La Pastoral en Una Urbe Nezahualcoyotl

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LA PASTORAL EN UNA URBE: NEZAHUALCOYOTL Primero que nada, feliz año nuevo. Desde nuestra reunión, en el mes de diciembre he hecho 4 entrevistas en la diócesis del P. Benjamín M en Neza. Fue una experiencia tan enriquecedora, que al regresar con Salvador López Mora en la parrroquia de la Asunción en Santa Fe (en donde vivo), exclamé: "Saca el tequila, Salvador, tengo muy buena noticias." La primera vez que fui a Neza, Benjamín me recogió del metro y nos fuimos a su parroquia... Al entrar en su casa me mostró un mapa del territorio parroquial sectorizada y me fue explicando el trabajo y su contexto actual... sectores con un promedio de 100 casas, las comunidades que habían levantada él y su equipo, la organización pastoral por sector, las rondas de misas, etc. Me quedé admirada al palpar el dinamismo, visión y vida en su parroquia. Luego Benjamín me dijo a quienes quería que entrevistara y luego nos sentamos a pensar en las preguntas. Yo creo que las cuatro mujeres que entrevisté forman parte de algo más grande. Todas (menos una porque no había tomado el curso) habían aprendido actitudes nuevas en el curso de la pastoral urbana. Era un giro de pensamiento; tenían una visión diferente. Vislumbraban un horizonte más amplio. La comparación con un tren de vagones de diferentes perfiles de grupos, les hizo comprender la necesidad de bajar del propio vagón y subir al vagón del otro - a encontrar a Cristo en el otro. O sea, ya no era llevar a Cristo al otro sino encontrar a Cristo en el otro. La iglesia para ellos, es pueblo de Dios, en el encuentro con cada persona en las calles. Percibí una conciencia del poder propia y un deseo de impulsar a otros; un cuestionarse a sí mismo y una capacidad de analizar situaciones dificiles. Percibí una madurez y un compromiso fuerte. Una, María Luisa, enfatizaba mucho el ver al sacerdote como un hermano más o sea, en plantear una iniciativa pastoral, decía que hay que tener los ojos puestos en el bien para pueblo de Dios y no dejar que la pastoral girara en torno a "dar gusto" al Padre. También me di cuenta que ninguna

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LA PASTORAL EN UNA URBE: NEZAHUALCOYOTL

Primero que nada, feliz año nuevo. Desde nuestra reunión, en el mes de diciembre he hecho 4 entrevistas en la diócesis del P. Benjamín M en Neza. Fue una experiencia tan enriquecedora, que al regresar con Salvador López Mora en la parrroquia de la Asunción en Santa Fe (en donde vivo), exclamé: "Saca el tequila, Salvador, tengo muy buena noticias." La primera vez que fui a Neza, Benjamín me recogió del metro y nos fuimos a su parroquia... Al entrar en su casa me mostró un mapa del territorio parroquial sectorizada y me fue explicando el trabajo y su contexto actual... sectores con un promedio de 100 casas, las comunidades que habían levantada él y su equipo, la organización pastoral por sector, las rondas de misas, etc. Me quedé admirada al palpar el dinamismo, visión y vida en su parroquia. Luego Benjamín me dijo a quienes quería que entrevistara y luego nos sentamos a pensar en las preguntas. Yo creo que las cuatro mujeres que entrevisté forman parte de algo más grande. Todas (menos una porque no había tomado el curso) habían aprendido actitudes nuevas en el curso de la pastoral urbana. Era un giro de pensamiento; tenían una visión diferente. Vislumbraban un horizonte más amplio. La comparación con un tren de vagones de diferentes perfiles de grupos, les hizo comprender la necesidad de bajar del propio vagón y subir al vagón del otro - a encontrar a Cristo en el otro. O sea, ya no era llevar a Cristo al otro sino encontrar a Cristo en el otro. La iglesia para ellos, es pueblo de Dios, en el encuentro con cada persona en las calles. Percibí una conciencia del poder propia y un deseo de impulsar a otros; un cuestionarse a sí mismo y una capacidad de analizar situaciones dificiles. Percibí una madurez y un compromiso fuerte. Una, María Luisa, enfatizaba mucho el ver al sacerdote como un hermano más o sea, en plantear una iniciativa pastoral, decía que hay que tener los ojos puestos en el bien para pueblo de Dios y no dejar que la pastoral girara en torno a "dar gusto" al Padre. También me di cuenta que ninguna de ellas era la "superwoman" que hacía las grandes cosas. Más bien presencié pasos valiosos en otra dirección. Por ejemplo, la Sra. Delfina al visitar condominos, en una de las parroquias en donde trabaja, al darse cuenta que la gente  que vive ahí trabajan toda la semana y en los fines de semana se dedican al quehacer de la casa, decidió ir los sábados y ayudarles en el mismo quehacer. Enfatizaba mucho formar amistad, hacer presencia de calidad y encontrarse con las personas. Percibo que estas mujeres forman parte de algo más grande que Benjamín y otros sacerdotes y laicos están construyendo.

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Entrevista: Desarrollo Integral de Ciudades

Parroquia del Espíritu Santo

Diócesis de Nezahualcoyotl

Entrevistada: Carmen Farfán

(Originaria del D.F. Ha vivido toda su vida en Nezahualcoyotl. Tiene 9 años sirviendo en su parroquia)

Tel: 57 65 27 60

6 de diciembre 2010

Ministerios

MECE Sgo. Corazón Liturgia EPAP (Equipo Parroquial de Animación Pastoral)

¿Qué te motivó a trabajar así en tu parroquia?

Tuve un accidente grande. Me atropelló una bicicleta. Tenía coágulos de sangre. La operación fue riesgosa pero salí adelante. Por eso hice una promesa de seguir servir a Dios. Me hicieron una invitación a ser ministro hace 5 años.

¿Qué experiencia te ha marcado en el desempeño de tu trabajo?

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Me llamó mucho la atención la invitación a visitar a los enfermos. Como me había ido la voz, y a los enfermos les pasa esto, los entendía. Me entregué completamente. Veo el rostro sufriente de Jesús en el enfermo. Una vez visité un señor grande de edad. Su familia no quería que viniera. Fue la nuera que vino a pedir la visita y fue ella que abrió la puerta. El enfermo estaba en un rincón muy sucio. Le daba pena encontrarlo así. Nos recibió con mucha alegría. Empezó a llorar. Dio gracias a su nuera. Lo abrazamos y lo besamos. Sintió paz y tranquilidad. Nos platicó que había dejado su casa y su terreno a su hijo. Ya no eran de él. Por eso se sentían dueños. Así son muchas personas. Fuimos más veces cuando la familia estaba y no querían abrir la puerta. Por eso, nos acercábamos a su ventana y él se asomaba para recibir la comunión. Dios pone los medios. Cuando el señor se puso más grave, la familia sí nos abrió la puerta y escuchaba la Palabra de Dios. Empezaron a tomar conciencia.

En otra ocasión, estaba muriendo una señora. Nos llamaron. Cuando llegamos la familia estaba llorando. Dijeron que la señora ya había fallecido. Dijimos: “Vamos a hacer oración.” Y luego alguien dijo: “Todavía no se muere.” Entonces fraccionamos la comunión. Le dimos una cucharadita con agua y con un pedacito de la hostia. La señora empezó a abrir los ojos y empezó a hablar. Recibió la Comunión completa y sonrió. Preguntó por la familia y se quedó muy tranquila.

Algunas veces se acerca la familia y otras veces, no. Reniegan. Con la visita, a veces toman conciencia y acompañan: “Me doy cuenta de lo grande de mi mamá.”

Formación

Pastoral Urbana Teología Pastoral Liderazgo y Desarrollo Comunitario Pensamiento Emocional

¿En qué te han ayudado los cursos en hacer algo nuevo?

Contemplo la ciudad. Me pregunto: “¿Qué están viviendo las personas? ¿Cómo llegar a ellos? ¿Cómo entender al joven?” Es subir a su tren y ponerme los zapatos del otro para entender. La ciudad es difícil. Muchos indígenas vienen. Piensan que van a encontrar algo mejor y no. Es un cambio de cultura y de pensamiento.

Buscamos los intereses de la gente. ¿Qué ayuda? Es saber escuchar. Sólo el que carga el costal sabe lo que tiene. A raíz de los cursos de la pastoral urbana, mi actitud hacia los jóvenes adictos ha cambiado. En vez de criticarlos, los comprendo y los invito. Poco a poco entré en relación con ellos. Unos me aceptan, otros son agresivos. Trato de hacerles entender el valor de cada uno como persona, lo valioso que es. Trato de hacerles ver que están destruyendo su vida con la droga. Les invito a peregrinaciones, a retiros y a juegos. Me comentan que nadie les da trabajo. En su casa hay agresividad. Ganan más vendiendo droga que trabajando. Conocí a uno de ellos un poco más. Lo llevaron a la cárcel por algo y cuando salió le invité a iniciar una vida nueva, pero cayó en lo mismo.

Por mi calle han denunciado la venta de droga. Vino el ejército (algunos encapuchados). Nos dijeron: “Métanse.” Los golpearon, hubo balazos y los llevaron. Pero al día siguiente estaban vendiendo otra

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vez. No amenazaron a la familia quien los denunció porque lo hizo ocultamente. Fueron con el jefe de manzana que es evangelizador y catequista. Buscaron las firmas de todos. Hay confianza. Luego quitaron el centro de catecismo en esta calle por peligro a los niños.

Los cursos me han ayudado en el trato al enfermo - acercarme con amor, amabilidad y comprensión. No juzgar sino saber escuchar. Doy signos visibles del amor. Los abrazo, los beso. Trato de ayudarles a valorar su dolor, a ofrecerlo a Dios. Los abrazo, los beso. Capacito a los enfermos: “Tienes mucho que dar todavía.” La Palabra de Dios les da vida. Hace conciencia en la familia. Empiezan a entender qué es un enfermo, qué es una madre y tienen más cariño al enfermo. Dios pone los medios.

El diplomado de la pastoral urbana también me está llevando a buscar ayuda para la gente que lo necesita. Me gustaría ir al Central de Abasto para recolectar fruta y verdura. También me hizo pensar en el por qué la gente va más a las luchas que a la misa. Su éxtasis está en el futbol y en el juego. Busco comprender por qué son jóvenes están alejados. Tengo la preocupación de acercarme más a ellos. Tengo una sobrina de 20 años muy inteligente. Me ayudó a hacer mi tesina. Me dijo: “Tía, creo en Dios pero la misa no me gusta porque dura mucho y siempre es lo mismo. Me siento bien, ayudo al pobre y quiero saber por qué vas a misa.” Le platiqué de la grandeza del Señor pero no la convencí. A lo mejor me faltó compartir con ella una experiencia de Dios.

Los cursos también me han ayudado en mi manera de evangelizar. Estoy más actualizada y más realista. El mundo en que vivimos es alejado de Dios. Es un mundo sin Dios. Hay que ser fraternos. Hay que saber valorar la familia y los hijos. Me pregunto qué podemos hacer para fortalecer comunidad en los sectores. Hay muchas reconciliaciones. Tenemos una cruz en cada calle. Cuando muere alguien llevamos la cruz con la familia. Salimos cantando cantos no tristes, sino de amor y de consuelo… Dios Está Aquí… Entre Tus Manos… Dejamos la cruz con la familia. Buscamos la participación de la gente. Nos ha comentado: ¡Qué bueno me sentí con la compañía de los vecinos!

¿Cómo equilibras el trabajo con los enfermos y el trabajo de la casa?

Mi relación con mi propia familia ha cambiado. Es más positiva. Mi esposo se acerca más ahora y es más comprensivo. Aunque sí hay críticas. Me dicen: “Pasas todo el día allá.” Pero los cursos abren más el panorama y el corazón. Les digo que hay que dar gracias a Dios porque hay alguien sirviendo. Ahora amo a Dios, conozco a Dios, soy más tolerante y comprendo más al prójimo.

¿Qué actitudes te han ayudado a mejorar tu ministerio?

Tener amor a los enfermos. Ser amable, escucharlos. Tienen mucha necesidad de ser escuchados. Tratar a la familia con amor también a pesar del rechazo… Entender y aceptar los errores.

¿De dónde sacas fuerza para ser constante en tu ministerio?

Saco fuerza de Dios en la misa, en la comunión y en la confesión. En la comprensión de mi familia y en la bendición de mi mamá.

¿Cuándo has tenido dificultades, cómo las has superado?

A través de la oración busco superar dificultades. Me anima también el equipo. Nos animamos unos a otros. Me salgo de la reunión más fortalecida. Cada error es una oportunidad para crecer.

¿Cómo encontraste la Iglesia en la calle?

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Se juntan más y más vecinos. La iglesia somos nosotros. Hay iglesia en casa en donde hay pleitos y división; en donde no nos quieren recibir. Esta es la iglesia. Les saludo. Les pregunto cómo están. Hay que comprenderlos. Les invitamos a hacer oración. Aunque digan que no tienen tiempo, les digo que vamos a reunir en tal casa y les invito. Visito a muchas casas. Contemplo la familia. Me voy relacionando, creando confianza. Los vecinos me presentan.

Para ti, ¿qué es Iglesia?

Nosotros somos piedras vivas. El templo es una estructura. La iglesia somos nosotros. Debemos estar preparados. La formación es importante. Con la formación hay conciencia. Da luces para poder llegar a los más alejados, para reconciliar a la gente, tomarlos en cuenta. Hay que acercarse con pinzas. La reconciliación es importante. En mi casa hay cuatro familias con dos cuartos cada una. Comprendí que tiene que ser experiencia de paz y no de guerra. Por eso me acerqué a mi cuñada. En ella está Dios. Le pedí perdón. A partir de este momento hubo paz y tolerancia.

Entrevista: Desarrollo Integral de Ciudades

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Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús

Iztapaluca, Edo. De México

Diócesis de Nezahualcoyotl

Entrevistada: Delfina García D.

Tel: 044 55 14 78 75 66 (cel); 59 74 77 92 (casa)

Ministerios

Pláticas de 15 EDAP EVAP Pastoral de Multitudes (específicamente en San Miguel Arcángel, la Divina Misericordia

y San Francisco de Asís)

Formación

Diplomado en la Pastoral Urbana Diplomado en Desarrollo Humano Congresos sobre Exorcismos

¿Qué te motivó a ser ministro(a)?Hace muchos años, mis hermanos vivieron un retiro. Como tenía solvencia económica, les había dado dinero para que fueran. Mandé a mis trabajadores también. Era tan buena la experiencia que por fin ellos me metieron casi a la fuerza a vivirlo. Salí con una visión muy diferente. Empecé a ver la importancia del sacerdocio y del Santísimo – Jesús presente en la Eucaristía. Cobré conciencia que los sacerdotes son seres humanos como nosotros con sus dolencias y carencias. Después un sacerdote me invitó a leer las lecturas en la misa y aunque dije no, lo fui pensando. Luego me invitó a ayudar en la limpieza de la iglesia y aunque también rehusé, el día siguiente estaba ahí. Poco a poco me fui metiendo… en la limpieza, en la sacristía, en el acolitado, en la cocina. Después trabajé como secretaria. Después el mismo sacerdote y yo estuvimos en un desacuerdo fuerte….

En una asamblea diocesana me encontré con el P. Benjamín Martínez y el P. Hernán y me lanzaron una invitación al EDAP. Empecé a dejar la oficina, el grupo de oración de mi parroquia, el aseo y las demás cosas para poder meterme de lleno a nivel diocesano. Los padres fueron mis pilares.

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¿En qué te han ayudado los cursos en hacer algo nuevo1?

El curso de la pastoral urbana más bien fue un complemento al método de la renovación, el método prospectivo de planeación y los cursos de desarrollo humano que he tomado. La Iglesia es comunidad pero nos quedamos en el sentir bonito de la presencia de Dios y no nos vamos al ser humano que es en donde está Dios. A través del otro encuentra uno la mirada de Jesús. El Diplomado en la Pastoral Urbana es un complemento al Diplomado en Desarrollo Humano porque es llegar a los más alejados. Dios vive en la ciudad y en cada uno de nosotros. Antes no entendía yo esto. Más bien preguntaba: “¿Cómo es posible que Dios vive en este cierto tipo de persona adicta?” Ahora comprendo que Dios vive en cada persona sea como sea. Para hacer una comparación… Es como un tren con distintos vagones. Está el vagón de los jóvenes, el de los ancianos, de los rezanderos, etc. Me interesó mucho la comparación porque por mi rumbo hay muchos condominios en donde descubrí muchos granos de oro para poder evangelizar en los edificios. Descubrí que hay que llegarles en la noche porque en el día trabajan y los fines de semana están en el quehacer. Me metí a sus hogares ayudándoles en el quehacer, en la limpieza los fines de semana.

En la diócesis usamos el método de la renovación, procediendo de la siguiente manera:

1. La convocación de parte del párroco a todos los grupos de la parroquia y es ahí en donde hablamos del método de la renovación y presentamos la visión de conjunto. Preguntamos a los presentes que si ellos han tenido un encuentro con Cristo, qué quieren para sus hermanos que no van a misa.

2. Formar un equipo EPAP para sectorizar la parroquia. Es agarrar libreta y caminar. Contar cuantas casas hay en cada calle o, indagar cuantas familias viven en los departamentos de un edificio y cuántos están desocupados. Dependiendo de la conformación geográfica, podría ser también contar cuantas casas hay en torno a una capilla.

3. La redacción de una carta que se lleva personalmente a cada casa. Por lo general es el párroco y el obispo quienes escriben las cartas aunque también muchas veces la redacta el Equipo. La carta consiste en un saludo y en una invitación. Es la que abre puertas. Hacemos una capacitación para esto. Animamos mucho al equipo.

4. Hacemos ensayos de la visita con varios escenarios:

El que queja de la Iglesia El hermano separado El que no tiene tiempo El que es indiferente

Les digo: “Me tienen que convencer, sin discutir. Tienen que escuchar.” Cuando la gente está sentida, pedir disculpas por lo que haya sentido. Luego, invitar: “Te invito a que conozcas verdaderamente tu religión; que te des la oportunidad de vivirla para que te des cuenta que

1 Delfina afirma que aprendió perspectivas y actitudes claves en el curso de la pastoral urbana y también afirma que el curso de desarrollo humano también ha sido fundamental y le ayudó a ser quien es ella hoy.

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nuestra Iglesia Católica es una iglesia con errores y defectos porque es una iglesia viva y humana. Por eso tenemos debilidades. Tú has tenido esta experiencia pero ahora te voy a contar la experiencia que he tenido dentro la iglesia. En la capacitación invitamos a los presentes a compartir su experiencia, su testimonio. Este compartir de lo que han vivido ayuda a uno cuando está trabajando en la calle. Como dijo el P. Benjamín Martínez, es un llamado: “Escucha Israel, tu pueblo.”

5. En una parroquia particular – la de la Divina Misericordia, procedimos de la siguiente manera. El P. Francisco Estrada junto con su equipo EPAP escogió un día en donde tuvimos una misa y un envió a la misión a las 7.00am. Luego desayunamos en la parroquia y salimos juntos. Fuimos a varios sectores con un equipito por sector, y en el sector que nos tocó ahí nos organizamos para visitar todas las casas del sector, calle por calle. Trabajamos por pares. Dos por un lado de la calle y dos por otro. No importaba si tardábamos. Lo importante era la calidad de la visita. Nunca echamos la carta debajo la puerta. Nos presentamos personalmente diciendo: “Vengo de parte de la parroquia. Traigo un saludo, el párroco manda bendiciones. Ud. puede leer esta carta personalmente con su familia.” En el visiteo nos cuidamos y estuvimos al pendiente de quienes estaban por la otra acera. Trabajamos hasta las 2.00pm y luego regresamos a la parroquia para comer. Descansamos y otra vez salimos a las 4.00pm. a seguirle.

6. A lo largo de estas visitas, buscamos los “granos de oro”. Son personas que vemos con disposición e interés en su fe y en su comunidad. Si no encontramos en esta primera visita con la carta, buscamos a través de nuestros contactos en los grupos parroquiales. Siempre buscamos alguien que vive en esta calle y que conoce a la gente que vive ahí.

7. Regresamos con los “granos de oro.” Volvimos a visitarles… “¿Se acuerdan de mi/nosotros? ¿Cómo ha estado en estos días?” El enfoque es desarrollar relación, amistad - hacer que la persona se sienta a gusto. Invitamos a que nos acompañan a llevar las cartas.

8. Al terminar, buscamos un rato para una retroalimentación. Primero vamos a orar al Santísimo: “Señor, traigo esto de mis hermanos.” Luego convivimos y compartimos experiencias y necesidades.

Una vez que tengamos hecho la sectorización y la primera tanda de visiteo con las cartas, en nuestros esfuerzos para evangelizar tratamos de aprovechar las grandes fiestas religiosas del año – Semana Santa, Fiesta Patronal y la Virgen de Guadalupe. Por ejemplo, hicimos un visiteo toda la semana, durante las mañanas en Semana Santa en la parroquia de la Divina Misericordia e invitamos a las pláticas en la parroquia en la tarde. Cuando invitamos a una misa, el P. Francisco procuró tener ministros de bienvenida en la entrada del templo para dar a cada persona una calurosa bienvenida. Es muy importante recibir bien a la gente. También ser creativos, buscar nuevas maneras que les llegan y remuevan el corazón.

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En las parroquias por aquí hemos buscado también levantar comunidades por capilla. No me he metido en esto. Más bien son los sacerdotes son quienes las promueven.

¿Qué actitudes te han ayudado a mejorar tu ministerio desde que tomaste el curso de la pastoral urbana?

Encontrar a Dios en la persona Dialogar personalmente uno más uno Enfocar en la calidad de mi presencia con las demás Desarrollar empatía (curso de desarrollo humano) Reconocer que Dios vive en cada ser humano en cada grupo parroquial

¿Qué experiencias te han marcado en el desempeño de tu ministerio? Una experiencia clave para mi fue cuando estaba en el Encuentro Nacional del EDAP. Era en un momento de oración en donde pregunté al Señor: “¿Qué quieres de mi aquí en medio de sacerdotes y obispos?” Sentí que me contestó: “!Para ver si eres fiel!” Yo sólo cursé hasta 4to. de primaria. Los sacerdotes que he conocido me han apoyado mucho a seguir adelante pero también me he peleado fuerte con ellos.

Otro momento fuerte fue en el curso de la Hna. Sara. Nos dijo: “Vayan con su párroco.” No quise pero como todos los demás fueron, entonces fui con ellos. Le di un abrazo que nunca pude dar a mi padre porque había fallecido cuando era chica. Me tomó de la mano y me preguntó: “¿Cómo estás en tu vida personal?” Sentí que era Dios con un interés personal en mi.

¿Para ti, qué es Iglesia? Experimento una iglesia viva y humana con errores y debilidades. Es lo Cristo que nos enseñó – la iglesia, la formamos todos.

¿Cómo encontraste la Iglesia en la calle? En una ocasión, me encontré con un chavo drogado. Empecé a llorar. Era un reflejo de mi hijo. Una voz interior me decía: “!Eres hipócrita! Lloras pero no haces nada. Cristo está viviendo en este joven en la calle.” Entonces me di cuenta cómo Dios vive en mi calle, en cada uno de nosotros, en los sitios de taxi, en la convivencia y en el desacuerdo. En las madres corriendo al mercado buscando dar a comer a sus hijos. En los hijos que van a la escuela con el miedo de aprender cosas nuevas. Dios está ahí en todos. Cada situación difícil es una oportunidad de sentir y vivir el amor.

¿De dónde sacas fuerzas para ser constante en el ministerio? La Eucaristía me alimenta, me lleva a amar a mis hermanos

Cuándo has tenido dificultades, ¿cómo las has superado?Me encierro en mi misma para analizar y darme cuenta que Dios está en mi. Veo mis hermanos a mi alrededor y me pongo en los zapatos de ellos para entenderlos y entender que Dios está en ellos. También el estudio me ha ayudado a superar dificultades.

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Entrevista: Desarrollo Integral de Ciudades

Parroquia del Sgo. Corazón de Jesús

Diócesis de Nezahualcoyotl

Entrevistada: María Luisa Sánchez Ruíz

(Originaria del D.F. con 19 años trabajando en su parroquia en la diócesis de Nezahualcoyotl.)

Tel: 044 55 32 05 86 41. Parroquia: 57 97 83 01

Ministerios

Coordinadora del EPAP (Equipo Parroquial de Animación Pastoral) MFC MECE y Equipo de Liturgia (por tres años) Asesoría al Grupo Juvenil Da clases en el área de teología pastoral (espiritualidad de comunión) al EPAP Secretaria del P. Benjamín Martínez

Formación

Pastoral Urbana Diplomado en Pastoral Aplicada y Método Prospectivo

¿En qué consiste el método prospectivo?

Se usó primero en el campo bancario para recuperar las deudas. Los bancarios desarrollaron este método partiendo de la realidad de la gente y de ahí herramientas para que la gente pudiera salir de sus deudas. A nivel Iglesia, primero convocamos a todos los grupos y procuramos que se sientan parte de la parroquia. Les hacemos ver que muchas veces lo que queremos para la gente no es lo que la gente necesita. Entonces hay que descubrir lo que la gente necesita… ¿Qué problemas viven? ¿Qué necesidades tienen? Por lo general se descubre que la comunidad necesita promoción humana – recuperar la dignidad, valorarse, capacitarse. Una vez que haya esto, entonces, ir evangelizando y llevar un proceso que nos lleva a soñar.

¿Qué te motivó a meterse en todo esto?

Iba con el P. Benjamín Martínez a las reuniones del decanato. Al vivir el proceso del método prospectivo, me enamoré de ello. Después ya no iba él y me mandó a mí. Los decanatos son de 10, 6 y 7 parroquias.

Pero antes de todo esto, lo que me motivó a trabajar en la Iglesia pasó hace años. Estaba pasando por la Iglesia y vi algunos jóvenes haciendo oración. Dije a mi misma: “Algún día quiero estar ahí” Y en tres

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domingos ya había empezado. Esto fue el primer impulso. Luego un muchacho me invitó a trabajar en las CEB’s. Era entregado y tenía conocimiento. De ahí seguí trabajando.

A raíz de los cursos de la pastoral urbana, empecé a hacer algo mucho más concreto. Me di cuenta que el laico tiene un papel muy grande. A veces dejamos todo al sacerdote y no asumimos responsabilidad. Otras veces, el sacerdote tiene la actitud de: “Yo soy el que manda aquí.” En la pastoral urbana aprendí que todos somos importantes y tenemos capacidad de protagonismo. Comprendí que lo que a mí me otorgaran, puedo otorgar. Tenemos poder sin darnos cuenta y no lo compartimos. Entonces tengo que dar lo que aprendí. Realmente es una unión. A fondo en la pastoral urbana hay una espiritualidad de comunión y la recuperación de la dignidad. La seguridad y la confianza que depositó el Padre en mí, yo lo deposito en otro para que la gente se sienta capaz y segura de hacer las cosas. El curso me sirvió a ver un panorama más amplio.

A diferencia del método prospectivo, en la pastoral urbana, nos enseñaron cómo llegar a la gente por el tipo de persona que encontramos. Compenetrarnos. Sentir su alegría y su dolor. Por ejemplo, comprendí como mucha gente al salir del campo y venir a buscar trabajo en la ciudad, siente añoranza por su pasado porque lo han dejado en su pueblo. Es un desarraigo fuerte para ellos. Es aprender a escuchar. La gente lo pasa hablando de su pueblo. No se trata de invitarles sino de subir a su tren. Por ejemplo, el altar de muertos. Antes pusimos altar y yo daba la explicación. Ahora me pregunto: ¡”Porqué tengo que decirles lo que tienen que hacer?” Ellos traen su tradición. Respetando esto, ellos hacen una expresión de sus tradiciones y a raíz de esto damos un sentido a la evangelización. Otro ejemplo: Este año con el Vía Crucis, dimos un giro. En vez de encerrarnos en lo que siempre hacíamos, empezamos a visitar familias en alguna situación difícil (un familiar fallecido, una persona enferma…) En estas casas pusimos una estación y pedimos por la familia. Era dar un sentido al sufrimiento de la gente pero hacia la VIDA.

Otra cosa que me ayudó en el curso fue lo de San Pablo que se puso a platicar en los aereópagos, en las plazas. ¡Claro que no me voy a hablar en el metro pero la actitud es importante… buscar qué es lo que da vida? Salir a SENTIR la ciudad. Observar a la gente – su semblante, sus actitudes. Tenemos que salir a encontrar a la gente. Darles un mejor trato por la presencia de Jesús en ellos – Es descubrir a Jesús en ellos. La gente entonces se siente valorada. En una misa de difunto, la familia llegó muy triste. Le toqué el hombro a uno de ellos y le dije: “Todo va a salir bien!” Su expresión fue de sorpresa: ¡Y tú, qué! Pero luego cambió en agradecimiento. Aprendimos a observar, a percibir, y a sentir con la gente; a compartir su emoción.

¿Cómo encontraste la iglesia en la calle?

Muy dolida y con un resentimiento hacia la iglesia parroquial – como que se sintieron olvidados, y que nunca se les había tomado en cuenta: “¿Por qué vienen ahora cuándo nunca nos has tomado en cuenta?” A la vez es una iglesia viva – gente que tiene entusiasmo por servir, por ayudar, compartir, conocer, por sanar brechas. Algo que les duele es el maltrato de personas que colaboran con la iglesia. “Nos han hecho malas caras. Nos han hecho sentir menos.” El hecho de platicar con ellos, de compartir

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la ALEGRIA DE LA PALABRA DE DIOS, la insistencia y la constancia ha ido disminuyendo su resentimiento.

¿Qué actitudes te han ayudado a mejorar tu ministerio?

Impulsar a otros. Cambió mi vida por completo.

¿Cuándo has tenido dificultades, ¿cómo las has superado?

Cuando empecé en el método prospectivo, adquirí una visión muy amplia. El Evangelio es algo grande. Traté de compartir lo que aprendí con el párroco pero él me corrió. Se sintió amenazado. Después dije a mi misma: “No, mi parroquia no puede quedarse atrás.” Organicé una asamblea para juntar un EPAP con el permiso del Padre y formé el EPAP con 15 personas. Después de formar el EPAP, sectorizamos a la parroquia. Se invitó al párroco y él visitó a los 15 sectores. Empezamos con una relación muy buena. Hubo capacitación del equipo y había relación muy buena entre los miembros del equipo. Pero para mi era importante no darle tanto por su lado al párroco sino fijarnos en el beneficio de la comunidad. Tengo mucho respeto a la figura del sacerdote. Son hermanos fraternos. No se trata de dar gusto. A veces se conforman con lo que hay y hay que motivarles a trabajar más allá de los sacramentos – a que vean las PERSONAS. Desafortunadamente mi manera de ver la pastoral no era la misma que la manera de los demás miembros del equipo. Surgieron conflictos, hubo desgaste. Muchos no querían trabajar con solamente la aprobación del párroco, sino su pleno apoyo. Dijeron: “Voy a servir pero sin un beneficio, sin un reconocimiento del párroco. No tiene caso.” “Si el párroco no me apoya, la gente menos.” De las quince con quienes inicié, solo quedan cinco. He hecho un trabajo con ellos que comprenden que están llamados a un servicio con o sin el apoyo completo del párroco.

Un logro que hemos tenido es que los grupos en la parroquia están dando temas en cada sector. Ha sido difícil porque los grupos no comprenden que hay que salir a evangelizar a las calles. Tenemos comunidades que se reúnen cada ocho días y los evangelizadores dan temas. Sería bueno que cada sector tuviera su equipo pero solamente tenemos seis sectores están completos. El logro consiste en el impulso mío: “Uds. Tienen la capacidad de hacerlo,” con sólo la autorización del padre, con sólo el reconocimiento de la validez del trabajo. Esta gente está buscando un servicio y van creciendo. Otro logro que hemos tenido recientemente son las posadas en la calle y no en la parroquia. Entre todos cooperaron y se sintieron parte del esfuerzo.

¿De dónde sacas la fuerza para ser constante?

Dios, la oración y algo más de la gente en los sectores. Cuando hago propuesta y veo la respuesta de la gente, me da fuerza para continuar. Platico mucho con una amiga. Compartimos experiencias y nos animamos mutuamente. También me anima la confianza que depositan en mí. Hace poco el P. Francisco fue a celebrar una misa. Estaba muy cansado y me dijo: “Tú, dé la homilia.” Lo hice y me fue bien.

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¿Qué experiencia te ha marcado en tu vida ministerial?

La confianza que tiene el P. Benjamín Martínez en mí. Me impulsa. El confía en mí y por eso no me puedo quedar. Creo que él me escogió para esta entrevista por el trabajo que he realizado… el acompañamiento en los decanatos y en las diferentes parroquias.

¿Qué es iglesia para ti?

En cuestión de jerarquía es muy dura. Hay muchos sacerdotes ofensivos pero en el sueño ideal creo que la iglesia es un lugar en donde se puede realizar y encontrarse con Dios. No es parroquia. No es templo sino personas y el trato. En Naucalpan nos han enseñado a vernos como hermanos.

¿En qué te ha servido esta conversación?

Me ha servido para valorar mi trabajo. Creo que no ando tan perdida. ¡Se puede vivir la experiencia de iglesia en las calles! Me tienen confianza. Se está permitiendo que uno trabaje. Se delega. Así quisiera que todos tengan confianza para dar de sí mismos.

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Entrevista: Desarrollo Integral de Ciudades

Parroquia del Espíritu Santo

Diócesis de Nezahualcoyotl

Entrevistada: Rita Zendejas Avila

(Originaria del D.F. con 46 años viviendo en Nezahualcoyotl. Tiene 7 años de participar en la parroquia en distintas ramas.)

Tel: 57 93 00 65; 55 20 35 83 53 (cel)

6 de diciembre 2010

Ministerios

Caridad de San Vicente con enfoque en migrantes, madres solteras, la tercera edad. CEB’S: Coordinadora General de CEB’S en el Territorio Parroquial. (Hay 28 sectores en la

parroquia con 2 o 3 casas bases por sector.) Miembro de EPAP (Equipo Parroquial de Animación Pastoral)

¿Qué haces en las CEB’S?

Coordino los eventos fuera de la parroquia (templo). Tenemos un calendario de eventos: Vía Crucis, Misas Guadalupanas, etc. La iglesia es lugar vivo donde participa la gente.

Los lunes tenemos tema, (los coordinadores). Empezamos con una oración y un canto. Tenemos temas de formación (diálogo, iglesia, guía vocacional, necesidad en un sector…). Busco cómo apoyar y adónde ir en las comunidades. Por ejemplo, si muere una persona se lleva a su familia un signo de la parroquia - una cruz - a su casa. Celebramos eventos de la R.P.

¿Qué formación/capacitación has recibido?

Esc. De Pastoral Re – Educación Emocional IMDOSOC Formación de promotores en Desarrollo Comunitario Pastoral con Adultos Mayores

¿Qué te motivó a trabajar así en tu parroquia?

Alguien me invitó a estudiar en la Esc. De Pastoral y de ahí empecé a involucrarme porque quería algo diferente. Sentí la necesidad de un cambio. Quiero ser parte del cambio pero no como protagonista sino desde atrás.

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Me motiva también el reto de ser constante y de la confrontación. Siempre en la confrontación me he cohibido. Por eso, me preparo.

¿Cuál es el cambio que buscas?

¡Qué todos sean uno! Trabajar juntos. Más vinculación que se siente y se percibe. Cuando veo a alguien que llega, le digo: “Pasa, bienvenido. ¿Qué necesita?” Trato de crear un espacio fraterno.

Cuando estamos organizando algo, como por ejemplo, una misa para enfermos, me pregunto: “¿Por qué nada más nosotros?” Entonces convoco a la Esc. De Pastoral, al Mov. Familiar Cristiano, a la Tercera Edad. Pienso en qué les gusta hacer… ayudar en el comedor, ser ángeles de bienvenida. Pido voluntad: “Regálame un poco de tu tiempo;” “Quiero transmitir esto.” “Somos parte de…” Tiene que ser constante. Pido a Dios fuerza para ser constante.

De cuándo iniciaste a ahora, después de los cursos, ¿qué ha cambiado en ti?

Me encontré con el yo profundo que no conocí. Todo fue nuevo… Ética y cambio - sin ética no hay cambio. Hacer lo que hago con responsabilidad y bien. Es la única forma de hacer las cosas. La formación nunca termina pero si no se pone en práctica no sirve. Siempre hay algo nuevo y sí lo podemos hacer cuando hay voluntad. Sí se puede y yo puedo. El trato humano es el más importante.

¿Cómo encontraste la Iglesia en la calle?

La iglesia en la calle son personas. Encontré a ellos sedientos de algo pero dicen que no tienen tiempo. Se les lleva algo y anteponen el tiempo. Ahora hay más participación porque los involucramos – “¿Quieres hacer esto?” Se les invita ser parte de la iglesia en la calle. “Tú eres parte de la iglesia.” Ahora hay estructura y organización. En cada sector tenemos coordinadores, mensajeros, evangelizador y ministro de ahí mismo. Toman conciencia de ser iglesia. Se sienten acompañados. Se sienten parte de la Iglesia porque colaboran en algo. Buscamos los intereses de la gente. ¿En qué ayudar? ¿Tal vez un problema? Hay que saber escuchar. Pedir fortaleza. Sólo él que carga el costal sabe lo que tiene. Pueden sentirse como piedras o como algodón. No me puedo involucrar con la cruz de otros. Pero animo tenemos. Muchos no asimilamos el poder que tenemos.

¿Qué haces diferente a raíz de los cursos?

Tengo disciplina. Me acepto como soy – natural, transparente. No ejerzo poder. No impongo. No trato a que la gente sea como yo. Me siento igual a ellos. Comparto, organizo, invito diciendo: “Vamos a hacerlo.” Trato de impulsar: “Tú puedes.” No hago las cosas yo, sino siempre busco animar a otros.

Cuando has tenido dificultades, ¿cómo las has superado?

Cuando me encuentro con una dificultad, lo tomo como una enseñanza y con paciencia. Sí las he tenido. No me enojo con facilidad. Busco una salida. Le doy la vuelta. Lo convierto en un reto. Trato de que sea una enseñanza para no volver a hacerlo. Hago un análisis. Si alguien se compromete a hacer algo y no lo

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hace, me pregunto: “¿Por qué no lo hace?” Busco otra cosa que sí le va a gustar. Tampoco me aferro a esta persona. Todo es parte de la dificultad… persona, sacerdote, territorio. Colaboro y distribuyo.

¿Qué da vida a los destinatarios de tu labor?

Mi forma de ser. No ejerzo el poder. Me acerco a los demás de forma amable, con cariño. Pregunto: “Tú, ¿qué piensas?” Trato de lograr que se sienta parte de lo que se quiere hacer. Veo por ejemplo que los evangelizadores tienen el don de explicar y dejo que fluya. Visualizo el potencial a pesar de su limitación. La gente se siente valorada. “Sólo ella nos soporta.” Los amo, los quiero. No me pongo de ejemplo sino que sean ellos mismos según sus posibilidades.

Confronto también. Una vez pidieron más formación y les pregunté: “¿Por qué piden esto si no vienen? ¡Cuántos retiros hemos tenido y no hemos hecho lo que aprendimos!” Tenemos que encarnar la unión. ¡Qué ya no hay rivalidad ni superioridad! ¡Qué nadie sea jefe! Del dicho al hecho es mucho trecho. Es lo que vincula a mí con el Padre.

¿Qué actitudes te han ayudado a mejorar tu ministerio?

Ser positivo y voluntad para superar obstáculos.

Para ti, ¿Qué es iglesia?

La iglesia somos todos sin exclusión de nadie. En CEB’S hay preferencias hacia los pobres, quienes no tienen. Pero también hay pobres que tienen riquezas. Lo importante es no excluir.

Relación con otras iglesias cristianas…

Tengo relación con un evangélico. Se llama Marco Antonio. Es testigo. Va y viene de misión. Buscamos el bien común. Hay respeto. Lo conocí cuando murió mi mamá. Ella tenía mucha ropa y lo quería regalar. Fue por la ropa. Hemos hablado. Su Dios es mi Dios. Es el mismo. Tenemos interés en común… los derechos humanos. Me pregunto: “¿Por qué no dar un tema sobre derechos humanos juntos?” No hay que pelear. Hablando de homosexuales y lesbianas, un doctor preguntó: “¿No son hijos de Dios también? ¿Por qué rechazar?” No creía Marco Antonio en su rollo pero sí le doy la razón. Hay que creer en el otro.

¿Por qué te escogió el P. Benjamín para esta entrevista?

Siento que ve algo en mi capacidad. Todo lo que aprendí es de él. Tiene visión.