Metascopios_ No.1
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METASCOPIOS_
No. 1
Arquitectura_Cine_Emergente
Letras al aire_Música
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Abasolo 501 B (Frente a Centro Cultural “La
Garza”), 42000 Pachuca, Hidalgo.
Facebook.com/arte.latte.9
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Metascopios_
DIRECTOR
Alfonso Pontigo
DIRECTOR EDITORIAL
Alfonso Blanco
RELACIONES HUMANAS Y VENTAS
Verónica Lira
REDES SOCIALES
Lesli Bautista
DIRECTOR DE ARTE
Luis Raygadas
FOTOGRAFÍA
Ruy Cuevas
Alejandro Peralta
El contenido de la publicidad y de los artículos son responsabilidad exclusiva de los anunciantes
y de los colaboradores, y no reflejan necesariamente el punto de vista de Metascopios.
Colaboraciones, comentarios y ventas, escríbenos a [email protected]
metascopios.com
facebook.com/metascopios
twitter.com/metascopios
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Editorial_
M etascopios es un sitio para discutir, exponer ideas y confrontar maneras de pensar. Donde nuestros cola-
boradores, junto con nuestros lectores, generan un intercambio de conocimientos sobre la actualidad en
cultura y arte. Como nuestro nombre lo sugiere – Metascopios es la evolución del proyecto
“Metacaleidoscopios”- queremos formar un tapiz de diversidad cultural y de pensamiento. En nuestras columnas en-
contrarás un caleidoscopio de ideas que se convierten en una nueva forma de explorar nuestro contexto. La revista
no tiene una unidad temática, es más un acercamiento desde distintas ópticas a lo contemporáneo de nuestras 5
secciones: Arquitectura, Cine, Emergente (trabajos de fotografía en camino de despegar hacia lo profesional), Letras
al aire y Música.
Metascopios_ se publicará cada tres meses, esto para seleccionar las mejores colaboraciones que se publican
semanalmente en el sitio web y propiciar una segunda lectura dentro de la revista digital. La primer portada estuvo a
cargo de Ruy Cuevas, uno de los fotógrafos que publican en “Emergente”, y a quien le quiero agradecer por su exce-
lente trabajo fotográfico y compromiso con Metascopios. De igual forma doy las gracias a todos los colaboradores
que participaron en Metascopios_, ellos hacen posible que el proyecto exista; y a Sineàd Marti, por su apoyo incondi-
cional.
Espero que la disfruten, que la comenten y que sigan los proyectos de Metascopios.
Alfonso Blanco
Director Editorial
![Page 6: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/6.jpg)
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Contenido_
Directorio_ 4
Editorial_ 5
Arquitectura_ 7
De la vivienda social y los alegres arquitectos_ 8
El otro habitante: la luz_ 9
Khan, un filósofo entre arquitectos_ 10
La arquitectura es arte_ 11
Cine_ 14
The square, armarse con cámaras_ 15
Narco cultura: nace una identidad, se desmorona un país_ 17
Gaspar Noé: ficción y la crudeza de la realidad_ 19
Emergente_ 22
La Maestranza_ 23
El color en la obra arquitectónica de Barragán_ 25
Letras al aire_ 27
Un poema de Bukowski_ 28
Anne Sexton_ 29
Cher proffesseur_ 31
La mujer pájaro_ 32
Habitar el poema_ 33
Tremens_ 35
Los libros de arena_ 38
Dios salve a la reina_ 41
Imagen y semejanza_ 43
Las memorias del tiempo perdido_ 45
El bello: el vello_ 46
La verdad no nos hará libres_ 47
Música_ 48
Everyday Robots/ Damon Albarn_ 49
Turn Blue/ The Black Keys_ 50
Melolagnia_ 51
![Page 7: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/7.jpg)
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De la vivienda social y los alegres arquitectos_ Omar Téllez
El otro habitante: la luz_ Daniel Esteves
Khan, un filósofo entre arquitectos_ Lesli Bautista
La Arquitectura es arte_ Luis Xocoyotzin
![Page 8: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/8.jpg)
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S er el designio de unos tra-
zos. Ser el usuario como un
objeto más que irrumpe
ajeno y extraño en el espacio. Uno
no elige los contornos que dibujan la
casa, la casa lo define a uno, esas
esquinas y esos vértices los eligen
los otros, algo fuera de uno, algún
ente voraz y sin forma; algo como el
capital y la crisis, el estado, la em-
presa constructora o en última ins-
tancia ese semi-dios autoproclamado
y arrogante que es el arquitecto.
La casa está ahí y uno dentro
de ella como algo más, sólo se la
habita con una resignación tibia y
trágica. Por supuesto uno puede (o
no) tener el titulo de propiedad y eso
no hace una gran diferencia, el
“diseño” (si es que es pertinente lla-
marlo así) fue hecho según la norma
y los estándares, las estadísticas y
los estilos de vida promedio
¿promedio de qué? De uno no, eso
es seguro. Afuera el paisaje lo azota
a uno con una hilera ridículamente
larga de casas exactamente iguales;
es el paisaje del interés social, de los
presupuestos bajos, es el paisaje de
las personas como números; y no es
como que estén vivos o tengan aspi-
raciones distintas o una personalidad
propia; al fin y al cabo son el prome-
dio ¿no? No, las casas de interés
social (esas que uno termina pagan-
do en un lapso de 5 a 20 años) no
son fabricadas para la gente, sino
para los institutos del gobierno que
son los que en última instancia po-
nen la lana. Pero claro, en un par de
años ya terminamos de cubrir el défi-
cit de vivienda en México ¡Bien, dé-
monos un abrazo todos! No importa
que esas casas ni siquiera se adap-
ten a las necesidades de sus habi-
tantes, o que se ubiquen hasta la
quinta chingada y no estén contem-
pladas dentro de un plan que las in-
tegre a las ciudades; o sea ni que
uno tuviera que ir a la escuela o al
trabajo, o tener acceso a cualquier
servicio. Tampoco importa que un
tercio de las viviendas del país ten-
gan algún tipo de rezago habitacional
y que encima buena parte de estas
hayan sido fabricadas con materiales
con una duración no mayor a 30
años; de todos modos el chiste es
buscar en dónde meter a tanto canijo
pues.
¿Y los arquitectos? Pues acá
echando el diseño de calidad, pro-
yectando en terrenos enormes y con
presupuestos igualmente grandes (o
de lo contrario soñando con hacerlo);
o sea ¿qué van a estar diseñando
“pichoneras”? ni de chiste, eso sería
una deshonra y obviamente uno no
puede hacer arquitectura en 90 m2 y
sin gastar millones de pesos, eso es
herejía. Tampoco se les ocurriría ver
a los habitantes de estas casas co-
mo personas y no como “usuarios”
anónimos e hipotéticos; ya saben
acá los únicos que tienen acceso a
un buen diseño y a una buena cali-
dad de vida son los que tienen la
lana.
De cualquier forma el que pier-
de es el que adquiere estas cajas
para autómatas y se enfrenta al reto
de hacer encajar su vida dentro de
ellas, modificándolas tímidamente
con la esperanza de hacerlas un po-
co menos ajenas, menos insensibles,
menos pálidas, sin saber nada de
leyes, ni estadísticas, ni funciones y
sin poder hacer gran cosa por inte-
grar completamente su vida periféri-
ca con el centro de las ciudades. De
cualquier forma las constructoras le
seguirán dando duro al negocio, fa-
bricando como si la demanda fuera
infinita y no hubiera otra forma de
vivir fuera del estándar.
De la vivienda social
y los alegres arquitectos
Omar Téllez | @wlaseva
![Page 9: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/9.jpg)
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C erremos los ojos y pensemos en luz.
¿Listo? Muchos imaginamos
a la luz como un camino, otros como un
foco, algunos como una vela y muchas tantas cosas
más que vienen a la mente con esa palabra.
La luz es más que solo lo que se nos viene primero
a la mente cuando nos mencionan su nombre, más
que una fuente de iluminación, es una herramienta
que se ve limitada por el juicio y capacidad del ope-
rario.
Para poder hacer un uso consciente debe-
mos, primeramente, entender la luz desde el fondo.
No comprenderla solamente desde el punto de vista
técnico, conociendo los aspectos técnicos como ra-
diación, calor generado, umbra, sombra, propaga-
ción y demás características. Ampliemos nuestra
interpretación a un plano metafísico en donde el fe-
nómeno electromagnético es más que un espectro.
La luz es un ente viviente que, al igual que nosotros,
habita el espacio. Como residente del espacio se
convierte en un cliente y usuario al momento de di-
señar.
La luz nos ofrece un abanico de usos. La luz
es pintura cuando se usa para bañar un espacio con
su resplandor o reflexión. La luz es división al sepa-
rar espacios mediante oscuridad y claridad, o me-
diante tonalidades lumínicas diversas. La luz es ca-
lor. La luz es guía y camino. La luz es tranquilidad
pero también caos. La luz es jerarquización. La luz
es i n f i n i t o.
Daniel Esteves | @PielDeElefante
“la luz es como el agua, uno abre el grifo y
sale”
Gabriel García Márquez
El otro habitante: la luz
![Page 10: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/10.jpg)
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“La monumentalidad es enigmática. No puede crearse
intencionalmente. No son necesarios ni el material más
exquisito ni la tecnología más avanzada…”
U n filósofo entre arquitectos, un poeta de la
luz, así referían a Louis Khan muchos de sus
contemporáneos. Su gusto personalísimo se
impuso en cada ángulo y detalle de los pocos y bien
armados proyectos que llevó a cabo (se mencionan
alrededor de 200 proyectos, aunque la colección de sus
dibujos en el archivo de la Universidad de Pennsilvania,
registra poco más de 6,300).
El estilo Internacional era el predominante en su
época, pero Louis fue un poco más allá al buscar su
propio estilo arquitectónico, ya que él creía que a la
arquitectura modernista le faltaba monumentalidad y
misterio. Evitó a propósito la apariencia ligera de los
edificios al estilo internacional, lo que comparaba con
una caja de cristal, que prevalecía en la época, y se
distinguió más bien por la creación de edificios masivos,
con estructuras sólidas de piedra y concreto. Sus traba-
jos, en general, fueron aclamados por la crítica, seña-
lándolo como uno de los más importantes arquitectos
de nuestra era. De hecho, Kahn influyó en las siguien-
tes generaciones de arquitectos y no sólo en las aulas,
como maestro de muchos de ellos, sino por sus inspira-
das creaciones y reflexiones acerca de las mismas, que
dieron tanto de qué hablar.
El Instituto Salk de estudios biológicos, es proba-
blemente una de las obras más icónicas de Louis Khan,
su fascinación por el concreto y los materiales con aca-
bado natural, se reflejan sin duda en esta edificación. El
vacío y el paisaje son los elementos donde se enfoca la
atención, haciendo que los bloques de edificios que
conforman los laboratorios del Instituto Salk pasen a un
segundo plano ante la plaza central del mismo, “La lí-
nea de concreto y travertino cobijada por el cielo cam-
biante que enmarca al Océano Pacífico. Ese patio cen-
tral evidencia el efecto tranquilizador que transmite la
plancha desnuda de concreto y mármol, donde se com-
prime y libera el espacio en un poderoso empuje visual
hacia el mar”.
Kahn se convirtió en uno de los arquitectos más
influyentes dentro del siglo XX, tuvo de principal influen-
cia a Le Corbusier, pero a sus edificios monumentales e
intemporales les añade una “construcción reflexiva
de los espacios” – como él mismo definió su trabajo -.
La incorporación de la luz es algo implícito en cada edi-
ficación, aportándoles un dramatismo con el que busca
transmitir el alma y voluntad de los materiales a través
de la simpleza y pulcritud del concreto y el ladrillo,
acentúa el carácter monolítico de sus edificios.
Era un arquitecto que se hacía preguntas de esta
naturaleza: ¿Cómo se verá mi edificio cuando llueva?
¿Cómo se sentirá el cuarto si me siento en la esquina?.
A final de cuentas un hombre enigmático, con grandes
dones para la arquitectura y una vida llena de secretos.
Khan, un filósofo entre
arquitectos
Lesli Bautista | @LesliBautista
![Page 11: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/11.jpg)
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A lo largo del tiempo se ha discutido la naturaleza
técnica y artística de la Arquitectura, muchas veces
arrastrándola de un lado a otro, mutando su defini-
ción de acuerdo a quien la describe y define; sin embargo,
como tal, en su esencia la Arquitectura debe cumplir con cier-
tos requisitos que la conformaron y constituyeron en un princi-
pio, debe mejorar la calidad de vida del ser humano.
De acuerdo a la Real Academia Española, en su dic-
cionario de la lengua, define a la Arquitectura como: “Arte de
proyectar y construir edificios.” Definición base que nos permi-
te observar parte de su esencia.
En el inicio de la apropiación [uso] de espacios para
poder habitarse y desempeñar la vida, el ser humano buscó la
forma de mejorar su calidad de vida, el quid de la Arquitectura,
protegiéndose de los elementos y amenazas que podría impli-
car la intemperie o el espacio abierto.
Pronto esa necesidad de guarecerse, refugiarse y vivir
mejor, evolucionó hacia una proyección de lugares más ama-
bles y aptos para ser vividos. El cerebro humano entró en ac-
ción, cumpliendo su objetivo de herramienta para la supervi-
vencia y aprovechamiento del entorno, pasando ahora a modi-
ficar activamente el espacio: moldearlo para su vida, esculpirlo
para habitarlo y así cubrir sus necesidades de confort y super-
vivencia.
Así, podemos ver como al inicio, cuando el humano
buscó un lugar para desempeñar parte de su vida, se presentó
la idea de un lugar, un espacio que cumpliera con ciertas ne-
cesidades, se proyectó la idea de lo que se necesitaba… qui-
zá sin construirlo todavía con sus propias manos, pero ya im-
plicando un pensamiento arquitectónico: un lugar que cumple
con las necesidades de supervivencia y a la vez sea lo sufi-
cientemente cómodo y agradable* para ser habitado.
Es quizá en ese punto, en el que el hombre pasó de
apropiarse de un lugar preexistente a modificar el espacio y
construirlo, fue que nació verdaderamente lo que entendemos
por arquitectura: “Arte de proyectar y construir edificios.”
De esta manera surge la interrogante de si ¿Todo lo que se
construye es arquitectura?, y a su vez, ¿Todo lo que es Arqui-
tectura es arte? Las respuestas surgen de una observación y
pensamiento lógico simple e incluso sentido común con res-
pecto a lo que se entiende de forma natural.
No todo lo que se construye es Arquitectura, sin em-
bargo lo que se construye para habitarse sí lo es. No todas las
cosas que son construidas tienen el destino de albergar activi-
dades humanas, o ni siquiera son espacios que lo permitan,
sin embargo, una vez que se destina a ser habitado y es facti-
ble utilizarlo (más allá de si sea cómodo o facilite la vida) for-
zosamente se constituye un pensamiento para proyectar un
espacio moldeado por la construcción humana para cubrir
ciertas necesidades, convirtiendo esto en Arquitectura.
De este modo, podemos decir que existen tres formas
de hacer Arquitectura: la vernácula, la no-profesional y la pro-
fesional. Tres maneras que encuentran su base en quién la
hace y el resultado obtenido, todo fundamentado en el objetivo
principal y la búsqueda artística de una composición útil para
los diferentes niveles y tipos de necesidades humanas.
Todo ese palabrerío era parte de lo que tenía pensado
escribir para ustedes y así justificar detalladamente mi punto,
muy profesionalmente; tener una primera participación pompo-
sa y de calidad, pero no, no voy a hacer eso, no voy a ser tan
serio cuando nos vamos a estar leyendo constantemente por
aquí, para eso ya está mi blog
(filosofiasubjetiva.blogspot.com)
La Arquitectura es arte, no hay de otra. Sin embargo,
hay que comprender que para que algo sea arte existen re-
glas, conlleva técnica y se debe cumplir con ciertos requisitos.
La Arquitectura es
arte
Luis Xocoyotzin | @LuisXoco
![Page 12: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/12.jpg)
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metascopios.com
La buena Arquitectura es arte; una composición espacial que
cubre las necesidades emocionales, físicas, estéticas y de su-
pervivencia del ser humano es forzosamente artística y cumple
con los requisitos para ser una pieza de arte. Se necesita de
talento y sensibilidad para crear de tal manera que se cumpla
con lo necesario para habitar y al mismo tiempo enriquecer la
calidad de vida desde las diferentes dimensiones que necesita
para esto el ser y la vida misma.
Mi bien amado Jorge Luis Borges dijo que el trabajo del
artista era transformar lo que sentimos, percibimos y anhelamos
en símbolos propios del arte. En el caso del arquitecto, el traba-
jo es conocer (percibir) lo que se necesita y utilizar los símbolos
de la arquitectura (herramientas materiales e intangibles) para
alcanzar y dar respuesta a ese anhelo.
Incluso uno de los más técnicos arquitectos de la histo-
ria, el buen Jeanneret (Corbu), dijo que la arquitectura “es cosa
de arte, un fenómeno de emociones, que queda fuera y más
allá de las cuestiones constructivas.” “es el juego sabio, correcto
y magnífico de los volúmenes bajo la luz.”
Inclusive el escéptico de la decoración, enemigo a ultran-
za de las artes cotidianas y aplicadas en su época de proto-
racionalismo, el pleno ascenso de la modernidad, Adolf “hombre
culto” Loos, entendía y aceptaba a la Arquitectura como un arte.
Aún al principio de la “profesionalización” del arquitecto,
cuando la Arquitectura era un oficio aprendido, se enseñaba y
aprendía como un arte, una de esas que pasarían a formar par-
te de la lista clásica renacentista de las 7 Bellas Artes, destina-
das a enriquecer y enaltecer la vida y perseguir la estética. Na-
da raro que se aprendiera hasta hace no tanto en conjunto con
Pintura y Escultura.
Ya Paladio, en ese punto en el que las artes dejaron de
ser trabajos manuales de segunda categoría, reconstruyendo lo
dicho por el buen Vitrubio (¿Creían que no lo iba a mencionar?),
aceptaba esa inamovible básica de los requisitos propuestos
por el primer escritor registrado de Arquitectura, concibiendo
que la Arquitectura debe ser: Utilitas, Firmitas y Vetustas.
(Componentes elementales que permiten alcanzar la respuesta
a las necesidades básicas del hombre de un espacio útil, confia-
ble y que sacie su búsqueda estética; así dándole confort físico
y mental, emocional ¿Dónde radica su esencia artística? La
Arquitectura no es arte porque sea estética, lo es porque busca
saciar sensiblemente en una composición talentosa las deman-
das físicas y psicológicas del cuerpo y la mente y las necesida-
des estéticas y emocionales del ser.
Todo esto me lleva a recordar lo que iba a escribir en
todo aquél palabrerío del inicio: Las tres formas de hacer Arqui-
tectura. En un principio tenemos la Arquitectura Vernácula, he-
cha por los “no-arquitectos” (académicamente). Es aquella que
surgió cuando no existía esa entidad oficial del arquitecto como
tal. Es la Arquitectura que hace cualquier persona que no haya
recibido educación formal para ello con la voluntad de construir
y cubrir alguna necesidad espacial. Es empírica.
Mientras tanto, la Arquitectura Profesional se caracteriza
por los requisitos que debe cumplir y porque necesariamente
está hecha por alguien que ha recibido una educación formal
para esto. Inalienablemente debe ser arte. Busca resolver espa-
cialmente lo que se necesita en los distintos planos del ser hu-
mano. Es decir, es hecha por personas facultadas para (y que
logran) entender y atender esos requisitos fundamentales que
resultan en mejorar la calidad de vida, por lo cual es una obra
de (y es) Arte.
![Page 13: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/13.jpg)
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metascopios.com
También está la Arquitectura no-profesional
[después de releer varias veces, creo que prefiero
referirme a esta manera de hacer arquitectura como
arquitectura no-artística, que sería algo mucho más
acertado y exacto], que podría parecer ser la vernácu-
la, pero eso está muy alejado de ser así. Se trata sim-
plemente de la Arquitectura que no cumple con los
requisitos físicos y/o emocionales para mejorar la cali-
dad de vida del ser humano, no es arte.
Muchas veces la Arquitectura no-profesional/no
-artística está hecha por arquitectos que no son capa-
ces de crear una composición verdaderamente artísti-
ca que enriquezca y facilite la vida. De hecho, existen
composiciones vernáculas [obviamente] de arquitec-
tos no académicos/profesionales (refiriéndonos a que
no recibieron una educación formal) que cubren esas
necesidades y requisitos para llegar a ser arte, a partir
del conocimiento empírico y la sensibilidad suficiente
para serlo.
Así, la Arquitectura Vernácula suele ser no ar-
tística, pero sí puede llegar a ser arte. La Arquitectura
profesional tiene la obligación de serlo. Y la Arquitec-
tura no-artística es justo lo contrario a ser arte, sin
importar quién la haya creado (empíricos o académi-
cos). De este modo, la Arquitectura es Arte, aunque
no todas sus creaciones lo son; al igual que la Pintura
es Arte, pero no todo lo que se pinta es Arte; pero
siempre deben aspirar a serlo. Ser arte determina la
Arquitectura trascendente y que no sólo sacia unas
necesidades en detrimento de otras, sino que las con-
templa como un conjunto para cumplir su objetivo de
mejorar la calidad de vida del ser humano. Cuando es
arte, es cuando cumple con lo que se necesita espa-
cial y emocionalmente, enriqueciendo la vida.
*Con agradable nos referimos a un espacio que per-
mitiese a la mente e instinto del hombre sentirse lo
suficientemente cómodo y a salvo como para habitar-
lo.
![Page 14: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/14.jpg)
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The square, armarse con cámaras
Narco cultura: nace una identidad, se desmorona un país
Gaspar Noé: ficción y la crudeza de la realidad
_Alfonso Blanco
![Page 15: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/15.jpg)
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The square, armarse con cámaras
Alfonso Blanco | @alfonsoblanco
E l documental se ha conver-
tido en la memoria colecti-
va de la humanidad. Des-
de sus inicios como género cinema-
tográfico se ha comprometido con la
misión de democratizar la forma en
que se cuenta la realidad. Abarcan-
do desde la exclusión social, hasta
los retratos de las condiciones de
vida de grupos discriminados en
ciertas sociedades. El documental
es la voz de los que la perdieron, de
igual forma, enseña a volar a los
que les cortaron las alas; porque en
plena época del bombardeo mediáti-
co, sigue existiendo “el mundo de
abajo”, ese mundo que necesita vol-
ver a la libertad.
25 de enero de 2011, Se ini-
cian las protestas en muchas ciuda-
des de Egipto en contra del gobierno
de Hosni Mubarak, quien tenía 30
años en el poder. Durante todo ese
tiempo nadie se atrevía a comentar
de política y la situación de la gente
distaba mucho de ser la adecuada
para vivir como seres humanos.
Tras la ola de protestas, mismas
que fueron aumentando de intensi-
dad, Hosni Mubarak dimite del poder
dejando a Egipto a cargo del Ejérci-
to.
Cientos de jóvenes, ancianos,
mujeres y niños salieron a las calles
para concentrarse en la plaza Tahir;
la cual se convirtió en el símbolo
más grande de resistencia en la Re-
volución Egipcia. En un grito ahoga-
do que clama libertad es imposible
como espectador no sentir un nudo
en la garganta, ya que presencia-
mos la lucha colectiva, que no distin-
gue raza, región o ideología política.
Solo así el pueblo egipcio logró de-
rrocar tres décadas de dictadura, de
opresión y de tortura.
Pero ese sería solo el princi-
pio; Egipto llevó a cabo elecciones
parlamentarias, en las que integran-
tes de la “Hermandad Musulmana”
ganaron casi la mitad de los esca-
ños. Mohamed Morsi, integrante de
la “Hermandad Musulmana” y primer
presidente electo democráticamente
después del régimen de Mubarak,
es nombrado ganador electo y toma
el poder en Egipto.
![Page 16: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/16.jpg)
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El pueblo es engañado una vez más y Mor-
si se adjudica poderes casi absolutos, el pueblo
Egipcio regresa a la plaza de Tahir, y desde el
2011 hasta ahora no ha cesado la sangre en una
lucha desigual.
The square, es una película revolucionaria
sobre el cambio y el poder de las personas. Este
filme representa una experiencia de inmersión en
la Revolución egipcia, transportando al especta-
dor a través de un drama emocional y de las his-
torias personales detrás de las notas periodísti-
cas. Retrata el inspirador recorrido de 6 personas
– distintas entre sí - que luchan por una sociedad
más justa y participativa en el futuro de su nación.
The square, dirigida por Jeahane Noujaim,
representa una arriesgada inmersión en un Egipto
tan convulso, pero que se niega a perder la espe-
ranza. El equipo de producción pertenecía a las
filas revolucionarias, durmió y combatió pacífica-
mente en la plaza. De ahí que el documental sea
tan íntimo y haya llegado a ser universal al mismo
tiempo.
Las garras de la dictadura egipcia han im-
pedido que la película es estrene en Egipto. Sin
embargo, gracias a diversas plataformas, pudo
exhibirse en el festival de Toronto y en Sundance,
llevándose premios y conmoviendo a la audien-
cia. A México lo trajo Ambulante con todo y su
directora para ser presentado curiosamente en
una plaza. De igual forma, lo podemos encontrar
en el servicio de Netflix.
Por ahí decían que la revolución no sería
televisada, pero hemos encontrado en el docu-
mental un arma más poderosa; Y en un mundo
donde la libertad de expresión peligra día a día,
solo nos queda armarnos con cámaras y luchar
por nuestros derechos.
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Narco cultura: nace una identidad
se desmorona un país.
Alfonso Blanco | @alfonsoblanco
C iudad Juárez se ha convertido en una de las ciu-dades más violentas y peligrosas del mundo. Tan sólo en 2010 hubo tres mil 622 asesinatos en la
ciudad fronteriza. Al otro lado de la frontera – en El Pa-so, Texas-, la seguridad alcanzó un nivel que le otorgó a la ciudad el primer lugar (sólo hubo cinco asesinatos) como la más segura de todo Estados Unidos. En 2006 el gobierno del presidente Felipe Calde-rón declaró una guerra directa contra el narcotráfico que abarcó la mayor parte del territorio nacional. Los ojos de todo el mundo voltearon a ver a México -país al cual recomendaban las embajadas, como la de E.U., no visitar por los altos niveles de violencia-; con discursos vacíos y un bombardeo mediático, se nos repetía que las cifras y muertes siempre tenían que ver con acciden-tes “colaterales”. Las víctimas estaban relacionadas di-rectamente con el narcotráfico. La ola de violencia em-pezó a cubrir gran parte de la agenda pública, en los medios constantemente salían fotos con cuerpos des-cuartizados, colgados o convertidos en “rompecabezas humanos”. Bajo este contexto llega Narco cultura (2013). En este documental, el fotógrafo de guerra Shaul Schwarz analiza la penetración del narcotráfico en la cultura po-pular tanto en México como en Estados Unidos, y la manera en cómo esta actividad delictiva marca las vidas
de dos personajes: un compositor y cantante de narco-corridos de los Ángeles quien sueña con la fama, y un investigador criminal de Ciudad Juárez inmerso en la lucha contra el crimen organizado en México. Shaul Schwarz, nacido en 1974, comenzó su ca-rrera fotográfica en la Fuerza Aérea Israelí; después de terminar su servicio se dedicó a cubrir las noticias de Israel y de Jordania, antes de trasladarse a Nueva York en 1999, donde trabaja como fotógrafo para importantes periódicos. En 2008 comenzó un registro fotográfico de Ciudad Juárez que se convertiría en un constante en-cuentro con la muerte, y terminaría por definir el proyec-to cinematográfico. Para un gran número de mexicanos, los narcotra-ficantes se han convertido en un modelo a seguir; ejem-plifican un “Robin Hood” moderno. Los narcos represen-tan una manera de escapar de la pobreza y cuando lle-gan a obtener lo que siempre quisieron crean el nue-vo sueño americano. Parece que al tener dinero cual-quier cosa se puede obtener, y más en un país donde la impunidad ayuda a glorificar a estos sujetos, quienes se convierten en el ejemplo de “respeto” que tanto anhelan tener sus seguidores.
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Somos partícipes en el documental de una tocada del “Rey del corrido”, El Komander: “Con cuerno de chivo y bazuca en la nuca volando cabeza al que se atraviesa, somos sanguinarios locos bien ondeados, nos gusta matar…” Corridos como este son coreados frenéticamente por el público “pocho” y el mexicano. Lo mismo los estudian-tes y los niños de apenas tres años tienen como máximos ídolos a estas figuras completas, que lo mismo hacen corri-dos como actúan en películas. El cantante Edgar Quintero, quien forma parte del grupo de banda “Buknas de Culiacán”, comenta que por presentación cobra 45 mil dólares en Los Ángeles. Cuando llega a los conciertos, el público lo recibe como la estrella que ha logrado ser. Con armas y letras de narcocorridos llenas de pasajes violentos, él y otros cantantes del género construyen una identidad cultural que ha traspasado las fronteras férreas entre dos naciones. Una que sufre el con-sumo acelerado de drogas y el tráfico de armas, la otra que sirve de consumidor en potencia. En tanto, el perito Richi Soto narra el peligro que corre por realizar sus investigaciones. Nació en Ciudad Juárez, una ciudad que le resulta bonita, en la que dice puede encontrar gente buena, pero que sabe viven escon-didos ante el miedo colectivo. Su trabajo es uno de los más requeridos en México, y al mismo tiempo no es reconocido por lo que hace, la mayoría de las investigaciones quedan
truncas o almacenadas en bodegas donde se apilan cajas y más cajas. Vive con el constante miedo; la muerte ace-cha tras las calles desiertas de Ciudad Juárez. Muchos de sus compañeros renuncian ante las amenazas de muerte y los que se quedan viven con un reloj fatal o mueren en em-boscadas por el narcotráfico. Shaul Schwarz realiza un documental inquietante, y no inquietante en lo visual -como podríamos encontrar en películas del género naciente o en periódicos que claman por el morbo-, sino de una forma aterradora al ver a las madres quienes han perdido a sus hijos inocentes y niños que se encuentran en cada esquina con cuerpos humanos en los que el nivel de sadismo hace irreconocibles sus identidades. Es de igual forma un vistazo diferente dentro del tema. Aquí entramos a la vida de dos personajes: el primero (Edgar Quintero) saborea las mieles del triunfo, se codea con los embajadores de la muerte quienes visten ropa de marca y viajan en camionetas más equipadas que un vehículo militar; el segundo (Richi Soto) regresa del tra-bajo a casa, no sale a ningún otro lado y la idea de formar una familia en una ciudad tan violenta lo preocupa. El documental recorrió festivales internacionales como el de Sundance y Berlín, causando asombro e impacto. A México lo trajo Ambulante en su sección “Reflector”.
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Gaspar Noé: ficción y la crudeza de la realidad
Alfonso Blanco | @alfonsoblanco
U na ficción con toda la rude-
za de la realidad, un golpe
preciso al espectador, a la
casta conciencia de los que asisten al
cine con la esperanza de encontrar
una salida. Las primeras líneas de
esta reseña son como las películas de
Gaspar Noé, desde un inicio nos pre-
sentan lo que nos encontraremos más
adelante: un túnel donde las más ba-
jas pasiones y miedos del inconscien-
te humano se harán presentes. Cuan-
do parezca que la luz del final nos
salvara, descubriremos que solo es
una forma de hundirnos más.
Carne (1991)
Menos de cuarenta minutos son
suficientes para que Gaspar Noé nos
haga estremecer. Una advertencia
nada sobrante nos mantiene a tope,
pone de manifiesto que las escenas
que presenciara a continuación son
incomodas y crudas. Hablamos
de Carne (1991), mediometraje con el
que Noé se abre paso dentro de los
grandes festivales, para ser exactos
Cannes y el premio a mejor película
corta. Es la historia de un carnicero de
carne de caballos, se queda a cargo
de su hija joven que sufre autismo.
Una vida rutinaria que se hunde en la
monotonía, donde las imágenes son
asistentes a un baile vulgar y crudo,
donde desde el simple cortar de un
trozo de carne se vuelve incómodo.
Existe una cierta tensión sexual entre
el padre y la hija, los acercamientos
de cámara ponen de manifiesto la in-
comodidad que se sabe tendrá el es-
pectador. Un día el carnicero sospe-
cha que un albañil ha violado a su hija
y decide tomar venganza (tomen nota
que este tema se hará presente en las
siguientes películas). El carnicero se
va a prisión y su hija a un internado. Al
salir, el carnicero busca rehacer su
vida pero los recuerdos convierten su
vida en un infierno, donde la apatía y
el hastío hacen que se aleje de la so-
ciedad.
El carnicero no cerraría un ciclo
con esta cinta, regresaría unos años
después con Solo contra todos. Cinta
en la que se toca el tema de la ven-
ganza. La incompatibilidad social de
su personaje se presenta desde el
principio, asistimos a la vida fallida y
llena de fracasos, donde la redención
se sabe no llegara, donde la agonía
es marcada con desencuentros con la
esperanza. A la forma de El extranje-
ro de Albert Camus, se narra una his-
toria de tropiezo constante, donde los
personajes son otro factor más en la
aplastante rutina, la que no deja en
paz hasta el final de la película. Se
juega con el morbo del espectador,
con escenas de fuerte violencia y dis-
cursos crudos que incomodan.
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Irreversible (2002)
“Le temps detruit tout” – el tiempo lo destruye todo-, es
la llave que deja abrir la puerta de Irreversible en mi gus-
to personal un quiebre revolucionario en el cine de las
últimas décadas. Son varios los factores por lo
que Irreversible puede ser vista como una película trans-
gresora y a la vez genial. Primero hay que decir que su-
pone un ejercicio de atención y complejidad, la forma
narrativa – del fin al principio- supone un reto para el
espectador.
Somos participes de la más pura oscuridad y de-
pravación, dentro de un club homosexual (“Rectum”)
donde reina el sexo y el sadomasoquismo. Pocas veces
hemos asistido y asistiremos a los excesos que desde el
principio Noé pone sobre la mesa, va encadenando la
historia con planos-secuencia, en donde cada plano es
un bloque narrativo. Marcus (Vincent Cassel) descubre
que su novia acaba de ser salvajemente violada y gol-
peada. Acude al Rectum con su amigo Pierre (Albert
Dupontel) en busca de venganza, porque alguien le ha
dicho que “La Tenia” –ese es el apodo del violador– es
un asiduo asistente. Y después de un rato lo encuentran,
o creen encontrarlo, en el segundo piso del local. La se-
cuencia culmina con el asesinato de un hombre a quien
le destrozan el cráneo (una y otra vez)
con un extinguidor. Es aquí donde el ser humano
se vuelve animal, donde adquiere el instinto de vengan-
za. Porque a pesar de ser una ficción, la película es una
cruda copia de nuestros tiempos, donde la mayoría de
los crímenes quedan impunes. Conforme va pasando la
historia en forma regresiva, vamos descubriendo a los
personajes y los pasajes sumidos en música psicodélica
– compuesta por Thomas Bangalter (Daft Punk)- , que al
igual que la forma revolucionaria de filmar, no dan des-
canso.
Cuando una escena supera en fama a toda la pe-
lícula. Eso pasó en los 8 minutos agobiantes, donde vol-
teamos la mirada, donde muchos se salieron de la sala.
Un pasaje, un túnel hacia la perdición. La escena está
rodada de manera sádica y directa, sin ataduras ni tru-
cos a estilo Hollywood. Alex (Monica Belluci) es violada
y sufre todo tipo de vejaciones. El espectador es inyecta-
do por Noé, el receta sus dosis de incomodidad y trans-
gresión. Pero no es violencia gratuita como se puede
pensar, significa un viaje al bajo mundo, en el que sabe-
mos no habrá salida, pero que la novedosa forma de
narrar nos hará pensar lo contrario. La perdida de un ser
amado destruye como rayo. El amor es el origen de la
vida. Al tiempo no hay nadie que lo pare y como nos lo
avisó Noé, destruye todo.
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Enter the void (2009)
Entramos al vacío con Oscar (Nathaniel Brown) y su
hermana Linda (Paz de la Huerta), en plena orfandad, se
prometen jamás separarse. Sin embargo, tras el accidente
automovilístico que acabó con la vida de sus padres, las
autoridades no tienen otra alternativa que separarlos. Des-
pués de 20 años, ambos personajes se reencuentran y
descubren que se han convertido en seres marginales;
cerca de la promiscuidad sexual, las drogas y la muerte.
Sinceramente,
¿Quién pone atención a los créditos de las películas?, pa-
ra la mayoría pasan desapercibidos. No es el caso
de Enter the void (2009). Somos participes de un desen-
frenado y eclipsaste movimiento de imágenes, la música
hace juego con un trepidante cambio de tipografías, que
anuncian lo que apenas comienza. Oscar vive en Tokio
donde vende drogas, se relaciona con sujetos peligrosos y
mal vivientes. Parece que su vida mejora y trae a su her-
mana hasta la ciudad, empiezan a vivir juntos.
Una vez más se juega con lo establecido dentro del
cine, se altera la narrativa convencional y se ataca con
flashbacks de la infancia y flashforwards del futuro. En una
redada Oscar muere, la promesa que le hizo a su hermana
parece peligrar. Pero
eso no es del todo tragedia; al menos no para Oscar. Su
espíritu circula entre el mundo de los vivos y los muertos;
juega con la constante de la humanidad: ¿hay vida des-
pués de la muerte?, recorre junto a su hermana la tragedia
de su separación pero al mismo tiempo la sigue cuidando.
Enter the void es un viaje delirante hacia lo inhóspito
del inconsciente humano. Una mezcla de color, erotismo y
violencia. Como si estuviéramos en un viaje, producido por
algún hongo.
Como un Bonus les comparto un documental de la
revista VICE y el recorrido/entrevista que hizo con Gaspar,
que dicho sea de paso no es muy común que dé la cara
ante los medios, pero tratándose de VICE podemos espe-
rar lo que sea. http://goo.gl/qF04oK
Descubrir este tipo de cine supone una ruptura con
lo establecido, con las tramas sencillas y digeribles a las
que se nos quiere acostumbrar. No es un cine fácil ni dige-
rible, busca plantear interrogantes y no resolverlas. Nos
presenta las cosas como son – de ahí que incomode a
mucha gente, incluso críticos-, por momentos nos da una
esperanza, pero sabemos que no es suficiente. Gaspar
Noé y toda su obra es recomendable, si gustas de este
tipo de cine te atrapara y no podrás soltarlo, justo como a
mí me pasó.
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La Maestranza_ Ruy Cuevas
El color en la obra arquitectónica de Barragán_ Isaías Aldaír
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La Maestranza
Fotos y texto por
Ruy Cuevas | @Ruyct
P achuca enfrenta una gran
escasez de centros comu-
nitarios, culturales y áreas
verdes. “La Maestranza”, donde a
principios del Siglo XX se fabrica-
ban todo tipo de repuestos y herra-
mientas para la “Compañía Real del
Monte y Pachuca” es el perfecto
escenario para solucionar el proble-
ma en cuestión. Hoy en día, La
Maestranza corre riesgo de conver-
tirse en un complejo de viviendas;
los cuales son un parásito en esta
ciudad.
Con enormes puertas de madera, ilumi-
nado por decenas de ventanas, entre muros
de piedra y techo de lámina acanalada; se
llevaban acabo los procesos de forjado y fun-
dido básicos. Posteriormente en la historia de
este lugar, se fabricaron partes para maquina-
ria agrícola y automotriz. Su actividad duró
hasta los ochentas cuando la actividad de la
compañía minera disminuyo; dejando así el
edificio a su suerte.
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Lo que algún día fue una gran fabrica llena de obreros e ingenieros, ahora son solo es-combros y muros que no detienen nada. Su valor histórico es muy grande pero a pesar de eso se encuentra en mal estado y total-mente abandonada, sus muros colapsados permiten el libre acceso a cualquier persona.
Es imprescindible que “La Maestranza” sea aprovechada como un espacio comunitario y cultural. Hoy en día, después de mas de 30 años sin ser utilizado, la flora y la fauna han tomado el lugar por completo.
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A menudo escuchamos sobre la vanguar-
dia que hay en la obra arquitectónica de
Luis Barragán, y muchos la definen por el
uso del color. Es evidente el uso del color, y a pri-
mera vista, pareciera ser cierto. El hecho es que su
obra en términos arquitectónicos tiene un enfoque
sentimental; definida por el mismo arquitecto como
arquitectura de las emociones. A través del color,
se materializa este concepto.
El uso de colores cálidos plasmados estraté-
gicamente en cada muro logran ambientar cada
uno de los espacios, volviéndolos acogedores y
placenteros para las personas. Asimismo, la insta-
lación de celosías y la iluminación indirecta produ-
cida por cristales entintados, generan múltiples
juegos de luces y sombras que incitan al encuentro
de las emociones de las personas. Luis Barragán
usó el color y la iluminación como herramientas
para proyectar arquitectónicamente la espirituali-
dad y la infinidad de posibles sensaciones que los
colores cálidos pueden producir.
Luis Barragán, redefinió el uso del color en
sus proyecciones arquitectónicas en el momento
en que conoció al artista visual Jesús “Chucho”
Reyes Ferreira , además del escultor Mathias
Goeritz, con quienes entabló una fuerte amistad. Al
grado de integrar las obras de los dos artistas en
sus obras arquitectónicas. Fue tal la influencia de
estas dos personalidades, que en sus obras inte-
gró la misma paleta de colores (rosa, amarillo, ana-
ranjado y rojo) básicamente.
En otras palabras, el color ha sido un ele-
mento reinterpretado en las proyecciones de Luis
Barragán. El color tiene un motivo en su obra ar-
quitectónica que va más allá de lo estético. El color
seduce al ojo humano y se introduce en el mundo
sensible de cada persona.
Fotos y texto por Isaías Aldaír Cruz Hernández l @isaiasaldair
El color en la obra arquitectónica de
Barragán
![Page 26: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/26.jpg)
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Un poema de Bukowski_ Martín Rangel
Anne Sexton_ Martín Rangel
Cher proffesseur_ Sineàd Marti
La mujer pájaro_ Claudia Damián
Habitar el poema_ Omar Téllez
Tremens_ Eduardo López
Los libros de arena_ Martín Juárez
Dios salve a la reina_ Luis Raygadas
Imagen y semejanza_ Luis Raygadas
Las memorias del tiempo perdido_ Alejandro Peralta
El bello: el vello_ Sineàd Marti
La verdad no nos hará libres_ Verónica Lira
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una noche no tan buena en el San Pedro del mundo
es improbable que un poema decente habite en mí
esta noche
y yo entiendo que eso es solamente
mi problema
y que a ti no te interesa
que yo me siente aquí a escuchar cómo un hombre toca
el piano en la radio
y que sea un mal piano, tanto en la ejecución
como en la composición
de nuevo digo: esto no te interesa
mientras uno de mis gatos
uno hermoso, blanco, con marcas extrañas
duerme en el baño
no tengo idea de qué podría ser de tu
interés
pero dudo que tú lo seas para mí,
entonces no te sientas superior
de hecho, considéralo, puedes
besar mi trasero.
sigo escuchando el piano.
esta no será una noche memorable
en mi vida
ni en la tuya
permítanos celebrar la estupidez
de nuestra insistencia
Original: http://www.poetryfoundation.org/poetrymagazine/browse/162/6#!/20603730
Traducción por
Martín Rangel
@senosderana
![Page 29: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/29.jpg)
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El musgo de su piel Anne Sexton (Traducción por Martín Rangel | @senosderana)
En la Arabia antigua las niñas eran a menudo enterradas vivas junto a los cadáveres de sus padres, aparentemente a manera de sacrificio en nom-bre del Dios de las tribus…
Harold Feldman, “Children of theDesert”
Psychoanalysis and PsychoanalyticReview, Fall 1958
Lo único importante
era sonreír y quedarme quieta,
acostarme debajo de él
y descansar durante un rato, doblados uno sobre el otro
como si fuéramos de seda;
hundirme tras los ojos de mamá
y guardar silencio.
Estuvimos en la habitación
como se está en una boca o una cueva,
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como se está en el vientre.
Sostuve el aliento y
papá estaba ahí:
sus dedos, su calavera ancha
sus dientes, su cabello creciendo
como un prado o como un chal.
Yo me guarecía en el musgo de su piel
hasta que comenzaba a crecer de un modo extraño.
Mis hermanas
nunca sabrán que caí
fuera de mí misma ni
jamás sospecharán que Alá
no va a mirarme abrazar a mi papi
como quien abraza a un viejo árbol de piedra.
Poema original tomado de:
http://www.poetryfoundation.org/poem/171269
![Page 31: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/31.jpg)
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M i Cher Professeur es tan querido como es pro-
fesor. Tiene mala letra y mira mi falda que se
levanta cuando intenta hablar con él. No se
trata de una declaración morbosa de amor;
tan sólo un intento de hablar acerca de mi maestre favorito. No
el que enseña teorías, sino el que hace ley.
Pero permítanme introducirles a tan exquisito perfil: existen, en
las aulas de cualquier plantel, hombres dedicados a la forma-
ción académica de aquellos que necesiten herramientas profe-
sionales y educativas para un desempeño óptimo en el entorno.
Es dentro de esta categoría en donde encontramos a los Chers
Professeurs.
Es importante aclarar que no todos los profesores pueden ha-
cerse acreedores de este título tan noble, esta insignia
de querido. Se necesita vocación, aptitud y sobre todo habilida-
des para enseñar lo que hay más allá del pizarrón.
El Cher Professeur es aquel que evoca el “presente, profesor”
como una sugerencia; permitiendo estar sin necesidad de estar-
lo del todo. Es una persona diestra en el manejo de la artillería
viril, conocedora de todo aquello que podemos encontrar inge-
nuo. Que calla, no por discreción, sino refutando la responsabili-
dad de sus conocimientos en el campo de las ventajas y las
lolitas.
Podría, pues, notre ami parecer peligroso. Y en efecto lo es.
Este tipo de profesores enseñan a no saber en dónde se en-
cuentra uno, a no conocer límites. Es el profesor que con una
metodología exacta roba un suspiro o una mirada por debajo
del escritorio.
Se trata de un hombre con manos de tiza, anteojos mansos y
corbata chueca; que esconde debajo del cinto la jerarquía de lo
obsceno, las manías de la depravación. Usted sabrá que está
frente a un Cher Professeur cuando constate que está siendo
educada para saber de qué lado se toma la vida; por dónde
entra y sale lo buscado.
Y entonces una no puede ser más que una mojigata, una cuya
perversión es un intento lastimoso de convertirse en la mujer
que sea. Y cuando esto nos queda claro nos damos cuenta que
la lección más importante ya nos fue dada. Es en ese momento
cuando Cher Professeur nos pasa al siguiente grado. Con hono-
res, toga y birrete.
Seguramente te encuentras, lector, buscando en tu memoria
alguna pista, una migaja que haya dejado, un libro mal acomo-
dado del que pudo ser tu muy querido. No te agobies.
Inténtalo una vez más.
Cher professeur
Sineàd Marti
@_Macorina
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La mujer pájaro
Claudia Damián
@Miss_Amnessia
N unca fui ni de aquí ni de allá. No recuerdo alguna vez
que me haya sentido parte de algo. De un hogar, una
ciudad, ni siquiera de unos brazos. No. Jamás mantu-
ve apegos y sin embargo sigo aquí varada. Sin poder moverme,
respirando el mismo aire una y otra vez. Asfixiándome.
Una vez escuché a alguien decir con la mayor dignidad
posible “los árboles mueren de pie”, como si fuera gran mérito
morir en el mismo lugar donde se nació. Siempre he pensado que
uno no es de donde viene; uno es de donde gusta: de la calle
favorita, del café preferido, del atardecer más sublime, del be-
so apasionado… De donde se quiera pertenecer. Yo nunca quise
pertenecer a algo o a alguien; siempre tuve envidia de los pája-
ros, de las mariposas. De todos los seres que reinventan la liber-
tad. Cada día miraba por la ventana imaginando que recorría todo
el mundo, soñando despierta con parajes místicos y edificios que
tocan las estrellas.
Todas las noches me quedaba dormida flotando entre
imágenes difusas de lugares que nunca había visto, pero que
pronto conocería. Y un día mientras el aire olía cada vez más a
podredumbre y recuerdos deslucidos sentí que algo dentro de mí
se transformaba. Un pequeño latido de calor dentro del pecho
que se extendía hacia cada parte de mi cuerpo y tuve alas. “La
mujer pájaro” dijeron algunos cuando me perdí en el claro cielo
azul.
![Page 33: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/33.jpg)
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“No son míos el tiempo ni el espacio
(ni mucho menos la materia).
Ellos entran y salen como pájaros
por las ventanas sin puertas de mi casa.
Alguien habla detrás de esta pared.
Si cruzara, sería en la otra estancia:
el que habla soy yo, pero no entiendo.”
- CintioVitier -
I.
Entre los blancos muros y la piedra volcánica se pierde el rugido ahogado de la ciudad; una luz ámbar satura el aire del pasillo y el
mundo exterior y primitivo cuelga indiferente en una esquina. Hay un momento de la tarde en que uno siente que la casa está por
decir algo, o que la casa es una sucesión interminable de soledades o quizá también que la casa está soñando indefinidamente con
una oración inconclusa, articulando sus pequeños versos de concreto y de madera.
Afuera es siempre lo otro, la violencia, el ruido y el frenesí de las calles llenas de gente llenas de baches. La casa nos guarece del
mundo –dicen-; la casa es el primer microcosmos de lo cotidiano, contiene todas las historias y todos los recuerdos que nos suceden
y nos sucedieron. La casa nunca está en silencio, su discurso cruza más lento las horas, los años, las edades de las civilizaciones
humanas. Uno se acerca a las paredes y aprende que el hombre tarda 1500 días en cuajarse y si uno fuera mas longevo podría es-
cucharlas decir también que la muerte es un licor que sabe mejor si se añeja entre los ladrillos.
II.
El poema que habita la casa concluye; y parado frente al espejo se sonríe mientras se peina los versos con una cuchara de plástico.
Habitar el poema
Omar Téllez | @wlaseva
![Page 34: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/34.jpg)
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III.
El espacio se contrae; la casa está tomando aliento, está tomando vuelo. Las puertas, las ventanas y
las trabes suplican; gritan a una escala cada vez más diminuta. El poema corre por entre las grietas y
los intersticios de las lozas derruidas hasta que el cielo cae con un ruido sordo. El poema repta entre
los escombros del nido primero, y mientras sus manos tantean el silencio espeso piensa en que un tal
Gastón habló alguna vez de la miniatura.
IV.
Él se tienta el cuerpo, apenas perdió un par de silabas, sabe que el mundo no habrá de ser ya más un
desierto de sal. Él se alza y asciende por entre la negrura, se le pega la soledad al cuerpo y al mirar el
polvo y el huizache piensa: ‘no podre sostener este cuerpo’. Trae los labios sangrando alcohol y kero-
seno.
![Page 35: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/35.jpg)
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Tremens Eduardo López | @Loedru
—¡Lárgate, borracho miserable! —se oyó el grito del viejo, desde la
puerta de la cantina por toda la calzada hasta la peluquería; al poco
tiempo en un par de casas se encendieron las luces, que instantes des-
pués se apagaron. Un poco aletargado, se sentó en la banqueta: puso la
cara sobre las manos, los codos en las rodillas. Suspiró unas cuantas
veces. Con la visión borrosa intentó ver la hora en su reloj: las 2:49, o
45, o las 3:00, no sabía. El escaso alumbrado público no era un buen
aliado en esos momentos. Sentía la necesidad de ir a su casa y dormir
un poco, pero con solo pensar en los alaridos de Julia al verlo entrar por
la puerta se arrepintió; además, no se arriesgaría a que lo asaltaran por
tercera vez en el mes durante el recorrido de al menos nueve cuadras
más para llegar a su hogar. Su estado físico era crítico. Se levantó con
mucho cuidado de la banqueta y caminó en sentido contrario de Ju-
lia. Debo encontrar un lugar dónde dormir, pensaba a cada paso, pero
incluso el motel más cercano se encontraba más lejos que su casa. Me-
dia manzana después, se topó con una funeraria y la idea de seguir
buscando una posada le pareció ridícula. Echó un vistazo a su atuendo:
camisa rosa, pantalón de gabardina negro, un bléiser oscuro y mocasi-
nes; pasaría desapercibido. Entró a la recepción de la funeraria y, como
un hambriento comensal en un restorán, decidió elegir de entre los
velorios que se anunciaban en la pizarra. Beatriz Zúñiga, no conozco a
nadie con ese apellido; seguro nadie me reconocerá, y se dirigió a la Sala
3 en el segundo piso. Plañideras al costado del féretro, familiares ha-
ciendo chistes en una esquina; un par de señores fumando como si no
hubiera mañana, y en unos sofás, su utópico oasis: los familiares dur-
miendo. Se sentó disimuladamente a lado de una señora que mantenía
su barbilla sobre el pecho. Imitándola, cerró los ojos.
—¿Qué era de ti, hijo? —susurró la mujer. Apaciblemente, abrió los
ojos y volteó a verla con detenimiento. Le pareció más vieja que antes
de sentarse.
—¿Perdón? —respondió con cierta indiferencia.
—Sí, ¿qué era Betty de ti? ¿Eran amigos o…—y un silencio incómodo
interrumpió la charla.
—No… no precisamente. En realidad…verá…
—Por supuesto, ¿cómo no me di cuenta antes? Eres Joaquín, ¿verdad?
—interrumpió la anciana, disimulando un poco su aflicción. El joven se
desconcertó y fue hasta entonces que atendió de lleno la conversa-
ción—. Nunca olvido una cara, hijo; y menos si se trata de alguien que
era tan especial para mi Betty —una lágrima zigzagueó sus arrugas.
Jamás había visto a esa mujer en su vida; ella le hablaba con una fami-
liaridad sobrenatural.
—¿Por qué, Matilde?, ¿por qué fue así?
—Por amor, Octavio —contestó con relativa tranquilidad la esposa.
—¿Tanto lo amaba? ¡Si es un desgraciado!
—¿Lo dudas aún? Tenían años sin verse; no estuvieron más de
una hora juntos y fue capaz de dar la vida por él —susurró la madre de
Beatriz. Un escalofrío recorrió de pies a cabeza el cuerpo del entrometi-
do.
—Tu café —intervino la niña con dulzura en el momento más
inapropiado. Pero para él, su voz era como el grito de mil demonios que
taladraban sus oídos. Los padres de Beatriz voltearon, detectando la
presencia del joven. La niña con la mirada fija en él extendía la mano
con el vaso de café.
—Muchas gracias, pequeña —se adelantó y tomó la bebida de-
rramando un poco por su temblor generalizado. La niña con un gesto
despreocupado abandonó la escena para seguir ofreciendo bebida a los
presentes.
—¿Se te ofrece algo? —anticipó el señor.
![Page 36: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/36.jpg)
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—No, nada particular, sólo quería… despedirme de Betty… eso es
todo —tartamudeó mientras se acercó al féretro. Pudo ver el rostro de
Beatriz. Es hermosa, y lo repitió cientos de veces en su mente. Era una
mujer alta, delgada, con pómulos apenas marcados, nariz respingada,
pestañas largas y rizadas, labios anchos y particularmente rojos, y un
pelo castaño claro que enmarcaba su angelical cara.
—Perdón —interrumpió la madre con un gesto de desconfian-
za—, ¿eras su amigo?
—Sí señora, soy Joaquín —dijo por inercia. La pareja se heló: su
sobresalto era muy evidente. El párpado izquierdo de la mujer tembla-
ba aceleradamente y los puños de su esposo se hicieron roca.
—Joaquín… —dijo entre dientes el padre. Un silencio extenso
sucedió. El joven se percató que su identidad emergente seguiría fun-
cionando y continuó con un poco más de alivio.
—¿Nos acompañarás también mañana? Desde donde esté, ella
lo apreciará mucho —advirtió la madre con lágrimas en los ojos.
—Sí, por supuesto. Aquí estaré. Pero por ahora tengo que irme,
en casa deben…
—Quédate a velarla —replicó con firmeza el padre, apresándole
el brazo con fuerza—, sabemos cuánto se querían—. Los padres perma-
necieron a un lado del ataúd y el muchacho regresó al sofá donde esta-
ba la abuela de Beatriz. Se sentó, nuevamente, junto a ella.
—No pude consolarlos mucho —se dirigió en voz baja a la ancia-
na, pero ya había caído en un sueño profundo.
No entendía nada de lo que estaba pasando, estaba inmerso en
una vorágine de problemas sin razón aparente, salvo la de querer des-
cansar en un lugar tranquilo. En ese momento, la idea de regresar a
casa y arriesgarse a que lo asaltaran le pareció magnífica. La situación
en la funeraria era terrible. Al parecer todos los presentes creían cono-
cerlo y a él todo le resultaba desconocido. A pesar de eso, sentía cierta
compasión por los padres; era una muchacha muy joven y preciosa. No
dejaba de pensar que todo ese asunto encerraba más que coinciden-
cias. Deseó haber tenido por lo menos una gota de alcohol en la san-
gre. Echado a patadas de un bar por no consumir y a dónde vine a caer,
se dijo a sí mismo riendo en silencio. La ansiedad lo devoraba y el café
había asentado sus gastritis. Su malestar iba a la alza. Sentía que el ner-
viosismo y la jaqueca lo mataban. Pasó toda la noche en vela, como
Betty, según sus padres, hubiera deseado. El zumbido en sus oídos fue
arrullándolo. Debe ser el Tremens, sólo eso, pensó antes de que el sue-
ño se perdiera para esa madrugada. Para ese tiempo su cuerpo era una
gelatina y el sudor no cesaba.
Al amanecer se llevó a cabo la misa de cuerpo presente. No había
podido dormir ni un segundo, y junto con los padres de Beatriz había
sido el único en vela. En ese momento, cuando el sol apenas se asoma-
ba, tenía el pretexto perfecto para salir corriendo a su casa a descan-
sar, pero sintió la obligación moral de esperarse un poco más de tiem-
po. La fatiga física le exigía una tregua. De vez en vez, se acercaba al
féretro y se lamentaba al asomarse a ver el tierno rostro de la mujer.
Repitió esta rutina hasta que el funeral terminó. Los escalofríos y el
mareo iban en aumento; su visión se nubló y la debilidad se apoderó de
él.
—¿Tienes en qué irte al panteón? —le preguntó la abuela. Una
vez más, Joaquín se vio comprometido.
—Preferiría ir a mi casa, es cuestión de minutos y los alcanzaría
allá —intentó librarse.
—No seas tonto, te bañas después; ni modo que andes todo el
día lleno de tierra de panteón. Vente conmigo, la funeraria tiene un
camión que nos llevará a los que no tenemos carro.— Apenas terminó
de convencerlo, vio pasar junto a él el ataúd con el cuerpo de Beatriz.
Lo terso de su rostro lo hacía pensar que seguía viva. En cuanto sacaron
la urna de la sala, su corazón se estremeció y la angustia lo doblegó.
Durante las dos horas de camino al cementerio mantuvo la mira-
da fija en la carroza fúnebre. El camposanto estaba a las orillas de un
pueblo colonial de aparente estilo español —con chozas coloridas, pero
de tejas inglesas, y un peculiar olor a encino que se filtraba ligeramente
hasta el camión donde Joaquín viajaba—, justo en las faldas de un ce-
rro. Las tumbas y capillas iban siendo construidas de base a punta: ha-
cían del lugar una especie de pirámide artificial. Acompañado de la
abuela, seguían a los padres y al ataúd. Subían el monte esquivando las
ramas y raíces de los árboles, los improvisados monumentos y las im-
perfecciones del mismo hasta llegar a la tumba justo a la mitad del ce-
rro. Para ese tiempo el clima era espantoso: la neblina impedía la visión
a más de cuatro metros y el frío empezó a hacer rechinar los huesos de
todos. En algún momento de la subida el muchacho se separó de la
anciana y terminando junto a una pareja de desconocidos.
![Page 37: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/37.jpg)
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—Sí, de veras, fue por ese tal Joaquín —susurró la mujer.
—Pensé que había sido un accidente.
—No, no lo fue, ella se sacrificó para salvarle la vida —dijo
con menos disimulo.
—¿Y él dónde está? —contestó con cierto morbo el hombre.
—No lo han visto desde… , bueno, desde que la atropellaron.
De pronto las nauseas sofocaron al joven. Su inquietud
lo consternó y una cascada de malestar lo paralizó: agitación,
irritabilidad; miedo y fatiga; un sinfín de sensaciones que lo te-
nían al borde del delirio. Intentaba mantenerse ecuánime e im-
perceptible. Miraba con atención cómo el féretro descendía
mientras su angustia le descuartizaba el corazón. Se arrojaron las
últimas paladas de tierra; se cimentó la lápida y la gente comenzó
a abandonar el cementerio. Permaneció inmóvil, invisible a los
demás, hasta quedarse solo junto a la tumba de Beatriz. Se arro-
dilló delicadamente encima del sepulcro, acariciando el epitafio
grabado con el nombre, que hasta hace unas horas, no conocía.
Sollozó las palabras más dulces que se le ocurrieron. Había perdi-
do completamente la voluntad de su cuerpo. Intentaba resignar-
se, pero la desesperación le desató el llanto y, a consecuencia de
sus rabietas espontáneas, serió golpes a la lápida con su cabeza.
Una espada había partido su alma en dos: el amor de su vida,
había muerto por él; y él, ni siquiera la conocía. El sudor de su
cuerpo cesó. Quedó paralizado, en posición fetal, sobre la tumba.
La sangre, densa como la niebla que lo cubría, salió por su bo-
ca. Debe ser el tremens, pensó.
![Page 38: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/38.jpg)
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Los libros de arena
Martín Juárez | @mmmartino26
M e gusta sentarme en el último escalón (el más
alto de una escalera), porque es divertido ima-
ginarme a las distancias entre las esquinas de
los escalones. Quizá tenga que ver con mis aficiones a
pensar o a desconectarme del mundo. Cuando estoy ahí,
sé que estoy junto con todos ustedes, cobijado bajo un
cielo y una particularidad que entenderemos más adelante.
Esto sobre todo si me llueve sobre las escaleras, porque
así pienso, y me fascino y me derrito en la idea de la piel
sobre el agua y las aguas sobre la piel. Así me imagino, es
como se puede llegar a plantear la idea general del orde-
namiento remanente que surge de una fina contemplación,
una adoración superflua, que surge del más trémulo y sin-
cero de los temores. Me gusta por comodidad, y por sere-
nidad, así por la maravilla y la necesidad lógica de esta.
Distancia, aristas, irracionalidad, me gusta sentarme en las
escaleras y pensar que la infinidad está ahí, siempre o casi
siempre.
El enfoque otorgado a estas cuestiones puede variar
muchísimo. Pero es un hecho que nos planteamos el que
el hombre vive intransigente en una serie de digresiones
que lo introducen a un torbellino de proposiciones a las
que no puede dar la espalda. Por ejemplo, este espacio
otorgado por varios entes (como Metascopios mismo) o
este instante particular en el que me es posible estar re-
dactando, resulta terminantemente atado a una idea aletar-
gada e inconsciente, inconsistente en cuanto a lo que po-
dría plantearse como una tendencia en mi humanidad; que
comunica a una particularidad audible, legible, en un es-
pectro de ondas visible para nuestros ojos, que reflejan un
conocimiento sobre un sonido que puede ser escuchada
dentro de un rango.
Las posibilidades aunque mínimas en tanto a la variedad
completa de rangos existentes, tienden a cantidades infini-
tas. Si nos preguntáramos por ejemplo, cuántas combina
ciones (ya no de palabras, sino de sonidos, porque hay
muchos menos sonidos que palabras) existen en tanto a la
composición de un ente comunicable para entre los seres
humanos, nos enfrentamos a números que resultan al ojo
de buen cubero, abrumadores.
Juguemos con un ejemplo musical, porque conside-
ro que las combinaciones de colores, formas, palabras,
movimientos y demás cuestiones son todavía más compli-
cadas dado el mayor número de permutaciones posibles.
Me excuso por las nociones de combinatoria tan sencillas
que están planteadas aquí, con el hecho de que se busca
una practicidad inmediata para llegar de manera directa a
la idea particular de la infinidad de posibilidades para llegar
a un algo determinado.
Imaginemos por ejemplo que tenemos una cantidad
de diez sonidos totales, (nada más 10 para poder hacer los
cálculos más sencillos y no los doce tradicionales de una
escala cromática). Tomemos como una línea temporal en
la que los sonidos podrían aparecer o no aparecer en un
sistema de 3 octavas (porque el 3 me parece un número
arbitrario suficiente para poder comenzar a divertirnos, pe-
ro sabemos que el oído humano cuenta con una cantidad
mayor en su rango de percepción). Ahora imaginemos que
esta línea temporal podría o no contener a un sonido parti-
cular o no. Pensemos en dos posibilidades, que el sonido
esté o no esté en un instante dado. Entonces estaríamos
hablando de una cantidad total de 230
combinaciones dife-
rentes de sonidos simultáneos en un instante particular en
esta línea temporal. Este planteamiento está más orienta-
do a la creación de la música en papel que en la ejecución,
pues obviamente sería un poco complicado que un solo
intérprete pudiera tocar 30 sonidos a la vez.
![Page 39: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/39.jpg)
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Juguemos un poco más. Imaginemos que esta línea tem-
poral tiene, no sé, un total de 180 segundos que es lo que más o
menos imagino, recuerdo y pienso que podría tener una canción
promedio en este siglo. Ahora estaríamos hablando de un total de
230*180 combinaciones totales de canciones posibles interpretables
para un instrumento musical particular. Ahora imaginemos que
quiero usar cuatro instrumentos y multipliquemos este número
por cuatro. Y ahora, agreguemos porque queremos y podemos,
esos otros elementos y notas musicales que omito. Imaginemos
que por un momento estuviéramos considerando las variables
que competen a la textura, al volumen, o a los espacios tempora-
les en los que las notas duran más y menos que un segundo
(porque es una proposición burda que todas las notas duraran un
segundo, y este mundo sería fúnebre y horrendo). Rompamos
esta combinatoria básica y encontremos este número que resulta
ser más grande que lo que todas las personas que están leyendo
en este artículo podrían contar juntas (una vida tras otra).
Ahora, imaginemos que la longitud particular del tiempo que dura
la pieza que estamos tratando de crear no tiene una limitación de
3 minutos, sino de un par de horas, que sea una novena de Beet-
hoven con orquesta completa y coro, una octava de Bruckner, o
una de las más cortas óperas de Wagner. En el ámbito de las
palabras, pensemos en un Quijote, o un Hamlet. Pensemos en
todas las combinaciones y variables contingentes (químicas y
espacio-temporales) que funcionaron para que se pintara una
Gioconda, o una virgen de las rocas. En todas las combinaciones
posibles, encontramos la creación y síntesis particular de un pu-
ñado de ellas que brincan a los umbrales de la trascendencia en
la historia humana.
El dato curioso que le alegrará recordar a todo aquel que
esté maravillado ya por los números es que todas estas combina-
ciones están encuadradas en los decimales que derivan de un
número irracional. Cualquier historia, cualquier imagen (traducida,
por supuesto a un lenguaje numérico), cualquier composición
musical, cualquier lenguaje, cualquier cielo, o cualquier respuesta
está como una verdad hallable, en todas sus permutaciones en
una abstracción tan particular como un número cuyos decimales
nunca se terminan. Lo que a mí me parece curioso y que en reali-
dad es el motivo de todos estos planteamientos es que vivamos
esta realidad tan singular en la que tomamos un número dado (y
lastimosamente finito y pequeño) de estas posibilidades presenta-
das y los tomamos para crear, percibir y vivir nada más una de
estas realidades posibles presentadas.
De esta manera, y en el nimio planteamiento de un núme-
ro aislado, podríamos toparnos con una respuesta determinista.
En este número infinito se encuentra usted, ahora mismo, leyen-
do este documento y preguntándose las preguntas que sea que
se esté o no preguntando en este instante particular de esta reali-
dad (virtual o no), presentada, escrita, y ya vivida (con o sin final).
Ahí está usted, como un todo, como un punto, como un destino,
como un fin y como un medio, como toda posibilidad planteada.
En este instante determinado, un escolástico determinaría que
usted es potencia de una infinidad de actos distintos, y sin embar-
go, en este número, usted ya está escrito, como una y todas las
demás potencialidades.
Me imagino (y me fascina esta pequeña hipótesis) que
podríamos interpretar a los actos de varios seres humanos como
una respuesta indirecta a la idea de la infinidad del universo,
aplastando a la finitud del hombre. Pienso en un Bach, presentan-
do todas las variaciones del contrapunto clásico para armonizar
una melodía particular en el arte de la fuga. Podría ser no una
lucha contra el infinito, pero sí una manera preciosa de tomar al
toro por los cuernos (con o sin la consciencia de esta idea) y
ahondar en lo más hondo, nadar más y más abajo dentro de un
océano que no tiene fondo.
Recuerdo que muchas veces se me ha presentado (por
profesores y demás lectores) a un Jean Paul Sartre como un
maestro del engaño, que pudo concebir esta idea que raya en un
nihilismo literario que orilla a los seres humanos a contenerse en
una de las líneas más terribles y crudas que he alcanzado a leer
a los pocos años que se me ha permitido vivir. Quizás el negar a
las respuestas ontológicas cuando se afirma un somos nada para
la nada, sea un seguro causante de desasosiego; pero es un
hecho que podría ser que exista la posibilidad de que la respues-
ta correcta sea el caos en sí mismo (cuya idea era completamen-
te irreconocible para un hombre moderno o antiguo). En este ca-
so, este hombre habría tenido toda la razón en ridiculizar al senti-
do humano de la vida en una obra de teatro, o en un libro que
orillaría a muchísimos individuos al suicidio (consecuente de lo
que podría ser interpretado como una gran mentira). Crear al
existencialismo, no resulta finalmente en una noción del todo des-
cabellada e infundada. Esto, por supuesto, asumiendo que la
realidad es una, y que lo percibido es único, que somos una ver-
sión aislada e irrepetible, y demás suposiciones que en cierto
modo, pueden trivializar todo lo leído y convertirlo en una idea
inútil.
![Page 40: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/40.jpg)
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Cuando escuché por primera vez a la Grosse Fu-
gue pensé en la profunda sensación de una falta de estética.
Como si la armonía fuera una necesidad intangible, imposible,
inexistente, un intento de luchar en contra de esta inmensidad de
posibilidades extrapoladas en el contrapunto de Beethoven. Re-
cuerdo imaginar a todos y cada uno de los tonos recorridos en
un delirio, en una carrera contra el tiempo, de expresar sin una
armonía tonal a cada una de las líneas musicales que pasaron
por los últimos años del gran genio (si no es que todas, muchas).
Parecía como si su modulación maravillosa en el cuarto movi-
miento de su novena se mezclara con los pasos marchantes de
la heroica, y sentí como en su cuarteto de cuerdas, se llegaron a
escapar semblanzas ligerísimas de la patética para dar fe de una
cosa en particular. Quisiera dejar muy en claro que esta es una
interpretación particular para referirnos a lo abrumador que es
que algo tan vasto y fértil como la Grosse Fugue esté planteada
como una mínima lucha de un hombre contra el infinito. Al final,
quien decide quién gana es el espectador (me gustaría comentar
que yo le doy la victoria al genio de Beethoven, pero este es
definitivamente, otro tema). ¿Qué será cuando ya no quede nin-
guno quien decida?
La idea de que nada de lo que escribimos, componemos (como
humanidad), pintamos, y demás resulta ser original me parece
bastante plausible. Todo lo que vivimos en este globo, en este
siglo, en este segundo particular es el resultado de una de las
infinitas posibilidades que pueden hallarse en un compendio
completo de todas las historias del mundo, en un numerito. Me
imagino a uno de estos pequeñines que caben expresados radi-
calmente en dos caracteres (por su expresión radical) como el
libro de arena de Borges, que resguarda a los más terribles y
hermosos secretos y que nunca tendrá una última página. Los
veo como esta biblioteca infinita (imaginada en un paraíso litera-
rio Borgiano) con la diferencia de que no la sabemos leer, y que
más bien tendremos que descubrir poco a poco. O vaya, podría
también ser vista como la biblioteca enorme y sinfín de La noche
de los tiempos de Lovecraft, que resulta inquietante, atemorizan-
te y desesperanzadora.
Sin embargo, planteo una idea fascinante para los enemigos del
determinismo: Todo pensamiento humano (pensado o por pen-
sarse), idea, conclusión y acto, están contenidos en algo tan
sencillo como un número. Y si podemos encontrar un plantea-
miento tal que, en un conjunto universal, no pueda existir ningún
concepto que no esté contenido ahí (y que podamos interpretar
una vez que ya hallamos conocido dicho concepto) en un nume-
rito, ¿cómo podría negarse que podría existir, en algún albor
escondido de este universo más vasto que contiene a las abs-
tracciones completas de algo que es real, la respuesta a todas
las preguntas escritas sobre cualquier concepción temporal so-
bre la existencia del destino (o de muchos, de manera que resul-
ta que el que vivimos fuere una versión)?
Lo que es terrible y/o gracioso (si se toma al humor negro
como estandarte y escudo) y/o que podría presentarse como un
alivio (tal vez) es que jamás podremos saberlo. A fin de cuentas,
lo único que es cierto de todo esto y que podría funcionar para
terminar esto que tan pacientemente ha sido evaluado por usted
(y que siempre agradezco con el alma entera), es una de mis
frases preferidas que escuché de uno de mis profesores preferi-
dos cuando al terminar una clase, espetó: Somos un destello de
luz con una infinidad de obscuridad por detrás, y otra por delan-
te.
![Page 41: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/41.jpg)
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“Todos los días, al ritmo de los gritos de un amo injusto y tiráni-
co, los obreros hemos trabajado. Los obreros construimos los castillos
de la reina, sus fortalezas, sus laberintos y las mismas mazmorras en las
que seremos encerrados en caso de no obedecer las órdenes de la cruel
y déspota matriarca. Hermandad, equidad y justicia eran cosas de las
que nunca se habían escuchado hablar en este desolado reino, más que
en susurros y vagas pesadillas. No hasta hoy, hoy me mantendré firme y
espero que ustedes se mantengan firmes a mi lado, mis hermanos.
Todos los días, derechos y en fila los obreros vamos a conseguir
los alimentos para los infantes, los zánganos burgueses y la grotesca y
obesa reina que nos mantiene a raya. Todo está organizado, todo es una
gigantesca línea de producción. Ni la más mínima falla es tolerada en
este sistema perfecto, perfecto solo para los que están al tope de la
pirámide, yo diría.
Desde el primer día de vida está marcado el destino de cada
individuo que nace dentro de las murallas del castillo de esta sociedad
decadente. En este lugar no existen los sueños, no existe el futuro y
mucho menos el pasado. Se vive el ahora y ahora es esfuerzo, trabajo y
dedicación. Cuando dejas de esforzarte, trabajar y dedicarte; ahí, ahí es
cuando te hacen notar que simplemente eres un obrero de miles de
millones y que eres descartable. Descartable.
Algunos han roto la fila y tratado de llevar a sus hermanos y
camaradas a la libertad; siempre han sido tratados como individuos
defectuosos, fallidos de producción, fuera del molde, desconoci-
dos. Indeseables. La fila simplemente se recorre un lugar y sigue avan-
zando, construyendo, recolectando. Hoy les suplico me escuchen y rom-
pan con esta cadena de discriminaciones y silencios.
Los revolucionarios siempre han muerto al final, sus nombres
son olvidados y su imagen solo es recordada por sus familias; suponien-
do que sus familias no hayan sido los primeros en darles la espalda. Las
nuevas filosofías siempre mueren en las tabernas en las que fueron
concebidas. Los nuevos pensamientos, muy seguido, terminan salpica-
dos en la pared después de las ejecuciones de los nuevos filósofos. Pero
cuando una idea sobreviva y logre crecer más allá de los murmullos; esa
idea se volverá una gran arma. Nuestra arma.
Los sirvientes de la reina, su policía, sus guardias y sus capataces, nunca
se han dado cuenta de que son prácticamente de la misma calaña que
aquellos a quienes oprimen. Olvidan que en algún momento muchos de
ellos compartieron mesa, olvidan que alguna vez fueron jóvenes juntos
y que todos nacimos hermanos. La ilusión de un poder y el miedo a la
falla siempre ha guiado a todos los seres por el camino equivocado.
Yo narro para ustedes, hermanos. Narro una historia de la ma-
nera en que la veo y la conozco; aun así, aun así, no logró ver cómo es
que el pueblo ha olvidado que el poder es de ellos y que el gobernante
solo los representa.
En la unión yace la fuerza, esa es la misma razón por la que los
que abandonan la fila siempre mueren. ¿Qué es una reina sin un pueblo
a quién ordenar? Nadie, nada. ¿Qué es un pueblo sin una reina? Un
pueblo sin una reina sigue siendo un grupo, y la fuerza existe en el nú-
mero.
Pocas cosas nos hacen diferentes a ellos, pocas virtudes los hacen lige-
ramente superiores, tal vez tuvieron una ‘mejor crianza’; pero ahí, ahí es
de donde nace su debilidad. Ellos nunca han visto a sus hermanos morir
a causa del frío azotador y las garras del invierno, nunca han presencia-
do la pérdida de un ser querido a manos de una fiera, nunca han arries-
gado su vida en batalla en contra de enemigos más fuertes y mortales
que uno, para ellos nunca han existido hambrunas que les hagan dudar
de su cordura y la lealtad de su servicio.
El sufrimiento nos ha hecho fuertes, el sufrimiento que hemos
pasado nos ayudará a abrir los ojos y abandonar la ceguera inducida por
la tradición y el temor a las nuevas lecciones que nos enseña el día a día.
¿Qué es aquello que apreciamos tanto y que ellos nos han da-
do? ¿Acaso es protección? Nosotros enfrentamos a las hordas enemi-
gas. ¿Acaso es ley? La ley que debería protegernos es ultrajada y usada
a su conveniencia día a día. ¿Justicia? ¡No me hagan reír! Justicia, yo
conozco a una meretriz con ese nombre; lástima que solamente atiende
a jueces y acomodados. ¿Comida? Nosotros hacemos crecer la comida
de sus manjares, la comida que apenas y vemos en nuestras mesas.
La comida. Hermanos, todos hemos sufrido hambre; sobre todo
en el invierno. En lo que a mi concierne, estoy de acuerdo en alimentar
prioritariamente a las crías, a los pequeños, al pobre, pobre futuro de
esta, tan auto-proclamada, sociedad; pero no estoy de acuerdo en lle-
nar primero las mesas de los asquerosos zánganos que se cuelgan bajo
la protección
Dios salve a la reina
Luis Raygadas | @Estupro_blema
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¿No están hartos de que cada mísero gramo de la comida que cultivamos
primero pase por ellos? Yo sí. Es hora de hacerle saber a esos buenos para
nada que las cosechas pueden ser suyas, pero las semillas son nuestras.
Es hora de unirnos hermanos, es hora de reclamar esta fortaleza como
nuestra y mostrarles el crudo y cruel mundo real a esos asquerosos rufianes.
¡Dios salve a la reina, mis hermanos, que dios la salve! Porque a partir de hoy,
claro como el cielo, nosotros ya no la salvaremos.”
Con estas palabras el filósofo se convirtió en líder y sus palabras resona-
ron como campanas en las cabezas de sus hermanos.
Todos los obreros entonces dejaron sus labores y retornaron enfurecidos
a la fortaleza, utilizaron todas sus fuerzas para derrotar a los fisiológicamente
superiores enemigos que servían fielmente a la reina cruel. Se adentraron a los
laberintos, inundaron cada cuarto con el ruido de los gritos de seres sedientos
de justicia: El discordante y perturbador himno de batalla y victoria. Los obreros
llegaron hasta el fondo de la fortaleza y ahí encontraron a su reina.
La mísera reina suplicaba piedad, misericordia y compasión; una compa-
sión que nunca tuvo ante sus propios hijos. Los obreros se veían cada vez más
irritados a causa de la hipocresía de la reina, su madre. Poco a poco, mordida a
mordida, despedazaron a la asquerosa y mórbida figura que alguna vez fue su
grillete y la causa de su represión y miseria.
El futuro era suyo, y ahora podían vivir en una sociedad donde no exis-
tían soldados, obreros, ni reinas; una sociedad que puede llegar a ser amada.
Una sociedad nunca antes vista en un hormiguero.
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Imagen y semejanza
Luis Raygadas | @Estupro_blema
Yo no recuerdo cuando comenzó, tampoco recuerdo como pasó
y mucho menos sé el porqué. Un día la gran mayoría de la humanidad
simplemente desapareció, se esfumó. Se fue. No sé si yo fui el único
que quedó aquí abajo, y no hay una manera fácil de averiguarlo así que
trabajaré bajo ese precepto.
Tal vez hay un destino y ese fue el que me orilló a estar solo, tal
vez fue pura suerte la que me salvó de desparecer junto con el resto de
la raza humana, tal vez hay una fuerza superior y esa fuerza tiene un
interés especial en mí. A veces dudo la existencia de un Dios, me siento
a pensar y miro las calles que ante eran transitadas por miles de perso-
nas; familias felices, pequeños, ancianos, jóvenes, enamorados. Es en-
tonces cuando pienso: ¿Un Dios permitiría que toda la vida en la tierra
desapareciera? ¿Un Dios permitiría el aparente secuestro de miles de
hombres y mujeres? ¿Un Dios existe? Y si Dios existe; ¿Le importamos?
Y la más importante de todas: Si existe un Dios que nos ha abandonado,
no le importamos en absoluto y permitió la desaparición de la mayor
parte de su creación ¿Vale la pena reverenciarlo?
Ahora, solo con mi mente y mi mismo, el concepto de un Dios
me confunde de sobremanera. ¿Qué define a un Dios? ¿Acaso las estre-
llas que pintó en el cielo? ¿Las criaturas creadas a su imagen y semejan-
za? ¿La voluntad que le da a los hombres? ¿Los hermosos paisajes que
puso en la tierra?
Yo no soy nadie para responder todas las preguntas que me
planteo, pero a veces, en mis momentos de delirios con respecto a la
existencia, llego a ciertas conclusiones. Conclusiones a veces sin senti-
do, conclusiones que probablemente no sean correctas, conclusiones
que a momentos llegan a satisfacerme.
Yo pensaba: Dios tiene la capacidad de transformar, de modifi-
car y de intervenir, estas habilidades son lo que lo hace grande, digno
de temor, amor y de respeto. Dios es incomprensible para nosotros,
provee de formas misteriosas y con eso se justifican las acciones cues-
tionables que él llega a permitir. Dios es más grande que nuestro inte-
lecto, las capacidades intelectuales de entendimiento, comprensión,
abstracción o cualquier otra que poseemos no se pueden comparar a
aquellas que él posee. Dios trasciende las generaciones, en historias, en
rituales y como arquetipo en
el cerebro de un sujeto.
Un día decidí que debía hacer algo con respecto a mis dudas sobre lo
que constituye a un ser divino.
Pasé años simplemente estudiando, estudiando el conocimiento
de la humanidad. Nuestro último legado no sería olvidado; una vez que
sentí que mis estudios eran suficientes como para llevar acabo mi plan,
me aventuré a una sección distinta de la ciudad abandonada. Me aden-
tré en multitudes de centros comerciales cuyos únicos visitantes eran
perros desnutridos y enredaderas que, poco a poco, reclamaban las
paredes como propias. Milagrosamente en uno de los centros abando-
nados encontré lo que buscaba: ratones, y no ratones cualquiera; rato-
nes mascota. Se preguntarán porqué buscaba ratones en tiendas de
mascotas cuando probablemente rondaban miles de ratones y ratas
salvajes por las calles, la razón es porqué los ratones en las tiendas son
domésticos, están vacunados, acostumbrados al contacto humano, y
algunas de estas cualidades ahora residen en su material genético. Un
ratón salvaje no se dejaría manipular por manos humanas sin soltar un
mordisco, y ese mordisco probablemente podría transmitir una enfer-
medad: he ahí el porqué de los ratones mascota.
En fin. El lugar era gobernado por miles de ratones que se ha-
bían reproducido sin control desde que la humanidad se había ido y ya
no podía limitarlos. Los ratones escaparon de sus jaulas y ahora deam-
bulaban libremente por la antigua tienda, la ahora sede de lo que mo-
mentáneamente y en tono de broma nombré “Ratópolis”. La sociedad
de ratones se alimentaba de los paquetes de comida que habían queda-
do abandonados en la tienda. Tomé un par de jaulas y todos los ratones
que pude llevar en una de ellas, para después distribuirlos entre las dos
jaulas, y me dirigí a mi hogar. Mi ahora laboratorio. El laboratorio en el
que me convertiría en el Dios de los ratones.
Hice una serie de pruebas para determinar las aptitudes de los
ratones. A cada ratón lo hice pasar por diferentes clases de dificultades,
obstáculos, y anoté como se desempeñaba cada uno de ellos. Cada
ratón le di un nombre en el archivo, anoté sus cualidades, aptitudes y
las diferencias en sus potenciales genéticos.
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Tomé a los ratones que demostraron más habilidad
en las pruebas pseudo-intelectuales, las cuales consis-
tían en diferentes retos con herramientas simples como
palancas y botones, y puse a esos ratones en la jaula
que nombré “jaula A” Los ratones que tenían cualidades
físicas más impresionantes, los que corrían más rápido y
más tiempo, en la jaula que denominé “jaula B”.
Críe a los ratones con dietas específicas para au-
mentar sus cualidades: Para los ratones que requerían
un desarrollo físico utilicé alimentos con altos contenidos
grasos y proteínicos, mientras que para los ratones cuyas
mentes quería desarrollar utilicé los alimentos que pre-
tenden nutrir el cerebro humano. Decidí sus dietas de
acuerdo a los esquemas humanos porqué alguna vez
escuché que los ratones son similares fisiológicamente a
los humanos y que por eso en ellos se prueban medica-
mentos dirigidos a humanos.
Desarrollé a los ratones en comunidades aisladas
por generaciones, cortas generaciones de ratón obvia-
mente, a cada uno le seleccioné a una pareja dentro de
su respectiva jaula, dejé que cada pareja tuviera una ca-
mada y después de periodos de prueba en cada camada
seleccionaba al mejor ratón; al cual hacía que se repro-
dujera con un ratón miembro de otra camada, con el fin
de promover la diversidad genética.
Permití la reproducción de solo los mejores ratones
más adelante, siempre criándolos con miembros de una
camada distinta a aquella en la que ellos nacieron; mien-
tras exista más diversidad genética en un organismo, es-
te organismo puede desarrollar mejores cualidades, más
fortalezas, más defensas.
Después de decenas de generaciones obtuve una
camada por jaula con la que estuve satisfecho, más que
satisfecho impresionado. Las modificaciones en las die-
tas, la crianza selectiva y el desarrollo especial que les
había dado a mis ratones por años había dado frutos: En
la jaula “A” tenía una pequeña camada de ratones que
eran capaces de usar herramientas simples, y la habili-
dad manual que viene con ello había causado que se
adaptaran para caminar sobre sus patas traseras, usando
su cola como un balance; similar a los canguros. En la
jaula “B” tenía una multitud de ratones poderosos, las
crías de los ratones se desarrollaban más rápido y eran
más independientes que los ratones nacidos en genera-
ciones previas, los ratones eran más rápidos, más fuertes
y más resistentes.
Entonces fue cuando comencé a criar los ratones
de las diferentes jaulas entre sí; utilizando el mismo mé-
todo que utilicé con anterioridad para permitir la diversi-
dad genética.
Después de generaciones de refinamiento, criadas
con cuidado y atención de mi parte, obtuve lo que busca-
ba: Una camada de ratones superiores, eran ratones
fuertes, capaces del uso de herramientas, caminaban en
dos patas, trabajaban en equipo y mostraban conductas
sociales. Les enseñé a temerme, les enseñé a reveren-
ciarme, les enseñé a ser fieles a mí. A veces les hablaba,
a pesar de que estaba seguro de que no tenían la capaci-
dad para entenderme
Un día los ratones decidieron escapar de sus jau-
las, pero se mantuvieron cercanos a mí, siempre camina-
ban a mi lado y me seguían a donde quiera que fuera.
Imitaban mis acciones torpemente, aprendían lento pero
pensaba que la repetición y observación podía contribuir
positivamente a su desarrollo.
Un día uno de mis ratones, parado en sus dos pa-
tas, majestuoso y poderoso, vio un ratón común, débil,
pequeño, indefenso, caminando en sus cuatro patas. Mi
ratón se acercó a él, trataba de comunicarse como lo ha-
cía con sus camaradas ratones pero el ratón pequeño y
salvaje no parecía entender; perplejo mi ratón me volteó
a ver con sus ojitos húmedos, señalando al otro ratón y le
dije: “No pude tomar a todos, solo tomé algunos. Tuve
que dejar otros atrás, ellos no son como tú, ahora no lo
son; ahora ellos son inferiores y, por ende, ustedes son
superiores.”
![Page 45: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/45.jpg)
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H e visto triunfos a costa del miedo, he visto las lágrimas
de quien no quiere vivir convertirse en ríos que dan
vida, he visto a quien sufre de insomnio realizar sus
sueños de antaño. No es que estemos locos, es que estamos
demasiado cuerdos.
Comenzamos desde dentro, nos vemos como oscuridad
que se ve aherrojada a las cadenas de represión auto-inducida, la
soledad nos rodea y se nos van diluyendo las amistades y los
amores entre los dedos; estamos solos, pero el tiempo no es
cruel eternamente y se nos abre una pequeña puerta al siguiente
cuarto; detrás dejamos las cadenas y la oscuridad para adentrar-
nos a lo desconocido, a lo que vemos como una oportunidad úni-
ca, pero nos damos cuenta que, aún sin las cadenas y sin la ecu-
ménica oscuridad, seguimos encerrados, la puerta anterior se ha
cerrado y sólo guarda nuestros gritos arcaicos que queremos
olvidar. El tiempo es cruel queridos amigos, demasiado cruel y
por eso mismo, nos crea una pequeña mirilla al siguiente cuarto;
cuarto de luces, risas y voces que son omnipresentes y que nos
llenan de un júbilo que no hemos sentido en demasiado tiempo,
pero la mirilla es pequeña y no podemos hacer nada, sólo espe-
rar. La soledad y los gritos regresan, pero ahora son de la lejanía
tan corta que nos separa de lo que añoramos, simplemente no
estamos listos para seguir adelante.
¿Cuándo aprenderemos a estar solos, a poder crear luz
de nosotros mismo? La soledad no es soledad en sí misma, es
nuestra única compañía.
Un silencio; las voces del próximo cuarto se han desvane-
cido. Nuestro deseo por continuar es el mismo, sólo cambió lo
que queremos; la soledad nos une, ya no estamos tan rotos como
creíamos. El siguiente cuarto se nos abre, dejando entrever el
aura sobrante de la algazara ausente . Estamos listos para seguir
adelante, estamos bien en soledad, sólo sentimos muy dentro de
nosotros ambición que se traduce en querer continuar lo más
rápido posible.
Pero la ambición también es un ente silencioso que llena
de dolor todo lo que rodea, estamos nuevamente encerrados
escuchando los lamentos de los dos últimos cuartos que hemos
dejado atrás. El aprendizaje es certero, ahora sabemos que a
cada paso que demos habremos de aprender algo nuevo, es un
hecho; ahora estamos en compañía de nuestra soledad y somos
libres; nos falta aprender que la mortalidad es cara.
La sangre detiene el tiempo; nos quedamos un rato viendo
la bermeja herida en los nudillos; la pared se ha roto, pero noso-
tros hemos aprendido que somos humanos, estamos sangrando
y el camino que vamos dejando a cada gota que cae nos vuelve
inseguros y más conscientes de lo que somos.
Proseguimos a la última habitación; la soledad ha muerto
y frente a nosotros nos encontramos con una dama; nunca había-
mos tenido tanto miedo, es la primera vez que nos enfrentamos a
otro ser humano ¿Qué hacer, qué decir, qué pensar?
La primera palabra, la única palabra que logró romper
todo, la que llegó liviana y efímera en un impulso de nervios y
desesperación humana.
“Hola”
Las puertas se han roto, ahora la luz ha vuelto a nosotros.
Somos amigos, somos humanos, somos mortales, somos enamo-
rados. Somos luz.
Las memorias del tiempo perdido
Alejandro Peralta | @LiricoAlejandro
![Page 46: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/46.jpg)
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Desde hace tiempo que me han venido las ganas de escribirle a, acaso el ramo más frondoso, al vello.
Pero no a cualquier vello, ni de cualquier parte del cuerpo; me refiero al vello que nace allá, en el monte, el de Venus;
ese monte de donde sale el sol; y cuya dueña escoge en donde ocultarlo.
Así bien, viene siendo claro a qué me refiero; esto que escribo lo hago pensando en la humedad que guarda semejante
bosque; en las mentiras que cuenta y en los dedos que quedan atrapados ahí.
Si me preguntan, es para mí un paréntesis.
Que señala una acotación sutil: aquí hay algo que decir.
De las licencias poéticas, la más justa.
El matorral isósceles de las bermudas; donde se pierde un gemido o aparece algo ya olvidado.
El vello púbico como la más clara afirmación de lo diverso que puede ser esconder una puerta; y es en este caso la
puerta al más allá; una puerta a la mujer.
De vez en cuando vienen por modas las de descubrirlo todo; la moda de no tener secretos; de la transparencia y la vul-
nerabilidad; pues bien, ya se habrán de ir.
Porque el vello se queda; se queda negándose siempre a irse.
Porque el vello crece; qué bello crece. Crece en primavera y en invierno; crece porque permanecer es adornar ese
cuerpo; esos andes.
Crece como siendo nieve; como haciendo frío.
El vello que crece se queda. Y si se le arrasa el cuerpo ya parece un cuento sin hadas.
El bello: el vello
Sineàd Marti | @_Macorina
![Page 47: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/47.jpg)
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L a sociedad mexica en la actualidad nos hace la pro-puesta de separar nuestro pensamiento del pensa-miento colectivo. Como mexicanos ¿Qué tanto esta-
mos dispuestos a independizarnos?
Involucrase, preocuparse, comer, vestir, vivir y hasta besar lo suficiente, es lo que obtiene con un condiciona-miento, no traspasar parámetros, elegir límites que han sido marcados y que se vuelven ajenos, es en parte debido a que se mal-entiende el propósito de las capacidades del ser, y se vive por debajo o se excede en causas.
El contrato social por el cual intentamos regirnos, nos señala que existe el buen vivir, la buena forma de diri-girse y demás buenos que se supone debemos atender. Lo que es imperdonable a estas alturas es no tener un sentido de crítica y pensamiento propio, no nos podemos permitir desatender nuestras prioridades o el acobardarnos al dar nuestro punto de vista. Si tanto la libertad como la dignidad son ejemplos de lo que se llaman constructos mentalistas (inobservables), debemos pensar que los valores por los que estamos vi-viendo, son irrelevantes para el sistema. Necesitamos atender nuestros intereses y propósitos, tomando en cuen-ta que somos parte inevitable de una estructura que siem-pre nos abrirá la posibilidad de encontrarnos en la disyunti-va de la elección, ejercitar el pensamiento de crítica debe ser nuestro principal objetivo de éxito.
A partir de esto debemos entender que bien podría-mos ser marionetas, que inciden en acciones que serán innecesarias de raíz pero indispensables en superficie, pero esto es cliché entendido como punta de iceberg don-de sólo nos percatamos de lo evidente, por ello la capaci-dad de reconocimiento en tiempo y espacio determinado recae sobre el individuo. Si queremos seguir por el camino de la comprensión de la realidad del binomio persona-ciudadano entonces también es necesario considerar que la persona se mueve en cuanto a la posibilidad de elección voluntaria, es decir; que reconoce su deseo y actúa desde su utilidad.
¿Qué tan racionalistas podemos ser para tratar de determinar el momento en el que dejamos un rol para co-menzar con otro? Es decir; podemos estar conscientes de la transición que se realiza a lo largo del día para seguir en la búsqueda del equilibrio entre la impostura social que es inherente a nuestra vida y los deseos propios que se limi-tan por el pensamiento propio.
Kierkegaard en su libro Diario de un Seductor, escri-be; ‘¿Debo levantarme y pregonar mi presencia? No, pues quizás ellos me conozcan y acaso se perdería lo mejor del fuego.’ Esta observación parte de la necesidad del indivi-duo por ser reconocido, no sólo por lo que es, sino también por lo que hace, y si no fuera de este modo ¿entonces qué sentido tendría participar en el juego de los roles?, pero me atrevo a dejar la propuesta abierta para todo aquel que se considere importante a pararse en metro Hidalgo (Distrito Federal) a las siete de la noche, rodeado de sus iguales en condición, es decir; ciudadanos que día a día hacen hasta lo impensable por seguir en la lucha social. Debemos ser específicos al querer hacer determina-ciones que impliquen una asociación entre términos, pode-mos seguir ejemplificando, hablando de autores, haciendo referencia a situaciones cotidianas, pero si somos incapa-ces de distinguir entre nuestro mundo interno, existirán aspectos que nos detendrán y resultará fácil explicar que atendemos a los instintos más primitivos con los que he-mos nacido.
En el intento de la búsqueda de un nuevo porvenir, nuestro intelecto debe adquirir un valor importante, que logre identificar el tiempo y el espacio en la ubicación a nivel sociedad, para así tener un visión clara de los fenó-menos que se viven, el hambre de conocimiento debe im-ponerse.
Es por ello que la actitud de indiferencia debe ser la menos elegida entre nosotros.
Alguna vez escuché que todas las cosas están di-chas, pero yo creo que no de todas las formas posibles.
La verdad no nos hará libres
Verónica Lira | @VeroOLira
“Mala cosa cuando la gente en lugar de tratar de salir a la superficie se conforma con tener
limpio el fondo del pozo”
BENJAMÍN PRADO.
![Page 48: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/48.jpg)
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Everyday Robots/ Damon Albarn_ Rubén Vital
Turn Blue/ The Black Keys_ Rubén Vital
Melolagnia_ Karen Miranda
![Page 49: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/49.jpg)
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D espués de una carrera de 25 años, con proyectos
como Blur, Gorillaz, The Good, The Bad & The Queen
e incluso musicalizando la ópera “Dr. Dee”, Damon
Albarn ha demostrado una cierta comodidad por cantar detrás de
personajes de su creación; pero es ahora cuando decide relatar
su vida con unos ojos nostálgicos en lo que sería su primer ál-
bum solista.
Con la ayuda de su banda The Heavy Seas y la coproduc-
ción de Richard Russell –bajo el sello XL Recordings– lograron
un sonido un tanto diferente a lo que ha hecho anteriormente.
La primer canción lleva el mismo título que el álbum,
“Everyday Robots”-que también es el primer sencillo del disco-
. Everday Robots comienza con cuerdas, un piano suave y un
ritmo que da paso a Albarn; quien nos dice que día con día nos
hemos vuelto robots con nuestros celulares, en proceso de enve-
jecer, y estos robots sólo tienen pulgares en las manos. Pasando
a un lado melancólico y con arrepentimiento está “Hostiles”, que
lleva una línea acústica respaldada por un ruido esposo, mientras
la siguiente canción -”Lonely Press Play-, con un bajo burbujean-
te y una percusión en reposo, da vida a una balada adorable que
lamenta la ausencia de los seres amados, proyectando aisla-
miento.
La cuarta canción es “Mr. Tembo” que con The Leytonsto-
ne City Mission Choir como invitados, cuenta la historia de un
elefante llamado Mr. Tembo (Tembo en suajili significa elefante)
al cuál conoció en Tanzania. Otros invitados de lujo son Natasha
Khan -mejor conocida como Bat for Lashes- en “The Selfish
Giant” y Brian Eno en “You & Me” que se divide en dos partes,
donde Damon narra dos vidas separadas.
“Hollow Ponds” hace referencia a fechas claves en su
vida, los años 1976, 1979, 1991 y 1993, mencionado la sequía
del verano de 1976 en Inglaterra y el origen del título “Modern
Life Is Rubbiah” -álbum de Blur- tomado de un graffiti en 1993.
Para cerrar el disco “Heavy Seas Of Love”, otra colabora-
ción con Brian Eno y The Leytonstone City Mission Choir. Esta
canción se convierte en el momento más envolvente del disco,
saliendo del perfil bajo con un ritmo gospel con el cual se puede
interactuar; de igual forma es la canción que daría nombre a su
banda de acompañamiento: The Heavy Seas.
Everyday Robots es un memorable debut solista, captu-
rando 46 años de vida en 46 minutos, con proyecciones instantá-
neas de su infancia en Leytonstone hasta el día en que conoció a
un pequeño elefante. Dejando a un lado los personajes y las pre-
tensiones, hace un disco salpicado de nostalgia y melancolía,
que a pesar de tener una vista nublada, no le quita mérito a su
lindura y al poder de transportarte a un momento íntimo.
Damon Albarn/
Everyday robots
Rubén Vital | @Jude_Sb
![Page 50: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/50.jpg)
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T ras una exitosa gira de estadios con el álbum ganador
de tres Grammy’s -El Camino- el dúo de Akron, Ohio,
regresa con su octavo álbum de estudio titulado “Turn
Blue” bajo el sello Nonesuch Records y con la coproducción de
Brian Burton, mejor conocido como Danger Mouse.
Burton ha colaborado con Dan Auerbach y Patrick Carney
desde el álbum del 2008 “Attack & Release”, ganándose un lugar
como tecladista y coescribiendo las 11 canciones del disco. Con
todo y eso, The Black Keys sigue siendo una banda de dos y lo
demuestran con gran seguridad.
Siete minutos de duración y una entrada acústica que da
paso a la percusión de Carney, es la manera en que empieza
“Weight of Love”, un movimiento audaz para dar comienzo a el
álbum. Dan Auerbach lamenta “I used to think, darling, you never
do nothing/But you were always up to something” marcando su
regreso al blues que acostumbraban, con solos sobre solos.
La dosis funk la da “In Time” con unos “ooh ooh’s” coreados que
se convierten en una guitarra gimiendo y unos falderos cortesía
de Dan, para cerrar con trompetas que acompañadas con la
canción que lleva el título del disco -”Turn Blue”- mantienen un
nivel de sensualidad palpable, con un coro suave que coquetea
con el bajo hasta el final de la canción; el cuál sigue haciéndose
notar en el primer sencillo “Fever”. Con un sintetizador, riffs cas-
cabelozos y un ritmo más acelerado la convierte en el himno de
la fiesta.
Predomina un lado conmovedor en las letras con falsetes
cristalinos, como el que azota contra el rasgueo de la guitarra en
“Waiting On Words” para acabar con el romanticismo: “Goodbye,
I heard you were leaving/Won’t try changing your mind”. Dan
barre sus preocupaciones amorosas con un potente bajo en “10
Lovers” que con un órgano Hammond y percusiones apretadas,
ofrece un funk de excelente calidad, capaz de poner a un estadio
a aplaudir a la par.
“Gotta Get Away” es la muestra de que empezamos bien y
termina aún mejor, siendo una gran y despreocupada tonada de
rock sin sentido, con letras al estilo de Credence Clearwater Revi-
val.
Más audaces y descarados, The Black Keys parecen tener
mejor planteado el camino que buscan tomar, mezclando el soul
sesentero con garage rock del medio-oeste sin caer en la incohe-
rencia, mutando de entradas acústicas y rasgueos potentes a
silos y coros psicodélicos; dejando que la predominante sombra
de blues que les ha caracterizado por más de una década se
asome.
The Black Keys/
Turn Blue
Rubén Vital | @Jude_Sb
![Page 51: Metascopios_ No.1](https://reader034.fdocuments.net/reader034/viewer/2022051005/568c54e41a28ab4916c09c96/html5/thumbnails/51.jpg)
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P orque siempre quise ser Lolita, luz de
la vida de alguien, fuego de sus entra-
ñas. Su pecado, alma suya. Ser sen-
cillamente Lo, por la mañana, medir un metro
cuarenta y ocho descalza. Ser Lola con panta-
lones. Ser Dolly en la escuela. Dolores al fir-
mar. Pero en sus brazos ser siempre Lolita…
Melolagnia presenta, una playlist que
sin Vladimir Nabokov jamás hubiera sido posi-
ble:
Lolita - Lana del rey
Lollipop - The Churdettes
CRYSTAL CASTLES - Crystal Castles
Happy Together—Filter
Para oír completo el playlist visita este link http://8tracks.com/karenzio/lo-li-ta#smart_id=dj:2273837
donde además podrás encontrar más seleccio-
nes musicales de Karen.
Melolagnia
Playlists por Karen Miranda | @Karenzio_