Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

12
Eorr RosALfA GALLO había encarado el debate ante sus interlocutores recordándoles que: "[ ... ] Convo- cada por primera vez ia muíer a ejercitar sus derechos políticos en los comicios san1uaninos de abril de 1928, quedó claramente demostrado que la mujer argen- tina está tan capacitada para discernir sobre los asuntos políticos, para compren- der ias ideas de gobierno, los ideales de los partidos, para el conocimiento de las cualidades de los candidatos y para sentir con patriotismo y que pueden elegir y desempeñar funciones públicas de responsabilidad, al igual que la mujer de In- glaterra, de Alemania, Estados Unidos, etcétera.[ ...]" 51 A través de estas palabras respaldadas en hechos, el diputado no hacía más que señalar con la máxima transparencia al auditorio, una realidad de la que él era resngo y ia consecuente necesidad de que fueran provistos los medios para que la libertad que se daba en su tierra pudiera atravesar a la Nación entera. Oua provincia que quiso ensayar esos nuevos aires políticos fue la de Santa Fe, que contó en el año 1921 con una Constitución provincial que aseguraba el sufragio femenino a nivel municipal. Aunque en rigor, la norma se cumplió luego de once años de haber sido sancionada y por un corto lapso, ya que la Constitución del '21 fue desconocida en su época. Al reimplantarse en 1932 sólo ngió hasta 1935, año en el cual la provincia fue intervenida por el gobierno nacional. Asimismo, otras provincias como Buenos Aires, Entre Ríos y La Rioja adopta- ron el voto femenirio como parte iritegrante de sus respectivas Constituciones, antes de que fuera sancionada la ley 13.010. Sin embargo, el progreso fue relativo porque dejaron el derecho aludido, sujeto a leyes que estos estados nunca dictaron. No obstante, la escasez y sobriedad de todos estos antecedentes, cada paso encuadrado en la ley, que reconociera la dignidad cívica de la mujer era valioso en mismo y preparaba un camino más firme para ulteriores conquistas en este campo. 51. Cámara de Diputados. Diario de Sesiones, 27 de septiembre de 1929. 70 r:c-1 lementos de fondo y coyunturales se fueron con¡ugando en un lento proceso l9 de maduración a través del cual fue prevaleciendo cada vez con mayor con- sistencia la línea que concebía a la mujer involucrada activamente en la vida democrática. La década del '40 se caracterizó por ser un período de nuestra hístoría que dio lugar a profundos cambios en la situación social, política e incluso económica de la mujer argentina. Atendiendo a estas áreas, el contexto dentro del que se venían desenvolviendo habitualmente las mujeres, acusó una dinámica evidente de des- igualdad, operando en los múltiples aspectos de la vida cotidiana. Los salarios, por ejemplo, cons¡ :.tuían muestra directa de este inicuo engranaje dentro del cual las remuneraciones percibidas por las mujeres estaban por debajo de las que se destinaban nombres. Así, el personal femenino en el sector agrícola ascendía a 600.000 trabajadoras; en la industria, a 240.000 obreras y en el comercio las empleadas eran 45.000, lo que arrojaba un total de 885.000 mujeres, población de densidad propia cuya acción difícilmente pudiera pasar inadvertida en el conjunto de la sociedad argentina de aquella época. En la Capital Federal por ejemplo, el número de mujeres mayores de 18 años vinculadas con las actividades industriales oscilaba en 76.289 trabajadoras. 52 Como complemento de este perfil socioeconómico se agregaba una tercera instancia, ia política, que compartía con las anteriores esta necesidad de que fuera remontada la cuesta de la igualdad. Y lo que a esta altura se iba percibiendo corno materia impostergable era la urgencia de preparar los caminos que condujeran a una república completa, nutrida tanto por hombres como por mujeres. Desde un perímetro mucho más vasto, que abarcaba las relaciones de nuestro país con diferentes naciones de América, había acontecido un hecho relevante. 52. Estadística del año 1941, en La Semana Radical, 16 de diciembre de 1946, p. 2, col. l, 2, 3 y4. . 71 <

Transcript of Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Page 1: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Eorr RosALfA GALLO

había encarado el debate ante sus interlocutores recordándoles que: "[ ... ] Convo­

cada por primera vez ia muíer a ejercitar sus derechos políticos en los comicios san1uaninos de abril de 1928, quedó claramente demostrado que la mujer argen­

tina está tan capacitada para discernir sobre los asuntos políticos, para compren­

der ias ideas de gobierno, los ideales de los partidos, para el conocimiento de las

cualidades de los candidatos y para sentir con patriotismo y que pueden elegir y

desempeñar funciones públicas de responsabilidad, al igual que la mujer de In­

glaterra, de Alemania, Estados Unidos, etcétera.[ ... ]" 51

A través de estas palabras respaldadas en hechos, el diputado no hacía más

que señalar con la máxima transparencia al auditorio, una realidad de la que él

era resngo y ia consecuente necesidad de que fueran provistos los medios para que

la libertad que se daba en su tierra pudiera atravesar a la Nación entera. Oua provincia que quiso ensayar esos nuevos aires políticos fue la de

Santa Fe, que contó en el año 1921 con una Constitución provincial que

aseguraba el sufragio femenino a nivel municipal. Aunque en rigor, la norma se cumplió luego de once años de haber sido sancionada y por un corto lapso, ya que la Constitución del '21 fue desconocida en su época. Al reimplantarse

en 1932 sólo ngió hasta 1935, año en el cual la provincia fue intervenida por

el gobierno nacional. Asimismo, otras provincias como Buenos Aires, Entre Ríos y La Rioja adopta­

ron el voto femenirio como parte iritegrante de sus respectivas Constituciones, antes

de que fuera sancionada la ley 13.010. Sin embargo, el progreso fue relativo porque

dejaron el derecho aludido, sujeto a leyes que estos estados nunca dictaron. No

obstante, la escasez y sobriedad de todos estos antecedentes, cada paso encuadrado

en la ley, que reconociera la dignidad cívica de la mujer era valioso en sí mismo y

preparaba un camino más firme para ulteriores conquistas en este campo.

51. Cámara de Diputados. Diario de Sesiones, 27 de septiembre de 1929.

70

r:c-1 lementos de fondo y coyunturales se fueron con¡ugando en un lento proceso

l9 de maduración a través del cual fue prevaleciendo cada vez con mayor con­

sistencia la línea que concebía a la mujer involucrada activamente en la vida

democrática. La década del '40 se caracterizó por ser un período de nuestra hístoría que dio

lugar a profundos cambios en la situación social, política e incluso económica de la mujer argentina. Atendiendo a estas áreas, el contexto dentro del que se venían

desenvolviendo habitualmente las mujeres, acusó una dinámica evidente de des­

igualdad, operando en los múltiples aspectos de la vida cotidiana. Los salarios,

por ejemplo, cons¡ :.tuían muestra directa de este inicuo engranaje dentro del cual

las remuneraciones percibidas por las mujeres estaban por debajo de las que se

destinaban al~ nombres. Así, el personal femenino en el sector agrícola ascendía

a 600.000 trabajadoras; en la industria, a 240.000 obreras y en el comercio las

empleadas eran 45.000, lo que arrojaba un total de 885.000 mujeres, población

de densidad propia cuya acción difícilmente pudiera pasar inadvertida en el

conjunto de la sociedad argentina de aquella época. En la Capital Federal por

ejemplo, el número de mujeres mayores de 18 años vinculadas con las actividades

industriales oscilaba en 76.289 trabajadoras.52

Como complemento de este perfil socioeconómico se agregaba una tercera

instancia, ia política, que compartía con las anteriores esta necesidad de que fuera remontada la cuesta de la igualdad. Y lo que a esta altura se iba percibiendo corno

materia impostergable era la urgencia de preparar los caminos que condujeran a

una república completa, nutrida tanto por hombres como por mujeres.

Desde un perímetro mucho más vasto, que abarcaba las relaciones de nuestro

país con diferentes naciones de América, había acontecido un hecho relevante.

52. Estadística del año 1941, en La Semana Radical, 16 de diciembre de 1946, p. 2, col. l, 2, 3 y4.

. 71 <

Page 2: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

EDIT ROSALÍA GALLO

En el año 1945 se firmaban las llamadas Actas de Chapultepec, con lo que se aportaba un sólido antecedente al compromiso de otorgar el sufragio a la muier. Lo significativo de este acontecimiento residía en que la Repúbíica Argentina, a la par de otros países hermanos, suscribía aquel documento que contenía entre sus cláusulas un punto específico dedicado a garantizar este derecho para ellas. 53

Dentro de nuestra frontera, y en esa misma época, se producían hechos que modificarían profundamente el espectro político de la Nación. Con el adveni­miento del perornsmo se fueron dando las circunstancias favorables para que se sancionara la ley de sufragio femeruno. A través de la Secretaría de Trabajo y Previsión, dirigida por el coronel Juan Domingo Perón, se creaba la Dirección de Trabaio y Asistencia a la Mu3er, ía que en 1945 organizó la Comisión Pro-Sufra­gio Femenino, que al a!l.o siguiente presidiría la sefí.ora Eva Duarte de Perón. Debe destacarse que Evita fue en el seno del gobierno la verdadera fogonera del otorga­miento de los derechos polítICOS a la mujer.

Resoluciones adoptadas por la Mesa Directiva del Comité Nacional

Entre los hilos más o menos finos de esta trama histórica se desarrolló también la hebra aportada por la Urnón Cívica Radical, con tonalidad, tesitura y ritmo propios. Esta fibra partICular tuvo algunos componentes que desde siempre se relacionaron con la elaboración de ideas y propuestas que dieran respuesta a la problemátICa de Ía muier dentro del mundo político.

Al igual que en el nivel nacional, fue largo el proceso que debió ~ecorrerse en el interior de la estructura parridana para que oficialmente la representación femenma fuera reconocida por los radicales. Ciertamente, el partido había visto la necesidad de implementar la participación de la mujer en la actividad política,

por esta razón, a parnr del año 1931 la H. Convención Nacional de la U.C.R. incluía en su plataforma electoral un sector destinado a subrayar la urgencia de

53. Las Actas de Chapultepec fueron firmadas en el contexto de la Conferencia

Interamencana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, convocada por la Unión Paname­

ricana. La misma se había reunido en México cuando se cursaban los últ1mos días de la

Segunda Guerra Mundial. El acuerdo cnado fue importante en el punto en que se recono­

cían Íos derechos políticos de ía mujer. La República Argemma se sumó al conjunto de las

naciones amencanas que adhmeron al documento, mediante un decreto fechado eí 2 7 de

marzo de 1945. El radicalismo se había opuesto al pacto argumentando que el cariz de sus postulados era en general, en favor de los intereses de las naciones imperialistas.

72

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

que se otorgara a las argentinas el ejercicio de sus derechos políticos. Pero, si bien se había puesto la mirada sobre un elemento clave dei partido, como era la plata­forma, otros documentos no menos importantes, como la Carta Orgánica, queda­ban a la espera de una modificación que se abandonaba para más adelante.

Sin embargo, recién a mediados de 1945 surgían algunas resoluciones de la

Mesa Directiva del Comité Nacional de la U.C.R. con respecto al tema. Estas disposiciones estaban dirigidas a organizar los diferentes aspectos relativos a ía afiliación femenina, que por ese entonces se encontraba en pleno desarrollo. Una de las medidas que previó este grupo dirigente se encaminó al nombra­miento de una comisión dedicada a cumplir con el objetivo propuesto, sus integrantes principales fueron el doctor Carios E. Cisneros, José Víctor Noriega y Miguel Ortiz de Zárate.

Poco después de estos primeros movimientos, en noviembre de ese mismo año, una nueva resolución que daría curso firme a la acción femenina dentro del partido, brotaba de la misma autoridad partidana cuya presidencia estaba a cargo del doctor Gabriel A. Oddone, acompañado por el vicepresidente prime­ro, doctor Atanasio Eguiguren; el vicepresidente segundo, doctor Henoch D. Aguiar; el tesorero, Raúl Rodríguez de la Torre y los secretarios: doctor Carlos E. Cisneros, doctor Carmelo Piedrabuena, Julio F. Correa y José Víctor Noriega. Las razones que escogió aquella Mesa Directiva para fundamentar los lineamientos trazados, señalaban que: "La intervención de la mujer en todos los actos importantes de la vida colectiva, la ha hecho imprescindible, como factor de progreso, en los períodos de paz, y de ayuda valiosa, aún en tiempo de guerra. La mujer argentina tiene la misma tradición de valor, de energía y patriotismo, y su acción se hace sentir en la vida pública, con claro sentido democrático. Por estas consideraciones la Mesa Directiva del Comité Nacional resuelve: Desig­nar una comisión interna que estudie la constitución y organización de Comités femeninos en todos los distrítos del país". 54

El conjunto de estas disposiciones, adoptadas por quienes encabezaban el radicalismo, dejaba ver cada vez con mayor nitidez el interés con que la Unión Cívica Radical asumía la participación femenina en sus filas. Esta tendencia se iba traduciendo en medidas concretas que implementaban cada paso a seguir con relación al nuevo sector incorporado.

En ese momento la conducción de la Unión Cívica Radical estaba en manos de los "unionistas", ala conservadora del partido. A este grupo interno se enfrentó

una renovada generación de dirigentes que constituyeron el Movimiento de In­trai:isigencia y Renovación, línea mtem.a que no logró tomar las nendas del partido

54. U.C.R., Resoluciones Fundamentales. Comité Nacional, Buenos Aires, 1945.

Page 3: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Emr RosALíA GALLO

y que ante la posibilidad de aliarse con otras fuerzas políticas se opuso a formar un frente electoral. Con lo que tuvo que ser testigo mudo de una jugada que final­mente sucedió: la dirigencía oficial comprometía al partido de Yrigoyen en la llamada Unión Democrática -heterogénea alianza de partidos que con la fórmula Tamborini-Mosca perdía las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946, frente al coronel Juan Domingo Perón-.

Aquei "comando de la derrota" fue luego reemplazado por el grupo intransi­gente que se abocó a reorganizar el partido bajo los emblemas originales que habían dado identidad propia a la U.C.R. desde los primeros tiempos. Este crite­no revitalizador que curiosamente volvía la mirada a las raíces para reconducir sus fuerzas partidarías, generó una esperanza de transformación que tarde o tem­

prano se traduciría en la refonna de la misma Carta Orgánica Nacional, documen­to en el que por fin debía decidirse incluir a la mujer en la estructura partidaria.

Por otra parte, la partícipacíón femenina era cada vez mayor, su empuje cons­tituía un dato insoslayable que venía obrando ya desde muchos años atrás. No había nada de extraño en la exigencia que tenían las mujeres de que se les recono­ciera el lugar que les correspondía. Una militante surgida de este suelo radical fue la señora Rosa Clotilde Sabattíní de Barón Biza, quien se mantuvo al tanto de la discusión que venía desarrollando el partido y aportó su opinión. Interesada en la coyuntura radical que se estaba atravesando y confiada también en que la flaman­te dirigenc1a tomaría dec!Siones definitivas en relación a la inclusión de la mujer en la estructura partidaria, esta protagonista hacía públicas sus reflexiones en tomo a la cuestión:

"[º .. ]La Carta Orgáníca que ha de ser modificada dentro de un breve plazo

tendrá que contemplar eí problema femenino; ya debió ser resueito este aspecto

en anteríores convenciones en ias que fueron presentados sucesivamente nume­

rosos proyectos para equiparar, dentro del partido, los derechos de la mujer y el

hombre radical. Desgraciadamente desde el año '30 hasta casi podríamos decir

hoy, muchos otros proyectos tan importantes como el nombrado corrieron la misma suerte ante una inercia de los responsables de la direccíón del partido.

i\hora tenemos esperanzas en los hombres jóvenes, capaces y activos que han asumido la 'completa reestructuración' necesaria para retomar la corriente que

hace un tiempo abandonara la Unión Cívica Radical. [ . . .] Sabemos también

que ellos no han de interponer argumentos como el del 'Estatuto de los Partidos Políticos' -que fu.era dado en la misma Casa Radical en et mes de julio próximo

pasado-. Según él, se dijo, no se reconocen los derechos femeninos, y añadién­dose: el problema está en saber hasta dónde deberemos someternos a aquel Esta­

tuto. [ .. .]Si el Estatuto, que ha de regir estas organizaciones no se ocupara de la

. 74.

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENh'-10

mujer, ha de ser porque al hablar de afiliados, al decir ciudadanos estará nom­

brando en una acepción amplia y general del ténnino, tanto a hombres como a mujeres. La mujer va a entrar de lleno a la vida política, es posible que muchas se

afilien a partidos. Al entrar a formar en las fiias de ellos, debemos hacerlo cons­

cientemente, por eso la U. C .R. ha de ofrecer su programa depurado, renovado

e inspirado en sus elevados ideales. Así la mujer argentina podrá decidir su ingreso a esta gran fuerza política del país". 55

Encarar este asunto de lleno implicaba resolver nada menos que el destino político de las mu¡ eres, por lo tanto, la empresa no carecía de importancia. Más aún, con los años había llegado a un grado de madurez tal, que se hacía necesario intensificar la reflexión y el ingenio para que por fin los proyectos estudiados fueran incluidos en la Carta Orgánica Nacional de la U.C.R. y la mujer lograra la igualdad de derechos partidarios.

Asamblea de Mujeres Radicales

Tal era la razón por la que el 29 de julio ele 1946 la población femenina del partido coincidió en promover un momento especial de encuentro, que resultó ser la "Asamblea de Mujeres Radicales" llevada a cabo en la Casa Radical de la Capital Federal.

Tras los acordes del Himno Nacional, aquella reunión comenzó con las pala­bras de quien presidía la institución organizadora, la señora Elena N eco! de Noel. Ante una nutrida concurrencia se dirigió al punto que las convocaba y lo abordó afirmando:"[ ... ] nuestro país se hallaba en retardo con respecto a las más avanza­das democracias del mundo en lo atinente al reconocimiento de la mujer como elemento integrante de la ciudadanía". Y aclaraba luego cuál era el horizonte que sus reflexiones anticipaban para el partido:"[ ... ] la U.C.R. debe adelantarse nece­

sariamente a las reformas que se producirán en el país, indicando así, como otras veces, el rumbo de la elevación y el progreso. [ ... ]" 56

A continuación, intervino con sus conceptos la señorita Dora Russo, quien además acercó a la Asamblea el contenido de una nota enviada por el doctor José P. Tamborini, adhiriéndose a la iniciativa del gran encuentro. Después de ella, en la voz de la señora Carmen Castro de Díaz cobró fuerza la imagen de la mujer

55. Rosa C. Sabartini de Barón Biza, "La mujer en la vida política argentina", en La Semana Radical, 23 de septiembre de 1946, pp. 8 y 9.

56. La Semana Radical, 2 de agosto de 1946, p. 3, col. 1, Z y 3 .

Page 4: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

EDIT ROSALÍA GALLO

radical, disnnguida como valerosa compafiera del hombre exiliado y confinado por la dictadura de Uriburu. A su turno, en representación de la H. Convención Nacionaí, el sefior José Munas, mtegrante de ese cuerpo, pronunció un discurso, que supo arrancar del púbíico un cálido aplauso en respuesta a su brillante oratoria.

Una lista generosa y diversa de oradores fue marcando con sello personal la apertura de aquel foro radical. Así, también habló al coniunto la delegada de la provmc1a de Córdoba, sefiora Carlota R. de Hirsch, seguida por las sefioritas Tobv Anderson y Leonor Cuaretta. .

Por otra parte, el diputado nacional doctor Ernesto Sammartino recordó al público su proyecto de ley presentado en la H. Cámara de Diputados de la Na­ción, por el cual se reconocía a las muieres argentinas todos los derechos de la cmdadanía. Otro diputado nacional, el doctor Arturo Frondizi, se hacía parte del Congreso, enviando una nota ele adhesión, cuya lectura era atentamente escucha­

da por los participantes. Pero tal vez el centro motivador básico de la convocatona residía en el pro­

yecto que levó el sefior Manuel Belmcoff, cuyo texto proponía:

"Art. 1 2 - Las miqeres argentinas o naturalizadas, desde los 18 años cumplidos,

podrán afiliarse a la Unión Cívica Radical con los mismos derechos, obligaciones y restricciones que los actuales afiliados, en cuanto a su ínsmpción en los padro­nes partidanos y elegibilidad para los cargos. A los efectos de la afiliación, será único requisito la presentación de la cédula de identidad. Art. 2 2 - Los comités de distrito adoptarán las medídas necesarias, a los efectos del

c11mplinuento del artículo precedente, el que entrará en vigencia de inmediato.

Art. 3 " - Al sancwnarse por el H. Congreso de la Nación la ley otorgando el derecho de sufragio a la mu;er, queclarán habilitadas las afiliadas al partido para ocupar cargos electivos, sm excepción alguna. Are. 4 2

- Quedan anuladas todas las disposiciones que en la Carta Orgánica

Nacional o en las de distrito, se opongan a la presente. Firmado: doctor Emilio Ravignarn, doctor Ruperto 1v1. Bueno, Tte. coronel D. Gregario Pomar, señor Miguel Ortiz de Zárate" 57

Para dar cierre a la sene de discursos ofrecidos durante la intensa íornada, se ding1ó al grupo reunido el dirigente de la juventud, sefior Peral Climent. Mien­tras se desarrollaba esa etapa de la despedida hubo una mdicación sugerida por el sefior Julián Sancemi Giménez orientada a homenaiear la trayectoria de la sefiora Celia Feijóo de Salmún, quien de inmediato fue invitada a tomar asiento en la

57. Ibíd., 2 de agosto de 194ó, p. 3, col. 3 v 4.

. 7ó

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

cabecera de la asamblea. Finalmente, en un clima de gran entusiasmo, entre vivas a la mujer radical y a la unidad partidaria, se dio por concluido lo que con mayor justicia pudo tomar el nombre de "Asamblea pro igualdad política de la Mujer".

Aprobación en el Senado del proyecto de ley sobre sufragio femenino y la capacitación cívica de la mujer

Poco después de esta peculiar efervescencia radical, el 21 de agosto de 1946 se producía una novedad a nivel legislativo. El H. Senado de la Nación aprobaba el proyecto de ley por el cual se reconocían los más amplios derechos políticos a la mujer.

Efectivamente, todo se inició cuando la Comisión de Negocios Constitucio­nales consideró el proyecto de ley que había presentado el senador peronista Lorenzo Soler (h). Poco más de una decena de oradores tomó parte en el debate, entre ellos se encontró el doctor Diego Luis Molinarí, senador de la bancada oficíalista, otrora hombre del radicalismo. En una de sus intervenciones, el legis­lador hizo referencia a la discusión que se había suscitado en el afio 1925. Por cierto, había sido testigo privilegiado de las ideas que entre las mismas paredes del Congreso Nacional se sostuvieron en torno a la sanción de una ley fundamental para la mujer argentina como lo fue la ley 11.357. De aquella época en que se había desempeñado como diputado de la Nación, Molinari rescató para los sena­dores lo siguiente:

"[ .. .J Propicié en su momento y denodadamente la sanción de la le'! de los derechos civiles de la mujer. [. .. ]La discusión fue en su tiempo acalora.:b, y aún nosotros, los que representábamos en el Congreso de la Nación Argentina al movimiento de la opinión nacional que encabezaba el doctor Hipólito Yrigoyen,

no estábamos todos de acuerdo en el voto de esa ley. Dependía la sanción, pues, de la voluntad de los señores diputados que acompañasen con su voto afirmativo a quienes sostenían tal proyecto. El sector que sostenía con brío la sanción de la ley, no tenía número suficiente por sí para consagrarla como tal. Planteé el caso -para muchos caso de conciencia- al que era nuestro jefe, el doctor Hipólito Yrigoyen, y no puedo, desde luego, olvidar la consigna que recibí entonces. Fue en mérito a la instrucción recibida que un numeroso grupo de diputados, que integrábamos el movimiento encabezado por Yrigoyen dimos nuestro voto por la afirmativa en aquel debate, y el proyecto de los derechos civiles de la mujer quedó consagrado como ley, hasta ahora, en virtud de esa resolución. Mas no paró ahí

la cosa. En las discusiones habidas, la opinión del gran república desaparecido fue terminante. Para él, habría de llegar más tarde o más temprano el día en que : 1

Page 5: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Eorr RosALíA GALLO

la mujer argentina fuera equiparada al hombre en el ejercicio de los derechos

políticos. Y no podía ser de otra manera, señor presidente, porque todos los que hemos tomado parte en los movimientos populares habidos en este país, no podemos jamás olvidar a nuestras mujeres, que nos han acompañado en las horas más duras de prueba y que han soportado todas las vicisitudes de nuestras

existenoas azarosas, que aún no sabemos hasta dónde puede llegar ... Los hom­bres de 1890, 189 3 y 1905, como lo saben muy bien los señores senadores, -y mejor que nadie el señor senador por Santa Fe, tuvieron a su lado a sil:\

mujeres, en las horas más difíciles y más duras de prueba revolucionaría. { ... ] Me toca vivir, pues, en la curva final, una hora que no olvidaré, por~ue al dar mí voto, como lo doy, por esta ley, cumplo con un muerto que manda a través

de la historia, como fue Yrigoyen, y porque en este instante cumplo con el pronunciamiento del 17 de octubre, que pasa a ser una de las fechas epónimas de la historia argentina [ . .. ]" . 58

A raíz de este paso históricamente decisivo, desde su columna de La Semana Radical, la profesora Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza reflexionaba: "El Se­

nado ha aprobado ya el voto femenino, o mejor dicho se han de otorgar a la mujer

los mismos derechos políticos que tiene el hombre ya que en la sesión que se

tratara el referído proyecto de ley, un senador aclaró que él no veía ningún incon­

veniente para que una mujer llegara a ocupar, sí las circunstancias lo determina­

ban, la presidencia de la República. [ ... J", y pronosticaba con confianza el itinera­

rio que recorrería el proyecto en adelante hasta llegar a la meta esperada, aunque

sabía perfectamente que aún debía ser tratado en la Cámara de Diputados y pro­

mulgado por el Poder Ejecutivo,"[ ... ] Por otra parte, la suerte que ha de correr el

proyecto en 'diputados' es ya conocida, desde que todos los sectores de opinión

creen que ha llegado el momento, y más aún que es necesario para la vida argen­

tina este nuevo caudal electoral que ha de fijar nuevas normas y abrir más vasto.<:

Y claros horizontes. [ ... ]", completaba su idea poniendo énfasis en una tarea de

capacitación que debía emprenderse sin demoras, por eso afirmaba: "[ ... ]En estas

circunstancias, se impone con urgencia la necesidad de capacitarla, de dar algu­

nos toques que le permitan entrar a la política de modo que este acontecimiento

deje sentir sus bondades en todas las manifestaciones de vida en el país. Corres­

ponde a los partidos políticos cumplir esa misión que no es posible ya dejar de tener en cuenta. [ ... ]".59

58. Cámara de Senadores. Diario de Sesianes, Buenos Aires, 21 de agosto de 1946, reunión N" 32, pp. 43-44.

59. La Semana Radical, 26 de agosto de 1946, p. 5.

. 78.

VI. LEYSOBRESUFRAGIOFEMENrNO

Habían llegado los tiempos exactos en que la muif';· .--vdía dejar de ser la

anónima actora de la historia, y toda la energía cívica contenida en ella debía ser

canalizada a través de las agrupaciones políticas. Ésta era la instancia más propicia

para liberar y encauzar la valiosa potencia que caracterizaba al sector femenino.

Los penódicos partidarios solían colaborar desde su tribuna alentando en el

seno de cada distrito la organización de planes de propaganda para captar el interés de la mujer y comprometerla en la vida interna del partido.

Pero muchas de ellas, ya enroladas en la causa del Parque, se fueron esparcien­

do en la mayoría de las circunscripciones de la Capital Federal, partícipando de

la cosa pública y procurando organizarse como brazo activo de la política. Así, la

señorita Angélica l\1oyano conocedora tanto de la fibra que sostenía a las

correligionarias como de la gran gesta radical que las convocaba, resumía los

rasgos esenciaies de la fuerza militante femenina y describía su bandera. Declara­

ba: "[ ... ] La mujer radical, con esa inquietud cívica que agitara por igual, desde el

'90, a centenares de mujeres valientes, hace un llamado vibrante a todas las con­

ciencias ciudadanas libres; que en un solo ideal, con la profunda convicción de

principios y conducta partidaria, al cobijarnos bajo la inmaculada bandera del

Parque, llevemos al seno de nuestro gran partido la más armoniosa, la más disci­

plinada y unida familia femenina, sm resquemores, sin diferencias de concepto u

orientación partidaría, para que los hombres que todavía posean una duda de la

integridad cívica de la mujer, consideren y confirmen que es capaz de compartir

con ellos los momentos cruciales de la patria y ei partido. La organización perfec­

ta debe ser la consigna de la mujer radical para llevar adelante el más puro, noble

y desinteresado ideal que nos legaran Alem - Yrigoyen -Alvear. [ ... ]".60

. La gravitación de la mujer en la política era cada vez mayor; a su vez, de una

manera paulatina y natural ella fue tomando conciencia de este nuevo relieve en

su vida de ciudadana. Como movimiento lógíco desprendido de esta nueva ex­

periencia, buena parte de las militantes se nucleaban y formaban comisiones

femenmas que examinaban con avidez los diferentes problemas de carácter polí­

tico general, pero sobre todo se detenían a desentrañar los aspectos teóricos y prácticos vinculados con su parncipación en el destino de la comunidad.

Hubo algunas instituciones que no fueron a1enas a este creciente resurgimien­

to femenino, así por ejemplo, el "Instituto Radical de Estudios Políticos" había

comprendido que aquella franja específica también componía la patria libre y

democrática. Términos que elegía para recalcar el matiz inclusivo con que conce­

bía a la mujer, a quien homenajeaba declarando:

60. lbíd., 26 de agosto de 1946, p. 9, col. 2 .

Page 6: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

EDIT ROSALfA GALLO

"Interpretando el sentimiento público y cumpliendo uno de los fines esenciales de cultura cívica y de verdad institucional, esta entidad siente el deber ineludible de rendir un cálido homena;e y público testimonio de admiración y simpatía a la mujer argentina, en su más amplia y pura expresión, por su patriótica y decisiva actuación en los últimos acontecimientos que son de notoriedad. Con riesgo de vida y de su libertad, en actos del más acendrado patriotismo y de la más elevada cultura, ha sabido defender, con santo estoicismo, los principios sustanciales de la nacionalidad, comprometiendo de este modo la gratitud pública y demostran­do una vez más, ser digna heredera de las patricias argentinas, que, con sus vidas y abnegación ejemplares nos legaron ;unto con nuestros mayores esta Patria de libertad y democracia". 61

Sin embargo, estos testímonios incontrastables que confirmaban la existencia de una madurez cívica real, no alcanzaron a garantizar que esa preparación fuera suficiente para que la mujer se lanzara de lleno a la vorágine política que le salía al encuentro. El desafío de la mujer estribó principalmente en afrontar la tarea inmediata de adquinr y difundir una eficiente capac1tac1ón cívica y cultural. Y no sólo en eso, sino en esforzarse por lograr que se esclareciera la conciencia ciudadana y se desarrollara la ética cívica, como básicos puntales para la estabili­dad de las instituciones democráticas.

En este sentido, fue interesante la miciativa de la Universidad Popular de Belgrano, que se propuso mcorporar al plan de estudios un curso de cultura cívica femenina, a fin de ilustrar a las mujeres sobre el mecanismo de la emisión del voto

v sobre otras cuestiones electorales. Ese primer ciclo de conferencias fue dictado por el doctor Eduardo Giuffra

que desde su cátedra abordó el rema "La mu¡er en la ciudadanía". Comenzó su análisis exponiendo una reseña sobre la posición social de la mujer en el pasado, incluyendo el clásico tópico de su mfluio en el hogar y su participación en la vida

pública en los pnmeros üempos. Aludió a los proyectos presentados por legisla­

dores provenientes de diferentes partidos. Pero, tal vez lo más rico en matices reflexivos se mostró cuando el docente compartió su pensamiento sobre lo que estimaba un aspecto trascendental de la cuestión: descifrar cuál era la esperanza que había puesto el país en la acción de la muier y en su partíc1pac1ón construc­tiva dentro del gobterno. 62

61. lbíd., 21 de octubre de 1946, p. 11, col. 4 y 5. 62. lbíd., 28 de octubre de 1946, p. 10, col. 2 y 3.

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

Comité Universitario Radical

El año 1946 resultó fructífero en cuanto al contacto que se fue logrando entre el campo de la política y el del saber. Así, en el mes de diciembre se cristalizaba un proyecto miciado por la señora Elena Necol de Noel, para la organización del

"Comité Universitario Femenino Radical". Sus filas estuvieron integradas por personalidades de larga trayectoria en la Unión Cívica Radical, como Clara Aída Maradona de Loria, Nélida Elena Bravo, Ana Higouniet, J udith Heller de Vodovot, Eloísa T. M. Mellero de Jiménez, El vira Rawson de Dellepiane, María Facunda Pereyra de Munitich, Rosa Clotilde Sabattíni de Barón Biza, Élida Aurelia Petenello, Ángela Iampolsky, María.Florentina Gómez Miranda y El vira Ellacuria Pavón. La agrupación hizo pública la naturaleza de su origen y ia finalidad que tenía como institución, valiéndose de un jugoso manifiesto que deciaraba:

"Mujeres Universitarias Radicales, refirmando su fe en los principios liberales y democráticos de la doctrina radical, manifiestan:

Que todas tenemos deberes y responsabilidades en defensa de la democracia,

asentada sobre los principios inconmovibles y eternos de iibertad, igualdad y fraternidad.

Libertad para asegurar la tranquilidad y bienestar de todos los habitantes, liber­tad para que impere la armonía y asegure los beneficios de nuestra Carta Mag­na, libertad para que pueda expresarse el pensamiento sin coerción. Pero para lograr este imperativo de la conciencia, para vivir la verdad democrá­

tica es menester la acción sincera de todas las radicales, para refirmar el auténtico espíritu liberal argentino, que desde mayo de 181 O, ha tenido plena conciencia de su deber histórico, aboliendo las tiranías y luchando contra todo despotismo. Que el actual grado de evolución social impone a la mujer la expansión de sus deberes y responsabilidades, haciéndolos exclusivos a las relaciones políticas y

. sociales, exigencia que está condicionada en su medida al grado de cultura que la sociedad le haya permitido alcanzar.

Que dichas obligaciones se tornan imperiosas ante el inminente reconocimiento

de los derechos cívicos de la mujer y el interrogante que a la mayoría de ellas le creará su ejercitación primera.

Que ese reconocimiento sólo traducirá una mera conquista cuantitativa del electorado, pues el voto sólo adquiere valoración con el elector y grado de con­

ciencia de la función que ejercita.

Que el reconocimiento de los derechos políticos de la mujer implicará un aporte fecundo de superación institucional, sólo y en la medida de la preocupación y estudio que la mujer realice sobre los problemas políticos y sociales, y con las sugestiones que la mentalidad femenina, preponderantemente sensitiva o intuitiva

. 81

Page 7: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Eorr ROSALíA GALLO

contribuye, penniriendo restablecer el equilibrio annónico en Las relaciones so­

ciales, que su ausencia alterara. Que la democracia se efectiviza y perfecciona en relación con el coeficiente

cultural de su único artífice, el pueblo soberano. Que por ende, ia obligación más inmediata en el orden de Las relaciones políticas y sociales, consiste en la acción cultural tendiente a capacitar cívicamente a la mujer; exigencia tanto más sentida cuanto más incipiente es el grado de desarro­

llo cultural del pueblo a que se refiera. Que ia difusión y enseñanza de los beneficios contenidos, en los principios, derechos y garantías de la Constitución Nacional, y los siglos de lucha, sangre y dolor que a la humanidad ha costa.do su conquista, constituye la obra más eficaz

y perdurable que pueda realizarse en su defensa. Que ante los imperativos enunciados, deciden constituir la entidad del epígrafe,

en cumplimiento de los siguientes fines: I Q) Desarrollar ciclos de conferencias de capacitación cívica que colocarán a la mujer en las condiciones de saber por qué y para qué lucha. 2 °) Organizar libres debates sobre los problemas femeninos procurando llegar a conclusiones que, orientadas en un claro y firme concepto universal, no desco­nozcan los principios esenciales de feminidad y de nuestra tradición patria. 3 Q) Auspician la formación de comisíones que tendrán a su cargv el estudio de

los problemas sociales, políticos y económicos. 4 º) Abocarse decididamente al estudio de todos los problemas educacionales en

sus respectivos delos: primario, secundario y universitario, la República Argen­

tina cumplirá su destino en el concierto de Las naciones.

5 º) Ofrecer su cooperación a todos los organismos partidarios, en la seguridad de que su labor, orientada en un sentido eminentemente cultural, contribuirá a afianzar, encauzar y ampliar el movimiento femenino radical". 63

Lo cierto era que, corno observaban estas universitarias radicales al presentar­se en sociedad, la democracia no consistía en una mera habilitación legal que se recibía dei mismo modo que un rótulo estático; se trataba de algo vivo, que crecía en efectívídad y perfeccionamiento en la medida en que las argentinas se pusie­ran práctícas en el conocimiento de las piezas clave que hacían a la salud y a la vida de la República.

63. lbíd., 2 de diciembre de 1946, p. 2, coL 1 y 2 .

. 82'

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

Aprobación en Diputados del proyecto de ley sobre sufragio femenino, sanción definitiva

En la tarde del 3 de septiembre de 1947, exactamente a partir de las 17:30 horas -mientras se sustanciaba en Diputados un debate reglamentario sobre el proyecto del voto femenino venido en revisión desde la Cámara Alta-, una manifestación de cincuenta mil mujeres reunidas en la Plaza del Congreso recla­maba insistentemente para que se sancionara la tan ansíada ley; todas ellas repre­sentaban el anhelo de cuatro millones y medio de mujeres v con su presencia lograron un interesante voltaje de presión que tuvo también su efecto en el inte­rior del Parlamento.

El presidente de la bancada opositora, doctor Ricardo Balbín, fundamentó la posición del Bloque de Diputados de la Unión Cívica Radical con respecto al tema convocante. Su intervención giró alrededor de los síguíentes ejes de consideración:

"[ ... ]Sr. Balbín.- El sector de la Unión Cívica Radical tratará con sumo agrado la cuestión traída por el señor diputado por la Capital. Lo hará porque la con­

quista del voto de la mujer es parte integrante de nuestro J:irograma partidario y

porque ese punto de nuestro programa tiene estado parlamentarro por la inicia­tiva de nuestros diputados. Pero este sector, que trabaja a plena responsabilidad, considera que una cuestión de esta naturaleza no puede ser tratada por vía de la moción propuesta por el señor diputado por la Capital. El voto de la mujer será una gran institución dentro del país. Las exposiciones que hagan los sefiores diputados al darle sanción serán la base fundamental del edificio nuet•o que vamos a construir. [ ... ] Queremos tratar la cuestión con la seriedad y con la responsabilidad que ella se merece. [ . . .] El radicalismo en tal sentido afronta con

tranquilidad este caso. Sus iniciativas fueron permanentes, y fue el azar numé­rico de la composición de las Cámaras lo que impidió esa sanción. Pero nosotros no queremos hacer capítulo de cargos contra nadie ni mérito de nuestra situa­ción. Nuestro voto ante el país ya está comprometido. Nuestra responsabilidad está afrontando a plena razón este proceso. [ . . .] Respetamos las opiniones de los señores diputados; queremos que cada uno que tenga interés e ilustre esta cues­tión exponga ideas, porque el choque de las mismas hará más afirmativa la institución que vamos a dar, por eso es necesario debatirla con prolijidad y

exponerla con esmero. [ ... ]En razón de estas especialísimas circunstancias, en la seguridad que tiene el país, y sobre todo la mayoría, de que esta conquista es originaria del radicalismo, en cuanto a posición partúlaria, dado que reclamó el voto para la mujer, antes de llamarla descamisada, cuando en este país hablába­mos del pueblo, exclusivamente del pueblo, nosotros vamos a darle el sufragio a

. 83.

Page 8: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

EDIT ROSALÍA GALLO

la mu1er con sentido populaL [ . .] Estas cosas, dichas en el debate de la ley, fijarán el c1ire110 de por qué lo damos nosotros y por qué lo dan ustedes; qué calificativo se atrihl)'e uno u otro dentro del conjunto de la nacionalidad. Y eso es necesario que quede bien documentado, para que el futuro juzgue nuestras inten­ciones. Todos vamos a ciar el varo, pero ya aparece una diferencia, que queremos

documentarla porque tenemos responsabilidad histórica dentro de la Unión Cívica Rcu:lical. [ . .] Hacemos un planteamiento serio. No vamos a dictar una ley que dé medios económicos al gob1emo; no vamos a dictar una ley que modifique una

nornw 1uríclica anterzor Es una m.stitución la que vamos a crear. [. .. ]Le solicito, caballerescamente, que tratemos esta cuestión del voto de la mujer, porque la mujer argentina se merece que hagamos un gran debate ele ilustración, pero que lo haga­

mos bien, sm prec1piraciones. No llegará el 30 de septiembre, porque todos estare­mos alerta para el cumplimiento de este compromiso que ya, en este instante, contrae por mi mtennedio la Umón Cívica Radical. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos.) [ ... ]" 64

Ese día se votaba por unarumidad -oficialistas y opositores- una moción con el objeto de celebrar una Sesión Especial el 9 de septiembre para el tratamiento

del tema. En la fecha acordada, luego de un prolongado debate en torno al reco­nocimiento del sufragio femenino en nuestro país quedaba sancionada la ley que establecía los derechos políticos de la mujer. Dos semanas después el Poder Ejecu­tivo promulgaba la lev bajo el número 13.010 (ver Apéndice).

Al año siguiente, en 1948 se constituían los padrones femeninos, tal como lo prescribía la ley en el desarrollo de su artículo cuarto: "El Poder Ejecutivo dentro de los dieciocho meses de la promulgación de la presente ley, procederá a empa­dronar, confeccionar e 1mpnmir el padrón electoral femenino de la Nación en la misma forma en que se ha hecho el padrón de varones. El Poder Ejecutivo podrá ampliar este plazo en seis meses más".

Organización femenina en la U.C.R.

Ese mismo año, la Unión Cívica Radical fue respondiendo a las exigencias surgidas de la nueva norma, aprestando toda su estructura parndana para que la

64. Cámara de Diputados de la Nación. Diario de Sesiones, Buenos Aires, 3 de septíembre de

1947, T. IV. Carlos Giacobone, Ricardo Balbín. Discursos Políticos-Parlamentarios, Buenos Aires, H. Cámara de Dipurados de la Nación, 1986, pp. 91-94.

84

V!. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

mu3er fuera reconocida como una igual. De manera que desde esa plataforma abierta de identidad radical pudiera lanzarse sín obstáculos a la vida política, a la

que ya estaba debidamente habilitada. Así, el 23 de abril de 1948, inmediatamente después de abierto el empadrona­

miento de la mu3er, se inició formalmente la organización femenina en la Umón Cívica Radical mediante una decisión de orden práctico tomada por el plenario del Comité Nacional. Se trataba del nombramiento de una "Comisión Especial de Empa­dronamiento y Afiliación Femenma", que como señalaba su título, se Iría poniendo en contacto con las alternativas que acababan de incorporarse a la vida partidana. Esta comisión especial estuvo constituida por nueve miembros, entre quienes la inte­graron se encontraban: Ana Rosa Schlieper de Martínez Guerrero, Clelia Illia, Osear López Serrot, Enrique A. Candioti, Tomás González Funes, Juan E. Errecart, Ricardo E. Aráoz, Juan Palmero y Enrique Ferreira; posteriormente, en el mes de noviembre se sumaron al con1unto cinco radicales más: Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza, Alberto M. Candioti, José B. Casas, Carlos A. Adrogué y Eduardo Ramos.65

Tenían como objetivo analizar todo lo atinente al empadronamiento femem­no, observar las medidas adoptadas por el gobierno, promover la organización y el asesoramiento de las mujeres radicales a nivel nacional, y en definitiva, invitarlas a participar de la cuestión pública. En pos de esto habían iruciado por todo el país una campaña de convocatoria que facilitaría la difusión de los derechos y obliga­c10nes de las ciudadanas. Con estas consignas, la comisión redactó y envió a los comités locales un pliego de instrucetones que contó con la aprobación del Co­mité Nacionai, fechado el 3 de septiembre de 1948. Su contenido explicaba:

"Ciudadana: está a punto de comenzar el enrolamiento femenino, tras el cual la mujer quedaría incorporada a la política argentina. Su presencia en las luchas civiles sería de trascendental consecuencia, adelanta­ría las prácticas políticas, impondría en ia vida pública las austeras virtudes

morales en que se sostiene su hogar, y defendiendo la fuerza de su ideal, actuará

seguramente en contra del crudo sensualismo, del materialismo grosero, de la dádiva y la limosna que depnmen y degradan a los pueblos. Factor de paz, la mujer repudia las formas violentas de la política, la intolerancia

y la ciega pasión que se traducen en la agresión airada contra el adversaiio cuando se carece de grandeza moral para tolerar la discrepancia. Aunque no haya gozado de derechos políticos no le son a1enos los candentes

problemas de la hora, con cuya realidad se enfrenta todos los días [ .. .J.

65. Gabriel Del Mazo, El Radicalismo, T. III, p. 206.

85.

Page 9: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Eorr RosALÍA GAuo

La Comisíón Especial de Empadronamiento y Afiliación Femenina de la U. C.R., exhorta a la mujer argentina a llevar con premura los requisitos necesarios para su enrolamiento [ ... ] " 66

En el mismo documento se fijaba una serie de indicaciones que colocaban en un marco normativo todo el engranaje vínculado a la designación y funcíona­mienro de las diferentes comisiones de empadronamiento y afiliació~ femenina que habrían de surgir en cada provincía, departamento y comuna dependiente del comité de distrito. Estas nuevas células radicales de participación, en concor­dancia de intereses con ia comisión de origen, debían a su vez promover el aseso­ramiento que híciera falta en torno a la nueva ley y al empadronamiento subsi­guíente dentro de su radio local.

Había que llegar a las ciudadanas de todos los nncones del país, por eso estas comisiones asumirían la rarea de distribuir propaganda e instrucciones escritas que permitirían la interiorización e incluso la movilización de las inminentes actoras políticas, aun de las más alejadas. Debían organizar conferencias que abrieran espa­cíos de reflexión acerca de los derechos y obligaciones que estrenarían las argenti­nas, con lo que finalmente facilitarían a cada una de ellas su correcta incorporación en el Registro Cívíco, no sólo como frío trámite burocrático sino como compromi­so del que se desprendería una vasta gama de consecuencias vítales.

El texto de aquel pliego también contó con unos párrafos que explicaban los pasos a seguir en el seno del partido radical con respecto a la organización definitiva de los comités femeninos y anunciaban la apertura de un registro de afiliación provisorio.

"[.·.]La organización definitiva de las entidades femeninas se producirá cuando

se termine el empadronamiento de la mujer y su vinculación con las organizacio­

nes del Partido que dirigirán aquella, los derechos y deberes de los afiliados serán

los que determinen la Carta Orgánica Nacional y las Cartas Orgánicas Provin­ciales para las ciudadanas. [ ... }" 67

Ese mismo año 1948, se reunió la H. Convención Nacional de la U .C.R. para reformar la Carra Orgánica cuyo título: "Principios a que deben ajustarse las organizaciones partidarias", recibió un agregado clave señalado en el inciso "j". Decía allí que "Las autoridades partidarias de las provincias, territorios naciona­les Y de la Capital Federal, adoptarán los preceptos que estimen convenientes

66. María Teresa T. de Silvano, Vida dei radicalismo de Luján, Buenos Aires, 1999, p. 275. 67. Ibíd., p. 276.

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

para el gobierno y administraciones del partido, debiendo sin embargo, cumplir las siguientes reglas( ... ]", entre las que se encontraba: "j) Asegurarán representa­ción femenina en cada organismo partidario".

En cuanto a la Comisión Especial de Empadronamiento y Afiliación Femeni­na, la labor no se había detenido en lo ya hecho smo que se fue desplegando en un interesante frente de acción. Este estado de movilización afloró a la superficie con motivo del acto eleccionario que se celebraría el 5 de diciembre de 1948, para elegir convencionales constituyentes en todo el país. En ese momento gran canti­dad de mujeres sumó su entusiasmo incorporándose a la campaña electoral y a las tareas propias del comicio. Formando nutridas delegaciones se hicieron presentes en los actos de proselitismo trabajando a la par de los ciudadanos acostumbrados

a estas lides. En muchos lugares la atención de padrones estuvo a cargo casi exclu­sivamente de mujeres, superando muchas veces en actividad y dedicación a los hombres. Por ejemplo, se dio el caso de cuatro hermanas que actuaron como fiscales de mesa en la circunscripción 19ª de la Capital Federal, luego de haberse desempeñado positivamente durante toda la campaña electoral, en las más diver­sas tareas partidarias. 68

El resultado palpable de toda aquella labor conjunta quedó reflejado en el bloque de cuarenta y ocho convencionales electos que la Unión Cívica Radical proporcionó a la Nación. Diez de los cuales representaban a la Capital, catorce a la provincia de Buenos Aires, seis a Santa Fe; cinco a Córdoba; tres a Entre Ríos, dos a cada una de las provincias de Corrientes, Tucumán, Santiago del Estero y Mendoza; uno a San Juan y uno a San Luís.

Primer Congreso Nacional Femenino

Pero sí bien las mujeres radicales se iban ensamblando a la marcha ya em­prendida por el partido, esto no obstaba para que paralelamente iniciaran por fin la ruta propia. Por eso la Comisión de Empadronamiento y Afiliaciones convocó al "Primer Congreso Nacional Femenino", El encuentro se celebraría los días 9, 10 y 11 de octubre de 1949 en la ciudad de Córdoba, capital de la provincia homónima. Con la mirada puesta en aquella gran reunión, la comi­sión comenzó los preparativos para designar las delegadas a las provincias y la redacción de un temario provisorio.

Y cubierto todo el tramo que hacía a la organización previa del evento, en la fecha prevista, la asamblea inauguraba sus sesiones bajo la presidencia de la señora

68. Opinión Radical, diciembre de 1948 .

. 87.

Page 10: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

EDIT ROSALÍA GALLO

Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza. Todas las participantes indagarían y bus­carían respuestas a un amplio temario, rico tanto por la variedad como por el alcance de sus contenidos. Y recién después surgirían, dei mismo eje deliberativo, las resoluciones de aquel Congreso.

El programa a examinarse se articuló en dos amplios universos: el pnmero de ellos reparaba en la "Organización Interna", que a su vez se distribuía en cmco áreas diferentes, cada una de las cuales analizaba algún aspecto especial vincula­do con el planteo básico. Así, hubo entonces cinco diferentes ángulos de aproxi­mactón: a) Tiempo, fonna y requisitos para la afiliación interna; b) Derechos de antí­güednd; c) Representación fememna en los cuerpos directivos del partido; d) Acción social de la mujer radical y e) Acción de las juventudes femeninas. El segundo universo a tratarse en esta gran Asamblea se presentó definido ba¡o el título "Sobre la mujer y el programa radical". Este vasto panorama puesto a consideración de todas las mujeres se subdivtdió a su vez en tres grandes vertientes, a fin de que pudiera recorrerse a fondo la variedad de matices que cada una de ellas ofrecía al análisis. Se trataba de: a) Examen del programa partidario, en aspectos sociales vmculados a la mujer; b) La legislación sobre el trabajo de la mujer y el niño, jornada, salarios, seguros, Jubilaciones y pensiones y c) Intervención de la mujer en ia fonnación intelectual de las generaciones argentinas. 69

Aquel 9 de octubre de 1949 se abría una inmensa puerta para que el mundo de la problemática femenina ingresara en el interior de un partido que se renovaba ya sin vuelta atrás. Y ante ia presencia de delegaciones provenientes de todas las provincias, ei presidente del Comité Nacional, doctor Adolfo Galatoire, daba por iniciado ofi­cialmente ei Congreso en la Casa Radical de la ciudad de Córdoba. A continuación pronunciaba unas palabras el presidente del Comité de la Provincia de Córdoba, doctor Arturo Illia, y por último, dedicaba sus pensamientos al conjunto reunido el diputado nacional doctor Alberto Candioti, como presidente de la Comisión Nacio­nal Especial de Empadronamiento y Organización Femenina de la U.C.R.

Las autoridades del Congreso quedaron confiadas a las siguientes personali­dades: en la presidencia la ya mencionada señora Rosa Clotilde Sabattíni de Barón Biza (Córdoba), la acompañaba en la vicepresidencia la señora Blanca Y. de Torr (Santa Fe); desde la secretaría general la asistían ia señora Leonor Aguiar Vázquez (San Juan) y las secretarias Clara S. de Farrier (Catamarca) y María D. S. de Catán (Salta). Se sumaban a la mesa directiva los secretarios: Miguel A. Juárez Peñalba (Tucumán) y Benjamín Guzmán (Jujuy).

Todas ias comtsiones trabajaron intensamente en los días subsigmentes, pero hubo tiempo suficiente como para recordar y rendir homenaje al recientemente

69. Carlos Rodríguez, Unión Cívica Radical. Doctrina e historia, Buenos Aires, 1957, p. 42.

88.

VI. LEY SOBRE SUFRAGIO FEMENINO

fallecido doctor Roberto Parry, que había sido presidente del Comité Nac10nal. El Congreso lo hizo a través de las palabras de la señora Clelia Illia. Más adelan­te, en el espacio destinado a clausurar las sesiones, la asamblea rindió tributo a quienes habían caído en los luctuosos sucesos del 18 de abril de 1949, y en ese mismo acto de reconocimiento a aquéllos, aprovechó la ocasión para expresar su protesta públicamente.

El Congreso Nacional Femenino significó una oportunidad de perlas para la mujer radical, pues pudo poner en evidencia los principios con los que quería identificarse. Y con esta clara intención, como cuerpo legítimamente constitutdo expidió, formuló, realizó declaraciones y dictó resoluciones a través de las cuales quedó sentada públicamente la posición que tomaron las correligionarias frente a los múltiples planteos del país. Dentro de esa vasta gama de respuestas quedó incluida la actitud de apoyo a la doctrina internacional, sostenida por el ex presidente de ia Nación, doctor Hipólito Yrigoyen.

Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza

Semejante concentración de mujeres comprometidas con infinidad de cues­tiones importantes para la vida de la República estuvo presidida por la profesora Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza, cuya trayectoria profesional justificaba con creces el lugar que ocupaba en este Congreso. Esta argentina había nacido en Rosario, Santa Fe, en 1918. El rasgo esencial con que quedó definido su temple se

sintetizó en el de educadora. Había estudiado en la Escuela Normal "Ale¡andro Carbó" de la provincia de Córdoba y obtuvo el título de profesora de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ruta formativa que de la manera más natural podía tomar sólo un espíntu inquieto como el de esta mujer. Y que, por lo demás, forzosamente la fue convirtiendo en una persona­lidad notablemente preparada para su época. Acostumbrada a la tarea tntelec­tual, buena parte de su ac·tividad se desplegó en el dictado de conferencias y cátedras, las que fue enriqueciendo continuamente gracias a los via¡es de estudio que realizó por el mundo.

Fue una persona comprometida con su tiempo a un grado tal que asumió la responsabilidad de actuar dentro de un partido político, y por ese canal descubrió la manera ideal de volcar todo su conocimiento al servícto de la comunidad. Militó desde muy joven en las filas del radicalismo, seguramente absorbió la doctrina y principios en el seno del propio hogar, pues su padre era el doctor Amadeo Sabattini, político de raza, perteneciente a la U.C.R., que logró ofrecer su fibra radical a ia provincia de Córdoba gobernándola entre los años 1936-1940.

. 89.

Page 11: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Eorr ROSALíA GALLO

Colaboró como columnista en el diario partidario La Semana Radical. diríai­

do por su esposo, R. Barón Biza. "La mujer en la política" fue la sección e~ la q~e habitualmente expresaba sus opiniones. Allí abordó temas atinentes al rol de la mujer en relación a la problemática social y también a su educación dentro de la comunidad, confrontándola con la trama temporal de los últimos siglos o simple­

mente explorando el entorno típico de las norteamericanas, inglesas y francesas. Decía al respecto: "[ ... ] Si la mujer ha de reclamar para sí la igualdad cívil, socíal, polínca, económica y moral, no se concibe que reciba una educación diferente a la de su igual. Hay en todo esto una terrible confusión dado que no se distingue

entre igualdad o identidad. La igualdad, por el contrario, facilitará a la mujer el desarrollo de su personalidad. [ ... J" 70

Sus artículos denotaban una erudición y conocimiento con respecto a los temas tratados, propios de una mujer intelectualmente inquieta, muy entrenada en el oficio de pensar y con una formación de considerable solidez. N~ sólo abnó caminos desde su columna, sino que también hizo docencia en los comités parti­darios, iniciando a las simpatizantes en el conocimiento crítico de los derechos políticos que les correspondían. En una de estas disertaciones concentró toda su

experiencia reflexiva para dilucidar ante sus compañeras cuáles eran las razones

que respondían auténticamente a la pregunta ¿por qué la mujer había de votar?

Puso en el centro del análisis fenómenos que no debían pasar inadvertidos, para que la concurrencia notara claramente el valor de la participación verdadera. Así, consideró inadmisible que en una democracia integral, sólo la mitad de la población tuviera derechos y obligaciones, puesto que de hecho la mujer siempre había sabido cumplir con sus obligaciones, desde los tiempos primitivos -en que se pasó ele la vida nómade a la sedentaria-, hasta nuestros días -que fueron de dura prueba para la humanidad-. Después se refirió a la acción que debía desarro­llar la mujer en el país, especialmente en el orden partidario. Y ahí definió"[ ... ] que el partido radical era el partido de la argentinidad, por eso había de ser también el partido de la muier argentina [ ... ]".71

Tenía 47 años cuando le sobrevino un cruel drama familiar. Su ex marido en la audiencia de conciliación de divorcio le arrojó ácido al rostro, provocándole

gravísimas lesiones, de las que nunca pudo recuperarse. Esta personalidad que abrazó la causa radical, ya fuera desde los cargos más solemnes o desde el llano de la producción de ideas, falleció en Buenos Aires el 25 de octubre de 1978.

70. La Semana Radical, 28 de =tubre de 1946, p. 8, col. 1, 2 y 3. 71. lb íd., 2 de diciembre de 1946, p. 2, col. 1. .

. 90

l. . Vl. LEY SOBRE SUAZAGIO FEMENINO

"Yo soy una mujer de hogar"

La vida de Rosa Clorilde Sabattm1 y de muchas otras correligionarías de¡ó ver que, sí bien exístían mujeres que desarrollaban su vocación profunda enraizadas en los problemas de la sociedad en que vivían, atentas a cad; señal de su tiempo

y de su gente, por lo general se hacía necesario promover y despertar esta actitud

protagóníca en el grueso de la ciudadanía femenina. De alguna manera debía irse induciendo el sentir femenino hacia una percepción más cercana de las cosas de todos, problemática que había sido exclusivamente afrontada con lenguaje y mentalidad prácticamente masculinos.

Había registros de una lenta movilización que apuntaba a la conciencía de la mujer desde diferentes platafonnas públicas, mcluida la prensa .. A.sí, el periódico radical Adelante del4 de noviembre de 1950, editaba entre sus páginas un artícu­lo encabezado con la frase "Yo soy una mujer de hogar". Imagen clásica de aque­llas décadas, gracias a la cual tácitamente era obtenida una suerte de permiso social para liberarse de tomar parte en la resolución de las cuestiones públicas.

Ahora bien, la redacción del periódico retomaba, invirtiendo precisamente, este

viejo molde para impulsar a la mujer a asumir el desafío de ser protagonista sin

recortes ni lugares vedados para su obrar. Se dirigía a ella llamándola a participar de la vida cívica, involucrando y comprometiendo sus ideales por el bien común, decía: "[ ... ]Yo sé bien, 1v1ujer que tú sufres en esta hora aciaga el peso de una lucha desigual, desviviéndote para mantener en tu hogar un equilibno decoroso. Preci­samente por eso te invitamos y tu presencia será siempre grata en las Casas Radica­les porque son las únicas mujeres como tú, honestas, decentes y cultas, las que necesitamos. [ ... ]"

El recorte estampaba la fiel pincelada ele una época caracterizada por mayo­rías de mujeres que sólo desempeñaban un rol "de ama de casa". A ellas se dirigían

las líneas del diario con la esperanza de que reaccionaran contra los víeios prejui­

cios de comprenderse a sí mismas y dejarse comprender por los demás como enca­

silladas baío el rótulo de madres y esposas, sin que hubiera el más pequeño resqui­cio por donde todo su potencial pudiera construtr una Nación más allá de esos límites. Aquella especie de enrejado congénito era vista como una verdadera obstrucción justamente porque en la naturaleza de la mu¡er estaba inscripta tam­bién la suerte del país y debían irse acabando los tiempos de ausencia o silencio, actitudes que en la publicación se reflejaban en el término "indiferencia". Hábil­

mente el periódico esttmuló ei interés de la mujer, recurriendo a una duda retóri­

ca, cuya respuesta era sobradamente conocida por ella. Le preguntaba si acaso las mu¡eres que"[ ... ] se levantan ai alba, que salen presurosas de sus hogares al que no regresan por muchas horas, a veces durante todo el día, las maestras, las empleadas, las obreras, ¿no son Mujeres de Hogar? Ésas son mucho más que eso, son heroínas

. 91

Page 12: Galo - Las Mujeres en El Radicalismo Argentino

Eo1T RosALfA GALLO

dentro de sus hogares, luchan con todos los medios de que disponen para hacer más llevadero el peso de las obligaciones materiales.

No vuelvas entonces a decir, Mujer, que no puedes dedicar unos minutos a los ídeales de libertad porque te sientes 'una Mujer de Hogar'. Sé valiente, únete a esta pléyade de dignís1mas mujeres que van llegando silenciosamente a las Casas Radicales de todo el país, ungidas por un entusiasmo sagrado portadoras de una antorcha redentora dentro de sus corazones. Sacude esta índiferencia o este temor, v comprende que nada hay que pueda atemorizar a las conciencias honradas, y sé un Apóstol más de nuestra causa. [ .. :]"72

Finalizando la exploracíón de la década del cuarenta, podría quedar resonan­do en el oído interior del que investiga un conjunto de pensamientos que posi­blemente transmita cuál fue la v1venc1a que tuvo la mujer argentina de lo políti­co en este período. Intentando una síntesis, no podría quedar olvidado el hecho

de que desde hacía muchas décadas la mujer venía luchando por la conquista de sus derechos políttcos. Por otra parte, su tenacidad y militancia dentro de las organizaetones feministas y en los partidos políticos la llevó a unirse para lograr la igualdad cívil, social, política y económica. Mediante la ley 13.010 consiguió el otorgamiento del sufragio femeníno. A part1r de allí, ya no sería sujeto pasivo, tenía categoría de ciudadana.

72. Adelante, 4 de noviembre de 1950, p. 4, col. 4 y 5.

. 92.

VII. PRlMER CONGRESO FEMENlNO DE lA PROV1NC1A DE BUENOS AlRES. 16 Y 17 DE AGOSTO DE 1951

ITl a década del '50 se inició para las mujeres radicales con no pocas expectati­l!'=J vas, pues la discusión, el estudio y la publicidad de las cuestiones polítícas venían ganando a una nueva masa de ciudadanas que despiertas, se fueron intro­duciendo con todo derecho en el complejo engranaje de la actuación política. Este proceso expansivo se fue alimentando con hechos de diferente radio geográ­fico pero de similar consecuencia, puesto que promovió la partícipación de la mujer en el panorama de la Unión Cívica Radical, en cuyo interior el entusiasmo fue creciendo día a día.

En el mes de mayo de 1951 quedaron por fin abiertos los registros de afilia­ción pertenecientes al radicalismo metropolitano. La reorganización decretada por la Junta Partidaria, presidida por el interventor del distrito, don Crisólogo Larralde, había tenido la virtud de movilizar amplios sectores de la sociedad. Un aluvión de viejos afiliados tomó cartas en esta novel tirada y acercándose a los locales radicales volvió a inscrib1rse en el partido de sus conv1cc1ones. Pero sobre todo corrió por los canales ensanchados una suerte de savia fresca, una oleada de jóvenes que nunca antes se habían afiliado a la histórica bandera del Parque. Aquel elemento nuevo, con su típica desmesura de idealismo y esperanza, aportó fuertes cuotas de vida al tronco radical.

Una tercera fuente.de valor y riqueza específica, engrosó este caudal partida­rio,"[ ... ] Y viene la mujer, la mujer, que en esta tierra de paz y de trabaio, debe ser como el ángel custodio de la paz, como un puente de fraternidad v de amor que tiende el pueblo argentino, a través de la distancia, hacia todos los confines del orbe. Viene la mujer, y en la mujer la madre, a agrandar con su incorporación este partido que está dispuesto a defender hasta el fin la causa de la paz, la causa de nuestra juventud, si algún gobierno pretendiera mandarla a matar y hacerse matar en algún futuro campo de batalla. [ ... ]". 73 Era sin duda, extraordinaria la vítalidad

73. El Ciudadano, 16 de mayo de 1951.

. 93. 1