Mies Van Der Rohe
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MIES VAN DER ROHE: PABELLÓN ALEMÁN EN BARCELONA
Pocos edificios han tenido tanta influencia en la arquitectura moderna como el pequeño Pabellón Alemán para la Exposición de Barcelona en 1929, diseñado por el maestro Ludwig Mies Van Der Rohe. Este trabajo fue no solamente un punto de quiebre en la obra del propio Mies si no en la arquitectura moderna en general. El pabellón fue desmontado en 1930 pero reconstruido fielmente al original entre 1983-86 por un equipo conformado por Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos.
Como todos los estudiantes de arquitectura del mundo yo había estudiado este edificio en la facultad. Sin embargo al verlo en directo me pareció un tanto extraño, ya que todas las fotos que había visto de él eran en blanco y negro.
En el presente post reseñaremos algunas de las características y trascendencia de esta obra, así como sus no pocas referencias a la arquitectura tradicional japonesa.
Foto cortesía de bryan tranbanger
CONCEPTO
La radical composición del pabellón intentó representar la vanguardia de la República Alemana de Weimar (1919-33) y su recuperación tras la Primera Guerra Mundial. No era un pabellón para albergar a grandes multitudes, si no más bien, por sus modestas dimensiones y elegantes materiales, concebido para la recibir distinguidos visitantes, como el rey Alfonso XIII. La obra también sirvió para difundir nuevas corrientes artísticas como el neoplasticismo.
EMPLAZAMIENTO
El Pabellón Alemán se ubica en el extremo oeste de la Plaza de Carles Buigas, un espacio
transversal al gran eje monumental del Montjuic que vincula visualmente en ambos extremos a la Plaza España y el Palau Nacional. En la intersección de ambas direcciones se ubica el espectáculo de la Fuente Mágica (originalmente se había asignado al Pabellón Alemán una ubicación más próxima a la fuente, pero Mies la rechazó por ser demasiado ruidosa, escogiendo un emplazamiento más sosegado). La obra se encuentra flanqueada por uno de los palacios feriales diseñados por el maestro modernista Puig i Cadafalch.
Ver ubicación en Google Maps
El Pabellón se emplaza sobre un podio rectangular recubierto en travertino, a la manera de los templos romanos, con una integración visual franca hacia la plaza al Este y un poco más indirecta hacia el Oeste (donde se conecta a un camino que lleva al Pueblo Español, una atracción de Montjuic), pero cerrándose en sus extremos más cortos al norte y el sur.
En el presente gráfico donde se
aprecia la relación del pabellón con su entorno inmediato, la parte superior de la gráfica representa el oeste.
COMPOSICIÓN
La composición, basada en un juego independiente y ortogonal de planos, permite una absoluta fluidez espacial, tanto al interior del edificio como en su diálogo con el exterior, gracias a sus generosos ventanales. Esta concepción de fluidez y transparencia buscaba transmitir la idea de libertad y progreso de la República Alemana, en contraposición al extinto Imperio Prusiano.
Interior se integra al exterior. Foto
cortesía de JuanVan
Mies van der Rohe organizó su pabellón en tres zonas: un patio de recepción, un núcleo edificado y un patio trasero. Los elementos verticales y horizontales que definen estas zonas se disponen con libertad, pero regidos por un riguroso orden geométrico, trabajados con precisión y maestría.
Al aproximarse al conjunto es claro el énfasis horizontal en la composición, la que se acentúa por la fuerza que le otorgan los grandes voladizos de la cobertura. La ligereza de las columnas de acero que los soportan les da a los techos un carácter etéreo, casi como si estuvieran flotando.
Pese a que el patio de ingreso se vincula visualmente hacia la plaza Buigas en forma diagonal, las escaleras de acceso nos fuerzan la entrada axialmente al edificio. Este espacio se halla presidido por una sosegada poza en cuyo fondo se ha asentado gravilla.
Los reflejos de la plácida fuente juguetean sobre los sobrios muros revestidos de travertino que la circundan, formando un espacio en U. En su lado más largo la pared del patio es acompañada por una banca chata y alargada.
Vista nocturna del exterior. Foto
cortesía de soadkol
En el extremo sureste un pequeño ambiente de techo en voladizo ofrece una expansión de la poza, que hoy es una tienda de souvenirs.
El acceso al pabellón propiamente dicho requiere del visitante un giro de 180 grados. En lo personal me agrada mucho la potencia con la que Mies libera los planos de las paredes y el techo para definir el ingreso principal de una manera clara y contundente.
Exterior desde la poza. Foto cortesía
de ivo76.
En contraposición a la solidez del muro, el ingreso principal está definido por grandes mamparas, las que combinadas con los ventanales del lado Este conforman una esquina ligera y transparente.
Ingreso. Foto cortesía de gocicca.
Pero si bien el edificio es vidriado algunos de los cristales son opacos, estableciendo un control de las vistas.
Ingreso. Foto cortesía de Liao
Yusheng.
Otro de los elementos clave en el diseño fue la separación entre estructura y cerramiento. El techo se apoya en columnas metálicas en cruz, mientras las paredes se disponen tanto como elementos de soporte como para organizar el espacio.
En el interior, circunspecto y minimalista, el protagonista es uno de estos planos, recubierto con un exquisito ónice dorado. La solidez y elegancia de su textura contrasta con la cortina roja que lo enfrenta.
Foto cortesía de violeta beauregard
El último patio, completamente cerrado por una pared, presenta también una poza de agua más pequeña, y al acercarnos descubrimos la estatua Alba, de Georg Kolbe, dispuesta en el extremo opuesto de este pequeño patio de techo descubierto. Una experiencia distinta se tiene si se aproxima por la parte posterior del pabellón, en cuyo caso la escultura aparecerá como punto focal. En cualquier caso, la imagen de la estatua se multiplica en los reflejos del agua, los cristales o el mármol.
Foto cortesía de pacilalu
Desde el pasillo (...) se descubre la
estatua sumergida por una avalancha de luz que la inunda , luz terrible, más brillante y clara, por el contraste con la penumbra
del pasillo en cuyo fondo aparece la estatua, desenmarcada de su oscuridad medrosa y protectora.... (Foto cortesía de jack)
... Frühlicht -la luz nueva del crista-
está alcanzando a la mujer. Pero la mujer no se despereza, no irradia esa luz, ni la luz la descubre chispeante de policromía,
sino que, aplastándola con su peso, irritándola con su corrosión, la funde y evapora. La piel de la mujer muestra los
desconchados que ya la consumen. La mujer trata de rechazar la luz con sus brazos, cubre su rostro, para resguardarlo con
una sombra precaria.
Josep Quetglas. El Horror Cristalizado
(Foto cortesía de imagen sólo referencial)
MATERIALES
El lenguaje moderno del edificio, expresado en su composición formal, se resalta a través del uso de materiales: vidrio, acero, y cuatro tipos de mármol que recubren la armazón metálica del edificio: travertino romano, mármol alpino verde, mármol antiguo verde de Grecia y ónice dorado de las montañas Atlas, en África. De hecho, las dimensiones del interior del pabellón provienen del bloque de ónice dorado que el propio Mies encontrara en un depósito de mármol en Hamburgo. Esto se debió a que había poco tiempo para la construcción y el bloque era el único que quedaba a la mano en los almacenes.
Detalle del ónice dorado. Foto
cortesía de chad707.
Cortinas y mármoles
LA SILLA BARCELONA
La famosa Silla Barcelona, diseñada exclusivamente para el pabellón, fue una colaboración de Mies Van der Rohe y la diseñadora Lilly Reich, que basaron el diseño de la silla en la sella curulis, usada por los magistrados romanos, aunque obviamente se introdujeron variables ergonómicas, largamente experimentadas en los diseños de la escuela Bauhaus (de la cual Mies van der Rohe llegó a ser director).
De líneas elegantes y ligeras, estas sillas de cuero blanco descansan sobre una estructura de acero inoxidable, por primera vez usada en el desarrollo de mobiliario interior. Actualmente la Silla Barcelona es producida y comercializada por la compañía Knoll.
Interior. Foto cortesía de Liao
Yusheng.
EL PABELLÓN ALEMÁN Y LA ARQUITECTURA JAPONESA
La arquitectura tradicional japonesa tuvo gran influencia en muchos maestros de la arquitectura modernista y moderna, desde Charles R. Mackintosh, hasta Frank Lloyd Wright. Muchos investigadores han encontrado paralelos entre el Pabellón Alemán y la arquitectura nipona tradicional, particularmente en cuanto a la marcada horizontalidad en composición formal, la independencia entre columnas portantes y tabiques divisores del espacio, la asimetría, la organización espacial, la dinámica secuencia de movimiento, la integración del edificio a la naturaleza, e incluso la utilización de estanques de agua, predominantemente serenos.
El edificio y el agua. Izquierda,
Pabellón alemán de Barcelona. Derecha, Kinkaku ji, Kioto.
Este autor, por ejemplo, subraya la composición en torno a una plataforma, la independencia de los elementos horizontales, la integración visual y espacial entre interior y exterior y las vistas predominantemente diagonales que se encuentran tanto en templo de Ryoanji en Kioto y el Pabellón de Barcelona.
Relación interior/exterior. Izquierda,
Pabellón Alemán. Derecha, Jardín de piedras del Templo Ryoanji, Kioto.
Asimismo, la secuencia espacial de ambos no se encuentra regida por un eje axial, los espacios se concatenan casi libremente sin un objetivo específico, aunque regidos por un orden geométrico. La transición espacial entre el exterior y el interior es gradual, como lo es también el diferente grado de transparencia según el tipo de papel en la arquitectura japonesa o el tipo de cristal en la versión miesiana.
Fluidez espacial. Izquierda, Pabellón
Alemán de Barcelona. Derecha, Templo Ryoanji, Kioto.
Pero además de las influencias que haya podido recibir Mies van der Rohe de la arquitectura japonesa, es indudable que esta obra ha ejercido notable influencia en muchos otros arquitectos nipones contemporáneos. Por ejemplo, la pátina de agua con gravilla ha sido utilizada en muchos proyectos de Tadao Ando, como el Museo de Sayamaike en Osaka o el Jardín de las Bellas Artes en Kioto.
Pero además, este pequeño pabellón ha servido de enorme influencia en muchas obras de la arquitectura moderna a lo ancho del planeta y por más de 80 años, incluyendo muchos estilos contemporáneos a los que algunos llaman “Neo-Miesianos”.
Pabellón Alemán en Barcelona[lang]
[edit]
Introducción
El Pabellón Alemán, diseñado por Mies van der Rohe y una de sus obras más conocidas,
fue el pabellón con que se presentó Alemania a la Exposición Internacional celebrada
en Barcelona el año 1929 y representó la presentación al mundo del movimiento
arquitectónico moderno. Fue concebido para albergar la recepción oficial presidida por el
rey Alfonso XIII junto a las autoridades alemanas. Originalmente llamado Pabellón Alemán,
posteriormente renombrado Pabellón de Barcelona, fue la tarjeta de presentación de
Alemania después de la Primera Guerra Mundial, emulando el progreso dentro de la
cultura moderna de una nación que todavía tenía sus raíces en la historia clásica. Su
diseño elegante combinado con ricos materiales naturales sirvió a Mies como un puente
hacia su futuro profesional, dentro del modernismo arquitectónico.
Reconstrucción
El pabellón, junto a obras como la Bauhaus, de Walter Gropius y la Villa Savoye, de Le
Corbusier, es uno de los edificios fundamentales de la arquitectura moderna. Fue
desmontado al finalizar la exposición, 1930, pero con el tiempo esta obra se convirtió en un
referente clave para la historia de la arquitectura del siglo XX, así como para la trayectoria
de, por ese motivo en 1980, e impulsado por el arquitecto catalán Oriol Bohigas, se
empezó a gestar en el ayuntamiento la idea de reconstruir el edificio en su emplazamiento
original. Los trabajos empezaron en 1983, y la reconstrucción se inauguró en 1986.
Ubicación
La construcción fue ubicada a los pies del Museo Nacional de Arte de Cataluña, en una
estrecha franja de terreno en la parte oeste de la Plaza de Carles Buigas, en un espacio
transversal al gran eje de Montjuic, ciudad de Barcelona, Catalunya, España. La primera
ubicación escogida para su emplazamiento fue rechazada por el arquitecto que prefirió un
entorno más tranquilo.
Levantado sobre un zócalo de travertino, el Pabellón de Barcelona se separa de su
contexto creando efectos atmosféricos y experimentales que parecen ocurrir en un vacío
que disuelve toda la conciencia de la ciudad que lo rodea.
Concepto
A diferencia de otros pabellones de la exposición, Mies entendía su pabellón simplemente
como un edificio y nada más, no albergaría arte o esculturas, en cambio el pabellón sería
un lugar de tranquilidad en el cual poder refugiarse del bullicio de la exposición,
transformado el mismo pabellón en una escultura habitable. Es un edificio importante en la
historia de la arquitectura moderna, ya que en él se plasman todas las ideas del entonces
naciente Movimiento Moderno con más libertad que en otras obras, su única función era
difundir estas nuevas ideas, así como el uso de nuevos materiales y técnicas en la
construcción.
Espacios
La impresión total es la de un espacio lujoso creado por planos perpendiculares en las tres
dimensiones. Completan la obra una escultura de Georg Kolbe, un escaso mobiliario
formado por sillas, con un diseño del propio arquitecto, la llamada Silla Barcelona, que se
convirtió un hito importante dentro de la historia del diseño mobiliario del siglo XX, una
cortina roja y una alfombra negra, que combinados con el color amarillento del mármol de
la pared, conforman los colores de la bandera alemana.
La poca altura de la construcción estrecha la línea de visión del visitante, forzando a
adaptarse a las vistas enmarcadas por Mies. El interior del pabellón se compone de
lugares creados por las paredes que trabajan conjuntamente con los planos bajos del
techo para estimular el movimiento, así como para activar el paseo arquitectónico de Mies,
en el cual las vistas enmarcadas inducirán el movimiento a través del estrecho paso que
se abre a un volumen mayor. Este proceso cíclico de moverse a través de los conjuntos
del pabellón pone en marcha un proceso de descubrimiento y redescubrimiento durante la
experiencia, siempre ofreciendo nuevas perspectivas y detalles que antes eran invisibles.
Dentro del pabellón se pueden identificar tres espacios:
El patio de recepción, definido por el área de acceso y lugar donde se ubica el espejo
de agua. En este lugar se crea una interesante relación entre la opacidad de los
muros, el reflejo del agua y la transparencia de la cristalera del pabellón, una esquina
que marca el acceso al recinto. En la esquina contraria hay un pequeño recinto de
servicios.
El núcleo edificado, determinado por los planos de los muros levantados con
diferentes materiales, siempre manteniendo el control de las vistas a través del manejo
de las opacidades, las transparencias y los vacíos.
El patio trasero. Éste cerrado por paredes y con la presencia, nuevamente, de un
espejo de agua sobre el que se encuentra la estatua Alba, de Georg Kolbe.
El pabellón ha sido diseñado como una composición proporcional en el que el interior se
yuxtapone a dos espejos de agua. El espejo de agua más pequeñao se encuentra justo
detrás del espacio interior permitiendo que la luz se filtre a través del volumen interior,
iluminando los adoquines de mármol y travertino. El, espejo de agua superficial más
grande complementa el volumen, ya que se extiende por el resto del plano exterior. Sus
líneas elegantes establecen un lugar de soledad y reflexión.
Estructura
Pilares de acero cruciformes
La estructura se crea con ocho pilares de acero en forma de cruz que sostienen una
cubierta plana. Completan la obra unas paredes interiores, exentas de la estructura y
grandes cristaleras. El sistema de cuadrícula regular desarrollado por Mies, no sólo sirve
como patrón para la colocación de los adoquines de mármol travertino, sino que también
sirve como marco subyacente de los sistemas de trabajo para las paredes interiores.
Al elevar el pabellón sobre un pedestal conjuntamente con el perfil estrecho del sitio, se
acentúa la horizontalidad del edificio. El Pabellón de Barcelona tiene una baja orientación
horizontal que se acentúa con el techo también bajo y plano que pareciera flotar tanto en el
interior como en el exterior. Este carácter se ve reforzado por los grandes voladizos de la
cubierta y la ligereza de las columnas de acero que relacionan estos planos y crean un
efecto de ingravidez. El Pabellón define sus espacios mediante el juego ortogonal de
planos desplazados, los muros se disponen de tal modo que generan una absoluta fluidez
espacial en el interior del edificio. Amplios ventanales continuos dibujan el límite exterior,
declarando así la transparencia, la idea de libertad y progreso que la República Alemana
buscaba reflejar en su momento.
Cubierta
Cada aspecto del Pabellón Alemán tiene la importancia arquitectónica que se puede ver en
el advenimiento de la arquitectura moderna en el siglo XX, sin embargo, uno de los
aspectos más importantes del pabellón es el techo. El perfil bajo de la cubierta aparece en
la elevación como un plano que flota por encima del volumen interior. La apariencia de
flotar da al volumen una sensación de ingravidez que fluctúa entre la carcasa y la cubierta.
La estructura del techo está soportada por ocho columnas cruciformes delgadas que le
permiten transmitir la sensación de flotar sobre el volumen a la vez que libera el interior
para permitir un plano abierto. Entre el bajo techo proyectado hacia el exterior y la apertura
del pabellón, se crea una demarcación espacial borrosa donde interior se convierte en
exterior y exterior en interior.
Materiales
Para la reconstrucción del pabellón se utilizaron grandes superficies de vidrio, acero de
alto contenido en cromo, hormigón armado, piedra y cuatro tipos diferentes de mármol, el
travertino romano, , el mármol verde de los Alpes, el mármol verde antiguo de Grecia y el
ónice doré del Atlas en África, todos ellos con las mismas características y procedencia
que los utilizados originalmente por Mies en 1929. La impresionante pieza de ónice dorado
colocada en el espacio principal encareció notablemente la construcción, convirtiéndose en
el foco de atención para el visitante, no sólo por sus dimensiones y grosor, también por su
colorido y dibujo.
Mármoles
Contraste entre mármoles
Conjuntamente con el diseño, los materiales son los que otorgan al Pabellón su verdadera
esencia arquitectónica, así como las cualidades etéreas y experimentales que el pabellón
encarna. La aplicación que Mies le da al mármol se crea a través de un proceso de
separción , llamado “brochado”, que crea una partición simétrica, que ya se encuentra en
el material. Sin embargo, el material más utilizado en este caso es el travertino italiano,
que envuelve el zócalo y las paredes exteriores junto al espejo de agua. Cuando se
expone al sol, el travertino se ilumina como si dispusiera de una fuente secundaria de luz
que disuelve la piedra natural y la llena de luz sobre el espacio. Estas cualidades
luminosas inherentes al travertino, así como el empleo de material sin fisuras en el zócalo
exterior se suman a la disolución de la demarcación territorial, transformando el pabellón
en un volumen continuo en lugar de dos entidades separadas.
El pabellón se apoya sobre un zócalo de mármol travertino romano clásico, material que se
repite a lo largo del patio de recepción, tanto en el suelo, las paredes y el largo banco que
recorre todo la pared paralela al estanque de agua. La base de este espejo líquido está
cubierta con cantos rodados.
El vidrio y el acero dan marco y cubren las paredes levantadas con los grandes bloques de
mármol, que por si mismos se convierten en la “obra de arte” del pabellón, con sus
magníficos colores y dibujos. Una pureza de formas casi minimalista caracteriza su
disposición y diseño. Los ocho pilares cruciformes están forrados en acero cromado. La
cubierta plana fue realizada con hormigón armado.
Las cuatro sillas que decoran el minimalista espacio interior descansan sobre una alfombra
negra que resalta los colores, y se ven protegidas por una gran cortina roja de seda.
Silla Barcelona con reposa pies
Mies van der Rohe diseñó, especialmente para el Pabellón, una silla forrada con piel clara
y perfil metálico plateado que, con el tiempo, se convirtió en un icono del diseño moderno.
Prueba de ello es que la silla Barcelona es un modelo que en la actualidad todavía se
produce y comercializa.
Escultura de Georg Kolbe
Escultura por Georg Kolbe
La escultura que adorna el estanque ubicado en el patio trasero del pabellón es una
reproducción en bronce de Amanecer realizada por Georg Kolbe, artista contemporáneo a
Mies van der Rohe.
Está magistralmente situada en un extremo del estanque pequeño, en un punto donde no
solamente se refleja en el agua sino también en el mármol y en los cristales, dando la
sensación de que se multiplica en el espacio y contrastando sus líneas curvas con la
pureza geométrica del edificio. La imagen de la estatua se proyecta múltiples veces sobre
reflejos del agua, los cristales o el mármol.
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Clásicos de Arquitectura: El Pabellón Alemán / Mies Van der Rohe
08FEB
2011
por Gabriela Zuleta Artículos Clásicos de Arquitectura Mies van der Rohe Barcelona Pabellones España
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© Flickr: usuario- Gándolas
El Pabellón alemán fue diseñado por Ludwig Mies van der Rohe en el año 1929
como la obra de representación Alemana para la Exposición Internacional
de Barcelona celebrada en Montjuic ese mismo año. El Pabellón se concibió como
un recinto de modestas dimensiones y refinados materiales. Vidrio, acero y cuatro
clases de mármol, estaban destinados a albergar la recepción oficial presidida por
el rey Alfonso XIII junto a las autoridades alemanas. La originalidad en el uso de los
materiales siempre destacada en la obra, no radica en la novedad de los mismos
sino en el ideal de modernidad que representaban y su aplicación rigurosa, en
cuanto a su geometría, de la precisión de sus piezas y de la claridad de su montaje.
Conocido como una de las obras más relevantes de la arquitectura moderna, el
pabellón se caracteriza por la simpleza radical de su organización espacial y formas,
junto con una ostentosa elegancia de los materiales aplicados. Fruto del continuo
análisis al que ha sido expuesto a lo largo de los años, se le atribuyen distintas
influencias entre las que destacan el particular gusto de su creador por la
arquitectura tradicional japonesa, el suprematismo y el neoplasticismo.
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© Flickr: usuario- Wojtek Gurak
Luego de la clausura de la Exposición, el Pabellón tuvo que ser desmontado en el
año 1930. Pero debido al gran interés que generó la obra y su posterior
reconocimiento, fue considerada la necesidad de su reconstrucción.
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© Flickr: usuario- profzucker
Oriol Bohigas en 1980 fue el impulsor de esta iniciativa desde la Delegación de
Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona. Fue así como se asignó a Ignasi de Sola-
Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos como los arquitectos a cargo de la
investigación, diseño y dirección de la reconstrucción iniciada en 1983. El nuevo
edificio se inaugura en su ubicación original en 1986.Guarda esta imagen en tus favoritos
© Flickr: usuario- kalidoskopika
El Pabellón Alemán se ubica en el extremo oeste de la Plaza de Carles Buigas, en un
espacio transversal al gran eje de Montjuic. Se levanta sobre un plano rectangular
horizontal recubierto en mármol travertino, que además de ser el soporte del
edificio, lo aleja de la cercanía inmediata de la calle.
Sobre el basamento se desarrolla una composición en base una retícula regular de
ocho columnas. El Pabellón define sus espacios mediante el juego ortogonal de
planos desplazados, los muros se disponen de tal modo que generan una absoluta
fluidez espacial al interior del edificio. Amplios ventanales continuos dibujan el
límite exterior, declarando así la transparencia, la idea de libertad y progreso que
la República Alemana buscaba reflejar en su momento.
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Ubicación 3D
Una visión del total nos pone en cuenta del carácter horizontal de su diseño, el
basamento, los grandes voladizos de la cubierta, unido a sus proporciones,
exacerban esta condición. La ligereza de las columnas de acero que relacionan
estos planos le otorgan un carácter etéreo, dando un efecto de ingravidez.
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© Flickr: usuario- joaco
Mies Van Der Rohe diseña el edificio separando la estructura del cerramiento así se
genera un desprendimiento del techo con respecto a los muros, ya que éste
apoyado sobre las columnas metálicas en cruz, permite que las paredes se
dispongan de un modo más libre, siendo éstas en algunos casos elementos de
soporte y en otros organizadores del espacio.
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© Flickr: usuario- npdxbear
Podemos identificar claramente tres recintos dentro de la obra, un patio de
recepción, un núcleo edificado y un patio trasero.
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© Flickr: usuario- Wojtek Gurak
El primero está definido por ser el área de acceso, ahí se encuentra un espejo de
agua cuyo fondo está cubierto en gravilla, una relación interesante se da entre la
opacidad de los muros, el reflejo del agua y la transparencia del borde del pabellón.
Una esquina en que predomina el vacío y la transparencia marca el ingreso al
edificio.
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© Flickr: usuario- Paco Riviere
El núcleo edificado se determina a través de planos de muros en distintos
materiales y vistas controladas a través de transparencias, opacidades, traslapos y
vacíos. Aquí entran en relación los nobles materiales utilizados, vidrio, acero, y
cuatro tipos de mármol que recubren la armazón metálica del edificio: travertino
romano, mármol alpino verde, mármol antiguo verde de Grecia y ónice dorado de
las montañas Atlas, en África. Una pureza de formas casi minimalista caracteriza su
disposición y diseño.
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© Flickr: usuario- gandolas
El último patio, se encuentra cerrado por una pared, presenta una poza de agua
pequeña, dispuesta sobre ella se encuentra la estatua Alba, de Georg Kolbe. La
imagen de la estatua se proyecta múltiples veces sobre reflejos del agua, los
cristales o el mármol.
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© Flickr: usuario- nicholasngkw
En la actualidad y debido a su interés como obra representativa del Movimiento
Moderno, el Pabellón Mies Van der Rohe recibe visitantes todos los días, quienes
pueden realizar tours instructivos durante todo el año. A su vez acoge de forma
esporádica presentaciones y exposiciones temporales.
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© Flickr: usuario- randwill
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Detalle Pilar cruciforme
Ubicación 3D
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Planta y Elevaciones
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‹Conjunto residencial de alta densidad / Solano & Catalan
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›Plataforma Entrevista: José Luis Vallejo / Ecosistema Urbano
Artículos
Cita:Gabriela Zuleta. "Clásicos de Arquitectura: El Pabellón Alemán / Mies Van der Rohe" 08 feb 2011. ArchDaily Perú. Accedido el 22 Sep 2015. <http://www.archdaily.pe/pe/02-69314/clasicos-de-arquitectura-el-pabellon-aleman-mies-van-der-rohe>
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