LEUCEMIA MIELOIDE CRÓNICA

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LEUCEMIA MIELOIDE CRÓNICA La leucemia mieloide crónica (también denominada leucemia mielógena o granulocítica crónica o LMC) es un cáncer de la sangre en el que la médula ósea produce demasiados granulocitos, un tipo de glóbulo blanco. Con el tiempo, estas células van invadiendo la médula ósea y el resto del organismo, impidiendo la normal fabricación del resto de las células de la sangre y alterando el funcionamiento de diversos órganos. Su velocidad de instauración suele ser muy lenta de forma que muchas personas que padecen esta enfermedad no presentan síntomas durante años. En la leucemia mieloide crónica, una parte del cromosoma 9 y del cromosoma 22 se rompen e intercambian lugares, originando la formación del gen BCR-ABL en el cromosoma 22, alteración conocida como cromosoma Filadelfia. El cromosoma Filadelfia es responsable de que la médula ósea produzca una proteína (tirosin cinasa de Bcr-Abl) la cual provoca el incremento en la transformación de las células madre en glóbulos blancos (granulocitos y blastos) con crecimiento del bazo y con ello aparece la enfermedad. Clasificación por etapas: 1. Fase crónica. En esta fase, que puede durar meses o años, se encuentran pocos blastos (células inmaduras) tanto en la sangre como en la médula ósea. 2. Fase acelerada. Aparecen blastos en la sangre y en la médula con disminución de células normales. 3. Fase blástica. Por lo menos 1/3 de las células de la sangre y la médula ósea son blastos, pueden aparecer cúmulos de estas células en forma de tumores a nivel de huesos o ganglios. También puede haber un

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LEUCEMIA MIELOIDE CRÓNICA

La leucemia mieloide crónica (también denominada leucemia mielógena o granulocítica crónica o LMC) es un cáncer de la sangre en el que la médula ósea produce demasiados granulocitos, un tipo de glóbulo blanco. Con el tiempo, estas células van invadiendo la médula ósea y el resto del organismo, impidiendo la normal fabricación del resto de las células de la sangre y alterando el funcionamiento de diversos órganos. Su velocidad de instauración suele ser muy lenta de forma que muchas personas que padecen esta enfermedad no presentan síntomas durante años.

En la leucemia mieloide crónica, una parte del cromosoma 9 y del cromosoma 22 se rompen e intercambian lugares, originando la formación del gen BCR-ABL en el cromosoma 22, alteración conocida como cromosoma Filadelfia.El cromosoma Filadelfia es responsable de que la médula ósea produzca una proteína (tirosin cinasa de Bcr-Abl) la cual provoca el incremento en la transformación de las células madre en glóbulos blancos (granulocitos y blastos) con crecimiento del bazo y con ello aparece la enfermedad.

 

Clasificación por etapas:

1. Fase crónica. En esta fase, que puede durar meses o años, se encuentran pocos blastos (células inmaduras) tanto en la sangre como en la médula ósea.

2. Fase acelerada. Aparecen blastos en la sangre y en la médula con disminución de células normales.

3. Fase blástica. Por lo menos 1/3 de las células de la sangre y la médula ósea son blastos, pueden aparecer cúmulos de estas células en forma de tumores a nivel de huesos o ganglios. También puede haber un cuadro de infiltración meninges, con infiltración de blastos en el líquido cefalorraquídeo.

4. Fase refractaria. Cuando los blastos no disminuyen a pesar de su tratamiento.

Causas

La leucemia mioloide crónica no tiene una causa definida, aunque algunos casos se han relacionado con la exposición a radiaciones ionizantes o determinados productos químicos.

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Signos y síntomas

• Sensación de mucho cansancio.• Pérdida de peso sin razón conocida.• Sudores nocturnos.• Fiebre.• Dolor o sensación de llenura debajo de las costillas en el costado izquierdo.• Crecimiento del bazo (en el lado izquierdo del abdomen).• Hemorragias y hematomas no justificados.

 

Tratamiento

• Trasplante de células madre de un donante.• Terapia dirigida con un inhibidor de la tirosina cinasa.• Terapia con un inhibidor de la tirosina cinasa, seguida de un trasplante de células madre de un donante.• Quimioterapia de dosis altas.• Quimioterapia.• Terapia de transfusión para sustituir los glóbulos rojos, las plaquetas y, algunas veces, los glóbulos blancos, para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA

La leucemia linfoblástica aguda es una enfermedad en la que se encuentran demasiados glóbulos blancos en la sangre y la médula ósea.

Los linfocitos combaten las infecciones mediante la fabricación de unas sustancias llamadas anticuerpos, las cuales atacan a los gérmenes y otras bacterias nocivas presentes en el organismo. En los casos de leucemia linfoblástica aguda, los linfocitos en desarrollo no maduran y se vuelven demasiado numerosos, estos se encuentran luego en la sangre y en la médula ósea y se van acumulando en los tejidos linfáticos.

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Causas

Los posibles factores de riesgo que pueden aumentar la posibilidad de desarrollar la leucemia linfoblástica aguda incluyen ser hombre, de raza blanca, tratamiento previo con quimioterapia o exposición a altos niveles radiación. La exposición a ciertas sustancias químicas, incluyendo el tratamiento anterior con algunos medicamentos de quimioterapia y ciertos trastornos hereditarios, tales como el síndrome de Down o la anemia de Fanconi.

 

Signos y síntomas

• Sensación de debilidad o cansancio.• Fiebre o sudores nocturnos.• Hematomas en brazos y piernas, producidos por falta de plaquetas.• Petequia (manchas planas del tamaño de una punta de alfiler, que aparecen debajo de la piel y se deben a un sangrado).• Falta de aliento.• Pérdida de peso o de apetito.• Dolores óseos, articulaciones y musculares.• Dolor o sensación de saciedad debajo de las costillas.• Masas indoloras en el cuello, debajo del brazo, el estómago o la ingle.• Tener muchas infecciones.

Aunque cualquier órgano puede estar infiltrado por los linfoblastos, los más frecuentemente afectados son el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos.

Tratamiento

El tratamiento se realiza en tres fases: de inducción a la remisión, de consolidación/intensificación y de mantenimiento.La fase de inducción a la remisión se basa siempre en quimioterapia intensiva, la administración de drogas por vía intravenosa con el objetivo de lograr que desaparezcan las células leucémicas de la sangre y la médula ósea permitiendo la producción normal de las otras células sanguíneas. Esta situación clínica de remisión completa suele alcanzarse tras el primer ciclo de tratamiento en el 80-85% de los adultos. Se considera que un paciente ha alcanzado la remisión completa cuando la cifra de linfoblastos en la médula ósea es inferior al 5% y la sangre se ha recuperado a valores normales.

A continuación debe efectuarse un tratamiento de consolidación/intensificación con la finalidad de reducir la enfermedad residual. Comienza una vez que la leucemia está en remisión completa. El objetivo de las terapias de

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consolidación e intensificación es destruir las células leucémicas restantes que pueden no estar activas, pero pueden comenzar a reproducirse y causar una recaída. El número de ciclos y su composición puede variar en función de los distintos protocolos terapéuticos.

La tercera fase del tratamiento se llama de mantenimiento y tiene como objetivo destruir toda célula leucémica restante que pudiera reproducirse a largo plazo y producir una recaída. Su duración es de dos años. Durante todo este tiempo, de forma periódica y con la finalidad de eliminar posibles células leucémicas alojadas en el sistema nervioso, deben practicarse diversas punciones lumbares para administrar tratamiento en este nivel.

El tratamiento hasta ahora descrito es el que suele aplicarse a pacientes considerados de riesgo estándar, en especial si carecen de un hermano compatible. En los pacientes considerados de alto riesgo (con un elevado riesgo de recaída de la enfermedad, o tras una recaída) está indicada la realización de un trasplante de células madre hematopoyéticas (médula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical) a partir de un donante compatible (trasplante alogénico), idealmente un hermano histocompatible o, en su defecto, un donante voluntario no emparentado localizado a nivel mundial; o bien una unidad de sangre de cordón umbilical.

El trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas no suele incluirse en los protocolos de tratamiento estandarizados de las leucemias linfoblásticas agudas debido al alto riesgo de recaídas (más de 60%) tras el mismo.

LEUCEMIA LINFOCÍTICA CRÓNICA

Es un cáncer de la médula ósea que consiste en la acumulación progresiva de linfocitos tipo B en la sangre, la médula ósea, los ganglios, el bazo, el hígado y a veces otros órganos. Estos linfocitos no funcionan, tienen aspecto maduro y viven mucho tiempo.

Causas

Se desconoce la causa. No se han encontrado relaciones causales con radiación, químicos o virus. La pequeña proporción de casos familiares y una baja incidencia en la población japonesa sugieren factores genéticos.

Signos y síntomas

• Hematomas anormales.• Inflamación de los ganglios linfáticos, el hígado o el bazo.• Sudoración excesiva, sudores fríos.

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• Fatiga.• Fiebre.• Infecciones que siguen reapareciendo (recurrentes).• Hinchazón sin dolor de los ganglios linfáticos en el cuello, la axila, el estómago, o la ingle.• Dolor o sensación de llenura debajo de las costillas.• Pérdida de peso sin razón aparente.

 

Tratamiento

Algunos pacientes sólo requieren observación, porque la enfermedad en ellos puede no ser grave. La quimioterapia se reserva para pacientes con síntomas de anemia o sangrado o datos de enfermedad progresiva como infecciones recurrentes difíciles de tratar. El trasplante de médula ósea es el único recurso curativo, aunque sólo se hace en pacientes de menos de 50 años, con enfermedad de alto riesgo y que tengan donante compatible.

Si el cáncer comienza en las células que se vuelven linfocitos, se llama leucemia linfocítica (también conocida como leucemia linfoide o linfoblástica). Los linfomas también son cánceres que se originan en los linfocitos. La diferencia principal entre las leucemias linfocíticas y los linfomas consiste en que en la leucemia, la célula cancerosa se encuentra principalmente en la sangre y la médula ósea, mientras que el linfoma tiende a estar en los ganglios linfáticos y en otros tejidos.

LINFOMA

Los linfomas son grupo de enfermedades neoplásicas que afectan a los linfocitos, células que forman parte de nuestro sistema inmune. Pese a que otros tipos de cáncer como el cáncer de pulmón, mama o colon pueden afectar en su extensión a los ganglios linfáticos, la característica de los linfomas es que se originan en ellos.

En general, el linfoma es un tipo de cáncer que se desarrolla cuando se produce un fallo en la forma de actuar de los linfocitos (células blancas de la sangre que ayudan a luchar contra las infecciones).

 

Este fallo provoca la creación de una célula anormal que se convierte en cancerosa. Al igual que el resto de linfocitos, los linfocitos cancerígenos pueden crecer en muchas partes del cuerpo, incluyendo los ganglios linfáticos, la médula ósea, la sangre, órganos diversos, etc.

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Existen dos clases de linfomas:

1. La enfermedad de Hodgkin (el Dr. Thomas Hodgkin fue el primero en identificar esta enfermedad).

2. Linfoma no Hodgkin.

Estos tipos de linfomas son diferentes en cuanto a cómo se comportan, se propagan y responden al tratamiento, de modo que es importante diferenciarlos. Por lo general, los médicos pueden diferenciarlos al observar las células cancerosas con un microscopio o mediante el uso de pruebas sensibles de laboratorio.

LINFOMA HODGKIN

La enfermedad de Hodgkin es un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático. Debido a que el tejido linfático se encuentra en muchas partes del cuerpo, la enfermedad Hodgkin puede originarse en casi todas las partes del cuerpo. Con más frecuencia, se origina en los ganglios linfáticos de la parte superior del cuerpo. Las localizaciones más frecuentes son el tórax, el cuello o debajo de los brazos.

Con más frecuencia, la enfermedad de Hodgkin se propaga por los vasos linfáticos de manera escalonada de ganglio a ganglio. Pocas veces, y en un curso tardío de la enfermedad, puede invadir el torrente sanguíneo y propagarse a otras partes del cuerpo, incluyendo el hígado, los pulmones y/o la médula ósea.

 

Las células de los linfomas Hodgkin son diferentes de las células de los no Hodgkin. Se denominan células de Reed-Sternberg, apellidos de los médicos que las descubrieron, y son un tipo de linfocitos B malignos. La enfermedad presenta varias etapas:

Etapa 1Enfermedad localizada; una sola región de ganglios linfáticos o un solo órgano.

Etapa 2Dos o más regiones de ganglios linfáticos en el mismo lado del diafragma.

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Etapa 3Dos o más regiones de ganglios linfáticos por arriba y por debajo del diafragma.

Etapa 4Enfermedad extendida; varios órganos, con o sin afectación de los ganglios linfáticos.

Causas

Infección con virus de Epstein-Barr/ mononucleosis.Las personas que han tenido mononucleosis infecciosa (a veces llamada brevemente mono), una infección causada por el virus de Epstein-Barr (EBV), tienen un riesgo aumentado de enfermedad de Hodgkin. Aunque el riesgo es mayor que para las personas que no han tenido la infección, el riesgo general sigue siendo muy pequeño.

Signos y Síntomas

• Fiebre.• Fatiga persistente.• Tos persistente y dificultad para respirar (si se localiza en el pecho).• Sudoración, especialmente durante la noche (sudoración excesiva en todo el cuerpo, no sólo en la zona del cuello o del pecho).• Pérdida de peso.• Aumento del tamaño del bazo.• Picazón.• Las personas pueden sentir dolor en los ganglios linfáticos después de beber alcohol, lo cual es un síntoma poco común pero específico.

Tratamiento

Las dos maneras principales de tratar la enfermedad de Hodgkin son la quimioterapia y la radioterapia. Dependiendo de la situación, se pueden utilizar uno o ambos de estos tratamientos.Altas dosis de quimioterapias con trasplante de médula ósea.

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Para detectar (encontrar) y diagnosticar el linfoma de Hodgkin en adultos, se usan pruebas para examinar los ganglios linfáticos.Pueden usarse las siguientes pruebas y procedimientos:

Examen físico y antecedentes : examen del cuerpo para revisar los signos generales de salud, incluso verificar si hay signos de enfermedad, como masas o cualquier otra cosa que parezca anormal. También se anotan los antecedentes médicos de las enfermedades y los tratamientos anteriores del paciente.

Recuento sanguíneo completo (RSC): procedimiento por el cual se toma una muestra de sangre para verificar los siguientes elementos:

o La cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.o La cantidad de hemoglobina (la proteína que

transporta oxígeno) en los glóbulos rojos.o La parte de la muestra compuesta por glóbulos rojos.

AMPLIARRecuento sanguíneo completo (RSC). Se extrae sangre introduciendo una aguja en una vena y se permite que la sangre fluya hacia un tubo. La muestra de sangre se envía al laboratorio y se cuentan los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. El RSC se usa para examinar, diagnosticar y vigilar muchas afecciones distintas.

Estudios químicos de la sangre : procedimientos por los que se examina una muestra de sangre para medir las cantidades de ciertas sustancias que los órganos y tejidos del cuerpo liberan en la sangre. Una cantidad anormal (mayor o menor que la normal) de una sustancia puede ser signo de enfermedad en el órgano o el tejido que la elabora.

Tasa de sedimentación : procedimiento en el que se toma una muestra de sangre y se analiza la rapidez con que los glóbulos rojos se asientan en el fondo del tubo de ensayo.

Biopsia de ganglio linfático: extracción total o parcial de un ganglio linfático. Se puede realizar uno de los siguientes tipos de biopsia:

o Biopsia por escisión : extracción completa de un ganglio linfático.

o Biopsia por incisión : extracción de una parte de un ganglio linfático.

o Biopsia central : extracción de una parte de un ganglio linfático mediante una aguja ancha.

Un patólogo observa el tejido al microscopio en busca de células cancerosas, especialmente células de Reed-Sternberg. Las células

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de Reed-Sternberg son comunes en el caso del linfoma de Hodgkin clásico.AMPLIARCélula de Reed-Sternberg. Las células de Reed-Sternberg son linfocitos grandes y anormales que pueden contener más de un núcleo. Estas células se encuentran en el linfoma de Hodgkin.

Se puede realizar la prueba siguiente con el tejido que se extrajo:o Inmunofenotipificación : prueba de laboratorio que se

usa para identificar células de acuerdo con los tipos de antígenos o marcadores de su superficie. Esta prueba se utiliza para diagnosticar el tipo específico de linfoma al comparar las células cancerosas con las células normales del sistema inmunitario.

Por ser una enfermedad adquirida (no hereditaria), que afecta el ADN en la médula ósea, la Leucemia Mieloide Crónica (LMC) no está presente en el momento del nacimiento.

Esta alteración del ADN proporciona una ventaja a las células malignas en relación a su crecimiento y supervivencia. Esto porque, debido al cambio en su ADN, las células enfermas pasan a tener mayor sobrevida que los glóbulos blancos normales, lo que lleva a su acumulo en la sangre. A diferencia de la Leucemia Mieloide Aguda (LMA), la Leucemia Mieloide Crónica (LMC) permite el desarrollo de otras células normales en la médula ósea. Esa diferencia entre la LMA y la LMC es importante, porque justifica la progresión menos severa de la última.

Posibles causas La Leucemia Mieloide Crónica (LMC) se distingue de otras leucemias por la presencia de una anomalía genética en las células enfermas, denominada cromosoma Filadelfia.

Estudios establecieron que dos cromosomas, el número 9 y el 22, son anormales. O sea, los segmentos rotos de los cromosomas de las células sanguíneas de pacientes con Leucemia Mieloide Crónica se intercambian, y el trozo destacado del cromosoma 9 se agarra de la extremidad del cromosoma 22, y el trozo destacado del cromosoma 22 se agarra a la extremidad del cromosoma 9. Este intercambio anormal de partes de los cromosomas se denomina translocación, y sólo ocurre en las células sanguíneas derivadas de esa célula enferma. Los cromosomas de las células en los demás tejidos son normales.

La causa de la ruptura cromosómica no es conocida en prácticamente ningún de los pacientes con LMC. En una pequeña proporción de pacientes, esa ruptura es causada por la exposición a dosis demasiado altas de radiación.

Señales y síntomasLa Leucemia Mieloide Crónica está asociada a síntomas que se desarrollan, en general, gradualmente, tales como malestar; cansancio fácil, pudiendo sentirse falta de aire durante la actividad física; palidez, debido a la anemia; molestias en el lado izquierdo del abdomen, debido al bazo aumentado (esplenomegalia); sudor excesivo; pérdida de peso e intolerancia a temperaturas más altas.

Diagnóstico

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La enfermedad es frecuentemente descubierta durante exámenes médicos periódicos. Para que el diagnóstico de la enfermedad sea establecido, la sangre y las células de la médula deben ser examinadas. El conteo de glóbulos blancos aumenta, frecuentemente llegando a niveles muy altos.

Una muestra de médula (mielograma) debe ser examinada para confirmar los hallazgos sanguíneos y para determinar si hay anomalías cromosómicas presentes.

Tipos de Exámenes- Citogenética: es el examen que determina el número y la anomalía cromosómica. La presencia del cromosoma Filadelfia en las células de la médula, altos conteos de glóbulos blancos y otros hallazgos característicos en la médula y en la sangre confirman el diagnóstico de LMC.

- Reacción en cadena de la polimerasa (PCR): es un examen muy sensible de células sanguíneas o medulares que puede detectar cantidades muy pequeñas de la alteración del ADN, causada por la ruptura cromosómica en la LMC.

- Hibridación fluorescente in situ: frecuentemente conocida como FISH, es otro método de identificación de la translocación t(9:22), típica de la LMC.

Tratamiento de la Leucemia Mieloide CrónicaLas células de la mayoría de los pacientes con LMC contienen el cromosoma Ph, y prácticamente todos los pacientes con LMC son diagnosticados durante la fase crónica de la enfermedad. El objetivo del tratamiento de la Leucemia Mieloide Crónica cromosoma Ph+ es la eliminación de las células que contienen el cromosoma Ph y una remisión completa.

El mesilato de imatinib (Glivec®) es una medicación que se ha mostrado bastante efectiva contra la LMC y es, actualmente, el medicamento de primera opción para el tratamiento. Estudios indican que pacientes en tratamiento con el mesilato de imatinib presentan 80% de posibilidades de alcanzar la remisión completa, siendo su uso indicado por al menos 5 años.

Es administrado vía oral, muy bien tolerado por individuos de edad más avanzada con LMC y presenta una menor incidencia de efectos secundarios graves. La LMC ha sido tradicionalmente tratada con medicación única y en su fase crónica el tratamiento hace con que los conteos de células sanguíneas vuelvan al normal, manteniéndolas en ese nivel o próximas a él por períodos prolongados. Además, el bazo vuelve a su tamaño normal, las infecciones y hemorragias anormales se vuelven poco comunes y los pacientes pueden retomar sus actividades diarias normales.

Sin embargo, controles periódicos de conteo de células sanguíneas, análisis citogenéticas de la sangre y/o de la médula son necesarios.

La hidroxiurea, medicamento que puede disminuir el número de glóbulos blancos, también es frecuentemente utilizado. Después de la disminución de los glóbulos blancos, la terapia medicamentosa específica puede ser iniciada con Glivec® o Interferon.

Transplante de células madre hematopoyéticas (TCTH)El transplante de células madre hematopoyéticas es indicado para pacientes que no responden al mesilato de imatinib y poseen un donante HLA compatible. Esta terapia solía ser conocida como transplante de médula ósea. Sin embargo, en el caso de este tipo de transplante, tanto la sangre como la médula son fuentes de células madre.

Las decisiones a tomar con respecto a la indicación del transplante y el momento

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en el que debe ser realizado son complejas. La razón para eso es que los tratamientos actualmente disponibles son más exitosos, resultando en remisión citogenética e inclusive molecular. La edad del paciente, la compatibilidad genética del futuro donante y el grado de respuesta a la terapia medicamentosa en los primeros meses del tratamiento deben ser analizados cuidadosamente para que el equipo que trata al paciente decida a respecto de un transplante.

El TCTH es más detallado en el texto:  Lo que debes saber sobre el transplante de células madre hematopoyéticas.

Transformación aguda de la fase crónica de la LMCEn la mayoría de los pacientes con LMC, la fase crónica de la enfermedad se transforma, después de un tiempo, en una fase más difícil de ser controlada y, consecuentemente, más problemática para el paciente. En esta segunda fase, denominada “fase acelerada”, aumenta el número de glóbulos blancos y de células inmaduras, o blastos, en la corriente sanguínea. Después de la fase acelerada, ocurre la “fase blástica”, transformación semejante a la de la leucemia aguda, en la cual los blastos inmaduros o leucémicos dominan la médula ósea y la sangre. Esta fase es, generalmente, resistente a la quimioterapia y por ese motivo el tratamiento debe ser más agresivo, con medicaciones semejantes a las utilizadas en el tratamiento de la leucemia aguda, siendo utilizado, en esta fase más avanzada de la enfermedad, el transplante de células madre hematopoyéticas (TCTH). Aún con menos éxito, se puede llegar a la remisión con algunos pacientes, mientras que con otros, se puede alcanzar la remisión con el uso del mesilato de imatinib, permitiendo hacer un transplante de células madre hematopoyéticas en condiciones más favorables y, según se espera, con mejores resultados.

Efectos secundarios del tratamientoEl término “efectos secundarios” se usa para describir cómo el tratamiento afecta a las células sanas. Así, el número de glóbulos rojos puede disminuir, causando anemia. Para tratarla, pueden ser necesarias transfusiones de glóbulos para aumentar la hemoglobina.

El uso del Interferon está asociado a efectos secundarios semejantes a los de la gripe, como fiebre, dolor muscular y debilidad. En algunos pacientes, la fatiga prolongada y la pérdida de peso pueden requerir la reducción de las dosis administradas. Pérdida de cabello, diarrea, depresión, ulceración de la mucosa bucal y problemas cardíacos son efectos secundarios ocasionales y también pueden requerir alteraciones del abordaje terapéutico.

El mesilato de imatinib provoca algunos efectos secundarios que incluyen retención de líquidos, náusea y vómitos, dolores musculares, diarrea y erupciones en la piel. Vale destacar que la mayoría de esos efectos puede ser controlada sin necesidad de interrupción de la terapia. Por eso, conversa siempre con tu médico y equipo médico para dilucidar sobre los efectos adversos y las formas de prevenir o tratarlos según su surgimiento y el

 La leucemia es uno de los cánceres más comunes relacionados con la sangre. Generalmente ocurre cuando demasiadas células blancas de la sangre permanecen como células blásticas. A diferencia de las células normales, estas células blásticas mutadas finalmente no maduran y por lo tanto, no comienzan a funcionar en nuestro organismo. Por lo general, siguen siendo inmaduras y se forman a un ritmo más rápido. Esto a la larga provoca un bajo recuento sanguíneo de las células normales.