Grey, Carolyn - El Círculo del Fénix

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El Círculo del Fénix es una secta secreta que va tras un mítico objeto alquímico que, según la leyenda, es capaz de convertir el plomo en oro y conferir la vida eterna. Para conseguirlo, no duda en aterrorizar a toda la población del Londres de 1860, con violentos asesinatos. Cassandra Jamiston, cuya anodina vida transcurre en una casa solariega en Surrey, se ve de repente involucrada en esta encarnizada búsqueda.

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  • El Crculo del FnixCarolyn Grey(2012)

  • Carolyn Grey

    El Crculo del FnixLas aventuras de Cassandra Jamiston

    A mi madre

    PRLOGO

    En el agua oscura y glacial, su largo cabello se ha desplegado, similar a las alas de un cuervo. Su

    rostro de rasgos an infantiles ha adquirido un reflejo plateado. No lucha. Sus labios descoloridos por elfro solo forman palabras inaudibles. Oracin, amenazas, perdn... Cmo saberlo ahora? Con sus ojosabiertos de par en par, brillantes como joyas, mira a su homicida con una intensidad conmovedora. Debede ser consciente de que la mano que le mantiene la cabeza bajo el agua es controlada por una voluntadinflexible, una voluntad que nada ni nadie puede detener en su impulso mortal. Este sacrificio, por muyatormentador que resulte, es necesario. As es.

    En unos minutos, en unos segundos, habr muerto.Entonces, todo habr terminado.Y por fin, todo podr empezar.

  • PRIMERA PARTE

  • I

    1860

    Apoyado en la borda hmeda, con el rostro azotado por un viento fresco y vigorizante, NicholasFerguson miraba con satisfaccin cmo se alejaban las costas francesas, inundadas por el templado solde otoo. La goleta en la que embarc al alba navegaba ahora a buena velocidad en el agitado oleaje, consus velas hinchadas por el potente viento marino. Si el resto del viaje tuviera lugar sin ms incidentes,llegara a Londres esa misma tarde.

    Se llev la mano al bolsillo de su abrigo y acarici, pensativo, el paquete que contena, el mismoque le haba costado la vida a su padre. Siguiendo sus recomendaciones, Nicholas se apresur a destruirla carta que lo acompaaba. El secreto deba seguir siendo absoluto, lo que estaba en juego erademasiado importante.

    Volver de Pars sin que lo localizasen no fue cuestin balad, obligado a valerse de argucias paralibrarse de sus perseguidores. Los perdi en Beauvais, luego los volvi a ver en Amiens justo cuandopasaba delante de la catedral. All, Nicholas consigui distanciarse de ellos una vez ms. Saba que antel se alzaba un adversario en expansin y despiadado. Un rictus de ira crisp sus rasgos al pensar enello. No, no deba dejar que el furor lo invadiera bajo ningn concepto. Deba conservar la calma y tenerlas ideas claras para que hubiera una posibilidad de salir vivo de la trampa en la que cay al contestar ala llamada de su propio padre.

    Nicholas aspir profundamente varias veces el aire de alta mar, dejando que el olor acre de la salpenetrase en su nariz. Poco a poco, se tranquiliz y pudo considerar con una serenidad relativa el carizque tomaran los acontecimientos.

    Una vez llegado a Londres, tendra que dar un pequeo rodeo por la casa de Prince Street, con laesperanza de que sus enemigos no lo esperasen all, y luego visitar lo antes posible a esa Miss Jamiston ala que su padre tambin haba implicado en aquel peligroso asunto. l siempre fue un hombre singular.Confiar una responsabilidad tan grande a una mujer! Qu locura, qu imprudencia! Nicholas se preguntqu tipo de mujer poda ser Miss Jamiston. Un carcter fuerte, seguramente. Quizs incluso erahermosa? No obstante, tena sus dudas: su padre siempre despreci a las mujeres guapas, pensaba queeran ftiles y tontas, opinin que Nicholas no comparta en absoluto. Cuestin de edad, probablemente...

    En fin, era intil perder ms tiempo en suposiciones estriles. En unas horas, satisfara sucuriosidad. Ms vala descansar antes de empezar la lucha. Nicholas estrech la funda de su pistola, grisdel polvo del viaje, contra su pecho y se sent lo ms cmodamente posible en un rincn del barco, enmedio de las viejas redes de pesca y de los rollos de jarcias rodos por la sal. Sobre su cabeza, unasgaviotas se arremolinaban emitiendo penetrantes gritos.

    Pronto, Inglaterra desvelara sus oscuras y nubosas costas.

  • II

    Aguijoneado por el miedo, el nio hua a toda prisa por el bosque hostil.La luna, antes llena y brillante, se escondi detrs de las nubes, sumiendo los alrededores en una

    oscuridad compacta que frenaba su carrera. Todos sus sentidos estaban alertas para evitar tropezar conun obstculo.

    l se acercaba.El ruido de su alocada cabalgada resonaba en el opresivo silencio del bosque y repercuta

    dolorosamente en todo su cuerpo. Unas ramas azotaban su rostro, la sangre palpitaba en sus odos, sucorazn lata a toda velocidad en su pecho como si fuera a estallar, su ropa se quedaba pegada a susmiembros, hmedos por el sudor.

    Su perseguidor, gil y rpido como un felino, llevaba acosndolo interminables minutos y no parecatener la menor intencin de dejar escapar a su presa. Poda sentir su presencia detrs de l, como si fueseun monstruo fantasmagrico que le pisaba los talones.

    El chico intent acelerar an ms, pero el cansancio y el miedo se lo impidieron. Sus piernasempezaban a entumecerse: era como si estuvieran petrificndose. Su pecho estaba ardiendo, sus pies erande plomo.

    El pnico termin de invadirlo y se le nubl la vista.Segundo a segundo, el enemigo se acercaba, seguro en cada uno de sus movimientos, tranquilo y

    determinado, como si su mirada tuviese el don de atravesar la oscuridad.El nio escuch otra bala silbando en sus odos, desgarrando el aire con furor. Entonces, una

    violenta angustia lo invadi hasta dejarlo casi sin respiracin. Iba a morir as, ejecutado como un perroy abandonado en mitad de ese bosque? Su cadver iba a pudrirse ah para la eternidad sin que nadie losupiese? Se oy otra bala, que le rompi la camisa. Su pie choc con una raz, tropez, perdi elequilibrio y cay, arandose las palmas de las manos y las rodillas. Consigui levantarse, pero suspiernas flaquearon. Tras unos pasos, volvi a desmoronarse, sin aliento y sin fuerzas, con el miedo en elcuerpo.

    La caza tocaba a su fin.No tena escapatoria.Su perseguidor tambin se detuvo, a unos pasos por detrs de l. En ese mismo instante, la luna

    volvi a aparecer e ilumin con su luz plateada a los dos adversarios. A lo lejos, la campana de unaiglesia repic con un golpe sordo, como ahogada por las capas de bruma que cubran la campia inglesa.

    El nio vio con terror a la oscura y delgada forma acercarse con paso ligero, con la pistolahumeante en el puo. Primero, divis unos botines de cuero y los bajos de unos pantalones; luego, allevantar la cabeza, distingui un largo cabello claro y unos ojos que centelleaban en la luz difusa. Acausa de la estupefaccin, olvid momentneamente su temor.

    Una... una mujer...? dijo en un susurro, desconcertado.La interesada baj el arma y lo mir fijamente, impasible. Por favor, por favor, no me mate

    balbuce el nio asustado, mientras intentaba ponerse en pie como poda.La mujer esboz un gesto de sorpresa, y el silencio se instal entre ellos, solo cortado por el

    siniestro ulular de un bho.El caso es que no pienso hacerlo contest por fin con frialdad pero sin agresividad. Solo

    deseo recuperar lo que me pertenece. Devulveme mi cuadro.El nio solt enseguida el lienzo que hasta entonces llevaba apretado contra su cuerpo.

  • El cuadro? Aqu... aqu lo tiene.Acompaando el gesto con la palabra, se lo entreg a la mujer. Con las manos metidas en unos

    guantes negros, sta lo cogi con precaucin y lo examin minuciosamente aprovechando la claridadlunar. Sus largos y delgados dedos lo giraban en todos los sentidos.

    No parece estar daado, tienes mucha suerte murmur, satisfecha con su inspeccin. Se inclinsobre el joven palquista, con una sonrisa irnica en los labios; sus sedosos rizos rozaron su cara.Tambin tienes mucha suerte de que no te haya herido. Pero si te hubieses parado enseguida en lugar deempearte en huir como un idiota, no me habra visto obligada a perseguirte de manera tan amenazante.Por cierto, cmo te llamas?

    Mark, seora.Pareces muy joven, Mark. Cuntos aos tienes?Casi doce aos, seora.Una breve expresin de lstima se vio en el rostro de la mujer. Se enderez sin dejar de mirarlo de

    hito en hito.Pues bien, Mark, no pareces ser un ladrn muy bueno. Est claro que eres demasiado

    impresionable como para dedicarte al crimen y adems, tampoco sabes elegir a tus vctimas. Este tipo deerrores podra costarte la vida, pues no todas tus presas se mostrarn tan conciliadoras como yo. Yo en tulugar, elegira otra actividad ahora que ests a tiempo.

    Llevaba razn. Mark era consciente de que su primer intento ambicioso de robo haba terminado enun fracaso vergonzoso. Sin embargo, haba preparado el golpe sin olvidar el ms mnimo detalle. Unacasa solariega aislada de Surrey, una mujer rica que viva sola... Tendra que haber sido la vctima ideal.Grave error. Ahora era su vctima la que le daba clases de criminalidad! Qu humillacin!

    Interrumpiendo el discurrir montono de sus pensamientos, la mujer seal con el dedo delante deella.

    Casi estamos en la linde del bosque, el pueblo ms cercano se encuentra en esa direccin, a unamilla de aqu ms o menos. Corre, y que no te vuelva a ver en mis tierras.

    El cro asinti torpemente, atnito de salir de la situacin a tan buen precio. De repente, se sintiridculo por haber dejado que el pnico lo invadiera. Se gir por ltima vez para dar las gracias a lamujer por su clemencia, pero ya haba desaparecido con su cuadro, engullida por las tinieblascolindantes.

    Un vivo fuego crepitaba en el hogar del pequeo saln e iluminaba la alfombra de Aubusson en la

    que se mezclaban artsticamente guirnaldas de follajes, arabescos y hojas de acanto. La habitacin estabaamueblada con una simplicidad poco acorde con los gustos de la poca, pero esa sobriedad era elresultado de una eleccin, no de la falta de dinero. Los escasos muebles y adornos que amenizaban elsaln eran, en efecto, muestra de un gusto exquisito y probablemente de mucho valor, como las delicadasporcelanas de Svres que adornaban la chimenea.

    Sentada delante de una mesa, cerca de una ventana cubierta con terciopelo azul, Cassandra Jamiston,perfectamente repuesta de sus peripecias nocturnas, tomaba un t fuerte y muy caliente mientras dabarienda suelta a sus pensamientos, con la mirada puesta en el lienzo que Mark haba intentado sustraerle lanoche anterior y que haba encontrado de nuevo su sitio en la pared del saln.

    La joven haba cambiado su cmoda ropa masculina por un vestido bordado, de corte sencillo peroelegante, llevado sin encajes ni joyas, pues a Cassandra no le gustaban los perendengues. Esta sobriedadrealzaba el brillo de su tez de porcelana y pona de manifiesto sus luminosos rizos rubios as como suspupilas con perturbadores reflejos de amatista. Por lo menos, era lo que senta el doctor Andrew Ward, aquien Stevens, el mayordomo, acababa de introducir en la habitacin. El mdico era un hombre de unos

  • treinta aos con un rostro amable y de rasgos regulares, dotado adems lo cual era muy agradable deunos magnficos ojos verdes.

    Cassandra se gir hacia l con asombro.Andrew, a qu debo el honor de tu visita en mitad de la tarde? No tienes ningn paciente al que

    ver? Pero... qu haces?Este se haba acercado vivamente y examinaba, preocupado, un pequeo araazo reciente en la

    mejilla derecha de Cassandra.Ests herida? Qu te ha pasado?Cassandra retrocedi. Andrew era como un hermano para ella, pero su solicitud excesiva ya la

    haba irritado en varias ocasiones.Persegu a un ladrn anoche contest en tono un poco seco.El mdico pareci horrorizarse ante esta revelacin.Un ladrn? Ests loca? En qu lo te has metido esta vez?Imperturbable, Cassandra segua saboreando su t.No corra peligro, an era un nio. Se introdujo aqu por efraccin pero no tuvo suerte. Lo

    sorprend con uno de mis cuadros en las manos, y al verme, ech a correr como si hubiese visto al diabloen persona. En realidad aadi con una sonrisa satisfecha, lo asust.

    Andrew se dej caer en un silln; era la imagen misma del abatimiento.Supongo que recuperaste lo que te haba quitado suspir mientras se serva una taza de t.Por supuesto. No poda dejar que se fuera con mi cuadro de Rubens replic Cassandra

    sealando el lienzo en cuestin con un ligero movimiento de cabeza. Me cost una fortuna, sin hablarde su valor artstico.

    Andrew contempl el perfil aguileo de la mujer, dividido entre el enfado y la admiracin. Laconoca desde haca ya muchos aos y, sin embargo, no poda dejar de imaginarse lo peor cada vez quealgunos aspectos de su personalidad, por desgracia, afloraban.

    Cassandra no era una mujer de su poca, ni mucho menos. En el seno de una sociedad victorianaenvarada en sus principios morales y sus prejuicios, despreciaba las convenciones con una facilidaddesconcertante, no exenta de una pizca de provocacin. A pesar de su riqueza y de su belleza, cualidadessusceptibles de abrirle unas cuantas puertas en todos los mbitos de la sociedad, haba elegido vivir enuna casa solariega de Surrey, en lugar de en Londres. No obstante, sus negocios la obligaban a ir amenudo a la capital. El origen de su fortuna era bastante, misterioso, pero, con inteligencia, haba sabidohacerla fructificar en el comercio, actividad de lo ms respetable. Las excelentes inversiones querealizaba por todo el Imperio, tanto en las Indias como en frica del Sur o en Sudn, le garantizaban unsueldo ms que cmodo y, al mismo tiempo, le permitan conservar su independencia.

    Cassandra se gir hacia Andrew, an sumido en sus pensamientos.Cmo est Megan? Hace mucho tiempo que no la veo.Este era un tema tab, lo saba, pero por lo menos, Andrew dejara de preocuparse por ella. No

    tard en mostrar la misma reaccin que de costumbre: con las cejas levantadas, alz la vista al techodando unos suspiros que partan el alma.

    Me desespera! exclam con aire trgico. Si consigo encontrarle un marido, ser un autnticomilagro. En sociedad, Megan es un desastre ambulante. Siempre dice lo que piensa, y no lo que la genteespera. Imagnate la impresin que produce!

    Tiendo a pensar que la sinceridad es una virtud coment Cassandra mirando a su amigo porencima de la taza.

    Evidentemente. Por desgracia, los solteros de Londres y sus familias no comparten tu opinin. Esuna cualidad que las jvenes con educacin no deben exhibir, por su bien. Por lo menos, no antes de

  • haberse casado.Cassandra dej el t en la mesa. Desde que muri el padre de Megan y Andrew, este criaba solo a

    su hermana menor, una tarea que a veces resultaba ser muy pesada. En efecto, introducir a una joven en labuena sociedad constitua una gran responsabilidad.

    Megan no hace nada para facilitarme la tarea prosigui Andrew con tono rabioso. Acurdatecuando la apunt a unas clases de compostura. La directora del establecimiento la ech al cabo de tresdas porque no dejaba a los profesores tranquilos con sus risitas y sus comentarios sarcsticos!

    Cassandra se estremeci en su fuero interno: entenda muy bien la rebelda de Megan. Ella tampocohabra aguantado ese tipo de tonteras tendentes a adquirir buenas maneras: aprender a entrar y salir deuna habitacin con soltura y dignidad, subir y bajar de un coche tal como convena a una dama... Sentanuseas solo de pensar en ello.

    Megan es un ama de casa lamentable segua Andrew con aire afligido. Es incapaz degestionar un presupuesto, ya que aborrece los nmeros, y sus conocimientos en matemticas se limitan asaber sumar dos y dos. Y no se le da mejor contratar a los criados o imponerles su autoridad. Enrealidad, soy yo el que gestiona la casa en su lugar... Las tareas domsticas no le interesan, prefierepasarse el da leyendo y con la cabeza en las nubes. Nunca un hombre razonable aceptar casarse conella!

    Megan solo tiene diecisiete aos, tiene tiempo para casarse lo reconfort Cassandra.S, pero el tiempo pasa rpido y su carcter no mejora, creme. Y adems, tampoco le interesa su

    apariencia fsica.Megan es muy guapa.S, podra serlo si aprendiera a manejar un peine!Cassandra no pudo reprimir una carcajada ante la cara desconcertada de su amigo. Preocuparse por

    el futuro de su hermana era uno de los pasatiempos favoritos de Andrew, y sus diatribas declamadas entono dramtico divertan mucho a Cassandra, aunque era evidente que esta reaccin no era caritativa.

    Andrew permaneci callado un instante, luego cambi drsticamente de tema.Cundo llegar lord Ashcroft? inquiri con una ligera mueca.El sbado que viene. Debe de estar ya en Londres, donde se ocupa de sus obligaciones mundanas.

    La perspectiva de su visita no parece alegrarte.Andrew no contest enseguida. Indudablemente, lord Julian Ashcroft era un hombre formidable.

    Carismtico, brillante, generoso, ni siquiera snob a pesar de su ttulo de vizconde; la verdad era que no lepoda reprochar nada. En realidad, para su gran vergenza, se senta tremendamente celoso de la enormeamistad que le una a Cassandra. sta pareci adivinar sus pensamientos.

    Julian y yo somos allegados porque nos parecemos.No tienes que justificarte.Ya lo s.De nuevo el silencio, esta vez lleno de sobrentendidos.Andrew fue el primero en romperlo.Laura lo acompaar?No, actualmente est en Francia con sus abuelos. As que por una vez, Julian vendr sin su hija.Su conversacin fue interrumpida por Stevens, quien entr para traer el correo en una bandeja de

    plata, adoptando para ello un aire tan ceremonioso como si hubiese llevado el Santo Grial. Con su perfilde medalla y su compostura rgida, Stevens habra podido pasar por el mayordomo con ms estilo si detalle incongruo su cuello y el dorso de sus manos no hubieran lucido tatuajes que representabannmeros y smbolos cabalsticos.

    Cassandra mir rpidamente las cartas antes de examinar con atencin un paquetito rectangular

  • envuelto en un papel marrn usado que vena de Pars.Qu es? pregunt Andrew, muy ocupado en probar los panecillos servidos con el t.Sin contestar, Cassandra abri el paquete. Apareci una caja, coronada por una carta que intent

    leer. La mujer frunci el ceo.Una misiva mandada por un viejo conocido... Thomas Ferguson.Es amigo tuyo? Nunca me has hablado de l.No llega a serlo. Ms bien un conocido. En realidad, lo conozco muy poco.Cassandra se sumi de nuevo en la lectura. Conforme iba avanzando, una sombra oscureca su

    rostro, luego un asombro cada vez mayor se perfil en sus rasgos. Este hecho no pas desapercibido paraAndrew.

    Una mala noticia?No, solo que la carta es muy sorprendente...Empez a leer en voz alta.Pars, 1 de noviembre de 1860. Querida Cassandra....Querida Cassandra? le interrumpi enseguida Andrew con pintas de sospechar. Ests

    segura de que Thomas Ferguson solamente es un viejo conocido?Cassandra le ech una mirada torva.No seas ridculo, tiene ms de sesenta aos! Solo es que le hice un gran favor hace tiempo, y que

    desde entonces me considera como una gran amiga.El tono con el que pronunci la ltima frase dejaba entender que habra sido de muy mal gusto

    hacerle preguntas sobre el favor en cuestin. No obstante, Andrew pareci estar ms tranquilo yCassandra pudo seguir leyendo.

    Temo que mis peores aprensiones se confirmen pronto. Actualmente, mi vida corre peligro, puesestoy a punto de descubrir el secreto del que le habl durante nuestro ltimo encuentro, ese secretosusceptible de transformar la humanidad entera...

    La humanidad entera, nada ms que eso? la interrumpi de nuevo Andrew. Tu Ferguson notenda a exagerar un poco?

    No es mi Ferguson rugi Cassandra, y deja de cortarme cuando hablo, por Dios! No hayquien te aguante!

    Ofendido, Andrew se consol tragando dos pdines de ciruela seguidos.As pues, he tomado la iniciativa de remitirle uno de los objetos que desataron todas las

    codicias. He entregado a mi hijo Nicholas el segundo que posea. Se pondr en contacto con ustedllegado el momento. Por nada del mundo estos objetos deben caer en manos enemigas. Adems, esnecesario que vaya a Prince Street y que recoja el objeto disimulado en el escondite. Sea prudente y queDios la ampare, su abnegado Ferguson.

    Un mensaje bastante enigmtico coment Andrew, con aire dubitativo. Este hombre est ensus cabales?

    Cules son esos objetos y ese escondite de los que habla? Y de qu Prince Street se trata?Deben de existir decenas de calles con este nombre solamente en Londres!

    Sin decir palabra, Cassandra dobl el folio y abri la caja. Apareci un delgado tringulo de plata,liso y brillante. La mujer lo cogi con precaucin, lo sopes y examin atentamente. Haba una lnea queatravesaba el tringulo, paralela a su base y cercana a su vrtice, y un dibujo finamente tallado en estaparte. Cassandra se acerc a la ventana para ver mejor el dibujo grabado. Se trataba de un toro.

    Andrew, que tambin se haba inclinado para mirar, levant la cabeza, sorprendido.Qu significa?El Tringulo de la Tierra... murmur Cassandra a modo de explicacin.Est claro que no es la primera vez que ves este objeto.

  • Lo confirm con un movimiento de cabeza. Su curiosidad se haba aguzado, de manera que no tarden tomar una decisin.

    Voy a Prince Street.No parece razonable replic enseguida Andrew. La expedicin podra resultar peligrosa. El

    tono de la carta es preocupante, y no puedo acompaarte ya que todava tengo que visitar a variospacientes.

    No soy una persona razonable. Y puedo defenderme sola, gracias.Claro, no lo pongo en duda... Andrew dio un suspiro desengaado, luego pregunt: Has

    visto alguna vez a Nicholas Ferguson?No, pero su padre me habl un poco de l. Es abogado en Birmingham, si no recuerdo mal. Segn

    lo escrito en la carta, no tardaremos en conocerlo, ya que debe ponerse en contacto conmigo.Cassandra se levant, decidida, y alarg la mano para coger un panecillo, pero el plato estaba

    vaco.Menudo glotn! grit con tono de reproche. Podras haberme dejado uno!No he comido nada desde esta maana se defendi Andrew, con la boca todava llena del

    ltimo dulce.La frente de Cassandra se frunci con una arruga de preocupacin.Trabajas demasiado, no dejo de repetrtelo; de hecho, pareces cansado. Me voy a Londres

    inmediatamente aadi despus de un silencio. Si lo deseas, te acerco con el coche.S, por favor.Andrew sigui a su amiga por el pasillo con resignacin, con la mirada perdida.

  • III

    Fundado en 1755, el venerable banco Russell era uno de los establecimientos financieros msprsperos de la City de Londres. Situado en King William Street, pareca un templo majestuoso de laantigedad, cuya monumental fachada mezclaba riqueza y prestigio. Dos columnas corintias coronadascon capiteles enmarcaban la entrada y sostenan un arquitrabe en el que apareca inscrito en inmensasletras Banco Russell. Debajo de los despachos en los que trabajaban los empleados se extenda unared de stanos repletos de lingotes de oro, billetes de banco, joyas y objetos de valor. Ms al sur, endireccin al Tmesis, haban creado otras salas que podan servir de reservas secretas y cuya existenciaera conocida nicamente por el director del Banco Russell. Este poda acceder a ellas por un pasajehbilmente disimulado en el revestimiento de su despacho. Una segunda salida, que desembocaba en unacasa cercana al ro, haba sido creada cuatro aos antes, pues el director no utilizaba esos stanos paraalmacenar las riquezas del banco, ni tampoco las de sus clientes: su primera funcin haba sido desviaday ahora funcionaban como centro neurlgico de unas actividades mucho menos honorables.

    En una de esas salas secretas, una pndola dio las dos de la tarde. El segundo golpe vibrintensamente bajo la bveda de la habitacin y reverber en las paredes revestidas con gruesascolgaduras de seda escarlata.

    En la superficie, la frentica actividad de la City estaba en su apogeo.Bajo tierra, el Crculo del Fnix estaba a punto de reunirse.Los participantes, unos quince hombres con el rostro oculto por un antifaz de terciopelo negro,

    esperaban al Comendador en silencio, sentados en torno a una larga mesa ovalada de madera preciosa.Solo las luces trmulas de algunas velas diseminadas por la habitacin los iluminaban. La penumbrareinaba en la sala, y unas gigantescas y aterradoras sombras bailaban en las paredes ensangrentadas. Unambiente tenso de expectativa pesaba en los miembros del Crculo. Todos presentan que en los prximosminutos se iban a anunciar unas noticias decisivas.

    Una puerta disimulada en la pared del fondo se abri con un chirrido ante un hombre de alta estaturay de compostura rgida, enfundado en un estricto redingote negro. Su rostro austero e inteligente, talladocon hachazos, estaba enmarcado por unas patillas canosas. Fro como el mrmol, fue a sentarse al finalde la mesa, mientras era saludado por unos respetuosos movimientos de cabeza. Su mscara dejabaentrever unos ojos de color gris metlico, vivos y penetrantes, que no perdan ningn detalle.

    Caballeros empez con una voz extraamente suave y dulce que contrastaba con la dureza de sufisionoma, nos hemos reunido hoy para evocar un punto de extrema importancia. Se trata del viejoproblema que nos plantea el magistrado de Westminster, sir George Kendall. No ignoran que se muestramuy poco cooperativo, a pesar de las incitaciones tan generosas que le hemos propuesto. Su honestidad ysu inflexible rechazo por dejarse corromper se han convertido en un obstculo para el futuro de nuestraorganizacin. Ya le ha perjudicado mucho al Crculo, y su existencia pone en peligro nuestra expansin.As que se ha tomado una decisin.

    El Comendador marc una pausa dramtica, juzgando severamente a sus tenientes, que lo mirabancon fijeza, aguantando la respiracin. Luego, venenoso como una cobra, silb:

    Mientras les hablo, caballeros, el futuro de sir George est siendo sellado. La dificultad, porconsiguiente, est superada.

    Un murmullo de aprobacin acogi sus palabras. Ese era el destino de los hombres que se atrevan asublevarse contra el Crculo del Fnix. Arthur Stanford, Robert Sullivan, Albert Matthews, JohnBrowning, Herbert Tyndall... Larga era la lista de los policas, magistrados o periodistas que haban

  • pagado su insumisin con la vida.Satisfecho con la reaccin de su auditorio, el Comendador se dedico a despachar los asuntos

    corrientes. El resto de la reunin sirvi para enumerar lo que se haba ganado con las actividadesfraudulentas del mes y hablar acerca de los proyectos en curso. Se distribuyeron sanciones y cumplidosen funcin de los resultados de cada uno, siendo la sancin la norma y el cumplido la excepcin.Finalmente, a las tres en punto, el Comendador se levant y clausur la reunin en tono solemne:

    Caballeros, se levanta la sesin.Esper a que los miembros del Crculo saliesen por la puerta opuesta para volver a su despacho en

    el seno del Banco Russell.Su gabinete, de aspecto severo e imponente, estaba perfectamente ordenado y ricamente amueblado:

    un monumental escritorio de cilindro de caoba, que contena muchos cajones dotados con cerradurassecretas, ocupaba el centro de la habitacin; varias sillas pesadas, tambin de caoba y con unos cojinesde terciopelo verde encima, estaban puestas enfrente; un crucifijo de marfil constitua la nica decoracinencima de la alta chimenea, construida siguiendo la moda antigua y en cuya repisa se vea un relojdorado.

    El Comendador se sent en su cmodo silln y ech un vistazo distrado a los cursos del da de laBolsa dejados en el escritorio por su secretaria. El tumulto del banco que llevaba quince aos dirigiendocon mano de hierro le llegaba con intermitencia, ahogado por las gruesas paredes. Deba presidir unconsejo de administracin unos veinte minutos ms tarde, lo que le dejaba algo de tiempo para pensar.

    Durante la reunin del Crculo, se abstuvo de citar un punto esencial ante sus tenientes. Este temaera de una importancia tan capital que estaba envuelto de misterio; solo se haba puesto al corriente aunos pocos elegidos.

    Se trataba de un proyecto de gran amplitud que, si daba resultados, le conferira a la organizacinuna riqueza y una influencia sin precedentes. La primera fase del plan estaba ejecutndose e iba por buencamino. Los espas del Comendador en Pars le proporcionaron valiosa informacin, y se elimin aThomas Ferguson. No obstante, antes de morir, este consigui mandar el primer Tringulo a una de susamigas, Cassandra Jamiston, y su hijo Nicholas posea el segundo. Estos Tringulos, indispensables parallevar a cabo el objetivo, deban recuperarse costara lo que costase. Los informadores del Crculo leperdieron la pista a Nicholas Ferguson poco despus de que saliera de Pars, pero ms tardeconsiguieron encontrar su rastro de nuevo. Su presa acababa de volver a Inglaterra y en esos momentos seesconda en Londres. Sera el primero en el punto de mira. Luego llegara el turno de la mujer.

    El Comendador dispona de varias ventajas. Era esencial utilizarlas correctamente: lo que estaba enjuego era crucial y no admita ningn error. La partida haba empezado, y todos los medios se pondranen marcha para ganarla.

    Sir George Kendall acababa de terminar sus audiencias. Al igual que todos los das, haba presidido

    el tribunal parte de la tarde. Los asuntos que haba juzgado no resultaron ser apasionantes: un robo detenderete cometido por un mendigo, un altercado entre dos borrachos, una estafa lamentable. Lo mstrivial del mundo.

    El magistrado de Westminster era un hombre profundamente ntegro. Juzgaba con toda equidad a losprocesados que comparecan ante l, interrogando a testigos y acusados con la misma imparcialidad. Decarcter desconfiado, exiga pruebas y testimonios oculares directos antes de condenar a alguien,negndose a fiarse de los rumores y de los chismes invocados por la pltora de abogados sin escrpulosque gangrenaban los pretorios londinenses. La clarividencia de sir George Kendall pocas veces fallaba, ytodos reconocan su probidad.

    De momento, volva a su casa para lavarse un poco y cambiarse. En efecto, por la noche, el

  • magistrado deba cenar en casa de unos amigos con su esposa Mary, quien haba salido de compras.Con la peluca en la mano, subi con pies pesados las escaleras que llevaban a sus apartamentos.

    Los escalones crujan siniestramente bajo sus zapatos, lo que siempre le pona de los nervios. Una vezllegado al rellano, gir hacia su dormitorio. Los criados estaban ocupados con sus tareas en la cocina ocon el servicio, y por lo tanto, se encontraba solo en la primera planta. Una corriente de aire glacialatraves el oscuro pasillo: las molestias de una casa orientada al norte que no conoca el calor del sol.Alguien no habra cerrado bien una ventana. No obstante, un inexplicable sentimiento de malestar leinvadi de repente.

    El magistrado empez a desabrochar su chaleco de seda, pero detuvo su gesto antes de haberterminado y se inmoviliz, tenso.

    Algo iba mal.No era angustia propiamente dicha. Solo una aprehensin punzante incrustada en todo su cuerpo.

    Detrs de l, la puerta chirri. Se dio rpidamente la vuelta y un destello plateado llam su atencin.Entonces tuvo la impresin de que un bloque de hielo caa en su pecho.

    Delante de l, tan inmvil como una estatua, se encontraba un muchacho. Un chico de rasgos finos ycon una gracia evanescente, de una belleza casi inhumana. Su color de pelo aumentaba la sensacin deirrealidad que emanaba de su persona: un cabello blanco como la nieve, en total contradiccin con surostro juvenil. Sir Kendall no poda apartar la mirada de ese ser extrao, dividido entre fascinacin yespanto.

    El muchacho tambin lo miraba fijamente con sus ojos de color gris azulado. Pareca situarse msall de cualquier sentimiento, de cualquier emocin. Ante semejante indiferencia, un estremecimientorecorri la espalda de sir Kendall, y unas gotas de sudor perlaron su frente. Dio un paso hacia atrs, y segolpe con el armario.

    Quin es usted? Qu quiere de m? pregunt sin conseguir reprimir el temblor de su voz.Era superior a sus fuerzas, no poda controlar su miedo. A lo largo de su carrera haba conocido a

    muchos delincuentes: asesinos, ladrones, estafadores, crpulas que no teman ni a Dios ni al diablo. Peroninguno consigui suscitar en su interior el incontrolable sentimiento de pnico que experimentaba en eseinstante.

    El muchacho de rostro angelical permaneca en silencio, contentndose con fijar la mirada en sudireccin, con sus ojos muertos.

    La sangre de sir Kendall se hel en sus venas. Un presentimiento funesto lo invadi, pero ya eratarde para reaccionar. Quiso gritar, pedir ayuda, pero su lengua pareca estar pegada a su paladar yningn sonido sali de su boca.

    De repente, dos puales de hojas afiladas brillaron en la oscuridad donde se encontraba el intruso.Sir George Kendall sinti cmo su corazn enloqueca.El tiempo pareci petrificarse... para luego acelerar cuando el muchacho se abalanz sobre l. El

    magistrado nunca vio a nadie moverse con tanta rapidez. Fue su ltimo pensamiento, pues con un golpeneto y preciso, uno de los puales se hundi en su corazn.

    La muerte fue instantnea. Con un ruido sordo, su cuerpo se desmoron en el suelo.El asesino de sir Kendall dio un paso hacia atrs y limpi cuidadosamente la hoja de su pual antes

    de enfundarla en su vaina de ncar. Meti el otro en su manga.El cadver yaca a sus pies, una masa informe y flccida cuya sangre casi negra se derramaba en el

    parqu encerado. Con un gesto mecnico, el asesino sac una perla y un rub de una pequea bolsa y losdej en la palma an caliente del magistrado.

    El da no haba terminado. Todava le quedaba un trabajo por realizar.Ahora tena que dirigirse a Prince Street.

  • Ya era de noche cuando Cassandra lleg all. Aunque unas farolas la alumbraban a intervalos

    regulares, la calle estaba sumida en una oscura niebla. La mujer baj rpidamente del coche y orden asu cochero que la esperase. Con el fin de encontrarse ms cmoda en sus movimientos, se alis elcabello y lo recogi hacia atrs en una pesada trenza sujetada por varios lazos de seda entrelazados, y denuevo se visti con ropa masculina, mucho ms confortable y prctica que un miriaque.

    Thomas Ferguson no mencion una direccin concreta en su carta, pero Cassandra saba, por haberido alguna vez, que la casa que le interesaba estaba en el nmero 10 de Prince Street. En dos zancadas,lleg a la cancela de hierro forjado en la entrada del domicilio.

    La casa era un edificio de ladrillos rojos de apariencia trivial, rodeada por un pequeo jardn, ycuyas persianas delanteras estaban cerradas. Cassandra tuvo que empujar la cancela oxidada con todo elpeso de su cuerpo para abrirla. El jardn, abandonado, ofreca un triste espectculo. El csped estabacubierto de hojas muertas, y los parterres de flores se estaban pudriendo, al igual que los rosalestrepadores que antao adornaban la fachada.

    Cassandra se acerc a la puerta de entrada y llam varias veces con el aldabn. Nadie contest. Nose sorprendi: que ella supiera, nadie viva en aquella casa desde haca aos, desde que ThomasFerguson, entonces profesor de Historia en la Universidad de Londres, recibi una herencia y abandonsu trabajo para recorrer el mundo en busca de aquello que lo obsesionaba.

    Cassandra empuj la puerta y, asombrosamente, el batiente cedi sin dificultad. Frunci el ceo aldarse cuenta de que la cerradura haba sido forzada.

    Parece ser que no soy la primera en venir aqu en ausencia del dueo murmur mientras tentabala pistola escondida debajo de su abrigo de terciopelo negro.

    Alzando delante de ella una lmpara que cogi por precaucin, Cassandra penetr en un corredorsumido en una densa oscuridad. Dio unos pasos, luego se qued inmvil y aguz el odo, al acecho decualquier ruido sospechoso. La casa pareca estar tranquila, pero Cassandra saba por experiencia queera arriesgado fiarse de las apariencias cuando una se colaba durante la noche en una casa que no leperteneca.

    Recorri la planta baja sin encontrar ni un alma. El suelo de las habitaciones estaba cubierto por unaespesa capa de polvo, y se haban formado telaraas en los ngulos de los techos. Mucho msinquietantes eran los rastros de allanamiento que se vean en todas partes: las sbanas blancas quecubran los muebles haban sido arrancadas, los sillones volcados y destrozados, los cajones de losescritorios tirados por el suelo, trozos enteros de empapelado despegados de las paredes, los ladrillos delos mantos de las chimeneas desempotrados, los listones de parqu hundidos... La casa haba sido objetode un registro en toda regla, minucioso y sistemtico; ni un centmetro cuadrado pareca haber escapado ala mirada inquisidora de los intrusos, probablemente los mismos que haban forzado la puerta de entrada.

    A diferencia de los desconocidos, la casa en s no interesaba a Cassandra. Por esta razn, renuncia explorar las dems plantas, y se dirigi directamente hacia el fondo del edificio para llegar al jardn, enla parte trasera, cercado por un alto muro en el que se abra una puerta metlica. La puerta, quecuriosamente no estaba cerrada con llave, emiti un gemido indignado cuando Cassandra la franque. Lamujer cruz un camino de grava, un bosquecillo de rboles esquelticos, y se encontr en un pequeocementerio. La maciza silueta de una iglesia se recortaba en el cielo de tinta, y brumas de plata sedeslizaban entre las tumbas que descansaban apaciblemente a la luz de la luna, sombras fantasmagricassurgidas de la nada.

    A travs de los torbellinos y remolinos de la niebla, Cassandra se orient sin vacilar hacia la parteoriental del cementerio y se detuvo delante de la tumba de Charlotte Ferguson, la esposa de Thomas,fallecida veinte aos atrs. Ah, Cassandra se sobresalt. La estela de mrmol que llevaba el epitafio,

  • objetivo de su expedicin, yaca en el suelo, quebrada en mil pedazos. Llegaba tarde: alguien se habaanticipado.

    Contrariada, Cassandra estaba a punto de irse cuando divis de reojo un fugaz movimiento. Unasilueta se situ subrepticiamente detrs de ella.

    Con todos los sentidos alerta, Cassandra sac su arma y se dirigi con paso furtivo hacia el lugar enel que la sombra haba desaparecido. En un relmpago, brill una pistola en la sien de Cassandra; con elotro brazo, su agresor la aprisionaba con vigor. Sorprendida, solt la lmpara, que rod en la hierbahmeda.

    Tire tambin el arma susurr una voz masculina llena de hostilidad.Cassandra obedeci. Su adversario no pareca estar para bromas.Quin es usted? pregunt en tono seco el desconocido.Ante la situacin, pens que era intil mentir.Me llamo Cassandra Jamiston.La reaccin fue inmediata.De verdad? Es usted la famosa Miss Jamiston? se sorprendi el hombre en tono mucho ms

    clido.Relaj la presin con su brazo y dej de amenazar a Cassandra con el arma. Una vez liberada, esta

    se gir vivamente hacia su agresor. El desconocido se quedo mirndola, fuertemente asentado sobre suspiernas, con los brazos cruzados.

    Soy Nicholas Ferguson. Mi padre me habl de usted.

  • IV

    Al ser la noche glacial y, por lo tanto, poco propicia a charlar al aire libre, Cassandra y NicholasFerguson volvieron a la casa y se instalaron en los vestigios del saln. Nicholas quit el polvo de loscojines de un sof con el dorso de la mano, creando as una impresionante nube, y encendi algunaslmparas que los malhechores haban dejado intactas, de manera que Cassandra por fin pudo ver surostro, hasta entonces sumido en la penumbra.

    A pesar de su ropa sucia y arrugada, el hijo de Thomas Ferguson era un hombre bastante seductor.Una constitucin gil y musculosa, un rostro enrgico escondido tras una barba de dos das, una pieldorada, unos profundos ojos negros, el pelo negro tambin. Sin lugar a dudas, Nicholas era un individuodado a la accin. Desprenda una seguridad indiscutible, lo cual no disgustaba a Cassandra.

    De momento, l la observaba con una mezcla de curiosidad e irritacin.Siento haberla recibido de manera tan brutal, Miss Jamiston se disculp, pero tengo serios

    motivos para pensar que quieren matarme. Se habr dado cuenta de que no he abierto las persianas: senos alcanzara fcilmente si un asesino estuviera escondido fuera. Por otro lado, quiero decirle que notiene en absoluto derecho a estar aqu. La prxima vez, tendr la amabilidad de avisar antes de entrar enmi casa sin permiso. Podra haberla matado.

    Cassandra ignor el reproche y pregunt:Por qu cree que quieren matarle?El rostro de Nicholas se oscureci. Sus manos se crisparon bajo el efecto de la ira.Claro, an no lo sabe. Mi padre fue asesinado en Pars hace tres das... Asist a su agona.Cassandra se estremeci.Lo siento murmur, sin saber qu ms decir ante la brutalidad con la que Ferguson anunciaba la

    muerte de su padre.Los dos permanecieron en silencio un largo rato. La duda se apoderaba de Nicholas: acaso poda

    tomar en serio a esa mujer de frgil aspecto? Nunca habra imaginado que fuese tan encantadora... aunquesus gustos para vestir, un poco inslitos, dejaban que desear. Pero su belleza la desacreditaba. A ojos deNicholas, Cassandra Jamiston no pareca ser la aliada ideal para lanzarse a una peligrosa aventura.

    La interesada fue la primera en romper el silencio:Quin est detrs de ese crimen?De momento lo ignoro, pero no tardar en descubrirlo declar Nicholas en tono amenazante.

    Sin embargo, conozco los motivos por los que asesinaron a mi padre, aunque prefiero no hablar de elloaqu. Las paredes oyen.

    Instintivamente, Cassandra baj la voz.Supongo que tiene que ver con los Tringulos?S que mi padre le mand uno antes de morir. Este gesto es muestra de una gran confianza por su

    parte...Pronunci la ltima frase con aire incrdulo, con su negra mirada clavada en Cassandra.

    Exasperada, esta cambi de tema.As que llega de Pars. Cmo consigui volver a Inglaterra sano y salvo?Fui muy prudente. Procur que no me siguieran.Pero por qu volver a esta casa? Sus enemigos podran haberle esperado aqu.Era un riesgo que tena que correr. Tena que recuperar algo aqu sin falta.El objeto escondido en la estela funeraria de su madre? cuchiche Cassandra, cuyo corazn se

    aceler bajo los efectos de la excitacin. En la carta adjunta al Tringulo, su padre tambin me

  • encargaba que lo recuperase.Ya veo, multiplic las precauciones murmur Nicholas positivamente. De repente, frunci el

    ceo y dijo. Esconder ese objeto en la tumba de mi madre, qu falta de respeto hacia ella! Acaso nopoda dejarlo seguro en la caja fuerte de un banco, como hubiese hecho cualquier individuo en suscabales, en vez de elegir ese morboso escondite?

    Pensaba honrar a su mujer al confiarle el Sol de oro, su bien ms preciado explic Cassandracon dulzura. De alguna manera le renda homenaje...

    Nicholas no pareca estar convencido, pero de momento se trag sus quejas filiales y se concentren la informacin que le acababa de dar Cassandra.

    El Sol de oro, este es el nombre de este objeto... Est mejor informada que yo, Miss Jamiston.Tendr que contarme cmo conoci a mi padre. Se levant del sof y abarc la habitacin con unamirada en derredor. Han saqueado la casa desde el stano hasta el desvn. No creo equivocarme sidigo que los hombres que lo han hecho tambin buscaban este famoso Sol.

    Cassandra pens un momento. Este asunto pareca ms peligroso de lo que pens en un primermomento. Nicholas la observaba, con una sonrisa indescifrable en los labios. Tom una decisin.

    No puede quedarse aqu. Lo ms razonable sera que se instalase en mi casa hasta que seresuelvan esos misterios. Tengo una casa solariega en Surrey, muy cerca de Londres. Quienquiera quesea el enemigo con el que nos enfrentamos, lo mejor ser unir nuestras fuerzas.

    Se abstuvo de aadir que tambin deseaba vigilar a Nicholas, y sobre todo tener al alcance de lamano las reliquias que posea, temiendo que se volatilizasen con su dueo. Este pareci sorprenderse consu oferta.

    Estas palabras suenan de manera extraa en su boca. Pensaba que era ms individualista.Lo soy, en efecto, pero hay que saber adaptarse a las circunstancias. Parecen lo suficientemente

    graves como para no respetar mi sacrosanta independencia. Por lo dems, seor Ferguson, estar msseguro en mi casa que aqu solo.

    Nicholas irrumpi en risa.Oh, no se preocupe, soy totalmente capaz de defenderme solo, no necesito ningn guardaespaldas

    replic con una pizca de condescendencia que disgust a Cassandra. Pero ser un placer seguir auna mujer tan encantadora como usted hasta el fin del mundo. Adems, tampoco tengo mucha eleccin, yaque posee uno de los Tringulos! Otra cosa: puede llamarme por mi nombre. Quizs tengamos que pasarmucho tiempo juntos prximamente.

    Cassandra dud un segundo, ms sorprendida que escandalizada.Es usted muy directo, Nicholas.En este punto, querida, creo que nos parecemos.Desconcertada, Cassandra empez a lamentar el hecho de haber invitado a este personaje

    desvergonzado a su casa. Qu diablos iba a hacer con l?

    En la casa solariega Jamiston, Andrew Ward recorra el saln de un lado a otro. Estaba que noviva. Cassandra an no haba vuelto de Londres y este retraso le preocupaba. Todo ese asunto le dabamala espina. Lament no haber ido directamente a recoger a su amiga en Prince Street despus deltrabajo, pero de todos modos a ella no le habra gustado demasiado la nobleza de tal iniciativa.

    Le haba acompaado su hermana Megan. Sentada en el sof, su largo pelo de color caoba, que serizaba de forma natural, caa enmarcando su rostro an infantil, contrariamente a la moda, segn la cualhaba que echarlo hacia atrs, con unos tirabuzones por encima de las orejas. La muchacha intentabadesesperadamente darle un aspecto presentable a una labor de bordado empezada haca ya varios meses.Poco dotada para este tipo de tareas y absolutamente desprovista de paciencia, termin por tirarlo al

  • suelo, harta.Nunca lo conseguir! grit con irritacin. Es grotesco! Por qu se les obliga a las mujeres

    a tener unas actividades tan estpidas? Quisiera ser enfermera como Florence Nightingale aadi conaire exttico. Cuidar de los enfermos y los heridos en los campos de batalla es mucho ms gratificanteque bordar!

    Pero si te desmayas a la vista de una gota de sangre, no te imagino en ese papel! se burlAndrew, quien interrumpi un instante sus vaivenes.

    Entonces podra ser la nueva Mary Wollstonecraft persisti Megan, y luchar por la igualdadentre hombres y mujeres.

    Mir de reojo a su hermano, esperando su reaccin, pero este se haba sumido de nuevo en suspensamientos y ya no le haca ni el menor caso. Esta visin termin de exasperarla.

    No te preocupes tanto, eres ridculo! Cassandra no necesita que la lleves de la mano, se lasapaa muy bien sin ti!

    Andrew adoraba a su hermana, pero en algunos momentos tena unas ganas poco caritativas de darleun pellizco para que se callase.

    sa no es la cuestin.De repente Megan se tranquiliz, y prosigui con voz ms suave:Sabes lo que pienso, verdad? Arruinas tu vida por una mujer que no se lo merece. Se levant

    en un murmullo de popelina de color malva y se plant delante de l. Quiero que seas feliz.Pero si lo soy, Megan. Te imaginas cosas.Mientes dijo con voz grave. Mientras esperes algo de Cassandra, no podrs serlo. Y nunca te

    dar lo que esperas de ella. Simplemente porque no es capaz de ello.Pronunci estas ltimas palabras en un tono lleno de tristeza. Esa situacin la afliga profundamente.Andrew se acerc a ella sonriendo y la abraz.No te preocupes. Ya hemos tenido esta conversacin cientos de veces. Ya soy lo suficiente mayor

    como para saber lo que es bueno para m, y t, eres demasiado joven para entrometerte en mi vidasentimental.

    Megan se liber, furiosa de nuevo.Por qu no quieres tomarme en serio? Puede que solo tenga diecisiete aos, pero veo las cosas

    tal como son, lo que no es tu caso ni mucho menos!Durante un instante, se enfrentaron con la mirada.Y t, por qu te empeas en acompaarme si odias a Cassandra? se enfurru el mdico,

    excedido.Sabes muy bien por qu vengo aqu replic Megan, con una mueca en la cara. Por la

    biblioteca, por supuesto! No conozco a nadie que posea tantos libros como Cassandra!Andrew iba a contestar cuando le interrumpi la llegada de la mujer. Sinti un gran alivio al verla,

    pero no dur mucho. En efecto, la acompaaba un hombre. Un hombre seductor, desgraciadamente. Yarrogante, adems. Ya miraba a Cassandra con un instinto de dueo, o por lo menos esa fue la impresinque le dio.

    Andrew, Megan, qu hacis aqu? exclam Cassandra cuando repar en su presencia.El interesado alz la mirada al techo.Por muy sorprendente que te parezca, estbamos preocupados por ti.No quiero que me metan en este "nosotros" le cort Megan con vehemencia.Qu muchacha ms agradable! intervino Nicholas sin intentar disimular la irona de sus

    palabras.Recordando su educacin, Megan se sonroj y se call.

  • Cassandra, imperturbable, los present a todos.Nicholas, le presento a mi amigo el mdico Andrew Ward, y a su hermana menor Megan.

    Andrew, Megan, este es Nicholas Ferguson.Andrew not una pizca de celos atravesarle el corazn. Ya le llamaba por su nombre de pila! Era

    el colmo! Su hermana le observaba de reojo y pareci adivinar sus pensamientos.Nicholas salud a Andrew, se inclin ante Megan y luego se gir hacia su anfitriona.Antes de empezar con las cosas serias, me podra asear un poco? Lo necesito.Por supuesto, sgame.Menudo presumido! mascull Andrew entre dientes en cuanto salieron de la habitacin.Megan no pareca tener la misma opinin.Eres injusto. Es muy atractivo.Ya, en efecto, me he dado cuenta de que no te dejaba indiferente solt su hermano, spero.No veo en absoluto de qu quieres hablar replic, fingiendo hbilmente la dignidad ultrajada.

    En vista de la hora tarda, se decidi que Andrew y Megan se quedaran a dormir en la casa

    solariega. No obstante, deseosos de escuchar las explicaciones de Nicholas Ferguson, los Ward notenan ningunas ganas de irse a dormir. Sobre todo Megan, a quien su hermano haba relatado la llegadadel extrao paquete venido de Pars, estaba impaciente por enterarse de todo. Su brillante imaginacin yale haba dejado entrever una larga serie de peligrosas y novelescas aventuras al trmino de las cuales,naturalmente, se encontrara un tesoro fabuloso...

    As pues, se sentaron todos en el saln grande, cerca de la lumbre que ocupaba la inmensa chimeneade madera tallada, y un sirviente de pie les ofreci vino caliente en unos vasitos de plata. Cuando sali elcriado, Nicholas, recin afeitado y vestido de limpio, empez su relato.

    Hasta que tuve once aos, viv en Londres con mis padres en la casa del nmero 10 de PrinceStreet. Luego falleci mi madre, y me criaron mis tos en Birmingham, pues mi padre era totalmenteincapaz de cuidar de un nio. Durante mi adolescencia, lo vea en raras ocasiones, puesto que viajabamucho; as que l y yo nunca tuvimos una relacin cercana. A decir verdad, haca aos que no recibanoticias suyas. Por eso me qued estupefacto cuando, hace ms o menos una semana, recib una carta suyapidindome que me reuniera con l urgentemente en Francia. A pesar de nuestra tensa relacin, el tono desu misiva me incit a obedecerle enseguida. Pareca estar aterrado, lo que era extrao en l. Por lo tantome dirig a Pars cuanto antes, pero dado que tard en recibir la carta, llegu demasiado tarde. Mi padreya estaba agonizando, sumido en una inconsciencia de la que nunca despert. Estoy convencido de que leenvenenaron, aunque los sntomas fueran los de una fuerte fiebre. La coincidencia sera demasiadoextraa...

    Al or tales palabras, Andrew y Megan se sobresaltaron.Muerto... murmur la adolescente, un poco plida. Es espantoso...S confirm Nicholas con voz dura. Asesinado.Un largo silencio sigui aquella terrible revelacin.Prosiga acuci Cassandra.Justo despus de que muriera mi padre, un notario parisino me entreg de su parte una segunda

    carta y un paquete que contena un Tringulo de plata.Qu deca su padre en la carta? La sigue teniendo?Nicholas neg con la cabeza.No, la destru, segn su voluntad. Pero de todos modos el contenido de la misiva era poco

    coherente. Cuando la escribi, ya deba de temer por su vida, con razn, desafortunadamente, tal como lo

  • confirmaron luego los acontecimientos. Por lo visto mi pobre padre actu precipitadamente. No obstante,de lo que estoy seguro es que se refera a esto...

    Sac de su bolsillo un objeto de forma circular que coloc en el velador, delante de los sillones.El Sol de oro anunci con voz solemne. Lo he recuperado en la tumba de mi madre, donde lo

    escondi mi padre...Cassandra se inclin hacia la mesa y cogi con precaucin el objeto que brillaba suavemente a la

    luz de la lumbre y de las lmparas de gas. Sostena entre sus dedos un disco de oro fino en el que seabran cuatro cavidades de forma triangular.

    Hay algo escrito en el reverso solt Megan con voz vibrante de excitacin.Cassandra le dio la vuelta al disco. Una serpiente que se morda la cola estaba grabada en el

    contorno, y en el centro del crculo que formaba, la divisa Omnia ab uno circundaba un tringulo devrtice inferior y encima de cuya base se encontraba una cruz.

    Un ouroboros murmur Cassandra. Omnia ab uno, Todo en uno. Y el smbolo de laObra terminada...

    Ha dicho la Obra? Nicholas la miraba con intensidad. Sabe de qu se trata? insisti,intentando en vano disimular su impaciencia.

    Solo s lo que su padre me habl acerca del tema durante el breve periodo en el que estuvimos encontacto.

    Con el dedo, Cassandra sigui el trazado de la serpiente en el oro fro del disco.Esta serpiente que se muerde la cola es el ouroboros, el antiguo smbolo empleado por los

    griegos para simbolizar el principio de la unidad de la Materia. Segn esa ley, la Materia es nica, peropuede tomar diversas formas y, bajo estas nuevas formas, combinarse consigo misma y producir nuevoscuerpos indefinidamente. As pues, todas las cosas de la tierra vienen de esta Materia Prima. Tambin eslo que significa la divisa Omnia ab uno...

    Todo esto resulta muy interesante cort Megan en tono bastante descarado, pero en qu noses til?

    Con una hilaridad contenida, Nicholas pens que Andrew tendra que llamar a su hermana al orden.La misin pareca ser una hazaa. Por su parte, se alegraba de que no fuera problema suyo.

    En efecto, la reaccin de Andrew no se hizo esperar.Megan grit escandalizado, tu insolencia me avergenza!No importa lo interrumpi Cassandra. Para contestar a tu pregunta, aadi girndose hacia

    Megan como si no hubiera pasado nada, la unidad de la Materia es el postulado fundamental de laalquimia, en la medida en que es la que permite la transmutacin de los metales.

    Su auditorio se qued silencioso, dudando entre estupefaccin e incredulidad. Nicholas fue elprimero en retomar la palabra.

    La alquimia? El arte de cambiar los metales en oro?Roger Bacon la defina precisamente como la ciencia que ensea a preparar cierta medicina o

    elixir, el cual, al ser proyectado en unos metales imperfectos, les comunica la perfeccin en el mismomomento de la proyeccin.

    Roger Bacon? repiti Megan, un poco perdida.Un famoso alquimista ingls que vivi en el siglo XVIII.Nicholas se inclin sobre ella, con la mirada inquisidora, como si acabara de entender lo que los

    ltimos acontecimientos ponan en juego.Habla en serio, Cassandra?Naturalmente contest con una pizca de irritacin. Observe el disco: el tringulo del vrtice

    inferior cuya base es coronada por una cruz que simboliza la realizacin de la Gran Obra, dicho de otra

  • manera, la obtencin de la piedra filosofal. La leyenda cuenta que esta piedra tena la propiedad detransmutar los metales ordinarios en oro; luego, los alquimistas le reconocieron otros poderes: producirpiedras preciosas, diamantes, curar todas las enfermedades o tambin prolongar la vida humana ms allde los lmites ordinarios...

    Andrew, encarnacin misma del escepticismo, frunca el ceo, perplejo.La piedra filosofal, cada vez mejor...Nicholas pareca igual de desconcertado, pero tambin, sorprendentemente, un poco entristecido.Esto es lo que buscaba mi padre dijo en voz muy baja, esto es por lo que dej a su familia y

    a sus amigos... una quimera... una quimera seductora, es cierto, pero una quimera de todos modos... Pareci esforzarse interiormente y alz la cabeza hacia Cassandra. Qu ms le revel?

    Me explic las bases de la teora alqumica: la unidad de la materia de la que acabo de hablarles,los tres principios, los cuatro elementos. La Materia Prima se diferencia primero en Azufre y Mercurio, yal unirse estos dos principios en diversas proporciones forman todos los cuerpos. Algunos alquimistasaadieron un tercer principio, la Sal, que sirve de medio de unin entre el Azufre y el Mercurio. Estostres principios no designan los cuerpos qumicos del mismo nombre, sino algunas cualidades de lamateria, como la maleabilidad o la combustibilidad. Solo son abstracciones que sirven para definir unconjunto de propiedades. Lo entienden?

    Cassandra se interrumpi para juzgar a los Ward y a Nicholas, que la escuchaban con una estudiosaatencin. Satisfecha, retom su exposicin.

    El ltimo fundamento de la doctrina alqumica es la teora de los cuatro elementos, otetrasomia, inspirada en Platn y Aristteles. Los alquimistas distinguen dos elementos visibles, laTierra y el Agua, que encierran en su seno dos elementos invisibles, el Fuego y el Aire. Es menestersaber que, al contrario del Azufre y el Mercurio, los cuatro elementos no designan en alquimia lasrealidades concretas de las que llevan los nombres, sino los diferentes estados por los que la materia sepresenta ante nosotros. El Agua representa el estado lquido, la Tierra el estado slido, el Aire el estadogaseoso, el Fuego un estado gaseoso muy sutil, llamado energa o plasma, igual que un gas dilatadopor el calor.

    En resumen, los cuatro elementos y los dos principios representan casi las mismas modificacionesen la Materia prima, destinados a componer el resto de los cuerpos. Pero, mientras que el Azufre y elMercurio designan unas cualidades metlicas y se reservan ms especialmente a los metales y a losminerales, los cuatro elementos son unos principios vlidos para todos los cuerpos. Cada sustanciaespecfica resulta de la combinacin de los cuatro elementos de base, en unas proporciones variables.Por lo tanto, se puede imaginar fcilmente la transformacin de una sustancia en otra: basta con modificarpor suma o resta las proporciones de los diferentes elementos y de sus respectivas cualidades. Todo estolleva a decir que durante el proceso de fabricacin de la piedra filosofal, llamada Gran Obra, elalquimista no crea nada; solo se contenta con modificar la materia, cambiar su forma.

    Cassandra se call. Cruz su mirada con la de Nicholas, que la contemplaba con un nuevo respeto.Empiezo a entender por qu mi padre decidi confiar en usted dijo con una pizca de

    admiracin. Una materia universal, tres principios, cuatro elementos. As que esta es la clave delmisterio que lo obsesionaba.

    Con el riesgo de parecer impertinente una vez ms pregon Megan, sigue resultndomebastante confuso el vnculo entre este bonito discurso y el asunto que nos preocupa.

    Andrew alz la vista al techo con un suspiro de exasperacin.Lo voy a aclarar contest Cassandra, con una paciencia anglica poco habitual en ella. En

    alquimia, los cuatro elementos se simbolizan por unos tringulos: el Aire por un tringulo de vrticesuperior, atravesado por una lnea paralela en su base; el Agua por un tringulo de vrtice inferior, el

  • Fuego por un tringulo de vrtice superior y la Tierra por un tringulo de vrtice inferior atravesado porla lnea paralela en su base. La estrella de seis puntas, o Sello de Salomn, resume los smbolos de loscuatros elementos y simboliza su unin en el seno de la piedra filosofal.

    Se levant para ir a buscar unos papeles en un escritorio y garabate rpidamente en una hoja enblanco los smbolos que acababa de evocar.

    Esto es...

    Deduzco que poseo el Tringulo del Aire declar entonces Nicholas al extraer del bolsillo de

    su chaleco de franela un tringulo plateado parecido al de Cassandra. Lo atraviesa una lnea paralelaen su base, y para evitar cualquier confusin con el Tringulo de la Tierra, se grab un ave simblica enel ngulo inferior derecho. Esto es lo que contena el paquete que me leg mi padre. En su carta me decaque iba a entregar un segundo Tringulo a una persona de confianza en Inglaterra, Miss CassandraJamiston. En cuanto llegara a Londres, pensaba ir a verla, pero usted me encontr primero. QuTringulo tiene usted?

    El de la Tierra contest Cassandra al sacarlo de una bolsa de seda colgada de su cuello.Pondra la mano en el fuego a que estos Tringulos encajan a la perfeccin en las cavidades del Sol deoro.

    Acompaando el gesto con la palabra, introdujo el Tringulo en uno de los receptculos. Se insertfcilmente con un ligero chasquido.

    Miren prosigui, con los ojos brillantes, estas cerraduras en el centro del disco... estoysegura de que el conjunto se cre para encajar en otro elemento.

    As que sera una especie de llave? Pero qu abre? se apresur a preguntar Megan.Me parece un poco simple razonar de esta manera, Cassandra intent Andrew, con aire

    abrumado.Esta le ech una mirada grave, luego volvi a centrar su atencin en Megan.Ese es el quid de la cuestin. Quizs un lugar que esconde la piedra filosofal...Un silencio pensativo recibi estas ltimas palabras.Por lgica, podemos suponer que los Tringulos del Agua y del Fuego siguen por descubrir

    retom Nicholas tras unos instantes de reflexin. Probablemente mi padre pensaba contarme msacerca del tema en Pars, pero no le dejaron tiempo... An ignoro cmo voy a proceder, pero piensoproseguir su bsqueda y, de paso, desenmascarar a sus asesinos.

    Andrew lo mir fijamente con estupefaccin.No puede creer en serio esta historia de la piedra filosofal! Una piedra que permite convertir

    los metales en oro y adquirir la inmortalidad? Es grotesco, por Dios!

  • Nicholas se encogi de hombros.Admito que esta historia parece inverosmil, y no le obligar en ningn momento a que se la crea.

    No obstante, me he visto implicado contra mi voluntad, y ahora no me queda ms remedio que gestionarlos acontecimientos a medida que vayan sucediendo. Adems, algunas personas parecen ser lo suficienteinocentes para creer en la existencia de esa piedra, ya que estn dispuestas a matar para conseguirla. Sinduda, la explicacin es rocambolesca, pero de momento no veo ninguna mejor. Sin embargo, estoyabierto a cualquier sugerencia aadi con tono burln, clavando su mirada en la de Andrew.

    Los ojos de Andrew brillaron. Iba a replicar de manera bastante descorts cuando Cassandra, quehaba permanecido sumida en sus pensamientos durante este intercambio, dijo en perjuicio de su amigo:

    Me gustara ayudarle, Nicholas. Ahora, yo tambin estoy comprometida con este asunto, y podraser divertido. Adems, veo que no tiene ni la menor intencin de llamar a la polica. Sabia decisin...

    No es un juego, Cassandra! cort Andrew, ofuscado. Esta gente es muy peligrosa, ya hanmatado y no durarn en volver a hacerlo! Dios sabe de qu son capaces para alcanzar su objetivo! Alcontrario, hay que avisar a las autoridades... Megan, qu haces?

    Totalmente indiferente a estos avisos, su hermana se haba levantado, presa de un entusiasmorebosante.

    Voy a investigar en la biblioteca. Cassandra, probablemente tengas libros sobre alquimia. Quizsencontremos informacin til.

    Cassandra y Nicholas sonrieron, divertidos por la exaltacin juvenil de la muchacha. En cambio, suhermano la mir con aire reprobador.

    No esperes participar en este asunto, Megan.Enseguida una mueca enfurruada se dibuj en el rostro de la adolescente. Nicholas se apresur a

    intervenir a su favor.No corre mucho peligro investigando un poco. Y de todas maneras, lo quiera o no, su sola

    presencia aqu ya la ha implicado en esta aventura.Megan ech una mirada agradecida a su salvador. Andrew cedi a su pesar, lamentando

    profundamente haber trado a su hermana con l a la casa solariega.Probablemente lleve razn reconoci con la boca chica.Temiendo que su hermano cambiara de opinin, Megan se precipit hacia la biblioteca, y Cassandra

    se levant para seguirla.Una vez a solas en el saln, Andrew y Nicholas se enfrentaron con la mirada.No avisar a la polica porque Cassandra no desea que lo haga declar Andrew con tono rido

    , pero me sorprende que usted no la llame. Al fin y al cabo, su padre fue vctima de un asesinato...Siendo usted abogado, su conducta me sorprende!

    Nicholas le dirigi una sonrisa socarrona y se levant a su vez. No obstante, antes de salir de lahabitacin, solt:

    Est claro que an no conoce toda mi vida, amigo...

  • V

    Acababan de dar las ocho de la maana. Las estrellas vacilaban en el cielo helado mientras unaclaridad de aurora enrojeca el oriente. En la casa solariega Jamiston, Cassandra y sus comensales yaestaban sentados alrededor del desayuno; la excitacin haba acortado su sueo.

    Sumida en una imponente Historia de la alquimia, Megan se contentaba con picotear algunas migasde tostada sin levantar la cabeza de su libro ni un segundo. La bsqueda en la biblioteca de Cassandra sehaba revelado fructfera: haba vuelto al saln con los brazos cargados con pesados volmenes en losque enseguida se haba sumergido. Pero aunque pasara horas hojeando febrilmente los libros con laesperanza de descubrir indicios, en ninguna parte se mencionaba la existencia del Sol de oro o de losTringulos de plata.

    No encuentro nada suspir, desanimada, dejando un libro en la mesa. Ninguna alusinsusceptible de ayudarnos...

    Cassandra lament que Julian an no hubiera llegado: la erudicin de lord Ashcroft era tan colosalque seguramente habra podido informarles ms.

    Anoche dijo que quera seguir la bsqueda de su padre solt Andrew a Nicholas en tono unpoco crispado. Cmo piensa hacerlo?, tiene pistas?

    En su carta, mi padre deca que una vez en Londres dolem me guiara. Por desgracia, no s loque entenda con eso pues ignoro absolutamente lo que puede ser un dolem, y, como ya le dije, lamisiva no era muy clara.

    Un dolem? repiti Cassandra, perpleja. No sera ms bien golem?Nicholas sacudi la cabeza.No, escribi dolem, estoy seguro de ello.No dolem, clam de repente Megan, con los ojos brillantes, sino Dolem, con mayscula!As que Dolem sera una persona? dijo Nicholas, sorprendido de que la informacin viniera

    de esa adolescente disparatada.Exactamente, es una vidente famosa! dijo con jbilo la muchacha, triunfante.Y cmo sabes eso? inquiri Andrew, estupefacto.A travs de Grace.Quin?Grace Kent, esa chica estpida a la que me obligas a ver porque su hermano sera un excelente

    partido para m!Oh, ya veo, s.Grace es una apasionada de ocultismo, le encanta hacer guija y hablar con los muertos. O por lo

    menos intenta hablar con los muertos. No creo que lo haya conseguido nunca.Dios mo la interrumpi su hermano con tono ofuscado, nunca me lo habas contado!Grace admira mucho a Dolem prosigui Megan sin inmutarse. Me dijo que era una vidente

    de renombre, a quien consulta gente de las altas esferas, sobre todo hombres polticos. Dicen que suspoderes son fascinantes.

    Y esta mujer es la que supuestamente nos va a apoyar observ Nicholas, pensativo.Una vidente para guiarnos mascull Andrew con aire escptico. Y por qu no un conejo

    blanco? Venga, este asunto no tiene ni pies ni cabeza, sean razonables.Nicholas se levant bruscamente y alej su silla con un movimiento seco.Mi padre tendra motivos para orientarnos hacia ella. Lo mejor sera hacerle una visita cuanto

  • antes. No debera ser muy difcil encontrar su direccin.Cassandra asinti, impresionada a su pesar por la seguridad de Ferguson.Lleva razn. Adems, de momento es nuestra nica pista. Sigmosla, y veamos adnde nos lleva.

    Existe tanto peligro que debemos darnos prisa.

    Al principio de la tarde, Cassandra, Nicholas y Andrew se vieron delante de la residencia de Dolemen Berkeley Square. Tal como lo haba previsto Nicholas, conseguir su direccin no fue nadacomplicado. Aunque Megan, devorada por la curiosidad, expresase el vivo deseo de acompaarlos, suhermano prefiri dejarla en la medida de lo posible fuera de un asunto que podra ser arriesgado. Por suparte, Andrew segua considerando esa bsqueda como una locura, pero preferira morir antes que dejara Cassandra a solas con ese intrigante de Nicholas Ferguson. Para poder acompaarlos, incluso tuvo queanular varias consultas, lo que hasta entonces nunca le haba pasado.

    La casa de Dolem era un imponente edificio de tres plantas, dotado con una austera fachadageorgiana. Una carroza con escudos de armas que representaban dos leopardos de plata en un fondo decolor azul rey estaba aparcada delante de la entrada. En el momento en que Cassandra, Nicholas yAndrew llegaron, un distinguido hombre de perfil aguileo sali de la residencia, con un bastn en lamano, y se subi al coche, que se movi lentamente despus de que el cochero, sentado en una fundabrillante, hubiese azotado el tiro de los caballos con su ltigo.

    El escudo de lord Fairley coment pensativamente Cassandra.El ministro de Asuntos Exteriores? pregunt Andrew, pasmado, una vez que la carroza

    desapareci en la esquina de la calle en una nube de polvo.Cassandra asinti con la cabeza.Por lo que se ve, esta Dolem tiene relaciones interesantes. No ha usurpado su reputacin.Seguida por los dos hombres, Cassandra se acerc a la puerta y golpe la aldaba varias veces

    seguidas. Casi de golpe, una mujer grande y demacrada de tez plida y pelo corto e hirsuto les abri.Mi ama les espera en la sala de los orculos anunci sin prembulos con una voz cavernosa

    que pareca llegar de ultratumba.Cassandra y sus compaeros intercambiaron una mirada desconcertada, y siguieron a la criada.Sin ms palabras, la mujer entr en un vestbulo ancho de suelo de mrmol negro y blanco que ola a

    piedra hmeda, seguida por los visitantes, presos de una aprehensin creciente. Solo algunas mariposascon aceite de junco iluminaban levemente el lugar. No haba ninguna lumbre, y en ese da de noviembre,la entrada estaba ms fra que una sepultura. Helados, cieron sus esclavinas alrededor de sus cuerpos.

    Dios mo, esta mujer parece un espectro dijo en un susurro Andrew, que solo bromeaba amedias.

    Cassandra esboz una sonrisa hacindole una sea para que se callase. Nicholas, por su parte,avanzaba con prudencia, con una mano en el bolsillo de su abrigo.

    Su gua los condujo a lo largo de un oscuro e interminable pasillo con puertas de madera y cuyoembaldosado figuraba un curioso motivo laberntico. Por fin se detuvo delante de la puerta del fondo, allado de la cual una cmoda lo bastante grande para contener un cadver pareca montar la guardia.

    Pueden entrar murmur, presentando un aire siniestro que, aliado con el ambiente crepusculardel lugar, les hizo estremecer.

    En cuanto pronunci estas palabras la sirvienta desapareci.Por un instante vacilaron ante la puerta cerrada, preguntndose, ligeramente preocupados, lo que

    encontraran detrs. Un ambiente extrao reinaba en esa casa. Algo que no se poda definir y que, sinembargo, era casi palpable. Como si hubiesen penetrado en otro mundo al franquear el umbral de laresidencia.

  • Cassandra decidi empujar el batiente de la puerta. Conteniendo la respiracin, entraron sin hacerruido en una oscura sala saturada de calor y de fragancias dulzonas. Unas gruesas cortinas de terciopelotapaban por completo las tres paredes que tenan enfrente, y no dejaban filtrar desde el exterior ningnrayo de luz. Dispuestos en crculo en el mismo suelo, diez cirios de cera negra se consumandesprendiendo un olor a mirra. Cuando al cabo de unos segundos sus ojos se acostumbraron a lapenumbra que envolva el lugar, distinguieron dos sillones colocados uno frente al otro en el centro delcrculo formado por las llamas temblorosas.

    En uno de los asientos se adivinaba una endeble silueta, plida luz fantasmagrica sumida en lastinieblas de la habitacin. Como si hubiese contestado a una llamada silenciosa de su ama, la mujerespectral volvi a aparecer de repente detrs de Cassandra y de sus compaeros, los cuales sesobresaltaron, y dio un tirn seco en un cordn situado cerca de la puerta antes de retirarse de nuevo ensilencio. Las cortinas se corrieron sin ruido. Entonces, el espectculo que apareci ante ellos los dejliteralmente sin aliento. En lugar de las paredes se elevaban desde el suelo hasta el techo unas inmensasvidrieras que cerraban la habitacin en un caleidoscopio de colores vibrantes. A travs de miles decristales de colores, la claridad del sol que entraba desde fuera salpicaba la habitacin con charcosluminosos cuyos tonos movedizos irradiaban una belleza frgil y misteriosa, propicias a encandilar losojos y el corazn del hombre ms tosco.

    Y sin embargo, Cassandra, Nicholas y Andrew no se entretuvieron con la magnificencia de lasvidrieras. Les llam la atencin de manera irresistible una visin ms fascinante an: iluminada por la luzexterior, Dolem, por fin, acababa de revelarse a la mirada de los visitantes. Y en realidad, la habitacinpareca haber sido concebida con el objetivo de ser su joyero.

    Un cabello de un rubio muy claro e increblemente largo, una piel difana, unos ojos de un azul clarocasi transparente, parecidos a los de un invidente, esto es lo que de primeras impresionaba en ella.Vestida con un esplndido vestido de fino encaje negro, su anfitriona era una mujer con aparienciajuvenil y, sin embargo, su edad exacta era difcil de determinar. Totalmente inmvil, con los brazoscolocados en su silln, se pareca de manera impresionante una mueca de porcelana concebida entamao humano. De hecho, Dolem encarnaba la extraeza en todo su esplendor.

    Alz la cabeza cuando entraron Cassandra y los dos hombres, y ahora, su mirada lunar estaba puestaen ellos. Su curiosa fijeza los incomod, sensacin aumentada por el espeso silencio que se abati en lasala.

    Dolem rompi el mutismo reinante con una voz de una profundidad poco habitual, pero nodesprovista de musicalidad.

    Esperaba su visita dijo simplemente.Cassandra se apresur a hacer la pregunta que le quemaba los labios desde que haba llegado:Cmo lo ha sabido?He soado con su llegada. Los sueos premonitorios son una de mis especialidades aadi

    Dolem, con aire lejano.Sumida en sus pensamientos, acarici con gesto maquinal el colgante que brillaba en su pecho, una

    estrella de seis puntas de plata con rubes engastados semejantes a lgrimas de sangre. El tro laobservaba, inseguro, sin atreverse a romper el silencio.

    Pero acrquense, por favor, y presntense retom Dolem, saliendo de su ensimismamiento.Mis sueos, aunque sean precisos, no me revelaron sus nombres.

    Soy Cassandra Jamiston. Y ellos son Andrew Ward y Nicholas Ferguson. Deseamos que nosinforme sobre un objeto que se llama Sol de oro.

    Cassandra decidi jugar limpio desvelando desde el principio el objetivo de su visita.Una repentina luz de inters ilumin las pupilas de Dolem, quien se inclin ligeramente hacia

  • delante y junt los dedos a la altura de su barbilla.Parece ser que mucha gente se interesa por este objeto ltimamente dijo examinando a sus

    visitantes con atencin. Justo ayer, un periodista se present aqu y me hizo preguntas al respecto.Cassandra y sus compaeros se miraron, sorprendidos. Formara parte del grupo que foment el

    asesinato de Thomas Ferguson?Le dio su nombre?Se llamaba Jeremy Shaw.Para qu peridico trabajaba?No me lo dijo contest la vidente con indiferencia. No s nada de ese hombre, solo que vino

    a verme por el mismo motivo que ustedes. Dolem marc una pausa, luego pregunt en tono abrupto:Qu saben del Sol de oro?

    La verdad es que casi nada reconoci Cassandra. Solo suponemos que lo concibi unapersona iniciada en la alquimia...

    En ese instante, Cassandra se pregunt si era prudente revelarle ms informacin a esa misteriosamujer.

    So que me deca ms cosas, Miss Jamiston la anim Dolem como si hubiera ledo en suspensamientos. Que me hablaba, por ejemplo, de los otros Tringulos de plata simbolizando los cuatroelementos y destinados a encajarse en el Sol de oro. Pero quizs est esperando la aprobacin de susamigos para hacerlo...

    Cassandra dud un segundo y dirigi una mirada interrogadora a Nicholas, que la anim con unasentimiento de cabeza. Ya no quedaba ninguna duda de que la mujer que se encontraba delante de ellosera efectivamente la persona designada por Thomas Ferguson en su ltimo mensaje para guiarlos.

    Poseemos el Sol de oro y dos de sus Tringulos declar Cassandra en voz baja, esperando lareaccin de Dolem.

    Con los ojos animados por una extraa llama, esta se inclin bruscamente hacia delante, con losmsculos tensos bajo la tela de su vestido, con sus plidas manos crispadas en los brazos del silln.

    Ensenmelos! orden.De nuevo, intercambiaron una mirada indecisa. Ninguno de ellos amag el menor movimiento.No conseguirn que los ayude sin darme nada a cambio amenaz Dolem, con una expresin

    inflexible en el rostro.Al sentirse acorralado, Nicholas obedeci de mala gana.Por prudencia, solo hemos trado uno de los Tringulos con nosotros dijo metiendo la mano en

    el bolsillo de su abrigo. Lo dems est en un lugar seguro.Se acerc a la vidente y le alarg el Tringulo del Aire. Con gesto vido, Dolem lo cogi y empez

    a acariciarlo amorosamente delante de los desconcertados visitantes.So tanto tiempo con este momento... murmur, presa de una salvaje emocin. Casi perd la

    esperanza...Temblaba violentamente, y sus claros ojos parecan brillar de lgrimas contenidas. Bastante

    incmodos, Cassandra y sus compaeros no saban cmo reaccionar. Los reflejos profesionales deAndrew terminaron por predominar.

    Se encuentra bien? inquiri con dulzura. Soy mdico, quizs deba examinarla...Estas simples palabras bastaron para irritar a Dolem; instantneamente, recobr su sangre fra y

    gratific a Andrew con una mirada glacial.Estoy estupendamente, se lo agradezco asest en tono agudo alargando el brazo para

    devolverle a Nicholas el Tringulo. Me ha sorprendido; haba odo hablar del Sol de oro y de losTringulos elementales, pero no pensaba que existiesen realmente. Para m, solo se trataba de una

  • leyenda, como muchas cosas ms...A pesar de estar poco convencida por la explicacin, Cassandra se abstuvo de expresar sus dudas

    en voz alta.Cuntenos se content con preguntar a Dolem.Los prpados de la vidente se cerraron y pareci reunir sus pensamientos.Primero, han odo hablar de Lubomir Straski? O ms bien de Cylenius?No contestaron Cassandra y Ferguson en una misma voz (ofendido por el desaire que acababan

    de hacerle, Andrew tom la determinacin de no pronunciar ni una palabra ms hasta que terminase elencuentro).

    No me sorprende en absoluto. Lubomir Straski era un alquimista brillante, nacido en Praga en1275. Se dedic durante largos aos a buscar la piedra filosofal, que consigui fabricar por primera vezhacia 1330; sin embargo, son escasas las personas que conocen su existencia ya que, a diferencia de otrosalquimistas famosos como Paracelso, Roger Bacon, Alberto Magno o Basilio Valentn, no dej ningunahuella escrita de sus trabajos.

    Straski consigui fabricar la piedra filosofal repiti Nicholas, mostrando un escepticismo alborde de la insolencia. Lo dice como si se tratase de la cosa ms trivial del mundo.

    Y as es asegur Dolem, imperturbable. Pero deje que siga. No ignorarn que cualquieralquimista que lleve a cabo la Gran Obra, al obtener la piedra filosofal toma el ttulo de adepto y debeadoptar un nuevo nombre. La eleccin que hizo Lubomir Straski fue el seudnimo de Cylenius, inspiradoen Cilenio, montaa del dios Mercurio.

    Perdneme intervino Cassandra, pero qu relacin existe entre el dios Mercurio y laalquimia?

    A Dolem pareci consternarle tanta ignorancia.La alquimia explic en tono seco es la aplicacin de la filosofa hermtica, que es la ciencia

    por excelencia ya que explica la naturaleza, el origen y la razn de ser de todo lo que existe en eluniverso. Ahora bien, tal como indica su nombre, fue revelada a los hombres por el dios Hermes,inventor de las ciencias y de las artes y par griego del dios romano Mercurio. Por esta razn, a menudose llama a la alquimia arte de Hermes. Adems, el Mercurio es el elemento central de la Gran Obra,pero tambin el ms difcil de obtener, lo que justifica doblemente que la filosofa hermtica le deba sunombre...

    La vidente suspir al ver las caras perplejas de sus visitantes y renunci desvelar las sutilezas de lagnesis y la hermtica.

    Para volver a Cylenius, era un hombre dotado de una sabidura inmensa, profundamente piadoso yaltruista. Utiliz la riqueza que le confera la piedra filosofal para hacer el bien a su alrededor, creandohospitales y residencias para los necesitados, regalando a manos llenas a las obras benficas. Sinembargo, segua siendo lcido: al haber viajado mucho a travs del mundo y haber ledo en el corazn delos individuos con los que se cruzaba durante sus periplos, conoca mejor que nadie la naturaleza humanay no se haca ninguna ilusin a ese respecto. Cylenius, por mucho que le doliese, era consciente de lavacuidad de los hombres; saba que muy pocos de ellos seran dignos de poseer un tesoro tan inestimablecomo la piedra filosofal y se mostraran lo suficiente desinteresados para utilizarla en el momentooportuno. As pues, renunci a compartir el resultado de sus investigaciones con otras personas. Siempremantuvo en silencio el origen verdadero de su fortuna, pero ese secreto le provoc una gran tristeza, yaque, tal como ya dije, su corazn era bondadoso, y de buena gana habra regalado la piedra filosofal a lahumanidad si no hubiera tenido la certidumbre de que el resultado fuese ms malo que bueno. Noobstante, Cylenius no poda admitir que el fruto de sus esfuerzos se perdiese definitivamente despus desu muerte. Dotado de un optimismo incurable, tena la esperanza de que algn da, quizs varios siglos

  • ms tarde, la humanidad llegara a ser mejor, y que entonces nacera un individuo lo bastante ntegro ydesprovisto de egosmo para utilizar correctamente la piedra y mejorar de esta manera el destino de sussemejantes.

    Me temo que su deseo no se realice nunca coment Nicholas con un cinismo que sorprendi aCassandra.

    Dolem esboz una sonrisa.Sea como sea, por esta razn escondi una piedra filosofal en un lugar que solo l conoca. El

    escondite fue sellado, y ahora, la nica manera de acceder a l es conseguir la llave concebida porCylenius. Como ya saben, esa llave se compone por un disco de metal, el Sol de oro, y por Tringulosdiseminados por Europa en unos santuarios dedicados a los cuatro elementos. Ya me han dicho antes queposeen dos de los Tringulos aadi mirando a Cassandra. El seor Ferguson me ha enseado el delAire, cul es el segundo?

    El Tringulo de la Tierra.Dolem sacudi la cabeza.Si deciden llevar a cabo esta bsqueda, an les queda por localizar los santuarios del Agua y del

    Fuego. Pero incluso entonces, su tarea no habr terminado, pues es indispensable obtener el quintoelemento para que la llave sea completa.

    Un quinto Tringulo? No cuadra con la teora de los cuatro elementos objet Cassandra,confundida.

    Se equivoca replic Dolem con calma. En efecto, al principio solo existan cuatroelementos, pero ms tarde, se aadi un quinto elemento: la quintaesencia. La quintaesencia es elelemento supremo; sirve de mediador entre los cuerpos y encarna la fuerza vivificadora que llevan en suinterior. Es fundamental, pues es la que debe divulgar el lugar donde se encuentra la piedra filosofal.

    Cmo encontrarla? inquiri enseguida Nicholas, que mostraba un pragmatismo asombrosofrente a la extraeza de la tarea.

    Primero deben reunir los cuatro Tringulos elementales. Luego se cuenta que la quintaesencia sedesvelar por s misma al que sea digno de ella. Esta prediccin resulta ser, lo admitirn, bastanteenigmtica. Desgraciadamente, no puedo darles ms informacin; respecto a este tema, mi ignoranciaiguala a la suya.

    Qu pas con Cylenius? interrog de repente Andrew, rompiendo el silencio enfurruado en elque se haba encerrado.

    Para sorpresa del tro, Dolem palideci de manera espantosa.Conoci una muerte atroz en Dresde murmur, con los labios exanges. Por orden del

    prncipe elector de Sajonia, lo convirtieron en cenizas en una jaula de hierro dorada.Cassandra y Andrew intercambiaron una mirada horrorizada.Qu hizo para merecer una muerte tan brbara?Cylenius llevaba una vida discreta y procuraba no mezclarse demasiado con el mundo para

    preservar su secreto. A posar de los mltiples precauciones que tom, como cambiar a menudo denombre y residencia, empezaron a correr rumores respecto a l, y lleg a decirse que haba descubiertola piedra filosofal. Esta afirmacin, que no se apoyaba en ninguna prueba tangible, aument la codicia delduque de Sajonia. Meti a Cylenius en la crcel y saque su casa. Sus hombres no encontraron all ningnrastro de la piedra, pero el duque no perdi la esperanza. Durante meses, tortur a Cylenius y le infligilas peores sevicias para sacarle el secreto de la Gran Obra. En vano. Harto, el duque amenaz a Cyleniusde muerte, pensando as asustarle. Fracas de nuevo; hasta el final, Cylenius se neg a hablar. Por unacruel irrisin, el duque decidi que la ejecucin tendra lugar el 22 de marzo, da de fiesta para losalquimistas, ya que es el equinoccio de primavera que abre la era de los trabajos de la Gran Obra. Este

  • drama tuvo lugar en 1575...Su auditorio no entendi de inmediato lo que implicaba esta ltima frase. Nicholas fue el primero en

    reaccionar:Pero si ha dicho que naci en...Dolem, que de nuevo tena buen color, sacudi la cabeza con aire satisfecho, y de nuevo sus dedos

    jugaron con el colgante.S, Cylenius acababa de cumplir trescientos aos cuando fue condenado a ser quemado vivo.Un silencio desconcertado recibi esta declaracin.Por qu les sorprende tanto? inquiri la vidente con tono levemente burln. No ignorarn

    que la piedra filosofal posee dos poderes distintos: en estado slido, permite la transmutacin de losmetales en oro; pero si se licua, se obtiene el elixir de larga vida, que confiere la inmortalidad, y por lotanto la panacea, un remedio milagroso que devuelve fuerza y salud al organismo. Bajo esta forma, lapiedra sana todos los males. En un da cura una enfermedad que haba durado un mes, en doce das unaenfermedad de un ao, una ms larga en un mes. Le devuelve a los ancianos la...

    Tonteras! la interrumpi Andrew enfadado, sobresaltando a Cassandra, que le ech unamirada estupefacta. Contar estas pamplinas, tentar con unos milagros de pacotilla, es un insulto haciala gente enferma y a los que sufren! Aparte, su elixir de larga vida tampoco parece ser muy eficaz ya queno impidi que muriese Cylenius!

    El elixir prolonga la existencia terrestre, pero una muerte accidental sigue siendo posible explic Dolem en un tono asombrosamente comprensivo. En el caso de Cylenius, su cuerpo, aunquefuese ms robusto gracias a la piedra filosofal, no poda resistir a las llamas. Y la piedra no tiene elpoder de resucitar a los muertos...

    Andrew frunci el ceo, pero no aadi nada. Dolem aprovech para volver al tema principal de laconversacin.

    Dnde consiguieron el disco y los Tringulos? inquiri, y entonces, sus visitantes se dieroncuenta de que era extrao que no hubiese hecho la pregunta antes. Sin embargo, le contaron en unas frasesla bsqueda de Thomas Ferguson y la manera en la que los fragmentos de la llave llegaron a sus manos.

    En su ltima carta, mi padre nos orientaba hacia usted, lo que explica nuestra visita de hoy concluy Nicholas.

    Sin embargo nunca lo conoc coment Dolem, a quien la noticia del asesinato de Ferguson noconmovi, pero de una manera u otra tuvo que enterarse de que dediqu la mayor parte de miexistencia al estudio de la alquimia, y que soy una de las escasas personas en el mundo que se interesapor la vida y los trabajos de Cylenius.

    De nuevo, Cassandra no pudo contener su escepticismo, y de repente tuvo la certidumbre de que lavidente no les deca toda la verdad. Sin embargo, no dijo nada de sus sospechas.

    En efecto, habla de l con mucha calidez coment simplemente, casi como si lo hubieseconocido.

    A modo de respuesta, Dolem se content con dirigirle una sonrisa sibilina.Tiene usted una idea del lugar donde podran encontrarse los santuarios del Agua y del Fuego?

    se inform Nicholas, que no perda de vista ni un segundo el motivo de su presencia en BerkeleySquare.

    Ni la menor idea. Ya le he dicho todo lo que saba sobre Cylenius.Ninguna indicacin susceptible de ayudarnos? insisti Nicholas, frustrado.No, absolutamente ninguna repiti Dolem en tono firme. Sin embargo, les puedo ensear

    cules son los fundamentos de la alquimia, sus teoras y sus smbolos, lo que les resultar til msadelante.

  • Sin reparar en la expresin decepcionada de sus visitantes, empez su exposicin con voz solemne:La alquimia constituye el enigma esotrico ms grande del pasado. El nmero exacto de las

    operaciones de la Gran Obra, su nombre, las sustancias y los procedimientos empleados nunca sedesvelaron claramente. Adems, la alquimia supone un pequeo nmero de adeptos, pues se dirigenicamente a los iniciados: es una ciencia tradicional que se transmiti oralmente, y solo de maestro adiscpulo. No obstante, la enseanza del maestro solo es parcelaria, en la medida en que no divulga nuncala totalidad de los arcanos de la Gran Obra a su discpulo, quien, a su vez, debe trabajar para encontrarlo que