El Arte de Envejecer Discretamente

114

description

Libro de ensayos, imágenes dilatadas de instantes domésticos. Tiempo y espacio cotidianos, vistos desde una suerte de crepúsculo o tarde que comienza a dormitar. Algo así...

Transcript of El Arte de Envejecer Discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 1/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 2/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 3/114

 

Presentación

La Colección Cada día un libro ha sido creada por 

el Ministerio de la Cultura y el Consejo Nacional de la

Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, con

el propósito de abrir nuevos y mayores espacios de par-

ticipación cultural en una de las áreas fundamentalesdel conocimiento y la imaginación: los libros. Esta

Colección es el resultado de la masiva participación a la

convocatoria del Certamen Mayor de las Artes y de

las Letras promovido en todo el país por el Conac, y

reúne un sinnúmero de nuevas voces de la provincia que

incursionan por vez primera, la mayoría de ellos, en la publicación de sus obras. Estos libros que van desde la

 poesía hasta la historia regional y local, de la dramatur-

gia al testimonio oral, de la literatura indígena al cuento

y la novela, abren y consolidan nuevos espacios para la

expresión de las ideas y de los sueños. Finalmente,

la Colección Cada día un libro es —entre otrascosas— un signif icativo acto de justicia con todos

aquellos escritores, poetas y artistas del país que

nunca tuvieron la posibilidad de publicar sus obrasdurante tantos años. Pero ahora los tiempos han cam-

 biado, y las puertas están abiertas también para ellos.

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 4/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 5/114

 

COLECCIÓN CADA DÍA UN LIBRO

El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 6/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 7/114

 

José Javier León

El arte de envejecer discretamente

Ministerio de la Cultura ⁄ Consejo Nacional de la CulturaRepública Bolivariana de Venezuela

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 8/114

 

MINISTERIO DE LA CULTURA

Francisco Sesto Novás

MinistroHéctor Soto CastellanosViceministro de Cultura para el Desarrollo Humano

Rosángela Yajure SantelizViceministra de Identidady Diversidad Cultural

Emma Elinor CesínViceministra de Fomento

de la Economía Cultural

CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA

Silvia Díaz AlvaradoPresidenta

Iván Padilla BravoDirector General

DIRECTORIO CONAC

Silvia Díaz AlvaradoIván Padilla BravoBenito IradyRonald Lessire MacabeMiembros Principales

Christhian VallesArístides Medina RubioLuis Alberto CrespoMiembros Suplentes

Miguel Márquez

Director General Sectorialde Literatura

1aEdición 2005© Antonio Pérez Carmona© Consejo Nacional de la Cultura

Centro Simón Bolivar, Torre Norte, Piso 11-16Código Postal 1010.El Silencio Caracas-Venezuela.Telefax: (58-212) 4834830Central: (58-212) 4811604 ⁄ 4843976 ⁄ 4844206

Correos Electrónicos:[email protected].

Diseño:

Taller de Artes Gráficas del CONACConcepto gráficoLuis GonzálezFoto portada:Cortesía Biblioteca Nacional.

Hecho el Depósito de Ley N°. lf2212005800577Colección Cada Día un LibroISBN 980-376-126-9Desde CalderasISBN XXXXXX

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 9/114

 

La muerte de los pájaros

Para Hesnor,en lugar de su muerte.

“un pájaro antes de morirvuela por dentrohasta la ramade su propio destello”

 A NTONIOT  RUJILLO. Taller de Cedro

“No llega allí la muerte: un día un pájaro sorberá el corazón de nuestra casa,mas no conoceremos el olvido:Seremos la sustancia de su vuelo”

 AQUILES  N  AZOA. Los poemas

Desde hace algún tiempo una pregunta me ronda el corazón:¿adónde van a morir los pájaros? Mientras no sepa la respuesta

 poseeré en la vida y la desaparición de los pájaros una hermo-sa metáfora: existe un lugar ex urbis adonde se retiran a morir, lejosde las miradas humanas, un lugar no tocado ni visto por hombrealguno, un lugar virgen, un lugar desconocido.

¿Tiene lugar este sitio? Debe tenerlo, porque en él se pudren suscuerpos, en él pasan naturalmente a la tierra, al agua, al aire, a loselementos. Ese cementerio innominado (todas las ciudades debentener alguno cerca), desconocido por los hombres, existe sólo por sus cuerpos, mas ninguna palabra humana lo nombra. Si no lonombra palabra humana, ¿existe? Existirá hasta que uno de nosotrosse tope con él y vuelva a la ciudad con la noticia de que hay un

lugar cerca o lejos de aquí lleno de pájaros muertos. De suceder,dejaría de hacerme la pregunta.

9El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 10/114

 

Sostengamos, sin embargo, la incertidumbre: ese lugar no lo havisto ningún hombre, no tiene nombre, no existe para nosotros,

sólo para los cuerpos de los pájaros que se van a morir en él. Ahora bien, ¿queda algún sitio sobre la faz de la Tierra, virgen? ¿Y pre-cisamente en ese sitio van a morir todos los pájaros de todas las ciu-dades que sienten llegada la hora de la muerte? Soy de la idea deque cada ciudad tiene su ignoto cementerio de pájaros, pero¿dónde? Una ciudad es el centro de una tupida red de cosashumanas, ninguna está rodeada por un río impracticable de mias-mas. Los pájaros, al salir fuera de la ciudad, topan con otra. No hay

un sitio afuera que no haya sido tocado o visto por al menos unhombre una vez al menos. Los pájaros, en efecto, no se van a morir afuera. Se quedan a morir dentro de la ciudad en un sitio no tocadoni visto por hombre alguno. Los pájaros se van a morir en un si-tio no nombrado, desconocido, más allá del lenguaje.

Los pájaros, incluso en cautiverio, no existen. Se sostienen pre-cariamente, duran el tiempo que los vemos. Cuando desaparecen

de nuestra vista, mueren. Ver dos veces el mismo pájaro es imposi- ble. El pájaro que vimos, al dejarlo de ver, aun en una fracción desegundo, muere y es sustituido por otro jamás idéntico. Si el mun-do cerrara al unísono los ojos todos los pájaros desaparecerían.Existen por deseo, tienen la forma y el colorido de un deseo que notiene lugar en las palabras, de un deseo desconocido; algo impro-nunciable se pronuncia en ellos. Cada uno es una palabra que tienesu forma. Al dejar de desearlos, mueren. El mundo se puebla conimágenes del deseo. No sabemos qué las produce, sólo sabemosque deseamos algo aleteante, de colores, suave al tacto, frágil,

 porque vemos a los pájaros. Tuve un deseo: vi un pájaro; es todocuanto podemos decir. Hablamos de los pájaros siempre en pa-sado. Aparecen, pero no sabemos cómo; magia en la que no te-nemos participación. Algo en nosotros los desea, pero nosabemos cuándo. Ese algo los necesita, y tampoco sabemos

 para qué. Nos alegran o les disparamos. Placer, necesidad, ¿sonrazones necesarias y suficientes?, tal vez; sin embargo, lo más

10 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 11/114

 

importante es que sentimos placer o tenemos necesidad de esosvistosos deseos. Nos alegramos y alimentamos con palabras pro-

nunciadas por un algo en nosotros recóndito, algo que pronunció laforma y el colorido de los pájaros para saciar el hambre de infinitoy el hambre del cuerpo. En un sentido estricto, nos alimentamosde palabras.

En cautiverio no siempre son los mismos a los que cada mañanaalimentamos y cubrimos por las noches. Nos dan, sí, la sensaciónde mismidad que nos detiene a un paso de la locura; su mismidad

nos salva. Además, mueren en sus jaulas, a no ser que logrenescapar y desaparecer, luego de revolotear un rato, cerca de nuestroalcance, aturdidos por el aire nuevo. Al morir, tomamos sus cuer-

 pos y los enterramos. Pero ¿qué enterramos? No nuestro deseo,enterramos un cuerpo sin vida, algo que no puede modificar suconstitución aunque se pudra; siempre será un pájaro muerto. Noenterramos la palabra pájaro, la palabra seguirá revoloteando,cerca, aturdida por el aire nuevo. La palabra pájaro, el pájaro mis-

mo, no existe sino en libertad, existe por el deseo. El cautiverio esuna ilusión, nuestra humana forma de detener imaginariamente elvuelo de la palabra. En una jaula encerramos una incesante meta-morfosis. Si nos sentamos ante una pajarera, contemplaremos laseras geológicas, los devaneos del tiempo, los multiplicados segun-dos, nuestra vertiginosa vida. La muerte del pájaro es desaparecer más allá del lenguaje; el que cae desplomado al fondo de la jaula esun cuerpo desanimado donde alguna vez bulló nuestro deseo. Noenterramos al pájaro, sino la materia orgánica que silabea su pro-

 pio alfabeto, el dictado de la corrupción. Decir “pájaro muerto”,incluso “el pájaro ha muerto” es un anacronismo; condición de

 pájaro es la libertad, el deseo, la vida; la muerte corresponde a lodesocupado por la palabra pájaro. Ese cuerpo al fondo de la jaulaya no es un pájaro, es un cuerpo inerte indeseado. De ahí quemuy pocos se alimenten con pájaros, regularmente comen mate-ria muerta que alguna vez fue sede del deseo; el que se alimentacon pájaros los siente dentro, se aligera, come su gracia nominal.

11El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 12/114

 

Si existir es permanecer en el ser, ¿qué existe de los pájaros? Loanterior nos conmina a decir que existe su gracia nominal, el deseo

momentáneo, pasajero, raudo que les da vida. Existe el pájaro alser nombrado, cuando el verbo lo despliega ante nosotros. Existelo que vemos con los ojos del deseo, lo que ve nuestro deseo. Sóloexiste el deseo. En alguna parte se retiran a morir, y sólo resucitancuando nuestro deseo los convoca. Sólo se extingue un pájarocuando muere la palabra que lo nombra. Pero una palabra solano hace el verano y un hombre desolado no es todos los hombres.Un pájaro existe porque en el deseo de al menos uno de los hom-

 bres late el deseo distraído de todos. Existe porque hay un hombreal menos que los desea, y en él late al unísono el deseo de todos. Sien este último hombre desaparece el deseo, todos los pájarosmorirán. En un poeta viven todos los pájaros.

12 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 13/114

 

Sobre los reglamentos

 En cierto modo, el usuario del no lugar siempre está obligado a probar su inocencia.

 M  ARC  AUGÉ .Los no lugares

Al entrar en la habitación de un hotel encontraremos detrás de la

 puerta un cartelito con indicaciones y normas. He observado queofrecen muy pocas variantes, podría no leerlas, pero me mueve lacuriosidad. En realidad, lo hago para comparar luego, la calidad delservicio con la severidad implícita en las normas. El mejor hotel esaquel donde las normas, el servicio y la calidad concuerdan.

Atenerse a las normas procura no pocas satisfacciones. Apenasse retiran las llaves, por un ascensor misterioso ha subido una

invisible camarera a nuestra habitación. Le agradecemos silen-ciosamente el gesto. Ha traído las toallas, el jabón, los vasos en susestuches plásticos. La habitación es todo esto más el imperceptiblerumor del aire acondicionado. La ventana recorta un fragmento dela ciudad, abro la pequeña nevera y enciendo el televisor para apa-garlo desde la cama vencido por el sueño: somera descripción ruti-naria. Agradecemos que la camarera, al volver del restaurante aldía siguiente tras un desayuno reparador, haya compuesto nueva-mente la cama, cambiado las sábanas y las toallas, reintegrado el

 jabón, el papel sanitario.

En una habitación de hotel es fácil perder el nombre. Nossostiene el enrarecido aire de familia que se desprende de los obje-tos, el libro de la cabecera, la camisa triste que cuelga del roperovacío, las sandalias de baño, el vago aroma del desodorante. Nun-ca como en un hotel nos sentimos tan fugaces; sólo la habita-ción es real.

13El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 14/114

 

Ahora bien, la calma de esta escena proviene del tácito acatamien-to de las normas. No cumplirlas desvanece la invisibilidad de

los seres que hacen posible nuestra ligera condición imaginaria.Aparecen, pero no la camarera que acaso sorprendimos saliendode la habitación vecina, silenciosa, lejana; no, de las paredesmudas comienzan a salir personas nunca conocidas, contundentes,rotundas. La relación con estas personas que viven literalmentedentro de los muros del hotel, es provocada por la desatención delas normas, por demás sencillas y reducidas a un mínimo de expre-sión, enunciados tomados prácticamente al dictado del sentido

común, el silencio normativo formulado a lo sumo en diez fraseslimpias y desmitificadas. El inquilino debe hacer sin duda un granesfuerzo para toparse con estos habitantes de las sombras, no resul-ta sencillo romper las reglas, salvo si se tiene la necesidad de hacer el ridículo o se está en la perentoriedad de llamar la atención a todacosta. Todos los problemas debían resolverse con una simple lla-mada a recepción (de más está decir que la calidad de un hotelse mide por la cantidad de veces que se haga necesario llamar a

recepción), nada obliga a recurrir incluso como última instanciaa la Administración.

La relación del inquilino con el Administrador queda estable-cida (y debiera ser de una vez y para siempre) a través del desafec-tado cartel detrás de la puerta, sitio muy a propósito porque nosdetiene justo antes de abandonar la habitación, de modo que

 podemos dar la vuelta y reparar a tiempo alguna pequeña falta. Elinquilino modelo, ciertamente no desea ver el rostro del Admi-nistrador, realmente no le interesa, le basta que el hotel cubra susexpectativas, garantice y proporcione un sueño confortable. Esteinquilino siente un desprecio profundo, un miedo atávico por aquellos seres de ultratumba capaces de colocarlo en una situaciónincómoda. Este inquilino realiza sin duda enormes esfuerzos parano ver en la cara del recepcionista e incluso en las camareras ydemás personal anónimo, la sombra que arrojan las paredes

14 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 15/114

 

encristaladas, y en sus sonrisas, la sonrisa macabra del Admi-nistrador. Los quiere ver y sentir como a seres sencillos y amables,

 pero no deja de percibir ciertos gestos, rictus y medias sonrisasque no corresponden a la naturaleza humana, antes bien, a algunacaracterización imprecisa, tal vez producto de atender a losclientes mientras escuchan por medio de disimulados audífonosimplantados —que los años han cubierto de piel y pelo— la vozdel Administrador.

Derecho inalienable de todo inquilino: no ver el rostro del

Administrador, salvo, claro está, que transgreda las normas. Nadadebe obligarlo a un trato indeseable. Ningún régimen, incluso en el peor de los hoteles, tiene entre sus normas visitar sin consen-timiento ni falta mediante la of icina del Administrador. El paso por el hotel ha de ser liviano y sin consecuencias, y el mejor hotel esaquel que no nos deja sentir ni el peso de las maletas. (Nada másligero que los actuales moteles, sitios de ensueño donde la presen-cia humana ha sido reducida al mínimo, salvo por la presencia de

uno que otro vigilante somnoliento, rodeado por el aura de estupi-dez que, como una sombra líquida, desfigura su rostro; o bien, sitodavía alude a una presencia humana, la mano que recibe dineroy provee de preservativos, tragos, cigarrillos. El resto lo com-

 pone la mágica soledad donde el amor se reviste de artificio ycarnal confort.)

Más que una indelicadeza es una falta absoluta de respeto alinquilino el hecho de que las normas formuladas detrás de la puertano se correspondan con el silencio domesticado que debe reinar enun hotel; que el inquilino lea aunque tácitamente las normas y, por alguna arbitrariedad se vea obligado a dirigir penosos pasos a laoficina del Administrador para reparar una falta no cometida.Situación def initivamente amarga si luego de ser apresado, lograzafarse y alcanzar —pese a los perros y a la inquina— el anver-so de la puerta y descubrir la arbitrariedad en letra pequeña, algo

15El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 16/114

 

así como la norma onceava que no existe en ninguna parte, sólo ahíy justo ahora. Muchísimo peor si revisa una y otra vez la lista de

normas y no descubre el lugar de su falta, y no obstante se vearrastrado de nuevo a la oficina del Administrador para ser recon-venido por una falta cometida que desborda el sentido común,mas no escrita y por eso de una arbitrariedad obscena, lo cual aban-dona al inquilino en la situación de ganar a fuerza de injusticia suextraviada persona, obligándolo a dar cuenta de sí mismo cuan-do sólo quería ser nadie, obligándolo a asentar su nombre real enlos papeles de registro, a dar cuenta pormenorizada de sus sue-

ños y vacilaciones.

El reglamento no debe exceder el sentido común, antes biendebe ser holgado, flexible. Ningún Administrador, a no ser que seerija en un déspota, debe pretender y arrogarse derechos incon-mensurables, ajenos a su mortal constitución. La humildad delAdministrador reside en saber atender y saber traducir en unlenguaje prístino, en bien formuladas frases sin equívocos, las vas-

tas prerrogativas del sentido común; en localizar y al mismo tiem- po dejar invisible la oficina de la Administración que, como unaflor que se abre en la noche desde una maceta olvidada, desde un

 jardín secreto, impregna con su delicado olor todo el hotel.

16 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 17/114

 

Revista al cuerpo

Lo que era cuerpo queda atrás apenas entramos en un consul-torio, digo, “queda atrás”lo que de nosotros conocemos como“cuerpo”, porque ¿de qué cuerpo tenemos conciencia? Sólo cuan-do nos duele sabemos del cuerpo, tenemos una versión de él, claroestá que transfigurada por el dolor. Pero si no hay dolor nada sabe-mos del cuerpo, porque caminar, sentir, ver, hablar, sólo podemoshacerlo con el cuerpo en el momento en que olvidamos que esel cuerpo el que nos permite hacerlo (de donde se desprende que

 pensamos en el cuerpo porque nos duele). Hay quienes lo olvi-dan absolutamente, hay quienes sólo lo olvidan parcialmente yandan gran parte del tiempo encima de sí, consigo, dentro de sí. Aestos los vemos tropezando, hablando solos, desorientados aun encalles comunes, deteniéndose de pronto sin motivo alguno,mirando alrededor como en un día de principio de mundo.

Para lo que sigue, ni los unos ni los otros, sino aquel que va al

consultorio sin que el cuerpo le duela, salvo esta vez recubierto por una segunda piel de cascarillas rosa viejo. Va, pues, al médico sinsentir dolor, sólo las molestias de una comezón persistente perolejos de ser insoportable. Va al médico porque la visión del cuer-

 po en el espejo fue —cómo decirlo— aterradora. Por el número, por la intensidad de la visión, por el repoblamiento, por la ignoran-cia desvelada. Muchos días acometiendo tratamientos inútiles y elcuerpo revistiéndose, mutando, transformándose. Al médico

entonces, al consultorio.

17El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 18/114

 

Primera habitación: recortada del tiempo, paralizada hace yaunas cuantas décadas. Las paredes sobrecargadas de títulos ho-

noríficos. Aparatos, muestras de microscopios en sus pequeñísi-mas urnas de cristal, enormes lupas, y una cama-escritorio que, por la posición y la dimensión del área acolchada, no vale para sentarseni para tenderse. Luego, el cuestionario brevísimo: una preguntadel médico, un balbuceo del paciente y... ya estamos en otrahabitación donde sí aparece la verdadera camilla y el monóculocon un enorme brazo blanco. El médico se hunde en una silla quecruje hasta detenerse muy abajo. El cuerpo del médico desentendi-

do de la altura cae incómodo, hundiéndose sin proponérselo, peroeso sí, sin alarma, con suma tranquilidad, con el tranquilo fas-tidio de quien ha visto y tiene muchos cuerpos aún por delante:“Desvístase”.

He aquí cuando comienza el corazón de estas líneas.

Luego de la orden, de una imperiosidad amodorrada pero dura

como un cuchillo, se abrió la realidad.

Asombro, ahora, el del paciente sacándose la ropa una vez einmediatamente emitida la orden, con la rapidez y la impetuosidaddel que supo oscuramente lo que debía hacer, tanto que bastóescuchar la primera sílaba de la frase que contuvo la orden paraarrancar con el obedecimiento, tan rápido que el médico no termi-na de pronunciar como un soplo la frase entera cuando ya lasmanos buscan los objetos personales en los bolsillos de la camisa,con una calma nerviosa que da y no da con los botones, sólo con los

 botones, porque el resto, la camisa, los pantalones, las medias,salen con violencia suspendida y triunfal.

Ya en ropa interior es observado lentamente por un ojo triplica-do. Este cuerpo recibe las órdenes de girar, de bajar, de presentar alojo deformado por el triple juego de lentes sus partes abscónditas,con resolución irreflexiva y sin alteración del pulso.

18 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 19/114

 

En esos momentos, ciertamente, dudo por el pulso del cuerpo;toda la apariencia —y trato de describir sólo la apariencia— es la de

un cuerpo que ha suspendido toda su actividad interna, por eso puede girar, voltear, hacerle caso en todo a un desconocido absolu-to, que ordena con una calma irrebatible e irreprochable, hablandodesde la distancia que impone su conocimiento de la especiehumana, la misma que acontece ante sus ojos torturados por la

 paciencia. El cuerpo se convierte súbitamente en un mecanismosordo, sin pudor, sin conciencia de sí, se trata en cualquier caso deun cuerpo deformado, un cuerpo que no es un cuerpo, un mons-

truo, un cuerpo irreconocible, suspendido en una pausa de lamateria. Un cuerpo arrancado de lo social, pero de cuajo, limpia-mente, sin sangre. Allí, el cuerpo del paciente se encuentra des-nudo, pero el del médico no está vestido, porque el médico apenassi existe como cuerpo. El médico se transmuta en una presenciani siquiera inteligente, un cuerpo opaco donde madura la ausencia.La confianza súbita del paciente en el médico (si es que se trata deconfianza, porque estoy más cerca de creer que lo que ocurre es un

abandono total, provocado por la caída esta vez sí súbita de todaresistencia, de la llegada inadvertida al desierto de la invalidez, aese estado de la razón en la que no se produce ni puede llegar a pro-ducirse juicio alguno) destruye el menor resquicio de desconfian-za, no está el paciente delante del médico, está expuesto a lo quedesconoce absolutamente, está parado y desnudo frente a su igno-rancia. El médico se borra, ya no es un hombre, menos una má-quina, en el consultorio estamos desnudos y solos, y como si noestuviéramos enfermos; de hecho nos ponemos ante los ojos deuna nada que ordena movimientos y gestos con un lenguaje apenasarticulado, hecho de gestos levísimos, de minúsculas inclinacionesque se transforman en órdenes sin derecho a réplica, e inclusonuestro mal ha pasado a un segundo y remotísimo plano.Estamossolos, dando vueltas, girando, contorsionándonos, abrién-donos, manipulando los secretos de nuestra piel, desprovistos deternura, sin sentimientos, sin muestras de agrado o descontento,a una temperatura invariable, en una habitación enteramente

19El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 20/114

 

envuelta por un silencio amortiguado. Expuestos a una nada ines-crutable, con la que no tuvimos nunca ni tenemos aun relación

alguna, que nos impele oscura y severa a hacer lo que sea, a la queno podemos dirigirnos porque no habla en absoluto nuestro idiomani ningún otro. Estamos solos y desnudos frente a lo inexpugnable,y el miedo ha desaparecido, y con él, todo lo demás.

Puede durar hasta cinco minutos, un poco más o un poco menos, pero de más está decir que mientras duró fue eterno.

El silencio se rompe cuando el médico ordena, levantándose, yade espaldas, “vístase”. Se dirige a una tercera habitación en dondese entra con los zapatos en la mano, otra sala como la primera,detenida en el tiempo, pero en esta abundan las maderas oscuras ylos libros. Sólo entonces habla el médico. De un salto entro de sumano al mundo, sabe lo que tengo y no lo calla, un asalto de piedady conmiseración sacude mi alma. (Ojo: ¡cuando estuve en el con-sultorio yo no tenía nada!). Al expedirme la lista de medicamentos

y recomendaciones, abre una puerta que, al cerrarse a mis espal-das, se borra.

La cara de la recepcionista ya es, de nuevo, ¡por fin!, una caradel mundo, de todos los días, como cualquier otra, pero es ella, sinembargo, la que en su tranquila humildad de carne y hueso pone enmis manos el carné que administra y autoriza mis futuros ingresosal pabellón de la inmortalidad.

20 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 21/114

 

Tiempos modernos

Para Gaby y Nenéque penden del hilo azul de una promesa

 El tiempo presente y el tiempo pasadotal vez estén ambos presentes en el tiempo futuro,

 y el tiempo futuro esté contenido en el tiempo pasado.

T. S. E.

Si algo nos ha quedado suficientemente claro durante un siglode ideas disolventes es que el tiempo no existe. No quiero referirmeesta vez a eso que el reloj mide por nosotros que, como sabemos,no es el tiempo, sino fragmentos o fragmentaciones de la vidadonde colocamos o se ubican nuestros quehaceres, desde el sueño

hasta el posible despertar. El tiempo, si existe, es anterior al reloj ya su trabajo controlador. En el momento de sentarnos a pensar en eltiempo, la idea que nos arroba es la de duración. Eso es precisa-mente lo que mide el inocente reloj. Ahora bien, si algo nos haquedado claro es que el tiempo, que no existe, es una sustanciacaprichosa, o mejor, que se pliega a los caprichos humanos. Comono existe, cede sus derechos a la imaginación.

Es por eso que, a tres meses de diciembre, ya es diciembre. Enlas tiendas, la nieve cae sin caer como podemos verlo con estupe-facta o estúpida delectación a través de las vidrieras que anhelan

 para lucirse, las largas noches del Ártico. Vemos también pinos,verdes pinos, y los rojiverdes gnomos que habitan las raíces quecamuflan las alfombras. Vemos, en f in, una gran alegoría, un de-rroche de signos que tiene como último f in trasladarnos a la Na-vidad. No importa que al perder —dolorosamente— de vista lavitrina, nos encontremos en otra parte, no en el presente porque este

21El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 22/114

 

ha dejado minuciosamente de existir, sino en otra parte, en untiempo no del todo tan bien definido como el conquistado en la vi-

trina. Sin duda es dable advertir la ansiedad por fijar, controlar,hacer visible hasta la ostentación enfermiza una porción aunquesea mínima pero altamente signif icativa, de tiempo. Se deseaque las fechas (ciertas fechas) pierdan sus bordes, que antes quefechas estrictas, su sustancia imaginaria —ese ámbito donde eltiempo cobra una supersignificación— sea capaz de extenderse,romper sus invisibles límites hasta conformar zonas o márgenesmovedizos donde sea posible inscribir sus signos conformadores,

sin que estos devengan escandalosamente en disparate. Así las vi-trinas, apenas sopla el vientecillo invernal, que por estas latitudeses meramente abstracto y acaso por eso muy querido, se vistende Navidad.

Pero el problema al que me quiero referir, inmediatamentehecho este exordio, es al amor y sus promesas, y en especial a una promesa: “regreso en diciembre”. Estos tiempos logran que

las promesas del amor sean ingrávidas, leves, como pompas. “Te prometo” es la frase más cruel que el amor ha puesto en la boca delos amantes; porque ¿cómo hacer promesas y cumplirlas si aldarnos la vuelta, lo que estaba detrás, que creíamos tan sólido, tanconcreto hace sólo un instante, ha desaparecido, tan rápido que sivolviéramos la cabeza, justo después de despedirnos, nos encon-traríamos con una nada tan espectral, tan vacua, tan aterradora-mente sola?

Estos tiempos nos han acostumbrado tanto a estas vaciedadessúbitas que ya no tememos por la locura. Atrás quedaron aquellasrománticas escenas donde los amantes se despiden lentamentedesde un andén, desde un muelle, ondeando al viento el delicado

 pañuelo de iniciales enlazadas. Los amantes —y quiero decir, aque-llos que aman con el corazón en el pasado— continúan utilizandoaquellas fórmulas que disuelven el tiempo trayendo al presente elfuturo, con la fuerza que da todo lo hecho, todo lo anterior, y que

22 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 23/114

 

duerme bullente en el seno del amoroso pasado. Sí, era el pasadovivido lo que alimentaba la promesa, la frase prometiente, que la

llenaba de la potencia capaz de convertir el futuro en un presenteque no se disolvía en las lágrimas, en manos sudadas, en ese besoúltimo, rápido, que duele en la garganta. El futuro se adensaba enese presente torturado, era la promesa ávida de presente la queabsorbía el corazón mismo del futuro, y lo traía tibio a esas manos, aesos besos, plenos ya de la nostalgia del regreso. Para esos anti-guos amantes comenzaba la magia, el hogar de la espera. Habíaalgo de leña que se consumía, de largas cartas que se comunicaban

con los pájaros que transmigraban de una estación a otra, con cier-tas horas de crepúsculos y bahías donde las olas, caprichosas, dibu- jan la cara de la persona amada. Todo lo existente se plegaba a lashoras de la espera, todo recordaba (y recordar para estos amanteses traer al corazón) la presencia, que elegía para materializarseun color, un vago aroma, una silueta. Los amantes, ahora, no cuen-tan con los vanos recursos donde el tiempo conserva como unanuez la almendra. El tiempo no cabe en ningún cuenco, es lineal y

eléctrico. No tiene olor, no tiene sabor, no está hecho para las len-tas elaboraciones de la memoria. No acaece como un frutomaduro. ¿Cómo aman los amantes?: o se sustraen al tiempo, alactual, o mueren de presente. Es por eso que las promesas del amor no tienen lugar en estos tiempos. Las promesas son nuestras manos

 palpando la tibia encarnación del futuro, próximo y secreto, palpi-tante como los cuerpos de un sueño. La promesa es una revelaciónapenas postergada; cuando prometemos algo, un ángel oculta surostro; la revelación, el encuentro, comienzan a remontar desde laniebla. El amante en la espera siente las punzadas nerviosas deldragón de la dicha cuando éste recorre su cuerpo, inf iltrándose,rozando sus minuciosas terminaciones nerviosas y, con cada

 punzada, con cada roce acontecen esos pequeños milagros que lla-mamos presentimientos. La espera se alimenta de estas af iladí-simas agujetas que mantienen el alma despierta. No es igualahora, porque no hay lugar para el presentimiento: la realidad, afuerza de desrealizarse, nos impide actualmente las elaboradas

23El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 24/114

 

construcciones de la espera, ya todo está aquí, al alcance de lamano. El mundo actual es un vértigo de presencias. Pero tú no

estás, dice el amante haciendo equilibrio entre el presente hechode espera y el presente hecho sólo de presente. Quiere el amanteque este presente no borre para siempre las tibias manos del futuro

 próximo. Quiere que el diciembre de la vitrina se borre, no exista,fervientemente desea construir, solo entre millones de imbéciles,el amor que se hace con espera, presentimientos y tibias nostalgias.Sabe que sólo así la promesa podrá cumplirse.

24 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 25/114

 

Sobre los recuerdos

 No iremos atrás, sino al vertiginoso presente. Al volátil, alefímero.

Presente e instante se encuentran a menudo en el discurso poé-tico: un instante sólo es posible en el presente; vale decir, sólo

 podemos pensar el instante si lo concebimos como presenteduradero, eterno. Si desechamos la norma de viajar atrás en buscano del recuerdo sino de su origen, es decir, si buscamos atrás el actoo el hecho que a la postre engendrará lo que llamamos recuerdo enel presente, lo hacemos para eludir el romanticismo típico y diri-girnos a una modalidad del recuerdo que se ha popularizado ennuestros días, consistente en fabricar desde el mismo presente loque será recuerdo, algo así como alimentar en el transcurso del día,

 pero a conciencia, lo que será trasmutado durante la noche. Latarea parece imposible, digo, la de construir la materia y a la vezmodelar los sueños. Como si el día dispusiera la arcilla y la noche

las manos.Fuera materia sólo de vana especulación si no estuviera tan ínti-

mamente ligada a nuestra pobreza espiritual, mejor, pobreza sub- jetiva. Y haré énfasis en ésta, porque —he aquí el leit motiv — nuestra época se ha construido sobre la def initivamente falsa ideade que el sujeto contemporáneo, en tanto que individuo, se ha for-talecido y hace frente al mundo con su ser y soledad. Nada, debo

decirlo, más falso. El ser humano ha perdido su yo, su ser indiviso,se ha desdibujado y anda al garete. Esto se ha dicho, pero acaso

25El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 26/114

 

valga insistir en que hemos perdido —por descuido, por negligen-cia, descuido y negligencia que ha adquirido el perfil de un progra-

ma, de un proyecto de vida— la posibilidad de remontarnos atrás para ganar el presente de los recuerdos. No estamos ante la mag-dalena que a una hora incierta nos coloca ante un fragmento de

 pasado imprevisto, y que estuvo en nosotros aguardando su hora.Estamos ante el proyecto devastador de adquirir, de comprar —en elsentido más prosaico— un recuerdo.

Caemos en la tentación con la manía, casi fiebre, de la foto-

grafía. La foto nos salva —así lo creemos— de la ingente pérdida. Nos permitirá contra viento y marea afirmar que nuestros pasos por la tierra fueron ciertos, y de paso, al existir ellos, por mor de lafotografía, existimos. Algo así como “me fotografío, luego existo”.Pero no es sólo esa magia menor, ese artilugio que nos permite através de la imagen confirmar y fijar lo que nuestros sentidosinforman. No, el asunto es más problemático toda vez que —segúnse nos ha dicho— podemos adquirir “objetos”con los cuales

 programar el recuerdo futuro. La palabra “recuerdo”de hechocomienza a designar a casi cualquier cosa que una ley no escrita

 pero extensa e invasiva, coloca en situación y adjudica la cualidadde propiciar un recuerdo, vale decir, un acto de la memoria. Meexplico: para todos resultará familiar este enunciado: “compremosun recuerdo”. Se trata en estos casos de adquirir un adorno, un sou-venir, cualquier cosa con nuestro nombre grabado o portandonuestra imagen, o bien sólo con un nombre (a veces burilado tosca-mente) que anuncia silencioso su relación con el lugar que visi-tamos, donde estuvimos alguna vez. Claro, ahora ese objeto nos

 pertenece y con él son nuestros (así lo afirmamos con una fe que noadmite réplica) los recuerdos, que no creo que vayan más allá, sinembargo, de ese objeto preciso y de una vaga e insubstancial afir-mación, verbigracia: “yo estuve ahí”.

 Ningún paisaje permanece a no ser en una atmósfera de sueñoo de irrealidad; gana permanencia lo que en su momento perdió

26 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 27/114

 

enfoque o se descentró. No lo supimos, pero adentro germinó unaimagen; un algo apenas articulado pero de raíces firmes y profun-

das. Nos desconocemos, pero la imagen se hunde en nosotros y en sumomento —a la hora ciertamente epifánica del recuerdo— regresa, para ponernos cara a cara con los rasgos desconocidos, inéditos denosotros. Ay de aquel que nada recuerda y que cree conocerse sinhaber entrevisto su rostro oculto. Pero recordar no es remontarse al

 pasado y tejer una secuencia de imágenes siempre como suspendi-das. Esa es otra operación, o no es eso de lo que hablo. Hablo de losrecuerdos que —de pronto— rompen el fluir del tiempo, que nos

sacan del aquí y ahora para recolocarnos en otro tiempo y otroespacio, en el que somos uno con el recuerdo, o mejor, en el quesomos carne y espíritu del recuerdo. Hablo de esos recuerdos delos que se regresa, no de aquellos a los que vamos según nuestrosapetitos y necesidades. Hablo de otros apetitos y necesidades quese manif iestan sin nuestra competencia, y que —¿paradójica-mente?— resultan vitales puesto que nos permiten decir a viva,

  sotto voce o para nuestros adentros, que existimos. Sin esos

arrebatos difícilmente palpamos el espesor de la vida. Es más, sinellos la vida no tendría sentido. Vivimos para esos arrebatos, vivi-mos para los recuerdos, que necesitan de nosotros pero que vivenfuera de nuestro control.

Alguna existencia cobra vida con la suma de nuestros recuerdosy sólo en asaltos imprevisibles asistimos al espectáculo del tiempoque se hace materia detenida. Un regalo de la nada —retórica más,retórica menos— nos permite ver el desarrollo sin tiempo, puestoque pasa a formar parte del tiempo mismo, de un recuerdo en el que

 participamos, claro que sin saberlo. Hicimos esto o aquello, perocuan lejos la ilusión de que nuestros actos desencadenarán en elfuturo un recuerdo. Con nuestra distracción alimentamos un fuegosecreto, le damos cuerpo a lo invisible. Irrumpe en nosotros através de los recuerdos, y, repito, debemos recibirlos como regalos.Un poco de nada vibrante, por qué no, un poco de Dios. Una ciudad

 pasará a formar parte de nosotros cuando haya entrado en nosotros.

27El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 28/114

 

Y aquí el perogrullo es inevitable. Mientras necesitemos de un“recuerdo”para recordar, de seguro nada recordaremos. Los

recuerdos que alteran la realidad, o el presente, no están a nuestradisposición y bolsillo en el mercado, muchos menos en la calle delos batiburrillos, en los museos, en la avenida principal. Losrecuerdos son inmanejables y eluden nuestra participación.Constituyen el ser y escapan a toda sujeción. No son programablesni dirigibles. No se pueden comprar.

 No podemos, entonces, construir el ser. Sin embargo, podemos

convocar los recuerdos o mejor, colocarnos en situación de espe-rar sin esperar su irrupción, siempre y cuando prestemos sin prestar atención, a nuestra vidas, toda vez que en cualquiera denuestros actos existe la posibilidad de rozar, de tocar aun imper-ceptiblemente la frontera, los límites de la eternidad, del presente.Cultivar la memoria, la fuente de los recuerdos pasa por vivir, por encontrar en la cotidianidad la permanencia. Pero esto no se buscasino que se consigue al descuido. La práctica consiste en olvi-

darnos. Hay un discurrir que semeja el olvido. En definitiva, pararecordar debemos vivir en el olvido. La paradoja resulta de con-fundir olvido, por ejemplo, con distracción. Se salva la paradojasi, de manera consiente y sistemática, furiosa incluso, dirigimosnuestros pasos al borde, al desfiladero. Percibir en el maremágnunla excepción y por allí enfilarnos. Amar lo desconocido, la inciertaruta. Ni sí ni no, sino la Rosa de los Vientos.

28 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 29/114

 

Sobre el retraso de los vuelos

 La Vida puede llegar ahora, no sabemos puede estar en Nebraska, en Estambul, ser esa mujer que duermeen la sala de espera.

 E UGENIO M ONTEJO. Tiempo Transfigurado.

 La salud de la espera está concentrada en la nada.C  ÉSAR C  HIRINOS .Mezclaje

¡Qué cantidad de muertos pululan en las salas de espera! Unvuelo retrasado se traduce en una cantidad variable de horas muer-tas, horas que en conjunto son una sola hora, un solo tiempo, sin

 pasado ni futuro, presente inextenso, profundo e inabarcable.

El que espera ¿sabe lo que espera? Veamos: espera la llegadasiempre inminente del vuelo. Contempla los relojes de la sala, su

 propio reloj, compara las horas, rectif ica la suya atendiendo ala que se ha erigido parcialmente en la hora oficial (¡nada más par-cial que las horas!), con atención distraída alza y baja la cabeza,mira a su alrededor quizá para descubrir a un viejo conocido, o

 bien, a los viejos desconocidos, el mismo rostro invariable de laindiferencia, su propio rostro multiplicado. Los idiomas se con-funden; mira su boleto una y otra vez, aprende y olvida vertigi-nosamente los datos, no se fija en nada, acaso en una personaatractiva, acaso en las pantallas de la televisión que parpadean en lavacua luminosidad de la sala. Espera. ¿Qué espera? La inminen-te salida del vuelo. La situación le pregunta y él responde:“espero la salida del avión”.

Pero remontémonos a un momento antes, cuando aún noresponde, antes de que suba hasta lo que sería su conciencia la

29El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 30/114

 

respuesta, el momento antes en que no sabe exactamente qué es loque hace en ese momento y en ese lugar extraño que las horas han

hecho familiar, pero con esa familiaridad que no le confiere ningu-na garantía. Se encuentra —su cuerpo lo sabe— en una zona deinterferencia. Un paso transfigurado de la realidad. Un espacio nocotidiano, que se sugiere familiar pero cuya frialdad lo aleja y loextraña. Es un extraño en un espacio que no le es propio. No se tratade un espacio hostil, pero no logra familiarizarse con él. Es unespacio cerrado y abierto. Frío y metálico. Nos hemos remontado aese momento en que no espera nada ni sabe lo que hace en ese

momento y en ese lugar. Todos los que recorren un itinerario habi-tual conocen ese momento en que detienen el auto en el esta-cionamiento de su residencia y descubren que lo hicieron de talmodo distraídos que serían incapaces de reconstruir los por-menores del viaje. En ese espacio y tiempo de la dilación se puedecolar, por qué no, la locura, el sueño, la muerte. Se puede no regre-sar. El que espera en la sala de un aeropuerto la salida del vueloretrasado, goza de la oportunidad de sentir conscientemente los

estragos de la dilación. Digo conscientemente, aunque no estoy tanseguro de ello. En todo caso, la conciencia proviene de la extrañasituación: extrañeza que irradia extrañeza. (La conciencia dela extrañeza se traduce en la frase: “esta situación es irreal”). Lasituación que comentamos ha sido elaborada por un azar sistemáti-co que ordena los adelantos y los atrasos, que organiza los elemen-tos tantos exteriores como interiores, que dispone, en fin, de lascosas y de los hombres. La situación es “consciente” porque hasido elaborada previamente aunque el paciente no haya participa-do en su elaboración. (El azar es la memoria del mundo). El

 paciente es un extraño en la maquinaria anónima. Anonimiaque provoca anonimia.

La sala de espera es un vientre, el feto —el paciente— nosabe que espera, su vuelo llegará tarde o temprano pero no sabecuándo. Con este ejemplo bastante gráfico queda localizado nues-tro punto de reflexión. El paciente interpelado por lo absoluto no

30 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 31/114

 

sabe de dónde vino ni a dónde va ni qué hace en ese momento y enese lugar. Es un extraño en un lugar extraño. Como desconoce el

momento exacto de su partida, el tiempo interior se expande, sedilata. Un segundo es una hora, todas las horas. Su estar ahí es uninstante que no pasa. Ve las horas desf ilar detrás de los grandesventanales, siente hambre, concurre periódicamente al sanitario.Pero todas estas operaciones, por estar encerradas, transcurren enun tiempo que no pasa. Lo cierto es que no puede romper el tiempomuerto... —perdería el vuelo. El paciente es el centro desorbitadode una esfera rígida. Puede perder la paciencia, pero su impacien-

cia no rompe los cristales, las horas no irrumpen en la sala. En eltiempo de la espera no hay horas, sabrá cuánto ha esperado cuandoel vuelo se anuncie y sea despedido, mientras tanto, permaneceráimpaciente pero contenido, intranquilo pero mucho menos her-moso que el tigre del zoo que frota su cuerpo en los barrotes dela jaula. Su única salida es la locura cuando la desesperación dejaextendidos los amorosos brazos de la razón; o bien, el sueño pláci-do, vagamente agitado sobre el equipaje; o la muerte, la muerte

súbita. El paciente que duerme o muere en la sala de espera sim- plemente desaparece; el loco, en cambio, es atado y expulsadoante la mirada atónita de los presentes que lo olvidarán con aletar-gada rapidez, como se olvida el airecillo que nos desordena elcabello. (La escena del loco será vertida en forma de “anécdota”,

 breve historia arrancada de cuajo del continuo —como lo fue elloco mismo—, y que no pide, para ser restituida, ningún enlacecausal; basta la irrupción fortuita, la alegría del habla.) El tiempo yel espacio del loco es el mismo de la sala. El loco sólo transparentóde tal manera su constitución que permeó su entrada abrupta. Lasala invadió su cuerpo, se hizo uno con la sala. La sala no es unlugar transitorio, no es un lugar de paso. Lo mismo el tiempo. Elloco vive en un espacio-tiempo absoluto. El loco es el mejor amigode una sala de espera. El loco es la espera misma. No viene de nin-guna parte y va a ninguna parte. Se desplaza pero no sale de sí;camina con su espacio y su tiempo propios, a cuestas. El locoes el centro de una esfera íntima. Cuando las fuerzas del orden

31El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 32/114

 

lo arrastran fuera de la sala, se la lleva consigo. Por un momento elespacio de la sala queda absolutamente vacío. Del que duerme y

del que muere no hace falta dar más explicaciones: simple-mente desaparecen. El sueño y la muerte son la espera sin salida.El dormido y el muerto arriban a una sala de espera remota, se-mejante a esa donde reposan, incluso puede ser la misma: el dormi-do puede soñar con la misma sala de espera donde espera en unasala de espera donde... (quizás la sala del muerto tenga menoscristales.) El loco, el dormido o el muerto son los nombres concre-tos de los pacientes que pueblan las salas de espera. Son nombres

intercambiables, no están fijos. En las salas de espera, operansecretos milagros: el muerto enloquece, el dormido muere, el locoduerme. Variaciones nominales, el murmullo del batir de las alasde los ángeles. Las salas de espera son espacios extáticos. Además,todo el que espera tiene algo de santo o de virgen. Espacio de retiroy concentración, la sala de espera de los aeropuertos es una moder-na imagen conventual; sólo que su rara eternidad es efímera.

32 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 33/114

 

Sobre los horarios de trabajo[Pequeño homenaje a la luz que declina]

A mis compañeros del IZEF

 Haciendo el amor al sol, al sol de la mañanaen un cuarto de hotel 

 sobre el callejóndonde los pobres hurgan buscando botellas

 Haciendo el amor al sol  Haciendo el amor sobre una alfombra tan rojacomo nuestra sangre

 Haciendo el amor mientras los niños venden titulares y cadillacs Haciendo el amor junto a una foto de París

 y una caja abierta de Chesterfield  Haciendo el amor mientras otros hombres —pobresidiotas—trabajan

C  HARLES  BUKOWSKI 

Dando por descontado que debemos trabajar, deberíamos ha-

cerlo en aquellas horas de sol pleno, vigoroso o, en su defecto,cuando éste se ha ocultado por completo. En las mañanas o lastardes, específicamente en horas crepusculares, trabajar es uncrimen de lesa estética.

Lo he pensado tratando de vivir al máximo las primeras horasde la mañana, acaso porque mi ventana ofrece un amanecer de

 playa, suerte de amanecer que ocurre doblemente, puesto que no

sólo amanece un nuevo día sino que amanece un mundo nuevo.Pero no quiero ser injusto sino hacer justicia: la mañana es la hora

33El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 34/114

 

de la reconciliación: el mundo amanece, pero amanecemos conél, y en él.

La mañana despierta una intimidad laboriosa, lo sentimoscuando nos abocamos a la preparación del café y el desayuno.Renovados, volvemos al calor de la cocina, a la tibieza ele-mental que no consiente con agrado la luz eléctrica. Salir a la callea esas horas comunica una amplitud que absorbe en una horamuchas horas: sentimos que la mañana no pasa. Cambian lostonos, es claro que ha amanecido y que el sol ha comenzado su

viaje, pero la mañana permanece detenida. Nuestros movimientosy los de los otros son lentos y mesurados, sin excesos, suaves,firmes. Recordemos el murmullo del amanecer. Preparar eldesayuno o dar una caminata, o una vez a la semana ir al mercado(no al supermercado), son actividades...

...porque el problema definitivamente es la luz. Enel supermercado como en la oficina las horas son

invariables, en gran parte debido a la asepsia y el her-metismo de la luz blanca. Decimos entonces sin esca-

 par a la verdad que las horas no pasan. Son en extremonecesarios los relojes. Si contamos con uno, y éste sedescompone, es posible que el hambre caprichosa noshaga llegar a dudosas conclusiones.

La vida se manifiesta en horas crepusculares, cer-canas a la oscuridad. La mañana ofrece la experiencia,en perspectiva, de salir de un túnel; y al revés: al atar-decer nos hundimos en él. La luz, la ortogonal, la queviene de todas partes, la que no produce sombras, es laluz de la muerte.

Los amantes han adquirido todos los derechos de lamedia luz, de las velas, de la penumbra lunar que dibu-

 ja los contornos; en cambio, la luz de la pornografía esdirecta, como la de unos ojos sin párpados)

34 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 35/114

 

...son actividades, decía, que van muy bien con las horas de lamañana, pues la mañana no se apega al ocio: es de una inconse-

cuencia lamentable plantarse con una silla a ver el crepúsculomatutino. Por otra parte, hemos sido conminados a disfrutar peren-toriamente de este espectáculo, tanto como también de esosatardeceres en el campo o en la playa, un tanto prefabricados.

 No  prefabricados en tanto que espectáculos ¡cómo habrían deestarlo!, sino nuestros ojos, nuestra forma de observarlos y des-vivirlos, y por supuesto el conjunto de imágenes que suscitan elcontemplarlos, no nacidas de alguna oscura región de nuestra

intimidad sino que están allí al alcance de la mano, formando partedel repertorio de los lugares comunes que dan forma a nuestrossueños y deseos. Creemos, al amanecer en el campo o en la playa,que “nos llenamos”, que algo en nosotros se colma, al menos es loque vemos en la cara de actores y modelos que disfrutan -por nosotros- de tales espectáculos. Cuando hemos podido hacerlo,digo, ir al campo o la playa, en uno de esos fines de semana a quenos tiene acostumbrados la vida en la ciudad, persiguiendo a veces

sin saberlo la cara de satisfacción advertida en la pantalla, copia-mos el gesto pero siempre nos quedamos cortos, insatisfacción queatribuimos con mal disimulado desdén a la cantidad de dinero, al

 paisaje que en definitiva no es el mismo aunque se le parezca, eincluso -luego de un gran esfuerzo y de ahorros a la larga imper-donables- sea el mismo. Pese a todo, nos embriagamos (decimosembriagarnos, más aún cuando lo referimos) con esa plenitud querecibimos de un arquetipo moderno (fijado para siempre en una

 postal desechable pero reproducida hasta el infinito y ya dentro denosotros como un edema en el alma) que incluye el sol rojo en elhorizonte, el trasluz de alguna palmera, las aguas bermejas, una

 pareja que se abraza. Y nos sentimos colmados, vacíos de ciudad, pero me temo que no se trate más que de un vaciamiento, o lo queviene a ser lo mismo, de un estar llenos de nada.

Por eso abogo por un amanecer laborioso, animado por activi-dades que fortifican el alma y el cuerpo, que nos preparan no sólo

 para el día que comienza sino para la vida. Trabajar (en la ciudad),o ir al trabajo, o hacer lo que sería lo propio del amanecer con el

35El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 36/114

 

apremio de no llegar tarde, es de una inconsecuencia lamentable para con el mundo y para con nosotros mismos. No obstante,

¿cuántas veces nos detenemos a observar la cualidad física, la tex-tura de las primeras horas de la mañana, a través de la ventanilla delauto? Mínima suerte la de aquellos que deben caminar, o quedeseen hacerlo algunas cuadras, reconcentrados en el ruido co-mo de hojas secas o en el eco húmedo de sus pasos en las callesque despiertan, por las que atraviesa el primer perro somnoliento.Y no es sólo el silencio, sino un rocío indefinible perturbado por rachas de luz oblicua y líquida. Pero quien así va a su trabajo, no

debe pensar que va a su trabajo, de lo contrario puede suceder,humanamente sucede, que el paisaje detenido se desvanezca, seoculte tras las aprensiones. Quisiera decir que se repliega, y que

 puede -peligrosamente en las horas de trabajo- colarse por alguna ventana, sorprender y dejarnos sin aliento para las tareasobligantes. (Es curioso, pero en la oficina, sin ninguna ventanacerca o a la vista, a una altura que amortigua los ruidos de la calle,sucede -me ha sucedido- que advierto que el cielo se encapota,

incluso que llueve o ha comenzado a llover. El hecho me ha llama-do la atención y no he tenido el valor suficiente para comentarlo,

 para hacerme explicar. ¿Cómo esas variaciones que ocurren tanlejos pueden llegar hasta nosotros?, ¿qué parte de nuestro cuerpo

 permanece conectado con el afuera?, ¿qué permanece en libertad? No es que el olor de la lluvia y el gris del cielo lleguen hasta nuestrolugar en el interior del edificio, siempre protegido con vidriososcurecidos y persianas que evitan el calentamiento, siempre cer-rado para impedir -por ejemplo- el escape del aire acondicionado.

 No. He percibido un oscurecimiento remoto semejante al que pro-duciría una nube que pasara lenta pero sin detenerse, y se co-locara entre la luz y yo.)

He dedicado ya muchas líneas al amanecer, pocas al atardecer.Pues bien, sucede que a las horas del crepúsculo vespertinomuchos están ya de regreso de sus trabajos. El atardecer funcionacomo un gran vientre, acoge y protege. Nos regresa. Pero muchos

36 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 37/114

 

hay también, que están a esas horas en sus lugares de trabajo o van aellos. Pues lo mismo que pensamos sobre la mañana, lo podemos

repetir de la tarde, con una variante: la animosidad que experimen-tamos en la mañana es de un orden completamente distinto: larelación simbólica que establecemos con la mañana es diametral-mente opuesta: por la tarde enmudece el alma, se aquieta, dijimosque regresa. La tarde es el territorio de la nostalgia.

(¿Por qué no la mañana? La nostalgia reemplaza,sustituye, pero no a los recuerdos. Los recuerdos no

fraguan en la nostalgia, quedan convertidos en retazos,hilachas, menudas hebras en estado caótico. Porque enla nostalgia importa el espíritu del recuerdo, no su car-nalidad. Hay también, por cierto, algo de teatro senti-mental. La nostalgia se apodera de nuestras fuerzas,nos enmudece, nos resta movimiento. Los ojos se pier-den no en la lejanía sino en la ausencia. El recuerdo, encambio, es presencia, puerta que se abre a las imágenes.

Pero la mañana tampoco es el territorio del recuer-do. La mañana, ya lo hemos dicho, es para vivir, no haytiempo salvo para vencer el tiempo, embriagados deacción, ligeros pero rotundos. No la acción belige-rante o aturdida, sino aquella que responde a los dic-tados de la amable necesidad, lo necesario -loexigente- para sentirnos terrestres, parte del mundo,reconciliados con el cuerpo, olvidados de todo, me-nos de nosotros. Y sin embargo, a quien en verdad aten-demos, es a ese nosotros más viejo que nosotros...)

¿Quién puede trabajar en esas condiciones de arrobamiento, deviaje interior? Trabajar es posible cuando no estamos con nosotros,cuando nos extrañamos y de la extrañeza no surge ninguna pregun-ta, ningún asedio. Trabaja otro en nosotros. Un otro mudo que hacecomparsa al silencio de las palabras sin destino, sin propósito

37El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 38/114

 

trascendente, que participa con desgano en la fiesta de las palabrasimpersonales, las que (se) comprometen (con) lo superficial,

las que no pesan en la balanza de la vida y la muerte. Otro ennosotros pero no el viejo, el amante del tiempo y en especial de esaforma del tiempo que son los crepúsculos, no el viejo que por lasmañanas amanece con la tierra, sino el vacante, el ido del Tiempo,el aferrado a las horas, a los minutos, a los segundos; no el vorazsino el consumido, el perdido fuera de sí, el que está de paso, sinasidero, uno que no nos pertenece a nosotros sino a los dientesdel mundo.

Otro en nosotros, huésped extraño en un mundo que se desliza,que avanza sin tropiezos (porque el verdadero tropiezo es lamuerte. Los otros —los conflictos laborales, por ejemplo— no sonsino pequeñas piedras en el camino, que algunos saltan, rodean, oesquivan, que otros sencillamente y sin perder el sueño quitan delcamino); un mundo reciente, instantáneo, pero no nuevo, en otras

 palabras, sin pasado ni futuro, presente pero irreal, que no va a

ningún lado, cercado de espejos que reflejan espejismos.

La mañana que vivimos los fines de semana o los días feriados,al contrario, nos pueden brindar un mundo nuevo, y, paradójica-mente, teñido de antigüedad. Y digo “nos pueden” porque eldesprendimiento implícito, implica una casi absoluta negación detodo lo que fuimos durante la semana, a no ser... que podamosenvolvernos durante las horas de trabajo con la presencia sutil deuna luz equívoca. En cualquier caso, entrar en contacto con lamateria del tiempo. Y la puerta def initiva y antigua es la luz, la quedeclina o comienza a levantarse acariciando las mejillas dela Tierra.

38 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 39/114

 

Sobre el amor

Para Ana, el amor de todos mis días

Conocí la permanencia tranquila de las aguas del río, siempre las mismas, y su murmullo múltiple.

 J. M. B RICEÑOGUERRERO. Amor y terror de las palabras

Se ha dicho con insistencia abundante que la pasión amorosa es pasajera, que el ardor con el tiempo disminuye, que la costumbre yla rutina desilusionan. Que el tiempo le abre los ojos al otroraenamorado y le (de)muestra cruelmente que su amor era obnubi-lación y ceguera. Al contrario, el amor se alimenta y robustece, seafirma en el amor. La costumbre y la rutina lo abonan, lo nutren.

La ilusión del enamorado jamás cede a la desilusión; la de-silusión misma, para el enamorado, no existe, no tiene sentido, notiene cuerpo donde encarnar, hecho donde manifestarse. La de-silusión amorosa le habla al enamorado en un idioma descono-cido que él no quiere ni necesita conocer.

Una retórica en definitiva mortal se ha levantado sobre el deseo.Por objeto del deseo se toma lo que se desvanece, dejando en las

manos del deseante ceniza y lágrimas; el objeto del deseo es siem- pre una presencia feérica. Las palabras “inalcanzable”, “imposi- ble”, “lejano”, se convierten en propiedades del objeto del deseo, y,cuando ocurre que deseo y deseante se encuentran en un cruce delcamino dominado por fuertes corrientes aleatorias, cuando hansido puestos cara a cara, virtualmente abandonados al abrazo queabole todas las contradicciones, entonces comienza el principiodel f in. La costumbre, se ha dicho con insistencia, acaba con eldeseo, lo mata. Lo maravilloso, lo único, nada pueden ante la cos-tumbre y la rutina. Así las cosas, ¿cómo es que persiste en nuestros

39El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 40/114

 

labios la palabra amor? Decimos estar enamorados, pero la rutina ylo cotidiano arrastran el ímpetu de los primeros días hasta las aguas

estancadas del aburrimiento y el tedio. Tengo para mí, como cosamuy querida, que nunca hemos estado enamorados si así pen-samos, si así nos ocurre. El amor se alimenta del amor; el deseo deldeseo. Sólo el amor nos abre los ojos a la realidad. Sí, todo cambia,

 pero el enamorado, el que vive en (el) amor ama precisamente loinfirme, precisamente ama porque todo está —él mismo, incluso— sujeto al cambio. ¿Cómo puede esperar el que se dice enamoradoamar por siempre al ser que una vez conoció? El ser conocido ha

quedado atrás, y el presente, como sigue visto con los ojos del pasado, se descoloca y descentra, se borronea, tiende a desapare-cer, a desfigurarse. El ser del presente se convierte paradójica-mente en un extraño, y digo paradójicamente, porque la retóricadel desamor repite sin cesar que se desama lo demasiado conocido.(El amor depende del extrañamiento como dependemos del aire.Hablo, por ejemplo, de la extrañeza que provoca el mirar continua-mente nuestro propio —y discontinuo— rostro en el espejo. La

extrañeza que nace de mirar con los ojos llenos de presente el pre-sente enrarecido por los efluvios, la evaporación de un tiempomóvil, dinámico, que registra en sus texturas, bordes y siluetas,la materia insólita, inatrapable, pero sensual, sensible y sensitivacomo la caricia de un ángel, del tiempo todo. Sólo los enamorados

 propenden a borrarse, sólo ellos se encuentran cuando más se pier-den. La rutina los borra y los pierde, los extraña y extravía;entonces el amor inicia su f iesta. El extrañamiento, la rareza,

el encuentro siempre renovado es la tierra de gracia, la sal-vación, el día de Pentecostés de los amantes.)

Sólo se puede amar con amor desesperado lo conocido(¿Conoce a Dios el santo? Urge recordar a San Agustín cuandodice, inquirido sobre el tiempo: si me preguntan no lo sé, si no me

 preguntan lo sé). El amor se hace de a poco, se construye lenta-mente. En la primera y contundente escena inicial, los amantes

40 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 41/114

 

se acercan no para conocerse sino para confirmar la primeraimpresión. No inician, estrictamente hablando, el conocerse

mutuo; antes bien, comienzan a confirmar sus sospechas, lo quehan atrapado al vuelo en unos ojos, en el aire, en el vapor, en una palabra. Los amantes ya se conocen antes de conocerse, estánhechos tal para cual. Cuando se topan, se enlazan para siempre.El conocimiento de los amantes es vertiginoso: de la confirmacióna la sorpresa, de la sorpresa a la confirmación, movimientos queno dan tregua a sus almas agitadas. El conocimiento en los amantesdeviene sabiduría, saber tranquilo y paciente que no desdeña los

fulgores de la revelación. Lo que aprenden de cada uno, lo atesoran para ser empleado en aquellos momentos en que una palabra basta para demoler un imperio. Los amantes se conocen demasia-do para herirse. Tienen en sus manos las manos del otro y sus ojosreflejan sus pupilas. Los amantes han hecho a un lado la retóricadel desamor por espuria. Aman la rutina, porque el movimientoconcentrado les garantiza no perderse la respiración, las vacila-ciones, los temores, los sueños agitados, los quebrantos y los

dolores de cabeza, de la persona amada. Aman la costumbre porque nunca han visto demasiado —y lo demasiado es el diocesi-llo incandescente de sus desafueros— el cuerpo desnudo del placer,las contorsiones del espíritu, las angustias respiratorias del almaque va hacia Dios. Aman lo cotidiano porque es lo más parecidoa vivir.

A los amantes no los seduce la soberbia que se encuentra en lafrase: “conozco todo de ti”. Esa frase, por demás mentirosa, inau-gura el desastre. Los amantes se repiten, más intensamente con elandar de los años, con inocencia conmovedora “te desconozco”.Han hecho de la costumbre el territorio de la extrañeza, del deseo,un trastorno dulce de la sangre, un desequilibrio que se compensacon niebla murmurante, llama que se alimenta de llama, comoDios de Dios. Los amantes se extrañan sin saberlo (porque el amor es el ángel de los olvidos, un Leteo de aguas rumorosas) para que

41El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 42/114

 

sus sombras sean disipadas con una mirada, mientras las manosrecorren, ciegas, cuerpos temblorosos. Les basta el amanecer para

encontrarse, tanto como la noche para ocultarse.

Cuando yacen en el mar, encallan en un arrecife; náufragos, sedejan llevar por las olas a la isla del deseo consumado. En elsosiego que sobreviene sus figuras desconocidas en el torbellinocomienzan a reconstituirse, las partículas estalladas comienzan a

 juntarse, a recomponerse. Con el corazón cabalgando al reposovuelven a ser lo que eran, sonríen y duermen el sueño plácido de la

libertad conquistada.

Luego del asedio, de la ciudad en llamas, de los gritos y elespanto, se reencuentran en el seno del sueño, en la esperanza deldespertar para un nuevo día. Los amantes se buscan en las sombrascomo animales heridos, buscan sus nombres en el recuerdo y se lla-man desde la distancia. Saborean sus nombres como frutos delamanecer. Los amantes destruyen en la práctica la monotonía de lo

cotidiano, porque ven lo mismo de todos los días (un “lo mismo”,sin embargo, plagado de transformaciones secretas que sólo losamantes pueden y saben contemplar, que sólo existe para ellos,

 para su contento, abandono y extravío), con ojos nuevos y sorpren-didos. Lo nuevo es lo viejo porque viven un sueño íntimo. Y más seaman cuando el amor arropa los límites del tiempo. Todos los díasde los amantes tienen un sol, un perro, el vago aroma que destila lamuerte. Los amantes se detienen a contemplar la mansedumbre dela lluvia en la ventana de la dicha, y con las cabezas mutuamenteapoyadas, lloran de permanecer juntos y eternamente vivos.

42 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 43/114

 

Sobre la rutina

 No poca sabiduría exige la rutina. No quiero hablar de los maes-

tros zen, ni de los que viven en religión, cualquiera que esta sea.Hablaré de aquellos que han alcanzado en las ciudades, en el aje-treo de las ciudades, el desligamiento por la rutina. ¿Quiénes?¿Quién? Pues aquel que, firme, atenazado a un horario, conduce yadministra su vida desde la A hasta la Z. Aquel que sale de su casaexactamente a la hora en punto menos cuarto, que conoce al dedillolas calles que rodean los embotellamientos, que llega a la horamenos diez minutos al embotellamiento pico inevitable, que con-

sulta el reloj al tiempo que la luz se pone en verde, que estaciona justo siempre en el lugar que conoce su imperceptible mancha deaceite, que asciende, se detiene y abre la puerta de su oficina a lahora en punto menos dos minutos, a tiempo para decirle —sin pa-labras, con el breve gesto de la mansa costumbre— a la recep-cionista que por favor le haga llegar la taza de café con el azúcar aproximado más el periódico y los reportes de último minuto.Aquel que abre la puerta de la oficina y, todo en orden, penetra en

ella sin desplazar el aire. (Todo aquel que furtivamente entrara endicha oficina y ocupara el sitio equivocado, podría morir de asfixia.)

Ciertamente, los espacios por donde se desplaza el sujeto ruti-nario no pueden ser ocupados por ningún otro, le pueden quedar estrechos o muy grandes. El rutinario traza un modesto laberintogeométrico, túneles invisibles alejados de los choques imperti-nentes, en los que sólo penetra una bala o la presencia de unhombre o una mujer sin pasado ni futuro. No quiere esto decir 

43El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 44/114

 

que no puedan ser atravesados, y sólo una persona sumamente sen-sible percibiría el enrarecimiento del aire que sólo respira el ruti-

nario. Demás está decir que estos espacios sólo pueden ser atravesados, y acaso, pero sería demasiado azar, seguidos en untramo aunque sea mínimo de su trayectoria. Es por ello que el ruti-nario, enamorado de su construida vida, desea que sólo la carne desu carne transmigre y recorra los espacios que ocupa su presenciaactual, y con un celo simpático, conmovedor sin duda, anhela quesu sucesor los aprehenda, reproduzca y expanda.

Otros más humildes se contentan con idas programadas al gim-nasio, con caminatas, con paseos a los centros comerciales.Cuentan también los domingos en el club, la iglesia, los verni-

 ssage. Pero para todo, una hora y un espacio, una atmósfera reco-nocida que se abre a los ojos cerrados.

El rutinario prevé los asaltos de la sorpresa. Ha dispuesto de unaminuciosa red que salvaguarda su tiempo y espacio conquistados.

El teléfono, que ahora carga encima, no lo distrae ni saca de sí (ysacarlo de sí significa estrictamente descarrilarlo), tiene suficientecon disponer en el menú, del número que lo coloca en cuerpo yalma virtuales, tarjeta y flores mediante —si es el caso—, en elsitio a donde está siendo requerida su presencia, es decir, aquelloque, viniendo de él, ya es él. Estas son las personas de las que deci-mos no sin cierto orgullo: es una persona muy ocupada.

A los rutinarios es difícil y, al mismo tiempo, muy fácil ver. Noestán donde uno menos se los espera, sino allí donde uno va a bus-carlos si es que se conoce en parte su claro y transparente plan devida. Con los rutinarios no existen los encuentros imprevistos. Siempezamos a verlos con frecuencia, es porque nos estamoshaciendo parte de su vida. Porque la vida de un rutinario es a fin decuentas una vida exquisitamente común, al alcance de todos, suvida no es íntima ni secreta ni especial, su vida en f in, no esextraña. Si empezamos pues, a frecuentar su presencia, es porque

44 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 45/114

 

estamos entrando en la atmósfera de la rutina salvada de la rea-lidad, que es un imperio somnoliento y gigantesco que no nos

 pide nada salvo nuestra entrega sin preguntas y sin respuestas.Si comenzamos a frecuentarlo es porque nos estamos transfor-mando no en él, sino en un rutinario más, en alguien que compartecon aquél un tiempo y un espacio. Está claro que no repetiremosexactamente su itinerario, no es a eso a lo que me refiero, digo quecompartimos la rutina como se comparte una porción de espacio ytiempo que abraza en su interior multitud de intereses, sólo quedominados por un mismo rigor que seca el alma y la limpia de

impurezas. Un espacio y un tiempo que no admite contactos exte-riores que no sean los permitidos por él, el rutinario, que lo con-vierten en un cuerpo cautivo, en rehén incapaz absolutamente deadmitir que ha sido arrancado a los accidentes de la vida y entrega-do a una paz inconmovible. De hecho, el rutinario sólo descuida larutina —habitual— cuando su cuerpo no puede más, entonces seentrega a otra más estricta: la impuesta por la larga vejez.

El rutinario es un bastión inexpugnable de la sabiduría, sindolor transita los espacios que ha ganado a fuerza de no ofrecer resistencia, dejándose llevar no como una veleta, sino por el pesogracioso de la necesidad ligada a su cuerpo y a sus apetencias. Elrutinario, sensu estricto, no da para más. Llega a un estado de depu-ración que le impide crecer pero también disminuir, a menos queuna desgracia exterior sacuda los fundamentos de la rutina, de laque forma parte junto a millones de seres. La rutina los subsume atodos, no es que alguien sea rutinario porque tiene su rutina, no,alguien es rutinario porque participa de la rutina, que es el todo. Larutina es una versión de la vida, no una forma de ser, es una formaque contiene variables formas de ser. La rutina es una entelequia yuna aspiración. El rutinario es, bien vistas las cosas, un aprendiz, ymientras más rutinario, mientras más esquivo y duro consigomismo (con lo propio de sí, porque lo rutinario es una adquisición,algo que se persigue y puede o no alcanzarse) y con los otros, máscerca está de comprender sin comprender los secretos de un vivir 

45El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 46/114

 

sin accidentes, sin dolor, sin aprensiones, sin desvíos ni equívo-cos, sin esquinas ni tormentas adventicias, sin desarrollos ni

apresuramientos, sin quejas, sin tormentos, atemperados el pulso yla respiración, siempre acordes con el paisaje interior que dormitainalterable en el seno mullido de su alma artificial. El rutinario nomuere, se apaga como una vela, en una habitación oscura, con losojos abiertos, hundidos, más negros que toda la oscuridad.

46 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 47/114

 

El arte de envejecer discretamente

A José Joaquín García

 El corazón del mundo, la escritura:un misterio como no lo son más la rueda y los ojos de los niños.

 P ETER H  ANDKE . El año que pasé en la bahía de nadie

El problema de fondo es la mediocridad. No se trata, ni por mientes, del para qué, de la insubstancialidad, de la vanidad, de lanada o la ilusión de escribir. Habría que jactarse de algo si tan solouna pequeña parte de aquellas cosas iluminara con su sol de ocaso,gris, mortecino, pero sol al fin, una sola página. No puedo, pues,

 jactarme de sentir que la escritura es vanidad, polvo del sueño,ilusión arrebatada. No puedo, tampoco, y he aquí el corazón de loque sigue, jactarme de ser un escritor mediocre, por razones quetrataré de exponer lo más detalladamente posible, buscando con-suelo, pese a todo, en el título de marras.

Y no puedo jactarme sencillamente porque advierto que, aldeclarar mi mediocridad, la oculto, siguiendo un juego no tan sutil

con el cual al tiempo que confieso, me absuelvo. Permítaseme con-tinuar una vez que, descubierto el juego, insista en demostrar ydemostrarme el grado, la dimensión, la naturaleza, la extensión demi mediocridad.

He pensado tanto en el asunto que no tengo a la vista ningúncamino que elegir, de modo que tomaré uno al azar esperando queme abra la puerta a las conclusiones que ansío. La paradoja de las

dos primeras líneas de este tercer párrafo nada ocultan; sencilla-mente, los caminos, las direcciones, los ejemplos revolotean

47El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 48/114

 

como pájaros asustados y no me dan tiempo, no me dejan otraopción que agarrar uno al vuelo y dejar que me guíe por un desierto

donde seré yo mismo el primer y acaso el único desconcertado.Opto por hablar en lo posible y según mis recursos, de algunasactividades ciertamente extraliterarias en las que como en una

 pesadilla dulzona terminamos tarde o temprano todos mezclados.Digo “todos”cuando se entiende que digo “nosotros”, es decir,aquellos que escribimos y leemos con una actitud literaria.(Salvemos por ahora el escollo no menor de la mencionada “acti-tud literaria”).

La opción no es ni de cerca una solución, como podrá compren-derse, sino un verdadero problema, un embrollo. El asunto no es,repito, que exista un para qué rondando esas actividades, más bienexudaciones, abscesos, tumoraciones de la práctica literaria.Existen y han existido. Siempre los poetas y en general los es-critores han recurrido a prácticas semejantes, dudo que desaparez-can aun cuando en la actualidad haya disminuido su intensidad, su

 brillo, remedando —de eso estemos seguros— alguna situaciónanterior (porque la decadencia se conjuga en presente sobre la

 base de que “todo tiempo pasado fue mejor”...)

Digo que la situación actual de las actividades extraliterarias seencuentran en un estado de depresión que, sin embargo, quieromantener alejado de lo que quiero explicar, lo que resulta com-

 prensible, toda vez que, al intentar explicar esta depresión, seexplicaría mi actitud con respecto a ella(s). Nada más falso:me explico: si nos encontráramos en un momento de esplendor enlo que a las mencionadas actividades literarias se refiere, también(creo que también) las acusaría de pervertir la literatura, de desna-turalizarla. No me refugiaré, por otra parte, en una salida que nos

 brinda la actualidad: el mercado. De esa bazofia no quiero hablar.Puesto que hablo de mí, eludo esta salida y oblitero la anterior, quesin serlo, se ofrece como algo de esperar, es decir, nada más pre-visible que los escritores, periódicamente, sientan el escozor de

48 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 49/114

 

 juntarse, de compartir, de sentarse a la misma mesa y compar-tir con f ingida naturalidad, con mal escondida envidia, la mis-

ma presa.

De modo pues, que ni una cosa ni la otra, sino yo mismo y miactitud ante la literatura, la misma que me lleva a observar coninquietud la naturaleza de las cuestionadas actividades y, por ende,mis propias actitudes. Evaluarlas y criticarlas es el sentimientoimpelente, y esto porque me he dispuesto a decirme a mí mismoque no soy un escritor, que no soy un poeta, que si escribo, escribo.

Parece natural que un escritor haga cosas de escritor, se mueva ycamine como tal, se vista, hable, escuche, como tal. A esos pare-ceres me enfrento todos los días. Escribir (y de ahora en adelanteno voy a aclarar que no siempre que hable de escribir me referiré ahacerlo literariamente) parece arrostrar el fenotipo del escritor. Sinduda hay algo vergonzoso en todo esto. Esas actitudes conviertenel acto de escribir en un accidente (puesto que ellas lo son nos haresultado fácil convertir [consubstanciar, sería la palabra adecua-

da] el acto de escribir también en accidente, y a veces, simplementeen accesorio) cuando pienso que es todo lo contrario: escribir,como hablar, sucede naturalmente. Salvando las limitaciones, más

 bien los impedimentos fisiológicos, sicológicos, motrices, etc.,escribir ha de ser natural, y cualquier otro acento acarrea distor-siones. Sobre todo, insisto, acarrea un nutrido conjunto de acti-tudes, maneras, modismos, tics literarios, procedimientos yobservancias desde todo punto enojosos, contrarios a la natu-raleza, al acto de escribir. Se dirá que la escritura no es natural, y sedirá con mucha razón, en el sentido de que nada más artif icial quela escritura. Pero el agua ha corrido bajo el puente y lo que no eranatural ya lo es —tautología no excusable— (¿somos capaces deconcebir un mundo sin escritura?).

(Afirmo que todo cuanto hacemos para vivir e inclusosobrevivir tiene un correlato escritural, pasible de ser leído, y de hecho es legible. No es que todo lo que

49El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 50/114

 

hacemos esté escrito [no hablo, por supuesto, delDestino], es que resolvemos lo que hacemos como si

estuviéramos escribiendo. Me explico: operamos através y por medio de imágenes —los más aventuradosse arriesgan a caminar en metáforas. Hemos comple-

 jizado nuestra vida cotidiana hasta el punto de conver-tirla en un objeto. Sobre nosotros mismos hemostejido una red de palabras (¿para los otros, qué so-mos sino palabras?) que en definitiva nos ocultan ynos alejan. ¿Qué tiene que ver esto con la escritura? No

es sólo qué tiene que ver, estoy hablando de que tales procedimientos son escritura, que la escritura es elrecurso a mano para tratar con la nada que somos, conla nada que es el mundo. La memoria no existe, existeel olvido, y la escritura es su versión más acabada.

Cuando hablo aquí de “escritura”me acerco, sóloentonces me doy cuenta, a una imagen muy antigua,

 pues hablo de algo muy parecido a la escritura con laque se escribe el Destino; “el Destino está escrito”,

 pues bien, como he dicho arriba no es del Destino de loque hablo sino de un texto que está escrito y que a cadainstante se reescribe, se altera en algún renglón, setraspapela. Un texto, que no el del libro sagrado, sinoel del orden de las cosas, no otra cosa sino ese que, detan cotidiano, invisible, nos conduce por sobre nuestravida y muerte a poner flores en un florero, a darle acada cosa su lugar. Porque hemos sentido como unaurgencia de la sangre que cada cosa tiene su lugar yque, de lo contrario, acaece el desorden. El orden yanos parece natural, pero no lo es, lo mismo pasa con laescritura, que es del orden su versión más acabada).

Es más, la imagen y la crítica y la reflexión sobre la imagen (quetraigo a cuento sólo porque se nos ha querido convencer de las vir-tudes de la imagen —hablo de la visual o mejor, de la que se percibe

50 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 51/114

 

a través de los ojos) sólo es posible por la dimensión descubierta yabierta por la escritura: lo invisible que no existe, que no tiene

lugar, lo imponderable, no nacen con la religión sino con la escritu-ra. Dios (por poner un ejemplo que quiere ser una vuelta de página)desaparece precisamente con la escritura, tanto que el “Dios hamuerto” de Nietszche aparece extemporáneo. Ver a Dios no estener una imagen de Dios, no tuvo una imagen de Dios Moisés alcontemplar la zarza ardiendo, la imagen aparece cuando Diosdesaparece, y es por ello que somos nosotros los que vemos aDios en la zarza ardiendo, es decir, vemos a Dios y vemos a Moisés

viendo a Dios,

(…pero sólo si penetramos en la poesía del texto, algoque por cierto desborda los imperativos de la fe, almenos en la versión que conocemos. No es exigentecreer en Dios para verlo en la imagen bíblica, pero nose trata de verlo sino dejar de ver las palabras. No hablode la imagen ciertamente bucólica del lector que, leída

una frase, cierra el libro y, con su pensamiento, se pierde en la distancia. Hablo de algo mucho más cer-cano, que nos exige, a cambio de fe, humildad e ironía.Por un lado, aferrarnos a las palabras como si de ven-tanas para ver a Dios se tratase, al tiempo que nosensañamos en su precariedad y asistimos a su des-moronamiento, a la nada que prometen apenas nosacercamos. En ese intervalo, acaso, sólo acaso, arribe-mos a una suerte de esplendor, de lucidez, entendi-miento o comprensión que borra las palabras pero quesólo fue posible por ellas, que depende de ellas al tiem-

 po que las aborrece, que las desprecia y las persiguecon un amor, un arrebato desconocido, una pasiónque carece de causa, y de la que nada ha dejado de ser su causa)

y eso es posible porque vemos su imagen en la Biblia, el Librode los Libros. (Moisés no se hace una imagen de Dios porque

51El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 52/114

 

su visión y desaparición de Dios acaece en un instante humano yen la eternidad divina. Una imagen, si le concedemos las virtudes

lenitivas del instante, ocurre siempre después de la visión. No haysimultaneidad que sobreponga un instante sobre otro, un instantenecesaria, lógicamente, sigue o precede a otro. Sólo en el tiempode Dios los instantes se superponen, por ello nos mira y nos borra).

La acción de la escritura sobre nuestra manera de concebir larealidad es inconmensurable. De hecho, sin escribir, escribimos,toda vez que establecemos con el mundo y la realidad relaciones

siempre indirectas. No tenemos un solo contacto con algún objeto dela realidad que no esté mediado por nuestra concepción del mundo, por las ideas que nos hacemos, por las cosas que pensamos.

(¿Qué cosa es un objeto sino lo que decimos de él? Esolo ha sabido desde siempre la poesía, empeñada ennombrar lo que no existe)

 No corramos a refugiarnos en los instintos, no cometamosesa fechoría intelectual, ese acto de rapiña. Cuántas de nuestrasactitudes corresponden a ciencia cierta a eso que decimos conocer con el nombre de instintos. Una actitud de nuestra parte con rangode inesperada, no calculada, imprevisible, insospechable, no essino la sombra o el destello de una reflexión por venir; tarde o tem-

 prano vendrán las palabras a justificar, a responder por dicha acti-tud. De haber sido otro el orden de los acontecimientos, noshabríamos evitado de buena gana la sorpresa.

Retóricamente nos atrae la sorpresa, íntimamente la despre-ciamos. A medida que en nosotros crece la escritura, aumenta eldesprecio a la sorpresa. Simultáneamente perfeccionamos losrecursos retóricos para suscitarla e incluso recibirla con ánimodespejado, lo que le resta sorpresa a la sorpresa. Hay quienes la for-

 jan a diario, quienes se educan a sí mismos para dejarse sorprender 

52 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 53/114

 

 por casi todas las cosas: viven como en vilo, un poco alelados sólo porque están atentos (no consienten la distracción sino como un

error) a todo. Los que así pasan sus días indudablemente no cono-cen la sorpresa, son vasallos del instante, y el esmero que ponen enhacerlo brillar deseca su fuerza, su carácter avasallador, nada lesocurre a la vuelta de la esquina a no ser lo previsto. Perseguir elinstante lo mata, teóricamente lo niega. No es una paradoja sinouna forma de salvación. La escritura nos aleja de la Naturaleza,tanto como decir de la realidad.

Así las cosas, no tengo ni una pizca de resentimiento. Al con-trario, mis mayores esfuerzos están encaminados a profundizar,expandir a plena conciencia los recursos de esa dimensión, hacien-do lo que me parece más natural, escribir. Si fuera cineasta igual-mente lo intentara, si fuera cineasta también escribiera, creyendono hacerlo igualmente lo haría. Es más, si fuera analfabeta es-cribiría. Porque escribir no es escribir, o no es sólo eso —lo queahora mismo hago— sino una forma, cualquier forma, de hacer 

irreal lo visible. Lo visible no permanece, nada permanece. No setrata de quedarnos estaqueados mirando, por ejemplo, un pájaro.El tiempo pasa y el pájaro y yo pasamos. Y además, cuánto tiempohumanamente hablando podemos mirarlo. Al fin nos hartaremos,y el pájaro por su parte, volará cuando le venga en gana. Cuandoalgo vemos, y si de ese algo decimos algo, nada de lo que digamosserá lo visto. Lo visto desaparece con el nosotros que lo vio. El quedice algo de lo visto es otro y otra cosa —su nombre lo conserva-mos poniendo en práctica una velocísima capacidad deductiva quehemos cultivado acaso como el mejor de los recursos de la especie— aparece en su lugar, la sustituye, la reemplaza; hablamos de la ima-gen, que, por cierto y como todos sabemos, en nada se parece a lovisto. (Y si interrogamos lo visto, ¿acaso no terminaremos hundi-dos en una inmaterial muñeca rusa? Lo visto desaparece inmediata-mente después de ser visto —si aceptamos que puede ser al menosuna vez visto, la primera y la única, siempre primera vez y única— 

53El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 54/114

 

no importa si permanecemos conscientemente contemplándolo eltiempo que sea. En rigor, lo visto no existe, tal vez existió, seguro

que sí, pero no queramos poner las manos en el fuego).

La escritura, dadas así las cosas, es muy posterior a la facultadde hacer irreal lo visible, es decir, es extraordinariamente posterior a la facultad humana que habría de propiciar la escritura propia-mente dicha, y hasta podemos admitir sin resentimiento y con un

 poco de orgullo que escribir no es sino un tosco aparato productor de fantasmas, como el habla y el pensamiento mismo.

La conciencia del hombre de sí mismo y de las cosas actúa,necesariamente, siempre con retardo. Y su actuación, en rigor,carece de sentido. Lo mejor sería no hacer nada, pero ya vemos,siempre habrá quien haga algo creyendo ser fiel a la realidad, queya no es ni será, que acaso ni lo fue, que no tiene como ser, que es loque podemos aceptar que sea, que es lo que es pero que no dependede nosotros, que es lo que nunca podremos saber que es o fue.

Pero escribir pese a todo, ha hecho un pacto con el tiempo, y lohemos hecho nosotros con la escritura y hasta el mismo Dios, queescribe con un dedo de fuego, permitiéndonos (y permitiéndose) lailusión de su detención. Sin duda alguna se trata de una ilusión con-sistente, cristalizada por la costumbre, por el hábito de la inmorta-lidad. La escritura explora los mecanismos del tiempo segúnhemos podido entenderlo, o mejor, explora la imagen que noshacemos del tiempo, y (nos) conquista en la medida en quecreemos que hace visible lo invisible, es decir, cuando creemosque subvierte el orden sagrado. La escritura, decimos con siemprerenovada fe, introduce el caos, desordena. Pero lo natural es que lovisible desaparezca, se irrealice; lo anormal es convertir lo invisi-

 ble en espejo de lo visible que ha muerto para siempre. Lo anormales la pretensión de vencer la muerte, el tiempo, su paso. No lo con-sigue, pero pocos se resignan. Reconocerlo es saberse también

54 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 55/114

 

fantasmas, nada, hijos silenciosos, sin gestos, sin memoria, sin un pasado fiable, reconocible, un yo del que no se puede dar fe.

(Pocos escritores se abren a esta noche sin reverso; para ellos este ensayo, estas líneas equívocas.)

La inconsciencia, la no palabra, la no escritura, es una dimen-sión abolida en nosotros, y cuando sobrevive, es decir, cuando des-

 pertamos a la conciencia y sentimos como que volvemos a la vida ya la realidad, inmediatamente la recubrimos con palabras, claro

que con la consistencia deshilachada, un tanto pegajosa, inmane- jable de las palabras que intentan reproducir aquello donde nohubo palabras y donde nosotros mismos no fuimos exactamente

 presencia sino una mera hipótesis, plausible sólo si nos aferramosa ella con alguna tenacidad, pero ay de aquel que desprecie la reali-dad con la intención de regresar de lleno a la nada, de regresar a lainconsciencia, salvando el no pequeño detalle de que consciente-mente no podrá regresar:

nadie se vuelve loco porque así lo quiera, nadie se mata porque así lo quiera, nadie va a Dios porque así loquiera, nadie se torna nadie sólo porque así lo quiera,la voluntad es un dios irritable y celoso.

A la muerte no pretendamos ensuciarla con nuestra voluntad,con eso que creemos que somos. No somos del tamaño de lamuerte, y la nuestra, en nuestras manos, no pasa de un registromorboso en una de las esquinas del periódico, un cuerpo descom-

 puesto a la vista de todos, nada menos parecido a la nada.

 No es nuestro el silencio, ese absoluto no nos pertenece. Dudoincluso que sea posible un sentimiento como la nostalgia, es decir,dudo que alguna vez nos haya pertenecido. Y el silencio, a f in decuentas, no es sino una palabra más.

55El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 56/114

 

[me sería absolutamente imposible reconocer lo que quedafuera de mi marco de atención, pues no soy pintor, ni herrero, ni

ebanista, ni músico, prácticamente soy nada. Por lo tanto, puedoasegurar que todo se me escapa. Así, si hablo de mis limitaciones,hablo de algo que no puedo comprender dado que no las abarco, nisiquiera teóricamente, como no puedo hablar del silencio, por ejemplo. Es sólo una pretensión hablar de mis limitaciones, porqueestán totalmente fuera de mí, y de mis posibilidades de compren-sión. De modo, pues, que la realidad de la que hablo es ínfima, par-cial hasta el escándalo, inestimable absolutamente.

[escribir, siempre que se haga pensando en alguna posibilidadde éxito, se reviste de inmolación. Nada más reñido con el es-

 pectáculo del éxito. El espectáculo es ahistórico, no ocurre, noes un hecho, se borra según los principios y mecanismos del tiem-

 po (de una imagen del tiempo actualmente sobrevalorada, queasume como realidad lo que no existe sino en el futuro ¡pero el futuroes ya!)

Aberración al mismo tiempo que contradicción, enla que conviven ayudando a reproducir con una confi-anza febril de la que no están al tanto, con lo que

 pueden y con cuanto tienen, un gigantesco número deseres humanos.

El espectáculo roza la superficie terrestre y desa- parece, pero ninguna resonancia socorre a lo quenunca existió. Muchas cosas, innumerables, semueven a su alrededor, pero el espectáculo como tal noexiste. La vida sobre el planeta desaparecerá cuando ladimensión espectacular domine toda la escena. Aveces creo que falta muy poco para que eso ocurra,lamentablemente nadie contemplará esa última yespectacular fotografía)

56 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 57/114

 

[el éxito literario es una prebenda del mercado y el escritor lau-reado una estratagema. El éxito es la muerte en vida, el último

gesto terrestre para con la obra de un escritor, una obra que cuandoverdaderamente lo es, no es sino la negación del mundo y delescritor. Alcanzada una forma, cualquiera ésta sea, el escritor queda oculto y su obra deja de pertenecerle, no para ser de losdemás como se repite con ingenua malicia, sino para ser de nadie,nadie puede recuperar ni apropiarse de lo que no es. La obra noexiste para confortarnos, para iluminar nuestras dudas, para hacer-nos más llevadera la carga de nuestras frustraciones. La obra se

deslinda, se aparta de nosotros cuando nos niega absolutamente yal negarnos, niega absolutamente al mundo, el mismo que, abyec-to, le reclama la cualidad de ser (su) espejo. Escritores han renega-do profundamente de esta relación servil pero han sido flébiles alcrear adjetivos como el de literatura “fantástica”, el cual pretendeafirmar lo que todas las palabras afirman: no soy la realidad. Hastala propia palabra “literatura”ha supuesto, inventado, una ba-rrera la cual una vez superada nos permite el acceso a un prado

maravilloso. La literatura, si esto busca, pierde su tiempo, hablo dela palabra misma y de las prácticas conexas. Irreal es todo cuantoexiste desde el instante en que aparece ante mis ojos, antes mis sen-tidos. Sentir sin los sentidos, he ahí la única realidad

[si la imagen de un poema se borra al paso del viento, del senti-do y del relámpago, ciertamente permanece, y más crece en lamedida en que se alimenta de la resonancia que provoca su presen-cia desapareciente, su ausencia que retorna, su nada que murmura

[a fin de cuentas, qué cosa es la eternidad y la imaginería quedespierta. Quién eres tú sino cualquiera, y yo, esta voz inconstanteque te dice algunas cosas que compartes o rechazas, en las que nocrees o aceptas a regañadientes, con mediano agrado, que en defi-nitiva no te importan, que se ofrecen como señuelos de algo queacaso también te preocupa, también buscas

57El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 58/114

 

58 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 59/114

 

Paisaje continuo

A César Seco

¡Ven, amigo, salgamos a lo abierto! Excursión al campo

 Dulces imágenes del valle, por ejemplo jardines y árboles,

 y también el sendero, estrecho,el arroyo apenas visible...El Paseo

 H ÖLDERLIN 

El título de estas líneas ya es un síntoma de lo que ha sucedidocon la noción de paisaje. Un paisaje es continuo, de lo contrario noes tal. Estudiemos entonces la continuidad implícita en la nociónde paisaje, lo que nos arrojará a la discontinuidad que padecemoscasi como una enfermedad.

¿Quién duda que el paisaje es plenitud? Un paisaje es inabor-dable con los ojos, sobre todo si éstos no se cierran para dejar paso

a una visión que, desbordándolos, colma el alma. Toda esta ope-ración es metafórica sencillamente porque el paisaje es una me-táfora. Pues bien, nadie puede apostarse frente a un paisaje ycaptarlo en su plenitud, nuestra visión opera discontinuamentey el paisaje es una forma de la continuidad, acaso una de las másamables.

Observamos en una pintura de la corriente paisajista —hoy tan

desprestigiada— que el pintor ha procurado captar la profundidad,la extensión, porque me atrevo a decir que el paisaje no es su mayor 

59El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 60/114

 

 preocupación sino precisamente la búsqueda de aquellos elemen-tos que otorgan continuidad a la visión. De modo que el pintor de

 paisajes, incluso con un mediano éxito, se ve enfrentado a un grave problema: pintar la continuidad. Regularmente elige una forma delinfinito (tomada de la ingente galería de lugares comunes) dondese le da preponderancia al cielo, a la profundidad, al horizonte, for-mas tangibles de la plenitud; y no importa la calidad de los resulta-dos si domina la preocupación esencial, la que demuestra que aúnsin estar dotado suficientemente de los bártulos para la especu-lación, trata el pintor con lo imponderable. No es menos decir que

el pintor de paisajes pinta un escorzo de Dios. El mediano éxitoes convalidado por la desmesura de la empresa. ¡Vayamos conotros ojos al modesto paisaje que nos venden en la calle a preciode baratija...!

El que contempla un paisaje de algún modo contempla unrecuadro, es más, no puede ir más allá, aún si gira lentamentetratando en vano de dominar su extensión. Empero hay en su rostro

una suerte de fascinación, de hartura digesta, una sonrisa que noshabla de un encuentro y una revelación que no alcanza a las pa-labras sino en sus versiones más primitivas, lejos por cierto de lasmíseras contracciones del espíritu que asoman en interjecciones ofrases del tipo “qué maravilla”, que llenan de palabras lo que sólo

 puede ser llenado de silencio o, precisamente, con las formas delsilencio articulado que son las palabras que no buscan llenar sinovaciar. De todos modos, sabe el que mira un paisaje, que tiene quegirar, que no puede simplemente echar un vistazo sino que tieneque ampliar el campo de visión valiéndose para ello de todo elcuerpo. Mirar un paisaje exige entrega, disposición. Un paisajeademás —lo sabe un espectador—, depende casi un cien por ciendel sitio de avistamiento. Un paisaje es lo que es cuando es mirado,y mirado con un ángulo y en una perspectiva que, digámoslo así, lorevele. Si no es mirado —¿verdad de perogrullo?— no existe.Ciertamente los paisajes aparecen. Recordemos la animación

 — muy explotada en el cine, por cierto— que se produce, luegode un avance por la espesura (en un escenario intrincado, de ramas

60 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 61/114

 

que se cruzan), luego de recorrer por un sendero difícil, levantar lacabeza y...

O mejor, cuando viajamos por una carretera sinuosa, y de pron-to el horizonte se expande, sentimos una suerte de absorción, undeslizamiento por una pista irreal, un fragmento de viaje aéreo

 —mejor, ingrávido— en una dirección sin norte ni sur, dominada por la vastedad, que dura sólo un instante.

El paisaje es también y sobre todo, la fuga. Una pintura o bien

una fotografía persiguen capturarla, y aquí la fuga no riñe con lacontinuidad, dado que la fuga no es sino una de las formas que te-nemos para materializar, para hacer visible una región de lo invisi-

 ble que comulga con el vértigo. Fuga, continuidad e instante seconjugan, comparten naturalezas, se valen de la visión, no de losojos. La fuga es, digamos, la forma con la que se conquista lacontinuidad, la cual acontece en un instante.

 No compartimos ahora la idea de la continuidad en el Aleph borgiano: basta la ausencia de un objeto para que el universo sevierta en la ausencia como por un sumidero cósmico. Recordemoslo que nos sucede al momento de perder a alguien o, más cotidiana-mente —(porque la muerte no lo es, digo, no es cotidiana, aunquehaya fatigosos intentos por tornarla así, bien por fuerza o por mor del espectáculo)— cuando perdemos o se extravía algo que de

 pronto necesitamos con suma urgencia, la cual crece propor-cionalmente al tiempo que invertimos en la búsqueda, amén dela frustración.

Retomando el hilo, un paisaje no es la continuidad, ni el instanteni la fuga, sino el escenario de una desaparición que se prolonga(porque está en fuga), y que percibimos en un instante (lo que durela contemplación, que dure lo que dure siempre será un instante,como el instante del santo en trance), y ambas condiciones repro-ducen a escala humana, hacen visible y experimentable sin sub-terfugios ni artilugios, la continuidad. No se precisa estar educado

61El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 62/114

 

en la contemplación para asistir a la presencia de un paisaje, no se precisa visitar una cordillera o escalar la cima de un monte y abis-

marse frente a un valle, tampoco el nacimiento o la puesta del sol.Basta con que algo desaparezca en un escenario doméstico paraexperimentar —concedo que no con una exquisitez dieciochescasino con la ramplona desesperación de la cotidianidad de hoy— laaparición de un paisaje. Todo esto lo pensamos porque somos dela consideración de que un paisaje es sobre todo interior, y por serlo es que no necesitamos escenarios exteriores, salir al campo yalejarse del ruido mundanal. El paisaje corresponde a una forma de

mirar el mundo, y por ende, a los objetos que lo componen. Puedeocurrir que, al mirar en tus ojos descubra que algo súbitamente hadesaparecido. Entonces, asistiré a la contemplación de un paisaje,siempre turbador, y que conmina al silencio.

La costumbre nos dice que un paisaje es ante todo inmensidad,hoy podemos asegurar que no depende tanto de la inmensi-dad como de ciertas condiciones que permitan la continuidad, el

instante y la fuga. Podemos de hecho detenernos frente a un pre-sumible paisaje marino, la vista en efecto se pierde —literalmente,sin sentido (porque no somos animales marinos, y estamos ayunosde esa perspectiva interior, como sujetos que antes anf ibios quenada pueden hoy con aletas y branquias)— en la distancia, y sinembargo no experimentaremos la visión de un paisaje; sencilla-mente no necesitamos la inmensidad, ni el azul del mar y el cielo.

 Necesitamos, preferiblemente a la distancia, una gaviota; no esnecesario —incluso puede ser perjudicia— una bandada, necesita-mos tan sólo una, y lo que ya sería el colmo, un chillido.

De lo anterior recogemos una inmediata conclusión: en unambiente doméstico la fuga se conquista porque un objeto haabsorbido toda la ausencia, de modo que lo que sería su entorno,cercano o lejano, se vierte en él, desapareciendo. Nos hallamosfrente a un paisaje desolador, una nada devorante, frente a objetosdesdibujados, deformes, alargados por la angustia, porque sólo

62 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 63/114

 

importa, tiene forma y sentido, sólo ilumina, precisamente aquelque no está, y que la vana búsqueda hunde más en el centro de la

nada. (Dios, siempre misericorde, nos salva a su modo haciendoque recuperemos lo que no estábamos buscando…) Por otro lado,afuera, donde la costumbre —nuestra educación acordada con vis-tas prefabricadas, de postal, de turismo— nos ha dicho que seencuentran los paisajes, la fuga se conquista porque en la inmensi-dad surca la presencia un objeto que absorbe y concentra todo elescenario, se convierte él en el corazón, en el centro palpitante de la

 presencia. A su alrededor el entorno se borra: Observemos un

 paisaje chino; el fondo rocoso, la espuma inmaterial de la materia,todo ello —la vastedad— tan sólo unas líneas; el primer plano: undébil tallo de bambú, el ojo de un pájaro.

63El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 64/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 65/114

 

Tríptico de la ignorancia

A Nelson Muñozpor el grato recuerdo de aquella conversación

1

 La posición del discípulo,muy evidentemente es la única esencial. Es por medio de ella que es menester definirla situación humana fundamental.

 R ENÉ G IRARD. La violencia y lo sagrado

El maestro no puede enseñar nada al discípulo, y no puede

 porque esencialmente el maestro nada sabe. Entre el discípulo y elmaestro existe una distancia infranqueable, un abismo. No es sólola distancia entre dos universos de experiencias totalmente distin-tos. Se ha visto en muchos casos que el maestro arrastra al pupilo asitios donde la enseñanza toma el aire, el cariz de la crudeza. Sehace acompañar el maestro del pupilo, y en esos casos las palabrassobran. “Sólo quédate a mi lado”, parece decir el maestro, y el pupi-lo avanza con él, recorre con él los círculos del inf ierno. Llega

(tarde o temprano, o luego de un largo tiempo o inmediatamente, porque ciertamente entre el comenzar y el abandono el tiempo sedisuelve o distiende imperceptiblemente) el momento en que el

 pupilo queda solo, y con los ojos muy abiertos avanza a su propia perdición. Puede que voltee y acaso allá en las sombras alcance aadvertir la sombra de su maestro (y ojalá que así sea, porque de locontrario, en su abandono, llegará a creer que el maestro jamásexistió.) Mas sucede que antes del abandono el maestro nada

enseñó; si algo enseña es justamente luego de abandonarlo a su propia suerte. El maestro lo puso —y esa es su única enseñanza— 

65El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 66/114

 

en un punto muerto. En ese punto el pupilo no puede hacer otracosa que lanzarse al abismo. El maestro fue cercenando la posibili-

dad de que el pupilo se echara para atrás, reculara, se arrepintiera.

(Se advierte ahora la importancia de la elección.Porque si el pupilo se arrepiente y regresa a la luz, eltiempo que antes no existía cobra una existencia atroz,se convierte en tiempo perdido. Para que el tiemposiga no existiendo, se requiere que el pupilo siga ade-lante y en soledad, construyendo si se quiere su propia

inexistencia del tiempo.)

El pupilo ha sido drásticamente podado de posibilidades dearrepentimiento. El pupilo va cargado de vergüenza, de miedo,acaso de honor. Cuando llega el momento de ser abandonado, el

 pupilo, que no sabía a ciencia cierta si eso realmente iba a ocurrir,mira a su alrededor y descubre que está solo. Se detiene seca,abruptamente, pero regresar es una posibilidad anulada. Ha perdi-

do esa elección, y sólo por eso ha sido reducido a un mínimo deexpresión. Nada puede hacer sino dar el primer paso a la oscuridady con el primero habrán de seguir los otros, y como cuando nosencontramos en una habitación completamente a oscuras, los ojosse acostumbrarán y comenzarán a percibir las formas, a distinguir-las. Comienza una etapa nueva donde predomina un dulce sen-timiento que podemos llamar “nostalgia del maestro”. Sus

 palabras han sido borradas por lo nuevo, sus palabras de nada sir-ven, a nada de lo nuevo se le parecen. Si el maestro habló antes, lohizo en (desde) su propia oscuridad, y el pupilo que las escuchódijo de su forma de hablar: “el maestro habla en parábolas”. En lanostalgia del maestro, el pupilo no tiene palabras sino acicate.

 No escucha sus “sabias palabras”, sólo siente que lo perderíatodo —hasta su amistad— de no seguir adelante, de no perderse.Quisiera salir pronto de la oscuridad y correr a sus brazos. Pero desu propia oscuridad no podrá salir porque al avanzar más sehunde en ella, y salir es cada vez más regreso, derrota, pusila-nimidad. Por todo esto debemos concluir que el pupilo, si algo

66 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 67/114

 

aprende —si algo se aprende— lo hace solo, en la oscuridad, consigomismo, sin más compañía que la vergüenza y el miedo y la vana

esperanza de encontrar un sentido a sus pasos. ¿Hablaron de estoantes? El pupilo no pudo dirigir preguntas con ese contenido almaestro, porque la oscuridad en la que ahora vive es precisamentesu propia oscuridad y su propia soledad. Sólo ahora abandonadodel maestro surgen las preguntas capitales. Cuando conversaban,el maestro, que maestro es porque está habituado a la oscuridad y,más que eso, habituado al sin sentido de sus pasos, aun explicandoal pupilo con sumo detalle las condiciones de semejante situación,

no podía hacérsela comprender mientras que al mismo tiempo el pupilo veía cubrirse el sentido de las palabras con el sugerente halodel misterio. Y es que las palabras del maestro no se comprenden.Incluso cuando declina a hablar de asuntos domésticos, del día adía, en sus palabras se advierte un desasimiento de la realidad que,si no estamos atentos, confundiríamos con un no estar al tanto, conun desvalimiento peligroso, como si la realidad pudiera romper,destrozar la límpida atmósfera en la que el maestro —según

nosotros, precariamente— se sostiene. Nada comprendemos;cuando habla de la oscuridad, lo hace con palabras oscuras queoscurecen completamente el sentido. Cuando habla doméstica-mente, de los asuntos del día, sentimos que no reproduce los acci-dentes de la realidad, que sus palabras son débiles hilos a punto deromperse. Decimos entre nos “Pobre maestro, está ido”. Sentimosque es más él, sólo, cuando nos pone en situación de oscuridad; losentimos en su elemento cuando nos lleva a las altas regiones delmisterio. En lo doméstico no es sino un ser indefenso, menes-teroso. Todo esto no vale sino como evidencia de que nada nosenseña ni puede enseñarnos, que si algo propicia es precisamentela conducción a la boca del lobo, donde seremos —por él— aban-donados (abandonados en nosotros mismos.) Ahora bien, y estoes de suma, de vital importancia, el maestro es maestro porquesabe que él nada enseña. Y es esto lo que lo diferencia de los maes-tros de pacotilla, de esos que dicen enseñar, de esos que creen quealgo se puede enseñar. El maestro alcanza su condición cuandorenuncia a enseñar, cuando se reduce a sí mismo, y nos obliga

67El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 68/114

 

 por pobreza, por mutilación, por vergüenza, a reducirnos a noso-tros mismos, a darnos cuenta de nuestra soledad y de nuestro

 propio abandono.

2

El encanto de una verdadera conversación reside en que esimposible de reproducir. No porque no podamos hacerlo palabra a

 palabra; no. Se trata de una irreproducción total, absoluta. De

hecho, cuando hablamos, sea de lo que sea, somos incapaces dereproducir todos los accidentes de lo hablado, mas sin embargologramos comunicar escuetamente el contenido, la sustancia de lohablado. Podemos decir, “sí, hablamos de aquello y de esto otro”.Pero lo que quiero decir con la irreproducción total es que cuandoconversamos verdaderamente, el contenido, la sustancia de lo con-versado desaparece como si no hubiera existido. Porque cuando asíconversamos lo que aparece como contenido es una sustancia

absolutamente inédita, imposible, desconocida. Hablamos de algoque sólo existe cuando conversamos y que sólo existe porque con-versamos. Y no es que conversemos sobre “eso”, no, “eso” mismo esla conversación, “eso” no es un tema, “eso” es la conversaciónmisma. Cuando conversamos “eso” aparece, nos necesita para exis-tir pero existe antes, ya es. Nosotros sólo muy indirectamente

 propiciamos su aparición. No se requiere una situación propicia(propiciada por nosotros) ni especial, no se requiere de nosotrosalguna especialidad —cuando aparece ni cuenta nos damos (aldarnos cuenta desaparecería)—, nuestro único deber consiste en nodarnos cuenta y prestar nuestro aire para su hacerse, para su ser. Hecreído que ese conversar necesita de nosotros, ¿pero para qué?Sólo entonces, empujado a esa pregunta, advierto que lo que sigaestá dominado por la mera especulación... He creído que ese con-versar necesita de nosotros porque en la economía del aire, Diosnecesita respirar palabras humanas. Las necesita, acaso más quenosotros mismos. De hecho, cada vez conversamos menos, por lo

68 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 69/114

 

que Dios debe sentirse asfixiado. Conversar del modo que Dios lonecesita, cada vez nosotros lo necesitamos menos. Es poco el tiem-

 po de que disponemos para perder el tiempo. Conversar del modoque lo necesita Dios requiere de nosotros un abandono total a losefectos del tiempo, un no sentir el tiempo absolutamente. Sinembargo, decimos con vulgar insistencia “el tiempo es oro”. Peroel tiempo, cuando vale, no es tiempo; el verdadero tiempo no existecomo entendemos usualmente que existe el tiempo. El tiempo noes la hora, ni lo que tenemos que esperar de aquí a un rato, el tiempono es la duración. El tiempo no existe. Cuando envejecemos deci-

mos que ha pasado el tiempo, pero envejecer es envejecer, y nadatiene que ver con el tiempo. El tiempo es inexperimentable, eltiempo no se mide ni se siente salvo como ausencia inadvertida.Cuando conversamos lo hacemos en el tiempo; si conversáramos

 por un lapso indefinido de tiempo (salvo que cuando conversamosno lo hacemos durante un lapso indefinido de tiempo porque con-versamos sólo en un instante) durante dicho lapso no enveje-ceríamos. Se envejece cuando se va de un día a otro, tanto como de

un segundo a otro, sin embargo al conversar, como no pasa el tiem- po, no envejecemos. Si pudiéramos conversar indefinidamenteviviríamos indefinidamente. No es que la muerte al fin no acaezca,de hecho ocurre pero no la advertimos, porque conversar en eltiempo es de alguna manera como soñar o estar muertos. No seconversa del modo que trato de exponer ni sobre el pasado, ni sobrelos amigos, ni sobre la vida o sobre cualquier otra cosa. El tema noes lo importante ni lo decisivo, de hecho se puede conversar sobreel pasado o los amigos o de la vida o sobre cualquier otra cosa,

 porque lo que sostiene el conversar es una urgencia...

¿pero cómo puede haber en nosotros urgencia por algún aspecto especial de algo desconocido? esaurgencia ya es un don, una iluminación que viene de laconversación no ocurrida aún pero que ya —nos— 

 prepara, precisamente haciéndonos sentir una inéditaurgencia de saber lo que a fin de cuentas no sabremos

69El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 70/114

 

sino cuando estemos conversando, y sin poder dete-nernos, no obstante, a decir “qué raro lo que estoy

aprendiendo”, porque nunca creemos que eso no losabíamos sino que estaba en nosotros ya, como silo desconocido ya habitara en nosotros esperan-do un momento propicio para revelarse. Sin embargo,no ocurre así, nada sabemos de lo desconocido nilo desconocido habita en nosotros. Lo desconocidonecesita de nuestra ignorancia para emerger y recrear una y otra vez —cada vez que conversamos— el mundo.

Por otra parte, tampoco sabremos nada de lo descono-cido, porque en el momento de hablar creímos saber desde antes, y al terminar de hablar, descubrimos conun poco de extrañeza que nada recordamos, salvo muy

 pocas cosas, nada sólido, nada que augure una posi- ble y satisfactoria reconstrucción. Lo hablado sedesvanece, regresa a su lugar de origen. Qué duda cabeque nos deja entusiasmados, mas sin embargo, vacíos

de palabras, exhaustos)

de descubrir en el tema tratado lo que no existía. Entonces, sise habla del pasado, en tanto que pasado, deja de existir convirtién-dose en presente; los amigos pasan a ser desconocidos; la vida,muerte. Conversar es revelar al paso del aire lo oculto. Los queconversan son tomados por las palabras reveladoras, es por elloque son los que conversan los primeros asombrados (pero estáncondenados, sin embargo, a experimentar asombro cuando dejende conversar), y al dejar de conversar, al interrumpirse el fluidoaéreo, lo dicho se borra como el despertar de un sueño. Los benefi-cios para Dios de este conversar son inestimables (si no inima-ginables), pero... ¿cuáles para nosotros, oh pobres mortales?Conversar, pienso, nos prepara para la eternidad.

Porque vivir no es sino un entrenamiento para lamuerte. La vida nos ha sido dada para aprender aestar muertos. Si no aprovechamos la vida para

70 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 71/114

 

aprender a morir, perdemos la vida. Si en todo lo quehacemos no encontramos el filón, la veta de la muerte,

nada hacemos. En cada oficio, en cada momento, encada acto cotidiano bulle la posibilidad de dar con lamuerte, que no es otra cosa que la consunción por víadelusoria del tiempo. No se trata de morir de hecho, setrata de vivir la muerte, de sondearla, de pasear en sus

 jardines. Se trata de poner el cuerpo en el límite paraque sea visitado por el alma. No es arriesgarse, no es

 buscar el peligro, es abrir el cuerpo al mundo, dejarlo

sin defensa(s). Que el único riesgo por demás deli-cioso sea permitir que el cuerpo pierda sus límites, seextralimite, aborde lo inabordable, se confunda con lasmaterias que fluyen; dejarse ir. En esos momentos elalma o el cuerpo permutan dimensiones. El almainvade el cuerpo y lo utiliza para sí, se reconcilia, tomasentido su estar en el mundo. El alma es más que nuncaahora el nexo sagrado, el cordón umbilical. El cuerpo

reconciliado con el alma es más que nunca ahora elcuerpo, y un para siempre que no sospechábamosqueda balbuciendo.)

3

¿Qué sabía antes de empezar a escribir? ¿Qué sé ahora? Nohablo de lo que sabía antes de empezar a escribir —todo cuanto heescrito—, ni de lo que sé justo ahora que esto escribo o que terminaréde escribir. Nada sé, ni sabía antes. En algún momento descubríque ciertos pensamientos podían adquirir la forma escrita. Pero no

 pensamientos previamente elaborados, sino pensamientos que sehacían en la medida en que escribía, en la medida en que losescribía, que se iban haciendo a medida que escribía, quedependían de la escritura como las palabras habladas dependen delaire. Escribir, al menos como experimento esta escritura, nodepende de lo que sé. Es más, cuando creo que algo sé, y lo quiero

71El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 72/114

 

reproducir vía escritura, descubro que me resulta en todo puntodifícil, que no avanzo, que me detiene la sospecha de trillar materia

resabida. Escribir de lo que sé me resulta sumamente latoso, sobretodo por la certidumbre de que lo que sé no tiene ninguna impor-tancia, puesto que lo que sé es lo que de algún modo todos sabe-mos. De ahí que escriba -trate- de lo que no sé. Escribir como se

 participa de una aventura, de una excursión. No alto ni profundo esen mí lo desconocido, simplemente es lo desconocido, lo que yo nosé. Mas al salir de la excursión, descubro —no sin placer— quenada sé de nuevo, que lo que sabía o supe se desvaneció apenas ter-

miné, que duró lo que duró la escritura. Es por eso que me es tandifícil corregir profundamente lo escrito. Al momento de corregir lo que serían las ideas descubro que, en el caso de ser ideas, ya no

 pueden ser corregidas, que nada puedo corregir a menos que mehunda nuevamente en las aguas de lo desconocido, donde pue-de ocurrir que, o reescriba, sume, o deje intacto. Reescritura quedeviene sin embargo es insistencia, en reiteración, estrictamen-te en re-escritura, como debe sucederle con toda seguridad a

alguien parco de ideas. Contradictoriamente me siento interesado por muchas cosas, pero puesto a escribir sobre ellas (sobre las quelogran adquirir un cuerpo virtual previo, ciertamente casi inexis-tente, conformado siempre por una frase poderosa en la que confíocomo matriz, aparte de algunos atisbos deshilachados de desa-rrollo) comienzan a apuntar a un centro nervioso en el que dejan,

 por cierto, si es que antes lo eran, de ser cosas o ideas. Porque lasideas de algún modo siempre están lejos, o al menos fuera de uno, ysiempre de algún modo al alcance de la escritura. Pero entonces¿cómo se llama eso que sólo la escritura puede hacer salir? Si sonideas, lo son de un modo muy particular. Las ideas se sostienen, serebaten, se discuten. Las que salen de la escritura son insostenibles,irrebatibles, indiscutibles. ¿Son absolutas? Quizá. Abogan no por una comprensión, y en cambio se revisten de autoconfesión. ¿Aquién me confieso? No a Dios, ni a los hombres. Escribo para des-cubrir(me). Pero no descubrir quien soy, sino cómo soy (y cómoson las cosas) en la vibración del no ser. O bien, cómo ser plenitud

72 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 73/114

 

de vida en el florecimiento de la muerte, o cómo la muerte lo ocupatodo mientras la vida, silenciosa, pasa. Escribir, pues, para saber 

cómo y dónde morir, por cual ventana entreabierta se fugará elalma. De afuera vienen lecturas, conversaciones, sentimientos,sensaciones, pero adentro, en la escritura, lo de afuera cobra unavida inédita, se va por otro lado, indomable. Adentro es lo quequiere ser. Mi trabajo ha consistido en dejar hacer, en participar lomenos posible, en permitir que juegue su juego. A veces quisieraque me llevara consigo, pero yo no puedo vivir su vida sino la mía.Hay momentos, sin embargo, en que su vida y la mía se confunden,

mas ciertamente, sólo cuando escribo.

73El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 74/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 75/114

 

Breve atención al instante

El espacio es un fluido. Lo es también el tiempo. Para conocer el

espacio es preciso que el fluido sea interrumpido. Para conocer el tiempo es preciso que el fluido sea interrumpido. Llamamosespacio al producto de las interrupciones practicadas en el flui-do espacial; llamamos tiempo al producto de las interrupciones

 practicadas en el fluido temporal. Espacio y tiempo, en tanto flui-dos interrumpidos, pueden ser medidos, son, de hecho, mensu-rables. El espacio, por ejemplo, puede ser medido con una cintamétrica; el tiempo, con un reloj. Espacio y tiempo existen en tanto

son medidos. Lo no mensurable no existe en términos de espacio otiempo. Lo que no puede ser medido se une peligrosamente, seabisma en la nada. Al espacio inmensurable lo podemos llamar vacío; al tiempo inmensurable, eternidad. Ambos fluidos inmensu-rables pueden ser sustituidos por la palabra “nada”. El hombre ha

 procedido a interrumpir ambos fluidos. Construir una casa en eldesierto significa construir un espacio y un tiempo habitables, alconstruirla desaloja un pedazo de nada. La nada no resiste dema-

siado. Lo mismo el tiempo, basta decir “son las 2: 35 de la tarde” para que el fluido temporal sea interrumpido, y el tiempo mismorecuperado de la nada. Es, pues, el hombre el que interrumpe losfluidos, y la cultura y la civilización no es otra cosa que la sabia(o no) interrupción de los fluidos. Cuando el hombre los inter-rumpe puede, de hecho, comenzar a vivir, antes no. Las primerasgrandes interrupciones las practicó Dios, cuando dijo: sepárenselas aguas de la tierra, el mar del cielo, el día de la noche. Las si-guientes, todas las demás, las ha hecho el hombre. Un grado máxi-mo de abstracción significó para el hombre interrumpir el fluido

75El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 76/114

 

espacial con perpendiculares; un grado máximo de abstracciónnecesitó para interrumpir el fluido temporal con frases como: “son

las doce en punto”. Las interrupciones exactas en el espacio fueronsin duda más fáciles de hacer; el tiempo no garantiza las divisionesexactas, sin embargo se practican con relativa y convencionalexactitud. La realidad que conocemos es producto de estas inte-rrupciones practicadas en los fluidos espacial y temporal. Nosencontramos ante lo irreal cuando las interrupciones no están losuficientemente claras. Lo irreal casi siempre resulta de una equi-vocada interrupción del espacio-tiempo. Se dice que una persona

tiene los pies sobre la tierra cuando se mueve concienzudamente alritmo que le imponen las distintas interrupciones practicadas en elfluido espacio-temporal, lo mismo si la persona es ordenada,

 juiciosa, sensata, cuerda, etc. Se dice que una persona es desorde-nada cuando sus interrupciones son confusas, lo mismo si está ale-lada, ida, nostálgica, pensativa, etc. Una persona está en sus trececuando ejerce control estricto (incluso inconsciente) sobre susmovimientos y el tiempo que emplea para su ejecución, es decir,

cuando su vida está programada. A mayor programación, mayor efectividad, mayor eficiencia. Una persona pierde la chaveta cuan-do lo que hace lo hace a destiempo. Hay personas que nunca alcan-zan el tiempo y viven dando carreras. Hay personas muy ordenadasque el tiempo les alcanza para todo. Las hay puntillosas, una accióncada vez, una por una, hasta la última: apagar la lámpara / cerrar losojos. La poesía, por otra parte, es discurso humano que intenta no

 practicar interrupciones en los fluidos espacial y temporal. Se con-tamina la realidad de irrealidad alterando el orden de las interrup-ciones. Y viceversa: La poesía se desrealiza cuando se practicaninterrupciones desalteradoras del orden. La realidad es lo conoci-do. La poesía es lo desconocido. Al nacer nacemos en una formaespecífica de practicar interrupciones espacio-temporales. La

 poesía es por ello un duro desaprendizaje. Con la poesía apren-demos a desconocer, aprendemos a desordenar, aprendemos adesrealizar la realidad. La poesía es un discurso que conoce a losfluidos (espacio y tiempo) antes de que se practiquen en ellos

76 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 77/114

 

interrupciones. La poesía se remonta al instante anterior, cuandolos fluidos eran fluidos no interrumpidos. La poesía une los mares

y la tierra, el cielo y el mar, el día y la noche, y por ende, la verdad yla mentira, el sueño y la vigilia, la vida y la muerte. Al decir que losune, puede decirse que los confunde; puesto que elimina las inte-rrupciones todo comienza de nuevo a fluir. Al desinterrumpir recu-

 pera la forma fluida, y la confusión última se da por f in: la delespacio y el tiempo. Se ha dicho que el lenguaje humano es discon-tinuo, que la realidad se le escapa, que es inaprehensible por ellenguaje. Pienso que la realidad es también y necesariamente dis-

continua, puesto que lo que llamamos realidad lo es en tanto hasido elaborada a base de minuciosas y cada vez más minuciosasinterrupciones. Si algo ocurre es que los lenguajes naturales noalcanzan las formas de discontinuidad propias de la realidad. Ladiscontinuidad del lenguaje aparece limitada frente a la discon-tinuidad propia de la realidad. Las interrupciones de la realidadrebasan con creces las interrupciones del lenguaje verbal; de hechologramos comunicarnos porque el lenguaje se interrumpe. A

mayor realidad, más fraccionado, más particularizado el lenguaje.Una realidad minuciosa requiere de un lenguaje minucioso. Loslenguajes técnicos necesitan de una multiplicación exponencial delo que se ha dado en llamar “tecnicismos”. Cada objeto nuevonecesita nuevas palabras, y por ende, nuevas frases, y en fin,nuevos lenguajes. De hecho, el lenguaje verbal es hoy por hoy insu-ficiente, por lo que aumentan en forma exponencial las imágenes,o bien, los códigos no verbales. Lo que se trata es de decir lo más

 posible con menos palabras; pero al disminuir las palabras aumen-tan las formas de decir sin palabras. La realidad no es, pues, conti-nua, es discontinua porque de lo contrario no sería realidad, noexistiría. El único discurso que nos recuerda y regresa al mundo dela continuidad espaciotemporal es la poesía. Discurso humano, sí,

 pero continuo. Es por eso que sigue siendo un discurso sagrado, por lo que es anterior a la realidad, tal como la conocemos, tal comoha sido conocida. La poesía es hechura humana, pero excede por su

 propia naturaleza toda hechura humana. La poesía es una ventana

77El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 78/114

 

al espacio y al tiempo tal como estaban antes de que el hombre oDios introdujeran las interrupciones. Las culturas no occidentales

no han interrumpido el espacio y el tiempo como lo hizoOccidente. Si mencionamos la más dramática de las interrup-ciones, la que Occidente hizo de la vida y la muerte, tocaremosacaso el punto neurálgico. Occidente es lo que es, podemos decirlohoy con plena seguridad, porque separó drásticamente la vida de lamuerte (interrumpió el fluido, mejor, el flujo, quebró los vasoscomunicantes; de ahí el esfuerzo de la poesía, y en especial del su-rrealismo, esa empresa, la mayor de las empresas poéticas en las

que se haya embarcado la poesía de Occidente, antes de que fuerancomprados sus encuentros con lo absoluto y lo eterno por el merca-do y las baratijas del sueño). Las culturas no occidentales no tie-nen con respecto a la vida y a la muerte umbrales estrictos, antes

 bien, conocen pasadizos, túneles, puertas batientes, vasos comuni-cantes decía, u órficos, por donde los vivos y los muertos se comu-nican. Los muertos están presentes entre los vivos, los vivos entrelos muertos, hablando un lenguaje común y por esencia y defini-

ción continuo. El único lenguaje en Occidente que atraviesa todoslos umbrales, es el poético. Y lo logra porque es continuo. Y crea lacontinuidad porque su unidad espaciotemporal es el instante. Unaimagen ocurre en un instante; los poemas no son sino una sola ima-gen o la suma de varias imágenes. Una suma de imágenes que son afin de cuentas una sola imagen. Una sola imagen que ocurre en uninstante. Un poema está hecho de palabras, y en tanto hecho con

 palabras su naturaleza es la discontinuidad. Pero al leerlo la dis-continuidad se disuelve como se disuelve la niebla. Un poema es,existe, sólo cuando terminamos de leerlo. No se puede leer un

 poema por partes, hay que leerlo todo de una vez, de una sola tira-da, como quien dice con un solo golpe de voz. Como pronunciar la

 palabra “Dios”, así un poema. No importa el número de páginas,debe leerse de una sola vez. Incluso si interrumpimos su lectura,cuando la retomamos sigue siendo continua. Porque lo que se haconstruido a medida que leemos es una imagen, y al ganar la ima-gen ganamos la continuidad, y con la continuidad ganamos

78 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 79/114

 

la nada y la eternidad. La imagen es nuestra salvación, y salvaciónaquí significa que al leer el poema perdemos la discontinuidad y

accedemos al fluido inespacial e intemporal de cuando Dios creó elmundo. Dios no es el verbo. Dios es antes del Verbo. El verbo eshumano. Dios no pudo separar el día de la noche, las aguas de latierra, el mar del cielo, la vida de la muerte. Esas separaciones lasintrodujo el hombre. Dios, en todo caso, es antes de la Biblia. La

 poesía es antes de la Biblia. Si Dios es el verbo, es el verbo poético.El hombre construyó la realidad que conocemos, o mejor, creó,históricamente hablando, el germen de la realidad que conocemos,

recientemente. La realidad que conocemos no fue hechura divina.La poesía es anterior a esta realidad y tiene la edad de Dios. Elmundo es el poema de Dios. Y cada cosa del mundo una imagenque dura un instante. El Everest es un grandioso instante, como laflor que acaba de florecer y que al llegar la noche ya está marchita.La noche es un instante, y todas las noches habidas el mismo yúnico instante. Los poemas humanos, hechos de instantes, son

 parte de este poema de Dios que es el mundo, forman parte con él

de un mismo poema. Cada poema humano es un instante, es Dios,es el Everest y la flor. En un poema palpita el mundo. En un poemacabe el mundo. En un poema, que es un instante, rutila Dios. Nodura un segundo, ni una hora, ni un siglo. Dura un instante. Uninstante es todo el tiempo y nada. Un instante es todo el Universo ala vez, de pronto y para siempre. Hecho con palabras humanas, dis-continuas como la realidad, sin embargo, crea la continuidad, einaugura y re-crea el fluir del espacio y el tiempo. Los hombreshabitan el mundo creado por Dios cuando leen un poema y en y por el poema participan del fluir del espacio y el tiempo, perdiéndoseen la nada y la eternidad. Al leer el poema el hombre va de la muertea la vida, del sueño a la vigilia, de la noche al día. Hay poetas que nocierran el libro de poemas que han puesto delante de sus ojos y asísalen a la calle.

79El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 80/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 81/114

 

Sobre el héroe[Sus huestes y la purga]

 Destruid lo viejo, ¡después habrá tiempode inventar un orden nuevo!

 A LEJO C  ARPENTIER. Selección de ensayos

 Porque en el fondo, para el resto,el criminal no ha cometido un pecado,ha realizado un exorcismo,ha limpiado

 y restablecido el orden. Es, prácticamente, un héroe.

 BORIS  I ZAGUIRRE . Azul petróleo

Si percibimos la historia como continuidad, la aparición del

héroe (el acto heroico, específicamente), puede leerse como unaamputación practicada en el curso mismo de la historia, que instau-ra un nuevo origen, reinserta un comienzo. A partir del héroe, loviejo queda absolutamente atrás, y lo nuevo se eleva a las oscuri-dades más densas de lo desconocido. El héroe replanta un bosquetalado con una vertiginosidad que sólo tiene parangón en lacreación divina y sus días bíblicos. El hombre que practica un actoheroico es un archiconstructor de historia. Como héroe es la quin-

taesencia de la humanidad, un portador de todo lo humano, y por ser todo lo humano que puede caber en un cuerpo mortal, se con-vierte en un monstruo. De tan humano a nada humano se parece.Como héroe odia la tradición, a no ser la tradición de lo heroico,semejante a esa que Octavio Paz llamó: “la tradición de la ruptura”.El héroe portador de la aniquilación es, visto así, un vanguardistaradical, de un solo acto, de un solo cuadro, de un solo poema.

Sin pretenderlo, su acto desencadena una razzia, una purgasagrada, con el objetivo de destruir el orden anterior. Al paso

81El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 82/114

 

del héroe (de sus huestes) los marcados por la viruela de la vejezhuyen a esconderse como ratas. Buscan, rastrean, persiguen y al

encontrar, eliminan limpiamente, sin rastro, sin dejar huellas. La purga dura un instante, en el cual no se escribe nada (incluso aten-diendo, por ejemplo, al lenguaje que se emplea en los partes po-liciales, a sus códigos, sus frases hechas, a la puntualidad inqui-sitiva, al hambre de precisión, a la dureza, la opacidad, a la verdadque descansa en un lenguaje hermético, sin grises, densamente li-neal, equilibrado y a punto de temblar pero absolutamente incapazde hacerlo, objetivo y puramente verbal, sin recurso de imágenes,

sin aproximaciones afectivas, evolucionando en un fuera del tiem- po que salvan las fechas y las horas apuntadas con pelos y señales,objeto de lenguaje tan alejado de la realidad y para ojos yentendimiento no terrestre, no humano. A pesar de todo, insisto,durante la purga, ni siquiera este lenguaje despojado participa;la purga es el efecto colateral de la acción única del héroe, ydurante la acción, escribir, pensar siquiera, son actos inconce-

 bibles) porque escribir equivale a seguir en el tiempo, y la purga

ocurre fuera del tiempo. La purga no es sino uno de los efectos delacto heroico, el cual hace nacer el tiempo, paradójicamente, elimi-nando el tiempo (sus signos). La purga, no obstante acontecer enun instante puede llevar un día, años, siglos, incluso puede durar siempre. (La Gran Purga será la de Nuestro Señor Jesucristo, enSu segunda venida, cuando ha de venir a juzgar a los vivos y a losmuertos.) Al borrar la historia, sólo el héroe y sus huestes resplan-decen. Pero su acción es también harto limitada. El héroe no es unconstructor de ciudades, de civilizaciones. El héroe es la encar-nación humana de la acción pura, y al mismo tiempo es la en-carnación absoluta de la soledad. Sus huestes (sus compañeros)deben con todo parecerles muy extraños, todas las acciones violen-tamente sagradas que su acto inaugura, no podía siquiera imagi-narlas, no soñaba en sus sueños con persecuciones y muertes, con

 perseguidos que huían, con miedos, con terror. Sus sueños son deuna pureza que nos puede parecer cruel, inhumana, pero de ningu-na manera sueños de construcción, sueños donde el futuro se pre-figura como una página en blanco a ser llenada con caracteres

82 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 83/114

 

humanos. El acto del héroe clausura el orden anterior, y al mismotiempo —sin quererlo ni imaginarlo— da inicio a la purga. Mas no

firma el inicio del futuro. La purga es un sucedáneo, un derrochede energía, un despliegue, la onda expansiva del instante único. Elfuturo pertenece a los hombres, a sus pasos, a sus sudores, a su tra-

 bajo y su dolor. El presente único de la purga allana el terreno parala construcción del futuro, construcción en la que el héroe no par-ticipará porque su vida toda quedó inscrita en ese solo momento enque su mano dibuja letra a letra —cada letra envuelta en un tor-

 bellino—el nacimiento de la eternidad, y con ella, el nacimiento de

la purga, la que sus huestes, tocadas por el hálito de lo insólito,comenzarán a ejecutar como emisarios de la nada. El héroe no pregona la purga. Ocurre porque el orden anterior es una plantaenraizada. Y aunque podemos en nuestra fantasía suponer que alactuar la planta desarraigue, impelida por una revulsión cósmicadonde también queda inscrita la acción del héroe, debemos sinembargo descender y dejar estas acciones en un ámbito estricta-mente terrestre, en manos de hombres de carne y hueso, y no pre-tender que las fuerzas del cosmos concurran unánimes aautopurgarse. Un hombre es sólo un hombre, aunque su acción seadivina y lo divinice. El héroe no llama a la purga, la provoca sugesto. Las huestes del héroe, sencillamente más humanas, peronunca ordinarias, interpretan bien que el acto heroico desencadenala purga, saben humanamente que deben iniciar una batalla san-grienta pero sagrada que tiene como alto fin el hacer resplandecer la acción del héroe de tal manera que a su contacto con la realidadno se mancille. Puede ocurrir que las huestes no interpreten lanecesidad de la purga, en el sentido de que deduzcan la necesidadde tal acción, ocurre sencillamente que se ven arrastrados a ella por una euforia, por un arrebato súbito e infuso, que los lleva a partici-

 par unánimemente en acciones, por ejemplo, que conocemos conel vilipendiado nombre de “linchamientos”. ¿Por qué las huestes seasumen como ejecutantes de la purga? ¿De dónde, cómo, por quéles vino esa extraordinaria misión? Podemos suponer que lashuestes han acompañado al héroe durante su tránsito terrestre,que lo han escuchado —sin comprenderlo— advirtiendo en

83El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 84/114

 

él los signos del futuro. Eso es falso, sin embargo. Las huestesno atraviesan las redes del sentido porque escuchan en bloque.

Carecen de discernimiento sutil, son en definitiva —dicho castiza,no peyorativamente— “brutos”. Desconocen profundamente lasmetáforas y los giros, los juegos del lenguaje. Las huestes no dis-criminan, son incapaces de juzgar, no mienten ni dicen la verdad,no pueden opinar ni discernir. Las huestes son idiotas, y por tales,

 por pisar ordinariamente una tierra que siempre les será desconoci-da e impenetrable, están como tocados por la gracia de Dios. Soninocentes, porque nadie puede pecar en estado de ignorancia. Las

huestes no son sumisas —mansas, quiero decir—, no acatan cualquier orden, tienen que ser muy delicadamente instruidos porque losmatices, las vacilaciones de la duda, los irritan. Son difíciles detratar, no se les puede hablar mucho. Atienden sólo a un lenguajeinequívoco, monosilábico, del tipo: “¡ataquen!” Se incurre engravísimo error al sondearlos en sus profundidades. Odian las pro-fundidades. Detestan las preguntas y las frases insidiosas, oambiguas, —la ambigüedad misma la consideran insidiosa. Son

francos, abiertos, desnudos, pero no íntimos. Son explosivos, pro-rrumpen en alaridos. Se dejan arrastrar, no tienen personalidad, niquieren tenerla. Cuando hablan de sí mismos entre ellos mismos,cuando se cuentan sus historias, creen estar hablando de alguienmuy especial o al menos único, pero no callarían avergonzados aldarse cuenta de que sus vidas son compartibles como los modelosque cuelgan en una tienda de ropas. No son únicos ni especiales, semueven y piensan con la manada. El héroe mueve a la manada

 porque se ha desorbitado, haciéndose él mismo, sol, astro. La com- pulsión que lo mueve a desorbitarse es elemental: la seguridad. Enun ambiente seguro podrán él y la manada alimentarse, y es seguro

 —verdad de perogrullo— porque no hay enemigos cerca. La manadaorbita, es su sino. Sólo necesitan el astro que trace sus órbitas. Siéste desaparece, o eclipsa, no soportarán muchos días existir descarriadas, sin centro rutilante. El gesto que lleva el héroe airrumpir —de pronto— contra la morosidad de los días, nacedel impulso mismo conque se desprende de la manada. Unmovimiento telúrico precede al gesto definitivo, una inquietud 

84 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 85/114

 

y un desasosiego alimenta las almas, las enciende, las inflama.Llegado el momento, el héroe ejerce su acción compelido por la

misma agitación intestina; en un lenguaje figurado pero ceñido ala verdad, su acto es una evacuación. Mientras la purga no culmine,la realidad no existe. El acto heroico nace de una compulsión cós-mica, universal, una necesidad desmedida que dicta que todo loque lo rodea —absolutamente todo, salvo sus huestes, replegadasal amparo de su sombra— es enemigo. El enemigo es lo otro, de ahíque las huestes compartan la naturaleza del héroe, sólo que nogozan de su extrema soledad, de su extravío. Soledad y extravío

que lo conducen al límite de la realidad, al extremo de toda acciónsimplemente humana, y lo fuerzan a ejecutar un acto fuera de todarazón, extralimitado. El héroe y sus huestes ocupan un espacio cer-cado por todos sus enemigos, el héroe llega al límite del espacio ydel tiempo, y en la cabeza del monstruo, que concentra a todos susenemigos y por eso es un monstruo, deja caer el hacha sagrada

 —sagrada porque le corta la cabeza—. La sangre que brota es la prefiguración de la savia abundante de la nueva vida que a partir de

entonces manará y fructificará en la Tierra Próxima. Roto el cercolas huestes se desparraman justicieramente, salen despedidas — una fuerza centrífuga las impele— a la caza de sus enemigos, ungran fuego purificador se extiende sobre la faz de la tierra. El héroe

 permanece suspendido, etéreo, olímpico, mientras abajo, la natu-raleza se conmueve. Terminada la purga, el héroe muda su residen-cia al corazón de los hombres: pasa a ser recordado sencillamentecomo el Héroe, su presencia histórica es abolida (el héroe tras-ciende su mera realidad corpórea), nada queda de él sino la lumi-nosa fugacidad que permitió la remoción de un orden entero,anterior, caduco, y el nacimiento de un Universo nuevo.

85El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 86/114

 

86 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 87/114

 

Sobre la verdad

para ANPA

Acaso gran parte del problema resida en el prestigio de la ver-

dad, o mejor, en la idea que nos hemos hecho, que tenemos de laverdad, de lo que es, o creemos que es. Nos confunde que, en efec-to, si algo ocurre, como por ejemplo la caída de un vaso, al referir elhecho digamos más o menos algo por el estilo de: “el vaso cayó, no

 pude evitarlo”. Del vaso quedarán por supuesto los pedazos, quefinalmente serán recogidos e incluso pueden llegar a herir aalguien descalzo o que manipule sin precaución la bolsa de basura.El hecho cierto será que el vaso cayó al piso y devino vaso roto,

 pero ¿dónde está la verdad: en el hecho o en las palabras quelo refieren?

Ciertamente lo que conocemos como verdad correspondeexclusivamente al ámbito verbal; por su parte los hechos no

 pueden romper su mutismo y declararse verdaderos, además¿quiénes somos para reclamar al vaso una declaración, una fe jura-

da de su rompimiento? Para el vaso no existimos tanto o más que el piso, las paredes, el aire y la resistencia mínima. Somos nosotros,exclusivamente, insisto, los que colocamos entre el hecho (el vasoroto) y nosotros una sustancia verbal, de modo que el hecho infor-ma a las palabras que lo referirán (exclusivamente para nosotros ydentro de un universo que excluye absolutamente al vaso) conmayor o menor exactitud, con una medida o grado de exactitud queno la aporta, claro está, el hecho (la realidad y el orden de cosas)

sino que está dada por la relación o las relaciones que podamos

87El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 88/114

 

establecer entre productos verbales equivalentes. Expliquemos: elhecho en cuestión (el vaso roto), de cuántas formas podemos

referirlo, y todas, desde la más delirante hasta la más parca, la másescueta, nos darán una idea del hecho, pero sin embargo ningunaexcederá el ámbito verbal, ninguna frase hiriente nos herirá comoun pedazo de vidrio, ninguna, ni la más sólida, nos devolverá elvaso roto, íntegro.

El mundo existe para nosotros en las palabras, es decir, en lo que podemos llamar el ámbito verbal. Y es allí donde la Verdad tiene

residencia y razón de ser. Entre los hechos del mundo y nosotroshay una distancia infinita, si es que acaso pretendemos —y nuestracultura es la cultura de las pretensiones— que al nombrarlosaparezcan, sean. Una orden nuestra, una palabra nuestra puede enefecto alterar el orden de las cosas, pero en rigor no se trata de nues-tras palabras, no son ellas las que toman el arma y disparan; somosnosotros los movidos por las palabras, no los hechos. (Cabe recor-dar aquí una escena del Evangelio, precisamente aquella en la que

un soldado le pide a Jesús que sane a su hija. Las palabras del solda-do, que repetimos en la Eucaristía, manifiestan el poder de Dios yde las Palabras: “No soy digno de que entres en mi casa, pero una

 palabra Tuya bastará para sanarla”. Milagro la sanación; mila-gro, para nosotros, hombres de poca fe, que las palabras sanen, queconmuevan a la realidad). Nosotros respondemos por ellas, no loshechos; tampoco las palabras, en tanto hechos, pueden responder 

 por ellas, mucho menos por nosotros. De ahí que también, conrespecto a las palabras, nos encontremos a una distancia infinita.En realidad, manipulamos los hechos, entre los cuales por ciertoestán las palabras en tanto hechos, pero no tenemos cómo penetrar en su orden, o en lo que clásicamente se denomina la naturaleza delas cosas, y esto sencillamente porque, confiados a las palabras,hemos dejado pasar inadvertido el no pequeño detalle de que las

 palabras mismas son también cosas, tanto como nosotros mismos.

Sólo tenemos, pues, para ser distintos, otros, el lenguaje y la posi- bilidad, la gracia del ámbito verbal.

88 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 89/114

 

Es decir, tenemos cómo construir una versión delmundo a nuestra medida, donde la verdad existe, o lo

que es lo mismo, donde los hechos (ahora necesaria-mente verbales) elaboran novedosas o trilladas ver-siones equivalentes de hechos verbales primarios.Claro está, no todos los hechos verbales nuevostienen equivalentes, se podría incluso afirmar que un

  producto verbal cualquiera acontece siempre por  primera vez. Salvemos este imposible —dentro de loslímites del sentido, no del tiempo, porque el tiempo no

retorna—, no sin antes admitir que puede llegar a ocurrir como lo fue, rigor es pensarlo, al principio. Debemossuponer que, habiendo ocurrido, el producto verbalhaya tenido que pasar por un periodo de prueba en elque los hablantes calibraron su oportunidad, su exacti-tud. Exactitud, esta vez, sin equivalente, es decir ca-rente de exactitud respecto a. No habiendo nada, y elejemplo funciona sólo si aceptamos que no había nada

ni siquiera remotamente, los hablantes debieron acu-dir al azar, a la construcción de pronto y de la nada deun producto verbal que informara verbalmente, quierodecir exactamente que diera forma verbal, a un hechoacaecido en la orilla de las cosas. Lo nuevo no tiene

 pasado, y sólo el azar puede nombrarlo.

La importancia, el prestigio que le conferimos al lenguaje resul-ta risible si lo comparamos con el universo no verbal. Si pen-sáramos un poco en eso veríamos que el edificio de nuestrolenguaje es de una precariedad tal que, llegado el Desastre, de nadaserviría. Hacemos ostentación de las palabras porque creemosque el Desastre no tocará al lenguaje, que habrá palabras con quéreferirlo. Hacemos pues, ostentación del lenguaje verbal por-que confiamos en que habrá sobre la faz de la tierra al menos dosseres humanos que se den cuenta uno al otro del Desastre. De todosmodos, me divertiría tanto arribar a ese momento y verlos allí

89El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 90/114

 

absolutamente enmudecidos, sin palabras, sin saber qué hacer siquiera con un par de tristes bisílabos. El Desastre, tal como lo vis-

lumbro, es la presencia sofocante del mundo, de las cosas, peroesta vez sin hombres que crean que todo eso existe porque puedennombrarlo, porque creen comprenderlo, porque creen compren-derlo toda vez que creen nombrarlo.

El lenguaje sólo fue posible una vez que los hombres conquis-taron la tierra, cuando adquirieron conciencia de su supervivencia.El lenguaje es un signo de decadencia. Apareció, se extendió y for-

taleció cuando los accidentes, las pestes, los rigores del clima, nolograron arrasar a la totalidad de la especie, cuando el génerohumano arribó al alba de la supervivencia y la muerte devino unobjeto más. El lenguaje le da cohesión a nuestras vidas, a lo quehemos llamado cultura, civilización. La cultura y la civilizaciónson objetos verbales, existen porque los hombres, superada lamuerte, tuvieron tiempo para discurrir, es más, existen porque elhombre inventó el tiempo que es el producto verbal humano por 

excelencia, la piedra fundamental. Hablamos, en fin, porquehemos construido nuestra realidad. Si la realidad (la que hemosconstruido) fuese modificada de manera drástica, si algo más

 poderoso que nuestro control sobre la realidad interviniera hastahacérnosla extraña, callaríamos aturdidos. Lo desconocido estáfuera del lenguaje, de ahí que nada nos sea (hasta llegada la horadel Desastre) verdaderamente desconocido. Para decirlo en pocas

 palabras: lo desconocido no existe para nosotros, hombres inmer-sos en una cultura, en una civilización, con las trabas y las limita-ciones del lenguaje. No tenemos medida de estas limitaciones, lasoberbia no nos deja ver que hemos erigido un Dios de palabras y lerendimos un culto escandaloso. Decimos, con lucidez barata, quelas palabras no alcanzan a ⁄y para nombrar la realidad; pero no setrata de eso, cuando eso decimos lo hacemos arrebatados por lasoberbia. Las palabras no pueden nombrar la realidad, nuncaalcanzan, nunca alcanzarán porque ellas mismas son parte de larealidad, porque el viento es intraducible, y la piedra, y la lluvia,

90 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 91/114

 

y todo lo invisible y todo lo visible. Porque en rigor nada es tra-ducible salvo las palabras, es decir, todo en tanto operaciones

verbales es posible dentro y sólo dentro del lenguaje. Lo que estáfuera, está lejos absolutamente del lenguaje, como el sueño de larealidad, como el deseo de tu cuerpo. Creemos decir algo muyinteligente cuando exclamamos poéticamente que no tenemos pa-labras para nombrar lo sublime; si se tratara de eso, finalmente loalcanzaríamos, como de hecho existen poetas que han alcanzadoy alcanzan (previo acuerdo en la comunidad de lectores) momen-tos verbales llamados sublimes. Pero lo que quiero decir es algo

mucho más sencillo, mucho menos rebuscado. El lenguaje tarde otemprano nombrará lo posible, mejor o peor, pero lo hará. Lo quenunca hará es nombrar la bosta, tus lágrimas, la leche de tu seno, elfuelle de tu respiración atravesada por el grito del éxtasis, la noche,la sal del mar. El lenguaje nombra lo nombrable, y nada puede conlo que está fuera de su órbita, es decir, todo lo que no es verbal,

 —yo mismo incluso. De modo que el lenguaje es menos que unanecesidad, un lujo, un cultivo exótico. El lenguaje vence a la

muerte, se sostiene y crece a pesar de ella. No sobrevivirá alDesastre, pero mientras llega actúa como si nada fuera a ocurrir, ocomo si el Desastre no tuviera el poder de tocar el lenguaje, algoasí como que nada podrá evitar que el Desastre sea referido. Ellenguaje es una parte ínfima de la nada, y que sólo nos está dadoescucharla a nosotros.

Por otra parte, lo que necesitamos saber para no salir despedi-dos de este mundo antes de tiempo y contra nuestra voluntad, a esesaber, le damos el nombre, en un arranque de entusiasmo, de reali-dad: “la verdad es que estoy aquí sentado, que me llamo Sebastián,que tengo 32 años, que vivo en un lugar que lleva por nombreXXX...”. A ese saber, ¿tendré el valor de llamarlo realidad? Deseoafirmar que no, que sólo son datos, por demás superficiales, par-cos hasta la caricatura, y en rigor, que nada significan aunqueme empeñe en hacer que signifiquen, en hacer que sean. Fi-nalmente, la visión que de mí alcance, no será nunca yo, será una

91El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 92/114

 

visión, y una visión no es el ser. De modo que la verdad (la reali-dad) de quien soy no cabe ni siquiera en la palabra “yo”, porque eso

viene de mí, y lo que soy no viene de mí sino a pesar, a despecho demí, como decir a despecho de los otros. Lo que se dice “Yo”no essino una parte, la más soberbia, de quien soy. Este “soy”afirma suexistencia, su ser, se sobrepone a todas las limitaciones para pro-nunciarse. Pero no soy yo, o en f in, yo no soy ese que me nombracuando yo digo yo soy yo. Por supuesto, los demás que dicen cono-cerme, que afirman con —qué duda cabe— candorosa buena vo-luntad, “él es Javier”, cuánto se equivocan, infinitamente se

equivocan. Pero algo de lo que me compone permanece y es por eso que le dan el nombre que le dan, pero yo no soy ese que nom- bran, ni yo soy el nombrado cuando me nombran o cuando a mímismo me nombro. Cuánto más, aquello que está fuera de mí, lamesa, el viento de afuera, el agua oscura, la luz de la Luna sobre las

 pequeñas olas, el rayo de luz de cada quien que mire a la playa, elrayo de luz que lamerá los pies de aquel que lo mire en cualquier lugar de la playa. La verdad, incluso la científica, incluso el estu-

dio más exhaustivo, incluso el más endemoniadamente exhausti-vo, sólo arrojará un trazo grueso, una sombra, en el mejor de loscasos un oscuro y vasto espejismo.

Ay de aquél, ay de todos, que pretendemos llegar a la verdad,con las palabras. Borges, tantos otros, imaginaron una palabra que

 podemos suponer compuesta por todas las palabras de todos losidiomas que existieron, existentes y por existir, que caben en unsolo vocablo monosilábico e instantáneo (vale decir que, cuando es

 pronunciada, no pasa el tiempo). Pero eso sería confiar y en defini-tiva creer en las palabras... Por mi parte, ahora, pref iero pensar enel viento, en la piedra, en la lluvia, en un verbo en el que las cosasdel mundo no piensan, que no las desvela, y en el que yo no puedo

 pensar, salvo, pienso, imaginar; claro que, para hacerlo, preveo unesfuerzo sobrehumano, rayano en el más puro divertimento, queme asimile, tal un Henri Michaux rabiosamente vertiginoso, alviento, a la piedra, a la lluvia, a Todo.

92 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 93/114

 

Carnaval y poder

[Notas para un acercamiento al país]

1. El Poder consiente el Carnaval durante un tiempo fijo, pre-

viamente establecido y delimitado. Que así sea (y el Poder, por loque se verá no puede actuar de otra forma, pues su natural es laf ijeza) es una manera de ejercer control sobre lo que se ofreceincontrolable.

2. Lo evacuado no nos pertenece, nos perteneció, si acaso quehaya estado dentro es una forma de pertenencia. El inmediatoexcremento es apenas nuestro, y, pasados unos minutos, máxime si

el lugar exhibe otros, el nuestro sólo será reconocible por la frescu-ra. Pasados los días, el conjunto apenas si nos permitirá colocar enalgún punto un resto dubitativo de nostalgia.

3. Lo excluido no pasa al olvido, antes bien, a ocupar una regióndonde los perfiles se borran ganando espesor y profundidad.Ciertamente, las presencias que obseden jamás descubren todossus rasgos. Lo que se vela o esconde resulta más sugestivo y, sinduda ,contribuye a alimentar en el caso específico que comenta-mos, los temores y pesadillas de quienes habitan dentro del Poder,vale decir, los incluidos en la territorialización que practica elPoder. Le temen a lo excluido, pero no pueden ubicarlo; elnúmero de excluidos excede los controles, y en ciudades de paísescomo el nuestro los excluidos están por todas partes. Cuando elPoder ubica, zonifica. Pero ¿cómo ubicar lo que está en todas

 partes? El Poder no se permite relaciones de este tipo, y cuandoocurren, se quebranta. Por otra parte, rebasados los controles,

93El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 94/114

 

el Poder procede a la eliminación. La más terrible y en vías de insti-tucionalización: la física a través de "escuadrones de la muerte",

"sicarios", "vengadores anónimos", "paramilitares", etc., al igualque los ejércitos de los Estados que emprenden guerras contra pueblos sospechosos, operan en un mismo nivel aunque en gradosdistintos; la violencia que ejercen es la misma.

4. La exclusión es, por definición, un estar extramuros; el Poder quisiera administrar exclusiones absolutas, permanentes, herméti-cas, y para su tranquilidad intenta vivir sin mirar hacia el muro

levantado como límite (recubrirlo con yedra es una manera en-cantadora —  snob —, que comunica a un afuera vegetal, y seducecon su verde horizonte. La yedra no sólo recubre el muro, lo borra).Es más, quisiera un solo muro que todo lo abarcara, lo que sería laimagen en ladrillo y alambre de púas electrificado, de sí mismo.

5. Lo excluido reaparece diseminado, esparcido, convertido entemor, en sobresalto, en la presencia concreta de un rostro desfigu-

rado que logra atravesar la ventanilla del auto.

6. La inclusión programada del Carnaval en el calendario es uncerco. Que pase lo que tenga que pasar pero en un espacio cerradoy en un tiempo estipulado. Las instituciones del Poder están lla-madas a callar durante ese período y dudo sinceramente que lohagan a regañadientes.

7. El Poder cultiva el Tiempo en las versiones deprimidas de lashoras, los días, los meses, los años, etc.; el Tiempo, sin duda, es unade sus elaboraciones más acabadas, más útiles, por demás. Inclusonos ha convencido de que el Tiempo es eso que el reloj define ydemarca. El Carnaval, en cambio, cultiva otra forma del tiempo,exactamente no lo define ni lo demarca, para él no existen lossegundos ni los años, la medida de su tiempo es el instante.

8. El Carnaval no debería terminar, lógicamente hablando, peroel Poder no consiente su duración más allá de las fechas, las horas,

94 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 95/114

 

los momentos establecidos. Los mecanismos para llamar al orden, para restablecer el imperio del Tiempo, son variados pero podrían

resumirse sin mengua en el adverbio “Ya”. Súbitamente sobre-viene un pequeño periodo de transición durante el cual el cuerpo sereacomoda (la resaca es el último estertor del cuerpo que huye), omejor, durante el cual nos preparamos para olvidarnos de él yvolver a ser lo que somos para el Poder: nada. O también, para vol-ver a nosotros, al que creemos que somos, a ese que el Poder ha

 puesto nombre y ubicación.

9. He hablado del Carnaval como una fecha y un período, perociertamente pienso en muchos carnavales, en todos los quenacen y cultivan la risa, la conversación, el amor, las fiestas. ElPoder, por cierto, ejerce un control visible en la reglamentación deestas últimas, es más, nuestras fiestas, las de cumpleaños, por citar sólo un ejemplo, ocurren regularmente los sábados. Difícilmenteorganizaremos una fiesta a todo dar un martes laboral que precedaa otro día laboral. Pero con la conversación y la risa, no puede

tanto. Contamos con una gran cantidad de minutos que la risa y laconversación vuelven eternos. No siempre están dadas todaslas condiciones para conversar y reír, pero sin duda, siempre es

 posible, siempre se encuentra una manera de hurtarle tiempo alTiempo, de reír a sus espaldas.

10. El Poder sin el Carnaval no puede existir, lo necesita comorespiradero, pero ¿el Carnaval puede existir sin el Poder?

Tampoco, ambos se necesitan, sólo que de manera muy distinta: elCarnaval no necesita respirar a través del Poder, sustancia por definición irrespirable, el Carnaval toma el Poder y al hacerlo lohace suyo, lo desdibuja, lo desarma y vuelve a armar, lo desmontay remonta de cualquier modo, lo triza, lo vuelve nada, si nada es el

 júbilo, la alegría, el cuerpo desatado. Ambos, pues, se toman; perouno, el Poder, como necesidad, de un modo incluso perentorio, elotro porque interpreta el Poder como un Todo. El Poder por su partedesconoce las razones de esta lectura pero se cree, sí, Todo, y cuan-do en un arrebato de entusiasmo proclama su totalidad, lo hace

95El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 96/114

 

tocado por la soberbia. Esto es capital, porque al no saberse Todo (ytiene severas imposibilidades para saberlo) le abre lógicamente las

 puertas al Otro. En efecto, el Poder le da existencia al Otro, y obser-va en éste al que será su único antagonista.

11. El Poder inventa al Otro, y en gran parte consigue que su perfil se agigante o empequeñezca de acuerdo a las circunstancias,que sea móvil, dinámico, inquieto, finalmente inquietante. ElPoder no distingue las facciones del rostro del Otro, a lo más el

 bulto entre las sombras, pero le basta presentirlo para cerrar todos

los accesos. El verbo empleado “presentir” quiere promover laimagen de relaciones Poder-Otro un tanto animistas, cuando noteratológicas, basadas en instintos y recelos, en temores atávicos.Ahora bien, es el Poder, no el Otro, el que produce estas imágenes.El Otro, en todo caso el que así ha sido categorizado, el obligado avivir en la periferia o en las inmediaciones, en los suburbios, lasdesconoce tanto como desconoce los mecanismos y el aparato quelas produce. El Otro, el periférico, el marginal, genera otras y dis-

tintas imágenes del Poder.

12. Decir "el interior del país" equivale a hablar de zonas remo-tas, apartadas de todo y cerca de nada, sobre todo, lejos de las ca-

 pitales y fundamentalmente lejos de la Capital. El viaje a la capitales una expresión agraria, casi mítica. El interior del país es lo máslejano, y la capital, para las ciudades del interior, el norte, el f inúltimo de cualquier acción y movimiento.

13. El interior es lo que ha de permanecer oculto y/o lo que ha deser expulsado. Lo exterior supedita el interior, aunque le salve lavida, como en el caso de la donación de órganos o de sangre. Elorganismo receptor —el depositario del derecho a vivir— serásiempre más importante que el riñón donado, objeto neutral prove-niente de un cuerpo también neutral, condición sine qua non quegarantiza el asalto, el despojo, la carnicería. El cuerpo en donaciónno existe como cuerpo, de modo que para caer sobre él con vistas

96 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 97/114

 

a futuras donaciones, se precisa inmacularlo, someterlo a un bañode anonimia y extrañamiento de su condición, algo así como dejar-

lo todavía tibio en las manos, en los brazos de la ciencia.

14. No deja de causar extrañeza que una buena parte de la teoría poética hable de la otredad para referirse, por ejemplo, a la fraserimbaudiana YO SOY OTRO. Si aceptamos que es el Poder quieninventa al Otro, al excluirlo e inmediatamente incluirlo en un sis-tema que contempla lo expulsado como propio y ajeno, sólo que deuna ajenidad que se va disipando del objeto concreto hasta llevarlo

a una unidad inconcreta pero presentificada y asfixiante; hemosempleado un artefacto del Poder —la tesis de la otredad, tan cara aOctavio Paz— para interpretar, estudiar e intentar comprender elúnico recurso —hablo de la poesía— con que cuenta el ser humano

 para quitar poder al Poder.

15. Como se verá a lo largo de estas líneas la poesía está con-substanciada con el Carnaval, y en líneas generales podemos afir-

mar sin desmerecimientos, que el Carnaval es esencialmente poético. De modo, pues, que la teoría poética podría replantear algunos de sus considerandos y presupuestos más acendrados y

 procurar hablar desde sí misma, no desde el Poder.

16. El Carnaval sabe que el Poder es Todo, incluyéndolo a élmismo, de ahí que no tenga antagonista, o al menos no tenga unOtro a quien enfrentarse. Se podría creer que el Poder es su antago-nista natural, pero no es cierto, porque el Carnaval es el Poder mismo desquiciado, capturado en el instante en que sus estruc-turas deliran, además el Carnaval siempre representa —pone enescena— al Poder. En todo caso, no hay Otro fijo sino otros,móviles, dinámicos, intercambiables. No encontraremos en elCarnaval relaciones fijas, establecidas ad aeternum, sino ligeras y

 permutantes, de acuerdo al rapto, al despliegue, a los súbitos delhumor. Si hay enfrentamientos duran lo que dura la espuma, quizásmenos, en cualquier caso duran lo que dure el juego. Cuando digo

97El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 98/114

 

que el Carnaval sabe que el Poder es Todo, acaso piense exclusiva-mente en las relaciones de poder, y en que éstas no tienen ningún

asiento estable, duradero, eterno. Sólo el Poder cree que existenrelaciones eternas de poder, que las posiciones están y han de per-manecer inmóviles. El Poder sólo conoce una y sólo una forma denombrar lo nombrable, de mirar lo mirable, de creer lo creíble. Estaunanimidad del Poder es precisamente lo que lo vuelve irrespirable,de ahí que consienta, no de buen agrado pero tiene que hacerlo, elCarnaval. El Poder es único, unívoco, unisémico. El poder nodialoga, no puede hacerlo, sencillamente porque el Otro no habla.

17. En las terapias psicoanalíticas el paciente está conminado ahablar, no conversa con el médico sino que en un ambienteabovedado sólo su voz sin sentido ha de sonar... La relación repro-duce a escala minúscula la de Dios con los hombres, sólo quedespojada y desnuda hasta un grado de crueldad apenas imagina-

 ble, porque aún cuando al corazón del santo o del simple devoto loroa la duda de que tal vez Dios no exista, ese tal vez lo sana,

lo salva, lo redime. En la habitación psicoanalítica, aunque elmédico esté al alcance de la mano, está tan absolutamente lejos que

 podría no estar en absoluto, sólo que, sin él, el paciente no hablaría(por cierto, la presencia del médico impide que el paciente seescuche). El médico —su presencia muda— tira de la lengua del

 paciente —como si el temor de Dios se trocara por temor del Si-lencio, o temor de sí, porque las palabras vendrían a ocupar el espa-cio dejado por el cuerpo— el cual debe simple y llanamente hablar, yal hablar, borrarse en las palabras, desaparecer sin ser. No alcanzo avislumbrar humanamente una curación; ni siquiera, cerca, algo quesemeje la catarsis; el tratamiento tiene la apariencia de una extir-

 pación, no de una amputación, pues se sabe de casos en que las per-sonas sienten comezón o dolor en el miembro amputado...

18. Sólo hablamos con nuestros semejantes, mejor, sólo conver-samos. Si creemos que somos distintos introducimos en la con-versación la distancia insuperable que distorsiona lo dicho y lo

98 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 99/114

 

escuchado. El Poder habla, no conversa. El Poder no esperarespuesta verbal alguna, espera acciones, actitudes. Es más, podría

no hablar, de hecho, estrictamente no habla. Si consiente hablar,articular palabras, ya sabemos cuáles elige y qué forma tienen. ElPoder habla en imperativo, diga lo que diga, obliga. Cuando hablano espera no ser creído, no espera no ser aceptado y obedecido. Por otra parte, para el Poder el Otro no habla, porque además, qué

 podría decirle. El que escucha y atiende el habla del Poder sólotiene en su universo encogido dos opciones: sí o no…; pero tam-

 bién la neutralidad, oír como quien oye llover.

19. Siempre que el Otro aparece suplanta al yo de la vigilia, al yoconsciente. Muchos nombres ha tenido esa presencia que se valede nuestra voz para comunicar su mensaje de trasmundo: Musa,Inspiración, el Otro, como se dio en llamar en buena parte de lacrítica literaria. El Otro, cuando actúa, lo hace al margen de la ley,al margen de la luz, al margen de la realidad. Sus ámbitos de acción

 preferidos son el sueño y la noche. Nos habita, pero es desconoci-

do; íntimo, es profunda y absolutamente extraño.

20. El arte, su expresión idónea, lo controla, lo pone en su lugar,lo cerca. Para el Otro existen el poema, el cuadro, las tablas delteatro. Todos los rasgos advertidos en el Otro son tolerables, siem-

 pre y cuando no desborden el área convenida; el arte a su modo fun-ciona como una forma de control social, sólo que exquisita. Laélite cultural no borra ni excluye al Otro: lo contempla como a unanimal extraño, y hasta se divierte pensando que dentro suyo tam-

 bién habita un algo semejante.

21. El Otro del arte es el producto de una ausencia radical:el prójimo.

22. El Otro habla para nadie, mejor, para los lectores otros, queregresarán de su encuentro con cestas cargadas de nadas enigmáti-cas. Ninguna conversación es posible en semejantes condiciones.

99El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 100/114

 

De resultas, sale ganancioso el perfil individual del artista, el soli-tario, el vate, el augur, el vidente. De ahí que el lector otro no sea

sino el lector crítico (siempre Edipo en trance de develar el enig-ma), no el simple y llano lector —diletante— sino el agudo, el pers-  picaz, el que habrá de dilucidar el lenguaje de misteriomanipulando herramientas de niebla, íngrimas conjeturas, conna-turales con la sobrenaturaleza de su objeto (de estudio). El lector otro no puede perder el tiempo, la lectura de placer debe ceder espacios, o bien permitir que la acuciosidad se confunda (y que lasubordinación no se note de buenas a primeras) con la ociosidad.

Por lo demás, leer el habla del Otro en su justa dimensión exige, precisamente, trasladarse a su dimensión, vale decir, en defi-nitiva, ser Otro.

23. El Carnaval dice sí a Todo, incluso al Poder, pero dice no alos imperativos del poder (no dice no a las órdenes sino que lasordena a su modo arrojando resultados imprevisibles; la imprevisi-

 bilidad, por cierto, anula el poder del Poder. Dice no a lo que postu-

la su fijeza como algo inalterable e inapelable, dice no a las razonesúltimas y únicas. Durante el Carnaval, el otro que había estadoenmudecido, dice no, y salvadas todas las distancias, todos los dis-tanciamientos, conversa con su semejante, ambos desnudos de poder, solos consigo mismos, envueltos en un todo espejeantede  puertas que se abren sin tocarlas. Durante el Carnaval es el

 poder el que ha enmudecido, pero sus estructuras, la infraestruc-tura del poder, será mejor decir, permanece vacante, y por demás,

 penetrable. Enmudecido el Poder, las cosas callan, y al callar quedan expuestas a los usos y abusos del Carnaval. Las cosasrepiten las palabras sin aire del Poder, pero en Carnaval, aquél no

 puede insuflarles sentido, y el que precariamente conserven seráusado y entendido de cualquier modo.

24. Las cosas del Poder no son utilitarias, es decir, no son paraser usadas sino para que digan siempre —como los ángeles que lecantan a Dios— lo que el Poder necesita decir (y escuchar). Tales

100 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 101/114

 

cosas articulan el lenguaje del Poder, el cual también cuenta conemisarios de carne y hueso que existen como ciertas cosas, a saber 

y por ejemplo: una Silla, un Salón, un Escritorio, un Memorán-dum, una Rúbrica, una Pintura, una Vajilla, objetos con los que esimposible, naturalmente, establecer un diálogo. Despojados dememoria, objetos de esta naturaleza entran en relación con sereshumanos que, a su vez, han devenido instituciones, o lo que máso menos viene a ser lo mismo, tan desmemoriados como ellos.

25. Ciertamente, podemos referir una y mil cosas de una mesa

familiar que ha atravesado al menos dos generaciones y que tienemermadas pero intactas en el recuerdo cotidiano sus funciones, lasque siempre tuvo y por las cuales nos es posible desmadejar unhilo que, según las circunstancias, puede llegar a convertirse en lacolumna vertebral de toda la familia.

26. El emisario, persona o cosa, torna a ser verdaderamentealguien o algo durante el Carnaval, precisamente cuando deja de

ser un emisario, un portavoz, un vocero del Poder. Sólo se esdurante el Carnaval. Paradójicamente el Carnaval nos convierte en

 Nadie, pero esto sucede, y nos damos cuenta, porque miramos elCarnaval desde fuera, es decir, desde el Poder. Efectivamente,cuando nos encontramos en el Carnaval no somos el localizado, elzonificado sujeto del Orden, somos ese sin nombre y cualquieraque se vuelve un extraño para el Poder, un extranjero. Mas cierta-mente, nunca antes como en el Carnaval gozamos de tener los piessobre la tierra, nunca antes sino en el Carnaval sentimos nuestrocuerpo como nuestro, nunca antes sino sólo durante el Carnavaltenemos la certeza de estar vivos. De modo que, si variamos la pers-

 pectiva, somos verdaderamente nadie (nada) para el Poder, dehecho jamás lograremos sentirnos centro, obligados a ocupar parasiempre una periferia absoluta.

27. ¿Una interioridad absoluta? Lógicamente sí (ver N°12). Losincluidos no perciben los dinamismos del interior, digamos

101El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 102/114

 

la actividad intestina. No tienen educados los mecanismos de lec-tura intestinal y se han cerrado a las invitaciones del interior, de

hecho las perciben siempre como trastornos, desarreglos.

28. Obsérvese que la frase "los desarreglos del sentido" queintenta explicar el proceder de la poesía, siempre es emitida desdela crítica, vale decir, desde el Poder. Es posible que no exista para elPoder otra forma de acercamiento; lo que no es excusable es queel Carnaval se explique a sí mismo (o lo pretenda) con lasherramientas del Poder, puesto que así se aleja de sí mismo,

no se explica, y al contrario se tergiversa. ¿Es posible una críticadesde el Carnaval? Sí, pero sólo cuando estas relaciones de poder queden esclarecidas y al descubierto, y cuando el Carnavalcomience a observarse a su modo a sí mismo, prefiriendo su lógica(su logos), su (des)conexión, su arreglo (composición), antes quelas nociones de esclarecimiento y dilucidación que provienen delPoder; en fin, cuando prevalezca lo inclusivo y horizontal sobre lasnociones del análisis partitivo y jerárquico. Por demás, esta crítica

ha sido practicada antes (pero me temo que se trató estrictamentede una moda, de la que aun sus mejores exponentes recelaron,cuando no negaron), y en oportunidades y de algún modo siemprese tiene la tentación de construir un modelo de lectura, a la pos-tre parcial e incompleto.

29. Nada que provenga de una parte puede contener Todo. Demodo que una crítica desde el Poder que incluya el Carnaval, sedeja fuera a sí misma, luego no estaría incluyendo Todo. Una ver-dadera lectura del Todo, y por ende una crítica, solo puede provenir del Carnaval, que no distingue entre Carnaval Crítica, Lectura,Literatura, que transparenta el Poder, que hace de Todo Uno, sinfronteras ni participaciones exclusivas, que parodia y finge elPoder, lo dobla e incluso puede llegar a suplantarlo.

30. La jerarquía sin violencia del impulso, del elam vital , delworking progress. Avanzar en un espacio poblado de mariposas;

102 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 103/114

 

no la teoría de los vasos comunicantes, sino la porosidad del cuer- po; no tu cuerpo, sino tu vida; no la vida y la muerte, sino ambas

siempre; no la hora suprema sino la eternidad y el fluir espaciosodel tiempo; no la tristeza y la alegría, sino el Carnaval.

31. El panorama quedará despejado cuando se advierta que elCarnaval abomina de las jerarquías, de lo importante, de lo subor-dinado e insubordinado. El Carnaval elimina estas distinciones ytoma para sí y utiliza Todo, pues todo para él es importante y nadalo es, todo está en la superficie y sumergido, todo es visible y oculto,

todo es nada y todo. La crítica que proviene del Carnaval essiempre una Summa.

32. La memoria (su versión más deprimida) que se concentra, por ejemplo, en una de aquellas Sillas (ver N° 24) no va más allá defrases como: “aquí —con toda seguridad se tratará de una réplica,

 pues el original se encuentra en algún museo con acceso privilegia-do (restringido)— se han sentado...”, o “aquí se sentó...” Los pun-

tos suspensivos ocupan el lugar de cualquiera, aunque la frase bien puede cambiar; a saber: “... ocupó esta silla”, lo cual obligaría aunos puntos suspensivos mayestáticos. Esto lo conocen quieneshan visitado una Casa Histórica y han recorrido con ligera pudicia,con un fervor apagado, con una curiosidad sin consecuencias, sus

 pasillos, sus desoladas galerías resonantes. Hablamos aquí de unareverencia mal disimulada por la Historia y los seres y cosas que laconstruyeron, pero sin duda, qué lejos está la memoria de todoesto, y qué lejos el olvido. El olvido no se ocupa de fechas y nom-

 bres, de circunstancias y accidentes, el olvido es una materia asazcaprichosa: aliado de la memoria ambos participan en la recons-trucción sensible del tiempo, de los seres y objetos que una vezocuparon no esa Habitación y se sentaron en esa Silla, sino en unasilla y una habitación cualesquiera y que un avatar (una lectura,una interpretación de los hechos) sacó de cuajo del curso ordi-nario de los días.

103El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 104/114

 

33. Sólo es posible la memoria una vez que el olvido ha tocadolos seres y las cosas. La reconstrucción del tiempo es un diálogo

entre el olvido y la memoria, y si en ese diálogo participan la silla yla habitación augustas, tanto mejor (ver N° 24 y N° 31). Pero ojo,no pretendamos convertir la silla en una cápsula, no la encerre-mos en un cristal como un dedo de santo, devolvámosle su única yverdadera condición: ser silla. No se trata de que nos sentemosefectivamente en ella, sino de intentar la recuperación de la fatiga oel placer del cuerpo que la ocupó, pero sólo para llegar a otro lugar,a otro tiempo… a aquel cuerpo.

34. Por qué no recorrer y discurrir sobre las cosas de la realidadcomo si de cuerpos se tratase, tocados invariablemente como losnuestros por el olvido y la memoria, olvido y memoria que, por cierto, sólo aparecen cuando sentimos la urgencia, el placer, el ínti-mo requerimiento de llevar las cosas, y con ellas a nosotros, al pre-sente congelado de una página, al instante in extenso de unaconversación. La historia recobraría así un espesor no plagado de

fechas y nombres, insisto, sino de relaciones, de secretos, de pasi-llos solariegos donde serían posibles hasta ser palpados, risas, san-gre, lágrimas, presencias. No se trata de recurrir al artificio de lahistoria novelada o novelesca, hablo de evitar que el Poder despojede tiempo, de memoria y olvido, nuestras pertenencias, nuestrasruinas, nuestras cuevas de Altamira, nuestro Coliseo y nues-tras catedrales, nuestros fortines y calles de piedra, nuestrascasas de patio y enea, nuestras plazas.

35. El discurso del Poder busca arrebatarnos la memoria alcolocarnos frente a frente con la reconstrucción adulterada, buscaenceguecernos e incitar nuestra admiración morbosa, el ridículo¡Oh! del pasmo que ninguna fotografía puede capturar, busca ennosotros el placer del disfraz, del doble sin violencia.

36. El Poder trafica con las ruinas, con los vestigios del pasado,no otra cosa ocurre con el Partenón, con las pirámides egipcias o

104 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 105/114

 

aztecas. No las reconstruye tanto como las adultera al prefabricar la mirada del visitante, al convencerlo profundamente de que tales

monumentos están exentos de la erosión, eximidos del Tiempo.

37. La relación del visitante con el pasado vía monumento esfraudulenta, realmente el visitante no puede contemplarlo ymucho menos vivirlo (pero ¿cómo vivir un templo a menos queseamos un monje? Doblemente resulta imposible habitar aquellostemplos cuyos usuarios naturales han sido eliminados y mal sus-tituidos por pésimos actores de un tipo de teatro llamado típico o

folclórico, representando danzas, rituales a sueldo y por turno,confiando sin fe en la imaginación del espectador que no sabríaexplicar a ciencia cierta qué cosa en verdad le interesa de lo queestá observando, imaginación por cierto inarticulada y casi extáti-ca, sin posibilidad de generar una idea de más de dos líneas, salvouna que otra exclamación pálida, sin resonancia interior: no pastodel olvido sino despojo de la duración.) El visitante, educado en lafalsa contemplación, extraviado con sus ojos que no le alcanzan

 para nutrir su curiosidad, que al f in y al cabo no es exactamentesuya o no depende de él y que le ha sido confiscada ingenuamen-te por un guía, suerte de especialista pigmeo, debe recurrir adar testimonio oral (con gestos, manos, ojos enfáticos, hiperbó-licos), fotográfico o fílmico de su presencia en los lugares sacra-lizados por el Poder de la Historia.

38. El Poder tiene con el Turismo, ahora lo comprendemosmejor, una relación muy estrecha. El Poder nos conmina a vivir como turistas, esto es, a mirar con desprendimiento, a descontex-tualizar, a olvidar sin memoria, a recordar sin olvido el productoopimo de la presentificación de las cosas, a vivir, pues, un presentesin nexos —lo cual acarrea la ilusión de vivir sorpresa tras sorpresa,y lo que es peor y consecuencia de este deslave de imágenes, ensecuencias sin consecuencia; despoja, pues, al sujeto de los recur-sos que le permitirían advertir las repeticiones, el desgaste, lacopia y la falsif icación—, obligándolo así a vivir un presente

105El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 106/114

 

que es, por cierto, una versión bizarra del instante carnavalesco. Elinstante del Turismo no tiene cuerpo y el turista lo pierde y se anti-

cipa a recuperarlo, sin poderlo lograr, con la fotografía o la cámarafilmadora, fantasía tecnológico que recrea su ausencia en un es-cenario donde han desfilado, con mínima variaciones del cielo,miles de turistas.

39. El Poder conjuga la muerte en presente y futuro; sus repre-sentaciones no mueren, se quedan entre los vivos, su recuerdo essiempre una permanencia. De ahí frases como: “sigue estando

entre nosotros”. Murió se transforma en un vive que no abandonala posibilidad de que realmente no haya muerto. Y cuando lamuerte es incontrastable, en lo posible intenta envolver sus causascon el velo del misterio. Sospecha y misterio mantienen lo muertoen vida, lo sostienen y alimentan. Pasado el tiempo, desempolvalibros, realiza exhumaciones, recuenta y rearma huesos. Un detalleinconexo incorpora el cadáver y lo hace bailotear en alguna

 primera página, en algún noticiero en horario estelar. Pero este tipo

de resurrección es altamente selectiva. Al Poder sólo le interesa lamuerte y el muerto cuando aquella y éste participan, de la maneraque sea, en la maquinaria productora de Poder: sus muertos,los que reconoce como tales, no son anónimos. Precisemos: notienen más historia que la que contribuya a mantenerlos vivos; sumuerte contribuirá a la continuidad cuando nada atente contra lamisma, es decir, cuando nada perturbe el flujo de las imágenes. Sialgo se encamina en esta dirección, es silenciado. ¿Qué puede per-turbar el flujo de las imágenes?: la complicación.

40. Un chiste, un golpe de ingenio, una ocurrencia es siempreuna complicación. Un chiste interrumpe el fluido, crea una rupturadonde sale ganando la duda y la incertidumbre; lo mejor que

 podemos hacer frente a un chiste es reírnos, deponer la razón yentregarnos a la Risa.

41. El Carnaval es el reino de la discontinuidad. Cuando rompe(o irrumpe) hace girar 180 grados. El Poder, en cambio es el reino

106 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 107/114

 

de la continuidad; sus interrupciones no rompen, titilan. El Poder ha dedicado un enorme esfuerzo civilizatorio para hacer impercep-

tibles las interrupciones. Desde las imágenes de la televisión y elcine, hasta las grillas históricas que avanzan ininterrupidamentedesde la prehistoria hasta hoy, el Poder realiza una lectura sinalteraciones, salvo las señaladas como importantes o como hitos

 —históricos—, que no son estrictamente alteraciones sino descan-sos: se entiende que sean los preferidos del Poder, en tanto queofrecen entretenimiento. De ahí también que sean los predilectosde la industria cultural.

42. El Poder comienza a resquebrajarse cuando pierde lacapacidad de previsión. Cuando todo está tranquilo procede ainstalar el piloto automático; el Poder ama la inercia. Lo compli-cado, su proliferación, obliga a que permanezca continuamentealer ta, y por falta de costumbre, yerra. Vencido por el sueño, elPoder flaquea.

43. El Poder a fin de cuentas no se aviene con la muerte, esa dis-continuidad demasiado brusca, siempre fuera de orden. Por esotraduce la muerte a su lenguaje de continuidad, a un incesante flujode imágenes. Los muertos del Poder cobran vida artificial; puedenser tal y como eran antes, y actualmente hasta pueden seguir crean-do gestos. Siempre que puede, el Poder se las arregla para mante-nerlos vivos manteniendo viva su imagen. En efecto, siempre queel sistema de cosas donde se articulaba y tenía sentido continuaraexistiendo, vale decir, cuando los móviles de su presencia siguie-ran inconmovibles. Se entiende que basta el escenario, no importaque el actor principal sea un espantapájaros.

44. A la luz de lo dicho: ¿qué hace el Carnaval con sus muertos,qué hace con la Muerte?

45. De aquí que resulte escandaloso, perverso, la invitación delPoder a visitar el propio País, a hacer —según la frase— turismointer no (ver N°36). El País se vive, no se visita (según emplean

107El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 108/114

 

el verbo los turistas y el Turismo); ni Roma, ni Escandinavia se vi-sitan; el único sentido de trasladarse a otro lugar (incluso per-

manecer en él) está en sentir (facilitado precisamente por eltraslado, por el cambio, por la modificación y el consecuente re-  blandecimiento de la rutina) el paso del tiempo, y esto, por supuesto, no se logra en un Tour. Sólo podemos modificar nuestraidea del tiempo (que es a lo que yo llamo “conocimiento”) si eltiempo (el “clima”) se convierte en un horizonte interior. Tienesentido si el viaje es familiar, y si nos permite el encuentro con el

 paisaje, por ejemplo, de la infancia, de la adolescencia, de la

edad que sea pero siempre que haya ocurrido algo vital, no nece-sariamente memorable sino interior. El encuentro del presente conlos restos del pasado siempre es una experiencia perturbadora, y encualquier caso, un duro aprendizaje que bien podemos subvertir con la gracia del encuentro, con los abrazos que disuelven el tiem-

 po en la fraternidad de la lágrimas y los recuerdos. El Turismo, paradecirlo de una buena vez, no existe salvo como negocio levantado ysostenido sobre y por la estupidez.

46. No quiero ni de cerca que se desprenda de lo anterior quereclamo una condición de centro (ver N°26), sólo advierto un pro-

 blema mayor: obligados a vivir en la periferia, aceptamos a regaña-dientes o con beneplácito, con lucidez o ignorancia, que el centroestá ocupado por el Poder, desde donde éste arroja y extiende sus

 brazos. El Poder es a un mismo tiempo concreto y metafísico, nohablo de Dios ni de los amos economico-políticos del mundo.Hablo de algo más sutil y más poderoso: hablo del Orden. Bien

 podemos afirmar que el Centro es el Poder, de modo que ha- blaríamos de un Centro que está en todas partes y en ninguna, y quelas relaciones entre las partes y el todo responden al Orden. Laindistinción entre Centro, Poder y Orden parece aclarar al mismotiempo que se sumerge con él, el misterio de la SantísimaTrinidad... Persuadido de no elegir esta senda retomo la discusiónsobre el supuesto reclamo de centridad o condición de centroque, ciertamente, sólo adquirimos (atomizado o fragmentario,

108 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 109/114

 

diseminado y distribuido de acuerdo a un plan no escrito, no preestablecido) durante el Carnaval, esto es, que sólo somos

nosotros y “yo”cuando nos carnavalizamos. El Nadie delCarnaval, que convida a la máscara, es al mismo tiempo una citacon el nosotros que se hurta a los ojos del Poder. La máscara nosoculta al tiempo que nos revela, nos encubre y nos descubre. Sedirá que para escapar a los ojos del Poder necesitamos también demáscaras, y lo diremos con razón, mas sostengo que, cuando esohacemos, forzosamente hablamos de carnavalización (y debemoshacerlo toda vez que hablamos de escapar a los ojos del Poder, y no

de reproducirlo usando máscaras, a cual más adecuada, según lasituación, según el momento). No obstante, debemos distinguir entre la máscara del Poder (que se adhiere al rostro) y el poder de lamáscara (móvil, dinámico, antojadizo).

47. Sobre el poder de la máscara vale la pena hacer algunasreflexiones, toda vez que al decir Carnaval nos hemos acostumbra-do a pensar en la máscara, en el disfraz. Pues bien, el Poder mismo

opera a través de máscaras, sólo que estas permanecen f ijas, unacada vez, pero siempre la misma cada vez. Las del Carnaval estánsignadas por el desconcierto, importa que la máscara no corres-

 ponda, que evite analogías, conexiones directas; si la máscara delPoder prepara el camino para el restablecimiento de las identi-dades, las del Carnaval alejan toda suposición y preparan para loinesperado. En el Poder toda sorpresa es una confirmación, para elCarnaval, en cambio, la sorpresa es un absoluto, una galería deopciones y ofrecimientos, de desencuentros e incongruencias. Nose confirma la información de la máscara sino la lucidez delinstante que provoca su irrupción, sin más pasado ni futuro queel temblor del presente. La máscara en sí pasa a un segundo plano,

 porque lo verdaderamente esencial es lo que revela al esconder elrostro, lo que revela el rostro oculto quiero decir, no la máscara. Alcontrario del Poder, donde la máscara se porta a sí misma y endefinitiva escapa al control del rostro portante, en el Carnaval lamáscara es, en rigor, un accesorio. Es por ello que se recurre

109El arte de envejecer discretamente

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 110/114

 

a diversos materiales, formas y colores, que se deforma y exagera,que se caricaturiza y distorsiona, no tanto para reproducir como

 para producir un personaje. (Pensemos en la siguiente situación:asistir a una f iesta de disfraces disfrazado de uno mismo). El Poder,en cambio, enmascara sirviéndose de la piel, del rostro de su porta-dor; la máscara es el propio rostro. (Es común escuchar que el jefe,los premier, los presidentes, etc., endurezcan el rostro; no que frun-zan el ceño sino que lo doten de cierta apariencia pétrea, si no mar-mórea, aplomada. Que el rostro refleje la determinación…) estaconversión no es advertida con facilidad, toda vez que resulta

difícil precisar cuándo ocurrió —incluso para interrogarnossobre estas cuestiones, la máscara debe comenzar a deslizarse, adesprenderse y caer—. La máscara que nos colocamos para ejercer funciones de voceros del Poder esconde nuestro yo precisamentecuando creemos que más somos el que habla.

48. Una de las grandes operaciones del Poder consiste en hacer creer al que habla (al que presta su voz, y peor aún, al que presta el

sistema lingüístico todo, porque hasta la voz se enmascara) que esél quien habla. La gran operación del Carnaval es el reencuentro,realmente jubiloso, de la voz con el ser, es decir, de la voz con elsujeto que habla, y mejor será decir, que conversa, que dialoga, aunsi lo hace solo consigo mismo, que cuando así ocurre, por virtuddel Carnaval, habla con todos. La relatividad de la máscara delPoder, rayana en la inconsistencia, contrasta con lo absoluto de lamáscara carnavalizada. La relatividad ocurre porque las máscarasdel Poder son siempre las mismas, cambian sí, los enmascarados,esos rostros sin facciones. Lo absoluto de la máscara del sujeto car-navalizado ocurre porque así la use sólo un instante, la máscaraserá sólo suya y (para) siempre, eternamente, nada más que suya.

110 José Javier León

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 111/114

 

ÍNDICE

La muerte de los pájaros

Sobre los reglamentos

Revista al cuerpo

Tiempos modernosSobre los recuerdos

Sobre el retraso de los vuelos

Sobre los horarios de trabajo

Sobre el amor 

Sobre la rutina

El arte de envejecer discretamente

Paisaje continuo

Tríptico de la ignorancia

Breve atención al instante

Sobre el héroe

Sobre la verdad

Carnaval y poder 

9

13

17

2125

29

33

39

43

47

59

65

75

81

87

93

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 112/114

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 113/114

 

Este librode la Colección Cada día un libro

se terminó de imprimiren XXXXX,

en el mes de XXXXXX de 2005Se editaron XXXXXX ejemplares

5/14/2018 El Arte de Envejecer Discretamente - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-arte-de-envejecer-discretamente 114/114