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L A FUNDACIÓN DE PUEBLA DE LOS ÁNGELES—MITO
Y REALIDAD
J u l i a HlRSCHBERG
Smith College
D U R A N T E E L PERÍODO colonial Puebla de los Ángeles gozó
en N u e v a España de una preeminencia ta l que sólo fue
superada por l a de la c iudad de México . Por su población,
su p r i o r i d a d legal, su comercio, su prest igio c i v i l , y hasta
p o r el esplendor de su catedral, l a Puebla co lonia l p u d o
aspirar a más que una mera pretensión de r i v a l i d a d con
la cap i ta l . Pero, irónicamente, ese centro de r iqueza y p r i v i
l eg io fue fundado en 1531 como u n exper imento social utó
p ico , destinado a combat i r las mismas tendencias aristocrá
ticas que l legaría a encarnar.
E n las pr imeras décadas la corona española enfrentaba
e n su i m p e r i o del Nuevo M u n d o dos problemas sociales
básicos e interconectados: ¿Cómo proteger a sus subditos
i n d i o s de sus subditos europeos? ¿Cómo convencer a los con
quistadores de que abandonaran la conquista por l a coloni
zación? E l establecimiento de Puebla fue u n a parte del per
manente esfuerzo por resolver ambos dilemas. All í se insta
la r ían simples labradores, campesinos dotados con parcelas
de s imi l a r extensión e idéntica inf luencia , fuera de las co
munidades indígenas y sin contar con el apoyo de los indios .
Así, n o sólo los indios y sus propiedades se disociarían de
sus potenciales explotadores, sino que además se demostra
r í a a los españoles que, a pesar de que los conquistadores
aducían l o cont rar io , los europeos podían sobrevivir en e l
N u e v o M u n d o de l mismo modo como l o hacían en el an
t iguo .
Desde el siglo XVI l a dramática evolución de Puebla, que
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de u n exper imento ideal se convirtió en u n a metrópoli co
lon i a l , a t ra jo el interés de los historiadores t an to profesio
nales como aficionados hacia los decisivos años de l a fun
dación de l establecimiento. ¿Cómo ocurr ió ese cambio?
Ningún o t r o período de la h is tor ia de l a c iudad ha sido
estudiado con tanta profusión e intensidad. Desde la época
co lon ia l hasta nuestros días los investigadores h a n discut ido
sobre una serie de cuestiones, como, por e jemplo, a quién
debe a t r ibuirse e l proyecto i n i c i a l sobre el f u t u r o estable
c imiento , quién convenció a l a corona para que diera la
o rden de fundación, dónde y cuándo se instaló l a pobla
ción po r p r i m e r a vez, de dónde p r o v i n o el nombre de la
f u t u r a c iudad , y cuántos y quiénes fueron los que pa r t i c i
pa ron en l a fundación. Sobre l a base de estos detalles histó
ricos se h a n hecho generalizaciones m u y amplias sobre l a
h i s to r ia social novohispana por aquellos que se interesan
especialmente en l o que Puebla puede revelar respecto al
proceso de colonización y l a lucha de España p r i m e r o por
el o rden y después por l a jus t ic ia . Por esto, los tan deba
tidos detalles de l a fundación de la c iudad a d q u i r i e r o n l a
categoría de piedras fundamentales para la reconstrucción
de u n o de los experimentos sociales menos comunes en la
aventura de España en el N u e v o M u n d o .
Las l íneas generales de las pr incipales controversias aire*
dedor de l a h is tor ia de la fundación se def in ie ron duran te
el período co lon ia l . Los cronistas, como Motol in ía , Her re ra
y Tordesi l las , T o i quemada, Vetancour t y G i l González Dá-
v i l a , mezclaron l a leyenda, los hechos y l o probable . Sus
contr ibuciones fueron acomodadas, interpoladas o aceptadas
cabalmente por los historiadores locales de los siglos X V I I
y X V I I I , como Zerón Zapata, A n t o n i o de Ochoa, Diego Ber-
múdez de Castro, fray Juan de Villasánchez, Pedro López
de Vil laseñor y el maestro ind i scu t ido de la erudición po
blana, M a r i a n o Fernández de Echeverría y V e y t i a . 1 E n l a
i M O T O L I N Í A , 1951; H E R R E R A Y T O R D E S I L L A S , 1934; T O R Q U E M A D A , 1723;
V E T A N C U R T , 1960-1961; G O N Z Á L E Z D Á V I L A , 1959; ZERÓN ZAPATA, 1945;
O C H O A , s/f; B E R M Ú D E Z DE CASTRO, 1908; V I L L A S Á N C H E Z , 1967; L Ó P E Z DE
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década de 1920, al cumplirse los cuatrocientos años de l a fun
dación, se. planteó casi como u n impera t ivo práctico el rena
c i m i e n t o del tema en l a historiografía, que aprovecharon
los h i jos nativos y adoptivos de l a c iudad, y en especial el
e r u d i t o alemán H u g o Le ich t , para t ratar de resolver el pro
b l e m a de dónde y cómo debía conmemorarse la fundación. 2
Histor iadores más contemporáneos, como Francois Chevalier,
N o r m a n F. M a r t i n y Guada lupe A l b i Romero, u t i l i z a r o n
los resultados de esos estudios para t ratar de ubicar la fun
dac ión de Puebla en el contexto de l a his tor ia social de l a
c i u d a d y de la co lonia . 8
E n cierto modo tan temprana preocupación por esa par
te de la h is tor ia de Puebla simplificó los estudios posterio
res. Se real izaron exhaustivos intentos, muchas veces pagados
p o r el gobierno, para ubicar las fuentes existentes, examinar
y reexaminar la información proveniente de esas fuentes, y
enunc ia r las hipótesis plausibles cuando faltaba documen
tación o l a que exist ía n o era explíci ta. Sin embargo, en
o t r o sentido, l a persistencia de esa controversia t rad ic iona l
du ran t e tan to t i empo contr ibuyó más a oscurecer que a
aclarar los problemas. L a leyenda se entremezcló con los
hechos y la tradición consagró e l conjunto . En ciertos casos,
para los contendientes, la mera controversia llegó a ser más
i m p o r t a n t e que el contenido mi smo del debate, y además,
l a d isputa ha c o n t r i b u i d o a or ientar l a energía de los inves
tigadores hacia rutas l imi tadas y tr i l ladas.
Después de cierto t i empo dedicado a examinar el escaso
ma te r i a l p r i m a r i o y l a abundante l i t e ra tu ra secundaria sobre
l a fundación de Puebla, parecería útil reexaminar aquí al
gunas de las controversias más persistentes para enterrar
algunos mi tos y extraer de otros algunas briznas de verdad.
V I I X A S E Ñ O R , 1961; V E Y T I A , 1931. Véanse las explicaciones sobre siglas y
referencias al final de este artículo.
2 L E I C H T , 1961; vid. también los artículos de Leicht y otros en la
revista Puebla ( L E I C H T , 1930a, 1930b, 1930c), y las ediciones de la épo
ca de Revista India, Eurindia, Revista de Oriente y otras. 3 C H E V A L I E R , 1947; M A R T I N , 1957; A L B I R O M E R O , 1970.
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A l esclarecer así el proceso del exper imento social, también
podrían surg i r algunas de las razones p o r las cuales fueron
desnaturalizados los objetivos sociales más idealistas de los
fundadores de Puebla.
E L E X P E R I M E N T O E N SUS ORÍGENES
Dis t in tos historiadores h a n a t r i b u i d o al p r i m e r obispo de
T l a x c a l a , f ray J u l i á n Garcés, a los franciscanos, o a l a p r i
me ra audiencia, la iniciación de l a campaña que culminó
con la fundación de Puebla. Garcés, u n d o m i n i c o discípulo
de A n t o n i o de N e b r i j a y ex a l u m n o de la Sorbona, l legó a
N u e v a España en 1526 para hacerse cargo de su recién crea
d o obispado. 4 L a preparación humanis ta de Garcés se com
plementaba con u n claro sentido misionero, y parecería que
se lanzó gustoso a la lucha por el poder que sobrevino tras
la conquista . Su preocupación por su p r o p i a posición, así
como por el bienestar de su rebaño, l o llevó a recomendar
que se estableciera en su sede, l a c i u d a d de T laxca la , una
c o m u n i d a d exper imenta l .
Para recompensar la alianza de T l a x c a l a con Cortés, los
t r iunfantes españoles habían e x i m i d o al t e r r i t o r i o t laxcai-
teco de establecimientos españoles. 5 S in embargo, según Gar
cés, este favor hab ía resultado una bendición m u y relat iva.
A l fa l tar en la p rov inc i a una a u t o r i d a d secular, hordas de
pelafustanes españoles se habían sentido estimulados a i n
v a d i r los pueblos tlaxcaltecos, causando g ran angustia a los
indios , a quienes obl igaban a prestar bienes y servicios no
exigidos por la ley. Según Garcés, t an to se v io laban las leyes
que él y otros sacerdotes tenían verdadero m i e d o de v i v i r
al l í . Si esos abusos cont inuaban los ind ios se rebelarían.
Además, la ac t i t ud de esos españoles era como una b u r l a a
las enseñanzas cristianas que Garcés y los misioneros trans
mi t ían a los indios convertidos, y u n m a l e jemplo para
4 N A V A , 1956.
5 GIBSON', 1952, cap. 6.
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éstos. Garcés creía que el p roblema terminaría si los euro
peos fueran instalados formalmente en T laxca la , donde sus
actividades podrían controlarse. Y agregaba, discretamente,
que ta l desorden en una p rov inc ia t an r ica perjudicaba tan
to a los ingresos reales como a los i nd ios . 6
Los misioneros franciscanos de Nueva España —según
su vocero, Motol inía , guardián de Tlaxcala— admi t i e ron l a
existencia de problemas similares a los que enunciaba Gar
cés, pero no sólo en T l a x c a l a sino en toda la Nueva España.
S in embargo, proponían soluciones mucho menos ambicio
sas. T a l como decía el frai le en su His to r i a , él y sus colegas
pedían a los oidores de la audiencia
que hiciesen u n pueblo de españoles, y que fuese gente que
se diesen a labrar los campos y a cultivar la tierra a e l modo
y manera de España, porque la tierra había muy grande dis
posición y aparejo; y no que todos estuviesen esperando re
partimiento de indios; y que se comenzarían pueblos en los
cuales se recogerían muchos cristianos que a l presente anda
ban ociosos y vagabundos; y que también los indios tomarían
ejemplo y aprenderían a labrar y cultivar a el modo de Es
paña; y que teniendo los españoles heredades? y en qué se ocu
par, perderían la voluntad y gana que tenían de se volver a
sus tierras, y cobrarían amor con la tierra en que se viesen
con haciendas y granjerias; y que juntamente con esto, ha
ciendo este principio, sucederían otros muchos bienes. 7
•6 Para un resumen oficial de la posición de Garcés, vid. el compendio de V E Y T I A , I , pp. 60-61; y carta del rey a la audiencia (25 ene. 1531), en AGÍ, Audiencia de México, leg. 1088, t. 2, f. 51-51v. Las afirmaciones de Garcés deben interpretarse dentro del contexto de las críticas que se habían desatado en España porque abandonó su sede para residir en la ciudad de México, como se observa en una carta del rey a Garcés (25 ene. 1531), en AGÍ, Audiencia de México, leg. 1088, t. 2, ff. 51-51v. Aun después de la fundación de Puebla el obispo no mudó su residencia a Tlaxcala. E n febrero de 1533 la audiencia explicaba que Garcés estaba enfermo y que por lo tanto no podía abandonar la capital. Audiencia al rey (9 feb. 1533), en AGÍ, Audiencia de México, leg. 68, ramo 1.
7 MOTOLINÍA, 1951, p. 319.
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L a p r i m e r a audiencia de l a N u e v a España se p r o n u n
ciaba en favor de una población española en T l a x c a l a p o r
razones aún más pragmáticas. Bajo l a presidencia del discu
t i d o Ñ u ñ o de Guzmán, este organismo, caracterizado por l a
pa rc i a l i dad de su política, hab ía desatado en l a Nueva Es
paña una oposición tan ardorosa que l a corona estaba i n u n
dada de solicitudes, tanto de laicos como de religiosos, que
reclamaban una administración más jus ta y efectiva. Frente
a críticas t an generalizadas, los oidores decidieron calmar a
su monarca y pal iar el desorden que habían c o n t r i b u i d o
a crear. U n a de las soluciones que habían pensado para lo
gra r ambos fines fue que la audiencia propusiera e l la misma
l a creación de una población española en la c iudad de T l a x
cala. C o m o los franciscanos, los oidores sugerían que se bus
caran colonos que fueran '"labradores", pues ellos podrían
u t i l i z a r me jo r los fértiles campos de esa p rov inc ia y así
aumentar los ingresos reales. 8
Cada una de esas propuestas fue tenida en cuenta para
e l exper imento que f ina lmente aprobó la corona. L a l i m i
tada documentación d i sponib le ind ica q u e se decidió apro
bar el establecimiento de l a población como respuesta a la
petición de Garcés, aunque el resultado no contaría con
l a aprobación del obispo. A fines de 1530 los oidores de l a
segunda audiencia l legaron a N u e v a España con instruccio
nes de instalar una población española en l a p rov inc ia de
T l a x c a l a . S in embargo, seguía en p ie l a cuestión de dónde
ub ica r la nueva c iudad. E n respuesta a Garcés, la corona
declaró que había ordenado a l a nueva audiencia pobla r l a
p rov inc i a de T l axca l a con españoles. Sin embargo, en las ins
trucciones originales dadas a esa audiencia, la corona había
seguido las recomendaciones de Garcés en el sentido de crear
u n a población española en la c iudad de T laxca la . E n la mis
m a semana la corona ordenó s implemente a sus representan
tes fundar u n ' 'pueblo de cristianos españoles en el más
conveniente y aparejado lugar que os pareciere", en l a
8 Audiencia al rey (30 mayo 1530), en CDIA, X L I , p. 39.
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prov inc i a de T laxca la . Garcés, que se convirt ió en u n en
carnizado enemigo del nuevo establecimiento, cont inuó du
ran te 1538 presionando en favor de su propuesta o r i g i n a l . 9
E n una relación de 1544, Bar to lomé de Zarate, p rocurador
de Puebla ante l a corte, expl icaba que Puebla debió haberse
fundado en l a c iudad de Tlaxca la , o por l o menos den t ro
de sus términos, pero que sus planificadores n o habían que
r i d o usurpar las tierras de los i n d i o s . 1 0 Parecería que la
segunda audiencia tomó la decisión basándose en sus pode
res discrecionales.
Hacia l a pr imavera de 1531 la audiencia ya hab ía def i
n i d o algo más los caracteres y objetivos de l nuevo estable
c imien to , agregando todavía o t ra serie de metas que debían
cumpli rse . Esos planes eran más específicos que los de los
pr imeros abogados de l a fundación, pero igualmente utópi
cos. E n u n i n f o r m e de l mes de marzo l a audiencia manifes
taba que para proteger las vidas y propiedades de los ind ios
se había pensado en u n lugar para l a nueva comun idad
sobre el c amino de M é x i c o a Veracruz, entre las ciudades
de T l a x c a l a y Cho lu l a . Sin embargo, aunque así los espa
ñoles estarían instalados lejos de éstos y otros establecimien
tos indgenas, se recurrir ía a los pueblos vecinos para que
con t r ibuyeran con ayudas temporales para los trabajos de
construcción de las casas de los vecinos y de preparación
de los campos para los cul t ivos. Puesto que l a audiencia
hab ía descubierto rápidamente que los conquistadores " n o
se abaten a ningún género de t rabajo por l o mucho que
creen que merecen y n o estar hechos a e l lo" , se reclutaría
a los futuros pobladores p r inc ipa lmen te entre los no con
quis tadores . 1 1 A los que así fueran elegidos se les darían lor
ies para cu l t i va r y cr iar ganado. Además de los beneficios
a E l rey a la audiencia (18 ene. 1531), en L Ó P E Z DE V I L L A S E Ñ O R ,
1961, p. 36; el procurador del obispo de Tlaxcala al rey (31 mayo
1538), en AGÍ, Audiencia de México, leg. 1088, t. 4, ff. 87-87v.
16 "Relación de Bartolomé de Zarate, vecino y regidor de México,
sobre historia", en ENE, iv, pp. 137-138.
11 Audiencia al rey (30 mar. 1531), en ENE, I I , p. 43.
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q u e para indios y españoles significaría este in ten to de pro
teger a unos recompensando a los otros, la audiencia pre
ve ía que de ese pob lamien to se obtendrían también ventajas
d e t i po más t rad ic iona l . E n términos económicos, una comu
n i d a d agrícola en una región tan fértil podría abastecer a
t oda la colonia de los frutos y cereales españoles que hasta
entonces los pueblos indígenas habían sido incapaces de pro
d u c i r . T a m b i é n podían prosperar en los valles adyacentes
a l a c iudad los rebaños de ganado europeo. E n términos
estratégicos, u n establecimiento español en la r u t a p r i n c i p a l
en t re la c iudad de M é x i c o y l a costa aseguraría las líneas
de comunicación de la audiencia con España y serviría ade
m á s para v ig i l a r a u n a populosa región indígena en caso
d e rebelión, catástrofe que podía evitar la mera presencia de
l a c iudad. Esta misma también podía constituirse en posta
p a r a los viajeros hispanos que po r entonces se detenían en
T l a x c a l a a costas de l a población de esa c i u d a d . 1 2
Así, ya en la etapa de l a planificación, el fu tu ro del ex
pe r imen to social estaba amenazado por los conflictos exis
tentes entre sus propios defensores, y se volvía confuso po r
las metas conflict ivas que se le atribuían. L a importación
d e m a n o de obra indígena, aunque fuera temporaria, difí
c i lmente podría significar u n comienzo prometedor para
u n exper imento destinado a lograr que los colonos n o de
pendie ran de l servicio de los indios . Evidentemente, una
c i u d a d que se fundaba para absorber a l a población vaga
b u n d a necesitaba de pobladores diferentes y de u n gobierno
d i s t i n t o a los de las ciudades que, según se suponía, debían
consti tuirse en e jemplo de l a v i r t u d cristiana, o a l imentar
u n a colonia, o recompensar a los desheredados, o cons
t r u i r una defensa frente a los indios .
E n u n in fo rme de marzo de 1531 l a audiencia explicaba
que había enviado a una persona de confianza para encon
t r a r u n s i t io adecuado para el nuevo establecimiento en el
12 Ibid., Juan de Salmerón al Consejo de Indias (30 mar. 1531),
en CDIA, xm, pp, 195-198.
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á r ea escogida. 1 3 Los historiadores posteriores han a t r i b u i d o
esta labor t an to a Garcés como a los franciscanos.
Según la leyenda popular , ta l como la re la taron Bermú-
dez de Castro y Veyt ia , Garcés soñó en vísperas del día de
San M i g u e l (el 28 de septiembre de, supuestamente, 1530),
q u e los ángeles l o l levaban a u n hermoso lugar que poseía
todas las ventajas d e l m u n d o : t ie r ra fértil, agua abundante
y c l i m a saludable. A l día siguiente condujo a u n g rupo de
franciscanos al lugar donde más tarde se fundaría Pueb la . 1 4
Se a d m i t a n o no los pormenores del sueño, es bastante pro
bable que tenga asidero l a pretensión de Garcés a ta l dis
t inción, teniendo en cuenta que desde m u y temprano él i n
tercedió en favor de la fundación. S in embargo, puesto que
su p r o p i a elección del lugar era precisamente l o que o r i g i
naba su i n q u i n a contra l a población, parece más probable
l a reivindicación de los franciscanos. Vetancour t apoya esta
ú l t ima posición insist iendo en q u e debe atr ibuirse a M o t o -
l i n i a todo el méri to de la elección de l lugar . El mismo M o
tol in ía re la ta con detalles su participación en las ceremonias
de fundación y en los pr imeros días de v i d a de l a pobla
ción, poniéndose a sí mismo en la escena, con cierta auto
r i d a d . 1 5 T a m b i é n es probable que los franciscanos, por ser
guardianes de T laxca la , Cho lu l a , Tepeaca y Huejo tz ingo ,
conocieran mejor l a zona que el obispo Garcés, siempre
ausente.
E l lugar preciso elegido para l a fundación i n i c i a l de
Puebla es u n tema tan discut ido p o r los historiadores po
blanos como el de quién fue e l encargado de seleccionarlo.
S i n embargo, en este p u n t o disponemos de una mejor docu
mentac ión con la cual se pueden confrontar las teorías
expuestas. Según Bermúdez de Castro, Puebla se estableció
p r i m e r o en el lugar de u n a venta regenteada por dos espa
ñoles, Esteban de Zamora y su par iente Pedro Jaimes, en
13 Audiencia al rey (30 mar. 1 5 3 1 ) , en ENE, n, p. 4 3 .
14 V E Y T I A , 1931, i , pp. 65-67; B E R M Ú D E Z DE CASTRO, 1908, pp. 12-13.
15 V E T A N C Ü R T , 1960-1961, n, p. 301; M O T O L I N Í A , 1951, pp. 319-320.
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e l camino de Méx ico a Veracruz. Sin embargo, el i n fo rme
de la audiencia ind ica que el lugar elegido distaba en ver
d a d unas cinco o seis leguas del camino p r i n c i p a l . E n rea
l i d a d , más tarde se desvió el camino para que pasara por
P u e b l a ; 1 6 más aún, la documentación existente n o mencio
n a n i a los españoles n i a su venta.
O t r a tradición que puede apoyarse en documentos con
servados es la que fue recogida p r i m e r o por T o r q u e m a d a
y Her re ra y aderezada p o r investigadores posteriores. Estas
fuentes d icen que Puebla se fundó or ig inar iamente en el
s i t io de u n establecimiento indígena abandonado conocido
como Cuet laxcohuapan, l o que se ha t r aduc ido como " l u
gar donde se lavan entrañas" o " t ie r ra de serpientes". A u n
que los Anales mexicanos registran que así l l amaban los i n
dios vecinos a l lugar en que se estableció Puebla, n i esta
fuente n i n i n g u n a o t ra conocida ind ican que hub ie ra exis
t i d o alguna vez una población de ese n o m b r e . 1 7
Par t iendo de l a documentación contemporánea puede l le
garse a u n a idea más precisa de l a ubicación de l p r imer
establecimiento. E n u n in forme elevado a l a corona e l 13
de agosto de 1531, el l icenciado Juan Salmerón —el o idor
encargado especialmente de l a fundación de Puebla— decía
que se hab ía elegido u n sit io ubicado u n a legua al nor te
de T o t u m i a c a n ( T o t i m e h u a c a n ) . Salmerón expl icaba que
este pueb lo hab ía sido una poderosa c iudad indígena, pero
q u e hab ía sido destruida unos sesenta años antes po r su
r i v a l Tepeaca. Los sobrevivientes habían h u i d o a T laxca la ,
dejando sólo u n a pequeña comun idad que en 1531 contaba
sólo con unas cincuenta o sesenta famil ias . D i r i g i d o por su
encomendero, Alonso Galeote, el pueblo protestó inmedia
tamente alegando que una población española t an cerca
16 B E R M Ú D E Z DE CASTRO, 1908, pp. 11-12; Salmerón al Consejo de
Indias (13 ago. 1531), en ENE, XVI, p. 13.
17 T O R Q U E M A D A , 1723, i , p. 313; H E R R E R A Y T O R D E S I L L A S , 1934-1957, i ,
p. 63; Puebla en el virreinato, 1965, pp. 1-3; "Anales mexicanos — Puebla, Tepeaca, Cholula — 1524-1645", microfilm en M N A H , Serie Mis
celánea, rollo 81, f. 25.
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podía v io l a r sus términos, a l mismo t i empo que reclamaba
las tres o cuatro leguas de que había dispuesto antes de la
v i c t o r i a de Tepeaca. 1 8 Salmerón no expl icó cómo se había
resuel to f ina lmente este confl ic to , aunque el hecho de que
Galeote se convir t ie ra en vecino de Puebla en 1532 y en
m i e m b r o de su cabi ldo en 1533 puede ser u n i n d i c i o . 1 9
F i j a n d o aún más estrechamente l a ubicación del lugar,
el t es t imonio que fray Juan de Zumárraga envió al Consejo
de Ind ias sobre la fundación de Puebla dice que la funda
c ión de 1531 se ubicó al sur de l o que es hoy el cerro de
Guada lupe . Cotejando l a información de Zumárraga con
l a de Salmerón, resultaría que la p r i m e r a fundación de
Pueb la tuvo lugar a l sudeste del actual zócalo, unos cuatro
ki lómetros directamente al nor te de To t imehuacan , entre
esta población y el cerro de Guadalupe . L e i c h t llega a la
m i s m a conclusión general, aunque Vey t i a sostiene que l a
p r i m e r a c iudad debió de estar más al norte , al pie del ce
r r o de Guadalupe ( l lamado de Be lén en esa época) "en l o
a l t o de San Francisco", en l a margen o r i en ta l del r í o de
San Francisco.^ 0 Según esto, el si t io o r i g ina l debió de estar
a l no r t e de l a actual iglesia de San Francisco, cerca del p r i
m e r monaster io franciscano de Puebla. D e hecho, l a posición
de V e y t i a se basa en el supuesto de que los pr imeros pobla
dores habían const ruido sus casas alrededor de ese edif ic io .
S i n embargo, los testimonios de Salmerón y Zumárraga refu
t a n convincentemente este supuesto.
L a visión de l obispo Garcés, que ya mencionamos con
re lación a l a elección del l uga r para el establecimiento
de Puebla, también desempeñó u n papel fundamenta l en la
18 Salmerón al Consejo de Indias (13 ago. 1531), en ENE, XVI,
pp. 12-13. E l papel de Salmerón en el desarrollo de Puebla se discute
m L E I C H T , 1933, pp. 5, 33-35.
19 Lista de vecinos, del 6 de diciembre de 1532, en A A P ¡ L C , su
plemento 1, ff. 7v-9.
20 Testimonio de fray Juan de Zumárraga (4 abr. 1534), en AGÍ,
Patronato, leg. 21, n? 4, ramo 1; L E I C H T , 1930c, pp. 60-65; V E Y T I A ,
1931, i, pp. 89-90, 203.
196 J U L I A HIRSCLIBERG
cuestión de por qué se elegió el nombre de Puebla de los
Ángeles para esa c i u d a d . 2 1 Como era de esperarse, los p r i
meros historiadores encontraron la explicación de l a parte
f i n a l de l nombre en los guías celestiales de Garcés . 2 2 Germán
L i s t Azurb ide ha sugerido otras dos etimologías: l a c iudad
p u d o haber tomado su nombre de l monasterio peninsular
de l obispo Garcés, el convento de Santa Mar í a de los A n
geles; "Puebla" derivaría de las "cartas de puebla" concedi
das por l a corona para la fundación de las nuevas ciudades.
Zerón Zapata dice que el nombre proviene simplemente del
uso común, es decir, de " lugar donde se puebla" . Sin em-
bargo, l o que parece más plausible si se acepta la conside
rab le in f luenc ia de los franciscanos duran te el período de la
coloniznción, ha sido sugerido por L e i c h t y J o h n M c A n d r e w :
el nombre de Puebla provendría de Juan de l a Puebla, el
franciscano español que fundó el g r u p o de los minor i t a s de
ent re los que se escogió in ic ia lmente a los misioneros de Nue
va España. Su reforma, el Custodio de los Ángeles, fue er i
g i d a en p rov inc i a con el mismo nombre de los Ángeles
en 1518.5®
Fina lmente , l a discusión sobre la fecha precisa de la f u m
dación de Puebla ha sido en esencia l a de una definición.
Existe acuerdo sobre los hechos básicos, pero l o que ha
provocado cierta discusión es la fecha exacta de la funda
c i ó n . 2 4 Después de agrios debates, e l comité que debía orga
nizar l a conmemoración en la década de 1930 fijó como fe-
cha el 16 de a b r i l de 1531 . 2 5 Sin embargo, sabemos por l a
21 Sólo en 1533 Puebla se convirtió en "la ciudad de los Ángeles".
Vid. infra.
22 V E Y T Í A , 1931, i , p. 68.
28 L I S T AZURBIDE, 1958; Z E R Ó N Z A P A T A , 1945, p. 26; L E I C H T , 1930b,
pp. 39-40: J . McAndrew, citado por K U B L E R , 1948, i , pp. 5-7.
24 M O T O L I N Í A , 1951, pp. 319-320, afirma que Puebla se fundó el 16
de abril de 1530, fecha que a veces, citan historiadores posteriores. Sin
embargo, es probable que esa fecha se deba a un error del copista,
como indica Steck, el traductor de Motolinía, en su nota 3; vid. tam
bién V E Y T Í A , 1931, i, pp. 85-86.
25 Esa fue la fecha de la ceremonia oficial de conmemoración ¿
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A D E LOS ÁNGELES 197
correspondencia of ic ia l que la población se había in i c i ado
desde antes de esa fecha, y, como veremos, en 1532 h u b o
q u e hacer u n a segunda fundación para asegurar l a sobre
v ivenc ia de Puebla. Por consiguiente, parecería que debería
mos ampl i a r nuestro concepto de "fundación" para i n c l u i r
u n largo período de planificación, comienzos fal l idos y es
fuerzos renovados. Ent re 1530 y 1534 Puebla fue planeada,
discut ida, vue l ta a planear, instalada, destruida y r e s t ab le
cida, y f ina lmente o b t u v o su p leno estatuto m u n i c i p a l a
pesar del desacuerdo de los fundadores, el descontento de
los colonos, los desastres naturales y l a intensa oposición
de l a colonia.
C O M I E N Z O D E L A F U N D A C I Ó N
Según Torquemada , se encargó a los franciscanos la se
lección de los pr imeros pobladores de Puebla y l a disposi
c ión de l a p r imera ayuda o servicio personal que prestarían
los indios. L a documentación de la época da fe de l a in ter
vención de los franciscanos por l o menos en l a ú l t ima de
esas tareas, pues los guardianes franciscanos de Cho lu l a ,
H u e j o t z i n g o y T l a x c a l a dispusieron en 1532 que esa ayuda
c o n t i n u a r a . 2 6
Las apreciaciones contemporáneas sobre el tamaño de l a
p r i m e r a población europea y las estimaciones posteriores ba
sadas en l a documentación de la época varían entre t r e in ta
y sesenta cabezas de f ami l i a . Los pr imeros recuentos dignos
de crédito, los de Moto l in ía y l a audiencia, hab lan respec
t ivamente de " n o más de cuarenta" y de c incuenta . 3 7 L a
Vid. L E I C H T , 1930a, pp. 35-39. Sin embargo, también se grabó la fecha
del 29 de septiembre de 1531 en el monumento que se erigió a los
fundadores durante esa celebración, por error, como se verá más ade
lante.
26 T O R Q U E M A D A , 1723, i , p. 312; minutas de los encuentros entre
Salmerón y los guardianes franciscanos (11 dic. 1532), en A A P / L C ,
suplemento 1, ff. 10-11.
27 V E Y T I A , 1931, i , pp. 101-103; MOTOLINÍA, 1951, p. 320; testimonio
de don Luis de Castilla ante el Consejo de Indias (12 mar. 1534), en
198 J U L I A HIRSCHBERG
p r i m e r a descripción de esos pobladores se encuentra en u n
i n f o r m e enviado a la corona en marzo de 1531 por fray
L u i s de Fuensalida, guardián franciscano de l a c iudad de
M é x i c o . Pocas semanas antes de l a ceremonia fo rmal de la
fundación Fuensalida describía a los españoles reunidos
en el l uga r elegido como " u n pueb lo de cristianos todos
labradores e granjeros". E insistía en que, puesto que los
pobladores eran tan pobres^ eran acreedores a una merced
rea l de nueve o diez m i l fanegas de ma íz . 2 8
Los cálculos sobre los ind ios impor tados para construir
los p r imeros edificios de Puebla varían tanto como cuando
se t ra ta de evaluar l a población española. Motol in ía dice
que unos siete u ocho m i l trabajadores l legaron solamente
de T laxca l a , y unos pocos menos de Huejo tz ingo, Calpan,
Tepeaca y Cholu la . Sin embargo, unos días antes de l a
ceremonia de la fundación, l a audiencia informó que adju
dicaría a cada poblador entre diez y t re in ta trabajadores;
a d m i t i e n d o l a cifra máx ima de pobladores españoles que se
c i ta , se l legaría a unos 1 800 indios . Var ios meses después
l a audiencia confirmó que se hab ía dado a cada poblador
ve in te trabajadores. 2 9 L a discrepancia podría deberse a l o
q u e en esa época era h a b i t u a l respecto al servicio de mano
de obra. Cuando en la c iudad de Méx ico y en l a Tenoch-
t i t l a n an ter ior a la conquista se recurr ió a ese t i po de leva,
los grupos de trabajadores ro t aban den t ro del con jun to de
m o d o que l a carga de l servicio se d is t r ibuyera equi tat iva
mente entre los pueblos sometidos a esa obligación. Quizá
Moto l in í a se refería al con jun to de los trabajadores en lugar
de a l u d i r a la leva de u n período de te rminado . 8 0
Respecto a la ceremonia f o r m a l de la fundación, e l 16
A G Í , Patronato, leg. 21, n? 4, ramo 1; B E R M Ú D E Z DE CASTRO, 1908,
pp. 16-19; audiencia al rey (14 ago. 1531), en CDIA, X L I , p. 80.
2$ Fuensalida al rey (27 mar. 1531), en ENE, n, p. 34.
29 M O T O L I N Í A , 1931, p. 320; audiencia al rey (30 mar. 1531), en
ENE, I I , pp. 43-44; audiencia al rey (14 ago. 1531), en CDIA, X L I , pp. 80-81.
so G I B S O N , 1964, pp. 221-22.
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A DE LOS ÁNGELES 199
de a b r i l , contamos con el relato detallado de u n testigo
ocular . Moto l in ía cuenta que supervisó personalmente a los
trabajadores ind ios que construían u n rústico cobertizo con
u n altar, lugar en que celebró l a p r imera misa para los po
bladores. Bend i jo entonces e l lugar, y se diseñó sobre u n
patrón cuadr iculado l a traza de las calles y de los solares. 8 1
C o m o u n o de los pobladores españoles presentes en l a cere
m o n i a se l l amaba Alonso Mar t ín Part idor , muchos his tor ia
dores supusieron que se le había encargado el deslinde o
part ición i n i c i a l . Pero debemos descartar ese m i t o , haciendo
no ta r que Par t idor tomó probablemente ese nombre de su
madre , Isabel Rodríguez Par t idora , y no del hecho de haber
desempeñado u n determinado papel en la fundación. 8 2
T a l como él mismo dice, es probable que Moto l in ía haya
supervisado el aspecto espi r i tua l de la fundación de Puebla,
pero la audiencia envió a su p r o p i o representante para v i
g i l a r los asuntos seculares. Salmerón había previsto asistir
personalmente a las ceremonias de la fundación, pero u n a
enfermedad l o obligó a postergar su viaje hasta fines de
m a y o . 8 3 E n el ínterin la audiencia ordenó al corregidor
de T laxca la , H e r n a n d o de Saavedra, que d is t r ibuyera los
solares a los pr imeros pobladores y v ig i l a ra el t rabajo de
los i n d i o s . 3 4
L a nueva población no recibió su p r i m e r cabi ldo n i sus
pr imeras ordenanzas municipales antes de l a l legada de Sal
merón, alrededor del 18 de mayo. Salmerón concedió a Pue
b l a sus pr imeros propios municipales atribuyéndole dos ven
tas en el camino de México a Veracruz. Además, ordenó
81 M O T O L I N Í A , 1931, pp. 319-320. Para una reconstrucción técnica
de la traza de la ciudad, vid. K U B L E R , 1948, i , pp. 83 .
32 Vid.. V E Y T I A , 1931, i , pp. 84-85. Los nombres de los padres de
Partidor aparecen en su testamento del 4 de noviembre de 1557, repro
ducido en un juicio habido entre sus herederos en 1558, en AGÍ,
Justicia, leg. 204, n? 4, ramo I.
33 Salmerón al Consejo de Indias (13 ago. 1 5 3 1 ) , en ENE, XVI,
p. 13.
34 Audiencia al rey ( 1 4 ago. 1 5 3 1 ) , en CDIA, X L I , p. 80.
200 J U L I A HIRSCHBERG
que se desviara el camino para que pasara por Puebla ase
gu rando así u n constante tránsito de viaperos y l a comu
nicación entre la c iudad de M é x i c o y l a costa. 3 5 Sólo con
l a v is i ta de Salmerón comenzó Puebla a funcionar como
m u n i c i p a l i d a d . Los religiosos podían dar l a sanción espiri
t u a l , u n representante in fe r io r podía v ig i l a r la concesión
de l t e r r i t o r i o realengo y el uso de l a m a n o de obra de los
subditos de l rey, pero la audiencia se reservaba el derecho
de supervisar de cerca su p r o p i o exper imento.
Puebla debió enfrentar graves problemas desde el mo
m e n t o mismo de su fundación. N o sólo hubo quejas de los
pueblos indígenas, como To t imehuacan , sino que los mis
mos pobladores españoles tenían mot ivos para sentirse insa
tisfechos. Por ejemplo, Moto l in ía menciona las "hartas con
tradicciones" habidas al t i e m p o de la fundación de Puebla,
pero no especifica las causas de esos desacuerdos. 3 6 Sin em
bargo, podemos encontrar algunas indicaciones en u n testi
m o n i o que d o n L u i s de Cast i l la presentó ante e l Consejo
de Ind ias en 1534. Habiéndose opuesto a la nueva pobla
c ión y a los objetivos experimentales que representaba, Cas^
t i l l a i n fo rmaba que en una vis i ta realizada a Puebla hab ía
oído decir a los pocos pobladores que quedaban allí que, en
rea l idad, los colonos hab ían esperado que a pesar de los
objet ivos expuestos p o r los planificadores, y como era ha
b i t u a l , los pueblos circundantes les serían otorgados en en
comienda. A l n o haberse c u m p l i d o esas expectativas muchos
de los pr imeros pobladores habían desertado. 3 7 A u n q u e l a
pa rc ia l idad de Cast i l la hace sospechoso su test imonio, era
evidentemente posible que los pobladores esperaran que se
cambiara de ac t i t ud aunque no se hub ie ran hecho promesas
concretas en ese sentido. L a audiencia informó a la corona
que, en su vis i ta de mayo, jus tamente u n mes después de l a
ceremonia de la fundación, Salmerón hab ía tenido que con-
35 Salmerón al Consejo de Indias (13 ago. 1 5 3 1 ) , en ENE, xvr,
pp. 13-14; audiencia al rey (14 ago. 1531) r en CDIA, X L I , p. 8 1 .
86 M O T , L I N Í A , 1951, p. 329.
37 Castilla (12 mar. 1 5 3 4 ) , en AGÍ, Patronato, leg. 21 , n? 4, ramo 1.
L A F U N D A C I Ó N DE P U E B L A DE LOS ÁNGELES 201
vencer a los nuevos poblanos de que n o abandonaran la
c i u d a d . 8 8
A pesar de esas tempranas dificultades, a fines del p r i
m e r verano de la existencia de Puebla l a audiencia infor
m a b a a España que la nueva población estaba prosperando.
L o s ind ios hab ían construido cincuenta casas de adobe y
paja, se estaba construyendo u n hospi ta l dest inado especial
mente para los viajeros que según se esperaba pasarían por
a l l í en su r u t a de España a la capital , y se habían comple
t ado los enlaces necesarios para conectar a Puebla con el
c a m i n o de M é x i c o a Veracruz. Se estaban adjudicando las
t ierras de labranza y algunas ya estaban siendo cult ivadas
c o n m a n o de obra indígena. E n cuanto a los pobladores mis
mos, la audiencia observaba que t re in ta vecinos mantenían
armas y caballos para la defensa. T a n t a gente estaba p i
d i e n d o permiso para mora r en Puebla que las autoridades
hab ían t en ido que p r o h i b i r l a migración de vecinos de otras
ciudades, pues de l o cont rar io muchos establecimientos más
ant iguos quedar ían despoblados. T a n t o los franciscanos
c o m o los ind ios que prestaban su ayuda habían expresado
su satisfacción con l a nueva población y manifestado que
los pobladores eran cristianos modelo . E n u n in fo rme i n d i
v i d u a l Salmerón aseguraba que, si b i en muchos de los nue
vos pobladores habían sido antes "perdidos u holgazanes",
ahora esos hombres se estaban convi r t i endo en útiles y pro
duct ivos ciudadanos. Puebla podía l legar a ser l a p r i n c i p a l
población de N u e v a España . 3 9 E n otras palabras, e l experi
m e n t o social tenía u n éxi to clamoroso.
A u n a d m i t i e n d o que este i n f o r m e de u n a población tan
favorecida es exagerado, el éx i to de Puebla era l o suficien
temente rea l en agosto de 1531 como para despertar gran
aprensión den t ro del sector atacado, es decir e l de los con-
quistadores-encomenderos, y en especial entre ios que resi
d ían en la c iudad de México , a los que Salmerón describía
3 8 Audiencia al rey (14 ago. 1531), en CDIA, X L I , p. 81.
3 9 ibiá., pp. 79-82; Salmerón al Consejo (13 ago. 1531), en ENE,
XVI, pp. 8-15.
202
en su in forme como "los que en esta t ierra v iven apasio
nados de la c o d i c i a . . . " Después de ocho meses de expe
r iencia colonia l , Salmerón había perdido; la paciencia con
la gente española que está en estas partes y . . . la codicia des
ordenada y gran holgazanería de los conquistadores, porque
los que tienen repartimiento de indios se aprovechan y sirven
dellos sin les dar industria de vida política y concertada, de
donde podría redundar provecho para los que sirven y para
los que son servidos, e los que no tienen repartimientos vie
nen a pedir que les den de comer y en que se sostengan, que
se los debe el rey, y que mueren de h a m b r e . . . ; e con algu
n o s . . . me ha acaecido decirles que u n hombre de su 'd i spu
sieron debería aplicarse a t r a b a j a r . . . E su respuesta es con
soltura e ira: habiendo trabajado en la conquista de acá y en
la de a c u l l á . . . 4 0
E l o idor explicaba que esos hombres reconocían la ame
naza que Puebla significaba para su forma de v i d a y sus
expectativas para el fu tu ro . Si se le hubiera p o d i d o demos
trar que "con l o que u n o de ellos no se contenta se satis
facen veinte o t re in ta vecinos pobladores y cul t ivadores de
l a t ierra" , entonces los encomenderos y los que serían enco
menderos perderían u n o de los pr incipales argumentos para
el r epa r t imien to general, l a división de todos los ind ios d e l
Nuevo M u n d o entre los honorables pobladores españoles.
De hecho, a muchos vecinos de l a c iudad de M é x i c o cuyas
encomiendas estaban más próximas a Puebla que a la capi
ta l se les había negado permiso para v i v i r allí "porque no
quedemos solos en esta c iudad [la de México] e nos maten
los indios" ; sin embargo, Salmerón admitió que había per
m i t i d o a cinco o seis de ellos unirse a l a población recién
fundada, l o que era una concesión ex t raord inar ia dado el
carácter del exper imento socia l . 4 1
C o n tales argumentos para demostrar el éxito del expe
r imen to , Salmerón solicitó al rey que apoyara el proyecto
40 Ibid., p. 8.
41 Ibid.j pp. 8-9.
L A F U N D A C I Ó N DE P U E B L A D E LOS ÁNGELES 203
concediéndole pr iv i legios y honores. A l hacer este pedido,
e l l icenciado debía de estar pensando en los poblanos que
h a b í a n estado a pun to de rebelarse algunos meses antes. Sin
embargo, las mercedes con que esperaba aplacar a los i n
satisfechos i m p l i c a b a n peligros potenciales para el experi
m e n t o social.
E n su i n f o r m e de agosto Salmerón había recomendado
que se acordara a Puebla el t í tulo de c iudad, para aumentar
así su prest igio en l a colonia. Con el mi smo f i n pedía tam
b ién que la sede del obispado de T l a x c a l a se transfir iera
de l a c iudad indígena de ese nombre a Puebla y que se or
denara a la audiencia que residiera parte del año en la
nueva población. Tales honores no sólo acrecentarían el
a t rac t ivo de Puebla para los pobladores, sino que también
serían u n signo inequívoco del favor real , con l o que l a
oposición co lon ia l sentiría claramente que la corona estaba
decid ida a t e rmina r con el sistema de la encomienda.
En u n n i v e l más práctico, Salmerón pedía que se con
cediera a Puebla el pueblo de T o t i m e h u a c a n como enco
m i e n d a m u n i c i p a l para el servicio de las obras públicas.
H u e j o t z i n g o y Tepeaca serían requisadas a sus encomende
ros para uni rse a los pueblos realengos de Cho lu l a y T l a x
cala en el pago de su servicio de trabajo a Puebla. Ya Cho
l u l a había sido convert ida en pueblo realengo para ese f i n .
Esa mano de obra gra tu i ta se garantizaría a los pobladores
duran te seis o diez años, después de los cuales estarían sufi
cientemente establecidos como para permit i rse contratar por
sí mismos a los indios. Esos trabajadores podrían pagar
entonces su t r i b u t o a l a corona con los salarios que recibi
r ían . As imismo , éstos y otros ind ios de las cercanías deberían
ceder sus derechos exclusivos sobre los recursos naturales de
sus repectivos términos para que los españoles los compar
t i e ran . C o m o últ ima muestra de favor y como incent ivo
para los fu tu ros vecinos, Salmerón recomendaba que los po
blanos fueran eximidos a pe rpe tu idad del pago de l a alca
b a l a . 4 2
42 Ibid.
204 J U L I A HIRSCHBERG
Todas estas recomendaciones estaban destinadas a asegu
ra r el éx i to del exper imento poblano atrayendo nuevos
vecinos, re teniendo a los ya instalados y proveyendo la m a n o
de obra y los recursos necesarios para la sobrevivencia de
Puebla. S in embargo, con ellas, Salmerón tendía irresist i
blemente a comprometer los p r inc ip ios sociales más idea
listas en que se basaba el proyecto y la fundación de Puebla
en aras de mejorar las posibilidades de l a c iudad para
atraer una población numerosa y satisfecha.
E l p r i n c i p i o de que los pobladores no dependerían de
l a mano de obra n i del t r i b u t o de los indios ya se había
compromet ido desde el comienzo del establecimiento a l i m
por ta r m a n o de obra indígena. A h o r a debía prolongarse
esta ayuda temporar ia , y, de hecho, se convertir ía en par te
integrante del f u t u r o desarrollo económico de Puebla. Es
c ier to que se había previsto u n sistema de m a n o de obra
asalariada, pero ¿no se trataba todavía de u n a dependencia
de los españoles con respecto al apoyo de los indios? Y
cuando se hub ie ra sentado el precedente ¿no sería m u y d i
fícil para l a corona abo l i r lo , como había ocu r r ido con la
institución de l a encomienda? ¿Y esta concesión no alenta
r ía las esperanzas de los pobladores de obtener mayores
recompensas?
Por o t ra parte, ped i r que Puebla se convi r t i e ra en sede
de u n obispado y en residencia de una audiencia era u n a
so l ic i tud que n o expresaba demasiada consecuencia respecto
de la p r i m e r a concepción, l a de u n a c o m u n i d a d agrícola
s imple y poco pretensiosa. L a exención del pago de l a al
cabala era m u c h o más que u n mero incen t ivo económico
para los pobladores, que tenían tanta conciencia de su pres
t ig io : era u n s ímbolo de hidalguía peninsular . U n gesto de
ese t i po dif íci lmente podía servir para d i s m i n u i r las pre
tensiones aristocráticas de los novohispanos.
Antes de que las recomendaciones de Salmerón en el sen
t i d o de al terar fundamenta lmente los objet ivos originales
de l a fundación pud ie ran obtener una respuesta, l a nueva
población fue golpeada por e l desastre. U n a imprevis ta es-
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A D E LOS ÁNGELES 205
t ac ión l luviosa inundó completamente el t e r r i t o r io de Pue
b l a antes de que se hub ie ran pod ido consolidar las calles o
cavar las zanjas de drenaje adecuadas. Puesto que los edi f i
cios se hab ían hecho de adobe y paja, l o que había sido más
fáci l y rápido para la mano de obra indígena, l a población
q u e d ó to ta lmente des t ru ida . 4 3
Aparen temente esta experiencia descorazonó tanto a l a
mayor ía de los poblanos que decidieron abandonar su des
d i chada c iudad ; sólo se quedaron los frailes. Sin embargo,
se convenció a algunos colonos para que se reinstalaran en
u n s i t io más a l to ubicado hacia el noroeste, alrededor de una
p laza que es hoy el zócalo de Puebla. Mas todo esto sirvió
pa ra conf i rmar el desprecio expresado por los enemigos de
Pueb la que hab i t aban en l a c iudad de México . Motol in ía
observaba que Puebla fue " t a n desfavorecida que estuvo
pa ra despoblarse". 4 4 Duran te u n t i empo pareció que el ex
pe r imen to social fracasaría deb ido a u n desastre na tu ra l .
L A SEGUNDA F U N D A C I Ó N
Veyt i a dice que Puebla se volvió a fundar en su nueva
ubicac ión en septiembre de 1531, y que la segunda ceremo
n i a de fundación se realizó allí el d ía veint inueve. Esta re
construcción parece lógica, ya que según Motol in ía la i n u n
dac ión se debió a las l luv ias de 1531 . 4 5 Vey t i a f i j a el día y el
mes por el hecho de que l a fundación de Puebla se conme
m o r a t rad ic iona lmente el 29 de septiembre desde 1561 . 4 6 S in
embargo, los registros munic ipa les establecen claramente que
Sa lmerón volvió a d iscut i r con los franciscanos, hacia el 18
de nov iembre de 1532, "e l asiento y si t io que ha de tener"
l a nueva poblac ión y e l mejor lugar para los solares y los
edif icios públicos. Cuando realizó su visi ta no quedaba n i n -
•48 M O T O L I N Í A , 1931, pp. 320-21; Zumárraga ante el Consejo de I n
dias (4 abr. 1534) , en AGÍ, Patronato, leg. 21, n? 4, ramo 1.
44 Ibid.
45 V E Y T I A , 1931, I, p. 105; M O T O L I N Í A , 1951, pp. 312(0.
46 V E Y T I A , 1931, I, pp. 106-108; L Ó P E Z DE V I L L A S E Ñ O R , 1961, p. 39;
minutas del cabildo (3 ene. 1561), en A A P / L C , n? 8, f. 120v.
206 J U L I A HIRSCHBERG
g u n a casa en pie en el lugar o r i g i n a l y tampoco se había
cons t ru ido n inguna en el nuevo s i t i o . 4 7
U n a posible explicación para el evidente hueco que que
da entre la destrucción y el nuevo establecimiento es l a
hipótesis de que Puebla fue prácticamente abandonada du
rante casi u n año. Algunos pobladores p u d i e r o n haber per
manecido en los alrededores, pero durante ese año Puebla
fue u n a c iudad sólo de nombre . Esta teoría se apoya en el
hecho de que n o se han conservado registros munic ipales
de n i n g u n a clase para ese período, y en que aparentemente
n o se concedieron tierras entre el l 9 de noviembre de 1531
y e l 6 de dic iembre de 1532, siendo que antes y después de
ese per íodo sí se d i s t r ibuyeron tierras regularmente. Ade
más, los registros de Puebla que Salmerón había nombrado
para el p r i m e r cabi ldo en l a p r imavera de 1531 siguieron
en funciones en 1532, aunque después de esto, en la p r i
mera década de la h is tor ia de Puebla, los regidores se reno
v a r o n anua lmente . 4 8
T a m b i é n los documentos de la audiencia que han que
dado apoyan la hipótesis de u n abandono tempora l de Pue
bla . A u n q u e este cuerpo incluyó a Puebla por l o menos
en una instrucción general d i r i g i d a a las poblaciones de
Nueva España durante ese período (el 14 de j u n i o de 1532),
l a única posible muestra que ha quedado de que en la
audiencia se reconociera la existencia de Puebla parece de
mostrar que esa existencia era sumamente precar ia . 4 9
47 Audiencia a Salmerón, instrucciones (18 nov. 1532), en A A P / L C ,
suplemento 1, ff. 4-5.
48 L a falta de registros municipales podría deberse a la pérdida de
los primeros libros de cabildo; sin embargo, existen algunos documen
tos para otros períodos. Para la falta de concesiones de tierras en ese
período, vid. una compilación del siglo xvm: " E l repartimiento de tie
rras que por ios libros dei cabildo parece estar hecho. . ." (15 oct.
1543), en A A P / L C , suplemento 2, ff. 1-5. Aunque los regidores seguían
siendo los mismos, Puebla debió tener un nuevo alcalde ordinario
en 1532.
49 Audiencia a Nueva España y comarcanos (14 jun. 1532), co
piado el 24 de enero de 1567, en A A P / L C , suplemento 1, f. 3.
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A D E LOS ÁNGELES 207
A u n q u e el desastre na tu ra l p u d o haber ocasionado el
abandono de l a c iudad, Salmerón observaba en nov iembre
de 1532 que otros elementos también habían cons t i tu ido
obstáculos fundamentales para la repoblación de Puebla. E l
o i d o r atribuía en gran parte a la oposición de los conquis
tadores y otros colonos el hecho de que, desde su fundación^
Puebla "ha rescibido alguna diminución e no el aumento
que podiera tener". T e m i e n d o que el exper imento social
t uv i e r a buen éxito, ellos "ansí h a n dicho a los vecinos que
a l l í han permanescido, que ellos echan a perder a sí o a los
o t ros vecinos de l a t ierra, e que aquéllo no ha de durar , e
pon iendo todas las desconfianzas que han p o d i d o " . 5 0
Aparentemente l a audiencia había in fo rmado a España
sobre el desastre de la inundación preguntando si l a nueva
población debía abandonarse oficialmente o empezarse de
nuevo. Las instrucciones debieron de llegar en nov iembre
de 1532, pues en ese mes los oidores in fo rmaban que " l a
población de l a c iudad de los Ángeles procura con insisten
cia su conservación como vuestra majestad lo manda" . E l
l icenciado Salmerón debió de haber i d o a Puebla para v i g i
l a r el proceso. 5 1
T i e n e gran impor t anc ia el hecho de que l a audiencia
se ref i r iera en esa ocasión a " l a c iudad de los Ángeles". A u n
que l a cédula que concedía a Puebla el estatuto de c iudad ,
t a l como lo hab ía pedido Salmerón, está fechada el 20 de
marzo de 1532, no fue presentada a Puebla sino hasta fe
brero de 1533. 5 2 Que la audiencia u t i l i za ra el t í tulo tres
meses antes de que fuera concedido oficialmente ind ica que
l a cédula hab ía l legado a Nueva España algún t i empo antes.
E l t i empo t ranscurr ido entre el a r r ibo y la presentación
5QSalmerón al rey (1º nov. 1532), en R I V E R O C A R V A L L O , 1962,
p. 112.
s i Audiencia al rey (3 nov. 1532), en ENE, n, p. 208.
52 E l rey a Puebla (síntesis, 20 mar. 1532), en AGÍ, Audiencia de
México, leg. 1088, t. 3; copia de cédula (sin fecha), en AAP/JRC, vol.
31, ff. 1-1 v; presentación de la cédula por Salmerón (25 feb. 1533),
en A A P / L C , n? 3, f. 3.
208 J U L I A HIRSCHBERG
parece ser una indicación más de que l a sobrevivencia de la
poblac ión era más que dudosa.
E l hecho de que muchos de los poblanos que par t ic i
p a r o n en l a segunda fundación de 1532 hub ie ran sido veci
nos antes de l a inundación ind i ca que el abandono de Pue
b l a duran te ese período había sido sólo parcial . De veinte
vecinos que, según se sabe, ya habían sido residentes antes
d e nov iembre de 1531, doce estuvieron presentes a fines de
1532. 5 3 Quizá fueron l lamados para l a repoblación, o per
manec ie ron en la zona esperando l a decisión de la corona.
Así, en noviembre de 1532, Salmerón volvió a Puebla.
Sus instrucciones del 18 de noviembre muestran que, como
par te de su visi ta general a l a p rov inc i a de T laxca la , debía
seleccionar u n nuevo lugar, r epa r t i r los solares, decidir l a
construcción de los nuevos edificios públicos, organizar de
n u e v o el servicio de los indios , comenzar una vez más l a
desviación del camino de M é x i c o a Veracruz y empezar l a
construcción de una serie de posadas a l o largo de la nueva
r u t a . L a nueva población que Salmerón debía establecer
marca u n cambio fundamenta l respecto a los iniciales obje
t ivos sociales de Puebla.
Antes de que te rminara noviembre de 1532 Salmerón y
los franciscanos habían establecido una nueva traza, a cuyo
al rededor se habían entregado solares a los doce colonos
sobrevivientes de la an t igua Puebla y a veintiún recién lle
gados. 5 4 Los vecinos se quejaban de que l a nueva ubicación
estaba en " t i e r r a fría", y por l o tan to menos conveniente
para l a agr icu l tu ra que el an t iguo l u g a r . 5 5 Reconociendo la
53 Esas cifras provienen de una comparación de los nombres de los
vecinos que recibieron concesiones de tierras en 1531 según " E l repar
timiento de tierras" (15 oct. 1543) , en A A P / E C , suplemento 2, ff. 1-5,
con una lista de poblanos a los que se habían dado tierras después
de la segunda fundación, del 6 de diciembre de 1532, en A A P / L C ,
ff. 7v-9.
54 Vid. K U B L E R , 1948, i , p. 84.
55 Puebla a Salmerón (5 dic. 1532), en A A P / L C , suplemento 1,
£ . 6 .
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A DE LOS ÁNGELES 209
j u s t i c i a de esta reclamación, Salmerón y los guardianes de
los pueblos próximos concedieron a los colonos una porción
de t ierra fértil en el cercano val le de A t l i x c o , concesión
q u e se hacía a costa de los ter r i tor ios de Hue jo tz ingo , Cal -
p a n y C h o l u l a . 5 6 Así, l a población que había sido delibe
radamente fundada fuera de los pueblos indígenas para pro
teger sus derechos de propiedad, usurpaba ahora, también
del iberadamente, los te r r i tor ios de los indios, con el expre
so permiso de l a audiencia, de l clero y hasta de l a misma
corona.
Salmerón y fray Jacobo de Testera, guardián de H u e j o t
zingo, ad jud ica ron una o dos caballerías de t i e r ra a cada
poblano , según su cal idad, derecho de residencia en Nueva
España y condición m a r i t a l . 5 7 Así, l a c o m u n i d a d de iguales
se volvía estratificada, siguiendo en parte el reconocimiento
peninsular de l a "ca l idad" y en par te ciertas exigencias ne
tamente coloniales. N o obstante, aun en esta segunda fun
dación conservaba l a comunidad , a l parecer, algunos de sus
caracteres de s ingula r idad social, pues a mediados de d i
ciembre Salmerón indicaba que " l a mayor par te dellos [los
pobladores] y aun casi todos no t ienen ind ios encomenda
dos" . 5 8 S in embargo, el su t i l fermento de l a diferenciación
social hab ía i n v a d i d o a l a utopía, y a p a r t i r de entonces
l a sociedad pob lana evolucionaría en u n a dirección bastan
te diferente a la que habían soñado para el la o r ig inar ia
mente la corona y el clero.
Después de una segunda vis i ta para v i g i l a r el progreso
de l a "nueva" Puebla, l a opinión de Salmerón sobre l a so
ciedad pob lana se había modi f i cado considerablemente. Pa
rece que creía que los cambios habían sido para b ien . E n
06 Ibid,, ff. 6-7v; Cholula no adujo que había donado esas tierras
sino varios años después, cuando la ciudad decía que Huejotzingo ha
bía regalado tierras de Cholula como si fueran propias. Ibid., ff. 103-
106.
57 (6 dic. 1532), en A A P / L C , ff. 7v-9.
58 Ibid., reunión de Salmerón con los guardianes (11 dic. 1532),
en A A P / L C , suplemento 2, f. 10.
210 J U L I A HIRSCHBERG
su i n fo rme del 9 de febrero el o idor examinaba a los pobla
nos con cierto de tenimiento :
L o s vecinos que allí [en Puebla] h a n poblado hasta agora
han seydo pocos, como paresce por la descreision, e no sacados
desta ciudad [México] porque sólo uno que tenía en esta ciu
dad u n mesón es vecino de la Puebla. Los demás no tenían
casas aquí n i otra parte, e algunos dellos son conquistadores
que andavan envueltos con indias vagando por la tierra homes
de poca suerte e pobres, e se h a n recogido allí e casado, e
hacen vida de cristianos; e otros son conquistadores viejos
e casados con mujeres de l a tierra, e pobres; e otros son con
quistadores e pobladores casados con mujeres de esos reinos;
e algunos solteros e se quieren casar; e todos se aplican a se
sostener con la ayuda que les hacen los indios. E con su indus
tria e travaxo tienen granjerias de labranza e ganados, e tie
nen dónde poner viñas en tierra templada e conviniente para
ellas, e todos tienen grand deseo de se dar a esto, e procuran
plantas para poner por todas las vías que pueden. E no ha
seydo pequeña buena obra remediar a estos conquistadores
que lo trabaxaron en la tierra e pasaban muncha nescesidad.
Agora toman allí vecindad algunos que tienen repartimientos
cercanos, porque los unos se abriguen con los otros o porque
por indios resciban grand pruecho de servir cerca de sus ca
sas. 5 9
L a mención especial del conquis tador y los vecinos en
comenderos de Puebla era u n augur io de lo que ocurrir ía
en el fu tu ro . E n l a segunda Puebla se volvería cada vez más
dominan te precisamente aquel sector de la sociedad colo
n i a l que se hab ía pensado r e p r i m i r con l a fundación o r i
g i n a l de l a c iudad.
Como o t ro desliz más frente a las intenciones or ig ina
les, la ayuda indígena que Puebla había recibido en 1531
fue renovada en d ic iembre de 1532 sobre bases más regu
lares y permanentes. T l a x c a l a y Cho lu i a debían proveer
entre 1 300 y 1 600 ind ios de servicio por semana para los
59 Salmerón al rey (9 feb. 1533), en AGÍ, Audiencia de México,
leg. 68, ramo 1, doc. 1.
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A DE LOS ÁNGELES 211
cu l t i vos y l a construcción; los pueblos y sus guardianes
p i d i e r o n que se les permi t ie ra conmutar u n a mayor parte
d e l t r i b u t o deb ido al rey po r trabajos en Pueb la . 6 0 A u n q u e
sólo part iciparían dos de los cuatro pueblos que Salmerón
h a b í a recomendado en 1531 para esas labores, cada pob lano
rec ib i r ía entre cuarenta y cincuenta trabajadores por cabe
za (calculando las t re in ta y tres cabezas de f a m i l i a presen
tes en d ic iembre de 1532). Muchos pequeños encomenderos
n o podían jactarse de tener tantos.
E n los p r imeros meses de 1533 Salmerón hizo varios
viajes a l a población, y en u n o de ellos entregó a Puebla
l a merced rea l que le atr ibuía el estatuto de ciudad. L a
p r i m e r a consecuencia fue que el cabi ldo m u n i c i p a l de Pue
b l a adqu i r i e ra mayor impor tanc ia . Asumió, al parecer, u n
p a p e l m u c h o más activo en los asuntos civiles, recibiendo a
los nuevos vecinos, entregando tierras munic ipa les y l le
vando , por p r i m e r a vez, u n registro regular de sus activida
des . 6 1 Los colonos reaccionaron casi inmedia tamente en for
m a nociva para el exper imento social. E l estatuto de c iudad
permi t ía a l a población dupl icar el t amaño de su cabildo,
y en mayo de 1535 Salmerón in fo rmaba que muchos vecinos
estaban sol ic i tando que se les pe rmi t i e ra comprar cargos
60 Reunión de Salmerón con los guardianes (11 dic. 1532), en
AAP/LC, suplemento 2, ff. 8-15v; guardianes a la Audiencia (13 dic.
1532), en AAP/LC, suplemento 1, f. 13.
61 Presentación de la cédula que otorgaba a Puebla el estatuto de
ciudad, por Salmerón (25 feb. 1533), en A A P / L C , n? 3, f. 3. Activi
dades municipales como las descritas constituyen casi todas las activi
dades registradas en las minutas del cabildo de Puebla en 1533; esos
registros también indican que Puebla no había tenido un escribano
del cabildo antes del 2 de febrero de 1533, fecha en que se registró la
primera reunión del cabildo en el tercer libro del cabildo. E l primer
escribano municipal fue un vecino común que aceptó desempeñar tem
poralmente el trabajo, Juan Pérez de Arteaga; las primeras actas fue
ron levantadas por un escribano que aparentemente Salmerón había
traído desde México, Francisco de Orduña, que más tarde fue a vivir
a Puebla y devolvió sus copias de los primeros documentos al cabildo
el 28 de abril de 1545. A A P / L C , n? 5, f. 27v.
212 J U L I A HIRSCHBERG
municipales : eran los pr imeros esbozos de u n a ol igarquía
m u n i c i p a l . E ra todavía más signif icat ivo el que Salmerón
n o condenara esas inicia t ivas de los poblanos, l imitándose á
recomendar que fuera l a audiencia y no la corona q u i e n
seleccionara a las personas que habr ían de resultar favo
recidas. 6 2
Los poblanos n o quedaron exentos de u n c ier to c o n t r o l
a pesar de su nuevo estatuto; y el que l a audiencia m a n t u
viera ta l con t ro l i nd ica que con t inuaban para Puebla los
objetivos experimentales. E l 17 de marzo de 1533 l a audien
cia designó u n corregidor para Puebla, T l a x c a l a y Cho lu l a ,
H e r n a n d o de Elgueta, encargado de presidir las reuniones
de l cabi ldo en ausencia de Salmerón y de v i g i l a r l a u t i l i za
ción de los ind ios de servicio . 6 8 L a audiencia se atr ibuía a
sí misma el derecho de conf i rmar algunos tipos de conce
siones de tierras, de recomendar vecinos, y de redactar todas
las ordenanzas munic ipa les de l a c i u d a d . 6 4 Así, dos años
después de su p r i m e r a fundación, Puebla permanecía aún
desposeída de los poderes de que gozaban otras poblaciones
coloniales y peninsulares.
62 Salmerón al rey (4 mayo 1533), en R I V E R O C A R V A L L O , 1962,
p. 129.
63 Según parece, Elgueta residía en Puebla hacia el 7 de noviem
bre de 1531, cuando recibió tierras. Vid.. " E l repartimiento de tierras"
(15 oct. 1543), en AAP/LC, suplemento 2, f. 1. También estuvo pre
sente después de la segunda fundación, en la que recibió una nueva
concesión de tierra, esta vez como corregidor de Tlaxcala (6 dic.
1632; A A P / L C , suplemento 2, f. 13). E l cabildo de Puebla lo recibió
como corregidor de Puebla, Tlaxcala y Cholula el 17 de marzo de
1533 ( A A P / L C n? 3, f. 5v) , aunque había asistido a las primeras reu
niones del cabildo como corregidor de Tlaxcala. Algunos han confun
dido a Elgueta con Hernando de Saavedra, que era corregidor de Tlax
cala en 1531 (por ejemplo, R I V E R O C A R V A L L O , 1962, p¿ 137); éste estaba
en Honduras en 1530, cuando Elgueta estaba todavía en Puebla. Vid.
I C A Z A , 1923, núms. 1O79-108O.
64 Vid., por ejemplo, los decretos de la audiencia del 9 de abril
de 1534, en A A P / R C , vol. 22, ff. 19-24v, en los cuales la audiencia
indica que Salmerón había supervisado la redacción de todas las pri
meras ordenanzas de Puebla.
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A DE LOS ANGELES 213
E l r e l a t i vo éxito de la nueva población de Puebla se
ref le jó ampl iamente en la creciente verbosidad y decisión
d e sus críticos. Ya en febrero de 1533 Salmerón se lamen
taba de que algunos "airosos españoles' ' se negaban todavía
a reconocer l a impor tanc ia de Puebla para la seguridad de
l a colonia . Los descontentos buscaban activamente conven
cer a l a corona y a sus funcionarios de que renunciaran a l
e x p e r i m e n t o poblano, y entre los opositores f iguraban algu
nos de los hombres más poderosos y respetados de Nueva
E s p a ñ a . 6 5
El cabi ldo de l a c iudad de Méx ico lanzó u n ataque en
t o d a regla en mayo, rechazando la idea de que los españoles
podían v i v i r en Nueva España t a l como l o hacían en la
península :
. . . dicen algunos frailes que los españoles pueden vivir en
estas partes como viven en Casti l la , e con poca ayuda de in
dios, diciendo ser esta tierra fértil, e compáranlo a los que se
v a n a la Puebla de los Ángeles. Están engañados, porque no
quieren mirar el yerro ques notorio. L o s que van a la Puebla
de los Ángeles e se contentan con los indios que se les da
son; tales que a un no [se] les havia de dar, e de tal gente no
se deve hacer caso para poblar n i otra cosa . 6 6
Quienes se contentaban con v i v i r en Puebla eran dema
siado humi ldes para soñar con u n a encomienda o para me
recerla, y, seguramente, la corona n o querr ía ver a Nueva
E s p a ñ a dominada por tales hombres. L a argumentación con
t i n u a b a describiendo a los poblanos como recién llegados
de España o como conquistadores demasiado humi ldes para
65 Salmerón al rey (9 feb. 1933), en AGÍ, Audiencia de México,
leg. 68, ramo 1, doc. 1.
66 Cabildo de México al rey (6 mayo 1533), en ENE, i n , p. 85.
Gran parte de la petición consiste en una diatriba contra Puebla y
en una súplica e que la corona realizara su experimentación social en
Michoacán, lugar "donde es notoria la necesidad", y de acuerdo con
los proyectos de Vasco de Quiroga.
214 J U L I A HIRSCLIBERG
conseguir recompensas p o r sus propios méritos. "Por la
desorden de l poblar no ha hav ido nadie de c a l i d a d . . . " 6 7
Además, se lamentaba el cabildo, Puebla estaba explo
tando a los únicos ind ios que habían apoyado a España
duran te l a conquista: los nobles tlaxcaltecas. N o hab ía en
toda la Nueva España bastantes españoles para sostener a
tantos agricultores como los que debían surgir a l a sombra
de Puebla. Si todos los españoles se volviesen labradores
¿quién comprar ía entonces sus productos? 6 8
Finalmente , sostenía l a petición mencionada, Puebla era
pe r jud i c i a l para e l bienestar de l a capi ta l . Salmerón estaba
despoblando l a c iudad de México y, po r consiguiente, po
niéndola en pe l ig ro sólo por t ratar de conseguir el éxi to de
"su" c i u d a d . 6 9 Además, pon iendo a los ind ios de los alre
dedores al servicio de Puebla, l a audiencia pr ivaba a los
mercados de Méx ico de las habituales ventas del maíz obte
n i d o como t r i b u t o . 7 0
A l presentar así resumida su p r o p i a visión del f u tu ro de
N u e v a España, e l cab i ldo de Méx ico describía una t ier ra
de caballeros estimulados por las recompensas reales a ga
na r más tierras para su rey. E n j u l i o de 1533 el mismo
cuerpo presentó una petición fo rma l para que se repartie
r a n todos los ind ios de Nueva España entre los encomen
deros ilustres, re i terando su pedido de que se pusiera f i n
al exper imento p o b l a n o . 7 1
67 ibid., p. 83. 68 Ibid., pp. 85-86. 69 Ibid., p. 84. 70 Los corregidores de la mayoría de los pueblos realengos del
centro de Nueva España debían encargarse de vigilar que los productos que esos pueblos pagaban como tributo fueran transportados a México para su venta. Frecuentemente Puebla pedía que el tributo de los pueblos que estaban más próximos a ella que a México se vendiera en Puebla, pero no tenía mayor éxito. Vid. Puebla al rey (25 jun. 1544), en A A P / L C , suplemento 1, f. 233v.
71 Cabildo de México al rey (6 mayo 1533), en ENE, III, p. 86. Las actas de este cabildo del 4 de julio de 1533 describen una petición que se enviaría a la corona, uno de cuyos capítulos habla del "incon-
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A DE LOS ÁNGELES 215
E n una carta a la corona, en l a que refutaba a l cabi ldo,
l a audiencia atr ibuía l a oposición al temor general de que
Pueb la amenazara la existencia de l a encomienda. Pero i n
d icaba también que el descubr imiento de minas de p la ta
cerca de Puebla había m o t i v a d o que muchos vecinos de l a
c i u d a d de M é x i c o p i d i e r a n permiso para mudarse. Sus pet i
ciones, según la audiencia, debían rechazarse. 7 2 Así pues,
parece que la codicia, tan to como la preocupación social,
e ran las fuentes pr incipales de l resent imiento de la colonia.
L a c iudad de M é x i c o envió en 1534 a d o n L u i s de Cas
t i l l a , u n p rominen te encomendero, a prestar tes t imonio con
t r a Puebla ante el Consejo de Indias . Cast i l la adujo que
los ind ios de servicio se quejaban del t rabajo que les exigía
Pueb la y que los mismos poblanos estaban insatisfechos con
sus magras recompensas. É n su opinión, l a respuesta para
los problemas sociales de Nueva España estaba en l a insta
lac ión de más monasterios no en l a fundación de pobla
ciones españolas. 7 3
E L F I N D E L E X P E R I M E N T O
L l a m a l a atención el que l a oposición colonia l a l expe
r i m e n t o poblano aumentara a l m i smo t i empo que se i b a n
d i l u y e n d o los más idealistas objet ivos de los fundadores de
Puebla . Quizás e l enfoque pragmático de l a segunda funda
ción, así como la aceptación pau la t ina de los patrones co
loniales "normales" de status y a p t i t u d para las recompen
sas, parecían a los vecinos de las demás ciudades mucho
más amenazadores que u n g r u p o de humi ldes campesinos.
D e hecho, las tendencias de l a sociedad poblana a recono-
veniente que hay en hacerse la Puebla de los Ángeles...", Actas de cabildo de México, 1889-1916, ni, pp. 42-43.
72 Audiencia al rey (5 ago. 1533), en AGÍ, Audiencia de México, leg. 68, ramo 1.
73 Testimonio de don Luis de Castilla ante el Consejo de Indias (12 mar. 1534), en AGÍ, Patronato, leg. 21, n? 4, ramo 1.
216 J U L I A HIRSCHBERG
cer a los hombres de calidad, a los encomenderos y a los
conquistadores, evidentes desde 1533, parecían m u c h o más
pronunciadas en 1534, el úl t imo de los "años de funda
c i ó n " . 7 4
L a misma Puebla envió a España, con Salmerón en l a
p r imavera de 1534, su p r imera información, dispuesta a asu
m i r u n a posición ante el Consejo de Indias . N o fue u n a
mera coincidencia e l que la c iudad tomara esta in i c i a t iva
duran te esa investigación del Consejo en l a que estaba dan
d o su tes t imonio L u i s de Casti l la.
A l jus t i f icar su existencia como comunidad , y respon
d iendo a los cargos de l a c iudad de México , los poblanos
a f i rmaban que todos ellos eran buenos cristianos que vivían
de sus "haciendas e granjerias, l o cual es m u y diferente de
l o que e n otros pueblos de esta N u e v a España se hace".
C o n este hecho jus t i f icaban l a utilización de l a mano de
obra indígena, y hasta solici taban más indios para aumen
tar la producción. Difíci lmente podían c o n t r i b u i r a despo
b la r otras ciudades, pues l a audiencia había p r o h i b i d o l a
migración de otros vecinos. 7 5
C o n l a información general, Puebla incluía una lista de
los vecinos comunes con datos sobre su participación en l a
conquis ta y su estado ( inc luyendo la raza de l a esposa
y su residencia o n o residencia) , y aclarando si cada u n o
era o no residente en ese momento . Se especificaba quiénes
poseían corregimientos y encomiendas, y se distinguía a los
que tenían plantaciones en A t l i x c o , así como el tamaño de
sus t i e r ras . 7 6
74 E l 9 de abril de 1534 la audiencia ordenó al cabildo de Puebla que no concediera lotes de igual dimensión a cada vecino, "porque todas las personas no son iguales...", A A P / R C , vol. 22, f. 19.
75 Puebla al rey (12 abr, 1534), en A A P / L C . suplemento 1, ff. 29-29v. Se ha conservado toda la petición y la información (ca. 12-20 abr. 1534), en A A P ¡ L C , ff. 21-31. L a copia enviada a España está ahora en AGÍ, Audiencia de México, leg. 340, y hay otra copia co mina parte de las respuestas reales en AGÍ, Patronato, leg. 180, n? 1, ramo 58 (reproducida en ENE, m, pp. 137-44).
76 Ibid.
L A F U N D A C I Ó N DE P U E B L A DE LOS ÁNGELES 217
Hac ia el 20 de a b r i l de 1534 Puebla contaba con una
poblac ión de ochenta y u n cabezas de f ami l i a ; unas c in
cuen ta más que las que había ten ido en el momento de l a
segunda fundación, año y med io antes. S in embargo, había
en t re los inc lu idos trece que sólo eran residentes de n o m
bre . T r e i n t a y cinco de l g r u p o eran conquistadores, i n c l u
yendo a los miembros del cabi ldo de 1534: dieciocho de los
conquistadores, inc luyendo siete de los once miembros de l
cab i ldo , eran encomenderos, y nueve de los otros tenían
corregimientos. Diecisiete poblanos habían impor t ado semi
l las y plantas españolas para los campos de A t l i x c o , i n c l u
yendo vides, manzanos, olivos, naranjos e higueras. Desde
1534 funcionaba u n m o l i n o y se estaba construyendo o t ro .
L o s viajeros se detenían en Puebla en su r u t a a l a c iudad
d e México o a Veracruz, e ludiendo los pueblos de indios .
Estaba en proyecto u n hospi ta l para los viajeros y los espa
ñoles de la región. Los comerciantes estaban descubriendo
que Puebla era u n centro comercial que v inculaba a Mé
x i c o , Veracruz, l a península y el sur . 7 7 T e n i e n d o en cuenta
estos hechos, los opt imistas planificadores de Puebla tenían
razones para estar satisfechos con los resultados de l expe
r i m e n t o .
Apoyada en su i m p o r t a n c i a social y económica, l a c iu
d a d de Puebla solicitó una serie de mercedes en una pe t i
c ión que acompañaba a l a ci tada información. Algunas de
esas peticiones repetían las que Salmerón había presentado
e n 1531. P r imero , la c iudad renovaba l a so l ic i tud de Sal
merón en el sentido de que los habitantes fueran ex imidos
de l a alcabala; además, pedía armas municipales y jur i sd ic
c ión sobre determinados términos, cosas que eran prerroga
tivas normales de las ciudades hispanas. D e l mismo modo ,
Puebla solici taba el derecho de nombrar , además de los
funcionar ios munic ipa les que ya tenía, u n f ie l ejecutor y
u n alguaci l mayor , derecho del que también gozaban l a ma
yoría de las comunidades españolas. Enc ima de esos p r i v i -
7 7 Ibid.
218 J U L I A HIRSCHBERG
legios munic ipa les bastante habituales, los poblanos pedían
algunas mercedes especiales, entre otras, una concesión más
a m p l i a de t ier ra en A t l i x c o , más mano de obra indígena
pa ra cons t ru i r el hospi ta l , cuatro ventas más para obtener
u n mayor ingreso m u n i c i p a l y, en f i n , l i be r t ad para que su
cab i ldo gobernara sin interferencia del corregidor o l a
audiencia . E n una petición posterior Puebla renovó aquella
s o l i c i t u d de Salmerón de 1531 que pedía que la audiencia
residiera en esta c iudad una parte de l año. Puebla prome
tía, con esas mercedes, convertirse en " l a mejor y más p r i n
c ipa l c i u d a d desta Nueva E s p a ñ a " . 7 8
L a información y l a petición de 1534 revelan que hacia
fines de l período de su fundación Puebla estaba reclamando
n o sólo los pr ivi legios que se acordaban normalmente a las
ciudades hispánicas sino, además, pr iv i legios que se otorga
b a n sólo a una capi tal v i r r e i n a l . E n lugar de haberse con
ve r t ido , po r l a experiencia de su fundación, en u n contra
peso de l a sociedad co lon ia l de los conquistadores y los en
comenderos, había adoptado plenamente las pretensiones y
valores de esa sociedad. De hecho, su condición especial
de exper imento social sólo hab ía servido para que sus veci
nos esperaran favores especiales de u n gobierno ansioso por
que el exper imento prosperara aun a costa de los p r i n c i
p ios que l o habían inspi rado. A pesar del p r i m i t i v o deseo
de que los poblanos demostraran que l a v ida colonia l era
posible sin depender de l t rabajo y el t r i b u t o de los indios,
en 1534 Puebla no sólo tenía ind ios de servicio sino que
además alegaba tener derecho a u n mayor servicio. A pesar
de la decisión i n i c i a l de que Puebla n o usurparía tierras de
los indios , en 1534 Puebla n o sólo poseía tales tierras sino
que pedía más todavía. A pesar de que los fundadores ha
b ían soñado con una h u m i l d e sociedad de campesinos igua
l i t a r ios , en 1534 muchos poblanos eran corregidores y enco
menderos, y la participación en l a conquista y una posición
78 Ibid.; Puebla al rey (14 abr. 1534), en ENE, ni, p. 21; Puebla
al rey (20' dic. 1537), en A A P / L C , suplemento 1, f. 95v.
L A F U N D A C I Ó N D E P U E B L A D E LOS ÁNGELES 219
social superior estratificaban evidentemente a l a comun idad .
Se deja ver que esta sociedad evolucionaría más todavía
hacia la consti tución de una fu tu ra aristocracia co lon ia l en
dos solicitudes anexas a la petición de 1534: que se p e r m i
t i e ra conservar sus encomiendas a los vecinos que via jaran
a España, y que se presionara a los encomenderos de los
pueblos vecinos para que se convi r t i e ran en poblanos.
E l año de 1534 marcó el f i n del período de l a funda
c ión de Puebla, y, según parece, también el f i n de l experi
m e n t o social, a excepción de l a retórica pública. Salmerón
par t ió de N u e v a España y con e l lo terminó el período de
tu t e l a d i recta sobre la c iudad. A u n q u e se designó o t ro o ido r
para que condujera los asuntos poblanos, no hay evidencia
a lguna de que ejerciera realmente su cargo. Así se dejó mo
r i r e l ú l t imo rasgo de l o que fue propiamente el experi
men to .
Desde el comienzo, en real idad, Puebla hab ía sido u n
exper imen to social f a l l ido . E l fracaso de sus objet ivos más
idealistas se deb ió a l conf l ic to inherente entre esos mismos
objet ivos así como a l a tendencia de los fundadores de la
población a prometer más de l o que posiblemente podía
b r i n d a r su exper imento . Desde luego, los más directamente
destructores de los sueños utópicos fueron los fatales com
promisos que la corona y las autoridades locales se v i e ron
obligadas a hacer durante el proceso del establecimiento.
U n a vez que l a sobrevivencia de l a c iudad se identificó f i r
memente con los objetivos sociales más amplios de l a mo
narquía , como el de poner coto a l a encomienda, esa sobre
vivencia misma se volvió más impor t an te que el contenido
real del exper imentó social. A los colonos que se había
atraído a Puebla sólo se les podía convencer de que se
quedaran aumentando las concesiones de tierras y m a n o de
obra indígena, y se les concedían mayores favores a los que
tenían pretensiones de status po r miedo de que todos, salvo
los desechos sociales, abandonaran l a escena y l a c iudad
quedara en r idículo. Puebla recibió cada vez más mercedes
reales para que todos captaran l a f irmeza de la decisión real .
220 J U L I A HIRSCHBERG
U n exper imento social como el de Puebla muestra l o
más cont radic tor io y también lo más consistente de l a polí
t ica social colonia l de l a corona española. Visiones idea l i
zadas de u n nuevo m u n d o feliz, en e l cual españoles e ind ios
vivirían en una armonía independiente y los europeos cu l
t ivarían como felices campesinos, podían inspirar interés y
hasta merecer u n esfuerzo considerable. Pero, al f i n a l , e l
poder y el prestigio de u n distante monarca residía m u c h o
más en el valor propagandístico de l exper imento social que
e n l a sociedad realmente creada en Puebla. Puesta en
j aque en sus intentos de rehacer l a sociedad co lon ia l por
las exigencias mismas de la situación colonia l , l a corona
estuvo dispuesta a a d m i t i r una v ic to r ia retórica en l a so
brevivencia de una población aceptada ampl ia —aunque equi
vocadamente— como exper imenta l .
S I G L A S Y R E F E R E N C I A S
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