Los Pueblos Indios Campesinos

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LOS PUEBLOS INDIOS Y CAMPESINOS Y SU LUCHA POR LA DEFENSA Y EL APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES EN AMRICA LATINA :SISTEMATIZACIN DE EXPERIENCIAS RECIENTES

Pierre BeaucageDepartamento de Antropologa Universit de Montral Montral, Qc Canad H3C 3J7 [email protected]

Abril 2007

1425, boul Ren-Lvesque Ouest, 3 tage, Montral (Qubec) H3G 1T7 [email protected] www.devp.org

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Los pueblos indios y campesinos y su lucha por la defensa y el aprovechamiento de los recursos naturales en amrica latina : sistematizacin de experiencias recientes

NDICEINTRODUCCIN.................................................................................................................... 3 1. AMRICA LATINA : LA HERENCIA DE UN PASADO RECIENTE........................... 4 1.1 De 1900 a 1960. Del exterminio a la asimilacin : el indigenismo ........................ 4 1.2 La Guerra Fra y los nuevos movimientos indgenas ............................................ 6 2. LOS MOVIMIENTOS CAMPESINOS E INDGENAS EN LA GLOBALIZACIN ....... 9 2.1 La fase actual de la globalizacin : sus caractersticas......................................... 9 2.2 Las mutaciones del desarrollo : desarrollo sustentable y etnodesarrollo.......... 10 2.3 Un nuevo frente : la lucha por el medio ambiente ............................................... 11 2.4 Apropiacin y alternativas populares ................................................................... 13 2.5 Conclusin ............................................................................................................ 14 3. INDGENAS Y CAMPESINOS DE LOS ANDES Y DE MESOAMRICA.................. 16 3.1 La lucha por la tierra............................................................................................. 16 3.1.1 Conclusin ........................................................................................................... 20 3.2 Etnodesarrollo en zonas indgenas : Mxico y Ecuador ..................................... 21 3.2.1 Los nahuas de la Sierra Norte de Puebla (Mxico) contra el desierto verde ...

.............................................................................................................................. 223.2.2 Los quichuas de la Sierra ecuatoriana : de la reforma agraria al etnodesarrollo

253.3 Conclusin ............................................................................................................ 29 4. INDGENAS DE LAS TIERRAS BAJAS TROPICALES Y SEMI-TROPICALES : DE LA MOSQUITIA (HONDURAS) A LA AMAZONA (BRASIL) ........................................... 31 4.1 La lucha contra el frente ganadero : los Garifunas de Honduras.................. 31 4.2 La lucha por el territorio: los indgenas de la Amazona ..................................... 33 4.3 Conclusin ............................................................................................................ 38 5. ESTRATEGIAS POLTICAS INDGENAS : LA DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE COMO UNA LUCHA POR LA IDENTIDAD PROPIA ......................................................... 40 5.1 El Quinto Centenario ............................................................................................ 41 5.2 Procesos nacionales : Ecuador, Mxico, Bolivia ................................................. 43 5.3 Conclusin ............................................................................................................ 44 6. LOS CAMPESINOS DE LAS TIERRAS BAJAS : EL CASO DE BRASIL................ 45 6.1 La naturaleza del campesinado ........................................................................... 45 6.2 La divisin imperialista del trabajo y el campesinado.......................................... 46 6.3 Quienes son y donde estn los campesinos de Brasil?.................................... 47 6.4 Tendencias actuales............................................................................................. 48 7. CONCLUSIONES......................................................................................................... 50 REFERENCIAS ....................................................................................................................53

Los pueblos indios y campesinos y su lucha por la defensa y el aprovechamiento de los recursos naturales en amrica latina : sistematizacin de experiencias recientes

INTRODUCCINEn este breve informe, tratar de esbozar un anlisis de las experiencias recientes de la lucha de grupos y organizaciones indgenas y campesinas en Amrica latina, poniendo nfasis en una perspectiva de gnero. Tomar como eje central las luchas de resistencia para la defensa del territorio y de los recursos naturales, as como algunas experiencias alternativas de desarrollo sustentable. Este anlisis ser necesariamente incompleto, dada la gran cantidad y diversidad de esas experiencias en el continente latinoamericano : hay miles y miles de colectivos, desde las agrupaciones internacionales y federaciones nacionales hasta los grupos locales en barrios, pueblos y caseros, que toman parte en acciones colectivas con el fin de mejorar sus condiciones econmicas, polticas y de exigir respeto a sus derechos tnicos, de clase y de gnero. Otra limitacin del trabajo proviene de la disponibilidad de documentacin. Aunque muchos grupos han tomado la palabra, en aos recientes, los grupos subalternos, como los indgenas, los campesinos y las mujeres (y los que combinan estas tres caractersticas) estn todava lejos de tener acceso a los medios de comunicacin para expresar sus objetivos y relatar sus luchas. Trat de escoger los casos que me parecieron tener cierta ejemplaridad en funcin de la situacin en tres grandes reas del continente donde Desarrollo y Paz tiene contrapartes : Mxico y Centroamrica, los Pases Andinos y Brasil. En primer lugar, har una sntesis de la evolucin diferente de los grupos indgenas y campesinos de estas reas despus de la conquista europea. En un segundo apartado, presentar algunas consecuencias de la globalizacin poltica y econmica internacional actual sobre la condicin de los campesinos, de los indgenas, en particular de las mujeres. Entre los factores ms relevantes, estn : los cambios en el concepto de desarrollo con el fin de la guerra fra, y el medio ambiente como un nuevo frente de lucha indgena y campesina. El tercer apartado ser dedicado a la lucha de los indgenas campesinos de los Andes y de Mesoamrica por sus recursos, con casos ms detallados de Mxico y de Ecuador. El cuarto apartado concierne las luchas de los indgneas de las tierras bajas y los ejemplos provienen de Honduras y de Brasil. El quinto apartado aborda las estrategias polticas empleadas por los pueblos indgenas en el periodo reciente, sus logros y lmites. Finalmente, el sexto apartado se refiere a los campesinos y a sus luchas, principalmente a partir del ejemplo de Brasil.

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AMRICA LATINA : LA HERENCIA DE UN PASADO RECIENTE

1.1 De 1900 a 1960. Del exterminio a la asimilacin : el indigenismoEn Amrica Latina, la crisis de los aos 1930 y luego el conflicto mundial, al reducir los flujos de mercancias y de capital provenientes de los centros metropolitanos, permitieron que se desarrollaran experimentos de autonoma econmica y poltica que, aunque limitadas, eran inditas en el continente. En Mxico, Brasil y Argentina, haban tomado el poder militares nacionalistas (Crdenas, Vargas, Pern) que, a pesar de sus muchas diferencias ideolgicas, compartan un nuevo estilo de gobernar : un discurso populista y nacionalista iba acompaado de la incorporacin de las masas urbanas (y rurales en Mxico) en sindicatos y organizaciones controladas por un partido nico. A nivel econmico, impulsaron una industrializacin de substitucin de importaciones que asegur un crecimiento sostenido hasta los aos sesenta. A la vez, la poblacin, en rpido aumento, se redistribuy del campo hacia las ciudades. Argentina se convirti en un pas urbano e industrial mientras que Mxico y Brasil dejaron de ser esencialmente rurales. En Mxico se implement una reforma agraria profunda que reparti tierras entre cientos de miles de campesinos e indgenas. Despus del segundo conflicto mundial, en plena Guerra Fra, se consolidaron esos ensayos reformistas gracias a las tres dcadas de crecimiento sostenido que acompaaron la reconstruccin de Europa. Frente a la Unin Sovitica, a China y a los Pases del Este, Estados Unidos se impuso como nuevo centro hegemnico occidental y se asisti a un aumento de la demanda de materias primas y nuevos flujos de capitales. En los aos ciencuenta y sesenta, la ola de descolonizacin que barri la mayor parte de las antiguas posesiones africanas y asiticas puso otra vez en la actualidad el derecho de los pueblos a determinar su futuro . A la vez, el desarrollo agrcola e industrial en el Sur se vea frenado por las polticas proteccionistas de los pases del Norte. La ideologa de las exitosas luchas de liberacin nacional de Cuba y Vietnam, apoyadas por la Unin Sovitica, influy considerablemente en los movimientos sociales de los sesentas hasta los ochentas : en muchos pases de Amrica Latina surgieron focos de guerilla y movimientos populares radicales que amenazaron a los grupos en el poder. La respuesta fue una sucesin de golpes militares que instalaron dictaduras en Brasil, Per, Bolivia, Chile, Argentina y Centroamrica, adems de las viejas dictaduras que se haban mantenido en pases como Nicaragua y Paraguay. Esta situacin impact de diversas maneras a los movimientos campesinos e indgenas. En cuanto a los pueblos indios, ni las vejaciones coloniales ni las masivas expropiaciones de los liberales en le siglo XX haban podido acabar con ellos. Quedaban millones de quechuas y aymaras en los Andes, y otros millones de mayas, nahuas, zapotecos, etc. en Mesoamrica. Adems de los cientos de miles que sobrevivan, en grupos pequeos, en las selvas de la Amazona, de Nicaragua, y en el sur de Chile. Frente a esta persistencia importante e inesperada de los indgenas, los gobiernos reformistas optaron por lo que llamaron la integracin del indio a la nacin , es decir, su asimilacin lingstica y cultural. Por otra parte, la economa en expansin necesitaba una mano de obra mvil y culturalemente homognea para sus

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plantaciones, minas y fbricas; fu el principio del indigenismo latinoamericano. Como dijo en Mxico el presidente Crdenas, al fundar el Instituto Nacional Indigenista : No creamos el Instituto para indianizar a Mxico, ni para indianizar al indio, sino para mexicanizar al indio. Tales institutos, con fines idnticos, se crearon en la mayor parte de los pases con fuerte poblacin indgena a los largo de los aos cincuenta. En Brasil, la creacin del Servio de Protea aos Indgenas (SPI) fren, sin erradicarlo, el proceso de genocidio que acompa la colonizacin del interior : agrupados para su proteccin , los selvticos dejaban libres la tierra y sus recursos (Ribeiro 1977). En cuanto a los campesinos, el proyecto liberal del siglo XIX fue transformarlos en proletarios del campo, gracias a la desamortizacin de las tierras comunales y a la transformacin de los baldos en latifundios. Las protestas y los alzamientos de entonces (como el de Quintn Lame en Colombia Castrilln Arboleda 1973) no lograron frenar esta expropiacin que consolid las haciendas ganaderas, azucareras, algodoneras y cafetaleras. En Mxico, sin embargo, donde la expulsin haba sido de las ms brutales, los campesinos se unieron a la Revolucin (1910-1917) y no dejaron las armas hasta incorporar la Reforma Agraria en la nueva Constitucin. Esta, realizada a gran escala por Lzaro Crdenas (1934-1940), daba a los campesinos sin tierra el derecho de usufructo sobre una parcela inalienable - en los ejidos constituidos con los latifundios expropiados y con las tierras pblicas que se abran a la colonizacin. Este ejemplo ser imitado por Bolivia, despus de la rvolucin democrtica de 1952, y en forma muy parcial y tarda, por Ecuador, Per, El Salvador y Colombia1. Cuanto ms incompleta fue esta reforma agraria, ms aguda se volvi la lucha por ella. En Brasil, la conversin del latifundio esclavista en latifundio capitalista gener una masa rural sin tierra los jornaleros de los ingenios y las fazendas que tambin formular, hasta el perodo actual, la misma reivindicacin. Los diversos sectores de las clases dominantes tenan un inters comn en que no se realizaran tales reformas. Por una parte, las lites regionales contaban con la sobreexplotacin de una mano de obra barata, privada de derechos ciudadanos para sus empresas agropecuarias : es lo que Quijano llama la colonialidad del poder (Quijano 2006). En Guatemala, esta mano de obra la proporcionaban los indgenas del altiplano; en el vecino El Salvador, los ladinos (mestizos) empobrecidos. Por otra parte, la burguesa industrial se aprovechaba del flujo constante de mano de obra barata expulsada por las arcicas estructuras agrarias. Los indios mexicanos y andinos se adaptaron a la poltica indigenista. Se definieron como campesinos para ser elegibles al reparto agrario, cuando lo hubo; se afiliaron a las asociaciones campesinas oficiales y votaron mucho tiempo por quienes les haban entregado la tierra , como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Mxico y el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) en Bolivia. Sin embargo, la gran mayora no dej por ello de considerarse india ni de hablar sus idiomas nativos, a pesar de la extensin del bilingsmo. En Brasil, as como en las zonas amaznicas de los pases andinos y en el Chaco argentino, la situacin era muy distinta. La expansin moderna del capital extractivo (forestal, minero y petrolero) no necesitaba la mano de obra indgena : lo que interesaba

En Guatemala, Brasil y Chile, los intentos de reforma agraria por parte de gobiernos reformistas fueron sofocados en sangre por golpes militares, en 1954, 1964 y 1973, respectivamente.

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era la tierra libre de sus habitantes. Frente al genocidio, la estrategia de los pueblos indios fue adentrarse ms en el monte, mientras fue posible. En resumen, se puede decir que la tendencia general en Amrica, desde la creacin de los Estados nacionales en el siglo XIX, fue la eliminacin de los pueblos indios como tales, lo que a menudo implic su exterminacin fsica (genocidio). En la primera mitad del Siglo XX, se opt por proceder a su integracin a la nacin, lo que implicaba su asimilacin o aculturacin. Tal fue la tarea de los Institutos Indigenistas. Pero no lograron sus fines, debido a la aparicin de nuevas fuerzas, tanto a nivel nacional como internacional, como veremos ahora.

1.2 La Guerra Fra y los nuevos movimientos indgenasA partir de los aos sesenta, apareci un nuevo actor : los jvenes indios de Mxico, Bolivia, Ecuador que regresaban a sus pueblos con sus diplomas de maestros o promotores de salud. Ellos y ellas haban aprendido en la ciudad muchas ms cosas de las que imaginaban los polticos. Saban ahora de las leyes que rigen los contratos de trabajo y las elecciones municipales, y de amparos contra los despojos de tierras, y ellas haban participado en el naciente debate sobre los derechos de las mujeres. Varios de ellos se limitaron a aprovechar de su ascenso social reciente y apoyaron al sistema social y poltico vigente; otros, sin embargo, se dedicaron a informar y organizar a las comunidades. La izquierda latinoamericana posea y todava posee un fuerte componente eurocntrico que le hizo desconfiar durante mucho tiempo de los campesinos e indgenas en los que vea un obstculo a la victoria de las fuerzas revolucionarias; en el mejor de los casos podan ser aliados, mientras se cumplan todos los requisitos de la revolucin democrtica burguesa. Eso inclua la integracin de las poblaciones todava inmersas en relaciones precapitalistas, como se defina a los indios y a los pequeos productores campesinos2. A partir de los sesenta, sin embargo, se oper una escisin importante, relacionada con la victoria-sorpresa de la no-ortodoxa revolucin cubana. El guevarismo, que quiso teorizar esta revolucin, afirm que las condiciones objetivas y subjetivas estaban realizadas para la revolucin : lo nico que esperaban las masas para sublevarse era la accin de una vanguardia determinada. Estratgicamente, haba que crear focos de guerrilla en las zonas rurales ms remotas, puesto que all se encontraban los ms pobres y oprimidos, ms susceptibles de adherir al movimiento revolucionario : es decir, los campesinos y los indios. Las guerrillas latinoamericanas se inspiraron del guevarismo, adems de la influencia de China y Vietnam. Es importante notar que este nuevo movimiento guerillero incorpor a un importante nmero de mujeres, como combatientes y no solamente como apoyo logstico a las operaciones llevadas a cabo por los hombres, como haba sido el caso en movimientos revolucionarios anteriores3. Esa contribucin no implic, sin embargo, que se introdujeran sus reivindicaciones especficas dentro de los objetivos del movimiento. Siempre se consider que el feminismo divida al movimiento, aunque despus de la toma del poder, se introdujeran medidas favorables a la emancipacin de la mujer como en la Nicaragua sandinista (1979-1990).2

Ecuador constituye al respecto una excepcin. En los aos 40, el Partido Comunista organiz en forma semiclandestina a la Federacin Ecuatoriana de Indios (FEI). Quito era entonces una apacible capital serrana y se estremeci con la llegada de los Ponchos Rojos. Pero el movimiento qued sin continuacin. 3 El caso ms conocido es el de la soldaderas que acompaaban a las tropas villistas y zapatistas durante la revolucin mexicana (1910-1917). Su presencia ha sido inmortalizada en el corrido La Adelita.

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En la Sierra peruana, la reforma agraria efectuada por los militares despus del golpe de 1968 (los oficiales nacionalistas dirigidos por Velasco Alvarado) cuestion la vieja estuctura social fundada sobre la hacienda. Al mismo tiempo, se extenda la educacin entre los indgenas y cholos (mestizos) pobres, que no encontraban un lugar en una economa estancada, un Estado militarizado y una sociedad que permaneca fuertemente jerarquizada. En estas condicionas surgi una organizacin de guerrilla muy peculiar, Sendero Luminoso, la cual moviliz muchos sectores campesinos en la Sierra, y luego en los barrios pobres de Lima, en los aos 80 y desat una sangrienta represin. En los noventa, bajo la presidencia de Fujimori, el ejrcito peruano aplast la guerrilla : el conflicto cobr unas 60 mil vctimas, esencialmente campesinos indgenas (Quijano 2006 : 30). Podemos considerar que Sendero constituy un movimiento indgena, por su membreca, aunque nunca se identific como tal, una mezcla muy particular de milenarismo quechua y de maoismo ultra (vease Herthoghe et Labrousse 1989). En otras regiones, los indgenas en lucha eran solicitados por otra corriente, la teologa de la liberacin, que naci en las postrimeras del concilio Vaticano II (1960). En un intento de poner al da (aggiornamiento) su doctrina social, el Vaticano pidi al clero un compromiso con los ms pobres de la sociedad. Los encuentros de Puebla y Medelln echaron las bases de una pastoral social destinada a los moradores de los barrios pobres de las ciudades, a los campesinos y a los indgenas. Se trataba de reevangelizar a estas masas, todava religiosas a pesar de siglos de abandono. Frente a la explotacin y a la opresin, el ala progresista de la Iglesia sostuvo que era legtimo rebelarse contra un orden social injusto. Si bien la Teologa de la Liberacin estuvo presente en la mayor parte de los pases latinoamericanos, fue en Centroamrica y Brasil donde su influencia fue ms considerable. Frente a las dictaduras, la Iglesia abri un frente de resistencia que sirvi de polo de atraccin para las fuerzas de oposicin, y particip activamente en organizar a los ms desfavorecidos. En Guatemala y Ecuador, as como en el sur de Mxico (Chiapas, Oaxaca y Guerrero) su impacto fue mayor en las zonas indgenas. Por ejemplo, en el altiplano occidental de Guatemala, la Teologa de la Liberacin tuvo su mayor impacto, uniendo fuerzas, en los aos setenta, con el movimiento revolucionario contra la dictadura militar que asolaba el pas desde 1954. Entre 1978 y 1983, amplias areas del altiplano occidental estuvieron en estado de insurreccin. Los indgenas revolucionarios guatemaltecos, apoyados por la Iglesia progresista, extendieron su accin al campesinado indgena que al principio, los acogi muy favorablemente. Despus de intensos debates, la ORPA impuso al conjunto de la URNG el reconocimiento del carcter profundamente indgena del movimiento. Sin embargo, despus de las primeras escaramuzas, se desat la represin militar, apoyada por EE. UU. ( y luego por Israel), la que alcanz su cenit en 1982-1983, bajo la presidencia de Efram Ros Montt : ms de 100 000 muertos, un milln de desplazados, y la poblacin de regiones enteras encerrada durante aos en campos de concentracin bautizados aldeas modelo . La rebelin fue aplastada. Lo mismo ocurri en al pas vecino, El Salvador, salvo la dimensin tnica, ausente all : tanto las vctimas como sus verdugos eran ladinos. Las insurrecciones de la Sierra peruana y del altiplano guatemalteco, con todas sus diferencias, ilustran para m la forma del movimiento indgena tpica del perodo de la Guerra Fra. En ambos grupos encontramos, en formas diferentes, la definicin de la lucha india como parte de la lucha de los desposedos, siguiendo las pautas generales

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del movimiento de descolonizacin. Tambin encontramos huellas de una tradicin cultural mucho ms antigua : el milenarismo que inspir tantas rebeliones indgenas en al poca colonial y postcolonial. La utopia final es aqu el restablecimiento de una sociedad igualitaria y feliz que se supone caracterizaba la poca precolombina : Antes de los espaoles, eramos libres y volveremos a serlo! Sin embargo, hay entre los procesos guatemalteco y peruano diferencias profundas : entre otras, el humanismo cristiano de los orgenes hizo que la guerrilla guatemalteca concentrara su fuego sobre el ejrcito, sin incurrir en las masacres de civiles que se atribuyen a Sendero Luminoso. Con la derrota de las guerrillas guatemalteca y salvadorea, en los aos ochenta y la de Sendero Luminoso a principios de los noventa, as como el estancamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los grupos campesinos e indgenas buscarn otras vas para encauzar sus reivindicaciones y sus aspiraciones.

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2.

LOS MOVIMIENTOS CAMPESINOS E INDGENAS EN LA GLOBALIZACIN

2.1 La fase actual de la globalizacin : sus caractersticasEl fenmeno de la globalizacin es tan antiguo como las grandes exploraciones de Asia y frica y la conquista de Amrica, o sea que tiene cinco siglos. Ahora bien, ha tenido varias fases, segn las potencias dominantes (Espaa, Portugal, Francia, Inglaterra) y el tipo de relaciones que establecieron con los pueblos dominados : mercantilismo, colonialismo, imperialismo. Se toma generalmente la cada del muro de Berln (1989) como marcador simblico del fn de la Guerra Fra y del inicio del perodo actual, que yo llamar : la era de la globalizacin bajo la hegemona estadounidense. El ao 1989 es un marcador ms bien simblico, puesto que muchos de los procesos que se observan, como la lucha del capital norteamericano por la hegemona, haban empezado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Dentro de las caractersticas principales del perodo actual, est una nueva concepcin del Estado y de sus relaciones con la economa y la sociedad. Esa doctrina econmica se conoce como neo-liberalismo, y que yo prefiero llamar ultraliberalismo, puesto que depus de dos decenios, ya no es tan neo! Entre sus principios fundamentales podemos resaltar : a. La sociedad est compuesta por individuos y empresas y el mercado el es mejor regulador de las relaciones entre ellos. Toda agrupacin de individuos (sindicatos, asociaciones) introduce desviaciones nefastas. b. El Estado debe limitar su accin en asegurar la seguridad pblica y unos servicios mnimos, as como crear condiciones ptimas para la empresa ; pocos impuestos, libre acceso a los recursos, mucha flexibilidad laboral, etc. c. El mejor Estado es el que est organizado l mismo como un mercado : las eleccciones permiten al ciudadano-consumidor escoger al mejor entre varios productos polticos. En principio, no se admiten las dictaduras, pero s, regmenes fuertes. Cuando, a fines de los ochenta, la superpotencia sovitica perdi la Guerra Fra, EE. UU. estaba todava en la mejor posicin militar y financiera para ocupar, no slo poltica sino economicamente, gran parte de los espacios sustrados a su rea de influencia (Oriente Medio, Asia del Sureste)4. As que la dcada de los noventa fue marcada por el intento de reorganizacin del mundo a partir de un centro nico, Estados Unidos. Lo brutal, e inacabado, de la invasin de Irak muestra que este intento dista mucho de estar terminado. Por otra parte, el estallido contemporneo de muchos movimientos socio-polticos, pero tambin cultural-identitarios, corresponde a la inestabilidad intrnseca del nuevo modelo de libre mercado (expansiones y contracciones violentas del Capital, con tres recesiones en veinte aos) a pesar de los esfuerzos polticomilitares de la nueva potencia hegemnica mundial para efectuar esta reorganizacin. Entre los intereses estrtegicos estadounidenses sobresalen hoy en da el controlJapn, quien lleg a ser en los aos ochenta la segunda potencia econmica mundial, no haba alcanzado todava la potencia militar suficiente, cuando empez el derrumbe de la U.R.S.S. En 1990, la economa japonesa entr en un largo estancamiento del que a penas empieza a salir.4

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migratorio y las luchas (ineficientes) contra el narcotrfico, y el terrorismo (Morales 2005 : 2). En Amrica Latina, nos encontramos ahora frente a un nuevo modelo de acumulacin de capital que se traduce en nuevas formas de articulacin con el centro hegemnico, Estados Unidos. Mientras que, desde fines del Siglo XIX, esta articulacin descansaba sobre la entrega de un nmero limitado de materias primas, agrcolas (caf, algodn, azcar) y mineras (cobre, estao, oro y luego petrleo), en los timos veinte aos se estableci un modelo de acumulacin fundado en parte en la maquila industrial (norte de Mxico, Centroamrica) pero sobre todo en el control financiero de una amplia gama de actividades, desde el turismo hasta la tramitacin de las cuantiosas remesas que los millones de trabajadores emigrados mandan para sus familias en Mesoamrica y en los pases andinos (ibid.). En este contexto, se nota una disminucin de las luchas obreras en Amrica Latina mientras surgen nuevos actores sociales organizados, como los indgenas, los campesinos y las mujeres. Su caracterstica comn es oponerse a la globalizacin capitalista que los despoja de lo que posean antes sin darles los medios de alcanzar los nuevos modelos. Estos nuevos actores ya no tienen necesariamente una base local o nacional, sino que, gracias al desarrollo de las comunicaciones (como Internet), pueden desarrollar alianzas solidarias a nivel internacional, como sucedi de forma espectacular en 1994 con el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional. A la vez, este contacto directo y regular con actores poderosos como fundaciones internationales (World Wildlife Fund o Ford Fundation, por ejemplo) plantea el problema de si va predominar la lgica de funcionamiento del movimiento social de base o de la institucin internacional, que puede ser muy diferente (ver apartado 3).

2.2 Las mutaciones etnodesarrollo.

del

desarrollo :

desarrollo

sustentable

y

Y qu pas con el desarrollo? Recordemos que el concepto mismo fue elaborado en los albores de la Guerra Fra y que sus promotores estadounidenses y europeos tenan un objetivo bien claro en la mente : evitar que los soviticos se aprovecharan de las luchas de descolonizacin para echar bases en Asia, frica y Amrica Latina. Desde entonces, se han sucedido muchas teoras y polticas de desarrollo, que sera muy largo examinar aqu en detalle. Se puede decir que hasta 1973, domin la perspectiva de la modernizacin, de la que haca parte el Desarrollo Regional Integral : el Tercer Mundo necesitaba ante todo inversiones, tecnologa e infraestructura, y reorientarse hacia las exportaciones. Esta poltica, por supuesto, no tomaba en cuenta ni las demandas especficas de las mujeres ni de los indgenas. Las primeras interesaban sobre todo en cuanto a la reduccin de su fecundidad, que se estimaba excesiva; de los segundos, molestaba su diferencia cultural, considerada un estorbo para una modernizacin necesariamente homogeneizadora. Pero fracasaron las polticas de modernizacin : en 1970, empezaron a escasear los alimentos en muchos pases antes autosuficientes, y se pudo observar en Asia oriental y luego en la India como una alta poblacin no era un obstculo al crecimiento. A la vez, aparecieron varios movimientos de pases que lograron exigir justos precios para sus materias primas, como los Pases Exportadores de Petrleo organizados en la OPEP. Esto oblig al Banco Mundial a proponer, en 1973, una nueva poltica parcialmente orientada hacia la satisfaccin de las necesidades bsicas y que promova la participacin. En esta nueva perspectiva, se reconoci por primera vez la contribucin econmica fundamental de la mujer al desarrollo, desde la produccin de alimentos hasta la salud y se promovieron los

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primeros proyectos con perspectiva de gnero : apoyo a la pequea horticultura familiar, atencin mdica a partir de las necesidades que expresaban las mujeres. Sin embargo, en 1982, una vez paralizadas las asociaciones de pases productores de materias primas y despus de haber inducido un endeudamiento irresponsable de muchos pases, los grandes acreedores (FMI, banca privada internacional) impusieron los Programas de Ajuste Estructural (PAE), primera etapa del ultraliberalismo actual. La correlacin de fuerzas favoreca otra vez a los pases industriales, y se redefini el desarrollo como mero crecimiento macro-econmico, por el mercado, con un mnimo de gasto social. Esto signific recortes sustanciales en los fondos nacionales e internacionales destinados a las clases populares : desde el empleo hasta los subsidios al consumo y a la agricultura, pasando por los destinados a la educacin y a la salud. En comparacin con la primera concepcin de la modernizacin, ahora se exige la retirada del Estado de la esfera econmica en favor del libre mercado, es decir, del capital transnacional. La adopcin de los PAE signific una deterioracin importante del nivel de vida de las clases populares, tanto de los asalariados como de los sectores de auto-empleo; las mujeres sufrieron un impacto an ms duro, por su mayor precaridad laboral, as como por ser las primeras responsables del presupuesto familiar. Estas tres definiciones del desarrollo (modernizacin, satisfaccin de necesidades bsicas y crecimiento de mercado) no tuvieron el mismo impacto social. Directamente afectados por los PAE, los campesinos, los indgenas y las mujeres lucharon por el mantenimiento de un modelo que tomaba en cuenta sus necesidades y unieron esta demanda con otras que surgan acerca de la defensa del medio ambiente.

2.3 Un nuevo frente : la lucha por el medio ambienteEn efecto, en los aos ochenta, se extendi rapidamente entre los varios pueblos del mundo la idea de que el medio ambiente global estaba en peligro y necesitaba proteccin. Se empezaban a notar a gran escala la contaminacin del aire y del agua, as como los efectos dainos de la agricultura industrial con su uso masivo de fertilizantes, pesticidas, y variedades de alto rendimiento : suelos esterilizados, agua y alimentos contaminados y rendimientos decrecientes de la agricultura y la pesca. Se reevaluaron de forma positiva varias prcticas agrcolas campesinas, que antes se consideraban rutinarias y atrasadas. Por ejemplo, intercalar varios cultivos en un mismo terreno : maz con frijol, pltano con caf, papa con maz; tambin la horticultura de tumba-y-quema de los pueblos de la selva. Estas prcticas preservan e incluso restauran naturalmente la fertilidad del suelo, mejorando las cosechas sin necesidad de costosos (y dainos) insumos qumicos. Se reconoci la importancia de la cra de traspatio (pollos, guajolotes, patos, cuyes), actividad tradicionalemente poco presente en los proyectos de desarrollo por ser de las mujeres. Por su parte, los consumidores urbanos ya buscaban productos orgnicos o sea, exentos de residuos qumicos dainos para la salud. La voluntad de compaginar la preservacin del medio ambiente con los objetivos econmicos di origen al concepto de desarrollo sustentable que apareci en 1986, en el informe de la Comisin Mundial por el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD) presidida por Gro Brundtland. Esta misma preocupacin estuvo al origen de la Cumbre de la Tierra, en 1992, en Ro de Janeiro. Aunque hubieron pocos resultados concretos de esta conferencia, al negarse los pases industrializados, principales contaminantes del planeta, a cambiar su modo de producir, s se ratific la Convencin sobre la

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Diversidad Biolgica. En el Artculo 8, las partes firmantes se comprometen a respetar, preservar y apoyar los conocimientos, inovaciones y prcticas de las comunidades indgenas y locales, cuyos modos de vida son relevantes para la preservacn y el uso sustentable de la diversidad biolgica, as como a promover su amplia aplicacin, con el apoyo y la participation de los portadores de estos conocimientos [] y a fomentar el reparto justo de sus beneficios ( Convention in LePrestre 2002 : 351-352). En consecuencia, empezaron a invitar a representantes indgenas a los programas de las grandes agencias internacionales de desarrollo (Martnez Mauri 2005 : 152). Los territorios indgenas contienen mucho ms que tierras agrcolas : bosques, fuentes y ros, que se consideran como un todo, a la vez natural y sobrenatural. Tanto en los Andes como en Mesoamrica, a menudo son las comunidades indgenas las que mejor han preservado la biodiversidad (Boege 2002). No por ser dotadas de un espritu conservacionista, como lo imagina cierto romanticismo ecolgista, sino porque los espritus de la tierra castigan a quien despilfarra sus dones (Lazos y Par 2000; Taller de Tradicin Oral y Beaucage 2004). Hoy en da, existen todava grandes areas de bosques en las zonas montaosas habitadas por los pueblos indgenas, cuyos recursos son codiciados por empresas madereras y mineras. Un ejemplo entre cien : en Sikapaca, Guatemala, en el 2005, una comunidad indgena se alz contra una filial de Glamis Gold, una empresa minera canadiense, que explota una mina de oro y plata a tajo abierto en sus tierras, agotando los aquferos y dejando toneladas de residuos txicos (col. 2006). Para contrarrestar las limitaciones de la nueva poltica neoliberal, las mujeres, los indgenas y los campesinos de Amrica Latina han buscado ocupar este nuevo espacio, no slo para organizar una resistencia al nuevo embate del capital, sino para elaborar alternativas sustentables al saqueo de sus recursos. Salta a la vista que estas preocupaciones chocan de frente con la concepcin ultraliberal que se vena imponiendo a la vez. Para resolver la contradiccin, a la vez que se agregaba la nueva etiqueta sustentable al desarrollo, los que toman las grandes decisiones mundiales lo subdividan solapadamente. En los pases y en las regiones que se pueden integrar a la economa globalizada (el Cono Sur de Amrica Latina, el Norte de Mxico, el Este y el Sureste de Asia), la sustentabilidad del desarrollo significa un proceso econmico de acumulacin de capital que se mantiene a s mismo. Para el resto de la humanidad, es decir, esa mitad que provee esencialmente mano de obra y algn mercado, el calentamiento global del planeta, una de cuyas causas son las emisiones de gas carbnico de los pases industriales, ha aumentado tambin la frecuencia de las catstrofes naturales : sequas y hambrunas, inundaciones, tsunamis Y las comunidades indgenas y campesinas son ms vulnerables frente a esas : puede ser por la deforestacin que hace desbordar ms facilmente los ros, cortando puentes y caminos, mientras que unos meses despus escasear el agua. Puede ser el mero incremento de las comunicaciones y de las migraciones que favorece la rpida difusin de epidemias como el clera o de pandemias como el paludismo y el sida o el aumento de la dependencia en el abastecimiento exterior de alimentos. Estas catastrofes golpean ms duramente a las mujeres, que tiene a su cargo la salud y la alimentacin familiar. Se elaboraron polticas puntuales de ayuda hacia las poblaciones particularmente vulnerables a las catastrofes naturales y polticas, como los tsunamis, el sida y las guerras. Las grandes agencias internacionales, cuando deciden intervenir, optan generalmente por la llamada ayuda humanitaria que busca aliviar momentneamente el hambre y la enfermededad. Esta asistencia humanitaria constituye la cara humana de la globalizacin. Si bien es indispensable en situaciones

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de emergencia, no ataca las races del mal. La divisin del mundo en dos partes opuestas, la rentable y la otra, est presente desde el principio en el oxmoron del desarrollo sustentable (vease Escobar 1995; Rist 1996).

2.4 Apropiacin y alternativas popularesEn varias partes de Amrica Latina y del Tercer Mundo, organizaciones de base, habitantes de barrios populares, campesinos e indgenas, buscaron apropiarse del desarrollo sustentable y relacionarlo con sus propias necesidades. Surgieron alternativas que tienen sus races en la toma de consciencia nacida en el perodo anterior. Por ejemplo, se formaron asociaciones para identificar de antemano los factores que vuelven ms vulnerables a sus comunidades para tratar de intervenir frente a ello (Pentzke s.f.). Campesinos e indgenas compararon su produccin agropecuaria diversificada con los desiertos verdes del agribusiness y decidieron aumentar an ms la autosuficiencia del hogar a travs de la cra de animales de traspatio, la reforestacin con especies tiles, etc. En otro contexto, en barrios pobres de Brasil, nacieron hace varios aos organizaciones de mujeres en torno a la promocin de las necesidades bsicas de la mujeres : techo, comida y tambin procreacin deseada y en buenas condiciones sanitarias. Estas luchas pronto desembocaron en otras demandas : contra la violencia de gnero y la discriminacin. Cuando una fundacin internacional que las financiaba quiso limitarlas a difundir la contracepcin, tuvieron que aceptar formalmente, pero continu su labor de promocin en cuanto a sus derechos reproductivos y a la lucha contra el machismo y la violencia de gnero (Marcotte 1992). En Sa Paulo, una mujer de la zona pobre Baixada Fluminense lider con xito una campaa nacional contra la impunidad de la que gozaban los autores de crmenes contra su pareja, bajo el pretexto de que defendan su honor . Esas reivindicaciones no fueron ni son dirigidas exclusivamente al Estado o a las transnacionales, sino tambin a los hombres de sus pueblos y organizaciones. En la misma perspectiva, mujeres rurales de Mxico, que se haban agrupado para comercializar sus artesanas, descubrieron que las normas patriarcales vigentes no les dejaban la autonoma suficiente para desempear sus actividades; ms bien sus nuevas actividades suscitaban un incremento de la violencia de gnero y decidieron hacer una labor especificamente sobre ello (Labrecque 1989). Por su parte, varios grupos indgenas, insatisfechos del corte economicista de los programas propuestos, exigieron, en nombre mismo del desarrollo sustentable, definir ellos mismos los objetivos del desarrollo en funcin de sus valores propios y controlar los medios para alcanzarlo. A esto se le llam etnodesarrollo. Este concepto aparece a principios de los aos ochenta, en oposicin al proceso de etnocidio5 que haban sufrido los pueblos indios. El etnodesarrollo implica : la ampliacin y consolidacin de los mbitos de cultura propia, mediante el fortalecimiento de la capacidad autnoma de decisin de una sociedad culturalmente diferenciada para guiar su propio desarrollo y el ejercicio de la autodeterminacin [] ( Declaracin de San Jos..., 1981 : 24). La cultura que se quiere promover es lo que Bonfil Batalla llama cultura propia , que incluye, a parte de la herencia precolombina, los elementos adoptados por los miembros de un grupo en el curso de la historia colonial y moderna, y que se opone a la cultura impuesta por el colonizador. La cuestin clave es : quin tiene el poder de decidirEl antroplogo Robert Jaulin fu quien acu este trmino en 1970, en su libro sobre los indios bari de la frontera entre Colombia y Venezuela. A diferencia del genocidio que designa el exterminio fsico, intencional, de un pueblo, el etnocidio es un proceso en el que los individuos quedan vivos, pero desopojados de su cultura, que es forzosamente remplazada por la cultura dominante.5

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sobre los objetivos del desarrollo? Y sobre el uso de los recursos (ecolgicos, econmicos, sociales) necesarios para el desarrollo? (Bonfil Batalla 1981 : 134-135). El xito realtivo de las luchas indgenas al respecto inspir a varias organizaciones campesinas a ampliar sus reivindicaciones tradicionales (de corte agrario y econmico) para abarcar la defensa de un modo de vida propio (vease seccin 6.4) Los grupos campesinos, aunque vayan subrayando ms las dimensiones econmicas y ecolgicas, y no tanto las culturales, llegan a reivindicaciones similares sobre la necesaria autonoma en las decisiones que tocan a los recursos agrarios, a la tecnologa propia, y a la transmisin de sus saberes, a la vez que pugnan por un retorno a la soberana alimentaria de los pases del Tercer Mundo (Va Campesina 2007a). Se combinaron las ideas de agricultura orgnica con las de comercio justo, estableciendo redes duraderas y mutuamente provechosas entre productores campesinos e indgenas del Sur y consumidores del Norte. Un estudio comparativo que hice sobre la reaccin de dos comuninades campesinas de diferentes regiones de Mxico despus del derrumbe de los precios del caf, me permiti valorar las posibilidades y lmites de las diversas estrategias adoptadas (Beaucage 2005). La venta de caf orgnico permiti a una de ellas con la agricultura ms diversificada superar la crisis, como sucedi tambin en varias partes de Oaxaca y Chiapas. Mientras que otras dos, ms dependientes del mercado, optaron por la venta de un mayor volumen, con insumos qumicos y a precio bajo, y la cuarta abandon provisionalmente el cultivo del aromtico para dedicarse a la colecta de productos silvestres de mayor precio en el mercado. En esas tres, aument la emigracin, mientras que la primera lograba un mejor equilibrio entre una produccin diversificada y las necesidades de las familias (Beaucage 2004). En cuanto a los medios de lucha, el proceso de la globalizacin ha fragmentado sus comunidades, pero les proporciona a la vez un conjunto hetergeneo de aliados : como ecologistas, antroplogos, feministas y telogos de la liberacin. Tambin encontraron interlocutores en las organizaciones no gubernamentales (ONGs) surgidas en los pases del Norte en la gran poca del desarrollismo y reorientadas a apoyar iniciativas locales. Estos actores tienen tambin intereses en las luchas y esto puede generar contradicciones, como veremos ms adelante.

2.5 ConclusinDel anlisis de la fase actual de la globalizacin, se desprende que el concepto designa dos fenmenos bien distintos. Por una parte, es exacto que vivimos en un perodo en que las mercancas, los capitales y la informacin circulan en forma acelerada, en comparacin con perodos anteriores. Por otra parte, el concepto encubre, en primer lugar, que esta circulacin no es neutra, sino que se hace bajo hegemona estadounidense (hegemona que parece cada vez ms cuestionada). En segundo lugar, la globalizacin encubre tambin, una enorme ambigedad en cuanto a la problemtica del desarrollo sustentable en el Tercer Mundo; en la prctica, este se ve fragmentado entre un sector rentable, de mercado , y un amplio sector al que le corresponden unicamente polticas puntuales de ayuda humanitaria destinada a los ms vulnerables en caso de catstrofes (Mendes Pereira 2005 : 2). Esto permite entender la orientacin que toman los movimientos populares actuales. Tanto las mujeres como los indgenas y los campesinos rechazan esta dicotoma. Para ello, se apropian algunos elementos del propio discurso del desarrollo (sustentabilidad, necesidades bsicas y derechos culturales y de gnero) y elaboran objetivos y caminos propios de accin, como veremos a continuacin con ms detalle.

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3.

INDGENAS Y CAMPESINOS DE LOS ANDES Y DE MESOAMRICA

Los indgenas y campesinos de Amrica Latina han resistido y resisten de varias formas y a varios niveles frente a la ofensiva actual del capital, esencialmente extractivo y financiero, para apropiarse los recursos que todava quedan fuera de su poder. Examinar separadamente la situacin en las zonas con una alta densidad indgena de Mesoamrica y de los Andes, para despus examinar el caso de Brasil. Pienso que hay suficientes diferencias en los procesos de estas dos reas para justificar la divisin, aunque hay tendencias recientes muy claras hacia la convergencia, como veremos ms adelante.

3.1 La lucha por la tierraEl recurso fundamental por el que han luchado los indgenas durante los ltimos cinco siglos es indudablemente la tierra. No se puede entender el significado de esta lucha sin volver al tipo de colonizacin que impuso Espaa en esta amplia rea, que va desde los Andes hasta Mesoamrica, la ms poblada de la Amrica precolombina. Los historiadores han estudiado este modelo colonial de conquista-subordinacin, que obligaba a los pueblos indgenas a una aculturacin forzada, rpida, tanto a nivel religioso (la conversin) como poltico : se fraccionaron los imperios y reinos, reduciendo la sociedad indgena a nivel de las comunidades : ayllus y calpullis. Se instaur una sociedad de castas : arriba, los espaoles (y luego los criollos), abajo los indios. En el ltimo escaln de esa jerarqua se encontraba la mujer indgena, sometida a lo que se llam la triple opresin : explotada como trabajadora (en las haciendas y los obrajes), discriminada como indgena, y oprimida por el sistema patriarcal que haba sido reforzado an ms por la conquista6. Esta estructura, social, tnica y de gnero se fue complicando con el aumento progresivo de los mestizos (ladinos, cholos), pero se mantuvo mucho despus de las independencias. Ha dejado huellas profundas hasta hoy en el imaginario social latinoamericano, ms an en las regiones con fuertes poblaciones indgenas. A nivel econmico, en esta primera fase de la globalizacin, que corresponde al perodo colonial, a los indgenas se les obligaba a contribuir con su trabajo al auge del comercio internacional a travs de la extraccin minera y, luego, de productos agrcolas exticos como el cacao y la caa de azucar; por otra parte, sin embargo, se les reconoca la propiedad comunal de tierras para su subsistencia (el comn de naturales). En este exiguo espacio fsico y social, los pueblos indgenas, a pesar de la grave crisis demogrfica y cultural que acarre la conquista espaola7, mantuvieron su identidad a travs de esa relacin con la tierra, y lograron la persistencia, abierta o disimulada, de amplios sectores de su cultura, a la vez que se apropiaban de instituciones religiosas y civiles espaolas, ligadas a la vida aldeana (el cabildo, la cofrada, el compadrazo). Donde las comunidades indgenas eran bastante compactas, como en el Sur de Mxico, el Oeste de Guatemala o en las Sierras y el Altiplano andinos, se mantuvieron los6

El cristianismo de la poca, si bien propuso el modelo ideal de la Virgen como contraparte de las Diosas-Madres, por otra parte difundi una imagen de la mujer real como un ser inferior, impuro por naturaleza y fuente de pecado para el hombre. 7 Se estima que la disminucin de la poblacin originaria, por el trabajo abusivo y sobre todo por la difusin de las enfermedades contagiosas, fue de alrededor de 50% en los Andes, mientras alcanzaba el 90 % en zonas de Mesoamrica; en las Antillas, los indgenas desaparecieron casi por completo.

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idiomas. Donde los colonos espaoles recibieron mercedes de tierras en medio de las comunidades, como en el Salvador, Nicaragua y Colombia, se generaliz el uso del espaol. Pero, incluso en estas zonas, las comunidades, ya definidas como campesinas, conservaron la misma concepcin de la tierra comunitaria como el bien fundamental que hay que defender, sin el cual la existencia misma del grupo est amenazada. En efecto, sus tierras eran codiciadas por los hacendados, quienes, con la disminucin de la minera, se reorientaron hacia la agricultura de exportacin y la ganadera. La defensa de la tierra comunal o bien se hizo por la va legal, como lo atestiguan las inumerables actas de los archivos coloniales; o bien estallaba la sublevacin que, habitualmente, era a la vez protesta econmica, motn y hereja. Las crnicas coloniales aluden una y otra vez a estos levantamientos de tipo mesinico que a veces se extendan a regiones enteras, como la rebelin de los tzeltales de Chiapas, en 1712 y la de Tupac Amaru, en la Sierra peruana, en 1780. El hecho que el mensaje evanglico pudiera ser interpretado una y otra vez por los indgenas para subvertir el orden colonial revela la capacidad de los grupos subalternos para utilizar los smbolos dominantes en una perspectiva propia. Las luchas agrarias no cesaron despus de las independencias (1810-1821), puesto que la lite de criollos y mestizos que incit a echar a los peninsulares generalmente trat de hacer funcionar el sistema en su beneficio. Se inicia entonces una segunda fase de la globalizacin, que corresponde a la dominacin neo-colonial de potencias extranjeras sobre pases polticamente independientes. Las burguesas criollas, nueva clase dominante, busc articularse con los nuevos centros de poder econmico, en primer lugar Inglaterra y luego Estados Unidos, e insertarse de pleno en el mercado internacional como exportadores de materias primas, tanto mineras como agrcolas, en direccin de las nuevas metrpolis. En las haciendas tradicionales, los indgenas estaban reducidos a la condicin de acasillados, huasipungueros o terrazgueros, obligados a pagar, mediante trabajo o en efectivo, para poder sembrar las tierras que siempre haban sido suyas. A principios del Siglo XX, en el Cauca, Colombia, el indio Quintin Lame dirigi la sublevacin de los terrazgueros contra los terratenientes (Castrilln Arboleda 1973). En otras partes, para surtir a los nuevos mercados con el caf, el algodn, el azcar, el ganado, los liberales en el poder decidieron privatizar los bienes de mano muerta es decir, las tierras eclesisticas y comunales, expulsando a los campesinos indgenas o mestizos o convirtindolos en peones de hacienda. En 1848, los mayas yucatecos se negaron a abandonar sus milpas que los hacendados queran transformar en plantaciones de henequn (agave o fique) para surtir de fibra a las cosechadoras-trilladoras de McCormick, instaladas en la pradera de Estados Unidos y Canad: la llamada Guerra de Castas ensangrant la pennsula durante casi tres aos. De Mxico a Chile, abundaron los levantamientos en contra de esta gran expropiacin que hizo el capital apoyado por los ejrcitos llamados nacionales. Al fin, uno de ellos fue victorioso : la Revolucin mexicana, que dur de 1910-1917, logr la inclusin de la reforma agraria en la Constitucin. En consecuencia, en los aos 1930, el presidente Lzaro Crdenas realiz una reforma agraria en torno a un ideal de autosuficiencia alimentaria nacional, a la vez que la nacionalizacin del petrleo proporcionaba fondos para la educacin, la salud y la industrializacin del pas. Se inauguraba una tercera fase de la insercin de Amrica latina en la globalizacin, la que tuvo diversos nombres y que llamar la construction de un capitalismo nacional.

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En efecto, el proceso ocurra tambin, con importantes variaciones, en otros pases, como Argentina y Brasil. Pero, a diferencia de Mxico, no se acompa de reformas agrarias : la tierra qued en manos de los latifundistas frente a cientos de miles de campesinos sin tierra. En consecuencia, la burguesa nacional en el poder qued sin esos aliados esenciales en el campo, cuando la derecha poltico-militar arremeti contra ella8. Veinte aos despus de Mxico, en Bolivia, el Gobierno del Movimiento Nacional Revolucionario, vencedor de la Revolucin de 1952, tambin accedi a las reivindicaciones agrarias de los campesinos del altiplano y realiz una reforma agraria, a la vez que nacionalizaba las minas de estao. En ambos pases, los campesinos indgenas, a travs de sus asociaciones, se volvieron firmes apoyos a las fracciones progresistas de la burguesa nacional que les haban reconocido su derecho a la tierra a la vez que otorgaba a los obreros el derecho a la sindicalizacin. En ambos pases tambin, la redistribucin de las tierras se acompa de una poltica general de reapropiacin de los resursos fundamentales del pas. La poltica educativa incorpor a un nmero creciente de jvenes, incluyendo mujeres, y la poltica de salud mejor las condiciones psimas que existan previamente en el campo, en particular la salud materno-infantil. En 1961, el miedo a la expansin de la revolucin cubana (1959) en Latinoamrica, incit Estados Unidos a proponer para el continente un amplio programa de reformas, conocido como la Alianza Para el Progreso; inclua planes de reforma agraria, para incorporar a los campesinos al mercado, como productores y consumidores. Varios gobiernos se negaron rotundamente a todo cambio, como Guatemala y El Salvador. Otros pusieron en marcha procesos que fueron a menudo interrumpidos por un golpe de Estado militar (Honduras, Brasil). En Ecuador, la reforma agraria se realiz en dos fases, respondiendo tambin a una movilizacin campesina : a partir de 1964, se eliminan los rezagos feudales del huasipungo, y a fines de los 70, se empieza a repartir las grandes propiedades. A diferencia de los otros dos pases, la Iglesia catlica di un apoyo importante al movimiento agrarista ecuatoriano (Bretn 2001 : 113 sig.). Los campesinos indgenas de las tierras altas no tienen slo que luchar contra los latifundistas: tanto en Mesoamrica como en los Andes, tuvieron que enfrentarse con las empresas mineras. En efecto, estas reciben de los gobiernos nacionales amplios permisos de extraer cobre, oro o estao del suelo (frecuentemente en tierras indgenas) a cambio de unas regalas que, si bien contribuyen al erario pblico (y a los ingresos privados de los altos funcionarios pblicos), dejan a las comunidades slo los sueldos miserables de los mineros y, cuando se van, slo canteras y pozos abandonados, suelos desgastados y mantos acuferos agotados o contaminados. En Per y Bolivia apareci hace ms de cien aos un nuevo tipo social : el indgena campesino-minero, que conserva y explota tierras en su comunidad y trabaja en al mina. En esas regiones, hubo y hay una resistencia cada vez mayor a la explotacin y al saqueo. Las luchas mineras en Bolivia llevaron a la expropiacin de las minas de estao y a la constitucin de la ente pblica Comibol, en los aos cincuenta, cuando lleg al poder el MNR. En Per, los mineros campesinos de la regin de Pasco obtuvieron del gobierno militar nacionalista de Velasco Alvarado (1968-1976), la nacionalizacin de la mina Cerro de Pasco cuya fundicin de cobre contaminaba sus tierras hace decenios. Sin embargo, las polticas neoliberales llevadas a cabo en Amrica latina se tradujeron en la reprivatizacin de las empresas estatales de minas e hidrocarburos y volvieron losTanto en Guatemala (1954) como en Brasil (1964), los intentos de promulgar leyes de reformas agrarias fueron parados por golpes militares.8

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mismos problemas. Por ejemplo, durante los ltimos tres aos, la comunidad maya de Sipakapa (San Marcos, Guatemala) lleva a cabo una lucha contra la extraccin de oro a tajo abierto por la Montana Exploradora : esta pertenece Glamis Gold, una empresa canadiense que recibi un subsisdo de 45 millones de dlares del Banco Mundial (col. 2005). La actividad de esta reduce dramaticamente el abastecimiento de agua de miles de campesinos, mientras que sus residuos, con alto contenido de cianuro, amenazan directamente la salud de la gente y de sus rebaos de vacas y ovejas. Apenas una de las doce comunidades de la regin recibe algn beneficio econmico de esta explotacin, mediante los sueldos (bajos) pagados a una parte de sus habitantes que trabajan en la mina. Los comuneros han combinado la accin directa con los trmites jurdicos. Por una parte, en 2004, bloquearon la carretera de acceso la mina, cuando supieron que se iba a transportar un enorme tanque destinado a almacenar el cianuro que utiliza la empresa. Por otra parte, el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (ratificado por el gobierno) prohibe las concesiones de tierras para explotacin de riquezas naturales en zonas indgenas, sin consultacin y aprobacin por estas. As que en 2005, se organiz un referendo en todas las comunidades, siguiendo los usos y costumbres : todas (menos una) rechazaron masivamente la ampliacin proyectada de la mina y pidieron el cese de sus operaciones. Se entreg este resultado a las autoridades que, hasta entonces negaban la existencia del problema9. Los campesinos indgenas de los Andes no slo se enfrentan con la explotacin directa de recursos en sus tierras, sino con los problemas que gerera el transporte de petrleo y de gas desde los pozos, situados en las tierras bajas de Oriente y las ciudades y puertos de la Costa Pacfica. En Ecuador, la empresa EnCana, una petrolera canadiense, en aos recientes se abri paso de la selva al mar, cruzando cientos de kilmetros de territorios indgenas y tierras comunales, expropiando, reubicando comunidades y contaminando ampliamente la tierra, el agua y el aire. No slo obtuvo el permiso de los gobiernos neoliberales, sino que estos le prestaron el apoyo de las fuerzas de represin contra los oponentes, campesinos, ecologistas y periodistas (Drost 2005). Mientras que, en los casos anteriores, las comunidades indgenas que viven de la tierra se oponen a que esta sea expropiada y destruida por expresas mineras extranjeras, la situacin es muy diferente donde, como decamos antes, las comunidades combinan, a veces hace ms de un siglo, el trabajo de la mina con la agricultura y la ganadera. Aqu el problema surge cuando la empresa cierra la mina de la que dependen pueblos enteros. A menudo, no se han agotado las reservas de cobre o de estao, pero las transnacionales han descubierto en otras partes del mundo yacimientos ms rentables. O, como ocurri en Bolivia en los aos ochenta, son los grandes acreedores internacionales que obligan al gobierno a cerrar las minas que exigiran inversiones importantes para su modernizacin.9

Una situacin similar prevalece en el noreste de Guatemala, donde una comunidad maya kekchi intenta recuperar las tierras que le fueron arrebatadas por otra empresa minera canadiense, la Flye, que opera bajo el nombre de Compaa Guatemalteca de Niquel (CGN). La empresa ocupa trescientas hectreas sobre las mil que el gobierno guatemalteco ha otorgado a empresas mineras extranjeras, o sea, la tercera parte del territorio de los maya kekchi en la regin. Cuando trescientas familias ocuparon pacificamente las tierras, fueron violentamente desalojadas. Paralelamente, prosiguen la lucha legal, amparados por la Defensora Qeqchi, una ONG local. En el contexto guatemalteco, sin embargo, el espacio para las luchas legales es mucho ms reducido que en otros pases : en esta misma regin tuvo lugar, en 1978, la masacre de Panzos, cuando los indgenas protestaron contra la International Nickel Company (INC), otra empresa minera canadiense que haba usurpado sus tierras.

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Muchos de los mineros abandonaron entonces sus pueblos para irse a las capitales, donde les esperaba una vida precaria en los pueblos jvenes , como se llaman a las barriadas pobres de Lima, o en El Alto, cerca de La Paz. Otros se fueron a las selvas de oriente, y trataron de sobrevivir de la agricultura en condiciones difciles, tanto economicamente como para su salud e incluso para su seguridad fsica (por la presencia de las mafias de la coca). Una tercera parte se qued y continu la explotacin minera en condiciones artesanales. Grupos de trabajadores, a menudo familiares o amigos, explotan juntos unas galeras abandonadas y venden el mineral recolectado a comerciantes locales. Si bien esto les permite no abandonar a su familia ni su pueblo de origen, esos mineros artesanales se enfrentan con numerosos problemas. En primer lugar, se les paga un precio muy bajo por el mineral; por eso, en Bolivia, se organizaron en cooperativas, para aumentar su capacidad de negociacin y regular los conflictos que podan ocurrir entre ellos en la mina. Otro problema surge cuando, despus de un alza importante del precio del mineral, las empresas que haban abandonado deciden volver, como ocurri en octubre 2006 en Huanuni, Bolivia, donde los trabajadores de la empresa pblica Comibol se enfrentaron con los miembros de las cooperativas (con un saldo de 16 muertos y 61 heridos). En cuanto a relaciones de gnero, una ideologa patriarcal imper en el reparto agrario. A nivel legal, la tierra se entregaba a los hombres jefes de familia y las mujeres slo podan usufructarla a ttulo provisional, en caso de viudez, y esperando que un hijo varn pudiera ser titular. El Fondo Ecuatoriano Populorum Progresio, reconoca, en un balance de su labor agrarista, que no haba logrado definir una estrategia de accin sobre este tema (cit. por Bretn 2001 : 118). La promocin de las mujeres ser paulatina, a travs del acceso ampliado a la educacin primaria y secundaria, as como de su incorporacin al mercado de trabajo y a las organizaciones. En los antiguos pueblos mineros, el cierre de las empresas ha hecho la vida ms difcil para las mujeres. Con el xodo de los hombres, recae sobre ellas una parte considerable del trabajo para la subsistencia de la familia. Donde se mantiene la minera artesanal, frecuentemente se incorporan nios y mujeres a este trabajo minero, lo que tiene consecuencias negativas sobre su educacin y su salud. Las mujeres han respondido a estas nuevas necesidades conformando grupos de barrio para buscar soluciones colectivas a estos problemas, a la vez que para adquirir conocimientos y nuevas formaciones profesionales.

3.1.1 ConclusinLos procesos agrarios de Mxico, Bolivia y Ecuador ilustran una propuesta fundamental del pensador y poltico peruano Carlos Maritegui, quien sostena, contra los que vean la indianidad nicamente como una cuestin cultural, que la condicin indgena en las antiguas colonias espaolas de Mesoamrica y de los Andes tena una dimensin agraria fundamental (Marategui 1969). Ahora bien, el reparto agrario, donde se hizo, se hizo hacia campesinos. As que, en un primer tiempo, los indgenas, tanto mexicanos como bolivianos y ecuatoriamos pusieron nfasis en su identidad campesina, que les permita beneficiarse de las reformas. En sus parcelas, hombres y mujeres del campo cultivaron los productos alimenticios bsicos (papas, maz, frijol) para alimentarse y vender sus excedentes a la poblacin de las ciudades, mientras que las grandes propiedades seguan orientadas ms bien al mercado industrial o exterior. As vemos como la reivindicacin actual de soberana alimentaria se

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inscribe en las tendencias histricas profundas de la actividad de los campesinos indgenas; particularmente de las mujeres quienes, cuando el marido trabaja en la mina o emigra, tienen la responsabilidad principal de producir la comida de la familia. El caso de los pueblos mineros de Bolivia y Per nos muestra, sin embargo, que la identidad indgena bien puede coexistir con una ocupacin fuera de la agricultura : el factor decisivo parece ser la pertenencia a una comunidad. En fin, el desarrollo capitalista, en el campo, la ciudad o la mina, se hizo ignorando los problemas especficos de las mujeres, suponiendo que las mantiene su marido : la crisis agrcola o minera plantea problemas nuevos, y agudos, para las mujeres, obligando a buscar nuevas salidas.

3.2 Etnodesarrollo en zonas indgenas : Mxico y EcuadorYa mencionamos como a fines de los aos sesenta, muchos gobiernos latinoamericanos descubrieron que se encontraban con un dficit alimentario que, adems de estimular la inflacin, les obligaba a gastar buena parte de sus escasas divisas extranjeras para comprar los granos que antes producan. En muchas partes, se decidi entonces llevar a los campesinos indgenas los beneficios de la revolucin verde , promovida por la Alianza para el Progreso y que haba impactado sobre todo a las grandes propiedades : se trataba esencialmente de un paquete tecnolgico compuesto de variedades de alto rendimiento, fertilizantes qumicos y pesticidas, ms la mecanizacin de cuantas operaciones fuera posible. En Mxico, el Plan Puebla fue su adaptacin al campesinado indgena y mestizo de la Sierra y del Valle. Por su parte, los campesinos indgenas, una vez en posesin de una parcela, se daban cuenta que no por eso se acababan sus problemas (Bretn 2001 : 119, nota 34). Para poder producir, necesitaban ciertos productos manufacturados, tanto sus herramientas como bienes de consumo bsicos (ropa, cazuelas). Por eso tendran que dedicarse en parte a cultivos comerciales, como caf, algodn, caa de azcar, en tierras antes dedicadas a la produccin de autoconsumo. Pero los intermediarios compran barato y venden caro. La solucin que ofrece la Revolucin verde es producir ms para compensar la baja de los precios. Lo que implica comprar ms fertilizantes, etc. (y el precio de estos productos nunca baja) y reducir o eliminar la produccin de autosubsistencia y el descanso de la tierra. En otras palabras, el mercado es una tenaza que oprime el campesino tanto cuando compra como cuando quiere vender. De all el inters de buscar formas alternativas de intercambio, como asociaciones de productores o cooperativas de consumo, para eliminar el costoso intermediarismo. As que un autntico etnodesarrollo, o sea una verdadera reapropriacin de sus recursos para satisfacer las necesidades definidas por la cultura, pasa necesariamente por el control de los mecanismos econmicos de intercambio, adems de la subsistencia. Para mostrar los logros y tambin las dificultades a las que se tienen que enfrentar esas experiencias, comparar brevemente dos procesos : el primero en la Sierra Norte de Puebla, al que estuve asociado durante varios aos, y otros en distintas regiones de Ecuador (Bretn 2001; Ospina Peralta 2005).

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3.2.1 Los nahuas de la Sierra Norte de Puebla (Mxico) contra el desierto verde En Mxico, la burguesa industrial que alcanz el poder despus de la revolucin vi la necesidad de modernizar el campo e impuls reformas en la tenencia de la tierra (la reforma agraria), en educacin, en salud y en extensin agrcola. Al campo se le confi la tarea de proveer alimentos baratos a la creciente poblacin de las ciudades, y tambin materias primas para la indstria y divisas para las exportaciones. Logr cumplir esta tarea durante treinta aos, de 1940 a 1970, aproximadamente. Sin embargo, en 1969, cuando llegu a la Sierra Norte de Puebla, regin densamente poblada por los indgenas nahuas y totonacos, pareca que el progreso social y poltico no haba llegado an. El poder regional estaba en manos de unos caciques que lo controlaban todo, desde el comercio del caf a la designacin de las autoridades locales (en colusin con el Partido del Estado , el PRI), pasando por el lucrativo monopolio de la produccin y distribucin del aguardiente. En la Sierra baja, los campesinos indgenas cultivaban maz en sus reducidas parcelas y haban adoptado y adaptado la caficultura, como estrategia a la vez econmica y ecolgica (Beaucage 1974). Se cultivaba maz en las tierras ms productivas, para cubrir parcialmente el consumo, mientras que los cafetales haban sido sustituidos casi completamente por la cobertura vegetal en las lomas abruptas y pedregosas. La caficultura tradicional indgena no tiene que ver con el monocultivo de los latifundios, puesto que hemos censado en los cafetales ms de ciento sesenta plantas comestibles, medicinales, o utilizadas para construccin, artesanas y lea (Taller de Tradicin Oral y Beaucage 1997). Gracias a esta diversidad vegetal, y a la sombra de los Ingas, se puede preservar indefinidamente un suelo accidentado, que sera rapidamente erosionado por la agricultura o la ganadera. Adems, el cafetal indgena cobija una numerosa fauna y avifauna. En este ambiente, el cafeto criollo si bien se desarrolla ms despacio, puede producir durante treinta aos. En 1970, una crisis agrcola mundial dispar el precio del maz, mientras que estancaba el precio del caf, haciendo entonces menos viable este modelo, y empez una migracin fuerte hacia las ciudades A la vez, se desarroll en la regin una lucha popular en varios frentes. Primero, una organizacin agraria, la Unin Campesina Independiente, se form para protestar contra una alza abusiva del impuesto predial, primero, contra la persistencia de latifundios encubiertos en la Sierra Alta, despus. El gobierno respondi con una represin selectiva, que acab con la UCI. Luego, en 1974, se puso en marcha el Plan Zacapoaxtla para traer a la regin la famosa revolucin verde implantada en otras partes. Se decret la Sierra baja zona cafetalera y se encarg al Instituto Mexicano del Caf (INMECAF) la tarea de aumentar a todo costo esta produccin que, en aquel perodo pre-petrolero, traa al pas importantes divisas extranjeras. El plan de INMECAF era transformar la regin en lo que se llama hoy da un desierto verde : una zona enteramente dedicada al monocultivo, con variedades nuevas de rpido crecimiento y de alto rendimiento con la eliminacin de las milpas y de la diversidad florstica del cafetal. Para apoyar el programa, se contaba con crditos y asesora tcnica y se compraba a precio de

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garanta la cosecha a los campesinos agrupados en Unidades Econmicas de Productores de Caf (UEPC). A la vez, e independientemente, se consolidaba un amplio movimiento campesino, la Unin de Pequeos Productores de la Sierra (UPPS), que luego tom la forma legal de Sociedad Cooperativa Agropecuaria Regional Tosepan Titataniske (SCARTT). Con la asesora de jvenes agrnomos progresistas y de catlicos socialmente comprometidos, atacaron de frente el intermediarismo implantando una red de cooperativas locales que eran a la vez puntos de abastecimiento bsico, a precios preferenciales, y centros de acopio para el caf, la pimienta gorda, las frutas y otros productos regionales. Aunque el gobierno estatal de Puebla se puso de parte de los acaparadores (sin hablar de los gobiernos municipales, directamente controlados por ellos), los campesinos recibieron el apoyo del gobierno federal, entonces empeado en modernizar la agricultura campesina, aunque fuera a expensas de los caciques. En 1984, o sea, en menos de diez aos, la SCARTT agrupaba a ms de cincuenta comunidades, esencialmente nahuas, con ocho mil socios. El kilo de caf cereza, que en 1970 se canjeaba en las tiendas por un kilo de maz el alimento bsico de los indgenas mexicanos - lleg a valer cinco kilos del cereal, lo que se tradujo en una innegable mejora del nivel de vida del campesino indgena (Beaucage y Montejo 1984). En los pueblos surgieron comits para traer luz elctrica, agua entubada, clnicas y escuelas. Las obras de infraestructura crearon fuentes de trabajo para los tiempos muertos de la agricultura. Durante estos aos, contrariamente a lo que quera imponer INMECAF, la SCARTT foment el autoabastecimiento y la diversificacin agro-ecolgica entre los campesinos indgenas. Por una parte, se proporcionaba fertilizante para el maz, para aumentar la productividad de las pequeas parcelas, favoreciendo la auto-subsistencia. Por otra parte, se encontraron mercados para producciones complementarias dentro de los cafetales, como naranjos, pltanos, zapote, mamey y pimienta gorda (Pimenta dioica), para evitar la dependencia del monocultivo, a la vez que las plantaciones evitaban la erosin en las fuertes pendientes. Aunque los campesinos indgenas no descartaron los crditos de INMECAF, se identificaron ms con la SCARTT, cuyas propuestas corresponda a su estrategia productiva tradicional. En 1989, cambi bruscamente el panorama : Estados Unidos se neg a firmar de nuevo el acuerdo internacional que fijaba un precio de garanta y se derrumb el precio internacional del caf. Cuando el gobierno mexicano, aplicando una poltica ultraliberal, suprimi INMACAF, se fragiliz la economa campesina y aument la emigracin. La organizacin se hizo ms dependiente del financiamiento estatal, el cual estaba ligado a la ejecucin de determinados proyectos de infraestructura, cuando no a un apoyo poltico abierto al partido en el poder. A partir del 1993, la SCARTT cambi su estrategia de policultivo sustentable y propuso el monocultivo con insumos qumicos, para aprovechar el alza de precios (que dur a penas cuatro aos). Desde 1998, ha estado intentando regresar a una perspectiva medioambientalista y de autosuficiencia en la explotacin de los recursos naturales. Se busca colocar en el mercado productos de valor agregado como caf orgnico (con marca propia), miel virgen y mermeladas de frutas locales. Adems de proteger la tierra que soporta

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la milpa y el cafetal, la organizacin ha descubierto que el entorno natural con montaas verdes y sus cascadas, y su rica tradicin cultural indgena, posee un importante atractivo turstico, hasta ahora aprovechado nicamente por el sector hotelero y comercial privado. Se edificaron viviendas para acoger al turismo nacional e internacional. A pesar de estas iniciativas, sin embargo, en un contexto general de ultraliberalismo, completado por ayudas estatales de corte asistencialista, le dificulta a la SCARTT el constituir una alternativa fuerta a la emigracin, para los campesinos nahuas. Sin embargo, los logros de los indgenas de la Sierra baja rebasaron mucho el campo estrictamente econmico. Dejaron de aceptar el trato despectivo de que eran objeto por parte de la poblacin mestiza. Su empoderamiento se manifest cuando la SCARTT logr imponer su canadidato en las elecciones municipales de Cuetzalan, en 1986. En cuanto a la participacin de las mujeres, ellas se fueron incorporando paulatinamente, a medida que iba avanzando la organizacin. El proceso fue indudablemente lento, debido en parte a la fuerza de la ideologa patriarcal en las sociedades indgenas mesoamericanas (una situacin parecida se vive en los Andes). En un principio, acudan muy pocas a las asambleas y no tomaban la palabra : la mayora deca que no hablaban bien el castellano y, sobre todo, no era la costumbre que las mujeres participaran en reuniones ni otros eventos pblicos. Slo asistan las viudas y algunas solteras. Progresivamente, ante la falta de personal para las tiendas cooperativas, se contrataron mujeres jvenes y escolarizadas, que cumplieron con sus tareas a la satisfaccin general10. Pero no se conformaron con este papel subalterno : en un pueblo, crearon su propia tienda, para abastecerse con productos de uso cotidiano que los hombres olvidaban de traer a la tienda cooperativa : como hilo y agujas!. A nivel regional, varias mujeres crearon una sociedad independiente de artesanas para promover mejor la venta de sus tejidos. A la vez, sus nuevas actividades las incitaron a cuestionar la divisin tradicional de las responsabilidades entre hombre y mujer. Unos hombres no admitan que sus esposas o hijas pasaran tanto tiempo fuera de casa y las activistas eran a menudo objeto de chismes crueles, pretexto de violencia domstica. Ms de una pens en dejarlo todo frente a estas dificultades, pero, a mediano plazo, el hecho de reunirse con otras mujeres permiti a cada una darse cuenta que muchas vivan los mismos problemas; tambin contribuy la ayuda y el ejemplo de las asesoras no indgenas, que ocupaban puestos de decisin junto a hombres y mostraban que era posible combinar vida profesional y vida familiar. Las mujeres lograron la inclusin de sus propias reivindicaciones (en materias de salud, de vivienda, de servicios) en los pliegos petitorios que antes, reflejaban casi exclusivamente el punto de vista masculino. Una de las actividades de la sociedad de artesanas que tuvo mayor impacto fue la realizacin de una jornada contra la violencia de gnero, en la propia cabecera regional, un da de mercado : cientos de mujeres visitaron los quioscos de informacin y muchas participaron en los talleres. En varias partes de Mxico, la lucha contra la

Me comentaba humorsticamente un cooperativista ; Esque ellas no toman [aguardiente], no hacen cuentas chuecas y atienden a las compaeras que vienen a comprar sin intentar enamorarlas!

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violencia y el asedio sexual fue incorporada a las demandas econmicas y por servicios de las organizaciones de mujeres (Saumier 2001). 3.2.1.1 Conclusin En la Sierra de Puebla, despus de una breve fase agrarista, el movimiento indgena campesino para la defensa de los recursos, permiti arrebatar a la burguesa regional mercantil el control de los procesos de produccin, comercializacin y abasto. Si bien triunfaron a nivel regional, las fluctuaciones del precio del caf en el mercado mundial y la poltica ultraliberal del gobierno mexicano, a partir de 1984, no dejaron que se consolidara a largo plazo la economa agrcola regional prspera implementada en los aos setenta. Aunque no se logr repetir la experiencia del alcalde de las rancheras de 1986-1989, la lucha econmica ha tenido un impacto social y poltico importante : los indgenas organizados ya son un actor imprescindible en la vida regional y estn desapareciendo los modelos racistas de comportamiento. Por otra parte, el propio desarrollo de la organizacin ha implicado la apertura de nuevos espacios para las mujeres indgenas, algunos compartidos con los hombres en la SCARTT, y otros propios en la sociedad de artesanas.

3.2.2 Los quichuas de la Sierra ecuatoriana : de la reforma agraria al etnodesarrolloResulta esclarecedor la comparacin entre este proceso en Mxico y otros que analizaron Bretn (2001) y Ospina Peralta (2005) en la Sierra ecuatoriana, entre los aos 1980 y 1990. Hemos mencionado anteriormente que en Ecuador, el movimiento agrario desemboc, a partir de 1964, en una reforma agraria que transform la estructura social y econmica de la regin serrana, con la distribucin de cientos de miles de hectreas de tierras de las haciendas hacia los campesinos indgenas (Bretn 2001 : 156 sig.). Las exguas parcelas otorgadas, sin embargo, no permitieron una verdadera reapropiacin de los recursos que permitiera la reproduccin fisca y social del campesinado, como se ve por la continuidad de la emigracin (ibid. : 159). Si bien esta constituye un fenmeno antiguo en la Sierra, sola ser integrada en el ciclo de vida : los hombres, sobre todo, salan a trabajar a la costa o a la ciudad para juntar el dinero necesario para la construccin de su casa o para la compra de una parcela que trabajaran despus. Ahora cobra ms importancia la llamada descampesinizacin : varios migrantes, hombres y mujeres, ya no se dedican despus a la agricultura o a la artesana, ni siquiera cuando regresan a su comunidad. Optan por insertarse en el mercado del trabajo asalariado o en el auto-empleo (perqueo comercio, transporte, etc.). Varios organismos - sobre todo relacionados con la Iglesia Catlica, pero tambin con los protestantes (ibid. : 165) - despus de facilitar el acceso a la tierra, incitaron a la creacin de organizaciones para luchar contra la exclusin social. A estas, se les denomina organizaciones de primer grado (OPG) cuando operan a nivel comunitario y de segundo grado (OSG), cuando incorporan varias OPG a nivel regional. El trabajo de los grupos de apoyo hizo hincapi en la formacin de los cuadros (el llamado capital social ) para echar

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a andar un desarrollo alternativo, para y por los indgenas. Mientras tanto, la accin estatal se haca marginal, de acuerdo con la doctrina ultraliberal (ibid. :163, 167). Este contexto tuvo ventajas evidentes, as como inconvenientes. En cuanto a las ventajas, las organizaciones no tuvieron que depender de las fluctuaciones del precio de determinados productos para realizar sus actividades, como en la Sierra de Puebla. Tuvieron acceso a programas con fondos importantes, nacionales y sobre todo internacionales, como la Misin Andina del Ecuador, el Fondo Ecuatoriano Populorum Progessio, etc. El contexto pareci favorable para que el Banco Mundial echara a andar, en relacin estrecha con las OSG, el Proyecto de Desarrollo de los Pueblos Indios y Negros de Ecuador (PRODEPINE), que quiso ser un modelo de descentralizacin y participacin, el de mayor alcance en Amrica Latina (ibid. : 232 sig.). Estos programas, as como las numerosas ONGs implantadas en el pas, adoptaron la perspectiva del desarrollo sustentable y participativo y del etnodesarrollo, tal como lo definimos antes : las demandas deban surgir de las propias comunidades, quienes fijaban las necesidades prioritarias, dentro de las tres metas del movimiento : respeto, democracia, desarrollo . Esas demandas eran encaminadas hacia las organizaciones de segundo grado (OSG), a las cuales se atribuan los fondos. La autonoma financiera permiti realizar actividades en campos no inmediatamente redituables como la educacin, la cultura y las infraestructuras. La prctica de la democracia en las organizaciones se vi favorecida por la poltica de descentralizacin administrativa del gobierno ecuatoriano a partir de los aos ochenta. Se esperaba que el uso de los recursos naturales (tierra, agua, vegetacin) se reorientara hacia dentro , al contrario del modelo hacia fuera de las haciendas. A nivel general, despus de dos dcadas, el balance tiene luces y sombras. Si bien ha surgido un nuevo liderazgo propiamente indgena, capaz de negociar con agencias estatates e internacionales, y si las organizaciones se imponen ya como interlocutores imprescindibles para cualquier programa de desarrollo, los indicadores globales de exclusin y marginalidad no se han modificado en la Sierra ecuatoriana, afectando tanto a la poblacion indgena como a la mestiza (ibid. : 145). No parece haber correspondencia entre la intensidad de la accin llevada a cabo por las ONGs y las organizaciones indgenas y el mejoramiento del bienestar material. Para entender mejor el proceso, sus logros y posibles fallos, utilizaremos el estudio de caso realizado por Ospina Peralta en la provincia de Cotopaxi y en el cantn de Cotacachi (prov. de Imbabura) De entrada, las dos regiones estudiadas reciban una evaluacin negativa, aunque diferencial, de los organismos oficiales de desarrollo: en Cotopaxi, provincia de poblacin densa y de tierra alta y erosionada, el desarrollo sera imposible , mientras que es posible aunque difcil, en el cantn de Cotacachi, que cuenta con mejores recursos naturales (agua, tierra y clima). A diferencia del proceso mexicano examinado anteriormente, los proyectos de desarrollo regional nacieron de la fuerza poltica del movimiento indgena cuando quiso pasar de una fase de protesta a una fase de propuesta, como se lo exigan sus bases y sus aliados (Ospina Peralta 2005 : 7). Como se ha sealado, el auge ultraliberal de los aos ochenta y noventa se caracteriz por la

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retirada del Estado, pero simultaneamente por la llegada en masa en varias zonas del continente de las ONG : en las regiones estudiadas, proporcionaron fondos y asesora a las organizaciones11. As que, en esta segunda fase, la relacin entre las OSG y los instituciones externas (Estado, Iglesia, ONGs) fue desde un principio mucho muy estrecha. Por ejemplo, las instituciones proporcionan 95% del presupuesto de la OSG en Cotopaxi y 85% en Cotocachi (ibid. : 14). En cuanto a funcionamiento, Ospina Peralta observ diferencias importantes entre la provincia de Cotopaxi y el cantn de Cotacachi. En la primera, su anlisis concluye que perduran viejas tradiciones clientelistas; los lderes de la OSG ocupan una posicin similar a la del hacendado y las comunidades les piden fondos a cambio de apoyo poltico, mientras que los comits locales carecen de financiamiento y de importancia. En el cantn de Cotacachi, hay ms autonoma de las comunidades donde mujeres y jvenes participan en forma paritaria en la gestin presupuestaria (Ospina Peralta 2005 : 15). Espontneamente, sin embargo, los proyectos de las comunidades se orientaron ms a la realizacin de infraestructuras que hacia los proyectos productivos. Aquellas pueden ser necesarias para el desarrollo, como mejores vas de comunicacin, pero a menudo son esencialemente simblicas, como edificios pblicos nuevos. En eso, se sigue una vieja tradicin de pedir para obras mientras que hay poca experiencia de organizarse para producir; adems (como en toda Amrica Latina) el contexto ultraliberal aumenta el riesgo para cualquier empresa productiva rural (ibid. : 34) En Cotacachi es donde se formulan ms proyectos productivos. Examinndolos, se notan tendencias profundas de la agricultura actual en la zona : su feminizacin , entre los sectores ms pobres (que representan entre 75 y 91% de la poblacin Bretn 2002 : 139), mientras que los hombres salen en bsqueda de trabajo asalariado. En Cotacachi, donde hubo ms participacin de las bases y de las mujeres pobres, los hombres propusieron proyectos orientados al mercado, y las mujeres, proyectos relacionados con la subsistenci