Las Influencias Gnosticas en El Pensamie

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  • ISSN: 0210-749X

    LAS INFLUENCIAS GNSTICAS EN EL PENSAMIENTODE UNAMUNOI

    The gnostic influencies in the Unamuno's thoughtsMario SECCHI

    Universidad de Cagliari (Italia)

    RESUMEN: El 1897 se revela como un ao cada vez ms importante en laformacin del pensamiento de Unamuno. La lectura de la Dogmengeschichte deHarnack le permite conocer los fundamentos de la doctrina gnstica, hacia la cuall tendr una doble actitud de rechazo y de contextual influencia sobre temasdecisivos como la relacin hombre mundo Dios.

    Palabras claves: conocimiento, fe, hombre, Dios.

    ABSTRACT: The 1897 is a very importane year in the formation of Unamu-no's thoughts. The reading of Dogmengeschichte by Harnack permits him todiscover the principles of the gnostic doctrine, towards which his attitude will beone of rejection and of contextual influency on the decisive arguments, such asthe relationship between man world God.

    Key words: knowledge, faith, man, God.

    La influencia que el protestantismo ha ejercido en el pensamiento de Unamunoest desde hace tiempo en el centro de un frvido debate que ha llevado a menudoa resultados contrastantes. Autores crticos de la obra del pensador espaol, enefecto, han subrayado la dependencia o la autonoma del pensador vasco con lascorrientes protestantes europeas. Martnez Barrera, en su estudio Miguel de

    1. La traduccin del italiano al espaol de este estudio ha sido cuidada por D. Pietro Loi, profesor dela Universidad de Salamanca y revisada por D. Antonio Sandoval Ulln (Fac. Filosofa. Univ. Salamanca).

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    Unamuno y el Protestantismo Liberal Alemn 2 , de 1982, reconstruyendo las etapasms significativas del itinerario religioso de Unamuno, sita en los aos que vande 1900 a 1907 una explcita simpata que Unamuno siente hacia el protestantismoliberal alemn, sobre todo hacia sus mximos exponentes Ritschl, Harnack,Hermann. Pero, a partir del ao siguiente, 1908, Unamuno se distancia del protes-tantismo, empujado por un renovado inters por Espaa y sus profundas racesreligiosas que ahondan en el catolicismo. Segn Martnez Barrera, la adesin alprotestantismo es de entender slo como un episodio transitorio y pasajero en laevolucin de la religiosidad de Unamuno3.

    Al contrario, Nelson R. Orringer, profesor de la Universidad de Connecticut, enel estudio Unamuno y los protestantes liberales4 , de 1985, da un vuelco a las conclu-siones de Martnez Barrera y propone la definicin de un Unamuno catlico rits-chliano,5 , es decir que en el catolicismo, nunca claramente rechazado por Unamuno,estaran anidadas concepciones tpicamente protestantes, heredadas sobre todo deRitschl. La distancia entre los dos estudios ahora examinados est subrayada porel duro juicio con el cual Orringer sanciona la obra de Martnez Barrera, a la queslo dedica una nota: Despus de entregar nuestro manuscrito para la publica-cin, hemos recibido el libro de Jos Martnez Barrera Miguel de Unamuno y elProtestantismo Liberal Alemn, que complementa al nuestro. ...Sin anlisis, rigormetdico, ni enfoque, este trabajo concluye que el protestantismo liberal alemnno ha supuesto una influencia decisiva y determinante en la trayectoria religiosade Unamuno. Nuestro libro... demuestra todo lo contrario mediante el anlisis yla sntesis del ensayo capital 6 de D. Migueb7.

    An considerando de gran inters este debate, en las siguientes pginas no seafrontar un estudio especfico sobre ste, ya que el protestantismo quedar bastanteen el fondo, como horizonte de referencia. Objeto de este estudio ser, en efecto,la preciosa herencia que Unamuno recibi despus de haber ledo a los protes-tantes alemanes de finales del siglo xlx. Me refiero al acercamiento, al conocimientodel gnosticismo8, que, como veremos, an constituyendo un punto de referencia

    Publicado por Imprenta Nacional, Caracas, 1982.Cf. ibdem, p. 280.Publicado por Editorial Gredos, Madrid, 1985.Ibdem, p. 223.Se refiere a Del sentimento trgico de la vida, del 1912.N. ORRINGER, Unamuno y los protestantes liberales, cit., p. 56.

    8. En este estudio no se afrontar ni un punto que, en otro campo, puede resultar decisivo: siel gnosticismo tiene o no orgenes cristianos. Estudios recientes llevan a pensar que el gnosticismo tuvoun origen precristiano y un desarrollo que, junto al cristiano, vio florecer un gnosticismo pagano y/oanticristiano. No vamos a entrar en este campo porque es de muy poca importancia en los xitos delpensamiento unamuniano. Es suficiente el hecho de que Unamuno conoci el gnosticismo a travs dela exposicin de Harnack, que para nosotros sigue siendo la referencia principal para hallar las influen-cias gnsticas en el pensamiento del escritor espaol.

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    polmico del pensamiento unamuniano, acaba por influir, en mi opinin profun-damente y por acompaar el desarrollo del pensamiento del escritor vasco.

    UNAMUNO, LECTOR DE HARNACK

    En una carta a Pedro Mgica con fecha de 6 de febrero del 1897, Unamunoescribe: Ahora leo la hermosa y extensa Dogmengeschichte de Harnack9.Esta lectura, que coincide con su periodo de mayor crisis espiritual, reviste desdeel primer momento una particular relevancia, tambin en consideracin de que eltelogo alemn se menciona a menudo en el Diario ntimolo . En el mismo Diario,en mayo de 1897, Unamuno nos proporciona un relato del impacto que la lecturade la Dogmengeschichte ha tenido en su sistema de pensamiento: ,Me dediqu aestudiar la religin como curiosa materia de estudio, como producto natural, comopbulo a mi curiosidad. Preparaba una ,Tilosofa de la Religin' y me engolf enla

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    UNAMUNO Y EL GNOSTICISMO

    Del gnosticismo en general, como actitud que privilegia el conocimiento deverdades secretas respecto a la confianza en la realizacin de las promesas de Cristo,Unamuno se ocupa por primera vez en un breve artculo fechado el 30 de enerode 1897, en el mismo periodo en que lea la Dogmengeschichte. Este artculo, titu-lado Pistis y no gnosis!, fue publicado en Madrid en la Revista Ibero Americana.El mismo artculo, tres aos ms tarde, fue ampliado con el ttulo La fe, y ms tardepublicado, en 1916, en el segundo tomo de los Ensayos.

    En este artculo, Unamuno destaca que el cristianismo de la comunidad primi-tiva est impregnado de la fe, todava exenta de dogmas, que nace de la inmediatay reciente presencia en el mundo del Cristo: Jvenes las comunidades cristianasesperaban la prxima venida del reino del Hijo de Dios e Hijo del Hombre; lapersona y la vida del Divino Maestro eran el norte de sus anhelos y sentires. Sinsu persona no se sentan sus enseanzas; sin su vida no se penetraba en sus obras,inseparables de l mismo. Sentanse henchidos de verdadera fe, de la que con laesperanza y el amor se confunde, de lo que se llam pistis fe oconfianza, fe religiosa ms que teologal, fe pura, y libre todava de dogmas 14 Sinembargo, esta fe que se alimentaba del recuerdo de la experiencia de Cristo, tendia disminuir, se alejaba en el pasado, sin que de la inminencia de la realizacin delas promesas del reino hubiese una apreciable posibilidad de realizacin inmediata.Dice Unamuno: A medida que el calor de la fe iba menguando y mundanizndosela religin, iba la candente masa enfrindose en su superficie y recubrindose decostra, que le separaba ms y ms del ambiente, dificultando su ms completa aire-acin. As se cumpla la fatal separacin entre la vida religiosa y la vida comn,cuando sta no debera ser ms que una forma de aqulla15.

    El entusiasmo de la comunidad primitiva, segn Unamuno, se esfum poco apoco y se desvaneci con la desaparicin de los que haban tenido experienciadirecta de la vida de Cristo y de los acontecimientos que animaron sus ltimos das,con el excepcional evento de la Resurreccin. De la fe como esperanza y amor,como hemos visto ms religiosa que teologal, la primitiva comunidad cristianaasisti a una fosilizacin de la experiencia y de las palabras que se volvieron, deesta manera, contenidos de fe. Dice Unamuno: Aparecieron puntos de solidifica-cin y cristalizacin aqu y all. La juvenil pistis fue siendo sustituida por la gnosis,yikixst, el conocimiento, la creencia, y no propiamente la fe; la doctrina y no laesperanza 16 . El pasaje es fundamental: de la experiencia vivida se pas a la defi-nicin de los contenidos de la experiencia, dando un vuelco a la situacin inicialque privilegiaba la vida respecto al conocimiento de los contenidos de la misma fe.

    UNAMUNO, La fe, en Obras Completas, vol. I, Escelicer, Madrid, 1966, p. 963.Ivi, p. 964.

    16. Ibdem.

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    En este punto se realiz el ltimo paso decisivo: Empezse a ensear que enel conocimiento consiste la vida; convirtironse los fines prcticos religiososen principios tericos filosficos, y la religin en una metafsica que se supusorevelada. Nacieron sectas, escuelas, disidencias, dogmas por fin 17 . De la evolucinde esta situacin nacieron los debates teolgicos que llevaron a la definicin delsmbolo: el credo. Contina Unamuno: Poco a poco fue surgiendo el credo, y elda en que se alz neto y preciso el llamado smbolo de la fe, fue que el espritude la gnosis haba vencido, fue el triunfo del gnosticismo ortodoxo 18 . El momento deindividuacin del cristiano ya no fue la experiencia del Cristo resucitado, sino elconocimiento y la adhesin a frmulas aprendidas no ya de lo vivido, sino de laenseanza recibida: En adelante, la fe fue para muchos creer lo que no vieron,adherirse a frmulas: gnosis, y no confiar en el reino de la vida eterna: pistis, esdecir, creer lo que no vean. As pasa una juventud19.

    La contraposicin entre fe y conocimiento, entre pistis y gnosis, es fruto, pues,de un doble factor: por una parte el alejamiento en el pasado de la experienciainicial; por la otra, el encuentro y la contaminacin con el pensamiento y la menta-lidad helenstica, creadora de definiciones y frmulas fijas. De dnde nace estaconcepcin del gnosticismo propuesta por Unamuno? Si se tiene en cuenta que,como ya hemos dicho, en el periodo en que Unamuno escribi este artculo, elao 1897, ya estaba leyendo la Dogmengeschichte de Harnack, es posible encon-trar significativas influencias. En efecto, Harnack dedica al gnosticismo, en susdiversas escuelas, los captulos cuarto (del ttulo Die Versuche der Gnostiker, eineapostolische Glaubenslehre und eine christliche Theologie zu schaffen, oder: dieacute Verweltlichung des Christenthums20 . y quinto (del ttulo Das Unternehmendes Marcion, die Atliche Grundlage des Christenthums zu beseiti gen, die Traditionzu reinigen und auf Grund des paulinischen Evangeliums die Christenheit zu refor-miren21 . del primer tomo y el apndice del tercer tomo (del ttulo Der Mani-chaismus)22 . El cuarto captulo ya por el ttulo indica la herencia dejada en elpensamiento de Unamuno: el gnosticismo es la secularizacin, es decir la heleni-zacin, del cristianismo primitivo. Dice Harnack: ,En origen, las comunidades cris-tianas no eran nada ms que sociedades en las que los hombres se reunan parallevar una vida santa sobre la base de una esperanza comn, la cual, a su vez, estababasada en la fe que aquel Dios, el cual haba hablado por la boca de los profetas,

    Ibdem.Ibdem.Ibdem.Tentativas de los gnsticos de crear una dogmtica apostlica y una teologa cristiana o sea

    secularizacin aguda del cristianismo (Tr. ma)Intento de Marcin de descuidar del Antiguo Testamento fundamento del cristianismo.puri-

    ficar la tradicin y reformar la cristianidad segn el evangelio paulino. (Tr. ma)A. VON HARNACK, Dogmengeschichte, Akademische Verlagbuchhandlung von J. C. B. Mohr Paul

    Siebeck, Freiburg, 1894, 3 vol.

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    hubiese mandado al Hijo suyo, Jesucristo, y que, a travs de l, hubiese reveladola vida eterna y que en breve tuviera que renderla manifiesta 23 . Es evidente comose hace hincapi en el hecho de que el cristianismo primitivo viva con la espe-ranza de la inminente vuelta de Cristo para instaurar su Reino. Aade: Adems deeso no exista ninguna &&axil fija. Corra entre el pueblo un gran nmero de cuentosfantsticos, de ideas y de noticias, pero todo este material todava no haba conse-guido subir al grado de religin24 . Lo que faltaba era la sistemacidad, la reflexinteolgica de la experiencia de Cristo.

    Sin embargo, una vez alejada en el tiempo la esperanza de la realizacin inme-diata del Reino de Cristo, se hizo necesaria la construccin de un aparato tericocapaz de dar sistemacidad a la religin que naca. se, segn Harnack, se basabaen que el cristianismo concediera el conocimiento perfecto y condujera a un mayorgrado de claridad y de comprensin del Antiguo Testamento25 . La experiencia deCristo, en efecto, daba la llave de lectura para revelar el sentido del Antiguo Testa-mento, ledo ya en clave alegrica y espiritual . Dice Harnack: ,

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    LAS INFLUENCIAS GNSTICAS EN EL PENSAMIENTO DE UNAMUNO

    Volviendo a Unamuno, resulta clara la distincin entre la fe evanglica y lafe teologal: la primera es la fe que nace de la experiencia directa de la vicisitudterrena de Cristo, de su muerte y de su resurreccin; la segunda, alejndose en eltiempo el recuerdo de la vida de Jess, se funda en la racionalizacin de la fey propone conceptos como objetos de fe (los dogmas) 30 . En la iglesia catlica,pues, con la formulacin de los dogmas identificados como verdades de fe, seimpuso, segn Unamuno, el espritu gnstico: El entusiasmo apocalpticofue cambiando poco a poco en misticismo neoplatnico, al que la teologa hizoarredrar. Temase los excesos de la fantasa, que suplantaba a la fe, creando extra-vagancias gnsticas31.

    La posicin de Harnack, que afirma que el gnosticismo es la secularizacinaguda del cristianismo, es aceptada por Unamuno. Sin embargo, la actitud del fil-sofo espaol hacia Harnack, que bajo este aspecto aparece totalmente coincidente,no est exenta de crticas. Se note, por ejemplo, la separacin que se crea entrelos dos pensadores a propsito de la interpretacin de la doctrina de Arrio: Estemismo Harnack, un racionalista protestante, nos dice que el arrianismo o unita-rismo habra sido la muerte del cristianismo, reducindolo a cosmologa y a moral,y que slo sirvi de puente para llevar a los doctos al catolicismo, es decir, de larazn a la fe. Parcele a este mismo docto historiador de los dogmas, indicacindel perverso estado de las cosas, el que el hombre Atanasio, que salv al cristia-nismo como religin de la comunin viva con Dios, hubiese borrado al Jess deNazaret, al histrico, al que no conocieron personalmente ni Pablo ni Atanasio, niha conocido Harnack mismo. Entre los protestantes, este Jess histrico 32 sufre bajoel escalpelo de la crtica, mientras vive el Cristo catlico, el verdaderamente hist-rico, el que vive en los siglos garantizando la fe en la inmortalidad y la salvacinpersonales33 . Sin entrar en el contexto de la interpretacin de la funcin histricadesarrollada por Atanasio en la elaboracin del smbolo niceno, sobre todo a prop-sito de la definicin de la omousa, de la consustancialidad, es decir, entre Padre

    A este propsito, se lea el paso del 1908: Buscar la vida en la verdad, es, pues, buscar en elculto de sta, ennoblecer y elevar nuestra vida espiritual y no convertir a la verdad, que es, y debe sersiempre viva, en un dogma, que suele ser una cosa muerta. UNAMUNO, Verdad y vida, en Mi religiny otros ensayos, en Obras completas, vol. III, cit., p. 267.

    UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, en Obras Completas, vol. VII, cit., p. 154.Quisiera hacer constar que para Cristo histrico Unamuno no entiende al hombre Jess que

    ha enseado en Galilea hace dos mil aos, sino el Cristo es histrico porque an hoy es capaz de movera los hombres y actuar. Cf. el siguiente paso: Qu es el Cristo histrico? Todo depende de la manerade sentir y comprender la historia. Cuando yo suelo decir, por ejemplo, que estoy ms seguro de larealidad histrica de don Quijote que de la de Cervantes, o que Hamlet, Macbeth, el rey Lear, Otelo...,hicieron a Shakespeare ms que ste a ellos, me lo toman a paradoja y creen que es una manera dedecir, una figura retrica, y es ms bien una doctrina agnica. UNAMUNO, La agona del cristianismo,en Obras Completas, vol. VII, cit., p. 318.

    UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, en Obras Completas, vol. VII, cit., p. 147.

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    e Hijo, definiendo de esta forma la divinidad de Cristo34, Unamuno cree que si Arriofue exponente de la racionalidad humana que reduce a Jess a un maestro demoral, sancionando la primacia de la tica sobre el aspecto escatolgico, Atanasiorepresenta el espritu de los idiotas, es decir del pueblo que, al ir contra razn,no renuncia a su propia inmortalidad. Se vea, adems, la diferente interpretacindel sacramento de la eucarista, en la que Harnack reencuentra algo de materia-lismo y de oscurantismo; Unamuno, al contrario, cree que en la eucarista se encarnala esencia de la escatologa cristiana capaz de llevar al hombre a la deificacin pormedio del pan de la inmortalidad35.

    Clara y evidente aparece, a este propsito una contradiccin en el procederargumentativo de Unamuno. Por una parte, en efecto, el dogma representa, comohemos subrayado varias veces, una cristalizacin de la experiencia cristiana primi-tiva, un decaimiento de la potencia originaria de la experiencia del Cristo vividapor la comunidad de los primeros seguidores. Por otra parte, Atanasio, a travs dela formulacin dogmtica del smbolo niceno, vence sobre el intento de Arrio dereducir esta experiencia a un mero aspecto tico, privado de la vitalidad de la expe-riencia originaria. Antes el dogma es condenado por Unamuno y, luego, exaltadocomo instrumento eficaz para derrotar el intento de despistar de Arrio. Si es verdadque Unamuno considera vitales sus propias contradicciones, es el caso de tomaren cuenta la invitacin de Orringer y considerar las contradicciones de Unamunoen un nivel ms profundo, en el que probablemente sea posible encontrar la supe-racin de la contradiccin misma. En suma, las contradicciones de Unamuno surgi-ran ms de nuestra incapacidad en comprender del todo el pensamiento del filsofoespaol que de un efectivo crujir de posiciones contrapuestas en el pensamientomismo. Segn Orringer, en efecto, la contradiccin es una herencia que el protes-tantismo, sobre todo el francs, con Vinet y Sabatier, ha producido en Unamuno,ponindolo en el surco que de Pascal conduce a las irresolubles antinomiaskantianas 36 . En el caso en cuestin, la doctrina arriana, si hubiese resultado hist-ricamente vencedora, no habra tenido la fuerza de garantizar la inmortalidad indi-vidual del hombre. La doctrina nicena, originada de la posicin atanasiana, por elcontrario, tiene la capacidad de crear un puente directo entre el hombre y Dios,sosteniendo la doble naturaleza, humana y divina, de Cristo y sobre todo su

    No es el caso de recordar los xitos de las diferencias entre Unamuno y Harnack a propsitode Atanasio. El histrico del dogma cree que la definicin de la omousa es tan contradictoria y oscuraque, desde aquel momento, la dogmtica renunci a la claridad movindose costantemente contra larazn. Segn Unamuno, precisamente en su contradiccin e irracionalidad est la fuerza del dogmaniceno, porque, con la afirmacin de la consustancialidad del Padre con el Hijo, el Cristo se acerc denuevo a la vida y se alej de la razn, que, en el pensamiento del filsofo vasco, es enemiga de la vida.Cf. ivi, pp. 147-148.

    Sobre este aspecto, cf. A. SAVIGNANO, Filosofia e tragedia, introduccin a UNAMUNO, Del senti-mento tragico della vita, Piemme, Casale Monferrato, 1999, pp. 34-35.

    36. Cf. ORRINGER, Unamuno y los protestantes liberales, cit., p. 226.

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  • MARIO SECCHI 69LAS INFLUENCIAS GNSTICAS EN EL PENSAMIENTO DE UNAMUNOconsustancialidad con el Padre. Este acceso directo a la divinidad es la ms ampliagaranta de posibilidad de sobrevivir a la muerte. Reconducida a estos niveles msprofundos, la contradiccin de la que hemos partido sobre la funcin del dogma,est superada: Unamuno sacrifica la coherencia lgica y racional de su discursopara volver, una vez ms, al problema que est en el origen de toda su filosofa,sobrevivir a la muerte.

    Lo importante es proponer que Unamuno, a travs de la lectura de la Dogmen-geschichte de Harnack, tuvo una exposicin completa y articulada del gnosticismoy de sus escuelas. l, viendo en el gnosticismo una racionalizacin y, por lo tanto,una alteracin de la autntica experiencia del Cristo vivo en su comunidad, luchcontra el espritu del gnosticismo: Aqu est, en efecto, el terrible peligro, en creerdemasiado. Aunque no! El terrible peligro est en otra parte, y es en creer con larazn y no con la vida 37 . Y, todava, en el ya citado artculo Pistis y non gnosis!,afirma: La juvenil pistis fue siendo sustituida por la gnosis, el conocimiento; lacreencia, y no propiamente la fe; la doctrina, y no la esperanza. Creer no es confiar.Hzose de la fe adhesin del intelecto; empezse a ensear qu es el conocimientode la vida; convirtironse los fines prcticos religiosos en principios tericos filo-sficos, la religin en metafsica revelada. Nacieron sectas, escuelas, disidencias,dogmas por fin. Poco a poco fue surgiendo el credo, y el da en que se alz netoy preciso el llamado signo de la fe, fue que el espritu de la gnosis haba vencido,fue el triunfo del gnosticismo ortodoxo38.

    Sin embargo, como a menudo ocurre en la evolucin del pensamiento del fil-sofo vasco, el luchar comporta tambin dejarse contaminar del espritu de lo quese combate. En la filosofa unamuniana, en efecto, se insinuan muchos carcterestpicos del gnosticismo y uno de los objetivos del presente trabajo consiste enevidenciar los ms significativos, en relacin con los temas centrales de la refle-xin unamuniana: el hombre y Dios.

    3. HOMBRE

    La primera influencia importante del gnosticismo en la obra de Unamuno latenemos en la Vida de Don Quijote y Sancho, de 1905, donde la humanidad estdividida en tres grupos.

    El primer grupo comprende aquellos raros individuos totalmente absorbidosms por el espritu que por la carne. Son los que viven segn el corazn y no segnla cabeza; rechazan la lgica y reconocen la voluntad como su gua. Entre estos

    UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, en Obras Completas, vol. VII, cit., p. 155.UNAMUNO, Pistis y no gnosis!, en Obras Completas, vol. III, cit., p. 682. El cursivo est en

    el texto.

    Ediciones Universidad de Salamanca Cuad. Ct. M. de Unamuno, 36, 2001, pp. 61-80

  • 70 MARIO SECCHIIAS INFLUENCIAS GNSTICAS EN EL PENSAMIENTO DE UNAMUNO

    espirituales se incluyen el mismo Don Quijote, Ignacio de Loyola, Teresa de vila,Pascal, etc.

    Del segundo grupo forman parte los que, an teniendo todos los rasgos de lahumanidad carnal, son sensibles a la llamada del espritu y del corazn, y estndispuestos a dejarse guiar y convertir. El emblema es Sancho. l es carnal porqueinicialmente es capaz de rerse de la locura de don Quijote; porque se deja implicaren las aventuras quijotescas con el deseo de ganancias materiales. A Sancho, hombreque vive al da y no hace programas para su vida, est dedicada la accin de losespirituales y en l se repone, de alguna manera, la salvacin de la humanidadporque sin l la accin quijotesca sera ineficaz. Sancho es el smbolo de la huma-nidad liberada por la locura de la fe, dejndose convertir al quijotismo.

    El tercer grupo, mucho ms numeroso, est constituido por los intelectuales,los cannigos, los curas, los duques, y gente por el estilo; por los que estn vincu-lados a la condicin terrena, incapaces, precisamente porque encadenados a lalgica, de elevarse a una vida espiritual. Son los hombres carnales, los que se rende don Quijote y de sus aventuras, en las que ellos ven slo seales inequvocasde locura.

    Los tres grupos corresponden exactamente a la distincin gnstica entre neum-ticos, psquicos e licos, o materiales. De ellos Harnack dice: Los valentinianos39,y probablemente con ellos muchos otros gnsticos, hacan distincin entre neum-tico, psquico e lico. Ellos consideraban el psquico como capaz de una ciertabeatitud y de un correspondiente conocimiento cierto del sobresensible, y que esteltimo se consigue a travs de la Pistis, o sea de la fe cristianam. El texto gnsticovalentiniano Tratado Tripartido41 a este propsito afirma:

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    El hombre neumtico est hecho de luz y est metido en el mundo terreno delas tinieblas al cual se siente extrao. Dice Unamuno: Somos miserables sombrasque desfilan de la nada a la nada, chispas de conciencia que brillan un momentoen las infinitas y eternas tinieblas 43 . Para la comprensin de este paso, es necesariorecordar que Unamuno atribuye el ttulo de conciencia a Dios. Dios es, en efecto,para el filsofo vasco, la finalidad del universo y, como tal, conciencia del universo:a esta Conciencia del Universo, que el amor descubre personalizando cuantoama, es a lo que llamamos Dios 44 . La expresin chispas de conciencia, en miopinin, debe de ser entendido como chispas divinas. Esto manifiesta el alcancegnstico de esa afirmacin que Unamuno saca siempre de Harnack, donde, alis-tando los elementos fundamentales de las doctrinas gnsticas, afirma: El cosmosen cuanto mezcla de materia y de divinas chispas, es producto de una bajada deestas ltimas en la primera 45 . El mundo, en efecto, es una mezcla de luz y tinie-blas, mezcla caracterizada por la mayora de las tinieblas sobre la luz 46 . El mundoes el reino de las tinieblas donde se ha verificado una unin extraa de elementosde luz procedentes de una unidad originaria, terminada, perdida 47 . Para los gnsticos,en efecto, el trmino luz es seguramente una atribucin de la divinidad de la queel hombre neumtico forma parte, y al cual las fuerzas del mal intentan quitarla48.De la luz divina poseda por el hombre neumtico, procede la definicin de

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    que, en las doctrinas gnsticas, la Luz o la Vida 52 se encuentra frente a la nece-sidad de afrontar en el mundo que consituye para ella una prisin 53 . Unamunoexpone la misma idea en el captulo tercero de Del sentimiento trgico de la vida,con el ttulo El hambre de inmortalidad: El universo visible, ...me viene estrecho,esme como una jaula que me resulta chica, y contra cuyos barrotes da en susrevuelos mi alma; fltame en l aire que respirar,54 . Se trata de una ajenidad quederiva al hombre de la conciencia, de lo que lo distingue de los otros seres y que,lejos de hacerlo elegido en la creacin, hace de l un ser enfermo55.

    4. Dios

    Otro elemento fundamental del gnosticismo que ha influido, entre otros, en laformacin del pensamiento de Unamuno es la concepcin misma de Dios. Harnacksintticamente delnea esta concepcin: La naturaleza indefinible, infinita de serprimero y divino, est exaltada por encima de lo que el humano pensamiento puedapensar 56 . Es notorio que al afrontar el problema de la demostracin de la exis-tencia de Dios, Unamuno considera la razn capaz al mximo de definir la idea deDios, pero no el mismo Dios. De hecho, segn el filsofo espaol, los razona-mientos sobre Dios demuestran una sustancial dificultad a la hora de fundarse racio-nalmente: Busqu muchos aos a Dios por camino lgico y Dios se me deshizoen su idea. Con razonamientos y pruebas teolgicas llegu a la idea de Dios, no aDios mismo. Y Dios se me vel tras de la idea que de l logr, y qued sin Dios57.Escriba, adems, en noviembre de 1907: Nadie ha logrado convencerme racio-nalmente de la existencia de Dios, pero tampoco de su no existencia; los razona-mientos de los ateos me parecen de una superficialidad y futileza mayores an quelos de sus contradictores. Y si yo creo en Dios, o, por lo menos, creo creer en l,es, ante todo, porque quiero que Dios exista, y despus, porque se me revela, porva cordial, en el Evangelio y a travs de Cristo y de la Historia. Es cosa decorazn58 . Dios es, para Unamuno, ms all de la capacidad del pensamientohumano, incomprensible por la mente del hombre, pero encuentra en el coraznel sentido capaz de cogerlo.

    La inefabilidad y la absoluta trascendencia de Dios es un tema comn a muchostextos gnsticos. Uno de los ms exhaustivos es el Apcrifo de Juan: La mnada

    A menudo en los textos gnsticos los dos trminos Luz y Vida coinciden.Cf. JoNAs, La religin gnstica, cit., pp. 96-99.UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, en Obras Completas, cit., vol. VII, p. 132.Cf. ivi, p. 119: El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya un animal enfermo.

    La conciencia es una enfermedad,HARNACK, Dogmengeschichte, cit., p 221. (Tr. ma)UNAMUNO, Tratado del amor de Dios, obra indita, 1.1.1/372.

    58. UNAMUNO, Mi religin, en Obras Completas, cit., vol. III, p. 261.

    Ediciones Universidad de Salamanca Cuad. Ct. M. de Unamuno, 36, 2001, pp. 61-80

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    es una monarqua sobre la cual no hay nada. Es el verdadero Dios y Padre deltodo, el espritu invisible que est por encima del todo, el que existe en la inco-rruptibilidad, el que se halla en una pura luz que ninguna mirada puede sostener.Puesto que es el espritu invisible, no conviene pensarlo como un dios o algo pare-cido, pues es ms que un dios, ya que nadie hay por encima de l, ni nadie lodomina... Es inescrutable, porque nadie lo precede para poderlo escrutar. Es incon-mensurable, porque nadie lo precede para poderlo medir. Es invisible, porquenadie lo ha visto jams... Es inexpresable porque nadie lo abarca para poderloexpresar. Es innombrable, porque nadie lo precede para poderlo nombrar. Es luzinconmensurable, simple, santa y pura... No es corpreo ni incorpreo, ni grandeni pequeo. No es nada de lo que existe59.

    Todo lo que se ha dicho hasta ahora sobre la concepcin unamuniana de Dios,no tiene todava una denotacin cristiana muy definida, a propsito de la cual sepuede ver otra herencia gnstica que Harnack ha dejado en el pensamiento deUnamuno. En un captulo del segundo tomo de la Dogmengeschichte, con el ttuloDie Lehre von der Homousie des Sohnes Gottes mit Gott selbst60, en la que se tratanlas temticas trinitarias del debate teolgico que, hasta la definicin costantinopo-litana, se confrontaban en oriente y en occidente, Harnack, a propsito de la tercerapersona de la Trinidad, afirma que algunos crean que el Espritu, femenino enhebraico, correspondiente a la Sabidura de Dios, fuera el elemento femenino dela divinidad61 . Sabemos que los que vean en el Espritu el principio femeninode Dios eran sobre todo los Valentinianos y los Barbelognsticos 62 , pero en generalesta idea est presente en el movimiento gnstico en su conjunto, como veremosa continuacin. De la misma forma, la feminidad de Dios es un tema muy presenteen el pensador vasco. l, en efecto, propone la atribucin de la feminidad al Esp-ritu que se encarn en la Virgen: Fue el sentir a Dios como Padre lo que trajoconsigo la fe en la Trinidad. Porque un Dios Padre no puede ser un Dios soltero,esto es, un solitario. Un padre es siempre un padre de familia. Y el sentir a Dioscomo Padre, ha sido una perenne sugestin a concebirlo, no ya antropomrfica-mente, es decir, como a hombre nthropos, sino andromrficamente, como avarn aner. A Dios Padre, en efecto, concbelo la imaginacin popular cris-tiana como a un varn... Y de aqu, para completar con la imaginacin la nece-sidad sentimental de un Dios hombre perfecto, esto es, familia, el culto de DiosMadre, a la Virgen Mara, y el culto al nio Jess 63 . Sin embargo, la insercin deMara en el grupo de la Trinidad, no tiene como consecuencia la transformacinde la Trinidad en Cuaternidad, porque, segn Unamuno, si nveiipta, espritu en

    Apcrifo de Juan, 2, 29 - 3, 28.La omousa del Hijo de Dios con Dios.Cf. HARNACK, Dogmengeschichte, vol. II, pp. 180-273.Cf. JONAS, La religin gnstica, cit., p. 204.

    63. UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, cit., vol. VII, pp. 210-211.

    Ediciones Universidad de Salamanca Cuad. Ct. M. de Unamuno, 36, 2001, pp. 61-80

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    MARIO SECCHILAS INFLUENCIAS GNSTICAS EN EL PENSAMIENTO DE UNAMUNO

    griego, en vez de ser neutro fuese femenino, quin sabe si no se hubiese hechoya de laVirgen Mara una encarnacin o humanacin de Espritu Santo? El textodel Evangelio, segn Lucas, en el versillo 35 del captulo I, donde se narra la Anun-ciacin por el ngel Gabriel que le dice: Espritu Santo vendr sobre ti, habrabastado para una encendida piedad que sabe siempre plegar a sus deseos laespeculacin teolgica. Y habrase hecho un trabajo dogmtico paralelo al dela divinacin de Jess, el Hijo, y su identificacin con el Verbo 64.

    El tema de la feminidad o maternidad de Dios est muy presente en los textosgnsticos. En el Apcrifo de Juan Dios se revela al apstol de esta forma: ,No seaspusilnime. Yo soy el que siempre est con vosotros. Yo soy el Padre, yo soy laMadre, yo soy el Hijo 65 . La madre es la madre del todo, la Barbelo, la madre-padreMetropater), la que gener el hijo nico 66 . La funcin de Barbelo es fundamentalporque a ella se debe, adems del origen del hijo nico, tambin la salvacin delmundo liberando el hombre de las tinieblas. Azaa muy difcil, ya que para llevarlaa cabo fueron necesarios tres intentos 67 . La primera vez el Metropater lleg deincgnito, pero se escap delante del mal; la segunda, lleg hasta el corazn delcaos pero, teniendo miedo de destruir junto con el caos tambin a los que tenanque ser salvados, renunci. La tercera y decisiva vez el Metropater penetr en laprisin del mundo, despert a los que dorman despertando en ellos el recuerdodel conocimiento y los salv de la muerte marcndolos con los cinco sigilos.

    La feminidad est presente tambin en otros textos importantes gnsticos, comoel Sobre el origen del mundo donde el Espritu de Dios que alejeaba sobre las aguasantes de la creacin del mundo se presenta como femenino 68 . El mismo texto nosinforma que en el trono de Dios estn sentados a la derecha Jess Cristo y a laizquierda la Virgen del Espritu Santo69 . Otro texto gnstico que incluye la mujeren la Trinidad es el Evangelio de los egipcios: Han provenido tres poderes de l(el Padre oculto), ellos son el Padre, la Madre, el Hijo, desde el Silencio vivienteproviene del Padre incorruptible. stos han venido a partir del Silencio del Padreoculto70.

    Sin embargo, para que resulte comprensible la composicin del mundo divinosegn las doctrinas gnsticas, de manera que se entienda la complejidad y laextrema articulacin del pensamiento gnstico, es mejor sintetizar el texto en elcual Ireneo da noticia del movimiento gnstico 71 . Sobre los Ofitas, Ireneo afirma

    Ivi, p. 211.Apcrifo de Juan, 2, 10.Cf. ivi, 6, 10.Cf. ivi, 30, 11 - 22.Cf. Sobre el origen del mundo, 104, 10 de leerse conjuntamente a 101, 1.Ivi, 105, 30.Evangelio de los egipcios, 50, 23 - 51, 1.Cf. IRENEO, Adversus haereses, 1, 30, 1 - 15.

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  • MARIO SECCHI 75LAS INFLUENCIAS GNSTICAS EN EL PENSAMIENTO DE UNAMUNO

    que en principio haba el Abismo, el Padre de todo, el inefable, el primer Hombre.De l procedi el Pensamiento (Ennoia), el Hijo del Hombre, el segundo Hombre,por debajo del cual estaba el Espritu Santo, la primera Mujer. La unin del primerHombre, del segundo Hombre con la primera Mujer da origen al tercer Hombre,el Cristo. Estos, el Padre de todo (primer Hombre), el segundo Hombre, la Mujery el Cristo, forman la verdadera y santa Iglesia. La Mujer, sin embargo, incapaz desostener la grandeza en la que estaba incluida, hizo desbordar un roco luminoso,llamado Izquierda, o Prunico (es decir lasciva), o Sofa, o an Bisexuada. El rocoprecipit en el abismo y tom cuerpo, desde el que consigui liberarse slo graciasal arrepentimiento. Con su cuerpo form el cielo y las aguas del firmamento.Durante su aventura, Sofa gener un hijo, al que de todas formas la madre queddesconocida. Se trata de Jaldabaoth, del cual procedieron otros seis hijos que,tomados conjuntamente, asumieron los aspectos del Dios del Antiguo Testamento.Jaldabaoth, no habiendo conocido a la madre, pens ser l el comienzo de todoy se proclam Dios, fuera del cual no hay otra divinidad. No pudindose dirigir alPadre inefable, del que no tena noticia, se dirigi hacia la materia y la plasmcomo el universo, en cuya cumbre estn Adan y Eva. La interpretacin ofita delpecado original es uno de los aspectos ms originales del pensamiento gnstico.Sofa, a travs de la serpiente72 , induce a Adn y Eva a comer el fruto del rbolprohibido, transgrediendo la orden de Jaldabaoth. De esta manera se inicia lahistoria de la humanidad, caracterizada, a partir de Can, por el rechazo constantea la sumisin de Jaldabaoth, el cual reaccion desencadenando las fuerzas delDiluvio Universal. Pero esto fue la ocasin para una nueva intervencin de Sofaque salv a No, evitando la estincin de la humanidad.

    La escuela valentiniana, en el mbito de nuestro recorrido, a este propsitoadquiere una cierta importancia debida a la utilizacin del termino plenitud(Pleroma), totalmente en sintona con la concepcin de Unamuno. Dicha escuelaconcibe, en relacin con la escuela ofita, un esquema divino diferente, constituidopor una serie de cuatro parejas que preven la presencia ya sea masculina que feme-nina. Si se tiene en cuenta que cada pareja genera la siguiente, ellas son: Abismoy Silencio (en griego atyl, es femenino) que forman el Primer Padre o EonePerfecto; Intelecto y Verdad; Razn (Xyo0, y Vida; Hombre y Comunidad. Lascuatro parejas constituyen el Plroma 73

    divino, la plenitud de la divinidad.Me parece bastante fundada a este punto la correspondencia entre la concepcin

    igualmente femenina de la divinidad propuesta por los gnsticos 74 y la consideracin

    Los Ofitas se llaman tambin Naasenos. Los dos trminos proceden de la palabra serpiente,respectivamente en griego y en ebraico.

    El significado de la palabra Pleroma es plenitud. Unamuno senta una gran atraccin por estapalabra cf. Plenitud de plenitudes, y todo plenitud!, en UNAMUNO, Obras Completas, cit., vol. I, pp. 1171-1182.

    74. Sobre una tratacin del gnosticismo, cf. L. MORALDI, Introduzione, en Testi Gnostici, U.T.E.T.,Torino, 1982, pp. 9-99.

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    del Espritu Santo al femenino propuesta por Unamuno. Es mejor, de todas formas,precisar que el debate al que se refiere Unamuno tiene que ver con la divinidadde Mara y es tan antiguo como el cristianismo, hasta el punto que tambin entiempos recientes no ha faltado quien lo haya recuperado-i.

    5. CONCLUSIN

    El gnosticismo, gracias a los estudios de Harnack, ha dejado una cierta herenciaen el pensamiento del filsofo espaol. Esto me parece bastante fundado, a menosque no queramos tropezarnos en una larga y agotadora serie de coincidencias, lascuales, tambin ellas, necesitaran explicaciones plausibles. Llegados a este punto,mis conclusiones son que Unamuno conoca el movimiento gnstico, tuvo modode dar una interpretacin suya negativa de este pero, al mismo tiempo, adquiri deste algunas estructuras importantes presentes en su pensamiento.

    El recorrido hecho hasta aqu ha intentado demostrar qu influencias gnsticasestn presentes y contribuyen a crear intuiciones importantes en el pensamientode Unamuno. Es importante, an, preguntarse sobre lo que une el antiguo gnosti-cismo al pensador vasco. El movimiento gnstico elabor un rgido dualismo entreel hombre y el cosmos, que reflejaba la misma separacin que entre el mundo yDios. Jonas afirma: En esta configuracin de tres trminos hombre, mundo, Diosel hombre y Dios estn unidos en contraposicin al mundo, pero, de hecho y apesar de esta unin esencial, se encuentran separados precisamente por elmundo76 . Esta doble separacin de Dios y del mundo genera el sentimento de unafractura total: el hombre es extrao a Dios y al mundo, as como Dios es extrao,a su vez, al mundo. No slo el mundo, que no es revelacin de Dios, no habla deDios, ms bien este ltimo se tiene que configurar segn las categoras de lo Desco-nocido, del Totalmente Otro y del Incosgnocible. La nica huella del Dios Descono-cido, percibida slo por una reducido nmero de humanos (los neumticos), es lachispa divina que arde en las tinieblas, el pneuma del hombre.

    Adems de esto, hay otro aspecto digno de ser destacado: el creador del mundo,el dios inferior contrapuesto al Dios Transcendente, es autor ya sea de la ley de la

    Sobre el tema de la feminidad del Espritu Santo, cf. el texto ebionita Evangelio delosiHebreos. Adems, cf. ORGENES, Comentario a Juan, libro 2 n. 12, en Patrologa griega, vol. 14, columna132.; G ERLAMO, Comentario a Michea, 7,6 en Patrologa latina, vol. 25. GERLAMO, Comentario a Isaa,40,9; G ERLAMO, Comentario a Ezequiel, 16,13; AFRAATE el SIRO, demonstracin 17, De virginitate et sanc-titate, en Patrologa siriaca, vol. 1, col. 839; METODIO de OLIMPO, Simposio, 111, 8, 68-75, en SourcesChretiennes, vol. 95. Se vean tambin los textos de la liturga siriaca, citados en DANIELOU, Teologia delgiudeo-cristianesimo, Dehoniane, Bologna; sobre Efrem el Siro, D. N ICHOLE, Recent tought Focus, London,1952, p. 90. Como estudios generales, cf. E. D OYLE, God and the Femminine, en The Clergy Review, ao56, 1971, pp. 866-877; A. ORBE, La procesin del Espritu Sancto y el origen de Eva, en Gregorianum,ao 45, 1964, pp. 103-118. Recientemente L. B OFF, Il volto materno di Dio, Queriniana, Brescia.

    H. JONAS, La religin gnstica, cit., p. 343.

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    naturaleza que de la ley moral, a las cuales se someten todos los seres naturales ylos seres humanos que ven en ellas la providencia divina. El cosmos es, pues, expre-sin de la potencia del demiurgo que tiene el hombre encadenado al fato. ComentaJonas: Ya hemos visto qu pensaban los gnsticos sobre esta ley. No tiene nadade providencial y es enemiga de la libertad del hombre. Bajo este cielo despia-dado, que ha dejado de inspirar una confianza venerable, el hombre cobraconciencia de su total abandono. Cercado, sometido a su poder, y sin embargosuperior a ste por nobleza de su alma, el hombre se sabe no tanto parte del sistemaque lo envuelve sino inexplicablemente situado en dicho sistema, expuesto a l77La condicin de habitante de la tierra es totalmente inexplicable para el gnsticoque cumple una continua experiencia de un no sentido, considerada tambin bajoel aspecto del rechazo de la ley moral, entendida como instrumento en las manosdel demiurgo para controlar y suprimir la chispa divina en el hombre.

    El gnstico se siente metido en un mundo extrao, donde la condicin desoledad sufrida es la del extranjero. La nica posibilidad de salvacin est repre-sentada por el conocimiento, cuyo contenido est sintetizado de esta forma por elgran adversario del gnosticismo, Clemente Alejandrino: ,Lo que salva es el cono-cimiento: quines ramos, qu hemos devenido; dnde estbamos, dnde hemossido arrojados; hacia dnde nos apresuramos, de dnde somos redimidos; qu esla generacin, qu la regeneracin'78.

    No es difcil alcanzar una cierta familiaridad de lenguaje con la filosofa unamu-niana: lo de estar hechado, el sentido de desconcierto delante de un mundo hostil,el sentimiento de no pertenencia son elementos presentes en las obras del pensadorvasco, en las cuales, en efecto, se encuentran todas las caractersticas principalesde lo estar hechado en el mundo, de la ajenidad, del dualismo mundo natura-leza y hombre Dios. Hay tambin la angustia y la desesperacin del no sentido,el quedarse costernado delante del abismo y el nihilismo producido por la raznque pone el hombre delante del jaque ineludible de la muerte.

    Los estudiosos79 generalmente estn de acuerdo sobre la importancia existen-cialista de estos conceptos unamunianos que tienen su origen en la asidua frecuen-tacin en el pensamiento de Pascal, de Kierkegaard y de Nietzsche. Sin embargo,un elemento no expresado, en mi opinin, lo da la individuacin de las influen-cias gnsticas, justamente a partir del conocimiento (gnosis), punto bsico en ladoctrina gnstica. Si es el conocimiento que salva, qu matiz asume el conoci-miento en Unamuno? Nos puede ayudar la ms sufrida de las obras del filosofo

    JONAS, La religin gnstica, cit. pp. 345-347.Ivi, p. 351. Cf. UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, en Obras Completas, cit., vol. VII, p.

    128: De dnde vengo yo y de dnde viene el mundo en el que vivo y del cual vivo? Adnde voy yadnde va cuanto me rodea? Qu significa esto? Tales son las preguntas del hombre, as que se libertade la embrutecedora necesidad de tener que sustentarse materialmente

    79. Entre los muchos cf. A. BENITO Y DURN, Introduccin al estudio del pensamiento de Unamuno,Granada, 1953, pp. 128-130.

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    espaol, La agona del cristianismo, donde afirma: Conocer es, en efecto, engen-drar, y todo conocimiento vivo supone la penetracin, la fusin de las entraas delespritu que conoce y de la cosa conocida. Sobre todo si la cosa conocida, comoas sucede, es otro espritu, y ms si la cosa conocida es Dios, Dios en Cristo, oCristo en Dios80 . El conocimiento en su acepcin ms ntima es conocimiento deDios, en cuyo conocimiento consiste la nica posibilidad de salvacin para elhombre. Adems, en Del sentimiento trgico de la vida, citando la homila del predi-cador F. W. Robertson, en la que elaboraba el concepto de que la vida consiste enla lucha que el hombre emprende a un nivel ms bajo para conseguir la salvacinde su alma, y, a un nivel mucho ms alto, para conocer el nombre de Dios,Unamuno observa la absoluta coincidencia entre salvacin del alma y conocimientode Dios: He de hacer notar que dime tu nombre! no es en el fondo otra cosa quesalva mi alma! Le pedimos su nombre para que salve nuestra alma, para que salveel alma humana, para que salve la finalidad humana del Universo... Y slo hay unnombre que satisfaga nuestro anhelo, y este nombre es El Salvador, Jess. Dios esel amor que salva81 . En Unamuno, la fe est considerada como una forma de cono-cimiento que empuja al hombre a entender el anhelo vital innato en l, tanto queconstituye la esencia misma de ella s2 . El hlito es aspiracin a la inmortalidad y,delante de la imposibilidad de tener certeza que esta aspiracin pueda encontrarsatisfaccin, hace sentir el dolor y la angustia de la existencia. Dice Unamuno: Eldolor nos dice que existimos; el dolor nos dice que existen aquellos que amamos;el dolor nos dice que existe el mundo en que vivimos, y el dolor nos dice queexiste y que sufre Dios; pero es el dolor de la congoja, de la congoja de sobreviviry ser eternos. La congoja nos descrube a Dios y nos hace quererle. Creer en Dioses amarle, y amarle es sentirle sufriente, compadecerle. Acaso parezca una blas-femia esto de Dios sufre, pues el sufrimiento implica limitacin. Y, sin embargo,Dios, la Conciencia del Universo, est limitado por la materia bruta en que vive,por lo inconsciente, del que trata de libertarse y de libertarnos. Y nosotros, a nuestravez, debemos tratar de libertarle de ella. Dios sufre en todos y en cada uno denosotros; en todas y en cada una de las conciencias, presas de la materia pasajera,y todos sufrimos en l. La congoja religiosa no es sino el divino sufrimiento, sentirque Dios sufre en m y que yo sufro en l,3.

    Insertado en el crculo interpretativo del gnosticismo, el pensamiento unamu-niano aparece capaz de comprender de los gnsticos el sentido de la absurdidadde la existencia humana, del irreductible no sentido del universo as como lo cogela razn, y de la desesperacin de la nada. Son conceptos, obviamente, ya presentesen la historia del pensamiento humano, en aquel filn que, como ya hemos

    UNAMUNO, La agona del cristianismo, en Obras Completas, vol. VII, cit., p. 324.UNAMUNO, Del sentimiento trgico de la vida, en Obras Completas, vol. VII, cit., p. 216.Cf. ivi, p. 220: El creer es una forma de conocer, siquiera no fuese otra cosa que conocer

    nuestro anhelo vital y hasta formularlo.Ivi, p. 232.

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    recordado, parte de Pascal y llega hasta Kierkegaard (muestro hermano Kierke-gaard, como lo llama Unamuno). De los gnsticos, Unamuno conserva el abrazoreligioso, la sensacin que slo dentro una concepcin profundamete religiosapueda encontrar comprensin el drama de la existencia. Un drama que, aun dejandoel hombre a solas, echado y abandonado en el mundo, encuentra en el conoci-miento de Dios una posible via de salida, aunque fundada ms en la desesperadavoluntad del hombre que en la razn. Acercan el pensamiento de Unamuno algnosticismo tambin la intuicin de participar en un diseo divino que supera lamiseria ofrecida por la superficialidad del mundo y la idea que investigando en smismo se pueda llegar a ver la chispa divina que lucha con el mundo para no serderrotada.

    Es superfluo poner el acento sobre las diferencias entre el pensamiento unamu-niano y el movimiento gnstico, ya que ellos se han desarrollado en pocas tanlejanas que hacen parecer sorprendente el hecho de que haya ms semejanzas envez de diferencias. Me limito a sealar una que me parece relevante. La fe del gns-tico est bien firme teniendo como objeto una divinidad transcendente, lejana, noconfundida con el mundo. Una vez acercada, el hombre descubre que la parte msntima de su alma es una emanacin de la divinidad. En la lucha con el mundo, sufe es una fortaleza segura, evitando as la desesperacin radical. En Unamuno,en cambio, la fe es siempre problemtica, alimentada continuamente por la duda.La divinidad de Unamuno da la impresin de no tener potencia suficiente parasatisfacer el ntimo anhelo de inmortalidad que invade el hombre que siente en smismo el sentimiento trgico de la vida. La posibilidad de que ella sea la ltimatrgica ilusin est presente siempre. El riesgo del engao no puede nunca seralejado porque la razn lo trae de continuo.

    Para concluir, Unamuno tiene hacia el gnosticismo una actitud que lo caracte-riza en todas las comparaciones posibles: lo rechaza, pero al mismo tiempo, loconquista. Como siempre, l aprende mucho de su adversario. Tambin en esto,estoy convencido, se manifiesta el carcter tpicamente paradjico de Unamuno. Y enesto consiste su originalidad.

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