Lucha de Tierras

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LA LUCHA POR LA TIERRA HUGO BLANCO 2002 Sé que estos testimonios e interpretación de la Reforma Agraria peruana escritas por un participante directo de las acciones que condujeron a su realización, son de interés general; sin embargo confieso que, afectivamente, el destinatario fundamental de este folleto es la juventud de La Convención y Lares ( La Convención es una provincia de “ceja de selva” y Lares es un valle geográficamente similar, perteneciente a otra provincia, departamento del Cusco), que desarrolló acciones importantes en recientes combates de nuestro pueblo, ella ha demostrado ser digna heredera de sus padres o abuelos, algunos de ellos semianalfabetos, gracias a cuya lucha, muchos de sus hijos o nietos hoy son profesionales. Estoy muy orgulloso de esos jóvenes, así como de los hijos y nietos de la reforma agraria de los años 60 en todo el país. Gracias a ellos siento que si toda la actividad de mi vida se hubiese reducido a mi participación en esa lucha, sería suficiente para agradecer a la Historia por haber vivido. Mi gran deseo es que ellos lean este folleto, que concuerden o no con él, lo importante y necesario es que conozcan mi versión. Hay muchos aspectos de la lucha que toco en forma muy abreviada, pues el escrito resultaría excesivamente voluminosos si relatara todo. Sin embargo, prometo, especialmente a los jóvenes convencianos, hablar en otra oportunidad más detalladamente de los sucesos, entiendo que es necesario. Les pido algo de todo corazón: Que recojan del campo y la registren, la historia de la época de las haciendas; es una época oscura que siempre debe recordar el futuro, para comprender el trabajo heroico que tuvieron que desarrollar padres y abuelos; para entender que con la acción unitaria, valiente y decidida, se puede derribar montañas; para prometerse que nunca más debemos aceptar opresión de ese o de cualquier otro tipo. Y si también pueden recoger historias de acciones de resistencia, mejor, por muy pequeñas que parezcan, fueron arroyos de un poderoso río que sin ellas no hubiese existido. En los Andes, desde los orígenes de la humanidad hasta la venida de los invasores europeos, no existió el latifundio, la gran extensión territorial propiedad de una persona que no trabajaba la tierra. Ese sistema fue traído por los españoles como principal forma de organización del agro. Primero fueron encomiendas y repartimientos, luego haciendas, asentadas en los mejores terrenos de cultivo; sometiendo a los comuneros, antes libres, a trabajar como siervos para los invasores. Su implantación fue parte de la política española que significó, en general, priorización de las necesidades de la metrópoli (minería) y catastrófico retroceso de la agricultura. Aunque parezca mentira, con la llamada independencia, esa política no cambió, continuaron existiendo las haciendas y continuó nuestra economía dirigida a cubrir las necesidades de los amos extranjeros; de haberlo hecho para España pasamos sucesivamente a trabajar lo que necesitaban nuestros patrones de turno, primero Inglaterra, luego EEUU y ahora las empresas multinacionales, este tema toco ampliamente en otro folleto.

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  • LA LUCHA POR LA TIERRA

    HUGO BLANCO 2002

    S que estos testimonios e interpretacin de la Reforma Agraria peruana escritas por un participante directo de las acciones que condujeron a su realizacin, son de inters general; sin embargo confieso que, afectivamente, el destinatario fundamental de este folleto es la juventud de La Convencin y Lares ( La Convencin es una provincia de ceja de selva y Lares es un valle geogrficamente similar, perteneciente a otra provincia, departamento del Cusco), que desarroll acciones importantes en recientes combates de nuestro pueblo, ella ha demostrado ser digna heredera de sus padres o abuelos, algunos de ellos semianalfabetos, gracias a cuya lucha, muchos de sus hijos o nietos hoy son profesionales. Estoy muy orgulloso de esos jvenes, as como de los hijos y nietos de la reforma agraria de los aos 60 en todo el pas. Gracias a ellos siento que si toda la actividad de mi vida se hubiese reducido a mi participacin en esa lucha, sera suficiente para agradecer a la Historia por haber vivido. Mi gran deseo es que ellos lean este folleto, que concuerden o no con l, lo importante y necesario es que conozcan mi versin. Hay muchos aspectos de la lucha que toco en forma muy abreviada, pues el escrito resultara excesivamente voluminosos si relatara todo. Sin embargo, prometo, especialmente a los jvenes convencianos, hablar en otra oportunidad ms detalladamente de los sucesos, entiendo que es necesario. Les pido algo de todo corazn: Que recojan del campo y la registren, la historia de la poca de las haciendas; es una poca oscura que siempre debe recordar el futuro, para comprender el trabajo heroico que tuvieron que desarrollar padres y abuelos; para entender que con la accin unitaria, valiente y decidida, se puede derribar montaas; para prometerse que nunca ms debemos aceptar opresin de ese o de cualquier otro tipo. Y si tambin pueden recoger historias de acciones de resistencia, mejor, por muy pequeas que parezcan, fueron arroyos de un poderoso ro que sin ellas no hubiese existido.

    En los Andes, desde los orgenes de la humanidad hasta la venida de los invasores europeos, no existi el latifundio, la gran extensin territorial propiedad de una persona que no trabajaba la tierra. Ese sistema fue trado por los espaoles como principal forma de organizacin del agro. Primero fueron encomiendas y repartimientos, luego haciendas, asentadas en los mejores terrenos de cultivo; sometiendo a los comuneros, antes libres, a trabajar como siervos para los invasores. Su implantacin fue parte de la poltica espaola que signific, en general, priorizacin de las necesidades de la metrpoli (minera) y catastrfico retroceso de la agricultura. Aunque parezca mentira, con la llamada independencia, esa poltica no cambi, continuaron existiendo las haciendas y continu nuestra economa dirigida a cubrir las necesidades de los amos extranjeros; de haberlo hecho para Espaa pasamos sucesivamente a trabajar lo que necesitaban nuestros patrones de turno, primero Inglaterra, luego EEUU y ahora las empresas multinacionales, este tema toco ampliamente en otro folleto.

  • La tierra continu en posesin del latifundio atrasado hasta que en los aos 60, ese sistema fue erradicado por los herederos de la sabia e inteligente cultura indgena agrcola, destrozada por los europeos; tambin ramos herederos de la sangre rebelde de Thupaq Amaru. A la cabeza de esa lucha, estuvieron La Convencin y Lares. Ese es el significado de nuestro movimiento agrario indgena, liquid el sistema trado por los invasores, de opresin servil de nuestra raza, luego de ms de 4 siglos de existencia.

    Cuando Espaa invadi el Per, estaba en transicin del feudalismo al capitalismo, la colonizacin tuvo ese carcter mixto. Ella tuvo como motivacin fundamental la extraccin de oro y plata para la exportacin a Espaa; esa, fue una accin capitalista, por ms de que para ello haya usado, en el inicio, una forma peor que el esclavismo. En la agricultura impuso una institucin feudal, la futura hacienda, que descansaba sobre lo que se llam el colonato servil, este sistema consista en que el dueo de la hacienda daba a los campesinos fracciones de su tierra (cuando ya luchaban por la tierra los campesinos solan decir, en nuestra expresiva lengua, El hacendado no vino con la tierra en el hombro) para que ellos las trabajaran en provecho propio. En pago de esto los campesinos laboraban gratuitamente en los cultivos de la hacienda. En algunas de ellas, el trabajo para el patrn era de 3 4 das a la semana, en otras el pago era mensual, de 12 das o algo ms o menos. Esto no era todo, el campesino tena obligaciones adicionales: Pagar como yerbaje por la alimentacin de sus animales con los pastos naturales, esto lo pagaba con ganado. Trabajar en el servicio domstico de la hacienda una semana o un mes, como pongo. La mujer tambin deba hacer servicio domstico, que en algunos lugares se llamaba semanera. Hacer viajes de uno o ms das de la hacienda a la ciudad conduciendo animales cargados de productos, durmiendo a la intemperie y con riesgo de morir asaltado, ese servicio tena el nombre de propio. Trabajos de infraestructura de la hacienda con carcter de faena. Como nada de esto estaba legislado, si haba menos o ms obligaciones que las mencionadas, dependa de la decisin de cada hacendado. Las peculiaridades de La Convencin y Lares las tocaremos aparte. Ms importante que la cantidad de las obligaciones establecidas, era la condicin de siervo de tipo feudal que sufran los y las campesinos; no eran personas libres, el hacendado poda ordenarles lo que quera en cualquier momento. Poda obligar a los campesinos a venderle su produccin o a comprarle productos; naturalmente, los precios los pona l. Haca de juez en su hacienda. Poda tener calabozos y encarcelar a los labradores. Poda ordenar que se entrase en las casas de los campesinos y que se sacase cualquier prenda. Poda inflingir directa o indirectamente maltratos fsicos o verbales. Violaba las mujeres que quera. Haba que decirle pap, quitarse el sombreo ante l, y muchas otras formas de sometimiento creadas por la fecunda imaginacin de los seores feudales.

    Los que voy a mencionar no son excepcionales, casos como stos o peores han sucedido en todo el pas (en mi pueblo, Huanoquite, Paruro, el hacendado Paz, marc su inicial con hierro candente en la nalga de un campesino, como se acostumbraba hacer con los animales). Proezas de este tipo no estn registradas ni en la literatura, pues para que un cuento o novela realistas sean de calidad, deben ser verosmiles, y stos informes son inverosmiles; yo mismo, cuando escrib cuentos acerca del sistema, no me atrev a mencionar cosas parecidas, probablemente por la sensacin de que era muy enano para

  • tocar esos terribles sucesos, pues la forma deba ser tan fuerte como el contenido y no soy literato; dejo a ellos la tarea. Ac van algunos ejemplos: Mientras esperaban que la gente se reuniera cerca del matuwasi (almacn) de la hacienda, a un campesino que jugaba con fsforos, se le escap uno que prendi el techo de paja del mencionado matuwasi, como estaban varios trabajadores, inmediatamente apagaron el fuego. Uno de los agentes del latifundista, inmediatamente comunic el hecho a ste, que se llamaba Alfredo Romainville. El patrn orden que el campesino fuese desnudado y colgado por los cuatro miembros de un rbol de mango al borde del matucancha (explanada en que se extienden los productos para que el sol los seque). Orden al capataz que azotara al campesino; como no lo haca con el entusiasmo requerido por el amo, ste le dijo Indio intil, no sabes cmo hacer el trabajo! Yo te voy a ensear!. Tom en sus manos el fuete y azot al campesino; sus compaeros, alrededor del matucancha, contemplaban temblando el suplicio. Cuando el patrn se cansaba de azotar, se limpiaba el sudor y continuaba. Una hija del torturador, no pudo soportar y se arrodill ante su pap llorando, para suplicarle que soltara al campesino. En otra ocasin, el mismo hacendado, orden a un siervo que trajera un caballo determinado para cargar caf, el campesino no encontr al animal y regres para decrselo. El gamonal dijo: Ya que no encontraste el caballo ponte de cuatro patas y que te carguen. El campesino tuvo que obedecer, le pusieron los ms de 70 kilos de caf y le azotaban para que caminara alrededor del matucancha, mientras sus compaeros contemplaban, temblando y silenciosos. El hacendado Mrquez, de Lares, violaba a las mujeres, y cuando tena hijos en ellas los haca arrojar al ro Yanatile. Los campesinos de su hacienda San Lorenzo, trabajando en faena (trabajo colectivo voluntario y gratuito), construyeron una escuela y pagaron una profesora. Cuando ella estaba dictando clase, por orden del patrn, un tractor arras el local escolar, maestra y nios huyeron despavoridos, entre las ruinas se encontraron ojotitas, cuadernos y otras muestras de la estampida. Antonio Vitorino, tambin de Lares, mand acuar monedas de plomo con sus iniciales, las usaba para pagar con ellas a los campesinos de modo que no pudieran usarlas en ningn lugar que no fuera su tienda, en la que, naturalmente, venda a precios exorbitantes. Por delante de la gradera conducente a la mansin de Sebastin Pancorbo en la hacienda Paltaybamba, pasaba el camino a Vilcabamba, todo el que llevaba animales o carga por esa obligatoria va, deba pagarle impuesto. En una ocasin en que el seor Pancorbo estaba de pie y con los brazos cruzados en la puerta de la casa hacienda, pas por el camino un polica uniformado, el hacendado le llam para increparle: Crees haber pasado delante de un perro y por eso no saludaste?, le dio un sonoro sopapo que hizo caer el kep del polica; ste, temblando, levant su gorra y luego de pedir disculpas se alej presuroso. En la fbrica Huyro laboraban escogiendo t 60 nios de seis a ocho aos, en una amplia habitacin cerrada con candado. En la hacienda Aguilyoq exista calabozos con argollas metlicas en la pared para atar a ellas a los campesinos que faltaran al trabajo. Camacho, el patrn de esa hacienda, mand al Cusco como sirvienta de su hijo Abel a una joven campesina, el nio Abelito la viol y embaraz, no reconoci al hijo. El patrn quiso enviar a la hermana menor de la joven a que corriera la misma suerte, cuando el padre de las muchachas se neg, fue brutalmente golpeado por el hacendado. Adems del trabajo gratuito en beneficio de la hacienda, los campesinos sufran este tipo de atropellos. Era intil acudir a los tribunales, luego de haber perdido tiempo y dinero el resultado era que quien entraba en la crcel era el campesino. Ayer vi en los peridicos loas del presidente Toledo al gran demcrata Fernando Belande, tal es la carencia de demcratas verdaderos en la clase poltica peruana, que se siente orgullosa de quien defendi con masacres el sistema de hacienda, algunas de cuyas perlas acabamos de mostrar.

  • Jvenes hijos del campo, les reitero el pedido inicial, dejen constancia escrita de casos parecidos a los expuestos, peores o menores, es nuestra obligacin. Si no pueden publicarlos entreguen los escritos a la Federacin Departamental de Campesinos del Cusco, a la Confederacin Campesina del Per o cualquier otra organizacin del campo; tambin pueden darlos a una universidad u organismo de derechos humanos. No traicionemos a la Historia, no permitamos que el viento del olvido barra con la memoria de estos hechos.

    El avance del capitalismo atac el sistema tradicional de propiedad de la tierra en el Per, por una parte la hacienda de tipo feudal y por otra la comunidad campesina, citemos ejemplos: En la costa dej de existir el colonato, fue reemplazado por el sistema de yanaconaje que consista en el pago del arrendamiento de las parcelas en producto. Ahora mencionemos casos de los aos 60: En el centro del pas, la compaa minera norteamericana Cerro de Pasco Cooper Corporation, al ver que ac las haciendas arrebataban impunemente los terrenos de las comunidades, comenz a hacer eso en dimensiones imperialistas, usurp tierras de esas comunidades, las hizo cercar y cri ganado fino. Eso mismo hicieron otras haciendas como Algoln; naturalmente las comunidades se resistieron, los usurpadores fueron defendidos por el Estado oligrquico y se produjeron masacres inmortalizadas por las novelas de Manuel Scorza. Lauramarca, hacienda del distrito de Ocongate, en el Cusco, fue comprada por unos argentinos con el objeto de criar ganado fino en forma moderna, para esto necesitaban ms el terreno ocupado por los campesinos siervos que el trabajo de ellos, pagar salarios a obreros agrarios que no ocuparan tierra, les resultaba ms rentable. Por lo tanto procedieron a expulsar campesinos de las tierras en las que vivieron por generaciones, desde tiempos inmemoriales; segn la ley, los nuevo hacendados tenan derecho a hacerlo, pues era su tierra, legalmente adquirida, pero a los campesinos no les pareca bueno ser expulsados, ah surgi otro conflicto. Esa ofensiva capitalista que puso en crisis al sistema semifeudal del campo, parece que en otros pases triunf, creo que es el caso de Brasil, donde la semifeudalidad no existe ms, por eso el heroico movimiento campesino de ese pas, se llama de los sin tierra. El sistema semifeudal no poda sobrevivir, estaba condenado. En el Per, el debilitamiento producido por el avance capitalista fue aprovechado por nosotros para tomar la tierra, gracias a ello, nuestro movimiento campesino actual no es de los sin tierra. El caso de dicho avance capitalista en los valles de La Convencin y Lares, en la llamada ceja de selva del departamento del Cusco, tocaremos aparte.

    En esa zona las expulsadas fueron comunidades amaznicas que no podan habituarse al trabajo servil de tipo feudal. Surgieron latifundios pagando diez centavos por hectrea pero que se apropiaban de extensiones mayores que las denunciadas; el hacendado Alfredo Romainville, citado ms arriba, era propietario de una extensin mayor que algunos pases europeos. Fueron campesinos de la sierra a realizar el trabajo servil de tipo feudal, el hacendado les entregaba extensiones mucho ms grandes que las que reciban en la sierra, a esos campesinos se les denominaba arrendires y al trabajo que hacan para el hacendado condicin, adems, mujeres y nios deban hacer palla que era el nombre del trabajo en la cosecha.

  • Haba trabajos adicionales como la huatafaena que era un da anual de trabajo colectivo para el hacendado, la maquipura que consista en que cada arrendire pagara y alimentara a los trabajadores que realizasen el trabajo para la hacienda. En algunos lugares exista el pongueaje y la semanera arriba mencionados. Se trabajaba ms de ocho horas. Algunos patrones obligaban a vender el caf al hacendado y a comprar azcar de l, naturalmente a precios caprichosos. Como dijimos al hablar en general del rgimen de hacienda, la imaginacin de los patrones era fecunda en la creacin de nuevas formas de robo. El trabajo era muy duro, haba que talar la selva, esperar que la vegetacin muerta seque un poco y quemarla, luego de esto se poda sembrar y plantar, entre troncos con la corteza quemada. En la sierra, los cultivos son anuales: maz, trigo, papa, habas, etc.; en la ceja de selva la cosecha no es a los pocos meses, sino ya despus de algunos aos: caf, cacao, t, coca, fruta. Los campesinos serranos viven en el medio ambiente en que lo hicieron sus antepasados, conocen la naturaleza y estn habituados al clima, saben cmo alimentarse y con qu curarse; en la misma forma, en la ceja de selva las comunidades nativas estn en su habitat, completamente diferente a la fra sierra. La emigracin de los serranos pobres a la ceja de selva ocasion tragedias, como la muerte masiva a causa del paludismo o malaria y una desnutricin permanente; el campesino serrano trasladado a la ceja de selva se volva plido y delgado, era enfermizo, fundamentalmente sufra de anemia y parasitosis; se le denominaba upichu. La combinacin los factores mencionados convirti a esos campesinos en heroes, an antes de que comenzaran las luchas. El arrendire y su familia, no se abastecan para trabajar toda la extensin recibida y adems los cultivos del hacendado, por lo tanto daba extensiones menores de tierra a parientes o relacionados suyos, que deban pagarle con das de trabajo; a estos sub-arrendires se les llam allegados. El gamonalismo deca que el verdadero explotador era el arrendire, esto era falso, pues la suma de los das que deban trabajar los allegados para l, era menor que los das que l deba trabajar para el patrn; los allegados trabajaban en nombre del arrendire en los cultivos del hacendado, por eso dichos arrendires estuvieron de acuerdo en la desaparicin total de las condiciones, los das de trabajo de l para el hacendado y las del allegado para l. Hemos mencionado que la produccin demora varios aos. Ese sacrificio inicial se vea compensado por la ventaja de poder cosechar cada ao casi solamente con el trabajo de deshierbe y adems por el precio relativamente alto de los productos de exportacin, especialmente el caf; este ltimo es el elemento capitalista que puso en crisis al sistema semifeudal en la zona. El hacendado comprenda que con ms fuerza de trabajo ganara ms dinero, eso mismo pensaba el campesino. De modo que stos pugnaron por tener que trabajar menos das para el patrn con el objeto de disponer de ms das para ellos, el patrn quera que trabajaran ms das. Adems se fueron generalizando los desahucios que consistan en expulsar al arrendire del terreno luego que se haba sacrificado laborando en l los aos no productivos que hemos mencionado. As, el gamonal, sin ningn esfuerzo, llegaba en la hora de las vacas gordas. Estos desahucios se hacan a travs del poder judicial sirviente de los hacendados y otras veces sin intervencin de ste ltimo, de hecho, en forma puramente prepotente. Debido a esta prctica es que campesinos mataron al propietario Pedro Duque de la hacienda San Pedro; los hacendados recolectaron firmas para pedir la pena de muerte, afortunadamente, cuando se realiz la audiencia ya exista la organizacin campesina que no permiti tan terrible atropello. Estaba pues la paja seca, lista para el incendio.

  • Para hablar slo de ella necesitara un libro; por lo tanto, ac, nicamente har un resumen apretado. En el futuro, para la juventud de la zona, me extender sobre el tema. Los campesinos convencianos acudieron a la Federacin de Departamental de Trabajadores del Cusco (FDTC) en busca de asesoramiento, sta colabor en la organizacin de sindicatos. El ao 1958 cuando fui a La Convencin existan 8 de dichos sindicatos. Fue con ese nmero o algo ms que se form la Federacin Provincial de Campesinos de La Convencin y Lares (FEPCACYL); sta se afili directamente a la Confederacin Campesina del Per (CCP) que ya exista desde haca ms de una dcada. Posteriormente, con la extensin del movimiento campesino en el departamento, se organiz la Federacin Departamental de Campesinos del Cusco (FDCC) conformada por campesinos de comunidades y de haciendas, que pas a ser la base departamental de la CCP, la FEPCACYL pas a ser base de dicha FDCC. En La Convencin no se discuta la propiedad de la tierra, las reivindicaciones giraban alrededor de la disminucin del tiempo de trabajo de condicin y palladedicado a la hacienda, la anulacin de otras obligaciones y el cumplimiento de las ocho horas de trabajo. Luego de la elaboracin de pliegos de reclamos, de regateos y de un largo procedimiento legal que costaba tiempo y dinero, los sindicatos conseguan ms o menos de sus reclamos. Sin embargo, algunos hacendados simplemente no queran discutir con los sindicatos y procedan a enjuiciar y encarcelar a los dirigentes, ese fue el caso de Chaupimayo de Alfredo Romainville, donde yo entr como allegado. En el caso de Aranjuez, Dalmiro Casafranca hizo asesinar al secretario general Erasmo Ziga. Ante esta realidad aparecieron dos corrientes en la Federacin: Una de ellas, encabezada por el Partido Comunista (PC) de la FDTC abogaba por las acciones fundamentalmente legales aceptando a regaadientes algunas movilizaciones (el PC de ese entonces era prosovitico y prochino). La otra, de la que yo (trotskista) participaba, entenda que estaba bien la va legal, pero que cada da tena ms limitaciones, priorizbamos cada vez ms las movilizaciones. La pugna era permanente, unas veces triunfaba una posicin y otras la contraria, a veces empataban. He notado que los sobrevivientes de esa poca continuamos reivindicando nuestras respectivas posiciones de entonces y condenando la otra, conversando con nosotros es fcil identificar la corriente a la que pertenecamos, es bueno que la juventud convenciana actual conozca las dos versiones y que juzgue por s misma. Se hizo fundamentalmente paros y mtines, la reivindicacin principal de ellos era la libertad de los dirigentes presos, tambin hubo huelga de hambre de stos y otros compaeros y compaeras. En vista de que era la nica organizacin popular de la zona, a la Federacin se incorporaron los y las comerciantes del mercado y los obreros de construccin civil. Los profesores y profesoras, cuando se organizaron y programaron un paro de tres das, nos solicitaron apoyo; se lo dimos, paralizando la provincia, sin embargo al segundo da las profesoras se mostraron conmovidas por las campesinas de los piquetes bajo la lluvia y nos suplicaron que levantramos el paro; como ste era en apoyo a ellos, cumplimos con su deseo, ante la clera de las campesinas que manifestaban estar acostumbradas a trabajar bajo la lluvia y que en el paro esto lo hacan con placer puesto que era la forma de demostrar su solidaridad. A partir de entonces, cuando gente de clase media urbana vea a un profesor le deca Hola campesino!, pues lo normal era que ese estrato social estuviera con los seores hacendados, algunos de los cuales eran mencionados con orgullo como sus amigos de chupa, estaba en contra de los indios malcriados que estn perdiendo el respeto.

  • Hoy da, afortunadamente, ya no hay ese antagonismo campo - ciudad, todos estamos muriendo de hambre gracias al neoliberalismo y sabemos que todos los pobres debemos estar juntos.

    No eran solo interrupcin del trabajo agrcola, consistan en paralizar toda la actividad comercial e industrial y circulacin de vehculos en toda el rea. Poda ser de uno o ms das. Previamente, la asamblea de la Federacin que convocaba al paro nombraba un comit que dirigiera la accin paralizadora. En la misma asamblea se distribua los lugares a donde se iba a desplazar cada sindicato; stos no deban funcionar en su lugar de origen, pues ello hubiera presentado dos inconvenientes; era difcil decirle al casero de la tienda que deba cerrar su establecimiento, adems las personas seran reconocidas y luego denunciadas por los enemigos del campesinado. En cada lugar se nombraba un comit de paro que estaba comunicado permanentemente con la central para intercambiar informacin (no existan telfonos celulares ni de los otros). Haba mtines en cada lugar y un mitin central de cierre. En una ocasin, a pedido de los habitantes de un poblado que haba tenido varios muertos por su mala ubicacin, hicimos una reforma urbana distribuyendo lotes en terrenos de un hacendado que peda precios exorbitantes por ellos. El poblado se llamaba Santa Mara y el que surgi se llama Santa Mara la Nueva, la hacienda era Chaullay. Durante el paro no funcionaban las autoridades oficiales, cerraban sus oficinas; la nica autoridad era el campesinado organizado.

    Un aspecto importante de la lucha fue la actitud frente a los desahucios. El caso ms resaltante se dio con el compaero Vega Caboy, de Aranjuez, quien haba perdido el proceso, inclusive en la corte suprema. Conseguimos que la Federacin acordara volcarse masivamente al arriendo en disputa el da que fuese sealado el desahucio, esto se hizo pblico. El resultado fue que la polica no quiso ir sin un juez y que el hacendado no encontr juez: Uno estaba enfermo, otro se fue de viaje, un tercero manifest que su amistad con el patrn lo inhabilitaba; el resultado fue que por primera vez se escuch decir a un hacendado algo que era permanentemente manifestado por los campesinos: Para m no hay justicia en este pas!. El hacendado decidi que el campesino le diera una cantidad de dinero y quedara como dueo del terreno. Se vieron otros casos en Chaupimayo, a donde fue un grupo de policas para ejecutar el desahucio de tres dirigentes, quienes, adicionalmente, estaban con orden de captura. Iba a ser solamente un desahucio simblico, ya que los policas no se quedaran a vivir en el lugar, el hecho formal era sacar los enseres de las viviendas. En casa de uno de ellos, mientras los policas sacaban las cosas por la puerta, los compaeros las metan por la ventana, de modo que nunca terminaba la tarea; finalmente, los policas se dieron por vencidos, sentaron un acta manifestando lo imposible del desalojo y se retiraron; fueron a otro poblado a realizar la misma accin, en la puerta de la casa les esperaba la duea con un palo en la mano; cuando le comunicaron que iban a efectuar el desalojo, en quechua les dijo que esa casa no la haban construido los policas sino ella y su marido; le informaron que el juez lo haba ordenado por reclamacin de Romainville, ella contest que tampoco la haba construido el juez ni el sordo abusivo; le explicaron que as lo ordenaba la ley, ella respondi que no saba ni leer y que menos conoca las

  • leyes, que no tena nada que hacer con ellas, que lo nico que saba era que iba a romper la cabeza de quien quisiera entrar. Los policas sentaron otra acta y se retiraron. Por qu no la sacaron a culatazos? Porque estaban rodeados de los otros campesinos. Por qu no metieron bala? estaban muy lejos de la carretera y el camino atravesaba zonas boscosas donde algo malo podra haberles sucedido si abaleaban a los campesinos; no era sencillo el regreso. Otro caso se dio en la hacienda Phaqchaq Grande, hubo orden de desahucio para el secretario general. Era un sindicato de 12 personas y estaba al borde de la carretera. En este caso fueron las compaeras del mercado de Quillabamba, que estaban organizadas y pertenecan a la Federacin, quienes acudieron presurosas a frustrar el desalojo. Los policas saban que el enfrentamiento no era con el reducido grupo de abaceras, sino con todo el campesinado organizado de la zona. A partir de estas experiencias ya lo jueces no ordenaban desalojos porque saban que dichas rdenes para lo nico que serviran sera para que la gente se les riera en la cara. Posteriormente sali una ley prohibiendo los desahucios en la zona. Es este el proceso de aparicin de las leyes en favor de los pobres dadas por el parlamento de los ricos. As surgieron la ley de ocho horas, la de las rondas campesinas y, como veremos posteriormente, la propia ley de Reforma Agraria.

    La huelga campesina fue la forma que tom en el Per la Reforma Agraria. En el caso de Chaupimayo esto fue conciente y explcitamente declarado. En otros fue implcito o an inconsciente, pero inclusive en estos ltimos abri al campesino las puertas de un mundo nuevo, un mundo de libertad, de independencia del rgimen servil en que deba vivir para enriquecer al patrn. Entrando en ese luminoso mundo era difcil que el trabajador agrario se resignara a volver a las tinieblas. Inicialmente fue la huelga de 4 sindicatos, uno de ellos Chaupimayo. Ella consista en no ir a trabajar donde el patrn y continuar cultivando las parcelas. La huelga obrera en s misma es un sacrificio para los asalariados que dejan de percibir el pago; en cambio la huelga campesina era muy provechosa para el arrendire, pues durante ella tena ms tiempo para trabajar su parcela, se liberaba del trabajo servil, se liberaba de todas las obligaciones que abusivamente el patrn le haba impuesto. Naturalmente que en ambos casos haba que calcular el grado y el volumen de la represin que se haba de sufrir. En nuestro caso la represin se manifestaba en el encarcelamiento de los dirigentes, fue con el avance y extensin de la lucha que la represin se agudiz, producindose torturas, asesinatos y masacre. En una ocasin fueron rompehuelgas escoltados por policas, los compaeros echaron a pedradas a los rompehuelgas, los policas no hicieron nada, pues, como dijimos anteriormente, el camino de retorno era largo y peligroso. Cuando la huelga cumpli 9 meses, convocamos una asamblea, en ella se dijo Hasta hoy hemos pedido que el hacendado hable con nosotros y no ha querido hacerlo. Desde hoy ya no queremos hablar con l aunque quiera. Hoy termina la huelga y se inicia la Reforma Agraria, a partir de este momento la tierra es de quien la trabaja, el arrendire es dueo de su arriendo y el allegado de su allegada. Tierra o muerte!. Este criterio fue entusiastamente aprobado y cumplido por unanimidad. Comprendimos que extender la huelga no slo era una obligacin solidaria nuestra, sino la nica manera de consolidar nuestra pequea Reforma Agraria. El primer paso que dimos fue plantear la huelga de la Federacin en solidaridad con los comuneros de Pasco masacrados por la represin. A la corriente legalista le fue imposible oponerse, porque la FDTC convoc pocos das antes, un mitin de solidaridad, aunque era diferente un mitin de una huelga. Para ese entonces el nmero de sindicatos haba aumentado considerablemente, y con el nmero la fuerza de la Federacin. A las pocas semanas la corriente legalista hizo que se levantara el paro agitando el fantasma

  • de la represin. Sin embargo algunos hacendados no quisieron reconocer la huelga y exigieron a los campesinos que, adicionalmente a sus obligaciones normales, trabajaran por el tiempo que haba durado la huelga; conseguimos que para esos casos se aprobara la continuacin de dicha huelga. A medida que la Federacin se fortaleca numricamente, conciente de su mayor fuerza, creca su combatividad. Los nuevos miembros eran los ms combativos, fundamentalmente los campesinos de los lejanos valles de Lares y Oqhobamba. Nuestro abogado, Estenio Pacheco, comprendiendo el proceso, enfoc los pliegos de reclamos con un nuevo criterio. El objetivo de los pliegos de reclamos que l presentaba, ya no era regatear con los patrones como se haca antes, en que se daban propuestas digeribles, razonables. El objetivo ahora era buscar un motivo para irse a la huelga, por lo tanto los pliegos pedan cosas irrazonables, inaceptables por los patrones; ante la negativa a aceptarlos, no se regateaba con ellos, simplemente el sindicato se declaraba en huelga hasta que el patrn aceptara. Cuando la Federacin se fortaleci y lleg a englobar ms de cien sindicatos, los nuevos, en la asamblea de fundacin, declaraban que ya no iban a trabajar para el patrn. De este modo, los primeros sindicatos, quienes haban logrado conquistas que ahora parecan pequeas, quedaban retrasados frente a quienes no las haban conseguido, ya sea por terquedad de los patrones como en el caso de Chaupimayo, o por ser nuevos. Para hacer completa la reforma agraria en la zona, nuestra corriente plante la presentacin del Pliego nico. Nuestro razonamiento fue el siguiente: En vista de que ya somos muchos sindicatos y que podemos terminar con la servidumbre, planteemos, en forma conjunta, comprar la tierra. A los hacendados sta les cost a razn de 10 centavos por hectrea, gracias a la ley de Denuncios de Tierras de Montaa para favorecer la colonizacin; sin embargo, no fueron ellos sino nosotros quienes colonizamos. A pesar de esto, ofrezcmosles pagarles diez veces ms de lo que ellos pagaron, esto es, un sol por hectrea. Si no nos aceptan, la Federacin declarar la huelga general. Esto fue lo acordado en la Federacin; sin embargo la cabeza de la corriente legalista, que era la direccin de la FDTC y sus asesores jurdicos, se desesper; ellos que no queran ni escuchar hablar de pliego nico, ahora que ya no podan impedirlo, ofrecieron que los asesores jurdicos iban a trabajar, esta vez gratuitamente, en la elaboracin de un pliego razonable. Nosotros habamos acordado poner una cuota elevada por sindicato para la difusin de propaganda explicativa de nuestra posicin a la poblacin urbana del pas; ellos usaron el dinero para el envo de una comisin a Lima. La comisin, como muchas veces sucede, recibi favores personales de las autoridades de Lima y el pliego durmi el sueo de los justos en las oficinas. La lucha por la tierra se extendi al resto del departamento. Cuando ya estuve en la clandestinidad fui elegido como Secretario de Reforma Agraria de la FDCC. En mi calidad de tal firm un decreto de Reforma Agraria con todas las caractersticas formales de las leyes del pas, ste fue distribuido como volante en el departamento y sirvi de incentivo para acciones combativas. El gobierno de Prez Godoy entendi que el campesinado no cesara su continuado avance, y, ante la Reforma Agraria que se extenda en la zona, emiti su propia Ley de Reforma Agraria slo para La Convencin y Lares; naturalmente reservando todas las ventajas posibles para los hacendados, como el reconocimiento del mnimo inafectable de tierra que quedara en manos de ellos, el pago por la tierra, etc. Luego de emitida la ley, pas a dormir el sueo de los justos y no se aplic en general, aunque s lo hizo por lo menos en una hacienda, Potrero, por voluntad del hacendado Pero el campesinado no estaba dispuesto a esperar, decret la huelga general mientras esperaba la aplicacin de la ley.

  • La revolucin cubana influy mucho en nosotros, algunos de la corriente no legalista. Yo no conceba la posibilidad de que pudiera haber reforma agraria dentro del sistema, no pensaba que esta conquista pudiera ser asimilada por ste (no mir a Mxico y Bolivia a pesar de conocer en lneas generales esos procesos); as, entenda que la R.A. no poda sino ser parte de la revolucin social que derrumbara el sistema. Por otra parte, la corriente legalista vea como un peligro las movilizaciones y peor la resistencia armada. En ese contexto deben entenderse los acontecimientos. En uno de los paros, cuando el sindicato de Chaupimayo fue a Huyro, hubo actitudes provocadoras con armas de fuego de parte de un polica y de un hacendado. El campesinado desarm a ambos y decomis sus armas. La polica fue pacficamente a Chaupimayo a explicarnos que si no devolvamos el arma policial, ellos tenan que explicarlo a sus superiores quienes podan ordenar represin. Era una poca en que el movimiento todava no estaba fuerte, por lo tanto, devolvimos el arma del polica, no as el del hacendado. Cuando las contradicciones se agudizaron, entendiendo que la respuesta del rgimen sera la represin, iniciamos el entrenamiento militar en Chaupimayo. Cuando la corriente legalista dirigida por el PC se enter de esto, us al Secretario General del sindicato de Paltaybamba, Pedro Nolasco Herrera, vecino nuestro, para hacer una denuncia en la prensa escrita de La existencia de guerrillas en Chaupimayo. Posteriormente, a raz de las acciones del campesinado de Lares, un hacendado amenaz matar a los campesinos; la direccin de la Federacin les recomend que se quejaran a la polica, luego volvieron alarmados a la Federacin a quejarse de que lo haban hecho y que la respuesta policial fue: Indios malcriados, le han quitado su tierra al patrn y l tiene derecho a matarles como a perros!. Manifest que ante esto, lo nico que nos quedaba era organizar la autodefensa armada, se aprob este criterio y se me encomend encargarme de la tarea. As, por orden de la Federacin poda extender a otros sindicatos el entrenamiento que hacamos en Chaupimayo. Desgraciadamente, camaradas mos del sector urbano, sin consultarme, asaltaron bancos para obtener dinero para la resistencia. Esa accin (que desde mi punto de vista no es condenable moralmente puesto que, los peores asaltantes son los bancos como estamos viendo hoy da, enero del 2002, en Argentina) es polticamente contraproducente como cualquier otra separada de la accin de grandes sectores de la poblacin, es lo que en jerga marxista denominamos ultraizquierdismo. Esto provoc que yo pasara a la clandestinidad y estuviera imposibilitado de recorrer todos los sindicatos; en lugar de esto, los compaeros de los otros sindicatos venan a realizar los entrenamientos a Chaupimayo. Apenas tenamos dos folletos, uno del Che y otro del comandante Bayo (al parecer entrenador espaol de la guerrilla de Fidel). Nuestro profesor era un ex-sargento insurrecto a quien conoc en la crcel del Cusco. Hubo un caso, en el valle de Lares, que deja enseanzas: Los compaeros de esa zona que venan a entrenar, me contaron que un hacendado haba llamado a sus arrendires para decirles (mucho antes de la ley de RA) que se quedaran como dueos de sus parcelas y que le dejaran su parte, me preguntaron si era correcto aceptarle. Les contest que quienes deban decidir eran ellos, que a m me pareca que no slo deban aceptarle, sino que deberan formar una Comisin de Reforma Agraria encabezada por dicho hacendado. As lo hicieron, y la comisin recorri el valle de Lares distribuyendo tierras. Los hacendados quedaron sorprendidos, algunos le calificaron como traidor, otros vieron que no era cierta la leyenda forjada de que nosotros bamos a ahorcar a los patrones en sus propias tripas. En la siguiente reunin de la Federacin Distrital de Lares se present un grupo de hacendados diciendo que venan a afiliarse a la Federacin y que estaban con la revolucin, sta no estaba en la mente de los campesinos, pero aprovecharon para decirles que les felicitaban y que la revolucin necesitaba armas. Fueron a sus casas, las trajeron y entregaron a la Federacin. El gobierno de los patrones, acostumbra combinar reformas con represin, si sta ltima resulta, disminuye, posterga por tiempo indefinido o anula las reformas.

  • Eso hizo en el caso agrario del departamento, el plan era: reprimir en el departamento, sin tocar nuestra zona, luego reprimir la zona sin tocar Chaupimayo, y posteriormente, de postre, aplastar Chaupimayo, este plan lo declar pblicamente el general Humberto Quea, jefe de la polica. Comenzaron abaleando un mitin en el Cusco, donde mataron al compaero Remigio Huamn. Luego continuaron con La Convencin, cometieron atropellos en diversas reuniones y prohibieron el funcionamiento de la Federacin, los sindicatos volvieron a las asambleas clandestinas, a veces de varios sindicatos juntos; ese era nuestro caso, nos reunamos 4 sindicatos. Nuestras comisiones comenzaron a caminar armadas, tuvimos algunas acciones de compaeros con armas pero sin usarlas: Organizacin de nuevos sindicatos, desalojo de un hacendado, confiscacin del ganado de Romainville para tener dinero para la compra de armas, etc. El ambiente estaba cada da ms tenso. Acudi ante nosotros un anciano, Tiburcio Bolaos, Secretario General de su sindicato, a quejarse de que el hacendado le haba buscado acompaado de un polica para matarlo, en su casa slo se encontraba un nio de 11 aos a quien preguntaron por Tiburcio, l contest que no saba dnde estaba, el patrn pidi el arma al polica y, en presencia de l, a boca de jarro, dio un disparo que hiri el brazo del nio. Luego salieron y dando tiros buscaron al compaero, afortunadamente l pudo huir; me pregunt a qu autoridad poda quejarse, le contest que, como estaban las cosas, ninguna autoridad hara justicia, que los nicos que le atenderan seran los compaeros, quienes en ese momento estaban reunidos en la asamblea de 4 sindicatos. Plante su caso en la asamblea y ella acord enviar una comisin para pedir cuentas al hacendado, me nombraron para que la encabece, como el patrn hablaba el lenguaje de las armas, nos autorizaron a portarlas y hacer uso de ellas en caso necesario. Nuestra comisin estaba compuesta por compaeros de nuestro sindicato, de los sindicatos vecinos con los cuales nos reunamos y de compaeros que estaban ah para practicar autodefensa, El sindicato que aport con mayor nmero fue Qochapampa. Partimos en la noche, logramos eludir un puesto de la polica, pero otro, el de la poblacin de Pujiura, no pudimos evitarlo; notamos que la polica fue comunicada de nuestra presencia. Ante esto, decidimos que yo y otros compaeros procuraramos pasar, pero si ramos detectados, entraramos al puesto; si no, continuaramos y detrs nuestro, el resto de la columna. Los del grupo de vanguardia portbamos slo armas cortas. Como era notorio que un polica nos vio, me acerqu al puesto y le dije que quera hablar con l, me hizo pasar, se sent ante el escritorio y me dijo que ocupara una silla lateral. Le relat lo informado por Tiburcio, le inform que tenamos el mandato de ir a pedir cuentas al hacendado y que como no tenamos las armas suficientes, venamos a llevar las del puesto; a medida que avanzaba la conversacin iba sacando el revolver y apuntndole, le dije que quedara donde estaba y levantara las manos, ya haban llegado mis compaeros con las armas largas, tambin apuntando. Opt por esta tctica pausada pues pensaba que si a m me agredieran con violencia, contestara en la misma forma sin pensar, pero si me hacan comprender poco a poco que estaba en inferioridad de condiciones, me rendira. Mis amigos de la prisin del Frontn me explicaron que mi error fue pensar que un polica reaccionara como gente normal, que deb haberle carajeado a gritos y sopapeado. Despus me enter que l haba sido el polica que dio su arma para que el hacendado abaleara al nio. El polica no me hizo caso, se par y meti la mano al bolsillo de su abrigo. Tuve que disparar. l alcanz a sacar su arma e hizo lo mismo, pero ya cayendo; dio orden de disparar y comenzaron a salir tiros de una habitacin interior. Orden a mis compaeros que saliesen, quite el arma al cado y abandon la habitacin. No sabamos cuntos policas haba en el puesto, lo rodeamos, les dijimos que podamos prender fuego al techo de paja y que tenamos dinamita. Continuaban saliendo disparos. Orden que volaran con dinamita una esquina y que introdujeran por el agujero otro cartucho, as lo hicieron, ante eso se rindi el polica que quedaba, era slo uno. Pusimos al herido en una cama y mand a que trajeran al sanitario (enfermero), le dije que tenamos medicinas de primeros auxilios, me dijo que lo que necesitaba era una vela, se la trajeron. Habl un poco

  • con el polica, le dije que no era correcto que ellos sacrificaran sus vidas por defender la opresin de los hacendados obedeciendo a oficiales que desde la comodidad de sus escritorios y ganando sueldos magnficos les ordenaban servir a los patrones; le manifest que nos hubiramos quedado a atender al herido, pero que ramos concientes de que a partir de ese momento nos buscaran para matarnos, le inform que fui yo quien dispar y le dije mi nombre, para que no molestaran a otros dirigentes sindicales. Desgraciadamente, horas despus, el herido falleci. Comenz la feroz persecucin. El campesinado comprenda que ramos su brazo armado, nos protega, alimentaba, guiaba y provea de lo que necesitbamos. Nos llamaron compaeros campesinos para que les organicemos, quiero extenderme ac; en su asamblea acordaron no trabajar ms para el propietario y que nosotros furamos a comunicrselo, nosotros les dijimos que cumpliramos el mandato, pero que adems necesitbamos armas, dinero, relojes, radios que encontrramos en casa del patrn. Nos dijeron que por favor no hiciramos eso, que nos iban a decir ladrones. Les explicamos que estbamos en guerra a muerte con los hacendados y que no era incorrecto, pero que quien mandaba ah no ramos nosotros por estar armados, sino ellos porque era su territorio, que nosotros solamente constituamos el brazo armado del campesinado, no ramos sus jefes, sino sus subordinados. Cumplimos su encargo y adems informamos al latifundista de la conversacin con los campesinos, suponemos que habr quedado muy agradecido a sus arrendires. Luego hicimos una emboscada a nuestros perseguidores en la que cayeron dos de ellos, la polica abale en Chaupimayo y masacr el da de Navidad. Fuimos sorprendidos por quienes nos perseguan, no alcanzaron a matar a nadie pero s dispersarnos. Luego estuve solo, protegido por compaeros. Mi captura se dio porque apresaron a un mensajero mo y le obligaron a que les condujera donde yo estaba, no le considero traidor, pues si no hablaba le mataban. Decenas de policas rodearon la zona, la Guardia Civil (GC) tena orden de matarme, por lo tanto su eterna rival, la Polica de Investigaciones del Per (PIP), tena orden de capturarme vivo, fueron estos ltimos quienes encontraron mi pista y llamaron a la GC en su apoyo. Afortunadamente fue uno de la PIP quien me vio primero, por eso estoy vivo. As pues, disolvieron el grupo armado, pero aprendieron la leccin: Si el inicio de la represin haba provocado un levantamiento armado. Cmo sera cuando pretendieran obligar al campesinado a volver a trabajar para los patrones o de lo contrario se fueran de la hacienda? Por eso se resignaron a respetar la reforma agraria, esta se dio en forma desigual, mientras en unas haciendas, no se cumpli con la ley, pues no se respet el mnimo inafectable como en Chaupimayo, en otros lugares s dej eso en manos del patrn. Lo que no vi en esa oportunidad es que habamos resucitado al ayllu, a la comunidad indgena; nosotros, europeizados, continubamos llamndolo sindicato, cuando ya no era la unin de trabajadores bajo un patrn, sino el conjunto de campesinos que asumieron todas las prcticas del ayllu. Esto lo vieron los autores de un magnfico trabajo sobre el tema, Costler y Willy de la Universidad de Cornell; el escrito se llama De la Hacienda a la Comunidad, el Caso de un Cambio Social en el Per.

    As qued consolidada la Reforma Agraria en La Convencin, como se ve fue obra del campesinado organizado, no del gobierno. Este hecho, como todos los de su tipo, son transformados en su contrario por la Historia Oficial.

    EXTENSIN NACIONAL DEL MOVIMIENTO

    Como dijimos, la Ley de Reforma Agraria emitida por Prez Godoy fue slo para La Convencin y Lares. En el resto del pas, los latifundios, incluyendo los de tipo feudal existentes, continuaban oprimiendo al trabajador agrario. Naturalmente, el campesinado del resto del pas, aprendi la leccin de La Convencin y Lares: La tierra se conquista con lucha.

  • El movimiento se extendi por parte de las comunidades campesinas en bsqueda de la recuperacin de sus tierras usurpadas por los latifundios y por parte de los campesinos de las haciendas para expulsar a stas. El primer gobierno de Belande estuvo marcado por grandes movimientos campesinos contra el latifundismo y ardiente defensa sangrienta del sistema oligrquico por el demcrata Belande. Adems, tambin en el ao 65 brotaron las guerrillas del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y del Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN); a los miembros de estas guerrillas se les captur vivos y luego se les asesin cobardemente, sin proceso alguno, a pesar de que la guerrilla de De La Puente Uceda no haba matado a ningn miembro de la represin. Ese fue el comportamiento del demcrata Belande. Este aristocrtico patricio est vivo y puede desmentirme, pero no lo har porque no puede. Las masacres de su segundo perodo, como la de Uchuraqay, estn an frescas en la memoria de nuestro pueblo. Tambin entonces me toc disfrutar de la democracia aristocrtica, cuando a pedido del belaundismo a travs del indignado caballero Calmel del Solar (chapuln colorado que creo que est preso), la nobiliaria Cmara de Diputados me sancion por haber calificado de asesino al instrumento masacrador de Belande, el jefe militar de Ayacucho. Sancionar la Comisin de la Verdad al aristcrata asesino, el demcrata Belande? Me denunciar Belande por difamacin? Qu creen ustedes? Sealo estos hechos para mostrar que, an sin haciendas, sigue como parte del poder, con su estilo, la rancia oligarqua; aunque ahora su tarea principal sea la de mandadera de las multinacionales.

    ste fue otro campo de batalla de la lucha del campesinado contra el rgimen de hacienda. Como es normal en el Per, se nos abri proceso a quienes asumimos la defensa frente a los crmenes cometidos contra el campesinado por los hacendados y sus sirvientes. No se abri proceso alguno a los criminales. Comienzo sealando que las aberraciones jurdicas, las abusivas arbitrariedades que voy a relatar fueron cometidas en el gobierno del noble patricio Fernando Belande Terry. Desde un principio se me tuvo en una prisin diferente de aquella en que estaban mis coencausados. Mis compaeros estuvieron en la crcel del Cusco, compartiendo experiencias con otros campesinos, presos al igual que ellos, por la lucha de resistencia contra los abusos de hacendados y autoridades. Cuando se rebelaron contra los atropellos cometidos en la crcel, les condujeron a una prisin del fro altiplano, lejos de sus familiares. Yo estuve primero en el cuartel del Cusco, luego en la crcel de Arequipa y despus de un breve perodo en Tacna, termin en la isla prisin de El Frontn. Estuve ilegalmente aislado y casi totalmente incomunicado, un mes en el cuartel del Cusco y 3 aos en la crcel de Arequipa, lejos de mi familia. Slo podan visitarme mis parientes cercanos, cuando iba mi madre, ponan un sargento para que escuche nuestra conversacin, estbamos prohibidos de hablar en nuestra lengua afectiva, el quechua, estbamos obligados a conversar en el castellano de los invasores. Pretendieron tambin aislarme e incomunicarme en El Frontn, pero ante mi huelga de hambre y la protesta internacional, tuvieron que ceder. En la prisin constat que los atropellos del sistema tambin se extienden a los propios miembros de los cuerpos represivos. Rpidamente congeniaba con los guardianes conversando de dichos atropellos, por eso, en el Cusco, en un mes, cambiaron dos veces el cuerpo de policas de la Guardia Civil encargado de vigilarme, uno de ellos era el que me buscaba en el campo para matarme; al ltimo grupo le dieron la orden de no cruzar una sola palabra conmigo. A los miembros de la Guardia Republicana, encargados de la custodia en Arequipa, quienes reciban a diario charlas de anti-comunismo, tambin cambiaron en bloque tres veces con el cuento de que estaban preparando mi fuga; a dos de ellos les tuvieron presos y les dieron de baja. El polica que tuvo que rendirse en Pujiura fue procesado por cobarda!. Hay mucho que hablar de todo esto, muestra que la polica es una parte del pueblo oprimido que tiene como tarea

  • aplastar al resto, lo cual provoca contradicciones que debemos comprender; ya las habamos visto en La Convencin, donde, entre otras cosas, el sub-oficial Chvez fue asesinado por orden de sus jefes debido a que no era suficientemente represivo. En otra oportunidad me extender sobre este aspecto de los policas. La ley sealaba que la audiencia deba llevarse a cabo, como mximo 6 meses despus del inicio del proceso, esto casi nunca se cumple en el Per, donde las crceles estn pobladas por muchos inocentes, algunos de los cuales son absueltos luego de haber muerto en prisin. Nuestra audiencia se dio cuando llevbamos 3 aos en prisin. Segn la ley, el inculpado es un presunto inocente, sin embargo en la prctica vemos que es un presunto culpable. El gran problema para el rgimen era que la audiencia deba ser pblica, por lo tanto, el gobierno me envi un mensaje a la prisin: Como yo saba, la condena fluctuaba entre la pena de muerte y los 25 aos de prisin; sin embargo, haba una forma de evitar esto; si yo aceptaba, me declaraban enfermo y me deportaban al pas que eligiera. Comprend la importancia de la audiencia pblica para denunciar ante el pas lo aberrante del sistema de haciendas, del cual era sirviente el rgimen, por lo tanto rechace la humanitaria oferta, manifestando que gozaba de perfecta salud. Ms an porque era visible el cinismo de la represin. El tribunal que nos juzgara era del cuerpo represivo que haba cometido los asesinatos y masacres de campesinos, la Guardia Civil! La audiencia deba haberse realizado en el Cusco, departamento donde ocurrieron los sucesos. No fue as. Tampoco se hizo en Arequipa, sede de la Zona Policial correspondiente. Fue efectuada en Tacna, que era una ciudad de comerciantes, donde no haba movimientos sociales, el pblico acudi a la audiencia para ver a los criminales como deca la propaganda oficial; sin embargo, este pueblo, durante la audiencia entendi de qu se trataba y nos brind un apoyo que hasta hoy da me llena de emocin, convencindome ya entonces que fue correcto no aceptar la deportacin. Dicha audiencia se desarroll en un cuartel de la Guardia Civil, esto fue positivo para nosotros, puesto que los guardianes eran miembros de este cuerpo, de quienes necesitbamos que supieran la verdad. Durante tres aos la represin aconsej a mis compaeros que lo nico que tenan que decir para salir en libertad era somos campesinos semianalfabetos que fuimos engaados por el comunista Hugo Blanco. Cuando entramos al lugar de la audiencia, qued claro que eso no iba a suceder, pues, espontneamente, vindonos despus de tanto tiempo, nos abrazamos con mucho cario. Cuando se declar abierta la audiencia, puesto de pie denunci que en la sala los nicos asesinos eran los miembros del tribunal compuesto por oficiales de la Guardia Civil, quienes, por servir a los hacendados, ordenaban a sus subalternos que atacaran a los campesinos. Cuando finaliz la sesin di nuestro grito de combate en la lucha campesina Tierra o Muerte!, mis compaeros respondieron con otro grito Venceremos!. En las siguientes sesiones ellos relataron los abusos de los hacendados y, sabiendo que yo iba a ser la principal vctima de la justicia, ensalzaron mi trabajo en favor de la mejora de las condiciones de vida en general del campesinado, ponindome por las nubes. Naturalmente que nadie dijo lo que les haba aconsejado el enemigo. Mi abogado, el doctor Alfredo Battilana, denunci aberraciones flagrantes, como la de que no hubo reconstruccin de los hechos (no se atrevieron a llevarme a La Convencin para realizarla) y que en la audiencia tampoco estuvieron presentes los testigos (el polica sobreviviente no iba a repetir frente a m las barbaridades que le hicieron firmar y, el enfermero, frente a m, no poda sino decir la verdad). La defensa de mi abogado fue buena en el aspecto jurdico y mejor en el poltico. Cuando me toc declarar relat los hechos verdaderos. Dicen que para mentir hay que tener buena memoria, como yo no lo hice, me fue fcil contestar todas las repreguntas. La nica falsedad que dije fue declarar que yo mat a los dos policas cados en la emboscada. Haba dado la orden de no disparar mientras yo no lo hiciera, pensando intimarles rendicin, sin embargo,

  • algn compaero mo, por nerviosismo, dispar y luego le siguieron otros. Mi abogado seal que las pruebas balsticas mostraban que los disparos no fueron hechos con el arma que yo portaba. Pero como esa falsedad de mi declaracin le convena al tribunal, la pas por alto. Hay que tener en cuenta que el referido tribunal no aceptaba declaraciones doctrinarias y exiga que nos remitiramos a hechos concretos. El doctor Battilana me pregunt(por intermedio del Presidente del Tribunal) qu haba respondido a la pregunta que me hizo Tiburcio Bolaos acerca de a qu autoridad poda quejarse por el atropello sufrido. A l le haba contestado con una frase breve, pero ante el tribunal me explay dando ctedra sobre el significado y la funcin real del Poder Judicial corrupto. Luego me pregunt qu haba dicho al polica que se rindi; en esta respuesta me explay an ms, denunci que los cobardes oficiales que ganan sueldos elevados, desde sus escritorios ordenan a los cholitos como nosotros que vayan a matar y a morir enfrentndose a pobres como ellos, para luego decir ardorosos discursos en sus opparos banquetes o en los entierros de los guardias civiles; dije que quienes quedaban vivos eran enjuiciados por cobarda por los valientes de escritorio. Todo esto escuchaba el pblico y tuvieron que escuchar los miembros del tribunal, intranquilos pero silenciosos, pues se trataba de hechos concretos. Mi abogado pidi que se me abriera proceso por subversin, pues sin ser autoridad legtimamente constituida haba emitido una ley, pidi que se me preguntara si era cierto. Respond que s, y me explay explicando la Ley de Reforma Agraria que emit como Secretario de Reforma Agraria de la FDCC. El tribunal, carioso conmigo, no acord pedir que se me abriera proceso. El doctor Battilana me comunic que el general Fernndez Hernani haba pedido por escrito la pena de muerte para m, aunque cobardemente no la solicit en palabras sino en nmeros, opinando que se aplicara la ley nmero tal en su artculo tal. El mandato sobre el procedimiento, determina que, concluido el interrogatorio, debe preguntase al encausado si tiene algo ms que agregar. Me hicieron esa pregunta recomendndome que ya no hablara de los abusos de los hacendados, pues sobre el tema haban escuchado suficientemente a mis compaeros. Les hice caso. Manifest que si los cambios sociales habidos en La Convencin merecan la pena de muerte, estaba de acuerdo con ella, pero que sta no fuera ejecutada por los guardias civiles o republicanos puesto que ellos eran hijos del pueblo y por lo tanto mis hermanos, ped que quien disparara fuese el propio Fernndez Hernani que la haba solicitado. Al decir esto lo seal para que el pblico lo reconociera. El pueblo de Tacna, que haba ido a ver a los criminales, comprendi la verdad; la prensa escrita y hablada tuvo que ponerse a tono con ese sentimiento. En la ltima sesin, el pblico aplaudi a nuestros abogados y fue advertido por el Presidente del Tribunal que si no se mantena en silencio, iba a ser desalojado; lo fue pocos momentos despus, cuando yo grit Tierra o Muerte!y el grito de Venceremos! no solo brot de las gargantas de mis compaeros, sino de las del pueblo de Tacna presente en la sala. Me condenaron a 25 aos, que era la mxima pena de crcel existente entonces, la mayora de mis compaeros salieron en libertad por la carcelera sufrida, a otros sentenciaron a menos aos. Qued claro que nuestra denuncia al sistema de hacienda, que era entendida por la poblacin, se sum a la campaa nacional e internacional contra el atropello de los defensores del latifundismo. El da siguiente fue de visita y hubo cola de dos cuadras, mucho para la Tacna de entonces, con el objeto de darnos un abrazo; tuvimos muchos regalos, hubo tanta fruta que mis compaeros la distribuyeron entre todos los presos ( yo estuve aislado); un transente reconoci en la calle a mi abogado y le dio su casaca de cuero para que me la entregara. Termino sealando la actitud de los miembros de la Guardia Republicana y la Guardia Civil durante la audiencia. Mis carceleros, los miembros de la Guardia Republicana, ya saban quien era yo, su apoyo fue completo, cuando me paraba a increpar al tribunal, si algn oficial estaba cerca me decan sintese! haciendo

  • como que se esforzaban en hacerme sentar, de modo que yo pareca Trazan; cuando el oficial se alejaba me decan Grtales ms a estos desgraciados Huguito!; compraban fotos en que aparecamos juntos y me pedan que les firme. Ellos explicaron a los guardias civiles acerca de mis opiniones, lo que quedaba ratificado por la permanente diferenciacin que yo haca entre oficiales y miembros de base. As, cuando pasaba junto a un guardia civil, ste me deca Hugo, estamos contigo. El oficial que me condujo en el vuelo a Lima, me comunic que entre los que queran verme estaba un guardia civil a quien le impidieron hacerlo. Hubo apelacin de ambos bandos al tribunal supremo policial. As, la ltima instancia, tambin era juez y parte. El fiscal del dicho tribunal pidi la pena de muerte, mi abogado me dijo que l pensaba que si lo haca, no sera por hacerme propaganda; que l conoca al fiscal que no era una persona cruel, por lo tanto deduca que sufri fuertes presiones y que realmente pensaban matarme. Yo ya no asistira a la audiencia. Fue emocionante la campaa nacional e internacional que se desarroll en contra de la pena de la pena de muerte. Amnista Internacional, cuyos estatutos sealaban que no defenda a quienes ejerzan o pregonen la violencia, me defendi ardorosamente pues comprenda que actu en legtima defensa. Su seccin sueca me declar el preso del ao y sac un enorme afiche. Sera largo enumerar los nombres de personas que trabajaron asiduamente en la campaa, slo mencionar al fallecido Jean Paul Sartre, quien fue uno de los pilares de la campaa. La ley sealaba que el Presidente de la Repblica tena la facultad de perdonar a un sentenciado a muerte y decidir que siguiera viviendo. Sospech que el noble patricio Belande, pretenda hacer gala de su caballerosidad actuando de perdonavidas. Por lo tanto escrib una carta a mis parientes y amigos solicitndoles que si me sentenciaban a muerte no le dieran gusto de humillarse pidiendo clemencia, que si queran matarme, que lo hicieran. En un multitudinario mitin contra la pena de muerte en la Plaza San Martn, mi hermana ley la carta y manifest, en nombre de mis familiares, que estaban de acuerdo con mi decisin y que no pediran clemencia. El tribunal policial supremo se acobard y ratific los 25 aos, no se atrevi a sentenciarme a muerte.

    El campesinado no se resignaba a seguir soportando la opresin del sector decadente en el agro. Los militares progresistas, encabezados por Velasco Alvarado, comprendieron que contestar slo con masacres no iba a dar el resultado esperado y que la rebelin poda generalizarse ms all del campesinado. Ellos haban apoyado el ascenso de Belande, sin embargo, al ver que era incapaz de resolver el problema agrario, decidieron tomar en sus manos la solucin e hicieron el golpe de estado del 68. Era un sector que deseaba impulsar la modernizacin del pas sin salir del sistema capitalista, sus principales medidas fueron las nacionalizaciones y la reforma agraria. En esta ltima vieron dos objetivos: Uno, frenar la rebelin campesina como haba sucedido en La Convencin y Lares. El otro, introducir al mercado al campesinado, como comprador y vendedor, lo que fortalecera al capitalismo industrial peruano. Como representante de ese sector econmico y no del campesinado, se entiende que no le convena ser democrtico. Por eso cuando la reaccin derechista lo derroc, no sali la gente a defenderlo. El gobierno me envi un mensaje a la prisin del Frontn mediante una compaera del PC, me ofreca la libertad si aceptaba trabajar dentro de su Reforma Agraria. Yo entend que esa ley sera un avance para el campesinado, consider positiva la medida. Sin embargo, trabajar dentro de un gobierno de los patrones, por muy progresista que fuese, significaba mostrarme pblicamente acrtico y defensor de las principales medidas que tomara el rgimen. Entend lo inconveniente que sera esa actitud, pues deba mentir al pueblo, lo que consider y considero polticamente incorrecto. Por esas razones rechac la

  • proposicin, le dije a la compaera que ya me haba acostumbrado a vivir en prisin y que prefera continuar en ella por el resto de los 25 aos. Sin embargo, el dirigente guerrillero Hctor Bjar y otro preso izquierdista, aceptaron trabajar para el gobierno. Velasco comprendi que le hubiera sido difcil explicar por qu liberaba a Bjar y a mi me mantena preso, por lo tanto dio una Amnista General a todos los presos polticos. Una vez en libertad, Bjar y otros compaeros de izquierda me instaban a trabajar con el gobierno, yo segu negndome por las razones ya expuestas. El gobierno hizo varias cosas positivas para el campesinado y para otros sectores pobres, sin embargo, no poda soportar la independencia de quienes luchbamos por un Per mejor, todos deban alinearse bajo su mandato; entre otras medidas, cre la Confederacin Nacional Agraria (CNA) para que defendiera su Reforma Agraria, la dot de locales en distintos lugares del pas y de gente rentada; mientras que la CCP fue combatida por mantener su independencia. Como yo insista en la misma actitud, me prohibi salir de Lima y, luego de 9 meses de libertad, me deport del pas, del cual estuve obligadamente alejando durante alrededor de 7 aos, con dos cortos parntesis durante el gobierno de Morales Bermdez (otro demcrata exhibido por Toledo) quien me deport dos veces ms. La lnea antidemocrtica de la Reforma Agraria se manifestaba en las altas decisiones de gobierno y en la ejecucin de las medidas abajo. Hubo una masacre de campesinos y estudiantes en Huanta, Ayacucho (inmortalizada por la cancin Flor de Retama). El modo de hacer la Reforma Agraria fue decidido arriba, sin ninguna consulta al campesinado; as se implementaron las SAIS (Sociedad Agraria de Inters Social), ERPS (Empresa Rural de Propiedad Social) y CAP (Cooperativa Agraria de Produccin). Todas ellas, supuestamente, eran formas de propiedad colectiva, las SAIS reunieron a varias haciendas. Sin embargo, en realidad, eran grandes aparatos burocrticos en beneficio de un puado de personas, donde el campesinado continuaba oprimido. Se ignor totalmente nuestra historia, se trajo frmulas de no s dnde, salidas de no s qu iluminado cerebro, siendo que nosotros tenemos una organizacin colectivista milenaria, el ayllu, la comunidad campesina, la cual, a pesar de las distorsiones impuestas por el entorno individualista desigual y de las distorsiones impuestas legalmente, mantiene su vigor. El aspecto positivo fue la liquidacin del latifundio en general; tanto el atrasado, semifeudal y practicante del servilismo, fundamentalmente en la sierra, como el capitalista, industrializado que oprima obreros agrcolas de la costa. El aspecto negativo fue la forma burocrtica de hacerlo, perjudic al campesinado y a la produccin agraria, que en muchos casos disminuy; esto ltimo fue pregonado por los ex-terratenientes para sostener que se estaba demostrando lo negativo de la Reforma Agraria, que era perjudicial la propiedad de la tierra en manos de los campesinos; esta propaganda contina an hoy, sin embargo lo negativo no fue que la tierra pasara a manos de los campesinos, lo negativo estuvo en que la Reforma Agraria no hubiese sido democrtica sino fuertemente burocratizada. El campesinado continu luchando contra los organismos impuestos, que, paradjicamente continuaron siendo defendidas por los gobiernos posteriores, incluyendo los democrticos de Belande y Garca. Me toc la suerte de participar en la lucha comunera del departamento de Puno contra las SAIS y las otra formas burocrticas, porque las tierras pasen a la propiedad democrtica del ayllu, de las comunidades campesinas. Esa gran gesta, triunfante en gran medida, la desarroll el campesinado comunero de la Federacin Departamental de Campesinos de Puno (FDCP). Sus enemigos fueron: El gobierno democrtico de Garca; la organizacin velasquista Rumimaqui, rama punea de la CNA; el ejrcito, que segn dicen defiende la patria; la polica que supuestamente vela por la justicia; gerentes y otros reales propietarios de las SAIS; Sendero Luminoso, que segn deca defenda a los pobres, que asesin a grandes dirigentes campesinos como Zenobio Huarsaya de Salinas y

  • Porfirio Suni de Crucero (este pueblo relata orgulloso que su combatividad deriva de que una de las piernas de Thupaq Amaru fue puesta en una pica ah, para escarmiento de los indios, para que aprendieran a no alzarse).

    Hay compaeros simpatizantes del movimiento guerrillero que se indignan cuando a nosotros nos dan ese apelativo. Creo que tienen razn. Aunque por su forma mvil nuestro grupo armado fue una guerrilla, no pertenecemos al movimiento guerrillero clsico. ste se caracteriza por ser convocado por un partido, y, en el caso latinoamericano, tiene como objetivo la toma del poder. Nuestro movimiento era la lucha colectiva, primero por mejoras en la relacin de trabajo y luego por la toma de la tierra y su defensa, parte de ella fueron los grupos armados de los cuales slo uno entr en accin. Las ideas que yo tena en la cabeza por influencia cubana, no cuentan, cuenta lo objetivo; afortunadamente, siempre respet lo que la mayora opinaba y en el caso de la lucha armada tambin. Esa diferencia se not claramente cuando, estando yo en la clandestinidad, recibimos la visita del compaero Luis De La Puente Uceda. Conversamos cordialmente mucho, lo ms importante fue que l nos pregunt cundo bamos a entrar en accin, le dije que eso no dependa de m, sino de la dinmica de la confrontacin del movimiento campesino con los hacendados. Ese nuestro ingreso a la accin que era lo que le interesaba, se produjo en noviembre del 62. El movimiento encabezado por l se produjo el 65, cuando en la prisin me enter que dijo estar en La Convencin, pens que quera confundir al enemigo, pues en esos momentos cualquier otro lugar del Per era mejor que La Convencin, donde el problema de la tierra ya estaba resuelto en favor del campesinado y ste no apoyara la guerrilla. Realmente fue as, algunos elementos de vanguardia que lucharon conmigo y que ms all de la Reforma Agraria buscaban la revolucin, lo acompaaron; pero el grueso del campesinado vio su guerrilla como una provocacin, pues la represin ya haba cesado y vean el peligro de que resurja. Ahora, el campesinado de la zona comprende que De La Puente tambin luch y muri por ellos. Mi huelga de hambre ms larga, que dur casi un mes, la hice cuando el compaero Luis estaba siendo cercado, el motivo era la protesta porque me cortaron las visitas; posteriormente, sicoanalizndome, entend que en el fondo era una protesta contra la represin al camarada; esa vez estuve al borde de la muerte; Javier Alva Orlandini, Ministro del Interior, mostr su nobiliaria caballerosidad envindome un atad.

    No es objetivo de este folleto hacer un anlisis de esta organizacin, slo tocar algunos aspectos para que se comprendan nuestras abismales diferencias. Comienzo manifestando mi respeto por todas las personas, especialmente jvenes, que estuvieron dispuestas a entregar su vida por un Per mejor, bajo las banderas de Sendero Luminoso. Sin embargo, es correcto el dicho popular. De buenas intenciones est sembrado el camino del infierno. El caso de SL sirve para demostrar lo correcta que es la ley dialctica que dice que algo puede devenir paulatinamente en su contrario. Un partido que se organiz para defender a los pobres del Per, termin

  • con que la mayora de sus vctimas fueron campesinos, obreros, habitantes de barriadas; muchos de ellos, valiosos dirigentes de los pobres. Qu lgica les llev a ello? La lgica sectaria de que, quien no piensa como yo, es mi enemigo. Toquemos tres ejemplos. Uno, el arriba mencionado caso de Porfirio Suni en Puno. Ese compaero fue un valiente dirigente de las tomas de tierras por las comunidades contra las SAIS. Fue encarcelado y torturado por el ejrcito acusado de senderista. Tuvieron que liberarlo por la fuerte campaa nacional e internacional. A los dos meses de salir en libertad fue matado por SL que explic que como l mostraba un camino de lucha que no era la armada, se converta en enemigo del campesinado. El segundo caso, el de Roberto Chiara, un antiguo y consecuente dirigente obrero del calzado, quien, sin ser de SL, tena algunas inclinaciones en su favor, por eso ante un llamado de ese partido a un paro armado, logr que la fbrica de calzado Diamante paralizara; en otra ocasin en que SL volvi a llamar a paro armado, Roberto consider que no era apropiado y por lo tanto no trabaj por l. Fue ese el motivo por qu fue asesinado, por traidor. El tercer caso, tambin lo he mencionado arriba; el pueblo de Azngaro, cansado de tener autoridades abusivas y ladronas, eligi a un indgena quechua, Zenobio Huarsaya, como alcalde; fue asesinado por SL por el delito de ser alcalde. Asesinaba colectividades por ser soplones. Innecesariamente mataba policas y soldados solamente por ser tales. Considero que estas actitudes ya no corresponden a revolucionarios equivocados, sino que son definidamente contrarrevolucionarias. Otra caracterstica nefasta era su verticalismo completamente antidemocrtico: La palabra del camarada Gonzalo era la verdad absoluta, quien estuviera en contra de lo que deca era contrarrevolucionario. En su poltica hacia el exterior del partido, su antidemocratismo se vio claro frente a nuestra institucin democrtica indgena, el ayllu o comunidad campesina; cuando SL llegaba a una comunidad, preguntaba por el Presidente de ella, si no lo mataba, por lo menos deca, Desde hoy ya no mandars en la comunidad, el jefe es el camarada fulano por orden del partido. Adems, como lo vemos hoy a escala mundial por el caso de las torres gemelas, el terrorismo favorece a los opresores, pues les da pretexto para reprimir. Fujimori tiene que agradecer a SL porque su existencia permiti la subsistencia de la dictadura corrupta; tuvo que debilitarse Sendero para que pudiramos expulsar al dictador.

    El Movimiento Revolucionario Tupac Amaru pertenece a una categora distinta. Por ejemplo no calificaba a las organizaciones populares como la CCP de enemigas, sino las apoyaba. Sin embargo, tambin actuaba con la lgica de Superman, Los del MRTA eran los salvadores de un pueblo desorganizado mediante acciones valientes aisladas del movimiento popular. Nosotros no creemos en supermanes salvadores, consideramos que el nico que podr liberar al pueblo es l mismo, organizndose y luchando.

    Creo que los fundamentales son dos: La organizacin de Rondas Campesinas; stas son organizaciones de autodefensa y de justicia campesina que fueron muy combatidas por los patrones pero que ante su empuje, el rgimen tuvo que legalizarlas a regaadientes, aunque desconociendo su independencia, que ellas hacen respetar sin acatar la ley de los opresores.

  • Los municipios campesinos donde las comunidades participan de la gestin municipal, el caso ms adelantado es el de Limatambo, Cusco, donde gobierna la asamblea de delegadas y delegados de las comunidades y de la pequea poblacin urbana.

    El neoliberalismo se ensaa con el campesinado. He aqu algunas de sus formas de tortura: Disolucin de la comunidad campesina. Intentos de constitucin del latifundismo moderno, industrializado, con proletariado agrcola superexplotado. Contaminacin minera de las tierras comunales y de campesinos en general. Importacin de productos agropecuarios subvencionados en sus pases, como el trigo de EEUU, que aplastan al agricultor peruano quien no recibe subvencin alguna. Ausencia de un banco estatal de promocin agropecuaria. Abandono presupuestal del agro. Depresin de precios agrarios, para cargar sobre el campesino el mayor peso de la crisis nacional, haciendo que subvencione a la tambin oprimida poblacin urbana. Estas razones hacen que el campesinado, junto con todo nuestro pueblo, deba luchar contra el actual enemigo de la humanidad: el neoliberalismo.

    APNDICE

    Presento ancdotas de una crcel y escritos de otra prisin del 66 al 69, espero que enriquezcan el entendimiento de nuestra lucha por la tierra.

    CARCEL DEL CUSCO

    Tengo recuerdos muy gratos de los das en que estuve encarcelado en el Cusco juntamente con gente pobre, provinciana como yo; recuerdo con cario el folklore carcelario, entonado por campesinos mientras tejan ponchos: La crcel es el paraje slo de los hombres. Cobarde, no tires la piedra y escondas la mano, ni te llames hombre. Recuerdo los relatos que el len del sur haca de sus fechoras, mencionando que en Sicuani (capital de una provincia cusquea) haba comprado de la polica el monopolio de la plaza; el nico que poda robar era l; ante la natural disminucin de los hurtos, la polica era felicitada por la prensa. Estuve preso por haber participado en un paro; a pesar de que el paro fue convocado por la FDTC, ella manifest pblicamente que no me defendera; la FEPCACYL todava era muy dbil. Me declar en huelga de hambre (la primera de las 14); mi sindicato, Chaupimayo, fue a la FDTC y manifest que la poblacin en pleno se declarara en huelga de hambre, pero no contra las autoridades, sino contra la direccin de la FDTC por no apoyarme; inmediatamente esta central convoc a un paro y luego de nueve das de huelga de hambre, obtuve mi libertad. Fue muy emocionante que los presos comunes que acostumbraban comer en el pabelln donde dormamos, no quisieron entrar en l a pesar de las amenazas, para no comer en presencia de un huelguista de hambre. Posteriormente se iban a declarar en huelga de hambre solidaria, por eso fui trasladado al hospital. Aprend mucho en esos das, slo voy a relatar dos casos interesantes para la lucha campesina:

    SARGENTO RIVERA

  • En el captulo La Resistencia Armada, mencion: Nuestro profesor era un ex-sargento insurrecto a quien conoc en la crcel del Cusco. Quin era l? Un da trajeron a la crcel un grupo de soldados pnenos; intrigado pregunt a uno de ellos por qu los traan; con un aire tpicamente militar me contest: Pregunte a mis jefes!; le ped que me dijera quines eran y me contest: Los sargentos Rivera y Avendao, ubiqu a Rivera y le repet la pregunta hecha al soldado, me relat lo siguiente: Exista una guarnicin militar en Ilave, Puno, cerca de la frontera con Bolivia. Los reclutas eran indgenas aymaras forzados a abandonar sus tierras. Los oficiales eran blanquitos egresados de la Escuela Militar. El cuartel estaba al mando de un coronel y por debajo de l un capitn. En una ocasin el coronel viaj y el mando fue ocupado por el capitn. Tuvo la brillante idea de sacar a los cabos a las 4 de la madrugada y les orden que se metieran al ro. El fro invernal de la madrugada a 3800 metros sobre el nivel del mar, en las orillas del lago ms alto del mundo, mat a dos de los cabos. Cuando regres el coronel, el capitn orden la formacin de la tropa; en presencia de ella el coronel pregunt al capitn acerca de las novedades, ste le inform lo sucedido, a lo que el coronel respondi: Est muy bien, as debieran morir todos estos indios de mierda!. Los indios de mierda escucharon en silencio. En la noche, reunidos en las cuadras, decidieron rebelarse, y lo hicieron. Agarraron a los dos oficiales, quienes se arrodillaron ante los sargentos, suplicando que no los mataran: Papacito, por favor no me mates, tengo hijos, tengo familia!. A los rebeldes no se les ocurri otro castigo que el que ellos reciban diariamente: salto de rana, marcha rampante, que no eran ms que rudos ejercicios fsicos. La noticia de la rebelin lleg a una guarnicin cercana, donde los oficiales dijeron a los soldados que Ilave haba sido tomada por los bolivianos y ordenaron rodearla. Ante esto los alzados se rindieron. Quienes sufrieron ms torturas fueron los sargentos, echaban agua al piso de sus celdas y as deban dormir soportando el fro del altiplano. El comandante y el capitn le preguntaban a Rivera Te gusta esto indio?. l contestaba Me gusta mucho, pues cualquier cosa que me hagas no he de arrodillarme ante ti para decirte papacito no me mates!. Luego los llevaron al cuartel del Cusco y faltando pocos das para que los soldados salgan les condujeron a la crcel. Los sargentos quedaron presos. Yo les coment que as eran los hacendados, que opriman al campesinado y cuando forzadamente los metan de soldados, continuaban aplastados por los oficiales, hijos de los hacendados. Opin que para triunfar debamos de unirnos. Cuando sal en libertad ellos continuaban presos. Un da, estando en Chaupimayo me sorprend al ver a Rivera, le pregunt a qu haba venido, su respuesta fue T dijiste que debamos unirnos para luchar, a eso he venido, a unirme con ustedes. Fue muy bienvenido y como dije se convirti en nuestro instructor. Despus de un tiempo pidi permiso para visitar a su familia y fue a los pocos das que sali nuestro grupo, por eso l no pudo ir con nosotros. Luego, estando en la guerrilla me dijeron que la polica los haba arrojado al ro a l y a su compaera. Por lo tanto cuando en el interrogatorio me preguntaron por quin era nuestro instructor no tuve inconveniente en decirlo. Para sorpresa ma mi abogado me dijo que Rivera se quej por mi delacin. Naturalmente que sent haberlo hecho, pero fue una gran alegra para m saber que estaba vivo y en libertad. Casi 20 aos despus, cuando estuve en Puno de gira electoral, l se present en el tabladillo del mitin. Tuve la satisfaccin de decir al auditorio. La represin deca que tenamos instructores cubanos y rusos, eso es falso, nuestro instructor era un aymara, puneo como ustedes, quien est a vuestro frente.

    JUSTO WALLPA Cierto da, trajeron a tres campesinos. Cuando les pregunt el motivo, me dijeron que quisieron matar a un hacendado que estaba robando las tierras de la comunidad. Les dije que su ira era justa y su decisin

  • respetable, pero que, aunque su empresa hubiese tenido xito, los hijos del hacendado continuaran robndoles y que la prisin de ellos era una desventaja para la comunidad. Agregu que la tarea era unir organizaciones para conformar una Federacin Departamental. Con los aos, uno de ellos, Justo Wallpa, lleg a ser un valiente y ejemplar Secretario General de la FDC. Volv a estar con l en la crcel de Arequipa. No debemos olvidarle, se encuentra muy mal de salud en el distrito de Lamay, provincia de Calca, departamento del Cusco.

    Zbigniev: Lo que est abajo y los ttulos que aparecen los tienes en Tierra o Muerte

    SIMN OVIEDO

    En el texto menciono que la polica abale en Chaupimayo, acerca de eso escrib en el Frontn.

    A MI PUEBLO

    El revolucionario ama la vida. Porque, aunque sufre internamente sus dolores y los dolores de todos sus hermanos, vive para aplastar ese dolor. Por eso, a pesar de tanto dolor, es feliz. El revolucionario ama el mundo. Porque, aunque vive en un mundo de miseria, injusticia, odio; aunque sufre ms que nadie la miseria de todo el mundo, vive para cambiar ese mundo. Por eso ama al mundo el revolucionario; porque aunque vive en un mundo-infierno vive para transformarlo en un mundo-cielo. Vive en un mundo de odio y lucha para volverlo mun-do de amor. Ser revolucionario es amar al mundo, amar la vida, ser feliz. Por eso no huye de la vida, sabe que es su obligacin vivir para luchar y le gusta vivir. Pero tampoco huye de la muerte! Porque tambin muriendo se combate; porque tambin muriendo se transforma al mundo. Porque tambin mu-riendo se ama la vida Porque tambin muriendo se vive! Por eso tambin le gusta morir. Y para el revolucionario peruano no es desgracia mo-rir. No puede ser desgracia que mi sangre vaya a ese rio combatiente y rojo por donde est corriendo y lu-chando la sangre de Lucho Zapata, de De La Puente, de Lobatn, de Heraud, de Vallejos, de Velando. No es desgracia dar un abrazo Tierra o Muerte! a Remigio Huamn en la sangre Padre, la de Tpac Amaru el eterno. Morir para la vida como un vietnamita, es felicidad. Morir para la muerte del imperialismo, del capitalismo, del gamonalismo. Morir para la muerte del hambre, la miseria, la ignorancia. Morir no es desgracia cuando se ve cerca la aurora. Cuando se nota, se siente el despertar masivo del can-pesinado. Cuando se ve a los obreros reconstruyendo paso a paso la autntica Central Obrera de Mari-tegui para barrer con el capitalismo y sus aliados. Cuando se ve al estudiantado marchar de la mano con obreros y campesinos, consciente de su misin histrica. No es desgracia la muerte militante. Para el revolu-cionario eso es morir de muerte natural. Cmo no morir feliz sabiendo que antes que ni sangre coagule muchos gorilas estarn preparando via-jecitos por motivos de salud hacia Miami o cualquier otra guarida de traidores? cmo no morir feliz

  • sabiendo que se ser el comienzo del xodo de la gusanera? SI, porque mi pueblo est demostrando que toda la oligarqua peruana y sus lacayos tendrn que apresurarse en seguirles.

    Porque se acerca el da. Y ellos tambin lo saben! TIERRA O MUERTE! VENCEREMOS.

    EL Frontn, 24 de noviembre de 1966

    HUGO BLANCO G.

    Carta de mis compaeros de prisin A mi pueblo A las instituciones y personas Puna