FERJARDINS: EL DISENO DE JARDINES - UAM

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- FER JARDINS: EL DISENO ARTESANAL DE JARDINES M a JESÚS BUXÓ REY Universidad de Barcelona Hacer jardines se ha estudiado habi- tualmente y considerado de interés histórico en el territorio de los dise- ños y las construcciones artísticas y arquitectónicas de grandes tradicio- nes culturales , sea el jard ín francés , italiano, inglés, v ienés , español , tamb ién denom inados renacentista , regular, natural o pintoresco, entre otros. Lo cierto es que siempre ha quedado el gran hueco de los jard i- nes populares así como el trabajo de los artesanos de la jardinería. El jardín se asocia históricamente a lugares sagrados y de placer como el Edén y el paraíso que, a su vez, dan forma a los mitos de origen de las diferentes tradiciones persas, judías, árabes y cristianas. Esto lle- na la idea del jardín y sus conceptos de pregnancia simbólica que nutre los sistemas clasificatorios explíci- tos y tácitos respecto al bien y el mal, lo sagrado y lo profano , la vía interior y la exterior, la limpieza y la sucie- dad , el cielo y el infierno , la salud y la enfermedad, el premio y el castigo, el ocio y el trabajo, lo íntimo y lo externo, el alma sensitiva y el cuer- po, la identidad lugareña y el espíritu étnico y naciona l. En el pasado, par- ques y jardines representaron el poder y la grandeza de reyes y nobles, pero también con el tiempo han estructurado la transición de lo privado a lo público en el espacio urbano y con ello han constituido indicadores de las preocupaciones sobre la higiene, la salud y la seguri- dad ciudadanas. En Cata luña , la cons iderac ión sobre los jardines se ha centrado en 22 las elaboraciones estéticas marca- das por las orientaciones ideológi- cas derivadas de la construcción de la identidad catalana. Así convergen las tradiciones estéticas de Europa y la adopción innovadora según la ide- ación política de la catalanidad y las condic iones sociales en las ciuda- des y pueblos. Y el resultado es de gran interés por producir estilos que sin duda afectan la creación no solo de parques públicos , jardines de ins- tituciones y jardines privados, sino también orientan la producción arte- sanal y popular de los jardines de parcela y domésticos. Es talla preg- nancia simbólica de los jardines en la construcción de la identidad que han sido materia prima en novelas, cuentos y relatos utópicos así como en la narrativa pictórica y musical. Jardín del Laberinto de Harta, Laberinto. El interés identitario de los jardines yace en el hecho de que no son sim- plemente un espacio visual del arte, sino un lugar cultural, un locus amo- enus , donde el paseo y la experien- cia sensorial se entretejen para pro- ducir representaciones , narraciones y toda suerte de emociones y senti- mientos. Constituyen así los jardines expresiones culturales performati- vas que, como cualquier otro discur- so, literario o pictórico, permiten transitar entre la naturaleza y la his- toria, la vida y la ficción, para crear significados convencionales, activar la imaginación con espacios íntimos y secretos, divertir o amenizar los sentidos para impresionarse y entre- tenerse , y, por último, propiciar toda suerte de actividades: descansar, meditar , airearse , curarse , abrirse al

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-FER JARDINS: EL DISENO ARTESANALDE JARDINES

Ma JESÚS BUXÓ REYUniversidad de Barcelona

Hacer jardines se ha estudiado habi­tualmente y considerado de interéshistórico en el territorio de los dise­ños y las construcciones artísticas yarquitectónicas de grandes tradicio­nes culturales , sea el jard ín francés ,itali ano, ing lés, vienés, español ,también denom inados renacentista ,regular, natura l o pintoresco, entreotros. Lo cierto es que siempre haquedado el gran hueco de los jard i­nes populares así como el trabajo delos artesanos de la jardinería.

El jardín se asocia históricamentea lugares sagrados y de placer comoel Edén y el paraíso que, a su vez,dan forma a los mitos de origen delas diferentes trad ic iones persas,judías, árabes y cristianas. Esto lle­na la idea del jardín y sus conceptosde pregnancia simból ica que nutrelos sistemas clas ificatorios expl íci­tos y tácitos respecto al bien y el mal,lo sagrado y lo profano , la vía interiory la exterior, la limpieza y la sucie­dad, el cielo y el infierno , la salud y laenfermedad, el premio y el castigo ,el ocio y el trabajo, lo íntimo y loexterno , el alma sensit iva y el cuer­po, la identidad lugareña y el espírituétnico y naciona l. En el pasado, par­ques y ja rd ines representaron elpoder y la grandeza de reyes ynobles, pero también con el tiempohan estructurado la transición de loprivado a lo público en el espaciourbano y con ello han constituidoindicadores de las preocupacionessobre la higiene, la salud y la seguri­dad ciudadanas.

En Cata luña , la cons ideraciónsobre los jardines se ha centrado en

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las elaboraciones estéticas marca­das por las orientaciones ideológi­cas derivadas de la construcción dela identidad catalana. Así convergenlas tradiciones estéticas de Europa yla adopción innovadora según la ide­ación política de la catalanidad y lascondic iones sociales en las ciuda­des y pueblos. Y el resultado es degran interés por producir estilos quesin duda afectan la creación no solode parques públicos , jardines de ins­tituciones y jardines privados , sinotambién orientan la producción arte­sanal y popular de los jardines deparcela y domésticos. Es talla preg­nancia simbólica de los jardines enla construcc ión de la identidad quehan sido materia prima en novelas,cuentos y relatos utópicos así comoen la narrativa pictórica y musical.

Jardín del Laberinto de Harta, Laberinto.

El interés identitario de los jardinesyace en el hecho de que no son sim­plemente un espacio visual del arte,sino un lugar cultural, un locus amo­enus , donde el paseo y la experien­cia sensorial se entretejen para pro­ducir representaciones , narracionesy toda suerte de emociones y senti­mientos. Constituyen así los jardinesexpresiones culturales performati­vas que, como cualquier otro discur­so , literario o pictórico, permitentransitar entre la naturaleza y la his­toria, la vida y la ficción, para crearsignificados convencionales, activarla imaginación con espacios íntimosy secretos, divert ir o amenizar lossentidos para impresionarse y entre­tenerse, y, por último, propiciar todasuerte de actividades: descansar,meditar , airearse, curarse , abrirse al

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deseo y presentarse socialmentepara evidenciar el estatus y el presti­gio social.

En este sentido , propongo unpaseo rastreando algunos aspectoshistóricos y etnográficos de la cons­trucción del espacio y la experienciasensorial de los paisajes y los jardi­nes en la Cataluña industria l demediados y finales del siglo XIX ytambién la primera parte del sigloXX. Documentación extraída delArchivo Histórico y de una largaexperiencia etnográfica en Sabadell,Terrassa , Castellterc;:ol y Matadepe­ra, hecha de espacios personalmen­te vividos y otros espacios recorr i­dos con informantes med iante elpaseo y la narración de los recuer­dos.

EL PAISAJE CULTURAL DE LOSJARDINES

En toda Europa, la confluencia delRomanticismo y la industrializaciónproduce una relectura de la relacióncultura y naturaleza cuyo símbolodominante es, en mayor o menorgrado y según los países, el paisajede los jardines . No se trata ya de losgrandes parques aristocrát icos delXVII y del XVIII, sino que, desde elCongreso de Viena en 1814, los jar­dines en sus diferentes versiones ,

vienés , italiano, inglés o fra ncés ,entran en un discurso estético rela­cionado con la conceptualización dela identidad nacional , con la ideaciónde una nueva imagen de la burgue­sía y la consideración de las condi­ciones técn icas y sociales de lamodernización. Se observa así queel sistema clasificatorio del jard ín esindicativo del reconocimiento de lavinculación entre nación y estilo dejardinería lo cual va a motivar prefe­rencias y afinidades entre el discur­so étnico y la práctica de la jardine­ría. Lejos de ser universalmente váli-

Jardin del Laberinto de Harta , estanque.

NARRIAdos, las expresiones metafóricas ysimbólicas en el diseño de jardines ,la disposición de los ornamentos y laselección de las plantas, dependende la posición social y la educaciónestética, constituyendo así reperto­rios de buen gusto y distinción.

En la Cataluña de l sig lo XIX ,excepto por los jardines de claustro,algún que otro jard ín aristocráticocomo el romántico del Laberinto deBarcelona , los jard ines indianos yeis jardinets de masía, el interés y laproducción de parques y jardines esescaso en comparación con otrascapitales europeas , ya que predomi­na la ideación del paisaje por encimadel jardín . Así, en pintura y literatura,se promueve el espiritualismo reli­gioso a base de metáforas sobre lafuerza y la grandeza de la naturalezarepresentada por las montañas y elcontacto con el horizonte infinito quepermite comunicarse con Dios y rea­firmar simultáneamente la identidadcon la tierra y el grupo. Serán Bal­mes , Verdaguer, Mañe y Flaquerquienes con su poes ía y discursopolítico-social establecen un fuertevínculo entre naturaleza , ideas reli­giosas y nacionalismo . En el ámbitoeducativo se estimula el gusto y elsentimiento por el propio paisajemediante el excursionismo científicoque promueve la arqueolog ía, laetnología y las ciencias naturales.

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NARRIAAhora bien, el alejamiento progre­

sivo del mundo rural y la urbaniza­ción creciente , a finales del XIX y a lolargo del siglo XX, serán los principa­les estímulos para el desarrollo de lajardinería que viene marcado por lainfluencia de los diseños internacio­nales y a la vez el esfuerzo por crearalternativas propias vinculadas adiferentes conceptualizaciones de laidentidad étnica. Sea por razonesutilitarios , estéticas o ideológicas, secoincide en poner de nuevo la natu­raleza en las calles como alternat ivaal urbanismo incontrolado generadopor la revolución industrial. La indus­tria y la urbanización crecientesgeneran condiciones de insalubri­dad, falta de higiene, contaminaciónde humos, carencia de espacio einseguridad ciudadana lo cual plan­tea la necesidad de crear nuevascondiciones de vida pública . Así ,salud y seguridad van unidos en larecreación de los ideales urbanísti­cos de la ciudad jardín que en Cata­luña quedan influidos por los viene­ses Wagner y Stübben y el inglésHoward. A mediados del siglo XIX, elplan Cerdá se propone en Barcelonaairear y reverdecer, incluso se diceruralizar la ciudad, a base de jardi­nes en el interior de las grandesmanzanas , en los pasaje y las aveni­das. Esta ampliación, el Eixample ,ha de servir para mejorar el aireurbano y , sigu iendo el d iscursohigienista, va a permitir pasear y oxi­genarse, esto es , generar hábitospreventivos para estar sano y curar­se, y también activar la moral perso­nal y el sentido cívico. Estas preocu­paciones se materializan con la cre­ación de los primeros jardines públi­cos como el parque de la Ciudadelacuyo concurso de obras fue ganadopor Josep Fonseré en 1872 siendo ellema del proyecto : «los jardines sona las ciudades lo que los pulmones alcuerpo humano». Gaudí participó enlas obras del parque de la Ciudadelay más adelante en otros proyectostangencialmente relacionados con laideación de la ciudad jardín aunquebajo su especial rúbrica modernista ,como el parque Güell (1900-1914).

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En el territorio de las artes, la jardi­nería se expresa inic ialmentemediante la recreación de la natura­lidad cultural lo cual se denominaModernismo. Este movimiento pro­pugna la pintura al aire libre, la pala­bra viva en jard ines refinados o enpueblos cuyo paisaje mediterráneoes en sí mismo un jardín. Y de esteaire mediterráneo, del buen vivirentre el mar y el cielo, parten los ele­mentos estéticos constitutivos de larevitalización de la identidad culturaly de un nacionalismo hecho de la tie­rra y de sus paisajes. Sus artistaspiensan las obras en el marco expre­sivo de los jardines, tanto en el tea­tro como en la pintura, Rusiñol , y lamúsica, Albeniz y Granados, y tam­bién en la organización de fiestas alaire libre. Y otros muchos autores ,Folch i Torres , Victor Catalá, Rodo­reda, hasta bien entrado el siglo XX,hacen del jardín , la torre y la casa decampo el escenario ideal dondesituar a sus personajes y ambientescatalanes.

Con lentitud en Cataluña , el jardínburgués urbano se va alejando esté­ticamente del paisajismo romántico,religioso y ruralizante , y se seculari­za vinculándose a la privacidad y laexclusividad social de la casa bur­guesa ya las expresiones modernis­tas del art nouveau. En las áreassuburbanas de Barcelona , especial­mente Sarriá y Horta, se construyentorres en las que el jard ín condensalos símbolos del estatus y prestigiosociales con la ostentación y el gus­to de época. Jardines de parcela quese extenderán a otras áreas de vera­neo como Camprodón , Viladrau ,Castellterc;;ol y Matadepera, entreotros muchos lugares , con mezclade díseños pero con predominanciadel estilo inglés, lo cual no deja desorprender cuando en Europa estáen pleno apogeo el movimiento fun­cionalista. Estos diseños de jardine­ría impactan con fuerza , aunque enforma y función reducidas , en lascasas de planta baja urbanas ysuburbanas, tanto en la pr imeravivienda como en las de veraneo.Ambas siguen con la tradición deconstruir o mantener un jardín ante-

rior o/y posterior como todavía sepuede ver en Alella, Caldetes, Cam­prodón , Puigcerdá , y en otrosmuchos lugares de Cataluña.

Enlazado con el modernismo,pero en evolución , a veces en contrapor su deje romántico , costumbristay sentimental , pero siempre en sim­patía con la idea de construir unaidentidad y una nación fuertes, apartir de 1906 se produce un nuevomovimiento estético y ciudadanodenominado Noucentisme. El pro­yecto noucentista se propone intro­ducir la objetividad científica y el rea­lismo político. El lema es actuar des­de fuera y acercarse desde la distan­cia a la realidad imponiendo inteli­gencia en el marco de los aconteci­miento políticos del siglo XX. La ana­logía política de la mediterraneidades la ciudad y la civilidad , lo cual seexpresa metafóricamente a travésde la belleza pública constituida porel orden, la pureza y la luz. Lejos dela oscuridad y la melancolía delromanticismo y más concretamentede las brumas sajones y las nievesgermánicas , se buscan las clarida­des griegas para formular un ideariomediterráneo. Así , el movimientonoucentista asienta en la mediterra­neidad los tropos dominantes de lacatalanidad en su doble dimensiónclásica y cívica: Grecia y Roma y laciudad ideal. Así la Cataluña ciudades la base metafórica para construirel país -el paisaje- y desarrollar unavida -un jardín- civil íntegra ymoderna. Eugeni d 'Ors dedicavarios artículos a cómo deben serlos jardines. Así escribe en «La jardi­nería moderna» (1907) que los jardi­nes no deben ser ingleses, imitacióndel bosque , ni alemanes, románt i­cos, sino que, aunque respetuososcon la libertad de la naturaleza , con­viene volver a lo clásico y a la Ciu­dad que son el punto de inflexióndonde la Naturaleza es vencida porla fuerza de la convención y la soli­daridad. Otro noucentista , Folch iTorres , también en dos artículos«Jardincitos de Masía» (1915) y«Notas sobre el arte de l jardín»(1916), explica que el jardín catalánes un jardín cerrado, una transfor-

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mación del patio , un entremedioentre la arquitectura y el paisaje. Acuya definición añade que la impre­sión que producen la visión de unode estos pequeños jard ines lleva elespíritu todavía más hacia el origende las cosas mediterráneas.

«El ejercicio de ordenación de lanaturaleza, y el jardín permite conec­tar con el paisaje genuino de los bor­des mediterráneos». «y estees el jar­dín que hemosde construir ahora. ElJardín civil embellecedor de nuestrasperspectivas, armonioso con el con­juntourbano, y haciaél hemos de ir sinotro deseo que el de exaltar, de darcuenta de la belleza de nuestra natu­raleza con los elementos de estosjar­dinespopulares, que son la flor exqui­sita de esa naturaleza.»

El paisaje cultural mediterráneo seconvierte así en el idioma oficial y eljardín constituye una expresión per­sonal de esa identidad con lo cual laexpresión política más relevante es eljardín público. Hasta aquel entonces

Josep Marimón

eran pocos los parques que habíaen Barcelona , pero con motivo de lasegunda Exposición Universal , en1915, se invita a un arquitecto fran­cés , Forestier. Junto con Rubió iTudorí , urbanista y difusor del idealmediterráneo, ajardinan la montañade Montjulch. Forestier importa eldiseño de jardín francés clásicopero con la innovación de que nosea exclusivamente para mirar sinopara usar y vivir; y Rubió aporta suteoría sobre el jardín latino, paisajís­tico pero no romántico, un espaciopara establecer el contacto con lanaturaleza y conseguir belleza ,higiene y bienestar para la pobla­ción, y a la vez constituir un signo deidentidad . Por primera vez, se plan­tea la arquitectura de jardines comopatrimonio público y con este fin sefunda en 1917 la institución de Par­ques y Jardines, dirigida por Rubió iTuduri , para crear y arreglar los jardi­nes de la ciudad .

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Paleta

En los pisos del Eixample , sedecoran los interiores y las galeríascon motivos florales en las cerám i­cas, las maderas y los cristales . Y,como todav ía puede verse hoy, en lacasa Batlló y la casa LLeó del Paseode Gracia , los residentes del princi­pal tienen acceso a un jardín poste­rior bien sea directamente o bien através de una escalera , o a unaterraza ajardinada. Más adelante , enbusca de mayor luminosidad yairea­ción por la contaminación de la ciu­dad, que suma el humo de las fábr i­cas al de los coches , la arquitecturaurbana mira hacia arriba , de formaque los primeros pisos y patios pier­den la preferencia que se traslada alos áticos ventilados desde donde sevislumbra otra ciudad , y ahí se cons­truyen terrazas ajardinadas siendosu expresión más elaborada la terra­za colgante . En este sent ido, es degran interés el jardí n de la CasaCambó en Vía Layetana que segúndicen, fue ideado a partir de los roofgarden vistos por este político enuna visita a Nueva York . Así , en1925, encargó a Forestier y a Rubioi Tudorí que le proyectasen un jardínencima de la casa en el más puroestilo de McKim, Mead y White .

No hay que olv idar la jardineríadoméstica en la creación de zonasajard inadas en las casas de campo ,pairal y masías, y en las casas obre-

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NARRIAras del cinturón barcelonés. En lacasa de campo , el jard ín dispone,por pequeño que sea, de un safareigo estanque rodeado de macetas conflores diversas. A veces se formanparterres que rodean un pequeñosurtido r o simplemente rodean lacasa y las es caleras . Y es to seextiende al huerto de vegetales y deárboles frut ales hasta confundirsecon la arboleda del bosque. Tradi­ción y naturaleza romantizan los orí­genes y legit iman lo prim igenio :recolectar setas , ir a cazar, beberagua de las fuentes y comer fruta delos árboles.

De los barrios menestrales caberecuperar la organización del espa­cio urbano desde la sencilla casa desoportal a la llamada casa de cuerpoy, progresivamente, la casita inglesade planta a la que luego se le agregael piso superior. En el cinturón indus­trial de Barcelona, estas viviendasse extendían de forma irregular aun­que cada una de ellas sigue unpatrón interior semejante. A partir dela puerta de entrada sigue un pasilloque a derecha o a izquierda, o aambas según el nivel económico, daacceso a las habitaciones, unas convent an a qu e da a la call e y lasdemás ciegas, y ese pasillo terminaen el comedor y la galería. Cuandotodavía la parte posteri or daba aldescampado y no se había cerradoel patio con paredes medianeras, aese espacio entre dos casas se ledenominaba androna, o lugar dondese reunían los hombres a charlar.Sea en las afueras de la ciudad, o enesa parte posterior de la casa , laexperiencia de trabajar el campo, ohacer un huert o, no está todavíalejos en el tiempo del inmigrante.Así, incluso los que trabajan en lasfábricas y los ta lle res colaboransegún las estaciones en las tareasde cultivo y durante la recolección enlas propiedades de los dueños delas fábricas , y también arreglan susjardines. Al construirse las paredesmedianeras , en la parte posterior dela casa, se delimita un patio o jardínque se denomina eixida del latín exi­re o salida , algunos con accesodirecto a la calle mediante una puer-

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ta pequeña y otros no. Son elemen­tos de ese abigarrado mundo interiorla comuna de tapa redonda, el pozo,el lavadero, el tendedero, la jaula deljilguero o canario, el gallinero, y enun rincón estiércol acumulado paraabonar las plantas, hacer un poco dehuerto y por doquier profusión de flo­res en simples parterres, en potes,cubos y en cualquier otra recipiente .En la eixida se representa y experi­menta otra relación entre naturalezay cultura: se recrean las identidades,sea el origen rural , la adsc ripciónideológica de clase y la etnicidad. Eneste espacio se vivifica el viejo lazocon el origen campes ino familiar y elpueblo, sea local o por inmigración,mediante el trabajo de la tierra perotam bi én de l in te rcambi o en t repari entes y vecin os de plantas yesquejes , e incluso a veces un pocode tierra procedente del pueblo, osimplemente hierbas del campo , odel bosque más cercano.

LA JARDINERíA COMOARTESANíA POPULAR

Más allá de las influencias interna­cionales y las formas de entretejer laideología y la estética en la construc­ción de la identidad en Cataluña, esinteresante destacar el trabajo arte­sanal de los jardineros. No sólo por

Jardín torre

el hecho de seleccionar , criar y avi­var las plantas sino también diseñary mantener los jardines. En estesentido, en el área del Vallés , con­cretamente en Sabadell , cabe des­tacar la saga de los jardineros Mari­món. Josep Marimón L1onch, nacidoel21 de agosto de 1927, aprendió eloficio con su padre Josep MarimónTorra lba que procedía de Albarell ,Lérida. Al llegar a Sabadell se intro­dujo en el oficio trabajando en la jar­diner ía más ant igua de la ciudad ,Ca l Sega lá . Se casó co n MaríaLlonch Casanovas que fue flor istade la Generalitat y tuvieron tienda enal calle Aribau de Barcelona. De laépoca de su padre , este jardinerorecuerda que se remodeló el paseode las Ramblas de Sabadel l. Dejóde ser un boulevard para convert ir­se en una amplia avenida a lo largode la cual plantaron árboles, plata­ners. A finales de los años 40, parti­cipó en el diseño del primer prototi­po de jardín a propuesta del indus­trial García Planas para la construc­ción de casas-jard ín para sus traba­jadores y, posteriormente, la planta­ción de estos jardincitos. Asimismo,diseñó y realizó jardines de numero­sas viviendas burguesas , de fabri­cantes y profesionales, tanto en elarreglo de la entrada principal comoen el espacio posterior de las eixi­des. En este sentido, Marimón men-

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Jardín de torre

ciona el monto de una factura porrealizar un jard ín que, en los años1930 , sumaba la cantidad de mi lpesetas .

De aquel período y de su largaactividad profesional recuerda elmarcado carácter artesanal del tra­bajo tanto en la producción de lasherramientas como en la obtenciónde las plantas. Nunca hubo unamplio mercado de plantas al quepudieran acceder de manera quetuvieron que construir su propiovivero situado junto a la Plaza Taul íy mantenerlo durante unos veinteaños, incluso después de la GuerraCivil debido a la escasez de varieda­des. Muchos arbustos y árboles losiban a buscar al bosque . Extraían elrosal silvestre , gavarre ra , y hacíanlos injertos, así como encina , pino,laurel, madroño , y los preparaban enel vivero mediante la poda de raíz yramas para el posterior transplante alos jard ines. Aparte de conservar lassemillas en cajones y sacas , tam-

Ciprés

bién tenían un invernadero que lespermitía disponer de abundantesplantas de temporada, pensamien­tos, dalias , botones , violetas, tulipa­nes, lirios y otros, que no sólo usa­ban para el cultivo y adorno de par­terres sino también para la botíga deflors , que abr ieron en la Calle deGracia, 32. Para otro tipo y var iedadde plantas recurrían a los viveros delBajo L1obregat, entre los que desta­caban para las rosas los nombres deOot, Camprubí y Reig, y para árbo­les y arbustos más exóticos iban aSan Feliu de l.lobreqat a buscar lasmagnol ias y a Mataró las mimosas .Para el abono y la protección de pla­gas, malures, había pocos produc­tos y la producción de los mismostenía también un marcado carácterartesanal. El abono era orgánico deorigen animal , mucho proced ía delos caballos y mulas que tiraban delos carros de las fábricas, o de losestablos de las casas de campo máscercanas , y las plagas se fumigaban

con azufre, ensulfatar, aunque lospulgones recib ían un tratamientomás casero , tabaco disuelto en aguaprocedente de las co lillas de lospuros.

En cuanto a las herramientas ,muchas se compraban en ferias ,como la que se celebraba para laCandelera en Molins de Rei , perotambién las hacían y arreglaban losherreros locales, y las afilaban losafiladores , esmoladors, ambulantes.Marimón recuerda que, en los perío­do de máxima escasez debido a losrobos y al cierre de industr ias duran­te y después de la guerra , él y supadre adaptaban y retocaban lasherramient as. Este es el caso deuna pal eta , aleta , que el mismomuestra en la fotografía.

Otros instrumentos jardineros eranla pala, el pico, el rastrillo, rampíll ,sacho, magalla, azadas de dos pun­tas, arpiot, hachas, destrals, tijerasde cortar y podar, tallar i esporgar, y,finalmente, las regadoras de hierro y

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Floristería Marimón

las mangueras. El riego siempre fueun problema no tanto porque hubieraescasez de agua, de las fuentes deRibatellada y de les Cireres, sino porlos canales y las tuberías de distribu­ción y los caños de acceso. Así, laestructura y tamaño del jardín y laselección de las plantas estaba con­dicionado no sólo por el requerimien­to de las mismas, sino por el accesoa fuentes y pozos de agua.

Cuando recibía el encargo dehacer un jardín, tanto en fábricascomo en casas particulares, asícomo en las casas de campo ytorres, el propietario , a veces tam­bién el arquitecto y el decorador indi­caba sus preferencias de estilo y eltipo de árboles, arbustos y flores,pero también le pedían consejo,ajustando las preferencias a losrequerimientos del terreno. A partirde ahí, el jardinero , hacía un croquisen el cual se establecían la distanciaentre los árboles, el tipo y tamaño delos parterres, paneres i rectangles,clase de árboles , arbustos y floressegún la orientación norte o medio­día, así como la distribución de la

rocalla, el césped, la grava y piedrascamineras. Y en el mismo, optativa­mente, se situaba la ornamentaciónen relación a la posición media olateral de un surtidor y/o estanquecon flores acuáticas, la gruta y lasglorieta en una esquina o al final deljardín . De la época de su padrerecuerda el gusto por los parterresregulares hechos de roca simulandotroncos , toscades, y con arrayán yboj muy recortados haciendo dibu­jos, ya veces con un surtidor central.Y, al final, delimitando el jardín , unagruta , con plantas enredaderas, yestanque con plantas acuáticas ypeces , y, situada en una oquedaduna imagen religiosa, con frecuenciala Virgen de Lourdes.

A su época le corresponde el jar­dín inglés , o pintoresco y el gustopor el estilo japonés de las rocallas,lo cual no hubiera sido posible antespor la carencia de gramíneas para laproducción del césped. En las casasde campo, el diseño es de estilo pai­saj ístico en la disposición del cés­ped y la dispersión de los árboles asícomo la concentración de macizos

de arbusto bajo, y, en la realizaciónde parterres abiertos en medio delcésped con flores. En la ciudad, elcésped se estrecha en franjas o late­rales, o se elimina, y se adopta el jar­dín de rocalla, poco abrupto, y conrocas y piedras dispuestas artística­mente y plantas de sujeción típica­mente mediterráneas, tomillo, lavan­da, romero y otras.

Con buen humor, Marimón comen­ta que el árbol que rara vez faltaba enun jardín era el ciprés por ser símbolode hospitalidad, mientras otras plan­tas eran optativas, incluso evitadas,como el lilá, ya que se decía popular­mente que, donde había uno, no secasaban las hijas, lo cual obligaba acortarlo. Se hacían nuevos uno o dosjardines al año , aunque el trabajoprincipal era el mantenimiento. Estosuponía realizar dos o más controlesal año, según el interés y el presu­puesto de la familia: en general, unoal final del otoño para podar árboles,arbustos y rosales, limpiar y prepararla tierra, y otro a finales de inviernopara plantar los bulbos y renovar losparterres flores de temporada.

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Aparte de los jardines , se hacíanarreglos florales en las iglesias paralas bodas y las ceremonias estacio­nales de santos y fiestas mayores.Se adornaban también altares en lacalle así como se extendían alfom­bras de flores, en especial , para lafiesta del Corpus. Para las alfom­bras florales se construían estructu­ras de madera, cuadradas o rectan­gulares y redondas , que se situabanprogresivamente a lo largo de lacalle y se iban recubriendo conciprés y boj triturado en los bordes

para delimitar, mientras los dibujos orecortes centrales se delineaban yrellanaban con plantas según lastonalidades de sus hojas y pétalos:ginesta, para el amarillo, y clavel, yaveces pétalos de rosa, para el rojo,el blanco y el rosa.

Hoy jubilado, siguen sus hijas conla Flor istería Marimán y el interéspor hacer de su ciudad el jard ín don­de seguir uniendo estética, identidady civismo.

NARRIABIBLIOGRAFíA

FOLCH I TORRES, J. 1915 : Jardi­nets de Masía. La Veu de Catalun­ya , Págína artística, Barcelona, 11de genero

-1916: Notes sobre I'art del jard í.La Veu de Catalunya , Págínaartística. Barcelona, 21 de febrero

D'ORS , E. : 1907: La jardineriamoderna. La Veu de Catalunya ,Barcelona, 14 de mayo.

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