"El principe", Nicolás Maquiavelo

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EL PRÍNCIPE NICOLAS MAQUIAVELO Ediciones elaleph.com

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Uno de los imprescincibles en política.

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  • 1. E L P R N C I P E N I C O L A S M A Q U I A V E L OEdiciones elaleph.com

2. Editado porelaleph.com 1999 Copyright www.elaleph.comTodos los Derechos Reservados 3. E L P R N C I P E AL MAGNIFICO LORENZO DE MEDICIS Los que desean congraciarse con un prncipe suelen pre- sentrsele con aquello que reputan por ms precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan ms ha de agradarle; de ah que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, piedras preciosas y parecidos adornos dignos de su grandeza. Deseando, pues, presentarme ante Vuestra Magnificencia con algn testimonio de mi sometimiento, no he encontrado entre lo poco que poseo nada que me sea ms caro o que tanto estime como el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas1. Acciones que, luego de examinar y meditar durante mucho tiempo y con gran seriedad, he encerrado en un corto volu- men, que os dirijo.1 Las dos escuelas de los grandes hombres. (Cristina de Suecia) 3 4. N I C O L A S M A Q U I A V E L O Y aunque juzgo esta obra indigna de Vuestra Mag- nificencia, no por eso confo menos en que sabris aceptarla, considerando que no puedo haceros mejor regalo que poneros en condicin de poder entender, en brevsimo tiempo, todo cuanto he aprendido en muchos aos y a costa de tantos sin- sabores y peligros. No he adornado ni hinchado esta obra con clusulas interminables, ni con palabras ampulosas y magn- ficas, ni con cualesquier atractivos o adornos extrnsecos, cual muchos suelen hacer con sus cosas,2 porque he querido, o que nada la honre, o que slo la variedad de la materia y la gra- vedad del tema la hagan grata. No quiero que se mire como presuncin el que un hombre de humilde cuna se atreva a examinar y criticar el gobierno de los prncipes. Porque as como aquellos que dibujan un paisaje se colocan en el llano para apreciar mejor los montes y los lugares altos, y para apreciar mejor el llano escalan los mentes,3 as para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser prncipe, y para conocer la de los prncipes hay que pertenecer al pueblo.Acoja, pues, Vuestra Magnificencia este modesto ob- sequio con el mismo nimo con que yo lo hago; si lo lee y medita con atencin, descubrir en l un vivsimo deseo mo: el de que Vuestra Magnificencia llegue a la grandeza que el 2Como Tcito y Gibbon (G). 3Con esto empec y con ello conviene empezar. Se conoce mucho mejor el fondo de los valles cuando se est en la cumbre de la montaa (RC).4 5. E L P R N C I P Edestino y sus virtudes le auguran. Y si Vuestra Magnificen- cia, desde la cspide de su altura, vuelve alguna vez la vista hacia este llano, comprender cun inmerecidamente soporto una grande y constante malignidad de la suerte. 5 6. N I C O L A SM A Q U I A V E L O CAPITULO IDE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DE LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberana sobre los hombres, han sido y son repblicas o principados. Los princi- pados son, o hereditarios, cuando una misma fami- lia ha reinado en ellos largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo4, como lo fue Miln bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado hereditario del prncipe que los adquiere, como es el reino de Npoles para el rey de Espaa. Los dominios as adquiridos estn acostumbrados a vivir bajo un prncipe o a ser libres; y se adquieren 4 Tal ser el mo si Dios me da vida (G). 6 7. E L P R N C I P Epor las armas propias o por las ajenas, por la suerte o por la virtud. 7 8. N I C O L A S M A Q U I A V E L O CAPITULO IIDE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS Dejar a un lado el discurrir sobre las repblicas porque ya en otra ocasin lo he hecho extensa- mente. Me dedicar slo a los principados,5 para ir tejiendo la urdimbre de mis opiniones y establecer como pueden gobernarse y conservarse tales princi- pados. En primer lugar, me parece que es mas fcil conser- var un Estado hereditario, acostumbrado a una di- nasta, que uno nuevo,6 ya que basta con no alterar el orden establecido por los prncipes anteriores, y5 Slo hay esto de bueno, pese a lo que digan, pero me es preciso cantar y cantar en el mismo tono que ellos (los re- publicanos) hasta nueva orden (G). 6 Procurar evitarlo hacindome el decano de los soberanos de Europa (G).8 9. E L P R N C I P Econtemporizar despus con los cambios que puedan producirse.7 De tal modo que, si el prncipe es de mediana inteligencia, se mantendr siempre en su Estado, a menos que una fuerza arrolladora lo arroje de l; 8 y aunque as sucediese, slo tendra que esperar, para reconquistarlo, a que el usurpador sufriera el primer tropiezo.9 10 Tenemos en Italia, por ejemplo, al duque de Fe- rrara, que no resisti los asaltos de los venecianos en el 84 (1484) ni los del papa julio en el 10 (1510),7 No es suficiente. (Cristina de Suecia.) 8 Es difcil que los prncipes hereditarios sean despojados. (Cristina de Suecia.) 9 Tiene razn. (Cristina de Suecia.) 10Lo veremos. Lo que me favorece es que no se lo he tor- nado a l, sino a un tercero que no era ms una insufrible cinaga de republicanismo. La odiosidad de la usurpacin no recae sobre m; los forjadores de frases a sueldo mo lo han persuadido ya: No ha destronado l ms que a la anarqua. Mis derechos al trono de Francia no estn mal establecidos en la novela de Lemont... En cuanto al trono de Italia, ten- dr una disertacin de Montga... Esto les es necesario a los italianos, que presumen de oradores. Bastaba una novela para los franceses. El pueblo bajo, que no lee, tendr las homilas de los obispos y curas que yo haya nombrado, y adems un catecismo aprobado por el nuncio apostlico. No se resistir a esta magia. No le falta nada, supuesto que el papa ha ungido mi frente imperial, bajo cuyo aspecto debo parecer todava ms inconmovible que todos los Borbones (RI). 9 10. N I C O L A SM A Q U I A V E L Opor motivos distintos de la antigedad de su sobe- rana en el dominio. Porque el prncipe natural tiene menos razones y menor necesidad de ofender: de donde es lgico que sea ms amado; y a menos que vicios excesivos le atraigan el odio,11 es razonable que le quieran con naturalidad los suyos. Y en la antigedad y conti- nuidad de la dinasta se borran los recuerdos y los motivos que la trajeron, pues un cambio deja siem- pre la piedra angular para la edificacin de otro.12 11No son aborrecidos todo lo que debieran los vicios de los prncipes reinantes. (Cristina de Suecia.) 12Cuntas piedras angulares se me dejan! La mayora est todava all, y sera necesario que no quedase ni uno solo para que yo perdiese toda esperanza. Volver a hallar all mis guilas, mis N, mis bustos, mis estatuas y aun quiz la carro- za imperial de mi coronacin. Todo esto habla incesante- mente a los ojos del pueblo en mi favor y me trae a su memoria (E).10 11. E L P R N C I P ECAPITULO III DE LOS PRINCIPADOS MIXTOSPero las dificultades existen en los principados nuevos. Y si no es nuevo del todo, sino corno miembro agregado a un conjunto anterior, que pue- de llamarse as mixto,13 sus incertidumbres nacen en primer lugar de una natural dificultad que se en- cuentra en todos los principados nuevos. Dificultad que estriba en que los hombres cambian con gusto de seor, creyendo mejorar;14 y esta creencia los im- pulsa a tomar las armas contra l; en lo cual se en-13Como lo ser el mo sobre Piamonte, Toscana, Roma, etc. (RC.) 14"Minore discrimine sumi principem quaem quaeri" (Hay menores inconvenientes en conservar el rey que se tiene que buscar otro). El aserto es de Tcito. Yo creo que tiene ra- zn. (Cristina de Suecia.) 11 12. N I C O L A S M A Q U I A V E L Ogaan, pues luego la experiencia les ensea que han empeorado. Esto resulta de otra necesidad natural y comn que hace que el prncipe se vea obligado a ofender a sus nuevos sbditos, con tropas o con mil vejaciones que el acto de la conquista lleva con- sigo.15 De modo que tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo, porque no puedes satisfa- cerlos como ellos esperaban, y puesto que les ests obligado, tampoco puedes emplear medicinas fuer- tes contra ellos;16 porque siempre, aunque se des- canse en ejrcitos poderossimos, se tiene necesidad de la colaboracin de los provincianos para entrar en una provincia. Por estas razones, Luis XII, rey de Francia, ocup rpidamente a Miln, y rpidamentc lo perdi;17 y bastaron la primera vez para arrebatr- sele las mismas fuerzas de Ludovico; porque los pueblos que le haban abierto las puertas, al verse defraudados en las esperanzas que sobre el bien fu- 15Poco me importa: el xito justifica (RC). 16Bribones! Me dan a conocer cruelmente esta verdad. Si no lograra librarme de su tirana, me sacrificaran (RI). 17No me lo habran quitado los austro-rusos si yo hubiera permanecido all en 1798 (RC) . 12 13. E L P R N C I P Eturo haban abrigado18 no podan soportar con re- signacin las imposiciones del nuevo prncipe. Bien es cierto que los territorios rebelados se pierden con ms dificultad cuando se conquistan por segunda vez, porque el seor, aprovechndose de la rebelin, vacila menos en asegurar su poder castigando a los delincuentes, vigilando a los sospe- chosos y reforzando las partes ms dbiles.19 De modo que, si para hacer perder Miln a Francia bast la primera vez con duque Ludovico que hi- ciese un poco de ruido en las fronteras, para hacr- selo perder la segunda se necesit que todo el mun- do se concertase en su contra, y que sus ejrcitos fuesen aniquilados y arrojados de Italia, lo cual se explica por las razones antedichas.20 Desde luego, Francia perdi a Miln tanto la primera como la segunda vez. Las razones generales de la primera ya han sido discurridas; quedan ahora las de la segunda, y queda el ver los medios de que dispona o de que hubiese podido disponer alguien 18Por lo menos, yo no habla frustrado las esperanzas de quienes me haban abierto sus puertas en 1796 (RC). 19A lo que me dediqu al recuperar este pas en 1800. Pre- gntese al prncipe Carlos si me result bien (RI). 20No suceder esto ya (RC). 13 14. N I C O L A S M A Q U I A V E L Oque se encontrara en el lugar de Luis XII para con- servar la conquista mejor que l.21 Estos Estados, que al adquirirse se agregan a uno ms antiguo, o son de la misma provincia y de la misma lengua, o no lo son. Cuando lo son, es muy fcil conservarlos, sobre todo cuando no estn acostumbrados a vivir libres;22 y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado la lnea del prn- cipe que los gobernaba,23 porque, por lo dems, y siempre que se respeten sus costumbres y las venta- jas de que gozaban, los hombres permanecen sose- gados, como se ha visto en el caso de Borgoa, Bretaa, Gascua y Normanda, que estn unidas a Francia desde hace tanto tiempo;24 y aun cuando hay alguna diferencia de idioma, sus costumbres son parecidas y pueden convivir en buena armona. Y quien los adquiera, si desea conservarlos, debe tener dos cuidados: primero que la descendencia del ante- 21S Ms que Maquiavelo sobre este particular (RC). Estos medios no tienen ellos ni siquiera visos de sospecharlos, y les aconsejan otros contrarios. Mejor que mejor (E). 22Aun cuando lo estuvieran, sabra yo reducirlos (G). 23No me olvidar de esto en cuantas partes establezca mi dominacin (G). 24Blgica, que recin lo est, suministra, gracias a m, un bello ejemplo (RC). 14 15. E L P R N C I P Erior prncipe desaparezca;25 despus, que ni sus leyes ni sus tributos sean alterados.26 Y se ver que en brevsimo tiempo el principado adquirido pasa a constituir un solo y mismo cuerpo con el principado conquistador.27 Pero cuando se adquieren Estados en una pro- vincia con idioma, costumbres y organizacin dife- rentes, surgen entonces las dificultades28 y se hace precisa mucha suerte y mucha habilidad para con- servarlos; y uno de los mejores y ms eficaces reme- dios sera que la persona que los adquiriera fuese a vivir en ellos. Esto hara ms segura y ms duradera la posesin. Como ha hecho el Turco con Grecia; ya que, a despecho de todas las disposiciones toma- das para conservar aquel Estado, no habra conse- guido retenerlo si no hubiese ido a establecerse all.29 Porque, de esta manera, ven nacer los desrdenes y 25Le ayudarn (G). 26Simpleza de Maquiavelo. Poda conocer l tan bien como yo todo el dominio de la fuerza? Le dar bien pronto una leccin opuesta en su mismo pas, en Toscana, como tam- bin en Piamonte, Parma, Roma, ete. (RI). 27Conseguir los mismos resultados sin estas precauciones de la debilidad (RI). 28Otra simpleza. La fuerza! (RI). 29Lo suplir con virreyes o reyes que no sern ms que de- pendientes mos. No harn nada sino por orden ma, o de lo contrario: "destituidos" (RI). 15 16. N I C O L A S M A Q U I A V E L Ose los puede reprimir con prontitud; pero, resi- diendo en otra parte, se entera uno cuando ya son grandes y no tienen remedio. Adems, los repre- sentantes del prncipe no pueden saquear la provin- cia,30 y los sbditos estn ms satisfechos porque pueden recurrir a l fcilmente y tienen ms oportu- nidades para amarlo,31 si quieren ser buenos, y para temerlo, si quieren proceder de otra manera. Los extranjeros que desearan apoderarse del Estado tendran ms respeto; de modo que, habitando en l, slo con muchsima dificultad podr perderlo.32Otro buen remedio es mandar colonias a uno o dos lugares que sean como llaves de aquel Estado; porque es preciso hacer esto o mantener numerosa tropas.33 En las colonias no se gasta mucho, y con esos pocos gastos se las gobierna y conserva, y slo se perjudica a aquellos a quienes se arrebatan los campos y las casas para darlos a los nuevos habi- tantes, que forman una mnima parte de aquel Esta- do. Y como los damnificados son pobres y andan30Conviene, ciertamente que se enriquezcan si, por otra parte. me sirven a mi antojo (RC). 31Tmanme, y me basta (RI). 32Imposible con respecto a m. El terror de mi nombre equivaldr a mi presencia (RC). 33Ad abundantiam juris. Se hace uno Y otro (RC).16 17. E L P R N C I P Edispersos, jams pueden significar peligro;34 35y en cuanto a los dems, como por una parte no tienen motivos para considerarse perjudicados, y por la otra temen incurrir en falta y exponerse a que les suceda lo que a los despojados, se quedan tranqui- los.36 Concluyo que las colonias no cuestan, que son ms fieles y entraan menos peligro; y que los dam- nificados no pueden causar molestias, porque son pobres y estn aislados, como ya he dicho.37Ha de notarse, pues, que a los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos,38 porque si se vengan de las ofensas leves,39 de las graves no pueden; as que34Es menester cuidarse de aquellos que, aunque no tienen nada que perder, tienen corazn. (Cristina de Suecia.) 35Es harto buena la reflexin y me aprovechar de ella (RC). 36He aqu como los quiero (RC). 37Ejecutar todo esto en el Piamonte, al reunirlo a Francia. All tendr para mis colonias aquellos bienes confiscados con anterioridad a mi llegada y que se ha convenido en de- nominar "nacionales" (G). 38Todo esto sera torpe si no fuese impo. (Cristina de Sue- cia.) 39No veo hacerlas ms que ligeras a los mos por espritu de benignidad; no se vengarn menos de ellos en beneficio mo. Se sabe el abec del arte de reinar cuando se ignora que desagradando un poco es como si se desagradara con mucho? (E)17 18. N I C O L A S M A Q U I A V E L Ola ofensa que se haga al hombre debe ser tal, que le resulte imposible vengarse.40 Si en vez de las colonias se emplea la ocupacin militar, el gasto es mucho mayor, porque el mante- nimiento de la guardia absorbe las rentas del Esta- do41 y la adquisicin se convierte en prdida, y, adems, se perjudica e incomoda a todos con el fre- cuente cambio del alojamiento de las tropas. Inco- modidad y perjuicio que todos sufren, y por los cuales todos se vuelven enemigos; y son enemigos que deben temerse, aun cuando permanezcan ence- rrados en sus casas42. La ocupacin militar es, pues, desde cualquier punto de vista, tan intil como tiles son las colonias. El prncipe que anexe una provincia de costum- bres, lengua y organizacin distintas a las de la suya, debe tambin convertirse en paladn y defensor de los vecinos menos poderosos, ingeniarse para debi-40No he observado bastante bien esta regla; pero ellos ar- man a los que ofenden, y estos ofendidos me pertenecen (E). 41Las carga uno muy bien a fin de que quede algo para s (RC). 42No los temo, cuando los fuerzo a quedarse en ellas y de las que no saldrn, al menos para reunirse contra m (RC). 18 19. E L P R N C I P Elitar a los de mayor podero43 y cuidarse de que, bajo ningn pretexto, entre en su Estado un extranjero tan poderoso como l. Porque siempre sucede que el recin llegado se pone de parte de aquellos que, por ambicin o por miedo, estn descontentos de su gobierno;44 como ya se vio cuando los etolios llamaron a los romanos a Grecia: los invasores en- traron en las dems provincias llamados por sus propios habitantes.45 Lo que ocurre comnmente es que, no bien un extranjero poderoso entra en una provincia, se le adhieren todos los que sienten envi- dia del que es ms fuerte entre ellos;46 de modo que el extranjero no necesita gran fatiga para ganarlos a su causa, ya que enseguida y de buena gana forman un bloque con el Estado invasor.47 Slo tiene que preocuparse de que despus sus aliados no adquie- ran demasiada fuerza y autoridad, cosa que puede 43Para ello no hay mejor medio que desposeerlos y apode- rarse de sus despojos. Mdena, Plasencia, Parma, Npoles, Roma y Florencia proporcionaron otros nuevos (RC). 44Sobre esto espero a Austria, en Lombarda (G). 45Los que pueden llamarse en Lombarda no son romanos (G). 46Qu buen socorro hallara Austria, contra m en las flojas potencias actuales de Italia! (G). 47Ganarlos! No me tomar este trabajo. Estarn obligados con mi fuerza a formar cuerpo conmigo, especialmente en mi plan de Confederacin del Rin (RI).19 20. N I C O L A S M A Q U I A V E L Ohacer fcilmente con sus tropas, que abatirn a los poderosos y lo dejarn rbitro nico de la provin- cia.48 El que, en lo que a esta parte se refiere, no go- bierne bien perder muy pronto lo que hubiere conquistado, y aun cuando lo conserve, tropezar con infinitas dificultades y obstculos.49Los romanos, en las provincias de las cuales se hicieron dueos, observaron perfectamente estas reglas. Establecieron colonias, respetaron a los me- nos poderosos sin aumentar su poder, avasallaron a los poderosos y no permitieron adquirir influencia en el pas a los extranjeros poderosos.50 Y quiero que me baste lo sucedido en la provincia de Grecia como ejemplo. Fueron respetados acayos y etolios, fue sometido el reino de los macedonios, fue expul- sado Antoco,51 y nunca los mritos que hicieron acayos o etolios los llevaron a permitirles expansin alguna52 ni las palabras de Filipo los indujeron a te- nerlo corno amigo sin someterlo, ni el poder de 48Bueno de consultar para mis proyectos sobre Italia y Ale- mania (G). 49 Maquiavelo se admirara del arte con que supe aho- rrrmelos (RI). 50Se cuida de desacreditarlos all (RC). 51Por qu no todos los dems! (RC). 52No era esto bastante: los hijos de Rmulo tenan todava necesidad de m escuela (RI).20 21. E L P R N C I P EAntoco pudo hacer que consintiesen en darle nin- gn Estado en la provincia.53 Los romanos hicieron en estos casos lo que todo prncipe prudente debe hacer, lo cual no consiste simplemente en preocu- parse de los desrdenes presentes, sino tambin de los futuros, y de evitar los primeros a cualquier pre- cio. Porque previnindolos a tiempo se pueden re- mediar con facilidad; pero si se espera que progresen, la medicina llega a deshora, pues la en- fermedad se ha vuelto incurable. Sucede lo que los mdicos dicen del tsico: que al principio su mal es difcil de conocer, pero fcil de curar,54 mientras que, con el transcurso del tiempo, al no haber sido conocido ni atajado, se vuelve fcil de conocer, pero difcil de curar. As pasa en las cosas del Estado: los males que nacen en l, cuando se los descubre a tiempo, lo que slo es dado al hombre sagaz, se los cura pronto; pero ya no tienen remedio cuando, por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto de que todo el mundo los ve.Pero como los romanos vieron con tiempo los inconvenientes, los remediaron siempre, y jams les53 Es lo mejor que ellos hicieron (RC). 54 Maquiavelo tena el nimo enfermo al escribir esto, o ha- ba visto a su mdico (RI). 21 22. N I C O L A S M A Q U I A V E L Odejaron seguir su curso por evitar una guerra, por- que saban que una guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno.55 La declararon, pues, a Filipo y a Antoco en Grecia, para no verse obliga- dos a sostenerla en Italia; y aunque entonces podan evitarla tanto en una como en otra parte, no lo qui- sieron. Nunca fueron partidarios de ese consejo, que est en boca de todos los sabios de nuestra poca:56 hay que esperarlo todo del tiempo;57 pre- firieron confiar en su prudencia y en su valor, no ignorando que el tiempo puede traer cualquier cosa consigo, y que puede engendrar tanto el bien como el mal, y tanto el mal como el bien.58Pero volvamos a Francia y examinemos si se ha hecho algo de lo dicho. Hablar, no de Carlos, sino de Luis, es decir, de aquel que, por haber dominado ms tiempo en Italia, nos ha permitido apreciar mejor su conducta.55Importante mxima, de que me es preciso formar una de las principales reglas de mi marcial y poltica conducta (G). 56He aqu la poltica de los reyes, la nica slida. (Cristina de Suecia.) 57Son unos cobardes, y si se pusieran en mi presencia algu- no consejeros de este templo, los... (RC). 58Es menester saber dominar sobre uno y otro (G).22 23. E L P R N C I P E Y se ver como ha hecho lo contrario de lo que debe hacerse para conservar un estado de distinta nacionalidad.59El rey Luis fue llevado a Italia por la ambicin de los venecianos, que queran, gracias a su inter- vencin, conquistar la mitad de Lombarda. Yo no pretendo censurar la decisin por el rey, porque si tena el propsito de empezar a introducirse en Ita- lia, y careca de amigos, y todas las puertas se le ce- rraban a causa de los desmanes del rey Carlos, no poda menos que aceptar las amistades que se le ofrecan.60 Y habra triunfado en su designio si no hubiera cometido error alguno en sus medidas pos- teriores. Conquistada, pues, la Lombarda, el rey pronto recobr para Francia la reputacin que Car- los le haba hecho perder. Gnova cedi; los floren- tinos le brindaron su amistad; el marqus de Mantua, el duque de Ferrara, los Bentivoglio, la se- ora de Forli, los seores de Faenza de Psaro, de Rmini, de Camerino y de Piombino, los luqueses,59Prescribir all el uso de la lengua francesa, comenzando por Piamonte, que es la provincia ms prxima a Francia. Ninguna cosa ms eficaz para introducir las costumbres de un pueblo en otro extranjero que acreditar all su lengua (G). 60Me era mucho ms fcil comprar a los genoveses, que, por especulacin fiscal, me dieron entrada en Italia (G).23 24. N I C O L A S M A Q U I A V E L Olos pisanos y los sieneses, todos trataron de conver- tirse en sus amigos.61 Y entonces pudieron com- prender los venecianos la temeridad de su ocurrencia: para apoderarse de dos ciudades de Lombarda, hicieron el rey dueo de las dos terceras partes de Italia.62Considrese ahora con qu facilidad el rey poda conservar su influencia en Italia, con tal de haber observado las reglas enunciadas y defendido a sus amigos, que, por ser numerosos y dbiles, y temer unos a los venecianos y otros a la Iglesia, estaban siempre necesitados de su apoyo; y por medio de ellos contener sin dificultad a los pocos enemigos grandes que quedaban.63 Pero pronto obr al revs en Miln, al ayudar al papa Alejandro para que ocu- pase la Romaa. No advirti de que con esta medi- da perda a sus amigos y a los que se haban puesto bajo su proteccin, y al par que debilitaba sus pro-61He sabido proporcionarme ya el mismo honor, y no co- meter, ciertamente, las mismas faltas (G). 62Los lombardos, a quienes aparent dar la Valtelina, el Ber- gamasco, Mantuano, Bresciano, etc., comunicndoles la ma- na republicana, me hicieron ya el mismo servicio. Dueo una vez de su territorio, tendr bien pronto el resto de Italia (G). 63No tendr necesidad de ellos para conseguir esta ventaja (G). 24 25. E L P R N C I P Epias fuerzas, engrandeca a la Iglesia, 64 aadiendo tanto poder temporal al espiritual, que ya bastante autoridad le daba.65 Y cometido un primer error, hubo que seguir por el mismo camino; y para poner fin a la ambicin de Alejandro e impedir que se convirtiese en seor de Toscana, se vio obligado a volver a Italia. No le bast haber engrandecido a la Iglesia y perdido a sus amigos, sino que, para gozar tranquilo del reino de Npoles, lo comparti con el rey de Espaa;66 y donde l era antes rbitro nico, puso un compaero para que los ambiciosos y des- contentos de la provincia tuviesen a quien recurrir; y donde poda haber dejado a un rey tributario67 llam a alguien que poda echarlo a l.68El ansia de conquista es, sin duda, un senti- miento muy natural y comn, y siempre que lo ha- gan los que pueden, antes sern alabados que censurados; pero cuando intentan hacerlo a toda 64Falta enorme (G). 65Es indispensable que yo embote los dos filos de su cuchi- lla. Luis XII no era ms que un idiota (G). 66Lo hare tambin, pero la reparticin que haga no me qui- tar la supremaca, y mi buen Jos no me la disputar (RI) 67Como lo ser el que yo ponga all. (RI). 68Vindome precisado a retirar de all a mi Jos, no estoy sin temores sobre el sucesor que le doy (RI). 25 26. N I C O L A S M A Q U I A V E L Ocosta los que no pueden, la censura es lcita.69 Si Francia poda, pues, con sus fuerzas apoderarse de Npoles, deba hacerlo; y si no poda, no deba divi- dirlo. Si el reparto que hizo de Lombarda con los venecianos era excusable porque le permiti entrar en Italia, lo otro, que no70 estaba justificado por ninguna necesidad, es reprobable. Luis cometi, pues, cinco faltas: aniquil a los dbiles,71 aument el poder de un poderoso de Italia, introdujo en ella a un extranjero ms poderoso an, no se estableci en el territorio conquistado y no fund colonias. Y, sin embargo, estas faltas, por lo menos en vida de l, podan no haber trado consecuencias desastro- sas si no hubiese cometido la sexta, la de despojar de su Estado a los venecianos.72 Porque, en vez de hacer fuerte a la Iglesia y de poner a Espaa en Ita- lia, era muy razonable y hasta necesario que los so- metiese; pero cometido el error, nunca debi consentir en la ruina de los venecianos, pues pode- rosos como eran, habran mantenido a los otros siempre distantes de toda accin contra Lombarda,69No faltar nada a las mas (G). 70Se busca que no lo sea (G). 71No era una, si no hubiera cometido las otras (G). 72Su falta consisti en no haber tomado bien el tiempo de ello (G). 26 27. E L P R N C I P Eya porque no lo hubiesen permitido sino para ser ellos mismos los dueos, ya porque los otros no hubiesen querido arrebatrsela a Francia para dr- sela a los venecianos, y para atacar a ambos a la vez les hubiera faltado audacia.73 Y si alguien dijese que el rey Luis cedi la Romaa a Alejandro y el Reino a Espaa para evitar la guerra, contestara con las ra- zones arriba enunciadas: que para evitar una guerra nunca se debe dejar que sin desorden siga su curso, porque no se la evita, sino se la posterga en perjui- cio propio74. Y si otros alegasen que el rey haba prometido al papa ejecutar la empresa en su favor para obtener la disolucin de su matrimonio y el capelo de Run, respondera con lo que ms ade- lante se dir acerca de la fe de los prncipes y del modo de observarla.75El rey Luis ha perdido, pues, la Lombarda por no haber seguido ninguna de las normas que siguie- ron los que conquistaron provincias y quisieron conservarlas. No se trata de milagro alguno, sino de73El raciocinio es bastante bueno para aquel tiempo (RI). 74Al primer descontento, declarada la guerra: conocido una vez esta prontitud de resolucin hace circunpectos a nuestros enemigos. 75Aqu est el mayor arte de la poltica: y mi dictamen es que no podemos poseerlo bastante lejos (G). 27 28. N I C O L A S M A Q U I A V E L Oun hecho muy natural y lgico. As se lo dije en Nantes al cardenal de Run llamado el Valentino como era llamado por el pueblo Csar Borgia, hijo del papa Alejandro, ocupaba la Romaa. Como me dijera el cardenal de Run que los italianos no en- tendan nada de las cosas de la guerra, yo tuve que contestarle que los franceses entendan menos de las que se refieren al Estado, porque de lo contrario no hubiesen dejado que la Iglesia adquiriese tanta in- fluencia.76 Y ya se ha visto cmo, despus de haber contribudo a crear la grandeza de la Iglesia y de Espaa en Italia, Francia fue arruinada por ellas.77 De lo cual se infiere una regla general que rara vez o nunca falla: que el que ayuda a otro a hacerse pode- roso causa su propia ruina.78 Porque es natural que el que se ha vuelto poderoso recele de la misma as- tucia o de la misma fuerza gracias a las cuales se lo ha ayudado.79 76Era menester ms para que Roma anatematizara a Ma- quiavelo? (G). 77Ellos me lo pagarn caro (RI). 78Lo que no har nunca (G). 79Los enemigos no aparentan recelarlo (G). 28 29. E L P R N C I P ECAPITULO IV POR QUE EL REINO DE DARIO,OCUPADO POR ALEJANDRO, NO SESUBLEVO CONTRA LOS SUCESORES DE ESTE, DESPUES DE SU MUERTE:80 Consideradas las dificultades que encierra el conservar un Estado recientemente adquirido, al- guien podra preguntarse con asombro a qu se de- be que, hecho Alejandro Magno dueo de Asia en pocos aos81 y muerto apenas ocupada, sus suceso- res, en circunstancias en que hubiese sido muy natu- ral que el Estado se rebelase, lo retuvieron en sus 80 Atencin a esto: no puedo casi prometerme ms que treinta aos de reinado y quiero tener hijos idneos para sucederme (RI). 81Seis aos. (Cristina de Suecia.)29 30. N I C O L A S M A Q U I A V E L Omanos82 sin otros obstculos que los que por ambi- cin surgieron entre ellos.83 Contesto que todos los principados de que se guarda memoria han sido go- bernados de dos modos distintos: o por un prncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos, los ministros que lo ayudarn a gobernar, o por un prncipe asistido por nobles que, no a la gracia del seor, sino a la antigedad de su linaje, deben la po- sicin que ocupan. Estos nobles tienen Estados y sbditos propios, que los reconocen por seores y les tienen natural afeccin.84 Mientras que, en los Estados gobernados por un prncipe asistido por siervos, el prncipe goza de mayor autoridad: porque en toda la provincia no se reconoce soberano sino a l, y si se obedece a otro, a quien adems no se tiene particular amor, slo se lo hace por tratarse de un ministro y magistrado del prncipe.85 Los ejemplos de estas dos clases de gobierno se hallan hoy en el 82Le contena el poder del solo nombre de Alejandro (RI) 83 Carlomagno se mostr ms sabio de lo que haba sido aquel loco de Alejandro, que quiso que sus herederos cele- brasen sus exequias con las armas en la mano (RI). 84Antigualla feudal que temo ciertamente verme obligado a resucitar, al mis generales persisten en hacerme ley de ello (RI). 85Famoso! Har todo para lograrlo (RI).30 31. E L P R N C I P ETurco y en el rey de Francia.86 Toda Turqua est gobernada por un solo seor, del cual los dems habitantes son siervos; un seor que divide su reino en sanjacados, nombra sus administradores y los cambia y reemplaza a su antojo.87 En cambio, el rey de Francia est rodeado por una multitud de anti- guos nobles que tienen sus prerrogativas, que son reconocidos y amados por sus sbditos y que son dueos de un Estado que el rey no puede arreba- tarles sin exponerse.88 As, si se examina uno y otro gobierno, se ver que hay, en efecto, dificultad para conquistar el Estado del Turco, pero que, una vez conquistado, es muy fcil conservarlo. Las razones de la dificultad para apoderarse del reino del Turco residen en que no se puede esperar ser llamado por los prncipes del Estado, ni confiar en que su rebe- 86Ya no existe diferencia entre Turqua y Francia. El gobier- no de Francia es el de Turqua, pero en miniatura. (Cristina de Suecia.) (Cristina se refiere al gobierno de Luis XIV. Conviene mencionar que tanto ste como Francia en aquella poca impresionaron desfavorablemente a la reina sueca.) 87Son respetables siempre los antojos de los emperadores. Tienen ellos sus motivos para concebirlos (RI). 88No tengo a lo menos este estorbo, aunque si otros equi- valentes (RI).31 32. N I C O L A SM A Q U I A V E L Olin facilitar la empresa.89 Porque, siendo esclavos y deudores del prncipe, no es nada fcil sobornarlos; y aunque se lo consiguiese, de poca utilidad sera, ya que, por las razones enumeradas, los traidores no podran arrastrar consigo al pueblo.90 De donde quien piense en atacar al Turco reflexione antes en que hallar el Estado unido, y confe ms en sus propias fuerzas que en las intrigas ajenas.91 Pero una vez vencido y derrotado en campo abierto de mane- ra que no pueda rehacer sus ejrcitos, ya no hay que temer sino a la familia del prncipe; y extinguida s- ta,92 no queda nadie que signifique peligro, pues na- die goza de crdito en el pueblo; y como antes de la victoria el vencedor no poda esperar nada de los ministros del prncipe, nada debe temer despus de ella.9389 Discurramos medios extraordinarios, porque es de gran necesidad que el Imperio de Oriente vuelva a reunirse con el de Occidente (RI). 90Ojal que en Francia me hallara yo en una situacin pare- cida! (RC) 91Mis fuerzas y mi nombre (RI). 92Dudo si el imperio del mundo vale tal precio. (Cristina de Suecia.) 93 Por qu no puedo hacer mudar juntamente de lugar a Turqua y a Francia? (RI).32 33. E L P R N C I P E Lo contrario sucede en los reinos organizados como el de Francia, donde, si te traes a algunos de los nobles, que siempre existen descontentos y ami- gos de las mudanzas, fcil te ser entrar.94 Estos, por las razones ya dichas, pueden abrirte el camino y facilitarte la conquista; pero si quieres mantenerla, tropezars despus con infinitas dificultades y ten- drs que luchar contra los que te han ayudado y contra los que has oprimido.95 96No bastar que ex- termines la raza del prncipe: quedarn los nobles, que se harn cabecillas de los nuevos movimientos, y como no podrs conformarlos ni matarlos a to- dos97 perders el Estado en la primera oportunidad que se les presente.98Ahora, si se medita sobre la naturaleza del go- bierno de Daro, se advertir que se pareca mucho al del Turco.99 Por eso fue preciso que Alejandro lo derrotar completamente y le cortara la campaa. Despus de la victoria, y muerto Daro, Alejandro qued dueo tranquilo del Estado, por las razones 94Cortarles los brazos o levantarles la tapa de los sesos (RC). 95Considero a Francia fcil de conquistar y no difcil de con- servar. (Cristina de Suecia.) 96No lo echo de ver ms que mucho (RI). 97Se habla comenzado tan bien en 1793... (RI). 98Esto no es sino muy cierto (RI) 33 34. N I C O L A S M A Q U I A V E L Odiscurridas. Y si los sucesores hubiesen permaneci- do unidos, habran podido gozar en paz de la con- quista, porque no hubo en el reino otros tumultos que los que ellos mismos suscitaron. Pero es impo- sible conservar con tanta seguridad un Estado orga- nizado como el de Francia.100 Por ejemplo, los numerosos principados que haba en Espaa, Italia y Grecia explican las recuentes revueltas contra los romanos y mientras perdur el recuerdo de su exis- tencia, los romanos nunca estuvieron seguros de su conquista; pero una vez el recuerdo borrado, se convirtieron, gracias a la duracin y al poder del im- perio, en sus seguros dominadores.101 Y as despus pudieron, pelendose entre s, sacar la parte que les fue posible en aquellas provincias, de acuerdo con la autoridad que tenan en ellas; porque, habindose extinguido la familia de sus antiguos seores, no se reconocan otros dueos que los romanos. Conside- rando, pues, estas cosas, no se asombrar nadie de la facilidad con que Alejandro conserv el Estado de Asia, y de la dificultad con que los otros conser- varon lo adquirido como Pirro y muchos otros. Lo 99Pero Daro no era el igual de Alejandro como... (RC). 100 He provisto a esto y proveer ms todava (RI). 101 Cuento con la misma ventaja en lo que me concierne (RI).34 35. E L P R N C I P Eque no depende de la poca o mucha virtud del con- quistador, sino de la naturaleza de lo conquistado.35 36. N I C O L A S M A Q U I A V E L OCAPITULO VDE QUE MODO HAY QUE GOBERNARLAS CIUDADES O PRINCIPADOS QUE, ANTES DE SER OCUPADOS, SE REGIANPOR SUS PROPIAS LEYESHay tres modos de conservar un Estado que, antes de ser adquirido, estaba acostumbrado a regir- se por sus propias leyes y a vivir en libertad: prime- ro, destruirlo;102 despus, radicarse en l; por ltimo, dejarlo regir por sus leyes,103 obligarlo a pagar un tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto nmero de personas, para que se encargue de velar por la conquista. Como ese gobierno sabe que nada puede sin la amistad y poder del prncipe, no102 Esto no vale nada en el siglo en que estamos (G). 103 Mala mxima; la continuacin es lo que hay de mejor (G).36 37. E L P R N C I P Eha de reparar en medios para conservarle el Estado. Porque nada hay mejor para conservar -si se la quie- re conservar- una ciudad acostumbrada a vivir libre que hacerla gobernar por sus mismos ciudadanos.104Ah estn los espartanos y romanos como ejemplo de ello. Los espartanos ocuparon a Atenas y Tebas, dejaron en ambas ciudades un gobierno oligrquico, y, sin embargo, las perdieron. Los ro- manos, para conservar a Capua, Cartago y Numan- cia, las arrasaron, y no las perdieron. Quisieron conservar a Grecia como lo haban hecho los es- partanos, dejndole sus leyes y su libertad, y no tu- vieron xito: de modo que se vieron obligados a destruir muchas ciudades de aquella provincia para no perderla. Porque, en verdad, el nico medio se- guro de dominar una ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla.105 Quien se haga dueo de una ciudad as y no la aplaste, espere a ser aplastado por ella. Sus rebeliones siempre tendrn por baluarte el nombre de libertad y sus antiguos estatutos, cuyo hbito nunca podr hacerle perder el tiempo ni los beneficios. Por mucho que se haga y se prevea, si 104 En Miln, una comisin ejecutiva de tres adietos, como mi triunvirato directorial de Gnova (RC). 105 Pero puede hacerce esto a la letra de muchas modos, sin destruirla, mudando, sin embargo, su constitucin (G). 37 38. N I C O L A S M A Q U I A V E L Olos habitantes no se separan ni se dispersan, nadie se olvida de aquel nombre ni de aquellos estatutos, y a ellos inmediatamente recurren en cualquier con- tingencia, como hizo Pisa luego de estar un siglo bajo el yugo florentino.106 Pero cuando las ciudades o provincias estn acostumbradas a vivir bajo un prncipe, y por la extincin de ste y su linaje queda vacante el gobierno, como por un lado los habitan- tes estn habituados a obedecer y por otro no tie- nen a quin, y no se ponen de acuerdo para elegir a uno de entre ellos, ni saben vivir en libertad, y por ltimo tampoco se deciden a tomar las armas contra el invasor, un prncipe puede fcilmente conquis- tarlas y retenerlas.107 En las repblicas, en cambio, hay ms vida, ms odio, ms ansias de venganza. El recuerdo de su antigua libertad no les concede, no puede concederles un solo momento de reposo. Hasta tal punto que el mejor camino es destruirlas108 o radicarse en ellas.109 106 Gnova podra darme alguna inquietud, pero nada tengo que temer de los venecianos (RC). 107 Especialmente cuando se dice que se trae la libertad e igualdad al pueblo (G). 108 Basta con atemperar o revolucionar (G). 109 Esto no es necesario cuando uno los ha revolucionado y, dicindoles que son libres, los tiene firmemente bajo su mando (G). 38 39. E L P R N C I P ECAPITULO VIDE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUESE ADQUIEREN CON LAS ARMAS PROPIAS Y EL TALENTO PERSONALNadie se asombre de que, al hablar de los prin- cipados de nueva creacin y de aquellos en los que slo es nuevo el prncipe, traiga yo a colacin ejem- plos ilustres. Los hombres siguen casi siempre el camino abierto por otros y se empean en imitar las acciones de los dems.110 Y aunque no es posible seguir exactamente el mismo camino ni alcanzar la perfeccin del modelo, todo hombre prudente debe entrar en el camino seguido por los grandes e imitar a los que han sido excelsos, para que, si no los 110 Podr, por cierto, a veces hacerte mentir (G). 39 40. N I C O L A SM A Q U I A V E L Oiguala en virtud, por lo menos se les acerque;111 y hacer como los arqueros experimentados, que, cuando tienen que dar en blanco muy lejano, y dado que conocen el alcance de su arma, apuntan por sobre l, no para llegar a tanta altura, sino para acertar donde se lo proponan con la ayuda de mira tan elevada.112 Los principados de nueva creacin, donde hay un prncipe nuevo, son ms o menos difciles de conservar segn que sea ms o menos hbil el prn- cipe que los adquiere. Y dado que el hecho de que un hombre se convierta de la nada en prncipe pre- supone necesariamente talento o suerte,113 es de cre- er que una u otra de estas dos cosas allana, en parte, muchas dificultades. Sin embargo, el que menos ha confiado en el azar es siempre el que ms tiempo se ha conservado en su conquista. Tambin facilita enormemente las cosas el que un prncipe, al no poseer otros Estados, se vea obligado a establecerse en el que ha adquirido. Pero quiero referirme a aquellos que no se convirtieron en prncipes por el111 Pas por esto (G). 112 Har ver que, aparentando asestar ms abajo, se puede llegar all fcilmente (G). 113 El valor es ms necesario que la fortuna: l la hace nacer (G).40 41. E L P R N C I P Eazar, sino por sus virtudes114. Y digo entonces que entre ellos, los ms ilustres han sido Moiss, Ciro, Rmulo, Teseo y otros no menos grandes. Y aun- que Moiss slo fue un simple agente de la voluntad de Dios, merece, sin embargo, nuestra admiracin, siquiera sea por la gracia que lo haca digno de ha- blar con Dios.115 Pero tambin son admirables Ciro y todos los dems que han adquirido o fundado rei- nos;116 y si juzgamos sus hechos y su gobierno, ha- llaremos que no deslucen ante los de Moiss, que tuvo tan gran preceptor.II Y si nos detenemos a es- tudiar su vida y sus obras, descubriremos que no deben a la fortuna sino el haberles proporcionado la ocasin propicia, que fue el material al que ellos die- ron la forma conveniente.117 Verdad es que, sin esa ocasin, sus mritos de nada hubieran valido; pero tambin es cierto que, sin sus mritos, era intil que la ocasin se presentar.118 Fue, pues, necesario que Moiss hallara al pueblo de Israel esclavo y oprimi- do por los egipcios para que ese pueblo, ansioso de 114 Esto mira a m (G). 115 No aspiro a tanta altura, sin la que me paso (G). 116 Aumentar esta lista (G). 117No me es necesario ms. Ella vendr; estemos dispuestos a cogerla (G).41 42. N I C O L A SM A Q U I A V E L Osalir de su sojuzgamiento, se dispusiera a seguirlo.119 Se hizo menester que Rmulo no pudiese vivir en Alba y estuviera expuesto desde su nacimiento, para que llegase a ser rey de Roma y fundador de su pa- tria.120 Ciro tuvo que ver a los persas descontentos de la dominacin de los medas, y a los medas flojos e indolentes como consecuencia de una larga paz.121 No habra podido Teseo poner de manifiesto sus virtudes sino hubiese sido testigo de la dispersin de los atenienses.122 Por lo tanto, estas ocasiones per- mitieron que estos hombres realizaran felizmente sus designios, y, por otro lado, sus mritos permitie- ron que las ocasiones rindieran provecho, con lo cual llenaron de gloria y de dicha a sus patrias.123Los que, por caminos semejantes a los de aqu- llos, se convierten en prncipes adquieren el princi- pado con dificultades, pero lo conservan sin sobresaltos. Las dificultades nacen en parte de las nuevas leyes y costumbres que se ven obligados a implantar para fundar el Estado y proveer a su segu- 118 El valor ante todo (G). 119 Es la condicin y la situacin actual de los franceses (G) 120Mi benfica loba estuvo en Briene. Rmulo, te eclip- sarn! (G). 121 Quita all! (G). 122 Pobre hroe! (G). 42 43. E L P R N C I P Eridad.124 Pues debe considerarse que no hay nada ms difcil de emprender, ni ms dudoso de hacer triunfar, ni ms peligroso de manejar, que el intro- ducir nuevas leyes.125 Se explica: el innovador se transforma en enemigo de todos los que se benefi- ciaban con las leyes antiguas,126 y no se granjea sino la amistad tibia de los que se beneficiarn con las nuevas. O Tibieza en stos, cuyo origen es, por un lado, el temor a los que tienen de su parte a la legis- lacin antigua, y por otro, la incredulidad de los hombres, que nunca fan en las cosas nuevas hasta que ven sus frutos.127 De donde resulta que, cada vez que los que son enemigos tienen oportunidad para atacar, lo hacen enrgicamente, y aquellos otros asumen la defensa con tibieza, de modo que se ex- pone uno a caer con ellos.128 Por consiguiente, si se quiere analizar en esta parte, es preciso ver si esos123 Bastara su punta de sabidura hoy en da! (G) 124 Se logra esto con alguna astucia (RC). 125 No sabe tener uno, pues, a sus rdenes, algunos mani- ques legislativos? (G). 126 Sabr inutilizar su actividad (G). 127 El buen hombre no saba como uno se proporciona en- tonces acalorados defensores, que hacen desistir a los otros (RC). 128 Esto no sucede ms que a los pueblos algo sabios y que conservan todava alguna libertad (RC). 43 44. N I C O L A SM A Q U I A V E L Oinnovadores lo son por s mismos, o si dependen de otros; es decir, si necesitan recurrir a la splica para realizar su obra, o si pueden imponerla por la fuer- za. En el primer caso, fracasan siempre, y nada que- da de sus intenciones,129 pero cuando slo dependen de s mismos y pueden actuar con la ayuda de la fuerza, entonces rara vez dejan de conseguir sus propsitos. De donde se explica que todos los pro- fetas armados hayan triunfado,130 131y fracasado to- dos los que no tenan armas. 132Hay que agregar, adems, que los pueblos son tornadizos; y que, si es fcil convencerlos de algo, es difcil mantenerlos fieles a esa conviccin,133 por lo cual conviene estar preparados de tal manera, que, cuando ya no crean, se les pueda hacer creer por la fuerza.134 Moiss, Ci- ro, Teseo y Rmulo no habran podido hacer res- petar sus estatutos durante mucho tiempo si hubiesen estado desarmados. Como sucedi en129 Estoy a cubierto de todo ello (RC). 130 La fuerza es la clave de que todo salga bien (Cristina de Suecia.) 131 Los orculos son entonces infalibles (G). 132 Cosa ninguna ms natural (G). 133 Me tienen ellos hoy en da, especialmente despus del testimonio del papa, por un po restaurador de la religin y un enviado del cielo (RC). 134 Tendr siempre medios para ello (RC).44 45. E L P R N C I P Enuestros tiempos a fray Jernimo Savonarola, que fracas en sus innovaciones en cuanto la gente em- pez a no creer en ellas, pues se encontr con que careca de medios tanto para mantener fieles en su creencia a los que haban credo como para hacer creer a los incrdulos. Hay que reconocer que estos revolucionarios tropiezan con serias dificultades, que todos los peligros surgen en su camino y que slo con gran valor pueden superarlos;135 pero ven- cidos los obstculos, y una vez que han hecho desa- parecer a los que tenan envidia de sus virtudes, viven poderosos, seguros, honrados y felices!136 A tan excelsos ejemplos hay que agregar otro de menor jerarqua, pero que guarda cierta proporcin con aqullos y que servir para todos los de igual clase. Es el de Hiern de Siracusa,137 que de simple ciudadano lleg a ser prncipe sin tener otra deuda con el azar que la ocasin; pues los siracusanos, oprimidos, lo nombraron su capitn, y fue entonces cuando hizo mritos suficientes para que lo eligieran135 Esto no me crea obstculos (G). 136 Este ltimo punto no est todava bien en claro para m y debo contentarme con los otros tres (RI). 137 No ha salido l nunca de mi pensamiento, desde los estu- dios de mi niez. Era de un pas inmediato al mo y soy qui- z de la misma familia (G).45 46. N I C O L A SM A Q U I A V E L Oprncipe.138 Y a pesar de no ser noble, dio pruebas de tantas virtudes, que quien ha escrito de l ha di- cho: Quod, nihil illi deerat ad regnandum praeter regnum.139 140 Licenci el antiguo ejrcito y cre uno nuevo; dej las amistades viejas y se hizo de otras; y as, rodeado por soldados y amigos adictos, pudo construir sobre tales cimientos cuanto edificio quiso; y lo que tanto le haba costado adquirir, poco le cost conservar.141 138 Con alguna ayuda, sin duda. Hteme aqu como l (RC). 139 Justino: "Que nada le faltaba para reinar sino el reino." 140 Mi madre dijo a menudo lo mismo de m, y la amo a cau- sa de sus propsitos (RI). 141 Es de buen augurio (RI).46 47. E L P R N C I P E CAPITULO VII DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SEADQUIEREN CON ARMAS Y FORTUNADE OTROS Los que slo por la suerte se convierten en prncipes poco esfuerzo necesitan para llegar a ser- lo,142 pero no mantienen sino con muchsimo143. Las dificultades no surgen en su camino, porque tales hombres vuelan, pero se presenta una vez instala- dos144. Me refiero a los que compran un Estado o a los que lo obtienen como regalo, tal cual sucedi a muchos en Grecia, en las ciudades de Jonia y del Helesponto, donde fueron hechos partcipes por 142 Como tontos que se dejan llevar y no saben hacer nada por s mismos (G). 143 Es imposible (E). 144 Todo debe ser obstculo para gente de esta categora (E).47 48. N I C O L A S M A Q U I A V E L ODaro a fin de que le conservasen dichas ciudades para su seguridad y gloria145 y como sucedi a mu- chos emperadores que llegaban al trono corrom- piendo los soldados. Estos prncipes no se sostienen sino por la voluntad y la fortuna -cosas ambas mu- dables e inseguras de quienes los elevaron; y no sa- ben ni pueden conservar aquella dignidad:146 No saben porque, si no son hombres de talento y virtu- des superiores, no es presumible que conozcan el arte del mando, ya que han vivido siempre como simples ciudadanos;147 no pueden porque carecen de fuerzas que puedan serles adictas y fieles.148 Por otra parte, los Estados que nacen de pronio, como todas las cosas de la naturaleza -que brotan y crecen pre- cozmente, no pueden tener races ni sostenes que los defiendan del tiempo adverso;149 salvo que quie-145 Los aliados no llevaron ms mira que sta (E). 146 Hay otros muchos que se hallan en este caso (E). 147 Como simple particular y lejos de los Estados en que uno es exaltado: es lo mismo (E). 148 En esto los aguardo (E). 149 Por ms ilustre suerte que se haya tenido al nacer, cuando uno ha vivido 23 aos en la vida privada, como en familia, lejos de un pueblo cuya ndole ha sido mudada casi por completo, y es transportado despus de repente a l en alas de la fortuna y por manos extranjeras para reinar all, se halla en un Estado nuevo de la especie de los que menciona Ma- quiavelo. Los antiguos prestigios morales de convencin se 48 49. E L P R N C I P Enes se han convertido en forma tan sbita en prn- cipes se pongan a la altura de lo que la fortuna ha depositado en sus manos, y sepan prepararse inme- diatamente para conservarlo, y echen los cimientos que cualquier otro echa antes de llegar al prin- cipado.150 Acerca de estos dos modos de llegar a ser prn- cipe -por mritos o por suerte-,151 quiero citar dos ejemplos que perduran en nuestra memoria: el de Francisco Sforza y el de Csar Borgia. Francisco, con los medios que, correspondan y con un gran talento, de la nada se convirti en duque de Miln,152 y conserv con poca fatiga lo que con mil afanes haba conquistado. En el campo opuesto, Csar Borgia, llamado duque Valentino por el vulgo, ad- quiri el Estado con la fortuna de su padre, y con la de ste lo perdi, a pesar de haber empleado todos los medios imaginables y de haber hecho todo lo que un hombre prudente y hbil debe hacer para arraigar en un Estado que se ha obtenido con armashan interrumpido all muy largamente, para existir de otro modo que de nombre. Este orculo es ms seguro que el de Calchas (E). 150 Yo haba echado los mos antes de serlo (E) 151 Mi caso y el de ellos (E) 152 A quin me asemejo ms? Excelente augurio! (RC). 49 50. N I C O L A SM A Q U I A V E L Oy apoyo ajenos.153 Porque, como ya he dicho, el que no coloca los cimientos con anticipacin podra colocarlos luego si tiene talento,154 aun con riesgo de disgustar al arquitecto y de hacer peligrar el edifi- cio.155 Si se examinan los progresos del duque, se ver que ya haba echado las bases para su futura grandeza,156 y creo que no es superfluo hablar de ello,157 porque no sabra qu mejores consejos dar a un prncipe nuevo que el ejemplo de las medidas tomadas por l. Que si no le dieron el resultado apetecido, no fue culpa suya, sino producto de un extraordinario y extremado rigor de la suerte.158Para hacer poderoso al duque, su hijo, tena Alejandro VI que luchar contra grandes dificultades presentes y futuras. En primer lugar, no vea manera de hacerlo seor de algn Estado que no fuese de la Iglesia; y saba, por otra parte, que ni el duque de Miln ni los venecianos le consentiran que des-153 A menudo bien, algunas veces mal (G). 154 Talento para reinar, se entiende. Los otros talentos no son ms que sobresalientes insulseces (E). 155 Especialmente cuando no los forma uno ms que a tien- tas, con timidez... (E) 156 Mejor que yo? Es difcil (G) 157 Quisiera yo, ciertamente, que no lo hubieras dicho a otros ms que a m. Pero no saben leerte, lo que es lo mismo (G). 158 Tengo que quejarme de ella, pero la corregir (E).50 51. E L P R N C I P Emembrase los territorios de la Iglesia159 porque ya Faenza y Rmini estaban bajo la proteccin de los venecianos. Y despus vea que los ejrcitos de Ita- lia, y especialmente aquellos de los que hubiera po- dido servirse, estaban en manos de quienes deban temer el engrandecimiento del papa; y mal poda fiarse de tropas mandadas por los Orsini, los Co- lonna y sus aliados. Era, pues, necesario remover aquel estado de cosas y desorganizar aquellos terri- torios160 para apoderarse sin riesgos de una parte de ellos.161 Lo que le fue fcil, porque los venecianos, movidos por otras razones,162 haban invitado a los franceses a volver a Italia: lo cual no slo no impi- di, sino facilit con la disolucin del primer ma- trimonio del rey Luis. De suerte que el rey entr en159 Saldr yo mejor de un mayor obstculo da esta especie, para dar reinos a mi Jos, a mi Jernimo...? En cuanto a Luis, ser si queda alguno del que yo no sepa qu hacer (RE). Llevaba yo mucha razn en vacilar tocante a ste. Pe- ro el ingrato, cobarde y traidor Joaqun!.. El reparar sus faltas (E). 160El Alejandro con tiara no me reconocera ms que el Alejandro con casco (RI). 161 Su parte! Es poqusimo para m (RI). 162 He sabido dar origen a otras ms dignas de m y de mi siglo y ms de mi conveniencia (RI). 51 52. N I C O L A S M A Q U I A V E L OItalia con la ayuda de los 163venecianos164 y el con- sentimiento de Alejandro. Y no haba llegado an a Miln cuando el papa obtuvo tropas de aqul para la empresa de la Romaa, a la que nadie se opuso gra- cias a la autoridad del rey. Adquirida, pues, la Ro- maa por el duque, y derrotados los Colonna; se presentaban dos obstculos que impedan conser- varla y seguir adelante: uno, sus tropas, que no le parecan adictas; el otro, la voluntad de Francia. Tema que las tropas de los Orsini, de las cuales se haba valido, le faltasen en el momento preciso, y no slo le impidiesen conquistar ms, sino que le arrebatasen lo conquistado; y otro tanto tema del rey.165 Tuvo una prueba de lo que sospechaba de los Orsini cuando, despus de la toma de Faenza, asalt a Bolonia, en cuyas circunstancias los vio batirse con frialdad. En lo que respecta al rey, descubri sus 163 La prueba que hice ya, cediendo el ducado de Urbino para lograr la firma del concordato, me convence de que en Roma, como en otras partes, hoy en da como entonces, una mano lava la otra, y esto promete (RC). 164 Los genoveses me abrieron las puertas de Italia con la loca esperanza de que sus inmensas rentas sobre Francia se pagaran sin reduccin: Quid non cogit auri sacra fames? Ellos, al menos, tendrn siempre mi simpata con preferen- cia a los otros italianos (RC). 165 Caro me ha costado el no haber tenido igual desconfianza con respecto a mis favorecidos de Alemania (E).52 53. E L P R N C I P Eintenciones cuando, ya dueo del ducado de Urbi- no, se vio obligado a renunciar a la conquista de Toscana por su intervencin. Y entonces decidi no depen5der ms de la fortuna y las armas ajenas.166 Lo primero que hizo fue debilitar a los Orsini y a los Colonna en Roma, ganndose a su causa a cuantos nobles les eran adictos,167 a los cuales seal creci- dos sueldos y honr de acuerdo con sus mritos con mandos y administraciones, de modo que en pocos meses el afecto que tenan por aqullos se volvi por entero hacia el duque.168 Despus de lo cual, y dispersados que hubo a los Colonna, esper la ocasin de terminar con los Orsini.169 Oportuni- dad que se present y que l aprovech mejor. Los Orsini, que se present bien y que l aprovech mejor. Los Orsini que muy tarde haban compren- dido que la grandeza del duque y de la Iglesia gene- 166 Por que no pude hacer de otro modo! (E) 167 Mis Colonna son los realistas; mis Orsini, los Jacobinos, y mis nobles sern los jefes de unos y otros (G). 168 Haba empezado yo todo esto ya en parte, aun antes (le llegar al consulado, en que me fue bien con haber com- pletado, al punto todas estas operaciones (RI). 169La he liallacio en el senadoconsulto de la maquinacin infernal de nivoso y en mi maquinacin de Arena y Topino en la pera (RC). 53 54. N I C O L A S M A Q U I A V E L Oraba su ruina, celebraron una reunin en Magione, en el territorio de Perusa, de la que nacieron la rebe- lin de Urbino, los tumultos de Romaa y los infi- nitos peligros por los cuales atraves el duque;170 pero ste supo conjurar todo con la ayuda de los franceses.171 Y restaurada su autoridad, el duque, que no poda fiarse de los franceses ni de las dems fuerzas extranjeras, y que no se atreva a desafiarlas, recurri a la astucia; y supo disimular tan bien sus propsitos,172 que los Orsini, por intermedio del seor Paulo -a quien el duque colm de favores pa- ra conquistarlo, sin escatimarle dinero, trajes ni ca- ballos-, se reconciliaron inmediatamente, hasta tal punto, que su candidez los llev a caer en sus ma- nos en Sinigaglia.173 Exterminados, pues, estos jefes y convertidos los partidarios de ellos en amigos su- yos,174 el duque tena construdos slidos cimientos para su poder futuro, mxime cuando posea toda la Romaa y el ducado de Urbino y cuando se haba 170 V otros parecidos... Pichegru, Mallet. De todos triunf sin necesitar de los extranjeros (RI). 171 Lo hice sin necesitar de ninguno (RI). 172 Qui nescit dissimulare, nescit regnare. Luis XI no saba bastante; deba decir: Qui nescit fallere, nescit regnare (RI). 173 Lo que quedaba contra m de ms formidable entre mis Colonna y Orsini no se escap mejor (RI) 174 Creo haber hecho bien una y otra cosa (RI). 54 55. E L P R N C I P Eganado la buena la voluntad de esos pueblos, a los cuales empezaba a gustar el bienestar de su gobier- no.175Y porque esta parte es digna de mencin y de ser imitada por otros, conviene no pasarla por al- to.176 Cuando el duque se encontr con que la Ro- maa conquistada estaba bajo el mando de seores ineptos que antes despojaban a sus sbditos que los gobernaban,177 y que ms les daban motivos de de- sunin que de unin,178 por lo cual se sucedan con- tinuamente los robos, las rias y toda clase de desrdenes179 juzg necesario, si se quera pacificarla y volverla dcil a la voluntad del prncipe, dotarla de un gobierno severo.180 Eligi para esta misin a Ramiro de Orco, hombre cruel y expeditivo, a quien dio plenos poderes.181 En poco tiempo impuso ste 175 Haba conocido Francia 20 aos atrs el orden de que roza hoy y que slo mi brazo poda restablecer? (RI). 176 Ella es mil veces ms provechosa para los pueblos que lo que es odiosa a algunos forjadores de frases (RI). 177 Como los artfices de Repblicas francesas (RC). 178 Como en la Francia republicana (RC). 179 Enteramente como en Francia, antes que yo reinara en ella (RC). 180 No es lo que hice? Haba necesidad de firmeza y dureza para reprimir la anarqua (RI). 181 F...,sers mi Orco (RC).55 56. N I C O L A SM A Q U I A V E L Osu autoridad, restableciendo la paz y la unin.182 Juzg entonces el duque innecesaria tan excesiva autoridad,183 que poda hacerse odiosa, y cre en el centro de la provincia, bajo la presidencia de un hombre virtuossimo, un tribunal civil en el cual ca- da ciudadano tena su abogado. 184Y como saba que los rigores pasados haban engendrado algn odio contra su persona, quiso demostrar, para aplacar la animosidad de sus sbditos y atrarselos, que, si al- gn acto de crueldad se haba cometido, no se deba a l, sino a la salvaje naturaleza del ministro.185 Y llegada la ocasin,186 una maana lo hizo exponer en la plaza de Cesena, dividido en dos pedazos clava- dos en un palo y con un cuchillo cubierto de sangre al lado.187 La ferocidad de semejante espectculo dej al pueblo a la vez satisfecho y estupefacto. 182 No necesitaba yo de t para esto (RI). 183 Por esto suprimo tu ministerio y te agrego a la jubilacin de mi senado (RC). 184 El crear una comisin senatorial de la libertad individual que, sin embargo, no har ms que lo que yo quiera (RI). 185 Ninguno est ms condenado que l por la opinion p- blica a ser mi chivo emisario (RI). 186Rabio de no poder hacerlo caer en desgracia sin in- utilizarle (RI). 187 Buen tiempo aqul, en que se podan hacer estos castigos que l hubiera hallado meritorios (RI).56 57. E L P R N C I P E Pero volvamos al punto de partida. Encontr- base el duque bastante poderoso y a cubierto en parte de todo peligro presente, luego de haberse atinado en la necesaria medida y de haber aniquilado los ejrcitos que encerraban peligro inmediato, pero le faltaba, si quera continuar sus conquistas, obte- ner el respeto de rey de Francia, pues saba que el rey, aunque advertido tarde de su error, tratara de subsanarlo. Empez por ello a buscarse amistades nuevas, y a mostrarse indeciso 188 con los franceses cuando stos se dirigieron al reino de Npoles para luchar contra los espaoles que sitiaban a Gaeta. Y si Alejandro hubiese vivido an, su propsito de verse libre de ellos no habra tardado en cumplir- se.189Este fue su comportamiento en lo que se refiere a los hechos presentes. En cuanto a los futuros, te- na sobre todo que evitar que el nuevo sucesor en el Papado fuese enemigo suyo y le quitase lo que Ale- jandro le haba dado190 Y pens hacerlo par cuatro medios distintos:191 primero, exterminando a todos los descendientes de los seores a quienes haba 188 Bien y muy bien obrado (RC). 189 Estos malditos "s" me impacientan (RC). 190 Es menester prever estos contratiempos (RC). 191 Grandemente bien hallados (RC). 57 58. N I C O L A S M A Q U I A V E L Odespojado, para que el papa no tuviera oportunidad de restablecerlos192. Segundo, atrayndose a todos los nobles de Roma, para oponerse, con su ayuda, a los designios del papa. Tercero, reduciendo el Cole- gio193 a su voluntad, hasta donde pudiese. Cuarto, adquiriendo tanto poder, antes que el papa murie- se,194 que pudiera por s mismo resistir un primer ataque. De estas cuatro cosas, ya haba realizado tres a la muerte de Alejandro, y la cuarta estaba por con- cluirla. Porque seores despojados mat a cuantos pudo alcanzar, y muy pocos se salvaron;195 y conta- ba con nobles romanos ganados a su causa;196 y en el Colegio gozaba de gran influencia. Y por lo que toca a las nuevas conquistas, tramaba apoderarse de Toscana, de la cual ya posea a Perusa Piombino, aparte de Pisa, que se haba puesto bajo su protec- cin. Y en cuanto no tuviese que guardar ms mi- ramientos con los franceses (que de hecho no tena por qu guardrselos, puesto que ya los franceses haban sido despojados del Reino por lo espaoles, 192 No faltes a esto cuando puedas y haz de modo que lo puedas (RC) 193 De los cardenales. (N. del T.) 194 Francisco II... (RI). 195 No estoy todava tan adelantado como l (RI). 58 59. E L P R N C I P Ey que unos y otros necesitaban comprar su amis- tad,197 se echara sobre Pisa. Despus de lo cual Lu- ca y Siena no tardaran en ceder, primero por odio contra los florentinos, y despus por miedo al du- que; y los florentinos nada podran hacer. Si hubiese logrado esto (aunque fuera el mismo ao de la muerte de Alejandro), habra adquirido tanto poder y tanta autoridad, que se hubiera sostenido por s solo, y no habra dependido ms de la fortuna ni de las fuerzas ajenas,198 sino de su poder y de sus m- ritos.199Pero Alejandro muri cinco aos despus de que el hijo empezara a desenvainar la espada. Lo dejaban con tan slo un Estado afianzado: el de Romaa, y con todos los dems en el aire, entre dos poderosos ejrcitos enemigos, y enfermo de muer- te.200 Pero haba en el duque tanto vigor de alma y 196 No he podido hacer todava ms que la mitad de esta maniobra: si vuol tempo... (RI). 197 Supuesto que he atrado a esto a todos los prncipes de Alemania, pensemos en mi famoso proyecto del norte. Acaecer lo mismo con resultados que ningn conquistador conoci (RI). 198 Libre de toda condicin semejante, ir mucho ms lejos (RI). 199 Conviene no conocer otra dependencia (RI). 200 Peor que peor para l; es menester saber no estar nunca enfermo y hacerse invulnerable en todo (RI). 59 60. N I C O L A S M A Q U I A V E L Ode cuerpo, tan bien saba como se gana y se pierde a los hombres, y los cimientos que echara en tan poco tiempo eran tan slidos, que, a no haber tenido dos ejrcitos que lo rodeaban, o simplemente a haber estado sano, se hubiese sostenido contra todas las dificultades. Y si los cimientos de su poder eran se- guros o no, se vio en seguida, pues la Romaa lo esper ms de un mes:201 y, aunque estaba medio muerto, nada se intent contra 1,202 a pesar de que los Baglioni, los Vitelli y los Orsini haban ido all con ese propsito; y si no hizo papa a quien quera, obtuvo por lo menos que no lo fuera quien l no quera que lo fuese.203 Pero todo le hubiese sido fcil a no haber estado enfermo a la muerte de Alejan- dro. El mismo me dijo, el da en que fue elegido Julio II, que haba previsto todo lo que poda suce- der a la muerte de su padre, y para todo preparado remedio; pero que nunca haba pensado que en se-201 Como Francia me aguard despus de mis desastres de Mosc (E). 202 Por ms moribundo que estaba, hablando polticamente, en Smolensk, no tuve nada que temer de los mos (E). 203 No he tenido dificultad en esto. La sola noticia de mi desembarco en Frejus apartaba las elecciones que me hubie- ran sido contrarias (RC) 60 61. E L P R N C I P Emejante circunstancia l mismo poda hallarse mori- bundo.204No puedo, pues, censurar ninguno de los actos del duque; por el contrario, me parece que deben imitarlos todos aquellos que llegan al trono me- diante la fortuna y las armas ajenas.205 Porque no es posible conducirse de otro modo cuando se tienen tanto valor y tanta ambicin.206 Y si sus propsitos no se realizaron, tan slo fue por su enfermedad y por la brevedad de la vida de Alejandro.207 El prn- cipe nuevo208 que crea necesario defenderse de enemigos, conquistar amigos, vencer por la fuerza o por el fraude, hacerse amar o temer de los habitan- tes, respetar y obedecer por los soldados, matar a los que puedan perjudicarlo, reemplazar con nuevas 204 En resumidas (...) no pensar en ello cuando se quiere reinar gloriosamente. Este pensamiento hubiera helado mis ms atrevidos proyectos (RI). 205 Son bien ignorantes los escritorcillos que dijeron que l lo haba propuesto a todos los prncipes aun a los que no se hallan ni pueden hallarse en el mismo caso. No conozco otro que yo en toda Europa a quien este modelo pudiera convenir (RI). 206 Lo que hice de anlogo me lo impona como una necesi- dad mi situacin, y como una obligacin por consiguiente (E). 207 Mis reveses dependen de causas anlogas, sobre las que mi ingenio nada poda (E).61 62. N I C O L A S M A Q U I A V E L Olas leyes antiguas, ser severo y amable, magnnimo y liberal, disolver las milicias infieles, crear nuevas, conservar la amistad de reyes y prncipes de modo que lo favorezcan de buen grado o lo ataquen con recelos; el que juzgue indispensable hacer todo esto, digo, no puede hallar ejemplos ms recientes que los actos del duque:209 Slo se lo puede criticar en lo que respecta a la eleccin del nuevo poptfice,210 porque, si bien no poda hacer nombrar a un papa adicto,211 poda impedir que lo fuese este o aquel de los cardenales, y nunca debi consentir en que fuera elevado al Pontificado alguno de los cardenales a quienes haba ofendido o de aquellos que, una vez papas, tuviesen que temerle.212 Pues los hombres ofenden por miedo o por odio. Aquellos a quienes haba ofendido eran, entre otros, San Pedro Advn- cula, Colonna, San Giorgio y Ascagno;213 todos los208 Esto es cuanto me es necesario (G). 209 Considero que soy un ejemplo, no slo ms fresco, sino cambien ms perfecto y sublime (RI). 210 Cabeza debilitada con su enfermedad (RI). 211 Le habra denuesto bien pronto, si se hubiera elegido contra mi gusto (RC). 212 Todos, menos el que fue elegido, saban o prevean que deban temerme (RC). 213 Paso ya el tiempo en que poda temerse su resentimiento (RI). 62 63. E L P R N C I P Edems, llegados al solio, deban temerle214 salvo el de Run, dado su poder, que naca del de Francia, y los espaoles, ligados a l por afinidad de raza y obligaciones recprocas.215 por consiguiente, el du- que deba tratar ante todo de ungir papa a un espa- ol, y, a no serle posible, aceptar al cardenal de Run antes que a San Pedro Advncula. Pues se en- gaa quien cree que entre personas eminentes los beneficios nuevos hacen olvidar las ofensas anti- guas.216 Se equivoc el duque en esta eleccin, causa ltima de su definitiva ruina. 214 Mi solo nombre los hizo temblar y los har traer como corderos al pie de mi trono (RC). 215 Bello motivo para contar con esta gente! Maquiavelo tena muy buena fe (RI). 216 Parecen olvidar cuando su pasin lo quiere, pero no nos fiemos de ello (RI). 63 64. N I C O L A S M A Q U I A V E L O CAPITULO VIIIDE LOS QUE LLEGARON AL PRINCIPADO MEDIANTE CRIMENES Pero puesto que hay otros dos modos de llegar a prncipe que no se pueden atribuir enteramente a la fortuna o a la virtud, corresponde no pasarlos por alto, aunque sobre ellos se discurra con ms dete- nimiento donde se trata de las repblicas.217 Me re- fiero, primero, al caso en que se asciende al principado por un camino de perversidades y deli- tos;218 y despus, al caso en que se llega a ser prnci- pe por el favor de los conciudadanos.219 Con dos217 Se lo dispenso (G). 218 La expresin es duramente reprobatoria. Qu importa el camino, con tal de que se llegue? Maquiavelo comete una falta al hacer de moralista sobre semejante materia (G). 219 Puede aparentarlo siempre (G). 64 65. E L P R N C I P Etemplos, uno antiguo y otro contemporneo, ilus- trar el primero de estos modos, sin entrar a pro- fundizar demasiado en la cuestin, porque creo que bastan para los que se hallan en la necesidad de imitarlos.220 El siciliano Agtocles, hombre no slo de con- dicin oscura, sino baja y abyecta, se convirti en rey de Siracusa.221 Hijo de un alfarero, llev una conducta reprochable en todos los perodos de su vida;222 223sin embargo, acompa siempre sus mal- dades con tanto nimo y tanto vigor fsico,224 que entrando en la milicia lleg a ser, ascendiendo grado por grado, pretor de Siracusa.225 Una vez elevado a esta dignidad, quiso ser prncipe y obtener por la violencia, sin debrselo a nadie, lo que de buen gra-220 Discrecin de moralista, muy intempestiva en materia de Estado (G). 221 Este, vecino mo, corno Hiern, y de una poca ms cer- cana que la de l, tambin con mayor seguridad en la genea- loga de mis ascendientes (G). 222 Raramente se es malvado de alma y de corazn. (Cristina de Suecia.) 223 La constancia en esta especie es el ms seguro indicio de mi genio determinado y atrevido (G). 224 El nimo especialmente, que es lo esencial (G). 225 Llegar a l (G)65 66. N I C O L A SM A Q U I A V E L Odo le hubiera sido concedido.226 Se puso de acuerdo con el cartagins Amlcar, que se hallaba con sus ejrcitos en Sicilia,227 y una maana reuni al pueblo y al Senado, como si tuviese que deliberar sobre co- sas relacionadas con la repblica, y a una seal con- venida sus soldados mataron a todos los senadores y a los ciudadanos ms ricos de Siracusa. Ocup entonces y supo conservar como prncipe aquella ciudad, sin que se encediera ninguna guerra civil por su causa.228 Y aunque los cartagineses lo sitiaron dos veces y lo derrotaron por ltimo, no slo pudo de- fender la ciudad, sino que, dejando parte de sus tro- pas para que contuvieran a los sitiadores, con el resto invadi el Africa; y en poco tiempo levant el sitio de Siracusa y puso a los cartagineses en tales aprietos, que se vieron obligados a pactar con l, a conformarse con sus posesiones del Africa y a de- jarle la Sicilia.229 Quien estudie, pues, las acciones de226 Acurdenme por diez aos el consulado; me lo har ce- der bien pronto como vitalicio, y se ver! (G). 227 No necesito de semejante socorro, aunque s de otros, sin embargo. Pero son fciles de lograr (G). 228 Vanse mi 18 brumario y sus efectos! Tiene la superiori- dad de un modo ms amplio, sin ninguno de estos crmenes (RC). 229 He conseguido mucho ms. Agtocles no es ms que un enano en comparacin conmigo (RI).66 67. E L P R N C I P EAgtocles y juzgue sus mritos, muy poco o nada encontrar que pueda atribuir a la suerte; no adqui- ri la soberana por el favor de nadie, como he di- cho ms arriba, sino merced a sus grados militares, que se haba ganado a costa de mil sacrificios y peli- gros;230 y se mantuvo en mrito a sus enrgicas y temerarias medidas.231 Verdad que no se puede lla- mar virtud el matar a los conciudadanos, el traicio- nar a los amigos y el carecer de fe, de piedad y de religin, con cuyos medios se puede adquirir poder, pero no gloria.232 Pero si se examinan el valor de Agtocles al arrastrar y salir triunfante de los peli- gros y su grandeza de alma para soportar y vencer los acontecimientos adversos233 no se explica uno por qu tiene que ser considerado inferior a los ca- pitanes ms famosos.234 Sin embargo, su falta de humanidad, sus crueldades y maldades sin nmero, no consienten que se lo coloque entre los hombres ilustres.235 236No se puede, pues, atribuir a la fortuna 230 A igual costo la he adquirido (RI). 231 Hice mis pruebas en esta especie (RI). 232 Preocupaciones pueriles todo esto! La gloria acompaa siempre al acierto, de cualquier modo que suceda (RI). 233 Los venci mejor que yo? (RI). 234 Dgnise exceptuarme (RI). 235 Al contrario, todos estos crmenes no significan que care- ciera de virtud y de suerte. (Cristina de Suecia.)67 68. N I C O L A SM A Q U I A V E L Oo a la virtud lo que consigui sin la ayuda de una ni de la otra.237 En nuestros tiempos, bajo el papa Alejandro VI, Oliverotto, da Fermo,238 hurfano desde corta edad, fue educado por uno de sus tos maternos, llamado Juan Fogliani, y confiado despus, en su primera juventud, a Pablo Vitelli, a fin de que llegase, gracias a sus enseanzas, a ocupar un grado elevado en las armas.239 Muerto Pablo, pas a militar bajo Vitello- zzo, su hermano; y en poco tiempo, como era inte- ligente y de espritu y cuerpo gallardos, se convirti en el primer hombre de su ejrcito. Pero como le pareci indigno servir a los dems, pens apoderar- se de Fermo con el consentimiento de Vitellozzo y la ayuda de algunos habitantes de la ciudad a quie- nes era ms cara la esclavitud que la libertad de su patria.240 Escribi a Juan Fogliani dicindole que, luego de tantos aos de ausencia, deseaba ver de nuevo a su patria y a l, y, en parte, tambin cono- 236 Otra vez moral! El buen nombre de Maquiavelo careca de audacia (RI). 237 Yo tena el concurso de ambas en mi favor (RI). 238Astuto personaje! Me hizo concebir excelentes ideas desde mi niez (G). 239 Vaubois, fuiste mi Vitelli. S mostrarme agradecido en su oportunidad (G). 240 Reflexin republicano (G).68 69. E L P R N C I P Ecer el estado de su patrimonio; y que, como no se haba fatigado sino por conquistar gloria, quera, para demostrar a sus compatriotas que no haba perdido el tiempo, entrar con todos los honores y acompaado por cien caballeros, amigos y servido- res suyos.241 Rogbale, pues, que tratase de que los ciudadanos de Fermo lo acogiesen de un modo honroso, que con ello no slo lo honraba a l, sino que se honraba a s mismo, ya que haba sido su maestro. No olvid Juan ninguno de los honores debidos a su sobrino, y lo hizo recibir dignamente por los ciudadanos de Fermo, en cuyas casas se aloj con su comitiva. Transcurridos algunos das, y preparado todo cuanto era necesario para su pre- meditado crimen, Oliverotto dio un banquete so- lemne al que invit a Juan Fogliani y a los principales hombres de Fermo.242 Despus de con- sumir los manjares y de concluir con los entreteni- mientos que son de uso en tales ocasiones, Oliverotto, deliberadamente, hizo recaer la conver- 241 Travieso! Hay, en toda esta historia de Oliverotto, mu- chas cosas que sabr aprovechar cuando llegue el momento (G). 242 Se asemejaba ello al famoso banquete de la Iglesia de San Sulpicio, que me hice ofrecer por los diputados a mi regreso69 70. N I C O L A SM A Q U I A V E L Osacin, dando ciertos peligrosos argumentos, sobre la grandeza y los actos del papa Alejandro y de C- sar, su hijo; y como a esos argumentos contestaron Juan y los otros, se levant de pronto diciendo que convena hablar de semejantes temas en lugar ms seguro, y se retir a una habitacin a la cual lo si- guieron Juan y los dems ciudadanos. Y aun stos no haban tomado asiento cuando de algunos es- condrijos salieron soldados que dieron muerte a Juan y a todos los dems. Consumado el crimen, mont Oliverotto a caballo, atraves la ciudad y siti en su palacio al magistrado supremo. Los ciu- dadanos no tuvieron entonces ms remedio que someterse y constituir un gobierno del cual Olive- rotto se hizo nombrar jefe.243 Muertos todos los que hubieran podido significar un peligro para 1,244 se preocup por reforzar su poder con nuevas leyes civiles245 y militares246 de manera que, durante el aode Italia, despus de fructidor, mas la pera no estaba todava madura (RC). 243 Perfeccion bastante bien esta maniobra el 18 brumario, y sobre todo al da siguiente de Saint Cloud (RC). 244 Me bastaba, por de pronto, espantarlos, dispersarlos y hacerles huir. Era necesario sostener lo que haba mandado decir a Barrs, solamente: que no me gustaba la sangre (RC) 245 Que acaben, pues, bien pronto ese Cdigo Civil, al que quiero dar mi nombre! (RC)70 71. E L P R N C I P Eque gobern,247 no slo estuvo seguro en Fermo, sino que se hizo temer por todos los vecinos. Y ha- bra sido tan difcil de derrocar como Agtocles si no se hubiese dejado engaar por Csar Borgia y prender, junto con los Orsini y los Vitelli, en Siniga- glia, donde, un ao despus de su parricidio,248 fue estrangulado en compaa de Vitellozzo, su maestro en hazaas y crmenes.249Podra alguien preguntarse a qu se debe que, mientras Agtocles y otros de su calaa, a pesar de sus traiciones y rigores sin nmero, pudieron vivir durante mucho tiempo y a cubierto de su patria, sin temer conspiraciones, y pudieron a la vez defender- se de los enemigos de afuera, otros, en cambio, no slo mediante medidas tan extremas no lograron conservar su Estado en pocas dudosas de guerra, sino tampoco en tiempos de paz. Creo que depende246 Esto dependa enteramente de m y he provisto a todo en forma cmoda Y progresiva (RC). 247 Tonto que se deja quitar la vida con la soberana (E). 248 Con esta palabra de reprobacin aparenta Maquiavelo transformarle en un crimen. Pobre hombre! (RC). 249 La gente bonachona dir que Oliverotto lo tena bien merecido y que Borgia haba sido el instrumento de un justo castigo. Lo siento, sin embargo, por Oliverotto. Este episo- dio no sera de buen agero para m si hubiera en la tierra otro Csar Borgia que yo (RI). 71 72. N I C O L A SM A Q U I A V E L Odel bueno o mal uso que se hace de la crueldad250 Llamara bien empleadas a las crueldades (si a lo malo se lo puede llamar bueno) cuando se aplican de una sola vez251 por absoluta necesidad de asegurarse252 y cuando no se insiste en ellas253 sino, por el contra- rio, se trata de que las primeras se vuelvan todo lo beneficiosas posible para los sbditos.254 Mal em- pleadas son las que, aunque poco graves al princi- pio, con el tiempo antes crecen que se extinguen.255 Los que observan el primero de estos procedi- mientos pueden, como Agtocles, con la ayuda de Dios y de los hombres, poner algn remedio a su250 Hay sin duda algunos males que se curan slo con el hie- rro y el fuego. En poltica, como en ciruga, los cirujanos piadosos no curan ciertas llagns, sino que matan a los en- fermos. (Cristina de Suecia.) 251 Si hubieran comenzado con esto, como Carlos II y otros muchos, estaba perdida mi causa. Todos contaban con ello: ninguno hubiera censurado; bien pronto el pueblo no hu- biese pensado ms en eso y me habra olvidado (E). 252 Por fortuna, esto es lo que menos los ocupa (E). 253 Si se acaloran mucho tiempo en esta operacin, van con- tra sus intereses. Cuando la memoria de la accin que debe castigarse ha envejecido, el que la castigue slo parecer un hombre genialmente cruel, porque lo que hace justo el casti- zo estar como olvidado (E). 254 Era fcil (E). 255 Este mtodo, el nico que les queda a los ministros, no puede menos de serme favorable (E).72 73. E L P R N C I P Esituacin; los otros es imposible que se conserven en sus Estados.256 De donde se concluye que, al apoderarse de un Estado, todo usurpador debe re- flexionar sobre los crmenes que le es preciso co- meter, y ejecutarlos todos a la vez,257 para que no tenga que renovarlos da a da y, al no verse en esa necesidad, pueda conquistar a los hombres a fuerza de beneficios. Quien procede de otra manera, por timidez258 o por haber sido mal aconsejado259 se ve siempre obligado a estar con el cuchillo en la ma- no,260 y mal puede contar con sbditos a quienes sus ofensas continuas y todava recientes llenan de des- confianza. Porque las ofensas deben inferirse de una sola vez para que, durando menos, hieran menos;261 mientras que los beneficios deben proporcionarse poco a poco; a fin de que se saboreen mejor.262 263Y,256 Se ver bien pronto una nueva prueba de ello (E). 257 La consecuencia es justa, y el precepto de rigor (E). 258 Todo lo que se hace por timidez est mal hecho. (Cristina de Suecia.) 259 Una y otra causa de ruina estn a su lado; la segunda esta casi toda a mi disposicin (E). 260 Cuando se lo permiten (E). 261 Los que, empezados muy tarde, se inician timidamente, probndose sobre los ms dbiles, hacen clamar y rebelarse a los ms fuertes. Aprovechmonos de ello (E). 262 Es necesario hacerse temer y amar. Este el nico secreto. (Cristina de Suecia.)73 74. N I C O L A S M A Q U I A V E L Osobre todas las cosas, un prncipe vivir con sus sbditos de manera tal, que ningn acontecimiento, favorable o adverso, lo haga variar;264 pues la nece- sidad que se presenta en los tiempos difciles y que no se ha previsto, t no puedes remediarla;265 y el bien que t hagas ahora de nada sirve266 ni nadie te lo agradece, porque se considera hecho a la fuerza. 263Cuando los derraman a manos llenas, los recogen mu- chos que son indignos, y no los agradecen los otros (E). 264 Y parece que uno est sobre un eje! (E). 265 Lo experimentarn (E). 266 Y entonces, por ms que se d y se prometa, no servir de nada, porque el pueblo permanece naturalmente con indiferencia ante quien cae por dilapidador y falto de pre- visin (E). 74 75. E L P R N C I P E CAPITULO IXDEL PRINCIPADO CIVILTrataremos ahora del segundo caso: aquel en que un ciudadano, no por crmenes ni violencia,267 sino gracias al favor de sus compatriotas, se con- vierte en prncipe. El Estado as constituido puede llamarse principado civil. El llegar a l no depende por completo de los mritos o de la suerte; depende, ms bien, de una cierta habilidad propiciada por la fortuna.268 y que necesita, o bien del apoyo del pue- blo, o bien del de los nobles.269 Porque en toda ciu- dad se encuentran estas dos fuerzas contrarias una267 Es lo que querra, pero es cosa difcil (G). 268 Este recurso no est, sin embargo, fuera de mi alcance y me ha servido ya con bastante acierto (G). 269 Trataremos, por lo menos, de reunir las apariencias de uno y de otros (G).75 76. N I C O L A SM A Q U I A V E L Ode las cuales lucha por mandar y oprimir a la otra que no quiere ser mandada ni oprimida. Y del cho- que de las dos corrientes surge uno de estos tres efectos: o principado, o libertad, o licencia. El principado pueden implantarlo tanto el pue- blo como los nobles, segn que la ocasin se pre- sente a uno o a otros. Los nobles, cuando comprueban que no pueden resistir al pueblo,270 concentran toda la autoridad e uno de ellos271 y lo hacen prncipe272 para poder, a su sombra, dar rien- da suelta a sus apetitos. El pueblo, cuando a su vez comprueba que no puede hacer frente a lo grandes, cede su autoridad a uno y lo hace prncipe para que lo defienda.273 Pero el que llega al principado con la ayuda de los nobles se mantiene con ms dificultad que el que ha llegado mediante el apoyo del pue- blo274 porque los que lo rodean se consideran sus 270 Es la situacin del partido directorial; valgmonos de l para aumentar mi consideracin en el concepto del pueblo (G). 271 Se vern arrasados (G). 272 Acepto este vaticinio (G). 273 Le haremos trabajar en este sentido a fin de que, por un motivo totalmente opuesto, se dirija al mismo fin que los directoriales (G). 274 Aparentar haberla conseguido slo por l y para l (G).76 77. E L P R N C I P Eiguales275 y en tal caso se le hace difcil mandarlos y manejarlos como quisiera. Mientras que el que llega por el favor popular276 es nica autoridad, y no tiene en derredor a nadie o casi nadie que no est dis- puesto a obedecer.277 Por otra parte, no puede hon- radamente satisfacer a los grandes sin lesionar a los dems;278 pero, en cambio, puede satisfacer al pue- blo, porque la finalidad del pueblo es ms honesta que la de los grandes, queriendo estos oprimir, y aqul no ser oprimido. Agrguese a esto que un prncipe jams podr dominar a un pueblo cuando lo tenga por enemigo, porque son muchos los que lo forman; a los nobles,275 Me han estorbado siempre con crueldad (E). 276 Porque no pude acertar a hacer creer que me hallaba en este caso. Me compondr para parecerlo mejor a mi regreso (E). 277 Y, sin embargo, los haba atrado a este punto (E). 278 Los mos eran insaciables. Estos hombres de revolucin no tienen jams bastante. No la hicieron ms que para enri- quecerse, y su codicia crece con sus adquisiciones. Si se anti- cipan al partido que va a triunfar y le favorecen, es slo para tener sus favores. Despus, destruirn al que hayan elevado, cuando la no tenga ms que darles, porque querran recibir siempre. Siempre habr el mayor peligro en servirse de tales partidarios. Pero cmo pasarse sin ellos? Especialmente yo, que carezco de otro apoyo! Ah, si tuviera el ttulo de sucesin al trono, estos hombres no podran venderme ni perjudicarme! (E). 77 78. N I C O L A SM A Q U I A V E L Ocomo se trata de pocos, le ser fcil. Lo peor que un prncipe puede esperar de un pueblo que no lo ame es el ser abandonado por l; de los nobles, si los tiene por enemigos, no slo debe temer que lo abandonen, sino su se rebelen contra l; pues, ms astutos y clarividentes siempre estn a tiempo para ponerse en salvo, a la vez los que no dejan nunca de congratularse con el que es esperan resultar vencedor.279 Por ltimo, es una necesidad para el prncipe vivir siempre con el mismo pueblo, pero no con los mismos nobles, supuesto que puede crear nuevos o deshacerse de los que tena, y qui- tarles o concederles autoridad a capricho.280Para aclarar mejor esta parte en lo que se refiere los grandes, digo que se deben considerar en dos279 Cmo no prev que estos ambiciosos, siempre prontos a anticiparse al curso de la fortuna, me abandonaran y an me entregaran una vez que estuviera en la adversidad? Harn otro tanto en mi favor, contra l, en cuanto me vean en posicin cmoda, pero listos para volver a empezar contra m, oportunamente, si llego a vacilar. Por que no pude for- mar grandes hombres nuevos! (E). 280 Esto no es muy fcil; por lo menos, no tanto, no tanto como yo quisiera y debiera hacerlo. Lo tent con respecto a... y a F...; ellos fueron ms peligrosos a raiz de esto. El primero me entreg; el segundo, de quien necesito, ha per- manecido sin definirse, pero lo tendremos de un modo u otro (E).78 79. E L P R N C I P Easpectos principales: o proceden de tal manera que se unenpor completo a su suerte, o no. A aquellos que se unen y no son rapaces281 se les debe honrar y amar; a aquellos que no se unen, se les tie- ne que considerar de dos maneras: si hacen esto por pusilanimidad y defecto natural del nimo, entonces t debes servirte en especial de aquellos que son de buen criterio, porque en la prosperidad te honrarn y en la adversidad no son de temer;282 pero cuando no se unen sino por clculo y por ambicin es seal de que piensan ms en s mismos que en t, y de ellos se debe cuidar el prncipe y temerles como si se tratase de enemigos declarados, porque esperarn la adversidad para contribuir a su ruina.283El que llegue a prncipe mediante el favor del pueblo debe esforzarse en conservar su afecto, cosa fcil, pues el pueblo slo pide no ser oprimido. Pero el que se convierta en prncipe por el favor de los nobles y contra el pueblo proceder bien si se em- pea ante todo en conquistarlo, lo que slo le ser 281 No tengo casi ninguno de esta especie (RI). 282 No tengo mal de esta ndole (RI) 283 No ha