La Casa de Bernarda Alba
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'La casa de Bernarda Alba', de Mario Camus
EL PAÍS ofrece mañana, por 1,95 euros, la adaptación de la obra de García Lorca
DIEGO GALÁN 30 ABR 2004
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Comunicación
En 1987, Mario Camus dirigió la adaptación cinematográfica de la obra teatral de Federico
García Lorca La casa de Bernarda Alba, un reto artístico tanto para el realizador como para
Antonio Larreta, su guionista-adaptador. Camus acababa de filmar con gran éxito de crítica
y público Los santos inocentes, basada en la novela de Delibes. La elección de las actrices
fue, sin duda, uno de sus mayores aciertos.
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Poco después de haber triunfado con Los santos inocentes, el director Mario Camus asumió
el riesgo de adaptar al cine La casa de Bernarda Alba, obra de Federico García Lorca por la
que previamente se habían interesado Luis Buñuel, Roger Leenhardt y el productor
mexicano Gustavo Alatriste, sin que ninguno de ellos encontrara la forma de adaptarla a
pesar de que el propio Lorca advierte en el prólogo de la obra que "estos tres actos tienen la
intención de un documental fotográfico". En compañía del guionista Antonio Larreta,
Camus afrontó el desafío: "Nunca he tenido el más mínimo reparo en llevar al cine una
obra de teatro; estoy de acuerdo con Renoir cuando decía que todo lo que se proyecta en
una pantalla de cine es cine. En el teatro domina fundamentalmente la palabra y en el cine,
en cambio, es la imagen la dueña y señora. Soy consciente de lo que supone La casa de
Bernarda Alba, precisamente porque su acción transcurre entre las cuatro paredes de la casa
del personaje que da título a la obra. Todos los dramas trascienden y lo que en el fondo se
acaba contando es la vida, en este caso el comportamiento de las personas ante la autoridad
y el destino de cualquier dictadura".
"Nunca he tenido el más mínimo reparo en llevar una obra de teatro al cine"
Lorca fechó este drama en junio de 1936, es decir, un par de meses antes de ser asesinado.
En aquel momento, según testimonio de Manuel Altolaguirre, sentía la necesidad de un
nuevo teatro en el que predominaran "la severidad y la sencillez: el artista debe llorar y reír
con su pueblo; hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura
para ayudar a los que buscan las azucenas". Inspirada, según su testimonio, en la vida de
una mujer que sometía a sus hijas solteras a una inexorable y tiránica vigilancia, "a un
infierno mudo y frío bajo un sol africano, sepultura de gente viva bajo la férula inflexible
del cancerbero oscuro", La casa de Bernarda Alba fue entendida como un símbolo de la
España negra anclada en el tiempo, desde que Margarita Xirgu la estrenara en Argentina en
1945 (no llegó a los escenarios españoles hasta 1964).
Respetando el origen teatral de la pieza, "la acción de la película se abre con una cortinilla
que, como los telones del teatro, sube de abajo arriba: empieza la función", en observación
de Molina Foix: "La acción se desarrolla, salvo escasas excepciones, en los interiores de
casa y el falso exterior del patio de la casa, un decorado obvio que -con su curioso recuerdo
de los cartones-piedra de Cifesa- a algunos les parece desfasado pero a mí me resulta muy
acorde con la suplantación irrealista del filme". Esta observación del crítico de Fotogramas
hacía referencia a la división de opiniones con que la película fue recibida entre la crítica
española. Mientras José Luis Guarner en La Vanguardia subrayó "el tacto de Mario Camus
para rehuir el folclorismo en beneficio de una austera severidad (la acción se confina en una
lóbrega escenografía de película de terror psicológico, no se recurre a la música -salvo un
zapateado para subrayar el clímax- y los efectos se reducen a un absoluto mínimo)",
ponderando "la inteligencia del director al apoyarse en las actrices y optar por la austeridad,
con un resultado pulcro, profesional y un tanto frío". Fernández-Santos en EL PAÍS
calificaba este intento de adaptar cinematográficamente a Lorca como "una misión
imposible", señalando que "no podía ser de otra manera, pese a la fuerza de secuencias
aisladas, de las que destacaremos la del funeral, que es un puro ejemplo de puro cine. No
deja de ser elocuente que precisamente esta escena sea la única que no pertenece a Lorca,
sino a los autores del filme". Por su parte, Antonio Lara valoró la película como "un
entendimiento vivo y contemporáneo de la tragedia lorquiana, con el mérito de la claridad
expositiva y la coherencia".
La casa de Bernarda Alba fue presentada fuera de concurso en el Festival de Cannes.
Cahiers du Cinéma opinó entonces que, "tras Los santos inocentes, esta película es también
una manera de exorcizar el miedo a lo desconocido, ese culto a la muerte que domina a
España desde el siglo XV". En el diario Clarín se dijo que "estamos ante una película de
alto vuelo, que posibilita dos reencuentros: con el genio lorquiano y con la rara sensibilidad
cinematográfica de Camus, que sujeta el guión al original sin tratar de abrirlo a
interpretaciones personales". En The New York Times se consideró que la adaptación de
Camus "es seria y leal, no es en absoluto teatro filmado, sino un modelo de sobriedad
cinematográfica en el que lo trágico se expresa admirablemente".
Para Camus, la obra es "un drama de mujeres por excelencia en el que los hombres tienen
una especial significación ya que, aunque no se les llega a ver, son en realidad los
auténticos protagonistas de la historia. Por eso, para respetar los conceptos lorquianos he
optado por dar las figuras masculinas difuminadas, en silueta o, simplemente, sin rostro.
Los hombres están, pero no de una manera concreta". De ahí que la elección del reparto
constituyera parte del desafío. Tras haber pensado en Vanessa Redgrave, Camus prefirió a
Irene Gutiérrez Caba, que, en opinión de Fernández-Santos, "proporciona al rostro de su
Bernarda energía fanática, credibilidad a su enloquecida mirada, intensidad magnética a su
gesto". Antonio Gutti, en Cinco Días, elogió a "las magníficas actrices, atentas a las
miradas, las voces y los rostros descompuestos con precisión matemática". Éstas fueron
Ana Belén, Florinda Chico, Enriqueta Carballeira, Victoria Peña, Aurora Pastor, Mercedes
Lezcano, Pilar Puchol, Rosario García Ortega... En los premios del año, Rafael Palmero
recibió el Goya a la mejor dirección artística.
Mario Camus lleva al cine 'La casa de Bernarda Alba', de Federico García Lorca
ÁNGELES GARCÍA Madrid 23 DIC 1986
Archivado en: Mario Camus Rodaje Declaraciones prensa Federico García Lorca Técnica
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El cineasta Mario Camus -51 años, 19 películas- dirige estos días La casa de Bernarda Alba
convencido de la vigencia y actualidad del drama escrito por Federico García Lorca. El
filme, que cuenta con un presupuesto de 154 millones de pesetas, la mitad de los cuales es
subvención del Ministerio de Cultura, está producido por Jaime Borrel. La adaptación del
texto es de Antonio Larreta y el propio Mario Camus. El papel de Bernarda Alba está
interpretado por Irene Gutiérrez Caba, y dan vida a sus hijas Enriqueta Carballeira, Ana
Belén, Victoria Peña, Aurora Pastor y Mercedes Lezcano.
El rodaje de La casa de Bernarda Alba comenzó a mediados de noviembre en Antequera.
En este blanco pueblo malagueño se filmaron las escenas de los funerales por Antonio
Buendía, el marido de Bernarda Alba, el punto de arranque del encierro posterior de toda la
familia.Durante el rodaje, que estos días prosigue en las proximidades de Madrid, Mario
Camus explica que la presencia entre la multitud de Pepe el Romano es una modificación
mínima sobre el original. "No se ha transformado el lenguaje, porque si despoetizas el
texto, dejaría de ser Lorca. Y tampoco hacían falta grandes modificaciones, porque, citando
a Renoir, está claro que todo lo que se pone en la pantalla es cine. El cine es un medio con
lenguaje completo en el que la teatralidad se rompe".
Camus aporta a la tragedia lorquiana un colorido vital e interior que en la pantalla se ve
cuando las hijas de Bernarda están a solas en sus habitaciones y apartando los trajes
enlutados muestran toda una exhibición de ropas interiores luminosas en malvas, salmones
y manzanas que diseñó el modista Pepe Rubio.
Camus, que aclara que aunque esta sea una película de encargo, contratado por el
productor, se trata de un proyecto que le apasionaba,- dice que está convencido de la
vigencia de la historia creada por Lorca. "España tiene una cosa muy buena", dice el
director, "y es que igual que convives con multitud de paisajes, se pueden dar las formas de
vida más diferentes. Ahora mismo, junto a lo más posmoderno, persisten formas de vida
totalmente medievales que, en principio es insospechable que aún se produzcan".
La cultura árabe
El director de unas de las películas más taquilleras del cine español, Los santos inocentes,
basada en la novela de Miguel Delibes, recuerda que cuando, se estrenó este filme fueron
muchos los que le dijeron que no sólo no había exagerado sino que se había quedado corto.
"El hombre sigue dominado por las pasiones más primarias y, en el caso de España, donde
el peso de la cultura árabe es brutal, esto es mucho más evidente que en cualquier país
europeo".Ese poso de cultura árabe es, a juicio de Mario Camus, el culpable de que las
mujeres sigan dominadas por el Pepe Romano de turno, aunque los designios masculinos
sean interpretados por una mujer, como ocurre en el caso de la obra de Lorca, donde
Bernarda es el macho, el policía guardián de la vida de sus hijas. Estas situaciones, prosigue
Camus, se siguen manteniendo en escenarios adaptados a la era de los ordenadores, pero a
nadie le debe chocar si aún se encuentra en España con un núcleo cerrado en el que se
repitan situaciones como las que se cuentan en la obra de Lorca.
La casa de Bernarda Alba fue uno de los grandes éxitos de la pasada temporada teatral. Dos
de las actrices que interpretaron la obra en el teatro forman parte del reparto
cinematográfico con el que ahora trabaja Camus. Se trata de Ana Belén y Enriqueta
Carballeira.
La casa... se estrenará en las pantallas españolas inmediatamente después de las Navidades,
si se cumple el programa de rodaje previsto. Después, ya a finales de febrero o principios
de marzo, empezará el rodaje de La rusa, una producción de Pedro Masó sobre la novela
del mismo nombre de Juan Luis Cebrián.