó a ver las obras que usted hizo?Sí, porque murió en 1970, cuando yo yahabía empezado a hacer cosas. Porejemplo, ya había hecho el avión conel Cristo. Pero no le molestaba.

Entonces, que su padre pintara iglesias notiene nada que ver con que...

No, no. A él no le molestaba. ¿Por qué empezó a hacer arte político?

Porque tengo una enemistad con la re-

Nos acomodamos en un mínimo cuadra-do que encontramos libre (lo que no es tanfácil como podría creerse). Ferrari quedasentado entre un esqueleto y un muñeco depoliuretano. Por detrás de su hombro asomaun crucifijo dorado. “Así que están buscandopor dónde anda la izquierda”, dice.¿Usted se define como de izquierda?

Con mis contradicciones, sí, pero no mili-to. O milito un poco con lo que hago.

los 87 años, Ferrari es autor de unaobra con dos vertientes, el arteabstracto y el político. Esta última

centrada en cuestionar al catolicismo, es-pecialmente a las ideas bíblicas sobre elcastigo al diferente y la condenación en elinfierno. Comenzó en los 60 haciendo es-culturas de alambres y cuadros escritos(grafismos con textos incomprensibles)que le valieron la atención de la crítica,

LEÓN FERRARI

El rey LeónHizo de la rebeldía un arte y del arte, un capote rojo que agita para que las formasmás bestiales de intolerancia salten al ruedo. Su padre pintaba murales en iglesiasque él convirtió en íconos de una obra que deja en claro sus obsesiones. “Me llevomal con el poder”, sintetiza el hombre que exigió la anulación del Juicio Final.

n diciembre de 1997 León Fe-rrari le escribió una carta alpapa Juan Pablo II en la quele reclamó que tramitara laanulación del Juicio Final.

Decía allí que a su criterio, la existenciadel Paraíso no justifica la del Infierno. “Labondad de los pocos salvados no les per-mitirá ser felices sabiendo eternamenteque novias o hermanas o madres o ami-gos y también desconocidos y enemigos(prójimo que Jesús nos ordena amar yperdonar) sufren en tierras de Satanás”.

Me acuerdo de esa carta ahora, cuandole pregunto qué significa para él ser de iz-quierda. Estamos en la cocina de su taller,una cocina tan llena de esculturas, dibujosy extraños objetos que parece un cuartode trabajo más. En realidad, todos los es-pacios de esta antigua casa de la calle Pi-chincha donde Ferrari tiene su atelier es-

tán invadidos por una suerte de superpro-ductividad creativa.

Hace unos minutos, cuando entramosa la casa con el fotógrafo y seguimos a Fe-rrari en busca en un lugar donde sentar-nos a charlar, tuvimos que esquivar pri-mero unos caballetes con collages;pasamos a un hall cubierto de antiguas fo-tos en blanco y negro (él contará despuésque son del padre) y textos enmarcados(“son cuadros para leer”), cruzamos juntoa una habitación atiborrada de pinturasque nos dejaron envueltos en un tenueolor a barniz y por otra con esculturas ymaniquíes. Siempre en busca de un espa-cio, terminamos en la cocina. ¿Pero es real-mente una cocina? En los estantes, en lu-gar del previsible frasco de café y laazucarera, hay vírgenes y santos de yeso.Y del techo cuelga un globo terráqueo concucarachas de utilería.

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un hilo conductor entre cristianismo yrepresión. “La influencia que tiene laiglesia en nuestra cultura, la intoleranciaque te manda al infierno por no creer, esuna intolerancia que se prolonga duran-te los dos mil años que nos separan deentonces”, señala. Para él el catolicisimo,“esa religión que se mueve entre el dilu-vio y el apocalipsis, dos matanzas queningún ser humano podrá jamás igua-lar”, sustenta con su pasión por el casti-go la violencia política.

Ferrari no cree en los católicos que “es-tán en contra del tormento acá pero losanuncian en el más allá. Para mí esos soncatólicos incompletos, los que eligen sólouna parte del evangelio. La Iglesia, en rea-lidad, es toda de derecha”. ¿Y lo católicos vinculados a la izquierda?

La izquierda dentro de la iglesia, frayBetto, Boff, creen que están libres deculpa y cargo pero no, porque reclutangente que no estaría con la Iglesia siellos no estuvieran.

a cinta del grabador hace tope.Aprovechamos para movernos; elfotógrafo pasa al otro lado de don-

de estamos sentados y estamos a punto detirar al piso, sin querer, una sartén con ladocena de santas. Estuvo expuesta en lamuestra “Infiernos e Idolatrías”, en el ici.En esa oportunidad un desconocido tiróuna granada de gas lacrimógeno dentrodel recinto. Ferrari dijo que a fin de cuen-tas le gusta que sus obras se completencon la intervención del público.

En el 92, expuso un trabajo que llamóJusticia en la que una gallina defecaba enuna balanza. “Me escribieron de todo:“Qué culpa tiene la gallina de que vosquieras hacer arte”, “Gallo, cagate en estearte deshumanizante” y “Ojalá te encie-rren a vos”. Con eso armé al año siguien-te una muestra que se llamó Autocensura.La gallina, esta vez, estaba embalsamada.

En realidad, lo que me importa es en-contrar una forma de decir las cosas...Por ejemplo, yo también escribo, perome leen poco. Así que estoy preparan-do una muestra a la posiblementemande textos enmarcados. Como nome dan bola, los pongo como obra dearte, en el medio de manuscritos y ahípongo a todo el mundo a leer.

Como decía su padre, “primero que lo escuchen”Busco hacerme escuchar, pero con la pin-tura. ¿Quiere que le muestre las fotos?Volvemos al hall para verlas. Estan col-

gadas cubriendo dos paredes, en blanco ynegro. En una se ve al padre y la madredisfrazados de feligreses, representandolas bodas de Caná.

En la iglesia de San Miguel ella quedópintada. Fue modelo del mural.

¿Hizo de virgen?No – dice, y con una sonrisa– hizo deesclava. Desnuda y con el pelo largo.

Se divierte: “Lo dicen todavía hoy”.Pasó una cosa muy curiosa con Tucu-mán Arde, y es que fue un fracaso com-pleto en nuestras intenciones, que eraque el arte sirviera para hacer la revolu-ción. Porque nosotros a los dos meses,chau, cada uno andaba por su lado. Al-canzamos a hacer dos muestras, una enRosario y otra acá y se terminó. Algu-nos se fueron a la guerrilla, otros deja-ron de pintar, de modo que política-mente fracasamos. Pero con el tiempo,Tucumán Arde se convirtió en uno delos hitos del arte argentino.

Pero eso no estaba en los planes.!Para nada! Lo que queríamos nosotrosera algo muy distinto, irnos de la histo-ria del arte.

Eran épocas en que una muestra verdade-ramente exitosa terminaba con la clausurade la policía. Así pasó con la puesta porte-ña de Tucumán Arde. Más tarde, con YuyoNoé y Ricardo Carpani organizarían Malve-nido Rockefeller, en repudio a la gira delmultimillonario a América Latina enviadopor el presidente Nixon. Épocas de acción.Durante la inauguración del Premio Bra-que, un protesta contra la censura terminócon nueve artistas presos. Y de búsquedade insólitas maneras de expresarse: en su li-bro Prosa Política, Ferrari recuerda que unaobra de Roberto Ruano para el premio Very Estimar consistió en armar una reproduc-ción exacta de las vidrieras de la bibliotecaLincoln de la usis (United States Service In-formation). Luego, el autor arrojó un ladri-llo contra ella, “en momentos en que elmundo de la cultura celebraba alegrementela inauguración de la muestra”.Pero usted nunca militó en un partido...

No, porque soy una especie de amarretede tiempo. Y además no me siento capa-citado... Me acuerdo de que mi padresiempre buscaba quién iba a seguir conel nombre de él, con el apellido, y poreso les preguntaba a los nietos “¿Vos quevas a hacer?” Un día, uno de los nietos ledijo “Yo voy a ser político”, y él le advir-tió: “Primero fijate si cuando hablás, teescuchan”. (Levanta las cejas en un gestode sarcasmo) Es lo que me pasa a mí:cuando yo hablo no me escuchan”.

El infierno

n 1976 debió exiliarse en Brasil.“Tenía un hijo montonero y otroque era del po. A pesar del golpe,

al principio queríamos quedarnos, perovinieron a buscarlo a Ariel y decidimos ir-nos, toda la familia; era lo mejor para no-sotros y para su propia seguridad. Nos fui-mos nueve personas, entre ellas su novia.Ariel se quedó y poco después lo desapa-recieron, murió en un tiroteo con Astiz”.

Ferrari reafirmó su certeza de que hay

presión, tanto religiosa como política.Me llevo mal con el poder.Lo primero que hizo fue la serie Cartas

al general en el año 63. Gobernaba JoséMaría Guido, un civil, pero las ffaa ma-nejaban el país. “Tenían líneas de escritu-ra en las que no se entendía nada. Des-pués vino lo del avión con el Cristo,contra la guerra de Vietnam. Los diariosrepetían que la invasión se hacía en de-fensa de la civilización occidental y cristia-na. Me rompí la cabeza para encontraruna imagen de esa civilización, y encontréesa: un avión bombardero y el Cristo.Cuando lo vio, Romero Brest se puso páli-do. Creo que lo que más chocó es que elCristo no era hecho por mí, sino un Cristoque compré en una santería, ´con ojos devidrio´, me había remarcado el vendedor”. ¿Es cierto que como le prohibieron exhibirlo, de-jó de exponer en galerías por mucho tiempo?

Dejé de exponer cosas que no fueranpolíticas.

¿Por qué?Como me censuraron las obras políti-cas, dejé de hacer todas las otras.

La llama eterna

finales de los 60, Ferrari formaría parte delos movimientos que buscaron ha-cer del arte una herramienta revolu-cionaria. En 1968, junto a unos 30

artistas de Rosario y Buenos Aires integróTucumán Arde, un colectivo que anunció sudecisión de “abandonar la elite cultural, re-nunciar a las becas y fundaciones y cambiarde público para dirigirnos al pueblo explo-tado con sus problemas y con su lenguaje”.

El grupo se dio a conocer con unamuestra que denunció la situación de losobreros en los ingenios. Dispuestos a rom-per con las formas conocidas hasta enton-ces, mezclaron fotografías, noticias perio-dísticas y documentales. Era un trabajocuyo principal objetivo ya no radicaba enla belleza ni la novedad, sino en lograr elcambio de las conciencias. “Hubo variosque viajaron a Tucumán donde se hicie-ron pasar por periodistas y entrevistaron agente vinculada al gobierno” e incluyeronlos reportajes en la exposición, recuerda.La muestra, que se hizo en la cgt de losArgentinos, mezcló datos sociales y econó-micos con recursos de la publicidad y ac-ciones políticas. Al entrar a la muestra, elvisitante encontraba en el piso cuadros si-nópticos que mostraban las relaciones en-tre el gobierno y los ingenios. Las entrevis-tas se transmitían por altoparlantes, y seproyectaron las imágenes y filmacionestomadas en los ingenios. Al mismo tiem-po, se pedía al público su opinión, testi-monios que se incorporaban a la muestra.Ferrari preparó un montaje de recortes dediarios con los que tapizó una pared. “¡Noes arte!”, recuerda que decían los críticos.

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País difícil éste. Una lluvia intensa,una granizada, una tormenta que sa-cude como un terremoto. Muertosque nadie recordará, gente angustia-da por sus autos abollados, personassacando agua de sus casas, otras sa-cando sus ¿casas? del agua, chicos fe-lices por no tener clases, agua por to-das partes en pintorescos y siniestrosríos urbanos... Sobre los restos deldesastre, voy rumbo a la Santa Ma-ría de los Buenos Aires a ver teatro.Este año se cumplen 90 (¡noventa!)del comienzo de una de las más ex-traordinarias experiencias en tornoa la utopía de la igualdad: la Revo-lución Rusa. ¿Qué ha quedado deaquello?El edificio del centro de la Coopera-ción es aburridoramente vidriado,nuevo, reluciente y prolijo. Voy aver Cartas de amor a Stalin y la salase llama Raúl González Tuñón. Ca-ramba. Sala pequeña, sobria y sólosomos diez. ¿Qué se sentirá ante unpúblico tan magro? ¿De dónde saca-rán los actores el entusiasmo, la de-dicación o solo será oficio? No lo séy por las dudas no preguntaré nadaal respecto.Veo.Veo puro teatro o teatro en estadopuro. Una de las bellas artes más po-pulares se despliega ante nosotros,pequeños espectadores, con su ma-gia infinita. Tres actores y sólo tres.Un sillón, un viejo teléfono de mani-vela, una alfombra, algunas valijas ycartas, papeles desparramados por elpiso. Tres actores que gritan, lloran,sufren, declaman, susurran, cantanalegorías, metáforas y desvelos entorno a la libertad, a la servidumbre,al artista y al poder. A la locura enmil formas, a ciertas y escondidas ca-vernas del amor (ella, ella conmue-ve, ella hace temblar...). La obra es sombría y a la vez ilumi-na. Bulgacov, el escritor ruso atrapa-do bajo la sombra de Stalin, espe-rando lo que no ocurre y haciendoque no ocurra lo que espera. Noventa años de la Revolución Ru-sa. Estoy en el centro de la Coope-ración. La sala se llama GonzálezTuñón. La obra: Cartas de amor aStalin. ¿Todo esto es una paradoja?¿Qué pasará por la cabeza de al-guien de 30 años al verla?... No losé y la sala está vacía…En algún lugar de mi corazón, san-gro al ver esta obra.El mágico teatro trae hasta nosotroslos oscuros retumbares de una revo-lución que tal vez nunca tomó elPalacio de Invierno. ¿Qué ha que-dado de aquello?Salgo y ya no llueve en la SantaMaría de los Buenos Aires. Y pacientes y tenaces, revolvedoresde basura y suplicantes de limosnasavisan que algo no anduvo, no an-da bien.

Cartas de amor a Stalin, puro teatroarriba del escenario y muchas para-dojas rodeándolo.

UNA OBRA

Esperando a Stalin

Cartas de amor a StalinDirección: Enrique DacalElenco: Julio Ordano, Jessica Schultz yEnrique PalatinoViernes y sábados, 20.15Corrientes 1543

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18 OCTUBRE 2007MU

La crisisa crisis de la izquierda que se manifies-ta en el retroceso político de las fuerzasorganizadas del movimiento obrero y

progresista no es sino un epifenómeno de unacrisis mucho más profunda: la crisis de la trans-misión cultural en el pasaje de las generacionesalfabético-críticas a las generaciones post-alfa,configuracionales y simultáneas. La dificultadde la transmisión cultural no consiste en la difi-cultad de transmitir contenidos ideológicos opolíticos, sino en la dificultad de poner en co-municación mentes que funcionan según for-mas diferentes, incompatibles. La primera ymás indispensable operación que se debe reali-zar es la de comprender la mutación de forma-to de la mente post-alfa. La primera generaciónque ha aprendido más palabras de una máqui-na que de su madre está hoy en escena.

Cálculoe calcula que una persona nacida en1935 habrá trabajado alrededor de95.000 horas en el curso de su existen-

cia. En 1972 se presentaba, en cambio, una vi-da laborable de 40.000 horas, pero para loscontratados en el año 2000 se deben calcularalrededor de 100.000 horas de trabajo, invir-tiendo una tendencia secular que había cons-tantemente reducido el tiempo de trabajo. Apartir de los años 80 estamos obligados a tra-bajar cada vez más para compensar la mermacontinua del poder adquisitivo de los salarios,para enfrentar la privatización de un númerocreciente de servicios sociales y para podercomprar todos aquellos objetos que el confor-mismo publicitario impone a una sociedad enla que las seguridades psicológicas colectivashan disminuido.

Celularizadosunque algunos teóricos como AndréGorz o Jeremy Rifkin habían previstouna reducción del tiempo de trabajo so-

cial y una expansión del tiempo libre, lo quesucedió en los años 90 es exactamente lo con-trario: desde aquella década la jornada laboral

se volvió prácticamente ilimitada. La distinciónentre tiempo de trabajo y tiempo de ocio ha si-do progresivamente cancelada. El teléfono celu-lar tomó el lugar de la cadena de montaje en laorganización del trabajo cognitivo: el info-traba-jador debe ser ubicado ininterrumpidamente ysu condición es constantemente precaria.

Libertada retórica política de las últimas déca-das insiste en la libertad individual, pe-ro el tiempo laborable celularizado de

las personas es sometido a condiciones de tipoesclavista. La libertad es puramente virtual, for-mal, jurídica. En realidad, nadie más puede yadisponer libremente de su propio tiempo. Eltiempo no pertenece a los seres humanos con-cretos (y formalmente libres), sino al ciclo inte-grado del trabajo. Sólo los drop out, los vaga-bundos, los fracasados, los ociosos desocupadospueden disponer libremente de su tiempo.

Vivir sin vidal esclavismo contemporáneo no es san-cionado formalmente por la ley, sinoque es incorporado rigurosamente en

los automatismos tecnológicos, psíquicos, co-municativos. En las áreas periféricas del mun-do –donde las corporaciones globales han loca-lizado los trabajos manuales– el esclavismo esfácilmente reconocible: terribles condicionesde trabajo, horarios de diez o doce horas seisdías a la semana, pagas inferiores al mínimoindispensable para una vida decente, explota-ción salvaje del trabajo infantil. En el corazónde la metrópolis global el esclavismo tiene ca-racterísticas originales: pálidos e hiperactivostrabajadores cognitivos zigzaguean en el tráficociudadano, inhalando veneno y balbuceandopor el celular. Son forzados, además, a ritmossobre los que ya no tienen control alguno. Esla carrera del ratón: es preciso ir cada vez másrápido para pagar los costos de una vida queya nadie vive.

Productividadlo largo de todos los años 90 este jue-go se pudo sostener. En aquel períodofuncionaba un verdadero sistema de

capitalismo de masas, fundado sobre la parti-cipación de los trabajadores en el mercado fi-nanciero, y sobre la ilusión de enriquecerserápidamente dedicando todas las energías altrabajo. Los trabajadores cognitivos eran invi-tados a invertir, no sólo sus energías, sinotambién su dinero, en las empresas en rápidoascenso en los mercados financieros. Esto eraviable gracias a la posibilidad de altas ganan-cias vinculadas al incremento de la producti-vidad y gracias al continuo aumento del va-

Mucha práctica hecha teoría es lo que caracteriza el pensamiento deeste italiano que protagonizó las principales experiencias de comuni-cación libre, pero también las reflexiones más novedosas sobre el sig-nificado de una nueva cultura que él resume.

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lor de las acciones de la Bolsa. Una macha-cante ideología publicitaria identificaba aléxito con el hiper-trabajo y estimulaba la mo-vilización de todas las energías cognitivas.Las mismas energías libidinales se transferíana la esfera productiva. En aquellos años se vi-vía con el terror al sida, y el cuerpo ajenomandaba vibraciones un poco eléctricas. Me-jor no acercarse, mejor no dejarse llevar porla ternura, mejor invertir hasta el último gra-mo de vitalidad en la carrera frenética de laproductividad.

Químicosos psicofármacos euforizantes se vol-vieron parte de la vida cotidiana. A mi-tad de los años 90, el Prozac aparecía

como una suerte de medicina milagrosa quetransformaba a los hombres y a las mujeres enmáquinas felices de ser siempre eficientes,siempre optimistas, siempre productivos. Unconsumo espantoso de euforizantes, antidepre-sivos, neuroestimulantes, acompañó el desa-rrollo de la new economy. Era el soporte indis-pensable para aguantar la movilizaciónpsíquica constante del frenesí competitivo.

El colapsoinicios de los 90 se produce el fin delImperio del Mal. El Imperio del Mal ha-bía nacido del fuego de las guerras del

siglo xx, y se había fortalecido con la industria-lización forzada del mundo. Se había apoderadoabusivamente de la palabra “comunismo” sus-trayéndola a las esperanzas de los proletarios,había sido forjado con el mismo metal y con lamisma sangre con que se había forjado su anta-gonista occidental, la presunta democracia capi-talista. Desde el fin de la Segunda Guerra Mun-dial, y durante cincuenta años, la democraciacapitalista pudo convivir con las autocracias delsocialismo autoritario de manera perfectamenteintegrada y estable. Esta división del mundo en-tró en crisis cuando, después de 1968, emergeun nuevo proletariado intelectual.

Cognitariadon los años 80 los incrementos de pro-ductividad se aceleran en el mundo oc-cidental gracias a la introducción de

nuevas tecnologías altamente flexibles y mole-culares. Al mismo tiempo, la difusión de losmedios electrónicos tiende a derribar todas lasfronteras políticas. La cortina de hierro entre elImperio dinámico y el Imperio estático funcio-na cada vez menos. La nueva clase productivaque se va formando, el cognitariado, no es geo-gráficamente delimitable ni políticamente con-trolable. Es una clase cosmopolita, curiosa, so-cialmente y geográficamente móvil, rebelde atoda limitación de la libertad.

Alianzaa alianza del trabajo cognitivo con elcapital financiero produjo efectos cultu-rales importantes, como la identifica-

ción ideológica del trabajo y la empresa. Lostrabajadores fueron empujados a verse comoempresarios de sí mismos, y en esta manerade ver hay algo de verdadero si se lo relacionacon el período de florecimiento de las punto-com, cuando el trabajador cognitivo podía cre-ar su empresa invirtiendo su fuerza intelectual(una idea, un proyecto, una fórmula) comobien valuable en términos financieros.

CiberculturaQué fue la puntocom manía? Digamosque la participación de masas en el ci-clo de la inversión financiera de los

BiforcacionesFRANCO BIFO BERARDI

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En la web, son muchos los textos de Bifo que sepueden leer, así como escuchar algunas de las le-gendarias transmisiones de su Radio Alice. Los quequieran comprar su libro así como conocer suagenda de presentaciones en Baires, pueden con-sultar tintalimonediciones.org o lavaca.org

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19OCTUBRE 2007 MU

años 90 puso en marcha un proceso de auto-organización de los productores cognitivos.Los trabajadores cognitivos invertían su expe-riencia, saber y creatividad, y encontraban enel mercado accionario los medios para crearempresas. La ideología libertaria y liberal quedominaba la cibercultura (sobre todo america-na) en los años 90 idealizaba el mercado pre-sentándolo como un ambiente puro. En esteambiente natural, como la lucha por la super-vivencia del más fuerte que hace posible laevolución, el trabajo encuentra los medios ne-cesarios para valorizarse y devenir empresa.Este modelo, teorizado por autores como Ke-vin Kelly y transformado por la revista Wiredha entrado en bancarrota al comienzo delnuevo milenio, junto con la new economy ycon una gran parte del ejército de emprende-dores cognitivos que habían habitado el mun-do de las puntocom. La razón de la bancarro-ta está en el hecho de que el modelo de unmercado perfectamente libre es una mentirateórica y práctica. Lo que el neoliberalismo re-forzó con el tiempo no fue el libre mercado,sino el monopolio.

La batalla n la segunda mitad de los años 90 sedesarrolló una verdadera lucha de cla-ses al interior del circuito productivo

de las altas tecnologías. El devenir de la red fuesignado por esta lucha, de la cual hoy no estáclaro el resultado. La lucha por la superviven-cia no fue ganada por el mejor o por el másafortunado, sino por aquel que sacó a relucirel cañón: el cañón de la violencia, del robo,del hurto sistemático, de la violación de todanorma ética y legal.

Lo peorurante la última década del siglo, dosmundos extraños e incomunicados en-tre sí se han desarrollando sobre el pla-

neta Tierra: guerra civil en el planeta físico ehiper-trabajo cognitivo en el planeta virtual. Laclase virtual ha construido un retículo de rela-ciones productivas en el ubicuo espacio inma-terial de la red. Al mismo tiempo, en el planetafísico se han multiplicado los puntos de fractu-ra, de contraposición identitaria. Los dos mun-dos se miraban con creciente sospecha, y laclase virtual globalizada multiplicaba y perfec-cionaba las barreras de seguridad que separa-ban su cableado mundo de las posibles agre-siones de las masas marginalizadas. Es sobreestas líneas que ha madurado el colapso. Sehabía desplomado el Imperio del Mal, peroaparecía sobre el planeta el Imperio de lo Peor.

Así, una nueva fase comenzó: los grupos quedevinieron predominantes en el ciclo de la neteconomy forjan una alianza con el grupo do-minante de la old economy (el clan mafiosode Bush o Berlusconi, la industria militar o lapetrolera, etc.); en esta fase se manifiesta unbloqueo del proceso de globalización produc-tiva. El neoliberalismo produjo su propia ne-gación, y aquellos que eran sus sostenedoresmás entusiastas se convirtieron en las vícti-mas marginalizadas.

Relación directaon el crash del puntocom, el trabajocognitivo se separó del capital. Los ar-tesanos digitales, que en los años 90

se sintieron empresarios de su propio trabajo,se darán cuenta poco a poco de que fueronembaucados, despojados, expropiados, y estocreará las condiciones de una conciencia denuevo tipo en los trabajadores cognitivos. Sedarán cuenta de que aun poseyendo toda lapotencia productiva, han sido expropiados desus frutos por una minoría de especuladoresignorantes pero hábiles en el manejo de losaspectos legales y financieros del proceso pro-ductivo. El sector improductivo de la clase vir-tual, los abogados y los contadores, se apro-pian del plusvalor cognitivo producido por losfísicos, los informáticos, los químicos, los es-critores, los operadores de medios. Pero éstospueden separarse del castillo jurídico y finan-ciero del semiocapitalismo y construir una re-lación directa con la sociedad, con los usua-rios. Y entonces se iniciará tal vez el procesode autoorganización autónoma del trabajocognitivo. Un proceso que está ya en acto, co-mo demuestran las experiencias del mediacti-vismo y la creación de redes de solidaridadcomo el trabajo migrante.

El trayectoara nosotros era necesario atravesar elpurgatorio de los puntocom, la ilusiónde una fusión entre trabajo y empresa

capitalista, incluso el infierno de la recesión yla guerra infinita, para poder ver emerger elproblema en términos claros. De una parte, elsistema inútil y obsesivo de la acumulación fi-nanciera y la locura de la privatización del co-nocimiento público, la herencia de la vieja eco-nomía industrial. De otra parte, el trabajoproductivo cada vez más inscripto en las fun-ciones cognitivas de la sociedad. El trabajo cog-nitivo comienza a verse como cognitariado, ycomienza a construir instituciones de conoci-miento, de creación, de cura, de invención y deeducación que son autónomas del capital.

El terrora separación artificial entre clase vir-tual y focos de agresividad identitariacreó las premisas del colapso de seguri-

dad que explotó el 11 de septiembre de 2001.Llegado este punto, el poder global desentierray vuelve a proponer la retórica de la lucha en-tre el Imperio del Bien y el Imperio del Mal,para desencadenar una guerra que le permitaevitar rendir cuentas ante el fracaso económicoy social de las políticas liberales del capitalis-mo global. Una vastísima parte de la opiniónpública mundial se opone entonces a la guerracon inmensas manifestaciones. Pero la poten-cia militar de la mayor potencia mundial im-pone su voluntad: la guerra, la violencia des-plegada, el terror que produce terror, lahumillación que produce resentimiento, ven-ganza, más violencia.

Bush & Gatesa alianza Bush-Gates sancionó la liqui-dación del mercado, y en ese punto lafase de la lucha de la clases al interior

de lo virtual terminó. Una parte de las clasevirtual ingresó en el complejo militar-indus-trial, otra (la mayoría) fue expulsada de la em-presa y empujada a las márgenes de una ex-plícita proletarización. En el plano culturalestán emergiendo las condiciones para la for-mación de una conciencia social del cognita-riado y éste podría ser el fenómeno más im-portante de los años por venir, la única claveque pueda ofrecer soluciones al desastre. Alfinal, el mercado fue conquistado y sofocadopor las corporaciones monopolísticas, y elejército de los autoempresarios y los microca-pitalistas aventureros fue robado y disuelto.

Franco Berardi lleva unode esos seudónimos quese imponen. Por eso enmuchos sitios y desde ha-ce casi cuarenta años se loconoce simplemente comoBifo. Sin embargo, sus ex-periencias y escritos nohan sido hasta el momen-to discutidos en Argentina,a pesar de su prolífica pro-ducción y del interés y ac-tualidad de los problemasque lo ocupan.Berardi cursaba Estéticaen la Universidad de Bo-

logna cuando sobrevino larebelión estudiantil del 68y más tarde participó delmovimiento del 77. Allífundó la revista Atraverso,la radio libre más conoci-da de aquella época, Ra-dio Alice, clausurada por lapolicía, y la tevé callejera.De visita por primera vezen nuestro país para pre-sentar su libro Generaciónpost-alfa, editado por Tin-ta Limón, el miércoles 7 denoviembre estará en la Bi-blioteca Nacional.

De Bologna a Buenos Aires

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mal”. Es decir, el capitalismo.La moraleja conservadora de esta for-

ma de narrar la revolución es evidente.Cualquiera que intente modificar el or-den social tendrá el destino trágico delaprendiz de brujo: desatará fuerzas queluego no podrá controlar y que se volve-rán en su contra. El problema de esta for-ma de mirar los sucesos revolucionarioses que condena tanto a los deseos deemancipación de quienes fueron sus pro-tagonistas como a los nuestros propios.Contra este sentido conservador, hoy ne-cesitamos recordar a nuestros ancestrosde 1917 de otra manera. Si termina impo-niéndose sobre ellos una condena históri-ca tal, nuestros propios deseos emancipa-torios sufrirán hoy una derrota similar.

Pero existe otro peligro que amenazatanto a nuestros ancestros como a noso-tros mismos. Además de la razón conser-vadora, pesa sobre los revolucionarios de1917 la amenaza de la razón simplificado-ra y abstracta presente en las narrativasde la izquierda tradicional. Estas narrati-vas encorsetan el caudal múltiple del pro-ceso revolucionario en un esquema “teó-rico” y lineal de la historia. La Revolución–sostienen– no fue otra cosa que el mo-mento del paso de un modo de produc-ción a otro. Ya que, según la teoría, nocualquier grupo social tiene en sus ma-nos la misión de acabar con el capitalis-mo, se trató de una epopeya protagoniza-da por la clase obrera “consciente” (esdecir, bolchevique) y su punto de consu-mación fue la toma del poder estatal enoctubre. Así, los historiadores de la iz-

irada desde el presente, la Re-volución Rusa se nos aparececomo un momento crucialde la historia de la humani-dad. Fue la primera de las

grandes revoluciones animada por un de-seo explícito de destruir el capitalismo yreorganizar la vida social de un modo ra-dicalmente diferente. Pero fue una revolu-ción que no sólo no condujo a los finesde libertad e igualdad que anunció, sinoque dio a luz, en cambio, a una sociedadincluso más opresiva que la que vino areemplazar. Por tal destino, la RevoluciónRusa casi inevitablemente evoca el senti-do de una gran tragedia. Y es así comofrecuentemente se la narra.

Los historiadores liberales han contadoesa historia utilizando la estructura narra-tiva de las antiguas tragedias griegas, quecasi siempre relataban episodios en losque la voluntad de hombres orgullosos oinconscientes resultaba frustrada y de al-gún modo castigada por los dioses, por laFortuna, o por cualquier otro orden tras-cendente (en sentido actual podría ser,por ejemplo, las “leyes de la Historia”). Enla mirada de esos historiadores, los sober-bios revolucionarios de 1917 creían erra-damente que podían cambiar el ordennatural de la sociedad. Animados por esainmodesta creencia, alteraron el curso“normal” y necesario de la historia y porsu orgullo fueron castigados con un régi-men monstruoso que devoró con su fue-go incluso sus propias vidas. Y todo fueen vano, ya que, tras 74 años de penurias,Rusia terminó retomando el curso “nor-

preconceptos percibirá de inmediato queexistió una sorprendente multiplicidad deprotagonistas, tanto desde el punto de vis-ta de su origen social, como en lo que res-pecta a sus nacionalidades y orientacio-nes políticas. Fueron obreros, claro, perotambién campesinos, estudiantes, solda-dos, intelectuales, feministas, trabajadoresde cuello blanco, minorías nacionales, ar-tistas de vanguardia. Se declararon por to-das partes en rebeldía, no sólo en el terri-torio de Rusia, sino también en lasperiferias del antiguo Imperio en las quelos rusos eran minoría. El significado dela revolución para cada uno de ellos po-día ser muy distinto: podía expresarse enuna ideología –comunismo, anarquismo,etc.–, pero también como anhelos de auto-determinación nacional, como rechazo dela moral y de la cultura burguesa domi-nantes, como un hastío por la guerra im-perialista, como deseos de emancipaciónrespecto del yugo de los varones y de losmayores o, entre los campesinos, simple-mente de recuperar las tierras arrebatadaspor el mercado o por los nobles y la Igle-sia para vivir en sus comunas sin que na-die los moleste.

A pesar de tales diferencias, los diver-sos sujetos que hicieron la Revoluciónconstruyeron formas de articulación iné-ditas. Existió durante 1917 y en los tresaños posteriores un efecto de “contagio”entre las experiencias de lucha de cadasector. En esos días era notable la existen-cia ubicua de un intenso rumor, un mur-mullo revolucionario, la comunicación ycopia de experiencias y lenguajes que de-

quierda tradicional miden de acuerdo aesta vara todos los eventos del proceso re-volucionario. Aquello que “contribuye” alesquema abstracto y lineal que tienen enmente, aparece resaltado y ocupa el cen-tro de la escena. Lo que no, queda margi-nado, silenciado o es tergiversado. Unaclase obrera abstracta, idealizada, es situa-da como sujeto privilegiado a expensasdel resto de los grupos sociales que parti-ciparon en la revolución (y muchas vecesa expensas de los obreros reales, de carney hueso). Sin embargo, el relato está cen-trado en lo que sucede en la esfera del po-der político: los cambios de gobierno, lasideas debatidas en los comités centralesde los partidos, las luchas entre faccionespor orientar la acción de los obreros, etc.En definitiva, se trata de una narrativaprotagonizada por elites políticas, en lasque las masas son apenas el coro que en-marca una acción cuyos verdaderos suje-tos son los líderes partidarios.

A su manera, como la razón conserva-dora, también la de la izquierda tradicio-nal hipoteca los deseos emancipatoriosdel pasado y del presente sometiéndolosa un esquema abstracto y trascendente enel que los hombres y mujeres reales tie-nen poco lugar.

Una revolución múltiple

a de 1917 fue mucho más que unarevolución “obrera” o “rusa” o“bolchevique”. Quien se acerque

a la historia de esas jornadas liberado de

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Una mirada sobre el mayor suceso de la historia del cambio social que intenta recuperar lo que quedósepultado bajo los escombros de la derrota. Ezequiel Adamovsky –historiador y especialista en Rusia– rescata los matices que permitieron la revuelta, separando mito de realidad y resaltando su diversidad.

LA REVOLUCIÓN RUSA CUMPLE 90 AÑOS

Las imágenes forman parte de la muestra que podrá verse en el Centro CulturalRojas. Son láminas, fotos y afiches que evocan la época y su estética y que seránacompañadas por textos que sintetizan los hitos de esa revuelta. Cinco conferen-

cias, de dos ciclos de cine –uno retrospectivo, con las primeras reconstruccionesde la Revolución en la filmografía soviética–, dos espectáculos y una muestra deimágenes y sonidos, se ocuparán de diversos aspectos del legado de 1917.

Volver al 17

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safiaban las barreras de clase. Por todaspartes la desobediencia, por todas partesel rechazo de cualquier forma de autori-dad, por todas partes la adopción de for-mas asamblearias o soviéticas muy simi-lares, por todas partes el esfuerzo porcomunicarse directamente con los demásgrupos sin confiar en mediaciones, portodas partes ejemplos de solidaridad yayuda mutua. Campesinos que colaborancon soldados en fuga; soviets de obrerosque mandan fondos para un soviet decampesinos; marineros que se solidarizancon obreros en huelga y reaccionan conindignación frente a los abusos contra loscampesinos, mujeres que explican su su-bordinación de género utilizando analogí-as con la autoridad estatal o de clase. Losejemplos se multiplican por cientos. Re-sultaba claro que cada lucha era diferentey singular, pero que todos de alguna ma-nera habitaban un territorio subjetivo encomún. Ese territorio desarrolló sus pro-pias instituciones revolucionarias. Desdefebrero de 1917 se fueron multiplicandoen cada localidad los soviets –consejos dedelegados de los diferentes grupos en lu-cha–, que a su vez crearon formas de coor-dinación de nivel nacional en los Congre-sos Panrusos (o “de toda Rusia”) de losSoviets, que fueron los órganos máximosde dirección del proceso revolucionario.

La Revolución fue todo esto: no se li-mitó a dos momentos de cambio de regí-menes políticos. No hubo dos revolucio-nes –de “Febrero” y de “Octubre”– sinoun único proceso marcado por las luchasde múltiples protagonistas, un procesode profunda crítica y demolición de di-versos aspectos de la dominación socialy de construcción de formas de vida yde organización alternativas que duródesde febrero de 1917 hasta su fin en1921. La Revolución es impensable sin laparticipación de todos estos grupos, sinsus huelgas, sus soviets rebeldes, sus to-mas de fábrica, sus expropiaciones detierra, su desobediencia en el ejército,sus manifestaciones callejeras, sus gue-rrillas, motines y sabotajes. Los partidosoperaron en el nivel de las alternativasde dirección política en Petrogrado y enlas principales ciudades, pero no organi-zaron ni dirigieron la mayoría de las ac-ciones decisivas de la revolución, quefueron llevadas a cabo por el movimien-to social autoorganizado.

El mito de Octubre

no de los mitos más persistentesacerca de la Revolución rusa esque los bolcheviques fueron el

único partido verdaderamente revolucio-nario y que, por ello, la toma del poderque protagonizaron en octubre fue decisi-va para asegurar el desplazamiento delGobierno Provisional y, con él, el carácterdefinitivamente comunista de la revolu-ción. Nada más alejado de la realidad.

En realidad, durante la Revolución hu-bo cuatro grandes partidos socialistas ypartidarios de la revolución: los Menche-viques, los Socialistas Revolucionarios,los Bolcheviques y, a partir de noviembrede 1917, los Socialistas Revolucionarios deIzquierda. Además, había otros grupos yfracciones menores y un importante cau-dal de anarquistas que rechazaban agru-parse como un partido.

Cuando se desataron los eventos en fe-brero, todos los partidos se encontrabanen una situación similar. Tenían muy pocasolidez y experiencia organizativa, debidoa la situación de clandestinidad y repre-sión que imponía el régimen zarista. Loslíderes de todos los grupos estaban desdehacía años en el exilio. En general, los par-tidos eran federaciones más o menos la-xas de grupos locales identificados con talo cual idea, y por ello con tal o cual parti-do. Cuando a partir de marzo y abril de1917 empezaron a regresar los líderes delexilio, comenzaron los intentos de conver-tir a esas federaciones laxas en organis-mos más centralizados y parecidos a lo

que hoy llamamos un parti-do. No fue fácil: los militanteslocales no conocían a sus líde-res y menos aun los motivosde sus interminables peleasen el exilio. Esto era particu-larmente así para el caso delpequeño Partido Bolchevique,que no tenía nada que ver, co-mo estructura organizativa,con lo que Lenin, su jefe má-ximo, tenía en mente. Se trata-ba, hasta entonces, de un par-tido bastante descentralizado,con mucha autonomía localy libertad interna. Su baseera abrumadoramente obrera,aunque el liderazgo estabacompuesto por intelectuales.Todavía en estos meses a Le-nin le costaba mucho contro-lar al resto de los dirigentes, ya éstos les costaba todavíamás controlar a la masa desus adherentes, que fue cre-ciendo enormemente de fe-brero a octubre. Ese carácterabierto y libre fue lo que lepermitió al partido estar encontacto estrecho con las ma-sas en este momento.

El crecimiento de los bol-cheviques estuvo relacionadocon el fracaso del GobiernoProvisional, que había genera-do grandes expectativas cuan-do fue encabezado por Ké-rensky, un socialista, pero quepronto fue perdiendo acepta-ción ya que los miembros nosocialistas del gabinete bloqueaban cual-quier medida a favor de las masas.

El partido único

partir de septiembre de 1917, lospartidarios de Lenin, que eran losúnicos que no habían apoyado a

Kerensky, fueron ganando la preferenciade los obreros y soldados rebeldes, espe-cialmente los de la capital. En ese mo-mento se inclinaron en su favor la mayo-ría de los delegados del soviet dePetrogrado, que era el más importante, ytambién de varios del interior del país.Por entonces, sin embargo, eran una mi-noría en el Comité Ejecutivo que habíadejado constituido el Primer CongresoPanruso de los Soviets, que se había reu-nido tiempo atrás. Para el 25 de octubrese esperaba la reunión del Segundo Con-greso, que daría la oportunidad de elegirun nuevo Comité Ejecutivo y una nuevalínea política más acorde a la disposiciónmás radical que ahora tenían las masas.Pero en la noche del día 24, a pocas ho-ras de la apertura del Congreso, los bol-cheviques, en una medida inconsulta, re-alizaron una acción militar para derrocaral Gobierno Provisional. Ante el tribunalde la historia se justificaron diciendo quede esa manera aseguraban el curso ver-daderamente comunista de la Revolu-ción, que estaba en peligro por una inmi-nente reacción derechista. Hoy sabemosque, en realidad, no existía tal peligro yque, además, la mayoría de los delega-dos del Segundo Congreso tenían unmandato de las bases para decretar la to-ma del poder por los soviets. En otras pa-labras, el fin del gobierno de Kérensky yla instauración de uno nuevo que fueracompletamente socialista estaba ya ase-gurada sin necesidad de la acción militarde la noche previa. Los motivos detrás dela estrategia bolchevique fueron en reali-dad otros.

Lenin exigió a sus camaradas adelan-tarse a la reunión para llegar así al Con-greso con el hecho consumado y posicio-nar a su partido en un lugar de mayorprestigio para la composición de un nue-vo gobierno. En efecto, en el SegundoCongreso los bolcheviques no alcanzaronla mayoría propia, por lo cual habrían de-bido aceptar formar gobierno con los de-

más partidos socialistas, cosaque Lenin quería evitar a to-da costa. La apuesta salió se-gún lo esperado: cuando losdelegados se reunieron el día25 se desató una fuerte polé-mica cuando muchos cuestio-naron a los bolcheviques porsu acción inconsulta. La dis-cusión se volvió muy agresi-va y muchos delegados querespondían a otros partidosdecidieron abandonar la reu-nión como protesta. En esecontexto, los bolcheviquesaprovecharon la inesperadamayoría para hacerse elegircomo nuevo gobierno. La di-rección de los soviets, quesiempre había sido multipar-tidista, quedaba así en manosde un partido único.

La “Revolución de Octu-bre” pasó a la historia comoun gran mito. En realidad, loseventos del 24 y 25 de esemes fueron bastante modes-tos. No se trató de una granmovilización popular, sinode una pequeña acción mili-tar calculada y organizada.Sin víctimas fatales y casi sinheridos, los grupos bolchevi-ques habían conseguido qui-tar del medio al desprestigia-do Gobierno Provisional. Adiferencia de los sucesos defebrero, no hubo en los deoctubre ni huelgas, ni moti-nes, ni grandes manifestacio-

nes callejeras. Esa noche circularon lostranvías y hubo función en los teatrosnormalmente. Mientras se prolongabanlas acciones militares contra el Palacio deInvierno el día 25, a pocas cuadras de allíla vida seguía con toda normalidad.

Lenin y Trotsky tuvieron un papel per-sonal de enorme importancia en estossucesos. Fueron ellos los que lograronconvencer al resto de los líderes del parti-do y a las bases de realizar una acción deese tipo. Muchos bolcheviques estabanen contra, y sólo aceptaron la situaciónbajo la promesa de que se preservaría lapreeminencia de los soviets y se negocia-ría la entrada de otros partidos al gobier-no. Sin embargo, aunque Lenin había lla-mado en varias ocasiones a que seentregara “el poder a los soviets”, en rea-lidad nunca creyó que los soviets fueranorganismos con capacidad de liderar unarevolución: siempre apostó al partido (asu partido) como la organización revolu-cionaria por excelencia.

La joven María

ojos de muchos obreros la accióndecisiva de los bolcheviques enoctubre les ganó un gran presti-

gio. Pero también fueron muchos los quela condenaron. Desde entonces se produ-jo una división definitiva en el campo re-volucionario, que hasta entonces habíapermanecido más o menos unido másallá de las diferencias partidarias. Inme-diatamente, los obreros ferroviarios ame-nazaron con decretar una huelga si Leninno aceptaba formar un gobierno con losdemás partidos. A regañadientes los bol-cheviques se sentaron a negociar entre el29 de octubre y el 5 de noviembre. PeroLenin y Trotsky boicotearon las negocia-ciones, que no llegaron a nada. Desde fi-nes de 1917 la popularidad del nuevo go-bierno empezó a ir en picada. El PartidoSocialista Revolucionario de Izquierda(PSRI), que formalmente quedó consti-tuido en noviembre, comenzó a recibircada vez más apoyo de los obreros ycampesinos revolucionarios. Se tratabade un partido que en muchos sentidostenía ideas tanto o más izquierdistas quelas de los bolcheviques, aunque con uncompromiso mucho mayor con la defen-sa de la democracia soviética. Curiosa-

El Centro Cultural Rojasalbergará una muestrade cine, arte y debate conmotivo del 90 aniversariode la Revolución Rusa. El programa de charlas:

17/10 Ezequiel Adamovsky: “Mitos y realidades de laRevolución Rusa”19/10 Horacio Tarcus: “De la Revolución al estalinis-mo: el leninismo y el pro-blema del poder”24/10 Hugo Petruschansky: “Las vanguardias estéti-cas y el arte en la Revo-lución Rusa” 26/10 Sylvia Saítta: “Intelectua-les argentinos en laUnión Soviética”29/10 Roberto Pittaluga: “LaRevolución Rusa y su im-pacto en Argentina”.Todas las charlas comien-zan a las 19 hs.Habrá además dos mues-tras de cine: una retros-pectiva titulada “Octubreen el cine soviético”, conintroducción histórica acargo de Pablo Fontana, y el ciclo “Miradas sobrela revolución” a cargo delcrítico Sergio Wolf.

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mente para la época, su máximo dirigen-te era una mujer muy joven, María Spiri-donova. Ya en enero, cuando se reunió elTercer Congreso Panruso de los Soviets,el PSRI contaban con la mayoría de losdelegados. Por un error estratégico quelamentarían, en ese momento no apro-vecharon la mayoría para formar unnuevo gobierno y se conformaron encambio con ocupar algunos ministeriosclave. Querían tener un poco más detiempo para llegar al poder mejor prepa-rados. Pero cuando se disponían a hacer-lo, en el Quinto Congreso, los bolchevi-ques manipularon los mandatos de losdelegados para arrebatarles la mayoría.El PSRI emprendió entonces una acciónenérgica de protesta, que fue presentadapor el gobierno como un intento de gol-pe de Estado contrarrevolucionario. Conesa excusa enviaron a la nueva policíapolítica, la temible Cheka, a reprimir alos militantes del psri. Muchos fueronfusilados y otros encarcelados. Eso acabócon la única organización que estaba encondiciones, por su popularidad, de tor-cer el rumbo de la Revolución y preser-var la libertad soviética.

Los marineros de Kronstadt

esde mediados de 1918 los sovietsse convirtieron en cascarones va-cíos. El amedrentamiento de la

Cheka en las elecciones de delegados, su-mado a la proscripción en los hechos deotros partidos políticos de izquierda, losdejaron bajo control férreo de los bolche-viques. Desde entonces quedó claro queel gobierno estaba formalmente en ma-nos de los soviets, pero el poder real seejercía desde el partido único.

Varios movimientos huelguísticos y re-vueltas campesinas reclamaron en losmeses siguientes la restauración de la de-mocracia revolucionaria. El gobierno losenfrentó a todos con una feroz represiónmilitar. La última gran rebelión de estascaracterísticas fue la que protagonizaronlos marineros de la base naval de Krons-tadt en 1921.

Esa base había sido en 1917 uno de losbaluartes más importantes de la Revolu-ción. Sus bravos marineros habían asegu-rado militarmente a los soviets en variasoportunidades en las que la derechaamenazó con una reacción; el propioTrotsky los había llamado entonces “elorgullo y gloria de la Revolución Rusa”.Pero el descontento era tal que en 1920 lamitad de los que eran afiliados al PartidoBolchevique rompieron sus carnets comoprotesta. En 1921 el soviet de Kronstadt(en el que había delegados de varios par-tidos revolucionarios) se declaró en re-beldía, en apoyo de los obreros en huel-ga en la ciudad y por la restauración delas libertades en los soviets. Llamaban auna tercera revolución que asegurara losanhelos de las dos primeras contra el au-toritarismo de los bolcheviques. Sinaceptar ninguna negociación, el gobiernode Lenin les envió un ultimátum en elque exigía la rendición incondicional.Como los marineros no aceptaran, el go-bierno envió fuerzas militares al mandode Trotsky; tras una feroz batalla la guar-nición fue derrotada. Más de 2.500 mari-neros fueron fusilados en los días poste-riores a la derrota y otros tantos fueronencarcelados.

El desánimo se apoderó entonces detodos los revolucionarios del resto del pa-ís que aún se aferraban a anhelos igualita-rios y democráticos. Al mismo tiempo,por propuesta de Lenin, se prohibió la or-ganización de facciones internas dentrodel Partido Bolchevique (que ahora ya sehabía redenominado Partido Comunista).Eso terminó incluso con la vida política li-bre al interior del partido único que deten-taba el poder. Así terminó la RevoluciónRusa y se consolidó un nuevo régimendictatorial que fue alejándose paulatina-mente de las bases que le dieron origen. Elresto es historia conocida.

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sus canciones pueden estar dirigidas a chi-cos o chicas (según como cada uno quieraescucharlas), y no pierde tiempo en aclararu oscurecer sus gustos y preferencias. “Algoque es ambiguo genera inquietud, fricción,te exige pensar. Uno siempre tiende a po-ner límites, a definir, pero cuando lo quequerés definir se resbala, es inquieto, co-mienza a desafiar las estructuras. Ése es ellugar que me interesa ocupar”.

Complejidades

La masacre de Cromañón es un he-cho demasiado complejo. Siempreque escucho a músicos o periodis-

tas hablar de lo que pasó, dejan muchoselementos fuera de su análisis”. Le pregun-to por las consecuencias, desde su doble lu-gar de joven y cantante independiente. “Lasinmediatas están a la vista: casi doscientosmuertos, una sola persona presa, y otro re-clamo de justicia que ojalá no se pierda enla intrascendencia. Pero hay consecuenciasque las vamos a ver dentro de algunosaños: ¿qué va a pasar con toda una genera-ción que encontraba en los sótanos y los te-atros chicos un lugar de pertenencia?, ¿quéva a pasar con las bandas que no encuen-tran dónde hacer sus shows, o que no tie-nen la guita para autogestionarse una fechapropia? Las posibilidades de crecer y desa-rrollarnos en estas circunstancias son me-nores que antes de la masacre. Existen fes-tivales que organizan los municipios o elGobierno de la ciudad de Buenos Aires,que no alcanzan para todas las bandas.Además no debería ser la única opción”.Parece un planteo sin salida, pero Coiffeurcree tener una pista. “En lo personal, creoprofundamente en la acción, en el hacerpara ser, y creo que ahí está una de las cla-ves para poder entender y sobrellevar loque nos pasó aquel 30 de diciembre”.

Influencias

n Coiffeur confluyen influenciasdel cine y la literatura que se resig-nifican en su música. “Me atrae la

estética del expresionismo alemán. En unaépoca quería hacer un video así pero Julie-ta Venegas me robó la idea”, comenta entrerisas. “También los melodramas de DouglasSirk por la paleta de colores y lo saturadosque están. Otro director que me encanta esRichard Linklater, el de Tape y Despertandoa la vida, sus diálogos son increíbles”. Si sugusto cinematográfico es ecléctico, qué de-cir del literario... “John Cheever es uno demis escritores favoritos, especialmente porFalconer. También me impactaron La isla deltesoro, de Stevenson; Loco afán, del chilenoPedro Lemebel, y Kim, de Rudyard Kipling”.Esta particular mezcla de estilos también laencontramos en sus discos: canciones sinacordes ni estribillos (“Estampita”), algunascon estructura enroscada ( ¡Qué mala suerte!o la citada Haga dudar) , y otras más limpiasy directas (Al oido o Amor-on). Él se hacecargo de la variedad y la reconoce comouna necesidad y al mismo tiempo una bús-queda. “Trato que la canción deje de ser unfin en sí mismo y se convierta en la excusa,en la cinta transportadora que me manipu-la y me permite experimentar otras formasde relacionarme con mi entorno y conmigomismo. Es la única forma de sentirme enmovimiento, de estar vivo”.

Sabe que es difícil vivir de la música.La dedicación puesta en la manufacturadel primer disco, las fechas y la produc-ción de No es habría sido imposible conun trabajo de oficina. Hoy distribuye laenergía entre la música y un empleo infor-mal que le permita su segunda indepen-dencia: irse de la casa de sus padres. “Al-gunas personas pueden vivir de lascanciones, es difícil, pero aspiro a lograr-lo”, confiesa inflando su pecho. Sus pe-queñas manos se inquietan, sus dedos semueven al ritmo de una melodía que noconozco pero puedo imaginar. Coiffeursonríe: vaya a saber uno qué nueva sor-presa se trae entre manos.

ellos, aquel que plantea la falsa dicotomíaentre el rock chabón y el pop comercial.“A mí la música me moviliza en todas susexpresiones. Me encanta el rock, me ali-mento de él, de su idea de cuestionamien-to, pero no creo que llegue a ser un rocke-ro. Ojo, no estoy hablando de un género,sino de un concepto, de una actitud.” Esterechazo a las sentencias (propias y ajenas)se ve reflejado en el estribillo de “Hagadudar”, el último tema de No es:

No me gusta lo que dicen por acá.Tan pocas dudassuelen ser mala señal.Las certezas me dan desconfianza.Dame un beso lleno de preguntas nuevas.

Otra de las herramientas con las que Coif-feur le huye a los lugares comunes es laambigüedad. No esconde su sensibilidad,

la clásica caja. Al mismo tiempo no tenía laguita, por eso se me ocurrió lo de la bolsita.La tela la compraba en Once, y después enmi casa la cortaba y le daba la forma. El li-brito eran fotocopias en cartulina naranjaque cortaba con una cuchilla. Eso me per-mitía abaratar costos y poder venderlo acinco pesos en los shows”. El resultado sor-prendió al propio Coiffeur: en un año ven-dió más de mil copias, la gran mayoría ensus recitales, y su nombre empezó a corrercomo un secreto a voces en el panorama dela escena alternativa local.

La autogestión y la independencia mu-chas veces van de la mano. Coiffeur aceptael rótulo de cantante indie, pero quiere darleal concepto su propio significado. “Ser inde-pendiente es una forma de no ser conse-cuente conmigo mismo. Es poder concretarlos antojos creativos de cada momento, noespecular y hacerme cargo de mis caprichose inquietudes. Lo mejor que me puede pasares desafiar mis propias fórmulas, mis discur-sos. Y eso no tiene que ver con estar o nodentro de un sello discográfico.” El segundodisco se llamó No es (“una forma de experi-mentar con la ausencia, con la falta”) y llegóde la mano de un sello chico, Estamos Felices.Coiffeur parece estarlo. No hubo restriccio-nes creativas, eligió a los músicos con los quequería trabajar, y lo mejor de todo: no firmóningún papel. Claro que el precio del discose multiplicó por tres, y no faltó quien alzarala voz contra el cambio. Coiffeur cortó por losano: lo subió a su web y a otra cosa.

Lugares comunes

na de las obsesiones de Coiffeures esquivar los discursos reiterati-vos, obvios, previsibles. Entre

amina con movimientos len-tos, suaves. Se sienta y obser-va a su alrededor con la tran-quilidad de quien viene apensar y charlar, no a exponer

discursos. Sus dedos flacos aparentan la fra-gilidad de una copa de cristal. Parece men-tira que arriba del escenario sacudan la gui-tarra al punto de romper las cuerdas. Así esCoiffeur, un cantautor de 26 años que llegadesde Morón con lo estrictamente necesa-rio: una mochila y su criolla a cuestas.

Comenzó en el año 2003 tocando en Yi-cos, una banda reggae sub-23 que vivía encomunidad en Haedo. Él recuerda emocio-nado aquella época. “Fue una experienciaincreíble. Ellos vivían todos juntos en unacasa atrás del Showcenter, era conmovedorformar parte de ese grupo, salir a tocar to-dos los fines de semana, los ensayos, los fle-tes, las comidas, hasta los problemas de gui-ta. Siempre les voy a estar agradecidoporque mucha de la energía que precisé pa-ra mi proyecto solista surgió de ahí.” La ne-cesidad de hacer algo más propio lo empu-jó a otro proyecto, que empezó a tomarforma a comienzos de 2005.

Hágalo usted mismo

l nombre surgió como un homena-je a las peluquerías de barrio, esasque en Morón proclaman en sus

vidrieras: “Coiffeur - Peinados Internacio-nales”. Diez temas que sumaban 22 minu-tos, alternando ritmos y velocidades comouna montaña rusa. Así fue Primer corte, sudisco debut, un CD regrabable serigrafiadoque venía en una bolsita de tela de diferen-tes colores. “Quería explorar otras posibili-dades de presentar un disco, que no fuera

Pelos de puntaCOIFFEUR

Es un exponente del agite en el Oeste. Su disco debut venía en una bolsita de telaque él mismo fabricaba y vendía en sus shows. Inclasificable, rechaza los lugarescomunes: “Ser independiente es hacerme cargo de mis inquietudes y caprichos”.

OCTUBRE 2007

C

www.coiffeurclub.com.ar

En la página oficial de Coiffeur aleteauna rara paloma. Cada sector de suanatomía permite un clic que lleva adiferentes lugares: el video de ¡Quémala suerte! realizado por GabrielRud, las letras de las canciones, linksa páginas de sus colegas-amigos-compañeros (entre otros, Gabo Ferroy Lisandro Aristimuño), y agenda conlas próximas fechas. Y la posibilidadde escribirle directamente a su casi-lla de mail.

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23OCTUBRE 2007 MU

carnet iban a tener que pasar por un exa-men de “idoneidad musical” supervisadopor el guitarrista de blues Miguel Botafogo.El diezmo anual (o “caja recaudadora”, se-gún Boris), fue fijado en 96 pesos. Un añodespués, el presidente Néstor Kirchner de-rogó la ley, luego de que 1.300 músicos detodos los géneros se autoconvocaran en elHotel Bauen para exigir la anulación.

Alentada por el triunfo, la Unión fueen busca del campeonato cuando, en fe-brero de este año, demandó al Gobiernode la Ciudad de Buenos Aires. Representa-da por el mismo Diego Boris y por el abo-gado Esteban Agatiello (tecladista de Rich-ter), acusó a la gestión de Jorge Telermanpor atentar contra el desarrollo de la mú-sica en vivo, después de Cromañón. “No-sotros podemos tolerar que el Gobiernohaga la política cultural que quiera con laguita que tiene. –aclara Boris– Lo que novamos a permitir es que anule las herra-mientas que tiene la sociedad para expre-sarse”. Esta reacción al cierre indiscrimi-nado de lugares llegó al máximo tribunalde justicia porteño, que aceptó la deman-da por tres votos a dos. El pasado 12 deseptiembre hubo una audiencia públicacon las tres partes: los demandantes, laapoderada del Gobierno, María CristinaMascialino, y su abogado Víctor Zamen-felt, y el fiscal Luis Cevasco, que adoptóuna posición oficialista acusando a laumi de pretender una “anarquía normati-va”. “Es ridículo pensar que la músicapuede ser un elemento peligroso para lasociedad. ¿Por qué no se puede tocar enun café mientras no sobrepase el volu-men fijado en la habilitación? ¿Por qué nose puede tocar en un café mientras no ha-ya más gente de la permitida? Yo creo quecon que les declaremos inconstitucionalesun par de ordenanzas, le vamos a ponerun freno a este accionar abusivo de losgobernantes de turno. Sería una victoriapara nosotros porque somos músicos sinningún tipo de aparato”.

De las cenizas de la polémica Ley delEjecutante Musical nacieron los MúsicosArgentinos Convocados (muc) para con-cebir una Ley Nacional de la Música. Laidea medular es que la actividad artísticacomience a ser considerada un derecho.Para ello, proponen crear un Instituto Na-cional de la Música que arme un circuitoestable a través de un sistema de otorga-miento de vales de producción. “Quere-mos que la circulación de la música noquede reservada exclusivamente para elnegocio, para que se relacione un pocomás con lo artístico y no sólo con lo eco-nómico”, completa Diego. La idea es queel Instituto (autónomo, por lo menos en lateoría, desde el punto de vista partidario)tenga sedes en todo el país para poder sa-tisfacer (también) las necesidades cultura-les de sectores con menos recursos. Losmismos sectores que no fueron tenidos encuenta por los programadores del canche-rísimo ciclo captavotos Verano 07 que –di-cho sea de pasó– pagó jugosísimos cachetscon dinero del Estado.

“Si el Instituto llega a funcionar, parte delrol de la umi va a comenzar a achicarse”, seaventura Boris. Es que la umi no tendría ra-zón de ser si los músicos pudieran desarro-llar su oficio en dignas condiciones. “Laumi nació para dar respuestas al tiempoque nos tocó vivir”, concluye Diego. Desgra-ciadamente, todavía sobran las preguntas.

mensual de 4 pesos y participar de unacharla de dos horas. Allí se les explica có-mo funciona la umi y cómo deben relacio-narse con los entes reguladores de los trestipos de derechos que les corresponde co-brar; los de intérpretes (a través de la Aso-ciación Argentina de Intérpretes, aadi),productores (Cámara Argentina de Produc-tores e Industriales de Fonogramas, capif)e intelectuales (Sociedad Argentina de Au-tores y Compositores, sadaic).

¿Cuál es la diferencia entre autogestión e in-dependencia?

Es lo mismo, pero nosotros preferimoshablar de autogestión para ser más pre-cisos. Es que el término “independiente”se ha vaciado de contenido: tn habla de“periodismo independiente”. Por otraparte, la autogestión también nos dife-rencia de los sellos independientes y,desde ya, de las multinacionales. Lanuestra es el músico autoproduciendosu disco o un espectáculo.– respondediego Boris.

Generar facilidades para editar discos ¿re-dunda en una baja en la media artística, co-mo algunos sotienen?

Es mentira. Cuanta más gente practi-que cualquier actividad, hay mayoresposibilidades de que haya una exce-lencia a futuro. Por ejemplo, en Ar-gentina es popular el fútbol y salenjugadores que se venden a nivel inter-nacional. Todo lo contrario sucedecon, no sé… el béisbol. Además, creoque está bueno que todo aquel quetenga una inquietud artística, tenga laposibilidad de desarrollarla. Después,cada uno verá si hace de eso una pro-fesión, una forma de vida o si se que-da simplemente en un impulso. Loimportante acá es que exista un lugarque pueda dar respuestas a ese im-pulso porque vivimos en una socie-dad llena de frustrados. Nosotros noelegimos la música para ser resenti-dos, sino para ser más felices. Enton-ces hay que evitar los fantasmas deltipo “si yo hubiese podido”.

¿Cómo se relacionan con otras entidades comoel Sindicato Argentino de Músicos (SAdeM)?

Con el sadem nos diferencian muchasmás cosas que las que nos hacen pare-cer. Por empezar, el Sindicato de Músi-cos no tiene músicos en su conduccióny si no tocás ni sacás discos no te sirvede nada estar en la Unión porque notenés ningún beneficio. Cuando definí-amos qué era la Unión nos dimoscuenta de que no había nada parecido,entonces empezamos por la negativa:no es un sindicato, no es un grupo decontención terapéutica… es un grupode músicos que se juntan en pos de lalibertad artística. Un sindicato vendríaa defender al obrero de la patronal ynosotros no tenemos ese conflicto por-que no tenemos jefes.

as diferencias entre unos y otros sehicieron irreconciliables cuando elsadem impulsó la reglamentación

de la Ley 14597 o Ley del Ejecutante Musi-cal. El 19 de mayo de 2005, el Poder Ejecu-tivo sancionó el Decreto 520/05 para poneren marcha el Estatuto Profesional del Mú-sico. El sadem se postuló para ser la enti-dad encargada de matricular a todos losmúsicos del país. Eso sí: antes de darles el

sí como hay músicos que ne-cesitan de discos maravillo-sos, shows inolvidables, es-cándalos rutilantes, muertestempranas y un sin fin de ra-

zones para ser recordados, hay nueverockers vernáculos que van a quedar enla historia como la línea fundadora de laUnión de Músicos Independientes (umi).La primera organización de músicos en-cargada de desarrollar el espacio musicalautogestionado nació cuando CristianAldana (El Otro Yo), el cantautor DiegoBoris, Pablo Masciotra (Leviathan), Gusta-vo Zavala (Tren Loco), Carlos Alonso(Uno x Uno), Osvaldo Padrevecchi (Pa-dre), María Rosa Rosolen (Llajtaymanta),Eduardo Balan (Culebrón Timbal) y elguitarrista Ulises Butrón se juntaron porprimera vez en el año 2000 para sociali-zar algunas inquietudes sobre los modosde producción de sus obras. Lo primeroque les llamó la atención fue que cuatrode ellos fabricaban discos en el mismolugar pero pagaban valores diferentes. “Alprincipio, nos juntamos para negociar unprecio, pero enseguida planteamos la ne-cesidad de ponerle un marco legal a esanegociación”, recuerda Diego Boris, el ac-tual presidente de la umi.

Día a día durante estos siete años detrabajo a pulmón, la umi se ha ido conso-lidando como la única asociación civil sinfines de lucro que busca agilizar los meca-nismos de producción, distribución y di-fusión de las obras. Para esto, conquistóuna serie de convenios con estudios degrabación, masterización, service de equi-pos, diseño gráfico, merchandising, dise-ño web, publicidad y con cualquier sectorque tenga que ver con el ejercicio del ofi-cio. Desde su fundación, 2 millones dediscos ya fueron fabricados a través de unacuerdo especial con Masterdisc, la fábri-ca más importante del país. Boris saca lacalculadora: “Les estamos mandando unpromedio de 70 mil discos por mes, loque equivale a 70 artistas que pagan me-nos, por mil copias, que una compañíamultinacional que hace 30 mil del mismotítulo”. Aunque prefiere no dar detallessobre las cifras reales de los costos, revelaque cada artista paga un 30% menoscuando toca el timbre en Masterdisc departe de la umi.

Más allá de la vital importancia de losacuerdos comerciales, Boris se encarga deremarcar que el corazón de la autogestiónlate al ritmo de la democratización de lainformación. “Durante mucho tiempo noshicieron creer que un músico podía llegara perder la inspiración por saber cuántocuesta hacer un disco u organizar un reci-tal. Los que nos decían eso eran justamen-te los tipos que después se quedaban conla guita. No está bueno creer en el prototi-po del músico bobo. Si cuando vamos auna carnicería, nos dicen que el churrascocuesta 30 mangos, no lo vamos a comprar.Bueno, con más razón no deberíamos fir-mar contratos que hipotecan parte denuestras vidas, en los que cedemos regalí-as, derechos de autor, derechos de intér-pretes… la ingenuidad no te hace más ar-tista, porque sólo es un valor en medidaque potencie lo creativo y no una situa-ción económica traumática”.

Cualquier banda (o solista) que deseesumarse a los 2.100 asociados, debe llenaruna solicitud, pagar una primera cuota

Al ritmo de la autogestiónUNIÓN DE MÚSICOS INDEPENDIENTES

Se organizaron con un objetivo concreto: defender la libertad creativa. Lograron bajarlos costos de grabación, propiciar la derogación de leyes y hasta demandar al Jefe deGobierno porteño por “atentar contra la música en vivo”, luego de Cromañón.

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Julián Massaldi

Traducciones Interpretación simultánea inglés-español / español-inglés (Naomi Klein / Noam Chomsky / David Harvey / Michael Albert)[email protected]

Virginia Ramírez

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A 13 meses de la desaparición de Jorge Ju-lio López –el principal testigo de la causaque puso en prisión al represor Miguel Etchecolatz– no hay procesados, no hay im-putados, ni hay presos.

La última novedad fue la aparición públi-ca de una foto donde se ve a Oscar Chica-no, un ex secretario privado de Etcheco-latz, a pasos de López en un acto deorganismos de derechos humanos. La fo-tografía había sido tomada un mes antesde que desapareciera López y fue entre-gada a la justicia en noviembre pasado.

El hijo de Chicano es empleado del Minis-terio de Seguridad y tenía a su cargo elfotocopiado de la causa que investiga ladesaparición de López.

www.lavaca.org

por Carolina Golder

¿Dónde está Julio López?

CARTOGRAFÍAS

La presente edición de nuestro periódico MU sumó el esfuerzo de:Redacción: Claudia Acuña, Sergio Ciancaglini,Diego Rosemberg, Quimey Lillo, Laura Vales, Sonia Sánchez, Gonzalo Beladrich, Car-los Melone, Pablo Mileo y Romina Dalfonso.Diseño: Lucas D’Amore y Nomi Galanternikpara mássustanciaCorrección: Graciela DaleoIlustración: El Niño RodríguezWebmaster: Diego GassiAtención online: María del Carmen VarelaAdministración: Alejandra CaputoFotografía: Sub, cooperativa de fotográfosImpresión: Cooperativa de Trabajo GráficaPatricios. Av. de Patricios 1941 Distribución en Capital: Vaccaro Sánchez y Cía. Moreno 794 9º, CapitalTel/Fax: (011) 4342-4031/32 Distribución en Interior: DISA (DistribuidoraInterplazas SA). Pte. Luis S. Peña 1832/6(1135) Capital. Tel (54 11) 4305-0114/3160MU es una publicación de la Cooperativa de Trabajo Lavaca Ltda. Camargo 694 3º B (1414) Ciudad Autónomade Buenos Aires, ArgentinaEditor responsable: Claudia Adelina Acuñ[email protected] / www.lavaca.org

énganme paciencia porquetodavía estoy convaleciente.Tecleo con dificultad cadapalabra, balbuceo ante cadaconcepto y ni les cuento el

esfuerzo que representa volver a recordarese momento en que me estrellé el alma,en la puerta del Centro Cultural Recoleta.Fue un sábado de sol demasiado optimis-ta, de esos que aflojan la guardia. Habíarecibido un mail de un amigo con un bre-ve texto que decía “para las crónicas demu”, acompañado de una sola palabra,que por curiosidad tecleé luego en la gale-ra mágica del buscador de la web, que lamultiplicó 263.000 veces.

Intoxicada de información construidacon sustantivos en inglés y adjetivos super-lativos, fui al encuentro del “festival de ar-tes visuales más innovador de este siglo”.Y ahí estaban ellos. El saco y el chaleco ne-gro, la credencial en los pectorales y el in-confundible audífono colgado de la orejaderecha. Un ejército de gorilas cultivadoscon anabólicos y plantados estratégica-mente. Bienvenidos a Onedotzero.

La niña bonita está parada delante de la pi-la del suplemento Sí! del diario contrainfor-mativo Clarín que reparte gratuita y desga-nadamente. Son ocho páginas con notasque orientan sobre el contenido de lo quepodrá verse allí, una vez que se traspase elstand de Levis, la marca que ¿auspicia? ¿or-ganiza? ¿engendra? toda esta representa-ción. El pabellón que alberga la muestra tie-ne en la puerta un cartel que enuncia“Lugares de la memoria que no debemosolvidar” y la lista de los principales camposde concentración de la dictadura. Es partedel mobiliario permanente de este centrocultural, que en esta tarde de sí-logos convi-

Tve promiscuamente con los anuncios deltrago de Gancia. Cuatro o cinco escalonesdespués, se abre el juego de las salas. Haycolas de jóvenes que esperan pacientemen-te su turno para ingresar a cada una, mien-tras el ejército de patovicas patrulla el pasi-llo, ordenando:

–Contra la pared. No hay sutileza en ese grito ni modales.

Me atrevo a reprochárselo al gorila queme atropella y lo que obtengo es aun másviolento: se queda congelado y grita.

–¿Qué pasa acá?Estamos en la fila de la instalación cu-

yo cartel anuncia: “Esta obra plantea elconflicto relacional con los conceptos depoder, identidad y comunicación” y latensión se afloja recién cuando el respon-sable de custodiar el ingreso a la sala apu-ra el paso de la fila.

Adentro las paredes son negras y la os-curidad es total. En el centro hay tres pila-res sobre los que se han colocado unas pe-queñas estructuras de acrílico, dentro delas cuales burbujea un líquido transparen-te, iluminado por un ojo que desde la pa-red del fondo proyecta luz. Con esfuerzo,se puede reconocer que en el acrílico se re-fleja la figura de una silueta masculina. Deespaldas en la primera; de frente y senta-do, en la última. En la del medio, ni siquie-ra. Le pregunto al custodio si hay que es-perar algo más y con una sonrisa devillano me contesta:

–Es todo. En otra sala se concentran las obras de

la sección “Punga”. Dice el cartel explica-torio que esta sección versa sobre los“paradigmas que relacionan la tecnolo-gía con la vastedad de movimientos cul-turales y técnicos que invierten el senti-do kuhneano de la habitualmente mal

aplicada tecnología de punta...”. El textosigue en idéntica línea pretenciosa, soste-niendo con cada palabra el mito de loque allí deberá verse. Pero lo que hay esuna cocina en cuyo horno se colocó unapantalla plana con la imagen de una piz-za de muzzarella; una tostadora recreadacon dos pantallas, un plasma que se me-ce como un péndulo... experiementosque parecen la parodia de una feria deciencias del liceo, exhibidos bajo el logode la compañía electrónica que ¿auspi-cia? ¿organiza? ¿engendra? estos símbolosde la cultura del simulacro.

En otra sala hay una proyección de cor-tos que la era Youtube ha dejado inútiles yviejos; en otra, mucha onda sonora lumíni-ca proyectada y en la más popular, una su-puesta máquina Böjk que se ha averiado,aunque unos minutos antes del cierre seha recuperado del colapso. Ahí está, al fin,luego de varios minutos de cola, en el cen-tro de la sala, demasiado diminuta comopara justificar las expectativas. El custodiode la sala se hace cargo del desconcierto.

–Son estos cuadraditos que hay que po-nerlos sobre la pantalla y moverlos. Segúncómo se los mueva, hacen una interferen-cia... Se vuelven a mover y hacen otra. Así(y desplaza los cubos de acrílico para unlado) o así (y los mueve para otro). Mué-vanlos un ratito y váyanse, porque tieneque pasar otra gente.

Hay seis personas alrededor de la mesay sólo cuatro obedecen la consigna. Mue-ven los cuadrados de acrílico así y así. Ylos dejan. La mesa proyecta una luz sobreesas caras que intercambian miradas, per-plejas, vacías. Literalmente, se han queda-do sin palabras.

En el pasillo, el ejército de patovicas seagita otra vez. Ahora los gritos ordenan:

–¡Diez minutos para desalojar...!Hacia la salida se dirige entonces el flu-

jo de espectadores que los gorilas miranpor sobre el hombro. La mayoría son jóve-nes y peregrinan lentamente. Ya en lapuerta, le pregunto a la chica de anteojosmorados y vincha violeta qué piensa.

Y sobre el mármol compacto de su si-lencio, me estrello.

Por suerte, al día siguiente leo en la ta-pa de Clarín su versión sobre el Onedot-zero: “Una muestra de vanguardia con elarte digital al alcance de la mano”. En-tonces me di cuenta: sólo cuando me río,me duelo.

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