La Lectura dominical. 2-3-1912.pdf
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£a £&efura Año XIX. ^ Número. 948
Madrid 2 de Marzo ao 1912
REVISTA SEMANAL ILUSTRADA /í> j«< jt> /é
i«f ^ / f ^ Órgano del ipostolado de la Prensa. dominical AOMiaiiTBAcida
Cali* « • S«B B«r»u-do, BOBI . 7.
PreelAS de a a a e r l p o l é a . Sspsña- nn sño, pM. 6,00 I Cn umestr*. pto. B iot oorrMpenaal ,. S M) | Bstranjaro: nn afia... 10
Nttmara analto, 10 oéntlmo*. ®
coa íÁ» ucaNciAB aacasAXiAi Mo a« itevoelTen los orígtíkmle»^ te
Crónica semanal.
L A S negociadonei con Francia han ofrecido eata semana una peripecia inesperada y sorprendente: la de haber pedido el gobierno francéi, como si se trataae de lai cosa más natural, la cesión del Cabo de Agua, es decir, de la posición frente á Chafarinas, ocupada el 14 de Marzo de 1908 por el general Marina sin dis-
ciiiadora, y que en nuestro interés está el aprovechar esta ocasión de haber llegado ella al máximum de concesiones posibles, pues si no lo hacemos, Fraacla organizará su protectorado por sí y ant-e si, sin contar con nosotros para nada, y una vez hecha, ya no se deshará aunque nos peae. Canalejas, concluye el diario parisién, es un hombre de £stado suficientemente perspicaz para comprenderlo así y ver cuánto importa á España que se
torizados, y además muy verosímiles, Inglaterra tiene la firme resolución de no consentir el establecimiento de los franceses en la cosca, cosa que considera de compromiso para Gibraltar, y, en general, para el tránsito de sus escuadras por el Estrecho y el Mediterráneo. Por el mismo motivo sostuvo Inglaterra durante siglos el principio de la integridad é independencia de Marruecos contra Francia, que, dueña de Argelia, intentó desde
Inauguración del Curso de Conferencias sociales en el Sindicato de empleados y dependientes de comercio en Zaragoza.
Párit tth tiro ni dfefíamar MÍA gota de át^g e, pues nos llamaron los qaebdanas mocadores de aqael territorio. Ó Frauda trata de pedir mucho para sacar algj, iBaniobra de comerciantes logreros ene-ndgoa del precio fijo, ó el gabiemo de Puincaré pretende dealumbrar á coloniales y aadonaliatas con la euormidavi de feus proposiciones, ó realmente se tucen en Paria ilosionea incompaüblea con la realidad de las cusas. Y todavía sale Le TtmpM ('lia 26) afirmando en redondo que jri Fraoda 00 pu<;de mottnne más coa>
abrevien las negodado&es, esto eSj que se acceda deade luego á cuanto pide Francia.
Mas, por fortuna, no debe de Scr éata la actitud de Canalejas. £n d consejo de ministros cdebrado djacres 22 se tomó d acuerdo de oponerse absolutamente á la injustificada pretensión de Francia; y no es esto lo más notable, sino que el mismo presidente lo hizo público, acredi tando asi la formalidad é Irrevocabilidad de la decisión «dopuia.
Seg&a ialtfrme» que parei^n muy ao*
luego expansionarse hada el Oeste, y contra España, que en 1859-60 puso la mira en Tánger. Si después, y p ra que Franda no puaieie reparos á la ocupadon dd Egipto, varió de política, consintiendo á los tráncese s avanzar en Marruecos, no fué sino á condidon de que su dominio fueae compartido con las deíoás nauonea eiuopeas, ó sea limitando y gravando ese demiúio francés con la que loa franceses llaman ahora la hipoteca europea, j lig.>nvio á Francia con España por virtud del tratado UmfM-upoAol, que tanto
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pesa en estos momentos á nuestros ved-nos. Y es natural que les pese, porque ellos han redimido la hipoteca^ y no gratuitamente, sino al buen precio del Congo; creyeron, pues, que se quedaban con las manos libres para hacer y deshacer á su antojo en Marruecos; tenian, es cierto, un contrato firmado con España; pero ¿qué valen en Derecho internacional los contratos con naciones reconocidamente más débiles? Los franceses se figuraron que podían atropellarnos á mansalva, ó contentarnos con cualquier futesa, y que aún les datiamos las gracias.
Mas por lo visto, no habían tenido en cuenta una cosa, y es que laglaterra, así como no sostuvo durante siglos al Sultán por amor al Sultán, no buscó tampoco el establecimiento de la hipoteca europea ni procuró el ajuste del tratado franco-espsñol por amor á las naciones continentales, ni por carifio á España; laglaterra sólo se ama i si misma, ó en otros términos: el gobierno inglés no se cree obligado á defender y sostener otros derechos é intereses que los de su nación, que es, después de todo, lo que hacen ó deben hscer todos los gobiernos, aunque pocos sepan ó puedan hacerlo coa la sabiduría, fuerza y perseverancia que ti britáci::o. Inglaterra no ve en la cuestión de Marrurcos sino por el punco de vista inglés, y este punto de vista consiste en que no conviene á los intereses británicos que una nación poderosa como Francia sea la dueña de la costa meridional del Estrecho y del Mediterráneo.
, ¿Cómo impedir que lo sea en U situación actual de las costat? Pues no hay más que un camino: llevando á Italia hacia la Trif olitania y la Cirenaica para que forme un sóli lo maro ds contención entre Túnez francés y Egipto inglés, y haciendo que España domine, sólidamente también, la íona Norte de Marruecos. Aií quedan fijados límites infranqueables á la expansi6n franee la: por el Este no puede ya pasar de Túaez, y por el Oests, de la frontera argelina; si se prolonga es por el interior de Marruecos, pero dejando á salvo las costas, que es lo importante.
Y convengamos en que este interés de Inglaterra coincide exactamente con el nuestro; porque digan lo que quieran republicanos y socialistas, y haciéndoles coro los pesimistas, que consideran perdida sin rtmedio á nuestra nación, y los egoístas, que sólo ven el momento presente y no se preocupan del porvenir para nosotros seiía ia muerte civil que Francia dominase la contra-costa de la Feninaula. Focas veces se habrá visto más clara una coavenienda nacional f Claro es que, una vez reconodda nuestra soberanía sobre esa zona, Inglaterra h» de pedimos tambifa que nos fortalez
camos sufidentemente para ocuparla de un modo efei tivo, asegurar en ella la paz interior y cotutruir aquellas obras públicas, V. gr., carreteras, ferrocarriles, saneamiento de pobladones, etc., qus piden las circunstancias del tiempo presente, y que esto ha de traemos gastos, desgracias individuales muy dolorosas, y desplegar una actividad administrativa á que no estamos acostumbrados, que no entra en nuestros hibitos de quietismo y de indiferencia; pero esto ¿no será un bien? Espoleados por Inglaterra, hacemos lo que sin ese espoleo deberíamos hacer, y es casi seguro que no haríamos.
Tal es, á nuestro juicio, formado por referencias que tenemos por exactísimas, la situación actual de las cosas por lo tocante á Marruecos.
En d campo de Msliila no hemos tenido durante la semana sino algún que otro tiroteo sin importancia, y lamentables incidentes derivados del merodeo de los moros que hacen la guerra, ó en pequeñas partidas ó individualmente; tal ha sido, por ejemplo, d asesinato de im matrimonio que tenía establecida una cantina en las posiciones avanzadas. Los moros no sólo mataron al marido y á la mujer, muy coaodda y apreciada la última en todo d ejército por el valor de que daba muestras constantemente, yendo á vender sus mercancías á los puntos de mayor peligro, sino que han secuestrado á sus hijos.
Hin circulado rumore», ignoramos con qué fundamento, de que algunos de los jefes de la jarka piensan someterse, y andan en tratos para ello. Nuestros soldados se aburren en sus posiciones, aislados del mundo y prestando el penoso servicio de campaña sin peripecias que interesen; en guerras de esta índole se desean las batallas como algo que distrae y saca la viia del monótono y desesperante correr de los días en la soledad del vivac ó del forcín, puesto como un nido de águilas en la cumbre de las montañas.
Lis Cortes reanudaron sus sesiones d lunes 26, después de una semana de va-cadoñes de carnaval. La novedad mis saliente es la decisión del gobierno de que se discatan detde luego los presupuestos; hasta se ha llegado al acuerdo de que comience el debate por los ramos de Guerra, Marina y Fomsnto, que son los que tienen partidas nuevas. A pesar de todo lo cual no creemos seguro, ni mucho menos, que la ley económica sea aprobada. E»ta cuestión lleva dentro una política de la mayor importancia para los partidos.
Aprobar ahora los presupuestos del año actual significa que no sean necesarios nuevos presupuestos para 1913, ss decir, que sigan los aprobados por auto-
rizadón, y, por tanto, que en d otofio pueda efectuarse cambio de situadón, entrando los conservadores. Quieren, pues, que haya presupuestos de 1912 los conservadores, y también los ministeriales partidarios de la jefatura del Sr. Canalejas, los cuales ven la mejor ó única manera ds crear ó consolidar esta jefatura: la transmisión del poder directamente del actual presidente al señor Maura. Canalejas, aunque con trabajo, puede tirar hasta el otoño; pero es indudable que no tiene cuerda para más. Por lo mismo están empeñados en que no haya presupuestos los que no quieren que se consolide la jefatura del Sr. Canalejas, y los que no quieren que vudvan al poder los conservadores.
Entre los primeros figuran muchos de los prohombres liberales y varios ministros, resueltos y decididos á que antes de caer la situación liberal ocupe la presidencia del Consejo otro personaje, Mo-ret, Weyler, cualquiera; el caso es dejar sentado que en el partido gobernante no hay jefe indiscutible, siao que son jefes los que acddentalmente ocupan la presidencia. Entre los segundos (los que se oponen á la vuelta de los conservadores, ó mejor dicho, á la de Maura y La Cierva), están los rcpubiicanos y el trust. El haberse resuelto en estos momentos que se proceda desde luego á la discusión de, presupuestos demuesua que ha predominado la tendencia favorable á la jefatura del Sr. Canalejai; pero los opuestos á ella son muchos, expertísimos en el arte de la intriga, y con sobra de elementos para impedir el cumplimiento del acuerdo. Lo probible, por tanto, es que comience la discusión y que no se concluya.
El debate sobre créditos de Fomento no ha respondido á la expectación despertada. Habíase dicho que los dieciséis millones de pesetas pedidos por el señor Gasset eran para cubrir gastos determinados por disposiciones suyas no autorizadas por la ley, y es o, á la ver-did, no se ha demostrado, sino que tales gastos responden, en su mayor parte, á disposidones dé ministros anteriores, liberales y cooservadorer. £1 ministro de Fomento ss h» defeadiio bie».
En el consejo de ministros (día 27) fué aprobado el proyecto del mismo señor Gasset sobre plan general para cotutruir siete mil kilómetros de carretera», distribuidos entre todas las proviaclas. Lo que ha de suscitar, ó está ya suicitando formidable oposición, es el in* ento Je derogar la tey de Comunicacioaes maiidmss, aprobada en tiempo del Sr. Maura, aunque como ha dicho éste, no faé obra del partido conservador, sino de todos los'par-tidos que colaboraron en eila, discutiéndola y proponiendo modificadoncs acop< tadaa muchas por las Cortea.
La^ Lectura Dominical. iSi
«No le trata lólo, escribe La Época, >de que la ley sea mejor ó peor, tino de »qae con esa constante movilidad legis-*Iativa no hay posibilidad de que los ne->gocios se realicen en condiciones nor->males... La Industria y el Comercio ne-»cesitan la seguridad de que no han de «alterarse las condiciones de su vida con »Ia frecuencia con que aquí se hace... »Cuando á los capitalistas extrajeros se »habla de negod 'S en Espaíla, contes->tan: no puede wx, porque en Eipaña >bay que contar siempre con las mudan->zas de kgislación que alteran esencisl-»mente la base de los negocios.» Se ha puesto ya en campaña contra el intento de este nuevo cambio la Asociación general de navieros, la de capitanes mercantes y la de maquinistas navales.
El año antepasado se celebró en San Fernando (Cádiz) el Centenario de la reunión de las Cortes que inaguraron el sistema constitucional. Ahora va á celebrarse otro Centeoaiio en Cádiz, de la Constitución elaborada por a:iuellas mismas Cortes, y para los festejos se pide un a edito de más de un millón de pesetas, á que se opcnen los conservadores, no encontrando juslificada tan comidera-ble cantidad. A la vez, en Salamanca piden otro crédito cuantioso para celebrar el Centenario de la batalla de los Arapi-les. Por lo pronto, y como muestras del entusiasmo que sienten nuestros legisladores por sus antecesores de Cádiz, se ha fijado en el salón de sesiones del Congreso una lápida con los nombres de los diputados que redactaron el proyecto de Constitución de 1812.
El periódico lerrouxista El Radical el diputado Albornoz han empezado una campaña en favor de la tristemente célebre doña Rosario de Acuña, autora de aquel artículo publicado en El Internacional de Paiía,y reproducido por el periódico radi''al de Barcelona, en que no sólo se difamaba brutalmente á los estudiantes españoles y á las señoras, especialmente á las católicas, sino que se faltaba con la más inaudita procacidad á la moral y al decoio; instruyóse por el escrito una causa criminal, y doña Rosarlo, lejos de comparecer ante la presencia judicial, re-fi gióae en Portugal.
El juez, cumpliendo lo prevenido en la ley de Enjuiciamiento criminal para este caso, ha publicado los oportunos edictos llamando á la fugitiva é interesando au bvjscf, todo con arreglo á las fórmulas legales, y los republicanos le-rrouxistas encuentran eso muy mal por tratarae de una dama, dicen, que es radical y ha merecido que los neos la llamen ferTcr con faldas. Nada, que esa gente quiere la absoluta impunidad, y que las leyes no recen con ellos.
Ya Lerroux eitá en campaña también
para que, con pretexi-o de la no retroacti-vidsd de las leyes penales, niegue el Coegreso todos los suplicatorios pendientes, único efecto práctico, á nuestro juicio, que ha de tener la reforma del reglamento de las Cám&ris, tan aparatosamente realizada.
Su Santidad Pío X, dando uca prueba más de sus paternales sentimientos de caridad y amor á la nación española, ha remitido veinticinco mil liras para socorro de los peijudicados por las inundaciones de Andalucía. El elocuentísimo orador Sr. Salaverry es el encargado de proponer en el Congreso que se den las gtacias á Su Santidad en nombre de la nación. En el memento de escribir esta crónica no ha prenunciado todavía su discurso.
MixiifO.
REACCIÓN RELIGIOSA
Todavía repercuten en nuestros oídos los tristes ecos del bullicio mundano con que uaa muchedumbre ebria de placer profana el santo tiempo de la Cuaresma. Aquel aspecto sombrío que la penitencia y la austeridad daban antes á nuestras poblaciones católicas; aquel recogimiento silencioso que grababa en la conciencia cuan grande y memorable es el acontecimiento que la cristiandad prepara y conmemora con las asperezas y los ayunos de esta época, parecen relegados ya al interior de los claustros, donde punzantes cilicios hacen expiar sobre cuerpos vírgenes los pecados y liviandades de los mismos que escarnecen á los religiosos.
Diríase que la sociedad pretente ha sacudido el yugo de la fe, y que, emancípala de la tutela religiosa, camina á su capricho por las sendas placenteras del paganismo antiguo. Si en el corazón de cada Municipio se destaca aún la ingen'e mole de la iglesia parroquial,á cuyo amparo se cobija el caserío humilde que en torno suyo ha ido agrupándose; si de trecho en trecho las cruces de nuestros campanarios anuncian en varias leguas á la redonda que allí tiene Dios su templo, y desde allí llama con sus lenguas metálicas al pueblo fiel, parece que los templos no son los focos que irradian por calles, plazas y campos el aroma de las virtudes cristianas, sino el recinto estrecho donde se refugia el espíritu de Dios, que la sociedad va desalojando de sus antiguas posiciones. EIl santuario que servía antes
de trono augusto á la l^ajestad divina, reina y señora de los pueblos, se hatrocado en prisión angosta de nuestro Dios, que no vino á morar en los templos solitarios, ni á vivir escondido tras de maravillas arquitectónicas, sino á dominar en nuestras almas, á rendir nuestros corazones, á hacer suyos á les hombres y á las gentes.
Pero á través de estas apariencias desconsoladoras percíbese una realidad llena de lisonjeras esperar zas. El vicio y la sensualidad corroen, ciertamente, nuestras entrañas y esparcen por el mundo su aliento ponzoñoso, que mancha en ílur á las almas juveniles. Mas crece junto al tabernáculo la legión de los escogidos, donde mora sin interrupción Ja gracia divina, que incesantemente renueva las fuerzas débiles de aquellos comensales que á diario acuden á la sagrada mesa. Li Comunión diaria está reverdeciendo los mejores tiempos de la Iglesia. Desde la Reforma protestante hista hoy jamás habían florecido en el tronco del catolicismo ga^as tan puras, tan fragantes y tan hermosas cerno las que ahora perpetúan en la Iglesia su eterna primavera.
Y aunque la savia de raíces tan profundas no llega todavía á producir los verjeles y las florestas que forman el esplendido pira je de una civiiizacióa puramente cristiana, ad-vlerténse ya los tallos rudínientarios que dejan vislumbrar magaifica cosecha. Quedaba nuestra Religión condenada al ostracismo, como resto fóíil de un mundo desaparecido bajo el polvo de los siglos. Mas los labios augustos de León XIII pronuncian las palabras de verdad imperecedera, que surgen de los eternos manantiales de la fe católica, y sin trocar las doctrinas, sin cambiar lo que es inmutable, parecen cosas nuevas las antiguas, y otra vez salen del seno de la Iglesia las máximas y virtudes que civilizaban los pueblos incultos y levantaron la sociedad á la cúspide de la civilización en los siglos xm y xiv.
Fecundas como la sangre del Redentor aquellas palabras, se dilatan en amplísimos sistemas, los sistemas encarnan en obras, las obras se multiplican maravillosamente, y todo junto forma aquel monumento sabio é imperecedero del Catolicismo social, que servirá de ornato á nuestro siglo, demostrará la inagotable abun*
! dáñela de los principios ctólicos f
m La Lectura Dominical. •Aa
traerá á la sociedad presente aquella paz que no lograron ni la fuerza de los ejércitos más poderosos, ni las combinaciones de los políticos más astutos. Por doquiera surgen nuestros Sindicatos católicos, y en sus manos tendrán un día la suerte del mundo aquellos organismos fundados al caler de doctrinas que los miopas impías hablan condenado á djsapi-recer.
Fulmina la impi dad contra nosotros sus furibundos dardos. Pero ellos dañan manos qua la indiferencia des leñosa con que nos despreciaron durante la primera mitad del siglo XIX. Ese combate desenmascarado nos fuerza á unirnos y á luchar, parJfioa en el crisol de la a i ver Bidad nuestras escorias y coopera á los planes divinos. Hasta la ciencia impía tiende á espiritualizarse y á facilitar el triunfo de nuestra fe. Las mismas muchedumbres, coa su interés en pro ó en contra dal catolicismo, pregonan sin quererlo que este es el eje alredelor del cual giran liS cam • biantes de la historia.
Todo, en fin, anuncia qua atra -e-samos una hora crítica en la historia de la civilización. El porvenir será nuestro si en este momento solemne sabemos preparar la restauración católica.
RAFAEL.
SECCIÓN PIADOSA
INDICABOB EELIOIOSO Día 3. Domingo II d« Cuarcíma.—I, P.—
Stos. Celedonio, Marino y Félix, mrs.—Jubileo en las religioaas de la Latina.—Adoración noctuina: turno Sasguis Christi.
Día 4. L-vuíta.—Ayuno.—1. P,—Sto». Casimiro, rey y cf., y Lucio, p.—Jubileo en las religiosas de la Latina.—Ador, aocturna; turno Cor Mariae, Por la intención de la se fiora Duquesa viuda de Uceda.
Día 5. Martes.—.íí iMMO.—I. P.—Stos Juan de la Cruz, Teófilo y Gerásimo, cfs.—Jubileo en las religiosas de Sto. Domiogo.—Adoración nocturna: turno S. Juan de Sahagdn. Por los d.funtos de D. Fernando Bauer.
Día 6. Miércoles.—Ayuno, — 1. P.—San. tos Víctor, Victoriano y Marciano, obs — Jubileo en las religiosas de la Latina.—Adoración nocturna: turno Sto. Tomás de Aqai no. Por el alma de D.* María ddl Carmen Garjón de SagUe .
Día 7. Jatvcs.—Ayuno.—1 P.—Stos Tomás de Aqaino, cf. y dr.; Pablo y Teófilo, obs, y cis.—Jubileo en las religiosas de Sto. Domiogo.—Ador, noctmna: tu.no San Isidro,
Día 8. Viernes —Ayuno con abstinencia de carne aun teniendo las bulas,—I, P.— Stos. Jtt&D de Dios, Julián y FéUs, cfs.—Ju
bileo en la Iglesia de San Juan de Dios,— Ador, nocturna: turna Coena D jm'ni. Por el alma de D.* Manuela Verde Delgado de Ga-cía,
Día 9. Sábado. — .4jí««o. — I. P,—S«nta Francisca, vda-, Santos Cirión y Cándida, mrs.—Jubileo en la iglesia de S, Juin ds D.os.—Ador, nocturna: turno Sjigrada Familia,
« C « «ANTO EVANGBLIO
"Ea aquel tiempo, tom4 Jesiís consigo á Pedro y á Santiago, y á Juan su hermano, y subiendo con ellos solos á un alto monte, se transfiguró en su presencia. De molo qae su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus Testidos, blancos como 1* nieve. Y al mismo tiempo les aparecieron Moisés y Ella,s, conrerstfido con él, Eitonces Pedro, tomando la palabra, dij} á Jesús: Stfior, bueno es estarnos aquí; si te parece, formemos sq'ií tres pabelloaes, un» para Ti, otro para Moisés, y otro para Elias. Todavía estaba Pedro hablando, cuando una nube resplandeciente vin} á cubrirlos. Y al mismo instaste resonó desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo querido, en quien tengo todas mis complacencias; á él habéis de escuchar. A cuya voz los discípulos cayeron sobre su rostro en tierra, y quedaron poseídos de un grande espanto. Mas Je sus s: llegó á ellos, los tocó, y les dijo: Levantaos, y no tengáis miedo. Y alzando los o jas, no vieron á nadie sino á sólo Jesús. Y al bajar del monte les puso Jesús precepto diciendo: No d gáis á nadie lo que habéis visto hasta tanto que el Hijo del hombre haya resucitad] de entre los muertos., (San Mateo, cap, xvii.)
« « « COKSIDBHACIÓN
T-estimonio de la gloria que debajo de su humanidad encubría el Salvador, fué para los apóstoles escogidos esta Transfiguración portentosa; en elia quedó para nosotros una prueba de la divinidad de Jesucristo, y una promesa y estí nu'.o de la que por su excelsa misericordia será concedida á los que perseveran hasta la muerte en su fe, asi como en la esperanza y ta caridad,
I
Movimiento social.
Santimenta- Con motivo de una tismo malsano lameatable desgra-
cia ocurrida días pasados en Madrid ea la persona de un ni&o de una mendiga, muerto en los brazos de su madre cuando ésta se hallaba durmiendo en las escalerillas de la iglesia de Montserrat, la prensa radical y sectaria, con la ligereza y superficialidad que la distingue, ha comentado el asunto injustamente, deduciendo consacuencias ofensivas para los organismos oficiales de beneficencia y aun para las entidades y personas piadoras que generosamente practican la caridad con los pobres.
La Inculpación de esos elementos sectarios es la siguiente: <Si se muere un niño MI estas condacioaes,
¿para qué sirven tantas instituciones de caridad como hay en Madrid?» La contestación podría ser éstj: «Esas instituciones sirven para que estas desgracias no sucedan todos los días».
Muy triste y doloroso es que ocurran estos heahos; pero para no extraviar á la opinión pública, conviene examinarlo! detenidamente. La desgracia que ha motivado estos clamores fué ocasionad i, según certifica la diligencia de autopsia, por una bron-copneumoaía, habiéndose visto además que el niño tenía el estómago lleno de lecha, lo cual prueba quj no padecía hambre, como eironéa-mente hj^n dicho los periódicos liberales. El frío de la noche y el abandono hab.án sido tal vez caucas de la muerte de e^te niño. Pero ¿es que la beneficenjia oficial y la caridad privada no tienen en Madrid medios para remediar este mal? Sí los tienen, y la madre de eie niño lo sabía.
Resulta, en efecto, que esa mujar había racibiJo de la Junta provincial de Protección á la Infancia socorros suficientes para criar á eu niño, hasta que, por petición da ella misma, li propia Janta la proporcionó un billete de caridad para salir de Madrid; pero se ha comprobado también que esta madre ha preferido explotar la sensiblería callejera dedicándose á la mendicidad, sin duda más lucrativa da lo qua se supone. Y las cjnsecuanciaa han sido, como era de esperar, dasastroaae: el ntño ha muerto, como mueren muchos niños de éstos qae son la materia del pordioseo urbano en brazoa de mujeres y aun de hombres criminales.
Y volviendo á las inculpaciones contra los organismos de beneficencia y de caridad, en los que generosamente trabaj ui tantas personas buenas, ¿que sería de esa muchedumbre de niños abandonados, de ancianos, de enfermos, de desvalidos de todo linaje, el día que aquellas personas que se interesan por ellos se apartasen de la desgracia y se limitasen, eg )Í8tamente, á dar una perra chica al mendigo importuno que en la calle acosa á los transeúntes exhibiendo niños mártires? La Junta provincial de Madrid, formada por ciudadanos de corazón, sostiene en sus asilos miles de personas necesitadas; distribuye discretamente, con intervención médica, tamb.én miles de litros de leche para criar á los niños; reparte bonos da comida, billetes del ferrocarril para repatriación da los pobres transeúntes; alberga á los que carecen de techo para pernoctar, y atiende á otru
La Lectura DomínicaL 183
muchas necesidades. Las Juntas parroquiales y las Conferencias de San Vicente de Paúl hacen un bien inmenso favoreciendo á los pobres en sus propias casas, es decir, empleando el tratamiento individual, que es la ú'tima palabra de la ciencia de la beneficencia, y no es otra cosa que el arte divino de la caridad, y la multitud de instituciones de toda especie difundidas por la capital como una bendición han permitido decir á un autor e^pec'alista en estas materias «que no hay necesidad del dolor ó de la pobreza que no tenga en esta corte pu adecuado órgano de protección, casi siempre de carácter religioso.»
Lo que ocurre es que estas cosas no suelen ssberse en las redacciones de los periódicos libsralep, y sólo cuando ocurre un caso como éste que ha motivado el presente artículo es cuando PUS mercedes salen por el registro de la trompetería escandalosa, que termina casi siempre en una suscripción pública organiz'da por el propio periódico denunciador y á la que acuden los que desean exhibirse, los vanidosos farisaicos que no se acuerdan de los pobres más que en tan ruidosas ocasiones. Y es lo más triste que estas suscripciones suelen acabar con repartos también aparatosos que no remedian mal alguno, pero que profanan el dolor de los que sufren, arrojando á la voracidad del público las interioridades de los hogares humildes, tan dignos de respeto.
No; no es el mejor camino para resolver los graves problemas de la pobreza y de la debilidad infantil éste de despertar antagonismos entre los necesitados y los que les favorecen. Además, en el caso presente, los elementos radicales laboran por la mendicidad callejera, con la que es preciso á todo trance concluir <no dando limosna en la calle», como recomiendan los que saben de estas cosas. La limosna callejera sostiene viva la mendicidad criminal, esta mendicidad que es causa de la muerte de tantos inocentes niños.
Lo que deben hacer tolos los ciudadanos es colaborar en la obra caritativa prudentemente organizada, único medio de hacerla eficaz. En todos los pueblos de la nación hay juntas oficiales encargadas de la protección á la infancia y de la represión de la mendicidad ilícita, conferencias, asociaciones caritativas, juntas parroquiales y otras varias instituc'o nes de carácter social que trabajan por estos elevados fines. Únanse á ellas los hombres de buena voluntad,
E L K. P . FRAY MELCHOR DE BENISA, Capuchino
elocuente orador¡de las Corferencias dominicales »n la iglesia parroquial de San Giaés durante la presente Cuaresma
y verán cómo no fe repiten estos hechos lamentables que dan pretexto á comentarios injustos (1).
Consultorio Una de las princi-jurfdioo-so- pales necesidades de
nuestra moderna acción social es la for-cial. = • - =-
mación de hombres sociales. Cada día se nota más la diferencia de la vida social, aeí en el aspecto público de la lesgislación y del gobierno, como en el de las costumbres y la economía corriente. Causa pena oír y leer las enormidades que se dicen y se escriben en las Cortes, en los ministerios
(1) Es mny consolador el" conocimiento de ettas ínst'tucion's dedicadas á la práctica de la caridad. Vé < nse, al efecto las obras siguientes: La caridad en Madrid: Guf« d« los est»blecimfento« teníficos, oficiales y privados. ReccptUc'ói que para conocí mi'nto general de todas l»s clases sociales pub'ica D Eduardo Vtrcent», alca'de de Ma-dri'l, 1906; La protección d la infancia en Efpaña, por D. Alvaro López Núflez, 1908; La caridad en Barcelona por D. Ramón Albo y Martí; Zaragoza caritativa y benéfica, por la redice ó i de El Pilar; la colección de la revista Pro Infantia; La caridad en Madrid, por el R. P. Manuel Luna, etc.
y en los periódicos. Todo lo que tienda á aumentar la cultura social contribuye en grado máximo al bienestar, á la riqueza y á la paz de los pueblos.
Comprendiéndolo así la Sección española de la Asociación internacional para la protección legal de trabajadores, ha establecido en Madrid un consultorio juddico-srcial que realiza sus trabajos gratuitamente y responde al doble carácter de la Sección. Como órgano de la citada Asociación internacional, facilita informes sobre obras, leyes y movimiento social en el extranjero, y á la vez los da, en lo referente á nuestro paí?, á cuantas personas de otras naciones los solicitan; y como Sección española, contesta á las consultas y suminikíra datos de carácter social, legal ó jurídico nacional en lo que se refiere principalmente á nuestras leyes obreras, cooperación, mutualidad, previsión, etc. El Cónsul turio tiene una sección especial destinada á los asuntos que se relacionan con la emigración, y en
134 L% Lectura Dominical.
ella informa á nuestros emigrantes sobre las condiciones generales del país á que se dirijan, y especiales del trabajo á que se hayan de dedicar, dentro, naturalmente, de los límites que á esta información señala la ley vigente relativa á e«te asunto.
Uno de los principales méritos de este Consultorio es estar dirigido por el ilustre soíió'ogo cató'ico D. Pedro Sangro y Ros de Olano, secretario de la Sección española de la Asociación internacional, á quien deben acudir cuantas personas deseen aprovecharse de los benf floios de la institución, para lo cual bastará que se dirijan por escrito á dicho señor, que tiene BU oficina en la calle de Serrano, número 18.
F. LióN.
Sección antimasónica.
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Semana de ajetreo masónico ha sido la anterior, y la verdad es que la cosa no ha sido para menos, pues la llfgada á Madrid del gran maestre de
un Oriente extranjero, con poderes de otros Orientes y mbión especial de la Federación masónica revolucionaria de la raza latina paia ponerse de acuerdo con los grandes mandiles de aquende, al fin de revolver á Espafia más de lo que la están trastornando los sectarios de por tk<'i, no es cosa que se ve todos los dfas, y nada de fxtrsño tiene que el h.'. Mo-rayta, jefe del Oriente llamado español, y la Liga anticlerical, con el imprescindible Moróte, y los miembros más significados de la Sociedad Editorial, vulgo trust, se pusieran los trapitos ó bandas de descristianar para recibir al gran Ma-galhaes Lima, encargado detraer ]& palabra sagrada, ó sea la consigna á que han de ajustarie ios trabajos de las logias para extender á nuestra patria los beneficios de que están hartos nuestros vecinos del Oeste, los portugueses, y los del Norte, los fi-anceses.
Bien hubieran querido Morayta y los de la Liga y trust consabidos reeibir á Msgalhaes en manifestación coruscante, acudiendo á la estación del MiHÜodía con iosigniss y pendones masónicos, representación de Damas Rojas, chicos de las escuelas laicas y demás accesorios sectarios qne requería el interesante argumento de las conferencias públicas y secretas que venía á dar el jefe de la masonería portuguesa; pero hay quien dice que, consultado el asunto en r sí eras giberna-mentales, no pareció bien tanto lujo, y hubieron de contentarse Morayta y sus auxiliares con que D. Segismundo Moret sirviese de padrino á Msgalhaes para que pudiera otra vez, como antaffo, ca- I lificar el ilustre D. Marcelino Menéndez y
Pelayo de blasfemadero público al Ateneo de Madrid.
Y por cierto que es desgracia la que persigue á D. Segismundo en estas tra-patiestas de las logias. £1 niega á pies juntillss que es masón; p«'ro se le ocurre á lai logias pedir el indulto del exbrigadier ViUacampa, y en documento que per aquel entonces publicaron vaiics periódicos, sin que á ninguno se le hiciera rectificar, le piden su protección los masones, y se dirigen á él y á los Sret. Sa-gasta y Becerra, y á todos tres les dan el título de grandes inspectores del grado 33 de la masonería.
Y ahora viene Magalhaes, y Morayta, la Liga anticlerical y los del trust meten en el Irrgído de su rccibiento á D. Segismundo y hacen que lo lleve á despotricar al Ateneo y que almuerce con él en Lhardy, y fogonazo va y fogonazo viene en todos los periódicos ilustrados: Magalhaes y D. Segismundo aparecen casi tan unidos como lis famosos hermanos siamesei. Cualquiera diría que ha habido en este proceder elevosía y hasta ensañamiento.
No hemos de extendernos aquí en comentar lo ane dijo Migalhaes Lima en el' Ateneo ni en la Asociación de la Prensa, pues dada la signifícacióa del orador, no podía esperarse de él otra cosa que ataques á la ReHgión y á la Iglesia, y alabanzas á los revolucionarios y sectarios de todas las carnadas. Lo extraño, lo vituperable, lo que demuestra la dureza que ha ido adquiriendo la epidermis de muchos católicos y de mucbíos monárquicos, es que entre les socios de ambas colectividades no surgiera un solo movimiento de protesta, ni una indicación á les respectivos presidentes para que no hablase allí un m«són tan caracterizado como Magalhaes Lima, á quien El Liberal se complació en retratar coa las insignias de su grado en la secta, para que nadie se llamase á engaño, y que amén de ese carácter ha traído, aunque algunos afecten ignorarlo, el de mensajero de los revolucionarios extranjeros para entenderse y concertirse con los revolucionarios españoles.
Únicamente un extranjero protestó: fué un monárquico portugués; y vimos sorprendidos que los socios de un Centro cuya presidencia honoraria está ocupada por el Ríy, y cuya presidencia efectiva por un exmlolstro monárquico, expulsaron al monárquico lusitano porque quiso discutir con Magalhies, sin acordarse que no ha macho, en ese mismo Centro, un emigrado monárquico, Ho-men Christo, fué violente mente combatido por los republicanos.
Tampoco haremos gran hincaoié en el banquete con que los repub'icanos le obsequiaron en el Gran Café (antiguo Fornos), aunque en este acto, francamente sectario y revolucionario, ya se dejó traslucir la misión demoledora que ha traído á España Magalhaes Lima, porque lo importante del caso no estuvo en los actos públicos del Ateneo y de la Aso-ciacióo de la Prensa, ó en el de la paerta
entornada del banquete republicano. Lo verdaderamente grave, lo trascendental, la miga, por decirlo así, del viaje de Magalhaes Lima, ha estado en las conferencias secretas celebradas en el Oriente español, no en sesión de masones aprendices, ni de masones maestros^ sino de altos grados masónicos, con miembros de la directiva de la Liga anticlerical y de republicanos revolucionarios caracterizados.
No nos es dable conocer los pormenores de esos conciliábulos secretos; pero sí podemos asegurar, porque la cosa se cae de su peso, que el plan de la guerra á la Iglesia en España y la realización de los demás planes trazados acerca del porvenir político de nuestra patria por la Federación masónica revolucionaria de la raza latina, recibieron un impulso cuyas consecuencias no hemos de tardar en conocer y en sentir.
El tiempo, y no tardando, lo dirá.
TEODOSIO.
Movimiento católico.
El Centena- Han comenzado en _• ^„ ,_ „_, Roma los preparati-rio de la paz , " % ^ vrs para la celebra-de C o n s t a n - ción del Centenario de tino. = = = = = '* P"* < * Costanti-
•• no. Con el fin de preparar al pueb!o romano á tan solemne fiesta, además de las conferencias que han dado dlstioguidos oradores, merece consignarse los admirables trabajos históricos publicados por la importante revista La Ltviltd CaítoUca, reseñando la memorable victoria obtenida por Constantino en el año 312, que contribuyó á la publicación del edicto de Milán, donde se reconoció la existencia legal de la Iglesia cristiana, con las indispensables garantías de libertad é independencia.
La notable revista añade á su trabajo hiitótico oportunos comentarios, haciendo notar que pocas veces se habrá dado mayor semejanza entre la época conmemorada y su centenario, puesto que á la psganización de la sociedsd moderna van unidos los conatos de esclavizar á la Iglesia, puntos de contactos que aproximan los comienzos del siglo xx con los del siglo IV de nuestra Era.
Para perpetuar la memoria del presente centenario existe el proyecto de erigir un grandioso templo á Cristo Eterno Vencedor cerca del puente Milvio, que fué donde tuvo lugar la derrota del paganismo y donde flotó triunfante el lábaro de Jesucristo.
El santuario Durante el año 1911 llegaron á Lourdes 424 trenes de peregri
nos. En 1910 sólo llegaron 354. De esos trenes, 38 procedían de Bélgica, 23 de España, 14 de Italia, 12 de Alemania, 7 de Austria, 3 de Holanda, 3 de Alsa-cia, 3 de Lorena, 2 de Inglaterra y uno , del gran ducado de]Luxemburgo.
de Lourdes.=
La' Lectura Dominical. 135
Loi restantes, de diferentes departamentos de Francia.
Entre los numerosos peregrinos que condujeron dichos trenes, hubo dos Cardenales, un Patriarca, diecisiete Arzobispos, setenta Obispos, y dos Abades mitrados.
Se dieron en Lourdes, durante iQii, 770.000 comuniones (en 1910, sólo se habían dado 626.000), y se celebraron 62.800 misas.
L«s sumersiones en la piscina han ascendido á 79.183 de mujeres, y 43.981 de hombres.
Fueron instruidos den expedientes re-' lativos á otras tantas curaciones, y tomaron parte activa en la comprobación de los expedientes 534 médicos de diferentes países.
El Centena- Se ha celebrado en rio de Monta- Bélgica el Centenario j r—I~ZZ— * ' ¡lastre escritor ca-lemDert. - = ^^jj^^ ^^^^^ ^^ ^^^_ talembert. Presidió el acto el sabio Cardenal Mercier, Arzobispo de Malinas, y asistieron, entre otras distinguidas personalidades, el Nuncio de Su Santidad y el ministro de Estado del gobierno Belga, M. Boernaent.
Habló primero el Cardenal Mercier, quien hizo un breve y elocuente discurso describiendo la gran figura de Monta-lembert, al que los católicos deben imitar en su celo por defender á la Iglesis, pero no en seguir aquellos principios de catolicismo liberal que el mismo Montalem-bert detestarla ahora si viviese.
Habló después León Lantsheere, manifestando que Montalembert estaba convencido que se puede ser católico y amar y cultivar la verdadera ciencia. Demostró que la Religión no ió!o sigue los ver-daderrs adelantos en lo que tienen de buenos, sino que es la verdadera y única guía de los mismos.
Presentó á Montalembert como un gran obrero de la inteligencia, y recordó que, con el P. Lacordaire, previno los acontecimientos que la escuela laica había de originar, y terminó recordacdo las palabras que Montalembert dijo á Tnier: «Nosotros no os tememos. Somos hijos de los Cruzados, y no retrocedemos ante los hijos de Voltaire».
Habló también M. Cocín, tomando por tema de su discurso «Montalembert y el arte cri.stiano».
El homentje á Montalembert ha resultado digno de tan ilustre escritor ca-tóUco.
L.
Sección de polémica.
FUEGO GRANEADO £1 Liberal acaba de hacer una plancha
solemne, sensacional, definitiva, una de »sas planchas que d a derecho á la Inmortalidad.
El rotativo madrileño creyó encontrar una ocasión propicia para dar nn palo á loi católicos; j como goza tanto el po-
brerito con ello, cogió la ocasión por un pelo.
Veréis cómo fué el pa!o... digo, la plancha.
Apareció primero un suelto en El Lt-. beral con el título de Los católicos en el Ectiador.
En dicho suelto se daba á conocer á los lectores del periódico un nuevo caso de clericalismo.
«Vuelve á predominar—dice El Liberal—tu el Ecuador el reinado del Corazón de Jes»5s».
Y i renglón seguido cuenta el suceso, asegurando que está traducido, de un periódico norteamericano.
Cuenta Ei Liberal á sus lectores lo que ha sucedido en el Ecuador, y resulta que los neos, los picaros y crueles descendientes de aquel Torqnemada moderno que se llamó García Moreno, se habían apoderado del poder público en aquella República.
Los retrógrados, los obscurantistas, los clericales fanatizados por curas y frailes, derrotaron las huestes del general Montero, que repreientaban la libertad y el progreso.
Las hienas clericales, ávidas de sangre, no se contentaron con derrotar á los radicales, sino que fueron á la cárcel de la capital, sacaron á los presos, entre los que había algunos generales, y los lyn-charon después de un suplicio refinado y cruel.
El odioso y repugnante vencedor de Montero—que tales infamias ha cometido—es el general Leónidas Piszs... [un chacal inhumano el tal LeonidasI ¡Un sobrino-nieto del nunca bien execrado García Morenol
y se conocen aún más detalles: Srgún de muy buena tinta saben al
gunos republicanos, la casa de Leónidas Plaza estaba siempre llena de fi alies, curas y obispos, que tramaban en la sombra los más inquisitoriales planes, y con la misma tranquilidad rezaban el rosario que decretaban la muerte de un masón...
Esta fué la terrible historia que se extendió por el campo republicano, provocando la indignación de las honradas masas lerrouxístas, y haciendo rugir de ira al belicoso ciudadano Medina.
«Ese crimen—gruñó El País de Cate-na—es de los que justifican, de los que hacen necesaria la intervención extranjera.»
—Tiene razón Catena—pensaron algunos republicanos;—es preciso vengar la injuria hecha al radicalismo por loi clericales del Ecuador, es preciso que uní potencia de primer orden, Portugal, por ejemplo, castigue como es debido esa ofensa hecha á la libertad.
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Así estaban las cosas cuando el cónsul sreneral del Ecuador en España enteróse de la noticia y de les comentarios que corrían, y acudió á El Liberal con un comunicado de r*ja tabla.
—¿Pero qué leyendas son esas? ^Qué fábuUs habéis creado en torno de los sucesos del Ecuador?
¿La verdad de lo ocurrido? En primer lugar, ni la revolución ni la
contrarrevolución fué obra del partido católico, el que dejó de estar en el poder desde hace muchos años. Muertos García Mcreno y Caaraaño, la poética imperante es la democrática y radical.
En segundo lugar, el general Leónidas Plaza, encargado por el gob'erno democrático (el canslíjiíta de alif) de sofocar la revolución de los radicales (los lerrouxístas del Ecuador), no es pariente de García Moreno. (SI Liberal afirmaba que era sobrlnc-nisto; [il estaría enterado!)
Leónidas es un liberal tan notorio, que fué presidente de la República cuatro años, propuesto por el general Alfsro (el jefe de los radicales ecuatorianos), y en su período de mando dio como regalo al Ecuador la separación de la Iglesia del Estado y el matrimonio civil...
(Víiliente clerical el tal Leocidas! ¿eh? ^Os habéis enterado? ¿Ds dónde ha
béis sicado la fábula de los clericales? ¿Qaé turbas reaccionarias son esas que han asaltado la cárcel y han lynchalo á los presos?
No, hombre, no; allí no ha habido más que una lucha de demócratas contra radicales.
Ha sido el populacho liberal el que ha sacado de Ja cárcel al cabecilla Montero y á los demás jefes revolucionarios; ha sido el pueblo soberano (sfgún vosotros) el que, conocedor de los males ocasionados en sus vidas y haciendas por los radicales, se desbordó, y atropellando más de cinco mil hombres las guardias de la cárcel, castigó por su propia mano y de una manera bárbara á los ambiciosos cabecillas de la revolución.
Después de esta solemne plancha, el ilustre autor, el director de El Liberal (maestro de periodistas), tuvo que adelantarse hacia el público y decir humildemente:
—Señores, dispensen ustedes, ¡me he coladol
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Poco después de esta coladura de El Liberal encontré en el café á un joven periodista demócrata que aspira á ser concejal del Ayuntamiento de Madrid cuando sa'ga Dicenta, y me leyó un artículo que había escrito explicando los sucesos del Ecuador. i. El artículo se publicará con el seudó-oimo de lin teuatortaw consctattt.
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ToRTOSA.—Vista del Observatorio y dependencias anexas, cuyo director, el insigne P. Cirera, tan notables conferencias ha dado en Barcelonay Madrid, y que tanto coopera al estudio del problema de la previsión del tiempo.
En dicho eicrito, el futuro conctj»! de-mueitra que le ba exagerado mucho al hablar de les lucesos del Ecuadoi; qus en viita de que son republicanos conicientes y no católicos, como se creyó al principio, los que se han tomado la libertal de lynchar á los perturbadores del oiden, no puede calificarse de crímenes dichos actos: son sencillamente rasgos de patriotismo y de civisTtto, ó á lo sumo, actos de independencia y de rebeldía; pero «actos colectivos>, de caricter popular, tan plausibles como el que realizó el Chato de Cu-quet» en CuUera, y como los que tuvieron lugar durante la semana sangrienta de Barcelona.
El articulo producirá verdadera sensación por lo valiente del estilo y la originalidad de las ideal que expone.
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{Oi acordiis de aquel famoso redentor del «pueblo oprimido» que llegó á hacerse el <amo> de Valencia, fanatizando de tal modo á las masas populares, que consiguió dominar como reyezuelo en toda aquella reglón levantina?
Hace muy pocos años, aún lo recordamos con desagrado, Valencia estaba convertida en un hervidero de bajas pasiones políticas. Todos los días había escaramuzas y tiroteos en las calles. La jatka de Mu ley Blasco Ibáñez imponía su voluntad á tiros...
Todo aquello era para redimir al pue-bb de la «xplotacióa burguesa».
Pero he aquí que de buenas á primeras, Muley Blasco abandona la redención de su jaiki; [se había hecho burguésl
Despuéi de burgués, sofió ser Nabad, y para conquistar el «bellocino de oro» se dirigió á América.
Es muy interesante para la historia de la reaención roja del proletariado un documento que trae el Boletín Oficial de Buenos Aires.
Dice así:
*Adnava de Corrientes.—Intimación al señor Vicente Blasco Ibáñez.
«Buenos Aires, Diciembre de 1911. »Vlsta la nota de la Aduana de Co-
»rrientef, etc.. » Considerando: >Que de acuerdo con lo establecido en
»el artículo quinto del decreto de 20 de »Enero de 1912, las Aduanas están facul-»tadas para suspender las operaciones >que efectúen las empresas cuando no «depositen los sueldos del personal antea »del 5 de cada mes.
»Qae con fecha 30 de Noviembre úl-»timo se ordenó á la Aduana de Corrien-»tes que intimara el pago de los sueldos *del mes de Noviembre dentro del térmi->no de tres días de la notificación.
>Que el procedimiento obKrvado por »el concesionario señor Blasco Ibiñez, *es violatorio de las disposiciones á que »están sujetos los embarcaderos de em-»presas particulares.
»Se resuelve, etc. »JosÉ M. RosA.>
< « « Otros documentos también interesan
tísimos para la referida historia de la redención dt\.proleiariado.
Son párrafos de una carta que el director de un periódico de Buenos Aires (republicano por máa s( ñii) envía á un amigo suyo de España.
Dice así: «Con respecto á América, me permito
recordarte una carta que te escribí al
principio de llegar, en la que te hablaba de Blasco y de sus colonias; creo que no te mentí. Eite señor ha sido un impostor con los inmigrantes valencianos; y conste que como literato le admiro.
»No ha mocho pasó por este pueblo; cuando me enteré fui á la estación ferroviaria con objeto de saludarle ¿ interviuvarle, pero ya había partido el tren que le conducía de Buenos Aires.
>No obstante, no perdí el viaje, pues ya había más de cincuenta valencianos que habían venido con él en el tren, apostrofándole y diciendo que les había engañado miserablemente. Aquí no hay más que mercantilismo...»
[Seguramente entre esos valencianos engañados y sacrificados que apostrofaban en el tren á su antiguo cacique habrá muchos que expusieron el pelkjo en las calles de Valencia é hicieron barbaridades para encumbrar á aquel caadillo rojo llamado Blasco Ibáñezl
\Y ahora sienten sobre sus espaldas el látigo del antiguo redentor, convertido hoy en contratistal
Es toda una lección de la vida.
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En varios teatros y algunas salas de baile de la aristoaacia de Londres ban hecho su aparición unas nuevas danzas americanas.
El biile, llamado «Turkey Trott», constituye—según la prenia inglesa, unánime—una verdadera indecencia.
La protesta de la prensa es cada vez mayor...
Sin embargo, se observa un fenómeno muy curioso. Los mismos periódicos que gritan indignados ccmtra la inmoralidad de estos bailes, publican en una plana laa
La Lectura DomintoaL 187
formidablet protestas, y en otra el anón-do 7 el reclamo de los maestros de bal-le, ofreciendo la ensefianza de los citados bailes en pocas lecciones y á precios muy reducidos.
iQaro está! Una cosa es la moralidad, y el negocio es otra cosa.
Aquí podemos observar los mismos fenómenos en nuestra prensa de «gran circQladón>.
Los mis furibundos anticlericales com-btten con furia la religión; quieren l'evar su laicismo i todos los rincones de la vida... á todos menos á las cuartas planas de eses mismos papeles, donde aparecen unas esquelas m( rtuorias ccn unas cruces muy grandes, y en las que se pide oradones para los difantor. ¡Ellos, los terribles ateos, pidiendo oradonesl lY todo por unas picaras pesetejts que producen esas esquelas mortuorias 1 |Y por el vil in-teiéi dejan ii completa su acci< n laica y aniiirel^iosal
iCoDtrastea de la vidal - LUDOVICO.
Notas del extranjero.
Un gravísimo coifltcto obrerc-patronal amenaza perturbar la vida pública de Inglaterra en los piimeros días de eite mes de Marzo. La agitación que hace ya varios meses reina entre las masas obreras de las minas de carbón del distrito de Cardiff, y de que ya tienen noticia nuestros lectores, ha ido agravándose diariamente al fraca>ar todas las tentativas de soluciones proputstat para 1» con-dliación entre patronos y obreros. Estos han dedarado ya su decidido propóiito de ponerse en hudgs, y á su vez los patronos están dispuestos á resistir, y es muy probable que cuando nuestros lec
tores redban d presente número se haya producido ya la formidable conflagradón.
Li s consecuendas inmediatas de este coc nieto serán enormes, habiéndose ya manifestado por la extraordinaria carestía de los artículos más necesarios, pues la huelga de mineros traerá aparejada la paralización de todas las industrias del país que alimentan sus motores con d carbón, suspendiéndose también las tran-sacdenes mercantiles, y amenazando á toda la poblados con una tremenda crisis como jamás se vio otra igual.
Los alcaldes de los diversos Municipios han cdebrado en Londres una asamblea para recomendar á una y otra parte contendiente una solución de armonía. La orden del díi votada por esta Aiam-b'ea dice así:
«Sin prejuzgar la causas del conflicto entre patioacs y obreros, eita reunión, en presenda de la gravedad creciente de la crisis, da á conocer la prcfanda ansiedad que le inspira la potlbilidad de una huelga general de mineros.
Insiste cerca de los jefes de ambas partes en presenda para que se den cuenta de la necesidad de reconocer la superioridad de los derechos de la colectividad.
Declara, después de haber estudiado maduramente el problema, que no encuentra dificultades serias que puedan dividir á los negociadores.»
£n efecto: á última hora la difereocia entre las pretensiones de los obreros y las concesiones de los patronos era sólo de seis peniques, que equivslen á unos sesenta céntimo;.
«% Siguen los trabajos de organización de la nueva República china, los cuales se desarrollan, afortunadamente, en medio de una paz octaviana. Lo que únicamente produce alguna sgltadón es la cuestión de la capitalidad, pues son varias las ciudades que se la ditputan; los representantes de éstas celebran frecuen -tes reuniones para defender los derechos de cada uia. Parece que la opinión general se inclina á hacer de Nankín la capital de la nueva República,
El presidente Yuan Chi-Kal ba redbl-do ya la adhesión de los representantes diplomáticos de las naciones extranjeras, ante las cuales ha dedarado que se propone gobernar á la europea, presdndien-do de toda intolerancia religiosa y haciendo respetar la libertad de com ienda en toda la República. Si tan razonables propósitos se cumplen, saldrán muy beneficiadas las Misiones cristianas, y espe-cUlmente las católicas, contra las cuales se había desatado derta persecución en estos últimos tiempos.
Se ha organizado ya un Gabinete provisional, que consta de los siguientes ministerio»: Presidenda, Asuntos extranjeros, Marina, Comunicadones, Comercio, Agricultura é Industria, Interior y Colonias, Inttrucdón y Hacienda.
Sun YatSeo, el alma de la revcludón que ha dado al traste con la dinastía de 1( s Mtndchúes, será nombrado embajador en París, con el encargo de dirigir la instauración de la dvillzadón ocddental en la República china.
«% El gobierno italiano ha presentado en la Cámara el proyecto de anexión de la Trlpolitanla y la Cirenaica al territorio nacional, para convertir en ley el Real decreto de s de Noviembre pasado. En el preámbulo el gobierno declara que esta anexión es necesaria en vista de los peligros y las dificultades que ofreceiía una doble dominación en aquellas pro-viudas, añadiendo que en esto está conforme el sentimiento popular. La Cámara aprobó por 431 votos contra 39 la orden del día presentada por el gobierno sobre d particular, entre grandes aclsmaciones y discursos patrióticos, que se repitieron luego en las calles de Roma.
Esta votadón ha venido á animar más al gobierno en su política guerrera, echando por tierra todos los augurios de paz que venían hadéndose estos pasados días. En su consecuencia, el gobierno ha ordenado ya á la flota del mar Rojo el bombardeo de algunos puertos, habiendo comenzado por d importantísimo de Beycoutb, el más importante de Siria
SAN SEBASTIÁN. — La fiesta del árbol; Las niñas de los colegios presenciando la plantación de árboles.
138 La Lectura Dominical.
desde el punto de vista comercial y de la influencia europea en el Asia Menor. Todavía se desconocen las consecuencias del bombardeo, aunque «e sabe que Irs barcos extranjeros anclados en el puerto y los consulados de la dudad han hecho las debidas reclamaciones.
£n vista de estas circunstancias, dícese que los gobiernos de Inglaterra, Rusia y Francia se han pursto de acuerdo para intervenir amistosamente cerca de las dos potencias beligerantes para que cesen las hostilidades que tanto perjudican á todas las naciones. Á esta gestión oficiosa espérase que se una también Alemania.
En las regiones costeras de Trfpcli siguen las escaramuzas entre turcos é italianos con vario éxito.
ALYAK FÁf^iz.
Efemérides de la semana.
FEBRERO.—Día 23.—Sale el Rey para Burdeos.—Celébrase en el ministerio de Estado la acostumbrada recepción diplomática, y el ministro Sr. García Prieto celebra una detenida conferencia con el embajador francés sobre el curso de las negociaciones acerca de Marruecos.—El exmioistrc de Hacienda y gobernador del Banco, Sr. Cobián, sufre un ataque de hemiplegia.—El coronel Silvestre envía un deitacamento de tropas á las puertas de Arcila para poner coto á ciertos desmanes del bajá de dicha ciudad.— A consecuencia de los temporales, perecen varios pescadores en las costas del Norte y de Galicia.—Eacuéntrase enfermo de mucha gravedad el duque de Luxem-burgo.—Los diputados sccialistas promueven un fuerte escándalo en el Parlamento italiaoo, oponiéndose al proyecto de anexión de la Tripolitania y la Cire-naica. El pueblo los silba á la salida de la Cámara.
Dia 24.—Llega el Rey á Burdeos, siendo visitado por el doctor Maure.—El gobernador del Banco, Sr. Cobián, experimenta una leve mejoría en su grave do-lercia.—Llega á Madrid el gobernador civil de Barcelona, Sr. Pórtela.—Verifícase el sorteo de soldados para Melilia en todos los regimientos de la Península.—£1 gobierno niega que esté dispuesto á ceder á los franceses la posición del Cabo de Agua, al Norte del Rif.— Adviértese bastante aumento en la jai ka rebelde situada frente á las posiciones españolas. Cerca de todas ellas menudean partidas de merodeadores, que roban lo que pueden y asesinan á los que tienen la imprudencia de separarse de nu'stras líneas.— La esctaira italiana bombardea á Beyruth, en Siria.—Los maderistas copan á una partida rebelde en la república de Méjico.—De paso para Fez, desembarca en Tánger una sección de avia dores militares franceses.—Crece el temor en Inglaterra de la hue'ga general de los obreros de las minas de carbón, que creará un grave conflicto económico europio.
Día 25.—Se agrava en su indisposición, el ministro de lostrucción pública.— Tambiéa participa desde Sin Fernando el miaistro de Marina que no puede regresar á Madrid por encontrarse enfermo.—Muere en Madrid la piadosísima y noble marquesa .de Navarrés, daoM de h reina D.* Hui* Crixtioa.—
Sale el Rey de Burdeos para Ssn Sebastián y Madrid.—Salen para Melilia, de todas las regiones militares, los soldados sorteados para cubrir bijas en el ejército del Rif. — Francia é Inglaterra acuerdan enviar btrcos de guerra á Beyruth, bombardeado por los italianos.— Mucre el gran duque de Luxemburgo.— Inaugúrase en Ri ma el Instituto Bíblico.— Es consagrado Obispo el nuevo Nuncio de Su Santidad en Viena, monseñor Scapinelli. — Tres honibles accidentes de automóvil en esta corte, con dos muertos y varios heridos. Entre los primeros figura el conocido joyero señor Cejalvo.—Comienzan en la parroquia de Ssn Giné>, de Madrid, las conferencias dominicales de Cuaresma, por el Padre Capuchino Fray Melchor de B:nisa.
Día 26.—L'ega el Rey á Madrid.— Reanúdanse las sesiones de Cortes, siendo la del Senado de escasa importancia. En el Congreso, el diputado señor Sallaberry presenta una proposición de gracias á Su Santidad por su generoso donativo de 25.000 liras para las víctimas de las inundaciones en España. Después prosigue la discusión sobre los créditos para obras públicas y carreteras.— Sigue mejorando el gobernador del Banco, Sr. Cobián.—Les ministros de Instrucción pública y Marina continúan enfermos.—Comienzan á abandonar el trabajo los mineros de la cuenca del Daiby, en Inglaterra.—En el Círculo de San Luis Gonzaga da una preciosa conferencia sobre el Observatorio meteorológico del Ebro su sabio director, el Padre Cirera, de la Comptñla de Jesús.
Día 27.—Lee en el Senado el ministro de Hacieu'la un proyecto de ley reformando la legisltc'ón de las clases pasivas.— En el Congreso se aprueba un crédito de siete millones de pesetas para atenciones de guerra y otro crédito para celebrar el Centenario de las Cortes en Cádiz—El ministro de Marina, aunque aún sigue algí indi»puesto, anuncia su regreso á Madrid —Han mejorado también el ministro de Instrucf-ión pública y el gobernador del Banco, Sr. Cobiin.—Celébrase por la noche Consejo de ministros para tratar de los debates parlamentarios y resolver algunos expedientes adminutrativos.—Muere en Asunción (Paraguay) el expresidente de aquella república, general Bsrnardino Caballero — Las Cámaras francesas aprueban los presupuestos.—En MilUn (loglaterra) se declaran en huelga 32.000 mineros. Créese, sin embargo, que se logrará conjurar la huelga general. — Declara el gobierno francés que está dispuesto á secundar la acción de las potencias para que cese la guerra italo-turca.
Día 28,—Canalejas manda á decir á los periodistas que no los recibe porque nada tiene que comunicarles.—Comienza en el Senado la discusión del crédito de dieciséis millones y pico de pesetas para pagús atrasados de Obras públicas, é impugna el proyecto el marqués de Ibarra.—En el Congreso trátase también de asuntos económicos.—Sale para Madrid el ministro de Marina.—En Valencia ocurre una colisión sin consecuencias entre jóvenes carlistas y republicanos.—Da á luz un niño la esposa del príncipe heredero de Suecia.—Las tropas italianas^ ocupan á Merghel.
Día 29.—Celébrase en Palacio el acos
tumbrado Consejo de ministros presidido por el Rey.—rEn el Senado y en el Congreso continúan los debates pendientes.—Llega á Madrid el ministro de Marina.—Adoptínse en toda Ingtaterra imponentes precauciones por si, contra lo que se viene trabajando para evitarla, estalla la huelga general de mineros.
Crónica teat ra l .
Hemos tenido el gusto de asistir á la función inaugural de las sesiones blancas benéficas, patrocinadas por la Unión de Damas españolas, en el cinematógrafo titulado SalÓM Madrid, y que anunciamos hace poco tiempo.
La fiesta fué un éxito feliz completo, puesto que la concurrencia, muy distinguida, llenó por completo el lindo Salón, y el espectáculo, avalorado por un notable artista, el violinista Sr,' Kriales, la entretuvo agradable y honestamente, se-gúa los laudables designios de las Damas organizadoras.
La mayor y más eficsz enseñanza de la función era éits, que deben tener en cuenta los empresarios poco escrupulosos, ó francamente cultivadores de la inmoralidad en escena: MO es verdad que para ganar dinero sea preciso ofender d la decencia pública, halagando los mds ¿ajos instintos de los espectadores.
Lo cual se formula de este otro modo, tomado de un fímoso chascarrillo alemán: la honradez, en tiempos de pillería generalizada, es un negocio positivo.
Y á cuantos se hallen en situación de coadyuvar á la Obra trascendental de la Unión de Damas españolas, digámosles: cuanto hagáis en su pro, lo hacSs en definitiva por la limpieza de alma de vuestros hijos, de vuestros hermanos, y más ampliamente, por la salud de la raza, cuyas virturtes se funden, primero, y se volatilizan, después, al calor de la envilecedora sensualidad, azote de las almas y podre de los cuerpos.
Y todo esto—dirá algún escéptico— jpsra elogiar una función de cineí
Y yo le contestaré: en Berlín hay un funcionario gubernativo, ante el cual hay que proyectar toda película antes de darla al público. Y ese funcionario no hace otra cosa más que eso. Es verdad que por al'á han tomado la vida en serio.
« « « He aquí otra simpática tentativa de
liberación del teatro. Al lado de aprovechar lo t xlstente y contribuir á limpiarlo, hay el deseo, positivamente más complicado y difícil, aunque de todo punto recomendable, de crear *dí nueva planta*, y con elementos formados ad hoc, el teatro pulcro, honrado, verdaderamente artístico. Este es el propósito de una entidad nacida al calor del Centro de Defensa Social, en una sección literaria, y que se ht bautizado con el clásico remoquete de Los Cómicos de la legua.
La pámera aparición ante el público de estos faranduleros respetuosos con las cosas dignas de respeto, fué en el nombrado Centro de Defensa Social: una fiesta culta, verdaderamente literaria, sugeridora de ideas nobles y limpias, divertida y cristiana á im tiempo. ¿Quién es el necio que dice que eso no puede ser?
Casero leyó un prólogo interesante j
La Lectura Dominical. 139
bellamente escrito, y luego, entre los Có-tuteos de la legua destacaron dos verdaderas actrices: la Srta. Guerra, de distinción natural notoria, y la Srta. Franco, cuya voz, verdaderamente admirable, parece destinada á recitar maravillas poéticas.
Cabalguen los cómicot en demanda de tablados más resonantes. Por ialta de zahones no dejarán de cabalgar: hasta tahonero tienen, y muy en*'endido, que todo se ha de decir.
Y f\ aplauso y el estímulo de los que los miramos.
C C «
La boca se hace a^ua á mucha gente al leer las cifras de numerario que para algunos autores—libretistas ó músicos— representa f 1 famoso trimestre. En realidad, lo que hacen esas cifras es descorazonar á quien las contempla con el ánimo de quien desea para su patria lo mejor. *
Porque ¿cómo, en virtud de qué ignoradas leyes estéticas (I) se puede explicar que el más copioso trimestre sea el que cobra el Sr. Llcó, á quien los periódicos han daio en llamar maestro? Sin ánimo de molestia personal, que aquí no es cosa permitida, ni me sale de adentro aunque la autorice quien quiera, la verdad es que no bay nada en la producción de este músico mediocre que justifique una ganancia anual de 122.000 pesetas. Ni se puede ver con paciencia que por debajo de ese nombre figure el de Benavente, el de 'OÍ Q intero...
El público, el mal gusto del público se refleja en esa estadística, y se manifiesta en semejante hecho.
Es decir, que La Corte de Faraón es aquí la maravilla artística contemporánea, y el cobrar el trabajo ó la inspiración de Franz Lehar, de Leo Fall y de otros músicos de cxt^ranjis el modo de hacer fortuna.
No;- no es edificante nada de eio, desde ningún punto de vista que se considere.
' C « « Antes de que se me olvide, otra vez dos
palabras de un estreno de Viérgol en el Coliseo Imperial. Se titula De mujer d mujer, y es una nueva mttestra de la intención demoledora, fracassda por falta de medio», del autor de Las Bribonas y Ruido de campanas.
De mujer d mujer. La una es la honrada, la legítima, la única respetable; la otra es... lo otro, que la moda francesa se empeña en presentar con aureolas sentimentales de martirio, que las haga simpáticas á la multitud. Y no hay más que decir.
El consabido ctrozo de vida» observado en las nubes de lo libresco y lo falso por un espíritu de los que practican la intolerable rutina de querer ser á toda costa original siempre.
« « «
Tenemos el sentimiento de participar á nuestros lectores que se ha resuelto el COT flif to financiero-teatral, en cuya vir
tud hemos estado á punto de Tegar á un cierre general de teatros para protestar de contribuciones excesivas á juicio de las empresas.
|Si el conflicto hubiese libado siquiera á Pascua de Resurrecciónl
La huelga de teatros hubiese traído el lockout de espectadores; y eso e« Cuaresma hubiese sido admirable.
P. CkBAIXlKO.
Noticias y comentarios.
En el salón de actos de los Luises, y ante distinguida y numerosa concurrencia, tuvo lugar el 27 del pasado, á las seis y media de la tarde, la anunciada Conferencia del sabio P. Ricardo Cire-ra, S. J., director del Observatorio del Ebro.
Asistieron á dicha Conferencia los Obispos de Madrid Alcalá y Sión.
Dijo el ilustre conferenciante que sólo se proponía decir cuatro palabras acerca del Observatorio del Ebro, é hizo un precioso discurso científico, probando la influencia de dicho Observatorio en el progreso de la ciencia española. Terminó con un brillante párrafo simbolizando la astronomía en la imagen de la Virgen Inmaculada, que aparece vestida del sol, con sn frente pura orlada de estrellas y teniendo la luna bajo sus pies.
cos.-ÜK plagio que honra d los católi-
-Tal es el llevado á cabo por el ale-
— 32 —
rra, y treme el nervudo brazo de impaciencia y de cólera... ¡Proceres castellanos y leoneses, varones duros y sufridores de trabajos; «hijos de vuestras obras», ganasteis blasones y heredades con el filo de la espada y la sangre de las venas! ¡Casta de azores, padres gloriosos de esta grande nación de caballeros: salvel
No cierres jamás, buen castellano, las tumbas de aquellos paladines... Un día, nuestro señor Rodrigo de Vivar, que sabe ganar batallas después de muerto, despertará en la huesa, y limpiando el orín de la tizona, montará en su nervioso corcel y rasgará los velos de los sepulcros y de las cunas. Y jurará, por la cruz de su espada, purgar á España de renegados y felones...
¡Hermosa tierra de Castilla! Contemplando las sombras y las vivas luces de tu faz trigueña; los rubios mares de sazonadas mieses que la brisa encorva; los altos encinares donde cuelgan su nido las alegres oropéndolas; al rezar en tus monasterios, junto á las sagradas sepulturas; al descifrar las códices de tus archivos olvidados; al recorrer tus villas y tus ciudades, que son relicarios del arte y de la historia; al seguir la corriente de tus famosos ríos; al escalar tus puertos, coronados de nieve, loh patria mía! siento latir en mis arterias, con más ardor que nunca, el generoso fuego de mi sangre española y castellana...
Tornando á ti me siento más fuerte y seguro. Vienen á mi memoria recuerdos de otras edades y siglos dichosos; me parece que las piedras de armas de tus añejas torres son los rostros de mis abuelos que en silencio me miran; y las amapolas de los surcos, son gotas de sangre, de mi propia sangre; y los pinares, templos; y las
— 29 —
—¿Qué fué de don Fernando?—repuse con impaciencia.—¿Qué fué de Pelayo Crespo?
—Se marcharon todos... ¿Adonde? No lo he podido saber... Unos cuentan que don Fernando perdió sus caudales... otros dicen que se metió en un convento... no falta quien jura qae le vio en una casa de locos... Y dicen también que de esta torre van á hacer monasterio los frailes cartujos...
Movido por las palabras sentenciosas del pastor, me di á buscar el secreto de la casa de Villalaz, adivinando una escondida tragedia. Pregunté á las gentes del campo y de la villa; á los antiguos mayordomos y criados de la torre; al capellán que fué de don Fernando; á los pastores, colonos, aparceros y gañanes de la vieja heredad, y al cabo de mis preguntas y diligencias, vine á sacar en limpio la historia verdadera, una historia tan lastimosa que arrancaba de las carnes el alma.
Tal vez quisieras, lector, que yo te relatase los heohos en pocas y sencillas palabras, con la gentil llaneza, el fuerte colorido, el aroma de romance que le sabían dar los labradores del campo y los hidalgos de la villa, sin ese artificio y arrogante compostura de las novelas al uso; pero tiene la tal historia tanta miga, según suele decirse, que no puedo resistir á la tentación de aderezarla con algunos condimentos y levaduras de mi invención, para gusto y dejo de más ambiciosos paladares.
Si este largo proemio no apuró tu paciencia y hallaste placer con las altas razones de don Fernando Villalaz; si Pelayo Crespo te movió á simpatía, y miraste con buenos ojos á Isabel y Tasarín; si deseas contemplar de cerca á doña Juana, y saber, hasta el cabo, lo que pasó
Ricardo Iieón.—El amor it los ainores, 8
140 lA Lectura Dominical.
man If. Berghols, director del Observatorio de Bremén, presentando como propio on libro sobre los ciclones del extremo Oriente, que no es más que una versión abreviada de la obra eipañola—Baguios ó Ciclones—del P. Joié Algué, S. J., director del Observatorio de Manila. Puede saborearse la historia de este suceso en el folleto, tan ameno como instructivo, «La Previiión del Tiempo>, por el P. Ricardo Cirera, S. J.
(Véase el anuncio en el presente número).
= El día 6 del corriente tendrá lug«r la bendición é inauguradón de la nueva capilla que, bajo la advocación de la Sagrada Familia, han erigido los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios en su nuevo Asilo de San Rafael, sito en la carretera de Cbamartín (altos del Hipódromo), en Mtdrid.
Con motivo de la inauguración, se celebrarán solemnes fiestas religiosas.
= Dorante los días de la semana traeca y en aquella horrible profanación de templos, im soldado, Juan Lafuente Parres, se encontró con una mujer que llevaba en un corporal diecisiete Formas consagradas. Pidióselas el soldado, y una vez en sus manos las sumió reverentemente para evitar profanaciones sscrl-l^as.
El certificado expedido por la Secretaría de Barcelona lUce así:
«Secretaría de Cámara y Gobierno del obispado de Bircelona.—D. Francisco Muñoz Izquierdo, Presbítero, Doctor en
la facultad de Sagrada Teología y en la de Derecho Canónico, canónigo Arcipreste y secretario de Cámara y Gobierno de esta Diócesis.—Certifico: Que del expediente instruido en esta Secretarla de Cámara y Gobierno de mi cargo por orden del Excmo. é Hmo. Sr. D. Juan José Laguarda y FenoUera, Obispo de esta diócesis, mi Sefior, y á initancia del soldado de Artillería D. Juan Lafuente y Parres, resulu que el referido D. Juan Lafuente en la noche del 27 de Junio de igog, en la semana llamada trágica, pudo arrebatar de manos de mujeres sacrilegas unos corporales que contenían diecisiete Formas al parecer consagradas, por cuanto fueron allí depositadas desde un copón, las cuales fueron sumiias por el expresado soldado para evitar probables profanaciones; conservando en su poder los corporales referidos, que, sellados sobre locre con el de Su Excelencia Reverendísima, han sido devueltos al interesado.—En testimonio de lo cual se expide el presente, por el infrascrito secretario de Cámara, visado por Su Excelencia lima., y sellado con el mayor de sus armas, en Barcelona á los 18 de Enero de 1912.—Francisco Muñoz.— V." B.", Juan Joié, Obispo de Bama.— Hay un sello. >
= Monseñor Duschenne, autor de La Historia antigua de la Iglesia, ha dirigido al Cardenal de la Volpe, Prefecto de la Compañía del índice, la siguiente carta:
«Fiel hijo de la Iglesia, yo debo someterme á sus decisiones, y declaro á vues
tra Eminencia que me inclino respetuosamente ante el decreto de la Sagrada Congregación del índice, relativo á mi libro Historia antigua de lá Iglesia.
«Dígnese recibir vuestra Eminencia el homenaje de mi profundo respeto.—DuS' ckenne».
t NUESTB08 AMIGOS DIFUNTOS
HJLN rA.LL>CIDO En Utrera (Sevilla), la piadosísima seflora
D.» Concepción Santlag^o, hija del Sr. Marqués de Casa-Ulloa.—En Clarabatis, la yir-taosa Sra. D.* Concepción Sans de Com» pafiy.—En Siotander, la bond»dosa Sffiora D.» Luisa Zu'oaga Telaeche.—En Guadslca-nal, á loa sesenta y siete afios, el muy cristiano cabsllero D. Ildefonso Parejo Jara-ba.—En Cádiz, el Sr. D. Silvador Vimrg^ra y Valdes, presidente honorario de la Re»! Academia de Sania Cf cilia.—En Sevilla, el Sr. D. Juan Antonio Alga' ín y Algarin.- En Valladolid, D. Manuel de Gardoqui Alan.— D.Mannél de Gardoqui Alau—En Burgos, el Excmo. Sr. D. Antonio Loma y Barcena, marqués de Oria y general de brigsda —En León, D.» Francisca del Ojo y Gómez á los setenta y cuatro «ños de edad,—En Torre, joncillo, D.» Prudencia Sanche» Serradilla.
EN MADRID A los sesenta y ocho años, el Sr. D. Maria>
no López y Ángulo.—La virtuosa Sffiora D.* Fernanda Suárcz de la Vega —El sabio y virtuoso religioso M. R. P. Pedro Díaz Gallo, vicario d« los RR. PP. Escolapios de España y América.—La Excma. Sra. D.* Joaquina Rebolledo de Pal»fox y Guzwán, marquesa de Navarras y Cañizar.—D. Mariano Berto-dano, hijo primngén'to de los vizcondes de Alcira.—El Sr. D. Federico Amutio Arregui, capitán retirado.
B. I. P. A.
— 30 —
en la birre, vente conmigo por estas páginas y habrás conocimiento de personas y cosas de singular noticia y calidad, pues aun siendo yo quien las pinte y declare, tienen tal virtud y fuerza, que, á pesar de lo tosco del pincel, bien dejarán ellas en este lienzo algo de sus estampas y de su espíritu.—VALE.
/f ^ ^
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO PRIMERO
Canta el autor las oxcelonoias do Castilla, su patria, y comienza la novela con loa sucosoa de un caminante.
Sagrada tierra de Castilla, grave y solemne como el mar, austera como el desierto, adusta como el semblante de los antiguos héroes; madre y nodriza de pueblos, vivero de naciones, señora de ciudades, campo de cruzadas, teatro de epopeyas, coso de bizarríaí; foro y aula, templo y castillo, cuna y sepultura, cofre y granero, mesa y altar; firme asiento de la cruz y del blasón, del yelmo y de la corona; crisol de oro, yunque de liierro: ¡salve!
Fuiste universidad y escuela dd mundo; tendiste el brazo, como un puente, sobre los mares; hincaste la planta en las cumbres para estar más cerca del cielo; hiciste lanza del corvo arado y mantuviste en los hombros, sin fatiga, la pesadumbre de la gloria. Tu vientre maternal dio tan copioso fruto, que á no ensanchar sus límites el planeta, no cabría en él toda tu raza... Eres pobre, y, sin
— 31 — embargo, nutriste el caudal ajeno; eres vieja, mas aún tienes entrañas y bríos con que parir recios varones; cargada estás de siglos y desengaños, y todavía mueves el cetro y gobiernas la heredad: te pareces á los sarmientos generosos de tus vides, secos y nudosos, pero henchidos de savia y coronados de racimos.
[Ancha tierra de Castillal ¡Cómo se dilataban los horizontes bajo el duro callo de los corceles, bajo el airón de las cimeras, á los ojos aguilenos de tus capitanesl Sudaba la carne heroica dentro de la fuerte armadura, y el corazón, semejante á una saeta, rasgando la coraza, iba á clavar.«e en el cristal de los cielos.
¿No escucháis todavía la lengua varonil de aquellos rudos mesnaderos del glorioso ciclo, Alvar Fáñez Martín Antolínez, Pedro Beimúlez, cantando la vieja fabla del Campeador, con toda su bárbara majestad? ¿No sentís el choque de los muros de carne que pelean «pecho contra pecho», ni "' crujir de las cotas, ni el ronco hervor de las gargantas, ni el alegre relincho de los caballos?
Grande polvareda se levanta en la llanura. Mirad: son los hijos del aurífero Tajo, del Duero, del Arlanza y del Pisuerga, «reliquias antiguas de la sangre goda»; los de hierro vestidos y de espigas coronados, legión de labradores, guerreros, reyes, vasallos, nobles, pecheros... ¡la insigne democracia que en el mundo se viól... «Helos, helos por do vienen», Bernardo del Carpió, y el conde Fernán González, y Mudarra el Bastardo, y los Siete Infantes de Lara; mira líos cabalgar por los campos rotundos del Romancero; traen las espadas ceñidas, las adargas á los pechos, las lanzas en las manos... Treme la tic-
La''Lectura' Domiaical 141
La llamada del ministro.
I ... •
El lelegrami habla sido lacónico é imperativo: «Sírvase vuestra señoría trasladarse inmediatamente á Madrid á recibir órdenes».
Despachos semejantes no eran cosa desacostumbrada.
Ahora, sin embargo, sin saber por qué, por una corazonada, por lo mismo que nada sucedía que motivara su llama ia, presentí i algo grave y ex'raordinario; y así, rendida su voluntad á aquella idea fija, se hizo anunciar al ministro por el portero mayor en cuanto, sacudido el polvo del viaje, se trasladó al rojizo ediñcio de Gobernación.
En el acto fué recibido en el propio despacho particular de su Elxce-lancia.
—Un momento, mi qu?riio amigo, y soy con usted en seguida.
El ministro firmó tres ó cuatro cartas, mientras el buen gobernador, arrellenado en una butaca de cuero, repasaba por la centésima vez en su vida aquella sillería de labrado y artístico cordobán, aquellos cortinajes de terciopelo color café y aquel retrato de Su Majestad con uniforme de capitán general. Y en éitas, que su excelencia echó su última rúbrica; y levantándose de su mesa estrechó las mines cariñojaraente á la digaa autoridad, y entró sin más ambjjes en materia.
—Se ha mandado llamar á usted en nombre del gobierno, porque necesitamos un hombre excepcional, capaz de realizar una empresa, no ya difícil, sino peligrosa.
Reverencia agradecida del gobernador.
—Ya sabe usted hasta qué punto
se ha desarrollado el bandidaje, perfectamente organizado, en esas provincias del Sur, y hasta ahora triunfante á pesar de todos los esfuerzos del gobierno... Dos de los mejores gobernadores han fracasado al tratar de combatirlo, y hasta un juez ha sido asesinado... Usted es hombre de carácter, de condiciones de mando, de perspicacia aguda, y hornos pensado en usted. La tarea es ardua: se va usted á jugar la vida; pero si triunfa, se cubrirá usted de gloria... No me dé las gracias, sé su buena voluntad... Pero por lo mismo de lo excepcional del caso, el gobierno no quiere imponerse... Tiene usted, pues, ocho días de plazo para persarlo.
II
Las doce horas do tren que separaban á la villa y corte de la capital de la provincia confiada á su bastón de borlas pareciéronle al buen gobernador veinticuatro.
Li trascendencia de la misión justificaba su impaciencia por encontrarse entra los suyos y confiarles la terrible nueva. Porque si por un lado sentíase halagado en su amor propio y en su vanidad al habar sido elegido entre todos sus colegas, por otro no se le ocultaba lo ímprobo, lo espinoso de la tarea, en la que podría salir airoso, pero en la que más vero>í mil mente resultaría muerto, ó por lo menos desconceptuado.
La noticia cayó como una bomba en la familia.
Es decir, que no sólo había que renunjiar al idilio del mando, á los bailes del casino, á las fiestas de la Santa Patrona, á la quinta en que pasaban un par de meses en el buen tiempo, enclavada á diez kilómetros déla población, en plena sierra, en el grato fresco de la montaña, sino que además había que renunciar á todo ello porque el pobre marido, el pobre papá, se iba á realizar una empresa que equivalía á correr al encuentro de la muerte.
En seguida, por noble y desinteresado impulso unánime, determinaron aconsejar al jefe de la familia que declinara el honor otorgado, y si se hacía preciso renunciar al gobierno, que renunciara.' El cónclave se pronunció, pues, resueltamente en contra de la aceptación, y en el acto, en cuanto el gobernador regre&ó de Madrid, emprendió una campaña de todos los momento', en que se puso á contribución hasta á los amigos íntimos.
La antevispera de vencer el plazo
la pasó rompiendo papeles, lo que se interpretó por siatomas de renuncia del cargo; la víspera fué á confesarse y á comulgar, como buen cristiano que era: «á pedir consejo al que todo lo puede», dijo á los suyos cuando demandaron, inquietos, una explicación, y al cabo volvió á tomar el rápido de la corte sin dejar transparentar sus intenciones.
111
En el, mismo despacho del cordobán y do los cortinajes café, el ministro, con su sagrada levita oficial, y el gobernador, todavía con su traje de camino, por haberse trasladado al ministerio desde la estación.
—¿Qué hay? ¿Acepta usted?.. Las noticias son cada vez peores. Incendios de cortijos, asaltos en cuadrilla... ¡un horror!
Hizo una pausa su excelencia, y concluyó:
—Conque usted dirá. El gobernador, pálido, pero resuel
to, se desabotonó su gabán de pieles,
•_»JLJ-|
y sacando la cartera, requirió de ella un sobre grande, que puso silenciosamente sobre la mesa italiana.
—¿Qué encierra ese pliego?—preguntóle el ministro, estupefacto y mirándole de hito en hito, no sin cierta emoción.
—¡Mi testamento! ¡Quedo cumplido con Dios y con los hombres! ¡Acepto!
—¡Ah!—exclamó efusivamente el ministro, abriendo los brazos al digno gobernador.—¡Ya sabía yo lo que me hacía pensando en usted y respondiendo de su heroísmo al presidente del Consejo! ¡Era una llamada de honor que significaba un sacrificio y ua hombre!
AUOMSO PÍKKZ NlSVAr
142 La Lectura Dominicai.
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Sí tiene alguna gallina clueca, póngala huevos de pura razs,
L«s tres primeras razas son esencialmente ponedoras, llagando su postura á 160 huevos anuales; las restantes excec en de 120, y son notab.es por su gran tamaño y carne fii.a.
Castellana negra, á 7 ptas. la docena. Prat leonada 8 » » Castellana blanca., 12 » » Houdan,con mono. 9 » » Cochinchína 12 » » Orpington 12 » o Favorelles 12 » n
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La Lectura Dominical. 143
E;I COOPERATIVA DE CRÉDITO HIPOTECARIO
Leemos en nuestro querido y reputado colega La Revista de Economía jf Hacienda dsl lO del corriente:
«Varias veces hemoi elogiado la labor qae COD asombroso éxito viene realizando »Et Hogar Español», labor que no es sólo utilitaria, sino de una gran importancia social. La Memoria correspondiente al ejercicio último que tenemos á la vista refleja aquel éxito excepcional en el acentuado incremento que han obtenido todas las operaciones á que la Sociedad se dedica. El capital suscripto ha pasado de 37,97 á 49,26 millones de
Afioi.
pesetas; los préstamos hipotecarios en vigor ofrecen un aumento de más de 7 Va millones sobre la cantidad á que ascendían á fines de 1910, y ha extendido su esfera de acción á casi todo el territorio nacional, siendo contadas las provincias quB desconozcan Ja beneficiosa obra de cEl Hogar Español».
Véase el progreso realiíado en el capital suscripto y realizado y préstamos hipotecarios otorgados desde la fundación de la Cooperativa:
PRÉSTAMOS HIPOTECARIOS
1904. 1905. 1906. 1907. 1908. 1909. 1910. 1911.
Capital suscripto.
4 330-000 3.683.500 6.007.000
I I .204 000 17.622.500 25.546.000 37,977.000 49.261.000
Capital realizado.
296.295 859 422
1.668.926 3.976.791 6.796 735 9.480.135
16.253 856 19.602.236
Rea l i zados ea el año.
302.500 813 000
I .264 500 2.810,500 4.007.500 5.171.500 6.937.500 8.210.500
En vigor.
302.500 1.023.000 2.092.600 4.447.000 8.134.979
12.861.179 18.346.826 25.976.613
Durante 1911 se ha reducido la cuenta de propiedades adjudicadas á la Sociedad, y no obstante el númeto de préstamos hipotecarios realizados, han sido insignificantes las ejecuciones por falta de pago.
Se ha creado en 1911 una Sucursal en Barcelona, existiendo el propósito de establecer Agencias en otras localidades importantes. Se ha realizado con éxito el proyecto de crear cátedras ambulantes de agricultura, habiéndose dado durante el año notab'es conferencias por prestigiosas persona'idades en distintos puntos de España.
En 1911 ha obtenido «El H >gir Españo'» una utilidad líquida de 1 411.067 pesetas, con un aumento de 310.923 pesetas sobre la alcanzada ea ei ejercicio anterior.
Los fondos de Garantía, Previsión y Cultura se elevan, con la asignación del corriente año, á la importante cifra de 615.461 pesetas.
Las crecientes demandas de préstamos que tiene «El Hogar Español* por parte de los agricultores, prueba que aquí son muy necesarias estas instituciones de crédito, que realizan una verdadera obra social.
Nosotros ffcilitamos al Consejo de la Sociedad que preside el ilustre catedrático de la Central D. José María Olózaga, y al gerente señor Ramírez, por los brillantes éxitos obtenidos y por el nuevo rumbo que se da á la Sociedad, la cual, mediante la reforma estatutaria aprobada por la Junta, podrá realizar SIS fines con mayor intensidad y extensión.»
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Fremiado por la Real Academia de Bellas Arte». José Tena (FMIS del Mar) Valencíai.
Qran premio en la Exposición de Bruselas, 1910, y medalla* de oro en Zaragoza, 1908, y Madrid, 1905. Im'áganes talladas en madera y de madera artificial, altares-retablos, andas, etc.—Tarifas ,las más económicas
i» Espafia.—No dejar da consultar asta Casa.—Sa remitan oatilogos á los señoras que deseen hacer tlgún encargo.
Tipegraüa del Sagrado Corazón. — San Bernardo, 7, Madrid.
144 La " Lectura DominicaL I I • " - ~
LIBRERÍA RELiaiOSA DE GABRIEL MOLINA . • SUCESOR DE VIUDA DE RICO _ _ _ _ ^
0 - A . U L E 3 D E I » 0 3 S r T E J O S , Q . — Js/L J^1DTIXT> |Aanncton.°2
lAI eielat ]al clel«I AUento á.las per-sonas que sufren, según San Alfonso M tria de L'g jrio, por el F. Saint-Onair.—Un tomo en 16.°, teia, 1,25 pe •et&s.
Anaé Lltarglqnj (L'), par D. Gié.-an ger.—Q lince lomos en 8.", 4,60 ptai. cada uno.
DIVISIÓN DE LA OBRA
Le temps d'Avent., un tomo. » * de Noel, dos tomos. » » de la Septuagésime. un tom x » j> du Caréme, un tom ->. » í) délaPassión, un tomo. » » Fosca', tres tomos. > D de la Peniecóle, seis tomos.
Antologia de Apólogos caatellaaos, de cidn escritores y poetas moralistas, para uso da ios educandos y elu-cadores, por D. Manujl Pidal, Pbro.; Dr. en Filosofía y Letr^m,—üa tomó en 8.*, tela, 2,50 ptas.
Ballerial (José). Bl prIncip'.odecauia< lid id y la ex stencia de uios frente i la cijncia moderna, traducción del P. P^ro Rodrigues.—U a tomo en 4.», 3 y 4 ptas.
l ioniad (Ln), sus méritos, sus caracte-ros, sus fuentes, sus fUsifinaciones, por J. Giibart, traducción de F. de ü lade.—Ua tom-) en 8° , 1,76 ptas.
Carácter (Bi), den lición, importancia, ideal, orjgín, clasiflnación, formación, por J. Giibert, traducción de F. Sarmiento.—ü 1 tomo en 8.°, pesetas 1,75.
CateclüBio de la liifancla, preparación dogm&tica y moral para la primera Comunión, é instruocionei catequísticas al alcance de los niñ^s, por el aba,t j Maünjoud, traducido p ,r el P. Manuel 8 moho. — Ui tomo •n 8 °, tjla, 4,50 ptas.
CatecUmo ca estampas. Contiene S9-tenta grabados en ne^ro con la ex.tii-cación dd cada uno de ellos.—Un tomo en f jüo, 3 ptas.
Cblutas y verdad .>s, por B jrnar '.o G jn-ti ini. (Obra.muy á propó ito para ca tequesis). -U i tomo en 8.°, tola, 4 pesetas.
Dcgeabardt (C. J ;8é). Los cuatro Ai*-cjinos del mundo, ensay) de Apóloga tica cientiflca, segunda edición corre-
f 'di y precedida de u i prólogo del . Ramón Raiz Am ido. — U J tomo
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de los tiempos apostólicos, por Rjy-nes Monlaur, traducido por C. y L o rera.—Un tomo en 8.", 2 y 3 ptas.
Edueaelón religiosa (La), por el Pa* dre Rimón Ru z Amado.—U.i tomo en 8." mayor, 4 y 5 ptat.
Escritos «a pronta: Ex^)Osición del cantar dj cant.;res según la letra res-puosta desde la cárcel: Ly perf cta casada; Exposición del Salmo 41; Car-tas, por Fr. Luis de L;ón.-Uu lojao en 8. , 2 y 3 ptas.
Ex'e!eaela8 del sajerdoelo y vocación á este estado, por el P. Luis Ca p-ón.—Ua tomo en 8 °, tela, 6 ptas.
Craadcs ln»,l tacloaaa d^l Catollcla> •so (La»X Ó.'denes m )n&sticas, Intti-
tut)8 misioneros, por Sjverino At-nar.—Un tono en 8." mayor, 3 y 4 pesetas.
Ileraiaaa (J). lastitutiones Theologíae D)gmat cae.—D>s t)mos en 4.°, 18 y 21 ptw.
Janvier (P). Exoositión de la M )rale Chtho ique. 1 ¿a Beatitude, II La Li-
^berté III Les passions. IV La Vertu. V y VI Le viee el la peché. VII La Loi. 5 pesetas c .d i tomo.
J«BBS-€hrIiil mé lité et contimp'é t )us les j )ttrs da i'ann >e.—Seis tomos en 12.°, 12 ptas.
Haré (P. O ementis). I istitutiones mo-ra'ea alphonsianae, ad usum Sebo a-rum accommodata.—Dos tomos en 4.", 18y2l ptis.
Más alegría, por el D.'. F<tu' W. V jn-k ippier, osispo de R jttemb irgo, traducido por Fjlipí Vaiaverae. — Ua tomo en 4.°, tela, 5 ptas.
lIcdltalIoBs poar Jeiiaea personaS8, ex ircice de trente medít^tions chaqua •ol., parl'Abbe P. J)ig3.-Pracio de cada uno, 0,80 ptai. La matuí. La Pie-té, VHumíuté, UAmom du prockcUn, Le Decoir, Le Zé e, La Penitence, La Belle Vertu, La Boníé, Nos Modeles.
Mlraráti biela El. Epis^dios evangélicos, por R tyné j M «niaur, traducid i por Mgu-íi Costa y Llovera. —Ui tomo en 8." may^r, 2 y 3 ptas.
IHIssel des Fideles, coatenant le texta du missel romain avac traiuction fraTQJiise et notices ex )!ic Uions, par le P. G r^rd Van Caloe'n.—D j» tomos en 8.°, chagri i fl xlb'e, canto dorado, 25 ptas.
HoBsabré (R. P.). Breves discursos cuaresmales pred.calos en la ig esia de Dominios doi Havre e i las Caá resman de 1898 y 1902. Traducidos por el R P. Jian M.guol, de la misma O.-den.—D JS t jmos en 8.", 6 y 8 ptas.
Mevelistas anales y baeaoa, juzgados por el P. Pablo Líidron de Guev 4-ra, S. J.; júzganse más de 2.115 aove listas.—Un tomo en 4.°, teis, 2,50 pesetas.
Proscritos. Noticias circanstanc'alas de lo acatc.do á los religiosos de la Compañía de Je júj en la revolución de Portugal ae 1910, por el P. Luis Gjnzaga Cabral, versión castellana del P. Constantino Eguia Riiz.—Ua tomo en 4.°, 4 y 5,50 ptas.
Bayo de luz (£ ) Escenas evangé icas, por R)ynés Monlaur, t aduciaas pjr ei P. J ame Pons.—U i tomo en 8.° ma yor, 2 y 3 pt i8.
Recetario donséstieo. Encic'opadia de las f tmilias en la ciudad y en el campo; co e^ción de 5.667 recetas para todas las necesüaaes d j la vida, por F. Chirsi y A, Oastoldi, obra ilus'ra-da y traducida por F.ancisco Nove-lias.—Ua tomo en 8" mayjr, te.a, 12 ptas.
Reliquias literaria i de Balases raco-giilas y pub icadas por ei P. Ignacio Casanovas.—U i tomo en 8.°, 3 y 4 pesetas.
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moral de más d j 3 500 com9di w, t«a« gedias, dramas, operas, zarzue'as, saínetes y j iguetes cómicos, sobre todo castellanos an'ijuos, y muy en especial moderaos y contemporáneos, c )n datos biográñ ios de autores dra-má'icos por ordan alf tbético, por el P. Amado B irguera y Serrino.—Uo t )mo en 8.° mayor, 3 y 4 ptas.
Represlóa legal de les delitos eoafra la rellgida. Eitulios jiirid.co-prácticos por el P. P.*blo Vuiada, S. J ; D . Haria Blázquai; D.-. N ivarro R >-driguez; Dr. A. Utb:ino; L'c. Jasea B anc; Dr. Fjrnández da Castro, y D.\ D. Jote M JÍ i Vaidéi R ibio, con u i prólogo del Di'. D. David Marina.— U i tomo en 4.°, 0,75 p'.as.
Rct ratos de antafto, por el R P. L'iis Coloma; hermosa edición.-U i tomo en 4.», p»ta, 50 ptas. (Sólohiyun ejaiapiar).
Redrigaez (P. Taoioro) Estudios sociales.—Ua tomo en 8." mayor, 5 pa-set M.
San JOBA ea la vlJa de Crl- t» y de la Iglesia, p)r ei P. M lurici o Mesch-1er, S J; trsducido por e' P. J jró limo B)jas.—Ua tomo en 8.° m'iyir, tala, 5 ptas.
Sai t 1 Teresa de Jcsú^ y la Oi-den de pred cad ^res; estudios históricos por el P. Fr. F jiipe M trtln, con un prólogo de D. M'guel Mir, de la Raai Academia Española.—Ua tomo en 4.°, tela, 7 ptas.
Scbrijvers (P. J né). Manual de economía política, prefacio dal P. Ritten, traduxión del fi-ancéj por D. Jaan Mateos, Poro.; adaptada á Ejp-iñt por D. José dd Posse y Vdielga.—Un tomo en 8." mayor, 4 y 5 ptas.
Teresa del H'lAo Jesáa y de la Santa Faz (Sor), Carmelita descaíz \. H.«loria de u 1 alma, escrita por ella mis • ma (1873-1897), su vida, consej is y recuerdos. Oi-aciones, cirtas y poesías Lluvia de rosas, traduc üon del f-anees por el P. Ronualdo de Sinta Catalin i, C. D.-Un tomo en 4.°, 4 y 5,5) ptas. La m sm i ed con, lujo, 6 y 8,50 ptas.
Wlda de Santa Teresa de Jesús, publica'a por la Socie lad fototipográ-fie i cató'ica baj i la dirección del d c-tor D. V.cjntj de la Fuente, coaf jr-me al original autógraf / que se conserva en el Raal Monasterio da El Es'oriai.—Un tomo en folio, pasta, 50 ptas.
Vida csplriina!(Ln). Suva de Tjolo-gía aseé ica y mística segúiel espíritu y principios da Stntu Tomás de Aquino, por el P. Andiéj Mirla Mey-nard, traducido por el P. Raimundo Castj,ñ j.—Dos tomos en 8.°, 8 y 10 pesetas.
Virtades y delectes ds las Jóvenes. Educación mjral da la ad jiefcc ncia f ^manin:!, p^r el P. Ch ipaau, traducido p -r Mirla de Sagredo, prólog> de D. Sulaldo Serra, Pbro. -Dos to* mos en 8.°, tela, 7 ptas.
Yo para qué aaci? Principio y funda-mjuto para la acertada el ccion <fe estado, por el P. Pares, S. J.—Ua tomo en 8.°, tela, 1,50 p as.
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