Lenguaje y Emociones, Tema Marginal en La Linguistica

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Lenguaje y emociones. Un tema marginal de la lingüística Laura A. Hernández Martínez* IZTAPAUPA Apa iobrc lajas Resumen: El tema de la relación entre lenguaje y emociones ha ido perdiendo interés para la lingüística pues, si al menos fue tratado por los integrantes de los Círculos de Ginebra y de Praga, en el desarrollo posterior de la disciplinadesapareció prácticamen- te como tema de investigación. En este trabajo se intenta comprender las causas de tal abandono, a la vez que revalorar su importancia para entender los vínculos entre lenguaje verbal y lenguaje gestual, el papel de las vivencias en la formación de conceptos, así como el carácter creativo del lenguaje popular. El texto está dividido en tres partes, una en que se revisa el término de emoción, otra en que se expone el análisis realizado por la lingüística y, finalmente, una sección en la que se propone una reflexión en torno a la creación de conceptos en el lenguaje popular, a partir de la filosofia del lenguaje del Wingenstein de las Investigacioneifilosofirar. Paiabras dave: lenguaje,emociones,sentimientos,pasiones, conceptos,cuerpo, Ludwig Wittgenstein, lenguaje popular. Los que ven alguna dferencia entre el cuerpo y el alma es que carecen de ambos Oscar Wilde ste trabajo parte de la idea de que el esmdio de las emociones en el len- guaje, a pesar de no haber sido importante en nuestra disciplina, abre E una interesante perspectiva para entender la indisoluble relación en- tre lenguaje verbal y lenguaje corporal, así como entre mente y cuerpo, en la construcción conceptual. * Profesora invescigadora del Area de Problemas Lingüísticos de México del Deparramentode Filo- sofin de la Universidad Autónoma Metropolitana,Unidad hapalapa. Correo electrónico: h&@ xu>um.urm.mx FECHA DB RBCEPC~~N 30/03/03, FGCHA DE APIOBAU~N 05/05/03 IZTAPALAPA 53 * ANO 23 * PP. 83-100

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Lenguaje y Emociones, Tema Marginal en La Linguistica

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  • Lenguaje y emociones. Un tema marginal de la lingstica

    Laura A. Hernndez Martnez*

    IZTAPAUPA Apa iobrc lajas

    Resumen: El tema de la relacin entre lenguaje y emociones ha ido perdiendo inters para la lingstica pues, si al menos fue tratado por los integrantes de los Crculos de Ginebra y de Praga, en el desarrollo posterior de la disciplina desapareci prcticamen- te como tema de investigacin. En este trabajo se intenta comprender las causas de tal abandono, a la vez que revalorar su importancia para entender los vnculos entre lenguaje verbal y lenguaje gestual, el papel de las vivencias en la formacin de conceptos, as como el carcter creativo del lenguaje popular. El texto est dividido en tres partes, una en que se revisa el trmino de emocin, otra en que se expone el anlisis realizado por la lingstica y, finalmente, una seccin en la que se propone una reflexin en torno a la creacin de conceptos en el lenguaje popular, a partir de la filosofia del lenguaje del Wingenstein de las Investigacioneifilosofirar. Paiabras dave: lenguaje, emociones, sentimientos, pasiones, conceptos, cuerpo, Ludwig Wittgenstein, lenguaje popular.

    Los que ven alguna dferencia entre el cuerpo y el alma es que carecen de ambos

    Oscar Wilde

    ste trabajo parte de la idea de que el esmdio de las emociones en el len- guaje, a pesar de no haber sido importante en nuestra disciplina, abre E una interesante perspectiva para entender la indisoluble relacin en-

    tre lenguaje verbal y lenguaje corporal, as como entre mente y cuerpo, en la construccin conceptual.

    * Profesora invescigadora del Area de Problemas Lingsticos de Mxico del Deparramento de Filo- sofin de la Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad hapalapa. Correo electrnico: h&@ xu>um.urm.mx

    FECHA DB R B C E P C ~ ~ N 30/03/03, FGCHA DE APIOBAU~N 05/05/03

    IZTAPALAPA 53 * ANO 23 * PP. 83-100

  • El desinters de la lingstica en la cuestin emocional puede deberse en gran medida a que la base cientfica de la disciplina se sustenta en que el lenguaje es sobre todo una facultad racional, de manera que cualquier cuestin asociada con la emotividad se considera una desviacin y, por lo tanto, algo irracional, ya sea como producto imaginativo en la creacin literaria o como resultado de una pa- tologa; de tal modo que se concluye que no forma parte del objeto de investigacin de la lingtistica.

    A su vez, es evidente que esta marginacin de lo emocional en la lingdstica se corresponde con una concepcin filosfica que separa el cuerpo de la mente, ya que la racionalidad se concibe como la caracterstica ms destacada de lo men- tal, que es algo ubicado en la interioridad, mientras que el cuerpo es un elemento de la exterioridad, que responde a los estmulos del mundo sensorial. Si la pre- gunta se dirige al problema del conocimiento, el tema es filosfico, si es ala prdida de control de la racionalidad cuando dominan las emociones y se llega a lo que se juzga una conducta patolgica, entonces la cuestin eu psicolgica. No obs- tante esta separacin, la psicologa y la filosofia comparten una terminologa que conceptualmente es bastante oscura y que la lingstica adopta.

    Dividir mi exposicin, por tales motivos, en tres apartados. E n el primero abordar la cuestin conceptual, analizando los trminos que estn dentro del campo de lo emocional: afecto, emocin, sentimiento ypasin. En el segundo, me re- ferir a la concepcin de lo emocional en la lingstica y terminar con la perspec- tiva de Wittgenstein de este tema, que me servir como plataforma para esbozar una tesis alternativa de la relacin entre emociones y lenguaje, poniendo atencin en el lenguaje popular.

    1. El concepto de emocin

    La Teora de los rentimientos de Castilla del Pino (2000) es un buen principio para presentar el campo semntico de los trminos emocionales. El famoso psiquia- tra piensa que los sentimientos son lo mismo que los afectos y los sentimientos son emociones de menor intensidad. Todo sentimiento revela una emocin sen- tida y el lmite entre emocin y sentimiento es imprecisable. Dado que la pasin la entiende como un sentimiento que alcanza una inusitada intensidad hasta ser incontrolable, la diferencia entre sentimiento, emocin y pasin es de grado, pues para l todo ello se refiere a impresiones afectivas que se pueden convertir en reacciones que varan en intensidad. Para Castilia del Pino la prdida de control conduce a la perturbacin, pero estapniida de control va en relacin directa con el aumento de la intensidad afectiva.

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    La identificacin entre afecto y sentimiento resulta sintomtica de una con- cepcin del conocimiento que equipara emocin con sensacin, es decir, se consi- dera un mismo acto la percepcin de un determinado objeto y lo que sentimos al percibirlo. De ah se desprendera que la relacin percibir-sentir se contra- pondra a la de percibir-entender, misma que avala El Pequero Larousre Ilustrado cuando establece que sentimiento es la parte afectiva del ser humano por oposicin a razn y que sentir es percibir alguna sensacin por medio de los sentidos, excep- to el de la vista. Por su parte, afecto se considera un primitivo psicolgico, pues es un aspecto inanalizable y elemental de la afectividad, diferente de la emocin, que es su traduccin neurovegetativa, y de los sentimientos ms elaborados so- cialmente. En conclusin, la distincin entre afecto, emocin y sentimiento, desde este punto de vista, consiste en que sentir es un estado psquico (afecto), que tiene una manifestacin corporal (emocin) y un condicionamiento social (renti- mienfo).

    La dimensin social no es de inters para Castilla del Pino, razn por la cual su aproximacin se reduce a analizar la diferencia entre una afectividad controlada y una perturbada, desde un punto de vista bsicamente fisiolgico. Esta posicin se vincula con una concepcin filosfica que es caracterstica del pensamiento cartesiano.

    En su Diccionario drfilosojk Ferrater Mora establece que esta idenrificacin entre sentimientos y afecciones se encuentra ya en los griegos, pues x%i, dice l, se refiere a los impulsos y, por lo canto, a las alteraciones del nimo, de tal modo que a dosdebe sobreponerse la razn, porque los sentimientos identificados con las pasiones son perturbadores, impiden llegar al claro conocimiento de las cosas y esclavizan al hombre (Ferrater, 1944: 634).

    Por su parte, aade el filsofo, la identificacin entre sentimientos y sensa- ciones aparece en Descartes, quien diferencia a la sustancia pensante de la razn, puesto que los tres modos del pensamiento en su filosofa incluyen la sensa- cin, la pasin y la voluntad, pero tambin cree que los sentimientos estn ligados a las sensaciones porque son acciones y efectos del sentir -tal es el caso del dolor-; mientras que las pasiones estn ms prximas a las emociones, en tanto son reacciones a movimientos corporales, pero dado que son percepciones o cono- cimientos que s se encuentran en nosotros, son inclinaciones, como es el caso de la admiracin, la alegra, la tristeza, el amor o el odio. Si las emociones son pasiones del alma, la voluntad es la accin del alma, ya que es la facultad de juzgar, asentir o negar un juicio (cf. Ferrater, 1944: 167-170).

    El Pequeno Larouiie Iluitrada, 1996, Larousse, Mxico, 1995.

  • Estas ideas son planteadas por Descartes en Lus pasiones del alma que, en su artculo XXXIV, aborda la manera en que interactan alma y cuerpo, Este pasaje es importante para el tema que nos ocupa, ya que es ah donde Descartes mues- tra con claridad la idea de que el alma es un espacio del cuerpo material, de manera que las emociones slo seran un aspecto ms del funcionamiento de la maqui- naria humana:

    Concibamos aqu que el alma tiene su sede principal en la pequea glndula que existe en medio del cerebro, desde donde se proyecta a todo el resto del cuerpo por medio de los espritus animales, los nervios e incluso la sangre, que, parricipando de las impresiones de los espritus, puede llevarlos por las arterias a todos los miembros ...la mquina del cuerpo est formada de tal manera que por el simple hecho de que esta glndula es movida por el alma en otra forma, o por alguna otra causa, cualquie- ra que sea, empuja los espritus que ia rodean hacia los poros del cerebro, que los conducen por los nervios hasta el interior de los msculos, por medio de los cuales hace que se muevan los nervios (Calhoun y Solomon, 1996: 68-69).

    Ms adelante, en el artculo XLVI, Descartes se refiere al control de las pa- siones, y es ah en donde queda claro que la voluntad, que es la accin del alma y del juicio, es la encargada de frenar los impulsos destructivos de las emocio- nes: si la clera nos hace levantar la mano para golpear, la voluntad general- mente puede detenerla: si el temor incita nuestras piernas a huir, la voluntad puede pararlas, y as sucesivamente en otros casos similares (Calhoun y Solo- mon, 1996: 73).

    1.3 falta de controI de las emociones se considerapatolgico, pero si atende.. mos al sentido de la palabrapatologa, que se aplica en general a las enfermedades, es evidente que se ha identificado a la pasin con algo sufriente y mrbido (de ah que se hable de la pasin de Jesucristo) que ai parecer no estaba en el significa- do de la palabra griega mea

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    E n ese sentido, como el mismo Ferrater apunta, la idea de que lo afectivo es perturbador de la naturaleza racional del hombre:

    ... se debe en parte considerable -por lo menos en las direcciones extremas- al racionalismo o a la consideracin de que la especie superior de vida es la vida racio- nal, la vida terica o contemplativa, consideracin que tiene a su vez su base en la concepcin de la superioridad de lo inmvil sobre l o movible, identificado con lo for- tuito, transitorio y contingente. [A lo que anade despus:] La emocin -concebida sobre todo como el conjunto de la vidasentimental- ha parecido oscilar entre la reduccin a la sensibilidad pura y simple o, mejor dicho, a la sensacin orgnica, y su reduccin, posible o reconocida como imposible, a la razn y a la vida contempla- tiva y constitutivamente no apasionada. Tal oscilacin se manifiesta sobre todo en la poca moderna (Ferrater, 1944: 200-201.).

    Como veremos, la lingstica es heredera de esta concepcin que escinde la vida racional y la vida emocional de los seres humanos, distinguiendo un lenguaje que se considera como racional y normal, de otro que se concibe como emocional y patolgico.

    2. Lenguaje y emociones

    La lingstica, que nace como ciencia en los albores del siglo xx, se sostiene en esta visin que hemos planteado antes, en la que lo emocional se subordina a la razn. El trabajo del psiclogo y humanista argentino, Anbal Ponce, es un ejem- plo de ello, ya que en su Gramtica de lor sentimientos analiza la esfera sentimental del lenguaje distinguiendo razn y afectividad. En su opinin, la emocin es un estado afectivo intenso, fugaz y de escaso contenido intelectual, a diferencia del sentimiento que es un proceso menos intenso pero ms duradero y reflexivo. Por su paste, la pasin tiene continuidad en el tiempo como el sentimiento, en con- traste con la emocin, pero implica una desviacin de la personalidad bajo una influencia obsesionante. As, la ira es una emocin, el desprecio es un senti- miento y el odio una pasin.

    Para aclarar an ms esta distincin es til la refutacin que hace de la tesis de Ribot, de acuerdo con la cual los sentimientos son emociones complejas y las pasiones emociones intelectualizadas -una posicin que definira a la emocin como lo ms bsico-, planteando que el origen comn de emociones, senti- mientos y pasiones son las tendencias afectivas:

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    Cuando una tendencia se manifiesta bruscamente, aparece una emocin; cuando ha sido sometida por la sociedad y elaborada por la educacin se transforma en senti- miento, cuando se hipertrofia y polariza en su provecho toda la actividad cerebral, engendra una pasin (Ponce, 1987: 32-33, noca 17).

    La contraposicin bsica entre razn y afecnvidad es uno de los ejes de la disertacin, al lado de la que se da entre normal y patolgico. La primera distin- cin le sirve para establecer que:"la superioridad del lenguaje humano sobre los otros lenguajes animales no consistira ms que en eso: en la eliminacin progre- siva del sentimiento que le dio origen" (Ponce, 1987: lo), proceso que suscitara la arbitrariedad del signo lingstico que sustenta el estructuralismo saussureano.

    Sin embargo, Ponce precisa que a pesar de que el lenguaje intelectual est representado en el carcter arbitrario del signo lingstico, los sentimientos, las emociones y las pasiones se expresan en el lenguaje. De este modo, habra un len- guaje del sentimiento que se manifiesta en el ritmo, y dado que le parece que los sentimientos son parte de la educacin de una sociedad:"Cada uno de noso- tros trae al nacer la tendencia correspondiente al ritmo de su especie y adquie- re, bajo la influencia de la educacin, el ritmo propio de su grupo lingstico. La vida en comn, la imitacin y el hbito dan al ritmo adquirido la tirana de un reflejo" (Ponce, 1987: 25).

    La influencia de la Escuela de Ginebra en Ponce es evidente, lo cual no sorpren- de, puesto que este p p o de lingistas que haban sido discpulos de Saussure se interesaron en el estudio de la afectividad en el lenguaje, campo al cual deno- minaron estilstica. Sechehaye y Sally, principales representantes de esta escuela y editores del Curso de lingstica general, que contiene las notas de las clases de Caussure a las que asistieron, opinaban que la razn y la afectividad estaban repre- sentadas en la dicotoma saussureana de lengua y habla. Por ejemplo, la referencia que hace Ponce a Sechehaye le sirve para puntualizar s u concepto de gramtica:

    El lenguaje pregramarical y, por lo tanto, los elementos extragramaticales del lenguaje organizado, tienen su condicin en el movimiento de la vida afectiva, en las emociones y representaciones que acompaan el pensamiento, mientras que todo lo que es gra- mtica, convencin, acomodacin a la colectividad, tiene por principio un acto inte- lectual (Ponce, 1987: 12; cit. en Sechehaye, s/E 79).

    Sin embargo, si Sechehaye alude a la racionalidad social de lo gramatical, la referencia a Bally se hace para apuntar al hecho de que:

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    La multiplicidad de los ritmos corresponde a las Osrilaciones del sentimiento, y Bdy comentaba con razn que el empleo ms o menos abundante de esos medios indi- rectos de expresin es una especie de termmetro con el cual se puede medir la tem- peratura del alma (Ponce. 1987: 28; cit. en B ~ F s/f: 266).

    En lo que respecta al lenguaje de la emocin, el autor lo relaciona, por un lado, con la metfora y los elementos imaginativos, pues la comparacin establece un lazo afectivo entre las cosas que le permiten al poeta expresar una emocin indivi- dual. Por otro lado habra una sintaxis emotiva que contrastara con una lgica y una sentimental, a partir del papel de la voluntad. As, la sintaxis lgica sera un querer comunicarse, la sentimental un querer actuar en su bsqueda por evocar con- ceptos, mientras que la emotivayu no es un quercr debido a que llega a su mximo nivel la rarefaccin lgica y"podemos reconocer la huella vigorosa del individuo, la ardiente indisciplina de la expresin personal" (Ponce, 1987: 58-59).

    Finalmente, Ponce afirma que el lenguaje de la pasin es el de los conjuros mgicos en donde el deseo y el lenguaje son una unidad, puesto que:"la magia es, ante todo, una fuerzaafectiva"(Ponce, 1987 6S), en la que se perdera por comple- to la arbitrariedad del signo, pues ah estaran unidos sigdicante y sigdicado en un lazo mgico.

    Como siempre sucede en esta perspectiva que separa razn y emocin, la creacin literaria y las patologas lingsticas tienen una frontera que en muchos momentos resulta borrosa y que parecera sostenerse con aprietos en la idea de que slo cuando la creacin est todava bajo el dominio de la razn es que po- demos hablar de arte. E n la raz de todo ello subyace la creencia de que el hombre civiiizado ha superado una condicin primitiva, que se revela en la ruptura entre un lenguaje intelectual y uno esttico.

    Es interesante a este respecto lo que se plantea en el curioso libro, ilustrado por Cocteau,Po'oay locura, de Antheaume y Dromard, dos afamados psiquiatras franceses que en s u afn por separar a la genialidad de la locura citan el estudio sobre Las relaciones entre la mricay la poesa de Combarieu,? en el que se establece lo siguiente:

    El lenguaje primitivo e instintivo del hombre, forma primera e instrumento nico de toda poesa como de toda msica, contena dos elementos de los que han salido dos artes distintos. Expresaba a la vez una emocin y un pensamiento. El elemento que expresaba la emocin, es decir, el griro, se ha aislado. Fortificado, extendido cada da

    No puedo dar ms datas sobre el texto porque no los proporcionan los autores cirados.

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  • por va de analoga, favorecido por los progresos de la industria humana; se ha elevado y mantenido en el rango de lenguaje artstico, ha formado la msica. El elemento que expresaba el pensamiento, es decir, el sonido articulado, se ha aislado tambin; ha sido ms y ms idealizado liberado del grito animal y del ruido material: ha formado la poesa (Anrheaume y Dromard, s/f: 420).

    A la luz de esta consideracin, se propone la idea de que el progreso humano, en el que se incluye el arte y no slo la ciencia, ha consistido en el desarrollo dife- renciado de emocin y pensamiento que, en el hombre primitivo, se encontraban unidos. En ese sentido, en lo que toca a la distincin entre el arte y la locura, los autores sealan que lo que distingue al poeta del demente estriba en que aun man- do los dos tienen una emocin sincera:

    ... el uno la sufre y el otro la crea. En el uno, es la voluntad la que queda impotente anre la pasin; en el otro, a la inversa, es la pasin misma la que, en plena posesin de s u fuerza, va a liberarse de los pudores humanos para mosrrarse en una subli- me desnudez. Esra pasin no es la impulsin brutal de una naruraleza instintiva que no sabe mentir; es el juguere de una naniraleza sabia que la aprovecha con pleno cono- cimiento de causa (Anrheaume y Dromard, slE 314).

    Lo mrbido consiste, entonces, en la prdida de toda voluntad y control de las emociones, en el dominio absoluto de lo instintivo, mientras que el arte es un nivel medio en el que la imaginacin y la emocionalidad juegan un papel tnda- mental, pero siguen bajo la regencia de la razn.

    Continuadores de las posiciones de la Escuela de Ginebra heron los integran- tes del Circulo de Praga, especialmente funcionaiistas como Truberzkoy y Jakobson incluyeron el tema de la emotividad en sus teorias, slo que ellos la interpre- taron como un tipo de comunicacin lingstica en la que el factor comunicativo denominado destinador, hablante o emisor era dominante, en tanro el acento es- taba puesto en la expresin de ciertas emociones, las cuales, a su vez, podan tener un efecto apelativo en el destinatario. Por ejemplo, Truberzkoy apunra en la in- troduccin a sus Principios defonologa que la fonoestilstica es una rama especial de nuestra ciencia, quedebe dedicarse al estudio de los recursos fnicos expresivos y apelativos, tarea de enorme complejidad, en la medida en que:

    Desde el punto de vista terico, debera establecerse para cada lengua un inventario completo e todos los recursos fonolgicos apelativos, es decir, todos los recursos con- vencionales que sirven para provocar sentimientos y emociones. Sin embargo, no es

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    siempre fcil individualizar un recurso apelativo y deslindarlo de los otros. Adems, la distincin entre lengua y habla, entre forma lingihtica y acto de palabra, es aqu particularmente difcil y complicada (Trubetzkoy, 1973: 20).

    Para Trubetzkoy, el factor emocional de un discurso es visible como efecto que se produce en un interlocutor, el cual debe esrar contenido en las posibilidades mismas del sistema, de ah que sea complicado separar su parte apelativa de aquella expresiva y aun de la representativa. Una vez que observa que la emocin contenida en una entonacin no es muy diferente de aquella que se encuentra en una expresin no lingstica, la cuestin llega ms lejos, de ah que la entonacin pa- rezca ser universal en cuanto a sus significados en todas a las 1enguas.Y si bien el lingista ruso acota que"(esto, por otra parte, no ha sido investigado nunca en forma precisa)" (Trubetzkoy, 1973: ZO), aade que:

    La tarea de la fonologa apelativa no consiste en la recopilacin, descripcin y clasifi- cacin sistemtica de estas manifestaciones emocionales de la voz, ni tampoco de su adjudicacin a determinadas emociones concretas, sino nicamente en la determi- nacin de las marcas fnicas convencionales, que una vez eliminadas las mencionadas manifestaciones vocales, distinguen entre un discurso matizado de emocin y un discurso tranquilo, emocionalmente neutro (Truberzkoy, 1973 21).

    S i Trubetzkoy subraya lo convencional de la emocionalidad es porque es la nica manera en que puede inciuirladentro del objeto de anlisis de la lingstica, adems de que es el criterio que le permite distinguir un discurso emocional de uno neutro. Si bien es una distincin difcil de sostener no me detendr por ahora en ella, pues lo tratar ms adelante.

    En cuanto a la posicin de Jakobson, es obligatorio remitirse a su clsico ensa- yo:"Lingstica y potica", donde parte del rechazo a posiciones reduccionistas como la de Joos, para quien"Los elementos emotivos del discurso no pueden describirse con un nmero finito de categoras absolutas" y los clasifica "como elementos no lingsticos del mundo real", los cuales producen que'para nosotros sean fenmenos vagos, proteicos, fluctuantes, que nos negamos a tolerar en nuestra ciencia". A Jakobson le parece que'YJoos es un brillante experto en los ex- perimentos de reduccin, y su insistente exigencia de una expulsin' de los elementos emotivos 'de la ciencia lingstica' es un experimento de reduccin radical: reductio ad absurdum", pero aade a c0ntinuacin"Hay que investigar el lenguaje en toda la variedad de sus funciones" (Jakobson, 1981: 352).

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  • Efectivamente, al igual queTrubetzkoy, Jakobson piensa que la emocin est vinculada con un factor comunicativo: el destinador o hablante y s u funcin correspondiente, llamada emofiva o expresiva, que apunta a la actitud del hablante ante aquello de lo que est hablando, pero abunda en ello al seialar que:

    ... el trmino'niotivo". lanzado y propugnado por Marty, ha demostrado ser preferible a'mocional". El estrato puramente"emotivo"1o presentan en el lenguaje las interjes- ciones. Difieren del lenguaje referencid tanto por su sistema fnico (secuencias fni- cas peculiares e incluso sonidos inhabitudes en otros contextos) como por su hincin sintctica (no son componentes sino ms bien equivalentes de oraciones.) (Jakobson, 1981: 353).

    S u estrategia consiste en distinguir la expresin de emociones -que sera sintomtica de lo que siente el hablante y que tiene un efecto en un destinatatio quien, podramos decir, reconoce el sntoma- de la expresin potica, que no reduce a una expresin literaria, de manera que propone hablar de UM funcin po- tica del lenguaje, caracterizada por subrayar la forma del mensaje. Para Jakobson en esta funcin sucede lo que l denomina un encabalgamiento entre la forma lingstica (eje sintagmtico) y el sentido (eje paradigmtico), pem el placer que nos produce el efecto del ritmo y los juegos de la armona sonora de la emisin no son emocionales, sino de orden cognitivo, pues los consideramos correctos: "suenan bien". As ha quedado claramente separada la emocin, que no se rela- cionacon ninguno de los factores relativos al plano abstracto del lenguaje (cdigo, mensaje y contacto), de la capacidad potica del lenguaje, que consiste en la pro- yeccin del significado desde la forma. Es evidente que el problema myor de esta teora radica en que no logra explicar la diferencia entre expresin de la emocin y reconocimiento de la emocin. En la filosofa del lenguaje de Wittgenstein encuentro una alternativa aesta mirada de laemocin, que parece quedarse estan- cada en una mecnica de causa-efecto, de carcter oscuro en el lenguaje.

    3. Filosofa del lenguaje y emocin

    La concepcin de William James sobre las emociones como vivencias inseparables de las sensaciones corporales constituye uno de los puntos de arranque del plan- teamiento de Wittgenstein. A partir de la idea expuesta por James de que una persona no llora porque est triste, sino que est triste porque llora, Wittgenstein desarrolla una disertacin en el Cuaderno marrn sobre la relacin entre emocin y sensacin en la que establece algunos aspectos cruciales que profundizan en lo

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    que el funcionalismo slo trata superficialmente. E n primer trmino, que una emocin, como experiencia personal, est estrictamente 1ocalizada:"pues si yo frunzo el cetio enfadado, siento la tensin muscular del ceno en mi frente, y si lloro es evidente que las sensaciones de los alrededores de mis ojos son una parte, y una parte importante de lo que siento" (Wittgenstein, 1 9 8 4 139 [48]),4 pero esto no significa que la emocin sea una sensacin, ya que"uno no siente ms la tristeza en el cuerpo que la visin en el ojo" (Wittgenstein, 1997,11: 325).

    En cuanto ala relacin entre experiencia emociona1 y efecto emotivo, le parece que la causa de los malentendidos se encuentra en el hecho de que:

    ...p ensamos en la expresin de una emocin como si fuese aign recurso artificial que permite conocer a los dems que la tenemos. Ahora bien, no hay una lnea pre- cisa entre taies'recursos adciales" y lo que podran Uamarse las expresiones naturales de la emocin. Confr[ontar] a este respecto: a) Uorar, b) levantar la voz cuando se est enfadado, c) escribir una carta de protesta, d) tocar el timbre para llamar a un servidor a quien se desea reprender (Wirtgenstein, 1984: 140 [48]).

    De donde se desprende que no hay una diferencia ntida entre la expresin natural de la emocin y la expresin cultural de las emociones, pues lo esencial aqu sera que, como sucede en todo juego de lenguaje, la expresin lingstica de las emociones tiene un carcter pblico. Por otra parte, este carcter pblico de la expresin emocional no indicara que los efectos emocionales siempre sean inten- cionales, sino que la cuestin es de orden gramatical, en virtud de que ago propio de los verbos psicolgicos es que la tercera, pero no la primera persona, se afirma tomando como base la Observacin y sta es una observacin de la conducta (cf. Wittgenstein, 1997, I: 148 [836]).

    Wittgenstein aborda el tema de las emociones desde el ngulo de la gram- tica profunda y de las implicaciones que hay en ello de una mitologa que separa a la mente del cuerpo. En sus Observaciones sobre lafilosofa de lapsicologa, establece que las emociones (tristeza, alegra, pena, embeleso) son vivencias pero no expe- riencias, ya que los conceptos de experiencia son una subclase de las de vivencias porque tienen duracin, un curso, y poseen intensidad; lo cual hace que no sean constitutivas de los pensamientos como las imgenes, que s son experiencias (cf. Wittgenstein, 1997, I: 148 [836]). En otro lugar, Wittgenstein completa esta idea al sealar que"1as emociones no son estados de conciencia, no tienen inten- cionalidad, no tienen propsito, son vivencias" (Wittgenstein, 1997, II: 31 [ 1611).

    ' De ahora en adelante, en las referencias a las obras de Wingenstein, consigno primero el nmero de pgina y despus, entre coxheres, el nmero de pargrafo.

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  • Por otra parte, tampoco son sensaciones corporales porque no estn localiza- das ni proporcionan informacin sobre el mundo exterior; sin embargo, lo que les es comn a ambas es que hay una expresin facial y sensaciones caractersticas: Las sensaciones no son las emociones (en el sentido en que la cifra 2 no es el nmero 2) (Wingenstein, 1997,11: 28 [148]).

    El hecho de que la emocin sea una vivencia y no un estado de conciencia, ni tampoco una sensacin corporal, no significa que no tenga relaciones con el pensa- miento y la actitud corporal, ya que1as emociones pueden dar un color a los pen- samientos; el dolor corporal no puede hacerlo. Y, por esa razn, hablamos de pensamientos tristes, pero no hablamos anlogamente de pensamientos dolor- de-muelosos (Wittgenstein, 1 9 9 7 , ~ 29 [153]).

    En cuanto al cuerpo, la cuestin se podra plantear a partir de la drmacin: Uno ve la emoci6npero >qu es lo que se ve?, ya que no podra decirse que in- ferimos de los gestos la emocin que siente alguien, puesto que:Describimos directamente su rostro como triste, radiante, aburrido, aunque no seamos ca- paces de dar ninguna otra descripcin de sus tasgos. -La tristeza se personifica en el rostro, quisiera uno decir. Esto resulta esencial para lo que llamamos emo- cin (Wittgenstein, 1997,11: 100 [570]).

    La relacin entre emociones y lenguaje se articula en la arquitectura con- ceptual, ya que el contenido de una emocin consiste en imaginar una figura que no diramos que es el significado de la emocin, por ejemplo cuando hablamos de la oscuridad de la depresin o de fui llamas de la ira, de manera que si la expresin facial de la emocin no es la emocin, entonces, el gesto emocional del rostro es una figura tambin. Para Wittgenstein, no hay nada en lo verbal que no sea una vivencia, en el sentido en que nuestro uso del lenguaje implica la existencia de un espritu con el que decimos lo que decimos y que es exactamente lo que recor- damos, de ah que cuando enunuamos:quera tranquilizarlo con mis palabras, no importa que tw recordemos las palabras que dijimos, pero s el espritu con el que fue dicho (cf. Wittgenstein, 1988: 648). La emocin y el significado para Wittgenstein no se pueden desvincular, precisamente porque las palabras son actos que discurren en un escenario de la vida, de ah que se pueda establecer quel sentimiento les da verdad alas palabras(cf. Wittgenstein, 1988: 349 [544]).

    La vitalidad del lenguaje est presente en el hecho de que las palabras nos produzcan sensaciones y reconozcamos el rostro familiar de un palabras , inem- bargo-podra haber seres humanos a quienes todo eso fuera ajeno. (Les falta- ra ei carifio por sus palabras.) -?Y cmo se manifiestan estos sentimientos entre nosotros? -En que escogemos y valoramos las palabras (Wittgenstein, 1988: 499).

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    Una buena manera de ilustrar este lazo entre figura conceptual, palabra y emocin est en el cal, porque, al igual que sucede en la poesa, contiene una intensidad emocional que es manifestacin plena de la vivencia del lenguaje. Usar la palabra ;cmara! como un ejemplo, dado que es una interjeccin y no un sustantivo, que realuaeste cambio de categora gramatical de acuerdo con una actitud corporal y una expresin facial que, en el marco de una cierta situacin, dan lugar a una actitud emocional ante algo que refleja sorpresa, pero que puede, a s u vez, moverse del agrado al desagrado, en relacin con un cambio en la curva meldica de la entonacin.

    Haber elegido al sustantivo cmara para significar la interjeccin ;cmara! no es casual, as como no es gratuito que se hable del fuego en relacin con la ira, ah es el lugar donde se ilustra la vivencia de la emocin vinculada con un conteni- do conceptual, entendido ste como una figura de pensamiento. jCmara! alude a la expresin usada en la filmacin cinematogrfica que precede al inicio de la filmacin de una escena, la cual arranca con la expresin ;accin!;Cmara! indica, entonces, que la mirada se concentra, atiende, para capturar, a rravs de la cmara cinematogrfica, la escena en una impresin de la accin que se pretende regis- trar. La analoga con la vivencia del asombro, que es una emocin, es transparente: cuando algo me asombra, mi mirada est puesta sobre el objeto de mi asombro y hay una impresin visual que queda registrada en mi conciencia con la inten- sidad emocional que ha producido ese objeto en m.

    Como puede verse, en una expresin como ;cmara! est contenido un con- cepto -insisto,como figura de pensamiento-, que es inseparable de la emocin, su expresin facial y sus sensaciones corporales. ste es un buen ejemplo de la trascendencia que tiene la relacin entre lenguaje verbal y corporal para entender la construccin de un concepto y su sentido, a la vez que un buen modo de mos- trar cmo el cal no es una mera jerga en la cual lo emocional sustituye a lo con- cepNalqme, por otra parte, es el sustenro de la falsa idea de que hay un discurso neutro y uno motivo. om0 aspecto ilustrativo del vnculo entre lenguaje y cuerpo lo constituyen

    las"m&p&bras", pues permiten ver el asunto desde el ngulo de la importancia de nwesm concepcin del propio cuerpo en la construccin de conceptos morales.

    Para comprender esto es til la idea de que existe un cronotopo del cuerpo, tomando d trmino de Bajtn, en el sentido en que considero al cuerpo como un espacio que habita un tiempo, desde el cual es conceptualizado y, por ende, vivido. Es una perspectiva que ve al cuerpo, en Occidente al menos, como dividido en dos partes, una superior, la cabeza, en la que se ubica la racionalidad entendida como control, y otra inferior, la genital, en la que se encuentra contrapuesto io

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  • IZTAPALAPA 53 + ANO 23 I JULIO-DICIEMBRE DE 2002

    no racional, lo instintivo y, por ende, lo que no se domina.Todas las palabras que se juzgan malas por groseras e insultantes tienen su denotacin en la zona infe- rior corporal, pero son paradjicas porque slo se refieren a sus referentes de manera oblicua, ya que son usadas con otro sentido.

    Dado que la conducta corporal est impulsada por razones y pasiones, y estas ltimas son peligrosas para conservar un orden social, se establece una moralidad cuya tarea es la de imponer un deber ser al cuerpo, que p m i t a la sancin de cual- quier pretensin de actuar fuera del orden establecido. Esto deriva en una nece- saria represin de lo instintivo y una contencin de las emociones que es tpica de nuestra cultura. Pero si esto es una constante, tambin lo es la transgresin de ese orden como un ritual que permite revisar constantemente la validez de esos juicios de valor y proponer nuevos criterios. El movimiento se da a travs de una renovable simbolizacin en el lenguaje, de modo tal que podemos hablar de un juego de lenguaje, usando un concepto wittgensteiniano, que se afirma en una for- ma de vida y desde el cual se crean analogas vaiorativas que dan lugar a nuevos conceptos.Por ejemplo, esta oposicin entre el arriba racional y el abajo irracional se expresa filosficamente como una certeza que estima que se piensa en la cabeza. Esta misma mitologa funciona en el lenguaje popular, slo que en este caso lo nombra refirindose a la ausencia de pensamiento como degradacin corporal, de ah que la falta de inteligencia se entienda como un descenso del pensamiento a la parte inferior, como cuando se dice que un estpidopiensa con el do. Todo descenso de lo superior hacia lo inferior implica prdida del control y de la raciona- lidad y en consecuencia, degradacin.

    Es interesante a este respecto que Dylan Evans, en su libro Emocin. L a ciencia del sentimiento, atacando esta mitologa corporai, defienda la tesis de que es total- mente equivocado pensar que las emociones boicotean un comportamiento in- teligente. Sin emociones como el miedo estara en riesgo nuestra sobrevivencia como especie. Pero adems, en relacin con los sentimientos morales, Evans apunta que es equvoco pensar, como Kant, que las acciones emocionalmente conducidas no son moralmente virtuosas, pues desde esta apreciacin negativa de la emocin se llega a la idea de que la decisin sobre una accin moralmente correcta debe regirse slo por reglas, pero de hecho eso conduce a una conducta psicoptica:

    Las facultades morales que poseemos casi todos nosotros, y que estn ausentes en los psicpatas, no se basan en un conjunto de regias como las inscrucciones de un progra- ma informtico. sino en emociones tales corno la compasin, la culpabilidad o el or- gullo. Por consiguiente. no es probable que podamos contribuir a i desarrollo de las

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    facultades morales de los ninos inculcndoles mandamientos o preceptos, a menos que se hayan cultivado debidamente sus capacidades emocionales. Lo que les sucede a los psicpatas es que aplican demasiado bien las reglas (Evans, 2002: 77).

    El desplazamiento de las emociones hacia la periferia de las cuestiones rele- vantes para el estudio del lenguaje es, entonces, una especie de psicopata de nues- tra disciplina, aunque no exclusiva de ella, pero que en nuestro caso se revela en una ercisin entre las reglas de la gramtica y la vivencia del lenguaje, como si fuerar dos aspectos separables.

    Notemos que la afirmacin de que existe un discurso emocional y uno neutro se vin-ula con lo anterior, ya que el discurso neutro se considera como aquel que es pura gramtica. Quiz la confusin se deriva de que se han entendido a las emociones como aigo intencional: quiero conmover, asustar, impresionar y uso una cierta entonacin y determinadas palabras que aprovecho como otro de los recursos lingsticos que me da la lengua, pero esto en realidad slo se aplica a un discui so retrico, por ejemplo el poltico. Cuando estoy desesperado porque no encuentro algo, por ejemplo, profiero algunos insultos sin el fin de impresio- nar a nadie. Esto es, que el efecto de la emocionalidad depende de una situacin y de una forma de vivir lo que se dice. Me parece que los discursos emocional- men[

  • ... el ideal de hombra para otros pueblos consiste en una abiata y agresiva disposiciiin al combate, nosotros acentuamos el carcter defensivo listos a repeler el ataque. El "niacho" es un ser hermtico. encerrado en s mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confa. La hombra se mide por su invulnerabilidad ante las armas enemi- gas o ante los impactos del mundo exterior (Paz, 1973: 28).

    La debilidad o la fuerza del espritu est planteada en trminos de una diferen- cia genital, pero tambin, desde esta diferencia corporal se materializa un modo de actuar en el mundo que la trasciende, ya que la mujer, aun siendo dbil por naturaleza, debido a su fatalidad anatmica de estar abierta al mundo exterior: "Gracias al sufrimiento, y su capacidad de resistirlo sin protesta,la mujer trasciende su condicin y adquiere los mismos atributos del hombre"(Paz, 1973: 34-35).

    Lo que est en juego para que una persona, hombre o mujer, se comporte de manera adecuada en nuestra cultura consiste en que no se raje ante nada, pues el valor est en relacin directa con su capacidad de contener lo que siente. Sin em- bargo, este sistema moral no se queda ah, ya que esta contencin va aparejada con la necesidad de demostrar el dominio sobre los otros cuerpos. La palabra que habla de esta condicin es chingar. Este insulto tiene una amplia gama de sentidos que se mueven de lo deleznable a lo admirable. Como dira Paz, es una palabra mgica, pues

    Basta un cambio de tono, una inflexin apenas, para que el sentido vare. Hay tantos matices como entonaciones: tantos signicados como sentimientos ... Pero la plurali- dad de significados no impide que la idea de agresin -en todos sus grados, desde el simple incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar- se presente siempre como significado ltima. El verbo denota violencia, salir de s mismo y pe- nerrar por la fuerza a otro. Y tambin henr, rasgar, violar -cuerpos, almas, objetos-, destruir (Paz, 1973 69).

    Ese cuerpo poderoso que puede someter a los dems penetrndolos es el del chingn, el que se puede chingar a los dems en una tendencia que Paz califica de sdica y cruel y que en su opinin distingue al mexicano del espaiol, ms pro- clive a gustar de la blasfemia y la escatologa.

    No comparto con Paz que la agresin sea el concepto esencial que se halla atrs de chingar: me parece ms afortunada la idea de que en el fondo de todos esos sentidos est el exceso como instinto, puesto que otros usos de la palabra, que por cierro Paz no contempla, como cbinp, para referirse a una cantidad grande

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    de algo, y chingn, cuando se usa para expresar agrado, no tienen relacin con la violencia. Y es que si la frasekhinga tu madre invoca la violacin de la madre, ese incesto violento no es ms que la imagen misma del exceso que debe set re- primido, aunque paradjicamente ilustre el perverso deseo del control mximo sobre los otros cuerpos. Pero esta imagen desborda las fronteras nacionales, porque el joder espaol y elfuck del ingls apuntan a lo mismo.

    Paz fue lcido cuando plante que en una palabra como chingar haba algo ms que meta vulgaridad y vio ah las races de nuestra moral; sin embargo, se equivoc cuando quiso ver en ello algo tpicamente nacional. Quiz influy en l un espritu nacionalista que dominaba por entonces, pero vale la pena apuntar que una razn adicional de esa posicin tambin tuvo que ver con una falsa idea que atribua un origen nhuatl a Ia palabra, siguiendo la tesis de Daro Rubio. E n realidad, soy de la opinin de que la palabra se deriva de la gitana zingar, que formaba parte de la germana que hablaban los conquistadores y que quera decir fornicar, la cual sigue usndose con esa fontica y con ese significado en Cuba.

    Una posible conclusin a todo lo expuesto sera la de que una tarea necesaria en la lingstica consistira en buscar los puntos de contacto entre emocin y pensamiento, lo cual implica transformar nuestra concepcin del cuerpo y, por tanto, la del ser humano. Las repercusiones de esta perspectiva no son triviales, porque desde este ngulo se trabajara con un lenguaje vivo y no con pensamien- tos muertos, adems de que ganaramos con ello la posibilidad de dejar a un Lado la moralidad que nos lleva a pensar con prejuicio que en el lenguaje popular no hay ms material de anlisis que el de una folclrica manera de hablar. La mejor forma de resumir esta perspectiva es a travs de las palabras del poeta filsofo Fernando Pessoa, quien anotaba:

    La prosa, que es precisamente expresin de ideas, nace directamente de la palabra. El verso, que es predominantemente expresin de emociones, nace directamente de la voz. Por eso los primeros versos no eran dichos, sino cantados. A la expresin de una idea debe Ilamrsele propiamente explicacin, porque exponer una idea es explicarla; a la expresin de una emocin debe Ilamrsele propiamente rirmo, por- que exponer una emocin es retirarle el pensamiento sin retirarle la expresin, vocali- zarla sin decirla.

    Como el hombre es pensanre y emorivo al mismo riempo, las dos cosas -salvo en casos puramente animales, como el grito, o puramente artificiales, como el ta- rareo- se nos presentan juntas (Pessoa, 1996: 168-169).

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