Hijos de sangre y hueso - ForuQ

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Jose
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Títulooriginal:ChildrenofBloodandBone

©TomiAdeyemi,2018.©delatraducción:AnaMataBuil,2018.©deestaedicióndigital:RBALibros,S.A.,2018.Diagonal,189-08018Barcelona.www.rbalibros.com

REF.:ODBO228ISBN:9788427214279

Composicióndigital:Newcomlab,S.L.L.

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ÍndiceCLANESDELOSMAJICAPÍTULOUNO.ZELIE.CAPÍTULODOS.ZELIECAPÍTULOTRES.AMARICAPÍTULOCUATRO.ZELIECAPÍTULOCINCO.ZELIECAPÍTULOSEIS.INANCAPÍTULOSIETE.ZELIECAPÍTULOOCHO.INANCAPÍTULONUEVE.ZELIECAPÍTULODIEZ.ZELIECAPÍTULOONCE.INANCAPÍTULODOCE.ZELIECAPÍTULOTRECE.ZELIECAPÍTULOCATORCE.INANCAPÍTULOQUINCE.AMARICAPÍTULODIECISÉIS.INANCAPÍTULODIECISIETE.AMARICAPÍTULODIECIOCHO.ZELIECAPÍTULODIECINUEVE.INANCAPÍTULOVEINTE.ZELIECAPÍTULOVEINTIUNO.INANCAPÍTULOVEINTIDÓS.AMARICAPÍTULOVEINTITRÉS.ZELIECAPÍTULOVEINTICUATRO.INANCAPÍTULOVEINTICINCO.ZELIECAPÍTULOVEINTISÉIS.INANCAPÍTULOVEINTISIETE.AMARICAPÍTULOVEINTIOCHO.AMARICAPÍTULOVEINTINUEVE.ZELIECAPÍTULOTREINTA.AMARICAPÍTULOTREINTAYUNO.ZELIECAPÍTULOTREINTAYDOS.AMARICAPÍTULOTREINTAYTRES.ZELIE

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CAPÍTULOTREINTAYCUATRO.AMARICAPÍTULOTREINTAYCINCO.INANCAPÍTULOTREINTAYSEIS.ZELIECAPÍTULOTREINTAYSIETE.AMARICAPÍTULOTREINTAYOCHO.ZELIECAPÍTULOTREINTAYNUEVE.INANCAPÍTULOCUARENTA.ZELIECAPÍTULOCUARENTAYUNO.INANCAPÍTULOCUARENTAYDOS.AMARICAPÍTULOCUARENTAYTRES.INANCAPÍTULOCUARENTAYCUATRO.ZELIECAPÍTULOCUARENTAYCINCO.INANCAPÍTULOCUARENTAYSEIS.AMARICAPÍTULOCUARENTAYSIETE.INANCAPÍTULOCUARENTAYOCHO.ZELIECAPÍTULOCUARENTAYNUEVE.AMARICAPÍTULOCINCUENTA.INANCAPÍTULOCINCUENTAYUNO.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYDOS.AMARICAPÍTULOCINCUENTAYTRES.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYCUATRO.INANCAPÍTULOCINCUENTAYCINCO.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYSEIS.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYSIETE.AMARICAPÍTULOCINCUENTAYOCHO.INANCAPÍTULOCINCUENTAYNUEVE.ZELIECAPÍTULOSESENTA.AMARICAPÍTULOSESENTAYUNO.ZELIECAPÍTULOSESENTAYDOS.AMARICAPÍTULOSESENTAYTRES.ZELIECAPÍTULOSESENTAYCUATRO.INANCAPÍTULOSESENTAYCINCO.AMARICAPÍTULOSESENTAYSEIS.INANCAPÍTULOSESENTAYSIETE.INANCAPÍTULOSESENTAYOCHO.AMARICAPÍTULOSESENTAYNUEVE.INANCAPÍTULOSETENTA.ZELIE

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CAPÍTULOSETENTAYUNO.ZELIECAPÍTULOSETENTAYDOS.ZELIECAPÍTULOSETENTAYTRES.ZELIECAPÍTULOSETENTAYCUATRO.INANCAPÍTULOSETENTAYCINCO.ZELIECAPÍTULOSETENTAYSEIS.AMARICAPÍTULOSETENTAYSIETE.ZELIECAPÍTULOSETENTAYOCHO.ZELIECAPÍTULOSETENTAYNUEVE.ZELIECAPÍTULOOCHENTA.ZELIECAPÍTULOOCHENTAYUNO.INANCAPÍTULOOCHENTAYDOS.AMARICAPÍTULOOCHENTAYTRES.AMARICAPÍTULOOCHENTAYCUATRO.ZELIECAPÍTULOOCHENTAYCINCO.ZELIEEPÍLOGONOTADELAAUTORAAGRADECIMIENTOSNOTAS

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Paramamáypapá,quelosacrificarontodoparadarme

estaoportunidad.

Y

ParaJackson,quiencreyóenmíyenestahistoriaantesdequelohicierayo.

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CLANESDELOSMAJI

CLANIKÚ:MAJIDELAVIDAYLAMUERTETÍTULODELOSMAJI:PARCAS

DEIDAD:OYA

———

CLANÈMÍ:MAJIDELAMENTE,ELESPÍRITUYLOSSUEÑOSTÍTULODELOSMAJI:MEDIADORES

DEIDAD:ORÍ

———

CLANOMI:MAJIDELAGUATÍTULODELOSMAJI:AMOSDELASMARCAS

DEIDAD:YEMOJA

———

CLANINÁ:MAJIDELFUEGOTÍTULODELOSMAJI:ABRASADORES

DEIDAD:SÀNGÓ

———CLANAFÉFÉ:MAJIDELAIRE

TÍTULODELOSMAJI:AMOSDELVIENTODEIDAD:AYAO

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CLANAIYE:MAJIDELHIERROYLATIERRA

TÍTULODELOSMAJI:SOLDADORESYTERREROSDEIDAD:ÒGÚN

———

CLANÌMỌLÉ::MAJIDELAOSCURIDADYLALUZ

TÍTULODELOSMAJI:HACEDORESDELUZDEIDAD:OCHUMARE

———

CLANÌWÒSÀN:MAJIDELASALUDYLAENFERMEDAD

TÍTULODELOSMAJI:SANADORESYCÁNCERESDEIDAD:BABALÚAYÉ

———

CLANARÍRAN:MAJIDELTIEMPOTÍTULODELOSMAJI:VIDENTES

DEIDAD:ORÚNMILA

———

CLANẸRANKO:MAJIDELOSANIMALESTÍTULODELOSMAJI:DOMADORES

DEIDAD:OXOSI

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Intentonopensarenella.Perocuandolohago,piensoenarroz.

CuandoMamaestabaaquí,lacabañasiempreolíaaarrozjollof.

Piensoencómobrillabasupieloscura,igualqueelsoldeverano,encómosusonrisadevolvíalavidaaBaba.Piensoen

cómoselecrespabayrizabaelpeloblanco,unacoronaindomablequerespirabaycrecíafuerte.

Oigolasleyendasquemecontabaporlasnoches.LarisadeTzaincuandojugabanalagbönenelparque.LosgritosdeBabacuandolossoldadoslepusieronunacadenaenelcuello.LosalaridosdeMamacuandosela

llevaronarastrasenlaoscuridad.Losencantamientosquesalieronaborbotonesdesuboca,igualquelalava.Lamagiadelamuertequelallevópor

elmalcamino.Piensoencómocolgabasucuerpodeaquelárbol.

Piensoenelreyqueselallevó.

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CAPÍTULOUNO

ZÉLIE

«Elígeme».Tengoque contenermeparanogritar.Clavo las uñas en lamaderade roble

marula demi palo y aprieto los dedos para evitarmoverlos con nerviosismo.Unasgotasdesudormeresbalanporlaespalda,perosoyincapazdedecirsiespor el calor que ha llegado con el amanecer o porque el corazón me latedesbocadoenelpecho.Lunatraslunanomehaelegido.Hoynopuedeocurrirlomismo.Mesujetounmechóndepeloblancocomolanievepordetrásde laorejay

hago lo que puedo para estar quieta.Como siempre,MamaAgba hace que laselecciónseaagotadora,vamirandounaporunaatodaslaschicasdurantetantoratoquenosentravergüenza.Junta lascejasconconcentraciónysepronuncianaúnmáslasarrugasdesu

cabezaafeitada.Conlapielmarrónoscurayelkaftándetonosapagados,MamaAgbasepareceacualquierancianadelaaldea.Nadieadivinaríaqueunamujerdesuedadpudierasertanletal.—Ejem.Yemicarraspeaalfrentedelaahéré,unrecordatorionadasutildequeellaya

ha pasado esta prueba. Nos sonríe con petulanciamientras hace girar su palotalladoamano,ansiosaporsaberacuáldenosotraspodrávencerenelcombatede graduación. Casi todas las chicas se acobardan ante la posibilidad deenfrentarseaYemi,perohoyyomemuerodeganasdehacerlo.Hepracticadomuchoyestoypreparada.Séquepuedoganar.—Zélie.La voz curtida deMamaAgba rompe el silencio.Una exhalación colectiva

salecomounecodelasotrasquincechicasalasquenohaelegido.ElnombrerebotaporlasparedesdejuncotrenzadodelaahéréhastaquecaigoenlacuentadequeMamaAgbamehallamadoamí.—¿Deverdad?MamaAgbachasquealoslabios.

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—Puedoelegiraotra…—¡No!—Me pongo de pie de un brinco y hago una rápida reverencia—.

Gracias,Mama.Estoylista.Elmarderostrososcurosseparteendosmientrasavanzoentrelamultitud.A

cadapaso,meconcentroenelmodoenquemispiesdescalzossearrastransobrelos juncos del suelo deMamaAgba, compruebo la fricción quemehará faltaparaganarestecombateygraduarmeporfin.Cuando llego a la estera negra que marca la zona de combate, Yemi es la

primeraenhacerunareverencia.Esperasinmoversedeposiciónaqueyohagalomismo,perosumiradasolosirveparaavivarelfuegodemicorazón.Nohayrespetoensupostura,noexpresalapromesadeuncombatelimpio.Piensaque,comosoyunadivîner,soyinferioraella.Creequevoyaperder.—Lareverencia,Zélie.Aunque la advertencia está clara en la voz deMamaAgba, soy incapaz de

moverme.AtanescasadistanciadeYemi,loúnicoqueveoessuatractivopelonegro,supieldecolormarróncoco,muchomásclaraquelamía.Supieltieneelmarrónsuavedelosorïshanosquenuncahanpasadoundíatrabajandodesolasol.Llevaunavidaprivilegiadagraciasaldinerosuciodeunpadrealquenuncahaconocido.AlgúnnoblequecompróelsilenciodeYemi,cuandodesterróasuhijabastardaanuestraaldeaparaevitarlavergüenza.Echoatrás loshombrosysacopecho,estiroelcuerpo,aunqueséque tengo

queinclinarme.LasfaccionesdeYemidestacanentrelamultituddedivînersconelpeloblancocomo lanieve.Unasdivîners que sehanvisto forzadasahacerreverenciasunayotravezantequienestienenelmismoaspectoqueella.—Zélie,nomeobliguesarepetírtelo.—PeroMama…—¡Haz una reverencia o sal de ahí!Nos estás haciendo perder el tiempo a

todas.Alverquenomequedaotraopción,aprietolamandíbulaymeinclinopara

hacerunareverencia,queprovocaquelaprepotentesonrisadeYemiafloreaúnmás.—¿Tanto tecostaba?—Yemihaceotra reverenciaparamantener las formas

—.Sivasaperder,hazloconorgullo.Unasrisitasahogadasseoyenentrelaschicas,perounatajantesacudidadela

manodeMamaAgbalassilenciaalinstante.Lasaniquiloconlamiradaantesdeconcentrarmeenmioponente.

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«Veremosquiénseríecuandoganeyo».—Tomadposiciones.Nos retiramos para colocarnos en los extremos de la zona de combate y

levantamoslospalosdelsueloconungolpeseco.LasonrisadeYemidesaparecemientrasentrecierralosojosyemergesuinstintoasesino.Nos miramos fijamente, esperando la señal del inicio del combate. Tengo

miedodequeMamaAgbaprolongueesta torturapara siemprecuandopor fingrita:—¡Comenzad!Yalinstantemepongoaladefensiva.Antesdequepuedapensarsiquieraengolpearla,Yemiblandeelpaloconla

rapidezdeunguepardario.Elpalogiraporencimadesucabezaunsegundo,yalsegundosiguientelonotopegadoalcuello.Aunquelaschicasquetengodetrássuspiran,yonomeinmuto.PuedequeYemisearápida,peroyolosoyaúnmás.Cuandomeacercaelpalo,arqueolaespaldatodoloquepuedoyesquivoel

ataque.TodavíaestoyagachadacuandoYemiatacadenuevo,yestavezintentagolpearmeconlafuerzaquetendríaunachicaeldobledecorpulentaqueella.Me tiro de lado y ruedo por la estera justo a tiempo, demodo que su palo

impactacontralastirasdejunco.Yemiretrocedeparatomarimpulsodenuevomientrasyoprocuroreincorporarmecomosea.—Zélie—advierteMamaAgba,perononecesitosuayuda.Conunmovimientofluido,mepongodepieyblandoelpalohaciaarribapara

interceptarelsiguientegolpedeYemi.Nuestros palos chocan con un crujido audible. Las paredes de la cabaña de

juncostiemblan.MiarmatodavíareverberadespuésdelgolpecuandoYemigiraparagolpearmeenlasrodillas.Lanzounapiernahaciadelante,balanceolosbrazosparacogerimpulsoydoy

unavolteretalateralenelaire.Mientrassaltoporencimadesupaloextendido,veolaprimerabrecha:mioportunidaddepasaralaofensiva.—¡Ja!—exclamo, casi con un gruñido, y utilizo el impulso de la voltereta

aéreaparaaterrizardándoleunaestocada.«Vamos…».El palo deYemi impacta contra elmío ymi contrincante detiene el ataque

antessiquieradequehayacomenzado.—Paciencia,Zélie—indicaMamaAgba—.Noestuhoradeatacar.Observa.

Reacciona.Esperaaquetuoponentegolpee.Reprimo un gruñido, pero asiento con la cabeza, y me aparto con el palo.

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«Tendrástuoportunidad»,merepito.«Soloesperatutur…».—Esoes,Zél.—Yemihablacasienunsusurro, tanbajoquesoloyopuedo

oírla—.EscuchaaMamaAgba.Séunalarvaobediente.Yahíestá.Esapalabra.Eseinsultomiserableydegradante.Susurradocondesprecio.Envueltoenesasonrisitaarrogante.Antesdepodercontenerme,lanzoelpalohaciadelante,yquedaaunpelodel

estómagodeYemi.Después tendréque soportar unode los infames azotes deMamaAgbaporesto,peroelmiedoenlosojosdeYemihacequevalgalapenaconcreces.—¡Eh!Aunque Yemi se vuelve hacia Mama Agba para que intervenga, no tiene

tiempoparaquejarse.Hagogirar elpalocon tal rapidezque susojos seabrencomoplatosantesdequelelanceotroataque.—¡Elejercicionoesasí!—chillaYemi,mientrassaltaparaevitarelgolpeen

lasrodillasquequieropropinarle—.Mama…—¿Esquetienequesacarteellalascastañasdelfuego?—preguntoentrerisas

—.Vamos,Yemi.Sivasaperder,¡hazloconorgullo!LarabiadestellaenlamiradadeYemicomosifueraunaleonariaconcuernos

detorolistaparaembestir.Agarraconfuerzaelpalo,dispuestaparalavenganza.Ahoraescuandoempiezaelcombatedeverdad.Las paredes de la ahéré de Mama Agba zumban mientras nuestros palos

chocanunayotravez.Devolvemosgolpeporgolpemientrasambasbuscamoselfallo de la otra, una oportunidad de atestar la estocada definitiva. Veo unaposibilidadcuando…—¡Aaaaah!Doy un traspiés y me ovillo hacia delante, tambaleándome mientras las

náuseasmesubenporlagarganta.Porunmomentotemoquemehayarotolascostillas,peroeldolorenelabdomenacallaesemiedo.—Alto…—¡No!—interrumpoaMamaAgbaconvozáspera.Obligoalaireaentraren

mispulmonesymeayudodelpaloparaincorporarme—.Estoybien.Noheterminadotodavía.—Zélie…—empiezaadecirMamaAgba,peroYeminoesperaaquetermine.Seabalanzasobremíardiendodefuriaydejaelpaloaapenasundedodemi

cabeza.Cuandoseinclinahaciaatrásparaatacar,doyunbrincoymeapartode

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sualcance.Antesdequeellapuedagirar, larodeoylaazotoconelpaloenelesternón.—¡Ah!—gimeYemi.Su rostro se contorsiona por el dolor y el sobresalto mientras se encoge y

retrocede tambaleándose lejos de mí. Nadie la había golpeado en uno de loscombatesdeMamaAgba.Nosabeloquesesiente.Sindarletiempoarecuperarse,giroyleclavoelpaloenelestómago.Estoya

puntodepropinarlelaansiadaestocadadefinitivacuandolascortinasrojizasquecubrenlaentradadelaahéréseabrendeparenpar.Bisicruzacorriendoelumbraldelapuerta,conlamelenablancaflotandoal

viento.SupequeñopechoagitadosubeybajasinpararmientrasmiraalosojosaMamaAgba.—¿Quéocurre?—preguntaMama.ABibiseleacumulanlaslágrimasenlosojos.—Losiento—solloza—.Mequedédormida,yo…Noestaba…—¡Suéltaloya,niña!—¡Vienen!—exclamaporfinBisi—.Estáncerca,¡casihanllegado!Por un momento dejo de respirar. Creo que todas nos hemos quedado sin

aliento.Elmiedoparalizacadacentímetrodenuestroser.Despuésseimponeeldeseodesobrevivir.—Rápido—siseaMamaAgba—.¡Tenemospocotiempo!TirodeYemiparaquesepongadepie.Todavíalecuestarespirar,peronohay

tiempodecomprobar siestábien.Agarrosupaloymeapresuroa recoger losdemás.Laahéréseveinmersaenuncaosborroso,mientrastodascorrenparaocultar

la verdad.Metros ymetros de tela brillante vuelan por el aire.Un ejército demaniquíes de junco emerge de la nada. Ocurren tantas cosas en el mismomomentoquenohaymododesabersivamosasercapacesdeesconderlotodoatiempo.Loúnicoquepuedohaceresconcentrarmeenmitarea:arrojartodoslospalosdebajodelaesteradelazonadecombate,dondenopuedanverlos.Encuantotermino,Yemimelanzaunaagujademaderaalasmanos.Todavía

no he llegado al lugar que tengo asignado cuando las sábanas que cubren laentradadelaahéréseabrendenuevo.—¡Zélie!—ladraMamaAgba.Mequedodepiedra.Todaslasmiradasdelaahérésevuelvenhaciamí.Antes

dequepuedahablar,MamaAgbamedauncoscorrón;un latigazoconelquesoloellaescapazdehacerquelaslágrimasmebajenporlaespinadorsal.

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—Veatusitio—sisea—.Tehacefaltapracticarmucho.—MamaAgba,yo…Se me acelera el pulso cuando veo que se inclina hacia delante. Entonces

comprendolaverdadqueescondeelbrillodesusojos.«Unadistracción…».Unaformadeganartiempo.—Losiento,MamaAgba.Perdonadme.—Vuelveatusitio.Memuerdoel labioparanosonreíre inclino lacabezaamododedisculpa.

Meagacholosuficienteparapoderestudiaralosguardiasqueacabandeentrar.IgualquecasitodoslossoldadosdeOrïsha,elmásbajodelosdostieneuncolordepielsimilaraldeYemi:delmismotonoqueelcuerocurtidoyenmarcadoporun grueso pelo negro. Aunque solo somos un puñado de chicas, el soldadomantienelamanoenlaempuñadurade laespada.Laagarracadavezconmásfuerza, como si temiese que en cualquier momento una de nosotras pudieragolpearle.El otro guardia, más alto, permanece erguido, solemne y serio; su piel es

muchomásoscuraqueladesucompañero.Sequedacercadelaentrada,conlosojosfijosenelsuelo.Talveztengaladecenciadesentirvergüenza,porloqueseaquesedisponganahacer.AmboslucenelsellorealdelreySaran,austeroeimpactanteensuspecheras

de hierro. Basta con echar un vistazo al leopardario de nieve para que semerevuelvaelestómago,undurorecordatoriodelmonarcaquelosenvía.Hagomucho teatro mientras me dirijo con cara enfurruñada al maniquí de

juncoquemecorresponde,perolaspiernasmetiemblandelalivio.Loqueantesparecía un club de lucha ahora tiene un aspecto de taller de costura bastanteconvincente.Losvistosostejidostribalesadornanlosmaniquíesquehaydelantede cada una de las chicas, prendas cortadas y sujetas con alfileres con losestampadoscaracterísticosdeMamaAgba.Damospuntadasenlosbajosdelosmismos dashikis que llevamos años cosiendo, movemos la aguja en silenciomientrasesperamosaquelosguardiassemarchen.MamaAgbasepaseaentrelasfilasdemuchachasparainspeccionareltrabajo

desusaprendices.Apesarde losnervios, sonríoalverquehaceesperara losguardias,negándoseareconocersuinoportunapresencia.—¿Puedoayudarosenalgo?—preguntaalfin.—Horade los impuestos—gruñe el guardiamásoscurodepiel—.Pagade

unavez.

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ElánimodeMamaAgbacaeenpicadocomoelcalorporlanoche.—Yapaguélosimpuestoslasemanapasada.—Losimpuestosdehoynosonportunegocio.—Lamiradadelotroguardia

recorreatodaslasdivînersconlargasmelenasblancas—.Lastasasdelaslarvashansubido.Ycomotienestantas,debespagarmás.«Porsupuesto».Agarrolateladelmaniquícontantafuerzaquemeduelenlos

nudillos.Alreynolebastacontenersometidosalosdivîners.Tienequehacerlavidaimposibleatodoslosquedecidenayudarnos.Tenso la mandíbula mientras intento olvidarme del guardia, olvidarme de

cómohasalidolapalabra larvasdesuboca, igualqueunaguijón.Noimportaquenuncavayamosaconvertirnosenlosmajiqueestábamosdestinadosaser.Asusojos,seguimossiendolarvas.Esoesloúnicoqueseráncapacesdeverensuvida.Mama Agba aprieta los labios y su boca forma una línea fina y tensa. Es

imposiblequetengaeldineroquelepiden.—Yasubisteis la tasadelosdivîners la lunapasada—sequeja—.Yla luna

anterioraesa.El guardia de piel más clara da un paso al frente, se lleva la mano a la

empuñadura,listoparaatacaralmenorsignodedesafío.—Quizánodeberíascodearteconlaslarvas.—Quizádeberíaisdejarderobarnos.Laspalabrassemeescapanantesdequepuedadetenerlas.Lasalacontienela

respiración.MamaAgba se pone rígida, sus ojos oscurosme suplicanquemecalle.—Losdivîners no producimos más dinero. ¿De dónde esperáis que salgan

esos nuevos impuestos?—pregunto—.No podéis pasaros el día subiendo losimpuestosunayotravez.Sinoparáisdesubirlos,¡nopodremospagarlos!Elguardiacaminahaciamíconunaposequehacequemearrepientadeno

tener a mano el palo. Con un golpe certero podría tirarlo al suelo; y con ellatigazoadecuado,podríaromperlelagarganta.Es entonces cuando me fijo en que el guardia no empuña una espada

cualquiera.Lahojanegrarelucedentrodelafunda,unmetalmáspreciadoqueeloro.«Majacita…».Unaaleaciónconvertidaenunarmay forjadaantesdelAsalto.Creadapara

debilitarnuestramagiayquemarnoslapiel.IgualquelacadenanegraconlaquerodearonelcuellodeMama.

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Unmajipoderosopodríacombatirelefectodelarma,peroesemetaltanraroresultadebilitanteparacasitodosnosotros.Aunqueyonotengoningunamagiaquelapiedrapuedaanular,laproximidaddelahojademajacitameprovocauncosquilleoenlapielamedidaqueelguardiameacorrala.—Mástevaldríamantenerelpicocerrado,niña.Ytienerazón.Másmevaldría.Cerrarelpico,tragarmelarabia.Vivirparaver

undíamás.Perocuandolo tengoaunpalmode lacara,mecuestahorrorescontenerme

paranoclavarlelaagujadecosturaensurelucienteojomarrón.Quizádeberíacallarme.Oquizáéldeberíamorir.—Quete…MamaAgbameapartacontantafuerzaquecaigoalsuelodelempujón.—Tomad —me interrumpe con un puñado de monedas en la mano—.

Tomadlasybasta.—Mama,no…Sedalavueltacomoelrayoymemiracontalfuriaquemequedopetrificada.

Cierro la boca y me pongo a gatas, me encojo bajo la tela estampada delmaniquí.Lasmonedastintineanmientraselguardiacuentalaspiezasdebroncequele

hacolocadoenlapalma.Sueltaungruñidoalterminar.—Noessuficiente.—Tendráque serlo—diceMamaAgba, condesesperaciónen lavoz—.No

haymás.Estodoloquetengo.Elodiomehiervebajo lapiel,notounpicoragudoycaliente.Estonoestá

bien.MamaAgbanodeberíatenerquesuplicar.Levantolamiradaparabuscarladelguardia.Unerror.Antesdequepuedavolverlacaraoenmascararmiasco,elguardiameagarraporelpelo.—¡Ah!—gritocuandoeldolormeatraviesaelcráneo.Enunsegundo,elguardiametiraalsuelodebrucesymequedosinaire.—Puede que no tengasmás dinero.—El guardiame hinca la rodilla en la

espalda—.Perotieneslarvasmásquedesobra.—Meagarradelmusloconunamanoáspera—.Empezaréporesta.Meabrasa lapiely respirocondificultad.Aprieto lasmanosparaocultarel

temblor. Quiero gritar, romperle todos los huesos del cuerpo, pero a cadasegundo que pasa,memarchito un pocomás. Su tacto borra todo lo que soy,todoloqueheluchadotantoporconseguirser.

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En esemomento vuelvo a ser aquella niña pequeña, indefensa,mientras unsoldadosellevaamimadrealafuerza.—Ya basta.—MamaAgba empuja al guardia y tira demí hacia su pecho,

amenazadoracomounaleonariaconcuernosdetoroquequisieraprotegerasucachorro—.Yatenéismismonedas,yesoestodoloqueosvaisallevar.Fueradeaquí.Ahoramismo.La rabia del guardia hierve ante su audacia. Se dispone a desenvainar la

espada,peroelotroguardialoretiene.—Vamos.Tenemosquecubrirtodalaaldeaantesdelanochecer.Aunque el guardia más moreno habla con tono despreocupado, se le tensa

tanto lamandíbulaque se lemarca elmúsculo.Puedeque ennuestros rostrosveaaunamadreounahermana,unrecordatoriodealguienaquienlegustaríaproteger.Elotro soldado sequedaquietoun instante, tanquietoque ignoroquéva a

haceracontinuación.Alfinal,sueltalaempuñaduradelaespaday,enlugardeatacarnos,nosatraviesaconlamirada.—Puesenseñaaestaslarvasamantenersearaya—advierteaMamaAgba—.

Oloharéyo.Sumiradasedesplazahaciamí;aunquemechorreaelcuerpodesudor,por

dentroestoyhelada.Elguardiarepasamisiluetadearribaabajo,unaadvertenciadeloquepuedehacermesiquiere.«Inténtalo»,meentranganasdegritarle,pero tengo laboca tansecaqueno

me salen las palabras. Nos quedamos plantadas de pie hasta que los guardiassalenylospisotonesdesusbotasconsuelademetalsepierdenenladistancia.La templanza de Mama Agba desaparece entonces como una vela que el

vientohubieraapagado.Sesujetaaunmaniquíparanoperderelequilibrio, laguerreraletalqueconozcovamenguandohastaconvertirseenunaviejayfrágildesconocida.—Mama…Medispongoaayudarla,peromeapartadándomeungolpeenlamano.—Òd!«Tonta»,merecriminaenyoruba,lalenguadelosmajiprohibidadespuésdel

Asalto.Hacetantotiempoquenooigonuestroidiomaquetardounossegundosenrecordarinclusoquésignificaesapalabra.—Porelamordelosdioses,¿sepuedesaberquétepasa?Unavezmás, todas lasmiradasde laahéréestánclavadasenmí. Incluso la

pequeñaBisimemiraconcuriosidad.Pero¿cómopuedechillarmeMamaAgba?

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¿Por qué insinúa que es culpa mía cuando los ladrones son esos guardiastramposos?—Solointentabaprotegeros,MamaAgba.—¿Protegermeamí?—replicaMamaAgba—.Sabíasquetusimpertinencias

no iban a cambiar nada,maldita sea. ¡Podrías haber hecho que nosmataran atodas!Me tambaleo, aturdida por la dureza de sus palabras. Nunca había visto

semejantedecepciónensusojos.—Sinopuedolucharcontraellos,¿paraquéestamosaquí?—Semequiebra

lavoz,perometragolaslágrimas—.¿Quésentidotieneentrenarsinopodemosprotegernos?¿Porquéhacemosestosinopodemosprotegerosavos?—Por el amor de los dioses, ¡piensa, Zélie! ¡Piensa en algomás que en ti

misma! ¿Quién iba a proteger a tu padre si atacaras a esos hombres? ¿Quiénmantendría a salvo a Tzain cuando los guardias fueran a tu casa con sed desangre?Abrolabocapararesponder,peronopuedodecirnadaenmidefensa.Tiene

razón. Aunque consiguiera tumbar a unos cuantos guardias, nunca podríaeliminaratodoelejército.Tardeotemprano,meencontrarían.Tardeotempranodestrozaríanalaspersonasqueamo.—¿MamaAgba?—preguntaBisiconsuvocecillaaguda,temerosacomoun

ratón.SecuelgadelospantalonesdrapeadosdeYemimientraslaslágrimasseleacumulanenlosojos—.¿Porquénosodian?Una fatiga nueva aparece en la expresión deMama. Abre los brazos hacia

Bisi.—Noosodian,niñamía.Odianloqueestabaisdestinadasaser.Bisi se entierra dentro de la tela del kaftán de Mama, que amortigua los

sollozos.Mientrasllora,MamaAgbarepasalasalayvetodaslaslágrimasqueelrestodechicastratadecontener.—Zélie ha preguntado para qué estamos aquí. Es una pregunta válida. A

menudohablamosdecómodebéiscombatir,peronuncahablamosdeporqué.—MamaapartaconcariñoaBisiyhaceungestohaciaYemiparaqueleacerqueuntaburete—.Chicas,tenéisquerecordarqueelmundonosiemprehasidoasí.Hubountiempoenelquetodosestabandelmismobando.MientrasMama Agba se acomoda en el asiento, las chicas se reúnen a su

alrededor, ansiosas por escuchar sus palabras. Día tras día, las lecciones deMama terminan con un relato o una fábula, una enseñanza de otra época. Enotrascircunstancias,meapresuraríaaabrirmepasoparasentarmeenprimerafila

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y saborear cada una de sus palabras. Hoy me quedo al margen, demasiadoavergonzadaparaacercarmeaella.MamaAgbasefrotalasmanosdemaneralentaymetódica.Apesardetodolo

quehaocurrido,unafinasonrisaseadivinaensuslabios,unasonrisaquesolounrelatopuedeprovocar.Incapazderesistirme,doyunpasoadelanteymecueloporentreunascuantaschicas.Estaesnuestrahistoria.Sí,nuestraHistoriaconmayúsculas.Unaverdadqueelreyintentóenterrarjuntoconnuestrosmuertos.—Alprincipiodelostiempos,Orïshaeraunatierraenlaqueprosperabanlos

maji,especialesysagrados.Cadaunodelosdiezclaneshabíasidodotadoporlosdiosescelestialesyhabíarecibidounpoderdiferentesobrelatierra,undon.Habíamajiquepodíancontrolarelagua,otrosquegobernabanelfuego.Habíamajiconelpoderdeleerlamente¡einclusomajiquepodíanatisbaratravésdeltiempo!Aunquetodashemosescuchadoesahistoriaenunmomentouotro—deboca

deMamaAgba, de unos padres que ya no tenemos—,volver a escucharla nohace que desaparezca lamaravilla de esas palabras. Se nos iluminan los ojosmientras Mama Agba describe a los maji que tenían el don de sanar y lacapacidaddecausarenfermedades.Nosencogemoscuandonoshabladelosmajiquedomesticaban a lasbestias salvajesdel país, losmaji que emanaban luzyoscuridaddelapalmadelamano.—Todoslosmajinacíanconelpeloblanco,señaldequehabíansidotocados

por los dioses.Utilizaban sus dones para cuidar de la gente deOrïsha y eranveneradospor todoel territorio.Perono todoelmundohabíarecibidopoderesde los dioses.—MamaAgbamueve lamano de lado a lado de la estancia—.Debido a eso, cada vez que nacía un nuevo maji, provincias enteras seregocijabanylocelebrabanencuantoveíanelprimerindiciodesusmechonesblancos.Losniñoselegidosnoerancapacesdehacermagiaantesde los treceaños, así que hasta que se manifestaban sus poderes, recibían el nombre deibawi,«losdivinos».Bisi levanta la barbilla y sonríe al recordar el origen de nuestro título de

divîners.MamaAgbaalarga lamanohacia laniñay leacariciaunmechóndepeloblanco,unindicadorquetodashemosaprendidoaocultar.—Losmaji sepropagaronpor todaOrïshayseconvirtieronen losprimeros

reyesyreinas.Enesaépocatodoelmundovivíaenpaz,perodichapaznoduró.Quienesestabanenelpoderempezaronaabusardesumagiay,comocastigo,losdioseslesarrebataronsusdones.Cuandolamagiasesecódesusangre,como

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señal de su pecado también desapareció su pelo blanco. Con el paso de lasgeneraciones, el amor hacia losmaji se transformó en miedo. Y el miedo setransformóenodio.Elodiosetransformóenviolencia,eneldeseodeeliminaralosmajidelafazdelatierra.Lahabitación seoscurececonel ecode laspalabrasdeMamaAgba.Todas

sabemos lo que sigue a continuación; la noche de la que nunca hablamos, lanochequenuncapodremosolvidar.—Hastaesanoche,losmajifueroncapacesdesobrevivirporqueutilizaronsus

poderes para defenderse. Pero hace once años, lamagia desapareció. Solo losdiosessabenporqué.—MamaAgbacierralosojosysueltaunprofundosuspiro—.Undíalamagiarespiraba.Aldíasiguiente,murió.«¿Sololosdiosessabenporqué?».PorrespetoaMamaAgba,mecomolaspalabras.Habladelmismomodoque

hablantodoslosadultosquevivieronelAsalto.Resignados,comosilosdiosessehubieranllevadolamagiaparacastigarnos,ocomosihubierancambiadodeopiniónenunarrebato.En el fondo de mi ser, conozco la verdad. La adiviné en cuanto vi

encadenadosalosmajideIbadan.Losdiosesmurieronconnuestramagia.Nuncaregresarán.—Enaqueldíaaciago,elreySarannovaciló—continúaMamaAgba—.Se

aprovechódelmomentodedebilidaddelosmajiparaatacar.Cierrolosojosparacontenerlaslágrimas.Lacadenaconlaqueapretaronel

cuellodeMama.Lasangrequegoteabaenelsuelo.Los recuerdos silenciosos de aquella noche llenan la cabaña de juncos e

inundanelairededolorypena.Todas nosotras perdimos a los miembrosmaji de nuestras familias aquella

noche.MamaAgbasuspirayseponedepie,aúnalafuerzaquetodassabemosque

posee.Mira una por una a todas lasmuchachas como si fuese un general quepasarevistaasustropas.—Enseñoautilizarelpaloatodaslaschicasquequieranaprenderlo,porque

en estemundo en el que vivimos siempre habrá hombres que quieran hacerosdaño.Peroempecéestosentrenamientosparalosdivîners,paratodosloshijosdelosmaji caídos.Aunquehayadesaparecidovuestra capacidadpara convertirosenmaji,elodioylaviolenciacontravosotrospermanece.Poresoestamosaquí.Poresoentrenamos.Convigor,Mamasacudesusólidopaloygolpeaelsueloconél.

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—Vuestros contrincantes llevan espadas. ¿Por qué os ilustro en el arte delpalo?Nuestras voces pronuncian comoun eco elmantra queMamaAgba nos ha

hechorepetirunayotravez.—Evitaenlugardeherir,hiereenlugardelisiar,lisiaenlugardematar…El

palonodestruye.—Os enseño a ser guerreras en el jardín para que nunca tengáis que ser

jardineras en la guerra. Os doy la fortaleza de la lucha, pero todas debéisaprenderlafortalezadelacontención.—Mamasedirigeamí.Echaloshombroshacia atrás—. Debéis proteger a aquellos que no pueden defenderse por símismos.Esaeslafilosofíadelpalo.Lasdemáschicasasienten,peroyonopuedohacernadasalvomiraralsuelo.

Unavezmás,lohemandadotodoaltraste.Unavezmás,hedecepcionadoalosdemás.—Muy bien—diceMamaAgba, y suspira—. Suficiente por hoy. Recoged

vuestrascosas.Mañanaloretomaremosdondelohemosdejadoestamañana.Las chicas salen a toda prisa de la cabaña, agradecidas de poder escapar.

Intentohacerlomismo,perolamanoarrugadadeMamaAgbameagarraporelhombro.—Mama…—Silencio—meordena.Las últimas chicas en salir me miran con compasión. Se frotan el trasero,

probablementecalculandocuántoslatigazosrecibiráelmío.«Veintepordesobedecerdurantelapráctica…Cincuentaporhablarcuandono

tocaba…Cienporprovocarquecasinosmaten…».No.Cienlatigazosporesoseríapoco.Ahogounsuspiroymeencojo,intentandoprepararmeparaelescozor.«Será

rápido»,meanimo.«Antesdequemedécuentahabrá…».—Siéntate,Zélie.MamaAgbameofreceunatazadetéysesirveotraparaella.Elaromadulce

sememeteenlanarizyelcalordelatazametemplalasmanos.Enarcolascejas.—¿Lehabéispuestoveneno?Mama Agba mueve un ápice las comisuras de los labios, pero oculta la

diversióntrasunacaraseria.Yoocultolacaradandounsorbodetéysaboreoeltoquedemielenlalengua.Ledoyvueltasalatazaenlasmanosyrepasoconlosdedoslasbolitasplateadasquellevaincrustadasenelborde.Mamateníauna

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tazaigualqueesta:lasbolitasdemimadreerandecolorlavanda,decoradasenhonordeOya,laDiosadelaVidaylaMuerte.Poruninstante,elrecuerdomedistraedeladecepcióndeMamaAgba,pero

en cuanto desaparece el sabor del té, el regusto amargo de la culpa vuelve aacecharme.Ellanotendríaquepasarporesto.Noporculpadeunadivînercomoyo.—Lo siento. —Sigo tocando las bolitas de la taza para evitar levantar la

mirada—.Séque…séquenoospongolascosasfáciles.Igual queYemi,MamaAgba es una kosidán, una orïshana que no tiene el

potencialdehacermagia.AntesdelAsalto,creíamosquelosdioseseranlosqueelegían quién nacía siendo divîner y quién no, pero ahora que la magia hadesaparecido,nocomprendoquéimportanciapuedetenerladistinción.Desprovistadelpeloblancodelosdivîners,MamaAgbapodríamezclarsecon

otros orïshanos y evitar la tortura de los guardias. Si no se relacionase connosotras,losguardiasnolamolestaríanenabsoluto.Partedemídeseaquenosabandone, que se ahorre el dolor. Con sus buenas dotes de modista,probablemente podría convertirse en comerciante, ganarse la vida y tener labolsallenademonedasenlugardevercómoselasarrebatantodas.—Cadavezteparecesmásaella,¿losabías?—MamaAgbadaunsorboalté

ysonríe—.Elparecidoesescalofriantecuandochillas.Hasheredadosurabia.Mequedoboquiabierta;aMamaAgbanolegustahablardelaspersonasalas

quehemosperdido.Apocosnosgusta.Ocultomisorpresaconotrosorbodetéyasiento.—Sí,losé.Norecuerdocuándoocurrió,peroelcambioenBabafueinnegable.Dejóde

mirarme a los ojos, incapaz de observarme sin ver el rostro de su mujerasesinada.—Estupendo.—La sonrisa deMamaAgba se transforma en unamueca de

preocupación—. Eras muy pequeña cuando ocurrió el Asalto. Temía que tehubierasolvidado.—Nopodríaolvidarmeaunquequisiera.No,cuandoMamateníaunacararadiantecomoelsol.Esesacaralaqueintentorecordar.Noelcadáverquegoteabasangreporlagarganta.—Séqueluchasporella.—MamaAgbapasalamanopormipeloblanco—.

Peroelreyesdespiadado,Zélie.Estaríadispuestoamasacrartodoelreinoantes

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quetolerarqueundivînerlellevaselacontraria.Cuandotucontrincantenotienehonor,debesluchardeotrasformas,conmásastucia.—¿Yalgunadeesas formas implicaaplastarleselcráneoconelpaloaesos

malnacidos?MamaAgbachasquealalenguayentrecierralosojoscolorcaoba,enlosque

aparecenunasarrugas.—Prométeme que tendrás cuidado. Prométeme que elegirás el momento

idóneoparaluchar.Agarro las manos de Mama Agba e inclino la cabeza. Hago una marcada

reverenciaenseñalderespeto.—Osloprometo,Mama.Novolveréadecepcionaros.—Bien,porquetengoalgoynoquieroarrepentirmedemostrártelo.MamaAgbametelamanodentrodelkaftánysacaundelgadotubonegro.Lo

sacude con firmeza. Doy un respingo al ver que el tubito se extiende y seconvierteenunrelucientepalodemetal.—¡Por todos los dioses! —exclamo mientras trato de contenerme para no

arrebatarleesaobramaestra.Unos símbolos antiguos cubren cada centímetro de la superficie de metal

negro,ycadaunodeesosgrabadosremiteaalgunadelasleccionesquenoshaenseñadoMamaAgba.Igualqueunaabejaquevahacialamiel,loprimeroquevenmis ojos es la akofena, las puntiagudas hojas cruzadas, las espadas de laguerra. «El coraje no siempre ruge», nos dijo aquel día. «El valor no siemprebrilla».Mis ojos se posan luego en el akoma que hay junto a las espadas, elcorazón de la paciencia y la tolerancia.Aquel día… estoy casi segura de queaqueldíameganéunosazotes.Cadaunode los símbolosme remite auna lecciónuotra, a un relato, a un

sabioconsejo.MiroaMama,alaexpectativa.¿Esunregaloopiensautilizarloparapegarme?—Toma. —Coloca el suave metal sobre mi mano. De inmediato noto su

poder.Recubiertodecontundenteacero…Fabricadopararompercráneos.—¿Habláisenserio?MamaAgbaasiente.—Hoyhascombatidocomounaguerrera.Temerecesgraduarte.Melevantoparahacergirarelpaloymemaravilloalnotarlofuertequees.El

metalcortaelairecomouncuchillo,másletalquecualquierpaloderoblequehetalladoenmivida.—¿Teacuerdasdeloquetedijecuandoempezamosaentrenar?

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AsientoeimitolavozcansadadeMamaAgba.—«Si vas a buscar pelea contra los guardias, será mejor que aprendas a

ganar».Aunquemedauncoscorrónen lacabeza, sualegre risasehaceecopor las

paredes de junco. Le devuelvo el palo y lo empuja contra el suelo haciendopresión;elarmavuelveaplegarseysetransformadenuevoenuntubocortodemetal.—Ahorayasabesganar—medice—.Solohacefaltaqueteaseguresdesaber

cuándotienesquepelear.El orgullo, el honory el dolor revolotean enmipecho cuandoMamaAgba

vuelve a colocar el palo en la palmademimano.Comonome fío de lo quepuedadecir,melimitoaabrazarlaconfuerzaporlacinturaeinhaloeseolortanfamiliaratelareciénlavadaytédulce.AunquealprincipioMamaAgbasepone tensa,meaprietacontrasucuerpo

hasta que hace desaparecer el miedo con su abrazo. Luego se aparta paradecirmealgomás,perosedetienealverquelascortinasdelaahéréseabrendenuevo.Agarroeltubometálico,preparadaparadesplegarlo,hastaquereconozcoami

hermanomayor,Tzain,depieenelvanode lapuerta.Lacabañade juncosseencogedeinmediatoantesuimponentepresencia,todomúsculoytensión.Lostendonesselemarcanbajolapieloscura.Elsudorcaeachorrodesupelonegroy leempapa la frente.Memiraa losojosynotounapresión inmensaquemeatenazaelcorazón.—EsBaba.

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CAPÍTULODOS

ZÉLIE

Lasúltimaspalabrasquequerríaoír.«EsBaba»significaqueseacabó.«EsBaba»significaqueestáherido,opeor…«No».Detengomispensamientosmientrascorremosporentrelospuestosde

maderadelbarriodemercaderes.«Babaestábien»,meprometo.«Pase loquepase,vivirá».Ilorinselevantaconelsol,quedevuelvelavidaanuestraaldeacostera.Las

olas chocan contra los postes de madera que mantienen a flote nuestroasentamientoynossalpicanlospiesdeespuma.Igualqueunaarañaatrapadaenlatelarañadelmar,nuestraaldeasealzasobreochopatasdemaderaunidasenelcentro.Esaesecentroalquenosdirigimosahora.EsecentronosacercaaBaba.—¡Mirapordóndevas!—megritaunamujerkosidán cuando la adelanto a

todavelocidady casi tiro la cestadeplátanosque lleva en la cabeza, sobre elpelonegro.Quizási lamujer fueseconscientedequemimundoseestádesmoronando,

seríamáscomprensivaymeperdonaría.—¿Quéhaocurrido?—preguntoentrejadeos.—Nolosé—sueltaTzain—.Ndulusepresentóenlaprácticadeagbön.Me

dijo que Baba estaba en apuros.Me dirigía a casa, pero Yemi me contó quetuvisteunproblemaconlosguardiasoalgoasí…«Oh,porlosdioses,¿ysiesunodeloshombresqueentraronenlacabañade

MamaAgba?».Elmiedosecuelaenmiconcienciamientraszigzagueamosentrelasvendedorasylosartesanosqueabarrotanlaspasarelasdemadera.ElguardiaquemeatacópodríahaberidoabuscaraBaba.Yprontoiráabuscara…—¡Zélie!—gritaTzainconesetonoirritadoqueindicaquenoeslaprimera

vezquetratadellamarmiatención—.¿Porquélodejastesolo?¡Tetocabaatiquedarte!—¡Hoyeraelcombatedegraduación!Simeloperdía…—¡Maldita sea, Zél! —el rugido de Tzain hace que algunos aldeanos se

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vuelvanamirarnos—.¿Hablasenserio?¿DejastesoloaBabaporunestúpidopalo?—Noessolounpalo,esunarma—medefiendo—.Ynoloabandoné.Baba

seguíadurmiendo.Necesitabadescansar.Ymehequedadotodoslosdíasdeestasemana…—¡Porqueyomequedétodoslosdíasdelasemanapasada!Tzain salta por encima de un niño que gatea. Los músculos se le marcan

cuandoaterrizaenelsuelo.Unachicakosidánsonríecuandomihermanopasapor delante, con la esperanza de que un flirteo pueda detener sus apresuradaszancadas.Inclusoahora,lasaldeanasgravitanalrededordeTzaincomosifuesenimanesquebuscasenelcaminoacasa.Amínomehacefaltadarcodazosparaabrirmepaso:encuantovenmipeloblanco,lagentemeevitacomosifueseunaplagacontagiosa.—Solo faltan dos lunas para los Juegos de Orïshan —continúa Tzain—.

¿Sabes lo que significaría para nosotros si ganara las monedas del premio?Cuandoyopractico, tútienesquequedarteconBaba,¿deacuerdo?¿Quépartedeesafrasetecuestaentender?Malditasea.TzainseparaensecoanteelmercadoflotantedelcentrodeIlorin.Rodeado

por una pasarela rectangular, el retazo de mar abierto es un hervidero dealdeanosqueregateanensus redondosbarcosdecoco.Normalmente,antesdequeempiecenlascomprasdiarias,podemoscorrerporelpuentenocturnohastanuestracasaenelsectordelospescadores.Perohoyelmercadohaabiertoantesdetiempoynohaynirastrodelpuente.Tendremosqueirporelcaminolargo.Tzain, un atleta nato, se pone enmarcha de nuevo y hace un esprín por la

pasarelaquerodeaelmercadoparallegarcuantoantesjuntoaBaba.Empiezoaseguirlo,peromedetengocuandoveolosbarcosdecoco.Losmercaderesylospescadoreshacentruequeseintercambianfrutasfrescas

por las mejores piezas que se han pescado hoy. En épocas de bonanza, elcomercioesbenévolo:todoelmundoaceptaunpocomenosacambiodedarunpocomás a los demás. Pero hoy todos los aldeanos regatean con ferocidad yexigenbronceyplataenlugardepromesasypescado.«Losimpuestos…».Ladespreciable cara del guardiame llena lamentemientras el fantasmade

sus garras me quema en el muslo. El recuerdo de su odiosa mirada me daimpulso.Saltosobreelprimerbarco.—¡Zélie,tencuidado!—gritaKanamientrasprotegesupreciadafrutacomo

sifuesesuhijo.

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Lajardineradenuestraaldeaserecolocaelpañuelodelacabezayfrunceelentrecejo cuando salto sobre una barcaza de madera rebosante de peces lunaazules.—¡Losiento!Pidodisculpasagritos sinpararmientras saltodebarcoenbarcocomouna

ranaria de nariz roja. En cuanto aterrizo en la plataforma del sector depescadores, echo a correr, deleitándome en la sensación de los pies al rebotarcontralasplanchasdemadera.AunqueahoraTzainmevaalazaga,yocontinúoatodavelocidad.TengoqueserlaprimeraenencontraraBaba.Silacosapintamal,Tzainnecesitaráquelomentaliceprimero.«SiBabahamuerto…».Esepensamientodaimpulsoamispiernas.Nopuedeestarmuerto.Yahaceun

rato que amaneció; tenemos que cargar el barco y salir a faenar. Cuandoconsigamos echar las redes, lamejor pesca del día ya se habrá terminado. ¿YquiénmeregañarásiBabanoestá?Lovisualizotalcomolodejéalmarcharme,dormitandoenelvacíodenuestra

ahéré.Inclusodormido,selenotabafatigado,comosinielmásprofundodelossueños fuera capaz de proporcionarle descanso. Confiaba en que no sedespertasehastaqueyohubieravueltodelentreno,perotendríaquehabérmeloimaginado.Cuandoestáenreposo,tienequelidiarconeldolor,losreproches…Yconmigo.Sí,conmigoymisestúpidoserrores.Me paro en seco al ver una muchedumbre reunida a la puerta de nuestra

ahéré.La acumulacióndepersonasme impidever el océano, señalanygritanhaciaalgoquenologrover.Antesdequemedétiempodeabrirmepaso,Tzainseadentraacodazosenlamultitud.Cuandoelcaminosedespeja,semeparaelcorazón.Casi medio kilómetro mar adentro hay un hombre que sacude sus oscuras

manospresadeladesesperación.Unasolasbravasrompencontralacabezadelpobre hombre y lo hunden cada vez más con cada envite. El hombre pidesocorro a gritos, su voz suena débil y entrecortada. Aun así, es una voz quereconoceríaencualquierlugar.Lavozdemipadre.Dospescadoresremanfrenéticoshaciaél,dandoimpulsocomopuedenasus

barcosdecoco.Perolafuerzadelasolaslosempujahaciaatrás.Nuncalograránsalvaralhombreatiempo.—No…—melamentohorrorizadacuandolacorrienteempujaaBabahaciael

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fondodelmar.Aunque espero que vuelva a aparecer, nada se abre camino entre las olas

vengativas.Hemosllegadotarde.Babahamuerto.La realidad me golpea como un mazazo en el pecho. En la cabeza. En el

corazón.Enuninstante,elairesedesvanecedemimundoymeolvidoderespirar.Sinembargo,mientrasyomeesfuerzopormantenermeenpie,Tzainpasaala

acción. Grito al ver que se zambulle en el agua y atraviesa las olas con lapotenciadeuntiburóndedosaletas.Tzain nada con un frenesí que no había visto en mi vida. En cuestión de

segundosrebasalosbarcos.YunosinstantesmástardellegaalazonaenlaquesehahundidoBabaysesumerge.—Vamos.Elpechosemetensatantoquejuroqueoigoelcrujidodemiscostillas.Pero

cuandoTzainreemerge,tienelasmanosvacías.Nirastrodeuncuerpo.NirastrodeBaba.Entre jadeos,Tzain se zambulledenuevoyestavezpatea el aguaconmás

fuerza.Los segundos sinél seprolonganunaeternidad.«Por todos losdioses,porfavor…».Podríaperderlosalosdos.—Vamos—susurrodenuevomientrasmirofijamentelasolasenlasquehan

desaparecidoTzainyBaba—.¡Volved!Noeslaprimeravezquesuplicoeso.De pequeña, una vez presencié cómo Baba rescataba a Tzain de las

profundidadesdeunlagoyloliberabadelasalgasquelohabíanatrapadobajoelagua.Intentódevolverelaireasufrágilpechoinfantil,perocuandoBabasedioporvencidoporquenoconseguíaqueTzainvolviesearespirar,fueMamaysumagia quien lo salvó. Lo arriesgó todo al violar la leymaji de invocar lospoderes prohibidos que corrían por su sangre. Tejió el encantamiento sobreTzaincomosifueseunhiloytiródeélparadevolverloalavidaconlamagiadelosmuertos.TodoslosdíasdeseoqueMamaestuvieraviva,peronuncalohabíadeseado

tantocomoenestemomento.Ojalá lamagiaquecorríaporsucuerpocorriesetambiénporelmío.OjalápudiesemanteneraTzainyBabaconvida.—Porfavor.

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Apesardetodasmiscreencias,cierrolosojosyrezo,igualquehiceaqueldía.Siquedaunúnicodiosahíarriba,necesitoquemeescucheenesteinstante.—¡Porfavor!—Laslágrimasbrotanporentremispestañas.Laesperanzase

marchita en mi pecho—. Deja que vuelvan. Por favor, Oya, no te los llevestambién…—¡Aaaaah!AbrolosojosdegolpecuandoTzainemergerepentinamentedelocéano,con

unbrazoalrededordelpechodeBaba.ParecequeporlomenosunlitrodeaguaescapaporlagargantadeBabacuandotose,peroestáaquí.Estávivo.Caigoderodillas,apuntodedesplomarmeenlaplataformademadera.«Portodoslosdioses…».Nisiquieraesmediodía,yyahepuestoenpeligrodosvidashoy.Seisminutos.EseeseltiempoqueBabahaestadoahogándoseenelmar.El tiempo que ha tenido que luchar contra la corriente, el tiempo que sus

pulmoneshanestadofaltosdeaire.Una vez que estamos sentados en el silencio de la ahéré vacía, no puedo

quitarmeesenúmerodelacabeza.PorcómotiemblaBaba,juraríaqueesosseisminutoslehanrobadodiezañosdevida.«Nodeberíahaberpasadoesto».Esdemasiadotempranoparahaberechadoa

perdereldíaentero.Yodeberíaestarfuera,limpiandolapescadehoyconBaba.Tzaindeberíaestarvolviendodesuprácticadeagbön,dispuestoaayudarnos.En lugardeeso,TzainobservaaBaba, con losbrazoscruzados,demasiado

enfurecido conmigo para mirarme siquiera de reojo. Ahora mismo mi únicaamigaesNailah,lafielleonariaquehecriadodesdequeerauncachorroherido.Yanoesunacría,desdeluego,mimonturasealzacomounatorreantemí,ylellega al cuello a Tzain cuando está a cuatro patas. Dos cuernos puntiagudosemergenpordetrásde susorejas, tancercade lasparedesde juncodenuestracabañaqueamenazanconperforarlas.Levantoelbrazoy,de forma instintiva,Nailah agacha sugigantesca cabeza, con cuidadodenohacermedañocon loscolmilloscurvadosqueleasomanporencimadelamandíbula.Ronroneacuandoleacaricioelhocico.Porlomenoshayalguienquenoestáenfadadoconmigo.—¿Quéhapasado,Baba?La voz ronca de Tzain corta el silencio. Esperamos la respuesta, pero la

expresióndeBabacontinúaenblanco.Dirigelavistaalsueloconlamiradatanperdidaquemedueleelcorazón.

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—¿Baba?—Tzain se agacha paramirarlo a los ojos—. ¿Recuerdas qué hapasado?Babasearropaaúnmásconlamanta.—Teníaquepescar.—¡Perosesuponequenopuedessalirsolo!—exclamo.Baba se retuerce de dolor y Tzain me mira con severidad, obligándome a

suavizareltono.—Cada vez tienesmás lagunas,Baba—vuelvo a intentarlo—. ¿Por qué no

podíasesperaraqueyovolvieraacasa?—No tenía tiempo. —Baba sacude la cabeza—. Vinieron los guardias.

Dijeronqueteníaquepagar.—¿Qué?—LascejasdeTzain se juntan tantoqueparecen fundirse—.¿Por

qué?Yalespaguélasemanapasada.—Es un impuesto para losdivîners.—Me aferro a la tela drapeada demis

pantalones, todavía contaminada por las zarpas del guardia—. También sepresentaronenlacabañadeMamaAgba.SeguroquehanentradoenlascasasdetodoslosdivînersdeIlorin.Tzainaprietalospuñoscontrasufrente,comosipudieraatravesarseelcráneo

deunpuñetazo.Quierecreerque si jugamossegún las reglasde lamonarquíaestaremos a salvo, pero nada puede protegernos cuando esas reglas estánenraizadasenelodio.Resurgemianteriorsentimientodeculpaymerondahastaquesemehunde

enelpecho.Siyonofueraunadivîner,ellosnosufrirían.SiMamanohubiesesidounamaji,aúncontinuaríaviva.Meestrujoelpeloconlosdedosy,sinquerer,mearrancoalgúnmechón.Una

partedemísehaplanteadocortárseloalcero,pero,aunquemedeshicieradeestacabellerablanca,laherenciamajiquetengoseríalamaldicióndemifamiliadetodos modos. Somos la clase de personas que llenan las celdas del rey, laspersonas que nuestro reino convierte en trabajadores forzosos. Las personas aquienesnoquierenparecerselosorïshanos,laspersonascuyolinajeseproscribecomosielpeloblancoylamagiadelosmuertosfuesenunalacrasocial.Mamasolíadecirque,alprincipiodelostiempos,elpeloblancoeraseñalde

lospoderesdeloscielosydelatierra.Conteníalabelleza,lavirtudyelamor,significaba que contábamos con la bendición de los dioses celestiales. Perocuandotodocambió,lamagiaseconvirtióenalgoabominable.Nuestraherenciasetransformóenalgoodioso.Esunacrueldadquehetenidoqueaceptar,perocadavezqueveoeldolorque

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infligen a Tzain o Baba, algo me desgarra por dentro hasta límitesinsospechados. Baba continúa expulsando agua salada al toser y no podemosdejardeplantearnoscómovamosasaliraflote.—¿Ysilesofrecemoselpezvela?—preguntaTzain—.Podemospagarlescon

eso.Caminohastaelfondodelacabañayabronuestrapequeñaneverametálica.

Enunatinadeaguamarinacasicongeladaestáelpezveladecolarojaquecontantoesfuerzo logramospescarayer;susescamasrelucientesauguranunsabordelicioso.EsunararezaenelmardeWarri,ydemasiadovaliosoparaquenoslocomamosnosotros.Perosilosguardiasquisieranaceptarlo…—Senegaronaquelespagaraconpescado—refunfuñaBaba—.Hacíafalta

bronce.Plata.—Semasajealassienescomosiasípudierahacerdesaparecerelmundo entero—. Me dijeron que fuese a buscar monedas o le pondrían losgrilletesaZélie.Semecongelalasangre.Medoylavueltadeinmediato,incapazdeocultarmi

terror. Dirigidos por el ejército del rey, los condenados a llevar grilletes sonquienesrealizanlostrabajosforzadosportodoelreinodeOrïsha.Cadavezquealguiennopuedeafrontar elpagode los impuestos, loobliganapagar con susudorladeudaconnuestrorey.Lospresoscongrilletestienenquetrabajardesolasol,erigenpalacios,construyencarreteras,sacancarbóndelasminasyhacencualquierotracosaquepuedaimaginarse.Enotrostiempos,esesistemafuncionabaconsensatezenOrïsha,perodesde

elAsaltosehaconvertidoenpocomenosqueunasentenciademuerteaprobadapor el estado. Una excusa para anular a mi gente, como si la monarquíanecesitaseexcusas…AhoraquetodoslosdivînersnoshemosquedadohuérfanosporculpadelAsalto,nopodemospermitirnospagarlosaltísimosimpuestosquefija elmonarca. De hecho, somos los verdaderos objetivos de cada subida deimpuestos.«Malditasea».Luchoporquemiterrornosalgaalasuperficie.Simeobligan

a llevar grilletes, nunca volveré a ser libre. Nadie de los que entran a hacertrabajos forzados logra salir. Se supone que esos trabajos deberían durar solohasta que se saldase la deuda original, pero como los impuestos no dejan deaumentar, ladeuda también lohace.Muertosdehambre,azotadosoalgopeor,losdivîners son transportados igual que el ganado.Obligados a trabajar hastaqueselesrompeelcuerpo.Meto las manos en el aguamarina fría para calmar los nervios. No puedo

permitirqueBabayTzaindescubranloaterrorizadaqueestoy.Soloserviríapara

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empeorarlascosasparatodosnosotros.Perocuandoempiezanatemblarmelosdedos,yanosésiesdel fríoodel terror.¿Cómopuedeestarocurriendoesto?¿Cuándosetorcierontantolascosas?—No—susurrocasicomosihablasesola.Lapreguntanoesesa.Nodeberíapreguntarmecuándose torcieron lascosas.Deberíapreguntarme

porquéhellegadoapensaralgunavezqueseenderezaríanenelfuturo.Mirolasolitariacalanegratrepadoraquesehaenredadoenlamosquiterade

la ventana de nuestra cabaña, el único vínculo vivo queme queda deMama.CuandovivíamosenIbadan,Mamasolíacolocarcalasenlaventanadenuestraantigua casa para honrar a su madre, un tributo que los maji rinden a susmuertos.Normalmente, cuando contemplo la flor, recuerdo la amplia sonrisa que se

dibujabaenloslabiosdeMamacadavezqueinhalabaelaromaacanela.Peroloúnicoqueveohoyen sushojasmarchitas es la cadenademajacita negraqueocupóellugardelamuletodeoroquesiemprellevabaenelcuello.Auncuandoeserecuerdotieneyaonceaños,semepresentaconmásclaridad

quelavisióndeloquetengodelante.«Esafuelanocheenquesetorcieronlascosas».LanocheenqueelreySaran

ahorcóamigenteparaescarniopúblicoydeclaró laguerracontra losmajidehoyydemañana.Lanocheenquemuriólamagia.Lanocheenqueloperdimostodo.Babaseestremeceycorroasu lado, lecolocounamanoen laespaldapara

ayudarloaincorporarse.Ensusojosnoveorabia,soloderrota.Alverloaferradoa lamanta gastada,me encantaría advertir al guerrero que conocí cuando erapequeña.AntesdelAsalto,eracapazdevenceratreshombresarmadosoloconuncuchillodeescamarpescado.Perodespuésde lapalizaque ledieronaqueldía,tardócincolunasenpodervolverahablarsiquiera.Esanochelohicierontrizas,lerompieronelcorazónylemachacaronelalma.

Tal vez se hubiese recuperado si, al recobrar el conocimiento, no se hubieraencontradoconelcadáverdeMamaapresadoconcadenasnegras.Peroasífue.Desdeentoncesnohavueltoaserelmismo.—Bueno—Tzain suspira, siempre intentaverel ladobuenode lascosas—.

Puesvamosabuscarlabarca.Sinosmarchamosahora…—Nofuncionará—leinterrumpo—.Yahasvistoelmercado.Todoelmundo

está arañando lo poco que tiene para poder pagar los impuestos. Aunque

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consiguiéramosllevarnuestropescado,aestasalturaslaspocasmonedasquelequedanalagentehabránvoladoya.—Ynotenemosbarca—murmuraBaba—.Laheperdidoestamañana.—¿Qué?Nomehabíafijadoenquelabarcanoestabafuera.MiroaTzain,preparada

paraescucharsunuevoplan,perosederrumbaenelsuelodejuncos.«Estoyacabada…».Meapoyoenlaparedycierrolosojos.Nibarco,nimonedas.Niformadeevitarlosgrilletes.Unsilenciopesadoseapoderadelaahéréysellamisentencia.«Talvezme

asignenalpalacio».Servir a unos nobles malcriados sería preferible a toser echando polvo de

carbón por la boca en las minas de Calabrar o acabar en los otros canalesperversos que los carceleros pueden tener reservados para losdivîners presos.Porloqueheoído,losburdelessubterráneosnoseacercansiquieraalaspeorescosasqueloscarcelerospodríanobligarmearealizar.Tzainseremueveenelrincón.Loconozco.Vaaofrecerseaocuparmilugar.

Pero,mientrasmepreparoparaprotestar,elpensamientodelpalaciorealmedaunaideamejor.—¿YsivamosaLagos?—pregunto.—Huirnoservirádenada.—Nomerefieroahuir.—Niegoconlacabeza—.Esemercadoestáplagado

denobles.Puedovenderallíelpezvela.Antesdequealgunode losdospuedaponerpegas ami ideabrillante, cojo

papeldeestrazaycorroaporelpezvela.—Volveré con el dinero necesario para los impuestos de tres lunas. Y con

monedasparaunbarconuevo.AsíTzainpodráconcentrarseensuspartidosdeagbön.Babapodrádescansar

unpocoporfin.«¡Yyoseréútil!».Sonríoparamisadentros.Porfinpodréhaceralgobien.—Nopuedesirtú—lavozcansadadeBabainterrumpemispensamientos—.

Esdemasiadopeligrosoparaunadivîner.—¿Máspeligrosoqueacabarcongrilletes?—pregunto—.Porque,sinohago

esto,asíescomoacabaré.—YavoyyoaLagos—intervieneTzain.—No, túnovas.—Meto en lamochilade cuero el pezvela envuelto en el

papeldeestraza—.Sicasinosabesregatear.Echaríasaperderlaventa.

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—Puedequeconsigamenosmonedas,peroséprotegerme.—Yyotambién.BlandoelpaloquemedioMamaAgbaantesdemeterlotambiénenlabolsa.—Baba,porfavor.—Tzainmeaparta—.SivaZél,haráalgunatontería.—Sivoy,volveréconmásmonedasdelasquehemosvistoenlavida.Babaarrugalafrentemientrasdelibera.—Zéliedeberíahacerlaventa…—Gracias.—…peroTzaindeberíamantenertearaya.—No.—Tzainsecruzadebrazos—.Baba,necesitasquealgunodelosdosse

quedeaquíporsivuelvenlosguardias.—LlevadmeacasadeMamaAgba—diceBaba—.Meesconderéallíhasta

queregreséis.—PeroBaba…—Sinoosmarcháisdeunavez,nopodréisvolverantesdequeanochezca.Tzaincierralosojosparareprimirlafrustración.Empiezaacargarlamontura

deNailahensuinmensolomomientrasayudoaBabaalevantarse.—Confíoenti—murmuraBaba,envoztanbajaqueTzainnopuedeoírlo.—Lo sé.—Ato la manta gastada alrededor de su enclenque cuerpo—. No

volveréameterlapata.

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CAPÍTULOTRES

AMARI

—¡Amari,ponlaespaldarecta!—¡Portodosloscielos!…—Yabastadepostre,¿nocrees?Bajoeltenedorcargadodetartadecocoyecholoshombroshaciaatrás,casi

impresionadapor la cantidadde críticas queMadre es capazde susurrar entredientesenunminuto.Estásentadaenlapresidenciadelamesadecobreconungeledoradoenroscadoalrededordelacabeza.Parecequeelpañuelocaptetodalaluzdelasalaycontrastaconsusuavepielcobriza.Me recoloco elgele azulmarino e intento parecer regia, lamentando que la

sirvienta me lo haya apretado tanto. Me remuevo en el asiento. Los ojosambarinos deMadre escudriñan a las oloyes vestidas de punta en blanco, enbusca de las hienarias escondidas entre el rebaño de ovejas. Las damas denuestranoblezasedeshacenensonrisas,aunqueséquenoscriticanalaespalda.—Mehandichoquelahandesterradoalosaposentosdelalaoeste…—Desdeluego,tienelapielmuyoscuraparaserhijadelrey…—MissirvientasjuranqueSaranhadejadoembarazadaalacomandante…Hacen alarde de los secretos que conocen como si fuesen diamantes

relucientes,igualquelapedreríacosidaasusmagníficasblusasbubadeencajeya las largas faldas iro anudadas. Sus mentiras y sus perfumes con olor deazucenacontaminanelaromaamieldelospastelitosqueyanomedejancomer.—¿Yvosquéopináis,princesaAmari?Levantolamiradaderepentedeunadeliciosaporcióndetartapara toparme

con Oloye Ronke, que me analiza con expectación. La blusa de un tonoesmeraldadesprendedestellosportodasupielcolorcaoba,elegidaprecisamenteporelmodoenelquerelucecontraelestucadoblancodelasparedesdelsalón.—Disculpadme,¿quédecíais?—SobreiravisitarZaria.Seinclinahaciadelante,hastaqueelenormerubíquelecuelgadelagarganta

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rozalamesa.LaostentosajoyaesunrecordatoriocontinuodequeOloyeRonkenonacióconunsitioreservadoennuestramesa.Locompró.—Sería un honor para nosotros que nos deleitaseis con una visita a nuestra

casa de campo. —Toquitea la impresionante gema roja y tuerce los labioscuandosedacuentadequelamirofijamente—.Estoyseguradequepodríamosencontrarotrajoyacomoestaparavos.—Qué amable—contesto a la par que trazomentalmente el camino desde

LagoshastaZaria.ZariaseencuentramásalládelacordilleradeOlasimbo,enelextremonorte

deOrïsha,tocandoalmarAdetunji.Semeaceleraelpulsomientrasmeimaginovisitandounmundomásalládelosmurosdelpalacio.—Gracias—digoalfin—.Seríaunhonor…—Pero,pordesgracia,Amarinopodráir—intervienetajanteMadre.Frunce

elentrecejosinelmenoratisbodetristeza—.Estáenunmomentocríticodesusestudios y va retrasada en aritmética. Interrumpirlos ahora sería demasiadadistracción.La emoción que había crecido enmi pecho se deshincha.Miro la tarta que

quedasincomerenmiplato.Madrecasinuncamepermitesalirdelpalacio.Noséporquémehabíahechoilusiones.—Tal vez en el futuro—digo en voz baja, rezando para que esa pequeña

concesiónnoalimentelairadeMadre—.Debedeserfabulosovivirallí…Tenerelmaravuestrospiesylasmontañasalaespalda.—No sonmás que rocas y agua.—Samara, la hijamayor deOloyeRonke

arruga su ancha nariz—. Nada comparado con este magnífico palacio. —Lededica una sonrisa radiante a Madre, pero su dulzura desaparece cuando sedirigeamí—.Además,Zariaestáinfestadodedivîners.Porlomenos,laslarvasdeLagossabenmantenerseenlossuburbios.MetensoalpercibirlacrueldaddelaspalabrasdeSamara;danlaimpresión

dequedarselatentessobrenosotras,suspendidasenelaire.Miroporencimadelhombro para ver siBinta también la ha oído, peromimejor amiga no pareceestar presente. Como es la única divîner que trabaja en la parte superior delpalacio,micriadasiemprehadestacado,unasombravivaeternamentepegadaamí.InclusoconlacofiaqueBintasecolocasobreelpeloblanco,sigueestandoaisladadelrestodelservicio.—¿Enquépuedoayudaros,princesa?Medoylavueltaymiroporencimadelotrohombro.Descubroaunasirvienta

quenoreconozco:unachicaconlapielcastañaylosojosgrandesyredondos.

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Retiramitazamediollenaylasustituyeporotra.Echounvistazoaltédecolorámbar;siBintaestuvieraaquí,mehabríaechadoaescondidasunacucharadadeazúcarenlainfusióncuandoMadrenomirase.—¿HasvistoaBinta?—lepregunto.Depronto,lachicadaunrespingo;aprietaloslabios.—¿Quéocurre?Lachicaabrelaboca,perosusojosdeambulanentrelasmujeresdelamesa.—LlamaronaBintaparaquefuesealsalóndeltrono,SuAlteza.Pocoantes

dequeempezaraelalmuerzo.Arrugo la frente e inclino la cabeza. ¿Qué podría querer Padre de Binta,

vamosaver?Detodoslossirvientesdepalacio,nuncalallamaaella.Esmás,casinuncallamaaningúnsirviente.—¿Tehandichoparaqué?—preguntoentonces.Lachicaniegaconlacabeza.Bajalavozyeligeaconcienciacadaunadelas

palabrassiguientes.—No.Perolaacompañaronunosguardias.Unsaboragrioavanzapormilengua,ysevuelveamargoyoscuromientrasse

deslizagargantaabajo.Losguardiasdeestepalacionoacompañan.Llevanalafuerza.Exigen.Lachicaparecedesesperadaporcontarmealgomás,peroMadre laacribilla

conlamirada.Susgarrasfríasmepellizcanpordebajodelamesa.—Dejadehablarconlossirvientes.Desvíolamiradayluegobajolavistaparaesquivarlapenetrantemiradade

Madre.Entrecierralosojoscomounhalcóndefuegopetirrojoapuntodecazar,a laesperadequeyovuelvaadejarlaen ridículo.Sinembargo,apesarde sufrustración,nopuedosacarmedelacabezaaBinta.Padresabeloestrechoqueesnuestro vínculo…Si quería algo de ella, ¿por qué nome ha pedido amí queintervenga?Miropor lasventanasdepaneleshacia los jardinesdelpalacioa lavezque

voyacumulandopreguntasyhagooídossordosalarisavacíadelasoloyesquemerodean.Laspuertasdelpalacioseabrendeparenpardeunbandazo.Mihermanoentraconpasodecidido.Inanesaltoyapuesto, imponenteconsuuniforme,ysedisponeadirigirsu

primerapatrullaporLagos.Resplandeceentrelosguardiasqueloobedecen,sucascodecorado refleja su recienteascensoacapitán.Amipesar, sonrío.Ojalá

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también yo pudiese participar de ese día tan especial para él. Era su mayordeseo.Porfinlohavistocumplido.—Impresionante, ¿verdad? —Samara clava sus ojos marrón claro en mi

hermanoconuna lujuria quedamiedo—.El capitánmás jovende la historia.Seráunreyexcelente.—Desde luego—contestaMadre radiante.Se inclinahacia la posible nuera

que semuere de ganas de tener—.Aunque preferiría que el ascenso no fueseacompañadodesemejanteviolencia.Nuncasesabeloquepuedeintentarhacerunalarvadesesperadaconelpríncipeherederodeltrono.Lasoloyesasientenycompartenopinionesinútilesmientrasyobeboeltéen

silencio.HablandenuestrosasuntosconlamismaligerezaquesicomentaranlanuevamodadellevargelesconincrustacionesdediamantesquesehainstaladoenLagos.MevuelvohacialasirvientaquemehahabladodeBinta.Aunqueyaestá lejos de mi mesa, me fijo en que todavía le tiemblan las manos de losnervios…—Samara.—LavozdeMadrese introduceenmispensamientosyvuelvoa

concentrarmeenelpresente—.¿Oshedichoyaloregiaqueosveishoy?Memuerdolalenguayapuroelrestodelté.AunqueMadredice«regia»,la

palabra«blanca»seescondedetrásdesuslabios.IgualquelosnoblesoloyesquepuedenrepasarsulinajeconorgullohastallegarasuparentescoconlasprimerasfamiliasrealesquelucieronlacoronadeOrïsha.No«vulgar»,como loscampesinosque trabajan loscamposdeMinnao los

mercaderes de la propia Lagos que ofrecen sus productos bajo el sol. No«desdichada»,comoyo,laprincesaqueMadrecasiseavergüenzadellamarhija.CuandomirodereojoaSamarapordetrásdelataza,mesorprendedescubrir

sunuevotonodepieldeunmarrónclaro.Haceapenasunosdíascompartíaelcolorcaobadesumadre.—Quéamablesois,SuMajestad.—Samarabajalamiradaasuvestidoenun

alardedefalsamodestia.Sealisaunasarrugasinexistentesenlatela.—DeberíaiscompartirlostrucosdebellezaconAmari.—Madremeponeuna

mano fría enelhombro; susdedosclarosdestacancontramipiel cobrizamásoscura—.Mihijacometantasvecesenlosjardinesqueempiezaaparecerunacampesina.Madreseríe,comosinohubieraunahordadesirvientesquemetapasencon

sombrillascadavezquepisoelexterior.Comosiellanomehubieracubiertodepolvosblancos justoantesdeestemismoalmuerzo, soltandopestesporquemi

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tonodepiel tanoscurohaceque lanoblezacotilleey se atrevaadecirque seacostóconuncriado.—No es necesario,Madre—contesto avergonzada. Aún recuerdo el agudo

dolorylapesteavinagredesuúltimopotinguecosmético.—Ay,porsupuesto.Seríaunplacer—respondeSamararadiante.—Sí,pero…—Amari—Madremeinterrumpeunavezmásconunasonrisatantensaque

podría cortarle la piel—.Ami hija le encantaría, Samara, sobre todo antes dequeempieceelcortejo.Intento tragarme el nudo que se me forma en la garganta, pero ese simple

movimiento hace que casi me atragante. En ese momento percibo con tantaintensidadeloloravinagrequecasinotoelescozorenlapiel.—Noospreocupéis.—Samaramecogeunamanoy lacubrecon lassuyas,

malinterpretandomireacción—.Coneltiempoacabaráencantándooselcortejo.Enelfondoesmuydivertido.Meobligoasonreíreintentoapartarlamano,peroSamarameagarraconmás

fuerza,comosinomepermitierasoltarla.Suanillodeoromeaprietaenlapiel,cadaunadelasvueltastieneengarzadaunapiedrapreciosaespecial.Elanilloseentrelazaenunadelicadacadenaqueseuneaunbrazaleteadornadoconelsellodenuestramonarquía:unleopardariodenieveengarzadocondiamantes.Samaraluceconorgulloelbrazalete.NomecabedudadequeesunregalodeMadre.Muyamipesar,admirosubelleza.Tieneinclusomásdiamantesqueelmío…«¡Cielos!».Noesmío.Yano…El pánico me inunda mientras recuerdo lo que ocurrió con mi propio

brazalete.ElqueleregaléaBinta.Ella no quería aceptarlo; temía el precio de un regalo procedente del trono.

Pero Padre había aumentado los impuestos de los divîners. Si no vendía mibrazalete,sufamiliayellaperderíansuhogar.«Debendehaberseenterado»,piensoentonces.«DebendepensarqueBinta

esunaladrona».Poresolahanconvocadoalsalóndeltrono.Poresonecesitabaquela«acompañaran».Melevantodandounrespingo.Laspatasdelasillachirríancontraelsuelode

baldosas.MeimaginoalosguardiassujetandolasdelicadasmanosdeBinta.MeimaginoaPadreblandiendolaespada.—Disculpadme—digomientrasretrocedo.—Amari,siéntate.

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—Madre,yo…—Amari…—¡Madre,porfavor!«Hegritadodemasiado».Lo sé en cuanto las palabras salen de mi boca. El chillido rebota por las

paredesdelsalóndetéyacallatodaslasconversaciones.—Lo…losiento—murmuro—.Meencuentromal.Contodoslosojosclavadosenlaespalda,meescabulloporlapuerta.Notoel

calordelarabiaincipientedeMadre,peroahoranotengotiempoparaeso.Encuanto la puerta se cierra, echo a correr yme levanto el pesado vestido. Loszapatosdetacónrepiqueteancontralasbaldosasmientrasavanzoalacarreraporlospasillosdelpalacio.«¿Cómopudesertaningenua?»,mereprendomientrasesquivoaunsirviente.

Debería haber salido corriendo en cuanto esa chica me contó que habíanconvocadoaBinta.Sisehubieraninvertidolospapeles,Bintanohabríaperdidoniunsegundo.«Oh,cielos»,maldigo,ymefuerzoacorrermásrápido.Pasopordelantede

losjarronesdeliriosdeimpalarojosdelvestíbulo,pordelantedelosretratosdemisantepasadosrealesquemeobservandesdehacevariasgeneraciones.«Porfavor,quenolehayapasadonada».Meaferroaesasilenciosaesperanza

mientras doblo la esquina que conduce al salón principal. Se nota calor en elambiente y me cuesta todavía más respirar. El corazón me sale por la bocacuandofrenojustodelantedelsalóndeltronodePadre,lasalaquemástemodetodo el palacio. El primer lugar en el que Padre nos obligó a Inan y a mí acombatirconespadasdeverdad.Elorigendetantasdemiscicatrices.Agarrolascortinasdeterciopeloquecuelgandelantedelaspuertasderoble

negro.Mismanos empapadas de sudor se hunden en el grueso tejido. «Puedeque no me escuche». Fui yo quien se desprendió del brazalete. Padre podríacastigarmeamíenlugardeaBinta.Un latigazode terrorme recorre la espinadorsal ymeentumece losdedos.

«HazloporBinta».—PorBinta—susurro.Miamigamásduradera.Miúnicaamiga.Tengoquemantenerlaasalvo.Respiro hondo y me seco el sudor de las manos, saboreando los últimos

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segundosantesdeentrar.Apenashellegadoarozarconlosdedoslamanijaqueresplandecepordetrásdelascortinascuando…—¡¿Qué?!LavozdePadre retumbapor laspuertascerradas igualqueel rugidodeun

gorileón salvaje.El corazónmegolpea con fuerza en el pecho.Ya había oídogritaraPadreenalgunaotraocasión,peronuncaasí.«¿Habréllegadodemasiadotarde?».Lapuertaseabredeparenparyretrocedodeunsaltocuandountorrentede

guardiasyabanicadoressalencorriendodelsalóndeltronocomounapandadeladrones pillados in fraganti. Agarran a los demás nobles y sirvientes quemerodeabanporel salónprincipaly losapartanconbrusquedadhastadejarmesola.«Vamos». Me tiemblan las piernas mientras la puerta empieza a cerrarse.

Padreestádeunhumordeperros.Pero tengoqueencontraraBinta.Sinomeequivoco,podríaestaratrapadaallídentro.NopuedodejarqueseenfrenteaPadreellasola.Me abalanzo hacia delante y agarro la puerta justo antes de que termine de

cerrarse.Meaferroalmarcoconlaotramanoyabrounpoquitolapuertaparaespiarporlarendija.—¿Aquéosreferís?—vuelveagritarPadre.Lababalesalpicalabarba.Sele

marcanlasvenasbajolapielcaoba,quecontrastaconlalargaagbadarojaquelleva.Abrounápicemáslapuerta,contemoraentreverelesbeltocuerpodeBinta.

PeroenlugardeesoveoalalmiranteEbeleencogidodemiedoanteeltrono.Lasperlasdesudorseacumulanensucalvamientrasmiraa todaspartesmenosaPadre.Juntoaél, lacomandanteKaeaseyergue.Elpelolecaepor lanucaenunatrenzaprietaybrillante.—Losartefactos llegarona laplayadeWarri,unapequeñaaldeacostera—

explicaKaea—.Suproximidadactivó lashabilidades latentesenunoscuantosdivînersdelalocalidad.—¿Habilidadeslatentes?Kaea traga saliva; se le tensan los músculos, que destacan contra su piel

marrón claro. Le da al almirante Ebele una oportunidad de hablar, pero estepermaneceensilencio.—Losdivînerssetransformaron.—Kaeaseestremece,comosiesaspalabras

le produjeran un dolor físico—. Los artefactos despertaron sus poderes, SuMajestad.Losdivînersseconvirtieronenmaji.

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Jadeo,perometapolabocaatodaprisaparaahogarelsonido.«¿Maji?¿EnOrïsha?¿Despuésdetantotiempo?».Una levepunzadademiedome recorre elpechoy cadavezmecuestamás

respirar,peromeobligoaabrirlapuertaunpoquitomásparavermejor.«Esonopuedeser»,esperoquedigaPadre.«Esosería…».—Imposible—contesta al fin, conun tonodevozque es pocomásqueun

susurro.Agarra la empuñadurade suhojademajacita negracon tanta fuerzaque le

crujenlosnudillos.—Me temoqueno,SuMajestad.Loviconmispropiosojos.Sumagiaera

débil,peroestabaallí.«Cielos…».¿Enquénosafectaeso?¿Quéocurrirácon lamonarquía?¿Losmajiestarán

planeandoyasuataque?¿Tendremosalgunaposibilidaddecontraatacar?Los recuerdos de Padre antes del Asalto se reproducen en mi mente, un

hombreparanoicocon losdientesapretadosyelpelocadavezmáscanoso.ElhombrequenosobligóaInanyamíaentrarenlabodegadelpalacioynospusosendas espadas en la mano aunque fuéramos todavía unos críos y demasiadodébilesparasujetarlassiquiera.«Losmaji vendrán a buscaros», nos advirtió. Repetía las mismas palabras

cadavezquenosobligabaacombatirconlaespada.«Cuandolohagan,debéisestarpreparados».Elrecuerdodeldolormerecorrelaespaldamientrasestudiolacarapálidade

Padre. Su silencio intimida más que su rabia. El almirante Ebele no para detemblar.—¿Dóndeestánahoralosmaji?—Liquidados.Semeencogeelestómagoycontengolarespiraciónparaobligarmeahacer

bajareltéquehetomadoenelalmuerzo.Esosmajiestánmuertos.Asesinados.Arrojadosalfondodelmar.—¿Ylosartefactos?—insistePadre,inmutableantelamuertedelosmaji.Siporélfuera,esprobablequelos«liquidara»atodos.—Yotengoelpergamino.—Kaeasellevalamanoalacorazaysacaunrollo

de piel curtida—. En cuanto lo descubrí, me encargué de los testigos y vinedirectaalpalacio.—¿Yquéhaydelapiedradelsol?Kaea dirige a Ebele unamirada tan punzante que podría sacarle sangre. Él

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carraspeacon fuerza,comosiquisieraestirarcadaunode los segundosque lequedanantesdedarlanoticia.—AlguienrobólapiedradeWarriantesdequellegásemos,SuMajestad.Pero

tratamos de seguirle la pista.Hemos asignado la búsqueda a nuestrosmejoreshombres.Nomecabedudadequelarecuperaremosenbreve.LairadePadrerelucecomounallamaqueasciendeporelaire.—La tarea que se os encomendó fue destruirlos —susurra—. ¿Cómo ha

podidoocurriresto?—¡Lointenté,SuMajestad!DespuésdelAsalto,lointentédurantelunas.Hice

todoloquepudepordestruirlos,perolosartefactosestabanembrujados.Los ojos deEbele se clavan enKaea, pero ellamira fijamente al frente. El

almirante vuelve a carraspear. El sudor se acumula en los pliegues que se leformandebajodelabarbilla.—Cuando hice trizas el pergamino, los pedazos se recompusieron solos.

Cuandoloquemé,volvióatomarformadelascenizas.Ordenéalmásfuertedemishombresqueledieraunmazazoalapiedradelsoly¡nisiquieralesalióunarañazo!Cuandoviqueesosmalditosartefactosnoserompíanniensueños,losencerré en un baúl de acero y los hundí en medio del mar de Banjoko. ¡Esimposiblequevolvieranaemergeralasuperficie!Senecesitabamag…Ebelesedetieneantesdepronunciarlapalabra.—Os loprometo,SuMajestad.Hice todo loquepude,peroparecíaque los

diosestuvieranotrosplanes.¿Los dioses? Me apoyo en la pared. Cielos, ¿es que Ebele ha perdido la

chaveta?Losdiosesnoexisten.Todoelmundoenpalaciolosabe.Espero que Padre reaccione ante la estupidez de Ebele, pero su rostro

permaneceinmutable.Selevantadeltrono,pausadoycalculador.Luego,velozcomounavíbora,ataca,agarrandoaEbeleporlagarganta.—Decidme,almirante.—LevantaenvolandaselcuerpodeEbeleyleapretuja

el cuello—. ¿Los planes de quién teméis más? ¿Los de los dioses? ¡¿O losmíos?!Me encojo y aparto lamirada cuando advierto que está asfixiando a Ebele.

EstaeslafacetadePadrequetantoodio,lafacetaquetantomeesfuerzopornover.—Os… os lo prometo —jadea Ebele, sin aliento—. Lo arreglaré. ¡Os lo

prometo!Padrelodejacaercomosifueraunafrutapodrida.Ebelejadeaysemasajeala

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garganta, losmoretonesyahanempezadoaoscurecersupielcobriza.PadresedalavueltaymiraelpergaminoqueKaeallevaenlamano.—Mostrádmelo—leordena.Kaeahaceunaseñalysedesplazahaciaalguienquequedafuerademicampo

devisión.Unasbotasrepicancontraelsuelodebaldosas.Entoncesescuandolaveo.«Binta».Semeencogeelpechoalverque laarrastranhaciadelante, las lágrimas se

acumulanen susgrandesojosplateados.Lacofiaquecon tantoesmero seatabien todas las mañanas se le ha movido y ha dejado al descubierto unosmechones de su largo pelo blanco.Alguien la ha amordazado con un pañuelolargo,demodoqueleresultaimposiblechillar.Perosipudierahacerlo,¿quiénlaayudaría?Yaestáenlasgarrasdelosguardias.«Hazalgo»,meordenoamímisma.«¡Ya!».Perosoyincapazdelograrque

mispiernassemuevan.Nisiquieramenotolasmanos.Kaea desenrolla el pergamino y camina despacio hacia Binta, como si se

aproximara a un animal salvaje. Como si no fuese la dulce chica que me haenjugado las lágrimas durante tantos años. La sirvienta que guarda todas susracionesdepalacioparaquesufamiliapuedadisfrutardeunabuenacomidaaldía.—Levantadleelbrazo.Bintasacudelacabezamientraslosguardiaslelevantanelbrazodeuntiróny

sussollozosamortiguadosseescapanpor lamordaza.AunqueBintaseresiste,Kaealaobligaacogerlo.UnhazdeluzestallaenlamanodeBinta.Cubretodoelsalóndeltronoconsumagnificencia:brillantestonosdorados,

resplandecientesmorados, relucientes azules.La luz describe arcos y destellosmientras cae en cascada, un torrente inagotable que emerge de la palma de lamanodeBinta.—Cielos…—suspiro,el terror luchacontra laadmiraciónyborboteaenmi

pecho.«Magia».Aquí.Despuésdetodosestosaños…LasviejasadvertenciasdePadrecontra lamagiameretumbanen lacabeza,

relatosdebatallasyfuego,deoscuridadyenfermedad.«Lamagiaeslafuentedetodoslosmales»,siseaPadre.«DividiráydestrozaráaOrïsha».Padre siempre nos enseñaba a Inan y amí que lamagia implicaría nuestra

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muerte. Un arma peligrosa que amenazaba la existencia de Orïsha. Mientrasexistiera,nuestroreinosiempreestaríaenguerra.En los días aciagos que siguieron al Asalto, la magia se apoderó de mi

imaginacióncomounmonstruosincara.PeroenlasmanosdeBinta, lamagiaresulta hipnotizadora, una maravilla sin igual. El júbilo del sol estivalfundiéndoseenelatardecer.Laesenciapurayelalientodevida…Padreatacaconrapidez.Velozcomoelrayo.Unmomento,Bintaestádepie.Alsiguiente,laespadadePadreselehundeenelpecho.«¡No!».Me llevo lamano a la boca y aprieto fuerte antes de poder gritar. Casime

caigo de espaldas. Las náuseas me suben por la garganta. Unas lágrimascalientesmeescuecenenlosojos.«Estonoestápasando».Elmundocomienzaadarvueltas.«Estonoesreal.

Bintaestáasalvo.Teesperaconunabarradepandulceentuhabitación».Peromispensamientosdesesperadosnocambianlarealidad.Noladevolverán

deentrelosmuertos.ElcolorescarlatatiñeelpañueloqueamordazalabocadeBinta.Unasfloresencarnadasmanchansuvestidoazulceleste.Meatragantoalahogarotrogritocuandosucuerpocaeaplomoalsuelo.La sangre forma un charco alrededor de la cara inocente deBinta, tiñe sus

rizos blancos de color rojo. Su olor acre se cuela por la rendija de la puerta.Contengolasarcadas.PadrearrancaeldelantaldeBintayloutilizaparalimpiarsuespada.Comosi

nada.Noleimportaquelasangredemiamigalemanchelavestimentareal.Novequesusangremanchatambiénmismanos.Metambaleohaciaatrás,intentandorecuperarelequilibrio,ymepisoelbajo

del vestido. Subo a toda prisa la escalera que hay en un rincón del salónprincipal, pero las piernas me tiemblan a cada paso. Se me nubla la vistamientrastratodellegarcomoseaamisaposentos.Sinembargo,lomáximoqueconsigoesacercarmea trompiconesaun jarróndepie.Meagarroalbordedecerámica.Todoloquellevodentromesaleporlaboca.Labilisme aguijonea con ferocidad, amargapor el ácidoy el té.El primer

sollozo se libera en cuantomi cuerpo se desploma en el suelo.Me agarro elpecho.SiBintaestuvieseaquí,seríaellaquienvinieraenmiauxilio.Mecogeríadela

manoymeguiaríahastamisaposentos,meinvitaríaasentarmeenlacamayme

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secaríalaslágrimas.Recogeríatodoslosañicosdemicorazónrotoyencontraríalamaneradevolveraunirlos.Ahogootrosollozoymecubro laboca,unas lágrimassaladassemecuelan

entrelosdedos.Elhedordelasangremellenalanariz.ElrecuerdodelaafiladahojadePadresemeclavaotravez…Laspuertas del salóndel trono se abrende par enpar.Me incorporode un

brinco, temerosa de que sea Padre. En lugar de eso, veo salir a uno de losguardiasquesujetabanaBinta.Llevaelpergaminoenlamano.No despego ojo del rollo de cuero curtido mientras el guardia sube las

escalerashaciamí;recuerdoquehabastadounlevecontactoparahacerqueelmundoestallaradeluz.Laluzquehabíaatrapadaenelinteriordelalmademiqueridaamiga,deunabellezaincreíble,deunavalentíaeterna.Apartolamiradacuandoelsoldadoseacercaamíyescondolacarasurcada

delágrimas.—Disculpadme,nomeencuentrobien—murmuro—.Debodehabercomido

algunafrutapodrida.Elguardiaselimitaaasentirconlamirada,distraídomientrassiguesubiendo

los escalones. Aferra el pergamino con tal fuerza que se le oscurecen losnudillos,comositemieraquépodríaprovocareserollomágicosinoloagarraseasí.Observoquesubehastalaterceraplantayabreunapuertapintadadenegro.Deprontocaigoenlacuentadeadóndesedirige.LosaposentosdelacomandanteKaea.Lossegundostranscurrencomounaagoníamientrasobservoesapuerta,ala

expectativa,aunquenosémuybienporqué.EsperarnoharáqueBintavuelvaconmigo.Nomepermitirádisfrutarotravezdesurisamelódica.Pero,aunasí,aguardo,ymequedopetrificadacuandolapuertaseabredenuevo.Regresoaljarrónyvomitounavezmás,sinpararhastaqueelguardiavuelveapasarpordelantedemí.Susbotasconsuelademetaltintineanmientrassedirigealsalóndeltrono.Yanollevaelpergamino.Conmanostemblorosas,mesecolaslágrimas.Sinduda,semehabrácorrido

elmaquillajeylospolvosqueMadremeobligóaponermeenlacara.Mepasolapalmaporlabocaparalimpiarmelosrestosdelvómito.Variosinterrogantesllenan mi mente mientras me reincorporo y me acerco a la puerta de Kaea.Deberíacontinuarhastamisaposentos.Apesardetodo,entroensuhabitación.Lapuertasecierratrasdemíconungolpefuerteydoyunrespingo;temoque

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alguienintenteaveriguarelorigendelsonido.Nuncahabíapisadolosaposentosde lacomandanteKaea.Creoque los sirvientesni siquiera tienenpermitidoelacceso.Mis ojos peinan las paredes de color burdeos, tan distintas de la pintura

lavandaquecubrelasmías.HayunatúnicarealtiradaalospiesdelacamadeKaea.LatúnicadePadre…Debedehabérseladejadoenundescuido.Cualquierotrodía,descubrirquePadrehabíaestadoenlosaposentosdeKaea

mehabríaprovocadounnudoen lagarganta,peroahoramismoapenaspuedosentir nada. El descubrimiento de la túnica de Padre palidece en comparaciónconelpergaminoquesehallaenelescritoriodeKaea.Caminohaciaélconpiernastemblorosas,comosimeacercasealbordedeun

precipicio.Esperonotaralgúntipodeauraenpresenciadelrollo;sinembargo,elairequelorodeacontinúamuerto.Alargolamanoymedetengo,tragoelmiedoqueempiezaaacumularsedentrodemí.VeolaluzqueestallóenlasmanosdeBinta.Laespadaqueleperforóelpecho.Meobligoaalargarelbrazoyextender laspuntasde losdedos.Cuandolas

yemasrozanelpergamino,cierrolosojos.Nosurgelamagia.Elalientoquenosabíaquehabíacontenidoseapresuraasalircuandorecojo

el pergamino arrugado. Lo desenrollo y resigo con el dedo los extrañossímbolos, intentando en vano descifrar su significado. Los símbolos no separecenanadaquehayavistoantes,noestánenningunodelosidiomasqueheaprendido.Y,sinembargo,sonlossímbolosporlosquemurieronlosmaji.UnossímbolosquebienpodríanhaberseescritoconlasangredeBinta.Labrisa entrapor las ventanas abiertasy revuelve losmechonesque seme

hansalidodelgelemediosuelto.Debajodeesascortinasquesemecenestáelequipomilitar deKaea: espadas afiladas, riendas para pantenarias, escudos decobre.Misojosseclavanenlosrollosdecuerda.Tiroelgelealsuelo.Ysinpensar,agarrolatúnicadePadre.

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CAPÍTULOCUATRO

ZÉLIE

—¿Deverdadnopiensasvolverahablarconmigo?MeapoyoenellateraldelasillademontardeNailahparamirarlacarapétrea

de Tzain. Contaba con que se pasase la primera hora en silencio, pero yallevamostreshoras.—¿Cómotefueelentrenamiento?—prueboparavariar.Tzainesincapazde

resistirse a conversar sobre su deporte favorito—. ¿Qué tal tiene el tobilloM’ballu?¿Creesquesehabrácuradoatiempoparalosjuegos?Tzain abre la boca una milésima de segundo, pero se contiene. Tensa la

mandíbulaytiradelasriendasdeNailah,paraquegalopemásdeprisaporentrelosébanosafricanosquesealzancomotorres.—Venga,Tzain, por favor—ledigo—.Nopuedes ignorarme el resto de tu

vida.—Puedointentarlo.—Portodoslosdioses.—Pongolosojosenblanco—.¿Quéquieresdemí?—¿Quétalunadisculpa?—sueltaTzain—.¡Babahaestadoapuntodemorir!

¿Yahoraquieresquecabalguesinmásyfinjaquenohapasadonada?—Yaoshepedidodisculpas—contrataco—.AtiyaBaba.—Esonocambiaráloquehaocurrido.—¡Esquenopodrécambiarelpasadosolodiciendoquelosiento!Mi chillido se hace eco entre los árboles y provoca una nueva etapa de

silencioentrenosotros.ResigoconlosdedoslasgrietasdelcuerogastadodelasillademontardeNailahmientrasnotocómosemeformaunincómodoagujeroenelpecho.«Porel amorde losdioses, ¡piensa,Zélie!», resuenaenmimente lavozde

Mama Agba. «¿Quién iba a proteger a tu padre si atacaras a esos hombres?¿QuiénmantendríaasalvoaTzaincuandolosguardiasfueranatucasaconseddesangre?».—Tzain, lo siento—digoenvozbaja—.En serio.Me siento fatal, no te lo

puedesniimaginar,pero…

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Tzainlanzaunsuspirodeexasperación.—Comosiempre,teníaquehaberunpero…—¡Porquenoessoloculpamía!—exclamo.Mirabiaestáapuntodeentraren

ebullición—.¡SiBabasalióalmarfueporculpadelosguardias!—Ysiestuvoapuntodeahogarsefueportuculpa—contratacaTzain—.Lo

dejastesolo.Memuerdolalengua.Notienesentidoseguirdiscutiendo.Unkosidán fuerte

yapuestocomoTzainnopuedecomprenderporquénecesitoelentrenamientoquenosproporcionaMamaAgba.LoschicosdeIlorinseesfuerzanporsersusamigos, las chicas se esfuerzanpor robarle el corazón. Incluso los guardias losiguencomocorderosycantanalabanzasasudestrezaconelagbön.No comprende lo que significa ser yo, pasearse bajo la piel de unadivîner.

Saltarasustadacadavezqueapareceunguardia,nosabernuncacómoterminaráunaconfrontación.«Empezaréporesta».Semehaceunnudoenelestómagoalrecordarlagarrafirmedelguardiaen

mipierna.¿SeguiríagritándomeTzainsilosupiera?¿Gritaríasisedieracuentadelomuchoquemecostónoecharmeallorar?Cabalgamos en silencio hasta que los árboles empiezan a despejarse y la

ciudad de Lagos aparece ante nuestra vista. Rodeada por una robustamurallaconstruida con lamadera del corazón de los ébanos africanos, la capital es elpoloopuestode Ilorin.En lugar de alzarse sobre elmar en calma,Lagos estáinundada por una horda interminable de personas. Incluso desde lejos, se ventantasarracimadasdentrode losmurosde laciudadquees imposibleentendercómopuedenvivirtodasjuntas.EstudioelperfildelacapitaldesdeloaltodellomodeNailahymefijoenel

pelo blanco de los divîners con los que nos vamos encontrando al pasar. LaproporciónentrekosidánydivînersenLagosesde tresauno,asíquees fácildistinguirlos.AunqueelespacioquequedaentrelosmurosdeLagosesanchoylargo,mipueblosecongregaalolargodelperímetrodelaciudadenbarriadasmarginales.Eselúnicolugarenelquepermitenviviralosdivîners.MerecolocoenlasilladeNailah,peroalver lossuburbios,notoqueseme

hunde el pecho.Hace siglos, diez clanes demaji y sus hijosdivîners estabanaisladosyrepartidospordistintospuntosdel territoriodeOrïsha.Mientrasquelos kosidán poblaban las ciudades, los clanes de maji vivían junto a lasmontañas,losocéanosyloscampos.Peroconeltiempo,losmajiseaventuraron

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a conocer otras zonas y los clanes se extendieron por toda la superficie deOrïsha;lacuriosidadylaoportunidadguiaronsumigración.Conelpasodelosaños,losmajiyloskosidánempezaronacasarseycrearon

familiasmixtasdedivînersykosidáncomolamía.Conformelasfamiliasmixtassemultiplicaron,elnúmerodemajienOrïshatambiéncreció.AntesdelAsalto,Lagosalbergabalapoblaciónmásgrandedemaji.Ahora,estosdivînerssonloúnicoquequeda.Tzain tira de las riendas deNailah y la detiene cuando nos acercamos a la

murallademadera.—Esperaréaquí.Nailahsevolveríalocasientraraensemejantecaos.Respondoconungestodelacabezaydesmonto.LedoyunbesoaNailahen

el hocico negro y húmedo. Sonrío cuando me lame la mejilla con la lenguarugosa, pero la sonrisa se desvanece en cuanto vuelvo a mirar a Tzain. Laspalabrasnopronunciadaspenden en el aire, peromedoy la vuelta y continúoavanzandodetodosmodos.—Espera.TzaindesmontadellomodeNailahymealcanzadeunsalto.Meentregauna

dagaoxidada.—Tengoelpalo.—Yalosé—responde—.Soloporsiacaso.Metoelarmaenelgastadobolsillodelpantalón.—Gracias.Nosquedamosmirandoelsuelodetierraensilencio.Tzainledaunapatadaa

unapiedra.Noséquiéndelosdosvaaacabarcediendoanteshastaqueporfinhablaél.—No estoy ciego, Zél. Sé que lo de esta mañana no era culpa tuya, pero

necesito que vayas con pies de plomo.—Por unmomento, los ojos de Tzainresplandecenyamenazancon revelar todo loqueestáconteniendo—.Babaseencuentracadavezpeorylosguardiasnotequitanelojodeencima.Nopuedespermitirteuntropiezoahora.Sicometesotroerror,podríaserelúltimo.Asiento con la cabeza sin despegar la mirada del suelo. Puedo lidiar con

muchascosas,peroladecepcióndeTzainmecortacomouncuchillo.—Simplemente tenmás cuidado—diceTzain, y suspira—.Por favor.Baba

nosobrevivirásitepierde…Yyotampoco.Intentopasarporaltolatensiónquemeatenazaelpecho.—Losiento—susurro—.Tendrémáscuidado.Teloprometo.—Bien.—Tzainfuerzaunasonrisaymealborotaelpelo—.Puesnosehable

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más.Veavenderesemalditopescadoyavercuántosacas.Meechoareíryreajustolastirasdelamochiladecuero.—¿Cuántocreesquepodréconseguir?—Doscientasmonedas.—¿Soloeso?—Inclinolacabeza—.Quéconceptotanbajotienesdemí,¿no?—¡Doscientasesunacantidadescandalosa,Zél!—Teapuestoaquepuedosacarlesmás.La sonrisadeTzain se ensancha.Noto su alegría al saberse anteunabuena

apuesta.—Sisacasmásdedoscientas,mequedaréencasaconBaba toda lasemana

queviene.—Deacuerdo.Tratohecho.Sonríoyyaempiezoa imaginarme la revanchadelcombatecontraYemi.A

verquétalsedefiendecontramipalonuevo.Aprietoelpasohacialaciudad,listaparahacerlaventa,perocuandollegoal

puntodecontrol,semerevuelveelestómagoalveralaguardiareal.Tengoquesacarfuerzasdeflaquezaparamantenerquietoelcuerpomientrasdeslizoelpaloplegablepordentrodelacinturilladelospantalonesdrapeados.—¿Nombre?—ladraelguardiamásalto,conlosojosfijosensuregistro.Susrizosnegrosseerizanporelcaloryrecogenelsudorquelegoteaporlas

mejillas.—ZélieAdebola—respondocontantorespetocomosoycapazdemostrar.«Nometaslapata».Tragosaliva.«Porlomenos,hoyno».Elguardiaapenasmeechaunvistazoantesdeescribirlainformación.—¿Origen?—Ilorin.—¿Ilorin?Bajo y fornido, otro guardia se aproxima tambaleándose. Se apoya en la

imponentemurallaparamantenerseenpie.El intensooloraalcohol inundaelaireencuantonotosuinoportunapresencia.—¿Quéhaaaaceunalaaaarvacomotútanlejossssdecassssaaaa?Arrastratantolaspalabrasquecuestacomprenderlas,goteandesubocaigual

quelasalivaquelesalpicalabarbilla.Semeencogeelpechocuandoseacercaamí;elbrilloebriodesusojosresultapeligroso.—¿Propósitodelavisita?—preguntaentonceselguardiaalto,queporsuerte

estásobrio.—Comercio.

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Al escucharlo, una sonrisa desagradable aparece en la cara del guardiaborracho. Alarga la mano hacia mi muñeca, pero me aparto y les enseño elpaqueteenvuelto.—Comerciodepescado—aclaro,peroapesardemispalabras, se abalanza

haciamí.Gruño cuando me rodea el cuello con sus mugrientas manos y me aprieta

contralamurallademadera.Semeacercatantoquepuedocontarlasmanchasnegrasyamarillasquetieneenlosdientes.—Yaaaaveoquevassssavenderpesssscaaaado.—Seechaareír—.¿Cuánto

vaaaaleunalaaaarvaestossssdíassss,Kayin?¿Dossssmonedassssdebronce?Semeerizalapielymepicanlosdedos,queansíanpoderagarrarelpaloque

llevoescondido.DesdeelAsalto,vacontralaleyquelosdivînersyloskosidánsedensiquieraunbeso,peroesonoimpidequelosguardiaspuedanmagrearnoscomosifuésemosanimales.Mi enfado se convierte en una furia negra, una oscuridad que percibía en

Mama cada vez que los guardias se atrevían a interponerse en su camino.Alsentirelarrebatodeira,meentranganasdeempujaralsoldadoyromperledeunbastonazotodoslosdedossebosos.PerojuntoconlafuriallegalapreocupacióndeTzain.LaangustiadeBaba.LareprimendadeMamaAgba.«Piensa,Zélie.PiensaenBaba.PiensaenTzain.Prometínometermeenlíos.

Ahoranopuedodecepcionarlos».Melorepitounayotravezhastaqueelbrutomesuelta.Seríeenvozbaja

antesdedarotrotragoalabotella,orgulloso.Asusanchas.Medirijoalotroguardia,incapazdeocultarelodioenlamirada.Noséacuál

delosdosdespreciomás:alborrachoportocarmeoaestebastardopordejarquelohaga.—¿Algunaotrapregunta?—masculloentredientes.Elguardiasacudelacabeza.Cruzolamurallaconlavelocidaddeunguepardarioantesdequealgunode

losdospuedacambiardeopinión.PerobastaquedéunoscuantospasoshaciaelinteriorparaqueelfrenesídeLagoshagaquemeentrenganasdesalircorriendootravez.—Portodoslosdioses—susurro,abrumadaporlaincreíblecantidaddegente.Ciudadanos, mercaderes, guardias y nobles abarrotan las anchas calles de

tierra,todosycadaunodeellossedesplazancondecisiónysenotaquetienenalgúnpropósito.Alolejosresplandeceelpalacioreal:susparedesdeunblancoimpolutoysus

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arcos dorados relucen al sol. Su presencia crea un contraste increíble con lossuburbiosdechabolasquerodeanlaperiferiadelaciudad.Memaravilloantelasmoradasrústicas,mequedosinalientoalobservarlas

casuchasqueseapiñanhacialoalto.Igualqueunlaberintovertical,laschabolasse apoyan unas sobre otras, una empieza donde acaba la anterior. Aunquemuchas son marrones y están descoloridas, otras destacan por su pinturareluciente y sus vistosos adornos. Esa vibrante protesta desafía la etiqueta desuburbio,unrescoldodebellezadondelamonarquíanovenadahermoso.Caminohaciaelcentrodelaciudadconpasostemerosos.Conformeatravieso

lossuburbios,mefijoenquelaampliamayoríadelosdivînersquedeambulanporlascallesnosonmuchomayoresqueyo.EnLagosescasiimposiblequelosniñosdivîners que sobrevivieron alAsalto lleguen a la edad adulta sin acabarantesentrerejasuhaciendotrabajosforzadoscongrilletes.—Porfavor.Noeramiintenci…¡Aaaah!Seoyeunchillidoagudo.Doy un respingo justo cuando el bastón de un noble golpea delante demis

narices.Haceunarajaenlapieldeunjovendivîneryledejamanchasdesangreenlaúltimaprendaderopalimpiaqueelmuchachollevaráensuvida.Elchicocaesobreunmontóndepiezasdecerámicarotas,lasbaldosashechasañicosqueprobablementenohapodidosujetarentrelosbrazos.Elnoblevuelvealevantarelbastónyestavezmefijoenelbrillodesuempuñadurademajacitanegra.«Portodoslosdioses».Eloloracredelacarneabrasadameinvadecuandoel

nobleaprietaelbastóncontralaespaldadelchico.Supielechahumomientrasélse esfuerzaporponersede rodillas.Esanauseabunda estampahaceque semeentumezcanlosdedosymerecuerdamipropiodestinoenpotenciasimeponenlosgrilletes.«Vamos».Me obligo a seguir avanzando, aunque seme encoge el corazón.

«Muéveteolasiguienteserástú».MeapresurohaciaelcentrodeLagosyhagotodoloquepuedoporignorarel

oloraalcantarillaquesedesprendedelascallesdelsuburbio.Cuandoentroenelcúmulo de edificios de color pastel del barrio de mercaderes, el hedor sedesvanece,sustituidoporelolorapanycanela.Merugeelestómago.Respiro hondo ymementalizo para el regateo cuando veo que elmercado

central zumba con los sonidos del interminable intercambio de bienes. Perocuandoveoelbazar,nomequedamásremedioquefrenar.Da igual cuantas veces haya ido a la capital a vender un buen pescado con

Baba, la locura del mercado central nunca dejará de sorprenderme. Más

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tumultuoso aún que las calles de Lagos, en el bazar se encuentran todos losproductosdeOrïshaqueunopuedaimaginar.Enunaúnicafiladepuestosveocereales en grano de los vastos campos de Minna junto a codiciadasherramientasdehierroforjadodelasfábricasdeGombe.Mepaseoporentrelospuestosabarrotadosydisfrutodelolordulcedelosplátanosfritos.Conlosoídosbienatentos, intentocaptarelpatrónderegateo, larapidezde

cada venta. Todos compiten, aunque en lugar de cuchillos pelean con laspalabras.EsmuchomásagresivoqueelmercadodeIlorin.Aquínohaybuenavoluntad,solonegocio.Paso por delante de los puestos demadera en los que venden cachorros de

guepardarioy sonríoalvercadaunode losdiminutoscuernosqueasomandesus frentes. Tengo que zigzaguear para esquivar las carretas de tejidosestampadosantesdellegarporfinalalonjadepescado.—Cuarentamonedasdebronce…—¿Porunpeztigre?—¡Nopiensopagarmásdetreinta!Losgritosdelosregateadoresenplenatransacciónsontanestruendososque

apenasoigomispensamientos.EstonoeselmercadoflotantedeIlorin.Aquínosirve un trueque ni un regateo cualquiera. Me muerdo el carrillo por dentromientrasestudiolamultitud.Necesitounobjetivo.Untontorrón,un…—¡Trucha!—chillaunhombre—.¿Acasotengocaradecomertrucha?Me doy la vuelta y me topo con un noble vestido con un dashiki morado

oscuro. Entrecierra los ojos color avellana ante el vendedor kosidán como siacabasederecibirungraveinsulto.—Tengopintarroja—leofreceelmercader—.Platija,lubina…—¡Hedichoquequeríapezespada!—espetaelnoble—.Misirvientemeha

dichoqueosnegáisavenderlo.—Noeslatemporada…—¿Yelreycomepezespadatodaslasnoches?Elmercaderserascalanuca.—Sialguienpescaunpezespada,vadirectoapalacio.Eslaleydelpaís.Elnoblesesulfuraysacaunsaquitodeterciopelo.—¿Cuántoofreceelrey?—Hacetintinearlasmonedas—.Ospagaréeldoble.Elmercadermiralabolsadedineroconanhelo,perosemantienefirme.—Nopuedoarriesgarme.—¡Yosí!—grito.Elnoblesedalavueltayentrecierralosojosconsospecha.Leindicoconla

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manoqueseacerqueamíysealejedelpuestodelpescadero.—¿Tienespezespada?—mepregunta.—Aúnmejor.Tengounpescadoquenadiepodrávenderosenestemercado.Sequedaboquiabiertoynotolamismaemociónquecuandounpezrodeael

anzuelo justoantesdepicar.Desenvuelvoelpezvelaconcuidadoy lomuevobajounrayodeluzparaquesusescamasreluzcan.—¡Cielos!—exclamaelnoble—.Tieneunaspectomagnífico.—Ysabetodavíamejor.Unpezveladecolaroja,reciénpescadoenlacosta

deIlorin.Noestándetemporada,asíqueleaseguroquenisiquieraelreycenaráestohoy.Unasonrisacruzaelrostrodelnobleyséqueestapresaacabadepicar.Sujeta

elsaquitodedinero.—Cincuentamonedasdeplata.Abromucholosojos,peroaprietolosdientes.«Cincuenta…».Con cincuenta monedas podríamos pagar los impuestos debidos, tal vez

inclusopudiéramoscomprarotrobarco.Perosilosguardiasvuelvenasubirlosimpuestos la siguiente luna creciente, con cincuenta no me libraré de losgrilletes.Sueltounaestruendosacarcajadayempiezoaenvolverdenuevoelpescado.Elnoblearrugalafrente.—¿Peroquéhaces?—Mellevoestajoyaparaofrecérselaaalguienquepuedapagarla.—¡Cómoteatreves…!—Disculpadme —le interrumpo—. No tengo tiempo para un hombre que

ofrececincuentaporunpremioquevalediezvecesmás.El noble refunfuña, pero rebusca en los bolsillos y extrae otro saquito de

terciopelo.—Tomatrescientas.Nopiensoofrecerteniunamonedamás.«¡Portodoslosdioses!».Clavolospiesenlatierraparanotambalearme.Eso

esmásdeloquehemosvistoentodanuestravida.Por lomenosseis lunasdeimpuestos,¡aunquelossuban!Abro la bocapara aceptar el trato, pero algo en los ojos del noblemehace

dudar.Sihasidotanrápidoenhacermeunacontraoferta,esposiblequepuedasubirlatodavíamás.«Acéptalo»,meimaginoquemeadvierteTzain.«Esmásquesuficiente».Peroestoytancercadeconseguirloquenopuedodetenermeahora.

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—Losiento.—Meencojodehombrosy terminodeenvolver el pescado—.No puedo malgastar un plato digno de un rey con un hombre que no puedepagarlo.Elnobleechahumoporlanariz.«Ay,portodoslosdioses…».Creoqueme

hepasado.Esperoqueceda,perose limitaaseguirenfurecidoensilencio.Meobligoadarmelavuelta.Cadapasoquedoyduraunaeternidadmientrasmehundobajoelpesodemi

error. «Encontrarás a otro», intento calmarme. «A otro noble desesperado quequiera demostrar lo que vale». Puedo conseguir más de trescientas monedas.Estepescadovalemuchomásque…¿ono?—Malditasea.—Casimegolpeolacabezacontraunpuestodegambas.¿Qué

voyahaceraahora?¿Quiénvaaserlobastantetontopara…?—.¡Espera!Cuando me doy la vuelta, el rollizo noble me coloca tres monederos

rebosantescontraelpecho.—Deacuerdo—gruñeconairedederrota—.Quinientas.Me lo quedo mirando incrédula, una expresión que él confunde con la

desconfianza.—Cuéntalassitehacefalta.Abrounodelossaquitosylaimagenestanhermosaquemeentranganasde

llorar.Laplatarelucecomolasescamasdelpezvela,supesoeslapromesadelas cosas buenas que llegarán. «¡Quinientas!». Después de comprar un barconuevo, todavía quedará para casi un año entero de descanso de Baba. «Porfin…».Hehechoalgobien.Leentregoelpescadoalnoble,incapazdeocultarunasonrisaradiante.—Disfrutadlo.Estanochecenaréismejorqueelrey.Elnoble resopla,pero lascomisurasde laboca se le curvanhaciaarribade

satisfacción.Deslizolossaquitosdeterciopelodentrodemibolsaycomienzoacaminar;elcorazónmelatetanrápidoquecompiteconlalocuradelmercado.Sinembargo,mequedopetrificadacuandolosgritosseapoderandelambiente.Noeselsonidotípicodelregateo.«Quédem…».Doyunrespingocuandoveoqueexplotaunpuestodefruta.Unatropadeguardiasrealesllegaalacarga.Losmangosylosmelocotones

deOrïshavuelanporlosaires.Acadasegundoquepasa,aparecenmásguardias,queinundanelmercadoenbuscadealgo.Dealguien.Me quedomirando anonadada la conmoción queme rodea antes de darme

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cuenta de que tengo que moverme. Llevo quinientas monedas de plata en labolsa.Porunavez,puedoperderalgomásquelavida.Me abro paso entre la multitud con un fervor renovado, desesperada por

escapar.Casihepasadoyalazonadepuestosdetelascuandoalguienmeagarraporlamuñeca.«Ennombredetodoslosdioses…».Sacoelpaloplegable,esperandoencontrarmeconelbrazodealgúnguardia

realoconalgúnladróndepocamonta.Perocuandomedoylavuelta,veoquequienmehaagarradonoesniunguardianiunrufián.Esunachicadeojosambarinosconunvestidoelegante.Tirademíymeescondeenunarendijaquequedaentredospuestos,meaferra

contalfuerzaquenosoycapazdeliberarme.—Porfavor—mesuplica—,¡tienesquesacarmedeaquí!

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CAPÍTULOCINCO

ZÉLIE

Porunmomento,mequedosinrespiración.Lachicadepielcobrizasesacudeconunmiedotanvisceralquesefiltraen

mipiel.Los gritos aumentan de volumen conforme los guardias se acercan con sus

temerariaszancadasacada segundoquepasa.Nopuedenencontrarme juntoaestachica.Silohacen,mematarán.—Suéltame—leordeno,casitandesesperadacomoella.—¡No!No,porfavor…—Laslágrimasseacumulanensusojoscolorámbar

y me agarra todavía más fuerte—. Por favor, ¡ayúdame! He hecho algoimperdonable.Simeatrapan…Sus ojos se llenan de un terror que me resulta demasiado familiar. Porque

cuandolaatrapen,lacuestiónnoserásivaamorirono,lacuestiónserácuándoocurrirá: ¿en ese preciso momento? ¿De hambre en la cárcel? ¿O acaso losguardias se la iránpasandopor turnos?¿Ladestruiránpordentrohastaque seasfixiedeangustiaydedolor?«Debéis proteger a aquellos quenopuedendefenderse por símismos».Las

palabrasdeMamaAgbadeestamañanameresuenanenlacabeza.Meimaginosumiradaseria.«Esaeslafilosofíadelpalo».—Nopuedo—digoenunsuspiro,peroinclusomientraslaspalabrassalende

miboca,empiezoaprepararmeparaelcombate.«Malditasea».Noimportasipuedoayudarlaono.Loqueimportaesquenoserécapazdevivirenpazsinolointento.—Vamos.Agarro a la chicapor el brazoynosmetemos a todaprisa enunpuestode

ropamás grande que el resto.Antes de que la tendera pueda gritar, le tapo labocaconlamanoyaprietoladagadeTzaincontrasugarganta.—¿Qué…quéhaces?—preguntalachica.Escudriño su elegante túnica. ¿Cómohabrá logrado llegar tan lejos con esa

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pinta?Lapielcobrizadelachicaysusprendasopulentasdicenagritosqueesdesangrenoble,todacubiertadericoterciopeloytulesdorados.—Ponte esta túnica marrón —le ordeno antes de volver a dirigirme a la

vendedora.Unasperlasdesudorleresbalanporlapiel;conunaladronadivîner,unmovimiento en falso podría ser el último que hiciera—.No voy a hacertedaño—leprometo—.Soloquierohaceruntrato.Measomopor lapartedelanteradelpuestomientras lachicasecambiauna

túnica por otra; todavía lleva debajo su ostentoso vestido, pero así pasaráinadvertida.Sujetoalavendedoraconmásvigorcuandosueltaunchillido,queamortiguo con la mano. El mercado está infestado de tantos guardias quepodrían formar un ejército. Los comerciantes y los ciudadanos desperdigadosañadenaúnmáscaosalasituación.Buscolamaneradesalirdeesalocura,peronosemeocurreningunarutaporlaqueescabullirnos.Nohayescapatoria.Tendremosquetentaralasuerte.Vuelvo ameter la cabeza justo cuando la chica se coloca la capucha de la

túnicanuevaparaqueletapebienlafrente.Agarrolatúnicaquellevabaantesylaarrojoa lasmanosdelavendedora.Elmiedoensusojosseatenúaunpococuandopasalosdedosporelsuaveterciopelo.Bajoladagaquetodavíateníasobresugargantayagarrootratúnicaparamí,

conelfindeesconderelpeloblancobajolacapuchaoscura.—¿Estáspreparada?—preguntoalachica.Asiente con la cabeza.Un atisbo de determinación reluce en sus ojos, pero

sigodetectandounterrorparalizante.—Sígueme.Salimos del puesto y nos adentramos en el pandemónium del mercado.

Aunque los guardias se paran justo delante de nuestras narices, las túnicasmarronesquenoscamuflansirvendeescudo.Buscansangrenoble.«Graciasalosdioses».Puedequeenrealidadsítengamosalgunaoportunidaddeescapar.—Caminaapasoligero—susurrotanbajocomopuedomientrasavanzamos

porloshuecosentrelospuestostextiles—.Perono…—Laagarroporlatúnicaantes de que se aleje demasiado—. Pero no corras. Llamarás la atención.Mézclateconlamuchedumbre.Lachica asiente con la cabeza,perono le salen laspalabras.Bastante tiene

conseguirmecomouncachorrode leonaria,siempreamenosdedospasosdemí.Nosabrimoshuecoentrelamultitudhastaquellegamosallímitedelmercado.

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Aunquelosguardiasvigilanlaentradaprincipal,hayunaaberturaenunlateralen la que solo monta guardia un soldado. Cuando da un paso adelante parainterrogaraunnoble,veonuestraoportunidaddeescapar.—¡Rápido!Me escurro por detrás del puesto de un ganadero para escabullirme del

abarrotado mercado y aparecer en las calles de adoquines del barrio demercaderes.Suspiroaliviadaalcomprobarquelaenclenquechicatambiénlograescurrirse,peroaldarnos lavuelta,vemosadosguardiascomo torresquenosbloqueanelpaso.«¡Portodoslosdioses!».Mispiesfrenanenseco.Lasmonedasdeplatatintineanenlabolsa.Miroala

chicadereojo;supielmorenahaperdidocasitodoelcolor.—¿Ocurrealgo?—preguntohaciendoalardedeinocencia.Unodeelloscruzalosbrazosanchoscomotroncos.—Hayunafugitivasuelta.Deaquínosalenadiehastaquelaatrapemos.—Ah, perdón, no lo sabíamos—me disculpomientras hago una reverencia

respetuosa—.Esperaremosdentro.«Malditasea».Medoylavueltayregresohacialospuestos,estudiandoatoda

prisa el frenéticomercado. Si todas las salidas están vigiladas, nos va a hacerfaltaotroplan.Tendremosquebuscarotramaneradesa…Espera.Cuandoya casi he llegado al centro delmercado, descubro que la chica no

está junto amí.Mevuelvodenuevoy la encuentropetrificadadelante de losguardias, con un leve temblor visible en las manos, que ha colocado en unaposturarara.«¡Porelamordelosdioses!».Abrolabocaparasusurrarsunombre,peronisiquierasécómosellama.Lo

hearriesgadotodoporunadesconocida.Yahoravaaconseguirquenosmatenalasdos.Intentodistraeralosguardias,perounodeellosestáapuntodemirardebajo

delacapuchadelachica.Nohaytiempo.Agarroeltubometálicoylosacudo.—¡Agáchate!Lachicasetiraalsuelo.Blandoelpaloygolpeoconfuerzacontraelcráneo

delguardia:unrepugnantecrujidocortaelairecuandosedesplomaenelpolvo.Antesdequeelotroguardiapuedadesenfundarlaespada,loazotoconelpalodecombateenelesternón.—¡Arg!

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Ledoyungolpesecoenlamandíbulaycaehaciaatrás.Quedainconscienteenlatierraroja.—¡Cielos!—lachicaperjuracomolosnobles.Lapalabra«cielos»ladelata.Pliegoelpalo.Yyoheatacadoalosguardias.Ahorasíquevamosamorir.La furia inminente deTzain aparece enmi pensamiento como un fogonazo

mientras ponemos pies en polvorosa, corriendo hasta el límite de nuestrasfuerzasporelbarriodemercaderes.«Nometaslapata.Entra.Ysal».¿Enquépartedelplanencajabaelayudara

unafugitiva?Mientraszigzagueamosporlascallesdelineadasporedificiosdecolorpastel,

dostropasdeguardiasrealesseesfuerzanporabatirnos.Susgritosseoyencadavezmásaltos.Suspasosresuenancadavezmásfuertes.Blandiendolasespadasrecortanladistanciaquelosseparadenosotras;estánapocospasosya.—¿Sabesdóndeestamos?—lepregunto.—Másomenos—contesta entre jadeos, con losojos llenosde terror—.Lo

suficienteparasaberllegaralossuburbios,pero…—¡Puesvamosallí!Aprieta el paso y me adelanta para dirigir la carrera. La sigo mientras

continuamos corriendo por las calles de adoquines, tumbando a variosmercaderesconfundidosalpasar.Laadrenalinacorrepormisvenas.Elcalormezumbadebajodelapiel.Novamosaconseguirlo.Esimposiblequeescapemos.«Relájate»,oigoaMamaAgbaenmicabeza.Meobligoarespirarhondo.«Sé

resolutiva.Sacaprovechodeloqueterodea».Observoconatenciónlascompactascallesdelbarriodemercaderes,presade

ladesesperación.Cuandodoblamoslaesquina,mirodereojounapilaenormedebarrilesdemadera.«Esoservirá».Extiendoelpaloyledoyungolpedeefectogigantealabasedelatorrede

barriles.Cuandoelprimerbarrilcaealsueloyse rompe,séque losdemásnotardaránenseguirlo.Los gritos de los guardias resuenan en el aire conforme los barriles los van

golpeando.Ladistracciónnosdatiemposuficienteparacorrercomolocashastalossuburbiosydetenernosluegoarecuperarelaliento.—¿Yahoraqué?—jadealachica.—¿Nosabescómosalirdeaquí?Niegaconlacabezayveoqueelsudorlechorreaporlacara.—Nuncahevenidoaestapartedelaciudad.

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Lossuburbiosparecíanunlaberintovistosdesdelejos,perodesdedentro,laschabolasycasuchassearracimanformandounared.Lospasadizosestrechosylascallesdetierraseentremezclanantenuestrosojos.Noveoningunasalida.—Poraquí.—Señalolacallequequedaenfrentedelbarriodemercaderes—.

Siesesentidollevahaciaelcentrodelaciudad,estetienequellevarafuera.Corremoscontantasganasquelevantamosnubesdepolvo.Pero,aunasí,una

tropadeguardiasnoscierraelpaso…Nonosquedamásremedioquesalirenestampidahaciaelotrolado.—¡Cielos!—exclamalachicaconotrojadeomientrascorremosporunpaseo

yarrollamosaungrupodekosidánsintecho.Porunmomento,measombraquelachicahayalogradollegartanlejos.Dudo

queesquivaralossoldadosformasepartedesueducacióncomonoble.Doblamosotraesquina,pocospasospordelantedelosguardias.Meobligoa

corrertodavíamásrápidocuandolachicatirademíparaquefrene.—¿Peroquéhac…?Mepone lamano en la bocayme apretuja contra la pareddeuna chabola.

Justoentoncesmefijoenelespaciotanestrechoenelquenoshemoscamuflado.«Porfavor,quefuncione».Porsegundavezenmásdeunadécada,digouna

oración, rezoacualquierdiosquepuedaquedaraúnalláarriba.«Por favor—suplico—.Porfavor,escóndenos».El corazón amenaza con atravesarme la caja torácica, y late tan fuerte que

estoy segura de que nos va a delatar. Pero cuando la tropa se acerca, pasa delargoenestampidaigualqueunamanadaderinomespersiguiendoaunapresa.Alzo la mirada al cielo y parpadeo al ver las nubes que pasan. Unos

relucientes rayosde solbrillan entre loshuecos.Es casi comosi losdioses sehubieran levantado de entre los muertos, resucitados del cementerio formadodespuésdelacarniceríadelAsalto.Sealoquesealoquehabitaalláarriba,mehabendecido.Soloconfíoenquelabendiciónnoseagotepronto.Salimoscomopodemosdelestrechísimohuecoytomamosotrocamino,hasta

toparnossinquererconunpardedivînerscuriosos.Unosueltalabotelladeronyelfuerteoloraalcoholsememeteenlanariz, tan intensoquemeardenlosorificiosnasales.ConesehedorresurgeotraleccióndelasqueMamaAgbamehadadoensuahéréymedaunaidea.Recojo la botella del suelo y busco por toda la calle hasta encontrar el

ingredientequemefalta.«Ahíestá».Apocosmetrosdelacabezadelachica.—¡Cogelaantorcha!

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—¿Qué?—¡Laantorcha!—chillo—.¡Laquetienesahídelante!Lamuchacha tardaunsegundoensoltar laantorchametálicade laarandela

quelasujeta,pero,encuantoloconsigue,echamosacorrer.Mientraspasamosporelfinaldelossuburbios,arrancounpedazodetelademitúnicaylaembutoenlabotella.—¿Paraquéeseso?—mepregunta.—Ojalánotengasqueaveriguarlo.Salimospor finde los suburbiosde chabolasy la robustapuerta demadera

quedaentradaaLagosapareceantenosotras.Lallavedenuestraescapatoria.Anuladaporunabarricadadelaguardiareal.Semeencogeelestómagocuandonosparamosensecoantelainterminable

fila de guardias armados. Los soldados van a lomos de unas amenazadoraspantenarias negras, todas y cada una de las gigantescas bestias enseñan losdesafiantescolmillos.Supelajeoscurobrillacomounacapafinadeaceitealsol,arcoírisdecoloresmatesedibujanportodosuabrigonegro.Inclusoagachadas,siguenalzándosecualtorresantenosotras,supremasylistasparasaltar.—¡Estáis rodeadas!—Los ojos ambarinos del capitánme atraviesan—.Por

decretodelreySaran,¡osordenoqueparéis!Adiferenciadelossoldados,elcapitánmontaunaferozleopardariadenieve

casi tan grande como mi cabaña. Ocho robustos cuernos salen de su lomo,afilados y de un negro resplandeciente. El monstruo se relame los largoscolmillos serrados y gruñe, ansioso por decorar su pelaje blancomoteado connuestrasangre.Elcapitántieneelmismotonodepielcobrizooscuroquelachica,unapielsin

arrugas ni cicatrices de guerra. Cuando la chica lo ve, susmanos vuelan a lacapucha;empiezanatemblarlelaspiernas.Aunqueelcapitánes joven, losguardiasobedecensusórdenessin rechistar.

Unoporuno, todos los soldadosdesenvainan la espadaynos apuntan con lashojaspuntiagudas.—Seacabó—susurralachica,abatida.Las lágrimas le surcan la cara mientras se arrodilla en el suelo. Tira la

antorcha,rendida,ysacaunrollodepergaminoarrugado.Finjoseguirsuejemploymeacuclillomientrastocolatelaquehemetidoen

labotellaconla llamade laantorcha.Eloloracredelhumomellena lanariz.Cuandoelcapitánsemeacerca,arrojoelarmaexplosivaalafiladepantenarias.«Vamos», azuzo a la botella de cristal, y resigo con la mirada el arco que

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describe.Mientrasvuela,temoquenoocurranada.Entonceselmundoestallaenllamas.Elfuegoardeconferocidadyarrastraahombresypantenariascornudasentre

sus llamaradas.Lasbestiasaúllanhistéricasy tiranalsueloasus jinetesenunintentodeescapar.Lachicaobservahorrorizada,perolaagarrodelbrazoylaobligoareaccionar.

Ahora estamos a pocosmetros de la puerta; sí, solo unos cuantosmetros nosseparandelalibertad.—¡Cerradlapuerta!—rugeelcapitáncuandopasopordelante.La chica se choca con él, pero consigue zafarse de sus garras cuando el

capitándauntraspiés.Losgoznesmetálicoschirríanyrotan,ylapesadapuertademaderaempiezaa

bajar para cerrarse. Los guardias del punto de control blanden las armas,nuestrosúltimosobstáculosparalograrlalibertad.—¡Nololograremos!—selamentalachica.—¡Nohayalternativa!Hago un esprín tan rápido que hasta yo me asombro de mi velocidad. El

guardiaborrachodeantessacalaespadaylevantaelbrazo,listoparaatacar.Sumovimiento torpón provoca la risamás que elmiedo.Lo golpeo en el cráneoparavengarmeymeentretengounsegundoextraparadarleun rodillazoen laentrepiernacuandocaeabatido.Otroguardiaconsigueblandirlaespada,peromeresultafácilbloquearlacon

el palo de combate.Hagogirar la varametálica en lasmanos y le arrebato laespadadelasmanos.Abremucholosojoscuandolepropinounapatadarotundaenlacarayloestampocontralamurallademaderaantesdesalirporelescasoespacioqueaúnquedaabierto.«¡Lo hemos conseguido!». Me entran ganas de gritar mientras corro a

cobijarmebajolosébanosafricanos.Mevuelvoparasonreíralachica,peronoestá.Medaunvuelcoelcorazónalverquetropiezaycaealsuelo,aapenasundedodellegaralasalida.Unasnubesdepolvolarecibenalcaer.—¡No!—chillo.Alapuertalequedanpocossegundosparaacabardecerrarse.Despuésdetodo,novaaconseguirescapar.Despuésdeestartancerca,vanamatarla.«Corre»,meordeno.«Huye.TienesaTzain.ABaba.Hashechotodoloque

podías».Peroladesesperacióndesusojostirademíyentoncesséquelasbendiciones

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sehanagotado.Porque,apesardetodaslasprotestasdemicuerpo,entrocomoun rayopor la rendijade lapuertay caigo rodandodentrode la ciudadpocosmomentosantesdequesecierredeltodo.—Estás acabada. —El capitán da un paso al frente, ensangrentado por la

bombaincendiaria—.Tiraelarma.¡Ahoramismo!Pareceque todos losguardiasdeLagosnosobservan fijamente.Nos rodean

por todos los flancos,bloquean todos lospasosantesdequepodamos intentarescapardenuevo.Ayudoalachicaaincorporarseylevantoelpalo.Aquíacabalahistoria.No

mecogeránviva.Losobligaréamatarmedondeestoy.El corazón me retumba contra el pecho conforme los guardias cierran el

círculo sobre nosotras. Me tomo un segundo para saborear mis últimasrespiraciones.ImaginolosojosdulcesdeMama,supieldeébano.«Voy contigo». Pienso en su espíritu.Lomás probable es que ahoraMama

habiteenelalâfia,quefloteporlapazdelaotravida.Meimaginoqueestoyasulado.«Enseguidaestoycon…».Unrugidoensordecedorcortaelaireypetrificaalosguardias.Elgritosube

de volumen aún más mientras se aproxima, hasta que resulta insoportable.Apenas tengo tiempopara apartar a la chica y que no corra peligro cuando lamonstruosafiguradeNailahsaltaporencimadelapuertadelaciudad.Losguardiasretrocedencomopueden,muertosdemiedo,cuandomileonaria

aterrizaenelcaminodetierra,lasalivalegoteadelosinmensoscolmillos.EstoyconvencidadequeesunaalucinaciónhastaqueoigoaTzain,quegritadesdeloaltodellomodeNailah.—¿Aquédemoniosesperas?—mechilla—.¡Monta!Sinperderniunsegundomás,saltoalomosdeNailahytirodelachicapara

quesubatambién.Salimosdisparadosysaltamosdeunachabolaaotra,antesdeque las pobres casuchas se desplomen ante el peso de la leonaria. En cuantoNailahlogratomarsuficientealtura,daunsaltodefinitivoyvuelahacialapuertadeentrada.Yaestamoscasiasalvocuandonotoenlasvenasunestremecimientoqueme

azotacomounrelámpago.La sacudida viaja por todos los poros demi piel yme abrasa,me deja sin

aliento.Eltiempoparececongelarsemientrasbajolacabezaymiroalosojosaljovencapitán.Unafuerzadesconocidaardetrassumiradaambarina,unacárceldelaqueno

puedo escapar.Algo en su espíritu parece aferrarse almío. Pero antes de que

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puedapasarunsegundomásatrapadaensusojos,Nailahsaltavolandolapuertaycortadecuajonuestraconexión.Aterriza con un golpe seco y empieza a frenar, avanzando por entre los

ébanos.—Portodoslosdioses—digosinresuello.Todas laspartesdemicuerpogritanporelesfuerzo.Nopuedocreerque lo

hayamosconseguido.Nopuedocreerquenoestémuerta.

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CAPÍTULOSEIS

INAN

Fracaso.Decepción.Desgracia.¿ConquéinsultomemarcaráhoyPadre?Repasolasposibilidadesmientrasentroenpalacioysuboporlaescalinatade

mármol blanco. «Fracaso» sería adecuado. Al fin y al cabo, regreso sin lafugitivaenlasmanos.PeropuedequePadrenomalgastesalivaconlaspalabras.Podríadarmelabienvenidaconelpuño.Estaveznopodréculparlo.Enrealidad,no.SinosoycapazdedefenderaLagosdeunaúnicaladrona,¿cómodiantrese

suponequevoyaconvertirmeenelpróximoreydeOrïsha?«Malditosseanloscielos».Hagounapausaymeagarroalapulidabarandilla

dealabastro.Hoyteníaquesereldíademivictoria.Entoncessecruzóenmicaminoesadesgraciadaconojosdeplata.Lacaradeladivîneraparececomounfogonazoantemisojospordécimavez

desdequelaobservévolarporencimadelapuertadeLagos.Laimagendesupieldeobsidianaysupelolargoyblancomecontamina.Esimposibleapartarlademispensamientos.—Capitán.Hago oídos sordos ante el saludo de los guardias de la entrada y me

introduzco en el salón principal. El títulome parece un insulto. Un auténticocapitánhabríaatravesadoconunaflechaelcorazóndeesafugitiva.—¿Dónde está el príncipe?—Una voz aguda reverbera en las paredes del

palacio.«Malditasea».Loúltimoquemefaltaba.Madreempujalaspuertasdeentradayseledescolocaelgelecuandoforcejea

conlosguardiasquelebloqueanelpaso.—Pero¿dóndeestá?—chilla—.¿Dóndeestá…Inan?La cara deMadre se suaviza, aliviada. Las lágrimas asoman a sus ojos. Se

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inclinaparaacercarseamíymetocaelcortequellevoenlamejilla.—Mehanllegadonoticiasdeunosasesinos.ApartoaMadreysacudolacabeza.Unosasesinoshabríantenidounobjetivo

másclaro.Habríansidomásfácilesdeseguir.Lafugitivaerasolouna,yqueríahuiratodacosta.Unaúnicafugitivaaquiennohepodidoapresar.Sinembargo,aMadreno le importa laverdadera identidadde losatacantes.

Nimifracaso.Nieltiempoperdido.Juntalasmanosycontienelaslágrimasquesiguenbrotando.—Inan,tenemosque…—suvozpierdefuelle.Hasta entonces no se ha dado cuenta de que todo el mundo nos mira. Se

recoloca elgele y da un paso atrás.Casi creo ver las garras que se extiendendesdesusmanos.—Unalarvaatacónuestraciudad—sueltaantelamultitudreunida—.¿Esque

notienesqueiraningúnsitio?Vealmercado,correalossuburbios.¡Asegúratedequenovuelvaaocurrirjamás!Soldados, nobles y sirvientes se marchan del salón al instante; tan rápido

huyenquesetropiezanysepisanunosaotros.Cuandoyasehanido,Madremeagarraporlamuñecaytirademíhacialaspuertasdelsalóndeltrono.—No.—NoestoypreparadoparalairadePadre—.Notengonoticias…—Ynovolverásatenerlas.Madreabredeparenparlosenormesportonesdemaderaymearrastraporel

suelodebaldosas.—¡Fueradelasala!—ladra.Igualquelosratones,losguardiasylosabanicadoressedesperdigan.La única alma con valor suficiente para desafiar aMadre esKaea. Parami

sorpresa,lefavorecelaarmaduranegradesuuniformenuevo.«¿Almirante?».Mequedomirandoelsellodecoradoqueindicasuascensode

rango. Es inconfundible. La han ascendido. «Pero, ¿qué ha ocurrido conEbele?».El fuerte olor a hierbabuena me hace cosquillas en la nariz cuando nos

acercamos al trono. Repaso las baldosas y, por supuesto, veo dos marcasinconfundiblesdesangrefrescaquemanchanlasjunturas.«Cielos».Padreyaestádemalaspulgas.—Tambiénme refiero a vos, almirante…—siseaMadre con retintín.Cruza

losbrazosdelantedelpecho.NotolatensiónenlacaradeKaea;siempreleocurrelomismocuandoMadre

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se dirige a ella con esa frialdad. Kaeamira a Padre. A regañadientes, este leindicaquesíconlacabeza.—Disculpadme.Kaea hace una reverencia dirigida a Madre, aunque no hay rastro de

arrepentimientoensutonodevoz.MadresigueaKaeaconlamiradayelceñofruncidohastaquesaleporlaspuertasdelsalóndeltrono.—Mirad.—Madremeempujahaciadelante—.Miradloquehanhechoesas

larvasconvuestrohijo.Estoesloquepasacuandolomandáisaluchar.¡Estoesloquepasacuandojuegaaserelcapitándelaguardiareal!—¡Lasteníaacorraladas!—SacudoelbrazoparaliberarlamuñecaqueMadre

mesigueagarrando—.Dosveces.Noesculpamíaquemishombresrompieranfilasdespuésdelaexplosión.—Nodigoqueseaculpatuya,miamor.—Madreintentatocarmelamejilla,

peromeapartode sumanoconaromaa rosas—.Solodigoqueesdemasiadopeligrosoparaunpríncipe.—Madre,sitengoquehacerestoesprecisamenteporquesoyunpríncipe—

insisto—.EsmiresponsabilidadqueOrïshaestéasalvo.Nopuedoprotegeramipueblosimeescondodentrodelosmurosdelpalacio.Madresacudelamanoyquitaimportanciaamispalabrasantesdedirigirsede

nuevoaPadre.—Es el próximo rey deOrïsha, por todos los cielos. ¡Jugad con la vida de

algúncampesinosiqueréis!La expresión de Padre continúa en blanco. Como si hubiera neutralizado a

Madre.Miraporlaventanamientrasellahablayledavueltasalanilloderubíqueluceeneldedo.Juntoaél,laespadademajacitadescansa,imponente,ensusoportedorado,

elleopardariodenievetalladoensuempuñadurareluceydevuelveelreflejodePadre.Laespadanegraescomounaextensióndel rey,nuncaestá fuerade sualcance,comomucho,aunbrazodedistancia.—Hasdichoque«las tenías»—intervieneal finPadre—.¿Conquién iba la

fugitiva?Cuandosaliódepalacio,estabasola.TragosalivaymeobligoamiraraPadrealosojosmientrasdoyunpasoal

frente.—De momento, no conocemos su identidad. Solo sabemos que no es

originariadeLagos.«Peroyoséquetieneunosojoscomolaluna.Séquetieneunacicatrizantigua

quelepartelaceja».

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Unavezmás,lacaradeladivînermeinundalamentecontantaclaridadcomosihubieraunretratosuyoenlapareddelpalacio.Suslabioscarnososseseparanenungruñido;susmúsculossetensancontrasuconstitucióndelgada.Otrolatigazodeenergíalatepordebajodemipiel.Agudoyardiente,comoel

licorenunaheridaabierta.Eselatigazomeazotadebajodelcuerocabelludo.Meestremezcoymeobligoaapartarlavilsensación.—El médico real está reanimando a los guardias del punto de control —

continúo—.Cuandorecuperenlaconciencia,haréquelaidentifiquenymedigansuorigen.Todavíapuedoseguirleslapista…—Noharásnadasemejante—espetaMadre—.¡Hoypodríashabermuerto!Y

entonces,¿qué?¿DejaríaseltronoenmanosdeAmari?—Avanzaconlospuñosprietosyel tocadobienalto—.Debéisdeteneresto,Saran. ¡Detenedloenesteprecisoinstante!Inclino la cabeza hacia atrás. Acaba de llamar a Padre por su nombre de

pila…LavozdeMadreresuenacontralasparedesrojasdelsalóndeltrono.Unduro

recordatoriodesusagallas.AmbosmiramosaPadre.Nosoycapazdeaventurarquéharáacontinuación.

EmpiezoapensarqueMadrehaganadolabatalladeverdadcuandoPadrehabla.—Largodeaquí.Madreabremucholosojos.Laconfianzaqueacabadelucircontantoorgullo

caedesucaraigualqueelsudor.—Mirey…—Ahoramismo—ordena, incluso con el tono de voz—.Requiero hablar a

solasconmihijo.Madreme agarra por lamuñeca.Ambos sabemos cómo suelen terminar las

charlasprivadasconPadre.Peroellanopuedeinterferir.No,amenosquequieraenfrentarsetambiénalafuriadePadre.Madreagachalacabeza,rígidacomounaespada.Memiraalosojosmientras

sedisponeasalir.Lágrimasnuevasdejansurcosenlospolvosconlosquesehamaquilladolasmejillas.Durante un buen rato, lo único que llena el amplio salón del trono son los

pasosdeMadre.Acontinuación,lapuertasecierradegolpe.Padreyyoestamossolos.—¿Conoceslaidentidaddelafugitiva?Vacilo un momento… Una mentira piadosa podría salvarme de una paliza

brutal.PeroelolfatodePadreestanagudocomoeldelashienariasalacaza.

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Unamentirasoloempeoraríalascosas.—No—respondo—.Peroantesdelatardecertendremosalgunapista.Cuando

latengamos,cogeréamishombres…—Olvídatedetushombres.Mepongotenso.Nisiquierapiensadarmeunaoportunidad.Padrenocreequepuedalograrlo.Vaaquitarmeelmandodelaguardiareal.—Padre—digocon cautela—.Por favor.No supeprever los recursosde la

fugitiva,peroahoraestoypreparado.Dadmeunaoportunidaddearreglaresto.Padre se levanta del trono. Un movimiento lento y deliberado. Aunque su

rostropermanecetranquilo,hevistodeprimeramanolarabiaquepuedeocultartrassumiradavacía.Bajolavistaalsuelomientrasseacercaamí.Yapuedooírlasentenciaqueva

agritarme:«Laobligaciónantesqueunomismo».Orïshaantesqueyo.Hoy le he fallado. Tanto a él como a mi reino. Dejé que una sola divîner

sembraraelcaosportodoLagos.Porsupuestoquevaacastigarme.Bajo la cabeza y contengo la respiración. Me pregunto cuánto dolerá su

azotaina.SiPadrenomepidequemequitelaarmadura,irádirectoamicara.Másmoretonesquepodrávertodoelmundo.Cuando levanta lamano, cierro losojos.Mepreparopara el golpe.Pero en

lugardesupuñocontralamejilla,notolapalmadelamanosobreelhombro.—Séquepuedeshacerlo,Inan.Perotienesqueirtúsolo.Parpadeoconfundido.Padrenuncamehabíamiradodeestaforma.—Noesunafugitivacualquiera—mascullaentredientes—.EsAmari.

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CAPÍTULOSIETE

ZÉLIE

HastaquenollevamosrecorridalamitaddeltrayectoaIlorin,Tzainnosesientelo bastante seguro para tirar de las riendas de Nailah y hacerla frenar. Sinembargo,cuandonosparamosenseco,mihermanonosemueve.Debodehaberencendidoenélunnivelderabiainsospechado.Mientraslosgrilloscantanenlosimponentesárboles,mebajodelamontura,

abrazo la gigantesca cara deNailah y lemasajeo ese punto especial entre loscuernosylasorejas.—Gracias —le susurro con el rostro metido entre el pelaje—. Cuando

lleguemosacasa,tedaréelmejorpremiodetodos.Nailahronroneaymerozalanarizconelhocicocomosiyofueseelcachorro

que tiene encomendado proteger. Basta con eso para hacerme sonreír, perocuando Tzain baja al suelo y me acecha, sé que ni siquiera Nailah podráprotegermecontrasuira.—Tzain…—¡¿Pero a ti qué te pasa?! —grita con tanta furia que una familia de

merópidosdebigotesazulessalehuyendodelosárbolesquetenemosencima.—¡Nomequedóotraopción!—medefiendoatodaprisa—.Ibanamatarla…—Y,ennombredelosdioses,¿quépiensasquevanahacercontigo,eh?—

Tzaindaunpuñetazoaunárbolcontantoímpetuquelacortezasedesprende—.¿Es que no puedes pensar un poco para variar, Zél? ¿Por qué no te limitas ahacerloquesesuponequetienesquehacer?—¡Esohice!—Metolamanoenlamochiladecueroylearrojoelsaquitode

terciopeloaTzain.Lasmonedasdeplatasedesperdiganporelsuelo—.¡Saquéquinientasacambiodelpezvela!—Ni todoeldinerodeOrïsha servirápara salvarnosahora.—Tzain se tapa

los ojos con las palmas de lasmanos, las lágrimas lemanchan lasmejillas—.Nosvanamatar.¡Tevanamatar,Zél!—Por favor—chilla la chica con voz aguda para llamar nuestra atención.

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Posee una inquietante capacidad para encogerse; me había olvidado de queestabaaquí.—Yo… —Se pone pálida. Bajo la inmensa capucha apenas distingo sus

imponentesojoscolorámbar—.Esculpamía.Todoloquehaocurrido.—Gracias.Pongo los ojos en blanco e ignoro lamirada penetrante de Tzain. Sin ella,

Tzainsedesharíaensonrisas.Nuestrafamiliaestaríaasalvoporfin.—¿Quéhabíashecho?—lepregunto—.¿Porqué teperseguían loshombres

delrey?—No nos lo cuentes. —Tzain sacude la cabeza y señala hacia Lagos—.

Vuelve.Entrégate.Eslaúnicaposibilidadquetenemosde…Sequitalatúnicaynosdejaalosdossinpalabras.Tzainesincapazdeapartar

lamiradadesurostroregio.Yonopuedodejardemirarladiademadoradaquellevaprendidaenlatrenza.Lecaeporencimadelafrente,llenadecadenitasquedesciendenencascadaydehojas resplandecientes.Enelcentrobrillaunsellocondiamantesincrustados.Unleopardariodenievemuydecoradoquesolounafamiliatienepermitidolucir.—Porelamordelosdioses—digoenunsuspiro.Laprincesa.Amari.HesecuestradoalaprincesadeOrïsha.—Puedo explicarlo—se apresura a decir Amari. Entonces me percato del

afectadoacentorealquetantadenterameproduce—.Séloquedebéisdeestarpensando,peromividaestabaenpeligro.—Tuvida—susurro.Apesardesaberqueeslaprincesa,elenfadomeimpide

tratarlaconrespeto—.¡¿Tuvida?!Unfogonazorojomepasapordetrásdelosojos.Laprincesachillacuandola

empotrocontraunárbol.Seatragantayabrelosojos,muertademiedo,cuandoleagarroelcuelloconlasdosmanosyaprieto.—¿Quéhaces?—gritaTzain.—¡Le enseño a la princesa qué se siente cuando su vida corre peligro de

verdad!Tzainmesujetaporloshombros.—Malditasea,¿esquehasperdidoeljuicio?—¡Memintió!—grito como respuesta—.Me dijo que iban amatarla. ¡Me

juróquenecesitabamiayuda!—¡Notementí!—AAmarilecuestarespirar.Sellevalamanoalagargantaa

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todaprisa—.Padrehaejecutadoaalgunosmiembrosdelafamiliarealsolopor«compadecerse»delosdivîners.¡Nodudaríaenhacerlomismoconmigo!Semetelamanodentrodelvestidoysacaunrollodepergamino.Loagarra

contantafuerzaqueletiemblalamano.—Elreynecesitaesto.—Amaritoseymiraelpergaminoconunareverencia

quenomecuadra—.Esterollopuedecambiarlotodo.Puedelograrquevuelvalamagia.Nos quedamosmirando aAmari, incrédulos. «Miente».Lamagia no puede

volver.Lamagiamurióhaceonceaños.—Yotambiénpensabaqueeraimposible.—Amaricaptanuestradesconfianza

—.Peroloviconmispropiosojos.Unadivînertocóelpergaminoyseconvirtióenmaji…—Bajalavoz—.Hizosurgirlaluzdesusmanos.«¿UnaHacedoradeLuz?».Doyunpasoal frenteyanalizoelpergamino.EldescréditodeTzainseme

pegaigualqueelcalordelambiente.Y,sinembargo,cuantomáshablaAmari,másmeatrevoasoñar.Cuandometopéconella,habíademasiadoterrorensusojos.Unmiedogenuinoporsubienestar.¿Porqué,sino,ibaaperseguirmedioejércitoalaprincesasisuhuidanosupusieraunriesgoaúnmayor?—¿Dóndeestáahoraesamaji?—lepregunto.—Yanoestá.—Laslágrimasasomanasusojos—.Padrelamató.Laasesinó

soloporloqueeracapazdehacer.Amari se arropa el cuerpo con los brazos, cierra con fuerza los ojos para

contenerlaslágrimasyquenobroten.Pareceencogerse.Seahogaensudolor.La exasperación de Tzain se suaviza, pero las lágrimas de la princesa no

significannadaparamí. «Se convirtió enmaji—oigo el eco de su voz enmimente—.Hizosurgirlaluzdesusmanos».—Dameeso.Meacercoalpergamino,ansiosapor inspeccionarlo.Peroenelmomentoen

que toca mis dedos, un escalofrío antinatural viaja por mi cuerpo. Doy unrespingo,sorprendida,ydejocaerelpergamino,quechocacontralacortezadeunébanoafricano.—¿Quéocurre?—preguntaTzain.Sacudolacabeza.Noséquédecir.Laextrañasensaciónzumbadebajodemi

piel; extraña y almismo tiempo familiar. Resuena en el centro demi ser,mecalientadesdedentroyesecaloremanahaciaelexterior.Latecomounsegundolatido,vibracomo…«¿Comoelashê?».

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Elpensamientomeatenazaelcorazónyrevelaunagujeronegrodentrodemí,unagujeroquenisiquierayosabíaqueexistía.Cuandoerapequeña,loquemásdeseaba del mundo era poseer el ashê. Rezaba por que llegara el día en quesintierasucalorenlasvenas.Comosímbolodelpoderdivinodelosdioses,lapresenciadeashêennuestra

sangreesloqueseparaalosdivînersdelosmaji.Eselmotorquenoshacefaltapara utilizar nuestros dones sagrados.Ashê es lo que necesitan losmaji parapoderhacermagia.Me observo lasmanos y busco las sombras de lamuerte queMadre podía

conjurar mientras dormía. Cuando el ashê se despierta, también se despiertanuestramagia.Pero¿esesoloquemesucedeahora?«No».Apago la chispa que nace en mí antes de que su semilla pueda florecer y

convertirse en esperanza.Si lamagiavuelve, todo cambia.Si ha regresadodeverdad…Nisiquieraséquépensar.Conlamagiallegaránlosdioses,queocuparánelcentrodemividadespués

deonce añosde silencio.Apenashe logrado recoger los añicosdesperdigadosquequedarondemímismadespuésdelAsalto.Simeabandonanunavezmás,noserécapazdesaliraflotedenuevo.—¿Lonotas?—LavozdeAmaridesciendehastaconvertirseenunsusurroy

da un paso atrás—. Kaea dijo que el pergamino transforma a los divîners enmaji.CuandoBintalotocó,¡todasaquellaslucessurgierondesusmanos!Muestrolapalmaybuscoelbrillodecolorlavandapropiodelamagiadelas

Parcas.AntesdelAsalto,cuandoundivînersetransformaba,nohabíagarantíasde cuál sería el tipo demaji en el que se convertiría.Amenudo, losdivînersheredaban lamagiade suspadres,ycasi siempre se transmitía la sangrede laestirpe materna. Dado que mi padre es un kosidán, estaba segura de que meconvertiría en una Parca como Mama. Me moría de ganas de que llegara elmomentodesentirlamagiadelosmuertosenmishuesos,peroahoramismoloúnicoquesientoesuncosquilleoinquietanteenlasvenas.Recojo el pergamino con cuidado, temerosa de que vuelva a desencadenar

algunareacción.Soycapazdedistinguirundibujoamarilloquerepresentaelsolen el gastado cuero del pergamino, pero el resto de los símbolosme resultanindescifrables,sontanantiguosqueparecenmásviejosqueeltiempomismo.—Nomedigasquetelocrees.—Tzainbajalavoz—.Lamagiaseacabó,Zél.

Novolveránunca.Séquesolointentaprotegerme.Sonlaspalabrasqueyahatenidoquedecirme

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otrasveces, para enjugarmis lágrimas, para contener las suyas.Unaspalabrasquesiempreheescuchado,peroestavez…—Ylosdemásquetocaronelrollo.—MevuelvohaciaAmari—.¿Ahorason

maji?¿Recuperaronsusdones?—Sí.—Asientetambiénconlacabeza,primeroconímpetu,peropocoapoco

su entusiasmo desaparece—. Sumagia regresó a ellos…pero los hombres dePadrelosliquidaron.Semehielalasangremientrasmiroelpergamino.Aunqueelcuerpoinertede

Mama vuelve a mi pensamiento como un fogonazo, no es su rostro el quevisualizoensangrentadoyapaleado.Eselmío.«Pero ella no tenía su magia —me recuerda una vocecilla—. No tuvo

oportunidaddeluchar».Yconesemeropensamiento,vuelvoatenerseisaños,estoyovilladajuntoal

fuego en nuestro hogar de Ibadan. Tzain me abraza con cariño y me colocamirando a la pared, procurando protegerme, igual que siempre, del dolor delmundo.UnestallidoencarnadosalpicaelairemientraselguardiagolpeaaBabaunay

otra vez.Mama les grita que parenmientras otros dos soldados le colocan lacadenaenelcuello,tanprietaqueloseslabonesdemajacitalecausanheridasenlapiel,delasquemanasangre.Se asfixia cuando la arrastran desde la cabaña como un animal, patalea y

forcejeacuantopuede.Exceptoque,enestaversióndeloocurrido,sítendríasumagia.Estavez,ganaría.Cierrolosojosymepermitoimaginarcómohabríapodidoser.—Gbariwoikú!—mascullaMamaentredientes,ahoraqueharecuperadola

vidagraciasamiimaginación—.Paipòdà.Jádenínújara!Los guardias que intentan estrangularla se quedan petrificados antes de

sacudirseconviolenciacuandosuencantamientosurteefecto.Gritancuandolesarrebataelespíritudelcuerpo,losmataconlairadeunaParcaenplenaposesióndesusdones.LamagiadeMamasealimentadesupropiafuria.Conlasoscurassombrasretorciéndoseasualrededor,pareceOya,lapropiaDiosadelaVidaylaMuerte.Conungritogutural,Mamasearrancalacadenadelcuelloyataloseslabones

negrosalrededordelagargantadelguardiaquequedaenpie.Graciasalamagia,salvaelespírituguerrerodeBaba.

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Graciasalamagia,sigueviva.—Si lo que dices es verdad —la voz enfadada de Tzain interrumpe mi

ensoñación—, no puedes quedarte. Han matado a otras personas por esto. SiencuentranelpergaminojuntoaZél…Selequiebralavozymicorazónserompeentantospedacitosquenosésimi

pechopodrá soportarlo.Yopodría amargarle la existencia para el resto de susdíasy,aunasí,Tzainseguiríadispuestoamoriralintentarmantenermeasalvo.«Deboprotegerloatodacosta».Ahoraletocaaélsersalvado.—Tenemosqueirnos.—Enrolloelpergaminoymeloguardoenlabolsade

cuero.Memuevotanrápidoquecasimeolvidoelsaquitollenodemonedasdeplata en el suelo—. Real o no, tenemos que volver con Baba. Escapemosmientraspodamos.TzainsetragalafrustraciónymontaencimadeNailah.Mesubodetrásdeély

entonceslaprincesainterviene,tímidacomounaniña.—¿Qué…quépasaconmigo?—¿Quépasacontigo?—repitoyo.Miodiohacia su familia seenciende.Ahoraque tenemoselpergamino,me

entranganasdedejaraAmariabandonadaenelbosque,dejarquesemueradehambreoqueacabesiendopresadealgunahienaria.—Sipiensasllevarteeseestúpidopergamino,ellatienequevenirtambién.—

Tzain suspira—. De lo contrario, guiará a los guardias hacia nosotros sinpestañear.ElrostrodeAmaripalidececuandomedirijoaella.Comosifueseyolapersonaalaquetienequetemer.—Venga,monta.MedesplazohaciadelanteparadejarlesitioenlasillademontardeNailah.Pormuchasganasquetengadeperderladevista,todavíanohemosacabado

conella.

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CAPÍTULOOCHO

INAN

—Noloentiendo.Mil pensamientos se agolpan enmimente. Intento aferrarme a los hechos:

magiaenOrïsha;unpergaminoantiguo;¿traiciónamanosdeAmari?No es posible.Aunque pudiera creer en lamagia, no puedo aceptar quemi

hermana esté involucrada. Permite que Madre le diga qué ropa tiene queponerse.Amarinuncahapasadoundíafueradeestosmuros,¿yahorahahuidodeLagosconlaúnicacosaquepodríadesmoronartodonuestroimperio?Vuelvo a pensar y rememoro el momento en el que la fugitiva se topó

conmigo.Cuandonoschocamos,algoagudoycalientesemecolóenloshuesos.Un ataque extraño y poderoso. Estaba tan aturdido que nomiré debajo de lacapuchade lafugitiva.Perosi lohubiesehecho,¿deverdadhabríareconocidolosojosambarinosdemihermanamirándomealacara?—No—susurroparamímismo.Esunabarbaridad.EstoyapuntodemandaraPadreaveralmédicoreal.Pero

es imposiblenegar loque transmitensusojos.Enloquecidos.Calculadores.EndieciochoañoshevistomuchascosasenlamiradadePadre.Peronuncamiedo.Nuncaterror.—Antes de que nacierais, los maji estaban borrachos de poder, siempre

conspirabanparaderrocaranuestrolinaje—meexplicaPadre—.Inclusoapesardesuinsurgencia,mipadreluchóporserjustoyjugarlimpio,peroconesejuegolimpiosoloconsiguióquelomataran.«Junto con vuestro hermano mayor», pienso en silencio. «Vuestra primera

esposa,vuestrohijoprimogénito».NoexisteniunsolonobleenOrïshaquenoconozca la masacre que tuvo que soportar Padre a manos de los maji. UnacarniceríaquemásadelanteseríavengadaconelAsalto.Porpuro instinto, tocoelpeónmelladoque llevoenelbolsillo,un«regalo»

robadodePadre.EsapiezadesêneteslaúnicasupervivientedeltableroinfantildePadre,unjuegodeestrategiaalquesolíajugarconmigocuandoerapequeño.Aunqueelfríometalsueledarmeconfianza,hoylonotocálidoaltacto.Casi

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meescuecealpasarloentre losdedos,mequemaante laverdad latenteen laspalabrasdePadre.—Cuandoascendíal trono, supeque lamagiaeraelorigende todonuestro

dolor. Ha desmoronado imperios antes que el nuestro, y mientras perviva,seguirádestrozandoimperios.Asientocon lacabezay recuerdo lasdiatribasdePadreantesdelAsalto.El

Britāunîs. El Pörltöganés. El imperio Spãní… Todas esas civilizacionesquedaron destruidas porque quienes poseían la magia ansiaban el poder, yquienesestabanalmandonohicierontodolonecesarioparadetenerlos.—Cuando descubrí la aleación cruda que los bratonianos utilizaron para

contenerlamagia,penséqueconesobastaría.Crearoncárceles,armasycadenasconmajacita.Seguísustácticasehicelomismo.Peronisiquieraesobastóparadomaraesaslarvastraicioneras.Paraquenuestroreinosobreviviera,sabíaqueteníaqueaniquilarlamagiaparasiempre.«¿Qué?».Doyunsaltohaciadelante,incapazdecreerloqueacabodeoír.La

magianossupera.¿CómoibaPadreaatacaraunenemigosemejante?—Lamagiaesunregalodelosdioses—continúa—,unaconexiónespiritual

entre ellos y los seres humanos. Si los dioses habían roto ese vínculo con losmonarcasgeneracionesatrás,sabíaquesuconexiónconlosmajitambiénpodíaromperse.MedavueltaslacabezaalintentarasimilarlaspalabrasdePadre.Siaélnole

hacefaltairalmédico,amísí.Laúnicavezquemeatrevíapreguntarleporlosdioses orïshanos, su respuesta fue tajante: «Los dioses no son nada si no haytontosquecreanenellos».Me tomé al pie de la letra sus palabras, construímimundo sobre esa firme

convicción.Y, sinembargo, aquí está,diciéndomeque sí existen.Yqueél lesdeclarólaguerraaconciencia.«Cielos».Mirofijamentelasmanchasdesangreenlasrendijasdelasbaldosas.Siempre

hesabidoquePadreeraunhombrepoderoso.Loqueocurreesquenuncamehabíapercatadodelalcancequepodía tener

esepoder.—Después de la coronación, busqué la manera de romper el vínculo

espiritual.Tardéañosenhacerlo,peroalfinaldescubrílafuentedelaconexiónespiritual de losmaji y ordené amis hombres que la destruyeran. Hasta hoy,pensabaquehabíalogradoborrarlamagiadelafazdeestatierra.PeroahoraesemalditorollodepergaminoamenazacondevolverlamagiaaOrïsha.

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DejoquelaspalabrasdePadremecubrancomolasolas,loanalizotodopocoapoco,hastaqueinclusoloshechosmásinconcebiblessemuevencomopeonesdesênetenmimente:romperlaconexión;romperlamagia.Destruiralaspersonasqueansiabannuestrotrono.—Perosilamagiayahabíadesaparecido…—Semeformanmilnudosenel

estómago,peronecesitosaberlarespuesta—.¿PorquéprovocarelAsalto?¿Porqué…asesinaratodasesaspersonas?Padrepasaelpulgarpor el filodentadode suespadademajacita y camina

hastalasventanasdepaneles.Elmismolugardesdeelque,deniño,contemplécómoardíanenllamastodoslosmajideLagos.Onceañosmástarde,eloloracarbónde la carne ardiendo todavíamepersigue comoun recuerdo constante.Tanvívidocomoelcalorenelambiente.—Paralograrquelamagiadesaparecieraparasiempre,todoslosmaji tenían

quemorir.Encuantohubieranprobadoesepoder,nuncadejaríandelucharhastaconseguirquelamagiaregresasealmundo.«Todoslosmaji…».Por eso dejó vivir a los niños. Los divîners nomanifiestan sus habilidades

hastaquecumplentreceaños.Losniñosindefensosquenuncahabíanejercidolamagianosuponíanunaamenaza.La respuestadePadre espausada.Tandirectaquenomecabedudadeque

hizolocorrecto.Peroelrecuerdodelacenizasememeteenlalengua.Amargo.Punzante.NopuedoevitarpreguntarmesiaPadreselerevolvióelestómagoesedía.Mepreguntosiyoserélobastantefuerteparahacerlomismo.—La magia es una plaga. —Padre interrumpe mis pensamientos—. Una

enfermedad letal, la peste. Si se apodera de nuestro reino comoha hecho conotros,nadiesobreviviráasuataque.—¿Ycómovamosaimpedirlo?—Elpergaminoes laclave—continúaPadre—.Esoes todo loquesé.Hay

algo en él que posee el poder de devolver la magia al mundo. Si no lodestruimos,élnosdestruirá.—¿Y Amari? —pregunto en voz más baja—. ¿Tendremos que… tendré

que…?Elpensamientoestannauseabundoquenopuedopronunciarlo.«Laobligaciónantesqueunomismo».EsoesloquemediráPadre.Esloque

megritóaquelfatídicodía.Peropensaren levantar laespadacontraAmaridespuésde todosestosaños

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hacequesemesequelagarganta.NopuedeserloqueelreyPadrequieredemí.Nopuedomataramihermanapequeña.—Tuhermanahacometidotraición—dicedespacio—.Peronoesculpasuya.

Yolepermitíquecogieraconfianzaconaquellalarva.Tendríaquehabersabidoqueladisposiciónsimplonadetuhermanalallevaríaporelmalcamino.—Entonces¿Amaripuedevivir?Padreasiente.—Silacapturasantesdequenadiesepaloquehahecho.Poresonopuedes

llevarteatushombres:laalmiranteKaeaytúdebéisirensolitarioarecuperarelpergamino.ElaliviomegolpeaelpechoconlamismafuerzaqueunpuñetazodePadre.

Nopuedomataramihermanita,perosípuedohacerquevuelvaalredil.De repente, alguien llama con impaciencia a la puerta; la almirante Kaea

asoma la cabeza. Padre hace un gesto con la mano para darle la bienvenida.Detrás de ella, veo de refilón aMadre, ceñuda.Una nueva pesadez se instalasobremishombros.«Cielos».MadrenisiquierasabedóndeestáAmari.—Hemos encontrado a un noble.Afirma que vio a la larva que ayudó a la

fugitiva—anunciaKaea—.LevendióunpescadomuyextrañodeIlorin.—¿Habéiscontrastadolainformaciónenelregistrodeentradasysalidas?—

pregunto.Kaeaasiente.—Solo aparece unadivîner de Ilorin que haya entrado hoy. Zélie Adebola,

diecisieteaños.«Zélie…».Mimenteencajalapiezaquelefaltabaalpuzledesuimponenteimagen.El

nombreresbalaporlalenguadeKaeaigualquelaplata.Demasiadosuaveparaunadivînerqueatacómiciudad.—Dejadme ir a Ilorin —suelto. Repaso mentalmente los planes mientras

hablo.Algunavezhevistoelmapade Ilorin.Loscuatrosectoresde laciudadflotante.Menosdemilaldeanos,ensumayoríamodestospescadores.Podríamostomarla con…—.Diez hombres. Eso es lo único que necesitamosKaea y yo.Encontraré el pergamino y traeré a Amari de vuelta. Solo dadme unaoportunidad.Padreledavueltasalanillomientraspiensa.Casinotoquetienelanegativa

enlapuntadelalengua.—Siesoshombresdescubrenalgo…

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—Losmataré—leinterrumpo.Lamentirasemeescapadelabocaconfacilidad.Sisoycapazderedimirmis

faltasanteriores,nadiemástendráquemorir.Pero Padre no puede saberlo. Ya apenas confía enmí tal y como están las

cosas.Exigeuncompromisoférreoysintitubeos.Comocapitán,esloquedebodarle.—Muybien—aceptaPadre—.Marchaos.Daosprisa.«Gracias a los cielos». Me recoloco el casco y hago la reverencia más

exageradadelmundo.EstoycasienlapuertacuandoPadremellamadenuevo.—Inan.Hayalgoinquietanteensutonodevoz.Algooscuro.Peligroso.—Cuando encuentres lo que necesitas, incendia el pueblo hasta que quede

reducidoacenizas.

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CAPÍTULONUEVE

ZÉLIE

UnainmensapazreinaenIlorin.Por lo menos, esa es la sensación que me da después del día de hoy. Los

barcos de coco semecen y tiran de las anclas, las cortinas cubren la entradaredondeadadelasahéré.Laaldeaseretiraalavezqueelsolysepreparaparaunanochedesueñotranquilo.Amariabrelosojoscomoplatos,llenadeasombro,mientrasnavegamospor

elaguaycuandonosdirigimosalacabañadeMamaAgbaalomosdeNailah.Absorbetodoslosdetallesdelaaldeaflotanteigualqueunfamélicocampesinoaquienpusierandelantedeunmajestuosofestín.—Nuncahabíavistonadasemejante—susurra—.Esunamaravilla.Inspiroelfrescoaromadelmarycierrolosojoscuandolasgotitasdeaguame

salpicanenlacara.ElsaborasalenlalenguahacequemeimaginequéocurriríasiAmarinoestuvieraaquí;unabarrareciénhechadepandulce,unbuenpedazode carne especiada. Por una vez, podríamos irnos a la cama con el estómagolleno.Unacenadecelebraciónenmihonor.Mi frustración se reenciende ante la expresión embelesada e ignorante de

Amari.Seguroqueunaprincesacomoellanuncasehasaltadounacomidaensuatiborradavida.—Dameladiadema—espetocuandoNailahentraenelbarriodemercaderes.ElasombroseborradelrostrodeAmariyseponetensa.—Pero Binta…—Hace una pausa y recupera la compostura—. No tendría

estosinofuerapormisirvienta…EsloúnicoquemequedadeBinta.—Medaigual.Pormí,comosilosmismosdiosestedieronesaquincalla.No

podemosarriesgarnosaquelagentedescubraquiéneres.—No te preocupes —añade Tzain con tono amable—. Lo guardará en su

mochila,nolotiraráalmar.Me sulfuro ante su intento de consolarla, pero sus palabras surten efecto.

Amari forcejea con el cierre y tira las relucientes joyas en mi mochila. Elresplandor que añaden al brillo de las monedas de plata es exagerado. Esta

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mañananoposeíaniunatristemonedadebronce.Ahoracargoconelpesodelasriquezasdelafamiliareal.MeagachosobreellomodeNailahymedoyimpulsoparacaerenlapasarela

demadera.Asomo la cabezapor la cortina de la puerta deMamaAgbaymeencuentroaBabadurmiendoprofundamenteenunrincón,ovilladoigualqueungatosalvajedelantedeunallamaincandescente.Supielharecuperadoelcolor,su cara no parece tan esquelética y demacrada.Deben de ser los cuidados deMamaAgba.Seríacapazdedevolveruncadáveralavidagraciasasusmimos.Cuandoentro,MamaAgbaasomalacabezapordetrásdeunmaniquícubierto

por un brillante kaftán morado a medio terminar. Las vetas que recubren lascosturas indicanqueesdignodeunnoble,unaventacon laque talvezpuedacubrirlossiguientesimpuestos.—¿Quétalhaido?—susurra,antesdecortarelhiloconlosdientes.Se ajusta elgele verde y amarillo que lleva atado alrededor de la cabeza y

despuésdaunasúltimaspuntadaspararematarelkaftán.Abrolabocaparacontestar,peroTzainentraenlatienda,seguidocontimidez

porAmari.Laprincesaobservatodalaahéréconunainocenciaquesolopuedeserfrutodellujoypasalosdedosporlosjuncostrenzados.TzainhaceungestodeagradecimientoconlacabezamirandoaMamaAgba

mientras coge mi mochila, luego se detiene para entregarle el pergamino aAmari.Levanta el cuerpo dormido deBaba con facilidad.Baba ni siquiera seremueve.—Voy a buscar nuestras cosas —dice—. Decidid qué hacemos con este

pergamino.Sinosvamos…Suvozpierdefuelleyelestómagosemeencojeporelsentimientodeculpa.

Ya no hay lugar para un «si» condicional.Me he cargado de un plumazo esaposibilidad.—Dateprisaypunto.Tzainsemarchayhacetodoloposibleporenterrarsusemociones.Observola

puertamientrasdesaparecesuimponenteconstitución.Lamentoenelalmaserelorigendesudolor.—¿Iros?—preguntaMamaAgba—.¿Porquéibaisamarcharos?Y¿quiénes

esta?SusojosseentrecierranmientrasrepasaaAmaridearribaabajo.Inclusocon

esa túnica tan poco favorecedora, la postura perfecta de Amari y la barbillalevantadadenotansunaturalezaregia.—Eh, hum… —Amari se vuelve hacia mí y aprieta con más fuerza el

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pergamino—.Yo…soy…—SellamaAmari.—Suspiro—.EslaprincesadeOrïsha.MamaAgbasueltaunarisaprofunda.—Esunhonor,MiAlteza—bromeamientrashaceunareverenciaexagerada.Sinembargo,alverqueniAmariniyosonreímos,Mamaabrelosojoscomo

platos.SelevantadeltabureteyabrelatúnicadeAmariparadejaraldescubiertoelvestidoazuloscuroquellevadebajo.Inclusoapesardelamalailuminación,elmarcadoescotebrillaconlasrelucientespiedrasincrustadas.—Porelamordelosdioses…—Sevuelvehaciamíagarrándoseelpechocon

ambasmanos—.Zélie,¿puedesabersequéhashecho,niñamía?ObligoaMamaAgbaasentarseylecuentoloquehaocurridoduranteeldía.

Losdetallesdenuestrahuidaledespiertanoleadasdeorgulloyrabia,perosonlaspropiedadesdelpergaminolasqueladejanparalizada.—¿Esreal?—pregunto—.¿Hayalgodeverdadentodoesto?Mamasequedacalladaunmomentointerminable,mirandoconfijezaelrollo

de pergamino que sostiene Amari. Por una vez, sus ojos oscuros resultanindescifrables,ocultandolasrespuestasquetantoanhelo.—¿Puedocogerlo?EncuantoelpergaminotocalaspalmasdelasmanosdeMamaAgba,lefalta

el aliento. Su cuerpo tiembla y se sacude con tal violencia que se golpea lacabezacontraelsuelo.—¡MamaAgba!—Corroasuladoylasujetodelasmanos.Nolasueltohasta

quelostemblorescesan.Coneltiempo,remitenporfinypuedodejarlatumbadaenelsuelo,tanquietacomounodesusmaniquís—.Mama,¿estáisbien?Las lágrimas le inundan losojosy sederraman sobre las arrugasde supiel

oscura.—Hacíatantotiempo—susurra—.Nuncapenséquevolveríaanotarelcalor

delamagia.Abroloslabios,sorprendida,yretrocedo,incapazdecreerloqueacabodeoír.

No puede ser. Creía que no había ni un solomaji que hubiese sobrevivido alAsalto…—¿Soisunamaji?—preguntaAmari—.Perovuestropelo…MamaAgbasequitaelgeleysepasalamanoporlacabezaafeitada.—HaceonceañostuveunavisióndemímismavisitandoaunCáncer.Lepedí

que me liberara de mi pelo blanco y utilizó la magia de la enfermedad paraquitármelotodo.—¿SoisunaVidente?—preguntoanonadada.

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—Enotrotiempoloera.—MamaAgbaasienteconlacabeza—.Perdíelpeloel día del Asalto, horas antes de que llegaran los soldados que me habríanliquidado.«Increíble».Cuandoerapequeña,lagentereverenciabaalospocosVidentes

quevivíanenIbadan.Lamagiaqueutilizabanterminóporayudarasobreviviratodoslosdemásclanesdemajidenuestraciudad.Sonrío,aunquemicorazónyadeberíahabérselo imaginado.MamaAgba siempreha tenidoun sexto sentido,unasabiduríamuysuperioralaquepodríahaberadquiridoconsusaños.—AntesdelAsalto—continúaMamaAgba—,percibíquelamagiaibaaser

eliminada de estemundo. Intenté conjurar una visión de lo que se avecinaba,perocuandolonecesitabamásquenunca,nofuicapazdevernada.Seestremececonunamueca,comosirevivieraeldolordeesedíaunayotra

vez.Intentoimaginarquéimágeneshorriblessesucedenensumente.Mamaarrastralospieshastalasventanasconmosquiteraycorrelascortinas.

Observasusmanoscuarteadas,arrugadasdespuésdetantosañosdecostura.—Orúnmila—susurraparainvocaralDiosdelTiempo—.Bámisr.Bámis

r.—¿Quéhace?Amari da un paso atrás, como si las palabras de Mama Agba pudiesen

cortarla.Perolaemociónalescucharyorubaauténticoporprimeravezdespuésdemásdeunadécadaestansobrecogedoraquenosoycapazdecontestar.DesdeelAsalto, loúnicoqueheoídoson laspausasabruptasy lossonidos

guturalesdel orïshano, la lenguaquenosobligan ahablar.Hacía tanto tiempoque no oía un encantamiento, tanto tiempo desde que la lengua demi pueblosoloexistíaenmisrecuerdos…—Orúnmila—traduzcomientrasMama Agba canta—. Háblame. Háblame.

Estáinvocandoasudios—lecuentoaAmari—.Intentahacermagia.Aunquelarespuestasaleconfacilidad,nisiquierayocreoloqueveo.Mama

Agba canta con una fe ciega, paciente y confiada, tal como se espera de losseguidoresdelDiosdelTiempo.Mientras invoca aOrúnmila para que la guíe, una sacudida de nostalgia se

remueve enmi corazón.Da igual lomucho que lo haya deseado enmi vida,nuncahetenidosuficienteconfianzaparainvocarasíaOya.—¿Noespeligroso?—preguntaAmari,queseaplastacontra lasparedesde

juncodelaahérécuandolasvenassemarcanenlagargantadeMamaAgba.—Espartedelproceso—contestomientrasintentotranquilizarlaconungesto

delacabeza—.Elcostedeutilizarnuestroashê.

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Para despertar la magia debemos emplear el lenguaje de los dioses paraaprovecharymoldearelashêquecorrepornuestrasangre.ParaunaVidenteconexperiencia, este encantamiento sería fácil, pero después de tantos años sinpracticar, es probable que el encantamiento requiera todo el ashê de MamaAgba.Elashêseejercitacomocualquierotromúsculodelcuerpo;cuantomásloutilizamos,másfácilesaprovecharloymásfuertesevuelvenuestramagia.—Orúnmila,bámisr.Orúnmila,bámisr…Acadapalabraquepronuncia,surespiraciónseagitamás.Lasarrugasdesu

rostro se tensan hasta desaparecer por el esfuerzo. Aunar el ashê conlleva unpreciofísico.Siintentagenerardemasiadaenergíaparalamagia,podríaperderlavida.—Orúnmila…—la voz deMamaAgba se vuelvemás intensa.Una luz de

colorplateadoempiezaabrotardesusmanos—.Orúnmila,bámisrOrúnmila,bámisr…ElcosmosexplotaentrelasmanosdeMamacontantafuerzaqueAmariyyo

caemosdeespaldasenelsuelo.Amarichilla,peromigritoquedaatrapadoenelnudo que tengo en la garganta. Los azules y morados del cielo nocturnocentelleanentre laspalmasdeMamaAgba.Semeencogeelcorazónanteunavisióntanhermosa.«Havuelto».Despuésdetodoestetiempo,lamagiaestáaquíporfin.Escomosi semeabrieraenelcorazón lacompuertadeunapresadeagua,

una ola interminable de emoción que arrastra todomi cuerpo. Los dioses hanregresado.¡Estánvivos!Hanvueltoconnosotrosdespuésdetodosestosañosdeausencia.LasrelucientesestrellasquerodeanlaspalmasdeMamaAgbadanvueltasy

bailanunasconotras.Pocoapoco,cristalizaunaimagen,queseendureceigualqueunaesculturaantenuestrosojos.Alcabodeunrato,consigodistinguirtressiluetasenunacordilleramontañosa.Trepanconunafuriaincansable,seabrenpasoporunaespesamaleza.—Cielos—maldiceAmari. Da un tembloroso paso adelante—. ¿Esa… soy

yo?Resoplo ante su vanidad, pero al vermidashiki recortadome quedomuda.

Tiene razón: somosnosotrasdos,acompañadasdeTzain,yascendemosporelverde de la selva. Alargo las manos hacia una piedra mientras Tzain guía aNailahconlasriendasparaquesubaaunarepisa.Ascendemosmásymásporlamontaña,escalamoshastaquellegamosa…Lavisiónsedesvaneceydejaunvacíoenelaireenunabrirycerrardeojos.

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Nos quedamos mirando las manos también vacías de Mama Agba, unasmanosqueacabandecambiarmimundoentero.Los dedos de Mama tiemblan tras el esfuerzo de su visión. Más lágrimas

escapanporsusojos.—Siento…—seatraganta a causade los sollozos silenciados—.Sientoque

puedovolverarespirar.Muevo la cabeza, aunque no sé cómo describir la tirantez de mi propio

corazón.DespuésdeloocurridoenelAsalto,estabaseguradequenovolveríaaverlamagiajamás.CuandolasmanosdeMamaAgbadejande temblar,agarraelpergamino, la

desesperación se desprende de su tacto. Estudia el rollo con atención; por elmovimiento de sus ojos, me percato de que en realidad está leyendo lossímbolos.—Esunritual—informa—.Esolotengoclaro.Algoconunorigenantiguo,

unaformadeconectarconlosdioses.—¿Podéishacerlo?—preguntaAmari.Susojosambarinosbrillanconunamezcladeasombroymiedo.MiraaMama

Agba con la misma admiración que si estuviera hecha de diamantes; sinembargo,seestremececadavezqueseleacerca.—Nosoyyolaqueestádestinadaahaceresto,chiquilla.—MamaAgbame

colocaelpergaminoenlasmanos—.Túhasvistolamismavisiónqueyo.—No…Nopodéishablarenserio—tartamudeaAmari.Porunavez,ledoyla

razón.—¿Por qué os empeñáis en discutir? —pregunta Mama—. Vosotros tres

salíaisenlavisión.¡Viajabaisjuntospararecuperarlamagia!—Pero¿nohavueltoya?—preguntaAmari—.Loqueacabáisdehacer…—Una fracción de lo que podía hacer antes. Este pergamino enciende la

chispadelamagia,peroparaqueregresecontodosupoder,debéishaceralgomás.—Tienequehaberalguienmejor.—Niegoconlacabeza—.Alguienconmás

experiencia. Es imposible que seáis la única maji que escapase del Asalto.Podríamosutilizarvuestrospoderesparaencontraraalguienmásapropiadoqueseencarguedelpergamino.—Chicas…—¡Nopodemos!—estallo—.¡Yonopuedo!Baba…—Yocuidarédetupadre.—Pero¡¿ylosguardias?!

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—Noteolvidesdequiénteenseñóaluchar.—Además, no sabemos qué hay que hacer —interrumpe Amari—. ¡Si ni

siquieraentendemosloquepone!Derepente,MamaAgbatienelamiradaperdidaysenotaqueunaideanueva

le ronda la cabeza. Se desplaza hasta un rincón donde guarda sus preciadosobjetospersonalesyregresaconunmapadescolorido.—Aquí.—Señala un punto en la selva Funmilayo varios días al este de la

costa de Ilorin—. En mi visión viajabais allí. Debe de ser donde estáChândomblé.—¿Chândomblé?—preguntaAmari.—Un templo legendario—respondeMama Agba—. Se rumorea que es el

hogardelossagradossêntaros,losprotectoresdelamagiayelordenespiritual.AntesdelAsalto,sololoslíderesreciénelegidosdelosdiezclanesdelosmajirealizabanlaperegrinaciónalsantuario,perosimivisiónosmostrabadecaminoa ese templo, debe de ser vuestromomento de ir. Debéis hacerlo. Puede queChândombléposealasrespuestasquebuscáis.CuantomáshablaMamaAgba,menossientolasmanosylospies.Meentran

ganasdegritar:«Pero¡¿porquénoloentendéis?!».Mefaltavalor.MiroaAmari;poruninstante,casimeolvidodequeesunaprincesa.Alaluz

de las brillantes velas de Mama Agba, parece pequeña, insegura de susmovimientos.MamaAgbame pone unamano arrugada en la cara y agarra lamuñeca de

Amariconlaotramano.—Séquetenéismiedo,chicas,perotambiénséquepodéishacerlo.Zélie,de

todoslosdíasenquepodíasviajaraLagos,hasidojustohoy.Amari,detodaslaspersonasalasquepodíashaberteacercadoenelmercado,laelegisteaella.Losdioseshanempezadoaactuar.Noshanbendecidoconnuestrosdonesporfin,despuésdetodoestetiempo.Debéisconfiarenquenovanadejareldestinode losmaji enmanos de cualquiera. Los dioses no se equivocan. Confiad envosotrasmismas.Suelto un profundo suspiro ymequedomirando el suelo de juncos tejidos.

Losdiosesqueenotraépocameparecíantanlejanosestánahoramáscercadeloquehabríaimaginadoqueeraposible.Miúnicaintenciónhoyeragraduarme.Solomehacíafaltavenderunpescado.—Mama…—¡Socorro!

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Ungritorompelacalmadelanoche.Enuninstante,todosnosincorporamos.Agarro el palo plegable mientras Mama corre a la ventana. Cuando abre lascortinasconbrusquedad,mefallanlaspiernas.El fuego ruge en el barrio de mercaderes, todas las ahérés han quedado

engolfadasentrelasllamaradasabrasadoras.Volutasdehumonegrosubencomotorres hacia el cielo, junto con los alaridos de los aldeanos, que piden auxiliomientrasnuestromundosederrumba,presodelasllamas.Unafiladeflechasencendidascruzalaoscuridad;cadaunadeellasexplotaen

cuantoentraencontactoconlostejadosdejuncoylasestacasdemaderadelasahérés.«Pólvora».Unamezclapoderosaquesololosguardiasdelreypodríanobtener.«Tú»,murmuraasqueadamivozinterior.«Loshastraídotú».Yahoralosguardiasnoselimitaránamataratodosmisseresqueridos.Quemaránelpuebloenterohastaqueterminereducidoacenizas.Antes de que transcurra un segundo más, ya estoy en la puerta, y no me

detengo, aunque Mama Agba me llama a gritos. Tengo que encontrar a mifamilia.Tengoqueasegurarmedequeestánasalvo.Concadapasoquedoysobre lapasarelamediodesmoronada,veocrecerel

infierno que ilumina mi hogar, convertido en una llama continua. El hedor acarnequemadasemeatascaenlagarganta.Hacepocosminutosquesedeclaróelfuegoy,sinembargo,todoIlorinardeyaenllamas.—¡Socorro!Por fin reconozco los lamentos. La pequeña Bisi. Sus gritos cortan la

oscuridady su desesperación es desgarradora.Semehunde el pechomientrascorro a toda velocidad y dejo atrás la ahéré de Bisi. ¿Conseguirá salir delincendioconvida?Sigocorriendohaciacasayveovariosaldeanosdesesperadosporescaparde

lasllamasquesaltanalocéano,susgritosperforanelcielonocturno.Tosiendo,seaferranalosmaderosachicharrados,luchanporseguiraflote.Una extraña sensación se apodera demí, surge pormis venas y detienemi

respiración, queme obstruye el pecho. Con esa sensación, noto un calor quezumbabajomipiel.«Unamuerte…».Unespíritu.«Magia».Unolaspiezaspararesolverelenigma.«Mimagia».Unamagiaque todavíano comprendo.Unamagiaquenosha encerrado en

esteinfierno.

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Pero aun cuando las ascuas encendidas me queman la piel, visualizo a losAmos de lasMareas convocando torrentes de agua para combatir las llamas.Abrasadoresquemantenganarayalasllamaradas.Siaquíhubieramásmaji,susdonespodríandetenerestehorror.Si estuviéramos entrenados y armados con encantamientos, el fuego no

tendríaningunaposibilidaddevencer.Unfuertecrujidoreverberaenelambiente.Los tablonesdemaderaquehay

bajo mis pies crujen cuando me acerco al sector de pescadores. Corro hastadondemelopermitelapasarelaydespuésmelanzoalairedándomeimpulso.Elhumomequemalagargantacuandoaterrizoenlatemblorosacubiertaque

sustentamihogar.Lasllamasmeimpidenver,peroaunasí,meobligoaactuar.—¡Baba!—grito entre toses,mis chillidos se suman al caosde la noche—.

¡Tzain!Nohayniunasolaahéréennuestrosectorquenoestéengolfadaenllamasy,

a pesar de todo, continúo corriendo, con la esperanza de que la nuestra nocompartaelmismodestino.La pasarela se tambalea bajo mis pies y mis pulmones gritan, faltos de

oxígeno.Caigo al suelo rendida delante demi casa, abrasada por el calor queirradianlasllamas.—¡Baba!—chillohorrorizada,buscandoalgúnsignodevidaentrelaslenguas

defuego—.¡Tzain!¡Nailah!Gritohastaquesemequedalagargantaencarneviva,peronadierespondea

millamada.Nosésihayalguienatrapadodentro.Nodistingosiaúnsiguenvivos.Me incorporocomopuedoyextiendoelpalo.Empujoconél lapuertapara

abrirla.Estoyapuntodeentrara lacarreracuandounamanomeagarraporelhombroytirademícontalfuerzaquemetropiezoycaigoalsuelo.Las lágrimas me nublan la visión. Me cuesta distinguir el rostro de mi

asaltante.Sinembargo,alcabodepocolasllamasparpadeantesiluminansupielcobriza.«Amari».—¡Nopuedesentrarahí!—gritaentretoses—.¡Sevaaderrumbar!MezafodeAmariylatiroalsuelo,conlapasajeraintencióndeahogarlaenel

mar.Cuandoporfinmesuelta,caminoagatashaciamiahéré.—¡No!Lasparedesde juncoque tardamosuna lunaen levantarsedesmoronancon

unfuertecrujido.Sequemanhastaunirseconlasmaderasdelapasarelachamuscadaycaenal

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mar,sehundenhastael fondo.Esperoque lacabezadeTzainemerjaentre lasolas,queNailahsuelteunalaridodedolor.Perosoloveonegrura.Deunplumazo,mifamiliaenterahaquedadobarridaporelfuego.—Zélie…Amarivuelveacogermedelhombro;meardelasangrealnotarelcontacto.

Laagarroporelbrazoytirodeellahaciadelante;eldolorylarabiaalimentanmifuerza.«Tevoyamatar»,decido.«Siellosmueren,túmorirástambién».Asítupadreexperimentaráestedolor.Asíelreysabráloqueesunapérdidainsoportable.—¡No!—gritaAmarimientras la arrastro hacia las llamas, pero casi no la

oigo,porquelasangremebombeadentrodelosoídosyloanulatodo.Cuandolamiro,veoelrostrodesupadre.Todoloquellevodentroseretuerce

deodio.—Porfavor…—¡Zélie,basta!SueltoaAmariycorrocomoelrayohaciaelmarabierto.Nailahbadeaenel

agua conTzainmontado en su lomo.Detrás de él,Baba yMamaAgba estánsentados, sanos y salvos, en un barco de coco atado a la silla de montar deNailah.Me siento tan sobrecogidapor la estampaque tardounos segundosenasimilarqueestánvivos.—Tzain…Losfundamentosdelbarriodepescadoressedesmoronanporcompleto.Antes

dequepodamossaltar,elbarrioenterosehundeynosarrastraconsigo.Elaguafríacomoelhieloatrapanuestrocuerpoenunremolinoycalmalasquemadurasdelasqueyamehabíaolvidado.Me permito hundirme entre los maderos rotos y las casas destrozadas. La

oscuridadlimpiamidoloryaplacalarabia,laenfría.«Puedesquedarteaquíabajo»,oigountímidopensamiento,comounsusurro

interior.«Nohacefaltaquecontinúesluchando…».Porunmomentomeaferroaesaspalabras,meagarrocomopuedoamiúnica

posibilidad de escapar. Pero cuandome silba el pecho, obligo amis piernas apatalearyadevolvermealmundohechoañicosqueconozco.Noimportacuántoanhelelapaz,losdiosestienenotrosplanes.

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CAPÍTULODIEZ

ZÉLIE

Flotamos hasta una pequeña ensenada enfrente de la costa norte en silencio,incapacesdehablardespuésde tantohorror.Aunque lasolasbravasrugenconfuerza, el recuerdode losgritosdeBisi atruena todavía conmás fuerza enmicabeza.Cuatromuertes.Cuatropersonasquenopudieronescapardelasllamas.YoprovoquéelincendiodeIlorin.Susangrememanchalasmanos.Me agarro de los hombros para guardarme todas estas emociones mientras

MamaAgbacuranuestrasheridasylasprotegecontelaquesehaarrancadodela falda.Aunquehemosconseguidoescapardel incendio,variasquemadurasyalgunas ampollas nos motean la piel. De todos modos, acepto encantada esedolor;casimelomerezco.Lasheridasdemipielnosonnadacomparadasconelsentimientodeculpaquemeabrasaelcorazón.Una intensa presión me atenaza el estómago mientras el recuerdo de un

cadáver calcinado cristaliza detrás de mis ojos. La piel achicharrada que sepelaba en sus extremidades, el hedor a carne quemada que todavía contaminacadaunademisinspiraciones.«Están enun lugarmejor»,me repito paramitigar la culpa.Si sus espíritus

hanascendidoa lapazdelalâfia, lamuerte casihabrá sidoun regalo.Pero sisufrierondemasiadoantesdemorir…Cierrolosojoseintentotragarmeelpensamiento.Sieltraumadesusmuertes

fueexagerado,susespíritusnoascenderánalaotravida.Sequedaránatrapadosenelapâdi,elinfiernoeterno,yallíreviviránlopeordesusufrimiento.Cuando aterrizamos en la rocosa extensión de tierra, Tzain ayuda a Amari

mientrasyoacompañoaBaba.Leprometíquenoestropearía lascosas.Ahoratodanuestraaldeaestáenllamas.Clavo la mirada en las rocas escarpadas, incapaz de mirar a los ojos a mi

padre.Babadeberíahabermevendidoaloscarcelerosparaquemepusieranlosgrilletes.Silohubierahecho,porfinviviríaenpaz.ElsilenciodeBabanohace

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másqueintensificarmimiseria,perocuandoseagachaparamirarmealacara,laslágrimassuavizansusojos.—Nopuedeshuirdeesto,Zélie.Ahorano.—Metomadelasmanos—.Esla

segundavezqueesosmonstruoshandestruidonuestrohogar.Quesealaúltima,porfavor.—¿Baba?Mecuestacreerqueexpresesurabia.DesdeelAsalto,nohamasculladoniun

solo insulto contra losmonarcas.PensabaqueBabahabíadadoporperdida labatallaysehabíarendido.—Mientras nos falte la magia, nunca nos tratarán con respeto. Tienen que

saber que podemos contraatacar. Si ellos queman nuestras casas, nosotrosquemaremostambiénlassuyas.Tzain se queda boquiabierto ymemira a los ojos.Hacía once años que no

veíamosaestehombre.Nisiquierasabíamosqueseguíavivo.—Baba…—Llevaos aNailah—nos ordena—. Los guardias están cerca.No tenemos

muchotiempo.Señalaendirecciónalaorilla,hacialacostanorte,dondecincosiluetascon

armadura real agrupan a los supervivientes como si fuesen ganado. La luzrelucientede las llamas iluminael sellodel cascodeunode los soldados.«Elcapitán…».ElmismoquenospersiguióaAmariyamí.Haconvertidoencenizasmihogar.—Venconnosotros,Baba—protestaTzain—.Nopodemosdejarteatrás.—Nopuedo.Noharíamásqueretrasaros.—PeroBaba…—No—cortadecuajolasquejasdeTzain.Seincorporaparaponerlelamano

encimadelhombro—.MamaAgbamehacontadolodesuvisión.Soisvosotrostres quienes lideraréis la lucha. Es preciso que lleguéis a Chândomblé yaverigüéisquéhayquehacerparadevolverlamagia.Notounnudoenlagarganta.AprietolamanodeBaba.—Ya nos han encontrado una vez. Si vuelven a buscarnos, también os

buscaránavosotros.—Nos iremos mucho antes de que lleguen —me asegura Mama Agba—.

¿QuiénmejorqueunaVidenteparaesquivaralosguardias?Tzain pasea la mirada entre Mama Agba y Baba, y aprieta la mandíbula

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mientras luchaporno cambiar la expresiónde la cara.No sé si será capazdedejaratrásaBaba.Tzainnosabevivirsinocuparsedeprotegeralosdemás.—¿Cómoosencontraremosluego?—preguntoenunsusurro.—Traed lamagia de vuelta para siempre—indicaMamaAgba—.Mientras

sigateniendomisvisiones,siempresabréadóndeir.—Tenéis que marcharos ya—nos urge Baba con contundencia al oír otro

aluvióndegritos.Unguardiaagarraaunaancianaporelpeloyleponelaespadaenlagarganta.—¡Baba,no!Intentotirardeélparaquenosacompañe,peroBabaesmuchomásfuerteque

yo,ysearrodillaparaarroparmitemblorosocuerpoconsusbrazos.Meestrechaconunafuerzayuncariñoquenohabíademostradodesdehacíaaños.—Tumadre…—Selequiebralavoz.Unsollozosemeescapadelagarganta

—.Tequeríaconlocura.Ahoramismoestaríamuyorgullosadeti.MeagarrocontantafuerzaaBabaqueleclavolasuñasenlapielsinquerer.

Me vuelve a abrazar fuerte antes de levantarse para dar un abrazo a Tzain.Aunque Tzain supera a Baba en altura y envergadura, Baba lo iguala enintensidadalabrazarlo.Sequedanasícogidosunossegundosmás,comosinopensaransepararsenunca.—Estoyorgullosodeti,hijo.Paseloquepase.Siempreestaréorgulloso.Tzainseapresuraalimpiarselaslágrimas.Nolegustamostrarsusemociones.

Reservaeldolorparalasoledaddelanoche.—Osquiero—nossusurraBabamirándonosalosdos.—Nosotrostambiéntequeremos—respondoconlavozquebrada.HaceungestohaciaTzainparaquemonteenNailah.Amarisubelasiguiente,

mientras unas lágrimas silenciosas le resbalan por lasmejillas.A pesar demidolor,notouncosquilleoderabia.¿Porquéllora?Unavezmás,sufamiliaeslarazónporlaquelamíatienequeromperse.MamaAgbamedaunbesoen la frenteymeestrechaentre susbrazoscon

cariño.—Tencuidado,peroséfuerte.Sorboyasientoconlacabeza,aunqueahoramismomesientodetodomenos

fuerte.Tengomiedo.Soydébil.Voyadecepcionarlos.—Cuidadetuhermana—lerecuerdaBabaaTzaincuandosuboalamontura

—.YNailah,sébuena.Protégelos.NailahlelamelacaraaBabaybajalacabeza,unaseñaldeunapromesaque

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siemprecumplirá.Semeencogeelpechocuandolaleonariaempiezaaavanzar,alejándomedemicorazónydemihogar.EntoncesvuelvolacabezayelrostrodeBabareluceconunaextrañasonrisa.Rezoporquevivamoslosuficienteparavolveraveresasonrisa.

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CAPÍTULOONCE

INAN

—Cuentahastadiez—medigoenvozbaja—.Cuenta.Hasta.Diez.Porquecuandoterminedecontar,estehorrorhabráacabado.Lasangredelosinocentesyanomemancharálasmanos.—Uno…,dos…Sujetoelpeóndesênet dePadre conmano temblorosa, lo agarro tan fuerte

queelmetalmehacedaño.Losnúmerosascienden,peronadacambia.IgualqueIlorin,todosmisplanessehandesmoronadoporculpadelasllamas.Semehaceunnudo en la garganta al ver que la aldea se derrumba enuna

ferozllamaradaysehundeenelmar,llevándoseconsigolascasasdecientosdepersonas. Mis soldados arrastran los cadáveres por la arena, cuerposachicharrados hasta quedar irreconocibles. Los gritos de los vivos,muchos deellos heridos, me ensordecen. Mi lengua solo nota la ceniza. Cuántas vidasmalgastadas.Cuántamuerte.Estenoeramiplan.Debería teneraAmarienunamanoya la ladronadivînerencadenadaen la

otra.Kaeadeberíahaber recuperadoelpergamino.Solo la chozade ladivînerdeberíahaberardido.Sihubieraconseguidorecuperarelrollo,Padrelohabríaentendido.Mehabría

dadolasgraciaspormidiscreción,habríaalabadomibuenjuicioalahorrarunsufrimientoinnecesarioalaaldeadeIlorin.Nuestrocomerciodepescadoestaríaasalvo.Laúnicaamenazaalamonarquíahabríasidoerradicada.Perohefallado.Unavezmás.DespuésdesuplicarleaPadreotraoportunidad.

Elpergaminosigueenmanosenemigas.Mihermanaestáenpeligro.Unpuebloenterohasidoarrasado.Yauncontodo,notengonadaqueofreceracambio.LosciudadanosdeOrïshanoestánasalvo…—¡Baba!Agarro laespadaalveraunniñopequeñoquesearrojaalsuelo.Susgritos

perforan lanoche.Entoncesdescubroel cadáver cubiertodearenaque tieneasuspies.

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—¡Baba!Seaferraalcuerpoydeseacontodassusfuerzasquesedespierte.Lasangre

desupadremanchalapieldesusmanitasmorenas.—¡Abeni!—Unamujeravanzaatrompiconesporlaarenamojada.Suspiraal

verlossoldadosqueseaproximan—.Abeni,nogrites,tienesqueestarcallado.Ba…Babaquierequeestéscallado…Apartolamiradaycierrofuertelosojos,obligándomeatragarlabilisqueme

subealagarganta.«Laobligaciónantesqueunomismo».OigolavozdePadre.La seguridad deOrïsha antes quemi conciencia. Pero estos aldeanos tambiénsonOrïsha.Sonlaspersonasquehejuradoproteger.—Estoesuncaos.La almirante Kaea llega a mi lado con paso firme. Tiene los nudillos

ensangrentadosdelapalizaquelehapropinadoalsoldadoquelanzólaprimeraflechaencendidademasiadoprontoyprovocóel incendio.Luchoporcontenerlasganasdeapalearloyotambiénaloírlogemirtiradoenlaarenamojada.—¡Levántateyátaleslasmuñecas!—ladraalguardiaantesdevolverabajar

lavoz—.Nosabemossilasfugitivasestánvivasomuertas.Nisiquierasabemossiregresaronaquí.—Tendremos que interrogar a los supervivientes. —Suelto un suspiro

frustrado—.Confíoenquealgunodeellos…Mefallalavozyunavilsensaciónreptapormipiel.Igualqueenelmercado,

el calormehacecosquillas enel cráneo.Latemientrasunadébilbocanadadeaire sopla haciamí.Una extraña nube de color turquesa se abre paso entre elhumonegro.—¿Veislomismoqueyo?—lepreguntoaKaea.Señaloelaireyretrocedoalavezquelanubedehumoturquesaseacercaa

mí.Esaextrañanebulosatransportaelaromadelmaryseimponesobreelfuerteoloracenizadelambiente.—¿Siveoqué?—preguntaKaea,peronotengooportunidadderesponderle.Lanubeturquesasemecuelaentrelosdedos.Unaimagendesconocidadela

divînerseenciendeenmimente…Los sonidos de alrededor se amortiguan y se convierten en un murmullo

apagadoy confuso.Elmar fríomebañamientras la luzde la lunay el fuegopalidecen desde arriba. Veo a la chica que atormenta mis pensamientos,hundiéndoseentreloscadáveresylosdespojos,cayendoenlanegruradelmar.No lucha contra la corriente que la empuja hacia abajo. Renuncia a tener elcontrol.Sehundeenlamuerte.

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Cuandomivisiónseevapora, regresoa losaldeanosquegritanya laarenacambiante.Algomepicabajolapiel, lamismaclasedeescozorqueempecéasentirlaúltimavezquevilacaradeladivîner.Derepente,todaslaspiezasencajan.Ellatigazo.Lavisión.¿Cómonoloimaginédesdeelprincipio?«Magia…».Seme formaun sinfíndenudosenel estómago.Me rascocon fuerzahasta

marcarmelasuñasenelbrazo,quenodejadepicarme.Tengoquesacarmeesteviruscomosea.Tengoquearrancarestasensacióntraicionerademipiel…«Inan,concéntrate».Aprietoelpeóndesênetcontantafuerzaquemecrujenlosnudillos.Lejuré

que estaba preparado. Pero, por todos los cielos, ¿cómo iba a estar preparadoparaesto?—Cuentahastadiez—susurrodenuevo.Recojotodaslaspiezasdelosacontecimientoscomosifueranpeonesencima

de un tablero. Cuando pronuncio el número cinco, una terrible afirmación seapoderademí:ladivînertieneelpergamino.Elfogonazoquesentícuandomerozó.Laenergíaeléctricaquesurgiópormis

venas.Ycuandonuestrosojosseencontraron…«¡Cielos!».Seguroquemecontagióella.Las náuseas seme agolpan en el estómago.Antes de poder evitarlo, el pez

espadaalabrasaquehetomadoestamañanasaledisparado.Medoblosobrelabarrigamientraselvómitomeabrasa la faringeycaeen laarenasalpicándolotodo.—¡Inan!Kaeaarrugalanarizalvermetoser,conunatisbodepreocupacióneclipsado

porelasco.Lomásprobableesquepiensequesoydébil.Peroprefieroesoaquedescubralaverdad.Aprietoelpuño,casiconvencidodequepuedonotarlamagiaquemeatacala

sangre. Si ahora los maji son capaces de contagiarnos de esta manera, nosvenceránantesdequetengamosoportunidaddeborrarlosdelmapa.—Haestadoaquí.—Melimpiolabocaconlapalmadelamano—.Merefiero

aladivînerquerobóelpergamino.Tenemosque localizarlaantesdequehagadañoaalguienmás.—¿Qué?—Kaeaarquealascejas—.¿Cómolosabéis?Abro la boca para contárselo cuando el nauseabundo picor surge de nuevo

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bajo mi cuero cabelludo.Me doy la vuelta. El cosquilleo aumenta… Es másfuertecuandomiroelbosquequehayhaciaelsur.Aunqueelaireapestaacarnequemadayahumonegro,percibodenuevoel

escurridizo aroma del mar. «Es ella». Tiene que serlo. Escondida entre losárboles…—Inan—espetaKaea—.¿Aquéosreferís?¿Cómosabéisquehaestadoaquí?«Magia».Agarrotodavíamásfuerteelpeóndeslustrado.Meescuecelapalmaal tacto

conelmetal.Esapalabraparecetodavíamásrepugnanteque larva.Siamíyamecuestadigerirlaidea,¿cómoreaccionaráKaea?—Unaldeano—miento—.Medijoqueibanrumbosur.—¿Ydóndeestáahoraesealdeano?Señalo con ojos perdidos hacia un cadáver cualquiera, pero mis dedos

aterrizanenelcuerpoabrasadodeunniño.Otranubecolorturquesavuelahaciamí.Huelearomeroyceniza.Antesdequepuedaescaparme,lanubepasaporentremimanoconuncalor

doloroso.Elmundosefundeenunmurodellamas.Losgritosmerevientanlostímpanos.—¡Socorro…!—¡Inan!Vuelvoalarealidad.Unafríamarealamemisbotas.«Laplaya».Aprietoelpeón.«Continúasenlaplaya».—¿Quésucede?—preguntaKaea—.¿Porquégemíais?Miro en todas las direcciones buscando a la chica. Esto tiene que ser cosa

suya. Seguro que está utilizando sumalditamagia para llenarme la cabeza desonidos.—Inan…—Deberíamos interrogarlos.—Hago caso omiso de la preocupación en los

ojosdeKaea—.Siunodelosaldeanossabíaadóndesedirigían,puedequeotrotengamásinformación.Kaeavacilayaprietaloslabios.Senotaquelegustaríaindagarmás.Perosu

obligacióncomoalmiranteseantepone.Siemprelohará.Caminamos hacia los supervivientes del pueblo.Me concentro en lamarea

para hacer oídos sordos ante sus alaridos, pero el griterío no hace más queaumentarconformenosacercamos.«Siete…»,cuentomentalmente.«Ocho…,nueve…».SoyelhijodelmayorgobernantedeOrïsha.

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Soyelfuturorey.—¡Silencio!Mi voz retumba en la noche con una fuerza que no parece proceder demí.

Incluso Kaeamemira con sorpresa de reojomientras los chillidos se acallanhastadesvanecerse.—BuscamosaZélieAdebola.Harobadoalgovaliosoparalacorona.Noshan

dichoquesedirigealsuryahoranecesitamossaberporqué.Estudiolascarasoscurasdequienessenieganamirarmealosojos,enbusca

dealgunapistaacercadelaverdad.Sumiedoempapaelambienteigualquelahumedad.Semecueladentrodelapiel.—…portodoslosdioses,porfavor…—…simemata…—…porelamordelosdioses,¿quérobó…?El corazónme golpea en el pechomientras sus vocesme atacan a ráfagas,

pensamientos interrumpidosqueamenazanconsuperarme.Másnubesdecolorturquesa se elevan en el aire. Igual que las avispas, bajan enpicadohaciamí.Comienzoacaerenlanegrurademimente…—¡Contestadle!Graciasaloscielos.ElladridodeKaeametraedenuevoalpresente.Parpadeoyagarrolaempuñadurademiespada.Elsuavemetalmeanclaenla

realidad. Con el tiempo, el miedo se disipa. Pero la inquietante sensaciónpermanece…—¡Hedichoquelecontestéis!—gruñeKaea—.Nomeobliguéisarepetirlo.Losaldeanosmantienenlamiradaclavadaenelsuelo.Kaeaseirritaaúnmásconsusilencioypasaalataque.Surgen los gritos cuando agarra a una anciana por el pelo canoso. Kaea

arrastraporlaarenaalamujer,quenoparadegemir.—Almirante…MeatragantoalverqueKaeadesenfundalaespada.Colocalahojacontrael

cuelloarrugadodelamujer.Unaúnicagotadesangrecaealsuelo.—¿Queréis seguir callados? —sisea Kaea—. Pues si seguís callados,

¡moriréis!—¡Nosabemosnada!—exclamaunachiquilla.Todoslosqueestamosenlaplayanosquedamosparalizados.Alachicaletiemblanlasmanos.Lasentierraenlaarena.—Podemoshablarosdesuhermanoydesupadre.Podemoscontaroslohábil

queesZélieconelpalo.PeroniunalmaenIlorinsabeadóndehaidooporqué.

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MiroconseriedadaKaea;sueltaa laancianacomosi fueseunamuñecadetrapo.Caminoagrandeszancadasporlaarenamojadahastaquellegoalachica.Tiemblatodavíamáscuandomeacercoaella,perosoyincapazdedecirsies

demiedoodefrío,porquelamareanocturnalelamelasrodillas.Nollevanadamásqueuncamisónempapado,harapientoyarguellado.—¿Cómotellamas?Ahoraqueestoytanpróximo,mepercatodequesupieldecolorrobledestaca

entre los tonosmásoscurosde cerezoycaobaque lucenel restode aldeanos.Quizátengaalgodelanoblezaenlasangre.Unpadrequesesaliódelredil.Alverquenomecontesta,meagachoyledigoenvozbaja:—Cuantoantescontestes,antesnosiremos.—Yemi—sueltaentonces.Cogearenaentrelasmanosmientrashabla—.Os

contarétodoloquedeseéissaber,perosolosinosdejáisenpaz.Asientocon lacabeza.Unaconcesión fácildecumplir.Obligaciónono,no

quierovermáscadáveres.Nosoportoescucharmásgritos.Alargo lamano y desato la cuerda que le sujetaba lasmanos. Se estremece

cuandolatoco.—Danoslainformaciónquenecesitamosyteprometoquetupuebloestaráa

salvo.—¿Asalvo?Yemimemiraalosojosconunodiotanprofundoquemeatraviesacomouna

espada.Aunquenollegaaabrirlaboca,suvozresuenaenmimente.«Hacemuchotiempoquenoestamosasalvo».

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CAPÍTULODOCE

ZÉLIE

CuandoporfindejamosqueNailahpareadescansar,meduelenlosojosdespuésde horas de llorar en silencio. En menos de cinco segundos, tanto ella comoTzain caen rendidos en el suelo cubierto demusgo y consiguen escapar de larealidadfracturadaenlaquevivimosparaadentrarseenlaseguridaddelsueño.Amari inspecciona el terreno y tiembla con el frío del bosque. Al final,

extiendelatúnicaenelsueloyseduermeencima,demasiadodignaparapermitirqueelsueloentreencontactoconsucabezadescubierta.Melaquedomirandoyrecuerdolocercaqueestuvedearrojarlaalasllamas.Ahora el recuerdo me resulta lejano, como si fuese otra persona quien

albergasetodoaquelodio.Loúnicoquesientoahoraesunenfado frío,unenfadoquenovale lapena

que siga alimentando. Apostaría las quinientas monedas de plata a que laprincesanodurarániundíamás.Me abrigo bien con la túnica y me cobijo entre el cuerpo de Nailah,

deleitándomeenlasensacióndesusuavepelajecontramipiel.Atravésdelashojassombrías,elcielollenodeestrellasreavivalamagiadelavisióndeMamaAgbaenmimente.—Haregresado—susurroparamímisma.Con la locura del día, aún me cuesta creer ese hecho. Podemos reclamar

nuestramagia.Podemosprosperar.—Oya…SusurroelnombredelaDiosadelaVidaylaMuerte,miprotectora,queme

haotorgadoeldondelamagia.Depequeña,lainvocabatantasvecesquehabríapodido pensarse que dormía junto a mí, pero ahora que busco las palabrasapropiadaspararezar,noséquédecir.—Bámisr—pruebo,perocarecedetodalaconvicciónyelpoderquetenía

elcantodeMamaAgba.Ella creía en su conexión con Orúnmila hasta el punto de ser capaz de

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conjurarunapremonición.Enestosmomentos,sinembargo,amímebastaconcreerquehayalguienahíarriba.—Rànmí lw—prefiero decir. «Ayúdame». Esa súplica parecemuchomás

real,muchomás propia demí—.MamaAgba dice quemehas elegido.Babaestádeacuerdo,peroyo…tengomiedo.Haymuchoenjuego.Noquieroecharloaperder.Decirloenvozaltahacequemimiedoseconviertaenalgomástangible,un

peso nuevo que pende en el aire. Ni siquiera fui capaz de proteger a Baba.¿Cómosesuponequevoyasalvaralosmaji?Noobstante,encuantoelmiedo respira,experimentouna levesensaciónde

alivio.SurgelaideadequeOyapodríaestaraquí,justoamilado.Biensabenlosdiosesquenohayformadequeyopuedasuperarestosinella.—Por favor, ayúdame—repito una vez más—.Ràn mí l w . Por favor. Y

protegeaBaba.Paseloquepase,porfavor,queélyMamaAgbaesténasalvo.Sin saber qué más decir, agacho la cabeza. Aunque estoy tensa, casi creo

sentirquemisoracionesseelevanaloscielos.Meaferroaesebrevemomentodeconsueloquemeofrece lasensacióny loobligoasuperponersealdolor,almiedo, a la pena.Lomantengohasta queme acuna en sus brazos ymemeceparaayudarmeadormir.Cuandomedespierto,notoalgoraro.Antinatural.Algonomarchabien.Melevanto,conlaesperanzadeencontrarlamoleadormiladadeNailahami

lado,peronolaveoporningunaparte.Elbosquehadesaparecido,nirastrodeárboles ni musgo. En lugar de eso, estoy en medio de un campo de juncosaltísimosquesilbanalmecerseconelviento.—¿Qué sucede?—pregunto en un susurro, confundida por la sensación de

frescoryporlaluz.Bajolamiradahaciamismanosyluegoinclinolacabezahaciaatrás.Nohay

cicatricesniquemadurasquemarquenmipiel.Estálisaytersa,comoeldíaenquenací.Meincorporoeneseinterminablecampodejuncosqueseextiendeentodas

direcciones.Inclusodepie,lostallosylashojascrecenmuyporencimademicabeza.Alolejos,lasplantaspierdenbrilloyseemborronanenuntonoblanquecino

al acercarse al horizonte. Es como si merodease por un cuadro sin terminar,atrapada en los juncos del lienzo. No estoy despierta, pero tampoco estoydormida.Flotoenunmundomágicointermedio.

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Elpolvobailabajomispiescuandomedesplazoentreesasplantascelestiales.Los minutos parecen prolongarse durante horas y, al mismo tiempo, no meimporta el paso del tiempo dentro de este laberinto. El aire es fresco yvigorizante,comoen lasmontañasdeIbadanen lasquecrecí.«Talvezseaunsantuario»,digoparamisadentros.Undescansoregaladoporlosdioses.Estoypreparadaparaabrazaresepensamientocuandopercibolapresenciade

otroser.Medaunvuelcoelcorazónymedoylavuelta.Dejoinclusoderespirarcuandocaigoenlacuentadeloquesucede.Lo primero que reconozco es el ardor de sus ojos color ámbar, unamirada

que,apartirdeestemomento,jamáspodréolvidar.Peroahoraqueestáquieto,sin espada ni llamas que lo rodeen, aprecio las curvas de sus músculos, elbrillantetonodesupielcobriza,elextrañomechónblancodesupelo.Cuandoestá quieto, las facciones que comparte conAmari se destacan, imposibles depasarporalto.«Esalgomásqueelcapitán…».Eselpríncipe.Meobservaduranteunossegundoseternos,comosiyofueseuncadáverque

haresurgidodeentrelosmuertos.Peroluegoaprietalospuños.—¡Libéramedeestacárcelahoramismo!—¿Liberarte?—Arqueolascejas,confundida.Dentrodeestaensoñaciónno

haydiferenciasdeclase—.¡Yonohehechonada!—¿Yesperasquetecrea?Siloúnicoquehevistoentodoeldíaenmicabeza

hasidotumalditacara…Haceademándecogerlaespada,peronohaynada.Porprimeravez,mefijo

enqueambosllevamosunasencillaropablanca,somosvulnerablessinnuestrasarmas.—¿Micara?—preguntodespacio.—No te hagas la tonta —espeta el príncipe—. Noté lo que me hiciste en

Lagos.Ytodasesas…¡voces!Acabadeunavezconestosataques.¡Páralosyaomelaspagarás!Su ira ataca con un calor letal, pero la amenaza se pierde mientras le doy

vueltasasuspalabras.Creequesoyyoquienlohatraídoaquí.Creequeesteencuentrolohepropiciadoyo.«Imposible».AunqueerademasiadopequeñaparaqueMamameenseñasela

magia de la muerte, vi cómo se desplegaba. Surgía en los espíritus fríos, lasflechas afiladas y las sombras sinuosas, pero nunca llegaba en sueños. Yo nisiquierahabía tocadoelpergaminohastaqueescapédeLagos,despuésdeque

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nuestrasmiradas se cruzaran y la energía eléctricame hiciera cosquillas en lapiel.Silamagianoshatraídoaquí,nopuedeserlamía.Tienequeser…—Tú.Suspiro sorprendida. «¿Cómo es posible?». La familia real perdió lamagia

hacevariasgeneraciones.Haceañosqueunmajinotocaeltrono.—¿Yo,qué?Nopuedoevitarmirardenuevosumechóndepeloblanco,quelenaceenla

sienylebajahastalanuca.—Lohashechotú.¡Túmehastraídoaquí!Todoslosmúsculosdelcuerpodelpríncipeseponenrígidos; larabiadesus

ojossetransformaenterror.Unafríabrisasecuelaentrelosdos.Elmurmullodelosjuncosquedanzanllenanuestrosilencio.—Mentirosa—dicecondecisión—.Solointentasmeterteenmimente.—No,principito.Erestúelquesehametidoenlamía.LasantiguashistoriasdeMamasecuelanentremisrecuerdos,relatosdelos

diezclanesydelasdiferentesmagiasquecadaunodeellospodíangenerar.Deniña,loúnicoquedeseabasabereraquéhacíanlasParcascomoMama,peroellainsistió mucho en que debía conocer también los demás clanes. Siempre merepetía que tuviese cuidado con losMediadores, losmaji que poseían poderessobrelamente,elespírituylossueños.«Esossonlosmajiaquienesmásdebestemer,pequeñaZél.Utilizanlamagiaparacolarseentumente».Elrecuerdomehielalasangre,peroelpríncipeestandescreídoquemecuesta

temer sushabilidades.Teniendoencuentacómocontempla suspropiasmanostemblorosas,parecequepreferiríaquitarselavidaautilizarlamagiaparaatentarcontralamía.Noobstante,sigosinentendercómopuedehaberocurrido…Losdioseseligen

a losdivîners desde el nacimiento. El príncipe no nació siendo divîner, y loskosidán no pueden desarrollar la magia. ¿Cómo puede haberse convertido enmajiderepente?Miroloquenosrodeaenbuscadepistassobrelosefectosdesuscapacidades

como Mediador. Los juncos mágicos se mecen al viento, ajenos a todos losimposiblesquesoplanentrenosotros.El poder requerido para una gesta como esta es inconcebible. Incluso un

Mediadorbienentrenado requeriríaunencantamientopara lograrquesurgiera.¿Cómohapodidoélaunarelashêdesusangreparacrearesteentornocuandonisiquierasehabíadadocuentadequeeraunmaji?Porelamordelosdioses,¿quéestáocurriendo?

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Misojosvuelvenunavezmásalmechónblancoescaladoquerecorreelpelodel príncipe, el único indicio auténtico de losmaji. Nuestro pelo siempre esfuerteyblancocomo lanievequecubre lascimasde lasmontañasde Ibadan,unaseñaltandominantequenisiquieraeltintemásnegropodríaocultarelpelodeunmajidurantemásdeunashoras.Aunque nunca he visto un mechón semejante entre los maji ni entre los

divîners, su existencia es innegable. Refleja lamisma blancura quemi propiopelo.«Pero¿quésignificaesto?».Mirohacialoscielos.¿Aquéjueganlosdioses?

¿Ysielpríncipenoeselúnico?Silosmonarcasrecuperansumagia…«No».No puedo permitir que el miedo me arrastre a una espiral descontrolada.

Respirohondoyacallomimenteantesdequesigadivagando.AmarillevabaelpergaminoenLagos.Chocóconsuhermanocuandopasamoscorriendo.Aunqueno entiendo cómo ni por qué, debió de ocurrir entonces. Inan despertó suspoderes del mismo modo que yo desperté los míos: al tocar el dichosopergamino.«Yelreytambiénhatocadoelpergamino»,medigo.Amariyseguramentela

almirante, también. En ellos no se despertaron habilidades especiales. Estamagiasoloresideenelpríncipe.—¿Yalosabetupadre?Notouncentelleodealarmaenlosojosdelpríncipe,quemedalarespuesta

quenecesito.—Claroqueno—digoconsorna—.Sielreylosupiera,yaestaríasmuerto.Seleesfumaelcolordelacara.Estanperfectoquecasimeentranganasde

reír.¿Cuántosdivînershancaídoensusmanos?¿Cuántoshansidoasesinados,maltratados,manipulados?¿Cuántasvidassehallevadopordelanteparadestruirlamismamagiaqueahoracorreporsusvenas?—Tepropongoun trato.—Avanzohacia el príncipe—.Déjame en paz y te

guardaréestesecretito.Nadietieneporquésaberqueeresunasucialar…Elpríncipemeembiste.En un segundo me agarra la garganta con las manos y al cabo de un

momento…

Abrolosojosderepente.Mesaludanlossonidosfamiliaresdelosgrillosyde

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las hojas danzarinas. Los ronquidos de Tzain suenan rítmicos y auténticosmientrasNailahrecolocaelcuerpocontraelmío.Doy un brinco y agarro el palo para luchar contra un enemigo que no está

presente.Aunquerepasoconlamiradatodoslosárboles,tardounossegundosenconvencermedequeelpríncipenovaaaparecer.Inspiroyespiroelairehúmedoalavezqueintentotranquilizarme.Vuelvoa

tumbarmeycierrolosojos,peroelsueñonoregresaamícontantafacilidad.Noestoy segura de si lo hará en algún momento. Ahora conozco el secreto delpríncipe.Yporeso,élnopararáhastaqueestémuerta.

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CAPÍTULOTRECE

ZÉLIE

Cuandomedespiertoalamañanasiguiente,meencuentromáscansadaaúnquecuandomefuiadormir.Me siento como si me hubiesen robado, sí, como si un ladrón se hubiese

apoderadodemissueños.Dormirsueleproporcionarunaescapatoria,unapausapara ladesgraciacon laquemeenfrentoaldespertar.Perocomo todosycadauno demis sueños han terminado con las zarpas del príncipe alrededor demigarganta,laspesadillashanresultadotandolorosascomolarealidad.—Malditasea—murmuro.No son más que sueños. ¿Qué tengo que temer? Aunque su magia sea

poderosa,losdiosessabenquetienedemasiadomiedoparautilizarla.Tzaingruñealotroladodelclaro,mientrashaceunaabdominaltrasotracon

unaconcentraciónabsoluta.Seesfuerzacomosisetratasedesusejerciciosmatutinoshabitualesantesdel

entrenamiento. Salvo que este año no podrá ir a entrenar más. Por mi culpa,puedequenisiquieravuelvaajugaralagbönensuvida.Elsentimientodeculpasesumaamiagotamientoymearrastradenuevoal

suelo. Podría pedirle perdón durante el resto de mis días y, aun así, no seríasuficiente.Peroantesdequepuedahundirmetodavíamásenmiculpabilidad,unmovimientoadormiladollamamiatención.Amariseremuevebajounainmensacapamarrón,sedespiertapocoapocodesusueñoreal.VerlamedejaunsaboramargoenlabocayreavivalaimagendeInan.Conociendoasufamilia,mesorprendequenonoshayarebanadoelpescuezo

mientrasdormíamos.Busco en su pelo moreno un mechón como el de su hermano, pero mis

músculos se relajan al no encontrarlo. Bien saben los dioses cuánto podríanempeorarlascosassiellatambiénmeatrapaseensucabeza.Todavíamiroconrabia aAmari cuando reconozco la capa que usa demanta.Me levanto ymecolocodecuclillasjuntoaTzain.—¿Sepuedesaberquépretendes?

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Haceoídossordosysigueconsusejercicios.Lasbolsasdebajodesusojosmeadviertendeque lomejorseríadejarloenpaz,peroestoy tanenfadadaquenopuedopasarestoporalto.—Tucapa—siseo—.¿Porquéselahasdado?Tzainrealizadosabdominalesmásantesdemurmurar:—Estabatemblando.—¿Y?—¿Y?—contraataca—.Notenemosniideadecuántopuededuraresteviaje.

Solofaltaríaquesepusieraenferma…—Sabesqueestáacostumbradaaesasatenciones,¿no?Aquelagentequese

pareceatiseaseguredequenolefaltadenada…—Zél,Amariteníafríoyyonoibaausarlacapa.Nolebusquestrespiesal

gato.MedoylavueltaparamiraraAmarieintentoolvidarmedeltema.Peroensus

ojosveolosdesuhermano.Notosusmanosalrededordelagarganta.—Quieroconfiarenella…—Peronolohaces.—Bueno, aunque lo intentara, en el fondo no puedo. Su padre ordenó el

Asalto. Su hermano incendió nuestra aldea. ¿Qué te hace pensar que ella esdiferente?—Zél…TzainsecallaalverqueAmariseaproxima,siempredelicadayprudente.No

tengoformadesabersinoshaoídoono.Encualquiercaso,nopuedofingirquemeimporte.—Creoqueestoestuyo.—Letiendelacapa—.Gracias.—Bah,notepreocupes.—Tzaintomalacapayladoblaparameterlaensu

bolsa—.Harámáscalorcuandoentremosenlaselva,peroavísamesivuelvesanecesitarla.Amarisonríeporprimeravezdesdequenoshemosconocidoysemeerizael

vello de furia cuando veo que Tzain le devuelve la sonrisa. ¡Parece mentira!Bastaconunacarabonitaparahacerleolvidarqueeslahijadeunmonstruo.—¿Yyaestá?—pregunto.—Eh, bueno, en realidad… —Se queda callado un instante—. Me

preguntaba…¿Quéplantenemospara,eh…?UnrugidointensosaledelestómagodeAmari.Seleruborizanlasmejillasy

seagarralaesbeltacintura,sinpodercontenerotrorugidodehambre.—Perdonadme—sedisculpa—.Loúnicoquecomíayerfueunabarradepan.

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—¿Unabarraentera?Salivosolodepensarlo.Hacelunasquenoheprobadounabuenarebanadade

pan.Aunquemecuestaimaginarquelospedruscosranciosqueintercambiamosen elmercado puedan compararse con una barra recién hecha de la cocina depalacio.Me entran ganas de reprocharle a Amari la buena suerte que tiene, pero

entoncesmipropioestómagoseretuerce,totalmentevacío.Ayerpasétodoeldíasinprobarbocado.Sinocomoalgopronto,tambiénsedespertaráunafieraenmiestómago.Tzainsemetelamanoenlosbolsillosdelospantalonesnegrosysacaelmapa

descolorido que nos dioMamaAgba. Seguimos su dedo, que va repasando lacosta desde Ilorin y se detiene justo delante de un punto que marca elasentamientodeSokoto.—Estamosaunahoradeallímásomenos—informa—.Eselmejorlugaren

el que podemos parar antes de dirigirnos al este, hacia Chândomblé. Habrámercaderesycomida,peronosharáfaltaalgoparaeltrueque.—¿Quépasóconlasmonedasquemedieronporelpezvela?Tzainvuelcamimochiladecuero.Gruñoalverqueunasescasasmonedasde

platayladiademadeAmarisecaenalsuelo.—Casitodoseperdióenelincendio—suspiraTzain.—¿Quépodemosintercambiar?—preguntaAmari.Tzainsequedamirandoladelicadezadesuvestido.Inclusoconlasmanchas

desuciedadyunascuantasquemaduras,sulongitud,elcorteeleganteyelforrodesedadenotansuorigennoble.AmarisiguelosojosdeTzainyfruncelascejas.—Nolodirásenserio…—Locambiaréporunbuenmontóndemonedas—intervengo—.Yvamosa

entrar en la selva, por el amor de los dioses. Con esas pintas no vas a podermoverte.Amari escudriñamis pantalones drapeados y eldashiki recortado. Se aferra

conmásfuerzaalateladelvestido.Measombraquepiensequetieneopciónanegarsecuandoyopodríatumbarlaenelsueloyarrancárseloalafuerza.—Peroentonces¿quémepongo?—Latúnica.—Señalolapringosatelamarrón—.Cambiaremoselvestidopor

comidayyabuscaremosropanuevaporelcamino.Amariretrocedeunpasoymirahaciaelsuelo.—¿Estabas dispuesta a desafiar a los guardias de tu padre para salvar el

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pergaminoperoahoranoquieresquitarteeseestúpidovestido?—Noloarriesguétodoporelpergamino.—AAmariselequiebralavoz.Por

uninstante,lebrillanlosojosconlaamenazadelaslágrimas—.Mipadrematóamimejoramiga…—¿Tumejoramigaotuesclava?—Zél—meadvierteTzain.—¿Qué?—meencaro conél—. ¿Esque tusmejores amigos teplanchan la

ropaytehacenlacomidasinquelespagues?AAmariseleenrojecenlasorejas.—¡SíquepagábamosaBinta!—Unsueldodigno,estoysegura.—Solo intento ayudaros. —Amari estruja la falda del vestido—. He

renunciadoatodoparaayudaravuestragente…—¿Nuestragente?—preguntoechandohumoporlanariz.—Podemossalvaralosdivîners…—¿Quieres salvar a los divîners pero ni siquiera te ofreces a vender ese

malditovestido?—¡De acuerdo!—Amari levanta los brazos rendida—. Cielos, lo haré. No

habíadichoqueno.—Oh,gracias,atentaprincesa,¡salvadoradelosmaji!—Ya basta. —Tzain me da un codazo cuando Amari se coloca detrás de

Nailahparacambiarse.Susdelicadosdedostocanlosbotonesdelaespaldadelvestido,peroantesde

desabrocharlosvacilaymiraporencimadelhombro.PongolosojosenblancoytantoTzaincomoyomiramoshaciaotrolado.«Princesa».—Tienes que aflojar un poco, Zél—murmura Tzain mientras miramos los

árbolesdecaobaautóctonosquerecubrenlosvibrantesbosquesdeSokoto.Unapequeña familia de babuinontes de culo azul se balancean entre las ramas yhacenquelasjugosashojassesacudancuandolassueltanparapasardeunárbolaotro.—Si no es capaz de soportar estar con una divîner que su padre no haya

esclavizado,eslibredevolverasuridículopalacio.—Nohahechonadamalo.—Tampocohahechonadabueno—replicoaTzain.¿Por qué insiste tanto en defenderla? Es como si de verdad pensase que la

princesasemerecealgomejor.Comosi,enciertomodo,lavíctimafueseella.

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—Soy la última persona que daría una oportunidad a un noble, pero Zél,mírala.Acabadeperderasuamigamásquerida,yenlugardededicarseallorar,haarriesgadosuvidaparaayudaralosmajiylosdivîners.—¿Se supone que debo sentirme mal porque su padre mató a la única

sirviente maji que le caía bien a Amari? ¿Dónde ha estado escondida suindignacióntodosestosaños?¿DóndeestabadespuésdelAsalto,eh?—Tenía seis años—responde Tzain con el mismo tono neutro—. Era una

niña,igualquetú.—Con la diferencia de que esa noche ella pudo darle un beso a sumadre.

Nosotros,no.MedoylavueltaparamontarencimadeNailah,seguradequeyalehedadoa

Amari tiemposuficienteparacambiarsederopa.Perocuandoechounvistazo,suespaldadesnudatodavíaestáaldescubierto.—Portodoslosdioses…Semeencogeelcorazónaladvertirlaescabrosacicatrizgrabadaalolargode

toda la columna de Amari. La marca se le hinca dentro de la piel, es tanespeluznantequehacequemipropiapielseestremezcadedolor.—¿Qué?Tzainsedalavuelta justoantesdequelaprincesasevuelvaa todaprisa,y

ahogaunsuspiroalverlamarca.NisiquieralascicatricesquesurcanlaespaldadeBabatienenunaspectolamitaddeterroríficoqueesta.—¡Cómoteatreves!Amariseapresuraacubrirseconlatúnica.—Nopretendíaespiar—digoa todaprisa—.Te loprometo,pero…Por los

dioses,Amari.¿Quétesucedió?—Nada.Un…unaccidente,cuandomihermanoyyoéramospequeños.Tzainsequedaboquiabierto.—¿Tuhermanotehizoeso?—¡No! No fue a propósito. No era… No quería… —Amari se detiene.

Tiemblaacausadeunaemociónquenosédescribir—.Queríaismivestido,puesaquílotenéis.¡Vamosacambiarloyasuntozanjado!Se arropa bien con la túnica y monta en Nailah, ocultando la cara en la

capucha.Comonotenemosnadamásqueañadir,aTzainyamínonosquedamásremedioquehacerlomismo.Tzainmurmura una disculpa antes de azuzar aNailah para que avance.Yo

tambiénintentopedirleperdón,perolaspalabrassemeatragantancuandoveosuespalda,apesardeestarcubiertaporlatúnica.

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«Portodoslosdioses».Noquieroniimaginarmequéotrascicatricesocultasupiel.

Elclimamejoracuandollegamosalclarodelbosquequeseñalaelasentamientode Sokoto. Varios niños kosidán corren junto a la orilla del lago cristalino ychillandealegríacuandounadelaschicassecaealagua.Losnómadasmontanelcampamentoentrelosárbolesylaszonaspantanosas;loscarrosycarretasdelosmercaderessesucedenenfila,consusproductosexpuestosportodalacostarocosa.Elaromadeunodelospuestosacarnedeantilopentariosespeciadameenvuelveyhacequemerujaelestómago.Me contaron que, antes del Asalto, Sokoto era el hogar de los mejores

Sanadores.LagenteviajabadesdetodoslosrinconesdeOrïshaconlaesperanzadeque los curase lamagiade su tacto.Mientras repaso a losviajeros, intentoimaginarmequédebedesentirse.SiBabatodavíaestuvieraconnosotros,quizálehubieragustadoverlo.Unmomentodesolazantesdeperdernuestrohogar.—Quétranquilidad…AmarisuspirayseagarrabienlatúnicaantesdebajarsedeNailah.—¿Nuncahabíasestadoaquí?—preguntaTzain.Niegaconlacabeza.—Apenassalíadelpalacio.Aunqueelairefrescomellenalospulmonesmientrascaminamos,laestampa

reavivaelrecuerdodelacarnequemada.Enel lagoveolasolastranquilasdelmercado flotante de nuestra aldea, el barco de coco en el que debería estarmientrasmepeleoconKanaporunracimodeplátanos.Sinembargo,igualquetodaIlorin,elmercadohadesaparecido,abrasadoyhundidoenelfondodelmar.Losrecuerdossedesmoronanentrelosmaderoscalcinados.Otrofragmentodemíarrebatadoporlamonarquía.—Vosotrasdosidacambiarelvestido—indicaTzain—.YollevaréaNailaha

beberagua.Aversipodéisencontrartambiénunascuantascantimploras.MehundoantelaperspectivadetenerqueiraregatearconAmari,peroséque

no se apartará demi ladohasta que le consiga ropanueva.Nos separamosdeTzainyatravesamosvarioscampamentosde tiendashasta llegara lahileradecarrosdemercancía.—Puedesrelajarte.—Enarcounaceja.Amariseencogecadavezquealguien

lamiraporcasualidad—.Nosabenquiéneres,ynadievaafijarseenesatúnica.—Yalosé—contestaAmariatodaprisa,perosuavizalaexpresión—.Esque

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nuncaheestadorodeadadegenteasí.—Esaterrador,¿verdad?Hayorïshanosquesededicanaalgomásqueservira

lafamiliareal.Amariinspiraprofundamente,perosetragalosreproches.Casimesientomal.

¿Dóndeestálagraciasinocontraataca?—¡Cielos,miraeso!—Amariaflojaelritmocuandopasamospordelantede

unaparejaqueestámontandolatiendadecampaña.Elhombreutilizabrotesdeviñaparaatardocenasderamitaslargasydelgadasyformarconellasuncono,mientras su pareja crea una capa protectora apilando musgo encima—. ¿Deverdadpuededormiralguiendentrodeunacosaasí?Partedemísemueredeganasde ignorarsupregunta,peroAmarisequeda

observandolasencillatiendaigualquesifuesedeoro.—Cuandoyoerapequeña,nospasábamoseldíaconstruyendotiendascomo

esa.Silamontasbien,puederesguardarteinclusodelanieve.—¿EnIlorinnieva?Susojosvuelvenaresplandecer,comosi lanievefueseunaleyendaantigua

sobrelosdioses.Quéextrañoquehayanacidoparagobernarunreinoquenohavistonunca.—EnIbadan—respondo—.VivíamosallíantesdelAsalto.Al oírme mencionar el Asalto, Amari se queda callada. La curiosidad

desaparecedesusojos.Agarralatúnicaconmásfuerzayseconcentraenmirarelsuelo.—¿Fueesoloqueleocurrióatumadre?Mepongorígida;¿cómopuedetenerlaosadíadepreguntarmeesocuandoni

siquieraseatreveapedircomida?—Perdona si te parezco demasiado directa… Es que tu padre lomencionó

ayer.VisualizolacaradeMama.Supielnegraparecíarelucirenausenciadelsol.

«Tequeríaconlocura».LaspalabrasdeBabareverberanenmimente.«Ahoramismoestaríamuyorgullosadeti».—Eraunamaji—respondo al fin—.Ymuy poderosa, por cierto. Tu padre

tienesuertedequeMamanocontaseconlamagiaduranteelAsalto.MimenterememoralafantasíadeMamainvocandosumagia,unafuerzaletal

en lugar de la víctima indefensaque acabó siendo.Habría vengado a losmajicaídos,habríamarchadoporLagosconunejércitodemuertos.HabríasidoellalaquehubieserodeadoelcuellodeSaranconunasombranegra.—Séqueestonocambiaránadalascosas,perolosiento—susurraAmarien

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voztanbajaqueapenaslaoigo—.Eldolordeperderalapersonaqueamases…—Cierrafuertelosojos—.Séqueodiasamipadre.Comprendoquemeodiesamítambién.LapenasetrasluceenelrostrodeAmariy,alavez,eseodiodelquehablase

aplacadentrodemí.Sigosinentendercómoesposiblequesucriadafuesealgomásqueunasirvientacualquieraparaella,peroesinnegablequesientedolor.«¡No!».Sacudolacabezamientraslaculparellenaelespacioquequedaentrelasdos.

Tanto si llora como si no, no obtendrámi comprensión.Y no es la única conganasdefisgonear.—Porcierto,¿tuhermanosiemprehasidounasesinosincorazón?Amarisevuelvehaciamíconlascejaslevantadasporlasorpresa.—Nocreasquevasapoderpreguntarmepormimadreyalavezesconderla

verdadqueocultaesahorrorosacicatriz.Amarifijalavistaenloscarrosdemercancías.Noobstante,inclusoentonces

veoelpasadoqueserepitedetrásdesusojos.—No fue culpa suya —responde al fin—. Nuestro padre nos obligaba a

combatir.—¿Conespadasdeverdad?Aparto la cabeza. Mama Agba nos hizo entrenar durante años antes de

permitirnoscogerunpalo.—LaprimerafamiliadePadrevivíaentrealgodones—añadeconvozdistante

—.Erandébiles.Éldecíaquemurieronporeso.Noibaapermitirqueanosotrosnospasaralomismo.Habla como si fuese algo normal, como si todos los padres cariñosos

derramasenlasangredesushijos.Siempremehabíaimaginadoelpalaciocomoun refugio seguro, pero, por todos los dioses, ¿así es comoha transcurrido suvida?—Tzainnuncaharíaalgoasí.—Frunzoloslabios—.Nuncameharíadaño.—Inan no tuvo opción. —Se le ensombrece el rostro—. Tiene un buen

corazón.Perosehadescarriado.Sacudolacabeza.¿Dedóndesurgesulealtad?Durantetodoestetiempohabía

pensadoquelagentedesangrenoblevivíaasalvo.Nuncaimaginélacrueldadqueelmonarcapodríainfligirasupropiaestirpe.—Unbuencorazónnodejacicatricescomoesa.Nihacequelospueblossean

pastodelasllamas.Un buen corazón no me atenaza la garganta con las manos e intenta

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enterrarmeviva.CuandoveoqueAmarinoresponde,séqueeslaúltimavezquevamos ahablar de suhermano.Bueno.Si noquiere contarme la verdad sobreInan,yotampocoloharé.Metragosusecretoensilencioy,enlugardepensareneso,meconcentroen

lacarnedeantilopentarioalabrasamientrasnosacercamosalospuestosylascarretasde losmercaderesambulantes.Estamosapuntode llegaralcarromatodeunancianovendedorconunbuensurtidodeproductoscuandoAmarimetiradelabolsa.—Nuncatehedadolasgraciasporsalvarmelavida.MerefieroaLagos.—

Bajalamiradaalsuelo—.Perotambiénintentastematarmedosveces…Asíquealomejorunacosaanulalaotra,¿no?Tardo un segundo en darme cuenta de que está de broma. Me sorprende

cuando sonrío.Por segundavezhoy,Amarime sonríe condulzuray atisbo larazónporlaqueaTzainlecostabatantoapartarlamirada.—Ah,doshermosasdamas—diceunancianokosidán,alaparquenosinvita

aaproximarnosconungesto.Daunpasoadelante,elpelocanosolebrillaalsol.—Porfavor.—Lasonrisadelmercaderseensanchayselemarcanlasarrugas

enlapielcurtida—.Entrad.Osprometoqueencontraréisalgoqueosguste.Caminamoshastalospeldañosporlosquesesubeasucarromato,tiradopor

dos guepardarios tan enormes que su cabeza queda a la altura de la nuestra.Acaricioelpelajemoteadodeunodeellosymedetengoarepasarlasmuescasquehayenelgruesocuernoquelesalecomounaprotuberanciadelafrente.Elanimalronroneaymelamelamanoconsulenguaserradaantesdequeentremosenelespacioabarrotadodeproductos.Elfuerteolordelostejidosviejosmeazotamientrasrecorremoselrecargado

carromato.Enunrincón,Amarirevuelveunmontónderopaviejamientrasyome detengo a inspeccionar un par de cantimploras de ante forradas demangostaria.—¿Paraquéhabéisvenidoalmercado?—preguntaelvendedorconunsurtido

derelucientescollaresenlamano.Seinclinahaciadelanteysusojoshundidos,propios de los orïshanos de la frontera norte, parecen crecer ante nosotras—.Estas perlas proceden de las bahías de Jimeta, pero esas resplandecienteshermosuras sonde lasminasdeCalabrar.Conestoosgarantizoquecualquierhombrevolverá lacabeza,aunqueestoysegurodequenooshacenfalta joyasparaconseguirlo.—Necesitamos provisiones para un viaje. —Sonrío—. Cantimploras y

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materialdecaza.Ah,ytambiénpedernal.—¿Cuántotenéis?—¿Quépodéisdarnosacambiodeesto?LeentregoelvestidodeAmariylodespliega.Loasomaporlaventanapara

verloconluznatural.Pasalosdedosporlascosturascomoloharíaunhombreque conoce bien las telas, y se detiene con cuidado a inspeccionar lasquemadurasquerodeanelbajodelafalda.—Está bien hecho, de eso no hay duda.Un tejido rico, un corte excelente.

Seríamejor que no tuviera quemaduras, pero eso se arregla con un dobladillonuevo.—Entonces¿qué?—lopresiono.—Ochentamonedasdeplata.—Nonosconformaremosconmenosde…—No soy amigo de regatear, preciosa.Mis precios son justos ymis ofertas

también.Ochentaesmiúltimapalabra.Aprieto los dientes, pero sé que no habrá forma de hacerlo cambiar de

opinión.Unmercaderambulantequehacomerciadopor todaOrïshanoes tanfácildeembaucarcomounnobleaislado.—¿Quépodéisofrecernosporochenta?—preguntaAmarimientrascogeunos

pantalonesdrapeadosamarillosyundashikinegrosinmangas.—Además de esa ropa…, estas cantimploras…, un cuchillo para

despellejar…,unoscuantospedernales…Elmercadercomienzaa llenarunacestademimbreyrecopila losutensilios

quepuedanayudarnosennuestroviaje.—¿Conestobasta?—mesusurraAmari.—Demomento.—Asientoconlacabeza—.Siañadeesearco…—Nooslopodéispermitir—intervieneelmercader.—Pero¿ysielviajenoterminaenChân…eneltemplo?—Amaribajalavoz

—.¿Nonosharáfaltamásdinero?¿Máscomida?¿Másprovisiones?—Nolosé.—Meencojodehombros—.Yasenosocurriráalgo.Medoylavueltaparamarcharme,peroAmarifrunceelentrecejoyrebuscaen

elfondodemimochiladecuero.—¿Cuántonosdaisporesto?Sacaladiademadepiedraspreciosas.Al mercader casi se le salen los ojos de las órbitas cuando contempla ese

adornotanvalioso.—Por todos los dioses…—suspira—. ¿Dónde demonios habéis encontrado

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eso?—Noimporta—contestaAmari—.¿Cuánto?Sopesaladiademaenlasmanosysequedaboquiabiertocuandovequetiene

unleopardariodenieveincrustadodediamantes.LevantalavistahaciaAmari,una mirada lenta y deliberada. Luego me mira a mí, pero no modifico laexpresión.—Nopuedoaceptarlo.Apartaladiadema.—¿Porqué?—Amariseloponeenlasmanosalafuerza—.¿Noosimporta

quitarmeelvestidodelcuerpo,peronoqueréisquitarmelacoronadelacabeza?—Nopuedo.—Elmercader sacude la cabeza sin cesar, pero cuando el oro

descansaensusmanos,yanoestá tanconvencido—.Aunquequisiera,nohaynadaporloquepuedacambiárosla.Valemásquetodoloquetengo.—Entonces¿cuántopodríaisdarnos?—lepregunto.Hace una pausa, elmiedo baila con la avaricia.Mira aAmari una vezmás

antes de contemplar la diadema que brilla en susmanos. Saca unmanojo dellaves del bolsillo y aparta un cajón demadera para dejar a la vista una cajafuertedemetal.Despuésdeabrirelcerrojoylatapa,inspeccionalamontañademonedasrelucientesquehaydentro.—Trescientaspiezasdeoro.Me abalanzo sobre él. Con esas monedas mi familia podría vivir una vida

entera. ¡O inclusodos!Medoy lavueltaparacelebrarloconAmaricuandosumiradamedevuelvea…«Notendríaestosinofuerapormisirvienta…Esloúnicoquemequedade

Binta».Habíatantodolorensusojos…Undolorquereconozcomuybien.Undolor

quesufrícuandoerapequeña,laprimeravezquemifamilianopudopagarlosimpuestosdelrey.Durante meses, Tzain y Baba salieron a pescar de sol a sol; por la noche,

aceptaban otros trabajos mandados por los guardias. Hicieron todo lo posibleparaevitarqueyomevieseinvolucrada,pero,alfinal,susesfuerzosresultaroninsuficientes. Ese día entré en el mercado flotante, con el amuleto de oro deMama. Era el único objeto de ella que pude recuperar, tirado al suelo y rotocuandolosguardiasselallevaronarastras.Después de lamuerte deMama,me aferré a ese amuleto como si fuese el

últimopedazoquequedabadesualma.Todavíamefrotoelcuelloaveces,comosimepicarasuausencia.

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—Noesnecesarioquelohagas.Siento un aguijón al decir esas palabras delante de tanto oro, pero

desprenderme del amuleto deMama fue como si le arrancara el corazón; undolortanintensoquenoselodeseonisiquieraaAmari.Sumiradasesuavizaysonríe.—Te burlaste de mí porque no quería quitarme el vestido, y tenías razón.

Estabaobsesionadaconloqueyahabíaperdido,perodespuésdetodoloquehahechomipadre,missacrificiosnuncaseránsuficientes.—Amarihaceungestoconlacabezaendirecciónalmercader.Yahatomadounadecisión—.NopudesalvaraBinta.Peroconelorodeestaventa…Podríamossalvaralosdivîners.MiroaAmariconintensidadmientraselmercadercogeladiademayapilael

oroenunasbolsitasdeterciopelo.—¡Llevaoselarco!—exclamaradiante—.¡Llevaostodoloquequeráis!Paseolamiradaporelcarromatohastadetenermeenunaresistentemochilade

cuero decorada con círculos y líneas. Me acerco para inspeccionar su firmetextura,peromedetengoaldarmecuentadequeeldiseñoestáformadoporunmontóndecrucesdibujadasconpuntos.Pasolasmanosporencimadelamarcadelclancamuflada,elsímbolosecretodeOya,midiosahermana.Silosguardiasllegaran a descubrir la verdad que se esconde en el estampado de esa bolsa,confiscaríanelcarromatoenterodelmercader.Inclusoesposiblequelecortasenlasmanos.—¡Tencuidado!—gritaelvendedor.RetirolamanoatodaprisaantesdedarmecuentadequehablaconAmari.Laprincesaledavueltasaunaempuñaduravacíaenlasmanos.—¿Quéesesto?¿Lefaltalahoja?—Apártaladetucuerpoysacúdela.Igualqueocurreconmipaloplegable,alsacudir laempuñaduraseextiende

una larga hoja de sable con una letal punta curvada. Resplandece con unaeleganciamortíferay,paramisorpresa, lasmanospequeñasdeAmariparecensostenerloconsoltura.—Mellevoesto.—Sinosabescómoutilizarlo…—advierteelmercader.—¿Quéosllevaapensarquenosé?ArqueounacejahaciaAmariyrecuerdolamencióndelaccidenteduranteel

entrenamiento de lucha. Di por hecho que la cicatriz era de la espada de su

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hermano, pero ¿acaso ella empuñaba otra espada? A pesar de haberla vistoescapardeLagos,nomeimaginoalaprincesaenfrascadaenunabatalla.El mercader recopila nuestra colección de monedas y bienes y nos insta a

marcharnos. Nos proporciona todo lo que necesitamos para viajar hastaChândomblé. Regresamos al encuentro de Tzain en silencio, pero entre lacicatriz, la diadema y el sable, ya no sé qué pensar. ¿Dónde está la princesamalcriada a la quemehabría gustado estrangular?Y ¿deverdad sabráblandiresesable?Cuandopasamospordelantedeunárboldepapayas,medetengoysacudoel

tronco hasta que cae un fruto amarillo. Le doy a Amari unos segundos paraalejarseantesdelanzarlelapapayamaduraalacabeza.Durante loqueduraun latido,Amaripareceajenaa loqueocurre:«¿Cómo

podréexplicárseloluego?».Sinembargo,encuantoelfrutopasasilbandocercadeella,tiralacestaalsueloysedalavueltacomoelrayo,consunuevosabledesplegado.Suvelocidadesdescomunal.Suspiro al ver que la papaya madura cae al suelo cortada en dos mitades

perfectas.Amarisonríeyrecogeunamitad.Ledaunmordiscotriunfal.—Siquieresagredirme,tendrásqueesforzarteunpocomás.

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CAPÍTULOCATORCE

INAN

Mataralachica.Matarlamagia.Miplanestodoloquetengo.Sin él, el mundo seme escurre entre los dedos. Lamaldiciónmaji que ha

caídosobremíamenazaconsalirdemipiel.«Tepropongountrato»,susurralachicaenmicabeza,yfrunceloslabiosal

hablar.«Nadietieneporquésaberqueeresunasucialar…».—Malditasea.Aprietolosdientes.Nobastaparaanularelrestodesumalvadocomentario.

Conel recuerdodesuvoz,mi infecciónafloraa lasuperficie,mepicabajo lapiel, queme abrasa. Conforme aumenta el picor, las voces rotas crecen.Másaltas.Másagudas.Como si intentase tragarme un ladrillo a la fuerza, lucho por tragarme la

magia.«Uno…,dos…».Cuento mientras combato. El aire que me rodea empieza a refrescarse. El

sudor seme acumula en la frente. Cuando por fin logro neutralizar lamagia,respirodemaneraentrecortada,jadeando.Peroporlomenosconsigoaplacarlaamenaza.Porunbreveinstante,estoyasalvo.Sol…—Inan.Mevuelvoa todaprisaycomprueboquellevebienpuestoelcasco.Pasoel

pulgarporencimadelahebillapordecimoquintavezhoy.Juroquenotocómocreceelmechónblanco.JustodelantedelasnaricesdeKaea.Laalmirantecabalgaalacabezaymeindicaqueletomeelrelevoyguíeyo.

Nodebe darse cuenta de que he ido detrás de ella todo el día para evitar quepudiera mirarme. Hace apenas unas horas estuvo a punto de descubrirlo.Mepilló desprevenido mientras miraba mi reflejo en un arroyo. Si se hubieraacercadounpocoantes…Siyomehubieseentretenidounpocomás…

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«¡Concéntrate,Inan!».¿Quéestoyhaciendo?Esassuposicionesy lamentosnome llevananinguna

parte.Mataralachica.Matarlamagia.Esoesloúnicoquetengoquehacer.Aprietolosmusloscontramileopardariadenieve,Lula,paraazuzarlaaseguir

aKaea,concuidadodeesquivarloscuernosquesobresalendesuespalda.Silegolpeo demasiado fuerte en uno de ellos,mimonturame tirará de la silla sincontemplaciones.—Vamos.—Tirode las riendasdeLula cuandogruñe—.No seas tanvaga,

malditabestia.Lula enseña los colmillos serrados, pero acelera el paso. Avanza en zigzag

entre los roblesmarulayseagachaparanochocarcon losbabuinontesquesecolumpiandelasramascubiertasdefrutas.Le acaricio el pelajemoteado en señal de agradecimiento cuando llegamos

hasta donde estáKaea. La leopardaria suelta otro gruñido grave, pero frota elhocicocontramimano.—Decidme—diceKaeacuandoyaestoycerca—.¿Quéosdijoelaldeano?«¿Otravez?».Cielos,estamujernoserinde.—Hayalgoensuhistoriaquenoencaja.Necesitoquemelarepitáisunavez

más.Kaea alarga la mano por detrás de su pantenaria para liberar el halcón de

fuegopetirrojodelajaula.ElaveseapoyaenlasillademontarmientrasKaealeata una nota a una pata. Seguro que es unmensaje para Padre. «Seguimos lapistadelpergaminohaciaelsur.Además,sospechoqueInanesunmaj…».—Measeguróque era cartógrafo—miento—.La ladronayAmari fueron a

verlodespuésdeescapardeLagos.Kaealevantaelantebrazoyelhalcóndefuegoextiendesusanchasalasantes

deecharavolaryperderseenelcielo.—¿Cómosupoquesedirigíanalsur?—Lasviotrazarlarutaenelmapa.Kaeaapartalamirada,peroantesmepercatodelbrillodeladudaensusojos.—Nodeberíashaberinterrogadoanadieenmiausencia.—¡Y la aldeanodebería haber ardido!—exclamo—.Sigo sin ver para qué

nossirveobsesionarnosconloquepodríaynopodríahaberpasado.«Relájate,Inan».NoesconKaeaconquienestoyfurioso.Peroyahafruncidoloslabios.Hetiradodemasiadodelacuerda.—Losiento.—Suspiro—.Noqueríadecireso.

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—Inan,sinosoiscapazdegestionaresto…—Estoybien.—¿De veras? —Me mira a los ojos seria—. Porque si creéis que me he

olvidadodelpequeñoepisodioqueossucedió,sientodecirosqueosequivocáis.«Malditosseanloscielos».Kaeaestabapresente laprimeravezque lamagiameatacóen lascostasde

Ilorin.Lanochequemellenólacabezadesonidos.Semehaceunnudoenlagargantacuandotratodeempujaresamaldiciónmás

abajo.—Nopiensopermitirqueelpríncipemueramientrasyoestoydeguardia.Si

vuelveasucederalgoasí,osmandodirectoalpalacio.Semeencogeelcorazónhastatalpuntoqueeldolormeaprisionaelpecho.

Nopuedemandarmedevueltaacasaenestascondiciones.Antestienequemorirlachica.«Tepropongountrato».Suvozvuelveacolarseenmicabeza.Estanrealque

me da la impresión de queme está susurrando al oído. «Déjame en paz y teguardaréestesecretito.Nadietieneporquésaberqueeresunasucialar…».—¡No!—grito—.Nofueunepisodio.Lodelaplaya.Yo…,yo…—Respiro

hondo.«Relájate»—.MeparecióverelcadáverdeAmari.—«Exacto,esoes»,pienso—.Mediovergüenzadarmecuentadehastaquépuntomeafectaba.—Ay,Inan…—LadurezaenlaexpresióndeKaeasesuaviza.Alargaelbrazo

y me coge de la mano—. Perdóname. No puedo imaginarme lo terrible quedebiódeser.Asiento con la cabeza y le aprieto la mano. Demasiado fuerte. «Suéltala».

Peroelcorazónsemeacelera.Unanubedecolorturquesapareceirradiardemipechoyfluyecomoelhumodeunachimenea.Regresaamíeloloraromeroyceniza.Losgritosdelachicaenllamasresurgen…El calor de las llamas me lame la cara. Un humo sofocante me llena los

pulmones.Acadasegundo,elfuegoreptamáscercademicuerpo,eliminatodaoportunidaddeescapar.—¡Socorro!Caigo al suelo.Mis pulmones rechazan el aire rancio. Las llamaradas me

atrapanlospies…—¡Socorro!Tiro de las riendas de Lula. El animal suelta un gruñido amenazador y se

detieneenseco.—¿Quéocurre?—Kaeavuelvelacabezadesdesumontura.

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HundolasmanosenelpelajedeLulaparaocultareltemblor.Semeacabaeltiempo.Lamagiaescadavezmáspotente.Comounparásitoquesealimentademisangre.—Amari—digo medio atragantado. Me quema la garganta igual que si la

tuviera llena de humo—. Estoy preocupado. Nunca había salido del palacio.Podríasalirmalherida.—Yalosé—meconsuelaKaeaconvozdulce.Mepreguntosihablarádela

misma manera cuando Padre pierde los estribos—. Pero no está del todoindefensa.Hayunarazónporlaqueelreysepasótantosañosinsistiendoenquelosdosaprendieraisautilizarlaespada.MeobligoadecirquesíyfinjoescucharaKaeamientrassiguehablando.Una

vezmás,empujolamaldiciónalomásprofundodemiser,pasandoporaltoelmodoenquecambialatexturadelaireamialrededor,volviéndolomásfino.Sinembargo,aunquelamagiaremite,micorazónsiguelatiendodesbocado.Elpodermeardedentro.Seburlademí.Mecorrompe.«Mátala»,merecuerdo.Mataréaesachica.Mataréestamaldición.Sinopuedo…Meobligoarespirarhondo.Sinopuedo,estoymuerto.

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CAPÍTULOQUINCE

AMARI

Solíasoñarconescalarunamontaña.A altas horas de la noche, cuando todo elmundo en palacio se había ido a

dormir,BintayyocorríamosporlospasillospintadosalaluzdeunaantorchaynosdeslizábamosporlossuelosdebaldosashastallegaralsalóndelaguerradePadre.Cogidasdelamano,acercábamoslaantorchaaltapizdelmapadeOrïsha,un mapa que parecía tan grande como la vida ante nuestros jóvenes ojos.PensabaqueBintayyopodríamosverelmundojuntas.Creíaque,sidejábamoselpalacio,podríamosserfelices.Ahora,mientrasmeagarroalaempinadasuperficiedelaterceramontañaque

hemosescaladohoy,mepreguntoporquésoñaríaalgunavezconascenderalgomásaltoquelaescalinatadepalacio.Elsudorsemepegaalapielyempapalatelarugosadeldashikinegro.Unejércitointerminabledemosquitoszumbaymepicaenlaespalda.Seestándandounfestín,porquenopuedosoportarsoltarmedelamontañaeltiemposuficienteparaapartarlos.Ha transcurrido otro día entero de travesía, junto con una noche de sueño

reparador, menos mal. Aunque el clima se suavizó una vez que salimos deSokoto y nos adentramos más en la selva, me di cuenta de que Tzain habíavuelto a taparme con su capa cuando empecé a conciliar el sueño. Gracias anuestrasprovisiones,comeresmásfácil.Inclusolacarnedezorroylalechedecocoempiezanasabermeapolloyatédelacocinadelpalacio.Pensabaquelascosascomenzabanamejorarporfin,peroahorasientotalopresiónenelcuerpoqueapenaspuedorespirar.Llevamosbuenapartedeldíadecaminoyhemosascendidomilesdemetros,

locualnoshaproporcionadounasvistasasombrosasde la junglaque tenemosdebajo. Verdes de todas las tonalidades cubren el terreno y crean doselesinterminablesbajonuestrospies.Unríosusurrantesecontoneaentrelosarbustostropicales,yeslaúnicaaguaalavista.Conformeascendemos,sucaudalsevecadavezmásestrecho,sevaencogiendohastaconvertirseenpocomásqueunafinalíneaazul.

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—¿Cómopuedeexistiralgoaquíarriba?—preguntoentrejadeos.Respirohondoytiroconfuerzadelarocaquetengoporencimadelacabeza.

Al principio de nuestro viaje no comprobaba antes los asideros. Mis rodillasarañadas son un buen recordatorio de por qué no debo volver a cometer elmismoerror.Cuandoveoquelapiedraaguantafirme,meagarroyasciendounpocomásporlamontaña.Introduzcolospiesenunagrieta.Laurgenciadegritarseacumuladentrodemí,peromeobligoaacallarla.Yaheocultadolaslágrimasdosveces.Seríahumillantesollozardenuevo.—Amari tiene razón—contestaTzainpordetrásdemíybuscaunazona lo

bastanteanchaparaqueNailahpuedasubir.Suleonariasemuestratemerosadesdequeestuvoapuntoderesbalarporla

anterior montaña que escalamos. Ahora solo se atreve a trepar si Tzain ledemuestraantesqueellugaresseguro.—¡Seguidsubiendoynohagáismáspreguntas!—gritaZéliedesdearriba—.

Estáaquí.¡Tienequeestaraquí!—¿Deverdadlovisteis?—preguntaTzain.Vuelvo a pensar en el momento vivido en la tienda de Mama Agba, el

momentoenqueel futuroexplotóantenuestrosojos.Todoparecía tanmágicoentonces.Inclusorobarelpergaminoparecíaunabuenaidea.—Todosvimoscómoescalábamoslostres…—empiezoaresponder.—Pero¿visteiseste templo legendario?—insisteTzain—.QueMamaAgba

nos viera escalando no tiene por qué significar que Chândomblé exista enrealidad.—¡Subeycalla,Tzain!—gritaZélieaplenopulmón—.Confíaenmí.Séque

esreal.Eselmismorazonamientoquellevagritandotodoeldía,latozudezquenos

ha traídoacruzardeunprecipicioaotro.La realidady la lógicano importanparaella.Necesitaaferrarseaestoconuñasydientes,elfracasonisiquieraentraenelreinodesusposibilidades.MirohaciaabajopararesponderaTzain,peroverlosárbolesdelaselvamiles

de metros más abajo hace que me flojeen los músculos. Presiono el cuerpocontralamontañayagarroconfuerzalasrocas.—¡Ey!—exclamaTzain—.Nomireshaciaabajo.Lohacesgenial.—Nomientas.Casisonríe.—Siguesubiendo,vamos…Elpulsomepalpitaenlosoídoscuandovuelvoamirarhaciaarriba.Yaveoel

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siguienterepecho.Aunquemetiemblanlaspiernas,meobligoacontinuar.«Portodosloscielos,siBintapudieravermeahora…».Suhermosacarasefiltracomolasgotasdesangreenmimentecontodasu

antigua gloria. Por primera vez desde que la vi morir, me la imagino viva,sonriendo y ami lado.Hubo una noche, en la sala de la guerra, en la que sedeshizoelnudodelacofia.Supeloplateadocayóenvariascapassedosasylecubriótodalacabeza.«Y ¿qué ropa os pondréis cuando crucemos la cordillera de Olasimbo?»,

bromeó cuando le conté mis planes de escapar juntas al mar de Adetunji.«Aunque tuvieseis que correr, la reina preferiría caerse muerta antes depermitirosquellevaraispantalones».Sellevólamanoalacabezayfingiógritar,imitandoelagudotonodevozdeMadre.Mereícontantasganasesanochequeestuveapuntodeorinarmeencima.Apesardelascircunstancias,unasonrisaafloraenmicara.Bintaeracapazde

imitar a cualquier persona de palacio. Sin embargo, mi sonrisa se desvanececuando pienso en nuestros sueños perdidos y en los planes abandonados. Yocreía que podríamos escapar por los túneles del palacio. Una vez queestuviéramosfuera,novolveríamosaentrarnunca.Todoparecía tanseguroenesemomento…Pero¿acasoBintasupoentodomomentoqueeraunsueñoquenuncaveríahechorealidad?Esapreguntamerondamientrasllegoalsiguienterepechoymedoyimpulso

parasubir.Lamontañaseaplanayproporcionaunbreveespaciodedescanso,lobastanteanchoparapodertumbarmeenlahierbasilvestre.Mientrasmepongoderodillas,Zéliesedesplomaenun jardíndebromelias

autóctonasyaplastalosvistosospétalosrojosyvioletasconlospies.Meinclinohaciadelanteeinspirosudulcearoma.ABintalehabríanencantado.—¿Podemos quedarnos aquí?—pregunto mientras la fragancia a clavo me

tranquiliza.Nopuedoni imaginarmeseguirelascenso.LapromesadeChândomblénos

hatraídohastaaquí,peroseacabó.Levanto la cabeza justo en elmomento en queNailah clava las garras para

subiralrepecho.Tzainlasigue,cubiertodesudor.Sequitaeldashikisinmangasybajolamirada:laúltimavezquevielcuerpodeunchicofuecuandonuestrascuidadorasnosbañabanjuntosaInanyamí.Meruborizoysemecalientan lasmejillasalcaeren lacuentade lomucho

quemehealejadodelpalacioentodoslossentidos.Aunquenoesilegalquelosmiembrosdelarealezayloskosidánentablenrelaciones,adiferenciadeloque

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ocurreentredivînersykosidán,MadreseríacapazdemeteraTzainenlacárcelporloqueacabadehacer.Meaparto,deseosadeponermásdistanciaentrelapieldesnudadeTzainymi

rostrosonrojado.Perocuandomemuevo,misdedostopanconalgolisoyhueco.Medoylavueltaymeencuentrocaraacaraconuncráneoaplastado.—¡Cielos!—grito,yretrocedohechaunovillo.Semeerizaelvellodelanuca.Zélieseincorporadeunbrincoyextiendeel

palodecombate,listaparalucharencuantoseapreciso.—¿Quépasa?—pregunta.Señaloelcráneofracturado,quesehallaencimadeunapiladehuesosrotos.

Un agujero espeluznante por encima de la cuenca ocular señala su muerteviolenta.—¿Creéisquepodríaserotroescalador?—pregunto—.¿Alguienquemurió

enelintento?—No—respondeZélieconunaextrañaconfianza—.Noeseso.Inclina la cabeza e inspecciona el cráneo con más detalle. Una ráfaga fría

recorreelambiente.Zélieseagachayestiralamanohaciaelhuesodestrozado.Susdedosapenasrozanlacalaveracuando…Suspiro cuando el calor pegajosode la jungla se transformadegolpe enun

frío helador. Esa sensación gélida seme cala en la piel, yme llega hasta loshuesos.Sinembargo,laráfagapolarsoloduraunossegundos.Tanrápidocomohasurgido,sedesvaneceynosdejaabrumadosenlamontaña.—¡Ah!—Zéliejadeacomosiacabasedevolveralavida.Agarracontantafuerzalasbromeliasquelasfloressedesprendendecuajode

lostallos.—Portodoslosdioses,¿quéhasidoeso?—preguntaTzain.Zéliesacudelacabezayabrelosojosmásymásacadasegundo.—Lohenotado.Erasuespíritu…¡suvida!—Magia—reconozco.Da igual cuántas veces lo vea, su despliegue siempre consigue crear un

conflictodentrodemí.ApesardequeresurgentodaslasadvertenciascontralamagiaquePadremehizoenlainfancia,micorazónsellenadeadmiración.—¡Vamos!—exclamaZéliemientrasechaacorrercomounrayoysedirigea

lasiguientecuestadelamontaña—.Esmásfuertequetodoloquehabíasentidohastaahora.¡Eltemplotienequeestarcerca!Avanzocomopuedoparaseguirla,yapartomitemorenundeseodealcanzar

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elúltimosaliente.Cuandomeincorporoyalzolamiradaparaverquéhaysobreelempinadotramoqueacabamosdeascender,nocreoloqueveo.Chândomblé.Estáaquídeverdad.Unos bloques de piedra cubiertos demusgo están apilados enmontañas de

escombros, que pueblan hasta el último centímetro de la superficie plana. Ladestrucciónesloúnicoquequedadelostemplosylosaltaresqueenotrotiempocubrieronestatierra.Adiferenciadelajunglaydelasmontañasinferiores,aquínocantan losgrillosnipían lospájaros, ni siquiera zumban losmosquitos.Elúnico signo de que en algún momento llegó a existir vida son los cráneospartidosqueseabarrotanjuntoanuestrospies.Zélie se detiene delante de un cráneo, con las cejas enarcadas, aunque no

sucedenada.—¿Quéocurre?—pregunto.—Suespíritu…—Seinclinahaciadelante—.Sehadespertado.—¿Despertarsededónde?Retrocedounpasoymetropiezocontraunosescombros.Otroescalofríome

llenaconunmiedoimpronunciable,peronopuedodiscernirsiesrealosoloestádentrodemimente.—Nolosé.—Zélieserascaelcuello—.Hayalgoeneltemploqueamplifica

miashê.Puedosentirmimagia,enserio.Antesdequepuedaformularleotrapregunta,Zélieseinclinadenuevoytoca

otracalavera.Mellevolamanoalpechoalinstante.Estaveznoesunfríoheladorloquela

recorre comoun relámpago, sinouna imagen, teñidadeoro.Templosy torresmagníficos se elevan, estructuras asombrosas adornadas con imponentescascadas.Hombres,mujeresyniñosdepieloscura con sofisticadas túnicasdeantedeambulanporellugar,unashermosaslíneasysímbolosmoteansupielyformanelegantesremolinosblancos.Aunqueelfogonazodurasolounossegundos,laimagendeloslujosossuelos

del santuario se queda fija enmimemoriamientrasmiro las ruinas que tengodelante.Chândombléerauntemploradiante.Ahoranoesmásqueaire.—¿Quécreesquesucedióaquí?—lepreguntoaZélie,aunquetemoqueyalo

sé.Padredestruyólabellezadelamagiaenmivida.¿Porquénoibaahacerlo

mismoportodoelmundo?Espero la respuesta deZélie, peronome contesta. Su cara se endurece con

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cadasegundoquepasa…Vealgomás,algoqueyonologroadvertir.Unasuaveluzcolor lavandaempiezaabrotardesusdedosysalea lasuperficiemientrasZélieexplorasuspoderesporprimeravez.Al verla, mi curiosidad aumenta. ¿Qué otras cosas puede ver? Aunque la

noción de la magia sigue haciendo que se me acelere el pulso, parte de mídesearíapoderexperimentar suarrebatopor lomenosunavez.ElarcoírisqueirradiabalamanodeBintamebañalamentehastaqueoigoqueTzainnosllama.—Miradesto.Seguimos la voz de Tzain hasta que nos encontramos frente a la única

estructura de la montaña que sigue en pie. El templo se alza hacia el cielo,construidocontralaempinadacaradelaúltimainclinaciónrocosa.Adiferenciadelosbloquesdepiedra,estaestructuraestáconstruidaconmetalennegrecido,surcadopor restosamarillosy rosadosque indicanqueenotro tiempobrillabacomo el oro. Las viñas y el musgo crecen por los laterales y oscurecen filasinterminablesderunasmágicasgrabadasenelfrisodeltemplo.Zéliesedirigealaentradasinpuerta,peroNailahsueltaundiscretogruñido.—Nopasanada,Nailah.—Zélieledaunbesoenelhocico—.Quédateaquí,

¿deacuerdo?Nailahrefunfuñaysedesplomadetrásdeunapiladepiedrasrotas.Unavez

queNailahsehaaposentado,entramosporlaaperturayrecibimosencantadoselauramágica,tandensaquecasipuedonotarsupesodentrodelasala.TzainseacercamásaZéliemientrasyomeentretengoenpasarlamanoporelaire;lasoscilacionesdeenergíamágicaseescurrenentremisdedosigualquelosgranosdearena.Losrayosdeluzsecuelanporelóculoresquebrajadodeltecho,iluminandola

cúpulapintada.Las imágenessesucedenhasta llegaraunashilerasdepilares,decoradosconcristalesdecoloresymineralesrelucientes.«¿Porquénodestruyeronesto?»,mepreguntomientraspasolosdedosporlos

grabados. Curiosamente, el templo está casi intacto, un árbol solitario en unbosquecalcinado.—¿Ves alguna puerta?—pregunta a gritos Tzain desde la otra punta de la

estancia.—Nada—respondeaZélietambiénenvozalta.Elúnicoelementovisibleentodalasalaesunaestatuagigantescaencastrada

contralapareddelfondo,cubiertadepolvoyviñastrepadoras.AndamoshastaallíyTzainpasalasmanosporlapiedragastada.Laestatuaparecerepresentara

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unaancianavestidaconropajessuntuosos.Unacoronadoradaadornasusrizosblancosesculpidosenpiedra,elúnicometalsinmanchasqueseaprecia.—¿Esunadiosa?—preguntomientrasescudriñolaestatua.En todos mis años de vida, nunca he visto una representación de una sola

deidad.Nadieseatreveríaacolocarunaenelpalacio.Siemprehabíadadoporhecho que la primera vez que viese un dios o una diosa, tendría un aspectosimilaralosretratosrealesquecuelgandelsalónprincipal.Sinembargo,apesarde la suciedad, esta estatua conserva un aire regio que ni el cuadro másmagníficopodríatransmitir.—¿Quéeseso?Tzainseñalaunobjetoenlamanodelamujer.—Parece un cuerno. —Zélie alarga la mano para inspeccionarlo—. Qué

extraño…—Repasa el metal oxidado con la mano—. Tengo la impresión deoírloenmimente.—¿Yquédice?—lepregunto.—Esuncuerno,Amari.No«dice»nada.Semesonrojanlasmejillas.—Bueno,siesunaescultura,¡notendríaporquéemitirsonidos!—Callad,porfavor.—Zéliesellevaeldedoíndicealoslabiosyluegocoloca

ambasmanosenelmetal—.Creoqueintentatransmitirmealgo.Contengolarespiraciónalvercómojuntalascejas,concentrada.Alcabode

unosmomentoseternos,empiezanabrillarlelasmanosconunaresplandecienteluzplateada.Parecequeelcuernosealimentadesuashê,ybrillaconmásfuerzacuandoZélieseesfuerza.—Tencuidado—leadvierteTzain.—Yalotengo.—Zélieasiente,peroempiezaasacudirse—.Estácerca.Solo

hacefaltaunúltimoempujón…Unlentocrujidorugebajonuestrospies.Doyunrespingoaloírlo.Nosdamos

la vuelta, sorprendidos, al ver que una baldosa enorme se separa del resto delsuelo.Laabertura revelaunaescaleraquebajaenespiralhaciaunahabitacióntanoscuraqueloocultatodoenlanegrura.—¿Creéisqueessegurobajar?—susurro.Loslatidossemeacelerancuandocontemplolaoscuridad.Meagachoyme

asomopor la compuerta para vermejor, perono se aprecia ninguna fuente deluz.—Nohay ninguna otra puerta.—Zélie se encoge de hombros—. ¿Qué otra

opciónnosqueda?

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Tzain corre al exterior y regresa con un hueso de fémur carbonizado yenvueltoenunretalquehacortadodesucapa.Zélieyyoretrocedemos,peroélpasa por delante y enciende la tela con el pedernal, para crear una antorchacasera.—Seguidme—nosindica.Suvozautoritariahacequedisminuyamimiedo.Empezamos adescender conTzain a la cabeza.Aunque el hazde luzde la

antorcha ilumina nuestros pasos, no alcanza nada más. Mantengo una manopuestaenlaparedrugosaycuentolasrespiracioneshastaqueporfinllegamosalaplantainferior.Encuantomispiesdejanelúltimoescalón,lacompuertaquetenemosencimasecierraconuncrujidoensordecedor.—¡Cielos!Michillidoreverberaenlaoscuridad.MecobijoenZélie.—¿Quéhacemosahora?—preguntotemblando—.¿Cómosalimosdeaquí?Tzainsedalavueltaeintentavolverasubirlospeldaños,perosedetieneen

cuantooímosunsiseo.Alcabodeunossegundoslaantorchaseapagaynosdejaenlamásabsolutanegrura.—¡Tzain!—gritaZélie.Elsiseocrecehastaqueunabocanadadeairedulzónycálidomerocíacomo

sifueralluvia.Cuandoinhalo,mismúsculosempiezanaralentizarsealinstante,yalpoconotoquesemenublalamente.—Veneno—logra pronunciar Tzain antes de que oiga el golpe seco de su

cuerpoalcaeraplomoalsuelo.Ni siquiera tengo oportunidad de asustarme antes de que la oscuridad me

envuelvaporcompleto.

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CAPÍTULODIECISÉIS

INAN

NotounmurmulloyelsilencioqueseexpandeenelambientecuandomilegióndesciendesobreSokoto.Notardomuchoenaveriguarporqué.Somoslosúnicosguardiasalavista.—¿Dóndeestánlaspatrullas?—preguntoenvozbajaaKaea.Elsilencioesensordecedor.Escomosiestagentenohubiesevistonuncaen

directoelsellodeOrïsha.SololoscielossabenloqueharíaPadresipresenciarasemejantefaltaderespeto.Desmontamosdenuestrosanimalesjuntoaunlagotanlimpioquereflejalos

árboles que lo rodean como si fuese un espejo. Lula enseña los dientes a ungrupodeniños.Sedesperdiganmientrasellabebeagua.—Nomandamosguardiasalosasentamientosnómadas.Seríaundesperdicio

de recursos, teniendo en cuenta que los viajeros cambian de lugar cada pocosdías.Kaeasedesabrochaelcascoyelvientolealborotaelpelo.Elcuerocabelludo

mepicaymeentranganasdehacerlomismo,perotengoqueocultarelmechónblancoatodacosta.«Encuéntrala».Respiro el aire limpio y fresco e intento olvidarmimechón

blanco, aunque sea por un momento. A diferencia del calor y la neblina deLagos, el ambiente de este pequeño asentamiento es puro.Revitalizante.Cadarespiración limpia apaga el ardor de mi pecho mientras intento aplacar lamaldición,peroelpulsosemeaceleraalestudiar lascarasde losdivînersquenos rodean. He estado tan obsesionado en acabar con la chica que nome heparadoapensarencómopodríaacabarellaconmigo.Agarrolaempuñaduradelaespadamientrassaltoconlamiradadeundivîner

alsiguiente.Todavíanohecomprobadolaenvergaduradelamagiadelachica.¿Cómopodríadefendermesimeatacase?«¿Ysi luchaconlaspalabras?».Sientounescalofríodeterror; lamagiaque

sientodentromeabrasa.Bastaríaconquelachicaseñalasemicasco,identificase

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lamaldiciónqueocultadebajo.Entonces,Kaeaveríamimechónblanco.Todoelmundodescubriríamisecreto…«Concéntrate, Inan». Cierro los ojos y sujeto con vigor el cálido peón de

sênet. No puedo permitirme que mis pensamientos sigan girando en espiral.Tengoquecumplirconmiobligación.Orïshaestáamenazada.Conforme losnúmeros instauranelordena la fuerzaenmimente,busco la

empuñaduracurvadademicuchilloarrojadizo.Conmagiaono, conungolpecerteropodríadesarmarla.Unahojaafiladapodráatravesarleelpechoapesardesuspoderes.Sinembargo,pormásquemededicoaconfabularypensarmaniobras,saltaa

lavistaquelachicanoestáaquí.Aunquenofaltandivînersquememirenconasombro,susojosplateadosnoseencuentranentreellos.Sueltoelcuchillomientrasalgoquenosédiscernirsedesinflaenmipecho.

Mehundeigualqueladecepción.Y,alavez,esunalivio.—Tomadestoscarteles—ordenaKaeaalossoldados.Leentregaacadauno

delosdiezhombresunrollodepergaminoconunretratodelacarasuciadelachica dibujado con tinta—. Averiguad si alguien la ha visto a ella o a unaleonariaconcuernosdetoro:noeshabitualencontraresosanimalestancercadenuestracosta.—EntoncesKaeasevuelvehaciamíconloslabiosfruncidosporla determinación—. Registraremos a los mercaderes. Si es cierto que sedirigieron al sur, este es el primer lugar en el que podrían haber cogidoprovisiones.Asientoconlacabezaeintentorelajarme,peromeresultaimposiblealestar

tancercadeKaea.Sepercatadecualquiermovimiento,porpequeñoquesea;susorejasparecenmoversecasiconcualquiersonido,igualquelasdelosfelinos.Caminodetrásdeellay,concadapaso,elesfuerzodesuprimirmispoderesse

vuelvemás insoportable.El acero de la armadura empieza a pesarme como sifuesedeplomo.Aunquecaminamosdespacio,mecuestamantenerelpaso.Coneltiempo,comienzoaquedarmerezagado.Meinclinohaciadelanteyapoyolasmanosenlasrodillas.«Solotengoquerecuperarelalie…».—¿Quéhacéis?Doyunrespingo,pasandoporaltolaintensidaddemimaldicióncuandooigo

eltonoirritadodeKaea.—Las…las tiendas.—Señalo laschozasnaturalesque tengodelante—.Las

estabainspeccionando.A diferencia de los postes metálicos y las pieles de hipones curtidas que

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empleamosparamontarnuestrastiendasdecampaña,estoscobijosestánhechosderamasyrecubiertosdemusgo.Dehecho,suestructuraresultacuriosamenteeficaz.Elejércitopodríaadoptarsustécnicas.—No es el momento de fijarse en la arquitectura rudimentaria. —Kaea

entrecierralosojos—.Concentraosenlatareaquetenemosentremanos.Girasobresus talonesycamina todavíamásdeprisa,ahoraque lehehecho

perder tiempo. Me apresuro a seguirla, pero cuando nos aproximamos a loscarromatosylascarretas,unamujerrobustamellamalaatención.Adiferenciadelrestodenómadas,nonosmiraconinterés.Esmás,nonosmiraenabsoluto.Dirigelaatenciónhaciaelhatillodemantasqueacunaenelpecho.Igual que un estornudo contenido, mi maldición aflora a la superficie. Las

emociones de la madre me golpean con la fuerza de un bofetón en la cara:chispas de rabia, pálidas ráfagas demiedo. Pero, por encimade todo, un afánprotectorquequema,desafiantecomouna leopardariadenievequevigilaasuúnicocachorro.Nocomprendoporquéhastaqueelhatilloque tienecontraelpechoseponeallorar.«Unniño…».Mis ojos se desplazan desde la piel color castaño de la mujer hasta la

voluminosa piedra que agarra con vigor. Su terror seme cuela en los huesos,perosuresoluciónmequemaconmásfuerzatodavía.—¡Inan!Vuelvo a concentrarme en el presente… No me queda más remedio que

hacerlocadavezqueKaeamellama.Peromientrasmeacercoaloscarromatosde los mercaderes, vuelvo a mirar a la mujer por última vez y me trago lamaldición,apesardequemeardeenelestómago.¿Dequétienemiedo?Y¿quéibaahacerleyoasuhi…?—Esperad.Me detengo cuando pasamos por delante de un carromato tirado por

guepardarios de un cuerno. Las criaturas con manchas me observan con ojosanaranjados.Unoscolmillosafiladosasomanbajosuslabiosperfiladosdenegro.—¿Qué?Unanubecolorturquesaflotaalrededordelapuerta,másgrandequeelresto

quehanidoapareciendoantemí.—Estetienemuchavariedad.Intentoparecerdespreocupadomientrasnosdirigimosalcarromato.«Yelaromaasalmarinadelalmadelachica».Aunqueluchocontramimagia,suolormerodeacuandoatraviesolanube.La

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divînerapareceenmimentecontododetalle,supieloscuraescasiluminiscentebajoelsoldeSokoto.Laimagenduraapenasunsegundo,peroesefogonazobastapararetorcerme

las vísceras. Siento la magia igual que un parásito dentro de la sangre. Merecolocoelcascoycruzamoselumbraldelapuerta.—¡Bienvenidos,bienvenidos!La ancha sonrisa del anciano vendedor se escurre de su cara oscura con la

rapidezdeunchorrodepinturafresca.Seponedepieyseagarraalosladosdelcarromatoparanoperderelequilibrio.Kaeasacudeelpergaminoconelretratodeladivîner.—¿Hasvistoaestachica?El mercader entrecierra los ojos y se limpia las gafas con la camisa. Muy

despacio.«Quiereganartiempo».Cogeelcartel.—Nopuedodecirquelahayavisto.Seleformangotasdesudorenlafrente.MiroaKaea;ellatambiénsehadado

cuenta.Nohacefaltamagiaparasaberqueesteincautomiente.Mepaseoporelpequeñocarromato,rebuscando,tirandoalgunosobjetospara

verquéencuentro.Hallounfrasquitoconformadelágrimaquetienetintenegroymelometoenelbolsillo.El mercader se queda quieto durante un rato. Demasiado quieto para ser

alguienqueno tienenadaqueocultar.Sepone tenso cuandomeacerco aunacajagrandedemadera,asíque ledoyunapatadaconelpie.Lasastillassalenvolando.Detrásapareceunacajafuerte.—No…Kaeaempujaalvendedorcontralaparedylocachea.Melanzaunmanojode

llaves.Pruebo todasy cadaunade las llaves en la cerradurade la caja fuerte.«¿Cómoseatreveamentirme?».Abro el cofre con ímpetu y con la esperanza de encontrar una pista

incriminatoria. Pero entonces atisbo las joyas de la diademadeAmari. Semecortalarespiración.Verlo hace que retroceda en el tiempo yme devuelve a la época en la que

éramosniños.Eldíaenqueselapusoporprimeravez.Elmomentoenquelehicedaño…Meescondodetrás de las cortinas de la enfermería del palacio. Luchopor

contener las lágrimas como sea. Mientras me oculto como un cobarde, losmédicosquevanacurarle lasheridasaAmaridejansuespaldaa lavista.Se

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merevuelveel estómagoal verel tajoen laespalda.Rojoyencarneviva,elcorte le recorre toda la columna. La sangremana cada vezmás y lo empapatodo.—Losiento—sollozoentrelascortinas,yhagounamuecacadavezquelas

agujasdelmédicolahacenchillardedolor—.Losiento.Memuero de ganas de gritar: «Te lo prometo. ¡No volveré a hacerte daño

nunca!».Perolaspalabrasnosalendemiboca.Amariestátumbadaenlacamilla.Gritasincesar.Rezaparaquelaagoníatermine.Alcabodeunashoras,Amarisequedacallada.Siguetumbadaenlacamilla,

ytanagotadaquenisiquierapuedehablar.Mientrasgime,susirvienta,Binta,sesubealacamillaylesusurraalgoque,nosécómo,consiguearrancarunasonrisaenloslabiosdeAmari.Escucho y observo con atención. Binta consuela a Amari mejor que

cualquieradenosotros.Lecantahastaqueseduermegraciasasuvozmelódica,ycuandoAmariconciliaelsueño,BintacogelaantiguatiaradentadadeMadreyselaponeaAmarienlacabeza…NohabíadíaenqueAmarinolucieraesatiara.LaúnicapeleacontraMadre

queganómihermanaensuvida.Haríafaltaungorileónparalogrararrancárseladelacabeza.Paraqueestajoyaestéaquí,mihermanatienequeestarmuerta.Aparto a Kaea con brusquedad y le pongo el cuchillo en la garganta al

mercader.—Inan…Silencio aKaea con un gesto.No esmomento de contenerse ni demostrar

discreción.—¿Dedóndehassacadoesto?—La…lachicamelodio—diceconvozroncaelmercader—.¡Ayer!Agarroelpergamino.—¿Ella?—No.—Elvendedorniegaconlacabeza—.Estuvoaquí,peromelodiootra

chica.Teníalapieldecolorcobre.Ojosbrillantes…¡comolosvuestros!«Amari».Esosignificaquecontinúaviva.—¿Quécompraron?—interrumpeKaea.—Unsable…Variascantimploras.Parecíaquefuesenahacerunviaje,como

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siquisieraniralajungla.Kaeaabrelosojoscomoplatos.Mearrancaelpergaminodelasmanos.—Tienequesereltemplo.Chândomblé.—¿Aquédistanciaestá?—Undíaenteroalgalope,pero…—Salgamosya.—Agarroladiademaymedirijoalapuerta—.Sicabalgamos

rápido,esposiblequelasatrapemos.—Esperad—meindicaKaea—.¿Quéhacemosconél?—Porfavor…—elmercadertiembla—.¡Nosabíaqueerarobado!Pagomis

impuestoscuandotoca.¡Soylealalrey!Vacilóalmiraraldesdichadohombre.Séloquesesuponequedebodecir.SéloqueharíaPadre.—¿Inan?—preguntaKaea.Coloca lamano en la espada. Necesito darle una orden. No puedomostrar

debilidad.«Laobligaciónantesqueunomismo».—¡Por favor!—suplica el vendedor, aferrándose ami indecisión—. Podéis

llevaroselcarromato.Podéisllevarostodoloquetengo…—Havistodemasiadascosas…—interrumpeKaea.—Esperadunmomento—siseo.Notocómoelpulsomemartillealassienes.LoscadáveresabrasadosdeIlorinsesucedenenmimente.Lacarnequemada.

Laniñaquelloraba.«Hazlo»,meobligo.«Unreinovalemásqueunavida».Sin embargo, ya sehaderramado suficiente sangre.Mispropiasmanoshan

derramadotanta…Antesdequepuedadecirnada,elmercadercorredespavoridohacialasalida.

Unamanollegahastalapuerta.Unaexplosiónencarnadallenaelaire.Lasangremesalpicaelpecho.Elmercadersetambaleaysedesplomaenelsueloconungolpetazorotundo.ElcuchilloarrojadizodeKaealesaleporlanuca.Despuésdeexhalarcondificultadsuúltimosuspiro,elmercadersedesangra

ensilencio.Kaeamemiramientras seagachaparaextraerel cuchillocomosirecogieralarosaperfectadeunjardín.—Nodebéistoleraraquienesseentrometenenvuestrocamino,Inan.—Kaea

pisaelcadáverylimpialahojahastaquequedareluciente—.Ymuchomenosaquienessabendemasiado.

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CAPÍTULODIECISIETE

AMARI

Unaneblinaabandonamimentecuandoparpadeoyrecuperolaconsciencia.Mivisión entremezcla el pasado y el presente. Por un instante, aún noto el brilloplateadodelosojosdeBinta.Sin embargo, cuando pasa la alucinación, el destello de las llamas de unas

velasbailaporlasparedesdepiedratosca.Unroedorcorreteajuntoamispiesydoyunrespingo.Esentoncescuandomedoycuentadequeestoyinmovilizada,atadaaTzainyZélieporunafirmecuerda.—¿Chicos?Zélie se sacude a mi espalda, su voz todavía suena medio adormilada. Se

remueveyforcejea,perodaigualcuántointentaliberarse,lascuerdasnoceden.—¿Quéhapassssado?—preguntaTzainarrastrandolaspalabras.Tiradelosnudos,peronisiquierasuconsiderablefuerzalograliberarnosde

lasataduras.Duranteunosminutos, loúnicoqueseoyeen lacaverna sonsusgruñidos.Noobstante,alcabodeunratootrosonidoaumentadevolumen;nosquedamospetrificadosaloírunospasosqueseaproximan.—Elsable—susurraZélie—.¿Llegasacogerlo?RozoconlosdedoslosdeZéliemientrastanteoamiespaldaenbuscadela

empuñaduraextensible,perosoloagarroelaire.—Noestá—contestoenotrosusurro—.¡Selohanllevadotodo!Estudiamos la cueva en penumbra e intentamos localizar el bronce de mi

empuñadura,elresplandordelpaloplegabledeZélie.Alguienharobadotodasnuestrascosas.Nisiquieratenemosel…—¿Pergamino?—preguntaunavozatronadora.Me tensocuandounhombredemedianaedadaparecea la luzde lasvelas,

vestido con una túnica de ante sinmangas. Espirales y grecas blancas cubrencadacentímetrodesupieloscura.Zéliecogeaireylocontiene.—Unsêntaro…—¿Unqué?—susurro.

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—¿Quiénandaahí?—gruñeTzain,ysecontorsionacontra lascuerdasparaverquéocurre.Enseñalosdientesenseñaldedesafío.Elhombremisteriosonisiquieraparpadea.Seapoyaenunbastóntalladoenpiedra,agarradoalacaraquehayesculpida

enelmango.Unafuriainnegableleardedetrásdelosojosdorados.Empiezoapensar que no va a moverse jamás, cuando de repente se abalanza hacianosotros;Zéliedaun respingoalnotarqueelhombre leagarraunmechóndepelo.—Liso—murmuraconundejededecepción—.¿Porqué?—¡Quitadlelasmanosdeencima!—gritaTzain.Aunque Tzain no supone una amenaza ahoramismo, el hombre se retira y

sueltaelpelodeZélie.Sacaelpergaminodelcinturóndelatúnicayentrecierralosojosdorados.—Haceañosquelerobaronestoamipueblo.Tieneunacentofuerteypesado,distintodelosdialectosorïshanosquehabía

oídohastaahora.Miroconfijezaelpergaminoenrolladoquetieneenlamanoyreconozcounoscuantossímbolosdelrolloensupropiapiel.—Nos lo robaron.—Suvoz adquiere un tonoviolento—.Nopermitiré que

hagáislomismo.—Osequivocáis—suelto—.¡Nohemosvenidoarobar!—Esoesjustoloquedijeronellos.—Arrugalanarizmientrasmeolfatea—.

Apestasasumismasangre.Meapartoymeencojo,apoyadaenloshombrosdeTzain.Elhombrememira

conunodioquenopuedoesquivar.—Dice laverdad—seapresuraaañadirZélie,conunavozquesuenade lo

másconvincente—.Somosdiferentes.Losdiosesnoshanenviado.¡UnaVidentenosguiohastaaquí!«MamaAgba…».Vuelvo a pensar en sus palabras de despedida. «Estamos

destinados a hacer esto», me entran ganas de gritarle. Pero ¿cómo puedodefender eso cuando lo único que desearía ahora mismo sería no haber vistonuncaesepergamino?Elsêntaroechahumoporlanariz.Levantalosbrazosyelaireretumbaconla

amenazadelamagia.«Nosvaamatar…».Elcorazónmelatedesbocado.Aquíesdondeterminanuestroviaje.LasantiguasadvertenciasdePadreresuenanenmicabeza:«Contralamagia,

notenemosningunaposibilidad».Contralamagia,estamosindefensos.Contralamagia,podemosdarnospormuertos.

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—Vi lo que era esto antes—dice Zélie luchando contra el nudo que se leforma en la garganta—.Vi las torres y los templos, a los sêntaros que teníanvuestroaspecto.Elhombrebajalosbrazospocoapoco,yséqueZélieporfinhacaptadosu

atención. Traga saliva. Rezo a los cielos para que encuentre las palabrasapropiadas.—Séquesepresentaronenvuestrohogar,destruyerontodoloqueamabais.A

mímehicieronlomismo.Yamilesdepersonasqueseparecenamí.Selequiebralavozycierrolosojos.Detrásdemí,Tzainseponetenso.Se

mesecalagargantaaldarmecuentadeaquiénserefiereZélie.Miintuiciónnoseequivocaba.Padredestruyóestesantuario.Vuelvoapensarentodaslasruinas,enloscráneosmachacados,enlamirada

severadeZélie.LapacíficaaldeadeIlorincubiertaenllamas.LaslágrimasqueresbalabanporlacaradeTzain.LacascadadeluzqueescapódelaspalmasdeBintamellenaelpensamiento,

más hermosa que los propios rayos del sol. ¿Dónde estaría yo ahora si Padrehubiera permitido vivir a Binta? ¿Qué aspecto tendría todo Orïsha si hubieraaccedidoadarlesunaoportunidadalosmaji?Elsentimientodeculpameinvadeyhacequemeentrenganasdereplegarme

ydesaparecercuandoelhombrevuelvealevantarlosbrazos.Aprietolosojostodoloquepuedoymepreparoparaeldolor…Lascuerdassedesvanecen;nuestraspertenenciasreaparecenjuntoanosotros.Todavíaestoyabrumadapor lamagiacuandoelmisteriosohombresealeja,

apoyadoenelbastón.Mientrasnoslevantamos,pronunciaunaescuetaorden:—Seguidme.

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CAPÍTULODIECIOCHO

ZÉLIE

Elaguagoteaporlasparedesexcavadasenlapiedramientrasnosadentramosenel corazón de la montaña, acompañados del rítmico golpeteo del bastón denuestro guía. Las velas doradas se suceden en fila por la piedra rugosa eiluminan la oscuridad con su suave resplandor. Mientras piso la fría roca,observosinpestañearalhombre,todavíaincapazdecreerquetengaaunsêntaroantemis propios ojos.Antes delAsalto, solo los líderes de los diez clanes demajillegabanaconocerlosenestavida.MamaAgbasecaerádelasillacuandoselocuente.Aparto a Amari para acercarme más al sêntaro, con la intención de

inspeccionar lasmarcaspintadascon tintaenelcuellodelhombre.Semuevenporsupielconcadapaso,bailanconlassombrasdelallama.—Se llaman sênbaría —responde el hombre, como si pudiera percibir mi

mirada—.Elidiomadelosdioses,tanantiguocomoeltiempomismo.«Ahorayaséquéaspectotienen».Meinclinohaciadelanteparaestudiarlos

símbolos que con el tiempo acabaron convirtiéndose en el idioma yoruba,dándonoslalenguaconlaqueinvocarnuestramagia.—Sonmuyhermosos—respondo.Elhombreasiente.—LascosasquecreaMadreCielosiempreloson.Amariabrelaboca,perolacierraalinstante,comosiselopensaradosveces.

Algoseremueveenmiinterioralverlacaminarconnosotrosyobservarcosasquesololosmajimáspoderososdelahistoriahantenidoderechoacontemplar.Carraspeayparecerebuscarenlomásprofundodesuserhastaencontrar la

vozperdida.—Disculpadme—interviene—.Pero¿tenéisnombre?Elsêntarosedalavueltayarrugalanariz.—Todoelmundotienenombre,niña.—Ay,nomerefería…—Lekan—lainterrumpe—.Olamilekan.

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Lassílabashacencosquillasenlosrinconesmásrecónditosdemicerebro.—Olamilekan—repito—.¿«Miriqueza…aumenta»?Lekansevuelvehaciamíconunamiradatanintensaqueestoyconvencidade

quepuedeveratravésdemialma.—¿Recuerdasnuestralengua?—Algunaspalabras.Mimadremelaenseñócuandoerapequeña.—¿TumadreeraunaParca?Mequedoboquiabiertaporlasorpresa.Esimposibleidentificarlospoderesde

unmajiasimplevista.—¿Cómolohabéissabido?—pregunto.—Lopercibo—respondeLekan—.La sangrede lasParcascorredensapor

tusvenas.—¿Podéispercibir lamagiaenpersonasquenoseanmajinidivîners?—La

preguntasaledemísinquepuedaevitarlo,cuandoInanmevienealacabeza—.¿Esposiblequeunkosidánposeamagiaenlasangre?—Como sêntaros, nosotros no hacemos esa distinción. Todo es posible

cuando se trata de los dioses. Lo único que importa es la voluntad deMadreCielo.Sedalavueltaymedejaconmáspreguntasquerespuestas.¿Quépartedela

voluntaddeMadreCieloimplicaquelasmanosdeInanmeestrangulen?Intento apartar los pensamientos que me llevan a él mientras seguimos

avanzando.Tengo la impresión de haber viajado un kilómetro por lomenos através de los túneles cuandoLekan nos conduce a una cúpula ancha y oscurahoradadaenlamontaña.Levantalasmanosconlamismasolemnidadqueantes,provocandoqueelairezumbeconlaenergíaespiritualquedesprende.—Ìm lè àw n òrìshà—canta, el encantamiento yoruba fluye de sus labios

comoelagua—.Tànsíminíkíábáàyí.Tanìmlèsíìpàsawnmr!Derepente,lasllamasquerodeanlasparedesseapaganalavez,igualquela

antorchacaseradeTzain.Pero,alinstante,vuelvenaencenderseconnuevavidaeinundandeluzhastaelúltimorincóndelapiedra.—Por…—Todos…—Losdioses…Nossentimosmaravilladosalentraren lacúpuladecoradaconunmural tan

magnífico queme quedo sin palabras.Cadametro de piedras está cubierto devistosaspinturasqueilustranalosdiezdioses,losclanesdelosmaji,ytodolo

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imaginable.Sonmuchomásimpresionantesquelostoscosdibujosdelosdiosesque solían existir antes del Asalto, que los cuadros escondidos que aparecíanaquíyallá,quelosescasostapicestejidosquesolosemostrabanenlaproteccióndelanoche.Esas imágeneserancomoresplandoresdeunosrayosdeluz.Estemuralescomomirarcaraacaraalsol.—¿Quéeseso?—preguntaenunsusurroAmari.Davueltasconlaintención

decaptartodaslasimágenesdevez.Lekan nos indica que nos acerquemos, así que tiro deAmari y la sostengo

cuandosetambalea,mareada.Elsêntarocolocalasmanosenlapiedraantesderesponder:—Elorigendelosdioses.Susojosdoradosrelucenyunabrillanteenergíasaledesupalmayseexpande

porlapared.Conformelaluzviajaporlapintura,laobradearteresplandecey,pocoapoco,lasfigurascobranvida.—Cielos…—exclamaAmari,ymeagarradelamuñeca.La magia y la luz aumentan de intensidad conforme el alma del mural se

vuelveanimadaantenuestrosojos.—Alprincipio,nuestraMadreCielocreóloscielosylatierraytrajolavidaa

la inmensa oscuridad. —Unas luces resplandecientes salen en espiral de laspalmas de una anciana que reconozco porque era la estatua que vimos en elprimerpiso.Sutúnicadecolorpúrpurarelucecomolasedaalrededordesuregiasilueta mientras los nuevos mundos cobran vida—. En la tierra,Madre Cielocreóalossereshumanos,sushijosdesangreyhueso.Enloscielos,dioaluzalos dioses y las diosas. Cada uno de ellos pasó a dar cuerpo a un fragmentodistintodesualma.AunqueMamaAgbayamehabíacontadoestahistoria,nuncalahabíasentido

tanrealcomoenestemomento.Trasciendeelreinodelasfábulasylosmitosyseconvierteenauténticahistoria.Todosnosquedamosmirandoconlosojosylabocamuyabiertosmientras los sereshumanosy losdioses surgena lavezdeMadreCielo. Los humanos caen a la tierramarrón, a la par que las deidadesreciénnacidasflotanentrelasnubesdelcielo.—MadreCielo amaba a todos sus hijos, todos ellos creados a su imagen y

semejanza.Paravincularnosa todos, compartió susdonescon losdiosesyasínacieronlosprimerosmaji.CadaunadelasdeidadestomóunapartedelalmadeMadreCielo,unamagiaquesesuponíaquedebíanofreceralossereshumanosdelatierra.YemjatomólaslágrimasdelosojosdeMadreCieloyseconvirtióenlaDiosadelMar.

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Unaimpresionantediosadepieloscuraconvivarachosojosazulesdejacaerunaúnicalágrimaenelmundo.Encuantoaterriza,explotaycrealosocéanos,loslagosylosarroyos.—Yemjaproporcionóelaguaasushermanoshumanos,yenseñóaquienesla

adoraban cómo controlar su vida.Sus pupilos estudiaron las enseñanzas de sudiosaprotectoraconunadisciplinaférreayobtuvieroneldominiodelmar.«ElnacimientodelosAmosdelasMareas»,recuerdodepronto.Porencima

denosotros,losmiembrospintadosdelclanOmisacudenlasaguasasuantojo,haciéndolasbailarconunafacilidadpasmosa.Lekan narra el origen de un dios tras otro y explica la simbología de cada

deidadydesusmajiconformevamosavanzando.Nosenteramosdelahistoriade Sàngó, quien tomó el fuego del corazón de Madre Cielo para crear a losAbrasadores;deAyao,quientomóelairedelalientodeMadreCieloparacrearalosAmos delViento.Estudiamos a nueve dioses y diosas, hasta que solo nosquedauno.Espero a queLekan empiece su última exposición, pero entonces se vuelve

haciamí,conunaintensaexpectaciónpresenteenlamirada.—¿Yo?Doyunpasoadelante; laspalmasdelasmanosmesudancuandomecoloco

ensulugar.Estaeslapartedelahistoriaquemejormesé,elrelatoqueMamamecontótantasvecesqueinclusoTzaineracapazderecitarlodememoria.Perocuando era pequeña, no era más que un mito, una fantasía que los adultosingeniabanparaentreteneralosniños.Porprimeravez,elrelatoparecereal,estátejidoenlaurdimbredemipropiavida.—Adiferenciadesushermanasyhermanos,Oyaeligióesperarhastaelfinal

—enuncioenvozalta—.NotomónadadeMadreCielo,comohabíanhechosushermanos.Enlugardeeso,lepidióaMadreCieloqueledieraalgo.Observomientrasmidiosahermanasedesplazaconlagraciadeunhuracán,

retratada con todo su poder y su resplandor. La belleza de piel obsidiana searrodillaantesumadre,susropajesrojosflotancomoelviento.Laestampamedeja sinaliento.Suportedenotapotencia,una tormenta se fraguabajo supielnegra.—En reconocimiento a la paciencia y la sabiduría de Oya,Madre Cielo la

recompensó con el dominio sobre la vida —continúo—. Pero cuando Oyacompartióestedonconsuspupilos,lahabilidadsetransformóenelpodersobrelamuerte.SemeaceleraelpulsoalverquelasdistintasParcasdelclanIkúdespliegan

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sus letales habilidades, la clase de maji en la que yo estaba destinada aconvertirme. Aunque estén dentro del mural, sus sombras y sus espíritus seelevan,obedientesejércitosdelosmuertos,ydestruyenlavidacontormentasdeceniza.La representación mágica me transporta mentalmente a la época vivida en

Ibadan, cuando observaba a los mayores recién elegidos que demostraban sudestreza ante nuestro clan de Parcas. Cuando eligieron aMama, las sombrasnegrasdelamuertequegiraronasualrededoreranmagníficas.Aterradorasyalmismotiempofascinantes,bailabanasusórdenes.Enesemomentosupeque,pormuchosañosqueviviera,nuncaveríanadatan

hermoso.Soloteníalaesperanzadeque,algúndía,pudieraunirmeaMamaensumagia.Queríaquemeobservaraysesintieralamitaddeorgullosadeloqueyomesentíaentoncesdeella.—Losiento.Semeformaunnudoenlagarganta.Lekanparececomprenderloalinstante.

Asienteydaunpasoadelanteparacontinuarconelrelato.—Oya fue la primera en darse cuenta de que no todos sus hijos sabrían

gestionarunpodertaninmenso.Seconvirtióenselectiva,igualquesumadre,ycompartió suhabilidadsoloconaquellosquemostrabanpacienciay sabiduría.Sushermanasyhermanossiguieronsuejemploy,alcabodepoco,lapoblacióndemajimenguó.Enesanuevaera,todoslosmajipasaronarecibirlagraciadeunacabellerablancarizada,enhomenajealaimagendeMadreCielo.Me aparto de la cara los mechones lisos, con las mejillas cada vez más

sonrojadas.Aunque alguienpodría considerar que soy sabia, es imposible quehayaunsolodiosalláarribaquepiensequesoypaciente…LamiradadeLekansedirigealúltimoconjuntodedibujosdelmuralcelestial,

en el que varios hombres y mujeres adornados con símbolos blancos searrodillanyrezan.—Paraprotegerlavoluntaddelosdiosesenestatierra,MadreCielocreóami

pueblo, los sêntaros. Dirigidos por la mamaláwo, ejercemos el papel deguardianes espirituales y tenemos la labor de vincular el espíritu de laMadreCieloconlosmajidelatierra.Sequedacalladocuandoeldibujodeunamujer seeleva sobre lossêntaros

conunadagademarfilenunamanoyunapiedrarelucienteenlaotra.Aunqueva vestida con una túnica de cuero, igual que sus hermanos y hermanas, lamamaláwoluceunadiademamuyornamentadaenlacabeza.—¿Quéllevaenlasmanos?—pregunto.

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—Ladagadehueso—respondeLekan,ylasacadesupropiatúnica—.Unareliquia sagrada tallada del esqueleto del primer sêntaro. —La daga parecebañadaenunbarnizazulclaroyemiteunaenergíaqueenfríacomoelhielo.Lasmismas sênbaría que Lekan lleva pintadas en los brazos destacan en laempuñadura—.Quien la empuña capta la fortaleza de la fuerza vital de todosaquellosquelahanempuñadoantes.»Enlamanoderechasostienelapiedradelsol,unfragmentovivodelalmade

MadreCielo.Al sostener el espíritudeMadreCielo, lapiedra launeconestemundoymantienevivalamagia.Unavezcadasiglo,nuestramamaláwollevabalapiedra,ladagayelpergaminoauntemplosagradoparallevaracaboelritualdeunión.Alhaceraflorarsusangreconladagayutilizarelpodercontenidoenlapiedra,lamamaláwosellabalaconexiónespiritualdelosdiosesconlasangredelossêntaros.Mientrasnuestrolinajesobreviviera,tambiénloharíalamagia.Conformelamamaláwodelmuralcanta,suspalabrasbailanportodalapared,

convertidasensímbolospintados.Susangregoteadeladagademarfil.Elbrillodelapiedradelsolenvuelvetodoelmuralensuluz.—Entonces¿fueeso loqueocurrió?—Tzainpareceobservarelmural,pero

tienelamiradaperdida,elcuerporígido—.¿Nollevóacaboelritual?¿Poresomuriólamagia?Aunquedicelapalabramagia,loqueoigoensuvozesMama.Esoesloque

ladejóindefensa.Asífuecomoelreynoslaarrebató.LachispadelosojosdeLekansedesvaneceylasimágenespierdensuvida

animada.Poruninstante, lamagiadelmuralmuereyse transformaenpinturaseca,uncuadronormalycorriente.—Lamasacredelosmaji,«elAsalto»,comolollamavuestragente,nofueun

acontecimientoazaroso.Antesdequeyoempezasemiperegrinaje,vuestroreyentróenlostemplosdeChândombléalegandoqueseadorabanadiosesfalsos.En realidad, lo que Saran buscaba era un arma contra los propios dioses.—Lekansedalavueltaparaquenopodamosverlelacara,sololossímbolosquellevapintadosenlosbrazos.Parecenencogersecuandosedesplomadentrodelhazde luz de la vela,marchito a causa del intensodolor de su corazón—.Seenteródelritual,decómolamagiadeOrïshaestabaancladaenlasangredelossêntaros. Cuando regresé de mi peregrinación, Saran había masacrado a mipueblo, con lo cual cortó el vínculo conMadre Cielo y arrancó la magia denuestromundo.Amari se lleva la mano a la boca, unas lágrimas silenciosas le surcan las

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mejillasrosadas.Noconcibocómounhombrepuedesertancruel.Noséloqueharíayosiesehombrefuesemipadre.Lekansedirigeanosotrosdenuevoyenesemomentomedoycuentadeque

nuncacomprenderé su soledad, sudolor.DespuésdelAsalto, amí todavíamequedabanTzainyBaba.Loúnicoquelequedabaaéleranesqueletos;cadáveresydiosessilenciosos.—Sarancoordinólasmasacres,unajustodetrásdelaotra.Mientrasmipueblo

sedesangrabaenestesueloylamagiadesaparecía,instruyóasusguardiasparaquematasenalvuestro.Cierrolosojos,intentandoahuyentarlasimágenesdefuegoysangrequeme

evocaelAsalto.Mamaaferrándosealacadenademajacitanegraquelepusieronalrededordel

cuello.Misgritosmientrasselallevabanarastras.—¿Porquénohicieronnada?—gritaTzain—.¿Porquénoseloimpidieron?Apoyo lamano en su hombro y aprieto para paliar su rabia.Conozco ami

hermano.Séqueesosgritosenmascaransusufrimiento.—Mipueblotienelalabordeprotegerlavidahumana.Notenemospermitido

arrebatarla.Nos quedamos callados un buen rato, en el que solo los sollozos deAmari

rompen el silencio. Mientras observo las paredes pintadas, comienzo a serconscientedehastadóndeestaríandispuestosallegaralgunosparamantenernossometidos.—Pero ahora lamagia ha regresado, ¿verdad?—preguntaAmari secándose

losojos.Tzain leofreceun retalde lacapa,pero sugestoamable soloparececonseguirquebrotenmáslágrimas—.ElpergaminofuncionóconZélieyMamaAgba—continúaAmari—.También transformóamiamiga.SisomoscapacesdehacerllegarelpergaminoatodoslosdivînersdeOrïsha,¿noserásuficiente?—Saran rompió el vínculo antiguo entre los maji y los dioses celestiales

cuandoasesinóalossêntaros.Elpergaminodevuelvelamagiaporqueposeelacapacidaddeencender la chispadeunanuevaunióncon losdioses,peroparaque ese vínculo sea permanente y la magia regrese a nuestro mundo parasiempre, es necesario llevar a cabo el ritual sagrado. —Lekan extrae elpergamino con reverencia—. Me pasé años buscando los tres artefactossagrados, pero fue casi en vano. Solo logré recuperar la daga de hueso, y enocasionestemíaqueSaranhubieselogradodestruirlosotrosdoselementos.—Creo que no pueden destruirse —dice Amari—. Mi padre ordenó a su

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almirante que se deshiciera del pergamino y la piedra del sol, pero no loconsiguió.—Elalmirantedetupadrenoloconsiguióporquelosartefactosnopuedenser

destruidospormanoshumanas.Cobraronvidagraciasalamagia.Sololamagiapuedeprovocarsumuerte.—Entonces¿podemos lograrlo?—insisto—.¿Estamosa tiempodedevolver

lamagiaalmundo?Por primera vez, Lekan sonríe, y la esperanza reluce detrás de sus ojos

dorados.—Elsolsticiocentenarioestáapuntodeproducirse,eldécimocentenariode

losdonesdelaMadreCieloa lahumanidad.Esnuestraúltimaoportunidaddeenmendarnuestroserrores.Laúnicaoportunidadquequedaparamantenervivalamagia.—¿Cómo?—preguntaTzain—.¿Quétenemosquehacer?Lekandesenrollaelpergaminoeinterpretasussímbolosydibujos.—Enelsolsticiocentenario,apareceunaislasagradaenlacostanortedelmar

deOrinion.Esdondeseubicael templodenuestrosdioses.Debemosllevarelpergamino, la piedra del sol y la daga de hueso y después recitar el antiguoencantamientoreflejadoenesterollo.Sicompletamoselritual,podremoscrearnuevoslazosdesangreyrestaurarelvínculo,conloqueaseguraremoselfuturodelamagiaduranteotroscienaños.—¿Ytodoslosdivînersseconvertiránenmaji?—preguntaAmari.—Sirealizáiselritualantesdequetermineelsolsticio,todoslosdivînersque

hayanalcanzadolostreceañosdeedadsetransformarán.«El solsticio centenario», repito paramis adentros, y calculo cuánto tiempo

nos queda. La graduación estival de Mama Agba siempre ocurre en lunacreciente,despuésdelarecolectaanualdelpeztigre.Sielsolsticiocae…—Esperad—exclamaTzain—.¡Quedamenosdeunaluna!—¿Qué?—Semehundeelcorazón—.¿Quésucedesinollegamosatiempo?—Siosloperdéis,Orïshanovolveráaverlamagiajamás.Notounvértigoenelestómago,comosimehubiesentiradomontañaabajo.

«¿Unaluna?¿Unalunaonuncajamás?».—Pero la magia ya ha empezado a resurgir. —Tzain sacude la cabeza,

incrédulo—.Renació con el pergamino. Si somos capaces de hacerlo llegar atodoslosdivîners…—No funcionará—lo interrumpeLekan—.El pergamino no está vinculado

conlaMadreCielo.Soloestableceelvínculoconcadadeidadhermana.Sinel

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ritual, lamagianodurarámásalládel solsticio.Laúnica formade lograrloesreestablecerlaunióndelosmajiconlaMadreCielo.TzainsacaelmapayLekantrazalarutahastaelpuntoenelqueapareceráel

templosagrado.Rezoparaqueseafactiblellegarhastaesaubicación,peroTzainsealarmayselesalenlosojosdelasórbitas.—Esperad.—Amarilevantalasmanos—.Tenemoselpergaminoyladagade

hueso,pero¿dóndeestálapiedradelsol?Mira la túnicadeLekanconexpectación,peroestenonosmuestraninguna

piedraresplandeciente.—Heseguido lapistade lapiedradesdeWarriapartirdelmomentoenque

tocó tierra. De hecho, había encontrado ya un rastro en Ibeji, pero tuve queabandonarlabúsqueda,porquemiespíritumellamóparaquevolviese.Doyporsupuestoquefueparaquepudieraencontrarmeconvosotros.—Entonces¿nolahabéisrecuperado?—pregunto.LekanniegaconlacabezayTzainexplota.—Pero ¿y qué queréis que hagamos, eh? ¡Solo en el trayecto ya

consumiremosunalunaentera!Larespuestaestanclaracomolasimágenesdelapared.Losdivînersnuncase

convertiránenmaji.Saransiemprelocontrolarátodo.—¿Nopodéisayudarnos?—preguntaAmari.—Puedoecharosunamano—asienteLekan—,pero tengomis limitaciones.

Solounamujerpuedesernuestramamaláwo.Yonopuedorealizarelritual.—¡Pero tenéis que hacerlo!—le urge Amari—. ¡Sois el único sêntaro que

queda!—Nofuncionaasí.—Lekanniegadenuevoconlacabeza—.Lossêntarosno

soncomolosmaji.Vuestrovínculoconlosdiosessecimientaenvuestrasangre.PeroloquenecesitamosparacompletarelritualeselvínculoconlaMadreCieloBuruku.—Entonces¿quiénpuedellevarloacabo?Lekanmemiraconintensidad.—Unmaji.Alguienunidoalosdioses.TardounmomentoenasimilarlaspalabrasdeLekan;cuandoporfinlohago,

meentranganasdereír.—SiMadreCielotehizollegarelpergaminoatravésdeunadescendientedel

linajedeSaran,suvoluntadestáclara.«Puessuvoluntadseequivoca»,estoyapuntodecontestar.Nopuedosalvara

losmaji.Siaduraspenaspuedosalvarmeamí.

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—Lekan, no. —Se me encogen las entrañas igual que cuando Amari meagarró en el mercado de Lagos—. No soy lo bastante fuerte. Ni siquiera herealizado un encantamiento en mi vida. Dijisteis que el pergamino solo mevinculabaconOya.¡TampocoestoyunidaalaMadreCielo!—Esopuedosolucionarlo.—Entonces,establecedlauniónconvosdirectamente.¡OvinculadaTzain!Empujoamihermanoparacolocarlodelante.InclusoAmariseríaunamejor

candidataqueyo.Sinembargo,Lekanmecogede lamanoy tirademí.Sin soltarme,avanza

porlasalaabovedada.Antesdequepuedaponermáspegas,mereprende:—Losdiosesnoseequivocan.

Lasgotasdesudorseagolpanenmifrentemientrasascendemosotrotramodeescalonesdepiedra.Subimospeldañotraspeldañoendirecciónalacimadelamontaña.Acadapaso,mimenteseretuerceysemarea,ymerecuerdatodaslasposibilidadesdequeestagestasalgamal.«Siporlomenostuviésemosyalapiedradelsol…».«Silaguardiarealnofuesepisándonoslostalones…».«SiLekanpermitiesequeotrapersonallevaraacaboelritual…».Semeencogeelpechoysientoquemeasfixioante laamenazadelfracaso.

Vuelve a mi mente la sonrisa torcida de Baba, la esperanza de sus ojos.«Mientrasnosfaltelamagia,nuncanostrataránconrespeto».Necesitamosesteritual.Esnuestraúnicaesperanza.Sinél,nuncatendremos

poder.Lamonarquíasiemprenostratarácomosifuésemoslarvas.—Yahemosllegado.Porfinalcanzamoselúltimoescalónysalimosdeltemploalamenguanteluz

deldía.Lekannosconduceauna reluciente torredepiedraqueseelevaen lacima de la montaña, muy por encima del primer templo en el que entramos.Aunque en la entrada observamos unas cuantas baldosas rajadas, el lugar estáprácticamente intacto. Unos pilares imponentes sustentan la estructura y seinclinanformandovariashilerasdeelegantesarcos.—¡Uau! —exclamo, y paso los dedos por las sênbaría grabadas en cada

columna.Lossímbolosresplandecenalaluzdelatardecerquesecuelaporlasarcadas.—Aquí.

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Lekanseñalaelúnicoornamentodelatorre,unabañeradeobsidianallenadeunaguaazuladadelaquesalevapor.Ellíquidoempiezaaborbotearcuandoelsêntaroseacerca,apesardequenoseveningunallamadefuegodanzarina.—¿Quéesesto?—Tuiniciación.Cuandotermineconelrito,tuespírituhabráquedadounido

aldeMadreCielo.—¿Podéishacereso?—preguntaAmari.Lekanasienteyunatisbodesonrisaleasomaaloslabios.—Eramilaborconmipueblo.Mepreparédurantetodamividaparahacerlo.Junta lasmanos como si quisiera rezar ydeja lamiradaperdiday apacible.

Entonces,sevuelvederepenteymiraaTzainyaAmari.—Debéisiros.—Losseñala—.Yaherotosiglosdetradiciónaldejarosllegar

hastaaquí.Nopuedopermitirqueobservéisnuestroritualmássagrado.—Portodoslosdemonios,yalocreoquesí.—Tzainsecolocadelantedemí

conlosmúsculosflexionados,listoparaelataque—.Nopiensodejarossoloconmihermana.—Túdeberíasquedarte—susurraAmari—.Yonotengoderechoaveresto…—No.—TzainextiendelamanodelantedeAmariy ladetieneantesdeque

puedaescabullirseescalerasabajo—.Quédate.Sinnosotros,nohayritual.Lekanfrunceloslabios.—Siosquedáis,estáisobligadosaguardarelsecreto.—Lojuramos.—Tzainsacudelamano—.Nodiremosnada.—Notetomesestejuramentoalaligera—advierteLekan—.Losmuertosno

loharán.LekandirigelamiradahaciaAmari;ellaestáapuntodederretirse.Elsêntaro

seapartadeellosparaagarrarelbordedelabañeradeobsidiana.Elaguahierveencuantoentraencontactoconsupiel.Semesecalagargantacuandomeaproximoalabañerayunanuevabocanada

devapormegolpeaenlacara.Oya,ayúdame.Nisiquierasoycapazdevenderunpescadosinprovocarladestruccióndetodamialdea.¿Cómosesuponequevoyaserlaúnicaesperanzadelosmaji?—Siaccedoahaceresto,debéisiniciaraotraspersonas.Lekansuspiraconfrustración.—MadreCielotehatraídoaquí…—Porfavor,Lekan.Tenéisquehacerlo.Nopuedoserlaúnica.Lekanchasquealalenguaymeazuzaparaqueentreenlabañera.—Deacuerdo—acepta—.Peroprimerotengoquehacerelritodeiniciación

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contigo.Concautela,metounpieenlabañeraymeintroduzcolentamentehastaqueel

agua me cubre todo el cuerpo y solo la cabeza queda fuera. Mi ropa flotaalrededormientraselcalormeadormecelasextremidades.Escomounbálsamotraselesfuerzodelaescaladadehoy.—Empecemos.Lekanmecogedelamanoderechaysacaladagadehuesoquellevaentrelos

plieguesdelatúnica.—Paraliberarelpoderdivino,debemossacrificar loqueesmásdivinopara

nosotros.—¿Vaisautilizarmagiadesangre?Tzaindaunpasohaciamí,conelcuerpotensoporelmiedo.—Sí—respondeLekan—,perotuhermananocorrerápeligro.Lomantendré

todobajocontrol.SemeaceleraelpulsoalrecordarelcuerpoabatidodeMamacuandoempleó

lamagiadesangreporvezprimera.Elpoderilimitadoledesgarrólosmúsculos.Incluso con la ayuda de los Sanadores, tardó una luna entera en recuperar lacapacidaddeandar.Fue el riesgo que corrió para salvar a Tzain cuando estuvo a punto de

ahogarsedeniño,unsacrificioquelepermitióaferrarsealavida.PeroaraízdelsacrificioquehizoMama,fueellaquienestuvoapuntodemorir.—Estarásasalvo—measeguraLekan,quepareceleermeelpensamiento—.

Esto no es como cuando losmaji utilizan la magia de sangre. Los sêntarostenemoslacapacidaddeguiarla.Asiento, aunque una leve punzada de miedo todavía se me atasca en la

garganta.—Perdóname—diceLekan—.Puedequeteduela.Inspirohondomientrasmehaceuncorteenlapalmadelamanoyaprietolos

dientesparasoportarelescozorcuandolasangreempiezaabrotar.Eldolorsetransformaenasombroalverquelasangresecubredeunaresplandecienteluzblanca.En elmomento en que toca el agua, noto que algome abandona, algomás

profundo que un simple corte.Las gotitas rojas convierten el agua azulada enblanca;lasburbujasdelhervoraumentanconformevacayendolasangre.—Ahora relájate.—La voz atronadora de Lekan disminuye entonces hasta

adquirir un timbremás suave.Seme cierran los ojos—.Despeja la cabezadepensamientos,respirahondo.Libératedelasatadurasterrenales.

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Memuerdo la lenguaparanorenegar.Haydemasiadasatadurascon lasqueromper.Las llamasdeIlorinmelamenlamente, losecosde losgritosdeBisiresuenan en mis oídos. Las manos del príncipe me atenazan la garganta.Aprietan.Measfixian.Sin embargo, mientras mi cuerpo se empapa en el agua caliente, toda la

presiónempiezaaaflojarse.LaseguridaddeBaba…LafuriadeInan…Unaporuna,todaslascargassehunden.MeabandonanenoleadashastaqueinclusolamuertedeMamapareceevaporarseenelaguahirviendo.—Bien—meanimaLekan—.Tuespíritusehalimpiado.Recuerda,sientaslo

quesientas,yoestaréatulado.Colocaunamanoenmifrenteyotraenmiesternónantesdeentonar:—mMama,Arábìnrinyà.Síbùniyebíyer.Túidánmímrsíl.Un extraño poder serpentea alrededor de mi piel. El agua hierve con

intensidadrenovadaysemepara la respiracióncuandosucalorseapoderademí.—mMama…«HijadeMadreCielo»,repitomentalmente.—Arábìnrinyà…«HermanadeOya».—Síbùniyebíyer…«Ofrécemetupreciadodon».—Túidánmímrsíl…«Liberatumagiasagrada».El airevibracon la energíaeléctrica,más fuerteque todo loquehe sentido

hastaahora.SobrepasaelzumbidodelaszarpasdeInan,eclipsaelarrebatodetocarelpergaminoporprimeravez.Semecalientanlasyemasdelosdedos,queseenciendenconuna luzblanca.MientrasLekancanta,elpoderviajapormisvenasylashacebrillarpordebajodemipiel.—mMama,Arábìnrinyà…Cuantomásaltosubeeltonodesuencantamiento,másreaccionamicuerpo.

Lamagiasobrecogetodasycadaunadelascélulasdemiser,latecuandoLekanme sumerge la cabeza bajo el agua.Mi cráneo presiona contra el suelo de labañerayunanuevaclasedeairesememeteenlagarganta.PorfincomprendolaspalabrasdeMamaAgba.Escomorespirarporprimeravez.—mMama…Lasvenasseabultanbajomipielconformecrecelamagia,unahinchazónque

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pareceapuntodereventar.Detrásdelosojos,unasláminasdecolorrojobailanamialrededor,rompencomolasolas,danvueltascomoloshuracanes.Mientrasme pierdo en su hermoso caos, emerge una tímida visión deOya.

Fuegoyvientobailanasualrededorcomodosespíritus,girandoygirandoigualquelassedasrojasdesufalda.—Arábìnrinyà…Subailemetransformayabrasatodoloquellevabaatrapadodentrodemísin

saberlo.Calcinaelinteriordemicuerpocomounallama,peroalmismotiempomeenfríalapielcomoelhielo,liberandoolasinexploradas.—¡Síbùniyebíyer!—gritaLekanporencimadelagua—.¡Túidánmímrsíl

!Enunaúltima sacudida, se libera el tsunamiy lamagia fluyepor todos los

rincones de mi ser. Se ancla a cada una de mis células, mancha mi sangre,conquista mi mente. En su poder atisbo a la vez el principio y el final, losvínculosinquebrantablesqueunenlasvidasdetodosnosotros.ElrojodelairadeOyagiraamialrededor.ElcolorplatadelosojosdeMadreCielobrilla…

—¡Zélie!Abro los ojos tras parpadear unas cuantas veces y me encuentro a Tzain

sacudiéndomeporloshombros.—¿Estásbien?—mepreguntainclinándosesobreelbordedelabañera.Asientoconlacabeza,perosoyincapazdearticularpalabra.Nohaypalabras

paraloquesiento.Sololasensacióndecosquilleoquelaexperienciahadejadotrasdesí.—¿Puedeslevantarte?—preguntaAmari.Intentoincorporarmeparasalirdelabañera,peroencuantolohago,elmundo

enteroempiezaagirar.—No te muevas —me indica Lekan—. Tu cuerpo necesita descansar. La

magiadesangresecalafuerzavital.«Descansar»,repito.Descansarconuntiempoquenotenemos.Silapistade

Lekansobrelaubicacióndelapiedradelsolescorrecta,tenemosquedirigirnosaIbejiparaencontrarla.Nopuedocompletarelritualsinlapiedra,yyavamosmuy escasos de tiempo. Solamente quedan tres cuartos de una luna para elsolsticio.—Debesreposarunanoche—insisteLekan,queenciertomodopresientemi

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urgencia—. Iniciarse en lamagia es comoañadir unnuevo sentido.El cuerponecesitatiempopararecuperarsedelesfuerzo.Asientoycierro losojos, luegomedesplomoen lapiedra fría.«Mañanaos

pondréis enmarcha.Dirigíos a Ibeji, encontrad la piedra. Id a la isla sagrada.Realizadelritual».Repito el plan una y otra vez, dejando que su repetición me acune hasta

quedarmedormida.«Ibeji.Piedra.Isla.Ritual».Alcabodeunrato,mimentesefundeenunasuavenegrura,apocossegundos

de conciliar el sueño. Estoy casi dormida cuando Lekan me toma por loshombrosymeobligaaponermedepie.—¡Vienealguien!—exclama—.¡Rápido!¡Tenemosqueirnos!

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CAPÍTULODIECINUEVE

INAN

«…pormediomundo…».«…¿Porquénopuedendecirnosquérobó?».«…si esemalnacido piensa que voy a arriesgarme amorir pasando por ese

precipicio…».—¡Inan,frenad!—meordenaKaeadesdeabajo.Tardouninstanteenpercatarmedequenoesunadelasnumerosasvocesque

abarrotanmicabeza.CuantomásmeacercoaChândomblé,másaltoresuenan.«Malditos sean loscielos».Lasquejasde losguardiaszumbancomoabejas

recolectoraspululandodentrodemicráneo.Aunquequierosacarlasdeahí,nopuedoarriesgarmeaaplacarahoramimagia;inclusoelmenordelosesfuerzosporconseguirloprovocaquemefallenlaspiernas,ypodríacaerporelbarranco.Elaguijóndelamagiarevuelvetodomiinterior,unvirusquemedestruyepor

dentro. Pero no tengo otra alternativa. No puedo escalar si me debilitomentalmente.Tengoquedejarquelaoscuridadmeinunde.Sin embargo, esamagiamalditamehieremuchomásque laquemazónque

meabrasaelpechocuandointentolucharcontramispoderes.Cadavezquemeasaltaunpensamientoajenoamí,mepicahorroreslapiel.Cadafogonazodelaemocióndeotrapersonaprovocaunamuecaenmislabios.Lamagiaculebreadentrodemí.Venenosa,comounmillardearañasqueme

subieranportodoelcuerpo.Quieremásdemí.Lamaldiciónquiereabrirsepasoen…Metambaleoyestoyapuntodeperderpie.Laspiedrascaenrodandoenavalanchapordebajodemispies.Gruñomientrasmicuerpocaeaplomocontra laparedde lamontañayme

agarrocomopuedo.Noconsigoencontrarasideroparalospies.—¡Inan!—gritaKaeadesdeelsalienteanterior.Esmásunadistracciónqueunaayuda.Esperaconlasmonturasylosdemás

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soldadosmientrasyomarcoelcamino.Lacuerdayelpedernalsemecaendelosbolsillosdelcinturónmientrasme

balanceoanteelabismo.LadiademadeAmaritambiénsecae.«¡No!».Aunqueesun riesgo,suelto lamano izquierdayagarro ladiademaantesde

queseescapedemialcance.Mientrasmispiesdescubrenunnuevohuecoenelqueapoyarse,losrecuerdosquenopuedoerradicarafloranalasuperficie.«¡Ataca,Amari!».LaordendePadreatronóporlasparedesdepiedradelabodegadelpalacio.

Enlapartesubterráneayoscura,dondesusórdeneseranlaley.LasmanitasdeAmaritemblaban,apenasteníafuerzaparasujetarlaespadadehierro.No era como las espadas de madera con las que nos obligaba a combatir

normalmente,hojastoscasyromasquemagullaban,peronocortaban.Elhierroera afilado.Tenía la puntadentada.Con el golpe certero, conseguiríamos algomásqueunmoretón.Acabaríamossangrando.«¡Hedichoqueataques!».LosgritosdePadre retumbabancomoun trueno.

Unmandato que nadie podía desafiar. Y, aun así, Amari negó con la cabeza.Dejócaerlaespada.Me estremecí al oírla caer en el suelo con el estruendo propio del metal.

Severoyensordecedor.Eldesafíodesuacciónsereforzabaencadarepiqueteodelarma.«¡Recógela!»,meentraronganasdegritar.Porlomenos,simeatacaba,yopodríadefenderme.«¡Ataca,Amari!».LavozdePadreadoptóuntonotangravequepodríahaberrotolapiedra.Y,apesardetodo,Amarisehizounovilloyapartólamirada.Laslágrimasle

cubrían la cara.LoúnicoqueveíaPadre era sudebilidad.Despuésde todo loquehaocurrido,creoquebienpodíaserunamuestradefortaleza.Padre se volvió haciamí con la cara seria, cambiante por las sombras que

proyectabalaantorcha.«Tuhermanasehaelegidoasímisma.Comorey,debeselegirOrïsha».Todo el aire se evaporó de la habitación. Las paredes se cernieron sobre

nosotros. Las órdenes de Padre se hicieron eco enmimente. Su exigencia delucharcontramímismo.«¡Ataca, Inan!». La furia relucía en sus ojos encendidos. «¡Ahora te toca

atacarati!».

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Amari gritó y se cubrió los oídos. Todo mi ser deseaba correr a su lado.Protegerla. Salvarla. Prometerle que nuncamás tendríamos que luchar el unocontraelotro.«¡Laobligaciónporencimadeunomismo!».LavozdePadreresonóásperay

severa.«¡Demuéstramequepuedesserrey!».Enesemomento,todosedetuvo.Avancéenarbolandolaespada.—¡Inan!Los ladridos de Kaea me devuelven al presente y se abren paso entre las

profundidadesdemisrecuerdos.Aprietoelcuerpocontralapareddelamontaña,conunpietodavíacolgando.

Gruño y continúo el ascenso, sin detenerme hasta que alcanzo el siguienterepecho.El sudoremanademicuerpomientraspasoelpulgarporencimadelselloornamentadodeladiademadeAmari.Nuncahablamosdeloocurrido.Nisiquieraunavez.Nisiquieraconelpaso

de los años. Amari era demasiado buena para sacar el tema. Yo, demasiadocobarde.Continuamosconnuestravida,mientrasunabismoinvisiblesiempresecernía

entrenosotros.Amarinuncatuvoquevolveraentrarenesabodega.Yonopudesalir.Aunqueme tiemblan losmúsculos, memeto la diadema en el bolsillo. No

tengotiempoqueperder.Yafalléunavezamihermana.Norepetiréelmismoerror.Mientrasmeincorporo,elespíritudelamajilatedentrodemíconmásfuerza

quenunca.Unarrebatoqueniellapuedecontrolar.Elaromaasalmarinadesualma es tan fuerte que supera el olor a clavo de las bromelias que olfateaminariz.Medetengocuandonotolostallosaplastadosjuntoamispies.«Huellas».Haestadoaquí.Estácerca.«Estoycerca…».«Mátala», resuena mi corazón mientras me aferro al borde de la montaña.

«Mataalachica.Matalamagia».Cuandoporfintengaenmisgarrasaesachica,todoestohabrávalidolapena.

Recuperarémireinodeunavez.La diadema de Amari me da golpecitos en el costado conforme sigo el

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ascenso.EntoncesnofuicapazdesalvarladePadre.Perohoy, lasalvarédesímisma.

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CAPÍTULOVEINTE

ZÉLIE

—¡Más rápido! —nos azuza Lekan mientras corremos por los pasillos deltemplo.Tzainmellevacargadaahombrosymeagarrafuerteporlacinturaparaque

nomecaiga.—¿Quiénes?—preguntaAmari,aunqueeltemblordesuvozindicaqueyalo

sabe.Suhermanoyaladejómarcadaunavez.¿Quiénsabesinovolveráaocurrir?—Mipalo…—murmuro.Necesito aunar toda mi energía para poder pronunciar esas palabras. Pero

tengoqueluchar.Esnecesarioparalograrquesigamosconvida.—Si no te tienes en pie…—Tzain me sujeta antes de que resbale por su

espalda—.Calla.Yporelamordelosdioses,¡agárratebien!Llegamos al final de un pasillo y Lekan apoya la palma de la mano en la

piedra.Lossímbolospintadosbailanporsupielyviajanhastaentrarenlapared.Cuandoyanoquedaniunasolasênbaríaensubrazoderecho,lapiedrahaceunclicysedeslizaunapuertacorrederaquedaaunasaladorada.Entramosenesamaravilla secreta, abarrotada desde el suelo al techo con estanterías de finosrollosdepergaminodedistintoscolores.—¿Vamosaescondernosaquí?—preguntaTzain.Lekandesaparecedetrásdeunaestanteríaaltay,alcabodepoco,regresacon

losbrazosllenosderollosnegros.—Hemos venido a recuperar estos encantamientos —nos aclara—. Los

poderesdeZélienecesitanmadurarsivaaserellaquiendesempeñeelpapeldemamaláwo.AntesdequeTzainpuedaponerobjeciones,Lekanlosmeteenmimochilade

cuerojuntoconelpergaminodelritual.—¡Muybien!—exclamaLekan—.¡Seguidme!Con Lekan como guía, zigzagueamos por el serpenteante templo a toda

velocidad, descendemos tramos de escaleras interminables.Otra pared se abre

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antenosotrosyemergemosenellateraldeltemplodeslustrado.Recibimosconalegríaelcalordelaselva.Alaluzdelatardecer,mepalpitalacabeza.Lamontañaenteragrita,rebosante

devida.Aunqueantesyanotabaelmurmullode laenergíaespiritual,ahoraelterrenodeltemplomeabrumaconalaridosylamentosencantados.Losespírituscon forma de sombras de los sêntaros masacrados merodean alrededor de micuerpocomosifuesenimanesenbuscademetalalqueadherirse.«Iniciarse en la magia es como añadir un nuevo sentido». Las palabras de

Lekanresurgen.«Elcuerponecesitatiempopararecuperarsedelesfuerzo».Soloqueesarecuperaciónnollega.Lamagiaanulatodosmissentidosyhace

que me resulte casi imposible ver. Las imágenes vienen y van, confusas,mientras Tzain se abre camino entre los escombros. Lekan está a punto deconducirnosalinteriordelaselvacuandocaigoenlacuenta.—¡Nailah!—Esperad—susurraTzainalaespaldadeLekan.Separaenseco—.Nuestra

leonariaestádelantedeltemplo.—Nopodemosarriesgarnos…—¡No!—gritocontodasmisfuerzas.Tzainaprietalamanocontramibocaparaamortiguarelsonido.Conguardias

osinellos,nopiensoabandonaraNailah.Nodejaréenlaestacadaamiamigamásfiel.Lekan suelta un suspiro de frustración, pero nos colamos de nuevo en el

templo.Conlavistamedionublada,adviertoquenosindicaquecorramosasulado y luego se esconde contra la pared lateral del santuario para desde allíasomarlacabezayespiarlafachadaprincipal.Entre el cementerio de calaveras y ruinas, veo que Inan se agacha. Luego

ayuda a su almirante mientras los soldados restantes urgen a sus monturas asortear la última pendiente antes del repecho final. Tiene una miradaenloquecida, el deseo de encontrarnos es más intenso que antes. Busco alpríncipequetemblabaenlaensoñación.Enlugardeeso,loúnicoqueveosonlasmanosquemeagarraronconfuerzaporlagarganta.Por delante de Inan, tres guardias van dando patadas a las piedras hechas

añicosyaloshuesosrotos.Estáncerca.Demasiadocercaparaquepodamosescondernos.—Sùn,míkàn,sùn.Sùn,míkàn,sùn.Lekanentonaunencantamientoenvozmuybaja,comosipasaseunhilopor

elojodeunaaguja,mientrasmueveelbastónformandocírculos.

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Laspalabrascreanunbucledehumoblancoquegiraenespiralyseretuerceenelaire.«Duerme,espíritu,duerme»,traduzco.«Duerme,espíritu,duerme».Observamos la espiral de humo, que se desliza por el suelo como una

serpiente.Seenroscaalrededordelapiernadelguardiamáspróximoanosotrosy aprieta hasta que se cuela dentro de su piel. El guardia se tambalea haciadelante y acaba por desplomarse detrás de una pila de piedras. El espíritu deLekanhacequepongalosojosenblancoantesdeperderlaconsciencia.El humoblanco sale de su cuerpo e incapacita al siguiente soldado con los

mismos medios. Justo cuando ese hombre cae al suelo, Inan y la almiranteconsiguenquelaferozleopardariadenievesubaporlapendiente.—Lekan—susurraAmariconperlasdesudorenlafrente.Aestavelocidad,novamosaconseguirlo.Nosatraparánantesdequepodamosescapar.Lekancantacadavezmásdeprisa,mueveelbastóncomosidiesevueltasaun

tubanienunaperoladehierro.Elespíritusedeslizahaciaelúltimoguardia,apocossegundosdealcanzaraNailah.Losojosamarillosdelaleonariamiranconlamaliciadeunadepredadora.«No,Nailah.Porfavor…».—¡Aaah!Elgritoensordecedordelguardiareverberaenelambiente.Unabandadadepájarosechaavolarasustada.Lasangre lebrotadelmuslo

cuandoNailahsueltalasgigantescasfauces.Inan se da la vuelta con una mirada letal. Sus ojos aterrizan en mí y se

entrecierran;undepredadorqueporfinhaatrapadoasupresa.—¡Nailah!Mi leonaria galopa entre las ruinas desmoronadas y nos alcanza en unos

cuantoslatidos.Tzainaseguramicuerpoalasillademontarantesdequetodoslos demás se suban a toda prisa. Luego sacude las riendasmientras Inan y laalmirantedesenvainanlasespadas.Antesdequepuedanalcanzarnos,Nailahseponeenmarchayvuelaporlamontaña.Taleslavelocidadalaquecorre,quelaspiedrasrotassalendespedidasdesuspatasycaenporelestrechoprecipicioconunrepiqueteo.—¡Poraquí!—Lekanseñalaladensamalezadelaselva—.Hayunpuentea

pocos kilómetros de distancia. Si conseguimos cruzar y cortarlo, ¡no tendránformadeseguirnos!Tzain sacude las riendas de Nailah y la leonaria surca la selva a un ritmo

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vertiginoso,esquivandolianasyárbolesinmensos.Oteoporentrelamalezayalo lejos distingo un puente, pero un rugido amenazadorme recuerda que Inannos va pisando los talones. Vuelvo la cabeza para mirar lo que tengo detrás.Unas gruesas ramas azotan la mastodóntica constitución de su leopardaria denievemientrasseabrecaminoentrelamaleza.Cadavezmáscercadenosotros,enseñalosdientes,tanávidadesangrecomosuamo.—¡Amari!—chillaInan.Amarisetensaymeagarrafuerte.—¡Corremásdeprisa!Nailahgalopamásrápidodeloquelahevistocorrerentodamivida,pero,no

sécómo,lograencontrarelímpetuparaempujartodavíaunpocomás.Sussaltosalargan nuestra vida, pues crean la distancia necesaria entre nuestrosperseguidoresynosotros.Acabamosdecruzarlazonademalezaynosparamosensecoantesdelfrágil

puente.Unaslianasmarchitassujetanlamaderapodridaysirvendebarandilla;bastaunaráfagadevientoparaquetodalaestructurasetambalee.—Unoporuno—nosordenaLekan—.Noaguantaráelpesodetodosjuntos.

Tzain,guíaaZélie…—No.Bajoalsueloycasimedesplomocuandotocolatierrapedregosa.Mispiernas

parecendeagua,peromeobligoaserfuerte.—Nailahlaprimera…Eslaquemástardará.—Zél…—¡Vamos!—grito—.¡Senosacabaeltiempo!TzainaprietalosdientesyagarraaNailahporlasriendas.Laguíaatravésdel

desvencijadopuente;seencogealoírquelosmaderoscrujenconcadapasoquedanNailahyél.Encuantolleganalotrolado,empujoaAmariparaquecruce,peronomesueltadelbrazo.—Estásdébil—diceconvozentrecortada—.Nolograráscruzarsola.Tirademíhaciaelpuenteyelestómagomedaunvuelcocuandocometoel

errordemirarabajo.Pordebajodelostablonesdemaderapodrida,unasrocasescarpadas bajan centenares demetros, creando un abismo impresionante queamenazaconaniquilaracualquieraquetengaladesgraciadecaer.Cierrolosojosymeagarroalas lianasqueformanlabarandilladelpuente.

Ya están desgastadas y deshilachadas. El terrorme apresa el pecho con tantafuerzaquenisiquierapuedorespirar.—¡Mírameamí!—meordenaAmari,ymeobligaaabrirlosojos.

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Aunque su cuerpo también tiembla, una feroz determinación reluce en sumiradaambarina.Semenublalavistacuandomeagarradelamanoymefuerzaa avanzar de un enclenque tablón a otro. Parece una tortura. Ya llevamos lamitaddeltrechorecorridocuandoInanirrumpedeentrelatupidamaleza,conlaalmirantealazaga.Esdemasiadotarde.Nosvanaatrapar…—Àgbájwàwnòrìsà!—Lekan golpea el suelo con el bastón—.Yámi ní

agbáraàr!Sucuerpoexplotaconunpotentebrilloblancoquerodea loscuerposde las

monturas.Suelta el bastóny levanta losbrazos. Junto con ellos, las bestias seelevanporelcielo.Inanysualmirantechillanalcaerde los lomosdesus leopardarias,con los

ojoscomoplatosporelterror.Lekanechalosbrazoshaciaatrásyasítiraalosanimalesprecipicioabajo.«Portodoslosdioses…».Susmastodónticoscuerposseretuercen.Sesacudenmientrasarañanelcielo

con las garras. Sin embargo, sus rugidos se cortan de cuajo en cuanto quedanperforadosporlasrocaspuntiagudas.Unarabiaaterradaseapoderadelaalmirante.Conungritogutural,seponede

piedeunsaltoycorrehaciaLekanconlaespada.—Larvaasquero…Seabalanzahaciadelante,peroquedaatrapadapor lamagiadeLekan. Inan

correensuayuda,peroéltambiénquedaatrapadoenlaluzblanca:otramoscaenlatelarañadeLekan.—¡Corred!—nosgritaeste.Lasvenasselemarcanbajolapiel.Amaritirademíparaqueavancemosmás

rápido,aunqueelpuentesedebilitaconcadapasoquedamos.—¡Vetú!—lemando—.¡Noaguantarásicruzamoslasdos!—Nopuedes…—Melasapañaré.—Mefuerzoaabrirlosojos—.Túcorreyyaestá.Sinolo

haces,¡noscaeremoslasdos!Lebrillanlosojos,peronohaytiempoqueperder.Amariacabadecruzarel

puenteatodavelocidadysaltaalaotraorilla.Caedesplomada.Aunqueme tiemblan laspiernas, sigoavanzandoydeslizo lasmanospor la

barandilladelianas.«Vamos».LavidadeLekanestáenjuego.Elpuenteemiteuncrujidoterrorífico,perocontinúocaminando.Yacasiestoy

alotrolado.Voyaconseguirlo…

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Laslianasserompen.El estómagome sube a la garganta cuando el puente se desploma bajomis

pies.Mefallanlosbrazosyloszarandeo,desesperadaporagarrarmeaalgo,loquesea.Meaferroauntablóncuandoelpuentegolpeacontralacarapedregosadelamontañaqueformaelprecipicio.—¡¡Zélie!!Tzainsuenaalarmadoyveoqueseasomaporelborde.Metiemblaelcuerpo

y el tablón de madera que tengo agarrado es mi único salvavidas. Oigo susinconfundiblescrujidos.Séquenoaguantará.—¡Escala!A travésde lavisiónborrosay anegadaen lágrimas, adviertoque el puente

rotohaformadounaespeciedeescalerademano.TrestablonessontodoloquenecesitosalvarparallegaralasmanosextendidasdeTzain.Trestablonesentrelavidaylamuerte.«¡Escala!», me ordeno, pero mi cuerpo no se mueve. «¡Escala!», vuelvo a

gritarmentalmente.«¡Vamos!¡Sigue!».Con mano temblorosa, agarro el tablón superior y me doy impulso para

escalar.«Uno».Agarro el siguiente tablón y tiro de nuevo demi cuerpo, con el corazón a

puntodesalírsemeporlagargantacuandootralianacede.«Dos».Solofaltauntablón.«Vamos,puedesconseguirlo.Nohasllegadohastaaquí

paramorirahora».Meaferroalúltimotablón.—¡No!Lamaderasemeescapadelasmanos.Eltiempotranscurreenuninstanteyenunaeternidad.Elvientomeazotala

espalda con furia y me empuja hacia la tumba. Cierro los ojos para dar labienvenidaalamuerte.—¡Ah!Unafuerzaatronadorasurcamicuerpoymedejalospulmonessinaire.Laluz

blancarodeamipiel:«LamagiadeLekan…».Igualquesifueselamanodeundios,lafuerzadesuespíritumeelevayme

propulsahastalosbrazosdeTzain.Medoylavueltaparamirarloalacarajustocuandolaalmiranteseliberadesusatadurasdeluz.—Lekan…LaespadadelaalmiranteseclavaenelcorazóndeLekan;losojosselesalen

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delasórbitasyseleabrelaboca,inerte.Elbastónselecaedelamano.LasangredeLekansedesparramaaltocarelsuelo.—¡No!—grito.La almirante saca la espada con un gesto vigoroso. Lekan se desploma,

arrebatadodenuestromundoenuninstante.Encuantoelespírituabandonasucuerpo,secueladentrodelmío.Duranteunossegundos,veoelmundoatravésdesusojos.…corriendo por el patio del templo con los niños sêntaros, una alegría sin

igual iluminasumiradadorada…Sucuerposeyerguemientras lamamaláwocubre de tinta cada rincón de su piel y pinta los bellos símbolos en colorblanco… Se le parte el alma, una y otra vez, al desplazarse por las ruinasmasacradas de su pueblo y su gente… Su espíritu se eleva como nunca alrealizarsuprimeryúnicoritualdeiniciación…Cuando termina la visión, solo un susurro permanece dentro de mí, una

palabravacilanteentrelanegrurademimente.«Vive»,susurrasuespíritu.«Ocurraloqueocurra,debessobrevivir».

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CAPÍTULOVEINTIUNO

INAN

Hastahoy,lamagianoteníarostro.Porlomenos,nomásalládelasfábulasdelosvagabundosydelashistorias

quecontabanlassirvientascuchicheando.Lamagiamurióhaceonceaños.SolovivíaenelmiedodelosojosdePadre.Lamagianorespiraba.Nogolpeabaniatacaba.Lamagianomatabaamileopardarianimeatrapabadentrodesured.Miropor el precipicio; veo el bulto inerte del cuerpodeLula, empalado en

una rocapuntiaguda.Tiene losojosabiertosy lamiradaperdida.La sangre lemancha el pelajemoteado.Deniñovi aLuladespedazar aungorileónque ledoblabaeltamaño.Antelamagia,nisiquierahapodidoluchar.—Uno…—susurro para mí mismo, mientras me alejo de esa horripilante

estampa—,dos…,tres…,cuatro…,cinco…Me encantaría que los números lograran frenarmi pulso acelerado, pero el

corazónmelatetodavíaconmásfuerza.Nohaymovimientostácticos.Nohayformadecontraatacar.Antelamagia,somoscomohormigas.Observounafiladeesascriaturasdeseispatashastaquenotoalgopegajoso

bajo el tacón demetal de la bota.Me agacho y sigo las gotas encarnadas delcadáverdelmaji;todavíalebrotasangredelpecho.Lo analizo, es como si viera almaji por primera vez. Cuando estaba vivo,

parecía tres vecesmás grande de lo que es en realidad, una bestia vestida deblanco.Los símbolosquecubrían supieloscura resplandecíancuando lanzóanuestrasmonturasporlosaires.Consumuerte,lossímbolossehandesvanecido.Sinellos,pareceextrañamentehumano.Extrañamentevacío.Sinembargo,inclusomuerto,sucadávermeprovocaunescalofríodeterror.

Mividaestabaensusmanos.Tuvolaoportunidaddearrebatármela.Pasoelpulgarporelpeóndeslustrado.Meescuecelapielmientrasmealejo

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delcuerpodelmaji.«Ahoraloentiendo,Padre».Conlamagia,podemosdarnospormuertos.«Perosinella…».Mimiradasedesplazaotravezhaciaelhombremuerto,hacialasmanosque

recibieron el don de los cielos, más fuerte que la tierra. Orïsha no puedesobreviviraesepoder.Perosiutilizásemoslamagiaennuestrobeneficio…Unsaboramargomellegaalalenguacuandodoyconlanuevaestrategia.Su

magia es un arma; la mía también podría serlo. Si existen maji capaces dearrojarme por un abismo solo con sacudir la mano, la magia es mi únicaoportunidadderecuperarelpergamino.Peroelmeropensamientohacequesemeformeunnudoen lagarganta.Si

Padreestuvieraaquí…Bajo la vista hacia el peón de sênet. Casi puedo oír el eco de su voz. «La

obligaciónantesqueunomismo».Losdañoscolateralesnoimportan.Aunqueesosupongaunatraiciónatodolo

queconozco,miobligacióndeprotegerOrïshaesloprimero.Sueltoelpeón.Porprimeravez,medejoir.Empieza poco a poco. Entrecortada. Repta por una extremidad y luego por

otra,hastainvadirmeporcompleto.Seliberalapresióndelpecho.Lamagiaqueme obligo a acallar empieza a removerse por debajo de mi piel. Ante esasensación latente, seme encoge el estómago, agitado por las náuseas quemeprovoca la repugnancia. Pero recuerdo que nuestros enemigos sí utilizarán lamagiacontranosotros.Sitengoquecumplirestaobligaciónysalvarmireino,debohacerlomismo.Mehundoenlacálidavibraciónquelatedesdedentro.Pocoapoco,aparece

unanebulosadelaconscienciadelmaji.Borrosayazulcomolasotras,giraporencimadesucabeza.Cuando la tococon lamano, laesenciadelmuertoes loprimeroqueme impacta:unaromacomplejo.Rústico.Amaderaquemadayacarbón.Frunzo los labios mientras me zambullo en su lánguida psique, que ahora

buscoen lugardeesquivar.Unúnicorecuerdoempiezaaaflorarenmimente.Undíatranquilo,cuandosutemplovibrabadevida.Élcorríaporelcéspedbiencuidado,delamanodeotroniño.Cuantamásriendasueltadoyamimagia,mayoreslasensacióntitilante.Una

bocanada de limpio aire de montaña me llena la nariz. Una canción distanteresuenaenmisoídos.Cadaunodelosdetallesadquierenitidezycontundencia.Comosielrecuerdoalmacenadoensuconscienciafuesemío.

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Alcabodeunrato,empiezaarevelarseundatonuevo.Unalma.Unnombre.Algosencillo…«Lekan…».Unostaconesdemetalrepicancontraelprecipiciodepiedra.«¡Cielos!».Doyunrespingoymeobligoaamortiguarlamagia.Elolordemaderaycarbónsedesvanecealinstante.Ensulugarreapareceun

agudodolorenelestómago.Mepellizcoelpuentedelanarizeintentorecuperarmedellatigazomental.Al

cabodeunossegundos,Kaeaemergedeentreladensamaleza.Elpeloempapadoensudorselepegaalapielmorena,ahorasalpicadadela

sangredeLekan.Conformeseacerca,measegurodellevarbienpuestoelcascoquemetapalacabeza.Haestadoapuntodedescubrirlo…—Nohayformadecruzar—dice,ysuspiramientrassesientaamilado—.He

peinadounkilómetroentero.Conelpuentedestruido,nopodemosaccederalasiguientemontaña.«Nomesorprende…».Elbreveatisboquehetenidodelospensamientosde

Lekanmehabastadopara intuirlo.Era inteligente.Buscóelúnicocaminoquelespermitiríaescapar.—Ledije queno lo hiciera.—Kaea se quita la pecheraprotectora—.Sabía

que esto no saldría bien.—Cierra los ojos—. El rey me culpará a mí de surebelión.Nuncavolveráamirarmedelamismamanera.Séaquémiradaserefiere;laqueindicaqueellaeselsolyél,elcielo.Esla

miradaquePadrereservasoloparaKaea.Laquelededicacuandocreequeestánasolas.Meapartoymetocolabota,sinsaberquédeciracontinuación.Kaeanunca

se desmorona delante de mí. Hasta hace un momento, pensaba que no sedesmoronabajamás.Ensudesesperaciónveolamía.Miconcesión,mifracaso.Peroeselugarno

eselquemecorresponde.Deboserunreymásfuerte.—Dejaddelloriquear—espeto.Todavíanohemosperdidolaguerra.Lamagiatieneunrostronuevo.Esoúnicamentesignificaquedeboatacarconunarmanueva.—HayunpuestodeguardiaalestedeSokoto—digo.«Hayqueencontrara

esamaji. Encontrar el pergamino»—. Podemos avisar de que el puente se hadesplomadomandandounmensaje con el halcónde fuego. Si nos envían unalegióndetrabajadoresforzosos,podremosconstruirotro.

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—Fantástico.—Kaea entierra la cara en lasmanos—.Facilitemos las cosaspara que las larvas regresen y nos asesinen cuando hayan recuperado suspoderes.—Lasencontraremosantesdequeesoocurra.«Mataréaesachica».Serénuestrosalvador.—¿Conquémedios?—preguntaKaea—.Soloconseguiraloshombresylas

provisionesnosllevarádías.Construirlo…—Tresdías—lainterrumpo.«¿Cómoseatreveaponerenentredichomirazonamiento?».Almiranteono,

Kaeanodeberíadesafiarunademisórdenes.—Si trabajan de día y de noche, pueden lograrlo. —continúo—. Conozco

esclavosqueconstruyenpalaciosenmenostiempo.—Y¿dequénosserviríaunpuente, Inan?Aunqueloconstruyamos,cuando

hayamosterminadoyanohabránirastrodeesalarva.Medetengoamiraralotroladodelprecipicio.Elaromaasalmarinadelalma

de la chica casi ha desaparecido, perdido entre los arbustos de la selva.Kaeatiene razón. Un puente solo serviría para llevarnos a la siguiente montaña.Cuandocaigalanoche,yanoserécapazdenotarlapresenciadeladivîner.«Amenosque…».Medoylavueltaparamirareltemployrecuerdocómohizosurgirlasvoces

dentrodemicabeza.Sifuecapazdeprovocareso,talvezeselugarmepermitapercibirmáscosasmediantelamagia.—Chândomblé.—Muevomentalmente las fichasdeunapartidadesênet—.

Vinieronenbuscaderespuestas.Alomejoryotambiénpuedoencontrarlas.«Exacto.Esoes».Sidescubroquées loqueamplificamimaldición,puedo

utilizarloparaseguirlapistadelachica.Soloporunavez.—Inan…—Funcionará—lainterrumpo—.Reúnealostrabajadoresforzososycontrola

laconstrucciónmientrasyobuscoeneltemplo.Allíencontraremoselrastrodelachica.Sacaréalaluzlaspistasquenosdiganhaciadóndesedirigían.Memeto en el bolsillo la pieza de Padre; en su ausencia, noto el aire frío

contralapiel.Estabatallanohaterminado.Alcontrario,laguerranohahechomásqueempezar.—Enviadelmensajeyreunidunequipo.Quieroquelosesclavossepresenten

aquíantesdelamanecer.—Inan,comocapitán…

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—Nomedirijoavosencalidaddecapitán—lainterrumpodenuevo—.Osloordenoencalidaddepríncipe.Kaeaseponerígida.Algo se rompeentrenosotrosdos,peroobligoamimiradaano inmutarse.

Padrenotoleraríasufragilidad.Yotampocopuedotolerarla.—De acuerdo. —Aprieta los labios hasta formar una línea finísima—.

Vuestrosdeseossonórdenesparamí.Conforme se aleja dando zancadas, veo la cara de lamaji enmimente. Su

malditavoz.Losojosplateados.Mequedomirandoelvacío,haciaelpuntoenelquehadesaparecidoelalma

conolorasalmarinaparaperderseentrelosárbolesdelaselva.—Siguecorriendo—susurro.«Voyaporti».

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CAPÍTULOVEINTIDÓS

AMARI

Cuandovivíaenpalacio,todaslasventanasdemisaposentosmepermitíanmirarúnicamentehacialospatiosinteriores.Padrehabíamandadoconstruiresanuevaalajustodespuésdequeyonacierayhabíainsistidoenquetodaslasventanassinexcepcióndiesenalpatio.Lomáximoquepodíaverdelmundoexterioreranlasorquídeas leopardode los jardinesrealesenplenafloración.«Loúnicoquedebeimportarteeselpalacio»,solíadecirmePadrecuandolesuplicabaquemedejase tenerunavistadiferente.«El futurodeOrïshasedecidedentrodeestasparedes.Comoprincesa,tudestinotambiénsedecidiráaquí».Intentabaaferrarmeaesaspalabras,permitirquelavidapalaciegamesaciara,

igualqueservíaparasaciaraMadre.Meesforzabaporsocializarconlasotrasoloyes y sus hijas. Trataba de encontrar entretenimiento en los cotilleos depalacio. Pero por la noche, solía colarme en los aposentos de Inan y trepabahasta el balcóndesde el que sedivisabanuestra capital. Imaginabaquéhabríamás allá de los muros de madera de Lagos, el hermoso mundo que tantoanhelabaver.«Algúndía»,lesusurrabaaBinta.«Sí,algúndía,desdeluego».Mecontestabaellaconunasonrisa.Cuandosoñabaconescapar,nunca imaginéel infiernode laselva, todos los

mosquitos, el sudor y las piedras afiladas. Sin embargo, tras cuatro días en eldesierto, estoy convencida de que no hay límite para los infiernos que puedecontener Orïsha. El desierto no proporciona carne de zorrontes con la quealimentarse,niaguanilechedecocoparasaciarlased.Loúnicoquenosofreceesarena.Interminablesmontañasdearena.A pesar del pañuelo grande que llevo atado alrededor de la cara para

protegerme,apenaspuedorespirar,losgranosdearenasememetenenlaboca,la nariz, las orejas. Su persistencia solo encuentra rival en el sol abrasador, laestocadafinalparaestatierrayermaeinhóspita.Cuantomásviajamosporella,másmepicanlosdedosporlasganasdeagarrarlasriendasdeNailahytirarde

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ella en dirección contraria. Pero, cielos, aunque nos diésemos la vuelta ahoramismo,¿adóndeiríayo?Mipropiohermanomepersigue.LomásprobableesquePadredeseevermi

cabeza.MecuestaimaginartodaslasmentirasqueMadretejeráenmiausencia.Tal vez si Binta estuviese todavía en el palacio, me arriesgaría a volverarrastrándomeconelraboentrelaspiernas.Peroinclusoellahadesaparecido.Estaarenaesloúnicoquemequeda.Latristezaseasientaenmícuandocierrolosojosymeimaginosucara.Basta

pensar en ella un instante para sentir que puedo escapar del infierno de estedesierto.SiBintaestuvieseaquí,seguroquesonreiría,sereiríadelosgranosdearenaqueselemetieranentrelosdientes.Sabríaencontrarlabellezaenloquenosrodea.Bintasabíaverlabellezadetodaslascosas.Antesdequepuedaimpedirlo,lospensamientossobreBintametransportany

medevuelvenanuestrosdíasenpalacio.Unamañana,cuandoéramospequeñas,me colé con ella en los aposentos deMadre, ansiosa por enseñarlemis joyasfavoritas. Mientras me subía al tocador, no paraba de divagar acerca de lospueblosqueInanveríaensusvisitasmilitares.—Noesjusto—mequejaba—.ÉliráhastaIkoyi,queestámuylejos.Veráel

mardeverdad.—Tambiéntendréisvuestraoportunidad.Bintasemanteníaalejadadel tocador,con lasmanospegadasa los laterales

delcuerpo.Sinimportarcuántasvecesleinsistieraenqueseunieseamí,repetíaquenopodía.—Algúndía…MepaséelvaliosocollardeesmeraldasdeMadreporencimade lacabeza,

cautivadaporcómobrillabaalaluzdelespejo.—¿Y tú qué harás?—le pregunté—.Cuando nos escapemos, ¿qué aldea te

gustaríaver?—Laque sea—dijoBinta con lamirada perdida—.Todas.—Semordió el

labioinferiorysucaraseiluminóconunasonrisa—.Creoquemegustaríaverlotodo.NadiedemifamiliahatraspasadonuncalosmurosdeLagos.—¿Porquéno?Arruguélanarizymepusedepie.Alarguélamanoparacogerelestucheque

conteníaladiademaantiguadeMadre.Mefaltabamuypocoparallegaraella.Meinclinéhaciadelante.—¡Amari,nohagáiseso!AntesdequelaspalabrasdeBintamefrenasen,perdíelequilibrio.Conuna

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sacudida, semecayóel estucheal suelo sinquerer.Al cabodedos segundos,todolodemásempezóaprecipitarsetambién.—¡Amari!Aúnnomeexplicocómopudo llegar tan rápidoMadre.Suvozsehizoeco

bajo los arcos de la entrada de su habitación en cuanto se percató deldesaguisadoquehabíaprovocado.Peronomesalíanlaspalabras,asíquefueBintaquiendiounpasoalfrente.—Losientomuchísimo,Alteza.Memandaronquelimpiaravuestrasjoyas.La

princesa Amari vino a ayudarme, nada más. Si debéis castigar a alguien,castigadmeamí.—Criajaperezosa.—MadrezarandeóaBintaporlamuñeca—.Amariesuna

princesa.¡Noestáaquíparacumplircontusobligaciones!—Madre,noes…—Calla—mesoltóMadre,queechabahumoporlanarizmientrassellevaba

aBintaarastras—.Estáclaroquehemossidodemasiadopermisivoscontigo.Noteirámalrecibirunosazotes.—¡No,Madre!Esperad…Nailah se tambalea yme extrae de las profundidades demi sentimiento de

culpa. El rostro joven de Binta se evapora de mi mente mientras Tzain seesfuerzaporevitarquenosprecipitemosporunamontañadearena.MeagarrodelosestribosdecueroyZélieseinclinaparaaferrarsealpelajedeNailah.—Lo siento, amiga—procura calmarla Zélie—. Te prometo que enseguida

llegaremos.—¿Estássegura?Mi voz sale seca, tan quebradiza como la arena que nos rodea. Pero soy

incapazdedecirsielnudoquetengoenlagargantaestáprovocadoporlafaltadeaguaoporelrecuerdodeBinta.—Ya estamos cerca. —Tzain se da la vuelta y entrecierra los ojos para

protegersedelpotentesol.Apesarde tener losojoscasicerrados,notoquesuprofundamiradacastañameatrapaymesonrojo sinquerer—.Sino llegamoshoy,seguroquerecalamosenIbejimañana.—Pero¿ysi lapiedradel solnoestáen Ibeji?—preguntaZélie—.¿Ysi la

pista que nos dio Lekan no era acertada? Solo nos quedan trece días hasta elsolsticio.Sinoestáaquí,lotenemoscrudo.«Nopuedehaberseequivocado…».El pensamientome revuelve el estómago vacío. Toda la determinación que

sentí enChândomblé se esfuma.«Cielos».Todoesto seríamuchomás fácil si

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Lekansiguiesevivo.Consuguíaysumagia,queInannospersiguiesenoseríauna amenaza. Tendríamos alguna posibilidad de encontrar la piedra del sol.Inclusopuedequeyaestuviésemosdecaminohacialaislasagradapararealizarelritual.PeroahoraqueLekanhamuerto,noestamosmáscercadesalvaralosmaji.

Comomucho,nosestamosquedandosintiempo.Vamosdirectosalamuerte.—Lekannonoshabríaindicadoelcaminoalaligera.Estáaquí.—Tzainhace

unapausayalargaelcuello—.Yamenosqueesoseaunespejismo,yahemosllegado.ZélieyyomiramospordelantedeloshombrosanchosdeTzain.Elcalorse

desprendede la arena a oleadasy emborrona el horizonte, pero al cabodeunrato, un cuarteado muro de arcilla cristaliza hasta hacerse visible. Para misorpresa,nosomosmásquetresdelosnumerososviajerosqueseaproximanalaciudad desértica desde todas las direcciones. A diferencia de nosotros, variaspartidas migratorias viajan en caravanas fabricadas con madera reforzada yembellecidasconoro,unosvehículos tanadornadosquesindudapertenecenaunosnobles.Un latigazo de emoción me recorre mientras entrecierro los ojos para ver

mejor.Cuandoerapequeña,unavezoíquePadreadvertíaalosgeneralessobrelospeligrosdeldesierto,unazonadominadaporlosTerreros.Asegurabaquesumagiapodíatransformarcualquiergranodearenaenunarmaletal.Lanocheenquemeenteré,lecontéaBintaloquehabíaoídomientrasellamedesenredabadelpelo.«Eso no es verdad», me corrigió. «Los Terreros del desierto son pacíficos.

Utilizanlamagiaparacrearasentamientosconarena».Enesemomentomeimaginécómodebíadeserunaciudaddearena,unaque

noseciñesealasleyesnialosmaterialesquegobernabannuestraarquitectura.Si era cierto que los Terreros gobernaban el desierto en otros tiempos, susmagníficas ciudades se habían derrumbado y habían desaparecido junto conellos.Noobstante,despuésdecuatrodíasdeperiploporeldesierto fantasmal,no

cabedudadequeelmodestoasentamientodeIbejititilaantenosotros.Elprimersignodeesperanzaenestadesdichadatierrabaldía.«Graciasaloscielos».Puedeque,alfinyalcabo,sísobrevivamos.Unas cabañas y varias ahérés de arcilla nos dan la bienvenida cuando

cruzamos lamuralla. Igualqueen lossuburbiosdeLagos, laschozasdearenasonrobustasycuadradas,bañadasporlosrayosdelsol.Laahérémásgrandede

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todas relucea lo lejos, conun sellodistintivoqueconozcoa laperfección.Elleopardariodenievetalladorelumbraalsolyenseñasusafiladoscolmillos,listoparamorder.—Un puesto de guardia —anuncio con voz áspera, tensándome sobre la

monturadeNailah.Aunque el sello real está grabado en lamuralla de arcilla, se ondula enmi

menteigualquelasbanderasdeterciopelodelsalóndeltronodePadre.DespuésdelAsalto, elmonarca había prohibido el sello antiguo, una valerosa leonariaconcuernosdetoroquesiempremehacíasentirsegura.Enlugardeeseanimal,proclamó que nuestro poder fuera representado por los leopardarios de nieve:monturasdespiadadas.Puras.—Amari—susurraZélie.Mesacademispensamientos.DesmontadeNailahysecubremejorlacaraconelpañuelo.Meinstaaque

hagalomismo.—Serámejorquenosdividamos.—TzainsedeslizaporellomodeNailahy

nos ofrece su cantimplora—.No deberían vernos juntos.Vosotras id a buscaragua.Yoencontraréalgúnsitioenelquepasarlanoche.Zélie asiente y se pone enmarcha, pero una vezmás,Tzainme sostiene la

mirada.—¿Estásbien?Meobligoadecirquesíconlacabeza,aunquemesientoincapazdearticular

palabra.Bastamirarde reojo el sello realparaque lagarganta seme llenedearena.—NoteseparesdeZélieytodoirábien.«Porque eres débil», imagino que masculla, aunque sus ojos oscuros

transmitencariño.«Porque,apesardelsablequellevas,nopuedesprotegerteatimisma».Me aprieta el brazo con afecto antes de tomar a Nailah por las riendas y

conducirlaensentidoopuesto.MequedomirandosusiluetadehombrosanchosyluchocontraeldeseodeseguirlohastaqueZéliesusurraminombre.«Todosaldrábien».Intentosonreírconlamirada,peseaqueZélienisiquiera

me hamirado. Creía que las cosas habían empezado amejorar entre nosotrasdespuésdelosucedidoenSokoto,perocualquierbenevolenciaquemehubieseganado entonces se esfumó en cuanto mi hermano se presentó en el templo.DesdehacecuatrodíasZélieapenasmehadirigidolapalabra,comosihubiesesidoyoquienhubiesematadoaLekan.Lasúnicasvecesquesímedoycuentadequememira,lapilloobservandomiespalda.

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Aun así, me quedo a su lado mientras recorremos las calles desiertas ybuscamosenvanoalgodecomer.Migargantasemueredeganasdeprobaraguafresca, una barra de pan recién hecho, un buen pedazo de carne. Pero, adiferenciadelbarriodemercaderesdeLagos,aquínohaycoloridospuestosdecomida,nimostradoresrepletosdesuculentasdelicias.Laaldeaparececasitanmuertadehambrecomoeldesiertoquelarodea.—Portodoslosdioses—perjuraZélieenvozbaja.Sedetienecuandosustembloresseacentúan.Aunque el sol brilla con ferocidad, le castañetean los dientes como si

estuviese en una bañera llena de cubitos de hielo.Desde el rito de iniciación,tiemblacadavezmás,yseestremeceencuantopercibequelosespíritusdelosmuertosandancerca.—¿Tantoshay?—susurro.Jadeacuandounodelostembloresterminayledatregua.—Escomosicaminaseporuncementerio.—Bueno,conestecalor,esprobablequeestoseauncementerio.—Nosésiesporeso.—Zéliemiraalrededoryseajustaaúnmáselpañuelo

—.Cadavezquenotounespíritu,mesabeasangre.Merecorreunescalofríoaloírlo,aunqueelsudormesaleportodoslosporos

delapiel.SiZélienotasaborasangre,noquierosaberporqué.—Quizás…—me callo yme detengo enmedio de la arena cuando veo un

gruponumerosodehombresqueinundanlacalle.A pesar de ir ocultos con capas ymáscaras, sus ropajes cubiertos de polvo

llevanelsellorealdeOrïsha.«Guardias».MeagarrodeZélieparanoperderelequilibriomientrasellaalargalamanoen

buscadelpalo.Todoslossoldadosapestanalicor;algunostrastabillanalandar.Metiemblanlaspiernas,comosifuesendeagua.Entonces,tanrápidocomohanaparecido,sedispersanydesaparecenentrelas

ahérésdearcilla.—Recuperalacompostura.Zéliesezafademibrazo.Luchoparanocaermedebrucesenlaarena.Nohay

comprensiónensumirada;adiferenciadelosojosdeTzain,susojosplateadosdenotanrabia.—Esque…—Mispalabrassondébiles,aunquedeseoqueseancontundentes

—.Disculpa.Mehanpilladodesprevenida.—Sivasacomportartecomounaprincesita,entrégatealosguardias.Noestoy

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aquíparaprotegerte.Estoyaquíparaluchar.—Esonoesjusto.—Meabrazoelcuerpo—.Yotambiénestoyluchando.—Bueno, teniendo en cuenta que tu padre es el que ha provocado este

desaguisado,yoentulugarlucharíaconunpocomásdeímpetu.Dicho esto, Zélie se da la vuelta y se marcha levantando polvo con sus

grandes zancadas. Me arde la cara, pero la sigo, asegurándome de mantenerciertadistanciaestavez.ContinuamosavanzandohacialaplazacentraldeIbeji,enlaquedesemboca

un cúmulo de calles serpenteantes y cabañas cuadradas fabricadas con arcillaroja. Al acercarnos, veo más nobles que se congregan; destacan con susbrillanteskaftanesdesedaylossirvientesquelossiguen.Aunquenoreconozcoaningunodeellos,meajustoelpañuelo.Mepreocupaqueelmenordeslizpuedadesvelar mi identidad. Pero ¿puede saberse qué hacen aquí, tan lejos de lacapital? Hay tantos nobles que solo se ven superados en número por lostrabajadoresforzososatadoscongrilletes.Hago una breve pausa, abrumada ante la gran cantidad de esclavos que

abarrotan el camino estrecho. Hasta hoy, solo había atisbado a algunosprisioneros que llevaban para servir en palacio: siempre amables, limpios,peinadosalgustodeMadre.IgualqueBinta,pensabaquetodosvivíanunavidasencilla,asalvoenel interiorde lasparedesdelpalacio.Nuncameplanteédedóndeprovenían,enquéotroslugarespodríanacabar.—Cielos…Laestampahacedañoalavista.Ensumayoríadivîners,lostrabajadoresson

muchísimomás numerosos que los habitantes de la aldea, y van vestidos conunos harapos roídos. Su piel oscura está llena de ampollas a causa del solabrasador, dañadapor el polvoy la arenaqueparecenhaberse fundidocon suser.Cadaunodeellosespocomásqueunesqueletoenmovimiento.—¿Quésucede?—susurro,calculandolacantidaddeniñosencadenadosque

hay.Casi todos son jóvenes: incluso los de mayor edad siguen pareciendo más

jóvenes que yo. Intento encontrar las materias primas que deben de haberexcavado en lasminas, las carreteras recién construidas, las nuevas fortalezaserigidasenestaaldeadeldesierto.Sinembargo,noveoni rastrodeadóndesedirigensusesfuerzos.—¿Quéhacenaquí?Zéliemiraalosojosaunachicadepieloscuraconelpeloblancocomoella.

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Laesclava llevaunvestidoblancohecho jirones; tiene losojoshundidos, casidesprovistosdetodavida.—Los obligan a hacer trabajos forzados—murmura Zélie—. Tienen que ir

dondelesmandan.—Peronosiempredebendeestartanmal,¿verdad?—EnLagos,vigenteconpeoraspectotodavía.Zélie avanza hacia el puesto de guardia de la plaza central y a mí se me

revuelven las entrañas. Aunque no tengo comida con la que llenarme elestómago,mesientomáslúcidaquenunca.Todosesosañossentadaensilencioalamesa…Bebiendotémientraslagentemoría.Alargo el brazo para llenar la cantimplora en el pozo y evito la mirada

maliciosadelguardia.Zélieestiraelbrazoparahacerlomismo…Elguardiablandelaespadaconfuria.Ambasdamosunrespingo,conelcorazónapuntodesalírsenosporlaboca.

La espada se clava en el marco de madera en el que unos segundos antesdescansaba la mano de Zélie. Agarra el palo que lleva en el cinturón, con lamanotemblorosaporlaira.Misojossiguen laespadahastaelsoldadofuriosoque laempuña.Elsolha

oscurecidosupielcolorcaoba,perosumiradabrillaconvigor.—Yaséquelaslarvascomotúnosabéisleer—mascullamirandoaZélie—,

pero,porelamordeloscielos,aversiaprendéisacontar.Golpea una señal descolorida con la hoja de la espada.La arena cae de las

hendidurasdelamaderaydejaalavistaunmensajedeslucido:UNATAZA=UNAMONEDADEORO.—¿Habláisenserio?Zélieechahumo.—Podemospagarlo—susurro,ymetolamanoensumochila.—¡Peroellosno!Señala a los trabajadores forzosos. Un puñado de esclavos que transportan

cubosbebenunagua tancontaminadaquebienpodríaserarena.Sinembargo,noeselmomentoparalarebelión.¿CómoesposiblequeZélienolovea?—Nuestrasmássincerasdisculpas.Doy un paso al frente y pongo mi tono de voz más deferente. Casi sueno

creíble.Madreestaríaorgullosademí.Colocotresmonedasdeoroenlamanodelguardiaycojolacantimplorade

Zélie,obligándolaaretrocedermientraslarelleno.

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—Toma.Lepongolacantimploraenlamanoalafuerza,peroZéliechasquealalengua

paramostrarsurepugnancia.Agarralacantimplorayregresaadondeestánlosprisioneros.Seacercaalaniñamorenavestidadeblanco.—Bebe—laapremiaZélie—.Rápido.Antesdequeloveatucarcelero.Lajovenesclavanopierdeniunsegundo.Bebeaguaconavidez,sindudaestá

saboreandoelprimerlíquidoqueingieredesdehacedías.Cuandoterminadedaruntragocontundente,pasalacantimploraaldivînerquehayencadenadodelantede ella. A regañadientes, les entrego a los demás esclavos las otras doscantimplorasquetenemos.—Quéamableeres—susurra laniñaaZélie,mientrasse relame lasúltimas

gotasdeaguaquelequedanenloslabios.—Sientonopoderhacermás.—Hashechomásquesuficiente.—¿Porquéhaytantostrabajadoresforzososporaquí?—preguntointentando

olvidarlosecaquetengolagarganta.—Loscarcelerosnoshanmandadoaquíporlodelcirco.Lachicaseñalacon lacabezahaciaunpuntoqueapenasseadviertealotro

ladodelmurodearcilla.Alprincipio,nodistingonadacontralasdunasrojasylasolasdearena,peroalcabodepoco,elanfiteatroempiezaadestacarse.«Cielos…».Nuncahevistounaestructuratanimpresionante.Elanfiteatro,conunaserie

dearcosypilareserosionados,seextiendeporeldesiertoycubrebuenapartedesuáridasuperficie.—¿Loestáisconstruyendo?Arrugolanariz.Padrenuncaaprobaríaquelospresosconstruyeranunedificio

comoesteaquífuera.Eldesiertoesdemasiadoárido;nohaytantaspersonasquepuedansobrevivirensemejantetierra.Lachicaniegaconlacabeza.—Competimosaquí.Loscarcelerosdicenque,siganamos,quedaránsaldadas

todasnuestrasdeudas.—¿Competís?—Zéliefruncelafrente—.¿Paraqué?¿Paralograrlalibertad?—Yriquezas—intervieneelobreroquehaydelantedelachica.Leresbalael

aguaporlabarbilla—.Suficienteoroparallenarelmar.—Perononoshacencompetirporeso—espetalachica—.Losnoblesyason

ricos.Nonecesitanoro.LoquebuscaneslareliquiadeBabalúayé.—¿Babalúayé?

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—ElDios de la Salud y la Enfermedad—me recuerda Zélie—. Cada diostieneuna reliquia legendaria.LadeBabalúayéeselohunèaiyé, la joyade lavida.—¿Yesauténticadeverdad?—pregunta.—Noesmásqueunmito—respondeZélie—.Unahistoriaquelosmaji les

cuentanalosdivînerscuandosevanadormir.—No es un mito—dice la chica—. La he visto con mis propios ojos. Se

parecemásaunapiedraqueaunajoya,peroesreal.Garantizalavidaeterna.Zélieladealacabezayseinclinahaciadelante.—Esapiedra…—Bajalavoz—.¿Quéaspectotiene?

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CAPÍTULOVEINTITRÉS

ZÉLIE

Elcircovibraconlachácharaebriadelosnoblesmientraselsolsehundeenelhorizonte. Aunque cae la noche, el anfiteatro relumbra de luz; hay farolescolgados de los pilares de los muros. Nos abrimos paso a codazos entre lashordasdeguardiasynoblesquellenanlasgradasdepiedra.MeagarroaTzainpara mantener la estabilidad, pues me tropiezo más de una vez mientrasrecorremoslasdesgastadasescalerasdearena.—¿Dedóndehasalidotodaestagente?—murmuraTzain.Seabrepasoaempellonesentredoskosidántapadosconkaftanescubiertosde

polvo.AunqueespocoprobablequeelnúmerodehabitantesdeIbeji lleguealmillar, hay miles de espectadores que llenan las gradas, entre ellos, unasorprendentecantidaddemercaderesynobles.Todosobservanconatenciónelprofundofosodelcirco,unidosensuexaltaciónantelosinminentesjuegos.—Estástemblando—diceTzaincuandonossentamos.Notolapieldegallinaportodoelcuerpo.—Hay cientos de espíritus —susurro—. Cuantísimas personas han muerto

aquí…—Tienesentido,siloscondenadosatrabajosforzadosconstruyeronellugar.

Seguroquemurieronadocenas.Asientoybeboun tragode la cantimplora, con la esperanzadequitarme el

saborasangredelaboca.Daigualloquecomaobeba,elregustometáliconoseme pasa. Hay demasiadas almas a mi alrededor atrapadas en el infierno delapâdi.Siempre me enseñaron que, cuando los orïshanos morían, los espíritus

benditosseelevabanalalâfia:lapaz.Unaliberacióndeldolordenuestratierra,unestadoquesoloexisteenelamordelosdioses.Unadenuestrasobligacionessagradas como Parcas era guiar a los espíritus perdidos hasta el alâfia y, acambio,ellosnosprestaríansufuerza.Sinembargo,losespíritusabrumadosporelpesodelpecadoodeltraumano

puedenelevarsealalâfia;nopuedenabandonarestatierra.Ancladosasudolor,

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permanecenenelapâdi,donde reviven lospeoresmomentosde sus recuerdoshumanosunayotravez.Deniña, sospechaba que elapâdi era unmito, una advertencia conveniente

paraevitarque losniñosseportasenmal.Peroahoraquemehe iniciadoenelmundodelasParcas,puedosentirlatorturadelosespíritus,suinconmensurableagonía, su dolor interminable. Escudriño el anfiteatro, incapaz de creer lacantidaddeespíritusatrapadosenelinfiernodelapâdidentrodeestasparedes.Nuncahabíaoídohablardealgosemejante.Porelamordelosdioses,¿quéhaocurridoaquí?—¿Deberíamosecharunvistazoporelfoso?—susurraAmari—.¿Buscaren

elanfiteatroaversihaypistas?—Esperemos a que empiece la competición—diceTzain—.Serámás fácil

cuandotodosesténdistraídos.Mientrasesperamos,miromásalláde lasornamentadas sedasde losnobles

parainspeccionarelhondofosoconsuelometálico.Laimagenresultacuriosaencontrastecon los ladrillosdearenaque rellenan los resquebrajadosarcosy lospeldañosdelasgradas.Buscomarcasdesangrequeindiquenunamasacreenelmetal: el golpe de una espada, el corte de unas fauces gigantes de algunamonturasalvaje.Peroelmetalestáintactoysinunasolamancha.«¿Quéclasedecompeticiónesesta…?».Unacampanareverberaporelaire.Alzolosojosalconstatarquedespiertaunaoleadadevítoresexcitados.Todos

se ponen de pie y nos obligan a Amari y a mí a levantarnos subidos a lospeldañosparapoderver.Losvítoresaumentandevolumencuandounhombreenmascaradoyvestidodenegroasciendeunaescalerillametálicaysecolocaenuna plataforma muy por encima del foso. Lo rodea una extraña aura, algoimponente,algodorado…El presentador se quita la máscara y revela una cara sonriente de un tono

marrón claro, bronceada por el sol. Se lleva un cono metálico a los labios amododemegáfono.—¿Estáispreparados?La multitud ruge con tal ferocidad que me pitan los tímpanos. Un rumor

profundoretumbaenladistancia,subeysubedevolumenhastaque…Laspuertasdemetalseabrendeparenparaambosladosdelfosoeirrumpe

uninterminabletorrentedeagua.«Tienequeserunespejismo».Y,sinembargo,no paran de entrar litros y litros de agua, olas que cubren el suelometálico yrompenconelestruendodeunmarenexpansión.

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—¿Cómo es posible? —susurro casi para mis adentros, al recordar a lostrabajadoresforzosos,reducidosapielyhuesos.¿Tantaspersonasagonizandeshidratadasymalgastanelaguaenesto?—¡Noos oigo!—anima el presentador—. ¿Estáis listos para la batallamás

emocionantedevuestravida?Mientras la muchedumbre borracha grita, varias puertas metálicas del

anfiteatroseabrenenlos laterales.Unoporuno,diezbarcosdemaderaentranflotando,naveganporlasolasdeesemarartificial.Losbarcosmidencasidocemetros, todoscuentanconunmástilalto,velasdesplegadas.Flotanmientras latripulación de cada uno de ellos toma posición, dirige el timón de madera yorganizalaslíneasdecañones.En cada uno de los barcos, un capitán vestido conmucha pompa se yergue

juntoaltimón.Perocuandoobservolasdistintastripulaciones,semeencogeelcorazón.Laprisioneradelvestidoblancoestásentadajuntoadocenasderemeros,con

lágrimas en los ojos oscuros, la chica quenos habló de la piedra.El pecho lesubeylebaja,agitado.Agarraunremoenunintentodesalvarlavida.—Estanoche,diezcapitanesdetodaOrïshalucharánparaganarunariqueza

mássuculentaqueladeunrey.Elcapitánylatripulaciónqueganensebañaránenunmardegloria,¡unocéanodeorointerminable!—Elpresentadorelevalasmanos y dos guardias entran a rastras un enorme baúl lleno de relucientesmonedas de oro. Un eco de admiración y avaricia recorre las gradas—. Lasreglas son sencillas:paraganar,hayquematar al capitánya la tripulacióndetodos losdemásbarcos.Durante lasúltimasdos lunas,nadiehasobrevividoalcombatedelanfiteatro.¿Seráestanocheenlaqueporfinpodremoscoronaraunvencedor?Losvítoresdel públicovuelven a encenderse.Los capitanes se sumana los

gritos,conlosojosrelucientesantelaspalabrasdelpresentador.Adiferenciadesusindefensastripulaciones,ellosnotienenmiedo.Loúnicoquequierenesganar.—Siestanocheganaalgúncapitán,leesperaunpremioespecial,unreciente

hallazgomásvaliosoque cualquier premioquehayamosofrecidohasta ahora.No me cabe duda de que los rumores sobre su grandeza son los que hanmotivadoquemuchosdevosotroshayáisvenidohoyaverelespectáculo.—Elpresentadordeambulaporlaplataformaparacrearmásexpectación.Elmiedoseapoderademícuandosellevaelconometálicoaloslabiosunavezmás—.Elcapitánqueganeseirádeaquíconalgomásqueunbaúldeoro.Recibirálajoya

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de lavida,perdidaenel tiempohastaestemomento.La legendaria reliquiadeBabalúayé.¡Eldondelainmortalidad!Elpresentadorsacalarelucientepiedradelabrigo.Laspalabrassemeagolpan

en la garganta.Más brillante que el mural de Lekan cuando cobraba vida, lapiedradelsolrefulge.Esdeltamañodeuncocoyrelucecontonosanaranjados,amarillos y rojos que laten bajo su exterior de cristal liso. Justo lo quenecesitamosparacompletarelritual.Loúltimoquenoshacefaltaparadevolverlamagiaalmundo.—¿Lapiedraotorgalainmortalidad?—Amariinclinalacabeza—.Lekanno

lomencionó.—No—respondo—.Perodalaimpresióndequepodría.—¿Quiéncreesquega…?Antes de que Amari pueda terminar la pregunta, unas detonaciones

ensordecedorasexplotanenelfoso.Elanfiteatroretumbacuandoelprimerbarcodispara.Dos balas de cañón salen de las estructuras metálicas, despiadadas en su

objetivo.Impactanentrelosremerosdelbarcomáscercanoyalestallarsellevanvariasvidasdegolpe.—¡Ah!Undolor insoportablemeatraviesaelcuerpo,aunquenoreciboelataquede

nadavisible.Elespesosaborasangremebañalalengua,másfuertequenunca.—¡Zél!—gritaTzain.Por lo menos, creo que grita. Es imposible oírlo entre todos los alaridos.

Cuandoelbarcosehunde,losvítoresdelpúblicosemezclanconloschillidosdelosmuertosqueabrumanmimente.—Lo noto —digo, y aprieto los dientes para evitar soltar un aullido

desafinado—.Notocadaunadelasmuertes.Unacárceldelaquenopuedoescapar.La explosión de los cañones sacude las paredes del anfiteatro. Astillas y

tablonesrotosvuelanporlosairescuandosehundeelsiguientebarco.Lasangrey los cadáveres caen como gotas de lluvia en el agua, mientras que lossupervivientesheridosluchanpornohundirse.CadanuevamuertemegolpeaconlamismafuerzaqueelespíritudeLekanen

Chândomblé,flotandopormimenteymicuerpo.Lacabezameestallaacausadelaamalgamaderecuerdosdisparatadoseinconexos.Micuerpoalbergatodosudolor.Entroysalgodelaagonía,conlaesperanzadequeesehorrortermine

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pronto.Veounfogonazodelachicadeblanco,soloqueahorayaceahogadaenlamarearoja.Nosécuántodura…diezminutos,diezdías.Cuando por fin termina el baño de sangre,me siento demasiado débil para

pensar,pararespirar.Pocoquedadelosdiezbarcosodesuscapitanes,todoshancaídoamanosdeotro.—¡Parecequeestanochetampocohabrávencedor!La voz del presentador atruena por encima de los chillidos de los

espectadores.Blandelapiedraylamueveparaasegurarsedequecaptatodalaluz.La piedra resplandece por encima del mar encarnado, brilla sobre los

cadáveres que flotan entre los restos de madera rota. La escena hace que lamuchedumbre grite todavíamás fuerte de lo que ha gritado en toda la noche.Quierenmássangre.Quierenotrocombate.—¡Tendremosqueesperaraversiloscapitanesdemañanapuedenganareste

magníficopremio!MeapoyoenTzainycierrolosojos.Aestepaso,habremosmuertoantesde

llegarsiquieraatocaresapiedra.

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CAPÍTULOVEINTICUATRO

INAN

Losgritosdistantesdeloscarcelerosseoyenporencimadelosdébilestintineosde laconstrucción.Los ladridoscontrariadosdeKaeareinansobre todosellos.Aunquearegañadientes,parecequehatomadolasriendasdelasituación.Trastresdíasasusórdenes,elpuenteestácasiterminado.Sinembargo,apesardequesenoshaabiertounanuevavíaparallegaralotro

ladode lamontaña,noestoymáscercadeencontrarpistassobre las fugitivas.Daigualcuántomeesfuerce,eltemploesunenigma,unmisteriointerminablequenosédescifrar.Aunqueheliberadoenpartemimagia,noessuficienteparalograrseguirleelrastroaesachica.Mequedapocotiempo.Sitengoalgunaposibilidaddeencontraraesamuchacha,tendréquedejarque

actúetodamimagia.Darmecuentadeesomeatormenta,poneenteladejuiciotodasmiscreencias.

Perolaalternativaesmuchopeor.Laobligaciónvaantesqueunomismo.Orïshaesloprimero.Respirohondoysueltomisúltimasataduraspocoapoco.Eldolordelpecho

mengua.Alcabodeunrato,elescozordelamagiamecubrelapiel.Tengo la esperanza de que el aromadelmar sea lo primero queme llegue,

pero,talcomohaocurridolosdíasanteriores,loúnicoquellenaesosestrechospasadizoseseloloramaderaycarbón.Cuando doblo otra esquina, el aroma se vuelve abrumador; una nube color

turquesapendedelaire.PasolamanoporlanebulosaypermitoqueentreenmíloquequedadelaconcienciadeLekan.—Lekan,¡basta!Risasygritosdealegríaresuenancuandodoblootraesquina.Meapoyocontra

lapiedrafríamientraslosrecuerdosdelsêntaroseapoderandemí.Pasanunosniños fantasma chillando, van desnudos y con el cuerpo pintado. Su euforiarebotayhaceeco,vibrantecontralosmurosdepiedra.«Nosonreales»,merecuerdomentalmente,conelcorazónapuntodesalirme

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por la boca. Sin embargo, aunque intento aferrarme a esa mentira, el brillotraviesoenlosojosdeunodelosniñosimponelaverdad.Con la antorcha en la mano, avanzo y recorro a toda prisa los estrechos

pasillosdeltemplo.Porunmomento,notoenelaireunaráfagadeolormarino,enterrado en el aroma del carbón. Doblo otra esquina y aparece una segundanubeturquesa.Corrohaciaella,yaprietolosdientescuandoelnuevofogonazodelaconcienciadeLekanapareceantemí.Eloloramaderaesembriagador.Elairecambia.Suenaunavozsuave.—Pero¿tenéisnombre?Semetensatodoelcuerpo.LaformatímidadeAmarisematerializaantemis

ojos.Mihermanamemiraconaprensión,elmiedonublasumiradaambarina.Unaromaácidosememeteen losorificiosnasales.Mepica lanariz,casimeescuece.—Todoelmundotienenombre,niña.—Ay,nomerefería…—Lekan—suvozresuenaenmicabeza—.Olamilekan.Casime echo a reír al ver aAmari; tiene un aspecto ridículo con esa ropa

comúnycorriente.Sinembargo,inclusodespuésdetodoloquehapasado,siguesiendo lamisma chica de siempre: una amalgama de emociones detrás de unmurodesilencio.Mispropiosrecuerdossecuelan…Labrevemiradaqueintercambiamosdeun

ladoaotrodelpuente.Yopensabaqueseríasusalvador;enlugardeeso,hesidolacausadesudolor.—¿«Miriqueza…aumenta»?Emergede nuevo el recuerdodeLekan en el que sale la jovenmaji.Cobra

vidaantelasllamasdelaantorcha.—¿Recuerdasnuestralengua?—Algunas palabras.—La chica asiente con la cabeza—.Mi madre me la

enseñócuandoerapequeña.«Porfin».Despuésdetodosestosdías,elaromadelmarmegolpeacomouna

ráfagadeviento.Noobstante, porprimeravezdesdequenuestros caminos secruzaron, la imagende lachicanome invitaacoger laespada.A travésde lamirada de Lekan es unamuchacha dulce pero impresionante. Su pielmorenaparece brillar a la luz de la antorcha, que destaca aún más los fantasmasescondidostrassusojosplateados.«Ellaeslaelegida».ElpensamientodeLekanretumbaenmimente.«Ocurra

loqueocurra,debesobrevivir».

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—¿Laelegidapara qué?—mepregunto en voz alta.El silencio es la únicarespuesta.LasimágenesdelachicaydeAmarisedesvanecen,ymequedomirandoel

punto en el que estaban un momento antes. Su aroma desaparece. Aunqueintentorecuperaresefogonazo,noocurrenada.Meveoobligadoacontinuar.Mientrasmispasosresuenanporlosrecovecosylasrendijasdeltemplo,noto

elcambioenmicuerpo.Elesfuerzoporreprimirlamagiasehaconvertidoenunagotamiento constante. Me cuesta respirar. Aunque el zumbido de la magiadentrodemicabezatodavíamerevuelveelestómago,micuerposerecreaensunuevalibertad.Escomosihubiesepasadoañosahogándomebajoelagua.Poruninstante,puedosacarlacabezapararespirarairepuro.Hagovariasinspiracionesprofundasyaprietoelpaso,atravesandolospasillos

ysalasdeltemploconunvigornuevo.PersigolosfantasmasdeLekanenbuscaderespuestas,conlaesperanzadevolveraencontraralachica.Cuandodoblolasiguiente esquina, el aroma de su alma me sobrecoge. Entro en la salaabovedada.LosrestosdelaconcienciadeLekanlatenallíconmásfuerzaqueencualquier otromomento de la semana.Una nube color turquesa parece cubrirtodoelespacio.Antesdequepuedafrenar, lasalaresplandececonundestelloblanco.Aunquepermanezcoenlassombras,veoquelaconcienciadeLekanbañacon

su luz las erosionadas paredes. Me quedo boquiabierto mientras escudriño elmagnífico mural de los dioses. Todos y cada uno de los retratos lucen unoscoloresllamativos.—¿Qué es esto?—pregunto en un suspiro, admirado ante lamaravilla que

tengodelante.Laspinturassontanexpresivasqueparecencobrarvida.Levantolaantorchahacialosdiosesylasdiosas,hacialosmajiquebailana

suspies.Esimponente.Sobrecogedor.Cuestionatodoloquemehanenseñadoapensar.Durantemi infancia, Padreme llevó a creer que quienes se aferraban a los

mitos de los dioses eran débiles. Confiaban en seres que no podían ver,dedicabansuvidaaentidadessinrostro.Yoelegíponermifeenel trono.EnPadre.EnOrïsha.Peroahora,mientras

contemplolosdioses,nosoycapazdearticularpalabra.Memaravilloantelosocéanosylosbosquesqueemanandesusdedos,anteel

mundodeOrïshacreadoporsusmanos.Unjúbiloextrañoparecerespirarentre

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las capas de pintura y llena Orïsha con una luz que no sabía que pudieracontener.Veresemuralmeobligaaaceptarlaverdad,queconfirmatodoloquePadre

mecontóelotrodía enel salóndel trono.Losdioses son reales.Estánvivos.Unenloshilosdelasvidasdelosmaji.Pero,sitodoesoescierto,portodosloscielos,¿puedesaberseporquéunodeelloshaforjadounvínculoconmigo?Estudio de nuevo cada uno de los retratos y observo los diferentes tipos de

magia que parecen brotar de lasmanos de los dioses.Cuando llego a un diosvestidoconostentosas túnicascolor cobalto,medetengo.Lamalditamagia seenciendeenmíalverlo.El dios es alto, imponente y con músculos bien cincelados. Un ipélè azul

oscuroseextiendesobresupechoanchoigualqueunchal,destacacontrasupielmarrónoscura.Unhumocolorturquesadavueltasensusmanos,muysimilaralasnebulosasqueaparecencuandosemanifiestamimaldición.Cuandomuevola antorcha, una pulsación de energía viaja por mi cráneo. La voz de Lekanretumbaenmicabezaalavezqueapareceotranubeazul.—OrítomólapazdelacabezadeMadreCieloparaconvertirseenelDiosde

laMente,elEspírituylosSueños.Enlatierra,compartióestedonúnicoconsusdiscípulos,ylespermitióconectarmentalmentecontodoslossereshumanos.—ElDiosdelaMente,elEspírituylosSueños…—susurro,mientrasencajo

todaslaspiezasdelpuzle.Lasvoces.Losretazosdelasemocionesdeotraspersonas.Elextrañoespacio

deensueñoenelquemesentíatrapado.Esoes.Eldiosdelqueprovengo.La rabia arde dentro demí al comprenderlo. «¿Qué derecho tienes?».Hace

unosdías,nisiquierasabíaqueexistieraestedios,ysinembargo,¿sehaatrevidoaenvenenarme?—¡¿Porqué?!—grito,ymivozsehaceecodentrodelacúpula.Casi esperoqueeldiosmeconteste conotrogrito,pero soloel silenciome

responde.—Tearrepentirás—murmuroparamisadentros.Noestoysegurodesiesoindicaqueestoylocoosi,enalgúnlugar,apesarde

todoelbulliciodelmundo,eldiospuedeoírme.Esebastardoseacordaráparasiempredeestedía.Lamagiaconlaquemehamaldecidoserálaperdicióndeesamismamagia,lojuro.Semeretuercenlasentrañasymedoylavueltaatodaprisa,semeencogeel

estómagocuandoinvocoestamaldiciónconmásfuerzatodavía.Nohayforma

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delucharcontraella.Siquieroencontrarlasrespuestas,solohayunlugaralquepuedoirabuscarlas.Me tumbo en el suelo y cierro los ojos, dejo que el mundo se desvanezca

mientras la magia corre por mis venas. Si quiero aniquilar esta maldición,necesitotodalamagiaqueestéamialcance.Necesitosoñar.

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CAPÍTULOVEINTICINCO

ZÉLIE

—¿Nohayguardiasalavista?Amari otea por los pasillos de piedra que se alejan del foso del anfiteatro.

Unos arcos erosionados se curvan sobre nuestra cabeza, unas piedrasresquebrajadasbajonuestrospies.Unavezquesehanalejadolospasos,Amariasiente con la cabeza y salimos como un rayo. Nos escondemos entre losenvejecidospilaresyavanzamosatodaprisaparalograrnuestroobjetivoantesdequenosvean.Horas después de que muriera el último hombre y los espectadores

abandonaranlosasientos,losguardiasdrenaronelmarrojodelcirco.Penséqueloshorroresdelosjuegosacabaríanallí,peroahoralosrestallidosdeloslátigossehacenecoentrelasgradasvacías.Lasguardiasobliganaunanuevapartidadeprisionerosalimpiarlasangreylasvíscerasquenosehallevadolacorrientedeaguaalvaciarelfoso.Noquieroniimaginarmelatorturaquedebedesuponerparaellos.Limpiarlamasacredeestanocheparaconvertirseencarnazamañana.«Volveré», decido. «Los salvaré».En cuantohaya realizado el ritual yhaya

devueltolamagiaalmundo,encuantoBabaestésanoysalvo.EncargaréaungrupodeTerrerosquedesmoronenestamonstruosidadyladevuelvanalaarenadeldesierto.Esepresentadorpagaráportodasycadaunadelasvidasdedivînersquehadesperdiciado.Todoslosnoblesresponderánporsusdelitos.Dejoquelospensamientosdevenganzamecalmenmientrasnosaplastamos

contraunaparedmediodestrozada.Cierrolosojosymeconcentrotodoloquepuedo.Lapiedradelsolremueveelashêdemisangre.Cuandoabrolosojos,subrilloesdébil,comounaluciérnagaquesepierdeenlanoche.Sinembargo,alcabodeunrato,elresplandoraumentahastaqueelauradelapiedradelsolmecalientalasplantasdelospies.—Estámásabajo—susurro.Recorremos los pasadizos vacíos y bajamos las escaleras. Cuanto más nos

acercamos a la base putrefacta del foso, más hombres tenemos que esquivar.Cuandoporfinllegamosalaparteinferior,estamosprácticamenteaundedode

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losdespiadadoscarcelerosydelosobrerosexhaustos.Loslátigosresuenanporencimadenuestrospasos.Nosescondemosdetrásdeunarcodepiedra.—Esaquí—susurroseñalandounportóndehierro.Una luzbrillante se cuela por las rendijas y llena el arco con el calor de la

piedradel sol.Paso losdedosporencimadelpomometálicode lapuerta,unaruedaoxidadasujetaporuncandadogigante.SacoladagaquemehabíadadoTzainylaintroduzcoenelestrechoojodela

cerradura del candado. Pormucho que intento apretar, la punta de la daga sequedabloqueadaporunintrincadoconjuntodedientes.—¿Puedesabrirlo?—susurramihermano.—Esointento.Esmáscomplicadoqueeltípicocandado.Parapasarporelojodelallavecita

necesitaréalgomásconmáspunta,algoconungancho.Recojounclavooxidadodelsueloyloaprietocontralaparedparacurvarla

punta.Unavezdoblado,cierrolosojosymeconcentroeneldelicadotactodelos dientes del candado. «Ten paciencia». La vieja lección deMamaAgba sehaceecoenmimente.«Dejaqueeltactoseconviertaentusojos».Se me acelera el corazón mientras aguzo el oído por si oigo pasos que se

acercan,perocuandoforcejeoconelclavodoblado,notoqueporfinlosdientesceden.Unpequeñogiroalaizquierday…Seoyeundiscretoclic.Elcandadoseabreysientotalalivioquemeentran

ganasdellorar.Agarrolaruedaquehacedepomoylagiroalaizquierda,peroelmetalnosemueve.—¡Estáatascada!AmarisiguevigilandomientrasTzaintiradelaruedaoxidadacontodassus

fuerzas.Elmetalgimeychilla tan fuertequeahoga losgritosde losguardias,peroauncontodo,laruedanogira.—¡Tencuidado!—susurro.—Yalointento.—Puesinténtalomás…La rueda se parte con un débil crujido.Nos quedamosmirando la pieza de

metalrotaenlamanodeTzain.Ennombredetodoslosdioses,¿quésesuponequedebemoshacerahora?Tzainarremetecontodoelcuerpocontralapuerta.Aunqueestaretiemblacon

elimpacto,seniegaaceder.—¡Vasaalertaralosguardias!—advierteAmarienunsusurro.—¡Necesitamos lapiedra!—contestaTzain—.¿Dequéotra formavamosa

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conseguirla?MeestremezcoconcadaembestidadeTzain,perotienerazón.Lapiedraestá

tan cerca que el calor de su brillo me calienta como una hoguera reciénencendida.Una sarta de improperios seme pasa por la cabeza. «Por todos los dioses,

ojalátuviéramoslaayudadealgúnotromaji».UnSoldadorseríacapazdetorcerlapuertademetal.UnAbrasadorpodríafundirelpomoyliberarelpestillo.«Medialuna»,merecuerdo.«Medialunaparaenderezarlotodo».Siqueremosrecuperarlapiedradelsolatiempoparaelsolsticio,tenemosque

hacerloestanochesinfalta.Suspiro al ver que la puerta se abre un milímetro. Ya estamos cerca. Lo

presiento. Unos cuantos golpesmás y al fin se abrirá del todo.Unos cuantosempujonesmásylapiedraseránuestra.—¡Eh!Lavozdeunguardiareverberaeneltúnel.Nosquedamospetrificados.Unos

pasos retumban contra el suelo de piedra y se aproximan a nosotros con unarapidezescalofriante.—¡Poraquí!Amari señala un hueco justo por delante de la puerta donde se esconde la

piedradelsol,abarrotadodebalasdecañónycajasdepólvora.Justocuandonosacuclillamosdetrásde lascajas,un jovendivîner entra en lahabitacióna todaprisa, su pelo blanco destaca con la luz tenue. En cuestión de segundos, loacorralan el presentador y otro guardia. Se quedan quietos cuando venmedioabiertalapuertaqueprotegelapiedradelsol.—Larvaasquerosa.—Elpresentadortuerceloslabiosconasco—.¿Paraquién

trabajas?¿Quiénhahechoesto?Antesdequeeljoventengaoportunidaddehablar,elrestallidodelavaradel

presentadorlodesloma.Caedesplomadoalsuelodepiedra.Mientrasgrita,otroguardiaseunealapaliza.Meestremezcodetrásdelacajademadera,conlosojosllenosdelágrimas.El

chicoyateníalaespaldaencarnevivaporloslatigazosanteriores,peroningunodelosmonstruostienepiedad.Lovanamataragolpes.Morirápormiculpa.—¡Zélie,no!ElsiseodeTzainmehacedudarunsegundo,peronobastaparadetenerme.

Salgo de nuestro escondite de un brinco y contengo las náuseas al ver almuchacho.

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Unoscortesrabiososleseccionanlapiel.Lasangrelechorreaporlaespalda.Suvidapendedeunhilo,unhiloquesedeshilachaantemispropiosojos.—¿Quiéndemonioserestú?—espetaelpresentador,ysacaunpuñal.Semeerizalapielcuandoseacercaamíconsuhojademajacitanegra.Tres

guardiasmáscorrenasulado.—¡Gracias a los dioses! —Me obligo a reír mientras intento dar con las

palabras necesarias para solucionar este entuerto—. ¡Os he buscado por todaspartes!Elpresentadorentrecierra losojos, incrédulo.Agarra lavaraconmásfuerza

todavía.—¿Mebuscabasamí?—repite—.¿Enestesótano?¿Juntoalapiedra?Elchicogimeymeencojocuandounguardialedaunapatadaenlacabeza.

Su cuerpo yace inmóvil en un charco de sangre. Parece que le ha dado laestocadafinal.«Peroentonces¿porquénopercibosuespíritu?».¿Dóndeestásuúltimorecuerdo?¿Sudolorfinal?Sihaidodirectoalalâfiaesposiblequeyonolosienta,pero¿cómopuedealguienpasaralotromundoenpazdespuésdeunamuertecomoesta?Meobligoamirardenuevoaldesdeñosopresentador.Nohaynadaquepueda

hacerahoraporeldivîner.Elchicohamuerto.Y,amenosquepienseenalgorápido,yotambiénpuedodarmepormuerta.—Sabíaqueosencontraríaaquí.—Tragosaliva.Solohayunaexcusaválida

en esta situación—. Quiero participar en vuestros juegos. Dejadme competirmañanaporlanoche.

—¡Nopuedesdecirloenserio!—exclamaAmaricuandoentramosporfinenlaseguridaddelasarenasdeldesierto—.Yavisteesebañodesangre.Lonotaste…¿Yahoraquieresformarpartedeél?—Quierolapiedra—medefiendo—.¡Quieroseguirviva!A pesar de mi ira, la imagen del chico apaleado se cuela de nuevo en mi

mente.«Mejorseríaeso.Mejormuertoagolpesylatigazosquedespedazadoporuna

bombaenunbarco».Perodaiguallomuchoquemeesfuerzoporconvencerme,séqueesaspalabrasnosonciertas.Nohaydignidadenunamuerteasí,apaleadohastaelúltimoalientoporalgoquenisiquierahabíahecho.Ynisiquierapudeayudarasuespírituapasaralaotravida.Pormuchoquelodeseara,nosupeserlaParcaquenecesitabaelmuchacho.

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—El anfiteatro está abarrotado de guardias —murmuro—. Si no hemospodidoatraparlapiedrahoy,esimposiblequepodamosrobarlamañana.—Tienequehaberalgúnmodo—intervieneTzain.Losgranosdearenasele

pegan a los pies cubiertos de sangre—. Después de todo esto, no dejarán lapiedradelsolaquíestanoche.Tendremosqueaveriguardóndevanaguardarlaapartirdeahora…—Nosquedansolotrecedíasantesdelsolsticio.TrecedíasparacruzarOrïsha

y navegar hasta la isla sagrada. No tenemos tiempo para hacer pesquisas.¡Tenemosquecogerlapiedraysalircorriendoya!—Lapiedradelsolnonosservirádenadacuandonuestroscadáverescubran

el suelo del foso —dice Amari—. ¿Cómo vamos a sobrevivir? ¡En esacompeticiónmuerentodos!—Nojugaremosconlasmismascartasqueelresto.MetolamanoenlamochilaysacounodelosrollosnegrosdeLekan.Latinta

blancareluceenlaetiqueta,ysetraduceporReanimacióndelosmuertos.EsteencantamientoeraunaprácticacomúnentrelasParcas,amenudoeralaprimeratécnicaquedominabanlosnuevosmaji.Lamagiagarantizaalqueloejecutalaayudadeunespírituatrapadoenelinfiernodelapâdiacambiodeayudaraeseespírituapasarenpazalaotravida.DetodoslosencantamientoscontenidosenlosrollosquenosdioLekan,este

eraelúnicoqueyaconocía.Todaslaslunas,MamadirigíaaungrupodeParcashasta la solitaria cima de algunamontaña de Ibadan y empleaba este conjuroparalimpiarnuestraaldeadealmasatrapadas.—He estudiado este rollo —me apresuro a decir—. Contiene un

encantamientoquemimadresolíarealizar.Siconsigodominarlo,serécapazdetransformaralosespíritusmuertosdelanfiteatroenauténticossoldados.—¿Hasperdidoeljuicio?—exclamaAmari—.Perosiapenaspodíasrespirar

enlasgradascuandonotasteatodosesosespíritus.Tardastehorasenrecuperarlasfuerzasypodercaminarbien.Sinopudistemanejar lasituaciónahíarriba,¿quétehacepensarquepodrásconjurarlamagiaenestassalassubterráneas?—Los muertos me sobrepasaron porque no sabía qué hacer. No tenía el

control de la situación. Sime aprendo este encantamiento y sé someter a losmuertos, podríamos contar con un ejército secreto. ¡Hay miles de espíritusenfadadoseneseanfiteatro!AmarisedirigeaTzain.—Dilequeesunalocura.Porfavor.Tzainsecruzadebrazosycambiadepostura,calibrandolosriesgosmientras

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alternalamiradaentreAmariyyo.—Primero,aversisabescómohacerlo.Después,yadecidiremos.

La noche clara proporciona al desierto un frío helador que es casi taninsoportablecomoeldespiadadosol.Aunqueelvientofríohacevolar laarenadelasdunasquerodeanIbeji,elsudormecaeagotaspor lapiel.Llevohorasintentandollevaracaboelencantamiento,perocadaunodelosintentosmesalepeorqueel anterior.Alcabodeun rato,decidomandaraTzainyaAmaridevueltaalacabañaquehemosalquilado.Porlomenos,asípodréfracasarasolas.Alumbro el rollo de pergamino de Lekan a la luz de la luna, procurando

encontrarlesentidoalatraducciónenyorubagarabateadadebajodelassênbaría.Desde el rito de iniciación, recuerdo con precisión nuestra antigua lenguamaterna,con lamismaclaridadquecuandoeraniña.Sinembargo,no importacuántasvecesrecitelaspalabras,elashênofluyedentrodemí.Nohayrastrodemagia. Y cuanto más aumenta mi frustración, más me convenzo de que nodeberíatenerquehacerestoyosola.—Vamos.—Aprietolosdientes—.Oya,bámisr!Siloarriesgotodopararealizarlatareaencomendadaporlosdioses,¿porqué

noestánaquícuandomáslosnecesito?Sueltounsuspirotemblorosoehincolasrodillasenelsuelo.Mepasolamano

por lasondasqueacabande salirmeenelpelo.Sihubiera sidomajiantesdelAsalto, nuestra maestra del clan me habría enseñado los encantamientos deadolescente. Ella habría sabido exactamente qué debería hacer para logrardespertarmiashêahoramismo.—Oya,porfavor.Vuelvo amirar el rollo, intentando descubrir sime he olvidado de algo. Se

supone que el encantamiento debe crear una animación, un espíritu de losmuertos encarnado en losmateriales físicos queme rodean. Si todo sale bien,debería formarse una animación a partir de las dunas. Pero han transcurridohorasynisiquierahelogradomoverungranodearena.Alrepasarelmensajeconlosdedos,veolacicatrizrecientedelapalmademi

manoymeparosinquerer.LamiroalaluzdelalunaeinspeccionodóndemecortóLekanconladagadehueso.Elrecuerdodelasangrequebrillabaconluzblancatodavíamellenalamente.Elflujodeenergíadelashêfuemuypoderoso,unímpetucegadorquesololamagiadesangrepuedeproporcionar.«Silautilizaseahora…».

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Los latidosdel corazón semeaceleranalpensarlo.El encantamiento fluiríaentonces con naturalidad. No me costaría nada lograr que una legión deanimacionesselevantaradelsuelo.Noobstante,antesdequeelpensamientopuedatentarmemás,lavozáspera

deMamasemeaparece.Supielhundida.Surespiraciónsuperficial.El tríodeSanadoresqueseesforzabanenvanoporreanimarla.«Prométemelo»,mesusurró,yapretólamanodespuésdehaberempleadola

magiadesangreparadevolveraTzainalavida.«Júramelo. Pase lo que pase, no puedes hacerlo jamás. Si lo haces, no

sobrevivirás».Seloprometí.Selojuréporelashêquealgúndíacorreríapormisvenas.No

puedo romper la promesa porque no soy lo bastante fuerte para realizar elencantamiento.Pero si esto no funciona, ¿qué otra opciónme quedará?No debería ser tan

difícil.Haceapenasunashoras,elashêvibrabaenmisangre.Ahoranosientoabsolutamentenada,malditasea.«Esperaunmomento».Me quedo mirando las manos y recuerdo al joven divîner que murió

desangradodelantedemispropiosojos.Nofuesolosuespírituloquenopudesentir.Nohepercibidolafuerzadelosmuertosdesdehacehoras.Vuelvo a concentrarme en el pergamino y busco algún significado oculto

detrásdesuspalabras.Escomosimimagiasehubiesesecadocomolasangreenelanfiteatro.Nohesentidonadadesde…«Minoli…».Lachicadeblanco.Esosgrandesojosvacíos.Ocurrierontantascosasalavezquenomedicuentadequeelespíritudela

chicamehabíatransmitidosunombre.Almorir, losotrosespíritusdel fosome transmitieronsudolor.Suodio.En

sus recuerdos noté el aguijón de los latigazos de los guardias. Percibí en lalengualasaldelaslágrimasderramadas.PeroMinolimellevóaloscamposdetierradeMinna,dondesushermanosdenarizafiladayellatrabajabanlatierrapara la cosecha demaíz de otoño. Aunque el sol brillaba con brutalidad y eltrabajoeraduro,cadamomentodesu jornada transcurríaconunasonrisa,conunacanción.—Ìwniìgbkànlémiòrìshà,ìwnimógbójúlé—cantolaspalabrasenalto,mi

vozsetransmiteconelviento.Mientrasrepitolaletra,unavozconmovedoracantaenmimente.

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AllífuedondeMinolipasósusúltimosmomentos,sustituyendoelbrutalcircoporelpacíficocampodecultivoensumente.Allífuedondeeligióvivir.Allífuedondeeligiómorir.—Minoli—susurroelencantamientoenlomásprofundodemimente—.mí

àwntíótisùn,moképèyínníòní.padàjádenínúyàmímyìn.Súrefúnmiplúbùniyebíyer.Derepente,laarenasearremolinaantemí.Retrocedoalverqueuntorbellino

similaraunaneblinaseelevaygiraenoleadasantesdevolveraaposentarseenelsuelo.—¿Minoli?—pronunciosunombrecontonointerrogante,aunqueenelfondo

yaconozcolarespuesta.Cuando cierro los ojos, el aroma a tierra me llena la nariz. Unas suaves

semillas de maíz se me escapan entre los dedos. El recuerdo reluce: vívido,vibrante,vivo.Siresideenmícontantafuerza,debocreerqueella tambiénlohace.Repito el encantamiento con convicción, a la vez que extiendo las manos

hacialaarena.—Minoli,teinvocohoy.Preséntateenestenuevoelemento,bendícemecontu

preciosalu…Unas sênbaría blancas saltan del pergamino y se apresuran a pegarse ami

piel.Lossímbolosbailanpormisbrazoseinfundennuevospoderesamicuerpo.Lospoderesmeentranen lospulmones igualque laprimerabocanadadeairedespués de bucear bajo el agua. Mientras la arena forma remolinos a mialrededor con la fuerza de una tormenta, una figura granulada emerge deltorbellino,suformaestosca,perotienevidaymovimiento.—Portodoslosdioses.ContengolarespiraciónmientraselespíritudeMinoliseinclinahaciadelante

conunamanodearena.Susdedosgranuladosmerozanlamejillaantesdequeelmundoenterosefundaennegro.

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CAPÍTULOVEINTISÉIS

INAN

Un aire frío me llena los pulmones. He regresado. La escena onírica vive.Apenashaceunossegundosestabasentadobajola imagendeOrí…Ahorameencuentroenelcampodejuncosdanzarines.—Hafuncionado—digosinpodercreérmelomientraspasolosdedosporlos

tallosverdesquesemecenalviento.Elhorizontesiguesiendounborrónblanco,quemerodeaigualquelasnubes

del cielo.Pero algoha cambiado.Lavez anterior, el campode extendía hastadondeseperdíalavista.Ahoralosjuncosmarchitosformanuncírculoespesoamialrededor.Tocootrotallo,sorprendidoporlasásperasmuescasqueirradiandesucentro.

Mimenterepasarutasparaescaparyplanesdeataque,peromicuerposesienteextrañamenteencasa.Esungranalivionovermeobligadoareprimirlamagia,tengo la sensación de respirar de nuevo. El ambiente de esta escena oníricatransmite una paz poco natural, como si más que en cualquier otro lugar deOrïsha,fueseaquídondeperten…«Céntrate,Inan».Buscoelpeóndesênet,peroaquínopuedoaferrarmeaél.

En lugar de eso, sacudo la cabeza, como si así pudiera sacudirme también lospensamientostraicioneros.Estonoesmihogar.Noeslapaz.Soloeselcorazóndemimaldición.Sicumplomicometido,estelugardejarádeexistir.«Mataalachica.Matalamagia».Miobligaciónserpenteaenmimentehasta

queseapoderadelomásprofundodemiser.Notengoalternativa.Deboseguirelplan.Imaginolacaradelachica.Conunabrisarepentina,losjuncosseseparan.La

maji sematerializa como si fuese una nube de condensación, su cuerpo se vaformandomientrasunhumoazulviajadesdesuspieshastasusbrazos.Contengo la respiración y cuento los segundos.Cuando la nebulosa azul se

eleva,semetensanlosmúsculos;suformadecolorobsidianaseveinsufladadevida.Sehalladeespaldasamí,tieneelpelodiferente.Losmechonesblancosque

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antes caían en lisas capas sedosas, ahora le caen en cascadapor la espalda enunasondasvaporosas.Sedalavuelta.Pocoapoco.Presentaunagraciacasietérea.Perocuandosus

ojos plateados se encuentran con losmíos, la rebelde que conozco emerge denuevo.—Vaya,veoquetehasteñidoelpelo.—Señalaeltintequeocultamimechón

blancoysonríeconburla—.Note iríamaldarteotracapa.Aúnseadivinaunpocoqueeresunalarva.«Maldita sea».Solohace treshorasdesde laúltimavezqueme lo teñí.Por

instinto,metocoelmechón.Lasonrisadelachicaseensanchatodavíamás.—En realidad, estoy contenta de que me hayas llamado para que venga,

principito.Hayalgoquememuerodeganasdesaber.Oscrioelmismobastardo,peroAmari es incapaz dematar unamosca. Así que, dime, ¿cómo llegaste aconvertirteensemejantemonstruo?Lapazdelensueñoseevaporaenuninstante.—Qué incauta—mascullo con los dientes apretados—. ¡Cómo te atreves a

insultaraturey!—¿Te divertiste en la visita al templo, principito? ¿Cómo te sentiste al ver

todo lo que había destruido el rey? ¿Te sentiste orgulloso? ¿Inspirado?¿Animadoahacerlomismo?Los recuerdos queLekan tenía de los sêntaros pasan como un rayo pormi

mente.La expresión traviesa en los ojos del niño que corría. Las ruinas y losrestosdeltemplodejabanclaroqueesasvidasperecierondeformaviolenta.UnaparteminúsculademírezabaparaquenohubiesesidoamanosdePadre.La culpa me penetra como la espada que atravesó el pecho de Lekan. Sin

embargo,nopuedoolvidar loqueestáen juego.«Laobligaciónantesqueunomismo».EsaspersonasmurieronparaqueOrïshapudiesevivir.—¿Es posible? —Zélie da un paso adelante, intenta retarme—. ¿Es

remordimiento lo que veo ahí? ¿Acaso el principito esconde un corazoncillomarchito?—Qué ignorante eres. —Sacudo la cabeza—. Demasiado cegada para

comprenderlo.Enotros tiempos,mipadreestabadevuestraparte. ¡Apoyabaalosmaji!Lachicaresopla.Medarabiaconstatarquesureacciónsemecueladebajode

lapiel.—¡Tugentematóasufamilia!—grito—.¡TugenteprovocóelAsalto!

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Retrocedecomosilehubiesedadounpuñetazoenlasentrañas.—¿Esculpamíaqueloshombresdetupadreentrasenalafuerzaenmicasay

sellevasenamimadre?Elrecuerdodeunamujerdepieloscurallenasumentecontalclaridadquese

introduceenlamíasinquepuedaevitarlo.Igualquelachica,lamujertieneloslabios carnosos, pómulos altos, los ojos ligeramente rasgados. La únicadiferenciaestáenlamirada.Noescolorplata.Esnegracomolanoche.Elrecuerdograbaalgoensuinterior.Algonegro.Mezcladoconodio.—Memuerodeganas—dicelachicaenunsusurro—.Memuerodeganasde

que descubra lo que eres. A ver lo valiente que te sientes cuando tu padreentregueasupropiohijo.Unescalofríoviolentomerecorrelaespinadorsal.«Seequivoca».Padre estaba dispuesto a perdonar aAmari por su traición.Cuando consiga

deshacermedelamagiaparasiempre,meperdonaráesto.—Esonoocurriránunca—intentosonarsegurodemímismo—.Soysuhijo.

Lamagianocambiarálascosas.—Tienes razón—diceconotra sonrisa sarcástica—.Estoy seguradeque te

dejarávivir.Sedalavueltaysepierdeentrelosjuncos.Miconvicciónsemarchitaconsus

mofas.LamiradavacíadePadreinvademimente.Encuantolanoto,empiezaafaltarmeelaire.«Laobligaciónantesqueunomismo».Oigosuvoz. Impasible.Orïshadebe

sersiempreloprimero.Aunqueesoimpliqueasesinarme…La chica suspira. Me tenso y me doy la vuelta a toda velocidad para

escudriñarlosjuncosenmovimiento.—¿Quéocurre?—pregunto.«¿HabréinvocadoelespíritudePadreenestelugar?».Noobstante,noaparecenada.Por lomenos,ningúnserhumano.Cuando la

chicaseadentraenelhorizonteblancoque rodea laescenaonírica, los juncosflorecenbajosuspies.Crecentanaltosquecasimelleganalacabeza,deunverdeintensoquebusca

elsol.Lachicadaotropasotemblorosohaciaelhorizonteylaexuberanciadelosjuncosseextiendeaúnmás.—Portodosloscielos…

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Comosifueseunaolaquerompecontralaarena,losjuncosseextiendenportodoelhorizonteyempujanhaciaatrásloslímitesblancosdelaensoñación.Uncalorzumbaenelcentrodemicuerpo.«Mimagia…».Nosécómo,laestáaprovechando.—¡Notemuevas!—leordeno.Sinembargo,lachicaseelevaparaadentrarsecorriendoenelespacioblanco.

La escena onírica cede ante sus caprichos, salvaje y viva bajo su reinado.Mientras la chicacorre, los juncosquecrecenbajo suspies se transformanentierra suave, con helechos blancos, árboles altísimos. Crecen hacia el cielo yoscurecenelsolconsushojasdentadas.—¡Basta!—chillo, corro con todas mis fuerzas por ese nuevo mundo que

creceenlaesteladelachica.Lapotenciadelamagiamehacejadear,sedeslizapormipechoymeretumba

enlacabeza.Apesardemisgritos,ellasiguecorriendo,parecequetengafuegoenlospies.

Depronto,latierrasuavequepisasetransformaenduraroca.Nosedetieneniunmomentohastaqueseencuentradebrucesconunimpresionanteacantilado.—Portodoslosdioses—dicesinresuelloalverlagrandiosacascadaqueha

creadosoloconeltacto.Se formauna interminableparedde espumablanca, que cae enun lago tan

azulqueresplandececomoloszafirosdeMadre.Mequedomirandoa lachicaanonadado,aúnnotoenlacabezaelpulsodel

flujodelamagia.Almirarporelbordedelacantilado,seveunfollajedecolorverde esmeralda que llena las grietas de la escarpada piedra. Junto al límiteexterior del lago, hay una pequeña hilera de árboles que se funde en un tonoblanco.—Porelamordeloscielos,¿cómohasconseguidohacereso?—lepregunto.Estenuevomundoposeeunabellezainnegable.Hacequetodoelcuerpome

vibrecomosimehubieratomadounabotellaenteraderon.Sin embargo, la chica nome presta lamenor atención. En lugar de eso, se

desprendedesuspantalonesdrapeados.Gritaysaltaporelacantilado,paracaersalpicandoenelagua.Me asomo por el borde justo cuando reaparece en la superficie,

completamente empapada. Por primera vez desde que la conozco, me sonríe.Una alegría sincera ilumina sus ojos. La imagen me transporta al pasado tanrápidoquenopuedoevitarlo.ElrecuerdodelarisadeAmarisemecuelaenlosoídos.LosgritosdeMadresiguenaesarisa…

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—¡Amari!—chillaMadre,yseagarraalaparedalnotarqueestáapuntodecaerse.Amariseríemientrasseescapacorriendo,empapandolasbaldosasdelsuelo

con los restosdelaguadelbaño.Aunque lapersigueunejércitodeniñerasycuidadoras,nosoncapacesdeatraparaladecididaniñita.AhoraqueAmarihadecididoescapar,nohaynadaquehacer.Nosedetendráhastaqueobtengaloquequiera.Saltoporencimadeunaniñera,quesehacaído,yaterrizoenelsuelo.Merío

con tantas ganas que me falta la respiración. En un instante, me saco lacamiseta. Al instante siguiente, mis pantalones vuelan por los aires. LossirvientesdelpalacioseríenalvernoscorretearyescondenlasrisitasparaquenolospillelamiradaseveradeMadre.Cuando por fin llegamos a la piscina real, somos un par de diablillos

desnudos y saltamos justo a tiempo de empapar el vestido más elegante deMadre…NorecuerdolaúltimavezqueAmariseriotanfuertequelesalióaguaporla

nariz.Desdequelehicedaño,nohavueltoaserlamismaconmigo.ReservabalarisaparaeldeleitedesuamigaBinta.Alvernadaralachica,todosesosrecuerdosvuelvenamí,perocuandomás

tiempolamiro,menospiensoenmihermana.Lachicasequitatambiénlapartedearribaymefaltaelaliento.Elaguaresplandecealrededordesupielmorena.«Apartalamirada».Vuelvolacabezayprocuroescudriñarlasmuescasdela

piedra del acantilado en lugar de mirar a la chica. «Las mujeres son unadistracción»,mediríaPadre.«Tienesqueconcentrarteeneltrono».Elmerohechodeestarcercadelachicamepareceunpecado,queamenazala

leyinquebrantablequeobligaamantenerseparadosalosmajiyloskosidán.Noobstante,apesardeesanorma,misojosseempeñanenmirarla.Meatraetantoqueesimposiblenocontemplarla.«Es un truco»,me convenzo. «Otra forma de colarse dentro de tumente».

Perocuandosaledenuevoalasuperficie,mequedosinpalabras.Siesuntruco,hasurtidoefecto.—¿Deverdad?—meobligoadecir.Intentopasarporaltolascurvasdesucuerpobajoelaguaqueseondula.Levantalamiradayentrecierralosojos,comosirecordasequeexisto.—Perdóname,principito.Nohabíavistotantaaguadesdequeincendiastemi

aldea.LosaullidosdelosaldeanosdeIlorinentranreptandoenmicabeza.Aplastoel

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sentimientodeculpacomosifueseunbicho.«Mentira».Esculpasuya.AyudóaAmariarobarelpergamino.—Estásloca.Mecruzodebrazos.«Apartalamirada».Nodejodecontemplarla.—Situaguacostaraunamonedadeoroporcadataza,haríasexactamentelo

mismoqueyo.«¿Unamonedadeoroporcadataza?».Ledoyvueltasalafrasemientrasella

vuelvea zambullirse enel agua. Inclusopara lamonarquía, esasmonedas sonvaliosas.Nadiepodríapermitirseesosprecios.Nisiquieraen…«Ibeji».Abro los ojos como platos. He oído hablar de los guardias corruptos que

dirigen el asentamientodel desierto.Son tan ruines queno les importa abusarcon losprecios, ymás, cuandoel aguava escasa.Meesfuerzoparaocultar lasonrisa.Lahepillado.Ynisiquierasehadadocuenta.Cierrolosojosparasalirdelaescenaonírica,peroelrecuerdodelasonrisade

Amarimedetieneuninstante.—¿Ymihermana?—preguntoagritosporencimadelbramidodel agua—.

¿Estábien?Lachicamemiraa lacaraunbuenrato.Noesperounarespuesta,perohay

algoindescifrablequeardeensusojos.—Tienemiedo—contestaalfin—.Ynodeberíaserlaúnica.Ahoraeresuna

larva asquerosa, principito. —Sus ojos se oscurecen—. Tú también deberíastenermiedo.

Unaireespesomeinvadelospulmones.Denso,pesadoycaliente.AbrolosojosymeencuentrolaimagenpintadadeOrísobremí.«Hevueltoa

larealidad».—Porfin.Sonríoamipesar.Todoestoacabarápronto.Cuandolaatrapeyrecupereel

pergamino,laamenazadelamagiamoriráparasiemprejamás.Elsudormeresbalaporlaespaldamientrasmimenteorganizalossiguientes

pasos.¿Cuántofaltaparaqueterminendeconstruirelpuente?¿AquévelocidadpodemoscabalgarhastaIbeji?Me incorporo de un brinco y agarro la antorcha. «Debo encontrar aKaea».

Hastaquenomedoylavuelta,nomepercatodequeyaestáallí.

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Hadesenvainadolaespada.Meapuntadirectamentealcorazón.—¿Kaea?Tienemuyabiertos losojoscoloravellana.Unlevísimotembloren lamano

hacequelahojadesuespadasesacuda.Seyergueyapuntaconmásseguridadhaciamipecho.—¿Quéeraeso?—¿Quéeraelqué?—Ni se os ocurra—masculla entre dientes—. Habéis murmurado algo. Y

teníaislacabeza…¡rodeadadeluz!Laspalabrasdelachicasehacenecoenmisoídos.«Ahora eres una larva asquerosa, principito. Tú también deberías tener

miedo».—Kaea,bajadlaespada.Vacila.Susojossedesvíanamipelo.«Elmechón…».Seguroquesedestacaotravez.—Noesloquepensáis.—¡Séloquehevisto!Elsudor lechorreapor lafrenteyse leacumulaenel labiosuperior.Daun

pasoalfrentesindejardeblandirlaespada.Meveoobligadoaretrocedercontralapared.—Kaea,soyyo.Inan.Nuncaosharíadaño.—¿Desde hace cuánto?—susurra—. ¿Desde hace cuánto sois unmaji?—

pronuncia la palabra con la misma repugnancia que si fuese una maldición.ComosiyofueselaasquerosaimagendeLekan.Noelchicoqueconocedesdeelnacimiento.Nielsoldadoquehainstruidoduranteaños.—Esachicamehacontagiado.Noespermanente.—Mentís. —Separa los labios con asco—. ¿Acaso estáis… estáis

compinchadoconella?—¡No!¡Buscabapistas!—Doyunpasoadelante—.Sédóndeestá…—¡Noosacerquéismás!—gritaKaea.Mequedopetrificadoconlasmanosenelaire.Ensusojosnohaynirastrode

comprensión.Solounmiedodesbocado.—Estoydevuestraparte—susurro—.Siempreloheestado.EnIlorin,tuveel

presentimientodequesedirigíaalsur.EnSokoto,percibíquehabíaidoaveraaquel mercader.—Trago saliva. El pulso se me acelera cuando Kaea da otro

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pasoal frente—.Nosoyvuestroenemigo,Kaea. ¡Soloquieroaveriguardóndeestá!Kaeamemiraconfijeza.Eltemblordelaespadaaumenta.—Soyyo—suplico—.¡Inan!ElpríncipeherederodeOrïsha.Elherederodel

tronodeSaran.En cuanto menciono a Padre, se rinde. Su espada cae por fin al suelo.

«Graciasaloscielos».Mefallanlaspiernasymederrumbocontralapared.Kaea se sujeta la cabeza entre las manos durante unos minutos antes de

mirarme.—¿Poresooshabéiscomportadodeunmodotanextrañotodalasemana?Asientoconlacabeza.Parecequeelcorazónsemevayaasalirdelpecho.—Queríacontároslo,peroteníalasensacióndequereaccionaríaisasí.—Losiento.—Seapoyaenlapared—.Perodespuésde loquemehizoesa

larva, tenía que asegurarme. Si fuerais uno de ellos…—Sus ojos vuelven afijarseenmimechónblanco—.Teníaqueasegurarmedequeestabaisdenuestraparte.—Siempre. —Toco el peón de Padre—. Nunca he dudado. Quiero que la

magiamuera.NecesitomantenerOrïshaasalvo.Kaeameanaliza,todavíaconunleveatisbodealarma.—¿Dóndeestáahoralalarva?—EnIbeji—digoalinstante—.Estoyseguro.—Muybien.—Kaeaseenderezayenvainalaespada—.Hevenidoporqueya

hanterminadoelpuente.SiestánenIbeji,organizaréaungrupodesoldadosysaldremosestamismanoche.—¿Vosorganizaréisalossoldados?—Sí,porquevosdebéis regresarapalaciode inmediato—contestaKaea—.

Cuandoelreyseenterede…«Memuerodeganas—repicadenuevo lavozde lachica—.Memuerode

ganas de que descubra lo que eres.A ver lo valiente que te sientes cuando tupadreentregueasupropiohijo».—¡No!—exclamo—.Menecesitáis.Nopodréisseguirlasinmishabilidades.—¿Vuestrashabilidades?Soisunlastre,Inan.Encualquiermomentopodríais

volveros en nuestra contra o poneros en peligro. Y ¿qué ocurre si alguien lodescubre?¡Pensadenquédiráelrey!—Nopodéis.—Alargoelbrazohaciaella—.¡Noloentenderá!Kaeamiraelpasillodeltemploconlacarasombría.Empiezaaretroceder.—Inan,miobligación…

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—Vuestraobligaciónesobedecerme.¡Osordenoqueparéis!Kaea echa a correr a toda velocidad por los pasillosmal iluminados. Salgo

comounrayodetrásdeellay,cuandolaalcanzo,latiroalsuelo.—Kaea,porfavor,haced…¡Ah!Me clava el codo en el esternón. El aire seme obstruye en la garganta. Se

liberademisbrazosyconsigueponerseenpie,listaparasubirlasescaleras.—¡Socorro!Sus gritos se vuelven frenéticos y se hacen eco por todas las estancias del

templo.—¡Paradya,Kaea!Nadiepuedeenterarse.Nadiepuedesaberloquesoy.—¡Esunodeellos!—chilla—.¡Lohasidodesdeelprinci…!—¡Kaea!—¡Detenedlo!Inanesunmaj…Kaeasequedacongelada,comosisehubiesetopadoconunaparedinvisible.Suvozacabareducidaalsilencio.Todossusmúsculostiemblan.La energía de color turquesa emana demi palma y va directa al cráneo de

Kaea,laparalizaigualquehizolamagiadeLekan.LamentedeKaealuchaporliberarse demi ataduramental, combate contra una fuerza que yo ni siquierasabíaquepodíadesplegar.«No…».Miro mis manos temblorosas. No sé discernir de dónde sale el miedo que

correpormisvenas.«Esverdad,soyunodeellos».Soyelpropiomonstruoquepersigo.AKaeaempiezaafaltarleelaliento,respiraentrecortada.Mimagiacontinúa

brotandosincontrol.Ungritoestranguladoescapadelabocadelaalmirante.—¡Soltadme!—¡No sé cómo! —grito a modo de respuesta. El miedo me comprime la

garganta.El temploamplificamishabilidades.Cuandomás intento reprimir lamagia,másluchaestaporsaliraflote.Los gritos agónicos de Kaea se intensifican. Los ojos se le enrojecen. La

sangrelesaleporlasorejasybajaporelcuello.Mispensamientosvanamilporhora.Todoslospeonesdemitableromental

sedesmoronan,convertidosenpolvo.Nohaymaneradearreglaresto.Siantesyameteníamiedo,ahorameaborrece.—¡Porfavor!—suplico.

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Tengo que conseguir que se calme. Tiene que escucharme. Soy su futurorey…—¡Aaaah!UnsuspiroentrecortadosaledeloslabiosdeKaea.Ponelosojosenblanco.Laluzturquesaquelaatenazabaseevapora,desapareceenlanada.Sucuerposedesplomaenelsuelo.—¡Kaea!Corroasuladoyaprietolamanocontrasucuello,peroelpulsolelatemuy

débil.Alcabodeunmomento,dejadelatir.—¡No!—grito,comosimissollozospudierandevolverlaalavida.Lasangrelebrotadelosojos,lesaleporlanariz.Emanatambiéndesuboca.—Losiento.Meatragantoconlaslágrimas.Intentolimpiarlelasangredelacara,perosolo

consigoembadurnarlelapiel.Semetensaelpecho,quesellenaconelecodesusangre.—Losiento.—Semenublalavista—.Losiento.Losientomuchísimo…—Larva—susurraKaeaagonizante.Luego,nadamás.Sucuerposeponerígido.Laluzabandonasusojoscoloravellana.NosécuántotiempopermanezcovelandoelcadáverdeKaea.Lasangregotea

sobre los cristales de color turquesa que se le han quedado adheridos al pelonegro.Unaseñaldemimaldición.Resplandecenynotoelintensoolorahierroyvino.AlgunosfragmentosdelaconcienciadeKaeavienenamí.Veo el día en que conoció a Padre, cómo lo consoló cuando los maji

asesinaronasuprimerafamilia.ElbesoquecompartieronensecretoenelsalóndeltronomientrasEbelesedesangrabaasuspies.ElhombrequebesaaKaeaesundesconocidoparamí.Unreyquenohevisto

nunca.Paraél,Kaeaesmásquesusol.Esloúnicoquequedadesucorazón.Yyoselahearrebatado.Doy un respingo y suelto de repente el cuerpo de Kaea, me aparto de ese

charcodesangre.Reprimolamagiahastaocultarlaenlomásprofundo,aunqueel esfuerzome debilita y noto un dolor intenso en el pecho, afilado como laespadaquepodríahaberleclavadoporlaespaldaaKaea.Padrenopuedeenterarsedeesto.Estamonstruosidadnohasucedido.Puede que Padre me hubiese perdonado por ser un maji, pero nunca me

perdonaráesto.

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Despuésdetodoeltiempotranscurrido,lamagiahavueltoaarrebatarleasuamor.Retrocedo un paso. Luego otro. Sigo dando pasos atrás hasta que termino

huyendodeesteterribleerror.Solohayunaformadesalirdeesteembrollo.YmeesperaenIbeji.

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CAPÍTULOVEINTISIETE

AMARI

Aunquelosjuegostodavíanohanempezado,elanfiteatrohiervedeanimación.Los gritos de los borrachos reverberan por los pasadizos de piedra, todos losespectadoresestánsedientosdesangre. ¡Nuestrasangre!Tragosalivayaprietolospuñosalosladosdelcuerpoparaocultareltemblordelasmanos.«Séfuerte,Amari.Séfuerte».LavozdeBintaresuenaenmicabezacontantaclaridadquemeescuecenlos

ojos.Cuandoestabaviva,elsonidodesuvozmedabafuerzas,peroestanochesuspalabrasquedanahogadasporlosgritosdequienesansíancarnaza.—Alosespectadoreslesvaaencantar.—Elpresentadorsonríemientrasnos

conduce a los tres a la zona subterránea—. Las mujeres nunca compiten decapitanas.Graciasavosotras,hepodidocobrarleseldoble.Zélieresopla,perocarentedesusornahabitual.—Mealegrodequenuestrasangrevalgaunpocomás.—Lanovedadsiemprevaleunextra.—Elpresentadorlesonríeconasco—.

Recuérdalosialgunavezmontasunnegocio.Unalarvacomotúpodríaganarseunagrancantidaddemonedas.ZélieagarraaTzainporelbrazoantesdequeestetengatiempodereaccionar

y fulmina al presentador con una mirada letal. Pasa los dedos por el palometálico.«Hazlo»,meentranganasdesusurrarle.Si deja inconsciente al presentador de un golpe, tal vez tengamos otra

oportunidadderobarlapiedradelsol.Cualquiercosaseríamejorqueeldestinoquenosesperasinosmontamosenesebarco.—Bastadecháchara.Zélierespirahondoysueltaelpalo.Semeencogeelcorazónmientrasseguimosavanzando.«Vamosdirectosala

muerte».Cuando entramos en la oxidada bodega que alberga el barco, la tripulación

quenoshandesignadoapenaslevantalavista.Lostrabajadoresforzososparecen

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pequeñoscontralainmensaquilladelbarcodemadera,debilitadosporañosdearduas tareas.Aunque lamayoría de ellos sondivîners, elmayor parece tenercomomuchounpardeañosmásqueTzain.Unguardiaabreloscandadosdesuscadenas,unmomentodefalsalibertadantesdelamasacre.—Dadles las órdenes que queráis. —El presentador habla como si los

prisioneros fuesen ganado—. Tenéis treinta minutos para pensar la estrategia.Entoncesempezaránlosjuegos.Dicho esto, se da la vuelta y se marcha de la oscura bodega. En cuanto

desaparece, Tzain y Zélie sacan barras de pan y cantimploras de nuestrasmochilasylasdistribuyenentrelamultitud.Pensabaquelospresosdevoraríanesemodestofestín,peroselimitanamirarelpanranciocomosifueselaprimeravezquehanvistocomidaensuvida.—Comed—losanimaTzain—.Peronodemasiadorápido.Comeddespacioo

podríasentarosmal.Unmuchachodivîner avanzapara tomarunbocadodepan,perounamujer

demacradaloretiene.—Portodosloscielos—murmuro.Elchiconopuedetenermuchomásdediezaños.—¿Quéesesto?—preguntaunkosidán demásedad—.¿Vuestra ideade la

últimacena?—Aquínovaamorirnadie—lesaseguraTzain—.Siseguísmisindicaciones,

salvaréislavidayganaréiseloro.Si Tzain siente lamitad del terror que siento yo, sabe disimularlo. Se alza

imponente, transmiterespetoyconfianzatantoconlavozcomoconlaactitud.Alverlo,casimepareceposiblecreerquesaldremosbienparados.Casi…—No nos embaucaréis con pan —interviene una mujer con una cicatriz

espeluznante que le cruza el ojo—. Aunque ganemos, nos mataréis paraquedarosconeloro.—Vamosdetrásdelapiedra.—Tzainniegaconlacabeza—.Nonosinteresa

el oro. Si colaboráis con nosotros, os prometo que podréis quedaros hasta laúltimamoneda.Analizolamultitudyodiolapequeñapartedemíquequierequeseamotinen.

Sin tripulación, no podríamos entrar en el combate. A Zélie y Tzain no lesquedaríaotroremedioquebajarsedelbarco.«Sé valiente, Amari». Cierro los ojos y me obligo a respirar hondo. Bajo

tierra,elrecuerdodelavozdeBintaesmásintenso,suenaconmásfuerzaaúnenmimente.

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—Notenéisalternativa.—Todoslosojossevuelvenhaciamíymesonrojo.«Sévaliente».Puedohacerlo.Estonoesmuydistintodelosdiscursosdepalacio—.Noesjustoniestábien,peroes larealidad.Tantosiqueréiscolaborarconnosotroscomosino,tenéisquesubiraesebarco.Intercambio una mirada con Tzain y me anima a continuar. Carraspeo

mientrascaminoysacofuerzasdeflaquezaparaparecerconvencida.—Todos losdemáscapitanesquecompetiránestanoche soloquierenganar.

Lesdaigualquiénmueraoresulteherido.Nosotrosqueremosqueviváis.Peroesosoloocurrirásiconfiáisennosotros.Latripulaciónmiraportodalabodegaysedirigealmásfuertedetodos:un

divînercasi tanaltocomoTzain.El tapizdecicatricesque lecubre laespaldapareceondearmientrasseacercaanosotros.MiraaTzainalosojos.Dala impresióndeque todoscontenemoslarespiraciónmientrasesperamos

suveredicto.Casimefallanlaspiernascuandoextiendelamano.—¿Quétenemosquehacer?

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CAPÍTULOVEINTIOCHO

AMARI

—¡Contrincantes!¡Enposición!Lavozdelpresentador retumbabajoel foso.Elcorazónme latedesbocado.

Los treinta minutos han pasado en un suspiro, mientras Tzain discutía lasestrategiasydelegabaórdenes.Dirigeanuestratripulaciónigualqueungeneralexperimentado,curtidoporañosdeguerra.LospresosconfíanentodasycadaunadelaspalabrasdeTzain,conunachispadeesperanzaenlosojos.—Deacuerdo.—Tzainasienteconlacabeza—.Vamosallá.Después de haber comido y con esperanza renovada, los trabajadores se

mueven con ímpetu. Sin embargo, cuando veo que todo el mundo subearrastrando los pies a la cubierta del barco, noto mis pies pesados como elplomo.Elrugidodelaguaapresiónseaproxima,yconéllleganamítodosloscuerpos que se ahogaron en su cólera. Ya noto el agua que me cala lasextremidadesymeempujaalfondo.«Aquíacabatodo…».Faltanpocosinstantesparaqueempiecenlosjuegos.Lamitad de los prisioneros se colocan en los puestos de remo, listos para

proporcionarnosvelocidad.Elrestotomaposiciónalrededordeloscañonesconla eficiente formación concebida por Tzain: dos trabajadores maniobrarán laboca del cañón para apuntar, dos cargarán la pólvora por la parte de atrás.Alcabodepoco,todosestányaenelbarco.Todossalvoyo.Mientrassubeelniveldelagua,obligoamispiesdeplomoamoverseyme

montoenelbarco.Caminopor lacubiertaparaponermeenposicióndetrásdeunodeloscañones,peroTzainmeinterceptaelpaso.—Notienesporquéhacerlo.Elterrorresuenatanfuerteenmisoídosquetardounmomentoenasimilarlas

palabrasdeTzain.«Notienesporquéhacerlo».«Notienesporquémorir».—Solo hay tres personas que conozcamos el ritual. Si todas vamos en el

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barco…—Carraspea y se traga el fatídico pensamiento—.No he llegado tanlejosparanada.Paseloquepase,almenosunodenosotrostienequesobrevivir.«Deacuerdo».Tengolaspalabrasenlapuntadelalengua,desesperadaspor

salirdemiboca.—Pero¿yZélie?—digoenlugardeeso—.Sialguienvaaquedarseentierra,

deberíaserella.—Situviéramosalgunaposibilidaddeganarsinqueellamontaraenelbarco,

estaríaintentandoconvenceramihermanaenlugardeati,nolodudes.—Pero…Dejo la frase amedias cuando el agua del foso sube y salpica el barco.En

cuestióndeminutos, labodegaestará llenayquedaré atrapadaenesta cámaramortuoria. Si voy a correr, tiene que ser ahora. Dentro de un momento serádemasiadotarde.—Amari,vete—meinsisteTzain—.Porfavor.Nosotroslucharemosmejorsi

notenemosquepreocuparnosdesitehacendaño.«Nosotros».Casisoycapazdeencontraránimoparareír.Detrásdenosotros

dos,Zélieseagarraalabarandilla,conlosojoscerradosyloslabiosapretadosmientrasensayaelencantamiento.Apesardelmiedoevidente,sigueluchando.Nadielepermitehuir.«Sivasacomportartecomounaprincesita,entrégatealosguardias.Noestoy

aquíparaprotegerte.Estoyaquíparaluchar».—Mihermanomepersigue—susurromirandoaTzain—.Mipadretambién.

Quedarmeentierranomemantendráconvidanimantendrávivoelsecretodelpergamino.Solo servirá para hacermeganar tiempo.—El aguame salpica lospies y doy un paso adelante.Me uno al equipo encargado de los cañones—.Puedohacerlo—miento.Puedoluchar.«Sévaliente,Amari».Esta vezme aferro a las palabras deBinta yme cubro el cuerpo con ellas,

comosifuesenunaarmadura.Puedoservaliente.EnhonordeBinta,deboserloquehagafalta.Tzainme aguanta lamirada unmomento y luego asiente con la cabeza. Se

alejaparaocuparsulugar.Conungemido,elbarcoempiezaaavanzarmecidopor el aguaynos llevaa labatalla.Navegamosa travésdelúltimo túnel.Losgritos de la multitud son cada vez más salvajes, enloquecidos por la sed denuestrasangre.Porprimeravez,mepreguntosiPadre tieneconstanciadeeste«entretenimiento».Silosupiera,¿leimportaría?

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Meagarrodelabarandilladelbarcocontodasmisfuerzas,unintentofútildecontrolar los nervios. Antes de que pueda serenarme, entramos en el foso,expuestos,alavistadelmundoentero.Elolorasalmuerayvinagremeazotacomounaolacuandoparpadeoanteesa

estampatanasombrosa.Losnoblesocupanlasprimerasfilasdegradas,justoporencimadelfoso,ysusvistosassedasondeancuandodangolpesconlospuñoscontralabarandillaprotectora.Medoylavueltaysemeencogeelcorazónalcruzarlamiradaconunjoven

divînerdeojosgrandesquehayenotrobarco.Sucaradesprovistadeexpresiónlodicetodo.Paraqueunodelosdosviva,elotrodebemorir.Zélie entrelaza losdedosy cruje losnudillos.Sedirige a la proadel barco.

Murmuraelencantamientoeintentamantenerlacalmaentretantasdistraccionesmientrasnospreparamos.Lamuchedumbrerugecadavezqueunbarcoentraenlosjuegos,perocuando

repaso a nuestros contrincantes, caigo en la cuenta de una terrible realidad.Anochehabíadiezbarcos.Hoyhaytreinta.

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CAPÍTULOVEINTINUEVE

ZÉLIE

«No…».Cuentounayotravez,conlaesperanzadequealguiendigaquehahabidoun

error.Esimposiblequevenzamosaveintinuevebarcosmás.Nuestroplanapenasbastaríaparavolcaradiez.—Tzain—chillomientrascorrohaciaél.Nopuedoevitarverbalizartodomi

miedo—.¡Nopuedohacerlo!Nopuedotumbarlosatodos.Amarime sigue, tiembla tanto que está a punto de caerse por la borda. La

tripulaciónlevaalazagaybombardeaaTzainconunsinfíndepreguntas.Susojos echan fuego cuando lo rodeamos como un enjambre, intentandoconcentrarse en una sola cosa. Pero entonces aprieta lamandíbula. Cierra losojos.—¡Silencio!Su voz atruena por encima de la locura, silenciando nuestros lamentos.

ObservamosaTzain,quesehaceunacomposicióndelugardelosotrosbarcosmientraselpresentadoranimaalamultitud.—Abi,dirígetealbarcodelaizquierda.Dele,túaldeladerecha.Formaduna

alianza con la tripulación. Decidles que duraremos más si apuntamos a losbarcosqueestánmáslejos.—Peroysí…—¡Id!—ElgritodeTzainanulasusobjecionesylosdoshermanosseechana

correr—. Remeros —continúa—, nuevo plan. Solo la mitad de vosotros sequedaráa los remos.Mantenedelbarcoenmovimiento.Noganaremosmuchavelocidad, pero si nos quedamos quietos, estamosmuertos.—Lamitad de losprisionerosretomansusposicionesjuntoalosremosdemadera.Tzainsevuelvehaciaelrestodenosotros,elcampeóndeagbönvivoensusojos—.Losdemás,uníosalgrupodeloscañonesyapuntadalosbarcosdelaprimerafila.Quierounasucesióndecañonazossininterrupción.Peronocorráisdemasiado…Sino,senosacabarálapólvora.—¿Yelarmasecreta?—preguntaBaako,elmásfuertedelatripulación.

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LabrevecalmaquesentíalsaberqueTzainestabaalmandoseevapora.Semeencogetantoelcorazónqueundoloragudomerecorreelcostado.«Elarmanoestálista»,meentranganasdegritar.«Sihabéispuestovuestrafe

enella,moriréis».Ahorameloimagino:Tzaingritandoporencimadelagua,yoconteniendola

respiraciónmientrasintentohaceraflorarmimagia.NosoyunamajitanbuenacomoMama.¿YsinopuedoserlaParcaquenecesitan?—Estábajocontrol—lo tranquilizaTzain—.Solodebéisasegurarosdeque

sigamosvivoseltiemposuficienteparapoderutilizarla.—¿Quiénestápreparado…paralabatalladesuvida?La multitud ruge en respuesta a la provocación del presentador. Los gritos

ahogan su voz a pesar del megáfono. Agarro a Tzain por el brazo cuando latripulaciónsedivide.Tengolagargantatansecaquemecuestahablar.—¿Yquéplantienesparamí?—Elmismoqueantes.Solohacefaltaqueinvoquesamásmuertos.—Tzain,nopuedo…—Mírame.—Mecolocaunamanoencimadecadahombro—.Mamaera la

Parcamáspoderosaquehevistojamás.Túeressuhija.Séquepuedeshacerlo.Notounapresiónenelpecho,peronosésiesporelmiedooporotracosa.—Inténtaloporlomenos.—Meaprietaloshombros—.Aunquesoloconsigas

unaanimación,serádeayuda.—Diez…,nueve…,ocho…,siete…—¡Sobrevive!—gritaantesdecolocarsejuntoalasmuniciones.—Seis…,cinco…,cuatro…,tres…Losvítoresalcanzanunnivelensordecedormientrascorrohacialabarandilla

delbarco.—Dos…Ahorayanohayposibilidaddeecharseatrás.Oconseguimoslapiedra…—¡Uno!…Omorimosenelintento.Suenauncuernoysaltoporlabordaparazambullirmeenelcálidomarcon

unavelocidadasombrosa.Alavezquetocoelagua,nuestrobarcoretumba.Hanlanzadolosprimeroscañonazos.Las vibraciones reverberan dentro del agua y se me cuelan dentro. Los

espíritusdelosmuertosenfríanelespacioquetengoalrededor;muertesfrescasdelosjuegosdehoy.«Muybien»,piensomientrasmepreparo,recordandolaanimacióndeMinoli.

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Semeponelapieldegallinacuandolosespíritusseacercanamí,semeencogela lengua al saborear la sangre, a pesar de quemantengo la boca cerrada.Lasalmasestándesesperadasporquelastoque,porencontrarlamaneradevolveralavida.Eslahoradelaverdad.SisoyunaauténticaParca,tengoquedemostrarloahora.—míàwntíótisùn,moképèyínníòní…Espero ver que las animaciones salen del agua como un remolino antemí,

peroloúnicoqueescapademismanossonunasburbujas.Lointentootravez,amparándomeenlaenergíadelosmuertos,peropormuchoquemeconcentro,noconsigoinvocarningunaanimación.«Malditasea».Migargantasequedasinaire;lointentoaúnmásrápidoynoto

quesemeaceleraelpulso.Nopuedohaceresto.Nopuedosalvarnos…Unadetonaciónatruenaporencimademicabeza.Salgodespedidacuandoelbarcoqueteníamosalladosehunde.Cadáveresy

restos del naufragio llueven dentro del mar artificial. El agua se enrojecealrededor.Uncuerpoensangrentadosehundehastaelfondoantemisojos.«Portodoslosdioses…».Elterrormeatenazaelpecho.UnabaladecañónunpocomáshacialaderechaypodríahabersidoTzain.«Vamos»,me azuzomientras el escaso aire queme queda en los pulmones

mengua un poco más. No puedo permitirme fallar. Necesito mi magia ahoramismo.«Oya, por favor». La oración me resulta extraña, como un idioma medio

aprendido y olvidado por completo. Pero después de mi rito de iniciación,nuestro vínculo debería ser más fuerte que nunca. Si la llamo, tiene quecontestar.«Ayúdame.Guíame.Ofrécemetufuerza.Permitequeprotejaamihermanoy

liberealosespíritusatrapadosenestelugar».Cierrolosojoseinvocolaenergíaeléctricadelosmuertosparaqueentreen

mis huesos. He estudiado a fondo el encantamiento del pergamino. Puedohacerlo.PuedoserunaParcaahoramismo.—míàwntíótisùn.Unaluzdecolorlavandabrillaenmismanos.Uncaloragudocorrepormis

venas. El encantamiento abremis senderos espirituales y permite que el ashêfluyaporellos.Elprimerespírituseelevadentrodemicuerpo,preparadopararecibir mis órdenes. A diferencia de Minoli, lo único que conozco de esta

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animación es su muerte; me duele el estómago a causa del cañonazo que leatravesólasentrañas.Cuando termino el encantamiento, la primera animación flota ante mí, un

remolino de venganza, burbujas y sangre. La animación adquiere constituciónhumanayformasucuerpoapartirdelaguaquenosrodea.Aunquesuexpresiónestá nublada por las burbujas, noto la resolución militante de su espíritu. Mipropiosoldado.Elprimerodeunejércitodelosmuertos.Porunbrevísimoinstante,eltriunfosuperaelagotamientoquemeentumece

losmúsculos.Loheconseguido.SoyunaParca.UnaverdaderahermanadeOya.Una punzada de tristeza me penetra. Ojalá Mama pudiera verme en estos

momentos.Pero,porlomenos,todavíapuedohonrarsuespíritu.LograréquetodaslasParcascaídasesténorgullosasdemí.—míàwntíótisùn…Con un ashê cada vez más escaso, me pongo a cantar y doy vida a otra

animación.Señalounbarcoyluegolesdoylaorden.—¡Hundidlo!Para mi sorpresa, las animaciones surcan el agua con la velocidad de una

flecha.Salendisparadashaciamiobjetivoysedisponenaatacar.El agua retumba cuando impactan contra el barcoy abrenunboquete en la

quilla.Lostablonesdemaderavuelancomosifuesenlanzasyelaguasecuelaporelagujeroformandoremolinos.«Lohelogrado…».NosésibuscaraOyaenelcieloodentrodemispropiasmanos.Losespíritus

delosmuertoshanrespondidoamillamada.¡Sehandoblegadoamisdeseos!Elaguasetragaelbarcoenteroyvuelcaelnavío.Latripulacióncaídaintenta

llegarcomoseaalapartesuperior,braceaypataleahaciaelbordedelfoso.Elterror se apodera de mí al ver que una chica se sumerge en el agua con lasextremidadesdestrozadas.Semeencogeelpechocuandosucuerpoinconscienteempiezaahundirsecomoelplomo.—¡Salvadla!Pronunciolaorden,peromiuniónconlasanimacionesseapagaigualqueel

últimoalientoquemequedaenelpecho.Empiezoanotarqueelespíritudelossoldadossedesvaneceydejaelinfiernodeesteanfiteatroparaentrarenlapazdelaotravida.Mientras buceo hacia la superficie, las animaciones se zambullen igual que

rayasmantaconcuernosenlacolayrodeanalachicaantesdequeledétiempo

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dellegaralfondodelfoso.Elashêzumbaenmisvenascuandolalevantanenvolandasy la colocan sobreunmadero flotanteparadarleunaoportunidaddevivir.—¡Aaah!En cuanto llego a la superficie,me pongo a toser.Algome abandona en el

momentoenquelasanimacionesdesaparecen.Doylasgraciasensilencioasusespíritusmientrasintentorecuperarelaliento.—¿Lohabéisvisto?—bramaelpresentador.Elanfiteatrosealborota.Nadiesabequéhavolcadoelbarco.—¡Zélie!—gritaTzaindesdearriba,conunasonrisaenloquecidaenelrostro

apesardelapesadillaquenosrodea.Su sonrisa desprendeun resplandor quenohe visto desdehacemásde una

década,unaluzqueirradiabacadavezquemihermanoveíalamagiadeMamaenacción.—¡Esoes!—Señalaconeldedo—.¡Siguehaciendoeso!Elorgullomehinchaelpechoymecalientapordentro.Respirohondoantes

devolverameterlacabezaenelagua.Luegomepongoacantar.

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CAPÍTULOTREINTA

AMARI

Elcaos.Hastaestemomento,nohabíallegadoacomprenderesapalabradeltodo.El

caoserasinónimodelosgritosdeMadreantesdeunacomida.Equivalíaaljaleodelasoloyescuandoseaposentabanensussillasbañadasdeoro.Ahoraelcaosmerodeadeverdad,lateencadaunademisinspiraciones,en

cada latido.Cantamientras la sangre lo salpica todo,gritamientras losbarcosexplotanycaenenelolvido.Salgocorriendohacialaparteposteriordelbarcoymecubrolacabezapara

protegerme de la siguiente detonación. Nuestro navío se sacude cuando otrocañonazo da en el casco. Solo quedan diecisiete barcos en pie y, no sé cómo,nosotroscontinuamosenlabrecha.Antemí,todoelmundosedesplazaconunaprecisiónsinprecedentes,luchan

apesardelmartirio.Lostendonessemarcanenelcuellodelostensosremerosmientras hacen avanzar el barco; el sudor cae por la cara de la tripulaciónmientrascargamáspólvoraenloscañones.«Vamos»,megrito.«Hazalgo.¡Loquesea!».Pero,pormuchoquelointento,nopuedoayudar.¡Nisiquierapuedorespirar!Semeencogenlasentrañascuandounabaladecañónparteendoslacubierta

deotrobarco.Losgritosdelosheridosmeaguijoneanlosoídoscomoesquirlasdecristal.ElhedorasangremanchaelaireymerecuerdalaspalabrasdeZélie.EldíaquellegamosaIbeji,notóelsabordelamuerte.Hoyyotambiénnotoesesabor.—¡Nosatacan!—gritaTzain,yseñalaentreelhumo.Otro barco se aproxima, sus remeros jadean, con las armas preparadas.

«Cielos…».Vanaabordarnos.¡Vanaatacarnuestrobarco!—¡Amari,encárgatedelosremeros!—chillaTzain—.¡Ayúdameadirigiresta

batalla!

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Comouncapitánsinmiedo,seponeenmarchaydesapareceantesdepoderverlaparálisisqueatacamispies.Mefaltaaireenlospulmones.¡Cielos!Semehaolvidadocómohayquerespirar.«Te entrenaste para esto». Agarro el sable cuando el otro barco se acerca.

«¡Sangrasteparaesto!».Sin embargo, cuando el enemigo salta al abordaje, los años de lecciones

aprendidasa lafuerzasecongelanen lasyemasdemisdedos.Aunque intentodesplegarlahojadelsableretráctil,metiemblanlasmanos, inútiles.«¡Golpea,Amari!».LavozdePadremeretumbaenlosoídos,seintroducecomouncortenuevo en la cicatriz demi espalda. «Levanta la espada,Amari.Ataca,Amari.Lucha,Amari».—Nopuedo…Después de todos estos años, sigo sin ser capaz. Nada ha cambiado. Soy

incapazdemoverme.Soyincapazdeluchar.Loúnicoqueséhaceresquedarmequieta.«¿Porquéestoyaquí?Porel amorde loscielos, ¿enquépensaba?».Podría

haber dejado ese pergamino y haber regresado amis aposentos. Podría seguirllorando la muerte de Binta en mi habitación. Pero elegí esto, una decisiónfatídicaqueensumomentomepareciólaadecuada.Penséquepodríavengaramiqueridaamiga.Yenlugardeconsuelo,soloencontrarélamuerte.Me pego al lateral del barco en un intento de esconderme mientras la

tripulaciónluchacontralosinvasores.Susangremesalpicalospies.Suangustiareverberaysemecuelaenlosoídos.Elcaosmerodea,estansobrecogedorquemecuestaverconclaridad.Tardo

unsegundomásdelacuentaenpercatarmedequeunadelasespadassedirigeamí.«Ataca,Amari».Noobstante,misextremidadesnosemueven.Lahojadelsablesilba,directa

haciamicuello…Tzaingritamientrasempotraelpuñoenlamandíbuladelhombre.Otroatacantecaedesplomado,peroantes,lehaceuncorteenelbrazoaTzain

conelsable.—¡Tzain!—¡Apártate!—mechilla.Seagarraelbícepsensangrentado.—¡Losiento!—¡Saldelmediodeunavez!

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Unas calientes lágrimas de vergüenza seme acumulan en los ojos al verlomarcharse. Me retiro a un rincón, al fondo del barco. No debería haberembarcado.Nodeberíaestaraquí.Nodeberíahabersalidojamásdelpalacio…Un estallido atronador llega amis oídos. Nuestro barco se sacude con una

fuerzatanviolentaquemetiraalsuelo.Meagarrodelabarandilladelbarcoparaprotegermedelassacudidas.Yaestá.Noshandado.Antes de tener oportunidad de incorporarme, otra bala de cañón estalla en

nuestracubierta.Lostablonesrotosvuelanporlosaires,acompañadosdemuchohumo.Lanavedatumbosylaproaseinclinahaciaarriba.Elhumomellenalospulmonesyresbalosinquererporlacubiertamanchadadesangre.Me sujeto a la base del mástil y me aferro con todas mis fuerzas para

conservarlapreciadavida.Litrosdeaguabarrenlacarniceríaqueacabadetenerlugarenelbarco.Conotrasacudida,nuestrobarcoempiezaahundirse.

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CAPÍTULOTREINTAYUNO

ZÉLIE

—¡Zélie!Vuelvo a la superficie y saco la cabeza con ímpetu. Tzain se agarra de la

barandilladelbarco;aprietalosdientesporelesfuerzo.Llevalaropaylacaracubiertasdesangre,peronoaciertoasabersiessuyaono.Soloquedanotrosnuevebarcosflotandoenelfoso.Nuevenavíospermanecen

enpieenestebañodesangre.Perolapopadenuestrobarcoestásumergidaenelagua.Nuestrobarcosehunde.Respirohondoyvuelvoazambullirmeenelmarartificial.Alinstante,labilis

mesubealagarganta.Nubesdecolorrojoydespojosvarioshacenqueseacasiimposiblever.Me esfuerzo pormantener los ojos abiertosmientras pataleo con todasmis

fuerzas. Cada brazada que consigo dar es una brazada en medio de un aguaespesaydensaacausadelasangre.—míàwntíótisùn…Apesardequesigocantando,laúltimagotadeashêsemeescurreentrelos

dedos.Nosoylobastantefuerte.Mimagiaseestásecando.Perosinoconsigohacerlo, Tzain y Amari podrían morir. Nuestro barco se hundirá, nuestraoportunidadde obtener la piedra del sol desaparecerá.No seremos capaces dedevolverlamagia.Mirolacicatrizquetengoenlapalmadelamano.ElrostrodeMamaaparece

comounfogonazoantemí.«Losiento»,pienso,dirigiéndomeasuespíritu.Nomequedaotraopción.Memuerdolamano.Elregustometálicodelasangremellenalabocacuando

losdientesdesgarranlapiel.Lasangreseextiendeporelaguaybrillaconunaluzblancaqueenvuelvemisilueta.Losojosmehacenchiribitasmientraslaluzviajapormiinterior,vibradentrodemisangre, irradiacalorhastaelcentrodemiser.

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Elashêseabrepasopormisvenasymedesgarralapieldesdedentrohaciafuera.—míàwntíótisùn…Unasolasrojasrelumbranenmimente.Oyavuelveabailarparamí.El aguagira en remolinos alrededoryvibra conunanuevavida cargadade

violencia. La magia de sangre se impone y ejecuta mis deseos. Con unasacudida,unnuevoejércitodeanimacionesdavueltasantemisojos.Supielacuosaburbujeaconsangreyluzblanca,cobravidaconlafuerzade

unatormenta.Diezanimacionesmássedespiertanparaunirsealejército,elaguasearremolinaaúnmásmientrassuscuerpostomanforma.Atraenlasangreylosdespojos hacia su piel y crean una nueva armadura para el ejército de losmuertos.Memirancuandolaúltimaanimaciónempiezaaavanzar.—¡Salvadelbarco!Missoldadosfantasmasurcanelaguaconlavelocidaddelostiburonesdedos

aletas,másferocesquecualquierbarcoocañónquehayaalavista.Aunquemeardenlasentrañas,laexaltacióndemimagiasobrepasaelcaosdenuestralucha.El placer me embarga cuando veo que siguen mi orden silenciosa y

desaparecenentre losagujerosquehandejado lasbalasdecañón.Unsegundodespués,todaelaguaacumuladadentrodelbarcoempiezaasalir.«¡Sí!».En un instante, nuestro barco gana flotabilidad y vuelve a emerger a la

superficie.Cuandohanlogradoextraertodaelagua,lasanimacionessefundenconlamaderayrellenanlosagujerosconlosrestosacuososdesuscuerpos.«¡Hafuncionado!».Peromiasombronoduramucho.Aunque las animaciones han desaparecido, la extenuación provocada por la

magiadesangrecontinúa.Sientoque lapiel semecaea tirasmientras lapotentemagiamearañapor

dentro, el cuerpo me abrasa como si la magia de sangre me estuvieradestrozandolosórganos.Laviolenciaseextiendeporlosmúsculos.Mismanossequedanentumecidas.—¡Socorro!Intentogritar,peroloúnicoquesaledemigargantasonburbujas.Elhorrorse

hundeenmishuesos.Mamateníarazón.Estamagiadesangrevaadestrozarme.Nado hacia la superficie, pero cada patada me cuesta más que la anterior.

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Pierdolasensibilidaddelosbrazos;luego,ladelospies.Igualquelosespíritusvengadores,lamagiadesangremesupera,semeaferra

a la boca, el pecho, la piel. Aunque lucho por salir a la superficie, no puedomoverme.Conlocercaqueestábamosdesalirafloteyahoranuestrobarcosehundemásymás.—¡Tzain!Elmarencarnadoamortiguaelsonidodemisgritos.Elpocoairequemequedabaenlospulmonesdesaparece.Elagualollenatodo.

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CAPÍTULOTREINTAYDOS

AMARI

Meagarroalbordedelbarco,elcorazónmelatedesbocadocuandonotoquelaembarcaciónsehundecadavezmáslentahastadetenerseconbrusquedad.—¡Lohaconseguido!—Tzaindaunpuñetazocontralabarandilladelbarco

—.¡Zél,lohaslogrado!Pero, al ver que Zélie no sale a la superficie, el triunfo desaparece de la

expresióndeTzain.Gritasunombreunayotravez,hastaquesequedaafónico.Me asomo por la borda y escudriño las aguas, buscando con frenesí el

resplandor del pelo blanco contra el rojo sangre. Solo queda un barcomás aflote,peroZélienoseveporningunaparte.—¡Tzain,espera!Saltaporlabordaydejaalbarcosincapitán.Elúltimobarcogiraenelaguay

alterasucurso.—Y como habéis visto, ¡nuestros últimos contrincantes se han quedado sin

pólvora!—anuncia el presentador con voz cantarina—. Pero solo un capitánpuedellegaralfinal.Paraquehayaunvencedor,¡solouncapitánpuedesalirconvida!—¡Tzain!—gritoasomadaporlaborda.Semeencogeelcorazónalveracercarsealúltimobarco.Nopuedohacerlo

yosola.Lonecesitamosaélsiqueremoshundireseúltimobarco.Losremerosdelenemigomuevenlosremosallímitedesusfuerzas,mientras

que los quemanejaban los cañones se arman con sables y cuchillos. Nuestratripulacióntambiénabandonasuspuestosycorreabuscarlaslanzasylossablesamarrados al barco. Aunque yo tiemblo, ellos no dudan ni un instante. Estánpreparados,ansiosos,listosparaponerfinaesteinfierno.ElaliviomesobrecogecuandoTzainreapareceenlasuperficie,agarrandocon

unbrazoel cuerpo inconscientedeZélie.Liberounacuerdadel lateraly se latiroporlaborda;TzainlaasegurapordebajodelasaxilasdeZélieynosgritaparaquelaicemos.TresprisionerosseunenamíyentretodostiramosparalevantaraZéliehasta

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lacubierta.Elenemigoestáapocossegundosdenosotros.SiZélieconsiguierainvocarasusanimacionesdenuevo,podríamossobreviviraesto.—¡Despierta!Sacudo a Zélie, pero no semueve. Al tocarla, le noto la piel ardiendo. La

sangreleresbalaporlacomisuradellabio.Cielos,novaafuncionar.TenemosquehacerqueTzainregresealbarcocomo

sea.ClavolasuñasenlosnudosqueataneltorsodeZélie,peroantesdepoderdeshacerelúltimocabo,elbarcoenemigoarremetecontraelnuestro.Nuestroscompetidoresnosabordanconunrugidosalvaje.Mepongoenpieyblandoelsablecomounaniñaqueintentaseapartarauna

leonaria conuna llama.Agarro la empuñadura sin técnica alguna, nada indicaquemepaséañosaprendiendoconsudorylágrimas.«Ataca, Amari». La voz de Padre retumba de nuevo en mi mente y me

devuelve a todas las lágrimas que derramé cuandome ordenó que combatieracontraInan.Tiréelarma.Menegué.Entoncesfuecuandolahojademihermanomedesgarrólaespalda.Semerevuelveelestómagocuandonuestra tripulaciónentraencombate, la

posibilidad de la victoria los alienta. Reducen al enemigo con facilidad yesquivan los sables para repartir golpes letales a los otros prisioneros. Unoshombres enloquecidos corren hacia nosotros, pero por la gracia de los dioses,nuestratripulaciónconsiguecortarleselpaso.Unhombremuereapocospasosdemí, la sangre se le acumula en la boca cuando otro prisionero le clava uncuchilloenlagargantaconsaña.«Queterminedeunavez,porfavor»,suplico.«¡Quesalgamosbienparados!».Pero,mientrasrezo,elcapitándelotrobarcoapareceenescenablandiendoel

sable.Mepreparoparaelataque,peroentoncesmedoycuentadequenovaapormí.Apuntaconelsablehaciaabajo,enunángulolateral.SuobjetivoesZélie.El tiempo se congela para mí cuando el capitán se aproxima, su hoja

resplandecienteseacercamásymásacadasegundoquepasa.Todoloquemerodeaquedaenmudecido.Acontinuación,lasangrelosalpicatodo.Duranteuninstante,estoytanconmocionadaquenosoyconscientedeloque

acabo de hacer. Pero cuando el capitán se desploma,mi sable cae con él. Lollevaatravesadoenlasentrañas.Elanfiteatrosequedaensilencio.Elhumoempiezaadisiparse.Cuandoelpresentadorhabla,mefaltaelaliento.

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—Parecequetenemosunganador…

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CAPÍTULOTREINTAYTRES

ZÉLIE

Quinientastreintayocho.Eseeselnúmerodevecesquemehandesgarradoelcuerpo.Lacantidaddeespíritusquehanperecidoporundivertimento.Lacantidadde

almasinocentesquechillanenmisoídos.Los cadáveres flotan entre lamadera en el interminablemar de sangre. Su

presenciamanchaelambienteeinvademispulmonesconcadarespiración.«Quelosdiosesnosayuden».Cierrolosojoseintentoahogarlatragedia.A

pesar de todo el sufrimiento, los vítores no cesan.Las alabanzas no terminan.Mientras nos muestran como trofeos en la plataforma, la muchedumbre seregocijacomosideverdadhubieramotivosparacelebrarestebañodesangre.Ami lado, Tzainme agarra con fuerza; en realidad, apenasme ha soltado

desdequemesacóenbrazosdelbarco.Suexpresiónsiguevacía,peronotosusremordimientos.Pese a que el competidor que lleva dentro ha prevalecido, continuamos

cubiertos por la sangre de quienes han caído en combate. Tal vez hayamostriunfado,peroestonoesunavictoria.A mi derecha, Amari está petrificada, con las manos aferradas a la

empuñadura de su sable retráctil. No ha dicho ni una palabra desde que nosbajamos del barco, pero los prisioneros me dijeron que fue ella quien meprotegióymatóalotrocapitán.Porprimeravez,alverlanopiensoenSarannienInan.Veoalachicaquerobóelpergamino.Veolasemilladeunaguerrera.El presentador se esfuerza por sonreír mientras Dele y Baako arrastran el

relucientebaúlllenodeoro.Unoroqueprobablementepensabaquedarseél,unoroganadoacambiodecadaunadeesasmuertes.Lamultitudrugecuandonuestratripulaciónrecibeelpremio,peroningunode

losprisionerossonríealverelbotín.Lasriquezasylalibertaddelosgrilletesnosonnadacuandosabenqueestehorrorlosatormentarátodaslasnoches.—Vamos, no os demoréis más. —Aprieto los dientes y me aparto de la

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proteccióndeTzain—.Yahabéistenidovuestroespectáculo.Ahoradesprendeosdelapiedradelsol.El presentador entrecierra los ojos, la piel oscura se le deforma por unas

arrugasmarcadas.—Elespectáculonoterminanunca—siseaapartándoseelconometálicodela

boca—.Ymuchomenoscuandolodaunalarva.Sinquerer,frunzoloslabiosaloírlaspalabrasdelpresentador.Aunqueapenas

mequedanfuerzas,nopuedoevitarpensarenunmotín.¿Cuántasanimacionesseríannecesariasparaarrastraraesehombrea lamasacre,parahundirloenelfondodesupropiomarrojo?Supongo que el presentador presiente mi silenciosa amenaza, porque la

sonrisa desaparece de sus labios.Da un paso atrás y levanta elmegáfono, deespaldasalamultitud.—Yahora…—Suvozatruenaporelanfiteatro.Suvozcontinúaconlafarsa,

perosurostronoconsigueocultarladecepción—.Ospresento…¡lapiedradelainmortalidad!Incluso desde lejos, el calor de la piedra del sol se cuela en mis huesos

temblorosos.Lostonosanaranjadosyamarilloslatenbajosuexteriordecristalcomo la lava fundida. Igual que una polilla, me siento atraída hacia su luzsagrada.«Laúltimapieza»,piensomientrasrecuerdolaspalabrasdeLekan.Ahoraque

contamos con el pergamino, la piedra y la daga, por fin tenemos todo lo quenecesitamos. Podemos dirigirnos al templo sagrado y llevar a cabo el ritual.¡Podemosdevolverlamagiaalmundo!—Quenose teolvide.—Tzainmepone lamanoenelhombroyaprieta—.

Paseloquepase,siempreestaréatulado.—Yotambién—diceAmariconcariño,ahoraqueharecuperadolavoz.Aunquelasangresecalecubrelacara,susojosresultanreconfortantes.Lamiroyasientoconlacabezaantesdedarunpasoalfrente.Alargolamano

paracogerlapiedradelsol.Porprimeravez,lamuchedumbresequedacallada,sucuriosidadsenotaenelambiente.Mepreparoparaloquepuedaocurriralsujetarunfragmentovivodelalmade

MadreCielo.Pero,encuantomisdedostocanlasuperficiepulida,séquenadapodríahabermepreparadoparaesto.Igualqueenel ritualde iniciación, el contactocon lapiedrameotorgauna

fuerzamáspoderosaquetodoloqueheexperimentadohastaahora.Laenergía

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delapiedradelsolmecalientalasangreyelectrificaelashêquecorreansiosopormisvenas.Lamultitud suspiramaravilladamientras la luz de la piedra brilla entre los

huecos de mis dedos. Incluso el presentador se sorprende; que él supiera, lapiedranoeramásqueuncomplementodesupantomima.Laenergíacontinúallenándomeyburbujeadentrodemicuerpocomoelagua

hirviendo.CierrolosojosyveoapareceraMadreCielo,másgloriosadeloquemelahabíaimaginado.Sus ojos plateados brillan contra la piel de ébano, enmarcados por los

cristalitosquecuelgandesu tiara.Unosespesos rizosblancos lecaensobre lacaracomosifuesenlluvia,yseretuercenconlapotenciaqueirradiasuser.Suespíritumeatraviesacomounrelámpagoquerompeunanubedetormenta.

Esmásquelasensaciónderespirar.Eslaesenciamismadelavida.—mí àw n tí ó ti sùn…—susurro las primeras palabras del encantamiento

casi para mis adentros, y noto una avalancha de energía inigualable. Con elpoder de la piedra del sol, podría invocar a cientos de animaciones de losmuertos.Podríadirigirunejércitoimparable.Podríamosapoderarnosdelanfiteatro,reduciralpresentador,castigaratodos

ycadaunode los espectadoresquehanalentado lamasacrepordeporte.PeroesonoesloquequiereMadreCielo.Noesloquenecesitanesosespíritus.Uno por uno, los muertos corren por mi ser con sus chillidos, no para

convertirse en animaciones, sino para escapar. Es igual que la limpieza queMamallevabaacabocadavezquehabíalunallena.Unapurgafinalparaayudaralosespíritusaascenderalalâfia.Mientraslasalmasescapandesutraumaparaentrarenlapazdelaotravida,

laimagendeMadreCieloempiezaadesvanecerse.Unadiosaconlapielcomolanocheocupasulugar,vestidaconunaondeantetúnicaroja,hermosayconlosojosmarrónoscuro.«Portodoslosdioses».Oyabrillaenmimentecomounaantorchaenlaoscuridad.Adiferenciadel

caos que experimenté cuando empleé lamagia de sangre, esta visión presentauna gracia etérea. Está quieta, pero es como si el mundo entero girase en supresencia.Unasonrisatriunfalseexpandeporsuslabios…—¡Aaaah!Abro los ojos degolpe.Lapiedradel sol brilla con tanta intensidad enmis

manos que no me queda más remedio que apartar la mirada. Aunque ya ha

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disminuido la descarga eléctrica inicial que sentí al tocarla, noto su podermurmurando dentro de los huesos. Es como si el espíritu deMadre Cielo sehubiesepropagadopormicuerpoyhubiesecosidotodaslasheridasprovocadasporladestruccióndelamagiadesangre.Alcabodeunrato,laluzcegadorapierdeintensidadylaapabullanteimagen

deOyadesaparecedemimente.Me tropiezoal intentar retrocederycaigoenbrazosdeTzain,sinsoltarlapiedraenningúnmomento.—¿Quéesloqueacabadeocurrir?—preguntaTzainenunsusurro,conlos

ojos muy abiertos por la sorpresa—. El aire… Daba la impresión de que elanfiteatrocompletotemblase.Aprieto lapiedradelsolcontramipechoe intentoaferrarmea las imágenes

quebailaban enmi cabeza.La luz que emanabade los cristales de la tiara deMadreCielo;elbrillodelapieldeOya,oscurayhechizadoracomolareinadelanoche.«Asídebíade sentirseMama…».Semehundeel corazónal comprenderlo.

PoresoMamaadorabalamagia.Estoessentirsevivadeverdad.—¡LaInmortal!—gritaunhombredesdelasgradas.Aloírloparpadeo,vuelvoaorientarmeenelanfiteatro.Elgritosepropagapor

las demás gradas hasta que todos se unen al vítor. Cantan un título falso, sualabanzaresultafuribunda.—¿Teencuentrasbien?—preguntaAmari.—Mejorquebien—contestoconunasonrisa.Tenemoslapiedra,elpergamino,ladaga.Ahorasíqueexisteunaposibilidadrealdeconseguirlo.

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CAPÍTULOTREINTAYCUATRO

AMARI

Lascelebraciones seprolonganvariashorasmás, aunqueno comprendocómoalguien puede tener ganas de celebrar nada.Qué desperdicio tan tremendo devidas.Unadeellas,arrebatadaconmispropiasmanos.Tzainintentaprotegernosdelamuchedumbre,peronisiquieraélescapazde

contrarrestar la fuerza de los espectadores cuando salimos del anfiteatro. Nossiguen por las calles de Ibeji como si fuese un desfile, inventan apodos paraconmemorarlaocasión.Zélieseconvierteen«laInmortal»,mientrasqueTzainpasa a ser «el Comandante». Cuandome ven amí, los espectadores gritan elsobrenombremásridículodetodos.Meestremezcoaloírlootravez:—¡LaLeonaria!Quierogritarlesqueseequivocan;deberíansustituir«leonaria»porunapodo

máspertinente,como«cobarde»o«impostora».Nohayferocidadalgunaenmisojos,niunabestia rabiosaescondidadentrodemí.Eseapodoes falso,nohayvuelta de hoja, pero a los espectadores, propulsados por el alcohol, no lesimportaenabsoluto.Loúnicoquenecesitanesalgoquegritar.Algoquealabar.Cuando nos acercamos a la ahéré que hemos alquilado, Tzain por fin nos

sueltadelamano.Graciasaélhemosllegadosanasysalvasanuestracabañadearcillayahoranos turnamospara lavarnosdetrásde lachoza la sangrequesenoshapegado.Mientras el agua fríame recorre el cuerpo,me froto con todasmis fuerzas,

desesperadaporeliminardemipielcualquierrestodeaquelinfierno.Alverqueelaguasetiñederojo,piensoenelcapitánquematé.«Cielos…».Cuántasangrehabía…Empapó el kaftán azulmarino que el prisionero llevaba adherido a la piel,

impregnó las suelas de cuero de mis zapatos, me manchó los bajos de lospantalones. En sus últimos instantes de vida, el capitán se llevó la mano albolsillo,temblando.Noséquéqueríacoger.Antesdequepudierasacarnada,sumanocayóinertealsuelo.Cierro los ojos yme clavo las uñas en las palmas de lasmanos, suelto un

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suspiroprofundoentre temblores.Noséquémeperturbamás:habermatadoaesehombreosaberquepodríavolverahacerlo.«Ataca,Amari».LavozdePadremesusurraaloído.Loborrodemimentea lavezqueelimino losúltimos restosde sangredel

circodemipiel.Devueltaen laahéré, la piedrade sol brilla dentrode lamochiladeZélie,

iluminaelpergaminoyladagadehuesoconsustonosrojosyamarillosgirasol.Hace apenas un día, me costaba creer que tuviésemos dos de los artefactossagrados,y,sinembargo,aquídelante tengolos tres.Nosquedantodavíadocedías hasta el solsticio centenario, así que podremos llegar a tiempo a la islasagrada.Zéliepodrárealizarelritual.Lamagiaregresarádeunavezportodas.Sonríoparamisadentrosyvisualizolaslucesresplandecientesqueescaparon

delasmanosdeBinta.ImaginoquelaespadadePadrenologradetenerlas,sinoqueduranparasiempre.Unabellezaqueyopodríapresenciardíatrasdía.Silologramos,lamuertedeBintatendrásentido.Deunmodouotro,laluz

deBintaseextenderáporOrïsha.Elagujeroquedejóenmicorazónpodrásanaralgúndía.—¿Notelocrees?—susurraTzaindesdeelvanodelapuerta.—Algoasí.—Lesonríocontimidez—.Mealegromuchodequeporfinhaya

terminadolapesadilla.—Porloqueheoído,seleshaacabadoelnegocio.Sinlasmonedasdelbotín,

no pueden permitirse sobornar a los carceleros para que les entreguen máspresos.—Graciasaloscielos.—Piensoentodoslosjóvenesdivînersqueperecieron.

ApesardequeZélieayudóasusespíritusapasaralotromundo, susmuertessiguenpesandosobremishombros—.Baakomedijoquelosotrostrabajadoresforzososyélutilizaráneldineroparasaldarlasdeudasdemásdivîners.Sitienensuerte,seráncapacesdesalvardelosgrilletesacientosdepersonas.Tzain asiente con la cabeza ymira a Zélie, que duerme en el rincón de la

cabaña. Recién bañada, está casi escondida entre el suave pelaje de Nailah,recuperándose de la energía cegadora recibida por la piedra del sol. Alobservarla, ya no siento el cosquilleo incómodo que suele recorrerme en supresencia.Cuandola tripulaciónlecontóquehabíasidoyoquienhabíapuestofinalabatalla,mededicóalgomuyparecidoaunasonrisa.—¿Creesquetupadresabíaqueexistíaalgoasí?Levanto la cabeza de repente. Tzain aparta la mirada y se le endurece el

semblante.

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—Nolosé—contestoenvozbaja—.Perosilosupiera,noestoyseguradesiloimpediríaono.Unsilencioincómodosecierneentrenosotrosynosrobaesebrevemomento

de alivio. Tzain alarga el brazo para coger un rollo de venda, pero hace unamueca.Debededolerlehorroreselbrazo.—Permíteme…Doyunpaso adelante y evitomirar las vendas enrojecidas que le cubren el

bíceps.Suúnicaheridadeguerra,sufridaporqueyomemetíensucamino.—Gracias—murmuraTzaincuandoleacercoelrollodevenda.Semeencogeelestómagoacausadelaculpaquemecorroelasentrañas.—Nomedeslasgracias.Simehubieraquedadofueradelbarco,notendrías

esaherida.—TampocotendríaaZél.Memiraalosojosconunaexpresióntancariñosaquemepilladesprevenida.

Estabaseguradequeibaaguardarmerencor,perosihayalgoquetransmitansusojos,esagradecimiento.—Amari,heestadopensando…—Tomalavendayladesenrolla,paraluego

volverla a enrollar—. Cuando pasemos por Gombe, deberías ir al puesto deguardia.Cuéntalesquetehansecuestrado,échanoslaculpadetodo.—¿Lo dices por lo que ocurrió en el barco?—procuro hablar en un tono

neutro,peronopuedoevitarquesecueleunlevetonodealarma.¿Aquévieneeso?Haceunmomentomehadadolasgraciasporestaraquí.—¡No! —Tzain cubre el espacio que nos separa y me coloca una mano

prudenteenelhombro.Parasertanalto,sutactotieneunaternurasorprendente—.Has estado fabulosa.No quiero ni pensar en lo que habría sucedido si nohubieses estado allí. Pero la expresión que tenías después…Si te quedas connosotros,nopuedogarantizartequenotengasquevolveramatar.Bajo la mirada al suelo, cuento las grietas formadas en la arcilla. Me está

ofreciendootravíadeescape.Intentaimpedirquememanchelasmanosdesangre.Piensodenuevoenesemomentovividoenelbarco,cuandomearrepentíde

todoydeseénohaberrobadoelpergamino.Estaeslaescapatoriaquesuplicabatener.Laansiabacontodomicorazón.«Podríafuncionar».Peseaquenotounarrebatodeculpabilidad,imaginoloquepodríaocurrirsi

meentregase.Sicontaselahistoriaadecuada,derramaselágrimassuficientesyechase mano de unas mentiras perfectas, podría convencerlos a todos. Si me

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mostrase lo bastante arrepentida, Padre podría llegar a creer que me habíasecuestrado aquella malvada maji. No obstante, aun cuando me planteo laposibilidad,yasécuálserálarespuesta.—Mequedo.—Metragolapartedemíquequiererendirse,laentierroenlo

másprofundodemiser—.Puedohacerlo.Ayeroslodemostré.—Quesepaslucharnosignificaqueestéshechapara…—Tzain,¡nomedigasparaquéestoyhechayparaquéno!Suspalabrasmeacribillan comoun alfiler,meencierrandenuevoentre las

paredesdepalacio.«¡Amari,ponlaespaldarecta!».«Notecomaseso».«Yabastadepostre,¿nocrees?».No.Seacabó.Yahevividosegúnesasnormasyloúnicoqueconseguífueperder

amiamiga.Ahoraquemeheescapado,noregresarénunca.Estahuidatienequeservirparaalgomás.—Soy una princesa, no unamuñeca. Trátame como a todos los demás.Mi

padreesresponsabledeestedolor.Yoserélaquelepongafin.Tzaindaunrespingoylevantalasmanosenseñalderendición.—Deacuerdo.Inclinolacabeza.—¿Yyaestá?—Amari,yoquieroquetequedes.Solonecesitabasaberqueeratuelección.

Cuando robaste ese pergamino, no podías imaginar que todo acabaríacomplicándosedeestamanera.—Ah…Contengounasonrisa.«Yoquieroquetequedes».Suspalabrashacenqueme

ardanlasorejas.Vaenserio,Tzainquierequemequedeconellos.—Bueno, gracias —digo en voz baja. Me siento de nuevo—. Yo también

quieroquedarme.Apesardelofuertequeroncas.Tzainsonríeyasísuavizatodaslasarrugasseriasdesurostro.—En fin, no es que tú seas muy silenciosa, princesa. A juzgar por cómo

roncas,deberíahabertellamadoLeonariadesdeelprincipio.—Ja, ja, ja. —Entrecierro los ojos y cojo las cantimploras. Confío en no

haberme ruborizado—.Me acordaré la próxima vez que necesites ayuda paraalcanzarunrollodevenda.Tzainsonríeconironíamientrassalgodelacabaña,unasonrisapícaraqueme

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levantaelánimoyaligeramispasos.Elfrescoairenocturnomesaludacomosifuese un viejo amigo, huele fuerte a licor de ogogoro y a vino de palma,repartidosdurantelacelebración.Unamujerencapuchadameparaporlacalleyesbozaunasonrisaancha.—¡LaLeonaria!Suexclamaciónavivalosvítoresdequieneslarodean.Mesonrojo,peroesta

vezelnombrenomeparecetaninadecuado.Sacudolamanoconmodestiaymeescabullodelamultitudparaperdermeentrelassombras.Puedequemehayaequivocado.Quizásíllevedentrounaleonariaagazapada.

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CAPÍTULOTREINTAYCINCO

INAN

Elairedeldesiertoestámuerto.Meabrasacadavezqueinhalo.Ahora que carezcode las firmes instrucciones deKaea, las respiraciones se

entremezclan,enturbiadasporlamagiaquesellevóalaalmirante.Nomehabíadadocuentadelorápidoquepasabaeltiempocuandocabalgaba

juntoaKaea.Alviajar solo, losminutos se transformanenhoras.Losdías sefundenconlasnoches.Lasprovisionesdecomidaseagotanenprimerlugar.Elaguanoduramuchomás.Cojo lacantimploraque llevocolgadade lasillademontarde lapantenaria

robaday escurro lasúltimasgotas.Si es ciertoqueOrímeobservadesdealláarriba,debedeestarriéndosedemí.

Ataquemaji.Kaeaasesinada.Persigoelpergamino.Inan

Elmensajequeenviéacasaconlossoldadosnotardaráenllegaradestino.Conociendo a Padre, enviará una partida de guardias en cuanto lo lea, les

ordenaráqueregresenconlacabezadelculpableonosemolestenenregresar.Quépocosabequeelmonstruoquepersiguesoyyo.Elsentimientodeculpamedesgarralasentrañasigualquelamagiaquelucho

por suprimir. Padre nunca comprenderá hasta qué punto me estoyautocastigando.«Cielos».Mepalpitalacabezamientrasintentoinmovilizarlamagia.Laintroduzcoen

mishuesos,lareprimohastacolocarlaenunlugartanrecónditoquenisiquierasabía que existía. Lo que trato de combatir ahora es algomás que un simpledolor en el pecho o una respiración entrecortada, es un temblor constante que

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sacudemismanos.ElodioardientedelosojosdeKaea.Elvenenodesuúltimapalabra.«Larva».Laoigounayotravez.Uninfiernodelquenopuedoescapar.Coneseúnico

insulto,Kaeahaconseguidodeclararmeindignodeserrey.Eseimproperioechaportierratodoloquemeheesforzadoporconseguir.La

obligaciónquemeesfuerzoporcumplir.EldestinoquelapropiaKaeamedictó.«Malditasea».Cierrolosojosparaolvidarlosrecuerdosdeaquelfatídicodía.

FueKaea laquemeencontródespuésdequehirieraaAmari,escondidoenelrincónmásoscurodemihabitación,aferradoalaespadaensangrentada.Cuandotiréelarmablancaalsuelo,Kaeavolvióaponérmelaenlasmanos.«Eresfuerte,Inan».Sonrió.«Nodejesqueesafuerzateasuste.Lanecesitarás

todatuvida.Lanecesitarásparaserrey».—¡Fuerza!—memofo.Justolafuerzaesloquemehacefaltaahoramismo.Soloutilicélamagiapara

protegeramireino.Kaeadeberíahaberlocomprendidomejorquenadie.LaarenameazotaenlacaramientraspasoporlamuralladearcilladeIbeji.

Aparto a la fuerza los pensamientos sobre Kaea. Está muerta. No puedocambiarlo.Laamenazadelamagiacontinúaviva.«Mata a la chica». Ya de madrugada, esperaba que el asentamiento del

desierto estuviese durmiendo, pero las calles de Ibeji hierven con los últimoscoletazosdealgunacelebración.Noblesdebajaestofayaldeanosdangenerosostragos a sus copas, a cual más borracho. De vez en cuando gritan nombresmíticos,alabana«laLeonaria»,«elComandante»o«laInmortal».Nadieprestaatenciónalsoldadodesaliñadoquesemezclaconellos,nisemolestanenmirardereojosiquieralasangresecaquememotealapiel.Nadiesedacuentadequesoysupríncipe.Tirodelasriendasdelapantenariaymedetengodelantedeunaldeanoque

parecelobastantesobriopararecordarcómosellama.Alargolamanoysacoelcartelarrugado.Entoncescaptoelaromadelmar.Aunque he reprimidomentalmente todos los restos demimagia, esta sigue

actuando.Inconfundible,comounabrisaoceánica.Metocalapielcomosifueselaprimeragotadeaguaqueprueboendías.Derepente,todaslaspiezasencajan.«Estáaquí».Sacudolasriendasyazuzoalapantenariaparaquesigaelaroma.

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«Mataalachica.Matalamagia».Recuperarémivida.Elanimalderrapayparamosenuncallejónllenodeahérésdearcilla.Elolor

delmaressobrecogedor.Estáaquí.Escondida.Detrásdeunadeesaspuertas.Se me hace un nudo en la garganta cuando desmonto de la pantenaria y

desenvainolaespada.Elfilocaptalaluzdelaluna.Echoabajolaprimerapuerta.—¡Quéhaces!—chillaunamujer.Inclusoapesardelmareoquenublamispensamientos,veoquenoesella.«Noeslachica».Noesloquenecesito.Respirohondoy sigobuscando,dejoque el aroma saladodelmarguíemis

pasos.Esestapuerta.Sí,estaahéré.Esloúnicoqueseinterponeenmicamino.Derrumbolapuertadearcillaeirrumpogruñendoyconlosdientesapretados.

Levantolaespadaparaatacar…Allínohaynadie.Veopilasdesábanasdobladasyropavieja.Todasmanchadasdesangre.Pero

la cabaña está vacía, lo único que hay dentro es el pelo que ha dejado unaleonariayelinconfundibleolordelachica.—¡Eh,tú!—gritaunhombredesdelapuerta.Nomedoylavueltaparamirarlo.Lachicahaestadoaquí.Enestaciudad.Enestacabaña.Yahorasehaido.—Nopuedesen…Unamanomeagarraporelhombro.Alcabodeuninstante,mismanosrodeanlagargantadelhombre.Sueltaunalaridocuandolepongolapuntadelaespadasobreelcorazón.—¿Dóndeestálachica?—Nosédequiénmehablas…—suplica.Le rozoelpechocon lahoja afilada.Apareceuna fina líneade sangre.Sus

lágrimasparecendeplataalaluzdelaluna.«Larva»,susurra lachicacon lavozdeKaea.«Nuncaserás rey.Nisiquiera

puedesatraparme».Aprietotodavíamáslasmanosconlasqueleoprimolagarganta.—¡¿Dóndeestá?!

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CAPÍTULOTREINTAYSEIS

ZÉLIE

Después de seis días de viajar por el infierno del desierto, los exuberantesbosquesdelvalledelríoGombesonmásquebienvenidos.Latierramontañosarespira llenadevida, repletadeárboles tananchosqueunsolo tronco llenaríatodo el espacio de una ahéré. Zigzagueamos entre los gigantes que se erigencomotorres,laluzdelalunasecuelaporsushojasmientrasviajamoshaciaelserpenteante río. Sumurmullo es una canción paramis oídos, suave como elrumordelasolasdelmar.—Quétranquilidad…—diceAmariencantada.—Sí.Escasicomoestarotravezencasa.Cierrolosojosyabsorboelsonidoarrullador,dejoquemelleneconlacalma

quesentíalasmañanastempranasquededicábamosaremendarlareddepescarconBaba.Eneselugartanremoto,enmediodelmar,eracomosiviviésemosennuestro propio mundo. Era el único momento en el que me sentía segura deverdad.Nisiquieralosguardiaspodíantocarnos.Relajolosmúsculosydejoqueelrecuerdoseaposente.Nomehesentidotan

biendesdehacesemanas.Cuandoteníamosquelocalizarlosartefactossagradosy notábamos la espada de Inan en la espalda, daba la sensación de que cadasegundoerauninstanterobadoalamuerteo,enelmejordeloscasos,prestado.Noteníamosloqueeraprecisoparaelritualy lasprobabilidadesdeconseguirlos treselementosmágicoseranmuchomenoresque lasdeacabarasesinados.Peroahoralotenemostodo:elpergamino,lapiedradelsolyladagadehuesoestán a salvo, en nuestras manos. Por una vez, me siento más que relajada.Todavíanosquedanseisdíasparael solsticiocentenario,demodoquepor finsientoquepodemoslograrlo.—¿Creéis que la gente contará historias sobre esta aventura? —pregunta

Amari—.¿Sobrenosotros?—Más les vale…—se mofa Tzain—. Con toda la inmundicia que hemos

tenido que esquivar para conseguir devolver la magia, confío en que nosdediquenunfestivalentero.

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—¿Dóndepodríaempezaresahistoria?—Amari semuerdeel labio inferior—. ¿Cómo la titularían? ¿«Los invocadores de lamagia»? ¿«Los artífices delritualquedevolviólamagiaconlosartefactossagrados»?—Esono suenabien.—Arrugo la nariz yme reclino en el lomopeludode

Nailah—.Semejantetítulonosuperaríalapruebadeltiempo.—¿Y si le dieran un título mucho más simple? —propone Tzain—. ¿«La

princesayelpescador»,porejemplo?—Suenaahistoriadeamor.Pongo los ojos en blanco.Meparece oír la sonrisa que transmite la voz de

Amari.Nomecabedudadeque,simeincorporase,pillaríaaTzainsonriendotambién.—Pues sí, suena a historia de amor—me burlo—. Pero no acaba de tener

gancho.Sideverdadqueréisunahistoriadeamor,¿porquéno la llamáis«Laprincesayeljugadordeagbön»?Amarivuelvelacabezayselesubenloscoloresalasmejillas.—Eh,nomerefería…Esto…,noqueríadecir…Alfinal,optaporcerrarlabocaantesdeestropearlomás.Tzainme fulmina con lamirada, pero en realidad no lo hace con auténtica

malicia.MientrasnosacercamosalríoGombe,nosésipensarqueestiernooesirritantequelamenorburlasirvaparaponerlosnerviosos.—¡Portodoslosdioses,québarbaridad!MedeslizoporlacoladeNailahyaterrizoencimadeunaspiedrasgrandesy

lisas que delimitan la orilla embarrada del río. Es bastante ancho, y traza uncamino de curvas que cruza el corazón del bosque y los troncos de losimpresionantesárboles.Mearrodilloenelbarroymellevoelaguaaloslabios,recordandocómoquemabalagargantasecaeneldesierto.Elaguaheladaaliviatantoenesteambientehúmedoquemesientotentadademeterlacaraenteraenelrío.—Zél, todavía no —dice Tzain—. Ya encontraremos agua más adelante.

Todavíanosquedaunbuentrecho.—Yalosé,perosoloseráunsorbo.YaNailahleiríabiendescansarunpoco.LefrotoelcuernoaNailahylerozoelcuelloconlacara.Sonríocuandoella

tambiénmeacariciaconelhocico.Inclusoellaaborrecíaeldesierto.Desdequenoshemosido,senotaquegalopaconfuerzasrenovadas.—LohagoporNailah—concedeTzain—.Noporti.Bajadeunsaltoyseacuclillajuntoalríopararellenarconmuchocuidadola

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cantimplora.Mis labiosdibujanunaamplia sonrisa.Nopuedodejarpasarestaoportunidad.—¡Portodoslosdioses!—Señaloconeldedo—.¿Quéeseso?—¿Qué…?Lo empujo por detrás. Tzain chilla mientras se cae de bruces en el río,

salpicando mucho. Amari suspira al ver emerger a Tzain, empapado, con losdientescastañeteandodefrío.Memiraalosojosyesbozaunasonrisatraviesa.—Datepormuerta.—¡Primerotendrásquepillarme!Antes dequemedé tiempo a echar a correr,Tzain se lanza sobremíyme

agarraporlapierna.Gritomientrasmesumergeenelrío.ElaguaestátanfríaquemeperforalapielcomolasagujasdemaderadeMamaAgba.—¡Porlosdioses!Intentocogeraire.—¿Havalidolapena?Tzainseechaareír.—Eslaprimeravezquetetomoelpelodesdehacesiglos,asíquetendréque

decirquesí.Amari baja de Nailah de un salto. Suelta una risita mientras niega con la

cabeza.—Quéridículossoislosdos.LasonrisadeTzainsevuelvetodavíamásmaliciosa.—Somosunequipo,Amari.¿Nodeberíashacerelridículotambién?—Desdeluegoqueno.Amariseaparta,peroesimposiblequeselibredeesta.Tzainsaledelaguaa

la velocidad de una pitón orïshana de río. Amari apenas logra cubrir unoscuantosmetrosantesdequemihermanoladerribe.Sonríoaloírlachillaryreírala vez, pronunciando todas las excusas que se le ocurren cuando Tzain se lacargaalaespaldaparallevarlaalagua.—Nosénadar.—Noestanprofundo.Mihermanoseríe.—Soyunaprincesa.—¿Ylasprincesasnosebañan?—¡Tengoelpergamino!SelosacadelcinturónylerecuerdaaTzainsupropiaestrategia.Paraevitar

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quetodosloselementosestuvieranenelmismositio,élllevaladagadehueso,Amariguardaelpergaminoyyoprotejolapiedradelsol.—Buenargumento.—Tzainlearrebataelpergaminodelamanoylocoloca

en la sillademontardeNailah—.Yahora,SuMajestad,vuestrobaño realosespera.—¡Tzain,no!El grito de Amari es tan fuerte que los pájaros salen despavoridos de los

árboles.Tzainyyonosechamosareírcuandocaealaguayempiezaabracearcomolocaapesardequehacepie.—Nohacegracia.—Amaritiembladefrío,perosonríesinquerer—.Melas

pagarás.Tzainhaceunareverencia.—Comogustéis.Otra clase de sonrisa aparece enmi rostro, una queme calienta a pesar de

encontrarmesentadaaorillasdeunríohelador.Hacíademasiadotiempoquenoveíajugaramihermano.Amariseempeñaafondoparaintentarzambullirloenelagua,aunquenodebedepesarnilamitadqueél,yesoqueestácaladahastaloshuesos.Tzaindejaqueloagarreychillafingiendodolor,parecequevayaadejarlaganar…Depronto,elríosedesvanece.Losárboles.Nailah.Tzain.Elmundodavueltasamialrededormientrasunafuerzafamiliarmearrastra.Cuandoeltorbellinotermina,unosjuncosmehacencosquillasenlospies.El

airefrescomellenalospulmones.Encuantocaigoenlacuentadequeestoyenlaensoñacióndelpríncipe,algo

meempujadenuevoalmundoreal.Jadeo yme agarro el pecho a la vez que noto que el frío del río vuelve a

lamermelospies.Elfogonazooníricosolohaduradounmomento,perohasidomuypotente,másintensoquenunca.Sientounescalofríoenelcentrodemiseralpercatarmedelarealidad.Inannosoloestáenmissueños.Estácerca.—Tenemosqueirnos.TzainyAmariseríencontantasganasquenisiquierameoyen.Élhavueltoa

levantarlaenvolandasyamenazacontirarlaalríodenuevo.—Parad. —Les tiro agua—. ¡Tenemos que irnos ahora mismo! ¡Aquí no

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estamosasalvo!—Pero¿quédices?—diceentrerisitasAmari.—EsInan—sueltosinpreámbulo—.Estácer…Semequiebralavozenlagarganta.Unsonidodistanteseacercaalacarrera.Lostresvolvemoslacabezahacialadireccióndelaqueprocedeelruido,un

golpeteoconstante.Al principio no logro descifrarlo, pero cuando se aproxima reconozco el

repicarrítmicodelaspatas.Cuandorodeanlaúltimacurvadelrío,veoporfinloquemástemía:Inanvienehacianosotrosatodavelocidad.Rabiosoalomosdesupantenaria.Elshockfrenamispasosmientrassalimosalarmadosdelrío.Elaguaquehace

unmomentonosdabafelicidadahoranosentorpeceelpaso,lacorrienteestanfuertequeaAmariyTzainlescuestasalir.«Quétontossomos».¿Cómohemospodidosertanilusos?ElúnicosegundoenelquenospermitimosrelajarnoseselsegundoenelqueInanlograatraparnos.Pero ¿cómo ha sorteado Inan el puente roto de Chândomblé? ¿Cómo ha

sabido adónde ir? Aunque hubiese encontrado el modo de seguirnos la pistahastaIbeji,nosmarchamosdeaquelinfiernohaceyaseisnoches.Corro hacia Nailah y me monto la primera, agarro las riendas con fuerza.

TzainyAmariseapresuranamontarsedetrásdemí.Sinembargo,antesdequepuedasacudirelcuerodelasriendas,medoylavuelta…«¿Quéesloquenomecuadra?».¿Dónde están los guardias que viajaban con él antes? ¿Y la almirante que

matóaLekan?Despuésdesobreviviralataquedeunsêntaro,dudomuchoqueInanseatrevieraaatacarsintenerlasespaldascubiertas.Pero,apesardetodalalógicadelarazón,noapareceniunsologuardiamás.

Elprincipitoesvulnerable.Estásolo.Ypuedocombatircontraél.—¿Quéhaces?—gritaTzain cuando suelto las riendas deNailah y la hago

pararensecoantesdequehayamosemprendidolamarchasiquiera.—Yomeencargo.—¡Zélie,no!Peronomedoylavuelta.Tiro lamochila al sueloybajodeun saltodel lomodeNailah.Aterrizode

cuclillas. Inan hace parar a su montura y también desciende, blandiendo laespada y ávido de sangre. Con un gruñido, la pantenaria huye, pero Inan noparece darse cuenta. Unas manchas encarnadas le salpican el uniforme, la

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desesperación arde en sus ojos color ámbar. Pero al mismo tiempo, parecedemacrado.Lafatigaemanadesupielcomoelcalor.Unaexpresióndementelenublalavista.Elintentodesuprimirsuspodereslohadebilitado.—¡Espera!—exclamaAmariconvoztemblorosa.Aunque Tzain intenta retenerla, la princesa baja de la silla de montar de

Nailah.Susdelicadospiestocanelsuelosinhacerruido,pasanpordelantedemíconpasostitubeantes.ElrostrodeAmaripierdeelcoloryveoelmiedoquelahaatenazadotodasu

vida.La chicaquemeagarróhacevarias semanas en elmercado.Laprincesaconlacicatrizquelerecorrelaespalda.Noobstante,mientrassemueve,susemblanteadoptaunaexpresióndistinta,

unaseguridadsimilaraladelbarco.Esolepermiteacercarseasuhermano,lapreocupacióneclipsaelterrordesusojos.—¿Quéhapasado?Inanredirige laespada,dejadeapuntarmealpechoparaamenazaraAmari.

Tzainbajadeunsaltodispuestoapelear,peroloagarroporelbrazo.—Dejaquelointenteella.—Saldeenmedio.Inanhablaconvozfirme,peroletiemblalamano.Amarisedetieneunsegundo,iluminadaporlaluzdelalunaquesereflejaen

lahojadelarmadeInan.—Padrenoestáaquí—dicelaprincesaalfin—.Nomeharásdaño.—Nolosabes.—Puedequetúno.—Amaritragasaliva—.Peroyosílosé.Inanpermanece calladounbuen rato.Quieto.Demasiadoquieto.Lasnubes

cambianybrillalaluna,queiluminaelespacioquelossepara.Amaridaunpasoadelante.Luegootro,estavezmáslargo.CuandocolocaunamanoenlamejilladeInan,laslágrimasllenanlosojosdelpríncipe.—No lo entiendes—dice con voz rota, todavía aferrado a la espada—. La

destruyó.Nosdestruiráatodos.«¿La?».Tanto si sabe de qué le habla Inan como si no, aAmari no parece

importarle.Guíalaespadadesuhermanohaciaelsuelo,somosicalmaseaunanimalsalvaje.Porprimeravez,medoycuentadelodiferentesquesonsuhermanoyella,el

contrasteentre lacara redondadeAmariy laangulosamandíbulacuadradade

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Inan.Aunquecompartenlamismamiradaambarinaylapielcolorcobre,dalaimpresióndequeallíterminansussimilitudes.—EsassonlaspalabrasdePadre,Inan.Susdecisiones.Nolastuyas.Nosotros

somos quienes gobernamos nuestras vidas. Somos quienes tomamos lasdecisiones.—PeroPadretienerazón.—AInanselequiebralavoz—.Sinoparamosla

magia,Orïshasederrumbará.Sus ojos vuelven amí, así que agarro el palo conmás fuerza. «Atrévete y

verás»,quierogritarle.Yamehecansadodehuir.AmariredirigelaatencióndeInan,susdelicadasmanoslocogenporlanuca.—Hermanomío,PadrenoeselfuturodeOrïsha.Elfuturosomosnosotros.Y

estamosdepartedelbandocorrectoenestabatalla.Tútambiénpuedeshacerlo.InanmiraconfijezaaAmariy,porunmomento,noséquiénes.¿Elcapitán

despiadado, el principito, el maji asustado y abatido? Hay un anhelo en sumirada, un deseo de abandonar la lucha. Pero cuando levanta la barbilla, elasesinoqueconozcoseimpone.—Amari…—lallamo.Inanlaapartayavanzaatodavelocidad,conlaespadalevantadaalaalturade

mi pecho. Salto delante de Tzain y blando el palo de combate. Amari lo haintentado.Ahorametocaamí.SeoyeuntintineometálicocuandolaespadadeInanchocacontraelmetalde

mipalo.Esperolaoportunidaddecontraatacar,peroahoraquesehadespertadoelauténticoInan,noserendiráfácilmente.Aunqueestáfatigado,susgolpessonferoces, alimentados por el odio que siente hacia mí, odio por lo que sé. Noobstante,mientrasmedefiendodecadaunodesusataques,mipropia rabiaseacrecienta.Elmonstruoquequemólaaldea,elhombreresponsabledelamuertedeLekan.Laraízdetodosnuestrosproblemas.Ypuedoborrarlodelmapa.—Veoquehasseguidomiconsejo—lechillo,yesquivoungolpedeespada

conunavoltereta—.Casinoseteveelmechónblanco.¿Cuántascapasdetintetehaspuestoahora,eh,principito?Apuntoconelpalohacia su cráneoygolpeocon intencióndematar, node

herir.Estoycansadadepelear.Estoycansadadequeseentrometa.Agachalacabezaparaevitarelgolpedelpaloyseapresuraaapuntarmeala

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garganta con la espada.Giro para esquivar la estocada y ataco.Una vezmás,nuestrasarmaschocanconunagudotintineometálico.—Novasaganar—siseo,peseaquemetiemblanlosbrazosdetantohacer

fuerza—.Aunquememates,seguirássiendoquieneres.—Me da igual.—Inan retrocede de un brinco y se libera para preparar el

siguientegolpe—.Sitúmueres,lamagiamorirátambién.Avanzaylevantalaespadasoltandounalarido.

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CAPÍTULOTREINTAYSIETE

AMARI

Apesarde todos los añosdedicados a combatir conmihermano,verlo lucharahoraescomoveraunenemigodesconocido.Aunquesemuevemásdespacioquede costumbre, losgolpesde Inan sondespiadados,movidosporuna rabiaardientequenologrocomprender.Zélieyél intercambianataques,y labatallatranscurreentrelosconstanteschoquesmetálicosdelaespadayelpalo.Cuandoladinámicadelpropiocombatelosalejadenosotrosyseadentranenelbosque,Tzainyyocorremostrasellos.—¿Estásbien?—mepreguntaTzain.Me encantaría decir que sí, pero al ver a Inan, se me rompe el corazón.

Despuésdetodoestetiempo,estabatancercadeenmendarlascosasyhacerlocorrecto…—Sevanamatarelunoalotro—susurro,ymeencojodedolorconcadauno

desusataquescargadosdeodio.—No.—Tzainsacudelacabeza—.Zéllovaamataraél.Me detengo y analizo los movimientos de Zélie, poderosa y precisa, la

luchadora que siempre ha sido. Pero no solo intenta paliar los golpes delpríncipe:combateparaacabarconél.—¡Tenemosqueimpedirlo!CorrosinescucharlassúplicasdeTzain,quemeinsisteenquenomemetaen

medio.Lapeleahacecaeranuestroshermanosrodandocolinaabajo,hastaqueterminanenlomásprofundodelvallearbolado.Voycomounrayoabuscarlos,perocuantomásmeacerco,menosséquéhacersilogrollegaraellos.¿Deberíasacar el sable o permanecer desarmada y meterme en medio del peligro? Seatacanelunoalotrocon tal seddevenganzaquenosé si algunodeesosdosplaneslograríadetenerlos.Nisiquierasésillegaríanadudaralverme.Sinembargo,mientrascorro,otraincógnitamedistrae;lapresióndeunosojos

escondidos. Sabría reconocer esa sensación de acecho en cualquier lugar, meacostumbréahacerlotrasunavidadesufrirladentrodelasparedesdepalacio.Cuandolasensacióncrece,frenohastapararme,casidandountraspié,conel

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findeaveriguardedóndeprocede.«¿HabrácongregadoInanaotrossoldados?».Lucharsolonoes típicodeél.Sielejércitoseacerca,podríamosestarenunaposiciónmásvulnerabledeloquepensaba.Peroel sellodeOrïshanoapareceporningunaparte.En lugardeeso,unas

hojassesacudenporencimadenosotros.Antesdequepuedaextenderelsableretráctil,unaespeciedelatigazocortaelaire…Nailahsederrumbaenel suelosoltandounalarido, tieneunascontundentes

boleadorasenredadasenlaspatasyelhocico.Medoylavueltajustocuandounaredcaesobresuimpresionantefiguraylacapturaconlafacilidaddeuncazadorfurtivoexperimentado.SusrugidosenjauladosacabanreducidosaunosgemidosasustadosmientrasNailahluchaenvanoporliberarse.Yesosgemidosdanpasoal silencio. Está indefensa cuando cinco soldados emergen del bosque y se lallevanarastras.—¡Nailah!Tzainentraenaccióndeunsaltoyempuñaelcuchillodedespellejar.Seda

impulso hacia delante a una velocidad de escándalo, con el filo listo paracortar…—¡Aaaah!Tzaincaealsueloaplomoconlasmuñecasylostobillosapresadosporunas

boleadoras.El cuchillodecazaacabaenel suelodelbosquecuando le lanzanunaredyloatrapancomoaungatosalvaje.—¡No!Corro tras él y extiendo la hoja demi sable. El corazónmemartillea en el

pecho.Agacho la cabeza y esquivo una boleadora con facilidad, pero cuandoreaparecenlascincosiluetasquehanapresadoNailah,nosépordóndeescapar.Seentremezclancon lassombras,enmascaradosyvestidosdenegro.Enalgúninstante azaroso, consigo verles los ojos de un negro azabache. «No sonsoldados».PerosinoformanpartedelaguardiadeInan,¿quiénessonestosguerreros?

¿Porquénosatacan?¿Québuscan?Ataco con el sable a la primera figura que se aproxima y agacho la cabeza

paraevitarelgolpedeotra.Cadaamagomehaceperdertiempo,untiempoqueniTzainyNailahtienen.—¡Tzain! —lo llamo mientras otras figuras enmascaradas emergen de la

oscuridadyselollevanarastras.Luchaporliberarsedelaredcontodassusfuerzas,peroungolpecerteroenla

cabezaanulasuresistencia.

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—¡Tzain!Blando el sable hacia un asaltante que arremete contramí, pero golpeo un

instantedemasiadotarde.Elhombreenmascaradoagarramisableymedesarma.Otrometapalacaraconunatelaempapada.Elolorácidomequemaysientounescozortremendo.Sueltounúltimogrito

y,acontinuación,soloveooscuridad.

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CAPÍTULOTREINTAYOCHO

ZÉLIE

LosgritosdeAmarireverberanentrelosárboles.Inan y yo nos quedamos congelados en mitad de un ataque. Volvemos la

cabeza a la vez y vemos aAmari forcejeando con un hombre enmascarado avariosmetrosdedistancia.Aunqueseresiste,letapanlabocaconunguantenegro.Abremucholosojos

antesdeponerlosenblanco,desmayada.—¡Amari!Inansalecorriendotrasellay,sinpensarlo,losigo.Peroelbosqueestávacío.

NoencuentroaNailah.NoveoaTzain.—¿Tzain?Meapoyoenunárbolyescudriñolasformasdelosdemásárbolesquellenan

elvalle.Unanubedepolvo se levanta a lo lejos, junto auncuerpo,pesadoyfuerte,atrapadoenunared.Unamanocuelgainertecontralascuerdas.«No…».—¡Tzain!Corrocomoelrayo.Másrápidodeloquemecreíacapazdecorrer.Es como si volviese a tener seis años y corriese detrás de la cadena para

agarrarmeaMamaconuñasydientes.ApartolosrecuerdosmientrascorrosindejardegritarelnombredeTzainen

laoscuridaddelanoche.Nopuedesucedernosesto.Niamí,niaTzain.Otravezno.—¡Tzain!Losgritosmedesgarran lagarganta, lospiesmefallanal impactarcontra la

tierra polvorienta.Adelanto a Inan, queva enbusca deAmari. Podré salvar aTzain…—¡No!Unascuerdas tensasmeapresan los tobillosyme tiranal suelo.Semesale

todoelairedelospulmonescuandounaredmeinmovilizaelcuerpo.—¡Aaaah!—vuelvoagritar.

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Forcejeoymeretuerzomientrasmearrastranporelbosque.SehanllevadoaTzain.SehanllevadoaAmari.Yahoramehanatrapadoamí.Laspiedrasylasramassueltanmearañanlapiely,enunodelosgolpes,se

mecaeelpalodelamano.IntentodesenterrarladagadeTzain,perotambiénseme escapa de lasmanos. El polvo sememete en los ojos, queme escuecen,aunqueintentoparpadearmuchoparasacarmelasmotas.Esinútil.Heperdido…Lacuerdaquesujetamiredchasquea.Mi cuerpo rueda y al momento se detiene, mientras las dos figuras

enmascaradasquemearrastrabancaenpropulsadashaciadelante.Enunabrirycerrardeojos,Inanseabalanzasobreellosylosatacacuandotodavíasiguenenelsuelo.Unodeloshombresenmascaradoscorre,supongoqueparaocultarsebajolas

raícesdel enormeárbol.El otro semuevedemasiadodespacio; Inan coloca laempuñadura de la espada contra la sien del hombre, que flexiona las rodillas,rendido.Cuandoelhombresehaceunovilloenelsuelo,Inansedirigeamí.Cogebien

laespada.Echafuegoporlosojos.Me tiemblan los dedos cuando rompo las cuerdas con lasmanos desnudas.

Tengoquelibrarmedeestatrampacomosea.MientrasInanseacerca,elsellodeOrïshacapta la luzde la lunayconsu resplandor llega todoeldolor infligidobajo lavigilanciadesu leopardaria.Lasbotasde losguardias.Lasangreen latierra.LacadenanegraalrededordelcuellodeMama.LapalizaqueledieronaTzain.Elempujónconelquemetiraronalsuelo.Cada nuevo recuerdo comprime todo mi interior, me aplasta las costillas.

ContengoelalientoalnotarqueInanseagachaymeinmovilizalosbrazosconlasrodillas.«Asíescomoacabatodo…».LahojadelaespadadeInanresplandecesobremicabeza.«…Exactamenteigualqueempezó».

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CAPÍTULOTREINTAYNUEVE

INAN

«Quécercaestoy».Eseúnicopensamientomeconsumemientrasavanzohacialachica.Atrapada

enlared,estáindefensa.Notieneelpalo.Nilamagia.Si la mato, habré cumplido con mi obligación. Protegeré a Orïsha de su

locura.Todoslospecadoscometidosenestacaceríaseránperdonados.Elúnicoservivoqueconocemimaldiciónseesfumaráconellos.—¡Ja!Leinmovilizolosbrazosconlasrodillasyaprietotodavíamásfuertecuando

ellaseresiste.Levanto laespaday leaplastoelesternónconunamano,enunánguloqueconseguiráquelahojaleatravieseelcorazón.Sinembargo,enel instanteenquemimano le tocaelpecho, lamagia ruge

dentro de mi piel. Una fuerza que no hay forma de detener. Más fuerte quecualquiermanifestacióndelamagiaquehayasentidohastaahora.—¡Aaaah!Jadeo. El mundo desaparece en una ardiente nube azul. Aunque lucho, no

puedoescapar.Mimaldiciónmesomete.«Cielosrojos».«Gritosestridentes».«Sangreaborbotones».Enunsegundo,elmundoenterodelachicapasavolandoantemisojos.Noto

dentrodemipropiopechoelintensodolordesucorazón.Másdesgarradorquecualquierdolorquepudiesehabermeimaginado.Unapiedra fríamegolpeaenelpiedescalzocuando la chicaescalapor las

montañasnevadasdeIbadan.Elolorcálidodelarrozjollofmeenvuelve.Medaunvuelcoelcorazóncuandolosguardiastiranabajodeunapatadalapuertademaderadesucasa.LosguardiasdeOrïsha.Misguardias.Verlo es suficiente para asfixiarme. Como si un gorileón me apretujara la

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garganta.Milejemplospasancomodestellosantemí,milcrímenescometidosbajoel

sellodeOrïsha.Elleopardariodenievebrillacuandoelpuñoconguantedehierrodelguardia

chocacontralamandíbuladesupadre.Relucecuandolacadenacubiertadesangreasfixiaasumadre.Loveotodo.ElmundoquecreóPadre.Eldolorquelachicasehavistoobligadaasoportar.—¡Mama!Zéliegrita.Unaullidotandesgarradorquenoparecehumano.Tzainletapalacaraylellevaalrincóndelacabaña,unintentodesesperado

deevitarlevereldolordelmundo.Todoocurremuyrápido.Esunborrón,yalavez,eltiemposevuelveeterno.Seextiendemientraslachicacorretrassumadre.Secongelacuandollegaporfinalárbol…«Cielos».Elhorrorsemeclavaenlamente.Lamajiestáinmovilizadaporcadenasde

majacita.Ornamentosdemuerte.Ahorcadaalavistadetodoelmundo.Su herida reverbera por todo mi ser y llega el centro de mi cuerpo. Una

sentenciaparatodoslosdivînersquesobrevivieronaaquellanoche.EnlaOrïshadePadre,eseeraelúnicofinalreservadoalosmaji.SacofuerzasdeflaquezaparareprimiratodacostalosrecuerdosdeZélie.Su

dolormearrastraigualqueunacorrientedeaguavengativa.Mesacudoyregresodegolpealarealidad.Miespadaaúnpendesobresupecho.«Malditosseanloscielos».Metiemblalamano.Todavíaestoyatiempodeejecutarla.Sinembargo,soy

incapazdemoverme.Nopuedo,cuandoloúnicoqueveoesalachicaasustadaydevastada.Escomosilavieradeverdadporprimeravez:elserhumanoquehaydetrás

delamaji.Elmiedocontenidoeneldolor.LatragediaocasionadaennombredePadre.«Padre…».Laverdadseimpone,unlicoramargoquemeardealbajarporlagarganta.Los recuerdosdeZélienoseasemejana losactosde losvillanoscontra los

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quesiempremeadvirtióPadre.Solohablandelasfamiliasquedestruyóconsuira.«Laobligaciónantesqueunomismo».Sucredoresuenaunavezmásenmis

oídos.Mipadre.Surey.Elheraldodetodoestesufrimiento.Gritoygolpeoconlaespada.Zélieseencogeantemivelocidad.Lascuerdasquelaatrapabancaenalsuelopolvoriento.Zélieabrelosojoscomoplatosyretrocede,preparadaparamiataque.Perono

llega.NopuedoserotradelaspersonasqueenarbolanelsellodeOrïshaylecausan

dolor.Zélie se quedaboquiabierta.Laspreguntas y la confusión se adivinan en la

curvadesuboca.Peroentonces,vuelvelacarahacialafiguraenmascaradaquehaytiradaenelsuelo.Abredenuevolosojosalcaerenlacuenta.—¡Tzain!Seponeenpietanrápidoquecasisetropiezaallevantarse.Elnombredesu

hermanosehaceecoenlaoscuridad.Alconstatarquenoobtienerespuesta,sederrumba.Amipesar,mehundocon

ella.Porfinsélaverdad.Sinembargo,noséquéesperanloscielosquehagayoahora.

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CAPÍTULOCUARENTA

ZÉLIE

Ignorocuántotiempopermanezcotumbadaenlatierrapolvorienta.Diezminutos.Diezdías.Unfríoinigualablemecalahastaloshuesos.Elescalofríodesentirmesola.Noloentiendo.¿Quiéneseranesasfigurasenmascaradas?¿Québuscaban?Se

movíantandeprisaquehabríasidoimposibleesquivarlas.«Amenosquehubiésemosseguidocorriendo…».La verdad me deja un regusto amargo en la lengua. Ni siquiera el

enmascaradomás rápido habría podido igualar la velocidad deNailah. Si noshubiésemoslimitadoacontinuargalopandoalomosdeNailah,aquelloshombresnonoshabrían tendidouna emboscada.Amariymihermanoestarían a salvo.PeronohicecasodelaadvertenciadeTzainyélpagoelpreciodemierror.Tzainsiempreacabapagandopormí.Cuando corrí detrás de los guardias que apresaron a Mama, él soportó la

palizaparapoderprotegerme.CuandosalvéaAmarienLagos,élrenuncióasuhogar,suequipo,supasado.Ycuandodecido lucharcontraInan,noesamíaquienatrapan.Esaél.SiempreesTzainquienpagapormiserrores.«Levántate»,replicaunavozdentrodemicabeza,másseveraquenunca.«Ve

abuscaraTzainyAmari.Libéralosya».No sé quiénes son los hombres enmascarados, pero sean quienes sean, han

cometidounerrorfatal.Unerrorquemeaseguraréqueseaelúltimo.Aunquenotoelcuerpopesadocomoelplomo,mearrastrohastaponermeen

pieymeacercohaciadondeyacenInanylafiguraenmascarada.Inan está recostado contra un tronco, con la cara descompuesta; todavía se

agarra el pecho.Cuandome ve, lleva lamano a la empuñadura de la espada,perosiguesinatacarme.Elfuegoqueloanimabaalucharcontramísehaextinguido;ensuscenizas,

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se han formado unos círculos oscuros bajo sus ojos. Parecemás pequeño queantes.Loshuesosselemarcanenlapielpálida.«Luchacontralamagia…».Mepercatocuandonotoqueelaireseenfríaami

alrededor.Intentareprimirsumagia.Seestádebilitandootravez.«Pero¿porqué?».Lomiroalacara,cadavezmásconfundida.¿Porquéme

liberó de la red que me retenía? ¿Por qué no vuelve a amenazarme con laespada?«Elporquénoimporta»,tintinealavozseveradentrodemimente.Seaporel

motivoquesea,elcasoesquecontinúoviva.Sipierdomástiempo,mihermanopodríamorir.LedoylaespaldaaInanypisoelpechodelchicoenmascarado.Unapartede

mísemueredeganasdequitarlelamáscara,perotodoserámásfácilsinoleveolacara.Cuandomearrastrabaporelbosqueparecíaungigante.Ahora,sucuerpoflácidoparecefrágil.Extremadamentedébil.—¿Adóndeloshabéisllevado?—lepregunto.Elchicoseremueve,peronocontesta.«Malaelección».Lapeorelección.Alargoelbrazopararecogerelpalocaídoy,deungolpeseco, lerompolos

huesos de lamano. Inan levanta la cabeza cuando el chico suelta un violentoalaridoquesehaceecoenlanoche.—¡Contéstame!—chillo—.¿Adóndeloshabéisllevado?—Nolo…¡ah!Sus gritos suben de volumen, pero no es suficiente. Quiero oírlo suplicar.

Quieroverlosangrar.Sueltoelpaloysacoladagadelcinturón.«LadagadeTzain…».El recuerdo delmomento en el queme la puso en lasmanos antes de que

entraseenLagosseabrepasoentremidolor.«Porsiacaso»,dijoaqueldía.Porsiacasoloponíaenpeligro.—¡Dímelo!—Me arden los ojos—. ¿Dónde está la chica? ¿Dónde estámi

hermano?¿Dóndeestávuestrocampamento?Elprimerataqueesvoluntario,uncorteenelbrazoparaconseguirquehable.

Perocuandolasangreempiezaafluir,algosurgeenmí,unansiaanimalquenopuedocontener.Elsegundoataquees rápido,el terceroocurre tandeprisaquenomedoyni

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cuenta.Lapartemásoscurademirabiaseliberamientrasloacuchillounayotravez,expulsandotodomidolor.—¿Dóndeestán?Leclavoladagaenlamanomientrassemenublanloslateralesdelavisión.

Mamasedesvaneceenlaoscuridad.ElcuerpoatrapadodeTzainlasigue.—¡Respóndeme! —grito y le clavo la hoja puntiaguda una vez más—.

¿Adóndeloshanllevado?¡¿Dóndeestámihermano?!—¡Eh!Una voz grita desde arriba, pero apenas la oigo. Se llevaron la magia. Se

llevaronaMama.NodejaréqueselleventambiénaTzain.—Tevoyamatar.—Desplazoladagaparaapuntarelcorazóndelchicoyla

echohaciaatrás—.Tevoyama…—¡Zélie,no!

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CAPÍTULOCUARENTAYUNO

INAN

Alargolosbrazosylaagarroporlasmuñecasjustoatiempo.Seponerígidacuandotirodeellaparaincorporarla.Encuantonuestrapielsetoca,mimagiadespiertayamenazaconengolfarme

enlosrecuerdosdeZélieunavezmás.Aprietolosdientesyobligoalabestiaadoblegarse.Sololoscielossabenloquepodríapasarsivuelvoaperdermedentrodesumente.—Suéltame—masculla.Suvoz.Todavía transmite toda la rabiay la ferocidaddehaceunmomento.

Ignoraporcompletoquehevistosusrecuerdos.Ahoralaveotalcomoes.Incapazdedetenerme,meempapodeZélie,absorbocadacurva,cada línea.

La marca de nacimiento con forma de media luna en el cuello. Las chispasblancasquenadanenlaspiscinasplateadasdesusojos.—¡Suéltame!—repiteZélie,conmásviolenciaqueantes.Medaunrodillazo

enlaentrepierna;meapartojustoatiempo.—Espera.Trato de razonar con ella, pero ahora que no puede atacar al hombre

enmascarado, su rabia ha encontrado un nuevo objetivo. Tensa los dedosalrededordelatoscadaga.Vuelveaprepararseparaatacar.—Eh…«Zél». La palabra aparece en mi mente. Una voz áspera. La voz de su

hermano.TzainlallamaZél.—¡Zél,para!Suenaextrañaenmis labios,peroZéliesedetiene,aturdidaaloír suapodo.

Junta lascejasenmuestradedolor. Igualque las juntócuando losguardiassellevaronarastrasasumadre.—Cálmate.—Aflojo la presión con la que la agarro. Una leve muestra de

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confianza—.Tienes que parar de una vez. Si sigues así,matarás al único quepuededarnospistas.Memiraa lacara.Las lágrimasacumuladasensuspestañasoscuras lecaen

por lasmejillas.Otraoleadaderecuerdosdolorosossalea lasuperficie.Tengoquehaceracopiodetodasmisfuerzasparareprimirlos.—¿«Darnos»?—preguntaZélie—.¿Desdecuándovamosjuntos?Elverbosuenatodavíamásraroalsalirdesuboca.Sesuponequenotenemos

quecompartirnada.Sesuponequenoformamosningúnequipo,nohayningún«nosotros».«Mataalachica.Matalamagia».Antesmeparecíamuchomássencillo.EsloquehabríaqueridoPadre.Esloqueélyaintentó.Sin embargo, la maji colgada del árbol todavía sigue grabada como una

cicatrizenmimente.UnodelosinterminablescrímenesdeOrïsha.Almirar aZélie, obtengopor fin la respuesta a lapreguntaque tanto temía

formular.NopuedosercomoPadre.Noseréesaclasederey.Le suelto las muñecas, pero en mi interior suelto muchas más cosas. Las

tácticasdePadre.SuOrïsha.Todoloqueahoraséquenoquieroser.Mi obligación siempre ha sido haciami reino, perome debo a una Orïsha

mejor.UnanuevaOrïsha.Unpaísenelqueunpríncipeyunmajipudierancoexistir.Unpaísenelque

inclusoZélieyyopudiésemosformarun«nosotros».Sideverdadvoyacumplirconmiobligaciónhaciamireino,esaeslaOrïsha

quedebogobernar.—Sí, darnos pistas—repito procurando quemi voz transmita confianza—.

Estamosjuntosenesto.Nosnecesitamoselunoalotro.TambiénsehanllevadoaAmari.Buscamis ojos con lamirada. Llena de esperanza. Pero, almismo tiempo,

luchacontraesaesperanza.—HacediezminutosamenazasteaAmariconestamismaespada.Loúnico

quequiereseselpergamino.—¿Veselpergaminoporalgunaparte?Zélie mira alrededor, hacia el lugar en el que tiró la mochila antes de que

empezáramos a pelear, pero cuando ve el espacio vacío, se le oscurece el

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semblante. Se han llevado a su hermano. A su montura, a su aliada. Y elpergaminoquelosdosnecesitamostampocoestá.—Tantosiquierorecuperaramihermanacomoelpergamino,esoshombres

tienenlasdoscosas.Demomento,nuestrosinteresescoinciden.—Notenecesito.—Zélieentrecierralosojos—.Losencontraréyosola.Sinembargo,elmiedosaleporlosporosdesupieligualqueelsudor.Elmiedoaestarsola.—Sinmí, estarías atrapada en una red.Tu único posible informador estaría

muerto.¿Enseriocreesquepuedesenfrentarteaesosguerrerossinmiayuda?Esperoqueloreconozca.Selimitaamirarmeconfijeza.—Tomaréeseextrañovotodesilenciocomounsí.Miraladagaqueaúnsujetaenlamano.—Simedasunsolomotivoparamatarte…—Mehacegraciaquecreasquepodríashacerlo.Nos encaramos como si continuásemos luchando, con un palo invisible que

contieneelataquedeunaespadaigualdeinvisible.Perocuandosedacuentadeque no puede seguir oponiéndose a mí, Zélie regresa junto al chico que sedesangraenelsuelopolvoriento.—Deacuerdo,principito.¿Quéhacemosahora?Meardelasangrealoíreseapodo,peromeobligoadejarlopasar.Lanueva

Orïshatienequeempezarenalgúnmomento.—Levántalo.—¿Porqué?—Portodosloscielos,hazloypunto.Desafiante,enarcaunaceja,peroagarraalpobredesgraciadoylolevanta.El

enmascaradomueveunpocolospárpadosygime.Uncalorincómodocubreelambientecuandomeacercoaellos.Hago inventario de la situación del hombre enmascarado. «Ambas manos

rotas.Tantasheridasqueme faltandedospara contarlas».Pareceunpelele enmanosdeZélie.Tenemossuertesinosedesangraaquímismo.—Escúchamebien.—Loagarro por la barbilla y lo obligo amirarme a los

ojos—. Si quieres seguir vivo, te recomiendo que empieces a hablar. ¿Dóndeestánuestrafamilia?

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CAPÍTULOCUARENTAYDOS

AMARI

Loprimeroquesientoesundolorpunzante,queseextiendepormicabezacontalintensidadquemedespiertoatormentada.Elescozorsiguepocodespués,meaguijoneaacausadelosinnumerablescortesyarañazosquesalpicanmipiel.Parpadeovariasveceshastaqueconsigoabrir losojos,pero laoscuridadno

desaparece;tengolacabezametidadentrodeunabolsadetweed.Latelaásperasemepegaalanarizcuandorespirodemasiadohondo,unintentoinútildeevitarelataquedenervios.«¿Quésentidotienetodoesto?».Intentomoverlosbrazos,peronoloconsigo,puestengolasmuñecasatadasa

una columna. «Espera, no es una columna». Logro moverme un poco paraexplorarlasuperficierugosa.«Unárbol…».Esosignificaqueseguimosenelbosque.—¿Tzain?Cuandointentopronunciarsunombreenvozalta,unamordazameloimpide.

Lascortezasdecerdofritassemerevuelvenenelestómago.Noséquiénesestagente, pero desde luego, ha tomado todas las precauciones posibles paraprotegerse.Meesfuerzoporoíralgunaotrapista:unacorrientedeagua,elmovimientode

otroscautivos.Sinembargo,noperciboningúnotrosonido.Meveoobligadaahurgarenmisrecuerdosparaobtenermásinformación.Aunque no veo nada, cierro los ojos y revivo el ataque sorpresa: Tzain y

Nailah desaparecieron en sendas redes tejidas, un hedor ácido me dejó sinconocimiento.Tantasfigurasenmascaradas,rápidasysilenciosas,quesefundíanentrelassombras.Esosextrañosguerrerossonlosculpables.Nosredujeronatodos.«Pero ¿por qué?». ¿Qué es lo que quiere esta gente? Si su propósito era

robarnos,yalohanconseguido.Sideseabannuestramuerte,aestasalturasyanoestaríarespirando.Tienequetratarsedeotracosa,unataquequeformapartede

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unplanmásambicioso.Contiemposuficiente,podrédescifrarlo.Encontrarélamaneradeescapar…—Sehadespertado.Mepongotensaymequedomuyquietaaloírunavozfemenina.Algocruje

mientrasunospasosseaproximan.Notounleveolorasalviacuandoseacercaamí.—¿VamosabuscaraZu?Estavezperciboundejecuriosoensuvoz,unacentoquesolohabíaoídoen

losnoblesqueprocedíandeleste.VisualizoelmapadeOrïshaqueteníaPadre.Aparte de Ilorin, la única localidad del este lo bastante grande para que susnoblesfueranapalacioesWarri.—Zupuedeesperar—lerespondeunavozmasculinaconelmismoacentodel

estedelpaís.Elcalorquedesprendesucuerpomeazotacomounaolacuandoseacercaa

mí.—¡Kwame,no!Mearrancalabolsadelacabezacontantabrusquedadqueelcuellomedaun

latigazohaciadelante.Elpalpitardemicabezaresurgecon la intensidadde laluz repentina de una antorcha. Seme nubla la vista al procurar olvidarme deldolorconelpropósitodecaptartodoloqueocurreamilado.Lacaradeundivîner llenamicampodevisión,unosojosmarronesoscuros

entrecerradosenungestodesospecha.Unabarba tupidadestacasumandíbulabiendefinida.Conformeseacerca,mefijoenunpequeñoarodeplataquellevaenlaorejaderecha.Apesardelaexpresiónamenazante,eljovennopuedesermuchomayorqueTzain.Detrásdeélsealzaotradivîner;esguapa,tienelapieloscurayojosfelinos.

Unos largos rizosblancos lecaenpor laespalday se leenredanen losbrazoscuando los cruza. Estamos dentro de una tienda de campaña grande de lona,construidaalrededordelostroncosdedosárbolesmastodónticos.—Kwame,lasmáscaras.—No lasnecesitamos—responde.Noto el aliento caliente contra la cara—.

Porunavez,esellalaquecorrepeligro.Nonosotros.Veootrocuerposentadodetrásdeél,atadoaunainmensaraízdelárbol,con

la cabeza escondida en otra bolsa de tela. «Tzain». Suspiro al reconocer sufigura, pero el alivio no dura mucho. Hay una mancha de sangre en la partesuperiorde labolsadeTzain,densayoscura.Varioscortesymagulladuras lerecorrenlapiel;habrácostadomuchotransportarlohastaaquí.

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—¿Quieres hablar con él? —pregunta Kwame—. Pues dime de dóndesacasteiselpergamino.Semehielalasangrecuandosacudeelpergaminodelantedemicara.«Cielos.

¿Quémásnoshabránrobado?».—¿Buscaselsable?—ParecequeKwamemehaleídoelpensamiento,pues

sesacaladagadehuesodelacintura—.Nopodíamosdejaratunovioconunarmacomoesta.Kwamecortalamordazaquemetapabalaboca,sinvacilar,aunquemeroza

lamejillaenelproceso.—Tienes una única oportunidad—me dice apretando los dientes—. No te

molestesenmentir.—Melallevédelpalacioreal—meapresuroaconfesar—.Tenemoslamisión

dedevolverlamagiaalmundo.Noslahanencomendadolosdioses.—VoyabuscaraZu…—intervienelachicaquehaydetrás.—Espera, Folake. —Kwame habla con un tono severo—. Sin Jailin,

necesitamosrespuestasantesdedirigirnosaella.Sevuelvehaciamíyentrecierradenuevolosojos.—¿Unkosidányunanobletienenlamisióndedevolverlamagia,peronohay

ningúnmajiconvosotros?—Síque…Medetengo y asimilo toda la información que ha revelado con esa sencilla

pregunta. Me devuelve a las comidas en el palacio, las ocasiones en las quedebía buscar la verdad escondida tras las sonrisas y las mentiras. Piensa queestamos solos. Eso significa que Zélie e Inan habrán escapado. O que nollegaronaatraparlos.«Esbastanteprobablequesiganasalvo…».Noacabodeestarseguradesiesodeberíadarmeesperanzaono.Juntos,Zélie

eInanpodríanencontrarnos.Perosi tenemosencuentalaviolenciaconlaqueluchaban,unodelosdosyadebedehabermuerto.—¿Setehanacabadolasmentiras?—preguntaKwame—.Bien.Ahoradime

laverdad.¿Cómonoshabéisencontrado?¿Quéhaceunanoblecomotúconunpergaminocomoeste?«¿Unpergaminocomoeste?».Clavo lasuñasen la tierra.«Porsupuesto».¿Porquénomehedadocuenta

desdeelprincipio?Kwamenoparpadeósiquieracuandodijequeelpergaminoservía para devolver lamagia almundo.Y, aunque es un divîner, tocarlo porprimeraveznohahechoquesumagiareaccionara.«Porquenoeslaprimeravezquelotoca…».

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De hecho, es posible que se trate justo del tesoro que sus compañerosenmascaradosyélandabanbuscando.—Mira…—No—meinterrumpeKwame,ysedirigeaTzain.Le arranca la bolsa de la cabeza. Tzain está casi inconsciente, la cabeza le

cuelgahaciaunlado.LaansiedadseapoderademipechocuandoKwamecolocaladagadehuesoenlagargantadeTzain.—Dimelaverdad.—¡Yalohehecho!—chillo,eintentoliberarmedelasataduras.—TenemosqueirabuscaraZu.Folake retrocedehasta la entrada de la tienda, como si la distancia física la

absolvieradeestehorror.—¡Necesitamossaberlaverdad!—mechillaasuvezKwame—.Miente.¡Y

séquetútambiéntehasdadocuenta!—Nolehagáisdaño—suplico.—Tehedadounaoportunidad.—Kwameaprietaloslabios—.Estoesculpa

tuya.Novolveréaperderamifamilia…—¿Quépasaaquí?Desvíolamiradahacialaentradadelatiendayveoapareceraunamuchacha

conlospuñosapretados.Sudashikiverdecontrastaconeltonomarróncocodesu piel. Lleva el pelo blanco recogido en lo alto de la cabeza, en un peinadoahuecadoyvoluminoso,comosifueseunanube.Dudoquetengamuchomásdetreceaños,peroKwameyFolakemuestranrespetoensupresencia.—Zu,queríairabuscarte—seapresuraadecirFolake.—Pero antes yo quería respuestas —añade Kwame—. Mis vigilantes los

vieronjuntoalrío.Teníanelpergamino.LosojosmarronesoscurodeZuseabrenmuchocuando tomaelpergamino

que teníaKwameyestudia ladesgastada tinta.Elmodoenquepasaelpulgarporencimadelossímbolosbastaparaconfirmarloquesospechaba.—Yahabíaisvistoanteselpergamino.Lachicamemiraalacaraysefijaenloscortesdemipiel,luegocontempla

laheridadelafrentedeTzain.Luchapormantenerlaexpresiónimpasible,perosinquerer,haceunamuecaconloslabios.—Deberíaishabermedespertado.—Nohabía tiempo—diceKwame—.Empezaron amoverse.Teníamosque

actuarantesdeperderlosatodosdevista.—¿Atodos?—preguntaZu—.¿Habíamásgenteconellos?

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—Otrosdos—respondeFolake—.Escaparon.YJailin…—¿Quélepasa?FolakeintercambiaunamiradadeculpabilidadconKwame.—Todavía no ha regresado. Cabe la posibilidad de que lo hayan hecho

prisionero.LacaradeZuseensombrece.Aprietatanfuerteelpergaminoqueloarruga.—¿Nofuisteisabuscarlo?—Nohabíatiempo…—¡Noteatrevasausaresaexcusa!—espetaZu—.Nuncadejamosanadieen

laestacada.¡Nuestrotrabajoesconseguirquetodosesténasalvo!Kwamebajalabarbillahaciaelpecho.Seremueveycruzalosbrazos.—Estaba en juego el pergamino, Zu. Si van a venir más guardias, lo

necesitamos.Calibréelriesgo.—Nosomosguardias—intervengo—.Noformamospartedelejército.ZumemiraalacaraantesdecaminarhaciaKwame.—Noshaspuestoatodosenpeligro.Confíoenquetehayasdivertidojugando

aserrey.Aunquesuspalabrassonduras,cadaunadeellasestácargadadetristeza.Con

lasfinascejasenarcadas,parecetodavíamásjovendeloqueesenrealidad.—Reúneatodoslosdemásenmitienda—leindicaaKwameantesdeseñalar

a Tzain—. Folly, límpiale la herida y véndale la cabeza. Lo único que nosfaltaríaesquepillaseunainfección.—Y¿quépasaconella?—Folakemuevelacabezaendirecciónamí—.¿Qué

quieresquehagamos?—Nada.—Zumemiraalacara,conunaexpresiónindescifrable—.Noiráa

ningunaparte.

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CAPÍTULOCUARENTAYTRES

INAN

Elsilencionosrodea.Densoypesado,flotaenelaire.ElúnicosonidoentreZélieyyosonnuestrospasosmientrasascendemospor

lacolinamásaltadelbosque.Seasombradeque,conestesuelotanblandoylaspesadas redes, las figurasenmascaradasnodejasenmáshuellas.Cadavezquetropiezoenelcamino,tengolaimpresióndequedesapareceelrastro.—Poraquí.Zélievalaprimera,escudriñandolosárboles.Sigo el consejo del chico enmascarado al que interrogamos y busco en los

troncos el símbolo de su pueblo pintado: una X con dos medias lunas quedivergen. Según dijo, seguir esos discretos símbolos es la única manera dedescubrirsucampamento.—Ahíhayotro.Zélieseñalaalaizquierdaycambialadirecciónenlaqueavanzamos.Escala

con una desenvoltura envidiable, pero yome esfuerzo por seguirle los pasos.Colgado del hombro llevo al guerrero inconsciente, que me desequilibra yconvierteenunaluchacadanuevarespiración.Casisemehabíaolvidadocuántocuestarespirarcuandoquieroreprimirlamagia.ParacombatircontraZélie,meviobligadoadejarmeir.Necesitéhaceracopio

detodasmisfuerzasparacontrolarlasituacióngraciasalamagia.Ahoratengoquerecurriraesasmismasfuerzasparavolveramantener lamagiaaraya.Daigualcuántomeesfuerzo,elriesgodesentireldolordeZéliesiguelatente.Unaamenazaconstantequevaenaumento…Se me resbala un pie. Gruño y clavo el talón en la tierra para evitar caer

pendienteabajo.Bastaesedeslizparaquemimaldiciónafloredenuevo.Igualqueunaleopardariaqueescapadesujaula,lamagiaselibera.CierrolosojoscuandolaesenciadeZélieentraentorrentedentrodemíconla

fuerzadeunaolaenpleamar.Primeroesfríaybrusca,luegosuaveycálida.Elolor del mar me rodea, el claro cielo nocturno se refleja en sus olas negras.

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Viajes almercado flotante conTzain.Horaspasadas enunbarcode coco conBaba.Haypartesdelosrecuerdos,partesdeella,queenciendenalgoenmiinterior.

Perolaluzsoloduraunmomento.Luegomesumerjoenlaoscuridaddesudolor.«Cielos».Loreprimotodo,alejodemítodaslaspartesdelachica,juntocon

estevirus.Cuandoporfindesaparece,mesientomásligero,aunqueelesfuerzodesuprimirlomeprovocaundoloragudoenelpecho.Hayalgoensuesenciaqueinvocamimaldición,lahaceafloraralamenorocasión.Suespírituparecerondarme,chocacontramíconlafuerzadelmarturbulento.—Portuculpa,vamosmuylentos—gritaZéliemirandohaciaatrás,mientras

seacercaalacimadelacolina.—¿Quieresllevarlotúacuestas?—lepregunto—.Meencantarávercómose

desangraencimadetiparavariar.«Quizá si cerrases esa desdichada mente, no invertiría tanta energía en

impedirquetecolasesenmí».Sinembargo,antesdedecirlomemuerdolalengua;notodaslaspartesdeella

son desdichadas. Entrelazado con los recuerdos de su familia hay un amorvisceral,algoquenohesentidonunca.Vuelvoapensaren losdíasen losquepeleabacontraAmari,lasnochesquepasabaesquivandolairadePadre.SiZélietuvieramimagia,¿quépartesdemípodríaver?La pregunta me atormenta mientras aprieto los dientes para culminar el

ascenso.Cuando llegoa lacima,sueltoelcuerpodenuestrocautivoycaminohaciaelaltiplano.Elvientomeazotalacaraymemuerodeganasdequitarmeelcasco.MiroaZélie;ellayaconocemisecreto.Porprimeravezdesdequemesalió

estemalditomechón,notengoqueesconderme.Me desabrocho el casco y saboreo la sensación de la brisa fresca

recorriéndome el cráneo mientras me acerco al escarpado borde de la colina.Cuántotiempohacíaquenopodíaquitarmeelcascosinmiedo.Debajodenosotros,lascolinasboscosasdelvalledelríoGombeseextienden

bajolassombrasylaluzdeluna.Unosárbolesmastodónticospueblanlatierra,perodesdeaquíarriba,sedestacaunsímboloúnico.Adiferenciadelaextensiónazarosadeárbolesqueconstituyeelbosque,estaarboledaestáorganizada,formauncírculogigante.DesdenuestraatalayasedistinguesuX,pintadaenalgunasdelashojasdelosárboles.—Noshadicholaverdad.—Zélieparecesorprendida.

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—Noledimosmuchaopción.—Aun con todo.—Se encoge de hombros—. Podría habernosmentido sin

más.Entre la disposición circular de árboles, han erigido unamuralla protectora,

formada a partir de barro, piedras y ramas cruzadas. Aunque rudimentaria, lamurallaesalta,seelevavariosmetrosporencimadelostroncosdelosárboles.Dos siluetas armadas con espadas se encuentran delante de la muralla,

vigilando lo que debe de ser la puerta de entrada. Igual que el chico al queinterrogamos,losguerrerosllevanmáscarasyvanvestidosdenegrodelacabezaalospies.—Sigosincomprenderquiénesson—murmuraZéliecasiparasusadentros.Me hago eco de su pregunta.Aparte de su ubicación, la única información

más que le hemos sonsacado al muchacho ha sido que su gente también ibadetrásdelpergamino.—Talvezsinolohubiesesdejadomediomuertoagolpes,habríamosobtenido

másrespuestas.Zélieresopla.—Sinohubiesegolpeadoaesechico,jamáshabríamosencontradoestelugar.Seponeenmarchayempiezaeldescensoporlapendienteboscosa.—¿Adóndecreesquevas?—Abuscaranuestroshermanos.—Espera.—Lasujetoporelbrazo—.Nopodemosirrumpirallísinmás.—Puedoreduciradoshombres.—Haymuchosmáshombresescondidos.—Señalovariospuntosalrededorde

lapuerta.Zélietardaunmomentoenveratravésdelassombras.Lossoldadoscamuflados están tan quietos que se ocultan por completo en la oscuridad—.Hay por lo menos treinta solo en este lateral. Y eso sin contar los arquerosagazapadosenlosárboles.Señalounpiequecuelgadeunarama,elúnicosignodevidaenlas tupidas

hojas.—Sisuformaciónvaparejaalacantidaddepiesquehayenelsuelo,calculo

quepodríahaberporlomenosotrosquinceenmascaradosalláarriba.—Entonces, atacaremos al amanecer —decide Zélie—. Cuando no puedan

esconderse.—La luz del sol no va a cambiar la cantidad de guerreros contra los que

tendremosqueluchar.LomássensatoespensarquesontanhábilescombatiendocomoloshombresquesellevaronaAmariyTzain.

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Zélie arruga la nariz al oírlo; a mí también me chirría. El nombre de suhermanosuenaextrañoalsalirdemiboca.Seda lavuelta; los rizosblancosrefulgena la luzde la luna.Antes teníael

pelolisocomolahojadeunaespada,peroahoraluceunosrizosapretados,queseondulantodavíamásconelviento.EsosrizosmeevocanunodelosrecuerdosinfantilesdeZélie,cuandoeraniña

ysusrizoserantodavíamáspequeños.Sumadrechasqueabalalenguamientrastratabade cepillarle el pelo a la niña para hacerle unmoño, hasta el puntodetenerqueinvocaralasoscurassombrasparamantenerquietaaZéliecuandosuhijaseresistía.—¿Cuáleslaestrategia?—Zéliesecuelaenmispensamientos.Vuelvoaconcentrarmeenlamurallaydejoqueloshechosdelabatallabarran

todoslosrecuerdosdelamadredeZélieysupeloindomable.—Gombeestáasolomediodíadedistanciaalomosdeunaleopardaria.Sime

marchoahora,puedovolverconvariosguardiasporlamañana.—¿Hablas en serio?—Zélie retrocede—. ¿Quieresmeter a los guardias en

esto?—Necesitamos fuerza armada si queremos entrar en ese campamento. ¿Qué

otraopciónnosqueda?—Conlosguardias,tútendrásalgunaopción.—Zéliemeclavaeldedoenel

pecho—.Yono.—Ese chico es undivîner.—Señalo a nuestro prisionero—. ¿Y si haymás

detrás de la muralla? Ahora cuentan con el pergamino. No sabemos a quétendremosqueenfrentarnos.—Porsupuesto.Elpergamino.Siempresaleelpergamino.Quétontahesido

depensarqueloimportantepodíaserrescataramihermanoyatuhermana…—Zélie…—Piensaotroplan,anda—meexige—.Sihaydivînersdetrásdeesamuralla

y traes al ejército, no recuperaremos a nuestros hermanos. Todos morirán encuantolleguenlossoldados.—Esonoescierto…—Simetesalosguardiasenesto,lescontarétusecreto.—Secruzadebrazos

—.Cuandovenganapornosotros,measegurarédequetambiéntematanati.Semeretuercenlasentrañasydoyunpasoatrás.LaespadadeKaeareaparece

enmimente.Elmiedoconelqueagarrabalaempuñadura.Elodioensusojos.Una extraña tristeza me embarga mientras meto la mano en el bolsillo y

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envuelvo con ella el peón de Padre.Me como todas las palabras con las quequerríacontraatacar.OjaláZélieseequivocase.—Entonces ¿qué propones hacer tú sin la ayuda de los guardias? —la

presiono—.Noveoningunaformadecruzaresamurallasinunafuerzaarmada.Zélievuelveamirarelcampamentoyseabrazaelcuerpo.Veoquetiembla,

aunquelahumedadquenosrodeamehacesudar.—Yoconseguiréqueentremos—dicealfin—.Unavezdentro,cadaunoirá

porsulado.Apesardequenolodice,séqueestápensandoenelpergamino.Unavezque

derribemos esa muralla, la lucha por conseguirlo será más encarnizada quenunca.—¿Quéclasedeplantienesenmente?—Atiquéteimporta.—Síquemeimporta,siquieresquepongamividaentusmanos.Me mira a la cara de inmediato. Con dureza. Con desconfianza. Pero,

entonces,apoyalasmanosenelsueloyempuja.Unmurmullosurgeenelaire.—míàwntíótisùn…Suspalabrasdoblegan la tierraa suantojo.Se resquebraja, crujey separte.

Unafiguraterrestresealzabajosutacto.Lehadadovidagraciasalamagiadesusmanos.—Cielos—maldigoalversupoder.¿Cuándohaaprendidoesetruco?Además,nopareceimportarlequemeentere

desuspoderes;sevuelvehaciaelcampamento.—Sellamananimaciones—medice—.Cumplenmisórdenes.—¿Cuántaspuedeshacer?—Porlomenosocho,talvezmás.—Conesonobastará.Sacudolacabeza.—Sonpoderosas.—Ahí abajo hay demasiados guerreros. Necesitamos una fuerza más

contundente…—Vale.—Zéliegirasobresustalones—.Siatacamosmañanaporlanoche,ya

melasingeniaréparainvocarmásanimacionesduranteeldía.Empiezaacaminar,peroalpocosedetiene.—Ah,yunconsejo,principito.Nopongastuvidaenmismanosamenosque

quierasqueacabeconella.

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CAPÍTULOCUARENTAYCUATRO

ZÉLIE

Unasperlasdesudormeempapaneldashikideshilachadoygoteanenlapiedrade la montaña. Me tiemblan los músculos por el esfuerzo de practicar uncentenardeencantamientos,peroInannoserinde.Selevantadespuésdenuestraúltimaescaramuzaysesacudelatierraendurecidadelpechodesnudo.Aunquetieneunbuenverdugónhinchadoyrojoenlamejilla,provocadopormiúltimaanimación,Inansecuadra.—Otravez.—¡Malditasea!—exclamojadeando—.Dameunrespiro.—Nohaytiempoparadescansar.Sinopuedeshacerlo,tendremosquepensar

otroplan.—Elplanestábien—masculloentredientes—.¿Quémásnecesitasparaque

telodemuestre?Seránfuertes,nonecesitamostantos…—Zélie,ahíabajohaymásdecincuentaguerreros.Hombresarmados, listos

paralabatalla.Sicreesqueochoanimacionesbastarán…—¡Paratibastanysobran!—Señaloelhematomaqueseleestáformandoen

elojo, la sangreque lemancha lamangaderechadelkaftán—.Aduraspenasconsigues reducir a cada uno de ellos. ¿Qué te hace pensar que ellos podránmanejarseconmás?—¡Puesquesoncincuenta!—gritaInan—.Yonoestoynialamitaddemis

fuerzas.Nopuedesutilizarmeamídemedida.—Entonces,demuéstramequemeequivoco,principito.—Aprietolospuños,

ansiosaporhacerbrotarmássangrereal—.Demuéstramelodébilquesoy,anda.¡Demuéstramelofuertequeeresenrealidad!—Zélie…—¡Basta!—rujo,yaprietodenuevolaspalmascontraelsuelo.Por primera vez, mis senderos espirituales se abren sin necesidad de

pronunciarelencantamiento;miashêseescurreylasanimacionesfluyensolas.Con unmurmullo, cobran vida y se levantan de la tierra siguiendomi orden

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silenciosa. Inan abre los ojos comoplatos cuando diez animaciones salen a lacargacruzandolacolina.Sinembargo,enelbreve instanteprevioalataque,entrecierra losojos.Una

venase leabultaen lagarganta.Se le tensan losmúsculos,quedestacanen lafuerte constitución de su cuerpo. La magia emerge como una brisa suave,calientaelairequenosrodea.Entonces, parte por la mitad a dos animaciones, que se desmoronan en el

polvo.Arremete comoun rayo contra las demás, defendiéndose y atacando almismotiempo.«Malditasea».Memuerdoel interiordelcarrilloymastico.Esmásrápidoquelosguardiasnormales.Másletalqueeltípicopríncipe.—mí ti àw n tí ó ti sùn…—vuelvo a cantar, para dar vida a otras tres

animacionesalavez.Confío en que el alboroto detenga un poco a Inan, pero después de unos

segundos frenéticos, solo él queda enpie.El sudor le chorreapor la frente, latierrasecaselepegaalospies.Doceanimacionesmástarde,sigueenpie.—¿Satisfecha?Aunquejadea,parecemásvivodeloquelohevistojamás.Elsudorbrillaen

lascurvasdesusmúsculos;porunavez,esalgomásquepielyhuesos.Lesubenloscoloresalacaracuandoclavalaespadaenunagrietadelsuelo.—Si yo he podido tumbar a doce a pleno rendimiento, ¿cuántos crees que

podránventilarseesoscincuentaguerreros?Aprietolaspalmascontraelprecipicio.Fabricaréunaanimaciónquenopodrá

vencer.Latierraruge,peromiashêestanescasoyaquenopuedeinsuflarvidaamássoldadosfantasma.Sinorecurroalamagiadesangre,nopodréhacerlo.Pormásquemeesfuerzo,nosurgeningunaanimaciónmás.NosésiInanveladesesperaciónreflejadaenmirostroosilapercibegracias

asumagia.Elcasoesquesepellizcaelpuentedelanarizalaparqueemiteungruñidograve.—Zélie…—No—lointerrumpo.Dirijolamiradahacialamochila.Lapiedradelsolestáescondidadebajodel

cuero,metientaensilencio.Silautilizase,podríaconjuraranimacionesmásquesuficientesparaderribara

cincuenta guerreros. Pero Inan no sabe que la tengo. Y si esos hombresenmascarados van detrás del pergamino, seguro que también desean la piedra.

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Estoycadavezmásfrustrada,aunqueséquetengorazón.Existeunaposibilidadderecuperarelpergaminoyladagadehueso,perosilapiedradelsolcaeenlasmanosdelmajiequivocado,sevolverátanpoderosoquenopodrécontraatacarnirecuperarlanunca.«Perosiutilizaselamagiadesangre…».Memiro lamano; lasmarcasdelmordisco alrededordel pulgar apenashan

empezado a cicatrizar. Un sacrificio de sangre sería más que suficiente, perodespuésdeloqueocurrióenelanfiteatrodeIbeji,noquierovolverautilizarlamagiadesangrejamás.Inanmeobservaconojosexpectantes, locualcorroboramis reticencias.No

puedoemplearningunadelasdoscosas.—Escuestióndetiempo,nadamás.—Notenemostiempo.—Inansepasalamanoporelpelo;elmechónblanco

parece más ancho que antes—. Todavía te falta mucho para lograrlo. Si nopuedeshacerlo,tendremosqueconvocaralosguardias.Respirahondoyelcalordesumagiaempiezaadisiparse.Elcolordesaparece

desupiel.Suvigormuerecuandoreprimelamagia.Escomosilechuparanelalientovital.—Quizáselproblemanosoyyo.—Semequiebralavozycierrolosojos.Lo

aborrezcoporhacermesentirdébil.Loaborrezcopordebilitarseasímismo—.Siutilizasestumagia,nonosharíanfaltaguardias.—Nopuedo.—¿Nopuedesonoquieres?—Mimagianotienehabilidadesofensivas.—¿Estás seguro?—Lo presiono, pues recuerdo las historias deMama, los

dibujos de losMediadores que nos enseñóLekan—. ¿Nunca has paralizado anadie?¿Nuncahasrealizadounataquemental?Un fogonazo le cruza el rostro, algo que no sé interpretar. Se aferra a la

empuñaduradelaespadayapartalamirada.Cuantomásreprimesumagia,másseenfríaelambiente.—Portodoslosdioses,Inan.Tenunpocodecarisma.Tumagiapodríaservir

parasalvaraAmari,¿porquénohacestodoloquepuedesporconseguirlo?—Me acerco más a él e intento hablar con delicadeza—. Guardaré tu absurdosecreto.Siutilizamostumagiaparaatacar…—¡No!RetrocedodeunbrincoantelarotundidaddelavozdeInan.—Mirespuestaesno.—Tragasaliva—.Nopuedo.Nopiensohacerlonunca

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más.Séque recelasde losguardias,pero soy supríncipe.Teprometoque losmantendrébajocontrol…Medoylavueltaycaminohaciaelbordedelapendientedelacolina.Cuando

Inangritaminombre,aprietolosdientesyluchocontralaurgenciadeaplastarloconelpalodecombate.Nuncasalvaréamihermano.Nuncarecuperaréladaganielpergamino.Sacudolacabezayluchocontraelremolinodeemocionesquequiereexplotardentrodemí.—Zélie…—Dime,principito.—Mevuelvoa todavelocidad—.¿Quéduelemás?¿Lo

quesientescuandoutilizaslamagiaoeldolordereprimirla?Inandaunrespingo.—Esimposiblequeloentiendas.—Bah,loentiendoperfectamente.—Meplantodelantedesucara,lobastante

cerca para ver la barba incipiente que le ensombrece las mejillas—. Estaríasdispuestoavermorira tuhermanayverquetodaOrïshaardeenllamassiasípudierasmantenerensecretotumagia.—¡Solo si mantengo en secreto mi magia podré lograr que Orïsha esté a

salvo!—Elairesecalientacuandosurgensuspoderes—.Lamagiaeslaraízdetodosnuestrosproblemas.¡EslaraízdelsufrimientodeOrïsha!—¡LaraízdelsufrimientodeOrïshaestupadre!—Metiemblalavozdetanta

rabia—.Esuntiranoyuncobarde.¡Ysiempreloserá!—Mipadreesturey.—Inanmeprovoca—.Unreyquetratadeprotegerasu

pueblo.DestruyólamagiaparaqueOrïshaestuvieseasalvo.—Esemonstruodestruyó lamagia para poder asesinar amiles de personas.

¡Destruyólamagiaparaquelosinocentesnopudierandefenderse!Inanhaceunapausa.Elairecontinúacalentándosemientraselsentimientode

culpasecuelaensuexpresión.—Hizoloqueconsiderócorrecto.—Habladespacio—.Peronoseequivocó

aldestruirlamagia.Seequivocóconlaopresiónquesiguióasudesaparición.Metirodelpelo,laignoranciadeInanmesacadequicio.¿Cómoescapazde

defenderasupadre?¿Cómopuedenoverloqueocurredeverdad?—Nuestrafaltadepoderynuestraopresiónvanunidas,sonlomismo,Inan.

Sinpoder,solosomoslarvas.Sinpoder,¡lamonarquíanostratacomodespojos!—Elpodernoeslarespuesta.Soloserviráparaintensificarlalucha.Talvez

nopuedasconfiarenmipadre,perosiaprendesaconfiarenmí,aconfiarenmisguardias…—¡¿Confiarenlosguardias?!—gritotantoque,sinduda,todoslosguerreros

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escondidosenestemalditobosqueoyenelestruendodemivoz—.¿Losmismosguardiasqueencadenaronamimadre?¿Losguardiasquemolieronapalosamipadrey lodejaronmediomuerto?¿Losguardiasquememagreansiemprequetienenoportunidad,a laesperadeldíaenquepuedanabusardemícuandomeponganlosgrilletesdeunavez?Inanabremucholosojos,peroinsiste.—Losguardiasqueyoconozcosonbuenos.MantienenasalvoaLagos…—Portodoslosdioses.Me alejo a zancadas. No puedo seguir escuchándolo. Soy tonta por haber

pensadoquepodríamoscolaborarenalgo.—Eh,oye—megrita—.Hablocontigo.—Yanopiensohablarmás,principito.Estáclaroquenoloentenderásnunca.—¡Podríadecirlomismodeti!—Corredetrásdemíconpasospesados—.No

hacefaltalamagiaparaarreglarlascosas.—Déjameenpaz…—Sipudierasentenderdedóndevengo…—Vete.—Notengasmiedo…—¡Siempretengomiedo!Noséquémesorprendemás:lapotenciademivozolaspropiaspalabras.Miedo.Siempretengomiedo.Unaverdadqueencerréconllavehacemuchosaños,unhechoqueheluchado

porsuperar.Porquecuandosehacepatente,mesientoparalizada.Nopuedorespirar.Nopuedohablar.Depronto,meovilloenelsueloymellevolapalmadelamanoalabocapara

acallar los sollozos. No importa lo fuerte que sea, los poderes que meproporcionelamagia.Siempremeodiaránenestemundo.Siempretendrémiedo.—Zélie…—No.—Respiro entre sollozos—.Basta. Crees que sabes cómome siento,

peronoesverdad.Nuncalosabrás.—Entonces,ayúdame.—Inansearrodillaamilado,concuidadodemantener

lasdistancias—.Porfavor.Quierocomprenderte.—Nopuedes.Construyeronestemundopara ti, lo construyeronparaque te

amaran.Nuncatehanmaldecidoenlacalle,nuncahanechadoabajoapatadasla

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puertade tucasa.Noarrastrarona tumadrepor el cuelloni la ahorcarona lavistadetodoelmundocomoescarmiento.Ahoraquehesoltadolaverdad,nohaynadaquepuedahacerparadetenerla.

Semehinchaelpechomientrassollozo.Metiemblanlosdedosdetantoterror.«Miedo».Laverdadmecortacomoelcuchillomásafiladoquehayavistonunca.Haga

loquehaga,siempretendrémiedo.

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CAPÍTULOCUARENTAYCINCO

INAN

EldolordeZéliesedesperdigaporelairecomolasgotasdelluvia.Semehundeenlapiel.Se me agita el pecho al verla sollozar. Se me desgarra el corazón con su

angustia.Yalmismotiempo,sientoun terrorquenopuedecompararseconnadaque

hayaexperimentadohastaahora.Meaplastaelalma.Destruyetodosmisdeseosdevivir.«Sumundonopuedeseresto…».EstanopuedeserlavidaqueconstruyóPadre.Sinembargo,cuantomásme

atrapasudolor,másloasimilo:elmiedosiempreestápresente.—Si vinieran tus guardias, todo estaría igual de emponzoñado, seguiría sin

haberesperanza.Es imposiblevivirbajosu tiranía.Nuestraúnica salvaciónesganarelpoder.Encuantoesaspalabrassalendesuboca,elllantodeZéliesecalma.Escomo

sihubieserecordadounaverdadaúnmásprofunda.Unamaneradeescapardeldolor.—Tugente, tusguardias…Nosonmásqueasesinos,violadoresy ladrones.

Laúnicadiferenciaentreloscriminalesyellosestáeneluniformequellevan.Sedaimpulsoparaponersedepieyselimpialaslágrimasdelosojosconlas

palmas.—Engáñatecuantoquieras,principito,peronofinjasinocenciaconmigo.No

dejaréquetupadresesalgaconlasuyadespuésdeloquehahecho.Nodejaréquetuignoranciasilenciemisufrimiento.Dichoesto,desaparece.Suspasosligerossepierdenenelsilencio.Enesemomentomedoycuentadelomuchoquemehabíaequivocado.Daigualquepuedaaccederasuspensamientos.Nuncacomprenderétodosudolor.

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CAPÍTULOCUARENTAYSEIS

AMARI

HabíaunahabitaciónenelpalacioenlaquePadresolíadesaparecer.Todoslosdías,siemprealasdoceymedia.Selevantabadel tronoyrecorríaelsalónprincipal,conelalmiranteEbelea

unladoylacomandanteKaeaalotro.Antes del Asalto, yo acostumbraba a seguirlos: la curiosidad guiaba mis

piernecillas.Día tras días observaba cómodesaparecían al bajar por esas fríasescaleras de mármol, hasta el día en que decidí ver adónde iban en lugar deesperararriba.Teníalaspiernastancortasquemeviobligadaaagarrarmedelabarandillade

alabastroybajarmuydespaciounescalóntrasotro.Meimaginabaunasalallenadepastelitosmoínmoínalvaporydepastelesdelimón,anticipabalosjuguetesrelucientesquedebíandeesperarmeallí.Sinembargo,cuandomeacerquéalpiede las escaleras, no percibí el dulce olor a cítrico y azúcar. No oí risas nidiversión.Esesótanofríosoloconteníagritos.Soloseoíanlosalaridosdeunchico.Uncrujidobruscosurcóelaire:elpuñodeKaeacontralacaradeunsirviente.

Kaeasiemprellevabaanillosvoluminososenlosdedos;cuandodioelpuñetazoalsirviente,esosanilloslecortaronlapiel.Supongoquegrité al ver al chico ensangrentado.Supongoquegrité porque

todossevolvieronparamirarme.Nosabíacómosellamabaaquelsirviente.Solosabíaqueeraelquemehacíalacama.Padremecogióenbrazosymeapoyócontrasucadera.Mesacódeallí sin

mirarmeniuninstante.«Lascárcelesnosonsitiosaptosparalasprincesas»,medijoaqueldía.OíotrogolpecuandoelpuñodeKaeavolvióaimpactarcontralamejilladel

chico.Mientrasseponeelsolyellargodíadapasoalanoche,vuelvoapensaren

laspalabrasdePadre.Nopuedoevitarpreguntarmequédiríasimevieraahora.Talvezdecidieraatarmeconsuspropiasmanos.

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Intentopasar por alto el dolor de loshombrosy tirode las cuerdasquemeinmovilizan, forcejeopeseaque la sogameabrasa lasmuñecas,que tengoencarne viva. Después de arrastrar la cuerda adelante y atrás por encima de untrozo de corteza puntiaguda durante todo el día, las fibras empiezan adeshilacharse,perotengoqueseguirdesgastándolasiquieroliberarme.—Cielos—suspiromientraselsudorsemeacumulasobreloslabios.Pordécimavez,repasolatiendadecampañaconlamiradaenbuscadealgo

másafilado.Sinembargo,loúnicoquehayaquí,ademásdeTzain,espolvo.Laúnica vez que pude atisbar fuera de la tienda fue cuandoFolake entró a

traernosagua.Detrásdelacortinadelatienda,viqueKwameechabafuegoporlosojos.Todavíallevabaenlamanoladagadehueso.Me recorre un escalofrío y cierro los ojos,me obligo a respirar hondo.No

logroquitarmedelacabezalaimagendeladagacontraelcuellodeTzain.Sinofuese por el débil silbido de su respiración, no estaría segura de si vive o no.Folakelelimpióylevendólaherida,perodesdeentoncesapenassehamovido.Tengo que sacarlo de aquí antes de que regresen. Tengo que encontrar la

maneradesalvarlo,tantoaélcomoladagayelpergamino.Yahatranscurridounanocheentera.Solonosquedancincodíashastaelsolsticiocentenario.Lacortinadelatiendaondeayseabre,asíquedetengomismovimientos.Zu

havueltoporfin.Hoyluceunkaftánnegro,suaveyconabaloriosdecolorverdeyamarillocosidosenlaparteinferior.Enlugardelachicacombativaqueentróanoche,hoyseparecemásalajovenmuchachaquees.—¿Quiénessois?—lepregunto—.¿Quéesloquebuscáis?Nosemolestaenmirarmesiquiera.Enlugardeeso,searrodillajuntoaTzain.—Porfavor.—Semeaceleraelcorazón—.Esinocente.Nolehagasdaño.Zucierralosojosycolocalasdelicadasmanossobrelasvendasdelacabeza

deTzain.Contengolarespiraciónalverunasuaveluzanaranjadaqueirradiadesupalma.Aunquealprincipioesdébil,resplandececadavezconmásfulgor,ycreauncalorquellenalatienda.LaluzdesusmanoscrecehastaquecubretodalacabezadeTzain.«Magia…».Elmismoasombromaravilladoquemeembargócuandolaluzescapódelas

manosdeBintamellenaenestosmomentos.IgualqueladeBinta,lamagiadeZueshermosa,nosepareceennadaaloshorroresquePadremehabíallevadoacreer.Pero¿cómolohace?¿Cómohalogradoquesumagiaseatanpoderosaentan poco tiempo? Debía de ser un bebé cuando ocurrió el Asalto. ¿Dóndeaprendióelencantamientoquesusurraahora?

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—¿Quéhacesconél?Zu no responde, tiene los dientes apretados en una mueca. Unas gotas de

sudorseleformanenlassienes.Lamanoletiemblaligeramente.Laluzcubrelapiel de Tzain mientras sus cortes visibles se encogen hasta desaparecer porcompleto.Loshematomasnegrosymoradossedesvanecendeltodoyvuelveaconvertirseenelchicoapuestoquecombatiójuntoamí.—Graciasaloscielos.Micuerpo se relaja alverqueTzaingime, elprimer sonidoquehaemitido

desde que nos apresaron. Aunque continúa inconsciente, se sacude un pococontralacuerda.—¿EresunaSanadora?—lepregunto.Zumemira,aunquedalaimpresióndenoverme.Sefijaenlosarañazosde

mipiel,comosibuscasemáscosasquepodercurar.Escomosisunecesidaddesanarnoestuvierasoloensumagia,sinotambiénensucorazón.—Porfavor—lointentounavezmás—.Nosomosvuestrosenemigos.—Pero¿teníaisnuestropergamino?«¿Nuestro?».Meconcentroenesapalabra.Nopuedeserunacoincidenciaque

tantoellacomoKwameyFolakeseantodosmaji.Seguroquehaymásfueradelatienda.—No estábamos solos.La chica queKwameno pudo atrapar era unamaji,

unaParcapoderosa.HemosestadoenChândomblé.Unsêntaro nos reveló lossecretosdeesepergamino…—Mientes.—Zu se cruza de brazos—.Una kosidán como tú no conocería

jamásaunsêntaro.¿Quiéneresenrealidad?¿Dóndeestáelrestodelejército?—Te estoy diciendo la verdad.—Dejo caer los hombros—. Igual que se la

dijeaKwame.Siningunodelosdosmecreéis,nopuedohacernada.Zususpiraysacaelpergaminodelinteriordelkaftán.Mientraslodesenrolla,

susemblantedurosedesmorona.Unaoleadadetristezalacubre.—Laúltimavezqueviesto,estabaescondidadebajodeunbarcodepesca.

Meobligaronasentarmeymirarcómolosguardiasrealesdescuartizabanamihermana.«Cielos…».Zu tiene elmismo deje oriental en la voz que los otros. Debía de estar en

WarricuandoKaearecuperóelpergamino.Kaeapensabaquehabíanmatadoatodoslosnuevosmaji,peroZu,KwameyFolakedebierondeencontrarelmododesobrevivir.—Losientomucho—susurro—.Nopuedoimaginarmecómodebiódeser.

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Zupermanece callada unbuen rato.El cansancio se apodera de ella y hacequeparezcamuchomayordeloquees.—ErareciénnacidacuandoocurrióelAsalto.Nisiquierarecuerdocómoeran

mispadres.Loúnicoquerecuerdoeselmiedo.—Zuseinclinahaciadelanteytiradeunhierbajoquetienejuntoalospieshastaquelasraícesseseparandelsuelo—. Siempre me había preguntado cómo sería tener que vivir con losrecuerdosdealgotanhorroroso.Ahorayanotengoqueimaginármelo.La cara de Binta se materializa en mi mente; su sonrisa franca, sus luces

resplandecientes.Porunmomento,elrecuerdobrillacontodasuantiguagloria.Después,sevuelvedecolorrojo,ahogadoensusangre.—Eresunanoble.—Zuselevantaycaminahaciamí,conunfuegonuevoen

lamirada—.Casipuedoolerlo.Nodejaréquetumonarquíanosaplaste.—Estoydevuestraparte.—Sacudolacabeza—.Suéltameytelodemostraré.

El pergamino puede hacer mucho más que despertar la magia de quienes lotocan.Formapartedeunritualparadevolverlamagiaatodoelpaís.—EntiendoporquéKwamenobajalaguardia.—Zuseaparta—.Creequete

hanmandadoparaqueteinfiltresentrenosotros.Conunasmentirastanastutas,piensoquepodríatenerrazón.—Zu,porfavor…—Kwame.Se le quiebra la voz. Se agarra del cuello del kaftán cuando entra el otro

guerrero.Élpasalosdedosporencimadelahojadeladagadehueso,conlaamenaza

patenteensumirada.—¿Eselmomento?AZu le tiembla la barbillamientras asiente con la cabeza.Cierra fuerte los

ojos.—Losiento—susurra—.Perotenemosqueprotegernos.—Vete—leindicaKwame—.Nohacefaltaqueveasesto.Zuseenjugalaslágrimasysaledelatienda,despuésdemirarmeporúltima

vez.Cuandosemarcha,Kwameentraenmicampodevisión.—Esperoqueestéspreparadaparadecirlaverdad.

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CAPÍTULOCUARENTAYSIETE

INAN

—¿Zélie?Gritosunombre,aunquedudoquerespondaamillamada.Despuésdecómo

huyóhaceunrato,unapartedemísepreguntasiserécapazdeencontrarlaenalgúnmomento.Elsolempiezaaponerseydesaparece tras lascolinasenelhorizonte.Unas

sombrasretorcidasseextiendenamialrededorcuandomeapoyocontraunárbolparadescansar.—Zélie,porfavor—lallamoentrejadeos.Meaferroalacortezacadavezque

eldolormeatraviesa lasentrañas.Desdenuestradiscusión, lamagiameatacaparavengarse.Elmerohechode respiraryameprovocaagudosespasmosportodoelpecho—.Zélie,losiento.Sinembargo,cuandomisdisculpassehacenecoporelbosque, laspalabras

parecencarentesdesentido:noséquéesloquesiento.¿NocomprenderlaoserhijodePadre?Cualquierdisculpapareceinsulsaencomparacióncontodoloqueyahaprovocado.—UnanuevaOrïsha—murmuro.Ahoraquelodigoenvozalta,suenatodavíamásridículo.¿Cómosesupone

que voy a solucionar algo cuando estoy inevitablemente unido a la raíz delproblema?«Cielos».Zéliehaconseguidomuchomásqueliarmelacabeza.Sumerapresenciabasta

paracuestionartodoloqueheaprendidoacreer,todoloqueséquenecesito.Lanocheseciernesobrenosotros,peroseguimossin tenerunplandeataque.Sinsus animaciones, esos enmascarados nos lo arrebatarán todo. A nuestroshermanos,elpergamino…Undolor punzanteme aguijonea el abdomen.Me arrodillo yme agarrodel

troncoparanoperderelequilibrio.Igualqueunaleopardariasalvaje,mimagiameclavalasgarrasparasacarlacabeza.—¡Mama!

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Cierro los ojos. Mi mente reverbera con los chillidos de Zélie. Gritos deamargura que ningún niño debería dar. Un trauma que nunca debería haberpresenciado.«Para lograrque lamagiadesaparecierapara siempre, todos losmaji tenían

quemorir.Encuantohubieranprobadoesepoder,nuncadejaríandelucharhastaconseguirqueregresasealmundo».LacaradePadreentraenmimente.Lavozfirme.Lamiradavacía.Lecreí.Apesardelmiedoquesentía,admirésufortalezainquebrantable.—¿Puedesgritarunpocomás?Abro los ojos de repente; por alguna razón, mi magia se tranquiliza en

presenciadeZélie.—Con los gemidos que pegas,me sorprende que los guerreros no te hayan

atrapadoatitambién.Zéliedaunpasoadelante,conloquelogracalmarmimagiatodavíamás.Su

espíritumeacariciacomounafrescabrisaoceánicacuandomedeslizoalsuelo.—Notengolaculpa.—Respirosindejardeapretarlosdientes—.Meduele.—Notedoleríasilaaceptasestalcual.Lamagiateatacaporqueluchascontra

ella.Mantienelacaraseria,peromesorprendeeltonoapenadodesuvoz.Salede

las sombras y se inclina contra un árbol. Sus ojos plateados están rojos ehinchados,señaldelaslágrimasquederramómuchodespuésdenuestrapelea.Derepente,revivireldolordelpasadonomepareceuncastigosuficiente.Yo

sufrounosmomentos.Lapobrechicahasufridotodalavida.—¿Significaesoquevasalucharconmigo?—pregunto.Zéliesecruzadebrazos.—No me queda otra alternativa. Tzain y Amari siguen presos. No podré

liberarlossola.—Pero¿quémedicesdelasanimaciones?Zéliesacaunaesferaresplandecientede lamochiladecuero;al instante, las

antiguasconversacionesmantenidasconKaesreaparecenenmimente.Conlosdestellosanaranjadosyrojosquelatendebajodesuexteriordecristal,eseobjetosolopuedeserlapiedradelsol.—Sibuscabanelpergamino,seguroquetambiénquierenesto.—¿Loteníasdesdeelprincipio?—No quería arriesgarme a perderlo, pero nos ayudará a fabricar todas las

animacionesquenecesitamos.

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Asientoconlacabeza;porunavez,suplanparecesensato.Podríabastar,perolacosanoquedaahí.«Tugente,tusguardias…Nosonmásqueasesinos,violadoresyladrones.La

únicadiferenciaentreloscriminalesyellosestáeneluniformequellevan».Suspalabrassehacenecoenmimente,hedejadodenotarelpalodecombate

quefrenamiespada.Despuésdetodoloquehaocurrido,nopodemosvolveratrás.Unodelosdos

debeceder.—Antesmehaspreguntadoquémedolíamás.—Meobligoapronunciarlas

palabras,aunquenoquierensalir—.Lasensacióndeutilizarlamagiaoeldolorde reprimirla. No sé la respuesta. —Agarro la gastada pieza de sênet y meconcentroencómomeabrasalapalmadelamano—.Odiolasdoscosas.Estoy a punto de echarme a llorar.Carraspeo, desesperado por contener las

lágrimas.Nomecuesta imaginar lo rápidoquevolaríaelpuñodePadresimevieraahoramismo.—Odiomimagia.—Bajolavoz—.Aborrezcocómomeenvenena.Peropor

encimadetodo,odioquemehagaodiarmeamímismo.Saco fuerzas de flaquezapara levantar la cabezaymirar aZélie a los ojos.

Mirarlarevuelvetodoslossentimientosdeculpa.Selehumedecenlosojosdenuevo.Noséquéfibradebodehabertocado.Su

almasalinacomoelmarempiezaaencogerse.Porprimeravez,preferiríaquenosefuera.—Tumagianoesunveneno.—Le tiembla lavoz—.Elvenenoeres tú.La

reprimes,luchascontraella.Noparasdetocaresejuguetepatético.—Seacercaazancadasymearrebataelpeóndelamano.Losacudedelantedemicara—.Idiota,estoesmajacita.Mesorprendequenosetehayancaídolosdedos.Contemplo el peón de sênet, el óxido dorado ymarrón que oculta su color

original.Siemprehabíapensadoquelapiezaestabapintadadenegro,pero¿ysiesverdadqueestáfabricadaconmajacita?Se la quito de las manos y la sujeto con delicadeza, noto cómo me hace

cosquillasenlapiel.Yyopensandotodoestetiempoqueeraporquelaapretabacondemasiadafuerza.«Puesclaro…».Me entran ganas de reír ante la ironía. Al caer en la cuenta, recuerdo el

momentoenelquemeloquedé.EldíaenquePadremelo«regaló».AntesdelAsalto, jugábamosal sênet todas las semanas.Eraunahora en la

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quePadreseconvertíaenalgomásqueunrey.Cadapiezaycadamovimientoeranunalección,unconsejoparaeldíaenelqueyofueramonarca.PerodespuésdelAsalto,yanohabíatiempoparajugar.Padrenoteníatiempo

paramí.UndíacometíelerrordellevareltablerodesênetalsalóndeltronoyPadremetirólasfichasalacabeza.«Déjalo»,bramócuandomeagachéarecogerlas.«Lossirvienteslimpian.Los

reyesno».Estapiezaeslaúnicaquelogrésalvar.Lavergüenzamedesgarrapordentromientrasmiroelmetaldeslucido.Elúnicoregaloquemehahechoenlavida,yesunsímbolodeodio.—Erademipadre—digoenvozbaja.Un arma secreta adoptada por quienes despreciaban la magia. Creada para

destruiralaspersonascomoyo.—Lo agarras igual que un niño agarra unamanta.—Zélie suelta un hondo

suspiro—.Luchasporunhombrequesiempreteodiaráporserloqueeres.Igual que supeloblanco, sumiradaplateadabrilla a la luzde la luna.Más

penetrante que cualquier otra mirada que me haya escudriñado antes. Lacontemplo.Lacontemplo,aunquetengoquehablar.Dejo caer el peón en el polvo y lo aparto de una patada. Tengo que hacer

borrón y cuenta nueva. He sido un borrego. Un borrego cuando mi reinonecesitabaquemecomportasecomounrey.«Laobligaciónantesqueunomismo».EsecredosedesmoronaantemisojosysellevatodaslasmentirasdePadre.

Lamagiapuedeserpeligrosa,pero lospecadoscometidosparaerradicarlahanconvertidoalamonarquíaenalgoigualdeabominable.—Sé que no puedes confiar en mí, pero dame esta oportunidad de

demostrártelo.Conseguiré que entremos en el campamento. Te devolveré a tuhermano.Zéliesemuerdeellabio.—¿Ycuandoencontremoselpergamino?Vacilo;lacaradePadresemeaparecederepente.«Sinodetenemoslamagia,

Orïshaenteraarderá».Sinembargo,losúnicosincendiosquehevistoloshaprovocadoPadre.Ély

yo.Leheofrecidotodamivida.Nopuedoseguirtragándomesusmentiras.—Estuyo—decido—.SealoquesealoqueintentáishacerAmariytú…No

memeteréenvuestrocamino.

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Extiendo lamanoy se la quedamirando; no sé simis palabras le bastarán.Peroal cabodeunmomentoeterno,meda lamano.Notouncalor extrañoaltocarla.Paramisorpresa,tienelasmanoscallosas,quizásendurecidasporelempleo

delpalodecombate.Cuandonossoltamos,evitamosmirarnosa losojosy,enlugardeeso,ambosmiramoselcielonocturno.—Entonces¿vamosaintentarlo?—mepregunta.Asiento.—Tedemostrarélaclasedereyquepuedoser.

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CAPÍTULOCUARENTAYOCHO

ZÉLIE

«Oya,porfavor,hazqueestofuncione».Rezoensilenciomientraselcorazónmelatedesbocado.Nosmovemosentre

las sombras, de cuclillas, por la periferia del campamento de enmascarados.Haceunratomiplanparecíaperfecto,peroahoraquehallegadoelmomentodeponerlo en práctica, no puedo dejar de pensar en todas las cosas que podríanfallar.¿YsiTzainyAmarinoestándentro?¿Ysitenemosqueenfrentarnosaungrupodemaji?¿YquépasaráconInan?Cuandolomiro,elmiedocreceenmiinterior.Segúnmiplan,primerotengo

quepasarlelapiedradelsolalprincipito;omehevueltolocaoyahedadoporperdidaestabatalla.Inanmirahaciadelanteconlamandíbulatensamientrascuentaalosguardias

querodeanlaspuertasdelcampamento.Enlugardesuarmadurahabitual,visteelatuendonegroquellevabaelguerrerocautivo.Sigosinsaberquépensardeél,sinsabercómointerpretartodaslasemociones

quemehahechosentir.Ver suodiodescontroladomedevolvióalpasado,metransportó a los días más oscuros que siguieron al Asalto. Entonces yodespreciabalamagia.CulpabaaMama.Maldecíaalosdiosesporhabernoshechoasí.Semeformaunnudoenlagargantacuandointentoolvidareseantiguodolor.

Todavíanoto la sombrade esamentiradentro, obligándomeaodiarmipropiasangre,aarrancarmeelpeloblanco.Casimedevoróviva,elodiohaciamímismanacíadelasmentirasdeSaran.

PeroyamearrebatóaMama.Nopodíapermitirquemearrebatara también laverdad.EnlaslunasquesiguieronalAsalto,meaferréalasenseñanzasdeMadre,las

grabé enmi corazón hasta hacerlas tanmías que fluían como la sangre.Dabaigual lo que dijese elmundo,mimagia era hermosa. Incluso sin poderes, losdiosesmehabíanbendecidoconundon.Noobstante,laslágrimasdeInanhicieronaflorardenuevotodoeseconflicto,

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lamentiraletalqueestemundonosobligaatragarnos.Saranhahechobiensutrabajo.Inanyaseodiaasímismomásdeloquepodríahacerloyo.—Deacuerdo—susurra—.Eselmomento.Semehaceunamontañasoltarlosdedosyentregarlemimochiladecuero.—No te fuerces demasiado —me advierte—. Y recuerda: mantén algunas

animacionesdetrásparaquenoscubranlasespaldas.—Ya losé,ya losé.—Pongo losojosenblanco—.Venga,muévetedeuna

vez.Aunquenoquierosentirnada,semeencogeelestómagocuandoInanemerge

deentrelassombrasycaminaapasoligerohacialaspuertas.Elrecuerdodesumanoásperaenlamíavuelveamí.Unextrañoconsuelomeembargóaltocarlo.Lasdosfigurasenmascaradasapostadasalaentradaloapuntanconsusarmas.

Losqueestánescondidosentrelassombrastambiénsepreparan.Desdearriba,oigouncorodepunteos:losarcosenlosqueacabandetensarlasflechas.Aunque sé que Inan lo percibe todo, camina con valiente confianza. No se

detiene hasta que se encuentra a cientos demetros demí, ya amedio caminoentrenuestroesconditeylaentrada.—Hevenidoparahaceruntrueque—declara—.Tengoalgoqueosinteresa.Tiramimochilaalsueloysaca lapiedradelsol.Deberíahaberlopreparado

paraladescargaenergética.Inclusodesdelejos,oigounsuspiro.Untemblorlorecorredelasmanosalacabeza,suspalmasemananunasuave

luzazulada.MepreguntosiOríapareceensuojointerior.Elespectáculoesjustoloquenecesitanlosenmascarados.Unoscuantossalen

sigilosos de las sombras y empiezan a rodearlo formando un círculo,apuntándoloconlasarmasypreparadosparadisparar.—De rodillas—ladra unamujer tapada con unamáscara, que se pone a la

cabezadelosguerrerosconcautela,justodelantedelaspuertas.Haceungestoconelhachayasienteconlacabeza,traslocualaparecenmás

guerrerosqueestabanescondidos.«Por todos los dioses». Ya han salido más de los que habíamos calculado.

«Cuarenta…Cincuenta…¿Sesenta?».¿Cuántosmásdebendeestarapuntándolodesdelosárboles?—Primerosacadalosprisioneros.—Antestendremosqueatarte.La puerta de madera se abre. Inan estudia a la líder de los guerreros y

retrocedeunpaso.

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—Losiento.—Inansedalavuelta—.Metemoquenopuedohaceresetrato.Salgocomounrayodelosmatorralesycorrotanrápidocomomelopermiten

laspiernas.Inanmelanzalapiedradelsolcomosifueseunapelotadeagbön,arrojándola con todas sus fuerzas. Surca el aire a una velocidad vertiginosa.Tengo que dar un salto para alcanzarla. La aprieto contra el pecho y caigo alsuelodandounavoltereta.—¡Ah!Cuandolapiedradelsolmellenadeenergía,sientoquemefaltaelaire,esun

arrebato embriagadorque empieza a resultarmeadictivo.El calor explotabajomipielencuantoseactivasupoder,queenciendetodoelashêdemisangre.Mentalmente,captootraimagendistintadeOya,lassedasrojasresplandecen

contrasupielnegra.Elvientolearremolinalasfaldasyleenredaelpelo,hacequelosabaloriosdelatiarabailenalrededordesucara.Una luz blanca irradia de la palma cuando extiende la mano. No noto mi

cuerpo,peroalavez,sientoquealargolamanohaciaella.Poruninstantefugaz,nuestrasyemasserozan.Elmundoretumba,llenodevida.—¡Atrapadla!Alguiengritadetrásdemí,peroenrealidadnolooigo.Lamagiarugepormi

sangre y amplifica los espíritus a lo largo y ancho del bosque.Me llaman, selevantancomolaoladeuntsunami.Subramidosuperalossonidosdelosvivos.Comolasmareasguiadasporlaluna,lasalmaschocanconmigo.—míàwntíótisùn…Aprietolamanocontraelsuelo.Seabreunagrietaprofundaencuantotocola

tierraseca.Elsuelogimecuandomiejércitodelosmuertosseelevadelpolvo.Giranenremolinoysalendelsuelo,unhuracánderamas,piedrasytierra.Sus

cuerpos se endurecen con el brillo color lavanda de mi magia. Libero latormenta.—¡Atacad!

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CAPÍTULOCUARENTAYNUEVE

AMARI

Uncrujidosecoresuenaenelaire.Me estremezco cuando el puño deKwame impacta contra lamandíbula de

Tzain.Estedejacaerlacabezahaciaunlado,unamasijodemagulladuras,moretones

yrojeces.—¡Basta!—grito.Las lágrimasmeresbalanpor lasmejillas.ElojodeTzainse tiñedesangre

frescaysevanaltrastetodaslascurasquehahechoZu.Kwamesedalavueltaymeagarraporlabarbilla.—¿Quién más sabe que estáis aquí? ¿Dónde están el resto de vuestros

soldados?A pesar de todo, su voz suena agobiada, casi presa de la desesperación. Es

comosiaélledoliesetantocomoamí.—Nohaysoldados. Idabuscara lamajiqueviajabaconnosotros. ¡Ellaos

confirmaráquetodoloqueoshedichoescierto!Kwame cierra los ojos y respira hondo. Se queda tan quieto que siento un

escalofrío.—CuandosepresentaronenWarri,teníanelmismoaspectoquetú.—Sacala

dagadehuesodelcinturón—.Hablabanigualquetú.—Kwame,porfavor…ClavaladagaenelmuslodeTzain.Nosécuáldelosdosgritamásfuerte,élo

yo.—¡Siestásfurioso,atácameamí!Me sacudo contra el árbol, tirando inútilmente de mis ataduras. Ojalá me

cortaraamíenlugardeaTzain.Ojalámepegaraamí.Como un ariete en el corazón, Binta entra a la fuerza en mi mente. Ella

tambiénsufrió.Sufrióenmilugar.Kwame apuñala a Tzain en elmuslo una vezmás y vuelvo a gritar, seme

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nubla lavistaacausade las lágrimas.Retira ladagaconmano temblorosa.EltemblorseintensificacuandodesplazalahojahaciaelpechodeTzain.—Estuúltimaoportunidad.—¡No somos vuestros enemigos!—repito a toda prisa—. ¡Los guardias de

Warritambiénmataronagentealaquequeríamos!—Mentira.—Kwame se atraganta.Mantiene lamano firmey la echahacia

atrás,empuñandoladaga—.Esosguardiassontugente.Sonlosquequier…La tienda se abre de repente. Folake entra tan deprisa que casi choca con

Kwame.—Nosatacan.ElrostrodeKwameseensombrece.—¿Susguardias?—Nolosé.¡Creoquetienenaunamaji!KwameleponeladagadehuesoenlamanoaFolakeysalecorriendo.—Kwame…—¡Quédateahí!—gritacomorespuesta.Folakesedalavueltaysepercatadenuestroestado.Mislágrimas,lasangre

quebrotade lapiernadeTzain.Se tapa laboca, luego tira ladagaalsuelodetierraysalehuyendodelatiendadecampaña.—¿Tzain?—pregunto.Élaprietalosdientesyaplastaelcuerpocontralaraízdelárbol.Lasgotasde

sangreseleexpandenporlaperneradelpantalón.Parpadeadespacio,apesardequetienelosojostanhinchadosqueapenaspuedeabrirlos.—¿Estásbien?Unas lágrimas todavía más dolorosas me pican en los ojos. Apaleado.

Acuchillado.Y,aunasí,sepreocupapormí.—Tenemosquesalirdeaquí.Tirodelascuerdasquemeinmovilizanlasmuñecasconunfervornuevo.Se

oyeunchasquidoylasogaempiezaadeshilacharse.Lacuerdasemehincaenlapiel,peroelpechosemellenaconotraclasededolor.Es como todos aquellos días vividos en palacio, cuando mis ataduras eran

cadenasdeoro.Deberíahaberluchadocontraellasigualqueluchoahora.Sihubierahechoalgomásentonces,Bintaseguiríasanaysalva.Aprieto losdientesyclavo los talonesen la tierra.Conungruñido,calzoel

talóncontra lacortezaybalanceoelcuerpoaunladoyaotroparacambiarelpesoyliberarmeatirones.—Amari.

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LavozdeTzain suenamásdébil.Haperdidomuchasangre.Lacortezamecortalasplantasdelospies,peropresionotodavíaconmásímpetuparatirardelascuerdas.«Ataca,Amari».LavozdePadreresuenaenmicabeza,peronoesesalafuerzaquenecesito.«Sévaliente,Amari»,susurraentoncesBinta.SélaLeonaria.—¡Aaaah!—gritoparaexpresarmidolor.Casisuenacomounrugido.LavozdeFolakeseoyefuera.Seabrelapuerta

delatienda…Lacuerdaquemeretieneserompealfin.Doyotrotirónymecaigodebruces

enelsuelo.Folakehurgaenelsueloenbuscadeladagadehueso.Mepongoenpiecomopuedoyarremetocontraella.—¡Aaarg!—gruñecuandolaembistoconlacabezaylatiroalsuelo.Agarraladagadehueso,perolaapresoporlagarganta.Mientrasseasfixia,le

doyuncodazoenlasentrañas.La daga de hueso se le cae de la mano. Envuelvo con la mano la hoja de

marfil.Altocarlasientounescalofrío,unpoderextrañoyviolento.«Ataca,Amari».LacaradePadreregresa.Dura.Despiadada.«Yateloadvertí.Sinoluchamos,estaslarvasseránnuestraperdición».Sinembargo,almiraraFolake,veoeldolorenlosojosdeKwame.Elmiedo

quepesabasobreloshombrosdeZu.TodoelsufrimientoquedejalaesteladePadre,lasvidasqueyahaarrebatado.NopuedosercomoPadre.Losmajinosonmisenemigos.Suelto la daga y preparo el puño, giro las caderas para darme impulso y le

pegounpuñetazoenlamandíbula.Lacabezaledaunasacudida.Ponelosojosenblancoantesdedesmayarse.Me aparto de ella y agarro la daga para cortar las cuerdas que sujetan las

muñecasdeTzain.Cuando las cuerdas apenashan tocado el suelo, empiezo aatárselasalrededordelmuslo.—Vete. —Tzain intenta azuzarme para que huya, pero tiene los brazos

demasiadodébilesparasacudirlos—.Nohaytiempo.—Chist,calla.Tienelapielhúmedaypegajosa.Leatolascuerdasamododetorniqueteyla

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sangre fluyemás despacio.Aun así, apenas puedemantener los ojos abiertos.Puedequenoseasuficiente.Asomolacabezaporlapuertadelatienda:lasfigurasenmascaradascorrenen

todas direcciones y crean un caos impresionante. Aunque no se aprecian loslímitesdelcampamento,porlomenospodemosseguiralaoleadadegente.—Muybien.Rompo una rama grande de un tronco y vuelvo a esconderme dentro de la

tienda.ColocoelbastónimprovisadoenlamanoderechadeTzain.Mepasosuotro brazo por el hombro y junto las rodillas para evitar caerme al levantar apulsoelpesodesucuerpo.—Amari,no.Tzainhaceunamueca.Respirarápidoydeformasuperficial.—Calla—ledigo—.Nopiensodejarteabandonado.Apoyadoenmíyenelbastónparamantenerlaestabilidad,Tzainseesfuerza

pordarunprimerpasoconlapiernabuena.Asíavanzamoshastalapuertadelatiendaantesdetomarnosunúltimorespiro.—Novamosamoriraquí.Nolopermitiré.

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CAPÍTULOCINCUENTA

INAN

Antemísoloveodesconcierto.Unlaberintodemáscarasyanimacionesterrestres.Corrocontodasmisfuerzasentreelcaos,esquivandocuchillos,saltandopor

encima de las raíces de los árboles para conseguir atravesar las puertas delcampamento.Másfigurasenmascaradassalencorriendo,confundidas,intentandoencontrar

lalógicadentrodeesalocura.«Funciona».Amipesar,sonríomientrascorrocomoelrayo.Unnuevomundo

debatallaseabreantemí.Unapartidadesênetmáscaóticaquecualquiercosaquepudierahaberimaginado.Los guerreros caen por doquier, gritan cada vez que los apresan las

animacionesdeZélie. Igualquecrisálidas, lossoldadosfantasmaseenvuelvenalrededordelosasaltantesylosinmovilizanenelsuelo.Porprimeravezme resulta emocionantever lamagia en acción.No esuna

maldición,sinoundon.Unguerreroarremetecontramíynisiquieratengoquellevarlamanoalaempuñaduradelaespada;unaanimaciónchocacontraélylotumbaparaapartarlodemicamino.Mientras salto por encima del guerrero caído, la animación terrestre mira

haciaarriba.Aunquenotieneojosvisibles,percibosumirada.Unescalofríomerecorrecuandomeacercoalapuerta.—¡Aaaarg!Elchillidoseoyelejano,peropareceresonarenmicabeza.Elolordelmardisminuye.Medoylavuelta;lehanclavadounaflechaenelbrazoaZélie.—¡Zélie!Otraflechasalevolandoyestavezlaalcanzaenelcostado.Traselataque,la

chicacaealsuelo.Nuevasanimacionesseelevanparahacerledeescudosantelasflechas.—¡Vete!—me grita desde el suelo cuandome localiza entre el infierno de

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flechas.Con una mano, sujeta la piedra del sol y con la otra se tapa la herida del

costado.Avanzoyconsigoentrarporlapuertaendirecciónalcampamento.Peroantes

dequepuedaseguircorriendo,veootracosaquemedejaparalizado.Undivînerconunaconstituciónimponentesalecomounrayoporlaspuertas.

Lasangrelemanchalasmanosylacara.Poralgúnmotivo,alverlopiensoenTzain.Sin embargo, lo más turbador es el olor a humo y cenizas. Me siento

sobrecogidocuandoeldivînerpasacorriendoamilado.Nocomprendoporquéhastaquevuelvolacabezayveoquelasmanosdeldivînerempiezanaarder.«UnAbrasador…».Alverlo,mequedopetrificadoysereavivaenmíelmiedoquePadremeha

inculcadotodalavida.EltipodemajiquecalcinóalaprimerafamiliadePadre.Losmonstruosqueencendieronsusansiasdevenganza.Unfuegoindomablesaleaborbotonesdelasmanosdelmajiyseacumulaen

unasimpactantesnubesrojas.Susllamasbrillanconnitidezenlanoche,crepitantan fuerte que parece que rujan.Mientras el sonidome inunda los oídos, mepercatodequesehatransformadoenuncúmulodegritos.LassúplicasinútilesquelafamiliadePadredebiódepronunciar.Unanuevaoleadadeflechassaledespedidadelosárbolesconlallegadadel

AbrasadoryobligaaZéliearetroceder.Sondemasiadascosasparamanejarlasalmismotiempo.Lapiedradelsolseleescapadelosdedos.«¡No!».El mundo cambia, el tiempo se congela mientras se adivina el horror

inminente.ElAbrasadorseabalanzasobrelapiedraredonda.Supongoqueeseeraelplanqueteníadesdeelprincipio.Zélieseestiraparaintentarrecuperarlapiedra,sucaraatribuladaseilumina

porlasllamasquesalendelasmanosdelAbrasador.Peronollegaaalcanzarla.LosdedosdelAbrasadorapenasrozanlapiedracuandotodosucuerpoestalla

enllamas.Elfuegoardeensupecho,saledisparadoporlagarganta,lasmanos,lospies.«Malditosseanloscielos».Nuncahevistonadaigual.Elfuegoarrasacontodo.Elairesubetantodetemperaturaqueescaldasolode

inspirarlo.Bajo los pies delAbrasador, el suelo se chamusca y se queda rojo.

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Bastasupresenciaparaderretirlatierraquelorodeacomosifuesemetalenlaforjadeunherrero.Mispiessemuevenantesdequeelcerebrosepongaenmarcha.Corroentre

los gigantescos árboles y lasmáscaras paralizadas con las queme topo por elcamino.Nohetrazadoningúnplan.Nohayningúnataqueviable.Pero,aunasí,corro.Mientrasmeesfuerzoporllegaratiempo,veoqueelAbrasadorsecolocalas

manos encendidas delante de la cara. A través de las llamas casi parececonfundido,insegurodequéhacer.Sin embargo, cuando aprieta los puños, su actitud desvela unas oscuras

intenciones.Unafortalezanueva,unaverdadredescubierta.Ahoratieneelpoder.Ysemueredeganasdeutilizarlo.—¡Zélie!—grito.El Abrasador se dirige hacia ella dando zancadas. Un enjambre de

animacionescargacontraélparavengarse,peroelmajiseabrepasoentreellassindilación,nisiquierapestañeamientraslossoldadosfantasmasefragmentanyvolatilizan,convertidosenascuas.Zélie intenta levantarse del suelo para luchar, pero sus heridas son muy

profundas.VuelveacaersealsueloyelAbrasadorlevantalapalmadelamano.—¡No!MeabalanzoparalanzarmeentresumanoyelcuerpodeZélie.Unaoleadade

terroryadrenalinamerecorrecuandomeenfrentoalasllamasdelAbrasador.Uncometadefuegodavueltasensumano.Elcalordoblaelaire.La magia se me acumula en el pecho. Se cuela en mis dedos. Revivo la

imagen demis poderes reteniendo lamente deKaea. Levanto lasmanos paraluchar…—¡Para!ElAbrasadorsequedacongelado.La confusiónme embarga cuando veo que se vuelve hacia el lugar del que

procedelavoz.Unachicaseabrepasoporelcampamento,fruncelasfinascejasporlapreocupación.La luna llena le ilumina la cara, que reluce contra el recogido ahuecado de

pelo blanco que lleva en la coronilla. Cuando llega hasta nosotros, mira elmechónblancoquetengo.—Sondelosnuestros.ElcometadefuegodelasmanosdelAbrasadorseextingue.

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CAPÍTULOCINCUENTAYUNO

ZÉLIE

«Intentóprotegerme».Entre la confusión y los numerosos interrogantes, esta sorprendente

constatacióneslaqueseimponeporencimadelasdemás.RevivecuandoInanrecuperalapiedradelsolymelaponeenlasmanos.Vibracuandomelevantaenvolandasymeaprietacontrasupecho.Inan sigue a la chica con la corona de pelo blanco y entra conmigo en el

campamento.Alpasar, losguerrerossequitanlasmáscarasyrevelansusrizosblancos.Casitodaslaspersonasquehaydetrásdelapuertasondivîners.«¿Quéesesto?».Intentoencontrarsentidoatodoloqueveoenmediodellaberintodedolor:el

Abrasador, los innumerables divîners, la chica que parece ser su líder. Perocualquiernocióndeloquepodríasignificartodoestosedesvanececuandoporfincontemplamossuasentamiento.Enelcentrodelosmastodónticosárbolesseaprecialaconvergenciadevarios

valles.Lapendientecreaunadepresióny formaunaamplia llanuraabarrotadadecoloridastiendasdecampaña,carromatosycarretas.Desdelejos,mellegaelaromadulcedelplátanofritoyelarrozjollof,queconsigueimponersesobreelregusto a cobre de mi propia sangre. Capto murmullos en yoruba entre lamultitud,compuestapormásdivînersde losquehevisto juntosdesdequeeraniña.Pasamospordelantedeunoscuantosdivînersquedejanfloresalrededordeun

jarrónaltoconramasdelavanda.«Unaltar».UntributoaMadreCielo.—¿Quiénestodaestagente?—preguntaInanalachicaaquienllamanZu—.

¿Quéhacéisaquí?—Dadme unmomento. Por favor.Os prometo que os devolveré a vuestros

amigosyresponderéatodasvuestraspreguntas,peronecesitotiempo.Zu susurra a ladivînerque tiene al lado, unamuchacha con la falda verde

estampadayunpañueloajuegoatadosobreelpeloblanco.—Noestabanenlatienda—susurracomorespuestaladivîner.

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—Puesencontradlos—ordenalalíderconvozcansada—.Nohansalidoporlapuerta, asíquenopuedenhaber idomuy lejos.Decidlesque tenemosa susamigos.Sabemosquedicenlaverdad.Estiroelcuelloparaenterarmedemás,peroundolorosocalambremerecorre

pordentro.Alnotarquemeretuerzo,Inanmeestrechaconmásfuerza.Ellatidodesucorazónbombeaenelinteriordemisoídos,estableyfuerte,comolacrestadelasmareas.Sinquerer,medejomecerporelsonido.Unavezmás,sientounaconfusióninmensa.—EseAbrasadorpodríahabertematado—susurro.Bastó estar junto a esemaji para queme ardiera la piel. Todavía me pica,

enrojecidayencarnevivaytengounapartedelbrazoquemadayconampollas.Elescozormerecuerdaa las inspiracionesabrasadorasquepenséqueserían

las últimas que pudiera dar. Por primera vez enmi vida, lamagia no fuemialiada.Casifuemiverdugo.—¿Enquépensabas?—lepregunto.—Estabasenpeligro—meresponde—.Yono.Bajaelbrazoyacariciaunodeloscortesquetengoenlacara.Uncosquilleo

extrañoviajapormicuerpoantesutacto.Cualquierposiblerespuestaseahogaenmigarganta.Noséquédeciraeso.Inan continúa bañado en el resplandor que ha provocado el contacto con la

piedra del sol. Con la magia todavía a flote, su piel cobriza se ve sana yexuberante.Alaluzdelaantorcha,sushuesossepronunciandeformaelegante,enlugardesobresalirdemaneraabruptabajosupiel.—Aquíestaréisbien.Zunos llevaauna tiendadecampañaen laquehancolocadounoscuantos

catresimprovisados.—Déjalaaquí.Zuseñalaunode los jergones,e Inanme tumbaconcuidado.Encuantomi

cabezatocaelalgodónsalvaje,luchoporcontenerlasnáuseas.—Necesitamoslicoryvendasparalasheridas—diceInan.Zuniegaconlacabeza.—Yameencargoyo.Coloca la palma en la herida del costado y siento un escalofrío. Noto una

especiedeaguijónquemeacribillalasentrañasmientrasZucanta.—Babalúayé,dúrótìmíbayibayi.Fúnminíagbára,kínlefúnàwntókùní

agbára…

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Me obligo a levantar la cabeza; una brillante luz anaranjada brilla bajo lasmanosdeZu.Elsufrimientoquemeprovocaalprincipiosutactosetransformaenuncalorquemeentumece.Lasardientespunzadasdemiinteriorseenfríanydanpasoaundolormuchomásleve.Lasuaveluzdesusmanosseabrepasoenmipielyseexpandeportodoslos

músculosdesgarradosytodoslosligamentosrotos.SueltounlargosuspiromientraslamagiadeZumesanalasheridas.—¿Teencuentrasbien?Levantolamirada;nomehabíadadocuentasiquieradequeestabaapretando

lamanoaInan.Semecalientalacaracuandolosueltoymepasolosdedosporel lugarenelque la flechameatravesó.Lasangre todavíamehacecosquillasdebajodelapiel,perolaheridaestácompletamentecurada.Las preguntas afloran de nuevo, en voz más alta ahora que no tengo que

luchar por salir del laberinto de dolor. En la última hora, he presenciadomástiposdistintosdemagiadelosquehabíavistoentodaunadécada.—Yapuedesempezarahablar.Analizo a Zu; el tono rojizo de su piel morena me resulta extrañamente

familiar,merecuerdaalospescadoresquenavegabanhastaIlorincadadoslunasparaintercambiarsutruchadeaguasaladapornuestropeztigrecocido.—¿Qué ocurre? ¿Qué lugar es este? ¿Dónde están la daga de hueso y el

pergamino? Y ¿dónde están nuestros hermanos? Dijiste que teníais a mihermano…Hagounapausacuandolacortinadelatiendaseabrederepente;Amarientra

tambaleándoseconTzainmedioinconscientecolgadodesubrazo.Meincorporode un salto para ayudarla. Mi hermano está tan machacado que apenas seaguantaenpie.—¡¿Quélehabéishecho?!—chillo.AmarisacaladagadehuesoyapuntaalagargantadeZu.—¡Cúrale!Lachicadaunpasoatrásconlaspalmasextendidas.—Déjalo en el suelo. —Respira hondo—. Enseguida responderé a todas

vuestraspreguntas.

Nos sentamos en un silencio tenso y digerimos todo lo ocurrido mientras

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Zulaikhasana lapiernay lacabezadeTzain.Detrásdeella,KwameyFolakepermanecendepiemuyatentos,conelsemblanteserio.CuandoKwameseremueveunpoco,llevolamanoalamochiladecuerode

formainstintiva,enbuscadelcalordelapiedradelsolbajolapiel.Todavíamecuestamirarloalacarasinvisualizarlasllamasquelerodeabanelrostro.Me recuesto sobreNailah, aliviada de haberme reunido con ella después de

que Zu ordenase a su gente que liberase a mi montura. Escondo la mochiladetrásde supataparaqueno seveani labolsani lapiedraquecontiene.Sinembargo, cuando a Zu empiezan a temblarle las extremidades a causa delesfuerzo del encantamiento, me entran ganas de sacar la piedra del sol yprestársela.ObservaraZuenacciónescomosentirmedenuevounaniñadecincoaños,

que sigue a Mama con vendas y cazos de agua caliente. Cada vez que unaSanadora de la aldea era incapaz de atender en solitario a algún enfermo deIbadan,Mamayellatrabajabanjuntas.Sesentabancodoconcodo,laSanadorautilizabalamagiadesusmanosmientrasMamaseasegurabadequeelpacienteno exhalara su último aliento. «Las mejores Parcas no solo gobiernan a losmuertos,pequeñaZél.Tambiénayudamosalosdemásavivir».Me quedomirando lasmanosmenudas de Zu y recuerdo lasmanos demi

madre. Aunque es joven, Zu demuestra tener mucho control sobre la magia.Todocobrasentidocuandonosenteramosdequefuelaprimeradivînerquetocóelpergamino.—Nomedicuentadelpoderquetenía—nosdice.Tienelavozroncaporel

desgastedelamagia.Folakeletiendeuncuencodemaderallenodeagua.Zuleda las gracias conungesto de la cabeza antes de dar un sorbo—.Cuando losguardias irrumpieron en Warri y atacaron, nos pillaron desprevenidos.Escapamosporlospeloscuandonosarrebataronelpergamino.InanyAmari semiran el uno al otro, susojosmantienenuna conversación

silenciosa.LaculpaquehaensombrecidoelrostrodeInandurantetodoeldíasecontagiaaldeAmari.—Después de lo deWarri, supimos que necesitábamos un lugar en el que

pudiéramos sentirnos a salvo. Un lugar en el que los guardias no pudiesencazarnos.Alprincipioeransolounascuantastiendasdecampaña,perocuandomandamosmensajescifradosalosdivînersdeOrïsha,elcampamentoempezóacrecer.Inansesacude.—¿Construisteisesteasentamientoenmenosdeunaluna?

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—Notengolasensacióndehaberloconstruido.—Zuseencogedehombros—.Escomosi losdioseshubiesenenviadoamontonesdedivînershaciaaquí.Antesdequemedieracuentadeloqueocurría,elcampamentosemontósolo.UnatisbodesonrisaasomaalacaradeZu,perosedesvaneceencuantomira

a Amari y a Tzain. Traga saliva con dificultad y baja la mirada. Se pasa lasmanosporlosbrazosunayotravez.—Lascosasqueoshemoshecho…—Zusecorrige—.Lascosasquepermití

queoshicieran…Lo siento tanto.Osprometoquemeentrabannáuseas.Perodesde el momento en que nuestros vigilantes vieron a una noble con elpergamino,nopodíamosarriesgarnos.—Cierralosojosconfuerza,unfinoríodelágrimassaledeellos—.NopodíamospermitirqueaquísucedieselomismoquesucedióenWarri.AlverlaslágrimasdeZu,nopuedoevitarquemepiquenlosojos.Elrostrode

Kwamesecontraededolor.QuieroodiarloporloquelehizoaTzain,peronopuedo. No soymejor que él. En todo caso, soy peor. Si Inan nome hubiesedetenido,habríaapuñaladoaaqueldivînerenmascaradohastamatarlosoloparaobtener respuestas. Ahora estaría bocabajo, tirado en la tierra del bosque, enlugardetumbadoenuncatre,atendidoporunoscompañerosmientrasesperaaqueZulosane.—Losiento—seobligaadecirKwame,convozgraveycontenida—.Pero

lesprometíaestaspersonasqueharíacualquiercosapormantenerlasasalvo.Mimente le pinta llamas alrededor de la cara una vezmás, pero en cierto

modo,yanomeparecentanamenazadoras.Sumagiamehelólasangre,peronohacíamásque luchar por su pueblo.Nuestro pueblo.Ni siquiera los dioses loculparíanporeso.¿Cómovoyaculparloyo?Zuselimpialaslágrimasdelasmejillasconlaspalmasdelasmanos.Enese

momentoparecemuchomásjovendeloqueelmundolehapermitidoser.Antesdepoderevitarlo,meinclinohaciadelanteylaestrechoenmisbrazos.—Cuántolosiento—diceentresollozos,apoyadaenmihombro.—No pasa nada. —Le froto la espalda—. Intentabas proteger a tu gente.

Hicisteloqueteníasquehacer.Miro a los ojos a Amari y a Tzain, y ambos asienten con la cabeza para

mostrar su conformidad. No podemos culparla. No, sabiendo que nosotrosharíamosexactamentelomismo.—Toma.—Zulaikhasacaelpergaminodelbolsillodesudashikinegroyme

loponeenlasmanos,casialafuerza—.Todosloshabitantesdelcampamentoosapoyaremosenloquenecesitéis.Mesiguenamíporquefuilaprimeraentocar

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elpergamino,perosiloquehadichoAmariescierto,túhassidoelegidaporlosdioses.Todoscumpliremostusórdenes,seanlasquesean.Laincomodidadquesientoalpensarlomeponelospelosdepunta.Nopuedo

serquienguíeaestaspersonas.Siaduraspenasséguiarmeamímisma…—Gracias, pero lo que hacéis aquí está bien. Siguemanteniendo a salvo a

estas personas, Zu. Nuestra misión es llegar a Zaria y zarpar en barco. Soloquedancincodíasparaelsolsticio.—Tengo familia en Zaria —interviene Folake—. Unos comerciantes de

quienespodemosfiarnos.Sivoyconvosotros,podríaconseguirqueosdejaransubarco.—Yotambiéniré.—Zulaikhamecogedelamano.Susdedosmeagarrande

talmaneraquetransmitenunaesperanzacasitangible—.Aquíyahaysuficientespersonas para mantener el campamento a salvo, y seguro que no os iría malcontarconunaSanadora.—Simepermitísacompañaros…—AKwameselequiebralavoz.Carraspea

y se obliga a mirar a los ojos a Tzain y a Amari—.Me gustaría combatir avuestrolado.Elfuegosiempreesunabuenadefensa.Tzain penetra a Kwame con una mirada fría y se frota el muslo herido.

Aunque Zu detuvo la hemorragia, su magia no tuvo poder suficiente paraeliminartodoeldolor.—Protegeamihermana,olapróximavezquecierreslosojos,serástúelque

losabraconunadagaclavadaenlapierna.—Tratohecho.Kwame extiende la mano. Tzain alarga el brazo y le corresponde con el

mismo gesto. Un silencio pacífico llena la tienda mientras se disculpanmutuamenteconeseapretóndemanos.—¡Tenemosquecelebrarlo!—UnasonrisaanchairrumpeenelrostrodeZu,

tanradianteeinocentequehacequevuelvaaparecerlamuchachaquedeberíaser. Su júbilo es tan contagioso que incluso Tzain acaba sonriendo—. Hacetiempoquemeapetecehacer algodivertido,una fiestapara reunir a todos losque habitan en el campamento. Sé que no es la época del año adecuada, perocreoquemañanadeberíamoscelebrarelÀjy.—¿ElÀjy?Me inclino hacia delante, incapaz de creer lo que acabo de oír.Cuando era

pequeña, celebrar el día deMadre Cielo y el nacimiento de los dioses era lamejor parte del año. Baba siempre nos compraba aMama y amí pañuelos ajuegoparalacabeza,desedayconpedrería,conunacolalargaqueflotabapor

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nuestraespalda.ParaelúltimoÀjyantesdelAsalto,Mamasepasótodoelañoahorrandoconintencióndecomprarunosaritosbañadosenoroparaadornarmelastrenzasportodoelpelo.—Seríaperfecto.—LavozdeZuseaceleraconformeaumentasuexaltación

—. Podríamos despejar algunas tiendas y realizar la procesión inaugural. Ybuscar un sitio adecuado para las historias sagradas. Podríamos montar unescenario y dejar que todos los maji tocasen el pergamino. ¡Así todosrecuperaríansuspoderes!Uncosquilleodedudamerecorre,ardeconelecodelasllamasdeKwame.

Haceapenasundía,convertiratodosestosdivînersenmajihabríasidounsueñoparamí, pero por primera vez,memuestro reticente.Másmagia implicamáspotencia, más probabilidades de que la piedra del sol caiga en las manosequivocadas.«Perosilosupervisodecerca…SitodosestosdivînersyasiguenaZu…».—¿Quéopinas?—preguntaZu.AlternolamiradaentreellayKwame.Esteesbozaunasonrisa.—Suenafabuloso—decido—.SeráunÀjyinolvidable.—¿Yquépasaconelritual?—preguntaAmari.—Si nos marchamos justo después de la celebración, todavía tendremos

tiempo.NosquedanaúncincodíasparallegaraZaria,ysiutilizamoselbarcodeFolake,reduciremoseltiempoalamitad.A Zu se le ilumina la cara, es como si fuese su propia fuente de luz. Me

aprietalamanoymesorprendodelcalorquemeembargaconsutacto.Esmásqueotraaliada.Eselprincipiodenuestracomunidad.—¡Entonces lo haremos! —Zu toma de la mano también a Amari, dando

saltitos—.Eslomínimoquepodemoshacer.Nosemeocurremejormaneradehonrarosaloscuatro.—A los tres —corrige Tzain. Su tensión corta de cuajo mi emoción y el

ambientedecamaradería.SeñalaaInanconlacabeza—.Élnovaconnosotros.LatensiónseapoderademipechocuandoInanyTzainsemiranalosojos.

Sabíaqueestemomentoacabaríaporllegar.Soloconfiabaenquetardasemásenhacerlo.Zuasienteenseguida,puespercibelatensión.—Os dejaremos a solas para que podáis hablarlo entre vosotros. Tenemos

muchísimascosasqueprepararparamañana.SeponedepieyKwameyFolakelasiguen.Nosdejanencompletosilencio.

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Meobligoamirarelpergaminoquetengoenlasmanos.¿Yahoraqué?¿Ahoraquéhacemosnosotros?¿Haysiquieraun«nosotros»?—Séquepuedeserdifícildeasimilar.—Inaneselprimeroenhablar—.Pero

cuandoosatraparonaAmariyati,cambiaronalgunascosas.Soyconscientedequeesmuchopedir,perosituhermanaescapazdeaprenderaconfiarenmí…Tzainvuelvelacabezahaciamíatodavelocidad.Laschispasquelesalenpor

losojosmeatacancomounpalodecombatedirectoa lagarganta.Sucara lodicetodo:«Dimequenoesverdad».—Tzain,denohabersidoporél,amítambiénmehabríanatrapado…«Porque quería matarme con sus propias manos. Cuando los guerreros nos

atacaron,éltodavíaqueríaatravesarmeelcorazónconlaespada».Respirohondoyvuelvoaempezar,mientraspaso lasmanosporencimadel

palo.Nopuedopermitirmemeterlapata.NecesitoqueTzainmeescuche.—Yo no confiaba en él, almenos, al principio. Pero Inan luchó ami lado.

Cuandomeviamenazada,sepusoenpeligroparasalvarme.—Parecequesemeencogelavoz.Incapazdemiraranadie,contemplofijamentemismanos—.Havistoyhasentidocosasqueyonopodríatransmitirleanadiemás.—¿Cómoquieresquemecreaeso?Tzainsecruzadebrazos.—Porque…—MiroaInan—.Esunmaji.—¿Qué?AmarisequedaboquiabiertaymiradeinmediatoaInan.Aunquemehefijado

en quemás de una vez observaba elmechón blanco de su hermano, ahora escuandocaeenlacuenta.—¿Cómoesposible?—Nolosé—contestaInan—.OcurrióenLagos,nosécuándo.—¡¿Justoantesdequecalcinarasnuestraaldea?!—gritaTzain.Inanaprietalamandíbula.—Entoncesnolosabía…—PerolosabíascuandoatravesasteaLekanconlaespada.—Nosatacó.Mialmirantetemíapornuestravida.—¿Ycuandointentastemataramihermanaanoche?¿Entoncestambiéneras

unmaji?Tzaintratadeponerseenpie,perohaceunamuecadedolor.Sellevalamano

almuslo.—Déjameque te ayude…—intervengo, peroTzainme aparta lamano con

brusquedad.

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—Dimequenoerestantonta.—Otraclasededolorseadivinadetrásdesusojos—.Nopuedesconfiarenél,Zél.Majiono,noestádenuestraparte.—Tzain…—¡Intentómatarte!—Porfavor.—Inansepronuncia—.Séquenotenéismotivosparaconfiaren

mí.Peroyanoquieroseguirluchando.Todosdeseamoslomismo.—¿Yquées?—preguntaTzainaladefensiva.—UnaOrïshamejor.Unreinoenelquelosmajicomotuhermananotengan

quevivirconunmiedoconstante.Quieroquelascosasmejoren.—Inanmemiraalosojosconesaspupilasambarinas—.Quierohacerloporti.Meobligoadesviarlamirada,porquetemoquemicaramedelate.Luegome

dirijoaTzain,conlaesperanzadequelaspalabrasdeInanlohayanconmovido.Peroveoqueaprietalospuñoscontantafuerzaqueletiemblanlosantebrazos.—Tzain…—Bah,déjalo.—Selevantaconunamuecaysedirigealasalidadelatienda,

tratandodecontenereldolorde lapierna—.Siempre lomandas todoal traste.¿Porquéibasacambiarahora?

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CAPÍTULOCINCUENTAYDOS

AMARI

—¡Inan,espera!Meabropasoentrelosdivînersqueabarrotanelpasillodehierbaquequeda

entre dos largas hileras de tiendas de campaña. Susmiradas de curiosidadmepesansobreloshombros,peronobastanparadistraermedelaspreguntasqueseagolpanenmicabeza.CuandoTzainsemarchó,Zéliecorriótrasél,intentandoenvanohacerlecomprenderlasituación.Peroentoncesmihermanocorriótrasella,ymedejaronsolaenlatienda.Inanseparacuandooyemivoz,aunquenosedalavuelta.SigueaZéliecon

lamirada,labuscamientraselladesapareceentrelamultitud.Cuandoporfinsevuelvehaciamí,noséquépreguntadeberíaformularantes.Escomosivolvieseaencontrarmedentrodelasparedesdelpalacio,tancerca

deélyalavezsiempreavariosmundosdedistancia.—DeberíasdejarqueZulaikhatecuraseesasheridas.Meagarraporlasmuñecaseinspeccionalosverdugonesgranatesylasangre

secaacumuladadondelascuerdasmeabrasaronlapiel.OlvidarmedeldolorerafácilcuandoteníaquellevaraTzainacuestas,peroahoraelpunzantelatidoesconstante, me arde cada vez que el viento fresco roza la carne viva de mismuñecas.—Cuando se haya recuperado.—Aparto lasmanos y cruzo los brazos para

esconderlas—.SehaquedadoagotadadespuésdesanaraTzainytodavíatienequeocuparsedeJailin.NoquieroqueZuacabeenfermando.—Merecuerdaati.—Inansonríe,peroesasonrisanollegahastasusojos—.

Ponías la misma cara de loca cuando tenías una idea y sabías que acabaríassaliéndoteconlatuya.Sédequécarahabla;éltambiénponíaunasimilar.Dibujabaunasonrisatan

anchaqueselearrugabalanarizycasiselecerrabanlosojos.Eralaexpresiónconlaquelograbasacarmedelacamaparacolarnosenlosestablosrealesoparameternos de cabeza en un saco de azúcar en la cocina de palacio. En aquella

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épocafelizenlaquelascosaseranmássencillas.AntesdequePadreyOrïshaseinterpusieranentrenosotrosalafuerzacomounacuña.—Hacemuchotiempoquequierodarteesto.Inan rebusca en el bolsillo. Espero una amenaza de muerte de Padre. Me

quedosinalientocuandoveoelresplandordeladiademaantigua.—¿Cómoesposible?Semequiebralavozencuantomelaponeenlamano.Aunqueestámellada,oxidadaymanchadadesangre,bastaconsujetarlapara

notaruncalornuevoenelcorazón.EscomorecuperarunpedacitodeBinta.—La llevo encima desde que estuvimos en Sokoto. Pensé que te gustaría

recuperarla.Aprieto la tiara contra el pecho y lo miro a la cara. Siento una oleada de

gratitud.Sinembargo,esagratitudsolosirveparaempeorarnuestrarealidad.—¿Deverdaderesunmaji?Me cuesta plantear la preguntamientras analizo elmechón blanco de Inan.

Con diadema o sin ella, continúo sin comprenderlo: ¿qué poderes tiene? ¿Porquéélynoyo?Si losdiosesordenanquién recibe losdones,¿qué los llevóaelegiraInan?Mihermanoasienteysepasalasmanosporelmechónblanco.—Nosécómoniporqué.OcurriócuandotoquéelpergaminoenLagos.—¿LosabePadre?—¿Novesquesigorespirando?Inan intenta hablar con despreocupación, pero el dolor se filtra en sus

palabras.LaimagendelaespadaquematóaBintaseadueñademimente.QuéfácilesimaginarseaPadreclavandoesamismaespadatambiénenelpechodeInan.—¿Cómopudistehacerlo?Todaslasdemáspreguntassedesvanecencuandolaúnicaqueimportaaflora

por fin.Sientoquecadaocasiónen laque lohedefendidodelantedeZélie sehinchadentrodemícomounglobo.Pensabaqueconocíacómoeraelverdaderocorazóndemihermano.Ahorayanoestoyseguradeconocerloenabsoluto.—EntiendoquetecomportasesasíbajolainfluenciadePadre,peroélnoestá

aquí—lo presiono—. ¿Cómo se supone que voy a confiar en ti cuando hasestadoluchandocontratimismotodoestetiempo?Inandejacaerloshombros.Serascalanuca.—Nopuedes—responde—.Peromeganarétuconfianza.Teloprometo.Enotravida,esaspalabrashabríanbastado,pero lamuertedeBinta todavía

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marca mis recuerdos como una cicatriz. No puedo evitar pensar en todas lasseñales, todas lasoportunidadesque tuvede liberarlade lavidaenpalacio.Sihubieseestadomásalertaentonces,miamigaseguiríaviva.—Esaspersonas…—Meaferroaladiadema—.Significanelmundoparamí.

Tequiero,Inan,peronopermitiréquehagasdañoalosmajiigualquemelohashechoamí.—Yalosé.—Inaninclinalacabeza—.Perotejuroporeltronoqueesanoes

miintención.Zéliemehaenseñadoloequivocadoqueestabaacercadelosmaji.Séquehecometidoerrores.SuavizalavozcuandopronunciaelnombredeZélie,comosilevinieseala

menteunrecuerdoagradable.Máspreguntasborboteanenmiinteriorcuandoseda la vuelta para buscarla entre la muchedumbre, pero de momento, elijoacallarlas.No puedo ni imaginar qué hizo Zélie para lograr hacer cambiar deopiniónamihermano,peroloúnicoqueimportaahoraesquehacambiadoparabienyparecemásquedecidido.—Portubien,confíoenquenocometasmáserrores.Inanmemiraalosojos.Mecuestadescifrarsuexpresióncuandomerepasa

dearribaabajo.—¿Esoesunaamenaza?—Es una promesa. Si sospecho que nos traicionas, será a mi sable al que

tendrásqueenfrentarte.Nosería laprimeravezquenuestrasespadasentrechocasen.Ydesde luego,

seguroquenoseríalaúltima.—Telodemostraré,oslodemostraréatodos—declaraInan—.Estáisdeparte

delbandocorrecto.Loúnicoquedeseoesdarosmiapoyo.—Bien.Meinclinoparaabrazarlo,aferrándomeasupromesa.Perocuandosusmanosmeabrazanpor laespalda,nopuedoquitarmede la

cabezaqueacabadeapoyarlosdedosjustoencimademiscicatrices.

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CAPÍTULOCINCUENTAYTRES

ZÉLIE

Alamañanasiguiente,Zuirrumpeimpacienteenmitienda.—Tengomuchascosasquemostrarte.—Mesacudeunbrazo—.Zélie,vamos.

¡Yacasiesmediodía!Despuésdedejarquemeazuceduranteunrato,acaboporcederymesiento

enelcatre.Metolosdedosentrelosapretadosrizosqueahoradanvolumenamipelopararascarmelacabeza.—Dateprisa.—Zumelanzaalosbrazosundashikirojosinmangas—.Todos

teesperanfuera.Cuandosemarcha,sonríoaTzain,peromihermanosiguedeespaldasamí.A

pesardequeséqueestádespierto,noemitesonidoalguno.Elsilencioincómodoquesecernióentrenosotrosanocheregresa, todos lossuspirosfrustradosy laspalabrasvacíasquellenaronnuestra tienda.Pormásquemeesforcéenpedirleperdónrepetidasveces,Tzainnoquisoresponderme.—¿Quieres venir?—le pregunto en voz baja—. Te irá bien para la pierna

caminarunpoco.Nada.Escomohablarconlapared.—Tzain…—Mequedo.—Seremueveeneljergónyserascaelcuello—.Nomeapetece

caminarcon«todos».Recuerdo lo que acaba de decir Zu. He dado por hecho que se refería a

Kwame y Folake, pero lo más probable es que Inan también esté esperandofuera. SiTzain continúa disgustado, ver a Inan solo servirá para empeorar lascosas.—De acuerdo.—Me pongo eldashiki yme recojo el pelo con un pañuelo

estampado en azul y rojo que me ha prestado Zu—. No tardaré en regresar.Intentarétraertealgodecomer.—Gracias.Meaferroaesarespuestacomoaunclavoardiendo;larepitomentalmente.Si

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Tzain es capaz de murmurar una palabra de agradecimiento en estascircunstancias,alomejorlascosaspuedensolucionarseenelfuturo.—Zél.—Miraporencimadelhombroybuscamisojos—.Tencuidado.No

quieroquetequedessolaconél.Asientoconlacabezaysalgodelatienda.ElpesodelaadvertenciadeTzain

meaplasta.Peroencuantopongounpieenelcampamento,todaesapesadezseevapora.La luz del sol baña el espacioso valle; la hierba y los árboles, de un verde

exuberante,explotandevida.Losjóvenesdivînerscorreteanporellaberintodechozas, tiendas de campaña y carretas. Todas las personas lucen sus melenasblancas y unos dashikis con estampadosmuy coloridos, complementados conalegreskaftanes.EscomosilapromesadeMadreCieloestuvieseantemisojos,hubiesecobradovidadespuésdetodoestetiempo.—Portodoslosdioses.Girosinmovermedelsitio,tratandodecaptarlotodo,mientrasZumeindica

conlamanoquemesumealafiesta.Nuncahabíavistoatantosdivînersenelmismolugar,ymuchomenoscontanta…alegría.Lamultitudseríeysonríeporlas colinas, con el pelo blanco trenzado, recogido o suelto.Una libertad pocohabitualserespiraentreellos,ensuformadecaminar,ensusojos.—¡Cuidado!Levantolasmanosparaprotegermemientrassonríoaungrupodeniñosque

pasancorriendo.Laspersonasdemásedadquehayenelcampamentodebendetenerveintitantosaños,calculoquenadiepasade losveinticinco.Detodos losdivînersquetenemosdelante,losmayoressonlosquemásmemaravillan;nuncaenmividamehabíatopadocontantosdivînersadultosfueradelacárcelysingrilletes.—¡Porfin!Zuentrelazaelbrazoenelmíoyesbozauna sonrisa tanampliaqueparece

quenolecabeenlacara.Tirademíhastallegaralacarretapintadadeamarilloen la que nos esperan Inan y Amari. Amari sonríe al verme, pero se leensombrecelaexpresiónalnoencontraraTzainamilado.—Preferíadescansar—respondoasupreguntaimplícita.«Ynoqueríaveratuhermano»,añadomentalmente.Inanmemira,estámuyguapoconunkaftándecolorcobaltoyunosajustados

pantalones estampados. Parece distinto cuando no lleva las líneas rígidas y elmetalabolladodeluniforme.Másblando.Máscálido.Sumechónblancodestacaentre supelo,porunavezno lohaescondidobajoelcascoocon tintenegro.

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Nosmiramosalosojosembelesados,peroalcabodeunsegundo,Zusecolocaentrenosotrosynosanimaaavanzar.—Hemosadelantadomucho,perotodavíanosquedaninfinidaddecosaspor

prepararsiqueremostenerlotodolistoestanoche.Parece que habla a mil revoluciones por segundo, siempre descubre algo

nuevoquedecirantesdeterminardecomunicarelpensamientoanterior.—Aquíesdondevamosa representar lashistoriasantiguas.—Zuseñalaun

escenarioimprovisadoqueocupaunalomacubiertadehierbaentredostiendas—. Las narrará una divîner de Jimeta. Tenéis que conocerla, es encantadora.Creemos que será un Ama de lasMareas. ¡Ah, y mirad esto! Aquí es dondepondremoselpergaminoparaquelosdivînerslotoquen.¡Memuerodeganasdeverlo,seráincreíble!Zulaikha se desenvuelve entre lamultitud con elmagnetismo de una reina.

Losdivînersseparanamirarlacuandopasa,laseñalanyhablandenosotrasensusurrosal fijarseenquemehadado lamano.Normalmenteme irritaque losdemás se me queden mirando, pero hoy, para mi sorpresa, me resultagratificante. No es como cuando me miran los guardias o los kosidán, quequerrían fulminarme. Las miradas de los divîners muestran reverencia, unanuevaclasederespeto.—Y¿quieresverlomejor?—Zuseñalaunamplioclaroqueestándecorando

con farolillos pintados y telas coloridas—. Aquí es donde celebraremos laprocesióninaugural.¡Zélie,tienesqueparticipar!—Huy,no.¡Nosabesloquedices!Niego con insistencia, pero me río cuando Zu me agarra por la muñeca y

empieza a dar saltos. Su alegría es contagiosa; ni siquiera Inan puede evitarsonreír.—¡Loharíasgenial!—Abremucholosojos—.Todavíanotenemosaninguna

Parca,yelatuendodeOyatesentaríacomounguante.Llevaunafaldalargadecolorrojoyunablusadorada…¡Inan!¿NocreesqueZélieestaríaincreíble?Inanabrelosojoscomoplatosytartamudea.AlternalamiradaentreZuyyo,

comosiesperasequeunadelasdosloliberaradelaobligacióndecontestar.—Zú, no te preocupes.—Sacudo lamano—. Seguro que encontráis a otra

persona.—Sí,supongoqueserámejorasí.—Inanrecupera lavoz.Mecontemplaun

instantemás antesdedesviar lamirada—.Pero sí, creoqueZélie estaríamuyguapa.MeruborizoynotolacaratodavíamáscalientecuandoAmarinosobservaa

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losdos.Vuelvo la cabezay fijo la atenciónenotra cosa, intentandopasarporaltoque la respuestadeInanmehaprovocadouncosquilleo.Unavezmás,seimpone la imagenmentaldecómome llevóenbrazospara introducirmeenelcampamento.—Zu,¿quéeseso?Señalouncarromatonegroconunafilalarguísimadedivîners.—AhíesdondeFolakevaapintarlosbaajisdecadaclan.—Sele iluminan

losojos—.¡Tienesquepintarteuno!—¿Baajis?—Amariarrugalanariz,confundida.Zuseñalaelsímboloquellevapintadoenelcuello.CogeaInanyaAmaride

lamanoytiradeellos.Echaacorrersinsoltarlos.—Sonpreciosos.¡Vamos,tenéisqueverloahoramismo!Zu se mueve rápido y se adentra con ellos entre la muchedumbre. Me

dispongo a apretar el paso también, pero hay algo en el ambiente de estecampamentoquemeinvitaaaflojarelritmo,acaminarconcalma.Cadavezquepaso por delante de un divîner, se me aceleran los pensamientos e intentoimaginarlosdistintostiposdemajiquepodríanllegaraser.PodríahaberfuturosAmosdelVientoalaizquierda,oVidentesaladerecha.Teniendoencuentaquehaysolodiezclanes,inclusocabelaposibilidaddequehayaalgunafuturaParcajustodelantede…Undesconocidosechocaconmigo.Vavestidoderojoynegro.Meagarrapor

la muñeca y me ayuda a recuperar el equilibrio antes de queme caiga haciaatrás.—Losiento—diceconunasonrisa—.Mispiestienenlamalacostumbrede

seguiramicorazón.—Nopa…—mequedosinpalabras.Ese desconocido no se parece a nadie que haya visto enmi vida, no tiene

sangreorïshanaenlasvenas.Poseeuncolordepielquerecuerdaalaarenisca,repleto de tonos cobrizos.En lugar de los ojos redondos de los orïshanos, lossuyossonangularesyalgocaídos,unacaracterísticaquedestacasusturbulentaspupilasgrises.—Roën. —Sonríe de nuevo—. Es un placer. Confío en que tengas la

amabilidaddeperdonarmitorpeza…Suacentomarcamucho laserres.Seguroqueesunmercader,algún tipode

comerciantedeotropaís.«Porfin».Miroaljovendearribaabajo.Tzainmehabíahabladodelosextranjeroscon

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losquesehabía topadoalgunaqueotravezdurante losviajesporOrïshaparajugarlospartidosdeagbön,peroyonuncahabíaconocidoaningunoenpersona.Alolargodelosañoshabíaoídodescripcionesdecomerciantesexóticosenlosmercados abarrotados, y de los viajeros que pasaban por las ciudades másconcurridasdeOrïsha.SiemprehabíatenidolaesperanzadequealgunodeellosrecalaraenIlorin,peronuncalleganhastanuestradistantecostaoriental.Laspreguntasseagolpanenmimente,peroentoncesmedoycuentadequeel

chicotodavíatienelamanoapoyadaenlapartebajademiespalda.Mesubenloscoloresalasmejillasmientrasmeapartodesumano.Nodeberíamirarlotanto,peroajuzgarporlasonrisilladeloslabiosdeRoën,apostaríaaquelegusta.—Hastalapróxima.Meguiñaunojoyseponeenmarchacongarbo,sininterrumpirelcontacto

visual.Sinembargo, antesdequepuedadarunpasomás, Inan reaparecey loagarraporelbrazo.LasonrisadesaparecedelamiradadeRoënencuantonotalazarpadeInan.—Noséquéintencionestienes,hermano.Perosihaceseso,puedesperderla

mano.—Sí,igualquelosladrones.—Inanaprietalamandíbula—.Devuélveselo.Elextranjerodeojosgrisesmemiraa lacara;encoje loshombrosponiendo

cara de corderito y saca el palo plegable del bolsillo de sus pantalonesdrapeados. Abro los ojos como platos mientras me llevo la mano al cinturónvacío.—¡Cómodemonioslohashecho!Learrebatoelpalodecombate.MamaAgbanoshaentrenadoparaadvertirsi

nostocaunladrón.Deberíahabernotadosumano.—Altropezarme.—Entonces¿porquétehasquedadoamilado?—lepregunto—.Sitanhábil

eres,podríashabertemarchadosinhablarconmigo.—No he podido resistirme.—Roën sonríe como un zorronte y revela unos

dientesquedeslumbranconsubrillo—.Pordetrássolovielhermosopalo.Nosabíaquedelantehabríaunachicaaúnmáshermosa.Lomiroconrabia,perosoloconsigoquesonríatodavíamás.—Como ya te he dicho, preciosa… —Hace una reverencia—. Hasta la

próxima.Dicho esto, se escabulle y camina haciaKwame, que está en la otra punta.

Chocanlospuñosenunsaludofamiliareintercambianpalabrasquenoadivino.Kwamememirauninstanteantesdequelosdosdesaparezcanenunatienda

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decampaña.NopuedoevitarpreguntarmeporquésehabráreunidoKwameconuntipocomoese.—Gracias—ledigoaInanmientrasacariciolosgrabadosdelpalo.EsloúnicoquemequedadeIlorin.Elúnicovínculoconlavidaquetuveen

otrotiempo.VuelvoapensarenMamaAgba.DeseocontodasmisfuerzaspodervolveraverlosaellayaBaba.—Sihubierasabidoquebastabaconunasonrisaencantadoraparadesarmarte,

lohabríaprobadohacesiglos.—No fue su sonrisa.—Levanto labarbilla—.Nuncahabíavisto anadiede

otropaís.—Ah, ¿era solo por eso? —pregunta Inan con una sonrisilla, sutil pero

totalmentearrebatadora.Eneltiempoquellevamosjuntoshevistodetodo,desderabiahastadolor,en

esoslabios,peronuncahabíavistonadatanparecidoaunasonrisadeverdad.Sele formanhoyuelos en lasmejillas y se le arruga la piel alrededor de los ojosambarinos.—¿Quéocurre?—mepregunta.—Nada.Mevuelvo hacia el palo.Entre el kaftán y la sonrisa, cuesta creer que sigo

mirandoalprincipito…—¡Aarg!LasonrisadeInansetransformaenunamueca.Aprietalosdientesyseagarra

elcostado.—¿Quétepasa?—Lepongolamanoenlaespalda—.¿Quieresquellamea

Zu?Niegaconlacabezaysueltaelaireconfrustración.—Noeslaclasededolorqueellapodríaaliviar.Inclino la cabeza hasta que caigo en la cuenta del sentido que ocultan sus

palabras. Parece tan distinto con el kaftán de color cobalto que ni me habíafijadoenqueelairequelorodeaesfrío.—Estás reprimiendo lamagia.—Seme cae el alma a los pies—.No hace

falta,Inan.Aquínadiesabequiéneres.—No es eso. —Inan recupera la compostura antes de erguirse—. Hay

demasiadagente.Tengoquecontrolarla.Siladejosuelta,alguienpodríaacabarherido.Unavezmás,atisboelprincipitomaltrechoquemeatacóconlaespada;sabía

queteníamiedo,pero¿hastaestepuntollegaelmiedoquesienteantesímismo?

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—Puedoayudarte.—Bajolamano—.Porlomenos,unpoco.Siaprendierasacontrolarla,notedoleríadesemejantemanera.Inantiradelcuellodelkaftán,aunquenoleaprietaenabsoluto.—¿Deverdadmeayudarías?—Pues claro. —Lo cojo del brazo y lo separo de la multitud—. Vamos.

Conozcounsitioalquepodemosir.

ElríoGombediscurre juntoanosotrosy llenaelaireconsucanción.PensabaqueesenuevoentornotranquilizaríaaInan,peroahoraquenoshemossentado,me doy cuenta de que soy yo la que necesita calmarse. Los nervios que hesentidocuandoZumehapedidoque liderarael regresode losmajivuelvenaasediarme, esta vez aúnmás fuerte. No sé cómo ayudar a Inan. Todavía sigotratandodeaveriguarcómodominarlamagiadelasParcas.—Cuéntame.—Respirohondoyfinjounaseguridadquemeencantaríasentir

—.¿Quésientescuandosemanifiestalamagia?¿Enquémomentoslapercibesconmásintensidad?Inantragasaliva.Jugueteaconlosdedosalrededordeunobjetofantasma.—Nosé.Esunmisterioparamí.—Toma.—Rebusco en el bolsillo y le coloco unamoneda de bronce en la

palmadelamano—.Dejademoverasílosdedos,meponesnerviosa.—¿Quéesesto?—Algoconloquepuedesjugarsinenvenenarte.Cógeloycálmate.Inan vuelve a sonreír, esta vez con franqueza. La sonrisa se ensancha y

suavizasumirada.Pasaelpulgarpor la leopardariagrabadaenelcentrode lamoneda,queindicaqueperteneceaOrïsha.—Creoquenuncahabíatenidoenlasmanosunamonedadebronce.—Puaj.—Sientorepulsión—.Mejorcállateesascosasonopodrédigerir lo

quemedigas.—Perdóname.—Inansopesalamonedaenlapalma—.Ygracias.—Agradécemelo intentandosolucionar lascosas. ¿Cuándo fue laúltimavez

quedejastequelamagiafluyeseconlibertad?Sin dejar de pasarse la moneda de bronce entre los dedos, Inan se pone a

pensar.—Enaqueltemplo.

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—¿Chândomblé?Asienteconlacabeza.—Amplificaba mis habilidades. Cuando trataba de encontrarte, me senté

debajodeunmuraldeOríy…Nosé.Fue laprimeravezque sentíquehabíaalgoquepodíacontrolar.«La ensoñación». Vuelvo a pensar en la última vez que estuvimos en ese

espacioonírico,mepreguntoquédebídedecirle.¿Reveléalgúnsecreto?—¿Cómofunciona?—lepregunto—.Hayvecesenlasquetengolasensación

dequemeleeselpensamientoigualqueseleeunlibroabierto.—Bueno,esmásunpuzlequeunlibro—mecorrigeInan—.Nosiempreestá

claro,perocuandotuspensamientosytusemocionessonintensas, tambiénmellegan.—¿Yteocurrecontodoelmundo?Niegaconlacabeza.—Noconlamismaintensidad.Conelresto,separecemásaunchaparrónsin

paraguas.Contigoesunauténticotsunami.Mequedopetrificadaantelapotenciadesuspalabras.Intentoimaginarcómo

debe de ser. El miedo. El dolor. Los recuerdos de cuando nos arrebataron aMama.—Quéhorror—susurro.—Nosiempre.—Memiraalosojoscomosipudiesevermicorazón,comosi

adivinase todo lo que soy—. Hay veces en las que es asombroso. Bonito,incluso.Semeaceleraelcorazón.MecaeunrizoblancodelantedelacaraeInanme

lorecolocadetrásdelaoreja.Sientoescalofríosporelcuellocuandomerozalapielconlosdedos.Carraspeoyapartolamirada,haciendocasoomisoaloslatidosquenotoenla

cabeza.Noséquéestápasando,peroséquenopuedopermitirmesentirmeasí.—Tumagiaesfuerte.—Meobligoaconcentrarmeeneltema—.Locreaso

no,tesaledeformanatural.Canalizasdeformainstintivacosasparalasquelamayoríadelosmajinecesitaríaunpoderosoencantamiento.—¿Cómopuedocontrolarlo?—preguntaInan—.¿Quépuedohacer?—Cierra los ojos —le indico—. Repite conmigo. No conozco los

encantamientosdelosMediadores,perosécómopedirayudaalosdioses.Inancierralosojosyagarrafuertelamonedadebronce.—Essencillo:Orí,bámisr.—¿Bamisorro?

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—Orí,bámisr.—Corrijosupronunciaciónconunasonrisa.Resultatiernoverlotorpequesuenaelyorubacuandosaledesuslabios—.Repítelo.VisualizaaOrí.Ábreteypídeleayuda.Enesoconsistesermaji.Conlosdiosesdetuparte,nuncaestarássolodeltodo.Inanbajalamirada.—¿Deverdadestánsiempreahí?—Siempre.—Vuelvo a pensar en todos aquellos años en los que les di la

espalda—.Inclusoenlosmomentosmásoscuros, losdiosessiempreestánahí.Tantosiloaceptamoscomosino,ellossiempretienenunplan.Inan cierra aúnmás lamano sobre lamoneda de bronce con una expresión

pensativa.—Deacuerdo.—Asienteconlacabeza—.Quierointentarlo.—Orí,bámisr.—Orí,bámisr—canturreaenvozbajamoviendolamonedaentrelosdedos.Al principio no ocurre nada, pero conforme lo repite, el aire empieza a

calentarse.Unlevebrilloazulapareceensusmanos.Laluzreptahaciamí.Cierrolosojosyelmundoempiezaagirar,unarrebatoabrasador,comoeldel

otrodía.Cuando se calma la espiral delmundo,meencuentrodenuevoen elespacioonírico.Sinembargo,estavez,cuandolosjuncosmehacencosquillasenlospies,ya

notengoporquésentirmiedo.

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CAPÍTULOCINCUENTAYCUATRO

INAN

Dentrodelaensoñación,seoyeunmurmulloenelairesimilaraunamelodía.Suave.Resonante.Mientrasescucholacanción,misojosrecorrenlapieldesnudadeZélieenel

lago.Igualqueuncisnedeplumasnegras,resplandeceporencimadelasolasllenas

dereflejos,tienelacararelajada,unaexpresiónquenohabíavistoantesenella.Escomosiporunescasoinstanteelmundoenterohubiesedejadodepesarsobresushombros.Sezambulleybuceaunossegundosantesdevolveralasuperficie.Levantala

cara oscura a los rayos del sol. Con los ojos cerrados, sus pestañas pareceninterminables. Sus rizos son como hilos de plata contra su piel. Cuando sevuelvehaciamí,mequedosinaliento.Poruninstante,meolvidoderespirar.Ydepensar.EnalgúnmomentolleguéacreerqueZélieteníalacaradeunmonstruo.—Esunpocorarositelimitasamirar,¿nocrees?Unasonrisaaparecesinquererenmicara.—¿Esaestuformamásastutadeconseguirquemeunaati?Sonríe.Unasonrisahermosa.Alcontemplarla,veolaluzdelsol.Cuandose

dalavuelta,anhelovolveranotareseatisbodeluz,elcalorquesehaextendidopormishuesos.Sintiendoesaurgencia,mequitolacamisaysaltoalagua.Zéliemanotea y escupe para quitarse el agua con la que la he salpicado al

tirarmedegolpeenlasuperficieagitada.Lacorrientemeempujaconunafuerzainesperada.Pataleoybraceohastaqueporfinvuelvoasaliralasuperficie.Mientras me alejo nadando del rugido de la cascada, Zélie contempla el

bosqueque tenemosdetrás: soy incapazdeverdónde termina.Esmuchomásextensodeloquemarcabaellímiteblancodelaorilladellagolaúltimavezqueestuvimosaquí.—Intuyo que es la primera vez que te metes en un lago natural, ¿no?—

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comentaZélie.—¿Cómolohassabido?—Por tu cara —responde Zélie—. Pones cara de bobo cuando estás

sorprendido.Mis labios dibujan una sonrisa, un gesto que surge cada vez con más

frecuenciacuandoestoydelantedeella.—Teencantameterteconmigo,¿verdad?—Megustacasitantocomovencerteconelpalodecombate.Estavezesellalaquesonríe.Misonrisaseensanchaaúnmás.Seincorpora

deunsaltoyempiezaaflotardeespaldas,pasandoentrelosjuncosmecidosporlacorrienteylosnenúfaresqueflotan.—Siyotuvieratumagia,mepasaríalavidaaquídentro.Ledoylarazón,aunquemepreguntocómoseríamiespaciooníricosiellano

estuvieradentro.Loúnicoquesécrearson lánguidos juncosmediomarchitos.ConZélie,elmundoenteroflorece.—Temuevescomounpezenelagua—digo—.Mesorprendequenoseasun

AmadelasMareas.—Quizáenotravida.—Pasalamanoporellagoyobservacómoseescurreel

aguaentresusdedos—.Noséporquéesasí.MegustabanloslagosdeIbadan,peronosonnadaencomparaciónconelocéano.Comolachispaqueenciendelallama,surecuerdomeatrapa:susojosdeniña

seabrenmaravillados;laadmiraciónantelasolasinterminables.—¿VivisteenIbadan?Meacercoaellaeintentoempaparmeaúnmásdesuspensamientos.Aunque

nuncameheaventuradohastaesapoblacióndelnorte,losrecuerdosdeZéliesontan nítidos que es como si estuviera allí ahoramismo.Memaravillo ante lasalucinantesvistasqueseobtienendesdelacimadelamontaña,inhaloelfrescoairedelamontañaydejoquepenetreenmispulmones.SusrecuerdosdeIbadancontienenuncalorespecial.Elmantodelamordesumadre.—Vivíamos allí antes del Asalto. —Le falla la voz cuando revive esos

momentos en mi presencia—. Pero después…—Niega con la cabeza—. Allíhabíademasiadosrecuerdos.Nopodíamosquedarnos.Unpozodeculpaseabreenmipecho, teñidoconeloloracarnecalcinada.

Los incendiosqueobservédesdeelpalacio real salena lasuperficie, lasvidasinocentesabrasadasdelantedemisjóvenesojos.Unrecuerdoquehereprimidoigualquelamagia,unfatídicodíaqueansiabapoderolvidar.PeroveraZélieen

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estas circunstancias hace que todo vuelva a mí. El dolor. Las lágrimas. Lamuerte.—En teoría, no íbamos a quedarnos en Ilorin. —Zélie habla más para sí

mismaqueparamí—.Pero entoncesvi elmar.—Sonríe para sus adentros—.Babamedijoquenoteníamosporquémarcharnos.En la ensoñación, la herida del corazón de Zélie me ataca con una fuerza

insoportable.Ilorinerasufelicidad.Yyolaarraséporcompleto.—Lo siento —logro decir con mucha dificultad. Me odio todavía más al

escuchar mis palabras. Suenan del todo inapropiadas. Débiles ante todo susufrimiento—.Séquenopuedoarreglarlo.Nopuedocambiarloquehehecho,pero…PuedoreconstruirIlorin.Cuandotodoestotermine,seráloprimeroquehaga.Zéliesueltaunarisitairritada.Seca.Desprovistadetodaalegría.—Sigue diciendo cosas así de ingenuas. Al final, resultará que Tzain tenía

razón.—¿Aquéterefieres?—lepregunto—.¿Quéopina?—Diceque,cuando todoesto termine,unodenosotrosestarámuerto.Tiene

miedodequeseayo.

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CAPÍTULOCINCUENTAYCINCO

ZÉLIE

Noséporquéestoyaquí.NoséporquéletoméelpeloaInanparaqueentraseenellago.Noséporquésientouncosquilleocadavezqueseacercanadando.«Estoestemporal»,merecuerdounayotravez.«Nisiquieraesreal».Cuando

todoesto termine, Inanyanovolveráaponerseunkaftán.Nomerecibiráconlosbrazosabiertosensuensoñación.Intento imaginarme al feroz guerrero que conozco, al principito que me

amenazóconlaespada.Pero,enlugardeeso,veolahojaquemeliberódelareddelosenmascarados.LoveoprotegiéndomedelasllamasdeKwame.«Tieneunbuencorazón».LaspalabrasqueAmaridijohacetantotiempose

repitenenmimente.PensabaqueAmarinoqueríaverlarealidad.Pero¿acasosabíaveralgunaspartesdeInanqueyonoalcanzabaaadivinar?—Zélie, yo nunca te haría daño. —Niega con la cabeza y sonríe—. No,

despuésdetodoloquehevisto.Cuandolevantalamiradaparaencontrarseconlamía,laverdadsefiltra.No

puedo creer que nome haya dado cuenta antes. El sentimiento de culpa y delástimaconelquecargaba…«Portodoslosdioses».Seguroquelohavistotodo.—Creía quemi padre no tenía otra alternativa. Siempreme enseñaron que

hizo lo que hizo paramantenerOrïsha a salvo. Pero después de acceder a tusrecuerdos…—Se lequiebra lavoz—.Ningúnniño tendríaquepasarporalgoasí.Vuelvo la cara hacia las ondas del lago, sin saber qué decir.Qué sentir.Ha

vistolaspeorespartesdemí.Partesquenuncacreíquepudiesecompartir.—Mipadre se equivocaba.—Inanhabla tanbajoque suvozapenas seoye

conelrumordelacascada—.Talvezdeberíahabermedadocuentaantes,peroloúnicoquepuedohacerahoraesintentarenmendarloserrores.«No le creas»,me advierto. «Vive en una fantasía, en un sueño». Pero con

cada promesa que hace,mi corazón se ensancha, confiando en secreto que al

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menosunadeesaspromesassehagarealidad.CuandoInanlevantalavistahaciamí,veounápicedeloptimismoquesiemprehabrilladoenlosojosdeAmari.Apesardetodo,estádecididoahacerlo.DeverdadquierequeOrïshacambie.«SiMadreCielotehizollegarelpergaminoatravésdeunadescendientedel

linajedeSaran,suvoluntadestáclara».LaspalabrasdeLekanresuenanenmimentemientras contemplo a Inan, cautivadapor sumandíbula fuerte, la barbaincipientequeleensombrecelasmejillas.SisesuponequeundescendientedellinajedeSarantienequeayudarme,¿seríaposiblequelosdiosesquisieranqueInanlideraseymodificaseelrumbodelpaís?¿Esesoloqueestamoshaciendo?¿Esporesoporloquelodotaronconlamagia?Cuando Inan se acerca a mí flotando, se me acelera el corazón. Debería

apartarme.Peromequedoquieta,comosienraizaraenelsitio.—No quiero que muera nadie más—me susurra—. No puedo asumir más

muertessangrientasamanosdemifamilia.«Mentirasycamelos».Esoestodo.Perosisolosonmentiras,¿porquénosoy

capazdealejarmenadando?«Por todos los dioses, ¿se ha quitado la ropa?».Mis ojos se pierden en su

pechoancho,enlascurvasdecadaunodesusmúsculos.Sinembargo,antesdeque pueda mirar debajo del agua, subo los ojos de repente. ¡Madre Cielo!,¿puedesabersequéhago?Meobligoanadaratravésdelacascadahastaquemiespaldadescansacontra

lapareddelacantilado.Estoesabsurdo.¿Porquéhepermitidoquememetieseenesteespacioonírico?ConfíoenquelaviolentacortinadeaguaimpidaqueInanpasedesdeelotro

lado,peroalcabodeunossegundos,nadaa travésde lacascadapara reunirseconmigo.«¡Vete!».Lesordeno amis piernas quepataleen, peroquedo atrapada en la

dulcesonrisadesuslabios.—¿Quieresquememarche?«Sí».Eso es lo que tengo que decir. Pero cuantomás se acerca,más fuerte es el

deseodequesequede. Inansedetieneantesdequedardemasiadocercaymeobligaaresponder.«¿Quieroquesemarche?».Aunqueelcorazónmepalpitadesbocado,yasélarespuesta.—No.

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Dejadesonreírymemiraconternura,unamiradaquenuncahabíavistoenél. Cuando los demás chicos me miran de esa forma, me entran ganas dearrancarles losojos.Y,sinembargo,cuandoes Inanquienmemiraasí,quieromás.—¿Puedo…?—dejalapreguntaamediasysesonroja,incapazdeverbalizar

sudeseo.Pero no le hacen falta palabras. No, cuando una parte innegable demi ser

quierelomismo.Asientoconlacabezaylevantaunamanotemblorosa,conlaquemeacaricia

lamejilla.Cierrolosojos,derretidaporesesimpleroce.Sutactomeardeenelpecho,mebajaporlacolumna.Deslizalamanodesdelamejillahastamipelo,memasajealacabezaatravésdelosrizos.«Portodoslosdioses…».Si un guardia nos viera ahoramismo,memataría sin pensárselo dos veces.

Inclusosiendopríncipe,Inanpodríaacabarentrerejas.Noobstante,apesardelasreglasdenuestromundo,laotramanodeInanme

estrecha contra él, me invita a soltarme. Cierro los ojos y me inclino haciadelante,meaproximoalprincipitomásdeloquedebería.Suslabiosrozanlosmíos…—¡Zélie!

Doyunrespingoymicuerporegresadegolpealmundoreal.AbrolosojosjustoenelmomentoenelqueTzainapartaaInandemilado.

Lolevantaporelcuellodelkaftánylotiraalsuelo.—¡Para,Tzain!—Melevantocomopuedoymeabropasoparacolocarmeen

mediodelosdos.—¡¡Noteacerquesamihermana!!—Debería irme. —Inan me mira un momento antes de perderse entre los

árboles. Aprieta con fuerza la moneda de bronce—. Ya nos veremos en elcampamento.—Pero¿a tiqué tepasa?—legritoamihermanoencuanto Inannopuede

oírnos.—¿Quéme pasa amí? ¡¿Amí?!—rugeTzain—. Por los dioses, Zél, ¿qué

demonioshacíasenelbosque?¡Pensabaquetehabíaocurridoalgo!—Intentabaayudarlo.Nosabecómocontrolarlamagia.Lehacedaño…—Porelamordelosdioses,eselenemigo.Sileduele,¡mejorparanosotros!

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—Tzain,séquecuestadecreer,peroquierearreglarOrïsha.Intentaquetodoslosmajiesténasalvo.—¿Tehalavadoelcerebro?—Tzainniegaconlacabeza—.¿Paraesosirvesu

magia?Eresmuchascosas,Zél,peroséquenoerestaningenua,porfavor.—Noloentiendes.—Apartolamirada—.Nuncatehahechofalta.Túeresel

kosidánperfectoquecaebienatodoelmundo.Yomepasoeldíatemblando.Tzainretrocedecomosilehubiesetocadolafibrasensible.—¿Creesquenoséloqueeslevantarsetodaslasmañanasypreocuparsedesi

esedíaseráelúltimo?—¡DaleunaoportunidadaInan!Amarinoesmásqueunaprincesa.Cuando

regrese lamagia,noserá laprimeraen la líneadesucesiónal trono.Sipuedoconvencer al príncipe heredero, ¡tendremos de nuestra parte al futuro rey deOrïsha!—Ojalá oyeras las patrañas que sueltas.—Tzain se tira del pelo—. ¡No le

importasnada,Zél!¡Soloquieremeterseentretuspiernas!Meardelacara.Eldolorsemezclaconlavergüenza.EstenoesTzain.Este

noeselhermanoquetantoquiero.—Es el hijo del hombre que asesinó a Mama, por todos los dioses. ¿Tan

desesperadaestás?—¡TúestáslocoporAmari!—grito—.¿Porquécreesqueeresmejorqueyo?—¡Porque ella no es una asesina!—contraatacaTzain—. ¡Ella no incendió

nuestropueblo!Noto un murmullo en el aire. El corazón me golpea el pecho con fuerza

mientras Tzain continúa con sus reproches. Sus palabras se me clavan comoaguijones,sonmásafiladasquecualquierataquequehayasufridoantes.—¿QuédiríaBaba?—NometasaBabaenesto…—¿OMama?—¡Cállate!—legrito.Elmurmullodelaireseconvierteenunagitadozumbido.Lapartemásoscura

demirabiasalearelucir,aunqueintentorefrenarla.—Portodoslosdioses,siMamasupieraquemurióparaqueterminasessiendo

larameradelpríncipe…Lamagia fluyepormisvenas,calienteyviolenta, semanifiestaconrabiay

sin necesidad de pronunciar encantamiento alguno. Igual que una lanza, unasombrasaledemibrazoenespiralyleatacaconlafuriadelosmuertos.Todoocurreenunparpadeo.Tzaingrita.Yometambaleo.

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Cuandotermina,seagarraelhombro.Lasangremanabajosusdedos.Mequedomirandomispropiasmanostemblorosas,laneblinadelassombras

delamuertequegiranasualrededor.Alcabodeunmomento,sedesvanecen.Peroeldañoyaestáhecho.—Tzain… —Sacudo la cabeza; se me saltan las lágrimas—. No era mi

intención.Teloprometo.¡Hasidosinquerer!Tzain me mira como si no supiera quién soy. Como si yo encarnase una

traiciónatodoloquetenemos.—Tzain…Daunpuñetazoalaparedconelsemblanteserio.Implacable.Contengounsollozomientrascaigoalsuelo.

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CAPÍTULOCINCUENTAYSEIS

ZÉLIE

Mequedoenlaperiferiadelasentamientohastaqueanochece.Enelbosquenotengoqueenfrentarmeconnadie.Notengoqueenfrentarmeconmigomisma.Cuando ya no soporto seguir sentada en la oscuridad, regreso a mi tienda,

aunqueséquevoyadecepcionaraZu.RezopornoencontrarmeconTzain.Sinembargo, en cuantoAmarimeve, corre haciamí conunkaftánde seda en lamano.—¿Dóndeestabas?—Meagarradelamanoytirademíparametermeensu

tienda,casimequita la ropaparaponermeelvestidodeseda—.¡Yacasies lahoradelacelebraciónynisiquieratehepeinado!—Amari,porfavor…—Notemolestesenllevarmelacontraria.—Apartamimanoymeobligaa

sentarmeyestarquieta—.Esaspersonasquierenquelasguíes,Zélie.Tienesquerepresentarelpapel.«Tzainnoselohacontado…».Eslaúnicaexplicación.Amarimepintaloslabiosdecarmínymeperfilalos

ojosconcarboncillocomoharíaunahermanamayor.Luegomepidequehagalomismoconella.Sisupieralaverdad,tendríamiedodemí,seguro.—Seteharizadomuchísimo—dicemientrasmesujetaunmechónconuna

horquilla.—Creoqueeslamagia.Mamateníaelpeloigual.—Tequedabien.Aúnnoheterminadoyyaestásradiante.Me ruborizo y miro el kaftán de seda que me ha obligado a ponerme. Su

estampadovioletareflejaaguasdeunamarillovivoydeunazulintenso;relucecontra mi piel oscura. Toco el cuello con pedrería incrustada. Ojalá Amaripudiesedevolvérseloaquien seaque se lohaprestado.No recuerdo laúltimavezquemepuseunvestido;mesientodesnudasintelaquemecubralaspiernas.—¿Notegusta?—preguntaAmari.—No importa.—Suspiro—.Meda igual la ropaque lleve.Soloquieroque

estanocheacabedeunavez.

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—¿Ha pasado algo? —tantea Amari con cautela—. Esta mañana estabasemocionadaconlacelebración.AhoraZumehadichoquenoquierescompartirelpergamino…Frunzoloslabiosyagarrolateladelkaftán.Vercómodesaparecíalasonrisa

delacaradeZumellenódeunaclasenuevadevergüenza.Todasesaspersonasconfiando en que yo fuera su líder, cuando ni siquiera sémantener a rayamipropiamagia.«Ymimagianoesloúnicoquenosémanteneraraya…».El recuerdo del infierno deKwame arde con tanta intensidad que siento un

cosquilleoenlapielanteelcalorimaginado.Meconvenzodequenotengonadaquetemer,peroloúnicoquesientoahoraesmiedo.¿YsiZunohubierapodidocontrolarlo?¿YsiZunohubiesellegadoenesemomento?SiKwamenohubieseapaciguadolasllamasdesumagia,yonisiquieraestaríaaquíya.—Noeselmomentoadecuado—digoporfin—.Solofaltancuatrodíaspara

elsolsticio…—Por eso… ¿Por qué no quieres devolver ya sus poderes a todos estos

divîners?—Amarime agarra conmás fuerza—.Por favor, Zélie, cuéntamelo.Quieroentenderlo.Meabrazo las rodillascontraelpechoycierro losojos,casi sonríoante las

palabras de Amari. Recuerdo los días en los que ver la magia en acción laestremecía. Ahora es ella la que lucha por hacerla revivir mientras yo meacobardo.IntentoapartarlosrecuerdosdelrostrodeTzain,lamiradamásfríaquemeha

dirigidonunca.Reconocíelterrorensusojos.CuandoKwametocólapiedradelsolyprovocólasllamaradas,yolomirédelamismamanera.—¿Es por Inan? —Amari insiste al ver que me quedo callada—. ¿Tienes

miedodeloquepuedahacer?—ElproblemanoesInan.Porlomenos,noesesteproblema.Amarihaceunapausaymesueltaelpeloparaarrodillarseamilado.Conla

espaldarectayloshombroshaciaatrás,parecelaauténticaprincesaquees,tanregiaconesevestidodoradoquelehanprestado.—¿QuéocurriómientrasTzainyyonoestábamos?Aunquemedaunvuelcoelcorazón,nocambiolaexpresióndelacara.—Yatelodije…Nosaliamosparapoderliberaros.—Zélie, por favor, necesito que seas sincera. Quiero a mi hermano, te lo

aseguro.Peronuncahevistoestafacetadeél.

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—¿Aquéfacetaterefieres?—Rebelarse contra mi padre. ¿Luchar a favor de los maji? A Inan le ha

pasadoalgo,yséquetienequevercontigo.Sumiradaindicaqueseloimagina,ynotoquemeardenlasorejas.Piensoen

elespacioonírico,enelmomentoenquenuestroslabiosestuvieronapuntodetocarse.—Haaprendido.—Meencojodehombros—.Violoquehabíahechovuestro

padre, lo quehacen sus guardias ahoramismo.Quiere encontrar lamaneradesolucionarlascosas.Amaricruzalosbrazosyarqueaunaceja.—Debesdepensarquesoyciegaotonta,ysabesquenosoyciega.—Nosédequémehablas…—Zélie, te mira embobado. Sonríe cómo… Cielos, ni siquiera sé cómo

describirlo.Nuncalohevistosonreírcomolohacecuandosedirigeati.—Bajolavistahaciaelsueloymecogeporlabarbilla.Meobligaamirarlaalosojos—.Quieroqueseasfeliz,Zél.Másdeloquepuedesimaginarte.Peroconozcoamihermano.—¿Quésesuponequesignificaeso?Amarihaceunapausaymesujetaotrorizoconunahorquilla.—Oestáapuntodetraicionarnosoaquíseestáfraguandootracosa.Aparto la barbilla para soltarme y vuelvo a mirar hacia el suelo. El

sentimientodeculpasecuelaportodoslosrinconesdemicuerpo.—HablasigualqueTzain.—Tzainestápreocupado,ytienemotivosparaestarlo.Puedointentardialogar

conél,peroprimeronecesitosabersiconvieneono.«Noconviene».Esaeslaopciónmáslógica.Pero,apesardetodoloquehahecho,elrecuerdo

deInanllevándomeenbrazoshastaelcampamentoserepiteconviveza.Cierrolosojosyrespirohondo.Norecuerdolaúltimavezquemesentítanseguraenbrazosdealguien.—Cuando me dijiste que Inan tenía un buen corazón, pensé que eras una

ingenua.Unapartedemísesienteahoraigualdeingenua,porquehevistoesecorazónpormímisma.MesalvócuandolosguerrerosdeZuibanacapturarme;hizotodoloquepudoparaconseguirliberarosaTzainyati.Ycuandollegóelmomento en que podría haber cogido el pergamino y haber huido con él, sequedó.Intentósalvarme.Callounmomentoybusco laspalabrasquequiereoír, laspalabrasquecasi

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medamiedopronunciarenvozalta.—Tieneunbuencorazón.Ycreoqueporfinloestáusando.Amarijugueteaconlosdedos.Seagarraelpecho.—Amari…Me rodea con los brazos y aprieta fuerte.Me quedo rígida porqueme pilla

desprevenida.Sinsaberquéhacer,pocoapocoledevuelvoelabrazo.—Séquepuede sonarte ridículo, pero es que…—Se aparta y se limpia las

lágrimas que amenazan con caerle por los ojos—. Inan siempre se ha vistoatrapadoentreelbienyelmal.Soloquierocreerqueescapazdehacerelbien.AsientoconlacabezayevalúolascosasquequieroyodeInan.Medarabia

contar las veces que he pensado en él hoy, las veces que he pensado en suslabios, en su sonrisa.A pesar de lomucho queme empeño por reprimirla, elansiapermanece:ladesesperaciónpornotarsucariciaotravez…MáslágrimasamenazanconbrotardelosojosdeAmari,asíqueselasenjugo

conlamangadelkaftán.—Basta—leordeno—.Tevasaestropearelmaquillaje.Amariresopla.—Meparecequeesoyalohashechotú.—¡Oye!Yatedijequenotefiarasdemíconelcarboncillo.—¿Cómopuedesblandirunpalodecombatesieres incapazdemantenerel

pulsofirme?Nos echamos a reír como un par de adolescentes y el sonido de la risame

resultatanextrañoquemepillaporsorpresa.PerolasrisitasterminandesopetóncuandoTzainirrumpeenlatiendadecampaña.Memiraalosojosysedetiene.Alprincipio,memira comosinomeconociera,perohayalgodentrodeél

quesederrite.—¿Quéocurre?—preguntaAmari.ATzainletiemblalabarbilla.Bajalamiradaalsuelo.—Eh…ZélsepareceaMama.Sus palabras me rasgan el corazón y lo calientan al mismo tiempo. Tzain

nunca habla de Mama con ese tono de voz. En ocasiones, creo que la haolvidadoporcompleto.Perocuandonosmiramosalosojos,medoycuentadeque leocurre lomismoqueamí; llevaaMama tanpresentecomoel aire,unpensamientoquepasacadavezqueinspira.—Tzain…—Va a empezar la procesión.—Se vuelve hacia Amari—. Será mejor que

termines.

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Ydichoesto,semarchaysemeencogeelcorazón.Amarimedalamano.—Hablaréconél.—No lo hagas.—Hago caso omiso del sabor amargo en la lengua—. Solo

conseguirásqueseenfadecontigotambién.«Ydigasloquedigas,seguirásiendotodoculpamía».Me pongo de pie y tiro de las mangas del vestido, para alisar una arruga

inexistente.Despuésdetodaunavidadeequivocaciones,haymuchísimascosasde las que me arrepiento. Pero si solo pudiera cambiar uno de los errorescometidosenmivida,este…esteseríaelqueestaríadispuestaaeliminaratodacosta.Angustiada, me dirijo a la salida y finjo que no me duele el corazón. Sin

embargo, antes de que pueda salir,Amarime coge de lamano otra vez ymeobligaaquedarmeunpocomás.—Todavíanomehascontadoporquénoquierescompartirelpergamino.—

Amariseponedepieymeanaliza—.Ahífuerahayunvalleenterorebosantededivîners esperando poder convertirse en maji. ¿Por qué les niegas esaposibilidad?Las palabras deAmarime azotan igual que uno de los bofetones deMama

Agba.IgualquelaespadaqueatravesóelpechodeLekan.Ambosrenunciaronatodoparadarmelaoportunidaddehacerestoy,sinembargo,loúnicoquehagoesdesperdiciarla.Cuando en un principio pensé en compartir el pergamino con los demás

divîners esta noche, no dejaba de imaginarme toda la belleza y alegría querepartiría esa nueva magia. Por una vez, el ambiente sería como el que serespirabaantesdelAsalto.Losmajivolveríanareinar.Peroahora,lasonrisadecadadivînersedistorsionaantemí,convertidaenel

dolorquepodríadejar laesteladeesamagia:Terrerosarrancandolatierraquepisamos;Parcasperdiendoelcontrolyliberandooleadasdemuertos.Nopuedoarriesgarmeaquetodosellosrecuperenlamagia.Nosinreglas.Sinlíderes.Sinplanes.Ysinomeveocapacitadaparahacerestoahora,¿cómovoyasercapazde

completarelritual?—Amari,escomplicado.¿Ysialguiensedescontrola?¿Ysitocalapiedradel

sol alguienquenodebiera? ¡Podríamos iniciar a unCáncer ymorir todos porculpadelaenfermedad!—Pero¿quédices?—Amarimecogeporloshombros—.Zélie,¿aquéviene

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todoesto?—No loentiendes…—Niegocon la cabeza—.Noviste loquepodíahacer

Kwame.SiZunoselohubieseimpedido…Siloscarcelerostuvieranesaclasedepoder,ounhombrecomotupadre…—Semesecalagargantaalrecordarlasllamaradas—. ¡Imagina a todas las personas que podría incinerar si tuvieraoportunidaddeinvocaralasllamas!Lo saco tododegolpe, losmiedos, lasvergüenzasquemehanatormentado

durantetodoeldía.—YTzain…—medetengo,porquenosoycapazdepronunciarlaspalabras.Si ni siquiera puedo confiar enmímisma paramantener a rayamimagia,

¿cómopuedoesperarquesecomportenunmontóndemajisinfrenodeningúntipo?—Durante mucho tiempo había pensado que necesitábamos la magia para

sobrevivir,peroahora…Ahorayanoséquépensar.Notenemosplanalguno,notenemosformadecrearnormasniestableceruncontrol.Silahacemosregresarsinmás,podríanresultarheridasmuchaspersonasinocentes.Amari se queda en silencio un buen rato, para dejar que mis palabras se

aposenten.Suavizalamiradaytirademimano.—Amari…—Vamos,acompáñame.Mearrastrafueradelatiendaymeveotransportadaaotromundo.Mientras

estábamos dentro, el campamento ha cobrado vida. El valle rezuma energíajuvenil,resplandececonlaluzrojizadelosfarolillos.Unossabrosospastelesdecarne y porciones de plátano dulce pasan por delante de nuestras naricesmientras lamúsicavibrantey los tamboresque retumbanreverberandentrodenuestra piel.Todos bailan al sonde la jubilosamúsica, nopueden contener laemociónquelesprovocalaprocesión.Entre esa locura festiva atisbo a Inan, más guapo de lo que debería estar

permitido, con una agbada de color azul oscuro y unos pantalones a juego.Cuando me ve, se queda boquiabierto. Siento un cosquilleo al sabermeobservada por él. Aparto la mirada, desesperada por acallar el resto desentimientos. Inan se aproxima a nosotras, pero antes de que pueda decirnosnada,Amaritirademíparaintroducirnosentrelamultitud.—¡Vamos!—invitaasuhermano—.¡Nopodemosperdérnoslo!Zigzagueamosentre lamasamientras losasistentesal festivaldanvueltasy

meneanelcuerpoanuestrolado.Aunqueunapartedemíquierellorar,alargoelcuelloparaadmirarlamultitud,ansíosentiresaalegría,esavida.

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LoshijosdeOrïshabailancomosinohubieramañana,alabandoalosdiosescon cada paso. Glorifican con los labios el arrebato de la liberación, suscorazonescantancánticosdelibertadenyoruba.Misoídosseponenabailaralescucharlaspalabrasenmiidioma,unaspalabrasquehabíallegadoapensarquesolo escucharía dentro de mi cabeza. Parecen iluminar el ambiente con suembeleso.Escomosielmundoenterovolviesearespirar.—¡Estásmagnífica!—Zusonríemientrasmeadmira—.Todos loschicosse

moriránporbailarcontigo,aunquecreoqueyatienesunpretendientedeclarado.Ladeolacabezaysigoladireccióndesudedo,queseñalaaInan;susojosme

repasan como si fuese un leonario a punto de salir a cazar. Me gustaríaaguantarlelamirada,alimentarelcalorquenacebajomipielcuandomemiradeesamanera.Peromeobligoadesviarlavista.NopuedovolveraheriraTzain.—Mama!ÒrìsàMama!ÒrìsàMama,àwáundúppéegbigbewá…Cuantomásnosacercamosal centro,más resuenael canto.Me transportaa

lasmontañasdeIbadan,cuandoMamamecantabaesaestrofacomosifueseunananaantesdeirmeadormir.Teníaunavozsuaveyconmuchocuerpo,comoelterciopeloy la seda.Mepierdoen esa sensación tan familiar cuandounaniñapequeñaconunavozpotenteentonaunsoloentrelamultitud.—Mama,Mama,Mama…Mientraslasvocesllenanlanocheconsucánticocelestial,unajovendivîner

conlapielmarrónclaroyelpeloblancocortoentraenelcírculo.Ataviadaconunas ampulosas vestimentas azules, parece encarnar el retrato que nosmostróLekandeYemja,ladiosaquetomólaslágrimasdeMadreCielo.Ladivînergiray se contonea al ritmo de la canción, con un cántaro de agua en la cabeza.Cuandoelcoro llegaalpuntoálgido, tiraelaguaalaireyabre losbrazosporcompletopararecibirlalluviaquecaesobresupiel.Losvítoresdelamultitudaumentandevolumenmientrasladivîner saledel

círculodandovueltasyensu lugarentrabailandoFolake.Losabaloriosdesukaftánamarillocaptanlaluzyrelucenmientrassemuevenporsupiel.Encandilaa todos con su sonrisa, ymás que a nadie, a Kwame. Cuando lamultitud semuere de expectación, expone las palmas de las manos. La muchedumbre laaclamacuandounaschispasdeluzdoradasalendeesasmanosybailanjuntoaellaporelcampamento.—Mama,Mama,Mama…Un divîner tras otro entra en el círculo, todos y cada uno de ellos vestidos

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comoloshijosdeMadreCielo.Aunquenopuedeninvocarlamagiadeverdad,susimitacionesllenandealegríaalosespectadores.Alfinal,unachicaquedebedetenermiedaddaunpasoalfrente.Vavestidaconunasvaporosassedasrojasy una diadema de abalorios resplandece contra su piel. «Oya»… Mi diosahermana.AunquenopuedecompararseconlamajestuosidaddeOyaenmisvisiones,la

divîner tiene un aura mágica propia. Igual que Folake, luce unos largostirabuzones blancos que suben y bajan como un muelle mientras baila, y seenredanalrededordesucuerpo igualque lassedasrojas.Enunamano luceelirukerecaracterísticodeOya,unlátigocortohechoconelpelodelamelenadeun leonario. Mientras da vueltas al objeto mágico alrededor del círculo, lasalabanzasdelosdivînersseincrementan.—Tú formas parte de esto.—Amari entrelaza los dedos en losmíos—.No

permitasquenadienosarrebateestamagia.

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CAPÍTULOCINCUENTAYSIETE

AMARI

La procesión termina al cabo de un rato, pero lamúsica y el baile continúanhastabienentrada lamadrugada.Pegounmordiscoaotropastelitomoínmoínmientras disfruto de las festividades y saboreo cómo se funde enmi boca esepastelillo de judías al vapor. Un divînerpasa por delante con una bandeja deshukushuku y casi seme saltan las lágrimas cuandoel cocodulceme toca lalengua.—Yaerahora.NotoelcosquilleodelalientodeTzaindetrásdelaorejayluegoseextiende

deformaagradablepormicuello.Porunavezenlavelada,estásolo, liberadodel enjambre de chicas divîners que llevan toda la noche tratando deconquistarlo.—¿Perdona?—lepregunto.Engulloelrestodeshukushukudeunsolomordisco.—Teestababuscando.Eresmuyescurridiza.Melimpiolasmigajasdeloslabios,ansiosaporocultarquemehezampadola

mitaddelasprovisionesdelfestival.Aunque,cuandomelopuse,elvestidomeibaperfecto,ahoralascosturasmetiranalaalturadelascaderas.—Bueno,supongoquenoesfácilmoversecuandounabandadadechicaste

entorpeceelpasoacadamomento,¿no?—Lolamentomucho,princesa.—Tzainseríe—.Perodeberíassaberquese

necesitatiempoparaacercarsealachicamásguapadellugar.Memira condulzura, igual que la nochequeme tiró al río y se desternilló

cuando intenté tirarlo también como revancha. Era una faceta extraña en él;después de todo lo que ha ocurrido desde entonces, no estaba segura de sivolveríaaverla.—¿Quépasa?—Nada.Pensaba.—Meencojodehombrosyvuelvolacabezahaciaelmar

de divîners danzarines—. Estaba preocupada por ti. Tienes aguante, pero

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supongo que no debió de ser fácil de soportar la tortura que te hicieron enaquellatiendadecampaña.—Bueno…—Tzainsonríe—.Semeocurrenotrasformasmuchomejoresde

pasarlanocheconunachicaencerradoenunatienda.Me ruborizo tanto que estoy segura de que el color rojo de mis mejillas

contrastaconlasaguasdoradasdelvestido.—Podríadecirquelaotranochefuelaprimeraquepaséconunchico.Tzainsueltaunbufido.—¿Yestuvoalaalturadetusfantasías?—Nolosé…—Mellevolosdedosaloslabios—.Noimaginabaquellevaría

lasmanosatadaslaprimeravez…Para mi sorpresa, Tzain suelta una sonora carcajada, más escandalosa que

cualquiera que le haya oído soltar enmi presencia. Seme hincha el pecho aloírlo. No había hecho reír tanto a nadie desde que charlaba con Binta. Unaspalabrasimplícitasnadandentrodemí,peroantesdequepuedaresponder,otrarisitallamanuestraatención.MedoylavueltaymeencuentroaZélieaunastiendasdedistancia,bailando

en la periferia de lamultitud. Se ríemientras bebe de una botella de vino depalmayhacedarvueltas sinparar aunniñodivîner.Aunque sonrío al ver sualegría,elrostrodeTzainseensombreceymuestralamismatristezaqueteníaenlatiendadecampaña.Peroalinstante,todaesatristezadesapareceencuantoTzainveaInan.MihermanocontemplaaZéliecomosifueselaúnicarosarojadeunjardínderosasblancas.—¿Hasvistoeso?AgarroaTzaindelamanoytirodeélparaacercarloauncírculodealegres

divîners.Notouncosquilleoenelestómagocuandosumanoarropalamía.LoshombrosanchosdeTzainparten lamuchedumbre igualque si fueseun

pastor que se desplaza entre un rebaño de ovejas. En cuestión de segundos,llegamos hasta la animada bailarina del centro del círculo, que rebosaexuberancia y vida. Su vestido de pedrería resplandece a la luz de la luna yacentúacadacontoneoygirodesuscaderas.Todas lascurvasdesucuerposemuevenalritmodelamúsicaydejanalamultitudembelesadaconcadagesto.Tzainmeinvitaasumarnosalbaile,perolofrenocogiéndolodelbrazo.—Porelamordeloscielos,¿sepuedesaberquéhaces?—Únetealafiesta.—Seechaareír—.Yavasiendohoradequeveacómote

mueves.—Tehaspasadobebiendoogogoro—digoentrerisas.

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—¿Ysibailoyo?—mepregunta—.Siyolohago,¿loharástútambién?—Desdeluegoqueno.—¿Meloprometes?Saltaenmediodelcírculoydejasobresaltadaalabailarina.Todalamultitud

daunpasoatrás.TranscurreunlargoinstanteenelqueTzainnosemueve,sinoqueselimitaamiraratodoslosasistentesconunaseriedadfingidaenelrostro.Pero cuandoempiezana sonar los cuernos,Tzain casi estalla enun frenesídemovimiento.Sesacudeysaltacomosiunashormigasde fuegose lehubierancoladoenlospantalones.Meríocontantasganasquemecuestarespirar,ymeagarrodeldivînerque

tengo más cerca para mantener el equilibrio. Cada uno de sus movimientosprovocamásvítoresyhacequeelcírculodeadmiradoresseduplique.Mientrasélsacudeloshombrosysedejacaerenelsuelo,lachicaquebailaba

enelcentrovuelveasumarseydavueltasportodoelespacio.Meirritoalvercómosecontonea,laseducciónquedesprendecadagolpedesuscaderas.MiraalosojosaTzainconundeseode flirtear tan intensoque, sinquerer,hagounamueca. ¿Cómo puedo sorprenderme? Con esa sonrisa ancha, esos músculosfuerteseimponentes…Unasmanoscallosasmeagarranporlasmuñecas.Unasmanosgrandes.«Las

manosdeTzain».—¡Tzain,no!Sumaliciasuperamimiedo.Antesdequemedécuenta,estoyenmediodel

círculo.Mequedocongelada,paralizadamientrasinnumerablesojosaterrizanenmí.Medoy lavueltaparaescapar,peroTzainmeagarraconmásfuerzaymehacegiraralavistadetodoelmundo.—¡Tzain!—chillo,peroelterrorsedisuelveenunarisaquenopuedodetener.Laemociónmerecorremientrasnosmovemos.Aunquesuelosermuypatosa

bailando, al final consigo seguir el ritmo. Por un momento, la multituddesapareceysoloveoaTzain:susonrisa,suscariñososojosmarrones.Podríavivirunaeternidadasí,dandovueltasyriendoenlaseguridaddesus

brazos.

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CAPÍTULOCINCUENTAYOCHO

INAN

Zélieestámásguapaquenunca.Delamanodeunniñodivîner,resplandececonsuvestidovioleta,unadiosa

danzarinaentrelamultitud.Elaromaasalmarinadesualmaseimponesobrelosintensosoloresdelosplatosdelfestival.Mellegacontodasufuerza.Unamareaoceánicaquemearrastrahaciaella.Mientraslaobservo,esfacilísimoolvidarmedelosmaji.Delamonarquía.De

Padre.Enestemomento,enloúnicoenquepuedopensaresenZél.Susonrisailuminaelmundoigualquelalunallenailuminauncielosinestrellas.Cuandosecansadedarvueltas,ledaunabrazoalniño.Elchiquillosueltaun

gritoemocionadoalnotarqueZélieleplantaunbesoenlafrente.Peroencuantoélsemarchacorriendo,tresjóvenesdanunpasoadelanteparaocuparsulugar.—Perdona…—Hola,soyDeka…—Estáspreciosaestanoche…Sonríomientras intentan cautivarla.Todos tratandehablarmás altoque los

demás.Mientrascharlan,rodeoaZélieporlacinturayaprietoconlosdedos.—¿Meconcedesestebaile?Se da la vuelta, furiosa. Entonces se da cuenta de que soy yo. Al ver su

sonrisa,sientosuemocióndentrodemí.Luegopercibounanhelo.Yunápicedemiedo.Tzainpasafugazmenteporsumente,asíquelaestrechocontramí.—Tellevaréaunsitiodondenopuedavernos.Uncalorelectrizantepasadesucuerpoalmío.Laagarromásfuerte.—Entiendoqueesoesunsí.Latomodelamanoylaguíoentrelamultitud,pasandoporaltolasmiradas

embobadasdesuspretendientes.Nosabrimospasohastaelbosquequerodeaelcampamento.Lejosdelacelebraciónyelbaile.Elairefrescoesunabendición.Vacargadoconelintensoaromadelashogueras,lacortezaylashojashúmedas.—¿SeguroquenovesaTzain?—Segurodeltodo.

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—¿Ysi…?¡Aaaaah!Zéliese tropiezaycaealsuelo.Unarisita infantilsaledesuboca.Mientras

reprimolarisaparaayudarla,meentraenlanarizeloloravinodepalmaconmiel.—Portodosloscielos,Zél,¿estásborracha?—Ojalá. Quien destiló este licor no sabía lo que hacía…—Me coge de la

manoyseapoyacontraun troncoparamantenerelequilibrio—.SupongoquemehemareadodetantodarvueltasbailandoconSalim.—Voyabuscarteagua.Hagoademándealejarme,peroZéliemecogeporelbrazo.—Quédate.Deslizalosdedosentremismanos.Notouncalorardienteentodoelcuerpo

encuantometoca.—¿Estássegura?Asienteyvuelveasoltarunarisita.Sumelódicarisameanimaaacercarme.—Querías sacarme a bailar, ¿no? —Sus ojos plateados despiden un brillo

travieso—.Quierobailar.IgualqueloschicosdeseososquerodeabanaZéliehaceunrato,doyunpaso

adelante.Cuando deslizo lamano por encima de sumuñeca, cierra los ojos einspirahondo.Hundelosdedosenlacortezadelárbol.Su reacción llena todas y cada una de las células de mi ser con un deseo

irrefrenable,unimpulsovisceralquenohabíaexperimentadonunca.Mecuestahorrores contenermeparanobesarla, parano acariciarle las curvasy apretarlacontraelárbol.Cuandoabrelosojosyparpadeaotravez,meinclinohaciadelanteparaque

mislabiosrocensuoreja.—Sideverdadquieresbailar,tendrásquemoverte,pequeñaZél.Seponetensa.—Nomellamesasí.—¿Túmellamas«principito»yyonopuedollamarte«pequeñaZél»?Dejacaerlosbrazos.Apartalacara.—Mamamellamabaasí.«Cielos».Lasuelto.Meentranganasdedarmedecabezazoscontraeltronco.—Zél,losientomucho.Noquería…—Yalosé.Bajalamiradahaciaelsuelo.Suespíritujuguetóndesapareceyseahogaen

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unmardepena.Peroentonces,unaoleadadeterrorseformadentrodeella.—¿Estásbien?Seaferraamísinprevioavisoyaprietalacabezacontramipecho.Sumiedo

semecueladentrode lapiel.El terrormeapresa lagarganta.Laconsume—crudoypoderoso—,igualqueaqueldíaenelbosque.Salvoqueahoranoeslamonarquía la que la atormenta; es la sombra de la muerte que surge de suspropiasmanos.Laabrazoylaestrechoconfuerza.Daríacualquiercosaporhacerdesaparecer

esemiedo.Nosquedamosabrazadosunbuenrato,desaparecemoselunoenlosbrazosdelotro.—Huelesigualqueelmar.Parpadeaymemira.—Tuespíritu…—aclaro—.Siemprehaolidoigualqueelmar.Semequedamirandoconunaexpresiónquenosédiscernir.Tampocodedico

demasiado tiempo a intentar averiguarlo.Me basta con perderme en sus ojos.Existirsolodentrodesumiradadeplata.Lesujetounrizodetrásdelaoreja.Vuelveaapoyarlacabezaenmipecho.—Hoyheperdidoelcontrol.—Selequiebralavoz—.Lehehechodaño.He

heridoaTzain.Abrolamenteunpocomás,justoporencimadelpuntoenelquesientopuro

alivio.ElrecuerdodeZélieseabalanzasobremícomounaolaquerompeenlaplaya.Lo siento todo, las palabras hirientes de Tzain, las sombras que surgieron

enfurecidas.Laculpabilidad,elodio,lavergüenzaquedejólaesteladelamagia.AprietoaúnmásaZélieynotounarrebatoardientecuandomedevuelveel

abrazoconlamismaintensidad.—Yotambiénperdíelcontrolunavez.—¿Lehicistedañoaalguien?—Peor.Matéaalguien—digoenvozbaja—.Alguienaquienamaba.Seapartaymemiraalacara.Laslágrimasseacumulanensusojos.—¿Poresotienestantomiedodetumagia?Asiento con la cabeza. El sentimiento de culpa por la muerte de Kaea me

apuñalacomouncuchillo.—Noqueríaquenadiemásresultaseherido.Zélievuelveadescansarlacabezaenmipechoysueltaunprofundosuspiro.—Noséquéhacer—confiesa.—¿Conqué?

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—Lamagia.Abrolosojoscomoplatos.Detodaslascosasquemehabíaimaginado,nunca

penséqueoiríaestadudasalirdesuboca.—Esto es loquequiero.—Zéliehaceungesto con lamanopara señalar la

alegríadelfestival—.Estoesporloqueheestadoluchando,perocuandopiensoenloqueocurrió…—Sequedasinvoz.ElhombroensangrentadodeTzainllenasu mente—. Estas personas son buenas. Tienen un corazón puro. Pero ¿quéocurrirásidevuelvolamagiaalmundoyquienintentatomarelpoderesunmajiquenolomerece?Es unmiedo tan familiar que lo siento como si fuesemío. Pero, almismo

tiempo,noestanfuertecomoantes,nimuchísimomenos.Inclusocuandopiensootra vez enKwame envuelto en llamas, la primera imagen queme viene a lamente es cómo esas llamas se extinguieron de repente en cuanto Zulaikha leindicóqueparase.Zélieabrelabocaparaseguirhablando,peronolesalenlaspalabras.Observo

suslabioscarnosos.Loscontemploconavidezcuandoselosmuerde.—Estaninjusto—diceconunsuspiro.Bajo la mirada hacia ella. Cuesta creer que ambos estemos despiertos.

¿Cuántas veces he deseado estrecharla enmis brazos así? ¿Sentir que ellamedevolvíaelabrazo?—Túnohacesmásquebailardentrodemimentecuandoyonotengoniidea

deloquepasaporlatuya.—¿Enserioquieressaberlo?—¡Puesclaroquequierosaberlo!¿Tedascuentadelobochornosoqueesno

tener…?Laempujocontraeltronco.Lebesoconardorenelcuello.Suspiracuandole

acariciolaespalda.Unlevegemidoescapadesuslabios.—Esto —susurro. Le rozo la piel con los labios mientras pronuncio las

siguientes palabras despacio—. Esto es lo que pensaba. Esto es lo único quetengoenlacabeza.—Inan—diceenunsusurrocasironroneando.Hundelosdedosenmiespaldaymeacercaaúnmásasucuerpo.Todomiser

ladesea.Deseaesto.Entodomomento.Conestedeseo,loveotodoclaro.Lascosasempiezanacobrarsentido.Nohayporquétemeralamagia.Nosbastacontenernoselunoalotro.

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CAPÍTULOCINCUENTAYNUEVE

ZÉLIE

«Nopuedes».«Nopuedes».«Nopuedes».Da igual cuántas veces repito esas palabras, el deseome domina como una

monturafueradecontrol.Tzainnosmatarásiseentera.Peroinclusomientrasesepensamientomecruza

lamente,hincolasuñasenlaespaldadeInan.Tirodeélhaciamí,aprietohastaquecasinoto laspartesdurasdesucuerpo.Quierosentir todavíamás.Quierosentirloaél.—VuelveaLagosconmigo.Meobligoaabrirlosojos.Creoqueheoídomal.—¿Qué?—Siloquequiereseslibertad,vuelveaLagosconmigo.EscomozambullirmeenloslagosheladosdeIbadan;unchoquevisceralque

mearrancadenuestrafantasía.UnmundoenelqueInannoesmásqueunchicoguapoconunkaftánquelesientacomounguante;unmaji,nounpríncipe.—Prometistequenotemeteríasenmicamino…—Y cumpliré la promesa —me interrumpe Inan—. Pero Zélie, ahora no

estamoshablandodeeso.Unosmurosempiezanaformarsealrededordemicorazón,murosqueséque

élpuedepercibir.Seapartayseparalasmanosdemiespaldaparacolocarlasenmismejillas.—Cuando logres devolver lamagia, los nobles pelearán con uñas y dientes

paradetenerte.ElAsaltoserepetiráunayotravez.Laguerranoterminaráhastaqueunageneraciónenteradeorïshanoshayamuerto.Aparto lamirada,peroenel fondo, séque tiene razón.Eseeselorigendel

miedoquenopuedoreprimir,elmotivoporelquenosoycapazdedisfrutardecorazóndelfestival.Zuhaconstruidounparaíso,perocuandolamagiaregrese,elsueñoterminará.Lamagianonostraerálapaz.

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Solonosofrecerálaposibilidaddeluchar.—Y¿cómovaacontribuira terminaresaguerraelhechodequeyovayaa

Lagos? —le pregunto—. Ahora mismo, mientras hablamos, ¡tu padre le hapuestoprecioamicabeza!—Mi padre tiene miedo.—Inan niega con la cabeza—. Está desorientado,

aunque tiene motivos para el temor. Lo único que ha visto el monarca hastaahora es toda la destrucción que pueden ocasionar losmaji. El rey nunca haexperimentado nada parecido a esto.—Señala el campamento y su rostro seiluminacon talesperanzaqueprácticamentebrillaen laoscuridad—.Zulaikhacreóestoenunaluna,yhaymásdivînersenLagosqueencualquierotrapartedeOrïsha. Imagínate loquepodríamos lograrsi los recursosde lamonarquíanosrespaldasen.—Inan…Intentoresistirme,peromeponeunmechóndetrásdelaorejaymeacariciael

cuelloconelpulgar.—Simipadrepudieraveresto…Verteati…Bastaesacariciaparaque todomiserseestremezcayaparte lasdudas.Me

inclinohaciaél,ávidademás.—Vería lomismoquemehasmostrado amí.—Inan se acercamás—.Los

maji de hoyno son losmaji contra los que luchó.Si construimosuna coloniacomoestaenLagos,comprenderáquenotienenadaquetemer.—Esteasentamientosolosobreviveporquenadiesabequeestamosaquí.Tu

padrenuncapermitiríaquelosmajisecongregaran,salvoquefueseengalerasoenlacárcel,sujetoscongrilletes.—Nolequedaráalternativa.—Inanmeagarramásfuerte,yporprimeravez

veounachispadedesafíoardiendoensumirada—.Cuandolamagiaregrese,notendrápodersuficienteparareprimirla.Tantosiestádeacuerdoconmigodesdeelprincipiocomosino,coneltiempoacabaráporentenderqueeslomejor.Porprimera vez, podremos unirnos en un solo reino. Amari y yo lideraremos latransición.Siestásdenuestraparte,podremosconseguirlo.Una llama de esperanza se enciende dentro de mí, una llama que más me

valdríaapagar.LavisióndeInanempiezaacristalizardentrodemimente, lasestructurasquelosTerrerospodríanerigir, las técnicasqueMamaAgbapodríaenseñarnosatodos.Babanotendríaquevolverapreocuparseporlosimpuestos.Tzainsepasaríaelrestodelavidajugandoalag…Antes de que pueda acabar de formular el pensamiento, la culpabilidadme

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acecha. El recuerdo de la sangre quemanaba por debajo de los dedos demihermanoahogalaexcitación.—Nofuncionaría—susurro—.Lamagiaseguiríasiendodemasiadopeligrosa.

Genteinocentepodríaresultarherida.—Hace unos días yo habría dicho lomismo.—Inan se aparta—. Pero esta

mañaname demostraste que no era así. Bastó una única lección para quemediera cuenta de que algún día podría controlar de verdad mi magia. Sienseñásemos a losmaji a hacer lomismo en unas colonias designadas a eso,podríanvolveraentrarenOrïshaunavezqueestuviesenentrenados.AInanseleiluminanlosojosyhablacadavezmásrápido.—Zélie,imagínateenquépodríaconvertirseOrïsha.LosSanadorescomoZu

erradicarían laenfermedad.UnequipodeTerrerosySoldadoreseliminarían lanecesidad demano de obra forzosa. Cielos, imagina cómo podría combatir elejércitoorïshanositusanimacioneslideraranelavancedelastropas.Metocalafrenteconlasuyayseacercatantoamíquenopuedopensarcon

claridad.—Será una nueva Orïsha —añade más tranquilo—. Nuestra Orïsha. Sin

batallas.Singuerras.Solopaz.«Paz…».Hacetantoquenoséloquesignificaesapalabra…Soloconsigolapazdentro

delaensoñación.ElconsuelodeestararropadaenbrazosdeInan.Por un segundo,mepermito imaginar el final de los conflictos de losmaji.

Peronoconespadasyrevolución,sinoconpaz.ConInan.—¿Hablasenserio?—Más que en serio. Zél, necesito hacer esto. Quiero cumplir todas las

promesasque tehehecho,peronopuedohacerloen solitario.Y túnopuedeshacerlosoloconlamagia.Perojuntos…—Unadeliciosasonrisaseexpandeporsu rostro yme atrapa—.Seríamos imparables. Elmejor equipo que habría enOrïsha.Miropordetrásdeélhacialosdivînersquebailan,atisboalchicoconelque

hebailadoantesentrelamultitud.Salimdatantasvueltasqueacabatumbándoseenelsuelo,mareado.Inanquitalamanodemimejillayentrelazalosdedosconlosmíos;sucalor

seextiendesobremicuerpocomosifueseunacálidamantacuandomeabrazadenuevo.—Séqueestamosdestinadosatrabajarjuntos.—Bajalavozhastaconvertirla

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enunsusurro—.Creoque…estamosdestinadosahaceralgomásjuntos.La cabeza me da vueltas al oírlo. O son sus palabras o es el alcohol. Sin

embargo, a pesar delmareo, sé que tiene razón.Ese es el únicomododequetodos estemos a salvo. La decisión que puede poner fin a esta luchainterminable.—Deacuerdo.Inanmeinterrogaconlamirada.Laesperanzamurmuraasualrededorcomo

eldébilecodeunostambores.—¿Deverdad?Asientoconlacabeza.—TendremosqueconvenceraTzainyAmari,perosilodicesenserio…—Zél,nuncahehabladotanenserioentodamivida.—Entonces,mifamiliatambiéntendráqueiraLagos.—Porsupuesto.Nopermitiríaquefuesedeotromodo.—YnoolvidesquetienesquereconstruirIlorin…—¡SeráloprimeroquehaganlosTerrerosylosAmosdelasMareas!Antesdequepuedaponermásperos,Inanmecogeenvolandasyseponea

dar vueltas. Su sonrisa se ensancha tanto que me resulta imposible nocorresponderleconotrasonrisa.Meríomientrasmedejaenelsuelo,aunqueelmundosiguedandovueltasunosinstantesmás.—CreoquenodeberíamosdecidireldestinodeOrïshamientrasbailamosy

damosvueltasenelbosque.Medalarazónydeslizalentamentehaciaarribalasmanosporloscostadosde

micuerpo,hastavolveracolocarlassobremicara.—Supongoquetampocodeberíamoshaceresto.—Inan…Antesdequeyopuedadecirlequenopodemos,queTzainacabadeafilarel

hachaylatienepreparadaaunastiendasdedistancia,Inanmebesaenloslabiosy todosedifumina.Esunbeso tiernopero intenso,quese filtraenmi interiorconsuavidad.Ysuslabiosson…tansuaves.Mássuavesdeloquehabíaimaginadonuncaquepudieranserunoslabios.Iluminantodaslascélulasdemicuerpo, transmitenuncalorespecialpormi

espalda.Cuando finalmente seapartademí, el corazónme late tandesbocadoquemesientocomosiacabasedeterminaruncombate.Inantardaenabrir losojosmientrasunasonrisadeliciosalealegralacara.—Losiento…—Pasaeldedopulgarpormilabioinferior—.¿Quieresvolver

alcampamento?

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«Sí».Séloquedeberíahacer.Loqueprobablementemeconvengahacer.Peroahora

queheprobadounbocadodeél,sueltotodoslosfrenos.Inanabremucholosojoscuandolecojolacabezayloobligoabesarmeotra

vez.Losfrenospuedenesperaramañana.Estanocheloquieroaél.

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CAPÍTULOSESENTA

AMARI

Meríocomonomehe reídodesdehaceañosmientrasTzainmedavueltasymás vueltas. Se agacha para volver a cogerme en volandas, pero entonces sedetieneymedejaenelsuelo.Lasonrisaquelesurcabalacaradeorejaaorejahaceuninstantecaeigualquelasgotasdesudor.SigosulíneadevisiónjustoatiempodeverqueInancogelacaradeZélieyselaacercaparadarleunbeso.«¡Cielos!».Semeescapaunsuspirodeloslabios.Notéqueunachispahabíasaltadoentre

ellos; lo que no sabía era que el fuego prendería tan rápido. Sin embargo, alobservarcómoInanbesaaZélie,mesurgenotraspreguntas.Veolaternuraconla que la abraza, cómo la recorre con las manos, cómo la estrecha contra sucuerpo…Meruborizoyapartolamirada;unabrazocomoeseesdemasiadoíntimopara

contemplarlo desde fuera. Aunque Tzain no comparte mi incomodidad. Alcontrario, parece quemira conmás ahínco. Todos los músculos se le tensan;endurecelamirada,sualegríasehaborradoporcompleto.—Tzain…Meapartadeunmanotazoy salecorriendo,decididoaatacarconuna furia

quenohabíapresenciadojamás.—¡Tzain!Se mueve como si no pudiese verme, como si no pensara detenerse hasta

ponerlelasmanosenelpescuezoamihermanoparaasfixiarlo.Entonces,esZéliequiencogeaInanyacercaloslabiosdeélalossuyos.La estampa deja a Tzain petrificado en mitad de una zancada. Retrocede

trastabillando,comosihubieserecibidounataquefísico.Entoncessequiebraderepente,rompiéndoseporlamitadcomounaramitaentredospuñosapretados.Medejaplantadayseadentraentrelamultituddedivînersconpasodecidido,

avanzadandocodazosporlafiestahastalazonadelastiendasdecampaña.Conmucho esfuerzo, logro alcanzarlo y veo que se apresura a entrar en su tienda.EsquivaaNailahylamochiladeZélieparaagarrarelmangodelhacha…

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—¡Tzain,no!Haceoídossordosamisgritosymeteelhachaensubolsa.Juntoconlacapa,

lacomida…¿elrestodesuspertenencias?—Pero¿quéhaces?Tzainhacecasoomisoyapretujalacapaconsañaparaqueentreenlabolsa,

comosi laprenda tambiénhubiesebesadoa suhermana.Alargoelbrazoparatocarlo,peroapartaelhombrodeunasacudida.—Tzain…—¡¿Qué?!—me grita. Sin querer, me encojo demiedo. Hace una pausa y

sueltaunhondosuspiro—.Losiento,esque…Nopuedohacerlo.Abandono.—¿Aquéterefieresconqueabandonas?Tzainsecolocalasasasdecueroporlaespaldaytiradeellas.—Memarcho.Puedesvenirconmigosiquieres.—Espera,¿quédices?Tzain no se detiene a responder.Antes de queme dé tiempo de decir algo

más,saledisparadoentrelascortinasdelaentradadelatiendaymeabandonaenlafríanoche.—¡Tzain!Corrotraséltanrápidocomopuedo,peronohaceademándeesperarme.Sale

comounrayodelterrenodelcampamentoydejatrassuestelatodoslosrestosdel festival.Mientrasobservocómovuelaentre lahierbasilvestre,me llegaellevemurmullodel ríoGombe.Antesdequemedé tiempoaalcanzarlo,yahallegadoalsiguientevalle.—¡Tzain,porfavor!Separa,perotensalaspiernascomosiestuviesepreparadoparaemprenderla

huidadenuevoencualquiermomento.—¿No puedes ir un poco más despacio? —le suplico—. Por lo menos…

¡respira!SéqueodiasaInan,pero…—MeimportauncarajoInan.Todoelmundopuedehacerloquelevengaen

gana,demonios.Peroquenomemetanenmedio.Semecontraeelpechoantelacrueldaddesuspalabras,queechanportierra

toda la ternura que había mostrado antes. A pesar de que me tiemblan laspiernas,lasobligoaavanzar.—Estásdisgustado.Loentiendo,pero…—¿Disgustado?—Tzainentrecierralosojos—.Amari,estoyhartodeluchar

pormivida,hartodepagarlosplatosrotosporloserroresdelosdemás.¡Estoyhartodehacer todo loquepuedoparamantenerlaasalvocuandoloúnicoque

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haceellaesmandarlotodoalgarete!—Bajalacabezaconloshombroscaídos.Por primera vez desde que lo conozco, parece una persona pequeña; esdesconcertarteverloconeseaspecto—.NopierdolaesperanzadequealgúndíaZéliemadure,pero¿porquéibaahacerlocuandoyosiempreestoyaquí?¿Porquéibaacambiarcuandosiempremetieneamíesperando,listoparalimpiarloqueellaensucia?Doyunpasoadelanteyloagarrodelasmanos,entrelazolosdedosentrelos

suyosnudosos.—Sé que su relación es confusa…Pero te prometo que, en el fondo de su

corazón,lasintencionesdemihermanosonpuras.ZélieodiabaaInanmásqueningunodenosotros.Siahorasienteesoporél,tienequesignificaralgo.—Significalomismoquesiempre.—Tzainsezafademismanos—.Zélieha

hechootraestupidez,ytardeotempranoleestallaráenlacara.Esperaaverlaexplosiónsiquieres,peroyomevoy.—Selequiebralavoz—.Además,nuncaquiseparticiparenesto.Tzainvuelveaalejarseyrompealgoenmiinterior.Estenoeselhombreque

conozco,elhombrequeheempezadoa…¿Amar?La palabra flota en mi mente, pero no puedo llamarlo así. El amor es

demasiado fuerte, demasiado intenso para lo que siento. Para lo que tengopermitidosentir.Peroauncontodo…—Túnunca la has dejado en la estacada—grito a su espalda—.Nunca.Ni

unasolavez.Inclusocuandotehaobligadoarenunciaratodo…Siempreestásasulado.«IgualqueBinta».Visualizolajuguetonasonrisillademiamiga,queilumina

lafríanoche.Tzainamacontantofervorcomolohacíaella,sincondiciones…Inclusocuandonodeberíahacerlo.—¿Por qué ahora?—continúo—.Después de todo lo ocurrido, ¿por qué le

hacesesto?—¡Porque él destruyó nuestro hogar!—se defiende Tzain. Una vena se le

abulta en el cuellomientras chilla—.Mucha gente se ahogó.Hubo niños quemurieron.Y ¿para qué?—Tzain fuerza la voz y al final hace una pausa, quededicaaabrirycerrar lospuños—.Puedoprotegerlademuchascosas,perosisiguecomportándosedeestaformatanidiota,tandescuidada…Alfinallavanamatar.Yyonopiensoquedarmeaquíparaverlo.Dichoesto,sedalavuelta,serecolocalamochilaysealeja,adentrándoseen

laoscuridad.

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—¡Espera!—exclamo,peroestavezTzainnoaminoraelpaso.Concadazancadaqueda,micorazónbombeaconmásfuerzacontraelpecho.

Estádecididoahacerlo.Semarchadeveras.—Tzain,porfavor…Suenaunacorneta,quecortalanoche.Mequedopetrificadacuandooigoqueselesumanotras.Entretodassilencian

lostamboresdelfestival.Medoy lavueltay semeparael corazónalverdeprontoel sello realque

siempremehaatormentado,relucienteentodoslosuniformesquetengoantemí.Losojosdedecenasdeleopardariosdenieveparecenrelucirenlaoscuridad.LoshombresdePadrehanllegado.

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CAPÍTULOSESENTAYUNO

ZÉLIE

Inhalo profundamente cuando Inan desliza las manos hacia mis muslos. Elcontactohacequetodaslaspartesdemicuerpoestallenenpedazos;mecuestaconcentrarmeendevolverleelbeso.Pero,aunquemislabiosseolvidandeloquetienen que hacer, Inan no pierde ni un segundo. Sus electrizantes besos sedesplazandesdemibocaalcuello,tanintensosqueapenaspuedorespirar.—Inan…Meruborizo,peronovalelapenaocultarlo.Sabeloqueprovocanenmísus

besos,cómomeardelapielcuandometoca.Simisemocioneslleganaélcomoun tsunami, sin duda a estas alturas ya debe de saber cuánto deseo que estoocurra.Cómosedesvivemicuerpoporpermitirque susmanosavancenymeacaricien…Inanaprietalafrentecontralamíaydeslizalasmanoshacialapartebajade

miespalda.—Créeme, Zél. Lo que provoco en ti no es nada comparado con las

sensacionesquetúprovocasenmí.SemeaceleraelcorazónycierrolosojosmientrasInanmeestrechacontrasu

cuerpo.Seinclinahaciamíparadarmeotrobeso…Oímosunaestridentecorneta.Unsonidometálicosurcaelaire.—¿Quéhasidoeso?—pregunto.Nosseparamosaloírotroestallidometálico.Inanmeagarraconmásfuerza,peronotoqueempiezaacubrirsedeunsudor

frío.—Tenemosqueirnos.—¿Quésucede?—Zél,vamos…Meliberodesusmanosycorrohaciaellímitedelbosque,desdedondeseve

el campamento. La música de la celebración se para en seco mientras todosintentan averiguar cuál es el origen de esos sonidos. Una histeria contenidairrumpe entre la multitud, las preguntas se acumulan conforme se propaga el

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nerviosismo.Sinembargo,alcabodeunrato,quedaclarocuáleslaprocedenciadeesascornetas.Una legión de guardias reales arremete contra la puerta que protege el

campamentoyladejahechaañicos.Alinstante, lossoldadosmarchanhacialacimadelacolinadesdelaqueseoteaelvalle.Iluminanelcielonegroconlasllamasrojasdesusantorchasylasflechasencendidas,querefulgenencontrasteconlanoche.Algunossoldadospreparanlosarcos,otrosdesenvainansusespadasafiladas.

Losmásterroríficossujetanunajauríadepantenariassalvajes;lasamenazadorasbestiasdandentelladasalaireyechanespumaporlasfauces,desesperadasporatraparasuspresas.Inanllegacorriendohastadondeestoy.Sequedadepiedraalverlaestampa.

Elcolordesaparecedesusmejillas.Entrelazalosdedosenlosmíos.Elcomandantedelastropasdaunpasoalfrente,sedistinguedelrestoporlas

líneas doradas grabadas en el hierro de su armadura. Levanta un megáfonometálicoyselollevaalaboca,paraquetodospuedanoírsusórdenes.—¡Esteeselúnicoaviso!—Suvozatruenaenelsilencio—.Sinoosrendís,

utilizaremos la fuerza.Entregadnoselpergaminoya lachicaynadie resultaráherido.Los divîners forman grupitos y murmuran preocupados; el miedo y la

confusiónseextiendenentrelamasacomounvirus.Algunaspersonasintentanescapardelamultitud.Unniñoseponeallorar.—Zél,tenemosqueirnos—repiteInan,ymeagarradelbrazounavezmás.Peronosientolaspiernas.Nisiquierapuedohablar.—¡Novolveré a avisaros!—grita el comandante—. ¡Entregádnoslos!Si no,

¡oslosquitaremosalafuerza!Porunmomento,noocurrenada.Luego,unaoleadaseformaentrelamultitud.Alprincipioelmovimientoesdiscreto,pero,encuestióndesegundos,varias

olasdegenteseseparan.Dejanunpasillointermedioparapermitirquepaseunaúnicapersona.Sucuerpomenudoavanzadespacio.Sumelenablancasemececonelviento.—Zu…—digoenunsuspiro.Contengo lasganasdecorreryempujarlaparacamuflarladenuevoentre la

multitud.A pesar de su escasa edad, camina erguida y con valentía, desafiante. Su

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kaftán de un verde esmeralda ondea al viento, reluce y destaca contra su pielmorena.Aunque solo tiene trece años, la legión al completo prepara las armas. Los

arquerostensanlascuerdasdelosarcos.Losotrossoldadospreparanlasriendasdesuspantenarias.—Nosédequéchicahabláis—gritaZu.Elvientosellevasuvoz—.Peroos

aseguroquenotenemoselpergamino.Estaesunacelebraciónpacífica.Solonoshemosreunidoparahonraranuestrosancestros.El silencio que sigue a sus palabras es casi ensordecedor. Las manos me

tiemblansinquepuedahacernadaporevitarlo.—Porfavor…—Zudaotropasoadelante.—¡Notemuevas!—gritaelcomandante,yblandelaespada.—Registrad el campamento si queréis—insiste Zu—.No nos opondremos.

Pero,porfavor,bajadlasarmas.—Levantalasmanosenseñalderendición—.Noquieroquenadieresulteheri…Ocurremuyrápido.Demasiadorápido.Unmomento,Zuestáenpie.Alsiguiente,unaflechaleatraviesalasentrañas.—¡¡Zu!!—grito.Peronoparezcoyo.Nooigomipropiavoz.Nosientonada.ElaireseagotadentrodemipechocuandoZubaja lamiradaysusmanitas

agarranelastildelaflecha.Lachica,conunasonrisatensaytananchaquenolecabeenlacara,tiradela

flecha,disparadaconelodiodeOrïsha.Seesfuerzaporcaminar,aunqueletiemblanlaspiernas,ynosécómologra

darunpasoalfrente.Noretrocedehaciadondepodemosprotegerla.Alcontrario:avanza,parapoderprotegernosanosotros.«No…».Las lágrimas me nublan la vista, caen a borbotones por mis mejillas. Una

Sanadora.Unaniña.Y,sinembargo,susúltimosinstantesdevidaestánteñidosdeodio.Lasangreseextiendeporlasedadesukaftán.Elcoloresmeraldaseoscurece

conelcarmesí.Lefallanlaspiernasycaealsuelo.—¡Zu!Corrocomounrayo,aunqueséquenopuedosalvarla.

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Enesemomento,elmundoenteroexplota.Vuelan las flechas y entrechocan las espadas, mientras los otros guardias

sueltanalasferocesleopardarias.—¡Zél,vamos!Inanmetiradelbrazoeintentaretenerme.Peromientraséltratadefrenarmi

avanceatodacosta,unúnicopensamientollenamimente.¡Portodoslosdioses!«Tzain».AntesdequeInanpuedaprotestar,echoacorrerymetropiezomásdeunavez

enmiregresoalvalle.Losgritosdeterrorllenanlanoche.Losdivînerscorrenentodaslasdirecciones.Corremos en vano, desesperados por esquivar a los arqueros que disparan

desdeelcielo.Unoporuno,losdivînersvancayendo,acribilladosporunalluviadeflechasquenoparecetenerfin.Sin embargo, los arquerosno tardan en convertirse enunmiedodel pasado

cuando el sello de los uniformes de Orïsha se extiende entre las masas. Lossoldadosazuzanalasrabiosaspantenariasypermitenquesusmonturashinquenlos colmillos en la carne desnuda de los divîners. Montados en esas bestias,diversosguardiasconarmaduraseabrenpasoentrelamuchedumbre,blandiendolas espadas bien afiladas. No muestran piedad alguna, atacan de formaindiscriminada,rebananelpescuezoatodoslosquesecruzanensucamino.—¡Tzain!—grito,otravozenelcorodealaridos.NopuedemoririgualqueMama.NopuededejarnossolosaBabayamí.Perocuantomásavanzo,máscuerposcaenalsuelo,másalmassedesangran

en la tierra polvorienta. Perdido entre la multitud, Salim aúlla, unos gritosagudosqueseelevanporencimadetodoslosdemáslamentos.—¡Salim!—chillo,ycorrocomoelrayohaciaeldulcemuchachoconelque

bailéhaceunrato.Un guardia arremete contra él, montado en una pantenaria furiosa. Salim

levantalasmanospararendirse.Notienemagia.Notienearmas.Notienemododeluchar.Alguardianoleimporta.Leatacaconlaespada.—¡No!—grito.Me duelen las entrañas ante lo que veo. La hoja de la espada parte el

cuerpecitodeSalim.Muereantesinclusodetocarelsuelo.Susojosinertesmecongelanlasangre.Elcorazón.Loshuesos.

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Nopodemosganar.Nopodemosvivir.Nisiquierahemostenidolaoportu…Lasensaciónmeazotaenlomásprofundo,eneltuétano,tanpotentecomoel

latidodesbocadodemicorazón.Agitalasangrequecorrepormisvenas.Privadeaireamispulmones.Kwamemerozaalpasar,corriendohaciaelcentrodelabatalla.Agarrafuerte

unadagaconambasmanos.Luegoabrelapalmaysehaceuntajo.«Magiadesangre».Elhorrorsefiltraenmishuesos.Es como si el mundo frenase hasta detenerse, estirase los segundos que

transcurrenentreestemomentoyelúltimoinstantedevidaqueposeeráKwame.Susangreemanaunaluzblanca,quesalpicaelsueloalcaer.Enunabrirycerrardeojos,laluzdemarfillorodeaeiluminasupieloscura

comosifueraundioscaídodelcielo.Cuandolaluzlellegaalacoronilla,sellasudestino.Supielexplotaenllamas.Lasascuasardienteslluevendesucuerpo.Unasllamaradasrecubrentodasu

silueta.Elfuegosurgedesusextremidades,lebrotaporlaboca,porlosbrazos,porlaspiernas.Lasllamasseelevanvariosmetroshaciaelcielo,unadetonacióntanpoderosaqueiluminaloshorroresdelanoche.ElshockdetieneelataquedelosguardiasjustocuandoempiezaelcontrataquedeKwame.Extiende los puños hacia delante. Unos torrentes de fuego surcan el

campamentoformandoondasardientes.Lasllamasloincinerantodoasupaso,abrasanalossoldados,destruyenelcampamento.Elhedoracarnequemadallenaelaire,mezcladoconelolorasangre.Lamuerteestanrápidaquelossoldadosnisiquieratienenocasióndegritar.—¡Aaaarg!—los chillidos agónicos de Kwame se imponen por encima de

todolodemásmientrastiñederojolanoche.Lamagiadesangrelodesgarra,lodespellejavivo,implacable.Esmás imponente que cualquier llama que unmaji pudiese invocar por sí

mismo.Ardeconelpoderdesudios,peroesefuegoardeatravésdesucuerpo.Su cara oscura se pone roja, las venas le estallan. La piel se le llena de

ampollasy se le separade la carne,dejaa lavistaelmúsculo tensoyeldurohueso.Nopuedecontenerlo.Nopodrásobrevivirasupropioincendio.Lamagiadesangrelodevoravivoy,sinembargo,empleasuúltimoalientoen

seguirluchando.—¡Kwame!—gritaFolakedesdelaperiferiadelvalle.

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Undivînerfuertelaagarrapararetenerla,yasíimpidequeseabalancehaciaelfuegoabrasador.UnremolinodellamassaledisparadodelagargantadeKwame,yconélhace

retrocederaúnmása losguardias.Mientras retieneelataquede las tropasconlos últimos segundos de su vida, los divîners reaccionan.Mi pueblo huye entodaslasdirecciones,escapaentrelasmurallasincendiadasydejaatráslatierradevastada.Losdivînerslogranviviryhuyendelinsulsoataquedelosguardias.GraciasaKwame,graciasasumagia,sobreviven.Al contemplar las llamaradas, siento que el mundo entero se paraliza. Los

gritosyalaridosquedanamortiguadosenlanada.Elfestivalsefundeennegro.Laspromesasde Inan se aparecen antemisojos: nuestraOrïsha, unapromesaqueelmundonolepermitirácumplir.«Paz».Nuncatendremospaz.«Mientrasnosfaltelamagia,nuncanostrataránconrespeto».Laspalabrasde

Bababorboteanenmimente.«Tienenque saberquepodemoscontraatacar.Siellosquemannuestrascasas,nosotrosquemaremostambiénlassuyas».Conunúltimoalarido,Kwameestallacomounaestrellaagonizante.Elfuego

explotaentodaslasdirecciones,yenelsuelosoloquedalacarcasacarbonizadadelmajiAbrasador.Cuandoseapaganlasúltimasascuas,notoqueelcorazónsemedesgarra.No

puedo creer que alguna vez negase la verdad que transmitían las palabras deBaba.Nuncanospermitiránprosperar.Siempretendremosmiedo.Nuestraúnicaesperanzaesluchar.Lucharyganar.Yparaganar,necesitamoslamagia.Tengoquerecuperarelpergamino.—¡Zélie!Levanto la cabeza de repente.No sé cuánto tiempo llevo quieta. Elmundo

parece desplazarse a cámara lenta, apabullado por el sacrificio de Kwame,cargadocontodomidolorymiculpa.TzainyAmariseaproximandesdelejos,montadosalomosdeNailah.Tzain

guíaanuestraleonariahaciamíentreelcaos.Amariaprietamimochilacontrasupecho.Sin embargo, cuando mi nombre sale de sus labios, algunos guardias se

percatan.—¡Lachica!—segritanunosaotros—.¡Lachica!¡Esella!

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Antesdequepuedadarunpasomás,unasmanosmeapresanlosbrazos.Elpecho.Lagarganta.

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CAPÍTULOSESENTAYDOS

AMARI

Mientras el sol sale por el valle, un sollozo seme atasca en la garganta. Losrayosiluminanelclarodelbosqueachicharradodondesecelebrólaprocesión,losrestosennegrecidosdeloquehaceapenasundíaeraunlugarjubiloso.MequedomirandolatierradevastadaenlaquebailamosTzainyyo,recuerdo

lasvueltasquemehizodar,recuerdosualegrerisa.Loúnicoquequedaahoradetodoesoessangre.Cadáveressecos.Cenizas.Cierro losojosymellevolamanoa laboca,unintento inútildeanularesa

dolorosaestampa.Aunquereinaelsilencio,lassúplicasdelosdivînerstodavíaresuenanenmimente.Losgritosde lossoldadosque losmasacraronsurgenacontinuación, el siseo de las espadas que golpeaban contra la carne. Yo nosoportomirar,peroTzainevalúaladestrucción,buscaaZélieentrelosrostrosdeloscaídos.—Nolaveo.Tzainpronuncia laspalabras apenasenun susurro, comosi temieraque,de

hablarmásalto,fueraarompersetodoloquellevadentro:surabia,sudolor,elcorazóndesgarradoalsaberquelehanarrebatadoaotromiembrodesufamilia.Lospensamientos sobre Inanentrana la fuerzaenmimente: suspromesas,

susmentiras en potencia.Aunquenomeveo con ánimode rebuscar entre losmuertos,lopresientoenelfondodemiser.ElcadáverdeInannoestáenelcampodebatalla.Ningunapartedemíquierecreerqueloocurridofueideasuya;sinembargo,

no sé qué pensar. Si no fue porque él nos traicionó, ¿de qué modo nosencontraronlosguardias?¿Dóndeestáahoramihermano?Nailahgimotea detrás de nosotros, así que le acaricio el hocico como le he

vistohaceraZélietantísimasveces.Semeformaunnudoenlagargantacuandolaleonariamedaunafectuosogolpecitoconelhocicoenlamano.—Creoquese la llevaron—digocontodaladelicadezaquepuedo—.Eslo

quehabríaordenadomipadre.Esdemasiadoimportanteparamatarla.Confío en que eso le dé esperanza, pero la expresión deTzain semantiene

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impertérrita.Mira fijamente los cuerpos del suelo, los jadeos y la respiraciónentrecortadadelosmoribundos.—Lo prometí. —Se le quiebra la voz—. Cuando murió Mama, hice una

promesa.Dijequesiempreestaríaallí.Juréquecuidaríadeella.—Ylohashecho,Tzain.Siemprelohashecho.No obstante, está perdido en su propio mundo, un lugar remoto al que no

puedenaccedermispalabras.—YBaba…—Tensael cuerpo; aprieta lospuños enun intentodedejarde

temblar—.SelodijeaBaba.Le…ledijeque…ApoyolamanoenlaespaldadeTzain,peroseaparta.Escomosilaslágrimas

queTzainhaluchadoporcontenerdurantetodasuvidasalieranderepentedesucuerpo.Sedesplomaenla tierrayaprietalospuñoscontralacabezacontantoímpetuque temoquesehagadaño.Escomosimostraraelcorazónabiertoencanal,comosilasangredesgarradarompieseelmuroqueloprotege.—Nopuedesrendirte.MesientoalladodeTzainparasecarlelaslágrimas.Apesardetodo,siempre

sehamantenidofirme.Peroestapérdidaleresultainsoportable.—Todavíatenemoselpergamino,lapiedrayladaga.Hastaquemipadrese

apodere de estos artefactos, sus hombres la mantendrán con vida. Podemossalvarlayllegaraltemplo.Todavíapodemosenderezarlascosas.—No hablará—susurra Tzain—.No, si al hacerlo nos pone en peligro. La

torturarán.—Hincalasmanosenlatierra—.Podemosdarlapormuerta.—Zélie es más fuerte que cualquier persona que conozco. Sobrevivirá.

Luchará.PeroTzainsacudelacabeza.Pormásquelointento,nologroconvencerlo.—Morirá.—Cierralosojosconrabia—.Medejarásolo.LosgimoteosdeNailahaumentanmientrasacariciaaTzainconelhocicoe

intenta lamerle las lágrimas. Ver eso me desmorona por completo, acaba dedestruirlospocosfragmentosdemíquecontinuabanenteros.EscomoverlaluzmágicaqueexplotódelaspalmasdeBintaparapresenciaracontinuacióncómolaespadadePadreleatravesabaelpechouninstantedespués.¿CuántasfamiliashabrádejadoasíPadre,destrozadasy sinposibilidaddeconsolarse, llorandoasusmuertos?¿Cuántasvecesmástendréquepermitirquelohaga?Meincorporoy,depieenlacimadelacolina,mevuelvohacialaciudadde

Gombe, una mota de humo que se eleva por delante de la cordillera deOlasimbo.ElmapadelsalóndelaguerradePadrereapareceenmipensamientoyvancristalizandolasXquemarcabansusbasesmilitares.Mientraselcontorno

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delmapaseformaenmicabeza,semeocurreunnuevoplan.NopuedopermitirqueTzainlapierdatambiénaella.NodejaréquePadrevenza.—Tenemosqueponernosenmarcha—digo.—Amari…—Ahoramismo.Tzainlevantalacabezadelsuelo.Meagachoylotomodelamano.Lelimpio

latierraqueselehapegadoalaslágrimasyquelemanchalacara.—HayunfuertedelejércitoalasafuerasdeGombe.Seguroqueesallídonde

selahanllevado.Siconseguimosentrar,podremossacarla.PodremosponerfinalatiraníadePadre.Tzainsemequedamirandoconlosojosvidriosos,luchandocontralachispa

deesperanzaqueintentaprenderenellos.—¿Ycómovamosaentrar?Me doy la vuelta para contemplar la silueta de Gombe contra el cielo

nocturno.—Tengounplan.—¿Funcionará?Asientoconlacabeza.Porunavez,nomedamiedotenerqueluchar.Yahe

sidolaLeonariaenotraocasión.PorTzainyZélie,volveréaserlo.

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CAPÍTULOSESENTAYTRES

ZÉLIE

Unasesposasdemajacitameabrasanlapielymedejanencarnevivalapieldelasmuñecasylostobillos.Cuelgoavariospalmosdelsuelodelacelda,sujetapor unas cadenas negras que me tensan los brazos y las piernas, así que meresulta imposible realizar un encantamiento. El sudor me chorrea por la pielcuandootrabocanadadeairecalientesaledelventilador.Seguroqueesecalorasfixianteesvoluntario.Elcaloracrecentaráeldolorqueestoyapuntodesentir.«Sobrevive…».OigoelecodelaspalabrasdeLekan;unaburla,ahoraqueme

enfrentoamimuerte.Ledijequeeraunaequivocación.Selodijeaélyatodoelmundo.Supliqué

quenomalgastaransuesperanzaenmí;alfinal,haquedadopatentequesoyundesastre. Me dediqué a reírme, a bailar y a darme besos mientras el reypreparabanuestramasacre.Unas botas con suela de metal repican fuera. Me estremezco cuando se

aproximanalapuerta.Seríamásfácilsilaceldatuvierabarrotes.Porlomenos,asípodríaprepararme.Peromehanencerradoenunacajadeacero.Dosúnicasantorchasencendidasimpidenqueestéenlamásabsolutaoscuridad.Sea lo que sea lo que planean hacerme, es evidente que quieren ocultarlo

inclusoantelosguardias.Tragosaliva,undébilintentodehumedecermelabocaseca.«Yalohashecho

otras veces», me recuerdo, «más veces de las que puedes contar». Por unmomento, me pregunto si los azotes constantes deMama Agba no eran paracastigarme,sinoparaprepararme.Meazotabatanamenudoquealfinalaprendíaencajarloslatigazos,aprendíasoltarelcuerpoparaminimizareldolor.¿Acasoellapodíaintuirquemividaterminaríadeestemodo?«Malditasea».Laslágrimasmeinundanlosojosporlavergüenzadetodoslos

cadáveresquehedejadoenmiestela.LapequeñaBisi.Lekan.Zulaikha.Susacrificionohabráservidodenada.«Es todo culpa mía». No tendríamos que habernos quedado con ellos. Sin

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sabercómo,debimosdeguiaralejércitohastaesecampamento.Sinnosotros,talvezaúnsiguieranconvida.Zuhabríapodidosobrevivir…Mispensamientosseralentizan.LamiradafuriosadeTzainsecuelaenmimente.Medaunvuelcoelcorazón

alpensarlo.¿PodríahaberloplaneadoInan?«No».Meardelagargantaconunmiedoquemetragootravez,comosifuesebilis.

Es imposible. Después de todo lo que hemos compartido, no sería capaz. Sihubiera querido traicionarme, habría tenido infinidad de oportunidades. Podríahaberse largado con el pergamino sin necesidad de arrebatar la vida a todosaquellosinocentes.ElrostrodeAmarisesuperponealdeTzain,susojosambarinosdesprenden

lástima.«Oestáapuntodetraicionarnosoaquíseestáfraguandootracosa».Lasonrisade Inan irrumpeentre suodio, lamiradacariñosaquemededicó

antesdequenosbesáramos.Peroentoncesseoscurece,seretuerceyardehastaquemeapresaporlagargantaconlafuerzadesusgarras…—¡No!Cierrolosojosyrecuerdocómomecogióenbrazos.«Mesalvó».Dosveces.

Eintentóvolverasalvarme.Élnoeselculpabledeesto.Noseríacapaz.Suenaunclic.Seabreelprimercandadoqueaseguramipuerta.Mepreparoparaeldolor,

meaferroalasúltimascosasquemequedan.Porlomenos,Tzainestávivo.Porlomenos,Amariyélhansobrevivido.Con

larapidezdeNailah,seguroquehanescapado.Tengoqueconcentrarmeeneso.Algoquehasalidobien.YBaba…La amenaza de las lágrimas me escuece en los ojos mientras recuerdo la

sonrisaquebradaquerecéporpodervolveraver.Cuandoseenteredeesto,Babanovolveráasonreírjamás.Cierro los ojos y dejo caer las lágrimas, que me aguijonean igual que un

cuchillo.Confíoenqueestémuerto.Confíoenquenuncatengaqueexperimentarestedolor.Elúltimocandadocedeylapuertaseabreconungemido.Mepreparopara

encajarlosgolpes.PerocuandoInanllenaelvanodelapuerta,todasmisdefensassederrumban.Mi cuerpo cae a plomo contra las cadenas cuando el principito entra,

flanqueadopordoslugartenientes.Despuésdevariosdíasviéndolovestidocon

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kaftanes y dashikis prestados, se me había olvidado qué aspecto tiene deuniforme.«No…».Buscoenélalgúnsignodelchicoquemeprometióelmundo.Elchicoporel

queestuveapuntoderenunciaratodo.Perosumiradaesdistante.Tzainteníarazón.—¡Mentiroso!Migritoreverberaenlacelda.Laspalabrasnobastan.Nopuedencortar comonecesitoque lohagan,pero

soyincapazdepensarennadamás.Agarrolascadenasdemetalcontantafuerzaquemeabrasanlapiel.Necesitoqueeldolormedistraiga.Delocontrario,nadadetendrámislágrimas.—Marchaos—ordenaInanaloslugartenientes.Memira como si yo no fuese nada. Como si nome hubiese tenido en sus

brazoshaceapenasunashoras.—Espeligrosa,SuAlteza.Nopodemos…—Eraunaorden,nounasugerencia.Los guardias intercambianmiradas, pero salen de la celda a regañadientes.

Bien saben los dioses que no pueden contravenir una orden directa de suapreciadopríncipe.«Qué listo». Niego con la cabeza. Me resulta fácil adivinar por qué Inan

quierequedarsea solasconmigo.Elmechónblancoque tantodestacabaen supelo está oculto bajo otra capa de tinte negro. No puede permitir que nadieaverigüelaverdadsobresuprincipito.«¿Lotendríaplaneadodesdeelprincipio?».Contraigo todos losmúsculos paramantener la cara inexpresiva.No pienso

dejarqueveamidolor.Nopiensodejarquesepacuántodañomehahecho.La puerta se cierra de golpe y nos quedamos a solas.Me observamientras

oímosquesealejanlosguardias.Cuandoporfindejamosdepercibirsuspasos,lacarapétreadeInansedesmoronaydejaalavistaalchicoqueconozco.Sumiradadeámbarsellenadetemorcuandodaunpasoadelanteysefijaen

lamanchadesangremásgrandequehayenmivestido.Otrabocanadadeairecalientemellenalospulmones…Ignorocuándohabíadejadoderespirar.IgnorocuándoempecéanecesitartantoaInan.Niegoconlacabeza.—Lasangrenoesmía—susurro.«Todavíano»—.¿Quéhapasado?¿Cómo

nosencontraron?

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—Elfestival.—Inanbajalamirada—.LosdivînersfueronaGombeabuscarprovisiones.Unoscuantosguardiasempezaronasospecharylossiguieron.«Por todos los dioses». Contengo otra oleada de lágrimas que lucha por

abrirse paso. Masacrados por una celebración. Una fiesta que no deberíamoshaberhechonunca.—Zél, no tenemos mucho tiempo —se apresura a decir con voz ronca y

nerviosa—.No he podido venir a verte hasta ahora, pero acaba de llegar unacaravanamilitar.Alguienseacerca,ycuandollegue…—Inansevuelvehacialapuertayaguzaeloído,creyendooíralgoquesolosuenaensu imaginación—.Zél,necesitoquemedigascómodestruirelpergamino.—¿Qué?Es imposible que haya dicho lo que creo haber oído. Después de todo lo

ocurrido,nopuedepensarquelasoluciónesesa.—Si me dices cómo destruirlo, podré protegerte. Padre te matará si sigue

existiendolaamenazadequelamagiapuedavolveralmundo.«Portodoslosdioses».Nisiquierasedacuentadequeyahemosperdido.Elpergaminonosignifica

nadasinohayalguienquepuedainterpretarlo.Peronopuedopermitirquesepaeso.Siseenteran,nosmasacrarán,eliminaránatodosloshombres,alasmujeresy

a los niños. No pararán hasta que nos hayan exterminado, hasta que hayanborradonuestraexistenciadelafazdelatierraconsuodio.—…sondespiadados,Zél.—Inantragasalivaymedevuelvealpresente—.Si

noterindes,nosobrevivirás.—Entonces,nosobreviviré.Inancontraelacara.—Sinohablas,¡tesacaránlaspalabrasalatigazos!Semeformaunnudoenlagarganta;yameloimaginaba.Nopuedohablar.—Puesmedesangraré.—Zél,porfavor.—Daunpasoadelanteymeacaricialacaramagullada—.Sé

queteníamosnuestrosplanes,perotienesquereconocerquetodohacambiado…—¡Porsupuestoquetodohacambiado!—grito—.¡Loshombresdetupadre

mataron a Zu! ¡A Salim! A todos esos niños…—Niego con la cabeza—.Nisiquierapudierondefenderse,¡ylosguardiaslosasesinaronatodos!Inan pone unamueca y se le contrae el rostro de dolor. Sus soldados. Sus

hombres.Hemosvueltoameterlapata.—Sí,Zélie, lo sé.—Se lequiebra lavoz—.Lo sé.Cadavezquecierro los

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ojos,loúnicoqueveoeselcuerposinvidadeZu.Apartolamiradaycontengounaslágrimasnuevas.LasonrisaradiantedeZu

mevienealacabeza,sualegríacontinua,suluz.DeberíamosestaryaamitaddecaminohaciaZaria.Kwameyelladeberíanseguirvivos.—No deberían haber atacado —susurra Inan—. Zulaikha merecía una

oportunidad.Pero los soldadospensaronque ibais autilizar elpergaminoparacrearunejércitodemaji.YdespuésdeloquehizoKwame…Inandejalafraseamedias.Todoeldolorqueloembargabahaceunmomento

pareceencogerse,superadoporelmiedo.—Kwamederribótrespelotonesencuestióndesegundos.Losquemóvivos.

Incineróesecampamento.Lomásprobableesquetodosestuviésemosmuertossinosehubiesecalcinadoél.Echo el cuerpo hacia atrás, asqueada. En nombre de los dioses, ¿se puede

saberquédice?—¡Kwamesesacrificóparaprotegernos!—Pero imagínate qué imagen les dio a los guardias. —Inan habla a toda

velocidad—. Sé que las intenciones de Kwame eran puras, pero lo llevódemasiadolejos.Duranteaños,noshanadvertidosobreesaclasedemagia.¡LoquehizoKwamefuemuchopeorquetodoloquenoshabíacontadoPadre!Parpadeo y escudriño la cara de Inan. ¿Dónde está el futuro rey que estaba

dispuesto a salvar a los maji? ¿El príncipe que se arrojó a las llamas parasalvarme?Noconozcoaestemuchacho,asustado,buscandoexcusaspara todoloquedecíaaborrecer.Oalomejoresqueloconozcodemasiadobien.TalvezelauténticoInanseaelquetengodelante:elprincipitoasustado.—Nomemalinterpretes, el ataque fue una abominación. Sé que tendremos

queasumirlo.Peroahoramismo,hayqueactuar.Lossoldadosestánaterrados,pensandoquemásmajicomoKwamepuedanvolveraatacar.—Bien.—Aprietolascadenasparaocultareltemblordemismanos—.Pues

quesiganaterrados.Quesaboreenelterrorquenoshacentragaranosotros.—Zélie, por favor. —Inan aprieta los dientes—. No elijas esto. Todavía

podemosuniranuestrospueblos.ColaboraconmigoyencontrarélamaneradequepuedasregresaraLagos.SalvaremosOrïshaconalgomásseguro,algosinmagia…—Pero¡¿estásciegooquétepasa?!—Migritorebotacontra lasparedes—.

¡Nohaynadaquesalvar!Despuésdeloqueacabandehacer,¡yanoquedanada!Inanmemiraalacara,albordedelaslágrimas.

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—¿Creesqueyoquieroesto?¿Creesquedespuésdeplanearunnuevoreinocontigoesestoloquequiero?—Veomipropiodolorreflejadoensusojos.Lamuertedenuestrosueño.ElfuturoqueOrïshanoverájamás—.Pensabaquelascosaspodían serdistintas. ¡Deseabaque fuesendistintas!Pero, trasver loquehemosvisto,nonosquedaotraopción.Nopodemosdaralagenteesaclasedepoder.—Siemprehayalgunaopción—masculloentredientes—.Ytusguardiasya

hanelegidolasuya.Sianteslesdabamiedolamagia,ahoradeberíanempezaratemblardeterror.—Zélie, no añadas tu cadáver a losmuertos. El tema del pergamino fue el

únicomodoquetuvedeconvencerlosparaquetemantuvieranconvida.Sinonosdicescómodestruirlo…Seoyeunclicalotroladodelapuerta.Inansedalavueltacomoelrayojusto

enelmomentoenelqueseabre.—Oshedichoquenoent…Selequiebralavoz.Seponeblancocomoelpapel.—¿Padre?Inanabrelaboca,aturdido.Inclusosinsucorona,esimposiblenoreconoceralrey.Entracomounatormenta,elaireseoscureceensupresencia.Unaoleadade

emocionesmeazotacuandolapuertasecierradeformaautomática.MeolvidoderespiraralmiraralosojosdesalmadosdelhombrequeasesinóaMama.«Dioses,ayudadme».Nosésiestoyenunsueñooenunapesadilla.Meardelapielconunarabia

quenotienepuntodecomparaciónconnadaquehayasentidohastaahora,peroalmismo tiempo, el pulsome palpita demiedo.Desde los primeros días quesiguieronalAsaltohevisualizadoestemomento,mehe imaginadocómoseríaencontrarme cara a cara con él. He orquestado tantas veces su muertementalmente que podría escribir un libro detallando todas las formas en quedeberíamorir.ElreySaranapoyalamanoenelhombrodesuhijo.Inanseestremece,como

siesperaseunbofetón.Apesardetodo,elramalazodeterrorenlosojosdeInanmeduele.Lohevistodestrozadoenotrasocasiones,peroestaesunafacetadeélquedesconozco.—Losguardiasmehandichoqueleseguistelapistahastalarevuelta.Inanseyergueyaprietalamandíbula.—Sí,señor.Estabaenplenointerrogatorio.Sinosdejáisasolas,obtendrélas

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respuestasquenecesitamos.LavozdeInanpermanecetanneutraquecasimecreolamentiraqueacabade

decir.Intentamantenermealejadadesupadre.Debedesaberqueestoyapuntodemorir.Siento un escalofrío al pensarlo, pero el temor no tarda en dar paso a una

calma sobrenatural.Elmiedoqueprovoca la presencia deSaran es innegable,peronosuperamideseodevenganza.En este hombre, en este desgraciado, está condensado un reino entero.Una

nación entera de odio y opresión, que me mira a la cara con desprecio. Esposibleque fuesen losguardiasquienes rompieron laspuertasde Ibadanaqueldía,perosoloeransusinstrumentos.Aquídelantetengolamentequeideóelplan.—¿Qué pasó con la almirante Kaea? —Saran baja la voz—. ¿Es esta su

asesina?Inanabremucholosojosymemira,perocuandoSaransiguesumirada,Inan

sedacuentadelerrorqueacabadecometer.Daigualloquedigaacontinuación,nopodráevitarqueelreydeOrïshaseacerqueamí.Incluso en esa celda sofocante, basta la presencia de Saran para que seme

hiele la sangre.El escozorde lapiel se intensifica cuando se aproximacon laespada demajacita. A tan corta distancia, advierto las marcas de viruela quemotean su pielmorena, las canas que delatan su edad extendidas por toda subarba.Me preparo para sus insultos, pero hay algo peor en la forma demirarme.

Distante.Ajena.Comosiyofueseunaespeciedebestiaarrastradaporelbarro.—Parecequemihijocreequesabescómomuriólaalmirante.AInanselesalenlosojosdelasórbitas.Lollevaescritoportodalacara.«Maté a alguien», las palabras que me dijo en el festival vuelven a mí.

«Alguienaquienamaba».Peronoerasimplementealguien…EraKaea.—Tehehechounapregunta—irrumpedenuevolavozdeSaran—.¿Quéle

ocurrióamialmirante?«Lamatósuhijo,queesunmaji»,semepasaporlacabeza.Detrás de Saran, Inan da un respingo, supongo que horrorizado por mis

pensamientos.Son secretosquedeberíacontar agritosalmundo, secretosquedeberíaescupirenestemismosuelo.PerohayalgoenelterrordeInanquehacequemeresulteimposibledelatarlo.

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Enlugardeeso,apartolamirada,incapazdetragaralmonstruoqueordenólamuertedeMama.SideverdadInanestádemiparte,entonces,cuandoyomuera,puedequeelprincipitosealaúnicaesperanzaquetenganlosdi…LagarradeSaranmeobligaamirarlodenuevoalacara.Todomicuerpose

estremece.Lacalmaquehabíahaceunmomentoen losojosdeSaranexplotaconunaviolentarabia.—Mástevalecontestarme,niña.Desdeluego,másmevale.Yloharíaencantada.Sería perfecto que Saran se enterase de la verdad aquí mismo e intentase

mataraInanconsuspropiasmanos.EntoncesInannotendríamásremedioquedefenderse.Matarasupadre,tomareltrono,liberaraOrïshadelodiodeSaran.—Conspirando,¿verdad?—preguntaSaran—.¿Estáspreparandounodeesos

magníficosencantamientos?—Meclavalasuñascontantafuerzaquemesacasangredelamejilla—.Simuevesunsolodedo,tejuroquetecortarélasmanosyomismo.—Pa…padre—diceInanconvozdébil,aunqueseobligaaavanzar.Saranlomira,conlairatodavíaencendidaenlosojos.Sinembargo,hayalgo

en Inan que le hace reaccionar. Con una violenta sacudida,me suelta la cara.Frunceloslabiosmientrasselimpialosdedosenlatúnica.—Supongoquedebería estar enfadado conmigomismo—reflexiona envoz

baja—.Prestaatención,Inan.Cuandoteníatuedad,pensabaqueloshijosdelaslarvaspodíanvivir.Pensabaquenoeranecesarioderramarsusangre.Saranagarramiscadenasymeobligaamirarloalacaraunavezmás.—DespuésdelAsalto,deberíaishaberintentadoevitarlamagiaatodacosta.

Sesuponíaque tendríaismiedo.Queseríaisobedientes.Ahoraveoquenohayformadeeducaralosdetucalaña.Laslarvascomotúestáisemponzoñadasporlaenfermedadquetiñevuestrasangre.—Podríaishabernosquitado lamagiasinmatarnos. ¡Sinmolernosapalosy

despellejarnos!El rey da un respingo cuandome sacudo contra las cadenas, igual que una

leonariarabiosa.Memuerodeganasdeliberarlamagiaalimentadaporlapartemásnegrademirabia.Unarabiaquehanacidodetodoloqueestehombremearrebató.Otraheridaabrasamipielmientras luchocontra lamajacita,yhagotodolo

posible por invocar mi magia a pesar del poder de las cadenas negras. Pordesgracia,mipielechahumoytodosmisesfuerzossonenbalde.Saran entrecierra los ojos, pero no puedo callarme ahora. No, cuando me

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hiervelasangreymismúsculostiemblanporliberarse.Nodejaréquemimiedosilencielaverdad.—Nos aplastasteis para construir vuestramonarquía sobre nuestra sangre y

nuestroshuesos.Vuestroerrornofuemantenernosconvida.¡Fuepensarquenoíbamosacontraatacarnunca!Inandaunpasoalfrente,conlamandíbulatensa,yalternalamiradaentresu

padreyyo.LafuriadelosojosdeSaranseenciendeaúnmáscuandochasquealalengua.—¿Sabes qué es lo quemásme intriga de tu calaña? Siempre empezáis en

medio de la historia. Como si mi padre no hubiera luchado por vuestrosderechos.Comosilaslarvascomotúnohubieseisquemadovivaamifamilia.—Nopuedesesclavizaratodounpuebloporlarebelióndeunospocos.Saranaprietalosdientes.—Cuandoereselrey,puedeshacerloquetedélagana.—Vuestra ignorancia será vuestra perdición.—Escupo a la cara a Saran—.

Conmagiaosinella,nonosrendiremos.Conmagiaosinella,¡recuperaremosloqueesnuestro!Saranarrugaloslabiosyhaceunamueca.—Valientespalabrasparaunalarvaapuntodemorir.«Larva».IgualqueMama.Igualquetodosloshermanosquemandóasesinar.—Másosvalematarmeahoramismo—susurro—.Porquenovaisaencontrar

ningunodelosartefactos.Saranesbozaunasonrisalentaysiniestra,comoungatosalvaje.—Ay,niña.—Sueltaunacarcajada—.Noestéstansegura.

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CAPÍTULOSESENTAYCUATRO

INAN

Las paredes de la celda se ciernen sobremí. Estoy atrapado en este infierno.Necesito hacer acopio de todas mis fuerzas para mantenerme en pie y norendirme ante lamirada furiosa dePadre. Peromientras que yo apenas puedorespirar,Zéliesacapecho.Másdesafianteyferozquenunca.Ledaigualsuvida.Notemealamuerte.«¡Basta!»,meentranganasdegritarlealacara.«¡Nohables!».Con cada palabra que pronuncia, aumentan los deseos de Padre de

machacarla.Da un puñetazo en la puerta. Bastan dos golpes secos para que la puerta

metálicaseabra.Acontinuación,entraelmédicodelfuerte,flanqueadoportreslugartenientes;todosellosdirigenlamiradaalsuelo.—¿Quéocurre?—preguntoconvozáspera.Elsudormeresbalaporlapielcuandootrabocanadadeairecalientesalepor

elventilador.Elmédicomemiraalacara.—SiSuAlteza…—Estáisbajomisórdenes—interrumpePadre—.Nolassuyas.Elmédico seapresuraa avanzary sacaunbisturídelbolsillo.Contengoun

chillidocuandolehaceuncorteenelcuelloaZélie.—Pero¡¿quéhaces?!—preguntoincrédulo.Zélieaprietalosdientesmientraselmédicolehundelahojadelbisturí.—¡Basta!—chillo.«Ahorano.Aquíno».Doyunpasoadelante,peroPadremeagarraporelhombroyaprietatantocon

losdedosquecasimedesplomodedolor.Observohorrorizadocómoelmédicohace un corte superficial con forma de X en el cuello de Zélie. Con manotemblorosa, introduce a presión una aguja gruesa y hueca en la vena que haquedadoexpuesta.

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Zélie intenta echar la cabeza hacia atrás, pero un lugarteniente la sujeta. Elmédico sacaunpequeñovial conun líquidonegroy se preparapara verter elsueroporlaaguja.—Padre,¿seguroqueesbuenaidea?—preguntodirigiéndomealrey—.Sabe

muchas cosas. Hay más artefactos. La chica puede encontrarlos. Es la únicapersonaqueentiendeelpergam…—¡Bastaya!Padre aprieta todavíamás sobremi hombro y acrecienta el dolor. Lo estoy

poniendonervioso.Sisigoasí,sololograréquelecausetodavíamássufrimientoaZélie.Elmédicomemira,comosibuscaseunarazónparadetenerse.Perocuando

Padredaunpuñetazocontra lapared,elmédicovierteel sueroa travésdeunorificiodelaagujahuecaylointroducedirectamenteenlavena.ElcuerpodeZéliesufreespasmosyconvulsiones.Elsuerosevaextendiendo

bajo su piel. La respiración se vuelve corta y rápida. Se le dilatanmucho laspupilas.Amítambiénsemecontraeelpechoalavezquelasangresemeagolpaenla

cabeza.Ynoesmásqueunecodeloqueleestánhaciendo…—Notepreocupes—comentaPadre,queconfundemidolorcondecepción—.

Deunmodouotro,acabaráporcontarnosloquesabe.Zélie tensa losmúsculosy lascadenas tintinean.Meapoyoen laparedpara

evitarquemismuslos tiemblen también.Luchopormantener lavoz tranquila.Conservarlacalmaesmiúnicaoportunidaddesalvarla.—¿Quélehabéisdado?—Algoparamantenerdespiertaanuestrapequeñalarva—dicePadreconuna

sonrisa—. No podemos permitir que se desmaye antes de sonsacarle lo quequeremos.Unlugartenientesacaunadagadelcinturón.OtrolearrancaelvestidoaZélie

deuntirónydejaalavistalafinapieldesuespalda.Elsoldadoacercalahojadeladagaalfuegodeunaantorchaencendida.Elmetalsecalienta.Alrojovivo.Padre da un paso adelante. Los espasmos de Zélie se intensifican; son tan

violentosquelosotrosdoslugartenientestienenqueretenerla.—Admiro turesistencia,niña.Es impresionantequehayas llegadotan lejos.

Peronoseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres.La daga se introduce en su piel con una furia tan intensa que la agonía de

Zéliesefiltratambiénenmí.

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—¡AAAAARG!—UngritoquehielalasangresaledelagargantadeZélie.Medestrozapordentro.—¡No!—suplico,ycorrohaciaellos,dispuestoaapartarallugartenientedela

daga.TumboaunodelosguardiasquesujetanaZélie.Ledoyunapatadaenlasentrañasalotro.Learreounpuñetazoallugartenientequeestámarcándoleafuegolaespalda,

peroantesdequepuedahacermás,Padregrita.—¡Sujetadlo!Alinstante,dosguardiasmeinmovilizanlosbrazos.Elmundoenterosefunde

enblanco.Elolordelacarnequemadamellenalanariz.—Sabía que no tendrías estómago para aguantar eso. —No sé cómo, la

decepcióndePadre lograamortiguar losgritosdeZélie—.Sacadlodeaquí—espeta—.¡Ahoramismo!PercibolaordendePadremásqueoírla.Aunqueintentozafarmeyavanzar,

me sujetan y tiran de mí hacia la puerta. Mientras tanto, los gritos de Zélieaumentan.Lasientolejos,cadavezmáslejos.Susgritosyalaridosretumbancontralasparedesmetálicas.Cuandoseenfría

lapielquelehanabrasado,distingolaformadeunaL.YencuantolarespiracióndeZéliesecalmaunpoco,ellugartenienteempieza

adibujarlaAconladaga.—¡No!Meechanalpasillo.Cierranlapuertadegolpe.Aporreotanfuertequelosnudillossemepelanymesangran,peronadiesale

aabrir.«¡Piensa!». Golpeo la puerta con la cabeza y noto el bombeo de la sangre

mientrascrecensusgritos.Nopuedoentrar.Tengoquesacarladeahí.Corro como el rayo por el pasillo, pero la distancia física no aplaca la

angustia.Veo ráfagas de caras preocupadasmientras avanzo por el fuerte casitrastabillando.Muevenloslabios.Lagentemurmura.NologrodistinguirquédicenporencimadelosgritosdeZélie.Susgemidos

secuelanporlapuerta.Chillantodavíamásfuertedentrodemicabeza.Medesplomodentrodelaseomáscercanoycierrodeunportazo.Sinsaber

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cómo,logropasarelpestillo.PerciboquehanempezadoatrazarlaR.Escomosigrabaranlacurvasuperior

delaletraenmipropiaespalda.Meescuecelagargantaporelácidodelvómitoquesemeacumula.Elmundodavueltasamialrededor,violentoyarrasador.Hago todo loque

puedopornodesmayarme.Tengoqueaguantar.TengoquesacaraZélie…

Respirocondificultad.Elairefrescomegolpeacomounladrilloenlacara.Introduceelaromadela

hierbamojadaenmispulmones.Unosjuncosmarchitosmehacencosquillasenlospies.Elespacioonírico.Alcaerenlacuenta,sientoánimosparaponermederodillas.No tengo tiempo que perder. Tengo que salvarla. Tengo que llevarla a ese

lugarseguro.Cierro los ojos y visualizo su rostro.Los cautivadores ojos plateados. ¿Qué

letralehabrángrabadoahoraenlaespalda?¿Enelcorazón?¿Enelalma?Encuestióndesegundos,apareceZélie.Jadeando.Mediodesnuda.Agarralatierraconlasmanos.Susojoshanperdidoelbrillo.Mirahaciasuspropiosdedostemblorosossinreconocerdóndeestá.Quiénes.—¿Zélie?Algo falla. Tardo un segundo en darme cuenta de qué falta. Su espíritu no

vieneamícomolasolasdelocéano.Elaromaasalmarinadesualmasehadesvanecido.—¿Zél?La palabra parece encogerse entre nosotros dos, tira de los borrosos límites

blancosdelaensoñación.Ellasequedaquieta…tanquietaquenosésimehaoídoono.Alargoelbrazo.Cuandomisdedosrozansupiel,chillayseaparta.—Zél…Susojostransmitenalgoferoz.Lostembloresseintensifican.Cuandomeacercoaella,retrocedeasustada.Devastada.Rota.Meparoylevantolasmanos.Medueleelpechoalversuestado.Nohayni

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rastrode laguerreraqueconozco.La luchadoraqueescupióaPadrea lacara.NoveoaZélporningunaparte.SoloveolacarcasaquePadrehadejadoatrás.—Estásasalvo—lesusurro—.Aquínadiepuedehacertedaño.Perosusojossellenandelágrimas.—Nolosiento—diceentresollozos—.Nopuedosentirnada.—¿Sentirelqué?Meaproximoaella,peroniegaconlacabezayseaparta,arrastrandolospies

porlosjuncos.—Noestá.Noestá—repitesincesar.Se ovilla entre los juncos, se encoge a causa de un dolor del que no puede

escapar.«Laobligaciónantesqueunomismo».Hundolosdedosenlamugre.LavozdePadreatruenaenmicabeza.«Laobligaciónporencimadetodo».LasllamasdeKwamevuelvenalavidaenmiojointerior,arrasándolotodoa

supaso.Miobligaciónesevitareso.MiobligacióntienequesermantenerOrïshaasalvo.Pero ese credomeparecevacío, deja un agujerodentrodemí, igual que el

cuchilloquehagrabadolasletrasenlaespaldadeZélie.Laobligaciónnobastacuandoimplicadestrozaralachicaqueamo.

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CAPÍTULOSESENTAYCINCO

AMARI

«Funcionará».Portodosloscielos,tienequefuncionar.MeaferroaestatímidaesperanzamientrasTzainyyonosdeslizamosporlos

callejones entre las estructuras oxidadas de Gombe, mezclándonos con lassombrasylaoscuridad.LasfábricasdeGombe,unaciudaddehierroymetalfundido,funcionanhasta

bien entrada la noche. Erigidas por los Forjadores antes del Asalto, lasestructurasdemetalsealzanyseinclinancreandoformasimposibles.En lugar de tener diferentes alturas que dividen las clases sociales, como

Lagos,Gombeestádivididaencuatrocuadrantes,queseparanlavidaresidencialde las exportaciones de acero. A través de las ventanas cubiertas de polvo,vemostrabajaralosdivînersqueforjanlosbienesorïshanosquepartiránaldíasiguiente.—Espera.—Tzainmeretienemientrasunapatrulladeguardiasconarmadura

cruzamontandomuchoestruendo—.Ahorasí—susurracuandoyahanpasado,perosuvozcarecedelaseguridadhabitual.«Funcionará», me repito mentalmente. Ojalá pudiera convencer también a

Tzain.«Cuandotodoestotermine,Zélieestarásanaysalva».Alcabodeunrato, lasabarrotadascallesdenavesdemoledurademetalse

transformanenlasimponentescúpulasdeaceroquepueblaneldistritocentral.Cuando suena la sirena, los trabajadores liberados se arraciman a nuestroalrededor, todos cubiertos de polvo y de quemaduras provocadas por elmetalferroso.Seguimoselenjambrehacialamúsicaylostamboresqueresuenanenlanoche.Conforme el aromadel licor sustituye el hedor del humo, aparece antenosotrosuncúmulodebares,todosycadaunodeellosprotegidosporcúpulaspequeñasyoxidadas.—¿Seguroqueestáaquí?—preguntomientrasnosdirigimosaunaestructura

especialmentechapuceraqueparecemástranquilaqueelresto.—Nosemeocurreunlugarmejordondebuscarlo.CuandoestuveenGombe

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elañopasadoparalosJuegosdeOrïsha,Kenyonysuequipometrajeronaquítodaslasnoches.—Perfecto.—MeobligoasonreírporelbiendeTzain—.Esoestodoloque

noshacefalta.—Noestéstansegura.Aunqueloencontremos,dudoquequieraayudarnos.—Esundivîner.Nolequedaráotraopción.—Losdivînerspocasvecestienenopciones.—Tzaingolpeaconlosnudillos

en la puerta metálica—. Y cuando sí las tienen, suelen elegir cubrirse lasespaldas.Antes de que pueda contestar, se abre un ventanuco en la puerta. Una voz

roncaeirritadapregunta:—¿Contraseña?—¿Lo…ïsh?—Esaesvieja.—Vaya… —Tzain hace una pausa, como si la palabra adecuada fuese a

aparecerporartedemagia—.Pueseslaúnicaqueconozco.Elguardiadeseguridadseencogedehombros.—Lacontraseñacambiaconcadacuartodeluna.ApartoaTzainymepongodepuntillas.Intentollegaralventanuco.Mealejo

conrepugnancia.—Nadie entra sin contraseña—insiste el vigilante con malas pulgas—. Y

muchomenoslosnobles.—Señor,porfavor…Tzainmeaparta.—SiKenyon está ahí dentro, ¿puedes decirle que estoy aquí?Dile que soy

TzainAdebola,deIlorin.Cierraelventanuco.Mequedomirandolapuertademetal,desesperada.Sino

entramos,yapodemosirdespidiéndonosdeZélie.—¿Nohayningúnotromododeentrar?—pregunto.—No —gruñe Tzain—. Era imposible que esto funcionara. Estamos

perdiendoeltiempo.Mientrasestamosaquí,lomásprobableesqueZélieyaestému…Selequiebralavozycierralosojosparacontener todoloquellevadentro.

Abrosuspuñosapretadoseintentoaccederasucara,lepongolasmanosenlasmejillas.—Tzain,confíaenmí.Notedecepcionaré.SiKenyonnoestáaquí,podemos

encontraraotraperso…

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—Porlosdioses.—Lapuertaseabredeparenparysaleundivînerinmenso,con los brazos morenos cubiertos de tantos tatuajes que parecen mangas—.SupongoqueledebounamonedadeoroaKhani.Llevaelpeloblancolargoyrecogidoentrencitasapretadas,todasellassujetas

en unmoño en lo alto de la cabeza.Abraza a Tzain y, en ciertomodo, lograeclipsarsucorpulentaconstitución.—Hombre, pero ¿qué haces aquí? Todavía faltan dos semanas para que le

demosunapalizaatuequipo.Tzainseríealafuerza.—Ya ves, estaba preocupado por tu equipo. Me han dicho que te has

machacadolarodilla,¿no?Kenyon se sube la pernera del pantalón y deja al descubierto una pieza de

metalancladaalrededordelmuslo.—El médico dice que no se curará antes de las eliminatorias, pero no me

preocupa.Podríaganarosconlosojoscerrados.—Entoncesmemira,despacioycon condescendencia—. Por favor, dime que una preciosidad como tú no havenidosoloparaverperderaTzain.EsteledaunempujónaKenyon,queseechaareírypasaelbrazoalrededor

del cuello de Tzain. Me asombra que Kenyon no sea capaz de ver ladesesperaciónqueocultaTzain.—Esdefiar,D.—Kenyonsedirigealguardiadeseguridad—.Teloprometo.

Yorespondoporél.Eldueñodelavozroncaseasomaporlapuerta.Aunquenoaparentamásde

veinteaños,tienelacarasurcadadecicatrices.—¿Lachicatambién?Meseñalaconlacabeza.Tzainmecogedelamano.—Esdeconfianza.—Tzainrespondepormí—.Nodirániunapalabra.«D.»vacila,peroseapartaypermitequeKenyonnosacompañedentro.De

todosmodos,nomequitaojodeencimahastaquedesaparecemosdesuvista.Elretumbardelostamboresreverberadentrodemipielcuandoentramosen

elbarmaliluminado.Labóvedaestáabarrotadaytodoslosclientessonjóvenes;nadieparecemayorqueKenyonoTzain.Todo el mundo aparece y desaparece entre las sombras, envuelto en la luz

débil y titilante de unas velas. El resplandor de las llamas ilumina la pinturadesconchadaylasmanchasdeóxidoqueafeanlasparedes.Enel rincóndel fondo,doshombres tocanunritmosuaveen la lonadesus

tamboresashikomientrasotrogolpealasteclasdemaderadeunbaláfono.Tocan

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con una facilidad fruto de la práctica y llenan las paredes metálicas con susalegressonidos.—¿Quésitioeseste?—lesusurroaTzainaloído.Aunquenuncahepuestounpieenunbar,no tardoendarmecuentadepor

qué para entrar en este hace falta contraseña. Casi todos los clientes lucenmelenasdepeloblanco,quecreanunmarabarrotadodedivîners.Saltaalavistaquelospocoskosidánquehanconseguidoentrartienenrelaciónconalgunodelosdivîners, que sonquienes están en su ambiente.Algunas parejasmixtas sesientandelamanoysebesan,conlascaderasmuyjuntas.—Sellamatóju—respondeTzain—.Esunaclasedelocalqueempezarona

montar los divîners hace unos cuantos años. Los tienen en casi todas lasciudades.Esde los pocos lugares en los que losdivîners puedendivertirse enpaz.Derepente,laantipatíadeltipodeseguridadyanomeparecetanexagerada.

Puedoimaginarmelorápidoqueliquidaríalaguardiarealunafiestacomoesta.—Llevoañosjugandocontraelequipodeestostíos—susurraTzainmientras

Kenyon nos conduce a una mesa que hay al fondo—. Son leales, pero muyreservados.Dejaquehableyo.Serámásfácilqueserelajen.—No tenemos tiempo para relajarnos —susurro como respuesta—. Si no

conseguimosqueluchen…—Nohabráluchasinolosconvenzoantesparadecirquesí.—Tzainmeda

un ligero codazo—. Sé que vamos justos de tiempo, pero con ellos, hay quetomarselascosasconcalma…—¡Tzain!Uncoroexaltadosurgecuandollegamosaunamesaenlaqueveoaloscuatro

divîners que supongo que completan el equipo de agbön de Kenyon. Losjugadores son a cual más alto. Incluso las gemelas que Tzain llama Imani yKhanisoncasidelamismaestaturaqueél.LapresenciadeTzainprovocasonrisasycarcajadas.Todosselevantan,ledan

lamano,lepalmeanconafectolaespalda,bromeanconTzainsobreelpróximotorneo de agbön. Las indicaciones de Tzain de tomárnoslo con calma aúnresuenanenmimente,perosusamigosestántanabsortosconlosjuegosquenisiquierasedancuentadequeelmundodeTzainsedesmorona.—Necesitamosvuestraayuda—interrumpoenmediodelbarullo, laprimera

frasequelogropronunciar.El equipo se calla para mirarme, como si no me hubiesen visto hasta ese

momento.

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Kenyon da un sorbo a una bebida de un tono naranja brillante y se vuelvehaciaTzain.—Cuéntanos.¿Quénecesitáis?Permanecen en silenciomientrasTzain expone nuestra precaria situación, y

murmuranapenados cuando se enterandel ataque al asentamientodedivîners.Se lo cuenta todo, desde el origen del pergamino hasta el ritual inminente, yterminacontándolesquehancapturadoaZélie.—Solo faltan dos días para el solsticio —añado—. Si queremos lograrlo,

tenemosqueactuarrápido.—Malditasea.—Ifesuspiraysucabezaafeitadareflejalaluzdelasvelas—.

Losiento.Perosilahanmetidoahídentro,nohayformadesacarla.—¡Seguroquepodemoshaceralgo!—TzainseñalaaFemi,unanchodivîner

conlabarbarecortada—.¿Nopuedeayudarnostupadre?¿Todavíasobornaalosguardias?LacaradeFemiseensombrece.Sindecirniunapalabra,seapartaarrastrando

lasillayselevantatandeprisaquecasivuelcalamesa.—Sellevaronasupadrehaceunascuantaslunas—nosinformaKhanienvoz

baja—.Empezócomounaltercadoporlosimpuestos,pero…—Tresdíasmástardeencontraronsucuerpo—terminaImani.«Cielos».SigoaFemiconlamiradamientraseljovenseabrepasoentrelos

clientes.Otra víctimadel poder dePadre.Una razónmáspor la quedebemosactuarsindilación.Tzainseponeserio.Alargaelbrazoyagarraelvasodemetaldealguiencon

tantafuerzaquesedeformabajosusdedos.—Aúnnoestátodoperdido—intervengo—.Sinopodemossobornaranadie

paraentrarporlapuerta,entraremosalafuerzaparaliberaraZélie.Kenyonresoplaydaotrotragolargoasubebida.—Somosgrandes,peronotontos.—¿Seguroquenosoistontos?—lepregunto—.Nooshacefaltalafuerza,os

bastaconlamagia.Cuando pronuncio la palabra «magia», lamesa entera se queda petrificada,

comosihubiesemasculladoelpeor insulto.Losdemássemiranunosaotros,peroKenyonmeclavalamirada.—Notenemosmagia.—Todavíano.—Sacoelpergaminodelamochila—.Peronosotrospodemos

devolveros los poderes. El fuerte se construyó para impedir la entrada de loshombres,peronodelosmaji.

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Confíoenquealmenosunodeellosestudiedecercaelpergamino,perotodosseloquedanmirandoconrecelo,comosifueseunabombaapuntodeestallar.Kenyonselevantadelamesa.—Eshoradequeosvayáis.Al instante, Imani y Khani se incorporan también. Cada una de ellas me

agarradeunbrazo.—¡Eh!—gritaTzain.SesacudecuandoIfeyKenyonintentanretenerlo.—¡Soltadme!Elbarsedetiene,puesnadiequiereperderseelespectáculo.Aunquechilloy

pataleo, las chicas no ceden, sino que corren hacia la puerta como si su vidadependieradeello.PeroalverqueImanirespirademaneraentrecortadaynotarqueKhanimeagarraconmásfuerza,medoycuentadeloquesucede.«Noestánenfadados…».Tienenmiedo.Mezafode susmanos conunamaniobraque Inanmeenseñóhacemuchas

lunas.Agarrolaempuñaduradelsableysacolahojaconunasacudidasegura.—Noestoyaquíparahacerosdaño—digosinalzarlavoz—.Miúnicodeseo

esdevolveroslamagia.—¿Quiéndemonioseres?—preguntaImani.TzainseliberaporfindelasgarrasdeKenyoneIfe.Empujaavariosdivîners

yalasgemelashastallegaramilado.—Vaconmigo.—ObligaaImaniaapartarse—.Esloúnicoqueoshacefalta

saber.—Notepreocupes.SalgodelasombradeTzainydejoelcírculodesuprotección.Todoslosojos

delbarmeaguijonean,pero,porunavez,nomeencojoniintentoescabullirme.MeimaginoaMadredelantedeunapandadeoloyes,capazdedirigirunasalaenteraconunlevearqueodelascejas.Enestosmomentostengoquerecurriraesepoder.—Soy la princesa Amari, hija del rey Saran y…—Aunque las siguientes

palabras nunca han salido de mis labios, me doy cuenta de que no hay otraalternativa. No puedo permitir que la línea de sucesión se interponga en micamino—.YsoylafuturareinadeOrïsha.Tzainlevantalascejassorprendido,peronopermanecemuchotiempoabsorto

en el asombro. Al cabo de un segundo, el bar se llena de cuchicheos y

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comentariosquetardansiglosenacallarse.Alfinal,Tzainconsiguesilenciaralamultitud.—Hace once años, mi padre os arrebató la magia. Si no actuamos ahora,

perderemoslaúnicaoportunidadquetenemosderecuperarla.Paseolamiradaportodoeltóju,alaesperadequealguienmepongaaprueba

ointenteecharmeotravez.Unoscuantosdivînerssemarchan,perolamayoríasequeda,ávidademás.Desenrolloelpergaminoylomuestroparaqueveanlainscripciónantigua.Un

divîner se inclinapara tocarloydaunrespingocuandounaráfagadeairesaledespedida de sus manos. La muestra espontánea del poder de la magia es lapruebaquemehacíafalta.—Hay un ritual sagrado, un ritual que restituirá vuestro vínculo con los

dioses.Simisamigosnolollevanacaboduranteelsolsticiocentenario,dentrodedosdías,lamagiadesapareceráparasiempre.«Ymipadrerecorrerálascallesparamasacrarotravezavuestropueblo.Os

apuñalaráenelcorazón.Osmataráigualquematóamiamiga».Repasolasaladeladoaladoeintentomiraralosojosatodosycadaunode

losdivîners.—Hay algomás que vuestra magia en juego. Vuestra propia supervivencia

pendedeunhilo.Losmurmulloscontinúan,hastaquealguiengritaentrelamultitud:—¿Quétenemosquehacer?Doyunpasoalfrente,pliegolahojadelsableylevantolabarbilla.—Hayuna chica atrapada en el fuertedel ejército, a las afuerasdeGombe.

Ella es la clave. Necesito vuestramagia para sacarla de allí. Si la salváis, ossalvaréisvosotros.El bar permanece en silencio durante unos momentos. Todos se quedan

quietos.PeroKenyonseapoyaenlaparedycruzalosbrazosconunaexpresiónenelrostroquenosédescifrar.—Aunquequisiéramosayudar,pormuchamagiaquenosdieratupergamino,

noseríasuficiente.—Noospreocupéis.—MetolamanoenlamochiladecuerodeZélieysaco

lapiedradelsol—.Siaccedéisaayudarnos,yomeencargarédeeso.

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CAPÍTULOSESENTAYSEIS

INAN

LosgritosdeZéliemeatormentanmuchodespuésdehabercesado.Estridentes.Penetrantes.Aunquesuconcienciarotadescansaenelespacioonírico,miconexiónfísica

con su cuerpo se mantiene. Los ecos de su angustia me queman la piel. Pormomentos, su sufrimiento es tan severo queme duelen los pulmones solo deintentarrespirar.MeesfuerzoporocultarlaopresióncuandollamoalapuertadePadre.Conmagiaosinella,tengoquesalvaraZélie.Yalehefalladounavez.Sipermitoqueperezcaaquí,nuncameloperdonaré.—Entra.Abrolapuertayreprimolamagia,mientrasentroenlasaladelcomandante

delaquesehaapropiadoPadre.Loveodepieconlacamisoladeterciopeloquellevaparadormir,estudiandounmapadescolorido.Nirastrodeodio.Nisiquieraunápicederepugnancia.Paraél,grabarafuegolapalabraLARVAenlaespaldadeunachicanoesmás

queotradelastareasdeldía.—Queríaisverme.Padredecidepasarunbuenratosincontestarme.Cogeelmapayloacercaala

luz.UnaXdecolorrojoseñalaelvalledelosdivîners.En ese momento caigo en la cuenta: la muerte de Zulaikha. Los gritos de

Zélie.Nosignificannadaparaél.Porque,alsermaji,nosonnada.Predicaque laobligacióndebeanteponerseaunomismo,perosuOrïshano

incluyeaesaspersonas.Nuncalohahecho.Nosoloquiereerradicarlamagia.Quiereerradicarlosaellos.—Mehaspuestoenridículo—dicealfin—.Esanoesformadecomportarte

duranteuninterrogatorio.—Yonollamaríaaesointerrogatorio.

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Padreapartaelmapa.—¿Quédices?«Nada».Esoesloqueesperaqueconteste.Sinembargo,Zéliesollozaytiemblaenunrincóndemimente.Ala«tortura»hayquellamarlaporsunombre.—Yonomeenterédenadaútil,Padre.¿Yvos?—Mivozvaaumentandode

volumen—.La única información que recibí fue hasta qué punto sabéis hacergritaraunachica.Paramisorpresa,Padresonríe.Perosusonrisaesmáspeligrosaquesufuria.—Losviajes tehanhecho fuerte.—Asientecon lacabeza—.Bien.Perono

malgasteslaenergíaendefenderaesa…«Larva».SéloquevaadecirmuchoantesdequesalgadeloslabiosdePadre.Asíes

comolosveatodos.Asíescomomeveríaamí.Meremuevoymedesplazohastalograrvermireflejoenelespejo.Hevuelto

acubrirmeelmechónblancocontintenegro,perosololoscielossabencuántoduraráasí.—Nosomoslosprimerosentenerquesoportarestacarga.Entenerquellegar

asemejantesextremosparamantenerasalvonuestroreino.Losbratonianos,elpueblopörltöganés…Todosaplastadosporquenocombatieronlamagiaconlacontundencianecesaria. ¿Prefieresquedeje convidaa aquella larvaypermitaqueOrïshasufraelmismodestinoqueesosimperios?—Noesesoloqueproponía,pero…—Unalarvacomoesaesigualqueunamonturasalvaje—continúaPadre—.

Nunca tedará las respuestasquebuscaspor lasbuenas.Tienesque romper suvoluntad,demostrarlequiénestáalmando.—Dirige lamiradaalmapa.MarcaotraXsobreIlorin—.Locomprenderíassihubiesestenidoagallasparaquedarteaverlo.Alfinal,lalarvamecontótodoloquenecesitabasaber.Unaperladesudormerecorrelaespalda.Aprietolospuños.—¿Todo?Padreasiente.—Solo es posible destruir el pergamino conmagia. Lo sospechaba después

del fracaso del almirante Ebele, pero la chica me lo confirmó. Ahora que latenemosatrapada,porfincontamoscontodoloquenoshacefalta.Unavezquerecuperemoselpergamino,haremosqueellamismalodestruya.

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Noto el pulso en la garganta. Tengo que cerrar los ojos para mantener lacalma.—Entonces¿vivirá?—Porahora.PadrepasaundedoporencimadelaXqueseñalaelvalledelosdivîners.La

tintarojaesespesa.Goteacomolasangre.—Tal vez sea lomejor—dice conun suspiro—.Mató aKaea.Unamuerte

rápidaseríaunregalo.Todomicuerposetensa.Parpadeovariasveces.Demasiadas.—¿Qu…qué?—tartamudeo—.¿Oshadichoeso?Megustaríadeciralgomás,perolaspalabrassemesecanenlagarganta.El

odiodelamiradadeKaeaaparecedenuevoantemí.«Larva».—Confesóquehabíaestadoeneltemplo.—Padrehablacomosilarespuesta

fueseobvia—.AllífuedonderecuperaronelcuerpodeKaea.Recogeuncristalitodecolorturquesa,manchadodesangre.Semerevuelveel

estómagocuandoloponealaluz.—¿Quéeseso?—lepregunto,aunqueyaconozcolarespuesta.—Una especie de residuo.—Padre aprieta los labios—.La larva dejó estas

cosasenelpelodeKaea.Padreaplastalosrestosdemimagiahastaquesedeshacenenpolvo.Cuando

serompen,mellegaunolorahierroyvino.ElaromadelalmadeKaea.—Cuando encuentres a tu hermana, acaba con ella. —Padre habla para sí

mismo más que para mí—. No me falta gente a la que erradicaría paramanteneros a salvo a los dos, pero no puedo perdonarle su parte deresponsabilidadporlapérdidadeKaea.Agarrolaempuñaduradelaespadaymeobligoaasentirconlacabeza.Casi

notoelcuchillograbándomelapalabraTRAIDORenlaespalda.—Losiento.Séque…—«Eravuestrosol»—.Sé…lomuchoquesignificaba

paravos.Padredavueltasalanillo,perdidoensusemociones.—Kaeanoqueríair.Temíaqueocurriesealgosemejante.—Creoquetemíadecepcionarosmásquelapropiamuerte.Nospasaatodos.Siemprehasidoasí.Y,sobretodo,amí.—¿Quépensáishacerconella?—pregunto.

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—¿Conquién?—Zélie.Padrememirayparpadea.Haolvidadoquelachicatienenombre.—Elmédicolaestáatendiendo.Creemosquesuhermanotieneelpergamino.

Mañanalautilizaremoscomoseñuelopararecuperarlo.Encuantolotengamosennuestropoder,lalarvalodestruirádeunavezportodas.—Ydespuésdeeso…—insisto—,cuandoyanoquedenada,entonces¿qué?—Morirá. —Padre vuelve a concentrarse en el mapa y traza una ruta—.

Enseñaremos su cadáver por todaOrïsha, para que todo elmundo recuerde loque ocurre si nos desafían. Si se produce el menor brote de rebelión, losliquidaremosatodos.Allímismo.—¿Ysihubieraotravía?—meatrevoadecir.Observolasciudadesdelmapa

—.¿Ysiescuchamossusquejas…,siempleamosalachicacomoembajadora?Hay gente…, gente que quiere. Podríamos utilizarlos para mantenerla a raya.Unamaji que podamos controlar.—Cada palabra suena a traición, pero comoPadrenomeinterrumpe,continúo.Nomequedaalternativa.Tengoquesalvarlaa toda costa—. He visto cosas en los viajes, Padre. Ahora comprendo a losdivîners.Simejoramossuscondiciones,cortaremosderaízlaposibilidaddeunarebelión.—Mipadrepensabalomismo.Ahogounsuspiro.Padrenuncahabladesufamilia.Lopoco que sé de ellos procede de los cotilleos y susurros que he oído en

palacio.—Mi padre pensaba que podríamos acabar con su opresión y construir un

reinomejor.Yo también lo pensaba, hasta que lomataron.A él y a todas laspersonas que amaba.—Padreme pone unamano fría en el cuello—.Créemecuando te digoquenohayotra vía.Yaviste lo quehizo eseAbrasador en sucampamento.Asiento, aunque me arrepiento de haberlo presenciado. No hay forma de

oponermeaPadreahoraquehevistoapersonas incineradas tan rápidoquenisiquieratuvierontiempodechillar.Padremeagarramásfuerte.Casihastaelpuntodeldolor.—Haz caso de mis palabras y aprende ya esta lección. Antes de que sea

demasiadotarde.Padredaunpasoadelanteymeabraza.Ungestotanextrañoquemicuerpose

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estremeceporelaturdimiento.Laúltimavezquemearropóconsusbrazosyoeraunniño.FuedespuésdeheriraAmariconlaespada.«Unhombrecapazdeatacarasupropiahermanaesunhombrequepuedeser

ungranrey».Porunsegundo,mepermitísentirmeorgulloso.Mealegrédequemihermanasangrase.—Nocreía en ti.—Seaparta—.Nopensabaque fuerasa triunfar.Perohas

sabidomantenerOrïshaasalvo.Todoestoteconvertiráenungranrey.Incapaz de hablar, asiento con la cabeza. Padre vuelve a susmapas. Ya ha

terminadoconmigo.Alnotenernadamásqueañadir,salgodelahabitación.«Siente»,meordeno.Sientealgo,loquesea.Padremehadadoloquesiempre

hesoñado.Despuésdetodoestetiempo,porfincreequevoyaserungranrey.Sinembargo,cuando lapuerta secierradegolpe,me fallan laspiernas.Me

derrumboenelsuelo.MientrasZélie permanezca encadenada en esa celda, el reino no significará

absolutamentenada.

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CAPÍTULOSESENTAYSIETE

INAN

EsperohastaquePadresequedadormido.Hastaquelosguardiasabandonansuspuestos.Mesientoentrelassombras.Alacecho.Lapuertadehierrochirríacuandoel

médicosaledelacelda.Tienelacarapálidaporelesfuerzo,laropamanchadaconlasangredeZélie.

Verlodamásfuerzaamisdeseos.«EncontraraZélie.Salvarla».Avanzoconsigiloydeslizolallaveenlacerradura.Cuandolapuertaseabre

conotrochirrido,mepreparoparaloquevoyaver.Peronadapuedeprepararmeparaeseespanto.Zélie yace desmayada, su cuerpo casi inerte, su vestido roto empapado de

sangre.Alverla,semeformaunnuevoagujerodentro.YPadrepiensaquelosmajisonlosanimales…Lavergüenzay la rabia compitendentrodemímientras selecciono la llave

adecuada.Nosetratadelamagia.Porunavez,setratadeella.AbrolosgrilletesquelesujetanlasmuñecasylostobillosyliberoaZéliede

sus zarpasmetálicas. La recojo en brazos y le cubro la boca. Así, cuando sedespierta,amortiguoelsonidodesusgritos.Sudolormedesgarravivo.Lospuntosquehacosidoelmédicoempiezana

soltarse.Lasangrebrotadenuevo.—Nolonoto—susurrapegadaamipiel.Recolocolosbrazosparapresionarsobrelasvendasquelecubrenlaespalda.—Yaloharás—intentoconsolarla.«Portodosloscielos,¿aquéserefiere?».Sumenteescomounmuro,querepitelatorturasincesar,igualqueundisco

rayado.No hay rastro del océano, no hay rastro de su alma. No percibo el aroma

marino.Noveomásalládesuangustia.Viveenlacárceldesudolor.—No lo hagas. —Clava las uñas en mi hombro mientras ascendemos el

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primertramodeescalerasdesiertas—.Yameestoydesangrando.Déjame.El calor de su sangre seme cuela entre los dedos. Aprieto conmás fuerza

sobresuespalda.—BuscaremosaunaSanadora.Lasbotasdeunosguardiasrepicanaldoblar laesquina.Meescondoenuna

habitaciónvacíamientrasesperoquepasende largo.Zéliese retuerceyahogaungrito.Laaprietotodavíamáscontramipecho.Cuandoelpasilloquedadespejado,subootrotramodeescaleras.Elcorazón

melatedesbocadoacadapasoquedoy.—Tematarán—susurramientrascorro—.Elreytematará.Meblindoaloírsuspalabras.Ahoranopuedopensareneso.Loúnicoqueimportaessalvarla.Tengoque

sacaraZéliedeaq…Primerooigolosgritos.Losiguienteeselcalor.Caemosalsuelodebrucescuandounadetonaciónenelpisodearribaretumba

porlosmurosdelfuerte.

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CAPÍTULOSESENTAYOCHO

AMARI

ElfuerteseerigesobreelhorizontedeGombeigualqueunpalaciodeaceroyproyectasusombraenmediodelanoche.Lastropasvigilantodaslasesquinas,nodejanniunmetrosinproteccióndurantemásdeunossegundos.Elcorazóncasisemesaleporlabocamientrasesperamosquelosguardiasquepatrullanlaparedsurpasenpordelante.Treintasegundosestodoloquetenemos.Rezoalosdiosesdelcieloparaquenosbasteconesostreintasegundos.—¿Puedes hacerlo?—pregunto en un susurro a Femi, y me aparto de los

altísimosarbustosdecombretoenlosquenoshemosescondido.Desdequetocólapiedradelsol,nohaparadodemoverlasmanos.Setocalos

dedos,labarba,lanariztorcida.—Estoypreparado.—Asienteconlacabeza—.Esdifícildeexplicar,perolo

presiento.—Deacuerdo.—Dirijolaatencióndenuevohacialapatrulla—.Lapróxima

vezquepasen,vamos.En el preciso instante en el que los guardias doblan la esquina, Femi y yo

cruzamos como el rayo la hierba recién cortada. Tzain, Kenyon e Imani nossiguen igual de rápidos y se protegen en las sombras para evitar que losdescubran los guardias de las plantas superiores.Aunquemuchosdivîners deltóju accedierona ayudarnos, soloKenyony su equipo se atrevierona tocar elpergaminoydespertarsumagia.Confiabaenqueconellosbastaraparaderribarelfuerte,peronisiquierapodemoscontarconqueloscincoluchen.KhaniresultóserunaSanadoraeIfedespertósuspoderescomoDomador.Al

noposeerunamagiaquepudieraactuardeformarápida,nonosparecióseguroqueentrasen.Porsuerte,KenyonresultóserunAbrasador,FemiunSoldadoreImaniunaCáncer.Noeselejércitodemajidemissueños,peroconlapotenciaamplificada gracias a la piedra del sol, estos guerreros podrían ser más quesuficientes.—Quincesegundos—susurroentrejadeoscuandollegamosalaparedsur.Femicolocalasmanoscontraelhierrofríoyrepasalasmuescasylasláminas

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metálicasconlapericiadeunSoldadoriluminado.Palpaenbuscadealgoquenoalcanzoavercontantalentitudquetiemblo,porquesenosacabaeltiempo.—Diezsegundos.Femi cierra los ojos y aprieta con más fuerza las planchas de la pared de

metal.Semeencogeelpechoconcadagranodearenaquecaeenelreloj.—¡Cincosegundos!Derepente,elairesetensa.UnaluzverdebrillaenlamanodeFemi.Lapared

demetalseabreentorrentecomosifueseagua.Todosentramosalacarreraporlabrechaquehaabiertoelnuevomajiynos

colamosenelfuerteconelmayorsigiloposible.Unospesadospasosresuenanfuera justocuandoFemi se introduceen la fortaleza.Logracerrardenuevoelmurounosmomentosantesdequelasiguientepatrullapaseporallí.«Graciasaloscielos».Suelto el aliento de forma lenta y prolongada, para saborear esta pequeña

victoriaantesdequecomiencelasiguientebatalla.Estamosdentro.Peroahoravienelapartedifícil.Variasespadaspulidasadornanlasparedesquenosrodeanyreflejannuestros

rostros ansiosos. «Debe de ser la armería…». Si la estructura de este fuertereproducelaqueteníaeldeLagos,debemosdeestarcercadelasdependenciasdel comandante, en el nivel superior. Eso significa que las celdas de la cárceltienenqueestardebajo…Semueve el pomode la puerta.Levanto unamano e indico a todos que se

agachen para que no los vean cuando la puerta de la armería se abre con unchirrido. Oigo que un guardia se aproxima y capto su reflejo en las espadasresplandecientesmientrasentra.Vigiloalguardia,alacecho,cuentocadapasoqueda.Yaestácerca.Unpaso

másypodremos…—¡Ya!—ordenoenvozbaja.TzainyKenyonatacanytumbanalguardiaenelsuelo.Mientrasleponenuna

mordaza, corro a cerrar la puerta antes de que salga ningún sonido que nosdelate.Cuandoregresoconelresto,yahanamortiguadolosgritosdelguardia.Me pongo de cuclillas y desenvaino el sable, presiono el fríometal contra sugarganta.—Sigritas,terebanoelpescuezo.El veneno de mis palabras me sorprende. Solo había oído esa clase de

ponzoñaenlavozdePadre.Perosurteefecto.Elsoldadotragasalivacuandolequitolamordaza.

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—Laprisioneramaji—ladro—.¿Dóndeestá?—¿La…qué?Tzain saca el hacha y la coloca por encima de la cabeza del guardia, para

retarleaqueseatrevaavolverafingirignorancia.—¡La celda está en el sótano! Bajad todas las escaleras, ¡es la última a la

derecha!Femi le da una patada en la frente y lo deja inconsciente. El guardia se

desplomaconungolpesecomientrascorremoshacialapuerta.—¿Ahoraquéhacemos?—mepreguntaTzain.—Esperar.—¿Cuántotiempo?Escudriño el reloj de arena que cuelga del cuello deKenyon y observo los

granosquevancayendohastaquecubrenlamarcadelcuarto.«¿Dóndeestálasegundaoleada?».—Yadeberíanhaberatacado…Alinstante,unadetonaciónresuenacomountruenoyreverberaporelsuelo

dehierro,bajonuestrospies.Nosapretamoscontra laparedmientrasel fuerteretiemblaynoscubrimoslacabezaparaprotegernosdelasespadasquelluevende lasparedes.Seoyenmásexplosionesdesdefuera,seguidasde losgritosdelosguardias realesque corren alarmados.Abrouna rendija de la puerta yveopasaralosguardiasatodaprisa.Vandecabezahaciauncombatequeconfíoenquenoencuentrennunca.Losdivînersquenoquisierondespertarsuspoderesaccedieronaluchardesde

lejos. Con el alcohol del bar, logramos fabricar casi cincuenta bombasincendiarias,mientrasotrosdivînersconstruíanlashondasqueluegoemplearíanpara arrojar los explosivos. Si las tiraban desde una distancia suficiente,calculamosquelosdivîners tendríantiempodeatacaryluegosalirhuyendoensusmonturasantesdequelosguardiaslosalcanzasen.Ymientraslosguardiasestuvierandistraídos,nosotrosescaparíamosdelfuerte.Esperamoshastaquelospasosdejanderetumbarantesdehuirdelaarmeríay

dirigirnosalaescaleraquehayenelcentrodelfuerte.Bajamoscomoalmaquellevaeldiablountramodeescalerastrasotroparadescendertodaslasplantasdelatorredehierro.Encuantohayamosbajadounospocosnivelesmás,podremosliberar a Zélie. Luego iremos directos a la isla sagrada. Solo nos quedan dosdías,asíquellegaremosjustoatiempoparaelritual.Sinembargo,cuandodescendemoselsiguiente tramo,ungrupodesoldados

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nosinterceptaelpaso.Levantanlasespadasparacombatir,asíquenomequedamásremedioquegritar.—¡Alataque!Kenyoneselprimeroenpasaralaacción.Notouncosquilleodemiedopor

todalapielencuantoelcalorcaldeaelambiente.Unpoderosoresplandorrojoformaremolinosalrededordesupuño;conelprimerpuñetazo,surgelaprimerallamarada,queempotraalostresguardiascontralapared.Femieselsiguienteenunirse:utilizasumagiadelmetalparalicuarlashojas

delasespadasdelosguardias.Cuandosequedanapabulladosanteloqueocurre,Imanidaunpasoalfrente.NuestraCáncer,talvezlamásaterradoradetodos.Emanaunaenergíaverdeoscuradelasmanosyatrapaaloshombresenuna

nube maligna. En cuanto los toca, se desmoronan y su piel adopta un tonoamarillomientraslaenfermedadlesrecorreelcuerpoconsaña.Aunque aparecen más guardias, losmaji los reducen con sus poderes, que

presentanunapotenciaamenazadora.Correnporpuroinstinto,alimentadosporlafuerzaelectrizanteeinquebrantabledelapiedradelsol.—Vamos—digoentonces.Tzainseaprovechadelahisteriageneraly,pegadoalapared,seescabullede

labatalla.Losigoymeunoaélalotro ladodeldescansillo,parabajara todavelocidadelsiguientetramodeescalerasconelfindeliberaraZélie.Conestepoder, nadie conseguirá detenernos.Ningún soldado se interpondrá en nuestrocamino.Podremosvenceralejércitoentero.Podremosenfrentarnosinclusoa…«¿Padre?».Los guardias flanquean a Padre por todas partes, lo protegen del ataque

mientras correpor elnivel superior,quevemosporunapasarela.Supervisa larevuelta, hasta que sus ojosmarrón oscuro se topan con losmíos y enfoca lavistaigualqueuncazadorqueoteahastaponerasupresaenelpuntodemira.Sequedapetrificado,pero soloporun instante.Encuantocaeen lacuentadequeestoyinvolucradaenelataque,larabiadePadresedispara.—¡Amari!Sumiradagélidamehielalasangre.Peroestaveztengoelsable.Estavez,no

medamiedoatacar.«Sévaliente,Amari».La voz de Binta resuena con fuerza. La imagen de su sangre me llena el

pensamiento.Ahorapuedovengarla.VoyaliquidaraPadre.Mientraslosmajiseocupande losguardias,yo lecortaré lacabezaaPadreconestesable.Serásumerecidoportodaslasmasacres,todaslaspobresalmasquehamatado…

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—¿Amari?Tzain llama mi atención y, mientras tanto, Padre desaparece detrás de una

puertametálica al final del pasillo. «Una puerta que Femi podría derretir confacilidad…».—¿Adóndevas?Parpadeo mirando a Tzain, pero no abro la boca. No hay tiempo para

explicaciones.AlgúndíayacombatirécontraPadre.HoydebocombatirparasalvaraZélie.

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CAPÍTULOSESENTAYNUEVE

INAN

Aprieto a Zélie contra mi pecho al oír la siguiente detonación. El fuerte setambalea. Un humo negro llena el aire. Los gritos reverberan en las paredesmetálicas.Losalaridossecuelanporlapuertacarbonizada.Entro corriendo en una habitación y miro por las ventanas con barrotes;

aunque las llamas estallan contra los muros del fuerte, no aparece ningúnenemigo. En lugar de eso, solo oigo a las tropas que gritan cuando prendenfuego.Lasrabiosaspantenariassalenhuyendo,muertasdemiedo.Nunca he visto un caos semejante, me recuerda todos los horrores de la

explosiónprovocadaporKwame.Otroataquemaji.Missoldadoscaenmientraslosotrosseimponen.—¡No!Meapartoatodaprisadelaventanayasomolacabezaporlapuertametálica

cuandoungritoamortiguadoresuenaenlaplantasuperior.Elfuego,elmetalylaenfermedadsiguenatacandoyliquidanauntorrenteinterminabledesoldados.Los hombres que contratacan acaban incinerados por las llamas de un

Abrasador.LosquelanzanflechasrecibenelataquedeunSoldador:unmajiconbarbadobla todas las flechase invierte sudirección,demodoque las afiladaspuntasseclavanenlaarmaduradelosarqueros.Perolapeordetodoseslachicapecosa.UnaCáncer.Unheraldodelamuerte.

Variasnubesdecolorverdeoscuro, signodeenfermedad, salendesusmanos.Encuantolasinhalanlossoldados,sucuerpotieneconvulsiones.«Menudamasacre…».Sí,esunamasacre,nouncombate.Solo luchan tresmaji y, sin embargo, un ejército entero se doblega ante su

poder.Es peor que la destrucción que presencié en el campamentodivîner. Por lo

menos,entonceslossoldadosfueronlosprimerosenatacar.Peroahorasumiedoprematuroparecejustificado.«Padreteníarazón…».

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Ahora es innegable.Da igual cuál seami deseo, si lamagia regresa, así escomoarderámireino.—Inan…—gimoteaZélie.Su sangre caliente resbala entremismanos. La clave del futuro deOrïsha.

Desangrándoseenmisbrazos.Elpesodelaobligaciónmeobligaafrenar,peroahoranopuedoescucharesa

llamada. Pase lo que pase, Zélie debe sobrevivir. Ya encontraré lamanera dedetenerlamagiadespuésdeponerlaasalvo.Corroatodavelocidadporelpasillovacíomientraslabatallarugeenalguna

plantasuperior.Subountramodeescalerasmás.Otradetonaciónatruena.Elfuertesesacudeyeltemblormetiraescalerasabajo.AgarrofuerteaZélie

mientrascaemos;estaveznoconsigoahogarsusgritos.Mepegoaunaparedparaprotegernosdelasiguienteexplosión.Aestepaso,

Zéliesedesangraráporcompletoantesdequepodamosescapar.«Piensa».Cierro los ojos y coloco la cabeza de Zélie contra mi cuello. Repaso

mentalmente la estructura del fuerte.Busco una salida.Entre los guardias, losmaji y las bombas incendiarias, no veo lamanera de escapar. Pero espera, nohacefaltaquehuyamos…Hanvenidoabuscarla.Notienequesalir.Ellostienenqueentrar.«¡La celda!».Mepongode pie. Seguro que es ahí adonde se dirigen.Zélie

gritamientrasbajamosdenuevolasescaleras.Susgritosseunenalaagoníadelanoche.—Estamoscerca—susurrocuandollegamosalúltimopasillo—.Aguantaun

pocomás.Yavienen.Volveremosalacelda.EntoncesTzain…«¿Amari?».Alprincipio,noreconozcoamihermana.LaAmariqueconozcoevitablandir

laespada.Estamujerparecelistaparamatar.Amari corre como el rayo por el pasillo hacia nosotros, seguida a poca

distancia por Tzain. Cuando un guardia carga contra ella con la espadaextendida,nolopiensaniunmomentoylehaceuncorteenelmuslo.EntoncesTzainledaungolpeenlacabeza,queacabaportumbaralsoldado.—¡Amari!—grito.Sedetieneunmomento.CuandovequellevoaZélieenbrazos,sequedade

piedra.Tzainyellacorrenanuestroencuentro.Entoncesescuandoventodalasangre.

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Porinstinto,Amarisellevalamanoalaboca.Peroelhorrorqueexpresanoes nada comparado con el de Tzain. Un sonido indescifrable escapa de suslabios:algoentreunalaridoyungemido.Seencoge.Esextrañoveraalguiendesutamañomenguartantoderepente.Zélieseparalamanoconlaquemeagarrabadelcuello.—¿Tzain?Suhermanosueltaelhachaycorrehaciaella.EncuantolepasoaZélie,veo

quelagasaquelecubríalaespaldaestácompletamenteroja.—¿Zél?—susurraTzain.Lasvendas sueltasdejanaldescubierto lamagnitudde susheridas.Debería

habérseloadvertido.PeronadapuedeprepararanadieparaverlapalabraLARVAgrabadaafuegoen

laespaldadeZélie.Verlomerompeelcorazónenmilpedazos.Puedoimaginarmeloqueprovoca

enTzain.Laabraza.Demasiadofuerte.Peronoesmomentoparacríticas.—Marchaos—lesurjo—.Padreestáaquí.Vendránmásguardias.Cuantomás

esperéis,másdifícilseráescapar.—¿Vienesconnosotros?Laesperanzaen lavozdeAmarimemata.PensarenabandonaraZélieme

asfixia.Peroestanoesmilucha.Nopuedounirmeasubando.Zélie vuelve la cabeza hacia mí; el miedo inunda sus ojos anegados en

lágrimas.Lepongolamanoenlafrente.Notosupielardiendocontramipalma.—Teencontraré—susurro.—Perotupadre…Otraexplosión.Elpasillosellenadehumo.—¡Marchaos! —grito mientras el fuerte se tambalea—. ¡Salid mientras

podáis!Tzain echa a correr con Zélie en brazos entre la histeria cubierta de humo.

Amariseponeenmarcha,perovacilaunsegundo.—Notedejaréenlaestacada.—Vete —insisto—. Padre no sabe lo que he hecho. Si me quedo, puedo

intentarprotegerosdesdedentro.AmariasienteconlacabezaysigueaTzain.Aceptamimentiraconelsable

en alto. Me derrumbo contra la pared mientras los veo desaparecer por lasescalerasyreprimomideseodeseguirlos.Hanganadolabatalla.Hancumplidoconsudeber.MiluchaporsalvarOrïshanohahechomásqueempezar.

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CAPÍTULOSETENTA

ZÉLIE

Escapamosdelfuerteenunanebulosa,escomoestarenuncuadrodelocuraydolor.Ydurantetodoeltrayecto,miespaldaseabre,encarneviva;concadatirónla

agoníamemareaymeardecomoelhierrocandente.Loveotodonegro,peroséquehemosescapadocuandoelcalordelfuertedapasoalairefrescodelanoche.ElfríomeazotaenloscortesgrabadosenlapielmientrasNailahnostransportaaunlugarseguro.«Todasesaspersonas…».Todosesosmajihanvenidoasalvarme.¿Quéharáncuandosepanlaverdad?

Mehandestrozado.Soyinútil.Entre la negrura que me rodea, pruebo una cosa, lo que sea para sentir el

arrebato de la magia. Pero el calor no corre por mis venas, la energía no sedespierta enmi corazón.Lo único que siento son los cortes abrasadores de ladagadelsoldado.LoúnicoqueveosonlosojosnegrosdeSaran.Medesmayoantesdequemismiedosvuelvancontodasupotencia,sinsaber

cuánto tiempo ha transcurrido ni dónde estamos.Cuandome despierto de eselaberintodedolor,unasmanoscallosasprotegenmicuerpoymelevantandelasillademontardeNailah.«Tzain…».Nunca olvidaré la desesperación marcada en su rostro cuando me vio. La

única vez que había visto esa expresión en él fue después delAsalto, cuandodescubrióelcuerpodeMamaencadenado.Despuésdetodoloquehahechopormí,nopuedodarlemotivosparavolveraponeresacara.—Aguanta,Zél—susurraTzain—.Yacasiestamos.Me tumba bocabajo y expone los horrores de mi espalda. Las heridas

provocanuncorodesuspiros;unmuchachoempiezaallorar.—Inténtalo—azuzaunachica.—Yo…solohecuradoalgunoscortes,unasmagulladuras.Esto…Sientounespasmoalcontactoconlasmanosdelamujer,hastaqueundolor

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insoportablemerecorrelaespalda.—Nopuedo…—Malditasea,Khani—suplicaTzain—.¡Hazalgoantesdequesedesangre!—Nopasanada—laconsuelaAmari—.Toma.Tocalapiedra.Unavezmás,meestremezcocuandolasmanosdelamujermepresionanlas

heridas,peroestavezlasnototempladas,mecalientancomolasdársenasdelamareaquerodeabanIlorin.Elcalorviajaportodomicuerpoyaliviaeldolorylosescozores.Mientras el calor teje una capa bajo mi piel, noto la primera bocanada de

alivio.Alinstante,micuerposesacudeyseaferraalaposibilidaddedormir.

La suave tierra se aplana bajo mis pies y de inmediato sé dónde estoy. Losjuncosmerozanlaspiernasdesnudasmientraselrugidodelaguadelacascadairrumpeamilado.Cualquierotrodía,lacascadameinvitaríaaacercarme.Hoy,surugidosuenamal.Agudo,comomisgritos.—¿Zélie?Inanapareceantemí,con losojosmuyabiertospor lapreocupación.Daun

pasoadelante,peroentoncessedetiene,comositemiesequefueraarompermeenpedazossisigueavanzando.Esoquiero.Rompermeenpedazos.Derrumbarmeenlatierrapolvorientayllorar.Pero, por encima de todo, no quiero que sepa cómo me ha destrozado su

padre.Las lágrimas se le acumulan en los ojos y desvía lamirada hacia el suelo.

Encojo los dedos de los pies y los entierro en la suave superficiemientras loimito.—Losiento—sedisculpa.Creoquenovaapararnunca—.Séquedebería

dejartedescansar,peroteníaqueversiestabas…—¿Bien? —termino la frase en su lugar, aunque no sé por qué no ha

pronunciadolapalabra.Después de todo lo ocurrido, no sé si seré capaz de sentirmebien en algún

momento.—¿EncontrasteaalgunaSanadora?—mepregunta.Meencojodehombros.Sí.Mehancurado.Aquí ennuestra ensoñación,no

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llevoelodiodelmundograbadoenlaespalda.Puedofingirquelamagiatodavíafluyepormisvenas.Notengoquelucharporhablar.Porsentir.Porrespirar…—Yo…Eneseinstante,veounrostrocuyavisiónmelaceralapielcomosifuerauna

delascicatricesdemiespalda.Desde el día en que conocí a Inan, he visto muchas cosas en sus ojos

ambarinos.Odio,miedo.Remordimiento.Lohevistotodo.¡Todo!Todosalvoesto.Nuncahabíavistolástima.«No».Meembarga la furia.NodejaréqueSaranmearrebateesto también.Quiero

losojosquememirabancomosifueselaúnicachicadeOrïsha.Losojosquemedecíanquepodíamoscambiarelmundo.Nolosojosquemevendestrozada.Quevenquenuncavolveréarecomponerme.—Zél…Sedetienecuandoacercosucaraalamía.Consucontacto,puedoapartarel

dolor.Consusbesos,puedoserlachicadelfestival.LachicaquenollevalapalabraLARVAgrabadaenlaespalda.Me aparto. Inan mantiene los ojos cerrados, igual que después de nuestro

primerbeso.Exceptoqueestavezhaceunamueca.Comosinuestrobesoledoliera.Aunquenuestros labios se tocan,el abrazonoeselmismo.Nomepasa los

dedos por el pelo, no me roza el labio con el pulgar. Sus manos quedansuspendidasenelaire,conmiedoamoverse,asentir.—Puedestocarme—susurro.Meesfuerzopormantenerlavoztemplada,porquenosemequiebre.Arrugalafrente.—Zél,noesestoloquequieres.Vuelvo a acercar sus labios a los míos y noto su respiración, relaja los

músculoscuandolobeso.Enelmomentoenquenosseparamos,colocolafrentesobresunariz.—Túnosabesloquequiero.Abre los ojos agitado, y esta vez advierto un resplandor de la mirada que

ansío. Veo al chico que quiere llevarme a su tienda de campaña, descubro lamiradaquemepermitefingirquetodoacabarábien.Sus dedos me rozan los labios y cierro los ojos, poniendo a prueba su

contención.Merozalabarbillaconlosnudillosy…

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…LagarradeSaranmeobligaamirarlodenuevoalacara.Todomicuerposeestremece.LacalmaquehabíahaceunmomentoenlosojosdeSaranexplotacon una violenta rabia. Se me corta la respiración, ahogada en la garganta.Hago acopio de todas mis fuerzas para no gritar, me trago el terror queexperimentomientrassusuñasmearañanlapielhastahacermesangrar.—Mástevalecontestarme,niña.—¿Zél?Hinco las uñas en el cuello de Inan. Necesito aferrarme para que dejen de

temblarmelasmanos;necesitoahogarlosgritosatodacosta.—Zél,¿quéocurre?Lapreocupaciónvuelvea reptarpor suvoz igualqueunaarañaqueavanza

porlahierba.Lamiradaquetantonecesitosedesmorona.Igual.Que.Yo.—Zél…Lo beso con tantas ganas que anulo todas sus dudas, su reticencia, su

sentimientodeculpa.Mecaenlaslágrimasmientrasaprietomicuerpocontraél,desesperadaporsentirlomismoqueantes.Meestrechaconfuerzaeintentasertiernoalavezquemuestraseguridad.Escomosisupieraque,simesuelta,todohabráterminado.Loquenosesperaalotroladoesinnegable.Ungemidosemeatascaenlagargantacuandosusmanosmeagarranporla

espalda,mesujetanporlosmuslos.Cadabesometransportaaunlugarnuevo,cadacariciameapartadeldolor.LasmanosdeInansubendenuevopormiespaldaylerodeolacinturaconlas

piernas,siguiendosusilenciosaindicación.Mecolocasobreunlechodejuncosymetumbaconunafacilidaddelicada.—Zél…—diceentrejadeos.Nosmovemosrápido,demasiado,peroyanopodemosfrenar.Porquecuando

termine el sueño, todo habrá acabado. La realidad nos golpeará, dura, cruel eimplacable.NoserécapazdevolveramiraraInanalacarasinverotravezaSaran.Así pues, nos besamos y nos aferramos el uno al otro hasta que todo

desaparece. Todo se esfuma; cada cicatriz, cada herida. En este instante, soloexistoensusbrazos.Vivoenlapazdesuabrazo.Inan se aparta, el dolor y el amor se arremolinan detrás de sus ojos color

ámbar.Yalgomás.Algomásduro.Quizásunadespedida.

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Esentoncescuandomedoycuentadequeestoesloquedeseo.Despuésdetodo,lonecesito.—Sigue—susurro.LarespiracióndeInanseacelera.Susojosseembriagandemicuerpo,peroal

mismotiempo,notoquesereprime.—¿Estássegura?Acercosuslabiosalosmíosylosilencioconunbesolento.—Esloquequiero.—Asiento—.Tenecesito.Cierrolosojosmientrasmeestrechacontraélydejoquesuscariciasahoguen

eldolor.Aunquesoloseaporuninstante.

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CAPÍTULOSETENTAYUNO

ZÉLIE

Micuerposedespiertaantesquemimente.Aunquemi situaciónhamejoradomucho y ya no siento esa lacerante agonía, un dolor palpitante continúarecorriéndome la espalda.Me escuece al levantarme;me estremezcopara huirdeldolor.«¿Quéesesto?¿Dóndeestoy?».Mirolatiendadelonaquehanlevantadoalrededordemicatre.Mimentees

un laberintode ideas en el que solodestaca el ecodel abrazode Inan.Semeagitaelcorazónalpensarloy regresomentalmentea susbrazos.Notoalgunaspartes de élmuy cerca…La suavidad de sus labios, la fuerza con la quemeagarrabansusmanos.Perootraspartesyaparecenlejanas,comositodohubieseocurrido en otra vida. Las palabras que pronunció, las lágrimas quecompartimos.Los juncos queme hacían cosquillas en la espalda, unos juncosquenovolveréaver……Losojos negros de Saran observanmientras el lugartenienteme graba a

fuegolaespalda.«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».Meaferroalassábanas.Eldolormerecorrelapiel.Ahogoungemidocuando

alguienentraenlatienda.—¡Estásdespierta!Unamaji corpulentaypecosa con la pielmarrón claroy la cabeza llenade

trencitasblancasandahaciamí.Alprincipiomeestremezcoalnotarsusmanos,perocuandoelcalorsepropagapormitúnicadealgodón,suspirodealivio.—Khani—sepresenta—.Mealegrodevertedespierta.Vuelvoamirarla.Recuperoelvagorecuerdodeveradoschicas idénticasa

ellacompitiendoenunpartidodeagbön.—¿Tienesunahermana?Asienteconlacabeza.—Gemela,peroyosoylamásguapa.Intentoreírlelagracia,peronologroexpresaralegría.—¿Cómoloves?

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Mivoznoparecemía.Yano.Suenaapocada.Estávacía.Unpozoseco.—Eh,pues…Seguroqueconeltiempo…Cierrolosojosymementalizoparalaverdad.—He logrado coser las heridas, pero… creo que las cicatrices no se

marcharán.«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».YahíestánlosojosdeSarandenuevo.Fríos.Desalmados.—Es que todavía me falta práctica —se apresura a añadir Khani—. Pero

seguroqueunaSanadoramejorpuedeeliminarlas.Asiento,peroenrealidadnoimporta.AunquemeborrenlapalabraLARVA,el

dolor siempre quedará. Me froto la muñeca, descolorida y escamada, conhendidurasenlospuntosenlosquelasesposasdemajacitameabrasaronlapiel.Máscicatricesquenosecuraránnunca.Latiendaseabreotravezymedoylavuelta.Noestoypreparadaparavera

nadiemás.Peroentonceslooigo.—¿Zél?Hablacondelicadeza.Noeslavozdemihermano.Eslavozdealguienque

tienemiedo,alguienquesientevergüenza.Cuandomedoy lavuelta, seescondeenel rincónde la tienda.Mebajodel

catre. Por el bien de Tzain, puedo tragarme mis miedos. Puedo contener laslágrimas.—Eh,hola—dice.NotoaguijonesenlaespaldacuandoabrazoelpechodeTzain.Meestrechaen

susbrazosyeldolorseintensifica,perodejoquemeapretujetanfuertecomolehagafaltaparaconvencersedequeestoybien.—Memarché.—Su voz se encoge aún más—.Me enfadé y me fui de la

celebración.Nopensé…Nosabía…MeapartodeTzainyesbozounasonrisa,aunqueseafalsa.—Lasheridasparecíanmuchopeoresdeloqueeran…—Perotuespalda…—Estábien.CuandoKhanitermine,nisiquieraquedaráncicatrices.Tzain mira a Khani; gracias a los dioses, esta consigue responder con una

sonrisa.Mihermanobuscamimirada,desesperadoporcreerselamentira.—SeloprometíaBaba—susurra—.LeprometíaMama…—Ymantuvistetupromesa.Todoslosdías.Noteculpesporesto,Tzain.Yo

nolohago.

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Aprieta la mandíbula, pero me abraza otra vez y respiro mientras susmúsculosserelajanbajomisbrazos.—Estásdespierta.TardounoscuantossegundosenubicaraAmari;ahoraquesehadesprendido

desuhabitualtrenza,elpelonegrolecaeencascadaporlaespalda.Semecedelado a lado cuando entra en la tienda de campaña con la piedra del sol en lamano.Lapiedralabañaconsugloriosaluz,peronadaseavivadentrodemí.Casimedesmoronoalcomprobarlo.«¿Quéhaocurrido?».Laúltimavezquesujetélapiedradelsol,larabiadeOyaencendiócomoel

fuegotodaslascélulasdemiser.Mesentícomounadiosa.Ahoraaduraspenasmesientoviva.AunquenoquieropensarenSaran,mimentemedevuelvealsótano.Escomosiesemalnacidomehubiesearrancadolamagiajuntoconlapielde

laespalda.—¿Cómotesientes?La voz de Amari me aparta de mis pensamientos, sus ojos ambarinos me

penetran.Vuelvoasentarmeeneljergónparaganartiempo.—Estoybien.—Zélie…Amariintentamirarmealosojos,peroesquivolamirada.NoesInanniTzain.

Sisigueinsistiendo,noconseguiréengañarla.SeabrelacortinadelonadelatiendayKhanisale;elsolempiezaaponerse

detrásdelasmontañas.Sehundebajounpicoescarpadoquecortaelhorizonteanaranjado.—¿Quédíaeshoy?—interrumpo—.¿Cuántotiempoheestadoinconsciente?AmariyTzainsemirana losojos.Semecaeelalmaa lospies, impotente.

«Poresonopuedosentirlamagia…».—¿Hapasadoyaelsolsticio?TzainmiraalsuelomientrasAmarisemuerdeellabioinferior.Suvozsuena

enunsuspiro.—Esmañana.El corazón me da un vuelco y escondo la cabeza entre las manos. ¿Cómo

vamosallegaralaisla?¿Cómovoyarealizarelritual?Aunqueyanosientoelescalofríodelaenergíadelosmuertos,susurroelencantamientomentalmente:«míàwntíótisùn,moképèyinníòní».…elsoldadoterminalaAconuncorterápido.Semesalelabilisporlaboca.

Grito.¡Grito!Peroeldolornocesa…

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Mearden las palmas yme lasmiro:me he clavado las uñas en la piel contantasañaquemesangranlasmanos.Abrolospuñosymelimpiolasangreeneljergón.Rezoporquenadielovea.Repito una vezmás el encantamiento, pero ni un solo espíritu se eleva del

suelopolvoriento.Mimagiasehaesfumado.Ynosécómovoyarecuperarla.Ser consciente de eso reabre un agujero negro dentro de mí, un pozo de

negruraquenohesentidodesdeelAsalto.DesdeelmomentoenqueviaBabadesmoronado por las calles de Ibadan y supe que nada volvería a ser igual.Recuerdomiprimerencantamiento,enlasdunasdearenadeIbeji,yrememoroellatigazodeenergíaetéreaquesentíalsostenerlapiedradelsolyalrozarlamanodeOya.Eldolorquemeatraviesaesmásafiladoquelacuchillaquemecortólaespalda.EscomovolveraperderaMamaunavezmás.Amari se sienta en un rincón de la cama y apoya la piedra del sol en el

colchón.Ojalásusolasdoradasmehablasendenuevo.—Yahora¿quéhacemos?SiestamostancercadelacordilleradeOlasimbo,Zariaquedaalmenosatres

días de distancia. Incluso si contase con mi magia, no llegaríamos a Zaria atiempo,pornohablardezarparhacialasislassagradas.Tzainmemiracomosilehubiesedadounbofetón.—Noslargamos.EncontramosaBabaysalimospitandodeOrïsha.—Tienerazón.—Amariasienteconlacabeza—.Noquierorendirme,perosin

dudamipadresabequesiguesviva.Sinopodemosllegaratiempoalaisla,lomejoresquebusquemosunlugarseguroynosreagrupemos.Encontraremosotramaneradeluchar…—Pero¿dequédemonioshabláis?VuelvolacabezaatodaprisacuandounchicocasitancorpulentocomoTzain

irrumpeporlascortinasdelatienda.Aunquetardounmomentoenreconocerlo,recuerdo los rizos blancos de un jugador con el que se enfrentó Tzain en untorneodeagbön.—¿Kenyon?—pregunto.Dirigelamiradahaciamí,perosusojosnodenotannostalgia.—Mealegraverquehasdecididodespertarte.—Mealegraverquesiguessiendounimpertinente.MeacribillaconlamiradaantesdedirigirseaAmari.—Dijisteis que iba a devolvernos la magia. ¿Ahora pretendéis dejarnos

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colgadosyhuir?—Nollegaremosa tiempo—gritaTzain—.Tardaremos tresdíasen llegara

Zaria…—¡YsolomediodíasicruzamosporJimeta!—Cielos,otravezno…—Haygentequehamuertoporesto—nosrecriminaKenyon—.Porella.¿Y

ahoraqueréishuirporquetenéismiedodelriesgo?Amariseenfureceyechahumoporlanarizcontalintensidadqueseríacapaz

dederretirlapiedra.—¡Notienesniideadeloquehemosarriesgado!¡Asíqueterecomiendoque

cierreselpico!—Criaja…—Kenyon tiene razón —intervengo. Una nueva desesperación aflora

burbujeandoalasuperficie.Estonopuedeterminarasí.Despuésdetodoloquehe sufrido, no puedo volver a perder la magia—. Nos queda una noche. SilogramosllegaraJimeta,encontrarunbarco…«Sipuedorecuperarmimagia…,siencuentrolamaneradecomunicarmecon

losdioses…»,añadomentalmente.—Zél,no.—Tzainseinclinaparamirarmealosojos,igualquehacecuando

miraaBaba.PorqueBabaestádelicado.Estádestrozado.Yahorayotambién—.Jimeta es demasiado peligrosa. Es más fácil que encontremos la muerte queayudaenesaciudad.Ynecesitasdescansar.—Loquenecesitaesmoverelculoya.TzaingolpeaaKenyonenlacaracontantoímpetuquemesorprendequeno

tumbetambiénlatiendadelgolpe.—Dejadlo ya. —Amari se interpone entre los dos—. No hay tiempo para

ponernosapelear.Sinopodemosseguirunplan,tendremosquepensarotro.Mientrasseenzarzanenunadiscusión,mequedomirando lapiedradel sol,

casiamialcance.Sialargaseelbrazoparatocarla…Silarozaseporlomenos…«Porfavor,Oya»,rezoensilencio,«nodejesquetodotermineasí».Respiro hondo yme preparo para la plenitud que ofrece el alma deMadre

Cielo,paraelfuegodelespíritudeOya.Misdedosrozanlasuavepiedra…Laesperanzasemarchitaenmipecho.Nada.Niunachispa.Altocarla,notolapiedrafría.Espeorqueantesdelritodeiniciación,antesdetocarelpergamino.Escomo

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si toda lamagia sehubiesedesangradoyhubieseabandonadomicuerpo,paraquedarseenelsuelodeaquellaceldasubterránea.«SolounmajivinculadoconelespíritudeMadreCielopuederealizarelacto

sagrado».LaspalabrasdeLekanresuenanenmimente.Sinél,esimposibleuniraningúnotromajiconMadreCieloantesdellevaracaboelritual.Sinmí,nohabráritual.Findelahistoria.—¿Zélie?Cuando levanto la cara, todosmemiran y esperan expectantes la respuesta

definitiva.«Seacabó».Deberíadecírseloya.Pero cuando abro la boca para darles la noticia, no me salen las palabras

adecuadas.Nopuedeacabarasí.No,despuésdetodoloquehemosperdido.Despuésdetodoloquehemoslogrado.—Vamos.Lo digo con poco convencimiento. Por todos los dioses, ojalá pudiera

pronunciar esa palabra conmás fuerza.Tiene que funcionar.No dejaré que lahistoriatermineasí.MadreCielome escogió.Me utilizó.Me apartó de todo lo que amaba.No

puedeabandonarmedeestamanera.Nopuededesecharmecon lasmanosvacíasyunpuñadodecicatricesen la

espalda.—Zél…—MegrabaronafuegoLARVAenlaespalda—siseo—.Vamos.Medaiguallo

quecueste.Nopermitiréquevenzan.

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CAPÍTULOSETENTAYDOS

ZÉLIE

Despuésdehorasdeviajarporelbosqueque rodea lacordilleradeOlasimbo,Jimeta emerge en el horizonte. Afilada y ruda como se rumorea que son sushabitantes, sus acantilados de arena y sus montículos rocosos dan al mar deLokoja.Lasolasrompencontralabasedelosacantiladosyentonanunacanciónfamiliar que conozco como la palma demimano.Aunque las olas golpean yresuenancomountrueno,bastaconestarcercadelaguaparatranquilizarme.—¿Te acuerdas de cuando querías vivir aquí?—me pregunta Tzain en un

susurro.Asiento con la cabezay esbozouna tímida sonrisa.Es agradable sentir otra

cosa,pensarenotracosaademásde todas las formasen lasquepodrían fallarnuestrosplanes.Después del Asalto, insistí en que fuésemos a Jimeta. Pensaba que sus

fronteras al margen de la ley eran el único sitio en el que podríamos estar asalvo.Aunquehabía oídohistorias sobre losmercenarios y los criminales queabarrotabansuscalles,amisojosinfantilesesepeligropalidecíaencomparacióncon la alegría de vivir en una ciudad sin guardias reales. Por lo menos, laspersonasqueintentasenmatarnosnoluciríanelsellodeOrïsha.Mientraspasamospor las casitas apiñadas entre los imponentes acantilados,

mepreguntolodistintaquehabríasidonuestravida.Laspuertasdemaderaylosmarcos de las ventanas salen de la roca, como protuberancias que hubiesensurgidodelapropiapiedra.Bañadaporlaluzdelaluna,laciudadsinleycasiparece pacífica. Incluso podría pensarse que es hermosa si no fuese por losmercenariosqueseagazapanencadaesquina.Mantengoelsemblanteseriocuandonoscruzamosconungrupodehombres

enmascarados ymepregunto cuál será su especialidad. Por lo que he oído deJimeta, cualquiera de las personas con las que nos topemos podría haberperpetradodesdeunrobocomúnycorrientehastaasesinatosasueldo.Correelrumordequelaúnicaformadelibrarseparasiempredelosgrilletesescontratar

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a unmercenario que te libere a la fuerza; son los únicos lo bastante fuertes yosadosparadesafiaralejércitoysobreviviralintento.Nailah gruñe cuando pasamos por delante de otra banda de hombres

enmascarados, una mezcla de kosidán y divîners, hombres y mujeres, tantoorïshanoscomoextranjeros.Entrecierranlosojosalverlamelenadelaleonaria,comosicalculasencuántopodríansacarporella.Sueltoungruñidocuandounodeloshombresseatreveaavanzarunpaso.«Ponme a prueba», lo amenazo con la mirada. Compadezco al pobre

desgraciadoqueintentemeterseconmigoestanoche.—¿Es aquí?—pregunto cuando nos detenemos ante una amplia cueva que

hayalpiedelosacantilados.Labocadelacuevaestáinmersaenlaoscuridadyesimposibleverquéhay

dentro.Asienteconlacabeza.—Lollamanelzorrontedemiradaplateada.Heoídoquematóaungeneralde

Gombeconlasmanos.—Y¿tieneunbarco?—Elmásrápido.Funcionaconenergíaeólica,sinomeequivoco.—Deacuerdo.—AgarrolasriendasdeNailah—.Puesvamos.—Espera.—Kenyon levantaunamanoynosdetieneantesdequepodamos

darunpasomás—.Nopuedesentrarenlaguaridadeunclancontodalatropa.Solounodenosotrospuedeir.Porsuinstante,todosvacilamos.«Malditasea».Noestoypreparadaparaesto.Tzainsellevalamanoalhacha.—Voyyo.—¿Por qué?—preguntaKenyon—.Todo el plan gira en torno deZélie. Si

entraunaúnicapersona,deberíaserella.—¿Estásloco?Nomandaréamihermanaahídentrosola.—No es que esté indefensa precisamente…—se mofa Kenyon—. Con su

magia,esmáspoderosaquecualquieradenosotros.—Tienerazón.—Amariapoya lamanoenelbrazodeTzain—.Talvezsea

másfácilqueaccedanaayudarnossivenlamagiaenacción.Entoncesescuandoledigoqueopinolomismo.Cuandoledigoquenotengo

miedo.Queconvenceraesosguerrerosseráfácil.Quemimagiaserámásfuertequenunca.Semeencogeelestómagoalpensarenlaverdad,laculpameaguijonea.Me

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sentiríamuchomejorsihubiesealmenosunapersonaquesupiesequetodoestonodependedemí.Querecuperemosonolamagiadependeúnicamentedelosdioses.—No.—Tzainniegaconlacabeza—.Esunriesgodemasiadogrande.—Puedohacerlo.LetiendolasriendasdeNailahaTzain.Tienequefuncionar.Paseloquepase,

eldesenlacetienequeresponderalplandeMadreCielo.—Zél…—Éltienerazón.Esmásprobablequelosconvenzasivoyyo.Tzaindaunpasoalfrente.—Nopiensodejarqueentresahítúsola.—Tzain, necesitamos a sus guerreros.Necesitamos su barco.Y no tenemos

nada que ofrecerles a cambio. Si queremos llegar al templo, esmejor que noempecemoslaconversaciónsaltándonossusnormas.Le entrego aAmari lamochila con los tres artefactos sagrados ymequedo

únicamenteelpalodecombate.Pasolosdedosporlosgrabadoseinspirohondo,aunquemecuesta.—Noos preocupéis.—Dirijo una oración aOya para queme proteja—.Si

necesitoayuda,meoiréisgritar.Me adentro por la boca de la cueva. El ambiente es frío y húmedo. Me

desplazo hasta la paredmás cercana y deslizo lasmanos por las resbaladizasprotuberancias, utilizo la piedra para guiarme.Cada paso que doy es tímido ylento, pero me siento bien al avanzar, bien al hacer algo más que releer esemalditopergaminoconunritualquetalveznoseacapazdellevaracabo.Mientrascamino,unosgigantescoscristalesazulesgoteandel techocomosi

fuesen témpanos, llegan tan abajo que casi rozan el suelo de la cueva.Proporcionan una luz tenue que ilumina los murcielagontes de dos colasarracimados alrededor de su centro resplandeciente. Los animales parecenobservarme conforme avanzo por la cueva. Su coro de chillidos es el únicosonido que oigo hasta que me aturde la cháchara de numerosos hombres ymujeresreunidosalrededordeunahoguera.Meparoparaasimilarsusdominios,sorprendentementegrandes.Elsueloen

elquesehallanformauna levedepresión,cubiertaconunmusgomullidoquelosmercenariosempleandecojín.Losrayosdeluzsefiltranporlasrendijasdeltecho e iluminan los escalones picados a mano que se adentran en lasprofundidadesdelacantilado.Avanzounoscuantospasosmásylamuchedumbreempiezaacuchichear.

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«Quelosdiosesmeamparen».Me abro paso y entro en el círculo.Docenas demercenarios enmascarados

vestidosdenegromemiranconlascivia,todosestánsentadosenunaestructurade piedra que sobresale del suelo. Algunos se llevan la mano al arma, otroscambian la expresiónde la caraparaque resultemásdesafiante.Lamitadmemiracomosiquisieramatarme,laotramitadcomosiquisieradevorarme.Pasoporaltosuhostilidadybuscounosojosgrisesenmediodeesemarde

colorámbarymarrón.Elhombrealquepertenecenesosojosemergedelapartedelanteradelacaverna,elúnicomercenarioquenollevalacaratapada.Aunqueva vestido de negro como sus secuaces, una bufanda granate le abriga lagarganta.—¿Tú?—preguntoconfundida.No puedo ocultar mi sobresalto. La piel de tono piedra arenisca, los

embaucadores ojos grises como la tormenta. «El ladrón…», el que intentórobarmeelpaloenelcampamentodivîner.Aunqueocurrióhacepoco tiempo,meparecequehayatranscurridounaeternidad.Roëndaunabuenacaladaauncigarrillodeliarysusojosangulososrecorren

misilueta.Sesientayseapoyaenunaestructuracirculardepiedraquerecuerdauntrono.Susonrisadezorronteseextiendedeorejaaoreja.—Yatedijequevolveríamosavernos.—Daotracaladaalcigarrilloyexhala

el humo poco a poco—. Pero, por desgracia, no son las circunstanciasapropiadas.Amenosquehayasvenidoaunirteamishombresyamí.—¿Tushombres?RoënparecepocosañosmayorqueTzain.Aunquetienelaconstitucióndeun

luchador,loshombresalosquedaórdenessoneldobledecorpulentosqueél.—¿Teparecegracioso?—Una sonrisillamalévola se ledibuja en los labios

finos,yseinclinahaciadelanteensutronodepiedra—.¿Sabesquéesloquemehace gracia a mí? Una pequeñamaji. Que entra a trompicones en mi cueva,desarmada.—¿Quiéndicequevoydesarmada?—Noparecequesepascómosemanejaunaespada.Ah,claro,sihasvenido

porquequieresaprender,estarémásqueencantadodeenseñarte.Sucrudezaprovocalarisadesubanda,ymeardenlasmejillasaloírlo.Soy

untrofeoparaél.Otraingenuaalaquepodrádesplumarconfacilidad.Estudio la cueva yme hago una composición de susmercenarios. Para que

estofuncione,tendréqueganarmesurespeto.—Qué amable. —Mantengo la expresión seria—. Pero soy yo la que ha

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venidoaenseñarte.Roënsueltaunacarcajadasinceraquereverberaportodalacueva.—Continúa.—Os necesito a tus hombres y a ti para una empresa que podría cambiar

Orïsha.Los hombres vuelven a reírse, pero esta vez el ladrón de la fiesta no los

acompaña.Seinclinatodavíamás,hastacasibajarsedeltrono.—Hayuna islasagradaalnortedeJimeta—continúo—,aunanocheentera

dedistanciaenbarco.Necesitoquenosllevéisallíantesdequesalgaelsol.Vuelveaapoyarseeneltronodepiedra.—LaúnicaislaquehayenelmardeLokojaesKaduna.—Estaislasoloapareceunavezcadacienaños.Seoyenmásburlas,peroRoënlasacallaconungestosecodelamano.—¿Yquésecretoescondeesaisla,pequeñamajimisteriosa?—Laformadedevolverlamagiaparasiempre.Paratodoslosmajiquehayen

lastierrasdeOrïsha.Losmercenariosestallanencarcajadasysilbidos,ymegritanquemevaya.

Unhombreforzudoseseparadelresto.Seleabultanlosmúsculospordebajodelaropadetrabajonegra.—Dejadehacernosperdereltiempoconesasmentiras—gruñe—.Roën,saca

aestacríadeaquíoyo…Meponelamanoenlaespalda;encuantometoca,notoespasmosentodaslas

heridas.Eldolormetransportaymeencierradenuevoenlacelda……las oxidadas esposas me abrasan las muñecas cuando me retuerzo. Mis

gritossehacenecoenlasparedesdemetal.Y durante todo el proceso, Saran mantiene la calma, observa cómo me

destrozan…—¡Aaaarg!Arrojo al hombre por encima de mi hombro y lo lanzo contra el suelo de

piedraconungolperotundo.Mientrasseencoge,leclavoelpalodecombateenelesternónyaflojojustoantesdeoírelcrujidodealgúnhueso.Susgritossonmuyfuertes,peronomásquelosquetodavíaresuenanenmimente.Parecequelacuevaenteracontienelarespiracióncuandomeinclinoycoloco

elextremodelpalosobrelagargantadelmercenario.—Vuelveatocarme.—Enseñolosdientes—.Yverásloquepasa.Se estremece en cuanto lo suelto, dándole la oportunidad de escabullirse.

Despuésdeeseescarmiento,noseoyeniunarisamás.

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Entiendenelidiomademipalo.Los ojos tormentosos de Roën bailan, todavía más entretenidos que antes.

Apagaelcigarrilloycaminahaciamí.Sedetieneaapenasundedodemicara.Eloloratabacomemarea,dulcecomolalecheconmiel.—Preciosa,noereslaprimeraquelointenta.Kwameyatratódedevolverla

magia.Y,porloquetengoentendido,noacabódemasiadobien.AloírelnombredeKwame,sientounapunzadaenelcorazón.Meacuerdode

cuandolovireunirseconRoënenelcampamentodivîner.Inclusoentonces,yadebía de estar preparándose. En el fondo, seguro que siempre supo quetendríamosqueluchar.—Estoesdistinto.Sélamaneradedevolverlospoderesatodoslosmajiala

vez.—¿Yquérecompensanosofrecesacambio?—Nadadedinero—digo—.Peroosganaréiselfavordelosdioses.—¡Nomedigas!—semofa—.¿Teparecequepracticamoslabuenavoluntad?«Necesitaalgomás».Ahondoenmimenteybuscounamentiramejor.—Los dioses me han enviado hasta ti. No es casualidad que nos hayamos

vueltoaencontrar.Tehanelegidoporquequierentuayuda.La sonrisa burlona desaparece de su rostro y, por primera vez, se muestra

solemne.Noalcanzoaleerlaexpresiónquehaydetrásdesusojoscuandonoesburlaomaldad.—Puedeque esobaste paramí, preciosa, peromis hombresvan a necesitar

algomásquelaintervencióndivina.—Entonces, diles que, si tenemos éxito, os contratará la futura reina de

Orïsha.Esas palabras salen demi boca antes de queme dé tiempo a pensar si son

ciertasono.Tzainmecontólas intencionesdeAmaridehacerseconel trono,perocontodaslascosasquehanocurridoúltimamente,nohabíavueltoapensareneso.Sin embargo, ahora me aferro a esa intención, y utilizo la única baza que

tengo.SiRoën y sus hombres no nos ayudan, no llegaremos a esa isla ni porasomo.—Losmercenariosdelareina—musita—.Nosuenamal,¿verdad?—Desde luego. —Asiento con la cabeza—. Seguro que el cargo va

acompañadodeunbuenpuñadodeoro.Seleformaunasonrisaenlascomisurasdelaboca.Vuelvearepasarmecon

lamiradadearribaabajo.

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Al final, extiende lamano y oculto una sonrisa. Procuromantener el pulsofirmemientrassellamoselpactoconunapretóndemanos.—¿Cuándopartimos?—pregunto—.Tenemosquellegaralaislaalamanecer.—Ahoramismo.—Roën sonríe—. Nuestro barco es pequeño. Tendrás que

sentartepegadaamí.

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CAPÍTULOSETENTAYTRES

ZÉLIE

Elviento llenael silenciomientras cruzamoselmardeLokoja enelbarcodeRoën. A diferencia de los enormes navíos del anfiteatro de Ibeji, el barco deRoëneseleganteyangular,apenasunosmetrosmásgrandequeNailah.Enlugarde velas, unas turbinasmetálicas aprovechan la energía que produce el vientofuerte.Nospropulsanporlasaguasagitadasmientrasmurmuranyrotan.MecobijoenTzainyAmaricuandolasiguienteolafuertechocaconelbarco

de metal. En contraste con el mar deWarri, en la costa de Ilorin, el mar deLokojaesfosforescente;bajoelagua,elplanctondesprendeunresplandorazulbrillante,quehacequeelmarrefuljaigualquelasestrellasenelcielo.Seríaunaestampapreciosasinofuésemostanapiñadosdentrodelbarco.EntreelequipodeKenyonyunadocenade secuacesdeRoën,hemos tenidoqueapretujarnosconhombresenlosquenopodemosconfiar.«Noleshagascaso»,meaconsejomientrasvuelvolacarahaciaelocéanocon

intencióndedisfrutardelabrisahúmedaysaladadelmarquemesalpicalapiel,algoquemeencanta.Sicierrolosojos,casipuedoimaginarqueestoydenuevoen Ilorin, pescando otra vez. Con Baba. Antes de que empezase todo esto,cuandomimayorpreocupacióneraelcombatedegraduación.Contemplo mis manos mientras pienso en todo lo que ha sucedido desde

entonces.Creía que, al aproximarse el solsticio, volvería a sentir algo, pero lamagiacontinúasincorrerpormisvenas.«Oya,porfavor».Aprietolospuñosyrezo.«MadreCielo.Quiensea.Confío

envosotros».Nomedefraudéis.—¿Teencuentrasbien?—susurraAmari.Aunquelodiceconcariño,susojosambarinossabenlarespuesta.—Tengofrío,nadamás.Amariladealacabeza,peronoinsiste.Enlugardeeso,entrelazalosdedosen

losmíosyvuelveamirarelocéano.Metocaconafecto.Comosimeperdonase.Comosiyaconocieselaverdad.

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—Jefa,tenemoscompañía.Medoy la vuelta al instante yme topo con las siluetas de varios barcos de

guerrade tresmástilesenelhorizonte.Hay tantosquenoalcanzoacontarlos.Esas bestias demadera cortan el agua, con las láminasmetálicas que indicandóndeestán loscañonesalineadasen lacubiertadecadaunadeellas.Aunquelosbarcosquedandifuminadosporlaneblinadelmar,laluzdelalunailuminaelsellodeOrïsha.Semeencogeelpechoalverloycierrolosojos,luchandoporapartarlaimagen……elcalorintensificaeldolormientrasladagamecortalaespalda.Daigual

cuánto grite, la oscuridad no llega nunca. Pruebo el sabor de mi propiasangre…—¿Zél?El rostro de Amari nada entre la negrura. Le aprieto tanto la mano que le

crujen los nudillos. Abro la boca para disculparme, pero no soy capaz deformularlaspalabras.Unsollozoamenazaconsalirdemigarganta.AmarimerodeaconelotrobrazoysevuelvehaciaRoën.—¿Podemosesquivarlos?Roënsacauntelescopioplegabledelbolsilloyloaprietacontraelojo.—Esquivaraesedeahíesfácil,peronoalaflotaquelesigue.Mepasael telescopio,peroAmarisalearescatarmeymeloarrebata.Tensa

todoelcuerpoencuantovelaestampa.—Portodosloscielos—maldice—.LosbarcosdeguerradePadre.Los fríos ojos deSaran refulgen enmimente yme aparto.Me sujeto en la

bordademaderadelbarcodeRoënparamirarhaciaelmar.«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».—¿Cuántosson?—consigopreguntarconungraznido,peronoesesoloque

quierosaber.¿Cuántosdesuslugartenientesvanenesosbarcos?¿Cuántosesperanvolveradejarmecicatrices?—Porlomenos,unadocena—respondeAmari.—Busquemosotraruta—proponeTzain.—Noseáistontos.—ElbrillomalvadodelosojosgrisesdeRoënresurge—.

Ataquemosalbarcomáscercano.—No—seoponeAmari—.Entonces,nosdelataríamos.—Lostenemosenmediodelpaso.Y,porloqueparece,tambiénsedirigena

esaisla.¿Quémejormaneradellegarallíqueenunodesuspropiosbarcosdeguerra?

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Observoloscolosalesnavíosquesurcanelmar.¿DóndeestáInan?SiSaranvaabordodeunodeesosbarcos,¿loacompañaráInan?Aceptaresepensamientomecuestatantoquesoyincapazdeverbalizarloen

vozalta.Vuelvoarezarensilencio.Sialgúndiosdeahíarribasepreocupapormí,notendréquevolveramiraralacaraaInannuncamás.—¡Hagámoslo!—Docenas de caras se vuelven haciamí, peromantengo la

miradafijaenelmar—.Sitodosesosbarcossedirigenalaisla,tenemosquesermásastutos,máseficaces.—Exacto. —Roën ladea la cabeza hacia mí—. Käto, rumbo al barco más

cercano.Conforme el barco gana velocidad, el corazónme late con tanta fuerza que

piensoquevaasalírsemedelacajatorácica.¿CómovoyaenfrentarmedenuevoaSaran?¿Ydequévoyaservirsinmimagia?Agarro el palo de combate con manos temblorosas y lo sacudo para

extenderlo.—¿Quéhaces?AlzolamiradaymeencuentroconRoën.—Tenemosquetomarelbarco.—Preciosa, lascosasnofuncionanasí.Noscontratasteparahacerunalabor.

Siéntateydéjanostrabajar.Amari y yo nosmiramos la una a la otra antes de contemplar de nuevo el

monstruosobarcodeguerra.—¿De verdad crees que vas a conseguirlo sin nuestra ayuda? —pregunta

Amari.—Elabordajeseráfácil.Laúnicadudaescuántopodemostardarenllevarloa

cabo.Hace una señal con lamano a dos de sus hombres. Sacan una ballesta con

unosganchosyunacuerda.Roënlevantaelpuño,suponemosqueparaindicarqueliberenlasflechas,perosedetieneysevuelvehaciamí.—¿Quélímitetenemos?—¿Qué?—¿Qué nos permites hacer? Personalmente, prefiero un corte limpio en la

garganta,peroestandoenelmar,ahogarlostambiénseríabastanteeficaz.La naturalidad con la que habla de cómo acabar con las vidas humanasme

provocaunescalofríoysemeponelapieldegallina.Eslacalmadeunhombrequeno temeanada.La calmaquehabita en losojosdeSaran.Aunqueahora

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mismo no puedo percibir el espíritu de los muertos, no quiero ni imaginarcuántasalmasdebendearremolinarsealrededordeRoën.—Nadadematar.Laordenmesorprendeinclusoamí,peroencuantosaledemislabios,séque

eslocorrecto.Yasehaderramadodemasiadasangre.Tantosiganamoscomosiperdemosmañana,estossoldadosnotienenporquémorir.—Quéaburridaeres—refunfuñaRoënantesdedirigirseasussecuaces—.Ya

lahabéisoído…Tumbadlos,peroquesiganrespirando.Al oír las protestas de algunos mercenarios, el corazón me da un vuelco;

¿cuántasvecesverán en lamuerte la respuestamás inmediata?Antesde teneroportunidaddepreguntárselo,Roënenseñadosdedosextendidos.Disparan laballestay losganchos seclavanen laquillademaderadelotro

barco.El hombre más corpulento de la banda de Roën ata el cabo de la cuerda

alrededordesuimponentecuerpoparaasegurarla.Elmercenario al que Roën ha llamadoKäto deja el timón y se dirige a la

cuerdareciéntensada.—Perdón—murmuraKätoenorïshanocuandomerozaalpasar.Aunqueunamáscaraleensombrececasitodoelrostro,comparteelcolorde

piel de Roën y los mismos ojos angulares. Pero, mientras que Roën se hamostrado brabucón y desafiante, Käto se ha comportado demanera cordial yseriaentodomomento.Kätollegaalotroextremodelbarcoytiradelacuerdaparaponerapruebasu

resistencia;satisfecho, salta y se agarra con ambas piernas a la soga.Abro laboca,anonadada,mientrassedeslizaconlavelocidaddeunzorronteconorejasde murciélago. En cuestión de segundos, Käto desaparece por la borda y sedifuminaenlaoscuridaddelotrobarco.Se oye un leve gruñido, seguido de otro; al cabo de unos instantes, Käto

reaparece y da la señal para que ataquen. Cuando el último de sus hombresabordaelbarco,Roënsevuelvehaciamí.—Hablemosclaro,mimisteriosamaji.¿Quémedaránlosdiosessihundoese

barco?¿Puedopedirquéprefiero,oellosyalosaben?—Nofuncionaasí…—¿Oacasotengoqueimpresionarlos?—Roënlevantalacabezaysecoloca

lamáscara por encima del puente de la nariz—. ¿Qué te parece si despejo elbarcoencincominutos?—Noconseguirásnadasinocierraslabocayvasdeunavez.

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Terminadeponerselamáscarayporlosagujerosdelosojosadviertounbrillomalicioso;nomecabedudadequesusonrisadezorrontetambiénrelucedebajode la tela.Meguiñaunojo, sepone enmarchaynosdeja a la espera, con elmercenarioqueanclalacuerdacomoúnicacompañía.—Quéridículo.Chasqueolalengua.¿Cincominutosparaunbarcodeesaenvergadura?Solo

la cubierta parece tener capacidad suficiente para un ejército entero. Tendránsuertesiconsiguentomarlo…Nos sentamos enmedio de la noche, estremecidos ante los débiles gritos y

gemidos que llegan desde arriba. Pero después de la escaramuza inicial, losruidosdanpasoalsilencio.—Solosonunadocenadehombres—murmuraTzain—.¿Enseriocreesque

podrántomarunbar…?Secallaalverqueunafiguraoscurasedeslizaporlacuerda.Roënaterrizaen

nuestraembarcacióny,deuntirón,sesacalamáscara,paradejaraldescubiertosusonrisamalvada.—¿Lohabéislogrado?—pregunto.—No—contesta con un suspiro, ymemuestra los cristalitos teñidos de su

relojdearena—.Seisminutosypico.Siete,siredondeamos.Perosimehubiesesdejadomatar,¡habríansidomenosdecinco!—Imposible.Tzainsecruzadebrazos.—Compruébalotúmismo,hermano.¡Escalera!Una escalerilla se desenrolla por el lateral del barco del ejército y subo

enseguida, haciendo caso omiso del dolor de espalda mientras trepo por lostravesañosdemadera.«Estádeguasa».Másjuegos,másmentiras.Sinembargo,cuandollegoalbarco,mecuestacreer loqueveo:docenasde

guardiasrealesyaceninconscientes,atadosconcuerdadepiesacabeza.Leshanquitadoeluniformeatodosyhandesperdigadoloscuerposporlacubiertacomosifuesenbasura.Suelto el aire que no sabía que había contenido cuando veo que ni Inan ni

Saranestánentre losprisioneros.Almismotiempo, intuyoqueellosdosnosehubiesenrendidocontantafacilidadanteRoënysushombres.—Haymásenlabodega—mesusurraRoënaloído,ynisiquierayopuedo

evitarsonreírentonces.Pongo los ojos en blanco, pero Roën se hincha ante ese pequeño gesto de

reconocimiento.

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Seencogedehombrosyhaceademándesacudirseelpolvodeloshombros.—Supongoqueesloqueseesperacuandoereselelegidodelosdioses.Mantiene la sonrisamientras avanza por el barco, igual que un capitán que

tomaelmando.—Meted a esos hombres en la mazmorra. Quitadles cualquier arma que

puedan usar para escapar. Rehema, mantén el rumbo de este navío. Käto,síguenosconnuestrobarco.Aestavelocidad,llegaremosalascoordenadasdelaislaaldespuntarelalba.

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CAPÍTULOSETENTAYCUATRO

INAN

Hantranscurridodosdías.Dosdíassinella.Ensuausencia,elairedelocéanosevuelvedenso.Cadarespiraciónsusurrasunombre.Cuandomiroporlabordadelbarcodeguerra,veoaZélieentodo.Unespejo

delquenopuedoalejarme.Susonrisabrillaenlaluna.Suespírituvuelaconlabrisaoceánica.Sinella,elmundoesunrecuerdoviviente.Unalistadetodaslascosasdelasquenovolveréadisfrutar.CierrolosojosyrevivolasensacióndeestarconZélieentrelosjuncosdela

ensoñación. No sabía que era posible encajar tan bien en los brazos de otrapersona. En ese momento —en ese preciso momento de perfección—, Zélieestabamuyhermosa.Lamagiaerahermosa.Noeraunamaldición,sinoundon.ConZélie,siempreesasí.Sujetolamonedadebroncequemeregalóymeaferroaellacomosifueseel

últimopedazodesucorazón.Algodentrodemímetientaalanzarlaalocéano,peronosoportodesprendermedelaúltimapartedeZéliequemequeda.Si hubiera podido permanecer para siempre dentro del espacio onírico, lo

habríahecho.Habríarenunciadoatodo.Sinvolveramiraratrás.Peromedesperté.Cuandoabrílosojos,supequenadavolveríaaserigual.—¿Vigilando?Doyunrespingo.Padreapareceamilado.Tienelosojostannegroscomola

noche.Eigualdefríos.Medoy lavuelta,comosiasípudieraesconder losanhelosenterradosenel

fondodemicorazón.PuedequePadrenoseaunMediador,perosusrepresaliasseráninmediatassipercibequemefaltaunápicedefirmezayresolución.—Pensabaqueestabasdurmiendo—consigodecir.—Nunca.—Padreniegaconlacabeza—.Noduermoantesdeunabatalla.Y

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tútampocodeberías.Porsupuesto.Cadasegundoesunaoportunidad.Unaopción,uncontrataque

estratégico.Todaslascosasenlasquesería tanfácilconcentrarmesiestuvieseconvencidodequehagolocorrecto.Estrujolamonedaconmásfuerzaydejoquesusrelievessemeclavenenla

piel.YahedecepcionadoaZélieenotrasocasiones.Nosésitendréagallasparatraicionarladenuevo.Alzo la mirada al cielo y me encantaría poder ver a Orí oteando entre las

nubes.«Inclusoenlosmomentosmásoscuros,losdiosessiempreestánahí».LavozdeZélieresuenaenmicabeza.«Ellossiempretienenunplan».«¿Esestevuestroplan?».Memueroporgritaralosdioses,medesesperopor

percibir una señal.Nuestras promesas, nuestraOrïsha…Pormuy distante queparezca, existe un mundo en el que nuestro sueño sigue a nuestro alcance.¿Estarécometiendoungranerror?¿Existeaúnlaposibilidaddedarmelavueltayrectificar?—Tienesdudas—dicePadre.Es una aseveración, no una pregunta. Lo más probable es que huela la

debilidadquesefiltraconelsudordemipiel.—Losiento—murmuro,ymepreparoparasupuñetazo.Peroenlugardegolpearme,medaunapalmaditaenlaespaldaymirahaciael

mar.—Yotambiéntuvedudasunavez.Antesdeserrey.Cuandonoeramásque

unsimplepríncipeymedejéllevarpormipropiaingenuidad.Permanezcoinmóvil,puesmepreocupaquecualquiermovimientointerrumpa

esta revelación tan poco frecuente del pasado dePadre.Una pista del hombrequepodríahacersido.—Serealizóunavotaciónentrelamonarquía,unapropuestaqueintegraríaa

loslíderesdelosdiezclanesmajienlanoblezadenuestracortereal.Elsueñodemipadreeraunificaraloskosidányalosmaji,construirunaOrïshaquenosehubiesevistojamásenlahistoria.Incapazderefrenarme,levantolavistahaciaPadre,conlosojosmuyabiertos

ante talposibilidad.Unacto semejante seríamonumental.Cambiaría lasbasesdenuestroreinoparasiempre.—¿Lapropuestafuebienrecibida?—Por todos los cielos, no. —Padre chasquea la lengua—. Todos salvo tu

abuelo estaban en contra de la idea. Pero como era el rey, no necesitaba supermiso.Podíaimponereldecretofinal.

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—Y¿porquédudaste?Padreaprietaloslabioshastaconvertirlosenunalíneafina.—Mi primera esposa —responde al fin—, Alika. Su buen corazón fue su

perdición.Queríaqueyofuesequienhicieseposibleesecambio.«Alika…».Meimaginolacaraquehabríaacompañadoaesenombre.Porelmodoenque

Padrehabladeella,debíadeserunamujerencantadora,conunrostro todavíamásencantador.—Porella,apoyéamipadre.Elegíelamorporencimadelaobligación.Sabía

quelosmajieranpeligrosos,peromeconvencídeque,siponíamosunpocodefeenelproceso,conseguiríamoscolaborartodos.Pensabaquelosmajiqueríanunificarelpaís,pero loúnicoquehanalimentadosiemprehasidoeldeseodeconquistarnos.Peseaquedejadehablar,oigoelfinaldelahistoriaensusilencio.Elreyque

perecióintentandoayudaralosmaji.LaesposaquePadrenopudoestrecharensusbrazosnuncamás.Altomarconcienciadeeso,vuelvenamílashorriblesimágenesdelfuertede

Gombe: los esqueletos de los guardias fundidos como el metal; los cuerposamarillentosyemponzoñadosporunaenfermedadterrible.Fueunadebacle.Unaabominación.Ytodo,amanosdelamagia.CuandoZélie escapó, había una alfombra de cadáveres apilados unos sobre

otros.Noseveíaelsuelo.—Ahora tienesdudasporqueenesoconsisteserrey—dicePadre—.Tienes

antetilaobligaciónyelcorazón.Elegirunoimplicaqueelotrodebesufrir.Padredesenfundalaespadademajacitanegrayseñalaunainscripciónenla

puntaquenohabíavistonunca:«Laobligaciónantesqueunomismo».«Elreinoantesqueelrey».—Cuando Alika murió, mandé grabar esta espada, quería tener esta

inscripciónparanoolvidarnuncamierror.Porhaberelegidoelcorazón,nuncavolveréaestarconmiúnicoamorverdadero.Padremetiendelaespadaysemeencogeelestómago,incapazdecreermetal

gesto.Durantetodamivida,nohevistojamásamipadresinestaarmacolgadadelcinturón.—Sacrificartucorazónporelbiendetureinoesunactonoble,hijomío.Lo

estodo.Esloquesignificaserrey.Contemplo la hoja; la inscripción reluce a la luz de la luna. Sus palabras

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simplificanmimisión, crean espacio parami dolor.Un soldado.Un gran rey.Esoesloquesiemprehequeridoser.Laobligaciónantesqueunomismo.«OrïshaantesqueZélie».Agarrolaempuñaduradelaespadademajacita,sinhacercasoalasampollas

quemelevantaenlapiel.—Padre,sécómopodemosrecuperarelpergamino.

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CAPÍTULOSETENTAYCINCO

ZÉLIE

Cuandomeacomodoenelcamarotedelcapitán,confíoenqueelsueñolleguecon facilidad.Mis ojos piden a gritos dormir,mi cuerpo grita aúnmás fuerte.Cobijadaentrelassábanasdealgodónylaspielesaterciopeladasdepantenaria,mepreguntosialgunavezhedormidoenunacamatanblanda.Cierrolosojosyespero verme transportada a la oscuridad, pero el momento en que lainconsciencia toma el mando, me siento como si estuviera encadenada denuevo…«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».«Noseríaunbuenreysino…».—¡Aaaah!Lassábanassehanempapadodesudor,tantosehanmojadoquelacamadel

capitánbienpodría estar en elmar.Aunquemehedespertado, es como si lasparedesdemetalsiguierancerniéndosesobremí.Al instante me pongo de pie y corro hacia la puerta. Cuando logro salir a

cubierta,labrisafrescamedespejayreciboencantadaunaráfagadeviento.Laluna está tan baja en el cielo que su redondez besa elmar. Su pálida luzmeiluminamientrasinspiroelairedelocéano.«Respira»,medigoparatranquilizarme.Portodoslosdioses,cuántoechode

menoslosdíasenlosqueloúnicoquemepreocupabaalcerrar losojoseraelespacio onírico. Aunque la pesadilla ya ha pasado, todavía noto la dagacortándomelaespalda.—¿Disfrutandodelavista?MevuelvocomoelrayoymeencuentroaRoënapoyadocontraeltimón.Los

dienteslebrillanenlaoscuridad.—Estanoche, la lunanoqueríasalir,pero laconvencídequepor tivalía la

penarealizarelviaje.—¿Siempretienesquehacerbromadetodo?Mispalabrassuenanmásariscasdeloquepretendía,peroapesardeeso, la

sonrisadeRoënnohacemásqueensancharse.

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—De todo no. —Se encoge de hombros—. Pero la vida es mucho másdivertidaasí.Cambiadeposturaylaluzdelalunailuminalasmanchasdesangresecade

suropaylosnudillosvendados.—Ytodoenunsolodíadetrabajo…—Roënmenealosdedossalpicadosde

sangre—.Teníaqueconseguirqueesossoldadosmehablasendelaislamágicacomofuese.Sientonáuseasalver lasangredesusmanos.Tragosalivaparacontener las

arcadas.«Nolehagascaso».Mevuelvohaciaelmarymeaferroalacalmaquemeproporciona.Noquieroniimaginareldesaguisadoquehabráhechoconesoshombres.Ya

hevistosuficientesangre.Mequedaréaquí,entrelasolasquerompen,dondemesientosegurayenpaz.Aquípuedopensarennadar.EnBaba.Enlalibertad…—Las cicatrices…—la voz deRoën interrumpemis pensamientos—. ¿Son

nuevas?Lo miro a la cara como si fuese una abeja orïshana suplicando que la

aplastase.—Yatiquéteimporta,¿eh?—Bueno,siquieresquetedéalgúnconsejo,puedequesímeimporte.Roën se levanta la manga y todo el veneno que me gustaría escupirle se

evapora.Unospuntosretorcidosyabultadoslerecorrenlamuñecaysubenporelbrazo,hastadesaparecerdebajodelacamisa.—Veintitrés—respondeamipreguntaimplícita—.Ysí,recuerdocadaunade

lasmarcas.Matabanaunodelosmiembrosdemitripulacióndelantedemíporcadatajoquemehacían.Sepasaeldedoporunacicatrizenconcretoylacaraseleensombreceporel

recuerdo.Alverlo,sientouncosquilleoenmispropiascicatrices.—¿Losguardiasdelrey?—No.Estos amables y gentiles hombres eran demi patria.Un país al otro

ladodelmar.Miroelhorizonteymeimaginounarutamarítimadiferente,unlugaralejado

delritual,delamagia,deSaran.UnpaísenelqueelAsaltonoocurriójamás.—¿Cómosellama?—Sutōrī.—Roëndejalamiradaperdida—.Seguroquetegustaría.—Siestállenodevenganzasymaleantescomotú,teaseguroqueesunreino

quenopiensopisar.Roën vuelve a sonreír.Una sonrisa amable.Más cálida de lo que esperaba.

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Pero, por loquehevistode él, esta sonrisapodría aparecer cuandocuentaunchisteocuandolerebanaelpescuezoaotrohombre.—Sésinceraconmigo.—Seacercatodavíamásymemiradirectamentealos

ojos—.Enmihumildeexperiencia,laspesadillasylascicatricestardantiempoensanar.Ahoramismo,tusheridasestándemasiadotiernasparaquemesientacómodo.—¿Quéintentasdecirconeso?Roënmeponelamanoenelhombro;estátancercadelascicatricesqueme

estremezcodemanerainstintiva.—Sinovasapoderhaceresto,necesitosaberlo.No…—Medetieneantesde

queyopuedaintervenir—.Noesporqueseastú.Yomepasésemanassinpoderhablardespuésdequemehicieranestasmarcas.Ydesdeluego,nopodíaluchar.Escomosisehubiesemetidoenmispensamientos,sabequemimagiaseha

secado.«Nopuedohacerlo»,gritopordentro.«Sinosesperaunejército,vamosdirectosalamuerte».Perolaspalabraspermanecenenmibocayseocultangargantaabajo.Tengo

queconfiarenlosdioses.Necesitocreerque,simehanllevadotanlejos,novanadarmelaespaldaahora.—¿Ybien?—insisteRoën.—Lagentequemehizoestascicatricesestáenesosbarcos.—Nopiensoponeramishombresenpeligrosoloparaquepuedasvengarte.—Aunque despellejara vivo a Saran, no me serviría para vengarme. —Le

quitolamanodelhombro—.Nosetratadeél.Nisiquierasetratademí.Sinolodetengomañana,destruiráamipuebloigualquemedestruyóamí.Por primera vez desde la tortura, siento un atisbo del viejo fuego que solía

rugirconmásfuerzaquemimiedo.Perolallamaesdébil;encuantoempiezaabrillar,unaráfagadevientolaapaga.—De acuerdo. Pero si nos metemos ahí mañana, más te vale mantenerte

fuerte.Mishombressonlosmejores,perovamosaenfrentarnosaunaflota.Nopuedopermitirmequetequedesparalizada.—¿Yporquétepreocupaeso?Roënsellevalamanoalcorazónyfingesentirseherido.—Soy un profesional, preciosa. Nome gusta decepcionar amis clientes, y

menoscuandolosdiosesmehanelegido.—Nosontusdioses.—Niegoconlacabeza—.Ynotehanelegidoati.—¿Estássegura?—LasonrisadeRoënsevuelvepeligrosacuandoseinclina

enlaborda—.HaymásdecincuentaclanesdemercenariosenJimeta,preciosa.

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Cincuentacuevasenlasquetuequipoytúpodríaishaberosasomado.Quelosdiosesnoirrumpieranconrayosytruenosporeltechodemicuevanosignificaquenomeeligieranamí.BuscolaburlaenlosojosdeRoën,peronolaencuentro.—¿Esoestodoloquetehacefaltaparaenfrentarteaunejército?¿Creerenla

intervencióndivina?—Noesunacreencia,preciosa,esunsegurodevida.Noséinterpretaralos

dioses, y en mi trabajo, es mejor no meterse con las cosas que uno no sabeinterpretar. —Alza la cabeza hacia el cielo y grita—: ¡Pero prefiero que mepaguenconoro!Meechoareír,unascarcajadasquemeresultanextrañas…Empezabaadudar

desiseríacapazdereírmedenuevo.—Yonocontaríademasiadoconeseoro.—Nosé,no sé.—Roënalargaelbrazoymecoge lamejilla—.Enviarona

una pequeña maji misteriosa a mi cueva. No sé qué otros tesoros vendrándespués.Sealeja,perosedetienealcabodeunospasos.—Deberías hablar con alguien—me recomienda—. Las bromas no ayudan

mucho,perohablarsí.—Susonrisadezorronteregresaylamaliciabrillaensumiradade color acero—.Por si te interesa,mi camarote está al ladodel tuyo.Segúndicelagente,semedadeperlasescuchar.Mehaceunguiñoypongolosojosenblancomientrassealeja,exasperada.Es

comosiRoënnosoportasehablarenseriodurantemásdecincosegundos.Me obligo amirar de nuevo el mar, pero cuantomás tiempo contemplo la

luna,más razonablesme parecen las palabras delmercenario.No quiero estarsola.No,sipiensoqueestanochepodríaserlaúltimademivida.Puedequelafeciegaenlosdiosesmehayatraídohastaaquí,perosivoyaadentrarmeenesaislamañana,necesitoalgomás.Lucho contra mis dudas y recorro el estrecho pasillo del barco. Paso por

delantedelapuertadeTzainyluego,delamía.Necesitoestarconalguien.«Necesitocontarlelaverdadaalguien».Cuandollegoalapuertaquebuscaba,golpeoconlosnudillossuavemente.El

corazónmelatedesbocadoalverqueseabrelapuerta.—Hola—susurro.—Hola—contestaAmariconunasonrisa.

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CAPÍTULOSETENTAYSEIS

AMARI

Zélieseestremecemientrasledesenredolaúltimapartedelpelo.Porlasmuecasquehaceypor cómo se retuerce cuando la toco, podría pensarse que le estoyclavandoelsableenelcráneo.—Losiento—medisculpopordécimavez.—Alguientienequehacerlo.—Sitelopeinarasdevezencuando…—Amari,sialgunavezmevespeinándome,porfavor,llamaaunaSanadora.Mirisaresuenacontralasparedesdemetalmientrasleseparoelpeloentres

partes. Aunque cuesta de cepillar, un arrebato de envidia me recorre cuandoempiezo a hacerle la última trenza. La melena blanca de Zélie, que en otrotiempo era suave y lisa como la seda, ahora es fuerte y rizada, y enmarca suhermosacara igualque lamelenadeuna leonaria.NoparecedarsecuentadelmodoenqueRoënysushombreslaobservancuandoellamirahaciaotrolado.—Antesdequedesaparecieralamagia,mipelotambiéneraasí.—Zéliehabla

másparasímismaqueparamí—.Mamateníaquesujetarmeconayudadeunasanimacionesparalograrpasarmeelpeineporelpelo.Vuelvoa reírmeyme imaginoaunasanimacionesdepiedrapersiguiendoa

Zélieparahacerposibleestasencillatarea.—Creo que a mi madre le habría encantado tener animaciones. No había

suficientes criadas en palacio para impedir que corriera en cueros por lossalones.—¿Porquétegustabatantodesnudarte?—preguntaZélieconunasonrisa.—Nolosé—contestoconunarisita—.Cuandoerapequeña,mipielsesentía

muchomejorsinropa.Zélieaprietalosdientescuandolatrenzalerozalanuca.Lacomplicidadque

habíaentrenosotrasserompe,algoquenosocurreconstantemente.Escomosipudieraverelmuroqueseconstruyealrededor, ladrilloselevadosconpalabrascalladas y cementados con recuerdos dolorosos. Suelto la trenza y apoyo labarbillaensucabeza.

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—Sealoquesea,puedescontármelo.Zéliedejacaer la cabeza; searropa losmusloscon lasmanosy se lleva las

rodillasalpecho.Leaprietoelhombroantesdeterminarlaúltimatrenza.—Alprincipiopensabaqueerasdébil—susurra.Me detengo; no esperaba que me dijera eso. De todas las cosas que Zélie

debíadepensardemíalprincipio,«débil»habríasidolamássimpática.—¿Pormipadre?Asiente,peropercibosureticenciaahablar.—Cadavezquepensabasenél,teencogías.Nocomprendíacómoalguienera

capazdeblandirlaespadacomotúy,almismotiempo,sentirtantotemor.Lepasolosdedosporlastrenzasreciénhechasyresigolaslíneasdibujadasen

lacabeza.—¿Yahora?Zéliecierralosojosytensalosmúsculos.Sinembargo,cuandolepongolas

manosenlosbrazos,escomosinotaseundiqueapuntodeceder.La presión aumenta, empujando contra todas sus emociones, contra todo su

dolor.Cuandoesincapazdesoportarlomás,liberaporfinelsollozoqueséquehaestadoconteniendo.—Nome lo quito de la cabeza.—Me abraza y unas lágrimas calientesme

caen en el hombro—. Es como si, cada vez que cierro los ojos, tu padremepusieraunacadenaalrededordelcuello.EstrechoconcariñoaZéliemientraslloraenmisbrazos,soltandotodoloque

ha intentadoocultar.Notounnudo en la garganta al oír su llanto; quien le hacausadotodoestedoloresmifamilia.AhoraqueabrazoaZélie,piensoenBintayen tantosdíasen losqueseguroquenecesitabaunamuestradeafectocomoesta. Ella siempre estaba al pie del cañón cuando yo me sentía mal y, sinembargo,yonuncalecorrespondí.—Losiento—susurro—.Sientotodoloquehizomipadre.Todoloqueteha

hecho. Siento que Inan no pudiera impedirlo. Siento que los dos tardásemostantoenintentarremediarloserroresdePadre.Zélie se abandonaenmisbrazosydejaquemispalabras la consuelen.«Lo

siento,Binta»,digoasuespíritu.«Sientonohaberhechomásporti».—Lanocheenquenosescapamos,nofuicapazdedormirenaquelbosque,

pormásquelointenté—reconozcoenvozbaja—.Estabaadormilada,perocadavezquecerraba losojos,veía lahojanegradePadre listaparapartirmepor lamitad.—Meapartounpocoylesecolaslágrimas.Lamirofijamentealosojos

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plateados—. Pensaba que, si alguna vez me lo encontraba, me desmoronaría,pero¿sabesquéocurriócuandolovienelfuerte?Zélie niega con la cabeza y revivo elmomento; el pulso seme acelera. El

recuerdodelarabiadePadrerefulgey,almismotiempo,loquerecuerdoeselpesodelsableenlamano.—Zélie,empuñéelsable.¡Casicorrítrasél!Mesonríeuninstante,veoaBintaenlaformaenquelasonrisalesuavizalas

facciones.—NoesperabamenosdelaLeonaria—bromeaZélie.—Recuerdo el día en que alguien le dijo a la Leonaria que empezase a

comportarsecomoesdebidoydejasedeserunaprincesitaasustada.—No digas mentiras…—Zélie se ríe entre las lágrimas—. Seguro que fui

muchomáscruel.—Porsitehacesentirmejor,añadiréquemeempujasteparatirarmealaarena

antesdedecirlo.—Ah, entonces ¿ahora me toca a mí? —pregunta Zélie—. ¿Quieres

devolvérmela?Niegoconlacabeza.—Necesitabaoírlo.Tenecesitabaati.DespuésdelamuertedeBinta,fuistela

primerapersonaquemetratócomoalgomásqueunaprincesatonta.Puedequenotehayasdadocuenta,perocreístequeyopodíaserlaLeonariamuchoantesdequelosdemáspronunciaranesapalabra.Lelimpioelrestodelaslágrimasylepongolamanoenlamejilla.Nopude

estarahíparaBinta,peroalconsolaraZélie,sientoqueelagujerodemicorazónsecierra.Bintamehabríadichoquefuesevaliente.ConZélie,yalosoy.—Daigualloquetehizo,daigualloqueveas,créemecuandotedigoqueno

es para siempre —digo—. Si lograste liberarme, encontrarás la manera desalvarteatimisma.Zéliesonríe,perolaexpresiónsolodurauninstante.Cierralosojosyaprieta

elpuño,comohacesiemprecuandoformulaunencantamiento.—¿Quéocurre?—lepregunto.—Nopuedo…—Semiralasmanos—.Yanopuedohacermagia.Siento que seme para el corazón.Late con esfuerzo,me pesa en el pecho.

CojoaZélieporlosbrazosyaprieto.—Pero¿quédices?—Lahe perdido.—Zélie se agarra las trenzas, con el rostro surcado por el

dolor—.HedejadodeserunaParca.Nosoynada.

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ElpesoqueZéliecargasobreloshombrosamenazaconromperlelaespalda.Loúnicoquedeseoesconsolarla,peroestanuevarealidadhacequemisbrazossevuelvandeplomo.—¿Cuándotesucedió?Zéliecierralosojosyseencogedehombros.—Cuando me hicieron los cortes en la espalda, fue como si también me

cortaranlamagia.Nohesidocapazdesentirnadadesdeentonces.—Y¿quépasaconelritual?—No lo sé.—Inspira hondo y se estremece—. No puedo llevarlo a cabo.

Nadiepuede.Suspalabrasrecortanelsueloquerodeamispies.Casisientocómocaigopor

el agujero que han perforado. Lekan dijo que solo unmaji vinculado con elespíritu de Madre Cielo podría realizar el ritual. Sin otro sêntaro que puedacelebrarelritodeiniciacióndeotrosmaji,nadiepuedesustituiraZélie.—Alomejorsitocaslapiedradelsol…—Yaloheprobado.—¿Y?—Nada.Nisiquieranotosucalor.Memuerdo el labio inferior y frunzo las cejasmientras procuro que seme

ocurra algo más. Si la piedra del sol no ha servido de ayuda, dudo que elpergaminoseaútil.—¿Teocurrió en Ibeji?—lepregunto—.¿Despuésde labatalla en el foso?

Dijistequesentíaslamagiabloqueada,¿verdad?—Bloqueada,peronoacabada.Estabaatascada,perocontinuabaallí.Ahora

nosientonadaenabsoluto.La desesperación se apodera de mí y me fallan las piernas. «Deberíamos

darnos la vuelta». Deberíamos despertar a uno de los hombres de Roën yredirigirelrumbodelbarco.Sinembargo,aunenestascircunstancias,elrostrodeBintaresplandeceante

mí,superamimiedo,larabiadePadre.Rememoroesefatídicodíaocurridohaceuna luna, cuando sostuve el pergamino en los aposentos de Kaea. Entoncestambién lo teníamos todo en contra. La realidad nos decía que fracasaríamos.Pero,unayotravez,luchamos.Perseveramos.Ysalimosaflote.—Sípuedes hacerlo—susurro.Me convenzo todavíamás al decirlo envoz

alta—.Losdiosesteeligieron.Ellosnoseequivocan.—Amari…—Tehe visto hacer cosas imposibles desde el día en que te conocí. Te has

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opuestoalmundoporelbiendelaspersonasqueamas.Séquepuedeshacerlomismoparasalvaralosmaji.Zélietratadeapartarlamirada,perolecojolacaraylaobligoamirarmealos

ojos.Ojalá ella pudiese ver a la persona que veo ahora, la campeona que latedentrodesucuerpo.—¿Tanseguraestás?—mepregunta.—Nuncaheestadotanseguradenadaenmivida.Además,mírate:sinoeres

capazdehacermagiaasí,nadieloserá.LevantounespejodemanoylemuestroaZélielasseistrenzasgruesasquele

caenhastaelfinaldelaespalda.Elpeloseleharizadotantodurantelaúltimalunaquemehabíaolvidadodelolargoquelotiene.—Parezcofuerte…Sepasalosdedosporlastrenzas.Sonríoybajoelespejo.—Cuando devuelvas lamagia almundo, tienes que parecer la guerrera que

eres.Zéliemeaprietalamano;todavíaperciboalgodetristezaensugesto.—Gracias,Amari.Portodo.Apoyolafrenteenlasuyaynossentamosenunsilenciocómodo;elcontacto

traducenuestroamor.«Laprincesaylaguerrera»,decidomentalmente.Cuandocuentennuestrahistoriaeldíademañana,asíserácomolatitulen.—¿Tequedasconmigo?—MeapartounpocoparamiraraZéliealacara—.

Noquieroestarsola.—Porsupuesto.—Sonríe—.Algomedicequepodríaquedarmedormidaen

estacama.MecolocoaunladodelcolchónparadejarlesitioyZéliesesubealacamay

searropabajolamantadepantenaria.Meinclinoparaapagarlaantorcha,peroentoncesZéliemeagarraporlamuñeca.—¿Deverdadpiensasquevaasalirbien?Misonrisasedesmoronaunsegundo,perolooculto.—Piensoque,paseloquepase,tenemosqueintentarlo.

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CAPÍTULOSETENTAYSIETE

ZÉLIE

Elcieloadoptaunos tonosrosadosymandarinacuandoseacercaelamanecer.Unasnubes finas sedesplazanconeleganciaentre loscolores,casipacíficasapesardeloquenosaguardahoy.Alcogerelcascoconelquemeocultolacara,mesientoeternamenteagradecidaporpodercontarconlasarmadurasdelbarco.Despuésdeponérmelo,escondolastrenzasdebajomientrasRoënsemeacercaconsusonrisamaliciosa.—Sientoquenotuviéramosoportunidaddecharlaranoche.—Hacepucheros

en broma—. Si era por lo de las trenzas, deberías saber que también soy unpeluqueroexcepcional.Entrecierro losojos.Medarabiaqueeluniformelesiente tanbien.Luce la

armaduraconconfianza;sinosupieralaverdad,apostaríaqueerasuya.—Me alegro de comprobar que no pierdes el sentido del humor aunque tu

vidapendadeunhilo.LasonrisadeRoënseensanchaaúnmás.—Tienesbuenaspecto—mesusurramientrasseabrochaelcasco—.Pareces

preparada.Silbaconímpetuparacongregaranuestratripulaciónytodoelmundosepone

enmarcha.Amari yTzain se abren paso hacia la parte delantera, seguidos deKenyonyloscuatromiembrosdelequipodeagbön.Tzainmehaceungestoconlacabezaparadarmeánimos.Meobligoaresponderconotromovimientodelacabeza.—AnocheinterroguéalossoldadosdeSaran.—LavozdeRoënseelevapor

encimadelabrisamarina—.Seposicionaránalrededordelperímetrodelaislaydentrodelpropiotemplo.Nohaymaneradeevitarloscuandoatraquemos,perosinollamamosmucholaatención,nodeberíamosdespertarsospechas.Esperanque Zélie irrumpa con un ejército de maji, así que, mientras llevemos susarmaduras,lograremosmantenerelefectosorpresa.—Pero ¿y qué hacemos una vez dentro del templo? —pregunta Amari—.

Padreordenaráasussoldadosquedisparenencuantonotenelmenorrevuelo.A

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menos que los distraigamos, atacaran tan pronto como nos vean con losartefactossagrados.—Cuandoestemoscercadel templo, lanzaremosunataque lejosdeallípara

distraera lasfuerzasarmadas.Deesemodo,Zéliedeberíaquedar libreparaelritual.Roën se vuelve haciamí y hace un gesto para cederme la palabra.Doy un

pasoatrás,peroAmarimeempujahaciadelante;trastabillando,mecolocoenelcentro de lamultitud. Trago saliva y coloco las manos cruzadas detrás de laespalda.Confíocontodasmisfuerzasenquemispalabrastransmitanseguridad.—Sigamoselplantrazado.Mientrasnollamemoslaatencióndelosguardias,

supongoquellegaremossinproblemasaltemplo.«Yentoncesserácuandoveáisquenopuedohacerlo.Quelosdiosesmehan

abandonado una vez más. Entonces será cuando los hombres de Saran nosatacarán».Entoncesserácuandomoriremostodos.Vuelvo a tragar saliva y sacudo las dudas queme invitan a salir corriendo.

«Esto tiene que funcionar.MadreCielo debe tener un plan».No obstante, losojossaltonesylosmurmullosansiososmeindicanqueesaspalabrasnobastan.Quierenundiscursoquelesdécoraje.Peroamítambiénmehacefaltaquealgomedécoraje.—Portodoslosdioses…—maldiceTzain.Nosvolvemoshacialapequeñaflotaancladaalrededordelascoordenadasde

la isla. En cuanto el sol asoma por el horizonte, la isla se materializa antenuestros ojos.Al principio es transparente como un espejismo salido delmar.Peroconformeelsolseeleva,laislasesolidificahastaformarunaenormemasadenieblayárbolesinertes.Elcalorseexpandepormipecho,fuertecomocuandoMamaAgbadesplegó

la magia por primera vez. En ese momento sentí una inmensa esperanza.Despuésdetantosaños,dejédesentirmesola.La magia está aquí. Viva. Más cerca que nunca. Aunque ahora no pueda

sentirla,tengoquecreerquevolveréaexperimentarla.Medeleitoenesepensamiento,finjoquelamagiacorrepormisvenas,más

fuerte que en ninguna otra ocasión. Hoy debería salir a borbotones, arder tancalientecomomirabia.—Sé que tenéis miedo.—Todos se vuelven haciamí—. Yo también tengo

miedo. Pero sé que vuestrosmotivos para luchar sonmás fuertes que vuestromiedo, porque os han traído hasta aquí. Todos y cada uno de nosotros hemos

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sufridoelataquedelosguardiasdeunmodouotro,elataquedeestamonarquíaque juró protegernos. Hoy vamos a contraatacar en nombre de todo nuestropueblo.¡Hoynoslasvanapagar!Los gritos de aquiescencia resuenan por el aire; incluso los mercenarios se

suman a los vítores. Sus exclamaciones alimentan mi espíritu y liberan laspalabrasquehabíaatrapadasdentro.—Puedequeaquelejércitotengamilhombres,peroningunodeelloscuenta

conelapoyodelosdioses.Nosotrostenemoslamagiadenuestraparte,asíquemanteneosfuertes,mantenedlaconfianza.—¿Ysitodosevaalinfierno?—preguntaRoëncuandolosvítoresseapagan.—Atacad—contesto—.Luchadconuñasydientes.

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CAPÍTULOSETENTAYOCHO

ZÉLIE

Seme seca la garganta al ver unmar interminable de soldados patrullando elperímetrodelaisla.EscomosilatotalidaddelejércitodeOrïshahubiesevenidoamontarguardia.Detrásdeellossealzaunbosquedeárbolesennegrecidos,rodeadosdeniebla

yvolutasdehumo.Laenergíaquerodeaelbosqueprovocaondasenelaire,unsignodelapotenciaespiritualqueseescondeentrelosárboles.Cuandoelúltimodenuestrostripulantesdisfrazadosdesoldadosaledelbote

deremos,Roënnosconducehaciaeltemplo.—Caminadconbrío—nosdice—.Tenemosquemovernos.Enelmomentoenqueponemoselpieenlacostaoriental,sientodeinmediato

la energía espiritual que se respira. Incluso sin el rumor de la magia en mishuesos, esta irradia del suelo, fluye desde los árboles carbonizados. CuandoRoënabremucholosojos,séqueéltambiénlahapercibido.Caminamosentrelosdioses.Notounextraño tamborileoalpensarlo,noesexactamenteelarrebatode la

magia, sino el impulso de algomayor.Al recorrer la isla, casi puedo sentir elalientodeOyaencómoseenfríaelairequenosrodea.Siestánaquí,amilado,entonces a lo mejor hice bien en confiar en ellos. A lo mejor es cierto quetenemosalgunaposibilidad.Peroparaconseguirlo,esprecisoqueburlemosalosguardias.El corazónme late con fuerzamientraspasamospor entre las interminables

hilerasdesoldadosquepatrullanlaisla.Acadapasoquedoy,meconvenzounpocomásdeque soncapacesdever a travésdenuestros cascos,pero lucir elsellodeOrïshanosprotegedesumirada.Roënnosguíaconzancadasdecididas,sedesenvuelveconsolturabajolaarmaduradelcomandante.Conesepasollenodeconfianzaysupielcolorarenisca,inclusolosoficialesdeverdadseapartanasupaso.«Yacasiestamos»,pienso.Mepongotensacuandounsoldadonosobservaun

segundo de más. Cada paso hacia el bosque se prolonga en una trepidante

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eternidad.Tzainllevaladagadehueso,mientrasqueAmariagarraconfuerzalamochiladepielenlaqueguardalapiedradelsolyelpergamino;pormiparte,tengolamanosobreelpalodecombate,listaparaelataque.Peroinclusocuandopasamospordelantedelaúltimafiladetropas,lossoldadosapenassefijanennosotros.Siguenconlamiradaclavadaenelmar,esperandoverllegaralejércitodemajiquenuncasepresentará.—Portodoslosdioses—suspiroenvozbajacuandoconseguimosalejarnoslo

suficientedelosúltimossoldadosparaquenonosoigan.Mifrágilcalmaexplotaenunamasijodenervios.Meobligoarespirar.—Lohemosconseguido.Amarimecogedelbrazo,pordebajodelcascoleveolapielpálida.Nuestra

primerabatallahaterminado.Ahoraempiezalasegunda.Una niebla fría nos envuelve mientras nos desplazamos por el bosque, la

neblina lame los árboles.Cuando avanzamos unos kilómetros, se espesa tantoqueimpidequepaseelsolyentorpecemucholavista.—Qué extraño—me susurraAmari al oído, con los brazos extendidos para

evitarchocarsecontraunárbol—.¿Creesqueserásiempreasí?—Nolosé.Algomedicequeestanieblaesunregalodelosdioses.«Estándenuestraparte…».Quierenqueganemos.Meaferroaesaspalabras,confiandoenqueseanciertas.Losdiosesnoserían

capacesdeabandonarnosahora;nomefallaríanaquí.Sinembargo,mientrasnosacercamosaltemplo,sigosinnotarelcalorenlasvenas.Prontolaniebladejarádeservirmederefugio.Paramibochorno,quedaréexpuestaantetodoelmundo.—¿Cómolosupiste?—susurromientraseltemploempiezaadibujarseentre

la niebla, al pensar en aquel aciago día en elmercado—.EnLagos, ¿por quévinistehaciamí?Amarisedalavuelta,sumiradaambarinabrillaapesardelanieblablanca.—PorBinta—contestaenvozbaja—.Tenía losojosdeplata. Igualque los

tuyos.Suspalabrasdespiertanalgoenmí:sonunaseñaldelamanomáspoderosa.

Nos hemos visto conducidas a este momento, empujadas de las formas másnimias y oscuras. Independientemente de cómo termine este día, estamos

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haciendo lo que quieren los dioses. Mas ¿qué propósito pueden querer si lamagianofluyepormisvenas?Abro la boca para contestar a Amari, pero me detengo al percibir que la

energíaespiritualse intensifica.Pesasobrenosotras igualque lagravedad,nosempujahaciaabajoacadapaso.—¿Tambiénlonotáis?—susurraTzain.—Esimposiblenohacerlo.—¿Quéocurre?—preguntaRoënmirandohaciaatrás.—Solopuedeser…«Eltemplo…».Nohay palabras para describir la puramagnificencia de la pirámide que se

yergueantenosotros.Sealzahaciaelcielo, todasycadaunadesusseccionesestán construidas con oro traslúcido. Como sucedía en Chândomblé, unasintrincadassênbaríaenuncianlavoluntaddelosdioses.Lossímbolosrelucenapesar de la ausencia de luz, pero en cuanto llegamos, empieza la auténticabatalla.—Rehema —ordena Roën—. Lleva a tu grupo al límite de la costa sur.

Montad un escándalo impresionante en la playa y desapareced en la niebla.SeguidaAshaparaencontrarelcamino.Rehemaasienteysecalaelcascohastaqueloúnicoquevemossonsusojos

marrónclaro.ChocaelpuñoconRoënantesdeadentrarsecondoshombresydosmujeresenlaniebla.—¿Quéhacemosahora?—pregunto.—Esperar—responde Roën—. Deberían distraer la atención del ejército y

dejardespejadoeltemplo.Losminutosseprolongancomosifuesenhoras,unaeternidadquepesaigual

quelamuerte.Cadasegundoquetranscurreesotrosegundoenelquemimentese recreaen los remordimientos. ¿Ysi los capturan?¿Ysimueren?Nopuedopermitirquemáspersonasperezcanporesto.Nopuedopermitirquemássangrememanchelasmanos.Una columna de humo negro se eleva en la distancia. La distracción de

Rehema.Elhumoempujahastacortarlanieblaytomaalturahaciaelcielo.Encuestióndesegundos,unacornetaagudasepropagaporalaire.Losguardiassalengritandodeltemploysedirigenhacialacostasur.Tantos

hombressonlosquecorrenqueenseguidamedoycuentadequenopuedollegaraconcebirelauténticotamañodeltemplo.Encuantopasalaprimerariadadesoldados,Roënnosindicaqueentremosy

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nosabrimospasoatravésdelaireviciado.Ascendemoslospeldañosdeorotanrápidocomopodemos,sindetenernoshastallegaralaplantaprincipalyentrareneltemplo.Unas vistosas joyas decoran cada centímetro de las paredes, con diseños

exquisitos.Anuestroalrededor, la sobrecogedora imagendeYem jamotea lasparedes doradas con topacios y zafiros azules; olas hechas de diamantesrelucientes fluyen de las yemas de todos sus dedos como haces de luz. Sobrenosotros, refulgen las brillantes esmeraldas de Ògún, que rinden tributo a supodersobrelatierra.Atravésdelostechosdecristal,atisbocadaplano:lasdiezplantasdeltemploestándedicadasalosdioses.—Eh,venid…Amariseacercaaunaescaleraquehayenelcentrodenuestraplantayque

desciendealsubterráneo.Lapiedradelsolresplandeceensumano.«Yaestá…».Aprietolospuñoshúmedosypegajosos.Aquíeradondesesuponíaqueteníamosqueir.—¿Estáspreparada?—preguntaAmari.«No».Lollevoescritoportodalacara.Peroencuantomehaceungestocon

lacabeza,bajoelprimerpeldañoyencabezoeldescensodetodoelgrupoporlafríaescalera.Al desplazarme por ese espacio estrecho, vuelvo sin querer a cuando

estuvimosenChândomblé.Igualqueenaqueltemplo,laluzdeunasantorchasilumina el angosto camino y resplandece contra las paredes de piedra. Metransportaalmomentoenelquetodavíateníamosunaoportunidaddevencer.Almomentoenelqueyotodavíaposeíalamagia.Tocolasparedesconlaspalmasdelasmanosyrezoensilencioalosdioses.

«Por favor… Si podéis ayudarme, necesito que sea ahora». Trato de ganartiempo mientras descendemos más y más; el sudor me baja por la espalda,aunque el aire es tan frío que me pone la piel de gallina. «Por favor,MadreCielo»,vuelvoarezar.«Sipuedesarreglaresto,hazloahora».Esperoverelbrillodesusojosplateados,eltoqueeléctricoquemerecorralos

huesos.Perocuandocomienzoarezardenuevo,sientoque lamagnífica tierrasagradasilenciatodasmispalabras.Onceestatuasdeorosealineanenlacúpulasanta,todasellaserigidashaciael

cielo. Se yerguen sobre nosotros con una altura devastadora, nos acechan tanimponentes como lasmontañasde la cordillera deOlasimbo.Losdioses y lasdiosasestángrabadoscon todo lujodedetallesenelmetalprecioso;desde las

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arrugasdelapieldeMadreCielohastatodosycadaunodesusrizos,nosehanahorradoningunalínea,ningunacurva.Lamiradadetodaslasdeidadesestáfijaenlaestrelladepiedradediezpuntas

queresplandeceabajo.Cadaunadelaspuntasdelaestrellaestáseñaladaporunpuntiagudopilardepiedra,congrabadosdesênbaríatalladosenloscuatroladosdecadapilar.Enelcentroseelevaunaúnicacolumnadeoro.Sobreella,hanhoradadouna

semiesfera.Redondeadaysuave:deltamañoexactodelapiedradelsol.—Por todos los dioses… —murmura Kenyon cuando entramos en ese

ambientecargado.«Exacto,“todoslosdioses”esjustoloquetenemosdelante».Escomosicaminásemosporloscielos.Concadapaso,mesientopoderosabajolavigilanciadelosdioses,protegida

porsumiradaetérea.—Puedeshacerlo.Amarimeentregaelpergaminoylapiedradelsol.Tomaladagadehuesoque

letiendeTzainyladeslizaenelcinturóndemiuniforme.Asiento con la cabeza y tomo los otros dos objetos sagrados. «Puedes

hacerlo»,merepito.«Porlomenos,inténtalo».Doyunpaso adelante, preparadapara poner fin a este viaje.Pero entonces,

unasiluetasemuevealolejos.—¡Unaemboscada!—grito.Despliego el palo de combate al ver emerger a varios hombres. Semueven

comolassombras,reptandesdedetrásdetodaslasestatuas,detodoslospilares.Enel frenesí, todos sacamos lasarmasymiramosaquíyalláparaanticiparelsiguiente ataque.Sin embargo, cuando el descontrol se apacigua, veo aSaran,conunasonrisadesatisfacciónenlacara.YentoncesveoaInan,conexpresiónincómodaylaespadademajacitaenlamano.Verlo me desgarra las entrañas; una traición más fría que el hielo. Me lo

prometió.Juróquenoseinterpondríaennuestrocamino.Peroantesdequepuedadesmoronarmedeverdadantesurostro,veolopeor

detodo.Unaestampatanalarmantequenopuedeserreal.Medaunvuelcoelcorazóncuandoloarrastranhacianosotros.—¿Baba?

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CAPÍTULOSETENTAYNUEVE

ZÉLIE

«Sesuponíaqueestabaasalvo».Eseeselpensamientoqueme impideaceptar laverdad.Escudriñoentre los

uniformes para ver si descubro la forma arrugada deMama Agba, espero suataque.Si losguardiashanatrapadoaBaba,¿dóndeestámimaestra?¿Qué lehabrán hecho? Después de todo lo ocurrido, no puede haber muerto. EsimposiblequeBabaestéaquídelante.Y,sinembargo,tiemblabajolasgarrasdeInan…Conlaropahechajirones,

amordazado,lacaraensangrentada.Lohanapalizadopormiserrores.Yahora,melovanaarrebatar.IgualquesellevaronaMama.LosojosambarinosdeInanmetransmitenlaverdaddesutraición,peronoes

la mirada que conozco. Es un desconocido. Un soldado. La carcasa delprincipito.SesuponíaqueBabaestabaasalvo.—Supongo que la situación habla por sí misma, pero como los de vuestra

calaña sois unos zoquetes, te lo aclararé. Entrega los artefactos y podrásrecuperaratupadre.MebastaconoírlavozdeSaranparasentirlascadenasenlasmuñecasotra

vez…«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».Luce una ampulosa túnica de color púrpura y una sonrisa desafiante. Pero

inclusoélparecepequeñoencomparaciónconlasestatuasdelosdiosesquelomiranporencimadelhombro.—Podemosreducirlos—susurraKenyonamiespalda—.Tenemoslamagia.

Ellossolotienenguardias.—Nopodemosarriesgarnos—intervieneTzainconlavozquebrada.Babaniegasutilmenteconlacabeza.Noquierequelosalvemos.«No».Doyunpasoadelante,peroKenyonmeagarradelbrazoymeobligaadarme

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lavuelta.—¡Nopuedesrendirte!—Suéltame…—¡Piensa en alguienmás que en timisma! Sin el ritual, todos losdivîners

morirán…—¡Yaestamostodosmuertos!—chillo.Mi voz reverbera contra la cúpula, revelando la verdad que me encantaría

podermodificar.«¡Dioses,porfavor!».Suplicounaúltimavez,peronosucedenada.Hanvueltoaabandonarme.—Mi magia ha desaparecido. Pensaba que volvería a mí, pero no lo ha

hecho…Metiemblalavozymirohaciaelsuelo,metragolavergüenza.Elenfado.El

dolor. ¡Cómo se atreven los dioses a inmiscuirse enmi vida a la fuerza paradejarmeluegoenlaestacada!Apesardetodo,lointentounavezmás,enbuscadealgúnrestodeashêque

puedaquedarme.Peromelohanquitado.Nodejaréquemearrebatennadamás.—Losiento.—Laspalabrasestánvacías,perosonloúnicoquetengo—.Pero

sinopuedollevaracaboelritual,porlomenosnoperderéamipadre.Kenyon me suelta. El odio se queda corto para describir las miradas que

recibo de los hombres congregados. Solo Amari me mira con comprensión;inclusoRoënpareceanonadado.Avanzounpasomientrasaprieto lapiedradel solyelpergaminocontrami

pecho.Ladagadehuesomepresionalapiel,casimecortaalcaminar.Cuandoyaherecorridolamitaddelespacio,Kenyongrita:—¡Tesalvamos!—Susaullidosrebotancontralasparedes—.¡Haygenteque

hamuertoporesto!¡Haygentequehamuertoporti!Suspalabrassemeclavanenelalma,igualquetodaslaspersonasalasquehe

dejadoatrás.Bisi.Lekan.Zulaikha.PuedequeinclusoMamaAgba.Todosmuertos.Porqueseatrevieronacreerenmí.Seatrevieronapensarquepodríamosvencer.ConformemeacercoaInan,lostembloresdeBabasevuelvenfrenéticos.No

puedo dejar que su estado influya enmi decisión. «No quiero dejarlos ganar,Baba».Peronopuedodejartemorir.

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AgarrolapiedradelsolyelpergaminoconmásfuerzatodavíamientrasInanavanzahaciamíyempujaligeramenteaBabaparaquehagalomismo.Susojosambarinospidendisculpas agritos.Unosojos en losquenovolveré a confiarjamás.«¿Por qué?», memuero por preguntar, pero la pregunta se marchita en mi

garganta.Acadapaso,elecodesubesomepresionaenloslabiosyviajapormicuello.MequedomirandolasmanosdeInansobreloshombrosdeBaba,unasmanosqueyodeberíahaber aplastado. Juréquemoriría antesdedejarqueunguardiaseaprovecharademí.Y,sinembargo,¿dejévíalibreasucapitán?«Séqueestamosdestinadosatrabajarjuntos.Estamosdestinadosahaceralgo

másjuntos».Susmentiraszalamerasresuenanenmioído,cadaunadeellasprovocamás

lágrimasquelaanterior.«Seríamosimparables.ElmejorequipoquehabríaenOrïsha».Sinél,Ilorinseguiríaenpie.Lekanestaríavivo.Yoestaríaaquíparasalvara

mipueblo,noparadestrozarsudestino.Cuandolas lágrimassalenaborbotones,notocomosimeabrieranencanal.

Espeorque lascuchilladasdel lugartenientedeSaran.Apesarde todo, fuiyoquienledejóentrar.Yoledejéganar.Baba niega con la cabeza una vez más, mi última oportunidad de salir

huyendo.Pero ahora todoha terminado.En realidad, terminó incluso antes deempezar.ArrancoaBabadelasgarrasdeInanytiroalsueloelpergaminoylapiedra

delsol.Cuandoestoyapuntodesacartambiénladagadehueso,meacuerdodeque Inan no lo ha visto nunca.En lugar del objeto sagrado, arrojo el cuchillooxidado de Tzain y mantengo la verdadera daga de hueso escondida en elcinturón.Podréaferrarmeaesaúnicacosa.Mequedaréeseúnicoartefactoahoraquemehanquitadotodolodemás.—Zélie…AntesdequeInanpuedapronunciarunasolapalabratraicioneramás,lequito

la mordaza a Baba y me alejo. Mientras mis pasos reverberan en la tierrasagrada,meconcentroenlasestatuasenlugardeenlasmiradasdeodio.—¿Por qué? —pregunta Baba en un suspiro. Su voz suena débil pero

autoritaria—.¿Porqué,cuandoestabastancerca?—Nuncaestuvecerca.—Metragounsollozo—.Nunca.Niunasolavez.«Lohasintentado»,meconsuelo.«Hashechotodoloquehaspodidoymás».

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Noteníaqueser.Losdiosesseequivocaronalelegirme.«Por lo menos, ya ha terminado todo. Por lo menos, estás vivo. Puedes

marcharteenaquelbarco,encontrarunnuevo…».—¡No!MequedodepiedracuandolosgritosdeInanresuenancontralasparedesde

lacúpulaconuntimbreensordecedor.Babamearrojaalsueloyunsilbidovuelaporelaire.MemuevoparaprotegeraBaba,peroesdemasiadotarde.Lapuntadeflechaleperforaelpechoamipadre.Susangresederramaenelsuelo.

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CAPÍTULOOCHENTA

ZÉLIE

CuandovinieronaporMama,mequedésinrespiración.Penséquenoibaasercapazde respirarnuncamás.Penséquenuestrasvidas estabanunidasporunacuerda.Quesiellamoría,yotambiénloharía.MeescondícomounacobardemientrasapaleabanaBabahastadejarlomedio

muerto, confiando en que Tzain sería quien me defendiera. Pero cuando lepusieron la cadena alrededor del cuello aMama, algo enmí se despertó. Pormuchomiedoquemedieran losguardias,nadapodíacompararseconel terrorquesentíaantelaposibilidaddequesellevasenaMama.La seguí por entre el caos de Ibadan, aunque la sangre y el polvo me

salpicabanlasrodillasinfantiles.Laseguítanlejoscomopudehastaquelovi.Absolutamentetodo.La colgaron de un árbol como un ornamento de lamuerte, en el centro de

nuestraaldeamontañosa.Aellayatodoslosdemásmaji,paraaplastartodaslasamenazasalamonarquía.Ese día juré que nunca volvería a sentirme así; prometí que nunca me

arrebataríanaotromiembrodemifamilia.Peromientrassigoaquíparalizada,lasangrebrotadeloslabiosdeBaba.Loprometí.Yahorahellegadodemasiadotarde.—¿Baba?Nada.Nisiquieraunparpadeo.Susojosmarrónoscuroestánvacíos.Destrozados.Huecos.—Baba—susurrodenuevo—.¡Baba!Mientrassusangreseextiendepormisdedos,elmundosevuelvenegroyel

cuerposemecalienta.Enlaoscuridadloveotodo…Loveoaél.CorreporlascallesdeCalabrar,dandopatadasaunapelotadeagbönporel

barroconsuhermanomenor.ElniñoquehayenéltieneunasonrisaquenuncalehevistoaBaba,unasonrisaqueignoraeldolordelmundo.Conunapatada

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vigorosa, la pelota rebota y aparece el rostro joven deMama. Es imponente.Radiante.Lodejaembelesado.Surostrosefundeydapasoalamagiadesuprimerbeso,alamaravillade

verasuhijoprimogénito.EsaadmiraciónsedifuminayBabaapareceacunandoasuhijitaparaqueseduerma,pasándomelasmanosporelpeloblanco.Ensusangre,sientoelmomentoenelquesedespertódespuésdelAsalto,la

heridaenelcorazónquenoselecurónunca.Ensusangre,losientotodo.Ensusangre,losientoaél.ElespíritudeBaba resquebrajamiser igualque la tierraquese resquebraja

porlamitad.Cadasonidollegaunpocomásalto,cadacolorbrillaunpocomásfuerte. Su alma penetra enmímás que ningún otro impulsomágico que hayasentido jamás,máshondoque lamagiamisma.Noson losencantamientos losquecorrenpormisvenas.Essusangre.Esél.Elsacrificiodefinitivo.Lamayormagiadesangrequepodríainvocar.—¡Matadla!Los dos primeros guardias arremeten contra mí, con las espadas en alto y

apuntándome.Correnávidosdevenganza.Elúltimoerrorquecometeránensuvida.Cuandoseaproxima,elespíritudeBabasedesprendedemicuerpoyforma

dossombrasretorcidasyafiladas.Laoscuridadblandeelpoderdelamuerte,daórdenesalpoderdelasangre.Lassombrasatraviesanlaspecherasdeacerodelossoldadosylosdespedazancomosifuesentrozosdecarne.Lasangresalpicamientrasunamateriaoscurasederramadelosagujerosperforadosensupecho.Loshombresseatragantanalrespirarporúltimavez,selesabultanlosojos,

derrotados.Resoplancondificultadysuscuerpossederrumban,convertidosenceniza.«Más».Másmuerte.Mássangre.La parte más negra de mi rabia por fin posee el poder que siempre ha

anhelado, la oportunidad de vengar a Mama. Ahora a Baba. Gobernaré estassombrasdemuerteyacabaréconellos.Contodosycadaunodeellos.«No». La voz deBaba resuena enmimente, firme y fuerte. «La venganza

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carecedesentido.Todavíahaytiempodesolucionarlascosas».—¿Cómo?EchounvistazoalpandemóniumcuandoloshombresdeRoënyelequipode

Kenyonseenfrascanenlabatalla.«Lavenganzacarecedesentido»,merepito.«Lavenganzacarecedesentido…».Mientras las palabras se asientan, lo veo, la única persona que huye de la

batalla.Inanseagachaycorrehacialapiedradelsolentrelalocuradesoldados,esquivandolossablesdelossecuacesdeRoën.«Mientras nos falte la magia, nunca nos tratarán con respeto», repite el

espíritudeBaba.«Tienenquesaberquepodemoscontraatacar.Siellosquemannuestrascasas…».Yotambiénquemarélassuyas.

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CAPÍTULOOCHENTAYUNO

INAN

Lachicaqueabracéensueñosnoseveporningunaparte.Ensulugar,rugeunmonstruo.Enseñaunoscolmillosletales.Dossombrasnegras salendisparadasde lasmanosdeZéliey surcanelaire

como dos serpientes venenosas, ávidas de sangre. Venganza. Atraviesan a losdosprimerosguardias.Entonces,hayalgoquecambiaenlosojosplateadosdeZélie.Sumirada se fija enmí.Lapiedradel solbrilla enmimano.Apenas tengo

tiempodesacarlaespadaantesdequemeataquelaprimerasombra.Afiladayconpuntadesable,chocacontramiespadayretrocedevolando.El

siguienteataquellegaalinstante.Tanrápidoquenopuedocontenerlo…—¡PríncipeInan!Unguardiaselanzasobremicuerpo.Cambiasuvidaporlamía.Lasombrale

atraviesaelcuerpo…Jadeaantesdequedarreducidoacenizas.«¡Cielos!».Me resguardode esa locura.Las sombras reculanpara preparar el siguiente

asalto.Cuando echo a correr, Zélieme persigue. El alma salada como elmarrugecomounatormentaoceánica.Nisiquieraconlapotenciadelapiedradelsolsoycapazdedetenerla.Nadie

puede.Estoymuerto.Perecíenelinstanteenquesupadretocóelsuelo.«¡Cielos!».Contengolaslágrimas.Todavíanotodentrodemíelcorazónroto

de Zélie. Un sufrimiento tan fuerte que sería capaz de sacudir la tierra. Sesuponíaqueelhombreteníaquevivir.Sesuponíaqueyoibaasalvarla.Pensabamantener las promesas que le hice. Pensaba convertir Orïsha en un lugarmejor…«Concéntrate, Inan». Me obligo a respirar hondo y despacio. Cuento hasta

diez. No puedo rendirme. Lamagia continúa siendo una amenaza. Y solo yopuedoponerlefin.

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CorrocomoelrayoporlacúpulahastalaestatuadeOrí.Lasconsecuenciasseagolpan en mi mente. Si Zél lleva a cabo el ritual, nos borrará del mapa. Yentonces,todaOrïshaserápastodelasllamas.Nopuedopermitirqueocurraeso.Pase lo que pase, mi plan no puede variar: coger la piedra, recuperar elpergamino.Aniquilarlamagia.Lanzolapiedradelsolalsuelocontodasmisfuerzas.«¡Portodosloscielos,

rómpete!».Sinembargo,lapiedraruedasinhacerseniunasolamuesca.Sihayalgoquepuedadestruirse,tienequeserelpergamino.Melosacodelbolsilloymemetodecabezaenlabatalla.Zélieseapresuraa

recoger la piedra. Con los pocos segundos de vida que me quedan, losengranajesdemimentegirana todavelocidad.LasantiguaspalabrasdePadreresuenanunavezmás.«Soloesposibledestruirelpergaminoconmagia».«Magia…».¿Ysiprueboconlamagia?ConcentrolaenergíademimenteenelpergaminoypierdolapistadeZélie

eneltorbellinodeguerreros.Unbrillocolorturquesarodeaelrollodesgastado.Elolorasalviayhierbabuenamellenalanarizmientrasunrecuerdoextrañomeocupalamente.Lahisteriadel templosedifumina.Laconcienciadeunsêntaro surgecomo

un fogonazo: generaciones demujeres con elaborados dibujos de tinta blancatatuadosenlapiel.Todascantanenunidiomaquenopuedocomprender.El recuerdo solo dura un instante, pero es suficiente para saber que mis

esfuerzoscaeránensacoroto.Mimagianobastará.Elpergaminocontinúaintacto.—¡Socorro!Mevuelvoatodaprisaaloírmásgritos;lassombrasdeZélieacribillanamás

hombres.Unamateriaoscuralesconsumeelcuerpocuandolaspuntasdeflechanegralessalenconbrusquedaddelpecho.Antes de que puedan derrumbarse en el suelo, los soldados se desintegran,

convertidos en cenizas. En un segundo, todo cobra sentido: la respuesta hastaahoraocultasehacevisibleantemí.QuizásifueseunAbrasador,misllamaspodríanincinerarelpergamino,pero

mimagia deMediador no sirve de nada para esta empresa. El pergamino notieneningunamentequeyopuedacontrolar,ningúncuerpoquemimagiapuedaparalizar.Mimagianopuededesintegrarelpergamino.PerolamagiadeZélie,sí.

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Nunca la he visto desplegar sus poderes de semejantemanera. Sumagia lodestruyetodoasupaso,violentayretorcida,aúllamientrassiembraelcaoseneltemplo sagrado con la fuerza de un tornado. Sus puntas de flecha negras sevengancon la sañadeunas lanzas, ensartan lasarmaduras, atraviesan lacarnesin piedad. Cualquier desgraciado que se topa en su camino se deshace encenizas.Silohagobien,elpergaminotambiénsedeshará.Respiro hondo. Probablemente sea la última vez que lo haga. Las letales

puntas de flecha de Zélie disparan a los intestinos de cuatro soldados y lesperforan las entrañas. Sus cuerpos se desmoronan, convertidos en polvo, encuantocaenalsuelo.En elmomento en queZélie arremete contra otro grupo de soldados, corro

haciadelante.—¡Estodoculpatuya!—chillo.Zélie se queda petrificada. Creo que nunca me odiaré más que en este

momento. Pero necesito extraer todo este dolor de ella. El asunto no puedequedarentreellayyo.Nuncadebióserasí.—¡Tupadrenoteníaporquémorir!—grito.Es una línea que no debería haber cruzado. Pero tengo que liberar toda su

furia.Necesitoungolpeletal.—¡Nilomenciones!Echafuegoporlosojos.Llenadedolor,odioyrabia.Suangustiamellenade

remordimientos.Pero,aunasí,sigopinchando.—Notendríasquehabervenido.¡LohabríallevadodevueltaaLagos!Las sombras giran a su alrededor como un viento fuerte que da paso a un

tornado.Zélieyaestácerca.Mividatambiénseacercaasufin.—Sihubierasconfiadoenmí,sihubierascolaboradoconmigo,seguiríavivo.

Él.—Tragosaliva—.YMamaAgba…Lassombrasarremetencontramícontalvelocidadquemequedosinaliento.

Sacofuerzasdeflaquezaparacolocarelpergaminodelantedemipecho.Eneseinstante,Zéliesedacuentadesuerror:entiendelatrampaquelehetendido.Gritayretiralamano,peroyaesdemasiadotarde.Lassombrasdestrozanelpergaminoensutrayectoria.—¡Noooo!—LosgritosdeZéliereverberanporlacúpulahueca.

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La ceniza en la que se ha convertido el pergamino flota en el aire. Lassombrassemarchitanysedifuminan,hastadesaparecermientrasunaspartículassedesprendendesusmanos.«Lohashecho…».Noacabodeasimilareldesenlace.Todohaterminado.Heganado.Orïshaestáasalvoporfin.Lamagiamoriráparasiempre.—¡Hijo!Padrecorrehaciamídesdelaperiferiadelabatalla.Conunasonrisasinigual

dibujadaenel rostro.Tratodedevolverle lasonrisa,perounguardiaseacercademasiado a él. Levanta la espada, decidido a atacar a Padre por la espalda.«¿Unmotín?».No.Unodelosmercenarios.—¡Padre!—grito.Miadvertencianolellegaráatiempo.Sinpensarlomás, invocoelpoderquemequedadespuésdehabertocadola

piedradelsol.Unaenergíaazuladavueladesdemismanos.IgualqueenChândomblé,mimagiapenetraporlacabezadelmercenarioylo

paraliza al instante. Lo congelo el tiempo suficiente para que un guardia leatravieseelcorazón.AsísalvamosaPadredelataque.Peroencuantovemimagia,Padresequedapetrificado.—Noesloquepensáis…—intentojustificarme.Padredaunrespingoyretrocedecomosiyofueseunmonstruoenquienno

puedeconfiar.Frunceloslabios,asqueado.Todomisersedesmorona.—Notieneimportancia.—Hablotanrápidoquelasfrasesseagolpan—.Me

contagiaron,perosemeestápasando.Lohehecho.Heaniquiladolamagia.Padre patea almercenario con saña.Agarra los cristales color turquesa que

hanquedadoprendidosdelpelodelasaltante.Semiralasmanosysurostrosecontrae.Veocómovaencajandolaspiezasdelpuzle.Sonlosmismoscristalesquememostróenelfuerte.LosmismoscristalesqueextrajerondelcadáverdeKaea.Padreechafuegoporlosojos.Agarralaempuñaduradelaespada.—Esperad…Meclavalaespadasindudarlo.Seleenrojecenlosojosderabia.Agarrolaafiladahoja,peroestoydemasiado

débilparalogrararrancármela.

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—Padre,losiento…Entonces,sacalaespadaconungritoahogado.Caigoderodillasyaprietolas

manoscontralaheridaquesangraaborbotones.Lasangrecalienteseescurreentrelasrendijasdemisdedos.Padrevuelvea levantar laespada,estavezparadarme laestocadafinal.No

hay amor en sus ojos. Ni rastro del orgullo que transmitía hace apenas unossegundos.ElmismomiedoyelodioquehervíaenlaúltimamiradadeKaeatiñeahorala

dePadre.Soyundesconocidoparaél.«¡No!».Herenunciadoatodoparasersuhijo.—Padre,porfavor—suplicoagonizante.Entre jadeos, pido su perdón. Se me nubla la vista… Por un instante,

comprendotodoeldolordeZélie.Eldestinodestruidodelosmaji.Lamuertedesu padre. El dolor de su corazón se mezcla con el mío; un nauseabundorecordatoriodetodoloqueheperdido.Hesacrificadodemasiadascosasparaquetodotermineasí.Despuésdetodo

eldolorquehecausadoensunombre…Alargoelbrazohaciaélconlamanotemblorosa.Unamanocubiertapormi

propiasangre.Nopuedohaberladerramadoenbalde.Estonopuedeacabarasí.Antesdequeseacapazdetocarlo,Padremeaplastalamanoconeltacónde

subotametálica.Entrecierralosojososcuros.—Noereshijomío.

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CAPÍTULOOCHENTAYDOS

AMARI

Aunque una docena de hombres salen disparados hacia nosotros, no puedencompetir con la venganza demi sable.Ami lado, Tzain los ataca a diestro ysiniestroconelhacha,luchaapesardequelaslágrimaslecaenamaresporlacara.Essudolorelquemeimpulsaaluchar,sudoloryeldeBinta,eldolordecadapobrealmaquemurióacausadelavidadePadre.Todaestasangreyestamuerte…Unamanchainterminableencadainspiración.Me abro paso entre los guardias blandiendo el sable. Primero golpeo con

ciertadebilidad.Unguardiasetambaleacuandolecortountendón.Otrocaealsuelocuandolerebanoelmuslo.«Lucha,Amari».Me instoaavanzar,meobligoavermásalláde lossellos

orïshanosqueadornansusarmaduras,másalládelascarasquecaenamanosdemisable.EstossoldadoshanjuradoprotegerOrïshaysucorona,perotraicionansuvotosagrado.Vienenenbuscademicabeza.Unodeellosmelanzalaespada.Meagachoyelarmaaterrizaenelsoldado

quetienemáscerca.Mepreparoparacontraatacarcuando…—¡No!LosgritosdeZéliedesdeelotroladodeltemplomehacensaltarenelinstante

enque clavo lahoja enotro soldado.VeocómoZélie se arrodilla, temblando,concenizaentrelosdedos.Corroaayudarla,perofrenoensecoalverquePadrelevantalaespadayselaclavaenelestómagoaunodesussoldados.Cuandoelmuchachocaederodillas,seleresbalaelcasco.Noesunsoldado.«EsInan».Todomi interior sequedaheladoalverbrotar la sangrede los labiosdemi

hermano.Escomosimeclavasenunaespadaen lasentrañas.Esmi sangre laque se

derrama. El hermano queme llevó a hombros por los pasillos del palacio. Elhermano que hurtaba pastelillos de miel de la cocina para dármelos cuandoMadremeprohibíatomarpostre.

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ElhermanoconelquePadremeobligóacombatir.Elhermanoquemehizoelcorteenlaespalda.«Nopuedeser».Parpadeovariasveces,confiandoenquelaimagensecorrija.

«Élno…».No,elchicoquerenuncióatodoparasertodoloquePadredeseaba.Sinembargo,antemispropiosojos,veoquenohasidounerror.Padrelevanta

denuevolaespada,preparadoparacortarlelacabezaaInan.Piensaquitarlodeenmedio.IgualqueliquidóaBinta.—Padre,porfavor—suplicaInan,yalargaelbrazoconelúltimoalientode

vidaquelequeda.PeroPadrelepisalamanoyselaaplasta.—Noereshijomío.—¡Padre!Mi voz no parecemía cuando echo a correr como una leonaria. En cuanto

Padremeve,surabiaestalla.—Los diosesmehanmaldecido con unos hijos comovosotros—escupe—.

Traidoresqueapestanamisangre.—Tusangrees laverdaderamaldición—respondocon lamismarabia—.Y

acabaráhoy.

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CAPÍTULOOCHENTAYTRES

AMARI

LosprimeroshijosdePadreerandeseadosyamados,perotambiénerandébilesy frágiles.Cuando Inany yonacimos,Padre nopermitió quenos ocurriera lomismo.Duranteaños,nosobligóaInanyamíadarnospuñetazosymagullarnosante

su atenta mirada, sin ceder nunca, por mucho que nos esforzásemos. Cadabatalla era unaoportunidadde corregir sus errores, dedevolver a la vida a suprimera familia. Si nos volvíamos lo bastante fuertes, ninguna espada podríadoblegarnos, ningún maji nos abrasaría. Luchábamos para obtener suaprobación, inmersos en una batalla por conseguir su amor, una batalla queningunodelosdosganaríajamás.Levantábamos las armas el uno contra el otro porque ninguno de nosotros

teníaelcorajesuficienteparalevantarlacontraél.Ahora,mientraslevantoelsablealaalturadesusojosalimentadosporlaira,

veoaMadreyaTzain.VeoamiqueridaBinta.Encuentroenellosa todaslaspersonas que intentaron contraatacar en algún momento, todas las almasinocentesquehadespedazadosuespada.—Me enseñaste a luchar contra los monstruos —murmuro, y avanzo

blandiendo el sable—. He tardado demasiado tiempo en comprender que elverdaderomonstruoerastú.Arremetocontraélylopilloporsorpresa.Nopuedoamedrentarmeanteél;si

lohago,sécómoterminaráestabatalla.Aunquelevantalaespadaparadefenderse,tengomásfuerzaqueélylehago

un corte peligrosamente cerca del cuello. Se arquea, pero cargo contra él denuevo.«Ataca,Amari.¡Lucha!».Describo un arco rápido con la hoja del sable y le corto en el muslo. Se

tambaleadolorido,sin tiempoparaprepararsepara laestocadafinal.Nosoylaniñaqueélconoce.Soyunaprincesa.Unareina.SoylaLeonaria.Medoy impulso y freno uno de los ataques dePadre contrami pecho. Sus

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espadazossondespiadadosahoraquemisataquesyanolepillandesprevenido.Losrestallidosychoquesdenuestrashojasresuenanporencimadelalocura

general a la vez quemás guardias abarrotan las escaleras. Tras liquidar a lossoldadosquehabíaeneltemplosagrado,loshombresdeRoënatacanalanuevaoleada.Sinembargo,mientrasluchan,Tzaincorrehaciamídesdeelotroladodelasala,aunossegundosdedistancia.—Amari…—¡Vete!—leazuzo,alaparquemedefiendodelaespadadePadre.Tzainnopuedeayudarmeenestasituación,eselcombateparaelquemehe

entrenadotodalavida.Ahoraesunacuestiónentreelreyyyo.Solounodelosdossobrevivirá.Padretrastabilla.Esteesmimomento,laoportunidaddeponerfinaestebaile

interminable.«¡Hazloya!».Lasangremepalpitaenlosoídoscuandomeinclinohaciadelanteylevantoel

sable.PuedoliberaraOrïshadesumayormonstruo.Abolirelorigendesudolor.Pero en el últimomomento, vacilo y cambio el ángulo del arma. Nuestras

espadaschocanporencimadesucabeza.«Malditosseanloscielos».Nopuedoterminarasíelconflicto.Silohago,noserémejorqueél.Orïsha no sobrevivirá si empleamos sus tácticas. Padre debe ser derrotado,

peroclavarleelsableenelcorazónesdemasiado…Padreblandelaespadahaciaatrás.Elimpulsomeempujahaciadelante.Antesdequepuedaapartarme,Padredalavueltaasuarmaylahojamecorta

laespalda.—¡Amari!LosgritosdeTzainsuenandistantescuandometambaleohastacaersobreun

pilarsagrado.Lapielmeardealrojovivo,meabrasaconlamismaagoníaquemeprovocóInandeniña.A Padre se le hinchan las venas del cuello cuando carga hacia delante, sin

atisbodeduda,ahoraquesedisponeadarmeelgolpedefinitivo.No pestañea ante la idea de asesinar a su propia hija, carne de su carne y

sangredesusangre.Hatomadounadecisión.Ahoraeselmomentodequeyotomelamía.Meapartodelpeligrojustoenelinstanteenquelaespadagolpeaelpilaryse

descantillaalchocarcontralapiedra.AntesdequePadrepuedahuir,empujoelsablehaciadelantesindudarlomás.

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APadreselesalenlosojosdelasórbitas.Lasangremanadesucorazónymesalpica lasmanos.Resoplayel líquido

encarnadosaledesuslabiosparaacabarextendiéndoseporlapiedra.Aunqueme tiembla la mano, hundo la hoja todavía más. Las lágrimas me

nublanlavista.—Notepreocupes—susurromientrasexhalaelúltimoaliento—.Serémucho

mejorreinaquetú.

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CAPÍTULOOCHENTAYCUATRO

ZÉLIE

—Vamos.Canalizo toda mi energía en el polvo del pergamino destruido. No puede

ocurrirnosesto.No,ahoraqueestábamostancerca.LaenergíadeBabaseintroduceenmisbrazosysaledespedidaporlasyemas

demisdedosenformadesombrasretorcidas.Peroelpergaminonoseelevadeentrelascenizas.Eselfin…Hemosperdido.Elhorrormeafectatantoquemecuestarespirar.Loúnicoquenecesitábamos,destruidoconmispropiasmanos.—¡No,no,no,no!Cierrolosojoseintentorecordarelencantamiento.Leíelpergaminodecenas

deveces.¿Cómoempezabaelmalditoritual?«Ìyaanrun,àwamképèlnì…No».Sacudolacabeza,repasolosfragmentos

delaspalabrasquerecuerdo.Era«àwamreképèlni.¿Yluego…?».Portodoslosdioses.¿Quéveníaluego?Unchasquidosecoresuenaporlacúpula,retumbacomoeltrueno.Cuandose

oye, el templo al completo se sacude. Todos se quedan paralizados en elmomentoenquelapiedrayelpolvoempiezanalloverdeltecho.LaestatuadeYemjacomienzaaresplandecer,subrilloresultacegador.Laluz

empieza en sus pies descalzos, viaja por las curvas y pliegues de sus prendasesculpidas.Cuandolellegaalosojos,lascuencasdoradasrelucenconunbrilloazulybañanlacúpulaensusuavecolor.LaestatuadeÒgúneslasiguienteencobrarvida,susojosresplandecencon

tonos verde oscuro; Sàngó muestra sus feroces rojos; Ochumaré los vistososamarillos.—Una cadena…—digo en un suspiro, mientras sigo el camino de Madre

Cielo—.Portodosloscielos…«Elsolsticio».

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¡Seestáproduciendo!Palpo entre las cenizas, buscando algo. Lo que sea. El ritual antiguo está

pintadoenestepergamino.¿Nodeberíanestarenéltambiénlosespíritusdelossêntarosquelotrazaron?Sinembargo,mientrasesperoaqueelfríodelosmuertosmesobrecoja,caigo

en lacuentade lacantidaddecadáveresquehaydesperdigadosporel templo.No he sentido que susmuertes pasaran a través demí, no he sentido nada enabsoluto.LoúnicoquesentífueaBaba.Lamagiademisangre.—Unvínculo…La verdad me golpea como un garrote. Un vínculo que comparto con él

debidoanuestra sangre.Se suponíaqueel encantamientodelpergamino teníaque conectarnos conMadreCielo a través de lamagia, pero ¿y si existía otraformadellegaraella?Mimentepiensaa todavelocidade intentacalcular lasposibilidades.¿Sería

capazdeestablecerunaconexiónconmisancestrosatravésdenuestrasangre?¿Podríamosretroceder,forjarunanuevauniónconMadreCieloyconsusdonesatravésdenuestrosespíritus?Amariavanzacomopuedeyapartaaunsoldadodelatierrasagrada.Aunque

le gotea sangre por la espalda, sus golpes son feroces, casi salvajes, cuandoarremetecontra losguardiasqueacabande llegar.E inclusocuandoelejércitoenteroempiezaafluirhaciaeltemplo,Roënysushombresnoserinden.Peleancontratodopronóstico.Siellosnosehanrendido,yotampocopuedohacerlo.Elcorazónmelatedesbocadomientrasmeincorporo.Lasiguienteestatuase

ilumina,bañandolacúpulade luzazul.SoloquedanunospocosdiosesaúnensombraanteMadreCielo.Elfinaldelsolsticioestácerca.Recojolapiedradelsoldelsuelo,ardealtocarla.EnlugardeaMadreCielo,

veosangre.Veohueso.VeoaMama.Esaeslaimagenalaquemeaferrocuandocolocolapiedradelsolenlaúnica

columna dorada del centro de la cúpula. Si la sangre se ha despertado enmisvenas,¿porquénovaadespertarsetambiénlasangredeotrosantepasados?Sacolaauténticadagadehuesodelcinturóndelospantalonesymehagoun

corteencadapalma.Conlasmanosensangrentadas,presionolapiedradelsolyliberolasangredelvínculo,listaparaelsacrificiodefinitivo.

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—¡Ayudadme! —grito en voz alta, apelando a su fortaleza—. ¡Por favor!¡Tendedmeunamano!Igualqueunvolcánenerupción,elpoderdemisancestrosfluyeatravésde

mí,tantodelosmajicomodeloskosidán.Todosycadaunodeellosseaferrananuestro vínculo, al corazón mismo de nuestra sangre. Sus espíritus giran enespiralconelmío,coneldeMama,coneldeBaba.Nosdamosimpulsohaciadelanteynuestrasalmasluchanparameterseenlapiedradelsol.—¡Más!—lesgrito,parainvocaratodoslosespíritusunidosanuestrasangre.Excavo por nuestro linaje, retrocedo aferrándome con uñas y dientes hasta

llegaralosprimerosquerecibieronlosdonesdeMadreCielo.Concadanuevoantepasado que surge, mi cuerpo chilla. Mi piel se desgarra como si ladespellejasen.Perolonecesito.Losnecesito.Sus voces empiezan a resonar, un coro demuertos vivientes.Espero oír las

palabras que estaban escritas en el pergamino destruido, pero los espíritusentonanunencantamientoquenoheleídonunca.Susextrañaspalabrassehacenecoenmimente,enmicorazón,enmialma.Seabrenpasoalafuerzahastamislabios,aunquenoséquéprovocaráeseconjuro.—Àwanimrnínújàtiegungun!Unossenderosespiritualesexplotandentrodemí.Luchoporpoderpronunciar

laspalabrasadecuadasentremispropiosgritosmientraslapiedradelsolzumbabajomismanos.LaluzviajaporelpechodeMadreCielo,hastalamanoenlaquesujetaelcuerno.Casihaterminado.Elsolsticiocasihallegadoasufin.—Atidé!Ìkanniwá!DàwápMama!Kíìtànnáwatànplúbùnàìníyerl

kansíi!Se me cierra la garganta y me cuesta respirar, y todavía más hablar. Sin

embargo,meobligoacontinuar,canalizandotodalaenergíaquemequeda.—Jkíagbáraidánwatànkárí—gritocuandolaluzalcanzayalagargantade

MadreCielo.Lasvocescantancontantaintensidadenmimentequeelmundoenterodebe

de oírlas. Me dan impulso para que termine de pronunciar el encantamiento,desesperadasmientraselresplandorcruzaelpuentedelanarizdeMadreCielo.Consusangre,serécapazdeterminarmicometido.Consusangre,soyimparable.—Tanìmlèayélkansii!LaluzllegahastalosojosdeMadreCieloyestallaconunresplandorblanco

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justo cuando pronuncio las últimas palabras del conjuro. La piedra del sol serompeenmilpedazosentremismanos.Suluzamarillaexplotaeiluminatodoeltemplo.No sé quéha ocurrido.No sé lo quehe hecho.Pero, conforme la luzinvadetodaslasfibrasdemiser,elmundoenteroresplandece.LaCreacióndavueltasamialrededor,elnacimientodelserhumano,elorigen

de losdioses.Sumagia irrumpeen lasalaenoleadas,unarcoírisde los tonosmásbrillantesquesepuedanimaginar.Lamagiainundatodosloscorazones,todaslasalmas,atodoslosseres.Nos

conectaatodos,tejeunaredentretodalahumanidad.Lapotenciaenergéticamedesgarralapiel.Eléxtasisylaagoníafluyenala

vez,indistinguiblesdelplaceryeldolor.Cuandoloscolorespalidecen,veolaverdad:estabaantemisojos,yalmismo

tiempo,permanecíaoculta.Todossomoshijosdesangreyhueso.Todossomosinstrumentosdevenganzayvirtud.Esta verdad me arropa, me mece igual que una madre mece a su hijo en

brazos.Meenvuelveensuamormientraslamuertemeatrapaysemetraga.

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CAPÍTULOOCHENTAYCINCO

ZÉLIE

Siempremehabía imaginado lamuertecomounviento invernal,peroelcalormerodeaigualquelosocéanosdeIlorin.«Unregalo»,piensomientrasentroenlapazylaoscuridaddelalâfia.Elpago

pormisacrificio.¿Quéotrarecompensapodíahabersinoelfindeunabatallainterminable?—Mama,ÒrìsàMama,ÒrìsàMama,àwáúndúppéegbigbewa…Lasvocesmurmurandentrodemipielmientrasunsonidoelaboradoresuena

en la negrura. Unos sudarios plateados de luz serpentean en la oscuridad,mebañanconsushermosostonos.Mientraslacancióncontinúa,uncopodenievedeluzcaeporlaoscuridadconunavozquesuenamásaltaquelasdemás.Dirigelaoraciónylasalabanzas,reverberaeneltejidodelossudarios.—Mama,Mama,Mama…La voz de luz es lisa como la seda, suave como el terciopelo. Se envuelve

alrededor demi silueta, me acoge en su calor. Y, aunque no puedo sentir micuerpo,flotoporlanegrurahacialavoz.Yahabíaoídoestesonidoantes.Conozcoestavoz.Esteamor.Lacancióngana intensidad,alimenta la luz.Dejadeseruncopodenievey

tomaformaantemisojos.Primero emergen lospies, la piel negra comoel cielonocturno.Es radiante

contralastúnicasdesedaroja,ricayvaporosaconsuformacelestial.Unasjoyasdeorotintineanenlasmuñecas,lostobillos,elcuello;todasellashacendestacartodavíamáslaresplandecientediademadepedreríaquelecaesobrelafrente.Hago una reverencia mientras escucho el coro, incapaz de creer que me

encuentre a los pies deOya.No obstante, cuando la diosa levanta la diademaenredadaensuespesamelenadepeloblanco,susojosdecolormarrónoscurohacenquesemepareelcorazón.Laúltimavezqueviesosojosestabanvacíos,desprovistosde lamujerque

amaba.Ahoraesosojosbailanyunaslágrimasrelucientescaendelosparpados.

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—¿Mama?Nopuedeser.Aunquemimadreteníaunrostroradiantecomoelsol,erahumana.Eraparte

demí.Perocuandoeseespíritumetocalacara,elamorfamiliarseextiendeportodo

micuerpo.Laslágrimascaendesusbellosojosmarronesmientrassusurra:—Hola,mipequeñaZél.Unaslágrimascalientesmeaguijoneanlosojosymederrumboensuabrazo

espiritual. Su calor empapa todo mi ser, llena mis vacíos. Siento todas laslágrimasquehederramado, todas lasplegariasquehepronunciado.Veo todaslasvecesqueelevélosojosalcieloennuestraahéréydeseéestaraquí,mirandoatrás.—Pensabaquetehabíasidoparasiempre—digoconvozquebrada.—EresunahermanadeOya,amormío.Yasabesquenuestroespíritununca

muere.—Meseparaunpocoymeenjugalaslágrimasconsussuavestúnicas—.Siempreheestadocontigo,siempreteheacompañado.Meaferroaella,comosiencualquiermomentosuespíritupudieraescurrirse

entre mis dedos. Si hubiera sabido queMamame esperaba en el reino de lamuerte,lahabríarecibidoconlosbrazosabiertos,habríacorridohacialamuerte.ConMama,tengotodoloquehedeseado,lapazquesellevóalmorir.Conella,porfinestoyasalvo.Despuésdetodoestetiempo,hevueltoacasa.Mepasalosdedosporlastrenzasantesdedarmeunbesoenlafrente.—Nopuedesniimaginarloorgullososqueestamosdetodoloquehashecho.—¿Orgullosos?Sonríe.—AhoraBabatambiénestáaquí.—¿Seencuentrabien?—pregunto.—Sí,amormío.Estáenpaz.Se me acumulan tantas lágrimas que no logro apartarlas, por más que

parpadeo.Conozcopocoshombresquemerezcan lapazmásqueBaba.¿Sabíaquesuespírituterminaríaenestagracia,juntoalamujerqueama?—Mama,Mama,Mama…Lasvocescantanaúnmásfuerte.Mamavuelveaestrecharmeensusbrazose

inspiro su aroma.Tras todo este tiempo, sigueoliendo a especias y salsas, lasmezclasconlasquecocinabasuarrozjollof.—Loquehiciste en el templono tienepuntode comparación con las cosas

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quehabíanvistolosespíritushastaahora.—Noreconocíelencantamiento—confiesonegandoconlacabeza—.Nosé

loquehice.Mamatomamicaraenlasmanosymedaunbesoenlafrente.—Pronto lo sabrás,mi poderosa Zél. Y durante todo el proceso, nuncame

apartarédetulado.Daigual loquesientas,daigualaquéteenfrentescuandocreasqueestássola…—Tzain… —entonces caigo en la cuenta. Primero Mama, después Baba,

¿ahorayo?—.¿Cómopodemostraerloaquí?—Mama,ÒrìsàMama,ÒrìsàMama…Mamameagarraconmásfuerzaconforme lasvocesaumentandevolumen,

hastavolversecasiensordecedoras.Lasarrugassurcansufrentelisa.—Tzainnoperteneceaestemundo,amormío.Todavíano.—Pero,Mama…—Ytútampoco.Lasvocesatruenancontalvolumenqueyanosésientonancánticosochillan

dedolor.SemeretuercenlasentrañascuandoasimilolaspalabrasdeMama.—Mama,no…¡Porfavor!—Zél…Vuelvoaagarrarmeasusbrazos.Elmiedosemeatascaenlagarganta.—Yoquieroesto.¡QuieroquedarmeaquíconBabaycontigo!Nopuedoregresaraaquelmundo.Nosobreviviréatantodolor.—Zél,Orïshatenecesita.—Nomeimporta.¡Yoosnecesitoavosotros!Depronto,suspalabrasseagolpanmientrassuluzempiezaadifuminarsecon

elcorodevocescelestiales.Anuestroalrededor,todalaoscuridadseiluminaynosinundaenunaoladeluz.—Mama,nomedejes…¡Porfavor,Mama!¡Otravezno!Le brillan los ojos cuando empieza a llorar, unas lágrimas calientes que

aterrizanenmirostro.—Estonohaterminado,pequeñaZél.Nohahechomásqueempezar.

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EPÍLOGO

Cuandoabrolosojos,quierocerrarlosotravez.Quieroveramimadre.Quieroverme envuelta en la cálida negrura de la muerte, no quiero mirar los tonosmoradosquemanchanelcieloabierto.Sobre mí, el aire parece ondearse adelante y atrás, mece mi cuerpo con

suavidad.Esuntipodeflujoquereconoceríaencualquierparte.Eliryvenirdelasolasdelmar.Tanprontocomocaigoen lacuenta, lasquemadurasy lasheridasacribillan

todaslascélulasdemicuerpo.Eldoloresintenso.Eldolorqueacompañaalavida.Semeescapaungemidoyoigounospasosapresurados.—¡Estáviva!Enuninstante,unascarasocupanmicampodevisión:laesperanzadeAmari,

elaliviodeTzain.Cuandoseapartan,Roënysusonrisaburlonasiguenahí.—¿Kenyon?—logropreguntar—.¿Käto?Rehema…—Estánvivos—measeguraRoën—.Nosesperanenelbarco.Con su ayuda, me siento contra la fría madera de la barca de remos que

utilizamosparaatracarenlaislasagrada.Elsolsehundebajoelhorizonteynosocultaenlasombradelanoche.La imagen del templo sagrado pasa como un fogonazo pormimente yme

preparoparalapreguntaquetantoterrormeproduceformular.Clavolamiradaen losojosmarrónoscurodeTzain;el fracasomedolerámenossisaledesuslabios.—¿Lohemosconseguido?¿Haregresadolamagia?Sequedaquieto.Susilenciohacequesemecaigaelalmaalospies.Después

detodo.DespuésdeInan.DespuésdeBaba.—¿Nohafuncionado?—meobligoainsistir,peroAmarisacudelacabeza.Metiendeunamanoensangrentaday,enlaoscuridad,unavibranteluzazulse

desprendedesumanocomounremolino.Unmechónblancodestacacomounrelámpagoensupelonegro.Porunmomento,noséquépensardelaestampaquetengodelante.

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Entonces,lasangresemehielaenlasvenas.

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NOTADELAAUTORA

Derramémuchaslágrimasantesdeescribirestelibro.Muchaslágrimasmientraslo revisaba. E, incluso ahora que descansa en tus manos, sé que volveré aderramarlágrimas.Aunque puede que ir a lomos de leonarias gigantes y llevar a cabo rituales

sagradospertenezcaalreinodelafantasía,todoeldolor,elmiedo,elsufrimientoylapérdidadeestelibrosonreales.EscribíHijosdesangreyhuesoenunaépocaenlaquenoparabadeverenlas

noticiaslashistoriasdehombres,mujeresyniñosnegrosdesarmadosalosquedisparaba la policía. Sentía miedo, rabia e impotencia, pero este libro fue laúnicacosaquemehizosentirquepodíahaceralgopararemediarlo.Medijeque,siunasolapersonaloleíaygraciasasuspáginascambiabade

forma de pensar o de sentir, entonces habría logrado hacer algo significativocontraunproblemaque,condemasiadafrecuencia,creoquemesupera.Ahoraestelibroexisteytúloestásleyendo.Desdeelfondodemicorazón,gracias.Noobstante,siestahistoriatehaafectadodealgúnmodo,loúnicoquepido

es que no permitas que ese sentimiento quede atrapado en las páginas de estetexto.Si has llorado por Zulaikha y Salim, llora también por otros muchachos

inocentes como JordanEdwards,TamirRicey yAiyanaStanley-Jones.Teníanquince,doceysieteañoscuandolapolicíalosmatóatiros.1SiseteharotoelcorazónanteelduelodeZélieporlamuertedesumadre,

entonces deja que se te rompa también por todos los supervivientes de labrutalidadpolicialquetuvieronquesertestigosdecómoasesinabanasusseresqueridos ante sus ojos. Supervivientes como Diamond Reynolds y su hija decuatro años, que estaban en el coche cuando sacaron a la fuerza a PhilandoCastile,ledispararonylomataron.2JeronimoYanez,eloficialquelomató,quedólibredetodosloscargos.3Estossonsoloalgunosdelosnombrestrágicosquecomponenunalargalista

devidasnegrastruncadasdemasiadopronto.Madresaquienesarrebataronasus

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hijas,padresaquienesarrebataronasushijos,padresqueviviránelrestodesuvidaconundolorqueningúnprogenitordeberíallegaraconocer.Porsupuesto,setratadeunodelosnumerososproblemasqueasolannuestro

mundoyhaymuchosdíasen losqueesosproblemascontinúansuperándonos.Perodejaqueestelibrosealapruebadequesiemprepodemoshaceralgoparacontraatacar.ComodiceZélieensuritual:«Abogbowanimrnínújàtiegungun!».«Todossomoshijosdesangreyhueso».E,igualqueZélieyAmari,tenemoselpoderparamodificarlasmaldadesdel

mundo.Noshandoblegadodurantedemasiadotiempo.Ahoraeselmomentodealzarnos.

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AGRADECIMIENTOS

He tenido la inmensa suerte de conocer y trabajar con algunos de losmejoresseres humanos que puede ofrecernos el mundo y creo que eso solo ha sidoposible porque Dios los puso enmi vida. Gracias, Dios, por todo lo que hashechoyportodaslasbendicionesquemehasotorgado.Mamá y papá, gracias por sacrificar todo lo que conocíais y amabais para

darnos todas las oportunidades del mundo. Siempre os estaré agradecida porvuestroapoyocuandomeembarquéenestaaventura.Papá,meenseñasteanoconformarmenuncaysiempremeanimasteahacer lascosas lomejorposible.Tequieroyséquelaabuelanosprotegedesdearribatodoslosdías.Mamá,creoquemispersonajespierdenasumadrecuandosonjóvenesporqueatiteocurrióy ese siempre ha sido mi peor miedo. Gracias por quererme y apoyarme detantasformasquemeresultaimposibleenumerarlas.¡Graciastambiénalastíasylostíosquemeayudaronconlastraduccionesdelyoruba!TobiLou,sinohubierassidotanincreíbleconmigocuandoéramospequeños,

mirencorososerinfantilnosehabríavistolobastantemotivadoparallegaraserlo mejor que podía ser. Gracias por perseguir tus sueños con tanto ahínco,porqueasísupequeyoseríacapazdehacerlomismo.Toni,fuistemienemigamortal durante los primeros quince años de tu existencia y te portaste fatalconmigoel25denoviembrede2017.(¡Tedijequetearrepentirías!)Apesardetodo,tequieromuchísimo,estoyorgullosadetiyséqueseráslamásfamosadelosAdeyemi.Jackson,mirefugioymiprimerlector.Hascreídoenmíyenmilibrodesde

antes de que empezase. Gracias por ser mi fan número uno y mi apoyoincondicional,yporalentarmecuandoteníademasiadomiedoparacreerenmímisma.Marc, Deb y Clay, ¡gracias por aceptarme en vuestra familia con losbrazosabiertosyunmontóndequesosahumados!Osquieromuchoatodos,yClay,estoyorgullosadepoderllamartehermanito.DJMichelle«Meesh»Estrella,eresunapersona increíbleyunaartista igual

deincreíble.¡Graciasporlossímbolostanpreciososdellibro!

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BrendaDrake,graciasporhacerunsacrificiotanaltruistaparaayudaratantosescritores a cumplir sus sueños.AshleyHearn,volcaste tu corazóny tumenteprivilegiadaenestemanuscritoymeayudasteacontar lahistoriaquesiemprehabía deseado contar. ¡Te quiero y tengomucha suerte de que hayas sidomimentora!HillaryJacobsonyAlexandraMachinist,ambasdesafiáisaltérmino«agentes

deensueño»,porque superáisconcreces todo loquehayapodidosoñarenmivida.Soisfantásticasyvalientes,yesunabendiciónpodertrabajarconvosotras.Graciasporhacerposibleloimposible.A Josie Freedman, el agente cinematográficomás épico delmundo, gracias

porsustituirmisueñodetrabajaralgunavezenunapelícula,laquefuera,porlarealidad de hablar de mi propia película con algunas de las personas másgeniales de Hollywood. Hana Murrell, Alice Dill, Mairi Friesen-Escandell yRoxaneEdouard,graciaspor lograrquemihistoria fueseglobal.Literalmente,significaunmundoparamí.Jon Yaged y Jean Feiwel, gracias por creer en esta saga hasta un punto

increíble. Habéis convertidoMacmillan en un hogar fabuloso y es una suerteinmensapoderpublicarestelibroconvosotros.

¡QUERIDÍSIMOCHRISTIANTRIMMER!TúeresmiMamaAgba:eladultomalicioso,mágico y vestido de forma impecable que me ofrece té, un palo metálico ysabiosconsejoscuandomáslonecesito.¡Graciasporseruncampeónincreíbleparamíyparaestelibro!

¡QUERIDÍSIMA EMPERATRIZ TIFFANY LIAO! Tú eresmi Amari. Te remangaste yacuchillastealcapitándeloscontrincantesparasalvarmelavida,metrenzasteelpeloenelbarcoymedijistequecreíasenmícuandonisiquierayocreíaenmímisma.Tiff, lo eres todo y tengo la inmensa suerte de poder trabajar con unamujertanincreíbleyfantásticacomotú.RichDeas,cadalínea,cadatrazoycadaletra de este libro es impecable, brillante.Gracias por ponerle la cubiertamásimpactanteallibrodemicorazón.A mi equipo de marketing y publicidad de Macmillan, ¡CHICOS, SOIS

INCREÍBLES!Graciasportodoloquehabéispeleadoparapresentarleestelibroalmundo.Amimaravillosa publicistaMolly Ellis: losmejores días son los querecibo un email de tu parte diez veces.Me sientomuy afortunada de trabajarcontigo. Kathryn Little, eres una directora fantástica y exigente, y me hanencantado todos losmomentosen losquehepodido interactuarcontigo.MaryVanAkin,nopuedo teclear tunombresinpensar:«¡YERESUNARENEGADA!»yecharmeareír.EreslaMEJORalahoradecrearbombaspublicitarias.¡Mejores

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amigasparasiempre!MarielDawson,eresunadiosaytodoloquehashechoporeste libro ha sido precioso y tan épico como tú. Ashley Woodfolk, eres unaescritora, una experta enmarketing y una amigamagnífica.Te quiero y estoyemocionadísimade saber que este libro se publica a la par que tuTheBeautyThatRemains!AllisonVerost, séqueesta increíblecampañanohabríapodidorealizarse sin tu guía y tu apoyo. Y agradezco especialmente al resto de mifabulosoequipo,incluidosBrittanyPearlman,TeresaFerraiolo,LucyDelPriore,KatieHalata,MorganDubin,RobertBrownyJeremyRoss.Gracias al departamento de ventas de Macmillan por vuestro cariño y por

defenderellibroaultranza.AgradezcoenespecialaJenniferGonzalez,JessicaBrigman,JenniferEdwards,ClaireTaylor,MarkVonBargen,JenniferGolding,Sofrina Hinton, Jaime Ariza y AJ Murphy. A Tom Nau y a todos los deproducción,¡graciasporhabercumplidonuestrasfechasdeentregaparaqueestopudiese convertirse en algo real!AMelindaAckell,Valerie Shea y los demáscorrectores de pruebas, gracias por vuestra ardua labor.APatrickCollins, quelogró que el interior de este libro fuese tan bonito como el exterior. A LauraWilson, Brisa Robinson y Borana Greku deMacmillan Audio. Y a todas laspersonasdeesemaravillosoedificioquehanpuestosugranitodearenaenestelibro,osloagradezcodetodocorazón.Al equipo de la películaChildrenofBloodandBone; nohaypalabras para

describir lo que significa paramí que estéis detrás de la película.Gracias porvuestroentusiasmoyporlapasiónvolcadaenlahistoria.PatrikMedleyyClareReeth, sois unas personasmagníficas con las sonrisasmásmagníficas que hevisto. Gracias por enamoraros de este libro y ayudarlo a encontrar un hogarfantástico. ElizabethGabler,GillianBohrer y JiaoChen, gracias por acoger aesta obra en un hogar tan increíble, con un estudio en el que se han rodadomuchas demis películas favoritas.He disfrutadomuchísimos de todos y cadaunodelosminutosquehecompartidoconvosotros,ymemuerodeganasdevercómoavanzalahistoria.KarenRosenfelt,graciasporaportartutalentoalahorade producir esta película.WyckGodfrey, ¡gracias por aportar tu entusiasmo aesteproyectotodoeltiempoquepudiste!MartyBowen,JohnFischeryTempleHillProductions,gracias por haber hecho las películas queme han encantadodesde que era adolescente y por haber añadidoChildren of Blood andBoneavuestra épica lista. David Magee y Luke Durett, gracias por crear un guionexcepcional.BarryHaldeman,JoelSchoff,NeilErickson,¡graciasporesforzarostantopara

guiarmeduranteesteprocesotanfrenético!

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RominaGarber, eres una luz en el universo y un sol resplandeciente enmipropia vida. Gracia por ser una amiga tan maravillosa y apoyarme siempre.MarissaLee,tutalentosuperalaspalabras,yhashechodemíunamejorpersonayunamejorescritora.¡Graciasportodoelamorylaalegríaquehastraídoamivida!KristenCiccarelli,teestaréeternamenteagradecidaportodaslasvecesenquemehasayudadoasuperarlosescollosdeesterelatoydemipropiavida.Mivida,milibroymicorazónsonmejoresporquetetengoati.Kester«Kit»Grant,¡miqueridaesposaliteraria!Eresunapersonabellapordentroyporfuera,ymemuerodeganasdequeelmundoconozcaACourtofMiracles.Hillary’sAngels,¡graciasportuinterminablefuentedeamor,apoyoyrisas!SheaStandefer, eres lapersonamás compasivaquehe conocidonuncay tu

talentonotienelímites.AdalynTaylorGrace,¡cuántotequiero!Eresmieternacompinche demaldades y dejas que te envíe tantas fotos del grupoBTSy deotroschicos interesantesque sindudaeresunaverdaderaamiga.Graciasa lasdosporestarsiempreahícuandoosnecesito.DanielJoséOlder,SabaaTahir,MichaelDanteDiMartinoyBryanKonietzko,

graciasporcrearlashistoriasquehicieronqueentrasenganasdecrearestelibro.DhonielleClayton,ZoraidaCordovayD.J.O.,graciasporayudarmeaconvertirHijos de sangre y hueso en una historia que presento con orgullo al mundo.Angie Thomas, Leigh Bardugo, Nic Stone, Renée Ahdieh,Marie Lu y JasonReynolds, gracias por el amor, el apoyo, los consejos y la inspiración quemehabéis dado, cada uno enmomentos distintos demi viaje. Estoy orgullosa deescribir en una época en la que unos autores tan increíbles como vosotrosofrecéisvuestrosrelatosalmundo.Morgan Sherlock y Allie Stratis, no sé qué he hecho para merecer a unas

mejoresamigastanmaravillosas,peroestoycontentísimadehaberpodidocontarcon vosotras durantemi infancia y adolescencia, y de seguir teniéndoos a lasdos. Os quiero y estoy muy orgullosa de las mujeres en las que os habéisconvertido, aunque nunca jamás os perdonaré que me dejarais cortarme elflequillo. Shannon Janico, siempre has sido una amiga increíble y te hasconvertidoenunamujerasombrosa.Tequieroycadaniñoalquedasclaseesunodelosniñosmásafortunadosdelmundo.MandiNyambi,ereslamujermásinteligente, apasionada y trabajadora que conozco. Gracias por ser como unahermana para mí. Te quiero, estoy orgullosa de ti; no dejes de conquistar elmundo. Yasmeen Audi, Elise Baranouski y Juliet Bailin, siempre me habéisquerido y apoyado, yme habéis alentado para que cumplieramis sueños. Osquieroyesunabendición tenerosenmivida.Estoymuyorgullosade todo lo

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que habéis conseguido y de todo lo que vais a conseguir. Gracias también aElise: puedesutilizar este texto comoprueba cadavezque alguiendudede lounidasqueestamosenrealidad.AmisamigosdelclubdeboxeoTITLEBoxingyaCodyMontarbo, ¡gracias

pormantenermicordura!ALin-ManuelMiranda,graciasporcrearunamúsicatan inspiradora que me acompañó durante todas mis noches en vela. A laspersonasnegrasquedestacan,graciasporinspirarmeymotivarme.UnaovaciónespecialparaMichelleyBarackObama,ChancetheRapper,ViolaDavis,KerryWashington, ShondaRhimes, LupitaNyong’o,AvaDuVernay, Zulaikha Patel,KherisRogers,PatrisseCullors,AliciaGarzayOpalTometi.Amis profesores, gracias por ayudarme a descubrir quién soy y qué quiero

transmitir.MimásprofundoagradecimientoalseñorFriebel,laseñoraColianni,el señorMcCloud, el señorWoods, el señorWilbur, a JoeyMcMullen,MariaTartar,ChristinaPhillipsMattson,AmyHempelyJohnStauffer.Yporúltimopero,desdeluego,nomenosimportante:graciasamislectores.

Nadade todoesto seríaposible sinvosotros.GraciasporemprenderelviajeaOrïsha.Tengomuchísimasganasdecontinuarlaaventuraconvosotros.

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Notas

1Velez,Ashley,«IMadeItto21.MikeBrownDidn’t»,TheRoot,2017.2Park,Madison,«AfterCopShotCastile,4-Year-OldWorriedHerMomWouldBeNext»,CNN,2017.3 Smith,Mitch, «Minnesota Officer Acquitted in Killing of Philando Castile»,The New York Times,

2017.

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SIGUENUESTROCATÁLOGOEN:www.editorialmolino.com