Mi vida de ciudadano y maestro - Ramón Indalecio Cardozo

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MI VIDA DE CIUDADANO Y MAESTROMemorias de Ramn Indalecio Cardozo

All fuimos la muchachada de la clase de D. Delfn, con ansias de aprender. Por ms que desebamos estudiar, la Asuncin quedaba muy lejos para los pobres y desheredados. Si no se hubiese creado esta institucin, qu hubiera sido de nosotros?Por Decreto de fecha 24 de setiembre de 1889, fue creado dicho instituto de enseanza. Fue un gran paso dado por el Gobierno del General Escobar para la difusin de la cultura nacional. El primer cuerpo directivo y docente se compuso de: D, Luis Fernndez Prestel, Director; D, Ramn Castillo y Antonio C, Vasconcellos, profesores, espaol, argentino y paraguayo, respectivamente, Prestel se encarg de la enseanza de la Gramtica Castellana, Castillo de Geografa e Historia del Paraguay y Vasconcellos de Aritmtica. Ingresamos buena cantidad: muchos jvenes provenientes de otros pueblos como Caazap, Yuty, Yhacanguaz, etc, integraron el primer curso. En el segundo ao de funcionamiento se produjeron algunos incidentes estudiantiles. Hubo una protesta contra el profesor de castellano y un descontento general por la actuacin del de Historia Nacional. El seor Prestel, espaol, madrileo de yapa, no conoca absolutamente la gramtica de su propia lengua. Un ejemplo. Estbamos en el segundo ao. Como texto tenamos los alumnos, la Gramtica Castellana por Gregorio Mait, el "eptome" para nosotros los alumnos y el texto "razonado destinado a los maestros" por el profesor, quien al explicar y tomarnos la leccin tena siempre abierto el libro sobre la ctedra. Al principio nos admirbamos de la sabidura del maestro porque explicaba perfectamente la leccin, porque ignorbamos el contenido del libro del Sr. Profesor. Un da -aqu ardi Troya- bamos a hacer "anlisis". Sal precisamente yo y me dict al pizarrn la siguiente frase: "El Per es una nacin de Amrica". Empec el anlisis como acostumbrbamos: "El", slaba inversa simple. El profesor que tena su consabido libro "arand" abierto sobre la ctedra, me interrumpi y me dijo que estaba mal. Insist. Llam a otros compaeros que le contestaron en la misma forma que yo lo hiciera. Entonces llamo al compaero Flix Paiva, hoy Dr, Paiva, en quien tena Plena confianza y a quien siempre le reservaba para las preguntas de compromiso". Paiva, naturalmente, le dio la misma respuesta.

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Consternacin del profesor y risa general de los muchachos. Sobre todo un granduln, Francisco Roa, se puso a rer con tanta gana que le sac de quicio al buen profesor quien, fuera de s, tom el libro de Gramt ica que tena sobre el pupitre y lo tir a la cabeza de Roa diciendo: "Carzpita, no han sacado todava de la boca el bibern del idioma y ya quieren corregir al autor", Susto y seor mo: Silencio completo, El profesor se retir dejando la ctedra y a nosotros sumidos en tal estupefaccin que quedamos mirndonos unos a otros sin comprender la razn del exabrupto. Qu haba ocurrido? Despus, a escondidas, revisamos el libro que usaba el profesor y encontramos el quid de la cosa. En el texto deca: "'El slaba directa simple". Un error de imprenta, seguramente. Desde esa vez, perdi nuestra confianza, y presentamos una solicitud al Consejo Universitario para que se cambiara al profesor que, aunque era espaol, madrileo por aadidura, no saba la gramtica de su idioma, por aquello de que "no todos los curas saben leer". Al principio no se nos llev el apunte porque el Rector de la Universidad, Dr. Zubizarreta, espaol, sostena a nuestro gramtico. Pero ms tarde se confi la ctedra de Gramtica Castellana del Colegio Nacional de Villarrica a D. Delfn Chamorro. Desde aquella fecha, este profesor se dedic al estudio y a la enseanza de la Gramtica Castellana. Fue poco a poco perfeccionndose hasta llegar a ser el primer gramtico paraguayo y, tal ve z, del Ro de la Plata, por el mtodo y el sistema racionales introducidos por l y con los que form escuela personal. Hasta hoy se sigue el "Mtodo de Chamorro". El otro incidente ocurri con el profesor de Historia del Paraguay, Dr. Ramn Castillo. Este seor, argentino de nacionalidad, nos enseaba la historia nacional, naturalmente desde el punto de vista argentino. Un da, al referirse a la expedicin de Belgrano coment con irona la afirmacin de Tern y Gamba que dice al respecto: "Se agregaron al ejrcito de Velasco 800 voluntarios para la defensa de la Provincia", diciendo: " Voluntarios! Infelices ignorantes que no saban lo que hacan". Hiri el sentimiento nacional de los muchachos y protestamos. Cmo se enseaba la Historia Patria!

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El ao de 1892 hice el tercer ao con mejores profesores. Se incorporaron al cuadro del personal enseante D. Delfn Chamorro como titular de Retrica y Potica, y D. Gastn Rivire de Aritmtica Razonada y Algebra y Francs. Con ellos se mejor notablemente la enseanza. D, Gastn, francs, era un caballero muy educado e instruido que se esmeraba en el cumplimiento de sus obligaciones. Debo hacer notar un hecho que revela la despreocupacin de las autoridades educacionales de la poca respecto de la orientacin de la enseanza nacionalista. En segundo ao se tena por texto de Geografa, el libro de Cossn que consagra la mitad del libro al estudio minucioso de las provincias argentinas. Nosotros todo lo aprendamos y engullamos, al pie de la letra. Terminamos el tercer curso Simen Carsimo, Flix Paiva, Ovidio Pfaur, Marcelino Paredes y yo. Nos preparamos para pasar a la capital a proseguir nuestros estudios. Fuimos becados del Gobierno, Carsimo, Paiva y yo.

Primer empleoEn las vacaciones de ese ao de 1892, ocup el primer empleo, el cargo de bibliotecario de la Sociedad "El Porvenir Guaireo" con un sueldo mensual de $10. Diez pesos en aquel tiempo feliz era un buen dinerito. Un par de calzado vala $4 y un sombrero W, $5. Los diez pesos, pues, me sirvieron para prepararme a pasar a la capital, lo que era mi sueo no porque ello significase una promesa de gozo, de sensualidad, sino porque la capital era centro de cultura superior donde me formara intelectualmente. Qu ansias de estudiar tena! La Sociedad "El Porvenir Guaireo" era entonces un centro puramente literario. Algunos de los jvenes guaireos como Marcelino Arias, Genaro Arias y otros, eran intelectuales preparados en el extranjero. Daba calidad al elenco D. Delfn Chamorro, y animacin D. Fernando Khler, alemn ilustrado; D. Guillermo Harrison, norteamericano; D. Agustn Guggiari, suizo italiano, y otros extranjeros de la sociedad guairea.

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El tiempo heroico de VillarricaEn el orden poltico, la sociedad guairea haba sufrido dos veces profundas convulsiones. La una fue en 1887 y la otra en 1891. Se haba iniciado la lucha electoral entre el oficialismo y la juventud guairea encabezada por D. Antonio Taboada. Entonces no haba an colorados ni liberales. Era jefe del oficialismo D. Santiago Gmez Snchez, hombre de accin, caudillo que no reparaba en medios para sus fines. Entonces no haba prensa libre y las ideas no se discutan. El poder se retena con la fuerza del sable y del Rmington. El presidente de la Repblica era el General D. Patricio Escobar; Ministro del Interior, Coronel Juan A. Meza y de la Guerra, Coronel Pedro Duarte. En Villarrica figuraban como elementos activos de la juventud opositora Rmulo Decamilli, Antonio y Evaristo Fernndez, Bernardino Bordn, Fabio Queirolo, Segundo Bordn, Pantalen Bentez, Marcelino Rodas, Marcelino Arias, Genaro Arias, Cosme Codas, Segundo y Vicente Espnola, Rafael Garca, Esteban Gorostiaga, Manuel Antonio Gorostiaga, Cipriano Gorostiaga, Antonio Duarte, Francisco Medina, Patricio Echauri, Jos A. La taza, Antonio Peralta y otros. La lucha era a muerte, sin cuartel. Gmez Snchez tena, a su vez, su grupo calificado: Claudio, Trifn, Gregorio y Manuel Gorostiaga, parientes del General Caballero. Aquel caudillo, Gmez Snchez, mand edificar una casa (las malas lenguas decan que con los ladrillos de la iglesia], una verdadera fortaleza. Actualmente, es propiedad del Banco Agrcola. Era el centro del oficialismo; Gmez Snchez contaba con el concurso de clebres forajidos que sellaron los anales polticos de Villarrica con verdaderos actos vandlicos: Los "Let", los "Gualap", los "Emeteriopuc", los "Agapito", y otros tantos que infectaban de noche la poblacin y perseguan a los adversarios de su jefe. Contaban, naturalmente, con la impunidad de sus fechoras mediante la complicidad de la Polica, o refugindose dentro de la "fortaleza" de Gmez Snchez. Qu gente aqulla! Gmez Snchez era el seor de horca y cuchillo. Era el tiempo heroico! Se prepararon las elecciones de un senador y de un diputado. Fueron candidatos del gobierno: a senador, el General D. Bernar-

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dino Caballero, y a diputado, D. Claudio Gorostiaga; de la oposicin: a senador, D. Esteban Gorostiaga, y a diput ado, D. Antonio Taboada. Era comandante militar D. Santiago Gmez Snchez. Grande fue el entusiasmo de la juventud opositora; cuanto mayor era la presin oficialista ms creca la actividad popular. La jornada cvica del 12 de junio de 1887 tuvo su prl ogo sangriento tres das antes en Yhacami. La juventud opositora parti ese da para realizar giras electoras por esta compaa, y ese da, lleg a la 1 de la tarde, recuerdo bien, una caballera de hombres vestidos de civil y con sendos pauelos colorados al cuello. Era la primera vez que la poblacin vea el uso de tales distintivos. Decan que era "fuerza del Gobierno". Vena dirigida por el famoso "Lpez Yacar".- Un rato despus de descansar en el patio de D, Claudio Gorostiaga que queda al lado del de la Polica, se march rumbo a Yhacami. Esa misma noche fueron a asaltar a los jvenes de la oposicin que andaban realizando la gira poltica, dispersndoles a balazos. Hubo muertos y numerosos heridos. Fue una notificacin de la calidad de las elecciones que se preparaban. Estas se realizaron el 12 de junio. En Villarrica los partidarios de Taboada eran siempre numerosos. Ese da se presentaron en grandes masas para sufragar, pero la fuerza pblica encabezada por el mismo Gmez Snchez dispers a los opositores, producindose un tiroteo del que resultaron muertos y heridos. La fuerza pblica detuvo a los ms distinguidos de la oposicin y los remiti a la capital en calidad de "presos polticos". Recuerdo la gran manifestacin pblica de las damas guaireas al despedir a los presos, en cuyo pecho prendieron medallas con cinta azul. La mujer guairea, pues, tuvo su participacin en la jornada cvica histrica que dio nacimiento al "Partido Democrtico", origen del Liberal, el 10 de julio de 1887. Otro suceso poltico o jornada cvica que adquiri igualmente contornos sangrientos, fue el del 21 de setiembre de 1891. Una eleccin municipal. Una lucha por los fueros comuneros de la poblacin a la que no se le reconocan los derechos del sufragio para expresar libremente su voluntad de elegir a las autoridades municipales.

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Pero el caso ocurri al revs de la jornada de 1887, pues, esta vez la fuerza bruta extraa a la autoridad local que garantizaba el sufragio, quilo impedir, como lo impidi, a la mayora obtener el triunfo. Era Jefe Poltico D. Amancio Insaurralde, caracterizado vecino de la localidad y uno de los hombres ms decentes que yo he conocido. Se gest un gran movimiento de la poblacin, precursor del acto comical en el que el sufragio se iba a ejercer libremente al amparo de la autoridad local. El domingo designado se presentaron al atrio de la iglesia, como 500 liberales encabezados por D. Rafael Garca. A la hora de instalarse la mesa electora se produjeron incidentes promovidos por los colorados menores en volumen. El juez de paz no poda ser hallado. No poda instalarse la mesa. La hora legal haba pasado. La nerviosidad era extrema. D. Rafael Garca, gran figura de seor, con una espesa barba recortada en cuadro, a semejanza de los varones de mediados del siglo, nervioso, sali a gritar, sin poderse contener por la indignacin, entre la multitud: "Hasta cundo Catilina abusars de nuestra paciencia!" Estas palabras del gran orador romano, repetidas despus de siglos bajo las arcadas de la iglesia de Villarrica -ya testigo otrora de escena semejante- por un vocero del pueblo que no poda ejercer su voluntad por dificultades de los agentes del gobierno, fueron la chispa inicial del incendio. Gmez Snchez, quien tena en las inmediaciones de la iglesia una caballera e infantera armadas, dio el asalto a la Plaza de Armas y se apoder del atrio a tiros de Rmington. Los electores liberales se desbandaron. La Polica, ayudada por particulares liberales, sostuvo un combate con la gente de Gmez Snchez para desalojarla del atrio de la iglesia sin conseguirlo. La lucha dur hasta las tres de la tarde, hora en que se cerr el "comicio". La Plaza qued sembrada de cadveres de infelices agricultores que haban venido a votar". Al da siguiente se supo que los republicanos "haban ganado las elecciones". Tableau!

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1893-1897. SEGUNDA ETAPA DE MI VIDA

En el Colegio Nacional de la CapitalMi traslado a la Capital para proseguir mis estudios fue un problema serio para mi pobre familia. Porque era pobre en rea lidad; pero no se desanimaba por eso. Mi buena madre se qued en Villarrica, a luchar por el sostenimiento y educacin de mis otros hermanos, ayudada por mi hermana Elisa que era ya maestra de escuela y ganaba un sueldito. Pero en fin, era un poco de plata que entraba a la casa. Mi ta Balbina, ms animosa y de carcter, me llev a la Asuncin a buscar un "modus vivendi". Este s que era "modus vivendi". Cunto les debo por mi educacin! Mediante ellas he sido hombre! Continuaron siendo colaboradoras de la construccin arquitectnica de mi vida. Cuando estuve en el Colegio Nacional al despedirme del Director del establecimiento, el pobre seor Prestel, recuerdo que me d i o el siguiente consejo: "Bueno, muchacho, que sigas bien, como siempre, tus estudios; no frecuentes los cafs ni otros sitios de distraccin que corrompen a la juventud y le hacen perder el tiempo". Est e consejo me acompa siempre en la vida estudiantil, ha sido un l a t o encendido en el derrotero de mi existencia por aquel bondadoso anciano, y an me gua. Al f i n , llegu a la Capital de la Repblica, centro de atraccin para todos los campesinos que nunca han salido de sus pobres aldeas. Con cunto ensueo se hace el viaje hasta la estacin terminal del ferrocarril! Creo que en aquella ocasin, de mi viaje a la Meca de mi aspiracin, no cargu la bolsa de viaje con tantos chips como con sueos e ilusiones. Gracias a la generosidad de la familia de D. Jorge Lpez Moreira tuve un hospedaje familiar, sin costarme un centavo y ocasin de recibir mejor educacin domstica con el ejemplo. Nunca dejar de agradecer ese favor recibido. Curs mis estudios del cuarto curso con mucha dificultad por la falta de preparacin bsica tanto en Castellano como en lenguas

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vivas. Exceptuando la enseanza que nos diera don Delfn en Villarrica ya en el tercer curso, no he tenido la suerte de tener buenos profesores de estos idiomas tanto en Villarrica como en la Capital. De Villarrica vinimos a proseguir nuestros estudios Paiva, Carsimo, Paredes, Pefaur y yo. En la capital tuvimos como profesores de literatura y de francs a los seores Manuel Fernndez Snchez, otro espaol, y Eugenio Bertoin, francs, que no saban ensear. El seor Fernndez, seguramente de muy buena cultura, no enseaba nada. El pobre era miope por aadidura y no vea ms de una cuarta de sus narices y a esa distancia los muchachos hacan en su clase lo que queran. Explicaba este hombre constantemente, todas las veces que se le peda. Los muchachos para no dar la leccin le pedan explicacin. Empleaba con cansadora frecuencia el estribillo "sencillsima- mente". En clase pasbamos contando las veces que repeta dicho estribillo monorrtmico. Uno de los muchachos hizo un resumen de las nociones de literatura extractando de Calixto Oyuela, el autor que estaba en uso, y ese dictadito corra de mano en mano para ser ledo impunemente con sinvergencera inaudita cuando llamaba a alguien a recitar la leccin! Ocurra tambin, el colmo de los colmos, que en lugar de los ausentes sus compaeros lean el consabido apunte y aquellos eran calificados. As se pas el ao, intilmente. En francs ocurra otra cosa. El profesor llamado por los muchachos "Bertucho", exiga el aprendizaje de memoria de las lecciones de la "Gramaire Francaise", por Sommer, que repetamos como loros. Cuando no se aprenda se disgustaba enormemente. Sobre todo en contra de los "campesinos" que eran los primeros venidos de los colegios nacionales de la campaa, de Villarrica, Concepcin, Pilar y Encarnacin. De Villarrica ramos Carsimo, Paiva y yo. Cada vez que alguno de nosotros no le satisfacamos en las contestaciones, nos deca: "Est 'codido' tu beca, muchacho". Los nicos buenos profesores fueron los de Psicologa, el Dr. Emeterio Gonzlez, quien encantaba al alumnado con sus conferencias y exposiciones; de Fsica, Dr. Cancio Flecha y de Qumica, el sabio hngaro Anissit

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El quinto curso fue mejor. Con los mismos profesores ya nombrados y el Dr. Manuel Domnguez, de Filosofa y Biologa, que pasaba el ao encantando a los muchachos con sus declamaciones de poesas. Este ao viv en la Chacarita en unranchito, miserablemente alimentado, pero feliz y contento. Pagaba $17 por la pensin y me sobraban $8 de la beca, para la limpieza y otras cositas. Fue el ao en que ms y mejor estudi. Mi rancho, que quedaba a la sombra de un gran barranco, era el centro de reunin de los compaeros para estudiar juntos: Carsimo, Real, Barbero y otros fueron de la pandilla. Al final del ao obtuve las mejores notas en los exmenes: Botnica por Berg, 10 puntos; Fsica por Ganot, 10 puntos; Qumica por Wilde, 10 puntos; Filosofa, 10 puntos e Historia Moderna por Castro, 10 puntos. Recuerdo un pasaje. Una tarde estbamos citados para rendir el primer grupo de exmenes (Botnica, Fsica, Qumica e Historia Moderna). Al momento de ser llamado en la lista, llegaron el Presidente de la Repblica con sus ministros y el Rector de la Universidad Nacional a presenciar los exmenes de quinto ao. Me sent en la silla y qued un instante mudo; tan grande era la emocin que me embargaba, no porque no estuviera preparado, no. Dominaba las materias de examen perfectamente. Era por el respeto y consideracin que guardaba al primer magistrado de la Nacin, no como hoy da en que se le mira con tanta indiferencia por la desmoralizacin a que se ha llegado. Comenc a exponer en Botnica y al final, vi que el profesor de la materia, me asignaba un 10. Cuando un alumno satisface a un profesor en los exmenes, no simula su contento y escribe la nota a la vista, como para que se le vea calificar. Recito Fsica, otro 10. Obtengo iguales notas en el resto de las materias, Historia Moderna y Qumica. Al levantarme para retirarme, se levant a su vez el Presidente de la Repblica y me extendi la diestra felicitndome por mis "brillantes exmenes". Qu hinchado me puse! La mayor satisfaccin que experiment en mi vida estudiantil.

1895 Mi iniciacin en el magisterioEl ao de 1895 curs el sexto ao, con menos acierto y libertad. Mi pobreza me oblig a trabajar. Ingres como maestro de

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grado, con el sueldo de $60 en el Colegio Modelo de D. Clementino Billordo, educador correntino. As, en 1895 me inici en la carrera del magisterio y, para mayor desgracia enferm seriamente a fines de curso. Este ao habit en la casa del P. Miguel Maldonado, cura de San Roque, que me atendi genero- samente. No obstante, salv el curso y me hice bachiller. Terminado el bachillerato se me presentaba el problema de los estudios universitarios. Por una parte deseaba seguir Medicina, a la que tena inclinacin, y por otro, atender a mi familia que, con tanta pobreza haba costeado mi educacin. Quera corresponderles. Entonces, no haba la Facultad de Medicina y no me interesaba el Derecho. Pareca que yo no hara carrera en una profesin. En 1896 se cre la Escuela Normal de Maestros bajo la direccin del profesor argentino D. Francisco Tapia, eminente hombre de ciencia y de letras. Me inclin hacia ella, no s por qu. Tal vez haya causado esa inclinacin sobre mi espritu la prctica que tuve en el Colegio Modelo, o la necesidad de ganar de inmediato para vivir; lo cierto es que me orient hacia la escuela. En aquel tiempo no haba maestros normales paraguayos, a excepcin de Aniceto Garcete, Manuel Amarilla, Atanasio Riera y las hermanas Speratti, que ocupaban cargos superiores. Entonces el personal de los grados de la escuela normal naciente se llen exclusivamente con bachilleres. Ingresamos como maestros Carsimo, Paiva, Eusebio Ayala, Enrique Pinho, Andrs Barbero y yo. Persistimos como profesores de grado Carsimo, Pinho y yo, los dems quedaron con algunas ctedras o se retiraron. Yo me hice, a la vez, alumno-maestro, con un sueldo de $150 mensuales, un gran sueldo. Al mismo tiempo me hice cargo de la enseanza de Castellano en la Escuela Alemana, situada entonces en la calle General Daz, con un sueldo de $40, en sustitucin de Manuel Gondra que se haba retirado. Con estos sueldos comenc a auxiliar a mi madre, a devolverle parte de su inmenso sacrificio por mi educacin. Compr para ella dos vacas lecheras. La prctica del Magisterio me era agradable, pero llena de dificultades. No entenda nada de pedagoga, de disciplina, de crtica, bosquejo y dems cosas de la tcnica profesional. Pero

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me gustaba y tena el propsito firme de hacerme maestro y contribuir a la difusin de la cultura entre mis conciudadanos. Me apenaba la ignorancia de la masa campesina, la proporcin monstruosa del analfabetismo en un pas que se crea democrtico; soaba sinceramente luchar en pro de la cultura. Por eso, me agradaba y aunque lo haca mal, cumpla con mis deberes de "aprendiz" de maestro. La disciplina de la escuela era rgida, cosa a la cual no estaba acostumbrado. El Director de la Escuela, un organizador, D . Francisco Tapia, era amigo de la exactitud y de la rigidez. No transiga con ninguna violacin del reglamento interno. Lloviera o no, se tena que estar en la escuela. Recin ahora me doy cuenta de la lucha que haba sostenido aquel hombre en la organizacin y la razn de sus exigencias con los maestros en la exactitud del cumplimiento de las obligaciones escolares: tena que formar primero al personal en la escuela de la disciplina para poder obtener de ese personal el fruto deseado. Me sucedieron tres cosas muy interesantes, exteriorizaciones de mi "indisciplina", que influyeron en mi vida futura. Al ingresar como maestro de grado se me dio la direccin de un primer grado B con 70 alumnos inquietos. Yo no saba manejarlos. Haba, sobre todo, un alumno de apellido Pavn ms tarde clebre Tito Pavn sumamente inquieto, rebelde y malcriado. No miraba nunca de frente al maestro. Se ocupaba en todas las horas de clase en charlar, rerse y camorrear con los compaeros. No me obedeca ni respetaba. Yo no saba qu hacer con l para someterle. Un da, en que estaba dando clase de Lectura, se puso a rer en mi cara con tanta desfachatez ante un llamado al orden, que me sac de quicio. Me adelant hacia l, le tom del cabello y le golpe contra el banco con toda mi fuerza, fuera de m, no s cuntas veces. Yo mismo me asust de mi accin porque comprend que era mala. El susto mo fue mayor cuando, al levantar la cabeza, vi al Director Sr. Tapia, parado en la puerta con los brazos cruzados, mirndome con aquella cara de Mefistfeles que tena, con su barbita de chivo. Yo me hice rpidamente mi composicin de lugar de que estaba perdido. El Director se retir luego sin haberme dicho una palabra.

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Al terminar la clase, cuando me dispona a retirar me hizo llamar por intermedio del Conserje. Fui a la Direccin pensando en el caf y compaa. Al llegar ante l me propuse darle explicacin de mi acto. Me dijo: "No hay necesidad de explicacin alguna. He visto y comprendo todo, Esccheme, le voy a dar un consejo que le servir en la vida porque entiendo que Ud. va a ser maestro. Cuando en otro momento de la vida de maestro Ud. vuelva a encontrarse en igual situacin, es decir, pierda Ud. la serenidad y el dominio personal por la insolencia de algn chico, aljese de l todo cuanto pueda, no se le acerque jams. As dar Ud. tiempo a sus nervios y se calmar para no repetirse la escena ocurrida". No dijo nada ms. Nunca en mi carrera profesional me he olvidado de este otro consejo que constituy la directiva de mi vida de maestro. Bien dice el filsofo: domina tus nervios y sern tus mejores aliados. Un da de lluvia dej de concurrir a la escuela. Yo viva en una calle intransitable a causa de los raudales. Al da siguiente, el Director me exigi, como a los dems que haban faltado, un certificado mdico que no pudimos traer, naturalmente, porque no estuvimos enfermos. Nos perdon por haber sido la primera vez. Desde entonces, la lluvia no fue obstculo para asistir a la escuela. No podamos elaborar los bosquejos de las lecciones que se nos imponan, porque no sabamos, ignorbamos en absoluto. Era la primera vez que oamos tal cosa; los llambamos "bostezos". Como, seguramente, la mayora seramos remisos nos llam un da a la direccin y nos pidi un cuaderno del tipo que nos present para ejercitarnos en hacer "bosquejos''. Al da siguiente, casi nadie present el cuaderno indicado. Volvi a reunimos y a exigirnos para el da siguiente. Empleaba, pues, el procedimiento suaxtcr in modo, sed fortiter in re. Presentamos unos cuadernitos cualesquiera, distintos del modelo que nos indic. Nos despach con toda suavidad dicindonos que furamos a nuestra casa hasta que lo consiguiramos. Tuvimos que adquirir los mismos cuadernos. Y aprendimos la leccin de la exactitud. As era aquel hombre: supo imponer su voluntad y, a la vez, educar la nuestra formada, hasta entonces, en la indisciplina ms completa.

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Comisin Nacional de Cultura FsicaPor ley se cre la Comisin Nacional de Cultura Fsica. La Ley estaba bien inspirada como todas, pero no se ha podido realizar sus propsitos. Fui secretario de ella y ms tarde Presidente. Durante la presidencia del entonces mayor y director de la Escuela Militar, Jos Flix Estigarribia, se trabaj bien e intensamente. Se organizaron subcomisiones en la Campaa y se acumularon fondos aunque con mucha dificultad por la resistencia de las municipalidades de entregar los fondos y los terrenos necesarios. A pesar de todo, se lleg a reunir buena suma con la que se hizo venir de Alemania aparatos para establecer plazas de deportes tanto en la Capital como en las Compaas; se aprobaron tipos de plazas y se inici la organizacin de cursos para la formacin de maestros de ejercicios fsicos. La dificultad ms grande fue la opuesta por la Intendencia Municipal de la Capital que se resisti a entregar un pedazo de terreno donde plantar la plaza de deportes. As, esterilizada la accin, sin apoyo del P.E. (Poder Ejecutivo), la Comisin fracas rotundamente. Para la realizacin cada vez ms intensa de mi propsito de crear "una escuela nacional donde se d enseanza nacionalista", escrib un libro destinado para textos de lectura de los nios. Con ello no haca otra cosa que seguir los consejos de mi ilustre amigo D. Manuel Gondra.

Mis libros de lecturaPara el patriota sincero, que no hace del "patriotismo" plataforma de su elevacin poltica, era una honda pena ver que los nios paraguayos lean libros de lectura escritos para nios argentinos en los que se hablaba de San Martn, Belgrano, Pueyrredn, de las pampas, de los progresos y grandezas argentinas, de todo menos de cosas que debe saber el nio guaran. El adjetivo "nacional", que se pegaba como etiqueta a nuestras escue- las, no significaba nada de "nacionalista" porque la escuela del Paraguay no era sino la prolongacin de la escuela argentina. Maestros argentinos fueron los que formaron a los primeros maestros paraguayos; maestros paraguayos formados en escuelas

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normales argentinas fueron los primeros organizadores de nuestras escuelas y quienes les dieron su primer soplo de vida; libros argentinos Mercante, Torres, Petrascione, Bassi guiaron a los maestros en su enseanza; libros argentinos se ponan en manos del nio paraguayo para emprender los primeros dele- treos, para beber la primera ciencia, para orientarle sus sentimientos patrios. No era un sentimiento de xenofobia el que se apoderaba de m sino una depresin por nuestra incapacidad de bastarnos a nosotros mismos, de emanciparnos intelectualmente. Era mi gran preocupacin de paraguayo todo esto y me propuse, aunque modestamente, sacudir el yugo, arrancar de manos de nuestros nios aquellos libros que desorientaban su cndida alma, sustituir la didctica argentina con una paraguaya, si fuera posible crear la escuela paraguaya. Comprenda exactamente mi insuficiencia para tamaa empresa, pero me sobraba voluntad y decisin para librar la batalla que me ha costado, por cierto, tantos sinsabores, me ha producido tantas heridas sangrantes en el corazn causadas por mis propios compatriotas y, sobre todo, por los "mono- polizadores del patriotismo". Asum la responsabilidad y present mis libros al Consejo porque no encontraba deshonestidad alguna en que, en mi calidad de maestro, me hiciera autor de libros de texto. Adems, existan precedentes en mi pas. El seor Manuel W. Chaves siendo inspector de escuelas escribi e hizo adoptar dos libros de lectura "El Nio Paraguayo", que fueron retirados del uso en tiempo del Sr. Riquelme. El Sr. Juan J. Soler escribi otro en colaboracin con el mismo seor Chaves; el Sr. Soler era Vicedirector general de escuelas. El seor Virgilio N. Barrios, redact un texto de Geografa, y era Inspector General. Y as muchos. No crea que porque escribiera yo, fuese pecado. Mi libro "El Paraguayo I" fue aprobado por el Consejo, atento al informe de los seores Anselmo Jover Peralta y Emilio Ferreira, quienes lo analizaron minuciosamente desde el punto de vista terico. Adems present al Consejo unos informes de directores de escuelas que lo pusieron en experimentacin. Al mismo tiempo solicit el concurso de maestros e intelectuales para escribir libros de texto para la mejor realizacin de mi propsito de nacionalizacin de la enseanza.

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Mi salud se resinti y tuve que ausentarme para Buenos Airee donde permanec dos meses. Aprovech mi desocupacin para escribir "Nueva Orien- tacin de la Enseanza Primaria", lectura para los maestros que hice editar dos veces. La publicacin tuvo xito; fue muy elogiada en el extranjero y trans- cripta en revistas. El director general de escuelas de la Provincia de Paran lo reprodujo en "Educacin" con un elogioso comentario. Recib de pedagogos ex- tranjeros cartas referentes al trabajo. Mi hijo Efraim termin sus estudios de bachillero e ingres a la Facultad de Derecho; al mismo tiempo se incorpor a la ratedaccin de "El Liberal" siguiendo su natural inclinacin, pues, hay que saber que siendo nio, alumno de V grado de la escuela primaria de Villarrica public, con otros compaeros, un periodicucho llamado "El Guaireo", impreso en los talleres de "El Guaira".

1926 - Ministerio del Dr. Adolfo AponteEste ao segu sin tropiezo alguno el desarrollo de mi plan de accin, apoyado con decisin tanto por el Presidente Dr. Eligi Ayala como por el Ministro Dr. Adolfo Aponte, mi grande y buen amigo. Se puso en circulacin la primera edicin de mi libro de lectura "El Paraguayo", editado en Buenos Aires por intemedio de la Casa Campos y Ca. de esa plaza. Fue mi intencin editarlo en el pas pero result imposible: primero porque costara ms caro y segundo, porque no disponiendo de recursos, tuve que entregar el derecho de la edicin a un comerciante que acept encargarse de ella. No cabe duda que, por patriotismo, deba hacerse en el Paraguay pero la patria no me extendi la mano. La edicin sali muy mediana; no la mand hacer de lujo por el afn de dar libros baratos al pblico por ms que pedaggicamente, s que debe ponerse en manos del nio lo mejor. Una cosa es la teora y otra, la prctica. Mediante la activa y eficaz intervencin del Sr. Narciso Mndez Bentez, el P.E. decret la creacin de una escuela normal en Pilar conforme con un pedido del Consejo N. de Educacin, una medida muy acertada por la necesi- dad regional y muy

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justa por corresponder al inters del vecindario, amante de la educacin. Fui comisionado para organizara. Ofrec la direccin de ella al profesor normal D. Gaspar N. Cabrera, quien puso la condicin de tener que gozar de un sueldo mnimo de cinco mil pesos para aceptarla. No siendo posible conformarle en esta condicin se encomend la direccin a la seorita profesora normal Mara Len, vicedirectora de la escuela normal de Villarrica, honesta, preparada, enrgica y modesta. En el acto inaugural pronunci un discurso y di una conferencia sobre la orientacin de la ensean- za y la misin cultural de la escuela normal. En una visita a la Escuela Normal de Encarnacin asist a una asamblea de vecinos en la que se me pidi la elevacin de categora de la institucin local. Promet dar los pasos que de m dependan. Previa aprobacin del Consejo gestion ante el P.E. la referida elevacin y tuve la suerte de obtenerla, as como la de Barrero Grande. 1/ En consecuencia, recib el siguiente telegrama: "Acepte reconocida gratitud pueblo encarnaceno xito gestiones suyas elevacin categora Escuela Normal. Dr. Carlos Daz Len, Cantalicio Gonzlez Almada, Ciraco Arias, Emilio Arigs, Silvio Vsquez". De Barrero Grande no he recibido nada, pero la elevacin de la categora de su escuela me ha compensado con la satisfaccin del deber cumplido. Eso basta. El 15 de agosto se celebr en Asuncin el "Congreso de Geografa e Historia del Ro de la Plata" con asistencia de delegados argentinos, brasileos, uruguayos, chilenos, bolivianos, peruanos, etc.. Fue un torneo muy interesante. En esa ocasin fui agraciado con el nombramiento de "Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia de Buenos Aires". A pedido confidencial del Ministro de Instruccin Dr. Aponte solicit y obtuve del Consejo Nacional de Educacin que se diera a la Escuela Nacional dirigida por la seorita Asuncin Vera y Aragn, el nombre de "Pasteur" en homenaje a la democrtica Repblica Francesa y al gran sabio de la Humanidad. Organic en la capital los cursos de vacaciones para maestros de 4a. categora a fin de facilitarles un medio para mejorar su

1/ Barrero Grande hoy se denomina Eusebio Ayala. (N. del E.)

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preparacin profesional y optar al ttulo de 3a. Dict una reglamentacin completa as como otra para las escuelas privadas. El entusiasmo despertado entre los maestros por el ''curso de vacaciones fue enorme; acudieron a ellos maestros de toda la Repblica Dichos cursos funcionaron varios aos hasta que por cuestiones econmicas y otras yerbas se los suprimieron. Los egresados eran reconocidos en su categora por decreto del P.E. de conformi- dad con la Ley Orgnica del Magisterio. El ministro de la Repblica Argentina, Dr. Ricardo Oliveira, que fue un excelente diplomtico, ilustrado, activo, amable y culto, trabaj inte- samente por el acercamiento paraguayo-argentino. A su iniciativa se fund el "Centro de Cultura Paraguayo-Argentina" del que formaban parte los princi- pales intelectuales nacionales. Tuve el inmerecido honor de ser miembro de ese Centro

Casamiento de VirginiaEn diciembre 4 se cas mi hija Virginia Concepcin con el Teniente de Marina Jos Bozzano, primer acontecimiento de esta ndole ocurrido en el seno de mi hogar; un nuevo ncleo de afectos que se formaba en mi "gens". Como lo esperaba, fue foco perenne de cario y de amor que hacen de la vida ms agradable y digna.

1927 -Ministerio del Dr. Adolfo AponteAl comienzo de este ao, Bozzano recibi del gobierno la Comisi- n de ir al exterior por asuntos del Estado. Partieron pues dejndonos la nostalgia de la ausencia. Puse en circulacin la primera edicin de El Paraguayo II y III hecha tambin en Buenos Aires y por la Casa Campos y Ca.. He quedado muy grato a estos seores por haberme prestado su concurso pecuniario. Aunque tengan que ganar ms que el autor, siempre lo he considerado como favor. Despus que ellos se encargaron de costear la impresin, otros comerciantes de la Asuncin se ofrecieron, y algunos empezaron a murmurar porque el libro se haca en el eztranjero.

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Otros pasos que di fueron: la publicacin de una gran revista, rgano del Consejo, la organizacin de la Bibilioteca Pedaggica, de la Biblioteca Circulante y la formacin de los catlogos de las mismas y del archivo. "La Nueva Enseanza" fue la mencionada revista, la primera en su clase en el pas y aun en el extranjero mismo, segn apreciaciones extranjeras. Consegu que se incluyera en el presupuesto la asignacin mensual de $3.000 para la publicacin de la revista y otra de $2.000 para fomento de la biblioteca. La revista apareca cada trimestre, constaba de 96 pginas, en papel japons y con ilustraciones o fotograbado. Costaba ms o menos, por trmino medio, de 13 a 14.000 pesos, en nmero de 700 ejemplares para ser distribuida gratuitamente a cada escuela. Los cliss y otros gastos los costebamos con el amigo Frontanilla, con el importe de los avisos intercalados entre sus pginas. Est dems decir que yo era el director y redactor. Nuestros trabajos eran completamente gratuitos. No trabajaba para lucrar sino para enaltecer al Magisterio paraguayo en el exterior, mal cotizado en el concierto mundial. Conseguimos nuestro propsito, pues mediante "La Nueva Enseanza" se conoci en Amrica y Europa la capacidad intelectual del magisterio primario paraguayo y la labor, la intensa labor en que se hallaba empeado. Sin embargo, los colorados del Congreso trabajaron constantemente para suprimir la msera subvencin presupuestada, para hacer desaparecer la publicacin. Por qu? Por odio de secta a la obra constructiva del gobierno liberal, por fobia a la cultura. All est la coleccin de los hermosos y nutridos ejemplares para atestiguar la fecunda obra constructiva de la Direccin General de Escuelas. Cada nmero de "La Nueva Enseanza" que era un libro-para m era un gran triunfo y para los Natalicio. 1/ Vasconcellos, Chaves, Lpez Moreira (Csar), Montanaro y Ca., pimienta lanzada al ojo. Pero ella vivi bastante, para crear una poca en los anales de la Escuela Paraguaya. Algn da ser reconocido ste. Tiempo al tiempo.

1/ El autor parece referirse al Sr. J. Natalicio Gonzlez (N. del E.)

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Biblioteca PedaggicaCon la otra msera asignacin de $ 2.000 fui adquiriendo libros para la Biblioteca Pedaggica de mi creacin. Consideraba una vergenza nacional que una entidad cultural como el Consejo Nacional de Educacin no tuviera unos cuantos libros a guisa de biblioteca. Creo que ni en el Congo ha de existir una autoridad educacional encargada de orientar la cultura de preparacin profesional de los educadores de la niez sin libros que presentarles como modelos y para facilitarles la lectura. Muchos creen que el maestro se retira de la escuela normal con suficiente bagaje cultural. Es un grave error. El maestro, al recibir su diploma que le habilita a ensear, no sabe nada de la ciencia pedaggica sino los pocos resmenes que le suministraron las escue- las, pero ignora las ideas, los pensamientos contenidos en la vasta literatura profesional. Despus de ejercer el magisterio, recin puede leer las obras clsicas y orientadoras. El Consejo Nacional de Educacin est obligado a continuar influyendo en la formacin profesional post-claustro de los maestros. Debe poner a la disposicin de ellos, libros y revistas porque no puede obligar a comprarlos por ser sumamente costosos, raros en el mercado y escassima la remuneracin de los educadores.

Biblioteca CirculanteAnexa a la Biblioteca Pedaggica organic una microscpica "Circulante" constituida por libros selectos, profesionales, necesarios e instructivos. Los libros de esta Biblioteca se remitan por correo a los inspectores y maestros a cualquier punto de la Repblica con derecho de tenerlos en su poder un tiempo dado Cuntos de estos libros recorrieron la Repblica en manos de los inspectores para ser ledos en los puntos de descanso bajo un rancho o un rbol en la vera del camino! Un buen catlogo tanto de la Pedaggica como de la Circulante publicados en La Nueva Enseanza ayudaba a los maestros. La Biblioteca se sigui fomentando hasta que, para aplicar la blbliofobia, se suprimi la partida del presupuesto, as como la otra para el sostenimiento de la revista. De este modo por obra y gracia de la ceguera opo-

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sitora se dio un paso atrs: desapareci "La Nueva Enseanza" voz de la cul- tura nacional y se trunc la formacin de la Biblioteca. Pobre pas el nuestro!

KindergartenHe hecho esfuerzos por crear clases infantiles (Kindergarten) anexas a las escuelas normales y en algunas escuelas superiores. Algunos directores de las escuelas normales fueron entusiastas colaboradores en este orden de creacin, y otros, no. Desde luego, no entendan la funcin de los kindergarten en la formacin profesional del maestro. Los alumnos nuestros estudian Psicologa Infantil; las clases infantiles les sirven como laboratorio de experimentacin y observacin. Cmo se van a dar cuenta de los mtodos de Decroly, de Montessori, si no los ven aplicados en un kindergarten? Funcionaron en Villarrica y Encar- nacin, a ms del que haba en la Escuela Normal de Profesores, obra de la Srta. Felicidad Gonzlez. El Kindergarten anexo a la Escuela "Manuel Amarilla", seccin de Nias, ha sido un modelo por su organizacin y su resultado. Quien no entien- de nada de Pedagoga lo considerar como un artculo "pour l'exportation" seguramente. Pero cmo podemos pedir al zapatero trabajos distintos del oficio? Por eso se ha dicho: "Zapatero, a tus zapatos". Abogados a las curias; dejad la escuela a los maestros! Como medio de realizacin de mis ideas pedaggicas dispuse la intensifi- cacin de los estudios de la psicologa infantil, pero de la verdadera, de la legtima, de la cientfica, no de la psicologa de adultos con etiqueta de "infantil". Los ma- estros, hasta entonces, no saban la Psicologa Infantil. Apenas conocan algunas ideas de Claparde, pero las de Ferrire, Decroly, Dewey casi las desconocan. El Dr. Ferrire con Piaget inici la estructuracin de la Psicologa Infantil Biogentica basada en la misma naturaleza del nio como sujeto biolgico. Era, pues, necesario que los futuros maestros la conocieran. Reform el programa correspondiente y recomend su aplicacin por va de ensayo, con cargo de ir modificndolo de acuerdo con la experiencia. Dict orientacin y directiva para los profesores de la materia. Algunos se interesaron y otros, no. La profesora de la escuela normal de Barrero Grande,

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seorita Lina Franco Goibur fue una de las que ms se interesaron; enseguida obtuvo los libros, traducciones y anotaciones para interpretar el espritu de la materia. Ese ao entraron en vigor integralmente los programas de las escuelas normales y primarias. En mi concepto, con xito. Hay que tener en cuenta que estos programas no son ni deben serlo, fijos, inmodificables. No, Soy de opinin que los programas analticos deben ser modificados peridicamente, de acuerdo con la experiencia, para acortarlos, para depurarlos de conocimien- tos que ocupan lugar innecesariamente; para ordenarlos; para adaptarlos a las necesidades nacionales. Es decir, los programas deben ir modificndose para que ellos puedan servir a "la enseanza a la medida". Esa es la labor del direc- tor de enseanza; de donde se deduce que ste debe ser profesional y com- petente, con autoridad pedaggica suficiente.

La CoeducacinDe acuerdo con la educacin nueva implant la coeducacin de los sexos, valindome de un sistema transaccional. La coeducacin no ha origina- do un solo caso de perturbacin de carcter escolar ni sexual. Quien dijese lo contrario, que la coeducacin es semillero de indisciplinas, miente o no sa- be lo que dice.

Ensayos PedaggicosDespus de la publicacin del Plan Dalton, y de una intensa propaganda, instrucciones y discusiones al respecto, dispuse el ensayo, entindase bien, ensayo del Plan en dos de las mejores escuelas por la comodidad, orga- nizacin, competencia y entusiasmo de las directoras: "Manuel Amarilla", seccin de Nias, y "Brasil", ambas secciones. Fue un ensayo, no adopcin como mtodo de enseanza nacional. Un verdadero laboratorio donde se comprobara lo bueno y lo malo para lue- go suprimir ste y dejar aqullo; lo conveniente, lo adoptable y adaptable en la educacin de nuestros nios, del nio paraguayo. Indudablemente que, con- siderado desde

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el punto de vista de su origen, el Plan Dalton es un mtodo extranjero, ex- tico y hace pensar en la diferencia entre el nio paraguayo y el nio norte- americano y entre el ambiente criollo, latino y el ambiente anglosajn. Pero la cuestin no es copiar servilmente, sin estudio, discri mina- cin, experimentacin, purificacin. Acaso los mtodos de enseanza en vigor en nuestras escuelas son autctonos, productos de nuestra tierra? Qu esperanza! No son ms que mtodos franceses, europeos, adoptados en la Argentina y trados por los maestros paraguayos formados en las escuelas argentinas y en libros argentinos. Nuestra didctica en su origen ha sido tambin extica, jams ha sido paraguaya, nacional, autctona. Pero aqu los que saben "demasiado" de Pedagoga se alarmaron por el ensayo de lo extico. Fenmeno puro de xenofobia y nada ms. Para estimular la investigacin, la informacin y la expresin y para intensificar el cario al terreno por el conocimiento de sus cosas y bellezas, inici un concurso de Monografas geogrficas e histricas, de los departamentos o regiones que ocupan las escuelas. En ellas deba hacerse constar: la des- cripcin geogrfica; la belleza natural, las costumbres, usos y tradiciones; la riqueza latente y explotada, etc.. El conocimiento del lugar fomenta el amor al terreno; las leyendas y tradiciones infiltran en el espritu sabor de dulzura y de deleite espiritual y dan a conocer el alma de las cosas que atraen y apegan. Conocer ste es conocer el pas, la patria, el terreno; el conocimiento y la afeccin a las cosas de la tierra, desarrollan el amor al campo, al valle, al arro- yo, a la tierra, origen y principio del patriotismo. Uno de los fenmenos ms tristes que he observado en las juventudes campesinas es el xodo a los pueblos y ciudades. Cmo combatirlo? Inculcando el amor a la tierra. As han hecho en Francia e Inglaterra para combatir el mismo f enmeno. En este ltimo pas, segn M Bulb, funcionan asociaciones cooperativas (Young Farmers Club) encargadas de fomentar la readaptacin de los jvenes a la vida del campo.

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Eligi Ayala y la escuelaEligi Ayala, en el mensaje ledo en la apertura del Congreso se ocup de la educacin, pero, tal vez sugestionado por la prdica de la prensa opositora, dijo ms o menos, entre otras cosas que el afn de las autoridades educacionales de multiplicar escuelas no se explicaba, que "ms vala tener pocas, pero bien atendidas seleccionadas". Hice en "El Libe- ral" una publicacin con el ttulo de "Enseanza cuantitativa y cualitativa" en la que expuse mi tesis de que en una democracia la escuela debe estar al alcance de todos los ciudadanos; que tener pocas escuelas bien distribuidas, atendidas y seleccionadas es aten tatorio contra la Constitucin que im- pone la instruccin obligatoria para todos; que si se sostuviesen pocas y se- lectas, forzosamente se estableceran escuelas slo en las villas y ciudades; en tal caso slo gozaran del beneficio de la educacin los habitantes de esas villas y ciudades y quedaran abandonados los nios de los valles lejanos; que el "azar" de haber nacido en un pueblo no debe establecer derechos ni privilegios cuando que todos los habitantes del Paraguay son iguales ante la Ley; que las escuelitas rurales, las ms insignificantes y misrrimas, lle- van a las selvas y a los collados la dulce sensacin de patria con su canto del Himno Patrio y con la banderita tricolor izada al tope de un mstil en las horas de clase, as como una luz de la civilizacin, etc.. Parece que este escrito mo influy sobre el espritu selecto del Dr. Ayala porque en el siguiente mensaje escribi lo siguiente: "La instruccin primaria ha avanzado una gran distancia hacia su perfeccionamiento. En ella se ha condensado lo que an falta en otras importantes instituciones. Cuando los agentes de una organizacin administrativa, no saben lo que han de hacer, se neutralizan unos a otros por actos contradictorios y paralizan la evolucin progresiva. "Esta imprecisin de fines se ha eliminado de la instruccin primaria. Hay en ella ahora un plan general, concreto y programas sintticos que trazan sin equvocos la ruta que se va a seguir. El ao pasado, su aplicacin se ha llenado en todos los cursos escolares. Resuelto el problema relativo al objeto de la instruccin, no quedan ms que las cuestiones prcticas para realizarlas.

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"El paso dado es muy grande y puede afirmarse que la mitad del camino se ha recorrido... En todo el pueblo, en todas partes ha nacido un anhelo sincero, vivsimo, entusiasta de crear cada vez ms escuelas, de dotarlas de los elementos esenciales para su funcionamiento. En todas partes, las asociaciones privadas han hecho contribuciones valiosas en este sentido. El Gobierno les ha secundado pecuniariamente y con la cooperacin tcnica del departamento de Obras Pblicas. "Esta es la renovacin ms alentadora y de ms alto valor moral que se ha producido en los ltimos aos, en el mbito de la instruccin primaria. Ella infundir mayor caudal de vida, de contenido real, de productividad, a las escuelas". Se quiere mejor estmulo que estas palabras del Primer Magistrado de la Nacin pronunciadas en un acto tan solemneapertura del Congreso y ante el orbe entero, palabras de un Primer Magistrado como Eligi, que jams deca una cosa que no fuera punto de su razn, razn libre de toda sen- siblera? Nadie puede imaginarse que Eligi dijera tales ditirambos, ni pronun- ciara tales afirmaciones sentenciosas movido por afecciones personales, amis- tades de crculo poltico ni mucho menos, movido por algn inters personal, puesto que yo valgo tan poca cosa polticamente, por no decir, nada. Por ms que en sus juicios consagratorios no me haya mencionado personalmen- te cosa que no haca falta por cierto me llen de legtimo orgullo este reconocimiento de mi obra y por qu no lo dir, de alguna vanidad. Con este captulo del mensaje de un mandatario como el Dr. Ayala que "no se casaba con nadie" ni con sus propios amigos, mi labor y mis sacrificios han sido compensados con creces, y me parece que mi sueo de maestro de elevar la educacin popular en este pobre y pequeo Paraguay, a la cspide moral y material se ha realizado. Pero no crean que por eso hube de dormir sobre los laureles; continu manteniendo en mi bandera de accin los cuatro lemas: problema del aumento mximo de la inscripcin escolar, el del perfecciona- miento de la docencia, el de la colaboracin popular y el de la estructuracin de una didctica paraguaya de una escuela paraguaya, mi sueo mximo. Tuve que insistir sobre ellos y empujar el carro hasta donde mis fuerzas me lo permitieron.

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Con mis ahorros y el fruto de mis libros de lectura resolv adquirir una casa para vivenda propia de la familia. No tena valor para asumir grandes compromisos; proyectaba adquirir una de precio modesto. Mi mujer, de grande nimo, venci mi temor y adquir la que ocupo actualmente, pagando por cuotas y plazos largos. La primera cuota la pagu con el importe de mi casa de Villarrica que la vend. El entusiasmo del Dr. Eligio Ayala en pro de la escuela se mantena firme, influido seguramente por el Dr. Adolfo Aponte, mi grande y buen amigo, y hombre apreciador de la cultura. En das consecutivos, recorrimos los tres, el Presidente de la Repblica, el Ministerio de Instruccin y yo, las escuelas de la Capital para que el Primer Magistrado las conociera de visu. Jams presidente alguno haba hecho esto, de modo que es justo y propio que el acontecimiento quede anotado en esta Memoria, y acreditado al haber de aquel Mandatario. Natural y lgicamente la visita presidencial presidencial influy poderosamente en el nimo de los obreros, los maestros, quienes viendo el inters del primer ciudadano, duplicaron sus esfuerzos en el desempeo de su misin. La inscripcin escolar iba in crescendo. Haba sobrepasado ya la centena de mil. La posicin del Paraguay en el estrado de las naciones americanas mejoraba a ojos vista. Mi ambicin de colocar a mi pas, si no por encima, al menos al nivel de las mejores naciones por el porcentaje de sus nios concurrentes a la escuela, se realizaba y ello me llenaba de satisfaccin. En la Memoria de la Direccin General se publicaba anualmente, con regularidad, la grfica del progreso, rigurosamente controlada y documentada. En el Paraguay hay muchos escpticos; ser efecto de nuestra misma miseria e ineptitud. Muchos no crean que el Paraguay alcanzase a Argentina, a Chile, superase al Uruguay, al Brasil y dems naciones excepto Estados Unidos; pareca una paradoja, un sueo. Muchos amigos sinceros, al verme me preguntaban: Es cierto eso? Nada ms fcil demostrar con la estadstica en la mano. Yo tena las estadsticas oficiales publicadas en las memorias e informes sobre la instruccin de casi todos los pases de Amrica. Los canjes de La Nueva Enseanza me proporcionaron esa fa-

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cilidad. Adems, "The Statesman's Year Book", publicacin oficial de Londres, me las confirmaba. Tomar dos ejemplos por va de ilustracin y como trmino de compa- racin: Repblica Argentina: Esta Repblica segn la Memoria del Consejo Nacio- nal de Educacin del ao 1928, contaba con 10.646.814 habitantes. La esta- dstica ha aceptado el 20% de la poblacin general como la escolar, es decir que le corresponden en aquel ao 2.129.362 nios en edad escolar. Segn la referida Memoria iban a la escuela 1.302.543 nios, lo que viene a ser el 61,18% Es decir, la Repblica Argentina segn sus datos oficiales llevaba a la escuela el 61.18% de sus nios; quedaran as 38.82% fuera de ella. Bolivia: Sobre una poblacin de 2,974.904 habitantes, de los cuales 594.980 eran de edad escolar, llevaba a la escuela 79.973; o sea el 13.48%, dejando sin escuela 86.52% . Paraguay: Con una poblacin de 800.000 almas, tena 160.000 nios en edad escolar, de los que llevaba a la escuela (1927) 104.089, es decir, el 61.67%. Matemtico. No es fantstico; "con los nmeros no se juega. El boliviano Fernando Guachala, Ministro entonces en Asuncin y "amigo" del Paraguay, public en "La Razn" de La Paz un artculo con su firma mostrando a los hombres pblicos de su pas, la ocupacin de Bolivia del ltimo escalafn por la inscripcin escolar y presentando al "pobre y pequeo Paraguay" como ejemplo que debe imitarse. Ms tarde, D. Manuel W. Chaves, diputado, periodista, publicista, ex Inspector General de Escuelas, calific de fantstica la estadstica de la Direccin General de Escuelas, diciendo en un discurso "ledo" que no era con "Memorias fantsticas" como se adelantaba la instruccin. Don Manuel se coloc por esta afirmacin negativa lanzada en pleno Congreso, a un nivel inferior al publicista boliviano quien tuvo la hombra de reconocer y proclamar la verdad, mientras que aqul la neg... Siquiera por patriotismo se hubiera callado, o si hubiese procedido con sinceridad hubiera pasado por las Oficinas de la Direccin General de Escuelas para conocer la verdad, y enterarse cmo se confeccionaba la estadstica en mi tiempo. An viven empleados del Consejo como

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el seor Alfonso Riquelme, joven conocido, quienes no tendrn inters en ocultar la realidad. A medida que iba creciendo la poblacin escolar, naturalmente decreca el costo medio de cada alumno. Imagnense, en aquel ao, cada nio inscripto costaba $14,56 pesos paraguayos, menos de un peso argentino. En cambio, en la Argentina alcanzaba a $112,34. Creo que pocos pases podrn jactarse de este milagro de la accin pblica y privada en pro de la educacin popular. El nmero de nios con certificado primario de fin de ao aumentaba en proporcin directa de la poblacin escolar. Naturalmente, no poda ocurrir otra cosa. Era la primicia cultural de la escuela; cada nio con certificado de estudios primarios era un ciudadano arrancado del analfabetismo. La Direccin General de Escuelas, pues, lanzaba a la vida social jvenes egresados, aunque sea con armas rudimentarias. El perfeccionamiento posterior ya no era de su dominio. Los nios, una vez terminado el ciclo primario, bus- caban los centros culturales superiores. Y no tenan ante s ms que una puerta abierta, la del Colegio Nacional. All iban a torrentes, buenos y malos, porque de todo tiene que haber en la via del Seor. Muchos exigentes dicen que entre la caterva de ingresantes en los estudios secundarios, haba muchos "mal prepa- rados". Mal preparados? La escuela no es ninguna fbrica que lanza mquinas perfectas de acuer- do con un solo tipo, un standard comn. Prepara, desenvuelve aptitudes y cada nio que es una individualidad asimila a su manera, segn su propia capa- cidad; de aqu la desigualdad intelectual. Acaso la Universidad lanza al mundo a los graduados igualmente aptos? Cuntos bodoques salen con su diploma! Por la sed de instruccin, la juventud buscaba los centros de estudios y como no encontraba otro, invada el-Colegio Nacional, Qu iba a hacer? Algu- nos queran impedir este fenmeno con Leyes y malas caras. No sera coar- tar el derecho de aprender? Estoy de acuerdo en que este fenmeno era incon- veniente para el Porvenir del pas porque iba a producirse un proletariado inte- lectual; pero, mientras el Estado no proporcionara a la juventud otros centros de cultura, no poda ni deba prohibirse.

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Necesidad de Escuelas de Artes y OficiosHaba necesidad de encauzar a la juventud hacia otra actividad, hacia las escuelas de Artes y Oficios, la escuela de Agricultura, de Jardinera. Al Estado le preocupaba ms otra cosa.

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Una de las instituciones normales que marchaba para atrs, era la Escuela Normal Elemental de Concepcin. La decadencia no dependa del personal enseante, pues la directora, seora Juana F. de Alonso, era buena como el resto del personal. El caso era que cada da despertaba menos inters y no acudan alumnos a sus aulas. Lleg a tener apenas 17 alumnos. Yo observaba que la poblacin en general tena poco cario a la Escuela Na- cional, a la nica institucin de carcter secundario que posea. En cambio de la orfandad en que yaca dicho establecimiento de enseanza, funcionaban con mucha holgura econmica dos institutos religiosos privados. La Ley Orgnica del Magisterio estableca que seran asimilados a categora superior los maestros de 2a. con diez aos de servicio activo, de los cuales cinco como directores de escuela graduada, y que demostrasen capacidad. Me parece que el espritu de la Ley era estimular y premiar al maestro bueno y laborioso y no a los que no tenan otro ttulo que la antigedad. Me he preocupado siempre en premiar con este criterio a los buenos maestros. Despus de mi retiro, han cambiado de opinin y la asimilacin se dio a todo el mundo. Volv a formular un pedido a los profesores normales paraguayos para que escribieran textos. Entre ellos estaban incluidos Dahlquist y Riquelme. Este ltimo present ms tarde varios libros. Un profesor paraguayo naturalizado argentino protest porque no se le incluy en la lista. Le contest amable- mente y se calm.

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Primer libro de pedagogaHice imprimir un librito de Pedagoga escrito de acuerdo al programa de primer ao normal para los alumnos normalistas y de los cursos de vacacin. Fue un libro escrito con la nica y santa intencin de fomentar la didctica nacional. El Cuerpo de Inspectores de instruccin primaria me hizo llegar, por intermedio de la inspeccin general, el siguiente pedido, que dej encarpetado: "Asuncin, febrero 11 de 1927. Seor Inspector General de Escuelas. E.S.D. Los que suscriben, inspectores departamentales de Escuelas, tienen el honor de dirigirse por su intermedio al H. Consejo N. de Educacin, solicitando la adquisicin por cuenta de ese H. Consejo de 600 ejemplares de la nueva Pedagoga del seor Ramn I. Cardozo para repartir gratuitamente a las escuelas de la Repblica. Esta peticin, seor Inspector, la formulan los suscritos en vista de la gran necesidad de obras de consulta para uso del personal docente de las escuelas de referencia, necesidad reconocida unnimemente y de tiempo atrs por todas las autoridades escolares. Esperando una resolucin favorable, saludan a V.S. Sr. Juan B. Moran, Marciano Martnez, Cristbal Prez, Federico Meza, Casiano Romero, H. Moran, Emilio Brtez, Eudaldo Cceres, Luis Martnez, Eustaquio Molas, Gregorio Cubillas, C. Rodrguez". Como dije, no d curso a esta peticin por ser yo el autor del libro en cuestin. No obstante, "La Democracia", peridico hebdomadario, dirigido por mi "amigo" Virgilio Barrios, me atac diciendo que yo haba hecho adoptar el texto. Por tal motivo, dirig a Barrios una misiva explicndole que mi "Peda- goga" no estaba adoptada como texto, y que el clculo de fabulosa y fants- tica ganancia era meramente de intencin dudosa, muy apartado de la verdad. Segn La Democracia el clculo era simple, sencillsimo: Hay 100.000 nios inscriptos en las escuelas; luego, se venden cada 100.000 libros "El Paraguayo", a $10, es decir, el autor gana anualmente $1.000 000"

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Barrios me explic que el autor del escrito era el Dr. Juan Crdenas, sujeto que estaba distanciado de m por la siguiente causa. Crdenas era asesor de la Direccin General de Escuelas endosado por mi antecesor D. Manuel Riquelme. Con suma dificultad y en contra de la opinin de mis amigos, vena mantenindose en el cargo, a pesar de los malos informes que reciba respecto a su ilustre personalidad: en una palabra, era "uno de los protegidos mos". Se enamor de la Directora de la Escuela "Pasteur", seorita Asuncin Vera y Aragn; la pretendi. La maestra me inform confidencialmente sobre el caso y la impertinencia del enamorado doctor. Entre bromas dije a ella que le diera un sopapo si la volva a molestar. No s lo que ocurri, lo cierto es que el Dr. Crdenas un da se present a mi despacho (ramos an amigos) y me pidi la destitucin de la seorita directora "porque era una p..." Le dije que su denuncia era muy grave y que la formulara por escrito para iniciar la instruccin de un sumario. "No hay necesidad de sumario -me dijo-.Ud. puede destituirla". "Est Ud. equivocado, mi amigo,-le dije-, yo no soy ningn instrumento de nadie". Se produjo la ruptura de relaciones. Se retir amenazndome con una campaa periodstica. Emprendi, en efecto, una larga, desagradable campaa de calumnia y de difamacin en contra ma y de la directora citada. Es otro hombre a quien prodigu atenciones y protecciones que me pag con ingratitud. Qu voy a hacerle! Nada; ha obrado de acuerdo con su propia naturaleza. Mi venganza est, como dice Marco Aurelio, en procurar no parecerme a l. Un da se present a la Secretara del Consejo ante Frontanilla, un emisario de D. Eduardo Schaerer que iba para averiguar la verdad de una denuncia que haba llegado a la redaccin de "La Tribuna". Se le inform, se le mostraron los libros y comprobantes. El comisionado se retir satisfecho, diciendo: "Ya dijo D. Eduardo que sera calumniosa la denuncia porque conoce tan bien al seor Cardozo". No se public nada. Comision a Frontanilla para ir a agradecer al Sr. Schaerer la actitud caballeresca. Dijo: "Jamas dar cabida en las columnas de 'La Tribuna' a imputaciones falsas, mxime tratndose de un hombre honorable como el Sr. Cardozo;

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puede Ud. decirle que est tranquilo". All mismo se supo que el portador de la mentira era el profesor seor Arellano. Desde el fracaso de la famosa Comisin Nacional de Edificacin, la direccin de las construcciones de carcter escolar qued a cargo de la Direccin General de Escuelas bajo el control terico y tcnico del Departamento de Obras Pblicas. La fiebre de la edificacin volvi a desarrollarse bajo la tutela privada. Opt de acuerdo con la Oficina tcnica por el sistema de pabellones para los edificios escolares. Los pabellones amplios, con sus corredores circunvolantes y piezas independientes ofrecen ventajas para nuestra campaa y se adaptan a nuestras condiciones climticas; son frescos, amparados contra el sol y la lluvia y se conserva ms el maderamen. De este sistema, se construyeron casas escuelas en Loma Pyt, San Pedro, Carapegu, Quiindy y otros puntos. Trado por el Ministro Argentino Dr. Oliveira, vino el profesor argentino D. Pablo Pizzurno, eximio maestro, patriarca del magisterio platense. Dio unas conferencias muy interesantes. Le invit a un paseo a San Bernardino donde pasamos en la playa del Lago Azul, inolvidable da. Pizzurno era hombre de bastante edad pero fuerte todava. Su tema favorito era la gimnasia como medio de prolongacin de la vida; l le atribua su longevidad. Empez a agitarse nuevamente la cuestin nacionalista, vale decir "lopizta" porque en la jerga de los monopolizadores del patriotismo, el "nacionalismo" es el "lopizmo" como el "nacionalsocialismo" alemn es el "hitlerismo". Todos los que no eran de la comunidad no eran patriotas. Algunos polticos enarbolaron la bandera como plataforma para llegar a las alturas. Da Rosa, O'Leary, Recalde, Peralta, Llamosa, etc., formaron una cofrada. Lo curioso del caso es que la mayora de los jvenes de la agrupacin eran de "ideologa comunista". Por otro lado, en el Gobierno predominaban los "liberales": Eligi 1/' Aponte, Bez, Riva-rola, Schenone, etc. Los "nacionalistas" formaron un concilibulo para hacer retirar de la educacin a los que calificaban "peligrosos". A fuerza de intrigas y levantamientos de nios consiguieron hacer retirar, poco a poco, a Aponte, Bez, Nacimiento. Qued yo como una roca solitaria en medio de la borrasca. Ms tarde recib

1/ El autor se refiere al Presidente Eligi Ayala (N. del E.)

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todos los embates de las pasiones que no escatimaron vas ni formas para llegar y voltearme. Con la conciencia de mi deber, fij mi pensamiento en el cumplimiento de mis obligaciones con honradez y pude resistir sereno todos los asaltos Qu borrascas, Dios mo! Entonces, cre oportuno definirlo que yo entenda por en seanza nacionalista. Escrib un artculo sobre el particular y lo publiqu en "La Nueva Enseanza" y ms tarde en mi libro "Por la Educacin Comn". La publicacin surti efecto; recib muchas felicita- ciones y adhesiones. En mayo 14 de ese ao se produjo la ceremonia de la inauguracin del nuevo palacete de la Escuela Normal de Profesores, costeado en gran parte por el Estado. Para iniciar la edificacin, a pedido de la seorita Mara F. Gonzlez se constituy una Comisin Pro Escuela Normal. En conocimiento de que en poder de la Comisin Pro-Monumento Presidente Franco exista una suma de dinero sin aplicacin, solicitamos y obtuvimos $300.000 para iniciar la edificacin con el compromiso de que se dara a la Escuela Normal el nombre del egregio ciudadano y que la Comisin donante de los fondos, costeara un busto del Dr. Franco para colocarse en la entrada del edificio. El edificio est levantado como mejor monumento. El Dr. Eligi Ayala apoy la iniciativa. El palacio lleg a costar $1.400.000 de m odo que el Estado contribuy con $1.000.000. La inauguracin coincidi con la presencia de una numerosa y selecta embajada de las naciones amigas. En tonces estaba de moda la "confraternidad". En ese acto pronunci el discurso de estilo en el que salud a Eligi como un mandatario que estaba realizando el plan de educacin de los prceres de Mayo, y dije otras cosas bonitas. Seguramente, mi discurso pronunciado ante los representantes diplomticos de Amrica y de Europa ha tenido la virtud de herir agradablemente la susceptibilidad de Eligi. El hombre considerado como impermeable a la lisonja, dio prueba de lo contrario. Mis palabras, es cierto, no fueron mera lisonja sino expresiones de realidades y casos concretos, porque Eligi era hasta esa fecha, un gran amigo y protector de la educacin. Al menos, de mi parte debo confesar hacindole justicia, que todo lo poco que he podido realizar, aumento de nmeros de escuelas, de maestros, creacin de cargos para la enseanza de trabajos manuales, adquisicin de telares, mquinas de coser, construccin y refaccin de casas, lo debo a la

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proteccin de l. Es la pura verdad. Dar a cada uno lo suyo es deber de justicia y de hombra. Al da siguiente recib la siguiente carta:

"Asuncin, mayo 17 de 1927. Estimado seor Cardozo: Me es grato reiterar a Ud. mi felicitacin por el hermoso discurso que pronunci al inaugurarse el local de la Escuela Normal de Profesores y mi cordial agradecimiento por los conceptos con que me ha honrado en l. Y voy a aprovechar esta oportunidad para hacerle una sincera declaracin de sentimientos. He sabido que Ud. se ha sentido afectado por algunos conceptos emitidos en el Mensaje. Ellos son picazn de abeja. No debe usted dejarse mortificar por tan poca cosa. Han sido escritos impersonalmente con la mejor intencin de propender al mejoramiento. Ms van contra nuestros legisladores tan propensos a pedirlo todo, y a creer que todo puede hacerse a la carrera. Cuando me quepa la oportunidad de juzgar la obra de usted y de estimar su colaboracin en la instruccin pblica, ver usted asentada mi confianza, mi justiciera y merecida alabanza, y mi gratitud. Saludos amistosos. Eligi Ayala". El Dr. Ayala cumpli su palabra en el primer Mensaje. El Dr. Rogelio Urzar, ex director de la Asistencia Social, public un libro con el ttulo de "Medicina Social". En l emiti apreciaciones atolondradas y falsas sobre la orientacin de la enseanza nacional en el orden primario. Al acusar recibo del ejemplar con que me obsequi, levant varios puntos. Se vea, en primer trmino, su completa ignorancia del estado de la enseanza primaria, y se quiso lucir a expensas de ella. As son los intelectuales nuestros; no acuden a la fuente misma para estudiar y emitir sus apreciaciones.

Mi visita a ConcepcinVisit Concepcin en compaa de Peralta. Di varias conferencias al personal de las escuelas y consegu unir al magisterio que estaba disgregado.

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A mi vuelta, me encontr con una novedad: con unas crticas publicadas en "El Orden" sobre mis libros "El Paraguayo". Estaban firmadas por Bilac, seudnimo. El seudnimo ya le quit para m todo valor, porque, en primer trmino, no saba quin era el autor y segundo, porque al publicarlas con seudnimp demostraba poco valor moral. Maestro? Profesor? Yo creo que fue Arellano. No obstante publiqu en "El Liberal" unos artculos para demostrar muchos errores de concepto. Pero, de cualquier manera, a pesar de la sobrada intencin malevolente, me fueron tiles porque algunas cosas he sacado de ellas para mejorar la siguiente edicin. Estn equivocados quienes crean que los libros de lectura deben ser ya perfectos al salir de manos del autor. Slo de Dios puede esperarse tal obra. Sobre todo, libros para grados inferiores que son muy distintos de los otros. Se los perfecciona a travs de ediciones sucesivas, como esas mquinas inventadas que van mejorando con nuevas construcciones. El libro de lectura elemental no es una simple aglomeracin de frases y trozos ms o menos selectos; es una composicin tcnica sujeta a los principios y leyes de la psicologa infantil, de la biologa y de la pedagoga. En su confeccin, muchas veces uno se ve constreido a violar reglas literarias pero no gramaticales por la exigencia de la adaptacin. Todos los libros de lectura han pasado por el proceso indicado y han necesitado aos para ser ms o menos perfectos. Por ejemplo, los libros del uruguayo Figueira que estaban en uso en nuestras escuelas, requirieron veinte aos y ediciones sucesivas para llegar a ser didcticamente lo que son. Es la ley del progreso a que estn sujetas las obras humanas. Mi querido amigo Dr. Juan Ramn Dahlquist, desde la Argentina, remiti unos escritos a unos diarios de la Capital, sobre m, dando a conocer mi accin educativa y mis obras. Poda hacerlo con ms conciencia que ninguno porque siempre hemos sido compaeros como maestros, reflexionando juntos sobre las necesidades de la educacin nacional, proyectando reformas, y, adems, por la gran autoridad de maestro que tiene y su desvinculacin actual de la comedia local. Se public el primer artculo que fue, por cierto, hermoso y concienzudo. Enseguida los Barrios, los Arellano, los Crdenas explotaron el bondadoso escrito de Dahlquist e hicieron correr por corrillos y gacetillas de papeluchos, la especie infame de que yo haba conseguido comprar al autor con

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promesas de buen empleo. Dahlquist estaba muy alto para ser salpicado con la baba asquerosa de la serpiente; hubiera podido continuar adelante, pero opt por la retirada. No s por qu; nunca me ha dado explicaciones de amigo. Facundo Recalde, del grupo ultranacionalista, me atac groseramente desde las columnas de su peridico "Guaran" por la "explotacin vergonzosa que yo haca con mis libros". El motivo no eran los libros, sino mis ideas histricas que no se uniformaban con las de ellos. Por tal motivo, los maestros de Villarrica me enviaron una hermosa carta sobre la bondad de los libros de lectura, los beneficios que reciban con ellos los nios paraguayos y la labor patritica que el esfuerzo significaba. Qued muy agradecido por la oportuna carta y por la bondad de los maestros. Tambin aparecieron en "El Liberal" unas cartas abiertas suscritas por un seor Escobar Bueno. Pero, a Dios gracias, ellas eran una excepcin respecto de las dems pues contenan palabras de aliento. Las cartas mostraban la cultura, ilustracin y arte de escribir en el autor. Venan fechadas en Yh, imagnense. Despus, llegu a saber que era un educacionista brasileo emigrado en la ltima revolucin. En las cartas se daban a conocer los fundamentos del libro de lectura: las leyes de la evolucin lingista del nio. Fue el primer hombre extranjero que escribi con buenas intenciones sobre mis pobres libros que tanto rencor han provocado en mi patria.

Ministerio del Sr. IsasiA causa de un malentendido que se produjo desgraciadamente entre el Presidente de la Repblica y el Ministro de Instruccin, el Dr. Aponte dej el cargo y fue sustituido por el Dr. Carlos Luis Isasi. He lamentado el retiro del Dr. Aponte porque no solamente era un buen amigo mo sino tambin un excelente jefe. Con l trabaj con gusto y libertad. He merecido de l todas las atenciones y consideraciones, y me ha ayudado para llevar a cabo mis ideas y proyectos. Un grupo de muchachos de ideas avanzadas empezaron a hacer propaganda de difusin de sus credos y se propusieron apoderarse

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de las asociaciones estudiantiles como medio para realizar sus propsitos. En lo que a m me tocaba, procur calladamente impedir la infiltracin en las escuelas normales, para lo cual dirig a los Directores de las escuelas, cartas confidenciales instruyndoles sobre lo que deban hacer. Todas las escuelas respondieron favorablemente y se mantuvieron aisladas del movimiento, menos la Normal de la Capital en la que una parte del estudiantado fue conquistado. Mi amigo Jos Bentez Chilavert, Intendente Municipal de Villarrica, fue en aquel tiempo objeto de persecuciones de parte de los elementos opositores. Hice todo lo posible, todo lo que un amigo debe hacer, en su defensa.

Mi visita a Rosario, Itacurub y San EstanislaoRealic una gira de inspeccin escolar por los departamentos de Villa del Rosario, Itacurub y San Estanislao, por donde jams pas un Director General de Escuelas. En todas las escuelas di instrucciones y conferencias. En San Estanislao organic una Comisin Pro Escuela y dej $10.000 para la edificacin. De todas las escuelas visitadas, encontr en mejores condiciones de organizacin la escuela rural de la Colonia "General Aquino" dirigida por Inocencio P. Soto y esposa, ambos ex alumnos mos de la escuela normal de Villarrica. Era una verdadera escuela rural con su chacra, gallinero, etc.. En ella se realizaba el ideal de la socializacin de la escuela: los vecinos, nacionales y extranjeros, la consideraban como hogar propio y no la desamparaban. La escuela viva sostenida por el calor popular. Fue obra de uno de los maestros que comprendieron mis ideales sobre la escuela rural. A la vuelta de esa gira me encontr en Rosario con una entusiasta comisin de caracterizados vecinos de Villa de San Pedro que venan a solicitar mi presencia en aquella ciudad. Les promet y en cumplimiento de la promesa, me constitu un mes despus en compaa de mi esposa, en Villa de San Pedro, la antigua capital de la Comandancia de Ycu Mandiy. De ida nos ocurri una avera con fortuna. En el Puerto de Antequera distante de la ciudad tres leguas, tomamos un mnibus

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en compaa de distinguidas personalidades locales: el Capitn del Puerto, el Delegado Civil, el Cura Prroco y un destacado comerciante. Entre Antequera y San Pedro hay un camino carretero recto Buen camino. Cuando estbamos a una legua de la ciudad donde nos esperaba el pueblo para la recepcin, alegres y contentos, se volc el carro con tanta violencia que cre era el fin de la vida'. Resultado: cuatro heridos y susto. En la ciudad hospedamos en casa de mi amigo el mayor Indalecio Jara, quien nos atendi esplndidamente. Fruto de mi visita: dej constituida una Comisin Pro Escuela que pronto dot a la localidad de un hermoso pabelln para la escuela. Recib una carta de Csar Godoy, educacionista chileno que viva emigrado en la Argentina. Haba ledo mi "Orientacin de la Enseanza Primaria" que se public en la revista "La Educacin" de Paran. Fue una carta entusiasta en la que me puso por las nubes. Ms tarde, me invitaron l, Carlos Snchez Viamonte y Julio R. Barcos a un congreso americano de maestros. Les contest que enviara delegados. Fueron Avalos y Cabrera. Me dijeron que fue un Congreso en el que predominaron los elementos de ideas avanzadas. Un sector del magisterio paraguayo, envi como delegado a Cosme Ruiz Daz, que ya no ejerca el magisterio, quien, a su vuelta, organiz la Federacin Nacional de Maestros de carcter extremista y opositora al Consejo. Felizmente, no fue ms que un simulacro de federacin porque no contaba con la adhesin pblica. En ese ao, el 21 de Setiembre, naci en Londres mi primera nieta a quien le pusieron por nombre Elena Alicia. Que su hermana la Primavera, la Reina de las Flores, que renaci el mismo da en su eterna renovacin, la haga tambin reina no slo en el corazn de los suyos sino entre sus semejantes.

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1928 - Ministerio del Dr. Isasi|En este ao continu sin desmayo la realizacin de mi plan de accin. No solamente prest atencin a las escuelas oficiales, sino tambin a las privadas. Tena conciencia de la capacidad financiera del Estado y conoca el lmite hasta donde poda extender los beneficio de la educacin popular. En mi concepto, gracias a la buena voluntad del Dr. Eligi Ayala, la Nacin haba hecho ms o menos el mximo de su esfuerzo en pro del fomento, ms o menos haba llegado a su lmite porque hay que tener presente que en el horizonte internacional se le presentaba, en esos momentos, otro problema que necesitaba su preferente atencin. Se haba conseguido elevar el presupuesto escolar de $1.031.106 de 1921 a $1.894.869,96 mensuales o sea de $12.613.272 a $22.738.439 anuales. Insignificante, no cabe duda; si yo fuera rey, elevara al mximo el presupuesto de educacin popular a expensas del de guerra y de los sueldos de los znganos. Mas, como yo no era ese rey ni mucho menos, me satisfice con haber duplicado el rubro. Entonces, estimul por mis medios el desarrollo de la iniciativa privada en todos los rdenes, tanto para adquirir muebles como para la edificacin y el sostenimiento de institutos de enseanza, para ampliar si no completar, la accin oficial en la lucha por la cultura primaria. Y lo consegu ampliamente.

Mi atencin a las escuelas privadasAlgunos creeran que yo tendra preferencia por algunos institutos por su ndole social o religiosa. No; me fueron completamente iguales, los colegios liberales, catlicos y protestantes; a todos los tena en un pie de igualdad. A todos los consideraba como tiles colaboradores del Estado en la difusin de la cultura nacional. Mi rgimen de gobierno de ellos era la libertad. Exiga nada ms que el cumplimiento de las leyes y reglamentos, la moralidad en el interior y la buena preparacin de los nios. Trat de llevar una buena estadstica de los existentes.

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Un buen porcentaje de la poblacin escolar corresponde a las escuelas privadas. Entre las catlicas, las salesianas fueron siempre las mejores, las ms obedientes a las leyes y a la autoridad, las que se esmeraban en tener un buen personal y de espritu ms liberal. Con todas ellas he mantenido siempre muy buena relacin, y a todas ellas les he protegido con tiles para los nios pobres.

La cooperacin del puebloLa cooperacin popular fue mi gran recurso. He conseguido despertar el entusiasmo del pueblo en torno a la escuela. Es cierto que me cost sostenidos esfuerzos atraer no slo a los padres de familia sino al pueblo hacia la Escuela, hacindoles comprender que ella era una institucin popular que necesitaba de su cario, del calor de su entusiasmo para desenvolverse. Se fundaron numerosas Comisiones Populares de Educacin y Comi- siones de Edificacin que dieron mucho, mucho ms de lo que uno puede imaginarse. Al calor y apoyo de esas Comisiones Populares se proveyeron a las escuelas con tiles, muebles, ilustraciones; se mantuvieron limpios y ase- ados los locales; se realizaron exposiciones; se otorgaron sueldos y sobre- sueldos a maestros; se repartieron ropas, meriendas y medicina a los nios. Por su lado, las Comisiones de Edificacin se empearon en dotar de locales a las escuelas hasta el extremo de que las numerossimas escuelas rurales creadas tuvieron sus locales propios. Repetir que la Escuela Profesional Femenina fue la institucin privada que ms colabor conmigo en la implantacin de la enseanza prctica de los trabajos manuales tal como yo los concibo, de tejido, guantes, sombreros, cestos, etc., por prestarse a la preparacin del personal especializado. Siem- pre le conservo mi gratitud.

xitoHe llegado a tener el placer de ver realizado aunque sea en parte, dolorosamente, el plan que me haba trazado al encargarme

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de mis funciones. Pocas escuelas existan sin su respectiva chacra donde entre juego y canto, los nios cultivaban la tierra, se ponan en contacto directo con la madre naturaleza fuente de vida, sabidura y progreso. Muchas escuelas empezaron a tener gallinero con excelentes muestras de aves. Casi todas las escuelas llegaron a tener su telar importado del extranjero, donde se teja y se haca revivir la antigua industria casera del tejido que ha hecho feliz a nuestras abuelas; muchas instalaron su buena cocina donde se enseaba prcticamente el arte culinario. El pueblo paraguayo no sabe comer y hay que ensearle; pero no slo no "sabe comer" sino que no sabe preparar lo que debe comer. El hogar paraguayo hablo en sentido general no est en condiciones para ensear a los nios la comida ni a alimentarse. Nuestro hogar no sabe preparar ms que el popular puchero, el so'oyosopi, el asado y el mbaipyi, y de all no sale. No sabe utilizar la hortaliza, la legumbre ni la fruta. Cmo va a ensear a sus hijos? Cmo va a servir como escuela el hogar? Que la enseanza de la cocina debe dejarse a cargo del hogar dijo su modificador de ltima hora; por eso suprimi de la escuela la enseanza culinaria. No; hay que llevar al seno del hogar ideas y conocimientos nuevos, fuerzas nuevas, aspiraciones nuevas, deseos nuevos y sobre todo aptitud nueva para nutrirse, y otra va, otro conducto mejor no hay despus de la escuela: obrando sobre los nios, los padres y madres de familia de maana, se obtendr con el tiempo el milagro de la transformacin de la manera de comer del pueblo. Es de esta opinin el Dr. Escudero. A principios de ese ao realic la primera "exposicin de ranchos". Ranchos? Y que tienen que ver los ranchos con la escuela? O mejor, qu tiene que ver la escuela con los ranchos? Es la pregunta que se har quien leyese estas lneas. Digo que s, que ella tiene mucho que ver, de acuerdo con mi tesis, con mi conviccin de que obrando sobre el hombre del porvenir se modificar la sociedad y sus condiciones de ser. Conocen Uds. los ranchos? Vieron que tienen una sola pieza de se amontonan en horrible mezcla padres, madres, hijos y animales, sin luz, sin aire, sin higiene alguna. Por qu la escuela no podra hacer concebir al nio otro tipo de edificacin con algo de confort, con algo mejor? No creen, por ventura, en ideasfuerza de Fouillet? No creen que aprendiendo el nio

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lo que se puede hacer, se llevara la evolucin de la vivienda al pueblo, al campo? La exposicin, por lo novedosa, llam la atencin. Fue alma de ello, la inspec- tora de Trabajos Manuales.

Conferencia sobre la Escuela ActivaEn abril di una conferencia sobre la escuela activa en las escuelas normales de la Capital y de Villarrica, como medio de propaganda a favor de la educacin nueva que paulatinamente iba introduciendo en la teora y prc- tica de nuestra escuela.

Las Escuelas-TipoTambin este ao de 1928 llegu a tener la satisfaccin de ver aunque sea en mnima parte, mi idea de "escuelas.tipo". Llamaba yo "escuela.tipo " a la que ms se aproximaba a la organizacin indicada y descrita en mi folleto "Nuevas Orientaciones de la Enseanza Primaria". Fueron de esa categora, en la capital, las escuelas "Chile" y "Per" dirigidas respectivamente por las seoritas Antolina Gil Decano y Julia Almeida; en la campaa, muchas, pero las ms sobresalientes fueron la Escuela Media de Itacurub de la Cordillera, dirigida por Pedro Aguilera y la Rural de la Colonia "General Aquino" (Villa del Rosario),dirigida por Inocencia P. Soto.

Exposiciones RegionalesPara estimular a las escuelas laboriosas y despertar emulacin entre todas, institu las "Exposiciones regionales de trabajos escolares del ao", las "Exposiciones de flores y fruto de huertas" y grandes concentraciones de maestros. En la capital se realizaban las primeras desde 1922, con regularidad. En la campaa haca coincidir estas expresiones con la concentracin de maestros de todo el personal de una regin o departamento escolar. La organizacin de ellas corra a cargo de los inspectores departamentales con el concurso popular. Los inspectores que ms sobresalieron por su empeo y xito fueron Cristbal Prez, Marciano Martnez, Gre-

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gorio Cubla, Teodoro Rodrguez y Hermgenes Moran. Hubo importantsimas concentraciones en Luque, Piray, Acahay, Capiat, Piribebuy y San Jos. Todas ellas eran motivo de fiestas sociales, banquetes, bailes, conferencias y veladas literario-musicales. La inspectora de escuelas de Mbaracaj (Brasil), Srta. Mara Emilia Mart, me pidi autorizacin para hacer una traduccin al portugus de mi "Pedago- ga" a fin de adoptarla como texto en la Escuela Normal del lugar. Se la d. En junio 14, recib de Eligi Ayala el recorte de un diario espaol con la siguiente carta: "Junio 14 de 1928. Estimado seor Cardozo: Me he acordado de usted al leer este prrafo. Porque tambin usted es maestro de corazn, en- contrar en l alguna emocin. Por eso se lo remito. Saludos muy aten- tos. Eligi Ayala". Era un escrito del maestro y escritor espaol Don Luis Bello sobre la educacin y la importancia en la vida de los pueblos. El "Boletn de la Unin Panamericana" public un trabajo mo sobre el estado de la enseanza en el Paraguay, e hizo una tirada especial como acos- tumbra hacerlo con los trabajos interesantes. Del mismo modo "The South American Review", de Londres, public y coment mis ideas y el estado de la enseanza en el Paraguay. El Dr. Stylianopoulos, director de la Escuela Normal de Atenas (Grecia) me pidi la remesa de "La Nueva Enseanza". Eran ecos del estado cultural del Paraguay.

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Agosto 15,1928 Cambio presidencial. Presidencia del Dr. Jos P. Guggiari y Ministerio del Dr. Rodolfo GonzlezSe produjo el cambio presidencial. Al ir a saludar al nuevo Ministro, mi jefe, puse en sus manos mi renuncia al cargo de Director General de Escuelas para dejar en libertad al seor Presi-

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dente para organizar su administracin. Das despus, me la devolvieron con mi confirmacin en el cargo. Rodolfo continu conmigo el mismo proceder de Aponte, de amistad since- ra y apoyo en mis gestiones oficiales.

Concursos CulinariosPara estimular el desarrollo de la enseanza del arte culinario, realic en la Escuela "Adela Speratti", dirigida por la seorita Odosia Arguello, la primera exposicin del arte culinario, o mejor, un concurso con la asistencia del Ministro de Instruccin. El Consejo aprob un nuevo plan de estudios y programas para las escuelas nocturnas que present a su consideracin. En ellas trat de mejorar la preparacin de los estudios nocturnos, ofreciendo mejor horizonte a los que acuden a las aulas de noche despus de trabajar de da. Asist, en compaa de mi esposa, a la colocacin de la piedra fundamental de la escuela de San Antonio. El edificio sera costeado por una contribucin popular iniciada por el Dr. Enrique L. Pinho. Fueron padrinos el Dr. Pinho y mi esposa. Por intermedio del Ministro D. Rogelio Ibarra, me puse en relacin epistolar con el educador brasileo Carneiro Leao,a quien obsequi con mis publicaciones y l, a su vez, con las suyas. Me obsequi con "Os deveres das generages" y varios proyectos de planes de estudio. En octubre di en la Escuela Normal de Profesores una conferencia. Este ao se perturb la tranquilidad nacional con un suceso de frontera ocurrido en "Vanguardia", provocado por un militar nuestro. Dio origen a una gran movilizacin, reuniones de neutrales, etc. Era un anticipo de la prxima guerra.

La educacin musicalEntre los problemas pedaggicos que me han preocupado figura la educacin musical y fsica de la juventud, as como la salud del nio. Son cosas descuidadas, por no decir, abandonadas de nuestro sistema de educacin. Desde tiempo antiguo, la msica aparece en los planes como una materia de enseanza.

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En la Capital, la enseanza estaba a cargo de maestros' diplomados en institutos especiales de Msica, pero e