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1 OFICIO DE MOLEBEN PARA LOS ENFERMOS Diócesis de Sudamérica Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exterior (ROCOR) Diakonía Ortodoxa de San Germán de Alaska

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OFICIO DE MOLEBEN PARA LOS ENFERMOS

Diócesis de Sudamérica Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exterior (ROCOR) Diakonía Ortodoxa de San Germán de Alaska

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Moleben por los Enfermos

Diácono: Bendice, Señor

Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios en todo tiempo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Coro: Amén.

Lector: Oh Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todas partes y llenas todas las cosas, Tesoro de todo lo bueno, y Dispensador en la Vida, ven y mora en nosotros, purifícanos de toda mancha y salva nuestras almas, Oh Bondadoso. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros (3 veces).

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Oh, Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Oh, Señor, perdona nuestros pecados. Oh, Soberano, absuelve nuestras transgresiones; Oh, Santo, mira y sana nuestras debilidades por Tu nombre. Señor, ten piedad (3 veces).

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos Amén. Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre. Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan sustancial nuestro, dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del maligno. Sacerdote: Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Coro: Amén. Lector: Señor, ten piedad (12 veces).

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Venid, adoremos al Rey nuestro Dios. Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo Rey, nuestro Dios.

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Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo mismo, Rey y Dios nuestro.

Salmo 70

Oh Dios en Ti he esperado, no sea confundido por siempre. En Tu

justicia líbrame y sácame, inclina hacia mí Tu oreja y sálvame. Sé para mí un Dios Escudador, un lugar fortificado para que me salves, porque Tú eres quien me afianza y mi Refugio. Dios mío, líbrame de mano de pecador, de mano de prevaricador e injusto. Pues Tú eres mi paciencia, Señor, oh Señor, mi esperanza desde mi juventud. En Ti me he afirmado desde el seno, desde el vientre de mi madre, Tú eres mi Protector, sobre Ti será siempre mi cantar. Cual portento he sido hecho para muchos y Tú eres mi fuerte Ayudador. Llénese mi boca de Tu alabanza, para cantar yo Tu gloria, todo el día Tu magnificencia. No me deseches en tiempo de vejez, cuando desfallezca mi fuerza, no me abandones. Porque han hablado de mí mis enemigos y los que acechaban a mi alma, juntos se aconsejaron diciendo: “Dios lo abandonó, persíganlo y agárrenlo, pues no hay quien liberte”. Oh Dios, no Te alejes de mí, Dios mío, atiende a mi ayuda. Avergüéncense y desfallezcan los que calumnian a mi alma, cúbranse de vergüenza y confusión, los que buscan mal para mí. Pero yo, siempre esperaré y añadiré sobre todo Tu alabanza. Mi boca anunciará Tu justicia, todo el día Tu salud, pues no conozco este negocio. Entraré en el poderío del Señor, oh Señor, me acordaré de la justicia Tuya sola. Me has enseñado, oh Dios, desde mi juventud y hasta ahora anunciaré Tus maravillas y hasta la vejez y decrepitud. Oh Dios, no me abandones, hasta que yo anuncie Tu brazo a toda la generación venidera, Tu poderío y Tu justicia, oh Dios, las grandezas que has hecho hasta lo altísimo. Oh Dios, ¿quién es semejante a Ti?, porque me has mostrado muchas tribulaciones y males y volviéndote, me has vivificado y de los abismos de la tierra de nuevo me has subido. Has multiplicado Tu justicia y volviéndote, me has consolado y de los abismos de la tierra de nuevo me has subido. Pues también yo Te confesaré, oh Dios, Tu verdad en cuerdas de cantar, tañeré para Ti con la cítara, Santo de Israel. Se alborozarán mis labios tañendo para Ti y mi alma a la que has redimido. Y además también mi lengua todo el día meditará Tu justicia, cuando sean avergonzados y confundidos los que buscan el mal para mí. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya, aleluya, aleluya, gloria a Ti, oh Dios (3 veces).

Gran Letanía

Diácono: En paz, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad.

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Diácono: Por la paz que viene de lo alto y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Por la paz del mundo entero, por el bienestar de las santas Iglesias de Dios y por la unión de todas, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Por este Santo Templo y por los que entran en él con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Por nuestro Gran Soberano y Padre, Su Santidad el Patriarca N., por nuestro Señor Reverendísimo el Metropolitano N., Primado de la Iglesia Rusa en el Exterior, por Nuestro Señor Ilustre Obispo N., por el honorable presbiterado y diaconado en Cristo, por todo el clero y el pueblo, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Por esta ciudad, por todas las ciudades y países y por los que los habitan, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Por el perdón de los pecados, voluntarios e involuntarios, de Tu(s) siervo(s) N. y por Tu misericordia para él(los), roguemos al Señor Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Que por la inmensa bondad del corazón de Tu Madre, no recuerdes los pecados de juventud y la ignorancia de Tu(s) siervo(s) sino que por misericordia, le(s) otorgues(s) la salud, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Que por Tu bendición y Tu Divina Palabra, liberes prontamente a Tu(s) indigno(s) siervo(s) del yugo del dolor y de la enfermedad y le(s) conceda(s) la salud de los sanos, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Que llegues hasta él(los) por la visitación de Tu Santo Espíritu, y sanes en él todo sufrimiento y toda enfermedad, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Que tal como fue escuchada la súplica de la mujer Cananea, sea escuchado el clamor de Tus indignos siervos que aquí Te suplicamos, y que otorgues con misericordia la sanación a Tu(s) siervo(s) N., roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Para que nos libre de toda aflicción, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, oh Dios, con tu gracia. Coro: Señor, ten piedad. Diácono: Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísima, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y siempre Virgen María y a todos los

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santos, encomendémonos a nosotros mismos y mutuamente los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo Dios. Coro: A Ti, Señor Sacerdote: Pues Tú eres de misericordia y de ternura, lleno de amor por la humanidad, y te glorificamos Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Coro: Amén. Diácono: En el Tono 4, Dios es Señor, y se nos ha manifestado, bendito el que viene en nombre del Señor. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Coro: Dios es Señor, y se nos ha manifestado, bendito el que viene en nombre del Señor. Diácono: Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé. Coro: Dios es Señor, y se nos ha manifestado, bendito el que viene en nombre del Señor. Diácono: No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Coro: Dios es Señor, y se nos ha manifestado, bendito el que viene en nombre del Señor. Diácono: Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Coro: Dios es Señor, y se nos ha manifestado, bendito el que viene en nombre del Señor. Tropario Tono 4°: El Único que nos puede ayudar prontamente es Cristo. Muestra prontamente la visitación desde lo alto a Tu siervo que sufre, y líbralo del sufrimiento y de la amarga enfermedad, y levántalo para que pueda cantarte y darte alabanzas sin cesar. Por las oraciones de la Madre de Dios, la única amante de los hombres. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Kondakio, Tono 2 Tú que levantaste al leproso yaciente en la camilla, atenazado por una herida mortal, y que salvaste a la suegra de Pedro de su enfermedad: Tú, misericordioso, visita y sana al que sufre, ya que Tú eres el único que soportó todo el sufrimiento y dolor de la humanidad, y eres Todopoderoso y de gran misericordia.

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Apóstol Diácono: Atendamos. Sacerdote: Paz a todos vosotros. Lector: Y a Tu espíritu. Diácono: Sabiduría. Lector: Prokimenon en tono 7: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil; cúrame, oh Señor, porque mis huesos están reblandecidos. Coro: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil; cúrame, oh Señor, porque mis huesos están reblandecidos. Lector: Porque en la muerte no hay recuerdo de Ti; en la tumba ¿quién podrá darte alabanza? Coro: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil; cúrame, oh Señor, porque mis huesos están reblandecidos. Lector: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil. Coro: Cúrame, oh Señor, porque mis huesos están reblandecidos. Diácono: Sabiduría Lector: Lectura de la Epístola del Santo Apóstol Santiago. (Santiago 5:10-16).

Diácono: Atendamos. Lector: Hermanos: Tomad como modelo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Mirad cómo proclamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Habéis oído la paciencia de Job en el sufrimiento y sabéis el final que el Señor le dio; porque = el Señor es compasivo y misericordioso. = Ante todo, hermanos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni por ningún otra cosa. Que vuestro sí sea sí, y el no, no; para no incurrir en juicio. ¿Sufre alguno entre vosotros? Que ore. ¿Está alguno alegre? Que cante salmos. ¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder. Sacerdote: Paz a ti, Lector. Lector: Y a tu Espíritu. Aleluya (3 veces).

Coro: Aleluya (3 veces).

Lector: Mírame, Señor, ten compasión de mí. Coro: Aleluya (3 veces).

Lector: Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava. Coro: Aleluya (3 veces).

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Evangelio

Diácono: Para que seamos dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad (3 veces).

Sacerdote: Sabiduría. De pie. Escuchemos el santo Evangelio. Paz a todos vosotros. Coro: Y con tu espíritu. Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. (Mateo 8:5-13)1

Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti. Diácono: Atendamos. Sacerdote: En aquel tiempo, al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: "Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos." Dísele Jesús: "Yo iré a curarle." Replicó el centurión: "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace." Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." Y dijo Jesús al centurión: "Anda; que te suceda como has creído." Y en aquella hora sanó el criado. Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti.

La Ectenia

Diácono: Ten piedad de nosotros, oh Dios nuestro, por tu gran misericordia, te suplicamos, escúchanos y ten piedad. Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).

Diácono: También rogamos por el sufriente pueblo ortodoxo, y por su salvación. Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).

Diácono: Oh Médico de las almas y de los cuerpos, con humildad en el atormentado corazón nos postramos ante Ti, y en sollozos clamamos: sana las enfermedades, remedia los sufrimientos del alma y del cuerpo de Tu(s) siervo(s) N.. y perdónale(s), oh misericordioso, sus pecados voluntarios e

1 También puede elegirse como lecturas Mar. 5:24-34, Luc. 4:38-40, Mat. 8:17 ó Jn. 4:46-54.

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involuntarios y, prontamente, levántale de su lecho de enfermo, te suplicamos Señor que nos escuches y tengas piedad. Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).

Diácono: Tú que no deseas la muerte de los pecadores, sino que se convierten y vivan, cuida con piedad a tu servidor, Dios de misericordia, toma sus dolores, aparta todo sufrimiento y enfermedad, extiende tu mano poderosa y como en otro tiempo a la hija de Jairo, haz que se levante de su lecho de dolor y recupere la salud, te suplicamos, escúchanos y ten piedad. Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).

Diácono: Oh Señor, habiendo curado la ardiente enfermedad de la suegra de Pedro imponiéndole la mano, cura ahora, con Tu misericordia, la enfermedad de Tu(s) siervo(s) sufriente N. y devuélvele pronto la salud. Con fervor rogamos, fuente de sanación que nos escuches y tengas piedad. Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).

Diácono: Tú que recibiste las lágrimas de Ezequiel, el arrepentimiento de Manasés, la penitencia de los ninivitas y la confesión de David, y prontamente los perdonaste; recibe también la oración que traemos con humildad y fervor, Rey Todopoderoso y generoso, Ten piedad del dolor de Tu(s) siervo(s) N., concédele la salud, oh Fuente de Vida e Inmortalidad, te rogamos con lágrimas escúchanos, y ten piedad. Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).

Sacerdote: Escúchanos, Dios salvador nuestro, esperanza de aquellos que moran en los confines de la tierra y de los que están lejos sobre el mar, se indulgente, oh Señor, con nuestros pecados y ten piedad de nosotros, pues tú eres un Dios lleno de misericordia y de amor por la humanidad, y te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Coro: Amén Sacerdote: Roguemos al Señor. Coro: Señor, ten piedad

La Oración (Inmediatamente el Sacerdote la lee en voz alta)

Sacerdote: Soberano Todopoderoso, Rey Santo que castigas y no destruyes, que da fuerza al que cae, que cura el dolor de la carne mortal; Te rogamos, Señor nuestro, que visites a Tu siervo sufriente N. con Tu misericordia y le perdones todos sus pecados, voluntarias e involuntarios. Envía desde los cielos, oh Señor, Tu fuerza sanadora; toca el cuerpo, apaga el ardor, calma el dolor y la mente y suaviza todo sufrimiento. Sé el medico de Tu(s) Siervo(s) N., levántalo del lecho de enfermo, devuélvelo en plena salud a Tu Iglesia, para que pueda cumplir Tu voluntad y todo aquello que Te es agradable. Porque a

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Ti corresponde la misericordia y la salvación, oh Dios nuestro, y a Ti glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Dios y Señor de la Fuerza, que con amor has construido la salvación para el género humano, visita también a Tu siervo(s), que pronuncia el nombre de Tu Cristo, sánalo de todo pecado de la carne o del alma y de toda tentación o caída, y aleja toda situación adversa de Tu siervo. Levántalo de su lecho y, sano de cuerpo y alma, instálalo en Tu Santo Iglesia, para adornarlo(a) con buenas obras y palabras santas, glorificándote junto con todos, y a Tu Cristo, esperanza nuestra, y que contigo es bendito, y con Tu Santísimo, Bueno y Vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Coro: Amén.

Diácono: Sabiduría. Sacerdote: Santísima Madre de Dios, sálvanos. Coro: Tú eres más venerable que los Querubines e incomparablemente más gloriosa que los Serafines a ti que sin mancha diste a luz al Verbo de Dios y que verdaderamente eres la Madre de Dios, te magnificamos. Sacerdote: Gloria a Ti, oh Cristo Dios, esperanza nuestra, gloria a Ti. Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Señor ten piedad (3 veces) Bendice, Padre. Sacerdote: Cristo, verdadero Dios nuestro, por las oraciones de su Purísima Madre, y de nuestro Santo Padre Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla, de San N, patrono de este santo templo, de San N, (cuya

memoria se recuerde), de los santos y justos progenitores de Dios Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga piedad de nosotros y nos salve, porque es bueno y amante de la humanidad.

Coro: Amén.