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    El radicalismo argentino189 193

    David Rock

    morrortu editoresBuenos ires

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    Politics in Argentina 1890 1930: The rise andfall of RadicalismDavid Rock Cambridge University ress 1975Primera edicin en castellano, 1977; primera reimpresin, 1992Traduccin, Leandro Wolfson revisada por el autor

    Indice general

    Unica edicin en castellano autorizada por ambridge niver- ty ress Londres, y debidamente protegida en todos los pa-:ses. Queda hecho el depsito que previene la ley n? 11.723. Todos los d erecho s de la edicin castellana reservados porAmorrortu editores S A Paraguay 1225, 7 piso, BuenosAires. .

    La reproduccin total o parcial de este libro en forma idnt icao modificada por cualquier medio mecnico o electrnico, in-cluyendo fotocopia, grabacin o cualquier sistema de almace-namiento y recuperacin de informacin , no autor izada porlos editores, viola derechos reservados. Cualquier utilizacind eb e ser previamente solicitada.

    Industria argentina. Made in Argentina

    ISBN 950-518-704-1

    Impreso en los Talleres Grficos Color Efe, Paso 192, Avella-n ed a, p ro vi nc ia de Buenos Aires , en noviembre de 1992.

    de est a edi ci n : 1 500 ejemplares.

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    Prlogo

    1. Elementos componentes de la sociedad argentina1890-19142. La oligarqua y la reforma institucional 1880-19163. El ascenso del radicalismo, 1891-19164. Actividad poltica de los obreros en Buenos Aires1890-19165. El primer gobierno radical 1916-19226. Las huelgas, 1916-19187. La Semana Trgica8. 19199. Epilogo de la primera presidencia 1920-192210. El interludio de Alvear, 1922-192811. S ~ g ? d apresidencia de Yrigoyen, 1928-193012. VIslon en perspectiva

    Apndice.,1. E s t r u ~ t u r aocupacional y de clases dela poblacin masculina de la ciudad de Buenos Airessegn nacionalidad 1914 .A ,ndice 2. Nota; historiogrficas sobre el surgmrento del radicalismoApndice 3. El primer gobierno radical y la SociedadRural pndice 4. Votos obreros en favor del Partido Radical y d:, los yrigoyenistas en zonas escogidas deBuenos Aires, .1912-1930

    NotasBibliografa escogida

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    radical,

    El curso general seguido por los acontecrmientos politicospos teriores a 1916 estuvo signado por la relacin ent re lossucesivos gobiernos radicales y los grupos conservadores dela li te a los que aquellos remplazaron. En un principio, lavictoria electoral de los radicales en 1916 pareci reflejar lacapacidad de repliegue y autoconscrvacin de la clase gobernante tradicional. Aunque fracas el objet ivo primitivo decrear un partido conservador mayoritario acorde con los lineamientos fijados por Pellegrini y Senz Pea, y el controldirecto del gobierno pas a nuevas manos, no haba motivospara creer que el poder real de la lite hubiera desaparecidoo disminuido en grado significat ivo. El ejrcito y la marinatenan los mismos comandantes que antes de 1916; los prin-cipales grupos de presin, como la Sociedad Rural , seguanintactos, miembros poderosos de la lite conservaban anposiciones estrechamente vinculadas a las empresas forneas

    El g ob ie r no r a di c al en 1916

    En muchos aspectos, se dira que la oligarqua implementehaba cambiado de ropaje. En el primer gabinete de Yrigeyen, cinco de los ocho ministros eran ganaderos de la provin-ciade Buenos Aires o estaban ntimamente conectados con elsector exportador. El minis tro de Hacienda era Domingo E.Salaberry, quien se dedicaba a las exportaciones y a los asuntos bancarios e Inrnobiliarios.F l ministro de Agricultura,designado posteriormente ministro de Relaciones Exteriores,Honorio Pueyrredn, era un gran terrateniente patricio dela provincia de Buenos Aires. El ministro de Marina Fede

    rico Alvarez de Toledo, posea tambin grandes extensionesen Buenos Aires y Mendoza. El de Obras Pblicas, PabloTorello, era un destacado hacendado, e iguales antecedentestena Carlos Bec, el primer ministro de Relaciones Exterio-

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    res, quien, al igual que ~ u e y r r e d ?haba p e r ~ e n e c i d o~ a s t apoco tiempo atrs a partidos opositores al radical ~ e c uerael protegido poltico de Estanislao Zeballos, rnnstro deReladones Exteriores de Roca en su segunda presidencia,en tanto que Pueyrredn haba integrado el partido de Mitre la Unin Cvica, hasta despus de 1912 . De orgenesm ~humildes eran los tres ministros restantes: Ramn G ~ -mez Interior , Elpidio Gonzlez Guerra) y Jos P. Salinas Educacin , todos los cuales deban el ~ a r g oa su control del aparato partidario radical en provincias claves Santiago del Estero, Crdoba y Jujuy, respectivamente).lH E lvicepresidente, Pelagio Luna, quien muri en 9 9 tambinfue nombrado gracias a las conexiones que tena en la pro-vincia.de Salta.En tales circunstancias, los grupos influyentes de la lite,que finalmente se haban resignado al c mbio de ~ o b i e r n ose vieron alentados a pensar que no hablan hecho SlOO dele-gar en l nueva administracin el poder directo que antestenan. Los radicales parecan estar guiados, en muchos sentidos, por los mismos objetivos generales ~ u ee l l o ~ sermerecedores de continuar el proceso que habla Sido iniciadopor Senz Pea.El radicalismo an mantena sus rasgos ms conservadores.Por ejemplo, gran parte de los nuevos gobernantes, en l?ar-ticular el propio Y rigoyen, eran ms marcadamente clericales que la mayora de sus predecesores, muchos de.los c u a l ~ shablan sido francmasones. En 1918, ngu rdz declaro:

    Nunca como en este momento ha sido mayor la influenciade la Iglesia. [ ] El propsi to del gobierno [es] realiz.aruna poltica inspirada en los principios de la democracia cnstiana: de paternal proteccin para los obreros, SIempre que 17 5estos permanezcan sumISOS y resigna os.

    Por lo dems, Yrigoyen no se haba apode.rado del g o b i e r ~ opor la fuerza: si ocupaba la primera magis tratura, lo deblaa la cortesa de Senz Pea y de su sucesor, De la Plaza, tantoo ms que a su propio empeo. En 1916 los ,radicales apenassi obtuvieron algo ms que el cargo de presidente de la R ~ -pblica. En casi todas las provincias seguan siendo O p O S ~cin y tambin estaban en minora en el Congreso: en laCm ara de Diputados no consiguieron la mayora h a s t ~laselecciones de 9 8 mientras que en el Senado, cuyos rmernbros duraban nueve aos en el cargo y eran normalmente

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    elegidos por las legislaturas provinciales los conservadoresla retuvieron hasta 1922 y aun despus Por consiguienteamn de las otras prerrogativas de que todava gozaban losconservadores seguan manteniendo su predominio en ma-teria legislativaEn 1916 la posicin de Yrigoyen era, pues, bastante dbil ,y sus medidas de gobierno estaban fuertemente condiciona-das por su relacin con la lite Tena como mandato logrardos objet ivos generales: en primer lugar, debla apun ta la rlos intereses econmicos de los grupos terratenientes; en segundo lugar deba establecer una nueva relacin con los sec-tores urbanos que haban sido la mayor fuente de inestabi-lidad poltica desde comienzos de siglo. La razn principalde que los conservadores hubieran fracasado en organizar unpartido de masas era que haban sido incapaces de adaptar suposicin como productores al imperativo de ofrecer algo con-creto a los grupos urbanos En apariencia solo los radicaleseran capaces de superar esta dif icultad: el los se hablan con

    vertido en un partido inorgnico eludiendo tr z r un prgr m concreto envolviendo sus objetivos con un velo de re-trica moralista y cubriendo sus compromisos reales con eflu-vios de un paternalismo engaosamente generoso A esto sehaba aadido la insinuacin continua de que los grupos declase media tendran en su gobierno un acceso ms amplioa los cargos oficialesEste principio, qu e l levaba a los radicales a mediar ent re losintereses de la lite y los de las capas medias urhanas , fue elque confiri su carcter a la lucha poltica luego de 1 916 .No es que el nuevo gobierno se lanzara deliberadamente a

    atacar los intereses econmicos de la lite en forma directa:como sus predecesores el gobierno radical evalu sus pro-pios xitos en trminos de su capacidad paraexpandir y con-solidar ms bien que para modificar la economa primario-exportadora . Es dificil sealar algn cambio sustancial en lat rama profunda de la sociedad argen tina cuando Yrigoyendej el gobierno en 1 92 2: el sector exp ort ado r segua dominando la economa del pas los sistemas financiero tributario, aduanero y el rgimen de la tierrahaban permanecidoinclumes y las conexiones con los ingleses continuabansiendo tan slidas como en el pasado Las realizaciones netas

    del gobierno radical fueron en verdad muy pocas, y si lashubo o bien complementaron 10 hecho anteriormente o bienfueron meras maniobras que fcilmente podan revertirse.La ineptitud de los radicales para comprometerse en esta

    poca con cambios ms sustanciales derivaba de que por seruna coalicin de terratenientes y de grupos de clase mediano vinculados a la industria ellos mismos eran beneficiariosinmediatos de la economa primario-exportadora como pro-ductores y consumidores Apuntaban a fines redistributivosms que estructurales siendo su objetivo primordial demo- r tiz r la sociedad de los estancieros racionalizando y me-jor ndo el sistema de relaciones polticas y sociales que ha-ba surgido de ella mximo que se atrevieron a hacer fueintroducir cambios secundarios en la pauta de distribucindel ingreso y una nueva relacin entre el Estado y los sectares urbanos finalidades que se desprenden claramente delas siguientes declaraciones del ao 1920:

    { constitucin social del pas] no se l nz r mientraslos gobiernos no se compenetren de su esencial deber de propulsar los medios para que la justicia discierna sus beneficiosa todos los rangos sociales [ ] La democracia no consiste

    solo en la garanta de la l iber tad pol ti ca: ent raa a la vezla posibi lidad de todos para poder alcanzar un n u debienestar siquiera. :

    En contacto asiduo y directo con el pueblo con las activi-dades positivas de la nacin el presidente Yrigoyen, demcrata de verdad, logra lo que nunca pudieron obtener lospresidentes de clase; la confianza y el amor de los ciudadanos. ?

    Este doble nfasis en el bienestar y el contacto con elpueblo nos est diciendo que los radicales apuntaban a logr r una integracin poltica y una situacin de armona declases manteniendo ja estructura socioeconrnica existentepeto promoviendo la participacin poltica institucionalizadafuera de los marcos de la clase gohernante tradicional. Estosobjetivos comprometieron al gobierno con dos grupos claves:la clase media de profesionales dependientes que ya antesde 1916 se habla convert ido en un elemento importante dentro del radicalismo y la clase obrera urbana Los contactosque tuvo el gobierno con estos grupos modelaron su relacincon la li te y con el capital ext ranjero. La cudruple relacina que esto dio lugar en definitiva pas a ocuparel prosceniopolt ico argentino hasta 1930.El prob lema cen tral der iv de la tendencia del gobierno radical a alinearse en demasa con los grupos urbanos; cuando

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    esto comenz a poner en peligro la relacin de la li te con elcapi tal ext ranjero y los mercados de ult ramar, desencadenominosas expresiones de conflicto poltico. Las dos crisis fundamentales que suf ri el gobierno radical, en 1919 y 1930,se vinculan direc tamente a un proceso de esta ndole. Al propio tiempo, dicha inclinacin de los radicales hacia los sectores urbanos motiv la supervivencia del conservadorismo en

    estos aos y fue la causa de que l int ento de la lite paradelegar en aquellos la supervisin de sus intereses terminarafinalmente en el fracaso.

    La s tcnicas del l iderazgo popular

    Hay, sin embargo, un aspecto en el cual el advenimiento delgobierno radical marc un cambio revolucionario en el estilopol t ico a rgen tino. La atmsfera cerrada y formal de la oligarq ua fue muy p ro nt o barrida por una oleada de euforiapopular. Cuando Yrigoyen prest su juramento, el carruajeque lo conduca fue t ir ado a lo largo de las calles por adictossuyos provenient es de los comits de la capi tal .'? Po r suempleo de mtodos novedosos de conduccin y su dominiosobre una masa partidaria con ramificaciones en todo el pas,Yrigoyen se hall en una situacin muy di ferent e que susantecesores. Ya con Roca, Jurez Celman y Figueroa Alcorta en el pasado con o s s ~se haba esbozado una tendencia a la personalizacin de las cuest iones pol ticas, peroel esti lo de Yrigoyen conf ir i a este elemento una posicincentral . Se convirt i en convencional ismo aceptado que losradicales preludiaran todas sus declaraciones y acciones conextensos panegr icos a su l der. Asimismo, los a taques msmordaces de la oposicin estaban reservados al presidente.En Buenos Aires haba un peridico, La Maana (conocido ap ar ti r de 1919 como La Fronda que se dedicaba exclusivamente a comentar los errores y defectos de El Peludo, como todo el mundo llamaba ya a Yrigoyen:

    El seor lrigoyen 9 es un simple boss hbil y sagaz en lasmaniobras del comit. Orador, escritor y pensador [N o esms q ue] una leyenda de mistificacin que despus de 30aos de mist er io estalla en eJ gobierno como exponen te deignorancia, de regresin y de caudillajes.P

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    Al mismo t iempo, la personal idad de Yrigoyen siempre caus gran fascinacin. A pesar del desagrado que les producansus mtodos y de la envidia qu e tenan a su sagacidad polt ica, muchos opositores dejaban traslucir una actitud que noera de mera incredul idad por la manera en que el nuevo presidente se defenda y manejaba. Un lder de la oposicinconservadora, Rodolfo Moreno, declar en 1918:

    Un hombre que no poda salir al debate pblico como consecuencia de su incapacidad y que necesitaba, para acrecentarsu prestigio, rodearse de misterio y esconderse rehuyendo elanlisis. He eh qu e la fantasa popular hizo un estadista dequien jams pronunciara un di scurso, escribi era un I ib ro ,t razara un programa, tuviera un t tulo universitar io , hicieravida social [ ] poseyera, en fin, alguna de las cualidadesque destacan en la vida democrt ica, que es de discusin y delibre examen.':

    y rigoyen era, en verdad, un elemento extrao yn o ~ e d o s o

    enla poltica argentina. Aun despus de ocupar la. pnrnera magistratura se neg a pronunciar discursos pbhcos; d':lrantesu mandato se abandon la cos tumbre de que el p re sidentede la Repblica dir igiera personalmente su mensaje al Congreso al iniciarse l perodo de sesiones legislativas, para grandisgusto de los elementos formalistas de la oposicin conservadora. En lugar de ello, Yrigoyen redactaba un prembuloal mensaje, l leno de divagaciones en su mayora ~ n i n t ~ j g i l spara los polt icos corrientes (esto er a a menudo intencional},y que el vicepresidente o l ~ notro delegado suyo leera an

    te el Congreso. Pareca dedicar la mayor parte ~ su t iempoa confabulaciones con sus colaboradores del partido, las cuales no ten an lugar en el palacio de gobierno (la Casa Rosads ) sino en su vieja y modest a casa cerca de Plaza Constitucn. Sus presentaciones en pblico seguan siendo muylimitadas' casi las nicas oportunidades en qu e se poda verlo era cuando concur r a al funeral de algn personaj e par tidnrio en apariencia secundario. Los partidos oposi tores llamaban a esto su necrofil ia, aunque puede expl icrselo por elalto va lor que asignaba Y rgoven a la lealtad para con' s usamistades polticas y por el nfasis que pona en las relacio

    nes personales en su conduccn del partido.Tambin era rnuv conocida su intensa vida sexual. Aunquenunca con trajo mat rimonio , dej por lo menos una docena hijos, que tuvo con sucesivas seoras. Duran te su se-

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    r-nnda presidencia, a i ~ sde la dcada del veint e, los mi.nistros se quejaran de que los haca esperar das enterospara recibirlos, mientras se ocupaba de una cohort e de jvenes viudas que venan a reclamar pensiones del gobierno. ra rar simo encontrar una fotografa suya anter ior a 1916.En ocasin de la muerte de su hermano en abril de ese aola prensa pudo tomar le algunas fotos que revel aban incon.fund ibl emente su gran est atura, aunque el ros tro es taba depropsi to casi totalmente cubierto por el sombrero; se diceque se cponia a que se le tomaran fotografas a causa de susprincipios kraussanos, que vedaban reproduci r su alma,pero lo ms probable es que se tratara de una pequea trama urdida para explotar la curiosidad del pueblo. Cuandodescubri-la importancia electoral de los medios masivos decomunicacin, estas pequeas pecul iaridades prontamentedesapareci eron: en 1919 su ret ra to apareci en cart el es pegados de uno a otro extremo del pas. Un militante sindcalde esa poca recordaba que durante un viaje que haba realizado a las plantac iones de yerba mate, en el n or te de las pr o.vincias de Chaco y Misiones, con el fin de afiliar gente, susesfuerzos tuvieron eSCaSO xi to debido a que los t rabajadoresindgenas afi rmaron que su corazn estaba nicamente conel Padre de los Pobres , Hipli to Yrigoyen, cuya efigieconservaban como un tesoro en medal lones de quincal la queles haban regalado los agentes radicales.VAlgunas ancdotas y habladuras populares servirn parai lustrar mejor el misterio y la adulacin que rodeaban a Yrigcyen. l siguiente relato, proveniente de la provincia deMendoza, fue puesto en ci rculac in por un oposi tor en 1919 ise refiere a la relacin del Presidente con el lder radical deesa prov inci a, Jos Ns to r Lencinas. Parecer a que solanpropalarse versiones como esta, que fomentaban en zonasde poblacin sernihispnica, como Mendoza la visin de sulder nacional y de su capri chosa po l tica en estos t rminosanrquicamente apocalpticos:

    Hace ms o menos tres aos, cuando se iniciaba una disidencia con el seor lrigoyen, el doctor Jos Nstor Lencinas,actual gobernador de Mendoza, cuya amistad fraternal con elpresidente de la Repblica es bien conocida y apreciada port ~

    el pas, ante mis protestas contra el mal gobernante mehizo una revelacin; me dijo t extualmente: Y o tambinprotestaba contra Irgoyen, pero hace cuatro noches, cuandome estaba quedando dormido, me habl al odo la voz de un

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    alma muy querida: la de mi hermano Santiago, y esa voz,en la forma etrea del magneti smo, me dijo: l presidentel rigoyen no es Hipli to Irigoyen. Nuest ro .naestro, nuest roamigo, nuest ro apstol , se encuentra actualmente en el partido de Guamin, cuidando una majada de ovejas. El 12 deoctubre de 1916 termin su misin par ti dari a y patritica.En ese mismo da lleg de la India para reencarnarse en suenvol tura humana Joaqun Chrisnamurty, al ias Alcione, unjoven de 28 aos, un verdadero pozo de ciencia, que en laUniversidad de Oxford, a los 14 aos de edad, escribi en 8das un maravil loso l ibro cient f ico, en cuya redaccin cualquier otro hubiera necesitado 3.000 aos: este Chrisnamurtyes el segundo Dios' . Puede usted creerme , agreg el doctorLencinas; cualquier cosa que haga desde la presidencia serpara felicidad de todos nosotros. El podr dest ru ir al pas,pero seguramente lo recons trui r mejor. Es posible que lasgeneraciones actuales no le comprendan, pero cuando dentrode 2.000 aos la humanidad estudie historia argentina, tendr nocin verdadera de este milagroso mandatario .18:-l

    Estas extravagancias eran poco frecuentes, pero h ast a enBuenos Aires aparecan con cierta asiduidad, en las reuniones pblicas, fant icos que gri taban frent icamente: jYrigoyen es un d ios . Est a apelacin puramente simblica talvez cumpli algn papel en la movilizacin de apoyo a losradicales en las zonas ms at rasadas del pas, pero en las ciudades el prosel it ismo se basaba por lo general en cosas msconcretas y mater iales, como lo indica el siguiente e jemplo,tambin dado a conocer por una persona hosti l a los radicales(aunque no debe tomrselo al pie de la l et ra ):

    Era el seor Irigoyen un asiduo concurrente a la casa debaos de la calle Suipacha l Palacio rabe [ ] Todoel personal subal terno de la casa tena una especie de adoracin por ese cl ient e, que lo t ra taba con gran amabi li dad , fi-neza y cortesa , no olvidndose nunca de interesarse por susfamilias, sus cosas y necesidades. Es unnime la opinin, entrequienes alguna vez hablaron con l, de que saba usar de sudon innato de simpata en las conversaciones, as como de lasugestin a la que pocos escapaban.

    u ndo fue presi dente la primera vez, dej de con curri r,seguramente absorbido por la atencin de sus tareas. [ ]Varios de sus amigos continuaban concurriendo en su calidadde clientes del establecimiento. Entre ellos se contaba el se-

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    or Crovetto, que fue gobernador de la provincia de BuenosAires y presidente del Banco Hipotecario Nacional. rabajaba ~ o m opedicuro en la casa un hombre joven ape.I l ~ d a d o~ u a r m oquien no era el menos expresivo en sus manifestaciones de adhesin al personaje. En circunstancias enque a t ~ ~ d aal Sr. Crovetto, se lament de su inasisten,CIa... p r e C s a m e ~ t eahora 9ue lo necesito , agreg, ycon seguridad me hubiera atendido en el pedido que deseabahacerle . Si es algo que yo pueda trasmitirle , se ofrecicortsmente el cliente. Guarino, animado con eso, se atrevia explayarse. Una hermana suya se haba recibido de maestra ~ o r m a ly haca meses que ambulaba intilmente en susgestiones para conseguir una suplencia que le diera ttulospara p der despus aspirar a un cargo de estabil idad ~ > ~ o sdas despus de esto, lleg con apuro a la casade baosel Influyentepersonaje y dirigindose a Guarino le dijo: Squese mn:edIatamente. el delantal,'pngase el saco y el som-brero y v e ~ g a s econmigo Un instante despus, Guarino,q,:e no saba que pasaba, iba repantigado en el asiento dellujoso automvil ocupando la diestra de su protector rumboa la Casa de Gobierno.L1egados a ella, .se dirigieron a la presidencia y ent ra ronpor una puerta especial sin tener que pasar por'la amansadora , b ~ I 1 e n : een ese momento, como siempre, de postulan-tes, funcionarios y 1 e ~ I s l a d o r e sque.a veces tenan que esperarmeses para ser re: lb l??S., ~ l presidente .los aguardaba y alve:los entrar se dIrIgIO rpidamente hacia Guarino y estrechandolo e? ~ a?razo,.le dab? palmaditas al mismo tiempoque le deca, MI querido arrugo, no sabe cunto gusto med ~ verlo po r ac. Y sobre todo sabiendo por lo que me hadicho Crovetto que me necesita y que puedo atenderlo enel pedido que viene a formularme . o > M ~ ~ n t r a stant e l otro, embargado por la emocin que lecausaba tal recibimiento nada menos que del excelentsimoseor presidente de la Repblica, lloraba como una Magdalena y no atinaba a pronunciar palabra alguna. Cuando logrc a l m ~ r s ealgo y balbuciente an, pudo dar detalles de lo quequena. Al llamado del primer magistrado acudi un secretatia de Educacin. Fue sacado este de la amansadora en laque h a ~ arecibido la indicacin de permanecer hasta que sele necesrtara, Una vez en presencia de su jefe este le presenta su gran amigo Guarino en trminos encomisticos ala~ a n d osu fidel idad y sus condiciones. En seguida le orden,

    Vuelva a su despacho y acompese con este seor, a quien

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    le entregar el nombramiento de directora de la escuelaNI para su seorita hermana, fulana de tal .La cabezale daba vueltas al protagonista. Se crea soandocon un cuento de as mil y una noches Y ms cuando aldespedirlo, su poderoso amigo agreg: Mndeme con Cro-vetto una lista de parientes que necesitan empleo, y los datosque les correspondan .No fue lerdo el susodicho en el envo que se le haba encomendado, y desde entonces l y su beneficiada parentelaindividual y colectivamente, aumentaron el nmero de losque, como deca antes, gustosos se haran matar en defensade su dolo 84 .

    Este nuevo estilo de poltica popular iba acompaado deuna participaci n mucho mayor de los grupos urbanos, queantes haban d o relegados a un papel indirec to o slo ocasional. Los radicales vean en ello el sntoma de un nuevoespritu democrtico; la oposicin, en cambio, incluidos lossocialistas, solan describirlo como el gobierno de la plebe,y aludan a los adeptos de los comits radicales como lachusma, afirmando que sus rasgos distintivos eran una ve-nalidad tota lmente fuera de lo comn y un insaciable afnde corrupcin.Sea como fuere, la presencia de estos grupos contribuy aacelerar la lenta trasformacin que vena producindose enlos partidos polticos desde la dcada del noventa. n todosJos planos de la poltica, introdujo nuevas pautas y estilos decontacto entre los polticos y el electorado. Si se exceptanalgunas zonas remotas del interior del pas, que vivan enuna economa de subsistencia, en todo el resto la actividadelectoral dej de ser cuestin de simple soborno evolucon hasta convertirse en un problemade .organizacin de ma-sas; una revolucin paralela tuvo lugar en el arte de la pro-paganda poltica, y surgi un nuevo estilo de periodismo P >pular. Por ltimo, como reflejo de la gama mucho ms am-plia de demandas articuladas dentro del sistema polt ico, elproceso de toma de decisiones y la ampli tud de las actividad ~ so f i ~ i a l e scomenzaron a adquirir nuevas y ms complejasdimensiones.El radicalismo sigui siendo un conglomerado hbrido lasdisparidades regionales y de clase que llevaba en su seno yque no haba logrado eliminar le impidieron cobrar la formaorgnica a que haban aspirado los reformadores de 1912.En muchos aspectos continu siendo el heredero de los par-

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    tidos personalisras del pasado compartiendo muchas delas caractersticas autoritarias de los gobiernos oligrquicosEl medio heterogneo en que le toc actuar las deman-das conflictivas a que estaba sometido dejaban una perdu-rable impresin de improvisacin y confusin. En 1919 unode los principales peridicos conservadores de oposicin

    a Nacin declaraba:

    El Partido Radical carece de representaciones concretas enmateria de gobierno; no podra definir sus objetivos en unplan de accin preciso e integrado en sus distintos aspectos;sus ideales constituyen una nebulosa sus aspiraciones se re-velan segn la vaguedad'de virtudes ilimitadas. Su forma-cin por fin es un impulso torrentoso de recuerdos oposito-res y empeos revolucionarios esencialmente negativos porsu propio enunciado La nica cosa existente que tiene di-mensiones [ ] es la persona de su jefe; el seor Irigoyen,exclusivo punto de referencia pasado presentes.P

    a e co no m a a rg en ti na d u ra n tela P ri me ra u er ra M un di al

    Antes de comenzar a analizar con ms detalle la relacin delgobierno con los grupos urbanos es importante pasar breverevista a los acontecimientos econmicos de la poca de laguerra y de la posguerra inmediataCuando Yrigoyen subi a l presidencia en 1916, el pas esta-

    ba viviendo las agonas de una seria depresin econmicainiciada en 1913 con la sbita interrupcinde las inversionesextranjeras la cual se vinculaba a su vez a la crisis finan-ciera que atravesaba Europa desencadenada por la guerra enlos Balcanes.I' Ese mismo ao la cosecha fracas y disminu-y el volumen de comercio exterior. El estallido de la guerraen agosto de 1914 profundiz la depresin; las inversiones

    '\ extranjeras cesaron por completo baj el valor de las tierras

    y se produjo una seria escasez de capacidad de embarque Labalanza de pagos solo pudo mantenerse equilibrada merced a. una cuantiosa reduccin de las importaciones Esta falta de

    bienes importados persisti durante toda la conflagracin el perodo de posguerra en tanto en cuanto Gran Bretaa otros pases europeos dedicaban sus recursos a la produc

    cin blica. Solo despus de 1917 pudo recuperar la Argenti-na su comercio de exportacin al aumentar la demanda dealimentos por parte de las tropas aliadas.De manera que en el plano econmico la poca de la guerray la posguerra se dividi en dos etapas principales: la prime.ra, que se extiende de 1913 a 1917, fue periodo de de-presin; la segunda, ent re 1918 y e comienzo de la depre-sin de posguerra en 1921 un perodo de auge originadofundamentalmente en la creciente demanda externa de ex-portaciones argentinas En el primer perodo hubo conside-rable desempleo, e cual afect sobre todo a la clase obreraurbana en las esferas vinculadas al sector exportador Estose reflej en el abandono del pas, entre 1914 y 1916, dems de 170.000 ex inmigrantes.El efecto principal de la guerra, ms marcado en el segun-do periodo, fue la rpida inflacin. El aumento de preciosincidi tanto en los artculos importados como en los na-cionales. A medida que la guerra elevaba velozmente los cos-tos de produccin en Europa se produca un sbito incre-mento de los fletes internacionales s elev tambin el pre-cio de las importaciones; en 1918 el volumen de importa-ciones haba disminuido a la mitad del que se alcanz en1910 en tanto que los precios se incrementaron un 300 en ese lapso.v Los precios de los bienes internos se vieronafectados por los de las materias primas importadas; entrelos artculos primarios importados el que ms sufri esteaumento fue el carbn. En 1913 se importaron ms de 4 mi-llones de toneladas, cifra que se habla reducido en 1916 apoco ms de 700.000 toneladas. Luego de 1917 se genera-

    ron nuevas presiones inflacionarias a causa del aumento dela demanda externa de productos agropecuarios; como laoferta permaneca relativamente inelstica, dicha demandatuvo creciente gravitacin en los precios a los consumidoreslocales, que en 1918 hablan subido un 75 % con respecto alos de 1910. 18 8En el cuadro 2 se sintetiza esta evolucin empleando nme-ros ndices y tornando como base el ao 1914. Se puedeapreciar e aumento de las exportaciones luego de 1914 (sal-va en 1917, cuando fracas la cosecha) y la paralela dismi-nucin de las importaciones hasta el auge de posguerra en

    1920. Tambin se pone de manifiesto la forma en que seelevaronlos precios sobre todo los de los bienes importados:al par que el volumen de importaciones se redujo su valortotal aument considerablemente

    118 119

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    La inflacin fue uno de los factores preponderantes entre losque rigieron la relacin entre lite terrateniente y los seo,tores urbanos durante el primer gobierno radical. Su efectofue redistribuir el ingreso de los sectores urbanos hacia losgrupos rurales y exportadores. Mientras que los terratenien.tes y los exportadores se beneficiaban con la inflacin a cau.sa de los mayores precios que perciban por sus productosentre 1914 y 1918 costo de vida urbano aument alrededor de un 65 : costo de los alimentos aument en promedio un 40 e de los alquileres, un 15 Ye de ciertos rubros especficos de consumo como las confeccionesque eran importadas o cuya produccin dependa de materiasprimas europeas) casi un 300 .189

    Cuadro Indices del comercio exterior} 1914-1922.

    Volumen Volumende las delas Valor delas Valor delas

    exportaciones importaciones exportaciones importaciones

    9 4 100 9 5 27 84 116 4 9 6 112 81 29 142 9 7 79 70 7 76 9 8 3 62 74 256 9 9 135 86 9 244 92 33 200 276 92 116 3 38 228 922 53 2 109 88 uente asado en Guido Di Tella y anuel Zymelman, as etapasdel desarrollo econmico argentino BuenosAires 1967 pgs. 320 352.

    La estrategia polt ica de l gobierno

    En 1916 los efectos de la inflacin sobre los consumidoresurbanos llevaron al gobierno radical a una posicin bastantedifcil. Su props ito era poner fin a las tensiones polticasentre la li te y los sectores urbanos y consolidar su posicinen el electorado en un momento en que a causa de la infla-cin los intereses de ambos grupos eran agudamente divergentes. El gobierno no poda evi ta r que los ter ratenientessacaran provecbo del auge generado por la guer ra en lo tocante a los productos primarios. Por otro lado si no intentaba al menos mitigar los efectos de la inflacin, corra el

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    riesgo de perder los vnculos que habla establecido con losgrupOS urbanos, lo cual dejara la va libre a competidores,como PS, ms expresamente ligados a dichos grupos. Eramenester pues encontrar algn modo de apaclguar a los gru-pos urbanos sin enajenarse a la vez las simpatas de la lite.En lo atinente a los grupos urbanos Se descubri que lanica forma factible de lograrlo era aumentar la cant idad decargos burocrticos y profesionales. La readopcin de losmecanismos tradicionales de patronazgo poltico y sus consecuencias de largo plazo sobre las pautas de gasto pblicopasaron a ser a la postre el rasgo primordial de las relacio-nes entre la clase media urbana la lite conservadora ascomo la condicin bsica para que los radicales pudieran con-servar el apoyo de la clase media. Por supuesto el uso de ta-les expedientes no significa que todos los votantes nativosde clase media obtuvieran un cargo pblico; los cargos eranutilizados fundamentalmente para establecer o mantener elnexo entre el gobierno y los comits del partido y a su vezestos ltimos operaban como principal dispositivo para lamovilizadn del electorado recurriendo a menudo a tcnicasms convencionales.P?Sin embargo este sistema de patronazgo no surgi de la no-che a la maana. El pr incipal problema inmediato en 1916era que cualquier aumento de gasto pblico para expandirla burocracia hubiera exigido un aumento de los impuestosy como el sistema impositivo no haba sido modificado enlo ms mnimo dicho aumento repercutira en los propiossectores urbanos. El grueso de las recaudaciones del Estadoprovenan de los aranceles aduaneros de los artculos importados , y por lo tan to se cargaban al consumidor. La nicaforma concebible de modificar esta situacin habra sido unimpuesto a la tier ra; pero fijar dicbo impues to no era fcilpara e radicalismo: habra const itu ido un ataque directo ala lite terrateniente y aparte de otras consideraciones ha-bra puesto en peligro su propia naturaleza de coalicin. Abara bien: tampoco resultaba muy fcil incrementar los aranceles aduaneros siendo ya tan altos los precios de los bienesimportados.t'Antes de 1919, cuando las importaciones y las recaudacionesfiscales comenzaron a mejorar el gobierno se mostr poco

    dispuesto a incrementar el gasto pblico en un monto signiiestivo, hasta cierto punto poda justificarlo invocando al-gunos de los principios que haba defendido cuando estabaen la oposicin. Cnn anter ior idad a 1916 los radicales ha'

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    blan .afirmado aunque pocos les creyeron y menos anlas clases medias urbanas que una vez en el poder acabarancon el sistema de favoritismos oficiales como parte del programa de regeneracin moral que haban emprendido. Enconsecuencia el sistema de patronazgo tard en desarrollar.se. La mayora de las personas nombradas por administracio.nes anteriores al menos en el plano nacional fueron deja.das en sus puestos.PEn lugar de ello, en sus dos primeros aos de gobierno losradicales trataron de promover en el Congreso una serie dereformas moderadas tendientes sobre todo a favorecer a losarrendatarios rurales. Se propuso la creacin de un banco g r ~ i o ara c ~ n t r i b u i ra los planes de colonizacin y se intento ~ l run l m ~ u e t otemporario a las exportaciones ro-pecuarias con el fin de llevar alivio a los granjeros que atravesaban momentos de penuria as como desarrollar un plande obras pblicas que permitiera hacer frente al problema dela desocupacin urbana. Otro proyecto legislativo tendia ala compra de barcos mercantes que pudieran reducir los costos de flete en las travesas trasatlnticas.Estas medidas deben interpretarse como una tentat iva deconsolidar el control sobre los sectores rurales de la reginpampeana y adqu ir ir lo en las provincias de Buenos AiresCrdoba y ntre Ros. Este fue tambin, a todas luces e~ o t i v o~ o rel cual.la oposicin conservadora se neg a ~ o n ~s iderar dichas medidas. Uno de los rivales ms prominentesde Yrigoyen en aos venideros Federico Pineda las des-cribi en estos t r m i n o s :

    Llegado Yrigoyen al gobierno como Mesas, cuando se esperaban sus proyectos redentores se produjo como fruto deuna gestacin de veinte aos el ms grotesco parto de losmontes concretado en la aparicin de cuatro proyectos [ ]~ e un infantil ismo risible . En uno de los mensajes se nun-Ciaba el proyecto de modificar e rgimen agrario de paspor medio de la colonizacin agrcola-ganadera, bajo el control del Estado que se declaraba necesaria para evitar losmales que segn se deca-e- haba producido l accin privada; pero en realidad el proyecto de ley remit ido consista r }a simple autorizacir> al Poder Ejecutivo p'ara emplear l

    ridcula suma de 30 millones de pesos en prestamos a agricultores para cosas tan distintas como comprar tierra pblicao pri ada y la construccin de casas-habitacin o adquisicinde animales, todo como lo decidieran los funcionarios desig-

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    por e Poder Ejecutivo , s in que la ley estableciera sipor medio de quin y en qu condiciones se haranlos

    pr:stamos, dejando todo arbitrio de gobierno.'93

    grupos opositores del Congreso rechazaron las modificaimpositivas debido a su temor de que e diner o que

    fuera quitado se empleara con fines francamente partidis-Pensar que podan estar en lo cierto no es ser injustos

    con e gobierno. En 1916, los radicales se hallaban en un aposicin dbil en el Congreso y en muchas de las provincias,y procuraban encontrar algn medio de fortalecerla.Otra de las p ropuestas del gobierno consisti en ped ir quese lo autorizara a negociar con ciertos bancos neoyorquinosun prs tamo tend iente a consolidar la deuda pblica. Estovuelve a ilustrar su ortodoxia financiera en esa poca su falta de disposicin para incrementar e gasto pblico y su bsqueda inicial de alguna alternativa frente a un sistema depatronazgo basado simplemente en tal aumento del gasto.Leyes similares a estas se haban intentado imponer en elpasado. La nica autntca novedad fue un proyecto de impuesto a los rdi tos personales int roducido en 1918 . Peroninguno de estos proyectos prosper a excepcin del impuesto temporario a las exportaciones agrcolas que tuvo vigeneia aos ms tarde durante el auge exportador.l' Estetributo fue f inalmente aprobado por e Congreso e 18 deenero de 1918, luego de negociar con los aliados un importante acuerdo de compra de cereales a precios garantizados.El hecho de que e Parlamento aceptase e impuesto fue frutode la opinin prevaleciente en cuanto a que el gravamen afeetara, o bien a los aliados o bien a los exportadores pero noa los productores . El mencionado plan de impuesto a los rditos fue sumamente moderado y puede describrselo comouna medida apenas aparente para revertir los efectos de lainflacin sobre la distribucin del ingreso. Para los ingresosde los obreros y de los integrantes de la clase media que seencontraban entre los 2 .500 y 10.000 pesos anuales se estahleci un impuesto del 0,75 % anual, tasa que suba progresivamente hasta llegar al 7 para los ingresos superiores a 150.000 pesos. Se estim que mediante este tr ibuto serecaudaran 30 millones de pesos suma que no habra resuelto el problema de los recursos fiscales, aunque de todosmodos esta medida super todo lo intentado por los conservadores.'?

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    Desarrollo del s i st ema de patronazgo

    Pese a los nada injustificados temores de los conservadoresen cuanto a que cualquier cambio en el sistema tributariosera empleado por los radicales para subsidiar sus campaaselectorales, la imposibilidad de sancionar estas leyes ilustrala extrema renuencia de la mayora conservadora en el Con.greso a respaldar con concesiones tangibles las reformas quehaban hecho en 1912 En tales circunstancias de impase poltico, en 1918 y 1919 se hizo notoria la apelacin del gobier.no a tcnicas ms burdas de patronazgo. En este ltimo ao)al retomar poco a poco las importaciones su ritmo anteriora la guerra, mejor tambin la recaudacin fiscal; por otraparte, como se ver despus, haba signos de que el apoyodado por la clase media al gobierno en la ciudad capital co-menz b a desmoron rseEntre 1919 y 1922 el uso de los cargos pblicos con finespolticos se convirti en el nexo principal entre el gobierno

    y la clase media. Yrigoyen puso los cargos oficiales a disposicin de los caudillos de los comits locales del partido,quienes los utilizaron como medio para establecer firmes ca-bezas de puente con el electorado nativo. En ese lapso laposicin personal de Yrigoyen como jefe del gobierno y delpartido pas a depender casi exclusivamente de su habilidadpara manejar patronazgo estatal. El siguiente comentariode La Vanguardia en 1922 que trasunta amargura pero esexacto en esencial, muestra la importancia que haba ad-quirido dicho sistema:

    La inscripcin en los registros del partido viene a ser [ ]una especie de pasaporte o salvoconducto para llegar a cual.quier puesto, sistema que, generalizado con el fin de dar ubi-cacin en las oficinas pblicas a las hordas famlicas de la'(causa , ha convertido a todas las reparticiones nacionales ymunicipales en otros tantos asilos de incapacese.l

    Los principales beneficiarios eran los hijos de inmigrantespertenecientes a la clase media dependiente de Buenos Ai-res y e n menor medida) de las dems ciudades importantesdel litara] atlntico. Estos eran los ncleos primordiales de

    la organizacin en comits de la V R habindose sumado alpartido en nmero creciente luego de 1900. El sistema nobeneficiaba, en cambio, a los inmigrantes cu y o s votos no

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    ser ganados, puesto que carecan del derecho al su-fiag ni tampoco a -Ia clase obrera o a los empresarios,

    por distintas causas ambos grupos estaban ms allposibles atractivos de un cargo pblico. No debe sor

    pr nder, pues, que el PS se opusiera enrgicamente al sisteel cual ofreca muy poco a sus principales adeptos.

    consecuencia ms notoria del desarrollo del sistema de

    pa1trona: go fue que extendi los vnculos entre el propio Yri-y caudillos de barrio de clase media. A medidae sistema se fue afianzando, estos empezaron a figurar

    los puestos ms altos de la burocracia y a competir paraloscargos electivos con los lderes tradicionales del partido.Vemos pues, que otro de los rasgos p e u l i r ~ s~ e lgobiernode Yrigoyen fue la lucha por el control partidario entre losgrupos de c ase media y los g r u ~ o sde la lite que haban yado al radicalismo desde la decada del noventa. Esta divi-sinya se haba perfilado en las disputas en torno de la candidarura de Yrigoyen en 1916 y ms tarde, dado el carcter

    policlasista del partido, lo carg de crecientes tensiones. Laoposicin a Yrigoyen del ala aristocrtica cristaliz en la forma de un ataque a su personalismo y la exigencia de qu eno se confundiera al Estado con el partido; el propsito deesta ofensiva era frenar el poder de Yrigoyen quebrando elvnculo directo que lo una con la clase media. A fines de1918, ese sector, que an era mayora en rganos partidarioscomo el Comit Nacional y el Comit de la Capital Federal(rganos que cada vez tenan menos influencia) , emiti unimportante manifiesto, que constituye una buena sntesis delos objetivos que perseguan los disidentes y ejemplifica su

    decepcin respecto de Yrigoyen:La opinin pblica no tiene ningn motivo para ver ennuestro partido otra cosa que lo que resulta ser hoy, a saber:una fuerza sin ms programa que apoyar al gobierno. [ )Proclamamos, pues, la necesidad inmediata de provocar unareaccin contra la falta de carcter, el incondicionalismo, elpersonalismo; la ausencia de ideas, el predominio de la me-diocridad y la servil tolerancia que amenazan causar la dis-gregacin de la ms vigorosa y bien inspirada fuerza cvicaque ha actuado en nuestra historia poltica contempornea.

    [

    ] El radicalismo debe seguir siendo una corporacin independiente de ciudadanos resueltos a dirigir su actuacin eX-clusivamente por sus propias deliberaciones y determinacio-nes. Toda intromisin o influencia extraa, visible u oculta,

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    conflicto de Yrigoyen o el a la derecha cobr significa-asimismo en t ~ m i n o sde la distribucin regional delden tro del par ti do y del vnculo del gob ie rno con dis-grupos regionales. Luego de 1916, la Capital y las pro-

    de Buenos Aires y Crdoba fueron los baluartes de

    Se propician candidaturas de personas estrechamente vincu-ladas a los barrios a los cuales pertenecen y conocedoras delas verdaderas n e c e s i ~ a d e sde los mismos de manera quep u e d ~ n~ e una g a r ~ n t ~de que desde su puesto en el concejo< o n t t I b u ~ r a ncon eficacia a su progreso. [Pero esto convierte]~ I on jo en un campo de pequeos pleitos. donde los in-t e r e s ~ sgenerales y permanentes de la poblacin se perderanqe v ~ s t apor ~ o m p l e t opara dar preferencia a una puja derivalidades e intereses loealistas estrechos.201

    del partido no era nada raro que en cada barrio sur-~ o ~f ~ c c i ? ~ e sbastante parejas y como el control de

    c o m I t ~ ss l g l l f ~ c a b at a ~ t oen trminos de riquezay de po-sOCIa] se libraban Intensas batallas con total ausencia

    escrpulos. No era infrecuente que los bandos rivalespusieran bombas o se tirotearan. Asimismo el crimen

    y la pol tica local eran hasta cierto punto con-comitantes. 199

    ciertos casos el caudillo de barrio se conectaba con los gru-pos de intereses urbanos.' pero la caracterstica ms salientede sistema de los caudillos era el establecimiento de estrechoslazos personales con un vecindario en particular. En 1918en ~ n ad ~ s; ts impugnaciones al sistema a anguardia d e ~claro, refirindose a los candidatos de los radicales para laselecciones municipales:

    roblemas regionales

    En 1922 la DCR, con los comits locales que la componanse e o n v i r t ~ en la mayor asociacin civil del pas; solamenteen la Capital Fede ra l sus afiliados no ba jaban de 50.000. 20 2La cuest in del con trol de los comi t s sigui siendo funda-mental durante t ~ ala dcada de 1920 y a la postre pas adominar la relacin e nt re la clase media profesional y losgrupos de la lite has ta 1930.

    especialmente si es de carcter personalista, es contradictoriacon la definicin de la democracia. La separacin e nt re epar ti do mil it an te y e gob ie rno debe ser abso lut a. l ] Elp art ido d ebe definirse muy claramente frente a los ms ur-gentes e importantes problemas polticos econmicos y so-ciales. Al indicar la necesidad de un programa, repudiamos latenta tiva de dotar a l par tido de una frondosa y encic lopdica

    coleccin de principios abstractos. l

    ] El ideal radical elque ms interesa al electorado [ ] es asegurar una buenaadministracin pblica. Este ideal depende, en su realizacin,de la calidad individual, competencia conocida, capacidad in-telec tual y decoro de los funcionarios o gobernantes, El radi-calismo cumplir pues su misin al criticar o atacar a quie-nes no llenan esas condiciones. l ] Es menester una justaapreciacin de los valores individuales, que ponga la drec-cin de par ti do en manos de los ms calificados y autori-zados 191

    En 1918 Y 1 91 9 el p ar tid o estuvo a punto de dividirse por es-ta cuestin; pero a pesar de las presiones del Grupo Azul,como se dio en llamarlo las tentativas de controlar o inver-tir la tendencia de Yrigoyen a comprometerse cada vez mscon la clase media y los caudil los de barrio fueron infructuo-sas. El grupo de la lite no consigui dominar el partido por-que estaba fuera del acceso a las fuentes del pat ronazgo, y,e? c ~ n s e c u e n c i aa los medios parahacerse de una masa par-tidaria , La propia carrera pol t ica de sus miembros dependade Yr igoyen ; en lt ima inst anc ia , e st aban obl igados a acep-tar su liderazgo o a aislarse i rremediab lemente. Cuando en

    1 91 9 el movi mi ent o oposit or t er mi n en el fracaso la rela-cin entre Yrigoyen, como fuente de patronazgo y los co-mits del par ti do , ~ fuente de apoyo electoral, pas aser el rasgo predominante,Es preciso no subestimar entonces la importancia que te-nan los comits. r an el nexo e nt re el gobierno y el electo-rado, y el ms vital de los factores que p ermi ti ero n a y rigo-yen consolidar su popular idad. No era menor la importanciade los presidentes de comit o caudillos de barri o que au-ment notablemente luego de 1916, cuando fueron' nombra.dos representantes en el Concejo Municlpal.l' lo cual puso

    en sus manos nuevas y decisivas fuentes de patronazgo. Unode los rasgos permanentes de la pol t ica portea de esos aosf,;e la enorme r ival idad ent re los d is ti ntos asp irant es a cau-dillos por logra r el con trol de los comit s. En las elecciones

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    rigoyen. La provincia de Buenos Aires era la quemayor electorado, y en ella se concentraban tambin lostares ms poderosos de la lte. Las dems provincias ocupaban un triste segundo lugar en cuanto a las respuestas queo bten an de g ob ie rn o y a su influencia en el pa rt ido en plano nacional.Consecuentemente, si ya antes de 1916 se baban hecho patentes las tensiones interregionales, en particular con San,ta Fe y Entre IDos, despus de esa fecha se intensificaron.Varios lderes de la faccin dis ide nt e de la lit e que surgicomo adversaria de personalismo en 1918 y 1919 habantenido ligazn directa con esas dos provinclas.' Con poster ioridad a 1919 el conflicto se prof undi z, a me di da que laclase media dependiente portea cerr b el cerco en tornode gasto pblico nacional, privilegio que gener antagonismos en a lgunos de los g ru po s de clase med ia de o tr as p ro vincias, donde tambin haba una cuantiosa poblacin urbana dependiente.Una situacin anloga priv en la mayora de las provinciasmediterrneas no pertenecientes a la regin 'pampeana: sutradicional subordinacin econmica y poltica no mengucon el advenimi ent o al poder de los radicales. Sobre tododespus de 1919, se recurri con creciente asiduidad a laantigua prctica de la intervencin federal , mediante la cualel gobierno central asuma el control directo de una provinciapara corregir los abusos locales de poder, pero con e propsito inmediato de establecer regmenes serviles, regidos porpoliticastros, que estuvieran en condiciones de asegurar eltriunfo en las eleccones de senadores nacionales.s' El efectoa largo plazo de e st e sistema de control un it ar io i ndi re ctopor parte de gobierno nacional fue la aceleracin de proceso de central izacin del poder y la riqueza en la ciudad deBuenos Aires, proceso que era consecuencia, hasta ciertopunto , de la ampliacin de derecho al sufragio en 1912. Lasreformas alentaron al gobierno a orientar su poltica hacialas zonas ms populosas. Pero el problema tena otras facetas ms complejas. Reflejaba la dificultad de conciliar losintereses de los consumidores urbanos con los de los exportadores, y pona de rel ieve la d is tribuc i n reg io na l de la influencia poltica dentro de la lirc terrateniente.Para contemplar la situacin de los consumidores urbanosdurante ese perodo inflacionario sin afectar a los ganaderosy cerealeros bonaerenses, Yrigoycn procur que las zonas polticamenre ms dbiles del interior cargaran con e peso de

    [2 8

    hechas a los primeros. Entre muchos otrosejerup-ve. pueden mencionarse las expropiaciones de azcar

    flagrante tentativa de establecer una discriminacinproductores del interior en favor de los consu

    midores urbanos. sin tomar medida alguna contra los interela regin pampeana. Como respuesta a estos procedi

    mientos Y a las intervenciones federales que imponan regmenes clientelfsticos corruptos, surgi. antes de 1922, en lglm s provincias San Juan, Mendoza, Tucumn , unafuerte tradicin antiyrigoyenista. Otros conflictos regionales de esta nd ole cumpl ir an un pape decis ivo en los acontecimientos posteriores. in o fueron, pues, las expresiones principales del nexo creciente entre e g obiern o radical y los grup os de clase mediaurbanos: 1 la creacin de un sistema de patronazgo para elcontrol del partido; 2 e aumento de gasto pblico despusde 1919;. 3 la tendencia a per judicar a los sectores urbanosque no estaban en condiciones de beneficiarse con el crecimiento de la burocracia; 4) los signos de ten sin dentro delsector de la lite que per teneca a la UCR y 5 e incrementode los tributos correspondientes a las provincias del interiorcon respecto a los de la provincia de Buenos Aires.

    La Refo rma Universi tar ia de 1918

    La Refo rma U nivers itar ia de 1 91 8 es el hech o que ms asociado ha quedado a los logros del gobierno radical en favorde la clase media.s' Ms tarde dicha Reforma repercutiraenormemente en los movimientos universitarios de toda Latinoamrica; sus orgenes, empero, fueron los prosaicos conflictos que tuvieron lugar a comienzos de siglo entre la litecriolla y los nuevos grupos de clase media en torno al accesoa las universidades, y, ms all de estas, a las profesionesliberales urbanas. De m ner que la Reforma Universitariaestuvo ntimamente vinculada al fenmeno general de latensin social entre los grupos de cl se media, producto dela restriccin al crecimiento industrial la economa primario-exportadora.En 1918 primero en la Univers idad de C rd ob a y luego enotras casas de altos estudios, hubo una sucesin de huelgasestudiantiles, algunas de las cuales lc nz ron violentas proporciones. Su objeto era que se modificaran los planes de es-

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    tudio y s ~ pusiera fn a la influencia escolstica y clerical nla e d ? C a ~ l O nsuperior, ~ o sr:formadores presentaron sus ideasen te rmmos de ;tr:a filosofa de la educacin y la sociedadmarcadamente distinta de la del pasado, popular izando porvez p ~ l m e r ala d e m o c ~ a c l aeducativa y la par ticipacin de losestudiantes en el gobierno de las universidades,Aun9-ue gobi:rno radcal se encon tr en un est ado de i rt e.m e d I a ? ~ econfusin cuan,do intent satisfacer los objetivos msmeta tfsjcos de los estudiantes, lo c ierto es que tom medidaspost ttvas en respu,est,a a sus demandas ms concretas, Trasprolongadas negociaciones entre los funcionarios y los lderesurnversrtanos, ~ e simplificaron los criterios de ingreso, y losplanes de e ~ t u d l O ssufrieron Importantes modificaciones; peroe l paso mas trascendente que dio el gobierno fue la creaCIOn de nuevas universidades, que ampli aron las posibilidades de los grupos de clase media de recibir educacinsuperior.A s ~ ~ e ser; 1922 estos grupos baban l legado a ocupar unap ~ s l ; l O npoltica mu y diferen te de la que ten an en el per odooligrquico: ahora estaban plena y directamente envueltos enlas act.IvIdades del Estado y se haban t rasformado en uno desus principales beneficiarios. Si se exceptan episodios espectaculares como el de la Reforma Unive rs it ar ia , este cambiotuvo l t;gar en forro a gradual, sin serios choques que pusieranen pel igro la estabil idad del nuevo sistema pol t ico. En granmedIda,. l ~ que estaba ocurr iendo era un efecto previsible dela a m ~ l r a c l O n d e lsufragio en 1912; al conceder esto, la li tese ~ ~ b I adeclarad dIspu 7staa aceptaruna.extensin del papelpoltico de la clase medIa.: como :atti,lugio para conquistarla.L o ~p r o b ~ e m ? s q u eplante el nuevo sistema slo salieron a relUCIr al termm? del penado de Yrigoyen, en la depresin deposguerra101cIadaen 1921; hasta .entonces los terratenientesaprovecharon el auge de las exportaciones, y sus concesionesmateriales a los grupos de clase media po r Jo general se hicieron a expensas de otros sectores sociales.

    El radicalismo y la clase obrera

    La princ ipal fuente de fricciones ent re la l it e y el gobiernor a d I c ~ 1~ n t e sde. ~ t u v o s ~origen en otro mbito, La ms? o t o ~ l ainnovacin de los radicales fue su intento, no solo deinc lui r en su proyecto de integradn pol t ica a los grupos de

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    media, sino de est abl ece r una nueva relacin entre y la clase obrera urbana. Su experiencia en esta esfera

    brinda el ms claro ejemplo del carc ter y resul tados gede los cambios pol t icos int roducidos en 1912; a la

    de manifiesto algunas de las caractersticas cardina-les populsmo radical y la ndole precisa de los vnculosentre la lite y los sectores urbanos.Antes de 1916 los radicales prestaron escasa atencin al pro,blema obrero. Sus pocas referencias a l adoptaban un est ilopro form simplemente como medio de exacerbar sus quejascontra la oligarqua. Po r lo dems, cuando a ludan a la elese obrera hacan parafraseando en buena medida las concepeiones liberales ortodoxas; no haba en su posicin muchoselementos que permitieran hablar de una orientacin reformista. Verbigracia, uno de sus cargos contra la oligarqua eraque el autoritarismo de esta ltima haba llevado a la aparicinde sentimientos clasistas con la implicacin de que dichossentimientos deban evitarse a toda costa:

    Se han trasplantado los vicios y complicaciones de las sociedades viejas; la clase obrera, desatendida hasta en las ms just s peti ciones, forma con sus reclamos un e lemento de perturbacin econmica y genera graves problemas, que gobierno ha debido prever y resolver oportunamentesP

    La antipata po r la idea de clase fue uno de los rasgos sal ientesde la doctrina e ideologa de la DC R, que p erd ur luego de1916. En 1919, Francisco Beir, uno de los ms nt imos colaboradore s de Yrigoyen en la Cmara de Diputados nac ional, declar:

    Tampoco admitimos nosotros diferencias de clases; no aceptamos qu e las haya en la Repblica Argentna . [ ] No desconocemos que hay conflictos entre capital y el trabajo, perono aceptamos que haya una clase proletaria y una clase capitalista. Si el 95 % de los argentinos descendemos de lo que enEuropa se llama clase proletaria No conviene, tampoco, int roduci r en la nueva Amrica , aqu donde se alzan ideales desolidaridad humana, estos sentimientos de odio por diferencias de raza, rel igin o clase 207

    Anlogamente, ant es de 1916 los radicales condenaron lasleyes represivas utilizadas po r la oligarqua contra los anarqui sta s, no porque fue ran un ins trumento de opre sin, sino

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    simplemente porque violaban s nociones liberales cerc deldebido proceso legal:

    La vida obrera ha dejado or sus reclamaciones y las ha vistocontestadas o con la violencia rm d o con leyes de excepcin que invisten a la polica con la facultad extraordinariadedesterrar como peligroso sin forma de proceso ni expresinde causa al extranjero que protestasP

    Otro de los rasgos prominentes del radicalismo en esta pocafue su actitud reaccionaria casi paranoica contra todo quetuviera apariencia de socialismo. Su antipata por el PS deJuan B. Justo era en muchos aspectos ms marcada que la dela oligarqua:

    Cmo puede aceptarseni el programa mximo ni el mnimo[del PS ] y mantener inclume, al mismo tiempo, el principiode l propiedad privada o pblica? [ ] La doctrina socialistaimplica esencialmente el desconocimiento de una o muchasfacultades inheren tes en la propiedad [ ] ; desde queProudhon, su generador, lanz la clebre frase La propiedades un robo cada una de las reivindicaciones que ese partidosuscribe en sus programas es una men z a los fundamentosmismos de la propiedads.t

    Esto iba acompaado de una afirmacin exagerada y dogmarica de las posibilidades de movilidad social que ofreca la sociedad argentina. La siguiente cita corresponde al ao 1920:

    Aqu slo se requiere salud y fuerza de voluntad paravencer:para pasar de pen a patrn y de patrn a potentado [ ]porque el aire que se respira aqu es el de la democracia;porque aqu nunca han existido ttulos de nobleza ni privilegios de clase, ni aristocracia ninguna ni resabios de feudalismo. l . , . ] Lo nico que ha existido es: nobleza de sentimientas, generosidad, libertad de ideas sanas y confraternidadhumanamente razonada. Esto es lo que significa la verdaderademacrada, superior a lo que se ha dado en llamar hoy socalismo .210

    A juzgar por todo esto, y pese al carcter pluriclasista y coalicional del Partido Radical, no haba motivos para que el gobierno se preocupara por la clase obrera de la forma en quelo hizo. El mvil primordial fueron sus consideraciones elec

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    toralistas y la lucha que emprendi a par ti r de 1916 paralograr l supremaca en el Congreso. Aun cuando los obrerosnativos representaban una pequea proporcin de la claseobrera en su totalidad su voto que les fuera concedido porla Ley Senz Pea era una de las llaves maestras p r lcontrol polt ico de la dudad de Buenos Aires.y rigoyen no fue el nico ni el primero en procurarse estedominio sobre la clase obrera. y en otros pases una canndad de interesantes paralelos; un precedente importantefueron las medidas del presidente uruguayo Batlle y Ord.ez que tal vez sirvieron como modelo a Yrigoyen. Serafructfero poder comparar con mayor detalle a Batlle y aYrigoyen y demostrar por qu en Uruguay el reformismotuvo tanto ms xito que en la Argentina. Luego de ser de-rrotado por el Partido Nacional, conservador, en 1904, Bat e estuvo siempre en una posicin mucho ms slida quela de Yrigoyen. El fracaso de la rebelin dirigida por esteltimo en 1905 hizo que cuando lleg al poder e enconotrase con la posicin de los conservadores en gran parte in-tacta. Tal vez las medidas adoptadas por Batlle en materiade leyes sociales (mucho ms avanzadas que todo lo que losradicales llegaron alguna vez a proponer) fueran un reflejode la competencia de Uruguay con la Argentina respecto delos inmigrantes. comienzos de siglo los terratenientes delas cercanas de Montevideo representados por el PartidoColorado de Batlle, estaban intentando diversificar la produccin agraria pasando de la actividad ganadera a la agriocultura pero tenan dificultades a causa de la escasez de manode obra. Es posible que las reformas de Batlle estuvieran ennarte inspiradas en la necesidad de atraer a los inmigrantes.Tambin en otros aspectos haba estrechos paralelos entreBatlle e Yrigoyen. Ambos queran eliminar la amenaza delanarquismo y ambos procuraban estrechar lazos con la claseobrera a travs de los sindicatos.La poltica seguida por Yrigoyen tuvo, asimismo, antecedentesen la provincia de Santa Fe. En las primeras elecciones allcelebradas conforme a la Ley Senz Pea triunf la lista radio l presidida por Manuel Menchaca, inicindose entonces unresuelto intento de explotar l control del gobierno para ganarse el apoyo de los obreros. El ejemplo ms notorio fue lahuelga de tranviarios que se efectu en Rosario en 1913, yen l cual las autoridades provinciales intervinieron en favorde los huelguistas hecho que origin ms tarde acusacionesde que los radicales haban sobornado a los dirigentes sindi-

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    cales de la ciudad para que los apoyaran. En Santa Fe, comoluego en Buenos Aires, las consideraciones electoralistas te.n n suprema preponderancia en todo intento por estableceresta relacin.En Buenos Aires, la bsqueda de apoyo obrero era asimismoun medio de poner coto al crecimien to del PS e imped ir quese expandiera, ms all de la Capital Federal , a las otras gran-des ciudades de la regin pampeana. En las elecciones legisla-tivas de 1 91 2, 1913 y 1 91 4 los socialistas ob tu vier on en laCapital una sucesin de victorias. Todo haca pensar que cons-tituiran una grave amenaza estaban unidos y, obviamente, seestaban ganando el apoyo de la clase media portea. La purgade anarquistas emprendida por Figueroa Alcorta en 1910 losbenefici, removiendo el principal obstculo que se oponaa su expansin.Sin embargo, en 1915 los socialistas perdieron a uno de suslderes ms influyentes, Alfredo L. Palacios, quien se separdel PS y durante algunos aos se present a elecciones con unnuevo partido creado por l, el Partido Socialista Argentino.t'

    En las elecciones presidenciales de 1916 los radicales se fijaronpor primera vez como uno de sus objetivos principales ob-tener el apoyo de los obreros. Para ello organizaron su c m-paa siguiendo las lneas tradicionales del paternalismo de loscaudillos de barr io y la beneficencia de los comits. Esosservicios prestados a la comunidad eran comparados conlas falsas promesas de sus oponentes. La siguiente sntesisperiodstica de un discurso callejero pronunciado durante lacampaa refleja en toda su gracia las tcnicas propagands-ticas a que apelaban:

    slo en la seccin [ . ] se vendi a precios reduci-dos, trmino medio, lo siguiente por da: 855 kilos de pan,298 litros de leche y 3.200 kilos de carne, lo que ha sig-nificado en volumen una economa diaria de 900,40 que,multiplicando las veinte secciones del municipio, dan un promedio de $ 18.000 por da o $ 6.588.000 por ao, equiva-lente en quince aos a $ 98.820.000. [ ] En quince aosla accn socialista, en contraposicin con la radical, ha gastado, con relacin tambin a las ms rigurosas estadsticas,117 .992 .000 palab ras , de las que la clase trabajadora no haobtenido el ms mnimo beneficio.

    Los socialistas les pagaban con la misma moneda. Cuando,justo antes de las elecciones de marzo, se anunci que Yrgo-

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    terna el propsito de donar su sueldo con fines de bene-[cencia en caso de resul tar electo, La Vanguardia declar:

    No crea el seor Irlgoyen que va a conquistar la voluntadde los electores mostrndose alma cristiana y caritativa, ofreciendo proteccin a asilos y hospitales, para engaar despusal pueblo, como engaaban los emperadores romanos al pue-hlo rey dndole p n m t circenses sF

    Estas acusaciones mutuas prefiguran la aguda rivalidad quese creara entre ambos partidos en aos venideros. En 1916los radicales ganaron por primera vez las elecciones en laciudad de Buenos Aires pasando del 33 % de los votos quehaban tenido en 1914 a ms del 40 . Pero seguan estan-do en minora y pese a todos sus esfuerzos no consiguieronabrir un camino decisivo para captar los votos obreros. Sibien aumentaron su caudal electoral en los distritos obreros,an estaban muy a la zaga de los socialistas. Lo que les diola victoria en 1916 fue la desaparicin de sus rivales conservadores de aos anteriores. En 1914 haban tomado parte enla eleccin dos partidos conservadores: la DC los vestigiosde los seguidores del general Mit re en 1890) y el PartidoConstitucional de inclinaciones clericales; entre ambos haban sacado una tercera parte de los votos, otro tercio fuepara los radicales, y el ltimo tercio, levemente superior, paralos socialistas. En 1916 DC dej6 sitio al Par tid o Dem-crata Progresista PDP), que se haba ex tendido a BuenosAires a parti r de la provincia de Santa Fe. El partido clericalse sum a los radicales. Los demcratas progresistas obtuvieron un 8 del total, en tanto que los dos partidos socialistas conducidos por Justo y Palacios, respectivamente) SUMmaron un 50 porcentaje notablemente superior al de1914. De modo que haba claros indicios de que los radicalessolo haban conseguido el triunfo a expensas de los conser-vadores, y gracias a la divisin de los soeialistas. 21 5Las elecciones de 1916 sugir ieron que el electorado de claseobrera era impermeable al estilo de la beneficencia de comitadoptado por los radicales, v que dicho estilo se amoldabamejor a los grupos de clase media) entre los cuale s haba ungrado ms alto de atomizacin social, un gradorelativamente

    bajo de identificacin de clase y el predominio de aspiraciones individuales a la movilidad social. 2 Si los radicales que-ran lograr xito en sus esfuerzos por agenciarse el voto delos obreros, deban enfocar el problema de o tr o modo. En

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    un perodo de aguda inflacin, que afectaba a la clase obrerams que a otras, era menester ofrecer ventajas ms duraderasy sustanciales que las que otorgaba la beneficencia.P or todo ello, el gobierno Se embarc en un proyecto tendiente a establecer estrechos vnculos con el movimiento sindical . En 1916 los sindicatos const ituyeron un blanco evidente de su accin. En primer lugar, eran el nico baluarteque q uedaba co nt ra el i nflujo del PS ent re los obreros. Ens g u ~ olugar, como. institucin de clase gozaban ante lospropios obreros de cierta jerarqua y legit imidad, que badaque los beneficios procedentes de l tuvieran muchas msprobabi li dades de ser aceptados que los procedentes de loscomits; eran, en principio, un nexo sustitutivo ideal paraentablar,co?-tacto con los obreros. En tercer trmino, y estoes lo mas I m p o r t a n ~ ee ~ movimiento sindical estaba experimentando grandes cambios; los radicales habran tenido pocas espe ranzas de conqutstar el apoyo obrero si los anarquis-tas hubiesen conservado su antigua primada. Poco despusde asumir el gobierno Y rigoyen, a rotesta se preguntaba:

    Puede un gobierno, un presidente, por ms democrticoq ~ sea o pretenda ser, estar en un momento franca y decididamenre de par te de los obreros? [ ] El democrat ismode los modernos r e ~ d o r e sde pueblos, ese democratismo quese mamf es ta en el altruismo , la sencillez y la bondadde un presidente, que se encarna en la pattica figura de un[ ] misn tropo a lo Hipl it o Yrigoyen, es slo una formade gobernar, de acuerdo con el actual momento histrico.[ ] La lucha, compaeros, debe ser franca y decididament ~ revolucionaria, sin admitir la intromisin de nadie ni pedir favores a los gobernantesa.v ?

    Pero ~ o ~anarquistas estaban en decadencia y su ascendienteera rpidamente remplazado por el de los sindicalistas:con estos, poco a poco fue desapareciendo la postura antiestatal extrema de los sindicatos, que quedaronbajo el controlde una corriente moderada, interesada menos en enfrentaral Estado que en mejorar la situacin econmica de los trahajadores,Ya .en la campaa el ectoral de 1916 buba signos de que losradicales comenzaban a apreciar el valor de los sindicatos. Enagosto de 1915 los comits organizaron un grupo de propaganda obrera al que denominaron Federacin Obrera RadicalAlberdl, con el objeto de que sus iniciales FORAj coin-

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    cidieran con las de la central obrera ms destacada. El objetivo era difundir la propaganda radical entre el mayor nmero posible de desprevenidos afiliados sindicales.v Se inventaron otras pequeas argucias como esta.Pero si bien los radicales contaban ahora con una estrategiapara enfrentar el problema obrero, an deban resolver lacuestin de la magnitud de los beneficios que habr an deacordar A los sindicalistas les interesaban los buenos sa

    larios y no se iban a dejar engaar por meros gestos simblicos. Por lo dems, los radicales eran, en principio, fuertemente partidarios de la economa del laissez jaire Y sin embargo, tambin en esto haba una cierta coincidencia. Ni losradicales ni los sindicalistas tenan especial inters en lasancin de leyes, y ambos estaban comprometidos con la preservacin del libre mercado de trabajo. Los sindicalistasvean en las leyes un intento de institucionalizar la subordinacin de los trabajadores c omo se haba puesto en evidencia con la abort ada Ley Nacional de Trabajo propues taaos atrs por Joaqun V. Gonzlez o bien pensaban queaquel las solo les dar an, al igual que las medidas socialistas,beneficios secundaras, eludiendo la cuestin bsica de lossalarios. Casi podr a decirse que en v ir tud de su adhes in allaissez jaire los radicales presentaban para los sindicalistasuna postura ms cmoda que los socialistas, a quienes cabadescribir como individuos interesados en convencer a los tra-bajadores para que aceptaran medidas en las que estos noestaban particularmente interesados.El problema capital que planteaban los beneficios a distribuirent re los sindicatos y los obreros derivaba de sus efectos po-tenciales sobre la situacin de la lite conservadora. Las reformas de 1912 haban sido realizadas en parte para incorporar a los obreros al sistema poltico en grado suficientecomo para minar la posicin de los sindicatos y de los agitadores forneos. Sin embargo, la huelga ferroviaria de 1912haba demostrado que la lite segua siendo firmemente adversa a teda tentativa de robustecer la participacin polticade la clase obrera mediante importantes concesiones. No poda hacerlas a causa de su inters en mantener una oferta demano de obra baratay de sus vnculos con el capital extranjero. Por consiguiente, en sus intentos de cambio los radica-les enfrentaban la oposicin de la lite. Ms que cualquierotro factor, este complicado conflicto de intereses y objetivosentre el gobierno V la lite fij el carcter y el destino delprimer gobierno radical.

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    llevado en el pasado acreacion de los Crculos de Obreros. Guardabacon los intentos de la Liga Patritica tendientes a enel sistema educativo y a hacer clientes entre los sindicatosTodas estas iniciativas adems de su obsesin on los apo-calpticos agitadores se caracterizaban por reducir el pro-blema a ]0 meramente educativo negndose como en el pa-soda, a reconocer la base econmica de las huelgas. Sin em-

    bargo, los dirigentes ms realistas de la Colecta perciban es-t aunque no hiciesen pblico En sus declaraciones a laprensa junto a sus ms piadosos anhelos aparecan groserasy mezquinas apelaciones al egosmo de clase:

    Dime: qu menos podr as hacer si te vieras acosado o aco-sada por una manada de fieras hambrienras que echarles pe-dazos de carne para aplacar su furor y taparles la boca? Losbrbaros ya estn a las puertas de Roma

    A una semana de su iniciacin, la Colecta haba reunido msde 10 millones de pesos; la empresa Mibanovich haba apor-tado ms de medio milln En diciembre se volvi a juntarla misma suma en un lapso semejante.t

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    pnmera presidencia,

    La Gran Colecta fue la seal definitiva del resurgimiento delos grupos conservadores en 1919; ya a mediados de ese aohaban estrechado frreamente el cerco en torno del gobier-no radical. El resto del perodo presidencial careci de losacontecimientos espectaculares del comienzo y en general elgobierno se vio eximido de recurrir a s decisiones tortuosasque en diversas ocasiones lo haban hecho peligrar en tanalta medida. En sus relaciones con l capital extranjero con-tinu obrando con extremo cuidado y s adopt una lneacrtica cuando estuvo absolutamente seguro de contar con

    apoyo 10caJ. o Hubo gran cantidad de pequeos diferendoscon las empresas ferroviarias y tranviarias acerca de los pre-cios de los pasajes y tarifas, pero no originaron ningn con-flicto bsico En varios casos las empresas obtuvieron concesiones por las que haban venido luchando desde haca va-rios aos; entre ellas la cuestin de sus obligaciones en ma-teria de impuestos municipales de barrido y limpieza: elCongreso sancion finalmente, en agosto de 1919, una nor-ma por la cual se las exceptuaba de su pago.En estos aos el gobierno radical se convirti en gran parteen lo que los conservadores buscaban desde 1912: un instru-mento dcil y esttico cuyo nico atributo positivo residaen su capacidad para gozar de cierto prestigio popular. En1920 y 1921 se dedic a recuperar votos entre los grupos declase media de la Capital mediante l patronazgo, y en lasprovincias mediante las intervenciones federales. A partir de1919 las provincias que hasta ese momento haban escapadoal control oficial fueron cayendo una tras otra en rpidasucesin.En 1920 Yrigoyen inici la etapa de su mayor predominiopersonal en la polt ica argentina; pero era un predominio ca-rente de poder real, ya que en definitiva este se hallaba enmanos de la coalicin conservadora controlada por las gran-des empresas y el ejrcito. Constantemente el gobierno tenaque mirar a los costados y calcular con precisin cmo estaba

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    con respecto a Patritica; asurusrno,prevenir la influencia de esta debla afanarse enro permanente por autopresentarse como la encarnacinpatriotismo:

    El radicalismo es un sinnimo de patriotismo. [ ] Sloel radicalismo se ha identificado con los anhelos, los esig-nios y las aspiracionesde la patria. Por eso en sus asambleas

    se corea el Himno Nacional y sus manifestaciones son precedidas por los colores de la insignia azul y blancaes

    Al terminar las huelgas en la Capital Federal el gobierno tu-vo un respiro para recobrarse de los sucesos de 1919_ Losprincipales grupos de la Asociaci6ndel Trabajo estaban muyocupados en sacar beneficio del boom de posguerra, y la LigaPatritica desplaz su actividad hacia ciertas zonas ruralesdescargando sus energas en la persecucin de las actividadesanarquistas (en buena medida imaginarias) de los arrenda-tarias y peones.v Entretanto el ejrcito comenz a centrarcada vez ms su atencin en la Patagonia, donde luego delcolapso del mercado exterior de lanas se produjo, en 1920,un levantamiento de los peones de estancia el cual dio lugara una campaa mili tar represiva que se prolong durantedos aos.Este episodio es, de todos los acontecidos en el gobierno ra-dical, el que mereci la mayor reprobacin moral. De hecho,el gobierno, sin preocuparse demasiado, dio rienda suelta alejrcito para que tu r a voluntad y exterminara implacablemente a los huelguistas, aprovechando que la lejana de laregin y las malas comunicaciones impediran que el asuntose conociese en Buenos Aires hasta mucho despus. Esa zonadel sur del pas no tenia para el gobierno atractivo electoral,y que estaba integrada por territorios naconales en los quela poblacin no tenia derecho al sufragio y careelande repre-sentaci6n legislativa. En vista de los su esos de 1919, parecelicito concluir que los peones (principalmente chilenos) deChubut y Santa Cruz se convirtieron en las vctimas que per-mitieron al gobierno rep r r su deterioro en los drculos militares, adquiriendo cierta libertad de maniobra en la CapitalFcdcral.sResta examinar otros dos puntos er del primer perodopresidencial de Yrigoyen, tiles para obtener cierta perspec-tiva final sobre l. En primer lugar, su intento de ganarse elapoyo obrero tomando medidas tendientes a reducir el costo

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    vida con lo cual procur revertir la poltica del pasado:vez de ayudar a los obreros p r que percibieran mayores

    saianos procur reducir los precios. Por otra parte esto mis-origin conflictos potenciales con nuevos grupos. En el

    pasado lo hablan enfrentado los hombres de negocios; ahorala oposicin provino de los productores rurales. La forma enque procur resolver este problema constituye un interesantecomentario sobre su posicin respecto de- consumidores y

    productores as como sus compromisos con diversos gruposregionales de productores.El segundo rasgo importante del perlado es el destino quecorri la relacin entre el gobierno y los sindicatos que echanueva luz sohre la mecnica de la oposicin empresarial algobierno en trminos de una variable nueva y decisiva: elciclo econmico. Adems esto ilustra el efecto de las cambiantes condiciones econmicas objetivas en determinadasestructuras polticas claves principalmente los sindicatos los comits populares del Partido Radical.

    El problema d el c os to de vida en 9 2

    Hasta 1920, la politica seguida por el gobierno en materiade costo de vida fue caprichosa y estuvo regida por su intersen no enajenarse el apoyo de los productores de zonas fun-damentales como la provincia de Buenos Aires. Esto era unreflejo de la estructura del electorado y de la necesidad demediaren forma efectiva entre los intereses urbanos y rurales.As cada vez que durante la guerra se produca un bruscoaumento en los precios de los artculos de consumo p -c a fin de resistir las presiones del PS para que el gobiernointerviniera atribua el alza a la incontrolable situacin mun-dial o bien a la accin de especuladores no identificados.Un ejemplo del tipo de medidas oue a veces se adoptaron eslo sucedido en abril de 1918. Para combatir una repentinaescasez de lea utilizada como combustible el gobierno re-dujo los fletes en el ferrocarril estatal que iba a los hosquesde la zona norte del pas ms tarde concedi contratos deconcesin para la explotacin de la madera pero a firmasligadas al ministro de Hacienda, Salaherry. Estas firmas uti-lizaron los contratos p r lograr la mayor ganancia posibleeludiendo deliberadamente todo intento de bajar el preciode la madcra.t Entre 1917 y 1919, el gohierno elimin en

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    diversas oportunidades los derechos aduaneros al azcar im-portado pero solamente cuando a causa del alto nivel alcan-zado por los precios era improbable que las importacionestuvieran un efecto tangible en el lucro de los productores na-conales.t ' Antes de 1920, e gobierno radical se mostr mss

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    nerrnitt que el Congreso la sancionara rpidamente~r~ ~ ~ i ~ ~ I ~con este instrumento pudo el gobierno lograr

    una reduccin de los precios internos. La dificultadestr ibaba en que la mayor par te del trigo estaba en

    poder agentes de diversos gobiernos europeos quienes senostraron muy renuentes a permitir al gobierno sortear los

    contratos que ya haba negociado con ellos. Po r ltimo, enagosto cuando las exportaciones llegaron a un volumen tal que

    comenzaron a poner en peligro la existencia de semilla parala pr6xima cosecha, el gobierno prohibi la exportacin. Noobstante ni siquiera entonces pudo adquirir una buena canti-dad de trigo. Otro problema fue el creado por los molineros,que no tenan ninguna gana de recibir el trigo oficial a unamenor tarifa, siendo que estaban trabajando a plena capacidadcon los productores privados. As las cosas, los precios del panrecin empezaron a bajar en enero de 1921 cuando se contcon la nueva cosecha.v En esta esfera la accin del gobiernofue un rotundo fracaso. ambin procur, ms o menos por la misma poca abaratar

    el azcar, que, al igual que el t rigo, se vio beneficiado por elauge exportador de mediados de 1920. 41' Pero en este casoactu con mucho ms tino; en vez de comprar simplementeel producto, pidi autorizacin al Congreso para expropiar200.000 toneladas que, segn sostuvo, estaban en poder deespeculadores El respectivo proyecto era justificado en trmi-nos mucho ms enrgicos que en el caso del trigo:

    a llegado el momento de adop ta r una medida tan eficazy que concluye de una vez con lo que no vacilo en calificar deuna expoliacin sobre el sudor de todos los trabajadores , ha-

    ciendo an ms precaria la vida de sus hogares Est perfecta-mente comprobado que este brusco encarecimiento no es de-bido [ ] a la falta de azcar, a la elevaci6n del costo deproduccin ni aun siquiera a los daos de los ltimos acciden-tes climticos. [ ] Es exclusivamente la obra malsana deuna especulacin incontenida que quiere multiplicar sus ri-quezas a expensas de las fuentes de producdn 42o

    La med ida fue prontamen te aprobada por la Cmara de Di-putados, donde a la sazn los radicales tenan amplia ma-yora, pero encontr6 frrea oposici6n en Senado por partede los representantes de las provincias azucareras del noroes-te, que alegaron que la medida afectaba a los produc tores.Era preciso 2 dijeron permitir que esa industria obtuviera

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    altas ganancias para fomentar las inversiones y confer ir leautonoma; de lo contrario habra desempleo crnico y unadespoblaci6n masiva de la zona:

    puede decirse que l azucarera] es la nica industriaque tiene el norte los dueos de .los ingenios dicen que sila ley de requisa [ ] se lleva a efecto tendrn qu e cerrarsus ingenios Quiere decir que desaparecera el nico medio

    de vida que t ienen aquel las provincias . [ ] Pasar all loque los diarios han publicado sobre La Rioja, donde el 48de los conscriptos fueran dados de baja por tuberculosissv

    En este prrafo la situacin de los obreros azucareros se pin-ta mejor de lo que en realidad era, ya que su nivel de vidano superaba mucho (si es que superaba) al de los trabajado-res de la msera provincia de La Rioja. Sin embargo, hay unargumento vlido e importante en la crtica al gobierno: porqu s sostena se haba decidido actuar de manera tandrstica con el azcar y en cambio se haba hecho caso omisode otros productos alimenticios como la carn>:

    Y las otras industrias? No constituyen acaso una nece-sidad dentr o del cuadro de la subsistencia del pueblo? Lacarne por ejemplo ha llegado en estos ltimos das a tenerun alza de 34 y 35 centavos la libra por el animal en pie,es decir, un 200 sobre los precios de 1916. Y el pan,no ha tenido un aumento mayor que la carne? Pero estasindustrias poderosas del litoral son industrias privilegadas;sobre ellas el P od er Ejecutivo no proyecta nada, y slo sele ocurre intervenir aquellas industrias que son ms pobres

    y ms necesitadas que estn lejos No importa que de ellasdependa la vida y la subsistenca de cinco provinciasv.t'

    Dejando de lado su visin exagerada de las penurias de losproductores de azcar esta observacin era justa El pan yla carne constituan alrededor del 60 de los gastos enalimentos de la clase obrera mientras que el azcar apenasrepresentaba un 3 . Si el gobierno hubiera podido contro-lar el precio del azcar, difci lmente habra conseguido re-ducir en ms de un 1 el costo de vida.La conclusin ineludible es esta: el azcar era a la vez unsmbolo y un chivo expiatorio del afn del gobierno por apa-

    rentar que haca algo en favor de los consumidores urbanospero evi tando al mismo tiempo tomar cualquier medida que

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    pudiera interpretarse corno un ataque contra los grandes pro-ductores Entre estos no se contaban los seores del azcarpor motivos de los cuales el los mismos eran bastante consdentes:

    Lo inexplicable es la saa contra la industria azucarera quedemuestra el Par tido Radical desde que ha asumido el gobierno del pas, hacindola pasar del rango de industria protegida al de industria oprimida por los poderes pblicos. y esta hosti lidad no solo se ha hecho sentir contra eazcar sino tambin contra las otras industrias del interior[. . . ] prohibiendo la exportaci6n de azcar, de la semilla deltrtago, del aceite, de los porotos, del alcohol, todos articulasde producci6n del interior, particularmente del norte. [ . . . ]Se quera con estas medidas abaratar los consumos pero mismo tiempo se fomentaba la exportacin ms til para elpueblo, como son la carne y e trigo, productos de las provincias del litoral con mayor poblaci6n. Por qu? Ser talvez por un error de concepto o porque los habitantes dellitoral son muchos y pocos los del interior? 423

    l f estaba, en buena medida, la respuesta. El interior delpas era el nico mbi to en e cual los radicales podan actuar sin correr grandes riesgos polticos, Aunque la medidano prosper a causa de la oposicin en el Senado es sinto-mtica de la tendencia general que priv6 en el gobierno radical de intensificar la subordinacin poltica y econmicade interior.El nico aspecto del problema de costo de vida en que egobierno tuvo xito en 1920 fue su apoyo al control de losalquileres en la Capital Federal, provocado, segn sus palabras en e deseo de ayudar a las clases medias, a todos losque viven de un ingreso fijo, a los trabajadores y a los humildes.'24 El Congreso adopt una serie de medidas temporarias que impusieron la congelacin de los alquileres res-tringieron los desalojos y liberaron de aranceles los materiales de construccin importados.t'Este triunfo respecto de los propietarios urbanos muchosde los cuales eran extranjeros y por lo tanto les resul tabadificil organizarse en un grupo de presin eficaz no puedeocultar que la campaa general contra el alza de precios fueun fracaso El gobierno no intent en ningn momento en-frentar el problema de la carne y sus esfuerzos por controlare precio de trigo fueron infructuosos. Solo pudo actuar con-

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    los prod.uctores en el caso del azcar y este gesto aunhubiera logrado xito careca de significacin En

    del'initiva, el g o ~ i e r n orevel en este momento mayor sensipor l?s intereses de los productores de la provincia

    Buenos Altes que por los de los consumidores urbanos

    La cr is is de mayo jun io de 1921

    A partir de 1919 el nico contacto genuino con los sindicatos que e gobierno rescat del naufragio de su poltica labo-

    fue el que mantuvo con la FOM. Duran te el auge exportador de 1920 esta conserv una posicin slida: poda con-trolar la selecci6n de tripulantes de los barcos de cabotajeanclados en el RIachuelo y a travs de los marineros de re-molcadores y lan