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ROGELIO SINAN:

UNA REVISION DE LA VANGUARDIA EN PANAMA*

I. Introducción

Hace algún tiempo, El Instituto Panameño de Arte, conjuntamente con laSección de Letras del Instituto Nacional de Cultura, nos invitaron para quellevásemos a cabo la presentación crítica del último libro de cuentos de Roge-lio Sinán, que acababa de ver la luz en la Editorial Universitaria Centroameri-cana (EDUCA), de Costa Rica . La oportunidad que se ofrecía era feliz. Sobretodo, había que considerar el hecho de que eran Sinán mismo –reconocido,en Panamá, como la figura más interesante de nuestra literature– quien solici-taba entablar el diálogo con nosotros –a una distancia de cuarenta "leguas derecuerdo"– y ofrecernos esas múltiples e iluminativas vivencias personales,que, hoy, integran capítulos decisivos de la nueva literatura de nuestro país.

Recibir de la fuente misma –del protagonista y gestor de aquella sensibili-dad literaria de efímera vida que se conoció con la etiqueta de vanguardismoy que, en Panamá, fue casi yerma de saludable descendencia– representó paranosotros, en calidad de críticos, la oportunidad de ubicarnos dentro de unaperspectiva pluridimensional, donde el verbo de Sinán supo inyectar al diálo-go la movilidad –el sudor, las molestias y frustraciones– de aquel momentorevolucionario, presentándonos un dibujo total de esa época de disloque que

venía a dar al traste con un caduco orden de valores establecidos.

E/ libro Cuentos de Rogelio Sinán que nos invitaban a analizar, se nospresentó, además, como un medio eficaz para subrayar la correspondenciaque se dió entre la creación poética y la narrativa del escritor panameño . Losrelatos hablan, claramente, de la evolución de Sinán, desde un vanguardismohermético y –coma hemos visto más tarde– suicida, hacia un posvanguardis-

* Publicado originalmente como monografía : Rogelio Sinán: Una revisiónde la vanguardia en Panamá, 2a ed., Panamá, 1975 (separata del "Boletínde la Academia Panameña de la Lengua", No . 2, Cuarta Epoca, Panamá,junio de 1974) .

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mo, o posición de "abertura germinativa " , como la ha denominado RobertoFernández Retamar.

También, este libro fue vía para alcanzar una visión telescópica de lobal-dío de esta tierra donde brotó, huérfana, la estructurada creatura literaria de

Sinán. Porque debemos recordar que le literatura panameña poco ha tenido

de homogénea, Ya Carlos Wong Broce lo apuntó en aquella charla quedictó

en la Casa de las Américas sobre La vanguardia en la literatura panameña:

"Nuestra literatura no es muy rica que digamos" —dijo en esa ocasión y conacierto-- "no es una literatura que en cierta forma haya llegado a una defini-

ción, a una afirmación ". 1 Sinán es, pues, la excepción a la regla y le razón de

esto, la analizaremos más adelanta.

En cuanto al libro mismo se refiere, hacía rato que /o aguardábamos.Más que un libro de relatos nuevos, se trata de una obra de índole an-tológica que guarda en sus doscientas páginas, sencillamente encuadernadas,toda una trayectoria vital; todo un prolijo mundo literario de vigilia y sueño,

brisas yodadas, noches d" luna, sangre, risas, bailes, playas y hechizo que co-habita con el duende de nuestro panteista poeta tabogano.

Los catorce cuentos escritos de 1931 a 1971 en Panamá, París, Calcuta oMéxico nos hablan, además, del itinerario peregrino del hombre que supo dar-le la vuelta al mundo con la toga del discípulo, abrir --como maestro-- las ven-tanas de la literatura panameña a lo: aires que soplan en otras latitudes y que,a través de los años, en solitario y estudioso afán de contemporaneidad, hasabido mantenerse dentro de una disciplina intelectual de ciudadano que nocomulga con la mediocridad ni con el provincialismo.

II . Sinán y el vanguardismo

A manera de pórtico aclaratorio, creemos oportuno --debido al hechoharto conocido de que es Rogelio Sinán quien inaugura la literatura de van-guardia en Panamá-- decir unas palabras acerca de lo que ese término significódurante su breve instante de vigencia ideológica.

Aunque en ningún momento queremos desbarrar en la pedantería del for-malismo didáctico, creemos necesario acotar la órbita de la sensibilidad quedio pie al vanguardismo. Se hace, pues, inevitable que destaquemos con exac-titud aquellos elementos estéticos que hicieron su aparición alrededor de

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1909 y cómo la condición de irracionalismo y desrealizaclón de estos ingre-dientes impidieron que el producto resultante mantuviere vigencia por muchotiempo. Para la crítica contemporánea, el vanguardismo como sensibilidad ar-tística ya ha sido liquidado hacia 1930 y deja de ser, por lo tanto, ese términoamplio, capaz de encerrar cómodamente todas las expresiones del arte con-temporáneo . Queda claro, así, que el vanguardismo en su sentido de hazañaartística tuvo vida efímera y fue una ideología relativa, intemporal, de libera-ción, negación y descubrimiento.

Movimiento de choque, de ruptura y apertura, al mismo tiempo—lo describe Guillermo de Torre en su célebre Historia de las lite-

raturas de vanguardia— /a vanguardia, el vanguardismo o lo van-guardista, del mismo modo que toda actitud o situación extrema,no aspiraba a ninguna permanencia y menos aún a inmovilidad.En la razón de su ser llevaba encapsulado el espíritu del cambia yla evolución, previendo, ambicionando sucesiones 2 -

Y más tarde, añade el historiador y apologista de ese movimiento litera-

La vanguardia —dice— tal como yo la entiendo, en su sentido másextenso y mejor, no ha significado nunca una escuela, una ten-

dencia o una manera determinada. Si; el común denominador de

los diversos ismos echados a volar durante estos últimos años3 .

Y luego :

Vanguardia : fase que ha sido superada para dar paso a otra máslibre, orgánica y constructora . . . Ha terminado la época del ma-nifiesto, del prospecto, de la algarada . Lindamos con la edad más

venturosa del alambique, en la cual se produce la obradestilada4

.

Ahora bien, en la poesía, la vanguardia no hizo sino traducir al versoel espíritu combativo y polémico del movimiento : se ensayan nuevas formas; se

desemboca en el verso libre ; se acaba con el desarrollo temático y lógico delpoema, así como con los patrones convencionales de la lengua y de la formapoética; se rehabilita la imagen y la metáfora que se tornan, en sí, en puntode llegada del poema; se recurre al símbolo que se convierte en una de las ar-mas más fieras de la nueva poesía : tanto el monosémico, como el utilísimo

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bisémico; se inventan procedimientos poéticos que expresen el irracionalismohermético de la época : desplazamientos calificativos, imágenes visionarias, su-perposiciones (temporales,espaciales,situacionales y significacionales); reincor-poran al poema, como material temático, los inventos y personajes de la vidamoderna (el avión, el tren, la fábrica, el radio, el gramófono, el cinematógra-fo y sus respectivos héroes y heroínas) ; y, ante todo, se manifiesta un marca-do antogonismo contra el público y contra la tradición y se encumbra el de-senfrenado poder creador del poeta.

También, no huelga añadir que la vanguardia —en todas sus manifestacio-nes artísticas— no fue una creación a-posteriori de los historiadores, como sepuede creer y como se dio, en efecto, en el caso del renacimiento, cuyo partohistórico se debe al célebre Jacob Burckhardt, allá por 1860. Los vanguardis-tas lo fueron desde su génesis en los cenáculos que se organizaron en Francia,Italia, Rusia o Alemania (porque nuestros artistas desembocan en la necesidadde realizar esa hazaña revolucionaria cuando ya Europa ha silenciado la algara-da y anda en busca de la obra destilada) . Los primeros vanguardistas, pues, sereúnen con un fin concreto : hacer revolución contra lo caduco y crear fasci-nados por la emoción y el espíritu de aventura. Fundan, así, periódicos de

grupo que son órganos de una corriente creadora específica; redactan mani-fiestos que se publican en estas pequeñas revistas de tiraje limitado y escasacirculación ; anuncian la fundación de un movimiento o de un nuevo ismo; ha-cen la presentación antológica, ante un público amigo u hostil, de la obra co-lectiva de una nueva tendencia o de un nuevo grupo de escritores y artistas.Lo cierto es que, de une manera u otra, estos artistas actúan simpre en acti-tud consciente de sus hechos y estrecha convivencia plural que, como es na-tural, no puede sostenerse mucho tiempo . Para resumir, pues, detrás del telónde fondo, se palpe en ese momento preciso de vanguardia una estrecha convi-vencia generacional y estética.

Si volvemos, ahora, /os ojos sobre e/ caso específico de Rogelio Sinán,nuestro primer poeta de vanguardia, nos percatamos inmediatamente del he-cho de que la vanguardia llegó a Panamá casi toda en un sobre procedente deRoma que envía el poeta tabogano a un amigo, ya que la escasísima poesíade experimento que se da en ese momento en el Istmo está hecha, según nues-tro poeta Laurenza, "sin rumbo ni seguridad' : Sinán escribe su libro Ondaen Roma y lo envía por correo a Panamá, donde la literatura nueva, de acuer-do con las descripciones de la época que nos han legado los críticos paname-ños de la época, Enrique Ruíz Vernacci, Roque Javier Laurenza y OctavioMéndez Pereira, o se ignora en su vasta mayoría, o no logre más eco que elde una sonrisa ingenua.

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Sinán, desde 1924, se ha marchado de Panamá para dirigirse, primero aChile y, luego, a sugerancia de Gabriela Mistral, a la Ciudad Eterna . En Chile,se codea con los sacerdotes literarios de la época : convive con Neruda y sustributarios y sigue, ávidamente, la "azogada" vida literaria de Buenos Aires,a través de las revistas Proa y Martín Fierro, donde publican los que integranel grupo de vanguardia de la capital porteña : Borges, Brandan Caraffa, Ricar-do Güiraldes. . . Sinán, mismo, nos ha dejado constancia de lo que significópara él esta primera salida hacia horizontes más abiertos y enterados de losafanes de la cultura:

Mi vocación literaria se había manifestado desde la época en quehacía el bachillerato, pues hasta había editado y dirigido revistasy obtenido muy buenos premios —nos dice—; pero en verdad,Santiago de Chile fue el horno en que esa vocación logró dorarsea fuego lento. Todo era nuevo para mí en la gran urbe, todo meimpresionaba : sus románticos parques con estanques, sauces llo-rones cisnes y mujeres hermosas; sus cafés; sus tertulias, sus salasde concierto, sus librerías y bibliotecas, sus teatros, sus universi-dades, su cortesía, su ambiente, su gran cordialidad y, sobre todo,su vida literaria : todo ello me hizo sentir con verdadero furor lased de ser y saber. Me di a leer a los poetas chilenos, a GabrielaMistral, a Neruda, a Huidobro y a quienes fueron mis buenos pro-fesores como Carlos Mondaca, Samuel Lillo, Julio Vicuña Cifuen-tes y no sé cuántos más 5

El hombre ha sido rozado por los aires del cambia y cuando llega a Ro-ma aquel verano de 1926, y se instala en la Plaza de San Juan de Letrán, lametamorfosis se logre en lo que ya es terreno bien abonado: lo embiste elarte; lo seduce el ambiente tan propicio a despertar la presencia escondida delduende; aprende italiano y recorre los oscuros pasadizos de la Divina Come-dia ; frecuenta los círculos artísticos y la Casa de España, donde hace buenaamistad con Gregorio Prieto; visite museos, salas de conciertos y se torna enasiduo cliente de las mejores librerías de Roma:

En las mejores librerías de Roma —nos relata Sinán— me surtíade revistas y libros españoles. "La Gaceta Literaria" que dirigíaen Madrid Ernesto Jiménez Caballero, llegaba asiduamente y erami plato favorito . A través de sus páginas pude ponerme al díaen lo referente al ultraísmo de Guillermo de Torre cuyo libroLiteraturas Europeas de Vanguardia " fue mi mejor poética y,

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por supuesto, devoraba los libros de Rafael Alberti, Federico Gar-cía Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Emilio Prados . . . y mu-chos otros más 6 .

Y es bajo estas condiciones que Bernardo Domínguez Alba da paso aRogelio Sinán y el poeta da a luz su primer libro, Onda.

No es esta la ocasión para analizar la obra poética del ilustre tabogano, yaque hemos sido invitadas para presentar el libro Cuentos que acaba de nacera la luz pública. No obstante, el estudio detallado de Onda, Saloma sin salo-mar y Semana Santa en la niebla ya está en nuestro calendario de trabajo parafeche próxima. Ahora bien, lo que sí es preciso bosquejar para lograr una me-jor interpretación de los cuentos mismos es la posición de Sinán ante la van-guardia y su presencia e influencia en los círculos literarios panameños.

Ya hemos expuesto, ligeramente, lo que significó la vanguardia dentrode la historia literaria de Occidente ; hemos bosquejado también la figura deRogelio Sinán : lo hemos visto a través de sus peregrinajes por el mundo y lohemos escuchado confesarnos, francamente, con esa sinceridad que lo carac-teriza, lo que fue su formación artística, dónde halló su poética y cuáles fue-ron sus fuentes de inspiración; la obra de Neruda, Huidobro, Alberti, GarcíaLorca, Salinas, Guillén, etc. Y, de ahí, que podamos llegara la siguiente con-clusión : Rogelio Sinán, el autor de Onda, no fue fruto de un vanguardismopanameño; no se forjó desde las savias poéticas de nuestro suelo patrio, por-que en Panamá no hubo una generación de vanguardia, ni hubo movimientosde vanguardia. Hubo sí, figuras, aisladas, que se alinearon a la poética van-guardista y que, a su vez, lograron cieno renombre en el campo de las letrasnacionales.

Veamos lo dicho: allá por 1928, el crítico a quien ya nos hemos referi-do: Enrique Ruíz Vernacci (extranjero de nacimiento, por cierto) escribíaun artículo agudo y mordaz para la revista de consumo local, Gráfico, dondepintaba el desflecado y proscrito ambiente literario de la patria con acierto;ambiente, donde Onda fue lanzado, sin anunciarse, casi, la preñez literaria desu autor y donde no habían, tampoco, amagos de connubio entre nuestra li-teratura y los ismos de vanguardia de la época:

Los veinticinco años de poesía continúan la senda que les fuetrazada por los maestros colombianos —dice Ruiz Vernacci— lafrancamente sentimental, o decididamente elocuente : por supues-

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to la forma es respetuosa : se huye de la innovación. . . Darío es elprototipo de los revolucionarios y, las frialdades simbolistas y casiperfectas de Guillermo Valencia, que burila sus estrofas con pa-ciencia de artífice del Renacimiento italiano, constituyen la últi-ma palabra de los modernismos admisible 7.

Luego, añade Vernacci:

¿Hablaremos de audacias, de capillitas, de grupitos inquietos delos que tanto abundan en otros medios? No, no, entre nosotrosno existe eso. . 8

Vernaccí, no obstante, sí estaba al tanto de la solitaria batalla de Sinán yde eso deja constancia en ese escrito:

Un poeta panameño –dice– el joven Domínguez Alba, en la ac-tualidad en Roma, es el único que se ha decidido a beber en lasnuevas fuentes: sus versos poseen una graciosa y lírica ingenui-

dad: en mis manos tengo alguna encantadora prueba de ellos ycomenzado un estudio sobre este valiente amigo de la poesía. Su"Balada de Seno Desnudo" esdeliciosa9

Estas declaraciones de Ruiz Vernacci y la presentación que de Sinan haceOctavio Méndez Pereira el viernes 6 de diciembre de 1929, desde Londres y através de la tribuna de La Estrella de Panamá, son /os documentos más fielescon que contamos hoy para recrear el panorama histórico de nuestras letrasdurante esa apática década del veinte. Y, de ahí, que si intentamos hacer crí-tica a cuarenta años de esos días, si intentamos ser sinceros y no tenemos pormeta la invención de una dorada edad que nunca fue, debamos partir de esasobservaciones que, en su patetismo, nos conmueven ; que, en su vigencia ac-tual, nos hablan de nuestra idiosincrasia como pueblo:

A la mesa de nuestro banquete espiritual –continúa Ruiz Verna-cci– llegan tarde los platos condimentados con salsas extrañas:quizá porque nuestros libreros no son libreros, no le tienen amoral libro, ni se interesan por las novedades, atentos sólo al negociode la venta de obras de texto o al otro de los útiles de escritorio;tal vez porque siendo la librería ante todo y sobre todo negocio, eltraer libros que muy pocos va a hojear no merece la pena : lo

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cieno es que carecemos de horizontes o se nos recorta el horizon-te y claro es que sin enterarnos es imposible que le tomemos amora los nuevos rumbos: el amor se base en el conocimiento I °.

Llega, así, Onda a Panamá, gracias a la visión de un solo hombre que loabriga con la generosa sombra del padrino . Un hombre que el mismo Sinándescribe como amigo de "conducta intachable, de muy buenas costumbres, dehonestidad probada. . ., un educador y buen amigo de las letras" 11 . Ese hom-

bre excepcional es don Manuel Roy . Con la llegada del libro de reducido tira--unos doscientos ejemplares que vuelan por América o se quedan en la

Roma que lo vio nacer— y la llegada, un año más tarde, de Sinán a Panamá co-

bra carta de naturaleza esa sensibilidad a la que Ruiz Vernacci, Manuel Roy,Roque Javier Laurenza, Diógenes de la Rosa y el joven Rodrigo Miró veníanaludiendo "con inquietud de brújula trastornada " —según testimonio de Lau-renza— y dentro de un ambiente hermético a las nuevas tendencias . En 1931,Sinán es nombrado en el Instituto Nacional por don Manuel quien, tras elgolpe de Estado del 2 de enero de ese año, ha pasado a la Rectoría del Nidode Aguilas . Allí el joven poeta explica las nuevas literaturas a sus alumnos.No obstante, ya para finales de ese mismo año, Sinán se ha marchado otra veza Europa: esta vez a París, donde permanece por un año sumergido en sus fae-nas literarias. En Panama la nueva poesía queda, pues, sin su caudillo y enmanos de un minúsculo grupo de entendidos, que en ningún momento pasande ser eso : entendios, no cultivadores de la recién iniciada sensibilidad poéti-ca. Estos "amigos de la vanguardia" son don José Dolores Mosco te y el Doc-tor Octavio Méndez Pereira, quienes alejados de todo cargo público, hacencultura desde La Antena, un seminario literario que ellos fundan ; don ManuelRoy, que organiza conferencias de carácter polémico de donde sale el estudiode Laurenza, Los poetas de la generación republicana ; y Luis Alberto Sán-

chez, e/ célebre peruano, que si bien lo incluimos en este grupo es porque ha-bía venido a dar a Panamá desterrado de su patria y dictó una serie de charlasque fueron una embestida saludable para la adormitada conciencia literariadel Istmo.

Ahora bien, quizá de lo dicho hasta ahora podamos llegar a las siguientesconclusiones: (a) que el grupo panameño mencionado no constituyó, en nin-gún momento, una generación de vanguardia y (b) que, en Panamá no se sin-tió, nunca, esa fuerza sísmica que brotaba de la voluntad de irracionalismo ydesrealización y que arrojaba a sus seguidores hacia la reducción de manifies-tos que daban al traste con más de trescientos años de lógica cartesiana, asícomo a la iniciación de un nuevo y gran acorde que buscaba hacerse escuchar

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con estridencia y hasta con aparatosa ingenuidad. No, eso no se dio en nuestrapequeña república, tal como acontenció en Argentina, México, Cuba, PuertoRico y hasta en la patria de Darío, donde un grupo de jóvenes poetas se alza-ron, furibundos, contra el padre Rubén, allá por 1929.

Para resumir, pues, lo dicho hasta ahora, el vanguardismo lo hemos vis-to como en efecto fue: una ideología de vida efímera : un movimiento de libe-ración, negación y descubrimiento que, a su debido tiempo, fue superada paradar paso a otro más libre, orgánico y constructor : al tiempo de las búsquedassiguió el de las decantaciones. En Panamá, a su vez, bubo un poeta, RogelioSinán, que introdujo la vanguardia a su patria, gracias a sus viajes y a su con-tacto con poetas extranjeros de esa ideología. No hubo, sin embargo, en Pa-namá vanguardismo propio, ni hubo tampoco una generación de hombres,como se dio en otros países (en la Argentina, el ultraísmo ; en México e

l estridentismo, etc.), que de manera consciente se aunara con el propósito de creary manifestarse dentro de esa ideología de cambio. Porque los poetas que si-guieron a Sinán (muy buenos, en su mayoría), Demetrio Herrera Sevillano,Antonio lsaza, Ricardo J. Bermúdez, Rosa Elvira Alvarez, Eduardo Ritter

Aislán, Stella Sierra, Esther María Osses, Tobías Días Blaitry, Tristán Solarte,surgieron en el panorama lírico panameño a una buena distancia del primogé-nito y cuando en el resto del mundo ya se había liquidado la sensibilidad deirracionalismo que germinó a la vanguardia. También, la mayoría de estospoetas creaba bajo el signo de la posvanguardia, habiendo superado ya,

aque-lla poética de índole irracional y revolucionaria. Una vez más se compitan laspalabras emitidas por el doctor Diógenes de la Rosa, figura célebre dentro denuestra trastornada vida política, en ocasión de cumplirse cuarenta años de lapublicación de Onda :

Esta condición de reflejo, receptáculo y refractor cultural de quesólo ahora parece desasirse definitivamente Latinoamérica —diceDon Diógenes-- ha sido siempre más grave en el medio panameño,a donde arriban tardías las corrientes culturales para seguir

contaminándolo cuando ya en otras áreas han sido trasmutadas y exu-dadas. Cabe anotar al paso que esa subalternidad tiene raíceseconómico-políticas y encuentra un infantil mecanismo de com-pensación en la creencia de que somos puente del mundo y cora-zón del universo, lo cual no es una mera sandez geográfica, sinoun narcótico nacionalista qua reactiva las alucinaciones de caraco-lismo psicológico fomentado por las estancias patrióticas de Ri-cardo Miró 12 .

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III . Los catorce cuentos de Rogelio Sinán

Tal como acontece con todo movimiento de choque o apertura queintenta abrirse campo dentro de la literatura, en el caso del vanguardismo lasprimeras manifestaciones del nuevo pensamiento se inauguran por la vía poé-tica. La novela, el cuento y el teatro por ser género más anchos, proteicos ycomplejos tardan más tiempo en echar frutos saludables, una vez germinadala semilla :

Fue en la poesía —dice, una vez más, el recientemente fallecidoGuillermo de Torre— donde surgieron inicialmente modos, senti-mientos, rasgos de estilo que luego se hicieron notorios al pasar azonas de más alcance, más frecuentadas por los lectores, al encar-nar en seres de ficción, en creaciones dramáticas . A tal punto quelos no advertidos del proceso pudieran sospechar un trayecto in-verso, dada la innegable mayor difusión y alcance de los últimosgéneros 1 3 ,

El caso de Sinán no fue la excepción. Con Onda inaugura él la nueva sen-sibilidad, pero no es sino hasta dos años más tarde cuando lleva los impulsosanímicos y recursos formales del vanguardismo al campo de la narración . ElSueño de Serafín del Carmen, cuento que abre la antología preparada, ahorapor EDUCA, fue escrito en Panamá en 1931 y está hecho con masilla de ex-perimento. Nuestro mejor historiador de la literatura panameña, RodrigoMiró (aquél que de joven saboreó las primicias de los manjares recién llegadosde Roma), fue el primero que supo catar la excelencia de este breve relato,donde Sinán conjuga el sueño, el monólogo interior y manifestaciones delsusconsciente explicadas por Freud y acuñadas por la poética vanguardista.Esta fue, pues, la primera alegre réplica de parte de la narrativa panameña alfuror iconoclasta de la nueva sensibilidad. Recurre Sinán en este cuento a loestrenado en su poética : pronuncia un no rotundo al desarrollo lógico del te-ma; un no, a los viejos asuntos; y un sí, en cambio, a la rehabilitación de laimagen irracional y múltiple que queda, así, exaltada a elemento primordialdel relato :

Y los besos —nos dice-- quedaron en el aim sobre la estela roja demi barco. Oh, pero no eran besos, eran globos . Globos verdes, do-rados y azules. Subían suavemente. Cada glogo tenía un hilo deplata y de todos los hilos se formó una pequeña red donde ibaella 14 .

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Tampoco el narrador vanguardista tiene ya reparos en declarar su desaca-to hacia aquella tradicional exigencia de belleza del modernismo, ni ante lafunción comunicativa del lenguaje, que cobra más bien, nuevas dimensiones alutilizarse dentro de una enumeración de ritmo encantatorio : recurso estilístaco popularizado por Borges.

Sinán, no obstante, a diferencia de la mayoría de sus compañeros van-guardistas, mantiene en este cuento casi todas las convenciones lógicas de lasintaxis y del léxico con los que Joyce ha dado al traste en 1922, con la publi-cación de su famoso Ulysses . (Una observación tal vez necesaria es e/ hechode que en este relato vemos cómo, desde el título mismo, el autor nos mani-fiesta que se trata de un sueño : advertencia, en sí superflua que nos hablade ciertos vínculos que el autor mantiene, a veces, con la lógica) . Ahora bien,una vez que Sinán se sumerge dentro del proceso creador, él va logrando la co-rrespondencia deseada entre temática, estructura y forma, a través del hábilempleo de ciertos recursos estilísticos que, con el tiempo, llegaron a acuñarsecomo sinónimos del vanguardismo y que, empleados de diferente manera,fueron la contribución más permanente de esta sensibilidad de cambio a la li-teratura siguiente : la ubicación del narrador en un plano real-imaginario conel fin de crear una realidad mágica imaginaria; la ruptura del sistema de unaescritura lineal para levantar un edificio narrativo a base de metáforas, símbo-los y sobre todo imágenes visionarias escalonadas; y por último, el uso de laexageración para lograr una muda o trastoque de la realidad inmediata, con-virtiendo, así, al mundo narrado en un mundo fantástico:

Entonces, sobre el coro afrocubano de nuestras voces —relata Si-nán— pasó un inmenso vuelo de caballos dorados . De sus alas

caían plumas de luz que iluminaban todo. La muchedumbre ató-nita se había arrodillado. ¡Miserere, miserere nobis! dijeron las bo-cinas del barco. Pero si ya no estamos en un barco, dijo AnatoleFrance. Y el Caballero del Cisne se llevó entre sus brazos a

lsadora. Un empleador del teatro vino a decirnos que el cisne no estabaaún arreglado. Bueno, dijeron todos, que se vayan sobre un caba-llo alado; pero la cosa tuvo después sus idas y venidas porque alfin resultó que lsadora se había ido a Grecia 1 5a.

En suma, pues, los citados procedimientos estilíticos y estructurales, in-novadores en ese momento de creación, lograron transformar la realidad in-mediata de El Sueño de Serafín del Carmen en una realidad fantástica, mági-

ca, insólita. Se trata, por lo tanto, de la suma cuantitativa de elementos técni-

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cos propios de la vanguardia cuyo resultado es la muda o salto cuantitativo delos planos estéticos. La soberanía, en este relato, ha sido de la forma por so-bre el fondo. Pero, hay que recordar que fue precisamente, en este disloque,donde radicó la médula de la poética de vanguardia.

A la orilla de las estatuas maduras, escrito en París en 1932 a petición de

su amigo Alejo Carpentier y enviado a la revista cubana Social que dirigía eldibujante Masaguer, ha sido uno de los cuentos más reproducidos de RogelioSinán. Además, es importante que lo analicemos porque representa el momen-to mismo cuando el escritor ha liquidado la etapa traviesa y experimental delvanguardismo para dar paso a una sensibilidad más constructiva . El hombre hacaído de sus "altos empeños de pureza e intemporalidades hasta los fosos tur-bios pero nobilísimos de sus propias circunstancias tal como apunta JoséOlivio Jiménez en ocasión de su célebre análisis de los poetas españoles de en-treguerra. Sobre Sinán, como sobre la mayoría de los escritores de la época,ya para ese entonces se ha presentado, aplastante, el peso trágico de su tiempohistórico, bien abonado, además, para el desenvolvimiento de la angustia per-sona/. Hay que recordar, también, que A la orilla de las estatuas maduras estáescrito por el hombre que ya ha pasado por el purgatorio que constituye laprimera y, quizás, definitiva expulsión del Paraíso : Rogelio Sinán ha regresadoa su patria en 1931, poco tiempo después del Golpe del 2 de enero que dio altraste con lo que constituía un gobierno de apolillada oligarquía, pero su lite-ratura —a pesar de la sensibilidad revolucionaria del nuevo orden— no encuen-tra mucha cabida dentro de una sociedad que anda todavía a la izquierda detodo lo que no sea las princesas versallescas de Rubén o las trágicas estrofas deManuel Acuña.

A la orilla de las estatuas maduras, escrito desde un voluntario exilio pa-risino representa, pués, el momento mismo del examen de conciencia : cuan-

do el escritor arriba a /os albores de una nueva poética que ya no anda tras laorgía del experimento, sino que busca el balance entre el pasado y lo cam-biante y travieso que le legó una incursión a través de la sensibilidad van-guardista. Sinán, por ejemplo, emplea en esta narración elementos del pasado—su infancia tabogana— pero los lleva al campo de vigencia universal, al con-jugar lo poetizable dentro de la realidad y lo cambiante que se esconde tras

eso :

Allí en el río —relata— era donde mejor se estaba . Ni los sollozos

de la tía Josefina que andaba siempre de un lado para otro que-jándose del reuma, ni los gritos delgados de su madrina José Ma-

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ría que no hacía más que darle con el chicote siempre que come-tía alguna diablura, ni los recados a casa del compadre, ni el tira-pié del Juez, ni el rosario, ni nada 15b

El cambio de perspectiva en e/ fondo y en /a forma de ese relato no esgratuito. Sinán ha arribado a este nuevo plano de escritura con naturalidad y,casi podríamos decir, por necesidad . Recordemos como, uno auno, todos lospoetas vanguardistas americanos (y también los europeos) con la única excep-ción del inapelable y polemista Vicente Huidobro, fueron pronunciando el"De Profundis " del autodestructivo vanguardismo para lanzarse hacia la bús-queda de un estética más constructiva . Es cuando amanecen en

Hispanoamérica los llamados grupos posvanguardistas. (Aunque, una vez más, debemossubrayar el hecho de que el posvanguardismo es más una actitud que una eti-quetación donde se puede encasillar a los escritores) . Así surgen paralelamen-te, en diversos puntos de América, cuatro movimientos de posvanguardia : 1)

la poesía "pura", hermana de la española de 1927, que florece en la Isla deCuba bajo el impulso de Brull, Florit y Ballegas y que tiene brevísima vidadebido a la presión que ejerce sobre ella el momento histórico : la quiebra eco-nómica de Norteamérica y los ciclones autoritaristas europeos y americanosque llevan al poder a Mussolini, Hitler, Machado, Trujillo y Vargas; 2) la

poesía trascendente o metafísica que cultiva respetuosamente la forma y elorden y donde se destaca el argentino Borges y los mexicanos de /a revistaContemporáneos, Gorostiza, Villaurrutia y Novo; 3) la poesía folklórica, nati-vista social y política, donde aparecen como figuras salientes el cubano Gui-llén, Neruda y el magistral cholo peruano, César Vallejo ; y 4) por último, lapoesía neorromántica o superrealista que canta las vivencias exteriores e inte-riores del poeta con libertad expresiva y que representa el otro polo de ten-sión —conjuntamente con su antogonista, la poesía pura-- del posvanguardis-mo .

Si continuamos con el análisis de la forma que utiliza Sinán en elrelato A la orilla de las estatuas maduras, observamos, ante todo, quepredomina, tras la selección de /os procedimientos estilísticos, una actitudde "abertura germinativa ", como la ha denominado Fernández Retamar. Deahí que el lector pueda ya desplazarse dentro de la narración sin perder el cen-tro de gravedad del cuento mismo:

Cogidas de la mano, las muchachas andaban dando vueltas . Y suscuerpos sudados brillaban bajo el sol. "Cojo una mano, cojo laotra": La noche de San Juan había hecho en la plaza del pueblo

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una rueda de treinta personas que giraban alrededor de una granfogata . Y daba miedo ver cómo brillaban, al resplandor, las carasde /os borrachos. Chichas fuerte y arroz a la Juliana en casa de Ri-ta Pacheco. Goya Gancho se había llevado en su caballo a Rosa-rio Pinto. ..

Seguían ellas su juego, cantando "sentadita en su huerta deIi-món 16

La materia narrativa sigue, como vemos, un orden casi lineal que contras-ta fuertemente con el relato que analizamos anteriormente, El sueño de Sera-fín del Carmen, narración típicamente vanguardista . En aquella los cambiosde tiempo, acción y lugar (las clásicas tres unidades) se sucedían de manera

vertiginosa sin permitir que el lector lograra ubicarse dentro de ningún ángulodeterminado . La lectura, además, sólo se lograba desde una atalaya que obli-gaba, en todo momento, a una distancia considerable de la materia narrativa.Sin embargo, en este relato ya se ha logrado un viraje de perspectiva : elsím-bolo, tan utilizado en el vanguardismo, cobra, aquí, casi igual importancia,pero adopta nuevas funciones : expresa o clarifica la visión del mundo del es-critor, gracias a su condición monosémica o bisémica que permite la lecturasencilla o doble de la narración: o sea, solamente en el piano sensible, o en elplano sensible y en el evocado . También las visiones, otro de los recursosestilísticos de la vanguardia de que es deudora la posvanguardia, en vez de ser,como antes, un elemento aislado de la concepción artística cobra, ahora, unafunción clarificadora:

Una que otra palabra le llegaba al oído desmenuzada . El viento

las partía con sus tijeras de éter. Así desgranaba él cada mazorca,por las mañanas, cuando le daba el grano a los pollitos . . 17.

¿Cómo doblar la risa en pedacitos para que no saliera? Yaellas loconocían. Era severo. . . Si las veía desnudas. ¡Virgen Santa! Eraun santo señor.18

Además de los ya apuntados recursos vanguardistas que cumplen en estemomento de creación una función clarificadora, debemos indicar que /a na-rración, en este caso como en el cuento anterior, está estructurada en formade monólogos interiores. El tema, a su vez, es sencillo y el autor lo desarrollacon gran dominio, en tres niveles : 1) el niño –símbolo de la Edad de la lno-cencia— que surge como aparente protagonista de la narración y que se es-

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capa hacia el río en busca de una aventura ; 2) las tres jóvenes bañistas —sím-bolo bisémico que representan en el plano evocado, las Tres Gracias — queexaltar? las delicias de/ Paraíso; y 3) e/ curita del pueblo, que surge como an-tagonista del relato y cuya falsa moral lo torna, ante el lector, en un

perturbado expósito del Paraíso. Ahora bien, a pesar de provenir de rumbos opues-tos y representar dos estados del desenvolvimiento anímico y ético del hom-bre, el tema del niño y del cura logran enlazarse muy bien en este relato hastael punto de llegar a representar la apertura y cierre, respectivamente, del ci-clo vital del hombre : todo visto, a su vez, tras el efecto que en cada uno deellos causa la presencia, inmediata o sugerida, de las mujeres bañándose en elrío . El ambiente Sinán también /o logra muy bien por medio de esos efectosvisuales emplearlos a los que ya aludimos cuando hablábamos de las visiones:

el río, el viento, los árboles, que se trastocan hasta lograr categoría humana yque, a su vez, se hallan respaldados por efectos auditivos que se logran a travésdel uso de palabras onomatopéyicas y de la repetición sistemática de variosmotivos fónicos.

Para resumir, digamos, pues, que A la orilla de las estatuas maduras mar-ca el momento mismo cuando el autor da el viraje de perspectiva desde unvanguardismo de travesura y experimento hacia una sensibilidad que ha deja-do atrás la edad de la retórica, de la algarada para ceñirse a un orden interiory estético que toma al hombre en su drama más íntimo y por ende más uni-versal su drama de ser en el tiempo-- y lo torna en el norte de una nuevasensibilidad.

En afán de síntesis, de visión totalizante de los catorce cuento escogidospan aparecer en la antología a la cual venimos aludiendo, Cuentos de RogelioSinán, elegiremos para nuestro último análisis La boina roja porque éste mar-ca del tercer gran momento de creación de nuestro escritor dentro del difícilgénero del cuento. La boina roja es laureado en 1953 en un concurso queauspicia el diario La nacional, de Méx/co . Este cuento es, sin lugar a dudas, la obramás lograda, dentro de este género literario, del escritor tabogano y en ellaencontramos las características más salientes de su pluma: esa magistral volun-tad de estilo, esa permeabilidad, ese dominio de la técnica narrativa, moldeadatoda bajo el signo de la ambigüedad, que han tornado a Sinán en plato favori-to de muchos antólogos americanos.

Desde la página inaugural de La boina roja, el drama se nos presenta den-tro de una temperatura tope, donde los personajes se hallan atrapados : es esahora veinticinco de la náusea, producto de la angustia y de la desolación, des-

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de donde el único deslizamiento que cabe es el remolde de la realidad, o el es-cape de ella —por medio de la concepción de un ambiente

pseudocientífico hacia la superrealidad, o superrealismo. El doctor Paul Ecker, biólogo y médi-co, sentado ante la presencia del fiscal que lo interroga por la desapariciónmisteriosa de Linda Olsen, nos hace evocar a aquel Mersault de L'Etranger, deCamus, cuya visión de lo absurdo, conjugado con lo que simbólicamenteacarrea aquel clima asfixiante de Argelia, lo conduce al crimen. Aquí, no obstan-te, Sinán se vale de la exuberancia y sensualidad de nuestra naturaleza tropi-cal, no tanto para provocar un ambiente inductor al homicio, sino más bienpara concebir una atmósfera de magia que sea la tea encandiladora de la ima-ginación de los personajes, sobre todo de Linda Olsen y del doctor Ecker . Co-mienzan a surgir, entonces, en este ambiente brujo de mar y sus múltiples yalados habitantes, los diversos planos antirrealistas de la trama : valiéndose elautor de la técnica del camera-eye, flashbacks, closeups, travellings (muy cine-matográfica; por cierto, muy a la manera de aquella memorable cinta japone-sa Rashmon, donde la ambigüedad protagoniza el drama), Sinán nos presentaa un doctor Ecker que rememora acerca de cómo nació su amistad conLinda Olsen en París, de cómo llegaron ambos a aquella ínsula solitaria con

varios farallones en donde había únicamente una cabana que asearía la negraYeya y residirían ellos en compartía de dos ayudantes: Ben Parker y el negroJoe. Ahí, en ese siempre presente ambiente de pastoral pagana, de bucólicasinfonía tropical, va desenvolviéndose la trame. Surgen, entonces, las diversasversiones de cómo y por qué desapareció en el mar, por obra del doctorEcker, el hijo de la Olsen : ¿Fue la criatura un feto deforme? ¿Fue sirena?¿Fue un niño de raza negra? O fue, simplemente, el hijo de Ben Parker que eldoctor por celos personales no pudo conservar entre ellos? La duda se siembraalrededor de esta criatura que nace y muere casi simultáneamente, así comotambién en lo que incumbre a la muerte o desparición de Linda Olsen . Paralograr esto, Sinán va creando dentro de los cánones superrealistas, tal como hasubrayado el antólogo Seymour Menton : Ahí está el sueño; lo paracientífico;la alusión indirecta a Freud; el antirrealismo o creación y negación inmediatade un mismo hecho para recrearlo después; la negación y aun execración abso-luta de lo real como material y base del cuento, Todo queda abonado de am-bigüedad y se torna en un juego de elasticidad de significados, en una posibledistorsión, ruptura o reensamblaje de realidades. Como en casi todos los cuen-tos de Rogelio Sinán, aquí surgen esos siete tipos de ambigüedad fijados porWilliam Empson. Este cuento, pues, más que cuento podría denominarse an-ticuento, ya que está estructurado, como las llamadas antinovelas de MichelButor, Alain Robbe-Grillet y Nathalie Sarraute : son relatos que guardan algo

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en común con el género policíaco : que comienzan por el final; que son comoun agujero que se cierra y se abre. Una historia, en fin, que el lector, constru-ye y destruye desde el presente hasta el pasado.

Analizados, muy brevemente, los tres momentos más importantes decreación de nuestro escritor panameño, Rogelio Sinán, veremos, ahora, valién-donos de las peligrosas generalizaciones, las características más salientes de la

técnica narrativa de éste, así como también algunos de los temas que predomi-nan dentro de su obra.

Rogelio Sinán, como ye hemos dicho, se inicia en el vanguardismo y creadentro de sus cánones. Sin embargo, esta hora de creación es breve y ya para1932, ha desembocado hacia la creación más libre, orgánica y constructora.En los trece cuentos antologados por EDUCA que prosiguen a El sueño de Se-rafín del Carmen encontramos las siguientes características que pudieran

definir la técnica del escritor panameño : (1) diálogos "interiores" y "exteriores",siempre ágiles; (2) concepción de ambientes mágicos o superrealistas a travésdel tríptico : mundo psíquico, ambigüedad y naturaleza de índole vital; (3)adopción de los procedimientos estilíticos de la vanguardia —símbolo, metá-fora, visiones, imágenes visionarias, superposiciones temporales, espaciales,situacionales y significacionales, pero a la manera posvanguardista : o sea, ya nocomo un fin, sino en su función clarificadora de la expresión de la visión delmundo del escritor ; (4) respeto por las normas tradicionales de la sintaxis ydel léxíco ; (5) esfuerzo consciente por crear dentro de un ambiente de carác-ter universal : esto implica el rechazo de un vocabulario poblado de paname-ñismos y la concepción de realidades de espacio y tiempo de índole cosmopo-lite : (6) capacidad de creación fuera del círculo inmediato de las experienciasdel autor: o sea, estudio de profesiones y realidades foráneas a las experien-cias vitales del autor mismo, tal como se da en el caso del médico y biólogoEcker, el psicoanalista Serge en Todo un conflicto de sangre, del cirujano plás-tico en El cirujano del cielo, del fotógrafo en Hechizo ; (7) empleo de la técnicacinematográfica del plano general, flashback,camera-eyes,travellings,closeups,etc., donde se observa siempre el imperio de lo visual sobre lo descriptivo, delo presentativo sobre lo narrativo, así como también se realza la importanciaque se da a los gestos y actitudes de seres y cosas ; (8) aplicación de palabrasonomatopéyicas, aliteraciones y otros recursos de escritura con el fin de crearefectos fónicos y dinámicos visuales que subrayan el drama interior vivido porel personaje.

En suma, Rogelio Sinán es un escritor que nunca pierde la brújula de los

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recursos estilíticos y que logra, a través de una expresión atrayente y preci-sa, plasmar su drama de ser en el tiempo. Este drama, no obstante, aunquebrota de la inmediatas vivencias personales se plasma dentro de una dimensiónuniversal en el arte.

Esta actitud de escritor insobornable ante sus fueros de hombre libre serefleja también en los temas que Sinán elige y que predominan dentro de sunarrativa . Ahí en Hechizo,Todo un conficto

de sangre, La boina roja yLos pájaros del sueñoestá la magia, la invitación a la brujería, que le llega a él cami -no de las ondas subconscientes de la infancia trancurrida entre Taboga y Far-

fin, entre misas y velas y campanas y brujas y fantasmas y mar, mucho mar;ahí, en Sin novedad en Shangai, Hechizo, Todo un conflicto de sangre, El ci-rujano del cielo y Los pájaros del sueño está el sueño que le permite al escri-tor saltar por encima de las estructuras inmóviles de la realidad inmediata ydar paso a ese mundo dinámico-sensual de sirenas o de temores acosantes queduermen, agónicos, en el subconsciente y que determina la esencia del hom-bre que los padece; ahí, en La única víctima de la revolución, Hechizo, Todoun conflicto de sangre, La boina roja y Los pájaros del sueño está la lujuria denuestro meztizaje, que le liege a Sinán por herencia directa de aquellas cuares-mas taboganas, donde el fervor religioso se mezclaba con 'piernas desnudas,senos y hartazgo de frutas y mariscos". 1 9

Balance

Difícil tarea ha sido resumir en esta presentación lo que ha sido la aporta-ción de Rogelio Sinán al cuento panameño. Si bien nos hemos remontado has-ta aquellos días crepusculares de la vanguardia, fue con el fin de acotar su ór-bita y de situar a nuestro escritor dentro de un marco, quizá, más delineadoque nos revela un hecho trascendental para nuestra historia literaria : que aquíno hubo movimientos de vanguardia, sino poetas que en una hora u otra sealinearon a la poética vanguardista y que, en ningún momento, podríamosagrupar, cómodamente dentro de esa hanna estética. Sinán fue y sigue siendopara la historia de la literatura panameña el primogénito y la figure central deesa nueva sensibilidad de choque y aperture. El, no obstante, supo evolucio-nar a tiempo hacia una estética más libre, orgánica y constructora, guiadosiempre por aquella poética que esbozare a raíz de la presentación que, en1937, hiciera de otro gran bardo panameño, Ricardo J. Bermúdez

Yo no creo en las teorías permanentes, a no ser aquellas quecomo la de Trotski, significan revolución en el espacio y en el

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tiempo —confesó en aquella fecha Rogelio Sinán—. El arte, la poe-sía siguen y seguirán siempre el ritmo incesante y variable de lascosas 20

La personalidad literaria de Rogelio Sinán ha logrado vencer las altasfonteras nacionales debido a la poderosa fuerza creadora existente en el hom-bre y a la excelencia sostenida de su producción literaria . Cabalmente, lo quehoy hace crecer la figura de Sinán, es la voluntad de constante autosuperacióny autorrenovación que él posee, así como la dedicación que siente por el estu-dio de los géneros que cultiva : su gran sentido de responsabilidad lo torna en

asiduo lector de todas las literaturas; su sencillez y moralidad poética lo man-tienen dentro de una línea de consciente contemporaneidad . En suma, Sinánes un hombre indomeñable ante el ritmo variable e incesante del tiempo y delarte; un artista que ha logrado mantener, a pesar de la hojarasca, una visiónclara de lo que él aspira que sea la literatura panameña.

CITAS

1 Carlos Wong Broce, "La vanguardia en la literatura panameña", en Pano-rama actual de la literatura latinoamericana . (Madrid: Editorial Funda-mentos), p. 29.

2 Guillermo de Torre, Historia de las literaturas de vanguardia, (Madrid : Edi-ciones Guadarrama), p . 21.

3 Ibid., p. 23.

4 Ibid., p. 25.

5 Rogelio Sinán "Mi poesía, una ojeada retrospectiva ", Letras de Panamá, I(febrero, 1970), Suplemento.

6 Ibid.

7 Enrique Ruiz Vernacci, "Veinticinco años de literatura Istmeña ", Gráfi-co, Panamá, noviembre, 1928.

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8 Ibid.

9 Ibid.

10 Ibid.

11 Sinán, "Mi poesía".

12 Diógenes de la Rosa, "Onda y su hora ", Letras de Panamá, I (febrero,

1970), p. 1.

13 Guillermo de Tone, Op. cit., p. 27.

14 Rogelio Sinán, "El sueño de Serafín del Carmen "; Cuentos . (San José:Editorial Universitaria Centroamericana), p. 12.

15a Ibid., p . 10.

15b Sinán, "A la orilla de las estatuas maduras "; Cuentos, p . 13.

16 Ibid., p . 19.

17 Ibid., p . 17.

18 Ibid., p. 22.

19 Sinán, "Mi poesía".

20 Rogelio Sinán, "Divagaciones sobre la poesía actual ", Acercamiento(agosto, 1937), p. 28 .

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