HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A. · Ilustración de Portada: Obra del pintor venezolano Néstor...
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HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Ilustración de Portada: Obra del pintor venezolano Néstor Betancourt.
Primera Edición Edición Electrónica en colaboración con Free-Ebooks.net
ISBN: 980-6608-01-3
Depósito Legal: 772200280069
Hecho en Venezuela
Dirección de contacto con el autor: [email protected]
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DEDICO
A Marlene, quien con su entrega, cuidando de mí, me dio calidad de tiempo para terminar
estos textos…
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…El futuro que se perfila, sean cuales fueren los arreglos
que se hagan, no escapará al imperio creciente de la incertidumbre…
Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (2010)
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Contenido
Introito (p.8)
PARTE I
CIENCIA, SOCIEDAD RACIONALISTA Y MODERNIDAD
1.- La ciencia en la modernidad (p.28)
2.-La ciencia entre el orden y el desorden (p.45)
3.- La sociedad racionalista de saberes en la modernidad (p.61)
4.- Las modernidades (p.71)
PARTE II
MODERNIDAD, INTER-MODERNIDAD Y TRANS-
MODERNIDAD
1.- Modernidad (p.91)
2.-Inter-Modernidad (p.103)
3.-Trans-Modernidad (p.106)
4.- La semiótica en lo inter-transdisciplinario (p.111)
PARTE III
EL HOMBRE Y LA MODERNIDAD
1.-Gadamer y su visión de Occidente (p.127)
2.-La crisis del hombre moderno (p. 140)
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3.-La muerte y la soledad del hombre moderno (p.144)
4.-El hombre moderno en el miedo liquido (p.150)
PARTE IV
FILOSOFÍA DE LA HIPERMODERNIDAD
1.-Hiper-Modernidad (p.152)
2.-Sociedad hiper-consumista (p.159)
3.-Sociedad hiper-violenta (p.162)
4.-Sociedad hiper-neoliberal (p.163)
5.-Sociedad Hiper-socialista (p.164)
Conclusión teorética (p.170)
Referencias Bibliográficas (p.176)
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Introito
Para entender la hiper-modernidad en el marco de la disciplina científica se
tiene que partir de una comprensión de los conceptos y los términos técnicos que
hacen de ella un campo factible de estudio.
En un contexto de la ciencia, cada término tiene un sentido bien definido
para expresarse; no surge como con un lenguaje oscuro y sin sentido; la ciencia
utiliza el lenguaje de una manera especial y peculiar. En una breve expresión el
científico puede referirse a cosas que requerían una amplia conversación en el
lenguaje de cada día. Sus oyentes le responden con gran precisión y uniformidad.
El alcance y la exactitud de la predicción científica excede cualquier destreza
cotidiana: el uso que del lenguaje hace el científico es extraordinariamente efectivo
y eficaz. Lo que distingue el comportamiento científico del que no lo es, consiste,
junto con una observación sistemática, en este uso peculiar del lenguaje.
Ciencia, en tal sentido, tiene como significado el hecho de ser una actividad
humana permanente, la cual no posee sentido único, pues conserva los
significados que le han prestado las distintas atmósferas culturales en que se han
manifestado. La acepción etimológica scientia, con su significado muy amplio de
un saber con notas que simplemente lo distingue de la ilusión o de la imaginación,
se ha restringido al concebir a la ciencia como conjunto de conocimientos
organizados y sistematizados, pero en nuestros días se ha restringido aún más
esa acepción, conceptuando como ciencia exclusivamente la ciencia exacta y la
ciencia natural. Recuérdese que el filósofo alemán Immanuel Kant inquirió
solamente por la posibilidad de la matemática y de la física. Por nuestra parte,
adherimos a la concepción de la ciencia como todo sistema organizado de saber
crítico que conduzca a un conjunto de conocimientos estructurados.
Desde esta percepción, la ciencia, en el escenario hiper-moderno, es una
sistematización del conocimiento positivo, o de lo que ha sido tomado como tal en
las diferentes épocas o lugares; la vida de la ciencia se nutre de la exploración y
de la estimación de la evidencia. Los resultados muertos o aislados se presentan a
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la mitología de la ciencia popular, y la ignorancia del método lleva a la concepción
de que la ciencia es un nuevo sistema de dogmas que deben ser aceptados a
nombre de la autoridad de un nuevo sistema de sacerdotes denominados hombres
de ciencia.
Como expresara Bertrand Russell (1956), “…la ciencia, como su nombre lo
indica, es, primordialmente, conocimiento; convencionalmente, es conocimiento de
una cierta clase, la clase, a saber, que busca leyes generales que relacionan un
número de hechos particulares. Sin embargo, gradualmente, el aspecto de la
ciencia como conocimiento, está siendo arrojado a un segundo término, por el
aspecto de la ciencia como el poder de manipular la naturaleza” (p.44).
A todas estas podemos resumir que la ciencia, en ese ámbito hiper-
moderno, se conforma en las siguientes realidades conceptuales: Mentalidad
ética, donde los sujetos pertenecientes a este tipo ven a la ciencia como un
instrumento, como una herramienta para alcanzar los objetivos éticos; la
Mentalidad estética, donde los sujetos de este tipo ven a la ciencia como un fin en
sí misma, los mueve la satisfacción de alcanzar el conocimiento; y la Mentalidad
Metafísica, donde los sujetos de este tipo ven en la ciencia un recurso para
abordar problemas metafísicos.
A grandes rasgos, la ciencia en el ámbito hiper-moderno, se comporta como
un conocimiento teórico, no práctico, ontológico, no axiológico, verdadero, no
opinable, objetivo, no conciencial, y sistemático, no enciclopédico. En la hiper-
modernidad la ciencia no se presenta práctica, porque como ciencia que sirve para
manipular “algo” directamente, su utilidad surge con la combinación de los
elementos cognoscitivos que se vayan descubriendo; no es axiológica porque su
interés no es buscar valores en los conocimientos descubiertos, sino su
descripción y explicación en una realidad temporal determinada; es
calificablemente verdadera porque surge como adhesión de conceptos y
fundamentos exteriores, no forjados en la opinión o cultura del investigador; y es
sistemática, porque cumple un ciclo continuo de procedimientos para verificarse y
probarse.
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La ciencia en la hiper-modernidad es compatible con variedad de estados;
variedad de dos tipos: pluralidad de estados de indiferencia y pluralidad de
preferencia de los estados; en concreto: conocimiento de lo universal y necesario.
La ciencia, como conjunto de cosas que estará en un estado científico si está en
estado universal y necesario; esto no es más que estados propios de lo científico,
algo así cual el estado cristalino de la realidad. Una realidad que pudiera estar en
estado no científico, aunque bien determinado en su ser.
Desde un punto de vista histórico podemos resumir el desenvolvimiento que
lo científico ha tenido en la hiper-modernidad:
Es conocimiento teórico, estructurado según los modelos de principio y/o
causa y/o elemento y/o abstracto; buscando la condición de lo universal y
necesario, en acepción a lo verdadero (verdad óntica y lógica); basada esta
verdad en las posibilidades humanas de actitud, instalación, hábito y
método, y unificando todo en razón a la naturaleza humana de tipo
individual;
Es conocimiento teórico, estructurado según los modelos de principio y/o
causa y/o elementos y/o abstractos, con predominio de la causa; está
estructura en condición de lo universal y necesario, con una verdad óntica
y lógica sometida a la verdad de la revelación; basada, dicha verdad, en
las posibilidades humanas de actitud, instalación, hábito y método, y
unificando todo por una supernaturaleza humana de tipo individual social.
(El individuo científico es miembro obligatorio de la Iglesia única, la
católica);
Es conocimiento teórico y/o técnico, estructurado según los modelos de
principio y/o causa y/o elementos y/o abstractos y/o constructos; bajo
condición de lo universal y/o necesario, con una verdad óntica y lógica y/o
trascendental, basada en las posibilidades humanas de actitud, instalación,
hábito y método. Todo ello unificado por una supernaturaleza humana de
tipo individual;
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Es conocimiento teórico, estructurado según los modelos de principio y/o
causa y/o elemento y/o abstracto y/o constructo, con predominio creciente
de los modelos de principio y/o constructo; imbuido en un modo universal y
necesario, con una verdad de tipo trascendental, basada en las
posibilidades humanas de instalación y método; y siendo unificado el
conocimiento en razón de una supernaturaleza humana de tipo social; y
Es conocimiento técnico, estructurado según el modelo de constructo, bajo
el modo de universalidad estadística y necesidad probabilística; buscando
una verdad de tipo trascendental-técnico, basada en las posibilidades
humanas de instalación en laboratorio y método operacional, unificándose
en razón a la supernaturaleza humana representada por la Sociedad
Ahora bien, en la hiper-modernidad se da la necesidad de fortalecer un
método; este, en acepción de Fingermann (1982), se muestra como una
herramienta de exploración y contacto con cualquier objeto que se propone la
investigación del hombre de ciencia, siempre su finalidad consistirá en descubrir
una verdad o bien demostrar una verdad ya descubierta. Esta doble finalidad no
puede lograrse obrando a la aventura y al azar. Como los hechos, objeto de
estudio, forman una madeja sumamente complicada y confusa, es menester
proceder con cierto orden para lograr poner en ellos la claridad necesaria. Se
denomina método, justamente, a la serie ordenada de procedimientos de que se
hace uso en la investigación científica para obtener la extensión de nuestros
conocimientos. “El método presenta, por lo tanto, dos partes: una de ellas se
ocupa de ordenar los conocimientos, agrupándolos en sistemas coherentes. Es el
método sistemático. La otra parte trata de extender nuestros conocimientos
mediante el descubrimiento de nuevas verdades. Es el método inventivo…El
método sistemático estudia las formas en que se ordena , en un todo coherente,
una serie de conocimientos de manera tal que resulten claras las relaciones y las
dependencias recíprocas de las partes componentes del todo. Para lograr este
propósito el método sistemático se vale de la definición, de la división y de la
clasificación, que nos proporcionan las normas para determinar con exactitud el
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contenido y la extensión de los conocimientos científicos…El método inventivo,
por su parte, tiende a extender el campo de nuestro saber por nuevas
adquisiciones. Estas adquisiciones se obtienen pasando de lo conocido a lo
desconocido, en dos formas diferentes: 1º Mediante la búsqueda de las
consecuencias que se pueden derivar de un principio general, es decir, la
investigación de efectos desconocidos de causas desconocidas. Es el
procedimiento deductivo. 2º La segunda forma consiste en buscar el principio a
que obedece una consecuencia, es decir, la causa desconocida de un efecto
conocido. En este último caso ascendemos desde los hechos hasta descubrir la
ley: se trata del procedimiento inductivo” (Pp. 173-174).
Ahora bien, estas apreciaciones, que más que un intento de definición son un
esfuerzo por delimitar la acción técnica y operativa del método, están inmersas,
por definición histórica, en el marco de la Modernidad, por lo cual el mecanismo
instrumental más idóneo es el método hipotético deductivo, del cual se logra
extraer gran cantidad del interés informativo que aspira develar una Ciencia en
forma sistemática, universal y verdadera.
El método hiper-modernizado, se comporta como el instrumento de
expresión de la comprobación científica, la cual partiendo de aspectos formales
(antecedentes ya establecidos), va ordenando y dándole coherencia al fenómeno
de estudio en un razonamiento que parta de principios (axiomas, postulados y
definiciones) y teoremas, hasta converger en procedimientos perceptibles e
instrumentales, que hagan posible la explicación, descripción y conclusión, de
objetivos preestablecidos. Estos procedimientos se conocen como deducción,
inducción y analogía.
Ahora bien, ese método que se asienta en la incertidumbre y sus
movimientos, asume un manejo directo de la incertidumbre, delimitando las
contradicciones y las teorías que mueven los epicentros de las temáticas de
interés científicos y que el hombre moderno encara en su complejidad y variedad
temática.
Desde un aspecto general, la ciencia y su método, son las herramientas para
encarar la realidad desde la percepción de hiper-modernidad; ésta es abordada en
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el presente texto desde sus diversas bifurcaciones epistemológicas, siendo, en un
criterio científico-analítico, una conciencia crítica que niega lo instituido para
postular un nuevo orden de plenitud; percibe lo moderno como la creación de algo
que se supone superior a lo existente.
Desde un plano ontológico, la hiper-modernidad tiene como característica de
conocimiento que abarca la exploración de las organizaciones piramidales, en
donde prevalece la jerarquía de unos pocos y las líneas verticales de mando; se
sigue con mayor rigor los postulados de Newton y Descartes, en cuanto a que el
mundo está inmerso en coordenadas masa-espacio-tiempo; la ética se sigue
debiendo a la obediencia, o el reino de los “subalternos sumisos”; la racionalidad
aparece orientando la instrumentalización de lo formal como procedimiento para
alcanzar el conocimiento; el sujeto es disciplinado, amoldado a perfiles de cargo y
rangos preestablecidos para la inserción en la sociedad ( comunidad autómata
guiada por las leyes); se le da importancia a los fundamentos de la historia, la
visión social de progreso y la valoración de las utopías como ideas posibles; se da
un manejo del discurso cuantitativo y cualitativo, que observa la realidad a través
de lo palpable y rígido, con preponderancia a calificativos de óptimo, objetivo,
verificable, observable, entre otros; pero a su vez se profundiza teóricamente en
las cosas sensibles; y se da la creación de una unidad cultural e ideológica en
razón de las ideas de racionalidad y objetividad de principios.
Aunado a estas características, en razón de las cuales necesariamente se
ven identificadas gran parte de las investigaciones, se desenvuelven en razón de
tres modelos, o paradigmas del pensamiento; estos modelos están integrados en
dos formatos de explicación que son lo epistemológico y lo metodológico. Estos
formatos de explicación se encuentran materializados en el racionalismo analítico,
el cual se vale del método hipotético-deductivo; la contradicción dialéctica, como
elemento de interpretación de la realidad, a través del método histórico-dialéctico;
y la teoría epistemológica de la estructura social, bajo patrones de métodos
estructurales que vayan más al enfoque institucional del sistema que a visiones
metafísicas del lugar del hombre y la naturaleza.
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Ahora bien, el estudio de los fenómenos de la sociedad en la hiper-
modernidad, se enmarca en los modelos analítico y sistémico, pero a pesar de su
carácter estricto y racional, se introduce el factor dialéctico como aspecto
necesario para interpretar el fenómeno y poder ensamblar los alcances
epistemológicos y metodológicos de la modernidad, con el aspecto de novedad de
la teoría postmoderna. En este sentido el modelo dialéctico es el más adecuado
para propiciar un análisis en términos objetivos, pero con la posibilidad de puntos
de vistas cualitativos que sin duda presentan más de cerca la posición y reflexión
del investigador.
En un aspecto significativo, la hiper-modernidad se ajusta al escenario de la
postmodernidad; ésta es un nuevo orden civilizatorio, una nueva época, que deja
de valorar las coordenadas masa-espacio-tiempo, y comienza a percibir el mundo
a través de las coordenadas tiempo-espacial, y símbolo, en el cual se da el
movimiento sin desplazamiento. Surge el individuo que se observa así mismo y
busca la realización individual, dejando a un lado el concepto de “persona”, que a
pesar de ser amplio y profundamente identidad del hombre con la naturaleza, no
dejaba de ser más que una expresión de utopía y excusa para la búsqueda de un
progreso como meta que era evidentemente inexistente. La postmodernidad es
más realista, su instrumento ideal es la comunicación, dándole la oportunidad a los
sujetos de ser participativos y deliberantes, así como organizándose en sistemas
de interconexión, o redes, dejando a un lado los esquemas estructuralistas y
piramidales del modernismo.
De lo postmoderno se valen los nuevos estudios educativos, entre ellos los
análisis éticos del filósofo español Fernando Savater, de las dimensiones
generales axiológicas de cómo afrontar la realidad del entorno social, político,
económico y cultural. Partiendo de la idea del hombre como centro del universo,
el cual se encuentra ante realidades post-colonial, post-capitalista, post-
imperialista, post-patriarcal, post-ideológico, post-confesional e interreligioso, y
post-socialista; alcanzar una racionalidad dialógica, donde lo verdadero es el
símbolo, cambiando el discurso objetivo y formal, por un discurso cualitativo y
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subjetivo, sin menospreciar la dinámica real de las situaciones formales del
sistema.
Volviendo a la caracterización del método hipotético-deductivo, que viene de
la modernidad y se radicaliza en la hiper-modernidad, en su esencia es un método
de análisis racional, de perspectiva de lo general a lo particular, y con una
renuente acción de análisis hacia las cosas contradictorias. La razón lógica del
método, en su entorno moderno, es el análisis bajo la concepción real de hechos
objetivos verificables y comprobables. En razón de estos últimos argumentos,
valdría destacar la diferencia entre demostración y verificación que existe no sólo
en el pensamiento moderno, sino en el pensamiento de tendencia postmoderna.
Las ciencias formales, a todas estas, donde se hace uso del método
hipotético-deductivo, demuestran o prueban; las ciencias fácticas verifican
(confirman o disconfirman) hipótesis, que en su mayoría son provisionales, así
como la demostración es completa y final, la verificación es incompleta y por ello
temporaria. El método hipotético deductivo se caracteriza por ser positivo, sus
argumentos están ordenados y determinados por la búsqueda de las causas que
explican el fenómeno; por valerse de hipótesis temporales para definir sus líneas
de estudio; por ser objetivo, interpreta la verificación y demostración de
fenómenos, como idea real de lo estudiado; por ser propio de las ciencias
naturales, aunque las ciencias sociales lo han adoptado como mecanismo
alternativo que logre estandarizar los resultados a esquemas rígidos, dado que las
ciencias sociales tiende a confrontar divagaciones y gran cantidad de escenarios
posibles; por valerse de técnicas confiables, mesurables y comprobables; por
privilegiar la información cuantitativa; por formalizar la hipótesis en fases
operativas; por privilegia lo empírico; por valerse de la teoría como base
explicativa, mas no como componente de autoridad para argumentar
conclusiones; y por integrar lo político-social en lo económico-administrativo.
Estas características, en ese proceso particular de ensamblar las líneas
técnicas de investigación, serán transformadas en razón de una orientación y
sentido, más revalorizadora de lo cualitativo como principio y fundamento; la
objetividad se relega al campo de los procedimientos, mas no a los conceptos
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propios de interpretación de la realidad y del entorno en donde está inmerso el
fenómeno de estudio. Estas líneas técnicas de investigación son: confiabilidad,
credibilidad, validez objetiva, validez subjetiva, hipótesis, variables,
generalizaciones, y racionalidad dialógica.
El método en la hiper-modernidad, tiene un sentido de orden que se adopta
en las actividades necesarias para llegar a un fin determinado; si recurrimos a las
reflexiones de René Descartes, se tiene que el método es el “camino que se ha de
seguir para llegar a la verdad en las ciencias”. La importancia de la utilización del
método el estudio de fenómenos educativos, radica su evidente efecto de
disciplinar el espíritu, excluir de las investigaciones el capricho y la casualidad,
adaptar el esfuerzo a las exigencias del objeto, y determinar los medios de
investigación y el orden de ésta.
La ciencia en la hiper-modernidad, como ya se ha delineado anteriormente,
es una creencia razonada que supone en su comienzo un estado en que el
espíritu suspenda todo asentimiento a las certezas espontáneas, y renuncie a sus
prejuicios, a fin de no ceder sino a la evidencia de la verdad. Allí convive con la
duda metódica la cual da a entenderse la crítica, la cual debe ser universal, sin
miramientos, todas las certezas espontáneas, aún aquellas que parezcan menos
infundadas, descubriendo los postulados secretos o implícitos que tantas veces
influyen, ignorándolo nosotros, en nuestras creencias y nuestras convicciones.
En cuanto a lo cualitativo, se destaca que afecta al espíritu lo mismo que al
cuerpo. Su definición es difícil, pero puede extraerse la idea de que surge como
expresión, citando a Aristóteles, de una manera de ser que afecta a las cosas en
sí mismas; lo cualitativo se nos presenta en dos dimensiones: primero, las
cualidades primarias y secundarias; y segundo, la visión esencial dividida en
Disposición o hábito, Potencia e impotencia, Cualidades posibles y pasiones, y
Figura y forma.
En el contexto hiper-moderno, expresa Régis Jolivet (1967), el “movimiento”
no es, propiamente hablando, una cualidad, sino que pertenece, por reducción, a
la categoría del lugar. De la misma manera, la extensión se reduce a la cantidad.
Según nos indica Régis Jolivet (ob.cit.), no es posible, definir la cantidad, que es
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un género supremo, solamente es posible describirla. Empíricamente, ella es el
dominio de lo grande y de lo pequeño, de lo que se mide u ocupa un espacio y es
divisible. Partiendo de estas observaciones, se dirá, filosóficamente, que la
cantidad se caracteriza ante todo por la divisibilidad interna, es decir, por el hecho
de formar un todo compuesto de partes homogéneas.
Lo cuantitativo, por su parte, en esa misma hiper-modernidad, es lo que
podemos abstraer en proporción absoluta de la realidad; no aparece en el marco
de grandes extensiones de divagación, está allí como se muestra. Su espacio es
lo que representa, aunque al profundizarse tienda a ser parte de otros elementos
y sustancias. Partiendo de esta aseveración, encontramos características muy
remarcadas de lo cuantitativo: 1.- Tiene divisibilidad interna, es decir, forma un
todo compuesto de partes homogéneas; 2.- Es mensurable, es decir, supone la
pluralidad de partes, por lo cual es medible en cantidades absolutas o
fraccionadas; 3.- Tiene extensión espacial, que implica la extensión interna que es
efecto de la exterioridad de las partes por relación de unas a otras; y 4.- Tiene la
propiedad de la impenetrabilidad, que resulta del hecho de que las partes del
espacio están ocupadas por las partes del cuerpo.
A manera de resumen, de lo cualitativo y cuantitativo, Régis Jolivet (ob.cit.),
nos dice: “El problema que plantea el cambio cualitativo es el de saber cómo una
cualidad que de sí es indivisible, puede participar en un movimiento (o paso de un
contrario a otro), que es esencialmente divisible. La solución más obvia consiste
en decir que la cualidad no está sujeta al movimiento y, por lo tanto, a la
multiplicidad y divisibilidad, sino en razón de la cantidad, que es un sujeto
inmediato. No obstante, parece que esta observación no basta, porque la cualidad
es, sin duda, susceptible a cierta medida. En efecto, muchas cualidades tienen
relación con otras contrarias (u opuestas en el mismo género): blanco y negro,
pesado y ligero, claro y oscuro, dulce y amargo; y de un contrario al otro, grados
insensibles van formando una especie de continuidad móvil. Por otro lado, las
cualidades parecen también susceptibles de múltiples combinaciones, que
producen cualidades intermedias o específicamente diferentes...”. (Pp. 318-319).
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A grandes rasgos, la mente humana es lógica en estructura de pensamiento,
pero a su vez es sensible por la condición natural de ser el hombre censor de los
latidos diarios del “dolor de vivir”. Ello da a la existencia humano dos formas o
patrones de manifestación: por un lado, la vida interior que es considerada la
válida y la que trasciende (un existir inmortal); por otro, la vida exterior o superficial
que es la que a diario requiere de la planificación para darle hechura al medio y a
las ideas de transformar ese medio.
En tal sentido, la vida superficial mira hacia fuera y se nutre de la apariencia
de las cosas la vida interior, por su parte, es vaga e imprecisa que presiente
dentro de sí misma un nivel superior de realidad. Cuando predomina la visión
extravertida, intereses y preocupaciones que se encuentran en el mundo que lo
rodea; el hombre no es más que el fariseo capaz únicamente de un
entendimiento literal. Un ser en estado de sopor, que elogia, que teme, que
presume y que sólo actúa por la satisfacción del mérito o la alabanza.
El pensar, ante estos argumentos, es el único camino que se puede
acometer valiéndose de un método que por la vía de la información adecuada y la
retroalimentación de elementos claves, logra un control sostenido sobre los
mecanismos propios de la naturaleza. El pensamiento puede ser considerado
desde dos puntos de vista: 1° Como la actividad, como la acción por la cual el
hombre puede entender lo que tiene enfrente de sí: las personas, las cosas, las
relaciones que entre éstas se dan. El hombre puede, igualmente, dotar de
significado a lo que le rodea, puede también captar sentidos en lo que se le
presenta. Todo lo anteriormente mencionado indica que el hombre, al pensar, no
solamente es pasivo, no solamente recibe las impresiones sensibles de lo que lo
rodea; 2° Como el resultado de esta actividad intelectual del hombre. En este
sentido podríamos decir que los productos de su acción constituyen los
pensamientos; de tal suerte que el hombre, cuando formula un juicio, cuando
elabora un razonamiento, lo lleva a cabo mediante pensamientos
Ahora bien, ese pensamiento, y esos resultados plurales del pensar,
enmarca en el ámbito científico la capacidad de razonamiento. Las ideas y
conceptos se combinan en el campo teórico del pensamiento y producen nuevos
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conocimientos. Esta es la función del raciocinio, su rasgo esencial por excelencia.
En consecuencia, la racionalidad en la ciencia implica que ésta forme un sistema-
problema congruente, con base lógica, sin contradicciones internas. Esta
estructura concatenada lógicamente permite hacer de la ciencia un sistema-
problema teórico, único y diverso, que refleje la variedad y unidad del mundo real
en cada uno de sus estratos.
De estos principios emerge la cibernética como enfoque que guía y controla
el desarrollo de las relaciones entre las partes, propiciando intercambio e
interdependencia, pero sobre todo auto-organizándose en razón de las
conclusiones de sus juicios y aproximaciones teoréticas. En líneas generales, la
visión cibernética es apreciada en el área de planificación en tres estadios
fundamentales: 1.- La información en bruto por procesar; 2.- El análisis y la toma
de decisión en razón de esa información procesada; y 3.-La ejecución de las
decisiones, retroalimentándolas en miras a volver a comenzar el ciclo del proceso
y obtener nuevas perspectivas de análisis que den con nuevas decisiones.
Es el proceso continuo de revisión y evaluación de las ideas planificadas. Se
parte de la racionalidad como base y se va hilando en razón de los elementos
sensibles y materiales que en su camino hacia metas y objetivos, encuentra el
proceso de planificación. En un sentido más teórico, se ha de considerar que el
término cibernética “proviene del griego kyberneees (“timonel” o “gobernador”), fue
aplicado por primera vez en 1948, por el matemático estadounidense Norbert
Wiener a la teoría de los mecanismos de control.
Otro termino que surge en la hiper-modernidad es la idea de los hyperciclos
es que gracias al nivel de relaciones que alcanza, logra auto-organizarse, creando
sus particularidades que luego integrará en un sistema propio adaptado a los
cambios de esas ideas enlazadas que llamamos paradigmas.
A partir de 1939, Ilya Prigogine, quien centró sus trabajos sobre la segunda
ley de la termodinámica (según la cual el desorden se incrementa en un sistema
cerrado, sea cual sea su naturaleza, y donde la energía utilizada desaparece),
llega a la conclusión de que el “hombre es un ser de transición, no una realidad
acabada. El conocimiento del mundo no se fundamenta en la reproducción de un
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modelo del mundo; el conocimiento requiere la construcción de un nuevo mundo.
No podemos predecir el devenir del mundo, sujetar el futuro a una fatalidad
determinada o aproximadamente probabilística. Debemos crear el futuro si
pretendemos anticiparlo.
En fin, el mundo es un caos que constantemente se va ordenando y
desordenando. El caos es imprevisible por naturaleza, ya que sería necesario,
para preverlo, disponer de una cantidad infinita de informaciones. El pensamiento
Sistémico aparece identificado con un objeto en desorden que se relaciona con
otros objetos, hasta alcanzar una estrategia en conjunto que lo haga un Todo, que
viene a ser un orden. La cibernética se comporta como el regulador de información
que permite al pensamiento sistémico predecir ciertos escenarios en donde el
caos pueda prevalecer, aunque, como ya se ha dicho, ello es difícil dado la
cantidad de datos que es necesario conocer para acercarse al accionar del caos.
En este aspecto Arthur H. Compton (Premio Nobel de Física, 1927), resume
la cuestión fundamental de la moralidad en tiempos de modernidad, la cual se
puede extrapolar a la percepción hiper-moderna hoy día; dice Camptón que la
“…moralidad se ha convertido en una ficción y la vida ha perdido todo significado
humano. Se nos puede llevar a ver una Suprema Inteligencia, operando en la
vasta máquina que llamamos Universo, a la cual podemos denominar Dios. Pero
los hombres se han convertido, no en sus hijos, sino en sus juguetes, incapaces
de hacer nada que no se le haya obligado a hacer”.
Esta percepción se une a la idea de sir Issa Newton, para quien un hombre
de época (entiéndase hombre moderno), es un ser inteligente que, en un momento
dado, conociera todas las fuerzas que animan a la Naturaleza así como las
posiciones relativas de los seres que ella comprende, incluiría en una sola fórmula,
si su inteligencia fuese suficientemente capaz de analizar tales dato, los
movimientos de los cuerpos más grandes del Universo y los del átomo más ligero.
Nada sería incierto para él: tanto el futuro como el pasado estarían presentes a
sus ojos.
Esta percepción de Newton es reflexionada por Compton, argumentando que
de acuerdo con ese punto de vista, el hombre no ejerce en verdad absolutamente
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ningún dominio sobre sus acciones, no importa qué pueda sentir respecto a su
propia libertad. Al hombre no contar con su autodeterminación es evidente que no
cuenta con la “moral de su existencia” y por lo tanto es presa de cualquier acción
en contra de su voluntad y deseo.
El asunto de la moral está vinculado directamente con la hiper-modernidad,
en razón de que una de las premisas que describe los nuevos tiempos es la falta
radical de moral y valores; esto da, en consecuencia, que el hombre pueda
concentrarse en sí mismo, asumiendo la búsqueda necesaria de una libertad
suprema, al estilo clásico, en donde el valor de la libertad depende del uso que
hagamos de ella.
Otro asunto que influye en la hiper-modernidad, es la revolución en el área
de informática, introducida por Microsoft, en la década de los noventa ha
despertado el interés de propios y extraños; no se trata simplemente de un
negocio, sino de una “revelación” del poder de la capacidad humana para dominar
la técnica y con ello los procesos y fundamentos de la civilización contemporánea.
Lejos de ver a Bill Gates, fundador de Microsoft, como el iniciador de una
revolución tecnológica que ha monopolizado el implemento de software, hay que
entender el asunto como el cambio hacia un nuevo paradigma: la era digital.
Imaginar el mundo hoy día sin el apoyo de la técnica sería, sin duda,
presagiar incomodidad, lentitud, ineficacia, desorganización, en fin un caos total.
La técnica nos ha permitido autodefinirnos y perfeccionarnos, incorporando a la
“razón vital”, el instrumento idóneo de ejecución de nuestro pensamiento. Friedrich
Rapp, en su obra clásica “Analitische Technikphilosophie”, nos dice que “…la
técnica moderna fue introducida para aliviar la existencia y, por otra, en virtud de
su carácter concreto, objetivo, y a causa de los principios del desarrollo funcional
técnico, que en última instancia se encuentra en la estructura del mundo físico, ha
creado una serie de nuevas limitaciones a la libertad de acción humana. Como el
hombre, en tanto ser natural, depende siempre del dominio de su entorno físico y
los aportes deseados sólo son obtenibles mediante una adecuación a los
respectivos procesos técnicos, aparecen ahora las legalidades objetivas en lugar
de las anteriores limitaciones. De esta manera, se ha eliminado en gran medida la
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fatiga del trabajo físico; pero el precio de ello consiste en la adecuación a los
principios de la acción técnica y en los efectos de enajenación que
necesariamente implica” (Pp.175-176).
Por su parte, Herbert Marcuse (1964), concluye que la sociedad
unidimensional, desde un punto de vista de análisis cerrado y crítico, refuerza, a
través de la técnica, la dominación y por ende la idea de una conmoción radical
del mundo, desvaneciéndose en el deseo de una evolución no explosiva. De este
modo, todo aquello que intente la técnica para mejorar la vida en nuestra
sociedad, es una tendencia a conciliar los extremos. Marcuse se pregunta: ¿Tal
sociedad puede impedir toda transformación cualitativa en un futuro inmediato?
¿Existen fuerzas capaces de hacerla estallar? La historia ha demostrado que la
técnica se ha erigido instrumento de dominación de un sistema que doblega las
posibilidades de reaccionar, por la inevitable dependencia que hacia él tenemos.
Esta visión de Marcuse se sintetiza en tres aspectos: 1.- La sociedad se
esfuerza por mejorar su nivel de vida , sin pensar jamás en destruir el sistema en
que vive, aunque éste ejerza una dominación represiva; 2.- Quien no esté
identificado con el sistema dominante perderá toda comprensión auténtica de la
realidad; y 3.- Habiendo perdido la sociedad el impulso revolucionario y
evolucionando hacia una la ideología de la coexistencia pacífica, es inevitable que
sus posiciones teóricas oficiales sean combatidas por una o varias minorías más
revolucionarias.
Ahora bien, lo que no previno Marcuse era que esa revolución vendría de
una minoría no identificada con bases ideológicas, sino con esquemas
economicistas que abrigarían una nueva percepción del mundo y transformarían
esa dominación represiva en un flujo constante de información y revisión. Ya no se
trata de imponer “puntos de vistas”, sino de multiplicarlos y conectarlos, a efecto
de crear una retroalimentación que mueva más ágilmente el cuerpo de
conocimiento en el desenvolvimiento de sus variables.
Es una “nueva era”, tiene como características “actuar de puente entre los
nuevos conocimientos, como los descubrimientos científicos, y las concepciones
milenarias de algunas antiguas civilizaciones hacia las cuales los occidentales
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siempre habíamos dirigido una mirada prepotente y despreciativa. La técnica nos
ha acercado a la sustancia del conocimiento, a eso que Gates llama “un nuevo
espacio universal de información compartida.
Esta nueva realidad nació con la máquina, lejos estamos de aquellos
visionarios que desde el año 4000 a. C., diseñaron el ábaco, instrumento formado
por un conjunto de cuerdas paralelas, cada una de las cuales sostenía varias
cuentas móviles, usadas para contar; o de Howard Aiken, quien en 1944 concluyó
un computador electromecánico, el Mark I, que sirvió para crear tablas
matemáticas, mediante la ejecución de una secuencia de operaciones aritméticas;
o de la revolucionaria invención, en 1971, de los primeros microprocesadores, los
cuales por la vía de circuitos integrados en una sola pastilla de silicio, podían
realizar operaciones fundamentales de almacenamiento, procesamiento y
ejecución de instrucciones. Estos hechos son ya parte de la historia clásica de la
técnica informática, de ello aprendemos que esta revolución tecnológica devino de
un proceso de ensayo-error que culminó con una propuesta avanzada de
minimización del proceso de instrucciones para dar paso a sistemas más
integrales, sensibles y rápidos.
Bill Gates, ha denominado esta nueva era como “digital”. Todo este conjunto
de nuevas máquinas y programas avanzados en interacción, viene a ser como el
sistema nervioso humano. El sistema nervioso biológico dispara los reflejos que
nos permiten reaccionar prontamente a los peligros o las necesidades. Nos
proporciona las informaciones necesarias para valorar las opciones disponibles y
elegir. Así mismo, se comporta la técnica informática, construida por los “procesos
digitales mediante los cuales la compañía capta lo que hay en el entorno,
reacciona en consecuencia, detecta los retos de sus competidoras y las
necesidades de sus clientes, y organiza inmediatamente sus reacciones.
Para Gates el Sistema Nervioso Digital (SND), es la nueva opción para los
negocios en el siglo XXI, ya lo importante está construido (equipo físico y lógico,
combinado y conectado en red), lo que hay que agregar es la riqueza de
información que cada organización maneja en función a sus intereses, a efecto de
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que la haga fluir hacia sus trabajadores para que se revierta en revelaciones y
colaboración en miras a mejorar el rendimiento de la empresa.
El Sistema Nervioso Digital, nos acota Gates, tiene como finalidad motivar
una reacción concertada del personal, con el fin de implementar estrategias
organizacionales que haga posible la adaptación al cambio y la adopción de la red
como vía necesaria para mantener una comunicación más directa y efectiva a la
hora de evaluar posibilidades para la toma de decisión. La conexión del SND se
da en razón a un círculo constante entre operaciones básicas de la organización,
estrategias y respuestas a los imprevistos, y la interacción con los clientes o
usuarios. Un SND, comprende los procesos digitales que encadenan
estrechamente todos los aspectos del pensamiento y acción de la empresa.
Si bien es cierto que Gates nos habla de un SND, que tiene relación directa
con la acción empresarial de la sociedad contemporánea, no es menos cierto ese
no es el único uso inmediato que tendrá en la nueva era, la proyección es alcanzar
todo tipo de actividad humana en donde la toma de decisión es importante.
Hablamos entonces de un proceso que busca crear la excelencia individual, así
como proporcionar a los miembros de una organización determinada, información
de primera mano para la comprensión del entorno y de los efectos que dicho
entorno puede estar germinando ante acciones que escapan de nuestra
intervención.
Gates ahonda, en sus ideas acerca de la “era digital”, hacia una nueva
cultura organizacional, ya no es la imagen de una organización virtual la que
inunda nuestras apreciaciones, sino la existencia de una gran autopista de
comunicación en donde el Internet asume liderazgo como vía y las
interconexiones, el alcance necesario que cubra y descubra los entretelones de
los negocios en el siglo XXI.
Los presagios de Marcuse, y de muchos otros que vieron en la técnica un
medio de postergación de la dominación, han dado sus frutos. Las pautas
valorativas, nos dice Rapp, que hasta ahora determinaban el actuar del hombre
estaban limitadas a unidades sociales relativamente cerradas y claramente
perceptibles a contextos de acción aprehensibles de manera inmediata. Una
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limitación de este tipo del respectivo contexto era posible mientras los efectos de
las correspondientes acciones efectivamente se mantuvieron dentro de este
marco. Esta ética de proximidad es perfectamente adecuada a los principios
orgánicos de la técnica artesanal con sus relativamente reducidas intervenciones
en el acontecer natural. La técnica moderna, con su transformación sistemática y
amplia de la naturaleza y con sus consecuencias amplias puede ser sólo
dominada mediante una ética de lejanía, cuyas normas de acción toman en
cuenta contextos superiores. Con las concepciones valorativas tradicionales y
firmemente enraizadas y con formas de comportamiento que se han ido formando
a lo largo de un proceso de desarrollo prolongado, no es posible hacerse cargo de
la situación que ahora ha surgido.
Ahora bien, ¿en la hiper-modernidad estamos dominados acaso por la
técnica? ¿Quién nos garantiza que esa ética de lejanía permitirá apaciguar el
efecto que desde ya ejerce la técnica sobre el hombre? ¿Es acaso la indiferencia
una alternativa para cerrarnos al futuro? Muchas interrogantes pueden surgir
acerca del nuevo paradigma de la “era digital”, unas intentando estimular
respuestas que marquen tendencias en contra, otras que desde el plano de la
aceptación pretenden convencer al colectivo de que el flujo de información es lo
que dominará las acciones de los hombres.
Pero es que esa ética de proximidad es la que le ha costado al hombre
desarrollar más ampliamente su fuero interno, se ha contaminado, vive enajenado
y corrompido; las nuevas dimensiones marcan el fortalecimiento de esta
aproximidad, lejos de ser una atribución del “ser político y social”, es una
constante violación del entorno individual, pero qué podemos nosotros hacer si es
que nos hemos definido como elemento de ese SND, que por los cuatro costados
del mundo impulsan el hacer diario de la civilización. Esto lo refuerza Gates
expresando que la idea esencial es que ninguna compañía descanse en la
creencia de que su posición actual en el mercado es algo consolidado. Hay que
reevaluar constantemente; lo bueno sucede cuando están reunidas las
condiciones para que sucedan. Es el alfa y la omega, la filosofía encontrada con el
pragmatismo, el cual bajo el interés mercantilista se llena de todas las esperanzas
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y es capaz de doblegar el idílico sueño de alcanzar la dominación absoluta de
nuestro fuero interno y natural. Seguimos dominados, reprimidos, y ahora,
digitalizados en el amplio espectro de la red.
Todo cuanto se ha delimitado en este introito, es un bosquejo muy global
acerca de un texto que con el título de “Hiper-modernidad”, busca crear nuevos
códigos interpretativos de cómo se afronta la sociedad y la ciencia, una nueva era
cargada de incertidumbre y vacíos estructurales que la colocan endeble, ligera, sin
espacios consustanciados con los valores del ser humano y la naturaleza. Este es
un libro para todos que busca abarcar un todo, pero a su vez es un libro para
irradiar en las sombras los pequeños lunares de ignorancia que nos van quedando
al vivir la existencia de esta manera tan fugas y rápida conque tendemos a vivirla.
Si un mensaje da este texto es que se hace necesario detenernos y mirar con
capacidad de observación hacia dónde estamos dirigiendo nuestra mirada.
Ramón E. Azócar A.
(Dr. Ciencias de la Educación/Catedrático de Ciencias Sociales, UNELLEZ-
VPA.)
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1.- La ciencia en la modernidad
Hay muchos caminos para llegar a la verdad, pero a diferencia de esa verdad
“verdadera”, ningún camino es expedito, todos tienen sus condicionantes y todos
se encuentran con inmensos obstáculos que hacen presentar la búsqueda como
una simple aproximación y no como una acción que busca conquistar la presea de
la objetividad.
En estos últimos tiempos la ciencia, como se irá presentando a lo largo del
presente escrito, ha tenido diversas manifestaciones, desde representar un
cúmulo de conocimientos sistematizados y orientados hacia la consecución de
definiciones puntuales, hasta la concreción con realidades tan punzantes y
dinámicas como el orden y el desorden.
El sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman (1925-2017), en su texto
“Modernidad y ambivalencia” (2005), planteó en su momento que la existencia de
la modernidad obedece “…en la medida en que se bifurca en orden y caos. La
existencia es moderna en la medida en que contiene la alternativa del orden y
caos. Orden y caos, y nada más. Pero el orden no apunta a un orden alternativo
como sustituto. La lucha por el orden no refiere a un combate de una definición
contra otra, a un modo de articular la realidad frente a una propuesta de
competencia. Se trata de una lucha por la determinación contra la ambigüedad, de
precisión semántica frente a la ambivalencia, de transparencia frente a la
oscuridad, de claridad frente a lo difuso…” (p.26).
Bauman (2005), adjudica a la modernidad un tiempo lineal, donde la
modernidad se extiende entre el pasado que no puede perdurar y el futuro que no
puede existir. Describe la existencia de un proyecto inconcluso la civilización
moderna, en el cual no ha sido posible la erradicación de los problemas biológicos
que a través de los genes se transmiten y hacen que algunas etnias humanas
sean más vulnerables que otras y menos agraciadas en el manejo de la razón que
otras. Es decir, la modernidad ha tomado su ímpetu en la visión del superhombre
que creara F. Nietzsche, filósofo alemán (1844-1900), la cual comienza, según
Scruton (1999), con la proclamación de que “Dios ha muerto”; en acepción de
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Nietzsche, se hace necesario construir una nueva modernidad, criticando los
valores tradicionales, donde la doctrina del cristianismo ha contaminado cualquier
acercamiento con la verdad, por lo tanto es necesario renunciar a esas ideas
falsas y concentrar la atención en los valores que abordan la moralidad de una
sociedad fuerte y altamente competitiva, apartando a los grupos sociales débiles y
resentidos que fomentan comportamientos de sumisión y conformismo. Nietzsche
sentencia que la manipulación de las masas populares, solamente engendran
miseria y retraso en el mundo moderno; esa masa popular sin un fondo ideológico
y humano determinado, la califica de manada o muchedumbre, porque se adapta
a las tradiciones y no ve más allá del bosque. Es ante esta realidad que Nietzsche
propone su ideal de superhombre, un ser individualista, utópico y seguro de su
lugar en el Universo, abierto a la confrontación con la tradición filosófica, contra el
dogmatismo difundido por Sócrates, Platón, Aristóteles y la filosofía cristiana;
sobre todo plantea se muestra defensor de una postura que confronte a los
hombres inferiores y a los hombres superiores, siendo éstos últimos los ganados a
perpetuar la existencia humana.
El superhombre de Nietzsche, no se identifica con una clase social, ni con
privilegios que le puedan venir por la tradición, su lugar descansa en el poder de
los genes que garantizan la excelencia, reconociendo una nueva conducta moral,
la cual rechaza la esclavitud, la conducta gregaria de los que siguen normas
morales ya establecidas; los valores morales que sean fieles al mundo de la vida y
que le permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su propia personalidad
y riqueza; el rechazo a lo trascendente (ni en Dios ni en un destino privilegiado
para los seres humanos); su identificación con la exuberancia de la vida, con su
intensidad y magnetismo humano que lo hace portador de un nuevo orden.
Es lo que radicaliza el pensamiento de Bauman (ob.cit.), al encarar la
modernidad como el producto del orden y el desorden. El orden da una civilización
coherente con la preservación de la existencia humana y su control total de la
naturaleza y los seres vivos inmersos en esa naturaleza; el desorden es la
civilización herida tanto en su condición biológica como seres vulnerables y
débiles, como en su condición de ser racionales que tienen dificultades para
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dominar y ampliar su aptitud natural hacia la inteligencia humana. Bauman
(ob.cit.), recalca que una enorme cantidad de gente quiere un cambio, una
sociedad en orden, la cual garantice un mundo mejor no solamente para la
civilización humana sino también para los seres vivos que comparte esta era
epocal que cada generación vive. Bauman (ob.cit.), se confronta a sí mismo y
sentencia que la sociedad contemporánea, en la que somos más libres que nunca
antes, a la vez somos más impotentes que en ningún otro momento de la historia.
Todos sentimos la desagradable experiencia de ser incapaces de cambiar nada.
Somos un conjunto de individuos con buenas intenciones, “…pero que entre sus
intenciones y diseños y la realidad hay mucha distancia. Todos sufrimos ahora
más que en cualquier otro momento la falta absoluta de agentes, de instituciones
colectivas capaces de actuar efectivamente” (p.34).
De esta percepción de la vida y de la realidad de esa vida, Bauman
construye una nueva categoría en la modernidad, la llama “líquida”, y de ella
expresa que reúne las características de la sociedad actual, la cual se encuentra
desprovista de cualquier tipo de barreras para canalizar sus acciones como grupo
humano en crecimiento y transformación; es una sociedad que se comporta como
los estados líquidos, donde nada se mantiene firme y todo adquiere formas
temporales e inestables. Prevalece una dicotomía entre la modernidad sólida y la
modernidad líquida, contrastándola con la visión de la posmodernidad y en
contraposición con la propia modernidad, son denominaciones que expresan un
significado parecido pero distinto ante la percepción de movilidad que cada
categoría asigna: la modernidad se mueve en etapas cíclicas, la postmodernidad
avanza elípticamente y la modernidad líquida fluye por todos los espacios en
distintas direcciones, perdiendo su fuerza y su robustez en la búsqueda de
consolidación de la civilización humana.
En ese contexto de la modernidad, con sus bifurcaciones de movimiento y de
búsqueda de trascendencia más allá de lo civilizatorio, Bauman hace alusión a
una ciencia que influye en la sociedad; una ciencia que juega un papel
preponderante en la sociedad moderna, sobre todo por ser un conjunto de
conocimientos que los seres humanos poseen y que hace posible un pensamiento
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lógico y técnico, frente a una situación o a un objeto, el cual obliga ir más allá de lo
que sabemos para conocer la realidad de las cosas, internalizando el saber desde
sus principios hasta sus causas.
El conocimiento, a todas estas, en su realidad y acepción práctica, tiene dos
maneras generales de presentarse, por un lado por eso que para tener un
conocimiento científico de lo que investigamos es inminente la necesidad de
agrupar diversos niveles de conocimientos el cual nos dirija hacia una idea clara
que nos permita dominar tanto conceptualmente como materialmente, una visión
que sistematice, racionalice y compruebe, los elementos investigados, resaltando
la misión sobre lo estudiado, que de igual manera sean sometidos racionalmente a
verificación para de esta forma tener un pensamiento claro y objetivo y por últimos
plasmar valores para que se tenga una un proyección ética y moral y se empleen
nuevos conocimientos.
En este aspecto, los conocimientos son útiles en la sociedad y coopera a que
la ciencia sea menos compleja de tal manera que podamos brindar opiniones
positivas a nuestro entorno, hay que resaltar que cuando hablamos de ciencia nos
referimos al conocimiento a través de una investigación hacia algo, el cual se
puede ver de diversas maneras ya que cada investigador puede verlo desde su
punto de vista pero solo aquel que tiene un buen manejos de sus conocimientos
da una buena perspectiva y aporte a lo estudiado, interpretando de manera lógica
o coherente lo que se estudia.
En este aspecto valga hacer referencia al “Tratado sobre los principios del
conocimiento”, escrito en 1710, por el erudito inglés George Berkeley; en este
Tratado, del cual nos valdremos de la versión de 1992, Berkeley visualiza el
mundo civilizatorio como un mundo atado la esclavitud. Una esclavitud que ata al
hombre a divagar en lo intrascendente y una esclavitud que encadena a los
hombres a los dictados de una materia ciega y cuyo pensamiento es inútil.
Berkeley (1992), destaca que el conocimiento se adquiere por los sentidos, por las
operaciones de la mente y por la imaginación; “…una vez que el lenguaje se ha
hecho familiar, la audición de los sonidos o el hecho de ver los caracteres son
inmediatamente acompañados de las pasiones que en un principio solían ser
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reproducidas mediante la intervención de ideas que ahora han sido omitidas por
completo…” (p.49). De aquí, de estas ideas que entran desde las cualidades
humanas de cada persona, se reafirma la necesidad de ordenar la ciencia y de
percibirla en el contexto crítico de los constructos que delimitan los saberes en la
sociedad.
La ciencia, a todas estas, acepta críticas que llevan hasta el fondo de los
que se busca saber y perfeccionar los conocimientos y es universal, esto quiere
decir que es válido en el pensamiento de uno para todos. Uno de los elementos
enfocados mayormente es el conocimiento de la incertidumbre ya que bajo este
argumento se da el saber desde una nueva idea para comenzar o seguir la ruta
investigativa.
En un aspecto concreto, la ciencia está expuesta a críticas, cambios
intelectuales y sociales ya que siempre hay investigadores que aportan más de lo
investigado, despertando el interés de otros investigadores, profundizando los
temas y llegando a una útil conclusión, esto quiere decir que la ciencia se vuelve
un ciclo ya que cada día nacen nuevas ideas que complementan a otras ideas.
En otro contexto la ciencia pura es una investigación teórica no comprobada,
se dice que no es comprobada ya que no tiene resultados prácticos inmediatos el
cual tiene como objetivo plantear varias soluciones alternativas y de ellas elegir la
más conveniente para la solución de un problema. Por su parte, la ciencia aplicada
tiene como objetivo aportar hechos el cual será sometido a pruebas es llevar lo
teórico a lo práctico de manera que sean útiles, esta ciencia es sumamente
compleja y fiable ya que busca la razón y verifica lo investigado de manera que
sea real lo que se expresa.
De todo este cuerpo de ideas, se hace uso del método científico ya que a
través de este método se obtiene información lucrativa y relevante para obtener
conocimientos ya que lo investigado se verifica y corrige para ser entendido y útil.
El pensamiento complejo juega un papel crítico en la investigación y no es más
que dar un rasgo general de toda la realidad es sacar lo más esencial y
determinante de lo investigado es decir dar una definición concreta.
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En cuanto al orden la ciencia es relativamente útil en cualquier trabajo de
investigación ya que nos hace enfocarnos a profundidad en el tema el cual hace
que lo expresado sea útil y alimente los conocimientos personales y del entorno,
también tiene relevancia al momento de desenvolvernos en la escritura ya que si
conocemos más podemos expresar mayor información, la lógica es un punto
esencial en la ciencia debido a que si agrupamos todos los conocimientos con lo
que realmente investigamos podemos crear nuevas perspectivas e incentivar y
promover la investigación del tema, la ciencia nos hace más técnicos al momento
que nos enfocamos a conocer una cosa o un tema ya que nos tenemos que
relacionar con eso que investigamos; acá se da el enlace entre el orden y el caos,
dando espacio para la complejidad del pensamiento científico.
Éste pensamiento científico complejo, acudiendo a reflexiones de Edgar
Morín (1999), se presenta como la capacidad de interconectar distintas
dimensiones de lo real, ante los hechos u objetos multidimensionales, interactivos
y con componentes aleatorios se ve obligado a desarrollar una estrategia distinta
del pensamiento que no sea reducida sino reflexiva.
El pensamiento complejo, a todas estas, se enmarca en tres principios: la
dialógica, la recursividad y la hologamia. El pensamiento es considerado complejo
y su organización se basada en la coherencia, formando conceptos claros y
generar un constante movimiento y una necesidad de investigar y explorar, de
este modo resulto que la importancia de inculcar a los estudiantes este tipo de
pensamientos estimula su intelecto crítico y su creatividad.
En este sentido, la epistemología, como concreción del conocimiento en el
marco de la teoría-praxis, establece condiciones de objetividad del conocimiento
científico, modos de observación y experimentación que examina las relaciones
Ciencia-Teoría-Hechos. La epistemología reflexiona los principios, fundamentos y
métodos del conocimiento humano. Los modelos epistémicos hacen referencia a
una postura filosófica con respecto a la noción del conocimiento, cuales son las
fuentes y como se validan, cada modelo tiene su método, sus técnicas y sus
preferencias por cada tipo de investigación así como los mecanismos para validar
su conocimiento.
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Estos modelos están comprendidos por el naturalismo que es el estudio de
los significados de las acciones y la interacción social; el humanismo su propósito
inicial consistía en formar alumnos para una vida de servicio activo a la comunidad
civil, proporcionándoles una base amplia y sólida de conocimientos y principios
éticos; el positivismo es una postura filosófica explicada por dirigida a exaltar los
hechos por encima de las ideas la cual se concentra en los problemas de la
creencia y del método científico; el pragmatismo surge como reacción frente al
materialismo y el dominio del positivismo, para los pragmatismos los objetos del
conocimiento eran definidos por operaciones activas mientras que el conocimiento
era producto de la acción humana, estos métodos señalados dan como resultado
analizar la manera más clara para conseguir un logro, comprenden los pasos que
guían la acción, así la metodología es la ciencia que se encarga del estudio,
desarrollo, valoración y critica de los métodos existentes así como el diseño,
puesto a prueba y seguimiento de nuevos métodos.
En un aspecto general, la epistemología asume un discurso disciplinar se
comporta como un conocimiento científico que modifica la realidad, se produce
partiendo de un orden general, el cual observa, descubre, explica y puede predecir
la realidad.
A todas estas, la ciencia, a juicio del filósofo Bertrand Russell, es un
conocimiento que estudia investiga e interpreta los fenómenos naturales sociales y
artificiales. La ciencia para ser tal cual es necesita cumplir con ciertos principios
como lo son: ser racional, verificable y objetiva, se clasifica en visión, misión y
valores. Un buen uso del conocimiento es el que tiene utilidad para crear
condiciones de bienestar, confort y sustentabilidad ambiental, la cual garantice la
subsistencia humana en el tiempo y no sea un conocimiento usado para dañar.
La investigación científica, de manera concreta, no es más que aquella en la
que se obtiene una información certera, para entender o aplicar el conocimiento,
está comprendida por dos formas pura y aplicada, la pura estudia la parte teórica y
la aplicada confronta a la teoría con la realidad. La investigación científica, en este
sentido, se puede esgrimir que está compuesta por una percepción descriptiva y
experimental. La metodología, y en este punto es fundamental comprender el
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carácter sensible y humano de los procesos de indagación, ayuda a desarrollar
capacidades y las creencias, el comportamiento científico dirige esas capacidades,
desde la base de los comportamientos al momento de conocer el ambiente que
nos rodea desde el punto de vista más metodológico ya que es el motor de
integración de todas las ideas y conocimientos, donde se realizan investigaciones
especificas con la ayuda de la ciencia.
En cuanto a la bibliografía o referentes teóricos, los análisis interpretativos
para poder vincular la realidad con el espacio abstracto de las deducciones
racionalistas, buscando conocer el carácter de una ciencia cuya razón de ser es
de motivar la transformación del mundo moderno; la ciencia obedece a los
principios de responsabilidades, solidaridad, con responsabilidad, justicia y
compromiso, poco a poco encierra una multiplicidad de valores; un buen
conocimiento tiene utilidad para crear condiciones de bienestar, confort y
sustentabilidad ambiental la cual garantice la subsistencia humana en el tiempo y
no sea un conocimiento usado para destruir o afectar el orden civilizatorio
imperante, y se encarga de considerar su validez y estima el valor o merito por la
sociedad.
En un aspecto global, la investigación en el manejo de los saberes, permite
beneficiar, definir y descubrir conocimientos, proveer soluciones construir
procedimientos modelos o una combinaciones de los anteriores para incrementar
y colaborar con la ciencia a través de métodos científicos, procurar tener
información relevante para entender, beneficiar, corregir o aplicar el contenido.
Existen diferentes formas de investigaciones la pura busca a acrecentar los
acontecimientos teóricos para el proceso de una ciencia aplicada a diferencia de
la misma, esta persigue fines de aplicaciones directo e indirectos con un diseño
de investigación se planifica lo que se debe hacer y así lograr los objetivos de
estudio; por medio del conocer o investigar se obtiene informaciones y
conocimientos sobre un asunto materia o ciencia, trata de percibir y explicar desde
lo esencial hasta lo más prosaico, el porqué de las cosas y su devenir.
La complejidad e interdisciplinariedad, en el marco del pensamiento
complejo, asume un enfoque de análisis en el que es necesario integrar las
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diferentes perspectivas que forman parte de un fenómeno de un problema, de un
todo, incluso parece que “todo lo interdisciplinario es complejo pero no todo lo
complejo es necesariamente interdisciplinario, este aspecto de la complejidad y
trasdiciplinidad de la ciencia es muy importante en el campo de todo conocimiento,
si se tiene en cuenta que estas disciplinas se apoyan en otra para su desarrollo y
su acciones prácticas.
A todas estas, los modelos epistémicos hacen referencia a una postura
filosófica con respecto a la noción de conocimientos, el naturalismo centra su
atención en el estudio de los significados de las acciones y de las interacciones
sociales, no intenta descubrir leyes, ni hacer generalizaciones, el humanismo es
un procedimiento pedagógico, literario, estético, filosófico y religioso surgido en
Italia durante el renacimiento y basado en la idea de que el hombre está en el
centro del universo.
En cuando a la imagen de Dios, prevalece sobre toda las cosas de la tierra el
idealismo da primicia a las ideas en la percepción de la realidad en la generación
del conocimiento mientras que en el materialismo constituye un modelo epistémico
a que fundamenta a las actividades realizadas con el conocimiento en una
condición exclusivamente material o en una estrecha descendencia con la
materialidad; el realismo es una relación entre las ideas y las cosas adecuadas
que generan conocimiento, los modelos epistémicos son importantes porque al
conocerlos podemos apreciar diversas compresiones intelectuales y del saber
porque, conociéndolo se puede entender mejor el conocimiento y se puede incluso
adquirir una compresión critica de las propias percepciones la epistemología
establece las condiciones de objetividad del conocimiento científico modelo de
observación y de experimentación, examinando igualmente las relaciones que la
ciencia establece con la teoría y los hechos y sus funciones es analizar los
preceptos que se emplean para justificar los datos científicos considerandos los
factores sociales, sicológicos y hasta históricos que entran en juego, la
epistemología es una división de la filosofía que se encarga de explorar la
coherencia interna de los razonamientos que llevan a creaciones de
conocimientos.
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Todo conocimiento, en este sentido, constituye una relación que no puede
estudiarse dejando de lado al sujeto y al objeto, siendo esta un conjunto de datos
sobre hechos y verdades de información ganadas a través de la experiencia o del
aprendizaje. El conocimiento es una apreciación de la posesión de múltiples datos
interrelacionados que por sí solos poseen menor valor cualitativo. Para saber más
del conocimiento se debe tener en cuenta la epistemología, siendo esta la rama de
la filosofía que se encarga de los problemas filosóficos que rodean la teoría del
conocimiento, ya que según Raúl Gutiérrez Sáenz, el conocimiento es la
operación por la cual un sujeto obtiene representaciones internas de un objeto.
Es por ello que la epistemología estudia la relación entre el sujeto y el objeto
y todos los problemas que esta relación plantea, como ciertas preguntas, si esa
relación es posible, cual es el origen de esta, si tiene límites, entre otras las cuales
surgirán poco a poco de la búsqueda de esta. El conocimiento puede ser
entendido de diversas formas: como una contemplación, como una asimilación o
como una creación. Es una contemplación porque conocer es ver, una asimilación
porque es nutrirse y es una creación porque es engendrar. Para el mundo griego
es una contemplación, para el mundo medieval es una asimilación y para el
mundo moderno es una creación. En la ciencia, es el conocimiento ordenado y
mediato de los seres y sus propiedades, tomando en cuenta lo relatado por
algunos científicos como Albert Einstein que es llevar lo caótico de la realidad a un
sistema lógico uniforme de pensamiento. Para entrar más en detalle, con lo que es
conocimiento científico se debe entender lo que es una ciencia o que
conceptualización podemos tener de ella.
Según el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer, la ciencia de hoy ya no es la
suma del saber y de lo digno der ser sabio, sino un camino para avanzar hacia
adelante y penetrar en un ámbito aun no investigado y por lo tanto aun no
denominado. La ciencia se clasifica en visiones, misiones y valores, los cuales son
fundamentales para el crecimiento de esta, ya que en la visión es sistematizar las
proposiciones de manera racional que puedan ser verificadas y comprobadas, en
la misión son las proposiciones relacionadas y sometidas a la verificación de
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construir un pensamiento objetivo y, en los valores es obedecer los principios de
responsabilidad, solidaridad, corresponsabilidad, justicia y compromiso.
En un contexto más restricto, al hacer ciencia desde la complejidad, se están
creando condiciones para conocer el valor de verdad de una proposición. Antes de
continuar, es necesario aclarar el significado de proposición dentro de un marco
de una lógica bivalente, que comprende dos valores de verdad. En tal sentido, una
proposición puede definirse como una descripción de un estado de las cosas, en
forma aclaratoria, y de manera que tal pueda tomar los valores de verdad:
verdadero o falso. Será verdadera esta proposición, cuando el estado de las cosas
así lo indiquen, y de un modo contrario a tal estado, ésta será falsa. De una
manera sintética, se puede decir que el conocer involucrará proposiciones, para
las cuales habrá que tener la habilidad (saber) para distinguir su valor de verdad.
Por otro lado, el pensamiento complejo influye en este tema puesto que su
complejidad como método se denomina ampliamente en la obra de Morin (ob.cit.),
independientemente del enfoque con que se está examinado la complejidad,
tomando en cuenta que para este paradigma el conocimiento científico es una de
las diversas formas de conocer el mundo, pero no la única, caracterizándose por
su parte de un rasgo general de toda realidad, siendo la ciencia un punto de vista
de la complejidad, ya que este aspecto es muy importante en el campo de todo
conocimiento, si se tiene en cuenta que estas disciplinas se apoyan en otras para
su desarrollo y su acción práctica, así como en otros tipos de conocimiento.
Entre el concepto de conocimiento general, se pueden distinguir dos
acciones muy distintas en su significado: el conocer y el saber. Básicamente el
conocer trata de la relación que existe entre quien conoce (sujeto de
conocimiento) y lo que es conocido (objeto de conocimiento). Y el saber es una
cuestión más puntual, es la habilidad que tiene el sujeto para realizar cierta
actividad. Los objetos de conocimiento pueden ser de dos clases: materiales e
ideales. Para sintetizar todo lo aquí expuesto, queda como idea principal, que
existe algún tipo de realidad, la cual es un objeto de estudio para elaborar nuestro
conocimiento, y tiene conocidas descripciones verdaderas.
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39
El conocimiento científico, en el ámbito de la complejidad, es una de las
formas que tiene el hombre para otorgarle un significado a la realidad de manera
racional y lógicapartiendo de un orden generalque emplea la actitud reflexiva para
determinar los modelos de ciencias, para constituirlos luego en teoría general del
conocimiento, determinando las condiciones del conocimiento ante un contexto,
por medio del análisis reflexivo como los metodos epistemológico formalizante,
metodos epistemológicos genéticos, entre otros.El conocimiento científico
es crítico porque trata de distinguir lo verdadero de lo falso. Se distingue por
justificar sus conocimientos, por dar pruebas de su verdad, por eso es
fundamentado, porque demuestra que es cierto, fundamentándose a través de los
métodos ya mencionados anteriormente y por el método de investigación y
prueba, el investigador sigue procedimientos y desarrolla su tarea basándose en
un plan previo, siendo esta la investigación científica no errática sino planeada.
Todos los científicos practican el conocimiento científico, evidentemente,
puesto que están estudiando activamente a la naturaleza e investigando al
universo por medio del método científico. Pero el conocimiento científico no está
reservado solamente para estos. Cualquier persona puede pensar como un
científico el cual aprende el método ya antes mencionado y, lo que es más
importante, aplica sus preceptos, ya sea que esté investigando a la naturaleza o
no, el mismo ha probado ser el método de pensamiento más confiable y exitoso en
la historia de la humanidad, y es absolutamente posible emplear el pensamiento
científico en otros esfuerzos humanos, dando resultado de una actividad de
carácter social que se realiza colectivamente, y de cuyo resultado se desprende
muchas aplicaciones prácticas, las cuales contribuyen a la satisfacción de
nuestras necesidades y al mejoramiento de las condiciones en que vivimos. Sin
embargo, recordemos que toda gran hipótesis que se convierte en paradigma por
un tiempo es falible y puede ser desplazada por otra cuando se acumulen nuevos
conocimientos que muestren sus falencias.
En la visión compleja, las hipótesis no son perfectas, porque promueven el
avance científico brindando explicaciones y así sucesivamente hasta que otra
hipótesis mejor aparece y hasta que por fin se alcance a la verdad.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
40
Una de las formas del conocimiento científico más extendidas, siempre
encarando la complejidad, es la que proporciona el sentido común, como el
conjunto de saberes que surgen de la vida cotidiana a partir del contacto y la
experimentación con la realidad circundante. Esta forma de conocimiento se
caracteriza por su constante aplicación práctica, es decir, por el traslado de los
saberes obtenidos en la experiencia particular a la solución de problemas e
inquietudes que conforman nuestra vida.
En un aspecto puntual, los saberes que conforman el sentido común surgen
de experiencias particulares y se orientan a la aplicación práctica, por lo que no se
preocupan por conocer el conjunto de cualidades del objeto en cuestión, sino
simplemente aquellas que sirven para el problema a mano. De esta manera, un
número importante de rasgos decisivos del objeto de estudio permanecen
desconocidos y no son integrados a una totalidad.
Por otra parte el carácter disperso del conocimiento se consolida en el
modelo experimental, ya que el conocimiento pasa a preocuparse por realizar un
recorte de la realidad y establecer cómo se comportaba, independientemente de
cualquier otra consideración o género de lenguaje que no sea el científico. En esta
tarea adquiere centralidad la vía empírica, es decir, el abordaje de las cosas y
sucesos individualmente, tal como se presentaban ante los sentidos del
investigador, y a partir de estos datos de la experiencia, llegar a generalizaciones,
es decir, a explicaciones que dieran cuenta de un conjunto de objetos o de
fenómenos, de un mismo tipo, superior al inicial.
En el plano filosófico, la idea de que la realidad debía ser solo algo que
correspondiera a lo sensible, cognoscible mediante los sentidos y controlados a su
tiempo por un diseño epistemológico y metodológico, se denominó realismo y fue
una de las escuelas de pensamiento que dio origen a la ciencia, tal como hoy se la
conoce. Para los filósofos, los conceptos puros eran palabras vacías, no
pertenecían al nivel de lo que efectivamente constituía la realidad. Lo real es el
mundo de los hechos, de los fenómenos, de lo comprobable experimentalmente.
El conocimiento científico es indispensable para la vida del hombre ya que le
permite progresar; la ciencia del hombre ha conseguido modificar parcialmente la
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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naturaleza a sus necesidades y ha logrado, a lo largo del tiempo, mejorar
su calidad de vida. El método o conocimiento científico, a todas estas, no puede
aceptar errores en su parte final, porque sigue pasos claros y sistemáticos
basados en experimentación continua, el hombre necesita conocer la realidad que
lo rodea, así sea conocer la relación que hay entre él y el objeto o la realidad
misma, para poder adaptarse o adaptarla a él. Los medios para conocer son
variados, pero su finalidad es la misma. La ciencia no es una sola, está compuesta
por muchas ciencias particulares que estudian un determinado objeto o el mismo
objeto de diferentes perspectivas. El científico debe ser objetivo, dejar todo lo
subjetivo a un lado, tarea difícil pero no imposible, y ver las cosas tal y como son,
para luego poder transmitir sus teorías a otros hombres de ciencia y al mundo en
general.
En un plano totalizador, la ciencia ha tenido tanta relevancia como base del
conocimiento del ser humano, que abarca la enseñanza, la idea original de un
camino, uno en el cual dirige su andar siendo diariamente quien le da un sentido
y una explicación, a lo que representa conocimiento, demostración de un
saber. En este sentido, la ciencia es un cuerpo o sistema de ideas construido por
el hombre, basado en: conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable, y por
consiguiente falible, siempre provisional, esta ciencia a su vez es una actividad
generadora de nuevas ideas a través de su método. Es por ello, que en cuanto a
la clasificación de la ciencia tenemos; que no trata sus conocimientos y sus
investigaciones en un solo plano, que comprende varios niveles de ideas que
vienen de la conceptualización directa de sus objetos a una reflexión sobre la
misma que termina por formular la crítica de ésta.
En cuanto a la curiosidad, la ciencia ante todo, se basa en un insaciable
deseo de conocer comprender, que se puede manifestar de muchas formas. El
escepticismo promueve la búsqueda, la exigencia de pruebas y la evaluación
continua del conocimiento con espíritu crítico; en ciencia se ha de cuestionar todo
y es imprescindible la honestidad, pues tarde o temprano se impone la realidad de
los hechos.
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42
En lo referente a la racionalidad, la ciencia y la tecnología, constituyen un
elemento común a las culturas del mundo. Por otra parte, la provisionalidad en la
ciencia, todo es provisorio, nada es definitivo, esta es una característica esencial
del conocimiento científico. La relatividad, es la incertidumbre, siendo uno de los
elementos más persistentes en el contexto bajo el cual se da el conocimiento, por
ello el manejo de las ideas se ha de dar en respeto a esa incertidumbre,
sistematizando sus contenidos y consolidando sus aproximaciones racionales a
las necesidades que se van presentando en el ámbito social.
Es esencial en la ciencia el dudar de toda conclusión que uno mismo formula,
comenzando a buscarle sus puntos débiles; la ciencia es autocrítica, consigo
misma, también debe estar abierta al escrutinio social, histórico y cultural, tanto
por parte de intelectuales como de la sociedad en general. Es iniciativa, por la
necesidad de revisión continua que tiene la ciencia y la posibilidad permanente de
mejorar las soluciones tecnológicas obligan a una actitud emprendedora, de
inconformismo constante, lo cual amerita de generar nuevas fórmulas creativas
para encarar el conocimiento.
En el aspecto de la complejidad, la humildad juega un papel fundamental,
dentro de la ciencia que tiene que ver con el respeto del científico hacia su labor
investigativa, entendiendo que hay cosas que pueden explicarse y otras que no,
por lo tanto no deben surgir ideas a prioridad, menos la pretensión de querer influir
en la realidad objeto de estudio para obtener de ella respuestas que no le son
afines a su naturaleza.
En cuanto, a la tipología de la ciencia en la realidad del pensamiento
complejo, se tiene que la ciencia pura, es un sistema de posibles verdades
científicas sin resultados prácticos inmediatos; realización de trabajos científicos
sin relación con su aplicación a resolución de problemas. Igualmente las ciencias
aplicadas, tiene como misión aportar nuevos hechos, sometiendo a prueba la
teoría y destacando la utilidad de los conceptos en la resolución de problemas.
Seguidamente tenemos la investigación científica; que es un proceso que
mediante la aplicación del método científico procura obtener información relevante
y fidedigna, para entender, verificar, corregir o aplicar el conocimiento.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Por otra parte, a las formas y tipos de Investigación, tenemos que la
investigación exploratoria; son las investigaciones que pretenden darnos una
visión general de tipo aproximativo respecto a una determinada realidad, este tipo
de investigación se realiza especialmente cuando el tema elegido ha sido poco
explorado, reconocido, y cuando aún, sobre él es difícil formular hipótesis
precisas. Cabe señalar que la investigación descriptiva, detalla los datos y este
debe tener un impacto en las vidas de la gente que le rodea, su objetivo consiste
en llegar a conocer las situaciones, costumbres, actitudes predominantes a través
de la descripción exacta de las actividades, objetos, procesos y personas. Su meta
no se limita a la recolección de datos, sino a la predicción e identificación de las
relaciones que existen entre dos o más variables.
La ciencia en el pensamiento complejo consta con unas series de contenidos
cuyas características se presentan como: rasgo general de toda realidad; punto de
vista holístico-integral de la realidad; y a visión metódica de la realidad. La
interdisciplinariedad e integración del conocimiento realiza algunas propuestas
para lograr la integración del saber cómo es el concordismo, la multidisciplinar
edad, transdisciplinariedad, para generar nuevos conocimientos es necesario de
investigación ya que estos aspectos de complejidad sin importantes en todos los
campos de la ciencia y conocimiento.
En un aspecto concreto, la ciencia desde el punto de vista de la complejidad,
parte de un método, buscando la verdad de las ideas, respondiendo las incógnitas,
las resoluciones de esas incógnitas, aportando datos que permitan a la ciencia
conocer el desenvolvimiento de la sociedad. El pensamiento complejo está
asociado a las cosas muy difíciles de comprender, inalcanzables para quienes no
posean una serie determinada de destrezas o conocimientos muy específicos; es
así como la ciencia en el marco de los elementos fundamentales de las
necesidades humanas, la cual está relacionada con el conocimiento y los
individuos, en el marco de los fenómenos y leyes que rigen al mundo externo de
los conocimientos.
Por otra parte, la ciencia en el ámbito de la complejidad, determina ciertos
avances que proporcionan la búsqueda de información para cumplir ciertos
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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principios o características fundamentales como: ser racional, ser verificable y ser
objetiva. En este mismo sentido, está clasificada como el conocimiento y la
investigación de algunos niveles que se conceptualizan de manera directa; como
lo es el dominio conceptual, que sitúa de forma objetiva y el dominio material que
critica de esta. Es evidente entonces, que la ciencia está caracterizada de tres
maneras la visión, misión y valores las cuales cumple un rol muy importante ante
la sociedad de hoy en día que se determinaran la objetividad de cada una de sus
funciones. Así mismo, se debe tomar en cuenta que el buen uso del conocimiento,
es aquella que creara condiciones de bienestar, confort y sustentabilidad
ambiental, que tienen como consecuencia destruir o afectar el orden civilizatorio
imperante.
En efecto, la ciencia en el marco de la complejidad, se sitúa en la percepción
de una curiosidad dialógica, basada en la necesidad de conocer y comprender las
manifestaciones y formas de los fenómenos; el escepticismo, promoviendo la
búsqueda de pruebas y evaluaciones continuas dentro del conocimiento y el
espíritu crítico científico; el racionalismo integrado, como necesidad de considerar
antecedentes y consecuencias relativamente analizados; la universalidad, la cual
determina las diferentes culturas del mundo de la vida; la provisionalidad holística,
como características que estable los esquemas pertenecientes; la relatividad, en
el contexto bajo el cual se da el conocimiento, donde se va presentando un ámbito
social y sistemático; lo autocrítico como pensamiento abierto que ahonda sobre la
forma y el orden; la iniciativa, como actitud emprendedora, formulando creaciones
que permitan encarar el conocimiento; la apertura aprehensiva, la cual se
constituye como parte de la razón de escuchar y aceptar las ideas de los demás,
es imprescindible para la innovación y la creatividad de la ciencia; y la humildad
ontológica, que exalta el respeto del científico hacia su labor investigativa, y tiene
como objetivo hallar respuestas con fines de su naturaleza.
De este modo, la investigación científica en el contexto complejo, se
constituye en un proceso que procura tener la mayor información para entender,
verificar, corregir o aplicar el conocimiento dado, explicando, en este sentido, los
acercamientos al objeto de estudio en el marco de una percepción pre-
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experimentales, experimentales, o cuasi experimentales; de estos modismo de
orientación de un estudio, se da la investigación participativa, comparada,
cualitativa; cada uno comprendiendo distintos aspectos y teorías que proceden a
la investigación y al proceso de los elementos comparados.
2.-La ciencia entre el orden y el desorden
En un plano interpretativo general de la investigación y la filosofía de la
ciencia, la figura del filósofo alemán Karl Popper, expresó que el que funge como
investigador no tiene que quedarse prendido de las definiciones; cada frase que
comienza “¿qué es…?”, implica al ser planteada una pérdida de tiempo si se
queda uno en la fase elemental de la expresión. Hay que profundizar, producir
“crítica” que es el mejor instrumento para la verificación científica.
En este mismo sentido, Morris Cohe (1965), expresa que cuando
“…hallamos que la masa de conocimiento disponibles no nos presenta ninguna
respuesta o bien nos ofrece varias, pero ninguna satisfactoria, entonces
planteamos un interrogante. Para poder encontrar la verdadera fórmula o causa,
debemos ensanchar nuestra perspectiva de las diversas posibilidades por medio
de la reflexión lógica, pues, a menos que comencemos por considerar alguna
posibilidad, no podremos hallar, en la realidad indagada, la explicación que
buscamos” (p.125).
Ahora bien, el conocimiento no deviene de una fórmula estática y absoluta,
se debe, y con ello se asocia esta posición al punto de vista del materialismo
histórico y el método dialéctico, a la evolución y/o involución de las relaciones de
ese conocimiento en la realidad humana que se experimente. Por lo tanto, el
conocimiento es el producto de “relaciones conocidas” y “verdades aprehendidas”;
en un sentido más estricto, la relación entre el objeto y el sujeto, buscando en la
diversidad, la unidad que identifique las cualidades o cantidades presentes en ese
conocimiento, a efecto de alcanzar estadios de comprensión del mismo.
La teoría del conocimiento, conocida en los claustros académicos como
epistemología, es la investigación y exposición sistemática de los principios que
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rigen la posibilidad de conocimiento. Lo primero que aparece es la “curiosidad”, el
estímulo hacia ese conocimiento, luego se da el “acercamiento” que deriva, al
valerse el sujeto del método, en “relaciones” y de allí se van presentando varias
etapas en ese proceso de relación que lleva a niveles avanzados de comprensión;
cuando el investigador intuye que ha llegado a un cierto nivel de entendimiento de
lo que está conociendo se produce un “enfoque epistemológico”, pero ello no
quiere decir que ha alcanzado la comprensión. Ese camino continuo y sistemático
de exploración que supera obstáculos metodológicos y teóricos, es lo que se
conoce como pensamiento complejo.
En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos: El sujeto que
conoce; El objeto conocido; La operación misma de conocer; y El resultado
obtenido que es la información recabada acerca del objeto. Dicho de otra manera:
el sujeto se pone en contacto con el objeto y obtiene una información acerca del
mismo. Cuando existe congruencia o adecuación entre el objeto y la
representación interna correspondiente, decimos que estamos en posesión de una
verdad
¿Y qué es la verdad? Según Irving M. Copi (1982), solamente de
proposiciones puede predicarse la verdad y la falsedad, nunca de razonamiento.
Porque las proposiciones afirman o niegan una realidad o un hecho, mientras que
el razonamiento es una interpretación de varias proposiciones en razón de un
contexto determinado, que para algunos puede ser verdadero y para otros falso.
Las proposiciones, esgrime Copi, “…no son entidades lingüísticas de las
oraciones, sino que son los significados de las oraciones” (Pp.34-46).
Desde esta perspectiva, la verdad en el ámbito de la investigación científica,
que promueve el razonamiento como instrumento de análisis y reflexión, es
relativa y su ajuste a ciertos patrones de la realidad está condicionada a factores
internos y externos que influyan en las relaciones estudiadas como propulsoras de
conocimiento. Esto nos lleva a considerar la “ciencia” como un ente unificador de
la diversidad, en la búsqueda de criterios cercanos a la objetividad científica como
razón de ser de los estudios en ciencias sociales.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Hay diversas formas y maneras de apreciar la Ciencia; para Walter Wallace
(1976), por ejemplo, la ciencia es una “sistematización del conocimiento positivo”
(p.67); la ciencia se comporta como una serie de conceptos interrelacionados y de
esquemas conceptuales que se originan de la experimentación y la observación y
que dan como fruto mayores experimentos y observaciones. Por su parte,
volviendo a las ideas de Cohen (ob.cit.), al “…referirnos a la ciencia, hacemos
mayor hincapié en sus métodos que en sus resultados. En efecto, en una época
de expansión científica, no sólo constituyen los métodos los rasgos más
permanentes de la ciencia, sino que los supuestos resultados no son, a menudo,
sino convenciones popularizadas, altamente equivocadas para aquellos que
ignoran los procesos por los cuales han sido obtenidos” (p.123).
Porque la ciencia, reitera Cohen (ob.cit.), comienza con el asombro o con la
curiosidad activa, alcanzando espacios que se atiborran de preguntas y
problemas, de allí salen los eventos de estudio, los cuales el investigador,
valiéndose de un orden personal, intenta descifrarlos y determinarlos en razón de
tareas que contribuyan a crear fundamentos válidos que identifiquen modelos de
pensamiento.
En este sentido Régis Jolivet (1967), dice que el “…término ciencia se dice
desde un punto de vista objetivo y desde un punto de vista subjetivo.
Objetivamente, la ciencia es un conjunto de verdades lógicamente encadenadas
entre sí, de modo que formen un sistema coherente…Subjetivamente, la ciencia
es conocimiento cierto de las cosas por sus causas o por sus leyes…En otro
sentido, la ciencia es una cualidad que perfecciona intrínsecamente a la
inteligencia en un dominio del saber, y le permite obrar en él con facilidad,
seguridad y gozo” (Pp.150-151).
A todas estas, Damiani (2005), asume que el concepto de ciencia no
solamente tiene que ver con un proceso de investigación y exposición del
conocimiento, sino con “…el establecimiento de las generalizaciones que
gobiernan el comportamiento del mundo…frente al sentido común y a la filosofía,
un saber acreditado y determinante: el científico es el que posee las claves
auténticas de lo real” (p.18).
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A grandes rasgos, Damiani (ob.cit.), deja en claro que en el campo de la
ciencia el mundo no es uno sólo sino muchos; el esfuerzo por crear un ideal de
ciencia universal y un método, ha fracasado, se impone la diversidad y la
búsqueda de la unidad temática en razón de criterios particulares de análisis que
puedan tener no sólo interrelación con otros, sino que puedan auto-construirse y
determinarse.
En este sentido el pensamiento de Niklas Luhmann (1991), viene a despejar
importantes dudas en torno al concepto de ciencia; Luhmann (ob.cit.), expresa que
la garantía de que un conocimiento, en particular un conocimiento científico, es
que pueda mantenerse en contacto con la realidad. La observación como
procedimiento trata de producir conocimiento, por tanto de establecer una
conexión válida con aquello a lo que llamamos realidad. “…Esa garantía no se
deposita en los sistemas psíquicos, sino en los sistemas sociales; este
planteamiento nos separa de las teorías transcendentales, cuya técnica consistía
en descubrir en la conciencia de los sistemas psíquicos la certeza de un
conocimiento trascendentalmente válido, ya fuera bajo la forma de reglas, ya bajo
la forma de certezas objetivas inmediatamente fenomenológicas” (p.479). La
posición de Luhmann (ob.cit.), asume la observación, bajo determinadas
circunstancias, como el procedimiento más fiable de acceso a la realidad. Pero la
observación nunca puede ser exterior al sistema. La modernidad supone la no
operatividad de un observador divino (independientemente de la cuestión de su
existencia) como garantía epistemológica de la posibilidad del conocimiento
intramundano.
Esto nos lleva a considerar la influencia de corrientes de pensamiento que
determinan la orientación científica que ha de asumir un investigador. En su
concepción de estudio no sólo influye su entorno local, sino la inclusión de sus
razonamientos en razón de relaciones condicionadas por el paradigma en el cual
se formó, así como por las necesidades más prioritarias en su localidad
académica. En esta visión personal del investigador aparecen los primeros rasgos
de lo que potencialmente pudiera ser su investigación científica. Una suerte de
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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circunstancias que le llevan de la curiosidad a la selección de vías más expeditas
para el financiamiento o el acceso a la información.
La modernidad es un fenómeno europeo, pero la emergencia, extraversión y
expansión de Europa le confirieron una dimensión mundial, a través de la
presencia y la interacción de los europeos con otras civilizaciones de ultramar. La
palabra moderno describe una transformación social y cultural lenta pero en
ascenso continuo. La idea que hizo calificar de moderna una época que para
algunos parte de mediados del siglo XVII, era que el pasado se había agotado y
en consecuencia había que crear un nuevo futuro.
Pero en la medida, expone Roger Scruton (1999), que fue evolucionando la
modernidad de forma gradual, los modernistas más importantes empezaron a
comprometerse con el pasado que con el futuro, insistiendo que habría que
rescatar las formas y procedimientos que dan emblema civilizatorio a la
humanidad, para crear condiciones de tradición y alcanzar los máximos niveles de
perfección en la búsqueda de una relación más directa entre la “razón y la
naturaleza” (Pp.504-505).
El modernismo comenzó con un repudio del pasado; pero después, este
repudio fue a su vez repudiado por algunos modernistas quienes trataron de hacer
prevalecer en el proyecto modernista una reafirmación de lo que antes éste había
rechazado. Desde el punto de vista de Jürgen Haberman (2002), lo que ha
persistido es un abandono de la ideología de progreso y de la idea de
emancipación, para tornarse hacia la aceptación de la cultura occidental como la
única cultura que podemos tener.
En el siglo XX, y ya en buena parte del siglo XXI, la modernidad se ha vista
influenciada por nuevas formas de ver la realidad del hombre en sus relaciones
con sus semejantes y con la naturaleza; a esta nueva búsqueda de relaciones se
le ha llamado “post-modernidad”, con cuyo calificativo se intenta describir una
nueva doctrina filosófica o estética que reemplace al estéril culto del futuro
visualizado por los primeros modernistas.
En percepción del filósofo francés Jean-François Lyotard (2005), la
condición postmoderna se originó en dos importantes revoluciones: una, el
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colapso la literatura de legitimación de la sociedad occidental desde la época de la
ilustración; y otra el surgimiento de la tecnología de la informática que con una
nueva proyección de las relaciones en el entorno y la sociedad, pasó a ocupar el
lugar que antes había ocupado la cultura tradicional.
Se podría intuir que la postmodernidad no va plagada de creencias y
tradiciones, sino de emancipaciones ante la percepción de razonamientos
impuestos como verdades universales. Los postmodernos no aceptan un método;
asumen métodos, experiencias y relaciones que rompen el esquema de la regla.
En este mismo sentido, pero en una posición más fatalista, el propio Lyotard
(ob.cit.), expone: “…puede resumirse en su más simple expresión (la
postmodernidad), como la filosofía de las comas invertidas. Como en las nuevas
condiciones postmodernas, solamente la gente no sofisticada puede tener
creencias, valores y significado, los filósofos deben colocar todo eso entre
comillas. En esa forma usamos la condición postmoderna para lograr una especia
de emancipación de las narrativas del poder.
Esta condición de orientación e influencia del pensamiento humano, nos lleva
a la consideración de los modelos o esquemas estructurados para propiciar un
razonamiento verdadero en determinadas relaciones del hombre y su medio
natural. Nos referimos a los paradigmas y a la forma de verlos no sólo como
unidad de una diversidad de causas y efectos, sino como nudos de definición
acerca de cómo un investigador se ha de relacionar con su evento de estudio,
condionando la aceptación de sus conclusiones científicas a verdades inherentes
a los grupos a favor del modelo que escogiera para elaborar su estudio, así como
apreciado, desde el punto de vista de la contradicción, por quienes no
perteneciendo a ese paradigma, ven en el esfuerzo científico elementos de
coherencia y conceptualización que son válidos para la ciencia. Porque podrán
persistir diversidad de paradigmas, pero sólo la ciencia como investigación y
exposición de los eventos estudiados, permite unificar criterios y crear márgenes
de tolerancia inscritos en el uso adecuado de métodos y enfoques analíticos.
En un aspecto puntual, Fritjof Capra (1999), en una descripción rasante por
las ideas que caracterizaron el inició en el siglo XIX, advierte de la presencia en la
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ciencias de un cambio paradigmático; expresa que en la “…medida en que el
electromagnetismo destronó a la mecánica newtoniana como teoría de mayor
validez sobre los fenómenos naturales, surgió una nueva corriente de
pensamiento que iba más allá de la imagen del mundo/máquina newtoniana y que
llegaría a dominar no sólo las ideas del siglo XIX, sino también todo el
pensamiento científico posterior: la evolución, es decir, la idea de cambio,
crecimiento y desarrollo. La noción de evolución había surgido por primera vez en
geología. Después de estudiar minuciosamente los depósitos de fósiles, los
científicos llegaron a la idea de que el actual estado del mundo era el resultado de
un desarrollo continuo causado por la actividad de las fuerzas naturales a lo largo
de inmensos períodos de tiempo. La teoría del sistema solar propuesta por
Immanuel Kant y con Pierre Laplace se basaba en un pensamiento evolutivo o
desarrollista; la evolución era un punto crucial de las teorías políticas de Hegel y
de Engels; a lo largo del siglo XIX, tanto poetas como filósofos se interesaron
profundamente en el problema evolutivo (Pp.75-76).
Haciendo énfasis en lo anterior, se puede valorar que la ciencia clásica tomó
cuerpo a través del pensamiento del francés del siglo XVII, René Descartes (1596-
1650), quien analizando el mundo desde una perspectiva reduccionista y
disponiendo de las partes de acuerdo con ciertas leyes causales, se pasó a la
imagen de elementos aislados que existen de manera independiente y en cuyos
efectos o reacciones no influye para nada los criterios de causalidad y
determinismo, sino la dinámica y el relativismo, en donde la teoría científica es
entendida como una aproximación a los criterios de verdad, quedando sus fines
circunscritos a una descripción satisfactoria de la realidad, obligando a seguir
buscando teorías explicativas de los eventos, a efecto de ampliar y mejorar las
aproximaciones al conocimiento.
Descartes, a todas estas, alcanza influir de una manera precisa en la el tejido
científico de la sociedad occidental moderna. En su primer período de estudio (del
1618 al 1637), predomina el aporte de Descartes su intención de buscar una
ciencia prodigiosa, vinculando el saber racional con la magia, la alquimia y los
escritos hermenéuticos, ampliando sus métodos y acciones para comprender
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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mejor al mundo. En esa construcción de saberes se van a ir presentando modelos
o principios de enfoques científicos de la realidad; se presenta el modelo
mecanicista que enaltece la relación causa-efecto, se llega al modelo positivista,
ya en el Siglo XIX, con los aportes del francés Augusto Comte; se bifurcan las
ideas por la vía del modelo fenomenológico alimentado por las ideas de Karl Marx,
F. Engles y F. Hegel; así como los modelos críticos, estructuralistas, pragmáticos,
sistémicos, que han poblado el enfoque de moderno de la era informática-
tecnológica. Estos modelos son conocidos como paradigma, acerca de este punto
es preciso ahondar con mayor profundidad.
Los paradigmas, a todas estas, tomando ideas de Fernando Mires (2002),
están permanentemente sujetos a un cambio. “No existe…ningún paradigma
puramente objetivo, pues aquello que llamamos objetividad de un paradigma no es
más que el resultado de un proceso ínter subjetivo de comunicación transferencial.
De tal modo que cuando un paradigma está cambiando…no es él el que cambia,
somos nosotros mismos quienes cambiamos, y con ello el o los paradigmas que
hemos construido para establecer relaciones entre nosotros y la realidad. Eso
significa que cada paradigma es un juego de relaciones múltiples, y sus
modificaciones o cambios no son sólo de relaciones abstractas o teóricas, sino de
actores que se relacionan continuamente entre sí” (Pp.190-191).
En la comunidad científica se ha expresado mucho que hay una “crisis del
paradigma”, pero lo que realmente hay es una “crisis de la comunicación” de esas
ideas creadas desde puntos de vista de paradigmas que intentan explicar de
múltiples formas un evento de estudio. Esta crisis de comunicación es una crisis
del lenguaje, por lo cual, y en ello se inscriben las reflexiones de Fernando Mires,
fuera del paradigma no hay comunicación, tampoco objetividad ni subjetividad; se
necesita unificar un lenguaje, no perder la relación en el camino recorrido, crear
significantes o conceptos que de un alcance a otro de la investigación, hagan
posible la unidad cualitativa de los elementos constitutivos de un evento de
estudio.
El sistema paradigmático desconoce a los agentes externos y da valor a sus
propios agentes internos que crean sus laberintos e interpretaciones, no
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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existiendo verdad objetiva fuera de sus límites, porque ellos han sido impuestos
por un modo de razonamiento, y no por una aproximación sistemática de análisis y
profundización del evento estudiado.
Un paradigma, siguiendo un tanto la propuesta de Thomas Kuhn (1969), es
una constelación y un modelo; una constelación porque se dan cambios internos
evolutivos, independientes y radicales, que modifican la forma de relacionarnos
con la realidad y su entorno; y un modelo, porque busca tomar un perfil externo
que sirva de orientación para la ciencia en cuanto a cómo encarar las relaciones
válidas en el contexto del interés científico de la investigación.
En un aspecto puntual, paradigma se presenta como un estilo de ver,
percibir, conocer y pensar, que es configurado predominantemente en el interior
de las comunidades científicas, que recoge creencias anidadas en el pensar
colectivo que no es científico, que se traduce en palabras principalmente escritas,
consagradas oficialmente por manuales, y que se establece institucionalmente en
organizaciones que se forman a su alrededor.
En un aspecto puntual, el paradigma positivista, fundado en las ideas del
texto de Comte (1980), “Curso de filosofía positiva”, donde establece su Ley de los
tres estados: el teológico o ficticio, donde todo se resuelve imaginativamente en lo
absoluto, dando importancia a seres y hechos que se dan en el ámbito de lo
sobrenatural; el metafísico o abstracto, donde todo tiene respuesta desde el
lenguaje que describe y explica fenómenos sociales interactuantes en la realidad;
y está el estado positivista o científico, donde se renuncia a conocer el absoluto, el
origen y el destino del universo, quedando reducida toda explicación a los hechos
comprobables y verificables, y a las relaciones entre ellos.
Comte (ob.cit.), separa lo que en realidad está unido, aprecia que las cosas
existen y punto, son inmutables y eternas; ignora el movimiento a favor del reposo,
el cambio a favor de lo idéntico. Clasifica de una sola vez todas las cosas; si no
hay una explicación verificable y comprobable, las cosas no existen. Mantiene la
tesis de que los contrarios no pueden existir al mismo tiempo. En una palabra, es
un paradigma que niega el cambio, la separación de lo que es inseparable, la
exclusión sistemática de los contrarios, y la despersonalización del investigador de
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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su evento de estudio, lo que hace del proceso de investigación un camino
desprendido de la motivación y el interés que mueven, definitivamente, los valores
en un estudio científico.
Por esta razón, la opción más acertada a lo que debería ser una
investigación en la modernidad, es la dialéctica, dado que estudia el evento no
solamente en razón de su existencia como tal, sino en perspectiva a su evolución
en el marco de su interacción y relaciones en el entorno. Desde esta percepción
metodológica es posible profundizar los elementos inmersos en él, apreciando su
razón de ser inmediata y sus cambios y etapas evolutivas que permitan
contemplar en el reposo un aspecto relativo de la realidad, en donde el
movimiento es absoluto y los contrarios se complementan.
Esta percepción de la ciencia desde los modelos paradigmáticos es teorizada
por Edgar Morin (1999), calificándola de pensamiento complejo; este pensamiento
se explica en el marco de las dificultades, identificando los nudos constantes de
esas dificultades tanto en las relaciones Estado-Gobierno-Sociedad, como en la
evolución propia de los conceptos que atinan en establecer criterios interpretativos
de estas relaciones en la modernidad. Se aspira que en la medida que las
dificultades sean abordadas en un contexto complejo, surjan nuevas y más
complejas dificultades, de tal forma que se dé el espiral constante e infinito, pero a
su vez se alcancen ciertos niveles de lucidez que permiten comprehender y
aprehender de los cambios y dinámicas que en razón del objeto de estudio se
presentan en la sociedad venezolana.
La investigación como conducta heurística e indagativa, es un “todo”, como
expresa Morin (ob.cit.), la “parte” conserva su singularidad y su individualidad
pero, de algún modo, contiene el todo. Por otra parte, la investigación desde la
ciencia asume un perfil metodológico, en la cual se conceptualiza y se formulan
los constructos teóricos que fundamenten el objeto de estudio; y un perfil técnico,
que se asume como instrumentalización de las categorías de análisis recogiendo
información en dimensiones específicas que hagan posible recolectar e identificar
elementos de primera fuente para sustentar las descripciones y explicaciones.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
55
En este aspecto, la conceptualización metodológica de hechos y fenómenos
sociales, conforman una etapa principal para la orientación y construcción de
respuestas entorno a la ruptura con la observación espontánea, es decir, la
superación de las ideas preconcebidas sobre el objeto de estudio, “escapar de las
evidencias inmediatas” y profundizar en la explicación de las relaciones del objeto
de estudio con su entorno; ello hace que nuestra observación sea rigurosa, en los
términos de Gastón Bachelard (1979).
La conceptualización, o el proceso de identificación y definición de
conceptos, a todas estas, es más que una producción del intelecto; es el
establecimiento de una relación auto productiva (entiéndase autopoiética en
términos de Luhmann), en donde “…la realidad del concepto puede proceder
perfectamente de la observación, e incluso contradecirla. El concepto por lo tanto
no es un simple espejo de la realidad. Puede ocurrir también lo contrario: que la
realidad, sobre todo aquella que no es perceptible, se convierta en el espejo del
concepto. Por eso cada científico debe cuidar sus conceptos como si se tratara de
flores de un jardín. Sin ellos no existiría ciencia; el científico tampoco. Gracias a
ellos podemos orientarnos con y por el pensamiento” (Mires, ob.cit., p. 55).
Por lo tanto, la conceptualización se presenta como un proceso de
reelaboración de los conceptos que permitan acceder a una comprensión más
clara y concreta de la realidad. En este aspecto, el método aparece como la vía
expedita para organizar la información y los alcances analíticos que ella vaya
arrojando en cada una de sus etapas. Para esto es necesario discernir en razón
de qué consideramos como método y bajó qué criterios se orientará la
investigación.
Es en este aspecto que la regla IV, expuesta por Descartes en su obra
“Reglas para la dirección del espíritu”, es una clara exposición de lo que
consideramos como método. Descartes dice que entiende como método las
“…reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales quien las observe exactamente no
tomará nunca lo falso por verdadero, y llegará, sin gastar inútilmente esfuerzo
alguno de su espíritu, sino aumentando siempre, gradualmente, su ciencia, al
verdadero conocimiento de todo aquello de que sea capaz”. En este sentido, se
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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fija como regla métodos que nos permitan la obtención de una certeza científica en
cuanto a tratar el tema de manera global e integral, produciendo nueva teoría en
razón del evento de estudio y generando nuevas vías de exploración al tema.
En la búsqueda de armar esa nueva teoría del objeto de estudio se ha
definido asumir la investigación desde tres métodos de indagación científica: el
método dialéctico, el método genético y el método comparativo. La característica
esencial del método dialéctico es que considera los fenómenos históricos y
sociales en continuo movimiento. Dio origen al materialismo histórico, el cual
explica las leyes que rigen las estructuras económicas y sociales, sus
correspondientes superestructuras y el desarrollo histórico de la humanidad.
Aplicado a la investigación, afirma que todos los fenómenos se rigen por las leyes
de la dialéctica, es decir que la realidad no es algo inmutable, sino que está sujeta
a contradicciones y a una evolución y desarrollo perpetuo. Por lo tanto, propone
que todos los fenómenos sean estudiados en sus relaciones con otros y en su
estado de continuo cambio, ya que nada existe como un objeto aislado.
En cuanto al método genético, este busca la génesis de los
acontecimientos, es decir, los antecedentes. La genética plantea cuestiones:
¿cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo? Se trata de un proceso que se desarrolla en el
tiempo, es decir, de una explicación diacrónica. Es el método más honesto, ya que
anuncia en su propio título cuál es su finalidad: encontrar la causa inicial, el hecho
generador. Pero en ciencias sociales, este género de reconocimiento es más
difícil, puesto que hay excesivos acontecimientos que pueden haber dado a luz al
hecho sometido.
La falta de posibilidad de experimentación hace de la comparación el único
medio que permite al estudioso analizar el dato concreto, y deducir del mismo los
elementos constantes, abstractos y generales. El método comparativo tiende a
sistematizar una tendencia natural de nuestra mente. El movimiento espontáneo,
que nos impulsa a comparar lo que vemos, explica las diversas características del
método. No cuenta con un procedimiento técnico específico y es utilizado por
todas las ciencias sociales.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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El método dialéctico, el método genético y el método comparativo, todos
desde un contexto de análisis histórico-conflictual, se enmarcan en un
acercamiento holístico integral comparado, que está destinado a dar cuenta de
aquello que resulta invariante dentro de las configuraciones de variables o
categorías, valorizando el análisis sociopolítico-crítico como estilo de investigación
y profundización de las ideas y conceptos estudiados.
Volviendo a los métodos propuestos tenemos que el dialéctico permite
abordar el objeto de estudio de manera organizada, de forma tal que las
construcciones abstractas obtenidas mediante análisis incorporen los elementos
concretos del objeto, permitiendo apreciar la realidad como ascenso de lo
abstracto a lo concreto, permitiendo aprehender en todas sus dimensiones y
determinaciones como totalidad. Citando a Kosik (1976), ese “…movimiento de lo
abstracto a lo concreto es el de la parte al todo y del todo a la parte, del fenómeno
a la esencia y de la esencia al fenómeno, de la totalidad a la contradicción y de la
contradicción a la totalidad, del objeto al sujeto y del sujeto al objeto” (p.49).
Por lo tanto, aplicar este método dialéctico implica la asimilación rigurosa de
los materiales existentes, incluyendo todos los detalles históricos posibles, así
como el análisis e indagación de la coherencia interna de ese material y la
determinación de sus diversas formas de desarrollo.
Ahora bien, pero esa concepción dialéctica ante un objeto de estudio no es
suficiente para alcanzar cierto grado de originalidad en la propuesta, por ello es
importante valernos de otro método que una vez llegado a cierto grado de
exploración desde la perspectiva dialéctica. Así se presente el método genético
que ante los hechos identificados y explicados, implica siempre respuestas al
cuándo, al por qué y al cómo, de los mismos, considerados como procesos que se
desarrollan en el tiempo.
Se trata de poder alcanzar con este método una explicación diacrónica
(fenómenos que ocurren a lo largo del tiempo, en oposición a los sincrónicos) y no
estática de los hechos, con la particularidad de que la variable tiempo no es la más
importante, sería secundaria, porque lo que prioriza este método es los estadios
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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de causalidad que dieron con las condiciones y evolución a hechos o situaciones
en el contexto de la realidad.
Para encontrar esa génesis del objeto estudiado es importante valernos de la
comparación cualitativa y cuantitativa, por ello el método comparativo juega papel
preponderante en el cierre que a las ideas y conceptos se le den en la
investigación. El carácter comparativo interviene como fuente de pruebas
accesorias, es decir, pruebas necesarias e importantes para la verificación de la
hipótesis planteada, que hagan posible la creación de nuevos conceptos y teorías
en el marco de una aproximación analítica.
En este sentido, el trabajo de investigación se encara en razón de una teoría
explícita e implícita en su concepción holística del objeto que se estudie; un
método elegido entre varios posibles y siempre en función de los objetivos
propuestos; y unas técnicas que se adaptan tanto al tipo de observación como a
las características del objeto en estudio. La investigación en parámetros de
crecimiento o evolución, tiene como finalidad señalar las interrelaciones entre los
diferentes elementos del fenómeno estudiado, así como su incidencia en el estado
actual en que se encuentra esa interrelación. Tiene entre sus propósitos como
metodología de estudio, describir los cambios que se suceden a partir de un
período determinado.
La investigación busca profundizar el significado de los elementos
intervinientes en la formación de los canales de participación ciudadana, aspirando
delinear un modelo teórico y no así una teoría científica social acerca del tema.
Puesto que, el tema de la teoría científica como tal, recurriendo a expresiones de
Lapierre (1976), corresponden a “un conjunto coherente de proposiciones
demostradas (en las ciencias formales) o verificadas (en las ciencias
experimentales)” (p.16); en donde los conceptos y las relaciones enunciadas en
tales proposiciones ya han sido sometidas a la prueba de la deducción o de la
experiencia. En cambio, el producto de nuestro estudio está dirigido a ser
expresión de lo que Raymond Boudon (1976), llama “paradigma teórico” (p.17),
es decir, un conjunto de proposiciones que se limitan a definir un vocabulario o
más de unas categorías clasificadoras (paradigmas conceptuales); estableciendo
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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unas categorías de relaciones consideradas como fundamentales, de las que se
infieren otras proposiciones por relación de conceptos y no por deducción
(paradigmas formales); definiéndose el objeto de dominio de estudio como el
producto de una inferencia analógica de ciertas proposiciones ya conocidas que
se refieren a otro objeto o a otro dominio (paradigmas teóricos).
En un aspecto concreto, la técnica de observación participativa, expone
Rusque (2003), parte de las acciones de un investigador que observa o tiene la
experiencia de acontecimientos o fenómenos de primera mano; desde el punto de
vista epistemológico la observación encierra un carácter de tipo descriptivo,
narrativo y tecnológico, el cual considera su grado de apertura al contexto de
observación, formulando nuevas categorías o unidades varias, sin embargo, en el
curso de la investigación, el sistema descriptivo es menos abierto que el narrativo,
mientras este último es menos abierto que el tecnológico. Estos sistemas de
observación tienen en común la reducción de los datos por códigos en unidades y
categorías, cuyo proceso se realiza durante la recolección de datos.
En este sentido, las técnicas interactúan con el enfoque sistémico desde la
combinación de filosofía y de metodología general, engranada a una función de
planeación y diseño. El análisis de sistema se basa en la metodología
interdisciplinaria que integra técnicas y conocimientos de diversos campos
fundamentalmente a la hora de planificar y diseñar sistemas complejos y
voluminosos que realizan funciones específicas. Podría ser aplicado en el estudio
de las organizaciones, instituciones y diversos entes planteando una visión Inter,
Multi y Transdisciplinaria que ayudará a analizar y desarrollar a la empresa de
manera integral permitiendo identificar y comprender con mayor claridad y
profundidad los problemas organizacionales, sus múltiples causas y
consecuencias.
Como bien expresa la teoría, en especial el trabajo de Oscar Johansen
Bertoglio (1987), lo que se conoce como sistema no existe como una realidad
externa al sujeto que la observa y la describe, es una co-creación entre un algo
que se comporta como sistema posible de distinguir en el lenguaje y en el
pensamiento que existe en el mundo y un sujeto observador del mundo y parte del
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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mundo capaz de distinguirlo, diferenciarlo y simbolizarlo como tal sistema a partir
de sus propios conocimientos y de una serie de instrumentos teóricos y
epistemológicos con los cuales se relaciona con el mundo y realiza su
aprehensión.
La teoría de sistemas, en concreto, es uno entre otros muchos modelos
cognoscitivos, una ventana por medio de la cual, los observadores distinguen,
diferencian, comprenden y describen aspectos y estados del mundo desde el
punto de vista de sistemas que configuran el mundo. La teoría de sistemas no
clásica acoge en sus postulados, en sus observaciones y descripciones el
concepto de complejidad y sus consecuencias y rechaza las visiones simplistas,
reduccionistas, disyuncionistas y deterministas, y a su vez, el pensamiento
complejo acoge a plenitud los planteamientos de la teoría de sistemas
involucrándola y desarrollándola.
En una palabra, el sistema y el entorno en ese proceso de constante
interacción y cambio desfigura la idea del todo en relación con las partes,
generándose la necesidad de crean una teoría de la diferenciación entre sistemas
para poder entender los nuevos sistemas creados a partir de intercambio,
interrelaciones e interconexiones, que dan forma compleja al sistema global.
En este sentido riguroso, nuestro estudio está diferenciado, aunque en
relación a los aspectos del “sistema y el entorno”, como un proceso de constante
interacción, es posible valernos de una visión sistémica para puntualizar el tipo de
intercambio y dominio del Sistema sobre cada propuesta del Estado en la
promoción de canales de participación ciudadana.
Por otra parte, es pertinente expresar que la sistematicidad refuerza el objeto
de estudio en lo concerniente a la valoración de las entrevistas abiertas como vías
expeditas para la consolidación de la teoría. La sistematización descubre los
pedazos de los discursos y de las acciones que habían sido acallados,
permitiendo abrir las compuertas que reprimían y concentraban la información
sobre las decisiones y operaciones, dejando brotar lo que es posible comprender,
comunicar, hacer y sentir.
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Esta visión sistemática del pensamiento racionalista occidental, es
circunscrito al campo de lo que Walter Riso califica de “mente libre y abierta al
cambio”, pensamiento flexible a grandes rasgos; Según Riso (2007), los seres
humanos tienen formas distintas de relacionarse, una de esas formas es
precisamente la ciencia, a través del orden de los elementos contentivos de los
saberes. Haciendo alusión a los seguidores de Lao Tse, Riso (ob.cit.), expone que
“…la suavidad y la flexibilidad están íntimamente relacionadas con la vida,
mientras la dureza y la rigidez están asociadas a la muerte. La mente de arcilla
posee fundamentos y principios pero no son inmutables…” (p.21). En este
aspecto, la mente se presenta de diversas formas para Riso (ob.cit.), forma de
“piedra”, siendo rígida, la cual choca con la realidad objetiva una y otra vez; de
forma “liquida”, haciendo de la mente un espacio donde todo es movible con
facilidad, mezclándose con diversos paisajes y formas, vinculando en ocasiones lo
“invinculable”, pero creando un sentido lógico y flexible a las ideas.
Las personas, desde la sistematicidad de la ciencia que describe Riso
(ob.cit.), se ubica en un “…continuo de tal manera que podríamos hallar gente más
o menos rígida, flexible o líquida, o con el predominio de un tipo de mente y
pequeñas pinceladas de las otras…” (p.21). Ese mundo variopinto, entrecruzado y
compartido, implica una sociedad que está en proceso de pasar de un “…estado
desorganizado a uno organizado, de un nivel simple a uno complejo, de una
escasa auto-observación a una mejor auto-reflexión, de una mente estática y
rígida a una mente más plástica y menos egocéntrica…” (p.219).
3.- La sociedad racionalista de saberes en la modernidad
La sociedad de saberes ocupa un lugar estelar en la discusión actual en las
ciencias sociales; se trata de un concepto que resume las transformaciones
sociales que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para el análisis
de estas transformaciones y del escenario moderno civilizatorio. Al mismo tiempo,
ofrece una visión del futuro para guiar normativamente las acciones políticas. Sin
embargo, ha tenido una adaptación desigual en las diferentes áreas lingüísticas
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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concurriendo también con otros términos como sociedad de la información,
sociedad del conocimiento y/o sociedad red.
Todas las disciplinas interesadas en el estudio científico de los distintos
aspectos de las ciencias sociales o humanas, perciben importante la intervención
de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC´s), siendo estas
técnicas un componente transversal que afecta y potencia todo el esfuerzo para
que la ciencia y la tecnología, se incorporen como herramientas poderosas para
avanzar hacia la modernidad, contribuyendo a mejorar la educación, la salud, el
nivel de vida, el bienestar, la seguridad y la gestión de los servicios públicos. Se
enfatiza la importancia de las TIC´s, como una herramienta transversal que
contribuye al desarrollo sostenible y equitativo, al fortalecimiento de la
gobernabilidad y la promoción de los derechos humanos, así como a la necesidad
de trabajar intensamente para asegurar que cada persona en las Américas,
particularmente los que se encuentran en situación vulnerable, en desventaja y
con necesidades especiales, puedan participar de los beneficios potenciales
generados por las nuevas tecnologías.
En este aspecto confluye con esa sociedad de saberes la postura
racionalista, la cual tiene su orígen en los trabajos del filósofo y matemático griego
Pitágoras, quien afirmó que el universo estaba regido por la armonía matemática.
Pero sería Platón, filósofo griego, el que perfeccionó el pensamiento racional de
ese tiempo, concluyendo que el fundamento de la realidad está en las ideas o
formas, de las cuales las cosas físicas serían solo copias imperfectas.
En el siglo XVII se llega al racionalismo clásico a través de dos aspectos: la
confianza en el pensamiento matemático, símbolo de la razón, para interpretar
adecuadamente el mundo, y la necesidad de darle al conocimiento racional una
fundamentación que fuera más allá de lo físico o experimental. Ambos temas
fueron el eje central de la obra, ya mencionada, el “Discurso del método”, de
Descartes.
Bacon (1982), vendría, a mediados del siglo XVI, a renovar la metodología
clásica del pensamiento occidental, afirmando que el sistema aristotélico, el
“silogismo”, es un método útil para demostrar verdades, no para descubrirlas. En
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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el silogismo, dice Bacon, la conclusión es algo que está ya implícito en las
premisas, so pena de ser falsa. No se hace más que enunciar algo que ya estaba
contenido en las premisas, pero en rigor, no se descubre nada nuevo. “Todos los
hombres son mortales; Sócrates es hombre; luego Sócrates es mortal”: no se
descubre nada al decir que Sócrates es mortal, simplemente se “enuncia” una
verdad que ya estaba contenida en las dos premisas del silogismo.
En ese aspecto, Bacon (ob.cit.), propone un método que le sirva para
descubrir verdades, para lo cual escribe su "Novum Organum", un nuevo "órgano”
que reemplazará el “Organum” tradicional de Aristóteles. Él plantea un método
inductivo, que parta de dos momentos fundamentales: el primero, “para
destruene”, debe destruir los conocimientos falsos, dejar de lado todo aquello que
se acepta sin base cierta; el segundo, “pars construens”, por medio de una serie
de procedimientos habrá que comprobar los fenómenos, de manera experimental,
hasta enunciar el nuevo conocimiento.
Con Descartes el pensamiento occidental realiza el gran desarrollo racional.
El problema de la “certeza” es una exigencia crítica para Descartes, No hay que
aceptar ningún conocimiento sin estar plenamente seguro de que es cierto.
Descartes duda pero no por una postura de escepticismo, sino por una exigencia
metodológica. La duda es su método. Dudar es el procedimiento básico para
llegar a la verdad. Se parte de la premisa de que hay que dudar hasta el límite
máximo posible de la duda, hasta que se estrelle con la razón. He aquí una
certeza indudable, donde la duda metódica ha llegado a la duda hiperbólica, y de
esta el “cogito” cartesiano, a la primera certeza. De aquí en adelante puedo
construir todo un sistema de pensamiento racional.
A todas estas, la reflexión filosófica de los siglos XVII y XVIII, desarrolla sus
motivos fundamentales al mismo que se da el progreso de las ciencias naturales y
se afirman los Estados Nacionales con el declive de la sociedad feudal y del
Imperio Universal del Medioevo. La autonomía de la ciencia es también autonomía
del pensamiento humano, como la autonomía del Estado (otro problema del
pensamiento humano moderno) es autonomía del individuo que reivindica los
propios derechos y su libertad en el Estado. Carácter humano de la filosofía, de la
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ciencia, de la política: he aquí el programa del pensamiento europeo del XVII y del
XVIII, bien distinto del de la escolástica.
El problema del método, sin embargo, transferido por la ciencia a la filosofía
plantea nuevos e importantes problemas gnoseológicos y metafísicos. Galileo
había reducido los dos momentos del método experimental a la inducción y a la
deducción; Bacon, en cambio, desarrolla solamente la inducción y la subordina a
la deducción; Descartes, por el contrario, desarrolla la deducción y deja casi
abandonada la inducción. De este modo, los dos momentos del método vienen a
definirse como dos métodos, como dos fuentes opuestas del conocimiento; es
necesario escoger entre ambos.
En esta elección se halla el origen de las dos grandes corrientes del
pensamiento moderno: a) empirismo inglés (Hobbes, Locke, Berkeley, Hume) y el
racionalismo franco alemán (Descartes, Malebranche, Spinosa, Leibniz). Pero
tanto los empiristas como los racionalistas someten a la investigación crítica la
inducción y la deducción para medir su alcance. La sombra de la duda, inicial
(Descartes) o concluyente (Hume) corroe el problema del conocer.
A partir de leyes y teorías universales obtenemos consecuencias que nos
sirven como explicaciones y con las cuales podemos realizar predicciones. Este
tipo de razonamiento se denomina deductivo y su estudio lo realiza la lógica. La
lógica es la ciencia de los principios de la validez formal de la inferencia.
Entendemos por razonamiento o inferencia el derivar una conclusión a partir de
unas premisas. La validez de un razonamiento es independiente de la verdad o
falsedad de sus premisas y su conclusión. Un razonamiento es válido cuando es
imposible que, siendo verdaderas sus premisas, sea falsa su conclusión.
Los conceptos a priori son ideas que, según se afirma, no se derivan de la
experiencia sensible sino que son producidas independientemente por la razón o
por el intelecto. Los racionalistas admiten que algunos conceptos son empíricos,
pero mantienen que el conocimiento que tenemos del mundo también implica
conceptos a priori como los de causa y sustancia.
Los racionalistas mantienen que algunos enunciados a priori son sintéticos;
esto es, que nos dicen algo acerca de la naturaleza del mundo. La aserción “todo
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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evento debe tener una causa” por ejemplo, se ha dicho que es un principio auto
evidente de este tipo: a priori porque establece una conexión necesaria, y sintético
porque no es simplemente verdadero por definición (como “todo efecto tiene una
causa”).
Los racionalistas, a todas estas, se han inclinado en pensar que las
creencias basadas en la experiencia estaban infectadas por el error. Para ellos, no
se puede obtener el entendimiento del mundo mediante la percepción sensible,
que es confusa, sino mediante la especulación metafísica.
Si la ciencia teórica era indefinible a base de términos observacionales y no
susceptible de prueba a base de enunciados observacionales, entonces, la ciencia
teórica no era más que sofistería e ilusión y, por ende, el conocimiento científico
era una empresa imposible e inútil. Si bien era verdad que ninguna teoría científica
podía ser probada, era igualmente verdad que las teorías tenían un grado de
probabilidad. Pero muy pronto resultó que, dado el número infinito de casos
posibles respecto del número en extremo limitado de casos reales, la probabilidad
de toda teoría era cero.
En este estado de cosas, hace aparición el llamado falsacionismo dogmático
o naturalista. El falsacionismo dogmático admite la falibilidad de todas las teorías
científicas sin cualificaciones, pero retiene una clase de base empírica infalible. Es
estrictamente empirista sin ser inductivista; niega que la certeza de la base
empírica pueda ser transmitida a las teorías.
El falsacionismo, en este contexto, de carácter dogmático, se da aceptando
que ninguna teoría científica es justificable, pues todas son por igual
indemostrables e improbables, afirma que todas ellas son conjeturales y que si
bien no se puede demostrar su verdad, si se puede demostrar su falsedad
mediante una base empírica infalible. No obstante, los supuestos sobre los que se
asienta y su criterio de demarcación, hacen del falsacionismo dogmático una
respuesta insostenible.
En este aspecto, Karl Popper (2002), parte de la idea de que toda
observación involucra expectativas, siendo el progreso científico se cifra en una
tendencia asintótica hacia la verdad. Su posición, conocida a veces como
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racionalismo deductivo, está basada en el empleo sistemático del método
hipotético-deductivo como instrumento de progreso del conocimiento científico. Lo
que pasa es que Popper también formula un modelo de ciencia, un modelo de
cambio científico. Propone un modelo de construcción de la ciencia sobre la base
del constructivismo, y por lo tanto actualiza otra manera de interesarse por el
fenómeno de la ciencia, enfatizando sus ideas en las ideas del contexto del
descubrimiento, no tanto ya en la justificación del modelo propiamente tal.
La obra de Popper significa un avance significativo respecto al empirismo
lógico radical. Reconoce la necesidad de las teorías más que de las
observaciones indicando que las teorías científicas son convencionales. Popper
agrega que las Teorías son conjeturas que deben ser falseadas y se han de poner
a prueba para observar su validez y confiabilidad, aun cuando este método resulte
un tanto absurdo, porque los científicos no trabajan así en la realidad, es decir no
están falseando sus ideas hipotéticas a cada momento. A diferencia de los
empiristas, Popper se interesa por la evolución del pensamiento científico,
insistiendo en el poder explicativo de la lógica. Renuncia a justificar las teorías a
partir de los fenómenos observables, por métodos inductivos.
Popper aceptaba el criterio de Hume de que la inducción basada en la
confirmación de una relación causa/efecto, o confirmación de una hipótesis, nunca
ocurre; planteó que el conocimiento sólo se acumula mediante la falsación. Según
este punto de vista, las hipótesis acerca del mundo empírico nunca son probadas
con la lógica inductiva, pero pueden ser desaprobadas, es decir, falsadas. La
estrategia consiste en formularlas mediante la intuición y la conjetura, usar la
lógica deductiva para inferir predicciones sobre ellas y comparar las observaciones
con esas predicciones deducidas. Es decir, el concepto de falsación consiste en: si
conseguimos demostrar mediante la experiencia que un enunciado observable es
falso, se sigue deductivamente, por modus tollens, que la proposición universal es
falsa.
En un aspecto puntual, Popper rechazaba el abandono de la causalidad;
argumentaba vigorosamente que una filosofía de la ciencia que fuera
indeterminista únicamente podría tener consecuencias negativas sobre el
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desarrollo del conocimiento, y que el principio de incertidumbre de Heisenberg
(citado por Azócar, 2007), no ponía límites estrictos al descubrimiento científico.
Para Popper, el creer en la causalidad era compatible con la incertidumbre, puesto
que las proposiciones científicas no están probadas: son sólo explicaciones
tentativas, que serán sustituidas al final por otras mejores, cuando las
observaciones las falseen. La filosofía de la ciencia de Popper tiene muchos
adictos, pero los filósofos científicos recientes atemperan el falsacionismo estricto
que él proponía. En este sentido, surgen tres objeciones al percibir, desde el punto
de vista popperiano, los saberes: la refutación no es un proceso cierto puesto que
depende de las observaciones, que pueden ser erróneas; la deducción puede
permitir predicciones a partir de las hipótesis, pero no existe estructura lógica
mediante la que comparar las predicciones con las observaciones, y la
infraestructura de las leyes científicas en que las nuevas hipótesis están
insertadas es, en sí misma, falsable, de forma que el proceso de refutación se
reduce sólo a una elección entre refutar la hipótesis o refutar la infraestructura de
la que surgen las predicciones.
Este último punto es el esencial de los filósofos postpopperianos, que
argumentan que, en ciencia, la aceptación o rechazo de una hipótesis se produce
a través del consenso de la comunidad científica y que los puntos de vista
prevalentes en el seno de ésta, a los que Kuhn (1969), se ha referido como ciencia
normal, sufren ocasionalmente cambios de gran envergadura que llegan a ser
revoluciones científicas. Kuhn (ob.cit.), dividió la evolución de la ciencia en dos
tipos de periodos, llamados respectivamente ciencia normal y revoluciones. En
estos periodos, Kuhn lo que hace articular un paradigma, es decir, resolver
problemas utilizando los elementos de la matriz disciplinar. En esta evolución
intrateórica, sea en la concepción kuhniana o en otras, hay algo que permanece.
Se van cambiando tal vez leyes especiales, o aplicaciones concretas, pero
no los principios fundamentales ni, sobre todo, las aplicaciones paradigmáticas. El
proceso, por tanto, es progresivo en un sentido claro: se va mejorando y ajustando
el paradigma o la teoría, y se va incrementando su capacidad explicativa. En
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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cuanto a su racionalidad, depende de si la elección primera del paradigma ha sido
racional, esto es, depende de la racionalidad o no de los cambios interteóricos.
De acuerdo con Kuhn (ob.cit.), en los cambios revolucionarios los
paradigmas no se abandonan porque sean falsados y después son sustituidos por
otros, sino que llega un momento en el que un problema se convierte en anomalía,
aparece un nuevo paradigma que promete dar cuenta de ella, y poco a poco los
científicos van convirtiéndose al nuevo paradigma. Entre ambos paradigmas, por
así decirlo, se abre un abismo, de tal modo que la nueva teoría es
inconmensurable con aquella a la que sucede.
La doctrina kuhniana muy explotada en las comparaciones postkuhnianas
que se han querido hacer entre la evolución de la ciencia y la de las humanidades,
el arte o incluso la moda. Podemos, en cualquier caso, dudar de algunas
afirmaciones del propio Kuhn como que Kepler y Tycho Brahe veían cosas
distintas al observar una puesta de Sol: Kepler y Tycho, parece plausible sostener,
percibían las puestas de sol de idéntico modo, a pesar de sus teorías
astronómicas contradictorias.
En la estructura científica que propuso Kuhn (ob.cit.), mantiene que como en
las revoluciones políticas, en la elección de paradigmas no hay un estándar más
alto que el asentimiento de la propia comunidad y que para argüir en la defensa de
ese paradigma cada grupo utiliza su propio paradigma. Esta postura inicial de
Kuhn ha llevado, como se ha comentado en otras ocasiones, a pensar que los
cambios teóricos no tienen fundamento racional, sino que se deben a factores y
controversias sociales, o simplemente, sucesiones de modas.
Kuhn (ob.cit.), intentó desmarcarse de interpretaciones más o menos
extremas de sus teorías, y propuso cinco criterios para la aceptación racional de
teorías, a saber, precisión, consistencia, alcance, simplicidad y productividad.
Seguramente, no es cierto que cada teoría sucesora sea más precisa, consistente,
etc. que su antecesora. A menudo se ha pasado de una teoría de gran alcance
(física aristotélica) a una de alcance restringido (dinámica galileana), pero es
posible defender que las teorías sucesoras puntúan siempre más alto que las
antecesoras en alguno de esos parámetros, y que teniendo en cuenta otras
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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cuestiones, sea racional tomar decisiones a partir de un balance total no siempre
meridianamente favorable a la nueva teoría.
De manera concreta, los pensadores que siguieron el legado de Kuhn
(ob.cit.), como Lakatos (2002), han intentado dar con una idea de progreso y
racionalidad aplicable a los cambios interteóricos. Lakatos, en lugar de teorías,
hablaba de “programas de investigación”, consistentes en un núcleo y un “cinturón
protector” de hipótesis auxiliares. El núcleo del programa lo vertebra y le confiere
unidad, y lleva asociada una heurística que determina dos tipos de reglas
metodológicas: hay una heurística negativa (qué no hay que hacer), y una positiva
(qué senderos hemos de seguir). Según Lakatos, llega un momento en que esta
práctica puede convertirse en lo único que se hace en el programa: en ese
momento el programa de investigación se vuelve un programa estancado. El
contraste se produce con los programas progresivos, que se caracterizan por sus
éxitos predictivos.
Es importante destacar en qué sentido conceptual Kuhn hizo mención de sus
estructuras científicas. En este aspecto, el paradigma se presenta acá como el
modelo de hacer ciencia que orienta la investigación científica y bloquea cualquier
presupuesto, método o hipótesis alternativa. El paradigma es el soporte para la
ciencia normal. Consta de leyes y supuestos teóricos, así como de aplicaciones de
esas leyes y el instrumental necesario para las mismas. De fondo, aparece
también un principio metafísico, una concepción de la realidad y las cosas; Ciencia
normal, es actividad de resolver problemas (teóricos o experimentales) gobernada
por las reglas de un paradigma.
Solamente desde el paradigma se logran los medios adecuados para
resolver problemas. Los fenómenos inexplicados son anomalías, responsabilidad
del científico, no de la teoría. El científico existe en el paradigma; la presciencia se
caracteriza por la falta de acuerdo en lo fundamental, por el “debate” sobre las
leyes principales y los principios rectores. La ciencia normal, por el contrario, se
sustenta en un modelo compartido, en un acuerdo que sirve como punto de
partida para la investigación científica; Crisis, es la existencia de anomalías no
implica una crisis. Solamente si afecta al fundamento del paradigma y no es
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superado, sería el fenómeno una crisis. Las anomalías conducen a una crisis
también cuando haya necesidades o exigencias sociales, tiempo escaso, o
acumulación de anomalías. La crisis produce inseguridad profesional marcada:
surge la duda, la discusión, e incluso terminará formándose un paradigma rival;
Revolución, es un cambio, pero un cambio promovido por la crisis; la crisis puede
dar lugar a un cambio, a un nuevo mundo. Lakatos, como discípulo de Kuhn y de
Popper, trata de solventar los problemas del falsacionismo desde el historicismo
de Kuhn. Su concepto central es el de programa de investigación, el cual concibe
como una estructura que sirve de guía a la futura investigación tanto de modo
positivo como negativo.
En cuanto a la filosofía de Lakatos de la ciencia, esta se destaca des la
premisa simple con todo profunda: no que hay conocimiento, pero que hay
crecimiento del conocimiento; procurando especificar sistemáticamente porqué
esta premisa debe ser verdad. Él prevé un programa de investigación sano que
nada positivamente en las anomalías. Todas las teorías son falsas, pero algunas
son mejores que otras en que explican todos los viejos resultados y predicen
nuevos. Una teoría no se puede rechazar en base de la observación a menos que
exista una teoría alternativa superior; una sucesión de tales teorías se llama un
programa de investigación, que es lo que precisamente aludimos en el párrafo
anterior.
Mientras el falsacionismo ingenuo de Popper, mantiene que el cambio de
ideas tiene lugar cuando se comprueba que estas son falsas, Lakatos sostiene
que el cambio ocurre cuando existe un programa mejor. La novedad de Lakatos es
que propone tres criterios para decidir si un programa de investigación es mejor
que otro: La nueva teoría debe explicar todo lo que explicaba la teoría anterior; la
nueva teoría debe tener un exceso de contenido empírico con respecto a la teoría
anterior, es decir, la nueva teoría debe predecir hechos nuevos que la teoría
anterior no predecía; y la nueva teoría debe ser capaz de orientar a los científicos
para que puedan comprobar empíricamente una parte al menos del nuevo
contenido que ha sido capaz de predecir.
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71
4.- Las modernidades
En el mundo civilizatorio, “planetario” como expresa Edgar Morin, ha tenido
un lenguaje, a juicio de Bauman (ob.cit.), que se “…esfuerza por mantener el
orden y negar o suprimir la arbitrariedad inesperada y la contingencia. Un mundo
ordenado es aquel en el que puede saber cómo continuar (o, lo que es lo mismo,
en el que uno sabe dejar al descubierto –y con seguridad- cómo continuar), en el
que uno sabe cómo calcular la probabilidad de un suceso y cómo aumentar o
disminuir esa probabilidad; un mundo en el que la vinculación entre ciertas
situaciones y la efectividad de ciertas acciones se mantiene, en general,
constante, de modo que se pueda confiar en los logros pretéritos como mapas
para logros futuros…” (p.20).
La humanidad, a todas estas, llegado a ser lo que es producto de un
proceso de acumulación de conocimientos. Se inició con una pre-historia que
describe la convivencia del hombre con otros seres vivos, donde la comunión con
la naturaleza es la característica más resaltante y donde el hombre fue
comprendiendo que no era suficiente con estar en armonía con su mundo natural,
sino que era necesario intervenir ese mundo y apropiarse de él, hasta el punto de
alcanzar la satisfacción de tener Poder, porque ese argumento de transformar la
naturaleza para hacer un mundo mejor y con mayor confort para la especie homo
sapiens, es un argumento débil, promovido por los intereses ocultos que todo ser
humano alberga y que aflora al conocer su capacidad de dominación de los unos
con los otros.
En este aspecto el conocimiento al servicio del hombre surgió por los
caminos mágicos del mito. Es lo que se conoce como el estadio teológico, donde
las causas, o causa primera, se le debe a Dios el creador. Acá es importante
establecer un criterio formal y axiológico: la causa primera tiene un origen en lo
indeterminado. Lo indeterminado corresponde aquello cuyo origen no vemos, no
palpamos, no intuimos, pero está allí, con su fuerza y con su manifestación real
ante hechos y situaciones de la vida humana. Los milagros, las apariciones, los
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fantasmas, todo es producto de un ente indeterminado que ha evolucionado en los
seres humanos que hoy habitan el planta tierra.
El término de “lo indeterminado” como causa primera, se debe a Aximandro
(filósofo griego nacido en Mileto, Jonia; nació en el año 610 antes de Cristo, y
murió, aproximadamente, en el año 545 antes de Cristo); fue discípulo de Tales
de Mileto, y maestro de Anaxímenes; consideró que el principio de todas las
cosas, el arché, es lo ápeiron, lo indeterminado; esto se da donde hay generación
de todas las cosas, donde desde condiciones de desorden se produce orden y
viceversa; donde lo construido es destruido y reconstruido, según la necesidad.
En el pensamiento de Anaximandro, el arché, a juicio de Cappelletti (1997),
es lo ápeiron; que viene de la “a”, partícula privativa, y “peras”, límite, perímetro;
es decir, lo indeterminado, lo ilimitado, que es el concepto que permite determinar
toda realidad ha de ser indeterminado, y precisamente el ápeiron designa de
manera abstracta esta cualidad, siendo eterno, siempre activo y semoviente;
sustancia que se concibe como algo material, como lo divino que da origen a todo.
Las formas de organización del mundo pre-civilizatorio, entendiendo por
civilización concretamente la consolidación de las instituciones sociales y políticas
en espacios geográficamente delimitados, se desarrollaban en razón de la
actividad agrícola, permitiéndose los primeros acercamientos a la aparición de la
propiedad privada que conllevó a la división de clases sociales y a las luchas
encarnizadas por los excedentes de las cosechas y la dominación de las tierras.
Gracias a la división de clases y al uso de elementos preciosos como
monedas de intercambio, el mundo antiguo comenzó a pensarse a sí mismo
desde una élite de hombres con el tiempo suficiente para dedicarse a la búsqueda
y perfeccionamiento de la escritura jeroglífica y a la concepción de una
organización de la vida humana que pudiera entenderse dentro del esquema de
valores y anhelos que caracterizó desde sus remotos días de existencia al
hombre.
En este aspecto es importante destacar que se ha dicho con insistencia de
que lo que diferencia a los hombres de los otros seres vivos, es la capacidad de
razonar o pensar; pero realmente la diferencia radica en el uso de esa capacidad
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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de pensar para organizarse e intervenir su medio natural para modificar su espacio
vital de existencia según los intereses que él mismo vaya creando. Es decir, la
satisfacción de sus apetitos personales, porque la satisfacción de sus necesidades
naturales ya el propio ecosistema planetario se lo facilita a través de campos
fértiles y animales nobles para su sacrificio.
Otro aspecto que comenzó a ser importante en las etapas pre-civilizatorias,
fue el acercamiento del interés del hombre hacia el Universo, hacia esos detalles
cosmogónicos que influían en el paisaje límite de lo terrenal con el horizonte de
día azul y de noche negro, oscuro y con destellos brillantes. Es importante
recordar, y de eso se ha encargado de reseñar de manera muy pedagógica
George Gamow (1971), en su “Biografía de la física”, que los sucesos más
antiguos que puedan haberse reseñado del universo se remonta a unos 12.000
millones de años, donde toda la energía y todo el espacio del universo, se hallaba
concentrado a un punto en el que se dio origen a una gran explosión (para
algunos teóricos modernos, el big bang), donde la temperatura se estima llegó a
alcanzar un billón de grados y toda la energía se hallaba en forma de radiación; se
estima igualmente que durante los primeros segundos se formaron las partículas
elementales y al cabo de un tiempo más se formaron núcleos de hidrógeno y helio,
en proporción de cuatro a uno; unos 10.000 años después la temperatura había
descendido a unos 100.000 grados y se formaron los primeros átomos de
hidrógeno, y al cabo de unos 400.000 años el hidrógeno empezó a condensarse
en nubes, dando forma a las futuras estrellas, las cuales a su vez se agrupaban en
cúmulos mayores, las conocidas las futuras galaxias.
En un aspecto concreto, explica Gamow (ob.cit.), hace 11.000 millones de
años la temperatura del universo era de unos 3.000 grados, y se formaron las
primeras estrellas: la gravedad hizo que los núcleos de muchas nubes de
hidrógeno alcanzasen temperaturas elevadas, del orden de 15 millones de grados,
lo que permitió la fusión del hidrógeno en helio, proceso que origina la emisión
luminosa de las estrellas. Cuando las estrellas agotan el hidrógeno del núcleo son
capaces de seguir generando energía fundiendo a su vez el helio en materiales
más pesados.
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74
En este aspecto, los núcleos de las primeras estrellas se formaron todos los
elementos químicos que actualmente hay en la Tierra; en las estrellas más
grandes, este proceso genera cada vez más energía, hasta que llega un momento
en que la gravedad no es capaz de contenerla y la estrella explota lanzando al
espacio gran parte de su materia. Esto sucede a una edad diferente según la
masa de cada estrella. Las explosiones de estrellas llenaron el espacio de nuevas
nubes de gas, a partir del cual se formaron nuevas estrellas, las llamadas estrellas
de segunda generación, entre las cuales se encuentra el Sol.
En cuanto la vida en la tierra, y acá tomamos ideas de Carlos Ivorra (2002),
“…surgió hace unos 3.500 millones de años. Se inició así un proceso evolutivo de
animales y plantas del que tenemos pocos datos, pues las primeras formas de
vida eran microscópicas y luego animales y plantas blandos (algas, gusanos) que
no dejan restos fósiles. Este primer periodo de la vida se conoce como
precámbrico, y se extiende hasta el momento en que podemos seguir más
fielmente la evolución biológica a través de los fósiles. A partir de aquí, los
biólogos dividen el tiempo en eras: La era primaria o paleozoica comienza hace
570 millones de años. Se distinguen a su vez varios periodos: en el periodo
cámbrico abundan los trilobites, moluscos y crustáceos. En el periodo ordovícico,
que se inicia hace 505 millones de años, siguen abundando los trilobites, se
extienden los equinodermos y braquiópodos y aparecen los primeros peces. El
periodo silúrico se inicia hace 440 millones de años. Aparecen peces acorazados
gigantes, las primeras plantas terrestres y de pantanos, grandes escorpiones
marinos. El periodo devónico empezó hace 410 millones de años. Aparacen los
peces modernos y los anfibios, evolucionan las plantas terrestres. En el periodo
carbonífero, iniciado hace 360 millones de años, se extienden los anfibios,
aparecen los primeros reptiles, la tierra se llena de musgos y helechos, cuyos
restos formarán las cuencas de carbón. En el periodo pérmico, que empezó hace
285 millones de años, se extienden los reptiles, mientras los anfibios pierden
importancia, se extinguen los trilobites y aparecen las primeras coníferas” (p.s/n).
En un aspecto científico moderno, Gamow (ob.cit.) hace alusión a la teoría o
hipótesis del big bang, o gran explosión, para explicar el origen del universo,
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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según esta versión el universo comenzó hace unos 14.000 millones de años con
una gran explosión, después de que ocurriera este fenómeno se crearon el
espacio, el tiempo, la energía y la materia. Todo lo que nos rodea, está constituido
por la materia formada por el big bang, un efecto directo de esta explosión lo
constituye el hidrógeno que tiene el agua, el cual se formó inmediatamente
después de ocurrir el big bang.
Ahora bien, en esa teoría demostrativa de una causa que a nuestro entender
no está aislada de “lo indeterminado”, porque su efecto es producto de una acción
o causa primera que da forma y sentido a una realidad que solamente ha sido
explorada y desarrollada a través de la evolución, una evolución que ha
desencadenado la adecuación de los seres vivos al medio ambiente y no lo
contrario, creando especies que por mucha similitud que tengan son distintos en
sus formas y en su conducta respecto a la existencia y a la organización. En
acepción de Ivorra (ob.cit.), se dan dos posibilidades si el universo tendrá o no un
final o si es o no infinito, recordando que al indicar que el origen es indeterminado
ello no implica que el final lo sea. Para los teóricos del big-bang si hay la
posibilidad de un cierre de este ciclo vital que se inició con la gran explosión; se
hace mención a una “muerte caliente” del universo, donde producto de la fuerza
de la gravedad o gravitatoria que atrae a los planetas entre sí, el movimiento
expansivo se desacelerará hasta anularse, produciéndose una contracción del
Universo hasta su colapso gravitatorio desapareciendo entonces en la nada. Y la
“muerte fría”, donde el universo no está reduciendo su velocidad, como se creía,
sino que continua acelerando su velocidad de expansión, esta fuerza destructiva
es en la actualidad imposible de detectar y no sabemos por qué existe y cuál es su
origen, si la energía negra continua separando el universo, se estima que en
100.000 millones de años la Vía Láctea sería una galaxia solitaria, comenzando el
universo un camino hacia su extinción como lugar receptor y difusor de energía.
En estas condiciones el final de la existencia humana tendría ya un dígito en ese
inmenso futuro civilizatorio que debería ser el interés de las nuevas generaciones
para ir asegurando medidas de contingencias contra una reacción natural
imposible de evitar. En 1948, los astrónomos austriacos, Hermann Bond y Thomas
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Gold, formularon una teoría alternativa a la del Big Bang. Aceptaban un universo
en expansión, pero negaban que hubiese tenido lugar en una primera y gran
explosión.
En la actualidad, tomando de referencia las teorías del físico teórico inglés
Stephen William Hawking (1942), las galaxias las teorías sobre el espacio y el
tiempo han tenido una variedad de posturas, destacando que las nuevas galaxias
se formaban con una materia que se creaba de la nada; el Universo sigue siendo
el mismo según la teoría de la “creación continuada” y a la idea de un Universo en
Estado Estacionario; en este sentido Hawking (2016), plantea sus teorías de los
Universos múltiples, en el cual expone la predicción de la Teoría M, es que existen
múltiples universos en un total de once dimensiones, donde cada uno de ellos
tienen diferentes valores para las constantes físicas, lo que explicaría por qué las
del nuestro parecen elegidas para permitir que exista la vida; de no ser así, no
existiríamos; y de hecho, en otros universos no existimos; “…cada universo se
define cuando la ocurrencia del presente y su observación seleccionan el pasado
necesario para haber llegado a él; es lo que se conoce como cosmología de arriba
abajo" (p.34).
Y la teoría “del Todo”, donde la relatividad general y los campos cuánticos
funcionan cada una en su terreno, el problema surge al estudiar cosas en
dimensiones de nano-estructuras, como los agujeros negros, que tiende a masa
infinita y volumen cero, mientras que en física cuántica ninguna partícula puede
comprimirse en un espacio más pequeño que su longitud de onda.
Ahora bien, estas ideas acompañan el ideario de un movimiento filosófico,
sociológico, económico, político y cultural que surgió a partir del siglo XVI, que se
ha conocido como “Renacimiento”, el cual no es más que el renacer del
pensamiento filosófico-cosmogónico de los griegos y los romanos (cultura
grecorromana), teniendo como características, antes que nada, el surgimiento,
que se da desde mediados del siglo XV hasta mediados del XVII, seguidamente,
en ese período y bajo dimensiones temporales diferentes, se da una pérdida del
sentido religioso medieval, pasando del teocentrismo en el que el hombre no era
nada y Dios lo era todo, a un modelo humanista, donde el interés se centra en el
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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hombre, incidiendo en prestar más atención a el modelaje de las instituciones
sociales y políticas que le permitían organizar de manera más eficiente los
Estados-Monarquías existentes. La idea de Imperio Cristiano da paso a los
Estados Nacionales, alzándose la burguesía y tomando influencia en la
organización de la sociedad moderna, no se daría concretamente durante el
Renacimiento su llegada al Poder, esto ocurriría a finales del siglo XVIII (con la
Revolución Inglesa y Revolución Francesa respectivamente), pero se sembrarían
las bases de esta nueva clase social en el ejercicio soberano de su dominio sobre
la Aristocracia y la Monarquía política.
El Renacimiento trajo consigo el descubrimiento de nuevos espacios
geográfico y de nuevos territorios civilizados, gracias al desarrollo de la industria
naviera en Europa, los cuales aportaron importantes avances intelectuales al el
cerrado panorama que había dejado la época medieval a gran parte de la Europa
moderna.
Otro factor que vino a propiciar las transformaciones a raíz del Renacimiento
fueron las acciones de los movimientos protestantes al catolicismo que influyeron
en la disminución de su poder Papal, tanto en lo espiritual como en lo material; y
la aparición de numerosas obras grecorromanas desconocidas por los medievales
que vino a crear un nuevo campo reflexivo desde donde interactuar con los
saberes acerca del hombre y del Universo. Este despertar intelectual permitió el
entrecruzamientos de las corrientes diversas propiciando un pensamiento inter y
transdisciplinar que hiciera posible a las ciencias crecer en su manera de ver la
realidad circundante. Esto promueve la aparición de una ciencia nueva,
enfrentada a la aristotélica, centrada en la Astronomía y en la Física, y que
contribuirá intensamente a la desaparición de los últimos vestigios de pensamiento
y de concepción del mundo medieval.
El Renacimiento promueve la Revolución Científica, caracterizada por los
aportes de Copérnico, Kepler y Galileo, quienes presentaron sus investigaciones
creando a su vez nuevas estructuras metódicas para la comprensión de sus
hallazgos; la ciencia comenzó a tener un papel muy destacado en la creación del
espíritu de la modernidad, sumando a este espíritu el deseo de libertad de
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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investigación y de pensamiento, la liberación del peso de la autoridad en el campo
de la creación intelectual. El Renacimiento se inició la ruptura con la concepción
greco-medieval, derrumbando el universo que había sido percibido por Aristóteles
y Ptolomeo, dando lugar a la valoración de astro Rey, el Sol, como el centro del
Universo donde cohabita la Tierra y colocándola como un elemento más del
Sistema.
En concreto, el mundo cambió de una manera drástica y se dio paso a una
nueva manera de entender el mundo, ya en su etapa civilizatorio, que
concretamente comenzó al instituirse las sociedades a través de la organización
de sus Estados e Imperios, comenzando con la organización teocrática, como es
el caso de Egipto, donde la figura del Faraón era considerada el “hijo del Dios Sol”,
y seguiría con Gobiernos encarados por los hombres pero bajo la protección
espiritual de la religión y los grupos o sectas portadoras de nuevos mensajes de
bienestar y salvación. En esa evolución que devino más por el interés de los
hombres de organizarse y mantener seguridad en sus espacios de propiedad y en
la sobrevivencia como seres vivos, se terminó de moldear el término modernidad,
más como un período de autoconsciencia de una clase burguesa que había
tenido las condiciones para formarse y las habilidades y destrezas para
profundizar en los saberes de la naturaleza, pero que carecía de riquezas y de
Poder para la toma de decisión que le diera completa seguridad de mantenerse
bajo ciertos beneficios en los Estados-Monárquicos al principio y en los Estados
Nacionales al final del periodo renacentista; la modernidad se trata del período de
desarrollo y esplendor del pensamiento asociado expresado en tres realizaciones,
tres empresas o proyectos característicos: la Empresa Capitalista, basada en el
cálculo racional -matemático del precio y el beneficio-; el Estado Moderno,
centralizado y burocrático; y la Ciencia, demostrativa, empírica y matemática.
Estos tres proyectos comparten una forma característica de racionalidad basada
en dos ideas: la Secularización, que se refiere a el traspaso o traducción en clave
mundana -no religiosa- del contenido de los misterios de la religión cristiana, de la
salvación; el arte, la política, el derecho van a ser entendido en términos no
religiosos. Y la modernización propiamente dicha, donde se da la racionalización
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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de la realidad, desencantamiento del mundo, y el uso de una Razón Instrumental,
un medio para conseguir fines, un saber para poder, un saber para hacer, y una
razón procedimental, que nos da pautas para regularizar los asuntos públicos.
En el siglo XX, se va a dar, producto de la revisión de ese pensamiento
greco-romano y las nuevas percepciones del mundo a través de las teorías de la
comunicación moderna, donde la informática comienza a cambiar el
comportamiento y conducta de la sociedad hacia el saber, un movimientos
artísticos, culturales, literarios y filosóficos, que aún hoy tiene vigencia, definidos
como parte de un proceso cultural que desde la década de los setenta liderizó una
crítica aguda a la formalidad, racionalidad y formas expresivas de marcadas por el
convencionalismos y la falta de humanización de todo cuanto como nueva fórmula
de convivencia estaba tomando espacio en la era civilizatoria. La idea nueva y que
aspira influir en todos los renglones sociales es la de iniciar la reestructuración, sin
apego en ideologías definidas, de la manera y forma de cómo el hombre ve la
realidad y su lugar en esa realidad.
El término propiamente de Postmodernidad, ha tenido su acepción en
diversos escenarios de las artes y las ciencias en el siglo XIX, sobre todo por la
figura de artistas plásticos que vieron en el mensaje de la reconstrucción de los
ideales filosóficos, sociales, políticos y culturales de la realidad, una vía expedita
para insertar su arte y promover cambios en una sociedad cada vez más cercana
a la técnica y al dominio integral de la naturaleza. Para 1870, el artista británico
John Watkins Chapman, le da su primera estocada al término y lo coloca como
expresión de lo que a su entender es lo contemporáneo, lo nuevo, algo que va
más allá de la modernidad, que persigue nuevos escenarios y se plasma tan
auténtica como la modernidad pero en un imaginario superior, donde el hombre no
está aislado de la naturaleza, sino que coadyuva con ella para producir los
cambios y transformaciones.
El término vuelve a ser asomado en la obra de Rudolf Pannwitz (1917),
titulada “La crisis de la cultura europea”, donde se aborda la temática sobre
nihilismo y colapso de valores en la Europa de la primera Guerra Mundial,
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recatando el pensamiento de Nietzsche, acerca del superhombre y su conciencia
ético y moral en una nueva era que va más allá de lo moderno.
Ya entrado el siglo XX, Arnold Toynbee, en su clásica enciclopedia
comentada “Estudio de la historia”. Menciona el inevitable rompimiento de los
valores y principios humanísticos del hombre técnico con la modernidad, la cual se
había quedado solamente la descripción de un mundo industrial cada vez más
mecanizado y complejo; Toynbee ubica el término en las distintas eras del
pensamiento Occidente: Edad Oscura (675-1075), la Edad Media (1075-1475), la
Edad Moderna (1475-1875), y la Edad Post-Moderna (1875- ).
La modernidad, a juicio de Popper (2002), es un tiempo de estabilidad
social, el racionalismo, el progreso y la clase media burguesa; lo post-moderno,
corresponde a visualizar la violencia del consumismo de la sociedad industrial bajo
condiciones de turbulencia, anarquía, relativismo, colapso del racionalismo y de la
ética de la Ilustración; en acepción de Toynbee (1987), lo post-moderno es un
concepto negativo de regresión deplorable, pérdida de valores tradicionales, de
certezas y estabilidades; es la degradación del ideal de progreso y la implosión de
los valores de una cultura consumista que se devora a sí misma ante la falta de
nuevos elementos que la motiven y le permitan reproducirse.
Desde la década de los cincuenta, el reconocido exponente del pensamiento
gerencial moderno, Peter Drucker (1994), en su obra “La sociedad postmoderna”,
a la cual califica de sociedad postindustrial, asume una postura optimista,
pensando el término como una acción desde la modernidad para eliminar todas
las necesidades que causan la pobreza e ignorancia, poniéndole fin a la era de la
ideología y de la nación-estado, para dar paso a nuevas necesidades en el plano
universal, pero que fueran necesidades para promover cambios positivos y
trascendentales.
En el plano literario, autores como Susan Sontag declaran la muerte de la
vanguardia, de los valores tradicionales, del victorianismo, del racionalismo, del
humanismo, para dar paso a una nueva sensibilidad el individualismo pasa a ser
una experiencia valiosa para ampliar el visor que identifica cada nuevo elemento a
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impulsar en una era que vuelve a la esencia de la palabra para explicar la
experiencia y el futuro que anhela el mundo civilizado.
Este nuevo tiempo la figura de Jean-François Lyotard (1989), en su obra “La
condición postmoderna”, expuso todo cuanto tiene ese sentido postmoderno al
hacer referencia a que gracias a las denominadas “narrativas de legitimación”, la
sociedad occidental ha buscado la manera de desprenderse de los profetas y
precursores de las ideas de un modernismo sólido y racionalista, a través de una
conducta “auto-legitimadora” que busca su propio espacio y describe sus propias
realidades haciendo a un lado las estructuras deterministas y reduccionistas del
pensamiento moderno; por otra parte, Lyotard (ob.cit.), destaca que el surgimiento
de la tecnología de informática que a su vez se vincula con las técnicas de
información y comunicaciones, se crea un nuevo espacio para el diálogo que es
más directo y personal, promoviendo un “individualismo dinámico”, donde la
experiencia particular pasa a ocupar mayor importancia que las teorías o
fundamentaciones científicas de las grandes escuelas del pensamiento.
En concreto, un movimiento poderoso confronta una modernidad
caracterizaba por la racionalidad, la uniformidad, la organización y el considerar
que existe una única verdad absoluta; el posmodernismo asume una carta de
promulgación que acepta, desde un estado emocional e intuitivo, la diversidad y
posibilidad de que todos pensemos diferente, la existencia del caos y conflictos
como un estado viable y permitible, y la aceptación que no existen verdades
absolutas con blancos y negros, sino cientos de grises y matices.
En un aspecto general, la postmodernidad se va presentando a través de
globalización y la aparición de Internet, produciendo una ruptura con la vida de las
personas y los negocios, de la manera tradicional que se venía abordando la vida
cotidiana, donde la recalescencia de unos modos de producción limitados ha dado
paso a medios de producción nuevos y con mayor cobertura de publicidad y
acceso para los potenciales compradores; esta realidad marca un escenario que
se convierte en un medio fundamental que habilita un sin número de
oportunidades para que la personas se relacionen e interactúan, desde el punto de
vista social y de los negocios, fomentando el emprendimiento.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
82
En el mundo actual se ha dado todo el cuerpo de doctrinas e ideas que ya no
están de acuerdo con los criterios de modernidad y postmodernidad, se trata de la
“hipermodernidad”, un nuevo fraccionamiento interpretativo del mundo global en
su interacción con el contexto de una sociedad en conflicto y en constante
sospecha ante lo incierto de acciones terroristas y de la violencia desmedida en
todos los espacios de la convivencia humana.
Quien inició la valoración de este nuevo espacio de la realidad civilizatoria
fue el francés Gilles Lipovetsky (1987), exponiendo que la modernidad pasó a un
nuevo equilibrio, que denominada hipermodernidad en las sociedades
desarrolladas, esgrimiendo que la modernidad ha comenzado a manifestar nuevos
síntomas: un proceso de personalización más radical, destrucción de sus
estructuras colectivas de sentido, prevalescencia del hedonismo, consumismo,
tensiones paradójicas en los individuos y en la sociedad civil, exaltación a la
seducción como forma de regulación social, rechazo de la violencia política y
aumento de la consideración ciudadana de los valores de la democracia.
Lipovetsky (ob.cit.), hace alusión en sus escritos del fin de la euforia, donde
el hedonismo que movió la razón de ser de la vida occidental ya no existe, y que
ha surgido un sentido nuevo, cargado de defectos cíclicos pero que da respuesta
apresurada a las necesidades creadas por los seres humanos inmersos en el vicio
del consumismo artificial y en ocasiones, consumismo efímero y carente de
efectos de satisfacción en la vida humana; califica de tiempos de hipermodernidad,
donde el desempleo, la preocupación por la salud, las crisis económicas y una
reaparición de virus que sentencian a comunidades enteras y las lleva a la
catástrofe por lo sanguinario de su fuerza brutal y destructiva, provocan ansiedad
individual y colectiva, condicionando el cuerpo social a un limitado espacio de
seguridad que solamente puede asegurar, como en tiempos medievales, el
enclaustramiento en urbanizaciones privadas y el aislamiento de los grupos que
potencialmente pueden causar daños y transmitir enfermedades. Un nuevo
medioevo pero a diferencia de la edad oscura de la civilización occidental, es un
oscurantismo trasmitido en tiempo real a través del internet.
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83
El aporte de Lipovetsky (ob.cit.), se teje en el marco del desenvolvimiento de
la globalización y del fortalecimiento de la sociedad de mercado que ha producido
nuevas formas de pobreza, marginación, precariedad del trabajo y la incertidumbre
en todo cuanto constituye la vida social y laboral de los seres humanos del siglo
XXI; el hedonismo ha decaído en desviaciones xenófobas y nacionalistas; y el
florecimiento de un culto al bienestar que lleva a que los individuos sean más
sensibles al sufrimiento ajeno, pero a su vez no actúen para salvaguardarlo, sino
que por lo contrario se quedan inertes ante el temor de que lo incierto les alcance
y pierdan lo único que aún no les ha podido arrancar la modernidad que es la vida.
Lipovetsky (ob.cit.), advierte que esta realidad del mundo moderno, estimula el
hiperconsumo, y en cuanto “… más se impone la comercialización de la vida, más
celebramos los derechos humanos. Al mismo tiempo, el voluntariado, el amor y la
amistad son valores que se perpetúan e incluso se fortalecen” (p.55).
Una respuesta parecida a la de Lipovetsky (ob.cit.), la hace Bauman (2003),
a través de la categoría “modernidad líquida”, la cual define el estadio actual de la
sociedad. Con la idea de la liquidez intenta demostrar la “…inconsistencia de las
relaciones humanas en diferentes ámbitos, como en lo afectivo y en lo laboral. Las
redes sociales juegan su parte en ello, ya que nos permiten conectarnos con
todos, pero a la vez desconectarnos cuando queramos: un clic representa un muro
o un puente en las relaciones humanas” (p.8).
En concreto, Bauman (ob.cit.), concibe que la sociedad líquida esté en
cambio constante, creando angustia existencial, donde parece no haber un sentido
instintivo de construir nuevas cosas, ya que el tiempo y la propia modernidad, han
impulsado la determinación de una sociedad temerosa a los cambios. Sociedades
complejas que “…se han vuelto tan rígidas que al menor intento de renovar o
pensar normativamente su orden -es decir, la naturaleza de la coordinación de los
procesos que se producen en ellas- está virtualmente obturado en función de
futilidad práctica y, por tanto, de su inutilidad esencial. Por libres y volátiles que
sean, individual o grupalmente, los subsistemas de ese orden se encuentran
interrelacionados de manera rígida, fatal y sin ninguna posibilidad de libre
elección. El orden general de las cosas no admite opciones; ni siquiera está claro
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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cuáles podría ser esas opciones y aún menos claro cómo podrían ser hacerse real
alguna opción viable, en el improbable caso de que la vida social fuera capaz de
concebirla y gestarla. Entre el orden dominante y cada una de las agencias,
vehículos y estratagemas de cualquier acción efectiva se abre una brecha -un
abismo cada vez más infranqueable, y sin ningún puente a la vista-” (Pp. 10-11).
La modernidad líquida, a todas estas, hace alusión a los líquidos y los
gases, los cuales tienen la cualidad de la fluidez; ésta fluidez identifica las
instituciones de la nueva percepción de la modernidad, la cual contrasta con la
postura sólida de la modernidad tradicional, porque es un descriptivo de la
institucionalidad y la sociedad, encarada bajo elementos con formas definidas y
fijas, mientras que la modernidad líquida muestra una sociedad que sufre
continuos cambios y no conservan con facilidad su forma; en este sentido, las
cosas líquidas no se atan de ninguna forma al espacio ni al tiempo, son libres de
fluir por donde quieran, pero siempre de manera momentánea; los sólidos no
cuentan con la libertad de fluir y no se desplazan con facilidad, son fijos y tienen
una forma definida y son perdurables: sí ocupan un espacio y un tiempo. La
liquidez representa la realidad actual, haciendo alusión a una sociedad que fluye,
se desplaza, se desborda, se filtra, gotea, se derrama sin control, y tiende a ser
instintiva, olvidándose de los valores y los principios fundamentales de la razón
que impulsó a los hombres a vivir en sociedad. Bauman, internaliza el término
líquido, para resaltar la naturaleza representada a través de hombres con
temores y sin confianza en sí mismos, en una selva de asfalto y cemento donde
consume entre horarios y estrés lo efímero de la vida humana, sin esperanzas que
se transformen en un legado vigoroso para beneficiar a sus descendientes o
semejantes, en un mundo volátil, violento, soberbio e injusto, abanderado por el
caos y la incertidumbre, y equilibrado por los deseos de orden u desorden para
propiciar los cambios.
En concreto, el mundo moderno aparece con el Renacimiento entre los
Siglos XV y XVII, se consolida en el siglo XIX, con la Revolución Industrial,
comienza su etapa de declive a finales del siglo XIX y primer lustro del siglo XX,
surgiendo una crítica fuerte a la debilidad de las relaciones en sociedad y a la
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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decadencia en valores éticos y morales, de toda una generación enfrentada entre
sí por las llamaradas de las Guerras; la sociedad corrompida hasta los tuétanos se
lanza con un salvavidas denominada post-modernidad, como si criticando los
desaciertos y planteando nuevas formas de comunicación y dialógica social,
aportaría formas de confrontar la crisis de la sociedad moderna. Pero en vez de
disminuir sus desaciertos, los ha aumentado; la sociedad se ha vuelto más
violenta y sectaria, se persigue todo cuanto rompa el esquema de rigidez de lo
tradicional, se ha vuelto anárquica y sin valores, ha perdido sus referentes y ha
profundizado sus vicios y hábitos, donde el humanismo se ha cerrado en el
individualismo, recargando de soledad la vida humana. Esta realidad ha llevado a
calificar de tiempos hipermodernos, así como tiempos en los que la búsqueda de
la identidad se ha convertido en otro de los problemas del hombre como sujeto
inmerso en el tiempo, girando en torno a determinadas tradiciones y creencias,
que funcionan como un eje central en la vida; los valores actuales se han diluido y
en vez de edificar un nuevo pensamiento de vanguardia, se ha construido
cimientos débiles para enfrentar una vida de exigencias y de alto grado de
tecnificación; esa debilidad, modernidad líquida o hipermodernidad, ha causado
fragilidad y desarraigo, ha creado un ser humano a-social, a-moral y deprimido.
Un ser humano que ya no se preocupa por la construcción de un “yo”, vinculado a
un “nosotros”; sino de un “yo” con una fuerte dependencia para con los otros, ante
la incertidumbre y el caos; los roles en la vida social están disminuidos y
fracturados; la sociedad extrapola sus miedos a las instituciones y se hace de la
persecución y el acoso laboral una medida de seguridad ante el temor de que
sean invadidos los espacios y termine por anclarse nuevas figuras que vengan con
igual o mayor temor del que ya existe. Es un tiempo donde el egoísmo no permite
consolidar verdaderos lazos de socialización; como refiere Bauman (2000), la vida
“…líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales”
(p.23); el miedo coloca al ser humano en la franja amarilla que lo lleve a decidir
entre el perder el Poder o el de mantener el Poder, sea cual sea el medio que
justifique, al estilo de Nicolás Maquiavelo, el fin de subsistencia y seguridad en la
sociedad organizada e hiper-dominada por el caos.
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5.- La metodología para encarar la hipermodernidad
Gilles Lipovetsky (ob.cit.), ha expresado que la postmodernidad nunca estuvo
ni cerca de lo que se pudiera denominar influencia en la sociedad contemporánea,
es decir, fue solamente una consigna vacía de una serie de estudiosos que no
vieron la magnitud del problema de la sociedad en su desconexión con el mundo y
con los planes de ese mundo para subsistir y salvaguardarse; se llegó de la crisis
de la modernidad directamente a la hipermodernidad, rechazando las verdades
absolutas y tomando partido de juicios de valor que exageran la ironía y la mirada
humana, en medio de un nihilismo que niega la validez de su propio comentario y
anula la calidad de los signos de bienestar y conciencia social de los tiempos que
se viven. La rigidez de las estructuras aniquila todo atisbo de crítica o discurso
científico que intente responder a los problemas del siglo XXI.
En un aspecto puntual, la hipermodernidad, se presenta como el reflejo de
los hábitos de consumo y cultura, que cuya concepción de la vida en sociedad
está ligada con el pensamiento e ideario civilizatorio, influyendo a través de las
palabras, en un proceso de reasignación de significados que se encuentran
determinados por el lugar geográfico y el momento histórico que se vice; en la
hipermodernidad se fortalece la idiosincrasia, los rasgos y miedos de la vida en
sociedad, así como se relacionan, de manera sistémica, el hombre en la
búsqueda de su lugar y proyección en el Universo.
Lipovetsky (ob.cit.), no deja cabo suelto en su percepción de la compleja
existencia del hombre en el contexto hipermoderno, lo vincula con la modernidad
tradicional y la posmodernidad, ésta producto de una percepción de moda de la
realidad y sus diversos componentes en la sociedad de consumo. La
hipermodernidad comprende la relación de la sociedad con el consumo,
abordando los principios que le dan símbolo de subproducto a la secularización de
la vida urbana, extendiendo un orden que solamente asume la voluntad desde la
razón, exponiendo al hombre a reconocer en el mundo organizado sus nuevas
necesidades de comprensión de una realidad volátil, cambiante y dinámica. La
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hipermodernidad crea condiciones para el acceso a una nueva verdad, planteada
desde la modernidad de la ciencia y de la ciencia positiva, racionalizando la
instrumentalización de las técnicas y recursos de indagación que permitan al
investigador en tiempos hipermodernos poder tomar una fotografía descriptiva y
analítica de los hechos y sucesos que se están dando y que influyen en el proceso
civilizatorio.
Todos estos hechos y sucesos están influidos por los efectos de la
Revolución Industrial del siglo XIX, que tuvo su germen inicial en la industria textil,
y comenzó, como expone Scruton (1999), con la “…utilización de máquinas pasó
de la producción inicial de hilaza y de tejidos a su utilización en las minas de
carbón y de hierro para continuar, ya en el Siglo XIX, con su aplicación a los
buques de vapor y el ferrocarril, impulsando una industria con producciones
seriadas, ordenadas, eficientes y masivas, homogeneizando y democratizando el
acceso a las prendas” (p.19). En este aspecto, Lipovetsky (ob.cit.), recrea un
paralelismo entre el vínculo de la moda, porque le da características a la
hipermodernidad de ser una especie de influencia del momento, abarcando
aspectos de los valores del capitalismo y la sociedad industrial, como la
producción en exceso, el consumo desmedido, las diferencias sociales y la toma
del Poder por grupos de interés en preservar la condición consumista y
materialista de la existencia humana. La posmodernidad arribó en un momento de
conflicto de la razón con la verdad absoluta, profundizando el valor de una
sociedad más heterogénea e individualizada y con menos expectativas acerca del
futuro; la hipermodernidad no devino de un proceso de arribo, sino de implosión y
de revelación al sujeto moderno, enfocando en el horizonte un cambio de
paradigma cuya raíz pareciera estar marcada por extinción de la raza humana en
un culto al hombre más por su apariencia que por su trascendencia en el mundo
de los vivos. La búsqueda de la individualidad requiere en el tiempo epocal
hipermoderno, de eventos que se den de manera compartida, o como refiere
Lipovetsky (ob.cit.), “…nos juntamos porque nos parecemos, porque estamos
directamente sensibilizados por los mismos objetivos existenciales. El narcisismo
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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no sólo se caracteriza por la autoabsorción hedonista sino también por la
necesidad de reagruparse con seres idénticos” (p.14).
En concreto, el vínculo entre el sujeto moderno-postmoderno e
hipermoderno, es desenfrenado, libre en sus elecciones así como también
dependiente de mecanismos de control menos directos; el miedo aparece con la
naturaleza, el medioambiente y las raíces culturales, comenzando una
desarticulación del sistema de la moda, comenzando a gestarse como expresión
del símbolo del fin de las ideologías, la magnificación de la globalización y el auge
de las nuevas tecnologías; la sociedad liberal, se identifica cada vez más con el
movimiento, la fluidez, la flexibilidad, desligada de los grandes principios
estructuradores de la modernidad, que han tenido que adaptarse al ritmo
hipermoderno para no desaparecer.
En concreto, el hipermodernismo exige criterios metódicos que sean
completos, pertinentes, organizados, eficaces y adaptables, a un sujeto a
condiciones de la moda en el marco del placer efímero, la satisfacción inmediata
de necesidades consolidada por el auge de la telemática, a través de los
dispositivos móviles y las compras online, y la revalorización de la historia y la
identidad de las personas, con la incertidumbre y variedad de circunstancian que
mueven en un sendero de sospecha al hombre civilizado.
En el marco metodológico que influye de una manera directa sobre el cuerpo
institucional de la sociedad hipermoderna, la presencia de lo indeterminado sigue
siendo la categoría que más influye, creando una relación con la materia, de eso
que está compuesto el sujeto y que Aristóteles denominó hyle, cuyo significa es
"algo" que se contrapone antes a la nada que a cualquiera de sus formas
determinadas; lo que existe es la hyle, las cosas, es y tal cual es, como expresara
Platón, es un orden nuevo; un orden con posicionamiento, en permanencia con lo
indeterminado, mediando ante todo con la libertad de lo existente, concibiendo el
cuerpo metodológico en el ámbito de lo absoluto en su conjunto con las cosas que
no representan porciones de hyle en estado indeterminado, sino que dicha
indeterminación de la hyle, se ha convertido hoy día en un ingrediente universal
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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que está ya en todas las cosas, como esencia y sustancia de un nuevo visor de la
realidad en la elocuencia de la vida humana.
En este sentido, no hay que olvidar la postura de Aristóteles, descrita
fielmente por Cappelletti (ob.cit.), la cual dice que “…todo lo que no es en el
sentido de ousía, todo aquello cuyo ser no es la ousía, es en un sujeto...” (p.29). El
sujeto, hypokeímenon, tiene desde Aristóteles el significado de “sub-yacente”,
“supuesto”, lo que “de antemano está”; el sujeto es como lo que está debajo, como
supuesto, y sobre lo cual se arroja el predicado, de este modo en la
hipermodernidad se dan las determinaciones del tipo ousía, si bien no son en un
sujeto, son predicados y el sentido que tienen es el de lo que “se dicen de un
sujeto”, “lo que se refiere a un sujeto”. Y ese es el esfuerzo al construir una
metodología en el contexto hipermoderno, hacer referencia a “lo que se refiere al
sujeto”, a su modo, a su existencia y permanencia en una realidad cada vez más
fluida y desorientada.
Propiciar una metodología para este tipo de contexto epocal de la
hipermodernidad amerita crear un nuevo constructo metódico del cual erigir las
bases de afluentes interpretativos de un mundo planetario que desde el siglo XV,
viene como bola de nieve arrastrando los desechos de la civilización y que hoy se
topa con un mundo global deshumanizado y en constante conflicto consigo mismo
y con su historia.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
91
1.- Modernidad
El concepto de “modernidad”, ha tenido diversas acepciones en la historia del
pensamiento occidental; pero su descriptivo no viene por posturas teóricas o de
grupos sociales que terminaron por distinguirse sobre una tradición que ya estaba
desgastando la capacidad creativa de las sociedades más avanzadas del siglo XV,
después de Cristo (d.C.). Sería con el arte, la estética arquitectónica y el
florecimiento de las ideas greco-romanas que Europa asume ir saliendo del
oscurantismo de la denominada Edad Media (período histórico que abarca desde
el siglo V hasta el siglo XV; diez siglos que comienza con la caída de Imperio
Romano de Occidente, en el año 476 d.C. y que se da por finalizado a finales del
siglo XV, en 1492, con el descubrimiento del Continente Americano). La
modernidad llega entre los Siglos XV al XVIII d.C., explosionando a través de
varios movimientos artísticos que para figuras como el filósofo alemán Immanuel
Kant (1724-1804), se sincretiza en el término Ilustración; la principal característica
de esta nueva interrelación intelectual y humana, es su status de autonomía,
unificando las instituciones sociales, laicas o eclesiásticas, simbolizadas por la
trilogía del Trono, el Altar y la Nobleza; destacando el nacimiento del artista
independiente, asumiendo un valor trascendental ante sí mismo, sus semejantes y
otros eruditos; de plano, se asume una postura contra la autoridad despótica de
patronos o monarcas. Es el libre arbitrio en su máxima expresión en una sociedad
que se niega a desmontar sus estructuras de poder y dominación ante el temor de
la anarquía y el desgobierno.
En acepción del filósofo norteamericano M. H. Abrams (1912-2015), la
modernidad ha sido el producto de "una revolución copernicana"; ésta revolución
fue el producto del pensamiento del astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-
1543), que propuso su pensamiento en contradicción al modelo del Universo de la
Ptolomeo, el geocéntrico, el cual situaba al planeta Tierra en el centro del universo
y al resto de cuerpos celestes girando en círculos a su alrededor. Para Copérnico
el centro del universo estaba en algún punto cercano al Sol y a su alrededor se
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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movían circularmente los cuerpos celestes, de forma uniforme y durante toda la
eternidad, incluía, el planeta Tierra.
Durante la ilustración, surgieron las instituciones del arte, la estética, la
historia del arte, los salones oficiales, la crítica, la museología, entre otros;
comenzó a tomar interés el crecimiento de las artes según los estilos de las
sociedades, las épocas y los artistas; un evento que comienza a darle un sentido
real y transcendental a esta nueva época que se estaba construyendo, es el Salón
de París, conocido como exposición periódica de artistas vivos, creado por la
Academia Real de Pintura y Escultura de Francia; desde 1747, se comenzó a
fortalecer la crónica sobre las artes y con ello el modelaje de un estilo literario
crítico que motiva a pensadores como el francés Denis Diderot (1713-1784),
redactando y creando una serie de textos, tanto por parte de su pluma como de
otros invitados intelectuales que le acompañaron, en un proyecto denominado la
“Enciclopedia”, término que acuñan dado que las crónicas críticas redactadas
exponían un conjunto de los conocimientos humanos o de una ciencia o un arte,
dispuestos alfabéticamente.
Diderot, en acepción de Scruton (ob.cit.), afirmaba “…la existencia objetiva
de la materia, a la que el movimiento es inherente eternamente” (p.76). Se da en
el movimiento estético una especie de quietud absoluta es una abstracción,
aspecto que en la Naturaleza no se da. El espacio y el tiempo comienzan a ser
valorados como formas objetivas de existencia de la materia y ésta compuesta de
moléculas; y los cambios en la Naturaleza se perciben sometidos a la “Ley de la
causalidad”, la cual establece que los fenómenos de la naturaleza se hallan en
una conexión mutua indisoluble, en una unidad; tal como lo concibiera el filósofo y
político español Juan Francisco María de la Salud Donoso Cortés y Fernández
Canedo (1809-1853), quien advirtió que "…levantamos tronos a las causas y
cadalsos a las consecuencias"; la “Ley de la causalidad”, en concreto, establece la
relación entre dos elementos, de tal forma que la naturaleza del segundo se deriva
de la naturaleza del primero; esta Ley movió buena parte del pensamiento de la
ilustración.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
93
En un aspecto general, el sistema tradicional del arte, que estuvo vigente
hasta entrado el siglo XVIII, donde la creación artística se hacía por encargo y
estaba dirigido a una élite aristocrática (la modernidad implicó la popularización del
arte), tornándose un compromiso estético con el presente, con lo nuevo y la
utopía, con lo original y la ocurrencia como expresión de la libertad individual, se
nutrieron los movimientos modernos.
En un aspecto puntual, según ideas de Scruton (ob.cit.), la modernidad se va
a presentar en varios campos de la vida civilizatoria; en el terreno político la
creación de los Estados Nacionales, como resultado de la desintegración del
Imperio acaecida al final de la Edad Media; en lo económico la aparición la
burguesía capitalista que ejerce un papel preponderante en la sociedad y la
política; en lo filosófico, la relectura de las fuentes de la filosofía griega, cuyos
inicios se remontan al siglo XIII y se acentuó tras la caída de Constantinopla con la
llegada a Occidente de muchos sabios bizantinos con sus bibliotecas; la influencia
de los descubrimientos de nuevos territorios con muchas riquezas naturales, estos
descubrimientos se dan gracias al perfeccionamiento de las técnicas que se
desarrollaron en la cartografía, las técnicas de navegación y la brújula hacen
posible la expansión marítima y comercial.
Otro factor que influye de manera determinante es la utilización de la pólvora,
tanto para asuntos de la vida cotidiana como de las confrontaciones bélicas; este
es un polvo explosivo utilizado en balística, en particular pólvora negra, una
mezcla explosiva de un setenta y cinco porcientos de nitrato potásico, un quince
porcientos de carbón y un diez porcientos de azufre; es una fórmula que aparece
ya en el siglo XIII, en los escritos del monje y filósofo inglés Roger Bacon (1214-
1292), teniendo un pasado común en la civilización China, en la utilización de
pequeños petardos artificiales, luego vendrían con fines bélicos, favoreciendo el
fortalecimiento del poder real frente a la nobleza, cuyos Castillos resultaban
abatibles a golpe de cañón. La pólvora cambio la geometría del Poder entre los
Siglos XV y XVIII d.C., generándose nuevos gobiernos y con ello una aceleración
de los cambios y transformaciones hacia la sociedad moderna progresista e
industrial.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Así mismo, casi en la misma magnitud de influencia que la pólvora, el
descubrimiento de la imprenta facilita la expansión cultural, las ediciones de los
clásicos por parte de los humanistas y la circulación de los textos bíblicos, que
favoreció la reforma religiosa. Y en el campo religioso, se va a dar la Reforma
Protestante con la rebelión de Martín Lutero en 1517. A juicio de Cohen (1965), la
Reforma surge cuando Lutero publica las "Noventa y cinco tesis" contra la venta
de indulgencias, en la puerta de la iglesia de Wittenberg; este acontecimiento
surgió por la necesidad de una religión interior, basada en la comunión del alma,
humilde y receptiva con Dios. Del lado católico, se funda la Compañía de Jesús, y
con el Concilio de Trento se inicia la contrarreforma. Todos estos acontecimientos
marcaron el surgimiento y consolidación, desde las bases de lo que será la era
moderna.
En cuanto a los principales representantes del origen de esa modernidad
occidental, parafraseando ideas de Chisholm (1982), Leonardo di Ser Piero da
Vinci (1452-1519), arquitecto, escultor, pintor, inventor, músico, ingeniero,
humanista de primera línea, está considerado como el precursor del Renacimiento
o edad de la ilustración que dio cuerpo a la modernidad; William Shakespeare
(1564-1616), dramaturgo, poeta y actor inglés, conocido en ocasiones como el
Bardo de Avon, o simplemente El Bardo, es considerado el escritor más influyente
del Renacimiento en habla inglesa, creando un mundo paralelo y fantástico que
llevó a un margen de profundidad no imaginado de la condición humana del
hombre, superando la percepción trágica griega que había sido el referente hasta
entonces; Galileo Galilei (1564-1642), astrónomo, filósofo, matemático y físico
italiano, estuvo relacionado con la revolución científica, hombre del Renacimiento,
que mostró interés por casi todas las ciencias y artes, e impuso una postura crítica
muy cuestionada para su época. Galilei genera un conflicto con la Iglesia, el cual
surge alrededor del respaldo dado por éste a la teoría de Copérnico sobre las
órbitas de los planetas, a raíz de esto es condenado de herejía en 1616 y en 1633;
su trabajo está relacionado con la mecánica y es el primero en aplicar
matemáticas para su análisis, propone el uso de péndulos como relojes y la ley de
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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aceleración uniforme para cuerpos en caída libre, y desarrolla el telescopio
astronómico con una lente convergente y otra divergente.
Aparece también la figura de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616),
novelista, poeta y dramaturgo español, creó una nueva línea en la literatura de
habla española y dio paso a la novela moderna, involucrando lo cotidiano con lo
humorístico y fantástico; Nostradamus (1503-1566), cuyo verdadero nombre es
Michel de Nôtre-Dame o Miquèl de Nostradama, médico y consultor astrológico
provenzal de origen judío, considerado uno de los más renombrados autores de
profecías y eventos futuros, sus visiones proyectaron la modernidad mucho más
allá de su época y le dio garantía a la sociedad contemporánea de mantener un
crecimiento sostenido en el logro de la consolidación de un mundo civilizatorio
cargado de inventos e innovaciones; Nicolas o Nicholas Flamel (1330-1413),
rabino y burgués francés, escribano público, copista, alquimista y librero, fue
representando como un gran alquimista cuya habilidad le permitió contribuir con
una visión mística y fantástica, de los alcances de la sociedad humana en un
mundo que se encaminaba hacia la conquista de cosas y situaciones increíbles;
Dante Alighieri (1265-1321), poeta italiano, cuya obra maestra, “La Divina
Comedia”, sentó las bases del pensamiento moderno y culminó con la afirmación
del modo medieval de entender el mundo; como ya se mencionó entre uno de los
factores que han movido el pensamiento moderno, está la imprenta, y un
personaje del Renacimiento por supuesto tiene que ser su inventor Johannes
Gutenberg (1398-1468), herrero alemán, que a través de los tipos móviles inventó
la imprenta y con ella Europa, hacia el 1450, revolucionó la cultura y los medios de
comunicación entre las sociedades modernas, el primer libro en editarse fue la
Biblia; es importante destacar la figura del pintor italiano Botticelli, Alessandro di
Mariano di Vanni Filipepi (1445-1510), de la escuela de Florencia, durante el
Renacimiento, en la segunda mitad del Quattrocento, impulsó a través de sus
obras nuevas concepciones de la estética renacentista; se le une el alemán
Alberto Durero (1471-1528), artista conocido por sus pinturas, dibujos, grabados y
escritos teóricos sobre arte, que ejercieron una profunda influencia en el resto de
generaciones de artistas del mundo moderno; Giovanni Boccaccio (1313-1375),
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escritor y humanista italiano, aunque nacido en París-Francia, cuyos poemas se
desatan a través de su obra "Decamerón", es un conjunto de cuentos erótico-
humorísticos que marcan el cambio de estilo literario y de retrato de la realidad
que hasta entonces había acostumbrado los poemas tradicionales de carácter
litúrgicos y trágicos; Francisco Bacon(1561-1626), filósofo inglés, conocido como
el barón de Verulam, vizconde de San Albano, propone ideas partiendo de los
planteamientos de Aristóteles, considerando la verdad como un fin que solamente
se puede alcanzar a través de la experiencia y el razonamiento inductivo, de
acuerdo con su método, descrito en el texto Novum organum scientiarum (1620),
buscó proporcionar un instrumento para analizar la experiencia, a partir de la
recopilación exhaustiva de casos particulares del fenómeno investigado y la
posterior inducción, por analogía, de las características o propiedades comunes a
todos ellos. Benito Arias Montano (1527-1598), humanista, hebraísta, biólogo y
escritor español, a quien se debe la dirección y publicación de la Biblia Políglota
de Amberes, que ha pasado a la posteridad como la Biblia de Arias Montano o
Biblia Regia; John Dee (1527-1609), matemático, astrónomo, astrólogo y geógrafo
inglés, que se dedicó, a la alquimia, la adivinación y el estudio del hermetismo;
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, también
Theophrastus Bombast von Hohenheim, conocido como Paracelso o Teofrasto
Paracelso (1493-1541), alquimista, médico y astrólogo austriaco, quien propuso
prácticas protocientíficas, combinando elementos de la química, la metalurgia, la
física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el
arte, lo que le dio a la modernidad un sentido más amplio, una libertad absoluta en
la creación y orientación del conocimiento; Giordano Bruno (1548-1600), dominico
italiano, muerto en la hoguera acusado de herejía, sus ideas rompieron con la
imagen aristotélica del mundo, que había dominado en la Edad Media, según
Bruno, todas las consecuencias del heliocentrismo de Copérnico: el Universo es
infinito, y en él se encuentran infinitos mundos, también habitados, como el
nuestro: lo perfecto ya no es lo finito y limitado, sino lo infinito; Nicolás Maquiavelo
(1439-1527), diplomático, funcionario, filósofo político y escritor italiano, precursor
de la Ciencia Política moderna, en sus aportes no hay un ápice de idealismo o
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espíritu utópico, su pensamiento crea las bases de un Estado moderno, dotado de
leyes, debe suponer de antemano que los hombres son malvados, crea un molde
del hombre moderno como un ser “malo” porque es egoísta y no desea nada más
que defender sus intereses…Entre otros precursores y personajes influyentes de
la modernidad.
En un aspecto general, la edad moderna deviene de un Renacimiento de las
artes y la ciencia; la ciencia es apreciada, en esa evolución moderna, desde los
valores epistemológicos del sistema antiguo que no explicaba mucho los hechos;
se retornó a los ideales científicos del platonismo y el pitagorismo. Desde
Copérnico y sus revoluciones de las órbitas celestes, así como la batalla con el
alemán Johannes Kepler (1571-1630), y Galileo, defendiendo la hipótesis
copernicana del heliocentrismo, comienza la revolución científica caracterizada por
el impulso al modelo aristotélico-ptolemaico; los aristotélicos las matemáticas eran
una ciencia secundaria que no valía para interpretar la realidad, Galileo considera
que las matemáticas son el lenguaje mismo de la realidad. La imagen del universo
constituida por la cosmología aristotélica y la astronomía de Ptolomeo, comenzó a
ser criticada y cuestionada, de allí que surgen nuevas explicaciones, el modelo
geocentrismo, que establece que el centro de la Tierra coincide con el centro del
Universo; el modelo de esfericidad del Universo, que expresa que el Universo es
finito y en él no existe el vacío, totalmente ocupado por esferas transparentes de
éter, que poseen un gran espesor, y en cuyo interior se encuentran los astros; la
heterogeneidad del Universo, que explica que el cosmos se divide en dos
regiones, el mundo supralunar es un mundo perfecto, compuesto de un elemento
puro e incorruptible, el éter. Los astros son esferas perfectas, y su movimiento es
circular y constante; el mundo sublunar (la Tierra) está compuesto por los cuatro
elementos, que son corruptibles y están dotados de movimientos "naturales" hacia
su "lugar natural". Y la causa extrínseca e inmaterial del Universo, donde las
esferas son movidas por motores inmóviles inmateriales. Habidas cuentas, la
imagen del Universo que fue sustituida gradualmente a partir de Copérnico, tomó
la nueva imagen heliocéntrica, el Sol como centro del sistema, donde las órbitas
elípticas, se presentan como la principal aportación de Kepler y termina con la
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circularidad; las dos primeras leyes de Kepler, la ley de órbitas y la ley de áreas,
rompían con dos principios básicos del aristotelismo: la circularidad del
movimiento y la uniformidad del movimiento; este acercamiento a la realidad se da
en razón de un vínculo entre las predicciones teóricas y la observación.
Igualmente surgen explicaciones como el modelo de homogeneidad del
Universo, argumentado desde la idea de que desde el momento en que la Tierra
se convirtió en un planeta más, desapareció la distinción entre mundo sublunar y
mundo supralunar. En este aspecto se da el concepto de fuerza, representado
por el aristotelismo, movimiento del Universo que se explica por la atracción del
primer motor inmóvil y por el rozamiento de las esferas; la explicación es la teoría
de la gravitación universal de Sir Isaac Newton (1643-1727), físico, filósofo,
teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés.
En la sociedad moderna, tomando ideas de Capra (1999), la ciencia adopta
el ideal platónico pitagórico de matematización de la naturaleza, cuyas principales
características, en contraposición a la ciencia aristotélica, se presenta como: la
máquina como modelo, donde la ciencia aristotélica es tomada como modelo el
organismo vivo, el modelo es la máquina, y en concreto el reloj; el Universo está
compuesto de piezas extensas que están en movimiento, la nueva ciencia es
cuantitativa y no toma en consideración los fines. La matematización del Universo
solamente se considera real lo que se puede matematizar: cantidad, extensión y
movimiento. Y en este sentido, gracias a los aportes de Galilei, el nuevo método
científico es el hipotético-deductivo. Un método caracterizado por la simplicidad
de la naturaleza, presentando un orden racional y necesario, más fiable que los
sentidos.
El método hipotético-deductivo se asume desde tres parámetros básicos:
uno, el de la Resolución, donde se analiza el fenómeno a estudiar y se lo reduce a
sus propiedades esenciales, desechando todas las demás; el dos, de
composición, el cual se construye creando una hipótesis de carácter matemático
que enlaza los elementos a que se ha reducido el fenómeno, se deducen
matemáticamente las consecuencias de esta hipótesis; y tercero, la resolución, la
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
99
cual pone a prueba la hipótesis realizando experimentos que comprueben la
veracidad de las consecuencias deducidas de tal hipótesis.
A todas estas, se van a dar dos escuelas muy importantes en la construcción
de la modernidad, por un lado la escuela racionalista, representado por Renatus
Cartesius, conocido como Rene Descartes (1596-1650), filósofo, matemático y
físico francés. Su pensamiento tiene gran influencia en el holandés Baruch
Spinoza (1632-1677) y el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716),
caracterizándose por la supremacía de la razón como única fuente de
conocimiento verdadero; destacando que sobre la realidad llega desde el
entendimiento de la razón y no desde la experiencia; las ideas en las que se basa
el conocimiento son innatas, es decir, no aprendidas, y la evidencia racional, está
fundamentada en el saber científico; los racionalistas proceden del mismo modo
que los matemáticos, de tal modo que el sistema filosófico posea la misma
evidencia y necesidad que un sistema matemático, donde el modelo destacado
para ello está enmarcado en los principios de la Geometría de Euclides, donde la
importancia de un método está reflejada en el progreso del conocimiento. Se da el
método y ciencia, como verdad que se da en términos equivalentes para los
racionalistas.
La otra corriente de pensamiento es el empirismo, donde los principales
filósofos de esta escuela están el inglés John Locke (1632-1704), filósofo y
médico, el filósofo inglés George Berkeley (1685-1753), y el escocés David Hume
(1711-1776), quienes coincidieron en argumentar que el empirismo parte de la
experiencia en la percepción del conocimiento, generándose evidencia sensible
como único criterio de verdad, generando contenidos de que no son innatos, sino
adquiridos. El conocimiento humano es valorado en razón de sus límites que
estableció que no puede ir más allá de la experiencia. El empirismo es asumido el
conocimiento en su valor práctico y universalidad, convirtiéndose en un modelo del
pensar filosófico que justificara la realidad en el marco de la comprobación y
verificación de los elementos de la realidad.
En el caso ya de la filosofía oriental, que creció y se formó de manera distinta
a la filosofía occidental, valga mostrar la postura de Anne Cheng-Wang (1955),
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
100
sinóloga e intelectual francesa, en una entrevista cedida al diario español “El
País” (2006), ante la consulta acerca de cómo se dio la modernidad en la filosofía
oriental y si existe eso de “filosofía oriental”, que la “…reapropiación de la tradición
intelectual china (confucianismo, taoísmo y budismo) a principios del siglo XX, se
inscribe en un esfuerzo para construir una filosofía china con historia propia. Se
hizo pasando por Japón. En el siglo XIX, Japón fue el primero en Asia oriental en
querer asimilar la fuerza de la modernidad. Crearon la palabra tetsugaku para el
concepto occidental de filosofía. Esa palabra pasó a China, pronunciada zhexue,
donde siguió derroteros distintos: si los japoneses consideraron que no existía una
filosofía japonesa anterior a la filosofía moderna, los chinos decidieron aplicar el
concepto a su propia tradición reinventada, adaptándola a los criterios que veían
representados principalmente en la filosofía alemana llegada vía Japón…Los
intelectuales chinos intentaron equiparse con el dispositivo que, según ellos,
constituía la potencia de Occidente, culminando una evolución iniciada en la
Europa de las Luces, o antes, con los misioneros, que presentaron el corpus
confuciano como equivalente de la filosofía occidental, y a Confucio como gran
filósofo. Esta sinomania se invierte con la Revolución Francesa y en el siglo XIX:
en Europa, la filosofía se institucionaliza, entra en las universidades, los filósofos
se convierten en profesores. Los filósofos alemanes son prototípicos. Así llegó a
China, al tiempo que, en Europa, China desaparecía del campo filosófico. En el
siglo XIX, sobre todo con el romanticismo, Europa se busca un origen único:
Grecia, excluyendo al resto del mundo -China en particular- de la filosofía.
Actualmente se redistribuyen las cartas. China tiene un papel importante y aspira
al de líder. La posición de su filosofía sigue este movimiento. Hay una
reivindicación de reconocimiento cada vez más exacerbada y multiforme. Algunos
intelectuales, conscientes de las aporías en que desembocan las experiencias
anteriores, se preguntan: ¿Por qué cargar con el término filosofía? Tenemos una
tradición específica. Pero de esta postura a un discurso nacionalista no hay más
que un paso. Y muchos de estos intelectuales, incluso los más críticos, no son
conscientes de estar dando ese paso…”.
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101
A grandes rasgos, la filosofía oriental percibe el Siglo XXI, subordinando
algunos de sus valores a las potencias occidentales, generándose un discurso
oficial sobre la grandeza de la cultura china, en cuanto a que se remonta, de modo
inflacionista, a 4.000 o 5.000 años, pero cuya realidad presenta las ideas de
Confucio, en su ética exigente, sin mayores imperativos categóricos, ni dogma,
como un legado y no como un ideario a universalizar. Las ideas de Confucio
visualizan al hombre como algo no separado del mundo natural; al respecto
expone Cheng-Wang: “…somos parte del mundo, pero esa parte podemos y
debemos hacer que sea lo mejor posible, en aras de la convivencia humana y del
equilibrio en el mundo”. El problema es que esa percepción de la realidad no es
concomitante con los valores del mundo global, donde Occidente impone sus
intereses materialistas y capitalistas, trazando una línea amarilla entre la
naturaleza y la vida civilizada. La naturaleza está al margen de la vida del hombre
moderno y ello lo lleva a divagar en un mundo líquido y volátil, en constante caos e
incertidumbre.
Esta realidad lleva a pensar la modernidad, en el caso de Occidente, como
un acto de idealización del proyecto matemático y el inicio de un proceso de
dominación del racionalismo-empirismo que impactó desde lo cultural, social,
económico y moral, la tesis de una ciencia impulsada por la razón donde el sujeto
epistémico moderno tenga la soberanía sobre el mundo, pudiendo intervenir para
modificar y controlar cada uno de los espacios científico, morales y estéticos, de la
vida civilizatorio, donde la comunicación se da a través de una teoría crítica, que
advierte el impulso hacia un monólogo permanente donde los seres humanos son
condenados a la convivencia en pequeños núcleos individualizados donde el
sentimiento de soledad y percepción laberíntica de la historia es lo que se percibe
como normal.
Esta modernidad del vacío, de la ausencia, de la orfandad del ser humano,
se contrapone a la idea que los orientales, o la filosofía oriental, tiene del momento
histórico en que vive su civilización. Su manera de concebir la modernidad es a
través de su filosofía de vida, porque para los orientales el mundo moderno está
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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consustanciado con el mundo espiritual; la filosofía de vida es inseparable de la
religión, de los elementos de la naturaleza.
En este aspecto, las tradiciones orientales parten de la idea primaria que el
sujeto debe salir de sí; cada individuo ha de pensar en silencio, escuchar y
caminar; partir de un yo que negándose y perdiéndose se encuentre. Un yo que no
devore al otro, sino que se abra, al encontrarse acogido, por todo y por todas; se
trata de una filosofía de la contemplación, la receptividad y el salir de sí; con esto
no se quiere dar a entender que la postura oriental propone vivir sin pensar, sino a
pensar sin pensar o un sentarse a pensar el no-pensar.
La modernidad, vista en el marco de la filosofía oriental, es una percepción
compleja de las visiones y los temas sociales que sirven de representación a lo
moderno. Para los orientales lo importante es la preservación
tradición/espiritualidad; valores que van más allá del materialismo dialéctico y de la
visión determinista y reduccionista de la historia y los eventos de los seres
humanos. Las crisis culturales y éticas de la sociedad contemporánea no es el
producto de una tradición oriental pasada de moda, aunque parte de esa crisis es
el resultado de la decadencia de la tradición de algunos pueblos orientales; los
problemas en la filosofía oriental se producen por la imposición de Occidente del
proceso de modernización mismo; el capitalismo global ha avanzado a una nueva
etapa histórica y las reformas de países de filosofía oriental, como China, conduce
a su incorporación a los procesos económico y cultural occidentales, aunque no
por ello al mismo rango e interés de lo que se concibe como modernidad en
Occidente.
En un aspecto concreto, la modernidad para la visión de mundo de los
orientales y su filosofía (incluye las diversas filosofías de Asia del Sur y Asia
Oriental, filosofía china, filosofía hindú, filosofía budista, ésta presente en el Tíbet,
Bhután, Sri Lanka y el Sudeste Asiático, la filosofía coreana y la filosofía
japonesa), se basa en la dirección del pensamiento, ampliando su ámbito
temporal y espacial, en razón de su existencia, mantiene vigente en la modernidad
las antiguas enseñanzas, dogmas y monumentos históricos, no buscando
transformar nada, sino que por el contrario, genera un llamamiento a la esencia
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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original de la persona; el hombre no es sólo a los demás, permanece sin resolver
profundidad, misterioso e incomprensible del mundo interior; profundiza los
problemas del conocimiento místico; establece una estrecha relación con las
realidades sociales y políticas; la cultura moral de la relación del hombre con el
mundo exterior se da en la unidad sociedad-naturaleza; la filosofía no se separa
de las tradiciones culturales y los valores se manifiesta en los estereotipos de
pensamiento. El modelo del mundo está enraizado en la forma de pensar de
acuerdo con el estado de ánimo conque esa persona asume las relaciones con el
mundo exterior, desde la fortaleza y consolidación de su mundo interior.
2.-Inter-Modernidad
El prefijo “Inter-“, tiene su origen en el latín, y su significado es "dentro de,
en medio de o entre"; en el ámbito de la teoría del conocimiento, lo inter ha estado
vinculado con lo disciplinar, que son áreas especializadas de saberes que
establecen un criterio de integralidad en el plano holístico de su significados
teóricos, metodológicos y vivivenciales. En el campo disciplinar, según expone
Tamayo (2012), lo interdisciplinar corresponde a la vinculación entre varias
disciplinas, para buscar la solución a problemas complejos. Se hace necesaria
una mirada integral, en el cual la participación de varias ciencias, haga posible
explicar el contexto y las relaciones en ese contexto, de categorías y
subcategorías que registran los hechos y su impacto en la vida humana y en la
institucionalidad de la sociedad.
Acá la modernidad asume su condición ante la ciencia, integrando las
diferentes teorías, datos, fórmulas e instrumentos, gestándose la percepción de un
conocimiento multidimensional de los fenómenos y estableciendo la jerarquización
en el conocimiento, en miras a entender la realidad y propiciar en ellas
transformaciones y cambios que fortalezcan la vida social y cultural de los
pueblos. En la inter-modernidad se da la interconexión en el marco del desarrollo
técnico y científico, dando espacio a el avance en la temporalidad de estructuras
de pensamiento que confronten la incertidumbre y el caos, y creando coyunturas
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
104
en diversas materias o disciplinas, para así comprender lo real y encaminarse
hacia respuestas teóricas y prácticas que serían difícil plantear desde una visión
unidimensional, o partiendo de una sola mirada de los asuntos que delimitan lo
moderno.
En un aspecto puntual, hoy día la inter-modernidad está sujeta al desarrollo
de la tecnología, las ciencias y la globalización, demando la integración de los
conocimientos, en un contexto sociocultural que ofrece soluciones integradoras a
los problemas tanto de relaciones humanas como de interacción con nuevo
conocimiento. La inter-modernidad debe ser entendida como una etapa estructural
de la modernidad, donde se persigue la solución de conflictos, la comunicación, el
análisis y contraste de datos e informaciones, que identifiquen el comportamiento
humano hacia nuevos modismos e interacciones eco-sociales. De una meta
humanista se ha pasado a una meta de sustentabilidad ecológica, por encima, por
vez primera en el estudio de la vida moderna, de la propia condición humana,
porque sin planeta tierra lo humano no tiene garantía de supervivencia. Hoy día
las problemáticas modernas como las del calentamiento del planeta, no pueden
ser resueltas desde una sola disciplina o desde una sola percepción de la realidad;
se tratan de problemas complejos, donde los factores vinculantes están en
constante interacción y dinámica eco-social.
A todas estas, tomando ideas de Heckhausen (1991), la inter-modernidad
propicia la división del saber en múltiples disciplinas como parte de la separación
entre el conocimiento científico y la acción o praxis; en la inter-modernidad se da
la historia y en el marco de los contextos sociales, dependiendo de factores
generales que permiten el desarrollo del conocimiento, en razón de estructuras
institucionales y la integración de las acciones colectivas, donde se involucran los
valores y en diferentes campos de la investigación. Desde Aristóteles, Leonardo
da Vinci, Pico de la Mirándola, entre otros, el conocimiento abarcaba las ciencias
puras y ciencias aplicadas; un conocimiento humano desarrollado para alcanzar
valorar la sociedad moderna en su justa proporción humanista y materialista,
equilibrando intereses y proyectando nuevos escenarios internos desde donde
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
105
crear matrices de convivencia cada vez más engranados con la relación sociedad-
naturaleza.
De este modo, recalca Heckhausen (ob.cit.), tanto Thomas Moro,
Montesquieu, como Rousseau, promovieron campos del saber en el marco de la
multivalencia de las disciplinas y asumiendo el dominio de las interacciones entre
dos o más procesos disciplinares que garanticen una comunicación efectiva. La
inter-modernidad le toca lidiar con lo interdisciplinario, compuesto con diferentes
conceptos, métodos y datos, pero organizados en un esfuerzo común alrededor de
un problema común, con intercomunicación continua entre los participantes que
provienen de diferentes disciplinas.
Según Heckhausen (ob.cit.), se distinguen seis tipos de interdisciplinariedad
que son las que le dan orientación a la ciencia en la inter-modernidad. Estás son la
conocida como “la indiscriminada”, caracterizada por todos los intentos que
desembocan en la mezcla con disciplinas que tienden a no ser coincidentes en
temáticas y métodos; “la engañosa”, viene dada por el uso de instrumentos
analíticos que integra lo teorético con lo práctico; “la auxiliar”, que es cuando una
disciplina presta sus métodos a otra disciplina para explicar la realidad moderna;
“la compuesta”, conformada por varias y diferentes disciplinas, en un afán de dar
solución técnica a problemas muy complejos; “la suplementaria”, que se da
cuando en un mismo objeto material, las disciplinas desarrollan un recubrimiento
(overlapping) parcial en una relación suplementaria que facilita una cierta
integración teorética; y “la unificadora”, que es cuando la aproximación de varias
disciplinas logra conformar una consistente integración teorética tanto de niveles
como de métodos.
En concreto, la inter-modernidad es un espacio en la modernidad donde,
desde el punto de vista de la ciencia, se cruzan las disciplinas desde sus límites
tradicionales, vinculando e integrando el pensamiento humano con los valores
sociales y eco-sociales, del mundo civilizatorio. La inter-modernidad combina la
teoría y praxis, con lo técnico-metodológico, caracterizado por la sistematicidad
de las ideas y la concepción multidimensional de los fenómenos, apartándose de
posturas eclécticas o de la vulgarización de los saberes.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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3.-Trans-Modernidad
El prefijo “trans”, viene del latín que significa “más allá de”; en el caso de la
teoría del conocimiento, se reconoce lo trans con la “transdisciplinariedad”, la cual
es, a juicio de Tamayo (ob.cit.), la acción de “…ordenar articularmente el
conocimiento, coordinándolo y subordinándolo en una pirámide que permita
considerar orgánicamente todas las ciencias. Busca que las relaciones entre las
disciplinas transciendan de un conjunto con sentido y que pueda englobar el
término de la transdisciplinariedad, bajo el supuesto de unidad entre diversas
disciplinas que le permiten interpretar la realidad y los fenómenos que se
proponen unitarios…” (Pp. 77-78).
En un plano del contexto moderno, la transdisciplinariedad engloba los
saberes y los superpone en razón de sus estructuras sistémicas, a efecto de
establecer una comunicación fluida en los diversos niveles teóricos y prácticos de
las relaciones humanas. Ya en el marco de la modernidad, a juicio de Rodríguez
(1989), la transmodernidad es la pervivencia de las líneas del proyecto moderno
en la sociedad posmoderna; tiene que ver con el tránsito y fragmentación de la
sociedad y del saber postmoderno. Para continuar la modernidad por otros
medios; penetrando la caracterización de buena parte de las polémicas,
problemas, posturas del conocimiento.
Ahora bien, Rodríguez (ob.cit.), hace referencia a la “transmodernidad” en
razón de la post-modernidad, ésta última es entendida como un escenario
posterior a la modernidad renacentista, que comenzó a describir al hombre como
un proceso natural de la evolución, cuyo proceso se desencadena por el
mecanismo de la competencia. La postmoderno percibe el conocimiento humano
como parte de verdades absolutas que dan pie al relativismo, interesándose en el
conocimiento científico positivista y no en explicaciones fenomenológicas o
etnográficas. El conocimiento humano es susceptible, desde lo post-moderno, a
ser cuantificable, enmarcándose en la vertiente práctica de la vida, hasta detallar
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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la figura de un ser invadido de prejuicio, distanciándose de lo estético y artístico
que venía caracterizando la modernidad.
Lo trans-moderno, desde este escenario, obedece a los mecanismos que
aleja del modo monogenético y jerárquico característico de la identidad para
adoptar rasgos rizomáticos y multicrónicos. La trans-modernidad, recalcando la
postura de Rodríguez (ob.cit.), corresponde a las identidades que obedecen a un
modelo poligenético, caracterizado por brotaciones simultáneas horizontales sin
centro ni jerarquía.
Es importante definir algunos términos básicos; el rizoma, a juicio de Azócar
(2007), es un modelo descriptivo o epistemológico en el cual la formación de los
elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica; se comporta como sistema
sin centro, jerarquías ni significado, sin un general y sin memoria organizativa o
automaticidad central, definido únicamente por una circulación de estados.
En cuanto al rasgo multicronico, se refiere a interactuar, aprender, adaptar,
y motivar a los cambios, observando el manejo de las interconexiones desde un
plano lineal y coherente; y las brotaciones, corresponden a un ciclo en la vida;
brotación o floración, todo comienza por la brotación, es decir, la aparición de
brotes nuevos que hace posible concebir nuevas realidades.
En un sentido puntual, la trans-modernidad tiene su antecedente inmediato
en la obra del filósofo español José Ortega y Gasset, sobre todo en su discurso
sobre la modernidad donde expresa que un filósofo a comienzos del siglo XX, se
sentía “nada moderno”, pero si “muy del siglo XX”, previendo que éste habría de
ser otra cosa distinta. Al terminar la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial, 1914-
1918, Ortega recalca que “la modernidad ha concluido”. Volviendo a Rodríguez
(ob.cit.), la transmodernidad supuso una teoría transmoderna que prolonga,
continúa y transciende la Modernidad, desde el retorno de algunas de sus líneas e
ideas, acaso las más ingenuas, pero también las más universales; es un retorno,
distanciado, irónico, que acepta su función útil no siendo una meta, pero si una
situación estratégica, compleja y aleatoria no elegible. La transmodernidad
renuncia a la teoría, a la historia, a la justicia, a la autonomía del sujeto; desde el
estructuralismo se decretara que “el hombre ha muerto”, y se crea la polémica
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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sobre la crisis del sujeto, donde el sujeto no es ya el centro del universo, hay
distancia entre declarar su inexistencia y aceptar su fragmentación y su debilidad.
En términos de Rodríguez (ob.cit.), la globalización ha propiciado un equilibrio
entre los intereses locales y los globales, pasando el mundo de un ordenador,
hasta la concepción del mundo desde el escenario de la ciudadanía, la cual
incluye valores institucionales y códigos nacionalistas.
Rodríguez (ob.cit.), resalta que el “…prefijo trans connota no solamente los
aspectos de transformación que vengo apuntando, sino también la necesaria
transcendencia de la crisis de la modernidad, retomando sus retos pendientes
éticos y políticos;…pero asumiendo las críticas postmodernas. Los enunciados de
la postpolítica o el postdeber no pueden resolverse en el nihilismo, sino en la
formulación de un horizonte que asuma el vacío ontológico como desafío racional,
creador y comprometido. Para ello no nos es necesario el suelo firme de lo
nouménico…; el reino de los fundamentos puede ser sustituido por una
fenomenología de la ausencia, que sin embargo, fácticamente, no se enfangue en
la inacción del relativismo. Apuesto por un uso regulativo, formal, de los valores y
las ideas, sin recurrencia a un esencialismo metafísico, la deliberación y elección
de las reglas del juego para las diversas prácticas, un sujeto estratégico situado, la
asunción del compromiso ontológico de las elecciones, la defensa a ultranza del
individuo, y cierta ironía escéptica frente a los nuevos embates de los
fundamentalismos, pero sin menoscabo del ideal democrático ilustrado como
horizonte requerido” (p.7).
De manera puntual, la trans-modernidad, en el siglo XXI, se caracteriza por
la textura compleja de la memoria histórica y social; se da en un tiempo de
globalización, de memoria colectiva que ha deja de ser el patrimonio exclusivo de
un grupo social o nacionalidad determinado, donde se ha pasado a pertenecer a lo
múltiple, pero desde una conducta coherente de lo inter y trans- moderno.
Si algo nos mostró la modernidad, desde el Siglo XV d.C. hasta bien
entrado el Siglo XX, es que la ciencia se interesó por la realidad, una realidad de
presencia, de observación, directa ante el sujeto que estudia o indaga; en esa
realidad a los pensadores modernos les dio por establecer homogeneidad en los
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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criterios, centralidad en los fenómenos objeto de estudio, temporalidad, razón y
conocimiento nacional y global de los actores y acontecimientos que se dan en un
contexto de Poder impregnado por el Imperialismo, la jerarquización de
atribuciones de un Estado Nacional de perfil democrático, y la oralidad como
discurso político que concentra las masas desde un reflector potente que es la
prensa o los medios de comunicación de masas. Esa modernidad planteó la
vanguardia en asuntos relacionado con el conocimiento y las artes, destacando la
vinculación pueblo-clase, porque dado que su origen lo motivó la monarquía y los
movimientos aristocráticos que luego dieron paso a la burguesía y con ella a la
distinción de clases sociales, manteniendo el espíritu de explotación y esclavitud
que le ha dado la posibilidad de progreso a la civilización occidental. ¿Qué hubiera
sido de Occidente sin sus esclavos y sin su falta de pudor para cometer la barbarie
de la explotación del hombre por el hombre? Definitivamente no hubiera existido
Occidente como la civilización global en que hoy se ha convertido.
En acepción de autores como Rodríguez (ob.cit.) y Azócar (ob.cit.), se va a
dar en el Siglo XX, una etapa de transición de la modernidad hacia otras cosas,
entiéndase otros derroteros del pensamiento civilizatorio Occidental. A este puente
entre un territorio consolidado e institucionalizado, la modernidad, se crearon islas
o espacios satélites que se han ido conociendo como post-modernidad. Ésta se ha
caracterizado por la extraterritorialidad, su presencia y existencia está en todas
partes, según sean los intereses de los investigadores, estudiosos o personas
para profundizar su existir, entendiendo la realidad como un evento, un simulacro
donde por la vía del ensayo-error se prueban tipologías de convivencia; se
cristaliza la heterogeneidad como perfil natural del hombre que había sido
coartada en la modernidad, se habla de un consenso de las academias y del
espíritu ideológico de los pueblos, lo cual plantea un fin de la historia. En esa
dinámica se plantea deconstruir lo existente y volver a crear valores y estructuras
de convivencia social.
A todas estas, la postmodernidad convierte la cultura en una multiplicidad
de escenarios, se avanza en algunas sociedades con nuevas estrategias de
colonización (post-colonización) y de la percepción jerárquica del Poder se pasa a
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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una anarquía totalizante, donde prevalece el interés por la seguridad en todas sus
variantes y de una economía individual se propone una economía global que sirva
de receta a todas las situaciones de necesidad que se den en la sociedad
moderna. Se vuelve, como en la Edad Media, a un interés por la escritura para
fortalecer la comunicación institucional y social, y se profundiza una revisión del
pasado desde las vivencias, quitando el peso racionalista a la postura humana lo
cual permite el fortalecimiento de metodologías cualitativas para interpretar la
realidad.
A toda esta vorágine de situación irrumpe, a raíz de la década de los
ochenta del Siglo XX, proyectándose en los primeros lustros del Siglo XXI, una
ampliación de los criterios modernos y post-modernos, bajo la denominación, ya
referida anteriormente, de la trans-modernidad. En esta nueva versión, que indica
que va más allá de la post-modernidad, prevalece una realidad que es asumida en
el marco del paradigma de la información y las comunicaciones, de manera virtual,
una realidad virtual como escenario de diálogo y estudio; instrumentalizando las
acciones en estos escenarios a través de la telepresencia, la aceptación de la
diversidad, el manejo de la red, por la vía del chat, y el fortalecimiento de una
nueva categoría denominada “glocalización” que es la composición entre la
globalización y las realidades locales; se promueve un pensamiento único, el de
las redes y la información participativa, con un manejo de los hechos bajo contexto
complejo y de incertidumbre, en una sociedad que enfrenta el riesgo y una
economía cada vez más fragmentada y nacionalista, cuidando los mercados
internos y manteniendo distancia con los convenios y posturas transnacionales
que buscan fortalecer las sociedades más poderosas y a someter aún más a las
que aún están en vías de desarrollo o bajo la condición de sociedades
dependientes.
En el campo de la trans-modernidad las mega-ciudades son el objetivo a
alcanzar, el éxito urbanístico y estético a definir, para proyectar valores y principios
de progreso en las nuevas generaciones; y de las relaciones humanas se pasa a
las ciber-relaciones, donde lo importante no es conocer a las personas sino
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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entablar con ellas encuentros virtuales donde se sacien los apetitos más
escondidos del ser humano.
En términos simples, de una sociedad que surge del arte y del
conocimiento, se está en una sociedad sucumbida por los hipertextos, el
ordenador, la multimedia, el internet y todo cuanto implica conexiones que se
almacenan a través de bits y que pueden concentrar gran cantidad de información
en pequeños dispositivos que promocionan una cultura de masas personalizada.
La trans-modernidad constituye la realidad en el trasfondo de la pantalla de un
hardware que es el nuevo estímulo del hombre moderno.
4.- La semiótica en lo inter-transdisciplinario
Es complejo abordar este tema en vinculación con los criterios de inter y
transdisciplinariedad, dado que no es solamente identificar espacios de
convivencia entre las disciplinas, sino entender el lugar que ocupa el lenguaje en
el proceso educativo moderno. Lledó (1970), decía que toda la crítica al
pensamiento se apropia de él, a través del lenguaje. El lenguaje, expresa Lledó
(ob.cit.), “…al serlo de un pensamiento, constituye no sólo una vía de acceso,
sino, además, una parte integrante y esencial del mismo pensamiento…” (p.119).
El autor describe que al tratarse el tema de la semiótica se está tratando la
realidad desde dos perspectivas: la del significado, que denota la direccionalidad
de las ideas; y desde el sentido inter o transdisciplinario que se vale del signo para
darle expresión y corporeidad a la naturaleza del diálogo disciplinar. La semiótica
se une a otras disciplinas y explora, desde los signos lingüísticos, los símbolos, las
palabras y expresiones que representan el carácter formal del lenguaje.
Desde esta perspectiva, la semiótica, como conjunto de elementos
dispersos en el mundo físico y abstracto, describe el medio externo desde una
visión lógica y cognitiva. Lógica, porque se ocupa de problemas lógicos de
significación; y cognitivo, porque busca explicar el porqué de la comunicación y los
mecanismos psíquicos que establecen las normas esencial de comunicación. En
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
112
cuanto a lo cognitivo, esto se establece en relación al signo y a los hechos, en un
proceso continuo de intercambio de saberes.
Esta realidad hace plantear la siguiente incógnita: ¿Cómo se presenta la
semiótica, desde una postura disciplinar, como activadora de los procesos de
integración en el conocimiento que va desde lo interdisciplinario hasta lo
transdisciplinario? Y el propósito se centra en mostrar los elementos constitutivos
de la semántica al servicio de otras disciplinas de estudio.
La constitución de dominios inter-transdisciplinarios, son visualizaciones
prácticas a los esquemas formales de las estructuras de investigación que
sustentan y guían las indagaciones de las instituciones científicas y académicas a
nivel local, nacional y latinoamericano. Se identifican tres (3) dominios que
interactúan como campos teóricos o regiones epistemológicas construidas desde
disciplinas disímiles y espacios diferentes de producción del saber que convergen
en la semiótica como núcleo articulador del conocimiento; el resultado de la
confluencia de ciencias originarias y de disciplinas primarias, responden a los
nombres dados por quiénes construyen los discursos de las ciencias y son
capaces de identificar y explicar, en términos lógicos, filosóficos y epistemológicos,
los dominios en que se van entretejiendo, producto de los encuentros y
desencuentros de las ciencias. Sobre este tema versará el presente ensayo,
encarado desde la hermenéutica dialéctica, con su enfoque descriptivo-
transcomplejo.
La semiótica como disciplina
Revisando textos y compendios acerca de la semiótica como disciplina, una
percepción, de las muchas que hay, es la de Ferdinand de Saussure (1857-1913),
en donde muestra el sentido de la semiótica entrelazado con la idea de “ciencia”;
ésta es, para Bunge (2001), el saber humano, constituido por el conjunto de
conocimientos objetivos y verificables, que son obtenidos mediante la observación,
la experimentación, la exploración, el discernimiento, como principios y causas
que formulan y verifican hipótesis y se caracteriza por la utilización de una
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metodología adecuada para el objeto de estudio y la sistematización de los
conocimientos. En ese sentido, la semiótica estudia los diferentes sistemas de
signos que permiten la comunicación entre las personas y sus modos de
producción, de funcionamiento y de recepción, del mensaje o contenido de lo que
se quiere comunicar. La intención en llevar a la máxima descripción de la realidad,
las herramientas lingüísticas que hacen posible lo dialógico y temperamental, o
emocional, en la direccionalidad del conocimiento.
En acepción del francés Christian Metz (1931-1993), quien aplicó las teorías
de Saussure en el análisis del lenguaje en las ciencias sociales, matiza el
concepto lacaniano del estadio del espejo y otros provenientes del psicoanálisis,
rechazando las posturas metodológicas de las disciplinas que intentan imponer
tecnicismos en otras disciplinas; se hace del lenguaje en ciencias sociales y
ciencias de la educación, un sistema de signos para la intercomunicación, que
combina y organiza imágenes, trazos gráficos, palabras y sonido. Se diferencia lo
social de lo educativo desde el rigor de los códigos, mensajes codificados,
funcionando y transmitiendo significados que realzan la conexión de las disciplinas
y moldean ciertos significados que pasan a formar parte de una nueva manera de
ver la realidad.
En el caso particular de las ciencias sociales y ciencias de la educación, los
códigos-mensajes, como por ejemplo la participación ciudadana, las empresas de
producción social, el trabajo cooperativo; en fin, términos que concentran en un
signo tanto lo social como lo educativo, ello sin olvidar los símbolos culturales y los
tipos de interrelaciones que se dan en el ámbito de la sociedad moderna, los
códigos asumen todas las áreas del conocimiento, algunos pertenecen a un
género, e incluso los hay propios de un autor; los códigos se relacionan en un
conjunto, en un texto, en una secuencia, en unidades de pensamiento definidas
por las líneas de estudio y de exploración, de tal modo que pueden sentirse y
leerse como un todo.
En el rango educativo, a todas estas, se ha querido ubicar a la semiótica
como una disciplina de fundamentación y soporte para descomponer la
nomenclatura técnica de los procesos de aprendizaje y hacerlos más cercanos a
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los estudiantes o investigadores que persiguen conocer y caracterizar ciertos
comportamientos en el ámbito educativo, sin embargo, el papel de la semiótica es
otro. Según Saussure (2009), la vida de los signos en el seno de la vida social,
tiene un comportamiento propio; hace posible la comunicación y la significación,
desde la naturaleza esencial de los contenidos que fluyen entre lo social y lo
educativo, buscando no solamente conjugar y crear unidad en los significados,
unidad que no implica para nada “simplificación” o “reducción” de conocimiento,
sino, más bien, profundización del sentido que ese conocimiento, en perspectiva al
contexto en donde se esté dando, interacciona y crea nuevos espacios de
significación.
Es importante destacar, que la semiótica se vale de tres términos
fundamentales para establecer relación con otras disciplinas: el signo, lo que para
Eco (2012), “…es una cosa que está en lugar de otra” (p.23), y para Saussure
(ob.cit.), representa “…dos entidades que pertenecen al lenguaje eliminando el
plano de la realidad de los objetos…” (p.55); y para Peirce, se refiere a cualquier
elemento que puede sustituir algo que está dado y se le parece, aunque la división
más fundamental de los signos es: ícono, que es una representación primera de
algo; índice, que es una representación de las características generales del signo;
y el símbolo, que es representativo de las reglas que determinan los objetos o
sujetos en estudio.
Habidas cuentas la semiótica abarca una teoría de los códigos y una teoría
de la producción de signos; desde la disciplinariedad, la teoría de los códigos tiene
la forma y significación de comunicación; y la segunda, la teoría de la producción
de signos, tiene un sentido particular de relacionarse con el proceso o experiencia
social que no es otra cosa que la socialización. Una teoría semiótica
transdisciplinar se fortalece en la medida en que consiga proporcionar una
definición formal apropiada para cada clase de función de los signos y contenidos
de otras disciplinas; se da en razón del vínculo entre la acción de codificación, en
el producto de lo codificado y en la articulación de lo codificante, estableciendo,
mediante un acuerdo transitorio, los límites para la comprensión y entendimiento
de lo disciplinar en el contexto en que se da la búsqueda de nuevo conocimiento:
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los límites académicos, donde se organizan las investigaciones desde otras
disciplinas sobre temas relacionados con la semiología; los límites cooperativos,
que se dan cuando varias disciplinas elaboran teorías o descripciones donde los
grupos de investigación reconocen que necesitan la postura semiótica para
develar descriptivos y explicativos de las teorías de sus disciplinas; y los límites
empíricos, donde en la semiótica se encuentran fenómenos todavía no
analizados, cuya importancia, desde la semiótica, se hace indudable al servir de
tránsito entre una teoría y la actividad praxica que devele lo utilitario de esa teoría
en un contexto determinado.
La semiótica, ejerce dominio de intereses en otras disciplinas, justificando la
extrapolación de definiciones en una serie de tendencias que concentran la
calidad del papel interactivo del lenguaje, en el modelo de investigación integral,
crítico y participativo. La semiótica influye en el proceso de comunicación,
verificando códigos y sistematizando significados que reúnan entidades presentes
y ausentes, siempre que el signo presente en la percepción del destinatario vaya
más allá de las reglas subyacentes; en tal caso, la significación, en el marco de un
sistema de interrelación disciplinar, se afianza en la construcción de una nueva
semiótica autónoma que posea modalidades iguales y coherentes, con el
contenido que aborda la disciplina vinculada, generándose la existencia total de la
comunicación en la disciplina objeto de estudio.
En un aspecto concreto, según aporta Haidar (2014), en las ciencias del
lenguaje hay movimientos disciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios,
relacionados con la semiótica desde la cultura; una cultura cuya práctica se da en
lo semiótico-discursivo del contenido de las disciplinas que interactúan con la
semiótica para alcanzar un significado, desafiando el campo de la comunicación, y
planteando modelos discursivos que asumen nuevas tendencias, porque los
modelos más actuales de la comunicación, expresa Haidar (ob.cit.), tienen
influencia en el campo de las ciencias del lenguaje, integrando la
interdiscursividad orgánica con el análisis del discurso, que es el escenario, para
que la semiótica se expanda e influya, sobre cada uno de los elementos
constitutivos del contenido de las áreas disciplinares.
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A todas estas, volviendo a Haidar (ob.cit.), la semiótica va tornándose
compulsiva en su relación teórico-metodológica con el contexto; en el ámbito de la
relación perspectiva-realidad, la semiótica asume el signo, tal como lo describe
Saussure, citado por Haidar (ob.cit.), luego va a las ideas, y de allí a la dimensión
deíctica de la lengua; de la semiótica del signo a la semiótica narrativa, como un
aspecto evolutivo hacia el signo lingüístico y lógico, que va a los textos narrativos,
en forma de literatura, mito, historia; el significativo pasa de la semiótica verbal a la
no-verbal, más a lo visual; surge de todo ello, “…la semiótica de los medios
masivos de comunicación, del cine, del teatro de la danza, del espacio, de la
moda en donde se destacan como pioneros, Roland Barthes y Umberto Eco, entre
otros. Y los últimos cambios remiten a la semiótica post-visual y a la semiótica de
lo invisible...” (p.6).
En el engranaje disciplinar de la semiótica con los contenidos disciplinares
de otros saberes, se va dando una vinculación interactiva que va del manejo
interdisciplinario de la relación del lenguaje con los contenidos, y se establecen
contactos directos entre disciplinas como la antropología con la lingüística, que da
la etnolingüística, la cual estudia la relación lengua-cultura; la sociología y
lingüística, que da la sociolingüística, la cual estudia la variación de la lengua en
determinados grupos sociales; la psicolingüística, que resulta de la relación de la
psicología con el lenguaje, que estudia los procesos de la adquisición lingüística,
junto con los problemas de las patologías del lenguaje; y la filosofía y lenguaje,
que estudia las formas del pensamiento. Desde esta plataforma de interconexión
se une la semiótica al plano transdisciplinar.
La semiótica y la transdisciplinariedad en la sociedad moderna
La complejidad disciplinar en el ámbito de la semiótica, hace necesario ir
construyendo una especie de vocabulario-técnico, en torno al cual se ha de definir
la transdisciplinariedad como tema que permita profundizar, desde las diversas
corrientes disciplinares de indagación científica, escenarios de investigación en
donde se denote los aspectos básicos del signo, es decir, la representación de la
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idea por parte del propio investigador semiólogo. La semiótica, desde el punto de
vista disciplinar, se comporta como corriente del pensamiento que se inscribe en la
lingüística general; en acepción de Saussure (ob.cit.), los signos, en el seno de la
vida social, se interpretan y se producen, desde un sentido, aunque no se trata del
significado, que es campo de la semiótica, ni de las denominaciones, incluidas las
verbales, que forman parte del ámbito de la lexicología, la lexicografía y la
onomástica; así como tampoco se encarga de las no verbales, que son objeto de
atención de la simbología, la iconografía y la iconología.
La visión disciplinar de la semiótica, aborda la realidad como parte de los
fenómenos, objetos y sistemas de significación, concurriendo a los lenguajes y los
discursos para producir sentido. De este modo, en el ámbito de la semiótica como
herramienta de producción e interpretación, a través de la palabra, de los aportes
o contenidos de otras disciplinas, supone una práctica significativa, que, a través
de los signos, concreta un diálogo técnico y explicativo de lo que funge de textos y
lo que constituye la norma estructural de las lenguas modernas.
Es importante destacar que la semiótica, en términos generales, representa
el estudio del signo; y la semiología, el estudio de los signos en la vida social.
Ambas están interconectadas con las disciplinas de las ciencias sociales y las
ciencias de la educación, sobre todo la semiología que, relacionada con la
lingüística, abarca los sistemas de signos humanos que se reconocen en el
discurso escrito y hablado, propios de la vida en sociedad. Desde lo disciplinar, la
semiología se integra al significado de la imagen, como gesto, comportamiento, o
conjunto de palabras para una determinada sociedad.
Desde el punto de vista interdisciplinar y transdisciplinar, la semiótica y
semiología general, se conectan con la clasificación a través de los signos para
interpretar, jerarquizar y razonar los temas o asuntos concurrentes de otras
disciplinas, con el objetivo de llegar a un diagnóstico y un pronóstico, en el cual
ese lenguaje técnico asuma un lugar preponderante en la consolidación del nuevo
conocimiento. Ante esto se hace necesario reconocer, en la transdisciplinariedad,
esos términos técnicos que ayudan a definirla y a internalizarla como vía para el
acoplamiento e interpretación de los contenidos de las disciplinas teóricas; a
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continuación, se abordan esos signos técnicos que hacen posible comprender las
interjecciones disciplinares donde interviene como interprete y vinculo del
lenguaje, la semiótica.
Un término muy usado en el contexto transdisciplinar es “auto-eco-
organización”, el cual se define como un fenómeno característico de los seres
vivos, también presente en la materia inorgánica, en el cual un organismo se
produce o se organiza a sí mismo, en respuesta a las perturbaciones aleatorias
del medio, dando paso a un mayor nivel de complejidad en la organización, a la
vez que especifica sus propios límites como sistema en relación con ese medio.
La auto-eco-organización, a todas estas, retoma el sentido de auto-
organización y hace énfasis en la interacción de co-dependencia del organismo
con el entorno, lo que alude a otro término, el de recursividad. Por la naturaleza de
los temas sociales que aborda la transdisciplinariedad, ésta se da en ambientes
complejos, entendiendo por estos un tejido entre todos los elementos presentes en
una realidad determinada; parte de una tensión permanente entre la aspiración a
un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo
inacabado e incompleto de todo conocimiento.
El filósofo francés Edgar Morín (1922), le da un sentido de “unidad de lo
múltiple”; ya que se abordan los problemas desde posturas que rompen cualquier
formato racional u objetivo, entiéndase revolucionarias, creando un pensamiento
que busca asociar lo desunido y concebir la “…multidimensionalidad de toda
realidad antroposocial” (Morin, 2005).
En otro aspecto, está la visión cosmopolita de la persona, o sujetos
inmersos en esa sociedad compleja. Ser cosmopolita es ser “ciudadano (a)” del
mundo, estar, como lo expresa Morin, en la era planetaria; ser parte de la tierra
como persona con valores y espíritu, con creencias y postura ante la vida, ante la
consciencia de la no existencia (muerte). Ser cosmopolita implica rechazar la
visión determinista y reduccionista del cientificionismo, de individuo abstracto y sin
raíces; valga recordar al mexicano Octavio Paz, en su obra “El laberinto de la
soledad” (1950), en donde resalta esa confrontación con el orden establecido y el
surgimiento de un nuevo orden que se inicia con el “…descubrimiento de
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nosotros…; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente
muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos
solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos
a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y
la juventud, queda en suspenso por un instante ante la infinita riqueza del mundo.
El adolescente se asombra de ser. Y de ello se da la reflexión: inclinado sobre el
río de su conciencia se pregunta si ese rostro que aflora lentamente del fondo,
deformado por el agua, es el suyo. La singularidad de ser -pura sensación en el
niño- se transforma en problema y pregunta, en conciencia interrogante” (p.143).
En este sentido, la complejidad se articula desde cuatro ejes temáticos:
ciencia, técnica, industria y economía. Se le conoce como cuatrimotor, donde la
tierra es propulsada por el vínculo de estas áreas y del conocimiento que en ellas
se va generando a través del tiempo. Se da la conexión que designa las fuerzas
propulsoras de todo cuanto hay en el planeta, influyendo esto en otro término
propio de la transdisciplinariedad, la cultura. Ésta es un conjunto de saberes,
saber-hacer, reglas, estrategias, hábitos, costumbres, normas, prohibiciones,
creencias, ritos, valores, mitos, ideas, adquiridos, que se perpetúa de generación
en generación, se reproduce en cada individuo y mantiene, por generación y re-
generación, la complejidad individual y la complejidad social. En acepción del
antropólogo francés Claude Lévi-Strauss (1908-2009), la cultura como todo
“…fragmento de humanidad o conjunto etnográfico que desde el punto de vista de
la investigación presenta por relaciones a otros conjuntos de variaciones
significativas. De hecho, el término cultura se emplea para reagrupar un conjunto
de variaciones significativas cuyos límites según prueba la experiencia coinciden
aproximadamente. El que esta coincidencia no sea nunca absoluta ni se produzca
jamás en todos los niveles al mismo tiempo no debe impedirnos el empleo de la
noción de cultura que es fundamental en antropología y posee el mismo valor
heurístico que el concepto de aislado en demografía que introduce la noción de
discontinuidad” (Lévi-Strauss, 2006, p.33).
En ese plano cultural, las disciplinas se estructuran desde el conocimiento
científico, organizado, de manera sistemática, para ser enseñados y estudiado en
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fragmentos específicos de la realidad, constituyéndose en dominio material u
objeto de la disciplina y buscando continuar con conocimientos nuevos, en la
realidad.
Aunado a esta visión de disciplina, surge la delimitación conceptual de
disciplinariedad, la cual, según Tamayo (ob.cit.), es la división de la ciencia en
ciencias o su configuración en saberes científicos especializados, en materias
determinadas o cuerpos formales de estudio y explicación de fenómenos
particulares de la realidad.
En el marco del pensamiento científico, la disciplinariedad se comporta
como fenómeno desde donde se origina y sustenta en el paradigma epistémico del
positivismo clásico de la ciencia, aunque ello no le aparta del paradigma
fenomenológico, en cuanto a que coincide con el manejo modular del
conocimiento según especialidades. El positivismo, surgido desde el
Renacimiento, implicó la pérdida de la unidad del saber, la unidad de la ciencia y,
por ende, la de los contenidos de la educación y dio lugar a la aparición de un
conocimiento fragmentado, una ciencia atomizada y una educación disciplinaria.
Otro término propio de la transdisciplinariedad es “desorden”, el cual
comprende las agitaciones, las dispersiones, las turbulencias, las colisiones, las
irregularidades, las inestabilidades, los accidentes, los ruidos, los errores en todos
los dominios de la naturaleza y la sociedad. En acepción de Pineau (2009), en ese
desorden se da la “eco-formación”, la cual revisa las relaciones del ser humano
con el medioambiente y analizar cómo esta relación ecológica nos forma; la acción
educativa eco-logizada, esto es, enraizada en la dinámica relacional entre el ser
humano, la sociedad y la naturaleza de manera que resulte sustentable en el
espacio y el tiempo.
Una percepción que se adhiere e identifica la transdisciplinariedad, es la
ecología de la acción, la cual no es más que las múltiples interacciones y
retroacciones en el medio donde se desarrolla, la acción, una vez desencadenada,
escapa al control del actor social, provocando efectos inesperados y en ocasiones
incluso contrarios a los que esperaba. En este aspecto, esgrime Pineau (ob.cit.), la
ecología de la acción depende de las interacciones de los actores sociales y de las
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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condiciones propias del medio en el que se desarrolla; y otra acción cuyos efectos
son impredictibles, entrando en el marco de la emergencia, la cual, a
consideración del punto de vista transdisciplinar, corresponde a las propiedades o
cualidades surgidas de la organización de elementos o constituyentes diversos
asociados en un todo.
En concreto, la transdisciplinariedad puso en boga del lenguaje científico el
término globalización. Éste había sido utilizado para describir la mundialización,
desde las dimensiones económica y tecnológica, lo cual había sido un error,
porque si la idea de globalización va más allá, es dinámica multidimensional,
donde lo ecológico, cultural, económico, político y social, interactúa en mutua
dependencia, como lo aclara Morin (ob.cit.), no deja de estar adherida a una visión
unidimensional y reductiva del devenir humano en el planeta.
En este sentido, en la transdisciplinariedad se van dando momentos de
incertidumbre, de no control sobre los hechos y los fenómenos en estudio; parte,
la incertidumbre de los principios de estrategia que permiten afrontar los riesgos,
lo inesperado, lo incierto, y modificar su desarrollo en virtud de las informaciones
adquiridas en el trayecto de la existencia humana. Morin (ob.cit.), recalca que es
“…necesario aprender a navegar en un océano de incertidumbres a través de
archipiélagos de certeza” (p.56).
En la transdisciplinariedad, volviendo a Pineau (ob.cit.), se dan acciones de
cooperación entre varias disciplinas o sectores heterogéneos de una misma
ciencia que llevan a interacciones reales. Esas interacciones, antes de tomar
forma en el afluente de disciplinas que en su visión múltiple caracterizan lo
transdisciplinario, necesita de la interdisciplinariedad, ya que ésta yuxtapone
resultados y combina métodos que implican la identificación de nuevos objetos de
investigación. La interdisciplinariedad da lugar a nuevas áreas del conocimiento,
definiendo sus objetos de estudio y sus métodos, en nuevas disciplinas, tal como
lo recalca D´Ambrosio (2013), en cuanto a que la lógica aristotélica, que es dual,
tiene validez en situaciones simples, aunque en situaciones complejas, se hace
necesario que recurra a la lógica del tercero-incluido, que permita distinguir los
elementos sin separarlos y religarlos sin confundirlos.
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122
En cuanto a la realidad, desde el enfoque de la transdisciplinaria, la plantea
de manera plural; donde la naturaleza del conocimiento corresponde a diferentes
ámbitos de la percepción; en la perspectiva transdisciplinaria el sujeto es un sujeto
múltiple, el objeto es un objeto múltiple. Y en esa perspectiva está el término
“noosfera”, el cual fuera introducido por el francés Teilhard de Chardin, citado por
D´Ambrosio (ob.cit.), que designa el mundo de las ideas, los espíritus, los dioses,
entidades producidas y alimentadas por las mentes humanas en el seno de su
cultura. Estas entidades, dioses o ideas, dotadas de autonomía dependiente,
adquieren vida propia y un poder dominador sobre los humanos.
En concreto, la transdisciplinariedad confronta el desorden, pero se erige,
organiza y presente, en el marco del orden, que quiere decir reagrupar las
regularidades, estabilidades, constancias, repeticiones, invarianzas, entre otras;
subrayando que el orden no tiene que ver con lo universal ni lo absoluto, puesto
que el universo se comporta dentro de las condiciones del desorden y que la
dialógica del orden y el desorden produce estabilidad y organización en el medio
que rodea la cosmovisión del mundo.
Otro término propio de la transdisciplinariedad es la “planetarización”,
adjudicado a Morin (ob.cit.), es un término que expresa la inserción simbiótica,
pero al mismo tiempo extraña, de la humanidad en el planeta; dado que la Tierra
no es solamente un terreno donde se despliega la generalización de las relaciones
humanas, sino una totalidad compleja-física-biológica-antropológica; comprender
la vida es interactuar lo humano con la naturaleza, concibiendo lo planetario como
la suma de elementos disjuntos (el planeta físico, la biosfera, la humanidad), y la
relación entre la Tierra y la humanidad, concebida como una entidad planetaria y
biosférica.
A la par de la interdisciplinariedad, la cual crea condiciones lineales para
abordar la transdisciplinariedad, está la pluridisciplinariedad, la cual, a juicio de
Tamayo (ob.cit.), consiste en el estudio del objeto de una sola y misma disciplina
por medio de varias disciplinas a la vez; “…el conocimiento dentro de su propia
disciplina se profundiza con la aportación pluridisciplinaria fecunda” (p.34). En
concreto, se da un conjunto de disciplinas que abordan diversos aspectos o
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ámbitos de la realidad, sin que las disciplinas que contribuyen sean cambiadas o
enriquecidas. De modo que la relación pluridisciplinar no ofrece posibilidades de
relación en sentido estricto, solamente permite la convergencia entre las ciencias
afectadas.
En la transdisciplinariedad se da el principio autonomía/dependencia,
siendo la autonomía la conjugación de múltiples dependencias; comprendiendo el
proceso auto-eco-organizacional, estando en conexión directa con el ecosistema
social, el cual se alimenta y transforma, desde los procesos biológicos que
necesitan energía e información del medio ambiente.
Otro elemento importante en la comprensión transdisciplinar es la dialógica,
la cual se ha de entender tal cual la presenta Morin (ob.cit.), como la unidad
compleja entre dos lógicas, entidades o instancias complementarias, concurrentes
y antagonistas que se alimentan la una a la otra, se complementan, pero también
se oponen y combaten.
La dialógica se da en el marco del principio hologramático, entendiendo por
holograma, una imagen en la que cada punto contiene la casi totalidad de la
información sobre el objeto representado, presenta el principio hologramático
como parte del todo, estando inscrito en cierta forma en la parte. En concordancia
con otro principio, el de reintroducción del sujeto en todo conocimiento, el cual
permite reencontrar el rol activo del sujeto, del observador, que había sido
excluido por un objetivismo epistemológico ciego. Tal cual lo describe Morin
(ob.cit.), la “conciencia, cada vez más fuerte, del sujeto humano de estar implicado
en el conocimiento que produce” (p.45).
A los principios descritos se suman el de causa efecto, como noción que
supera la concepción lineal de la causalidad lineal; Morin (ob.cit.), describe el
principio de retroactividad que rompe el principio reductor de causalidad lineal con
el concepto de bucle retroactivo, dando a conocer los procesos auto-reguladores
que coadyuvan con los principios sistémicos donde el conocimiento es dinámico
en los diferentes procesos bajo los cuales se confronta la incertidumbre,
formulando lo que afirma el físico W. Heisenberg (citado por D´Ambrosio, ob.cit.),
que no es posible determinar exacta y simultáneamente la posición y el impulso de
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las partículas elementales. La incertidumbre promueve la confrontación entre
racionalidad-racionalización, donde lo racional de la mente va desde la
argumentación coherente, que asocian la deducción y la inducción, la prudencia y
la habilidad, la búsqueda de un acuerdo entre sus sistemas de ideas o teorías y
los hechos, datos empíricos y resultados experimentales; proyectándose hacia la
actividad crítica que se ejerce sobre las creencias, opiniones e ideas.
Uno de los obstáculos que confronta la transdisciplinariedad es el
reduccionismo, el cual se muestra como antítesis de lo complejo, se identifica con
pensar, actuar o educar, teniendo como punto de referencia y marco de
orientación, los principios que privilegian el fragmento del conocimiento ante la
totalidad de la idea.
En cuanto a la visión orgánica de la transdisciplinariedad, no hay que obviar
tres términos que hacen posible el acto de pensar lo complejo: cerebro, cultura
(que ya se definió anteriormente) y mente. La mente emerge, retroactúa sobre el
funcionamiento cerebral y sobre la cultura; desde estos elementos se da la trinidad
humana, conformada por los términos individuos-especie-sociedad y cuya relación
es complementaria y antagonista. La trinidad mental relaciona, hace inseparable,
complementa y antagoniza, lo afectivo y lo racional, propiciando la simbología del
cerebro triúnico, propuesto por de Paul MacLean, caracterizado por: el
paleocéfalo, herencia del cerebro reptileano, fuente de la agresividad; el
mesocéfalo, que designa la herencia del cerebro de los antiguos mamíferos,
fuente de la efectividad, la memoria a largo plazo; y el córtex con el neocórtex,
fuente de las aptitudes analíticas, lógicas y estratégicas.
En una palabra, el acercamiento al pensamiento transdisciplinar es un
desafío ante dos situaciones puntuales: una, teorizar el camino de cómo se llega a
la transdisciplinariedad desde la disciplinariedad; y construir un marco metódico
desde donde propiciar investigaciones de carácter transdisciplinario, desde una
metodología que contemple el tecnicismo y la razón de ser, relativa a la
transferencia de información, conocimientos o técnicas desde las fronteras o
campos disciplinarios de conocimiento.
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125
En concreto, se busca, visualizar la transdisciplinariedad como la
construcción intelectual en un nivel complejo de comprensión. La perspectiva
transdisciplinaria nos puede ayudar a organizar y hacer emerger nuevos campos
abiertos de saber. Nos puede permitir hacer una nueva hermenéutica sobre los
viejos “objetos” y nos llevará siempre a nuevas preguntas. La práctica de la
transdisciplinariedad es búsqueda de interrogación. La puesta en práctica de la
transdisciplinariedad, a nivel institucional, obliga a reorganizar la institución
educativa y lleva a que los espacios de poder departamentales se debiliten y
desorganicen para impulsarlos hacia la innovación de estrategias organizacionales
más pertinentes.
La transdisciplinariedad, valiéndonos de la semiótica, es una práctica
democratizadora del conocimiento desde el ejercicio investigativo que puede
rehacer la topografía de la cultura, ayudando a construir con más pertinencia la
topografía cognitiva y cultural en la que se vive; se trata de una ayuda necesaria
en la que se expone cómo el pensamiento único y fragmentador, ha hecho mucho
daño a la visión plural e integradora de la sociedad moderna.
En el mismo tenor está el aporte de Haidar (ob.cit.), quien expresa que la
definición operativa de discurso, es transdisciplinaria, porque parte de la
lingüística, pasa por Michel Foucault (1926-1984) y la escuela francesa, hasta
llegar a la categoría de texto, con Yuri Mijáilovich Lotman (1922-1993), en la
semiótica de la cultura; “…la cultura es un conjunto de textos, postura semiótica
que plantea que la cultura es una semiósfera en donde hay un conjunto de textos
y lenguajes heterogéneos” (p.13). La semiótica se encuentra anclada a la cultura,
a la comunicación y a la misma lingüística, conjugándose en los textos y creando
un lenguaje donde lo imperativo es el significado y la vinculación de las disciplinas
con la realidad, acentuando la construcción de nuevas categorías del discurso,
donde lo transoracional, se impone como reglas sintácticas, semánticas y
pragmáticas, invitando a la intertextualidad que relaciona los pensamientos con el
hombre y viceversa.
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1.-Gadamer y su visión de Occidente
La filosofía occidental ha tenido influencia en la religión, ciencia y política
occidentales; los conceptos fundamentales de estas disciplinas se pueden pensar
como elementos o ramas de la filosofía occidental; los griegos antiguos veían la
sociedad como parte intrínseca de la filosofía. Así, en Occidente, la filosofía era un
concepto extenso y ambiguo, hoy día, la filosofía se adhiere a otras disciplinas
como noción que más profunda y racional, que lleva las ideas hacia percepciones
universales.
En esa búsqueda de percepciones universales, Gadamer (1996), describe
el inicio de la filosofía occidental como el significado de otro inicio, que es, en su
opinión, el más productivo y adecuado para intentar comprender la filosofía
occidental. Gadamer expone que el inicio tiene que ver, “…no de lo que se inicia,
sino de inicialidad (Anfänglichkeit), llamamos ser inicial (Anfänglichsein) a algo que
aún no está orientado en este o aquel sentido, hacia este o aquel fin, ni tampoco
de acuerdo con esta o aquella representación. Esto significa que aún son posibles
muchas continuaciones, -dentro de ciertos límites, por supuesto-. Quizá sea éste,
y ningún otro, el verdadero sentido de inicio. Conocer algo en su inicio significa
conocerlo en su juventud, término con el que nos referimos, en la vida del hombre,
a la fase en que aún no están dados los pasos concretos y determinados del
desarrollo…” (p.9).
Esta realidad, plantea, en el ámbito del pensamiento de Gadamer, tomando
las palabras del filósofo alemán Habermas (1929), en su obra “El Occidente
escindido” (2009), que lo que Gadamer hizo con su reflexión filosófica fue darle
"urbanización" al pensamiento del también alemán Martín Heidegger. De los dos
campos abiertos por la última filosofía de Heidegger, la metafísica como historia
(del olvido) del ser, y la valencia ontológica del lenguaje, Gadamer desarrolla el
segundo, que es el menos críptico y polémico, recalca Habermas. En Gadamer la
idea de la temporalidad, que es también de origen heideggeriano, como ser propio
de la comprensión humana, entendida ésta última como la actuación fundamental
del Dasein (que significa existencia); el concepto de comprensión como proyecto
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
128
ligado a la futuridad del Dasein; la tesis que prevalece es que la verdad del ser es
el acontecer, desde el carácter lingüístico de la búsqueda de la causa primera.
Esa verdad, “el acontecer”, es la que desarrolla Gadamer en su obra “El
inicio de la filosofía occidental”, quedando algunos elementos teóricos aún no muy
claros del alcance que occidente tuvo para el proceso civilizatorio. En los primeros
dos puntos del texto de Gadamer, “El significado del inicio”, y “La aproximación
hermenéutica al inicio”, se da todo cuanto son las bases filosóficas que sustentan
el pensamiento occidental. Por ello se hace necesario explorar, desde la esencia
del texto de Gadamer, cuál es la figura de ese inicio que es “acontecer” y cómo
muestra el alcance primero del pensamiento occidental en su construcción de una
sociedad más libre y con valores humanos.
En este aspecto, la filosofía es el amor por la sabiduría, así lo entendían los
antiguos griegos, que se preguntaban acerca de materias como la existencia, el
conocimiento, la verdad, o la moral, entre otras; temas universales tan
primordiales que atañen al ser humano desde su base como ser con conciencia de
su propia existencia en el mundo. Este amor por la sabiduría fue el primer peldaño
que aportó las primeras nociones de conocimiento para el mundo Occidental y que
hoy suponen la base de la Ciencia, tal y como hoy en día la conocemos. Es por
ello que ahondar sobre la filosofía occidental, implica valorar la propia existencia
como disciplina que ha servido para constituirse en referente moral y ético desde
el cual se ha construido el resto de las Ciencias. Ahondar sobre la filosofía
occidental, implica conocer sobre cómo se ha creado la cultura, que son los ojos
mediante los que la sociedad occidental comprende el mundo que le rodea, y por
eso no sólo es importante, sino que constituye la piedra angular sobre la que se
cierne la existencia de los valores actuales que manejamos a diario, sin que
seamos conscientes de ello.
En el caso de la filosofía occidental desde el pensamiento de Gadamer,
implica valorar la actualidad de los inicios de las Ciencias, fomentadas por el
avance y los progresos del ser humano en casi todas las demás disciplinas
científicas, políticas y sociales a través de la pregunta, pero sobretodo, mediante
el razonamiento intelectual. Esto es lo que sitúa a hombres y mujeres por encima
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
129
del resto de seres vivos que pueblan el planeta, ya que mediante la práctica de la
virtud se dirigen hacia la búsqueda da la verdad. Estos axiomas principales para la
filosofía occidental, interpretada por Gadamer, es lo que toma importancia en el
presente estudio, donde el inicio y el pensamiento de los primeros filósofos, marca
el devenir de toda una civilización basada en la razón y en el respeto a la equidad
humanística.
En concreto, las características de la hermenéutica es que concibe al ser
humano como parte de la naturaleza; y establece que no existe verdad, sino que
la hermenéutica dice su verdad, siendo deconstructiva, porque sólo
deconstruyendo la vida se reconstruirá de otra manera. El método hermenéutico,
expone Martínez (ob.cit.), busca insertar cada uno de los elementos del texto
dentro de un todo redondeado, donde lo particular se entiende a partir del todo, y
el todo a partir de lo particular. Así, se explican las relaciones existentes entre un
hecho y el contexto en el cual acontece, y se interpreta desprendiéndose de su
tiempo, de sus juicios personales e intentar lograr una contemporaneidad con el
texto de referencia y el autor mismo, interpretándolos.
El punto de inicio, interpretado por Gadamer, significa replantearse la teoría
como un dar cuenta de la realidad y no en su aspecto de idealidad o de res
cogitans alejada de la res extensa cartesiana. Se desarrollan reflexiones sobre la
fenomenología en sentido husserliano, a la cual se refieren, por lo general, como
una filosofía y se termina esbozándola como método. Por último, el autor
confecciona una hermenéutica, la cual contrariamente a la fenomenología se
plantea como un método y Gadamer advierte sea una filosofía; todo esto dentro de
la configuración de un pensamiento epistemológico emergido de una reflexión
hermenéutica en perspectiva alternativa de superación de las crisis sobre la
fundamentación de las ciencias, especialmente las de carácter social. En esta
obra “El inicio de la filosofía occidental”, se aprecia a un Gadamer en pleno trabajo
práctico de interpretación ante un auditorio; el texto recoge las lecciones
impartidas en 1988, en el Instituto Italiano per gli Studi Filosofici de Nápoles y
fueron compiladas por Vittorio de Cesare.
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130
La obra tiene dos focos de interés. El primero es el estrictamente filosófico
al que hace referencia el título: el mundo presocrático. El segundo es la
demostración que Gadamer hace de la interpretación de los textos y sus
comentarios al hilo de las disertaciones. El hecho de estar recogidas directamente
durante sus intervenciones permite observar los movimientos interpretativos que
realiza y dota al texto, en muchos momentos, de una gran frescura y
espontaneidad. La idea que preside el desarrollo del texto es que la comprensión
del inicio sólo puede hacerse, no desde los fragmentos conservados, sino desde
los primeros textos que entran en diálogo con ellos los primeros textos auténticos
sobre nuestro tema son los de Platón y Aristóteles. Pues se tiene que saber que
una colección de fragmentos de los presocráticos o de testimonios sobre ellos,
aunque sea un trabajo meritorio que debemos agradecer a su autor, no tiene casi
ningún valor, si se la compara con las posibilidades de comprensión que ofrece un
texto auténtico e íntegro (Gadamer, ob.cit., p. 37).
Para Gadamer no hay comprensión fuera de la tradición, uno de sus
conceptos básicos. El que comprende, lo hace siempre dentro de un marco, que
es histórico, acumulación del pensamiento interpretativo anterior. La tradición no
es el pasado, sino su efecto, algo en lo que estamos inmersos y avanza con
nosotros. El conocimiento es histórico; Gadamer parte de este principio e
interpreta a los presocráticos no a partir de unos textos presuntamente objetivos,
sino a partir de aquellos que dialogaron con ellos, Platón y Aristóteles; y apunta
cómo la tradición histórico-interpretativa de la filosofía occidental se encuentra
determinada en su desarrollo por dos pensadores fuertes. Hay dos esquemas, dos
interpretaciones, omnipresentes en la mentalidad humana: Una, que es la
interpretación aristotélica, según la descripción de Simplicio, en el primer libro de
la Metafísica y en el primer libro de la Física. La otra es la interpretación hegeliana;
y otra que está arraigada en pensar que se puede librar de ellas por completo.
Entre Parménides y Heráclito deriva, como problema especulativo, de la primacía
de los prejuicios hegelianos, como he dicho previamente, pero también, en cierta
medida, de los platónicos y aristotélicos; toda investigación histórica sobre la
filosofía griega se desarrolla en el marco de la disolución de la metafísica idealista,
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
131
hegeliana, y que esta idea de disolución está presente, de forma más o menos
explícita, en todos los historiadores del siglo XIX.
En el sistema gadameriano, la tradición juega un papel principal, pero esto
no significa una renuncia o un acomodarse a la inercia de la historia, sino todo lo
contrario: ser conscientes de las fuerzas determinantes de la tradición implica un
renovarse interpretativo. Gadamer trata de llegar no a una comprensión objetiva
de los presocráticos, sino más bien de depurar lo que otras interpretaciones han
sumado a lo largo de los siglos a esos textos; el conocimiento de estos filósofos ha
estado predeterminado por las consideraciones que de ellos hicieron otros desde
su propia perspectiva filosófica. Gadamer critica la creencia en la posibilidad de un
conocimiento que se pretenda separado de su objeto. La separación de sujeto y
objeto es un prejuicio al amparo de un tercer elemento, el método; ésta postura la
internaliza Gadamer como la ciencia moderna que domina su objeto mediante un
método, excluyendo así la participación mutua entre objeto y sujeto, que es lo más
elevado de la filosofía griega y, al mismo tiempo, el fundamento de nuestra
participación en lo bello, lo bueno, lo justo, en los valores de la comunidad
humana. El modelo del conocer es el diálogo y no el encuentro entre un sujeto
autónomo y un objeto dominado, que es el postulado de la ciencia moderna y
también, en cierto sentido, la muerte de la metafísica. Gadamer desmontando las
interpretaciones y mostrando su funcionamiento interno y su peso en la historia,
constituyendo un marco desde el cual él valora la filosofía occidental como parte
intrínseca del pensamiento de sus precursores y no como un movimiento filosófico
de grupos o sectas.
En este aspecto, Gadamer dice que el inicio de la filosofía griega, es el de
la cultura occidental. Comienza su disertación desde una percepción
metodológica, introductoria y con cierto carácter de justificación: “…lo decisivo en
mis lecciones acerca de los presocráticos es que no voy a empezar con Tales ni
con Homero, ni con la lengua griega del segundo milenio antes de nuestra era,
sino con Platón y Aristóteles. Éstos constituyen, de acuerdo con mi punto de vista,
la única aproximación filosófica a la interpretación de los presocráticos. Todo lo
demás es historicismo sin filosofía…” (Gadamer, ob.cit., p.5).
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
132
La vida como expresión de los elementos constitutivos por una secuencia
causa-efecto, fueron de interés de la filosofía occidental originaria; los encargados
de enseñar acerca de esa manera de ver la vida y su realidad histórico-conflictual,
fueron los Sofistas, especies de maestros que tenían la característica de cobrar
por sus enseñanzas; los sofistas le dieron difusión a las ideas de los filósofos
anteriores, interpretando dicho pensamiento y afirmando que la verdad y la moral
eran esencia materiales que debería ser del dominio general; las enseñanzas de
los Sofistas, enfatizaban en hacer del conocimiento una excusa para ejercitar las
cualidades del diálogo persuasivo, como el arte de la retórica, creándose
habilidades y destrezas como técnicas útiles para alcanzar el éxito en la vida.
Sócrates, Platón y Aristóteles, destacados por Gadamer (ob.cit.), en su
obra, pusieron en tela de juicio los fundamentos filosóficos de las enseñanzas de
los sofistas; Platón y Aristóteles les censuraron por aceptar dinero, más tarde,
fueron acusados por el Estado de carecer de moral. En consecuencia, la palabra
sofista adquirió un significado despectivo, al igual que el moderno término sofisma,
que puede ser definido como astuto y engañoso o como argumentación o
razonamiento falsos.
Gadamer (ob.cit.), ha reivindicado el espíritu crítico, al encarar que la
“ignorancia socrática también es una figura literaria. Es la forma a través de la cual
Sócrates conduce a su interlocutor a enfrentarse a su propia ignorancia. En este
sentido, la conclusión del diálogo Lisis es ejemplar. Ni Menéxeno ni Lisis, logran
definir la amistad, y el diálogo se interrumpe de pronto, cuando los educadores se
inmiscuyen y llevan a los muchachos a su hogar. Esta conclusión negativa es el
modelo que volvemos a encontrar de manera parecida en todos los diálogos
confutatorios. Siempre se trata del mismo problema, a saber: que, para llevar una
virtud a la práctica, hay que estar orientado hacia ella previamente de forma
teórica. A este respecto, se puede hablar del intelectualismo de los griegos, pero
hay que añadir que se trata de una intencionalidad que nunca encuentra
conceptos plenamente apropiados. En Platón, que fue un gran escritor del rango
de un Sófocles o de un Shakespeare, esta intencionalidad se expresa, cuando los
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
133
conceptos no alcanzan, en la acción del diálogo; en el caso del Lisis, en la relación
dialógica de Sócrates con los dos jóvenes amigos…” (p.24).
El inicio de la filosofía occidental está orientado por el principio la necesidad
de llenar ese diálogo de saberes que va desde la conformación de una filosofía de
lo cotidiano, hasta el surgimiento de un intercambio cultural que haga posible
proyectar los valores en el marco de una ética ciudadana. En este aspecto recalca
Gadamer (ob.cit.), “…Sócrates reconoce que todos sus esfuerzos por saber han
quedado sin recompensa; sí, al fin ha resultado que ni siquiera entendía las cosas
que previamente había creído conocer, como, por ejemplo, el crecimiento
humano…” (p.26).
En este sentido, Gadamer (ob.cit.), expone que después de demostrar que
el saber no puede equipararse con la percepción sensorial, sino que pone en
juego el alma, se formula una segunda respuesta a la pregunta por la esencia del
saber: el saber es opinión; se asemeja a la respuesta que dice: el saber es la
opinión acompañada del logos. Es la opinión fundamentada racionalmente. Es
evidente que con esto hemos llegado a la meta hacia la que tendía todo el diálogo,
a saber: comprender el saber cómo logos. La razón se presenta como algo
añadido, que se añade a la opinión, mientras que ésta existe previamente y
solamente resulta confirmada y reforzada con la unión; pero eso no es el logos. El
logos no es la simple expresión de una opinión segura y sería, un error entenderlo
como exteriorización y como opinión rigurosamente expresada.
Aristóteles, explica Gadamer (ob.cit., p.35), “…invoca la circunstancia de
que la reflexión presupone siempre un acto inmediato; siempre es un parergon, un
algo más que se añade luego, que se suma a algo inmediato. La reflexión
presupone siempre un haberse entregado ya a lo dado, para luego -en esto
consiste la reflexión- volverse hacia el punto de partida. Muchas otras cosas están
relacionadas con la finitud del ser humano. Como, por ejemplo, el gran misterio del
olvido. El ordenador es algo pobre porque no puede olvidar y, como consecuencia,
no tiene capacidad creadora. La creatividad depende de la selección que se debe
a nuestra facultad de pensar y a nuestra razón”.
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134
Es decir, habidas cuentas, que la filosofía occidental surgió como la
necesidad de una revinculación del sentido y la verdad, con el acceso inmediato al
mundo de la vida y con la experiencia, constituye uno de los motivos centrales
permanentes en el pensamiento de Gadamer.
A todas estas, Gadamer (ob.cit.), en ese punto especial que le da al inicio
de la filosofía occidental, destaca que Sócrates modificó en profundidad el
pensamiento filosófico a través de la influencia que desarrolló en su discípulo
Platón, quien transmitió las enseñanzas de Sócrates en sus escritos, en forma de
diálogos. Sócrates pensaba que toda persona tiene pleno conocimiento de la
verdad última contenida dentro del alma y sólo necesita ser estimulada por reflejos
conscientes para darse cuenta de ella. Sócrates creía que el deber del filósofo era
provocar que la gente pensara por sí misma, en vez de enseñarle algo que no
supiera.
En cuanto a Platón, Gadamer (ob.cit.), explica que consideró la ética como
la rama más elevada del saber, y subrayó la base intelectual de la virtud al
identificar virtud con sabiduría. Esta idea llevó a la llamada paradoja socrática por
la que “ningún hombre hace el mal por propia voluntad”, como dice Sócrates en
Protágoras. Más tarde, Aristóteles hace alusión a la responsabilidad moral, des
descuidar los aportes de Platón a los problemas principales de la ciencia natural,
la teoría política, la metafísica, la teología y la epistemología; Platón revitalizó
estos conceptos y enriqueció conceptos en sus diálogos, lo que a postre le daría
forma a su teoría de las ideas, dividiendo el mundo entre una esfera inteligible,
donde las ideas toman formas perfectas, eternas e indivisibles; y una esfera
sensible, donde se describen los objetos concretos y conocidos, y se establece
una relación directa del pensamiento humano con los cambios y procesos que se
dan a su alrededor.
Como todos los objetos percibidos por los sentidos experimentan cambios,
una afirmación hecha respecto a esos objetos en un instante no será válida en un
momento posterior. Según Platón, esos objetos no son del todo reales. Las
creencias que se derivan de la experiencia de esos objetos son, por lo tanto,
imprecisas e inconstantes, mientras que los principios de las matemáticas y la
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
135
filosofía constituyen el único saber digno de ese nombre. En La República, Platón
expuso su famoso mito de la caverna, en el cual muestra cómo la humanidad,
prisionera en una caverna, confunde las sombras proyectadas en una roca con la
realidad y en el que considera al filósofo como la persona que penetra en el
Universo fuera de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de la verdadera
realidad, el mundo de las ideas. El concepto de Platón del bien absoluto ha sido
una fuente principal de las doctrinas religiosas panteísta y mística en la cultura
occidental. La teoría de las ideas de Platón y su visión racionalista del
conocimiento son la base de su idealismo ético y social. El mundo de las ideas
eternas facilita las normas o ideales según los cuales todos los objetos y acciones
han de someterse al juicio del hombre. La persona filosófica, que se abstiene de
los placeres sensuales y busca en su lugar el conocimiento de los principios
abstractos, encuentra en esos ideales los modos para regir la conducta personal e
intervenir en las instituciones sociales. La virtud personal consiste en una
armónica relación entre las facultades del alma. La justicia social consiste
entonces en la armonía entre las distintas clases de la sociedad. El estado ideal
de una mente sana en un cuerpo sano requiere que el intelecto controle los
deseos y las pasiones, así como el estado ideal de la sociedad requieren que los
individuos más sabios controlen a las masas buscadoras de placer. Para Platón, la
verdad, la belleza y la justicia coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte
que expresa los valores morales es el mejor.
En cuanto a Aristóteles, Gadamer (ob.cit.), describe que definió los
conceptos y principios básicos de muchas de las ciencias teóricas; al establecer
los rudimentos de la lógica como ciencia, desarrolló la teoría de la inferencia
deductiva, representada por el silogismo, y un conjunto de reglas para
fundamentar lo que habría de ser el método científico. En su Metafísica,
Aristóteles discutió la separación que hizo Platón de idea y materia, y afirmó que
las ideas o esencias están contenidas dentro de los objetos mismos que las
ejemplifican.
Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de potencia y acto; en otras
palabras, cada cosa es una combinación de aquello que puede ser y de aquello
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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que ya es, porque todas las cosas cambian y se convierten en otra cosa diferente
de lo que son, excepto los intelectos activos humanos y divinos, que son formas
puras. Aristóteles, internaliza la causa primera en la naturaleza es un sistema
orgánico de cosas cuyas manifestaciones comunes hacen posible ordenarlas en
clases de especies y géneros; cada especie tiene una forma, propósito y modo de
desarrollo en cuyos términos se puede expresar. El fin de la ciencia teórica es
definir las actitudes, propósitos y modos esenciales de desarrollo de todas las
especies y disponerlos en su orden natural de acuerdo con sus complejidades
según su forma, siendo los principales niveles el inanimado, el vegetativo, el
animal y el racional.
A todas estas, otra percepción que le importa a Gadamer (ob.cit.), el alma,
es la forma o realidad del cuerpo, y los humanos, cuyo espíritu racional constituye
una forma más elevada que la de las demás especies terrenales, la más elevada
dentro de las perecederas. Los cuerpos celestes, compuestos de una sustancia
imperecedera o éter, y movidos en un perfecto movimiento circular por Dios, son
todavía más altos en el orden de la naturaleza. Esta clasificación jerárquica de la
naturaleza fue adoptada por muchos teólogos cristianos, judíos y musulmanes en
la edad media como una visión de la naturaleza.
La filosofía política y ética (ésta última desarrollada en Ética a Nicómaco) de
Aristóteles surgió también de un examen crítico de los enunciados platónicos. Eso
que se conoce como conductas personales, son normas qua a juicio de
Aristóteles, son el objeto de estudio de los aspecto naturales del hombre en
sociedad. Platón se iba más por principios absolutos y Aristóteles iba hacia las
reglas éticas en términos generales; pero ambas posturas perseguían una meta
precisa: la felicidad. En este aspecto, la hermenéutica gadameriana, apunta,
desde el comienzo a las diferentes posibles formas de la experiencia de la verdad,
entendida como alétheia, es decir, en términos esencialmente manifestativos y
como acontecer de sentido.
Gadamer (ob.cit.), concluye, como su gran aporte a la percepción del inicio
de la filosofía occidental, el acercamiento a los presocráticos por medio de los
textos de Platón y de Aristóteles. Gadamer expresa: “Lo hicimos en la convicción
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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de que esa aproximación era necesaria para dar voz gradualmente a un lenguaje.
Se trata de un lenguaje que en buena medida aún no es conceptual, pero de todos
modos avanza en esa dirección. Así hemos descubierto que ese lenguaje
pretende transmitir una imagen de lo que llamamos universo. Ahora podemos
emplear correctamente la expresión universo en referencia a los presocráticos.
Porque sabemos que esta expresión, por un lado, representa una anticipación, ya
que la filosofía milesia aún no había alcanzado una verdadera unificación
conceptual de las cosas, que éstas fueran uno. Por otra parte, se corresponde con
la dirección que el pensamiento adoptó desde entonces. Se buscaba la unidad del
mundo, pero no existía el concepto. Ahora mismo no estoy seguro de cuándo
empezó a utilizarse la expresión universo, como equivalente del griego cosmos.
Tal vez se encuentre en Lucrecio. En todo caso, se trata de una expresión latina
cargada de significado, porque atestigua la búsqueda de la unidad del mundo”
(ob.cit., p. 63).
Y esa unidad del mundo es precisamente desde donde parte el
pensamiento occidental, construyéndose a sí mismo como ideario de un renacer
de los valores humanos. Gadamer toma el relativismo como un síntoma de una
enfermedad, a la que denomina Ilustración. Cuando el cuerpo de las ciencias
recibe el virus de la ilustración metódica, de manera retardada se produce un
síntoma de enfermedad denominada "conciencia histórica" que nota una
insuficiencia. Hegel podría ser una curación si fuera verdad que el saber se
convierte en el saber absoluto y que la historia es el descubrimiento del concepto.
Pero si el dictum de la conciencia histórica es cierto, la razón es parasitaria de la
historia y dependiente de la cosmovisión.
Gadamer (ob.cit.), lleva hasta las últimas consecuencias la conciencia
histórica; se trata de enfrentar el ideal de objetividad que propone el discurso
científico de la Ilustración y ponerlo en conflicto con el modo en que somos de
manera fáctica seres históricos, con el modo en que se recibe la tradición y somos
efectuados por ella. Si se hace así, aparece una aporía insoluble desde el punto
de vista de la racionalidad objetiva: la historia no puede ser objeto de conocimiento
porque en primer lugar el investigador es un objeto suyo.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
138
En este aspecto, en el contexto de la filosofía occidental, la conciencia
histórica viene a mostrar hasta qué punto el investigador es un resultado de la
tradición que estudia. La inversión del par sujeto-objeto hace insuficiente el
planteamiento metódico de la idea de inicio de la ciencia; esa parece ser la única
salida al relativismo; la tradición y permanencia en la tradición es sin duda el
camino de la verdad que es preciso encontrar en las Ciencias del Espíritu.
En una palabra, el condicionamiento histórico es un momento de la verdad
misma, que toma en cuenta lo científico como verdad ante la creencia ingenua en
la objetividad del método histórico como una ilusión; lo que viene a sustituirlo no
es el insulso relativismo, sino la manera o forma de enfrentar el pasado y el
presente.
El aporte de Gadamer se simplifica en observar que la filosofía occidental
constituye lo esencial en la búsqueda por explicar el mundo. La explicación
racional (logos) surge en oposición a la tradición mítica. Si el mito se acepta por
tradición, la filosofía es siempre crítica. Si el mito ofrece explicaciones
sobrenaturales de los fenómenos, la filosofía occidental descrita por Gadamer, es
buscar y explicar dichos fenómenos recurriendo a elementos y proceso de la
naturaleza (agua, aire, rarefacción y condensación, entre otros.). Si el mito recurre
a relatos simbólicos, la filosofía utiliza razonamientos conceptuales; el mito
presenta los fenómenos de la naturaleza como producto del capricho de los dioses
y por tanto “impredecibles”, la filosofía se sustenta en la creencia de que todo lo
que ocurre en la naturaleza lo hace según un orden (logos) inmutable, necesario
según unas leyes. Y es este supuesto lo que permite la aparición de la ciencia en
tanto investigación y descubrimiento de las leyes que mueven el mundo y sus
circunstancias.
La filosofía occidental para Gadamer (ob.cit.), parte de la pregunta por el
arjé (principio), que es la pregunta por la causa de las cosas (su origen), es la
pregunta por la unidad de lo múltiple de la naturaleza (todo debe estar hecho de
uno o unos pocos elementos básicos: agua o apeiron o aire...), es la pregunta por
la permanencia en el cambio, por lo que son las cosas verdaderamente, más allá
de las apariencias. Gadamer reivindica a los filósofos griegos originarios y opone
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
139
la contradicción a la razón de los sentidos; mientras los sentidos muestran la
apariencia de las cosas, la pluralidad y el cambio, es la razón la que permite “ver”
(descubrir) la causa, la unidad, la sustancia y la esencia de la realidad.
Desde este punto de vista, Gadamer (ob.cit.), sentencia: “Querría aducir
aún otro ejemplo: cuando Parménides, en el verso 42 del fragmento 8, dice
Parménides que el universo es tetelesme/non, quiere decir que el universo está
completo en sí mismo, que es una totalidad y no deja nada fuera de sí mismo.
Meliso reproduce esta concepción mediante la expresión apeiron. Luego,
Teofrasto descubre, muy sorprendido, que Parménides había dicho que su
universo era tetelesme/non, y eso significa finito, mientras que Meliso se había
pronunciado por un universo infinito, por el ápeiron.
Puro sinsentido…Anaximandro, ápeiron puede significar sin límites, pero
también de forma circular, algo complejo que vuelve sobre sí mismo, como un
anillo. En consecuencia, Meliso y Parménides habían sostenido lo mismo…”
(p.63). En un aspecto práctico, el presente ensayo es una mirada a la lectura del
texto de Gadamer, cuya aplicación es que sirve de referencia interpretativa de
cómo se entiende el inicio de la filosofía occidental, partiendo desde el escrito de
Gadamer, de la importancia que tuvo las ideas pre-socráticas en el modelaje
esencial de la respuestas a las incógnitas del hombre acerca de su origen y
destino; la distancia de los siglos, aparece inocente y trivial lo que trasciende es
la pregunta, porque supone un giro en el intento de explicar el mundo y su
circunstancia.
El presente ensayo ha dado pie a una nueva línea creación e investigación
intelectual denominada “Lenguaje y Filosofía Occidental”, a partir de los aportes
del estudio que abre la posibilidad de profundizar el papel de los pre-socráticos en
la construcción de un pensamiento idealista, racionalista y deductivo, capaz de
responder a los acontecimientos de las realidades actuales tomando directrices de
valores sobre la vida y la razón, que van más allá de la conducta consensuada
occidental acerca de que el hombre es el centro de todas las cosas.
De igual modo, el aporte de Elías Capriles (1948), titulado “Notas sobre las
lecciones de Hans-Georg Gadamer, El inicio de la filosofía occidental” (Documento
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140
de trabajo), texto preparado para la asignatura, del Pensum de Filosofía de la
Universidad Central de Venezuela, en el 2009, donde expone abiertamente
discusiones para la comunidad filosófica, haciendo un análisis exhaustivo de las
partes del Poema de Parménides que se conservan y sobre los fragmentos que
han llegado de Heráclito, lo que es un primer precedente de estudios enmarcado
en la presente óptica reflexiva-interpretativa de la filosofía occidental.
2.-La crisis del hombre moderno
El hombre moderno tiene un perfil muy particular: es un ser que vive en
razón de sus máscaras, siempre ocultando una verdad. El filósofo polaco Zygmunt
Bauman, lo expresó claramente al describir el contexto en el que ese hombre se
desenvuelve: “… mundo donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre,
en el que estamos destinados a intentar, una y otra vez y siempre de forma
inconclusa, comprendernos a nosotros mismos y a los demás, destinados a
comunicar, con y para el otro”.
Es un hombre que habita en una sociedad que condiciona la actuación de
sus miembros, cambiando antes de que las formas puedan consolidarse en unos
hábitos y en una rutina determinada; un hombre cuyos logros individuales no
pueden solidificarse en algo duradero, los activos se convierten en pasivos, las
capacidades en discapacidades; el hombre triunfador en esta sociedad se impone
en razón de su habilidad, agilidad, superficialidad y volatilidad, en sus acciones
consumistas y económico-financieras. Es un hombre hedonista y egoístas, para
quien una buena noticia, es la incapacidad de los semejantes de lograr éxitos o
felicidad, porque para este hombre moderno la vitalidad de su existencia se funda
en la precariedad como un valor, la inestabilidad como un ímpetu y lo híbrido como
una riqueza.
El hombre moderno es un nuevo modelo de héroe que aspira a la fama, al
poder y al dinero, por encima de todo, sin importarle a quién se lleva por delante;
lleva hasta la máxima consecuencia el precepto de Maquiavelo “el fin justifica los
medios”. Pero a su vez, es un “hombre light”, tomando la categoría del sociólogo
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Enrique Rojas (2000), que lo define en razón de cuatro características: Hedonista,
que es el hombre que solamente tiene interés por vivir el instante inmediato,
teniendo como interés único, el placer y la comodidad son sinónimos de la
felicidad; Permisivo, donde todo está permitido, no existen límites, y no tiene
valores definidos, ya que éstos representan fronteras que moderan las acciones;
Relativista, donde para el hombre no existe ni el bien ni el mal, ya que todo
depende del enfoque con que se percibe la realidad, es un ente amoral, un
manojo de instintos y deseos sin un sentido; Materialista, característica del hombre
que lo hace coexistir en un mundo plástico donde todo es desechable y no existe
trascendencia, siendo los ámbitos espirituales y culturales ignorados; y
Consumista, formando parte de una cultura del exceso, donde el hombre es
poseído por sus pertenencias, teniendo como meta única tener más. Es decir, es
un hombre que vale por lo que se tiene y no por lo que se es; en su actuación
profesional se impone la permisividad, todo vale, en un relativismo lógico, donde
nada es bueno ni malo y en última instancia todo depende del pensamiento de
cada uno, es decir, un hiper-individualismo activo.
En este aspecto, resaltando la postura de Bauman (2005), el hombre
asume una vida líquida, desde donde asigna al mundo y a las cosas, animales y
personas, la categoría de objetos de consumo, objetos que pierden su utilidad en
el mismo momento de ser usados; es un hombre que tiene como posesión objetos
de consumo con una fecha limitada de vigencia y, cuando sobrepasan este límite,
dejan de ser aptos para el consumo, se convierten en objetos inútiles. Pero ese
hombre es también objeto de consumo, tal es el caso del trato que la sociedad da
a las personas ancianas o con discapacidades, ni mencionar el uso sexual que
tiene una vida útil muy limitada y es exponencial el abuso a que se somete. El
hombre moderno está inmerso en una sociedad sin lealtad ni compromiso, ya que
estos valores lo hacen débil al enfrentar el consumismo en sus múltiples facetas
en las mega-ciudades modernas. El valor de los hombres se traduce en su
capacidad económica y en sus cualidades de insensibilidad ante sus semejantes y
hacia cualquier acción que tenga que hacer para garantizar cierto margen de
supervivencia. Morir, como etapa final de la vida y elevación del hombre a un
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plano inmaterial, no importa cómo se llegue ni si hay un legado que dejar, el
hombre moderno solamente sobrevive y muere, en razón de esto se ha
circunscrito su ciclo vital.
Otro aspecto que ha perdido el hombre moderno, es su autenticidad; la
individualidad, la singularidad en una sociedad moderna líquida le caracteriza
como un hombre en contradicción; es decir, un hombre que ha pasado de
estrategias de vida basadas en el misticismo y lo mágico, hasta converger en el
uso de símbolos que lo marcan como producto de consumo, en un
comportamiento que se orienta en razón de las modas y la satisfacción avariciosa
de los placeres.
En un plano real, el hombre moderno en la sociedad líquida, está obligado a
ser único, a satisfacer las necesidades en el estricto límite de un plano
individualidad, donde ya nada se busca en el interior, ni es supremacía la
conducta heroica humana, se puede presentar, pero es una conducta rara no
extraordinaria, quedando la autenticidad restringida al uso, es decir, cómo ese
hombre bebe un determinado producto, lleva una marca de ropa, habla desde un
determinado móvil, conduce un determinado vehículo. Es como expresa Bauman
(ob.cit.), la lucha por la singularidad se ha convertido en el principal motor, tanto
de la producción en masa como del consumo en masa. El hombre moderno no
vive, pervive en razón de las marcas y aparatos que él mismo ha creado para
hacerse esclavo de una necesidad artificial, dependiendo su estado de ánimo y su
autoestima a la capacidad de satisfacer esas necesidades artificiales quedando
relegada la vida a fragmentos y a situaciones que van desde la aparición pública
del producto para su venta y consumo, hasta que se adquiere y usa, repitiéndose
el ciclo una y otra vez, hasta que un nuevo producto sustituya la necesidad
artificial satisfecha.
A este hombre moderno cuya psicología consumista lo determina, Bauman
(ob.cit.), le ha dado una categoría especial: homo eligens. Es el hombre elector,
no el hombre que realmente elige, sino un yo permanentemente-impermanente,
completamente incompleto, definidamente indefinido, auténticamente inauténtico;
un hombre que vive en simbiosis con el mercado y cuyo interés de consumo no
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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gravita en razón de necesidades sino en razón de un instinto impulsivo, siempre
insatisfecho. Es el hombre que acude a las vitrinas de los centros Comerciales y
se deja seducir por las bambalinas y cartones coloridos donde colocan las ofertas.
Para el homo eligens todo tiene un valor y todo tiene un uso.
El hombre moderno tiene conductas personales que cambian antes de
consolidarse con los hábitos colectivos; sus logros individuales no llegan a
solidificarse, no son duraderos; los valores se cambian por gratificaciones
inmediatas y la insatisfacción constante se convierte en el impulso de la economía
y el movimiento en la sociedad moderna, sobre todo en su satélite de auto-
realización que se da en la trans-modernidad.
En un aspecto concreto, y haciendo de la visión de Bauman un horizonte
común para situar al hombre moderno en el marco de sus intereses sin valores, es
importante entender que ese hombre hace vida en una sociedad cada vez más
débil y en extremo indecisa. Como expresa Mariano Dorr (2007), el hombre
moderno pervive en el “…contexto líquido (que) favorece la fragilidad de los
vínculos humanos, haciendo del amor un objeto de consumo como cualquier otro:
Ni esos dolores morales surgirían con tanta frecuencia, ni haría falta recurrir al
engaño de forma tan habitual si el mundo fuera menos líquido, es decir, si no
cambiara tan rápidamente, si los objetos de deseo no envejecieran en él tan
pronto ni perdieran su encanto a una velocidad tan vertiginosa, si la vida humana
(más duradera que la vida de prácticamente cualquier otro objeto) no tuviera que
ser dividida en una serie de episodios independientes y de nuevos comienzos.
Pero ese mundo no existe y las probabilidades de que los lazos interpersonales se
vean exentos de las pautas consumistas (que son cognitivas además de
conductuales) son ínfimas. Son dolores morales; y tomemos la decisión que
tomemos, Bauman nos asegura que no haremos más que acumular más
problemas…”
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3.-La muerte y la soledad del hombre moderno
Las leyes que regulan o sostienen el conjunto sistémico que hace posible el
movimiento biológico o vida, entendida e interpretada como el cúmulo de
experiencias, sensaciones y placeres, a lo interno de cada persona, pensamiento
y sentimiento, crea las condiciones para poder acceder a los principios de la
ciencia de la historia, donde la vida cumple y sigue una serie de supuestas leyes
de desarrollo, hasta que la inmoviliza el rompimiento sistémico que causa
movimiento y se llega a una inercia en la cual se intuye que no hay vida y por ende
se deja de tener experiencia. La idea de vida recuerda “la razón vital” propuesta y
desarrollada por el filósofo español José Ortega y Gasset, que prioriza en la
existencia humana la razón pura capaz de tomar conciencia de sí como ser
humano, circunscrito en un mundo repleto de seres humanos.
En tal sentido, un mundo en el que cada ente se debe a sus propias
circunstancias y donde la idea es llegar a un equilibrio que pasa por el advertir de
que entre vida y muerte, hay individualidad y pluralidad, tomando conciencia de sí
como entidad eyecta en el mundo y en sus propias circunstancias de las que debe
hacerse vital en la autoconciencia que lo habilita ontológicamente como ente; en
esa realidad de autoconciencia se da el quiebre entre la vida y la muerte; donde la
vida se muestra por la experiencia y la muerte sucumbe ante la no experiencia,
todo eso en el vacío, ya de vida o de muerte, en donde gravita el hombre y su
circunstancia. Sobre este tema, se delimitó lo que es y puede llegar a ser,
comprender la muerte en su vinculación con la vida.
Todos le tememos a la muerte, pero no entendemos el por qué. Hay varias
teorías que a lo largo del tiempo han tratado de explicar el porqué de ese temor,
sin embargo, la manera o forma de cómo se han dado esas explicaciones no
terminan de agotar ese laberinto de dudas, haciendo cada vez más compleja
cualquier idea o argumento, dado que no termina de comprenderse, menos aún de
valorarse en el contexto de un mundo que minimiza el valor de vida y lo
circunscribe a un valor de uso o de mercancía en el cual vuelve utilitaria la esencia
y el lugar de morada del alma.
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Los cristianos han manifestado su teoría bíblica, basada en que luego de la
muerte el alma va al cielo, es la teoría más antigua de todas, baso su veracidad en
las creencias de los antiguos pueblos de diferentes lugares que tenían esta
creencia. La teoría del “yo”, parte de la premisa de que el ser humano nunca podrá
crear otro, esto es debido al problema del alma; el “yo” es imposible de duplicar es
inmutable, por lo tanto concibe la muerte como la reafirmación del “yo” único sobre
la faz de la tierra y su trascendencia hacia un nivel superior que le garantiza
autenticidad.
También está la teoría dimensional, la cual parte del argumento de que el
universo es muy extenso, nadie sabe lo que pasa con nuestra conciencia luego de
la muerte, durante años nos han hablado va a un nivel mayor, superior, donde el
cielo interpreta que de la materia se le dio paso a otra dimensión al alma o
conciencia, está formada por impulsos los cuales se pueden deducir que una vez
que sucede la muerte se va a otra dimensión, o dimensiones.
Otra teoría es el de la materia y el universo, la cual expresa que fuimos
creados por un choque de suerte, el big bang; la creación como tal es solamente
cuestión de números, las probabilidades siempre están que los sucesos pasen de
manera óptima para que todo sea como es hoy. A esta teoría se une la
denominada biocentrica, la cual expresa que el mundo lo crea el ser humano; el
hombre es producto de su propia conciencia, es solamente él y no tiene
conciencia sobre ninguna otra persona.
Aunada a esta visión se le ha dado espacio a la teoría tecnológica, la cual
considera a la muerte como una posibilidad para poner en práctica la funcionalidad
artificial que permita extender la vida. La sociedad tiene un alto grado de
posibilidades para revivir a los muertos por medio de una base de datos y un
manejo técnico, a profundidad, de la visión sistémica de la vida a la cual se le
puede ganar batallas contra la muerte. Pero desde este umbral científico no se
tiene expectativas acerca de la vida más allá de la muerte. Todo lo contrario
ocurre con la teoría de la reencarnación. Esta teoría es similar a la teoría
dimensional, el alma o conciencia está formado de materia y al morir esta escapa,
pero a diferencia de las teorías que hacen mención a una vida más allá de la
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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muerte, en la reencarnación no se escapa a otra dimensión, si no que se mueve
en esta misma, en la terrenal, hasta adherirse en un nuevo espacio corpóreo.
También está la teoría del sueño eterno, donde la conciencia como materia
nunca desaparece, es decir, que expresa que no morirá. El ser humano cuando
fallece la conciencia existirá por toda la eternidad y estará sumida en un sueño
eterno que será hecho a base de la experiencia y recuerdos vividos. Otra es la
teoría neuronal la cual se vale de la química y de las interconexiones, debido a la
adrenalina que hace que el tiempo pase de diferente manera los seres humanos
producto por la emoción, la cual tiene mucho que ver con la visión de la luz al final
de la vida.
El filósofo alemán Martín Heidegger (1998), expresó: “El morir debe
asumirlo cada Dasein por sí mismo .La muerte, en la medida en que ella “es”, es
por esencia cada vez la mía. Es decir, ella significa una peculiar posibilidad de ser,
en la que está en juego simplemente el ser que es, en cada caso, propio del
Dasein. En el morir se echa de ver que la muerte se constituye ontológicamente
por medio del ser-cada-vez-mío y de la existencia” (p.261).
Pero hay posturas más creativas y prácticas, las cuales hacen mención a la
muerte cerebral, como el concepto, expresa Comesaña Santalices (2004), que
“…finalmente permite decretar la muerte legal de un cuerpo, que, si aún se
mantiene en vida, es básicamente porque cuenta con el apoyo de las modernas
tecnologías. Por otra parte las investigaciones psicológicas acerca de cómo se
vive la muerte, si así puede decirse, aunque parezca paradójico. En este caso se
pregunta por el sentido que reviste la muerte para quien va a enfrentarse a ella,
los sentimientos que la noticia de la inminencia de la muerte produce en el
paciente o sus allegados; las etapas por las que pasan las personas que enfrentan
un desenlace fatal a corto o mediano plazo, entre otros…”(p.116).
En este aspecto, ya desde el pensamiento presocrático, la doxografía
(libros dedicados a pintos de vistas filosóficos y científicos) de Platón y Aristóteles,
según lo expresa Gadamer (ob.cit.), la visión moral y religiosa de la separación
“…entre alma y cuerpo corresponde, en su núcleo, a la separación entre la ciencia
matemática y la experiencia sensible” (Pp.47-48); en este sentido, la vida de quien
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aborda su existencia como filósofo, es “…un camino hacia la muerte” (ibídem),
donde hay la separación de lo sensible del cuerpo.
Gadamer (ob.cit.), destaca el concepto de Platón del “fluir”, el cual no se
separa del concepto de “lo permanente”, el uno “…implica al otro,…, que la
memoria y la opinión son una aproximación a lo idéntico, a lo permanente…”
(p.68); Platón, y en ellos es explicativo Gadamer (ob.cit.), se prepara para morir, y
esa preparación se hace desde la vida. El alma humana pertenece a esa categoría
da las realidades invisibles, es, en su esencia, lo inmaterial, donde el alma se
asemeja a lo divino, inmortal, inteligible, simple e indisoluble, siempre igual y
siempre parecido a sí mismo; el alma se ha preparado pare su separación del
cuerpo, va hacia un ser semejante a ella, divino, inmortal, lleno de sabiduría, cerca
del cual, libre de sus errores, de su ignorancia, de sus temores, de sus amores
tiránicos y de todos los demás males anexos a la naturaleza humana goza de la
felicidad.
En este mismo sentido, valga la postura de Hetherington (2007), en cuanto
a “…que la felicidad es lo que da sentido a la vida” (p.91). Y en esa vida que no es
más que un vacío existencial donde se da, por la vía sistémica de la biología, la
conducción de energía a través de lo corpóreo, y eso corpóreo va satisfaciendo
necesidades artificiales, creadas en la experiencia de vida y no en su esencia. La
vida, llamémosla “el vacío en movimiento a través de la vitalidad biológica del
cuerpo”, al no contar con dicha vitalidad biológica, estamos en otro vacío, en de
muerte. Y en la muerte tampoco hay necesidades impuestas, sino necesidades
artificiales. Esta situación hace que surja una interrogante: ¿cómo hace la energía
vital sin espacio corpóreo en movimiento biológico para crear las condiciones de
necesidades artificiales? O es que ¿no tenemos la capacidad de entender, desde
esta realidad de vida, qué sería posible hacer o crear en esa otra realidad de
muerte?
Profundizando un poco más, sin salir de las ideas de Hetherington (ob.cit.),
hay que ir al pensamiento griego antiguo para tener argumentos fehacientes que
respondan desde la realidad de la vida lo que en esencia es el “sentido de la
muerte”. Decía Epicuro, citado por Hetherington (ob.cit., Pp. 120-121), que una
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vez que se muere uno no puede “…tener experiencia”; por su parte Lucrecio decía
que una persona muerte no puede causar daño a una persona viva, y si ocurriese
ese daño es porque la persona que se considera viva y a la cual afecta la persona
muerta, está igual que ella, muerta, es decir, no viva. En otro aparte, Hetherington
(ob.cit.), dice: “El ideal epicúreo consistía en que vivamos bien y sabiamente,
reconociendo que solamente la vida nos puede proporcionar placer. No concibas
el estar muerto ni como una bendición ni como una desgracia…Sácale el máximo
provecho a la vida mientras la tengas. No te asuste la idea de que vendrá un
tiempo en que estarás muerto. El solo hecho de sentir ese temor menoscaba el
placer que la vida te puede proporcionar aquí y ahora. Es un sentimiento que, a
diferencia de estar muerto, sí te perjudica” (p.122).
Otro aspecto importante y que se debe a la reflexión de Epicúreo, dice que
estar muerto es no tener ya experiencias alternativas, y esa ausencia de
experiencia hace de la persona muerta un ente aislado de la energía que le da
vitalidad a la vida.
Ahora bien, esta percepción griega de la muerte hace que surja otra
interrogante: ¿morir y estar muerto es lo mismo o difieren en su percepción
nominalista? Estar muerto es un estado, una categoría universal; morir es un
evento, un proceso que se presenta, en razón del tiempo, en un período largo o
instantáneo. Dicen que los que tarda más en morir se debe a deudas aún no
saldadas en la vida y los que de improviso fallecen, son los bendecidos que pasan
al otro nivel y que cumplieron ya un ciclo. No hay que temer en decir que
experimentada la vida se va hacia otra instancia, ya no de experiencia de vida,
será experiencia de muerte.
En el sentido de la vida, la muerte convierte, expresa Hetherington (ob.cit.),
en fútiles las esperanzas referidas al futuro de las personas tras el momento en
que muere. La gente, suele vivir el presente “…como algo que intensifica su propia
existencia, como un estar más vivo…” (p.130). La muerte nos da unidad como
materia (todo lo corpóreo se oxida y desvanece) y plantea lo incierto en ese sueño
eterno que causa tanta inquietud en algunas personas; el temor a morir es el
temor a lo incierto no es temor a la muerte. Un poco más exacto sería decir que el
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temor radica en la anulación de la experiencia de vida, la cual queda fragmentada
en este espacio donde hoy se escribe y que no tiene vinculación alguna con la
muerte. Es más que posible que ni siquiera significar lo que hoy se entiende por
muerte sea una descripción real o verdadera de la muerte. La muerte es verdad en
la anulación de la experiencia de la vida, del resto todo cuanto se ha dicho de ella
es especulación pura.
En una ocasión Bhagwan Shri Rashnísh (1931-1990), conocido como Osho,
filósofo, místico, orador y líder espiritual, dijo: “La verdadera pregunta no es si hay
vida después de la muerte. La verdadera pregunta es si estas vivo antes de la
muerte". Y precisamente ese es el punto: debemos asumir la vida; la muerte no
se asume, es inevitable, llega y ya, y las consultas de ese “más allá después de la
vida” o si hay una “vida nueva y plena después de la muerte”, no es que no tenga
sentido, sino que en esta realidad de vida no hay entendimiento capaz de
comprender cuál sería el criterio justo para preguntar en razón de la muerte.
Desde el 2014, una serie de textos ha invadido el mercado de los libros de
autoayuda y revelaciones; uno de esos textos es el de Vladimir Burdman, quien
partiendo de lo que según su verdad son diversas experiencias cercanas al más
allá, el afirma que existe vida después de la muerte. Su obra “Me lo contó un
muerto”, desde la sustentación de las ciencias ocultas, respondiendo a esa
incertidumbre de lo que sucede después que las personas mueren; el texto
aborda experiencias de vida que han tenido sujetos que clínicamente han sido
declarados muerto, relatando haber “…visto una luz impresionante, cálida, que no
encandila ni hiere la vista, sino parece tener propia vida” (Burdman, 2014, p.26).
Por eso, a través de la crónica de Burdman intenta desterrar los temores
que tienen las personas hacia la muerte, a través de la consciencia humana y el
conocimiento. El propio autor ha dicho que la obra trata sobre la vida en el más
allá, basada “…en mi experiencia y testimonios”; Burdman afirma que existe la
reencarnación, ahora bien, hay que destacar que Burdman hace alusión a una
existencia más allá de la vida, lo que da a entender que la experiencia de muerte
es posible que existe, claro está, ese es una realidad y una condición que no
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tenemos consciencia real, auténtica que nos haga entender el asunto con certeza,
solamente nos llega como anécdota, crónica de vidas que no es la nuestra.
La muerte, como categoría, es un cierre natural del movimiento biológico
corpóreo; la muerte es compleja en tanto y cuanto se enfrenta a lo incierto, pero a
pesar de ello se ha demostrado que los hechos sobre naturales tienen
manifestaciones en la realidad de la vida, y se da la esencia de comunicarse, de ir
más allá de lo imaginario; la vida después de la muerte es vista como un anhelo,
un mundo nuevo totalmente diferente a nuestro mundo ya que es un mundo
celestial, según el punto de vista de cada persona, representado en el equilibrio, la
paz y la concordancia con una existencia distinta pero que refleja, desde el mundo
de la vida, que hay vínculos, experiencias de algo que nos garantiza seguir
andando en este inmenso vacío.
4.-El hombre moderno en el miedo liquido
El hombre moderno es homo eligens, Bauman (ob.cit.) lo sitúa en la cúspide
explicativa de por qué es un hombre insensible y sin valores; los fenómenos
sociales de la era moderna sitúan a ese hombre en un contexto sitiado por la
incertidumbre y la confrontación, donde la totalidad de las relaciones humanas
consiste en una ruptura con las instituciones y las estructuras fijadas; en esta
trans-modernidad líquida, el hombre ha conseguido desprenderse de los patrones
y las estructuras, creando su propio molde para determinar sus decisiones y forma
de vida, la sociedad se catapulta en el perfil individualista careciendo de aspectos
sólidos. Es la vida líquida como una sucesión de comienzos, con breves e
indoloros finales, donde las llamadas relaciones amorosas humanas, se presentan
como breves episodios, y donde los que priva la búsqueda del beneficio personal.
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1.-Hiper-Modernidad
¿Cómo cuestionamos al capitalismo sin cuestionar antes su medio de
cultivo que es la modernidad? Hoy se aborda el tema de la híper modernidad, a
través de uno de sus más granados exponentes: Gilles Lipovetsky (París, 1944).
Lipovetsky es un filósofo francés, profesor de la Universidad de Grenoble, quien
pertenece a la generación de los sesenta del siglo pasado, impactando sus ideas
de cuestionamiento y revisión de la cultura urbana-consumista; publicó, a
comienzo de los ochenta del siglo XX, su obra principal: “La era del vacío”; este
trabajo versa sobre lo efímero y lo frívolo. Afirma que estamos en la era
posmoderna, pero que las reacciones en esa era, de estallido de lo social e
superación de los esquemas consumistas, así como la disolución de lo político, ha
dado con una persona que vuelve a su rol cuantitativo de individuo, manejando su
existencia en razón del azar.
En "La era del vacío", Lipovetsky ausculta la mutación de ese individuo
consumidor influenciado por el entorno y dependiente, en lo esencial, de los
rasgos significativos de una sociedad industrial unidimensional y expansiva; el
autor, asume un análisis agudo, retirando las máscaras y los clisés, para develar
la verdadera conducta del hombre moderno, quien bajo la falsa premisa de una
“postmodernidad” de contenido ideológico más que humano, se había mantenido
oculto en las últimas década del siglo XX; las nuevas actitudes identificadas por
Lipovetsky son: apatía, indiferencia, deserción, el principio de seducción
sustituyendo al principio de convicción, y generalización de la actitud humorística.
De este modo, se empezaron a notar nuevas tendencias en el
desenvolvimiento del mundo moderno: una nueva organización de la
personalidad: narcisismo; nuevas modalidades de la relación social: marcadas en
particular por la reducción de la violencia y la transformación última de sus
manifestaciones; un nuevo Estado: donde la cultura está caracterizada por el
agotamiento y derrumbe de lo que ha significado la vanguardia durante el último
siglo; así como un conjunto de nuevos fenómenos determinados por el factor
individualista; en una palabra, un nuevo estadio histórico, propio de las sociedades
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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democráticas avanzadas, que surgió en la posmoderna pero que le es imposible
definirse bajo los criterios de la postmodernidad; se hace necesario construir
nuevos mecanismos de acercamiento; es decir, un nuevo contexto: la híper
modernidad.
La aparición de los ensayos de Lipovetsky, vino acompañado de una fuerte
polémica, aunque ciertos sectores se sintieron identificados con su postura,
asignándole el significado de una especie de paradigma (o punto de observación,
en términos de Rafael Echeverría) que reflejaba a la perfección el mundo
contemporáneo, visto como pura evanescencia. La tesis principal defendida por él
es que el filósofo tradicional ha permanecido demasiado tiempo encadenado a
formas irreales y apartado de la realidad cotidiana de su propio tiempo, al modo
del prisionero platónico, razón por la cual se ha apartado de los intereses vitales
de una sociedad caracterizada por la cultura de masas; en oposición a esta
tendencia escapista, Lipovetsky propone volver los ojos a la realidad concreta, es
decir, al estudio de los fenómenos masivos y efímeros propios de la era
contemporánea.
La nueva definición de ese entorno que debe apreciarse como
transformación de la postmodernidad, no evolución, que es la híper modernidad,
definida abiertamente como el escenario entorno al cual una sociedad liberal,
caracterizada por el movimiento, la fluidez, la flexibilidad, más desligada que
nunca de los grandes principios estructuradores de la modernidad, se adapta a un
ritmo de “auto indagación” para no desaparecer; aparece el híper narcisismo,
época de un Narciso que se tiene por maduro, responsable, organizado y eficaz,
adaptable, y que rompe así con el Narciso de los años posmodernos, amante del
placer y de las libertades. Al respecto el propio Lipovetsky expresa: “La
responsabilidad ha reemplazado a la utopía festiva y la gestión a la protesta: es
como si no nos reconociéramos ya más que en la ética y en la competencia, en las
reglas sensatas y en el éxito profesional”.
La postmodernidad había conquistado lo social y se había erigido como el
reemplazo lógico que defienda las ventajas sociales. Esto no es más que una
muestra de las paradojas que caracterizan la híper modernidad: cuanto más
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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progresan los comportamientos responsables, más irresponsabilidad hay. Lo que
se conoce como “individuos híper modernos”, en percepción de Lipovetsky, están
informados y desestructurados, están más ideologizados y son más deudores de
las modas, son más abiertos y más influenciables, más críticos y más
superficiales, más escépticos y menos profundos. Lo que ha cambiado es el clima
social y la relación con el presente; la disgregación del mundo de la tradición no se
vive ya bajo el lema de la emancipación, sino bajo el de la crispación.
En otra obra de Lipovetsky, “La felicidad paradójica”, ensayo sobre la
sociedad de hiperconsumo, advierte que hemos entrado en la sociedad de
hiperconsumo; nace un homo consumericus de tercer tipo, un turbo consumidor
desatado, con gustos imprevisibles, al acecho de experiencias emocionales
nuevas y de mayor bienestar, de calidad de vida y de salud, de marcas y de
autenticidad, de inmediatez y de comunicación. En el texto “La pantalla global”,
cultura mediática y cine en la era híper moderna, que trabajara Lipovetsky con
Jean Serroy, observan cómo mientras se generaba un infinito linaje de pantallas
que garantizaban la cuadratura de la realidad, se convirtió en híper cine, en todo
pantalla, en modelo artístico, social y antropológico, y en principal punto de
referencia de una sociedad que ha destruido los grandes sistemas referenciales: el
cine. Éste con sus miradas y pantallas, es la expresión por excelencia de la
sensibilidad del mundo actual expresan los autores; el cine no está pues en
decadencia; el cine está en una fase de transformación fructífera y con él todo el
mundo audiovisual.
Y en su ensayo “La tercera mujer”, Lipovetsky asume la defensa del rol
femenino en el marco de una conducta emancipatoria que ha mostrado de lo que
son capases las mujeres en su equilibrio entre la naturaleza y los hombres; el
autor le atribuye esta emancipación a los efectos de la lógica de las sociedades
posmodernas definidas como parte del proceso de despersonalización de la
persona y construcción de esa entidad fría y subalterna que se ha coronado en la
sociedad actual y que rige los comportamientos según los valores del libre
despliegue de la personalidad humana, de la legitimidad del goce, de la necesidad
de modular las instituciones en función de las aspiraciones de dichos individuos.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Lipovetsky, en este sentido, se ocupa de profundizar el sentido de la moda,
revelando el desamparo del individuo en la era democrática (en contraste con esa
entidad que hubo de persona y que tenía el cuidado y el amparo total del Estado y
la Religión). Leer los aportes de Gilles Lipovetsky, que surgen producto de la
observación de la sociedad y sus hábitos, en diversos escenarios, como el amor,
la seducción, la belleza física y la relación con el trabajo, la familia y el poder,
reencontrando un elemento capital que subsiste en su alteridad: la mujer.
Ahora bien, para entender a profundidad las variantes conque hoy día se
presenta la hiper-modernidad, nada mejor que abordarlo en una especie de
College narrativo donde se expone el pensamiento directo de Lipovetsky, desde el
2012 hasta la actualidad acerca del tema. Él es uno de los representantes más
críticos sobre la fusión del hombre con su interés “endemoniado” hacia el
consumismo y todas sus variantes, en una sociedad sin valores ni instituciones
sólidas.
En el 2017, Lipovetsky, esgrime que la sociedad moderna está en una
transformación contraria a los valores de familia y sociedad; expresa que las
“…ciudades de hoy están marcadas por costumbres individualistas, que conducen
a un sentimiento de soledad creciente. Los divorcios se volvieron frecuentes en los
países desarrollados, y en ciudades como París o Nueva York uno de cada dos
hogares es unipersonal. Y surgen fenómenos, muy notorios en Francia, como la
multiplicación de mascotas, que compensan un poco el sentimiento de soledad…
(No) es una situación transitoria: la individualización de la cultura y de los
comportamientos hacen que la soledad esté condenada a desarrollarse mucho
más en el futuro. Sin duda, es uno de los dramas del mundo actual” (Entrevista
para la Revista Semana, 2017).
Es decir, cambiarán las relaciones y la tendencia es que todo sea más
efímero; las tradiciones y la religión poco ayudan a orientar los vínculos, expresa
Lipovetsky; la tradición había llevado a la gente a un determinado modo de vida,
donde la rutina marcaba la diferencia; “…la existencia individual era comunitaria.
Pero desde el momento en que no hay una pertenencia comunitaria obligatoria,
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inevitablemente los individuos se separan...” (Entrevista para la Revista Semana,
ob.cit.).
Ahora bien, hoy es más fácil conocer gente, y en ese aspecto Lipovetsky
resalta que “…hoy se conocen más personas, más que en cualquier momento de
la historia, pero están ligadas menos tiempo” (Entrevista para la Revista Semana,
ob.cit.). Hay nexos en el trabajo, en la familia, en asociaciones, pero las personas,
en lo individual, se sienten solas; las personas buscan la felicidad y se separan si
no la encuentran. En este aspecto el Internet ha revolucionado las interacciones
sociales, sin embargo, a juicio de Lipovetsky, remitiéndose investigaciones
abordadas por su equipo de estudio, demuestran que en algún momento surge
una gran decepción; a pesar de la evolución tecnológica, de la red y a los
teléfonos inteligentes, estas vías de acercamiento e interacción, no disminuyen
“…el sentimiento de soledad y de frustración. Nada supera a la realidad”
(Entrevista para la Revista Semana, ob.cit.). En Facebook, se puede tener cientos
de amigos, pero a esos amigos se les ve poco o a veces ni siquiera se les conoce;
es decir, las redes sociales “…no podrán combatir la soledad que se avecina en el
mundo” (Entrevista para la Revista Semana, ob.cit.).
La hiper-modernidad, se impone la frivolidad del consumismo, la cual tiene
aspectos positivos como el de viajar, tener distracciones, conocer placeres
renovados, entre otros. Lipovetsky, destaca la “frivolidad”, asumiéndola en toda su
extensión, pero advirtiendo que tiene sus límites; “…el hombre no es solamente un
consumidor y por eso debe ser capaz de inventar, de crear, de hacer un trabajo
inteligente, de amar el arte. El consumismo no desaparecerá, no sueñen que
ocurrirá, pero debemos fijarle límites y no límites autoritarios, sino proponiendo
otras cosas y esas cosas son la cultura, la formación y la escolarización”
(Entrevista para la Revista Semana, ob.cit.).
En cuanto a la percepción política del mundo, Lipovetsky recalca que la idea
de revolución ha desaparecido prácticamente y estamos en sociedades
democráticas donde las costumbres se pacificaron; no hay en política “frivolidad”,
sino acción política de un liderazgo que busca conquistar a través de promesas
electorales, pero que se tiene que enfrentar al cuestionamiento y a la revisión de
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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los procesos administrativos de cada líder, aspirando ver en él un ejemplo contra
la corrupción y las acciones delictivas en contra del patrimonio público. Los
electores tienen como aliado los medios de comunicación, los cuales son el eco de
las situaciones que en hiper-modernidad crean un sentido común ético en las
mayorías. El ser un líder decente, implica poner de moda la figura de una persona;
esa moda moviliza las masas y fomentan la lógica de la convivencia humana,
renovándose y sistematizándose en razón de valores materialistas. Al respecto,
destaca Lipovetsky: “Hoy en día hay un apetito de novedad que no está solamente
en los objetos, sino también en los programas, especialmente los que son
difundidos por los medios como radio, televisión o cine. Estamos en una sociedad
de renovación permanente” (Entrevista para la Revista Semana, ob.cit.).
Lipovetsky expresa que en la hiper-modernidad se confronta la falsa idea de
que consumiendo productos el hombre se acerca a la felicidad, pero a la vez
afirma que la cultura mercantil ha puesto el arte y la estética al alcance de las
mayorías; la gente se ha distanciado de la política por razones de fondo: porque
los políticos no cumplen con sus promesas, escasean las ideas que pongan a
soñar y porque hoy es el capitalismo el que está liderando la danza.
Esta realidad hace que en la hiper-modernidad se fortalezca el
individualismo, el cual supone la erosión de los modos tradicionales de encuadrar
la vida; las sociedades antiguas no aislaban al individuo del grupo social. Ahora
bien, Lipovetsky recalca que en la sociedad individualista las personas ya no
tienen la obligación de estar integrados en el grupo, por ello el sentimiento de
soledad es inevitable porque soportan toda la carga de la construcción de sus
propias vidas.
En cuanto al individualismo este conduce a una existencia difícil, a una
sensación de soledad, relacionada con el sentimiento que tiene la gente de no
comunicarse con los demás. Piensan que no pueden comunicarse porque los
demás no los entienden; no se sienten comprendidos. El problema del capitalismo
de consumo es que casi todas las experiencias de la vida se han convertido en
mercancías; no existe una obligación de consumir parecida a las obligaciones
sociales, como la de respetar la Ley o respetar a los demás.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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En un aspecto general, Lipovetsky visualiza la sociedad materialista, como
caja de resonancia de los valores que se están perdiendo pero que aún niega la
idea de que la solidaridad no ha muerto, sino que se ha recompuesto de otra
forma; la sociedad impulsada menos por la religión y más por los derechos
humanos, con una cultura más laica, secular, donde el mundo reconoce la libertad
como valor y las tradiciones ya no tienen peso, pero a pesar de ello no se ha
desencadenado la violencia, no hay destrucción, entre otras. Se da una paradoja:
la unidad que era fruto de la tradición ha desaparecido, pero eso no ha provocado
la desintegración de la sociedad. Esto demuestra, sentencia Lipovetsky que
podemos vivir en las sociedades destradicionalizadas, y hasta podemos vivir en
ellas en paz.
Lo que pasa, recalca Lipovetsky, es que la sociedad de consumo mostró la
puerta de la felicidad, pero no mostró la puerta de la tristeza; hay una razón por la
que es importante no sacralizar el consumo, y es que no está a la altura de los
ideales humanistas. La modernidad consagró al hombre como el centro de los
valores, pero la hiper-modernidad ha dispuesto un lugar al consumo como el
objetivo de la existencia; es bueno como un medio para hacer otras cosas, pero su
ideal debe ser pensadas, actuadas, justiciadas, ante el amor, que como elemento
del consumo tiende a ser banalizado y comercializado por la vía del placer.
En el Siglo XIX, los librepensadores, los comunistas, los anarquistas, los
socialistas, consideraban que el progreso técnico nos llevaría poco a poco a borrar
el sentimiento religioso; la realidad es que no fue así, las ciencias y las
tecnologías, expresa Lipovetsky, son cada vez más potentes, todos los
indicadores del catolicismo tradicional están a la baja, pero al mismo tiempo el
matrimonio se mantiene.
Lipovetsky argumenta que la gente hoy ya no toma posición sobre la
cuestión de la existencia de Dios. Dicen: “Bueno, sí, de pronto hay algo, no sé”;
hay incertidumbre, falta de determinación, lo que conduce a la gente a aceptar
unas cosas de la religión, pero otras no. Lo cierto es que la posición atea, radical y
dogmática, ya no es hoy la posición dominante. Entonces no es posible transferir
el sentimiento religioso al consumo, claro, todo esto muestra que el mercado no ha
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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logrado, a criterio de Lipovetsky, derrotar a la religión. El mercado se basa en el
individualismo posesivo, combativo, competitivo. No lleva a un nosotros, a la
construcción de una identidad colectiva; el ser humano tiene la voluntad de
construir algo colectivo y comunitario; la sociedad contemporánea pone en valor al
individuo, cierto, y le da más poder sobre sí mismo para decidir sobre su vida, pero
al mismo tiempo aumenta su fragilidad, lo estamos viendo con los índices de
depresión o estrés. Hoy las tradiciones han perdido su fuerza y cada uno debe
construir su vida, desde la educación a la alimentación; el individuo obsesionado
por su placer no se desvincula del exterior, hay generosidad, hay empatía, pero en
la sociedad individualista las instituciones colectivas ya no ejercen dirección, esa
es la diferencia.
2.-Sociedad hiper-consumista
La sociedad hiper-consumista, según Lipovetsky (2010), hace referencia al
consumo exagerado de los recursos naturales, consumo de todo aquello que la
humanidad obtiene de la naturaleza para satisfacer sus necesidades físicas
básicas y otras necesidades fruto de su apetencia o deseo; las sociedades
desarrolladas le dan un impulso al consumismo, asociado al crecimiento
económico y estimulado por una publicidad agresiva, que promociona productos
sin atender a su impacto ecológico.
En este sentido, el hiperconsumismo, en acepción de Lipovetsky (ob.cit.),
está basado en el cambio de objetivos; ya no se piensa en el consumo en familia,
sino en el del individuo; se convierte en un consumo hiperindividual. Ahora bien, el
consumismo no debe ser satanizado pero sí se debe abolir, recalca Lipovetsky
(ob.cit.), porque el papel que hacen las personas es lamentable cuando centra su
existencia solamente en alimentar ese consumismo insaciable. Es urgente darles
herramientas a las personas para que dejen de ser hiper-consumistas, es nuestra
responsabilidad educar al hombre para hacerlo menos dependiente de sus
“artificiales necesidades”.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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Recalcando lo anterior, el mundo pos-moderno significó la llegada de una
era individualista, que ha creado una cultura que privilegia el consumo y el placer,
más no las luchas colectivas; la sociedad se ha convertido en una estructura
dominada y gobernada por la moda. El consumo tiene como lógica la continuidad
perenne, el sin fin, buscando obtener algo material para ser admirado o
reconocido, de allí la dinámica del consumo se torna emocional y por ende infinita.
La sociedad hiper-consumista, a criterio de Lipovetsky, debe interrogarse sobre lo
pertinente que comprar en abundancia y sobre el verdadero concepto de
posmodernidad ante el auge de una hiper-modernidad que va degradando los
valores sociales y culturales de algunos segmentos de la sociedad moderna.
A todo esto, la sociedad hiper-moderna se presenta bajo características
bien definidas en el contexto su mercado: se está ante un consumista que es fiel a
las marcas, es más exigentes debido a la gran competencia y variedad de
productos existentes y busca que la marca les haga sentir algo diferente a las
demás; el hiper-consumista persigue vivir experiencias y sensaciones, no
productos; el hiper-consumista persigue productos personalizados, es decir,
intentan visualizar en las marcas el mayor número de coincidencias con su
personalidad y sus hábitos; al hiper-consumista evoluciona con el producto y es
cambiante de acuerdo a sus apetitos y placeres; y el hiper-consumista persigue
adquirir cosas y vivir en razón de esas cosas que adquiere, sacarlo de su espacio
vital es perderlo como consumista, pero no pierde nada en él su actitud de
consumo.
En un estudio realizado por SAP-SE, empresa multinacional alemana
dedicada al diseño de productos informáticos de gestión empresarial, tanto para
empresas como para organizaciones y organismos público, en 2017, se el 50% del
consumo global estuvo representado por los llamados millenials, jóvenes que
nacieron entre principios de los 80 y principios del año 2000, los cuales se
caracterizan por dar mayor importancia a la experiencia de compra que al propio
producto, además son nativos digitales, por lo que su capacidad de influencia en
las redes sociales e internet es muy elevada.
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Valga un descriptivo contextual del comportamiento de las personas a nivel
mundial en espacios virtuales donde hay un alto consumo de productos y que
representa un espacio de interés de quienes son hiper-consumistas. Así se tiene
que el 63% de las mujeres y el 73% de los hombres adultos, no pasan más de una
hora sin conectarse a sus dispositivos móviles; el 75% de los millenials se
desconectan únicamente una hora al día o incluso menos; el 50% se conecta
antes de dormir y justo después de despertarse; el 34% reconoce haber utilizado
las redes sociales para expresar sus sensaciones con una marca; el 26% utiliza
las redes sociales para expresar su descontento con las marcas. El 23% utiliza las
redes sociales para compartir marcas o productos que les gustan; el 69% de los
consumidores están más predispuestos a comprar un producto de una marca que
habla públicamente de sus estrategias de RSC (Responsabilidad Social
Corporativa) que de otra que no lo hace; el 88% cree que las marcas deberían
intentar alcanzar sus objetivos empresariales mejorando simultáneamente la
sociedad y protegiendo el medio ambiente, el 41% practica showrooming (hábito
de consumo que consiste en mirar y probar un producto en una tienda física para
posteriormente adquirirlo de manera online); el 50% de los millenials utiliza cuatro
o más fuentes de información para tomar su decisión de compra; 89% de los
consumidores asegura que tener acceso a la información sobre la disponibilidad
del producto en tiempo real influye en su decisión de compra; el 92% de los
consumidores confiesa que se fía más de la información encontrada en internet
que en otras fuentes; el 75% no cree que las marcas digan la verdad en sus
anuncios publicitarios; el 70% consulta opiniones antes de llevar a cabo una
compra; el 89% de los consumidores confía en las mismas marcas; y tres cuartas
partes de los consumidores se sienten decepcionados cuando se interrumpe su
proceso de compra o su marca favorita no está disponible.
Como puede verse, en esta fotografía estadística del 2017, tomando como
ejemplo el mercado vía internet, el hiper-consumismo está presente y tiene como
modalidad de comportamiento el interés adquirir cosas en razón de su empatía en
hábitos y guatos, con los consumidores, de este modo, al personalizar el
consumo, lo estamos convirtiendo en parte vital de nuestra cotidianidad y por ende
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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estamos conviviendo con él. Así, al darse esta amalgama de situaciones, estamos
ante una situación que hace complejo rescatar a los individuos del carácter aditivo
del consumo.
3.-Sociedad hiper-violenta
La hiper-violencia en la sociedad moderna se caracteriza por ser una fuerza
destinada a sojuzgar a otros para el beneficio y la satisfacción del deseo de uno;
se da en contexto de amenaza, donde se asume confrontar la existencia del otro y
apunta a lograr que el otro ceda y se adapte a uno. La hiper-violencia apunta a
tener al otro bajo control; los otros dejan de ser semejantes y se transforman en
instrumentos para usar o en enemigos a los que hay que destruir.
En los casos de violencia sexual, el eje principal no es el sexo, sino el
control sobre el otro; no hay erotismo, es un juego sádico de dominio. Desde un
enfoque comunitario, la hiper-violencia responde a la frustración de los individuos
para realizar sus necesidades y aspiraciones; los individuos actúan como
depositarios de la situación de la comunidad, donde la violencia parece caótica y s
tiene una dirección: destruir la fuente del miedo o de la frustración.
En la actualidad, según Ambrosio Aurazo (2016), el hombre pervive en una
sociedad conflictivizada, donde se cultivan las necesidades insatisfechas de las
personas, entre las que destaca necesidades de salud, de educación, de viviendas
dignas, de seguridad, infraestructura, políticas públicas en programas sociales
complementarias, una sociedad más inclusiva que no fermente más odio ni rencor,
porque una sociedad del bienestar que practican los países Nórdicos de Europa,
como es el caso Finlandia, Suecia u Noruega.
Es necesario influir en la sociedad para desarrollar acciones de tolerancia y
convivencia, que disminuya la violencia, en fin, recalca Ambrosio Aurazo (ob.cit.),
solamente nosotros tenemos la respuesta en el día a día por la forma en que nos
comportamos, nos relacionamos, positivamente y pacíficamente, nos esforzamos
por ser personas de bien para que nuestras próximas generaciones se sienta
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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orgullosos de nosotros por dejarles no riquezas materiales sino riqueza espiritual
de calidad.
4.-Sociedad hiper-neoliberal
La sociedad hiper-liberal occidental no es más que la superposición de la
conducta paternalista de las misiones civilizatorias decimonónicas; el estándar de
civilización, conocida hoy día como estatalidad, revivido luego del fin de la Guerra
Fría en 1991, y vuelto a surgir en la realidad contemporánea del terrorismo
islámico y las posturas guerreristas de los países de comportamiento capitalista
(aunque algunos como China y Corea del Norte, mantengan patrones comunistas
en su sistema interno de sociedad política). Los Estados son tratados como
iguales si desarrollan estalidad y democracia, percibida ésta como la imposición
de las mayorías a un contexto consumista hiper-moderno.
En esta sociedad hiper-liberal, el valor humanista es sustituido por el valor
materialista, en razón de apreciar la organización social y política como pequeñas
empresas de reproducción de explotación y manejo indiscriminado de las políticas
de producción, donde no se considera el medio ambiente ni el impacto que sobre
el medio ambiente pueda tener los procesos industriales de producción. El interés
es darle fuerza y músculo al libre intercambio en la sociedad, manteniendo los
Sistemas Políticos que permitan consolidar el mercado y los intereses de
producción en ese mercado. La democracia, por la vía de la manipulación de
datos e información digital, hoy día permite la alteración y manipulación de los
resultados de eventos de consulta o elección popular. En la hiper-modernidad la
democracia de las mayorías se vuelve instrumento de una minoría que manipula la
información y los procesos de elección.
Un caso del momento histórico en que se construye este libro (2018), se ha
dado el denominado escándalo de “Facebook”; según el norteamericano y
fundador de esta empresa que ofrece el servicio de red-social, Mark Zuckerberg,
ellos no se prestaron para manipular los datos y perfiles de sus usuarios, con fines
de ser usados para campañas de consulta pública o electoral. Los vínculos entre
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Facebook y la empresa que utilizó directamente los datos, Cambridge Analytica,
cuya operación la habría realizado en el 2014, utilizando los datos para influir en
redes sociales. Este tipo de situaciones es la que lleva al neoliberalismo y su
conducta desmedida en hiper-modernidad, a tener vulnerabilidad y al hecho de
desconfiar en los medios masivos de interconexión y almacenamiento de
información, en el mundo moderno.
5.-Sociedad Hiper-socialista
El hiper-socialismo, o la sociedad hiper-socialista, no es una receta para el
éxito; es un transitar contrario al capitalismo neoliberal; ese capitalismo que ha
pervertido la sociedad hasta sus raíces. Por ello, proponer el Socialismo en el siglo
XXI, es tanto como echar en una herida abierta alcohol isopropílico: ¡de que arde,
arde! Pero para comprender los caminos y luchas que esa propuesta Socialista ha
tenido, es necesario que nos remontemos al segundo lustro del siglo XIX, allí, en
la organización del movimiento obrero internacional, está la clave de lo que se
necesita y de los errores que no se deben cometer.
Uno de los rasgos distintivos del hiper-socialismo de todo signo, es su
carácter internacionalista; las doctrinas marxistas como otros pensadores
sostenían que los trabajadores del mundo sufrían los mismos problemas y era por
tanto necesario, aunar esfuerzos, intereses y objetivos para derrotar a la
burguesía. El texto escrito en 1848 por Marx y Engels, el "Manifiesto comunista",
lanzaba una consigna clara: “Proletarios de todos los países, uníos”. Fruto de esa
idea, surgieron organizaciones que intentaron servir de enlace entre grupos de
trabajadores de diferentes países en pos de la consecución de la revolución
universal; fueron las llamadas Internacionales Obreras: La Asociación
Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional Obrera (1864-1876), fundada
en 1864, tuvo como sede la ciudad de Londres. El encargado de redactar sus
estatutos fue Karl Marx, destacando que la liberación del proletariado sólo sería
obra de los propios trabajadores y que la toma del poder era prioridad para
alcanzar los objetivos de emancipación y libertad. Las reivindicaciones de carácter
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social tomaron mucha importancia, sobre todo lo de la jornada laboral de 8 horas,
pero a pesar de la euforia y motivación que se le dio a esta primera internacional,
su debate fue polarizado y sufrió, a partir de 1868, con la incorporación del ruso
anarquista Mijaíl Bakunin, inmensas desavenencias en lo concerniente a la lógica
con que se debería tratar el asunto. Marcó la pauta el enfrentamiento entre
marxistas y anarquistas, episodio decisivo en la división del movimiento
internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París (1871) y la
experiencia de carácter revolucionario que surgió tras la derrota de Sedán (1870),
sufrida por las tropas francesas de Napoleón III frente a Prusia y que tanto Marx
como Bakunin consideran la primera experiencia real de sus planteamientos, pero
con claras diferencias en su naturaleza y en las causas de su fracaso.
Esta situación llevó al movimiento obrero, en el Congreso de La Haya de
1872, a tomar acciones desesperadas de última hora para rescatar el carácter
diplomático de la internacional obrera que por culpa de las acciones terroristas de
los movimientos de ultraderecha, perdía apoyo popular. Los anarquistas fueron
expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta
su disolución en 1876. Esta primera internacional fue decisiva en varios aspectos
en lo que a la postre sería la concepción del Socialismo real; por un lado mostró la
intención de los movimientos de izquierda a dialogar y hacer política; y por otra,
sentenció que el carácter internacional del movimiento obrero era para promover
la paz y la igualdad con justicia, muy lejos de ese pensamiento radical de algunos
sectores revolucionarios. Las razones que llevaron a ese enfrentamiento pueden
resumirse en las siguientes: Marx deseaba una organización estructurada en torno
a una autoridad como forma de reforzar la eficacia de las decisiones adoptadas,
todo lo contrario de Bakunin que se oponía a cualquier control o jerarquía. Los
anarquistas se definían a sí mismos como "socialistas antiautoritarios". Bakunin,
pensaba que los movimientos obreros sólo debían organizarse en torno a
sindicatos y no intervenir jamás en política, ya que ello acabaría por desvirtuar su
fuerza revolucionaria.
En este aspecto, la Segunda Internacional Obrera (1889-1916), con sede
en Bruselas, albergó en su seno una amplia gama de tendencias ideológicas,
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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aunque prevalecía una clara orientación socialista marxista. Entre sus objetivos
fundamentales destacó la búsqueda de una legislación que mejorara las
condiciones de vida de los trabajadores y, de forma especial, la instauración de la
jornada de ocho horas. Dos de los símbolos distintivos de la identidad cultural del
movimiento obrero nacieron en ese encuentro: la jornada del Primero de Mayo
como fiesta reivindicativa (Día Internacional del Trabajo) y el himno conocido de la
Internacional. Los problemas que minaron la concreción de objetivos más
empinados con el espíritu de libertad proletaria, fueron de carácter interno, en este
caso el enfrentamiento ideológico entre los dos grupos surgidos en el seno del
socialismo marxista: El radical, compuesto por los marxistas ortodoxos, que
consideraban a la revolución como única vía para destruir el capitalismo y cambiar
la sociedad, Rosa Luxemburgo fue una de sus máximas representantes; y los
moderados, de carácter reformista, denominado “revisionista”, que discutía
algunos puntos de la teoría marxista, como el de la lucha de clases o el
materialismo histórico y defendía la vía pacífica mediante la participación en las
instituciones políticas. Entre sus representantes destacó Eduard Bernstein.
La Segunda Internacional acabó con el estallido de la Guerra Grande, o
Primera Guerra Mundial, cuando los sentimientos Patrióticos del proletariado de
los países enfrentados primaron sobre el ideal de solidaridad internacional. Por
último, entre 1917 y 1943, se va a dar la tercera Internacional, última Internacional
tras el triunfo de la Revolución Bolchevique de Rusia, la cual estableció criterios de
vencedores: se proclamó comunista y se alejó, por tanto, de las tesis reformistas
revisionistas su existencia estuvo siempre condicionada por los intereses de la
naciente Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS.). El movimiento
obrero internacional quedó a la deriva después de 1991 del siglo XX, cuando se
desmiembra de URSS., y queda un vacío que sólo experiencias puntuales en
Latinoamérica (con Cuba y Venezuela) y la propia República Rusa (en la parte
norte de Eurasia), han mostrado una actitud reivindicativa y de justicia social hacia
los trabajadores y trabajadoras. Es necesario motivar una nueva y definitiva
Internacional Obrera que imponga los valores humanos por encima de los
administrativos-financieros.
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
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A todas estas, cuando el sociólogo peruano Sinecio López, en el 2009,
argumentó que la medida del gobierno de su país que autorizaba el uso de las
fuerzas policiales y sus armas de fuego contra cualquier protesta popular, era un
asunto característico del tipo de desarrollo capitalista que rige Latinoamérica, al
que calificó de "salvaje" y estableciendo así una identidad intrínseca con el modelo
neoliberal; días después el antropólogo Jaime de Althaus, en respuesta a la
postura de López, menciona una serie de evidencias mediante indicadores de
crecimiento, con los cuales quiso rebatir la existencia de algún capitalismo salvaje,
sino la prevalecencia de un capitalismo en crecimiento, entiéndase un
"hipercapitalismo global".
En este sentido, uno de los más destacados estudiosos de la teoría del
capitalismo salvaje, el economista francés Thomas Piketty, en su más reciente
libro, "Capital en el siglo XXI", centrar la atención sobre el crecimiento de la
desigualdad en las últimas tres décadas y advertir sobre el potencial riesgo de que
aumentará aún más en los próximos años sino se hace algo para frenar esta
situación que amenaza con hacer retroceder al mundo al siglo XIX. El autor,
aborda un punto importante que es cuando la tasa de retorno sobre el patrimonio
(r) es mayor que la tasa de crecimiento (g), produciendo que se acelera la
concentración de la riqueza; esto es, destaca Piketty, lo que ha ocurrido en los
últimos treinta años con la implantación a gran escala de los postulados del libre
mercado y la desregulación financiera. El error ha sido en el uso inadecuado de
los modelos de competencia que ocultan asimetrías y mercados imperfectos, y
crean un primer mundo en la periferia del tercer mundo y un tercer mundo en lo
más profundo de las entrañas del primer mundo.
El aporte de Piketty y su equipo, se enmarca en visualizar la desigualdad
como el producto más destacado del capitalismo global, dado que en la medida
que hay más desigualdad, mayor obtención de ganancia tiene el dueño del capital.
Así mismo la desigualdad dispara en todos los países desarrollados una ola de
confrontación y violencia, donde el uno por ciento de la población es cada día más
rico, y que el cero coma uno por ciento es aún más rico, y que el cero, coma cero
uno por ciento es aún más rico todavía. Esto demuestra que los beneficios reales
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del capitalismo quedan en muy pocas manos, y que si no se realizan
intervenciones extraordinarias, la tendencia continuará en ascenso haciendo que
el siglo XXI, recalca Piketty, se parezca al siglo XIX, donde las élites económicas
vivían de la riqueza heredada en lugar de trabajar por ello. La solución a todo esto,
expresa Piketty, sería un esfuerzo coordinado a nivel mundial para aplicar
impuestos a la riqueza y dar un giro a esta tendencia socialmente destructiva.
El propio Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 1936), en
su reciente visita a los Estados Unidos de Norteamérica, ha dicho: "Todas las
personas tienen el derecho otorgado por Dios a un trabajo, a la posesión de tierra
y a una vivienda… El capitalismo no controlado es una dictadura sutil y estiércol
del diablo, la ambición desenfrenada de dinero y el servicio para el bien común
queda relegado, son la causa de las desigualdades… La distribución justa de los
frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral.
Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de
devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece…"
En una palabra, la tesis de Piketty indica que la desigualdad es intrínseca al
capitalismo y, de no combatirse enérgicamente, es probable que aumente a
niveles que amenazan la democracia y dejan de sostener el crecimiento
económico. El análisis de Piketty coincide con la percepción científica de Karl
Marx, acerca de la sociedad capitalista, donde la desigualdad y la lucha de clases
marcan el colapso del capitalismo.
No hay que olvidar que Marx fue un crítico de la economía clásica, que
apuntaba que la desigualdad era un proceso que disminuiría con el tiempo. El
capitalismo tiene misterios que la razón desconoce, pero que Karl Marx anticipó en
1848, en su Manifiesto del Partido Comunista, escrito también por Friedrich
Engels, donde destaca que el capitalismo descontrolado propaga la desigualdad.
Esta desigualdad, en la escenografía social del siglo XXI, representa la vida
cotidiana, y está dominada por lo que denomina Gilles Lipovetsky, el
hipercapitalismo que es la auto representación indefinida en la que el capital ha
transcendido su inicial misión de producir nuevas mercancías: se ha especializado
en la producción de imágenes y signos; destacando que las sociedades
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hipercapitalistas producen un escenario de simulación que enmascara la carencia
de una realidad profunda, donde la desigualdad es el común denominador en todo
el contexto de la sociedad.
Esta realidad lleva a un plano de acción absoluta al Socialismo, sobre todo
en la experiencia latinoamericana. No ese socialismo salvaje que describiera en
un artículo Juan Carlos Varela (El Universal, 06/05/2015), y del cual dice: "Desde
que tengo uso de razón Venezuela ha estado mal, pero nunca como ahora.
Siempre ha habido delincuencia y corrupción, pero no al nivel que existe en este
momento. La verdad es que desde que el socialismo salvaje se instaló en nuestro
país la cosa ha ido de mal en peor…" Porque se refiere a un síntoma del proceso
y no al proceso en sí mismo. El socialismo en Venezuela no es el que ha
dispuesto altos índices delictivos ni cajas de negras de corrupción y vicios, ha sido
y es, una alternativa de orientación de las políticas públicas hacia niveles de
masificación de los beneficios económicos y sociales. Al calificarlo de "salvaje" no
hace peyorativamente, sino en la necesidad de ser más agresivos con las políticas
públicas, a efecto de contrarrestar la guerra económica y comunicacional, en la
cual los sectores de ultraderecha han estado moviendo los tentáculos en el plano
internacional. No se discuten los síntomas de un Sistema Político democrático y
participativo que implica dinámica, contradicción y confrontación de clases; se
discute los obstáculos y la mala voluntad de un sector político que no ha sabido
ganarse a las mayorías y que pretende doblegar la dignidad y los alcances
sociales de un Gobierno que no tiene todas las verdades, pero si busca equilibrar
esas desigualdades y brindar a la sociedad una mejor calidad de vida.
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Conclusión teorética
Esa sociedad humanizada presenta como característica el acercamiento del
hombre a la naturaleza, el cual se hace cada vez más una necesidad de Estado.
En la hiper-modernidad se ha puesto de moda el término eco-ciudadanía, el cual
se refiere a la relación armónica del hombre con la naturaleza en sus espacios de
habitabilidad (sea urbano o rural); y el término eco-socialismo, se basa en la
relación armónica entre el hombre y la naturaleza que garantice el uso y
aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales,
respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.
En este sentido, Noam Chomsky (1928, lingüista, profesor y activista
político de perfil anarquista, de origen estadounidense), en su investigación
publicada en 1979 con el título de “The Washington connection and the third world
fascism”, en colaboración con Edward S. Herman, expresaba que el modelo de
desarrollo norteamericano“…aplicado por los socios es tan abiertamente
explotador que ha exigido el terror y la amenaza del terror para asegurar la
necesaria pasividad” (Washington y el fascismo en el tercer mundo, México,
Editorial Siglo XXI). Y esta versión es confirmada veintidós años después, en el
2001, con el cambio de juego político que impulsó el gobierno de G. Bush j.r., tras
el atentado a las torres gemelas de la ciudad de New York, como parte de las
represalias del sector radical musulmán y que detonó las invasiones a Afganistán
e Irak. El modelo de desarrollo fue adquiriendo un sentido estratégico, puesto que
la única vía para imponer una hegemonía política y económica, al parecer, sigue
siendo el miedo: el miedo a que los alemanes invadieran los espacios de interés
económico de EE.UU. en Europa trajo consigo el detonante de la II Guerra
Mundial; el miedo a que Afganistán fuera un mal ejemplo para los demás países
árabes trajo consigo el ataque al Gobierno Talibán y con él a la euforia religiosa
que se estaba esparciendo por los países de la región; y el miedo a perder la
cuota de petróleo en el medio Oriente trajo consigo la invasión a Irak. Ese temor,
hoy justificación de lo que en el pasado fue la Guerra Fría, ha invadido la toma de
HIPERMODERNIDAD RAMÓN E. AZÓCAR A.
171
decisión política en el nuevo orden mundial, el cual se caracteriza por ser global,
interactivo y hegemónico, puesto que se impone, hasta en el orbe comunista de
China, el capitalismo de estado como premisa de bienestar, progreso, éxito.
A todas estas, según describe Gilles Kepel (2001), en su ensayo “La Yihad.
Expansión y declive del islamismo”, expresa que la sociedad moderna está en
amenaza permanente con el islamismo y las consecuencias de este en el nuevo
orden mundial, apreciándose el sentido del terrorismo en el espectro del nuevo
ordenamiento global, enfatizando que el daño causado por el modelo de desarrollo
capitalista terminó de doblegar la conciencia de los líderes y por ello la reacción
hostil y desenfrenada de quienes no contando con políticas de estado prosperas e
igualitarias, tenían que ocupar la mente y el ánimo de sus conciudadanos con
esquemas de inestabilidad y guerra.
Esto lleva a la idea medular, o “causa primera”, en el argó de los filósofos,
que moviliza o da sentido a las políticas de estado del y para el desarrollo. Es
decir, el hombre, con su dimensión política y humana, la cual lo representa como
ciudadano, membrecía de un Estado, arte y parte de la razón de ser de la
sociedad contemporánea. Por esta razón para iniciar un análisis que involucre las
teorías de desarrollo, su desenvolvimiento y sus nuevas tendencias, es necesario
partir de una definición precisa y contextualizada, que no dé motivo a dudas,
menos aún a divagaciones.
Las revoluciones políticas de finales del siglo XVIII, efectuaron un
movimiento terminológico que aparentemente da reemplazo al término súbdito por
el término ciudadano. Innegablemente este cambio en el discurso político está
asociado a un punto de ruptura real en la historia de la institución de ciudadanía.
Está asociado a la transición a un segundo y moderno modelo de ciudadanía. La
discontinuidad revolucionaria sin embargo, no debe impedirnos ver una
continuidad tal vez más profunda y fundamental en el desarrollo del concepto
desde fines de la época medieval. El sujeto se volvió de nuevo ciudadano pero en
un mundo de aparatos de estados crecientes y reforzados, que a través de sus
técnicas específicas produjeron un ciudadano disciplinado. Esto último implica,
según dice Roland Anrup y Vicente Oieni (2003), entender a la ciudadanía como
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un proceso de sujetivización y personificación que regula, enseña y forma al
ciudadano. Nace en 1789, con la Revolución Francesa y su principal fundamento
es reconocer como ciudadano francés a cualquiera persona a condición de que
aprendiera la lengua y obedeciera las leyes francesas. La ciudadanía francesa
desde entonces, ha aparecido como la representación del estado abierto, libre y
tolerante el cual no tenía problemas en adoptar a los individuos que quisieran ser
parte de él.
Esta ciudadanía, en concreto, encuentra su fundamento en una idea central
de la modernidad: aquella que concibe al hombre como un individuo que es libre e
independiente y toma decisiones sobre su propio destino y con su voz contribuye
políticamente al bienestar de la sociedad. En lo fundamental es esta imagen del
ciudadano la que se ha convertido en un ingrediente importante para la fórmula a
través de la cual, las sociedades occidentales se conciben a sí mismas.
Al mismo tiempo, es evidente que esta idea presupone un ciudadano activo
que apenas ha existido, y que si hubiera existido los estados probablemente lo
hubieran considerado como un problema. Tampoco se ha realizado la idea de la
ciudadanía abierta como la libertad de la que los individuos hacen uso para
moverse libremente, residir donde quieran y allí gozar del estatus de ciudadano.
En un aspecto puntual, la hiper-modernidad, entendida desde una
concepción filosófica, historiográfica y sociológica, propone un mundo de metas
donde todo es asumido de manera desproporcional y sin límites; es una cara de la
realidad en espacios que se han dispuesto para eso, que tienen un consenso para
extralimitar las acciones, sean cuales sean; en el mundo hiper-moderno donde
cada ciudadano se propone sus metas según su propia voluntad, y donde se
alcanza la meta de una manera lógica y racional, lo que da un sentido a la vida.
Desde una perspectiva kantiana de Ilustración, que es la mayoría de edad del ser
humano, y antes que éste al antropocentrismo humanista del Renacimiento, la
modernidad tomó como significado la idea de civilización, cuerpo integral del
hombre que transforma y crea elementos más allá de los presentados por la
naturaleza. Esa hiper-modernidad se ha visto alterada por la técnica, puesto que el
avance de las innovaciones científicas iba más rápido que el desarrollo de la
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civilización propiamente dicha; ante la supremacía de paradigmas lógicos-
racionalistas, surgió la necesidad de romper ese esquema obtuso y restringido y
apareció la corriente postmoderna como una liberación a tantos esquemas pre-
establecidos. Esa realidad hiper-moderna es hoy día revisada a profundidad por
otros teóricos, entre quienes destaca Zygmunt Bauman, que ha presentado una
nueva manera de ver la modernidad y con ella los contornos hiper-modernos:
modernidad líquida.
Bauman (2005), se une a posturas de intelectuales como Alain Touraine
(Francia, 1925), quien en la década del noventa comenzó a marcar diferencias con
esa liberación de los paradigmas metodológicos de la modernidad, y abrió la
brecha para entender que lo lógico-racionalista, lo sólido, se estaba diluyendo ante
tantos cambios y avances de la tecnología y la innovación científica, lo que estaba
trayendo una modernidad líquida, es decir, el libre fluir de esa percepción
civilizatoria en todos los engranajes de la vida humana.
Comenzaron, a grandes rasgos, a aparecer las ideas que se enfrentan con
los conceptos zombis, los que viven en los dichos y mueren en los hechos; la
globalización comenzó a entenderse como una cultura de la dialógica integral;
Bauman explica lo sustancial de la existencia; los “…sólidos conservan su forma y
persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se
transforman constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o la
liberalización de los mercados" (p.43).
En una palabra, Bauman define la modernidad líquida como el resabio de la
hiper-modernidad irónica, que toma camino en el proceso civilizatorio a una
velocidad distinta, que arrasa con las permanencias; nada dura sino hasta la
medida del cansancio. Pero el agotamiento al que se refiere Bauman no es similar
al de “un salón que está repleto y no se hayan sillas para sentarse”, se refiere a la
“voluntad de elegir” los espacios y las realidades que desea vivir.
No es, en concreto, un agotamiento de algo que está acabado o moribundo,
es una necesidad de vivir “el constante retorno”; uno elige irse a otra parte, ver
otra cosa, vivir otro momento. Lo agotado de “algo” estaría indicando un sitio
colmado. Bauman subvierte el término para hablar de lo vaciado: el mundo ha
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agotado sus sentidos y "no hay otra parte adonde ir". Ante esto las personas se
ven condenadas a buscar soluciones revisando sus propias experiencias y su
realidad inmediata, cercana, real.
Hay, en un sentido concreto, un resquicio para el intercambio, a pesar de la
vertiente intelectual que ha decretado la desaparición de la sociedad; la alianza de
subjetividades es una nueva forma de enlace, en la que la confianza es la bisagra
que une lo móvil (fugaz) a lo firme (y duradero). Es un continuo donde se gesta la
utopía, donde la felicidad, como expresa Bauman, se asocia con la movilidad y no
con un lugar: la contemplación del pensamiento sucede en el marco de la
aceleración de los disueltos. Es decir, eso que se conoce como lógica-racionalista,
se va disipando entre los muros de sensibilidad que el hombre exterioriza para
justificar la vida.
Como se puede apreciar, la hiper-modernidad se ha materializado desde
una nueva manera de entender la realidad; de ver más allá de la monotonía de un
pensamiento encajonado en paradigmas y captar que la vida y los hechos se ven
bajo el criterio de la complementariedad. Donde lo cualitativo y cuantitativo es
parte de una misma forma y asumen, desde la visión sistémica, un impulso
sinérgico que mueve los acontecimientos y sus reacciones en un espacio y tiempo
cada vez más angosto e inmediato.
La hiper-modernidad, viene del fenómeno europeo de la modernidad, e
induce a mostrar una realidad más allá de la modernidad sólida conocida por la
ciencia, surge propiciando emergencia, extraversión y expansión; confiriéndole al
pensamiento científico una dimensión holística a través de la presencia y la
interacción de los elementos cotidianos de la vida social, tal cual lo expone
Bauman, describiendo esa etapa de hiper-modernidad como la confrontación del
investigador a un mundo invadido por la complejidad, la incertidumbre y el caos,
en un desmoronamiento de la solidez de lo moderno, dando espacio a lo flexible y
líquido de una nueva modernidad que no se sostiene por sí sola sino que recorre
todos los espacios sin estructura o cimientos de los cuales sustentarse.
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EL AUTOR
Ramón Eduardo Azócar Añez (Guanare, 1968), egresó como politólogo de la Universidad de los Andes, Mérida en 1993, siendo discípulo de Alfonso Gándara Feijoo y Fran Lee, exponentes del pensamiento neo marxista; presentó su tesis de Grado titulada “El pensamiento federalista libertario bakuniniano”, bajo la dirección del anarquista Ángel Cappelletti, uno de los fundadores del movimiento libertario en Latinoamérica. Ejerce funciones de Asesoría en políticas públicas y comienza su actividad académica en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Vicerrectorado de Producción Agrícola de Guanare; para el 2003, obtiene el título de Magister en Gerencia y Planificación Institucional, en la UNELLEZ, presentando su tesis “Ejes estratégicos de desarrollo para el estado Portuguesa”, que constituyó el primer papel de trabajo de sustentación de lo que sería la política estadal para la planificación y gestión eco-ambiental en Portuguesa; entre el 2003 al 2005, hace estudios en el Doctorado de Estudios para el Desarrollo del CENDES-Universidad Central de Venezuela, con su tesis “Canales de participación ciudadana en el municipio Guanare, estado Portuguesa”, bajo la tutoría de Alexis Mercado y Thais Maigón, expertos en políticas públicas y desarrollo municipal; del 2005 al 2011, hace estudios en el Doctorado de Ciencias de la Educación, de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, sede Barquisimeto, estado Lara, presentando su tesis “La universidad venezolana desde la función extensionista”, con la tutoría de Meralda García de Medida. Tiene un centenar de obras publicadas en diversos géneros, entre las que destacan: “La revelación de Oanes” (1998), “El nuevo paradigma educativo” (2000), “Pensamiento Complejo” (2007), “La universidad venezolana” (2011), “Anarco- terrorismo” (2012), “Metodología Líquida” (2012), entre otros. Reside en Guanare, donde ejerce la labor docente, investigador y extensionista, en el Programa Ciencias Sociales de la UNELLEZ-VPA; Editor, desde el 2015, de la Revista Equidad, órgano de carácter arbitrado e indexado de Ciencias Sociales, de la UNELLEZ-VPA.