Maumiau3

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Mina ahora tiene que cuidarse de dos amenazas más

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CC 2013Virtual Bread Editorial Libre

Mau Miau

Historia y arte de Laughtman

Ilustración de portada: Diseño de portada:

Corrección de estilo: Editor:

Diseño editorial:

LaughtmanFulanito de talTournerHideo ShirowTournerFulanito de talVirtual Bread

Agradecimientos especiales:Anémona

Fulanito de talY a nuestros queridos lectores de prueba

Hecho en México.

Licencia:

Este obra está bajo una Licencia Creative Commons

Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional

Virtual BreadPresenta:

Historia y arte:

Laughtman

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Índice

Capítulo 2

Ilustración 1

Ilustración 2

Omake

Promo

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Capítulo 3

- Llevo tres meses escuchando rui-dos extraños en el departa-

mento de al lado, estoy seguro de que esa mujer sucia tiene un animal en su departa-mento, ella parecía tan limpia y tan segura cuando llegó al edificio, pero ahora todos los días es un caos, salgo y hay pelo de animal por donde sea, la puerta de su de-partamento huele a hocico de lobo y se la pasa gritando que se le “baje de encima” cada vez que llega de la calle. Estoy se-guro de que hay un animal ahí, y está es-trictamente prohibido tener animales en el edificio, si seguimos rompiendo las reglas no sé a dónde iremos a parar. Además vi sus recibos de teléfono y no ha pagado nada, es uno de esos clásicos casos de chica linda que no sabe vivir en sociedad. Yo no sé qué hará de su vida con esa acti-tud tan… fodonga.

Él es el Señor Mauro Almendro, un tipo cua-rentón, soltero, vive solo en su departamento, al lado izquierdo del de Mina. Su pasatiempo es vigilar a los vecinos, pero su profesión real es la de vendedor de seguros. Su vida se com-plementa con el hecho de espiar diariamente a Mina.

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El señor Mauro espera cada domingo a la mis-ma hora, las 8 am para que Mina salga a su ca-minata, él se sienta en una banca afuera del edi-ficio mientras trata de ver a través de la ventana de Mina que da hacia el lugar donde él está.

- Ahí viene esa sucia…

Pasa Mina con cara de depresión rumbo a su destino.

- Buenos días señor Almendro – Dice Mina.

- Bns Días – Dice Mauro con cara de desa-probación.

Mauro mira hacia otro lado mientras espera a que Mina se aleje, siempre lleva consigo una cámara para obtener pruebas del crimen en el momento oportuno.

- Vamos, vamos, vete niña – Dice para sí mismo.

Mina se aleja lo suficiente para que el señor Mauro saque su cámara. La apunta hasta la ventana de Mina, y lo único que puede ver son las blancas cortinas que hondean desde el cuarto piso que es desde donde Mina y él habi-tan. En la ventana se dejan ver cortinas, cortinas y… más cortinas pero, súbitamente algo que se veía como una cortina se movió y un susto le robó al señor Mauro.

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- ¿Qué demonios era eso? De seguro era un… No tengo idea de lo que era pero es-toy seguro de que esa niña guarda algo raro en su departamento y lo descubriré justo ahora.

Don Mauro toma camino hacia el departamento de Mina, se cansa en las escaleras del primer piso y toma un descanso, se cansa en las es-caleras del segundo piso y toma otro descanso. Don Mauro tiene muy mala condición física, en fin, eventualmente y sin aliento llegó el señor Mauro al departamento y comenzó a oler la puerta ¿Por qué? Porque Don Mauro es raro, oler las puertas es lo que hace la gente rara y en especial si esperan descubrir un animal que ile-galmente infiltraron en el rango de la curiosidad del metiche de Don Mauro.

- Snif, snif (huele Don Mauro) mmm… esto es sospechoso, huele como a… madera. – Nota del narrador: La puerta es de madera – pero es una madera muy extraña como con olor a… ¡GATO! – Nota del narrador: Don Mauro no es tan tonto después de todo.

Él intenta abrir la puerta sin suerte, de pronto se nota como una sombra que antes estaba en el umbral de la puerta desaparece, Don Mau-ro no lo ha notado pero Crium acecha. Se fija

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hacia todos lados, previniendo por si alguien lo ve, saca de su bata dominguera un par de clips, que por su “sano” hobbie siempre trae consigo, comienza a abrir la cerradura y lo logra.

- Espera, el elemento sorpresa es muy im-portante en esto – No sé a qué se refiere pero parece que va a sorprender a un ani-mal – Si, empujaré la puerta y lo veré, ahí estará esperando por su dueña y entonces lo sacaré y se lo llevaré al casero para que se lleve a esa hippie de una vez por todas. – Buen plan si consideras que tiene a un gato promedio.

Mauro avienta la puerta y dice:

- ¡AJÁ! ¡Te tengo!

Y nada más que un reverendo desastre había alrededor.

- ¿Mmm? ¿Dónde está el animal?

Se abre paso entre los desperdicios de chata-rra electrónica, Don Mauro no sospecha pero Crium está más cerca de lo que piensa, ace-chando, midiendo sus pasos, Crium sabe cuán-ta energía necesita para comerse a un palito de pan con panza como es Don Mauro. Sigue caminando hasta que, de pronto, desde las sombras, de las que estúpidamente nunca nadie

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sospecha, brinca Crium, con las fauces abier-tas y es entonces cuando Don Mauro tropieza, sus lentes de ciego caen al piso y Crium se va de hocico directo hacia el muro, donde hay más sombras, nada sospechosas por cierto.

- ¿Mmm? ¿Qué fue eso? Tiene tanta basu-ra esta hippie que todo se cae con cada paso, ahora bien dónde están mis lentes, ching… no veo nada.

Don Mauro busca por sus alrededores, en el piso, nada más que basura y sus lentes que reposan a 5 cm de él, distancia que aumen-ta cada vez que se avanza, Don Mauro, casi ciego, sin condición física, chismoso, nadie lo quiere y aparte de todo súper payaso, es la presa perfecta para Crium, nadie lo extrañará, adelante Crium cómetelo. Cada vez se acerca más a las sombras y es cuando toca algo gran-de, suave, peludo. No piensen nada sucio por favor.

- Oh, un sillón, wow, es muy peludo y gran-de, por cómo se siente es de forma extra-ña, ya que estoy aquí, lo probaré.

Se sienta plácidamente en la enorme cola de Crium, sin enterarse de que es un animal salvaje y que es capaz de comerlo de una sola mordi-da.

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- Pues no está mal, pero se nota que es pelo sintético, se le desprende muy fácil-mente, además el forro es de mala cali-dad, yo no sé cómo puede existir gente que compre cosas tan malas y baratas, de seguro lo compró en el basurero o se lo robó, claro, de seguro lo robó, ya ten-go más evidencias – Don Mauro no es el detective más audaz y no distingue entre conjetura y evidencia.

¿Pero qué pasa? Ni un miau, miuuu o miuwwwwwwwwwwww, Crium no está atacan-do ni comiéndose a la primer persona que me-rece ser comida. Crium está inconsciente des-pués del golpe en la pared.

- Qué extraño, no encuentro ni mis lentes ni a un estúpido gato en un departamento tan barato, pequeño y corriente como este - Que en esencia es idéntico al de Don Mauro.

Don Mauro regresa al punto donde tropezó, y encuentra sus lentes, debajo de su pie izquier-do, rotos.

- ¡Nooooooo! No es posible, tan caros que me salieron estos lentes en descuento y ahora qué haré ni siquiera sé por dónde salir, todo es culpa de esa niña indecente,

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si tan sólo no se hubiera mudado a mi lado todo sería más pacífico.

En el silencio de la triste pérdida de Don Mauro se escucha la puerta del departamento a puto de abrirse.

- ¡Mierda, es la hippie!

Se avienta al primer rincón oscuro que encuen-tra en su borrosa visión, se lanza hacia las poco sospechosas sombras donde yace inconsciente Crium, justo frente a sus afilados dientes, ¡Va-mos Crium, reacciona y cómelo, es tu oportuni-dad!

Mina entra al departamento.

- ¿Crium? ¿Dónde estás? ¿Estas acechán-dome de nuevo? Traigo Pugs, sé que los café te encantan, donde quiera que estés, no me comas – Mina hace una pausa y traga saliva, piensa que va a atacarla en cualquier momento. – Voy a dejar un pug en el piso, sólo cómelo

Mientras tanto, en el rincón oscuro, al lado de los caninos del gran minino, Don Mauro, ner-vioso piensa y se pregunta: “¿Qué diablos hace esa chica? ¿A quién la habla? No puede ser al gato, de seguro se volvió loca, demonios ¿Cómo saldré de esto?

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El pug que dejó Mina en el piso se acerca alegremente a Don Mauro y comienza a la-drar

- ¡Vete, maldito perro, vete! – Dice en voz baja.

- ¿Oh así que ahí estas? – Mina se acerca por a poco al lugar donde está Crium in-consciente.

- Ya me vio esa hippie, ya me vio – Pien-sa

- ¿Mmm? ¿Qué te pasa? ¿Estas dormido? Está dormido… - Mina mira a la enorme cola que sobresale de las sombras, su cara es de incrédula. – El gato está dor-mido o muerto o lo que sea… Puedo sa-lir, puedo irme y buscar ayuda ¡siiiii!

Mina sale corriendo el departamento dejando atrás a los perritos y al viejo amargado.

- ¿Qué? – Se pregunta Don Mauro - ¿Se fue? ¿Cuál gato? ¡AAAh con que tiene un gato! Lo admitió, lo confesó

Don Mauro da un brinco de alegría y sale del departamento gritando:

- ¡Tiene un gato! ¡Tiene un gato! Lo sabía ¡tiene un animal en el departamento!

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Más tarde, con el casero.

- Entonces, Don Mauro, dice usted que la inquilina de al lado, la linda Mina, que nun-ca crea problemas y es tan educada tiene animales en su departamento, pero que nadie los ha visto más que usted, y jamás los saca a pasear ni deja rastros de pelo, y nadie más ha escuchado ruidos, y además de eso no pudo verlos porque sus lentes se rompieron cuando usted mismo los pisó accidentalmente cuando allanó el departa-mento de la niña ¿Es eso correcto?

- Pero usted lo dice en mal sentido, yo sólo pasé y quise asegurarme de que la se-ñorita no estaba metida en algún aprieto jejeje.

- ¿Cómo lo hizo con los 5 inquilinos anterio-res?

- E-e-ellos son casos diferentes…

- Pues bien Don Mauro, aunque usted nun-ca me falle con la renta ha hecho del de-partamento de al lado casi inhabitable, así que mejor tráigame pruebas reales y deje de estar entrando ilegalmente a los depar-tamentos ajenos ¿Me entendió?

- …

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- Por otro lado – Continúa el casero – La se-ñorita Mina ¿vio alguna prenda, ya sabe, de esas que sólo vería su novio?

- Lo siento, mis lentes se rompieron antes de que pudiera ver mucho más.

- ¡Largo de mi oficina y a ver si pone más atención! Es decir, deje de molestar a los vecinos.

Don Mauro sale de la oficina del casero, que se encuentra debajo del edificio.

- Maldita Hippie, la próxima vez será dife-rente.

Camina molesto rumbo a las escaleras cuando ve a una chica, joven como de 15 años sentada en las escaleras, vestida con un short diminuto, una blusa que deja ver su ombligo y un peinado extraño de tres coletas.

- ¿Mmm? ¿Qué tienes niña? Estas escaleras son sólo para los inquilinos, vete o llamo a la…

- ¿Conoces a Mina? – Interrumpe con un tono despreocupado y lindo

- ¿Mi-Mina? ¿Se referirá a la Hippie? – Pien-sa. – No sé a quién te refieres, aquí no hay nadie que se llame Mina – Dice.

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- ¿Está seguro abue? Ella dijo que era en estos departamentos feos.

- De qué estás hablando niña, estos depar-tamentos son nuevos y además son de muy buen gusto, eso es algo que ustedes los jóvenes no saben apreciar.

- ¿Seguro? Yo siento una vibra extraña en este edificio ¡Oh no! – La chica se para de un brinco y grita – ¡Es usted! ¡Usted, está poseído por un demonio!

- ¡¿Qué?!

- No puede ser, pero no se preocupe, ten-go la solución – Guiña el ojo – Sabe, no soy muy parlanchina pero creo que esto lo ayudará mucho, yo siento una fuerte vi-bre que emana de usted, tiene que ser un demonio de otro mundo, claro, lo puedo ver con mi tercer ojo espiritual de mistontli (gato en náhuatl) – Busca en su bolso y saca de él una crema.

- ¿En serio crees que esté poseído? – Por amargo que parezca, Don Mauro es bas-tante supersticioso – Entonces ¿por eso es que no he tenido suerte con las muje-res?

- Seguro, confíe en mí, mire…

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- ¡¡¡Ai!!! – Interrumpe a lo lejos Mina, quien va llegando junto con Erick.

- Chin, creo que será otro día con más cal-ma señor fodongo.

Pero antes de que la chica se pudiera despedir de Don Mauro, él ya se había ido, ahuyentado por la voz de Mina.

- ¿Qué le estabas diciendo al señor niña loca?

- ¡Qué te importa! ¿Dónde está el gato?

- Arriba ¿Por qué viniste hasta aquí? creí que Antonio le había explicado todo y na-die de la familia me había creído.

- Lo vi con mi tercer ojo de mistontli, en cuanto lo escuché lo supe, es un gran gato gordo, lindo, abrazable y muy peludo, so-bre todo redondo.

- ¿Mistontli? – Interrumpe Erick.

- Mistontli es gato en Náhuatl. – Explica Mina. – Pero ya en serio, no vas a quedar-te aquí es muy peligroso, ese gato no es como tú lo imaginas Ai.

- ¿Quién es este tipo? – La chica frunce el ceño y señala descortésmente a Erick, por cierto, sabe cambiar el tema muy rápido.

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- Ah, no nos hemos presentado, yo soy Erick

- ¿Dijiste que estaba arriba? – La chica inte-rrumpe de nuevo.

- Si pero… - Dice Mina

Corre por las escaleras y sube dejando atrás su equipaje.

- Si pues, bueno ella es mi Hermana Atzin, lamento su falta de cortesía, pero ella es así.

- No te preocupes, la verdad es que siento que viene de familia

- ¿De qué hablas bastardo?

- Ves

- Cállate y carga las cosas de mi hermana, no se quedará mucho tiempo por aquí pero no podemos dejar sus cosas en la calle.

- ¿Y por qué no lo haces tú? Es tu hermana

- ¿Y por qué no tienes novia? Si eres todo un caballero bastardín – Sarcasmo.

- …

Erick toma el equipaje de Atzin, que consiste en

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una mochila hecha a mano que es la cabeza de un gato, de peluche, con un ojo extra en medio de los otros dos ojos; y una maleta bastante grande y pesada con dibujos de gatos hechos con plumones de colores.

- No hagas comentarios – Dice Mina – todos tememos artistas locos en la familia, en tu caso tú eres el loco.

- Claro, claro.

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Chinicuil.Raza: PugSeñas particulares:

Se llevó las llaves de mi casa

¡Alerta AmberPaguau!

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Mau Miau

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