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RobertLouisStevenson

LaResaca

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PARTEIELTERCERO

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INOCHEENLAPLAYA

PortodalaextensióndelasislasdelPaco,hombresdispersos,demuchasrazaseuropeas,ysalidos de ca-si todas las clases sociales, llevan el impulso de su actividad y diseminanenfermedades.Unos prosperan, otros vegetan. Los hay que han escalado las gradas de untronoyposeenislasyarmadas.Muchosdeellostienenquecasarseparavivir,yunalozanayjocunda dama de color de chocolate los sustenta en pura ocio-sidad; y, vestidos a usanzaindígena,peroconservandotodavíaalgúnrasgoextranjeroensuindumentooensusmodales,acasounasolareliquia––unmonóculo,porejemplo––deloficialydelcaballerodeotrotiem-po,pasan lavida tumbados,a la sombrade lasverandas techadasconhojasdepalmera, yentretienenaunatertuliadeisleñosconlosrecuerdosdelosteatrosdevariedades.Yaunhayotros,menosacomodaticios,notanavispados,depeorsuerteoquizámenosviles,alosquelessiguefaltandoelpanenaquellasislasdelaabundancia.

EnelextremodelaciudaddePapeete,tresdeestosúltimosestabansentadosbajounárbol––unpurao—,enlaplaya.

EratardeYahacíatiempoquelabandamilitar,terminadoelconcierto,sehabíamarchadotocando por el camino, con una abigarrada tropa de hombres y mujeres, empleados decomercio y oficiales de marina, bailando a su zaga, los brazos en torno de los talles, yadornados con guirnaldas. Ya hacía tiempo que la oscuridad y el silencio habían idoavanzandodecasaencasaporlaminúsculaciudadpagana.Sóloresplan-decíanlosfarolesdelascallesformandohalosfosforescentesentreelfollajedelasumbrosasavenidas,otrazandotrémulosreflejosenlasaguasdelpuerto.UnzumbarderonquidosseoíaportodoelmuelledelGobierno,entrelaspilasdemadera.Llegabahastalacostadesdelospailebots,esbeltosyfinoscúters,fondeadostodosjuntoscomobotecillos,conlastripulacionestendidassobrelascubiertas, bajo el cielo estrellado, o amontonadas en improvistas tiendas de lona entre eldesordendelasmercancías.

Perolosqueestabanbajoelpuraonoteníanpensamientodedormir.LamismatemperaturaenInglaterranohubierachocadoenplenoestío,peroeracruelmentefríaparaelMardelSur.La naturaleza inanimada se daba cuenta de ello, y el aceite de coco estaba helado en labotella en todas las casas, a estilo de jaulas, de la isla; y aquellos tres hombres lo sentíantambiény tiritaban.Llevaban livianas ropasdealgodón, lasmis-masenquehabían sudadopor el día y aguantado los aguaceros tropicales; y para colmar su cuita, no habí-andesayunado,habíanpasadoporaltodecomidayleshabíafaltadolacena.

Según la expresión corriente en elMar del Sur aquellos tres hombres estaban sobre laplaya.Lacomúndesgracia leshabíahecho juntarse, reconociéndosepor los tres seresmásmiserables, dehabla inglesa, enTahití; ymásalláde sumiseria, cadaunode ellos apenassabíanadade losotrosdos,ni siquiera sus verdaderosnombres.Los treshabíanhechounlargoaprendizajeensucaminohacialaruina;ycadaunodelostres,enalgunaetapadesucaída,sehabíavistoobligado,porvergüenza,aadoptarunalias.Ysinem-bargo,ningunodeelloshabía comparecidonuncaanteunTribunalde justicia; dos, eranhombresdeamablesvirtudes, y uno de éstos, sentado allí arrecido, bajo el purao, guardaba en el bolsillo undestrozado"Virgilio".

Verdad es que si hubiera sido posible sacar dinero del libro, Robert Herrick habría yasacrificado,muchotiempoantes,aquellasuúltimaposesión;pero lademandade literatura,tancaracterísticaenalgunaspartesdelPacífico,noseextiendehastalaslenguasmuertas;ymásdeunavezel "Virgilio",quenopodía trocarseporunacomida, lehabíaconsoladodelhambre.Lorepasabatendidoalalarga,yconelcinturónapretado,enelsuelodelaantiguaprisión,buscandopasajesfavoritosydescubriendootrosnuevosquesólolepare-cíanmenosbellosporquelesfaltabalaconsagracióndelrecuerdo.Osedeteníaensusvagabundeossinfin por el campo, se sentaba al borde de una senda mirando, al otro lado del mar, lasmontañasdeEimeo,yabríaalazarla"Eneida",buscandosuertes.Ysieloráculo––comoescostumbredelosoráculos––respon-díaconpalabrasnimuyprecisasnimuyalentadoras,almenosvisionesdeInglaterrasurgíanentropelenlamentedeldesterrado:labulliciosasaladel colegio, los verdes campos de recreo, las vacaciones en casa, y el perenne rumortumultuosodeLondres,ylachimeneafamiliar,ylablancacabezadesupadre.Queeselsinode esos graves, sobrios, autores clásicos, con lo que entablamos forzado y a veces penosoconocimien-toenlasaulas,diluirseennuestrasangreypenetrarenlasubstanciamismadela

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memoria; y así, una frase de Virgilio, no habla tanto de Mantua y de Augusto, como derincones de la tierra natal y de la propia ju-ventud, ya irrevocablemente perdida, delestudiante.

Robert Herrick era hijo de un hombre listo, activo y ambicioso, partícipe, en modestaescala, en una gran casa comercial de Londres. El muchacho despertó halagüeñasesperanzas,seleenvióaunbuencolegio,ganóallíunabecaenOxfordy,asutiempo,fueaseguirsusestudiosenaquellaUniversidad.Contodosutalentoyrefinamientodegustos––yen ambas cosas abundaba–– faltábale a Robert solidez y virilidad intelectual; perdíase enextraviadas sendas de estudio, se afanaba por lamúsica o por lametafísica cuando debíadedicarsealgriego,y,al fin, salióde laUniversidadconungradomediocre.Casialpropiotiempoquebró, desastrosamente, la casadeLondres, yHerrickpadre tuvoque empezar lavidadenuevo,comoempleadoenunescritorioajeno;yRobertrenuncióasusambicionesyaceptó,conresignación,unoficioqueaborrecíaydespreciaba.Losnúmerosnoleentrabanenlacabeza,noleinteresabanlosnegocios,de-testabalasujecióndelashorasdeoficina,ydesdeñabaloséxitosylosafanesdelosmercaderes.Llegaraenriquecerse,noletentaba;lebastabaconunbuenpasar.Unmozodepeor índoleodemayoraudaciasehabríarebeladocontraeldestino;acasohubiera intentadohacerseunporvenircon lapluma;quizáhubiesesentado plaza. Robert, más prudente, probablemente más tímido, se avino a seguir laprofesiónenlaquemásprontopodíaayudarasufamilia.Perolohizosindecidirsemásqueamedias, sin resolución firme; huyó de sus antiguos compañeros y escogió, entre variascolocacionesqueseleofrecían,unempleoenNuevaYork.

Fue la suya, desde entonces, una carrera de no interrumpido bochorno. No bebía, eraestrictamentehon-rado,seconducíacortésmenteconsusjefes;sinembargo,detodaspartesseledespedía.Comonoseinte-resabaenelcumplimientodesusdeberes,noponíaenellosatención; su cotidiana labor era una mezcla de cosas que se quedaban sin hacer o quequedabanmalhechas;ydeempleoenempleoydeciudadenciudad;llevabatrassílafamadeinepto.Nadiepuedesoportar,sinqueselesubaelcoloralacara,queseleapli-queesecalificativo:nohayenverdadningúnotroquedemaneratanrotundanoscierre,comoconunpor-tazoenlacara,elaccesoanuestrapropiaestimación.YparaHerrick,conscientedesustalentos y de su cultura, que miraba con menosprecio esos menesteres humildes para loscuales no se le consideraba capaz, el sufrimiento era intolerable. Desde que se inició suderrumbamiento,nopudoenviardineroasu familia;pocodespués,comosólopodíacontarfracasos,dejódeescribir;yunañoantesdelcomienzodeestahisto-ria,echadodeprontoalacalle,enSanFrancisco,porunjudíoalemán,soezycolérico,habíaperdidotodorespetodesímismo,y,enunsúbitoimpulso,cambiódenombreeinvirtiósuúltimodólarenunpasajeenelbergantín correo City of Papeete. Con qué esperanza había endulzado aquella fuga a losmares del Sur, quizá ni él mismo lo sabía. Es cierto que allí se podían hacer fortunasnegociandoenperlasoencopra;sindudaotros,nomejordotadosqueél,habíanllegadoenaquel mundo de las islas, a ser consortes de reinas y ministros de reyes. Pero si Herrickhubieraidoalláconalgúnpropósitofirmeydigno,habríaconservadoelapellidodesupadre.El alias delataba su bancarrota moral; había arriado su bandera; no se hacía ilusiones dellegararedimirseodeayudarasufamiliaarruinada;yhabíavenidoalasislas––dondesabíaque el clima era benigno, el pan barato y las costumbres fáciles–– como un desertor de labatallade la vida ydel cumplimientodel deber.Fracasar era su sino, sehabíadicho: puesque,almenos,fueraelfracasolomásgustosoposible.

Por fortuna, no basta con decirse: "Voy a envilecerme".Herrick prosiguió en las islas sucarreradedes-calabros;peroenelnuevoambienteybajoelnombrepostizo,nofueronmenosagudossussufrimientos.Consiguióunnuevoempleoyloperdiócomodecostumbre.Cuandohuboagotadolasufridapacienciadeloshosteleros,descendióaunamendicidadmásfrancaal bordede los caminos; con el transcursodel tiem-po, subuennatural se fue agriando, y,despuésdeunparde repulsas, sehizohuraño y receloso.Sobrabanmujeresquehubieransustentadoaunhombremenosguapoodepeorcondición:Herricknodiónuncaconellasonosupoconocerlas;o,sinofueasí,algúnsentimientomásvirilserebelóencontrayprefiriómo-rirsedehambre.Empapadoporlas lluvias,abrasadodedía,tiritandodenoche,sinotrodormitorioqueunaantiguaprisiónruinosayabandonada,alimentándosede limosnasocondesperdicios de las basuras, sin más compañía que la de otros dos parias como él, habíaapurado,durantemesesenteros,elcálizdelapeni-tencia.Llegóasaberloqueeralamansaresignación,loqueeraestallareninfantilescólerasderebelióncontraeldestino,yloqueerasumergirseenelsopordeladesesperanza.Eltiempolehabíatransformado.Yanosecontabaasímismocuentosdeunafácilyquizágustosadesmoralizacióncorruptora.Habíaapren-didoadescifrarsupropianaturaleza;estabayademostradoqueeraincapazdelevantarse,yahorasupoporexperienciaquenopodíadoblegarseparacaerenlaabyección.Algoqueapenaseraniorgullonifortaleza,quequizáerasólorefinamiento, ledeteníaantelacapitulación;pero

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mirabasumalasuerteconcrecienterabiayseasombrabaavecesdesupaciencia.Ya ibanpasadosasí cuatromeses sincambioalgunoy sinelmenorvislumbredeposible

mundanza.Laluna,vagandoporentreuncaosdevoladorasnubesdetodostamaños,formasydensidades,algunasnegrascomoborrones,otrastenuescomocendales,seguíaesparciendola maravilla de su brillo austral sobre el mismo escenario encantador y aborrecido; lasmontañasisleñas,coronadasconlaperennenubedelaisla,laciudadcubiertaporlosárbolesy tachonada con escasas luces, losmástiles en el puerto, el espejo terso de la laguna y labarreradearrecifessobrelaquerompíalamarejadaconblancasespumas.Laluzdelalunacaíatambién,comoelfocodeunalinterna,sobresusdoscompañeros,sobrelafigurarecia.ycorpulentadelyankeequesehacíallamarBrown,ydelquesólosesabíaqueerauncapitánde barco, víctima de algún percance; y sobre la desmedrada persona, los ojos pálidos y lasonrisadesdentadadeunacanalladoyaviesohorteradelaCitydeLondres.¡QuécompañíaparaRobertHerrick!Elpatrónyankeeera,almenos,unhombre;teníaingénitascualidadesdeternurayresolución;cualquierapodíaestrecharsumanosinrubor.Peronohabíaningunagraciaredentoraenelotro,elcualsehacíallamarunasvecesHayyotrasTomkins,ysereíadeladiscrepancia;quehabíaservidoentodoslosalmacenesdePapeete,puesnocarecíadecom-petencia,yquedetodoshabíasidodespedido,porqueeradeunacontumazvillanía;quedetalmodosehabíahechoaborrecerporcuantoslehabíanempleado,quepasabanasuladoen la calle como si fuera un perro, y sus antiguos compañeros le esquivaban como a unacreedor.

No hacía mucho que un barco había traído del Perú una epidemia de gripe que hacíaestragos en la isla y, especialmente, en Papeete. De todas partes, alrededor del purao, sealzabadecuandoencuandoun lastime-roalborotodegentesque tosíanyseatosigabanaltoser. Los enfermos, indígenas, con la nerviosidad pro-pia de los isleños ante un asomo defiebre,sehabíanarrastradofueradesuscasas,anhelososdefrescura,ysentadosencuclillasenlaplayaoenlascanoasvaradassobrelaarena,esperabanconansiaelnuevodía.Comoelcantodelosgallossepropagadenocheporelcampo,dealqueríaenalquería,lasexplosionesdetosestallabanyseesparcíanymoríana lo lejos,ydenuevovolvíanasurgirmáscerca.Cadaunodeaque-llosdesdichadoscalenturientossesugestionabaconlatosdelvecino,sufríaduranteunosminutoslascon-vulsionesdelferozacceso,ysequedabaagotado,sinvozysinfuerzas,cuandolacrisispasaba.LaplayadePapeete,enaquellafríanocheyenaqueltiempode epidemia, era lugar propicio para que el más compasivo pudiera dar empleo a toda lapiedadquesobraseensucorazón.Ydetodos losatacados,acasoelquemenos lamerecía,pero ciertamente el quemás la necesitaba, era el dependiente londinense. Estaba hecho aotro género de vida: a casas, lechos, cuidados de enfermeros, a las delicadezas que seproporcionanal que sufre; y se encontraba ahora allí, en la fría intemperie, expuesto a lasráfagas del viento y con el estómago vacío. Estaba, además, aniquilado; la enfermedad lesacudía hasta las entrañas, y sus compañeros se asombraban de que pudiera resistirla.Sentían por él honda lástima, que contendía con su aborrecimiento, y lo vencía. Lorepugnantedetandesagradabledolenciaacrecentabaaquellaaversión,yalpropiotiempo,ycomo decisivo contrapeso, la vergüenza por tan inhumano sentimiento les empujaba conmayorardoralserviciodelpa-ciente;yhastalomaloquedeélsabíanaumentabasusolicitud,pues nunca es tan temerosa la idea de la muerte como cuando se acerca al meramentesensual y egoísta. A veces le ayudaban a incorporarse; otras, con equivocado celo, legolpeabanentreloshombros,ycuandoelmíserosequedabatendidodeespaldas,espectralyagotado,despuésdeunparoxismodetos,leexaminabanlacara,dudandosiencontraríanenellaalgunaseñaldevida.Nohaynadiequenotengaalgunavirtud:ladeldependienteeralavalentía;yseapre-surabaatranquilizarlosconalgunabroma,nosiempredecente:

––Esto no es nada, compinches ––murmuróuna de esas veces, sin aliento––, no hay cosamejorparafor-talecerlosmúsculosdelalaringe.

––¡Laverdadesquetieneaguante!––exclamóelcapitán.––Nomeachicoporpocacosaprosiguióelpacienteconentrecortadavoz––.Peromeparece

unaperrasuertequeseaamíalúnicoaquienlehatocadolachinayelquehayadehacerreíralosdemás.Yapodíaalgunodevosotrosanimarseyhaceralgo;contarleaunocualquiercosa.

––Elmalestá,amigo,enquenotenemosnadaquecontar––respondióelcapitán.––Yolecontaré,siquiere,loqueestabapensando––dijoHerrick.––Díganoscualquiercosa––contestóeldependiente––.Sólonecesitoquemehaganrecordar

quenoes-toymuerto.Herrickcomenzósucuento,tendidodebrucesyhablandolentamente,casientredientes,

nocomoelquetienealgoquedecir,sinocomoelquesólohablapormatareltiempo.––Bien;puespensabaesto:queestabaenlaplayadePapeeteunanoche––todadeluzde

luna,chubascosygentetosiendo––,conhambreyconfríoyconelcorazónenlostalones,y

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queteníanoventaaños,ydeelloshabíapasadounosdoscientosveinteenlaplayadePapeete.PensabaqueojalátuvieraunasortijamágicaounahadabienhechoraoelpoderdeevocaraBelcebú, y trataba de recordar la receta para hacerlo. Sabía que se hace un círculo decalaveras, porque lo había visto en el Freischutz, y que había que quitarse la chaqueta yremangarselasmangasdelacamisa,puesasíoperabaelactorquehacíadeKaspar,ybienseveíaqueestabamuyaltantodeello,yquehabíaquelevantarunahumaredamaloliente, locualpuedehacerseconuncigarro,ydecirel"Padrenuestro"alrevés.Mepreguntésiseríacapazdeestoúltimo:lacosanoparecíafácil.Mepreguntédespuéssiseríacapazdedecirloalderecho,ymeparecióquesí.Puesbien;aunnohabía llegadoa lamitad,cuandoviqueveníaporlaplayaunsujetovestidoconunpariuyquetraíaunaesterillabajoelbrazo.Eraunvejetemásbienfeo,cojitranco,ynocesabadetoser.Alprincipionomegustó,peroluegomecompadecídelpobreteporquetosíadeaquelmodo.Meacordédequeaúnnosquedabaunpocodeljarabeparalatos,queelcónsuldelosEstadosUnidosledioalcapitánparaHay,yaunque a éste no le sirvió de nada, creí que acaso le vendría bien al viejo y me levanté.¡Yorana! ––le dije––. ¡Yorana! ––me contestó––. "Oigame ––proseguí––, tengo una pócima desuperiorcalidadenunabotella,quelevaacurarlatos.Harrymyylemediréunacucharadaenelhuecodelamano,porquetenemosloscubiertosencasadenuestrobanquero".Pensédespués que el vejete se aproximaba, y cuandomás de cerca,me gustabamenos. Pero yohabíacomprometidomipalabra,comoveis.

––¿Yaquévienentodasesassosadas?––interrumpióelhortera––.Escomolamonsergadelos"tracts".

––Esuncuento.Solíacontárselosalospequeñosencasa-dijoHerrick––.Sileaburre,mecallo.

––¡Adelanteconello!––respondió,colérico,elenfermo––.Másvaleesoquenada.––Bueno prosiguió Herrick––. En cuanto le di el jarabe pareció que se erguía y se

transformabay,bienmirado,quenoerauntahitiano,sinounaespeciedeárabeconluengasbarbas."Unabuenaacciónsepagaconotra",medijo""SoyunmagoescapadodelasMilyUna Noches, y esta esterilla que tengo bajo el brazo es el auténtico y original tapiz deMohammedBenNo-sé-cuántos.Digaustedunasolapalabraypuedehacerunatravesíaenél".-"¿MevaustedahacercreerqueeselTapizEncantado?",exclamé."Leapuestoundólaraquesí",dijoconfuerteacentoyankee."UstedhaestadoenAméricadespuésqueyoleílasMilyUnaNoches", lecontestéuntantoreceloso."Yalocreo.Heestadoentodaspartes.Elquetieneuntapizcomoéste,novaadejarseenmohecerenunhotelitode lasafueras".Lacosamepareciórazonable."Muybien",ledije."¿QuiereusteddecirquepuedosentarmeenestetapizymarcharderechoaLondres?""Enunsantiamén",contestó.Echélacuentadeladiferenciadehora.¿CuálesentrePapeeteyLondres,capitán?

––EntreGreenwichyPuntaVenus,nuevehorasyunosminutosysegundos.––Eso es, pocomás omenos, lo que yo calculé: unas nueve horas. Suponiendo que sean

ahoraaquí las tresde lamañana,meplantaríaenLondresaesodemediodía,y la ideameregocijabacomosimehicierancosquillas."Loquehaydemalo––––dije––esquenotengoniuncentavoenelbolsillo.SeríacosatristeverseenLondresynopodercomprarelStandarddelamañana"."¡Ah!––mecontestó––,aunnosabeustedlasventajasdeestetapiz...¿Veestabolsa?Nohaymásquemeterlamanoylasacarállenadelibrasester-linas".

––Diríadobleságuilas––observóelcapitán.––¡Así fué! ––exclamó Herrick––. Pensé que me habían parecido extraordinariamente

grandes; y ahora recuerdo que tuve que ir a una casa de cambio en Charing Cross paraprocurarmedineroinglés.

––¿Demodoquefueusted?dijoeldependiente––.¿Yquéhizoal llegar?Apuestoaquesebebióunwhiskyysoda.

––Todopasócomoelvenerablesujetohabíadicho...enunsantiamén.Enunsegundoestabaaquí,en laplaya,a las tresde lamañana,y,enel siguiente,enfrentede laCruzDorada,amediodía. Al principiome sentí deslumbrado yme tapé los ojos, y parecía que nada habíacambiado:elestruendodelStrandyeldelarrecifeeran lamismacosa;escuchadatentosyoiréis el rodarde los "cabs" y los ómnibus y el rumorde las calles. Y al fin pudemirar enrededoryallíestabaelsitiodesiempreynohabíaduda.AllíestabanlasestatuasenlaplazaySanMartin's-in-theFields,ylos"policemen"ylosgorrionesyloscochesdepunto;ynohaymododedecirloquesentía.Creoqueerancomoganasdellorarodehacercabriolasodedarunsaltoporencimade lacolumnadeNelson.Eracomosimehubiesensacadodel infiernoparadejarmecaerenlapartemejordelcielo.Busquéun"hansom"conuncaballotrotador."Unchelíndepropinasimellevaenveinteminutos",ledijealcochero.Mellevóabuenpaso,aunquenopodía compararseconeldel tapiz; y endiecinueveminutosymedioestabaa lapuerta.

––¿Cuálpuerta?––preguntóelcapitán

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––Ladeunacasaqueyosé.––¡Sería un bar! ––gritó el dependiente... aunque esas no fueron precisamente sus

palabras––.¿Yporquénofueeneltapiz,enlugardeirdandobarquinazosenelalquilón?––Noqueríaalborotarunacalletranquila-dijoelnarrador––.Maltono.Yademás,eraun

"hansom".––Bueno,y¿quéhizodespués?––preguntóelcapitán––Puesentrarallí––dijoHerrick.––¿Losviejos?...-volvióapreguntaraquél.––Asísería––contestóelotromordisqueandounashierbas.––¡Vaya una chispa para contar cuentos! ––exclamó el dependiente––. ¡Cristo!, ¡si parece

cosade"LaMoraldelosNiños"!¡Yquenoibaasermásdivertidalaescapadaquehicieseyo!Loprimerounwhiskyysodaparadarmesuerte.Despuésacomprarmeungabánpistonudo,con piel de astracán, y coger mi bastón y bajar por Piccadilly dándome la mar de pisto.Después, iríaaunrestaurantdeprimera,acomerguisantesychuletasde lasmejoresymibuenabotelladechampaña...¡ah!,ysemeolvidaba....unafritadadelTáme-sisloprimero...ytarta de grosella, y eso que dan en botellas gordas, con un sello... "¡Benedictino!"... así escomosellama.Despuésmedejaríacaerporalgúnteatroyharíaamistadcongentedebulla,ynos iríamosa recorrer las salasdebailey losbaresy todo lodemás.Yaldíasiguientemedaríaundesayunodeórdagoconmantecafresca,y...¡ay!...

Unnuevoataquedetosinterrumpióaldependiente.––Bien,puesahora lesdiré loqueyoharíadijoelcapitán––.Notomaríaningunodeesos

cochecitosdefantasíaconelcocheroencaramadoatrásenloalto,guiandodesdelacrucetademesana, como quien dice, sino un buen coche de plaza, de cuatro ruedas y del mayortonelajeposible.Loprimerodetodo,seríairalmercadoycomprarunpavoyunlechoncillo.Despuésiríaaunatiendadevinosycompraríaunadocenadebotellasdechampañayotradealgúnvinodulzón,deesegordoypegajosoyfuerte,algoenelestilodelOportoodelMadera:lomejorquetuviesen.Despuésmepararíaenunbazaryecharíaveintedólaresenjuguetesparaloschicos,y,desdeallí,aunaconfiteríaymecargaríadepastelesydulcesybollos,ydeesascosasqueadornanconciruelas;y,enseguida,aunpuestodeperiódicos,ycompraríatodos los ilustradospara lospequeños,ypara laparientaunbuenacopiode losque tienenfolletinesquehablande––,CómoelcondesedescubreaAnaMaríaycómoLadyMaudeseescapadelacasadelocosdondelateníanencerra-da;ydespués,lediríaalcocheroquemellevaseacasa.

––Faltamermeladaparaloschicos-indicóHerrick,-lesgustamucho.––Mermelada,sí,de lacoloradacontinuóelcapitán––.Yesascosasquese tiradeellasy

estallany––tienenversosimbécilesdentro.Ydespués,lesdigoqueíbamosatenerunaFiestanacionalyunaNavida-des,tododeunavez.¡Loqueyodaríaporveraloschiquillos!¡Cómosaldríandisparadosdecasacuandovieranllegaralpapáencoche!MiniñaAda...

Yelcapitánsecallódepronto.––¡Adelanteconello!––––dijoeldependiente.––¡Lopeoresquenosésiseestánmuriendodehambre!––exclamóelcapitán.––Por muy mal que estén no han de estar peor que nosotros, y eso es un consuelo ––

prosiguióelotro––.Aunqueeldemonioseempeñase,nopodríahacerquemefuerapeor.Fuecomosieldemoniolehubieraoído.Yahacíaunratoquesehabíaextinguidolaclaridad

delalunayqueconversabanenlaoscuridad.Seoyódeprontocomounbramidolejanoquese aproximaba impetuoso; se vio blanquear la superficie de la laguna, y antes de quepudieran,atropelladamente,ponerseenpie,des-cargósobreelloselchubasco.Quiennohayavivido en los trópicos no puede imaginar la violencia y la intensidad de aquella avalancha;cortabalarespiraciónyhacíajadearcomocuandosetomaunaducha,yelmundonoeramásqueunrevueltotorbellinodetinieblasydeagua.

Huyeron andando a tientas, en busca de su acostumbrado cobijo casi pudiera llamarsecasa––,elantiguocalabozo;llegaronempapadosasusceldasvacíasysetendieron,comotresremojadaspiltrafasdehumani-dad,enelfríosuelodecoral;yunmomentodespués,pasadoelchubasco,oíanlosotrosdosenlaoscuridadcastañetearlosdientesdelhortera.

––¡PorDios!––dijoconlastimeroacento––,acercaosparaversimecaliento.Paramí,quesinolohacéis,melargo.

Ylostresseacurrucaronjuntos,enunamasahúmeda,yasíestuvieronhastaelamanecer,tiritando y adormilándose y despertándose a cada momento, para sentir el horror de sumiseria,porlastosesdelde-pendiente.

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IILAMAÑANAENLAPLAYA.

Sehabíandispersadotodaslasnubes,labellezadeldíatropicalsetendíasobrePapeete:elmurodelasolasrompíasobreelarrecife,ylaspalmerasdelaislaparecíanyatemblarenelairecaliente.Unbuquedeguerrafrancésibaazarpar,devueltaasupaís.Estabaancladoenmitaddelpuertoyreinabaenéllainquie-taactividaddeunhormiguero.Porlanochehabíaentrado un pailebot y ahora estaba fondeado allá lejos, junto a la entrada, y tenía izada labanderaamarilla,emblemadelapeste.Bajandoporlacosta,unalargaprocesióndecanoasdoblabalapuntaysedirigíaalmercado,alegreyllamativa,conlosmilcoloresdelostrajesindígenasydelosmontonesdefrutas.Peronilabelleza,nielapeteciblecalordelamañana,sisi-quieraesasescenasnáuticas,quetantointeresanalagentedemaryalosdesocupados,podían atraer la atención de aquellos hombres. Aun tenían el frío metido en el corazón,amargalabocaporelinsomnio,yelandarvacilanteporfaltadesustento;ymarchabanunotrasotro,enlastimosahileraclaudicante,alolargodelaplaya,agobiadosysilenciosos.Ibanhacialaciudad,hacialascasasdondeyaselevantabaelhumoydondegentesmásdichosasestaban desayunando; y, según avanzaban, sus ojos ávidos y famélicos se volví-an a todoslados,perosólotratabandeencontrarcomida.Unpailebotpequeñoymugrientoestabaamarradoalmuelleyunidoaélporuntablón.A

proa, bajo un toldo minúsculo, cinco kanakas que constituían la tripulación, rodeaban,sentadossobrelacubierta,unatarteradeplátanosfritosytomabancaféenvasosdeestaño.––¡Lasocho:altoaltrabajoyadesayunar!––gritóelcapitánconmíserajovialidad––.Aúnno

hehecholapruebaconestebarco;aparezcoporprimeravezanteestepúblico;voyatenerunlleno.Seaproximóalsitioenqueeltablónestabaapoyadoenlahierbaquecrecíaenelmuelle,

volvió la espal-da al pailebot y empezó a silbar aquella retozona tonada: "La LavanderaIrlandesa".En losoídosde losmarineroskanakas sonócomosi fuerauna señal convenida,puestodos levantaronlacabezayseagruparondespués juntoa laborda,plátanoenmano,sin dejar de engullir mientras miraban. Como baila uno de esos macilentos osos de losPirineos,enlascallesdelasciudadesinglesas,anteelgarrotedesudueño,así,aun-queconmásgarboymedida,el capitánmarcabacon lospiesel compásde lamúsica, y su sombramatuti-na,desmesuradamentealargada,danzabadelantedeélsobre lahierba.Loskanakasmirabansonriendoelespectáculo;Herrickloveíaconsoñolientosojos,yelhambreembotabaen él, por el momento, toda sensa-ción de vergüenza; y un poco más apartado, pero muypróximo,eldependientesedescoyuntabaenunfieroaccesodetos.Elcapitánsedetuvodepronto,comosihastaentoncesnosehubieradadocuentadequele

escuchaban, y representó a lo vivo el papel de un hombre sorprendido en unmomento deíntimoysolitarioregocijo.––¡Hola!––exclamó.Loskanakasaplaudierondandopalmadasypidieronquecontinuase.––¡No,señor!––dijoelcapitán––.Nocomida,nobailar.¿Sabe?––¡Pobrecito!––contestóunodelatripulación––.¿El,nocomer?––¡Porciertoqueno!––dijoelcapitán––.Comidagustarmucho.Notener.––Muy bien. Tener yo ––––dijo el marinero––. Tú venir aquí.Mucho café, mucho fei. Los

otrostambiénvenir.––Parece cosa de meterse dentro ––observó el capitán; y él y sus compañeros se

apresuraronacruzareltablón.Fueronrecibidosabordoconapretonesdemano;seañadióalfestínunapegajosadamajuanademelaza,enhonordeloshuéspedes,ytrajerondelalcázardeproaunacordeón,quefuecolocadointencio-nadamentealladodelartista.Arianadijoéstecampechanamente,poniendo lamanosobreel instrumento,yacometióa

unsuculentoplátano,lodespachóenunsegundo,levantandoelvasodecafé,ysaludóconlacabezaalquellevabalavozdelatripulación,alotroladodelatartera––.Atusalud,amigo,haceshonoralPacífico.Conlaindecorosaavidezdecanesfamélicos,seatracarondeplátanoscalientesydecafé,y

hastaelde-pendienteparecióreviviryseleanimaronlosojos.Lacafeteraquedóescurrida;latartera,comofregada.Losanfitriones,quenohabíancesadodeatenderalasnecesidadesdesusinvitados,conlaplacenterahos-pitalidaddelospolinesios,seapresuraronatraer,comopostre, tabaco de las islas y rollos de hojas de pan-tana, para servir el papel de fumar, y

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sentadostodosalaredondadeloscacharros,sepusieronaaspirarhumocomopielesrojas.––Cuandounindividuodesayunaadiario,nosabeloquetiene––observóeldependiente.––Ahoratenemosqueresolverlacomida––––dijoHerrick,ydespués,poniendoenellotoda

sualma:––¡SiDiospermitieraquefueseyounkanaka!––Sólohayunacosacierta––––dijoelcapitán––:queestoyyadesesperado,yquepreferiría

iralahorcaaseguirpudriéndomeaquípormástiempo.Ydiciendoesto,asióelacordeónysepusoatocar"Home,sweethome".––¡Oh,esono!––gritóHerrick––.Nopuedosufrirlo.––¡Niyotampoco!—dijoelcapitán––.Perotengoquetocaralgo;hayquepagarlacuenta,

hijo.Yrom-pióacantar"ElcuerpodeJohnBrown",conunabonitayafinadavozdebarítono.—“Dandy Jim de Caroli-na”, vino después, y le siguieron "El atrevido Rorin", "El dulcebalanceo","Elbellopaís".Elcapitánestabasaldandolacuentaconusura,comoyalohabíahechomuchas veces antes. Con lamismamoneda, había pagadomás de una comida a losindígenas, tan amantes de la música, y siempre, como ahora, con gran contento de losvendedores.Estabaalamitadde"Quincedólaresenlabolsa",cantandocontestarudaenergía,puesla

tareanopodíaserlemásingrata,cuandosenotóunaciertainquietudentrelostripulantes.––TapitánTomharrymydijo,señalandounodeellos.Ylostresvagosdeplaya,siguiendolaindicación,vieronaunhombreconunjerseyblanco

ypantalóndepijamaqueveníaabuenpasodesdelaciudad.––¿Es aquélTapitán Tom? preguntó el capitán suspendiendo la música––. No me parece

recordaraeseanimal.––Másvalelargarnos––dijoeldependiente––.Notienebuenapinta.––Yaveremos––dijoelmúsicocondecisión––.Nosiempreseaciertaaprimeravista.Voya

hacerlaprueba.LamúsicatieneencantosparaablandaralsalvajeTapitán,muchachos.Quizádemosconunamina;quizápuedellegaravalernoshastaponcheheladoenlacámara.––¿Ponchehelado?¡Cristo!––dijoeldependiente––.Arránqueseconalgodelofino,capitán

"BajandoelríoSawannee":pruebeconeso.––No,señor––replicóelcapitán––.Tienetrazasdeescocés.Ylaemprendió,poniendotoda

sualma,conlaantiguacanciónescocesa"AuldLongSyne".El capitán seguía acercándose con la misma prisa de hombre quehaceroso; no se notó

ningunaalteraciónensucarabarbuda,alsubirbalanceándoseporeltablón;nisiquieravolviólosojoshaciaelartista."...Juntosremandoenlaríadesdequeeldíaapuntabahastaqueelsolseponía..."ElcapitánTomllevababajoelbrazounpaquete,quedejósobreel techode lacasetade

bajada a la cá-mara, y volviéndose de pronto hacia los intrusos: ––¡Eh, esos! ––bramó––.¡Largodeahí!EldependienteyHerricknoesperaronaquese lodijeradosveces, sinoquehuyeron in

continenteporel tablón.Elartista,porsuparte, tiróal sueloel instrumentoy, lentamente,irguiósuaventajadaestatura.––¿Quéhadichousted?––dijo––.Meestánentrandoganasdedarleunaleccióndecortesía.––Véngameustedamíconesas––respondióelescocés––,yhagoquelemetanenlacárcel.

Yaheoídohablardevosotrostres.Novaisaandarmuchotiempoporaquí;yoosloaseguro.ElGobiernoostieneechandoelojo.Aquísabenentendérselasprontoconlosmalditosvagosdeplaya;hayquehaceresajusticiaalosfranceses.––Espereustedaqueleatrapefueradelbarco––dijoelcapitán––,ydespués,volviéndose

hacia la tripu-lación: ––¡Adiós, amigos! Vosotros sois, con todo, unos caballeros. El últimonegrodeentrevosotrosharíamejorfigurasobreunatoldillaqueesepuercoescocés.El capitán Tom no se dignó contestar; miró con despectiva sonrisa la marcha de sus

huéspedes, y tan pronto como el último de ellos hubo traspuesto el tablón, puso a lostripulantesatrabajarenelcargamento.Los vagos de playa siguieron su bochornosa retirada a lo largo de la costa. Herrick iba

delante,conlaca-raoscurecidadepuroroja,ysacudidoporunarabiahistéricaquelehacíatemblar las rodillas,Bajoelmis-mopurao dondehabía tiritado la noche antes, se arrojó alsuelo,sollozandoruidosamente,yenterróelrostroenlaarena.––¡Quénomehablen!,¡quénomehablen!Nopuedosufrirlo.Losotrosdos,perplejos,separaronasulado.––¿Qué es lo que no puede sufrir ahora? ––dijo el dependiente––. ¿No acaba de llenar la

tripa?Todavíameestoyrechupando.Herrickdejóversusojosenloquecidosysu fazcongestionada. "¡Nopuedomendigar!"––

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gritó,yvolvióaecharsebocaabajo.––Estotienequeacabar––––dijoelcapitánconvozentrecortada.––¡Ya,ya!Lastrazassondequeseacercaelfin––dijoeldependiente,riéndoseconsorna.––Él, almenos, noestá tan lejosdeello comoausted se le figura ––replicó el capitán––.

Buenoañadióentonomásanimado––,vosotrosmeesperáisaquí,yyovoyadarunavuelta,averloquedicemirepre-sentante.Ydandolaespaldaseechóaandar,conoscilantepasomarinero,haciaPapeete.Media hora después estaba de vuelta. El dependiente dormitaba reclinado de espaldas

contraelárbol;Herrickyacíaenelmismositiodondesedejócaer;nada indicabasiestabadormidoodespierto.––¡Eh,muchachos!––gritóelcapitánconaquellaartificiosajovialidadsuya,tanangustiosa

aveces––.¡Unanovedad!––ysacótrespliegosdepapeldecartas,tressobresyafranqueadosytreslapiceros––.Po-demosescribiranuestrascasasporelbergantíncorreo;yelcónsulmehadichoquepuedovolverasuoficinaaponercontintalossobres.––Laverdadesqueesunaidea––––dijoeldependiente––.Nosemehubieraocurrido.––Fueronaquelloscuentosdeanoche,devolveralatierra,loquemehizopensarenello.––Bueno, venga aquí. Voy a buscar un retiro–– y el dependiente se fue a sentar a poco

trecho,alasom-bradeunacanoa.Losotrossequedaronbajoelpurao.Decuandoencuandoescribíanunaodospalabras,y

las tachaban después; a veces se quedaban inmóviles mordiendo la punta del lápiz ycontemplando el mar; otras, mira-ban al dependiente, que seguía recostado en la canoa,riéndoseytosiendomientrashacíadeslizarseellápiz,sinpausa,sobreelpapel.––Nopuedo––exclamóHerrick,depronto––.Mefaltavalor.––Óigameusted––dijoelcapitánhablandocondesusadagravedad––,escosaduraescribir

y,másaún,escribirmentiras,bienlosabeDios;perohayquehacerlo.Nadacuestadecirqueestáunobienycontento,yquesientenopodermandardineroenestecorreo.Ysiustednolohace,voyadecirleloquepiensodeello;queeslaseñalmásclaradeserunabestiaegoísta.––Escosafácilhablar-dijoHerrick––.Ustedmismo,segúnveo,tampocohaescritomucho.––¿Quétieneustedqueverconmigo?-exclamoelcapitán.Yaunquesuvoznoeracasimás

que unmur-mullo, vibraba en ella la emoción––. ¿Qué sabe usted demí? Si usted hubieramandadolamejorfragataquesalíadePortland,siustedhubieraestadoborrachoensuliteracuandochocócontralasrompientesenelgrupodelasCatorceIslas,ynohubieratenidoelbuensentidodeseguiren lacamayahogarse,envezdesubiracubiertaydarórdenesdebeodoyhacerqueseperdieranseisvidas...¡entoncespodíaustedhablar!Ahíestá––continuómástranquilo––:esaesmihistoria,yahorayalasabe.Muybonitaparaunpadredefamilia.Cincohombresyunamujerasesinados.Sí,habíaunamujerabordo,yquenoteníaporquéestarallí,además.SupongoquelahiceiralInfierno,siesquelohay.Nomeatrevíyaavolveracasa;ylamujeryloschicossefueronaInglaterraconmisuegro.Noséquéhasidodeellos––añadióconuntrágicoenco-gimientodehombros.––Muchasgracias,capitán––dijoHerrick––.Nuncaleapreciéaustedtanto.Se dieron un apretón de manos, corto y fuerte, apartando las miradas para ocultar su

enternecimiento.––Yahora,¡ánimoyainventarmentiras!dijoelcapitán.––Yodesistodeescribiramipadre––contestóHerrick;conunaconcentracióndeloslabios

quepreten-díaserunasonrisa––.Lointentaréconminovia,paramudardemales.Yheaquíloqueescribió:"He tachado, Emma, el comienzo de esta carta, que iba dirigida ami padre, porqueme

parecemásfácilescribirteati.Esteesmiúltimoadiósatodos,loúltimoquehasdeoírdeunamigoydeunhijoindigno.Hefracasadoenlavida;estoycaídoydesterrado.Meocultobajounhombre falso: tendrás túquedecirestoamipadre,con laayudade toda tubondad.Laculpaes sólomía.Yo séque si hubierapuesto enello todomi voluntad,mehabría abiertocamino;ysinembargo,tejuroquehicecuantopudeparaponerla.Nopuedosoportarlaideade que pienses que no lo intenté. Porque os quería a todos; no dudéis nunca de eso, y tú,menosquenadie.Nuncadejéniporunmomentodeamarte;pero¿quévalíamiamor?¿yquévalíayomismo?Noteníalahombríadelúltimohortera,noeracapazdetrabajarparahacertemía;ahora teheper-dido,ypor tideberíaalegrarmedeello.Cuando llegasteacasademipadre(¿Teacuerdasdeaquellostiempos?Quieroqueteacuerdes?),vistelomejorquehabíaenmí,todoloqueyoteníadebueno.¿Teacuerdasdeaqueldíaenquetecogílamanoynoquería soltarla?... ¿y del día en que estábamos mirando una barcaza desde el puente deBattersea, y empecé a contarte una de mis fantástica tonterías y de pronto, sin podermecontener,tedijequeteamaba?...Aquélfueelprincipio,yésteeselfin.Cuandohayasleídoestacarta,levántateydalesatodosunbesodedespedida:amispadres,alospequeños,unoporuno,yalpobretío,ydilesatodosquemeolvidenyolvídametúmisma.Echadlallaveala

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puerta: que no vuelva a entrar ningún pensamiento de mí; no os ocupéis más del pobrefantasmaquepretendiópasarporunhombreyterobótuamor.Eldespreciodemímismomedesgarraelcorazónmientrasescribo.Deberíadecirtequeestoybienycontento,yquenadame falta. No logro precisamente hacer dinero, y por eso no mando nada; pero estoy biencuidado, tengo amigos, vivo en un paraje y en un clima tan bellos como los que imaginá-bamosennuestrossueños,ynohayparaquémalgastarcompasiónenmí.Debescomprenderque,ensitioscomoéste,es fácilvivir,yaunvivirbien,peroamenudoesmuydifícilganarseis peniques en dinero. Explica esto ami padre y lo entenderá. No tengomás que decir,aunque nome decido a acabar, detenién-dome almarcharme, como huésped que se va demala gana.QueDios te bendiga. Piensa enmí por última vez, tal comoestoy aquí, enunaplayaluminosa,elmaryelcielodeunazulviolento,lasolasenormesretumbanallálejos,alromper sobre la barrera del arrecife, donde se asienta una isla, toda verde, de palme-ras.Estoysanoyfuerte.Másagradableesmorirasí,queacabarenfermoconvosotrosentornodemicama.Y,contodo,meestoymuriendo.Esteesmiúltimobeso.Perdona,olvidaalindigno..."Hastaaquíhabíaescrito,yelpapelestabayalleno,cuandotornóasumemoriaelrecuerdo

develadasjuntoalpiano,yeldeaquellacanción...laobramaestradelamor,enlaquetantoshan encontrado la expre-sión de sus más entrañables pensamientos: “¡Einst, O wunder!",añadió a lo escrito. No hacía falta más: sabía que en el corazón de su amada el contextosurgiría al punto, evocando maravillosas imágenes y ar-monías; haciendo sentir cómo, através de toda la vida, su nombre había de vibrar en los oídos del amante, y su eco serepetiríaentodoslossonidosdelanaturaleza;yque,cuandolamuertevinieraparaélysusersedesintegrase,lamemoriadeellasubsistiríaentresuselementosdispersos."Undía,¡ohmilagro!,delascenizasdemicorazónbrotóunaflor..."CasialavezacabaronsuscartasHerrickyelcapitán,ylosdosrespirabananhelosamentey

susmiradassecruzaron,yseesquivaronalcerrarlossobres.––Lástimaquetengalaletratangrande––dijoelcapitánmalhumorado––.Todomesalióde

golpe,encuanto logréempezar.––Lomismoamí––dijoHerrick––.Podíahaber llenadounaresma,unavezlanza-do;perohartolargaes,paralobuenoqueteníaquecontar.Estabanaúnescribiendolasdirecciones,cuandoelotroseacercósonrienteyjugueteando

consusobre,comohombremuysatisfecho.MiróporencimadelhombrodeHerrick.––¡Hola!––exclamó––.Ustednohaescritoasucasa.––Sí,heescrito––contestóHerrick––.Esunapersonaqueviveencasademipadre.¡Ah!ya

veo loquequieredecir... ––añadió––.MiverdaderoapellidoesHerrick.SeacabóelHay losdoshabíanusadoelmis-moseudónimo––.YoeratanHay,mefiguro,comousted.––¡Eso se llama pegar en la diana! Yo me llamo Huish, si quiere usted saberlo. Todo el

mundo gasta nombre falso en el Pacífico. Apuesto diez contra uno a que le pasa igual alcapitán.––Así es contestó éste––; y no he vuelto a decir el mío desde el día en que arranqué la

primerahojademiBrowditchylatiréalmar.MellamoJohnDavis.YosoyelDavisdelSeaRanger.––¡Conqueesusted!dijoHuish––.¿Yquéclasedebarcoera?¿negreroopirata?––EralafragatamásveleradelpuertodePortland,enMaine;y,delamaneraquelaperdí,

escomosilahubieraabiertounagujeroenelcostado,conuntaladro.––¿De modo que la perdió usted, eh? ––––dijo el dependiente––. Supongo que estaría

asegurada.Comoestapullasequedósinrespuesta,Huish,queaúnrebosabadevanidadyganasde

conversación,cambiódetema.––Meestándandoganas––dijo––deleerlesmicarta.Sémanejarunaplumacuandoquiero,

y ésta es la primera. Se la he escrito a una chica de un bar con quien me tropecé enNorthampton:eraunahembraextrayconungarboyunairequenohabíamásquepedir;ynosempalmamosencuantonosvimos,comolosdelascomedias.Lomenosmegastéconellaelcambiodeunbilletedecincolibras.Pues,porcasualidad,meheacordadodesunombreylaheescritoyledigoquemehehechoricoymehecasadoenlasislasconunareina,yvivoenunpalaciodespampanante.¡Quédebolas!Tengoqueleerleselpárrafodondedigocómoabríelparlamentodenegros,conuntricornio.Verdaderamenteesdeprimera.Elcapitánseincorporódeunsalto,dandounrugido.––¿ParaesolehaservidoelpapelqueyofuiamendigaralConsulado?QuizáfueunasuerteparaHuish––seguramente;alcabo,unadesgraciaparatodos––que

enaquelmo-mentopreciso leacometieraunode los terriblesaccesosde tos;deotromodosus compañeros le hubieran abandonado: tan fiero era su resentimiento.Cuando el ataquehubopasado,eldependientealargólamano,cogiólacarta,quesehabíacaídoalsuelo,ylarasgóenpedazos,conselloytodo.––¿Estánsatisfechos?preguntófrunciendoelceño.Nohablemosmásdeello––contestóDavis.

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IIILAANTIGUAPRISION.––ELDESTINO

LLAMANDOALAPUERTA

Laprisiónabandonada,queportantotiempohabíaservidodecobijoalosdesterrados,eraunaconstruc-ciónbajayrectangular,enlaesquinadeunafrondosaavenida,alPonientedelaciudadynomuylejosdelConsuladobritánico.Enelinteriorhabíaunpatiocubiertodehierbay de escombros, con señales de haber acampado allí huéspedes trashumantes. Seis o sieteceldas tenían su entrada por el patio, y sus puertas, que un día sirvieron para encerrarballenerosamotinados, sepudríanderrumbadassobre lahierba.Noquedabaninguna trazadesupasadodestino,anoserlasenmohecidasrejasdelasventanas.

Elpisodeunadelasceldashabíasido,enparte,desescombrado;juntoalapuertahabíaunbalde lleno de agua ––último utensilio casero de los tres miserables–– y la mitad de unacáscaradecoco,paraservirdevaso;ysobreunosrestosdeestera,estabadurmiendoHuish,esparrancado,conlabocaabiertayelrostrocadavérico.Elfulgordelatardetropical,alqueelfollajeiluminadoporelsoldabauntonoverdoso,sefiltrabaenaquellugarsombrío,porlapuertaylaventana;yHerrick,quesepaseabarecorriendodeunextremoaotroelsuelodecoral,sedeteníadecuandoencuandoparalavarselacarayelpescuezoconelaguatibiadelbalde.Todossuspasadossufrimientos, lanochede insomnio, los insultosde lamañanayelsupliciodeescribirlacarta,lehabíanpuestoeneseestadodeánimoenqueeldolorescasiuna voluptuosi-dad, el tiempo se reduce a unmero punto, y lamuerte y la vida son cosasindiferentes. Marchaba de un lado a otro, como bestia enjaulada; su espíritu revoloteabaerranteporelmundodelpensamientoy lamemoria;susojos,segúnandaba,recorríancasisinverloslosletrerosescritosenlasparedes.Deellosestabacasicubiertoelrevoco,queseiba desmoronando: nombres tahitianos, franceses, ingleses, y toscos dibujos de barcosnavegandoydehombresesposados.

Levinodeprontolaideadequeéltambiéndebíadejarenaquellosmuroselrecuerdodesupaso.Sede-tuvofrenteaunespaciolimpio,sacóellápiz,ymeditó.Lavanidad,tandifícildeextirpar,sedespertóenél.Hemosdichovanidad,acasoconinjusticia.Másbienfuelamerasensación de su existencia lo que le im-pulsó; el sentimiento de su vida ––e1 más grandemilagro––, el cual apenas estaba asido con un dedo. En sus nervios desquiciados surgió elintensopresentimientodeuncambioqueseacercaba;nopodíadecirsiparabienoparamal:una mudanza, no sabía más... un cambio que, velada la inescrutable faz, se acercaba concautelososilencio.Conaquelpensamiento,vino lavisióndeunasaladeconcierto, lasricastonalidadesdelosinstrumentos,elcalladoauditorioylavozsonoradelasinfonía."Eldestinollamandoalapuerta",pensó;trazóunpentagramaenelyesoyescribióenéllafamosafrasedela"QuintaSinfonía"."Así",siguiópensando,"sabránellosqueamélamúsicayteníagustosclásicos.¿Ellos?Supongoqueél:el ignoradoespíritufraternalquevendráalgúndíay leerámimenoresquela.¡Ah,ysabrátambiénlatín!"Yañadió:"terquequaterquebeatiQueisanteorapatrum".

Volvióotraveza suagitadopaseo,peroyaconel sentimiento,absurdoyconsolador,deldebercumpli-do.Aquellamañanahabíacavadosusepultura;ahorahabíaescritoelepitafio;losplieguesdelatogaesta-banenorden.¿Porquéretardareldetalletrivialquefaltabaporhacer?SedetuvoymirólargoratolacaradeHuishdormido,paladeandoeldesencantoyelasco de la vida. Se provocaba náuseas contemplando la vil fisonomía. ¿Podía aquellocontinuar?¿Quéesloqueahoralesujetaba?¿Noteníaderechos...ysísólolaobligacióndeseguiradelante,sintreguaoliberación,ysoportarloinsoportable?Ichtrageunertrdgliches:la cita volvióotraveza sumemoria; repitió toda la composición,quizá lamásperfectadelmásperfectopoeta,yunadesusfraseslehiriócomounpuñetazo:Du,stolzesHerz,duhastes ja gewollt? ¿Dónde esta-ba el orgullo de su corazón? Y se revolvía frenético contra símismo, insultándose ––––como nos obstina-mos en hurgar una muela dolorida––, con unmorbosoplacerensupropiomenosprecio."Notengodigni-dad,notengocorazón,notengovirilidad" pensaba––, o si los tengo, ¿Para qué prolongar una vida más vergonzosa que lahorca?Sinorgullo,sincapacidad,sinfuerza...¡Sinpodernisiquieraserunbandido!Yestaraquípereciendodehambreconserespeoresquebandidos...

Larabiacontrasucompañerolearrebató,yamenazóaldurmientesacudiendoanteélunpuñotembloro-so.

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Seoyeronpasosrápidos.Elcapitánaparecióenelumbralde lacelda, jadeante,conunabobaexpresióndecontentoen lacaraenrojecida.Traíaen losbrazosunahogazadepanybotellasdecerveza,ylosbolsi-llosdelachaquetarepletosdecigarros.Extendiósustesorosenelsuelo,cogióaHerrickporambasmanosysoltóunacarcajada.

––¡Descorchadlacerveza!vociferaba––.Descorchadlacervezaygritad:¡aleluya!––¿Cerveza?––repitióHuishincorporándosetrabajosamente.––¡Cerveza! ––contestó Davis––. ¡Cerveza y abundante! Cualquier número de personas

puede usarla (como las pastillas dentífricas de Lyon) con perfecta seguridad y limpieza.¿Quiénvaaoficiar?

––Mepintosoloparaeso––dijoeldependiente––.Rompióloscuellosdelasbotellasconuntrozodeco-raly,unotrasotro,bebieronenlacáscaradecoco.

––Ahora,uncigarro––dijoDavis––.Todoentraenlacuenta.––¿Quéocurre?––preguntóHerrick.Elcapitánsepusodeprontoserio:––Aeso iba––dijo––.NecesitohablaraquíconHerrick.

Usted,Hay...oHuish,oloquequieraquesellame,cojauncigarroylaotrabotella,ysevaaverdedóndesoplaelvien-to,allí,juntoalpurao.Yolellamarécuandohagafalta.

––¿Quéhay?¿Secretos?Esonoesdecente––––dijoHish.––Mireusted,hijo––siguióelcapitán––.Esteesunnegociomuyserioyándeseconcuidado

con loquehace.Siustedvaaponerdificultades,puedemanejárselascomo ledé laganayquedarse aquí plantado, solito. Pero, entiéndalo bien: siHerrick y yo nos vamos, cargamosconlacerveza,¿sabe?

––Noesquequierametercucharadadondenomellaman.Mevoy,ybuenprovecho.Vengalacerveza.Yapuedenhablarhastaquese lescaiga la lengua,por loqueamíme importa.Creoquenoestábienentreamigos;esoestodo.

Ysalió,bamboleándoseygruñendo,delaceldaalaluzcegadoradelsol.El capitán le siguió con la mirada hasta que traspuso el patio; después se volvió hacia

Herrick.––¿Quéesello?preguntóésteconlalenguatrabada.––Voyadecírselo.Necesitoconsultarle.Esunaocasiónquesenoshapresentado...¿Quées

eso?––exclamó,señalandolamúsicaescritaenlapared.––¿Cuál? preguntó el otro––. ¡Ah! eso... Música; es una frase de Beethoven que estaba

escribiendo.Quieredecir:"Eldestinollamandoalapuerta".––¿Deveras?––––dijoelcapitánbajandolavoz;yseacercóyexaminólainscripción––.¿Y

estootroenfrancés?preguntó,señalandolaspalabraslatinas.––Noesnada,sóloquieredecirquemásmevalierahabermuertoenmitierra––contestó,

impaciente,Herrick––.¿Quéasuntoesese?––“Eldestinollamandoalapuerta"––repitióelcapitán,yvolviéndoseamirarle––.Esoes,

Mr.Herrick,esovieneaser,pocomásomenos.––¿Quéquiereusteddecir?Explíquese.Peroelcapitánsehabíaquedadootravezmirandoalamúsica.––¿Cuántoharáqueescribióustedesosgarabatos?––¿Pero,quéimporta?––exclamóHerrick––Harácosademediahora.––¡PorDiosqueesextraño!––exclamóDavis––.Algunosllamaríanaesocasualidad;peroyo,

no.Estoysubrayólamúsica.conundedofornido––,estoesloqueyollamoProvidencia.––Diceustedquesenospresentaunaocasión.––Sí, señor ––dijo el capitán dando la vuelta de pronto y quedando cara a cara con su

compañero––.Esohedicho.Siesustedelhombreporquienyo lehe tomado, tenemosunaocasión.

––No sé por lo que me ha tomado usted. Difícil le sería tomarme por algo que fuerabastantebajo.

––¡Chóquelausted,Mr.Herrick!Yoleconozco.Esusteduncaballeroyunhombredealma.Noqueríahablardelantedelbicho;yaveráustedporqué.Peroaustedselodirétodo.Tengounbarco.

––¿Unbarco?––gritóHerrick––.¿Cuál?––Aquelpailebotquevimosestamañanaalabocadelpuerto.––¿Elpailebotconlabanderadecuarentena?––Ese es el bote ––––dijo Davis––. Se llama el Farallone; ciento sesenta toneladas de

registro;despachadodeSanFranciscoparaSidneyconchampañadeCalifornia.Elcapitán,elsegundoyunmarinero,muertosdeviruela;mefiguroquedelamismaquehahabidoenlasislas Pomotú. El capitán y segundo, eran los únicos blancos a bordo. Todos los demástripulantes,kanakas:pareceunequipo raroparaunbarcoque saledeunpuertocristiano.Sólo quedaron tres de ellos y un cocinero; no sabían dónde estaban; y yo tampoco puedoimaginarmecómohanvenidoapararaquí.Wiseman,el capitán,debíadeestar curdapara

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seguir la derrota que traía. De todos modos, muerto estaba, y allí estaban los kanakascompletamenteperdidos.An-duvierondeaquíparaalláenlamar,comolosniñosdelcuentoen el bosque, y fueron a dar de cabeza en Tahití. El cónsul se hizo aquí cargo del barco.OfrecióelpuestoaWilliams;nohabíatenidonuncalavirue-la,yseechóatrás.Entoncesfuecuandoyolleguéparapedirelpapeldecartas;mefiguréquealgohabía,porqueelcónsulmedijoquevolvieraotravezporallí;peronoosquisedecirnada,paraevitarosundesen-gaño.ElcónsulprobóconM'Neil;teníamiedoalaviruela.ProbóconesecorsoCapiratiyconLebleu,ocomosellame,ynoquisieronponermanoenlacosa,todosteníangranapegoalavida.Alfin, cuando ya no quedaba nadie a quien ofrecérselo, me lo ofreció amí. "Brown, ¿quiereusted embarcar de capitán y llevar el barco a Sidney' ––me dijo––. "Déjeme escoger misegundoyotromarineroblanco", lecontesté, "porquenomeentiendocon la jeringonzadeesa tripulación kanaka; denos dos mesadas adelantadas, para desempeñar las ropas y losinstrumentos, y esta noche hago inventario, completo las provisiones y me hago a la marmañana, antes de oscurecer." Eso es lo que le dije. "No estámal", respondió el cónsul, "ypuedo decir a usted que ha tenido una suerte loca, Brown". Y lo dijo, además, conmuchoretintín. Pero eso ya poco importa. Voy a embarcar a Huish de marinero por supuesto, ledejaré alojarse apopa–– y le embarca-ré austeddepiloto con setenta y y cincodólares almes,ydosmesadasdeadelanto.

––¿Pilotoyo?¡Noveustedquesoyhombredetierraadentro!––exclamóHerrick.––Puesseme figuraque tendráustedqueaprender ––––dijoel capitán––. ¿Oacasohabía

ustedcreídoqueibaadarleesquinazoydejarleaquípudriéndoseenlaplaya?Nosoydeesegénero,amigomío.Yusted,detodosmodos,espersonahábil;conotrospeoreshenavegado.

––Diossabequenopuedorehusar––––dijoHerrick––.Diossabequeseloagradezcodetodocorazón.

––Todoesoestámuybien—dijoelcapitán––.Peronoesesotodoysevolviódeladoparaencenderuncigarro.

––¿Puesquémáshay?preguntóelotro,consúbitaeindefiniblealarma.––Aesovoy––––dijoDavis,ysequedóunratocallado––.Vamosaver...––comenzó,dando

vueltasalcigarroentreelpulgaryelíndice––figúreseustedqueechalacuentadeloqueconello vamos a ganar. ¿No se hace usted cargo?... Pues bien, cogemos dos mesadas poradelantado,nopodemossalirdePapeete––losacreedoresnonosdejaríanirnos––pormenos;nosvaa llevarunpardemeseselarribaraSidney,ycuandohayamos llegadoallí...quieroqueustedmediga:¿Quéhabremossalidoganando?

––Cuandomenos,habremosescapadodelaplaya––––dijoHerrick.––MefiguroquehayunaplayaenSidney––replicóelcapitán––,yvoyadecirleunacosa,

Mr.Herrick:notengointencióndehacerlaprueba.No,señor;Sidneynomeveráelpelo.––Hableustedclaro.––Claro como el agua ––replicó el capitán––. Voy a apropiarme ese pailebot. No es cosa

nueva;ocurretodoslosañosenelPaco.Stephensrobóunpailebotelotrodía,¿noescierto?HayesyPeasenohacíanotracosa.Yesosería lasalvacióndetodosnosotros.Vamosaver:¡piense usted en ese cargamento de champa-ña! ¡Pues si es como si lo hubieran hecho apropósito! En el Perú vendemos el vino en la punta del muelle, y el paílebot detrás, siencontramos un idiota que lo compre, y en seguida salimos disparados para lasmi-nas. Sicuentoconusted,pongolacabezaaquesalgoadelante.

––Capitán––dijoHerrickconvoztemblona––,nohagaustedeso.––Estoy desesperado. Seme ha presentado una salida; puede que nunca seme presente

otra. Herrick, consienta usted, ayúdeme. Me parece que hemos estado bastante tiempopereciendojuntosdehambre,paraqueustednomeloniegue.

––No puedo; lo siento. No es posible. Aun no he descendido hasta eso ––dijo Herrickmortalmentepáli-do.

––¿Qué dijo usted estamañana? ¿Qué no podía pedir limosna? Pues tiene que ser o unacosayotra,hijomío.

––¡Sí,peroesoeslacárcel!––exclamóHerrick––.Nometienteusted.Esoeslacárcel.––¿Nooyó loquedijoelpatrónabordodeaquelpailebot?prosiguióelcapitán––.Pues le

digoaustedqueestabaenlocierto.Hartotiemponoshandejadoenpazlosfranceses;esonopuededurar;yanoshanechadoelojoencimay,tanfijocomoestáustedahí,queantesdetressemanas,ustedyyoestamosenlacárcel,hagamosloquehagamos.Seloleíalcónsulenlacara.

––Ustedseolvida,capitán,quequedaotrocamino.Puedomorir,y,paradecirverdad,debíhacerlohacetresaños.

Elcapitánsecruzódebrazosymiróalotroalacara.––Sí––dijo––;sí,puedeustedcortarseelpescuezo:esunaverdadcomountemplo;ybuen

provecholehaga.¿Yyo?¿Quéesloquevaaserdemí?

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UnaextrañaexaltacióniluminólacaradeHerrick.––Los dos ––dijo—, los dos juntos. No es posible que a usted le guste hacer eso. Venga

conmigoyalar-gó,tímidamente,unamano––,unasbrazadasenlalagunay...¡eldescanso!––Créame usted que estoy casi tentado a contestarle como el de la Biblia. "¡Vade retro,

Satanás!"––dijoelcapitán––.¿Qué,piensaustedquevoyaahogarme,yo,quetengoloshijosen la miseria? ¡Gustarme! ¡No! ¡Ya lo creo que no me gusta!; pero tengo que arrimar elhombro,yloarrimaréhastaquemecaigaapedazos.Yave,tengotres:doschicosylaniña,Ada. Lo malo está en que no es usted padre. Sepa usted, Herrick, que yo lo quiero bienprosiguió,conmovido––;alprincipionoapencabaconusted;meparecíatanentontecidoytaninglés...;peroahoralequiero.Yesunhombrequelequiereelqueestáaquí, luchandoconusted.Yonopuedohacermealamarsóloconelbicho;nopuedeser.Váyaseustedytíresealagua,yallásevamiúltimaesperanza,laúltimaquelequeda,aunpobrebestiadesgraciado,deganarunmendrugodepanpara lossuyos.Nosirvomásqueparanavegarbarcos,ymehan retiradomis títulos. Y aquí semepresenta una salida ¡y usted seme echa atrás! ¡Ay!¡Ustednotienefamiliayahíestáladificultad!

––Sílatengo.––Sí,ya losé––siguióelcapitán––;ustedcreequelatiene.Peronadietienefamiliahasta

que no tiene hijos. Los pequeños son los únicos que cuentan. Tienen no sé qué loschiquitines...Nopuedohablardeellos.Ysiaustedle importauncentavoporesepadredequienhablaoporesanoviaalaqueescribíaestamañana,sentiríalomismoqueyo.Sediría:"¿Quéimportanlasleyes,yDiosytodolodemás?Migentelopasamal,yolespertenezcoyvoy a buscarles pan, o ¡por Cristo! voy a hacerlos ricos, aunque tenga que pegar fuego aLondresparalograrlo".Esosediríausted,yledigomás...sucorazónseloestádiciendoenestemismoinstante;seloveoenlacara.Ustedestápensando:"Menguadaamistadestaparaconelquehacompartidoconmigolamiseria;yencuantoalamuchachadequienpretendoestarenamorado,¿Quéclasedeamorenclenqueeselmío,quenomehacellegarhastadondecasi todos irían sólo por una cantimplora de whisky? No me parece que haya mucho denovelescoeneseamor;noesdelgénerodequetratanloslibrosdeversos.Pero,¿Paraquéhablarmás, cuando todo lo estáusted viendo en su interior, claro comoenun libro?Se lopreguntoporúltimavez:¿Mevaaabandonaren lahoradenecesidad?––¡yavesiyo leheabandonado!––,¿omevaadarlamanoyprobardenuevolasuerte,yvolverasucasa,quizá,millonario?Digaustedquenoy¡Diosseapiadedemí!Digaquesí,yharéquelascriaturasrecenporustedtodas lasnochesderodillas."¡BenditoseaMr.Herrick!",dirán,mientras laparientahacesolitariosalpiedelacama,ylospobresinocentes...––yaquíseleahogólavozen la garganta––. Pocas veces me suelto a hablar de los pequeños dijo––, pero cuando lohago...pierdolosestribos.

––Capitán––dijoHerrickconvozdébil––,¿noquedanadamás?––Voy a profetizar, si usted quiere ––continuó aquél con nuevo vigor––. Niéguese a esto,

porquesecreeusteddemasiadohonrado,y ledoymipalabradequeantesdeunmesestáustedenlacárcelporratero.Estoyviendo,aunqueustednolovea,queyanopuedemás.Nopienseque,sirehúsaestaocasión,vaaseguirhaciendovidaevangélica;yanopuedeestirarmáslacuerda,yantesdequesedécuentadedóndeestá,vaaencontrarseyadelotrolado.No;tieneustedqueelegirentreestooCaledonia.Deseguroquenohaestadonuncaallíyqueno ha visto a aquellos hombres blancos, afeitados, con un traje de color de polvo y sussombrerosdepaja,vagandoencuadrillasporNumea,alaluzdelosfaroles;parecenlobos,yparecen predicadores, y parecen enfermos; Huish es una rosa de Mayo comparado con elmejordeellos.Puesesavaasersucompañía.Estánaguardándole,Herrick,ytieneustedqueir,yesaesunaprofecía.

Y era cierto que en la alta figura, rígida y temblorosa, de aquel hombre, parecía haberdescendidoelespí-rituproféticoyqueeracapazdepronunciaroráculos.Herricklemirabayapartólosojos;sentíaquenoeradecorosoobservaraquellaagitación;ysentíatambiénquesuánimosedebilitaba.

––Hablausteddevolveranuestrascasas––objetó––.Esojamáspodríamoshacerlo.––Nosotros, sí ––contestó el otro––. El capitán Brown no podría, ni el Mr. Hay, que se

embarcóconélcomopiloto.Pero,cándido,¿quétienenesosqueverconelcapitánDavisoconMr.Herrick?

––PeroHayesteníaesasislasdesiertasdonderefugiarse––fuelaúltimaydébilobjeción.––NosotrostendremoslaisladesiertadelPerú.FuelobastantedespobladaparaStephens,

quesemarchóalláaúnnohaceunaño.Supongoqueloserátambiénparanosotros.––¿Ylatripulación?––Todoskanakas.Vamos,yaveoquesevaaviniendoarazones.Yaveoquenoseechaatrás.Yelcapitán,unavezmás,letendiólamano.––Quesealoqueustedquiera––dijoHerrick––.Loharé:cosaextrañaesparaelhijodemi

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padre.Peroloharé.Estaréasulado,parabienoparamal.––¡Dios le bendiga! ––exclamó el capitán, y guardó silencio––. Herrick ––añadió después

sonriendo––,creoquemehubieracaídomuertosihubierausteddicho:¡no!YHerrick,viéndole,tambiénestuvoapuntodecreerlo.––Yahora,vamosadecírseloalbicho––dijoDavis.––NosécómolotomarádijoHerrick.––¿Ese?Saltandodegusto.

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IVLABANDERAAMARILLA

ElpailebotFaralloneestabamuyalejado,entrelaspuntasdelaentrada,dondeelpráctico,despavorido,sehabíaapresuradoafondearloyaescapar.Mirandodesdelaplaya,porentrelaestrechafiladebarcosanclados,doscosassedestacaban,conspicuas,haciaelmar:deunlado, la islaminúscula,consuspenachosdepalmerasy lascañonesy reductosconstruidostreinta años antes, para defensa de la capital de la Reina Pomaré; de otro, el proscritoFarallone,desterrado,alláen labocadelpuerto,balanceándosehastameter los imbornalesbajoelagua,yhaciendoondearconelvaivénlabanderadeepidemia.Algunasavesmarinaspiaban y chillaban en torno del barco, y amenos de un tiro de fusil, un escampavía de lamarina de guerra se mantenía sobre los remos, y las armas de sus tripulantes despedíanfugacesdestellos.Laintensaluzyeldeslumbrantecielodelostrópicosdabanfondoyrelievealcuadro.Unbotepulquérrimo,tripuladoporindígenasconuniformesypatroneadoporelmédicodel

puerto,des-atracódetierraaesodelastresdelatardeybogóconbríohaciaelpailebot.Aproallevabaunmontóndesacosdeharina,cebollasypatatas,yallíencaramadoibaHuish,vestidoaestilodemarinero;cofresycajasestorbaban losmovimientosde losremeros,yapopa, sentadoa la izquierdadeldoctor, estabaHerrick, conun terno flamantede ropasdemar, la negra barba recortada en punta, un fajo de folletines bajo las rodillas, y llevandocuidadosamenteentrelospiesuncronómetro,quehabíadesustituiraldelFarallone,paradodesdehacíamuchotiempoyperdidalacompensación.Pasaronjuntoalescampavía,cambiandosaludosconelcontramaestrequelomandaba,y,al

fin,seacer-caronalbarcoinfectado.Abordonosemovíaungato,noseoíaanadie,ycomohabíamuchamar fuera y el arrecife estaba cerca, el tumulto de lamarejada resonaba entorno del pailebot, como un fragor de batalla. ––¡Ohé la goélette! ––gritó el doctor, a todopulmón.Al punto, y saliendo de la caseta, apareció Davis, seguido de la morena y haraposa

tripulación.––¡Hola!¿EsustedHay?––dijoelcapitán,inclinándosesobrelaborda––.Digaalpatrónque

atraque como si fuera una caja de huevos. Hay aquí una mar tremenda y el bote esquebradizo.El movimiento del pailebot era en aquel momento violentísimo. Tan pronto levantaba el

costado, tanaltocomoeldeunvapordealtamar,dejandoverel forro relampagueantedecobre,comose inclinabadesúbitohaciaelbote,hastaqueelaguapenetrababurbujeandoporlosimbornales.––Ustedtendrábuenaspiernasmarineras––observóeldoctor––.Buenafaltalevanahacer.LaverdaderaqueabordarelFaralloneenlaposicióntanpocoresguardadaenqueestaba,

requeríanopocadestreza.Las cosasdemenos valor se echaronabordocomo sepudo; elcronómetro,despuésdemu-chosintentos,pasóalfin,suavemente,deunasaotrasmanos,ysóloquedabalatareamásardua;deembar-caraHuish.Hastaaquellapiezadepesomuertoenrolado como marinero de primera clase, a dieciocho dólares al mes, y descrito por elcapitánalcónsulcomounhombreinapreciable––,acabóporserizadaabordosinmenoscabo,yeldoctor,concortesessaludos,sedespidió.Los trescompañerosdeaventurassequedaronmirándoseunosaotros,yDavis lanzóun

suspirodesatis-facción.––Ahoradijo––vamosadejarcolocadoelcronómetro––yentróelprimeroenlacámara.Era

bastanteespaciosaydabaentradaadoscamarotesyaunaampliadespensa;losmamparosestabanpintadosdeblan-coyelpisocubiertodelinoleum.Todoestabarecogidoyenorden,yno quedaban signos de anterior ocu-pación, pues los efectos de los fallecidos, después dedesinfectados, habían sido conducidos a tierra. Unicamente sobre la mesa, en un platillo,ardía aún un poco de azufre, y sus emanaciones hicieron toser a los recién llegados. Elcapitán asomó la cabeza en el camarote de estribor, donde las ropas de cama estabanamontonadasenlaliteraylamantaechadaaunlado,talcomolahabíanlevantadoparasacareldesfigura-docadáver.––¡Yleshabíadichoaesosnegrosquetirasentodoestoporlaborda!––refunfuñóDavis––.

Supongoque tendríanmiedodeponer lasmanosenello.Bien, almenoshanbaldeadoporaquí,yeslomásquepodíaesperarse.Huish,agarreesasropas.

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––Cójalasusted,queyoleverédelejos––dijoHuish,echándoseatrás.––¿Quéeseso? ––exclamócoléricoel capitán—.Tengoquedecirle, amigomío,que seha

equivocadousted.Aquísoyelcapitán.––Locualmetienesincuidado––replicóeldependiente.––¿De veras? Pues entonces va usted a alojarse a proa con los negros. ¡Largo de esta

cámara!––¡Vamos,hombre!contestóHuish––.¿Creeustedquemechupoeldedo?Unabromaesuna

broma.––Puesvoyaexplicarlecómoestánlascosasyvaustedaver,deunavez,todoloquehayde

broma en ello. Soy aquí capitán, y voy a serlo de veras.Una de estas tres cosas. Primero:ustedobedecerámisórde-nesaquí,comomozodecámara,yenesecasoviveconnosotros.Osegundo:seniegaaello,ylemandoaproa...yesoapasoacelerado.Oterceroyúltimo:hagoseñalesalbuquedeguerra,yvaustedatierradete-nidoporrebelión.––¡Ah!yporsupuesto,noibayoadescubrirtodoelpastel...¡Quia!––replicóburlonamente

Huish.––¿Yquiénibaacreerle,amigomío?––preguntóelcapitán—.¡No,señor!Nohaynadade

bromaenmi"capitanía".Nohaymásquehablar.Arribaconesasmantas.Huishnoteníapelodetontoysabíacuándoteníaquedarseporvencido;ni tampocoera

cobarde,pues se fuea la litera, seabrazóa las ropas infectadas y las sacóde la cama sinvacilaciónnitropiezo.––Estaba aguardando una ocasión -dijo Davis a Herrick––. Con usted no hace falta eso,

porquesabedar-secuenta.––¿Vaustedadormiraquí?preguntóHerrick,entrandoenelcamarote traselcapitán,el

cualsepusoafijarelcronómetroensusitio,juntoalacabeceradelacama.––¡Nopienso!Meparecequemeacomodaréencubierta.Noesquetengamiedo;perono

meapeteceporelmomentounaviruelaconfluente.––Tampoco creo yo que tenga miedo ––dijo Herrick––. Pero se me pone un nudo en la

garganta al pensar en esos dos hombres: el capitán y el segundomuriéndose aquí, el unoenfrentedelotro.Estrágico.¿Cuálesseríansusúltimaspalabras?––¿Wiseman y Wishart? erijo el capitán––. Probablemente nada de extraordinario. Esas

cosasse las figu-raunodeunamanera,y,en larealidad,pasandeotramuydistinta.Quizádijese Wiseman: "Oye, compa-dre, tráete el aguardiente, que la cabeza me está dandovueltas."YacasodijeseWishart:"¡Vetea...––Puestambiénesoesfúnebre.––Verdadqueloes––dijoDavis––.Ahíestá;yaestáelcronómetroensusitió.Yyavasiendo

horadelevaranclas.Encendióunpuro,ysalióacubierta..––¡Eh,tú!¿Quénombretienes?––gritóaunodelosmarineros,unhombreenjutoyesbelto,

queparecíadealgunalejanaislaoccidental,yeradeunanegruraqueseacercabaaladelosafricanos.––SallyDay––replicóelhombre.––¡Vayaunnombre!––dijoelcapitán––.Nosabíaqueteníamosseñorasabordo.Bien,Sally,

ten laamabilidaddearriarmeaquel trapo,yyo loharéportienotraocasión.––Mirócómodescendía labanderaamarilla,salvandoelobstáculode lascrucetas,hastaquelaviosobrecubierta––.Novolverásaondearsobreestebarco––observó––.Reúnaustedalagenteapopa,Mr.Hay––añadióhablando,muyalto––.Tengoquedecirlesunaspalabras.Antelaideadedarórdenesporprimeravezalostripulantes,sentíaHerrickunasensación

extraña. Ben-decía la suerte de que fueran indígenas; pero hasta los indígenas, pensaba,podíansercríticoshartoagudosparaunnoviciocomoél;acasosedierancuentadecualquierdesliz en el uso de ese inglés, preciso y corta-do a medida, que prevalece a bordo de losbarcos, y hasta pudiera ocurrir que no se entendieran, y rebusca-ba en sumagín, pasandorevistaatodossusrecuerdosdenovelasmarítimas,paraemplearlaspalabrasjustas.––¡Eh!––gritó––. ¡Todoelmundoapopa!... ¡vivo!, ¡vivo!, ¡apopa!Se juntarontodosenel

pasillo,co-mocarneros.––Aquíestán,señordijoHerrick.Elcapitánsiguiómirandoporalgúntiempohaciapopa,ydepronto,confierapresteza,se

volvióhacialatripulaciónypareciódeleitarsealverlosrecular.––Vamosaver––dijodandovueltasalcigarroenlabocayjugueteandoconlosrayosdela

rueda del ti-món––. Soy el capitánBrown. Tengo elmando de este barco. Este esMr.Hay,primer oficial. El otro blan-co, es mozo de cámara, pero hará guardias y timón cuando letoque.Misórdenestienenqueserobedecidasalpuntoyconpresteza.¿Osenteráis?..."conpresteza". No habrá que gruñir por el kalkal, pues se dará ración abundante. Tenéis quecolocarun"míster"delantedelapellidodelsegundoycontestarconun"se-ñor"atodaorden

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queyodé.Siandáis listosydespiertosharéestebarcoagradablepara todos. ––Sequitóelpurodelaboca––.¡Sinolohacéisasí––bramóconatronadoravoz––,voyaconvertirloenuninfiernoflotante!Yahora,Mr.Hay,vamosaescogerguardias.––Estámuybien––contestóHerrick.––Tengalabondaddeañadir"señor"cuandosedirijaamí,Mr.Hay––––dijoelcapitán––.Yo

voyaes-cogeralaseñora.Pasaaestribor,Sally.––YmurmuróaloídodeHerrick:––Escojaalviejo.––Yotomoaese––dijoHerrick.––¿Cómotellamas?––preguntóelcapitán––.¿Qué?,¿cómohasdicho?Esonoesinglés;no

quieroesajeringonzaabordodemibarco.TellamaremosTíoNedelviejo,porquetefaltaelpelodondehabíadeestar.Pasaababor,Tío,¿nooyesqueMr.Haytehaescogido?Despuésescojoalhombreblanco.Blanco,pasaaestribor.Yahora,¿cuáldelosdosquequedaneselcocinero?¿Tú?Puesentonces,Mr.Haysequedacontuamigo,eldeloscalzonesdedungaríazul.Ponteababor,Dungarí.Bueno,yasabemosquiénessontodos:Dungarí,TíoNed,SallyDay,BlancoyCocinero.Ahora,Mr.Hay,vamosalevarancla,sigusta.––¡PorDios,dígamealgunosdelostérminos!––murmuróHerrick.Una hora después el Farallone tenía desplegado el velamen, el timón todo a babor y el

cabrestante,conalegretintineo,habíalevantadoelancla.––¡Todolisto!––gritóHerrickdesdelaproa.Elcapitánhizogirar la ruedayelbarcodespertódesu reposo, saltandocomoungamo,

estremecidoein-clinándosebajolasráfagas.Delescampavíasalióungritodedespedida, laestelablanqueóysefuealar-gando:elFaralloneestabaenmarcha.Habíaestadofondeadocercadelpaso.Alavanzarimpetuoso,Davisletorcióhaciaelcanal,

entrelaspuntasdelarrecife,yaunoyotroladolasrompientestronaban,blancasdeespuma.Rectocomounaflecha,siguiólaestrechabandadeaguaazulhaciaelmar,yelcorazóndelcapitán, latía de gozo al sentirle temblar bajo sus pies; y, volviéndose a mirar sobre elantepecho de la toldilla, vio los techos de Papeete cambiar de posición en la costa y lasmontañasdelaislaerguirseingentesalazaga.Peroaunnohabíanterminadoconlacostaniconelterrordelabanderaamarilla.Cuando

iban hacia la mitad del paso, se oyó un grito y agitadas voces; un hombre saltó sobre labarandilla, juntólasmanosporencimadelacabezaeinclinándosehaciaabajo,sezambullóenelmar.––Mantenga el barco firme en su rumbo–– gritó el capitán dejando aHuish la rueda del

timón.Enuninstanteestabaaproaenmediodeloskanakas.––¿Nohayningunomásquequierairseatierra?––vociferó;yelfierotrompeteodesuvoz,

nomenosqueelarmaqueempuñaba,pusoentodosespanto.Quedáronsemirando,alelados,asucompañerofugitivo,cuyanegracabezasedivisabasobreelagua,dirigiéndoseatierra.Entretanto,elpailebotsedeslizóraudoporelpaso,yalencontrarseconlagranondulacióndelOcéanolibre,lanzóporelaireunsurtidordeespu-ma.––¡Idiota!,¡nohabertenidoamanoelrevólver!––exclamóDavis––.Salimosalamarescasos

degente,yyanopodemosremediarlo.Austedselehaquedadosuguardiacoja,Mr.Hay.––Nosécómonosvamosamanejar––dijoHerrick.––Pueshayquemanejarseprosiguióelcapitán––.NoquieromásTahití.Los dos se volvieron instintivamente y miraron hacia popa. La isla encantadora iba

mostrando una tras otra las cumbres de sus montañas; Eimeo levantaba por la amura debabor sus pináculos hendidos y escue-tos, y aún seguía el pailebot volando hacia el marabierto.––¡Ypensar––exclamóelcapitánconungestodetriunfo––queayermañanatuvequebailar

paraco-mer,comounperrodelanas!

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VELCARGAMENTODECHAMPAÑA

SeenfilólaproaparafranquearEimeoporelNorte,yelcapitánsesentóenlacámaraconunmapa,unareglayunepítomedelante.AlEste,doscuartasNorteerijolevantandolosojosde su trabajo––. Mr. Hay, tendrá usted que llevar la estima con el mayor cuidado; necesitosaber,yardaporyarda, loqueandamoscon lamenorbocanadadeviento.Quieroenhebrarderecho el barco por entre las Pomotú, y eso es siempre cosa de mucho riesgo. Si estosvientosalíseos,quellamandelSuroeste,hubieransopladoalgunavezdelSuroeste,cosaqueno han hecho nunca, podíamos tener la esperanza de no apartarnos ni media cuarta denuestrorumbo.Digamosquenosceñimoshastaunacuarta.ConesopasaríamosFarakabaporbarlovento.Sí,señor;esotenemosquehacer.Esonosllevará,porentretodaesasalpicaduradeislitas,alespaciomásdespejado.¿Ve?––YmostróelsitiodondelareglacortabaelvastolaberintodelArchipiélagoPeligroso––.Ojaláfuerayadenocheypudieraenfilarelbarcohaciaallá;estamosperdiendotiempoydesviándonoshaciaelEste.Enfin,haremoslomejorquesepueda.SinodamosconelPerú,arribaremosalaRepúblicadelEcuador.Todovieneaserlomismo,mefiguro.Pesosdepreciadosatocatejaynadadepreguntas.Elhidalgosudamericanoesunagraninstitución.

Tahitíquedabayaabuentrechoporlapopa,laconstelacióndelaDiademasealzabasobrelas quebradas cumbres ––Eimeo estaba ya muy próximo, destacándose, negro y fantástico,sobreeldoradoesplendordelOeste––,cuandoelcapitánobservóporúltimavezlaposicióndelasislas,yseechóalagualacorredera.

Veinteminutosdespués,SallyDay––queacadamomentodejabalaruedaparaecharunamiradaalre-loj––,anuncióconvozchillona:"¡Lasocho!",yenseguidasevioalcocineroquellevabalasopaalacá-mara.

––Me parece que voy a sentarme y tomar un bocado con usted ––dijo Davis a Herrick––.Para cuando acabe ya habrá oscurecido, y podremos poner la nariz del bote apuntando aAméricadelSur.

Enlacámara,juntoaunaesquinadelamesa,bajolaluzdelalámparayalsocairedeunabotelladechampaña,estabasentadoHuish.

––¿Quésignificaesto?¿Dedóndehasalidoeso?preguntóelcapitán.––Estoeschampaña,yhavenidodelabodegadepopa,sileinteresasaberlo––––dijoHuish,

apurandounjarro.––¡Esonosepuedetolerar!––exclamóDavis.Elhorrordelmarinomercanteportodoloque

seainfide-lidadenlacustodiadelcargamento,aparecía,concómicaincongruencia,abordodeaquelbarcorobado––.¡Nuncahavenidonadabuenodecosascomoesa!

Noseaustedinocente––contestóelotro––.¡Cualquieracreería,oyéndole,queaquíibatodoporlolegal!Yfíjeseusted:hanarregladoentrelosdosestenegociomuylindamenteparamí,¿verdad?Yotengoqueirmeacubiertayestaraltimón,mientrasquevosotrososquedáisaquíempinandoelcodohastahartaros;yotengoqueresponderaunmote,yllamarosavosotros"señor"y"míster".Puesóigame,compadre:hedebebertodoelchampañaquemedélagana,oestonomarcha.Yaestádicho.Yyasabedesobraqueahoranohaybuquedeguerraaquienhacerseñales.

Davissequedódesconcertado.––Daríacincuentadólaresporqueestonohubieraocurrido––dijoentonodébilyvacilante.––Bueno,pueshaocurrido––replicóHuish––.Pruébelo,escosarica.Y,sinmás lucha,elRubicón fuetraspuesto.Elcapitán llenóunvasoy lodespachódeun

golpe.––Más quisiera que hubiese sido cerveza ––dijo, dando un suspiro––. Pero lo que no se

puede negar es que es cosa buena, y barato, para lo que nos ha costado. Y ahora, Huish,váyase;essuturnoeneltimón.

Elmíseroenanucohabíaganadolabazayseregocijabadeello.––Voy,señor-dijo,ydejóalosotrosdispuestosacomer.––¡Puré de guisantes! ––exclamó el capitán––. ¡Ya creía que no volvería a comerlo en mi

vida!Herrick seguía sentado, inerte y silencioso. Era imposible, después de esos meses de

desesperada miseria, oler los fuertes y sabrosos guisotes marineros, bien cargados deespecias,sincodiciarlos;ylabocaselehacíaaguapensandoenelchampaña.Ytambiénera

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imposible haber existido aquella escena entre Huish y el capitán, sin darse cuenta, coninstantáneayabrumadoracertidumbre,delabismoenquehabíacaído.Eraun ladrónentreladrones. Eso se decía a sí mismo. No podía tocar la sopa. De hacer algún movimiento,hubierasidoparalevantarsedelamesa,saltarporlabordayahogarse...sinhaberdejadodeserunhombrehonrado.

––Vamos––––dijoelcapitán––,tieneustedcaradeenfermo,amigo;bebaunagotadeesto.El champaña se cubría de espuma y burbujeaba en el vaso; su límpida transparencia

ambarina, el chispeo de la efervescencia, atraían la mirada de Herrick. "Ya es demasiadotardeparavacilar"pensó––;lamanoasióinstintivamenteelvaso,bebióconinsaciabledeleiteyconansiadebebermás,apuróelvasohastadejarlosecoylopusosobrelamesa,mirándoloconlucientesojos.

––¡Hayalgobuenoen lavida,despuésdetodo!exclamó––.Yasemehabíaolvidadocómoera.Sí, hastapor esto sólo vale la penadeque se viva.Vino, comida, ropas secas... ¡qué!,¡merecequesemueraporello,quesevayaalahorca!Dígameunacosa,capitán:¿porquélospobresnosontodosbandoleros?

––Noloadivino—dijoelcapitán.––Debenseratrozmentebuenos;hayalgoenesoquenoalcanzoacomprender.¡Pienseen

aquel calabo-zo! Suponga que, de pronto, nos hicieran volver allí. ––Se estremeció comosacudidoporunescalofríoysetapólacara,apoyándolaenlospuñoscerrados.

––¡Vamos,vamos!,¿quélepasa?––exclamóelcapitán.Norecibiórespuesta;loshombrosdeHerrickseagitabancontalviolencia,quehacíantemblarlamesa––.¡Vaya,bébaseesto,quelomandoyo!Nosepon-gaallorarcuandoyahasalidodelatolladero.

––Nolloro-dijoHerrickmostrandolosojossecos––.Espeorquellorar.Eselhorrordeesasepulturadequehemosescapado.

––Pues andando ahora con la sopa, eso le va a dejar como nuevo ––––dijo, bondadoso, elcapitán––. Ya ledijequeestabaustedhechopedazos.Nohubierapodido tirar otra semanamás.

––¡Eso es, precisamente, lo más tremendo! ––exclamó Herrick––. Otra semana, y hubieraasesinadoaal-gunoporundólar. ¡Dios!, ¿yyoséeso?¿Yestoy todavíavivo?Debeserunapesadilla.

––¡Calma!, ¡calma! La calma lo arreglará todo, hijo. Tómese la sopa. Alimento es lo queustednecesita.

La sopa fortaleció y aquietó los nervios de Herrick; otro vaso, una chuleta de cerdo enadoboyunpláta-nofritocompletaronlaobrareconstituyenteiniciadaporelpuré,yyapudo,unavezmás,miraralcapitáncaraacara.

Nomefigurabaqueestabahastatalpuntoaniquilado––dijo.––Haestadoustedfirmecomounaroca.todoeldía,yahoraquesehaalimentadounpoco,

volveráaes-tarlootravez.––Sí,mesientoahorabastantefume;perosoyunaespecieraradeprimeroficial.––¡Boberías!––exclamóelcapitán––.Notieneustedqueocuparsemásquedeloqueandael

barcoyapuntarloconmuchocuidadoenlapizarra.Unniñopodríahacerlo,ynodigamosunhombredeuniversi-dadcomousted.Esteoficiodenavegarnotienenadadeparticular,sibiensemira.Yahora,vamosaponerelbarcoenrumbo.Traigalapizarra;tenemosquellevarlaestimadesdeestemomento.

A la luzde labitácora leyeronen lacorredera ladistancianavegadadesde la saliday laapuntaronenlapizarra.

––Listos ––dijo el capitán––. Déjeme la rueda, Blanco, y póngase junto a la escota de lamayor.Alapare-jodelabotavara,Mr.Hay,ydespués,corraadelanteyatiendaalasvelasdeproa..

––¡Todolistoaproa!––gritóapocoelcapitán.––¡Listo!––¡Orzaa labanda!volvióagritar––,templaelsenosegúnvacediendo––gritóaHuish––,

cobra de la escota tirando con el hombro. ¡Saca los pies de entre las cuerdas! ––UninesperadopuñetazotendióaHuishdespatarradosobrecubierta,yenelinstante,elcapitánhabíaocupadosupuesto––.¡Arribaymantengaeltimóntodoalabanda!––rugió––.¡Idiota!,¡parecequesequeríamatar!...¡Cambiarlaescotadelfoqueasotavento!––gritóunmomentodespués––, y luego, dirigiéndose a Huish: Déjeme otra vez la rueda y vea si puede adujaraquellaescota.

PeroHuishsequedóinmóvilymiróalcapitánconaviesaexpresión:––¿Ustedsabequemehapegado?––dijo.

––¿Ustedsabequelehesalvadolavida?––replicóelotro,sindignarsemirarleysinapartarlos ojos de la brújula o del velamen––. ¿Dónde estaría usted ahora si la botavara da unbandazoylecogeconlospiesenredadosenlascuerdas?No,señor;noseacercaráustedmás

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alaescotadelamayor.Lospuertosestánllenosdemarineroscomoustedqueandansóloconunapata:losquehanquedadovivos––.¡Mr.Hay,amarreelaparejodelabotavara!conquelehepegadoausted¿eh?Puespuedeustedestaragradecido.

––Estábien ––dijoHuish lentamente––.Puede serquehayaalgodeciertoeneso.Esperoque sí––. Vol-vió solemnemente la espalda al capitán y entró en la cámara, donde se oyóinmediatamente el taponazo de una botella de champaña, indicando que el ofendido Huishatendíaasubienestaryregalo.

Herrickvolvióapopa,dondeestabaelcapitán.––¿Quérumbollevaahora?––preguntó.––EsteyunacuartaalNorte.Casitodolobienqueyomefiguraba.––¿Quépensarándeellolosmarineros?volvióapreguntarHerrick.––Nopiensan.Noselespagaparaquepiensen––dijoelcapitán.––Haocurridoalgo,¿no?,entreustedy...––Herrickhizounapausa.––Esunmalbicho,unanimalejoquemuerde––––contestóelcapitánmoviendolacabeza––.

Peromien-trasnosotrosdosmarchemosjuntos,esonadaimporta.Herrickse tumbóenelpasilloabarloventode lacámara.Enelcieloestrelladonohabía

unanube;elmo-vimientodelbarco leacunaba, y sentía, además, lapesadezde laprimeracomidacopiosadespuésdetanlargotiempodehambre;yfuesacadodeunprofundosueñoporlavozdeDavis,queanunciaba:

––"¡Lasdoce!„Se incorporómedioadormilado y, con torpepaso, se fuehaciapopa,dondeel capitán le

entrególarueda.––Siga ciñéndose al viento le dijo aquél. Viene a bocanadas; cuando llegue una ráfaga

fuerte,ganetodoloquepuedaabarlovento,perosinquelasvelasdejendetrabajar.Sedirigióhacialacámara,y,antesdellegar,sedetuvoydiounavozllamandoalranchode

lamarinería:––¿Nohabríaporahíunaconcertina?¡Anda,TíoNed,tráetelaalacámara!Elpailebotsegobernabasinesfuerzo,yHerrick,mirandoelblancovelameniluminadopor

la luna, sentía invencible somnolencia. Una repentina detonación en la cámara le hizodespabilarse:latercerabotellahabíasidodescorchada;yHerrickseacordódelSeaRangerydel grupo de las Catorce Islas. En aquel instante, sonaron las notas del acordeón y, enseguida,lavozdelcapitánquecantaba:

"¡Ay,quédicha!Bienrepletosdedinerolosbolsillos,correremosporelmuellebrincandocomochiquillos.YyobailaréconKateytúbailarásconRuth,alllegartodosdevueltadelaAméricadelSur."Yporahísiguiólacanciónajustándoseaunaextrañamúsica;yloskanakasquenoestaban

de–– guardia fueron acercándose para escuchar desde la puerta; se veía al Tío Ned, en elclarodelaluna,llevandoelcompásconlacabeza;yHerrick,altimón,sonreía,olvidadasporun instante sus preocupaciones. Tras la primera canción siguieron otras; se oyó un nuevotaponazo;lasvocessubíandetono,alborotadas,comosilaparejaqueestabaenlacámaraseenredaseenunapelotera;yenseguidaparecióqueeldesacuerdohabíapasado,puesfuélavozdeHuishlaquesealzódespués,conacompañamientodelcapitán...

"Arribaenunglobo,ungloboquesubaporentrelasestrellitasydélavueltaalaluna."Herrick, apoyado en la rueda, sintió una abrumadora sensación de náusea. No sabía por

qué la música, la letra ––que, sin embargo, no carecía de una cierta gracia–– y la voz y elacentodelcantorcrispaban,másquesusnervios,suespíritu,comocuandosepasaunalimaporlosdientes.Leasaltabanbascasalpensarensusdoscompañerosembruteciéndoseconelvino robado, riñendo,amodorrándoseydespertandoconelhipode laborrachera,mientraslas puertas de un presidio les esperaban, a pocos pasos, abiertas de par en par. "¿Habrévendidomihonorpornada?",pensó;yunardienteimpulsoderabiaydedecisiónsealzóensu pecho: rabia con los otros; decisión de llevar a buen término aquella empresa, si eraposible llevarla;sacarprovechode lavergüenza,puestoque lavergüenza,almenos,erayainevitable;yvolveracasa,asutierradesdelaAméricadelSur––¿cómodecíalacanción?––"bienrepletosdedinerolosbolsillos":

"¡Ay,quédicha!Bienrepletosdedinerolosbolsillos,correremosporelmuellebrincandocomochiquillos.."

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asírepetíaensumentelaletra.Yla"dicha"tomóvisibleforma;elmuelleaparecióanteély

loreconoció:eraelEmbankmentdeLondres,iluminadoporlaslucesdegas,yviólasfarolasencendidasdelpuentedeBattersea,cruzandodeunladoaotro,alláenloalto,sobreelríotenebroso.Pasóelrestodesuturnodetimonelenunarrobamiento,viendodesfilarelpasado.Habíasidosiemprefielasuamor,peronosiempreasiduoenelrecuerdodelaamada.Enlacrecientedesgraciadesuvidasuimagenselehabíaidoapare-ciendomáslejanaeindistinta,comolalunaatravésdelaneblina.

La carta de despedida, aquel infamante señuelo que le había sorprendido en su miseriahaciéndolesu-cumbir,elcambiodeescena,elmar, lanochey lamúsica... todoelloremovíahasta lo más profundo de su ser, y despertaba en él varoniles ímpetus. "Yo quiero que seamía",pensó,rechinandolosdientes."Torcidooderecho,¿quéimportasilaconsigo?"

––Ladié,amo.Yopensásonladié––.Estaspalabras,pronunciadasporTíoNed,lehicieronvolverdeprontoalarealidad.

––Miraelrelojdelacámara,Tío––contestó.Noqueríairélpornoveralosbeodos.––Pasadaya,misegundo––repitióelhawaitiano.––TantomejorparaticontestóHerrick,yledejólarueda,repitiéndolelasinstruccionesque

habíarecibi-do.Marchó hacia adelante y se detuvo de pronto acordándose de la "estima" que se había

encargadodecom-putar."¿Quérumboshaseguidoelbarco?",pensó,ylasangreselesubióala cara. No los había observado, o ya no los recordaba: aquí estaba otra vez su contumazineptitud; había que llenar la pizarra por conjeturas. "¡Nunca, jamás!", se prometía a simismo,enunparoxismodecalladafuria."¡Nunca, jamásocurrirá!Noseráporfaltamía,siesto sale mal". Y en lo que aun le quedaba de guardia, no se apartó de Tío Ned, y leyó elcírculodelabrújula,comoacasonohabíaleídonuncaunacartadesunovia.

Durantetodoeltiempo,yespoleándoleaprestarmayoratenciónasusdeberes,cánticos,vociferaciones, brutales risotadas y, de cuando en cuando, el estampido de un taponazo,llegaban a sus oídos desde el inter-ior de la cámara; y cuando la guardia de babor fuerelevadaamedianoche,Huishyelcapitánaparecieronsobrelatoldilladandotraspiésyconlas caras encendidas, aquél cargado de botellas y éste con dos vasos de estaño, y Herrickpaso,silencioso,juntoaellos.Lellamaronconvocesceceosas;nocontestó.Lemote-jarondehoscoymalcriado;nohizocasoalguno,aunquetemblabatodosucuerpode iraydeasco.Cerró tras él la puerta de la cámara y se tumbó sobre un arcón, no con la esperanza dedormir,sinoparapensaryexasperarse.Peroapenashabíadadodosvueltasenla incómodayacija, cuando una voz ronca y avinotada le gritó en el oído y tuvo que volver de nuevo acubiertaparahacerlaguardiadelamadrugada.

La primera noche sirvió de patrón a todas las que la siguieron. Dos cajas de champañaapenas duraban las veinticuatro horas, y casi todo se lo bebían Huish y el capitán. Huishparecíapelecharconaquellosexcesos;noestabanuncasereno,nitampocodeltodoborracho;lacomidayelairedelmarlecuraronprontodesudolencia,yempezóaecharcarnes.Peronole ibatanbienalcapitán.Nohubierasido fácil reconoceralrecioyvigorosomarinode lascostas de Papeete, en la figura desmadejada y torpe, con el traje desabrocha-do, que sepasabaeldíatendidoenlosdivanes,empinandoelcodoyleyendonovelas;enelmentecatoquehacíadelaguardiadelanocheunapúblicayvergonzosapayasadaenlatoldilla.Lograbamantenersetalcual,hastaquehabíatomado laalturadelsolypuesto fin,entrebostezosyborrones,asuscálculos;perodesdeelmomentoenquevolvíaaenrollarelmapa,pasabalashorasentregadoencuerpoyalmaasuvicio,oadormiladocomouncerdoahíto.No,atendíaniaunosolodesusdeberes,exceptoeldemantenerunameticulosayseveradisciplina.encuantoalamesa.UnavezyotraoyóHerrickquellamabanalcocinerodesdelacámara,yleviollegarcorriendoconnuevaslatasdeconservas,ovolverallevarseunacomidaquehabíasido rechazadaensu totalidad,Ycuandomássehundíaen laembriaguez,elpaladar se letornaba más remilgado y descontentadizo. Una vez, por la tarde, hizo armar un balsoamarradoalabarandilla,sequedósinotraropaqueloscalzones,ysedescolgóporelcostadocon un tarro de pintura en la mano. "No me gusta, dijo, la manera cómo está pintado elpailebot,yvoyadarleunosbrochazosenelnombre."Peroaúnnohabíapasadomediahora,cuandosecansódelatarea,yelpailebotprosiguiósuviajeconunincon-gruenteparchedecolorenlapopa,ylapalabraFarallone,mitadborradaymitadtrasluciéndosebajolapinturafresca. Se negó a hacer la guardia media y la de alba. El tiempo era bonancible, decía, ypreguntabariéndose:"¿Quiénoyónuncaqueelcapitánhicieraguardias?"De laestimaqueHerrickauntratabadeconservar,nohacíalamenoratención,ynoprestabaasusegundonilamáspequeñaayuda.

––¿Paraquéqueremoslaestima?preguntaba––––.¿Notenemoselsolamanoparatomarlaaltura?

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––Puede faltarnos, sin embargo ––arguyo Herrick––. Y usted mismo me ha dicho, no loolvidesquenoestabamuysegurodelcronómetro.

––¡Bah!Novayaustedacreerquelehanentradomoscasalcronómetro.––Hágamealmenosun favor,capitán––dijoHerricksecamente––.Tengo interésen llevar

esa estima, que es una parte de mi deber. No sé el abatimiento de la corriente, ni cómocomputarlo.Notengoningunaprácticayleruegoquemeayude.

––¡No hay que desanimar a un oficial celoso! ––dijo el capitán volviendo a desenrollar elmapa,puesHerricklehabíasorprendidoensutrabajocotidiano,cuandoaúnnoestabamásqueamediospelos––.Aquíestá:míreloustedmismo,algoentreelOesteyelNoroeste,yalgoentrecincomillasyveinticinco.EsoesloquediceelmapadelAlmirantazgo;ymefiguroquenopretenderáustedsabermásquesuspropiossa-biosbritánicos.

––Yo trato de cumplir mi deber, capitán Brown ––dijo Herrick con la faz encendida yamenazadora––. Y tengo el honor de poner en su conocimiento que no me divierte quejueguenconmigo.

––¿Qué diablos es lo que usted quiere? ––vociferó Davis––. Váyase a estarse mirando lapijoteraestela.Siandatrasdecumplirsudeber,¿porquénosevaahoramismoacumplirlo?¿Leparecequeesoficiomíoiraasomarlajetapordetrásdelasposaderasdelbarco?Puesyo creo que lo es de usted. Y no me venga haciéndose el señoritaco conmigo. Es usted uninsolente,yahíesdondeestáelmal.Ynomeatosiguenimemaree,señorHerrickEsquife.

Herrickdesgarrósuspapeles,tiróalsuelolospedazosysefudelacámara.––Seestávolviendounaristócrata,¿verdad?dijoHuishconsurisamaligna.––Secreemuyporencimadenosotros;esoesloquelepasaaHerrickEsquifedijofurioso

elcapitán––.Secreequenoleentiendocuandovieneconínfulasdepersonaje.Conquenoleplacenuestracompañía¿eh?¿Conquenoquieredirigirnoslapalabra?Puesvoyatrataraesemamarrachocomosemerece. ¡PorCristo,Huish,quevoyaenseñarleaquenosecreaporencimadelcapitánDavis!

––Ojoconlosnombres,Capi––dijoHuish,queerasiempreelmássereno––.¡Cuidadoconlostropezo-nes,muchacho!

––Estábien,tendrécuidado.Ustedesdelosqueamímegustan,Huish.Alprincipionomeentrabaus-ted,peroahoramevapareciendobien.Vamosaabrirotrabotella––.Yaqueldía,acaso por la excitación de la disputa, bebió más que nunca, y, antes de las cuatro, estabatumbado,sinconocimiento,,enelarcón.

Herrick y Huish cenaron solos, uno después del otro, frente a la humanidad yacente,abotargadayronca-dora,delcapitán.YsielespectáculocortóaHerrickelapetito,lasoledadabrumódetalmaneralosánimosdeldependiente,queapenassehabíalevantadodelamesa,cuandoyaestabatratandodecongraciarseconsuantiguocompañero.

HerrickestabaaltimóncuandoaparecióHuishyseapoyóenlabitácora,diciéndoleentonoconfidencial:

––Oigausted,compadre;parececomosiustedyyo,noséporqué,nocongeniáramostantocomoantes.

Herricksiguiómoviendolaruedaensilencio;sumirada,queibasincesardelaagujaalaconcavidaddelavelamayor,pasabasobreeldependientesinnotarsupresencia.PeroHuishestabarealmenteaburrido,cosadifícildesoportarparaunhombrecomoél,quecarecíaderecursospropios.La ideadeun ratode charla confidencial conHerrick, enel puntoaquehabíanllegadosusrelaciones,ofrecía,paraunapersonadesucarácter,peculiaresatractivos.Deotrolado,labebidaqueaalgunosvuelvehiperestésicogypuntillo-sos,aélleembotabayleencallecíalasusceptibilidad.Casihubierahechofaltaunpuñetazoparahacerledesistirdesupropósito.

––Lindonegocio¿eh?prosiguió––.ConDaviscadavezmásmetidoenelvino.Laverdadesquehoyselashacantadoustedclaras.Nolegustónadaysepusohechounafuriaencuantoustedvolviólaespalda."Mire",ledije:"conténgaseunpocoenlabebida.Herrickteníarazón,yusted lo sabebien.Haga laspacesporesta vez", ledije. "Huish",medijoél, "déjamedemonsergasoterompoelbautismo".Bueno.¿quépodíayohacer,Herrick?Peroledigoaustedqueestonomegusta.MeparecequetienetodaslastrazasdeserlasegundapartedelSeaRanger.

Herrickseguíacallado.––¿No oye usted que le estoy hablando? ––––dijo de pronto Huish––. ¿Es que no quiere

hablarconmigo?––Apártesedelabitácora––dijoHerrick.Huishse lequedómirando,conunamirada fija, recta, tenebrosa; sucuerpoparecíaque

ondulaba como el de una víbora presta a atacar; después dio media vuelta, se volvió a lacámaraydescorchóunabotelladechampaña.Cuandocantaronlasdoce,estabadormidoenel suelo al lado del capitán, y de toda la guardia de estribor, sólo Sally Day acudió a la

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llamada.Herrickpropusoqueharíalaguardiaconél,paradejarquedescansaseTíoNed.Conesto habría permanecido doce horas sobre cubierta, y probablemente tendría que estardieciséis;pero,graciasalobonancibledelanavegación,podríaecharunsueñosincuidado,enlosintervalosdesusturnosaltimón,dejandoencargodequeleavisasenalamenorseñaldechubascos.Encuantoaesto,podíaconfiarenlosmarineros,puesentreellosyHerricksehabía idocreandounaestrechasimpatía.ConTíoNedtenía largospaliquesnocturnos,yelviejolecontólasencillaypenosahistoriadesudestierroysufrimientoseinjusticias,entreloscrueles blancos. El cocinero, desde que notó que Herrick comía solo, le obsequiaba coninesperadas, y a veces incomestiblesgolosinas,queaquél seesforzabaen tragar.Yundía,hallándoseaproa,sintió,sorprendido,unamanoqueleacariciabalaespalda,ylavozdeSallyDaymurmurándolealoído:"Tú,hombrebueno".Sevolvióy,ahogandounsollozo,estrechólasmanosdelnegrito.Eranalmasbondadosas,joviales,infantiles.LosdomingoscadaunosacabasupropiaBibliapueseranextranjerosentresí,yhablabacadaunosupeculiaridioma,ySallyDaysólosecomunica-baeninglésconsuscompañeros––,yleían,ohacíancomoqueleían,elcapítulo correspondiente, para lo cual, Tío Ned se montaba las gafas en la nariz; y todoscantabanaunaloshimnosdelosmisioneros.Eraasíbochornosocompararalosisleñosconlosblancos,abordodelFarallone.Herrickenrojecíadevergüenzaalacordarsedelaempresaenqueestabalanzado,yveraquellaspobresgentesyhastaSallyDay,hijodelantropófagos,yprobablementecaníbalélmismo––tanfielesaloqueellosconsiderabanbueno.Elhechodequeaquellos inocentes le tuviesenen tangranestima, servíalecomodeanteojerasparasuconciencia,yhabíamomentosenquesesentía inclinadoacreerse,aceptandolaopinióndeSally Day, un hombre bueno. Hasta qué punto llegaba aquella estimación, sólo en aquelmomento pudo apreciarse. Con voz unánime protestó toda la tripulación; y antes de queHerricksediesecuentadeloquehacían,despertaronalcocine-ro,elcualseuniósolícitoalosdemás;todosrodearonalpilotoabrumándoleconruegosycaricias,y lepidieronqueseacostaseyquegozaradesushorasdedescanso,sinpreocupaciones.

––Ellosdecirverdad––––dijoTíoNed––.Túdormir.Todosunoshacer loquedeban.Todosunosque-rertedemasiadomucho.

Herrickseresistió,ycedióalfin;lastrivialespalabrasdeagradecimientoquequisodecir,seleatascaronenlagarganta,yfueaapoyarseenelcostadodelacaseta,luchandoconlaemociónqueleembargaba.

TíoNedfuétrasélylerogóqueseechase.––Es inútil, Tío Ned. No podría dormir. Me habéis desquiciado los nervios con todas

vuestrasbondades.––¡Ah!, ¡no llamar mi más Tío Ned! ––exclamó el viejo––. ¡No nombre mío! Mi nombre

Tavita,lomis-moTavitareydeIsrael.¿Porquécreía,capitán,serlenguadeHawai?Elnadasabe;éllomismoWise-a-mana.

Era la primera vez que se mencionaba el nombre del difunto capitán, y Herrick nodesperdició la ocasión. Se hará gracia al lector de la embarazosa jerga de Tío Ned, paracontarle,enmásfluentelenguaje,lasínte-sisdesurelato.Apenashabíafranqueadoelbarcolas Puertas de Oro, en San Francisco, cuando el capitán y el piloto iniciaron una continuaseriedeborracheras,queapenasfueinterrumpidaporlaenfermedadyquesóloterminóconlamuerte.Pasarondíasydíasysemanatrassemana,sinencontrartierranibarcoalguno,yviéndose perdidos en la inmensidad, con sus guías enloquecidos, los indígenas sintieronmortalespanto.

Alcabodieronvistaaunaislabajayrecalaronenella,yWisemanyWishartfueronatierraenelbote.

Había allí un pueblo grande, un muy hermoso pueblo, y muchísimos kanakas en aquellatierra;perotodosgravesyserios,y,porcimadelpoblado,llegabahastaTavitaelrumordelalamentacióndeaquellos isle-ños."Yonosaberhablaraquella isla"––decía––."Yosaberellosllorar.Yocreogentemuchamorirallí".PeroniWisemanniWishartpodíandarsecuentadeloque aquel bárbaro plañido significaba. Repletos como odres, metiéronse alborozados portodaspartes, sincuidarsedenada;abrazarona lasmozas,queapenas teníanenergíapararechazarlos, se incorporaron y unieron sus roncas voces de borrachos en los coros de losplañideros,yalfin,obedeciendoaloqueselesfiguróunainvitación,penetraronbajoeltechode una casa, en la que había gran golpe de gente, todos sentados y silenciosos. Pasaronagachándose bajo el alero, excitados y gozosos. No había transcurrido un minuto cuandovolvierona salir con las caras alteradas y las lenguasquedas; y cuando lagente se apartópara dejarles paso, pudo ver Tavita, en la profunda som-bra de la casa, el enfermo que seincorporabaenlaesteraylevantabalacabeza,yadesfiguradaporlavirue-la.Losdostrágicosjuerguistashuyeronsinvacilarhaciaelbote,dandovocesaTavitaparaqueseapresu-rase.Llegaron a bordo a todo remar, levaron ancla, hicieron toda fuerza de vela, aguijando a latripulación a golpes y juramentos, y estaban de nuevo en la mar, y de nuevo embriagados

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antesdeponerseelsol.Unasemanadespués,elúltimodelosdosfuesepultadoenlasaguas.HerrickpreguntóaTavitadóndeestabaaquella islayéste lecontestóque,por loquepudodeducirdeloquehablabanlosqueseencontróenlaplaya,suponíanquedebíadeserunadelasPomotú.Eraestomuyprobable,porqueelArchipiélagoPeli-grosohabíasidobarridoaquelaño,deEsteaOeste,porunadevastadoraepidemiadeviruela;peroHerrickpensóqueeraaquéllaunaextrañaderrotaparairaSidney.Yentoncesseacordódelasborracheras.

––¿Nosesorprendieronaldescubrirlaisla?––preguntó.––Wisa-a-manadecir:"¿Quédemoniosseresto?"––¡Ah,ahíestá,pues,explicado.Yocreoquenoteníanideadedóndeestaban.––Yocreotambién––dijoTíoNed––.Nosabían.Esteuno,másmejor––añadióseñalandoala

cámaradonderoncabaelcapitánbeodo––.Tomaralturasoltodoeltiempo.Loqueesteúltimotoquesignificaba,completólapinturaqueHerricksehacíadelaviday

muertedesusdospredecesores;desupersistenteybrutaldegradaciónmientrasnavegaban,sinsaberhaciaadónde,enaquellasupostreratravesía.Noteníamásqueunafevacilanteyendeble en una vida futura; la idea de que pudiera ser de expiación y castigo, le parecíapueril;y,sinembargo,habíaparaél––comoparatodos––uninexplicablehorrorenelfindelhombre convertido en bestia. Se le encogía el corazón ante el cuadro que así evocaba, ycuando locomparabacon laescenaenqueélmismodesempeñabaunpapel,sesentíaano-nadado por un terror que tenía algo de supersticioso. Y, con todo, y esto era lo raro, notitubeaba. El, que había demostrado su ineptitud en tantas cosas, colocado ahora en unasituación falsa y ante obligaciones de las que nada entendía, desamparado y solo, y puededecirsequesinsoportemoral,habíasuperado,hastaentonces,acuandopudieraesperarse;yhasta lasvergüenzasy las repulsivas revelacionesdeaquellanoche,pareciaquenohabíanhechomásquetemplarsusnerviosyfortalecerle.Habíavendidosuhonor;seprome-tíaquenohabíadeserenvano."Noseráporculpamía,siestosalemal",repetía.Yenelfondodesucora-zón, estaba asombrado de sí mismo. Su furiosa rabia, sin duda alguna, le sostenía yalentaba, y, sin duda también, el pensamiento de la última carta jugada, de las navesquemadas, de la únicapuertaquequedabaabierta; ideaque esun vigoroso tónicopara elmeramentedébil,yquedesmoralizaporcompletoalverda-derocobarde.

Durante algún tiempo el viaje prosiguió, en todo lo demás, bien. De una bordada,franquearonFakavaraporbarlovento;ycomoelvientosemanteníaconstantehaciaelSurysoplabafresco,pasaronentreRanakayRatiu,ynavegaronalgunosdíasalsocairedelasislasTakumeyHonden,sinrecalarenellas.Hacialos14°Suryentrelos134°y135°Oeste, lescogió una calma chicha, con mar gruesa. El capitán se negó a disminuir el aparejo, y elFarallonepasó tresdíasdando tumbosybandazos,y, según laobservación, sinmoversedesitio. El cuarto día, a punto de rayar el alba, se levantó una brisa que fue arreciandorápidamen-te.Elcapitánhabíabebidodefirmeaquellanoche,yaúnledurabalaborracheracuandoledespertaron;yalhacersuapariciónsobrecubierta,alasochoymedia,seechabadeverquehabíatrincadocopiosamenteeneldesayuno.Herrickevitócruzarconéllamirada,ycedió,conindignación,elgobiernodelbarcoaaquelhombrequeapenaspodíatenerseenpie.

Por lasestentóreasórdenesdelcapitány lasvocesde losmarinerosquetrajinabanen lamaniobra, com-prendió Herrick, desde la cámara, que estaba desplegando más vela. Sinacabarel,desayuno,volviódenuevoa lacubiertayseencontróconquehabían largado lamayorylosfoques,yquehabíanllamadoalasdosguardiasyalcocinero,paraaferrarlavelade estay. El Farallone iba ya casi tumbado; el cielo se oscu-recía con brumosos celajes, ydesdebarloventoseacercabarápidounturbiónsiniestroyamenazador,quepormomentosséibaensanchandoyennegreciéndose,amedidaquesealzabasobreelhorizonte.

Herrick seestremeciódeespanto.Vio frenteaél lamuertey, sino lamuerte, inevitableruina. Porque si el Farallone lograba aguantar a flote el chubasco que se venía encima,tendría que quedar desmantelado. Con eso daba fin su empresa, y ellos quedaríanaprisionados en la propia pieza de convicción de su crimen. La magnitud del peligro y sumismo espanto, le imponían silencio. El orgullo, la ira y la vergüenza se re-volvían,impotentes,ensupecho,yapretólosdientesycruzósusbrazosconvulsos.

El capitán estaba sentado en el bote, vociferando órdenes e insultos, vidriosos los ojos,congestionadalafaz,conunabotellasujetaentrelasrodillasyunvasoamediovaciarenlamano. Daba la espalda al chu-basco y, al principio, tenía puesta toda su atención en lamaniobradelavela.Unavezterminada,ycuandoelgrantrapeciodelonahabíaempezadoatomarvientoylabarandilladelFarallonesedeslizabayaalrasconlaespumadelmar,lanzóunarisotada,apuróelvaso,ytumbándosedesparrancadoentrelostrastosheterogéneosquellenabanelbote,alargólamanoparacogerunaorzadenovela.abarquillarla.

Herrick lemirabaysu indignación llegóal frenesí.Miróabarlovento,dondeelchubascohacíayablan-quearelmaracortadistanciayanunciabasullegadaconunextrañoylúgubre

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bramido.Miróaltimonelylevioagarrado,conlasmanoscrispadas,alascabinasdelarueday con la cara cubierta de una palidez azulada. Vió que la tripulación, sin recibir la orden,corríaasuspuestos.Y leparecióquealgoestallabaensucerebro; sucólera, tanto tiempocontenidaensilencio,sedesenfrenóderepenteylesacudiócomoelvientoaunavela.Avanzóhastadondeestabaelcapitánydescargóunreciomanotazoenelhombrodelbeodo.

––¡Bestia!––dijoconvozentrecortada––.¡Mireustedhaciaatrás!––¿Quéeseso?––gritóDavis,removiéndoseenelboteyhaciendoderramarseelchampaña.––UstedperdióelSeaRangerporserunvilborracho.AhoravaaperderelFarallone.Seva

ustedaaho-garaquí, lomismoqueahogóaotros,ysevaacondenar.Ysuhija trotará lascallesysushijosseránla-dronescomosupadre.

Porunmomento, aquellas palabrasdejaron al capitán suspenso, pálido y atolondrado. ––¡Diosmío!––gritómirandoaHerrick,comosifueraunfantasma––¡Diosmío,Herrick!

––¡Mireustedatrás!––repitióéste.Elmiserable,yaenparteconsciente,hizo loque lemandaban,yenel instantemismose

incorporó de un salto. ––¡Arría la vela de estay! ––gritó con voz tonante. Los marinerosesperabananhelososlaorden,ylagranvelavinoabajodeungolpe,cayendomásdelamitadfueradelabordaentrelasrevueltasespumasdelamarejada––.¡Alasdrozasdelosfoques!¡Dejadlaveladeestay!volvióagritar.

Pero aun no había dado la orden, cuando el chubasco clamoroso cayó, como una sólidamasadevientoylluviarevueltos,sobreelFarallone;yelpailebotseinclinóbajoelgolpeysequedóinerte,comounacosamuerta.PorelcerebrodeHerrickpasóunaráfagadelocura;seagarróalajarciadebarlovento,exultante;yahabíaacabadoconlavidaysegloriabadesuliberación;gozabaeneltumultuosofragordelvendavalylaasfixiantearremetidadelalluvia;sentíaunaalegríadeliranteenmorirasíyenaquelmomento,enaquelcaosdeloselementos.Y en tanto, en el combés, con el agua hasta las rodillas tan sumergido iba el pailebot elcapitándabatajosconunanavajaalaescotadeltrinquete.Eracuestióndesegundos,porqueelFarallo-ne embarcabaacadamomento tremendosgolpesdemar.Peroel capitán llevabaventaja;labotavaradesga-rrólasúltimasfibrasdelaescotaygiróconestrépitoasotavento:elFarallone saltódelantedelvientoy seenderezó,y lasdrozasdelpicoyde labocade lacangreja,quehabíanyasidolargadas,empezaronacorrerenelmismoinstante.

Durante diez minutos el pailebot siguió marchando vertiginosamente al empuje de laturbonada;peroel capitánerayadueñode símismoyde subarcoyhabíapasado todoelpeligro.Yentonces,comoenunrepentinoefectodetramoya,elchubascoamainó,elvendavalsetornóenligerabrisa,volvióaresplandecerelsolsobreeldesgarradovelamendelpaileboty,elcapitán,despuésdetrincarlabotavaradeltrinqueteyponerdosmarinerosalabomba,volvióapopasinrastrosdeembriaguez,unpocopálidoyconlaremojadacolilladeunpurosujetaaúnentre losdientes,comolateníaalestallarelturbión.Herrickfuétrasél;apenaspodíarecordarlaviolenciadelasemocionesqueacababandeagitarle,perocomprendíaqueerainevitableunaescenayestabaimpaciente,yhastaanheloso,deacabarconello.

Elcapitán,aldarlavueltaalfinaldelacaseta,seloencontrócaraacarayevitósumirada.––Hemosperdidodosgaviasylaveladeestay––balbuceó––.Lasuertehasidoquenosenoshallevadoningúnpalo.

––Noesenesoenloqueestoypensando-dijoHerrickenuntonodeextrañatranquilidadyque,sinem-bargo,produjoconfusiónyperplejidadenelmismocapitán.

––¡Yalosé!––exclamólevantandounamano––.Yaséloqueustedestápensando.Esinútildecirloaho-ra.Yaestoysereno.

––Tengoquedecirlo,sinembargo––contestóHerrick.––Cállese,Herrick;yahadichobastante.Hadicholoquenohubieratoleradoanadieenel

mundomásqueausted;pero,contodo,séqueesverdad.––Tengo que decirle, capitán Brown, que renuncio a mi cargo de piloto. Puede usted

ponermeenelcepoopegarmeuntiro,comomásleacomode:nohedehacerresistencia.Loúnicoquehagoesnegarmeaayu-darleoaobedecerle;yleaconsejoquepongaaMr.Huishenmilugar.Haráunprimeroficialdignodetalcapitán––.Sonrió,seinclinóyvolviólaespaldaparairseaproa.

––¿Adóndevausted,Herrick?––exclamóelcapitánasiéndoledelhombro.––Aalojarmeaproaconlosmarineros––replicóHerrickconlamismaodiosasonrisa––.Ya

heestadobastantetiempoaquíatrásconustedes...caballeros.––Notienerazóneneso.Noseaprecipitado,amigo;nohaynadamaloenmí,másque la

bebida...¡eslaviejahistoria,Herrick!Queyologreserenarmedeunavez,yentoncesverá—dijoentonosuplicante.

––Dispénseme;noquierosabermásdeusted––dijoHerrick.Elcapitánlanzóunprofundosuspiro.––¿Ustedsabeloquehadichodemishijos?––exclamódepronto.

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––Dememoria.¿Quiereustedacasoqueselorepita?––¡No! ––gritó el capitán tapándose los oídos con las manos––. No me haga matar a un

hombreaquienquierobien,Herrick:simevuelveaverllevándomeunvasoaloslabiosantesdeestarentierra,ledoypermisoparaquememetaunabalaenelcuerpo...¡Lepidoquelohaga! Usted es la única persona a bordo cuya piel vale la pena de que se conserve. ¿Creeusted que no lo sé? ¿Cree usted que ni un solo momento me he vuelto en contra suya?Siempre me he dado cuenta de que usted era el que tenía la razón... borracho o sereno,siempre lo creí. ¿Quées loquenecesitausted? ¿Un juramento? ¡Vamos,hombre!, esusteddema-siadointeligenteparanoverqueestovadeveras.

––¿QuiereusteddecirqueyanohabrámásborracherasnideustednideHuish?preguntóHerrick––,¿quenohandeseguirrobándomemisgananciasybebiéndosemichampañaqueha comprado con mi hon-ra?, ¿que usted atenderá a sus deberes, y hará guardias, ydesempeñarálapartequeletocaenlasfaenasdelbarco,envezdeecharmeamí,hombredetierra,todalacargayconvertirseenlabefayelhazmerreírdelosmarinerosindígenas?¿Esoesloquequiereusteddecir?Siesoes,tengalabondaddedecirlocategóri-camente.

––Poneustedesascosasentérminosdifícilesdetragarparaunhombredehonor—fijoelcapitán.¿Quie-reustedobligarmeaconfesarquemeavergüenzodemímismo?Fíesedemíestavez:obrarérectamente,yahíestámimano.

––Bueno,harélapruebaporunavez––dijoHerrick––.Vuelvaafallarme...––¡Bastaya!––interrumpióDavis––.¡Basta,compañero!Yahemosdicholosuficiente.Tiene

usted,Herrick,unalenguacomounanavaja,cuandoseenfada.Alégresedequeseamosotravez amigos, como yo me alegro; no me hurgue en las heridas; yo haré por que no searrepienta de ello. Hemos estado hoy a un dedo de la muerte ––¡no diga de quién fue laculpa!–– y muy cerca del infierno también, según me figuro. Estamos en un mal caminonosotrosdosytenemosquenoserduroselunoconelotro.

Estabadivagando;parecía,sinembargo,quedivagabaconalgúndesignio,andandoporlasramas de algo que temía decir; o, acaso, hablando no más que para matar el tiempo, pormiedode lo queHerrickpudieradecir a continuación. PeroHerrickhabía ya echado fueratodosuveneno;eradenaturalbondadosoy,satis-fechoconsutriunfo,habíayaempezadoacompadecerse. Con algunas palabras sedantes, trató de dar por terminado el coloquio, ypropusoquesefueraamudarderopa.

––Faltaalgoqueenderezar––dijoDavis––.Antestengoquedecirleunacosa.¿Sabeustedloquedijodemishijos?Necesitodecirleporquémedoliótanto;ytengolaideadequeaustedva a hacerle daño tam-bién. Es lo de mi pequeña, lo de mi Ada. No debió haber dichoaquello...pero,porsupuesto,ustednosabía.Ella...laniña,semurió,yaveusted...

––¡Qué es eso, David! ––exclamó Herrick. ¡Usted me ha dicho cien veces que vivía!¡Despéjeselacabe-za,hombre!Tienequeserlabebida.

––Noseñor.Muertaestá.Muriódeunaenfermedaddelosintestinos.EsoocurriómientrasyonavegabaenelbergantínPregón.EstáenterradaenPortland,Maine."Ada,únicahijadelcapitánJohnDavis,ydeMarian,suesposa.Aloscincoañosdeedad."Llevabaabordounamuñecaparaella.Nuncameatrevíasacarladelpapelenqueestabaenvuelta,Herrick,yasísefuealfondodelmar,conelSeaRanger,eldíademiperdición.

Losojosdel capitánmiraban fijos el horizonte; hablaba conundesusadodulzor, peronoperfectacom-postura;yHerricklecontemplabaconunaextrañezaqueteníaalgodeterror.

––Novayaacreer,poreso,queestoychiflado ––prosiguióDavis––.Tengo todoel sentidocomúndelquehemenester,yaúnmesobra.Peroyocreoqueunhombredesventuradoescomounniño;yestoesenmícomounacosadeniñotambién.Jamáspuderesignarmeavivirconforme a aquella cruda verdad, y por eso me forjo a mí mismo. Y se lo adviertohonradamente: tan pronto como terminemos esta conversación, empezaré otra vez con elfingimiento. Únicamente que, como usted ve, Ada no podrá pasear las calles ––añadió elcapitán––;nisiquierapudovivirparaquellegaraasersuyaaquellamuñeca.

Herrickpusounamanotrémulaenelhombrodelcapitán.––¡Nohagaeso!––exclamóDavis,retrocediendo,paraevitarelcontacto––,¿noveustedque

estoy ya hecho añicos, sin necesidad de más? Vámonos, pues; venga conmigo, compañero:puedeconfiarenmídeveras;vengaaponerseropaseca.

EntraronenlacámarayallíencontraronaHuishderodillas,forcejeandoparadestaparunacajadechampaña.

––¡Fueradeaquí!––gritóelcapitán––.Esoseacabó.¡Nosebebemásenestebarco!––¿Sehavueltoabstemio,prohibicionista?––preguntóHuish––.Pormínohayinconveniente

enque lo sea.Yaerahora, ¿eh?Aunpelodeperder, bonitamente, otrobarco. ––Sacóunabotellaysepuso,contodacalma,ahacersaltarelalambreconelganchodelsacacorchos.

––¿Haoídoustedloquehedicho?––gritóelcapitán.––Meparecequesíheoído.Hablaustedlobastantealto.Ladificultadestáenquenome

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importa.Herrickagarróalcapitánporunamanga.Déjeleahorahacerloquequiera––ledijo––.Ya

hemostenidobastanteestamañana.––Puesquesesalgaconlasuya––dijoelcapitán.Eslaúltimavez.Para entonces ya estaba roto el alambre, cortada la cuerda, desgarrada la caperuza de

papeldorado,yHuishesperaba,vasoenmano,queseprodujeseelacostumbradoestampido.No se produjo. Aflojó el ta-pón con el pulgar: tampoco ocurrió nada. Al fin cogió eldescorchadorysacóeltapón.Saliócongranfaci-lidadysinruidoalguno.

––¿Quéeseso?––dijoHuish––.Unabotellaechadaaperder.Escancióunchorrodevinoenelvaso:eraincoloroysinespuma.Loolióylocatódespués.––¿Quédiablosesesto?––dijo––.¡Esagua!Siderepentesehubieraoídocercadelbarco,enmediodelmar,untoquedecorneta,los

treshombresqueestabanenlacámaranohubieranquedadotanestupefactoscomolosdejóaquelincidente.Elvasopasódemanoenmano;cadaunodeellosolisqueó,probóysequedósuspensomirandoa labotellacomopudie-rahabermiradoRobinson lahuellaqueencontróenlaplaya;yenlasmentesdetodossurgió,simultáneo,elmismotemor.Entreunabotelladechampañayotradeagua,noesgrandeladiferencia;entredoscarga-mentosdeambascosasestátodalaescalaquevadesdelariquezaalaruina.

Sedescorchóotrabotella.Habíadoscajaspreparadasenunodeloscamarotes:lassacaronfuera, hicie-ron saltar las tapas y lasprobaron.Persistía elmismo resultado; el líquidoquecontenían era incoloro, insí-pido y muerto como el agua de lluvia en una barca de pescavarada.

––¡Deprimera!––exclamóelregocijadoHuish.––Óiganme; ¡vamosaprobaren labodega!––dijoelcapitán,enjugándose la frenteconel

revésdelamano,ylostressalierondelacámaraconlascaraslargasyelandarabrumado.Sellamóatodalatripulación.Doskanakasbajaronalacala,otrofuepuestoalpiedeun

cabopasadoporunagarruchayDavis,hachaenmano,sesituójuntoalaescotilla.––¿Vaustedadejarquelosmarinerosseenteren?––murmuróHerrick.––¡Que los ahorquen! ––dijo Davis––. Eso ya nos importa poco. Nosotros somos los que

tenemosqueenterarnos.Tres cajas llegaron a cubierta y una tras otra fueron examinadas. De cada botella, al

romperle el capitán el cuello con el hacha, se desbordó el champaña espumoso yefervescente.

––¡Demásabajo!,¡demásabajo!––gritóelcapitánaloskanakasdelabodega.Aquellaordenprodujouncambiodesastroso. Izaronacubiertacaja trascajayelcapitán

fue rompiendo, de un hachazo en el gollete, una botella tras otra, y sólo salió agua chirle.Ahondaronaúnmásenelcarga-mentoyllegaronaunacapadondecasisehabíaprescindidoya de todo intento de engaño, donde las cajas carecían de marcas, las botellas no teníanalambresnietiquetasydondeelfraude,enfin,eramanifiestoysaltabaalosojos.

––Ya hemos perdido bastante el tiempo ––dijo Davis––. Vuelve a estibar esas cajas en labodega,TíoNed,ytiraalmartodaesacacharrería.Venidconmigo––añadió,dirigiéndoseasuscompañerosdeaventu-ras,ymarchódelante,hacialacámara.

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VILOSCONSOCIOS

Sesentaronentornoalamesa.Eralaprimeravezqueseencontrabanlostresreunidos;pero ya toda idea de incompatibilidad, todo recuerdo de pasados agravios, se habíadesvanecidoantelaruina,común.––Señores-dijodespuésdeunapausaelcapitán,exactamenteconelairedeunpresidente

quevaaabrirlasesióndeunconsejodeadministración––:senoshaestafado.Huishrompióenunaestruendosarisa.––¡Quémematen,siestonoeslamáschistosahistoriaqueheoído!¡YesteDavis,quese

las daba de vi-vo y de calculador! ¡Hemos robado un cargamento de agua clara! ¡Andamimadre!...––ybrincabadepuroregocijo.Elcapitánconsiguiósimularunasonrisa.––AquívuelvenuestroamigoelDestinollamandoalapuerta––dijoaHerrick––;peroesta

vezmepare-cequelahaechadoabajoapatadas.Herrickselimitóasentirconlacabeza.––¡Cristo! ¡Perosiesdeprimera! ––gritóHuish riendodenuevoacarcajadas––. ¡Sería la

cosademásgraciadelmundosilehubieraocurridoaotro!¿Yquéharemosahora?Yconestebenditopailebot,¿quévamosahacer?––AquíestáladificultaddijoDavis––.Sólohayunacosacierta:queesinútiltransportaral

Perúaguaclaraybotellasusadas.No,señor;estamosenunatolladero.––¡Anda, y el comerciante!... ––exclamó Huish––. ¡El comerciante que expidió este

cargamento!... Ten-drá noticias de Haití por el bergantín correo y creerá que estamosnavegandoderechosaSidney.––Sí; y no le va a llegar la camisa al cuerpo a ese comerciante cuando lo sepa ––dijo el

capitán––.Unacosa:estoexplicalatripulacióndekanakas.Sisetrataradeperderunbarco,yo,pormiparte,nopediríanadamejorqueunatripulacióndekanakas.Perohayotracosaquenoseentiende:estonoexplicaparaquéfueapararelbarcocercadeTahití.––¿Paraqué?¡Paraperderlo,almacándida!––dijoHuish.––Ustedse losabetodo––replicóelcapitán––.Nadienecesitaperderunpailebotsólopor

perderlo; loquesenecesitaesquesepierdaensuruta, señorsabihondo.Estecree,por lovisto,quelosaseguradoressechupaneldedo.––Bueno––dijoHerrick––,yopuedodecirlesporquésedesviótantohaciaelEste.Yolosé

por Tío Ned. Parece ser que aquellos dos pobres diablos, Wiseman y Wishart, seemborracharonconchampañadesdeelcomienzo...ymurieronborrachosalfin.Elcapitánclavólosojosenlamesa.––Dormíanensus literasosesentabanenestamalditacámara––prosiguióconcreciente

excitación––, llenándosecomopellejosconlacondenadabebida,hastaquelessorprendió laenfermedad. Al enfermar y subirles la fiebre, bebieron aún más. Y aquí estaban tendidos,vociferandoygimiendo,borrachosyagoni-zando,todoalavez.Nosabíandóndeestaban,nosecuidabandeello.Parecequenisiquieratomabanlaaltura.––¿Notomabanlaaltura?––exclamóelcapitán,levantandolosojos––.¡Arrea!,¡quégente!––Nada de eso nos importa un pito ––dijo Huish––. ¿Qué tenemos que ver nosotros con

Wisemanniconelotrochispo?––Muchísimo––dijoelcapitán––.Meparecequesomossusherederos.––Esunafamosaherencia––lijoHerrick.––Bien,encuantoaeso,habríaqueverlo––––contestóDavis––.Semeantojaamíqueaún

pudieraserpeor.Novaldráloquehubieravalidoelcargamento,porsupuesto,almenosendineroconstante.Mepare-ceamícomosi laherenciapudierasubirhastacercadelúltimodólardelprójimodeSanFrancisco.––Despacio––diloHuish––.Daleaunotiempoparapensar;¿cómoeseso,maestro?––Puesbien,hijos––prosiguióelcapitán,queparecía.haberrecuperadotodosuaplomo––.

AWisemanyaWishartlesibanapagarporperderelpailebotcontodaslasdelaley,yyovoyahacerasuntomíoelverquesenospague.¿QuéibanacobrarWisemanyWishart?Esonolosé.Peroelloshabíanentradoporsugustoenelnegocio;estabanenelajo.Puesfijarsebienenquenosotrosestamosenterrenofirmeylegal;nosotrosnohemoshechomásquetropezarconélporcasualidad,yelbuencomerciantenotendrámásremedioquecantar,yyosoyelhombreparahacerquecanteconprovecho.No,señor;aúnquedaalgoqueroerenestehueso

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delFarallone.––¡Adelante con ello, capi! ––exclamóHuish––. ¡Quégusto! ¡Adelante! ¡Apretadde firme!

¡Esteesunmododehacerdinero!Quemeahorquensinomegustaestomásquelootro.––YonocomprendodijoHerrick––.Lesruegoquemedispensen;nocomprendo.––Bueno, pues ahora ––dijoDavis–– yo tengo que decirle, de todosmodos, unas palabras

sobreotroasunto,ybuenoesqueHuishlasoigatambién.Nosotroshemosacabadoconesahistoriadelasborracherasylepedimosperdónporello,aquí,delantedeusted.Tenemosquedarle lasgraciaspor todo loquehahechopornosotrosmientrasestábamosconvertidosenunoscerdos;ustedhadevercómotrabajoenade-lante;yencuantoalvino,elcualreconozcoqueselohemosrobado,yoecharélacuentayquedaráustedpagado.Hastaahícreoquetodovabien.Peroenloquenecesitoquesefije,esenesto.Laotrajugadaerademuchoriesgo.EstadeahoraestanpocopeligrosacomoestablecerunatahonadepandeViena.NotenemosmásqueponeresteFarallonedecaraalvientoynavegarhastaqueestemosbienalOestedenues-tropuertodesalidayarazonabledistanciadealgúnsitiodondehayauncónsuldelosEstadosUnidos.AbajovaelFaralloneyque lopasebien.Undía,o cosaasí, enelbote;elcónsulnosempaqueta,acostadelTíoSam,paraSanFrancisco;ysielbuennegociantenoaflojalosdólares,quemelodiganamí.––Peroyopensé...––balbuceóHerrick,ydeprontoexclamó:––¡VámonosalPerú!––Estámuy bien; si va usted al Perú por razones de salud, no diré que no ––contestó el

capitán––. Pero qué otro motivo podría usted tener para ese viaje, no se me alcanza. Notenemosporqué ir allí coneste cargamento; no séque lasbotellas viejas seanartículo engrandemandaenningunaparte,ymenosqueenninguna––apuestohastalacamisa––enelPerú.Siemprefuedudosoquepudiéramosvenderelpailebot;nuncalocreídeltodoyahoraestoysegurodequenovaleunpuñadodelentejas.Quéesloquelepasa,nolosé;loúnicoqueséesquealgotienedemalo,onoestaríaaquíconestaestafaenlatripa.Y,además,esto:siloechamosapiqueydesembarcamosenelPerú,¿quévaaserdenosotros?Nopodemosdeclararelnaufragio,porque¿cómohemosarribadoalPerú?Enesecasoelcomerciantenopodíacobrarelseguro;lomásprobableesquequebrase;¿ynolepareceaustedqueyanosestáviendoalostressobrelaplayadelCallao?––Allínohayextradición––––dijoHerrick.––Estábien,amigo,yprecisamentenosotrosnecesitamosserextraídos––––dijoelcapitán––.

¿Cuálesnuestroplan?NecesitamosteneruncónsulquenosllevehastaSanFranciscoyhastala puerta del escritorio del comerciante. Mi idea es que Samoa es un sitio que puedeconvenirnos como centro de operaciones. Está enfilado con el viento; los Estados Unidostienenallícónsul,yhacenescalalosvaporesdeSanFrancisco;demodoque,podemosvolveratrásdeunsaltoytenerunratodeconversaciónconelnegociante.––¿Samoa?––dijoHerrick––.Tardaríamosunaeternidadenllegar.––¡Nada,conunbuenviento!––Nohabríadificultadesconel"Diariodenavegación"¿eh?––preguntóHuish.––No, señor ––––dijo Davis––. Brisas ligeras .v vientos contrarios. Chubascos y calmas.

Distanciareco-rrida:cincomillas.Nosehizoobservación.Seatendióalasbombas.Y llenarlascasillasdelbarómetroytermómetroconlasobservacionesdelviajeanterior."Nohevistoviajeparecido", lediceunoalcónsul. "Creíqueme ibana faltar las..."––Se interrumpiódepronto––. Dígame... ––empezó a decir, y otra vez se detuvo––. Perdóneme usted, Herrick -añadióconnodisimuladahumildad––.¿Llevóustedlacuentadelgastodeprovisiones?––Simehubierandichoquelallevase,lohubierahecho,comohicelodemás,lomejorque

pude––––dijoHerrick––.Comonadiesecuidabadeello,elcocinerosedespachóasugusto.Davisvolvióaclavarlosojosenlamesa.––Yo anduve demasiado parco al encargarlas ––––dijo al fin––; lo importante, en aquel

momento,eraalejarsedePapeeteantesdequeelcónsullopensasemejorysevolvieraatrás.Semeocurreunacosa:meparecequevoyahacerinventario.Yselevantódelamesay,conunfarolenlamano,desaparecióenelpañoldevíveres...––Aquíhayotrotornilloflojo-observóHuish.––Óigame––dijoHerrick con un repentino brillo de animosidad en sumirada––, aún debe

usteddeestardeguardiaencubierta,yseguramenteessuturnoaltimón.––Yavieneustedhaciendoelpisaverde,¿noeseso,pollito?––––dijoHuish––."Apártesede

esabitáco-ra".“Óigame:seguramenteessuturnoaltimón”.¡Bah!Encendióunpuro,pausadaysolemnemente,yechóaandarhaciaelcombésconlasmanos

enlosbolsi-llos.Tras una ausencia, sorprendente por lo corta, reapareció el capitán.Nomiró aHerrick,

perollamóaHuishparaquevolvieraaentrarysesentó.––Bueno ––comenzó––; he hecho el recuento... por encima––. Hizo una pausa como

esperando que al-guien le ayudara, y como lejos de ayudarle, los otros dos lemiraban con

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visibleansiedad,prosiguióaúnmásmohíno:––Bueno,puesnodajuego.Nopodemoshacerlo;no hay que darle vueltas. Lo siento tanto como ustedes y mucho más aun. Pero hay queabandonarlapartida.NopodemosniaproximarnosaSamoa.NosénisipodríamosllegaraPerú.––¿Quéquiereusteddecir?––preguntóbrutalmenteHuish.––Casinoloséyomismo––replicóelcapitán––.Yocalculélosvíveresporlobajo,yalohe

dicho,¡peroloqueaquíhapasadonolopuedocomprender!Parececomosihubieraandadoenello eldemonio.Ese cocinerodebe serel peorde los estafadores. ¡Yendocedíasnadamás!Esparavolverseloco.Confiesofrancamenteunacosa;parecequehatiradodelargodelaharina.Pero lodemás... ¡Cristo! ¡No lo entiendo!Hahabidomásgastoenestebarcodeochavo,queelquehayenun trasatlántico... ––Miróa suscompañe-rosconel rabodelojo:nadabuenopudosacardesusrostrossombríosyrecurrióalacólera––.¡Esperenunpocoaquehableyoconesecocinero!––rugió,descargandounpuñetazosobrelamesa––.¡Mevaaoíresehijodeperraloquenohaoídonunca!¡Levoyameterunabala!––Ustednovaatocaraesehombre––––dijoHerrick––.Lafaltaessuyayustedlosabe.Si

deja suelto a un salvaje en la despensa, ya puede figurarse lo que se debería esperar. Nopermitiréqueselemaltrate.EsdifícilsabercómohubieratomadoDavisesedesafío;perosuatenciónfuedesviadahacia

unnuevoatacante.––Bien:esusteduncapitáncomonohayotro¿eh?––dijoHuish,recalcandolaspalabras––.

¡Un capitán de primera! Y no me venga con su palabrería de siempre, John Davis; ya leconozco,yséquenosirveparanada.Conque"nolopuedocomprender",¿noeseso?¡Ah!,con que "no lo sé yo mismo", ¿eh? ¡Vamos, hombre! ¿No se pasaba usted el bendito díagritando para que le trajeranmás latas? ¿Cuántas veces no le he oído llamar para que sellevasentodaunacenaylaechasenalabasura?¿Yeldesayuno?Comidaparaveinte,yustedvociferandoparaquetrajesenmás.¡Yahorasaleconque"noloentiendo"!Vamos,queestoesparahacerleaunoescribiraDiosunacarta insultante.Yno lo tomepor la tremenda, JohnDavis:ojoconmigo,quesoypeligroso.'Davisseguíasentadocomoenunsopor:hastahubierapodidodudarsesioía,perolavozdel

dependienteresonabaenlacámaracomoladeuncorvejónenlasrocasdeunacantilado.––Bastaconeso,Huish––dijoHerrick.––¡Ah!Demodoqueseponeusteddesuparte,¿noeseso?Usted,espetado,presuntuoso

"snob"!Puespóngase.Alosdoslesespero.PeroencuantoaJohnDavis,queandeconojo.Mepegóungolpe laprimeranocheabordoynuncaherecibidounosindevolverloconcreces.Quesepongaderodillasymepidaper-dón.Esaesmiúltimapalabra.––Yo estoy del lado del capitán ––––dijo Herrick––, y eso hace dos contra uno, y los dos

hombres caba-les; y toda la tripulación me sigue a mí. Tengo la esperanza de morir muypronto,peronotengoelmenorinconvenienteenmataraustedantesdeirme.Lopreferiríaasí;loharíaconmenosremordimientoquesimataseunapulga.Andeconcuidado...Andeconcuidado,bichejo.La animosidad con que fueron pronunciadas esas palabras era tan intensa, y cosa tan

extrañaenlaperso-naquelasdecía,queHuishselequedómirandosorprendido,yhastaelhumilladoDavis levantó lacabezaymiróa sudefensor.EncuantoaHerrick, lascontinuasagitaciones y desengaños de aquel día le habían puesto fuera de si, desatinado; se dabacuentadeungozosoardor,deunaplacenteraexcitación, sentíael cerebrocomovacíoy leardían los ojos al moverlos, tenía reseca la garganta; el hombre menos peligroso pornaturaleza––exceptoencuanto losdébilessonsiemprepeligrososestabaapunto,enaquelmomento,aasesinaroserasesinadoconigualindiferencia.Estaba,pues,arrojadoelguanteypresentadalabatalla;elqueprimerohablase,llevaríala

cuestión a ser decidida allí mismo y en aquel instante: todos sabían que así era y serefrenaban;ydurantemuchossegun-dos,que ibacontandoelrelojde lacámara,el tercetocontinuósentadoeinmóvil.YentoncesvinounainterrupcióntanbienrecibidacomolasfloresdeMayo.––¡Tierra!––gritóunavozencubierta––.¡Tierraporlaamuradebarlovento!––¿Tierra? ––exclamóDavis poniéndose enpiedeun salto––. ¿Qué significa esto?Nohay

ningunatierraporaquí.Ycomoquienhuyedeunlugardondequedauncadáverapuñalado,lostresescaparondela

cámarayallídejaron,detrásdeellos,suquerellasinsolventar.Elcielooscuroseaclarabaensuavegradaciónhastaunablancuraopalinaalniveldelmar;

yelmar,deunazulviolento,detinta,trazabanítidamenteenderredordeellos'lainflexiblecircunferenciadelhorizon-te.Pormuchoquesemirase,niaunconojostanavezadoscomolosdelcapitánDavis,sepodíapercibirenellalamásmínimainterrupción.Algunasnubestenuessedesvanecíanlentamenteenloalto,ycercadelpailebot,comoentomodelúnicopuntode

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interés, un ave tropical, blanca como un copo de nieve, se cernía y giraba dejando ver, alvolverse,lalargaplumarojadesucola.Fueradelmarydelcielo,esoeratodo.––¿Quiénhagritadotierra?preguntóDavis––.Sihayalgunoquequierahacerseelgracioso

conmigo,levoyaenseñaryoadarbromas.Pero Tío Ned, satisfecho, señaló una parte del horizonte donde una leve iridescencia

verdosaapenassediscernía,flotandocomounhumo,enelcielopálido.Davisapuntóhaciaalláconelanteojo,ydespuéssevolvióhaciaelkanaka.––¿Yllamasa

esotierra?––dijo––.Puesyono.––Unavezmuchohace––dijoTíoNed––,yoverAnaalomismo,cuatroocintohoras,antes

deverla.Tapitán,decirsol,baja;sol,vuelveasubir;éldecirlagunalomismopejo...––¿Lomismoqué?––Pejo,señor––contestóTíoNed.––¡Ah!,¡espejo!––dijoDavis––.Yaveo:luzreflejadaporlalaguna.Sí,pudieraser,aunquees

raroquenuncahayaoídohablardeeso.Vamosaverelmapa.Volvieronalacámaraycomprobaronquelasituacióndelpailebotestabamuyabarlovento

delarchipié-lago,enmediodeunagranextensióndepapelenblanco.––¡Ahítienen!UstedesmismospuedenverlodijoDavis.––Y,sinembargo,nosé––dijoHerrick––,semefiguraquepuedehaberalgo.Ydesdeluego,

ledigounacosa,capitán;queesciertolodelareverberación.LoheoídoenPapeete.––¡VengaeseFindlaypues!dijoDavis––.Quieroestarbienseguro.Unaislanonosvendría

malen lasi-tuaciónenqueestamos.Lefueentregadoelmamotreto,conel lomodeshecho,como siempre ocurre con el Findlay, y empezó a buscar el sitio, leyendo entre dientes,mientraspasabalashojasconundedohumede-cido.––¡Hola!––exclamo––.¿Quéesesto?––.Yleyó en voz alta:New Island. SegúnM.Delille, esta isla, la cual por intereses particularespermanecería ignorada, está, según se dice, en latitud 12°, 49100 Sur, lon-gitud 133°, 6'Oeste. Además de esta posición, el comandante Matthews, del buque de guerra británicoScorpion,diceexisteunaislaenlatitud12°0'Sur,longitud,133°,16'Oeste.Estadeberíadeserlamisma,sital islaexiste, locualesmuydudoso,ynomerececréditoalgunoalosquetraficanenelMardelSur."––¡Anda!––dijoHuish.––Todoestáencondicional––dijoHerrick.––Está en lo que usted quiera ––exclamó Davis––; ¡pero ahí está! Esa es la posición de

nuestrobarco,ynohayquedarlevueltas.––"Lacual,porinteresesparticulares,permaneceríaignorada"...––leyóHerrickporencima

delhombrodelcapitán––.¿Quépuedesignificareso?––Debería significar perlas ––dijo Davis––. ¿Una isla perlera de la que nada sabe el

Gobierno?Esoseríaunafinca.Osupongamosquenosignificanada.Supongamosquenoesmásqueuna isla;me figuroquepodríamos reponernosdepescado y cocos, y cosasde losisleñosyrealizarelproyectodeSamoaporlaposta.¿CuántodijoquetardaronadescubriraAnaa?–Cuatroocincohoras––contestóHerrick.Davissalióalapuerta.––¿Quévientoteníais.TíoNed,cuandoavistaronAnaa?––Seisosietenudos.––Treintaotreintaycincomillas––dijoDavis––.Yaestiempodequeempecemosaacortar

vela.Siesunaislanonecesitamosdaruntopetazocontraellaenlaoscuridad,ysinolahay,lomismopodemospasardedía.––¡Listosparalamaniobra!––gritóconvoztonante.Ylaproadelpailebotfuépuestahaciaaquelindecisoreflejoqueyaempezabaapalidecery

adisminuirentamaño,comolanubecilladelalientosedesvaneceenelvidriodelaventana.Alpropiotiemposetoma-rontodoslosrizosdelasvelas.

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PARTEIIELCUARTETO

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VIIELPESCADORDEPERLAS

Seríanlascuatrodelamadrugada,yestabanelcapitányHerricksentadosenlabarandilla,cuandoen-frentedeellos,enlanocheprofunda,seoyóelestruendoderompientes.Losdosseincorporarondeunsaltoyaguzaronojosyoídos.Elfragoreracontinuo,comoeldelpasodeuntren:nosenotabanenélaltosnibajos;minutosporminutoelOcéanosealzaba,conigualpotencia,contralaislainvisible;ycomoeltiempopasaba,yHerrickesperabaenvanoque se produjese alguna alteración en la intensidad de aquel tumulto, una sensación de loeternoibagravitandosobresuespíritu.Paraelojoavezado,laislamismapodíacolumbrarseporunaindecisalíneadeborronessobreelcieloestrellado.Yelpailebotfuepuestoalacapayansiosamentevigiladohastaquerompióeldía.Hubo poco o nada de neblina matinal. Una claridad surgió en el Oriente; después una

tinturadeciertoin-efable,tenue,innominadomatiz,entrecarmesíyplata;ydespués,ascuasde fuego. Estas fulguraron unos momentos sobre el confín del mar, y parecía que seabrillantaban y se oscurecían y se iban extendiendo; y todavía la noche y las estrellasreinaban impasibles, sin recelo. Era como si una chispa hubiera prendido y brillase y secorrieraporlafimbriadealgúnrecioycasiincombustiblecortinaje,ylahabitaciónmismanoestuvieraapenasamenazada.Sinembargo,un instantemás, y todoelOriente resplandecióconoroyescar-lata,ylaoquedaddelcieloquedóhenchidaconlaluzdeldía.La isla––lanodescubierta, lanegadaportodos––estabaahoradelantedeellosyacorto

trecho del bar-co; y Herrick pensó que jamás en sus sueños había contemplado nada tanextrañoydelicado.Laplayaeradeunanítidablancura;labarreracontinuadelosárboles,deun verde inimitable; la tierra apenas se levan-taba diez pies sobre elmar y treintamás elbosque.Detrechoentrecho,segúnibaelpailebotbordeandolacostahaciaelNorte,losárbolesse

interrumpíanysepodíaverporencimadelaexiguafranjadetierra––comoquienseasomaaunatapia––lalagunainter-iory,másallá,enlalejanía,elladoopuestodelatolóndondelosárboles se dibujaban, como con lápiz, sobre el cielo matutino. Herrick se afanaba porencontraranalogías.La islaeracomoelrebordedeunagranvasijahundidaenelmar;eracomo el terraplén, en el que habían brotado árboles, de un ferrocarril circular; tan frágilparecíaentreelturbulentobatirdelasrompientes,tanquebradizaylinda,quenolehubieracho-cadoverlasumergirseydesaparecersin ruido,ycerrarse lasolassuavementesobreellugarqueantesocu-paba.Entretanto, el capitán había trepado a la cruceta y estaba ya en lo alto, a horcajadas,

catalejo en ristre, mi-rando en todas direcciones, tratando de descubrir una entrada, devislumbraralgunaseñaldeocupación.Perolaislaseguíadesarrollándosecomoenunaseriedearticulacionesysedeslizabaanteelbarcoseguidayuniforme,conlevespromontorios;yaunnoseveíannihabitacionesnipersonas,nilahumaredadeunfuego.Aquí,unamultituddeavesmarinas se cerníany revoloteabanpescandoen las aguasazules; y allá y en todaspartes, la estrecha franja de cocoteros y pandanos se prolongaba solitaria, formandodeliciosas bóvedas de verdura que nadie había de visitar; y sólo interrumpía el silencio demuertelarítmicapulsacióndelmar.Lasbrisas eran ligeras, la velocidaddel barcoescasa, el calor intenso.La cubierta ardía

bajo los pies, el sol llameaba sobre las cabezas, implacable enun cielo implacable; la breaburbujeabaenlosintersticiosdelacubierta,ylossesosenelcráneo.Yentodoestetiempolaexcitación de los tres aventureros encendía su sangre como una fiebre. Cuchicheaban, sehacíansignosconlacabezayseñalaban,ysehablabanaloídoconunextrañoafándesecreto,acercándose a aquella isla clandestinamente, como espías o como ladrones; y hasta Davis,desdelacruceta,dabacasitodassusórdenespormediodeademanesygestos.Losmarinerosparticipabanenaquellamudanerviosidad,comoperros,sincomprenderla;yentreeltronardetantasmillasderompientes,elbarcomudoseacercabaalaisladeshabitada.Al fin fueron aproximándose a una abertura en aquel interminable dique. Una punta de

arenadecoralseadelantabaporun lado;porelotro,unaltoyespesoramilletedeárbolescerrabalavista;entreambosesta-balabocadelaenormejofaina.DosvecesaldíaelOcéanoseprecipitabapor el estrechoboquete y se amontonabaentre aquellos frágilesmuros; dosvecesaldía,albajarlamarea,elformidablesobranteteniaquelucharallíparaescaparse.ElmomentoenqueelFarallonellegóeraeldelapleamar.Elmarregresaba––conelinstintode

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lapalomacasera––buscandoelvastoreceptáculo,sedeslizabaondulosopor laentra-da;setransfiguraba,alhacerlo,enunamaravilladelíquidosysedososmatices,ycolmabahastaelbordeelmarinteriorqueestabadetrás.Elpailebotllegóciñendoelviento,yfuerecogidoyarrastradocomounjugueteporlacorriente.Sedeslizóalprincipio,fuedespuéscomoenunraudo vuelo; una sombra fugitiva, proyectada por los árboles de la costa, pasó sobre lacubierta;elfondodelcanalsemostróporunmomento,yenunmomentodesapareció,yenelsiguiente,elpailebotflotabaenlaamplituddelalagunainterior,yabajo,enlatransparentemansión de las aguas, jugueteaba una miríada de peces multicolores–– y una mi-riada depálidasfloresdecoralesmaltabaelfondo.Herrickpermanecíaenunarrobamiento.Enlaglotonaavidezdesusojosolvidóelpasadoy

elpresente,olvidóqueleamenazabadeunladoelpresidio,ydelotro,elhambre,olvidóquehabía venidoaaquella isla enunadesesperadaalgara, enbuscadevíveres, agarrándoseaclavosardiendo.Unabandadadepeces,pintadoscomoelarcoiris,yconpicoscomocotorras,surgióenlasombradelpailebot,ypasódelargo,relampagueandoenelsolsubmarino.Erandeunabellezacomodepájaros,ysupasosilenciosodejóenHerricklaimpresióndeunafrasemusical.Entretanto,antelamiradadeDavisenlacruceta,lalagunaseguíadilatandolasuperficie

desusaguasso-litarias,ylalargaprocesióndeárbolesdelacostaseibadesarrollandocomounacinta.Yaunnoseperci-bíaseñalalgunadecivilización.Elpailebot,alentrar,habíasidoaproadohaciaelNorte,dondeel aguaparecíamásprofunda, y ahora sedeslizaba juntoalaltobosquedeárbolesqueestabaenaquelladodelcanalyobstruíalavista.Detodalabajacostade la isla,sóloaqueldoblezpermanecía invisible.Ydepron-toseretiró lacortina;sedescubrióanteellosunaensenada,abrigadaenaquelrecodoycontemplaron,con indeciblepasmo,lostechosdehumanasmansiones.Loqueasíapareció,comoporsortilegio,antelosqueibanenlacubiertadelFarallone,no

teníaelaspec-todeunapoblación,sinomásbieneldeunaimportantegranjaconsucaseríoaledaño:unalargafiladecobertizosyalmacenes;aparte,yporunlado,unaviviendarodeadade una amplia galería; al otro, una docena de chozas indígenas, una construcción con uncampanarioyciertospujosarquitectónicos,quepu-dieraestardestinadaacapilla.Enfrente,enlaplaya,habíaunosreciosypesadosbotes,ensecosobrelaarena,yunmuelledemaderaavanzabasobre lasaguasabrasadasde la laguna.Enunmástil, enel arranquedelmuelle,estabadesplegadoelrojopabellóndeInglaterra.Pordetrás,entorno,yporencima,elmismomacizode altas palmeras, que al principio había ocultado el poblado, extendía su techodetumultuososabanicosverdesqueseagitabanyserevolvíanenloalto,ycantabantodoeldíasucanciónargentinaalimpulsodelviento.Todoelloteníaelaspectodifícildeprecisar,peroinequívoco,dehallarseenactivoservicio;y,sinembargo,dabaunaimpresióndesoledadcasipatética: no se veía alma viviente por entre las casas y no se oía ruido alguno de humanotrabajooregocijo.Sólo,enloaltodelaplaya,ynolejosdelastadelabandera,seveíaunamujer,dedescomunalestaturayblancacomolanieve,haciendoseñasconunbrazoalzado.Unasegundamiradabastabaparareconocerenellaunaobradeesculturanáutica:elmasca-róndeproadeunbarco,queportantotiemposehabríaalzadoyzambullidoanteelembatedeinfinitasolasyahorahabíasidollevadoatierraparaserelpaladiónyelnumentutelardelaciudaddesierta.ElFaralloneaprovechóbienlabrisa;ésta,además,eramásfuerteenlalagunainteriorque

fueraenelmar,alreparodelaisla;yanteelpaílebotrobado,seibandescubriendonuevascosasconlarapidezdeunpanorama,desuertequelosaventurerosnoosabandesplegarloslabios. La bandera hablaba por sí sola: no era un deshilachado y desteñido trofeo que sehubieraidohaciendojironesenelmástilondeandosobreundesierto;yparamayorcerteza,podíavislumbrarse,en laprofundasombrade laverandah,unbrillodecristaleríayaletearlosmanteles.Sielmascaróndeproa,erguido juntoalmuelle,consuperenneademánysublancuraleprosa,reinabasolitarioenaquelcaserío,comoparecíahacerloenaquelinstante,su reinado dataría de muy poco. Manos laboriosas habían trabajado allí y pies humanoshabíanrecorridoaquelloslugares,eneltranscursodeaqueldía.Deelloestabanseguroslosfarallones;susojostratabandepenetrarlasprofundasumbríasdelaspalmerasenbuscadealguienescondido; la intensidaddesusmiradas,deprevalecer,hubierataladradolosmurosde lasviviendas;ysesentíansobrecogidos,enaquellossegundosemocionantesydecisivos,porlasensacióndequeselesespiabaysejugabaconellos,ydelaamenazadeungolpequesepreparaba.El extremo del cabo cubierto de palmeras, que acababan de franquear, ocultaba una

rinconadadelaquesedestacó,repentinayrápidamente,unbote.––¡Ahdelpailebot!––gritóunavoz––.Seguidhaciaelmuelle.Adoscableshayveintebrazas

deaguaybuenfondeadero.Elboteibatripuladoporunpardeatezadosremerosconparcoszaragüellesazules.Elque

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hablóllevabaeltimóneibavestidodeblanco,eltrajedeetiquetadelostrópicos;unanchosombreroleocultabalacara,peropodíaversequeerahombredegrantamaño,yeltonoyacento de su voz eran de un gentleman. Eso era todo lo que se descubría. Era evidente,además, que el Farallone había sido visto ya hacía tiempo en el mar y que los habitantesestabanapercibidosparasurecepción.Lasórdenesfueronobedecidasmecánicamenteyelbarcofondeó;ylostresaventurerosse

agruparonapopajuntoalacasetayesperaron,conapresuradolatirdepulsosyunaperfectavacuidadenlamente, la llegadadeaqueldesconocidoquetantopodíasignificarparaellos.Noteníanplannihistoriapreparada;faltabatiempoparainventarla;seleshabíacogidoconlasmanosenlamasayteníanquedejarcorrerlasuerte.Sinembargo,enaquellaansiedadhabíaalgodeesperanza.Siendouna isla,pordecirloasí, secreta,noeraposiblequeaquelhombredesempeñasecargoalgunootuvieseautoridadparaexigirlessuspapeles.Yademásdeeso, sihabíaalgodeciertoen lodel "Findlay", comoenefectoparecíahaberlo, aquellaperso-naeraelrepresentantedelos"interesesparticulares",teníaquecausarlegranenojosullegada, y acaso ––la esperanza lesmurmuraba al oído ––quisiera y pudiera comprarles susilencio.Elboteestabayaatracandoalcostadoypudieronveralfinlaclasedehombreconquien

teníanquehabérselas.Eraunaespeciedegigante,demásde seispiesdealtura ydeunacorpulenciaproporcionalmen-tereciayfornida;perosuvigormuscularparecíacomodesleídoydesvirtuadoporunaindiferenteydes-mayadaapatía.Únicamentesusojosrectificabanestaprimeraimpresión:eran,alavez,deunbrilloydeunasuavidadinusitados,sombríoscomocarbón y con luces como el topacio; ojos de perfecta salud y bon-dad; ojos que ponían enguardiacontralacóleradestructoradeaquelhombre.Sutez,naturalmentemorena,sehabíacurtidoenlaislahastallegaraunmatizapenasdistinguibledelcolordeuntahitiano;sólosusmovimientos y ademanes, y la vívida fuerza que yacía latente en él, como el fuego en elpedernal,denun-ciabanaleuropeo.Vestíaun trajededril,blanco,deelegantísimocorte;elpañueloquellevabaalcuelloylacorbataerandesedadetonossuaves;juntoaél,reclinadoenunabancada,seveíaunrifleWinchester.––¿Estáeldoctorabordo?––exclamóalsubir––.EldoctorSymonds.¿Nosabennadadeél?

¿Tampoco del Trinity Hall? ¡Ah! No parecía estar sorprendido, sino aparentarlo, así porcortesía,perosumiradareco-rriósucesivamentealostrescontanahincadacuriosidad,queteníaalgodesalvaje.––¡Ah!puesentoncesdijo––debedehaberalgúnerror,sinduda,ytengoquepreguntarles:¿aquédeboestehonor?Yaparaentoncesestabasobrecubierta,peroteníaelartedeserporcompletoinaccesible;

elmásvulgarcampechanote,concuatrocopasdemásenelcuerpo,sehubieramiradomuybienantesdetomarseliberta-des,yningunodelosaventurerosseatreviósiquieraaofrecerlelamano.––Puesbien––dijoDavis––,llamémoslo,siustedquiere,unacasualidad.Habíamosoídode

su isla y leímos aquello en elDirectorio acerca de los "Intereses particulares". Así es que,cuandovimoselreflejodelalagunaenelaire,pusimosenseguidalaproahacia.acá,yporesoestamosaquí.––Quesenosdispensesimolestamos––dijoHuish.ElhombremiróaHuishconunairedevagasorpresayapartósignificativamentelamirada.

Nosepodíasermásinsultanteconunmerogesto.––Puede ser que me sea de utilidad su venida aquí ––dijo––. Mi propio pailebot se ha

retrasado y quizá me conviniera utilizar su barco entretanto. ¿Aceptarían ustedes unfletamento?––Meparecequesí––contestóDavis;esodepende...––MellamoAttwater––prosiguióaquél––.Supongoqueustedeselcapitán.––Sí,señor.Soyelcapitándeestebarco:elcapitánBrown.––¡Eh!,¿quéeseso?––dijoHuid––.Mejoresempezarhablandoclaro.Eselpatrónaquíen

cubierta,síesverdad;peronoenlacámara.Abajo,todossomosunos,todostenemosparteenlaexpedición;cuandosetratadenegocios,yonosoymenosqueél.Yloquedigoes:vámonosa la cámara a echar un trago y a hablar del asunto mano a mano, como entre amigos.Tenemosunchampañadeprimeraañadió,guiñandounojo:La presencia del gentleman hacía resaltar, iluminándola como una bujía., la plebeya

ordinariez del de-pendiente; y Herrick, instintivamente, como se escuda uno contra unsufrimiento,seapresuróainterrumpir.––Yo me llamo Hay ––––dijo––, puesto que estamos en las presentaciones. Tendríamos

muchogustoenquepasaseustedalacámara.Attwaterseinclinódeprontohaciaél.––¿Universitario?preguntó.––Sí,deMerton––dijoHerrick,yenelmismoinstante,dándosecuentadesuindiscreción,

enrojeciócomolagrana.

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––Yosoydelosotros––dijoAttwater––,deTrinityHall,enCambridge,yporesolepuseamipailebot el nombre del viejo caserón. ¡Vamos! ¡Qué sitio y qué rara compañía paraencontrarnos, mister Hay, ––prosiguió, con fácil y despreocupada descortesía para losdemás––.Pero¿merespondeusteddeloquesostiene?...Conperdóndeusted,caballero,nohepodidoentendersunombre...––MiapellidoesHuish––contestóeldependiente,ysepusoasuvezcolorado.––¡Ah! ––dijo Attwater––. Y volviéndose de nuevo hacia Herrick: ¿Responde usted de la

opinión de mís-ter Whish acerca de su vino? ¿O no eran acaso sus palabras más de undesbordamientodelaingenuapoesíadesunaturaleza?Herrick estaba abochornado; la aterciopelada brutalidad del visitante le hacía enrojecer.

Queleaceptaseaélcomounigual,yqueasí,marcadamente,dejasea losotrosde lado, lehalagabaapesarsuyo,yalpropiotiempo,ycomoderechazo,leencendíaencólera.––Nolosé––––contestó––.NoesmásquechampañadeCalifornia;bastantebueno,aloque

parece.Attwaterparecióadoptarunaresolución:––Bueno,puesentonces,voyaproponerunacosa:

ustedestres,caballeros,sevienenestanocheatierraconunacestadebotellas;yotratarédebuscar los comestibles. ––Y añadió después: A propósito, hay una cosa que debía haberlespreguntadocuandovineabordo:¿hantenidoviruela?––Personalmente,no––––contestóHerrick––.Perolahahabidoenelpailebot.––¿Muertos?––Dos.––Yustedes,¿hantenidomuertesaquíenlaisla?––preguntóHuish.––¡Ah! Es una enfermedad terrible ––dijo Attwater––. Veintinuevemuertos y treinta y un

casosenlastreintaytresalmasquehabíaenlaisla...Esunararamaneradeecharlacuenta,Mr.Hay,¿noescierto?...¡Almas!Nuncadigoesosinsobrecogerme.––¿Demaneraqueporesoesporloquetodoestádesierto?––dijoHuish.––Por eso es,Mr.Whish ––––dijo Attwater, por eso es por lo que la casa está vacía y el

cementeriolleno.––¡Veintinuevemuertosde los treintay tres! ––exclamóHerrick––. ¿Ycómosearreglaron

paraente-rrar?...¿Onoseentretuvieronenentierros?––Apenas––contestóAttwater––,ohuboalmenosundíaenquetuvimosquedesistir.Había

cincomuer-tosaquellamañanaytrecequeseestabanmuriendo,ynadiequepudieradarunpaso, a no ser el sepulture-ro y yo. Tuvimos un consejo de guerra, cogimos las... botellasvacías...,lasllevamosalalagunaylassepul-tamos.––Yaquívolviólacabezaparamirarporencimadelhombrolasaguasdeslumbrantes.––Bueno,demodoqueentoncesvendíanustedesacomer.¿Diremosalasseisymedia?¡Sonustedestanamables!Suvoz,alpronunciaresasfrases,seacomodóenseguidaaltonofalsodelavidasocial;y

Herrick,sindarsecuenta,siguiósuejemplo.––Leaseguroaustedqueestaremosencantados.¿Alasseisymedia?Seloagradecemostanto."Puesmivozestáentonadaconlanotadelcañónqueretumbasobreelmar,alestallarelcombate",dijo Attwater, citando esos versos con una sonrisa que se trocó de pronto en un aire de

solemnidadfúnebre.––Espero,sobretodo,quenofaltarámisterWhish—añadió––,Mr.Whish,confíoenquehaentendidoustedlainvitación.––¡Puesnoqueno,compadre!––contestóelfestivoHuish.––Muybien,pues,yquedaentendido,¿noeseso?Mr.WhishyelcapitánBrown,alasseisy

mediasinfalta;yusted,Hay,alascuatroenpunto.Yllamóasubote.Durante toda aquella conversación, graves pensamientos y preocupaciones habían

agobiado lamente del capitán. Para nada había nacido tan liberalmente dotado comoparadesempeñar el papel de capitándebar-co, hospitalario y francote. Pero en aquella ocasiónestabasilenciosoyabstraído.Losqueleconocíanpodí-annotarquenoperdíaunasílabadeloque se hablaba, y parecía sopesarlo y analizarlo todo. Hubiera sido difícil precisar lo quehabía en su aspecto de frío, cauteloso y siniestro, como de quien tramaba planes, aun engestación;contraelinconscientehuésped,;senotabaenestoyenaquello,ynosenotabaennada;eraenesteinstantecosatannimia,queHerricksereprochabaasímismoporhaberlosospechado;yuninstantedespuéseratanobvioypalpable,quepodíadecirsequeporcadapelodelacabezadeaquelhombresalíaunaamenaza..Volvióensídepronto,comoconunestremecimiento.––Ustedhablabadeunfletamento––

dijo.––¿Deveras?––contestóAttwater––.Bueno,puesnohablemosmásdeello,porelmomento.

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––Supaílebot,segúnheentendido,estáretrasadoprosiguióelcapitán.––Haentendidoustedperfectamente,capitánBrown.Treintaytresdíasderetraso;hoyal

mediodía.––Demodoquevayviene¿eh?¿Traficaentreaquíy...?––indicóelcapitán.––Exactamente:cadacuatromeses;tresviajesporaño––dijoAttwater.––¿Vaustedenélalgunavez?––No,sequedaunoaquí.Tieneunohartascosasaquéatender.––Sequedaustedaquí,¿no

eseso?––exclamóDavis––.Dígame.¿Cuántotiempo?––¡Cuánto tiempo! ¡Oh Dios! ––dijo Attwater, con perfecta y severa gravedad––. Pero no

parecetanto––añadió,sonriéndose.––No,mefiguroqueno––dijoDavis––.Nocontodaslascosasbuenasquetieneustedasu

alrededoryenunacomodotantranquilocomoéste.––Elsitio,comoustedtanbondadosamentelojuzga,noesdeltodoinsoportable.––¿Nácar...supongoqueserá?insinuóDavis.––Sí;habíanácar.––Estaesuna lagunaza tremenda––prosiguióelcapitán––.Hahabido...esque lapesca...

¿diríaustedquelapescaesaquí,enciertomodo,buena?––Noséquédiríayodeella,enciertomodo,nada––contestóAttwater––sivamosaaso.––¿Habíaperlastambién?––Perlastambién.––Bueno,puesmedoyporvencido––dijoDavisriéndose,ysurisasonóa falsacomouna

malamoneda––.Sinoquiereustedhablar,nohadehablar,yasuntoconcluido.––Nohayyaningunarazónparaqueyoafectelamenorpretensióndesecretoencuantoa

miisla––respondióAttwater––;esoseacabóenelmomentoenqueustedesllegaron;pero,seacomosea,puedenestar segurosdeque, tratándosede caballeros comoustedyMr.Whish,siempre hubiera estado encantado de recibirles en mi casa y ponerla a su disposición. Elpuntoenquediferimos––siesosepuedellamardiferir––esunodetiempoydeoportunidad.Yoposeoalgunosdatosloscualesustedcreequepuedoco-municar,yyocreoqueno.Bien,¡yaveremosestanoche!Adiós,adiós,Whish.––Embarcóensuboteydesatracó––.¿Quedamosdeacuerdo?, ¿eh?El capitányMr.Whish,a las seis ymedia, yusted,Hay,a las cuatroenpunto. ¿Meentiende,Hay?Noadmitoexcusas.Sinoestánallíparael tiemposeñalado,nohabrábanquete.¡Sinohaycanción,nohaycena,Mr.Whish!Blancasavescruzabanrápidasporelaire,alláenloalto,yabajo,enelagua,queapenas

parecíamásdensa,bandadasdepecesdecolores;ysuspendidoenmedio,comoelféretrodeMahoma, el bote se alejaba velozmente y su sombra le iba siguiendo sobre el fondoresplandecientedelalaguna.Attwater,sentadoeneltabloncillodepopa,ibamirandohaciaatrás;niporunmomentoapartólosojosdelFaralloneydelgruporeunidoenlatoldillajuntoalacaseta,hastaqueelboteatracóalmuelle.Desdeallí,conpasoágil,yapre-suradamente,sedirigióatierra,ylosdelFarallonesiguieronviendosutrajeblancoporentrelaumbríadelbosque,tachonadademanchasdeluz,hastaquedesaparecióenlacasa.El capitán, con un gesto y una cara harto expresivos, llamó a sus compañeros para que

entrasenenlacá-mara.––Bienestá––dijoaHerrick,encuantosesentaron––;almenoshayunacosabuena.Seha

aficionadoausteddeveras.––¿Yporquéesesocosabuena?preguntóHerrick.––¡Ah!,yavaustedaverahoraloquepuededardesí––contestóDavis––.Ustedvaatierra

aestarconél,yesoestodo.Puedepescarlamardeinformes;puedeaveriguarloquetiene,ydequéfletamentosetrata,ycuáleslacuartapersona...porqueellossoncuatro,ynosotrosnadamásquetres.––Ysuponiendoque lohiciera, ¿quémás ibaapasar?preguntóHerrick––. ¡Contéstemea

eso!––Asíloharé,RobertHerrick––dijoelcapitán––.Peroantes,vamosaponerlotodoenclaro.

MefiguroqueestáustedenteradodequeestenegociodelFarallone sehavenidoalsuelo,queestáperdidosinreme-dio,yquesiestaislanosehubierapresentadodelante,cuandosepresentó,¿sabeloquehubierasidodeustedydeHuishydemí?––Sí;todoesoloséelijoHerrick––.Noimportadequiénsealaculpa;perotodoesolosé,¿y

quémás?––Noimportadequiénsealaculpa;ustedlosabebien,ymuchasgraciasporelrecuerdo––

dijoelcapi-tán––.AhoraaquíestáesteAttwater:¿quépiensausteddeél?––Nolosé––contestóHerrick––.Meatraeymerepele.Haestadoatrozmentegroserocon

ustedes.––¿Yusted,Huish?––dijoelcapitán.Huishestabasentadolimpiandosupipafavorita;apenaslevantólacabeza,enfrascadodel

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todo en la ab-sorbente tarea: ––¡No me pregunte lo que pienso de él! ––dijo––. Algún díallegará,esperoenDios,enquepuedadecírseloaélmismo.––Huistepiensalomismoqueyo––digoDavis––.Cuandoaquelhombresenosacercócomo

diciendo: "Miradmebien, yo soyAttwater", y usted sabemuybienque fue así, a escape localé.Aquíestá,medije,elgenuinoartículo,elquenopuedotragar,elverdaderoycogotudoaristócrata,elque lemiraaunocomosi fuerabasura,ynoseexplicaparaquésemolestóDiosencriarnos.No,esonoestá falsificado; tienequehabernacidoenelloy, ¡fíjese!, listocomoelaireyfumecomoelacero;nadadetontería,noseñor,notieneunpelodetonto.Yahora me pregunto: ¿para qué está aquí, en esta isla tan divertida? No está aquí colec-cionandoinsectos.Esosasí,tienenunpalacioensutierraylacayosconpelucasempolvadas;ysinoestáallá,susrazonestendrá,¿meentienden?––Sí,sí,leoigo––dijoHuish.––Ha estado aquí, por consiguiente, haciendo buenos negocios ––continuó el capitán––.

Durantediezañoshahechounnegocioenorme.Enperlasynácar,porsupuesto;nopuedehaberotracosaenestesitio,ynohaydudadequeenvíalasconchas,detiempoentiempo,enelTrinityHall, yeldineroquesacadeellasvaderechoalBanco,demodoqueesononosimporta.Pero,¿quémáshayaquí?¿Nohayotrascosasqueseríaprobablequeguardaseaquí?¿No hay nada que tenga forzosamente que guardar aquí? Sí, señor... ¡las perlas! Primero,porque valen demasiado dinero para confiárselas a nadie. Segundo, porque las perlas re-quierenmuchamanipulaciónypacienciaparaclasificarlasyaparearlas;yelquevendesusperlas, según le vienen a las manos, una por ahí y otra por allá, en vez de reservarlas yesperarlaocasión,eseesunidiota...ynoloesAttwater.––Probablemente ––dijoHuiste––. Así es cómo debe de ser; no está probado, pero––es lo

probable.––Estáprobado––dijoDavisrotundamente.––¿Ysisuponemosque loestá?––dijoHerrick––.Admitamosquetodoesoesciertoyque

tuvieraesasperlas,todaslascoleccionadasendiezaños.¿Ysisuponemosquelastiene?Esaesmipregunta.Elcapitántocabaunredobleconsusfornidasmanosenlamesaqueteniadelante:miraba

fijamenteel rostrodeHerrick,yéste,connomenos fijeza,miraba lamesay losdedosquerepicaban;elbarco,anclado,semecíaconunasuaveoscilación,yunagranmanchadesolibayveníaentreunoyotrointerlocutor.––¡Óigame!––exclamósúbitamenteHerrick.––No,mejor es queme oiga usted amí primero ––dijoDavis––.Óigame y entiéndame. A

nosotros,paranadanossirveeseprójimo,siaustedlesirveparaalgo.Esdesugénerodeusted,nodelnuestro;sehaaficionadoaustedysehalimpiadolasbotasencimadeHuishydemí.¡Sálveleusted,sipuede!––¿Salvarlo?––repitióHerrick.––¡Sálvelo usted, si es capaz! ––insistióDavis, dandoungolpe en lamesa con el puño––.

Vayaustedatierrayhábleleconsuavidad,ysi logratraerloabordo,aélyasusperlas, leperdonarélavida.Siustednoloconsigue,vaahaberunfuneral.¿Noeseso,Huiste?,¿noleparecebien?––Yonosoyhombrequelegusteperdonar––dijoHuish––;peronosoytampocodelosque

echanaper-derunnegocio.Traigaal fantasmónabordoytráigaloconsusperlas,ypuedehacerconélloquelevengaengana;abandonarloenalgunaisla,siquiere...Nomeopongo...––Bueno;¿ysinopuedo?––exclamóHerrick,mientraselsudorlecorríáporlacara––.Me

hablancomosiyofueraDiosTodopoderoso:hazestoyhazlootro.Pero,¿ysinopuedo?––Hijo––dijoelcapitán––,arréglesecomomejorpuedao¡vaustedavercosasgordas!––¡Ya lo creo! ––dijoHuish––. ¡Ay,mi niña! ¡Ya lo creoque sí!Miró aHerrick, en el lado

opuestodelamesa,conunasonrisadesdentada,queestremecíaporsusalvajismo;ysindudasugestionadosuoídoporlaexpresióntrivialquehabíaempleado,empezóacantaruntrozodelestribillodeunacancióncómicaquedebiódehaberoídoenLondresveinteañosantes;estúpida jerigonza, sin sentido alguno, que era en aquel lugar y en aquel momento,repugnanteyodiosacomounablasfemia.Elcapitánledejóqueacabase;surostropermanecíainalterable.––De lamaneraque sehanpuesto las cosas, cualquieraotroenmi lugar,no ledejaríaa

usted ir a tierra ––prosiguió––, pero yo no soy de ese género. Yo sé que nunca se volverácontra mí, Herrick. O si se decide a hacerlo y me traiciona... ¡vaya usted y hágalo y queSatanásselolleve!––gritó,yselevantóbruscamentedelamesa.Saliófueradelacaseta,yalllegaralapuertasevolvióyllamóaHuishconvozviolentay

repentina,comoelladridodeunperro.HuishlesiguióyHerricksequedósoloenlacámara.––¡Ojoconloquesehace!––murmuróDavisaloídodeHuish––.Conozcomuybienaese.Si

vuelveus-tedadirigirleotravezlapalabra,vaaserlaruinadetodos.

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VIIIENELATOLÓN

ElboteregresabaalFaralloneyestabayaamitaddecaminocuandoHerrickdiólavueltayechóaandar,demalagana,porelmuelleadelante.Enloaltodelaplayaelmascaróndeproase erguía frente a él con una cierta apariencia irónica, echada hacia atrás la cabezaencuadradaenelyelmo,levantadoelformidablebrazocomoparalanzarunproyectilcontraelpailebotanclado.Parecíaunadeidadretadoradelaisla,quehabíallegadohastaelbordeen un ímpetu para levantar el vuelo, y se había petrificado en aquella actitud de bélicaacometida.Alpasarasulado,Herrickalzólosojosparacontemplarlagigantescamujer,conunextrañosentimientodecuriosidadyromanticismo,ydejóvolarsuimaginaciónpensandoen lahistoriadesuvida.Habíasidopor tanto tiempo laciegaconductoradeunanaveporentre lasolas;habíaestadoportantotiempoallí,ociosa,bajoelsolde fuego,quenohabíalogrado levantar ampollas en la pintura, y ¿no iba a ser más que éste el final de tantasaventuras? ––se preguntaba––, ¿o aún quedabanmás detrás? Y en lo hondo de su corazónsentíaquenofueraunadiosa,yélnollegaseaserunpagano,parapostrarseanteellaenlahoradelatribulación.Siguiendo adelante, penetró en la fresca sombra de las palmeras, altas y espesas. Las

ráfagas de la brisa, que iba amainando, lasmecían entrechocándolas allá en lo alto, y portodaspartes,conlarapidezdelibélu-lasodegolondrinas,losrayosdelsolhuíanytornabanyseperseguíanenincesanteagitación.Bajolospies,laarenaeraconsistenteylisa,yHerrickandabasilenciosamente,comosobrenievereciéncaída.No-tabaquehabíaestadotanlimpiay escardada como las avenidas de un parque inglés, pero la epidemia había hecho que lasmalashierbasempezasenaretoñar.Losedificiosdelafactoríasepercibíanentrelascolum-natas de las palmeras, recién pintados, limpios y coquetones, pero todos silenciosos comotumbas.Tansóloaquíyallí,bajolacriptadeverdura,seoíanruidosycacareosdegallinas,ypordetrásdelacasadelasgaleríasvioalzarseelhumoyoyóelchisporroteodeunfuego.Lascasasdepiedraestabanmáscercanas,aladerecha.Laprimeraestabacerrada;enla

segunda, pudo percibir vagamente, por una ventana, un depósito de conchas perlerasamontonadasenelfondo;latercera,porcuyaspuertasabiertasdeparenparentrabalaluzde la tarde, atrajo la atención de Herrick por la multi-plicidad y el revoltijo de cosaspintorescas que contenía. Había allí cables, cabestrantes y poleas de todos los tamaños;tragalucesdecamarotesyescalas;tanquesoxidadosyunacasetadebajadaalacámara;unabitácoraconsusmontajesdecobreysubrújulaapuntandosinobjeto,enlaconfusiónyenlapenumbra de aquel cobertizo, a un olvidado polo; cordajes, anclas, arpones, una calderaverdosa de cobre, para derretir grasa de ballena, una rueda de timón, una caja deherramientasconelhombredelbarco,Asia,enlatapa;todounalmacéndeantigüedadesycuriosidades náuticas, enormes y sólidas, pesadas fáciles de romper, reforzadas de cobre ycalzadas con hierro. Dos naufragios, por lomenos, tenían que haber contribuido a formaraquelheterogéneomontónderestos;ymientrasHerricklocontemplaba,leparecíacomosilostripulantesdelosdosbarcosestuviesenallídeguardia,ycreyóoírpisadasycuchicheosyver,conelrabi-llodelojo,losvulgaresfantasmasdeloshombresdemar.No obedecía esto, tan sólo, al influjo de una imaginación excitada, sino que provenía de

algoreal;seoí-an,sinduda,cautelososlasosqueseacercaban,yaunseguíamirandoaquelamontonamientodetrastos,cuandooyódeprontodetrásdeéllavozdesuhuésped,aúnmássuavequedecostumbre.––¡Trastos viejos ––dijo––, nada más que trastos viejos! ¿Y no le inspiran, Mr. Hay, una

parábola?––Me inspiran, al menos, una honda impresión ––replicó Herrick––, volviéndose

rápidamente,para ver si podía sorprender, en la fisonomíadelquehablaba,un comentariomudoasuspalabras.Attwater se quedó en la puerta, cuyo hueco casi llenaba por completo; tenía las manos

levantadasyasi-dasaldintel.Sesonriócuandosusmiradasseencontraron,perosuexpresiónerainescrutable.––Sí, una profunda impresión. Es usted como yo, ¡nada hay que afecte tanto como los

barcos!––dijo––.Lasruinasdeunimperiomedejaríantanfresco;alpasoqueunpedazodeantepecho carcomido, en el que se apoyó algún viejo lobo demar, en la guardia demedianoche,meponelosnerviosdepunta.Perovengaconmigo;vamosaveralgomásdela isla.

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Todoesarenaycoralypalmeras,perotienenoséquéextrañoencanto.––Yolaencuentroparadisíaca––––dijoHerrick,aspirandoelaireconfuerza,yconlacabeza

descubiertaparagozardelfrescodelasombra.––Esoesporqueacabausteddellegardelmar––––dijoAttwater––.Yporesotambiéncreo

quepodrá apreciarmejor el nombreque le he dado.Es unhombre adorable; tiene aroma,tienecolor,tieneunacaden-ciosasonoridad;escomosuautor...¡escasicristiano!Acuérdesedesuprimeravisióndelaisla,ydequenoesmásquebosquesybosquesyagua;ysupongaquehubierapreguntadoporsunombre,ylecontesta-se...NemorosaZacynthos.––¡Jammedioapparetfluctu!––exclamóHerrick––.¡Oh,dioses,québello!––Si llegasen a ponerlo en elmapa, ¿qué harían de él los capitanes? Pero, vamos, voy a

enseñarleelal-macéndelosbuzos.Abrió unapuerta, yHerrick vio una larga serie de aparatosmeticulosamente ordenados;

bombas y man-gas y botas con pesados plomos, y los enormes cascos hocicudos queresplandecíanenfilaalolargodelmuro:diezequiposcompletos.––Toda lamitadoriental demi lagunaes somera ––dijoAttwatery así comprenderáusted

quehemospo-didoemplearlasescafandrascongranprovecho.Esincreíblehastaquépuntohasidoreproductivo;yeraunextrañoespectáculoverlosbuzosaltrabajo,yestosmonstruosmarinos ––dando una palmada en el casco más próximo ––aparecían incesantemente yreaparecíanenmediodelalaguna.¿Legustanaustedlasparábolas?preguntódesúbito.––¡Ah!,sí––––dijoHerrick.––Bueno, pues yo veía esas máquinas surgir chorreando y volver a sumergirse, y salir

chorreando otra vez, y hundirse de nuevo y, entretanto, el sujeto que estaba dentro ¡secocomo una yesca! Y yo pensaba que todos necesitábamos de una vestidura así parazambullirnosenelmundoysalirintactos.¿Ycómocreeríaustedquesellamaba?––preguntó.––Vanidad––dijoHerrick.––¡No!Habloseriamente––replicóAttwater.––Llamémoslaentoncesrespetodesímismo.––¿YporquénoGracia?¿PorquénolaGraciadeDios,Hay?preguntóAttwater––¿Porqué

nolaGra-ciadesuHacedoryRedentor,quelesostieneaustedyalquediariamentecrucificadenuevo?¡Nohaynadaaquí––––golpeándoseenelpecho––,nadaaquípegandoenelmuro––ynadaaquídandounapatadaenelsuelo––,nadamásquelaDivinaGracia!Andamossobreella; la respiramos; vivimos ymorimos por ella; es la clavazón y el eje delUniverso, ¡y unmuñeco con pijamas, prefiere la vanidad! la gigante figura de aquel hombre sombrío, deatezado rostro, parecía cernerse amenazadora sobre Herrick, junto a la fila de lasescafandras, y agrandarse y fulgurar; y, en un instante, toda aquella fiera vitalidad habíadesaparecido.––Perdónemeusted––––dijo––,yaveoquenocreeenDios.––Metemoquenoenelmismosentidoqueusted––contestóHerrick.––Nunca discuto con jóvenes ateos o con borrachos habituales ––replicó Attwater con

impertinentepetu-lancia––.Atravesemoslaislahastalaplayaexterior.La distancia era corta; la mayor anchura de la isla apenas excedía de un centenar de

metros, y marcharon despacio. Herrick estaba como en un sueño. Había ido allí conpropósitos indecisos;dispuestoaestudiaraquellamáscaraambigua,desdeñosayburlona,adescubrir,porbajodeella,laesenciadeaquelhombre,yaobrarenconsecuencia,aplazandohastaentoncestodadecisión.Unaférreacrueldad,unaférreaindiferen-ciaporelsufrimientoajeno,inflexibleprosecucióndesupropiointerés,fríacultura,cortesíasincalorhumano:todoestopensóhallarytodavíasefigurabaverlo.Peroencontrartodalamáquinaasíencendidaenreligiosocelo,ledejódesconcertado;yenvanoseesforzaba,mientrasproseguíasucamino,para ir atando, hasta formar un conjunto, los cabos sueltos de sus observaciones...; paraajustar,enfocándolodecualquiermodo,elretratoqueibahaciendodelhombrequemarchabaasulado.––¿QuéfueloqueletrajoalMardelSur?preguntódepronto.––Muchascosas-dijoAttwater––.Juventud,curiosidad,romanticismo,elamoralmary––le

sorprenderáaustedoírlo––uninterésenlasmisiones.Esteúltimohadecaídomucho,locualnolechocarátanto.Losmisionerosseequivocan:sondemasiadopárrocos,tienenmuchodebeatasviejasydecomadres.Ropa,ropa,parataparlasdesnudeces:enesoestásuideal;perolasropasnosonelcristianismo,comonosonelsoldelcielo,nipuedensustituirle.Creenqueunacasa.rectoralconrosales,ylascampanasdelaiglesiaylasviejecitasremilgadasqueleshacereverenciasen lacalle,sonparteyesenciade lareligión.Pero lareligiónesunacosasalvaje,comoelUniversoqueilumina:salvaje,fríaydesnuda,peroinfinitamentefuerte.––¿Yustedencontróestaislaporcuriosidad?preguntóHerrick.––Lomismoqueusted.Ydesdeentonceshetenidounaempresa,yunacoloniayunamisión

exclusiva-mentemía.Yoeraunhombredemundoantesdeseruncristiano;soyunhombredemundotodavíayhagoquemimisiónproduzcadinero.Nuncahasalidonadabuenodemimos

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yblanduras.ElhombretienequelevantarseenpresenciadeDiosytrabajarhastadardesísuúltimoadarme:entoncesvaldráalgoparamí,peronoantes.Yodiaestospobresdiablos loquenecesitaban:unjuezenIsrael,elportadordelaespadayelflagelo;estabahaciendodeellosunnuevopueblo,¡yheaquíqueelángeldelSeñorloshirióyyanoexisten!Aldecirestaspalabras,quefueronacompañadasdeungestotrágico,ambossalieronfuera

delatechum-bredelbosquedepalmeras,juntoalbordedelmarydecaraalsolqueestabaapunto de su ocaso. Ante ellos el oleaje rompía pausadamente. Todo alrededor, comoimperfectosseresdemaderaanimadosdema-lignaactividad, loscangrejosrastreabanyseescabullían en los agujeros. A la derecha ––hacia donde seña-ló Attwater y se volviósúbitamente estaba el cementerio de la isla: una explanadadequebradas piedras de todostamaños, con muchos montoncillos del mismo material y cercada con una tosca tapiarectangular.Nada crecía allí, a no ser uno o dos espinos con algunas florecillas silvestres;nadamásqueelnúmerodelosmontones,ysuformainquietanteindicabalapresenciadelosmuertos."¡Losrudosfundadoresdelaaldeadescansan!"Attwater recitó ese verso al entrar, por el abierto portillo, en el temeroso cercado––. "El

coral,alcoral;laspiedras,alaspiedras"dijo––.Estehasidoellugardemimayoractividadenel Pacífico. Algunos eran buenos, algunos eran malos, y la mayoría por supuesto y comosiempre–– nulos. Aquí está uno que acos-tumbraba a retozar como un perrillo; si se lellamaba, acudía comouna flecha; si no era así, y si llegaba sin invitación, eran de ver susmiradassuplicantesyelintrincadobailedesuspiernas.Puesyaacabaronsuscuitas,yyasehaidoadescansarconreyesysusministros,ytodolodemásquehizo,¿noquedaescritoenellibrodelascrónicas?EsteotroeradePenrhyn;comotodosaquellosisleñoseradifícildemanejar:testa-rudo,envidioso,violento.Puesaquíyacetantranquilo.Yasíduermentodos."¡Yfueronsepultandolassombrasalosmuertos!"Estaba inmóvil, en el intenso resplandor del ocaso, con la cabeza inclinada; su voz tenia

ahorauntonodulceodolorido,segúnelsentidodesuspalabras.––¿Queríaustedaesasgentes?preguntóHerrick,extrañamenteconmovido.––¿Yo? ¡Cá, hombre, cá! No me tome por un filántropo. Me disgustan los hombres y

aborrezcoalasmu-jeres.Siporalgomeatraenlasislas,esporqueselasveaquídespojadasdetodossuspostizos,desuspája-rosdisecadosydesussombreretes,susfaldasymediasdecolorines. Aquí está un hombre a quien, sin embargo, quería. Era un espléndido animalsalvaje; teníaunalmatenebrosa;sí,aéste lequería.Yosoycaprichoso––añadiómirandoaHerrickconfijeza––ymeentranchifladuras.Ustedmegusta.Herrickvolviódeprontolacaraymiróalolejos,adondelasnubesempezabanaacudirya

amontonarseentornodelosfuneralesdeldía.––Anadiepuedogustarle-dijo.––Se equivoca usted ––––dijo el otro––, como siempre sucede respecto de unomismo. Es

ustedatrayen-te,muyatrayente.––Nolosoy;Anadiepuedogustarle.¡Siustedsupieracómomedesprecioamímismo...y

porqué!ylavozdeHerricksonócomounalaridoenelsilenciosocementerio.––Yasabíaqueustedsedespreciaba––––dijoAttwater––.Vicómoselesubíahoylasangrea

lacaracuandoseacordódeOxford.Yyopodíatambiénhabermeruborizadoporustedalveraunhombre,aungentleman,conesosdoslobossoeces.Herricklemiró,estremeciéndose.––¿Lobos?––repitió.––He dicho lobos, y lobos soeces. ¿Sabe usted que estamañana, cuando llegué a bordo,

temblaba?––Puesloocultóustedbien––tartamudeóHerrick.––Es un hábito mío. Pero, con todo, tenía miedo; tenía miedo de los dos lobos ––––dijo

Attwater, y le-vantó lentamente la mano––. Y ahora, dime tú, Hay, pobre gozquecilloextraviado,¿quéestáshaciendoconlosdoslobos?––¿Que qué hago? No hago nada ––––dijo Herrick––. Allí no pasa nada malo; el capitán

Brown es un buen hombre; es... es... (La voz espectral deDavis susurró en su oído: "Va ahaberunfuneral";yunsudorfrío lecorriópor la frente.)Esunpadredefamiliaprosiguió,atragantándose––,tienesushijosalláenlatierra...ysumujer.––¡Yestodaunabuenapersona!––dijoAttwater––.¿Ytambiénloes,sinduda,Mr.Whish?––No iré tan lejoscomoesodijoHerrick––.NomegustaHuish.Ysinembargo... también

tienesusméri-tos.––Yenunapalabra,ytomadosenjunto,quesontanbuenoscompañerosdebarcocomouno

pudierade-sear,¿noeseso?––¡Ah!,sí––––dijoHerrick––,completamente.––Puesentoncesvamosalaotracuestión:¿porquésedespreciaustedasímismo?––¿Nonosdespreciamostodos?––exclamóHerrick––.¿Nosedespreciausted?––¡Ah!,yodigoquesí,¿pero,medesprecio?Unacosasé,almenos:quenuncasemeescapó

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ungritocomoelqueselehaescapadoausted.¡Saliódeunamalaconciencia!¡Ay,amigo,esapobreescafandradelavanidadestáhechaunharapo!Hoy,siquiereoírmivoz,hoy,ahora,mientraselsolsepone,yaquí,enesteenterramientodeinocentessalvajes,caigaderodillasyechesuspecadosysuspenasalospiesdelRedentor.Hay...––"¡Hay", no! ––interrumpió Herrick jadeante––. ¡No me llame usted por ese nombre!

Quierodecir...¡PorDios!,¿noveustedqueestoyenelpotro?––Loveo,losé,¡ylehepuestoylemantengoenél,ytengolosdedosenlostornillos!—dijo

Attwater––.PlegueaDiosque le lleveestanocheaunpenitenteantesutrono.¡Ven,venalpropiciatorio!Élteespera,paramostrarsemisericordioso...¡teesperaensumisericordia!Abriólosbrazoscomouncrucifijo;sufazresplandecía,iluminadacomoladeunarcángel;

ensuvoz,queibaelevándoseamedidaquehablaba,habíacomountemblordelágrimas.Herrickhizoungranesfuerzoparaserenarse.––Attwater––dijo––,mefuerzaustedhastalo

insufrible.¿Quépuedohaceryo?Yonocreo.Esoesparaustedunaverdadviva:paramí,enconciencia., nada más que "folklore". Yo no creo que haya bajo el cielo una fórmula depalabras por la cual pueda levantar demis hombros el peso queme agobia. Tengo que irdando traspiés, hasta el fin, conmi responsabilidad a cuestas; no puedo librarme de ella;¿piensaustedquenoquerría,sicreyesequepodíahacerlo?Nopuedo...nopue-do...DelmísticoarrobamientoyanoquedabanirastroenelsemblantedeAttwater:elsombrío

apóstolhabíadesaparecido.Yensulugarestabauncaballero,despreocupado,irónico,quesequitóelsombreroyse inclinóenunareverencia.Lohizocontandespectiva impertinencia,queHerricksintióagolpárselelasan-greenlacara.––¿Quésignificaesto?––exclamó.––Bueno, ¿quiere usted que regresemos a la casa? ––contestó Attwater––. Nuestros

invitadosestaránapuntodellegar.Herrickpermanecióunmomentosinmoverse,apretandolospuñosylosdientes;ycuando

aunestabaasí,elobjetodelamisiónqueselehabíaconfiado,fueapareciendo,pocoapocoycontodaclaridadanteél,como la lunasaliendodeentre lasnubes.Habíavenidoallícomoseñueloparallevaraaquelhombreabordo;estabafracasandoensuempeño,siesquepodíadecirsequelohabía intentado;estabasegurodequesefrustraríaahora,y losabía,ysabíaquemejoreraasí.¿Yquévendríadespués?Conunquejidoahogadosevolvióparaseguirasuanfitrión,elcualleesperabasonriendo

cortésmente,yleguióporentrelacolumnata,yaensombras,delaspalmeras.Marchabanensilencio;latierraexhalaba,pródiga,superfume;elaire,alaspirarlo,eratibioyaromático,ydesdelejos,enelbosque,elfulgordelaslucesydelfuegodelineabalacasadeAttwater.Herrick, entretanto, luchaba con una irresistible tentación de alcanzarle, tocarle en el

brazoymurmurarensuoído:"¡Alerta!:esosvanamatarte".Sesalvaríaasíunavida,¿peroquéibaaserdelasotrasdos?Lastresvidassubíanybajabanensumente,comolosbaldesdeunpozo o los platillos deunabalanza. Teníaque escoger y teníaquehacerlo a escape.Durante unos minutos trascendentes, los engranajes de la vida funcionaban ante él y aúnpodíadirigirlosconuntoque,aunladooaotro;aunpodíaescogerquiénhabíadeviviryaquien esperaba la muerte. Pensó en las víctimas. Attwater le intrigaba; se sentía ante éldescon-certado, le deslumbraba, le hechizaba, y a la vez inspirábale invencible repulsión.Vivo, no le parecíamás que un bien dudoso; y el pensamiento de verlo tendidomuerto, leproducía un terror alucinante, aparecién-dosele la escena con los más nimios detallesauditivos y visuales. Como una obsesión, veía delante de sí la imagen de aquel coloso,postradoendiversasactitudesycondiversasheridas,caídodeespaldas,debruces,agarradoalquiciodeunapuerta,con la––fazdemudaday lasmanosconvulsas,en laagonía.Oyóelchas-quidodelgatillo,elimpactodelabala,elgritodelavíctima;viofluirlasangre.Yestareconstrucción de circunstancias y detalles era como una consagración de aquel hombre,hasta parecerle que marchaba delan-te de él al sacrificio, con las vestiduras rituales. Enseguida pensó en Davis, con la robusta, tosca, ineducada vulgaridad de su naturaleza, suindomablevaloryjovialidadalláenlosdíasdelhambre,laatrayenteamal-gamadesusfaltasyvirtudes;elinesperadodescubrimientodeunaternurademasiadohondaparadesbor-darseenlágrimas;suspequeños,Adaysuenfermedaddelosintestinos,lamuñecadeAda...No,nosepodíanipensarque lamuerteseacercaseaél.Conunacaloramientoque le templó losmúsculos,HerrickseafirmóenlaideadequeelpadredeAdaencontraríaenélunhijo,hastaelfin.YhastaalmismoHuishlealcanzabaalgodeaquellasagradainmunidad.Lavidadiariaencomúneraunatácitaadopciónfraternal;suspasadasmiserias,suconvivenciaenelbarco,implicabanuncompromisodefidelidadqueHerricknopodíaromperdeltodosindeshonrarsepor completo.Entre amboshorrores,muertepormuerte, nohabía vacilaciónposible: teníaqueserAttwater.Yaunnohabíaacabadodefraguarseensumenteestaidea––queeraensíunasentencia––cuandoya,locodepánico,sehabíapasadocontodasualmadelotrolado;yalmirardentrodesímismo,sólovioconfusióneinarticuladotumulto.

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EntodoestonohabíaunsolopensamientoparaRobertHerrick.Sehabíaabandonadoalflujo de los humanos destinos y la resaca le había arrastrando: oía ya el rugido del"maelstrom" que tiraba de él y le hundiría en su vértice. Y en su espíritu, enloquecido ydeshonrado,nohabíaniunpensamientoparasupropiapersona.Del tiempo que anduvo silencioso al lado de su compañero, no tenía idea. Las nubes se

disiparon de pronto; la crisis había pasado; se sentía sereno, con la placidez de ladesesperación; recuperó la facultad de la conversación corriente, y, sorprendido, oyó supropiavozquedecía:¡Quédeliciosanoche!––¿Verdadquesí?dijoAttwater––.Sí,lasnochesaquíseríanmuyagradablessituvieseuno

algoquehacer.Dedía,almenos,sepuedetirar.––¿Esustedtirador?––preguntóHerrick.––Sí,soyloquesellamaunbuentirador.Escuestióndefe:yocreoquemisbalasdaránen

elblanco;simarraseunavez,mequedaríadesmoralizadopormesesymeses.––Entonces,¿nomarraustednunca?––No,amenosquelohagaadrede.Peroenmarrarconprecisiónestáelarte.Habíaunviejo

rey a quien yo conocí en una de las islas occidentales, que acostumbraba a vaciar unWinchestertodoalrededordeunhombreylevantarleelpelooarrancarhilachosdelaropaconcadaunadelasbalas,exceptoconlaúltima,yesaselaclavaba,recta,entrelosdosojos.Eraunabuenapuntería.––¿Ustedpodríahacereso?preguntóHerrick,escalofriado.––¡Ah!Yopuedohacerlotodo––contestóelotro––;ustednocomprende:loquedebeser,es.Habíanya llegadoa las traserasde lacasa.Unode loshombrescuidabadel fuego,enel

que ardían con fieras y deslumbrantes llamas las cáscaras de cocos. Una fragancia deextrañosmanjares flotaba en el aire. Se habían encendido lámparas todo alrededor de lasgalerías y su luz se esparcía por entre la oscuridad de los árboles, formando complicadosdibujosdesombras.––Venga y se lavará las manos -dijo Attwater––, y le condujo a un cuarto limpísimo,

esterado, conun coy, una cajade caudales, uno odos estantesde libros enun armariodecristales y un lavabo de hierro. Llamó en la lengua indígena, y apareció en la puerta unamuchacha,lindayregordeta,quedejóunatoallalimpiaysefuealpunto.––¡Hola!––exclamóHerrick,queentoncesveíaporprimeravezalcuartosupervivientedela

epidemia,yseestremecióacordándosedelasinstruccionesdelcapitán.––Sí––dijoAttwater––,todalacoloniaviveahoraenlacasa;losquehanquedado.Tenemos

miedodelosdiablos;¡quélepareceausted!Tamarayesaduermenenlasaladedelanteyelotroenlaveranda.––Esbonita––––dijoHerrick.––Demasiadobonita.Poresolacasé.Nuncasabeunocuándopuedeentrarlelatentaciónde

hacerelasnotratándosedemujeres;asíesque,cuandonosquedamossolos,llevélosdosalacapilla y celebré la cere-monia. Ella hizomuchísimos aspavientos. Yo no acepto, de ningúnmodo,laidearománticadelmatrimonioañadióamaneradeexplicación.––¿Yesolojuzgaustedunasalvaguardia?––preguntóHerrick,asombrado.––Indudablemente. Yo soy un hombre llano ymuy literal.Lo queDios ata... esas son las

palabras,meparece.Así,pues,seloscasó,yserespetaelmatrimonio.––¡Ah!––exclamóHerrick.––Ya ve usted ––prosiguió Attwater––, yo puedo prometerme un matrimonio ventajoso

cuandovuelvade Inglaterra.Soyrico.Sóloestacaja––dijo,poniendo lamanosobreella ––representa una buena fortuna cuando tenga tiempo para colocar las perlas en elmercado.Aquíestáacumulado,desdehacediezaños,loquehasalidodeunalagunadondehetenidohastadiezbuzos trabajando todo el día; y la he explotado, además, con todos los cuidadosposibles.¿Quisieraustedverlas?El ver así confirmadas las conjeturas del capitán, emocionó a Herrick profundamente, y

tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse. No, gracias; no vale la pena ––dijo. No meinteresanlasperlas.Nomedicennadaesas...––¿Fruslerías?––indicóAttwater––.Y,sinembargo,creoquedeberíaecharunamiradaami

colección,quees,verdaderamente,única,ylacual...––¡ay!,comopasacontodosnosotrosycontodasnuestrascosascuelgadeunpelo.Hoybrotanyflorecen,ymañanasecortanyseechan al fuego. Hoy está aquí reunida en esa caja; Mañana... ¡esta noche!... puede estardesparramada.Tú,insensato,estanochetualmapuedeserrequeridadeti.––Noleentiendoausted––––dijoHerrick.––¿No?––Parece que habla en enigmas ––insistió Herrick vacilante––. No entiendo qué clase de

hombreesustedniquéesloquesepropone.Attwatersequedóinmóvilconlasmanosenlascaderasylafrenteinclinadahaciaadelante.

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––Yo soy un fatalista ––replicó–– y precisamente en este momento, si insiste usted ensaberlo...,unexperimentalista.Yapropósitoyhablandodeeso:¿quiénembadurnóelnombredel pailebot? ––dijo con sarcástica suavidad––, porque ¿sabe usted? parece que debieranvolver a hacerlo. Todavía puede leerse en parte, y todo lo que vale la pena de hacerse,seguramente vale la pena de que se haga bien. ¿No opina usted lo mismo? ¡Es cosa tanbuena!Bueno,¿quiereustedquesalgamosalagalería?Tengounjerezsecodelquequisieraoírsuopinión.Herricklesiguióhastaellugarenque,bajolaluzdelaslámparascolgantes,resplandecía

lamesaconelbrillodelacristaleríaylablancuradelospaltos;lesiguiócomovaelcriminalcon el verdugo o la oveja con el carnicero; bebió el jerez como un autómata y, como unamáquina,emitiópalabrasdeelogio.Suterrorhabíacambiado,súbitamente,deobjeto.Hastaentonces había visto a Attwater maniatado, con una mordaza, como víctima indefensa, ysentía el ansia de abalanzarse para salvarlo: ahora le veía alzarse sobre todos ingente,misterioso y amenazador: el ángel de la cólera del Señor armado de conocimiento y deltemiblefallo.Dejóelvasosobrelamesaysesorprendiódeverlovacía.––¿Vaustedsiemprearmado?––preguntó,yenelinstantemismohubierapodidoarrancarse

lalengua––Siempre ––––dijo Attwater––. He pasado aquí por una insurrección: ese fue uno de los

incidentesdemividademisionero.Yenaquelmomentoprecisollegóhastaellosrumordevoces,ymirandodesdelagalería,

vieronaHuishyalcapitánqueseacercaban.

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IXELBANQUETE

Sesentaronentornoalamesayselessirvióunacomidaisleña,notableporsuvariedadyexcelencia:sopayfiletedetortuga,pescado,aves,unlechoncillo,ensaladadecoco,ybrotesdecocoasadosparapost-re.Noseabrióniunalatadeconservas,yanoserelvinagreyelaceite y unos puerros que Attwater culti-vaba y cogió con su propiamano, ni siquiera loscondimentoseraneuropeos. Jerez,vinodelRhin,vinos tintos,aparecieronensucesión,yelchampañadelFarallonecerrólaretaguardiaconelpostre.SeechabadeverqueAttwater,comolamayorpartedelosextremadamentereligiosos,en

losdíasqueprecedieronalmovimientocontraelalcoholismo,teníasuspuntasdeepicúreo.Paragentedeesacalaña,comerbientienevirtudapaciguadoraysedante;y,muchomásaun,discurrir y aderezar un delicioso ágape para otros, y, por eso, la actitud y lasmaneras delanfitriónparecíangratamentesuavizadas.Ungato,degrantamaño,runruneabasentadoensuhombroy,decuandoencuando,conágilgarra,atrapabaunbocadoenelaire.Ungatoparecía él también, sentado lánguida y desmayadamente a la cabecera de la mesa, repar-tiendoamabilidadesypulas,yusando,conigualindiferencia,elterciopeloylazarpa.YtantoHuish cómo el capitán se fueron sintiendo subyugados por el encanto de su hospitalarialiberalidad.Paraeltercerinvitado,puededecirsequelosincidentesdelacomidapasaronlargotiempo

inadvertidos. Tomaba todo lo que le ofrecían, comía y bebía sin darse cuenta, y oía sincomprender.Sumenteseocupabatansóloenconsiderarelhorrordelascircunstanciasquele rodeaban. Qué sabía Attwater, qué pensaba hacer el capitán, de qué lado habría queesperarelprimergolpetraicionero:enesoseabsorbíansuspensa-mientos.Momentoshabíaen que sentía ansias de volcar lamesa y huir en la oscuridad de la noche. Y hasta eso leestabavedado:haceralgo,deciralgo,moversetansólo,noserviríamásqueparaprecipitarlabárbara tragedia, y seguía comiendo, como hechizado, con labios exangües. Dos de loscomensales le observaban atentamente. Attwater con rápidas, penetrantesmiradas, que nointerrumpíansucharla;elcapitán,congraveyanhelosapreocupación.––Bueno,puesdigoqueestejerezesunartículodeprimera––––dijoHuish––.¿Acuántole

sale?,yper-donelapregunta.––CientodocechelinesenLondres,yelfletehastaValparaíso,ydesdeallíhastaaquí––––

dijoAttwa-ter––.Esunliquidoaceptable.––¡Ciento doce! ––murmuró el dependiente, admirando a la vez, en éxtasis, el vino y el

precio.––Encantadodequelegusteausted––––dijoAttwater––.Sírvaseustedmismo,Mr.Whish,y

tengalabotellaasulado.––MiamigosellamaHuish,ynoWhish––––dijoelcapitánponiéndosecolorado.––Dispénseme...porsupuesto,HuishynoWhish;claroestá––dijoAttwater––. Ibaadecir

queauntengoochodocenas—añadiómirandoconfijezaalcapitán.––¿Ochodocenasdequé?preguntóDavis.––DeJerez––lecontestó––.Ochodocenasdeexcelentejerez.Vamos,quecasiporesosolo,

valdría...pa-raunhombreaficionadoalvino.Aquellasambiguaspalabrasdieronenelblancodelasconcienciasculpables,yHuishyel

capitánsequedaronsuspensos,mirandoalarmadosaAttwater.––¿Valdríaqué?––––dijoDavis.––Cientodocechelines––respondióaquél.El capitán desahogó el pecho respirando ruidosamente. Trató de hallar, ahondando por

todoslados,algu-nacoherenciaysentidoenaquellasfrases,ydespués,haciendounesfuerzo,cambiódetema.––Seremoscasilosprimeroshombresblancosquehanestadoaquí––dijo.Attwaterlesiguióenseguida,conperfectagravedad,alnuevoterreno.––conlaexcepción

del doctor Symonds y la mía, diría que los únicos. Y, sin embargo, ¿quién sabe? En eltranscursodelasedadesquizáalgunohayavividoaquíyavecessenosfiguraqueasíhasido.Los cocoteros crecen todo alrededor de la isla, y eso apenas parece cosa natural.Encontramos,además,aldesembarcaruninconfundible"caim"enlaplaya;usodesconocido;peroerigido,probablemente,parapropiciaraalgún"totem",delquesehaperdidohastaelnombre,poralgunoscaballerosdurosdemollera,delosquenoquedanniloshuesos.Además

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laislahasidoseñaladadosvecestestigoelDirectorio––;ydesdequeestoyenellahanllegadoalacostalosrestosdedosnaufragios.Todolodemássonconjeturas.––¿EldoctorSymondsessusocio,mefiguro?––––dijoDavis.––¡Una excelente persona, Symonds! ¡Cómo lo sentiría, si supiera que habían estado

ustedesaquí!––djoAttwater.––EstaenelTrinityHall,¿noeseso?preguntóHuish.––Y si pudiera usted decirme dónde está el Trinity Hall, ¡qué gran favor me haría! ––le

contestó.––SupongoquelatripulaciónserádeindígenaspreguntóDavis.––Puestoque el secreto sehaguardadodurantediez años, es de suponerque sea así ––

respondióAttwa-ter.––Puesmireusted––dijoHuish––.Ustedtieneaquídetodo,yconlamardeelegancia:nose

puedene-gar;peroledigoqueestonomeentrabaamí.Demasiadodel"viejopuenterústicojuntoalmolino";dema-siadoretiro.¡AmiquemepongandondeseoyenlascampanasdeSanPablo!––Nose figurequehasidosiempre lomismo.Estoerahastahacepocoun lugardegran

movimiento, aunque ahora ––¡escuchen!––se puede oír la soledad. Yo lo encuentroestimulante.Yhablandoderuidodecampanas,háganmeelfavordeatenderensilencio,aunpequeñoexperimentomío:––Amanoderechahabíaunacampanilladeplataparallamaraloscriados; hizo a todos señas para queno semovieran, golpeó con fuerza la campanilla y seinclinóanhelosohaciaadelante.Lanotaseelevóclarayfuerte;seextendióyresonóalolejosen lanocheysobre la isladesierta;murióen ladistancia,hastaquesóloquedó,zumbandojuntoaloído,unavibraciónqueyanoerasonido––.¡Casasvacías,marvacío,playassolitarias!––––dijo Attwater––. ¡Y, sin embargo, Dios oye la campana! ¡Y, sin embargo, estamos aquísentadosenunescena-rioiluminado,contodosloscielosporespectadores!¿Yllamaustedaesosoledad?Siguióuncompásdesilencio,duranteelcualelcapitánpermaneciócomohipnotizado.Después Attwater se rió mansamente: ––Esos son los entretenimientos de un pobre

solitario––prosiguió––, y quizá de no muy buen gusto. Se cuenta uno a sí mismo esoscuentecitosdehadas,porcompañía,¿Sisucedieraquehabíaalgoenelfolklore,místerHay?Peroaquíestáelvinotinto.NosepuedeofreceraustedLafitte,capitán,porqueyocreoquelohancompradotodoparalosvagonesrestaurantsdesugranpaís;peroesteBráne––Moutonesdeunbuenaño,yMr.Whishmedaránoticiasdeél.––¡Vayaunaideararaladeusted!––exclamóelcapitán,despertandoconunsuspirodesu

encantamien-to––.Demodoqueustedquieredecirquesesientaaquíporlasnochesytoca...vamos,quellamanalosángeles...aquí,asolas.––Históricamente,comocuestióndehecho,ypuestoqueustedquieresaberlo,unonohace

eso––––dijoAttwater––. ¿Paraqué tocarunacampanilla, cuandoemanadeunomismoydecuantolerodeaunmástrascendentesilencio?Elmásligerolatidodemicorazón,elmáslevepensamientoenmimente,estánrepercutiendoenlaeternidadporsiempre,yporsiempre,yporsiempre.––¡Oigausted! ––––dijoHuish––. ¡Queapaguenen seguida las luces,quevaaempezarel

"EjércitodeSalvación"!Estonoesunasesiónespiritista.––¡NiunapizcadefolkloreenmísterWhish!...Perdoneusted,capitán:HuishynoWhish,

porsupuesto––––dijoAttwater.MientraselcriadollenabalacopadeHuish,labotellaseleescurriódelasmanosysehizo

pedazos, de-rramándose el vino por el suelo de la galería. Instantáneamente el ceño deAttwater se contrajo con un gesto de homicida severidad: golpeó imperiosamente lacampanilla y los dos servidores se cuadraron, inmóviles, callados y temblorosos. Hubo unmomentodesilencioydefierasmiradas:despuésunasagriaspalabrasenlalenguaindígenay,obedeciendoaunsignodelamo,sereanudóelservicio.Ninguno de los invitados había advertido hasta aquel momento la admirable manera de

servirdeaquellosdoshombres.Erandetezmuyoscura,pequeñosybienplantados.Andabansuavemente, servían con des-treza y, obedeciendo a una mirada, traían los manjares y losvinos,sindejardetenerlosojospuestosensuamo.––¿Dedóndesacaustedlostrabajadores?,¿decualquierparte?preguntóDavis.––¿Ydedóndeno?––contestóAttwater.––Noserácosafácil,mesupongo.––¿Y quiere usted decirme dónde lo es? prosiguió, encogiéndose de hombros––. Y, por

supuesto,ennuestrocaso,comonopodemosdecirel lugardedestino,tenemosquebuscarlejos y arreglárnoslas lo mejor que podemos. Hemos tenido que ir tan al Oeste como lasKimgsmillsytanalSurcomoRapa-iti.¡LástimaquenoestáaquíeldoctorSymonds!Sabeunsinfíndeestashistorias.Esaeslapartesuya:reclu-tarlos.Despuésempezabalamía,queera

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laeducativa.––¿Quiereusteddecirmanejarlos?––dijoDavis.––Sí,manejarlos.––EspereunpocovolvióadecirDavis––.Nosemealcanza.¿Cómoeraeso?¿Quiereusted

decirquelohacíasinayudadenadie?––Unohaceloquepuede––dijoAttwater.––¡Vayaunhombre!Yohevistomuchoenmateriadedomarenmitiempo,yyomismohe

tenidofamadedomador.Yomelashetenidotiesasdeprimeroficial,dandolavueltaalCabodeHornos,conunhatoderatasdebarcoquehubieransidocapacesdeecharaldiablodelinfiernoycerrarle lapuerta.Enunbarco ¡bah!nohaynadaquepuedecompararseaesto.Tiene uno la ley guardándole las espaldas, y ahí está todo. Pero que me pongan en estabendita playa, solo, sin más que un zurriagazo y unas bocanadas de juramentos y memanden... ¡quiá!No,señor; ¡nosoyhombreparaello!Es lodetener la leydetrás loque lohacetodo.––Eldiablonoesavecestannegrocomolopintan––––dijoHuishhumorísticamente.––Bien; uno se arregló una ley a sumanera ––––dijo Attwater––. Tenía. uno que ser una

porcióndeco-sas.¡Aveceseratanaburrido!––¡Nomehaga.ustedreír!––––dijoDavis––.Tananimado,querrádecir.––Probablementequeremosdecir lomismo.Con todo, deunamaneraodeotra, se logró

meterlesenlacabezaqueteníanquetrabajar,ytrabajaron...¡hastaqueelSeñorselosllevó!––Lesharíaustedsaltar––––dijoHuish.––Cuandoeranecesario,Mr.Huish,leshacíasaltar.––Ya locreoqueloharíausted––exclamóelcapitán.Estabaexcitadísimo,másqueporel

vino,porlaadmiración;susojossedeleitabancontemplandolagrandeyreciahumanidaddelotro.––¡Yalocreoqueloharía,ymeparecequeleestoyviendoenlabrega!PorCristo,queesustedtodounhombre,ypuedeusteddecirlo!––Esustedmuyamable,mucho.––¿Hatenidousted...hahabidoalgunavezuncrimenaquí?––preguntóHerrick,rompiendo

alfinsusi-lencio,contonomordaz.––Sí,lohubo.––¿Ycómolomanejóusted?––exclamóansiosoelcapitán.––Erauncasoraro.UncasoquehubieradadoquepensaraSalomón.¿Selocuento?¿Sí?Elcapitánaceptóconentusiasmo.––Pues bien ––dijo Attwater, hablando lentamente––, la cosa pasó así: Yo creo que ya

conoceránlosdostiposdeindígenas,quepodemosllamarelobsequiosoyeltaciturno.Puesaquíteníalosdostipos,losdosprobadosensugéneroylosdosjuntos.Laamabilidadmanabaa borbotones del primero, como el vino de una botella; el otro rezumaba mal humor.Obsequioso, era todo sonrisa; se desvivía por atraer unamirada; gustaba del chismorrear;sabía una docena de palabras de inglés de muelle y tenía un barniz de cristianis-mo.Taciturno,eratrabajador:unagranabejamalencarada.Cuandoselehablaba,respondíaconunamira-daaviesayunencogimientodehombros,perohacíaloqueselemandaba.Noselopresentoaustedescomounespejodecortesía;nohabíanadadegalanoenTaciturno,peroera fuerte y laborioso, y obediente sinagrado.OcurrióqueTaciturnocometióuna falta,noimporta cuál.Sehabía faltadoa las ordenanzas y fue castigadopor tanto... sin efecto.Y lomismoocurrióaldíasiguiente,yalotroyalotro,hastaqueyoempecéacansarmedeaquello,yTaciturno––metemo––aunmásqueyo.Llegóundíaenquevolvióacaerenfalta,creoqueporvigésimavez,ymemiróconunosojossombríos,enlosquelucíaunachispa,ypare-ciócomoqueibaahablar.Ahorabien;lasordenanzassonprecisasenesepunto:nopermitimosexplica-ciones;nosereciben,nosetoleraqueseofrezcan.Poresoleparéal instante,peromefijéenaqueldetalle.Aldíasiguientehabíadesaparecidodelafactoría.Nopodíasucedernadamás enojoso: si los trabajadores daban en escapar, la pesquería estaba arruinada. Yaven,haysetentamillasdeislatodoalolargo,comouncaminoreal;laideadeemprenderunapersecuciónentalsitioera infantilynomepasópor lasmientes.Dosdíasdespuéshiceundescubrimiento: vi como en un relámpago que Taciturno había sido injustamente castigadodesdeelprincipioalfinyqueelverdaderoculpablehabíasidoObsequioso.Elindígenaquehabla, como lamujerquevacila, estáperdido.Leponeunoahablar yamentir; yhabla, ymiente,ylemiraaunoalacaraparaversiestásatisfecho,hastaque,alfin,saltafueralaverdad,Obsequiosoladejóescaparporelprocedimientocorriente.Noledijenada,lemandéqueseretiraray,tardecomoera,meechéabus-caraTaciturno.Notuvequeirlejos;áunasdoscientasvaras,islaadelante,melomostrólaluna.Estabacolgadodeuncocotero;nosélosuficientedebotánicaparaexplicarelporqué,peroesaeslamanera,dediezcasosennueve,cómolosindígenassesuicidan.Teníalalenguafueraelpobrediabloylospájaroslahabíanyaemprendido con él. Hago gracia de más detalles: Tenía un aspecto horrible. Pensé en elasunto seis horas largas en esta galería.Mi justicia había sido burlada; no creo que haya

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estadomás enojado enmi vida. Al día siguiente hice sonar el caracol y levantarse a todosantes de amanecer.Me eché el fusil al hom-bro y, al frente de ellos, rompí lamarcha conObsequioso.Estabamuyhablador:elmentecatosuponíaqueconlaconfesióntodoestabayaenregla,segúnlaantiguafraseescolarme"hacíapelotillas";todoselevolvíanprotestasdebuena voluntad y de enmienda, a las cuales contestaba yo no me acuerdo qué. El árbolapareció a la vista y el hombre ahorcado. Todos rompieron en lamentaciones por sucamarada,enestiloisleño,ylasmásruidosaseranlasdeObsequioso.Yerancompletamentesinceras:eraunanocivacriaturasinconciencianingunadesuculpa.Bienparaacortarunahistorialarga––,seledijoquesubieraalárbol.Abriólosojosysemequedómirandoturbado,con una sonrisa lastimosa, pero subió. Fue obediente hasta el fin; tenía todas las virtudesmenudas,perolefaltabalaverdad.Encuantollegóarriba,miróhaciaabajoyallíestabaelcañóndelrifleapuntándole,yalverlodioungruñidocomounperro.Podíaoírsevolaraunamosca:sehabíanacabadolaslamentaciones.Allíestabantodosacurrucadosenelsuelo,conlos ojos protu-berantes; él en la copa del árbol, del color del plomo, y delante el ahorcadobailandounpocoenlabrisa.Fueobedientehastaelfin:relatósucrimen,encomendósualmaaDios.Yentonces...Attwater se detuvo, yHerrick, que le había escuchado atentamente, hizo unmovimiento

convulsivoquevolcóunvaso.––¿Yentonces?––preguntóelcapitánsinaliento.––TirédijoAttwater––.Cayeronalsuelojuntos.Herricksepusoenpiedeunsalto,dandounalaridoyconunaexpresióndelocura.––¡Fué un asesinato! ––gritó––. ¡Un alevoso asesinato a sangre fría! ¡Monstruo! ¡Asesino

hipócrita!... ¡Hipócrita y asesino! ¡Hipócrita y asesino! ––repetía, y la lengua se la trababaentrelaspalabras.El capitán seprecipitóhacia él: ––¡Herrick! ––legritó––, ¡serénese!Vamos, ¡no seausted

idiota!Herrickforcejeóentresusbrazoscomounniñofrenético,ydepronto,hundiendolacaraen

lasmanos,seatragantóconunsollozo,elprimerodemuchos,loscualessacudíanavecessucuerpo con movimientos convulsivos, en silencio, y otras le arrancaban entrecortadaspalabrassinsentido.––Suamigoparecequeestáuntantoexcitado––observóAttwater,quecontinuósentadoen

lamesa,im-pasible,peroalerta.––Debedeserelvino––respondióelcapitán––.Noeshombrequebebayporeso...Melo

voyallevarfuera.Meparecequedandounpaseoseespabilará.Losacó,sinresistencia,delagalería,ymarcharonenlaoscuridaddelanoche,enlaque

pronto desapa-recieron; pero aun se oyó, durante un rato, mientras se alejaban, la vozsimpáticay cordialdel capitán,que reprendíayapaciguaba, yaHerrickque respondía,decuandoencuando,coninarticuladasquejasdehisté-rico.––Ese hombre parece un maldito gallinero ––observó Huish sirviendo vino, del cual

desparramó gran parte con caballeresco desembarazo y aplomo––. Un individuo tiene quesabercómoconducirseenlamesa.––Escosademaltono,¿verdad?-dijoAttwater––.Bueno,bueno;noshandejadoentéte––

á––téte.¡Un––vasodevinoasusalud,Mr.Whish!

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XLAPUERTAABIERTA

Entretando,elcapitányHerrickvolvieronlaespaldaalaslucesdelaverandadeAttwaterysedirigieronhaciaelembarcaderoylaplayadelalaguna.Laislaenaquellahora,conelsuelotersodearena,labóvedadeverdurasobrelospilares

delostroncosylailuminacióndelaslámparas,dabaunaimpresióndeirrealidad,comoladeun teatro vacío o la de un jardín público amedia noche.Buscaba uno, instintivamente, lasestatuasylosbancos.Nosemovíaentrelaspalmerasniunaráfagadebrisa,ysubrayabaelsilencioelcontinuofulgordelasrompientesdesdelacostadelmar,comopudierahacerloeldeltráficodelacalleinmediata.Sindejar dehablarle, dándole ánimo, el capitánhizo apresurar el paso a supaciente, lo

llevóal finhasta la laguna y, ayudándole abajarpor laplaya, le lavó, conel agua tibia, lacabezay lacara.Elparoxismocediópocoapoco; lossollozosyanoeran tanconvulsivosycesaronalcabo;yporunaconexiónrara,peroexplicable,laverbosidadsedantedelcapitánse fue también extinguiendo al mismo tiempo y por sucesivos grados, y la pareja quedósumidaensilencio.Lasminúsculasondulacionesdelalagunarompíanasuspiesconunruidoleve comoun susurro; estrellas de todas lasmagnitudesmirabandesde lo alto sus propiasimágenesenelvastoespejo;y,conmásencendidocolor,laluzdefondeodelFarallone,ardíaa media altura. Por largo rato continuaron contemplando la escena y escuchandoanhelosamente el hervor y el cha-poteo de aquel oleaje en miniatura, y el más lejano yretumbantedelacostaexterior.Noteníanánimosparaunaconversaciónsostenida,ycuandoalfinlaspalabrasacudieronasuslabios,rompieronahablarlosdosauntiempo.––Dígame,Herrick...––empezóadecirelcapitán.Pero Herrick, volviéndose hacia él bruscamente, le hizo callar con una ardorosa

exclamación:––¡Levemosanclas,capitán,yalamar!––¿Para ir a dónde, hijo? ––dijo Davis––. Levar ancla, se dice fácilmente. ¿Pero a dónde

vamos?––Alamar––respondió––.¡Elmaressobradogrande!Alamar...lejosdeestaislamaldita

¡Ay!¡Ydeaquelhombresiniestro!––¡Ah,esoya loveremos!––dijoDavis––.Rehágaseustedyesoya loveremos.Estáusted

queyanopuedemás,yahíestáelmal;esustedtodonervios,ytienequerehacerseyvolverensí,yentonceshabla-remos.––¡Alamar!––insistióHerrick––¡alamarestanoche...ahora...enesteinstante!––Nopuedeser,hijo––replicóelcapitánconfirmeza––.Unbarcomíonosehacealamar

sinprovisio-nes,yesoténgaloustedporresuelto.––Yocreoqueustednocomprende––dijoHerrick––.Todosehaacabado;yoselodigo.Nada

tenemosquehaceraquí,puestoqueéllosabetodo.Aquelhombrequeestáallíconelgato,losabetodo:¿esqueustednoloestáviendo?––¿Todoqué?––preguntóelcapitán,visiblementedesconcertado––. ¡Qué!Nosharecibido

comounper-fectocaballeroynoshatratadoespléndidamente,hastaqueustedempezóconsustonterías...Ydebodecirquehevistoaquiénes,pormenos,leshansoltadountiro,ytodostancontentos.¿Quémáspodíaustedesperar?Herrickseagitabadeunladoparaotrosobrelaarena,sacudiendolacabeza.––Burlándose de nosotros erijo––. Estaba burlándose, nada más que burlándose; no le

servimosmásqueparaeso.––Unacosa rarahahabido, es verdad ––insistióel capitán, conciertapreocupaciónenel

tono––:aquellodel jerez.Quemematensi lopudecalar.Dígame,Herrick,¿ustednomehadelatado?––¡Ah, delatarle! ––repitió Herrick, con desmayada y quejumbrosa voz––. ¿Qué es lo que

había de dela-tar? Somos transparentes; llevamos encima la marca: "bribón": bribonesdescubiertos... ¡bribones descu-biertos! ¡Que, si antes de subir a bordo, vio el nombreemborronado,yconesolovitodo!Estabasegurodequelequerríamosmatarallí,enaquelmomento,yestuvoburlándosedeustedydeHuishparadarleslaocasión.¡Yél llamaaesotenermiedo!Despuésmetrajoamíatierray¡quétardemehizopasar!Losdoslobos lesllamaaustedyaHuish...¿Quéestáhaciendoelgozquecilloconlosdos

lobos?––mepreguntó––.Meenseñósusperlas;dijoquepodíandispersarseantesdemañana.,quetodocolgabadeunpelo...ysesonreíaaldecirlo,¡ydequémodo!Esinútil:yoselodigo.

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Losabetodo,veatravésdenoso-tros:sólopodemoshacerlereírconnuestrosplanes.¡NosmirayseríecomoDios!Hubounsilencio;Davisteníalascejascontraídasylamiradafijaenlastinieblas.––¿Ylasperlas?––––dijodepronto––.¿Selasenseñó?¿Lastiene?––No,nomelasenseñó.Nomeacordaba;sólolacajadecaudales.¡Nunca.serándeusted!––Esoyaloveremos.––¿Creeustedqueélhubieraestadotanasusanchasenlamesa,denoestarpreparado?

Los dos criados estaban armados. El lo estaba también; lo está siempre; me lo ha dicho.Nuncapodráustedburlarsuvigi-lancia.¡Davis,yolosé!Todoestáterminado,selodigoyselorepito,yselopruebo.Tododescubierto...notieneremedio...nohaynadaquehacer;todosehaido:vida,honra,amor.¡Diosmío,Diosmío!¿Paraquéhabrénacidoyo?Siguióaestedesahogootrapausa.Elcapitánsellevólasmanosalafrente.––Otracosa––exclamó––.¿Porquélehadichoaustedtodoeso?Amimepareceunalocura.Herricksacudiólacabezaconominosainsistencia:––Nolocomprenderáustedsiyoselodijese.––Creoquepuedoentendercualquierpijoteracosaqueustedmedigadijoelcapitán.––Puesbien;esunfatalista.––¿Yquéesesodefatalista?––¡Ah!,esunoquecreeunaporcióndecosas;creequesusbalasnomarran;creequetodo

pasacomoDioslodispone,hagaunoloquequieraparaevitarlo,yotrascosasasí...––Pues,meparecequeyocreoentodoesotambién––––dijoDavis.––¿Deveras?––Deverasquesí.Herrickseencogiódehombros:––Puesdebedeserusteduntontoajo,yoyólacabezaen

lasrodillas.Elcapitánsequedómordiéndoselasuñas.––Hay una cosa cierta ––––dijo al fin––. Tengo que sacar a Huish de allí. No vale para

tenérselastiesasconunhombrecomoelqueustedpinta.Ysevolvióparamarcharse.Enloqueacababadedecirnadahabíadeextraordinario;pero

noasíeneltono,yelotroloadvirtióenseguida.––¡Davis!––gritó––.¡No!¡Nolohagausted!¡Sálvele,ynolohaga!¡Sálveseustedynose

metaconél...¡PorDios!¡porsushijos!Lavozsehabíaelevadohastaunapasionadogrito;unpocomás,yhubierapodidooírloel

queibaaserlavíctimayquenoestabalejos.PeroDavissevolviófrenéticoconunjuramentosalvajeyagresivoademán,yeldesventuradojovenrodósobrelaarena,quedandodebruces,mudoyanonadado.Elcapitán,entanto,echóaandardeprisahacialacasadeAttwater.Aúnmásdeprisaiban

suspensa-mientosylamarchanointerrumpíasusansiosasreflexiones.Aquelhombrehabíacomprendido;sehabíamofadodeellosdesdeelprincipio;¡élleibaaenseñaraburlarsedeJohnDavis!HerricklecreíaunDios;queledieranaélunsegundoparaapuntarbienyeldiosestaría por tierra.Hizo con la lengua un castañeteo de satisfacción al palpar la culata delrevólver.Habíaquehacerloahora,alentrar.¿Pordetrás?Eradifícilcolocarseenposición.¿Atravésdelamesa?No,preferíaestardepie,puesasíseestámássegurodepoderecharmanoal arma.Lomejor sería llamaraHuish, y cuandoAttwater se levantara y se volviera... eseseríaelmomento.Absortoenestavisiónanticipadadelosacontecimientos,elcapitánaceleróelpasoysediri-gió,conlacabezabaja,hacialacasa.––¡Arribalasmanos!¡Alto!––gritólavozdeAttwater.Y el capitán, antes de que pudiera darse cuenta de lo que hacía, había obedecido. La

sorpresafuécomple-taysinremedio.Llevado,comoenlacrestadeunaola,porunimpulsohomicida, había venido a parar a una emboscada, y allí estaba en pie, con las manosimpotentes,levantadasenalto,ylosojosfijosenlagalería.El banquete había terminado. Attwater, reclinado en un poste, apuntaba a Davis con un

Winchester. Uno de los criados estaba junto a él, con otro rifle, un poco echado haciaadelante, con los ojos abiertos en re-dondo, en anhelosa espera. En el espacio abierto, dedondearrancaba laescalera, estabaHuish sentado, sostenidoporel otro indígena; toda sucarasedeshacíaenimbécilessonrisas;todasualmaparecíasumidaenlacontemplacióndeunpuroapagado,amediofumar.––Muybien––dijoAttwater––,¡meestáustedpareciendounpiratadepega!Elcapitándejóoírunruidogutural,difícildedescribir;larabialeestrangulaba.––Voy a devolverle a usted suMr.Whish... o la sopa en vino que quedade él ––continuó

Attwater––.Charlamuchocuandobebe,capitánDavis,delSeaRanger.Peroyaheterminadoconélyledevuelvolaalhajacongracias.¡Eh!––gritódepronto––.Otromovimientocomoese,ysufamiliatendríaquelamentarlapérdidadeunpadreinapreciable.Esteseabsolutamente

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quieto,Davis.Attwater dijo una palabra al indígena, sin desviar un instante los ojos del capitán, y el

criado empujó con brío a Huish desde el borde de la escalera. Con una extraordinaria ysimultáneadispersióndesusmiem-bros,aquelcaballeroselanzóalespacio,pegóentierra,rebotó,y fueadetenerseabrazadoaunapalmera.Suespíritupermanecíadel todoajenoaesosacontecimientos;laexpresióndeangustiaquecontrajosufisonomíaenelmomentodelsalto,nofuemásqueinstintiva,ysufrióesoszarandeosensilencio,seagarróalárbolcomounniñoy,ajuzgarporsusagachamientosrítmicos,estirandounbrazo,sepudierapensarquesecreíaocupadoenalgúnjuegoinfantil.Unamentemásagudaycomprensiva,ounojomásobservador, hubiera advertido enfrente de él en la arena, y fuera de su alcance, la colillaapagadadelcigarro.––¡Ahí tiene usted su carroña de Whitechapel! ––dijo Attwater––. Y ahora se preguntará

ustedporquénoledespachodesdeluego,comosemerece.Voyadecirleporqué,Davis.Esporqueno tengonadaqueverconelSeaRangerycon lagentequeustedahogó,oconelFaralloneyelchampañarobadoporusted.EsassoncuentassuyasconDios.ÉllasllevayÉllasajustarácuandosuenelahora.Enmipropiocasonotengonadaenquéfundarmemásqueen sospechas, y yo no mato por sospechas, ni siquiera a gentuza como usted. Pero¡entiéndame! Si vuelvo a ver otra vez a cualquiera de vosotros, ya es otra cuestión, y lemeteréunabalaenelcuerpo.Yahoralárgueseusted,¡Marchen!Ysitieneaprecioaesoquellamanvida,llevelasmanoslevantadasalaire.Elcapitánpermaneciócomoestaba,alzadaslasmanos,abiertalaboca,hipnotizadoporla

ira.––¡Marchen!––dijoAttwater––.¡Una...dos...tres!...YDavisvolviólaespaldayechóaandarlentamente.Peroyaalalejarseibaimaginandoun

contragolpe ofensivo. En un parpadeo había saltado detrás de un árbol: y estaba allíagachado, revólver en mano, con rápidos atisbos por uno y otro lado de su escondite, yenseñandolosdientes:unaserpienteerguidaparaherir.Yyaerademasiadotarde.Attwaterysus criados habían desaparecido y las lámparas alumbraban la mesa desierta y la arenalustrosaal ladode lacasa, yarrojabanen laoscuridadyen todasdirecciones lasnegrasylargassombrasdelaspalmeras.Davisrechinólosdientes.¿Dóndesehabíanidoloscobardes?¿Enquéagujeroinaccesible

sehabíanco-bijado?¿Seríaenvano todo loque intentasecontraellos?Estabasolo,conunrevólver comprado de oca-sión, contra tres personas armadas de Winchester y que noasomabanniunaorejaporloshuecosdeaquellacasailuminadaysilenciosa.Quizáyaalgunodeellos sehabía escurridopor la trasera y le estaría enfilandoun rifle desde las ventanasbajas del sótano, receptáculo de botellas vacías y cacharros rotos. No, no había nada quehacer,másquellevarse––siaúneraposible––susdispersasydesmoralizadasfuerzas.––Huish––dijo––,¡vámonos!––Perdido...ci...garro––contestóaquélalargandodenuevounamanotrémula.Elcapitánsoltóunjuramentodetonante.––¡Aquíahoramismo!––gritó.––Estoybien.Dormiréaquí conAtt...Attwa. Iré... bordoora... liana ––contestóelhombre

jovial.––Sinovienesaquíahoramismo,porDiosvivoquetesueltountiro––dijoelcapitán.NoesdepresumirqueenlamentedeHuishllegaseapenetrarelsentidodeesaspalabras,

sinomásbien,queenunnuevointentodecogerelcigarro,perdióelequilibrioyseprecipitóhaciaadelantehaciendoeses,llegandoasíalalcancedeDavis.––Ahoraaandarderechodijoelcapitánagarrándolo––ohagounabarbaridad.––Perdidoci...garro––replicóHuish.Lacólerarefrenadadelcapitánseenardecióporunmomento.Hizodar lavueltaaHuish

zarandeándolo,losujetóporelcuellodelachaqueta,lollevópordelantecorriendohastaelarranquedelmuelle,yloarro-jó,brutalmente,debrucescontraelsuelo.––¡Busca ahí tu cigarro, puerco! ––exclamó, y se puso a soplar en su silbato de llamada,

hastaqueelgui-santequeteníadentrocesódetrepidar.Signosdeactividad respondieron inmediatamentedesdeelFarallone; voces lejanas, y en

seguida ruido de remos llegaron como flotando por la superficie de la laguna, y almismotiempo,deporallícerca,Herrick,vueltoensí,seacercóconlánguidopaso.Seinclinósobrela insignificante figura de Huish que, insensible al parecer, estaba tendido al pie delmascarón.––¿Muerto?preguntó.––No,noestámuerto––dijoDavis.––¿YAttwater?––¡Ahoravaustedacerrarelpico!––replicóDavis—.Ysinopuede,¡yoseloharécerrarpor

Cristo!Noaguantoyamássusmonsergasysusgimoteos.

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Esperaron, pues, en silencio, hasta que el bote dio un bandazo contra los pilotes máslejanosdelmuelle;entonceslevantaronaHuishporlacabezaylospiesylollevaronalolargode la pasarela y, sumariamente, lo arrojaron en el fondo de la embarcación. Camino delFarallone,seleoyeronciertosmurmullosrelacio-nadosconlapérdidadelpuro;ydespuésdeizarloporelcostado, loecharonadormirenelpasillo,ysupostreraexpresiónaudiblefué:"¡Hombre... nifico. Attwa...!"Esto, hábilmente traducido, quería decir: "¡Hombremagnífico,Attwater!"Contaninmaculadainocenciahabíasalidoaquelgranespíritudelasaven-turasdelanoche.Elcapitánsepusoapasearenelcombés,conrápidaseiracundasvueltas;Herrickseapoyó

conloscodosenlabarandilla;todalatripulaciónsehabíaretiradoadormir,elbarcoteníaunlentobalanceodecuna;decuandoencuandounapoleachirriabacomounpájaro.Entierra,porentrelostroncosdepalmeras,seveíalacasadeAttwaterqueseguíaresplandeciendoconsusmúltiples lámparas.Ynadamáshabíavisibleenel cieloni abajoen la laguna, sino lasestrellas y sus reflejos. Lo mismo pudo ser minutos que horas el tiempo que Herrickpermanecióallíreclinado,mirandoelaguaconsteladayaspirandoconsoladorapaz."Unbañodeestrella",estabapensando,cuandounamanoseposó,alfin,ensuhombro.––Herrick––dijoelcapitán––.Heestadocansándomeparacalmarmeunpoco.Un brusco estremecimiento sacudió los nervios del joven, pero ni contestó, ni siquiera

volviólacabeza.––Meparecequeheestadoalgobruscoconustedentierraprosiguióelcapitánlaverdades

queestabacomoloco;peroesoyahapasadoyustedyyotenemosqueponermanosalaobraypensar.––Yonoquieropensar!-dijoHerrick.––¡Vamos, hombre! ––––dijo Davis bondadosamente––. Por ahí, ya sabe usted, no se va a

ninguna parte. Tiene que rehacerse y ayudarme a poner las cosas derechas. ¿Va usted avolversecontraunamigo?Ustednoescapazdeeso,Herrick.––Sí,losoy.––¡Vamos, vamos! dijo el capitán, y se detuvo perplejo––. Óigame: bébase un vaso de

champaña.Yonolocataré,yesoleprobaráquelacosavadeveras.Peroesprecisamenteeltente––en––piequeustednecesi-ta;ledejarácomonuevo.––¡Oh!¡Déjemeustedenpaz!––ysevolvióparairse.Elcapitánleagarróporlamanga,peroélsedesasiódeuntirónysevolviócontraelotro

comoundemo-níaco.––¡Váyaseustedalinfiernocomomásleguste!––gritó.Yvolviólaespalda,sinqueestavezelcapitánledetuviera;semarchóhacialaproa,donde

el bote se ba-lanceaba al costado, chocando a veces contra el pailebot. Una esquina de lacasetaseinterponíaentreélyelcapitán.Todoibabien:humanosojosnoleveríanenaquelactoforal.Silenciosamentesedeslizóenelbote,ydesdeelbote,silenciosamentetambién,enelaguaestrellada.Instintivamente,nadóunpoco:tiempohabíaparadetenersemásadelante.Lafrescuradelainmersióndespejóinstantáneamentesuespíritu.Losacontecimientosde

aquella jornada ignominiosa pasaron ante él cómo pintados en un friso y dio gracias a"cualesquieradiosesquepudierahaber"poraquellapuerta,única,queaunestabaabierta:elsuicidio.Enmenosdenadapasaríaporella;laazarosalaborestaríaacabada;elhijopródigo,vuelto al hogar.Un astromuybrillante centelleaban delante de él, trazando en el agua unlargocabrilleo.Haciaélsedirigiótomándolocomoguía.Aquelloibaaserloúltimoqueveríaenestavida;

aquellachis-paradiantequeprontoagrandóensufantasíahastaverlacomounaCiudaddeLaputa,porcuyasterrazaspaseabanhombresymujeresdesemblantessolemnesybenignos,que le miraban con una lejana conmise-ración. Aquellos espectadores imaginarios leconsolaban;serepitióloqueentresídecían:hablabandeélydesufataldestino.Deesosvuelosdelafantasía,lehizovolverlacrecientefrialdaddelagua.¿Aquéesperar

más? Allí mismo, donde estaba, ¿por qué no hacer que bajase el telón, buscar el inefablerefugio,tenderse,contodaslasrazasygeneracioneshumanas,enlamansióndelsueño?Noseguirnadando:nadamássencillo,sipodíahacerlo.¿Podía?Súbitamentecomprendióqueno.Sediocuenta,enuninstante,deunaoposición,unánimeeinvencible,detodossusmiembros,queseagarrabanalavidaconsimpleyfirmetenacidad,dedopordedo,tendónportendón;algoqueera,alavez,élynoeraél...queestaba,alavez,dentroyporfuera;algunadiminutaválvulaquesecerrabaenelcerebroyqueunsolopensamientovaronilhubierabastadoparaabrir...yuna fuerzaexterna,elpuñodeunhadoextraño, irresistiblecomo lagravedad.Nohaynadiequenollegueapercatarse,enocasiones,dequepasaatravésdetodalaestructuradesucuerpoalhálitodeunespírituquenoesplenamenteelsuyo;quesumenteserebela:queotroleataylellevapordondenoquiereir.Herricklopercibióentoncesconlaautoridaddeunarevelación.Nohabíaescapeposible.

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Lapuertaabiertasecerrabaantelafazdelpusilánime.Teníaquevolveralmundoy,entreloshombres,sinesailu-sión.Teníaqueirdandotumboshastaelfinal,conelpesodesusculpasydesudeshonor,hastaqueunairefrío,ungolpe,unapiadosabalaperdida,oelverdugo,aunmás piadoso, le librasen de su infamia. Había hombres que podían suicidarse; a otros lesestabavedado:éleradelosúltimos.Eldescubrimiento levantóensumente,en losprimerosmomentos, tumultuosodesorden;

después vino la triste certidumbre y, con increíble simplicidad, la sumisión ante el hechoevidente; y volviéndose endirec-ción contraria, nadóhacia la costa.Había en elloun valorqueélnopodíaapreciar,pueslaindignidaddesucobardíaocupabatodossuspensamientos.Una fortísima corriente le detenía como un viento de cara; luchó con ella con trabajo,fatigosamente, sin ánimos, pero conpositiva ventaja; y notaba susprogresos, indife-rentes,por laposiciónde losárboles,Tuvounmomentodeesperanza.Habíaoído,haciael sur,enmediodelalaguna,laszambullidasdealgúnenormepez,untiburónsinduda,ydejódenadarun rato, mantenién-dose a flote. ¿No será ese el verdugo?", pensó. Pero el ruido de laszambullidas se fue extinguiendo, el silencio era completo; yHerrick volvió a avanzar haciatierra,furiosocontrasímismo.Si,hubieraesperadoeltiburón,pero....Aesode las tresde lamañana, lacasualidad, ladirecciónde lacorrientey laderivación

debidaalmayorvigordesubrazoderecho,hicieronquellegaseatomartierrafrentealacasadeAttwater.Allísesentóysepusoacontemplarunmundodelquehabíadesaparecidotodaluzdeesperanza.Lamíseraescafandradevanidadestabaenjirones!Conelcuentodehadasdelsuicidio,delrefugio,siempreabiertoparaél,sehabíasostenidoyalentadoenlascrisisdelavida;yheaquíqueesotambiénnoeramásqueuncuentodehadas,tambiénerafolklore.Se veía inexorablemente condenado a afrontar por toda su vida las consecuencias de susactos;tendidoenunacruzysujetoenellaconlosclavosdesupropiacobardía.Nofluíanlaslágrimas, no se engañaba con fábulas. Tan asqueado estaba de símismo, que ya no urdíamitos apologéticos.Era comounhombre arrojadodesdeuna altura y con todos los huesosrotos.Allísehabíaquedado,admitíaloocurridoynointentabalevantarse.Elalbaempezóaclarearsobreelladoopuestodelatolónelcieloseiluminaba,lasnubesse

teñíandega-yoscolores,lassombrasdelanocheselevantaban.Ydepronto,Herrick,sediocuentadeque la lagunay los árbolesostentabanya la vestiduradiurna; y vio, abordodelFarallone,queDavisapagabaelfarolysalíahumodelacocina.Davis, sin duda, había visto y reconocido la figura sentada en la playa; o acaso vaciló al

reconocerla,puescuandohubomiradolargorato,conlamanoextendidasobrelosojos,entróen la caseta y salió con un anteojo. Era un instrumentomuy poderoso, yHerrick lo habíausadoamenudo.Porunmovimientoinstin-tivodevergüenza,setapó,lacaraconlasmanos.––¿Yquéletraeporaquí,Mr.Herrick––HayoMr.HayHerrick?dijolavozdeAttwater––.

Desdeelsitiodondeestoylavistadesuespaldamedeleita,yyo,ensulugar,continuaríasinmoverme.Podemosentendernosmuybientalcomoestamos,ysiustedfueraadarlavuelta,¿meentiende?,creoquehabríaunadesgracia.Herrick, lentamente, se puso en pie; el corazón le latía con fuerza y una agitación

angustiosasacudía todosuser;peroeradueñodesímismo.Lentamente,dio lavueltayseencaróconAttwateryconelcañóndeunriflequeleapuntaba."¿Porquénopudehacerestoanoche?",sepreguntó.––Ybien,¿porquénotirausted?––dijo,envozaltaytemblorosa.Attwater,contodacalma,

sepusoelriflebajoelbrazoysemetiólasmanosenlosbolsillos.––¿Quéletraeaustedporaquí?––repitió.––Nolosé––––dijoHerrick,y,despuéscomoenungrito:––¿Puedeustedhaceralgopormí?––¿Estáustedarmado?––––dijoAttwater––Lopreguntosólocomocuestióndefórmula.––¿Armado?...¡Ah,sí!loestoy;escierto.Yarrojósobrelaplayaunrevólverchorreandoagua.––¿Estáustedmojado?––Sí,loestoy.¿Puedeustedhaceralgopormí?Attwaterleíaatentamentesucara.––Esodependemuchodeloqueustedsea––dijo.––¿Loqueyosoy?¡Uncobarde!––contestóHerrick.––Conesosepuedehacermuypoco––––dijoAttwater––.Peromehaceelefectodequela

descripciónnoesdeltodocompleta.––¡Yesoquéimporta!––––exclamóHerrick––.Aquíestoy.Soyuntrastajorotoeinútil;toda

mividasehavenidoalsuelo;nomequedanadaenquecrea,comonoseaelvivohorrordemímismo. ¿Por quéhe venidohacia usted?No lo sé; usted es frío, cruel, abominable; y yo leodio,ocreoqueleodio.Peroesustedunhombrehonrado,uncaballerohonrado.Mepongo,indefenso,ensusmanos.¿Quédebohacer?Sinopuedohacernada,seaustedcompasivoytraspásemedeunbalazo...¡nosoymásqueungozquecilloconlapatarota!––Siyoestuvieraensulugar,recogeríaeserevólver,meiríaalacasaymemudaríaderopa

––––dijoAttwater.

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––¿Lodiceusteddeveras?––––dijoHerrick––.Ustedsabequeellos...quenosotros...ellos...Pero¡ustedlosabetodo!––Sélosuficiente––dijoAttwater––.Vengaacasa.Yelcapitán,desdelacubiertadelFarallone,vióalosdospenetrarjuntosenlasombradel

bosque.

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XIDAVIDYGOLIATH

Huishsehabíaacurrucado,hechounovillo,parapreservarsedelaluzdeldía,conlacaravueltahacialacasetaylasrodillasencogidas.Susfrágileshuesos,bajoelligerotrajetropical,noparecíandemayor tama-ñoyconsistenciaque losdeunagallina;yDavis,sentadoen labarandilla,conelbrazoenlazadoaunestay, lemirabapensativoytaciturnopreguntándosequésalvadoresconsejospudieranencerrarseenaquellades-madradafigura.PuesdesdequeHerricklearrojódesuladoysepasóelenemigo,sólolequedabaHuish,entodoelgénerohumano,comoayudayoráculo.

Mirabasusituaciónconelcorazónencogido.Elpaileboteraunbarcorobado;losvíveres,fuera por des-cuido al abastecerse o por mala administración durante el viaje, eraninsuficientes para llevarlos a ningún puerto, como no fuera de vuelta a Papeete; y allí elcastigojusticieroleaguardababajolaformadeungen-darme,unjuezconungorrodeformaestrafalaria, yelhorrorde la lejanaNoumea.Poraquel ladonohabíaatisbodeesperanza.Aquí en la isla, el dragón estaba en acecho; Attwater con sus hombres y susWinches-termontabalaguardiayvigilabalacasa:queseacercaseelqueseatreviera.¿Quépodíanhacermásquesentarseallí,inactivosopasearseporcubierta...hastaqueelTrinityHallarribaseylospusieranenel cepo, ohastaque seagotasen lasprovisiones y vinieran las torturasdelhambre?ParaelTrinityHall,Davisesta-baapercibido:seatrincheraríaenlacasetaymoriríadefendiéndola, como fiera acorralada. Pero ¿y lo otro? El viaje del Farallone, que él habíaemprendido, dos semanas antes, con tan locas esperanzas, ¿acabaría en este final depesadilla:elbarcopudriéndosefondeado,latripulaciónsinpodertenerseenpieymuriendounoaunoenlosimbornales?Parecíacomosicualquierextremadoazarfuerapreferibleatanhorrendacerteza;comosifueramejorlevarancla,apesardetodo,zarparalaventurayquizápereceramanosdeloscaníbalesenalgunaislaignoradadelasPomotú.Susojosrecorrieronrápidamentemar y cielo buscando algún síntomade viento; pero las fuentes de los alíseosestabanexhaustas.Pordondeayer,ydurantemu-chassemanashabíavoladoeltumultuosoríoazulacarreandonubes,reinabaelsilencio,ytodalainmensi-daddelaatmósferaestabaenelfiel. En la interminable cinta de la isla, que por ambos lados prolongaba su procesión dedoradas,verdesyargentadaspalmeras,nilamássutilfrondasemovía;losárbolesseuníanasus imágenes invertidas en la laguna como cosas labradas en metal, y ya su larga filaempezabaareverberarelcalor.Aqueldíanoeraposibleescapar,nitampocoelsiguiente.¡Yentantolosvíveresseibanconsu-miendo!

YentoncesllegóhastaDavis,desdelasraícesmásprofundasdesuser,oalmenos,desdelos más lejanos recuerdos de la niñez y la inocencia, un solo de superstición. Aquellapersistencia de la mala suerte no era cosa natural; las fluctuaciones del azar eran másvariadas, parecía como si el diablo repartiese las cartas. ¿El diablo? Volvió a oír la notaargentinadelacampañilladeAttwaterresonandofuera,enlanoche,hastamoriralolejos.

Desechóbruscamentelaidea.Attwater:ahíestátodo.Attwaterteníamantenimientosyuntesoro de per-las; era la fuga posible en el presente, la riqueza en lo futuro. Tenían quevenirsealasmanosconAttwater;aquelhombreteníaquemorir.Sintióqueleardíalacaraalimaginarlatristeeimponentefiguraquehabíahechoaquellanoche,losinsultantesdiscursosque había tenido que sufrir en silencio. La cólera, la ver-güenza, el amor a la vida, todoapuntabahaciaelmismopunto,yúnicamentelainventivasequedabaatrás:¿cómoacercarsea él?, ¿tenía fuerza bastante?, ¿encontraría ayuda en aquel mal nacido atadijo de huesospegadoalacaseta?

Sus ojos se fijaban en él con extraña avidez, como si quisiera penetrar en su alma, y enaquelmomentoeldurmienteempezóaremoverse,seagitóinquieto,diodeprontolavueltayechóunamiradaofuscada yparpadeante.Davis no apartóde él sus ojos sombríos yHuishmiróaotraparteysesentó.

––Vaya una resaca que tengo dijo––. Creo que estaba un poco a medios pelos la nochepasada.¿Dóndeandaesenenellorón,Herrick?

––Ido––dijoelcapitán.––¿Atierra?––exclamóHuish––.¡Lástima!Quisierahaberidoatambién.––¿Quisierausted?––Deverasquesí––replicóHuish––.MegustaAttwater.Essimpáticodeveras.Noshicimos

comouñaycarnecuandonosquedamossolos.¿Yquémecuentadeljerez?¡Esgloriapura!

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¡Quiénpudieraahoraecharuntrago!Ylanzóunsuspiro.––Puesyanovolveráacatarlo...esoloprimeroerijoDavisgravemente.––¿Quéeseso?¿Quétripaseleharoto,Davis?¿Elestómago?¡Puesmíremeamí!Nadade

malhumor.Estoyjuguetóncomounjilguero.––Sí,estáustedjuguetón,yaloveo;yloestabaustedanoche,porlovisto,yselució.––¡Qué!¿Quéeseso?¿Cómomelucí?––Voyadecírselo––––dijoelcapitán,levantándosedespaciodelabarandilla.Y así lo hizo, sin olvidar nada, con todos los epítetos insultantes y todos los detalles

absurdos,repetidosyrecalcados.TeníasupropiavanidadyladeHuishenlasparrillasylaspuso al fuego, y durante el relato infligió y sufrió torturas de humillación. Fue una obramaestra,hechaporunhombrerudo,enelgénerosardónico.

––¿Yquéopinausted?dijocuandohuboacabado,mirandoaHuish,encendidoyserio,peroirónico.

––¡Puesqueustedyyohicimosunafiguradeprimera!––Así fue; una puerca figura ¡por Cristo! ¡Y por Cristo que he de ver a ese hombre de

rodillas!––¡Ah!-dijoHuish––.¿Cómoecharlemano?––¡Ahíestá!––exclamóDavis––.¡Cómoecharlemano!Soncuatrocontrados,aunqueallíno

hay más que un hombre que cuente, y es Attwater. Con meterle una bala a Attwater, yaestaráncorriendolosotros,cacareandocomogallinas...yelamigoHerrickvendría,sombreroen mano, a pedirnos su parte en las per-las. Sí, señor, la cosa es coger a Attwater. Y nisiquieranosatrevemosairatierra;noscazaríaenelbotecomoaperros.

––¿Leesaustedlomismocogerlevivoomuerto?preguntóHuish.––Muertoquisieraverlo.––Muy bien ––––dijo Huish––; pues entonces me parece que voy a tomar una miaja de

desayuno.Ysemetióenlacámara.Elcapitán,ceñudoyobstinado,sefuetrasél.––¿Quéesello?preguntó––.¿Quéideaeslaqueustedtiene?––¡Oh!,déjemeenpaz,siquiere––––dijoHuish,descorchandounabotelladechampaña––.

Yaoirámiideaasuhora.Espéresehastaquemeviertaunpocodevinoenelestómago.Sebebió un vaso y se acercó la botella al oído.Oiga... escuche el vino: es como si estuvieranfriendojamón.Bébaseunvasoyseasocia-ble.

––¡No!––contestóenérgicoelcapitán-.¡Noquiero!¡Sonasuntosserios!––Ustedpagayustedescoge,amiguito––dijoHuish––.Mepareceamíunavergüenzaque

seestropeeustedeldesayunoporunacosaqueyanoesmásquehistoriaantigua.Sebebió trespartesdeunabotella y sepusoamordisquear, condesesperantecalma, la

puntadeunaga-lleta.Elcapitán,alotro ladode lamesa, tascabael frenocomouncaballoimpaciente.Después,Huishapoyóenellalosbrazosymiróalcapitánalacara.

––Cuandoaustedleparezcadijo.––Bien,puesahoramismo.¿Ycuálessuidea?––¡Juegolimpio!––dijoHuish––.Dígameustedlasuya.––Lomalo es que yo no tengo ninguna ––replicó Davis, y divagó por un rato en inútiles

comentarios so-bre lasdificultadesque teníanpordelante y enociosasexplicacionesde supropiofiasco.

––¿Haacabadoya?—dijoHuish.––Nodigomás.––Bueno,puesentonces,demelamano,porencimadelamesa,ydiga:"QueDiosmedeje

muertoaquímismosinoleayudoausted".Suvozapenasseoíay,sinembargo,escalofrióaloyente...Sucaraparecíauncompendio

demalignidad,yelcapitánseechóhaciaatráscomosiesquivaseungolpe.––¿Paraqué?––dijo.––Para tener buena suerte ––contestó Huish––. Se exigen garantías serias. Y siguió

ofreciendosumano.––Noveoaquévienenesassandeces––dijoelotro.––Puesyo,sí.Demelamanoydigaeso,yentoncesoirámiidea.Nolohaga,ynolaoye.Elcapitáncumpliólaformalidadexigida,conlarespiraciónentrecortadaymirandoaHuish

conangus-tia.Cuálerasutemor,nolosabía,perotemía,servilmente,loquefueraasalirdeaquelloslabiospálidos.

––Puesahora,siustedmedispensamediosegundo––dijoHuish––,voyairabuscarelbebé.––¿Elbebé?,¿queeseso?––Frágil. Con cuidado. Este lado encima ––replicó el dependiente con un guiño, y

desapareció.

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Volvió,sonriente,llevandounpañuelodesedaenlamano.Davislevantólascejasconunaexpresiónes-túpidaeinterrogante.¿Quéhabríaallí?Noseleocurríanadamásrecónditoqueunrevólver.

Huishvolvióasentarse.––Yahora––dijo––¿esustedbastantehombreparaencargarsedeHerrickydelosnegros?

PorqueyomeencargodeAttwater.––¡Cómo!––exclamóDavis––nopuedeusted.––¡Vaya,vaya!––dijoeldependiente––.Espéremeunpoco.¿Cuáles laprimeradificultad?

Laprimeradificultadesquenopodemosiratierra;yleadmitoaustedqueesduradepelar.Pero¿quémedicedeunabanderadeparlamento?¿Creeustedquetragaríaeseanzuelo,oqueAttwaternoharíamásqueacribillarnosenelboteabalazoscomoaunasalimañas?

––No––dijoDavis––,nocreoqueloharía.––TampocoyoprosiguióHuish––.Nocreoquelohará,y¡ojaláquenolohaga!Cátate,pues,

yaentie-rra.LasegundadificultadesladeponersealhablaconlaDireccióngeneral.Yparaesovoyahacerqueescribaustedunacarta, en la cualusteddiceque tienevergüenzadepresentarsedelantedeél,yqueelportador,Mr.J.L.Huish,tienepoderespararepresentarle.Yarmadoconeseexpediente,sencilloalpare-cer,Mr.J.L.Huishprocederáalaobra.

Sedetuvocomosihubieraacabado,peroreteniendoaúnaDavisconlamirada.––¿Cómo?––dijoéste––.¿Porqué?––Puesmireaquí:ustedesgrande,élsabeque llevaunrevólverenelbolsilloy,consólo

echarlelavistaencima,sevequenoesustedhombrequevacileenusarlo.Perodemínoha––de temer nada ––¡soy tan pequeñaco!––, estoy desarmado, y, para que no dude, llevaré lasmanos por alto. ––Hizo una pausa––. Y si puedo arreglármelas para ir acercándome a élmientrashablamos,ustednotienequehacersinoandarlistoyayudarmecongana.Sinoloconsigo,nosvolvemosaquíynadasehaperdido,¿comprende?

Elrostrodelcapitánestabacontraídoporelintensoesfuerzoquehacíaparacomprender.––No,noveo––exclamó––;noveonadaclaro,¿quéseproponeusted?––¡Me propongo acabar con la bestia! ––gritó Huish, en una exaltación de venenoso

triunfo––.Voyatenderaquelanimalazoarroganteenlahierba.Elsehadivertidoamicostayyovoyadivertirmealasuya,¡yquédiversión!...

––¿Quéesello?––––dijoelcapitánconvozapagada.––¿Deverasloquiereustedsaber?preguntóHuish..Davisselevantóydiounpaseoporlacaseta.––Sí,quierosaberlodijo,alfin,haciendounesfuerzo.––Cuandounoestáenelsuelosedefiendecomopuede,¿noeseso?Lodigoporqueyasé

que hay una preocupación contra esto; se lo considera ordinario, muy ordinario. Dobló elpañueloymostróunpomopequeño––.Estoqueestáaquíesvitriolo.Esoes––dijo.

Elcapitán,muypálido,selequedómirando.––¡Este es elmedicamento! ––prosiguió el otro alzandoel frasco––.Estoquemahasta los

huesos,¡yaloveráustedcuandoéllotengaencima,echandohumocomofuegodelinfierno!Quelecaigaunagotaenlosojos,¡ydeje––ustedaAttwaterdemicuenta!

––¡No,no!¡PorDios!––exclamóelcapitán.––Diga usted, amigo ––dijo Huiste––, ¿es que para mí va a ser una fiesta? Yo voy a

habérmelassoloymanoamanoconesehombre.Elesdecercadesietepiesdealturayyotengocincoyunapulgada.Eltieneunrifleenlamanoyestásobreaviso,ynohanacidoayer.¡Ledigoquevaaser lodeDavidyGoliath!Siyo lepropusieraque fueseustedaponerelcascabelalgato,meloexplicaría.Peronopidoeso.Sólolepidoqueestéamiladoyselasentiendacon losnegros.Todovaa salir comopor lamano, ¡ya lo veráusted!Pero cuandoquierausteddarsecuenta,levaavercorrerdandovueltasyaullandocomo...

––¡Nohagaeso!––––dijoDavis––.¡Nohabledeeso!––¡Está usted bueno! ––exclamó Huiste––. ¿Qué quería usted? Quería ustedmatarlo y lo

intentóanoche.Quierematarlosatodosellosytratadehacerlo,yyoledigocómo;yporqueentraenellounpocodemedi-cinaenunabotella,armaestabatahola.

––Puedequeseaporeso––––dijoDavis––.Noparecequeseacosarazonable,peroahíestá.––Serálaaplicacióndelaciencia––––dijoHuish,irónico.––Noséloquees––exclamóDavisdandozancadasporelcuarto––.Ahíestá:hastaahítiro

larayaynopaso.Nopuedoponerundedoentalcanallada.¡Eshorrible,infernal!––Ysupongoqueustedseimaginacomocosamuybonitacogerunapistolayuncachode

plomoydes-parramarleaunhombrelossesos.Cuestióndegusto.––Noloniego––––dijoDavis––;esalgoquesientoaquí,dentrodemí.Serátontería;puede

queseacon-denadatontería.Nodiscuto;nohagomásquetirarlaraya.¿Nohayalgúnotromedio?

––Búsquelo usted. No estoy casado con éste, aunque a usted le parezca que sí; no soy

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ambicioso; no ten-go antojo por hacer el primer papel;me ofrezco a ello y nadamás; y siustednomepuedeenseñarcosamejor,¡léjuroquelohedehacer!

––¡Ylosriesgos!...––exclamóDavis.––Siquiereustedqueselodiga,paramíesuncasodesieteaunoynohaytomadores.Pero

eso es cuentamía, amigo, y yo estoy dispuesto.Míreme usted, Davis: ya ve que no semeencogeelcorazón.Soyhombreparaellodearribaabajo.

Elcapitánnoapartabadeéllosojos.Huishseguíasentado,atusandosusiniestravanidad,vanagloriándo-sedesusuperioridadparaelmal.Elinfamevalorylaaudazfeloníadeaquelser,fulgíanyseproyectabanfueradeélcomolaluzdeunalinterna.Unapocamientoyunaespeciederespetoseapoderarondelcapitánapesarsuyo.Hastaaquelmomentohabíavistoeldependiente siempre remolón,haragán, sin interéspornadaygruñendoencuanto se lehablaba de hacer algo; y ahora, como el toque de una varilla mágica, le veía engallado yresuelto, radiante de faz.Había despertado el demonio y ¿quién lo iba a refrenar?, se pre-guntaba;yseleencogíaelcorazón.

––Pormásqueustedmemire––Huisteseguíadiciendo––nomeveráelmiedoenlosojos.NomeasustodeAttwater,nomeasustodeustedynomeasustanlaspalabras.Ustedquierematargente:esoestrasdeloqueanda;peroquierehacerloconguantesdecabritillayesonopuedeserasí.Asesinarnoescosacortésyfina,nifácil,nisinriesgo,ysenecesitatodounhombreparahacerlo.Aquíestáelhombre:

––¡Huiste!... ––prorrumpió el capitán con energía, y en seguida se detuvo y se quedóinmóvil,mirándoleconlascejasfruncidas.

––¡Vamos!, ¡afuera con ello! ––dijo Huiste––. ¿Tiene usted otra cosa que proponer? ¿Hayotracartaaqueapuntar?

Elcapitánnochistó.––Puesyaloveusted––––dijoHuishencogiéndosedehombros.Davisempezóotravezsuprecipitadopaseo.––Yapuedeustedandarhastaqueseledesgastenlospies;noencontrarámásqueeso.Hubo una corta pausa; el capitán, como lanzado en un columpio, volaba, en un vértigo,

entrelosmásopuestosplanesyconjeturas,tanprontoconcebidoscomorechazados.––Peroveausted––dijo,parándosedepronto––.¿Puedeustedhacerlo?,¿esqueesopuede

hacerse?No;debedesermuydifícil.––Siyologroponermeaveintepiesdeél,sehará;asíesquepiénselo––dijoHuishcontono

deabsolutacerteza.––¿Cómo puede usted saberlo? ––exclamó súbitamente el capitán como con un grito

ahogado––.¡Malabestia!,¡yocreoquelohahechoyaantes!––¡Ah!esossonasuntosprivados––contestóHuish––ynosoyhombrehablador.Unestremecimientoderepulsiónsacudióalcapitán;ungrito lesubióhastalos labios;de

haberlolanzadoquizásehubieraabatidosobreelcuerpodeHuish,lohubieraechadoporaltogolpeándolocontraelsueloyhubierasacudidoconéllasparedesdelacámaraenunfrenesídecrueldadqueparecíacasimoral.Peropasóelmomento,y,abortadalacrisis,sequedóaúnmás debilitado. Lo que se jugaba ¡era de tal precio!... De un lado, las perlas... hambre yvergüenzadelotro.¡Diezañosdeperlas!LafantasíadeDavislastransfi-guróenunanueva,deleitosa existencia para él y los suyos. La nueva vida había de pasarse en Londres;contundentes razones se oponían a que fuera en Portland, Maine; y los cuadros que seimaginabateníanfondosbritánicos.Vioasushijospaseandoenlasfilasdeuncolegio,conlastogas escolares, y un pasante que marchaba custodiándolos y leyendo un librote. Estabainstaladoenuna "villa" cuyonombre,Rosemore, campeabaen lospilaresde la entradaEnunabutaca,en laavenidademenudaspedrezuelas,seveíaasímismofumandouncigarro,conunacintaazulenelojal,victoriosodetodo:deélmismo,de lascircuns-tanciasyde lamalignidaddelosbanqueros.Vioelsalónconcortinasrojasycaracolessobrelachimeneay––conlasutilincongruenciadelossueños––antesdehaberentradoenél,sepreparóungrogen la mesa de caoba. En ello estaba, cuando el Farallone hizo uno de esos movimientosinexplicables y no esperados, los cuales, hasta en un buque anclado y en la más absolutacalma, le recuerdan a uno la movilidad de los flui-dos; y Davis estaba ya de vuelta en elinteriordelacaseta,cercadaporlacegadoraluzdeldíaqueasomabaporlosintersticios,yanteeldependienteque,enairadaactitud,aguardabasudecisión.

Se puso a pasear de nuevo. Anhelaba la realización de esos sueños, como un caballosedientorelinchaalolfatearelagua;eldeseoleenloquecía.YelúnicoobstáculoeraAttwater,elquelehabíainsultadodesdeelprimermomento.DaríaaHerrickbuenapartedelasperlas;eracosadecidida.Huishseopondríayélpasa-ríaporencimadelaoposición;yyaelogiabaexageradamentesuconducta.Noeraélquienibaaemplearelvitriolo,y¿eraacasoeltutordeHuish?Lástimaqueselehubieraocurridolaidea,pero¡despuésdetodo!...Volvióaverasushijosenlasfilasdelcolegio,coneluniformequesiemprelehabíaparecido"tanseñor"...

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Yalmismotiempolaindeciblevergüenzadeaquellanochesealzócomounallamaradaensuespíritu.

––Queseacomoustedquiera––dijoconroncavoz.––¡Ah!Mefigurabaqueseavendríaarazones.Yahora,alacarta.Aquíhaypapel,plumay

tinta.Siénte-seyyoledictaré.El capitán tomó una silla y la pluma, y se quedó mirando, desconcertado, al papel, y

despuésaHuish.Elcolumpioestabayaenelotro lado;unanube lepasópor losojos.––Escosatremenda––dijoconunsacu-dimientonerviosodeloshombros.

––Lacosaesfuertecita;nohayduda––––dijoHuish––.Mojelapluma.Esoes.WilliamJohnAttwater,Esquife.Muyseñormío––añadió,dictando.

––¿CómosabeustedquesellamaWilliamJohn?preguntóDavis.––Loviescritoenunajauladeembalar.¿Hapuestoustedeso?––No––dijoDavis––.Perohayotradificultad.¿Quéesloquevamosadecir?––¡Quéhombre!––gritóexasperadoHuish––.¿Aquégéneroperteneceusted?Yosoyelque

vaadecirloquehayqueponer.Escuentamía,siustedtienelaamabilidaddeirescribiendo:WilliamJohnAttwater.Muyseñormío––repitió.Yelcapitán,alfin,empezóamoverlaplumacomo un autómata, y el dictado prosiguió: ––"Con un sentimiento de vergüenza, y sinceroarrepentimiento,medirijoausteddespuésdeloshumillantessucesosdeanoche.NuestroMr.Herrickhaabandonadoelbarcoy,sinduda,lehabrádadoconocimientodelanaturalezadenuestrasesperanzas.Inútilnosparecedecirqueyanolasconsideramosposibles;lasuerteseha declarado contra nosotros, y tenemos que bajar la cabeza. Comome doy cuenta de lasjustassospechasconquesoymirado,nomeatrevoasolicitarelfavordeunaentrevistaconusted;perodeseandoponerfinaunasituaciónigualmentepenosaparatodos,hecomisionadoamiamigoycon-sociomísterJ.L.Huish,paraquelesometamisproposicionesque,por lomoderadas,esperomerezcansuatentaconsideraciónMr.J.L.Huishnollevaarmas––lojuroaDios–– y llevará lasmanos alzadasdesdeelmomento enque se acerqueausted.Deustedhumildeservidor.JohnDavis."

Huish leyó la carta con la candorosa complacencia del "amateur"; se relamiódegusto y,más de una vez, volvió a abrirla después de plegada para deleitarse de nuevo en su obra.Davis,entretanto,seguíasentado,inerte,conelentrecejofruncido.

Deprontose levantó, todoalborotado,––¡No!––––gritó––. ¡Nopuedeser!¡Esdemasiado!,¡esconde-narse!¡NuncaloperdonaríaDios!

––Bueno,¿yquéfaltahace?––chillóHuishfurioso––.UstedsecondenóhaceañosporlodelSeaRan-ger,yasílohadicho.Pues,entonces,condéneseporalgomás,ycierreelpico.

Elcapitánlemiróturbado:––¡No!––suplicó––,¡no,compañero!,¡nolohaga!––OigaustedprosiguióHuish––,ledoymiultimátum.Yovoyaveraesehombreyaecharle

elvitrioloenlosojos.Siustedsequeda,mevoysolo;losnegrosmedaránuncapirotazoenlacabezayconesonovaustedaquedarmejordeloqueestaba.Perounacosaescierta:quenovoyaoírmásdesusgimoteosyaspavientos.

Elcapitánselotragócerrandolosojosyconvisibleesfuerzo.Lamemoria,consuvozdefantasma, le repetíaaloídoalgosemejante,algoqueélhabíadichoaHerrickunavez...yahacía,alparecer,muchosaños.

––Ahorademesurevólver––dijoHuish––.Tengoqueversitodoestálisto.Seistiros,yojocondesper-diciarninguno.

Elcapitán,comounsonámbulo,pusoelrevólversobrelamesayHuishsacóloscartuchosylubrificóelmecanismo.

Era cerca de mediodía, no corría un soplo de aire y apenas se podía soportar el calorcuandolosdossalie-ronacubierta,hicierontripularelboteybajaronunotrasotroasentarseenel tabloncillodepopa.Unacamisablancaen lapuntadeunremoservíadebanderadeparlamento, y losmarineros porque así se les ordenó a fin de dar tiempo a que los vierandesde la costa––, remaban despacio. La isla temblaba delante de ellos como algoincandescente;enlasuperficiedelalagunasolesmetálicos,nomayoresqueobleas,baila-bany les acuchillaban los ojos; de la arena del mar y hasta del bote mismo, se alzaba unallamaradadeofuscanteresplandor,ycomosólopodíanmiraralolejosporentrelaspestañasmedio cerradas, el exceso de luz se trocaba en una siniestra oscuridad, como la de unatormentaapuntodeestallar.

Elcapitánsehabíaembarcadoenaquellaempresaporunadocenaderazonesdiversas,laúltimaylame-nordelascualeseraeldeseodequetuvieseéxito.Lasupersticióndominaatodos,enespíritussemi-ignorantesyrudoscomoeldeDavis,dominaporcompleto.Paraelhomicidiohabíaestadopronto;peroestehorrordeladrogaenelfrascolevencíayseveíaasímismocortandolosúltimosfilamentosqueleuníanaDios.Elbotelellevabaalaperdición,alcastigoeterno,ysedejaballevarasintiendopasivamenteydandounsilenciosoadiósalomejorquehabíaenélyasusesperanzas.

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Huishibaasuladoconunaalborotadajovialidad,nodeltodosincera.Acasotanvalientecomoelquemás,bravocomounacomadreja,tenía,sinembargo,queanimarseconelsonidode su propia voz; tenía que representar su papel exagerándolo, dejar tamañito aHerodes,insultar todo lo respetable y desafiar a todo lo temible, como en una desesperada apuestaconsigomismo.

––¡Qué calor hace!=dijo––. ¡Se asa uno! Vaya un día para cocer las gachas. Vamos, quedebeparecerraroelqueledespachenaunoenundíacomoéste.Amímásmegustaríaenuna mañana fría y con escar-cha, ¿y a usted? (cantando): Vamos a pasear al monte, unamadrugada fría.Ledoymipalabradequenohabía recordadoesodesdehacemásdediezaños; lo cantaba en una escuela de párvulos, en Hackney (can-tando): Así madruga ellabrador,ellabrador,ellabrador...¡Pamplinas!¿Ycómosesienteustedahoraencuantoaesodelestadofuturoydelasalvación?¿Dequéladoseinclina?

––¡Cállese!––dijoelcapitán.––No; si es que necesito enterarme. Es cosa de utilidad práctica para usted y para mí,

compadre;pode-mosestar losdospatasarribaantesdediezminutos.Y tendríagraciaqueustedsóloechaseavolarysepresentasesonrientealláarribaysalieraarecibirleunángelconunwhiskyysodadebajodelala."¡Hola!.––diríausted––,"¡quéamabilidad!"

El capitán dio un gruñido. Mientras Huish así aventaba y ponía en ejercicio subravuconería,elhombreque ibaasu ladoseocupabanadamenosqueenrezar.¿Paraquérezaba?SábeloDios.Perodesuagitadoespíritu,inconscienteeilógico,brotabauntorrentedesúplicas,inarticuladas,comosupropiopensamiento,fervientesygravescomolamuerteyeljuicio.

––“¡Diosdelcielo,Túmemiras!"––continuóHuish––.MeacuerdoqueteníaescritoesoenunahojadelaBiblia.MeacuerdodelaBibliatambién,quehabladetodoaquellodeAbinadaby otros prójimos. Bien, ¡Dios! añadió, apostrofando al meridiano––, vas a ver una cosa deprimera,¡teloprometo!

Elcapitándiounsalto.––¡Noconsientoblasfemias!––gritó––.¡Noseblasfemaenmibote!––Estámuybien,capitán––dijoHuish––.Comoustedguste.Quiere indicarcualquierotro

temadepláti-ca, el pluviómetro, el pararrayos,Shakespeare, las copasmusicales...Aquí sedespacha conversación. In-troduzcan un penique en la ranura y... ¡Hola! ¡Ahí están!exclamó––.¡Ahoraonunca!¿Iráatirar?

Y el hombrecillo se irguió en una actitud alerta y acometedora, y miró sereno a susenemigos.

Peroelcapitánseincorporóunpocoenelboteconlosojossaltones.––¿Quéeseso?––gritó.––¿Cuál?––¡Esas...esascosas!Yenverdadquehabíaparaextrañarse.HerrickyAttwater,armadosambosdeWinchester,

habíansalidodelbosque,detrásdelmascarón;yalosdoslados,elsolrelampagueabasobredosobjetosmetálicos,rema-tesdeunosseresconaspectodemáquinas,yencuyaanatomíaocupabanellugardecabezas...perocabe-zassincaras.ADavis,queestabaenlasnubes,leparecíaquesumitologíatomabaformascorporalesyvivasyqueTophethvomitabademonios.PeroHuishnosedejóengañarniporunmomento.

––Cascosdebuzos,tonto,¿nolove?––dijo.––Asíesverdad––dijoDavidboquiabierto––.¿Yparaqué?¡Ah!¡yaveo!Comoarmadura.––¿Quéledecíayoausted?––dijoHuish––.DavidyGoliath,delprincipioalfin.Losdosindígenas––pueseranelloslosqueaparecíanconaquelinusitadoequipobélico––

seapartaronaderechaeizquierdayacabaronporsentarsealasombra,enlosdosflancosdelaposición.Auncuandoyaelmisterioestabaaclarado,Davisseguíapreocupadísimo,mirabaabsorto a las cimeras de llamas que pare-cían llevar los cascos y se olvidada, y volvía aacordarse,sonriendo,delaexplicación.

Attwaterseinternóotravezenelbosque,yHerrick,conelriflebajoelbrazo,descendió,solo,almuelle.

Amitaddecamino,sedetuvoyllamóalbote.––¿Quéquieren?––gritó.––YaselodiréaMr.Attwater––contestóHuish,subiendoligeroporlaescala––––.Noselo

digoaus-ted,porquehasidountraidor.Aquíhayunacartaparaél;ahílatiene,déselayqueleahorquen.

––Davis,¿nohaynadamaloenesto?––dijoHerrick.Davislevantólabarbilla,mirórápidamenteaHerrick,apartólosojosynadacontestó...En

lamiradasetraslucíaunahondaemoción;perosieradeodioodetemor,Herricknopodíaadivinarlo.

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––Bueno––dijoéste––,voyaentregarlacarta––.Trazóconelpieunarayaenlostablonesdelmuelle.––Hastaquetraigalarespuesta,noavancenunpasodeaquí.

Y se volvió donde estaba Attwater apoyado en un árbol, y le dio la carta. Attwater larecorriódeunami-rada.

––¿Quésignificaesto?––preguntópasándoselaaHerrick––.¿Unaañagaza?––Supongoquesí––contestóHerrick.––Bueno,dígalequevenga.Paraalgoesunounfatalista.Dígalequevengayqueandecon

ojo.Herrickregresóalmascarón.HacialamitaddelmuelleesperabaHuishconDavisasulado.––Dicequevayausted,Huish––––dijoHerrick––.Yleadviertoqueandeconcuidado.Nada

deestrata-gemas.Huishavanzódeprisayseencaróconeljoven:––¿Dónde está? dijo, y Herrick–– vio con sorpresa que su cara, canallesca y vulgar, se

enrojeciódeprontoyvolvióapalidecer.––Allí enfrentecontestóHerrick, señalandoconeldedo––.Yahora levante lasmanospor

encimadelacabeza.Huishlevolviólaespaldayavanzóderechohaciaelmascaróncomosifueraadirigirleuna

plegaria;sevioquehacíaunaprofundaaspiraciónyquealzabalosbrazos.Comoocurreconmuchos de su misma menguada conformación fisica, las manos de Huish erandesproporcionadamente anchas y largas y, sobre todo, enormes las palmas: el frascodesaparecíadentrodelampliopuño.Uninstantedespuésmarchabaconfirmeyseguropasoacumplirsumisión.

Herricklesiguióalprincipio.Apoco,unruidoasuespaldalealarmóy,volviéndose,vioqueDavis había ya avanzado hasta el mascarón. Iba agachado, y con la boca abierta como elhipnotizado sigue al hipnotizador; toda humana consideración y hasta el cuidado por supropiavida,habíansidovencidosporunaabominable,irresistiblecuriosidad.

––¡Alto!––gritóHerrick,apuntándoleconelrifle––.Davis,¿quéhaceusted,hombre?Ustedtienequequedarseahí.

DavisseparóinstintivamenteymiróaHerrickconpasmadosojos.––Póngasedeespaldasalmascarón.¿Meoye?Yestesequieto––dijoHerrick.Elcapitántomóaliento,anduvohaciaatráshastaelmascarón,e inmediatamentevolvióa

seguir a Huish con la mirada. Había por aquella parte una hondonada en la arena, queformabaunclaroenlaespesuradeloscocoteros,yallícaíaaplomoelsoldelmediodíaconirresistible fuerza. En el lado opuesto, bajo la sombra, se veía la alta figura de Attwaterreclinadoenunárbol,yhaciaél,conlasmanosalzadasylospasosamortiguadosporlaarenasuelta, fue avanzando Huish penosamente. El violento resplandor que le rodeaba hacíaresaltar, y exageraba supequeñez; no parecía empresamenos peligrosapara él aquella enqueestabalanzado,queloseríaparaunlobeznositiarunaciudadela.

––Ahí, Mr. Whish. Ahí está bien ––gritó Attwater––. Desde esa distancia y sin bajar lasmanos, como un buen chico, puede ustedmuy bien ponerme al tanto de las opiniones delpatrón––.Elintervaloentreelloseraacasodecuarentapies.Huishlomidióconlamiradaylanzóentredientesunamaldición.Estabayaagobiadoporel esfuerzode caminar sobre laarenablanda;ylosbrazos,acausadela.violentapostura,ledolíanatrozmente.Enlapalmadelamanoderechateníaelfrascopreparado,yelcorazónseleestremecíaylavozlefaltabacuandoempezóahablar.

––Mr.Attwater––dijo—.Nosésiustedhatenidounamadre.––Puedotranquilizaraustedenesepunto;lahetenidocontestoAttwater––,yenadelante,

si puedo per-mitirme tal indicación, no es necesario volver a mencionarla en nuestrascomunicaciones.Acasodebatam-biénadvertirlequenomeimpresionalopatético.

––Sientomucho que parezca que he querido entrometerme en sus afectos íntimos ––dijoHuishservil-menteyadelantandounpasocondisimulo––.Almenosnuncamepersuadirádequenoesusteduncaballe-ro;bienséyodistinguiralqueloesdeveras,yporesonodudoensometermeasuconmiseración.Escosadura,sinduda;esdurotenerqueconfesarsevencido;esdurotenerquevenirmendigandoporcaridad...

––Cuando si todo hubiera salido bien, podría considerar todo esto como suyo, ¿no esverdad?––indicóAttwater––.Medoycuentadeesesentimiento.

––Meestáusted juzgando,Mr.Attwater,Diossabecuán injustamente. “Diosdelcielo,Túmemiras”—,esloquedecíaenmiBiblia,ylohabíaescritomipadre,consupropiamano,enlaprimerahoja.

––Sientotenerquerogarle,unavezmás,quemedispense-dijoAttwater––;pero,créame,parece que es-tá usted una migaja más cerca y eso no entra en lo pactado. Y me voy apermitiraconsejarlequeecheuno...dos...trespasoshaciaatrás,yquesequedeallí.

Anteeste fatalcontratiempo,eldemonioseasomóa lacaradeHuish,yAttwateranduvo

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presto para sos-pechar. Frunció el ceño, miró al hombrecillo y reflexionó. ¿Por qué se ibacorriendomáscerca?Inmedia-tamenteseechóelriflealacara.

Tengaustedlabondaddeabrirlasmanos.Abralasmanosdeltodo,queveayolosdedos,extiéndalos... ¡Pero arroje eso que tiene ahí! ––rugió, creciendo a un tiempo su rabia y sucertidumbre.

Yentonces, casi enelmismo instante, el impávidoHuish sedecidióaarrojar, yAttwaterapretóelgati-llo.Nienunsegundodiscreparonlasdosresoluciones,peroladiferenciafuenfavordelqueteníaelrifle:yelfrasconohabíasalidoaúndelpuñodeldependiente,cuandolabala despedazó ambas cosas.Durante unmomento elmísero pasópor agonías de infierno,bañadoenliquidasllamasychillandocomoundemente;yenseguidaunabalamisericordiosaletendiómuerto.

Todoellopasóyacabóenunrelámpago.AntesdequeHerrickpudieravolverse,antesdequeDavishubieraacabadosugritodehorror,eldependienteyacíaenlaarenadesparrancadoyconvulso.

Attwater se precipitó hacia el cadáver y se inclinó para examinarlo; tocó con el dedo elvitrioloysuros-tropalidecióysecontrajocolérico.

Davisnosehabíamovido;estabaatónito,deespaldasalmascarón,agarrándoseaélconlasmanoscris-padasyelcuerpoinclinadoadelante,desdelacintura.

Attwatersevolviódespacioyleapuntóconelrifle.––¡Davis! ––gritóconunavozcomo ladeuna trompeta––. ¡Ledoysesenta segundospara

ponerseabienconDios!Davismiró,despertandodesuestupor.Nosoñóendefenderseniechómanoelrevólver.Se

enderezó,encambio,paraafrontarlamuerte,conlasaletasdelanarizpalpitantes.––MeparecequenovalelapenademolestaralViejo-dijo,considerandoelnegocioenque

estabameti-do––;meparecequevalemáscerrarlosojos.Attwaterdisparó;lavíctimahizounmovimientoconvulsivoy,alrasdesucabeza,apareció

un agujero negro en la tersa blancura delmascarón.Hubo una pausa angustiosa; despuésotradetonaciónyelimpactosólidoyvibrantedelproyectilenlamadera;yestavezsintióelcapitán el soplo en el cuello. Un tercer disparo y empezó a gotear sangre de una oreja; ydetrásdelcañónenfilado,Attwatersonreíacomounpielroja.

Davissedioahoracuentadeljuegocruelenquehacíademuñeco;tresveceshabíasentidolamuerteyteníaquesentirlasietevecesmásantesdequeledespachasen.

––¡Despacio!––gritó––.Voyatomarlossesentasegundos.––¡Bien!––dijoAttwater.Elcapitáncerrólosojosapretandolospárpadoscomounniño,y levantóal fin lasmanos

conunademántrágicoyridículo.––¡Diosmío,poramordeCristo,mirapormischiquillos!dijo,yluego,trasunapausayun

ahogo:poramordeCristo.Amén.Yabrió losojosymiróalcañónconuntembloreoenlos labios.––¡Perono jueguemucho

tiempocon-migo!añadió.––¿Esesatodasuplegaria?––preguntóAttwater,conunextrañotonodevoz.––Asímeparece.––¿Así?prosiguióAttwater,descansandoenel suelo laculatadel rifle––, ¿sehaacabado?

¿Está ya hecha su paz conDios, porque ya lo está conmigo. Vete y no pequesmás, padrepecador,yacuérdatequeelmalquehagasaotros,Diosloharácaer,milvecesmultiplicado,sobrelacabezadetusinocentes.

ElmíseroDavisavanzó,dandotraspiés,desdeelsitiodondeestabajuntoalmascarón,cayóderodillas,agitólasmanosysedesmayó.

Cuandovolvióensí, tenía lacabezaapoyadaenunbrazodeAttwater,yasu ladoestabauno de los ser-vidores, con casco de buzo, sosteniendo un balde de agua, con la cual, suverdugodeunmomentoantes, leestaba lavando lacara.El recuerdodelespantoso trancevolvióaéldesúbito;otravezvioaHuishtendidosinvida,otravezlepareciótambalearseenelbordedelaeternidadsinfondo.Contemblorosasmanosseasióalhombrequehabíaidoamatarylavozsaliódeélcomoladeunniñoentrelaspesadillasdelafie-bre:––¡Ay!¿Nohaymisericordia?¿Quéhadehacerparasalvarme?

––¡Ah!pensóAttwater––,¡aquíestáelverdaderopenitente!

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XIIREMATE

Enunmediodíaesplendoroso,cálido, lujuriante,devientorecio,dossemanasdespuésdelossucesosre-latadosyalmesdehaberselevantadoeltelónenesteescenario,podíaverseaun hombre rezando sobre la arena en la playa de la laguna. Un promontorio de palmerasocultaba la vista de la factoría, y desde el lugar donde estaba arrodillado no se veía otrovestigiodeobrahumanaqueelpailebotFarallone,quehabíacam-biadodefondeaderoysemecía anclada a unas dos millas a barlovento, en mitad de la laguna. El monzón soplabaruidosamenteportodalaisla.Laspalmerasmáspróximascrujíanysilbabanconlasráfagas;las más lejanas acompañaban con un rumor sordo como el tráfago de ciudades; y, sinembargo,cualquieranotanabsortocomoelrezador,hubieraoídoalzarseavecessobreestatumultuosabarahundadelvientolanotamásagudadevoceshumanasdesdeelpoblado.Todoeraallíagitación.Attwater,desnudohastalacintura,prodigabasuvigorosaayudaydirigíayacuciaba a cinco kanakas. Del animoso tono de su voz y sus aunmás animosos esfuerzos,podía inferirse que algún repentino y feliz acontecimiento había puesto a todos en aquellaconmoción,ylabanderainglesaflameabadenuevoenelmástil.Peroelhombreorantedelaplaya,sinrepararenlasvoces,seguíasurezotenazyfervorosoentonoaltoodesmayadoyconrostrogozosooensombrecido,segúnlascambiantesfasesdesupiedadosuterror.Antesusojoscerrados,elesquifehabíaestadoalgúntiempodandobordadasendemanda

del lejanoyso-litarioFarallone, y enaquelmomentopudodistinguirse la figuradeHerrickque subía a bordo, y entraba un instante en la cámara, iba desde allí al alcázar de proa ydescendía luego por la escotilla. De todos esos sitios, tras de su visita, se alzó un rizo dehumo,yapenashabíasaltadoalboteydesatracado,cuandosevieronllamasenelpailebot.Ardíaalegremente;nosehabíaeconomizadoelpetróleoylosfuellesdelosalisiosavivabanlaconflagración... A mitad del camino de vuelta, cuando Herrick volvió la cabeza, vio alFarallone envuelto hasta los topes en fieras llamaradas y la voluminosa humareda veníapersiguiendoalboteal rasde la laguna.Antesdeunahora, segúnsucálculo, lasaguassecerraríansobreelbarcorobado.Y sucedió que, como el bote volaba viento en popa y Herrick no cesaba demirar hacia

atrás,contem-plandolaobradelasllamas,seencontróengolfadoalnortedelpromontoriodepalmerasy,alavezquesedabacuentadeello,vioaDavissumidoensusdevociones.Alverlose leescapóunaexclamación,mitaddeenojoymitaddeburla,y,dandountoqueal timón,embistiódeproaalaplaya,amenosdeveintepiesdelinconscientedevoto.Conlaamarraenlamanosaltóatierra,seacercóysedetuvojuntoaél.Yaunelchorroincoherenteyvolubledelrezosiguiófluyendo.Noleeraposibleoírloqueelrezadorpedía,aunqueleescuchóunratoconelánimoindecisoentrelarisaylalástima,ysólocuandoempezóaoírvariasvecessunombreacompañadodeciertosepítetos,sedecidióatocarenelhombroalcapitán.––Sientointerrumpirleensusejercicios-dijo––;peroquisieraquemiraseustedalFarallone.Elcapitánseincorporódandountraspiés:––MísterHerrick,¡quésustomehadadousted!

Nomeen-cuentrodeltodoenmiscabalesdesde...ynopudoseguir––.Pero,¿quéesloquemedecíausted?¡Ah!elFaralloneymiróalolejos,indiferenteyapático.––Sí––dijoHerrick––.Allíestáardiendo.Yapuedeustedfigurarselanoticia.––MefiguroqueelTrinityHall...––Elmismo.Avistadohaceunahorayrecalandomásqueaprisa.––Bueno;pueseso vienea importarmenosqueunpuñadode lentejas ––––dijo el capitán

dandounsus-piro.––¡Vamos,hombre!,¡esoespuraingratitud!––exclamóHerrick'––Yasevecontestóelotro,meditabundo––,acasoustednovealacosaprecisamentecomo

yolaveo;pe-royocasihubierapreferidoquedarmeaquíenlaisla.Heencontradoaquípaz:lapazenlascreencias.Sí,meparecequeestaislaesbastanteydesobraparaJohnDavis.––¡Jamásoítaldisparate!––exclamóHerrick––.¡Quéeseso!,cuandotodoleestásaliendoa

pedir de boca; elFarallone desaparecido, la tripulación colocada, unmodo seguro de vivirparaustedylossuyos,yustedmismoelniñomimadoyelpenitentefavoritodeAttwater...––Vamos,Mr.Herrick,nodigaustedeso––dijoelcapitándulcemente––,cuandosabequeél

no hace ninguna diferencia entre nosotros. Pero, ¡ay!, ¿por qué no ha de ser usted de losnuestros?,¿porquénoveniraJesúsdeunaarrancadayencontrarnosalláarribaenlatierraprometida?Esoesjustoloquehacefalta;notienemásquedecir:"¡Señor,creo,ayúdameen

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miincredulidad!"YElleestrecharáensusbrazos.Yaveustedsiyolosé:¡yomismohesidounpecador!