Kenworthy E. - Interpretaciones Ortodoxas y Revisionistas Del Apoyo Inicial Al Peronismo

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Interpretaciones ortodoxas y revisionistas del apoyo inicial del peronismo Author(s): Eldon Kenworthy and Mario R. Dos Santos Source: Desarrollo Económico, Vol. 14, No. 56 (Jan. - Mar., 1975), pp. 749-763 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466199 Accessed: 13/06/2010 22:51 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=ides. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org

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Interpretaciones ortodoxas y revisionistas del apoyo inicial del peronismoAuthor(s): Eldon Kenworthy and Mario R. Dos SantosSource: Desarrollo Económico, Vol. 14, No. 56 (Jan. - Mar., 1975), pp. 749-763Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/3466199Accessed: 13/06/2010 22:51

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NOTAS Y COMENTARIOS

INTERPRETACIONES ORTODOXAS Y REVISIONISTAS DEL APOYO INICIAL DEL PERONISMO

ELDON KENWORTHY f

En esta misma publicaci6n, Gino Germani encar6 recientemente el tema del apoyo popular de que gozo Juan Domingo Peron, en especial durante los anos de formacion del movimiento (1945-46). 1 En el curso de ese articulo Germani critico una linea de interpretacion vinculada conmigo, entre otras. Quisiera, en ese sentido, responder a esa critica, aunque no punto por punto -ello seria abusar del lector- sino en terminos generales. Espero que este intercambio profundizara el analisis del problema aislando los verdaderos puntos de divergencia, en lugar de perpetuar diferencias semanticas.

En aquello que he denominado por conveniencia perspectiva "ortodoxa", el peronismo aparece como un movimiento de la clase trabajadora organizado segun lineamientos cuasi fascistas, prestandole el apoyo popular los obreros urbanos "que sufrian las tensiones inherentes en una rapida industrializa- ci6n", para emplear la frase de Seymour Martin Lipset.2 Como esta "nueva" clase trabajadora estaba compuesta principalmente por una poblacion rural transplantada poco tiempo antes a las ciudades, carecia de organizaciones y de lideres propios. En palabras de Germani (correspondientes a publicaciones anteriores), se trataba de "masas en disponibilidad", "provenientes de zonas subdesarrolladas", que previamente habian estado "por completo fuera de los limites de la vida politica del pais". "Transplantadas de manera rapida a las ciudades, transformadas suibitamente de peones rurales, artesanos o per- sonal de fatiga, en obreros industriales, adquirieron significaci6n politica sin que al mismo tiempo hallaran los canales institucionales necesarios para integrarse al funcionamiento normal de la democracia". Per6n "manipulo" esto de la forma siguiente: concediendo ventajas materiales y "ersatz" ** de participaci6n politica". 3 Al replantear la posici6n ortodoxa en esta publi-

* Universidad de Cornell, Nueva York. 1 "El surgimiento del peronismo: el rol de los obreros y de los migrantes

internos", Desarrollo Econ6mico, vol. 13, NQ 51, octubre-diciembre 1973. 2 Political Man, Garden City, Nueva York, 1960, pag. 139. * Sustitutos, sucedaneos (N. del T.).

3 Politica y sociedad en una epoca de transicion. (4, ed.), Paid6s, Buenos Aires, 1971, pags. 324-2_5; "Transition to a Mass Democracy in Argentina", en Contem- porary Cultures and Societies of Latin America, editores Dwight Heath y Richard Adams, Nueva York, 1965, pags. 469-70; "Clases populares y democracia repre- sentativa", en La industrializaci6n en America Latina, ed. Joseph Kahl, Ciudad de M6xico, 1965, pag. 483.

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cacion el aiio pasado -o lo que he llamado la hip6tesis "clasica"-, Ger- mani subraya tres aspectos: "La gran preponderancia de los obreros ur- banos en el electorado peronista, el rol esencial de los migrantes internos, la posici6n negativa de la clase media..." (pag. 443) *.

La interpretacion ortodoxa surge de la mayoria de las explicaciones hechas por investigadores norteamericanos de los origenes del peronismo. (Esa era la audiencia a la cual se dirigia mi articulo.) Resulta tipico el juicio de Peter Ranis de que "Peron se apodero de los migrantes inexperimentados y no politizados, haciendo de ellos su base politica".4 Verbos tales como "apoderarse" (seized upon) o "juntar" (herded: estrictamente, arrebafiar, arrear), empleado este ultimo por Kalman Silvert, llevan consigo el signifi- cado implicito de estas explicaciones: que la iniciativa residia en Peron, en la medida en que manipulaba a un credulo seguidor.

5

La oportunidad para que Germani replantee la posicion ortodoxa la dio la aparici6n, durante los ultimos anfos, de lo que podria considerarse una interpretacion "revisionista". Peter Smith publico en 1972 los resultados de su investigacion de la eleccion de 1946, la cual, junto con la obra de Dario Cant6n, representa el primer analisis global, cuantitativo, de ese aconteci- miento, desde el libro de Germani, de 1955, Estnrctura social de la Argentina. Los estudios de Smith, de Germani, como de todos aquellos que relacionan las preferencias del votante con las caracteristicas de clase analizadas en este trabajo, son "ecologicos" por su metodo, en el sentido de que las corre- laciones se establecen entre diferentes atributos de areas geograficas, no de individuos. Las pautas ecologicas dejan mucho librado a la inferencia -como lo senialo Germani-; existen muchos peligros latentes en el empleo de este metodo para investigar las elecciones argentinas.

No deseo arrebatarle la prioridad a Peter Smith, quien sin duda tiene una respuesta propia al articulo de Germani, pero a fin de enmarcar el debate entre los "ortodoxos" y los "revisionistas" resulta util resumir brevemente los descubrimientos principales de Smith.6 "El peronismo comenz6 como

* Los niimeros de pagina citados entre parentesis de aqui en adelante co- rresponden al trabajo de GEmMANI citado en la nota 1.

4 "Peronistas without Per6n", en Society, nmu. 16, marzo-abril 1973, pag. 54. 5 KALMAN H. SILVERT: "The Costs of Anti-Nationalism: Argentina", en Ex-

pectant Peoples, ed. K. H. Silvert, Nueva York, 1967', pag. 365. DAVID BUTLER se refiere a Peron como un "lider carismatico que puede explotar las latentes pers- pectivas comunes de una generaci6n entera de gente 'nueva'", en "Charisma, Mi- gration and Elite Coalescence: An Interpretation of Peronism", publicado por Com- parative Politics, NQ 1, abril de 1969, pag. 429. JOANE KIKPATICK afirma: "Exis- te un consenso general entre los investigadores del movimiento de que los mi- grantes internos proporcionaron la base de masas de los seguidores originales del peronismo", agregando que "quizAs los descamisados que se congregaron (flocked) bajo la bandera de Per6n en la d6cada del 40 estaban alienados y desorientados por la transici6n de una sociedad tradicional rural a una moderna.. .", Leader and Vanguard in Mass Society, Cambridge, Massachusetts, 1971, pAgs. 209, 211, El ter- mino flocked, como herded, es usado para connotar la conducta de animales; su- giere un d6cil rebafio de ovejas.

6 PETE SMIHr: "The Social Base of Peronism", en Hispanic American His- torical Review, No 92, febrero de 192.

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un movimiento de protesta contra la pauta de modernizacion de la Argen- tina. El proceso que se cefiia a ella hizo que mucha gente se sintiese explo- tada o abandonada..." El punto por atender es este: las experiencias ano- tadas, la de ser explotada o abandonada, fueron distintas y asimismo fueron sufridas por distintos segmentos de las clases bajas. Los pequenos campesinos, arrendatarios y peones de las areas mas alejadas, por ejemplo, se sintieron postergados por un proceso de modernizaci6n que envolvio y exploto a los obreros industriales. Smith encontr6 que, en las grandes ciudades, existi6 una fuerte asociacion entre obreros industriales y el voto peronista. Los obreros industriales fueron peronistas mas consecuentes que los migrantes internos, aunque estos tambien apoyaron a Per6n. En las ciudades -en rea- lidad departamentos dominados por un centro urbano de mas de 50.000 personas- Smith hallo la expresion peronista en las mas heterogeneas clases bajas. Trabajadores que desempenaban tareas tan distintas como las del campo y las propias de oficina apoyaron a Per6n; los obreros industriales no constituyeron un elemento distintivo ni inclusive principal. Por uiltimo, en las areas proximas a los centros urbanos, Smith no hall6 practicamente una pauta distinguible. Globalmente, a medida que uno se desplaza desde las ciudades al campo, la homogeneidad del apoyo a Peron disminuia, lo cual lo llevo a Smith a concluir que "Peron estaba conduciendo una fragil alianza, no un movimiento monolitico de clase o un movimiento de masas".

En un articulo publicado el aino pasado 7 observe la congruencia exis- tente entre el analisis de Smith y los hechos referidos a la eleccion de 1946, conocidos desde tiempo atras pero a veces ignorados. A saber: el exito de Peron tanto en algunas de las regiones argentinas mas modernizadas como en aquellas menos modernizadas (reunio mas del 60 por ciento de los votos en Jujuy, Salta y Tucuman, llegando el promedio nacional al 52 por ciento); sus esfuerzos manifiestos para atraer un amplio espectro de votantes, a traves de montar tres organizaciones partidarias diferentes y de usar, inclusive, consignas nacionalistas; y, por ultimo, las profundas brechas abiertas por Peron en el electorado radical que, seguin conviene la mayoria, era policla- sista. Trate entonces, empleando datos publicados previamente por Germani, de probar que los migrantes recientes al Gran Buenos Aires, si bien cons- tituian un importante contingente, seguian s'endo una minoria dentro de la clase trabajadora.

Yendo mas alla de esos datos, cuestione tambien la introducci6n de ex- plicaciones psicologicas referentes a la adhesi6n a Peron por parte de los trabajadores, cuando en realidad tenian razones historicas e instrumentales para realizar esa elecci6n. Segiin lo que pude determinar, no ha sido adelan- tada ninguna prueba para sostener el acento puesto por los "ortodoxos" en la anomia y la fuerte necesidad de liderazgo de la "nueva" clase trabajadora. Lo que se ha proporcionado son, mas bien, conjeturas psicologicas enlazadas con datos demograficos. Que un grupo escoja modos de accion politioa no democraticos en lugar de democraticos, o modos directos en lugar de insti-

7 ELDON KENwoiRi: "The Function of the Little-Known Case in Theory Formation, or What Peronism Wasn't", en Comparative Politics, NQ 6, octubre de 173.

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tucionalizados, no constituye una raz6n a priori para suponer que dicho grupo actuo irracionalmente.

La interpretacion "revisionista" de los origenes del peronismo ha sido habilmente postulada por varios investigadores argentinos en ciencias socia- les. Yo reconoci mi deuda con algunos de ellos en el articulo de Comparative Politics, si bien Germani enumero estos y otros en su critica recogida por esta publicaci6n.8 Si aqui centro la exposici6n en Smith y en mi, se debe simplemente a que la critica de Germani recae sobre nosotros, en especial en aquellos parrafos donde trata especificamente los primeros afnos del peronismo.

Germani atribuye a los revisionistas la creencia de que "la proporcion obrera en el electorado, y en la composici6n del peronismo, fue minoritaria en el periodo considerado" (pag. 437). A Smith, especificamente, le atribuye la opinion de que "la participacion de los trabajadores habria sido menor que la de las clases medias" (pag. 437).

Si por "clase trabajadora" uno entiende los trabajadores urbanos o los obreros industriales, entonces es verdad que los revisionistas han puesto en duda que la mayoria de los votantes peronistas fueran de esta clase. Si la clase trabajadora incluye quienquiera que trabaje con las manos en las agri- cultura, artesania, industria, reparacion y servicios, entonces no hay ninguna controversia. Tanto los revisionistas como los ortodoxos convienen en que la mayoria de quienes apoyaban a Peron pertenecia a la "clase trabajadora".9

Parte de las divergencias ha surgido, por lo tanto, de diferencias seman- ticas. Ni unos ni otros se han molestado en definir la clase o en aclarar en cada contexto que abarca la palabra "obrero". En su esfuerzo por reesta-

8 Tengo una deuda especial con Dario Cant6n, Miguel Murmis y Juan Car- los Portantiero, tanto por la informaci6n que me cedieron como por la analizada por ellos.

9 En un punto de mi articulo seniale que la descripcion de los peronistas en 1965, realizada por Kirkpatrick, se asemeja a las descripciones del Partido Labo- rista britanico, un partido identificado con los obreros y que obtiene de ellos el nucleo central de apoyo, pero que incorpora muchos otros estratos sociales, si bien no necesariamente la mayoria pertenece a la clase trabajadora. Empleando una definici6n amplia, abarcadora, del "peronista", Kirkpatrick halla que hay mas pe- ronistas que se clasifican a si mismos como de clase media que quienes dicen pertenecer a clases mas bajas; a partir de este indice subjetivo, dos tercios de los argentinos de su muestra se consideraban clase media. Observ6 que "si esto cons- tituia una imagen adecuada del peronismo fuera del poder, despues de una de- cada de represion que habia deteriorado a los amigos en la prosperidad e intensi- ficado la identificaci6n del movimiento con los trabajadores, debia haber sido inclusive mas cierto con respecto al ascenso al poder del peronismo..." Germani seiial6, muy correctamente, que ese "debia haber sido" es simplista y equivocado. Han existido alzas y bajas en el apoyo de la clase media al peronismo que nin- guna tendencia iinica puede abarcar adecuadamente.

Empero, en ningun momento afirme que, basandome en criterios objetivos, un mayor ni'mero de quienes apoyaron a Peron en 1946 pertenecieran a la clase media que a la clase obrera, ni tampoco lo ha afirmado Smith, segun lo que co- nozco. KURmPATRICK, ob. cit., capitulos 4 y 5; GERMANI, ob. cit., pag. 441; KEN- WORTnHY, ob. cit., pags. 22-23.

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blecer la posicion ortodoxa, Germani aparentemente se desplaza desde una posicion a la otra. Segun la reformulacion citada anteriormente, identifica la posicion "clsica" con el sostener "la gran preponderancia de los obreros urbanos". Si bien la palabra preponderancia carece de precision, es su pre- ocupacion con respecto a los obreros urbanos -en particular los "nuevos" obreros urbanos de origen rural- lo que los revisionistas han criticado. En otro lugar de su articulo Germani, sin embargo, se refiere a la tesis ortodoxa como si en ella siempre se sostuviera que una mayoria de los trabajadores manuales de todas las actividades y regiones apoyaron a Peron. Por ejemplo, seiiala un nuevo estudio cuantitativo donde se mostraria que "el apoyo deci- sivo en la eleccion vin-o de los obreros manuale's (pag. 446) y que "la base del voto peronista son los obreros (primarios, secundarios y terciarios)" (pag. 448). Son citados otros trabajos como confirmando que "el peronismo es apoyado mayormente por los obreros y las clases bajas en general de todas las areas" (pag. 440-1) (Las bastardillas de la totalidad de los parrafos citados pertenecen a Germani.) En otras palabras, la hip6tesis ortodoxa -o sea que los obreros urbanos proporcionaron la mayoria de los votos pero- nistas- es "salvada" mediante la prueba de que trata a los obreros manuales como un todo.

Este no es el lugar para internarse en los diversos significados del ter- mino clase. Registrare sin embargo mi propia preferencia de construir la clase como conteniendo un elemento subjetivo, al tratar actos politicos. La gente actua politicamente a partir de una interpretacion de su situaci6n, no importa cuan rudimentaria sea esta. La homogeneidad entre situaci6n e interpreta- cion invocada al referirse a los trabajadores rurales y urbanos como perte- neciendo a una unica "clase trabajadora" se me ocurre artificial y equivo- cada, especialmente en el caso de la Argentina durante la decada del 40. Ger- mani adopta la perspectiva centro-periferia, seinalando que las diferencias culturales tanto como las economicas separaron el litoral moderno e "inmi- grante" del interior "arcaico" y "criollo" (pags. 466 y otras). De ser asi, las experiencias y la conciencia de un pe6n en una region tradicional diferirian significativamente de aquellas correspondientes a un obrero industrial hecho en el ambito urbano de las metropolis costeras. En realidad, la migraci6n del campo a la ciudad determin6 cierta fusi6n de estas experiencias, pero en proporcion al electorado nacional, simplemente no hubo otra cosa que muchos migrantes internos.

Todos los trabajos sobre la eleccion de 1946 senialan que Peron obtuvo conjuntos significativos de votos provenientes de los trabajadores "viejos", aculturados en el ambito urbano, de los trabajadores rurales y pequenos hacendados, inclusive del interior, asi como tambien de migrantes internos. No existen razones para creer que el peronismo significase la misma cosa para todos estos grupos, o que ellos pertenecieran a una clase unica en ningun sentido, a menos que sea el mas abstracto. Que Peron emplease la retorica marxista en un contexto y hablara como Martin Fierro en otro dice algo, asi creo, sobre la heterogeneidad de la "clase obrera" en ese momento. Igual- mente significativo es que de los dos principales movilizadores de votos para Per6n, el Partido Laborista haya cumplido mejor su mision en las areas urbanas y entre los obreros industriales, en tanto la Junta; Renovadora de la

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UCR lo haya hecho en las areas rurales y entre los trabajadores del sector primario.

Germani critica la forma en que Smith operacionalizo algunas variables, incluidas las de los obreros industriales y de los migrantes internos, que son cruciales. Tambien seniala deficiencias en cuanto a la informaci6n de que dispone Smith. Esta es una critica valiosa de alguien atento a los datos. Ger- mani proporciona luego los resultados de un trabajo todavia en elaboracion, basado en datos mejores e indices mas apropiados. En la actualidad, este estudio de la eleccion de 1946 excluye el 20 por ciento del electorado que vivia en departamentos carentes de un centro urbano de por lo menos 5.000 personas. Con respecto a los 144 departamentos restantes, los principales re- sultados son los siguientes (pag. 445):

Andlisis de regresidn, vinculando el voto peronista a las siguientes categorias de clase (coeficientes beta):

obreros urbanos +.600 obreros rurales +.607 empleados urbanos +.118 empleados rurales +.153 patronos urbanos -.296 patronos rurales -.133 migrantes +.214

Ademas de estas cifras a nivel nacional, Germani proporciona los coefi- cientes beta correspondientes a subgrupos basados, en su mayoria, en el grado de urbanizaci6n. Estos aportan dos nuevas precisiones de lo anterior: el apoyo a Peron de los obreros rurales estuvo restringido a areas predo- minantemente rurales; los empleados urbanos apoyaron a Peron principal- mente en areas agricolas.

Smith llego a la conclusion de que los obreros industriales contribuye- ron mas a la victoria de Peron en las ciudades que los migrantes internos. Hasta aqui Germani no ha desagregado su categoria de "trabajadores urba- nos" en industriales y no industriales. El mas alto de todos estos coeficientes beta se encuentra, sin embargo, entre el voto peronista y los obreros urbanos del Gran Buenos Aires, precisamente la zona mas industrializada del pais (+.947 frente a +.600 correspondiente a los trabajadores urbanos a nivel nacional). Ademas, como el cuadro lo indica, el coeficiente para los traba- jadores urbanos es mas alto que para los migrantes, lo cual constituye una replica burda del descubrimiento de Smith. Germani sostiene que los datos publicados del Gran Buenos Aires se hallan contaminados por la practica de las oficinas censales de tratar el desplazamiento desde la Capital Federal a los suburbios de la provincia de Buenos Aires (y viceversa) como si se tratara de una migraci6n interprovincial, y tambien por la subestimacion introducida al no contar la migracion, dentro de la provincia, desde el campo a los suburbios industriales del Gran Buenos Aires. Hasta que estos proble- mas sean aclarados, Germani aconseja a los investigadores que se centren en los datos no correspondientes a Buenos Aires, lo cual significa lamen- tablemente excluir aproximadamente la mitad del total de migrantes internos.

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Excluyendo el Gran Buenos Aires, los datos de Germani muestran que los obreros urbanos ain contribuyeron mas a la victoria de Peron que los mi- grantes en todos los distritos con centros urbanos de 20.000 o mas habitantes (que suman 39), mientras ocurre lo inverso con respecto a los distritos con un 60 por ciento o mas de poblacion urbana y por lo menos un centro de 20.000 habitantes o mas (que suman 15).

En resumen, resulta dificil ver c6mo el trabajo de Germani altera las conclusiones de Smith. En algunos puntos cruciales no se superponen, en tanto que en otros coinciden. Ambos convienen en que Peron fue principal- mente apoyado por los trabajadores, tanto en las ciudades como en el ambito rural. Smith sostiene que diferentes conjuntos de trabajadores favorecieron a Per6n en diferentes entornos (determinados por el grado de urbanizacion), en tanto que en las areas totalmente rurales se disuelve la base de clase del voto. Germani no ha examinado hasta el momento las areas rurales; tampoco los obreros industriales separados de otros trabajadores de las ciudades y pueblos. Hallo respuestas diferentes por parte de los trabajadores, segun el grado de urbanizacion de su entorno, lo cual parece apoyar el juicio de Smith en el sentido de que el entorno pesa. Hasta tanto sean resueltos los problemas relativos a los datos, la dilucidaci6n del papel de los migrantes internos permanece en un punto muerto.

Germani sostiene que "otras investigaciones ecologicas confirman (den- tro de los limites de esta tecnica) la hip6tesis de que el peronismo es apoyado mayormente por los obreros y las clases bajas en general de todas las areas" (pags. 440-41). En este punto cita a Dario Canton (Elecciones y partidos politicos en la Argentina, Buenos Aires, 1973) y otro estudio no especifi- cado que trata solamente la provincia de Buenos Aires. En este ultimo tra- bajo se establece la existencia de una correlacion entre el voto peronista y "los obreros industriales" (pag. 441), en tanto en el trabajo de Cant6n, que toma el nivel nacional pero con unidades mas grandes y mas heterogeneas, se senala esencialmente lo mismo: que los obreros industriales, antes que los obreros en general, apoyaron a Peron. Las correlaciones que Canton incluye son las siguientes (pag. 150):

obreros en general +.54

obreros por sector primario -.33 secundario +.36 terciario -.28

Germani recalcula los datos de Cant6n, agrupando las tres categorias en dos, "urbanos" y "rurales" (urbanos = secundario + terciario). La co- rrelacion correspondiente a los obreros urbanos igualo a la de los obreros en general, mientras que la correspondiente a los obreros rurales fue de cero (pag. 441). Nosotros nos quedamos aun con la conclusion de que estas "otras investigaciones" no confirman la hip6tesis de que Peron recibi6 la mayoria del apoyo de "los obreros y las clases bajas en general". Ellas parecen mas bien confirmar lo que sostiene Smith: que las distinciones entre los distintos

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grupos de obreros resultan importantes para entender quienes apoyaron a Per6n en, el 46.

Germani, por otra parte, acepta el procedimiento empleado en mi articu- lo a fin de afilar la categoria de migrantes internos hasta el niicleo particu- larizado por la interpretacion ortodoxa: migrantes recientes a las ciudades, con antecedentes rurales o tradicionaes, concentrados en la clase obrera. Los dos aceptamos el lapso de diez anfos como una definici6n operativa de "re- ciente", suponiendo que la mayoria de los migrantes se hallan aculturados a la vida urbana al cabo de ese tiempo. Tomando como valido que todos los migrantes internos pertenecieran a la clase obrera, y empleando como deno- minador a todos los trabajadores (incluidos los nacidos en el extranjero), calculo que solo un tercio de la clase obrera del Gran Buenos Aires estaba compuesta por migrantes internos recientes entre 1945 y 1947. Al alcanzar esta cifra no se hizo ninguin intento de aislar aquellos provenientes de areas rurales de los nacidos en otras ciudades o que hubieran residido anteriormen- te en ellas. (Ademas de Buenos Aires existian en esa epoca ocho ciudades de 100.000 o mas habitantes). El supuesto de que todos los migrantes per- tenecian a la clase obrera resulta equivocado en el sentido de acrecentar su numero, puesto que entre los datos proporcionados por Germani leemos que el 45 por ciento del "estrato socio-ocupacional medio" del Gran Buenos Aires en 1.960 correspondia a migrantes internos (pag. 448).

A partir del texto, resulta imposible decir que refinamientos intervinie- ron en el calculo de Germani, ofrecido como alternativa (&mejores datos? Zel descartar el supuesto de que todos los migrantes pertenecieran a la clase obrera?). La diferencia principal, de todas maneras, es que Germani afila el denominador eliminando todos los obreros nacidos en el exterior, basado en que ellos no podian votar. Esto lleva a la conclusion de que en 1947 en el Gran Buenos Aires,

la clase trabajadora(...) estaba formada por un 27 por ciento de nati- vos y un 73 por ciento de migrantes:'el 57 por ciento eran "nuevos" (llegados en gran parte despues de 1938) y el 16 por ciento "viejos". Aun suponiendo que un anio antes (en 1946) la proporci6n fuese algo menor, mais de la mitad de la clkse obrera estaba constituida por migran- tes "recientes", en su mayor parte con menos de cinco anos de residencia urbana (pag. 452).

(El termino "residencia urbana" aparentemente alude a la residencia en el Gran Buenos Aires, no a la anterior experiencia urbana de los migrantes, si la tuvieran.) A continuacion, Germani establece que el 72 por ciento de la poblaci6n migrante del Gran Buenos Aires en 1960 ha nacido en departa- mentos con centros urbanos de 20.000 o mas habitantes (pag. 453). Tambien seiala que el 62 por ciento de los migrantes a la Capital Federal y a la provincia de Buenos Aires en 1947 "provenia de las provincias y territorios menos desarrollados" (pag. 453).

A lo largo de su articulo Germani afirma que los migrantes recientes o "cabecitas negras" "efectivamente eran mayoria en la clase obrera de 1945"

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(paig. 481). El lector debe recordar que clase obrera significa solamente obre- ros nativos y que las pruebas relativas a los migrantes internos fue desarro- llada finicamente en lo que respecta al Gran Buenos Aires. Inclusive la pre- tension de Germani en el sentido de que los "cabecitas negras" constiluian la mayoria de la clase obrera no es convincente. Limitandonos a sus cifras, indudablemente multiplicariamos el 57 por ciento (porcentaje de los migran- tes recientes en la clase obrera nativa) por 62 por ciento (correspondiente a quienes provenian de regiones menos desarrolladas) o bien por 72 por ciento (correspondiente a quienes provenian de distritos carentes de una ciudad con mas de 20.000 habitantes), puesto que la teoria ataie a los migrantes pro- venientes de regiones tradicionales con escasa experiencia previa respecto al medio urbano, los sindicatos, la politica, etcetera, no precisamente a los mi- grantes recientes per se. Aun asi, estos porcentajes modificados (62 y 72 por ciento) se refieren al lugar de origen, no a la experiencia subsiguiente de los migrantes. No voy a sostener empero que estas dos sean las estadisticas mas apropiadas para introducir en nuestros calculos. Solo sostengo que algadnos de tales calculos deben realizarse, a menos de que haya pruebas de la existencia de una congruencia perfecta entre a) los migrantes "viejos"; b) los que provienen de otras ciudades o de otras zonas desarrolladas; y entre a) los migrantes "nuevos" y b) los que provienen de areas rurales y/o menos desarrolladas.

A medida que el tiempo transcurria, es cierto, una mayor cantidad de migrantes Ilegaba de areas mas pobres y mas alejadas, pero existian tam- bien mais ciudades de medianas a grandes para albergarlos, ya sea perma- nentemente o por largos periodos, antes de que se desplazasen hacia Buenos Aires. Resulta obvio que el 72 por ciento del 57 por ciento no es mayor que el 50 por ciento sine que es igual al 41 por ciento. A menos que todos los datos relevantes intervengan en estos calculos, no existen razones para supo- ner que los "cabecitas negras" constituian la mayoria inclusive de la clase obrera nativa de Buenos Aires, mucho menos de la clase obrera nativa nacional.

El hecho de que uno emplee como denominador "todos los obreros" o "los obreros nativos" depende, por supuesto, de lo que se incluya en el con- cepto "apoyo popular". Cuando Germani escribe: "(...) si bien el extran- jero estaba completamente asimilado, parecia argentino y podia tener orien- taciones ideologicas, no tenia importancia politica y no votaba" (pag. 481), yo tropiezo con la expresion categorica "no tenia importancia politica". Ex- plorar este tema impone una amplia interpretacion de la politica de esos anos. Antes de emprenderla, analicemos dos especificos aspectos adicionales de la eleccion de 1946.

Para un pais donde rige el voto obligatorio, la concurrencia en 1946 a las mesas electorales no fue particularmente alta, tanto a nivel nacional como en aquellas areas con grandes concentraciones de migrantes internos. A nivel nacional vot6 en 1946 el 83 por ciento de los inscriptos, en contraste con el 88 por ciento correspondiente a la eleccion de 1951 y al 91 por ciento en la de 1958, las dos elecciones presidenciales siguientes. Las cifras relativas a la Capital Federal y a la provincia de Buenos Aires revelan una pauta similar: 83 y 83 por ciento en 1946; 93 y 86 por ciento en 1951 y 91 y 93 por ciento

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en 1958 (los datos de la eleccion pueden hallarse en Dario Cant6n, ob. cit.). En 1946 concurrieron mas votantes que en 1948, pero esto sigue la pauta establecida de que las elecciones presidenciales despiertan mayor interes que las elecciones de representantes. La concurrencia de la eleccion de 1946 supero a la de las dos elecciones previas, pero en general se concede que el fraude y la proscripcion de los partidos populares limitaba entonces artificialmente la participacion. En la Capital Federal, donde en la decada del treinta el fraude continu6 siendo mas la excepcion que la regla, la concurrencia en las dos elecciones presidenciales anteriores supero el nivel de la de 1946. No conozco ninguna investigaci6n detallada de este fenomeno, y lo que sigue solo tiene caracter de sugerencia. Empero, la logica y la experiencia de otras naciones senialarian a los migrantes internos como la fuente mas probable de los no votantes entre aquellos en situacion de emitir el sufragio. Tipicamente, cuanto menor es la concurrencia, existen (y en relacion mas que proporcio- nal) menos votos emitidos por ciudadanos clasificados como pobres, sin edu- cacion y pertenecientes a la poblaci6n migratoria. Cuando Germani insiste en que los "cabecitas negras" votaron, quiere decir que ellos podian haber votado. No sabemos cuiantos de ellos estaban entre el sexto de los ciudadanos argentinos que no emitio su voto en 1946.

En segundo lugar, el mayor grupo politico de votantes que apoyan a un candidato no constituye necesariamente el de sus sostenedores "decisivos" (adjetivo que Germani aplica a quienes perteneciendo a la clase obrera apo- yaron a Peron en 1946). Los investigadores politicos a menudo atribuyen igual importancia a grupos mas pequenos, "oscilantes", que pueden deter- minar o frustrar la victoria de un candidatao. En ello, reflejan la conducta de los propios politicos, quienes, a medida que se acerca la eleccion, dedican mas tiempo y recursos a aquella fracci6n del electorado que puede volcar la eleccion de un lado o de otro. El comportamiento de Peron en la campania de 1946 sugiere que el considero como "decisivo" cierto apoyo de la clase media. Se aparto de su camino para halagar a los votantes que deben de haber estado poco conformes de votar por el con la boleta laborista. Inclusive despues de la efusion de apoyo popular del 17 de Octubre, eligio un radical venerable como compafiero de formula en lugar de Mercante, que era popu- lar entre los obreros. Peron monto su campana sobre tres organizaciones dis- tintas, cada cual con una imagen diferente y diferente grupo de comitentes, pese a la lucha jurisdiccional que esto provoco. La ret6rica que Peron uso parecia elaborada para dirigirse a ese amplio espectro del electorado atraido por los radicales yrigoyenistas en las elecciones previas. Obtuvo la bendicion de la Iglesia y atrajo al ala derecha con consignas nacionalistas.

Es posible que Per6n haya leido mal la situaci6n y que los votos no obreros por el obtenidos no fueran necesarios para triunfar. Las pruebas que existen, sin embargo, lo inclinarian a uno a dudar de esto. Germani sostiene que "los laboristas habian obtenido el 85 por ciento del voto peronista" en 1946 (pag. 483), sin decirnos c6mo llega a esta cifra. Dario Cant6n sefiala que en aquellos distritos donde los laboristas y los radicales pro peronistas presentaron listas separadas, la parte correspondiente a los radicales del total fue del 25 por ciento, mientras que a los laboristas les correspondi6 un 35 por ciento, lo cual dio un total de votos peronistas del 50 por ciento. (Que

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los radicales acumulasen el 15 por ciento del total de votos no permite con- cluir que los votos peronistas correspondientes al laborismo sean del 85 por ciento, sino mais bien del 70 o del 69 por ciento si uno trabaja con cifras redondeadas.) El punto que vale la pena subrayar es que sin el apoyo electo- ral del radicalismo (15 por ciento), Per6n probablemente hubiera perdido la eleccion, pues solo un 10 por ciento lo separ6 de su oponente. Digo "pro- bablemente" porque 1) no se si el porcentaje nacional correspondiente al radicalismo fue mayor o menor que el 15 por ciento obtenido en esas seis provincias y 2) bajo el sistema electoral argentino, los votos populares no se transforman directamente en resultados electorales.

Para evitar malentendidos, repetire que convengo con Germani en que la mayoria de quienes votaron por Per6n en 1946 pertenecian a la clase obrera. Sospecho que la mayoria de aquellos que votaron por el inclusive con la boleta de la Junta Renovadora de la UCR serian clasificados como pertenecientes a la clase obrera, segun la mayor cantidad de indicadores obje- tivos. El punto que deseo remarcar es que las elecciones no pueden entenderse simplemente en funcion de la clase socioecon6mica asignada a los votantes de acuerdo con criterios objetivos. Uno debe comprender la forma en la cual cristalizaron las opiniones y fueron movilizados los votantes. Peron pudo haber sido apoyado predominantemente por una clase sin que esto hiciese necesariamente de su movimiento un movimiento de clase, si es que el termino movimiento tiene un correlato objetivo. Yo no descubro entre los votantes peronistas de febrero de 1946 el tipo de organizaci6n e ideologia unificadora que debe existir para que un movimiento sea una realidad politica, en lugar de ser solamente una construcci6n post hoc de los cientificos sociales. Es en este punto que se equivoca Germani, cuando compara el peronismo con los partidos marxistas europeos, sosteniendo que de ambos, el peronismo -en febrero de 1946- era el "movimiento politico" mas homogeneo (pag. 444).

Volviendo a los principales vehiculos del peronismo en la eleccion de 1946, el Partido Laborista y la Junta Renovadora de la UCR, se imponen dos observaciones. La primera es que ellos diferian marcadamente en cuanto a liderazgo, estilo organizativo y retorica. Inclusive diferian en cuanto a la posici6n sobre algunos temas (por ejemplo, sufragio femenino). Aparente- mente atraian un conjunto diferente de votantes, si se superponian. De acuer- do con el analisis de Canton, pareceria que el laborismo cumplio mejor su misi6n que los radicales peronistas en las areas urbanas, en tanto que los radicales fueron movilizadores mas eficaces entre los obreros del sector pri- mario y los trabajadores por cuenta propia. (Vease Canton, ob. cit., cuadros 28 y 29.) Mi segunda observacion es que, analizando mas profundamente las ecuaciones de Canton, uno se sorprende por las variaciones locales que expe- rimentan las pautas antes descritas. En los suburbios industriales que rodean la Capital Federal, por ejemplo, los radicales superaron a los laboristas en una proporcion de 2 1/2 a 1, pese a la vinculaci6n mas estrecha de los ilti- mos con los obreros industriales de la provincia en su conjunto. En las pro- vincias de Corrientes, Tucuman y Buenos Aires el Partido Laborista fue tall atractivo para los empleados y para quienes ejercian profesiones liberales como para los obreros industriales. Catamarca y el Gran Buenos Aires inclu- sive arrojan correlaciones positivas entre los votantes laboristas y patronos.

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O bien existen graves deficiencias en los datos (o en los metodos de organi- zarlos) o bien Peter Smith estaba en lo cierto: estaban sucediendo diferentes cosas en partes diferentes del pais.

Antes de concluir, quiero retomar el tema planteado pocas paginas antes: la contribucion al ascenso al poder de Per6n hecho por la clase obrera urbana "vieja", incluidos los nacidos en el extranjero. En pocas palabras, esta depen- de del papel que uno le asigne a la mano de obra organizada en ese momento.

Per6n la domino y la canaliz6 (posici6n de Germani) o se trat6 de una relaci6n central y de alguna manera reciproca (mi posicion) ? Hacia 1944, por la eleccion de 1946 yo sostendria que, si bien no se trataba de una rela- cion igualitaria, era reciproca. Peron necesito la anuencia de algunos diri- gentes sindicales consolidados que podian determinar el apoyo de grupos significativos de afiliados; esta anuencia fue otorgada libremente, en el senti- do de que el alineamiento junto a Peron no era la unica opcion abierta para ellos. (Existieron, por supuesto, halagos y amenazas; la politica raramente se halla libre de &stos.) ,Que poseian los sindicatos que Peron necesitase? Cuadros, accesos a los obreros y posibilidad de legitimacion. Resulta dificil imaginar a Peron hallando audiencias receptivas en las fabricas o en actos obreros; dificil imaginarlo "avalado" como pro obrero pese a su papel en un gobierno militar antiobrero; dificil imaginarlo organizando de novo un Par- tido Laborista en unos pocos meses; dificil imaginarlo triunfando en todo eso sin el apoyo de algunos dirigentes sindicales claves, cuya reputacion ante la masa obrera era mas que un reflejo de su asociacion con el lider.

Los obreros nacidos en el exterior entran en escena en virtud de ser un importante elemento de la clase obrera sindicalizada. La inmigracion habia decaido rapidamente durante la depresi6n y luego su composicion paso a ser de clase media (por ejemplo, la de los judios que escapaban de Europa); por lo tanto, durante la decada del 40, la mayoria de los obreros nacidos en el extranjero habian estado en el pais por algun tiempo. Como lo sugiere la afirmacion de Germani, esos obreros fueron prontamente asimilados por una gran clase obrera urbana cuyos integrantes nativos incluian muchos hijos e hijas de inmigrantes. La expansion de la industria, junto con la afluencia de migrantes internos, proporciono a los obreros mas experimentados opor- tunidades para pasar a trabajos mejor pages. Este proceso aparece reflejado en los datos de Germani para 1960, donde los migrantes internos constitu- yen el 77 por ciento de la mano de obra no calificada pero solo el 45 por ciento de los obreros calificados en el Gran Buenos Aires (pag. 448).

Posiblemente apenas un quinto de la clase obrera del Gran Buenos Aires estuviera sindicalizada en esa epoca. (La gran expansion del niumero de afiliados a sindicatos siguio a la eleccion de 1946.) Esto derivaba de que la mayor parte de los sindicatos precursores fueron fundados en lo estable- cimientos mas grandes, los cuales tendian a poseer una tecnologia mas mo- derna y por consiguiente un porcentaje mais alto de obreros calificados. En 1946, el 0,2 por ciento de las empresas industriales que empleaban mas de 500 obreros representaba el 23 por ciento de la mano de obra industrial. Gran parte de la expansi6n industrial de la decada anterior, por otra parte, se dio en establecimientos con 100 o mas obreros, habiendose registrado el

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mayor incremento en las operaciones que requerian un solo hombre.l0 De manera que en la economia urbana existia cierta bifurcacion, la cual corres- pondia groseramente a la bifurcacion de la clase obrera urbana: los obreros nativos aclimatados y los nacidos en el exterior gravitaban en las plantas mas grandes, mas modernas, donde la sindicalizacion era mas evidente, mien- tras los migrantes llegados recientemente ocupaban los trabajos menos cali- ficados, a menudo en talleres pequeinos. (El envasamiento de carne y la cons- truccion constituyen excepciones destacables de esta pauta que formulamos a manera de hipotesis.)

Si existe hasta aqui una pequeina divergencia entre la explicacion de Germani y la mia, compartimos empero la opinion en lo que respecta a la respuesta de Peron a esta situacion descrita. El argumento de Germani (pag. 473-75) reza: como la mayoria de los obreros -en verdad la inmensa mayoria de los obreros "nuevos"- no pertenecia a los sindicatos y no obs- tante compartio los beneficios logrados por la clase trabajadora durante esos aiios, consideraron a Per6n y no a los sindicatos como su benefactor. La relaci6n entre Peron y los obreros nativos -a quienes Germani considera integrantes del uinico grupo politicamente relevante- superaron la estruc- tura sindical. Se trat6 de una relaci6n altamente personalizada en la cual el carisma de Peron ensamblo con la disposicion cultural de los "nuevos" obre- ros hacia los caudillos. * Donde se necesitasen dirigentes y organizaciones sindicales, estas podian ser reclutadas a voluntad. Asi, "el sindicato mismo no era mas que un instrumento administrativo y podia ser obviado, como muchas veces lo fue" (pag. 474).

Esta interpretaci6n funciona bastante bien en lo que respecta al 17 de Octubre. Si bien continua el debate sobre el grado de espontaneidad y de organizacion existente tras ese acontecimiento, y si bien no existe manera de saber que proporcion de obreros "viejos" y "nuevos", extranjeros y nati- vos, sindicalizados y no sindicalizados habia entre los participantes, la inter- pretacion de Germani tiene dos cosas que la favorecen. Una es que -como Germani lo senala- las consignas coreadas por los manifestantes se centra- ban en el propio Per6n: aludian a su seguridad, su retorno al poder. La otra es que Peron habia prometido la semana antes a los obreros algunos bene- ficios muy generalizados, precisamente cuando estaba siendo desplazado del gobierno por sus colegas militares.

La dificultad de generalizar esta interpretacion a todo el trato de Peron con los obreros es que la mayoria de los beneficios recibidos por los obreros antes de la eleccion de 1946 estuvieron, en realidad, restringidos a esa mino- ria organizada en sindicatos, en especial aquellos sindicatos que tenian la bendici6n de Per6n. Por ejemplo, los obreros envasadores de Reyes ganaron luchas organizadas y obtuvieron altos salarios; los de Borlenghi, trabajadores del comercio, lograron la inclusi6n en un regimen de seguridad social. Estos beneficios, empero, no fueron generalizados a todos los obreros, ni siquiera a todos los obreros urbanos. Los salarios reales de los obreros no calificados

10 EDUARDO JORGE: Industria y concentracidn economica, Buenos Aires, 1971, pags. 161-163.

* En castellano en el original. (N. del T.)

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descendieron en 1945 y 1946, en tanto que el regimen de seguridad social siguio estando limitado a los trabajadores de cuello blanco y a los del ambito comercial hasta despues de la eleccion de 1946.11 La actividad huelguistica se elev6 en 1945, para incrementarse aun mais durante el anio siguiente, en el cual muchos obreros lograron contratos por primera vez.l2 La leccion que yo hubiera extraido, de haber sido un obrero de esa epoca, es la de que el camino hacia salarios mas altos y mejores condiciones de trabajo residia en la representacion sindical. Podria haber seguido a hombres como Reyes y Borlenghi, quienes gozaron del favor de Peron, sobre otros con quienes no ocurrio asi, pero no hubiera olvidado el papel que estos hombres jugaron representando a los obreros tanto ante el empresariado como ante el go- bierno.

Germani escribe sobre los dirigentes sindicales de la epoca como si ellos simplemente obedecieran a Per6n o fueran dominados por 1e (pags. 476-78). Pienso al respecto que ha perdido de vista las dos etapas a traves de las cuales Peron consolido el apoyo de los trabajadores. En el periodo preeleccionario, Peron se gano a dirigentes sindicales afirmados (por ejemplo Borlenghi) o maniobro para reemplazarlos por hombres dispuestos a colaborar con 1e (por ejemplo, Reyes por Peter en frigorificos). El resultado de esto fue la exis- tencia de un nucleo de dirigentes sindicales que eran peronistas, pero que todavia mantenian bases autonomas de apoyo en sus propios sindicatos y a menudo en la CGT. A Peron no podia convenirle alejar a estos hombres por otros mas manejables; los necesitaba precisamente porque ellos habian per- manecido en el movimiento sindical. Hombres como Luis Gay le proporcio- naron a Peron una legitimacion que el necesitaba imprescindiblemente en un momento en que los sindicalistas marxistas lo denunciaban como fascista. Los papeles de Gay y de Reyes en cuanto a movilizar el voto obrero a traves del Partido Laborista fueron cruciales.

Una vez pasada la elecci6n, Peron se embarco en una segunda sustitu- ci6n, reemplazando muchos de esos colaboradores por otros incondicionales. Germani interpreta la capacidad de Peron para dispersar el Partido Laborista mediante una orden como prueba de su carencia de raices en la masa. Uno debe recordar, sin embargo, que en ese momento (fines de 1946 y comienzos de 1947) los beneficios materiales concedidos a los obreros se incrementaron marcadamente, lo cual alcanzo un pico en 1948. La inusual prosperidad de la posguerra, agregada al control del estado ahora total por parte de Peron, debe de haber sido una combinaci6n dificil de romper por cualquier sindi- calista, en especial cuando estaban surgiendo todos los meses nuevos dirigen-

11 BERTRAM SILVERMAN: Labor Ideology and Economic Development in the Peronist Epoch, St. Louis, 1969, cuadro 3; MINISTmo DE TRABAJO, Comisi6n Asesora Permanente de Seguridad Social; Andlisis econdmico financiero de las ca- jas nacionales de prevision social, Buenos Aires, 1963.

12 GERMANI seiiala que el nuimero de huelguistas en 1945-49 aument6 "s6lo un 31 por ciento sobre el maximo alcanzado en 1910-14" (pag. 473). Tal compa- raci6n dificilmente arroje alguna luz sobre el proceso politico de 1944-46. Dice mucho mas, creo, el agudo incremento ocurrido en 1945, en comparaci6n con 1944.

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tes, a medida que obreros no organizados se afiliaban a los sindicatos pe- ronistas.

En conclusion, resulta evidente que el mayor acuerdo se da en cuanto a quienes constituyeron la masa de los primeros defensores de Peron y no en cuanto a como se consideraron a si mismos y consideraron a Per6n, o a la forma en que fueron politicamente movilizados. Que la mayoria del apoyo popular a Peron provino de los obreros esta mas alla de cualquier disputa. Que el pudiera haber triunfado solo con obreros de su lado, parece improbable. Que esos obreros constituyeran una entidad denominada "la clase obrera" es una proposicion enlazada con supuestos definicionales, si no epistemologicos. que deben ser llevados a la superficie del debate. Mi posici6n es la de que, dadas las diversas experiencias de aquellos que apoyaron a Peron en 1945-46, juntamente con las diversas retoricas y organizaciones mediante las cuales se concit6 ese apoyo, mas es lo que se pierde que lo que se gana con el rotulo de "movimiento de clase obrera" en ese momento.

Traducido por Mario R. Dos Santos