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r ÉNSAYO Ifls som,bras akrgadns dp k grün cfudnd Una descripción de la poesía urbana de Federico GarcíaI-orca, José Martí y Blas de Otero. EL POETA Y I-A. CruDAD. NUEVA YORK Y LOS ESCRITORES HISPANOS Dionisio Caias Aáteda 196 pógs., 1.200 pas. Luis Antonio de Villena ¡lionisio Cañas -poeta y ensa- I I yista- ha hecho un libro L¡f íecesario. Pues nadie duda de que la poesía moderna ocurre en la ciudad (desde fines del siglo XVIII) pero son pocos los que lo han comentado. La mirada urbana es una mi¡ada romántica, caracterizada por ver en la gran ciuclad industrial el colmo de lo moderno atractivo, los prodigios de la tócnica, el vuelo luminoso de la novedad, a la par que des- cubrir en esa mirada la abvección humana, la marginalidad ióez, la turbia explotación del hombre por el hombre. La ciudad indus- trial -la ciudad moderna- es a la vez el Infierno y el Cielo, con la juntura del hombre-masa (Or- Iega dirtt) ese ser impersonaliza- dp, imitativo y robótico del que los poetas tratarán de escapar. Con buen sentido Cañas ha ele- gido Nueva York como prototipo de Ia cosmópolis moderna. De hecho desde finales del siglo XIX, para los que sabían, Nueva York quitaba el cetro de la modern! iadt, s¡ ,oqu, mundí, a Pa¡ís. Y t¡as p¡ecisar la mirada urbana y su ciudád electa, Cañas se centra en tres poetas hispánicos, los tres de signo tfágico. El cubano José Martí vivió bi¡e- na parte de su edad productiva en N.Y. y luggo murió bajo las balas españolas en la Guerra de Independencia de Cuba, en 1895. Federico Garcla Lorca estuvo menos de un año en N.Y. (entre r 1929 y 1930) pero la experiencia de la gran ciudad, en parte alen- tadora y reveladora de sus más íntimos problemas, le fue defini- toria. Lorca murió fusilado en Granada en L936 al inicio de la guerra civil española. En cuanto a Manuel Ramos Otero fue un narrador y poeta puertorriqueño -prácticamente desconocido y no publicado entre nosotros- que vivió y escribió ancha parte de su vida en N.Y, y murió en 1990, de sida, en Puerto Rico... José Martí es una desgraciada ausencia de nuestra cúpula óul- tural óPor qué desconocemos tan- to a Martí, usado solamente en I Dionisio Cañas vive entre Nueva York y Tomelloso. el trajín nominal de la sonería modernista? Su libro neoyorqui- no, Vercos libres, wo de nuestros hitos de novedad y el primer texto que plantea los problemas (la fas- cinación y el horror) de la ciudad grande. Lorca y su problema homosexual -potenciado en N.Y.- parece ser el tema que más interesa y distrae a Cañas que lo trata con acierto. l,o más interesante -por más nuevo, no por mejor- es el capl- tulo dedicado a Ramos Ote¡o: los EL MUNDO problemas del borinqueño en una urde que,.paradójicamente, le es más ajena que a otros y el análisis de dos libros, que se queda uno con ganas de leer, El libro de Ia muerte e Invüacón .al polvo, tftiló obviamente (al menos en España) irónico, si lo sabemos escrito por un enfermo terminal de sida. Podrla. habe¡ -. y se citan- más figuras hispánicas en la cosmópolis (Juan Ramón Jiménez, José More- no Villa, José Juan Tablada, Julia de Burgos) pero [o decisivo es el descubrimiento en N.Y., en su imagen vital, de maravilla y fango, de horror y delicia. De la mode¡- nidad de hoy, en suma. Un buen libro. '

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I,A ESTTRñ,

Libros

r ÉNSAYO

Ifls som,bras akrgadns dp k grün cfudndUna descripción de la poesía urbana de Federico GarcíaI-orca, José Martí y Blas de Otero.

EL POETA Y I-A. CruDAD.NUEVA YORK Y LOS

ESCRITORES HISPANOSDionisio Caias

Aáteda 196 pógs., 1.200 pas.

Luis Antonio de Villena

¡lionisio Cañas -poeta

y ensa-I I yista- ha hecho un libroL¡f íecesario. Pues nadie dudade que la poesía moderna ocurreen la ciudad (desde fines del sigloXVIII) pero son pocos los quelo han comentado. La miradaurbana es una mi¡ada romántica,caracterizada por ver en la granciuclad industrial el colmo de lomoderno atractivo, los prodigiosde la tócnica, el vuelo luminosode la novedad, a la par que des-cubrir en esa mirada la abvecciónhumana, la marginalidad ióez, laturbia explotación del hombrepor el hombre. La ciudad indus-trial -la ciudad moderna- es ala vez el Infierno y el Cielo, conla juntura del hombre-masa (Or-Iega dirtt) ese ser impersonaliza-dp, imitativo y robótico del quelos poetas tratarán de escapar.

Con buen sentido Cañas ha ele-gido Nueva York como prototipode Ia cosmópolis moderna. Dehecho desde finales del siglo XIX,para los que sabían, Nueva Yorkquitaba el cetro de la modern!iadt, s¡ ,oqu, mundí, a Pa¡ís. Yt¡as p¡ecisar la mirada urbana ysu ciudád electa, Cañas se centraen tres poetas hispánicos, los tresde signo tfágico.

El cubano José Martí vivió bi¡e-na parte de su edad productivaen N.Y. y luggo murió bajo lasbalas españolas en la Guerra deIndependencia de Cuba, en 1895.Federico Garcla Lorca estuvomenos de un año en N.Y. (entre

r NOVEIá

1929 y 1930) pero la experienciade la gran ciudad, en parte alen-tadora y reveladora de sus másíntimos problemas, le fue defini-toria. Lorca murió fusilado enGranada en L936 al inicio de laguerra civil española. En cuantoa Manuel Ramos Otero fue unnarrador y poeta puertorriqueño

-prácticamente desconocido y

no publicado entre nosotros-que vivió y escribió ancha partede su vida en N.Y, y murió en1990, de sida, en Puerto Rico...

José Martí es una desgraciadaausencia de nuestra cúpula óul-tural óPor qué desconocemos tan-to a Martí, usado solamente en

IDionisio Cañas vive entre Nueva

York y Tomelloso.

el trajín nominal de la soneríamodernista? Su libro neoyorqui-no, Vercos libres, wo de nuestroshitos de novedad y el primer textoque plantea los problemas (la fas-cinación y el horror) de la ciudadgrande. Lorca y su problemahomosexual

-potenciado enN.Y.- parece ser el tema quemás interesa y distrae a Cañas quelo trata con acierto.l,o más interesante -por más

nuevo, no por mejor- es el capl-tulo dedicado a Ramos Ote¡o: los

EL MUNDO

problemas del borinqueño en unaurde que,.paradójicamente, le esmás ajena que a otros y el análisisde dos libros, que se queda unocon ganas de leer, El libro de Iamuerte e Invüacón .al polvo, tftilóobviamente (al menos en España)irónico, si lo sabemos escrito porun enfermo terminal de sida.Podrla. habe¡

-. y se citan- más

figuras hispánicas en la cosmópolis(Juan Ramón Jiménez, José More-no Villa, José Juan Tablada, Juliade Burgos) pero [o decisivo es eldescubrimiento en N.Y., en suimagen vital, de maravilla y fango,de horror y delicia. De la mode¡-nidad de hoy, en suma. Un buenlibro.

OJOS AZULESToni Morrison

Trad. Jordi GubemEd B,255 pógs., 1.8M ptu.

Ramón Sánchez Lizarralde

¡/.t on este libro Ediciones B com-| ' pleta Ia edición de la narrariva\,2 de la Premio Nobel 1993. Setrata en este caso de la primeranovela de Toni Morrison, cuya ges-tacidn se prolongó de L962 a 1969,para ver la luz al año síguiente conno demasiada buena. acogida, segrlnla propia autora: no debfan de estarlos hornos blancos para ciertosbollos negros por 'aquellas fechasen Estados Unidos.

El hecho es, vistas las cosas a toropasado, que la presente novela pre-figura ya buena parte de los ele-mentos que distinguhán más ta¡dela obra de Mor¡ison y le propor-ciona¡ián un triunfo inmntestable

De k dtfr,Mlrad dc quererse siendr negrnEl primer libro que escribió la Premio Nobel de Literatura 1993, Toni Morrison

en medio de la conmoción.El principal de ellos, hacer la

literatura de la <negritud> nortea-mericana en medio de un mundoblanco, constituye el eje de estahistoria: la de una niña negra deuna barriada de Ohio, enfrentadaa un espejo ajeno que le devuelveinsistentemente una imagen nodeseada de sí misma. Con objetode mostrar la tragedia de unanegra, naturalmenté pobre, en eseuniverso racista y segregador,Morrison recurre, sin concesionessentimentales, a la indagación enlas raíces de la protagonista:padres, abuelos, amigas, vecinos,condiscípulos, que, mediante suspropias vidas, cruzadas con las deella en algún momento cargado designificación, proporcionan losperfiles de su propia concienciacont¡adictoria.,. En medio de lasordidez y la violencia, del auto-desprecio impuesto por ia ley

general, la pequeña Pecola da endesear algo que para ella consti-tuye el paradigma de la bellezaque no posee: unos ojos azules.

Es este un texto cargado de rabiaoscura, de un odioradical y ciego portodo lo que confor-ma el infierno blan-co para la vidanegra. Incluyendo laforma blanca de sernegro: esa sumisiónque presupone yacata la violenciaprimigenia comopafte del orden ina-pelable de la socie-dad, que desgarra atodo el que recono- ryce su inferioridad en característi-cas inmodificables como el tonode la piel, los rasgos, la memoriamisma del ser negro...

La propia autora, en un desusado

epílogo, hace la crítica de esta suprimera novela encontrando suprincipal debilidad en una estruc-turación un tanto artificiosa quese trasparenta a través de la his-

toria y que perjudicala debida atenciónque ésta merece.Dicho por ella mis-ma, no vamos a dis-cutido nosotros: setrata de un diagnós-tico fundado en elconocimiento y que,además, coincidecon el nuestro, Esen todo caso unaapreciable novelaque se justifica porsí sola y ve incre-

mentado su valor por el hecho defundar una llnea narrativa originaly valiente, que se abre por vez pri-me¡a a un universo hasta ellasegregado de la lite¡atura.

r POESIA

Por un lugar

para el poeta

ANTOLOGIA POAntonio Martfnez

Dip. Albacete, 200 ú5s,Javier Alfa'

I\ esde Teatrc d¿I I f19eT hasta EieL, iünk irsss¡ i.mco de la obra poéticnio Martínez Sar¡ión1939), trazando rmaprogresión desde la r

vocación de los primrno exentos de rura ciesometida a lo que eentendía por moderníuna expresión cada vecentrada, trágica ercasos, y de una admteridad. Sarrión iniciógue de su carera p(la somb¡a de una anlcutible pero que veníatensión de dejar de ladcuada la preocupacidrpglltica que había caa una gran parte deespañola de la época yr¡na nueva estética, mty comprometida, que FIo impracindible detriüalidad. El empeñopoco o en nada, a pesaque se formó: el antólque escasos años antesclmado como indisprmás rieuroso de [m orhistórim+i.'l;c*'' - -¿' iriápélablemente a qü(ran versos fuera de I

de un realismo crftisdescabelladamente aplipoético. Y asf se pasó r

ma a otro.Para quienes tenían

ver y oldos para escuchmas incluidos de S:aquella antología dejaque alll habfa algo másde llamar la atención.mas de Sarrión tenfaninconfundible que revelmás allá de las modas.él una nota de amargahumor punzante y denwelto en un lirismocasiones alca¡zaba unbelleza. Los libros posthicieron más que conlqüenes leyeron enton,poeta, qüenes üeron ede los continuadores nde la gran tradición de

-española que arranca dMadrado, no se equivclectua de la bella ansu obr4 que aparece c(resante prólogo de JüGea, nos permite.seguyecloria apasionante qrde los primeros poemel automatismo y un d,al flujo de la concierguen momentos muyhasta la amarga disprlos últimm poemas, eta'reflo<ión sobre lotemas ----€l amo¡ laalcarzan una angustiarsión existencial.

Poeta, excelente prorestá su magnÍfico D¡alsu autobiográfico /rcompiores*, tÍadud.de un lenp¡raje raro poza y flexibilidad en est<de degradación de ftMartftrez Sarrión se Itido en una figura icapillas y sectas. Hamejor de su obra a sola oontracorriente. Conla verdadera literaturá.