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Módulo 3: Educación ambiental y para la salud 1
Módulo 3. Derecho a la
información. Educación ambiental
y para la salud.
En este módulo…
1. Derecho a la información y a la participación.
2. Introducción a la Educación Ambiental y su relación con la Educación para la Salud.
3. Papel del Educador en Salud Ambiental.
4. La aplicación práctica a través de los talleres educativos.
Introducción
Para decidir de forma justa debemos tener a nuestro alcance toda la información disponible al
respecto. Por ello, se hace necesaria la transmisión de esa información, de forma
comprensible para los destinatarios, con objeto de facilitarles la correcta interpretación de la
realidad que están viviendo; y es aquí donde entra en juego el educador en salud ambiental.
Lejos de lo que mucha gente cree, la educación ambiental es mucho más que acercar a los
niños y niñas, e incluso adultos, al entorno natural y explicarles los procesos que allí tienen
lugar.
Debemos entender el medio ambiente, no solo como entorno natural, sino como el medio en
el que vivimos, ya sea natural, rural o urbano. Y además, debemos saber que el ser humano
forma parte del ecosistema global del planeta, actuando sobre él igual que el resto de seres
vivos, es decir, consumiendo recursos, y generando residuos. Ahora bien, ¿a qué ritmo
estamos realizando nuestras funciones vitales? ¿Es nuestra forma de vida sostenible para el
planeta?
Entonces, la educación ambiental surge como respuesta y con el objetivo de solucionar la
actual crisis ambiental en la que estamos inmersos; crisis ambiental que está mostrando ya sus
consecuencias, de las que se derivan, cada vez en mayor medida, graves problemas de salud.
Así, la educación ambiental debe ser entendida de forma global y utilizarse como herramienta
para transformar nuestra forma de vida destructiva sobre el entorno que nos rodea, y por ello
sobre nosotros mismos, hacia un desarrollo sostenible.
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1. Derecho a la información y a la participación
El 25 de junio de 1998 se aprobó, por la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas,
el Convenio de Aarhus sobre el acceso a la información, la participación del público en la
toma de decisiones y el acceso a la justicia en materia de medio ambiente, con el objetivo de
que los ciudadanos puedan disfrutar del derecho a un medio ambiente saludable y cumplir el
deber de respetarlo y protegerlo.
España ratificó el Convenio de Aarhus en diciembre de 2004, entrando en vigor el 31 de marzo
de 2005; y definió un marco jurídico respondiendo a los compromisos asumidos con la
ratificación de dicho Convenio, aprobando para ello la Ley 27/2006, de 18 de julio, por la que
se regulan los derechos de acceso a la información, de participación pública y de acceso a la
justicia en materia de medio ambiente.
Frente a los efectos derivados de algunas actividades antrópicas sobre el medio ambiente, el
Convenio de Aarhus es un acuerdo internacional que concede derechos a la población e
impone obligaciones claras a los gobiernos y a sus autoridades públicas para ayudar a asegurar
que el medio ambiente esté protegido, manteniendo la salud y el bienestar tanto de las
generaciones presentes como de las generaciones futuras.
El concepto de “Información sobre el medio ambiente” que expone el Convenio se define en su artículo 2.3, incluyendo:
a) El estado de los elementos del medio ambiente tales como el aire, la atmósfera, el agua, el suelo, las tierras, el paisaje y los sitios naturales, la diversidad biológica y sus componentes, incluidos los organismos modificados genéticamente, y la interacción entre estos elementos.
b) Factores tales como las sustancias, la energía la energía, el ruido y las radiaciones, y las actividades o medidas, en particular las medidas administrativas, los acuerdos relativos al medio ambiente, las políticas, leyes, planes y programas que tengan o puedan tener efectos sobre los elementos del medio ambiente, y el análisis de costos-beneficios y otros análisis e hipótesis económicas utilizadas en la toma de decisiones en materia ambiental.
c) El estado de salud del hombre, su seguridad y sus condiciones de vida, así como el estado de los sitios culturales y de las construcciones en la medida en que sean o puedan ser alteradas por el estado de los elementos del medio ambiente o, a través de estos elementos, por los factores, actividades o medidas a que hace referencia el apartado b).
Como se puede leer en su título, el Convenio de Aarhus es un tratado ambiental único que
vincula explícitamente los derechos ambientales con los derechos humanos. Los derechos
fundamentales para la población que reconoce el citado documento son:
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- El derecho de acceso a la información medioambiental, previa solicitud a las autoridades públicas; y además, éstas deben difundir a la ciudadanía determinados tipos de información ambiental. - El derecho a la participación del público en el proceso de toma de decisiones, sobre actuaciones que puedan tener un efecto importante sobre el medio ambiente. - El derecho de acceso a la justicia, que tiene como finalidad garantizar el acceso de los ciudadanos a los tribunales para revisar las decisiones que potencialmente hayan podido violar los derechos que en materia de democracia ambiental les reconoce el propio Convenio.
El derecho de acceso a la información medioambiental resulta esencial para la sensibilización y
educación ambiental de la sociedad. Es una herramienta imprescindible para actuar de forma
fundamentada y consecuente.
En este sentido, una de las vías más eficaces para hacer llegar la información, de forma
comprensible, a la ciudadanía es a través de las actividades de educación y sensibilización
ambiental que incluyen cursos, seminarios, jornadas, talleres, etc., lo que motivará también
hacia la participación ciudadana. En los siguientes apartados, profundizaremos en la necesidad
de la educación ambiental y la educación para la salud y qué requisitos deben reunir para
conseguir alcanzar su labor concienciadora en el público destinatario.
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2. Introducción a la Educación Ambiental y su
relación con la Educación para la Salud
Desde el comienzo de la humanidad, el hombre ha utilizado los recursos naturales para vivir y
sobrevivir: alimentarse, vestirse, calentarse,…, transformando su entorno cercano y
generando, por tanto, impactos ambientales.
Cualquier uso y transformación de recursos, así como los procesos vitales tanto del hombre
como del resto de seres vivos que habitan el planeta Tierra producen residuos de diverso tipo
o contaminan el ambiente de alguna forma.
Estos impactos no debieran verse de forma negativa si formaran parte de los procesos vitales y
de un desarrollo lógico del ser humano.
Así, durante muchos miles de años, los impactos
producidos sobre el medio ambiente han sido
prácticamente mínimos, si los valoramos a escala
global. Es a partir de la Revolución Industrial
cuando este desarrollo humano comienza su
“sprint” final hasta nuestros días, liderado por la
idea capitalista de que se es más feliz cuantos
más “elementos” se poseen y, a la vez, cuanto
más modernos mejor.
Unos años después de la segunda guerra mundial se fue configurando la sociedad de
consumo, fabricándose bienes, que hasta ese momento estaban reservados para una reducida
población privilegiada, y haciéndolos accesibles a la mayoría de los ciudadanos: los
electrodomésticos, el vehículo particular, etc. Pero esto no fue suficiente y los ciudadanos,
principalmente de los países desarrollados, presionados por llamativas campañas publicitarias
y por la reducción del ciclo de vida de los productos fueron transformándose de sociedad de
consumo a sociedad consumista, esto es, con una “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o
consumir bienes, no siempre necesarios”.
Pero todo este consumo prácticamente ilimitado no puede salirnos gratis. Esta forma de vida
tiene un enorme coste para nuestro planeta, que está siendo esquilmado para satisfacer las
necesidades creadas de la mayoría de la población.
Sin embargo, la especie humana es una más entre la inmensa biodiversidad del planeta Tierra
y depende del medio que la rodea y del resto de especies que la habitan. Extraemos recursos
del planeta mientras que le devolvemos residuos, entendiendo la palabra residuo en su
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sentido amplio, abarcando cualquier tipo de contaminación. Por tanto, es imprescindible no
sobrepasar la capacidad de carga del medio ambiente para que podamos seguir viviendo como
hasta ahora lo estamos haciendo. Esta capacidad de carga del ecosistema global está siendo ya
superada en muchos ámbitos y con alto grado de impacto, generando diversos problemas
ambientales, por lo que se hace fundamental modificar nuestro modo de vida teniendo en
cuenta que si degradamos el medio ambiente irá en el propio perjuicio de la especie humana.
Así, en este marco, con objetivo de poner solución a esta crisis ambiental en la que estamos
inmersos, surge la educación ambiental.
Esta crisis ambiental que padecemos es cada vez más evidente, ya que afecta, entre otros
aspectos, a problemas de salud. Por ello, se hace cada vez más necesaria una educación
ambiental concienciadora que muestre los problemas ambientales existentes y aporte
propuestas para su minimización o solución.
Si consideramos la Educación Ambiental como una disciplina de educación para la vida,
debemos utilizarla como una materia transversal e interdisciplinar, que impregne y afecte a
diferentes materias y no solo al medio ambiente natural. Al fin y al cabo, con nuestras acciones
cotidianas influimos sobre todo el medio que nos rodea, incluyendo nuestra salud, la sociedad
en la que vivimos y la economía en la que participamos.
Además, la educación ambiental no es eficaz si no se siente como algo cercano. Muchas veces
no se actúa porque, hasta el momento, no hemos sentido los efectos de los cambios
ambientales. Así, la vía adecuada para conseguir llegar al público y lograr su actuación y
participación es partir del entorno cercano y mostrarles que no sólo son problemas
ambientales el cambio climático o la reducción de la capa de ozono, sino que medio ambiente
y salud se dan la mano y si perjudicamos la salud
del medio ambiente también perjudicaremos la
de la especie humana. No hay más que ver los
episodios recientes de aumento de
enfermedades respiratorias agravadas por la
contaminación atmosférica de las ciudades
españolas. Pero no hay que olvidar que el
mensaje transmitido, ante todo, debe ser
positivo, es decir, la educación ambiental debe
proponer también soluciones al alcance de los
ciudadanos para que con su actuación apoyen el cambio que queremos ver en el mundo.
En este sentido, la educación ambiental debe utilizarse como una importante herramienta de
transformación social. Para actuar es necesario primero estar informados y a la vez
comprender esa información, aspecto que aporta la educación ambiental y para la salud. A raíz
de estar informados y educados ambientalmente podremos actuar hacia el necesario
desarrollo sostenible que, al fin y al cabo, es la única vía para la supervivencia.
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Factores que explican la crisis ambiental
Federico Velázquez de Castro, Doctor en Ciencias Químicas y Especialista en Ciencias
Ambientales distingue cinco factores que explican la grave crisis ambiental que vivimos:
Globalidad: Nuestro planeta es un ecosistema global por lo que muchos de los
impactos locales llegan a ser regionales, afectando a áreas más amplias, e incluso
globales, como por ejemplo el cambio climático.
Rapidez: La evolución actual de los problemas ambientales se está produciendo de
forma exponencial, debido en gran parte al igual aumento de la población mundial y a
los estilos de vida consumistas. Estos cambios acelerados impiden la adaptación y
asimilación por parte de los ecosistemas, lo que conlleva su alteración, y
probablemente, al final, su destrucción.
Número: El número de problemas ambientales generados o detectados se ha
incrementado en gran medida en los últimos años, añadiendo a problemas clásicos
como la contaminación atmosférica/de aguas/de suelos o la deforestación, la basura
electrónica, la producción de transgénicos, los disruptores endocrinos o la
contaminación electromagnética. Como señala Federico Velázquez “Es, por tanto, una
crisis multiforme, manifestada en muchos aspectos de nuestra vida diaria, y que al
tratarse de formas de contaminación crónica y aún no suficientemente conocidas, nos
cuesta relacionarlas con la salud y la calidad de vida; por ello, debería imponerse el
principio de precaución allí donde los datos no fuesen suficientes, y directamente el de
protección detrás de las evidencias”.
Relación o retroalimentación: Los problemas no actúan aisladamente, sino que se
retroalimentan, es decir, cualquier problema tiene unas consecuencias o reacciones,
que a su vez provocarán otro/s efecto/s con las suyas propias. Por ejemplo, el
aumento en el consumo de teléfonos móviles conlleva la fabricación de los mismos,
utilizando nuevos recursos minerales cuya extracción habrá provocado la destrucción
del ecosistema existente previamente, lo que a su vez genera el desplazamiento o
extinción de los seres vivos que allí habitaban, etc.
Persistencia: Esto significa que la mayoría de los problemas ambientales que
generamos tienen una duración prolongada en el tiempo, a la vez que son difíciles de
eliminar, aunque lo intentemos. Un ejemplo son los contaminantes ambientales que
entran en nuestro organismo, a través de la comida (pesticidas, etc.) o de nuestra
respiración (COVs, formaldehído, etc.) con elevado tiempo de permanencia y con
complicaciones en su eliminación, afectando gravemente a nuestra salud.
Como consecuencia de nuestras acciones, y derivada de los anteriores factores está teniendo
lugar una grave alteración del equilibrio ambiental, que está influyendo en la supervivencia de
muchas especies y afectando a nuestra salud de forma cada vez más dañina. No obstante, los
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impactos, en muchos casos a medio y largo plazo, dificultan la relación causa-efecto por lo que
tendemos a ignorarlos o relacionarlos con factores accidentales. Pero elevados estudios están
demostrando esta relación y cada vez más organizaciones preocupadas por el cuidado de
planeta y las condiciones de vida saludables invierten esfuerzos en difundir esta valiosa
información con objeto de ayudar a los ciudadanos a reflexionar sobre sus decisiones.
La Organización Mundial de la Salud estima que un 23% de las enfermedades y un 24% de los
fallecimientos tienen que ver con el estado del medio ambiente, y aunque es obvio que los
factores ambientales responsables de estos daños difieren según los países, cada vez es más
evidente que, en los países industrializados, un porcentaje de enfermedades que no se pueden
ignorar se deben a factores derivados de la contaminación química.
10 datos de la OMS que demuestran la relación entre el medio ambiente y las
enfermedades
Si el medio ambiente fuera más saludable, cada año se podrían evitar hasta 13
millones de defunciones.
En los niños menores de cinco años, un tercio de las enfermedades son causadas por
factores ambientales como la insalubridad del agua y la contaminación del aire.
Cada año se podría salvar la vida a cuatro millones de menores de cinco años –la
mayoría en los países en desarrollo– previniendo riesgos ambientales como el agua
insalubre y la contaminación del aire.
En los países en desarrollo, las principales enfermedades de origen medioambiental
son las enfermedades diarreicas, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, los
traumatismos involuntarios y la malaria.
Un mejor saneamiento del medio permitiría evitar un 40% de las muertes por malaria,
41% de las muertes por infecciones de las vías respiratorias inferiores y 94% de las
muertes por enfermedades diarreicas: las tres causas principales de mortalidad en la
niñez en todo el mundo.
En los países menos adelantados, un tercio de las muertes y las enfermedades se
deben directamente a causas ambientales.
En los países desarrollados, un medio
ambiente más saludable permitiría reducir
considerablemente la incidencia de cánceres,
enfermedades cardiovasculares, asma,
infecciones de las vías respiratorias
inferiores, enfermedades osteomusculares,
lesiones por accidentes de tránsito,
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intoxicaciones y ahogamientos.
Los factores ambientales influyen en 85 de las 102 categorías de enfermedades y
traumatismos enumeradas en el Informe sobre la salud en el mundo.
Una gran parte de esas muertes, enfermedades y discapacidades podrían evitarse
mediante intervenciones bien focalizadas como el fomento del almacenamiento
seguro del agua doméstica, una mayor higiene y la utilización de combustibles más
limpios y seguros.
Otras intervenciones que pueden contribuir a la salubridad del medio son las
siguientes: aumentar la seguridad de los edificios; promover el uso y manejo seguros
de las sustancias tóxicas en el hogar y en el lugar de trabajo; y gestionar mejor los
recursos hídricos.
(Fuente: http://www.who.int/topics/environmental_health/es/)
La importancia de la prevención
Cada día se concede más importancia al papel del propio individuo en el mantenimiento de su
salud, y en la escuela se pueden transmitir los conocimientos y habilidades necesarias para
lograr este objetivo; pero esto no es algo nuevo.
En 1974, el Ministro de Sanidad de Canadá presentó un informe en el que se reconocía que el
sistema de asistencia sanitaria no es el único ni más importante factor en la determinación del
estado de salud de la población.
Existen factores biológicos, ambientales y del comportamiento que influyen en el estado de
salud de las personas y las poblaciones. De ellos, el más importante corresponde al estilo de
vida, siendo sin embargo el que recibe menores recursos:
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Según expuso María Neira, Responsable de Salud y Medio Ambiente de la OMS, en la Jornada
sobre Vigilancia de Tóxicos del Ministerio de Medio Ambiente en 2011, “Hoy en día, sólo un 5%
del esfuerzo sanitario se dirige a la prevención, y el restante 95% al diagnóstico y tratamiento”.
La principal consecuencia derivó de destacar la importancia del comportamiento individual
como factor generador de enfermedad. Esto dio lugar a:
✔ Reconocimiento de la importancia de la educación sanitaria.
✔ Enfoque individualista de la salud: la responsabilidad de los problemas de salud recae
sobre los propios afectados.
En el documento de la OMS «Conceptos y principios de equidad y salud» (Whitehead, 1990),
se indica que la política equitativa debería dirigirse a capacitar a las personas para que
adopten estilos de vida más sanos, facilitando el acceso a un ocio más saludable, abaratando
los productos alimenticios más adecuados nutricionalmente, restringiendo la utilización y la
publicidad de productos nocivos, distribuyendo información y aumentando la educación
sanitaria.
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Papel del educador en Salud Ambiental
La educación sanitaria o educación para la salud se ocupa de educar a las personas sobre la
importancia de cuidar su propia salud y por tanto, realizar acciones favorables a la promoción,
mantenimiento y/o recuperación de la salud. Entre las áreas que aborda la educación para la
salud están la salud ambiental, la salud física, la salud social, la salud emocional, la salud
intelectual y la salud espiritual.
La educación para la salud está incluida en los planes de estudio como materia transversal,
pero quizás no se trabaja durante el tiempo suficiente ni se le da la importancia que merece; y
es por esto que los educadores para la salud adquieren gran importancia.
Centraremos los contenidos a partir de ahora, debido al contenido del programa educativo
que nos ocupa, en la salud ambiental.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), “la salud ambiental está relacionada con
todos los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona. Es decir, que engloba
factores ambientales que podrían incidir en la salud y se basa en la prevención de las
enfermedades y en la creación de ambientes propicios para la salud”.
Como acabamos de ver, medio ambiente y salud están íntimamente relacionados y es que
cualquier impacto sobre el medio ambiente afectará en mayor o menor medida y antes o
después sobre la salud de las personas.
El ser humano, en su búsqueda hacia una mejor calidad de vida, ha ido desarrollando nuevos
productos, cada vez más innovadores, utilizando diversidad de materiales y aplicando
novedosas tecnologías, que lleguen a más gente, y por supuesto, abaratando los costes, pero
¿nos hemos parado a pensar si todo ese “progreso” es inocuo para nuestro organismo?
En la mayoría de los casos, los ciudadanos desconocen los procesos de fabricación y la
composición de los productos, y por supuesto los efectos del uso de algunos de esos
productos de forma continuada.
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Para tomar una decisión o realizar determinada elección, se debe tener al alcance toda la
información disponible al respecto; sin información se pierde el derecho a decidir de forma
justa. Por ello, se hace necesaria la transmisión de esa información, de forma comprensible
para los destinatarios, con objeto de facilitarles la correcta interpretación de la realidad que
están viviendo; y es aquí donde entra en juego el educador en salud ambiental.
¿Por qué en los centros educativos?
Uno de los ámbitos más importantes en los que introducir la prevención en salud ambiental es
en los colegios y otros centros educativos. Una de las principales razones para ello es que los
niños y niñas tienen una gran capacidad de aprendizaje y son la base de la sociedad, por lo
que los cambios aplicados en esta etapa repercutirán en todo el conjunto.
De hecho, desde sus comienzos, la educación para la salud ha considerado a la escuela como
un elemento imprescindible. El informe del Comité mixto OMS/UNESCO sobre «Preparación
del maestro para la educación sanitaria», de 1960, muestra la preocupación de estos
organismos por el tema. En la década de los años sesenta, tanto en América como en Europa,
se dio un gran impulso a la introducción de temas de salud en el currículum escolar,
fundándose en que la escuela es la forja de las ideas y los comportamientos de las nuevas
generaciones.
Pronto se vio que, además de la adquisición de conocimientos, era importante la creación de
actitudes y conductas favorables a la salud, y que en ella influían otros muchos factores
además de los conocimientos.
Este aspecto de la capacitación de los individuos, que forma parte de la propia definición de
promoción de la salud, implica la participación del alumnado en la asunción de
responsabilidades para reflexionar sobre su situación, establecer prioridades y tomar
decisiones sobre su comportamiento. Esto supone un planteamiento renovado, más allá de
considerar a los niños y niñas como meros receptores pasivos de los esfuerzos realizados por
los adultos en su favor. Gracias a un enfoque preventivo de escuela promotora de salud, los
alumnos y alumnas actúan como participantes, y sus preocupaciones, intereses y opiniones
han de ser tenidos en cuenta y discutidos como válidos.
Características de la educación ambiental y para la salud
Partimos de la escuela, como un lugar idóneo para comenzar con una necesaria educación
ambiental y de promoción de la salud; pero no debemos olvidarnos de que ambos tipos de
educación deben ser procesos permanentes a lo largo de toda la vida de los individuos, a
través de los cuales incrementen su concienciación sobre sí mismos, su salud y el entorno que
les rodea, lo que les permitirá actuar hacia el cuidado tanto de sí mismos, como del medio
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ambiente. Por tanto, deben comenzar en la edad escolar y prolongarse durante toda la edad
adulta.
Así, la generación de conciencia, podría destacarse como el principal objetivo de estas
materias educativas que bien pueden calificarse como disciplinas de educación para la vida.
Mientras que otras asignaturas persiguen fundamentalmente el aumento de conocimientos o
habilidades en sus destinatarios, la educación ambiental o para la salud, buscan realmente esa
toma de conciencia sobre la realidad socioambiental existente para provocar cambios
integrales en la persona hacia la consecución de unos mejores hábitos cotidianos, saludables
para ellos mismos y para las generaciones futuras.
Por supuesto, que la información y los conocimientos transmitidos son necesarios para
conocer y entender el porqué de las cosas, pero realizado siempre desde una perspectiva
motivante que fomente la reflexión con el fin de comprender los problemas de forma global e
integradora y que desarrolle en los alumnos/as aptitudes o capacidades para defender sus
intereses y participar con sus decisiones en la sociedad en la que viven.
La educación para la salud, y más concretamente la salud ambiental, relaciona tres aspectos
fundamentales: la persona, su salud y el entorno en el que desarrolla su vida diaria. Partiendo
en un primer momento de la persona, el educador en salud ambiental debe descubrir y hacer
recapacitar a sus alumnos/as sobre sus acciones, con objeto de motivarles hacia el desarrollo
de una responsabilidad sobre sus condiciones de
salud. Esta transformación de los hábitos cotidianos
menos saludables de los ciudadanos hacia otros
más beneficiosos, tendrá su efecto inmediato en
ellos mismos, pero también un efecto diferido en el
tiempo a través de la transmisión de esa
información y educación a familiares y amigos
cercanos e incluso a las generaciones venideras, con
lo que se conseguirá un efecto multiplicador de
hábitos saludables para la persona, su entorno y para el medio ambiente global.
Además, como ya hemos comentado, la comunicación de la información durante las
actividades educativas debe realizarse de forma positiva, con el objetivo de que, si existen
situaciones en nuestra vida que no nos gustan, desarrollemos una actitud que potencie el
cambio.
Por otro lado, tanto el educador ambiental, como el educador en salud ambiental, debe
contar, por supuesto, con habilidades y/o herramientas que le ayuden a conseguir sus
objetivos educativos: debe comunicar bien, saber escuchar, tener iniciativa, proponer
actividades, saber adaptarse al público destinatario de sus acciones, etc. Y, además, debe dar
ejemplo con sus acciones: no sería lógico que un educador que impartiera un curso sobre los
perjuicios del tabaco, fumara delante de sus alumnos/as.
Como ya hemos indicado, la educación para la salud está incluida en los planes de estudio
como materia transversal, pero cuando hablamos del cuidado del medio ambiente y de
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nuestra salud no debemos limitarnos al ámbito escolar para ponerla en práctica. Aunque es
cierto que la educación debe empezar desde edades tempranas, es necesario hacerla
extensiva a lo largo de toda la vida y en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
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3. La aplicación práctica a través de los
talleres educativos
Cualquier taller educativo, como su propio nombre indica, debe conllevar una educación, la
transmisión de conocimientos y habilidades que hagan crecer personal y profesionalmente a
sus destinatarios. Muchas veces se identifican los talleres ambientales con simples actividades
lúdicas y de entretenimiento, pero si así fueran no estaríamos respondiendo a los objetivos
que pretende cualquier actividad de educación o formación.
En este sentido, una actividad de educación en salud ambiental debe trabajar ciertos
contenidos (ya sean teóricos o prácticos) que queremos hacer llegar a los destinatarios. Eso sí,
existen diversas metodologías que se pueden aplicar para transmitir dicha información: desde
las más formales (por ejemplo una charla expositiva) a las más lúdicas (aprendizaje a través del
juego), y todas ellas, diseñadas y planificadas correctamente, deben ayudarnos a cumplir los
objetivos que nos hemos propuesto. Por ello, se hace necesario también seleccionar la
metodología adecuada que permita hacer llegar al público destinatario, de forma atractiva y
motivante, las ideas que queremos transmitir.
Otro aspecto a tener en cuenta, como hemos indicado anteriormente, es que unas actividades
cercanas a los alumnos/as, con ejemplos conocidos para ellos/as, favorecerán su
entendimiento, además de que, con mayor probabilidad, se generará un efecto solidario hacia
ese medio ambiente próximo en el que la persona vive. En este sentido, quizás sea más
efectivo trabajar sobre la contaminación del río que cruza su ciudad, antes que de la
destrucción del Amazonas, siendo este segundo problema más importante que el primero a
nivel global. Pero como lo que principalmente buscamos a través de la educación ambiental y
educación para la salud es la generación de conciencia, utilizando el primer problema
ambiental, seguramente serán más efectivas nuestras actividades, alcanzando mayor
motivación en los destinatarios y mejores resultados.
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Por otro lado, lograr la participación activa del alumno/a en el proceso de aprendizaje es
fundamental para alcanzar que los contenidos “dejen marca” en la conciencia de los
destinatarios y evitar que simplemente pasen por ellos y se olviden al cabo del tiempo.
Por ello, cierto es que los contenidos ambientales pueden impartirse a través de una clase
expositiva en la que el profesor hable y los alumnos escuchen y tomen apuntes, donde
también se producirá aprendizaje; pero en menor grado que si los alumnos observan una
demostración práctica, y a su vez de esta forma en menor grado que si son ellos mismos los
que realizan esa práctica. En palabras de Confucio “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo
entendí; lo hice y lo aprendí”.
Y esta es la línea que hemos seguido en el diseño de los materiales educativos del Programa
educativo “Salud Ambiental en la Escuela. Por una vida más sana” y que queremos que se
desarrolle durante la ejecución de los talleres. Así, la participación del alumno/a está
continuamente presente a través de las actividades desarrolladas en cada uno de nuestros
talleres, a la que también se debe añadir una dosis de participación en el aula a través de la
transmisión de contenidos por parte del educador de forma motivante e intentando involucrar
al alumnado a través de preguntas que busquen su reflexión. Añadido a esto, el educador/a
debe enriquecer su explicación y desarrollo del taller con el ejemplo de situaciones cercanas y
entendibles para los alumnos/as.
A continuación vamos a explicar algo más en detalle algunas consideraciones generales que se
deben tener en cuenta a la hora de diseñar y desarrollar actividades educativas de educación
ambiental o educación para la salud:
Objetivos
A la hora de diseñar cualquier actividad se debe comenzar por definir cuáles son los objetivos
que queremos alcanzar al finalizar la misma. Se planificará la actividad en base a esos objetivos
y valorando cómo podemos conseguirlos.
Los objetivos deben ser claros, coherentes y ajustados a las necesidades detectadas. Además,
deben ser realistas, esto es, viables; y fácilmente valorables para realizar luego la evaluación
de su consecución.
Edad de los destinatarios
Un mismo tema puede ser tratado con diferentes destinatarios, pero siempre habrá que
adaptar las actividades que se llevarán a cabo para que sean atractivas y asimilables para
ellos.
Obviamente, a mayor edad de los destinatarios de las actividades, los contenidos que se
quieren transmitir se podrán trabajar con mayor profundidad.
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Como ya hemos señalado, a su vez existen diferentes metodologías para desarrollar las
actividades, y algunas se ajustan más a unos destinatarios que a otros; por ejemplo, no tiene
mucho sentido impartir una charla a alumnos de educación infantil, mientras que será
altamente efectivo, para ese tipo de destinatarios, realizar una explicación animada a través de
un cuentacuentos.
Conocimientos y habilidades motrices de los destinatarios
Igualmente que en el punto anterior, habrá que tener muy presente los conocimientos previos
de los alumnos, tanto teóricos como prácticos, para desarrollar una actividad que sean
capaces de entender y realizar, y con la que obtengan un resultado satisfactorio.
Con respecto a las habilidades motrices, éstas deben tenerse muy en cuenta por ejemplo al
realizar actividades creativas que impliquen acciones como recortar, agujerear, pegar, etc. Si
estas acciones son necesarias para la realización de la actividad y los destinatarios no las
dominan correremos el riesgo de que se aburran por su incapacidad de seguir el ritmo del
taller.
Instalaciones y medios adecuados
Es importante asegurarnos de que el lugar donde vayamos a desarrollar nuestro taller o
actividad sea el adecuado, además de que disponga de los recursos materiales necesarios para
el mismo.
Número de educadores suficientes
Igualmente importante que los recursos materiales son los recursos humanos. Éstos vendrán
condicionados por la edad de los participantes, la homogeneidad del grupo y el tipo de
actividad. Por ejemplo, suelen necesitarse más monitores en talleres con destinatarios más
pequeños y grupos más heterogéneos ya que suelen necesitar más atención individualmente;
y esto también ocurre en actividades de reciclaje creativo, donde los/as alumnos/as
generalmente necesitan ayuda en los trabajos de motricidad fina.
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Viabilidad de la actividad
Además, antes de desarrollar cualquier actividad, es necesario realizarla nosotros previamente
y comprobar su acertada consecución. Sería un error, por ejemplo, que un problema no
tuviera solución, o que fuera excesivamente difícil realizar cierta manualidad.
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En resumen…
En este último módulo del curso hemos visto la influencia que puede tener la “salud del medio
ambiente” en la nuestra propia, y hemos querido destacar la importancia de informar, educar
y generar conciencia sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente que nos rodea,
entendido en el sentido amplio de la palabra, con el fin de crear un entorno sano que influya
positivamente en nuestra salud.
Asimismo, hemos querido compartir también algunas pautas pedagógicas con el objetivo de
que el resultado de nuestras acciones de formación e información sean satisfactorias para los
destinatarios y les haga llegar el mensaje de forma que les motive a actuar.
Recursos adicionales
Algunos recursos didácticos disponibles en la red que pueden servir para ayudarnos e ilustrar
nuestras actividades de educación para la salud son:
Vídeo sobre degradación del medio ambiente por parte de las personas “MAN”: https://www.youtube.com/watch?v=WfGMYdalClU
Alimentación, Nutrición, Actividad Física y Hábitos Saludables: http://www.programaescolarhealthykids.nestle.es/es
Juego para niños/as sobre consumo responsable y sostenible: http://www.facua.org/cometeelcoco/
Cuento “Martina y el secreto de la radiación: http://www.saludambientalenlaescuela.org/sites/default/files/documentos/martina_y_el_secreto_de_la_radiacion.pdf
Si deseas formarte con un nivel más avanzado como educador ambiental puedes hacerlo con
nuestro Curso de Formación de Educadores Ambientales que te ofrece la Fundación Vivo
Sano.
La campaña Salud Ambiental en la Escuela se mantiene únicamente con financiación privada.
Para poder continuar con nuestra actividad necesitamos tu apoyo. Si esta iniciativa te resulta
interesante y piensas que es necesario continuar con Salud Ambiental en la Escuela, puedes
colaborar de diferentes modos con nosotros/as.