Jacob Bellido Los Espacios Celebrativos

54
Orientaciones teológicas y pastorales sobre el espacio litúrgico Subsidio para la comprensión de los focos y espacios de la celebración según las disposiciones del Concilio Vaticano II Jacob Bellido Recoder 6ª comunidad neocatecumenal de Santa Joaquina de Vedruna (PP. Carmelitas) Barcelona, España

description

Celebraciones

Transcript of Jacob Bellido Los Espacios Celebrativos

  • Orientaciones teolgicas y pastorales sobre el espacio litrgico

    Subsidio para la comprensin de los focos y espacios de la celebracin segn las disposiciones del Concilio Vaticano II

    Jacob Bellido Recoder 6 comunidad neocatecumenal de Santa Joaquina de Vedruna (PP. Carmelitas) Barcelona, Espaa

  • Seor, amo la belleza de tu casa,

    el lugar donde reside tu gloria

    Salmo 25, 8

  • PRLOGO

    El espacio litrgico es un lugar que hace memoria histrica, no es provisional, sino que su materialidad transmite la ms genuina tradicin eclesial. La liturgia consta de una parte que es inmutable, por ser de institucin divina, y de otras sujetas a cambio, que en el decurso del tiempo pueden y an deben variar (Sacrosantum Concilium 21). Hoy hay un inters generalizado por llevar adelante la reforma propuesta por el Concilio Vaticano II, pero a menudo faltan documentos de consulta, asequibles, que den pistas para una profundizacin, o simplemente que den razones en este caso- sobre el porqu y el lugar de los focos del espacio litrgico. Por eso en el diseo de dichos focos tenemos que conjugar la tradicin con los cambios que segn las pocas debemos hacer. No se pueden construir los espacios litrgicos de manera arbitraria, teniendo nicamente en cuenta la funcionalidad y practicidad litrgica, pues vaciamos de contenido su significado ms profundo. Se hace necesario tener presente su origen, y la teologa sacramental que lo ha inspirado. La Iglesia tiene necesidad de arquitectos porque requiere lugares para reunir al pueblo cristiano y celebrar los misterios de la salvacin () En efecto, no pocas veces se han construido templos que son, a la vez, lugares de oracin y autnticas obras de arte (Juan Pablo II a los artistas n 12) Una clave de comprensin del espacio litrgico es la unidad entre los distintos focos, en su estilo, diseo y esttica con lo all celebrado. Los focos litrgicos son de otro modo la expresin pblica de la teologa litrgica. Por otro lado la belleza nos ayuda a trascender el Misterio oculto en los signos litrgicos, de las cosas visibles pasamos a las invisibles. Ya deca Santo Toms de Aquino: Lo bello es armona, proporcin, orden, lo bello es lo que a la vista agrada. La belleza es un atributo de Dios; la belleza en las celebraciones litrgicas nos habla del Misterio de Dios. El lugar propio de la belleza por excelencia es la liturgia, pues all acta Cristo que es la belleza. All se unen la belleza de las cosas creadas, que son deseo de las cosas celestes, con el autor de la belleza. Si acudimos a la etimologa de Eucarista una de las acepciones de su raz, jaris, significa precisamente brillo esplendor. Por tanto la Eucarista es fuente y culmen de la vida de la Iglesia e igualmente de la belleza.

  • INTRODUCCIN

    Ha pasado ms de medio siglo desde que la Iglesia Catlica tomara un nuevo rumbo con el que afrontar los retos del nuevo milenio. El beato Juan XXIII convocaba, con don de profeca e inspirado por la Virgen de Loreto a la que haba pedido discernimiento para tal propsito, en su Constitucin Apostlica Humanae Salutis el Concilio Vaticano II: La Iglesia asiste en nuestros das a una grave crisis de la humanidad, que traer consigo profundas mutaciones. Un orden nuevo se est gestando, y la Iglesia tiene ante s misiones inmensas, como en las pocas ms trgicas de la historia. Porque lo que se exige hoy de la Iglesia es que infunda en las venas de la humanidad actual la virtud perenne, vital y divina del Evangelio La reflexin que el Concilio supuso para la Iglesia propici una renovacin sin parangn desde el lejano Concilio de Trento, siendo el mbito litrgico con la Sacrosantum Concilium- uno de los ms elaborados. Con el presente estudio me he propuesto analizar y mostrar la reforma que el Concilio Vaticano II aport en lo referente a la liturgia, y cmo la nueva concepcin afect a la distribucin del espacio sagrado celebrativo, resaltando y mostrando un significado enraizado en la tradicin de la Iglesia en los denominados focos litrgicos. En este estudio cabe destacar la aproximacin que el Camino Neocatecumenal ha realizado, de mano de su iniciador Kiko Argello y un equipo de arquitectos, en materia de esttica a la citada reforma eclesial, dotando al espacio sagrado de una belleza singular, que durante dos dcadas ha ido plasmando y desarrollando en parroquias, seminarios y centros diversos alrededor del mundo. Es por ello que la esttica que Argello propone, considerada por algunos de neocatecumeal yo la definira ms bien como conciliar pues se basa no en su visin artstica y caprichosa de la materia, sino en la praxis litrgica del Concilio, que, por desgracia, no se ha acabado todava de aplicar en su mayor medida.

    Jacob Bellido Recoder Barcelona, 9 de mayo de 2008

  • LA TEOLOGA DE LA BELLEZA Pbro. Jose Luis del Palacio Prlogo a la edicin castellana de Arquitectura y Liturgia de Louis Bouyer El metropolita Constantin Harissiadis, en una intervencin en la 29 semana de estudios litrgicos de San Sergio, 1982, en Pars, explica que el prncipe Vladimir de Rusia envi a los principales centros religiosos del mundo, musulmanes, judos, latinos y griegos, una comisin de diez miembros para poder decidir con fundamento cual debera ser la mejor religin para su pueblo. Cuando esta comisin lleg a la baslica de Santa Sofa, qued maravillada y llena de profunda admiracin, extasiada ante el esplendor del culto sagrado celebrado por el Patriarca, en presencia del emperador de Bizancio. Al llegar de nuevo a su pas la comisin disip todas las dudas y todas las zozobras del soberano. No haba sido solamente la magnificiencia de la celebracin, sino tambin la belleza de la civilizacin que se transparentaba en el desarrollo del culto. Los enviados del soberano haban quedado impresionados por la belleza civilizadora del culto divino. No cabe duda que el desarrollo y la promocin social de los pueblos est en la expresin esttica de la Iglesia. Si nuestra forma de estar es cristiana, es decir, transmitimos la naturaleza nueva de la dignidad del ser hijos de Dios, la persona se promociona y desarrolla, la cultura crece y se eleva a unos niveles muy altos. El arte, la esttica, eran antes propiedad de los ricos, hoy ms que nunca necesitan los pueblos pobres salir de su promiscuidad y esto se logra con la nueva evangelizacin es decir, con el testimonio y el anuncio del kerygma y la catequesis. En pocas pasadas, cuando los cristianos no saban leer, la pintura era una catequesis visual. Como formul magistralmente San Gregorio Magno este principio pedaggico, en una carta del ao 599 al obispo de Marsella, Sereno: La pintura se usa en las iglesias para que los analfabetos, al menos mirando las paredes, puedan leer lo que no son capaces de descifrar en los cdices Hoy una parroquia o centro de culto revela lo que es ella misma; es decir, su concepcin de evangelizacin, su forma de estar en la sociedad, se puede ver en la arquitectura, la distribucin del espacio religioso, la luz, el sonido, los ornamentos, los vasos sagrados, la limpieza etc. Sinceramente me pregunto: la esttica de nuestras iglesias responde al espritu del Vaticano II? Qu piensa el hombre de hoy cuando entra en nuestros templos y ve, algunas veces, un almacn de imgenes colocadas sin gusto y sentido esttico? Todo hombre tiene sed de belleza, de esttica. Qu es la belleza artstica? Es la resonancia de la Creacin en el ser profundo del hombre que le proporciona armona, serenidad, contento, entusiasmo para afrontar y superar los desafos cruciales que se avistan en el horizonte (Carta de Juan Pablo II a los artistas, n 16)

  • El hombre es una obra de arte de Dios. No hay arte sin sorpresa, asombro, estupor. La rutina destruye el arte y la liturgia porque convierte el cristianismo en un ritualismo legalista de pura religiosidad natural impidiendo la dimensin pascual de estar en camino. El Dios de los patriarcas y de Nuestro Seor Jesucristo es un Dios sorprendente porque acta en la historia. San Buenaventura comenta: Contemplaba en las cosas bellas al Bellsimo y siguiendo sus huellas impresas en las criaturas, segua a todas partes al Amado (Legenda Maior IX Fonti Francescane) Lo bello, a diferencia de lo til, no le sirve al hombre para alimentarse, ni para guarecerse de las inclemencias del tiempo. El sentido de lo esttico es lo que ms nos hace superar la tirana de lo til y lo funcional, dndonos capacidad de apreciar los gratuito y lo festivo, infundiendo en nosotros paz y serenidad. Cmo sacar al hombre del pozo sin fondo del hasto, de la rutina, del hedonismo que vive, del sinsentido al sufrimiento, del no ser, de la soledad, de la vejez de la muerte? Por medio del anuncio del acontecimiento expresado en el Kerygma cristiano que se haba casi perdido en la Iglesia. El Vaticano II ha retornado a los orgenes del Kerygma y tiene en su boca la palabra de San Pablo: Que bellos son los pies de los que anuncian la Buena Noticia (Rom. 10,15). Este anuncio viviente tiene hoy el poder de tocar la vida del oyente y provocar un impacto esttico que atrae, hace ver desde la fe la cosmogona cristiana, es decir, que todo est bien hecho, es bello, es hermoso. El Papa Juan Pablo II ha expresado repetidamente su invitacin a retornar al arte en el marco de la fe, y ha hablado de una nostalgia de la belleza en el hombre de hoy. La percepcin bblica de Dios no es espiritualista sino que gira en torno a los sentidos. La liturgia que se baa en el esplendor de la Resurreccin de Jesucristo no puede renunciar a esta belleza, que es el poder del misterio pascual y fortalece la naturaleza herida del hombre. Jesucristo es el ms hermoso de los hijos de Adn, la gracia est derramada en sus labios (Sal. 45, 3). La importante labor que hay que realizar es que los sacramentos sean formalmente explcitos, o sea, que la asamblea tenga el aspecto real de una asamblea, el banquete de un banquete, el pan de pan, con el fin de que el amor entre los hermanos congregados y hacia el mundo pueda brotar como autntico amor. Con profunda intuicin deca Dostoievski que el mundo ser salvado por la belleza. No hay ni puede haber nada ms bello que Cristo (el Idiota, Cap. III). Y la comunidad cristiana que ama ms all de la muerte, el amor al enemigo, como yo os he amado. H. Urs Von Baltasar afirma que la belleza circunda al hombre con un brillo esplendente del verdadero rostro de lo bueno. Es decir, que la belleza es el nico camino para que el hombre de hoy pueda llegar a creer en Dios (La percepcin de la forma, Vol. I). La liturgia ya no puede seguir siendo un fro ritual, en que las emociones estn prohibidas, reservadas a un fuero interno individual. El Papa Juan Pablo II en el discurso a los Obispos del Canad afirma: No hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada nuestras comunidades eucarsticas (14 de mayo de 1999). Si la liturgia es realmente una irrupcin de Dios que transforma la vida, participar en esta accin de Dios de manera comunitaria significa realmente conseguir una comunicacin recproca de esta experiencia, para llegar todos conjuntamente a la verdad, a perdonarse y a amarse.

  • Una hermosa metfora de Roberto Belarmino representa plsticamente la organizacin de la iglesia como cuerpo de Jesucristo: El Presidente es la cabeza del cuerpo; la Palabra de Dios la boca; la Eucarista el corazn del que se nutre la Iglesia; la Asamblea son los miembros del cuerpo de Cristo. Tambin muchos Padres de la Iglesia, lo mismo que la Sagrada Escritura, evocan esta imagen del Cuerpo para representar a la Asamblea del Pueblo de Dios congregada para la Liturgia con distintas funciones vinculadas orgnicamente entre s, para alabar conjuntamente a Dios en nombre de todos los hombres. La forma que de ello deriva requiere que este cuerpo se represente como tal: no una masa pasiva y annima que depende de un sacerdote delegado como nico actor protagonista que desempea todas las funciones, sino un conjunto orgnico de protagonistas que participan con funciones diferentes. Por eso pide el Misal que la disposicin general del edificio sagrado sea como una imagen de la asamblea reunida (IGMR. N 257) Ha llegado el momento, de cara a la nueva evangelizacin de dar soluciones definitivas a nuestros espacios celebrativos: presbiterios, mesas eucarsticas, baptisterios, ambn, retablos etc. Todo de acuerdo con la liturgia y el arte en funcin de la cmoda participacin y servicio de la asamblea litrgica del pueblo de Dios.

  • LOS ESPACIOS CELEBRATIVOS I

    EL AULA LITRGICA Aurelio Garca Secretario de la AEPL - Consultor de la Comisin Episcopal Espaola de Liturgia La reforma litrgica del Concilio Vaticano II aborda muchos aspectos de la liturgia, especialmente en relacin a los objetos, imgenes y espacios. En el siguiente estudio aparecen los elementos ms representativos del espacio litrgico: el aula (templo), la sede, el ambn, el altar y el baptisterio (estando tambin ligados el espacio penitencial y la capilla del Santsimo). La Sede, el ambn y el altar son los tres polos magnticos de la celebracin eucarstica que iconizan los tres grandes aspectos del Jesucristo: Pastor, Profeta y Sacerdote, y de la misin apostlica encomendada a la Iglesia: Apacentar, ensear y santificar al pueblo de Dios. Son tres espacios sacramentales con un fuerte significado Cristolgico: SEDE (Cristo Pastor) - Presidencia AMBN (Cristo Profeta) Palabra ALTAR (Cristo Sacerdote) Sacramento. El Aula es el lugar propio de la asamblea. La concepcin arquitectnica del aula litrgica est relacionada con la concepcin teolgica de la asamblea litrgica. Fue San Roberto Belarmino quien represent la estructura de una iglesia como el cuerpo de Jesucristo, donde el Presidente era la cabeza; La Palabra de Dios la boca; la Eucarista el corazn que vivifica la Iglesia; y la asamblea, los distintos miembros del cuerpo. Esta comprensin del Templo cristiano se apoyaba en la teologa paulina, prolongada posteriormente por la teologa patrstica, que evocaba la imagen del cuerpo para representar la eklesa litrgica. -Datos histricos Las primeras indicaciones litrgicas nos hacen presuponer que el Cenculo o la domus ecclesiae disponan de un espacio unitario para toda la asamblea. La casa de la familia pasa a ser la casa de la eklesia, de la Iglesia, de la asamblea. Cuando las circunstancias polticas y sociales favorecen el desarrollo del Cristianismo se desarrolla tambin el espacio dedicado para la formacin y celebracin de los misterios de la fe. Los cristianos pueden construir grandes

  • edificios, al estilo romano, que se convierten en la casa del Seor, no del emperador romano sino del nuevo Seor Cristo. La casa de la Iglesia da paso a la casa del Rey (basilik oikia), baslica. La baslica permite la primera gran diferenciacin espacial de los lugares sacramentales. Se percibe una asamblea litrgica diferenciada en pueblo y ministros, tal como se conserva an en el Cnon Romano: nosotros, tu pueblo santo, y los ministros. El cdigo litrgico-espacial de la baslica contina en la historia como patrn modlico para las construcciones cultuales del pueblo cristiano. Aunque la adaptacin obligada a nuevas circunstancias histricas exigi ciertas transformaciones, por ejemplo: - la fragmentacin del aula litrgica en diferentes capillas (adquiere su momento triunfal en el medievo) - La separacin progresiva entre los ministros y el pueblo. Se eleva el presbiterio, e incluso la puerta de la sacrista se abre en este espacio, no solo por motivos de comodidad, sino para no acceder al altar por medio del pueblo y acentuar as el carcter sacramental del Sacerdocio. Proliferan las rejas como signo de diferenciacin y distanciamiento; los coros en las iglesias monsticas o corales etc. El Concilio Vaticano II recupera el concepto de asamblea como sujeto de la accin litrgica. Se trata de una asamblea ordenada, organizada, jerrquica, es decir, de un cuerpo con funciones diferentes concebidas como servicios para el buen funcionamiento de la totalidad de la comunidad. Por eso la teologa litrgica propugna la participacin de todos los fieles conformados en asamblea litrgica, y para ello, la eliminacin de todos los obstculos y barreras psicolgicas y arquitectnicas. No olvidemos que sta fue la forma litrgica del momento enteramente primero. -Reforma litrgica actual La reforma litrgica actual distingue en el aula litrgica, especialmente en el aula eucarstica, dos espacios diferenciados: la nave y el presbiterio. Ambos espacios han de reflejar la imagen de una asamblea reunida y unida en una misma accin litrgica. Ha de estar ordenada de tal modo que exprese tambin la diversidad de ministerios ordenados coherentemente. El presbiterio, an siendo un espacio diferenciado de la nave, debe favorecer la comunicacin entre todos los presentes. Y todos, fieles y ministerios, han de ocupar el lugar determinado para ellos de tal forma que facilite su participacin en la celebracin litrgica. Sin embargo hemos de constatar que en muchos de los espacios litrgicos actuales prosiguen los obstculos arquitectnicos y psicolgicos. En cuanto a los primeros advertimos la presencia de rejas y cancelas, que son desde el punto de vista litrgico un serio obstculo para el sentido celebrativo de la reforma litrgica actual, en el que hay que buscar nuevas soluciones para adaptar el espacio.

  • En otras ocasiones encontramos el presbiterio a una altura desproporcionada con respecto al suelo de la nave. Tal elevacin acenta la distancia entre la asamblea y el presidente de la celebracin. Tambin se advierten obstculos psicolgicos que dificultan la comunicacin entre el espacio propio del Presidente y la asamblea litrgica. Por ejemplo, las flores que adornan el altar o el presbiterio pueden pasar de ser un elemento decorativo a ser une elemento de distraccin y separacin psicolgica ya que pueden ocultar al Presidente o impedir la mutua visibilidad entre los celebrantes. En otros casos ms predomina un criterio esttico sobre el litrgico. Por ltimo, la escasa luminosidad y acstica son tambin motivos que denotan lejana e impiden la cmoda participacin de los sujetos de una celebracin litrgica. Por tanto, el aula litrgica es el espacio eclesial destinado a la asamblea litrgica. Atendiendo a la concepcin teolgica actual de la asamblea litrgica y su disposicin, que trata de favorecer la participacin y evitar la dispersin, el individualismo y el anonimato, cabe suponer que la forma arquitectnica ideal debera ser una planta central y circular, es decir, un espacio nico sin divisin. El presbiterio no puede aparecer como un escenario que subraye la clericalizacin y lejana. Por ltimo, hemos de valorar ms la dinamizacin de la asamblea. No podemos convertirla en un ente esttico, sino que el mismo espacio ha de posibilitar la dinamicidad de los participantes.

  • Maurizio Bergamo y Mattia del Prete Espacios celebrativos Ed. Grafite, Bilbao 1997 (pag. 126) Arquitectos italianos especializados en espacios sagrados colaboradores de Kiko Argello en la adaptacin de los espacios a la reforma conciliar. Orden del Aula- A partir de la experimentacin litrgica en grandes y pequeas comunidades todo nos lleva a configurar una asamblea dispuesta segn un hemiciclo cerrado por un bside, en cuyo vrtice se encuentran la Sede Presidencial y los escaos de los concelebrantes, en donde todos los participantes dirijan su atencin hacia el centro de la congregacin, con el fin de afianzar con esta figura la estructura centrpeta sacramental de la Eklesia. La colocacin de los focos litrgicos encuentra su disposicin ms adecuada segn una axialidad, que oriente tambin a toda la asamblea, entre la entrada y el bside, que sostenga la dinmica procesional y la celebracin litrgica de la Misa: en el vrtice la Sede, luego el ambn, en el centro el altar, y hacia la entrada, aunque en el interior de la congregacin , la fuente bautismal, involucrando con diversas polarizaciones a todo el cuerpo de la asamblea; esta axialidad, concertada con el axis central hacia lo alto, ha de crear a su vez una tensin escatolgica en espera del advenimiento de Cristo. Tambin la altura de los focos litrgicos, no solo en su relacin mutua, sino tambin con respecto a las distintas partes de la asamblea, es determinante para la forma de la iglesia: el lugar del Presidente ha de ser el punto ms alto, confirindole as la dignidad propia de su funcin sacramental; debe verlo todo y ser visto por todos como cabeza del cuerpo; a su alrededor, como una cvea, puede oportunamente disponerse la asamblea,; en el centro, en posicin ms elevada, el ambn, y ms baja, hacia el corazn del cuerpo, la mesa. Recalcamos la enorme importancia del bside, de modo que cierre el itinerario procesional de entrada y pueda contener a toda la asamblea. El bside debe establecer una relacin biunvoca con la cpula, o en ltimo caso, con un sistema de signos arquitectnicos e iconogrficos que enfoque el centro del aula en correspondencia con el altar y abra los cielos

  • ORDEN DE LOS FOCOS LITRGICOS Maurizio Bergamo y Mattia del Prete Espacios celebrativos La ubicacin de los focos litrgicos debe ser considerada como sistema bsico de la forma general del aula y como polarizacin de la asamblea, con referencia de manera particular al orden especfico de cada uno de los signos. En cuanto a la Sede, lugar del Presidente de la asamblea y de su colegio de presbteros y ministros, imagen de Cristo como cabeza del cuerpo, su mejor ubicacin es el centro del bside, como cierre del hemiciclo, situada en los alto de unas gradas y rodeada de los asientos de los concelebrantes, como una autntica presidencia (IGMR cap. V c. 271). Su posicin, as como la figura total de la ctedra, del syntronos, del fondo del bside, de las tarimas y escalones del presbiterio, ha de ser tal que el Presidente quede a la vista de todos y que ste a su vez vea a toda la asamblea. Estrechamente ligado a la Sede, como en la estructura de la Iglesia primitiva, est el ambn, imagen de la piedra del sepulcro de Cristo, donde el ngel (o sea, el dicono) anuncia a las mujeres mirforas (portadoras de ungentos) la buena nueva de la resurreccin. Este debe configurarse como un autntico altar, alto, pero de reducidas dimensiones, y sin ocultar la presidencia, puede estar permanentemente en el centro, verdadero punto focal de la asamblea en el que converjan todas las miradas (IGMR cap. V c.272), posicin consolidada en la tradicin paleocristiana (la mesa colocada en esta posicin o bien oculta la presidencia o hace que parezca como si esta estuviera sentada a la mesa). Luego la mesa, el altar eucarstico, imagen del sacrificio de la cruz de Cristo y del banquete de su Pascua, del que se nutre todo su cuerpo, es oportuno que tenga una forma amplia y cuadrada, proporcionada a las dimensiones del aula, como una autntica mesa del banquete pascual que pueda extenderse hasta el centro fsico de la asamblea (IGMR cap. V c.259-266), verdadero corazn del cuerpo congregado entorno a Jesucristo, de gran fuerza significante. La fuente bautismal, tumba y madre, segn la simbologa paleocristiana, ha de servir para el bautismo tanto por inmersin como por aspersin, para los nios y tambin para los adultos. Siguiendo la tradicin ms antigua, habr de ser como una fosa excavada en el pavimento (normalmente puede estar cerrada con una tapa de bronce colocada a ras de suelo y abrirla solo para la celebracin de las liturgias bautismales y pascuales). Su ubicacin debe responder a una serie de exigencias que pudieran parecer contradictorias: no debe formar parte del presbiterio, no debe estar en un sitio reservado a los fieles, debe permitir una celebracin comunitaria, debe estar en contacto con los dems sacramentos de la iniciacin cristiana.

  • La ubicacin ms adecuada es, sin duda, a lo largo del eje simblico de los sacramentos de la iniciacin cristiana, que enlaza puerta-altar-ambn-sede. La posicin de todas estas figuras y su recproca relacin determinan una axialidad que repercute en todo el aula de la asamblea, axialidad que encontramos en la tradicin de las Iglesias paleocristianas exactamente en la tensin entre los diferentes focos de la dinmica litrgica y entre estos y la asamblea. Parroquia de San Bartolom in Tuto (Florencia) Primera expresin de la renovacin del arte ligado a la liturgia del Concilio Vaticano II en la experiencia del Camino Neocatecumenal. En el Templo se puede contemplar todos los elementos que forman parte del espacio sagrado: La fuente bautismal, el altar, el ambn y la Sede. Alrededor la asamblea y en torno a ella la Corona iconogrfica con las

    representaciones de los misterios de la fe.

  • LOS ESPACIOS CELEBRATIVOS II

    LA SEDE PRESIDENCIAL

    "...l es la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia. l es el principio, El Primognito de entre los muertos, para que sea l el primero en todo" (Col 1,18)

    ... el ministerio de la presidencia "configura al Obispo y el Presbiterio asociado a l a Cristo Cabeza, maestro, pastor y siervo de su rebao..." (Sacrosantum Concilium C.25) El Presidente es sacramento, icono, de Cristo Cabeza del Cuerpo. En la celebracin debe asumir totalmente la figura simblica que es propia de l, la de cabeza, con el fin de que la asamblea se configure como cuerpo celebrante. Si el presidente es " icono de Cristo Cabeza del Cuerpo de la Iglesia", la Sede es su lugar especfico. Aurelio Garca Secretario de la AEPL Consultor de la Comisin Episcopal de Liturgia La Sede es uno de los espacios ms ignorados y descuidados de nuestras iglesias cristianas; y sin embargo fue un elemento muy importante en los orgenes de la liturgia cristiana. - Datos histricos Las comunidades cristianas del siglo IV contemplaban la imagen de Cristo Maestro en lo alto de los bsides basilicales. Jess era representado como Cristo Seor, el Cristo Emperador, el Seor de la oikia, sentado con el Libro de la Palabra Divina en sus manos en actitud de enseanza y presidencia. Los cristianos establecieron una cierta relacin entre la imagen del Cristo Seor representado en lo alto del bside con el

  • Presidente de la celebracin litrgica, que hace presente al Cristo. Comienza una transposicin del icono artstico de Cristo a un icono litrgico en el Presidente de la celebracin. Se representa en la tierra lo que existe en el cielo. La Sede se convierte, poco a poco, en el lugar de la Presidencia y de la enseanza en nombre de Cristo, de su presencia y magisterio. Hay testimonios, ya en el siglo II, que indican este simbolismo de la Sede presidencial ocupada primeramente por los apstoles, y posteriormente por sus sucesores; hasta llegar a la ctedra propia del epscopo, bien conocida en el mundo civil y social de la antigedad. En torno al siglo V aparece en las liturgias siraca y bizantina el bema con la sede del Obispo en mitad de la nave central de la iglesia. Es un elemento que manifiesta un cierto paralelismo con el trono de Moiss tpico del espacio sinagogal. Aparece tambin el syntronos, es decir, una especie de banco corrido siguiendo la curva del bside, en torno a la sede Presidencial, para sentarse los presbteros, que acompaan significativamente al Epscopo en sus celebraciones. Pero tras este primer momento de esplendor, la sede presbiterial sufre un proceso histrico que empobrece su simbolismo hasta casi su desaparicin. Desparece cuando el sacerdote se convierte en el nico ministerio de la celebracin, y no tiene materialmente tiempo de sentarse, porque todo ha de hacerlo l. El misal de Po V permita la Sede para las Misas solemnes y por motivos puramente funcionales, ya que el presidente era ayudado por varios ministros, y mientras ellos actuaban l poda sentarse. Es entonces cuando se consolidad la forma triple de la Sede, que usa el terno de celebrantes como signo de solemnizacin. La Sede se transforma en un lugar honorfico para quien asiste a las celebraciones. Se convierte en la sede de la asistencia, en un trono principesco a modo del protocolo civil; y esta es la forma que perdura en la liturgia pos-trindentina hasta el Concilio Vaticano II. - Reforma Litrgica actual La reforma litrgica actual redescubre la importancia del ministerio de la presidencia litrgica. Esta valoracin teolgica se expresa en la recuperacin de su espacio propio en la celebracin litrgica. Ya no se habla de un trono o una ctedra episcopal, sino de un lugar en el presbiterio, formando parte de la asamblea litrgica, desde el cual Cristo mismo preside en la persona del ministro (SC 7). No se trata de un elemento meramente funcional para sentarse, sino de un lugar simblico y sacramental. Es el icono espacial de Cristo, cabeza y pastor presente realmente en la celebracin litrgica de su Iglesia. Desde l, Cristo mismo congrega a su Iglesia y preside su oracin. Por eso la reforma litrgica advierte que ha de ser un lugar visible, de tal forma que el Presidente vea y que le vean. Se ha de tener cuidado para que la preeminencia evite la apariencia de trono (OGMR 271), smbolo de autoridad como poder, y optemos por un lugar sencillo y digno, que expresa la idea de autoridad como servicio. Esta imagen contradice la costumbre del silln, o triple silln dorado, de terciopelo rojo, propio de la sensibilidad barroca. Conviene que la sede sea estable, para resaltar su permanencia; nica, para que se distinga de los dems asientos, no por el ornato y riqueza, sino por su material y forma, que ha de estar en armona con el ambn y el altar; y visible, de tal forma

  • que su ubicacin no aparezca alejada de la asamblea. No es conveniente situarla delante del altar, porque usurpara al altar su carcter de centro de la atencin de la asamblea. Un somero anlisis de los espacios litrgicos de muchas de nuestras iglesias actuales demuestra que todava no se percibe bien el sentido de la sede, tal vez porque no hay una clara comprensin de la teologa catlica del ministerio de la presidencia. NORMATIVA LITRGICA IMGR 83 - CAP. III c. 58 - En al asamblea que se congrega para la Misa, cada uno de los presentes tiene el derecho y el deber de aportar su participacin, en modo diverso, segn la diversidad de orden y de oficio. Por consiguiente, todos, ministros y fieles, cumpliendo cada uno con su oficio, hagan todo y solo aquello que les corresponde; de ese modo, por el mismo orden de la celebracin, se har visible la Iglesia constituida en su diversidad de rdenes y de ministerios. IMGR 83 - CAP. III c. 59 - Toda celebracin eucarstica legtima es dirigida por el Obispo, ya sea personalmente, ya por los presbteros, sus colaboradores. IMGR 83 - CAP. III c. 60 - El presbtero preside la asamblea congregada, dirige su oracin, le anuncia el mensaje de salvacin, se asocia al pueblo en la ofrenda del sacrificio, da a sus hermanos el pan de la vida eterna y participa del mismo con ellos. Por consiguiente debe servir a Dios y al pueblo con dignidad y humanidad, e insinuar a los fieles, en el modo de comportarse y de anunciar las divinas palabras, la presencia viva de Cristo. IMGR 83 - CAP. V c. 258 - El presbtero quede bien diferenciado respecto a la nave de la Iglesia, sea por si diversa elevacin, sea por una estructura y ornato peculiar. Sea de tal capacidad que puedan cmodamente desarrollarse en l los ritos sagrados. IMGR 83 - CAP. V c. 271 - La sede del sacerdote celebrante debe significar su oficio de presidente de la asamblea y director de la oracin. Por consiguiente, su puesto ms habitual ser de cara al pueblo al fondo del presbiterio, a no ser que la estructura del edificio o alguna otra circunstancia lo impida. Evtese toda apariencia de trono. Los asientos para los ministros colquense en el presbiterio en el sitio ms conveniente, para que puedan cumplir con facilidad el oficio que se les ha asignado.

  • COLOCACIN PTIMA Geometra del rito y forma general de la sede en el aula "La colocacin ms adecuada (de la sede) es aquella vuelta hacia el pueblo en el fondo del presbiterio" (IMGR cap. V-VI. 271) - tabla antropomtrica - ergonmica de la sede.

    EJEMPLOS GRFICOS

    Sede Presidencial de la Parroquia San Bartolom in Tuto (Florencia)

  • Sede de la Parroquia Santa Catalina Labour (Madrid)

    La disposicin libre y amplia de la Presidencia permite la concelebracin de numerosos presbteros.

  • Sede de la cripta de la parroquia Mrtires Canadienses (Roma) una de las primeras experiencias de adaptacin del espacio segn la nueva disposicin de la asamblea. En la derecha vemos al Papa Juan Pablo II ocupando la Sede en una visita a las comunidades.

    En las salas comunitarias la sede presidencial destaca por su armona y equilibrio con el conjunto. El

    Presidente, como cabeza del cuerpo, preside la celebracin litrgica.

  • Centralidad de la Sede Presidencial con el Presidente como cabeza en sendas adaptaciones del

    espacio (Parroquia S. Leone Vescovo de Catania a la izquierda- y St. Trinita de Roma a la derecha)

    El president n central que le da preemin rdadero

    ptima visin de toda la asamblea desde la Sede

    e es bien visible desde toda la asamblea por su elevacin y situaciencia pero cercano y unido al mismo tiempo al pueblo, como la cabeza de un ve

    cuerpo mstico.

  • EL AMBN

    "En el principio exista la Palabra y la Palabra estaba con

    a importancia dada al lugar de la proclamacin de la Palabra de Dios en las

    urelio Garca AEPL Consultor de la Comisin Episcopal de Liturgia

    lgunos datos histricos-

    ay referencias en el Antiguo Testamento que testimonian la existencia de un

    robablemente esta estructura de culto sinagogal ejerci su influencia en la

    Dios y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella Y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. Y la palabra e hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo nico, lleno de gracia y de verdad..." (Jn 1, 1-2.14)

    Lconstrucciones litrgicas antiguas manifiesta la importancia dada por las comunidades cristianas primitivas a la Sagrada Escritura. El ambn, es la expresin espacial del amor a la Palabra de Dios proclamada en el contexto litrgico. ASecretario de la A Hestrado de madera desde el cual se proclama la Sagrada Escritura ante el pueblo de Israel. El libro de Nehemas relata la construccin de un estrado de madera en la plaza pblica para proclamar el libro de la Ley rescatado entre las ruinas del Templo tras el exilio babilnico (Neh. 8, 4-5). Lo cierto es que en la liturgia sinagogal perdura este elemento puramente funcional con el fin de favorecer la audicin y visibilidad durante la lectura litrgica de la Sagrada Escritura. Pprimitiva liturgia cristiana y, progresivamente, este elemento estructural se transforma en un monumento de rico contenido simblico y teolgico. El estrado puramente funcional se transforma en un lugar simblico, signo del sepulcro vaco de Cristo. La evolucin es clara. El texto evanglico proclamado en la noche santa de la Pascua del Seor inspira la concepcin cristiana del ambn en muchas de las primitivas construcciones eclesiales. El ambn se concibe como un gran monumento, en cuya plataforma superior se encuentra el atril con el evangelio, al que accede el dicono por una o dos escaleras para proclamar el kerygma, el mensaje de la resurreccin del Seor. Los cristianos vean en el ambn el signo de la tumba vaca sobre la cual est el ngel (dicono) que proclama la buena noticia de la resurreccin (evangeliario) a las mujeres mirforas (asamblea litrgica).

  • Generalmente el atril que sostena el evangeliario tena forma de guila. Se trata de un reclamo simblico del evangelista Juan, por ser el nico evangelista testigo del sepulcro vaco. El evangelio de Juan indica que el sepulcro se ubicaba en medio de un huerto, que

    os Padres de la Iglesia tambin hacen una descripcin fascinadora del ambn: El

    or tanto, la arquitectura e iconografa de los ambones en occidente, que adquieren

    n el oriente se desarrolla una distribucin espacial diferente. El lugar de la Palabra

    on el movimiento litrgico surge un deseo de reforma de las celebraciones

    la tradicin patrstica lo identificar con el jardn de Edn: el huerto paradisaco. Estos datos inspiraron la decoracin del ambn y del espacio circundante con una serie de imgenes naturales muy curiosas: flores, plantas, aguas, etc. especialmente en el pavimento, evocando el entorno de un autntico jardn. Posteriormente, en algunos lugares si sita la fuente bautismal bajo el basamento del ambn por la conexin teolgica entre estos dos lugares caractersticos de la iniciacin cristiana, pues ambos evocan la tumba del Seor y rememoran su Pascua. Lambn es icono del Santo Sepulcro: El ngel hizo rodar la piedra y estaba all, despus, anunciando la resurreccin del Seor a las mujeres mirforas... (Germn de Constantinopla, Mistagogia) Psu mximo esplendor en Italia durante los siglos XII-XIII relaciona este monumento litrgico con el misterio de la Resurreccin. El ambn era por tanto el lugar del anuncio proftico, apostlico y evanglico. Y formando parte de todo el conjunto monumental se encuentra el candelabro para el cirio Pascual, que sola ser una columna de pierda o mrmol. Esta vinculacin teolgica entre el ambn y el Cirio Pascual tiene un fuerte significado cristolgico: El ambn sostiene el libro que contiene la Palabra de Cristo Resucitado; el candelabro sostiene la imagen de Cristo Resucitado, luz del mundo, como canta el pregn en la Vigilia Pascual. Eocupa el espacio situado en el centro del aula litrgica, frente al santuario, en torno al cual se sita toda la asamblea para celebrar la liturgia Verbi. El bema que as se denomina este espacio, es un lugar bien diferenciado del santuario, donde se encuentra el altar y reservado para la celebracin sacramental, especialmente eucarstica. La importancia y funcionalidad del ambn persisti mientras el pueblo comprenda la lengua latina. Cuando los fieles ya no comprenden la lengua eclesistica, decae el conocimiento de la Escritura y desaparece su proclamacin en la celebracin litrgica. El monumental ambn aparece como un lugar inservible y desaparece. Con el desarrollo de las rdenes mendicantes, el lugar de la Palabra se sustituye por el lugar de la predicacin. Aparece el plpito, favorecido por la teologa contrarreformista del Concilio de Trento, como un lugar catequtico y magisterial desde el que se ensea al pueblo la verdadera doctrina de la Iglesia. Clitrgicas para devolverlas su espritu originario. Podemos afirmar que todo este trabajo emprendido en el siglo XIX culmina en la reforma litrgica del Concilio Vaticano II. Pero el movimiento litrgico se inspir en las fuentes litrgicas de la edad media y resucit la prctica medieval de los dos ambones, y no la praxis del ambn monumental y nico de los primeros siglos. Esta es la propuesta que hace la reforma litrgica en la primera instruccin que trataba de poner en prctica las orientaciones teolgicas de la constitucin Sacrosantum Concilium, titulada Inter Oecumenici. En ella se habla de ambn o ambones; mientras que en el Misal

  • Romano, publicado en 1970, se propone un solo ambn como lugar de proclamacin de la Palabra de Dios. Ante la urgencia en la aplicacin de la reforma litrgica y las precipitaciones del

    orma litrgica

    on la reforma del Concilio Vaticano II, que ha restablecido la importancia

    La iglesia se nutre del pan de vida, tanto en la mesa de la palabra de Dios, como

    os documentos litrgicos actuales subrayan que el ambn no es un mueble, que

    pesar de las claras orientaciones litrgicas de los documentos actuales de la

    l ambn sigue siendo un mueble multiusos y no el lugar exclusivo desde el cual se

    in duda alguna, la importancia dada a este lugar puede ir pareja a la importancia

    momento, se dieron soluciones de emergencia, y aparecieron improvisados facistoles y atriles convertidos en ambn que claramente no traducan la intencin propuesta por la Iglesia. Ref Cfundamental de la Liturgia de la Palabra dentro de la misa, enriquecindola con lecturas del antiguo y del nuevo testamento y abriendo su comprensin al pueblo cristiano con la proclamacin de los mismos en lengua vulgar, la liturgia ha vuelto a estar basada en dos mesas: la de Cristo Palabra de Dios y la de Cristo Alimento Eucarstico pascual. en la del cuerpo de Cristo (Cfr. Dei Verbum 21). La celebracin de la eucarista ha estado unida, desde tiempos remotos, no slo a la oracin, sino tambin a la lectura de las Sagradas Escrituras y al canto de toda la Asamblea. Gracias a ello ha sido posible... poner en relacin con la misa la comparacin hecha por los padres con las dos mesas, sobre las cuales la Iglesia dispone para sus hijos la palabra de Dios y la eucarista, es decir, el pan del Seor... (Juan Pablo II, "Misterio y culto de la Eucarista", 1980). Lpueda moverse o retirarse dependiendo de las celebraciones litrgicas; sino que se trata de un lugar con una entidad litrgica propia. Conviene que sea elevado para posibilitar la audicin y la visibilidad. Se recomienda tambin que sea fijo y amplio; incluso pueda estar ubicado fuera del presbiterio. Su estabilidad subraya la importancia de este lugar y aparece como un recordatorio permanente de la Palabra de Dios proclamada en medio de la comunidad cristiana. Se desecha la costumbre de varios ambones y se recomienda que sea nico, para significar de esta forma la unicidad de toda la Sagrada Escritura. Junto a l se sita el candelabro para el cirio Pascual. AIglesia, el anlisis de los espacios celebrativos muestra que se contina con la existencia de dos ambones en muchas de nuestras iglesias. Eproclama la Palabra de Dios. Continuamos con facistoles o atriles mviles, que fue la solucin provisional de hace treinta aos. No hemos comprendido que el ambn es un lugar. Tampoco tenemos que tener miedo de no situarlo siempre cerca del altar. Se trata de otro lugar diferente y diferenciado del altar o de la sede, incluso puede estar en otro lugar que no sea el presbiterio. Sdada a la Sagrada Escritura en nuestra vida personal y comunitaria

  • Maurizio Bergamo y Mattia del Prete

    xiste una relacin privilegiada entre Sede del Presidente y ambn, que se remonta

    dems el ambn debe tener aspecto de altar, no simplemente de atril, ni tampoco

    a importancia simblica y formal del ambn, bien como elemento arquitectnico

    NORMATIVA LITRGICA

    GR 83 - CAP.V c. 272 - La dignidad de la palabra de Dios exige que en la iglesia

    n facistol porttil. El

    RENOTANDOS 32 -34 - En la nave de la iglesia debe haber un lugar elevado, fijo,

    Espacios celebrativos Ea la relacin entre Trono de Moiss y Bem en la sinagoga y a la estructura del ambn siraco. Los oficios de la Presidencia tienen una propia expresin directa en la Liturgia de la Palabra, tanto como proclamacin de las Escrituras, como en cuanto particin (como un pan espiritual) de las mismas en las amonestaciones, la catequesis y la homila, as como en los cantos y salmos graduales, en las oraciones universales Tanto es as que, en muchos casos, quien sube al ambn para servir la Palabra no es el mismo Presidente, sino otro ministro (lector, dicono o cantor) que da voz a las Escrituras precisamente en nombre del Presidente. Por eso es necesario que el ambn est en estrecha concomitancia con el synthronos, y no hay ningn problema si quien preside est a espaldas de quien lee: se trata, efectivamente, de una posicin determinada por las connotaciones simblicas del proclamar, y no por las funcionales del hablar y del oir. Ade plpito, de tribuna: sobre l debe sobresalir en evidencia el libro de las Sagradas Escrituras, que debe ser bien visible. Se ver enriquecido con la presencia de flores y sealado por una cruz gloriosa, posiblemente procesional o astil, para hacer referencia al bculo pastoral smbolo del Obispo pastor del rebao- y de su ministerio de anunciador y maestro de la buena nueva. Len si, bien con relacin a todo el espacio del aula, debe ser, por lo tanto, la misma que la del altar de la Eucarista: debe estar colocado en elevacin, en un lugar arquitectnicamente estable respecto al espacio del aula y de los dems signos litrgicos, posiblemente en un eje de simetra o en un foco arquitectnico sealado (la colocacin lateral que ha pasado a usarse no resulta adecuada, debido al papel secundario e inestable que hace asumir al ambn respecto a la mesa); debe ser un lugar hacia el que se dirija espontneamente la atencin de los fieles, no escondido ni que oculte a los otros focos litrgicos, sino sobresaliente como punto de referencia esencial de la accin litrgica y del contenido esencial de la Iglesia Poner algo sobre la Dei Verbum IMhaya un sitio reservado para su anuncio, hacia el que, durante la liturgia de la palabra, se vuelva espontneamente la atencin de los fieles. Conviene que en general este sitio sea un ambn estable, no uambn, segn la estructura de cada iglesia, debe estar colocado de tal manera que permita al pueblo ver y or bien a los ministros. Pdotado de la adecuada disposicin y nobleza, de modo que corresponda a la dignidad de la Palabra de Dios, y, al mismo tiempo, recuerde con claridad a los

  • fieles que en la misa se les prepara la doble mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, y que ayude, lo mejor posible, durante la liturgia de la palabra a la audicin y atencin por parte de los fieles. Por esto, hay que atender, de conformidad de conformidad con la estructura de cada iglesia, a la proporcin y la armona entre el ambn y el altar. Conviene que el ambn est sobriamente adornado, de acuerdo con su estructura,

    omo el ambn es el lugar en que los ministros anuncian la Palabra de Dios, debe

    de modo estable u ocasional, por lo menos en los das ms solemnes. Creservarse, por su misma naturaleza, a las lecturas, al salmo responsorial y al pregn pascual, a la homila y a la oracin de los fieles. Para que el ambn sirva adecuadamente para las celebraciones, debe tener suficiente amplitud, ya que a veces debe situarse en l ms de un ministro

  • Parroquia Santa Catalina Labour (Madrid) La situacin predominante del Ambn y del Altar resaltan la significacin del Cristo Verbo de Dios, y Cristo Cordero de Dios

    Detalles del ambn

  • El ambn, de piedra urreccin de

    En la s la com do un lugar privilegiado

    serena, es imagen de la piedra desde la que el ngel anunci la Res

    Cristo. Con esta disposicin recupera con sencillez y solemnidad su importancia y centralidad en la asamblea litrgica. En la imagen San Bartolom in Tuto (Florencia)

    a unitaria, y en relacin con la Presidencia, guarda de igual mo

    y central, pues desde l se promover la escucha de la Palabra a los hermanos

  • Muestras de situacin del ambn en templos adaptados a la renovacin Conciliar. A la izquierda el de la Parroquia Ntra. Sra. Del Trnsito de Madrid.

    Parroquia de Santo Toms de Venecia

    Parroquia de la Virgen de la Paloma de Madrid

  • Capilla de la Domus Galilae neral y detalle del ambn

    ae (Israel) Vista ge

  • EL ALTAR

    Cuando lleg la hora, se puso a la mescon los apstoles; y les dijo: "con ansiadeseado comer esta Pascua con vosoantes de padecer; porque os digo quno comer ms hasta que hallecumplimiento en el reino de Dios"... Tom luego el pan, y dadas las gracias, lo parti y se lo dio diciendo: "Este es mi cuerpque es entregado por vosotros; haced en recuerdo mo." De igual modo, despde cenar, tom la copa, diciendo: "Ecopa es la Nueva Alianza en mi sangque es derramada por vosotros" (Lc 22,- 19, 20)

    La teologa del altar est ntimamente ligada con la teologa eucarstica. A lo largo de la historia se ha integrado un doble aspecto: la comprensin de la eucaristacomo la cena del Seor y como sacrificio. Ambos aspectos estn ya presentes en la mesa pascual de su ltima cena; sobre esta mesa Jess ofrece su cuerpo y su sangre en el pan y el vino como anticipacin de su propio sacrificio pascual. De este modo la mesa del banquete se vincula al ara del sacrificio; y este doble aspecto se hexpresado artsticamente en su forma externa, bien en la forma de mesa (parte

    a he

    tros e yo su

    o esto us sta re, 14

    a

    orizontal denominada mensa), bien como ara sacrificial (parte vertical denominada stipes). En cuanto mesa, el altar es smbolo del banquete pascual de esucristo, y subraya el aspecto de encuentro fraternal entre los participantes. En

    cuanto ara, el altar es el lugar sacrificial en el que ofrecemos a Dios nuestra ofrenda

    Algunos datos histricos- Los primeros testimonios evanglicos y apostlicpara la celebracin de la eucarista, tal como coiconogrficas de las catacumbas. Son mesas de en forma circular o semicircular.

    acia el siglo III los testimonios patrsticos informan que los cristianos no tenan ltares como los paganos. Recordemos la expresin de Minucio Felix: Delubra et ara

    h

    J

    existencial unida al sacrificio de Cristo. Aurelio Garca Secretario de la AEPL Consultor de la Comisin Episcopal de Liturgia

    os nos hablan de una mesa familiar rroboran las primeras indicaciones

    madera, de pequeas dimensiones,

    Hanon habemus para distinguir a los cristianos de las costumbres paganas. Pero a partir del siglo IV, ante la victoria del Cristianismo sobre el paganismo, desaparece el peligro ante la influencia de los cultos paganos sobre la fe cristiana, y se abre un periodo de incorporacin de elementos paganos en la liturgia romana. La

  • mesa eucarstica incorpora ciertas formas del altar pagano: se construye en piedra, de forma cuadrada o rectangular, y a veces con inscripciones sagradas grabadas a su alrededor. En esta poca se desarrolla tambin el culto a los mrtires vinculados al sacrificio de Cristo. El sacrificio de Cristo se celebra junto al lugar del sacrificio de los mrtires, y la tumba de stos se transforma progresivamente en ara eucarstica. Un signo de recuerdo y veneracin a los testigos que entregaron su vida por la fe es el banquete funerario (refrigerium) tras el cual se celebra la eucarista sobre la

    mba de los mrtires. Estos aspectos ayudarn a desarrollar el aspecto de sacrificio el altar eucarstico.

    ltar pequeo, uadrangular; con una apertura en lo bajo del altar llamada fenestella confessionis brandea para que los peregrinos puedan tocar o ver las reliquias del mrtir.

    acia el siglo VII se constata la existencia de altares porttiles permitidos para los

    todava no existan construcciones cristianas ni lesias.

    creciente rdenacin sacerdotal de monjes y el desconocimiento de la concelebracin

    spacio litrgico, y anula la centralidad del altar. Esta es la rientacin artstica de casi todo el segundo milenio y de la mayora de nuestros

    cual se concentre la asamblea y favorezca la participacin de todos los resentes. Tal es el sentido del cambio de orientacin del altar versus populum

    tud Las representaciones de esta poca nos informan de un aco Hsacerdotes itinerantes y misioneros. El elemento fundamental es una losa pequea de piedra consagrada por el Obispo, que contena la reliquia de algn santo y sobre la cual se celebraba la eucarista. El ara. Esta prctica permiti la difusin de la eucarista en lugares en los queig En plena edad media, la difusin del culto a los difuntos y a los santos, que reclamaba numerosas misas y oraciones a modo de sufragios, laoeucarstica provoc la multiplicacin exagerada de misas, y por ende, de lugares donde poder celebrarlas. El altar nico conocido hasta entonces se convierte en el altar mayor; y surge un innumerable cortejo de altares ubicados generalmente en las capillas laterales. La costumbre cristiana coloc sobre el altar la cruz como signo de sacrificio de Jesucristo actualizado en el misterio de la Eucarista. Posteriormente la figura nica de la cruz se complementa con la incorporacin de alguna imagen, hasta que progresivamente se desarrolla de tal modo que surge el gran retablo cargado de imgenes, pinturas, representaciones que reduce el altar a una mera tabla donde se soporta el sagrario y se celebra la eucarista. El retablo absorbe todo el protagonismo en el eoespacios celebrativos, que responden al criterio confirmado por las orientaciones litrgicas emanadas del Concilio de Trento. La reforma litrgica- La reforma del Vaticano II recupera la importancia y simbolismo del altar como lugar central de la celebracin eucarstica. No es necesario que ocupe el centro geomtrico del aula eucarstica, pero si que est en un lugar visible y destacado en torno al pmirando hacia el pueblo de Dios. Manifiesta la presencia de Cristo, que une y rene a su pueblo, en medio de la asamblea eucarstica.

  • En su forma externa ha de guardar relacin y proporcin con el espacio litrgico y los dems focos en el material, dimensiones y estilo artstico. La teologa actual trata de armonizar las dos concepciones del altar: la dimensin horizontal propia de

    mesa del banquete, y la dimensin vertical, propia del sacrificio pascual. As lo

    ncilio Vaticano II mejor acogidas fue el ambio de orientacin del altar versus populum. Sin embargo este cambio recipitado no fue acompaado de la debida catequesis en el pueblo cristiano. El

    ico, smbolo de Cristo, se desfigura cuando hay varios altares n el mismo espacio litrgico. En la reforma litrgica actual hemos de primar

    donde se ubique el altar debe ser mplio, para que permita la concelebracin de varios sacerdotes con comodidad.

    a instruccin romana dada por una primera aplicacin de la Constitucin conciliar

    l hecho de que el altar sea una mesa, por lo cual nunca debera estar adosado a

    larecuerdan las disposiciones litrgicas actuales: El altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales, es, adems, la mesa del Seor, para participar en la cual es convocado en la Misa el pueblo de Dios; es tambin el centro de la accin de gracias que se realiza en la Eucarista (OGMR 83, cap. V c.259). La teologa eucarstica contempla en el altar un todo armnico: la mesa festiva del banquete sacrificial. El sentido festivo y solemne de este espacio se subraya con el mantel, la iluminacin de las velas y la alegra de las flores naturales. El altar es nico. Una de las reformas del Cocpsimbolismo del altar neexclusivamente el altar nico donde se celebra la eucarista para toda la comunidad cristiana. La Iglesia recomienda que adopte la figura de mesa no excesivamente amplia, que tienda ms al cuadrado que al rectngulo. Aunque se prefiere la piedra natural como material noble, se permite la madera u otro material, siempre que se destaque su dignidad, sobriedad y belleza. El lugar a Si el altar tiene un rico sentido teolgico-litrgico, hemos de crernoslo y expresarlo no solo en los materiales y figura externa, sino tambin en el comportamiento y veneracin litrgicos hacia l. Louis Bouyer Arquitectura y Liturgia Ediciones Grafite (Lex Orandi) Bilbao 2000 Lsobre la liturgia insiste en que toda la Iglesia debe estar centrada en el altar, y en que en las iglesias nuevas o restauradas, ste debera estar a cierta distancia de la pared para que sea posible la celebracin de cara al pueblo. Estas disposiciones segn la Constitucin fueron suficientes para dar a muchas personas la impresin de que la mayor parte (por no decir toda) la primavera litrgica depende de la Misa cara al pueblo. Euna pared, no aporta nada nuevo, ni a las reglas litrgicas de occidente ni a las de oriente. Esto aparece muy claro no solo en el Ceremoniale episcoporum sino tambin en el Pontificale Romanum que es muy anterior, por la forma en la que se describe la consagracin de un altar mayor de una iglesia.

  • Hay dos formas de entender la recuperacin de esta prctica, que sea debida a la

    comida. Puesto que en nuestras casas comemos lrededor de la mesa familiar, poda resultar pedaggico utilizar el altar de este odo, a fin de despertar este sentido de la Eucarista en tanto que comida

    omunitaria del pueblo de Dios (Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida

    ms que si el pueblo est de verdad eunido alrededor de la mesa y no simplemente de pie delante de ella, mientras el elebrante permanece solo en el otro lado.

    por otro, el resultado ser diametralmente opuesto. En vez de unir la comunidad centrada en el altar en este caso se aumenta la separacin y la

    mo algo que se lleve a abo con el pueblo.

    be estar perdido en una especie de santuario inaccesible, sino a poca istancia de las primeras filas de los fieles. Tambin es deseable que para el

    trs del celebrante.

    lectura de las rbricas por parte del sacerdote de cara al pueblo pues no tena sentido que las leyera de espalda- y la recuperacin de la Misa no solo como sacrificio sino tambin comoamceterna) Por ello esto no poda ni puede realizarse rc Han desaparecido dos de las grandes razones que podan justificar la insistencia en un modo olvidado por la generacin precedente. Slo queda el aspecto pedaggico y este ahora ya no es tan fuerte como lo era hace algunos aos: el principio de que la Misa es una comida comunitaria es comnmente aceptado por todos. Cada vez que el altar cara al pueblo signifique simplemente un altar con el sacerdote solo por un lado y el pueblo aoposicin entre el clero y los laicos: el altar se convierte en una barrera entre dos castas cristianas. En vez de crear una mayor participacin de todos, lo nico que se consigue es desarrollar la herencia ms nefasta de la edad media: la falsa idea de que liturgia est reservada al clero, como cuerpo de especialistas privilegiados, quien la lleva a cabo en beneficio de los dems pero no coc En la mayora de los casos, sobretodo en casi todas las parroquias, desde el punto de vista de la restauracin de una verdadera celebracin comunitaria, conviene decir con toda franqueza que la mejor solucin consiste en situar al sacerdote en el mismo lado que los fieles durante la oracin eucarstica, como jefe visible de todo el grupo. Lo nico que hace falta es que haya la menor separacin posible entre el sacerdote, los ministros y el conjunto de los asistentes. Lo cual quiere decir que el altar no dedofertorio y la comunin puedan acercarse a l lo ms posible. Esto se conseguir fcilmente colocando a los fieles de modo que en el momento de la oracin eucarstica, sta les rena en semicrculo de Lo cual quiere decir tambin que el altar cara al pueblo, en el caso de una gran asamblea, solo ser acertado si se encuentra en la misma nave y no en la cuerda del bside, como en la disposicin medieval de las baslicas romanas. De este modo el clero no estar solo en uno de los lados, sino que una parte de la asamblea estar con l, y la otra parte al lado, o mejor en los tres lados restantes del altar y, como en la ms antigua utilizacin de la baslica por la sinagoga, la gran puerta central de la iglesia estar frente al sacerdote. Una disposicin as puede tener una gran dignidad y, si no hay solucin de continuidad entre el clero y el pueblo, puede tener la ventaja, de que nadie est demasiado lejos del altar.

  • P. Paul Joseph Cordes

    acramento, que destaca la articipacin personal en la celebracin de todos los reunidos, preocupndose de vitar toda forma de ritualismo y de que el corazn de cada participante se una al eor que se ofrece en sacrificio.

    a del altar debe llevar a una mejor comprensin de lo que struccin general del Misal Romano el altar es tambin la

    l Ordo dedicationis altaris (nm. 4) precisa que el ltar cristiano no es equiparable con el lugar de los sacrificios no cristianos, ya que bre el altar cristiano no se celebra ningn sacrificio entendido en el sentido de

    que pretenda asemejarlo al ara sacrificial de las religiones no cristianas.

    on ninguna invencin nueva, sino simplemente un descubrimiento. Es lo que ya ensea la conocida frmula del canon romano de la

    Una Participacin activa Ediciones Grafite - Bilbao 1998 La insistencia sobre el escuchar y ver por parte del pueblo no debe empujar a este de ningn modo al papel de observador. El pueblo no se rene para ver un espectculo, sino que ms bien celebra un acontecimiento sagrado en primera persona, al que tiene que entregar su corazn. La introduccin del nuevo Misal, por ello, no se contenta con el ver y oir sino que desea una consciente, activa y plena participacin de los fieles, una participacin que abarque cuerpo y alma (IGMR nm. 3) Para una fructuosa celebracin de la Eucarista, evidentemente el lugar y disposicin del altar tienen una gran importancia. Ya la primera instruccin de la Congregacin de Ritos sobre la reforma litrgica estableca que el altar se colocase de tal modo que se pudiese celebrar de cara al pueblo (Inter Oecumenici nm. 91). Esta disposicin supone una cierta correccin teolgica de una concepcin, bastante difundida antes del Concilio, segn la cual el altar era considerado slo como ara sacrificial y la Eucarista slo como sacrificio ofrecido a Dios; la Iglesia solo se interesaba, por tanto, del movimiento hacia Dios de la asamblea reunida. El Concilio, sin embargo, hizo suya una concepcin del speS Adems, tambin la formall acontece: Segn la Inmesa del Seor (Nm. 259). Y easola historia de las religiones; la liturgia cristiana, en realidad, no se realiza con una ofrenda seguida de la distribucin de lo ofrecido, sino como una accin sacramental. Por tanto, aunque est construido en piedra, se desea que el altar conserve el aspecto de una mesa (IGMR nm. 263). Para que sea ms clara y evidente la alusin al banquete nupcial escatolgico, el altar debe adems estar provisto de manteles de lino y adornado, al contrario de cuanto sostena el movimiento litrgico pre-conciliar, Hacia el altar se dirige la atencin de todos. Debe ser colocado de forma que realmente sea el centro hacia el que se dirija espontneamente la atencin de toda la asamblea (P. Farns Scherer. Construir y adaptar las Iglesias. Cap. IV nota 47). Una atencin que no se puede reducir a la mera visibilidad. Depende tambin de la proximidad al altar de los que celebran, de manera que no se cree ninguna distancia artificial, a no ser en casos inevitables. (Instructio generalis 42). Como muy bien expresa San Juan Crisstomo: La mesa eucarstica debe estar situada en medio de la asamblea, como una fuente, para que los rebaos acudan a la fuente desde todo lugar y beban de sus aguas salvadoras. Los estmulos del Concilio, la cercana de los fieles al altar y su colocacin central, en medio del pueblo de Dios, no sre

  • Misa acerca de los Circumstantium en la que se nos ha transmitido un estrato primitivo de la liturgia. La palabra aparece por primera vez en el Sacramento Gregoriano, se retrotrae, por tanto, al menos al siglo VII. En otros sacramentarios similares se emplea, por el contrario, la expresin Circumadstantium. Ambas expresiones designan a las personas que se encuentran cerca y forman un crculo o que estn de pie alrededor. Es evidente, pues, que las disposiciones conciliares concuerdan con los modelos de la Iglesia primitiva. La expresin circumstantes ha perdido, sin embargo, fuerza al traducirse a las grandes lenguas europeas: ya no se habla ms de los que estn alrededor sino de los reunidos, presentes etc. Evidentemente se ha querido tener en cuenta la efectiva disposicin actual de los fieles en las misas de nuestro tiempo, pero, de este modo, se ha suprimido del texto del canon un elemento importante: la forma originaria y, por tanto, modlica de la ucarista supone una comunidad, cuyos miembros estn colocados de manera que

    - geometra del rito y forma general del altar en el aula

    Ese ven unos a otros, expresando as su recproca relacin. Todos tienen en el altar el centro espiritual de su asamblea, y a todos les es concedida tambin una cercana fsica a ese centro.

    COLOCACION OPTIMA

    "(El altar) sea colocado de modo que constituya realmente el centro hacia el cual espontneamente converja la atencin de toda la asamblea " (IMGR cap. V - IV. 262)

  • NORMATIVA LITRGICA

    IMGR 83 - CAP. V c. 259 - El altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz jo los signos sacramentales, es, adems, la mesa del Seor, para participar en la

    cual es convocado en la Misa el pueblo de Dios; es tambin el centro de la accin de gracias que se realiza en la Eucarista.

    IMGR 83 - CAP. V c. 262-263 - Constryase el altar mayor separado de la pared, de modo que se le pueda rodear fcilmente y la celebracin se pueda hacer de cara al pueblo. Ocupe el lugar que sea de verdad o hacia el que espontneamente converja la atencin de toda la asamblea de los fieles. El altar mayor ordinariamente ser fijo y consagrado.

    Segn la costumbre tradicional de la Iglesia y su significado, la mesa del altar fijo sea de piedra; en concreto de piedra natural. Con todo, puede tambin emplearse otro material digno, slido y bien trabajado.

    IMGR 83 - CAP. V c. 266 - El uso de encer el altar que se va a consagrar o poner bajo el altar reliquias de Santos, aunque no sean mrtires, es conveniente conservarlo.

    IMGR 83 - CAP. V c. 268-269-270 - Por rev ia a la celebracin del memorial del Seor y al banquete en que se distribuye el Cuerpo y Sangre de Seor, pngase sobre el altar por lo menos un mantel, que en fo en con la estructura del mismo altar

    Los candelabros, que en cada accin litrgica se requieren como expresin de eneracin o de celebracin festiva, colquense en al forma ms conveniente, o

    sobre el altar o alrededor de l, o cerca del mismo, de modo que le todo forme una armnica unidad y no impida a los fieles ver fcilmente lo que sobre el altar se hace o se coloca.

    ba

    el centr

    rar

    erenc

    rma, medida y ornamentacin cuadre bi

    v

  • Celebrentro de la asamblea. Arriba con el Papa Juan Pablo II, abajo con Mons. Stanislaw Rylko, Presidente

    del Pontificio Consejo para los laicos

    acin de la Eucarista en la Tienda de la Reunin (Porto San Giorgio) con el altar en el c

  • Celebraciones eucarsticas en las que la posicin del altar expresa la importancia del sacramento en sus dos significados: como ara del sacrificio y como mesa del banquete. Su centralidad facilita la visibilidad del mismo y su situacin permite la contemplacin del misterio y la participacin plena de la asamblea de los fieles.

    Monseor Paul Joseph Cordes, Presidente del Pontificio Consejo Cor unum presidiendo una Eucarista en la parroquia de la Sagrada Familia de Mallorca.

    Abajo celebracin en San Bartolom in Tuto (Florencia) en donde los fieles se sientan alrededor de la mesa como en el Seder Pascual.

  • Varios ejemplos de cmo la disposicifoco litrgico reservado durante

    n del altar permite un mayor acercamiento de los fieles a este siglos al clero, de manera que congrega en torno a l a todo el

    pueblo santo.

  • La belleza del altar resalta no solo por su situacin central sino por su dignidad expresada en los manteles, flores y candelabros, y en plena armona con el entorno celebrativo.

    Parroquia San Bartolomeo in Tuto (Florencia)

  • Celebracin de una Eucarista en el Seminario Redemptoris Mater de Medelln(Colombia)

    Tanto en las salas comunitarias como en los Templos la asamblea se organiza en torno al altar. A la izquierda ejemplo de una sala de una parroquia de Roma y a la derecha el templo de una parroquia

    de Marsella.

    Eucarista de la convivencia de los iniciadores del Camino Neocatecumenal con 250 Obispos de

    Amrica en el Hotel Sheraton de Nueva York (abril de 1997)

  • LA FUENTE BAUTISMAL

    Habis sido llevados a la Santa Fuente, al divino bautismo, como Cristo de la Cruz fue llevado al sepulcro. Y a cada cual le ha sido preguntado si crea en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo; habis profesado la fe saludable y habis sido sumergidos tres veces en el agua y sendas veces habis emergido, y con este rito habis expresado una imagen y un smbolo. Habis representado la sepultura de tres das de Cristo... (Catequesis de Jerusaln - Catequesis II Mistaggica).

    Nmero 25 8/10/2007 Los espacios lit

    Uno de los lugares litrgicos que ms desarroel espacio reservado a la iniciacin cristidenominado espacio celebrativo bautismalBautisterio.

    Comenzamos diciendo que se llama baptisbaptisterion, latn baptisterium originalm

    El baptisterio con todo su simbolismo evoca el ro de la vida que brota del altar

    P. Javier Maman (Salta, Argentina) rgicos - El Espacio litrgico Bautismal

    ll el simbolismo teolgico-litrgico fue ana, dedicado al sacramento del Bautismo,

    en el lenguaje litrgico Baptisterio o

    terio o bautisterio, del griego ente a una piscina para el bao. En la

    arquitectura cristiana se llama as al espacio donde est situada la fuente o pila bautismal, una de las partes ms significativas de la Iglesia.

    del cordero que hace entrar al cristiano en el misterio de la Pascua de Cristo. El baptisterio es el lugar del nuevo nacimiento donde los baados entran y forman parte del cuerpo mstico de Cristo.

    Para comprender el significado actual de este espacio litrgico, es necesario conocer algunas notas caractersticas de su evolucin histrica. Desconocer la historia de este lugar celebrativo puede originar un empobrecimiento del significado sacramental de sitios de iniciacin cristiana.

    Solo vamos a exponer un esquema del desarrollo histrico del baptisterio para poder comprender su evolucin y la importancia que este espacio ha tenido en la teologa litrgica de la Iglesia.

  • Esquemticamente podemos distinguir los siguientes perodos:

    - Primeros si rente de donde celebraba la eucarista.

    - poca de esplendor: Ba ental de este tiempo revela tres lugares representativ torium, Aula Eucarstica, Martiriom, Catecumenium.

    - Decadencia: Pila bautismal. Evolucin reduccionista de este espacio motivada por factores histricos, culturales y religiosos.

    - Uniformidad del Concilio de Trento: Lo prelo que se ha prolongado hasta nuestro siglo y lo diseo de los templos catlicos en cuatrocientos a

    - Confusionismo actual: El recipiente bautism

    1. La que ha perdido la importancia simfuncionalismo de la simple comodidad.

    2. La que renovada por una sensibilidad pastoral y litrgica quiere recuperar la riqueza simblica y teolgica de este espacio.

    Vamos a citar algunos Documentos Magisteriales que nos hablan de este espacio s teolgicas y prcticas.

    ales. Captulo V - Tiempo y lugar del Bautismo de los nios:

    r la corriente de agua.

    in del baptisterio se procurar con diligencia que aparezca claramente la dignidad del sacramento del Bautismo, y que sea un lugar apto para las celebraciones comunitarias.

    glos: Piscina bautismal. Localizada en un lugar difese

    ptisterio. El espacio sacramos: Baptisterio, Consigna

    scrito por el Concilio de Trento es que ha orientado la construccin y os.

    al. Existen hoy dos tendencias:

    blica del espacio y valora el

    litrgico y sus consideracione

    Ritual del Bautismo de Nios. Orientaciones doctrinales y pastor

    N 19 La fuente bautismaldebe distinguirse por su limpieza y esttica.

    N 21 Si el baptisterio est construido de manera que se utilice una fuente de agua viva, se bendeci

    N 25 El baptisterio debe estar reservado al sacramento del Bautismo y ser verdaderamente digno debe estar ordenado de tal manera que se permita la cmoda participacin de una asamblea numerosa

    N 49 Normalmente debe celebrarse en el templo parroquial, que debe tener su fuente bautismal.

    Instruccin Inter. Oecumenici para la aplicacin de la Constitucin de la Liturgia.

    N 99 En la construccin y ornamentac

  • Libro de las Bendiciones (Rito para la bendicin del baptisterio o de la nueva pila bautismal)

    N 934 todas las iglesias Catedrales y parroquiales deben tener su baptisterio lugar donde est colocada la fuente o pila bautismal.

    ramente el nexo que tiene el Bautismo con la Palabra de Dios y con la Eucarista

    ismal, sobretodo en el baptisterio, debe ser fija, estticamente elaborada limpia y apta, para la inmersin de los catecmenos. La

    Secretariado Nacional de Liturgia.

    acin. Directorio litrgico pastoral Madrid 1987.

    - Donde no se pueda contar con baptisterio, debe colocarse la fuente bautismal

    - Debe ser fija, apta para el caso de Bautismo por inmersin.

    omo verdadero manantial.

    s.

    Asp

    nico e icnogrfico de este espacio.

    bautismal, no de un mero mueble funcional que contiene el agua para el Bautismo. ste debe ser un lugar propio,

    Al ser un espacio diferente no hay que temer el dinamismo celebrativo, no hay

    la creatividad artstica de los constructores no se contradiga a los criterios de la teologa litrgica.

    o

    N 936 todo debe disponerse de tal manera que se vea cla

    N 938 La pila baut

    pila, para que sea un signo ms expresivo, puede construirse tambin de manera que brote de ella agua corriente

    Ambientacin y arte en el lugar de la celebr

    N 20 La Fuente Bautismal.

    en un lugar adecuado, prximo al ambn, pero no en el presbiterio.

    - Restityase el uso de las pilas de piedra.

    - Puede construirse de forma que el agua brote c

    - No deben usarse recipientes mviles, excepto el caso cuando el Bautismo se celebra dentro de la Misa. Con las debidas instruccione

    ectos prcticos y simblicos pedidos por la Iglesia que deben caracterizar este espacio, segn la reforma del Concilio Vaticano II.

    Los cristianos debemos ser formados en el significado litrgico, arquitect

    Debemos hablar de un espacio celebrativo

    armnico, unitario y autnomo; un espacio que tiene una entidad en si mismo, con toda la dignidad que requiere la celebracin de este sacramento.

    que guiarse por un criterio de estaticidad. Los organismos diocesanos han de velar para que respetando

  • Hay que subrayar que es un espacio diferente del presbiterio, ste no es el lugar propio donde colocar, de forma estable la fuente bautismal. Debemos destacar que para revalorar este espacio, se debe tener en cuenta lo siguiente:

    esencia de agua corriente expresar ms vivamente la forma de fuente de la cual brota el agua del Bautismo

    e nuestras fuentes bautismales para permitir los dos ritos. Todo un desafo.

    o comunitario y eclesial de esta celebracin, ya que la teologa del Bautismo requiere la mayor expresividad

    utizados.

    ramental del Seor resucitado.

    natural y artificial, como as tambin la presencia de flores y plantas naturales, la decoracin de la fuente, etc. Contribuyen

    de este espacio, reside en la armona de sus elementos, en su limpieza, en la nobleza de sus materiales y en la sobriedad de sus

    Para concluir debemos decir con J. E. Jarque: Es urgente recuperar el ms el paso en falso que signific el

    abandonar las antiguas fuentes bautismales y pasar la celebracin del Bautismo a

    l Baptisterio ha tenido un antecedente remoto en cuanto a su estructura y algunos

    aspectos de su simbologa. La Mikvah o piscina juda para las purificaciones est

    l que la sinagoga misma, pues del hecho de tener una Mikvah procede el estatus de comunidad.

    h, despus de la menstruacin de la mujer, Ghiur Ke-halakah, durante el proceso de conversin al judasmo, y para otras purificaciones

    -Fuente Bautismal: Los textos litrgicos actuales prefieren la denominacin de fuente sobre la antigua acepcin pila bautismal. La pr

    como de un verdadero manantial de vida. La posibilidad del rito de inmersin exigira la adaptacin d

    -Celebracin Comunitaria: Se ha recuperado el sentid

    litrgica, la participacin de la asamblea expresa la presencia de toda la Iglesia que celebra el nacimiento a una nueva vida y que acoge a los nuevos ba

    -Simbolismo Pascual: El sentido pascual del Bautismo debe impregnar el simbolismo de este espacio, se deben cuidar los gestos pascuales ligados a este espacio. La presencia del cirio pascual junto a la fuente bautismal fuera del tiempo pascual es un recuerdo simblico-sac

    Iluminar este espacio con abundante luz

    a crear un ambiente de alegra y vida. As este espacio adquiere un valor mistaggico.

    -Ambientacin: La belleza

    formas, como lo piden los documentos magisteriales.

    baptisterio. Hoy se reconoce cada vez

    una pequea jofaina mvil ubicada en el presbiterio.

    P. Manuel Santos Flaquer (Medelln, Colombia) Los focos del espacio litrgico

    E

    provista de unas escaleras para descender a su interior. Para las comunidades judas es importantsima, hasta el punto de ser ms primordia

    Su utilizacin es para el Nidda

    (como utensilios de cocina etc). Entre los judos ms ortodoxos est el baarse para la fiesta de la expiacin, Yom Kippur. Sumergirse en la Mikvah es como anular la personalidad, un renacer de nuevo; la idea es la purificacin espiritual y tambin en relacin a las consagraciones sacerdotales.

  • Al tiempo de Cristo haba un movimiento baptista que practicaban frecuentes baos rituales: los Esenios (Qumram). La primera comunidad cristiana nace a la sombra del barrio esenio de Jerusaln. No es por tanto extrao que la primera comunidad cristiana practicara el bautismo de Jess con todo su rico contenido y novedad nica, en un espacio tan significativo como la Mikvah.

    aslica de la Anunciacin de Nazareth.

    - La otra procede de la tradicin jonica (Jn. 3, 3-5) que tratara de concebir el

    estar itinerante en el espacio litrgico e incluso a no tener la relevancia monumental que

    foco litrgico Baptisterial. Se est proponiendo una piscina bautismal que ocupe un lugar central

    necesidad de evangelizar para que nazcan nuevos hijos de Dios.

    OICA CAP. I n: 6 - El bautismo conmemora y actualiza el Misterio Pascual, haciendo

    OBP n: 22 - Tanto el rito de la inmersin - que es ms apto para significar la Muerte Resurreccin de Cristo - como el rito de la infusin, pueden utilizarse con todo erecho.

    n sea que est situado en alguna capilla dentro do era del templo, bien est colocado en cualquier parte de la Iglesia, a la vista de

    n las varias adiciones y circunstancias, mejor se entienda que aquel bao no es solamente un

    rito de purificacin, sino el Sacramento de la unin con Cristo.

    La arqueologa cristiana nos ha puesto a la luz las ms importantes piscinas bautismales, entre ellas cabe destacar la de la casa de Jos y la de la B

    Pero en el mundo antiguo encontramos dos formas de concebir la fuente baustimal: - Una procede de la tradicin paulina (Rm. 6, 3-4; Col. 2,12) Imitacin de la unin mstica con la crucifixin de Cristo (de ah la forma de cruz)

    espacio bautismal como un lugar de nuevo nacimiento (forma de tero, seno materno) Con la desaparicin de la iniciacin cristiana la fuente baustimal comienza a

    lleg a tener con los baptisterios clsicos (San Juan de Letrn). Hoy nos encontramos en una poca que conviene recuperar un espacio litrgico hablante, significativo, sacramental. Una nueva esttica del

    en la asamblea litrgica. Espacio que haga presente el esfuerzo de la renovacin de la iniciacin cristiana. El Baptisterio situado en forma longitudinal y unido en la misma direccin al altar, al ambn y a la sede. Fuente baustimal que sea referencia pascual y de la

    NORMATIVA LITRGICA

    pasar a los hombres de la muerte del pecado a la vida. Por tanto, en su celebracin debe brillar la alegra de su celebracin, principalmente cuando tiene lugar en la Vigilia Pascual o en domingo.

    yd

    OBP n: 25 - El baptisterio, biefulos fieles, debe estar ordenado de tal manera que permita la cmoda participacin de una asamblea numerosa.

    OICA CAP. VI n: 58 - 74 - Eljase, por tanto, el rito de la inmersin o el de la infusin, el que resulte ms apto en cada caso concreto, para que, segtr

  • OICA CAP. VI n: 58 -74 - Segn el antiguo uso conservado en la Liturgia Romana, no se bautice a ningn adulto, sin que reciba a continuacin del Bautismo la Confirmacin.

    OICA CAP.VI n: 58 - 74 - Finalmente se tiene la celebracin de la Eucarista, en la que por primera vez ste da y con pleno derecho los nefitos toman parte, y en la

    a fuente bautismal puede estar colocada en una capilla o tambin en otra parte de

    participacin comunitaria." "OBP - Praenotanda n. 25)

    mersin o por infusin" BP -Praenotanda n. 18)

    cual encuentran la consumacin de su iniciacin cristiana.

    COLOCACION PTIMA.- geometra del rito y forma general de la fuente bautismal en el aula.

    "Lla iglesia visible a los fieles; en todo caso debe estar dispuesta de forma que facilitela

    "(El bautismo) se cumple con la ablucin del agua, o por in(O

  • Detalle de un boceto de la parroquia de Sta. Catalina Labour de Madrid y de la parroquia Familia

    de Nazareth de Oulu (Finlandia). En ambas la fuente bautismal ocupa un lugar destacado y r

    Las fuentes son octogonales pues el ocho representa la resurreccin de Cristo

    p imordial de la asamblea, recuperando su importancia esencial en la iniciacin cristiana.

  • En la imagen superior el estado de una adaptacin de un templo de Marsella segn las indicaciones

    Conciliares. En la inferior una parroquia espaola en la que se visualiza la fuente bautismal como la puerta de entrada al altar eucarstico.

  • La madrilea parroquia de la Paloma fue una de las primeras en adoptar la nueva esttica Conciliaen todo el mundo. Su fuente bautismal est inspirada en las piscinas paleocristianas de los primer

    siglos, con fuente natural de agua.

    r os

  • La Belleza que salva al mundo

    Slo la belleza que es Cristo salva el mundo. Dicha belleza se hace presente en la Iglesia, que es su cuerpo, sobre todo a travs de la comunidad cristiana. Mirad cmo se aman!, grit el mundo pagano al ver las comunidades cristianas primitivas, en las que la belleza del amor crucificado fue la luz que convirti al Imperio romano. Hoy hemos de devolver a la Iglesia esta belleza, y para ello es necesario volver a evangelizar en las parroquias a travs de un camino de iniciacin cristiana.

    Frente a un fenmeno sociolgico tan serio como es el fin de la cristiandad,

    sobre todo en Europa, es necesario que la Iglesia responda con otro fenmeno sociolgico de igual o de mayor entidad: la aparicin de la comunidad cristiana como la Santa Familia de Nazaret, donde el Bautismo recibido pueda crecer hasta la estatura adulta, esto es, hasta el amor en la dimensin de la Cruz: Amaos como yo os he amado. En este amor conocern que sois mis discpulos, dice Jess; en este amor os conocern: como yo os he amado. Cristo nos am cuando ramos sus enemigos; se dej matar, pegar, insultar, escupir. Se rieron y confabularon contra l; le calumniaron, le torturaron.

    Pero l ofreci todo ello por todos los hombres, como pena pagada por las

    fechoras de ladrones, sinvergenzas y malvados; por los pecados de todos los hombres.

    Quizs ahora se pueda entender por qu en el libro abierto que sostiene el

    Pantocrtor, situado, en el centro del bside de la catedral, est escrito: Amad a vuestros enemigos Vengo pronto!

    La representacin de la fe cristiana en el arte tiene siempre que ser un

    reflejo del alma, un anuncio celeste. En estas pinturas, el fondo de oro y la perspectiva invertida que coloca el punto de fuga no en el interior de la pintura, como en el Renacimiento, sino fuera de ella, en el espectador, como es propio de la iconografa oriental hacen de estas imgenes un anuncio kerigmtico, una buena noticia que se actualiza en el momento en el cual se contempla, de modo anlogo a como actan los sacramentos, que hacen presente el acto salvfico de Cristo proponindolo como salvacin en el hoy y en el ahora.

    En estas pinturas hemos seguido el canon ortodoxo de los grandes misterios cristianos, ya sea en la composicin como en los colores. Siguiendo, sobre todo, las huellas del gran Rublev, hemos buscado una expresin moderna incorporando los descubrimientos del arte occidental contemporneo, desde el impresionismo en adelante: Matisse, Braque, Picasso, etc., en el intento de abrir tambin un puente a travs del arte entre las Iglesias catlica y ortodoxa.

    Valientes para buscar caminos y andaduras de amor a Dios y al hombre, sin

    miedos, en la esperanza de que l est con nosotros hasta el fin del mundo, caminamos. Rezad por m.

    Kiko Argello Presentacin de la Corona Mistrica de la Catedral de la Almudena de Madrid

    ayo de 2004 M

  • BIBLIOGRAFIA

    A. GARCA MACAS, Los lugares de la iniciacin cristiana. El Baptisterio en ASOCIACIN ESPAOLA DE PROFESORES DE LITURGIA, Fundamentos Teolgicos de la

    iciacin Cristiana, Baracaldo 1999. 9-52.

    ALEJANDRO DE VILLAMONTE, Teologa Kerigmtica. Barcelona 1963. Herder.

    ANDRES FU a. Bilbao

    Bilbao 001. Ed. Grafite.

    CARDENAL PAUL JOSEPH CORDES (Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum).

    Una participacion activa (celebracin de las pequeas comunidades). Baracaldo 998. Ed. Grafite. (2 edicin).

    J. ALDAZABAL, Vocabulario bsico de liturgia (Biblioteca Litrgica 3), Barcelona 2002. Centro de Pastoral Litrgica de Barcelona.

    - J. E. JARQUE, Bautismo y baptisterio en la catedral. Revista Liturgia y spiritualidad 10-11 1996. 404-413.

    J. PLAZAOLA, Arte Sacro Actual. Madrid 2006. Biblioteca de Autores Cristianos.

    LOUIS BOUYER, Arquitectura y Liturgia. Bilbao 2000. Ed. Grafite.

    MAURIZIO BERGAMO, MATTIA DEL PRETE, Espacios celebrativos. Bilbao 1997. Ediciones EGA.

    - P. PEDRO FARNS SCHERER, Construir y adaptar las Iglesias. Barcelona 1989. Ed. egina

    P. RICARDO BLZQUEZ (Obispo de Bilbao. Vicepresidente de la CEE), Las Comunidades Neocatecumenales. Discernimiento teolgico. Bilbao 1996. Desclee Dr rouwer.

    Nuevo diccionario de liturgia. Madrid 1996. Editorial San Pablo. (3 edicin)

    San Bartolomeo in tuto (una parroquia para el tercer milenio). Roma. Poligrfica Editrice s.r.l

    -

    In

    -

    - ENTES. El Neocatecumenado. Un Camino de iniciacin Cristian1996. Descle de Brouwer.

    - ASOCIACIN ESPAOLA DE PROFESORES DE LITURGIA, La Reforma litrgica2

    -

    1

    -

    E

    -

    -

    -

    R

    -

    B

    -

    -