Ehrenburg, Ilyá (1931) - La Fábrica de Sueños

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Es curioso leer un libro sobre cine escrito en los años 30 y comprobar que las cosas no han cambiado básicamente en la industria más poderosa del mundo. El propio René Clair en 1927 alertaba sobre los peligros de unir el arte con el dinero, y escribía cosas como esta: “Habituar a la masa a espectáculos cuya principal calidad es la riqueza es meternos claramente en la boca del lobo. Es hacer que el cine sea cada día más esclavo del dinero, cuyas leyes lo ahogan ya... Cuanta más necesidad tengamos de los financieros, más tendremos que dejar en sus manos lo poco que nos queda de nuestra independencia”. Otro que debería levantar la cabeza.

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  • Ily Ehrenburg tuvo la oportunidad de vivir elnacimiento del cinematgrafo y narra lagnesis de una de las industrias ms poderosasy revolucionarias de nuestro tiempo. Se tratade un glosa mordaz y muy divertida sobre elmundo del cine que no gust a las autoridadessoviticas al considerar que no era losuficientemente socialista y, sin duda alguna,tampoco debi de ser del agrado de losmagnates capitalistas retratados sin ningnpudor en sus pginas: Adolph Zuckor, SamuelGoldwyn, Alfred Hugenberg, George Eastman ytantos otros.La vigencia de un texto escrito hace tantotiempo quizs se explique porque Ehrenburgextrajo las conclusiones correctas: en la fbricade sueos se imbrican tanto intereseseconmicos como estrategias polticas, aunqueno hay que olvidar un tercer factor crucial: elcine y no la religin, tal y como apuntaEhrenburg, es el verdadero opio de lasmasas. Estos factores obedecen a unabiopoltica dirigida a movilizar, instrumentalizary neutralizar las nuevas sociedades de masas.Es ste un anlisis sin duda trasladable a toda

  • la ingente industria visual y a la del ocioelectrnico contemporneo en general. En Lafbrica de sueos simplemente descubrimos losengranajes esenciales de una mquinapanptica que en ese momento todava esten paales pero que tantos son los interesesen juego no tardar mucho en adquirir lamayora de edad.Pasen y vean

  • Ily Ehrenburg

    La fbrica de sueosePub r1.0

    Titivilus 29.05.15

  • Ttulo original: Fabrika snovIly Ehrenburg, 1931Traduccin: Jorge FerrerDiseo de cubierta: David Garriga

    Editor digital: TitivilusePub base r1.2

  • . . .

    FUERA DEL CINEMATGRAFO, no se da otrocaso de un arte que en tan poco tiempo haya logradoms firme apoyo del pblico. Ese mundo fabuloso yextravagante de estrellas y astros de magnitudcasi mtica que l ha creado, resulta fuente perennede curiosidad y apasionamiento que en esta notableobra de Ily Erenburg alcanza proyeccionesinsospechables. Hay un mundo cinematogrfico deleyenda, cuyo pintoresquismo mantiene vivo lasgacetillas publicitarias, y hay otro menos idlico yms real, que Will Hays, otrora zar del cine,definiera con estas certeras palabras: En otrotiempo se deca: el comercio sigue a las banderas;ahora habra que decir: el comercio sigue a laspelculas. Fbrica de sueos descorre de manera

  • maestra el teln que oculta la otra cara del cine: laque devora bellas ilusiones, la que pospone noblesproyectos, la que lo desva de su verdadera misin enholocausto al dios mercanca. En este libro rico deinformacin, gil de estilo y pleno de humor de unhumor punzante que acenta la crtica, trazaErenburg un panorama Insuperable de ese proceso,tan certero, que en nada lo modifica el que algunosnombres hayan desaparecido actualmente de laescena, tanta identidad hay entre ellos y susreemplazantes. Han cambiado los actores, pero quedael mismo argumento. Notable por su valor literarioFbrica de sueos es imprescindible, adems, paraformarse una imagen ntida de un cinematgrafosupeditado totalmente a la industria, particularmenteel norteamericano y aquellos que siguen su tendencia.Y al mismo tiempo, al ponerla en evidencia, no dejade reivindicar sus enormes posibilidades como artede masas.

  • Nota del editor

    ILY EHRENBURG (Kiev, 1891-Mosc, 1967)vivi una vida fascinante no exenta de polmicas.Poeta y propagandista sovitico, Vladimir Nabokovdijo en una ocasin de l que no exista comoescritor, pues era periodista. Siempre fue uncorrupto. Escritor y cronista lcido de su tiempo, letoc vivir una de las pocas ms descarnadas detodos los tiempos el grueso del siglo XX con susincompresibles y letales guerras mundiales, elgenocidio judo y el auge de los totalitarismos, enparticular, el que construyeron los bolcheviquessobre las ascuas de la Rusia de los zares.

    Amigo de Bujarin, con quien colabor enactividades subversivas en 1905, emigr a unatemprana edad a Pars y trab amistad con Picasso,

  • Apollinaire y Ferdinand Lger. Trabaj comocorresponsal en el frente durante la Gran Guerra,luego regres a Rusia pero, no sintindose a gusto,volvi a partir en 1921, esta vez hacia Berln.

    Cuando estall nuestra guerra civil, Ehrenburg nodud en acudir tras la noticia y conoci aBuenaventura Durruti. Durante la segunda guerramundial, public una serie de artculos incendiariossobre los soldados alemanes en la revista EstrellaRoja que avivaron la ferocidad del Ejrcito Rojo ensu conquista del III Reich. Entre 1943 y 1946, trabajjunto con Vasili Grossman en el Comit antifascistajudo. Este fue el origen del Libro negro, obra deambos, en el que se documenta el exterminio judo enEuropa oriental; el libro no fue publicado hasta 1970y no en Mosc sino en Jerusaln.

    Al finalizar la guerra, Ehrenburg se convirti enuna personalidad destacada del rgimen sovitico.Tras la muerte de Stalin, escribi la novela Eldeshielo (1954), ttulo que dara nombre a la nuevasituacin interna, generada por el proceso dedesestalinizacin que se activ en la UninSovitica.

    La presente edicin de La fbrica de sueos estbasada en la versin que figura en las ObrasEscogidas del autor, editadas en Mosc en 1966, unao antes de su muerte. La obra all recogida, versin

  • definitiva de La fbrica de sueos, difiere del textoanteriormente traducido al castellano en 1932 porJos Mara Quiroga Pa para la Editorial Cnit lanica versin existente en nuestro idioma tanto enla extensin como en el orden. Esta nueva traduccin,pues, ofrece la que el propio Ehrenburg quiso quefuera la edicin definitiva del libro: un texto msconciso y que sigue una lnea narrativa ms coherenteque la exhibida por la edicin publicada en Berln en1931.

    El objeto de esta nueva edicin estriba enrescatar para las jvenes generaciones un textoportentoso en el que se narra la gnesis de una de lasindustrias ms revolucionarias de nuestro tiempo.

    Se trata de un glosa mordaz y muy divertida sobrelos entresijos del mundo del cine que no gust a lasautoridades soviticas al considerar que no era losuficientemente socialista y, sin duda alguna,tampoco debi de ser del agrado de los magnatescapitalistas retratados sin ningn pudor en suspginas: Adolph Zukor, Samuel Goldwyn, AlfredHugenberg, George Eastman y tantos otros.

    Resulta cuando menos sorprendente la vigenciade un texto escrito hace tanto tiempo pero, quizs,ello se explique porque Ehrenburg tuvo laoportunidad de vivir el nacimiento de la poderosaindustria del cine y de extraer las conclusiones

  • correctas: en la fbrica de sueos se imbricanintereses econmicos de enorme calado as comoestrategias polticas guiadas por una nueva razn deEstado. Aunque no hay que olvidar un tercer factorcrucial: el cine y no la religin, tal y como apunta conuna pizca de cinismo burln nuestro autor, es elverdadero opio de las masas, un paraso simblicode dos dimensiones en el que anhelamoszambullirnos cada noche para olvidar nuestraspropias y efmeras vidas. Estos tres factoresobedecen a una biopoltica dirigida a movilizar,instrumentalizar y neutralizar las nuevas sociedadesde masas. Es ste un anlisis sin duda trasladable atoda la ingente industria visual y a la del ocioelectrnico contemporneo en general. En La fbricade sueos simplemente descubrimos los engranajesesenciales de una mquina panptica que en esemomento todava est en paales pero que tantosson los intereses en juego no tardar mucho enadquirir la mayora de edad.

    Pasen y vean

  • El cine

  • 1. Una idea de Zukor

    CUESTA MS UN METRO CUADRADO enBroadway que una amplia hacienda situada encualquiera de los estados ms remotos del pas. Dehecho, se trata del suelo ms caro de todo el mundo.Y en ese suelo ms caro se alza el ms caro de lostemplos. Para poder admirarlo en toda suenvergadura, uno tiene que echar la cabeza haciaatrs. As miraban antes los hombres a los dioses ylas estrellas. La altura del templo de marras alcanzalos ciento treinta metros. Lo corona una inmensacpula de cristal. En las noches, la cpula emiteseales de aviso a los aviones. De da, colma deorgullo los corazones de los transentes. Laconstruccin de este templo cost la friolera dediecisis millones de dlares. Cuenta con treinta y

  • seis plantas. Y doce ascensores que discurren sinparar. Cuatro gigantescos relojes miran hacia otrostantos puntos del orbe. Son los encargados de mostrarla hora a Nueva York. El portal por el que se accedeal templo supera en altura a los portales de todos lostemplos. Es mayor que sus similares de NuestraSeora de Pars o la Catedral de San Pedro, enRoma. Adentro, pulula una muchedumbre deajetreados empleados de uniforme. Adentro haymrmol, bronce y lienzos antiguos. Adentro, miles demquinas de escribir Underwood entonan febril cantoy hay arpas que despiden tiernas melodas.

    Un malintencionado europeo podra pensar queha entrado a la bolsa o a algn banco. Por algo es uneuropeo malintencionado. Mas no. Se trata, en efecto,de un templo, del sagrario de un nuevo culto, y estdedicado a su incansable apstol, el gran Paramount,conocido en el mundo entero como Adolph Zukor.

    El templo es espacioso y son muchos losnegociados que acoge. Abajo, hay jvenes anmicasque lloran las desgraciadas cuitas de dosenamorados. En la vigsimo cuarta planta, sofocadoscontables suman nmeros de siete cifras. En elsilencio de las cmaras ms recnditas, hay levessombras que lloran sobre sus literas: se trata de unaclnica en la que reposan los empleados exhaustos. Y,por fin, en el ms espacioso de todos los despachos,

  • al que se accede a travs de colosales puertas, misterAdolph Zukor ejercita su rara inteligencia cuatro dasa la semana.

    En tanto norteamericano, Zukor respeta la pazde los domingos; en tanto judo, observa el descansosabatino. Por consiguiente, su descanso comienza losviernes. Descansa tres das. Trabaja cuatro. Hoy esmartes, de manera que Zukor ha venido a trabajar. Eneste instante, repasa un montn de papeles. No hayespas en su despacho, as que Zukor no sonre.Torcidos sus labios en un gesto de impaciencia, no separece ahora su rostro al que reproduce su retrato,impreso en cien mil ejemplares. Si sonre enpresencia de testigos, lo hace para dar testimonio desu buen corazn y su firmeza como hombre denegocios. Ahora, en cambio, se muestra sombro. Loshermanos Warner le han tomado la delantera. Zukorno crey al principio en el cine sonoro. Y loshermanos Warner se tomaron en serio la patente de laWestern Electric. Rodaron la pelcula El cantante dejazz. Haban estado al borde de la bancarrota. Fueronuna pequea empresa que Zukor pudo habercomprado sin el menor esfuerzo. Pero ahora estabancomenzando a erguirse hasta alcanzar a la Paramount.Controlaban el First National. Estn comprando cinesa montones. Y todo gracias a una sola pelcula! Una,por cierto, bastante simplona: la historia de un nio

  • judo a quien le destinan la carrera de rabino, peroque se resiste a ello porque, vaya usted qu cosa,quiere ser artista

    Adolph Zukor se hunde un instante en sus propiasensoaciones. Ya no repasa los folios llenos decifras, esos trofeos que se han llevado los hermanosWarner. Ante su mirada perdida pasan un pesadocandelabro, los enrevesados rollos del Talmud y laenjuta y seca mano del rabino.

    No se trata del guin de alguna nueva pelcula:son sus recuerdos. Todo hombre tiene el derecho arecordar su niez. Incluso alguien tan ocupado comomister Zukor y que no naci precisamente bajo unacpula de cristal. Lo hizo, por el contrario, en lapequea ciudad de Riese, en Hungra, entre judosdevotos y gansos chillones, rodeado de camposempobrecidos y preceptos divinos. Entonces, an noexistan esas mgicas cintas de celuloide queproporcionan a los hombres esperanzas y rditos.Aquellos devotos judos vivan entonces, segn lascostumbres legadas por sus ancestros. El to delpequeo Adolph, el seor Liebermann, ocupaba uncargo principalsimo: era la mxima autoridad en lasinagoga. Y era su deseo que su sobrino inculcaraesperanzas en la gente, es decir, quera que seconvirtiera en rabino titular. As, sentaron a Adolph aestudiar el Talmud. Estudi qu carnes le est

  • permitido ingerir a un buen judo y cundo le estpermitido ayuntarse con su legtima esposa.Reflexion acerca de los pecaminosos paganos y elJehov vengador. En torno a l alborotaban loshngaros. Beban vodka de ciruelas, entonaban tristesbaladas y ensartaban a pesados cerdos. Adolph serepeta una y otra vez unas palabras llenas desabidura: El viento vuela hacia el sur y se vuelvehacia el norte, gira y gira mientras avanza y regresael viento a entretenerse en sus giros. La escasallama de un cirio amenaza con apagarse. Al otro ladode la ventana, graznaban los gansos.

    Haca mucho, mucho tiempo de todo aquello.Cuarenta aos enteros. Por aquel entonces, AdolphZukor tena rollizos mofletes y hermosos rizos que lodotaban de un aire soador. No obstante, no vale lapena dedicar tanto rato al pasado.

    Zukor est demasiado ocupado como parapermitrselo. En sus ratos de ocio, se entretienejugando a cartas, golpeando una pelota con unaraqueta o jugando al golf. Ahora est trabajando. Elxito de la Warner Bros, es algo provisional. Jamspodrn con la Paramount! Manos a la obra, pues!

    En Inglaterra, tenemos el Plaza y el Carlton, enLondres, el Royal, en Manchester, y las salas Futuristy Scala, en Birmingham Sam Katz, nuestrorepresentante en Inglaterra, informa sobre la

  • disponibilidad de otras seis salas de cine en lasafueras de Londres. Catorce mil lunetas

    Bajo la cpula de vidrio, el trabajo prosigue sincesar.

  • 2. El inicio de una era

    LA BIOGRAFA DE Adolph Zukor es infinitamentems aleccionadora que el guin de la pelcula Elcantante de jazz. Pero no fue por mucho tiempo queel muchachito se entretuvo en juguetear con sus rizosy escuchar los graznidos de los gansos.

    No haba sido creado para dedicarse a abstractascavilaciones. Mucho ms que los pensamientos sobreel juguetn viento, le entretenan las reglas de laaritmtica y el planisferio. El rabino no entenda nadadel cmputo de las acciones y consideraba que elmundo permaneca inmvil. Pero haba un maestro enla ciudad, el seor Rosenberg, y ste explic alpequeo Adolph que la Tierra, en realidad, giraba. Apartir de ese momento, el nio dej de estudiar elTalmud. Lo cambi por la lectura de novelas. Ley

  • sobre los buscadores de oro norteamericanos y sobrelos barrios bajos de Pars. El seor Rosenberg lepregunt un da tmidamente:

    Ser que quieres hacerte abogado?El nio frunci el ceo. Cunto gana un

    procurador de provincias? No y no! Lo suyo erahacer dinero en serio! Al encargado de la sinagogano le qued ms que suspirar hondo y colocar al nioa trabajar en la tienda. Que aprendiera algo decomercio.

    Cuando cumpli los diecisis aos, Adolphdecidi marcharse a Amrica. No haba sido enbalde que ley tantos libros entretenidos. Ahorasaba que un hombre de anchas espaldas ydesbordante imaginacin no tena nada que hacer enEuropa. Adolph se llev a Nueva York veinticincodlares y un muy buen apetito. Trabaj de ayudanteen un taller de tapicera. Ms adelante, cambi deprofesin: se hizo peletero. Ingenioso y trabajadorcomo era, no tard ms que diez aos en abrir supropia tienda en Chicago.

    Son muchos los que se disputan la primaca.Tanto norteamericanos como franceses aseguran

    haber sido los inventores del cinematgrafo. LaParamount, sin dudas, fue creada por Adolph Zukor,pero tambin tuvo su propio precursor. En Chicago,Zukor se dedicaba a la venta de boas de piel.

  • Entretanto, su primo Max Goldstein daba tumbos porlas calles de Nueva York. Hasta que decidi abrir unPassage, uno de esos locales dedicados a mostrara la chiquillera imgenes mviles. Zukor, espritusagaz y hombre imbuido en los ms firmessentimientos familiares, le prest tres mil dlares. Elemprendedor Goldstein se quem muy pronto en elnegocio. Y en lugar de encontrarse con los tres mildlares devueltos, Zukor se vio de pronto con elPassage y sus tontos entretenimientos. No fue algoque le quitara el sueo. Zukor dej la peletera y sededic a las pelculas. Fue una decisin que tomdeprisa.

    Compr unos cuantos Passage adicionales yVagones viajeros que servan para mostrarcataratas a espectadores boquiabiertos.

    Son las cinco de la maana. Tras toda una nochetrabajando, Zukor est de camino a casa. Viaja enmetro. Pesarosas, las crueles sombras de la granciudad se suceden una tras otra: camareros derestaurantes nocturnos, obreros, prostitutas que noencontraron clientela, la chusma condenada al eternofracaso.

    Zukor avanza tristemente. No desentona con elentorno que le rodea. Pero de pronto asoma a surostro una sonrisa. Sus ojos se abren como los de undemente. Su vecino cambia de asiento asustado. Pero

  • Zukor no est como para reparar en compaeros deviaje. Ha dejado pasar la parada en la que haba debajar. Est ciego, ha perdido la memoria. Por algohaba repetido siempre que Adolph Zukor no era untendero, sino un artista.

    Y ese artista acababa de recibir una inspiracin.Voy a hacer pelculas con actores famosos!Decidme, deprisa!: quin es el ms famoso de

    todos los actores? Las sombras permanecieron ensilencio. Las ruedas del convoy prosiguen su estrilestruendo. Pues, claro! La francesa aquella! Cmose llamaba? Ya lo tengo: Sarah Bernhartd! Quin noha odo ese nombre? Hasta el encargado de lasinagoga habr odo mentar alguna vez a SarahBernhardt. El futuro est garantizado! Ahora slohaba que ocuparse de una cosa: conseguir losdlares.

    De esto hace ya mucho tiempo. Por aquel entoncestodava las mujeres llevaban voluminosos corss ylos socialistas an eran unos bondadosos soadores.Con sus vodeviles y sus calambours, el siglo XIX seresista tenazmente a morir. De da, se escondaasustado, porque a esas horas le hera los odos elpermanente zumbido que despedan complejasmquinas y los bocinazos de los automviles

  • ensordecan las calles. La nueva vida ostentaba aplacer su grosera. Ya en la fbrica de Fordhormigueaba la clebre cinta. Y un domesticadoNigara entregaba kilovatios y esclavitud.

    En Filadelfia se estaban ensamblando poderosaslocomotoras destinadas al Canad y Australia. Y enesa misma Filadelfia, como en tantas otras ciudadesdel mundo, la gente viva a toda prisa. A vecesconseguan volver la vista al cielo por un instante. Yall se encontraban con los primeros aviones. Muchoms habitual era que miraran al suelo: cada vez se leshaca ms difcil ganarse el sustento. Aparecieron losautobuses. Aumentaron los suicidios. Sesudosprofesores explicaban a duras penas a atnitasaudiencias qu eran las corporaciones. Un largocentenar de reyes anunci su presencia en laRepblica: reyes del petrleo, reyes del acero, reyesdel cobre, reyes del algodn.

    Haba llegado la poca de la autnticademocracia: se igual al tornero y al pen. Losofendidos soadores comenzaron a lanzar bombas.Sus destinatarios eran los burgueses, los policas, ytambin los transentes. La empresa de Edison, en unintento de ahogar a la Westinghouse, propuso utilizarla corriente elctrica para ajusticiar a los criminales.Y as fue que la silla elctrica vino a sustituir a labasta soga. Crecan los libros de contabilidad. Pero

  • la desesperacin creca an ms rpidamente.Sin embargo, cada noche, cual azulada neblina, el

    siglo anterior se asomaba a visitar a la gente. Analumbraban clidos veladores sobre redondasmesillas, todava las mujeres se esforzaban pordejarse ganar por la lectura de alguna novelaromntica, todava jugaban los nios al domin o conpalillos de colores. Los teatros daban suntuosasperas, espectculos de variedades y farsas llenas deenredos. Se sola ir todava a los teatros de vez encuando, como a las cenas de gala, empolvadas lasmujeres y engalanados con chaquetas de altos cuellossus maridos. Y mientras se paseaban por el foyer, losespectadores se observaban los unos a los otros,sintindose los personajes de un mismo festejo.Durante los entreactos, coman chocolate eintercambiaban ideas. Acudan tambin a galas en lasque danzaban anticuados bailes: el soador vals o lacontradanza. Los amigos de las parrandas se iban debares; las prostitutas melindrosas bailaban elcakewalk. Pero la gente comn se vea perdida encuanto caa la noche: no saban qu hacer de su ratode ocio. Habituados a pasear durante el da corriendode un lado a otro, ahora eran incapaces de soarsentados en las butacas que fueron las de sus padres.Despus de pasear durante la jornada entre elestruendo de las mquinas, el ruido de los autobuses,

  • las operaciones aritmticas y los silbidos, ya no erancapaces de leer o charlar.

    Qu tal si vamos a visitar a los Smith?No, djalo. Estoy agotado.Hoy dan una nueva obra de Ibsen en el

    OdeonEstoy harto ya de sus parrafadas Y, encima,

    tener que cambiarme de ropa Estoy tan agotadoCuntame algo, andaEstoy agotado Es que no lo comprendes?Estoy exhausto!Y as se la pasan sentados frente a frente Jenny

    y Jack, Anna y Kurt, Jean y Louise, y en silencio.La clida lmpara contina alumbrndolos, pero

    su amarilla luz no trae ya ni alegra, ni sosiego. Slouna cosa quieren: huir de la vida, las cifras, lastuercas, los teclados de sus mquinas de escribir.Huir de su enorme ajetreo y su enorme soledad. Yano se entregan a la lectura. Tienen tantas pginas loslibros! Adems, leer libros es tarea ardua: hay queadivinar, hay que recordar, hay que imaginar. Sontantas preguntas. Quin es el protagonista? Por qusonre la protagonista? Dnde viven? En quciudad? Bajo qu lmpara?

    Qu hacer en veladas tan largas? Permanecansentadas las parejas en todas las ciudades del Nuevoy el Viejo Mundo, infelices condenados dotados de

  • tres horas libres.Pero de todo eso hace ya mucho tiempo. Eso

    suceda antes de nuestra era. Antes de que seinventara el cinematgrafo.

    Adolph Zukor le dice a Elia Lichtman:Si me da cinco mil dlares acabar ganando

    mucho dinero. Se trata del ms seguro de losnegocios. Hoy en da, la gente carece de diversionesque les resulten cmodas y baratas. Hoy el teatro eslo que un torno manual o un jamelgo. Tenemos quereconducir el negocio. Cree que slo se puede ganardinero comerciando con azcar o lana? Por supuestoque la gente quiere comer bien y vestirse mejor. Perolos hombres no son bestias salvajes. Se lo digo comoartista y filsofo que soy. La gente tambin quieresoar. Necesitan urgentemente que alguien lespermita ver sueos hermosos. Y eso es lo queharemos: fabricarles sueos hermosos, sueos enserie, divertidos sueos a precio de ganga. Me dacinco mil ahora y en unos pocos aos recibirquinientos mil. Mire a los hombres: tienen sed deilusiones. Y se puede ganar un montn de dineroproporcionndoselas

    Lichtman escucha a Zukor. Lichtman nada sabe defilosofa, teatros o ilusiones, pero Lichtman tiene fe

  • en Zukor, porque Zukor tiene buen olfato.Lichtman le da los cinco mil dlares a Zukor.Zukor no traicion la confianza de Lichtman,

    aunque cometi un error al anunciarle la cifra queganara. Seis aos despus, Lichtman se ve con lasacciones de la empresa de Zukor por las que habapagado cinco mil dlares. Pide que le informen qutal est cotizando Zukor. Es por costumbre que digaZukor y no Paramount. Al escuchar la respuesta,sonre. Las acciones valen ochocientos mil dlares.Diablos: Zukor no me decepcion!

    Sus sueos haban resultado ser un negociomucho ms provechoso que el petrleo, el oro y lamargarina.

  • 3. Guerra? Pues,guerra!

    HA LLEGADO A FRANCIA el primer transportede tropas norteamericanas! El nio pasa convivacidad las pginas del peridico. En algn lugar,al otro lado del ocano, monstruosos tanquespisotean alambradas y carne. Gentes sin rostro serevuelven sobre las camillas de los lazaretos: hansufrido horribles quemaduras. A algunos les faltanlos brazos: los han desmembrado. A otros, lospulmones: han sido envenenados. Son cuerposdesollados; carne humana vendida al peso. Maana,habr norteamericanos entre ellos. Qu se le va ahacer? Defendemos nuestros nobles ideales!

    El presidente Wilson pronuncia un nuevo

  • discurso acerca de la libertad de las pequeas etniasy los padecimientos de inocentes mujeres,sojuzgadas, como es sabido, por brbaros. En unavigsima planta de un edificio enclavado en Chicagoo Nueva York una mujer norteamericana esconde susojos llorosos. Ayer despidi a su John.

    No obstante, la Bolsa mantiene la calma. LaBolsa confa en los pedidos, los rditos, la victoria yla civilizacin. La Bolsa cree, la nacin cree, elmundo cree.

    Los pensamientos de Adolph Zukor nada tienenque ver ahora con la libertad. Est triste. Nocomparte el sosiego de los yankees genuinos. El tienedos patrias. Hasta el ltimo da, se ocup de enviar asu querido to, el encargado de la sinagoga, buenassumas de dlares norteamericanos para la familia ylos correligionarios. Pero ahora su familia haquedado partida en dos: unos pelean por un Imperioque es a la vez uno y duplo; otros, por los catorcepuntos de Wilson. Zukor es el responsable de sufamilia. Siempre preside los consejos familiaresdonde se resuelven los asuntos de los Zukor, losKaufmann y los Cohn. El to Kaufmann es arquitecto:construye cines. El to Cohn se dedica al negocio delos alquileres. Ambos estn unidos a Adolph Zukorpor lazos de sangre y acciones de la Paramount.

    La victoria? Naturalmente, Zukor es un

  • patriota norteamericano. Lleg pobre a los EstadosUnidos y ahora es millonario, una circunstancia quele genera un vivo sentimiento de agradecimiento. Maspor qu ir a matar gentes? A quin le importa, enverdad, esa victoria? Acaso se ganaba poco dinerosin la victoria de marras?

    Involuntariamente, Zukor recuerda aquellas viejaspalabras acerca del viento que siempre regresa aproseguir sus giros.

    La guerra es una gran desgracia. En esoconvienen todos. Pero la guerra es tambin unnegocio muy lucrativo para los dueos de lasfbricas de armas. Y no slo para ellos. Tambin loes para todo aquel que tenga ms de dos dedos defrente.

    Son cuatro millones de soldados. Cmoentretenerlos, si no es con pelculas divertidas? Lapantalla ha dejado ya de ser una discutida novedad oun mero entretenimiento de feria para la chusma y lachiquillera. Ahora es una necesidad social, como loson el correo o los cigarrillos. Por lo tanto, en losbarcos que van a Europa cargan por igual caones,conservas y cintas de celuloide. Y los soldados, trashaber contemplado la inocente sonrisa de la favoritade Zukor, la encantadora Mary, se dejan llevar a lamuerte con el corazn aliviado.

    Como es natural, mueren por nobles ideales.

  • Quienes se quedaron en casa, esperan la victoria.No obstante, es difcil llenar los ratos de ocio con lasola espera. Como siempre, las planas de los diarioshuelen a tinta de imprenta, pero la desasosegadaimaginacin descubre tambin en ellas otros olores:el olor de la sangre, el olor de los cadveres, el olora heces. A eso es a lo que huele la guerra. Quienes sequedaron en casa son presa del desasosiego. Dedicanel da a ganar dinero, pero las noches los colman dehorror. Y entran a las salas oscuras, como quien semete en una trinchera. En la pantalla les espera unavida alegre y divertida, sin los partes del estadomayor, sin la nerviosa crepitacin de las hojas de losperidicos, sin escuchas secretas. Mira: parece quefue el cartero!

    Zukor se resiste a rodar pelculas blicas. Lo quela gente quiere son ilusiones. Qu sentido tienemostrarles la guerra, cuando guerra es lo que tienenpor doquier? La Metro Goldwyn acabarhundindose con sus producciones blicas. EseGoldwyn, o mejor, Goldfish, tiene un psimo olfato!Zukor tambin har pelculas sobre la guerra, pero nolas har ahora. Las rodar cuando la guerra ya hayaacabado.

    Los Estados Unidos estn en guerra conAlemania. Zukor est en guerra con el First National.Y tambin est en guerra con los actores. stos, mira

  • t qu cosas, han perdido la cabeza. Ya no les bastacon sus buenos sueldos. Ahora quieren, adems,rodar sus propias pelculas. Un pariente de Wilsonles est echando una mano en ello. El listo de MarkusLoew. Porque si los actores se ponen a hacerpelculas, a qu se va a dedicar entonces AdolphZukor? No! Zukor no dar su brazo a torcer! Yasupo ganarle a la United Artists llevndose a Griffith.Pero lo principal son las salas de cine. Ms salas decine! Comprrselas a sus dueos, pequeoscomerciantes. No se trata slo de hacer pelculas.Tambin hay que proyectarlas. Markus Loew se ufanade la extensin de las pelculas que produce. AdolphZukor, del nmero de plazas en sus salas de cine. Yse la jugar a todos: a Loew, a los actores, alpblico.

    Guerra? Pues, guerra! Zukor encaneci depronto. Tiene la cabellera de un patriarca bblico,pero en su pecho late el corazn del joven David.

    Desde all afuera, bajo las ventanas, le llega elrepicar de los tambores. Son los soldados que van ala muerte. Zukor aprieta sus finos labios: Zukor vahacia la victoria.

  • 4. Los Estados Unidos yAdolph

    AL CONOCER ROCKEFELLER que el gobierno delos Estados Unidos acababa de manifestarse encontra de sus intereses, se limit a sonrer con aire deburla. Saba que era el dueo del petrleo, as que nohaba ley que pudiera asustarlo. El ejemplo obliga.La vida de los millonarios estaba requiriendo a unPlutarco de la Amrica empresarial.

    En qu ceda Zukor a Rockefeller? Si el petrleoda vida a los motores, el cine da vida a loscorazones. La Paramount no tena nada que temer deunos prrafos redactados por unos pobrespicapleitos!

    Zukor es indulgente ante las debilidades ajenas.

  • La ley contra las corporaciones, piensa, es necesariapara contentar a los pobres de espritu. Tal vezincluso se deba publicar, aunque en ningn caso sedeba aplicar. No se puede limitar el crecimiento deuna corporacin, de la misma manera que no sepuede poner lmites a la inspiracin.

    Los adversarios de la Paramount pasaron alataque. Acusaron a Zukor de chanchullos ilegales.

    La Paramount, afirmaron, quera unificar toda laindustria del cine: la produccin y la explotacin.

    En los Estados Unidos posee 368 salas de cine.En algunos centros urbanos importantes, comoFiladelfia, Dallas y Jackson, la Paramount compr laabsoluta totalidad de las salas. Zukor obliga a lospropietarios a aceptar las pelculas sin derecho aelegir entre ellas. Exige que los cines slo proyectenlas suyas. En el extranjero, lucha contra otrasempresas norteamericanas. Este Zukor es demasiadoambicioso y carece de los suficientes sentimientospatriticos!

    El gobierno de los Estados Unidos se alarma.Entonces, exige a la Paramount que firme un

    documento renunciando a proseguir la compra desalas de cine, a alquilar las pelculas obligando aaceptar series enteras y, finalmente, haciendo constarque se compromete a cesar de entorpecer laexportacin de pelculas norteamericanas. El

  • gobierno de los Estados Unidos cumple con la leycontra las corporaciones.

    Adolph Zukor sonre amablemente. Y firma, sindudarlo un instante: Adolph Zukor. Hay quecumplir las pequeas formalidades! Tras firmar elcompromiso, Zukor pasa a ocuparse de menesteresms importantes. Compra cuatro salas de cine enPensilvania. Instrucciones a los representantes de laParamount: estamos dispuestos a entregarles nuestraspelculas a los dueos de los cines con la solacondicin de que adquieran el cuarenta por ciento denuestra produccin anual.

    Se firma un contrato por cinco aos. O tambin:aceptamos quedarnos con la mitad de la recaudacin,si los dueos de las salas se comprometen a adquirirdoce pelculas de la Paramount cada seis meses. Laseleccin la hacemos nosotros. En Europa: firmamosun acuerdo con la UFA. El plan de negocios de laParamount. En Pars nos hacemos con elVaudeville. En Australia en la India

    En la China Slo nuestras pelculas en elmundo entero! Cuidaros de las imitaciones! Todas ycada una de las pelculas lleva un orgulloso aviso:Esta pelcula es de la Paramount!

    A lo largo del ao que comienza gastaremostreinta y dos millones de dlares en la produccin delargometrajes. Eso sin contar los noticiarios y las

  • comedias breves. Contamos con el 75% de lasestrellas mundialmente reconocidas. Esasestrellas brillan sobre ambos hemisferios yvuelven locos a los amigos de las ilusiones en losms recnditos rincones del planeta. stos escribencartas a las estrellas en las que hablan de lagrandeza del arte y de la soledad en la que viven; lespiden amor y autgrafos. Hemos establecido undepartamento dedicado a la correspondencia con losadoradores de las estrellas. Su objetivo estrasmitirles nimo y agradecimiento. Nuestrostalleres ocupan diez hectreas de terreno. Cadasemana nuestras pelculas son vistas por ms deciento veinte millones de personas: blancos,amarillos, negros, funcionarios, ministros, culis. Lahumanidad entera nos mira.

    Mister Zukor firm el compromiso. Pero ya no seacuerda de eso. Sonre y dice:

    Yo opero de acuerdo con los principios delcomercio. Os sorprendis de que consiga todo loque me propongo? Pues, creedme si os digo que yomismo me sorprendo de ello.

    Las cmaras fotogrficas disparan: mister Zukorostenta una sonrisa inusitadamente fotognica.

  • 5. La ley de laexistencia

    ALGUNAS PERSONAS se deben dedicar a pensar.Otras, a trabajar. Es as que se crea el Estado.

    Por qu habra de entretenerse pensando algnobrero de Detroit, por ejemplo? Hay otros quepiensan por l. l trabaja, y es feliz trabajando. Losdomingos sale de la ciudad. Fueron otros los queinventaron el automvil. Los que piensan por l.

    Nuestro obrero se limit a acarrear barras dehierro. Fueron otros quienes se ocuparon de trazarsobre papel de dibujo las carreteras rectas; otros,quienes le dijeron que el rumor de los rboles delbosque es tan divino como una plegaria, que el airepuro es bueno para los pulmones y que la gasolina es

  • barata en los Estados Unidos, porque los EstadosUnidos son un gran pas. l escucha el rumor de losrboles, quema gasolina y no piensa absolutamente ennada.

    Ms tarde, ya de noche, se va al cine. Lasimgenes se suceden velozmente sobre la pantalla,los personajes disparan, corren por las azoteas de losrascacielos, se besan, mueren. Cuando una pareja deenamorados encuentra por fin al pastor que ha decasarlos, la cosa ha ido bien. Cuando el malvadoconsigue robar los brillantes, la cosa ha ido mal. Esas como piensan mister Zukor o mister Lasky. Elobrero no piensa mientras est en el cine. Entretenidocon su goma de mascar, mira a la pantalla sobre laque se suceden labios, revlveres, edificios,pecheras: vidas ajenas, las de mister Zukor y misterLasky. El obrero escucha cierta voz que dice con unanota de misterio: Te soy fiel, Harry. U otra queclama: Disprale ya, Jim! El no conoce ni alatractivo Harry, ni al valeroso Jim. Siempre son losmismos mister Zukor y mister Lasky quienes chillan osusurran en la oscuridad de la enorme sala de cine,como si fueran un par de ventrlocuos. El obreromira, escucha y no piensa: es un obrero ejemplar y unnorteamericano ciento por ciento.

    Pero cuando el obrero se queda sin trabajo,entonces comienza a pensar. Ello es peligroso para l

  • y lo es para el Estado. Si mister Young se pone apensar, eso es pertinente y es til, porque misterYoung piensa en cmo unificar la produccin deelectricidad. O mister Eastman, quien piensa en cmoaplastar a los alemanes: no hay pelcula en el mundoque supere a la Kodak!

    Mister Zukor piensa en las salas de cine. Haysesenta y dos mil en todo el mundo y en las sesenta ydos mil tienen que proyectar nicamente las pelculasde la Paramount. Uno de los subordinados de misterZukor, mister Mndez, piensa en quin debe ser elactor que grite: Disprale ya, Jim! Ellos piensanen las dos cosas de veras importantes: la grandeza delos Estados Unidos y los dividendos. Pero en qupuede detenerse a pensar un desempleado, un JohnField cualquiera de ojos azul celeste, con sus anchasespaldas y su ms que tonta sonrisa?

    Mister Hoover habl de la prosperidad y JohnField le cedi su voz a mister Hoover. Cmo no, simister Hoover pens por John Field? A John leprometieron prosperidad. Sin embargo, lo que ledieron fue la cartilla de desempleado. Ahora tienetiempo libre y un estmago vaco. Y por eso piensa,aun sin quererlo. Y grita junto a sus compaeros:Fuera! Todava no es consciente de a quin rieconcretamente. Qu se le va a hacer?

    Ya sabemos que el John de ojos azul celeste no

  • tiene por costumbre pensar. Pero ya sabe que se lahan dado con queso. Y grita: Fuera!

    Unos policas aparecen de pronto por una esquinade la calle. Estn trabajando y, por consiguiente, nopiensan. Con habilidad, van sacando de lamuchedumbre a uno u otro de los manifestantes, y,tambin con habilidad, golpean a cada uno de losgritones ayudados de sus grandes porras de goma.Son policas apacibles y muy bien plantados: elpropio John se ha maravillado muchas vecesadmirando a policas semejantes en la pantalla. Unode ellos, de anchas espaldas y ojos azul celeste,sujeta a John. Cerca de all, tras una ventana abierta,hay una cmara. Deprisa, rueden esas imgenes!Se trata de veinte segundos para el noticiario de laParamount, que irn intercalados entre las noticiassobre la botadura de un nuevo acorazado y unacarrera de caballos.

    El polica de ojos azul celeste se aplic conexcesivo ahnco, o tal vez errara en unos cuantossegundos o unos cuantos centmetros. John Field tuvoque ser trasladado al lazareto. All, en su camilla,vemos a John Field sentado sollozando calladamente.Despus, dej de pronto de sollozar y comenz agemir. Qu bueno habra sido filmar esa escena!Qu extraordinaria gama de sonidos!

    Pero nadie se entretendr en recoger esas

  • imgenes: John Field no es ni el valeroso Jim, ni elbienaventurado Harry.

    La Paramount funciona como una seda: apenastres horas ms tarde, ya tienen listo el noticiario. Esamisma noche lo proyectan en los cines.

    Unos policas que parecen de juguete golpeanalegremente a unos cobardes y gritones obreros.

    El pblico se carcajea. En realidad, la gente yaest algo hatta de tantos acorazados. Las porras delos joviales policas son cosa bien distinta. Secarcajean elegantes seores abundantementeprovistos de acciones y convicciones; se carcajeanlos modestos empleados; se carcajean los obreros deanchas espaldas y ojos de color azul celeste. Porquenadie va al cine a pensar. El cine es para mirar ydescansar.

    Adolph Zukor est sentado en su despacho. Enfrente,tiene una montaa de peridicos. Manifestacin dedesempleados Dos policas han resultadolevemente heridos Uno de los manifestantes muereen el hospital. Se aprueba entregarles a losdesempleados manzanas a crdito

    Adolph Zukor se asoma a la ventana. Delante del, se extiende la mdula espinal de Amrica: el granBroadway. Hay gente. Mucha gente.

  • Unos corren a ver El desfile del amor,sensacional produccin de la Paramount; otros, sededican a vender las manzanas que les concedieron acrdito. Una solucin mucho ms inteligente quecualquiera de los delirios de los socialistaseuropeos.

    La prctica del comercio: he ah la verdaderauniversidad de los genios! Quin sabe si encualquiera de esas esquinas no estar ahora un nuevoZukor Quines inventaron eso de la igualdad? Losidiotas y los vagos. Nadie es capaz de detener a lagente con talento. Unas buenas espaldas, las cuatroreglas de la aritmtica y unos cuantos aos deempeo bastan para alcanzar lo que se desee. Porqu andan refunfuando esos desempleados? Tienenmanzanas y tienen esperanzas. Nueve de ellosmorirn, pero el dcimo ser un Rockefeller. Prestenatencin a cualquier pelcula de la Paramount:animosos empleados se convierten en millonarios,las costureras se casan con elegantes lords, cualquiervagabundo se encuentra un lingote de oro.

    Cualquier pobre diablo all en Kosice o Chisinaurene unas monedillas y se va al cine. Y asiste a lasuerte ajena. Se le ensancha el corazn, se le nubla lavista. Nada est perdido an! Puede que algn da setope con una norteamericana rica.

    Puede que invente cerillas de combustin

  • inagotable. Puede que consiga detener a un criminalpeligroso y gane as los galones de general. Lapantalla le protege del ltigo y las bombas. AdolphZukor ha conseguido encontrar una vacuna contra ladesesperacin. Dice: esforzaros y conseguiris serlo que yo soy! Antes, yo me pasaba el da entero conel lomo doblado sobre las pieles. Ahora soy rico yclebre. Ya no existe Adolph Zukor: ha sidosustituido por la Paramount.

    Vean si no a mis competidores. Tampoco ellosencontraron el xito de golpe. Markus Loew es hijode un lacayo. Y su carrera comenz muymodestamente: venda flores por las calles. Hasta losnegros se permitan llamarle con desprecio: Pst! Veinte aos ms tarde, directores de bancos,senadores y ministros corran solcitos a suencuentro. Ya era dueo de cuatrocientas salas decine y tena su propia fbrica de alfombras.

    Todas las cuatrocientas salas de cine lucanalfombras salidas de su fbrica y que llevabanestampadas sus iniciales, las de Markus Loew. Eradueo de una isla, una playa, un campo de golf y unpuerto de atraque de yates y sus victoria regia. Sepaseaba por su orquideario aspirando el aroma deexticas flores, mientras repasaba con desgana losceros que poblaban sus balances de cuentas. Tan slola muerte, la irrespetuosa muerte, se atrevi a

  • molestarlo. Al morir, dej todas las alfombras con sumonograma estampado y una herencia de veinticincomillones de dlares.

    El presidente de la Universal, Carl Laemmle, sededicaba en el pasado a la venta de tirantes. Eltodopoderoso William Fox vagabundeaba por lascalles del gueto neoyorkino con sus zapatos rotos.

    Y qu decir de Jesse Lasky, el colaborador deZukor? Ese se ganaba la vida de mil modos!Reparti peridicos, pas un tiempo atascado en unapequea oficina, recorra las comisaras de policaen busca de noticias sobre asesinatos sensacionalespara venderle la informacin al San Francisco Post,actu en circos y espectculos de music-hall yhasta prob con la bsqueda de oro! Oro no encontr,pero en cambio se dedic a la produccin de largascintas con los bordes plagados de agujeritos quetraan divertidas pelculas. Mucho mejor eso quededicarse a buscar escurridizas pepitas en Alaska!Ahora, Jesse Lasky es el virrey de la Paramount.

    Adolph Zukor desprecia a los perdedores. Sialguien es pobre a los veinte aos, lo que ha de haceres ir al cine, que poco le cuesta, y dejarse ganar porla fe en el futuro. Si alguien es pobre a los cuarentaaos, no merece ni que se hable de l. Es un merodesecho, un nmero en una tabla estadstica. Ya sesabe que el operador de cmara no descansa: en la

  • primera parte, uno puede liarse con la hija deldirector o registrar una ventajosa patente; en laquinta, apenas le queda dedicarse a prodigarcndidos besos?

    Por qu arman tanto bullicio esosdesempleados? Contra qu protestan? Contra lavida? Contra la muerte? Lo que deberan hacer esdedicarse a la venta de manzanas y a ir al cine. Por elcontrario, lo que hacen es manifestarse. Zukordesprecia la poltica. Para qu pronunciar discursoscuando uno puede dedicarse a hacer dinero? Zukortiene a Hays. Y Hays se las apaa de maravilla.Zukor ya tiene otras muchas cosas de que ocuparse.Naturalmente, Zukor vota a los republicanos. Losrepublicanos defienden la ley seca, algo que aZukor le viene la mar de bien. Bastara que sereabrieran las cerveceras para que losnorteamericanos se hagan la pregunta: a dndevamos esta noche? Ahora, los norteamericanos notienen eleccin y van todos al cine. Si Zukor vota alos republicanos es slo por ser consecuente consigomismo.

    Los desempleados, en cambio, estn hechizadospor esa tontera de la poltica. Y vocean sus cuitashasta quedarse roncos, como si las ideas fueraninofensivas navajas o plumas de ganso que escribenpor s solas. Que se marchen a Europa! En Europa

  • hay muy pocos dlares y demasiado tiempo libre. Enla patria de Zukor, por ejemplo, a una pandilla dedementes les ha dado por hacer la revolucin. Handeclarado el poder de los pobres.

    Vaya absurdo! Ahora resulta que los criminalesse van a dedicar a arrestar policas. Si seempobrecen los ricos, se acabarn la belleza y elcine.

    Zukor es un tipo bonachn. Y est dispuesto acomprar todo un cargamento de manzanas.

    Mas, dejemos la filantropa! Zukor se dedica aasuntos ms radicales: es un fabricante deesperanzas. Y si el ao pasado las ganancias de laParamount superaron los diecisiete millones dedlares es porque as lo quiso la infinita sabiduradel Altsimo, que todo lo devuelve centuplicado.

    Zukor le echa un vistazo a un informe: Hay treselementos que estn teniendo una influencia muynegativa en las cifras de asistencia a las salas decine, a saber, el auge de la atraccin por el baile, laactividad de las congregaciones religiosas y elaumento del desempleo Hay que luchar contra elbaile. Nos oponemos a esas inmorales diversiones.En cuanto a la competencia de las congregacionesreligiosas, no costar mucho llegar a un acuerdo.Qu tal si se proyectan pelculas en las iglesias, porejemplo? Hay que mostrar los excesos que se

  • permiten los pecadores. Ello precaver depecaminosas tentaciones a bautistas y metodistas.Que mister Hays tome ese asunto en sus manos Yel desempleo se acabar algn da. De entre todosesos que venden manzanas en la calle Broadway,unos acabarn por morir, otros se harn ricos y otrosms terminarn volviendo a las puertas de lasfbricas: de da, la cinta transportadora; de noche, lasala de cine. Esa es la ley de la existencia.

  • 6. Vanidad devanidades

    LAS CAUDATRMULAS dan inocentes saltitos porla alameda, los pesados alheles huelen a dicha yverano, el regordete abejorro pasea su penetrantezumbido, cual si estuviera rumiando con furia algnasunto que slo l conoce. La sensacin de calma esapabullante. Pareciera que no existen Broadway, ni eltemplo de treinta y seis plantas, ni el cine sonoro, nilas acciones. Adolph Zukor avanza por la aceraasustando a las caudatrmulas.

    Est en su propia casa. Desde aqu hay apenascuarenta minutos de viaje hasta Nueva York. A Zukorle gustan los paisajes buclicos: Soy hngaro, ytodos los hngaros somos hombres de espritu

  • Cultiva flores y se baa en las transparentes aguas desu piscina. Por las noches, escucha msica: noconoce mayor placer que se! Los sonidos se sucedensin cesar, giran como el viento, como la vida misma.Pero esos sonidos no son lo que la melanclicaprdica del Eclesiasts. Los sonidos son vida. Ypueden ser en tono mayor, como el xito, o tristes,como la irremediable vejez, como los fracasos de laWarner Brothers, como el destino del pobre Fox.Zukor escucha msica. Despus, juega un rato albridge. Ms tarde, se va a dormir. Y cuando duermetiene sus propios sueos, no los que producen en sufbrica. Tiene sueos fantsticos y normales, lossueos que tiene cualquiera. Suea con campos, congansos; suea con su infancia

    A pesar del acuerdo alcanzado entre las doscompaas, la Warner Brothers intenta jugrsela a laParamount. Le roba actores. Hoy mismo, Zukorconoci que dos de sus estrellas Ruth Chatter yWilliam Powell haban firmado con la Warner.Vaya calamidad! Zukor bien poda pasarse sinellos! Si algo sobra en este mundo son lasestrellas. Basta con descubrirlas. Y en ello radicael secreto de la industria. Maana la Paramounttendr otra docena de nuevas estrellas.

    Mucho ms difcil es hacerse con buenas salas decine. Y por eso se hundir la Warner Brothers,

  • porque cuentan con pocas salas. Zukor los aplastar.Los aplastar sin despeinarse siquiera. Como aplastaahora mismo la hierba

    El pie de Zukor se hunde en el csped. Su caraasustara ahora mismo a muchos ms que a lascaudatrmulas. Si bien Zukor no puede presumir deuna complexin atltica, su talante es guerrero.

    Cual terrier de raza, siempre est dispuesto aenzarzarse en una pelea. En sus aos mozos, practicel boxeo. De ello sirve de testimonio una oreja rota.Pero ahora es un caballero, as que tiene que elegirotro tipo de diversiones. En tanto deportista, a Zukorle gusta la prctica del golf; en tanto hombre denegocios, se dispone a propinarle un knock-out a laWarner Brothers.

    Zukor tiene un corazn de oro. Markus Loewrompi su sociedad con l, pero eso no le llev acastigarlo. Hay sitio para todos en este mundo,piensa. Y Zukor no olvida los alegres trapecios conlos que Loew le divirti a l y a su to Cohn.

    Markus era un tipo la mar de original. Cada vezque compraba un sombrero, se sentaba sobre l antesde ponrselo, para evitar que pareciera nuevo.Llevaba unos bigotes muy peculiares y tena lainteligencia de un diplomtico. A Markus Loew se ledaban muy bien los negocios. Siempre fue a la par deZukor. De manera que lleg el da en que el ltimo

  • decidi que fueran familia. Si un rey italiano casa asu hijo con la hija del rey de los belgas, por qu noiba Zukor a casar a la suya con el heredero deMarkus Loew? En la boda, bebieron por elflorecimiento del arte y por la ayuda prestada porZukor y Loew.

    Tras pasear un rato por la alameda, Zukor serecoge en sus ntimos aposentos. Los antiguos reyestenan capillas privadas. Zukor tiene una sala de cineinstalada en su casa. Ha invitado a unos cuantosamigos a la proyeccin de una nueva pelcula. En laoscuridad de la sala, no es el aherrojo quien emite unpenetrante zumbido. Es una de las ms celebresestrellas: Te soy fiel, Harry

    Mientras pronuncia esas palabras, la estrellase est cambiando de ropa. Una sonrisa, y apenas dossegundos ms adelante, una rodilla desnuda.

    Los invitados se prodigan en aprobatorio clamor.Uno de ellos, tras las felicitaciones de rigor,

    comenta a Zukor:A mi juicio, esta pelcula deber gustarle al

    pblico mucho ms que las patochadas bolcheviquesde Eisenstein

    La Paramount acaba de firmar un contrato conEisenstein, as que Zukor se permite una sonrisaenigmtica.

    El cine exige diversidad. Que haya elementos

  • sexuales en una pelcula es bueno. Como tambin loes que no los haya. Naturalmente, a cualquiera legusta encontrarse con una belleza en la pantalla. Heah una parte de nuestro trabajo.

    Acaso la ms importante. Y nos esforzamos porque la encuentren. Pero ah no acaba la cosa.Recuerde El nacimiento de una nacin, por ejemplo,o El gran desfile. Qu xito tuvieron ambas! YLaemmle, sabe cunto se embols con la pelcula deRemarque? Eisenstein debera entrar en razn, porsupuesto. Porque Hollywood no es Mosc. Y no voya permitir que se ponga a inaugurar tendencias aqu.Hablando entre nosotros, me temo que no va a salirnada de toda esta historia con Eisenstein. Se muestrademasiado tozudo. Y esto es un juego. A veces segana. Otras, se pierde.

    Pero creo que la lnea que sigo es la correcta: unamitad de erotismo y una mitad con otros sentimientos.Lo principal es mantener la consonancia con losnimos que dominen al pblico. Cuando termin laguerra, el pblico norteamericano exiga pelculascon final feliz. En cambio los alemanes, habiendoperdido la guerra, se entregaron a la autoflagelacin.No podan soportar expresiones de felicidad nisiquiera en la pantalla. Por eso, y aunque Alemania,como es natural, es un cliente de segunda categora,rodamos varias pelculas con finales tristes. No

  • queramos perder a ese cliente, por modesto quefuera. En nuestras salas de cine de Nueva York hemoscolgado cuadros antiguos. Sabe por qu? Pues,porque a la gente le gusta mirarle la cara a algunamarquesa despus de tantos rascacielos. En Pars, encambio, lo que hacemos es repartir chocolate rellenode crema entre los clientes. Hay que ser unpsiclogo muy astuto para dirigir la Paramount,crame!

    Los invitados suspiran simulando estar rendidosal talento del anfitrin. Despus, salen a la tenaza yobservan durante largo rato el ro Hudson, ancho ygrandioso, que baa por igual la crcel de Sing Singy la hacienda de Adolph Zukor.

    Los empleados de la Paramount llaman a su jefepap Zukor, de manera que l no slo es elresponsable de los Zukor, los Kaufmann y los Cohn.

    Tambin lo es de sus empleados. Los premia ylos castiga. Es severo, pero tambin sabe serbondadoso. Si algn diario no recibe los anunciosque se le prometieron y se le ocurre publicar unartculo sobre la poltica rapaz de la Paramount, nopasa un da antes de que se publique una enternecidanota explicando que desde el ltimo de los lacayoshasta el ms anciano de sus contables llaman papa Zukor. As que no se trata de un rapaz explotador nide un ave de rapia como lo presentan esos

  • plumferos vendidos a la competencia. Es unaenternecedora caudatrmula!

    Zukor viaja a Europa. Son muchos los asuntosque lo llevan all: aceitar los cauces de distribucinde las pelculas, controlar a los representantes,hacerse con los oficios de algunos buenos directoresy, por ltimo, conocer de primera mano los gustos delpblico europeo. Pero no fueron sas las nicasrazones que motivaron el viaje de Zukor. Ni lasriquezas ni los honores le han hecho olvidar a losgansos que graznaban junto a la sinagoga. As, sellega hasta Risce, donde reza y se prodiga enbondadosos gestos. Todos los judos de Risceidolatran al seor Zukor. Lo tienen por alguien msrico que Rotschild, ms sabio que Maimnides y msgeneroso que el generoso rey Salomn. Muchas sonlas cosas que han cambiado en la vida de AdolphZukor, pero nada ha cambiado en la vida de lapequea ciudad de Risce: los gansos continangraznando, los hngaros persisten en entonar sustristes baladas, los adolescentes continanenroscando sus patillas con el dedo ndice, mientrasrecitan las ardorosas palabras del Talmud. En Risceel tiempo parece detenido, y Zukor percibe toda lavanidad que entraa su ruidosa vida en los EstadosUnidos. Es consciente de que gir y gir como elviento, hacia el oeste y hacia el este, hasta acabar

  • revolvindose en sus propios giros.Zukor se marcha por fin de Risce. Atrs deja

    verdes billetes y devotos suspiros. Vuelve a Amricaa hacer dinero. Risce queda en calma: los gansos y elTalmud. De pronto, esa paz se ve soliviantada por unsuceso: inauguran una sala de cine. En ella seproyectarn pelculas en las que aparecern bellasmujeres y hbiles villanos. Los ancianos judosapartan la mirada con desprecio, al pasar junto a loscoloridos carteles que muestran a una hermosa jovende hombros desnudos besando con todo descaro a unbigotudo oficial del ejrcito. Debajo, una leyenda:Es una pelcula de la Paramount.

    Tras aprenderse todas las palabras del Talmud yenroscarse las patillas como el que ms, el pequeoMoiss le dice a su padre:

    Quiero ir al cine.Su padre lanza un escupitajo y protesta:Es que te has vuelto loco? Ningn judo

    honrado se rebaja a ver esas vulgaridades. Megustara escupir en la cara del canalla que se dedicaa hacer esas desvergonzadas pelculas!

    Sonriendo maliciosamente, Moiss apunta:Fishman me dijo que quien hace esas pelculas

    es el seor Zukor.Ante tales palabras, el padre de Moiss pierde el

    dominio de s. Pronuncia varias palabras cuyo uso no

  • est permitido. Llama cerdo a Fishman.Despus, le llama con el nombre de la ms fea de

    todas las partes del cerdo.No es posible que el seor Zukor se dedique a

    hacer esas desvergonzadas pelculas. El seor Zukorvive en un palacio y se dedica a hacer dinero.

    No van bien las cosas! Nada bien! Adolph Zukorsuspira desolado. Presa del miedo, los empleadosentornan los ojos. Pap no est hoy de buen nimo.Qu ha podido suceder para que ello sea as?Habra superado la Warner Brothers a laParamount? O sera que la Fox acababa de pasarse aun nuevo y ms ancho formato de cinta de celuloide?No, nada de eso. El primer semestre del ao habadejado unas ganancias que superaban en un ochenta ysiete por ciento las ganancias del ao anterior. Alprincipio, el trnsito hacia el cine sonoro habapreocupado a Zukor. Estaba orgulloso de susestrellas, pero descubri que muchas de ellas eranmudas: sus voces no servan para nada, de maneraque tuvo que romper contratos y pagarindemnizaciones. La Fox y la Warner se habanrecuperado ms rpido de ese enojoso problema.Pero ya la Paramount tambin lo haba hecho, trascontratar a un buen nmero de actores con las voces

  • adecuadas. Imagnense lo que vale Chevalierdespus del xito de El desfile del amor. Y, sinembargo

    Sin embargo, Zukor no est satisfecho con esatemprana recaudacin. Mira al futuro y lo que ve esrecia penumbra. Las pelculas sonoras fueron unanovedad que conquist la curiosidad del pblico.Cmo es que hablan esas sombras en la pantalla?, sepreguntaban. Ganamos diez millones con ellas, yalgunos hasta veinte. Mas qu suceder maana?Cuando el cine era mudo, el mercado interno de losEstados Unidos permita cubrir los gastos. Y todo loque se exportaba era, pues, ganancia neta. Ahora, encambio, el coste de produccin de las pelculas haaumentado y en cuanto a la exportacin He ahdnde se nos ha trabado el asunto! Los ttulos de laspelculas mudas de la Paramount se traducan atreinta y siete idiomas. Y marchaban a Bulgaria y aPer, a la India y a Laplandia. Y a donde quiera quefueran, todo el mundo las entenda.

    En una ocasin, el pequeo Adolph, embargadopor la curiosidad, escuch de labios del rabino unrelato acerca de cmo unos hombres construyeronuna torre altsima, algo as como el rascacielos quealbergaba la Paramount, y el Seor se ofendi, demanera que todos comenzaron a hablar en lenguasdistintas. Unos lo hacan en hngaro, otros, en alemn

  • o en hebreo. Y result imposible que secomprendieran entre ellos. Por qu no hablara elmundo entero en ingls? Con lo fcil que es! CuandoAdolph lleg a Nueva York lo aprendi rpidamente.Que hablaba con acento? Bueno, y qu? El caso esque hasta ahora haba bastado con traducir los ttulosa los treinta y siete idiomas. Nadie sabe ni unapalabra de ingls en Risce. Y la Paramount hacepelculas magnficas. Pero los actores, como esnatural, hablan en ingls. Nadie entender susdilogos en Argentina, Alemania o Pars. Encima, elayuntamiento de Sao Paulo est imponiendo multas alas salas de cine que proyectan pelculas en ingls

    Pero entonces la habitual sonrisa de Zukor leilumin el rostro. La fiel musa haba vuelto avisitarle. Y encontr una solucin: hara las mismaspelculas en todos los idiomas del mundo. Las haraen ingls y en hngaro; en espaol y en dans.

    Por supuesto, los escpticos dirn que se trata dealgo disparatado, que nunca conseguir cubrir losgastos. All ellos! No sera la primera vez queZukor les demostraba que l no saba de obstculos.

    Haba que ponerse a ello ya! Antes de que se leadelantaran la Warner o la Metro! Tena que actuardeprisa! No concederse ni un solo minuto de reposo!En marcha esas cmaras! A rodar en lengua sueca,rumana y portuguesa! Hay que acabar de levantar

  • aquella torre. El viento sopla hacia el sur. El vientosopla hacia el norte. El viento gira y se arremolina.Qu har despus? Despus regresar a envolverseen sus propios giros. Mas, an es pronto para pensaren eso. Porque no es asunto que concierna al cine,sino a la muerte

  • 7. El ascenso al trono

    EN EL OTOO DE 1921 todos los presbiterianos,baptistas y metodistas de los Estados Unidos estabanindignados. Por qu tuvo que inventar Edison esoscuadros mviles? El cine no eran nicamente laspecaminosas escenas que transcurran en laspantallas. Tambin haba trado los cotidianosescndalos en Los ngeles, las orgas, lasfrancachelas, la corrupcin de menores, el imperiodel pecado, la blasfemia.

    La Sociedad de Jvenes Cristianos disuade asus miembros de asistir a las salas de cine. La Ligade hombres mongamos emite airados comunicados.El Club de las madres exige al gobierno laaplicacin de medidas drsticas.

    Los peridicos traen a diario las noticias de

  • nuevos escndalos: perseguido por bigamia el actorWilliams! Owen Moore, primer marido de MaryPickford, acusa a Douglas de actos obscenos!

    Acusado Fatty de la desaparicin de VirginiaRappe! Los actores se emborrachan a diario!Localizadas trescientas botellas de champagne!Actrices entregadas a desvergonzadas danzas!Atentado contra las buenas costumbres! Dgase aqu tipo exactamente de actos se entregaron eldirector X y la actriz B!

    Adolph Zukor lleva ms de treinta aos viviendoen los Estados Unidos. Y ha aprendido mucho, comoes natural. Sabe muy bien, por ejemplo, que uno nopuede servirse una copa si antes no ha entornadodebidamente las ventanas.

    Como sabe que el cine est en boca de todos yque es imposible convertir a los actores encuqueros.

    Si un hombre sale a la calle en Budapest vestidode forma diferente a lo habitual, los transentessonreirn y se harn educadamente a un lado.

    Pero en Estados Unidos basta que alguien salga ala calle en otoo tocado con un sombrero de pajapara que los chiquillos se pongan a dar alaridos, learranquen el sombrero de la cabeza y le increpen:No estamos en verano, seor. Cmo hacerse,pues, con la proteccin de un benefactor, la bendicin

  • de las Iglesias, las simpatas de la Casa Blanca?En la poca medieval la vida de los judos

    distaba de ser miel sobre hojuelas. Pero losinteligentes judos supieron cmo abrirse camino:encontraron influyentes protectores. Algn poderosocaballero que proclamaba abiertamente: Este es mijudo! Y nadie se atreva a tocar a su judo.

    Naturalmente, el judo se ocupaba de entregarabundantes sumas de ducados de oro al generosocaballero. Ahora la haban tomado contra el cine,exactamente como antes la tomaban con lostatarabuelos de Zukor. Quedaba una sola salida, pues:encontrar un caballero complaciente.

    A la mente de Zukor acude cierto hombrecito conlas orejas aguzadas Lo haba conocido dos aosatrs. En un desayuno en el hotel Claridge. En elsaln B. Pettijohn se lo haba trado

    Y se llama Will Hays Ahora es ministro en elgobierno de Harding Un tipo de veras influyenteAquella maana se haba limitado a beber agua deSeltz y, al hablar, sopesaba cuidadosamente cada unade sus palabras Se vea enseguida que se tratabade todo un diplomtico Manifest su inters en elcine y proclam la necesidad de hacer pelculas decorte poltico

    Ese era el hombre que necesitaba! Y por losducados de oro no iba a quedar la cosa!

  • Will Hays se haba empleado a fondo a favor demister Harding. Sus viajes le llevaron a pasar sesentay dos noches durmiendo en vagones dormitorio deotros tantos trenes. Pronunciaba varios discursoscada da, aparte de las muchas parbolas a las querecurra y los brillantes chistes que haca. Hardingresult electo presidente y Will Hays nombrado suministro de correos. A lo largo de la campaaelectoral, Hays haba recurrido al cine en ms de unaocasin. Qu se le iba a hacer? Los electores soncomo nios y haba que brindarles espectculo.Llev camargrafos a tomar imgenes de Harding:

    Tiene que aparecer en las pantallas todo lo quepueda

    Mister Harding no protestaba. Le encantaba posardelante del objetivo con rostro sonriente y unamirada que pareca abarcar de golpe todos losEstados Unidos.

    Hays comprendi que el cine no era algo balad.Cada ciudadano deposita su voto creyendo que votapor quien desea votar. No obstante, sabemos que enrealidad vota por quien queremos que vote. He ah lainviolable regla de la democracia. Porque si a losobreros les diera de pronto por votar por obreros,nuestro pas se convertira en la salvaje Moscovia.Antes tenamos los peridicos: ahora tenemos laradio y el cine. La radio permite convencer de forma

  • sencilla y comprensible para todo el mundo:discursos, prdicas, parbolas. Aduearse de laspantallas resultaba ms complicado: en el cine, lagente buscaba descanso, poesa, fbulas. Es como sidurmieran en esas oscuras salas y tuvieran hermosossueos. Tenemos que saber transmitirles nuestrapoesa, la poesa del ideal y el dlar, la poesa de lalucha por el xito: sa que ensea que los poderososmandan y los dbiles trabajan. Es fcil programar elda que tendr cada cual: qudate junto al torno!,teclea en la mquina de escribir!, suma esascolumnas de cifras! Pero eso no basta: necesitamosprogramarles tambin los sueos. Conseguir que seanconscientes ciudadanos de los Estados Unidos hastaen los sueos.

    El astuto William Fox intent seducir a Hays.Le ofreci setenta y cinco mil dlares. Hays

    rehus la oferta. Naturalmente, nadie discute que laFox Films Corporation es una empresa slida. PeroHays tampoco es un picapleitos cualquiera.

    Para ganarse a Hays es preciso que se unan todoslos enemigos jurados: la Paramount y la Fox, laMetro y la United. Y hay que darse prisa. Losperidicos se estn haciendo de oro contando losescndalos de Los ngeles; metodistas y baptistas nocesan de enviar a Washington sus encendidasprotestas.

  • Se reunieron en el reservado de un carorestaurante. No obstante, ninguno de ellos seentretuvo en echarle un vistazo a la carta. Y hasta seolvidaron de sus cuentas pendientes. Se miraban conuna ternura teida de desasosiego. Necesitaban unsalvador, una estrella, mas no una estrella de cine,sino la estrella de Beln, un hombre que lesentregara, a ellos que estaban hundidos en el pecado,un nuevo testamento.

    Mastican el pescado con gesto triste: Zukor yFox, Goldwyn y Selznick, Cohn y Abraham, Laemmley Atkinson, pobres ovejas descarriadas.

    A quin llamar? Alguien propuso a Hoover.Un murmullo desaprobatorio recorri la mesa:

    Hoover es demasiado rico e independiente y noaceptar. Y si aceptara, no nos dejara ni piar.Hoover es muy ambicioso y su sueo es convertirseen presidente.

    Todos saben perfectamente a quin hay quellamar. Sin embargo, todos se callan su nombre.

    Fox recuerda el fracaso con que terminaron susnegociaciones. Cmo va a reconocer que intentjugrsela a todos acaparando a tamaa estrella?

    Zukor quiere ser diplomtico: esperar hasta lospostres.

    Finalmente, se pronunci el sagrado nombre.La animacin fue general y sbita. Hays? Pues,

  • claro: Hays! l es el hombre! Ya le sac lascastaas del fuego a Harding! Y nos las sacar anosotros!

    Salvar al cine! Es nuestro hombre en la CasaBlanca! Se sabe de memoria todos los telfonos deWashington! se es capaz de convencer hasta a unsordo! Es un presbiteriano de raza! Hays! Queremosa Hays, ya!

    Tras una larga andanada de suspiros de gozo, seponen manos a la obra. Es menester redactar eldocumento: la industria del cine norteamericanoinvita a Will Hays a ascender al trono.

    El folio est repleto de tachones: no se les da confacilidad el estilo elegante a estas criaturas nacidasen la escptica Europa. Zukor lee:

    Tomando en consideracin la necesidad dealcanzar un mayor nivel de la industria, de maneraque ste sea acorde a la dignidad que le daesplendor, los abajo firmantes, productores ydistribuidores de pelculas

    En ese punto, uno de los redactores suspirahondamente. Sera que record de pronto algndivertido almuerzo en casa de Fatty?

    hemos llegado a la conclusin de quenuestra industria precisa un autorizado escrutinio

    Bravo! Qu magnfica formulacin! Ella cerrarde golpe las bocas a todos los moralistas: hemos

  • llegado a esa conclusin nosotros solos. Bravo, deveras!

    y consideramos que Usted posee lanecesaria aptitud para ejercerlo, as queconsideraramos un gran honor que Usted aceptenuestra propuesta y encabece la Unin de productoresy distribuidores de pelculas

    Zukor hace una breve pausa y su voz adquiere untono especialmente pattico cuando contina:

    En caso de que Usted aceptara, leabonaramos la suma de cien mil dlares anuales porun perodo de tres aos

    A pesar de su laconismo, esa ltima frase lescost lo suyo. Cuando llegaron a la discusin entorno a la cifra, todos se miraron y suspiraron contristeza. Pero no se podan echar atrs. Hoy mismolos diarios traan las resoluciones adoptadas por tresclubes femeninos: Exigimos la prohibicin de esosdesvergonzados espectculos!. Haba, pues, queapechugar. Con dos buenas pelculas ya dara parapagarle a Hays.

    El desayuno concluy. Zukor sale a la calle.Era un sombro da de diciembre como cualquier

    otro. Las farolas. La humedad. Sin embargo, Zukortiene la sensacin de que el sol brilla y cantan lospajarillos. A quin le importa, en definitiva, si elcine fue creado por Lumire o por Edison? A los

  • holgazanes. A nadie ms. Porque hemos sido nosotrosquienes en verdad inventamos el cine.

    Quienes lo salvamos de todos los peligros que lohan acechado. Hoy mismo lo hemos salvado de unamuerte segura. Y lo hemos hecho nosotros, losZukor, los Fox, los Goldwyn!

    El cine o la poltica? Las pelculas o la accin?La solemnidad de la banca o el sospechoso ajetreodel set de rodaje? Will Hays duda. Honestamente, aun americano genuino como l no se le da muy bien laamistad con esos hombres de negocios europeos. Aellos slo les preocupa el dinero. A Will Hays lepreocupa su alma. Es idealista y presbiteriano.Acude a la iglesia cada domingo. Jams bebe vino.El vino es para las personas pobres de imaginacin.Will Hays puede estar alegre aunque no beba vino.Le embriagan las alegras de la vida, el xito en sutrabajo, la cercana del Creador.

    Cuando quiere concederse un pequeo placer, secome una porcin de helado de ciruelas. Nada quever con el whisky, pues. Tambin al mximopresbtero de la iglesia le gusta el helado de ciruelas.

    Hays no fuma y jamas se entretiene admirando amujeres licenciosas. Es puro ante Dios y ante loshombres. Acaso puede alguien como l ocuparse de

  • dudosas pelculas en lugar de dedicarse a la altapoltica o las operaciones bancarias?

    No obstante, si Hays no toma las riendas de laindustria cinematogrfica el gobierno norteamericanocorrera un grave peligro. Como es natural, el propioHays no va al cine, pero sus hijos Sus hijos juegana extraos juegos y para ellos las pantallas de cineson ms importantes que los libros y los sermonesdominicales. Las malsanas pelculas estnestropeando sus tiernos corazones. Vase un resumende las ltimas pelculas: en una muestran a unsimptico bandido que parece que slo roba a losricos; en otra, se mofan de un pastor de iglesia, quienresulta que se dedica a empinar el codo en secreto ya solazarse con sus guapas feligresas; en la ltima, semancilla el honor de un fabricante supuestamentededicado a engaar a los obreros.

    Qu hacer, pues? Acaso habra que prohibir elcine como se ha prohibido el alcohol? Estaba claroque Zukor y Fox no iban a dejar que se las dieran conqueso. Uno puede beber whisky en casa, biencerradas las ventanas, pero si se prohbe el cine lagente no tendr nada que hacer con sus largas noches.Establecer una frrea censura? Los propiosproductores la estaban gestionando. Mas, servira dealgo la censura? Cortaran unas cuantas escenas,cambiaran los ttulos Pero el veneno seguira

  • siendo veneno. El mal de origen radicaba en quetodos esos Zukor, Fox, Lasky y Loew eran personascarentes de convicciones firmes.

    Haban nacido pobres. Vaya usted a sabercuntas cosas no haban hecho en la vida! No habaentre ellos ni un solo presbiteriano, ni un solometodista, ni un solo baptista. Es cierto que cuandoFatty, el clebre actor, fue acusado de llevar unestilo de vida inmoral, Zukor se apresur a dar laorden de que se destruyeran todas las pelculas en lasque haba aparecido el gordifln cado en desgracia.Pero antes de que comenzaran a aparecer en losdiarios esas malvolas acusaciones, los dueos delas grandes empresas del cine participabanencantados en las comilonas que el propio Fattyorganizaba en su casa. Y vaya si bailaban y gozabanen ellas! Decididamente, nada bueno se podaesperar de esos tenderos. Ninguna censura seracapaz de convertirlos en verdaderos idealistas.

    Para idealista, l, Will Hays!Si Hays tomaba en sus manos el pesado cetro, la

    sociedad respirara aliviada. Entonces, el cine seconvertira en fundamento del orden, escuela debondad, aliado de presbiterianos y cuqueros,gigantesco laboratorio en el que Hays se dedicara ainventar una vacuna contra el anarquismo, elsocialismo y el comunismo. Nadie discute que el cine

  • es, ante todo, una industria. Zukor produce pelculas,como Ford fabrica automviles. Hays nada tiene queobjetar a los dividendos. De hecho, l es el primeroque est dispuesto a participar en ciertas operacionesfinancieras: cuando un hombre se enriquece, se hacems grato a los ojos de la humanidad y del Altsimo.Pero hay que pensar en profundidad. En EstadosUnidos los obreros viven bastante bien. Tienenbaeras y coches.

    Pero alguien puede garantizar que no puedanacabar contagindose de la enfermedad que asolaEuropa? En la vieja Europa, hay un escndalo trasotro. En Italia y Alemania hay agitacin un da s yotro tambin: los obreros se declaran en huelga,toman las fbricas, disparan sobre los policas.

    Hace muy poco, los ciudadanos de bienconsiguieron aplastar revoluciones en Bavaria yHungra. A pesar del hambre y la destruccinreinante, Rusia se mantiene en pie. Como quiera quesea, se trata de una tentacin. Hasta ahora los obrerosnorteamericanos han demostrado una gran fortalezade espritu. Pero quin sabe lo que podra pasar antecualquier desagradable imprevisto? Un perodo decrisis, por ejemplo. Las fbricas comienzan adespedir trabajadores. Comienza a cundir el hambre.Los automviles se venden como chatarra. Nadie sebaa en las baeras. Y empiezan las conversaciones

  • del tipo: Pues, resulta que en Rusia. Es menestereducar a los obreros en el respeto a las leyes,librarlos de pensamientos criminales. A la iglesiaacuden a regaadientes, carecen de tiempo paraprovechosas lecturas, pero al cine Adoran el cine.Tenemos que utilizar esa arma en aras de la felicidadde nuestros hijos!

    Hays mira emocionado a sus muchachitos.Est dispuesto a sacrificarse por la felicidad de

    sus hijos. Est dispuesto a aguantar los desayunoscon inmorales comerciantes y las broncas de losactores. Est dispuesto a renunciar a su ms preciadosueo: estrechar las manos de los ciudadanos en laCasa Blanca. Hays est dispuesto a todo en aras delbienestar de los nios, los suyos y los ajenos.

    Est dispuesto a cualquier sacrificio si lo hacepara garantizar el futuro de la gran Amrica.

    La decisin est tomada, pues. Will Hayspresenta su carta de dimisin. Ya no es ministro decorreos. Ahora es el presidente de una nuevaorganizacin, la Motion Pictures Producers andDistributors Association. Con satisfecha sonrisa,Hays calcula: como ministro de correos ganaba diezmil dlares, como presidente de la Motion Picturesganar cien mil. Exactamente diez veces ms que loque ganaba hasta ahora Nada mal para empezar! Yeso sin contar con otras operaciones comerciales

  • Pero la riqueza no es lo principal. Lo principal es elherosmo, la promesa, el reconocimiento.

    Los peridicos anuncian la noticia de laaceptacin de mister Hays con total delectacin. Lellaman el zar del cine. S, s, el zar, no el rey.

    Llamarle rey sonara grosero. Vale para llamar aquienes se ocupan del petrleo o del algodn.

    Acaso no hay un montn de reyes en Europa?Hay un rey en Espaa, y hasta hay otro en

    Albania. Un rey parece un personaje de opereta. Encambio, decir zar suena salvaje a la vez quetriunfal, porque un zar es, ante todo, un autcrata.Adems, zares ya no quedan en ningn lado.

    Hubo uno en Rusia, pero fue derrocado para darpaso al ms absoluto caos. Tambin el cine padecisu perodo de caos, pero ahora llegaba un nuevo zarpara tomarlo bajo su mando. Que viva, pues, el zardel cine, mister Will Hays, o Bill, como le llaman susamigos! Qu viva Bill I!

    Cuando Moiss descendi del Monte Sina, su rostroirradiaba una luz insoportable, de manera que tuvoque cubrrselo con un velo. Cuando Bill Hays llev alos dueos de las fbricas de pelculas los rollos desu ley, su rostro apareca iluminado por una dichosasonrisa. Como era habitual en l, no lleg andando,

  • sino que daba saltitos, cual joven conejo. Tambincomo era habitual, sobresalan sus puntiagudas orejasy sus ojos azul celeste se alegraban de admirar elmundo de Dios.

    Hays es de baja estatura. Nada que ver conMoiss, por tanto. Pero su voz resuena triunfal yconvincente. Lee su cdigo moral a lossorprendidos propietarios de la industria:

    Queda establecido: Que las leyes no sernobjeto de irrisin;

    Que no se mostrar sentimiento alguno decompasin hacia actos violatorios de las leyes;

    Que los delitos sern mostrados propiamente, enaras de no despertar protestas contra las leyes o elsistema judicial;

    Que se respetar el carcter sagrado delmatrimonio y el hogar;

    Que no se justificar la violacin de la fidelidadmatrimonial bajo ningn concepto;

    Que se proteger de burlas a la religin;Que jams se mostrar a sacerdote alguno en

    actitudes criminales o susceptibles de mofa;Que se respetar estrictamente el culto a la

    Bandera;Que al mostrar ejecuciones en la horca o la silla

    elctrica se respetar el sentido de la medida y elbuen gusto

  • Zukor, Fox y Loew lo escuchan con arrobo.Qu palabras tan sabias! Qu capacidad tiene

    ese hombre para reparar en los menores detalles!Sus preceptos no ceden ni un pice a la lectura delos Diez Mandamientos! Adolph Zukor recuerda susaos de estudio: de Bill podra haber salido unmagnfico rabino Qu bien trabaja! No le pagamosesos cien mil por gusto. Habla como un presidente, seinventa cdigos morales, todo lo sabe y todo lopuede. No es un hombre! Es una mina de oro!

  • 8. Un tierno petirrojo

    WILL HAYS ES ORIUNDO de Sullivan, estado deNevada. En cuanto Hays abandon la poltica por elcine, el empuje del partido republicano en Indianamerm considerablemente. A cambio, ahora hay 232salas de cine en todo el estado.

    Todo lo que Hays hace, lo hace bien. De nio,jams hizo una gamberrada. En sus aos deestudiante, se levantaba antes que todos y era elprimero en aparecer en el aula. Como empleado debanca, lo mismo la emprenda con operacionesburstiles que se pona a rastrear hasta el ltimocntimo descolgado de los libros de cuentas.

    Mientras ejerci como presidente del comit desu partido, cada da diez personas se pasaban de lasfilas demcratas a las republicanas. Siendo ministro

  • de correos, supo publicitar con espectacular xito unobjeto tan trivial como los sellos de correos. Ahoraes el zar del cine y se expresa as con comprensibleorgullo:

    Los Estados Unidos son responsables delcuarenta por ciento de todo el petrleo que se extraeen el mundo, producen el sesenta y tres por ciento detodos los aparatos de telfono y fabrican el setenta yocho por ciento de todos los automviles. Pero laindustria cinematogrfica supera a todas las dems:el ochenta y cinco por ciento de todas las pelculasque pasean sus vivas sombras por las pantallas delmundo proceden de los Estados Unidos.

    El da de Hays comienza muy temprano. Todavaalumbran las farolas de gas y el fro aire de lamadrugada hiela el alma, cuando Hays sale a la calle.Ya ha tenido tiempo de hacer muchas cosas antes:tom un bao y se afeit la barba, mientras ojeabalos peridicos y hablaba por telfono. En el cuarto debao, Hays tiene un pupitre de caucho. Sujetos a lacabeza, lleva unos auriculares. Sale de casa a todaprisa, recin afeitado y conocedor ya de los rumoresdel mundo. Como es natural, Hays habita en la plantanmero treinta y siete de un edificio. l no es elbuclico Zukor. Hays vive en el mismo centro deNueva York. Vive en plena ciudad, pero sobre ella,alejado de sus fervorosos trajines. En las noches, es

  • quien ms cercano est al dios de los buenospresbiterianos. A primera hora de la maana, sedirige veloz a la Quinta Avenida. All juzga, poneorden, exhorta, convence. Es all donde se aplica aeducar al cine, ese sospechoso bastardo, al queintenta encaminar hacia la perfeccin. A lo largo deun ao, Hays resuelve diecisis mil conflictos. Hoy,ochenta y seis. La carpeta Casos de plagios puedeser una excelente propaganda! Hay otro procesojudicial en marcha. Mister Taste acusa a mister Haigde haberle robado un tema muy original a laParamount: el amor de dos hermanos por una mismamujer. Es como para morirse de risa! Este Lasky esincansable! Qu ms? La Fox le pide colaboracin:tienen problemas con la pelcula El mundo patasarriba. En Boston, la censura ha recortado veintitrsescenas para los pases en das laborables y treinta ydos para los dominicales. Los clubes femeninos sesuben por las paredes: Esa pelcula denigra a lasmujeres!, claman. Es una pelcula de accin. Quehagan unos cuantos cambios y asunto resuelto S,diga periodistas? Magnfico!

    Mostrndose en extremo corts, Hays dice a losperiodistas:

    El cine ya no precisa que se censure desdefuera. Cumplimos celosamente nuestro propiocdigo moral. Hemos descubierto el delicioso

  • placer de la autorregulacinMister Martin Quigley, editor del World Herald,

    consigui hace poco un acuerdo entre toda la prensade los Estados Unidos. Naturalmente, lo hizocontando con el apoyo de Hays. Hays le garantizanuncios por valor de tres millones de dlaresdurante cinco aos. Mac Sontayre, redactor del TheNew Movie escribe: Bill Hays es como un tiernopetirrojo Su amistad es tan firme como el Pen deGibraltar Todo el mundo le adora, sinexcepcin

    Cine sonoro? He ah el gran invento! Hablar!Hablar ms y ms! Hays apoy en su momento a laWarner Brothers. Pronunci un discurso ante lascmaras. Ya llevaba pronunciados diez mil discursosentonces. Pero ste fue el primero que pronunci paraser proyectado en las pantallas. Le temblaba la voz:

    Este es un nuevo milagro y yo estoy asociadoa l!

    Fue como si evocara el servicio dominical en eltemplo presbiteriano.

    De pronto, se levanta y sale como una exhalacin.El camarero que lo espera con la comida lista en laplanta treinta y siete se queda con la mesa puesta.Hays va a subir al tren. Se va a Hollywood: hayproblemas con el ancho de la pelcula de celuloide,la Warner tiene dificultades, hay dudas en materia de

  • ideologa: algunos directores estn mostrando elrgimen carcelario en tonos asaz sombros. Dicenque Eisenstein se propone llevar al cine unasospechosa novela de Dryser: hay que pararle lospies! Llega a tiempo a la estacin. El tren sale dentrode minuto y medio. Hay que saber vivir: subir alvagn quince segundos antes de la salida del convoy,cuidarse de las expresiones groseras, responder a lascartas en cuanto se reciben, intentar, cuando se charlacon alguien, que sea slo l quien hable. stos sonlos principios por los que se rige Hays. Son ellos losque le han permitido ocupar una posicin tan alta.

    Naturalmente, tambin trabaja en el vagn.Dicta un cablegrama dirigido al gobierno

    hngaro: Debido a lo ya expresado, nos esabsolutamente imposible aceptar limitacin alguna ala importacin de pelculas norteamericanas. Stop.Nos vemos obligados A otra taqugrafa le dicta:En respuesta a su misiva del 23 de marzo

    A una tercera: Querido Adolph Mientrasdicta, va repasando el ltimo fascculo que le llegajunto a una revista. Una magnfica novelita.Entretenida y llena de un profundo idealismo. Hayque estimular a los jvenes talentos, teniendo encuenta que de galimatas como aquel se poda sacarun magnfico guin. A una cuarta taqugrafa le dictauna carta para el joven autor. Cuatro taqugrafas. Dos

  • secretarias. El vagn. Las ventanas. Los campos. Lavida. Bill Hays est embriagado de vida.

    Canta, cual si fuera el ms tierno petirrojo.En Hollywood est preocupado e incapturable.

    Evita a los actores. Como quiera que sea, se trata dejuglares y l es presbiteriano. Adems, acasoconviene a un rey eso de estarse mezclando con elpueblo llano? La amistad puede tener una desastrosainfluencia sobre la disciplina. Nada de familiaridad,ni de protegidos! Justicia! Los jerarcas de laindustria y los directores de cine son amigos deintercambiar chismes del tipo Sabes que Jack se haliado con esa hngara que En esas situaciones,Hays siempre se levanta como movido por unresorte:

    Perdonadme, pero he de hacer una llamadaurgente

    Ahora procede descubrir la pasin secreta quemueve a este hombre, pareciera que ajeno a todo tipode pasiones. Por qu acept convertirse en el zar delcine? Pudo haberse convertido en el rey de lostelfonos. Cuando ve un auricular negro, la lujuria lenubla los ojos y le tiemblan las manos: tiene quelevantarlo ahora mismo y llamar a quien sea!

    Mientras est en Nueva York llama sin parar aHollywood. Seis mil kilmetros de distancia. Yatiene a mister Lasky al habla Habla unas seis

  • veces al da con Hollywood. Pero eso no le basta.Duerme con sueo leve y asustado, como un

    amante atacado por los celos. Se despierta en mediode la noche. No escribe versos. No suea con lajoven amada. Por el contrario, lo que hace eslevantar el telfono y llama otras dos veces aHollywood.

    Pasional con el telfono, Hays se muestraensimismado y glacial ante los seres vivos. Tan slolos soporta cuando los ve en la pantalla, porqueentonces no son personas. Son apenas sus sbditos.

    Cuando juega al pquer, Hays es un as del bluff.Mucho mejor an se le da hablar con

    norteamericanos comunes. Agita los brazos confervor y pronuncia unas cuantas palabras de buentono. Qu es el cine? Cree que el cine son lasganancias de Zukor o Warner? Las operaciones demister Clarke quien tan bien se la jug a la Fox? Lapublicidad? Los palacios? Las acciones? Pues,nada de eso. En realidad, hacer cine es servirdesinteresadamente a los ideales de la humanidad.Hays repite esas frases ante cmaras y micrfonos,las pronuncia desde las tribunas, en los teatros. Y lohace siempre sonriendo.

    El cine rene todos los principios vivos de lacultura; la ciencia y la industria, el arte y lareligin

  • La ciencia son las patentes de la WesternElectric. El arte, la lucha por las estrellas. Laindustria son los dividendos que obtienen Zukor yClarke. La religin es el cdigo divino que redactel propio Hays.

    Los productores y distribuidores no puedenestar ms satisfechos. Ya hace mucho queincrementaron el sueldo anual de Hays. Ahora recibe150.000 dlares al ao. Adolph Zukor suspiraenternecido:

    No dejo de acercarme cada vez ms al ideariode Hays. Se trata de ideas de veras sorprendentes!

    Hays palidece. No le ruboriza la turbacin.Slo en el interior de su alma se ruboriza. A qu

    tantos halagos? A trabajar! A llamar por sptimavez! Hay que hablar con el ministro! Correr a tomarun tren que est a punto de partir! Darse un viaje aEuropa! Los halagos son absolutamente intiles.Hace todo lo que est en sus manos, y eso es todo.Fueron otros los que inventaron el cine.

    Pero era un monigote de barro. Fue Hays quien leinsufl vida, quien le ense el catecismo, quien losumergi en las puras aguas del Jordn. El cine pudohaber sido un foco de inmoralidad, una escuela parasembrar dudas, un arsenal revolucionario. Bajo elcetro de Bill I el cine se convirti en fundamento delorden.

  • 9. El encuentro conHerriot

    EXISTEN CINCUENTA Y CINCO MIL salas de cineen todo el mundo. Cada semana las visitan doscientoscincuenta millones de espectadores. Esas salas slodeben proyectar pelculas norteamericanas.

    Os proveemos de buena mercanca, os divertimosy os educamos. A cambio, nos pagis un tributo.

    Lo hacis en francos, marcos, libras, coronas,rublos, yenes, liras, pesetas, lei, florines, dinares. Esas de claro y sencillo. Y hay que ser un europeo muytozudo para no ser capaz de admitir verdad tanevidente.

    Francia, como es sabido, cuenta con sus antiguascatedrales y sus vinos exquisitos. Pero Hays no tiene

  • tiempo para visitar las clebres catedrales. El rezalos domingos en una iglesia la mar de sencilla. Y encuanto a los vinos, ya sabemos que Hays nicamentebebe agua de Seltz. Que se ufanen los franceses desus ruinas y sus enmohecidas botellas. All ellos! Lonico que Hays sabe es que los franceses, como elresto de los seres humanos, estn obligados a verpelculas norteamericanas por las noches. Sinembargo, se han amotinado. Quieren ver pelculaspropias. Un tal Herriot pretende enfrentarse altodopoderoso Hays.

    Herriot, vaya nombre! Her-ri-ot!Disgustado, Hays pegaba saltitos en su despacho

    de la planta treinta y siete. Al otro lado del hilotelefnico, Herriot, que hablaba desde su casa,fumaba su pipa con total placidez. Herriot no se leparece en nada a Hays. A l le gustan las evocacionesliterarias. Como le gusta tambin la slida cocina deLyon, sa cuyo disfrute sume el espritu en una dulceduermevela prdiga en inspiracin. El telfono, encambio, le resulta indiferente. Por pura casualidad,Herriot no se ha dedicado a la pesca. En cambio,suele acudir al club Annales para disertar ante lasdamas acerca del templo de Minerva o el rumorde los bosques de Normanda. Tiene anchoshombros y un cabello espeso, pero es un espritutierno. Ha dedicado mucho tiempo a resolver la

  • cuestin acerca de si madame Rcamier conoci losverdaderos placeres del amor. Herriot es un soadory un romntico. No es capaz de valorar losmagnficos productos de la Paramount o la Fox. Y ensu calidad de ministro de educacin popular lecorresponde decidir sobre el destino del cine. Antelos confusos diputados, entretenidos en conjeturasacerca de cundo caer el gabinete, Herriot exclamaen tono pattico:

    Me resistir a la colonizacin de Francia porel cine norteamericano hasta el final!

    Hays no teme las frases hermosas. Pero Herriotno se limita a pronunciarlas. Adems, pasa a laaccin y publica el decreto sobre la limitacin a lasimportaciones de pelculas extranjeras. Y es ahcuando Hays pierde su habitual sangre fra.

    Tiene delante un micrfono. El mundo lo escucha.Y l clama:

    Har todo lo que est en mis manos paraconseguir que ese injusto decreto sea derogado!

    Y no slo sus palabras salen veloces. Tambin lohace l mismo. Viaja a Francia. Se rene con Herriot.Intenta convencerlo. Lo amenaza. Si Francia noderoga el decreto, los Estados Unidos responderncon medidas de presin. Cerraremos nuest