En Un Laberinto Sombrío

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Mi nombre es Olga y apenas cumplí los quince años, cualquiera diría que la vida de una adolescente de mi edad es estupenda y la mía lo era, hasta hace poco tiempo. Todo cambió cuando mis padres decidieron castigarme enviándome a un estricto colegio de monjas. Yo les pedí que no lo hicieran, que me llevaran a un grupo de apoyo, con un psicólogo o lo que fuera pero que no me internaran allí pues tenía el presentimiento de que había algo siniestro en ese lugar y no estaba equivocada...

Transcript of En Un Laberinto Sombrío

  • En un laberinto sombro

    Lilith Cohen

    2015

  • Esta historia contiene algunos dilogos que podran incomodar a

    los catlicos devotos y creyentes en general.

    Los pasajes de la Biblia aqu citados pertenecen a la traduccin

    "Reina - Valera 1960"

    Tanto los nombres de los personajes y lugares mencionados en

    esta obra son producto de la imaginacin de la autora, cualquier

    similitud con sitios y personas existentes en la vida real es mera

    coincidencia.

  • Agradecimientos y dedicatorias

    Para mi mejor amiga Rebe quien desde que comenc a escribir ha estado pendiente de mis historias, ella siempre es la primera en leerlas y darles el visto bueno antes de que las d a conocer al

    resto del pblico.

  • "Un misterio existe slo para resolverse. Si nadie lo resuelve, la verdad muere con los que conocen la

    realidad."

  • Introduccin

    Mi nombre es Olga y acabo de cumplir quince aos, cualquiera

    dira que la vida de una adolescente de mi edad es estupenda y la

    ma lo era, hasta hace poco tiempo. Todo cambi cuando mis

    padres decidieron enviarme a otra escuela, el problema no era el

    colegio donde estaba estudiando, al contrario, era un instituto

    privado con un nivel educativo bastante bueno.

    La razn por la que me sacaron de ah fue porque queran

    castigarme y con justa razn, mi forma de ser haba dado un giro

    de 360 grados desde que comenc a salir con Ral quien era el

    chico rebelde del saln y por lo tanto fue una mala influencia para

    m. En el poco tiempo que anduve con l mis calificaciones se

    fueron de picada: de ser la alumna ms aplicada del saln pas a

    ser la ms irresponsable.

    En casa dej de ser la nia obediente que escuchaba los sermones

    de sus paps con la cabeza agachada sin rezongar, dej de

    quedarme callada para empezar a discutir con ellos a punta de

    groseras. No voy a decir que me enorgullezco de haberme

    comportado as, incluso yo estaba sorprendida de lo lejos que

    haba llegado haciendo cosas que antes ni siquiera me hubieran

    pasado por la cabeza, como volver a casa hasta las tres de la

  • maana cayndome de borracha, escaparme de las clases e

    incluso consumir drogas.

    Un da mientras estaba en la escuela mi mam encontr un churro

    en uno de los cajones de mi cuarto y como era de esperarse se

    puso furiosa y le cont todo a mi pap. En cuanto volv a casa me

    acomodaron la ms grande reganiza de mi vida, yo por

    supuesto llor, ped perdn, les promet que ya no saldra con

    Ral y volvera a ser como antes.

    Por el momento me haban castigado quitndome mi laptop, mi

    celular y mi dinero de la semana, pero parece que eso no fue

    suficiente y decidieron que lo mejor sera encerrarme en el

    Colegio de la Inmaculada Concepcin el cual es un internado de

    religiosas que tiene fama de ser muy estricto con la educacin y

    muy severo a la hora de castigar la indisciplina.

    Por supuesto yo les ped que no lo hicieran, que me llevaran a un

    grupo de apoyo, a ver un terapeuta, un psiclogo o lo que fuera

    pero que no me internaran en ese lugar; sin embargo mis splicas

    fueron en vano. Ese mismo da hablaron por telfono con la

    directora del internado y les dijo que me recibira el domingo por

    la tarde para que el lunes a primera hora ya estuviera tomando

    clases. As que no me qued otra alternativa, tena que estudiar

    ah me gustara o no.

  • Captulo I

    En todo el tiempo que hicimos de camino en el coche rumbo al

    internado no pronunci ni una sola palabra, lo cual le sorprendi

    a pap, tanto que hasta disminuy la velocidad para poder

    echarme un vistazo por el espejo retrovisor - Por qu ests tan

    callada? - slo suspir profundamente como respuesta - S que

    no ests contenta por nuestra decisin pero slo buscamos lo

    mejor para ti. En tu nueva escuela aprenders a comportarte y

    sers una mujer de bien el da de maana - me dijo mientras

    continuaba manejando con mucha cautela pues la intensa lluvia

    del otoo no haba dado tregua desde que habamos salido de la

    casa. Pareca que el dichoso colegio se encontraba hasta el quinto

    infierno, no tena idea de cunto tiempo faltaba para llegar y ya

    comenzaba a perder la paciencia.

    Me daba cuenta que viajar en auto era de lo ms aburrido que

    poda existir en este mundo, sin embargo cuando era nia sola

    divertirme asomando mi cabeza por la ventana para contemplar

    el paisaje Por qu ser que en la infancia los viajes por carretera

    parecen de lo ms divertidos y excitantes? Tal vez porque en esas

    pocas aquellos viajes en familia se realizaban por otras

    circunstancias mucho ms emocionantes que las de ahora o a lo

    mejor porque siempre iba acompaada de Tammy y se nos

  • pasaba el tiempo cantando la cancin de los elefantes.

    Tammy fue mi primer amiga, no me acuerdo exactamente cmo

    era fsicamente, de los pocos recuerdos de ella que an quedan

    claros en mi mente fue cuando un da la encontr dentro de mi

    clset echa un ovillo y en cuanto me vio se asust y me dijo que

    haba elegido ese lugar para esconderse de todo aquello que le

    causaba temor, yo la tranquilic y le dije que poda quedarse ah

    todo el tiempo que quisiera.

    Slo cuando mis paps estaban conmigo Tammy se iba sin dar

    explicaciones y cuando ellos se marchaban volva otra vez al

    cuarto a jugar. No quera que ellos la vieran y me deca "los

    adultos me dan mucho miedo porque son malos y castigan a los

    nios" a pesar de eso un da decid contarle a mi mam sobre ella

    y no le dio demasiada importancia, slo me sonri y dijo que era

    normal que los nios de mi edad tuvieran amigos imaginarios y

    ms an cuando no tienen hermanos ni otros chicos cerca para

    jugar.

    Pero despus cuando entr al jardn de nios, a pesar de que ya

    poda tener amigos de verdad con quienes convivir, yo segua

    hablando con Tammy. Entonces mis paps se empezaron a

    inquietar por mi comportamiento y me dijeron: "ya ests yendo al

    knder, ah hay muchas nias para que juegues, no es necesario

    que sigas inventndote a esa amiga" y me di cuenta que a ellos

    no les gustaba Tammy y se lo tuve que decir, ella con tristeza me

    dijo "est bien, lo comprendo" y poco a poco dej de buscarme

    hasta que ya nunca ms volvi.

  • No entiendo cmo es que despus de tantos aos me volvan

    todos estos recuerdos superfluos de mi niez, pero al menos pude

    animarme un poco. El sonido de las gotas que chocaban contra el

    auto era tan montono que comenz a relajarme, cerr los ojos,

    recargu mi cabeza en la ventanilla y empec a tararear

    mentalmente: "Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araa,

    como vea que resista fue a llamar a otro elefante..."

    En ese momento me encontraba tan tranquila, hasta que mi

    corazn se sobresalt al escuchar otra voz que canturreaba con un

    tono que se me haca bastante familiar "...dos elefantes se

    columpiaban sobre la tela de una araa, como vean que resista fueron a

    llamar a otro elefante..." Era la voz de Tammy! Saba

    perfectamente que era ella porque nosotras acostumbrbamos

    turnarnos para entonar esa cancin, yo empezaba con la primera

    parte, luego ella continuaba con los dos elefantes, despus yo

    cantaba otra vez y as sucesivamente.

    Me qued ah esttica como si hubiera entrado en una especie de

    trance y volv a escuchar su voz que me deca: "Olga Se te olvid

    la parte que sigue?" No me quedaba ninguna duda, Tammy estaba

    ah en el auto conmigo e intent abrir la boca para decir algo pero

    no pude, estaba totalmente paralizada y no logr articular ni una

    palabra.

    Tammy no haca otra cosa ms que llamar mi nombre, su voz se

    escuchaba cada vez ms desesperada e insistente "Olga, Olga,

    Olga!" de repente sent una mano que me tocaba el hombro y

    comenzaba a zarandearme con fuerza - Olga, despierta! Ya

    estamos por llegar - abr los ojos y me di cuenta que no era mi

  • amiga quien me hablaba sino mi mam.

    Todo haba sido un sueo nada ms, pero yo lo haba sentido tan

    real que para cerciorarme de que as haba sido volte a ver a mi

    alrededor, afuera segua lloviendo y ya no bamos en la carretera

    sino por un amplio camino de tierra en medio de un bosque lleno

    de rboles frondosos. Esta clase de paisajes siempre me han

    parecido perturbadores, me aterrara la idea de perderme entre su

    espesura ya que en cualquier momento podra toparme con un

    animal salvaje, un chaneque o cualquier criatura malvola de las

    que se dice que viven en estos lugares deshabitados; en fin, mi

    imaginacin estaba trabajando horas extra.

    No pareca que hubiera algn internado ni nada por el estilo entre

    tanta arboleda, hasta que apareci la altsima barda de piedra que

    rodeaba el colegio la cual estaba toda cubierta de hiedra, tan alta

    era que me pareci una antigua fortaleza como las de los castillos

    medievales.

    Pap disminuy la velocidad y el auto se fue aproximando a la

    entrada en donde a pesar de la intensa lluvia aguardaba un seor

    de edad considerable que iba cubierto con un impermeable verde

    militar y unas botas de plstico. El hombre se acerc para

    averiguar quines ramos y mam baj el vidrio para explicarle -

    Venimos a traer a nuestra hija, la madre superiora qued de

    recibirla hoy - el portero slo asinti con la cabeza y nos abri

    lentamente el portn de hierro que estaba custodiado por un par

    de horrorosas grgolas de piedra que me hicieron estremecer

    todo el cuerpo "Son slo unas tontas esculturas!" me dije a m

    misma avergonzada por haber sentido un terror tan infundado al

  • verlas.

    En cuanto pudimos ingresar observ detenidamente el internado,

    era una construccin antigua de estilo gtico y estaba un poco

    descuidada lo cual le daba un aspecto bastante siniestro. De todo

    lo que pude observar hubo algo en particular que me llam

    mucho la atencin: una imponente torre erguida sobre el ala

    oeste.

    Mi pap tuvo que dar casi toda la vuelta por el patio para poder

    estacionar el coche justo enfrente de la puerta principal pues nos

    habamos olvidado de traer el paraguas y queramos empaparnos

    lo menos posible. A pesar de la intensa lluvia pude observar el

    jardn principal que no era precisamente muy hermoso pero se

    notaba que al menos le daban buen mantenimiento y en el medio

    haba una gran fuente que con el diluvio que caa en ese momento

    no necesitaba estar en funcionamiento - Bueno, finalmente hemos

    llegado - dijo mi pap mientras apagaba el motor.

    De nuevo me invadi una sensacin extraa que no sabra como

    describir exactamente, senta como si alguien me estuviera

    vigilando de cerca y me qued totalmente inmvil por varios

    minutos. Cuando por fin me recuper del shock gir mi cabeza

    hacia todas direcciones mientras mi mam me observaba

    preocupada - Olga Te sientes bien? Ests plida! - No es nada,

    slo estoy un poco mareada - contest ya estando otra vez en mis

    cinco sentidos. Salimos rpidamente del carro a ponernos bajo

    techo.

    Al bajar not que del otro lado del jardn haba una mujer de edad

  • avanzada que llevaba un impermeable amarillo y que acarreaba

    cubetas donde haba juntado toda el agua que resbalaba de los

    techos. En cuanto nos vio dej los cubos de agua en el suelo y

    camin lo ms rpido que pudo hacia nosotros. Cuando nos dio

    alcance pregunt con la voz jadeante - Buscan a la hermana

    Guillermina? - As es - respondi mi pap - Podra avisarle que..?

    -

    No pudo terminar de formular la pregunta cuando se escuch un

    rechinido de esos que te ponen los pelos de punta, eran las

    gruesas puertas de madera que se abran y de ellas sali una

    monja vieja y prepotente, mir a la seora con cara de muy pocos

    amigos y vocifer - Antonia, vuelva enseguida a sus labores! - S,

    hermana - le respondi con la voz entrecortada por los nervios y

    ella volvi a gritarle - Rpido! Qu espera? - Se me encogi el

    estmago al escuchar a esa religiosa gritarle de ese modo a esa

    pobre mujer, no me pareca que hubiera ningn motivo para

    reprenderla.

    Cuando la monja se tranquiliz un poco se volvi hacia nosotros -

    Ustedes deben ser la familia Delgadillo Verdad? - As es - le

    contest mi pap - Yo soy la hermana Ramona. La reverenda los

    espera en su oficina, vengan por aqu si son tan gentiles - dicho

    esto nos hizo seas para que la siguiramos y nos condujo por un

    largo y lgubre pasillo que yo no poda dejar de observar, por

    donde girara mi cabeza poda ver montones de cuadros con

    imgenes de santos los cuales tenan una mirada penetrante como

    si fueran jueces implacables a punto de condenar a alguien a la

    pena capital.

  • Percib un ligero olor a humedad que comenzaba a marearme de

    verdad, decid que lo mejor sera caminar mirando hacia el frente.

    Cuando llegamos a la oficina de la madre superiora, la hermana

    Ramona llam a la puerta - Permiso, ha llegado la nueva alumna

    con sus padres - Hgalos pasar enseguida - nos abrieron la

    puerta, entramos y ah sentada en su despacho estaba la

    directora, que al igual que la otra era una mujer anciana pero con

    mucha energa, alta, rolliza de mirada dura e intimidante.

    Se levant inmediatamente de su lugar para estrecharnos la

    mano, despus de eso nos permiti tomar asiento y nos

    acomodamos en los enormes e incmodos sillones que haba ah

    frente a su escritorio; yo qued justo enfrente de ella y sent como

    su fra mirada me escudriaba de pies a cabeza - As que t eres

    Olga - yo slo me limit a asentir con la cabeza porque por lo que

    vea esas monjas se encolerizaban fcilmente y no quera que me

    reprendieran a pocos minutos de mi llegada.

    - Yo soy la hermana Guillermina y estoy al frente de este plantel

    educativo - volvindose hacia mis paps agreg - tengo entendido

    que traen a esta jovencita aqu porque quieren corregir su mala

    conducta - mi pap fue el primero en responderle - As es

    hermana, mi esposa y yo decidimos traer a nuestra hija a este

    colegio porque necesita una buena disciplina, comenz a juntarse

    con un muchacho que no fue buena influencia para ella y no

    queremos que el da de maana sea una persona de mal actuar. -

    - Comprendo perfectamente, no se preocupen seores, en este

    colegio hemos corregido a muchas muchachitas descarriadas y las

    llevamos por el buen camino. Su hija est en buenas manos y

  • haremos todo lo que est a nuestro alcance para ayudarle. - Pues

    se lo agradeceramos mucho hermana - contest mam haciendo

    un esfuerzo por no llorar mientras yo segua callada con la cabeza

    agachada hasta que pap me diriji la palabra - Bueno Olga,

    tenemos que despedirnos por ahora - S, lo s - respond

    mientras los abrazaba fuertemente sin poder evitar soltar las

    lgrimas como si nunca ms en la vida fuera a volver a verlos, mi

    llanto fue tan fuerte que al final ellos tampoco pudieron

    contenerse.

    - Me prometes que te portars bien y sers una buena

    estudiante? - pregunt pap al mismo tiempo que me daba un

    beso en la frente y solamente puede decir que s cuando

    realmente lo que quera era gritar: "Por favor, no me dejen aqu!

    No me gusta este lugar! No me agradan las monjas! Quiero

    regresar a casa!" - Confamos en ti, hija - fue lo ltimo que me dijo

    mam antes de salir con mi pap de vuelta a casa.

    Me hubiera quedado ah toda la vida quieta como una estatua sin

    pronunciar ni una palabra de no haber sido por la enrgica voz de

    la hermana Guillermina que me hizo volver a la realidad - Basta

    ya de lloriqueo! - S, hermana - le contest al mismo tiempo que

    sacaba un pauelo que siempre llevaba en el bolsillo de mi abrigo

    y me sequ las lgrimas lo ms rpido que pude. - Bien seorita,

    ahora que vas a formar parte de las alumnas de esta prestigiosa

    institucin quiero hacerte saber cules son las reglas que tendrs

    que obedecer mientras ests aqu:

    - De lunes a viernes la campana suena a las seis de la madrugada

    en punto, a esa hora todas deben de levantarse para asearse,

  • vestirse y bajar al comedor a desayunar.

    - De siete a ocho se lleva a cabo una lectura diaria de las Sagradas

    Escrituras en el saln de clases antes de empezar el da.

    - Todas las alumnas deben asistir siempre puntuales a las clases.

    - Los domingos tienen que acudir a misa en la capilla a las diez de

    la maana sin un minuto de retraso.

    - Est terminantemente prohibido poseer telfonos celulares, CDs,

    libros, revistas, fotografas o cualquier otro material que no sea de

    utilidad para los estudios.

    - Se debe guardar absoluto silencio en el aula de clases, la

    biblioteca, la capilla y en los pasillos.

    - La hora de dormir es a las nueve y media de la noche, despus

    de esa hora deben de estar todas las luces apagadas y todo en

    completa quietud, absolutamente nadie debe andar deambulando

    fuera de los dormitorios.

    - Est prohibido hacer y recibir llamadas telefnicas entre semana

    a menos que se trate de una emergencia.

    - nicamente es permitido llamar a los padres o tutores los fines

    de semana.

    - El ltimo domingo del mes es el nico da en que las alumnas

    pueden salir del colegio con la autorizacin de las hermanas y de

    sus propios padres Te ha quedado claro?

    - Perfectamente - contest con la voz temblorosa y la cabeza

    agachada en seal de obediencia y sumisin - De acuerdo, ahora

  • la hermana Ramona te llevar a tu habitacin, haz el favor de

    acompaarla. - y como por arte de magia apareci en la puerta y

    me mir con la misma expresin rgida que cuando reprendi a la

    seora Antonia en la entrada - Anda, vamos! -

    La profesa me tom de la mano con aspereza y me llev casi a

    rastras hacia las habitaciones del internado. Doblbamos a diestra

    y siniestra por los oscuros corredores donde a pesar de la poca

    iluminacin pude distinguir los grotescos cuadros que adornaban

    las paredes, tan terribles me parecieron que me atrevera a decir

    que ni siquiera las pinturas de la galera secreta de Henri

    Beauchamp pudieran ser ms espeluznantes que esos. Todas las

    pinturas eran alusivas al infierno y la ira de Dios: la Tierra

    inundada durante el diluvio universal, la lluvia de fuego sobre

    Sodoma y Gomorra, la Tierra destruida en el Apocalipsis y Dios

    juzgando a los pecadores desde su trono en el juicio final.

    Lo que ms me turb de todo lo que vi fue un mural donde estaba

    representado el lago de fuego con todas las almas perdidas

    quemndose en medio de las llamas; quise pasar de largo y no

    prestarle atencin pero fue intil, sobre todo a uno de los

    condenados al que le salan montones de asquerosos gusanos por

    las orejas, narices, boca y las cuencas de los ojos y en la parte

    inferior estaba escrito el siguiente versculo: "Donde el gusano de

    ellos no muere y el fuego nunca se apaga. - San Marcos 9:48"

    Un terrible escalofro invadi todo mi cuerpo y se me revolvi el

    estmago, me dieron ganas de vomitar pero tuve que

    aguantarme. Despus de ver eso me qued ms claro que el

    agua que mi estancia en ese lugar no iba a ser nada agradable.

  • Captulo II

    La hermana aminor un poco el paso para hacerme subir por las

    estrechas escaleras que conducan a los dormitorios. Caminamos

    por todo el largo pasillo hasta que me hizo detenerme en la

    ltima puerta. De su bolsillo sac un llavero donde tena un

    montn de llaves antiguas, de esas que medan casi medio metro

    de largo, y las revolvi mientras refunfuaba algo entre dientes

    hasta encontrar la que buscaba y abri la cerradura con un poco

    de esfuerzo, empuj la puerta y sta emiti un leve rechinido -

    Entra! - me orden con voz autoritaria mientras yo avanzaba a

    paso lento - Vamos! Qu esperas? - volvi a vociferar al ver que

    no me apresuraba y entonces reaccion.

    Mi habitacin era bastante espaciosa, en el centro haba una cama

    individual, delante de sta se encontraba un armario pequeo, a

    la derecha un escritorio viejo con varios cajones y estantes para

    poner libros y enfrente haba una gran ventana desde la cual se

    vean el montn de rboles que poblaban la parte trasera del

    colegio y tambin se alcanzaba a divisar lo alto de la torre.

    La monja se dirigi a abrir las gruesas y pesadas cortinas que

    cubran la ventana para que as al menos pudiera entrar un poco

    de luz, luego se volvi hacia donde yo estaba - Ahora debes

    cambiarte y ponerte el uniforme, en el ropero tal vez encuentres

  • alguno que te quede. Esperar afuera mientras te cambias y

    despus bajars conmigo a la biblioteca. - me orden con el

    mismo tono pedante- Debo usar desde ahorita el uniforme?

    Pero si todava no empiezo a tomar clases! - Son las reglas del

    colegio! Todas las estudiantes deben andar siempre uniformadas

    Ms vale que lo vayas entendiendo! - me grit mientras sala de

    la habitacin.

    En cuanto me dej sola abr el armario y all encontr varios

    uniformes colgados que olan un poco a guardado, me los fui

    probando hasta encontrar uno que me quedaba como guante,

    aunque el modelo no me agradaba mucho que digamos: era un

    vestido color azul marino de mangas largas y cuello de tortuga,

    de largo me llegaba un poco abajo de la rodilla, en la cintura tena

    una cinta blanca que deba atarme formando un moo enorme

    como el que usa Minnie Mouse en la cabeza. En la parte superior

    tena una pechera blanca con encaje de seda en la orilla, tambin

    un liston del mismo tono de azul del vestido que deba

    amarrarme en el cuello formando un pequeo moo.

    Para rematar deba de ponerme unas mallas blancas de nylon

    sper incmodas y unos zapatos negros acharolados con correa,

    me vi en el espejo antes de salir y agradec profundamente que

    ninguna de las amigas de mi vieja escuela pudiera verme en ese

    momento porque la palabra "ridiculez" no bastaba para describir

    el modo exacto en que me vea, pareca la mucama de una

    mansin victoriana en lugar de una colegiala. En cuanto abr la

    puerta la hermana me tom bruscamente el brazo como era su

    costumbre y me jal - Anda ms aprisa que no tenemos todo el

  • tiempo! - Como usted ordene - le respond al mismo tiempo que

    me haca caminar a paso de gacela por el corredor, para mi buena

    suerte no volvimos a pasar por el pasillo del mural siniestro.

    Estuvimos caminando durante varios minutos para llegar al

    dichoso lugar. Al entrar pasamos a travs de los numerosos

    libreros que haba en ese sitio, que aunque tambin era sombro

    como el resto del internado, al menos el delicioso aroma a libros

    viejos lo haca menos escabroso. Todo estaba en tan completa

    tranquilidad que nuestras pisadas resonaban por todo el

    ambiente y daba la impresin de que no haba ni una sola alma

    hasta que llegamos a la zona de las mesas de lectura donde

    solamente tres alumnas estaban sentadas murmurando entre

    ellas. Apenas nos vieron llegar inmediatamente guardaron

    silencio y se levantaron de sus asientos para saludar.

    - Buenas tardes, hermana Ramona - dijeron al unsono mientras

    hacan una pequea reverencia de manera armoniosa. Ella no

    respondi el saludo y slo les pregunt de manera dspota -

    Dnde est la hermana Genoveva? - Cuando una de ellas iba a

    responderle se escucharon desde el fondo unos pasos

    apresurados que venan en nuestra direccin, era otra religiosa

    quien supuse sera la antes mencionada.

    - Ay, por favor! Le ruego que me disculpe. Estaba all al fondo

    acomodando y desempolvando algunos libros; pero como puede

    ver todo marcha estupendamente, las seoritas estn haciendo

    sus deberes tranquilamente y ... - Silencio! Sus explicaciones

    salen sobrando, bien sabe que su obligacin aqu es mantener el

    orden, por esta vez no voy a reportarla con la madre superiora

  • porque tengo muchas cosas ms importantes en que ocuparme -

    volteando a ver a las muchachas que seguan ah de pie agreg -

    Slo he venido a presentarles a una nueva compaera, se llama

    Olga Delgadillo. A partir de maana se integrar a su grupo y

    necesita ponerse al tanto con sus estudios, as que les voy a pedir

    que le ayuden a repasar. -

    - Por supuesto - respondi la otra hermana con un nerviosismo

    ms que evidente - Bien, la dejo a su cargo. Con permiso -

    Propio! - contestaron las muchachas otra vez con perfecta

    unanimidad. En cuanto el sonido de los pasos de la neurtica se

    fue alejando todas volvieron a sentarse - Qu tal Olga? Yo soy

    la hermana Genoveva - Mucho gusto - le respond mientras le

    daba la mano. Esta profesa si bien ya no estaba en la primavera de

    la vida era mucho ms joven que las otras dos y su carcter ms

    accesible. - Chicas, yo debo seguir con lo mo, por favor ayuden a

    Olga y les suplico que no hablen en voz alta o tendremos serios

    problemas De acuerdo? - Todas asintieron con la cabeza.

    Una de las muchachas que tena el tipo de ser la que siempre

    acostumbraba hablar por todas se present - Hola, yo me llamo

    Imelda y estoy aqu desde que comenc la secundaria -

    volteando a ver a las otras aadi - esta es Malena, tambin est

    aqu desde el primer grado y ella es Estrella, es un amor de

    persona aunque para que logres sacarle ms de una palabra est

    en ruso. - Pues mucho gusto en conocerlas, yo soy Olga - Ven,

    sintate - sugiri sealando una de las sillas vacas para que me

    acomodara - Y cuntanos Por qu te trajeron aqu? - Por qu me

    trajeron? - As es, debe haber algn motivo. Seamos honestas,

  • ninguna adolescente hoy en da viene por voluntad propia a un

    internado catlico, mucho menos a uno tan mocho y estricto

    como ste. Por ejemplo en nuestro grupo slo hay diez

    estudiantes y bueno, ahorita once contndote a ti. -

    - Pues tienes toda la razn - contest carraspeando un poco - Mis

    paps fueron los que decidieron por m, ya saben, para meterme

    en cintura - Todas se voltearon a ver como dicindose "era ms

    que obvio" y Malena no se quiso quedar con la duda de cul

    haba sido el motivo exacto por el que me haban trado - Pues

    qu hiciste? Te expulsaron de tu otra escuela? - No, nada de eso -

    Y entonces? - Pues, es que tena un novio y... - Hmm, ya me

    imagino... - interrumpi Imelda en tono morboso - Eh, no

    exactamente - le dije al mismo tiempo que me sonrojaba.

    - Lo que pas fue que me met con el chico rebelde del saln, ya

    saben; el tpico que se emborracha, se va de pinta y fuma mota de

    vez en cuando y pues como dice el dicho "el que con lobos anda a

    aullar se ensea" - Oh ya! Te peg sus maas - exclam Malena -

    As es, pero nunca pasaba de que me regaaran y castigaran, pero

    el da en que me encontraron un churro en mi cuarto, esa fue la

    gota que derram el vaso. -

    Al escuchar eso Imelda y Malena abrieron la boca por la

    impresin que les caus - Te las tronabas?! - Estrella, que no

    haba pronunciado palabra alguna en todo el rato, les reclam -

    Shhh! No griten que las van a or las hermanas - Bah, esas perras

    infames! Ahorita deben de estar entretenidas con un vibrador

    entre las piernas teniendo una "experiencia religiosa" - contest

    Imelda al mismo tiempo que pona los pies sobre la mesa

  • tomando una actitud fresca y despreocupada mientras el resto

    tratbamos de contener una carcajada estruendosa que para

    fortuna nuestra se nos ator en la garganta.

    - Te pasas Ime! - le dijo Malena con una risilla maliciosa - T

    sabes que a m esas brujas me tienen sin cuidado - Hazte la

    valiente ahora! Pero bien que no te atreveras a decirles eso en su

    cara por miedo a que te vayan a acomodar unos buenos latigazos

    - Pero si ya me han azotado varias veces y mrame - respondi

    mientras doblaba los brazos como un fisicoculturista al presumir

    sus msculos.

    Al escuchar eso no pude evitar preocuparme y con la voz

    temblorosa les pregunt - Las han golpeado con un ltigo?? -

    Las dos se voltearon a ver entre ellas y luego a Estrella que slo se

    limit a agachar la cabeza y al final slo Imelda me respondi

    mirndome fijamente a los ojos - La verdad es que eso no es nada

    comparado con otros castigos, los hay peores, mucho peores.

    Auschwitz era un parque de diversiones comparado con este

    internado. Una vez en segundo ao una de las compaeras no se

    termin la comida de su plato y le ordenaron comrselo todo, ella

    volvi el estmago y la obligaron a ingerir su vmito ah delante

    de todas. -

    Con eso bast para que me pusiera an ms temerosa de lo que

    ya estaba - Eh, creo que prefiero no saber ms. - Como quieras -

    replic mientras se encoga de hombros.- Es que, bueno, se dice

    cada cosa de los colegios religiosos que ya no s ni que pensar. Y

    vaya que este sitio en s ya es un horror. - Pues prparate! - me

    dijo mientras se me acercaba de modo acechante - En este

  • instituto hay muchas cosas que dan miedo a parte de las

    religiosas, por ejemplo: Doa Antonia, la seora que se encarga

    de la limpieza y el mantenimiento. -

    - En serio? Por qu? A ella la conoc apenas entrando, la verdad

    me dio mucha lstima, a su edad y trabajando tan duro y esas

    malditas insensibles que la tratan con la punta del zapato. -

    - Pues ellas dicen que la seora est mal de la cabeza, a veces

    cuando anda por aqu trapeando se nos queda viendo con una

    mirada bastante inquietante que te enchina todo el cuero, pero la

    verdad yo no sabra decirte qu es lo que realmente le pasa

    porque nunca he hablado con ella. -

    - Mejor dicho... - la corrigi Malena - Ninguna de nosotras ha

    cruzado ms de dos palabras con ella, las viejas no nos lo

    permiten y cuando hemos querido hacerlo se ponen ms

    energmenas de lo que ya son. -

    - Perdn, pero a m no me parece que otra cosa pueda ser ms

    escabrosa a parte de las reverendas y las pinturas del infierno. -

    Quieres que te lo diga? - cuestion Imelda en tono desafiante -

    Anda dime! - repliqu con osada - Qu puede ser peor? - Pues

    los... Faaantaaasmaaas! - exclam mientras engrosaba la voz

    como los presentadores de las series televisivas de terror y haca

    ademanes extraos con las manos.

    Enmudec sin saber que argumentar al respecto, nunca me he

    considerado una persona crdula pero tampoco soy cerrada con

    respecto al mundo de lo sobrenatural. El escuchar a mi

    compaera decir que ah en el colegio haba espritus me hizo

  • reflexionar que tal vez fuera esa la razn por la que tuve la

    sensacin de que alguien me observaba cuando recin llegu.

    Pens en comentarlo en ese momento pero Estrella, a quien se le

    notaba a leguas la intranquilidad, tom la palabra.

    - Oigan, en serio. Djense de parloteo que nos van a castigar. -

    Imelda slo le sob la cabeza - T tranquila que... - Shhh ah viene

    la hermana Genoveva - les susurr Malena mientras todas

    tomaban de nuevo sus libros y cuadernos para hacerle creer que

    habamos estado estudiando todo ese tiempo.- Muchachas dense

    prisa por favor, ya es hora de cerrar la biblioteca y ya saben que si

    me retraso tendr problemas con la hermana Guillermina - Pierda

    cuidado, ya estbamos terminando - la tranquiliz Estrella

    mientras Malena me pona su libreta en las manos - Te la presto

    para que sigas repasando en tu cuarto. Maana tenemos la lectura

    de la Biblia a primera hora, vamos a empezar con la primera

    epstola a los Corintios. -

    Salimos de la biblioteca y nos dirigimos en silencio a nuestros

    respectivos dormitorios. En cuanto entr lo primero que hice fue

    dirigirme al escritorio y sacar de mi maleta uno de mis cuadernos

    nuevos para ponerme a hacer lo que supuestamente deb haber

    hecho en lugar de andar echando la pltica con las compaeras.

    Trat de concentrarme en mi tarea y no distraerme, les haba

    jurado a mis paps que mis notas volveran a subir y no quera

    faltar a mi promesa. No me di cuenta de cunto tiempo estuve ah

    sentada hasta que escuch un golpeteo insistente en mi puerta y

    me levant a ver quin llamaba, abr la puerta y me encontr a la

    hermana Ramona ah parada mirndome con el ceo fruncido -

  • Acaso tienes idea de la hora que es? - me puso tan angustiada

    que solamente me limit a encogerme de hombros sin saber que

    contestarle hasta que me salieron las palabras de la boca - Lo

    siento mucho, no tuve tiempo ni de estar pendiente de la hora,

    cuando me haba dado cuenta ya haba oscurecido. -

    - Son veinte para las diez! Ya pas la hora de apagar las luces

    Qu andabas haciendo? Debera darte vergenza! No llevas ni

    veinticuatro horas aqu y ya ests desobedeciendo las reglas. -

    Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para morderme la

    lengua y no gritarle que era una exagerada, apenas haban pasado

    diez miserables minutos despus de la media hora y vena hecha

    una fiera a reprenderme como si hubiera cometido el peor de los

    crmenes.

    - De verdad, disclpeme. Estaba leyendo la Biblia, como maana

    tenemos que... - Mira jovencita, slo por ser tu primer da en el

    colegio no te impondr el castigo que te mereces, pero si te voy a

    ordenar que en cuanto cierre la puerta inmediatamente apagues

    la luz y te acuestes. - Despus de que prcticamente me azotara la

    puerta en las narices, corr a apagar la lmpara del escritorio, me

    puse mi pijama y me met en la cama a pesar de que no tena ni

    una pizca de sueo.

    Me puse a dar tumbos para tratar de encontrar una posicin

    adecuada para dormir ya que soy de las personas que no pueden

    conciliar el sueo fcilmente en una cama ajena a la suya. Tena

    que descansar lo ms que me fuera posible porque con el fro que

    haca se me iban a pegar las sbanas y sera todo un martirio tener

    que levantarme por la madrugada.

  • Pero por ms intentos que haca no poda pegar los ojos, a donde

    quiera que volteaba slo perciba la oscuridad que envolva toda

    la habitacin. Afuera segua lloviendo, la temperatura haba

    descendido mucho y me acomod en posicin fetal para

    calentarme un poco, cerr los ojos y me puse a pensar; pens en

    mis padres, en Ral, en las monjas iracundas, en mis compaeras

    y hasta en Tammy.

    Me entraron unas inmensas ganas de llorar y me puse a hablar

    conmigo misma - Tammy, como quisiera que estuvieras aqu

    conmigo justo ahora que me siento tan sola Recuerdas cundo

    cantbamos "Un elefante se columpiaba"? - De repente comenc a

    tener la sensacin de que mi cuerpo giraba como si estuviera

    atrapada en medio de un remolino, senta mucho fro y me puse a

    tararear mentalmente: "un elefante se columpiaba sobre la tela de una

    araa, como vea que resista... resista, dos elefantes, un elefante, se

    columpiaban, la tela de una araa..."

    Empec a divagar en la letra de la cancin lo cual significaba que

    por fin me estaba arrullando y comenc a soar cosas sin sentido.

    Hubiera dormido como un beb de no ser porque de repente

    escuch unos sollozos desgarradores. Abr los ojos para

    cerciorarme de que aquello slo haba sido parte de mi sueo,

    pero no, aquellos llantos se oan clarsimos. Se me puso la carne

    de gallina y por mi mente comenzaron a formularse miles de

    hiptesis - Pero quin llorar de esa manera? Acaso ser alguna

    de las alumnas que estarn castigando? - me invadi un terrible

    pnico al imaginarme lo peor.

    Algo me deca que deba salir de mi habitacin para averiguar de

  • dnde provenan esos lamentos, pero decid no hacerlo por miedo

    a que me fuera a sorprender alguna de las hermanas, ya haba

    recibido bastantes reprimendas y lo menos que quera era

    meterme en ms problemas. No me qued otra opcin que

    echarme la almohada sobre la cabeza para no seguir escuchando

    esos sonidos que me estaban helando la sangre, volv a canturrear

    la cancin de los elefantes hasta que logr quedarme

    profundamente dormida.

  • Captulo III

    El sonido estrepitoso de la campana me hizo saber que ya era

    hora de levantarse, pero la temperatura helada del amanecer

    prcticamente me incitaba a permanecer debajo de las clidas

    cobijas, tuve que dominar mi voluntad, armarme de valor para

    poder salir de la cama y poner mis pies sobre el piso fro. Abr las

    cortinas y escudri fugazmente el exterior, por el momento la

    lluvia haba cesado a pesar de que el cielo an estaba tapizado de

    nubes grises, una gruesa capa de niebla cubra todos los rboles y

    solamente alcanzaba a sobresalir la punta de la misteriosa torre.

    Por mi parte hubiera permanecido toda la maana engarrotada

    frente a la ventana pero no poda darme el lujo de perder el

    tiempo, deba dirigirme inmediatamente hacia el cuarto de bao

    el cual se ubicaba justo delante de mi puerta. Al entrar me

    encontr con Imelda, Malena y Estrella que tambin iban a darse

    un bao, despus que nos dimos los buenos das nos metimos

    inmediatamente a duchar ya que afuera haba otras compaeras

    esperando turno y debamos ser consideradas.

    Abr la llave del agua caliente y sta apenas se encontraba tibia lo

    cual provoc que todos los dientes me castaetearan, mientras me

    iba enjabonando todo el cuerpo pensaba en aquellos

    espeluznantes llantos que no lograba expulsar de mi mente.

    Imelda se lavaba en la regadera de al lado y como el muro

  • divisorio dejaba asomar nuestras cabezas me pregunt

    preocupada - Te sucede algo? No tienes buen aspecto - Eh no, no

    me pasa nada. Es slo que no pude dormir bien anoche - Ay

    amiga! Pues si no ests acostumbrada a acostarte temprano en

    este colegio vas a tener que hacerlo aunque no quieras porque con

    la jornada habitual que tenemos despus del desayuno est para

    enfermar a cualquiera. - S, creo que ser mejor que vaya

    cambiando mis hbitos - no me pareci prudente platicarle ah de

    la verdadera razn por la que me encontraba inquieta.

    En ese instante entr la hermana Ramona ms furiosa que un toro

    de lidia - Qu se piensan estar ah todo el da? Aprense!

    Vstanse y bajen enseguida! - Ya vamos! - replic Imelda

    tratando de no sonar agresiva y en cuanto la monja sali le avent

    el jabn tras cerrar la puerta - Bruja del demonio! - Sguele Ime!

    Que te dan a dar como mnimo veinte varazos y nada ms por

    puro gusto - le advirti Malena que ya haba terminado de

    asearse y se pona el uniforme a toda prisa - Mira nada ms

    porque es el ltimo ao que estar en este colegio de mierda trato

    de aguantarme, que si no ya le hubiera partido su ... - Ya,

    contrlate! Inhala, exhala, cuenta hasta diez... - y luego se dirigi

    a m - Olga, es en serio. Ten mucho cuidado de no hacer enfadar a

    las viejas, sobre todo a la hermana Fidelina que ya la conocers

    ahorita en la lectura de la Palabra; esa no es como la hermana

    Ramona que nada ms ladra pero no muerde, ella s es de armas

    tomar. -

    La verdad es que en ese instante las religiosas eran las que menos

    me importaban, lo que quera era hablar respecto al tenebroso

  • acontecimiento, alguna de las chicas tena que haberse dado

    cuenta tambin. Mientras nos dirigamos por el pasillo les susurr

    lo ms quedito que pude - Oigan, hay algo muy importante que

    quiero platicarles - las tres se volvieron hacia m y me observaron

    ansiosas y Malena slo me hizo una sea para que me callara -

    Chst! tenemos prohibido murmurar en el corredor lo sabes

    verdad? Despus de la comida tenemos nuestra hora libre y nos

    podrs contar todo lo que quieras. -

    Nos dimos prisa para poder llegar al comedor a tiempo a

    desayunar. Al igual que el resto del internado este sitio tambin

    era lgubre, el ambiente era ms glido que los dos polos

    terrestres juntos y para variar en sus paredes tambin haba

    pinturas perturbadoras, en una de ellas estaba representada con

    pelos y seales la historia del profeta Eliseo y los nios devorados

    por los osos, algo bastante vomitivo para un espacio dispuesto

    para consumir alimentos, pero en fin, supongo que las hermanas

    lo habrn decidido a propsito para que ninguna de las alumnas

    se atreva a burlarse de ellas.

    Como era de esperarse, las religiosas estaban sentadas en la mejor

    mesa y mientras a ellas les servan caf caliente, pan recin

    horneado con mantequilla, mermelada, huevos estrellados con

    tocino y fruta; a nosotras las estudiantes tan slo nos dieron un

    plato de cereal, una rebanada de pan tostado y un vaso pequeo

    con jugo de naranja; lo cual me pareci de lo ms injusto ya que

    con la colegiatura que estaban pagando nuestros padres era para

    que mnimo recibiramos un desayuno igual de sustancioso.

    La hermana Guillermina nos orden que nos pusiramos de pie

  • para bendecir los alimentos y todo el mundo guard silencio

    absoluto mientras ella diriga la oracin. Cuando termin todas

    nos dispusimos a comer, como la racin de cereal que me haban

    proporcionado era tan raqutica me qued con hambre, me

    hubiera gustado pedir que me sirvieran otra porcin pero no lo

    hice por miedo a que me fueran a tratar como a Oliver Twist.

    Al terminar de desayunar me dirig con el resto de las chicas a

    nuestro respectivo saln de clases, las cuales debo decir que me

    parecieron de lo ms tediosas y montonas, sobre todo por el

    hecho de que no se nos permita hablar ni siquiera en voz baja. En

    mi escuela anterior los profesores nos llamaban la atencin si

    gritbamos o hacamos algo que realmente fuera digno de ser

    sealado pero en este colegio prcticamente te reprendan hasta

    por respirar.

    Durante la clase de lgebra se me quebr la punta de mi lpiz y le

    ped a una de mis compaeras de al lado que me prestara su

    sacapuntas, cosa que hice prcticamente moviendo solamente los

    labios procurando ser lo ms silenciosa posible y la hermana que

    tena el odo de un tsico ni tarda ni perezosa volte a regaarme -

    Seorita Delgadillo, guarde silencio! No hable mientras estoy

    dando la clase! - yo trat de controlarla y hacerle ver que no era

    para tanto - Slo quera que me prestara algo nada ms - haber

    explicado eso no la calm en nada sino todo lo contrario - Tal vez

    todava no lo comprenda por ser nueva, pero aqu est

    absolutamente prohibido andar murmurando. -

    Decid que lo mejor era no objetar nada aunque no por falta de

    ganas, la verdad es que nunca en mi vida haba estado en una

  • escuela donde el silencio fuera una tremenda obsesin como lo

    era all, tanto que me era imposible creer que tendramos un

    tiempo disponible para poder hablar como me haba dicho

    Malena, pero efectivamente as fue.

    En cuanto terminamos la comida salimos las cuatro a caminar por

    los jardines aprovechando que las aguas se haban tomado un

    pequeo descanso, anduvimos hasta alejarnos bastante del

    colegio, un poco ms y podramos adentrarnos en medio de la

    espesa arboleda que se perciba desde mi ventana. - Bueno Olga,

    te presentamos nuestro escondite secreto - me dijo Imelda

    mientras me haca seas para que me acercara a un viejo pozo

    que estaba cubierto con una enorme piedra.

    - Aqu venimos cuando queremos apartarnos del resto; ahora s,

    cuntanos lo que nos queras decir mientras estbamos en las

    regaderas - me orden Imelda - Est bien - le contest hecha un

    manojo de nervios - Oye, reljate! - me aconsej Malena - En

    serio, aqu nadie nos escucha. - de todos modos ech un vistazo

    por los alrededores para cerciorarme de que efectivamente no

    hubiera moros en la costa - Es que... pero si alguna de las monjas

    viene a buscarnos? -

    Imelda me tom por los hombros y me sacudi con fuerza - Yo

    te echo aguas si una de las brujas viene, pero ya suelta la sopa y

    no nos tengas con ansias. Tom aire al igual que un nadador

    antes de zambullirse en la piscina - Vern, anoche escuch algo

    horrible - las tres se voltearon a ver entre ellas pasmadas, nadie

    dijo nada hasta que Malena se atrevi a preguntar - Y qu fue

    exactamente lo que oste? - A alguien que gema - A Imelda se le

  • ilumin el rostro y sonri de manera perniciosa - Tal vez era

    alguna de las viejas que se masturbaba - dijo mientras ella y

    Malena se echaban a rer y Estrella slo les lanz una mirada

    reprobatoria.

    Trat de mostrar la mayor seriedad posible para que ellas dejaran

    de tomarlo a la ligera - Fuera de broma, ayer claramente escuch a

    alguien que lloraba desconsoladamente Ninguna de ustedes

    escuch nada? - por un momento se quedaron pensativas e

    Imelda fue la primera en responder - La verdad es que yo tengo el

    sueo pesado, una vez que me meto a acostar caigo rendida y no

    me doy cuenta de nada hasta que la mugrosa campana me

    despierta - Malena tambin me dio su versin - Yo igual, basta

    con tumbarme sobre la cama y enseguida comienzo a roncar

    como lirn. Por lo tanto no me percato de nada de lo que acontece

    a mi alrededor. -

    Me qued ah en silencio esperando a que Estrella dijera algo pero

    por lo visto hacer que esa muchacha pronunciara palabra alguna

    era prcticamente imposible, ella slo permaneci con la cabeza

    gacha, me dio la impresin de que fue para evitar mirarme a los

    ojos. Su actitud me pareca bastante sospechosa, tal vez ella saba

    de lo que estaba hablando pero prefera no decir nada, trat de

    ignorarla y me dirig hacia las otras - En serio, cranme. Aquello

    que o no me deja de dar vueltas por la cabeza, era tan escabroso

    que por un momento pens que no era algo de este mundo sino

    de ultratumba. -

    Imelda me observ con los ojos abiertos como platos y mene

    negativamente la cabeza - Sabes? Creo que te tomaste muy en

  • serio lo que te dije ayer, eso de que aqu haba fantasmas. Slo era

    una novatada, te lo dije nada ms para asustarte un poco. Nada

    de lo que te platiqu es cierto, ni siquiera eso de que te latiguean y

    obligan a comer tu vmito, todo fue un chiste para divertirnos un

    poco. - Me di la vuelta para reflexionar, tal vez Imelda tena razn

    y todo aquello haba sido tan slo un producto de mi mente

    perturbada pero an as yo segua albergando mis dudas. - Tal

    vez slo fue una pesadilla - coment Malena tratando de

    minimizar el asunto. - S, tal vez... - repliqu solamente para

    hacerles creer que eso ya no tena importancia - De todos modos

    tena que hablarlo con ustedes, no hubiera podido guardarme

    esto para m sola.-

    - Es totalmente comprensible que te hayas asustado, de por s el

    aspecto de este internado es bastante ttrico y adems ten en

    cuenta que es una construccin de hace ms de tres siglos y en

    lugares tan antiguos como este suele haber sonidos guardados de

    hace varios aos y en el silencio de la noche pueden llegar a

    percibirse, todos esos elementos deben de haber confundido a tu

    subconsciente. - nicamente me limit a asentir con la cabeza y

    resolv dejar todo aquello por la paz.

    - Cllense que viene alguien! - nos advirti Estrella algo exaltada

    mientras nosotras nos quedamos quietas y en silencio ya que

    alcanzamos a percibir unos pasos apresurados que venan en

    direccin a nosotras. Al principio pensamos que se trataba de

    alguna de las hermanas y nos asustamos hasta que Malena nos

    tranquiliz - Slo es Don Gilberto - y volvindose a m me explic

    - Es el marido de Doa Antonia -se trataba nada ms y nada

  • menos que del anciano que haba aguardado en el portn a mi

    llegada al colegio, ya sin el impermeable pude notar que a pesar

    de ser un hombre de edad considerable an tena fuerzas para

    realizar trabajos pesados, aunque al igual que en la mirada de su

    esposa, se reflejaba todo el cansancio acumulado a lo largo de los

    aos.

    l se fue acercando lentamente y cuando estuvo a pocos pasos de

    distancia nos pregunt bastante alterado - Jovencitas Qu andan

    haciendo por aqu en lo apartado? - Nada, en especial - atin a

    responder Imelda - Tan slo platicbamos - Pues ser mejor que

    vuelvan si no quieren meterse en problemas, adems pronto se

    desatar otro aguacero. - nos replic mientras sealaba el cielo

    tormentoso - S, tiene toda la razn, ser mejor que nos vayamos -

    contest Estrella al mismo tiempo que nos haca seas para que

    caminramos y abandonramos ese sitio.

    Comenzamos a andar de regreso a paso lento pues no tenamos

    ninguna prisa ya que an no terminaba nuestro tiempo de

    descanso cuando me volvi a invadir aquella sensacin atroz de

    que alguien me observaba a mis espaldas, me detuve en seco y

    volv mi cabeza por todos ngulos pero no pude ver a nadie a

    parte de nosotras cuatro. El resto de las chicas se percat de que

    algo no andaba bien conmigo pero prefer negarlo pues no quera

    que me tomaran por una paranoica demente.

    La lluvia se desat otra vez tal como el seor Gilberto lo haba

    predicho. En cuanto terminaron las ltimas clases decid ir a la

    biblioteca a buscar informacin que pudiera explicar de manera

    lgica aquello que haba pasado. Decid empezar buscando

  • algunos libros para obtener un poco de informacin acerca de los

    fenmenos acsticos pero encontr muy pocos; la mayora de los

    libros que tenan all guardados eran referentes a temas religiosos.

    En los pocos libros de fsica que pude hojear no haba nada que

    me fuera de utilidad, solamente se hablaba vagamente sobre el

    efecto Doppler, la absorcin, difraccin, radiacin y el eco. En ese

    momento hubiera deseado tener mi laptop para hacer bsquedas

    ms profundas en la web pero no me la traje porque de todos

    modos la madre superiora me la hubiera confiscado.

    Volv a poner los libros que haba tomado en su sitio y me dirig

    hacia la hermana Genoveva - Disculpe hermana por casualidad

    tienen alguna computadora con acceso a Internet aqu? - ella slo

    me mir sorprendida - Computadoras aqu dices? Para nada! En

    este colegio la tecnologa no es muy bien recibida como ya te

    habrs dado cuenta - me respondi amablemente - S, es verdad -

    Era algo urgente para una tarea? Si quieres puedo ayudarte a

    buscar la informacin que necesitas - No se apure, era tan slo

    una consulta sin importancia - decid que era mejor no platicar

    con ella de eso y opt por retirarme porque de tanto tiempo que

    estuve ah ocupada ya estaba apunto de oscurecer y deba volver

    enseguida a mi dormitorio.

    Apenas tuve tiempo de concluir con las tareas pendientes, en

    cuanto puse mis cosas en orden inmediatamente apagu la luz

    pues en tan slo cinco minutos daran las nueve y media y no

    quera retrasarme. Todava no tena ganas de irme a acostar pero

    deba hacerlo para acostumbrarme poco a poco a los horarios

    inflexibles del colegio y el despertar dejara de ser una tortura.

  • Mientras me sacaba el uniforme y me pona la pijama me percat

    nuevamente de aquellos horripilantes lamentos, slo que esta vez

    el sonido era ms difuso como una especie de vaivn.

    No poda creer que aquel episodio terrorfico se estuviera

    repitiendo de nuevo como un deja v, sent un hormigueo por

    todo el cuerpo y al intentar desplazarme sent como si estuviera

    caminando sobre un montn de vidrios rotos, con esfuerzos

    llegu a la cama y me sent en la orilla mientras me abrazaba para

    desentumirme. Mi piel se eriz y comenc a tiritar por el fro que

    senta, deshice la cama y acto seguido me sepult debajo las

    mantas.

    El llanto se hizo cada vez ms persistente pero lo que me

    horroriz an ms fue que entre los sollozos pude percibir un

    pavoroso y agudo grito que se difumin entre la oscuridad,

    despus todo qued en un silencio total y no se escuch nada

    aparte de mi respiracin agitada. Empec a hablar conmigo

    misma en voz baja para tranquilizarme - Clmate Olga, no pasa

    nada, no pasa nada, todo est en tu mente, todo est en tu mente,

    no te asustes, no te asustes... - decid que lo mejor era acostarme

    de una vez y hacer como si nada hubiera acontecido.

    Habra pasado apenas una media hora de todo lo anteriormente

    mencionado cuando logr entrar en estado de somnolencia y los

    prpados se me cerraban de lo pesados que estaban y en ese

    preciso instante repar en que haba una presencia espectral ah

    en mi habitacin, aunque no pude verla percib que estaba justo

    ah al lado de mi cama, quise gritar pero no pude hacerlo, estaba

    completamente inmovilizada y entr en pnico.

  • Lo nico que logr hacer fue rogar para que lo que fuera que

    estuviese ah acechndome no me hiciera dao alguno y se

    largara de inmediato y al cabo de un minuto advert que por fin

    se haba marchado, mi cuerpo haba recuperado la movilidad y

    me tranquilic aunque me daba la impresin que el corazn me

    iba a saltar del pecho de lo fuerte que lata.

    Qu rayos era todo eso? Qu estaba ocurriendo? Acaso slo

    estaba alucinando? Era parte de la realidad o solamente una

    pesadilla de mal gusto? No quise alterarme ms de lo que ya

    estaba y mejor opt por hacer otra vez lo nico que poda sosegar

    temporalmente mis temores y angustias: dormir profundamente.

  • Captulo IV

    Me encontraba caminando sin rumbo fijo por el patio del colegio

    tratando de ubicar la procedencia de esa voz afligida que me

    llamaba - Olga, Olga! - pero lo nico que atin fue caminar en

    crculos mientras todo daba vueltas a mi alrededor, termin

    cayendo al suelo por la desesperacin mientras esa misteriosa

    joven continuaba gritndome en ese tono que se me haca

    bastante conocido pero an as no lograba descifrar de quin se

    trataba - Tammy? Eres t? - grit tan fuerte hasta que mi

    garganta se lastim y la nica respuesta que obtuve fue una

    orden - Levntate Olga, vamos levntate! - no fue sino hasta

    escuchar un golpeteo persistente en la puerta que comprend que

    slo haba estado soando y que siempre haba permanecido

    dentro de mi recmara recostada sobre la cama.

    Con la modorra que apenas se estaba esfumando logr consultar

    la hora en mi reloj de pulsera - Maldicin! Son las 6:21! Cmo

    pude quedarme dormida? - abr el armario para sacar mi

    uniforme y una toalla para dirigirme inmediatamente a baar

    mientras afuera seguan golpeando insistentemente a mi puerta -

    Olga! Ya ests despierta? - S, ya voy! - Al abrir me encontr con

    Imelda que an no se meta a la ducha - Por Dios, mujer! Hace

    horas que estoy tocando para que te levantes Qu no oste la

    campana? -

  • - La verdad no, estaba soando y no me di cuenta de nada, lo

    siento mucho - Pues ser mejor que te apresures si no quieres que

    la hermana Ramona te castigue - me dijo al mismo tiempo que me

    jalaba para conducirme a las duchas porque an me hallaba

    amodorrada y no poda caminar aprisa. Una vez que nos metimos

    a las regaderas Imelda me observ detenidamente - Bueno qu

    pasa contigo? - Conmigo? - S, a ti te pasa algo, se te nota en los

    ojos, te ves muy agotada - Es que... te va a parecer una locura

    pero, anoche lo volv a escuchar... -

    Ella slo permaneci callada mientras me observaba fijamente -

    Es en serio??

    - S, slo que fue an ms espantoso que la otra noche, esta vez

    pude escuchar sus gritos de dolor y...

    - Todo eso que me cuentas me parece increble

    - S, s que lo es, pero Te juro que es real!

    - Y si es tan real como dices por qu nadie ms que t lo percibe?

    - Qu quieres decir con eso?

    - Que la verdad Olga, creo que todo eso es pura fantasa tuya.

    - Imelda, creme que me gustara que as fuera, slo una fantasa,

    una invencin ma, pero no lo es Te aseguro que no!

    - Mira, si lo que quieres es una disculpa por aquella broma que te

    jugamos te la doy de buena voluntad, pero por favor deja de

    inventar historias quieres?

    - No tienes que disculparte, yo no estoy molesta con ustedes, pero

  • por favor tienen que creerme. Aqu hay alguien que est

    sufriendo y llora por las noches, lo he odo claramente.

    Imelda cerr bruscamente las llaves, se sec su cara y su cabello y

    me mir a los ojos - Dime Por qu ests aqu? - Por qu? - S, me

    refiero a la razn por la que tus paps te sacaron de tu otra

    escuela y te encerraron aqu, es porque te las truenas no? Por s

    no lo sabes, las drogas afectan seriamente a las neuronas. - Slo

    una vez fum marihuana No era drogadicta! -

    Ella no me contest nada, se visti lo ms rpido que pudo y

    abandon el cuarto de bao. A continuacin yo hice lo mismo y

    baj al comedor apenas a tiempo para la oracin de gracias por la

    comida, las hermanas slo se limitaron a lanzarme una mirada

    para hacerme saber que mi accin les resultaba ms que

    reprobable.

    En cuanto todas acabaron con su desayuno nos dirigimos al saln

    donde ya estaba esperando la hermana Fidelina para dar la

    lectura diaria. Ayer habamos terminado con la primera a los

    Corintios y hoy tenamos que continuar con la segunda epstola,

    Malena empez a leer los primeros captulos y la monja le hizo

    unas preguntas al respecto. Prcticamente no estaba prestando

    atencin a lo que decan y la hermana se dio cuenta que no estaba

    concentrada y me llam la atencin.

    - Seorita Delgadillo, ya que ha estado muy atenta Sera tan

    amable de proseguir con la lectura? - por un instante me qued

    absorta pero para mi buena suerte Malena me seal

    disimuladamente el captulo donde se haba quedado, as que

  • velozmente me levant con la Biblia en mano - Segunda epstola a

    los Corintios, captulo 4 versculo 13, 14: Pero teniendo el mismo

    espritu de fe, conforme a lo que est escrito: Cre, por lo cual habl,

    nosotros tambin creemos, por lo cual tambin hablamos; sabiendo que el

    que resucit al Seor Jess, a nosotros tambin nos resucitar con Jess,

    y nos presentar juntamente con vosotros. -

    La hermana me orden con la mano que me detuviera y me mir

    ufanamente como para dejarme en claro que a ella nadie la poda

    engaar - Bien, ahora Tendra la gentileza de explicar el contexto

    de los pasajes que acaba de leer? - tragu en seco por los nervios y

    disimuladamente di una repasada a los versculos - Pues bien...

    Aqu se habla de resurreccin.

    - Aj Y qu entiende usted por resurreccin?

    - Pues segn la Biblia, es la creencia de que al final de los tiempos

    nuestros cuerpos mortales resucitarn y entonces...

    - Momento! - me interrumpi bastante indignada - Qu quiere

    decir con eso de "segn la Biblia"? Acaso est poniendo en tela

    de juicio lo que dice la Palabra del Seor? -

    - Bueno, la verdad es que no estoy segura...

    - De qu no est segura? -

    - ...De que es lo que ocurre exactamente con nuestros espritus

    despus que morimos, si vamos al cielo, al infierno o se quedan

    aqu en la Tierra. -

    Esa respuesta bast para que ella se pusiera an ms encolerizada

    pero no haba hecho nada ms que decirle la verdad de lo que

  • pensaba al respecto, despus de las experiencias que haba tenido

    all en el internado estaba casi convencida de que existan las

    almas en pena. Todas se quedaron en silencio mientras vean

    como la hermana Fidelina me tomaba del brazo y me arrastraba

    furiosamente fuera del saln.

    - Lo que acaba de decirme es realmente inconcebible en este

    colegio! - vocifer mientras me conduca hacia el despacho de la

    madre superiora - Pero qu hice?? - le reclam a pesar de que

    estaba bastante atemorizada - Ya ver ahorita que la acuse con la

    hermana Guillermina! - En cuanto llegamos a la oficina empuj

    la puerta como un tornado ocasionando que la reverenda se

    levantara speramente de su asiento - Pero qu significa esto!

    Qu no sabe que se debe de llamar a la puerta antes de entrar? -

    Dispense usted, hermana; no era mi intencin, todo fue por culpa

    de esta alumna blasfema y descarada. Aqu se la traigo para que

    la castigue. -

    Dicho esto me empuj con violencia hacia el frente y de no ser

    porque logr amortiguar el golpe con las manos me hubiera

    lastimado con el filo del escritorio. La hermana Guillemina me

    contempl con los ojos llenos de rabia - Qu es lo que haz

    hecho? Habla! - el trueno de su voz me hizo estremecer y slo

    consegu balbucear palabras sin orden ni sentido lo que provoc

    que se irritara an ms - Haga el favor de explicrmelo usted! - le

    orden a gritos a la hermana Fidelina.

    - Esta jovencita os poner en entredicho la veracidad de la Biblia

    en mi clase delante del resto de las estudiantes. - Al escuchar su

    explicacin le brillaron los ojos de clera y se dirigi hacia m de

  • modo amenazante - Infringir el reglamento del colegio es malo,

    pero dudar de las Sagradas Escrituras... Eso es una hereja! - grit

    mientras le daba un manotazo al escritorio. - Ests castigada! Te

    quedars encerrada en tu dormitorio el resto de la semana para

    que medites todos aquellos malos pensamientos que cruzan por

    tu cabeza y recapacites porque este castigo que acabo de

    imponerte no es nada comparado con las eternas llamas del

    infierno. -

    Estaba tan llena de furia que dej mi nerviosismo a un lado,

    apret los puos y alc la voz - No es justo! - las dos religiosas se

    quedaron boquiabiertas - Qu has dicho?? - lo volv a repetir

    por si en verdad no les haba quedado claro - No es justo que me

    castiguen por tener dudas acerca de lo que diga la Biblia o

    cualquier otro libro. La Iglesia nos dice que Dios nos dio libre

    albedro para pensar y actuar por nuestra propia cuenta pero

    cuando queremos hacer uso de esa libertad nos amenazan con el

    fuego eterno. -

    - Esta vez fuiste demasiado lejos! Ahora no slo te quedars

    encerrada sino que el prximo domingo no podrs recibir la visita

    de tus padres - Cmo? - Es ms, ahora mismo les voy a avisar

    por telfono para que no pierdan su tiempo viajando hasta ac -

    tom un viejo telfono de disco y comenz a marcar el nmero de

    mi casa - Seor Delgadillo? Habla la madre superiora para

    informarle que su hija ha cometido una falta muy grave y hemos

    tenido que castigarla, por lo tanto usted y su esposa no podrn

    venir a verla este fin de semana. -

    Alcanc a escuchar a pap que le rogaba - En verdad, lamento que

  • mi hija les haya dado molestias; pero por favor podra

    pasrmela? Me gustara decirle algo, ya que no podr hablar con

    ella en persona - al or eso la reverenda hizo una mueca de

    disgusto pero accedi - De acuerdo - y me avent de mala gana la

    bocina del telfono, la tom y en cuanto escuch la voz de mi

    pap me entraron unas horribles ganas de llorar - Hija eres t? -

    S, aqu estoy - Realmente estoy decepcionado, nos hiciste una

    promesa recuerdas? - Lo s, pero es que... - Olga, espero que esto

    te sirva de leccin y trates de reflexionar sobre tu conducta. Ya

    hablaremos mejor el mes que viene, hasta pronto. -

    En cuanto pap colg la hermana Guillermina me arrebat el

    telfono y le orden a la hermana Fidelina - Llvela a su

    habitacin! - e ipsofactamente me sac de all y nos encaminamos

    rumbo a los dormitorios. Antes de cerrar mi puerta me lanz un

    rosario - Tendrs mucho tiempo de sobra para rezar - y con la

    misma lo tir al suelo ya que no pensaba realizar plegarias vanas.

    Cuando lleg la hora libre subi la hermana Genoveva a traerme

    la comida y aprovech para realizarle un par de preguntas

    - Antes de que se retire Podra hablar un momento conmigo?

    - Por supuesto

    - Usted cree en espritus?

    Ella slo mene la cabeza al escuchar mi cuestin - Espritus

    dices? Pues... claro; Dios, los ngeles, arcngeles, querubines y

    serafines son seres espirituales.

    - No, no es eso a lo que me refera sino ms bien a espritus de

  • personas que pudieran estar entre nosotros piensa que pueden

    existir?

    - Bueno, la Biblia en Eclesiasts captulo nueve versos 5 y 6 dice:

    "Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada

    saben, ni tienen ms paga; porque su memoria es puesta en olvido.

    Tambin su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca ms

    tendrn parte en todo lo que se hace debajo del sol.

    - Por favor, no me interesa lo que dice la Biblia, me interesa saber

    lo que piensa usted.

    La hermana nicamente enmudeci y se march amable pero

    cortante a la vez - Bien, tengo que volver a la biblioteca. Subir

    despus a traerte la cena. -

    En cuanto ella sali de mi habitacin me tir en la cama a analizar

    detenidamente toda la situacin. No tena nada definido con

    respecto a mis creencias de la vida despus de la muerte, nunca

    estuve segura de que hubiera un cielo para las almas buenas y un

    infierno para las malvadas. Me caba muy bien la posibilidad de

    que hubiera espritus en la Tierra vagando entre nosotros y estaba

    casi convencida de que en el colegio habitaba un fantasma.

    Aunque por otro lado, si la Biblia estaba en lo correcto, entonces

    los lamentos que escuchaba por las noches no podan

    corresponder a un espectro sino a alguien de carne y hueso. Pero

    Quien poda ser aquella persona que lloraba Acaso una interna,

    una monja, la seora Antonia, el viento, la lluvia, un sonido

    almacenado? Fuera quien fuere o fuera lo que fuese esperaba no

    tener que volver a escucharlo.

  • Para ocupar mi mente en otras cosas decid sentarme en el

    escritorio y hacer los deberes que me haban encargado hasta que

    empez a oscurecer. Mir mi reloj y eran las 8:20, me asom por la

    ventana, afuera comenzaba a relampaguear, seal de que se

    avecinaba una fuerte tormenta elctrica. Inmediatamente cerr las

    cortinas y corr a esconderme bajo las colchas de mi cama, pues

    an no haba superado mi temor infantil a las tempestades. El

    temporal arreci, los constantes rayos rasgaban la oscuridad de la

    noche, el viento ruga y los potentes truenos hacan retumbar las

    paredes y los cristales. Habra permanecido todo el tiempo ah en

    mi refugio de no ser porque la fuerza del aire provoc que mi

    ventana se abriera de par en par, tal era su furia que inclusive

    consigui levantar el pesado cortinaje.

    Todos los papeles que tena en mi escritorio comenzaron a

    revolotear por todo el cuarto y el agua de la lluvia lo salpicaba

    todo. No tuve otro remedio que dejar a un lado mis miedos y

    levantarme a cerrar las ventanas, camin con cautela como un

    felino que anda al acecho de una presa, puse ambas palmas de

    mis manos en los cristales y los jal tratando de no volver la

    mirada hacia el exterior para no presenciar aquellos imponentes

    relmpagos aunque no pude evitarlo, pero lo que vi a

    continuacin no se comparaba con el terror que me producan las

    fuertes tormentas. Fij por un breve instante mi vista hacia la

    cspide de la torre, ms eso bast para que aquella visin se me

    quedara grabada para siempre en la memoria como la ms ntida

    de las fotografas.

    Un rayo seguido de un trueno ensordecedor ilumin por un

  • instante la pequea ventana de la torre y ah pude ver a una

    mujer de aspecto fantasmal con las manos apoyadas en los

    vidrios. En su cara demacrada haba una expresin de pnico que

    nunca sabr describir con exactitud, su piel era totalmente plida

    y sus ojos parecan estar completamente sumidos en sus cuencas

    y su mirada Oh Dios! Nunca podr olvidarla porque nunca nada

    en mi vida me haba ocasionado un horror semejante. Me qued

    petrificada y lanc un alarido que debi de haberse escuchado

    hasta el ms recndito recoveco del internado.

    Mi puerta se abri de golpe y entr Estrella velozmente con una

    veladora en la mano - Tranquila Olga! - me dijo al mismo tiempo

    que posaba la vela en el escritorio - la tormenta hizo que se fuera

    la luz en todo el colegio - ni siquiera me haba dado cuenta del

    percance por el shock que acaba de pasar, el cual Estrella desde

    luego not - Qu ocurre? Ests palidsima! - a pesar de mi

    respiracin agitada le grit mientras la tomaba de los hombros -

    Lo vi!! - ella slo me observ sorprendida y me cuestion con

    miedo - Pero qu fue lo que viste?? - Al fantasma!! Las otras

    noches tan slo lo haba escuchado, pero ahora lo vi y s que es

    real Lo entiendes, verdad? Existe! El fantasma existe! -

    Estrella me observada asustadsima con los ojos desorbitados

    mientras meneaba la cabeza negativamente - Claro! T tambin

    piensas que estoy loca, al igual que las otras, pero yo s que no es

    as No es as! No soy ninguna loca! - Estrella se zaf de mis

    manos y huy de mi dormitorio dejndome sola y aterrorizada.

    Volv a esconderme bajo las sbanas dejando que mis lgrimas

    fluyeran mientras me repeta a mi misma - Lo vi, es real, es un

  • fantasma, est en la torre, es real, es real... -

    Al abrir los ojos me di cuenta que ya haba amanecido, me haba

    dormido con el uniforme puesto y entonces consult la hora:

    cuarto para las ocho. Como estaba castigada nadie haba venido a

    despertarme, me levant para dirigirme al bao, el nico sitio a

    donde tena permitido salir, y me encontr con una nota doblada

    en el suelo que alguien debi de haber deslizado por mi puerta.

    La tom, la desdobl preguntndome de quin sera y la le:

    "Olga:

    Hay algo sumamente importante que debo contarte, por favor, ven a mi

    habitacin a las 10 de la noche, tiene que ser a esa hora exactamente. No

    llames a la puerta, pues alguien podra escucharte, solamente abre y

    entra, te estar esperando.

    Estrella"

  • Captulo V

    El recado de Estrella me haba dejado con una enorme intriga y

    tendra que quedarme con ella hasta que llegara la hora acordada.

    El tiempo de espera se me hizo eterno y para matarlo me puse a

    llenar mis cuadernos de garabatos y escritos superfluos, as evit

    caer en la desesperacin. Al dar las 9:30 apagu inmediatamente

    las luces de mi cuarto, slo que esta vez en lugar de ponerme la

    pijama e irme a acostar acomod las almohadas debajo de las

    colchas de tal manera que si una de las religiosas entraba se ira

    con la finta de que estaba ah dormida.

    Escuch pisadas en el corredor que venan en direccin a mi

    habitacin y rpidamente me ocult debajo de la cama mientras la

    puerta se abra lentamente, era la hermana Ramona a quien

    seguramente haba mandado la hermana Guillermina a

    cerciorarse de que estuviera ya dormida, con la misma cerr la

    puerta y escuch sus pasos alejarse poco a poco, suspir de alivio

    al ver que mi treta haba dado resultado y me qued ah

    esperando un poco ms pues todava faltaban varios minutos.

    En cuanto mi reloj marc las diez me acerqu sigilosamente a la

    puerta y gir lentamente el pomo, la empuj lo ms lento que

    pude para que no emitiera chirrido alguno que pudiera

    delatarme. Una vez fuera de mi habitacin volte hacia todas

    direcciones para corroborar que no hubiera nadie. El cuarto de

  • Estrella estaba al lado del bao y slo tena que atravesar el

    pasillo para llegar, con tres pasos largos y silenciosos logr llegar

    a la puerta, gir la manigueta y entr sin tocar; tal como Estrella

    me lo haba indicado.

    El dormitorio estaba completamente a oscuras y opt por

    permanecer quieta pues tema tropezar con algo y hacer

    escndalo. Not una sombra se mova - Olga eres t? - susurr

    Estrella tratando de localizarme entre la negrura - S, soy yo - en

    cuanto me ubic me tom de la mano y me condujo al frente del

    armario - pensaba que a lo mejor no vendras - le tu nota y me

    qued muy intrigada Qu es eso tan importante que tienes que

    decirme? - Shh, aqu las paredes tienen odos, ven - me dijo

    bastante preocupada mientras abra las puertas del ropero

    cautelosamente y me haca seas para que me metiera ah dentro.

    Su armario era lo bastante espacioso como para que pudiramos

    entrar las dos, aunque muy cmodas no estbamos

    - Antes que nada quiero pedirte una disculpa...

    - Pero por qu?

    - Porque me port como una cobarde dejndote sola y asustada,

    estuve mal, por favor perdname.

    - Claro que te perdono, pero no era necesario que te disculparas,

    creo que ms bien soy yo la que debe hacerlo por haberte gritado

    ayer, pero es que de verdad estaba aterrada. No tienes idea de

    cunto me ha afectado todo esto, nadie cree una palabra de lo que

    digo y a veces siento que en verdad voy a enloquecer.

  • - De eso precisamente quera hablar contigo, no es justo que ests

    sufriendo. Mira, lo que voy a platicarte es algo demasiado

    personal, nunca antes se lo haba confiado a nadie porque es muy

    difcil para m...

    Estrella comenz a llorar y la rode con el brazo para

    tranquilizarla

    - Clmate, si no quieres hablar no es necesario que lo hagas,

    comprendo perfectamente que...

    - No, tengo que decrtelo aqu y ahora.

    - Est bien, si insistes.

    - Hace aproximadamente diez aos mi hermana Sandra estudiaba

    en este colegio, en ese entonces yo tena cinco aos y me parta

    mucho el corazn verla llorar y sufrir, as tal cual como t ahora.

    - Oh no! Por qu?

    - Ella odiaba este internado como no tienes idea, cada vez que

    mis paps le hablaban por telfono y venan a visitarla les peda

    llorando y suplicando de rodillas que la sacaran de aqu, gritaba

    que este lugar era horrible y le asustaba.

    - Y tus paps que hicieron?

    - Nada, total y absolutamente nada. Ellos la regaaban y le decan

    que no dijera estupideces, que deba de sentirse afortunada al

    tener la oportunidad de estudiar en un colegio tan prestigioso y

    Sandra les gritaba que todo eso le importaba una mierda, que no

    quera seguir estudiando aqu, lo nico que deseaba era que la

  • cambiaran a otra escuela.

    - Oh pobrecita! La comprendo Cunto debi haber sufrido!

    - Si mis padres hubieran hecho un mnimo esfuerzo por

    entenderla... - exclam volviendo a estallar en llanto - No habra

    sucedido lo que sucedi...

    Me qued pasmada al or a Estrella llorar otra vez y volv a

    abrazarla.

    - Aquello ocurri un da antes de que terminaran las vacaciones

    de Navidad, obviamente Sandra haba venido para pasar las

    fiestas con nosotros en la casa y volvi a rogar que no la enviaran

    de vuelta, esta vez lo hizo con una desesperacin terrible, te

    conmova el corazn verla as. Pero en cambio mi mam la

    abofete y le grit que no se comportara como una nia malcriada

    y que mejor fuera preparando su maleta porque al siguiente da

    iba a regresar sin pero que valiera...

    Hizo una pausa para secarse las lgrimas y poder proseguir su

    relato

    - Sandra subi las escaleras llorando y se encerr en el bao y

    pas bastante tiempo, no recuerdo exactamente pero fueron

    varias horas, y al ver que mi hermana no sala mi mam me

    mand a que averiguara qu le pasaba. Entonces yo sub y al

    acercarme a la puerta del bao la llam varias veces y no

    respondi, luego mir hacia abajo y vi que escurra agua por

    debajo de la rendija de la puerta. Gir la manigueta y entr, todo

    el piso estaba completamente inundado y not que toda esa agua

  • provena de la baera, entonces descorr la cortina de plstico y

    ah estaba... muerta!!!!!

    Tuve que morderme la mano para evitar que se me escapara un

    grito de espanto al escuchar semejante cosa

    - Oh, por Dios, no! Qu terrible!

    - Aquello fue lo ms espantoso que jams me ha sucedido en la

    vida, haber visto a mi hermana inerte con la mirada vaca ah

    dentro de la tina. Y en el espejo slo dej unas palabras de

    despedida escritas con su lpiz labial: "Perdnenme por favor. Los

    quiero mucho."

    - No sabes cunto lo siento. Debi ser horrible para ti y tus paps.

    - S, fue bastante duro. Todos sufrimos por su prdida y hasta la

    fecha mi mam siempre se lamenta por no haber hecho algo por

    ella, no deja de repetirse que fue culpa suya.-

    Estaba tan acongojada por todo lo que acababa de escuchar que

    no me atrev a preguntarle a qu vena el hecho de que me

    estuviera contando la historia de la muerte de su hermana, pero

    Estrella pareci leer mis pensamientos.

    - Aunque era pequea, pude darme cuenta de que este colegio

    tena mucho que ver en el suicidio de Sandra y pude confirmar

    mis sospechas cuatro aos despus. Un da mis paps me haban

    dejado sola en la casa y yo aprovech para entrar al cuarto de mi

    hermana, el cual haba permanecido tal cual como ella lo haba

    dejado antes de morir que daba la impresin de que iba a volver

    en cualquier momento. Me dirig hacia su cmoda, abr el primer

  • cajn y ah entre su ropa estaba su diario, lo tom y me puse a

    leerlo aunque debo confesar que me sent culpable por infringir

    su intimidad...

    - Te entiendo

    - Bueno, el caso es que lo le y ah relataba todo el horror que le

    causaba el internado, lo duras que eran las religiosas y lo mucho

    que ansiaba largarse; pero en la ltima pgina escribi que era lo

    que ms le horrorizaba del colegio realmente.

    - No me digas qu..?

    - S, es exactamente lo que supones; se trataba del fantasma que

    viste en la torre. Sandra tambin saba de su existencia porque

    una de sus compaeras le cont de una leyenda que haba estado

    circulando por el colegio desde hacia ya varios aos, acerca de

    una alumna llamada Tamara que fue castigada injustamente,

    nunca se supieron los motivos exactos pero el caso es que las

    hermanas la confinaron en la torre. No se sabe cunto tiempo

    permaneci ah encerrada, pudieron ser varios das, incluso

    meses. Y en una noche Tamara se olvid de apagar su vela antes

    de acostarse y mientras dorma el fuego se sali de control

    provocando un dantesco incendio en el que ella muri quemada.

    En ese instante todas las piezas del rompecabezas empezaban a

    encajar, pareca que ya estaba encontrando la salida de aquel

    laberinto en que me encontraba atrapada.

    - Ahora comprendo! - exclam extasiada - Esos lamentos, esos

    gritos debieron de haber sido del instante en que mora

  • consumida por el fuego, ah encerrada sin poder escapar ni correr

    por su vida... Oh Dios! Que forma ms horrenda de morir!

    Pobre Tamara! Tamara Tamara...? Tammy??Tammy! S!

    Tiene que ser ella! Tamara -Tammy La misma!

    Estrella se asust al orme decir eso y me pregunt extraada

    - Qu? De quin hablas?

    - De Tammy! Ella fue una amiga que tuve cuando era pequea,

    nadie ms la vea y poda hablar con ella ms que yo. Tammy era

    un chica temerosa y huraa y les tena pavor a los adultos, deca

    que eran malos y su ms grande miedo era que la castigaran.

    - No entiendo Qu tiene que ver tu amiga Tammy con la Tamara

    del colegio? No tiene sentido, bueno, no digo que lo del fantasma

    tenga mucha coherencia pero...

    - Ya s que parece una locura, pero ahora que lo pienso no lo es

    del todo. Cuando crec me olvid de Tammy por muchos aos

    pero luego mientras vena de camino al colegio so con ella. Tal

    vez fue porque saba que vendra aqu y podra ayudarla.

    - Hmm, puede ser, pero el caso es que t has sido la nica que has

    odo y visto a Tamara, cosa que hasta ahora ninguna de las

    compaeras ha podido...

    - Y tu hermana... supongo que ella tambin No?

    - La verdad es que nunca lo supe con exactitud. Cada vez que le

    preguntaba por qu no quera estar en este colegio ella slo me

    deca que era algo que no me poda explicar porque no quera que

  • me asustara.

    - Cielos!

    - Cuando crec y me trajeron a este internado llegu a

    convencerme de que realmente Sandra estaba mal de la cabeza.

    Nunca vi ningn fantasma ni escuch a ninguna de las

    compaeras hablar de la leyenda de Tamara, hasta que t llegaste

    e Imelda te quiso tomar el pelo para asustarte.

    - Oh ya entiendo!

    - S, por eso no me gustaba que ella hablara del fantasma tan a la

    ligera cuando eso orill a mi hermana a quitarse la vida. Y luego

    cuando t nos platicabas horrorizada de los lamentos que

    escuchabas por las noches fue como un flashback. Mi hermana

    tambin estaba alterada y nerviosa al igual que t, pero ayer

    cuando entr a tu cuarto y me dijiste que habas visto al espectro

    en la torre, eso fue demasiado para m y no pude ms. Tena que

    contarte lo que saba por miedo a que terminaras como ella.

    En ese momento me di cuenta que poda confiar en Estrella, y nos

    abrazamos para as poder sosegarnos.

    - Lo que me tiene intrigada es Por qu solo a m y a Sandra? Por

    qu el espritu de Tamara no se manifiesta con nadie ms?

    - Quiz es porque t y mi hermana tienen facultades psquicas.

    - Si ese es el caso, entonces tengo que hacer algo al respecto.

    - A qu te refieres?

    - Si Tamara deja que la vea y escuche es porque quiere algo de m.

  • Su alma sigue penando por el colegio porque tiene una cuenta

    pendiente que saldar, as no puede descansar en paz y me est

    suplicando que le ayude.

    - Es posible pero Cmo podramos saber qu es exactamente lo

    que busca de ti?

    - Hablando con ella

    - Cmo??

    - S, mediante una tabla ouija o algo as.

    - Qu dices? Aqu no podrs conseguir nada de eso, las

    hermanas te expulsaran por meter objetos diablicos a este lugar

    tan sagrado para ellas.

    Me qued pensativa un momento hasta que me acord de un

    juego que algunas de mis compaeras solan jugar en mi escuela

    anterior

    - Se me acaba de ocurrir una idea! No estoy segura de que vaya a

    dar resultado pero lo podemos intentar.

    - Qu cosa?

    - Una vez mis amigas me ensearon una forma de contactar

    espritus y seres de otras dimensiones mediante una hoja de papel

    y unas tijeras Tienes algunas que me puedas prestar?

    - Seguro - respondi Estrella mientras sala del armario a buscar

    en los cajones de su escritorio - Aqu hay una hoja en blanco y las

    tijeras que uso en la clase de corte.

  • - Bien! Ah y tambin voy a necesitar un lapicero.

    Cuando tuve todo el material en la mano trac una lnea en la

    hoja para dividirla en dos partes iguales, del lado derecho escrib

    con letras maysculas "S" y del lado izquierdo "NO" al mismo

    tiempo que Estrella me observaba confundida.

    - Qu ests haciendo?

    - Ahora lo vers, pero para eso tenemos que ir al bao.

    - Al bao?? Y si nos descubren?

    - Es arriesgado, lo s; pero mis amigas decan que esta actividad

    se tiene que llevar a cabo en un bao o de lo contrario no

    funciona.

    - Est bien, pero salgamos con cuidado. Yo voy primero.

    Se dirigi a abrir la puerta lentamente asomando nicamente la

    cabeza. Despus me envi seales para avisarme que la siguiera,

    avanzamos a hurtadillas y en dos patadas estuvimos dentro del

    bao.

    Nos arrodillamos en el suelo mientras yo extenda la hoja en el

    centro y me dispuse a explicarle a Estrella en qu consista lo que

    iba a hacer.

    - Mira - le dije al mismo tiempo que desataba el listn de mi

    cuello y lo pasaba por ambos ojos de las tijeras y lo amarraba -

    Voy a sostener las tijeras en el aire lo ms firme que pueda, debo

    procurar que la punta quede justo en la lnea que divide la hoja.

    - Aj y luego?

  • - Luego voy a llamar a Tamara y le voy a hacer algunas

    preguntas, si su respuesta es afirmativa, las tijeras se moveran

    apuntando al lado derecho donde dice "S" y si responde

    negativamente se irn al lado izquierdo donde escrib la palabra

    "NO" Entiendes?

    - Por supuesto

    - Bien - respond suspirando profundamente - Aqu vamos.

    Levant firmemente el listn con las tijeras procurando no

    moverlo ni siquiera un milmetro de la lnea y lo consegu a pesar

    de que mi pulso siempre ha sido como el de una gelatina a medio

    cuajar. Cuando estuve lista comenc a preguntar

    - Tamara Ests ah? -

    Las tijeras seguan ah estticas, Estrella y yo nos mirbamos la

    una a la otra esperando alguna respuesta, pero no hubo nada.

    - No se mueve

    - Bien, intentar otra vez... Tamara Quieres hablar conmigo?

    Obtuvimos los mismos resultados de la vez pasada, nada se

    mova. Comenc a sudar fro por el miedo y los nervios que esa

    situacin me estaba provocando.

    - Creo que slo estamos perdiendo el tiempo - coment Estrella

    decepcionada.

    - Tienes razn, ser mejor que lo dejemos...

    Me percat de que no estbamos solas ah en el bao y no termin

  • de articular lo que iba a decir y me invadi un pnico inmenso al

    escuchar la voz de una mujer anciana detrs de nosotras - Qu

    estn haciendo ustedes dos aqu?? -

  • Captulo VI

    Estrella y yo voltebamos a vernos, las dos estbamos aterradas y

    pens para mis adentros - Mierda! Nos ha descubierto una de las

    monjas - Qu estn haciendo