Determinismo astral
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Título: Determinismo astral
Autora: Macarena Ignacia Vergara Moraga

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Determinismo astral
I
Venus y Mercurio
Tus ojos en el río
31 de julio del 2013
Si un día cualquiera me animase a mostrarte estas páginas o si al menos te
detuvieras a revisar unas cuantas líneas, descubrirías que mis palabras van más
allá de un simple y frívolo: “Que lindos ojos tienes” porque es una observación que
cualquier mujer puede hacer. Quizá como una desinteresada contemplación o en
el peor de los casos, a mi juicio, con la intención de ganarse tus segundas
intenciones mediante esa sutil apreciación que te hará pensar que le gustas,
siempre y cuando sepas que el complejo mundo del amor funciona con indirectas,
indiscreción y la infaltable contemplación de las virtudes físicas del otro. Y una vez
que te desenamoras, recalcas los defectos que nunca notaste por encerrarte en la
superficialidad previa al desencantamiento.
A veces me aburro de pensar y reflexionar mientras voy del metro al trabajo
o viceversa. Las horas, tanto en el transporte público como privado se vuelven
rutinarias para cualquiera. Por eso me entretengo observando a la gente que

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también viaja. No presto real atención en sus expresiones, pues son todas iguales;
llenas de indiferencia, amargura y cansancio. Sin embargo hay algo que los hace
diferentes y bastante interesantes. Dedico mi tiempo en contar a las personas de
ojos distintos a los míos, es decir que no sean como los de la mayoría de
nosotros, café oscuro o café claro (no hay gran diferencia)
Mi abuelo me ha contado un par de veces que le habría gustado que una de
sus hijas o nietos hubiera heredado su mirada que es entre gris y celeste,
desteñida por el transcurso de las décadas que no pasan en vano. A mí en lo
personal no me interesaría tener los ojos de otro color, ¿para qué?, no me andaría
mirando todo el día a un espejo recalcando que son hermosos, mas parecería loca
o peor aún, ególatra. La verdad los prefiero en el resto, especialmente en ti.
Cuando contemplo tu armonioso rostro descubro que la belleza no es tan subjetiva
como algunos dicen. La estética se manifiesta con todo su esplendor y yo soy
capaz de apreciarla y utilizarla para armonizar el espacio que nos rodea. He visto
muchos colores en lo que en términos metafóricos vendría siendo “el espejo del
alma” hay color mar, color cielo y verde olivo que representa la vida y la
esperanza. También están las otras tonalidades de un prado verde o como es mi
caso, la tierra variante según la posición del sol sobre ella. Yo diría que son más
cercanos al asfalto sin suficiente iluminación, sin embargo no quiero detenerme en
características personales, dado que mi principal inspiración en estos momentos
es usted, una casual combinación perfecta de rasgos, y quien probablemente, si
me mira fijamente un par de veces más, logrará lo que algunos llaman enamorarse
y yo destaco como remplazar la razón por algo mejor y de mayor complejidad.
Tú me dijiste una magnífica tarde, en que paseábamos por Parque
Bustamante, que no sabías exactamente de qué color era tu mirada. Pasaron
unas semanas en las cuales aproveche mis horas de estudio, trabajo y familia
(pololo e hijo) para no pensar en ti, no obstante, si se me vino a la mente un paseo
al Valle del Elqui que realicé hace años. Mi mente se trasladó a aquel sitio,
específicamente a un río repleto de cuarzos verde claro que me gustaba recolectar
suponiendo que estaban cargados de energía. Entonces la vida nos volvió a

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regalar instantes de tiempo que pudimos compartir conversando de temas
complejos y reflexivos, fuera de los rasgos distintivos de cada uno. No pude evitar
tenerte cerca. Más no me podía acercar naturalmente, porque esto no puede ser
en lo absoluto (eso creía mi lado sensato), al menos en esta vida, pero bastó esa
imagen de ti observándome con dulzura para descubrir que eres como un río
cristalino repleto de cuarzos verdes iluminados por la luz de una mañana calurosa.
No es el azul que algunos afirman con certeza o el verde que otras suponen sin
mayor averiguación. Mi descripción es sin duda la única capaz de definirte y
demostrar que eres único y hermoso como la magia de la naturaleza. O si quieres
un mejor retrato sin caer en exageraciones te confesaré que a partir de ahora Dios
existe para mí, sin importar la lógica que se instaló en mis pensamientos una vez
que ingresé a la aparente realidad que nos otorga la bienvenida al mundo de lo
civilizado y “racional”
Usted (lo nombró así por adquirir un carácter divino) se preguntará el motivo
de que Dios cobre sentido. La respuesta me parece obvia, al vislumbrar una
puesta de sol o la lluvia que seguramente te agrada tanto como a mí, pues
tenemos muchas cosas en común. Pero la presencia de un ser superior me resulta
totalmente convincente cuando concluyo que cada detalle de tu rostro fue pensado
por un ingeniero conocedor de la estética, la armonía y la belleza mejorada luego
de varios intentos por lograr la perfección en el planeta.
Tengo la total convicción de que nunca te faltaran mujeres recordándote lo
guapo que eres y del mismo modo me resulta razonable el hecho de que tu
próxima novia será muy afortunada de tenerte y disfrutar cada vuelta del reloj
aquellos ojos que desearía tener cerca en estos momentos de resignación a mi
falta de libertad. Las circunstancias me mantienen sumergida en obligaciones y
creo que la principal es trabajar para que a mi hijo no le falte nada. Por otro lado,
tengo a mi lado un hombre que si bien no tiene los ojos fuera de lo común, me
ama y me aleja del temor a arriesgarme a ser feliz sin obtener buenos resultados.
Si la utopía de los cuentos de hadas se convirtiera en finales felices y
pudiese vivir lo que sueño despierta, experimentando la plenitud que sólo la

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imaginación sabe darme, estaría orgullosa de tener al hombre más admirable,
según mi subjetividad y por qué no, sin dejar de ser objetiva cumpliendo con
criterios universales de belleza. Evitar las discusiones y el desencantamiento no
sería ningún esfuerzo, puesto que los signos del zodiaco están a nuestro favor y
nos lo demuestran cada oportunidad en que nos encontramos para hablar sin que
el tema de conversación se agote o nuestras personalidades choquen en algún
ámbito esencial. Pues bien, todo es malo en exceso, incluso la felicidad y a lo
mejor me dejarías ante tantas oportunidades con el sexo opuesto. Siendo coqueto,
atractivo y espontaneo tal vez llegarías a ser infiel o no atreverte a decirme adiós
por lastima. Lo más probable es que te alejarías por el simple hecho de que soy
madre y por ende, no te podría regalar todo el tiempo que mereces. Si me
equivoco, disculpa que sea tan derrotista. Es solo que ha quedado demostrado
empíricamente que una mujer con un hijo te hace pensarlo dos veces. La
experiencia de cercanos suele verificar dicha suposición, ayudándome a aceptar la
situación…
No quisiera esperar una nueva salida al Valle para ver tus ojos en el río.
Preferiría que me acompañaras y así descubriéramos el sentido de la casual vida
contando las infinitas estrellas que desde Santiago es imposible avistar. Es sin
duda una maravilla cuando se alza el firmamento estrellado y respiras aire puro
mientras reflexionas sobre lo básicos que son nuestros problemas ante la
inmensidad del espacio. Empero de la atmosfera especial que logra darse debido
a la precisión de todo lo existente, sigo prefiriendo tus ojos y las emociones que
despiertas en mí. He leído que entre nuestros signos hay una magia inexplicable,
y por eso, simplemente concluyo sin demasiado esfuerzo, que el orden de los
astros al momento de nacer es un sinónimo del destino en nosotros, pese a los
rumbos que cada cual toma por error o maldito azar.
Puede que no me equivoque tanto y pierda el tiempo buscando la falla del
destino. Quizá yo no era para ti o te espera alguien a la altura de tu belleza. Yo por
mi parte no puedo quejarme en absoluto. No tendré todo lo que quiero, pero quiero
todo lo que tengo, en especial lo que me he ganado con mi propio esfuerzo. Tengo

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muchas metas y esperanzas de ser feliz venciendo los constantes obstáculos y si
es necesario viajando en un mundo paralelo que la mente es capaz de construir
cuando el alma se ahoga en soledad. No te aseguro que la resignación me
ayudará a olvidarte. Sinceramente prefiero tenerte cerca para que no te conviertas
en un recuerdo más, como suele pasar con la mayoría de las amistades. Si fuera
posible al menos volver a la niñez y jugar contigo por última vez, como aquel
viernes cuando rodamos por el pasto, me sentiría realizada en el presente
inmediato.
Ya ni sé cuándo te dejé de ver definitivamente en aquella época tan lejana a
la actualidad. Son episodios que mi memoria ha perdido y le encantaría recuperar.
Sin embargo por algún motivo fui capaz de reconocerte de inmediato. Tal vez algo
en ti me encanto siempre.
Podré completar mi ciclo, un siglo o unas cuantas décadas que la suerte me
regale para respirar. En ellas buscaré la lógica de estar aquí, en tanto las horas se
gastan como el dinero. Seré como Violeta Parra, inspirada en su amor imposible
para la frase “Cundo miro el fondo de tus ojos claros” en su canción “Gracias a la
vida” y al igual que ella te mencionaré en algún escrito de manera inconsciente.
Conoceré gente de cielo, mar y tierra, con ojos de esos tres colores y desistiré de
buscarle sentido a esta extraña coincidencia de adquirir conciencia dentro de las
múltiples posibilidades que brinda el infinito. Y finalmente, dedicaré mis últimos
años (aquellos en que vives del pasado) para analizar este trayecto,
convirtiéndome en jurada de la historia que me tocó protagonizar como marioneta
de las circunstancias. Por consiguiente, me preguntaré por qué tuvo que ser así.
Odiaré profundamente al reloj por no unirnos cuando el tiempo aún estaba a
nuestro favor, sin embargo nada de lo que escribo es un desenlace inminente…
Escribir posee una gracia muy particular. A diferencia de la realidad de cada
cual, podemos elegir la conclusión de una historia y decidir por nuestros
protagonistas jugando a ser Dios como sinónimo de narrador omnisciente. En esta
oportunidad me limitaré a expresar mi descontento ante la inexistencia de las
líneas más anheladas por quien se involucra en el desarrollo de un cuento breve.

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Cuando el cuento es verosímil es imposible inventar un final, porque el futuro
nunca ha existido, ¿En qué se respaldaría? Todos confiamos en que el sol saldrá
mañana, pero para algunos deja de salir… en tales casos las coincidencias
adquieren el poder sobre los hechos, pero ni si quiera creo en las coincidencias…
Al parecer tampoco creo en el amor, justamente por no tomarme las
emociones tan a la ligera. Es un sentimiento que termina mal y demuestra nuestra
incapacidad de aceptar que nada nos pertenece. Hay otros sentimientos en
cambio que son más fuertes y aseguran, en mi opinión, el triunfo total.
Lamentablemente existen emociones que el lenguaje todavía no inventa y para
expresarlas, tendría que recurrir a la metáfora inserta en la poesía o inventar algún
concepto nuevo para hacer legitima tal suposición.
Cada vez que camine por un bosque en medio de la primavera o las ondas
del océano me abracen seré dichosa porque despertará en mi insensible corazón
una emoción nueva que conocí al tener tus ojos lindos a centímetros de los míos,
iluminándome, y tu boca a ansiosos e inesperados segundos. Si esto finaliza aquí
ya valió la pena. Despertaste en mi por algunos minutos un conjunto de
emociones; ternura, cariño, deseo y tristeza al no ser capaz de detener el tiempo
en aquel instante. Con toda la sinceridad que poseo te doy las gracias por ocupar
el espacio que tenía reservado para el segundo día más feliz gastado hasta el
momento (el primero es mi hijo), debido a un par de minutos en los cuales cerré
los ojos y toqué el cielo literalmente. Me hubiese quedado contigo hasta que la
eternidad finalizara. Lamentablemente es hora de despertar…
Al parecer acerté con la frase apropiada para terminar un cuento y dejar
conforme a cualquiera. Esto podría significar la siguiente suposición del lector: un
día común y corriente, cada cual de la mano con su pareja y dos miradas que se
encuentran en el abismo de lo que jamás se concretó. Sin principio ni final no se
puede esperar que pase de un saludo cortes y el frágil recuerdo de algunos
encuentros frustrados por la resignación y limite moral. Sinceramente prefiero que
un milagro ocurra y estas palabras se conviertan en un libro que llegue a tus
manos en gloria y majestad. ¿Luego de recibirlo al menos me darías un beso? ,

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¿Y ahora que no tengo nada que perder porque he decidido estar soltera?
Quisiera saberlo pronto, pues de lo contrario me tomará varias vidas encontrar
ojos como los tuyos y tendría que empezar a buscar desde ya…
Cuando Mercurio se enamora
9 de diciembre del 2013
Ella era astróloga de tomo y lomo. Cuando observaba el firmamento alzarse
en la noche más oscura de su soledad, no veía ninguna estrella dibujar la palabra
ciencia y aun así el universo y los planetas le resultaban sumamente complejos e
interesantes para considerarlos como tema relevante de análisis. Era tal su
fanatismo que ideo su propia teoría de entendimiento acerca de los astros; dioses
que marcan nuestras vidas de principio a fin. Una técnica de adivinación infalible al
momento de describir a alguien sin necesidad de oír su nombre por vez primera.
Bastaba una sencilla pregunta ¿Qué signo eres?
“Libra” contestó él en aquella ocasión, percibiendo el brillo de mis ojos al oír
su respuesta. Entonces comenzó una larga conversación, a juicio del escéptico,
basada en adivinanzas…
- ¡Excelente! Somos de los más compatibles del zodiaco, porque Venus y
Mercurio son íntimos amigos planetarios
- Y nosotros igualmente amigos – contestó esperando que mis argumentos lo
convencieran o al menos interesaran más en dicho asunto
- Podemos caminar horas, conversando sin aburrirnos. Los estudios al
respecto concluyen que hay una magia entre nosotros, ¿pero sabes a qué
se debe?
- Me imagino. Somos tan iguales que llega a dar miedo
- Somos muy cambiantes y defendemos nuestra libertad a muerte. Por otra
parte las relaciones amorosas muy superficiales no van con nosotros,
porque ambos necesitamos de estimulación intelectual. La conversación es
muy importante, lo es todo.
Con el tiempo, logre convencerlo de aquello que di por hecho sin necesidad de

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comprobarlo. Éramos como dos soles iluminando el abismo de nuestra falta de
determinación. Mi hiperactividad no permitía que estuviera quieta por mucho
tiempo, no obstante, él estaba allí para entretenerme, entregarme el equilibrio de
la balanza inserta en su esencia y estar dispuesto a escucharme con su inagotable
paciencia. Pero no todo es magia y nuestros defectos salieron a flote. No teníamos
el valor de tomar decisiones por miedo a someternos a la inminente rutina que
otorga el compromiso. Finalmente, la ambigüedad de nuestro lazo, demasiado
perfecta para reducirse a una simple relación formal, me llevó a escribir una carta
casi por inercia…
“Cuando el sortilegio lunar rige el día de nuestra llegada, no hay variantes
ajenas nadie puede cambiar nada. Y entonces te encontré aquí, debajo del mismo
planeta; sociable, libre y sereno (así te plasmo en mis letras) Pero este cielo es
variante y la realidad imperfecta. La tensión muy constante, finales felices que
apestan.
No creo que los polos opuestos sean los que se atraen, y sin embargo son estos,
los que resultan y no caen. ¿Por qué me dejaste tan libre? ¿Así como siempre
soñé? Sin intentar atraparme, querer atarme o no sé… tu insistencia hubiese sido
mi mejor contradicción, gato libre que se entrega maullando a su prisión. Por el
contrario actuaste, de la forma más correcta, porque antes de encontrarte el amor
era mi apuesta, un sutil contraste entre pasión y adrenalina que jamás habría
deseado convertir en mi rutina. Por eso marcado en mi esencia, signo y profunda
reflexión, estaba alejarme de quien me produjera opresión. ¿Pero qué pasó
contigo? Si éramos tan iguales, tan malos en cierto aspecto, tan poco
sentimentales… La respuesta la tuve hace ya algunos momentos, mis
conclusiones son tales que abundan los pensamientos. No tuvimos la fuerza para
cambiar, y si alguien debe sufrir, a otros les va a tocar. No hemos perdido la
guerra, aliados podemos ser, como cielo y mar son cómplices sin poderse
conocer, porque colores tan iguales juntos se pueden perder.
Si aún no logras percibir la magia que se ha ido, y aun así este cariño la
pena sin duda ha valido. ¿Por qué serás en mi mente, sueños y pesadillas? Una

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ilusión desvanecida en humo de cigarrillo. Una sombra de mi alma que jamás
durmió conmigo. Algún castigo del tiempo que no te puso en mi camino. O la
palabra más simple, amigo. Dejémoselo al destino, diría si en él creyera, aunque
en verdad ahora quiero, pensar de otra manera, y contemplar un instante, mera
emoción que creaste, con tu mirada clara que refleja mi semblante. Por ahora
seguiremos corriendo por los tejados, quien sabe si enamorados, quien sabe si
acostumbrados… o simplemente arrancando de un compromiso serio, para beber
unas copas y volar por nuevos cielos. Así se disfrazan las rosas que no quieren
ser robadas, con metáfora sencilla te he dicho lo que pensaba. Pues claro,
espinas, lucirnos en las vitrinas, de un mercado que no nos gusta, la sociedad
está en ruinas y ciertos lazos asustan, ¿pero cómo pudo ser? Soñar instantes
malditos, amaestrarme sin perder. Abandonar la delicia, de un nuevo rumbo
emprender, ya que así lo quiero hacer (igual que cientos tal vez) y antes de que
me atrapen, de los gendarmes correr. De todas formas considera que me detuve
un instante, en la calle de la esperanza que en mi ser alimentaste. No me cansé
de esperarte. Sólo llegaron por mí. Así suele pasar con flores y con mujeres. Por
las flores los amantes, y por nosotras quien no debe. Irónico al parecer, porque te
podré tener, en un lugar más hermoso, más digno que el del placer. Serás la
ilusión compleja que no he de poseer. El anónimo de la Violeta que se marchó sin
retorno, un poema de Sabina con libertad de trasfondo.
En los escritos y poemas están los grandes amores, y más fuerte que el
deseo, quienes causan dolores. O mejor dicho se alejan del ámbito social, algo
que la metafísica aun no logra explicar. Así te quiero en una hoja cuando
contemplé el bello mar. Así te quiero en cada tarde que nos podamos juntar. Así
te veo en mi futuro, no te debes alejar. Así lo acepta mi orgullo, pues no te pude
domar. Es que los gatos de ojos brillantes tienen alas para volar. ¿Pero sabes?
También las tengo, y comprendo: es romántica mi frialdad, lo que plasmó y lo que
vivo, carece de realidad. En un mundo oscuro, el que apenas se confiesa, en la
mente y en las sombras de mis faltas y promesas. Qué fácil mentir, decir te quiero
o te amo. Un beso muy frío dar, palabras necias, te extraño, y no sentirlo en
verdad. Cuando escribes es el alma, si aún la tengo, me han dicho que soy mala y

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de asumirlo no me abstengo. Me gusta el juego de enamorar, a mi victima
analizar, hasta dónde puede llegar y así me ego va creciendo. Es un gran desafío.
Luego se pone a llorar y en mi bondad desconfío. Te lo prometo, en el fondo no es
maldad. Me contradigo, una vez más, no sé qué hacer si te vas.”
“Al fin asumes que me amas” fue la respuesta contenida en el interior de un
enorme sobre que por su apariencia, supuse que era apenas el título de una
extensa reflexión. Y más resumida aun fue mi contestación, en un envoltorio
excesivamente grande para continuar la estética del juego. “¿Por qué crees eso?”
Aquella interrogante marcó el inicio de mi suspenso que duró una semana y como
el tiempo es relativo, juraría que fue un mes.
“Si bien para tu signo el amor por lo general resulta un juego, todas mis
lecturas coinciden en un hecho. Cuando géminis se enamora saca a relucir su
lado más romántico, expresando sus ocultos sentimientos con la palabra y cartas
desgarradoras en vez de efusivos abrazos y besos. También te gustan las
historias de amor, pero de uno específico. Aquel que jamás se concreta, puesto
que tienes el don de moldear el amor físico a tu antojo en el plano de la
imaginación. Resulta muy conveniente… a un amor platónico no le debes
fidelidad”
¿Cómo podía explicarle sin redundar en términos confusos qué en todo
este trayecto le había sido fiel? Al menos en el plano fundamental que es la
fantasía, dormía con él cada noche puntualmente a la hora de despertar de la
realidad para echar a volar los sueños.
“Fidelidad no es cuando el perro obedece a su amo por un simple asunto
de dependencia, ya que sabe que este lo alimenta y lo refugia del peligroso
mundo que esta allá afuera...Es más bien cuando el gato; libre, indiferente y
estratégico para encontrar siempre un nuevo esclavo en cada casa, teniendo la
posibilidad de elegir y correr libre como el viento sin requerir de nadie, decide
quedarse con un "dueño" o mejor dicho, dialéctica de reciprocidad en la cual se
necesitan mutuamente superando los límites opresivos del ser humano. De lo

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contrario, se reduce a un mero conflicto de interés. Sólo sin amo ni mascota existe
lealtad.
En un sobre aparte, incorporé mis últimas palabras para sentir que no
faltaba nada que decir. Al menos eso supuse…
El tren pasa deprisa, ¿ya lo has notado? Parecería que no, porque estás
ahí parado. De pronto resulta que sí, al fin lo has avistado. Pero detente, insisto.
Tan impaciente nunca te he visto. Subiremos triunfantes cuando llegue el día,
finales felices tendrán melodía y marcharemos lejos como gaviotas, llorando y
riendo como dos idiotas mojando en las pozas sus botas. Mientras tanto disfruta;
si te gustan las santas o las prefieres astutas. Has que sufran todas por tu
indiferencia, y con paciencia, enseña el camino a la salida de tu puerta. No te
golpeara a menos que sea terca, ¡da igual! Una nueva se te acerca, en tanto la
mejor te espera al final del vagón”.
Los años pasaron naturalmente. No viví como pude sino como quise.
Compañía en las noches frías si mi cambiante personalidad pasaba de disfrutar la
soledad a necesitar de una buena conversación o por qué no, algo de pasión
fugaz…
Al igual que Neruda hallé mi inspiración perdida en la contemplación del
mar desde el ventanal de mi casa, construida sobre un cerro tan empinado como
el poder expresivo de mi mente. Y desde ese paraíso onírico de mis más utópicos
anhelos, recordé infinitas veces el color de sus ojos, de un verde intenso
comparables al de los gatos, asumiendo que las olas los arrastraban cada vez
más lejos en el plano geográfico, devolviéndolos convertidos en tristes poemas y
escritos que nadie leería.
Un instante cualquiera de tantos que he sabido sobrellevar conteniendo la
euforia de lo sorpresivo, nos topamos en el mundo construido por las letras y sus
códigos secretos que juntos inventamos. Sin extenderse demasiado, me dedicó
estas palabras.

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“He conocido tantas mujeres como problemas una vez que las consigo y
me quieren atrapar. Por eso hoy más que nunca te doy las gracias por ser la única
a la cual entregué cariño incondicional por qué brotó de mi alma, en vez de estar
condicionado a un título tal como noviazgo.
Pd: ¿Aun me esperas al final del vagón o podemos acortar el viaje?”
La respuesta de Mercurio fue la siguiente:
“El final del vagón no es el dulce desenlace de una novela ni un momento
determinado por la finitud de nuestro tiempo en el plano terrenal. No quiero que te
vuelvas algo circunstancial en mi historia; aquellos amores que sólo atraen hasta
que los consigues y entonces se vuelven rutina para quienes odiamos la inercia y
la estabilidad. Si gustas puedes venir una noche cualquiera a hacerle compañía a
mi soledad bajo la luz de las velas, mientras nos dejamos llevar por el sonido de
las marejadas y siguiendo el ritmo de nuestros latidos. Te besaré con locura y
juraré que te amo. Hasta podría sentirlo llorando de emoción, rendida ante tu
hipnotizadora sonrisa y el dulce ron que beberíamos. Pero con la condición de que
a la mañana siguiente te levantes sin hacer mucho ruido para que crea que fue un
sueño. De lo contrario no regreses a ser la alarma que me despierta.”
PD: Sin principio sin duda no habrá final entre nosotros. Por eso no intentes
quedarte a mi lado y deja que esta ilusión perdure, más te amo demasiado como
para remplazar la idealización por la simpleza de tu lado humano”
Seguramente Venus y Mercurio serán cómplices por toda la eternidad, al
menos hasta que el hombre amaestre al gato y ese gato me amaestre a mí…
Recuérdame sin perderme
24 de diciembre del 2013
Nuevamente me dirijo a usted, sin esperar nada, aparte de ver, el tiempo
partir lejos y un nuevo amanecer. Árboles navideños y luces ya apagadas son

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testigos lejanos de nuestras miradas, cruzándose en el abismo de horas
desperdiciadas, ¿te extrañé lo sabes? Te lo dije al parecer… por qué ensayé
eseduro encuentro rumbo al cruel placer. Sentimiento nuevo lleno de ilusión, que
no se limita a hablar de alma y pasión. Nunca algo tan efímero supero mi razón, y
lo descubro en mal momento, pues sabes la situación… sin embargo diría al final
de esta historia que a tu ser me amarraría para poder cantar victoria. ¿Sabes
cuan mala he sido, por intentar querer, haciendo un nudo que más tarde mucho
cuesta deshacer…? ¿Sabes quién es el único que en mis escritos presento? -
considerando que en ellos expulso mis sentimientos. Si querer es la estrategia de
posesión sobre alguien, significante superfluo muy subjetivo y variable. Por eso
diría te amo, si te tuviese a mi lado, ya que esta emoción adquiere complejo
significado.
Racimo de ideas que invento a cada rato, y luego las escribo para continuar
mi relato…
Recuérdame sin vergüenza, con la botella en la mano, para que el brindis
de aquella tarde no haya sido desliz en vano. Recuérdame recatada tanto en
esencia como en acciones, sin embargo escotada, falda corta y tacones. También
recuérdame ególatra, superficial y algo loca, al mismo tiempo sensata, con
argumento en mi boca. Momentos tan reflexivos donde el tiempo nos detuvo,
recuérdalos simplemente, por qué la magia allí estuvo. Recuerda que recalcabas
mi subjetiva belleza, para que así, al notarme vieja, no te resulte sorpresa. Miraba
tus ojos claros; contrastando con verdes prados que recorrimos hablando sin
consumar el pecado; hasta que su reflejo, en los míos quedo grabado.
Recuérdame cuando encuentres en un baúl de tu mente, mis cartas y mis poemas
cada vez más recurrentes. Entonces cuando eso ocurra, sólo recuerda una cosa,
que soy la abuela de tus nietos, seres que aún no se esbozan. Por ahora somos
dos, libres gaviotas que escapan, en tanto yo me pregunto ¿por qué no vienes y
me atrapas? Me escondería en aquel bosque interminable de Algarrobo, y aunque
solía ser libre te dejaría ser el lobo. No correría deprisa ni buscaría escondite. Tú
serías la risa y mi más dulce confite. Te dedicaría hasta el último de mis suspiros

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guardados, los sentimientos que hoy finjo no serían ya inventados. ¿Qué hago con
mi ideología, fuera del marco político, si pensé que el amor subsistía en un plano
metafísico?
Se desmoronan mis teorías y con ellas sus conceptos. Se arrancan los
planteamientos de compañía y cariño, aquellos que defendía como su juguete un
niño. ¿Dónde dejo el auto retrato que definí hace un buen rato?; ¿cómo apartar
frustraciones que se quedan aún si trato, guiada por las ruinas de una familia
desecha y cuando surge la esperanza aquel fantasma me asecha?
Sé que al igual que yo, sabrías sobrellevar el caos. Referente familiar, son
los padres separados; un lazo que se destruye, cuando el supuesto amor huye.
Las gaviotas no vuelan, las arrojan las nubes… Realmente deduces que todo fue
una mentira, proyecciones de infancia a la basura se tiran. No hay príncipes, no
hay princesas, fueron dos grandes certezas. Ni hombres con delicadeza, son
podridas las cerezas…
Cabello rubio, mirada sublime, todos los males suprime. En el ajedrez
perdería interminables veces, con tal de que sola en el juego no me dejes.
Estabilidad, compañía y halagos, me han ofrecido por montones. Hombres
buenos y preocupados en todas las situaciones. ¿De qué sirve el cielo que
ofrecen? ¿Qué me hagan sentir deseada, si al momento de ser su novia, resulto
una desgraciada? Una espina venenosa que no escogió ser espina, y se disfraza
de rosa decorando las vitrinas. Una actriz totalmente, para esta sociedad demente,
desarrollo espiritual incipiente, que en apariencias se basa y por ende feliz no se
casa. No es intención de actuar mal, simplemente confusión. Desde que me
dejaste marchar no es mía la decisión. Te pienso tras cada beso, brotas en miles
de instantes. No debería contar esto, pero ocultarlo es estresante. La
transparencia del cielo se refleja en tu semblante y cada caricia tuya para mi
cuerpo es un arte. Iris hipnotizante, perfecta esfera encandilante, atributo
suficiente para de ti enamorarse. Te abrazaría sin soltarte en nombre de los años
perdidos, toda una noche incesante en nuestra alianza, coludidos. No bastaría la
luna tras su regreso y partida, ni tampoco algunas horas para saciar la fatiga. Por

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eso cuando el destino ordene, nos iremos a un mundo sereno donde las olas van
y vienen y todo el año es enero. En un balcón con vista al mar estará nuestra
habitación y cartas recibirás en cada nueva estación. De halagos te llenaría
resaltando tu belleza, estando cerquita tuyo se esfumaría mi tristeza. Si existiese
Dios haría una fiesta por nuestra unión, de lo contrario nosotros con fuerte tequila
y ron. Beberíamos cerveza eternamente en el balcón y en los hijos
demostraríamos la perfecta combinación….
¿Cuántos labios hemos besado? Yo los cuento con las dos manos, ¿y con
cuántos hemos volado? Con sentido sólo a uno he dado… suelo preguntarle al
abismo y al ser Supremo mismo, el porqué de la afinidad en la personalidad.
Resultante, complicidad y una amistad de verdad.
Te lo he dicho de variadas maneras, aguarda. Aún te esperan largas
noches donde en fuego ardas. Faldas a elección, con la disposición, de servir
como adorno a cada nueva ocasión. No fui la primera, segunda, ni tercera. Con
decir que en la lista no ocupo lugar si quiera. No obstante se conformarme con ser
la que más te quiera. Sin verte constantemente, sin poseerte, tengo hoy la suerte
de encontrar en el azar una emoción sincera que no es común y corriente.
Recuérdame despistada buscándote en Bustamante, después de una larga
década al contexto irrelevante. Recuerda el abrazo intenso a la salida de mi casa,
sensación de regazo efímera, azúcar disuelta en taza. Recuerda el permanente
anhelo de estar solos en los parques, evitando así los juicios de señoras
expectantes. Cada episodio recuérdalo si no te opaca la vejez, vivir de recordar
entonces la única salida es.
No me dejes morir sabiendo que acerté en cada convicción, asentada en el
pesimismo que inunda este corazón. Respirar casi sin sentido, errando
continuamente, con la persona equivocada y maldiciendo a mi suerte. Si se
apartase la dicha, bien sabría ser fuerte, preferiría sin duda, volverme materia
inerte. Segura estoy de no merecer otra cosa que soledad, por no dejarme domar
en nuestra errada sociedad. Al diablo esta porquería, anillo de plata fina en tu

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mano colocaría para sellar la contradicción, de indómita felina parida sin corazón.
No me dejes morir sabiendo que los sueños son de cartón y la realidad se limita a
rutina y resignación. Algunos disfrutan la inercia, también la estabilidad. Yo en
cambio preferiría la acción y la novedad. Mejor dicho la adrenalina de alguien que
piense igual, ser ligera hoja en el viento en ningún caso estaría mal.
¿Cómo manejo el presente? Supongo que actuando prudente,
determinando de a poco. Dijiste que no te importaba, tal vez por eso a mí
tampoco. Qué probara las aguas, no te causaría celos, sonando idéntico a balas,
en el pecho hirvió el acero. Obediente te hice caso, ¿y de qué me sirvió? No va
conmigo el despecho y sin embargo se dio.
Cuando Mercurio se enamora II
10 de febrero del 2014
Nuevos paradigmas discordantes:
¿Qué te inspira cuando ya lo has dicho todo agotando las palabras
esenciales? O mejor dicho, ¿quién eres en realidad cuando dejas de actuar
acorde a tu signo volteando todos aquellos paradigmas que guiaron este trayecto
hacía la creación de un ser individual? Una mujer con convicciones claras que
suponía conocer los sitios más recónditos de su sospechada alma tras
demostraciones empíricas de la superficialidad presente en el amor…
¿Amor? Siempre buscábamos su significado, contrastando el amplio
concepto con ciertas emociones parecidas, disfrazadas de un mismo vocablo, a
nuestro juicio, igualmente ilusorias. Tras un análisis exhaustivo, indagábamos las
semejanzas de tales definiciones con la relación basada en libertad que nos
construyó convenciéndonos de que fue decisión propia. Desde luego, no llegamos
a nada certero, sin embargo no es motivo para avergonzarse. El comunista y el
derechista nunca encuentran el término medio ni son capaces de respaldar
sendas ideologías en otro argumento que la creencia misma. Al igual que la
religión, todo se resume en razones, las cuales se interceptan en un punto común
llamado duda. Entonces finalmente las teorías no pasan de la incertidumbre

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comparable a la dialéctica entre el árbol y la semilla, pues vuelve a brotar infinitas
veces igual que la búsqueda de la verdad tras la duda y el regreso de la eterna
confusión.
Si bien nunca hallaremos respuesta a la interrogante que nos convoca una
vez que realizamos un estudio epistemológico de amor, es factible inventarse una
solución gracias a la libertad individual de construir la realidad en base a ciertas
doctrinas infundadas por nuestra percepción de las emociones. En particular,
como bien sabes, guío constantemente mi vida intelectual a partir de una filosofía
espiritual, más bien esotérica en vista de que el escepticismo no conduce a nada.
En el plano espiritual es posible desprenderse de nociones erradas y la alineación
con el resto, tomando generalmente sus elementos negativos suponiendo que
obtendremos mejor resultado. Naturalmente es doblemente sencillo que indagar
en la mente buscando la iniciativa propia. Felizmente puedo decir que encontré la
anhelada verdad en los astros. No es necesario demostrarte nuevamente la
verosimilitud de tal afirmación, pues lo has corroborado en nuestras
personalidades y sus puntos favorables, sin embargo en esta perfecta ocasión de
reunirnos en el plano de la escritura, desligaré eldesconcierto, soltando las frases
reprimidas por el orgullo, estrechamente relacionadas con la antes mencionada
magia planetaria.
Cuando tomé la determinación de aceptar dar inicio a un juego que
acabaría en una inminente relación de pareja, no lo hice sin antes planear un
encuentro contigo, esperanzada de conseguir en tus consejos la decisión final.
Cara o sello fue el reto que nos puso el destino para manifestar su voluntad de
manera sutil y cómo somos sus subordinadas marionetas nos entregó la original
idea de conceder toda la responsabilidad de nuestra falta de empuje a un trozo de
metal oxidado cuyas figuras simbolizan el todo o nada. El juego acababa de
decidir, tal vez aquello que mi subconsciente añoraba considerando el deseo
constante de dejar al padre de mi hijo por lanzarme a la aventura de ver qué
pasaba con el apuesto hombre en quien no dejaba de pensar desde el día que dio
lugar al insólito reencuentro. Cambiamos de tema casi de inmediato esquivando la

19
frustración de no concebir el límite entre la independencia y el sentido del
compromiso. Lo único que recuerdo fue la sorpresa al comprender que me
dejabas libre para hacer y deshacer a mi antojo convencido además de que me
podrías tener cada vez que quisieras. No me niego a admitir tu presumida certeza,
ya que el orgullo te lo concedo sin problema alguno, no obstante debo asumir que
me complico bastante quedar a merced del primer ofertor que cumpliese con tu
petición. Quizá era el momento de estabilizarme – pensé – despechada por el
desdén de tu exagerado desinterés de posesión sobre alguien por muy mínimo
que fuese. En una segunda instancia, medité sobre aquel pensamiento tan
anticuado y tradicionalista, mejor dicho machista, ¿necesitar de un hombre para
sentirme acompañada? Por el contrario, era lo que menos necesitaba. Para eso
están las amistades, los panoramas y los amores platónicos diez veces más
fascinantes…
En resumidas cuentas me volvieron a atrapar, ni yo comprendo el por qué.
Es equivalente a tropezar con la misma piedra reiteradas veces, ¿definitivamente
soy un completo desastre? Al parecer sí. ..
El mercado ofrece gran variedad de personas diversas dispuestas a
enamorarse perdidamente con el transcurso de los meses. Si eres medianamente
linda ya tienes la entrada conseguida y es cosa de tener un coeficiente intelectual
normal para volverte interesante y sobrepasar los límites del deseo carnal.
También puede ser iniciativa propia ser mujer de una noche, el punto es que no se
diferencia demasiado a la economía de libre mercado (siempre hay algo que
agarrar)
El problema originado fue el siguiente. No me considero alguien consumista
en lo absoluto, de hecho prefiero la exclusividad. No barato por montones, sino
más bien caro y exclusivo, ¿comprendes no es así?
Aguarde al interior de la tienda un par de horas. Vi pasar de todo, nada
inalcanzable por cierto. Cuando ya estaban por cerrar decidí marcharme, no

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obstante al darme cuenta de que habían tomado mi mano para salir, era
demasiado tarde, ya no había escapatoria…
Tanto marrón en las miradas que se cruzan casualmente por las calles. Él
no fue la excepción. Por eso me prometí no volver a mirar el cielo, ya que el
simple hecho de contemplar su color situado sobre cualquier árbol, se volvía el
paisaje de tus ojos. Infernal paisaje inolvidable y sobre todo excepcional. Por otro
lado, el roce de sus labios no era capaz de convencer a mis parpados de cerrarse
y en caso de hacerlo para ocultar mi desinterés, sólo deseaba que el reloj se
acelerara para apartar la cruel realidad propia del ciego. Es que tanta atención,
bondad y detalles aumentaban la contradicción entre mi ingratitud y su exagerada
entrega. No quise tomar el papel de mala en la novela, claro, si se le puede llamar
novela a un lapsus tan corto de mi vida. (Eso supongo)
Tanta comparación me llevo a las mejores deducciones. Todas las
proyecciones a futuro que pudiese realizar en la fugacidad del presente, se
resumían en la ironía misma de concebir como única estabilidad posible para mí
existir, aquella que tu libertad quisiera otorgarme. Matrimonio e hijos se
transformaría en la estupidez con mayor sentido, estética ante tanta hermosura
que desprende tu armonioso rostro cumpliendo con las exigencias de mi
subjetividad.
Nos reunimos nuevamente. Supe de inmediato que me dirigía rumbo a la
guarida del lobo y la tentación desencadenante en inminente impulso hacía tu
rostro. Con figurada infalibilidad me pediste que esperase cinco años, ¿para qué?
No fue necesario especificar, sin embargo, dicha frase sin terminar se torna
análoga a un final abierto a la interpretación de los lectores, cuyas mentes,
trastornadas por diferentes motivos, pueden esbozar presunciones totalmente
opuestas. Conforme te sugerí que así fuera, comprometiéndome a aguardar
paciente.
Llegó el agrio momento de tu partida, acompañado por el sol que se perdía
junto a ti camuflándose en el dorado cenicio de tu cabello que con su luz se vuelve

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oro mismo. Sentí cuanto de adoraba. Juro por primera vez en mi maldita y aunque
no lo creas, muy caótica vida, que los sentimientos eran construidos al interior del
alma en remplazo de las significaciones derivadas por Saussure en lenguaje
referencial y simbólico. Quise tener la confianza de rogar verte de nuevo la tarde
siguiente; fuese una hora o apenas un relámpago de tiempo, me hubiese sentido
conforme empero de su relatividad, sinónimo de brevedad bajo la trama de
incesante goce.
Los acontecimientos siguieron su inevitable transcurso viajando como
gaviotas sin posibilidad de retroceder. De la misma forma volé con la vista fija en
mi horizonte, encontrándome con un enredo casi irreversible durante el trayecto de
la existencia palpable, condicionamiento fundamental de la sobrevivencia, ¿tú qué
haces cuando corres y al mirar atrás, la bola de lana siguió cada paso
convirtiéndose en una segunda sombra?, supondrás que no es sencillo resolver tal
lío. Es difícil por qué aparte de confesar su repentino enamoramiento ahora
suplica que no lo deje puesto que me ama. Es una situación compleja más el
padre de mi hijo me ofrece el cielo, la tierra y mejor aún, la familia unida de las
utopías, la confianza de ser amada y la posibilidad de liberarme de todos aquellos
conflictos ocasionados por nuestra separación. La angustia todavía yace en su
cara y lamentosas palabras, ¿Cómo debe actuar una mujer compasiva ante dos
hombres esperanzados por mi maldita indecisión, en tanto el tercero, como un
todo, no dice nada de lo que sueño? Mi alma de desmorona. La paradoja habitual
de” amar sin ser amado y amar a quien no amas”
La culpabilidad del mal ocasionado la logro sobrellevar desahogándome en
lágrimas encerrada en mi habitación con el objetivo de no ser descubierta en un
acto tan privado, al menos, en lo personal, no soporto observar la caída continua
de lágrimas que esperan mis discursos de ánimo improvisadas. Consuelo que no
se entregar. El problema es el siguiente. Leerás esta especie de carta y tus
comentarios se limitaran al de las anteriores. No habrá sorpresa ni insólita
novedad en tu crítica, no vendrás a buscarme como el héroe de las novelas, ni me
entregarás el amor incondicional ofrecido por ellos. No obtendré algo reciproco

22
dada la falta de merecimiento, ¿será que la significación totalizante de Cupido
espera me resignación a tal suerte invitándome a utilizar la razón cuando
verdaderamente Mercurio no encuentra afín superior a aquel otorgado por Venus?
No necesito que me ames así como lo hago yo, desde el momento en el
cual advertí el significado real de dicha expresión. Me basta con el sonido de tus
armónicas aguas para calmar la tempestad de mi invierno lúgubre y sombrío. Una
noche de infinitas estrellas
Incluso me conformo con que me digas por última vez: “haz lo que quieras”
así me rindo o por el contrario, sigo siendo la misma alma obsesiva que lucha por
sus sueños, sin otorgarle importancia a las probabilidades y el margen de error.
14 de febrero, de muertos y pesimistas
14 de febrero del 2014
¿Qué se celebra el 14 de febrero? ¿El hecho de que San Valentín fue
apaleado y decapitado ese mismo día por defender una convicción o simplemente
no haber podido consumar su amor por una mujer ciega a la cual le devolvió
milagrosamente la visión, siendo ejecutada la condena al día siguiente de enviar
su carta de despedida? No sé bien como fue esa historia. Yo en lo personal
celebro la posibilidad de continuar escribiéndote sin restricción alguna pese a que
debo ser muy cuidadosa. El tiempo aún está a mi favor a diferencia de aquella
época (remontándonos a Roma del año 270) cuando Valentín celebraba
matrimonios en clandestinidad burlando las amenazas del Emperador Claudio II,
quien consideraba el amor como el principal antagonista de la eficacia en sus
guerreros. Si bien lo principal era servir al Imperio, su rebeldía lo llevó a dar su
vida por ver parejas felizmente casadas. Lamentablemente la vida no es recíproca
con las acciones y por ende, lo único que recibió a cambio fue la ejecución.
Ahora me resulta un tema complejo hablar de dicha fecha, a pesar de mi
constante ironía y burla hacía quienes lo celebran, incluyéndome a mí, pues
probablemente cuando esta carta llegue a tus manos, ya habré festejado,

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entregando mi mejor actuación. El simbolismo adquiere sentido en mi corazón,
tomando en cuenta que está demostrado que de él brotan los sentimientos, dada
la frecuencia de los latidos, cuya rapidez brinda a la conciencia certeza, duda y
desconcierto…
En palabras breves, el verdadero significado de esta invención humana
ligada al consumismo es el amor prohibido, aquel difícil de concretar por diversos
factores. Seguramente bajo el contexto de Roma, serías un guerrero defensor de
tu patria y conociéndote, difícilmente se te hubiese pasado por la mente casarte
ante tal exigencia del Emperador, incluso existiendo la posibilidad de dirigirse al
sacerdote más valiente y arriesgado de todos. Y bien, en caso de ser la mujer en
cuestión, tampoco habría tenido la necesidad de exigírtelo, en oposición a las
otras. Habrías quedado libre de acción y pensar, al igual que los gatos. Ellos
seleccionan su dueño y he aprendido que entre más libres los dejas, más leales
son, sin necesidad de encerrarlos para que dejen de rasguñarte.
Me parece una introducción adecuada para iniciar esta carta, ya no como
un cuento lleno de metáforas y sitios inventados con el propósito de ocultar ciertos
pensamientos entregando la escritura al don de la sutileza y la insinuación. Es que
no entiendo como veinte cuatro horas del año, destinadas exclusivamente a todo
aquello referente a “amor” no las pasare con la única persona que ha logrado
otorgarle una significación propia a tal palabra. Comprender que la sociedad esta
errada al compararla con aprisionar, obligar, o acosar. O tal vez se adecuan a su
propio concepto y en realidad la compatibilidad del zodiaco por ser signos de aire
e íntimos amigos planetarios, nos dio la ventaja de ser bendecidos por una magia
propia de los rasgos de nuestra esencia. Una magia que se pierde cuando
sostengo la realidad con las cadenas que me atan a ella. Intento olvidarlo por un
instante, hasta que miro casualmente el peluche que me regalaste y actúo de una
forma poco usual que incluso me avergüenza y preocupa, abrazándolo con fuerza,
imaginando que eres tú, que aún estamos sentados en la banca de una plaza,
aunque esta vez el tiempo no hace caducar los lapsos de tiempo que surgen de la
nada y quedan en mi memoria para recordarme en los peores momentos que

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después de todo vivir no es malo. Inclusive te confieso que por las noches duerme
a mi lado y la oscuridad no parece un obstáculo para dormir tranquila. Inclusive te
confieso además que has aparecido en mis sueños muchas veces superando las
que cuento desde la tarde del reencuentro.
Recuerdo aquella vez en el Parque O´Higgins. Reflexionando juntos como
siempre, buscábamos el límite entre instinto, deseo y amor convocando al poder
de abstracción. Tú insistías en tu conclusión medianamente justificada, con la
certeza de que lo nuestro era netamente instintivo pese a la ventaja de tiempo que
teníamos frente a otras personas. Entonces me pregunto, quizá como un contra
debate o tan sólo respondiéndome a mí misma, ¿Por qué cuando tuviste la
oportunidad de agregar una más a tu lista, me negaste con vagas escusas? En lo
personal, tanto en sueños conscientes como inconscientes he inventado la
sensación de hacerte mío, llegando a convertirse en una idea curiosa y
expectante, jamás merecidapor hombre alguno. Es más, si pudiese definirme, lo
haría como un ser completamente racional, lejano a lo instintivo, por lo tanto, el
deseo te lo entrego en forma de emoción en vez de característica de cualquier
mujer un tanto animal. En otras ocasiones en cambio, indagué en mis ideas más
estratégicas buscando un modo eficaz de estar sola contigo para descubrir
finalmente la gran diferencia. Lo mismo que buscan los filósofos por medio de la
epistemología. Delimitar la diferencia entre un concepto y otro, para hablar de las
cosas con un sentido claro, sin caer en ambigüedades. Sin embargo, no habría
sido la mejor decisión dejarnos llevar por la adrenalina de un rato breve, así como
hacen todos cuando ante la falta de tema no tienen nada más que hacer. Además
adaptándonos a una novela, no sería el capítulo adecuado bajo la complejidad de
su contenido y dejaría a los lectores desconcertados. No sé por qué, pero lo sé, tú
me entiendes. En fin, cuento corto, el sexo es muy importante en tu vida, dijiste
que lo nuestro era instintivo y bien… aunque se nota que te gusto, no pudiste
concretar. No sé si es bueno o malo, puede que demasiado mágico y excelente
para ser cierto.

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Quizá parte importante de madurar es asumir los aspectos negativos de la
cotidianidad y el destino que nos hemos buscado. Te mentiría si dijese que no
tengo unas ganas inmensas de ir contigo a la playa, en donde como te he dicho
ya, no hay espacio ni tiempo. Seriamos sólo nosotros y me sentiría completa al
igual que el mar y su incuestionable perfección. El brillo del atardecer y sus últimas
luces que anuncian un adiós con retorno, resaltaría el color de tus ojos para hacer
mi vista dichosa, equivalente a contemplar una esmeralda o un puñado de
crisopas que son piedras preciosas. Los sueños no tendrían nada que envidiarle a
este mundo que se vuelve decepcionante cuando recién despiertas de un sueño y
más aún cuando lo olvidas de un segundo a otro. Pero las tardes caminando por la
arena se resumen en mirar las estrellas infinitas que logro apreciar gracias a la
oscuridad. El firmamento acompañado de las fuertes olas son una poesía
audiovisual que yo intento recrear tras el retorno de la inspiración que vuelve única
y exclusivamente cuando pienso en ti.
Desde la soleada tarde en que nos vimos después de trece o catorce años,
sentí esa atracción que indica el inicio de algo, aunque no sabía específicamente
de que. Definitivamente no se le puede llamar relación. No se dio cuando estuve
soltera y deje en tus manos mi decisión final sin decírtelo si quiera, y menos ahora
que a juicio del resto he formado una familia, estoy junto a un hombre que me ama
y finjo demasiado bien. Por eso, no pido otra cosa de tu parte que sepas cuanto te
adoro en el plano de los siempre que nunca terminan. A juicio de mi percepción es
el sentimiento más transparente y desinteresado que he manifestado y perdurará
mientras seas tal cual eres. Pero el presente inmediato es comparable a un hito
histórico, por primera vez hay algo a que aferrarse para darle sentido al plano de
las emociones y ese sentido es que en la clandestinidad de mis escritos sabrás
que te amo, por quién eres y en el plano metafísico, aquel que no se puede
explicar con palabras ni justificación alguna. Aquel que ni yo logro expresar con
palabras.
Extrañar

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1 de abril del 2014
De un modo más sincero que intencional, te debo sí o sí confesar, que
desde aquella vez te comencé a extrañar. De un modo u otro comprendo que esto
no va conmigo, asumo que somos amigos y difícilmente va a cambiar. Es que no
puedo evitar pensar en aquel futuro que lamentablemente percibo como sueño y
no realidad. Admito ese es mi pesar en esta vida pasajera, en donde viviré de la
espera mientras aun pueda respirar.
No sé qué te cuestionas, en que piensas cuando mi imagen por algún
motivo casual aparece en tu mente, probablemente junto a un peluche de mi
abuela al lado. Tampoco sé, naturalmente quien eres, aunque lo deduzco cuando
descifro algo en mi propio ser y comprendo así que somos tal para cual. Mucho
menos conozco tus sentimientos, me resulta imposible partiendo de la base que
recién estoy comenzando a descifrar los míos…
Cuando te llame Venus, fue por qué conocí tu esencia con percepción y al
mismo tiempo adivinanza astrológica. Luego de suponer, comprobar y
maravillarme con tal acierto, me propuse lograr algo en ti, marcar la diferencia, al
menos para sentir que el juego iba de igual a igual, más sabía que con tu paz, tu
gentileza, tu inevitable e inherente seducción y la combinación de tus ojos con mis
gustos perfeccionistas, harían brotar de mis sinceras palabras un maldito te amo.
No como los habituales, por cumplir, pedido o simple título de relación.
Pensando en ti diariamente como lo hago (y reconozco sin vergüenza)
siento esa palabra sin decirla o imaginarla. De tal forma, medito sobre la situación
(generalmente sin necesidad de aspirar el humo de la yerba del meditador por
excelencia) y descubro que se han volteado todos mis antiguos paradigmas,
volviéndose retrogradas y dogmáticos. Ya no desearía ser libre aunque pudiese
volver a serlo. Preferiría mil veces que fueses mi único dueño. Podría ser tu geisha
japonesa tal vez, aquel prototipo de mujer aún no retratado por la sociedad ya que
es menos evidente. Es decir sumisa por libertad y no por dominación. Sumisa por
amor y no por mero interés, ¿comprendes?

27
Lamento que estés tan distante, no sólo en distancia geográfica sino
también en años luz de incertidumbre con respecto a qué pasara con nuestras
vidas. El día de mañana tal vez aparezca una mujer con carácter represivo como
sucedió a nuestros padres, víctimas de la influencia sicológica y actitudes tan
inexplicables que ni el psicoanálisis ha podido dar con la respuesta. Sería
lamentable por qué me sentiría derrotada y si hay algo que no soporto es perder.
Sería dramático por qué en vista de que la vida es un préstamo que hay que
aprovechar, jamás volvería a sentir lo mismo (juro que jamás) y obviamente
tampoco conseguiría dar lo mejor de mí, auto exigirme, querer ser perfecta o para
ser por fin literal, hacerlo con ganas, pues si con sólo imaginarlo ya es mejor que
lo otorgado por la experiencia (donde no cuentas todavía), definitivamente he
logrado complementar el deseo con la emotividad.
Entiendo que eres un gato que arranca de quienes ensimismadas por tus
ojos semejantes a dos perlas, se ven obligadas a correr tras de ti. Por ende te
dejaré que corras, en tanto recuerdo una frase de alguien que ya no está en este
mundo: “si los dejas tranquilos llegarán solos a ti” esperando además que sirva en
el ámbito metafórico (se refería solo a la mascota)
Quisiera que en esta nueva ocasión las palabras bastarán para decir cuánto
te extraño, sin embargo creo que la única forma de precisar sería dándote un
abrazo ahora mismo para mostrarle a la gente que pasea por Parque Bustamante
la envidia que deben sentir al no experimentar una sensación tan armoniosa al no
estar conectados espiritual y físicamente con el otro, sin ser capaces de sentir más
allá de lo superficial, de la individualidad y la domesticación; del interés mutuo y la
atracción momentánea sin el respaldo de una historia que por orden lógica de este
universo prometedor, no puede terminar mal.
En caso de no estar en un parque, los únicos límites para abrazarte hasta
no poder estar más cerca de ti, sería aquel que tú siempre estableces cuando
realmente no quiero soltarte. Si bien era inicialmente un interés mayor por ocupar
un lugar en tu amplia lista, era apenas para sentir que no faltaba nada por
concretar entre ambos. Por consiguiente, sin quedar nada pendiente pretendía

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olvidarte, no obstante hoy comprendo que mi interés más verosímil es que de una
vez por todas, el tiempo se detenga, sin gente ni relojes sonando. De abrazarte
con tanta fuerza que lentamente consiga ser tuya sin necesidad de estar en la
vieja lista. Podríamos crear una nueva cuando la vida nos regale dicha
oportunidad y pueda leer el lenguaje de tu piel, después de hacer mía tu mente.
Ojala nuestra existencia se prolongue lo suficiente para aprovecharte como
aún no consigo. Para ir contigo a un lugar sin tiempo ni espacio tomando uno o
dos barriles de cerveza mientras miramos la puesta de sol para reírnos como
siempre del romanticismo tradicional y lo cliché.
Ojala podamos correr por la playa y salir del mar con hipotermia de tanto
bañarnos en sus aguas frías. Al anochecer te mostraría las cuatro estrellas
simétricas de las que te he hablado y podríamos reflexionar de cualquier tema sin
necesidad de volarnos o incluso podemos hacerlo si tú me lo permites. Ya ebrios y
cansados a eso de las seis de la mañana dormiría sin necesidad de soñar contigo.
Bastaría con tenerte a mi lado y por primera vez no sentirme incomoda con la
compañía de un hombre en el colchón.
Pasaría el día entero contemplando la luz del sol sobre tu iris reflejando el
cielo del mismo modo que lo hace con el mar y tras esa acción, compartiríamos
nuestra locura que para otros era incomprensión y finalmente se convertiría en
momentos felices que no volvería a vivir con nadie. Usando las palabras correctas
y manchadas por lo típico del ser humano, te haría el amor hasta recuperar los
años perdidos y puede que un poco más. Haría lo que quisieras las horas que
quisieras y disfrazada de caperucita correría por el bosque del Canelillo, hasta que
con tu rapidez y fuerza me vencieras dejándome en el suelo dichosa de ser tu
víctima; recordando que un día frío, a principios de marzo me propuse nunca
volver a verte, y sin embargo, allí estaría sujeta de tus músculos, aguardando que
me devorases en la realidad no literaria.
Noches pasar
29 de abril de 2014

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Vi noches y noches pasar desapercibidas por la relatividad de mi
conciencia, sobre la base de poca importancia en remplazo del tiempo y sus
dimensiones variadas. Algunas quizá soñé para remplazar la realidad por algún
invento de mi locura que pareciese interesante. Otras en cambio reí y bebí con
mucha gente que hoy simplemente flota en un abismo más allá de la renombrada
luna. Pero te puedo jurar con la certeza de mi percepción inmediata y venidera,
que jamás valió tanto la pena como aquella noche que compartimos. Por fin el
Dios que a diferencia de nosotros, si existe, se apiado de la petición constante;
tenerte a mi lado sin límite de tiempo, mirarte a los ojos y asumir con certeza que
te amo, aunque para ello me declare derrotada ante la lucha contra todo aquello
que requiere expresar y caer en lo cursi de quienes al no estar claros en dicho
significante, sustituyen el mero deseo o el tan natural capricho por una palabra
igual de compleja que la teoría sobre la implosión del universo.
Siempre tiendo a ir por el lado racional cuando te escribo, tal vez como una
forma de encubrir ese lado emotivo que felizmente surge apenas contigo. Por
ende no considero mejor forma de expresarme que sustituyendo el tan evidente
materialismo por la grandiosa metáfora, pues si bien los límites del mundo están
dados por los límites del lenguaje, quisiera ir un poco más allá para no resultarte
un asunto recurrente o la típica frase de alguna ex acumulada en una lista de
aprendizaje o empírico fracaso.
Cuando Mercurio envió su carta a Venus, contextualizó sus confesiones en
base a criterios de libertad y junto a ello, el miedo a aferrarse. Una evidente
cobardía que con todas sus fuerzas intentaba disfrazar con frialdad e ironía. Hoy
se invierte ese paradigma que aguardaba sin ser decodificado, oculto tras el
manto cómodo de la comparación que te he dedicado “Tanto ama el árbol a la
hoja que la deja volar en otoño” cuando verdaderamente ambos fuimos la hoja y el
árbol. Una dialéctica incesante que quise destruir decidiéndome por fin a dejar la
estabilidad que por primera vez en mi vida se concretaba de un modo u otro. Es
que la lastima y el remordimiento son dos factores que en mi superan a la

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voluntad, y en caso de que la segunda opción salga triunfante, sólo puede ser por
una buena razón…
Sé que quisiste verme libre como al fin lo soy; a gusto de mi esencia y
exagerada inestabilidad que viene marcada como un karma de familia y
consecuencia de mi extraña personalidad, no obstante por más que reflexiono
sobre el concepto y mi voluntad, no encuentro mejor forma de ser feliz y libre que
regalándote ese derecho. Por qué prefiero mil veces contemplar la estética
coloreada en tus ojos hasta quedarme dormida, que aprovechar la indiscreción de
una noche solitaria para hacer de ella el refugio de una prostituta encubierta
burlándose de su mala suerte. Por qué una vez dijiste: “Has lo que quieras” y te
hice caso… aún sigo queriéndote y lo ajeno se vuelve indiferencia. Más, ¿con que
objetivo te mentiría si has afirmado con total convicción que poco te importa con
quien o cuantos me acueste? O incluso, ¿qué ganaría mintiéndote si en caso de
querer aceptar tal posibilidad te causaría más deseo que siendo así tan reacia a
los hombres, prefiriendo un libro que una cita o una conversación antes que la
cama de un desconocido? En ambos casos, puedo decirte, naturalmente sin
manipulación o abusiva falsedad, que cuando el hombre gana la lealtad del gato,
éste se queda en la casa que ha escogido, incluso tolerando a las demás
mascotas… Claro está que él vive y deja vivir va conmigo. Claro está también que
admiro profundamente a las prostitutas, pues su cuerpo es mucho más libre que
mi vida entera – la corriente me arrastra en dirección contraria a lo que deseo y
peor aún, no lucho contra ella, porque mi voluntad tampoco es libre.
Pese al tiempo que llevo conociéndote, y lo identificada que me siento con
muchos aspectos clave de tu forma de ser, aún no consigo la capacidad de
establecer los límites de tu frialdad y aun así descubro que se cómo tratar contigo.
Esa es mi particular ventaja. Logró resaltar tu lado tierno, detallista e intuitivo; la
palabra exacta, la caricia certera, la actitud de entrega que resulta ilógica, la
equivalencia de la balanza que en otras mujeres probablemente se inclina hacía la
dominación o la posesión (no saben tratarte). Eres el cielo que suele estar allí,
aunque la neblina lo tape algunas veces, en tanto camino por senderos de tierra

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que van de la mano con el infierno justo para todos. Y cuando el milagro ocurre.
Cuando apareces, se alza tu iris color fantasía para adornar mis ojos marrones,
otorgando así la combinación perfecta entre elevarse en un columpio con los ojos
cerrados para sentir la adrenalina de la infancia con sus vientos melancólicos y el
impulso de un instinto emocional que busca llegar hasta las últimas
consecuencias, aunque tu mente ponga las barreras que no me dejan llegar al
extremo de olvidar el mundo por completo, más te acuestas con todas, pero no
conmigo.
De Venus a Mercurio: (desde la perspectiva de la certera astrología y aquél
cuento de incierto desenlace)
He visto fracasar al conjunto de pensantes. Esos que caminan por los
parques como tú y yo días antes. Esos que se exhiben ante el resto cuando todo
anda mal pues para ellos el sentido es demostrar amor tal. Y en esa antítesis del
cuento de hadas, si bien me han confundido (aunque apenas) miradas, he
concluido que nada es para siempre, es la única verdad de la que estaba hoy
consciente. Sin embargo el mar no tiene final, y su transparencia en tus ojos me
resulta real. Sin embargo cuando digo adiós de veras no quiero dejarte y esperar
cada vez se vuelve más angustiante. No sé qué dijiste, ni cómo ni cuándo, pero a
pensar en ti me he ido acostumbrando, y cuando eso ocurre no concibo la vida,
sin que uno de dos de paso a la partida. Pero los astros me cuentan que ese es el
problema, para conseguir el final feliz de nuestra novela: géminis incapaz de
asumir compromisos, mientras libra fugaz, resulta más indeciso. Con las otras en
cambio, eras perro sumiso, pero cuando te aburres dejas su ego por el piso. Y así
seguiremos cada cual por su narciso sendero, haciendo sufrir a alguien, volviendo
a partir de cero. En nombre de la maldita inestabilidad que vimos en nuestros
padres, si no queremos errar, ¿Por qué el corazón no me abres?
Quiero ir por vez primera en contra de mis creencias, traicionar a los astros
contradiciendo a su ciencia (pese a que en afinidad nos nombre por excelencia).
Creer en que en este mundo algo si puede ser eterno, mas entiendo que sin tus
ojos mi otoño será un infierno. Hacer de nuestra libertad y poco seria existencia,

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una unión que enriquezca nuestra excesiva demencia. Y así podría estar mi
glorioso instante de eternidad, compartiendo las frías noches sin pecar de
infidelidad. Desde ya no busco, te confieso. Desde ya no espero, ni voy ni
tampoco vengo. Desde ya lo ajeno me provoca desdén, y aunque Dios no falta
quiero serte fiel. Pese a que el desenfreno lo gastes en otras camas, aquí resulta
imposible, en ti pongo todas mis ganas; mi inspiración, mi certeza y emociones y
llamas (que reúno en estas hojas, junto a esta dieta vegana)
¿Qué me queda por expresar si te lo he dicho todo? Lo que carece de
ausencia se vuelve una deducción, que te amo con la vida y que eres mi solución.
Que si vivir pudiese con tus ojos claros, bastaría para deducir que el futuro ya
está arreglado. Sobraría para tener cada mañana la inspiración que me otorga la
iniciativa para soltar frases por montón. Incluso me atrevo a admitir con mi inmoral
atrevimiento, que mucho no podré soportar sin tener tus manos dentro…
Dices que el otoño siempre regresa, tenerte el resto del año, ¿desafiando a
la naturaleza?, para que se quede en invierno, en primavera y verano, de lo
contrario no quiero rosas ni ovejas rubias del rebaño. No quiero ropa interior que
me resulte atrayente, ni salidas a la calle con sus piropos frecuentes. No quiero
príncipe azul ni el caballero valiente, que inventaron para las mentes de princesas
no inteligentes. Su ingenuidad destinada, a limitar la realización a creer en
cuentos de hadas que causan la perdición. De lo contrario no quiero otros ojos de
limonada, ni confesarme con vergüenza, que me siento enamorada.
El equilibrio del mundo
10 de mayo de 2014
“El querer libera, pues querer es crear
Estimar es crear, es convertir las cosas estimadas en tesoros y joyas.

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Es preciso saber amarse a sí mismo, con amor sano y saludable, para
saber soportarse a sí mismo y no vagabundear. “
Así habló Zaratustra.-
(fuente:http://www.enxarxa.com/biblioteca/NIETZSCHE%20Asi%20hablo
%20Zaratustra.pdf)
El equilibrio de mi mundo se desmorona cuando adquiere un nuevo sentido
o bien invierte la teoría inicial para burlarse con ironía de nuestras dogmáticas
certezas…
En ésta fase lunar de cuarto menguante, quisiera considerar lo que mi
escritura aguante, y sin embargo, ante, la oscuridad y el frío, expresar
sentimientos no resulta un desafío. Parece una noche distinta; despertando de
algún sueño, las teclas se vuelven tinta y tú afirmaste ser mi dueño. Y bueno, me
explico (que no se torne ajeno, suplico) te amo y me parece una aberración, sin
embargo alejarme no será mi decisión, porque tienes razón, no valdría la pena,
sería como entregar a mi voluntad condena. Privar al sol de sus hojas cuando son
tan necesarias o al agua de ser el mar que glorioso adorna las playas, que van a
dar a tus ojos con verdosa tonalidad, entonces los miro fijo y alteran la realidad.
Quisiera quedarme en ellos tan sólo un instante más, una vida parece justo dada
su fugacidad. El problema es que el tiempo con su relatividad, me vuelve inmune a
la conciencia de que de muy pronto te vas. Aprenderé con paciencia a asumir
cada adiós, pese a que en la distancia para mi aun somos dos. Y en caso que
exista Dios, pondré en sus manos el destino (creer sólo en el tarot sería un cruel
desatino) para que mi inmensa felicidad se prolongue hasta tu regreso, en tanto
aprendo a extrañar en éste nuevo proceso. Y es por eso, que no ceso de sumar
cartas y gestos… eres la totalidad que libra al bebedor de sus excesos, para el
caos receso, euforia en todo momento; cada detalles es honesto, pues no se da
con el resto…
¿Cuánto llegaré a quererte? Los límites del conocimiento lo son también del
lenguaje, por ende fuera de él sigue aumentando el puntaje. Del mismo modo la

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libertad, por fin se siente sí misma, se auto declara triunfante y en el presente se
afirma. Ya lleva buscando dos décadas poner en tu mano su firma, donde se
afirma, sujeta en la dominación cuando al fin reconoce a su dueño; una vez que al
despertar te abrazo y descubro que no era otro sueño.
Son tantos pensamientos que se me vienen a la mente, me pregunto por
qué será que brotan del subconsciente. Eres el columpio que dije a toda velocidad,
pero prefiero seguir mareada, que bajarme, en realidad. Además eres la moda que
no quisiera que pasara, nunca más conseguiría que algo hermoso me inspirara.
Podríamos dar diez vueltas caminando sobre la arena de la misma forma que lo
hacemos de Bustamante al Costanera. Allí construir a la vez, con piedras una
frontera, entre las frustraciones de infancia y nuestra alianza sincera. Entre los
fracasos del mundo con su imparcial naturaleza, y la eternidad de lo nuestro, tras
hacerte esa promesa. Entre el escepticismo puro frente a la metafísica y mi
profunda certeza que yace oculta en la mística, después de contemplar un paisaje
que apunta siempre a la entropía, incorporando el concepto amor, a la probada
teoría.
Quisiera vivir contigo y no de fiesta en fiesta, priorizar los intereses en lo
que de aire me resta. No cómo aquellos que viajan, sin la dirección correcta, ni
sentido. En cada semana se hacen, de camas un gran surtido y si se declaran
conformes, seguramente han fingido cuando el sol se les esconde. Mil amigas
desatadas, su autoestima por el piso, de una errada trayectoria al terminar un
compromiso. Y bien, otros más indecisos. Otros con más despecho. Van al
infierno derecho por no saber controlar, de hecho, la situación, que muy pronto ya
les parece normal, ¿quieres ejemplo tal? Claro, tu padre y el mío, un excelente
caso de en la mente un desvarío. En cambio yo sólo en ti confío, aunque de
esquivo te vistas, y si domarte es misterio me vas dejando las pistas. Quererte de
forma altruista es mi mejor religión, pues las otras devociones no obtienen mi
aceptación…
No fui clara en mi intención, mas sólo te vengo a decir, me arriesgo a que
seas mi todo con tal de tranquila morir. Quiero tus ojos en mi legado, como el

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campo su ganado. No lo tomes exagerado, bastante lo he analizado. Quiero
tenerte en mis fotos, recuerdos y futuro, poder contarle a la gente que de ti jamás
me aburro. Seguirte a donde me lleves, sin tener ningún apuro, e incluso cuando
aquí llueva tener un techo seguro. Dejar de perder el tiempo y recuperarlo
enseguida, pues eso de “haz lo que quieras” realmente no me motiva. No tomes la
iniciativa, porque esta vez lo haré yo, poniéndole nombre a esto (mi negativa
cedió)
Desde hoy soy tu amiga, tu aliada y tu mujer, incluye también la palabra a la
cual me cuesta acceder. Me declaro incompetente, una romántica loca, todo lo
que no he sido hasta que besé al fin tu boca. Declaro final feliz antes de que éste
llegue. Si me dejas alguna vez, simplemente fue más breve. Quédate tranquilo,
géminis sabe volar y mientras seas feliz con eso me va a bastar…
El otoño ha regresado para escuchar como llueve. El árbol junto a sus hojas
se desean y mueven. Por fin has retornado hacía las ramas de mi estación,
¿ahora para quedarte? Sí espero contestación. Es que incluso al despertar eres
tan guapo y perfecto. No recalcar mi certeza resultaría incorrecto. Maldito tiempo
entonces, que no podré darte, ya que quisiera en el abismo de esta noche
acompañarte; donde me digas ir a buscarte sin respeto al prudente horario, para
que con sentido muriese otro inerte calendario. Con tu cabello dorado al igual que
la cerveza, bebiendo como la otra tarde con chocolates de cereza. Beberte con las
mismas ganas, quedando igual de borracha (tu simple y fugaz presencia es
siempre mi mejor racha).
El secreto de la pasión con que cantó Violeta Parra, fue los ojos de un
hombre, fue su mirada clara. Dichosa fue de adorarlo hasta morir de locura, más
quien siente sólo a medias es lejano a mi cultura. Lucha por lo que quieres,
compite si es necesario, son frases imperativas que le repito a un rosario. ¿Y qué
más podría querer? Piedras no quiero mover… suelen ellos acercarse, y yo en
respuesta correr. Desquítate alguna vez, olvidémonos del mundo, y pese a que
seamos libres, tracemos juntos un rumbo.

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No lo diré de un modo que suela ser habitual, ¿Cuántas te lo han pedido?
La palabra te es ya casual. Si un día estoy en tu lista, en ella jamás me nombres,
en tanto yo te señalo como en mi vida el único hombre. De lo que diré no te
asombres, ¿quieres pololear conmigo? Si bien el compromiso es mi peor enemigo,
apartarte de mi mente poco y nada lo consigo. Avanzando en ésta historia y
finalizando otra carta, espero entregarte siempre la palabra fiable y exacta.
Me guiaré por una sabia frase de Nietzsche, situada en sus reflexiones de
un ámbito incluso más complejo que razón y “superhombre” tan recurrente en sus
textos filosóficos: “La mujer quiere ser tomada, aceptada como una posesión,
quiere absorberse en el concepto de “posesión”, “poseída”, por consiguiente
quiere a alguien que tome, que no se entregue a sí mismo ni se abandone; por el
contrario, que más bien deba ser precisamente enriquecido en “si mismo”
Entonces lo que hace persistir el amor del hombre es el suspicaz deseo de
posesión. Nunca antes me sentí identificada con ésta particular cita textual, hasta
ahora… Si la posesión de la pasión de la mujer en su renuncia radical a los
propios derechos, la condicionalidad supone que el hombre no tenga renuncia
semejante o se convertiría en una dialéctica extraña, un espacio vacío y una
correspondencia que no acepta la renuncia en base a saber que el otro lo hará del
mismo modo (lo aceptaría como dominado dejando la entrega de lado). ¿Qué
saco ya negándome a la entrega y creando nuevas deducciones, a veces incluso
antagónicas para un ser tan sabio cómo el filósofo? Asumiré mi entrega burlando
al tarot o por el contrario, materializando sus adivinanzas que reuniendo todas las
características de mi nueva mentalidad y relacionándolas con las cualidades
irreprochables de mí esencia geminiana, conlleva necesariamente a concluir que
me he enamorado y asumo tal esclavitud con mucha felicidad. Tómala o déjala, de
todas formas te la regalo rendida ante tus encantos.
El gato sumiso
12 de mayo del 2014

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Fue uno de aquellos instantes milagrosos que suman más sentido que
tiempo, sin desmerecer la voluntad del reloj. Recuerdo que fue un sueño y el
mismo me pregunto si lo era. Llevándolo de la mano por caminos, a mi juicio sin
rostros arruinando nuestro paisaje personal, me sentí parte de una escena en
cámara lenta que procure disfrutar hasta el inminente soltar de nuestras manos. Al
parecer el universo había conspirado para regalarnos aquel momento inspirador,
digno de ser retratado en las páginas que algún día tendrán un doble significado,
ya que los recuerdos se borran del mismo modo que las fotos se pierden, y por
ende estas significativas palabras no se pueden esconder en el baúl del olvido…
Era interesante ver al gato indomable e insensible, cuyos ojos iluminaban
con mayor resplandor que el mismísimo cielo, completamente en mi poder. Tal vez
poseía mil veces más fuerza que yo, lo cual demostraba cada vez que sujetando
mis brazos se veía sobre mi exaltado por la apasionante derrota, sin embargo el
alcohol de la cerveza adormecía su negación constante ante decir y demostrar, en
tanto yo completamente sobria e inmune a los efectos del agua dorada,
comenzaba rápidamente a emborracharme con el sabor de la fantasía y su utopía,
tras cada beso tierno, ¿tiernos nosotros?, ¿en qué dimensión del espacio se
hallaban Venus y Mercurio, cuyas esencias sólo eran capaces de mostrar su lado
sensible alejados de los otros planetas menos interesantes?
Nos detuvimos en una banca luego de conversar no sé qué cosa. Recuerdo
que hablaba pasando de un tema a otro y tú cómo siempre me oías con atención,
siempre dando una respuesta acorde al contexto de mis deseos. Ya detenidos
cumplí mi sueño premeditado de leerte la octava carta para ver tu rostro
comprendiendo el mensaje oculto en cada compleja reflexión, puesto que por
primera vez no me escondía en metáforas y personajes inventados que
seguramente reconociste de inmediato. Por fin era directa, tanto así que en cada
descanso otorgado por el punto a parte, miraba fijamente tus ojos, hasta que me
abrazaste y te apoyaste en mi rendido frente a la falta de práctica, en tanto yo
seguía recalcándole a mi mente que debí beber otro barril para entrar en tu mundo

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adormecido, sin embargo nunca es necesario. El efecto de tu compañía suele ser
doblemente eficiente que cualquier trago peligroso.
También recuerdo que me repetiste varias veces seguidas: “te amo” al fin lo
decías, y viniendo de alguien como tú, la frase se volvía un orgullo para su
receptor, que en tal caso era yo, la afortunada. Dichosa lograba escuchar esas
dos palabras tan difíciles de mencionar. Me resultaba semejante a un gato salvaje
de aquellos domesticados en la calle y la agresividad de los transeúntes. Aquellos
que no puede acariciar a cualquiera y a pesar de su constante engaño entregando
ronroneos y cariño con sus patas, lo hacen a penas para asegurar la comida del
día a día, en tanto cuando escogen a su dueño se tornan sumisos y vuelven cada
noche sin que los llames, para dormir al lado tuyo, más saben que la puerta
seguirá abierta para salir a cazar o simplemente quedarse a los pies de tu cama
jugando con un trozo de lana. Así estabas camino al Metro, sumiso en mis brazos,
hablando cosas que probablemente no recuerdes por qué tu conciencia no estaba
presente; dejándote llevar por las reiteradas caricias en tus muñecas, lejanas a las
habituales, suponiendo que son un simple paso a acostarse. Naturalmente, al
igual que nunca, no dormiría contigo, no obstante, si de algo estaba segura era de
que apenas viera el suave peluche que me regalaste, acostado al lado mío para
cuidarme de las pesadillas habituales, brotarías entre mis pensamientos y ellos
durarías mucho más que cualquiera de tus largas noches apasionadas, llenas de
desquite sacando provecho a las circunstancias para gastar energías que pronto
regresan al hombre.
Ya quedaba una cuadra para iniciar la despedida. Mi vieja conclusión de
querer más a los animales que a los humanos se desmoronaba, volviéndome muy
sentimental, realmente enamorada y sin intención de soltarte. Te abrace con
indudable fuerza, aunque juro no te diste ni cuenta. Parecías un niño y es posible
que dada mi actitud, ambos volvíamos a tener cinco o seis años, con la única
diferencia de que nuestros juegos actuales se volvieron más interesantes, de tal
manera que extrañé de inmediato moverme lentamente sobre ti en una cama,
experimentando una sensación que quisiera poder explicarte, pero

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lamentablemente las palabras no alcanzan y si así fuese, creerías que es un
discurso habitual de una mujer que finge o exagera.
Recobrando la memoria, recuerdo además que una de tus frases me
sorprendió bastante, tanto por su sentido como la aceptación misma de dicha
afirmación, “eres mía” – repetiste dos veces muy convencido, tanto que la
aseveración parecía combinar con tus conceptos de libertad que al igual que los
míos quedaban obsoletos. “Hagamos un trato conveniente” – contesté
extrañamente feliz por la particular decisión espiritual – “tú eres tuyo y yo soy tuya,
sólo tuya y de nadie más, ¿conveniente no?” considerando que soy de palabra y
en esta historia no existe actuación, me declaré tuya desde entonces. Me pareció
práctico de todos modos, ya que cuando cumplas tu sueño de vivir sólo con
muchos gatos podré ser otra de tus pertenencias vivientes, y por consiguiente, no
volverás a dejarme a merced de cualquier postor con tu subjetiva petición “haz lo
que quieras” la cual cumplí al pie de la letra pues lo único que hice fue quererte,
llegando incluso a amarte dejando entrar a mi alma la culpabilidad y la pena al
recibir tanto amor por parte de otro hombre.
Volviendo a casa nada fue igual. No me refiero al lugar físico sino mejor
dicho al espacio abstracto construido para él y mi hijo, o sea nosotros, la familia
que intentamos reconstruir partiendo de cero, sin errores, intentando. Las peleas
sin razón ocasionadas por mí, volvieron, junto a mi arrepentimiento después de
ser agresiva, hiriente y esquiva, pese a sus gestos propios de intentar con todo el
corazón y la voluntad. Paso una nueva semana que seguramente no tendrá el
mismo sentido que la anterior ¿Cuántas noches pasaran antes de volver a verte
y sentir esa felicidad plena que ni te imaginas regresa junto a tu llegada? La luna
anterior de hecho, la pasamos bebiendo Whisky. Odio los tragos fuertes, pero
admito que no quería pensar. Apenas esperaba estar lo suficientemente borracha
para cumplir con mis obligaciones de pareja sin recordarlo al día siguiente. Así fue
y el despertó feliz, dirás como todos que es mi error, más tengo el maldito defecto
de pensar en la felicidad del resto sacrificando la mía para no sentir algo tan

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doloroso como la lástima. Es que cuando lo abrazo y lo beso finjo tan bien que me
sorprende mi cinismo y eso me hace sentir mal constantemente.
Él me dice convencido que estoy loca y por lo mismo me quedaré sola.
Asumo que siempre he estado loca, siempre me he sentido diferente al resto,
llegando a tener la incomprensión constante de mis cercanos empero de ser una
mujer sumamente sociable. Un juicio constante por el sólo hecho de reconocer mi
falta de emocionalidad y sobreponer la razón, como el juez de cada circunstancia
¿Es que acaso no es estar loca escribirte cartas insistiendo en algo que no puede
ser, corriendo habitualmente el riesgo de ser descubierta como la otra noche
cuando me llamaste? Si aceptaste ser mi amigo y me comprendes tan bien, al
parecer estamos igualmente locos. Si ambos anhelamos vivir solos con muchos
gatos, ¿no será que en una medida significativa estaríamos mejor en un
manicomio? La verdad yo deduzco que el resto está más loco por enamorarse de
nosotros sabiendo que gente así los hará sufrir y siendo todavía más sincera, te
diré que tú y yo estamos absoluta y estrictamente locos por no estar juntos y dejar
que la vida siga su curso sin avisarnos que a fin de cuentas se marchara un día
cualquiera. Es un juego que continuará así hasta que algo pase llegado el minuto.
Cuando no sé. Mi única interrogante ahora es la siguiente: ¿si esto no es amor,
entonces qué es?
Pasajero
22 de mayo del 2014
De vez en vez la quimera, retorna a éste mundo opaco, así como lo hace la
lluvia (portento que hoy más destaco). De nuevo gotas del cielo triste, nos
purifican el alma, transparentes como tus ojos, cuando en ellos encuentro calma.
Y al fin reúno la armonía, del torrentoso paisaje, con tu presencia que le devuelve
calor a ese frío salvaje.

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Lejos del contractualismo que entre los humanos reina, y el hecho de que
nuestro pacto, en parte a los astros concierna, el Dios del determinismo estaba a
nuestro favor, cuando las nubes del firmamento nos otorgaron su esplendor.
¿Sería casual su llegada, cómo la tuya tan anhelada? O tal vez caíste del cielo
junto a las gotas abrumadas. De tanto aguardar distantes, en tiempo, ganas y
espacio, cayeron muy sorpresivas, difuminando el espacio.
No sé qué ocurrió con el tiempo. Yo estaba en otra dimensión, de lo
contrario diría que no hay más explicación. Dicen que el tiempo es relativo,
¿Concuerda esa teoría? No creo que sea aplicable tras ver volar así un día. La
rutina es monotonía que sólo quieres que avance, entonces cuando apareces, tal
percepción es distante. Inmortalizar cada instante sería la solución, para
quedarme plasmada en tus ojos de lima limón.
Siempre creo que te lo he dicho todo; que he agotado el lenguaje, como si
acaso no fuese igual de infinito que las ideas. Es que a veces sencillamente los
sentimientos reflexionan mejor que la razón misma, porque el aprendizaje se basa
en amor, la esencia de todo. Aunque se trate de una palabra usada a diario que
además; seguramente te han repetido muchas mujeres con una certeza tan
convincente como la de aquellos predicadores, cuyos paradigmas se derrumban a
cada rato, me atreveré a nombrarla con sentido y pertenencia. Generalmente se
utiliza por ser una palabra dulce y conmovedora, igualmente errada y hasta
egoísta. Por ende hallarla en su estado puro y legítimo, bajo algún estadio del
conocimiento resulta un verdadero milagro. Naturalmente mi escepticismo me
conduce a no asumir la existencia de los milagros, no obstante sería la idiota más
grande al no reconocer que me encuentro parada frente al devenir de lo lógico a lo
onírico.
Era una de aquellas novelas del gran García Márquez, bajo un contexto
sicológico de realismo mágico, una suerte de sueño prolongado. En la sencillez de
la naturaleza con su insuperable paisaje, se ocultaba la perfección y la totalidad de
un pequeño universo en el cual todo lo ajeno a dicho momento sobraba. Me
pregunté si alguna película romántica, más basada en estética que cursilerías,

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había sido capaz de representar tan bien el afecto real, mediante la escena de un
hombre y una mujer buscando refugio debajo de un árbol; dándose calor con
apenas una frazada y contemplando la esencia de la felicidad, donde a ningún
millonario se le ha ocurrido buscar y por ende, su paso por la vida terrenal será tan
pobre que sólo dinero tendrá.
Recuerdo, (y no deseo dejar de recordarlo nunca) que mientras te
abrazaba, como quien se aferra a la única salvación posible de su espíritu, dijiste
con débil, pero confiada certeza: “Lo único seguro es que contigo siento cariño”
entonces en cuestión de segundos mi mente se hizo un complejo cuestionamiento
sobre cómo delimitar el cariño y el amor para no caer en especulaciones y
tomarse las emociones muy a la ligera como hacen muchos. Para variar, la razón
fue incapaz de entregarme una respuesta, incluso cuando acudí al concepto.
¿Qué es amor? (sólo me nace cuestionármelo cuando estoy contigo) pues bien,
deduzco que es una energía capaz de superar al odio por tratarse del motor del
universo. Una fuerza divina e inteligible que se encuentra concentrada en todos
los niveles del entendimiento orientados por el cosmos. Sin embargo, si lo aplico
en lo material; tengo que partir poniendo en duda mi propia alma o simplemente
contrastando el sentimiento que mueve el mundo con la búsqueda errada de dicho
anhelo humano – Descartes seduce mis axiomas en este instante que pasara o
quién sabe si nunca estuvo.
Tú, quien quizá eres mucho más hermoso ante mis ojos que ante tu propio
ego sumado a su alineación con percepciones ajenas, me hablabas con extrañeza
del cariño que sentías, porque en tu conciencia inmediata y naturalmente, el
trabajo del pre consciente, realizabas una comparación cronológica en la cual
todas tus trayectorias apuntaban al hedonismo; sacar provecho de algo material y
físico para sustentar tu teoría de que la vida es digna de ser aprovechada,
recurriendo al ámbito instintivo y más fácil de satisfacer. Un placer inmediato sin
grandes repercusiones para el futuro ni el aprendizaje terrenal, no obstante valido
frente a mi punto de vista más o menos liberal.

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Yendo por el ámbito filosófico, aquel que por medio de la epistemología
persigue la verdad oculta en los conceptos que ordenan el mundo y crean la
realidad, te advertiré que en ningún caso quiero caer en el fatal ascetismo de la
edad media que me constituiría, en caso de sustentarlo con argumentación, como
una mujer moralista y amargada a merced de la aceptación divina; mas debo
reconocer que de aquellas mujeres marcadas con tinta roja en tu lista, jamás
tendrás un registro aceptable para solventar tu faceta intelectual, capaz de
entregarte motivos convincentes, testificando que recibiste cariño desinteresado.
Tú mismo afirmaste en términos menos rebuscados, que nunca conectaste tu
cuerpo y tu alma tras la constante entrega y por ende, cada vez que por inercia
mencionas éstas dos letras: “ex” tu mente está reconociendo errores. Quizá
errores hermosos y dignos de recordar, pero errores al fin y al cabo, semejantes a
los que encubrimos a diario al alabar a una pareja, depositando en cada
felicitación, nuestra esperanza de ver perdurar la unión de nuestros semejantes
para creer en la eternidad que no logramos igualar (por eso amamos tanto el mar,
es la extensión de nuestra finitud y sus constantes desaciertos amorosos)
Volviendo al instante de tu sorpresa ante el cariño, te confesaré que he sido
víctima de esa falta constante de ganas de sentir, poniéndome de lado del odio
hacía los juicios de entes netamente defectuosas. He aprendido a ver a las
amistades e incluso a la familia, como etapas que en cualquier momento se
desvanecen. A si como no me he sentido prioridad para nadie, nadie lo ha sido
para mí, y así, he pensado pasar la vida, sacando provecho de la diversión que la
gente, igualmente vacía y pasajera, te puede regalar en su tiempo de ocio. Pensé
además, que la mejor forma de encontrar la “felicidad” a través de la gente, que de
por sí no varía en su discurso, era bebiendo mucha cerveza, una liberación que
adormece el acto de pensar, válida ante el hecho de que filósofos y científicos diez
veces más inteligentes que uno, se evaden del mismo modo cuando les empieza a
pesar la realidad. Por consiguiente, el don de reflexionar se torna una
desventaja…

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Pese a éste aprendizaje, que me mostró el camino a no aferrarse y asumir
que todo es pasajero, así como tú dijiste que serías en mi vida cuando nos
despedíamos en el Metro, hoy rescato algo valioso, que quisiera ver perdurar más
allá de mi frágil existencia. Aunque no conozco algo más permanente que la
inestabilidad, tanto en mi vida como en la de la generalidad, en tu mirada
encuentro paz, tranquilidad, perfección y también, una inocencia de espíritu que el
resto no percibe, ya que no saben cómo enfrentarte y quererte sin superficialidad o
miedo a perderte. Es una atracción indescriptible que me hace sentir la necesidad
de tenerte siempre a mi lado. No con posesión ni exigencia, nada más que aquí,
en cada etapa, en tanto veo pasar a todos por ese lapso que el destino considera
apropiado para juntar a las almas y hacerlas sacar algo bueno o relevante de la
experiencia del otro. Si de mí depende, puedes ser mi familia, el padre de mis
hijos semi alimonados (río y espero lo mismo de tu parte) y con gusto, la única
persona digna de amar. Al igual que los gatos de ojos coloridos, te dejaré escoger
por ti mismo cuanto tiempo deseas quedarte y si huyes a otros tejados, a gusto de
la metáfora podrás volver sabiendo que no habrá otra mascota (bien sabes que no
hago las cosas por qué si aunque Dios no falte ni en la mujer más fea de ésta
tierra)
. ¿Cómo podrías ser pasajero si eres el día de la semana que con ansias
espero? Eres la dulce espera que remplazo con excusas frente a los panoramas
que se presentan de vez en cuando, ya que sin duda alguna eres mi prioridad, la
mejor forma de gastar el tiempo y hacer de su valor una utilidad mayor. Si eres la
frustración cuando las limitaciones me obligan a no poder salir contigo y en
consecuencia, aguardar otra semana sin sentido lamentando la falta de ese
tiempo fugaz que avanza en dirección a nuestra inevitable muerte.
No comprendo tu auto figuración de “pasajero” si de mis sueños, sólo rescato
aquellos en que tú eres el protagonista, ¿será por qué pienso mucho en ti para
recordar tardes que han valido la pena? O explicándolo de un modo más científico,
será debido a que la mente bloquea los sueños al despertar para que uno no se

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vuelva loco, entonces si en este caso, olvido que estuviste presente, será dañino
de igual medida.
No sé qué argumento darte para que adquieras una confianza mayor. Si
bien admito que nunca he sido muy confiable por mi dualidad y el hecho de
aburrirme rápido de la gente, la mejor certeza que te puedo otorgar es que cuando
te abrazo; cuando me das besos asfixiantes hasta morderme, cuando me acerco a
tu cara para contemplar la transparencia de tus ojos inspiradores combinada con
tu gorro verde o incluso cuando llega la hora de decir adiós y no quiero soltarte;
siento el milagro del amor manifestándose y eso no te lo puedo explicar con
palabras. La diferencia contigo, es que me lo dirás apenas, cuando brote del
subconsciente, tras adormecer tus barreras mentales con alcohol, más yo, a
diferencia de las demás, no competiré por ser tu propiedad, sino más bien, agotaré
todas las posibilidades inhumanas de demostrarte en cada oportunidad, que más
allá del tiempo, la distancia y las razones, te amo, dejando a todas las tontas en
importante desventaja. Doy gracias a las nubes por hacerte brotar de ellas en
forma de lluvia, entregándome un nuevo recuerdo para éste largo proceso de
búsqueda de sentido. Y te doy gracias a ti, por llenar mi alma vacía e imparcial,
equilibrando mi exaltada personalidad con la balanza de tu signo y la armonía que
en tu iris es tan estética como el paisaje verde que por algunos minutos se cruzó
con tu cara mientras te miraba ensimismada apoyada en tus piernas.
No puedo finalizar ésta nueva carta, sin referirme al tema más recurrente y
verosímil que es la astrología. No lo tomes como una obsesión o escases de
posibilidades al interior de mí pensar, sino más bien considéralo la única divinidad,
cuya existencia he logrado corroborar empíricamente.
A través de aquel párrafo, quisiera entregarte una nueva persuasión sobre
mi discurso. No olvides que además de mi desventaja de ser mujer (en sí más
emotiva que el hombre, adquiriendo una debilidad mayor que la mismísima fuerza
física) soy géminis, definido como el peor de los signos, es decir; la mujer que no
toma enserio los compromisos, capaz de mentir sin remordimiento alguno,
fingiendo el amor más grande de todos, consciente de que es una actuación;

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inestable, lógica, fría, indecisa y con una bipolaridad que desconcierta a cualquier
hombre hasta el extremo de darse por vencido luego de sentirse atraído a ella por
lo divertida que se ve (somos muy difíciles de tratar). No obstante, poseemos una
virtud que hallaras en cualquier libro referente a los astros o página de internet.
Una sola cualidad y don de nuestra esencia regida por Mercurio, la cual demuestra
que hemos sido domadas, o mejor dicho, nos hemos enamorado… De por sí
tenemos el don de la palabra, y se ve reflejado en nuestra única forma de expresar
sentimientos reales: cartas desgarradoras y emocionalidad por el lado de la razón
mediante éste don oculto. En resumen, te hago entrega de dicho secreto y con
mucho gusto me siento derrotada.
“Combinación perfecta, se dan a conocerse y no separarse, enamorarse
será el destino de esta pareja simpática, amantes de la belleza saben ver el lado
agradable de todo, el polémico GÉMINIS agradecerá la diplomacia de LIBRA lo
que evitará discusiones inútiles, el compromiso no atenazará a estas almas libres
que juntas lograrán pulir sus defectos, manteniendo una gratificante vida social.
Libra es feliz con las constantes bromas de Géminis y con amabilidad y
delicadeza le brinda la estabilidad que necesita el espíritu inquieto y aventurero de
Géminis. Estos dos signos forman una pareja libre, divertida e incluso perfecta.
Como signos de aire, necesitan estímulos para sus activas mentes y, por
supuesto, los dos saben cómo satisfacerse mutuamente esas necesidades
intelectuales.” (Fuente: “Descubre tu alma gemela”, Laura Hesperid, 2011)
Ahora comprendo mejor por qué he llegado a “estiamarte” tanto. Somos
producto de la cultura, del sistema socioeconómico, de la mentalidad de nuestros
padres fundida con elementos antagónicos que tomamos del resto. Pero sobre
todas las cosas, tú y yo somos el fruto de las estrellas y su poderosa escritura.
Te estimo.

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Recrear
3 de junio del 2014
Hoy es una de esas tantas noches de desvelo en la cual me dirijo a ti
mediante el mundo de las palabras, aunque ésta vez no vengo a hablarte de
signos ni de rebuscados conceptos para encubrir la inevitable cursilería que
surgirá tras sincerarme mediante la improvisación que leerás a continuación…
Es inevitable recordar aquel instante inmortalizado en mi mente; el mismo
sonido de la lluvia deslizándose contra el suelo, sólo que esta vez no hay árboles
despidiendo a la primavera con sus últimas hojas amarillas. No hay paisaje natural
combinando con tus hermosos ojos que tan bien he observado; verde intenso de
día soleado con reflejos de cielo claro contorneados con la profundidad del
océano, semejante a un dibujo muy bien delineado con el compás de mi
percepción. Ellos tienen luz propia, al igual que mi iniciativa de fomentar tales
alabanzas tan necesarias para retribuir al Dios de la estética por otorgarle a mi
esencia el derecho a juzgar la perfección a juicio del saber universal.
¿Qué diría un matemático o un científico al oírme hablar sobre tu mirada
con la rotunda certeza de que el universo me hace entrega de la percepción sobre
la estética? Difícilmente podría contrariarme con la argumentación filosófica de
Kant, de que no podemos conocer la realidad, ya que nuestra mente es limitada y
apenas ordena aquello que es accesible y decodificable de nuestro sistema
categorial; no obstante la crítica a la razón pura quedaría obsoleta si
consideramos que fuera de las intuiciones sensibles y en consecuencia sus
representaciones categoriales, existe el número áureo; proporción divina de la
estética totalmente verificable. Por ende, no pondré en tela de juicio que tu madre
lo utilizo para embellecer la mejor de sus obras, semejante a los sabios griegos,
quienes lo aplicaron en su arquitectura para así priorizar la armonía de un cielo
pasado. ¿No estoy tan equivocada entonces, cierto? (odio lanzar palabras como lo
hacen las demás, sin ir más allá de un discurso insustancial que conquista tu amor
propio, pero no la certeza del ajeno)

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No dejaré de reconocer que me siento como una niña frente a una emoción
novedosa. Me sentía feliz y demasiado hiperventilada (así actuó cuando estoy
nerviosa para que lo sepas) llevándote de la mano por el Parque. Si bien por
algunos instantes deseé con todas mis frágiles fuerzas que el tiempo no pasara,
después sencillamente lo olvide por completo; borre de mi mente todo
pensamiento ajeno a tu presencia para entregarme por completo a la sublimidad
de un día lluvioso que de por sí, aportaba un nuevo simbolismo a la paradojal
serenidad de la tormenta. Juro que quería quedarme abrazada a ti perdiendo el
frío poco a poco, frío que aún tengo por más calidez que tenga en mi habitación,
ya que la sensación física de ausencia se puede suplir con abrigo, sin embargo el
refugio de atarme al complemento de mi esencia predeterminada por un destino
generoso, no se recupera hasta que nos volvamos a encontrar en algún instante
grandioso.
Ahora la lluvia se burla de mí azotando la ventana con su sutil sonido,
porque no puedo suplir con nada ni nadie esa ausencia a la cual he llamado con
todo respeto extrañar. Estoy tan segura de lo que siento, que incluso teniendo la
oportunidad, como cualquier mujer, de serte infiel suponiendo que lo harás del
mismo modo, me niego a hacerlo, pues sé que no sería igual. Por eso quisiera
tenerte ahora mismo aquí conmigo para conversar de cualquier cosa (siempre me
escuchas con atención por mucho que hable) y como siempre, terminar besándote
sin querer detenerme.
Es más, una confesión que si bien te podrá parecer ególatra, es sincera y
necesaria para que no te quepan dudas sobre cada cosa que te he dicho. Ante tus
rechazos cuando la oportunidad se ha dado, podría aprovechar los ofrecimientos y
acostarme literalmente con cualquiera, haciendo uso de mi libertad. Tal vez ni
siquiera te interesa, puesto que me has dicho que puedo hacerlo con quien quiera,
total celos no tendrás (al parecer nada le importa al light libra), sin embargo los
hombres saben que intentar, conmigo es equivalente a hablar con una pared y mis
amigas a su vez comprenden que por más que se burlen de mi cuando salimos y
no sigo las insinuaciones con doble sentido, aun cuando ellas me dicen que

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aproveche, me niego a ceder. ¿Acaso presumir de los hombres que me lo han
dicho tanto sutil, como descaradamente, y además de eso, seguirles el juego
como lo hacen muchas serviría de algo? ¿Acaso es un mérito gustarle a gente que
no te gusta, si las hembras de todas las especies, tendrán machos sin mérito
alguno? No tengo que demostrar nada a nadie ni reafirmar mi autoestima y
seguridad “aprovechando”. Se bien que los hombres son, sin desmerecerlos, una
manada de lobos que siempre están dispuestos a atacar si los tientas; el instinto
es lo primordial e incluso podría contrariar a mi razón por muy poderosa que sea,
pero a mi corazón jamás.
La gente suele decirme con sorpresa que tengo una forma extraña de
querer, tal vez ni si quiera apta para llamarse cariño, ¿será por qué ellos han
tenido una forma extraña de demostrarme? En cambio tú, pese a que aparentas
ser frío y malo, yo no te temo en lo absoluto, pues con la ternura de tus detalles
me demuestras que nuestro lazo es incuestionable y no merece de inseguridad de
parte de nadie. Ambos somos sociables, entonces ¿acaso nos privaríamos el uno
al otro del espacio personal? Tan sólo quería decirte que nunca me atreveré a
invadir tu espacio, aunque tú puedes invadir el mío cuando se te antoje, más eres
mi prioridad, quien me hace feliz sin importar la sencillez del paisaje, cómo ni
cuándo. Sólo tú sabes tratarme y no aburrirme. Reafirmar la certeza de un
sentimiento y volverme estúpida a juicio de mi recurrente discurso sobre la
indiferencia y la razón. Apenas tú, despiertas en mí ser esa plenitud que me hace
rechazar la deslealtad por el complemento de otro. Es que simplemente tus ojos
son el océano libre y sereno que quisiera recorrer en ésta vida y otras más si el
determinismo del existencialismo nos lo permite.
Un no sé qué
13 de junio del 2014
Sueles asumir mis supuestos filósofos como si las hadas fuesen verificables
con tan sólo proponerte una teoría que las situé dentro de un marco probable. Te
hablo de Dios y los astros con una certeza tal, que te noto convencido, incluso

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cuando no te has detenido a mirar el cielo para preguntártelo con firmeza, tras
cada reflexión que intercambiamos. “Toda la razón”, sueles contestar a la voz que
brota de mi intrínseca perspectiva, no obstante cuando se origina del alma, esa
alma que no tenía y descubrí hace apenas un instante de vida que no recorre más
de una vuelta al sol, sencillamente me entregas una mirada tierna. Esa ternura
que se confunde con la burla frente a la palabra usual, ya deteriorada por la
escases de sinceridad, contrapuesta paradójicamente a la sobredosis de mujeres
aplicando dichos términos en su trato contigo. En palabras más simples, ésta
noche no tiene lugar para el reproche. ¿Acaso te voy a culpar de no creer que te
pueda amar, después de saber lo habitual que te resulta oír un concepto
demasiado recurrente? Y peor aún, si por parte de mujeres que juraría por mis
diez mandamientos, antagónicos al cristianismo, difícilmente podrían sentirlo si no
son capaces primero de confiar en ti y relacionarse sin miedo a tu frialdad tejida
con el látigo estricto de la infancia…
Naturalmente, como supondrás si tienes un mínimo de intuición, ésta será
una noche difícil si mi intención es dormir con la mente en calma y con sus
pensamientos bien guardados, prorrogando la fría mañana, repleta de miradas
color café, que me hacen recordar que tengo nuevamente los pies en la tierra de
sus iris opaco.
Ayer el reloj me hizo un gran regalo otorgando su silencio. Se limitó a pasar
sin prisa, mientras yo, aun desconfiada por su relativa velocidad, te abracé y bese
lo más que pude como si se fuese a acabar el mundo. Sospecho que te apreté lo
suficiente como para intercambiar energía positiva, pues desde el bendito instante
en el cual abrí los ojos desconcertada, me convertí en un imán, atraída al metal
que si bien no era a merced de la física explicando sucesos materiales, si lo era de
la espiritualidad cuando dos auras se combinan. Te lo explico con metáfora y
adulación, ya que el término que más se asemeja a tal sensación se puede
resumir en “un no sé qué”.
Asumo con alegría que en éste juego me encuentro en desventaja si se
trata de mover mejor las piezas. “Te quiero” y “te amo” se contradicen en ti cuando

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pasas de un concepto a otro en tanto el alcohol endulza hasta la sangre más fría,
y yo asumo con total convicción mi justificada certeza. Sin embargo, no lo tomare
como un perjuicio bajo el contexto causal de aquello que espero conseguir. Me
explico… podré muy en el fondo ser igual que cualquier mujer, con la supuesta
ventaja de que en la espacialidad del aquí y ahora, podría ser tu favorita sin contar
con el respaldo de un mañana que certifique la continuidad del primer lugar.
Apenas hay una diferencia que te aseguro, debes conocer antes de que se me
olvide referir. ¿Acaso no han hecho otra cosa que competir por ganarse la
preferencia? Demostrar a sus enemigas esa preponderancia, cuyo único objetivo
vendría siendo ser ante tus ojos; dueña, única, irremplazable, dictadora, alimento
de tu fe refugiada en la eternidad del espíritu. Yo en cambio, tengo la autoestima
suficientemente alta para volverme humilde frente a la necesidad de presumir.
Simplemente, me esfuerzo por superarlas a todas en cuanto a los sentimientos
verosímiles que han sido capaces de manifestar hacía tu persona, de forma
pragmática. No pretendo, con el egoísmo habitual del ser humano, vencer las
barreras de tu frialdad para transformarla en una esencia radicalmente opuesta,
sino más bien, demostrarte que así tal cual, soy capaz de acercarme sin miedo a
tratar con alguien, tal vez a juicio de muchos, tan malo como yo. O incluso, puedo
pasar desapercibida, camuflada en dicha esencia, que se fabricó junto a la mía en
algún lugar del firmamento indeterminado.
He pasado mucho tiempo con el ego en un sitio más alto que mi supuesta
belleza, no por culpa mía (justifico) sino por aquellos halagos que sirven de
referencia para construir la propia imagen. Tal vez por eso, el Dios de las
lecciones me castiga con tu rechazo, con tus esfuerzos fallidos, con tu inevitable
falta de deseo sexual. ¿Será que acaso me quieres como amiga o sencillamente
fracase como mujer? ¿Por qué un hombre tiene el poder de hacerme dudar de mi
misma a tal punto de trastornarme, dando paso a la frustración de tu negación
involuntaria? Al extremo necesario, de aceptar un truque en el mercado del
arrebato, más ni la inteligencia que sospecho cuando mi nota supera a quien la da
por segura, ni los deseos confesados por los lobos que el bosque debuta a diario,
no me sirven si para ti, apenas resulto un peluche para abrazar, una conversación

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que no termina, un espacio reflexivo, mero sentimiento confuso, enredado con la
euforia del vodka y el abrazo inevitable que marca la diferencia con las que
vinieron antes de mí, porque ese acercamiento no te teme, ni avanza con cautela.
No hay temor a perderte sino a perderme ante tu adiós. No existe desconfianza
hacia tu mirada de frialdad sino que una suerte de paz interior cuando su
transparencia refleja las olas bravas que domestican la luna desde su abismo
sereno ¿Pero qué puedo hacer? No sacaría nada acostándome con cualquiera
para vengar a mi orgullo o demostrar que si puedo tentar a un completo
desconocido con apenas desnudar a mi moral encubierta. De todos modos, tu
eres quien más habla de instinto y basas las relaciones en ello, entonces, ¿qué
soy yo para ti?
Sin contemplar desde un balcón silencioso, las olas del mar que reviven la
inspiración del poeta con su brisa sutil, soy capaz de meditar con apenas un
paisaje en mi recuerdo. Esa lluvia agitada, mezclándose con la mínima escarcha,
aspirante a ser nieve. No es muy distinta a la de aquella tarde, cuando las nubes
robaron la magia de seres mitológicos (que hoy yacen dibujados en el cosmos) y
la transportaron hacía nuestra presencia, refugiada bajo las faldas de un árbol
solidario. Seguramente la diosa Isis se sintió alabada por el paisaje del mismo
modo que lo haría Thoth si abandonara el paraíso de Egipto para venir a leer esto.
Sin estar en mi estado de conciencia más anhelado, que vendría siendo la
luz del agua dorada cayendo incesante por la cascada que adormece gota a gota
las barreras de una racionalidad menos divertida, me encuentro aquí sin cerveza,
ni certeza, ni mareada. Ni marea alta camuflada, en el azul de la noche. Sin la
adrenalina de correr por los bosques como una niña divirtiéndose o esa sensación
indescriptible que genera mirar las estrellas y asumirse parte de un todo. Sin
perder el juicio por la borrachera que conlleva a la locura, libre y feliz. Aún sin eso,
puedo reunir mil ideas a la velocidad de la luz. ¿Será que reflejas la belleza de la
vida, interpretada por la cadena de significación que esbozó mi subconsciente
para interpretar la realidad con su subjetiva perspectiva? O quizá, sencillamente tu
iris es producto de un accidental descuido. Algún tarro de pintura verde derramado

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sobre la hoja, tras un intento casual que acabó siendo el cuadro más perfecto, una
vez que se mezcló con azul, blanco y finalmente piscas de amarillo. No quisiera
arruinar tal obra de arte con mi color más opaco, aunque confieso que algún día,
quisiera probar la fusión de matices. Descubrir que extraña invención surge de
ambos, no obstante estoy consciente que el único pintor es el destino junto a su
amigo tiempo. También estoy consciente de que, si esta es una novela de no
ficción, el tiempo de la historia es el tiempo y el tiempo de lo narrado es
simplemente como el determinismo juega con nosotros. El mismo que dibujo los
astros, a modo de acertijo para los miserables hombres con ganas de ver más allá
de su mesa de trabajo.
Quisiera estar contigo ahora, fija en el horizonte de luces azules y almas
perdidas en una pista de baile. Dedicarte canciones sin sentido y escuchar lo
dulce que suena tu voz cuando tu mano sujeta el segundo vaso. Decirte que sí a
todas las propuestas que nunca recuerdas, ni te quiero recordar al día siguiente.
Volver a ese instante en que te perdí de vista y me lancé como una loca
hiperactiva a conversar con la gente sin que nadie me llamara la atención, como
en tiempos remotos. Reconocerte entre la multitud de inmediato y confiar en que
sabrías como regresar a tu casa, sujetándome del brazo para que no callera por
algún arrebato de mi sensatez semi adormecida. Ya retrocediendo hasta la
milagrosa llegada, en vez de dormirme de inmediato, quedarme un rato más
abrazándote. Una necesidad que se convirtió en rápida costumbre cuando sin
darme cuenta, sentí que vivíamos juntos y afuera de la ventana no existía tiempo,
ni responsabilidades, ni una familia de dos personas esperándome sin alegría
significativa o extrañeza relevante. Olvide por completo que aún aguardan infinitos
días antes de poder solicitar con realismo y decisión: “llévame donde quieras”. De
lo contrario recién ahí, si los años pasan y decides seguir otro rumbo, evaluaré
seriamente la posibilidad de divertirme siendo una promiscua (sin desmerecer esa
palabra, pues odio el machismo), sacando partido de los atributos que me han
expresado, rotando de fiesta en fiesta y de cama en cama. Recién ahí decidiré
vivir sola, jurándote no desear juegos en el jardín ni la estabilidad de ese hombre
de bolsillos anchos que la mayoría sueña. Y si por casualidad nos encontráramos

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y por cortesía te ofreciera un vaso de agua, conocerías mi faceta real, frialdad,
inestabilidad, indiferencia y miedo al compromiso. Por eso digo que haces
milagros en mí. No sé de donde saco tanto amor, así como tampoco me explico de
donde surge ese no sé qué.
Carta para el planeta azul
21 de junio del 2014
Apenas te conozco hace una vida entera, porque la vida parte cuando
aprendes a jugar, ¿sabías? Y sin embargo, no te conozco hace mucho, porque
todas tus decepciones, experiencias y planteamientos ideológicos, se crearon
durante el abismo de la incertidumbre. Una prolongada incertidumbre por culpa de
la mala gestión del universo y su socio eterno, el señor tiempo.
Apenas sé que abres mucho los ojos para prestar atención y complementar
mis dichos con tu común frase “como por ejemplo” mientras volteas tu rostro hacía
la derecha, buscando la materialización de tales pensamientos en dos segundos
de silencio. Y luego me entregas la palabra precisa, la idea que me faltaba para
dar por finalizada una nueva teoría, la sonrisa que responde a mi ridiculez con
complicidad y voluntad de alineación.
Apenas deduzco que eres sincero, porque tu mirada refleja serenidad. Una
pureza de alma que tal vez sólo podemos ver quienes observan más allá de la
superficie de tal Océano perdido en medio del bosque, derramando su sabia verde
en el centro de tus ojos.
Nunca he tenido necesidad de preguntarte si realmente me quieres. La
inseguridad no alcanza a apoderarse de una costumbre femenina tan arraigada,
cuando me basta con abrazarte y asimilar tus detalles para asumir que la
dialéctica de reciprocidad está presente en cada una de nuestras irreales
circunstancias. La explicación es muy sencilla y ya te la he dado en reiteradas
ocasiones. Desde que Venus está junto a Mercurio; desde que el amarillo combina
con el verde y las estrellas nos otorgan el don de perseguir la justicia y la libertad,

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sencillamente nos conocemos. Si consideramos además que nuestras almas
existen desde mucho antes que dicho concepto, entonces sería inútil dejar de lado
que en las estrellas siempre hemos estado dibujados, brillando uno al lado del
otro. ¿Acaso nuestros astros influyentes se han aburrido de compartir el mismo
cielo por toda la eternidad? ¿Por qué nosotros lo haríamos si estamos fabricados
con el mismo elemento aire que nos dio la facultad de no poder evitar ser nosotros
mismos?
¿Y qué pasa con mi autoconsciencia? Soy buena, mala, loca, tranquila,
más fría que el invierno y contigo incluso más romántica que las víctimas de
nuestras burlas constantes cuando criticamos la cursilería. Soy el antagonismo
entre blanco y negro. La confusión entre la simpatía y la indiferencia, entre la
euforia máxima de la felicidad plena y el hundimiento que provoca el pesimismo.
Por ende no me conozco en lo absoluto, no obstante, tengo muy claro quiénes
somos los dos…
Tú y yo somos la sensación de envidia que despierta en la gente la
necesidad de estar al tanto de nuestra vida a través del hackeo. Somos esa magia
inexplicable y visible, que por lo mismo, pretenden romper con más magia y sin
embargo, el destino se pronuncia en nuestra defensa, guiando tu sendero hacía el
ángel intangible que yace oculto en el simbolismo del tarot. Somos la unión entre
el mundo material y aquel que he construido para ti mediante cartas que
demuestran el devenir desde un alma libre hacía un ser que sólo concibe la
libertad mediante la voluntad de ser dominado una vez que pierde el temor a
aceptar su feliz derrota. Y somos a la vez, amor del bueno, sin mezclar con la
hipocresía y el interés. Aquél que tienta a Lucifer con sus hechizos malditos,
mientras el Dios de la armonía nos bendice en su reinado de escasas uniones
eternas y utopías dignas del cielo que existe en el plano metafísico, lugar
abstracto e inmaterial, donde nuestra alianza espiritual se bate a duelo con el
demonio de las malas prácticas hechiceras.
Carta de Mercurio para el planeta azul:

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No me dirijo a ti desde aquel antiguo inicio “Cuando el sortilegio lunar rige el
día de nuestra llegada…” ¿Recuerdas esa carta de Mercurio a Venus? Desde ese
entonces, los paradigmas cambiaron, las conclusiones de infancia en lo irracional
razonaron. Mire el cielo aquella noche, deseé que no hubiese final, estaba contigo
entonces, la realidad lucía ideal. Preparando mi conciencia, a otro año, mes de
invierno, encontré perfecto el paisaje, de tu mano y también lloviendo. No sé a
dónde estamos yendo, pero vamos sin prisa, sin planear, sin futuro, sin una ruta
precisa. A veces olvido el destino, guiada por la conversación o por mirar muy
atenta, tus ojos de lima limón. Lo importante es que pese a cualquier distracción,
llegamos a alguna parte donde la felicidad comparte, parte, de su repertorio. Te
amo y es muy notorio, ya no intento disimular, y mientras seas tú mismo, la
emoción se niega a marchar.
Eres el mejor despertar, que el sol me ha concedido, el abrazo de
cumpleaños, el beso antes prohibido. No sé si te había dicho que eres el todo que
me falta, como cerveza sin malta, cuando las horas saltan y la gente sobra. De
algún Dios debe ser obra, ¿Cómo pudo suceder? Amar sin duda es milagro y tú
me obligas a creer. Y debo reconocer, la felicidad es escasa. Por eso cuando nos
vemos, junto a la utopía se traza. No quiero volver a casa, ¿me llevarías muy
lejos? Donde nos veamos envejecer, compartiendo el mismo espejo. Vivir eterno
festejo, ironía poco amable, para quienes nos tacharon de personas inestables. De
“para siempre” no hables, no creas que sea ingenua, después de todo, la vida es
redonda condena, como la tierra y sus ondas. No creo que valga la pena, mucho
menos las relaciones, pero esta vez doy paso a las excepciones, me niego a
entender razones, o junto a otro atarme un nudo, ¿Cómo querría a otro hombre si
sólo ante ti me desnudo? Gustarme otro lo dudo, siempre fue muy exigente, no
como quienes pierden y encuentran al día siguiente. Es complicada mi mente, la
tuya también debe serlo. Y puede que estemos locos, o viajemos derecho al
infierno, lo que el futuro depare, no me interesa saberlo. No tienes por qué creerlo,
me basta con que lo sepas: no te conozco nada, en lo absoluto, por qué nadie se
conoce si quiera a sí mismo hasta que descubre lo que es capaz de sentir.

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Entonces, se desmoronan los supuestos de una personalidad especulada,
remplazada por un alma que no tenías.
Paradigma en reconstrucción
4 de julio del 2014
Hay quienes dicen que hay que saber separar los sentimientos de la razón,
pero yo opino lo contrario. Sólo mediante la razón se puede llegar a una
conclusión que verifique la legitimidad de los conceptos, que surgen a medida que
relacionas significado – significante. Apenas cuando reflexionas sobre esa
sensación anormal, puedes darle sentido y vivirla sin miedo, más, a lo único que le
puedes temer realmente, es a lo desconocido, o peor aún, a no querer
averiguarlo.
La inclinación del alma, hacía un objeto o persona, es la definición que
encontraron, en concreto las personas, para apodar a éste cielo de infinitas nubes
endebles y noches que sin el otro se vuelven lunas solemnes. Para apodar a éste
viernes, instante eterno que se disuelve en la nada, cuando se agotan las cinco
horas, que teníamos agendadas…
No quiero sólo rima, como música sin sentido. No quiero eternas palabras
para un lector sorprendido. No quiero dedicarte canciones, ni preguntar cuánto me
amas. ¿De qué sirven las devociones, cuando milagros reclaman? Tampoco
quiero cien cartas para terminar en “Adiós” ni proyectar mi futuro siempre
pensando en nosotros dos. Ni quiero que exista Dios, el amor o el fuego eterno,
sería como creer en ésta fe que ya no entiendo.
No espero rosas azules ni verte de lunes a viernes. No espero días de lluvia
ni preguntar si me entiendes. No espero despertar, abrazándote desnuda, ni
gustarte todavía cuando la juventud quede muda. Ni mucho menos ayuda o aquel
instante glorioso, en que tu imaginación vuele y de alguien te encuentres celoso.
Sería maravilloso, que la moneda que tiré al pozo, se convierta en ese saludo
diario, de los recientes esposos. ¿Pero sabes? No quiero nada, ni espero todo. No

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tengo hada de ningún modo, no obstante anhelo con toda el alma, que tu equilibrio
me entregue aun calma. Que rosas blancas en el jardín, las podamos pintar de
azul, para la estética seguir, y guardar fotos en un baúl. Que la tormenta nos
sorprenda, coloreando de luz el mundo, y la contemplemos con frío, como en el
teatro del absurdo. Que la moneda del pozo, en mi bolsillo quede guardada, pues
creyendo sólo en ti, ya la suerte estaría dada. No habría noches privadas, de tu
presencia que hoy sueño, ni celos innecesarios, tras presumirte mi dueño. No
habrían penas en serio, ni hijos con fealdad, llámenlo egolatría, yo lo apodo
sinceridad. No habría necesidad, de otro febrero sin mar, ni menos perpetuidad
para una casa sin bar. Para continuar: no habría barril vacío si están tus ojos de
río. Ni casa con cuatro gatos serían cinco con el mío. Ni paisaje fastidioso repleto
de juguetes y llanto, aunque si tienen tus genes, ya eso no es ni para tanto.
Y si no quiero que grites lo nuestro a los cuatro vientos, es porque la
oportunidad más osada no la encuentro, y lo siento. Es porque el nombre de esto,
pronunciarlo siempre nos cuesta, desde la tarde lejana en que cara y sello fue la
apuesta. Y sin embargo soy correcta, fiel, no tiento a la tentación, y eso que la
lealtad nunca fue mi gran profesión. Y sin embargo ahora cuento, los días y las
semanas, para al fin verte llegar, con tu celeste manzana. Quisiera tenerte en mi
cama, dejar de ser una dama, y así derrumbar frustraciones cuando mi instinto
reclama. De todas formas te espero, sin vislumbrar un sendero, porque entre
todos los cielos el de tus ojos prefiero. ¿Te preguntas si te quiero? Dejémoslo en
que es mentira, y si te escribo todo esto es simplemente porque rima. ¿Te
preguntarás si te amo? No digo palabras en vano, ni tinta sin sangre derramo,
cuando con ganas te escribo, y aunque en el amor soy atea, mis paradigmas
derribo.
Entre el mar y el cielo
18 de julio del 2014
¿Qué son las fechas? Días que pasan y a veces, al ser dignos de recordar, se
transforman en un número y un mes destacable desde el hito hasta el infinito más

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diminuto que nos ataca como especie y desencadena en una vejes
desmemoriada.
Tal vez nunca enfatizo fechas en mis mensajes, por un tema de que serían
demasiadas, siendo que puedo guardar en mi mente; recuerdos épicos sin tiempo,
ni espacio, ni mucho menos destacadores inmateriales. Sin embargo, al igual que
la totalidad constituyente de la contrastación, me limitaré a hacer una merecida
excepción: 15 de Julio será el nombre de ésta carta, sin desmerecer el titulo inicial
y su poder de aceptación, bajo el contexto de las palabras que revisarás a
continuación, tras realizar sin gran esfuerzo, mi habitual introspección ante los
sucesos quiméricos que se tornan existencia en nuestra realidad vacía de aquellos
milagros que satisfacen los deseos del alma (más difíciles de solventar que los
derivados del renombrado hedonismo).
Siempre la retórica ha sido mi mejor cualidad al momento de defender la
verosimilitud de mis convicciones, y ésta no será la excepción, aunque bueno… no
vengo a hablarte de los astros porque ya no hay manera de que no creas en su
existencia empíricamente demostrada (aparte de que lo he resaltado en todas mis
cartas). Tampoco vengo, naturalmente, a confesar que te extraño, utilizando
palabras racionales o sencillamente rebuscadas para ocultar la cursilería implícita
en tales justificaciones, si después de todo ya debes suponer la falta que me
haces en un mundo en el cual eres la única persona que no puede faltar donde
todo sobra…
En éste encuentro entre el lado humano de una mujer camuflada en el
poder ilimitado de los conceptos y su receptor, no vengo tampoco a entregar un
discurso netamente de carácter dianoético, pues debo acudir inevitablemente al
sentimentalismo otorgado por la percepción de mi espíritu, para asumir con
firmeza, que estoy irreversiblemente enamorada de ti. Para comentarte, además,
que en caso de ser la nueve de tu lista (ahora aumentada en un digito), no me
importaría ser un número más. Total, el Nueve, está directamente asociado con el
Emperador de China en términos históricos, por llevar muy a menudo dicha

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cantidad de dragones dibujados en su ropa, asociándose, por consiguiente, con lo
favorable y duradero.
Si bien la primera de la lista debiese tener la preferencia desde su propia
perspectiva, realmente no sirve de mucho si tomas en cuenta, por otro lado, que el
Nueve, alude igualmente a la iniciación de la filosofía primera (metafísica) por ser
un simbolismo, el final de una fase de desarrollo espiritual (básica, mera suerte de
aprendizaje) y el comienzo de otra superior, semejante al devenir de las unidades
hacía las decenas. Y por último, en caso de que consideres que estoy en un error
o me vuelvo muy confiada en mis ridículas especulaciones, te puedo convencer
con la excusa no menos válida, de que el conocimiento se distingue por su origen
ontológico. En conclusión, el conocimiento de lo real no comienza con nuestra
especie dotada de cultura, sino mejor dicho, procede de un saber superior. Esa
misma iluminación sobrenatural que pone cada una de éstas palabras en mi
mente. Esa misma energía viva y sutil, capaz de demostrarme sin la
materialización de entes interventores, que el destino y el determinismo histórico
coexisten, dejando obsoleto el libre albedrío como única teoría válida ante Dios y
su antagonismo llamado ciencia. Por ende, no me hagas responsable de la
supuesta inteligencia y sabiduría que vez en mi esencia, ¿pues sabes? No es
intelectualidad, ni sensibilidad ni mucho menos sabiduría en edad prematura. Es
únicamente el amor en su máxima expresión, manifestándose a través de cada
uno de estos párrafos, redactados sin dificultad y casi por inercia, incluso
pensando en muchas cosas a la vez como siempre. Es que puede que algún día,
dada la incertidumbre del mañana, la lista aumente a diez, once y doce. Al menos,
si ese maldito día llega por desconocidas y ojala improbables razones, por lo
menos podré reír con ironía al deducir que ninguna mujer logrará escribir cien
cartas, entonces me sentiré bien conmigo misma al saber que te demostré de
todas las formas posibles que, aunque querer siempre fue difícil de lograr para mi
incomprensible alma, destruida por la maldad de seres hipócritas, contigo logre un
verdadero milagro. Tal vez fruto de la magia de nuestra exagerada compatibilidad
planetaria o quizá simplemente por ser tú y yo reconociéndonos en una nueva
vida. Incluso – te pareceré exagerada – poniéndome en el caso realista de que no

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seré probablemente, la última con la cual te acuestes, me conformo con saber –
volveré a parecer exagerada – que ninguna te lo hará con tanto amor, limitándose
a un intercambio de mínima energía – finalizo la afirmación volviéndome a tu
juicio, triplemente exagerada, pero al mismo tiempo sincera.
Convencida estoy, de que no alcanza la descripción para expresar la
felicidad extrema que se apodero de mí al cumplir mi gran sueño, antes
prácticamente imposible, de concretar el ambiente perfecto: nosotros, Algarrobo y
nadie sobrando, como la noche de mi cumpleaños, olvidándonos de la gente y
nuestra naturaleza sociable. Lástima que ni siquiera el lenguaje me es útil para
explicar el instante glorioso en que perdí el control de mis emociones (imaginarás
que instante fue) y termine convenciéndome definitivamente de que a pesar de tu
incuestionable libertad, de una u otra forma me siento parte de ti. Por eso mi
equilibrio se desmorona, derivando en una experiencia traumática, una vez que
retorna la cotidianidad inevitable y descubro que el mar se volvió ciudad, en tanto
mi cuerpo pasa a sostenerse apenas por la fuerza de gravedad, a diferencia de
quien, teniéndome encima de él puede sustentar también lo restante, ajeno a la
física y sus razones sin razón de ser, provocando la proporción perfecta que me
hace desear ahora mismo, abrazarte hasta ese límite en que más unidos no
podemos estar.
Me pregunto qué hacía un hombre tan frío y de apariencia hostil,
haciéndome tanto cariño sin que yo se lo pidiera. Busco respuestas en mi propia
consciencia inmediata, recurriendo a las estructuras subyacentes de mi razón que
emanan del inconsciente, para justificar estas ganas de quedarme contigo para
siempre, del mismo modo que el mar y el cielo escogieron quedarse así, para que
el reflejo adornara sendas deidades.
Es difícil creer que el Océano posea vida, abarcando la integridad de su
extensión, sin embargo quedó demostrado cuando temerosa, subí a una roca para
acompañarte, y entonces – “casualmente” – las olas aumentaron su proporción,
rodeándonos como si fuese una burla (no es primera vez que me persigue sin
disimulo) para demostrar su poder y tapar el poco escepticismo que nos va

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quedando. Del mismo modo, es difícil de creer que alguien como yo – jurándote
que es extraño, conociéndome desde siempre – pueda amar tanto y reconocerlo
sin vergüenza o miedo a sentirse en desventaja (por regla general pierde el que
quiere más). El problema es que el mar no tiene como demostrar su vida, lejos del
hecho de tener neuronas, yo no tengo como demostrarte lo que siento de una
forma científica y por ende valida, y Dios no puede acceder a nuestro espacio
tiempo, no obstante nadie puede demostrar que no existe, mucho menos yo si
estoy a pocos pasos de terminar de recorrer la escalera al cielo después de estar
a tan pocos metros del infierno terrenal.
¿Te digo algo más cuerdo y relevante que todo lo anterior, hombre que no
es de piel y paradójicamente, es capaz de acariciarme hasta verme dormida y
totalmente relajada? Eres hermoso – sí, hermoso – más aún que el mar visto
desde el Canelillo, inclusive aún más de lo que supones ser. Por eso, quiero
dedicarte mi inspiración ilimitada para no dejar de resaltar jamás que tus ojos son
la fe que me queda y la energía que me falta a diario cuando apenas encuentro lo
habitual en las miradas.
De veras quiero vivir a mi manera. De veras anhelo con toda la pasión de
mi perseverancia, abandonar ésta forma de vida con radical firmeza, abandonando
además – sin remordimiento ni arrepentimiento alguno – todos los recuerdos, toda
mi noción de núcleo familiar (frustraciones que otorgan un juicio medianamente
negativo de lo que ha sido éste transcurso en el plano afectivo), ajeno a las
amistades que nunca faltan y poco estorban. De veras quiero partir de cero,
conseguirlo a toda costa como una tortuga marina, victoriosa al cruzar el peligroso
mar, valiéndose de sus pocos recursos. Y de veras quiero llevarte conmigo un día
cualquiera, y sin presión alguna, preguntarte si te quieres quedar a dormir una
noche, una semana o quién sabe si los cincuenta años por conveniencia del bono
(lógicamente).
Para finalizar, quisiera aclarar que no te amo (por más que lo sepa, no
quiero estar en desventaja) y tampoco quiero tener un hijo contigo (quiero tener
dos).

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ENTONCES, descubrí que existía algo que me gustaba aún más que el mar, tal
vez por su color, hecho del mismo material, igualmente armonioso en su esencia e
infinito en cuanto a la emoción que generaba contemplarlo. Y es más, desde
ENTONCES, no he dejado de escribir, inspirada en dicho material, estética,
armonía, infinitud, emoción, intuición de un determinismo que me impulsa, en fin,
mi abstracción inevitable frente a tus ojos claros, contorneados con el mismo
matiz del Océano profundo y verde agua en su interior.
Estética fotográfica sin intención de desmerecer la condición del mar, (a juicio de
nuestra noción de máxima expresión de belleza) comparándola con mi opinión un
tanto más subjetivada, en base a mi percepción de tal atributo natural.-
La leyenda del hilo rojo
21 de julio del 2014
Contigo: Que poco rato duran los ratos largos en comparación a la totalidad
restante. Quisiera invertir tal incongruencia, aunque el costo de mi petición,
significara atarme, por consiguiente, para toda la eternidad que contempla nuestra
finitud temporal y material. Si conseguir la felicidad que sólo con tu presencia es
capaz de encontrarme, significara además volverme una mujer estable, de esas
que van al supermercado con una lista y calculan como llegar a fin de mes, lo
haría sin complicación alguna, con tal de saber que cuando amanezca, lo primero
que veré serán tus ojos, en remplazo de las paredes de mi habitación, que tienen
el mismo y engañador color. Incluso, si ese anhelo frecuente que surge cuando el
único concepto verosímil para resumir mis pensamientos en torno a ti es
“extrañar”, fuera remplazado por esas dos horas que vuelan cuando te abrazo por
la mañana, creyendo que es otro sueño engañador, mezclado con resaca y
nociones erradas, me volvería inmediatamente una mejor persona, con una
inmensa sonrisa de lunes a domingo.
Es que ocurre lo siguiente. Desde que tengo memoria y manejo del
lenguaje, la gente me está enseñando a querer, limitando la autoconsciencia de

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las emociones, a una suerte de aprendizaje hipócrita, en base a las acciones que
alguien se dispone a hacer por uno. Entonces, ¿Acaso no sería la mujer más
desgraciada del Universo espiritual, si no retribuyese la generosidad y la ayuda del
resto con un trueque de afecto? Más, contigo no tuve que aprenderlo, muy por el
contrario, un día cualquiera, te día un abrazo y descubrí, para mi desgracia bajo el
contexto de aquel entonces, que estaba perdiendo el control de mis emociones.
Felizmente me atreví a correr el riesgo de ver hasta que limite podría llegar esa
atracción inevitable que como era de esperar, desencadenó en su máxima
expresión. Aún me pregunto de donde saco estas palabras. De donde surge tanto
amor, cuando juraba que apenas me limitaba a un vaivén entre la indiferencia y la
lastima ante mi incapacidad de sentir más de cierto punto. Aun me cuestiono,
también, si bastan cien cartas para pagarte por toda la felicidad que me entregas,
inclusive al estar ausente, pero con cada recuerdo utópico en mi subconsciente
próximo.
Tal vez, no sirva realmente la concatenación de palabras, ajustadas a mi
percepción de la realidad en cuanto al amor que supongo tener, ya que lo que vale
realmente, puede ser lo que no se dice, ni se demuestra. Lo que no se ajusta al
lenguaje, la palabra que todavía no se inventa y el soneto improvisado que sólo
Pablo Neruda o Vicente Huidobro eran capaces de componer, comparable a una
melodía de romántica rima, inspirada por la brisa marina que iluminaba sus casas
vecinas en momentos de ocio, yerba y agua ardiente recreando la vista hacia el
interior .
No quisiera pedir a los poetas, el secreto de su ilimitada inspiración, ni los
atributos de quien los inspiró para sentirme tan amada como el Dios de los
Cristianos o Buda en el Oriente. En primer lugar, la inspiración ya la tengo, y surge
con cada recuerdo de una tarde, que en comparación al tiempo transcurrido hasta
volver a verte, se resume en un instante glorioso. La segunda petición negada,
sería subjetivar las ideas de alguien ajeno, suponiendo un amor equivalente al
mío, siendo que en realidad, no quiero demostrar al resto, ni presumir de alguna
ventaja que pueda tener con respecto a otras. “Que quieres que te escriba en mi

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Facebook, lo que quieras” dijiste, suponiendo que me harías un favor,
simplemente demostrándoles. Cualquiera se sentiría honrada, ¿has aprendido
bien lo que las mujeres esperan no es así? Si dejar de felicitarte, me veo en la
obligación de oponerme a dicha entrega. Pues bien, yo no espero eso, porque
cuando digo que te amo, no es una definición superficial de lo que significas para
mí, y para ser más específica, preferiría que la envidia se perciba y no se deduzca
con las típicas conversaciones expuestas a los demás. Como podrás notar, ya ha
llegado a niveles extremos que devienen en un intento reiterado de separarnos,
por parte de seres que no tienen alma, y sin embargo te hablaron de afecto alguna
vez.
“Escríbeme lo que quieras, pero solamente tendrá valor si es por iniciativa
propia, sin que tenga que decírtelo, así como yo, suele lanzarte indirectas en mis
estados de Facebook, sin que tú me lo pidas” ¿algo así contesté no es así?
Probablemente se enredó mi discurso, por culpa de la cerveza que estábamos
bebiendo, (jugando a competir) y la distracción que implicaban mis ganas
excesivas de estar un rato a solas contigo. ¿Sabes? Conversando del todo y la
nada no se agotan las ideas y siempre me dejas con ganas de más, ganas de más
en todo aspecto, por cierto, debes considerar. Ganas de que tengas ganas es uno
de mis anhelos frustrados – comprendes a lo que voy – pero sin ser aquello lo
realmente importante, aun cuando me pides que te espere y yo me pregunto
porque te urge tanto. Es que al parecer has basado tu vida en el error Occidental
de consumir y darle valor a lo material, abocando al ámbito terrenal que contempla
cuerpo como sinónimo de goce y el alma como un plano secundario. Has
defendido un paradigma frecuente que alude a disfrutar la vida, condenando dicho
concepto a su relación directa con lo sexual: esa fusión de almas desconocidas,
adquiriendo aspectos del aura ajena sin sospecharlo si quiera, cuando lo único
que buscabas de esa persona era la satisfacción física. Pero no te culpo, pues el
sentido coexiste con su proveedor, en base a supuestos inventados por el
contexto sociocultural. En palabras simples, nuestro sentido no es lo que
buscamos, sino aquello que la sociedad nos enseña a buscar, en cambio las

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estructuras subyacentes de nuestro espíritu, tienes otro tipo de necesidades
doblemente complejas y misteriosas…
¿Has oído hablar de la leyenda del hilo rojo? Es una vieja leyenda China,
igual de creíble que el tarot cuando desafía al escéptico con su verdad
irreprochable.
La leyenda dice que dos personas están destinadas, más bien condenadas,
a tener un lazo afectivo, a través de un hilo rojo, atado al dedo meñique desde que
nacemos. El hilo existe independiente del momento de sus vidas en el que las
personas vayan a conocerse, reconocerse, reencontrarse, en fin. El asunto es que
no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos
tenso, es siempre una muestra del vínculo que existe en el plano metafísico.
Aclaro, no creo en estupideces ni locuras de gente predestinada. Es sólo
que casualmente – aunque no parezca convincente – escuche a una pareja de
ancianos justificar su lazo a través de esa historia. El anciano era chino y estaba
junto a su mujer contando la leyenda más detalladamente a un tipo que vendía
inciensos y amuletos de la suerte en una feria del sector de Franklin. Luego, le
pregunté a mi amiga y me explicó el sentido del hilo rojo. Me dijo además, que la
verosimilitud de la leyenda, era tan difícil creer como ver que una mujer tan fría
como yo (me conoce bien) se note tan enamorada. Parece entonces que la
historia es real…
La vida con otros ojos
Jueves 24 de julio del 2014
Cuando me vence la frustración de un presente inerte en medio de nudos
por desatar, mi conciencia inmediata se bate a duelo con el pesimismo inevitable
ante ciertas situaciones opacas que me he abierto a contarte… entonces, la
conclusión es sencilla, pero esperanzadora: La vida consiste en llorar hasta que
por alguna razón ríes y reír hasta que por otra razón lloras. La tercera
eventualidad vendría siendo el abismo de la nada, o sea la muerte, motivo por el

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cual debiésemos agradecer, frente a cada escenario, que aun respiramos, por
muy desgarrador que parezca enfrentarse a la traición o las decepciones. Por
último, comprendo que debo mirar la vida con otros ojos. El problema es que esos
ojos suelen perderse a través de la distancia geográfica inminente tras cada adiós
prolongado, ¿Comprendes de quien hablo o repito por infinita vez consecutiva qué
me encanta el limón de pica o el Océano cuando reflejado en la luz del sol, se
torna verde agua?
Mercurio envió su segunda carta, cargada de simbolismo, adjudicándole un
notorio sentido de frialdad e irónica forma de querer. Prometía esperar con ansias
su llegada para jurarle amor eterno en tal instancia, con tal de que al día siguiente,
se fuera sin hacer mucho ruido para así, creer que fue un sueño hasta el oscuro
instante de despertar. Despertar de esta ilusión aun mayor, llamada vida… Pero
desde aquella entrega han pasado más emociones y tinta ecológica disuelta en
palabras virtuales, que lunas llenas - ¿comprendes? – repito desde la nube de
ideas disolviéndose en mi mente.
Ahora que extrañar es el pan de cada día, no puedo mentirme a mí misma y
fingir que soy la misma de siempre, por ese miedo a aferrarme, en un mundo
donde todo pasa, incluyendo a nuestra mayor pertenencia: el aprendizaje que a
veces es preciso des-aprender para desprenderse de nociones erradas. Es que
estamos en un siglo extraño – agrego para contextualizar mi argumento de crisis
total en los arquetipos humanos…
Vivimos, por así decir, en una suerte de segunda modernidad, caracterizada
por la confusión incesante entre desigualdad y diversidad. Entre lo que
entendemos por derecho y libertad, sumándole a tales confusiones, la crisis de
ciertas historias comunes (Meta relatos) como historia del comunismo meramente
aclaratorias, narración poco creíble de Cristo y promesas del capitalismo, basadas
en la obtención de bienes materiales para satisfacer aquellas necesidades y
sueños igualmente impuestos mediante herramientas de persuasión que atacan el
subconsciente. Por consiguiente, apenas quedan los micros relatos, fundados en
la experiencia empírica de cada ser humano. A dichas prácticas individuales,

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dotadas de impresiones subjetivadas, se les resume en Postmodernidad, es decir,
la ideología de una arrebatada exageración del individuo, arrojado como el centro
de todo, llenando el vacío del Dios ya ausente desde antes de proclamarse
secretamente el protector de la burguesía. Ahora bien… ¿Cuál es el problema de
esto amor mío? (no olvido en ningún momento que esta carta va dirigida al
hombre que amo y no al profesor de sociología que suelo odiar por tener el poder
de mis notas en sus cuestionables apreciaciones para calificar) el conflicto radica
en el hecho de que la libertad individual es un invento del mercado, haciéndonos
creer que se resume en inversión, seguir modas, comprar basura que ofrecen las
tiendas y protestar con fines anarquistas, usando esa mascara ridícula (inventada
durante la Guerra Civil Española por dicho sector apolítico) que a fin de cuentas es
fabricada por docenas en una fábrica perteneciente a una Industria que te vuelve
participe de su finalidad encubierta en cuanto al conjunto que constituye el
Mercado.
En los malls yacen numerosas parejas llenando cada día su falta de interés
y tema de conversación, con vitrinas de felicidad momentánea, avanzando hacía
las repercusiones finales de una rutina prolongada. Allí están esas parejas que
van de la mano a diario, ya sin darse cuenta, ya sin valorarlo ni mucho menos
intentar recordarlo los días ajenos al cumple – mes. Y mientras yo lamento no
tener más horas para entregarte o peor aún, me limito sin limitaciones a este
deseo exageradamente intenso de vivir contigo y la familia en potencia que espero
tener, (con todas las ganas de la fe depositada en un desenlace favorable a
crédito del destino), miles de matrimonios ya no aguantan la convivencia
agobiante, fruto de signos desfavorables, egoísmo (o separación de bienes
reflejándola desde el conmovedor inicio) y cínica libertad individual otorgada por el
otro, del mismo modo que en el Mercado, donde se genera una idea totalizante
desarrollada por todas las sociedades, girando en torno a un poder global que
abarca todas las formas de entendimiento y entrega involuntaria.
Tal vez no soy la más indicada para hablarte de libertad, si la falta de ella,
me restringe a tal extremo de no poder estar en este mismo instante, acostada al

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lado tuyo, despreciando el reloj con desdén ante su paso imperceptible por la
relatividad de la metafísica, manifestándose en la temporalidad. Pero sí, he
sentido algo parecido, mejor y sobrenatural…
He sentido que el mundo es nuestro y que su creador nos ama, cuando
mirando el mar, percibo que es él, contemplándonos a nosotros, bendiciéndonos,
demostrándonos que somos invencibles – además – con esa felicidad
indescriptible que sólo un Dios sería capaz de crear en nuestras almas tan
dañadas, luego de recorrer este trayecto, decorado con rosas repletas de espinas
casi transparentes.
He sentido la gratitud hacía el mismo Destino que se burló de mí
destruyendo sueños de infancia, volviendo a confiar en su voluntad, una vez que
los problemas se apartan, y sólo somos tú y yo, inmersos en un paisaje de aire
puro, árboles milenarios de eucaliptus refrescantes y esa privacidad que me tienta
a sacarme la ropa con apuro para sentirme más tuya que mía, más libre que si no
tuviese la intención de dejarme dominar, por primera y última vez en esta
existencia no casual que quisiera dedicarte en cartas, acciones, detalles, planes,
visiones y todas las implicancias restantes de asumir tal promesa.
¿Y sabes? La felicidad me recuerda a correr por un Parque junto a mis
primas, sabiendo que tendremos permiso para jugar hasta tarde. Me recuerda a
una tibia noche, pero con viento, andando en bicicleta por la ciclo vía de Antonio
Varas, a toda velocidad sin apuro ni obligación de llegar a ningún lado. Me
recuerda también, a una navidad que nunca ha existido y por lo mismo, debiese
ser mejor a las ya pasadas, pero sobre todas las cosas, es la sencillez impagable,
de una tarde lluviosa, abrazados debajo de un árbol en el Parque O´Higgins. Es el
nerviosismo de esperarte en Metro Bilbao, la segunda vez desde el reencuentro, y
es, esa misma ocasión, en el cine Hoyts de La Reina, cuando cruzaste tu pierna,
sutilmente con la mía y comenzaron las sensaciones extrañas, recomendándome
no tentar a la tentación que prontamente se volvería irresistible…

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Felicidad, es el instante tierno, en el cual desperté desorientada en la cama
incomoda de mi tía Cristina, y me pregunté primero que todo si estabas abrigado.
Entonces caminé hacía el sillón, procurando no hacer ruido, para acostarme al
lado tuyo, chascona y con un pijama poco atractivo. Aunque pensándolo bien,
felicidad volví a sentir cuando tuve la suerte de cumplir mi deseo de cumpleaños:
pasar aquella noche contigo, con el primer abrazo y todos los sucesivos tras
despertar con un año más y un anhelo expectante menos, ante tanta energía y
vitalidad propia de tu presencia.
Plenitud, es cuando te tengo al fin entre mis piernas concretamente, y no en
esos recuerdos fantasiosos que me ayudan a cansarme para lograr dormir.
Entonces, cierro los ojos, bloqueo la mente y logro no distraerme con nada – aun
siendo tan distraída y dispersa en cuanto a pensamientos que van y vienen – para
entregarme por completo a una sensación ascendente de movimientos
involuntarios que alcanzó su máxima expresión de liberación aquella vez en tu
casa – no quiero entrar en detalles, pues sería torturarme bajo el contexto de una
cama vacía y un gato lleno (lleno de gordura que ocupa la mitad de la cama)
Creo que la palabra “felicidad” aun da para más. En tanto; millones y
trillones de mujeres (en Facebook supera la mitad de amigos, para que
comprendas mi falta de exageración) maldicen a cupido, saliendo cada noche a
buscar esa emoción perdida en camas rotativas y razones que ni ellas se creen
para amar la soltería; yo saboreo la dicha máxima de hallar esa sensación mágica
que tan escasamente, no remata contra el suelo para repetir la misma historia,
concebida por Silvio Rodríguez como aquella que es una vez, y otra vez, y otra
vez… hasta convencer a la gente de aquel dicho triunfante en efectividad: los
siempre, siempre terminan y los nunca, nunca se cumplen…
Si bien la felicidad se inicia con el reencuentro, una conversación de ideas
inagotables sentados en la banca de Parque Bustamante, de por sí el paisaje
perfecto para establecer un punto de encuentro en nuestra visualización de la
ecuanimidad ideológica, puedo indagar más allá del mundo visible, recurriendo a
mis primeras impresiones para confesarte que desde ese instante grandioso en el

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cual vi el color de tus ojos, supe – sin mentirte por supuesto o la maldición del
conjuro se puede apoderar de mi alma entrando en el peluche de perro o en mi
colección de botellas Zaratustrenses – que me quería quedar contigo y lucharía
por eso, logrando ser algo más que una noche, una aventura o un par de salidas
como supuse, al encontrarte tan guapo, te volvía inevitablemente mujeriego ante
las ofertas de un mercado a tu favor ¿pero sabes? No fue, comprenderás bajo la
situación desfavorable de entonces, una lucha explicita por conquistarte de un
modo habitual, sino más bien, una lucha entre mi consciencia y racionalidad,
dictando que debía alejarme, y su antagónico instinto de atracción fatal, que me
obligaba a encontrar la forma de verte sin que él me descubriera. Nunca te lo dije,
más cuanto lo pensé… sólo una vez pude obviar la tentación, pese a las ganas
que tenía de besarte y morderte, mientras nos movíamos al mismo compas en el
pasto y humedecías mi cuello, volviendo inevitable el mismo efecto tras el rose
constante entre nuestras piernas. Desde ese día, me invadió una confusión
verdaderamente tormentosa. La duda entre ser fiel y aguantar la tentación cada
vez que nos juntáramos (descartaba de ante mano no volver a verte, dado que ya
no había vuelta atrás ante el hilo rojo intangible que ataba nuestras manos) y una
segunda opción, doblemente deseada: dejar entrar el arrebato y cargar con la
exagerada culpa y remordimiento de ser infiel a un hombre que si bien no me
gustaba, lo consideraba un amigo, prácticamente el esclavo que resolvía mis
problemas, peor aún, el padre del hijo que merecía una familia. Probablemente
nunca comprendiste porque seguía con él y tal vez por eso me dijiste una vez,
“entiendo que no quieres perder ni pan ni pedazo. Podemos seguir así” cuando la
verdad – confieso nuevamente – temía perder esa estabilidad de un día a día
seguro; cerveza por montones, paseos en familia para no estar encerrada en mi
casa, ayuda de su parte, menos problemas para mi madre (prácticamente no nos
veíamos) y la satisfacción de no hacer sufrir a una familia entera, tras el segundo
fracaso (todos sufrieron cuando los papas de la sobrina se separaron y por eso
nos rogaban unión). Por ende, no tenía el valor de enfrentar lo desconocido, dejar
el mundo al cual ya me había acostumbrado y resignado sin querer, por alguien
que suponía, apenas me quería para vivir esos encuentros casuales sin

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comprometerse demasiado. Pensaba así de ti, porque yo era igual, sin embargo,
comenzaba a estar en desventaja con tu concepción de libertad, porque así tal
cual: me estaba enamorando…
Cuando comenzaba a pensar mucho en ti, distrayéndome incluso en el
trabajo, ya sin saber que maldita decisión tomar, me consolaba suponiendo que
mientras yo me hacía tanto problema y por primera vez me sentía tan ligada a
alguien emocionalmente, tú estarías acostándote con otras (tal cual lo pensaba,
como estrategia para no invadir tanto mi mente con tu abusiva presencia en ella) y
apenas te harías un mínimo planteamiento sobre mi situación, mas pasaban
semanas y perdíamos contacto. Más yo no era libre y estaba sujeta a fines de
semana “en familia” con fotos cínicas y “te amo” forzados, en cambio tú, andarías
como un gato libre, saltando por los tejados accesibles, viviendo, conociendo y
quién sabe si buscando alguien que a diferencia mío, contara con la ventaja de
llegar a tu vida oportunamente, sin lidiar con las consecuencias de sus errores y
brindándote, como mereces, el tiempo necesario para salir juntos cuando se les
diera la gana.
Cuando ya no aguantaba más la confusión de no saber si terminar o seguir
intentando, pedí a la vida (más sabia que yo) que se encargara de decidir por mí.
Salí (te juro) un día cualquiera después de clases, bajo los efectos psicoactivos de
alguna planta, a caminar por el Parque Bustamante. Me senté en el mismo sitio
donde rodamos por el pasto, y me quedé literalmente pegada en las parejas
felices junto a sus hijos, que pasaban. Pedí al cielo o cualquier entidad capaz de
oírme bajo el estado superior del efecto aun presente, una solución… a los pocos
días, él ya sabía todo… el hacker se lo había dicho, no obstante inventó que fue
un sueño para justificar la información que recibía por correo…
El problema radica en que se lo confesé, sugiriéndole que termináramos
inmediatamente, puesto que no merecía un hombre tan leal y bueno, sin embargo
me quiso dar una oportunidad. Lloramos y discutimos. Sólo quería terminar luego
esa tormentosa situación, ya que la solución se había dado por sí sola, tal como

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había pedido a ese Dios que para la ciencia no existe, y sin embargo escucha
cuando el ruego es muy desesperado.
No recuerdo que pasó después… Sólo sé que volvimos y le fui infiel un par
de veces, ya sin culpa, pues era una relación falsa y forzada a través de sus
mecanismos para dar lastima. Sólo sé que nunca perdí las ganas de estar contigo,
pero lamentablemente, como afirman nuestros signos, no éramos capaces de
tomar la iniciativa. Ya cuando me dijiste: “has lo que quieras” te hice caso e
intenté, pero sólo conseguí hacer sufrir a otra gente que no tenía la culpa de mi
falta de entusiasmo. Cómo me pediste que hiciera lo que quisiera, te seguí
queriendo y ya vez el resultado… no puse restricciones a ese sentimiento tan
abundante. Inventé horarios que no tenía, falte a clases, mentí en mi casa y recé
mucho (contradiciendo a mi ateísmo, que sin ser nihilismo alcanza para tachar
esto de contradicción) para tener unas pocas horas para volver a verte y encontrar
el equilibrio perdido en el tiempo restante.
Ayer me día fue un infierno a escala del diez. Ataques, palabras hirientes,
discusiones poco gratas ante mi falta de conflictividad y mi ser contaminado de
odio hacía todos, como siempre. Entonces recibí tu hermosa carta y junto a ella,
un choque emocional drástico, que hizo desaparecer toda la rabia y angustia
indescriptible que nunca llegarías imaginar. No me fijé en redacción ni faltas de
ortografía. Era primera vez, de hecho, que podía leer una carta, sin taparme los
ojos con vergüenza ajena.
Empero de tantas cosas buenas repartidas en esas hojas, la frustración se
apoderó de mí, pues cada vez comprendo mejor que se ha vuelto imposible pasar
tantos días sin verte. No comprendo que hago aquí, en este mundo paralelo al
tuyo, rodeada de gente que me aburre a cada rato, a tal extremo de no soportarla,
siendo que tú, eres quien no me juzga, quien me acepta sin críticas, quien sabe
tratar con cada faceta contradictoria y un detalle sumamente importante: amar a
los gatos de igual forma. De todos modos, considera, que a medida que organizo
mi tiempo, se duplican las instancias de vernos y en vista de ser tú mi prioridad,
siempre lograré reacomodar el mundo para salir cuando me lo pidas…

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Tal vez tendré que volver a sentarme sobre el pasto que nos vio rodar, y
pedir un deseo al cielo para ver si ocurre otro milagro, (dada la dificultad que
resulta la independencia para todos los jóvenes) y finalmente, igual que en “El
Ilusionista” desaparecemos algún día…
Paradigmas en reconstrucción II
25 de julio del 2014
Siempre he oído hablar, que la genética te hace pariente y la lealtad familia,
del mismo modo que el matrimonio a los creyentes afilia. Del mismo modo que el
mar de todos, sólo se tiene a sí mismo, aunque sin la gravedad flotaría en el
abismo. Abismo de estrellas pérdidas a años luz de este planeta, sueño que
puede acabar, tras estrellar cualquier cometa, entonces mi clave y mi meta, es
disfrutar cada instante, pues si mañana muero, aprovecharte fue una constante.
Que si este sol arrogante, oscurece el cielo solemne, o el juicio final lo enciende,
por ende, nuestra alma fría y esquiva, al plano superior asciende. Porque cada
nueva mañana, se vive así, sin pensar, sin recordar que caduca, tras el contrato
acabar. Dos mil millones de latidos, es el límite de existir, para escribirte cien
cartas y tal promesa cumplir. Para contigo encontrar, aquella tierra prometida, por
la cual se baten a duelo, Israel y Palestina, en una guerra suicida sin la cordura
debida, cuando es un Dios, quien promete con su religión destructiva. Para tomar
la iniciativa, cada noche al acostarnos, y continuar en un sueño eterno aun
después de levantarnos. Para descontrolarnos, llenar tu sangre de malta y alabar
como es costumbre, que el color verde en ti resalta. ¿Cuántas palabras me faltan?
No más que pétalos claros en un jardín de girasoles. No más que propuestas
falsas de futuros gobernadores. No más que los seguidores, de páginas sin
sentido o luz de otras dimensiones que tal vez mi gato ha distinguido. Ya todas se
han convertido, en tal manera de expresión, e irónicamente las concibo, porque
me dejaste sin razón. Mi rima en declaración, desafía todos los males. Si con
magia nos quieren ganar, guardo espinas en mis rosales. En el juego todo se vale
y juro, nada vale demasiado, si comparamos lo ajeno, a este mundo tan apartado.
Donde el minuto es sagrado, ya que se acaba de prisa y el agua es tan dulce y

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dorada que desemboca en la risa. No necesito ir a misa, para el domingo
confesar, aquello que me parece la bendición de pecar. El sol se niega a
impregnar, a planetas de otras distancias, la luz de su respirar, el calor de su
sustancia. Siendo que la velocidad, siempre le brinda esa instancia y sin embargo
prefiere serle fiel a su galaxia. La hoja regresa en primavera, y te espera, como ya
te he comentado, pero al ser tierra de su semilla, en realidad nunca ha marchado,
apenas ha retornado, autárquica sobre sí misma. Será útil esta metáfora, si tú
certeza reafirma. Será útil este conjunto, de significantes concatenados, en tanto
no te preguntes, si la suerte tiro sus dados. Sería útil, incluso, si pretendes ser un
iluso, y sentirte parte de un cuento en que el lector es intruso. Perdona si me
rehúso, a dejar de recalcar, que la alabanza hacía esos ojos nunca va a finalizar.
Sentado puedes esperar, toda la eternidad si te place, más seguirán siendo, la
inspiración que en mi nace. Y ojala si me sobra vida, heredársela a mi legado,
coloreado su mirada, con la sabia alimonado. Soy la fe de la espera que por ser
larga, aquí me supera, tú el milagro expectante de una emoción desbordante, y
entre los dos conquistamos las realidades pensantes. Somos la vida restante,
compartiéndola aquí y ahora, para archivar percepciones en un rincón de la
memoria. No hay que comer zanahoria, para poder recordar, si es tan intenso el
momento, no tiene espacio olvidar. Confía, debo agregar, en este ser no confiable,
en esta mala mujer, en esta alma impermeable, con hilo a medio coser. Confía en
mí de una vez, en esta loca poco fiable, en esta lámina de hierro tan débil como un
alambre, sujétame con tus brazos firmes, que fácil suelen derrotarme, pues antes
de caer al suelo, en las nubes prefiero quedarme.
Confía sin desconfianza, porque si sales perdiendo yo pagaré la fianza. Porque
cuando confesaste ser malo, no le di mayor relevancia, porque si ellas fueron muy
posesivas, yo evado esas implicancias.
Confía – repite esta traidora – si bien tu lista, mi nombre decora a partir de ahora,
no soy como lunas pasadas. No presumo de ser princesa, ni ocupo ropa rosada.
No le temo a tu rudeza, ni por ella me veo afectada. No te tengo en la cabeza
como obsesión acoplada, sino más bien eres la dicha de la libertad prestada.

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Acaso ¿Te he preguntado Thomas me amas, consideras que soy linda? Esa
pregunta frecuente, de quienes son en la torta guinda. ¿Acaso te he cuestionado
quien, cuando, ni dónde? Tuyas son tus experiencias, para que compartir
nombres. Apenas me basta que sepas que, sí, te he querido mucho más, la faceta
poética moriría si tú te vas. Sí, cuando te toco y te beso, es el enlace de ambas, lo
que me cala los huesos. Y cuando el árbol de cerezos, revienta en el mes su
semana, no le incomoda a tu instinto cuando me arroja a la cama. Y retornando a
la trama, seré bien clara en esto: nunca serás como el resto, porque al resto lo
detesto.
No me importa si la amaste, si la quisiste o la odiaste. De veras lo que me
importa es la emoción expresarte. Para que tengas presente, mi competencia es
discreta. Te adoro más que cualquiera, con demostración concreta. Te he dado
mis argumentos en las distintas facetas, para ganar por completa, la confianza, de
una complicidad que avanza. Nunca usaré la venganza, incluso si me lastimas. Lo
tomaré como el costo del firmamento en mi retina. Lo tomaré como un préstamo al
desmoronar una vitrina, cuando el camión de la mudanza, su voluntad desatina.
Confía, por última vez solicito, quiero pedirlo en persona, pero dejándolo escrito.
No soy sabia, ni inteligente, simplemente no tan corriente, realmente, un tanto
extraña - aclarando este sentimiento que corre por mis entrañas. La psicóloga dijo
autismo, cuando tenía seis años, pero yo lo apodo altruismo, por la manera en que
te extraño. Gracias por ser tú mismo. De nuevo gracias por tu carta. Gracias por
ser el ritmo que la monotonía descarta. Aunque palabras aún faltan, gracias
también por inventar, el amor en mis latidos, y ser la utopía total más
embriagadora que haya bebido. Nada de esto tendría sentido si fuese hecho para
un concurso, del mismo modo que las historias, no es porque sí, que siguen su
curso. Es para ti este discurso, es por si el mundo se acaba. Para que escuche el
destino que tanta dicha a mi reservaba. Y no es que este enamorada, ni que te
invite a confiar, dicen que de una géminis nunca te debes fiar.
Carta para mi pololo

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1 de agosto del 2014
Entonces descubrí que el chocolate, los gatos y la cerveza, no eran las
mejores cosas que me dio la naturaleza. Y fue esa, mi inevitable presunción,
cuando la costa en todo su ancho, limitó con la clara infusión, de ver tus ojos
reflejando, el cielo que esconde un sol, de una tarde nublada, irradiando como
lava, que deja esta paradoja en tu mente amontonada. Y dadas, las olas que van y
vienen como las relaciones, cuando sencillamente ya no les quedan razones; el
Dios de las ilusiones, reanudando mi fe: el amor simplemente existe, porque ahora
yo lo sé. Aunque la emoción no se ve, no se mira ni se persigue, la intuición es
asumir como cierto lo que se vive. Por ende mi razón sigue, sin perder la razón, y
todo lo que ella escribe, es del absurdo, oposición.
Entonces, caminamos más de una hora sin parar, ese 29 de julio que se
limitaba a acabar. Como besarte sin parar bajo la euforia de un bar, llegamos allí,
a aquel remoto lugar. Alcanzamos la Isla de los poetas silenciosos, de sus huellas
en la arena, de esos escritos ociosos, o quién sabe si inspirados por una fuerza
milagrosa, que en momentos como este, mi extrañar convierte en prosa. Se me
antoja, agregar te amo dos veces. Te amo porque es precisó, como las leyes sus
jueces. Y no reces, para que lo nuestro funcione. Recuerda que uno planea, pero
el destino dispone. De todos modos supone: el Universo a nuestro favor, los
enemigos dándonos fuerza y el mundo de otro color. De todas formas sospecha,
de aquí al eterno por siempre, no existe ninguna brecha para estos seres
conscientes. Si tú sólo me consientes y lo haces porque lo sientes, ¿Habría yo de
cuestionar para reafirmar, realmente, la teoría, de que toda pareja, ya sea dulce,
ya sea fría, sencillamente avanza desde la felicidad a la entropía. De que la
realidad supera la fantasía, cuando se sueña de noche y nunca empieza el día?
Qué tontería, no pronunciar tal palabra, por miedo a que el laberinto de la
cursilería abra. Por miedo a perros que no ladran, perder la esperanza, o bien,
encontrarme en él, como un callejón sin salida, cuando el egoísmo validan,
cuando las promesas olvidan y el perdón se torna un vaivén Quien diría, jardín del
Edén, cuantos kilos de plomo te he llegado a querer. Como la vergüenza me

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opaca el habla, cuando tu voz, reflexión entabla, de esta otra forma lo hare
saber…
Tú eres mi pololo y te llamare como tal, aunque de un modo distinto, como
me ordena el instinto, ¿comprendes? – insisto…
Ya no es Venus ni el plano intelectual de mis emociones, quien te escribe
mediante el libre fluir de la consciencia, sino más bien una mujer – nunca olvides
la desventaja de ser ante toda eventualidad, una frágil y emotiva mujer, pese al
contrasentido de mi cordura – que en vista de la confianza adquirida, no teme a
pronunciar un “te amo” que simplemente se volvió espontaneo desde el preciso
instante en el cual la espontaneidad se hizo simple - ¿comprendes?
Nunca dude en la llegada de aquel glorioso santiamén, en que alguien
tomase la iniciativa, o mejor dicho, sin forzar los acontecimientos, fuesen ellos los
que nos llevaran a la inminente relación formal, que merece llevar nuestro nombre,
dado el peso de la sucesión “tú y yo”. ¿Pero sabes? No podía ser antes, ni podía
ser posteriormente – que ofensa a mí misma hubiese sido – si después de todo,
mi originalidad se vio obligada a marcar la diferencia, y si bien, los celos no van
conmigo, el hecho de que pololear en ti ha sido un paso recurrente, marcar la
diferencia se volvió mi mayor desafío frente a la sutil competitividad
característica…
Ahora bien, te vengo a contar una historia, para entregarle peso y sentido a
aquel instante de azul infinito engalanando el ventanal de la habitación más
hermosa que he tenido el honor de vislumbrar…
Matilde Urrutia, la eterna amante del capitán, no fue la excepción a la regla:
“la tercera es la vencida” pero si lo fue a la forma de concebir la libertad para el
que se hacía llamar Pablo, quien finalmente, decidió romper con su segundo
matrimonio, y huir junto a ella a un sitio olvidado, perdido y drásticamente aislado
del mundo civilizado o más bien, animal bajo el contexto social que derivo en el
Golpe Militar del 73.

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Era una tarde de concierto al aire libre en el Parque Forestan de Santiago.
Allí se conocieron, sin embargo pasaron varios años, antes de que el destino los
volviese a reunir. Inicialmente fue algo prohibido, que prontamente paso a un amor
adolescente, de días novedosos, cartas clandestinas y una fatiga absoluta de
inspiración por parte de Neruda, quien se decidió finalmente a utilizar esa locura
infantil de que no importa absolutamente nada, para abandonar la realidad por
completa, e inventar una mucho mejor, construida a partir de sus sonetos y la
dimensión paralela que trazó para su musa inspiradora, con su frente en alto,
hacía la costa…
“Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por
cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo puro, de maderos sometidos
al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadísimos vestigios construí con
hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas
casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. Así
establecidas mis razones de amor te entrego esta centuria: sonetos de madera
que sólo se levantaron porque tú les diste la vida.” (Fuente: “Cien sonetos de
amor”, Pablo Neruda, 1959)
Entonces la habitación todavía guarda la victoria del escaso milagro
acumulado en la lotería. Esconde la muerte frustrada por el deseo de ser eternos
en su compañía, descansando bajo la tierra que mueve la brisa del triunfo y revive
su unión en cada poema evocado a Matilde. Pero sobre todas las cosas, es allí, en
la intimidad de su simbolismo, que me atreví a decirlo, para que sus almas nos
consagren, más dudo que alguien, por muy muerto que este terrenalmente, decida
abandonar esa habitación y menos si fue el sueño de sus noches y locuras
adornadas por la estética de botellas coloridas y tinta ilimitada.
El asunto aquí es el siguiente. De la eternidad contigo quiero volverme
creyente. Para despertar así, cada mañana abrazándote por lo menos dos horas,
y antes de que el amanecer me encuentre sujeta sobre tus brazos, ocultarme
entre las sabanas, procurando no cansarme hasta que tú te rindas, para así
sentirme más tuya – como te prometí serlo cuando me lo pediste – y al mismo

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tiempo, más mujer y triunfante. He aquí el conflicto interior y la experiencia
traumática del aquí y ahora. Despierto y apenas veo los ojos verdes de mi gata, la
pared color pistacho y un par de imágenes tuyas que no logro ni intento apartar de
mi mente, pues me permiten rebobinar la utopía de lo que para otros es un infierno
llamado convivir.
Siento no haberme quedado acostada al lado tuyo un minuto más, ese
minuto más que me propusiste, después de las cinco o siete veces que hicimos el
intento de levantarnos para aprovechar el día. Siento aún más, no contar con esa
vitalidad y energía tan tuya, para haber disfrutado tus movimientos una última vez,
dadas las ganas que tengo ahora de repetirlo o por lo menos beberte, hasta la
última gota, como si fuera un vaso de cerveza con dulce triple malta y el
igualmente alucinante amargor del lúpulo.
Ya no consigo escribirte una carta netamente erudita y reflexiva, pues ya no
hay nada que pensar mucho – al parecer – ya he perdido el control de las
emociones. Por ende, no será fácil el transcurso de las semanas, hasta llegar a
alguna estación de metro que nos reúna.
“El camello, el león y el niño”
7 de agosto del 2014
El llamado “Superhombre”, Quididad de nuestra búsqueda presumida,
siempre y cuando su último fin sea la verdad absoluta, es planteado como el fruto
de tres transformaciones asumidas como una relación netamente dialéctica de
progresivo encuentro con la racionalidad anhelada del ser.
El camello simboliza, a juicio poco cuerdo de la cordura máxima en
Nietzsche, a quienes obedecen ciegamente sin importar la carga de las
obligaciones sociales, junto a su moral enferma de la creencia sumisa.
El hecho de querer superarse, conduce al camello hacía una
transformación, por así decir, a medias y sin embargo más cerca del todo que de
la nada. Por eso, se vuelve león. Un animal que no tolera ser cargado ni pasado a

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llevar, por supuesto. Es el hombre liberado de las cargas morales, sociales,
culturales, en fin. Es el nihilista que rechaza valores tradicionales, al mismo tiempo
que es capaz de rediseñarlos partiendo de nuevos cimientos, pues de la
construcción anterior no ha quedado rastro alguno. No obstante, es preciso
señalar los esfuerzos fallidos por la rebelión, tras las reiteradas tentativas por
radicalizarse en su oposición, sin saber llegar a sí mismo mediante el método
sugerente del filósofo.
El león es impulsado por una fuerza superior a él, que los más escépticos
llamamos “necesidad”, de transformarse en niño. O ¿acaso un niño posee otra
cosa que idealismo puro y creatividad? Sin duda no existe una metáfora mejor
para describir el devenir espiritual en base a paradigmas resueltos. Si después de
todo, siempre soñamos con regresar a esa etapa, para partir de cero, porque el
que juega crea y sólo aquel libre de prejuicios puede fundar nuevos valores.
Es así como la errada moral del hombre, se convierte en un arte de vida.
Por fin algo digno de ser vivido, y sobre todas las cosas amado… ¿comprendes
por donde voy o me limito a comentar que te amo como los niños aman la vida
que no conocen aun?
(Fuente: “Así habló Zaratustra”, Friedrich Nietzsche)
Era mi primer día de clases y la verdad, sin antifaces, no pronuncie la
infantil frase “mamá, no te vayas” sin embargo; tras veintiuna rayas que trazan
vuelta al sol sobre la playa, o mejor dicho, esta tierra; con no aferrarse emprendí
guerra, pues no cumplió ya más su rol. Antes de probar cualquier alcohol y en ti el
arrebol deseo, no presumía de trofeos, ni mi alma, de salvación. Ambos corazón
limpio, inmersos en mundos distintos, tan ajenos al impío instinto, que hoy mi
memoria espió. Adrenalina del viento color delfín, son las ruinas de algún balancín.
Y en columpios saltos sin fin, tan alto, nada se le igualaba, resalto, hasta aquella
vez cuando casi nevaba... Supimos quedarnos – hoy recordaba – refugiados en
los arbustos, de tan ajenos disgustos, tras un intercambio de gustos y manos
bastante heladas. Volviendo al cuento de hadas, junto a su tarde perfecta,

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estábamos en la puesta, de sol por la madrugada. Estaba allí tu mirada,
perdiéndome entre tanto verde, olvidando que existe un viernes y que la luna de
paso es sagrada. Repaso, por eso el adiós retraso, a diferencia de las casadas,
cuando ya están condenadas, les pesa decir “si acepto”, por tarde asumir tal
concepto… y dejando a un lado el precepto, de mi comparar, esto es para
continuar…
Extrañar tomo un sentido, más o menos relevante. Si era la palabra, antes,
ahora es el todo que siento. Sobrepasando el infinito por ciento, a la cursilería
consiento. Con dicha aproximación, atento, matemáticamente calculada, como en
azúcar dos cucharadas y el pan a la población.
Extrañar, apunta hacía, la mismísima falacia, porque la inventaron sin
gracia, los hombres, siendo su verdadero nombre, un misterio sobre, la
abundancia, que sobrepasa las ansias, por un flechazo certero, del comunismo,
compañero, esperanza en cualquier soltero, en mi el sábado que espero. Pero…
Si hay quienes hablan con santos y les conceden a tantos, milagros muy altos
para alcanzar. Si hay ángeles para rezar, y también diablos, que en su víctima
arrojan vocablos, que disponen a probar, su existencia. Si hay sorpresas para la
ciencia, escepticismo en gran decadencia. Si mueren todas las creencias y las
guerras culpan a Dios… ¿por qué es que nosotros dos, no habríamos de vivir
juntos? Cabiendo en el cielo justo, a gusto de un buen licor.
Extrañar, es también por la noche, fatiga que no se llena, ni con sabrosa
cena, ni mucho menos derroche o bebida. Y con las ansias debidas, salgo a
fumarme un cigarro, las cenizas de la nostalgia barro y luego ¡claro! me vuelvo a
acostar. “Esto me va a costar” – pienso, restando los días, en tanto los sueños te
guían, por la mañana a mi recordar. ¿Cuánto la espera ha de durar? Por vuelta al
reloj un año, no es que diga que te extraño, ni pretenda exagerar.
Me pregunto al caminar, en qué estado me encuentro, pues no me enfoco,
pues no me centro. En reflexiones entro, a cada incontable rato, pero apartarte no
trato, porque me entrega emoción, la más intensa satisfacción, hasta moriría

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tranquila, sin necesidad de tequila y al odio resignación. Comprenda a
continuación, esta nueva teoría: amar es aguantar los días, sin comer tus
chocolates. “No los mires, no trates” a mí misma me ordeno. Con azúcar sereno,
mis ansias típicas de Theo Broma, que bien combina con Thomas, siendo ambos
adictivos, y no me exijas motivos, si basta mi afirmativo. Y escribo…
Te contaré cuanto te quiero: te quiero menos que nada. Tal palabra no está
abalada por su superficial sentido La metafísica me ha aturdido y me siento
afortunada, de hacer de esa fuente dorada, el gusto de lo vivido. Y es debido, a mi
gratitud, que ninguna latitud, podría de ti separarme, aunque contigo quiero
acostarme, aunque contigo, sin dormir. ¿Qué más te puedo decir sin tal certeza
asumir? Me encanto ir, hasta tu mundo, y compartir el mismo rumbo, por esa
Costa Bendita, que mi muerte resucita, cuando dicha suscita en mi espíritu inerte.
Y bien, quiero verte… y hacerte esa palabra, que de Erôs pasó a amor. Y se
distingue de concupiscente con el amor benevolente, el cual es un ente, mucho
más reflexiva, mucho más inteligente…
El tema es que aquí vuelve a llover. Se agita el viento – tú debes ver- contra
las ventanas de mis ganas, en mi cama y en mi mente, vuelve el recuerdo
frecuente, de esas gotas desprevenidas, paseando por avenidas, marionetas de
un escenario, llamado cielo que inventa a diario, un subjetivo calendario.
El tema es que aquí vuelve a llover, reitero. No estás conmigo y yo te
espero. Por eso sobra el “te quiero” y lo que no rima, es igual de sincero…
Esperar8 de agosto del 2014
El nuevo escrito comienza con esperar, ¿qué es esperar? Cuando los días
pasan y no conozco otra sensación que la del presente inmediato, lejano al futuro
del cual me hablas. Cuando la juventud en tal caso, se desperdicia con otras
personas, lugares, anécdotas y en consecuencia, planes de un mañana que
pediste reservase. Cuando el aquí y ahora estas en mi mente, pero no te

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encuentro casualmente por alguna calle o en la certeza de saber lo más mínimo
de tus días. Y entonces, ellos vuelan de un modo rotundo y doloroso, haciéndome
entender que no estás en mi vida, simplemente en mis instantes felices, semejante
a un sueño de aquellos que esperas revivir noche tras noche, con la diferencia de
que aquellos pronto se olvidan. Dichosos son de olvidarse por completo, como si
jamás hubiesen existido, más recordarte en la cotidianidad que la realidad otorga
a mis reflexiones, es torturador (esa es la palabra) no por un tema de exagerada
significación, sino más bien por el lamentable cargo de consciencia que eso
produce en mi ser. Por la pérdida de sentido que ocasiona tras mis constantes
intentos de reunir los escombros de una unión bastante práctica, que trae como
consecuencia relevante una familia que con todas mis fuerzas intento construir por
múltiples razones. Tú dirás por lastima y bueno, tal vez si, de lo contrario no habría
respuesta. Amar no puede ser, pues cuando me pregunta, le digo segura y tierna
ante sus detalles y muestras de cariño, “te amo” como sólo una mujer sínica y
falsa lo puede hacer. En cambio a ti, con tan sólo detenerme un segundo a mirarte
tengo la total convicción de estar frente al Dios que te dice: “si existo” o mejor
dicho la percepción interior de que en caso de no ser ilusión, me he topado con la
fortuna de encontrar el complemento perfecto a mi locura, la que se traduce en
incomprensión, aquellos que me tachan de insensible y no advierten esa falta de
interés, ya que esta exagerada emotividad (llámalo romanticismo si quieres)
solamente alcanza para ti, empero de dejarme libre y a merced del mejor postor,
cuando deseaba que fueras quien me rescatara de la decisión que tarde o
temprano tomaría, retomar aquella relación estable que deje cuando perdió el
sentido. ¿Sabes tú por qué perdió el sentido? Te lo diré a continuación igual que
las veces anteriores, apenas para informártelo sin segundas intenciones.
Me conformaba con suponer que había encontrado a la persona correcta,
con quien en vista de las circunstancias, podría compartir mi caótica vida
convirtiéndola en un mejor paisaje gracias a su perspicacia, apoyo y sobre todas
las cosas, amistad. Tres meses y medio de embarazo, apareciste. Aún me
pregunto si para bien o para mal, pues esta maldita confusión complica el intentar
y el esperar, en tanto diariamente bebo agua del pozo debido a lo lejos que se

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encuentra el cristalino manantial del cual nunca he bebido para por fin
convencerme de su distinto sabor.
Si me pides que lo intente yo lo logro, puesto que arrancando de raíz este
sentimiento que supuse llegaría desde que nos volvimos a ver, al fin podría tomar
un camino definitivo en vez de ilusionar a alguien que a mi juicio no merece sufrir.
O quizá, me solicites nuevamente que te espere, pero ¿Qué sería esperar? Donde
aguardo en tanto, ¿en el vagón de la resignación y el conformismo o en alguna
plaza lúgubre, tal cual esperan los ancianos la hora final, recordando?, ¿a qué
esperanza segura de convertir en milagro me aferraría?, ¿realmente puedo confiar
en que el futuro está reservado al lado tuyo en tanto tu lista sigue sumando y mi
cama no es testigo de nada interesante excepto los sueños referentes a dos ojos
de gato que me llevan hasta el infinito de la vigila debilitando la conciencia?
Esperando estábamos desde que jugábamos con la inocencia de nuestra
infancia, sin sospechar si quiera que se iniciaba tal espera, tal cual lo hacen
Mercurio y Venus desde que se inició el infinito por eterna vez consecutiva.
¿Cuántas eternidades más de la recta numérica aumentaran su cifra para llegar al
número que marque la unión de dos íntimos amigos planetarios? Si no crees en el
esoterismo que recalco siempre para explicar nuestra asertiva compatibilidad
observa un día cualquiera las tres Marías y las cuatro estrellas que ordenadas
simétricamente decoran el firmamento a su alrededor. Todo es lógico y exacto
como lo que indican los astros y por ende, debemos ser humildes y reconocer que
estamos en manos del destino, a veces más cruel que Dios. Me refiero a un ser
supremo tan castigador y arrogante que sólo puede ser fruto de la irracionalidad y
defectos humanos.
Tú dices que disfrutemos el momento; me parece cuerdo y sensato visto
desde tu situación que espero siempre sea la mima para que nadie te robe la
libertad y no sientas esta constante sensación de ser una marioneta atada a las
cuerdas de la responsabilidad, no obstante yo definitivamente no puedo pensar así
y jugar a dos bandos en este momento de intentar.

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No puedo intentar y esperar al mismo tiempo, correr en contra del viento para
contigo estar, y sin embargo no consigo alejarme y escapar, no es que insista en
lo prohibido, fue un infortunio casual. En mal momento he tenido la suerte de
hallar el cuento donde existe un buen final y mi único consuelo ahora es ese
simple esperar. La vida es larga me dicen, ¿servirá como consuelo? si cuando
observo a otro hombre, no logro ser el anzuelo, mas no tiene esos ojos, mas no
tiene tu pelo, mas no tiene tu nombre que recordar suelo, y este amor sin sentido
en mis secretos se esconde. Tal vez sirva de ilusión y mañana se concrete, no me
des la solución si a tu alma no compete. Simplemente dime adiós, que no quieres
verme más, y luego tómame en tus brazos y no te alejes jamás. Confiesa de una
vez que me quieres solamente como amiga, entonces tómame y ya, desquítate
como lo haces con todas, o de una forma distinta, o de una mucho mejor para
que esta espera resista tras su agudo temor. ¿Cuántos cuerpos te han sostenido
noches enteras? Inertes objetos que hacen tu vida más placentera, y luego
complican tu vida aunque supongas te quiera. En tanto yo desperdicio mis
energías en cada luna, ahogando el instinto reprimido con canciones de cuna, con
un vaso inmenso servido, con caricias ninguna, ya que me saben a hielos flotando
en una laguna. En tanto cuando lo tengo arriba de mí delirando, imagino que eres
tú y así lo termino aceptando. Contándote esto puede que te aburras de mí, sería
una solución pues yo no lo conseguí. Así dejo de esperar lo que quizá nunca
llegue, aunque difícil será encontrar que otro verdor me ciegue. Así dejo de jugar a
que él no me descubra, no busco daño causar ni que el karma me cubra.
Finalmente te pido que olvides esto que he dicho, mi confusión es tan grande, mis
cartas pierden el juicio.
Soy mala
9 de agosto del 2014
Si la vida fuera una telenovela, yo no sería la buena, que pena. ¿Pero si esta
novela si fuera vida y no invención de un Dios loco? Que poco, duraría mi papel.
Siempre la cruel, la mala, aquel que gana, perder suele al final – repito, que mal –
y sin embargo me quieres… Y sin embargo tú eres, quien dice que tengo razón,

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pese a este mal corazón, que por todos es juzgado, apedreado, por pecadores
con piedras, por mil jardines de hiedra que no se piensan podar. A pesar, de mi
falta de criterio y el afecto nada serio, que a la gente suelo entregar… hoy te
quiero confesar, con mediciones concretas: el amor al cual me retas, con fiel
certeza aceptar…
No di el abrazo de año nuevo, a quien tenía que darlo, y en navidad nunca
entablo, afectiva conversación. Nunca ha sido mi misión, adorar a mis amigos, no
los veo muy seguido, no tengo disposición. Apenas porque soy, una mujer muy
sociable, tengo interés abordable en tal manipulación, sin embargo si no los veo,
ya nada los necesito y sólo a este cielo grito, si extraño a quien más me falta. Es
que la sed no pasa con malta y eso que a mí me encanta con o sin fanta –
comparación que resalta.
La gente dice que el amor, no se puede medir, aunque debo decir, que si
hubiese un precipicio; mi padre, mi madre, mi hijo, los amigos de cartón,
conocidos por montón y todo aquel que me rodea, les pediría que vean, a quienes
tendría que salvar. ¡No los podría soltar! Sería matarme yo misma, o sentenciar la
aforisma de un pensamiento de arte. Sería a la fe su descarte, y aparte, el vacío
absoluto. Sería eterno mi luto, como el de Matilde, marcando con tilde, poesía en
bruto de su dios absoluto.
Si algún día te encuentras sólo, isla en medio de la gente. Si la traición se
torna pariente y tus aliados inertes en la guerra fría. Si te aburren todos los días,
los malos tratos o incluso a ratos, no te acompañan ni tus gatos y te rasguñan, lee
mis cartas una a una y obtendrás una respuesta. Si te cuesta, confiar en tu propia
sombra, la decepción no te asombra, y de nadie presumes ser preferido. O en tu
lista de corrido, nadie logro amarte tanto, y te preguntas cuanto, quien más y quien
menos… entonces lee mis cartas – te estaré echando de menos.
Si un objeto siempre has sido, donde hayas ido, con esos ojos hermosos. Si
estas celoso de los esposos y estás cansado de tu pasado, o sea el lunes
trabajado cuando ya es martes. Del barco te ruego no zarpes, ni pienses que el

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amor no existe. Si nunca más me viste, en el futuro que hoy es muro, lee estas
cartas sin apuro, siéntete seguro y afortunado, porque aquí he combinado, la
ternura y el desear, la sutileza de volar y demostrar como es debido. En honor a lo
vivido, y la inspiración que en mi brota, ya que sí, me vuelve loca, cuando te tengo
en la boca – Y te bebo gota a gota… Y sí, eres frío como roca, pero me abrazas
tan intenso, que a veces te miro y pienso: te he domado sutilmente. Sin intención
de tenerte para mí completamente, en tus sueños y en tu mente o ser
planteamiento frecuente… Pues realmente, me basta con dominarme, firmar
contrato y regalarme, en este lucrativo sistema. Valdría la pena, que leas mis
veintidós cartas, a pesar de que son hartas, para que sepas deducir. No basta con
presumir, ni sobra con seducir – debo decir – te presento mi estrategia, para que
ninguna, sea esbelta o sea regia, sea suelta o de la Iglesia, tenga como
demostrar, amor tal o tratar – de tu esencia conquistar.
Si te sacan en cara la vida y de tu casa planeas la huida. Si mil certezas te
suicidan y buscas algo sincero. Si me dijiste ser pasajero porque piensas que
todo pasa, debe ser que el reloj se atrasa y tendremos la mejor casa. ¿Qué me
pasa? Esto es casi por inercia, la rima no está en decadencia, pues tú omites mis
carencias.
Y con esto finalizado, solamente por ahora, las palabras no se ahorran para
quien tanto te imbuye. Mira como el presente huye, vamos juntando recuerdos, de
dos seres poco cuerdos que ni las olas destruyen. Por eso perdón, si no te
entrego hoy más tiempo, me pillas en mal momento – desde el suelo comento –
en dinero y trabajo. Estoy un tanto más abajo, de la vida equilibrada, tal vez por
eso la mirada, de los otros es distante. Si bebo es una constante, hasta quedar
inconsciente, si fumo no soy paciente, y ser bipolar es frecuente. Así trastorno a la
gente, con mi carácter astral, ¿por qué para ti soy normal como en el mar hallar
sal? ¿Será por la misma razón? Que te hablo tanto de los signos – no encuentro
otra explicación, por eso lejos debemos irnos.
Nunca sé que escribir

89
12 de agosto del 2014
Una pequeña reflexión, aprovechando que aun puedo pensar un poco,
felizmente…
¿De qué sirve estar rodeado de gente bajo el contexto actual? Aquel que
abarca el ámbito sociocultural, político y económico. Aquel que otorga sentido a la
individualidad, de tal forma que el único método efectivo para relacionarse con un
semejante es a partir de la praxis que prevalece por orden capitalista. Dicha
práctica que abarca desde lo macro a supuestas simplezas como el amor,
fomentando por consiguiente, la indiferencia ante aspectos valóricos de otros
seres humanos, en vez de relacionarse entre sí, reconociéndose. En nuestro
subconsciente alineado con el sistema, somos sujetos percibidos como meros
objetos apenas conocibles mediante los propios intereses. En otras palabras,
¿Qué vale la pena? ¿Acaso existe alguna diferencia entre tenerse a uno mismo y
tener a alguien más?
Que paradójico… en la generalidad… tú eres yo y yo soy tú, pero con viajes
distintos por un trayecto discutiblemente azaroso…
¿Sabes que es lo primero que nos enseñan a las mujeres, incluso antes de
aprender a pensar? Madre, amigos y conocidos, te explican una norma general,
que fomenta el machismo mediante el ejercer de normas feministas, basadas en
su aceptación. Me explico…
En el juego de las relaciones de pareja, debemos ser estratégicas y por
ende, contar con la ventaja de demostrar menos. No expresar sentimientos,
aunque estos nos estén quemando en el plano superior del entendimiento
subyacente. No dar seguridad absoluta sobre el poder que ejercen en uno, por el
simple hecho de que alguien, lo dio todo y fracasó, entonces esbozó una teoría
que rige para todas nosotras. Una conjetura estadísticamente comprobada que
nos debiese limitar a la inseguridad constante por un asunto medianamente
contradictorio, ¿no es verdad?

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Aquí tienes el perfecto ejemplo de mala estrategia. No te pido que estés
siempre conmigo, pero sí que asumas que, mientras decidas estarlo, no dejaré de
expresarte de mil maneras posibles que te amo y eres lo único imprescindible para
encontrarle sentido a esta dimensión terrenal y existencial. Tú mismo me dijiste
alguna vez, que te desencantabas desde el instante en que sentías a una mujer
segura, enamorada, en fin, una reacción que vale para nuestros signos (nos gusta
lo difícil y por ende, nuestra definición se basa en ser malos) así que toma en
consideración que al ser géminis, mis palabras se vuelven más insólitas y
verdaderas, ya que la estrategia de la indiferencia y querer menos se da casi por
inercia en nuestra esencia tan cambiante, aún más en la mía…
“En una relación, siempre dispara primero” – me dijiste alguna vez – me
parece apropiado si tomo en cuenta que el cariño (no metafísico que la gente en
general experimenta, pues el premio de la Lotería es para unos pocos) siempre es
una guerra de egolatría absoluta, ¿pero sabes que eres tú para mí?
Eres la confianza plena que me permite demostrar sin temor a no ser de tu
agrado por mi mala estrategia. Eres lo único que falta cuando todo sobra y por
ello, pretendo llevar al futuro y hacerlo parte de mi vida en cuanto respecte a
familia, refugio y totalidad. Y sin embargo, no se convertirá en una exigencia.
Quédate el tiempo que gustes y ojala desafiando la regla general de que los
siempre, siempre terminan.
No se me ocurre que más escribir, ¿acaso alguna vez lo he sabido? Debo
admitir que debido, a este complejo sentimiento, improviso y sólo invento, tras el
sutil movimiento, de energía un tanto extraña, que a las palabras de España,
otorga perfecto uso. Incluso de ellas abuso, con sendas cartas frecuentes, para
que un día las cuentes, cuando quieras alguna prueba – (recuérdame cuando
llueva) – de que alguien si te amo, la palabra es un tanto cursi, pero
empíricamente se dio.
Borracha, cansada o con sueño, siempre de las rimas me adueño, porque
mi dueño me inspira, cuando en la mente tan fijo me mira. Y de aquí a la segunda

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carta, de la primera a la cuarta de la potencial tarta… mi devoción oligarca,
desde cualquier perspectiva, pues pensarte es la sucesiva, del despertar a la
noche, anhelando que usted desabroche, mi ropa tan abusiva. No recuerdo por
donde iba… ¿Cuándo lo he recordado? Es este amor abnegado, es el guionista
que exhibe, es de la inercia un declive y reflexión que en mi vive. Pero esto
sigue…
Te juro por mis sacramentos… estos vagos del parlamento. Te juro por los
cimientos, de mi nuevo paradigma. Te juro por la consigna de este gobierno
democrático… y te juro por el abismático, no creer que se resigna… Te juro por
cada insignia, de fortaleza que me hizo valiente, también por lo inteligente, que
aspirar suele mi mente, llegar a ser. Y la intención de poseer, tu antojo bajo mi
espalda y en matemática las tablas, que era monótono aprender: yo nunca quise
depender, de ningún querer humano, junto al deseo profano que lo hace perfecto.
Te juro sin más pretexto, que te amo con la vida – la estrategia ya sucumbida por
demasiado demostrar – al infierno temo entrar, tras no verte tantas tardes, de
extrañar jamás me hables, las palabras son cobardes y no logran describir. Quiero
a tu lado vivir, morir, todo aquello. Quiero encontrar mi sendero, en ello. El sentido
de existir… Es que contigo puedo reír, sin antes beber tres vasos, me basta con
un abrazo y lo demás, entre tus brazos…
Te amo repetiré tres veces, sólo por esta ocasión. Te amo porque eres
todo, y tu mirada, uva de parrón, reflejando mi marrón. Insisto de todos modos, en
decirlo una vez cuarta: te amo sencillamente, como lo explican mis cartas. Aunque
mi fe mañana partas, y tal eventualidad hoy descartas, dejaré claro el presente: lo
que notas evidente, es el ente, del amor bueno, ya que mi alma oxígeno,
desvaneciendo cualquier veneno o incluso odio, de lleno.
Nunca supe que escribir, pero ya supere la veinte. No es gran cosa en
verdad, aparte de no ser tan corriente…
Planetas alineados

92
20 de agosto del 2014
Tengo grabado en la mente el color exacto de tus ojos, cuando los
contemplo de cerca, al extremo de que las pestañas parecen bailar juntas. Tengo
incluso, una aproximación del límite entre el contorno; semejante al espacio
marino repleto de algas, propias del grupo para filetico; y sus profundidades de
difuminado, almidón y clorofila…
El verde es la belleza máxima, a quien debemos pleitesía eterna por
entregarnos la posibilidad de prevalecer en el espacio – tiempo. Es por ende la
naturaleza autosustentable y bondadosa. Es el desarrollo de la vegetación,
renovándose bajo el seno de la infinita cadena autosustentable, irradiando
además, una sensación inevitable de tranquilidad y seguridad, tal vez por ser la
reina de nuestra esencia como primates, camuflados en las alturas de
interminables ramas, así como quien se refugia bajo sus brazos perpetuos una
tarde lluviosa…
El verde es la paradoja entre el hecho de que no veas también y al mismo
tiempo, permitas fijar la vista del resto, más evita cansarla, siendo recomendado
en cualquier pizarra escolar, incluyendo aquella que escribe en mi mente estas
palabras. Y por si fuera poco, aplicados a tu iris de gato, resultan tan sagrados
como para el Islam en sus banderas. Es que el Corán les prometió un paraíso
repleto de praderas floridas, bosques tenebrosos y oasis imperecederos. Es que
su religión, en otras palabras, los ilusionó con el paraíso que por mucha suerte, ya
encontré en medio de eucaliptus y árboles milenarios de Algarrobo. Entre calles
llenas de flores que van a dar al mar y desembocan en el río de tu compas
perfecto, como te comenté en la primera carta…
El verde es el color de libra, elección apoyada por la física, considerando la
asertiva comparación de los infrarrojos en un extremo y los ultravioletas en el otro.
Pero es tan bien para los signos de aire como nosotros. Yo soy el verde hoja, pero
por ser géminis se me ha otorgado el amarillo de la inteligencia y la personalidad
extrovertida. Tú, aún más hermoso, por representar la estética de su simbolismo

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en Venus, eres el verde esmeralda. ¿A qué voy con todo esto? Hoy vengo a
hablarte de coincidencias, en vez de poesía. Y dichas concurrencias, se harán
poesía por si solas, cuando comprendas porque somos compatibles, más allá de
los argumentos que te he dado – te hablaré de metafísica pura…
El verde es el color de la primavera, estación que me rige y aguardo el resto
del año con desesperación involuntaria. El amarillo, representa astralmente, en
cambio, la llegada del otoño, ya que corresponden a un orden cósmico, a ese
orden que hace que todas las cosas estén en su lugar. Y debo agregar además,
que tu clima más utópico es la noche torrencial, en la cual nací un 8 de junio; la
lluvia azotando las hojas de la época y el cielo convertido en un mosaico ruidoso.
Mi segundo apodo es gris, y bueno… como supondrás, colores cambiantes,
¿O creíste que siendo todo en una, me apropiaría de uno sólo? – Todo esto es
verídico, pese a mi imaginación abusiva – no obstante, el cerebro es llamado
masa gris y represento, por tanto, la intelectualidad, por sobre las emociones y
aquella pasión superficial, que no podemos concebir sin su complemento
reflexivo…
Desde hace milenios, se describe sabiamente, que cuando los planetas
viajan alrededor del espacio de una determinada constelación, sus ondas influyen
directamente, apropiando determinadas características al signo correspondiente,
tatuando un talismán invisible que aguarda su complemento en el abismo de la
magia incomprendida, que a veces baja de ciertas estrellas trazadas con nuestras
representaciones.
Sin entrar en detalles, de pronto ocurren alineaciones planetarias, conjunciones en
un mismo sitio, generalmente entre vecinos como Venus y Mercurio.
Girasoles de fuego verde
25 de agosto del 2014

94
Siempre vi más allá de las cosas… no por superior intelecto, ni presumida
capacidad de observación, desplazada de las habilidades comunes de los
individuos alineados con ciertos pensamientos inducidos, sino más bien, por ese
afán de conocer la vida en vez de pasar, apenas por su paisaje poco indagado,
que a fin de cuentas, tenía mucho que ofrecer, aún más que el libre mercado y la
utopía de Marx.
Cuando todos veían radiante cielo azul y flores rosas como simbolismo
recurrente del significante femineidad, yo veía una fantasía en lo que respecta al
universo apareciendo ante nosotros, fragmentado y reconstruido en base a una
realidad supuesta, cuya única razón de existir, era nuestra percepción subjetiva,
siendo que el firmamento es la totalidad de un arcoíris de gamas interminables, en
donde podemos trazar una flecha eterna, la cual en algún instante de potencia
elevada a números perpetuos, retornaría hacía nuestro sitio, sin rozar si quiera al
Dios inventado que la fe coloco sobre las nubes de repetitivo proceso natural. En
cuanto a las flores, tampoco preste demasiada atención. Vi sólo barro para jugar y
un sitio donde podían llegar las mariposas sin necesidad de perseguirlas un día
entero, en tanto se camuflan bajo alguna hoja de aspecto otoñal. Entonces
descubrí que la gracia no era atraparlas, sino, simplemente, contemplar la estética
de sus colores, así como contemplo con infinita dicha el caleidoscopio de tus ojos,
donde al igual que en dicho objeto, siempre hay una figura que formar. Una figura
que sólo es capaz de ver una mujer enamorada, capacitada para enjuiciar la
decorativa obra casual y valorar la perfección sin costo material… ¿comprendes?
Me detuve, como siempre, en el compás calipso que por ser tan delgado,
da la impresión de ser verde. Desde los bordes oceánicos de tu iris profundo, yace
el mosaico que en ciertas estaciones de metro, combina el color cielo y el color de
la naturaleza, para crear en los pasajeros, esa impresión de paz que bajo el
contexto errado de organización, no pasa de ser una impresión que de todos
modos deriva en neurosis colectiva… Es justamente en el centro, que tus pupilas
resaltan, contrastando al milagro restante, como si viese desde un helicóptero, una
enorme mancha de petróleo expandiéndose – para suerte mía – cada vez que lo

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miro fijo con una contemplación intimidante. Y de esa tinta derramada en forma
pareja con el pincel redondo de la tempera más escasa, brotan numerosos
círculos de tamaño variado, distinguidos por la tonalidad selvática, como si una
pantera se asomara hasta perderse en un espejismo de agua plomiza reflejada en
los arbustos de una tarde nublada… Entonces vislumbré con claridad y sorpresa,
interminables llamas de fuego verde, que por su tallo no podían ser otra cosa que
dos girasoles de aquellos que, si te concentras un poco, se distinguen tan bien
como el aura de una persona al moverse, delante un fondo blanco.
He observado tan detalladamente tus ojos, que puedo recrearlos cuando se
me antoje, en la pizarra de mi imaginación. Si bien el cielo, como te acabo de
comentar, no es azul en lo absoluto, naturalmente tu mirada llega a mi pensar,
totalmente ilusoria y recreada en base a elementos ficticios de mi frágil percepción
subconsciente, sin embargo brotan inclusive con esa línea de tallo, manecilla de
reloj marcando las seis, espejo de múltiples dimensiones que ni los gatos, logran
igualar con su linterna nocturna de triangulo reflector - ¿comprendes? En esta
ocasión no quiero que comprendas. Mejor siente lo que digo, siéntete amado de
un modo racional, justificado, perceptible e incuestionable. Siente lo que eres ante
mi clarividencia y vuélvete aquello de una vez por todas, porque probablemente, ni
tu egolatría oculta, es tan hermosa como la manera en que te invento a cada rato.
A lo mejor el espejo no alcanza a mostrarte la realidad, ya que la realidad es en
base a como la construye nuestro sistema ordenador, y por ende, una
subjetivación más asertiva que la lógica misma. Esa lógica que se apropió de la
Edad Moderna en base a un paradigma racional, siendo que la verdad y la esencia
de las cosas, yace oculta en lo absurdo, improbable y sin explicación.
No comprendas mis metáforas, mis alabanzas, mis estrategias encubiertas
mediante cadenas de significación persuasivas. No decodifiques tanta
información, ni saques conclusiones, cargadas de agradecimiento e impresiones
positivas. Ni si quiera me compares con alguna carta superficial de algún trozo de
cartón con alma de tu larga fila de domino cayendo pieza por pieza, ya que no es
lo que espero, realmente.

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No trates de comprender absolutamente nada. Sencillamente juega a sentir
las palabras, como una suerte de sinestesia y hacer de ellas un refugio inesperado
cuando el afecto carezca en tu mundo apartado y misterioso de aquellos días en
los cuales no compartimos más espacio que el de la memoria. Sencillamente, no
busques razones ni esperanzas. No te cuestiones quienes son de verdad,
agrupándolos en un plano cuantitativo de comparaciones, cuyos parámetros no
logran medir con precisión, y aunque tu familia no sea yo en ningún caso – la tuya
ya está completa – déjame competir con humildad, bastando el argumento que
para alguien sí, eres todo; la risa, la inspiración, el futuro, el deseo y la belleza.
Las ganas, siempre las ganas. El jardín de jarasoles y las mariposas volando
libres en su interior. El sentimiento que quizá tampoco es azul y no obstante,
juraría que lo es, pues la vida es cosa de fe. Creer en lo que vemos y en lo que
sentimos, con la diferencia de que Dios sigue estando allí, más las grandes obras
siempre requiere de un pintor y aunque las interpretaciones son variadas, el
cuadro sigue existiendo, sin dejar de ser real por el hecho de representan y
obtener valor mediante diversos enfoques. Hay quienes creen que no es arte, pero
lo sigue siendo…
Rosas de eternidad
30 de agosto del 2014
Aun es 29 de Agosto. Aun, también, a esto de las 10 de la noche, puedo
llamar a esta carta: Rosas azules, bajo el contexto simbólico y temporal de cumple
mes.
Aun es 29 de Agosto… un día que por suerte, siempre retornará en el
calendario, para hacer de su mes y número, un hito histórico igual de importante
que tu nacimiento o la supuesta independencia de Chile, que si bien no es
independencia propiamente tal por protagonizar un clima de resolución paulatina,
se sustenta en la chicha y la búsqueda de identidad común bajo un contexto de
fragmentación cultural, sometida al neo – colonialismo y las mil excusas que

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otorga tal instancia para declararse patriota de un modo conveniente, pero
inconsecuente y no visualizable por el propio sujeto…
Aun es 29 de agosto – reitero, mientras miro el reloj que retrocede en mi
memoria – la imagen no está tan lejana después de todo. Tal vez nuestro sistema
categorial (haciendo alusión al filósofo Kant) recrea la realidad, representando
ante nuestra percepción inmediata, movimiento, en cuanto a en sí y para sí
(individuos y materia inerte apodada objetos) o relatividad temporal, sin embargo,
posiblemente nada se ha movido desde aquel instante épico, en donde el paisaje
me otorgó la inspiración y certeza, para transformar el escenario real, a través del
lenguaje y sus formas infinitas de referir al mundo. Para compartir aquel concepto,
cuyo título nos confiere compromiso, aunque sin la dominación que plantea el
reformismo como solución para el progreso humano, sino más bien, partiendo de
la siguiente base: las parejas se vuelven todo a partir de dicha palabra y sus
implicancias, no obstante, nosotros fuimos todo, mucho antes, sin la implicancia
de nombrarlo…
A pesar de que llego a mi casa y me encuentro con una sorpresa
indescriptible que podría resumir en infinitos “te amo” ¿Qué derecho de afirmar un
sentimiento, puede tener alguien que ni si quiera sabe si los sentimientos existen o
mejor dicho, no posee argumentos sólidos para asegurar que su sensaciones son
reflejo fiel de lo real? Pues bien, partiré de la base de que la percepción empírica
alude a la representación fenoménica de como nuestros sentidos reciben el
mundo como una mera impresión, sin que “la cosa misma” pueda ser alcanzable
por nuestras escasas posibilidades. Por otro lado, tenemos juicios sintéticos o “a
priori” Es decir, podemos afirmar ciertas verdades en base a la experiencia – el
razonamiento más fácil es aquel que no se puede poner en duda – tales como las
matemáticas y la física, asentando a la metafísica, resumida en una pregunta…
¿Qué puedo saber? Absolutamente nada – comparto la crítica a la razón pura.
Aun así me la jugaré por defender mi argumento central, así como lo haría
en un seminario de tesis o en el juicio final del apocalipsis, cuando esté en juego el
alma y el error se pague con llamas castigadoras. Por eso, partiré de la hipótesis

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subjetivada… mi afirmación previa es que mi fe existe más allá de un supuesto
propio de la experiencia – considerando que la experiencia se entiende por una
simple ilusión que descarta a la percepción como forma de conocer.
Así como Dios es una idea innata, por sustentarse en su contradicción con
lo comprobable en base a práctica, la dialéctica trascendental lo es de igual
manera – situando al amor dentro de este segundo plano – pese a ser un
concepto puro de la razón, no verificable por la ciencia, ni viable para traspasar los
límites del conocimiento y aun así, existente ante mi suerte de positivismo
formulado en base a mi prueba máxima: las cartas improvisadas, la felicidad plena
al saber que existes, mi absoluta entrega y la magia – sí, la magia…
Mis intentos pretensiosos de poesía y este afán de pintar con las palabras,
poseen la desventaja de que, a diferencia de la magnífica ciencia, entrega
proposiciones que no están basadas, naturalmente, en el estudio empírico y por
ende, no aspiran si quiera a un consenso generalizado. Mi inspiración no es
explicable por leyes universales, antepuestas a conclusiones y métodos. Mis
emociones eslabonadas en estas líneas, en forma de saber o en otros casos, rima
abusiva, se vuelven incompetentes si su intención es apuntar a una metodología y
lógica apartada de supuestos fantasiosos, a menos de que me respalde en la
hermenéutica, la cual encierra una novedosa pretensión de verdad,
completamente ajena a la mitología científica, desafiando las leyes
convencionales, cuya base es absolutamente discutible.
Afirmar que te amo es sencillamente, construir una filosofía dogmática, la
cual pretende alcanzar con ella un conocimiento más allá de mi experiencia
posible. Saber que te amo es nada más y nada menos que la respuesta a la
interrogante de Kant… ¿qué puedo hacer? – Te responde la moral - ¿Qué es el
hombre? – Déjalo en manos de la antropología – y por ultimo ¿Qué puedo saber?
– lo describí en mi encuentro con el misterio, inserto en la trama de la vida…
puedo saber que la suma de uno y uno es por lógica dos, y al ser una suma, es
algo más, y quien inventó la suma, pensó en unión. Puedo decir también, a gusto
de lo verificable, que las moléculas son enlaces, porque mediante la fusión se

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pueden lograr grandes cosas. Pero debo resaltar, además, que no todas las
partículas presentan afinidad… su fusión depende de muchos factores y es
siempre de la voluntad de una fuerza superior, la cual considero armónico y
necesario, que el hidrogeno y el oxígeno se volvieran agua o de lo contrario, no
lograban ningún objetivo relevante dentro del universo autárquico, así como el
determinismo hizo en nosotros una verdad apenas demostrable, tras la reflexión
espiritual y las señales sutiles.
Ya no es 29 de agosto – agregó horas después, viendo salir el sol, iluminando un
paisaje de aire puro en potencia de retornar a su esencia grisácea – ahora
estamos más cerca de aquella vez en el Parque Bustamante, hace dos años casi
exactos, cuando el “tarde o temprano” manifestó su voluntad marcando un antes y
después. Veo que ha llovido. Nuevamente la lluvia avisando tu llegada, ¿Qué
casualidad más repetida no es así? El agua es un ser vivo en sus tres estados de
la materia, y al caer del cielo, siempre es augurio de que tu mundo y el mío
rompen la distancia del plano geográfico, pues en cualquier otro ámbito, sigues
estando aquí de un modo ilusorio, que tras perpetuarse en su recreación mental,
se vuelve una verdad abalada por el recuerdo material de una sensación extraña
(no alcanza la descripción para expresarla de un modo exacto) la cual quisiera
repetir diariamente, y de hecho, lo haría si de una vez por todas, construyésemos
nuestro propio mundo, con más gatos que discusiones de aquellas inevitables,
debido a convivir con seres incomprensivos o siendo objetiva, simplemente
distintos… entonces en nombre de la libertad y la no dominación, te haría mío
interminablemente, sin tener que tan sólo desearlo, recordarlo e imaginarlo la
mayoría del tiempo. Entonces no tendría que quedarme mirando las rosas azules.
Son hermosas, aunque me recuerden que en algún momento se van a secar, igual
que la juventud de la cual presumo algo de atractivo todavía. Pero felizmente tus
ojos no marchitan su color, y los puedo seguir contemplando por el resto de la
eternidad. Esa eternidad que finaliza cuando tu órdenes, ya que debo reconocerlo
– sé que es una mala jugada – me tienes en tu poder, como el colonizador rubio a
su esclava mestiza, como el patrón de fundo a “la china” sumisa, como los astros
a mi conducta, en fin… una vez dije que Venus y Mercurio serían cómplices por

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toda la eternidad, al menos hasta que el hombre amaestre al gato y el gato me
amaestre a mí. Y a pesar de que el hombre nunca amaestrará al gato, hace un
buen rato, el gato, me amaestró a mí, y yo soy tu mascota leal y la burla a un
signo destacado por tal contradicción.
Olvida todas estas reflexiones inservibles y quédate con que te amo, te
deseo y te quiero aquí conmigo, en mi mundo, enlazados como moléculas
capaces de crear grandes cosas. No te quedes con mi filosofía, ni tanta palabrería
enredada. Tan sólo quédate con la certeza y conmigo. Con la confianza y
conmigo. Con la intuición sin pruebas racionales, pese a mis intentos, tras la
meditación escrita y bien… conmigo.
Extrañar nivel Dios (pero sutil)
7 de septiembre del 2014
Cuando tú no estás, el alma no tirita, la emoción se limita y sólo debo
pensar. Y en cuanto a confesar, no pienso y luego existo… tampoco me resisto, a
todo recordar, tras leer y fracasar. Perpetuar en mal momento, como quien repasa
un cuento, en su asiento, antes del examen. Y cuando la tinta derrame, seguro
olvidando la historia, pues no es vivencial su memoria y apenas recuerda el final…
Pero yo tan protagonista y tú tan total, la palabra altruista, sin nada casual, como
paracaidista, caes cuando no te busco ni llamo. Cuando me autoproclamo,
soberbia intelectual en la clase, entonces aprender ya no nace, ni el control de las
emociones subyace… Estrellas fugaces, en un sueño sensaciones de vuelo, nadar
por el cielo y hielo, derritiéndose en este iglú. Sólo lo has logrado tú, y juro no
parafraseo, pues odio la inercia de un Museo, tanto como inventar lo que no
creo… Es que te veo, en cada ojo verde de gato. En cada lugar donde
compartimos un rato, en cada rincón que en mi instinto desato, incluso en tu mar,
donde escapo… en fin, sólo trato, de concentrarme algunas veces, de lo contrario
los jueces, las leyes olvidarían, cuando las noches se hicieran día, antes de lo
esperado, volviendo el amor pecado, frente a tantas distracciones. Ante cien mil
devociones, igual que atontar el rumbo, felizmente ya no me hundo, como lo hace

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todo el mundo. Felizmente lo tengo todo, con sólo tenerte a ti, contradiciendo al
sistema, del cual parte me creí. Felizmente lo tengo todo, sí. Esa ausencia de
algo, que siempre busca el subconsciente, la religión más absurda, que vuelve al
hombre creyente, y ese deseo frecuente, de verte cuando amanezca, aquí,
remplazando la puesta, de sol cuando éste se acuesta. Y es vuestra, la verdad
más absoluta… mi libertad se ejecuta, junto a mi alma social, y todo eso con tal,
de preferirte ante todo - atarte de ningún modo – y volar como Morodo.
Cada carta racional, sentimental o de rima, deviene de aquella estima, que
en cariño se transformó. Deviene de ese cariño, cuyo concepto ya se rindió, desde
que se predispuso a un sentimiento en abuso que incluso, lo apodé amor. Quisiera
con mucho fervor, contarle a Mercurio, de la segunda carta, que su corazón no se
parta, luchando contra sí misma. Si bien tenía carisma, para expresarse en
palabras, a veces los perros bien ladran, pero no saben morder. Y no lo podría
creer, si le contase el futuro, que aquellos antiguos muros, los derribó un Dios
Ausente. Algún buen genio de mente, invisible para el humano, y no me refiero a
aquel hombre con yagas en las dos manos. No se me viene a la mente, ni cruces
ni sacramentos, apenas te estoy contando del Dios de mis mandamientos. Del
azar menos azaroso, y más poderoso, que Vladimir o Fontbona, que emperadores
en Roma y en el ciudadano, diploma. Más poderoso que una coma, para cambiar
el sentido o una botella de cebada y lúpulo bien surtido. Es que la vida toma
sentido, cuando dejas de pensar, lo asumo y es divertido, porque solía racionar,
mis neuronas entre asuntos, carentes de tanta magia. Por eso a partir de ahora, a
la frialdad declaro eutanasia – repito, te doy las gracias…
Admiraba con firmeza, la verde naturaleza, y fue ese, mi bendito y fatal
disparo, al ver en tu iris claro, la vida, la inmensidad, la escases de las miradas, el
color serenidad… y fue esa mi verdad, la única que he grabado, lo único que
quisiera decorar en mi legado. Ya estas declarado, día viernes, mi juramento: ya
nunca dejar de amarte, por el contrario, ir en aumento. Si soy sincera, lo siento…
porque parezco exagerada, aún más si al párrafo agrego que estoy tan
enamorada… No envidio el cuento de hadas, de las princesas de rubio cabello,

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que esperando al simbólico príncipe, aguardan del cielo un destello. Y ponen la
vida en ello, entre dietas y parranda, en tanto ebrias se preguntan, donde aquel
hombre anda. En cambio aquí está la bruja, que siempre quiso ser distinta, y
gracias a tu belleza, pinta palabras como un artista. Eres la armónica vista, yo
sostenida sobre tus brazos, completando pequeños trazos, que nos vuelven un
crucigrama. De los colores la gama, fusionados en contraste, y en mi percepción
la energía, sin ningún desgaste, que en otras camas – me cuentas – tú alma no
regalaste. Cuanto mi mente tocaste, mucho antes de ser mío, cuanta ternura me
regalaste, aun declarándote frío. Cuando te llame ojos de río, colmada de
inspiración, dando inicio a los escritos de mi inmensa devoción. Te amo lima
limón. Sí, un poco más que demasiado. Lo siento cuando lo escribo, mucho antes
de haberlo pensado. Cuantos septiembres te había esperado, bebiendo chicha
con sombras tantas, amigas locas y santas, cuando no eres feliz, pero borracha
cantas. Cuantas veces al día faltas y el atardecer me resigna, pues ver pasar así
al tiempo, a cualquier mujer indigna, si todo sobra y falta la obra. Si nada falta
hasta que recobra, la ausencia del hilo rojo, en las noches ciertos antojos y
obviamente, entre tanto rose, cerca tus ojos.
Cuantos años pasaron, por año que no nos vimos. Tal vez nos servirá
ahora, el aprendizaje de lo que fuimos. Lo importante es que si huimos, el pasado
será una gota, en este Océano infinito, que a la magia negra derrota. Aquí todo
muy bien se anota. Tal vez mañana lo leerás, y después una vez más, en un
futuro lejano… que espero estar de tu mano y darle a mi hijo un hermano. Que
espero seamos la envidia, del inestable ser humano. Pero sobre todas las cosas,
espero en la carta cien, dejar esto claro a quien, merece salud y fortuna. Merece el
sol y la luna. Porque sin duda alguna, cada detalle se acumula, en nuestro mundo
del lenguaje, simbólico camuflaje, para tanta cursilería, más segura estoy de que
nadie, todo esto te diría.
Superior por excelencia
9 de septiembre del 2014

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Así la introducción comienza: Hoy día encontré tu trenza, tan dorada como
la cebada, germinando bajo el sol y cumpliendo así su rol, en los campos, el maíz,
que se saca de raíz, para remplazar al azúcar, como en la fruta, junto a la malta.
Mi comparación de nota alta, resalta, tu atención en mi escrito, porque ahora voy a
hablarte, de en la historia, un gran hito…
Tu deseo es el deseo del otro, a lo ajeno, devoto, lo que todos sueñan
tener. Debes saber que perfecto es lo escaso – hazme caso – mera selección
natural, no como la moral que inserta está en todo, de uno u otro modo, aunque
no siempre se aplique. Deja que te lo explique, partiendo de esta base: superior
por excelencia, te describo en esa frase.
Mucho antes de que el cielo, con petróleo se nublase… esto fue hace,
alrededor de diez milenios – estudios serios - la muerte de muchos hombres,
causas nobles, por la cacería, muy pronto conduciría, al desabastecimiento. No
tanto en comida como en su género, por cierto…
Aquí es donde, la cadena neuronal, del ciclo natural, buscó estrategia
reproductiva. Ante la hembra conflictiva, regodeona e indiferente, alguna fuerza
inteligente, varió el color de los cabellos. Un rasgo nuevo para ellos, en el viejo
Continente, que por ser más atrayente, salvó la cifra ya carente, tornándola, por
consiguiente, a un matiz no corriente – para Peter Frost es evidente.
Bendito el único gen, de feomelanina, que paradójicamente, en cuanto a
belleza domina. Es esa luz que me anima, a preferirte así rubio, leyenda de un
gran diluvio - pues indican los estudios… - que acabará con tu raza, como el smog
con las plazas y la opresión con las mazas…
200 años faltan para que tu gen recesivo, lo deje apenas constatado en el
pasado, un archivo. Aun así, es positivo, si es por gente como yo, que de tu gen
se enamoró y bien… nosotros, yo, los dominantes, los que llegamos antes,
seremos inmigrantes en la fusión decisiva. Seremos una variante, de colorante,
marrón, muy destructiva. Seremos la sucesiva, del mestizaje talentoso, todos con
ojos de oso, frente a los gatos, celosos.

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¿Seguro que quieres arruinar, tu escasa raza conmigo? Yo no me voy a
negar, si así el dorado consigo. Si así logro ser testigo, de la leyenda del mañana,
cuando contarlo sea cosa extraña, en el Continente donde está España…
¿Seguro que es lo que quieres? ¿Sabiendo cuan superior eres? ¿Sabiendo que
estas en extinción, pero aun así aquí esperes? Y al igual que la palabra, en
nuestros Gobernadores. Tan escaso – aunque no va al caso – como el sentido de
un poema con su armonioso fonema, que al intelecto hoy no quema. Incluso, tan
acotados, como la fe en uno mismo, dentro de un marco social, donde la unión es
abismo. Y retornando a lo mismo, ¿crees en el aforismo, ley de los contrastes? Si
ya lo notaste, déjame afirmar, que la trenza que me diste, en aquel baúl va a
quedar. Y permíteme agregar, que tu cabello es hermoso, y que con gusto a
futuro, tus débiles genes destrozo. Mi inspiración cae a un pozo y arranca sin
ahogarse, parece que va a quedarse en el Universo redondo, donde el infinito es
muy hondo, se expande y también se pierde, sujeto a la gravedad de un
legendario cielo verde.
Hedonismo, la prueba final
12 de septiembre del 2014
Es irónico… generalmente el desafío de un escrito es lograr desarrollar la
sucesión intelectual en base a significantes ajenos a las apreciaciones muy
subjetivas, de carácter rebuscado y complejizado. Sin embargo, al ser por esencia
una mujer más bien racional, realizaré el desafío de dirigirme a mi hombre, de un
modo distinto y novedoso, a priori de la razón en sí, pero sin caer en las
frivolidades lógicas de temas que en tu vida han sido tan recurrentes, debido a esa
experiencia tan ventajosa en el aspecto del hedonismo, dejándote, por
consiguiente y a mi juicio, sin mucho por probar, descubrir, experimentar o –
abordando todas las posibilidades en el concepto más amplio – simplemente
hacer…
Hoy vengo a decirte que te deseo, pero de un modo atractivo y sutil, para
no parecer vulgar y al mismo tiempo, explotar todas las metáforas inmediatas que

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broten de mi mente bajo un contexto de submundo, movido por códigos,
simbolismo y recuerdos que sólo tú y yo conocemos, marcando la diferencia entre
ambos sujetos singulares y las implicancias de un merecido “nosotros” para llenar
de contenido la materia fónica vacía de sujeto.
A pesar de las numerosas pruebas que me han llevado a concluir que te
amo, debes sospechar la inviabilidad de una soberbia suposición: Incorporar en
esta carta, la totalidad de razones, cuando verdaderamente, prefiero realizar una
abstracción que me permita especificar ciertos aspectos clave, conducentes hasta
un nuevo instante de inspiración tan poco forzada, ¿comprendes?
Para no caer en una aserción presumida, apenas afirmaré que poseo una
religión politeísta, muy cercana al concepto que tanto ocupaba en mis pruebas de
filosofía – no tan complejo aunque por su nombre, algo así te parezca -
"Adaequatio reí et intellectus" es decir, teorizar en base a una verdad, cuya
relación con la cosa conocida, producto del intelecto, es de real correspondencia.
Pues bien… lejos de pretender encontrarle la razón a Aristoteles y su semántica
de la verdad, quisiera explicarte porque hago esta relación, que
sorprendentemente ni yo misma, tenía planeado incorporar en la carta – para que
veas que a diferencia del determinismo histórico, aquí no hay nada planeado con
anticipación…
Volviendo al tema de la Religión, claro que creo en el politeísmo no
asequible por la el respaldo de leyes universales, o de lo contrario, dejaría de ser
religión y daría lugar a esa ciencia astronómica que se opone deliberadamente a
la magia astrológica y sus predicciones sobre el futuro. Existen doce dioses
desplazándose en el firmamento luminoso de distancias abismantes, ubicadas
alrededor de la eclíptica, cuya verdad es absoluta y evidenciable en nuestras
personalidades, como ya has visto a un nivel extraordinario, no obstante, como no
podemos conocer la verdad oculta al interior de “lo real” nos limitamos a
representarlo y otorgarle un simbolismo, el cual, pese a ser representado de
formas diferentes en cada civilización, su vínculo con un significado no variable,
verifica dicha verosimilitud. ¿Ves cómo todo tiene sentido en cuanto a “Adaequatio

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reí et intellectus"? Como podrás avistar enseguida, lo que conocemos y el
significado que le entregamos, es prueba de una certeza inexplicable. Por
ejemplo, no podemos demostrar lo que está escrito en las bóvedas siderales, pero
si representarlo con animales y alegorías. También podemos verlo, en las figuras
que se forman, o explicarlo de un modo más exacto, con coordenadas y todo,
calculando la posición del sol, la tierra y los planetas al momento de nuestro
nacimiento, de tal modo que nuestro carácter está predispuesto a ciertas
características. Está predispuesto a un destino y naturalmente, a una persona
específica, que por desgracia, no consigue encontrar en todas sus vidas
terrenales, y mucho menos reencontrar en ese mismo espacio tiempo…
Si bien, esta religión que apunta a la armonía del universo espiritual con los
seres materiales, ensimismados en su faceta externa, pasa a ser incluso, un
aspecto ideológico sumamente intrínseco de mis interacciones sociales,
oponiéndose a un carácter dogmático, es decir, irrefutable, mas ¿Qué derecho
tienen a asegurar que mis principios no se fundan en compendios firmes si agrego
mi prueba final, el hedonismo?
No ironizaré soltando la frase “aunque usted no lo crea” ya que si pones en
duda lo que diré a continuación, de todas maneras lo encontraras en un libro, en la
web o quién sabe si en una de esas tantas pruebas de la vida que parecen no
tener razón de ser, hasta que un momento de ocio cede la internalización.
Por si fuese poco todo aquello coincidente de nuestra relación, con la
descripción que leímos y además escuchamos en diversas páginas, quizá por
nuestra sutileza no indagamos en otros ámbitos que aparecíamos igualmente
compatibles. Una comprobación que devino de la obsesión frustrada cuando
pensé que ya nunca te tendría carnalmente, hacía estas ganas constante de
repetirlo, al extremo, de no poder pensar en otra cosa antes de dormir y peor aún,
sin poder dormir… Es que ya la utopía dejo por el suelo la cotidianidad con su falta
del pan de cada día, porque nada se compara a la última vez que nos vimos,
cuando de tanto hacerlo, nos quedamos dormidos antes de asumir si quiera que la
conciencia se alejara a la velocidad de la luz. Es que llega a ser la gloria de una

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misión cumplida bajo el contexto de juego divertido, cuando me bebo el no poder
más. Como quien se zampa el tequila de golpe, o de lo contrario no sería el mismo
sabor ni sentido. El problema de esto, radica en que ya no me puedo compensar a
mí misma por las carencias procedentes de tu ausencia, en lo absoluto, pues lo
comparo con una sensación bastante mejor, irremediablemente adictiva. Entonces
me dan ganas de que me ofrezcas cien besos y te detengas en cada decena,
semejante a un condenado a muerte repitiendo indefinidas veces la expresión de
un no, moviendo la cabeza como si hacer lo contrario, significara ejecutar su
sentencia. Y en ese recuerdo tan repetido, surge además, la extrema confianza,
no por seguridad presumida o hasta arrogante de que me amas de la misma
forma, sino más bien, una percepción inexpresable, por cómo me miras o incluso
me sujetas, de que paradójicamente, lo que estabas acostumbrado a hacer para
vaciarte, esta vez logra llenarte de uno u otro modo, quizá debido a que en esa
conexión perfecta entre todos los ámbitos de nuestro ser, puedes sentir la
diferencia que marca el desearte, y complementar aquella afirmación
incuestionable, con la magia que en los doce dioses hizo de ambos, un portal
entre dos planetas vecinos, un punto de encuentro entre la oposición de una
balanza que siempre busca el equilibrio y dos polos drásticamente opuestos que
jamás encuentran término medio y se la pasan así, con esa versatilidad
radicalizada, que atenta contra la paz interior de personas estables, inertes, fijas y
comunes.
Es tal el apego que siento hacía ti – perdón si no soy estratégica,
haciéndome la indiferente, pero ya viste en los dados, que no es lo mío – que se
vuelve mi único obstáculo, frente a la realidad limitada, felizmente, de un contexto
netamente temporal, que se acabara tarde o temprano. No quiero salir a fiestas…
tal vez lo haría si tuviese tiempo, aunque en realidad, ese poco tiempo al cual
quisiera postular, lo quiero para aprovecharte, ya que la vida es corta y me
demuestra a cada instante su fugacidad irreversible. Tampoco quiero esta ciudad,
ni esta “familia”. Estos amigos para siempre o en fin, la totalidad del mundo que
conozco y que poco me importa si se desmorona a futuro. Tan sólo quiero lo
contrario, lo absoluto, radical y drástico, lejos de esta aglomeración, contigo y la

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felicidad que en tiempos de escases es mera suerte para los ganadores del pozo
acumulado.
Es por eso principalmente que me siento tan triste ahora, tan lejana a mi
lógica de frialdad que me ha vuelto últimamente poco práctica, apartada de la
innata reflexión objetivada, siendo que presumía de ser invencible y libre como
una mariposa, olvidando por supuesto, que ellas apenas alcanzan a volar un día,
porque todo muere.
No quiero tiempo para que mi esencia social se manifieste en múltiples
salidas o aceptar invitaciones de esos típicos hombres que ofrecen salidas en auto
con todo pagado, a mujeres que juran, ya vendieron su alma al mejor postor.
Mucho menos, anhelo ese tiempo tan merecido, para dormir las siete horas con
las cuales me conformaría para rendir diario a diario, si la verdad, la más absoluta
y desde el corazón, sólo quiero tiempo para verte, conversar con toda la seriedad
tan nuestra que siempre termina en correspondencia fusionada, beber y beberte,
acostarme contigo una y otra vez de todas las formas posibles, hasta las más
incoherentes y originales. Y para ser aún más específica y así desahogar mi
pensamiento inmediato, en este preciso momento de luz artificial y satélite sin
mayor aporte que el decorativo, quisiera estar de espalda nuevamente, contigo
encima moviéndote al compás de un ritmo estable y satisfactor. Es que al menos
para mí va más allá del hedonismo, y el renombrado instinto que catalogaste como
nuestro aquella vez en el Parque O´Higgins, para luego demostrar lo contrario,
tras tres intentos fracasados, volviendo imborrable el victorioso. Es que cuando sin
darte cuenta, eres romántico al hablar, simplemente te escucho y luego no digo
nada. Es que no sé qué responder. Es que no soy tierna y me cuesta expresarme
tanto como no imaginas, sin embargo, las dos estrellas que trazan un número
Romano, me escribieron en su cielo subliminal, remplazando aquella nulidad
expresiva, por un poder similar, que es la persuasión a nivel lingüístico y
semántico. Esto no quiere decir que sea mejor o peor a las mujeres que has
conocido a lo largo de tu vida, aunque sin duda alguna, diferente – asumiendo ser
diferente como una ventaja por si algún día que espero no llegue jamás, no estás

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conmigo y revisas las cartas, para comparar. Para concluir. Para simplemente,
diferenciar a mi favor y demostrar que gané la competencia por el simple hecho de
que juraría, nadie podrá amarte tanto, y en el caso hipotético y casi imposible, de
que lo logre, no tendrá como demostrarlo, así como yo.
En otros años, ahora estaría bebiendo terremoto, puesto que como sabrás,
cada quien busca su propio método para llenar sus vacíos. Pero en esta ocasión
no puedo esperar nada novedoso de mañana, aunque hoy llueva – esta vez no es
augurio de tu llegada y el reloj me limita a extrañarte, aunque aceptando que lo
que más deseo ahora, es saber que la pasaras bien, hasta quedar tan
inconsciente como un político, después de tantos meses de esfuerzo, trabajando
de lunes a sábado. – al menos tengo los chanchitos guatones que me regalaste,
un oso diciendo “te amo” en un corazón, junto al perruche y un gorro que huele a
ti, para dormir y así escapar de esta realidad tan inerte, que sólo me hace tener
odio y una pregunta sin respuesta, a un Dios, cuyo teléfono suele estar ocupado,
reduciéndome a la acción tan indignante de esperar en un Consultorio, con el
número mil en mano.
En otros años – repito – estaría en el cuarto terremoto, esperando el grato
efecto de la felicidad engañadora. Tan engañadora como quien cree que jugando
a la Ouija invocará a un espíritu cuando en realidad es el diablo mismo, jugando
con la inocencia de un estúpido mortal. Es como creer que el cielo es azul, siendo
que es verde. El verde infinito de tus ojos, que si lo contemplo desde el roce con tu
nariz, parece seguir un túnel hacía el jardín de girasoles. Ese es el único cielo que
conozco – lo demás es mero espacio vacío - la única felicidad que conozco…
Cantidad cualitativa
21 de septiembre del 2014
Un rubio de ojos verdes pasando por la Gran Avenida, resulta un objeto
deseable, en un país donde tales rasgos vendrían siendo equivalentes – el mejor
ejemplo que te puedo entregar – a la figura rosada que en la cajita feliz se agota
más rápido y por ende, todas las niñas consentidas la quieren tener. Pero el

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venerable problema radica en conocer el para sí del en sí visible y maleable,
¿comprendes?
La problemática más resolutiva de la suerte menos azarosa resulta ser que,
ese objeto tiene alma y conocerlo significa asumir con el transcurso de los meses,
que no existe mejor persona en todos aquellos aspectos agotados por los
parámetros de análisis superficiales y complejos. Resulta ser, además, que la
diferencia entre una mujer del montón, en cuanto a ojos y cabello oscuro, vendría
siendo, sin duda alguna, no reducirte a dicho objeto de desquite y ornamentaría,
sino más bien, situarte en la categoría de sujeto, al atravesar tu escudo
involuntario de frialdad, bordando en el rostro, sin anestesia, para conocerte tal
cual, en esencia y condicionamiento contradictorio, ya que a muchos nos influyen
las acciones del resto – que marcan nuestra vida en el perímetro observable –
conduciéndonos a evitarlas para así, trasladar la conciencia del Yo hacía el ideal
del Súper Yo, en torno al cual giran nuestros anhelos y nociones subjetivas de
ideal, limitados por la ineficiencia de la norma, tras ser aplicada – algo parecido a
la búsqueda de la felicidad complejizada por la condición de Ser social,
contrapuesta al instinto que sólo piensa en la rutina sin depredadores y su
conexión magnética con esa tierra que nuestros pies ya no pisan directamente
desde que el sol y la Araucaria dejaron de ser dioses.
Cuando hago mención al amplio concepto “problemática” se me viene a la
mente el hecho de haberme aferrado a ti, ya irreversiblemente, y bajo un contexto
de que esa necesidad se agudiza al notar como prefieres quedarte conmigo hasta
tarde, en vez de priorizar a tus amigos en días festivos de patriotismo etílico.
Entonces, por muy realista que pretenda ser, lejos de mi innata proyección sobre
las nubes, es inevitable contemplarte en la paradójica infinitud de nuestro finito,
pero prolongado tiempo, ya que mi amor por ti es semejante a un círculo. Donde
sea que traces la línea de inicio, comienza a contar hasta darle la vuelta, a ver si
algún día encuentras su final – perderías el tiempo, porque si pretendes finalizar
tal trayecto, cuando retornes al origen trazado, le estarás quitando su atributo de
ser la eternidad representada en una figura sin precipicios.

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Te estoy dando cifras cualitativas, pues no dejan de ser aproximaciones
cargadas de metáfora, y sin embargo, la metáfora describe lo real, de un modo
exacto y sincero. Desde los pronósticos del espíritu, los cuales saben diferenciar
un sentimiento de inminente caducar, con aquel que se puede contemplar desde
cualquier horizonte situado a la Costa, en tanto ni la ciencia es capaz de pensar la
metafísica que frente a mi intuición ya es tarea resuelta hace bastante rato…
Cuantitativamente en cambio, los números no alcanzan a darte una
estadística fiable de la gravedad de tal emoción, aunque utilices la recta numérica
que cruza dos líneas dividiendo las Y positivas y las X negativas, en ese ámbito
irrelevante que son las matemáticas. Tampoco puedo, parafrasear en demasía,
para que la ventajosa retórica cree realidad en tus certezas, si después de todo,
esta vez quiero otorgar protagonismo a las acciones suscitadas por esta fuerza tan
extraña y poderosa (ecuación numérica que resuelve el Universo) – los verbos
resultan más serios y expresivos que tanto concepto junto sin desmerecer a la
filosofía por supuesto. Y para más remate, me encuentro una noche a tu lado,
aguantando las ganas improvisadas de llorar, al no poder asumir ese inminente
adiós que nos separa, entonces finalmente comprendo que de nada sirve esa
libertad de la cual extraigo todos mis inconvenientes actuales, si lo único que
necesito para que un fin de semana valga la pena, es a quien vale la pena, o
mejor dicho, al único ser indispensable, llegando a convertirme, irónicamente, en
mi referente opositor: una mujer llorona, sentimental y hasta absorbente, pero
felizmente no para ti, porque ya esa palabra, junto a “cursilería” fueron eliminadas
de nuestro diccionario personal, construcción simbólica de mundo, en donde
nuestras características innatas se contradicen sin darse cuenta. Esos factores
astrales más resaltables, dejan de funcionar una vez que un ser libre quiere darle
libertad a otro ser libre. ¿Qué ocurre entonces? La libertad sólo es posible
quitándosela por gusto y tal vez esa es la verdadera emancipación del espíritu.
Quién sabe. Yo no sé nada de la vida, ni de ti, ni de mi… apenas te invito
nuevamente a esta convocatoria lingüística, porque tengo certeza indestructible de
quienes somos nosotros, y probablemente con eso, también comprendí lo que era
la vida si parto de la base que eres el todo. Es que sólo tú logras contraer mis

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emociones al mismo ritmo que las piernas y seguido, el resto del cuerpo. Ya no
soy un robot abrazando, el afecto pensado o la proyección de futuro que no
necesita de nadie para ser visualizado en la mente. Por fin el sentido es
encontrado por quien lo reclamaba, dichosa de obtenerlo, en un mundo de seres
destruyéndose a cada instante, perdidos en el bosque lúgubre de su trayectoria
errada.
Cumplir meses, en la mayoría de la gente, significa a mi juicio, celebrar las
horas que han soportado discusiones, diferencias y celos, bajo con contexto de
macro proposición, en el cual la temática extraíble de una relación, es un logro
siempre limitado por el egoísmo tan decisivo en el final que ya todos conocemos.
En cambio, contigo, se vuelve una realidad completamente distinta, porque… es y
será siempre recordar. Recordar la belleza particular de Algarrobo, la vibra de un
poeta reconocido internacionalmente, al interior del reinado de la estética. Es la
fuerza intangible empujándome a decirme a mí misma: “Este es el momento
perfecto para decírselo. No habrá otro mejor" o si mi abstracción de aquella tarde
gloriosa no basta para producir en tu ser tan frío, algún tipo de emoción, es
además la escena de una película, en la cual la dueña de casa, viendo aquel film
diría: “por fin, aunque en la realidad estas cosas no suceden, el director idealiza la
vida cotidiana” – mientras cuenta los segundos para que su esposo regrese y
puedan continuar con la discusión de la mañana.
Entre cumplir meses y cumplir años, no está la diferencia, ni el logro,
realmente... sino más bien, el triunfo indiscutible, se sustenta en estas cartas,
dando cuenta de cómo el tiempo y los acontecimientos, pasan sin darnos cuenta,
ni hacer algún tipo de esfuerzo por conducir los hechos, así como lo hacen todos,
pues son las direcciones otorgadas por el destino, causa y efecto condicionado,
las únicas cuerdas que mueven a estas marionetas…
La envidia de ser utilizado como referente, por quienes buscan un ideal,
desde donde conducir sus exigencias en el plano amoroso, se basa también, en
sentirlo, pero lamentablemente es lo único que mis palabras, no han podido
explicar en ninguna carta, mas, seguramente no logras dimensionar el cuanto,

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cualitativo, cuantitativo y connotativo a nivel Dios. Tal vez nunca te habían querido
tanto y lógicamente, ese tal vez no significa otra cosa que “estoy segura”
En el final del último párrafo expuesto, rescato la misión lograda de los
treinta primeros escritos. He cumplido mi primer objetivo persuasivo, defendiendo
una tesis muy particular: he ganado la competencia en cuanto a amarte y sólo me
falta una prueba - acción – para dejar clara tal afirmación y serrar el primer
capítulo que da paso a las otras treinta cartas. .
Cuando Venus comienza a regir
Carta de cumpleaños número 22, nueva primavera:
“Todo lenguaje poético, tanto en este sentido amplio como en el más estricto de lo
poético, es en el fondo un pensar. La esencia poética del pensar guarda el reino
de la verdad del ser.” (Fuente: http://akifrases.com/frase/150831, autor frase:
Martín Heidegger.
No vi brotar los girasoles de infinito resurgir; justo en el preciso instante en
que el positivismo, causa y efecto, te definió lingüísticamente mediante un
condicionamiento astrológico, que no podía simbolizar otra cosa que la belleza de
un planeta, reflejada en tan perfecta materialización; sin embargo, en mi memoria
quedaron huellas de esa etapa, en donde sólo necesitas agua y luz solar para
desarrollarte, ya que desconoces por completo, la maldadosa hiedra y el impacto
psicológico, de ver tus raíces fragmentadas por una disputa igualmente infinita,
aprendiendo a sostenerte por ti solo – comprendiendo a su vez, que en remplazo
de sustanciosa tierra de hoja, creces sobre las piedras, pero gracias a ellas te
sujetas mejor.
En mi memoria quedó tu imagen grabada, muy parecida a la de la foto que
me regalaste hace un par de semanas. Unas cuanta veces, juraría haberte
recordado, justamente a ti - por eso te reconocí de inmediato, en tu particularidad
tan opositora a tu aparente otro yo. Aquel que habría justificado la posibilidad de
no haber sabido, previamente al reencuentro, si eras tú o tu otro tú, no obstante

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bajo el contexto de la escena del Nifty, fue justamente esa frustración y ese llanto
de no alcanzar a agarrar un helado de manjar, la clave para demostrarte lo lejos
que estaba de olvidar precisamente a un ser único y exclusivo…
Para que voy a hacer un recuento cronológico, desde ese día 31, hasta esta
fecha, si en realidad lo más relevante en esta carta, es resaltar el resultado: Un
amor tan intenso y metafísico, que agoto las demostraciones de carácter
semántico, obligando a mi cabeza loca, a demostrártelo con acciones poco
usuales, pero que sin duda valen la pena y reafirman todas las significaciones
presumidas que te he adjudicado…
Al parecer, existe un equilibrio perfecto entre tu equilibrio perfecto y mi
extremismo desbalanceado – reflexiono, con la intuitiva certeza de que
comprendes y asumes de inmediato que se trata de una afirmación verosímil y
proposición verificable – de tal forma, que se me hace deducible el hecho de que
te convencerás de lo ventajoso que se vuelve estar con una mujer radical, luego
de que te tome por sorpresa, con una prueba de sumisión y confianza,
anteriormente apostada, pero no ejecutada en la realidad por tratarse de una
locura que es preciso pensar dos veces– donde pesan las palabras y el devenir de
la teoría a la práctica – para explicarte, de un modo no verbal, el riesgo que estoy
dispuesta a correr en un futuro sin ti, con tal de manifestar lo que significas hoy y
siempre. Con tal de ostentar el triunfo en esa competencia iniciada 30 cartas atrás
(mundo temporal y espacio abstracto, paralelo a lo real) pues la marca que llevaré
conmigo, es más irreversible que incluso, tomar la virginidad como punto de
referencia para aspirar a una prueba de amor aplaudible. Me explico… la que te
haya concedido dicha entrega física de número uno en su lista, podrá negar ante
otros quien fue el primero, omitirlo o simplemente tomarlo como una experiencia
más, pero yo por supuesto, asumo de ante mano que no podré obviarlo de
ninguna manera, en caso de que el futuro se torne desfavorable para ese
“siempre” que racionalmente se apoderó de mis proyecciones futuras, porque tú
fuiste el primero en mi esquiva alma y eso se refleja en el cuerpo y su tinte letrado
– muy distinto a llegar al alma de otras mujeres, mediante la apropiación hedónica

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y hacer de esa sensación novedosa, su razón de querer dominarte movidas por el
mero deseo.
¿A caso no es este el mejor día del año? Como no habría de serlo, si de
los hitos nacen las reformas, el devenir histórico, los cambios, y obviamente, las
personas. Y justamente esos individuos – dialéctica - nos reforman, devienen
nuestra conciencia, nos cambien, en fin… se vuelven el único hito significativo que
trasciende a la muerte.
Como no estar agradecida de este bendito día, si en el nació mi sentido,
mis ganas e inspiración que ni sospechaba, pese a tanta faceta inédita. Si de él
brotaron los tallos más verdes y hermosos que tus ojos han visto reflejados en mis
pupilas. Esos ojos que desde la primera impresión en Metro Parque Bustamante,
me convencieron del protagonismo que tendrían a partir de ese momento en mis
valoraciones estéticas, a tal extremo de no saber si sería mejor fijar la mirada en
ellos, o en tus labios de forma y grosor llamativo, para no tentarme, hasta que por
fin comprendí que el conjunto de atributos, me situaban en un callejón sin salida,
donde irónicamente, temía no ser atrapada.
Ocurre que te amo y es la palabra más irrefutable y precisa de esta
ensalada conceptual que has ido degustando poco a poco. Ocurre que te amo,
que te amo y que te amo, entonces ocurre todo. Y de ese todo, mi enajenamiento
es tan amplio como podrás notar si en vez de contar granos de arena, uno por uno
en la superficie del Océano, prefieres ir palabra por palabra hasta llegar a la carta
31, donde hasta ahora, el mar desemboca, desde lejano origen, pero siempre
arrastrado por esa corriente sobre natural que tiene su camino trazado…
Ocurre también que, al amarte tanto, surge la necesidad de que no parezca
falso o exagerado. Se me vuelve inevitable, querer marcar la diferencia entre
quien lo dijo primero y quien lo sintió primero, aunque eso signifique ser tan
extrema y arriesgada como ya verás. Aunque eso signifique marcar mi cuerpo con
tu nombre, como quien, si algún día termina una relación, cose a su piel un
cinturón de castidad para no ser tocada por ningún otro. Aunque eso comprometa

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la incertidumbre del futuro, a cambio de tu plena confianza. El regalo más
significativo y difícil de conseguir, después de todo…
Ocurre finalmente, que anhelo ser la mujer que se quede, en esta colección
de experiencias de todo tipo que me hace un nombre más de tantos que has
anotado en esa lista que tarde o temprano se agota. Si bien la distancia, entre el
punto final y el suspensivo, está en manos de un destino sistematizado por un
cosmo viviente –más por su inteligencia de súper estructura, que por su
consciencia con atributos humanos – quiero ser el trabajo después del ensayo,
cuando te atreves a remarcar con lápiz pasta, aquel de mina que se borra tras
cada error. Quiero ser la única certeza de confianza y apoyo incondicional que
tengas en tu vida; quien haya alabado tus ojos de todas las formas posibles,
desafiando los intentos de cualquier otra, a tal extremo de situarme en un peldaño
inalcanzable. Quiero además, que la vida recién comience, cuando estemos
capacitados para construirla juntos y que todo lo que vino antes, sean
simplemente los errores que no cometeremos y poco a poco nos dejaran de
importar. Si después de todo, sólo contigo estoy dispuesta a arruinar mi silueta ya
alterada, embarazándome dos o tres veces más, con tal de extender esta utopía
de cuento, entregándole a nuestra herencia genética, lo que nosotros jamás
recibimos (estabilidad emocional a costa de cordura ejemplar) y en caso de
hacerlo, fue de una manera extraña, exótica, tan común que se tolera y
comprende… Porque ya nada importa. Porque el pasado es un holograma de
algún recuerdo fugaz cuando la vejez opaque el futuro que día a día asumimos
como lo único presente. Porque lo único que entiendo por familia, es unión
espiritual, y se mueve dentro de mi ideal de tal concepto, sorprendentemente,
construido en base al instante en que se volvió concreto estando al lado tuyo.
Porque, aunque algún día esto se acaba, como todo, no me arrepentiría de nada,
si después de todo, pocos tienen la suerte de estar parados frente a un milagro y
aplazar un sueño por tanto tiempo. Pocos alcanzan a ser tan claros en sus
convicciones, como para asumir con certeza el significado de alguien en su vida, y
por ende, nunca le otorgan el real valor.

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Tal vez desde aquel mal entendido del fin de semana, sin decírmelo, te
encuentras seguro de que estoy más loca que cuerda, o incluso, que actúo de
manera inconsciente, dentro de un contexto que sugería discreción y seriedad. Es
incluso, lo más probable, que sea justamente mi condenable defecto, aquel que
tanto buscabas, al idealizarme constantemente; ser impredecible y de impulsivo
actuar bajo los efectos del alcohol, eterna debilidad de quien necesita un refugio
para creer que todo está bien siempre. Y es justamente ese defecto. Y es
justamente porque estoy loca, que siendo tan extrovertida e inconsciente en mí
razonar, que te amo de forma altruista y extremista. Que en vez de regalarte un “te
amo, feliz cumpleaños” en el muro de Facebook… me hago un tatuaje con tu
nombre, sin si quiera ponerlo en duda. Es única y exclusivamente, porque soy
extrovertida a un nivel que nadie desea, al punto de contarte hasta lo más mínimo
de mi vida, que puedes tener la plena confianza: A la gente normal, con apenas
una predecible faceta, nunca dejarás de conocerla, en cambio a mí, me adivinas
con plena confianza, porque de mis múltiples versiones, no hay nada que quede
oculto en el abismo del plano reservado. Ya has conocido las dos caras de la luna,
aquella parte oculta que en la gente silenciosa, aguarda en el cinismo y la
decepción. Ya has sido amado con todas las pruebas simbólicas, concretas y
metafísicas que una mujer es capaz de entregar, precisando su continuidad si
consideras que la imaginación no tiene límites ni barreras.
Un día como hoy, Venus comenzó a regir, así como tú dices: “justo en esta
época. Justo en este plano geográfico y esta familia” y bueno… justo en mi
planeta vecino, justo por ser vecino de ella, justo porque ella es mi prima, justo
porque por mi prima nos volvimos a encontrar, justo nos encontramos, sí, al final
de la historia, cuando a tu juicio, ya habías vivido todo. Cuando, al mío, ya todo se
había acabado… cuando al nuestro, las coincidencias no coinciden.
Amor Benevolente
20 de octubre del 2014

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Hola nuevamente. Te escribo desde una faceta astral más avanzada, más
compleja, ajena al amor concupiscente que enamoró al árbol del sol, y a la semilla
del agua, por un tema de mera cristalización; necesidad propia de la esencia de
un para sí, dirigiéndose hacia otro como objeto de deseo – la hegemonía del
hedonismo por sobre el ideal de un ser operacional, construyendo su SUPER YO,
en función de aquel anhelado sentimiento real, infinito y eterno como el Dios del
altruismo materializado en un simbolismo de totalidad – consensuado como
creador del Universo, universalmente no determinado.
Hola nuevamente. Ni tan cerca, ni tan lejos, ni tan nada. Más bien todo,
mientras el lenguaje quede en mi lucida consciencia, todavía. Mientras recordarte
signifique este inevitable y casi por inercia, desahogo abstraído. Una suerte de
enajenamiento para separar tu realidad ausente, de la constante perceptiva del
instante que pasó. Y desde entonces, no deja de pasar, en un archivo
estructurado y unitario de mi mente, sin tiempo, ni espacio. Así como estas
palabras no renuncian de ser un mundo abstracto, construido para tu certeza y mi
nostalgia, disfrazada de intelectual búsqueda. Búsqueda de una verdad, ¿acaso
ya no he encontrado la verdad? ¿Acaso ya no es hora de avanzar en esta historia,
a un segundo capítulo de mis cartas multifacéticas? De rebuscadas analogías e
impredecibles temáticas en base a hechos tan axiomáticos por la temporalidad
que refieren. De inspiración inagotable, de poesía presuntuosa y metáfora
naturalizando la cursilería ineludible. De verdades tan lógicas que se tornan
subjetivas ante cualquier lectura interpretativa, siendo la verdad más absoluta en
caso de que la fenomenología no sea simplemente el holograma de una
verosimilitud mayor, imperceptible y no explicable mediante conceptos igualmente
originados por medio de la abstracción.
Un hola nuevamente, con amor benevolente – no quiero parafrasear,
aunque esto haya rimado. No es que el juego de sonidos, mi mente lo haya
olvidado, pero… dado que te extraño, y “dado” que tomo sentido, cuando me
enseñaste a jugar ese juego tan divertido… aunque la estrategia no es mi fuerte,
daría todo por verte, ganando en ese lugar. A pesar, de que te amo libre, cerca o

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lejos de tu hogar. Aunque ahora envidie a ese mar, en vez de a ti por ser su
adorno… cuando respires muy hondo, y te hundas en la calma, de espuma y
libertad para el alma. De brisa deslizándose en el viento. De marea en
movimiento, con un tiempo detenido en el paisaje, no olvides que el pasaje,
siempre fue correspondido, porque todo lo vivido, es un río sentenciado, a
mezclarse con el Océano que ya está determinado. Es el ciclo así creado, ¿acaso
esto no es igual? Avanzamos al encuentro, movidos hacía el centro, por la
corriente. La corriente es un ente, de sabiduría no humana, que emana del
firmamento. Por eso te estoy hablando, de astros en todo momento. Planetas en
movimiento, a largas distancias de aquí – aunque los tontos piden esto, mira la
luna y piensa en mí. Porque estará iluminando, la noche, como en aquella
ocasión, sujetos sobre una roca, con marea alta y sin opción. “Tiene vida,
comprobado” exclamé sin duda alguna. Prontamente nos largamos, inminente mi
fortuna. Pese al temor era excusa. Quería que fuésemos olas; bruscas, suaves y
frecuentes, de esas que no revientan solas… quería tenerte adyacente, como un
narrador omnisciente en tal contexto presente. Como al horizonte el mar a su
cielo, olvidando que existe el suelo. Como las gaviotas emprenden vuelo; así
quiero largarme contigo. La vida es nuestra y no pide nada; “si lo quiero lo
consigo”… Improvisando prosigo… nunca seré una poeta. Simplemente te lo
expresó, con la luz de mi ampolleta. Para exteriorizar emociones, que de otro
modo no se expresan, cuando extrañándote tanto, los besos faltantes, me pesan.
Y por las noches mis piernas rezan; ya sólo tiritan por ganas… y recién cuando las
abres, su ansiedad del todo, sanas. Cuando te tengo tan mío, que el roce se
vuelve agua, convirtiéndose tras su aumento, en la represa de Macagua. Una
mujer más, una menos, no va en que sea yo. Va en mi amor benevolente, que tu
alma recibió.
No soy poeta – repito – “poeta” escribió 100 sonetos. “Poeta” más de mil
cartas, que para mí aún son un reto. “Poeta” compró una casa, a la altura de su
demencia, más bella, mágica y grande, que el alcance de toda ciencia. Poeta seré
a mi conciencia, cuando escriba la carta cien, y será porque te amo, y no porque
escriba bien.

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Poeta seré cuando agote, descripciones de tu mirada, lográndolo
tiernamente, sin ser princesa rosada. Poeta de un cuento de hadas, nombrándolo
de otras maneras… a veces lo cursi se oculta, con metáfora y primavera.
Demostrártelo ya quisiera: nadie te amará de esta forma… ni la que aspira a ser
rubia, ni el set de la plataforma. Ni la que hizo lo posible, contradiciendo a la
norma. Ni la que hizo lo imposible y te conquistó en lo intelectual, reduciendo su
relación a un acuerdo contractual. Dejémoslo en que la actual, te ama sin más
razones. Sin dedicar mil canciones, ni ser primeras incursiones. Dejémoslo en
que es así, como sin causa estalló el big bang, como blanco y negro, el ying y el
yang… dejémoslo en que es así - enfatizo – Poeta soy, al recalcar, lo hermoso
que se hizo. Lo bello que creó la vida y por tanto nombrar tus ojos, tal concepto
me valida en cualquier plano ostentoso.
Ve en busca de la tinta con la que trazaron tus ojos, en lo más profundo del
Océano vivo. Allí encontrarás la mezcla de cielo, mar y verde eucaliptus, utilizada
para pincelar en forma de mosaicos, su relleno majestuoso. Y luego, contempla el
sol caer hacía la tornasol superficie, al igual que tu iris color esmeralda silvestre,
antes de cerrarse por un rayo inesperado o un beso iluminado por envolvente
magia – imán de Occidente y de Asia.
Ser mina, la virtud de la alineación
11 de noviembre del 2014
Quiero partir este lejano escrito (lejano, por su distancia temporal, en
comparación a los otros, dada mi falta de tiempo últimamente y mi sobra de
objetivos diarios dentro de este marco tan restringido) advirtiendo que al situarme
fuera de la propuesta del título y por ende, definirme en mi oposición con el
concepto “mina” no estoy siendo soberbia, ni mucho menos declarándome
inteligente, puesto que la capacidad de conocer y sobre todo, comprender lo
conocido a través de elementos cognitivos personales, no depende de tal criterio,
ni mero asunto de género. Es que simplemente lo que me distingue de tan

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despectiva clasificación, es que use mi mente para liberarme, en vez de
someterme a la alineación con evidente tradicionalismo latente, perpetuando de
maneras implícitas y alegóricas, ciertas características que nos distinguen y
separan del hombre, construyendo una identidad supeditada a la voluntad de un
contexto destruido aun del todo, ni del nada, por así decir…
No soy mina, pues no puedo ser explotada como un recurso que se acaba y
después de que esto ocurre, es remplazado por otro. La mina siempre tendrá fácil
acceso, un atractivo inmediato por el material que brilla; un yacimiento de oro que
tarde o temprano se acaba, pero con la diferencia, de que una vez que entran en
ella y la agotan, se puede recrear en base a los mismos patrones anteriores, ¿o
acaso un yacimiento de salitre tiene otro fin que el fin mismo, o sea ser explotada?
La mina se preocupa de su cabello, en lo posible largo y sedoso. El mío en
cambio, si bien en esencia, es mas liso y brillante que el de cualquiera sin
intención alguna de exagerar, ha sido rapado, teñido, decolorado y cortado a la
mala, simplemente porque nunca le di mayor importancia. Mi pelo no sana nunca,
porque mi hijo no se duerme sin tirarlo por lo menos una hora hasta que se cansa,
y antes de ser mina, soy la madre que prioriza su necesidad tan inocente de
sujetarse a algo para sentirse protegido, aunque eso signifique el dolor del
mechoneo.
La mina no tiene necesariamente buen cuerpo, pero sin duda aspira a ello
de dos maneras indiscutibles y consensuadas en base a la experiencia de la
mayoría de los hombres. Por una parte, utilizar el tiempo de sobra, para distraer su
mente vacía de contenido y significaciones complejas, con ejercicio y dieta para
rivalizar con otras mujeres, a gusto de la hembra en celo, compitiendo por el
mejor macho para procrear. Y lo segundo, es reafirmar su ego y
contradictoriamente, reflejar su baja autoestima, con la pregunta de si es gorda o
es flaca, sabiendo la evidente respuesta, pero de todas formas queriendo oírla
para reafirmar su condición de sujeto femenino carente de la indignidad y ofensa
que la reduce a perder tal condición, repercutiendo por consiguiente su propia
estigmatización e inferioridad. Aclaro con estos dichos cargados de certeza, que

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siempre es bueno preocuparse por la estética. Pero probablemente, si te detienes
a mirar a tu madre despojada de vestimenta, veras que por muy linda que sea
ante tus ojos o los del resto; su cuerpo tendrá una cierta evidencia de años de
dedicación hacía ti y tus hermanos. Manifestará la consecuencia de parir y
transformar el cuerpo en pro de una vida, más de una cicatriz o marca, quizá
imperceptible incluso ante los ojos silenciosos de un espejo, como reflejo de los
valores más nobles y no reconocidos del todo que posee una madre. Quizá
incluso si buscases dichas imperfecciones la hallarías más hermosa, así como los
tatuajes lucen mejor cuando simbolizan algo, en vez de lucir estéticos como una
flor dibujada. Y sin embargo, te confieso que mi autoestima no es mejor por lo que
el espejo me muestra, sino que por el hecho de que me acepte tal cual el único
hombre que me vera desnuda. No es que me encuentre perfecta en lo absoluto.
Muy por el contrario, asumo los atributos perdidos y la fuerza de gravedad ya
cumpliendo su misión, por mi falta de tiempo para hacer lo que hace todo el
mundo. Una mujer joven se enfoca en esculpir su cuerpo para reafirmar su virtud
inmediata y fácilmente visible, frente al sexo opuesto, en cambio yo,
desgraciadamente (y no te estoy diciendo que sea mejor o peor) me enfoco en ese
plano intelectual que tanta satisfacción entrega, además de ser la mejor en lo que
la responsabilidad y maternidad dictan, no obstante, tengo una ventaja no mejor
ante aquellas que buscan, teniendo como requisito inicial para encontrar, la
apariencia y el aspecto genérico que irradien. Yo ya encontré y bueno… en ese
preciso instante en que la apariencia importa, me viste con el vientre más
contundente por efecto del embarazo. Me viste irradiando la tristeza de un destino
ajeno al esperado y me viste con el pelo corto, resurgiendo de su exterminio, que
en algún momento de desesperadas ganas de evasión, fue el hecho más
extremista, pero a su vez el más tranquilizador.
Mina, es aquella que tratará de todas las formas posibles de sacarte celos.
“Mina” siempre estará rodeada de “jotes” (no hombres) a diferencia mía que
ninguno me sigue o busca, porque bueno… los perros abundan en las rejas
cuando la hembra esta en celo y eso se transmite en el ambiente. Nuestro
ambiente no es nada diferente al de los animales, así que te puedo decir con

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seguridad que ninguno de esos machos que como bien dices, son bacterias, ha
olido mis feromonas carentes de amor y lujuria, ya que es todo lo contario. No han
percibido mi necesidad o alguna indirecta que les dé el paso y si bien es muy
frecuente que me hagan comentarios groseros sobre las fotos, es justamente
aquel, precisamente aquel el momento de inflexión, en el cual la mujer decide si
dar o no el paso decisivo. Y es también, en ese tiempo de ocio, que tanto minas
como mujeres reales y ficticias, salen en busca de acción nocturna y agrandar su
círculo de gente. En tanto yo, no realizo esa acción de ampliar y conocer, desde
antes de estar embarazada y tampoco me interesa hacerlo, entonces me pregunto
¿Quién podría jetearme en un mundo tan ajeno al de salir a conocer? Las minas
necesitan conocer, mientras buscan aquello que yo he encontrado. Así se
reafirman en esa inseguridad de sí mismas y al mismo tiempo repercuten y
aplazan a pocos meses, dicha inseguridad, una vez que las dejan por otra fuente
de explotación inmediata, porque soy un recurso agotable. Las minas son esas
amigas que conozco tan de cerca; feas bonitas, flacas y gordas; todas con los
mismos resultados, independiente de sus características individuales, situándose
en una misma categoría de género que las distingue por un factor común y
dialectico.
Mina es aquella que ve en su futuro el éxito por su apariencia y el problema
en sí, no radica en el hecho de preocuparse de su figura, sino mejor dicho, obviar
todos los demás aspectos relevantes para constituirse como una mujer completa y
de atractivo a largo plazo, siendo que se reducen a una fecha de vencimiento…
Yo quiero darte muchos hijos y no me importa engordar, ya que en mi esencia se
los atributos que tengo y puedo heredar, a diferencia de aquellas que al revés,
inicialmente y potencialmente no destacan por ningún atributo y operándose lo
consiguen, olvidando que aquello no se hereda ni mantiene. Por alcanzar la utopía
de formar una familia contigo, me da igual asumir lo que ello conlleva en el físico,
mas, si quieres un ejemplo de lo que escribo y a su vez pienso, a mi juicio
personal, mujer perfecta es aquella que toma cerveza con el hombre, siendo
partner, amiga y compañera, lejos de aquella que por cuidar su línea no disfruta y
se limita al papel de adorno. Mujer perfecta (no afirmando que yo lo sea, sino que

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lo que me es más próximo por el hecho de dirigir mis acciones a tal aspiración) no
será bella y esbelta como una mina, aunque se preocupe mucho de sí misma,
porque será la madre de tus hijos, se dedicará a ellos y a su autenticidad, en vez
de seguir un patrón euro céntrico instalado en una muñeca, siendo que la silicona
es para los juguetes y sí… se puede pasar muy bien con las barbies, pero eso no
quita que su cabeza este vacía y al responder a un prototipo global, no pueden
entregarte un discurso novedoso o complementario a tu ideología, a parte de un
pensamiento robado, al igual que su identidad.
¿Sabes por qué no soy mina? Porque no te veo como un ser para explotar,
convirtiéndome en el otro de esa relación simétrica y nefasta. Me gusta explotar
tus ideas, llevándote a razonar junto conmigo. Me encanta indiscutiblemente
hacerte el amor, pero no sin antes relajar tu mente con vaivén de movimientos
intelectuales que nos fusiona y convierte en uno sólo, gracias a esa conclusión
que alinea nuestras opuestas perspectivas de la vida, que siempre desencadenan
en un enlace de conceptos, ideas, percepciones, teorías y lo que sigue... Me
agrada contemplarte sin ropa; la figura perfecta que se forma en tu abdomen y el
deseo de bajar sujetándote de la pronunciada cintura que pese a ser hombre, te
contornea de manera singular, y al mismo tiempo, poder abrazarte y sentirme
plena con un hecho tan sencillo. Hacer de un fin de semana el más perfecto con
tal de que sea al lado tuyo, mientras tanta gente no lo concibe sin drogas y
descontrol. Sin una discusión que reafirme su lugar superior de género, a
diferencia nuestra que transformamos el debate en nuestra filosofía de vida y a su
vez, me diste el honor de transmitirte mis conocimientos al respecto, para llenar
esos espacios vacíos de tu atractiva mente, que otras no supieron alimentar por
preocuparse de aspectos un tanto superficiales.
No soy mina porque pienso; mi libere de las implicancias de ser mujer para
estar al nivel del hombre y demostrar que pese a mis desventajas biológicas,
simbólicas y de producto social resguardado por las mismísimas instituciones des
territorializadas, puedo ejercer un papel docto en una sociedad aun carente de
mujeres. Soy mujer porque te puedo hacer sentir hombre y no simplemente un

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lindo muñeco de ojos verdes, por así decir. Puedo demostrarte que te amo sin
caer en la simpleza y recurrente palabrería de aquellas que sólo pueden entender
el amor abocando al sentimentalismo, siendo que yo puedo reflexionar, abstraer
ciertas representaciones relevantes y transmitirte emociones mediante un plano no
emotivo, para alimentar tu confianza en todos los planos del ser racional.
No necesito reafirmar todo el tiempo que te amo y puedo constatarlo en
estas hojas, que serán la prueba mañana, para que si llega el día en que no
estemos juntos, prometas no nombrarme en esa lista tan amplia en todo aspecto,
pues ellas te hicieron ganar mucha experiencia sin enseñarte nada y la verdad,
sólo se aprende cuando caes en la contradicción e inviertes tus paradigmas. Lo
demás es alineación, evolución instintiva, lecciones… el conocimiento y el
aprendizaje quedan. El hambre se llena, pero vuelve; el espíritu se complementa y
elimina poco a poco sus frustraciones que repercuten en la salud mental,
demostrando su existencia. Tú y yo somos filosofía, el hecho decisivo que separa
la conquista del pasado y constituye la modernidad como única forma de vida. Tú
y yo somos fusión de razas, culturas y pensamiento, unidos por un sentimiento y
mil pensamientos más.
Cuando Mercurio se aferra a la gravedad
24 de noviembre del 2014
Ella era astrologa de toro y lomo – repito en la temporalidad diacrónica derivada
de la asimilación sincrónica de múltiples raciocinios que pierden su temporalidad
material en este mundo tan abstracto y simbólico – y como vimos anteriormente en la
segunda carta de paradigmas irónicamente contrarios previos al des aprender, en la
soledad de una casa asentada en las alturas de una playa onírica, envió un mensaje a
Venus, cargado de metáfora y significaciones que evidenciaban una mentalidad, más
bien ideología, dudosa del amor duradero, más allá de esa idealización y eterno amor
platónico que por el hecho de no realizarse en un plano concreto, podía subsistir fuera
del tiempo, espacio y destino desfavorable.

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Confiada en su signo, “ella” estaba consciente de que materializar la utopía de tal
amor idealizado, sacaría a flote defectos y carencias netamente humanas que en la
práctica conllevaban necesariamente a la entropía de aquel sentimiento inicial. Por
ende, le pidió que en una oscura noche de olas ansiosas y mosaicos melancólicos con
más estrellas que razonar, le hiciese compañía y, compartiendo unas cuantas copas, se
jurarán amor eterno, como quien, borracho habla de mañana, sabiendo que “mañana”
se convertirá en un ser sobrio que no recuerda lo que dijo anteriormente. Le sugirió que
acudiera a su mundo representativo, realidad de la mente expuesta en numerosas
palabras y sin embargo, igualmente real, pese a no ser externa a la mirada. Todo con
tal de al día siguiente marcharse antes de ser descubierto, para que “ella” (ajena a mí
por su forma de pensar, creer y sentir) pensara que fue un sueño; un dulce sueño de
esos en que orientas tus ideales de utopía, sabiendo que pierden sentido una vez que
se concretan en el aquí y ahora. El problema radica en que Mercurio no construyo el
desencadenamiento de los sucesos hasta llegar al presente que ambos conocemos y a
su vez protagonizamos. Resulta además que precisamente fue la sucesión de
acontecimientos la que nos construyó a nosotros, reduciéndonos a seres inertes
guiados como carnada al final de una historia ya creada antes de empezar,
respondiendo a una lógica natural de caudal unidireccional guiado por la corriente sin
alternativa de nadar por otro rumbo. Sucede que aprehendió todas sus emociones a la
única gravedad que la podía mantener sujeta a una certeza y desde ese escenario
reorganizo sus apreciaciones fenomenológicas.
Con errada convicción, se pasó una eterna cantidad de tiempo, pensando que no
necesitaba de nadie para mantenerse sujeta a sí misma y no caer en el abismo que de
todas formas es la base de la existencia, pero no consideró que todo planeta necesita
de la fuerza de gravedad para sostenerse y en ningún caso esa fuerza proviene del
astro mismo. Mucho menos consideró que una segunda fuerza, aquella que la
constituyó como un signo definido en base a sus características específicas, la definiría
mejor que nunca, al dejar de actuar acorde a su esencia, luego de encontrar a ese ser
equilibrado que el rey de la justicia descubrió una vez en el firmamento,
simultáneamente a otros mucho más sabios. Porque “ella” leal a su particularidad astral,
era la astrologa del segundo relato, (sucesor a “Tus ojos en el río”) quien vivía la

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afectividad carnal desde la riqueza mental y sus infinitas posibilidades de reunir
múltiples virtudes subjetivas del propio ser, en un solo individuo, totalmente
desconocido en su verdadera faceta del diario vivir. No obstante, como todas las cosas,
esa innegable mentalidad de géminis tenía una excepción, descrita en todos los libros
de astrología, tan validos como el libro de la experiencia. La singularidad sólo era
apreciable en ciertas acciones inconscientes que daban cuenta del enamoramiento real
y la perdición máxima frente a la autoconsciencia y la noción de los elementos que la
configuraban y daban lugar en el mundo como un elemento propio. Y dichas acciones,
se resumían en cartas, cargadas de expresiones referentes a la emotividad y la intensa
forma de expresarlo. ¿Si nunca puse en duda lo que el signo me dictaba sobre mi forma
de no amar, acaso podía poner en duda la forma de si hacerlo y darme cuenta de ello,
si era la misma fuente reveladora de verdades indiscutibles? De pronto revisé todos los
escritos que llevaba hasta el momento y comprendí por fin que ya no era “ella” sino yo;
una mujer enamorada en su mente y en su cuerpo; una sensación que por fin no era
racionalizada, sino más bien, sentida y vivida intensamente desde el corazón y el
deseo; la fe en lo eterno, tras la resurrección del espíritu, un símbolo dibujado en las
estrellas, ligado a otro elemento de aire y por ende, compartiendo el mismo cielo y su
naturaleza de ser ligero y disperso en su pensar y actuar. En fin, me hiciste sostenerme
a la fuerza que mueve al universo y aferrarme a ese estado de protección, calma y
estabilidad, pese a ser beneficios que antes no anhelaba, ni consideraba relevantes a la
sobrevivencia. Es que la sobrevivencia carece de sentido cuando lo vez tan fríamente y
una vez que el sentido aparece, es porque ya el “sobre” está de más. Es que de pronto
me encontré soltando metáforas, rimas cargadas de una lírica espontánea y
confesiones que a diferencia de la gente en general, pensaba a posteriori de su
creación, como si al escribirlas, fuese un impulso de la esencia e inconsciente
manifestándose, en remplazo de esos factores derivados de la sociedad, adquiridos en
la experiencia y por ende, sacados de discursos ya existentes. De pronto me vi
pensando en ti días enteros, como quien recuerda respirar o mejor dicho (para ser más
específica en la comparación) como quien recuerda cada mañana que no debe recordar
la muerte y así justifica los esfuerzos de las próximas veinticuatro horas. De un
momento a otro, mediados por la noción perdida de una separación entre ambas

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distinciones, otorgando legitimidad a la dialéctica, tus ojos dejaron de ser un adorno
expuesto en una vitrina de Museo y pasaron a ser lo único visible para los míos, por eso
debía robarlos de ese lugar tan amplio donde todos podían hacer uso de ellos y no por
egoísmo, sino ganas de no perderlos de vista. Y me propuse hacer todo lo que
estuviera al alcance de mis capacidades retóricas, para mantenerme firme, cuando
dejaras caer la fila de dados. Use la argumentación y toda la gama de convencimiento
implícito para marcar una diferencia entre moda y estilo propio, es decir, entre aquellas
que constituyen tu totalidad de experiencia y un número de tantos, poniendo en práctica
los conocimientos adquiridos, para establecer en tu amplia comparación, un criterio de
análisis a mi favor que demostrase la verosimilitud de mi amor, reduciendo a las
anteriores, a un mero periodo de sociabilización, mezclado con instinto, puntos de vista
y lluvia de ideas, ensayos sin lápiz pasta, previos al trabajo que dio el educador,
entendiendo a aquel personaje como la totalidad de saberes sistematizados en un
sistema llamado vida que no requiere de entidades mediadoras, ya que se
autoabastece y recrea constantemente.
Vi tus ojos aquella tarde calurosa, por primera vez después de numerosa
ocasiones perdidas en la nubosidad de la memoria. Entonces, supe de inmediato que
ellos le gustaban a mi superficial concepto de belleza, sujeto a una búsqueda
constante de algo realmente atractivo en mi concepto. Los perdí de vista un rato, tras la
despedida inminente, no obstante ellos no se perdieron y retornaron al poco tiempo,
adquiriendo cada vez mayor peso en mi conciencia, manipulándola a su gusto en un
contexto que ahora que lo pienso, siempre fue favorable, porque fue hecho para
nosotros o de lo contrario nunca te hubiese hallado en la misma dimensión, mezclando
el pasado con el presente a gusto de un laberinto determinista.
Hoy te amo y te has vuelto todo. Aun es complicado para mi mente, asumirlo,
pues en ella resulta ilógico ir en contra de lo que el conocimiento empírico y las
vivencias ajenas me han presentado como el camino deudor de fe. Es dificultoso, ya
que siempre he sospechado que tarde o temprano todo acaba y nuestra única prueba
de que no será así, es confiar en base a un contexto vigente, pese a que paralelamente
coexistimos con múltiples circunstancias desconocidas que determinan el mañana. Aun

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así quiero (anhelo) y voy (acción) a aferrarme a dicha confianza para que nuestra
construcción de significaciones se materialice en una realidad concreta, en donde
seamos tú y yo siempre en dos mundos completamente distintos, pero ligados en
esencia: el mundo de las palabras concatenadas en sendas cartas y el mundo que
diariamente vivenciamos al despertar de los sueños.
Paradigma reconstruido
1 de diciembre del 2014
Todos culpan a la naturaleza, a su nombre un brindis de promesas, porque
juramos ser presas de nuestro instinto animal, ¿Qué tal? Que al igual que un animal,
sean infieles e inestables ¿Y acaso no cuentan, notables: gibones, nutrias y
lémures? Aunque esta fe no conjures, cuentan también los albatros, en simbólicos y
drásticos tratos, tan ajenos a los gatos: “hasta que la muerte los separe” hasta que
un cazador les dispare, hasta que incluso este ciclo los pare, como si fuera distinto:
no hay que culpar al instinto del ser singular aun no extinto.
Entonces ya sabemos que el amor es natural, no ese contrato social del sujeto
racional. Entonces ya sabemos, que lo que muchos queremos, es producto de la
esencia y no las frustradas carencias de un ser enviado a fracasar. Tampoco creo en
el azar, con lógica te he demostrado. Nuestro futuro está dado, o el invierno no
llegaría, porque la noche destinada está al día, y las hojas a volar al abismo. Y es por
eso, por lo mismo, que el progreso es un eufemismo. Aunque sería cinismo, decir
que no lo he dudado, reprochando que ha demorado, el tiempo en volver a unirnos.
O debiésemos reírnos, de su crueldad tan clara y suprema. Tan implícita como un
poema, la advertencia un mudo fonema. O debiésemos dejar, de subestimar su
sabiduría o el agua del mar duraría, un día en vaciarse toda. No existiría una Oda al
Océano majestuoso, ni en la orilla los niños curiosos, buscando tesoros y posos,
incautos. Y los barcos como autos, cruzando la pista de cielo, como tus ojos el
anzuelo de mi arisca mirada de juez. Y aunque viniera una diez, y de la diez a la
doce, con sólo sentir tú goce y el firmamento mirando, me quedaría recordando,

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apreciando nostálgica puesta, del sol una tarde de apuestas, con dados sin ropa a
cuestas. Me quedaría de fiesta, bebiendo como una borracha, hasta sentir como un
hacha me devuelve la consciencia. Dedicaría a la ciencia, todas mis teorías, y
aunque con esto te rías, no habría filosofía, ni santas astrologías en las estrellas
como mis guías. ¿Comprendes entonces mi certeza, mi paradigma ya completo, mi
todo de amor repleto, tras encontrar este amuleto? ¿Comprendes ahora mis rimas,
mi lira, en fin, mi palabra? Argumento que certezas entabla, la labia que en mí escrito
te habla. Seguramente comprendes, porque bien se hacerme entender, y aparte tú
has de saber, supongo lo he demostrado. Si un día te hayas atrapado, en el dilema
de Descartes, de todas formas no te apartes, comienza de una certidumbre: Yo soy
de la servidumbre, proletaria de las princesas, cabello negro y también de esas, que
esclavizan al más idiota. Toda Rapuncel me rebota, pues de pensar soy devota y si
tu lista me anota, con un color importante, es porque mi amor es constante, y decirlo
muy pertinente. Es porque el Continente, nos trajo a un lugar ajeno y sin embargo –
concateno - aquí llegamos tras las pistas, contraste de fuentes distintas, tal cual
pintan los artistas, con opalino, óleo y acrílico o un tanto de algún etílico, mezclando
verde y café. Tengo fe, pero no sé, de que cultura vinimos, sin embargo si huimos,
no tiene gran importancia. Ya fuese Londres o Francia, donde el Estado te financia,
haciendo durar dicha estancia que espero con tantas ansias.
Isla amazónica en medio, de verde agua inmensidad, iris de savia claridad,
discrepando con su estambre, de girasol que se abre, al chocar con mis pestañas, y
llega hasta mis entrañas cuando dices que me extrañas. Y estas no son artimañas, ni
exagerada maniobra. Sé que conceptos me sobran, pero contigo recobran. Tampoco
seré recurrente, suscitada por el ente de emotividad estándar. Es tu cabello de
ámbar, es tu alma que abre su reja, tu hermoso cristal que refleja. Todo aquello que
no me deja, omitir cada frase. Es Cupido quien hace estas líneas emergiendo, de un
futuro que va tejiendo el objeto que acaba siendo y entiendo, que tu pasado es la
historia más extensa que conoces, pero hoy quiero que me esposes a los susurros
sin voces del mañana, donde el futuro profana un principio sin final, lo cual desde el
horizonte a Napoleón no resultó fatal. Si total, una vida no es tanto para tanto, pero
tanto amor, con esos ojos de color y el magnetismo en tus brazos, indestructibles los

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lazos, roble de brotes futuros, Occidente y Oriente sin muros y guerra fría para los
burros. Fuimos lentos y sin apuros, sin buscar nada ni planear todo. El determinismo
encontró a su modo, la manera de hacernos uno. Dios me imagino hay alguno,
aunque se llame sistema, presente en aquel poema, de Neruda para Matilde, así
como esto es humilde, una simple reflexión, inundas mi corazón, de pensamientos
hermosos, pues tienes mis ojos color oso, ante los tuyos, nerviosos. Pues tienes
todos los trozos, del rompecabezas espiritual, ya tocarte es el ritual que me vuelve
sentimental
Paradigma de hierro
16 de diciembre del 2014
Quiero vivir como pienso y no pensar como vivo. Quiero asumir que hay un
Dios y hasta lo lógico es relativo. Que mi mayor incentivo sean por siempre tus
ojos y ver a Wolmark y Paulmann de nuestra dicha celosos. Y que ningún
poderoso se sienta tan bendecido, como yo en estos momentos, con el dinero
reducido. Es que ya me has convencido de que Dios tiene que existir, porque de
uno u otro modo resucite sin morir…
Mire de frente aquel templo, criticando su existencia, al mismo tiempo
reflejaba cada una de mis carencias. No era devota a las ciencias, pero tampoco
a un ser supremo. Sin embargo caminamos, sobre el mar y sin un remo. Y sin
embargo al extremo, me convenciste del amor y aunque resulte muy obvio, con tu
mirada, de que hay color. Eres dulzor de picaflor y yo la miel más amarga,
causando en el universo de perfección sobrecarga. Sé que la vida es muy larga,
mucho más que la distancia, y mientras te tenga cerca, hay palabra en
abundancia. Sé también que nuestra infancia, se prolonga cuando rodamos o
cuando hablamos, de la mano, sin saber a dónde vamos. También sé que de
todos los ramos, me has dado las más hermosas, rosas. Como moras bien
maduras, reflejadas en las pozas. Y bueno, entre otras cosas, sinónimo de alegría,
como cerveza fría, con el calor de estos días. De lo alto ruego sabiduría y de lo
bajo resignación, al no poder derrotarnos, como unida constelación. Mi ruego de

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sumisión, ser tu eterno planeta vecino, en nombre de aquel camino que en agosto,
a unirnos, vino. Y combino, estas líneas, pergamino, en fin… con un impulso del
alma, un sentimiento sin fin. Y al tatuarme acepté subir al resfalín, de adrenalinico
salto, corriendo el riesgo de al caer, golpearme contra el asfalto, pues pese a todo
no falto a mi extremismo sensato, de todos modos si no me arriesgo, al parafraseo
me ato. Por ende lo que rescato, de tanta palabrería, es que suele reflejarse en la
acción sin monotonía. Que la reina de brujería, nunca supo lo que era amarte,
porque eso sólo lo logran, quienes conocen el arte…
Al arte de pintar, con las palabras no me refiero. Simplemente al de
argumentar, con ellas cuanto te quiero. Un once del diez al cero, un doce si esto
es sincero y si pensamos una hipérbole digamos que hasta un lucero. Y arte sería
el aguacero, de tus ojos siempre secos, sin lágrimas ni tristeza, sin un pasado con
ecos. Con transparencia sin agua, la frialdad de un muñeco, y al leer esto su alma,
supeditada a este embeleco. Un sentimiento repleto, frenesí de inspiración, hasta
matar al fantasma de tirana Constitución, donde preside el rey del egoísmo, el
político más codicioso, Maquiavelo al nivel de un oso, ese amor supuesto y
capcioso, que muchos confunden. Y allí mismo donde se hunden, en tal política
corrompida, se funden y planean la huida, de un mundo caro y opaco. Con
metáfora aquí te ataco, para que entiendas lo que destaco, las ideas sin recato
que aquí me mueven, ¿puedes sentir como llueven?: democracia y libertad. Y aun
así la verdad, sumisa en todo su ancho, las doce hectáreas del rancho, las trece
del Universo. Tal vez nunca escribo en verso, pues así es que yo converso. Quizá
tampoco en soneto, y sin embargo te reto, a que alguien lo haga mejor. Es fácil ser
perdedor, tras padecer de arrogancia, y sin embargo con ansias, espero que
nunca exista, una carta antagonista, es más, estoy tan segura… Si bien el destino
augura, un cielo sin pasar hambre, aunque mañana se haga inestable y vuelva a
salir la noche. Si se cubre de algún reproche, aun así ya he ganado, no sólo
porque te he amado, sino por lo aquí plasmado, registrado en algún lado de tu
armario colocado.

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Mi paradigma es de hierro. Cuando lo digo no erró. Es su raíz al infierno,
cruzando hasta el paraíso. Sus hojas un Dios las hizo, desde la luna al Costanera,
hasta la navidad venidera, desde la era, ya pasada. El cáliz de tu mirada, el
estambre del hilo rojo, girasol verde de cada ojo y las tristezas que al mar arrojo.
Mi paradigma, reiteró, es de hierro y diamante. Algún material cortante,
como la reja al inmigrante. Sólo dos días restantes, para la fecha de la unión, de
rojo y verde limón, por fin llena de sentido. ¿Tan lejos te habías ido, de mi planeta
estas vidas? ¿Acaso la órbita elíptica, jugaba a las escondidas? Y en vista de que
no me olvidas, y por supuesto yo tampoco, juguemos a los contrastes, como en la
época del barroco. Digámosle al genio loco, ese que nunca se hace notar, que
ilumine nuestras semillas, para algún día verlas brotar. Ahora para acotar: tú eres
lo que más amo. No nos separa ese tramo, desde mi estrella no balanceada,
hasta tu tierra azulada, donde habitaba el hada de la perfección. Mi breve
declaración.
Silogismos
8 de enero del 2015
Seguramente, tras indagar en cada uno de mis términos poco usuales (no
porque yo sea tan culta, sino porque son más referentes al mundo de la filosofía
que a la propiedad de la Real Academia Española) retornará tu frustración al no
recordar dichas conceptualizaciones, sin embargo no te debes preocupar, porque
así como empieza un nuevo año, igualmente recurro a nueva palabras, que esta
vez quisiera que las comprendas a cabalidad o de lo contrario, tendré toda una
vida para enseñártelas, seguramente más.
Si bien bajo tu reinado utópico de dos soles dentro del maravihermoso
contexto y profundidad de tus ojos mezcla de helado sabor pistacho y dulce de
cielo, nace la cursilería tan irracional y mejor aún, inevitable, hay veces que intento
dignificar mis viejas presunciones de mujer lógica a merced de mi esencia astral,
entonces recurro al silogismo, es decir, argumentos que son válidos por lógica…

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Aristoteles o más conocido como “El Estagira” tenía el mejor ejemplo de
esta novedosa palabra. Una ejemplificación que es apropiada incluso en la
actualidad por muchos profesores, obedeciendo a su estructura básica para
explicar estos términos filosóficos que como te mostraré en unos cuantos párrafos,
han hecho historia:
Todos los hombres son mortales
Sócrates es un hombre
Por tanto, Sócrates es mortal (Sócrates fue maestro de Platón y sus ideas
inspiraron también al autor ya señalado)
(Fuente: http://www.batanga.com/curiosidades/3931/que-es-un-silogismo)
Que en este caso sería:
Las mujeres géminis son muy racionales
Las mujeres géminis nunca se enamoran
La única prueba de que una géminis está enamorada es la escritura
Macarena ha escrito más de 30 cartas a Thomas
Macarena sin duda y por absoluta lógica está enamorada
¿Entendiste el juego? Yo creo que muy bien…
Vivimos en un mundo donde todos los paradigmas y certezas han viajado al
abismo de una soberbia que nos pasó la cuenta como especie defectuosa.
Sausurre, por dar un caso convincente, manifestó que el lenguaje era una mera
construcción cultural arbitraria poco fiable, en tanto las teorías de la relatividad
socavaron principios tan concluidos como el espacio – tiempo. Una vez Einstein,
creyéndose – sin egolatría real – el dueño de la última palabra, y aburrido de los
principios de la mecánica cuántica, manifestó una metáfora interesante: “Dios no

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juega a los dados con el universo” entonces pasó el tiempo y Stephen Hawking
afirmó aún más seguro que Dios no sólo juega a los dados, sino que a veces los
lanza donde nadie pueda verlos. De tal frase puedo extraer que no sólo la base
estructural de nuestro universo es sumamente caótica, sino que además no puede
ser conocible si quiera. Lo que debes tomar en consideración es que nuestra
ideología no está perdida, ya que de una u otra forma, quien juega a los dados,
está supeditado por una suerte que existe, o sea una lógica. Una sistematización
observable en nuestras estrellas visibles: las Tres Marías y quizá en cuantas
cosas más… Por otra parte, puedo afirmar basada en genios de la ciencia
(respaldándome con bases sólidas) que el determinismo jugó por nosotros, tan
lejos de nuestro plano espacio tiempo (mística) que somos incapaces de entender
este juego donde al menos yo perdí, pero tuve la revancha.
Los científicos, sin cambiar sus cimientos para construir todo lo demás,
aseguran una explosión sin sentido, disparada sin orden conocido. No obstante,
¿Cómo me explicas ciertas coincidencias que responden a un ordenamiento
planeado y diseñado a merced de una estética pura y consciente? Como concebir
las cadencias (puntos de pausa armónica) o esa búsqueda del espíritu del sujeto
hegeliano manifestando su esencialidad en la historia, a través del Barroco, en
donde el nombre de tal época, proveniente de “La Perla Deforme” dio origen a
nuevas estructuras estéticas, muchas veces en base al contraste de colores y
formas. Y dentro de esa misma dinámica, la genética, la determinación y la
selección de nuestra mente, nos impulsa a buscar el contraste en nuestras
preferencias para continuar con la especie y sentirnos complementados. Y en
caso de ser real la ontología y relacionarla con la instanciación, podemos hallar la
relación entre una sustancia y su propiedad, pero en ningún caso conocer la
esencia de la sustancia o mejor dicho de nosotros mismos, más allá de ciertas
pistas como la intuición y los procesos cognitivos que colman mis certezas
doblemente arrogantes y a través de mí, se manifiestan en esta carta – debo
aclarar que existen cosas inmateriales como el alma y de eso se ocupa la
ontología.

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Aristoteles se encargó de la filosofía primera, a juicio de los más escépticos
a mi inclinación epistemológica, conocida y estudiada por los científicos como
“metafísica” dos polos opuestos y dialécticos a la vez si tomamos en cuenta que
por ejemplo, el Epicureísmo, cree en átomos y vacío, pero sorprendentemente no
dudan en la existencia de Dioses, que por cierto, no están interesados en asuntos
de la tierra. Ellos dividen los placeres entre cinéticos y estáticos. Haciendo alusión
a los primeros en destacar, el goce por la comida requiere de satisfacer dicho
deseo y luego experimentar su falta, en cabio los segundos, afirman que cuanto
más filosofamos, más queremos filosofar. Ahí nos encontramos ante un placer
abstracto y perteneciente a un área de la verdad que no podemos explicar. Y con
respecto a ese universo demostrable, físico y manifiesto mediante
experimentación prolongada, la genética mendeliana hará lo suyo en el juego de
probabilidades (yo lo llamó destruir tus genes superiores y occidentales con un hijo
mestizo) no por magia ni azar, sino por esa lógica que de todas maneras será tirar
los dados como lo hace Dios.
Siguiendo con mi don de la retórica, en remplazo de aquel de tomar buenas
decisiones en mi vida (recién a los 20 años comencé a hacerlo, con el consuelo de
que Einstein fracasó de peor forma en su vida privada) agregaré otro ejemplo que
te ayudará a convencerte de que hay ciertos debates filosóficos que se deben
realizar.
El filósofo John Locke aseguraba que la mente era una pizarra en blanco
que se iba llenando poco a poco, limitando nuestras ideas a la experiencia
sensorial. La problemática que surge es la siguiente. No sé si conoces la Trampa
22. Consiste en que un soldado puede quedar eximido de las misiones de
combate, si se le declara loco, pero si pide quedar eximido está lo bastante cuerdo
para seguir combatiendo. Seguramente comprendiste que si “a” es “b”, “b” tiene
que ser “c”, pero no a posteriori, es decir, no es base a una experiencia previa sino
a priori. Ese comprender de antes de la experiencia se puede explicar de dos
maneras. O la mente realmente viene llena de contenido o simplemente estamos
estructurados para captar de inmediato de una única manera y así nos resulta más

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sencillo vivir en sociedad y establecer un “Contrato Social” del cual habla el ya
mencionado Locke, quien, si bien no me resulta convincente en su primera teoría,
cambió la historia en cierta medida relevante, ya que Thomas Jefferson, (el de
nombre lindo) tercer presidente de Estados Unidos, famoso por su frase célebre:
“El uso de la fuerza no puede cambiar lo que es correcto” fue muy influyente en
plena época revolucionaria, basándose justamente en los trabajos del filósofo, del
mismo modo que Platón, escribió sobre las enseñanzas de su maestro Sócrates,
quien jamás escribió un libro, sin embargo su pensamiento le costó la vida (fue
obligado a beber cicuta) e inspiró a un contexto socio histórico completo. Y en
cuanto a los “Derechos del Hombre” tenemos a su redactor: Thomas Paine:
filósofo y político escritor de panfletos radicales, atraído por la causa radical contra
los despóticos. No creas que estoy loca, pero quien sabe si tu nombre también era
parte de tu destino, ligada al sentido de justicia y ese encanto inevitable que la
Diosa Venus te ha otorgado. Cuenta la leyenda que ella, con su personalidad
ambigua y dual, inclinó uno de los dos platillos de la balanza hacía la belleza
serena y otro hacía la seducción y la lujuria posible gracias a su encantadora
armonía y poder de seducción implícito. Comprendo entonces, que desde ese
momento, puedes convivir con la dualidad de un ser equilibrado, con el cual
compartes el mismo elemento aire y posición en los solsticios y equinoccios del
circulo zodiacal. Y seguramente, como tu estación es otoño y la mía primavera, y
viceversa en el nacimiento, estamos colocados justo a los extremos
correspondientes del firmamento simbólico y desde allí te observo y te pienso
aunque no estés ahora conmigo, por una cuestión de magia y necesidad.
Luego de esta pequeña introducción, creo que podría escribir cualquier
cosa de carácter cliché sin parecer de ese tipo. Creo que ahora cualquier
argumento es válido y mejor aún, no necesito grandes argumentos para decirte
que te extraño de una manera inhumana. Para reconocer que lo que más quería
era volver contigo a Santiago y pasar todos los días del año al lado tuyo, pero bien
sabes que no soy egoísta y prefiero fingir independencia a tu presencia constante,
con tal de que te sientas libre y tengas tu espacio, que seguramente es mejor que
la prisión de mi diario vivir. Y en vista de que me explico mejor de esta forma, que

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hablando cara a cara, debo agregar que sentí rabia al comprender que tú siempre
tendrás la libertad de quedarte solo en la playa o donde sea, sabiendo que yo
estaré en mi casa, sin ir muy lejos, como lo haría otra mujer despechada al ver
que el hombre tiene sus propios planes (no lo debatas que estoy siendo lógica)
pero luego recapacito y me arrepiento de pensar así, si después de todo, somos
seres aparte. Después de todo, seguimos siendo dos mundos aparte y el tuyo en
mayor grado, mejor por mérito propio, ¿Y qué mejor para mí que ver mi triunfo
reflejado en tu libertad y sentirme exitosa por no arrebatártelo? Teniendo esas
convicciones y soportando esta soledad inevitable; no por ser antisocial, sino
porque las mariposas viven apenas un día que parece eterno (la juventud) y a
veces les cortan las alas con anticipación; me alegro de seguir siendo yo misma,
al superar esa añoranza y nostalgia causada por mis emociones y el hecho de
aferrarme demasiado, para no sentirla al extremo de llorar como lo he hecho, al
extremo de que si mi viera Zaratustra o el Rey Salomón, me condenarían a
muerte. Te amo mucho.
No tengo y sí tengo
29 de enero del 2015
Mes 6:
No tengo cabello color escoba, que barre con arrogancia, ni un apellido
aborigen, que presume venir de Francia. Tampoco peco de inconstancia,
infidelidad o mentira. Por eso cuando me tienes, nada me haces con ira. Quien tus
peluches tira. Quien los rompe y masacra. Cualquiera que te haga daño será hoy y
siempre una lacra. Yo suelo tener resaca, beber como el pasto la vaca – si no
toma sangre el vampiro, mejor le claven una estaca – pero fuera de ese defecto,
que en ridículo te ha dejado, nada supera este afecto hacía el gato de mi tejado.
Cada carta que te he entregado, por dado que en el juego he perdido, es amor
que acumulé por año sin ti vivido. Sin que resulte aburrido, deseo ser la primera,
que con el paso del tiempo te dé una relación sincera. Que ella sea una gotera,
alguna olvidada era, y aunque vengan tempestades, como roble, firme madera.

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No tengo casi cintura, pero lo que hay no comparto. Tengo otras cuantas
secuelas, como cualquier mujer, del parto. De todas formas descarto, que la
delgadez me intimide, ¿de qué sirve tal atributo, si de arriba nada mide? No hay
alegría que te convide, nada más la que me has dado, con tus ojos de pasto y
cielo, con tu cabello dorado. Soy la que más te ha adorado y sin que sea
desventaja, pues ante un hombre tan frío, el premio es una migaja. Sin embargo
aquí encajan, tu planeta y el mío. Cuando me rige una estrella, en su constelación
confío. Y bien, ojitos de río, sol cayendo en medio del mar, hasta apagarse en ese
centro, de tu pupila al resaltar.
Ojos de lluvia al surgir en claro otoño sobre petróleo, cuando el pintor creó
con óleo, el reflejo de sus dotes, y más tarde, tras sus brotes, extendió su
firmamento, que tal vez van a arruinar – lo siento - mis pupilas desde dentro, de
tierra, y desde ese momento, una tregua entre el mar y el suelo, para crear un
contraste de castañar y de vuelo. Si te sirve de consuelo, no dejaré que te
arrepientas. Debes sentir la diferencia, luego de tantas cenicientas. Pese a
grandes experiencias, nada parece demasiado, tras hacerte entrever que el
instinto, teórico ha fracasado. Todo esto es improvisado, veloz y sin pensar tanto.
Es la forma más sencilla de prender velas a mi santo. De tu pasado ni me espanto.
Ni con tus lágrimas secas – si somos civilizados así como los aztecas.
No tengo miel en los ojos. La dulzura es de las abejas. Tampoco teñidas las cejas
ni me corto si me dejas. Y mucho menos soy de esas que suelen disparar primero.
En el juego de las estrategias, antes de disparar muero. Y sin objetar ningún pero,
te regalo mi libertad, mi cuerpo aun joven, mi mente, incluso, la eternidad. Mí para
siempre restante, mi inspiración constante y todo lo que me queda. Mi
pensamiento que rueda cuando te pienso o te añoro, en mi alma como un coro y
su orquesta de colores: verde, celeste y amarillo, en juntarlos no me demoro.
No tengo tiempo de sobra, ni dinero para el cabello, sin embargo tengo más
(mi joroba de camello). Ella tiene la esperanza y de la vida yo la cobranza. Del
infierno pague la fianza, y a cambio tengo hoy tu confianza. Como mirar a lo alto,
sin nubes y el sol latiendo, frente a frente dibujado, el cielo que acabas siendo.

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Como ese dorado que adoro, si lloro o si no lloro, tu pelo rizado, ceniza oro que en
mi genética imploro.
No me quiero comparar, con las que aspiran a princesas. Poco duran las
cerezas, de los buitres en sus mesas. Tengo a diario tus sorpresas, tus detalles y
ternura. Dicen que el siempre nunca dura y el matrimonio es una basura, más lo
único que perdura es la ilusión – que invención.
¿Pero sabes? No le temo ni a lo incierto ni al destino – incluso tengo más miedo a
que suba la cerveza y baje el vino – sólo contigo me animo a ser bien
perseverante, como dicen “echar pa elante” o un poema de Cervantes.
La carta de las gracias
5 de febrero del 2015
Para que dirigirme a tu mundo onírico de manera rebuscada, metafórica y
tan rebalsada de sinónimos de uso escaso, si la vida intelectual de una reflexión
en hojas hasta ahora abstractas, se resume en un simple, pero sincero gracias.
Salgo junto a la luna, cuando todavía no se ha ido; llena y redonda como mi
cara y las líneas que la trazan hasta convertirla en algo más que un simple dibujo
de caricatura japonesa. Cuando dejó el ensimismamiento a un lado; junto a ese
negativismo perceptible a la vista de cualquiera, y que por las mañanas charla
conmigo, en un rincón de la mente, conectado a la angustia que deviene en eso
que suponemos es alma; lucho contra esa tristeza y frustración constante que
intento no demostrarte al extremo y sin embargo se hace notar inconscientemente,
casi por inercia. Contemplo el cielo sin contemplarlo de veras. Es opaco y sin vida
fuera de la fenomenología que me otorga la subjetividad, experiencia o supuesta
lucidez, ya que para todos es una ciudad llena de contaminación y a su vez la
esperanza de tener un poco de suerte, como si el paisaje tuviese menos
importancia que el dinero – y la tiene desde que el capitalismo nos rige al extremo
de tachar la gastada frase: el dinero no hace la felicidad.

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Suelo cambiar la frecuencia de mis pensamientos al recordarte o mejor
dicho, visualizarte en ese futuro que anhelo, en algún sitio lejano o no tan lejano,
mientras sea playa, viento o el todo opuesto y restante de la capital. Me imagino y
pregunto cómo serán nuestros hijos y lo mejor de todo es que no es un “serían”
sino un “serán” decidido y demasiado ingenuo, frente a los ojos de la
incertidumbre que el destino controla, disponiendo de las circunstancias que guían
nuestras más mínimas acciones, hasta hacernos sentir libres y culpables de la
realidad que aparece ante nuestros contrastes visuales.
Solía dedicarme única y exclusivamente a pensar en ello, hasta que
comprendí que independizarse no es tan fácil como creemos, y aun así no fue
impedimento para seguir soñando. A lo que quiero llegar con dicha introducción
totalmente improvisada, es que no tenía contemplado incluir el agradecimiento,
hasta que tomé noción de la paciencia, lealtad, ayuda y inigualable felicidad que
me has entregado en estos seis meses, e incluso desde que nos volvimos a ver
hace tres años. Desde ese preciso momento en que me propusiste juntarnos,
comenzó la sensación infantil de mariposas de ojos verdes en mi ser completo. Y
luego de rodar por el pasto, de arriba abajo, entregándome la certeza de mi
inclinación sexual más irrebatible. Y es justamente por esa alegría, paz, equilibrio
y detalles que me entregas. Es justamente por tu belleza y la inspiración que surge
de la nada, desde la carta 1 sin agotarse, como pilas recargables, que
paradójicamente, mi tristeza aumenta, ya que siento que desperdicio mi vida al no
estar contigo, aprovecharte, salir a tomar un pitcher o sencillamente caminar por
un parque, así como los niños cuando juegan y sienten que la vida está completa.
Incluso, por el sólo hecho de estar en tu casa, de noche, ya sea viendo una
película o encerrados en esa escena pasajera de relatividad de tiempo que
significa el camarote, no imaginas cuan feliz soy. Es mi panorama perfecto, la
fiesta que siempre había esperado, la justificación para soportar los once días
restantes aproximados, de encierro y visitas esporádicas, sin poder mostrarte la
faceta que más va conmigo, por desesperación muda y derrota latente.

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No me arrepiento de cada una de las veces que planeé con entusiasmo una
salida nocturna que me habían dicho (y posteriormente también dijeron) que sería
tan bueno… para luego, a última hora arrepentirme, por quedarme contigo a
dormir. Sería como arrepentirme de ser feliz, pese a sentir que es una etapa de mi
existencia perdida, por un padre lacho y por ende sobreprotector que no me
dejaba salir, y la agravante de una hija (yo) que tampoco quería hacerlo, porque
su búsqueda no era un beso en la oscuridad y humo de cigarrillo encerrado como
Santiago en sus cuadro paredes, o la conversación sin sentido con amigas que al
día siguiente se olvida, si después de todo, lo único llamativo de eso era el
alcohol, y que mejor que beberlo contigo; sinónimo de reflexión, historia, filosofía y
un final tan cursi y superficial que se equilibra en tu balanza que busca el punto de
encuentro entre mi frivolidad y lo que mi abuelo llama “seudo intelectualidad” –
agrego con risa. Entre mi racionalidad y la falta de control frente a mi debilidad
más recurrente de espejo redondo, color atractivo y gusto a evasión.
Sin duda tu paciencia es extensa y admirable, pero de todos modos te juro
que mientras decidas aquí quedarte (en el mundo onírico que testifica la utopía en
estas líneas) la razón para tener tal aguante, no será una falta grave de mi parte,
una muestra de deslealtad o incluso una infidelidad, como la entregada por una
mujer que aun así consideraste de relación seria. Y si haber pecado ante su propio
Dios no fue igualmente una falte imperdonable para ti, dada tu tolerancia propia
del signo, por lo menos debió haber sido una prueba de su idiotez, por dar pie al
inicio de la lenta y agónica perdida de un hombre que valía la pena y que hoy me
hace sentir orgullosa. Tras haber soportado más de un año estar con alguien por
lastima, que además me causaba menos atractivo que una escoba y aparte me
avergonzaba. Y así como tú dijiste una vez: “podrías estar casada y tener 3 hijos,
pero te seguiría buscando” yo te digo ahora: “puedes irte un año al ejército o
donde el diablo perdió el poncho, y yo te seré fiel y seguiré enviando cartas para
demostrar que no te olvido”
Podrías dejarme y con mucho orgullo me humillaría por ti, aunque no de
una forma recurrente, o de lo contrario, te hubiese pedido pololeo en la calle y no

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en un escrito y luego, para oficializarlo, en la habitación de Pablo, con vista al mar
y brisa de poemas aun intacta. Podrías incluso recorrer el mismo trayecto que
recorriste anteriormente; cama tras cama, número tras número hasta dejar tu lista
equivalente al currículo de un ministro de gobierno y aquí seguiría, sin
arrepentirme de tu nombre bajo mi ombligo y el segundo tatuaje que pretendo
hacerme para demostrarte de la forma más radical que mi esencia geminiana
soporta, que te amo infinito y podría dar por ti la vida – pero sin dejar la cerveza
obviamente - ¿y por qué? Pues bien, eres lo más hermoso que tuvieron muchas
otras, que hoy tengo y mañana no sé si tendré, ya que objetivamente y en caso de
cualquiera de esas tres variables, eres hermoso igual. Eres además, la prueba
lógica de que Dios existe – argumentare para no tornarme disparatada – puesto
que “obras son buenas razones” y vale más un gesto desinteresado y anónimo
que un auto reconocimiento apareciendo frente al bendecido para tenerlo al tanto
de su milagro. ¿Entonces quien vale más? Claramente el Dios oculto, que no
quiere que sospechen de su existencia y su bondad es tan desinteresada, drástica
y proveniente de una fuente esencial, que a diferencia del humano, no necesita del
reconocimiento de otro – como bien dice Hegel – para auto reconocerse y forjar su
carácter en base a los triunfos difundidos. Ahora, supongo que te quedo claro que
Dios existe, aunque no era el objetivo primordial de escribirte en este instante de
añoranza. No sé porque escribí todo esto la verdad. Sólo quería decirte que te
amo y quiero estar para siempre contigo y por consiguiente, ser la primera en
darte una real relación de 4 años.
29 de febrero y el ego del emperador
2 de marzo del 2015
No niego que Julio César fue un dictador, asesino y tan héroe como ese tal O
´Higgins que vendió nuestra patria al fantasma de su infancia, para así ver
reflejada su carencia afectiva en un país sin padre y por ende, sin identidad propia.
No obstante, se sabe que hubo un emperador mucho peor – para que te hagas
una idea de su nivel de maldad – que una vez coronado en Roma, quiso inventar

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un mes con su nombre, naturalmente agosto. El tema es que no pensó en cuanto
nos perjudicaba de aquí a siempre, por su falta de visualización sobre el futuro y
estos dos seres azarosos y contradictoriamente predeterminados que nunca llegó
a conocer. Este desgraciado quiso que su mes tuviese 29 días al igual que el de
su ascendiente. Por consiguiente, quitando y sumando, alguien tuvo que perder en
el calendario gregoriano (que por cierto acumula un día de desfase cada 3.300
años) y quedar condicionado a los bisiestos. No está de más decir, bajo este
escenario, que la mayor prueba de la lógica son los números, pero como hasta la
relatividad es muy relativa, la falta de precisión de nuestro sistema solar, no arroja
un número fijo de días como nos han convencido seres más prácticos que
indagadores. De hecho, si quiera se trata de un número periódico, aunque se
aproxima a 365,2422.
No pretendo bajar nuestro ánimo con este breve relato de una realidad
narrada por generaciones, registrada en libros y más o menos aproximada,
aunque no del todo al igual que el 365 que supusimos tantos años una totalidad
básica. Más bien, quiero decirte que somos afortunados, ya que si bien no
tenemos cumple mes por un mal cálculo que hizo Dios luego de una borrachera o
quién sabe si incluso, un debate cargado de indecisión con su colega Lucifer; si
estuviésemos en Gran Bretaña, bajo el contexto socio cultural de dos siglos atrás,
mi papel femenino se limitaría a esperar un 29 de febrero para proponerte
matrimonio, pues era, burlonamente, el único día permitido, quien sabe si en
nombre del ya decapitado San Valentín. Y no es coincidencia que la mujer a la
cual se le arrojó toda la culpa fue a Santa Brígida, por considerar apropiado que el
hombre fuese el de la iniciativa para que la mujer ahorrase la larga espera que en
aquella época era soltería segura o fracaso, a menos de que cada cuatro años te
tomaras ciertas atribuciones concedidas por la cifra ya señalada. No es que te
esté insinuando algo – repito – pero te informo que el próximo año, habrá 29 de
febrero…

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Juicio sintético
17 de marzo del 2015
De antemano mil disculpas por dos cosas completamente ligas. Primero
que todo, perdón por no tener el don de la mujer piscis (quizá es la gracia de
aquellas depresivas mujeres) de ser romántica en mis cartas – cualidad más
distintiva y atractiva de dicho modelo de gente – ya que por más que intento serlo
de una manera directa, mi estilo de mente no puede amoldarse a la cursilería
sínica de modo sencillo, y me veo obligada a acudir a meras introducciones de
carácter filosófico, propias de mi presumida capacidad, también apodada por mi
abuelo como seudo intelectualidad, y por qué no, si nada sé… aun me queda
mucho que aprender para ser legalmente inteligente. En segundo lugar, perdón
por ser tan competitiva… tal vez no canto bien con la voz, pero si puedo hacerlo
con las palabras, y en cuanto a dibujar, puedo hacer un intento de doblegar tus
expectativas, pero eso será más adelante, sin dejar de destacar que nuevamente
marcaré una diferencia – no especulo, advierto y predigo como un buen visionario
en su meditación más certera.
Si bien las leyes sólo en algunos casos se pueden verificar, las
proposiciones como “te amo” si pueden resultar afirmativas y opuestas a sus
demás opciones, sin embargo, desde que Popper instaló un modelo hipotético
deductivo, en remplazo de la inducción tan utilizada en la ciencia, podría
encontrarme en una suerte de psicologismo, convirtiendo el te amo, en un
argumento sin grandes fundamentos.
Desde la primera carta, inicie un recorrido de carácter positivista lógico,
buscando una razón de ser válida en esta construcción argumentativa, no
obstante, te tengo la buena noticia de que el mundo se puede decir
lingüísticamente y a su vez, se pueden aceptar los fenómenos como verdades,
tras su misteriosa aparición, incluso los intangibles. Lo que es permanente de
hecho – esto puse en una prueba con nota siete, así que es verificable dentro de
este contexto de pragmatismo – es la estructura de la lengua, la cual permanece

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desconocida para quien la habla, hasta la llegada de una gramática científica, y
aun entonces, sigue permanente el discurso, a cuyo pensamiento impone cuadros
conceptuales que son tomados como categorías objetivas. El nivel simbólico o
inconsciente es la auténtica base de lo real, ya que sólo la estructura permite la
inteligibilidad y claridad de las relaciones sociales. Por ende las estructuras
simbólicas son las que puedes dar cuenta de los fenómenos sociales (patrimonio
psíquico común de la humanidad) La cultura entera es estructura, entonces el
amor es parte de una cultura universal que puede ser demostrable en la sustancia
espiritual y sus significaciones que derivan en un único significado que mueve
nuestras acciones y erra en su búsqueda de sustento material, fuera de las
necesidades básicas del potencial biológico.
Nuestro pensamiento está dirigido esencialmente al conocimiento de la
realidad empírica. Todo lo que se halla fuera de ella está supeditado a entidades
de las cuales no se puede hablar, por ende, vuelvo a tomarme la atribución de
justificar mi amor en ciertas acciones, demostraciones, detalles y razones que te
he dado… el romanticismo en tanto, se neutraliza y difumina en un río repleto de
peces. Dos de ellos se ahogan en su pecera y lo que representan, es un mes sin
tanta suerte como junio. Es que el romanticismo no formula proposiciones con
validez, son simples juicios sintéticos de rebuscadas frases caducadas y
prostituidas. Son meras seudo proposiciones (carentes de sentido) pues mirar las
estrellas y pensar en ti, no sería lo mismo que compararte con una estrella y
esbozar una metáfora con sentido, desde los signos y significaciones que se le
pueden atribuir a los astros en base a cualidades no materiales del ser.
Continuando con las ciencias explicativas o hermenéutica destructiva, es
base de estas argumentaciones que todo es definible en relación a algo. Camino
bueno por ejemplo, es en relación a su oposición camino malo, así como yo soy
en relación a persona estúpida que no supo amarte tanto como a su teñido
mensual.
Pese a que la comprensión está asociada a la interpretación y
hermenéutica, siempre estuvo asociada al oráculo, escrito en metáfora, sin

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embargo la ciencia lo instala en el arte y la poesía. Desde entonces la ciencia y la
filosofía primera mantienen una característica en común: Se guían por la
experiencia y como el mundo aparece ante los ojos limitados de un ente aun no
definible al cien por ciento, y mientras buscan la respuesta por cielo, mar y tierra,
yo te sigo amando.
De fideísmo y lógica
18 de marzo del 2015
Si bien soy un ser social, por excelencia de sepa astral, la misantropía va
conmigo, desde que no conozco otro amigo leal, eterno y de vida. Porque la nada
carece de todo, y de todo, sobran palabras opuestas a la escases, carencia y
lógica incluso. Puede sonar algo iluso, pues pese a la univocidad del hombre y
sumada mi falta de experiencia, tú eres distinto. Distinto, sí, como el verde no es el
negro, pero si es el azul y el amarillo al mismo tiempo, sólo bastándome un
ejemplo para comprobarlo, sin conocer a los millones de otros no variantes del
género masculino que podrían discrepar con tales deducciones carentes de
sentido. Tampoco creo que sea necesario explicar porque el fideísmo remplaza a
la lógica en mi ideología cuantitativamente empírica, pues basta que me digas:
"guíate por el número de dados que hay" y entonces deduzca en mi mente: "en 10
dados hay 3 sextas" entonces me miras con burla y tienes cinco sextas, yo tres
más, en fin, ¿comprendes?
No es lógico haberte encontrado y si sacamos por descarte entre las
opciones posibles en el contexto que mencionaré a continuación por enésima vez
consecutiva, si quiera sé si es más lógica la magia negra o la falta de instinto en
un hombre cuando va por su nueva presa, aunque debo suponer con un poco de
egolatría, que se justifica la excepción cuando se trata de la última. Algo así como
la entropía de la cual suelo hablarte, pero de la cual nunca he hecho una
conceptualización profunda, al nivel de nuestras cartas y el respaldo que ofrece
argumentar desde el dogmatismo en vez del doxo creer humano generalizado.

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Hace cuatro años escuche hablar del término entropía, adjudicado a una
bandada de aves que se dispersaba a propósito, creando un efecto de fuerza
mayor que incluso estéticamente parecía obra de un Dios libra - no está de más
decir que si ese ser supremo existe, debió nacer en octubre, antes del día 21 -
etimológicamente, dicha fórmula tan empleada en nuestro diario vivir (desde que
yo soy tu diario vivir) está estrechamente ligada a la termodinámica, por ende es
muy demostrable, como diría cualquier adulto de esos que describe nuestro amigo
El Principito, como un ser domesticado por la falta de niñez. Consiste en los
intercambios de energía en forma de calor, por parte de dos sistemas que
funcionan a partir de leyes propias, es decir, demasiado originales como para
apodarlas sistematización lógica. La segunda ley de termodinámica, es la que
recibe la denominación "entropía" que deviene de giro cambio, transformación,
evolución… y finalmente desencadena en una suerte de aislamiento, por parte de
los sistemas que tienden al desorden. Este proceso siempre me ha parecido
inevitable y sobre todo, muy necesario, para las trasformaciones que esperamos.
Todos nos regimos por un campo energético y también por la ley "S"
Empero de que Dios arroja los dados donde nadie puede verlos, la
termodinámica es excepcional al extremo. En su juego nunca se gana, nunca se
empata y mucho menos es posible salir de él. Las respuestas respectivas: Con
nada, no se obtiene todo; no se puede obtener tanto como llega y por último,
aludiendo al tercer principio, el universo y su infinitud, alcanzan una única
temperatura, inalterable, dentro de un contexto homogéneo al cual nos sumamos
como seres irreversibles y quién sabe si sin vida o muerte térmica, en un plano
biológico.
¿Para qué tanta introducción? me pregunto mientras te añoro, te pienso, te
extraño, y concluyo que al igual que las cartas anteriores, con lo olvidadizo que
eres, no te servirá de mucho aprender estos conceptos si después de todo tu
memoria tiende a la entropía de igual modo que la galaxia que nos reúne y los
muchos universos paralelos que extienden nuestras esperanzas de tener suerte.
Apenas quise decir con todo eso, de una forma un tanto explicativa, que extraño

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jugar Dudo en la playa, bebiendo cerveza y disfrutando mi pequeño triunfo, antes
de ser derrotada tres veces consecutivas por el maestro que espero algún día sea
derrotado por su más devota aprendiz. Sólo quería comentarte que el amor y el
juego nunca son dialéctica y por ello, todas tus guerras, triunfos y derrotas ligadas
al ámbito de pareja, no tienen nada que ver con lo que espero de nosotros - repito
- de nosotros, no de ti y de mí.
Por otra parte, quería recalcar que vamos a cumplir 8 meses; que hace dos
años y siete meses nos encontramos (el 21 de agosto serán 3 maravillosos años
desde que algo hermoso me inspira) y todo se resume en 41 cartas que siguen
avanzando hacía el misterioso y espero que triunfante fin glorioso de la 100. Hasta
el momento, debo reconocer que Mercurio cometió un grave error al finalizar su
segundo escrito con la siguiente ironía: "Venus y Mercurio serán cómplices por
toda la eternidad, al menos hasta que el hombre amaestre al gato y ese gato me
amaestre a mi" porque la verdad, el gato me amaestro y cada vez siento que en el
firmamento nos volvemos más cómplices, en consonancia con nuestra razón de
ser en el plano metafísico y el secreto de las estrellas con sus señales y símbolos
ocultos. También se equivocó Mercurio aquella ocasión, al decir con arrogancia
que temía conocer la simpleza de tu lado humano, ya que su signo condicionaba
la atracción al factor misterio, idealización e intelecto metafórico. Sin embargo hoy
conozco tu lado humano y me permite amarte aún más, como mujer géminis y
también como simple mujer. Amar despertar contigo en la playa, abrazados,
transpirados, desarreglados y con los ojos hinchados de tanto dormir. Despertar
pensando en cómo administraremos el dinero para sobrevivir un día más y luego
dar paso al hedonismo por lo menos dos veces al día sin poder evitarlo. Por fin
poder compartir con alguien el fanatismo hacía los gatos, aquello que siempre
espere de un hombre desde que conocí tal obra de arte y me sentí incomprendida
al decir que soñaba con una casa llena de felinos, lo cual sin duda alguna, podré
cumplir a tu lado, en cada fogata del futuro, donde acudan a nosotros con
manipulación en busca de comida y los terminemos adoptando.

150
Es que definitivamente Mercurio se equivocó en sus supuestos sobre sí
misma, pues tu lado humano es grandioso y hasta las acciones y rutinas más
básicas como la once y una caminata, se tornan especiales, utópicas, magnificas.
No tengo palabras mejores para expresar la felicidad que poseo en algún sitio
indefinido, por el puro hecho de haber tenido una semana de vacaciones luego de
dos meses de encierro. Estoy segura de que cualquiera me envidiaría, hasta el
ave más libre de las noches festivas. A estas alturas de la vida, ya te has vuelto
todo, el juego, mi ley fundamental, el todo, el mar, la vida.
De versos y multiversos
6 de abril del 2015
Hoy no vengo a hablarte de únicamente de la filosofía primera, como un ser
cerrado de mente, limitado y recurrente, que no tiene capacidades para
comprender, analizar y aplicar aspectos relevantes de ciertas teorías sensatas
sobre ciencias más razonables como la filosofía segunda - así la llamaré - esa
cuestión de no astros, no filósofos, no destino o quizá, todo eso junto, explicado de
un modo más convincente y que a medida que es estudiado, presenta más
paradojas y existencialismo puro. En fin, con esta breve introducción, te he dicho
nada y te he dicho todo. Como siempre no tienes idea de que te estoy hablando, y
si lo descubres, olvidarás los conceptos como siempre, entonces por una cuestión
de ser práctica, me limitaré a contarte las apreciaciones que brotan de mis
sentimientos y sensaciones inmediatas, para desahogar mis carencias rebalsadas
de materia invisible - invisible naturalmente, porque son sensaciones de
circunstancias que jamás han existido, pero no aquí, ¿comprendes?
Como futura periodista debo recurrir a fuentes. Mi fuente es que la Escuela
de Oxford demostró que las estructuras con ramificaciones que yacen en la
división del universo en versiones paralelas de si mismo, semejante a dos
hermanos mellizos previamente a nacer o a la inversa, dos gemelos, explican y
mejor aún, demuestran esta teoría, deviniendo en la siguiente conclusión: vivimos

151
en numerosos mundos simultáneamente, o dicho de modo simplista, en un solo
mundo de muchos otros paralelos.
(Fuente: http://mundo.sputniknews.com/spanish_ruvr_ru/2012_10_08/fisica-
mundos-paralelos-cientificos-descubrimiento/, Científicos demuestran la existencia
de mundos paralelos, publicado el 8 de octubre de 2012)
Segura estoy entonces, de no estar aludiendo a falacias, estupideces,
mundos oníricos e irrealistas, ilusiones o cuentos de hadas con princesas de
cabello largo llamadas Cenicienta, que cuando se lo cortas, se vuelve negro y
crespo; cuando te digo lo que ocurrió con nosotros más allá de esta galaxia, tan
pero tan lejos, que está muy lejos de ser un error de una mente pensante.
Era mayo del 2012. Estaba en una relación por lastima y ayuda a un gran
amigo que se terminó convirtiendo en quien más me ha dado la espalda en esta
vida - repito, en esta vida - entonces decidí dejar de prestar atención a los
comentarios del resto, esos típicos: "no seas mala, no lo dejes, al menos intenta
valorarlo por su interior y no seas tan superficial" y lo eliminé a tiempo, de mi vida
y de mi facebook. Ese eliminar, me condujo a revisar mis amistades y encontrarte
allí, como caído del cielo. Como una señal del destino diciendo: todo a su tiempo,
¿y por qué no? si siempre es así. ¿Acaso no has escuchado casos en donde el
determinismo llega al momento debido y todos se sorprenden y a su vez, sienten
agradecidos de tanto milagro? entonces piensan y se dicen en voz baja con algo
de terror: Felizmente no pasó aquello, felizmente no ocurrió lo otro… un mes más
que hubiese esperado mi destino y estaría perdida.
Felizmente, dije luego de empezar una relación contigo, porque en 8 o 9
veces que nos vimos aquel año en esta dimensión, nuestra sobra de tiempo nos
condujo a vernos día tras día. Además, aquel día que me llamaron ofreciéndome
un trabajo de mesera nocturna, por trescientos mil pesos más propinas, pude decir

152
que si, ya que no fue justo dos horas después de enterarme que estaba
embarazada - eso ocurrió en esta desfavorable dimensión, en donde me vi
obligada a rechazar la oferta laboral, mientras andaba en Metro con el padre de mi
futuro hijo, quien me decía: "no te permito trabajar, será una lata trabajar, pero me
haré cargo de todo"
En fin, comencé a trabajar los fines de semana, con la ayuda de mi tía
Andrea, quien me ofreció gentilmente quedarme en su casa viernes, sábado y
domingo, ya que me quedaba cerca de aquella cervecería en Irarrazabal y en ese
entonces estaba soltera, así que había espacio suficiente para una o dos sobrinas.
Así, en vez de gastar veinte mil pesos diarios en una familia que no me valoró, con
asados y regalos, pude destinar mi dinero a salir contigo, ahorrar para nuestras
salidas a la playa y esos detalles que desde la primera vez que nos vimos supe
que merecías.
Hubiese sido julio del 2013 cuando te hubiese pedido pololeo en las mismas
circunstancias y no dudo que un poco después hubiese quedado embarazada a
propósito y a lo mejor me hubiesen fallado las pastillas a los tres meses como era
el destino. En caso de ser la primera opción no hubiese sido para amarrarte, sino
que para formar una familia con la persona que siempre he sentido segura y
aparte, sabía que era la elección correcta.
Ahora llevaríamos tan sólo un año, pero un año viviendo juntos y casi dos
de pololeo. Hubiésemos tenido una hija medio rubia, medio de ojos claros, medio
pelo liso y medio gorda. De hecho si miras las estrellas con tu vista ya superior,
puedes notar que más allá del indudable e incuestionable planeta del Principito,
aun no descubierto por la NAZA, ese bebé existió. No hay día ni noche que
pasemos separados. En vez de turnarnos semanalmente para cuidar a la Amelia -
así quería ponerle a mi primera hija en ese entonces - viviríamos juntos, como
nómades por nuestras casas y en ese intertanto ahorraríamos ambos para
independizarnos, con la ayuda de todos. Puedo decir que todo es perfecto, porque
pese a no salir - en tal caso por decisión propia - somos felices llevando a nuestra
hija todos los fines de semana a la playa y yo me pregunto con desesperación,

153
que hubiese ocurrido si no me hubiese dado cuenta en mayo que te tenía en
facebook: "las pastillas me hubiesen fallado con el negro" digo en aquella
dimensión demostrada científicamente, "y no lo quiero repetir porque hubiese sido
el infierno mismo, con un hombre que me daba asco, sin tiempo para verte" -
hubiese agregado, agradecida de la vida por ponerte a tiempo en mi camino.
Creo que hoy, como Gerardo está por llegar, me tocó estar en tu casa,
porque mientras estuve con el negro, teníamos ese sistema. Cuando estaba
Gerardo, para no molestarlo con los llantos del Fernando, me quedaba en casa de
mi suegra de ese entonces y viceversa. Por eso hoy estaría en tu casa,
aguardando que volvieras de boxeo o del trabajo, o mejor dicho, nos
encontraríamos en el metro El Parrón, ya que habría podido seguir trabajando de
empaque en Las Condes, ¿y sabes por qué? porque mi mamá no me habría
obligado a salirme de ese supermercado, por andar con un tipo de treinta años
que no le gustaba a ella. Lo hubiese conocido obviamente, pero sin seguir su
juego, sino más bien, viéndolo como un compañero más, con los ojos de una
mujer con dueño, enamorada, sin dudas ni ganas de hacer entender a un hombre,
con infidelidad, que ya no quería estar con él, para obtener como resultado, ser
obligada a desistir de su fuente laboral, depender más de ese hombre y volver a
caer en la lástima por segunda vez.
"La observación parece “aprisionar” un estado particular de la realidad, al
igual que se puede decir que una moneda que gira es “cara” o “cruz” cuando se la
recoge. Según la mecánica cuántica, las partículas no observadas son descritas
por “funciones de onda”, representando una cantidad de múltiples estados
“probables”.
“Cuando el observador mide, la partícula se acomoda a una de esas múltiples
opciones"
(Fuente: http://www.somostodosuno.com/articulos.asp?id=6848, “Somos todos
uno, el sitio del autoconocimiento”, BBC: Universos)

154
¿Recuerdas cuando la moneda arrojó dos veces el mismo resultado? cara o
sello, dos veces cara, el universo a nuestro favor. En el tercer universo, si tuve al
Feña, pero supimos decir sí cuando la moneda nos dio la razón. El problema es
que en otro planeta similar al nuestro, por un tema de probabilidades, la moneda
arrojó dos veces sello, y por llevarle la contraria a esa negativa, dijimos ahora con
más ganas.
Felizmente puedo dormir con la tranquilidad de que pese a mi infelicidad,
pese a sentirme derrotada y arrepentida de mis errores, en otra galaxia he
triunfado por saber decir que no. Y es más. En alguna otra de infinitas
posibilidades, nos reencontramos cinco años antes, aniquilado a priori, aquel
fantasma del pasado que hasta hace poco me penaba incluso a mí, con sus
mensajes que consiguieron el objetivo de sacarme celos y desear más una historia
distinta para nosotros, no obstante, no puedo alegarle al destino, si después de
todo, en otro lugar ha sido favorable y estamos comprometidos, a pocos años de
casarnos, con la aprobación de nuestras familias, que quieren vernos salir
adelante con nuestra hija que tiene la misma edad del Feña.
"Alexander Vilenkin, director del Instituto de Cosmología de la Tufts University, es
autor de una teoría cosmológica que explica por qué nuestro universo tiene una
serie de leyes físicas perfectamente “afinadas” que permiten el surgimiento de la
vida. Así como nuestro universo tiene las leyes imprescindibles para nuestra
existencia, otros universos tienen otras leyes diferentes donde la vida y la materia
inorgánica no podrían existir.
Uno de los aspectos más curiosos de este multiverso es que, al ser infinito, nada
es único en él. Todo tiene infinitas copias en otros universos. Punset, por ejemplo,
es el conductor de Redes en otros infinitos universos. Sin embargo, otras copias
se bifurcan del camino trazado en este universo. Punset, por ejemplo, es el
conductor de un taxi en otros infinitos universos".
(Fuente: http://www.somostodosuno.com/articulos.asp?id=6848, “Somos todos
uno, el sitio del autoconocimiento”, BBC: Universos)

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En este mundo, hay un bebé aburrido, porque su padre lo ve poco y no
tiene niños con quien jugar. Me recuerda mucho a mí, desde el día en que nací
hasta los veintiún años más o menos. Pero felizmente nuestra hija, en la otra
galaxia, tiene la suerte de tener a la Marina y la Marisol, quienes la entretienen los
días en que me quedo contigo, y mientras tanto, podemos salir o hacer otras
cosas, sabiendo que estará bien, distraída y rodeada de gente. Me parece que su
cabello es como el de tu hermana, pues solemos compararlo y peinarlo mucho
para que crezca como el de la verdadera Rapuncel. Me parece que ya has bebido
mucho con mi padre y yo he ido tanto a tu casa, que tu mamá me ha dado la
confianza para contarme todas sus historias de Milko, sin habértelas contado si
quiera a ti. Me parece que Venus y Mercurio han estado en consonancia desde los
orígenes y la falta de sufrimiento a limitado mis cartas, por no tratarse de
emociones desgarradoras y momentos sufridos. Me parece que esta carta si
quiera existe, puesto que te doy las gracias por la hija que me has dado, por la
familia que somos, por salvarme a tiempo de cometer errores, por impedir lo que
sospecho: en una galaxia paralela, tuve un hijo con un hombre que no quería,
quedé sin tiempo, sin trabajo, sin su ayuda económica significativa, y
probablemente estoy llorando mientras te escribo una carta, dada mi falta de
libertad, mi falta de verte y peor aún, la falta de esperanzas que me dejas en esta
suerte de presente inmediato.
Solsticio de invierno, paradigma sin lluvia
6 de junio del 2015
Bajo el solsticio lunar, el ecuador celeste, tan lejos como puede estar de un
planeta como este. El sol que es de fuego agreste, controlado por algún ente, que
lo aleja de la tierra para que se vuelva independiente.
Se acortan las horas del día, para alargar la agonía, de seres que la
astrología salvó con su poesía. Aunque el calor ya no ría, pero tampoco llore, es la
hora de que la inercia del mes ya presente se borre. No es la época de las flores.
Tampoco de marchitarlas. Aunque me resulte bien a mí, para describirlo no

156
encuentro palabras. Dios es bueno para las tablas, más aquí sólo hay transición,
dualidad e indecisión, supeditada a la estación. Y en esta extraña constelación, el
taurino pierde comando, lo terrenal de moda paso, porque el cielo se está
nublando. Porque empieza el cambio de mando, vuelve ese aire de idealismo, el
filósofo remplazar a las ciencias con fideísmo. La vida nos da lo mismo, ¿entonces
que nos importa? Todo lo que sea sensato y al conocimiento algo aporta. Ser la
guinda de la torta, como tomando su licor, al comportarme como loca o exteriorizar
mi dolor. Para beber sólo hay fervor, por la tendencia a los excesos – dicen que
mata las neuronas, como el transgénico los cerezos.
Perdón si soy muy nerviosa, melancólica y emotiva. Perdón si me
entusiasmo tanto y luego nada me motiva. Perdón si soy impulsiva, superficial y
contradictoria. Si tengo tan buena memoria y me aprendo toda tu historia. Perdón
si soy obsesiva, negativa y en todo bipolar, es que nací en mal momento para el
sistema solar. A Mercurio voy a culpar, por ser mi planeta dominante, ventaja en la
inteligencia, faceta más arrogante. Razonamiento que ante, sus receptores no
calla jamás, pues desea saberlo todo y bien percibe la verdad. Destaco esto en
realidad, justificando mis defectos, mis sentimientos tan fríos, cuando los guía el
intelecto. Aunque mi actuar es correcto y los resultados frustrantes, juro ser la más
feliz, si lo comparo con antes, de aquel reencuentro triunfante, de aquellos ojos de
gato, del nerviosismo constante si me miraban un rato.
Nuevamente Mercurio rige. Me siento en mi domicilio. Exaltación positiva,
conmigo misma un concilio. Y desde mayo y su exilio, alineada aquí con Venus,
ahora entiendo el por qué, mi devoción como un negus.
Nuevamente retrogrado, el planeta del lenguaje, por eso venía en mi
equipaje, a la literatura un largo viaje. Y entre todos los pasajes, uno llego con
atraso, es por eso, por tu caso, que lamentándome me paso. Es que quisiera en
tus brazos, haber estado desde antes, cuando el destino se equivoca, ¿a quién se
le pasan partes? Y el signo que más comparte, te viene a decir lo siento, por no
haber postergado, “intentar” para otro momento. Por mi falta de argumento, frente
a celos innecesarios, si el pasado no puedes cambiar, como la impresión de los

157
diarios. Sé que tus nombres son varios, que incluyen todo el abecedario, porque
los más mujeriegos se llaman libra y acuario. Su cifra equivale al salario del obrero
y el pescador, aunque en tu caso no aumenta cuando aparezco de comprador.
Perdón por sentir rencor, en ocasiones absurdas y caer en el juego tonto de dos
mujeres tan burdas. Son discusiones absurdas, pero nunca una pelea. Somos la
relación que todo el mundo desea. Como la crema a la oblea, como el verde a mi
marrón, como palabras a la armonía que vuelve esto una canción.
¿Solsticio de inspiración o frío invierno en verano? El aire en Santiago, un
gran abano, lluvia acida año aun no llueve. Este clima es bipolar, porque el viento
ni se mueve. Lo estático adquiere un relieve, el equilibro es más breve, y en
cuanto a personalidad te puedo jurar, tengo nueve.
Aquí se expresa en abundancia, la que no sabe dibujar. La que no canta ni
baila, pero sabe lo que es ganar. No me puedo comparar, con la de tales atributos,
y sin embargo yo soy, la que en tu alfombra debuto. Mientras ellas siguen de luto,
entrégame sólo un minuto, para decir lo que falta. Con amor y sinceridad, aquí
termina una nueva carta.
El final de la historia Heggeliana
29 de julio del 2015
Tu cabello de trigo bajo la luna, cuando el dorado no brilla tanto, le entrega incluso
más encanto, ante mi manto de aceituna. Fueron cayendo una a una, como
soldados de guerra, desde Japón a Inglaterra, buscando su arpón de fortuna.
Si de finales felices surrealistas se trata, la ocasión es una carta y esta carta
lo amerita, por ser el final del primer capítulo de esta historia, de nuestro encierro
voluntario en la cárcel de la literatura y semántica adornada, de nuestra sumatoria
sistemática para apostarlo todo por el penúltimo peldaño – quedan cincuenta
cartas y un poco más para saldar la deuda – como verás, la mayoría pierde la
fuerza a mediado que sube, a diferencia nuestra, que asumimos como inminente
el fin glorioso, o al menos yo, me fui enamorando más y más, para darte una

158
aproximación, como la siguiente comparación. Un enero constante, en la fecha
precisa, conjunción eterna de Mercurio y Venus, iluminando a la distancia
ópticamente irreal. El desenlace de una carta para darle un final redondo a la
concatenación de este periodo de tiempo, entre el 21 de agosto del 2012 y el 29
de julio del 2015, a pocos meses de sumar tres años desde el reencuentro…
finaliza con el primer mensaje de Mercurio a Venus, respondiendo la siguiente
interrogante, ¿qué pasó con ese debate constante entre la falta de determinación
de ambos y el deseo intenso de estar juntos, pero aguardando que el otro tomase
la iniciativa, para no contradecirse con su ideología anarquista dentro del plano
amoroso?
Recapitulemos para saber el final:
Ella era astróloga de tomo y lomo. Cuando observaba el firmamento alzarse
en la noche más oscura de su soledad, no veía ninguna estrella dibujar la palabra
ciencia y aun así el universo y los planetas le resultaban sumamente complejos e
interesantes para considerarlos como tema relevante de análisis. Era tal su
fanatismo que ideo su propia teoría de entendimiento acerca de los astros; dioses
que marcan nuestras vidas de principio a fin. Una técnica de adivinación infalible al
momento de describir a alguien sin necesidad de oír su nombre por vez primera.
Bastaba una sencilla pregunta ¿Qué signo eres?
“Libra” contestó él en aquella ocasión, percibiendo el brillo de mis ojos al oír
su respuesta. Entonces comenzó una larga conversación, a juicio del escéptico,
basada en adivinanzas…
- ¡Excelente! Somos de los más compatibles del zodiaco, porque Venus y
Mercurio son íntimos amigos planetarios
- Y nosotros igualmente amigos – contestó esperando que mis argumentos lo
convencieran o al menos interesaran más en dicho asunto
- Podemos caminar horas, conversando sin aburrirnos. Los estudios al
respecto concluyen que hay una magia entre nosotros, ¿pero sabes a qué
se debe?

159
- Me imagino. Somos tan iguales que llega a dar miedo
- Somos muy cambiantes y defendemos nuestra libertad a muerte. Por otra
parte las relaciones amorosas muy superficiales no van con nosotros,
porque ambos necesitamos de estimulación intelectual. La conversación es
muy importante, lo es todo.
Con el tiempo, logre convencerlo de aquello que di por hecho sin necesidad de
comprobarlo. Éramos como dos soles iluminando el abismo de nuestra falta de
determinación. Mi hiperactividad no permitía que estuviera quieta por mucho
tiempo, no obstante, él estaba allí para entretenerme, entregarme el equilibrio de
la balanza inserta en su esencia y estar dispuesto a escucharme con su inagotable
paciencia. Pero no todo es magia y nuestros defectos salieron a flote. No teníamos
el valor de tomar decisiones por miedo a someternos a la inminente rutina que
otorga el compromiso. Finalmente, la ambigüedad de nuestro lazo, demasiado
perfecta para reducirse a una simple relación formal, me llevó a escribir una carta
casi por inercia…
“Cuando el sortilegio lunar rige el día de nuestra llegada, no hay variantes
ajenas nadie puede cambiar nada. Y entonces te encontré aquí, debajo del mismo
planeta; sociable, libre y sereno (así te plasmo en mis letras) Pero este cielo es
variante y la realidad imperfecta. La tensión muy constante, finales felices que
apestan.
No creo que los polos opuestos sean los que se atraen, y sin embargo son estos,
los que resultan y no caen. ¿Por qué me dejaste tan libre? ¿Así como siempre
soñé? Sin intentar atraparme, querer atarme o no sé… tu insistencia hubiese sido
mi mejor contradicción, gato libre que se entrega maullando a su prisión. Por el
contrario actuaste, de la forma más correcta, porque antes de encontrarte el amor
era mi apuesta, un sutil contraste entre pasión y adrenalina que jamás habría
deseado convertir en mi rutina. Por eso marcado en mi esencia, signo y profunda
reflexión, estaba alejarme de quien me produjera opresión. ¿Pero qué pasó
contigo? Si éramos tan iguales, tan malos en cierto aspecto, tan poco
sentimentales… La respuesta la tuve hace ya algunos momentos, mis
conclusiones son tales que abundan los pensamientos. No tuvimos la fuerza para

160
cambiar, y si alguien debe sufrir, a otros les va a tocar. No hemos perdido la
guerra, aliados podemos ser, como cielo y mar son cómplices sin poderse
conocer, porque colores tan iguales juntos se pueden perder. Si aún no logras
percibir la magia que se ha ido, y aun así este cariño la pena sin duda ha valido.
¿Por qué serás en mi mente, sueños y pesadillas? Una ilusión desvanecida en
humo de cigarrillo. Una sombra de mi alma que jamás durmió conmigo. Algún
castigo del tiempo que no te puso en mi camino. O la palabra más simple, amigo.
Dejémoselo al destino, diría si en él creyera, aunque en verdad ahora quiero,
pensar de otra manera, y contemplar un instante, mera emoción que creaste, con
tu mirada clara que refleja mi semblante. Por ahora seguiremos corriendo por los
tejados, quien sabe si enamorados, quien sabe si acostumbrados… o
simplemente arrancando de un compromiso serio, para beber unas copas y volar
por nuevos cielos. Así se disfrazan las rosas que no quieren ser robadas, con
metáfora sencilla te he dicho lo que pensaba. Pues claro, espinas, lucirnos en las
vitrinas, de un mercado que no nos gusta, la sociedad está en ruinas y ciertos
lazos asustan, ¿pero cómo pudo ser? Soñar instantes malditos, amaestrarme sin
perder. Abandonar la delicia, de un nuevo rumbo emprender, ya que así lo quiero
hacer (igual que cientos tal vez) y antes de que me atrapen, de los gendarmes
correr. De todas formas considera que me detuve un instante, en la calle de la
esperanza que en mi ser alimentaste. No me cansé de esperarte. Sólo llegaron
por mí. Así suele pasar con flores y con mujeres. Por las flores los amantes, y por
nosotras quien no debe. Irónico al parecer, porque te podré tener, en un lugar más
hermoso, más digno que el del placer. Serás la ilusión compleja que no he de
poseer. El anónimo de la Violeta que se marchó sin retorno, un poema de Sabina
con libertad de trasfondo…
En los escritos y poemas están los grandes amores, y más fuerte que el deseo,
quienes causan dolores. O mejor dicho se alejan del ámbito social, algo que la
metafísica aun no logra explicar. Así te quiero en una hoja cuando contemplé el
bello mar. Así te quiero en cada tarde que nos podamos juntar. Así te veo en mi
futuro, no te debes alejar. Así lo acepta mi orgullo, pues no te pude domar que los
gatos de ojos brillantes tienen alas para volar. ¿Pero sabes? También las tengo,

161
romántica mi frialdad, lo que plasmó y lo que vivo, carece de realidad. En un
mundo oscuro, el que apenas se confiesa, en la mente y en las sombras de mis
faltas y promesas. Qué fácil mentir, decir te quiero o te amo. Un beso muy frío dar,
palabras necias, te extraño, y no sentirlo en verdad. Cuando escribes es el alma,
si aún la tengo, me han dicho que soy mala y de asumirlo no me abstengo. Me
gusta el juego de enamorar, a mi victima analizar, hasta dónde puede llegar y así
me ego va creciendo. Es un gran desafío. Luego se pone a llorar y en mi bondad
desconfío. Te lo prometo, en el fondo no es maldad. Me contradigo, una vez más.”
“Al fin asumes que me amas” fue la respuesta contenida en el interior de un
enorme sobre que por su apariencia, supuse que era apenas el título de una
extensa reflexión. Y más resumida aun fue mi contestación, en un envoltorio
excesivamente grande para continuar la estética del juego. “¿Por qué crees eso?”
Aquella interrogante marcó el inicio de mi suspenso que duró una semana y como
el tiempo es relativo, juraría que fue un mes
“Si bien para tu signo el amor por lo general resulta un juego, todas mis
lecturas coinciden en un hecho. Cuando géminis se enamora saca a relucir su
lado más romántico, expresando sus ocultos sentimientos con la palabra y cartas
desgarradoras en vez de efusivos abrazos y besos. También te gustan las
historias de amor, pero de uno específico. Aquel que jamás se concreta, puesto
que tienes el don de moldear el amor físico a tu antojo en el plano de la
imaginación. Resulta muy conveniente… a un amor platónico no le debes
fidelidad”
¿Cómo podía explicarle sin redundar en términos confusos qué en todo
este trayecto le había sido fiel? Al menos en el plano fundamental que es la
fantasía, dormía con él cada noche puntualmente a la hora de despertar de la
realidad para echar a volar los sueños.
“Fidelidad no es cuando el perro obedece a su amo por un simple asunto
de dependencia, ya que sabe que este lo alimenta y lo refugia del peligroso
mundo que esta allá afuera...Es más bien cuando el gato; libre, indiferente y

162
estratégico para encontrar siempre un nuevo esclavo en cada casa, teniendo la
posibilidad de elegir y correr libre como el viento sin requerir de nadie, decide
quedarse con un "dueño" o mejor dicho, dialéctica de reciprocidad en la cual se
necesitan mutuamente superando los límites opresivos del ser humano. De lo
contrario, se reduce a un mero conflicto de interés. Sólo sin amo ni mascota existe
lealtad.
En un sobre aparte, incorporé mis últimas palabras para sentir que no
faltaba nada que decir. Al menos eso supuse…
El tren pasa deprisa, ¿ya lo has notado? Parecería que no, porque estás
ahí parado. De pronto resulta que sí, al fin lo has avistado. Pero detente, insisto.
Tan impaciente nunca te he visto. Subiremos triunfantes cuando llegue el día,
finales felices tendrán melodía y marcharemos lejos como gaviotas, llorando y
riendo como dos idiotas mojando en las pozas sus botas. Mientras tanto disfruta;
si te gustan las santas o las prefieres astutas. Has que sufran todas por tu
indiferencia, y con paciencia, enseña el camino a la salida de tu puerta. No te
golpeara a menos que sea terca, ¡da igual! Una nueva se te acerca, en tanto la
mejor te espera al final del vagón”
Los años pasaron naturalmente. No viví como pude sino como quise.
Compañía en las noches frías si mi cambiante personalidad pasaba de disfrutar la
soledad a necesitar de una buena conversación o por qué no, algo de pasión
fugaz…
Al igual que Neruda hallé mi inspiración perdida en la contemplación del
mar desde el ventanal de mi casa, construida sobre un cerro tan empinado como
el poder expresivo de mi mente. Y desde allí, recordé infinitas veces el color de
sus ojos, de un verde intenso comparables al de los gatos, asumiendo que las olas
los arrastraban cada vez más lejos en el plano geográfico devolviéndolos
convertidos en tristes poemas y escritos que nadie leería.
Un instante cualquiera de tantos que he sabido sobrellevar conteniendo la
euforia de lo sorpresivo, nos topamos en el mundo construido por las letras y sus

163
códigos secretos que juntos inventamos. Sin extenderse demasiado, me dedicó
estas palabras.
“He conocido tantas mujeres como problemas una vez que las consigo y
me quieren atrapar. Por eso hoy más que nunca te doy las gracias por ser la única
a la cual entregué cariño incondicional por qué brotó de mi alma en vez de estar
condicionado a un título tal como noviazgo.
Pd: ¿Aun me esperas al final del vagón o podemos acortar el viaje?”
“El final del vagón no es el dulce desenlace de una novela ni un momento
determinado por la finitud de nuestro tiempo en el plano terrenal. No quiero que te
vuelvas algo circunstancial en mi historia; aquellos amores que sólo atraen hasta
que los consigues y entonces se vuelven rutina para quienes odiamos la inercia y
la estabilidad. Si gustas puedes venir una noche cualquiera a hacerle compañía a
mi soledad bajo la luz de las velas, mientras nos dejamos llevar por el sonido de
las marejadas siguiendo el ritmo de nuestros latidos. Te besaré con locura y juraré
que te amo. Hasta podría sentirlo llorando de emoción, rendida ante tu
hipnotizadora sonrisa y el dulce ron que beberíamos. Pero con la condición de que
a la mañana siguiente te levantes sin hacer mucho ruido para que crea que fue un
sueño. De lo contrario no regreses.”
PD: Sin principio sin duda no habrá final entre nosotros. Por eso no intentes
quedarte a mi lado y deja que esta ilusión perdure, más te amo demasiado como
para remplazar la idealización por la simpleza de tu lado humano”
Ni tan contradictoria, ni tan lo contrario, diría un lado de mí que ya está completo,
al recordar como Mercurio tomó finalmente la iniciativa, en nombre de años
perdidos ansiosos de ser recuperados, como fortuna desteñida bajo las aguas
saladas del Pacífico, rebalsadas de iluminación para los poetas que regresaron a
la corriente de la vida después de recorren la arena, espuma y horizonte, con
palabras imperecederas que sólo brotan de una mente inteligente, siempre y
cuando tenga la capacidad de amar; amar la vida, amar el amor o simplemente, en
el mejor de los casos, amar lo que inspira todo aquello:

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Te escribo desde mi casa sobre las alturas que paradójicamente me alejan cada
vez más del cielo añorado. Ha pasado un tiempo prudente, para dejarnos llevar
por las olas, antes de que la hora siguiente te devuelva a tu guarida de lobo feroz
maullando siempre a distintas lunas, sin embargo, este deseo tan carnal,
teorizante, que peca sólo de idealista, no se desvanece, ni cuanto estoy ya en tu
lista - ¿pensaste que rimaría? Aguarda, no todavía… He pasado, como veras, a
estar en ella de una manera extraña, como si la ficción superara la realidad y las
películas se convirtiesen en una extensión del mundo desencantado que nos vio
crecer hasta convertirnos en aquel ser completo que nuestros padres jamás
lograron llenar con sus mitades inexactas. Te digo esto, porque le hice el amor
tantas veces a tu espíritu lúgubre, sombrío y no estrenado, que tu cuerpo olvido la
manera de desenvolverse ante la lujuria perversa del pan de cada día. Porque
pensaste que no podrías descargar la frustración cada vez más contenida del
deseo biológico, carnal y reprimido, único aspecto que faltaba para declararnos
uno, en el universo ególatra que giraba para vernos reír durante instantes
quiméricos e inolvidables.
Tal como nos advirtieron los sabios astros, nuestra compatibilidad dejaba al
descubierto el mayor defecto de nuestra esencia. Decíamos ser tan libres que
ninguno era capaz de tomar la iniciativa, y no tanto por temor al fracaso, que por
evadir la contradicción con nuestra ideología revolucionaria en el plano de las
relaciones, pese a que con el resto preferíamos correr un riesgo de inminente
fracaso. Pero luego de lluvias contaminadas de risa, bajo la brisa que un árbol
alejaba, en Parque O´Higgins aquella tarde. Y luego de mil kilómetros mareados
en Bustamante, con sabor dorado y aroma malteada, me sentí más sobria que
nunca, para atreverme a recurrir al mundo simbólico y pedirte dar el primer paso,
en tanto me preguntaba si el siguiente peldaño ya estaba construido de antemano
o tal vez se iba creando en el mismo momento (lástima que la respuesta sólo se
encuentre al vencer las paradojas de un viaje en el tiempo hacía el futuro).
Por un instante, Mercurio le dio la espalda a su propia casa. Aquella que le
otorgó el título de racional e intelectual, sin más mérito que el de haber nacido un

165
8 de junio, en una tarde tan gris como el color que la rige, representando el
pensar. Así, se dejó llevar por la impulsividad y los celos, para luego reflexionar
sobre las implicancias de remplazar la idealización por el diario vivir, con la
siguiente carta:
En un instante de ensimismamiento, mezclado con nostalgia fugaz de una de las
mil emociones que experimento en el día, por culpa de la bipolaridad que rige una
esencia totalmente desfavorable, recuerdo una conversación muy relevante para
el contexto en cuestión. Un agradecimiento muy educado de tu parte, en un
instante de anarquía amorosa, el cual supe trasladar al mundo surrealista de la
metáfora indiscreta y la estrategia implícita de equilibrar mis deseos más
profundos, con la lucha constante contra los defectos que nos rigen a ambos por
tema astral. Hoy, después de más de treinta cartas, que remplazan a la palabra
meses y años, por tratarse de un universo paralelo que a diferencia del resto de
las mujeres de tu lista, construí con intelectualidad y reflexión dianoética, en
desmedro del sentimentalismo barato y la charlatanería gastada; releí la segunda
carta, quien sabe si la más cuerda, realista y simbólica, puesto que la respuesta a
esa pregunta, se dará a conocer en la carta cien, dependiendo del azar, el
determinismo y un poco de ciencia si tal concepto aun me guarda rencor por
desmerecerlo con analogías tendenciosas.
Mi presumida naturaleza ha cometido un error... A diferencia de las mil veces que
te he ganado, otorgando un mayor reconocimiento al hecho de que el aprendiz
supera al maestro, no he calzado en los dados de mi esencia supeditada a un
signo inestable y necesitado de idealización para subsistir en el plano carnal. He
errado rotundamente, ya que es justamente ese choque tan confrontacional de
nuestro lado humano; mis celos insólitos por hechos de tu pasado fantasmal
irrelevante, el rencor por una realidad no ajustada a las expectativas, esa
discusión escasa pero latente, reprochándote no haber llegado a tiempo y
competir en moralidad, lanzando frases irracionales, aquello que reafirma la
confianza, el amor y la reflexión pragmática y reconfortante de dos seres humanos
conviviendo en la cotidianidad de lo no lírico - no surrealista y no mágico, pero
igualmente fantástico por la capacidad de abstracción benefactora. Gracias por tu

166
paciencia, calma y sumisión ante los fines que persigo y logro de inmediato,
cuando mi legítimo alegato, que aparenta espontaneidad, logra su objetivo de
salirse con la suya, para que tu pasado se aleje, para que mis celos mueran y te
sienta cada instante más mío y eterno. Gracias por hacerme cambiar de opinión,
aunque sea una vez en la vida, después de mil más, en que mis paradigmas
entran en un devenir a la entropía absoluta y asumo la estabilidad de estar más de
un año a tu lado, como la bendición de ese ser supremo que no desecho del todo
cuando la inspiración acude y concateno las palabras precisas en una lluvia de
ideas interminable, para la cual sólo necesito imaginar tus ojos verdes y la energía
que ese color entrega al mundo un tanto opaco, un tanto inerte, cargándolo de
significaciones positivas que me vuelven más dominante y extrema en aquello que
carecía por no tener algo a que querer aferrarme. Y me aferre tanto a ti como me
pediste una y dos veces, tanto que me volví la compatibilidad entre ambos,
descrita en cada página digital, materializada esta vez en el diario vivir ilógico y
concreto. Y todo para hacerle un favor al destino, que nos ironizó en la apuesta
cara y sello para inducirlos a la perentoria relación, cuando los finales felices
aguardan, te conllevan a su fin, y este por sí mismo se conduce hacía el en sí. Es
hermoso despertar y saber que la voluntad del Dios simbólico concluye en el
presente favorable, más hermoso despertar contigo la mayoría de las mañanas,
cada día más lejos del antes, para construir el después sin dudar en su inminente
desenlace que al mar vuelve celeste.
Mercurio entendió por fin y con orgullo, que la mejor parte de la historia no era la
idealización, sino mejor dicho, sentirse amaestrada por el gato y al mismo tiempo,
ser su dominación voluntaria. Despertar con él cada mañana, con el cabello
despeinado, sin pintura, ni brillante belleza de arreglarse una hora para cumplir el
propósito de conquista, que ya era algo seguro, pero bien cuidado, en búsqueda
constante de detalles y sorpresas por parte de ambos. La mejor imagen acústica
era la confianza exagerada de ir juntos al baño y conocerse cada vez más, a tal
extremo de leer la mente de su gran oponente en el juego del dudo, para
destronarlo y bajar por un minuto su ego refugiado en la humildad aparente. Y
finalmente, la verosímil mejor parte era saber que pese a ese lado humano, las

167
discusiones no existían, y el pasado que les causaba malestar, especialmente al
planeta inquieto y frenético, cada vez se tornaba más lejano, como una verdadera
gota de agua sucia, flotando en medio del oasis perfecto de tus ojos verde agua.
Y para dar fin al primer capítulo, cito a mi Dios ideológico: "Hemos de contemplar
la historia universal según su fin último. Este fin último es aquello que es querido
en el mundo. Sabemos que Dios es lo más perfecto. Por tanto, Dios sólo puede
quererse a sí mismo, y a lo que es igual a sí. Dios y la naturaleza de su voluntad
son una misma cosa; y ésta es la que filosóficamente llamamos la Idea."
II En la práctica
De la teoría al día a día
31 de agosto de 2015 (3 años y dos días desde el reencuentro)
Cuando tenía seis años lo conocí. Era vecino de mi prima y jugamos un par de
veces. Al reencontrarnos, yo cargaba con una vida de soledad y tres meses de
embarazo. Para consolarme, imaginaba que en un universo paralelo nos
habíamos encontrado a tiempo, pero como el amor no se rige por más leyes que
la de su voluntad, hoy seguimos jugando, junto a un niño de casi tres años.

168
Ya pasamos esa etapa teórica, idealizada y conceptual, de la cual pocos se
salvan, así como la peste negra arrasa con ciudades enteras y la aleatoriedad de
su elección, hace a sus sobrevivientes sentirse afortunados.
Ya no estamos para Venus y Mercurio. Yo sigo siendo la misma, naturalmente,
pero un poco más real, colocada en el escenario, después de tanto soñar con
pasar a delante y debutar en esta obra más improvisada, a merced del día a día,
nuestro humor, circunstancia y enfrentamiento de lo cotidiano con lo sorpresivo.
Me explico. A un año y más de dos meses desde que el mundo lírico fuera testigo
de mi petición de noviazgo primeramente escrita, no es necesario explicarte que
nuestras peleas ridículas y con más contra debate que hechos concretos se deben
a mis brucos cambios de ánimo, a como mi inconsciente se descoloca con el
equilibrio y su armonía, o simplemente, a reflexionar mucho sobre el pasado,
convirtiéndolo en celos innecesarios y reproches, cuyo fin es la irreversible
condición de los acontecimientos. Ya no necesito argumentar el porqué de mi total
culpa frente a dichos episodios, porque no quiero repetir por enésima vez que soy
muy géminis, después de dejarlo tan claro en tu mente, como tus ojos. Tampoco
pretende, contarte como pienso, reflexiono y concluyo, pues no hay nada que
demostrar, ni agregar: después de todo, logre convencerte de mi inteligencia
literaria, mi concepción existencial fundada en filósofos específicos, la
verosimilitud de un sentimiento justificado en la defensa constante de una tesis y
por consiguiente, el pragmatismo más extremo que me rige por tus acciones y no
por un planeta distante y simbólico. He logrado destronar a la reina de los
recuerdos relevantes, de la experiencia primera y la legalidad a voces. He
aniquilado la imagen ficticia y tan errada de amistad con una mujer que por muy
escorpión que fuese, no tenía un veneno más poderoso que mi poder estratégico y
manipulación de la realidad, como cuando en los dados digo cinco sextas y en
realidad sólo tengo una (aunque nunca entenderás a que me refiero con esto
último, a mi juicio debiese ser aplaudido)
Hoy somos los mismos, pero distintos. Lógico, paradójico y contradictoriamente
correcto. Cuando peleamos seguimos siendo los mismos, pese a que sea un

169
espacio nuevo de interacción. Las mismas almas caracterizadas por sus ganas de
debatir y ganar finalmente. Bueno, como futura periodista, tengo fuentes para
respaldar mi afirmación. Nuevamente recurriré a los signos, lo siento… es sólo
que hemos repasado características, compatibilidad y uno que otro dato
reafirmante de la materia prima de nuestra personalidad, como quien asume que
el agua dulce proviene de los ríos, y sin conformarse con tan vago conocimiento,
se dirige hacia sus orígenes (base para que el resto del proceso se desarrolle), sin
embargo, en vista del panorama actual, es preciso señalar algunos tips
(completamente verosímiles, como verás) para que aprendas a tratar conmigo
cuando me enojo y a su vez, justificar nuestras posturas y comportamientos, como
una condición innata de nuestra esencia y no como un defecto fácil de evitar. Aquí
te dejo una fuente que apunta a la certeza, como siempre, y sé que te van a
sorprender.
A veces estaba oscuro y a veces claro, y entonces tenían mucho frío y luego
demasiado calor. Es entretenido contemplar a dos signos de Aire, como si fueran
trapecistas en el circo. Sus acrobacias mentales pueden ser deslumbrantes y
vertiginosas. El aire es intangible, invisible, siempre se mueve por todas partes… y
por ninguna. Como los Libra nunca pueden tomar una decisión y los Géminis
cambian continuamente de idea, es difícil predecir qué sucederá en una
asociación entre estos dos, ya se trate de parientes, cónyuges, amigos, socios,
amantes, compañeros o lo que sea. Lo que yo escriba puede modificarse antes de
que cualquiera de ellos lo lea o lo entienda. Pero me arriesgaré a afirmar que
Géminis y Libra componen una configuración de signos solares 5-9, que
generalmente se equilibra favorablemente, cualquiera que sea la dirección en que
se incline la Balanza de Libra, y cualquiera que sea la personalidad gemela de la
doble naturaleza de Géminis que opte por entablar la discusión. Para que los
Géminis más espabilados, alertas, calculadores y semejantes a los pájaros no
crean que los Libra son sólo vaporosas nubes blancas, les recordaré que Libra
rige a China, y por tanto a los chinos. Como los orientales son los seres más
misteriosos del planeta, es errado deducir que detrás de la sonrisa rutilante de
Libra no hay más que una blanda masa gelatinosa. Desde luego, esto no

170
intimidará a los Géminis típicos (que son expertos en resolver enigmas chinos).
Así que trataré de prevenir a los Gemelos de otra manera. Libra es un signo de
Aire cardinal. Géminis es un signo de Aire mutable, Cardinal es sinónimo de
liderazgo. Mutable es sinónimo de comunicación.
Un Géminis puede comunicarse estupendamente con un Libra por las ondas
aéreas mientras él o ella no intente controlar la discusión ni ganarla. Recuerden,
Libra es cardinal. Libra debe triunfar. Libra debe gobernar. Libra es lógico. Libra
siempre debe tener razón. Y no dejen que esa sonrisa hermosa, con unos
adorables hoyuelos en el mentón, y en otras partes, los induzca a pensar otra
cosa. No son más que armas que ayudan a los Libra a salirse con la suya. Cuando
no pueden lograrlo con su intelecto superior, con su proceso lógico deductivo, o
con esa voz untuosa que suena como violines combinados con arpas y
acompañados por ángeles susurrantes, agitarán las pestañas de esos ojos
grandes e inocentes, irradiarán la sonrisa de Venus, ahuecarán unas cuantas
veces sus hoyuelos… y el adversario se derretirá, sencillamente. ¿Quién puede
resistirse a semejante amalgama de belleza, gracia, encanto, lógica, inteligencia,
sagacidad y halago? Géminis puede… y a menudo lo hace. Géminis no se deja
atrapar fácilmente por las estratagemas de Libra. Al fin y al cabo, Géminis inventó
el arte de persuadir, timar, engatusar y embaucar a los tímidos, con una mezcla de
simpatía e ingenio. En la rueda del Zodiaco, Libra está después de los Gemelos,
así que Géminis inventó el juego y Libra se limita a imitar.
Estoy segura de que todos los Géminis concordarán conmigo. En cuanto a los
Libra, no tengo la intención de discutir el tema con ellos, de adelante atrás y de
arriba abajo. En cambio, exhortaré tiernamente a los inocentes Libra a ser
pacientes conmigo a medida que me enredo y me embrollo verbalmente, tratando
de identificar las diferencias que los separan de los Gemelos. El aire no tiene
forma específica. Simplemente flota por el espacio, como un fantasma que todo lo
penetra. Por tanto, cuando estos dos signos solares se unen en el hogar, en la
oficina, en el campus universitario o donde sea, al principio puede resultar difícil
verlos. Pero no oírlos. Géminis y Libra entablarán largas discusiones sobre todos

171
los temas imaginables, y ambos tienen una imaginación desmedida. Unas veces
las discusiones serán cordiales, y otras no. Pero generalmente no llegarán al
extremo de dejar de hablarse el uno al otro, porque a ambos les resulta
prácticamente imposible permanecer callados por un lapso poco más que
insignificante. A los dos les gusta hablar. A ninguno le gusta escuchar. El símbolo
de Libra es la Balanza porque algunos Libra tienen el intelecto tan delicadamente
ajustado que apenas se les ocurre una idea, nace automáticamente otra de signo
contrario. ¿Imaginan lo que es cargar con la maldición de semejante mentalidad?
Alguien dice CALIENTE, y la tarjeta de la computadora responde FRÍO. Alguien
suelta LARGO, y contesta CORTO. Si dicen VELOZ, instantáneamente piensan
LENTO. Si oyen LENTO, piensan VELOZ. Si dicen ARRIBA, miran ABAJO. Si
dicen ABAJO, miran ARRIBA.
¿Aún están allí? Siéntense y cierren los ojos por un momento. Se les pasará el
vértigo. ¿Ahora entienden por qué tantos Libra andan por el mundo con una
expresión de aturdimiento en sus rasgos bellos, bien compaginados, y con una
mirada lejana en sus hermosos ojos… durante la mitad del día? Durante la otra
mitad su talante es exactamente el contrario: los miran sagaz y fijamente, agitando
su esencia aérea en un torbellino, o pronunciando discursos elocuentes,
apasionados.
El dilema habitual de Libra, es el trauma de la indecisión. Los Géminis hacen lo
mismo. Arrojan el ayer por la borda, disfrutan del presente, y no reconocen el
futuro hasta que lo tienen encima. Libra no puede proceder así. ¿Y si la síntesis
fue errada? Claro que pudo ser correcta. Pero si fue errada, y la arrojé por la
borda, ¿cómo podré recuperarla para enmendarla? ¿Siniestro o inocente? ¿Malo
o bueno? ¿Real o imaginario? ¿Positivo o negativo? ¡Polaridades, polaridades,
polaridades! Libra está sumido en ellas desde la mañana hasta la noche, y no se
atreve a desecharlas, porque teme desechar la única conclusión justa. A diferencia
de los Libra, Géminis hace malabarismos con las polaridades y las
contradicciones, no sucesiva sino simultáneamente, sincronizando

172
constantemente sus ideas duales entre sus personalidades gemelas. ¿Por qué
no? Siempre tiene dos componentes para manejarlo todo.
Ya ven por qué las personas de estos dos signos solares no son las más fiables
del mundo. Si pillan a un Libra cuando la Balanza está perfectamente equilibrada,
¡estupendo! Si pillan a un Géminis cuando ha puesto a dormir a uno de los dos
Gemelos y por el momento sólo exhibe al otro, ¡estupendo! Pero la mayoría de las
veces, estos dos, o tres, o cuatro, forman una multitud. No obstante las similitudes
que existen entre las naturalezas de estos dos signos de Aire, también hay
muchos casos en los que viran en direcciones distintas. Por ejemplo cuando se
trata de tomar decisiones. Géminis se decide en un santiamén, y basta. Sin
lamentaciones, ni ansiedad, ni esperas, ni dudas. Actuar AHORA. Libra equilibra,
sopesa, juzga, cavila, duda, asimila y aplaza la acción hasta mañana… y a veces
el mañana no llega nunca. A juicio de Géminis, la falta de decisión puede hacer
perder la carrera. A juicio de Libra, la toma de la decisión puede provocar un error
tremendo, y Libra no puede, no quiere cometer un error. Sin embargo, debemos
destacar que el hecho de que el veloz Géminis regido por Mercurio haya tomado
una decisión puede estar totalmente desprovisto de importancia. Es posible que al
cabo de pocos minutos cambie de idea y de planes. Pero una vez que Libra se ha
decidido finalmente, después del delicado proceso de evaluación, lo normal es que
se ciña estrictamente a lo resuelto, seguro de que no hay correcciones posibles
que no hayan sido sopesadas ya con el mayor cuidado. Libra es más cauto que
Géminis. Mientras los Gemelos tienden a cortar amarras deprisa, Libra nunca es
partidario de cortar lo que se puede desenredar con más prudencia, hebra por
hebra. ¿Por qué apresurarse, cuando es posible que después descubras que
omitiste tomar en cuenta uno u otro dato previamente desconocido, y que ello te
obligue a dar marcha atrás?
A los Géminis les encantan los desafíos intelectuales, y los Libra se los
suministran. Pero cuando los Gemelos ensayan con Libra los equívocos
mercuriales, no siempre salen adelante. Pueden quedar más o menos en el
medio, y de cuando en cuando incluso un poco por detrás del centro. El carisma

173
infantil de Géminis puede inducir a los Gemelos a hacer cosas muy extravagantes
y mágicas, como pronunciar veintisiete veces el nombre de un druida cuando cae
una estrella… o acoplarse a viajes imaginarios sobre el lomo de ardillas o
saltamontes benévolos… y buscar diamantes entre las rosas que florecen en la
nieve. Normalmente los Libra no pierden tiempo en semejantes tonterías. Por
contraste directo con su dulzura optimista y sus rostros alegres y radiantes y
sonrientes, son fríamente lógicos. ¡Pero ya estamos de nuevo en lo mismo!
Cuando imaginan un rostro de Libra, les será devuelto como su opuesto por la
mentalidad bipolar de la Balanza. Lo que buscan los Libra es el justo medio. A los
Géminis les importa un bledo el justo medio para llegar al equilibrio perfecto. Los
Gemelos disfrutan del viaje, no del lugar de destino. Tanto Géminis como Libra se
sentirían más dichosos consigo mismos, y el uno con el otro, si intentaran sentir
mucho más y pensar mucho menos.
(Fuente: Linda Goodman (https://amadastral.wordpress.com/2015/05/31/247/m ,
publicado en mayo de 2015)
Paradigma errado de Mercurio
14 de octubre del 2014
Si dos más dos no es necesariamente cuatro. Al menos no siempre. O sea sí y no,
dependiendo de las variables y propiedades con que se maneje… entonces…
¿Por qué no hablar de cuatro años en vez de tres? Me explico mejor, como
siempre, luego de escribir para mí misma y dar por hecho que me entiendes.
31 de agosto de 2012, estamos claros, sólo algo más de tres años desde el
caluroso día del reencuentro, sin embargo, ya son cuatro cumpleaños en que de
una u otra forma he estado presente en tu vida y una eternidad dentro de mi lógica
(los momentos buenos son infinitos) que la cotidianidad y confianza de relación
madura deja aún más atrás la carta de Mercurio, que de por sí, ya es parte
literalmente de otro capítulo

174
Aquí comienza un paradigma, muy distinto al primero, “feliz cumpleaños, te quiero”
sin embargo nada espero – pensé – y luego lloré y recé, mil veces tras
reconocerte – ser hielo, fría, ser fuerte – plasmé intenciones confusas, en esa
montaña rusa, de emociones al no verte. ¿Cómo mostrarme indiferente, aún más
de lo que ya he sido? ¿Si el sentimiento lo mido, y es todo lo que he vivido? En la
carta me había ido. Mercurio lejos de tu mundo, allí exprese con palabras, que
sólo en tus ojos me fundo. Que te marchases de prisa, al despertar, día siguiente,
después de invocar la risa, y de una vez al fin tenerte. Que la ilusión sería dulce,
como azúcar de agua ardiente, hasta que la rutina pulsara, el botón de lo
frecuente. Idealizarte en mi mente, por no arruinar el instante, dejar plasmado en
el presente la diversión de un amante. Pero el destino acosante, invirtió ese
paradigma, la vida a tu lado es hermosa, y el por qué ya no es enigma. Continuaré
con la consigna: Me gustas en lo concreto, pero también en su boceto. Me gustas
del esqueleto, hasta el espíritu completo. Me gustas como el aceto, pues quererte
nunca fue un reto. Me gustas en amaretto, con tu cabello repleto. Es que te rimo,
te vida, te todo. Son tuyos mis ojos de lodo, que se desarman de cualquier modo.
Soy a la luz sólo yodo, en cambio tú el verde cielo, con sus contrastes sin nubes,
la trasparencia del hielo. Sólo en ti hayo consuelo, futuro y contradicción. A veces
vuelven los celos, de tu árbol soy un limón. Limón más gordo y jugoso, como su
tronco de marrón. Con más materia que vacío, para hacerte un tequilón. ¿Estas
rimas de quién son? ¿De mi mente o de mi alma? Ser consciente que la malva, de
mis venas corre en calma.
Gracias por cumplir años, paralelo a estar conmigo. Soportarme en esos días,
como mi mejor amigo. Gracias de nuevo digo, por tu paciencia infinita, no tiene
ciencia estar con alguien, sólo por verla bonita. Es que lo eterno limita, con
nuestras ansias de ser libres, vivir a grueso calibre, en un lugar inamovible. Intento
rimar, perceptible, para darle más dinamismo. Es mi estrategia literaria, cuando
expresar no me da lo mismo. Porque no estoy de turismo, ni en tu vida, ni en tu
nada. Me aferraré a tal certeza, pese a familia separada. Y sintiéndome
enamorada, antes que las doce sean, termine una nueva carta, que feliz
cumpleaños te desea.

175
Triunfo y destino
15 de diciembre del 2015
Ha pasado mucho tiempo entre una carta y otra. No te niego que el tiempo falta,
sin embargo este día es histórico, ya que por fin quedaste en la milicia. ¿Y cuál
era mi tesis sobre el destino? Recordaras cuando te dije “si no quedaste antes fue
porque no nos habríamos reencontrado, entonces el determinismo reacomodo el
tiempo y el espacio para trasladarnos a una suerte de silogismo que deriva en este
resultado, tan inminente desde tu última postulación”
Aquí me vez, con una carrera que me apasiona; que rompe con la monotonía e
inercia de los trabajos que se vuelven sistemáticos en un plazo corto, ¿o acaso
existe algo más variado, efímero y sorpresivo que las noticias?
Aquí me vez, creando noticias con mis llamadas telefónicas a políticos y
economistas. Escribiendo notas informativas, editando entrevistas a favor de la
línea editorial que me rige, como el planeta rojo rige amarte, y no Marte, pues me
rige Mercurio.
Aquí me tienes, dando boletines en vivo, a través de la radio, con la esperanza de
que me sintonices cada vez que corro hacía una fría sala y contamos los
segundos para que sean exactamente las 12, la 1, las 2 y así sucesivamente
hasta las 6. Entonces salgo feliz porque voy a verte, en ese encuentro tan
cotidiano que el mundo teórico jamás advirtió. El mundo al cual Mercurio temió
tanto y sin embargo, nos conduce directo a cumplir un año y medio, juntos.
Aquí me tienes más neurótica y trabajólica que poética. Más humana y carente de
paciencia para aguardar un futuro favorable, ya que quiero todo al tiro, pero al rato
lo dejo de querer y nace un nuevo sueño en el cual pensar. Una idea recurrente a
la cual me aferro con ingenuidad y luego las emociones se tornan pesimismo.
Cuentas minutos y horas, sabiendo que volveré a estar eufórica y feliz, no
obstante si bebo más de la cuenta es imposible conjeturar el desenlace anímico
del último baso. Pero bueno, aquí me tienes como soñaste: estable, fiel,

176
doméstica, conforme y leal, cuando en esencia soy todo lo contrario. Cuando en
sustancia y en sí quisiera tener múltiples vidas, amorosas y circunstanciales.
Cuando no me siento enamorada, pero si te amo con más fuerza; te pienso y te
razono para llegar al mismo acuerdo con mis dos personalidades: No quiero
perderte, me entrego a lo dado. La estabilidad es el más dulce de los tragos,
cuando te acostumbras a la sensación de beberlo.
Aquí me tienes pensando en mil cosas a la vez; dividiéndome en varias facetas:
madre, periodista, “esposa”, estudiante y la desgraciada amargada que no tiene
tiempo, y por ende tampoco libertad. Una mujer que quisiera hacer muchas más
cosas; ir al gimnasio, leer un libro bebiendo michelada, perderse semanas enteras
en algún paisaje al sur del país, arrancarse a Punta Arenas o más lejos para
cambiar drásticamente este estilo de vida tan viciado y en caso de aburrirme, partir
de cero en otro lugar. Esa desgraciada, como vez, sabe que son sueños. Sabe
que tiene responsabilidades como todo el mundo agobiado y alineado con el
sistema y el centralismo. Sabe que el potencial salario al que aspira si queda
trabajando en un medio radial luego de la práctica, apenas le alcanzará para pagar
jardín y renovar las zapatillas rotas, el pantalón descocido y los productos para el
cabello quemado, decolorado, de dos colores, teñido y vuelto a teñir, pero de raíz
lisa, brillante y esperanzada de cambiar la situación.
Aquí me tienes feliz por tu triunfo. Estoy feliz de nuevo. Quiero que estos
días pasen luego para irnos a la playa, para beber mucha cerveza, para que
pasen los meses y logre ahorrar lo suficiente para viajar una semana a Punta
Arenas y mostrarte cómo cambia el mar, aire y cielo llegando a la Patagonia.
Como cambia el sabor de la cerveza y de nuestras proyecciones cuando rompes
esa rutina que todos aman. ¡Quiero tantas cosas! ¿Cuánto tiempo las querré?
Todo es cuestión de tiempo y dinero, no sé si me alcance la vida que desperdicio
pensado.
Te extraño en el futuro, conjeturo, tras tu partida
De emociones divididas, por gloria y añoranza

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Y nuevamente la dual esencia desprendida
Sin tu equilibrio, perdiendo la templanza
Emociones y pensar van siempre unidos
En esta mente, en estas cartas, registradas
Siendo narrados, al mismo tiempo, sueños vividos
Esos encuentros, tan presumidos, de dos miradas
Como soldados, restan instantes rumbo a su lucha
De guerra mucha, contra el destino, por fin ganada
Como Mercurio, lírico astro de gris capucha
Dado el contexto, plasmo la rima concatenada
Como las canas de escarcha y otoño cielo
Como de hielo y noche pasa a luz de rosas
Como deviene a sol en llamas, rojo velo
Tu despedida no es el final para estas prosas
Circulo eterno que fiel retorna a su partida

178
Vuelve a mi encuentro, tras esa marcha sin melodía
Destino acción, la conjunción tan repetida
Mira hacia el sur, planeta azul, mi astro te guía
Nostalgia fuerte, del firmamento se alza
Su brisa al verte, se lleva inerte, del calendario
Aquel par de meses, donde no hay vida más falsa
Sin tu balanza, lo alto me lanza a un calvario
Tengo emociones por razonar en mi esencia
tengo palabras para el adiós reservadas
para las noches por aguardar, impaciencia
para impedir, te tienes que ir, manos atadas.-
¿Tiene alguna relevancia quienes vinieron primero?
Cenizas al basurero, con apelación te he vengado
Contra ataque argumentado, ese fue mi plumero
Partir de cero, triunfo en los dados, perdió el pasado.

179
TE AMO.
Tercera navidad, Recuérdame II
25 de diciembre del 2015
Recuérdame neurótica, estresada y multifacética, trabajando enfocada, en mi
tarea frenética. Recuérdame leyendo en voz alta, para mostrarte la metáfora, de
inicio a fin “El principito” llamándote mi flor como anáfora. Recuérdame, siempre
en tu casa, bebiendo mucha cerveza, en vez de salir con amigas, a emborrachar
mi cabeza. Recuerda que en vez de las fiestas, te elegí como prioridad, por eso te
pido que me recuerdes, con total autoridad. Recuérdame en realidad, porque te
amo simplemente, porque te amo con el alma, y lo argumento con mi mente. Y
como “mina” inteligente, recuérdame así, latera, dictando filosofía, cuando
hablaban de alguna guerra.
Recuérdame nada romántica, con cursi palabrería, sin embargo en cada carta,
entonando una melodía. Recuerda bien ese día, del reencuentro en agosto,
cuando me viste embarazada, y ya asumías el costo. Cuando bebimos el mosto,
de esos efímeros momentos, en plazas, bares y calles, mi época de tormento.
Recuérdame obsesionada, celosa por tu pasado, perdón si las odio a todas, nunca
me había enamorado. Es que como ya te he contado, quería encontrarte antes, no
habríamos sido entonces, en afecto principiantes. Recuérdame como antes,
cuando te vuelvas más frío y en el ejército emprendas, otros nuevos desafíos.

180
Recuérdame ojos de río, en esos meses enclaustrados, de todas formas admites,
que te tengo amaestrado. En nombre del Magistrado, te ruego que me recuerdes,
así como yo recuerdo, el girasol de tus ojos verdes. Espero en tu mente
conserves, mis poemas recitados, mis promesas de futuro, las rimas que he
improvisado. Como jugar a los dados, te calzo que me recuerdas, porque si digo
que te amo, condescendiente concuerdas.
Recuérdame negativa, llorando por mis errores, pese a ello esforzada, de tu
mente no lo borres. Aquí guardaré tus flores, las azules y las moradas, las
cerámicas japonesas y tu olor en las frazadas. Y en tu infancia abandonada, que
recuerdas haciéndote el fuerte, recuerda a esa niña tímida, que soñaba volver a
verte. Para aún más sincera serte, te juro ser buena madre, como lo he sido con el
Feña, en vez de huir como un ser cobarde. Recuérdame aquella tarde, en tu
universo paralelo, cuando nos fuimos a la playa, primera vez en el Canelo. Te pido
no sientas celos, seré fiel, nada amistosa. Quisiera vivir contigo, en importancia la
única cosa. Y esa tarde maravillosa, consumamos frustrados intentos, pues de
todas las que pasaron, aquí fue un proceso lento. ¿Recuerdas cuando decías que
no existía el amor y aquello se limitaba, a lo carnal, como valor? ¿Y recuerdas que
luego amor, cuando por fin solos estuvimos, no me pudiste hacer nada, cuando
desnudos nos vimos? Recuerda que pude entonces, destruir tus paradigmas, y
que no hay explicaciones, será eternamente un enigma. Como enfermedad
maligna, recuerda a quien vino antes, para que si la vez de nuevo, un dedo por mi
le levantes…
Recuérdame, mi ex amante. Recuerda que eres mi todo, y si no soy
cariñosa, te lo expreso de este modo. Recuérdame ese periodo, en el ejército
entrenando, aprendiendo a ser aún más duro, pues yo te estaré extrañando. Para
ir finalizando, recuerda la luz de malta, que iluminó nuestras vidas, si
emborracharte allí falta. Recuerda a esta mujer alta, potona, pese a estar flaca.
Recuérdame cuando estudies y escribe en hojas Maca. Recuerda que es una
estaca, dos meses sin tu presencia, seré la Violeta Parra, entonando rimas de
ausencia. Nuevamente tendré paciencia, meditaré como Buda, me encerraré en

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este infierno, sin pedirle a Dios ayuda. La inspiración quedara muda, te marcharás
a tu destino, me quedaré sola en mi cuarto, y le echaré naranja al vino. Recuerda
iris de felino, nadie expresaría de esta forma, decir te amo todo el día, en la
sociedad se tornó norma. Te lo diré de otra forma: tus padres se separaron, los
míos y yo también, como los meses del calendario, nuestro futuro es incierto a
diario, ¿utopía, sabes de quién? Sin embargo me juego al cien, me novio y mejor
amigo, mis rizos de noche y miel, hasta lo eterno te sigo.
PD: Recuerda esta navidad, casata nifty nos dio tu hermano, después de más de
diez años, desde que levantando la mano, te lo quitó.
Frases reflexivas:
No sé qué es el equilibrio, como no sé qué es Dios, sin antes saber si tales
conceptos existen de manera materializable. Porque soy una mezcla entre la
extrema superficialidad y la complejización exacerbada de significaciones
rebuscadas de un mundo teorizado, así como el hombre más tímido del mundo se
vuelve actor y pasa al escenario lleno de gente sin que los dos factores sean
condicionantes. Así como blanco y negro se tornan dos extremos, cuyo término
medio no puede ser el gris, ya que la ausencia de color es la nada y la suma de
tonalidades el todo. No combinan, se repelen, pertenecen a mundos distintos, y
me sigo preguntando porque se crea esta paradoja: tenemos que ser lo uno o lo
otro, como tomando un papel en una película ya hecha, en la cual nos situamos en
un punto que puede ser pasado - presente o futuro naturalmente, pero a la vez
deseando el libre albedrío y que no nos juzguen por las apariencias.
Destino o azar... independiente de eso hay condicionamientos externos que te
predisponen a estar con alguien y esa explicación está en los astros, más allá de
la presumida razón que coloca lo empírico como parte de la percepción no
abalada por la ciencia del mismo modo. Sé que entiendes esta imagen, porque es
la base, estructura subyacente y cimiento explicativo de lo que somos y hemos
construido sin mayor esfuerzo. En pocos días se cumplen tres años desde aquel

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soleado, hermoso e histórico día del reencuentro, que no dejo de agradecer a la
vida, por darnos la oportunidad de tener, dentro de la infinitud de alternativas que
apuntaban a no volvernos a ver. Y Desde entonces, hasta el más mínimo detalle
de la interacción de nuestras esencias, partiendo por la magia inexplicable que
nos conceden los signos, se ha dado al pie de la letra, como lo describen los libros
de esa índole. Es sorprendente como pasa el tiempo y me siento cada vez más
enamorada de ti, a tal extremo que no sería una hipérbole aún más exagerada que
dicho concepto, afirmar que si tu mueres, ya nada tendría sentido. Que si me
dejaras, no tendría la fuerza, ni las ganas para rehacer mi vida, después de
conocer tanto a alguien que se volvió mi mundo. Rusio, te amo y esto se torna
cursilería y no una reflexión dianoética. Ojala que ella lo leyera para que supiera al
hombre maravilloso que perdió (felizmente) porque tú siempre fuiste mío y no
había otro camino posible, como decía Cortázar, nada es menos casual que el
azar, aunque él no dio la argumentación que abalará esa frase, de todos modos
correcta. Y por fin encontré la respuesta y se resume en esta foto: mi extremismo
desequilibrado sostenido por tu balanza de indecisión, que se mantiene medio
medio por mi determinación inmediata y frenetismo paradójicamente lleno de
calma
Se siente sublime disfrutar un café en la mañana, y a su vez, conseguir la auto
realización en algún ámbito específico, superficialmente hablando, aceptarte, o
pertenecer intelectualmente a una ideología (política o no) para concebir la lógica
de la vida sobre la base de un mero creer. Vivimos confiados de ser algo más que
la esencia animal, cuando en el fondo, lejos del mundo imaginario y la irónica
reproducción de la salvaje sobrevivencia, en una super estructura económica y
política, cuyas bases no son más que los cimientos que en remplazo del creer, son
la lógica de "el ser" animal, egoísta, irracional... lo único verdadero es la sensación
grata y cíclicamente reconfortante (aludiendo a la infinitud de su gusto, como una
necesidad más por llenar y que vuelve a vaciarse) de tomar un simple café...
Hasta el más mínimo detalle de la cotidianidad es complejizable, tal vez porque el
lenguaje con sus mil proposiciones, es una ecuación a priori o por el contrario, en

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nuestro paso aleatorio por la realidad apenas interpretada, le damos sentido a lo
inexistente
Los metarrelatos absolutistas, totalizante y cuya visión globalizante era soberana
de la razón, han quedado obsoletos, produciendo un cambio radical cognoscitivo
en nuestra sociedad. Por ende no sé a ciencia cierta si la inteligencia es a priori,
objetiva y estipulable mediante conceptos igualmente absolutistas. Sin embargo se
distinguir entre una persona vacía y una con capacidades en sendas áreas del
pensar, porque reflexiono y río con la superficialidad de algunas mujeres. Si dices
que no te interesa ser profunda, en contra debate respondo que no es algo que te
interese, solo es. Algo que mueve tus pulsiones de vida para ir más allá de lo
hedónico y básico de la condición humana. Una diferencia radical entre tú y yo que
deviene en la única verdad irrefutable: él está conmigo porque se aburrió de la
mujer weca, vacía y contradictoria. El hecho de no saber qué quieres ganar
mirando fotos si el nunca estará contigo, porque quizá no somos grosos pensantes
como la escuela de Frankfurt, pero si Abstraemos, complejizamos y nos amamos
como complemento y conexión. Mente alma. Sé que le causas indiferencia y a mí
también. Lo que no me causa indiferencia es la argumentación doxa y mensaje
directo de quien ha perdido. Es solo un gusto que me doy, porque ya has perdido.
Porque los peces están bajo el nivel del mar mientras la balanza me sostiene.
Porque un mal recuerdo como tú ya está desvanecido como el más rotundo y bien
feo error, al igual que las ideas se destruyen y este pensar luego de ser escrito
será remplazado por algo mejor, ajeno a tu existencia fantasmal y de luces cada
vez más imperceptibles. Si no entiendes puedes acudir a un diccionario o pedir a
alguien que te lo explique.

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