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5 DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIV: DE LA PRESTACIÓN MILITAR AL IMPUESTO l. INTRODUCCIÓN La nueva fiscalidad de Estado se estableció en los países de la Corona de Aragón en los años centrales del s. XIV (1362-1365), motiva- da por la necesidad de financiar la larga y dura guerra contra la Corona de Castilla. Como es notorio, la particular configuración del poder político en la Corona de Aragón fue la causa de que todo el conjunto de impuestos característicos de la fiscalidad de Estado escapase al control de la monar- quía para ser administrado por comisiones emanadas de los tres brazos (iglesia, nobleza y ciudades reales) en cada uno de los tres territorios de la Corona: las Diputaciones Generales de Aragón, de Valencia y del princi- pado de Cataluña (con Mallorca)'. Como hemos mostrado en otro lugar, 1 Véanse, en general, J.-A. SESMA MuÑOZ, Las transformaciones de lafiscalidad real en la baja Edad media, "XV Congreso de Historia de la Corona de Aragón", Zaragoza, 1994, tomo 1, vol. 1, pp. 281-290; y M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, El naixement de lafiscalitat d'E5tat a Catalunya (segles XII- XIV), Universidad de Girona-Vic, 1995, pp. 129-134. Sobre las trascendentales Cortes de mediados del s. XIV, donde se gestó la nueva fiscalidad, véanse, entre otros: J.-L. MARTÍN RODRÍGUEZ, Nacionalización de la sal y aranceles extraordinarios en Cataluña ( 1365-1367), "Anuario de Estudios Medievales", 3 (1966), pp. 515-524; y los siguientes trabajos de J.-A. SESMA MUÑoz, La fijación de fronteras económicas entre los estados de la Corona de Aragón, "Aragón en la Edad Media", V (1983), pp. 141-165; Estado y nacionalismo en la baja Edad Media. Lafonnación del sentimiento nacionalista aragonés, "Aragón en la Edad Media", VII (1987), pp. 245-273; y Fiscalidad y poder. La fiscalidad centralizada como instrumento de poder en la Corona de Aragón

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DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIV: DE LA PRESTACIÓN MILITAR AL

IMPUESTO

l. INTRODUCCIÓN

La nueva fiscalidad de Estado se estableció en los países de la Corona de Aragón en los años centrales del s. XIV (1362-1365), motiva­da por la necesidad de financiar la larga y dura guerra contra la Corona de Castilla. Como es notorio, la particular configuración del poder político en la Corona de Aragón fue la causa de que todo el conjunto de impuestos característicos de la fiscalidad de Estado escapase al control de la monar­quía para ser administrado por comisiones emanadas de los tres brazos (iglesia, nobleza y ciudades reales) en cada uno de los tres territorios de la Corona: las Diputaciones Generales de Aragón, de Valencia y del princi­pado de Cataluña (con Mallorca)'. Como hemos mostrado en otro lugar,

1 Véanse, en general, J.-A. SESMA MuÑOZ, Las transformaciones de lafiscalidad real en la baja Edad media, "XV Congreso de Historia de la Corona de Aragón", Zaragoza, 1994, tomo 1, vol. 1, pp. 281-290; y M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, El naixement de lafiscalitat d'E5tat a Catalunya (segles XII­XIV), Universidad de Girona-Vic, 1995, pp. 129-134. Sobre las trascendentales Cortes de mediados del s. XIV, donde se gestó la nueva fiscalidad, véanse, entre otros: J.-L. MARTÍN RODRÍGUEZ,

Nacionalización de la sal y aranceles extraordinarios en Cataluña ( 1365-1367), "Anuario de Estudios Medievales", 3 (1966), pp. 515-524; y los siguientes trabajos de J.-A. SESMA MUÑoz, La fijación de fronteras económicas entre los estados de la Corona de Aragón, "Aragón en la Edad Media", V (1983), pp. 141-165; Estado y nacionalismo en la baja Edad Media. Lafonnación del sentimiento nacionalista aragonés, "Aragón en la Edad Media", VII (1987), pp. 245-273; y Fiscalidad y poder. La fiscalidad centralizada como instrumento de poder en la Corona de Aragón

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las repercusiones de la nueva fiscalidad sobre el tejido social fueron muy gravosas: en el caso de Cataluña, donde dicho impacto ha podido ser medido con cierta precisión, el trienio 1364-1367 destaca como el perío­do de máxima presión fiscal de la Corona sobre el principado a lo largo de todo el s. XIV2

• Pero, sobre todo, la nueva fiscalidad de Estado contribu­yó a aumentar desmesuradamente el nivel de endeudamiento de los muni­cipios catalanoaragoneses, endeudamiento que gravitaría sobre las tinan­zas urbanas hasta bien entrado el s. XV3

.

Pues bien, coincidiendo con la puesta a punto y con los primeros pasos de la fiscalidad de Estado, el principado de Cataluña debió hacer frente además a nuevas y frecuentes amenazas -la entrada de companyes estranyes- procedentes de la frontera pirenaica, especialmente en 1361-1362, 1367-1368, 1370-1375 y 1384-1385. El monarca Pedro el Ceremonioso intentó defender al principado recurriendo, también con inu­sitada frecuencia, a la invocación del usatge "Princeps namque", que suponía la movilización general de todos los habitantes de Cataluña en edad y con capacidad para combatir. Enseguida, el servicio militar implí­cito en el usatge fue conmutado por el pago de una cantidad calculada según el número de fuegos de cada comunidad. Dicho de otra manera, con el pretexto del "Princeps namque", las comunidades catalanas estuvieron sometidas al pago de varios fogatges durante los últimos treinta años del s. XIV, que vinieron a añadirse a las cargas de la nueva fiscalidad de Estado y agravar, en consecuencia, los ya precarios equilibrios de muchas haciendas locales.

El estudio del "Princeps namque" y su aplicación en la Cataluña bajomedieval puede abordarse desde diversos puntos de vista. En primer lugar, casi parece innecesario subrayar que la abundante documentación conservada al respecto permitiría aportar datos relevantes sobre una cues-

(siglo XIV, "Espacio, Tiempo y Forma. Revista de la Facultad de Geografía e Historia", IV (1989), pp. 447-463.

2 M. SÁNCHEZ MARTINEZ- M. HÉBERT, La 'part du prince': contributions et transferts au roi dans les dépenses des villes des pays de la Couronne d'Aragon et de Provence, en D. MENJOT- M. SÁNCHEZ, La fiscalité des villes au Moyen Age (Occident méditerranéen). 3. La distribution de l'imp/Jt, Toulouse, 2002, pp. 302-306.

3 Véanse las síntesis (con bibliografía) de M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Fiscalidad y finanzas muni­cipales en las ciudades y villas reales de Cataluña, "V Congreso de Estudios Medievales ( = Finanzas yfiscalidad municipal)", León, 1997, pp. 207-238; y de A. FURIÓ, Deuda pública e intere­ses privados. Finanzas y flscalidad municipales en la Corona de Aragón, "Edad Media. Revista de Historia". li (1999). pp. 35-79.

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tión capital y todavía mny poco estudiada en el caso del principado: la organización militar y sus implicaciones económicas y sociales4

En segundo lugar -y éste será el aspecto concreto que abordaré en las páginas que siguen-, es posible analizar el proceso de conversión del servicio militar implícito en el "Princeps namque" en una nueva carga fis­cal a pagar por las comunidades catalanas. Por otra parte, a partir de algu­nos libros de cuentas y de otra documentación conservada en el archivo del Maestro Racional (Archivo de la Corona de Aragón, sección del Real Patrimonio), sería posible observar el volumen de las cantidades obtenidas por la Corona como resultado de las conmutaciones del servicio y el des­tino final de las sumas recibidas. Ello sin olvidar las numerosas cuestiones que, en el terreno estricto de la técnica fiscal y de los problemas que plan­teaba la percepción de un impuesto según el número de fuegos, afloran en las cartas cruzadas entre la cancillería real y los agentes encargados de la recaudación del servicio.

Por fin, queda fuera de los objetivos de este Coloquio una cuestión muy importante concerniente al "Princeps namque": su dimensión políti­ca o, si se quiere, jurisdiccional. No debe olvidarse, como veremos ense­guida, que el rasgo distintivo de esta peculiar convocatoria militar (como el arriere-ban francés, la cavalcade general en Provenza o parecidas movilizaciones generales en el ámbito de las monarquías occidentales) era su aplicación a todo el territorio catalán y no sólo al dominio real'. Ello quiere decir que, en virtud del "Princeps namque", los oficiales reales

4 Véase el reciente estado de la cuestión, con abundante bibliografía, realizado por M" TERESA

FERRER MALLOL, La organización militar en Catalwla en la Edad Media, "Revista de Historia Militar", XLV (2001), pp. 119-222. Aunque la cuestión es evidentemente más compleja, creo que tiene parte de razón F. Storti cuando afirma que el estudio de la guerra fue relegado a un último lugar entre las preocupaciones de los historiadores debido, por lo menos, a dos causas: da una parte il nuovo modello storiograjico di marca annaliste, che spezzando il predominio dell'histoire bataille ne bandí definitivamente i contenuti; dall'altra le inibizioni cu!turali suscitate dal secando cw~flitto mondiale, che contribuimno a creare una pesante atmosfera da! colore controriformistico in cui sto­ria militare e militarismo si identificavano (F. STORTI, Istituzioni militari in Italia tra Medioevo ed Etá Moderna, "Studi Storici", XXXVIII (199711), p. 257).

5 Sobre el arriáe-ban y la cavalcade provenzal, véanse PH. CONTAlvllNE, Guerre, É'tat et socié­té U. la fin du M oyen Áge, Paris, 1972, pp. 26-38 y M. HÉBERT, Aux origines des É."tats de Provence: la 'cavalcade' générale, "CX Congres National des Sociétés Savantes", III, 1986, pp. 53-68. Para InglatetTa, entre otros, A. E. PRINCE, The Army and Navy, en J. F. WILLARD Y W. A. MoRR!S, The Engfish goverment at ;vork, 1327-1336, l, Cambridge (Mass.), 1940, pp. 355-364 y M. PRESTWICH, Armies and wmfare in the Middle Ages. The English Experience, Y ale UP, New Ha ven and London, 1996, pp. 75-81 y 119-127. Para Castilla, véase, por ejemplo, M. A. LADERO QUESADA, La organi-

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podían convocar las huestes también en los señoríos laicos y eclesiásticos, percibir las conmutaciones correspondientes y, en caso de incumplimien­to, imponer y cobrar las multas reglamentarias. Si a ello unimos el hecho de que las Cortes de la segunda mitad del s. XIV intentaron, en más de una ocasión, poner coto a las frecuentes invocaciones del usatge y frenar la libre potestad del monarca en este ámbito, resulta evidente que el "Princeps namque" se situó en el centro de una controversia política, cuyas hondas implicaciones van mucho más allá del terreno estricto de la tiscalidad6• En esta misma línea, cabría preguntarse si las frecuentes invo­caciones del usatge a partir de mediados del s. XIV, además de su inme­diata finalidad militar, no formaban parte de una clara ofensiva por parte de la monarquía tendente a construir un espacio fiscal resguardado de la influencia de las Cortes y directamente controlado por el rey y sus oficia­les, precisamente en el mismo momento en que la nueva fiscalidad de Estado escapaba al control de la Corona. Dicho de otra manera, a la vista de las relativamente numerosas convocatorias del "Princeps namque" y de la conversión del servicio militar en un impuesto pagado por todos (y no sólo por los habitantes del dominio real), ¿no intentó Pedro el Ceremonioso lo mismo que Felipe el Hermoso en Francia una sesentena de años antes: arbitrar un procedimiento que le permitiese ampliar el ámbito de punción fiscal e introducirse jurisdiccionalmente en los últimos rincones del Principado ?7•

Dejando a un lado por el momento los aspectos militares y juris­diccionales del "Princeps namque", me limitaré exclusivamente a

zación militar de la Corona de Castilla durante los siglos XIV y XV, en M. A. LADERO (ed.), La incuJ]HJración de Granada a la Corona de Castilla en "Actas del Symposium conmemorativo del Quinto Centenario", Granada, 1993, pp. 195-227; y, para Navarra, J. ÁNDONI FERNÁNDEZ DE LARREA, Guerra y sociedad en Navarra durante la Edad media, Bilbao, 1992, pp. 37-43. Véanse también las dos síntesis siguientes, ambas con bibliografía: F. GARCfA FITZ, Ejércitos y actividades guerreras en la Edad Media europea, Madrid, 1998 y J. A. FERNÁNDEZ DE LARREA, Guerra y sociedad en Europa occidental durante la baja Edad Media (siglos XIII-XV), en La Guerra en la Historia. Décimas Jornadas de Estudios Históricos, Universidad de Salamanca, 1999, pp. 45-94.

6 Cf. M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, La convocatoria del usatge 'Princeps namque' en 1368 y sus reperctt.~iones en la ciudad de Barcelona, "Barcelona. Quaderns e!' HistOria", IV (2001), p. 80.

7 Cf. M. SÁNCHEZ, La convocatoria del usatge, p. 1 04; véanse A. RIGAUDIERE, L' essor de la fls­calité roya/e, du regne de Philippe le Be! á celui de Philippe VI, en Europa en los umbrales de la crisis ( 1250-1350), Pamplona, 1995, p. 335; J. R. STRAYER - C. H. TAYLOR, Studies in early .French Taxation, Harvard UP, Cambridge, !939, pp. 56-65 y E. LALOU, Les questions militaires sous le ri!gne de Philippe le Be!, en P. CON'IAMINE, CH. G!RY-DELOISON Y M. H. KEEN (eds.), Guerre et sacié­té en France, en Angleterre et en Bourgogne, X!Ve-XVe sih:Le, Lillc, 1991, pp. 37-62.

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observar el proceso de conversión del servicio militar en un fogatge pagado por todos los habitantes de Cataluña, deteniéndome en cuatro momentos (1362, 1368, 1374 y 1385) que me parecen otros tantos hitos relevantes en dicho proceso. He centrado mi atención en el s. XIV, en primer lugar, porgue las invocaciones del asatge fueron mucho más fre­cuentes que en la centuria siguiente y, sobre todo, porgue fue en la segunda mitad del Trescientos cuando se pusieron a punto los procedi­mientos de conversión del servicio en dinero, que después serían apli­cados en el s. XV. Por último, debo advertir que voy a utilizar casi exclusivamente documentación procedente de la cancillería real, la cual proporciona el material esencial tanto para conocer las negociaciones llevadas a cabo para conmutar el servicio como para observar la plas­mación final de la "composición" del usatge. Lamentablemente, el esta­do de la investigación sobre las finanzas municipales en Cataluña no permite todavía (salvo en muy pocos casos) calcular la incidencia pre­cisa de los fogatges generados por la conmutación del "Princeps nam­gue" en las haciendas locales. De todas formas, espero que el trabajo aquí realizado a partir de la documentación cancilleresca pueda ser de utilidad a los historiadores de las finanzas urbanas, permitiéndoles con­textualizar y entender cabalmente los datos y las cifras que les propor­cionen las fuentes locales.

Il. UNAS BREVES NOTAS SOBRE EL "PRINCEPS NAMQUE"

Las palabras "Princeps namgue" constituyen el incipit del usatge no 68 del código de los Usatges de Barcelona, usatge que pertenecería al núcleo primitivo de la compilación (h. 1140-1150). Dice así:

"Princeps namque si guolibet casu obsessus fuerit, uel ipse idem suos inimicos obsessos tenuerit, uel audierit quemlibet regern nel principem contra se uenire ad debellandum, et tetTam suam ad succurrendum sibi monuerit, tam per litteras quam per nuncios uel per consuetudines quibus solet amoneri terra, uidelicet per fars, omnes homines, tam milites quam pedites, gui habeant etatem et posse pugnandi, statim ut hec audierint uel uiderint, guam cicius poterint ei succutTant. Et si guis ei fallerit de iuuamine quod in hoc sibi facere poterit, perdere debe! in perpetuum cuneta que per illum habet; et qui honorem per eum non tenuerit, emendet ei fallimentum et deshonorem quem ei fecerit, cum auere et sacramento manibus

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propliis iurando, quoniam nemo debet fallere ad principem ad tan­turn opus uel necessitatem"8

Por su carácter de movilización general de todos los habitantes del Principado (si·s vol sien reyals o de prelats o persones ecclesiastiques o de barons o de cavallers o de ciutadans o de homens de vila9), la invocación del usatge debe distinguirse cuidadosamente del servicium debitum por todos aquellos que estaban obligados a prestar al rey un servicio militar por vínculos de carácter feudovasallático. También era diferente en esen­cia a las frecuentes movilizaciones de las hosts vecinales, que el monarca podía movilizar exclusivamente en las tierras del dominio real. Por el con­tralio, al tratarse de una ex superioribus regaliis quae rex habet in Catalonia (A. de Ripoll) y que el monarca sólo podía invocar en caso de que el territorio fuese atacado por enemigos exteriores, el "Princeps nam­que" (en adelante PN) afectaba también a los enclaves señoriales10

• En consecuencia, eran exclusivamente los oficiales reales los encargados de pregonarlo, de proceder a la movilización, de recaudar, en su caso, las can­tidades pactadas como conmutación así como de imponer y percibir las

x J. BASTARDAS (ed.), Usutges de Barcelona. El codi a mitjan segle XIV, Barcelona, 1984, pp. 102-103. Sobre la aplicación de este uSa{ge, véase Memoria presentada por el coronel de infantería don Fernando Camino ... como resultado de sus investigaciones en el Archivo General de la Corona de Aragón Imprenta del Memorial de Ingenieros, Madrid, 1852, pp. 14-32; véanse también, entre otros: l PERES UNZlJETA, El sometent a través de la Historia, Barcelona, 1924; Ma T. FERRER MALLOL, La organización militar en Catalw1a, pp. 156-162; DoNALD J. KAGAY, Princeps namque; Defense ofthe Crown and the Birth ofthe Catalan State, "Meditenanean Studies", 8 (1999), pp. 66-72; y los siguientes trabajos de M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, La convocatoria delusatge, art. cit.; La defensa costera de Cataluña en un episodio de la guerra de los dos Pedros ( 1365), Homenaje a Luis Vicente Díaz Martín, Universidad de Valladolid (en prensa) [publicado en Poder y Sociedad en la baja Edad Media. Homenaje al profesor Luis V. Díaz. Martín, Valladolid, 2002, pp. 273-288]; y La presión fiscal en un m1o dificil: Catalufía, mediados 1374-mediados 1375, "Mayurqa", 27 (2001), pp. 25-45. Es sabido que la invocación del "Princeps namque" jugó todavía un papel relativamente importante con ocasión de la revuelta de Cataluña en 1640 contra la política del Conde-Duque de Olivares; véanse J. H. ELLICJIT, The revolt of the Catalans. A study in the Decline of Spain (1598-1640), Cambridge UP., 1963; y, más en concreto, E. EsCARTÍN, El usatge 'Princeps namque' en la Edad Modema, en Una Historia abierta. Homenaje al prof Nazario González, Universidad de Barcelona 1 Universidad Autónoma de Barcelona, 1998, pp. 103-110.

9 Entre muchas referencias: Archivo de la Corona de Aragón (ACA), Cancillería (C), reg. 1519, fol. 133r.

10 ACACIO DE RIPOLL, Regaliarum tractatus, Barcelona, 1644, cap. XXXIX, p. 253; este mismo autor rec:uerda que, aunque algún feudatario no estuviese obligado a realizar ningún servicio militar (eo quod in investitura.foedum sit concessumfrancum el libero a quolibet servitio), en caso de inmi­nente peligro, dicho feudatario, licet non teneatur ratione foeudi, tenetur lamen ex hoc usatico tan­quam vassal!us (Ibídem, p. 262).

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multas por su incumplimiento Por ello, ya he dicho que el PN pudo ser uti­lizado por el soberano como un poderoso instrumento de intervención en ámbitos hasta entonces muy poco penetrados por la jurisdicción regia.

Con el fin de caracterizar muy someramente el PN, veamos algu­nos de los comentarios que le dedicó el jurista catalán Jaume de Marquilles (1368-1451) 11, en tomo a cuatro cuestiones principales: ¿cuán­do debía tener lugar el usatge?, ¿dónde se debía realizar el servicio?, ¿quién debía invocarlo y ponerse al frente del ejército movilizado? y, por fin, ¿quién'estaba obligado a cumplirlo?. Como se desprende del propio texto del usatge, éste sólo podía tener lugar en el caso de que el princeps estuviese asediado por sus enemigos o el territorio fuese amenazado de invasión; como subraya Marquilles, en ese caso, todos los habitantes de Cataluña debían acudir en su ayuda, pues no sólo el usatge sino el ius com­mune gentium et quasi naturale eos ad id obligat et astringit, quare omnia membra defendunt naturaliter et debent defendere capud suum et ipsum a periculo mortis liberare 12

• Ahora bien, el socorro general de los súbditos al princeps sólo podría exigirse cuilndo afectase a la defensa común y a la utilidad pública de la patria: verum videtur quod comites et barones et ecclesia et homines et subditi eorum habitantes in hac patria tenentur dic­tum principem Barchinone adiuvare si in et pro' defensione comuni totius huius patriae et que concernat publicam utilitatem et cotnunem defensio­nem totius huius patrie13 En consecuencia, los conflkt6s que' tuviese 'el princeps en su territorio y que no afectasen a la defensa de la patria (non tangentes comunem defensionem et utilitatem totius huius patrie14

), los solventaría mediante la convocatoria habitual de las hosts de las ciudades y villas reales, pero nunca a través de la invocación del PN, el cual que­daba reservado al caso en que el soberano fuese atacado por un enemigo exterior. Un enemigo exterior, además, lo suficientemente poderoso como para que el princeps no pudiese hacerle frente con sus propias fuerzas: ad hoc non intelligitur indistincte de quocumque inimico ipsius principis sed

11 En 1448, esto es, casi al final de su vida, Marquilles dedicó a los consel!ers de Barcelona unos completos y detallados comentarios al código catalán: Comentaria Iacobi de Marquilles supe' ena­ticis Barchinone, Joan Luschner, Barcelona, 1505. Debo advertir que las simples caracterizadunes que haré a continuación son un pálido reflejo de la riqueza de los comentarios de Marquilles a nues­tro usatge.

12 Comentaria, nota XIII, fol. 199v. 13 Ibídem, nota XV, fol. 200r. 14 Ibídem, questio 11, fol. 20lr.

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tamen intelligitur de inimicis valde potentibus, maioribus ipso principe Barchinone ve! equalibus in potentia, ut quos ipse per se cum sua propria gente non posset superare 15 •

De todo ello se deduce que, en virtud del PN, el monarca podía decretar la movilización general exclusivamente dentro de la propia Cataluña: si el escenario de la guerra estaba fuera del ten·itorio, non vide­tur quod teneantur extra hanc patriam sequi eum quam tune non videtur esse defensio huius patrie sed vindicta, cum lamen totus hec usaticus Princeps namque intelligi debeat in comuni defensione huius patrie et dicti principis administratoris eius16 Incluso en este caso, se preveía que, si la acción del invasor se producía en una zona muy concreta de Cataluña y para repelerla bastaban los habitantes de esa comarca, no era preciso movilizar a las huestes del resto del Principado".

Naturalmente, sólo el monarca podía invocar el usatge. A la pre­gunta de si sufficiat mittere primogenitum cum dicatur princeps, Marquilles respondía que no, qua re in Cathalonia non habemus principem nisi regem nec "Auctoritate et rogatu", "Simili modo" nec alii usatici loquentes de regaliis principis in persona primogeniti locum sibi vendi­cant ex consuetudine generali18

• De igual manera, sobre la cuestión de si el usatge debía tener lugar en caso de que el gobernador de Cataluña o del Rosellón movilizasen a las huestes para luchar contra el desposeído rey de Mallorca, era opinión general que el PN non habebat /ocum in tali casu, quare iste usaticus concernit personam principis et hoc innuunt multa

15 Ibídem, nota XIV, fol. 200r. !(J Ibídem, nota XIV, fol. 200r. 17 Ibídem, questio III, fol. 201r.-v. Como ejemplo, Marquilles recuerda el debate que tuvo lugar

en 1356, cuando 10 galeras de genoveses atacaron las costas del obispado de Gerona: aunque la mayoría de los juristas que participaron en el debate opinaron que el usatge debía tener lugar a pesar de que la zona atacada era muy precisa y restringida, el consejo real com;ideró justo que, si los veguers y otros oficiales del rey veían que las huestes de los lugares próximos a la región agredida podían bastar a la defensa, no era necesaria la invocación del PN (Ibídem, nota XVII, fol. 200r.-v.). La noticia la recoge Marquilles del jurista Guillem de Vallseca, presente en el debate; véase Antiquiores Barchinonensium leges, quas vulgus usaticos appellat, cwn comentariis supremorum iurisconsultorum lacobi a Monteiudaico, lacobi et Guielermi a 1/(llfesicca et lacobi Calfici..., Barcelona, 1544, fol. 124r. A pesar de ello, tendremos la ocasión de observar que, a lo largo de la segunda mitad del s. XIV, y aunque las zonas amenazadas de invasión fuesen muy restringidas, las convocatorias del PN y sus eventuales conmutaciones afectaron a toda Cataluña; veremos, por ejem­plo, cómo la ciudad de Tarragona pagaba losfogatges para la guerra que mantenía el rey con el conde de Empúries, cuyo escenario quedaba limitado a las tierras nororientales del Principado.

IR Ibídem, questio XI, fol. 202r.

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verba huius usatici et sic ipse habet monere non ojjicialis suus19 No sólo competía exclusivamente al monarca la invocación del usatge, sino que también debía ponerse personalmente al frente de las huestes movilizadas. J. Marquilles recoge del jurista Guillem Pabord un interesante debate ocu­rrido probablemente en septiembre de 1367, cuando se tuvieron noticias de la entrada en territorio catalanoaragonés de compañías de Francia para intervenir en la guena civil de Castilla. Puesto que Pedro el Ceremonioso estaba a la sazón enfermo y no podía ponerse al frente de las huestes, se pedía consejo sobre la posibilidad de colocar a su primogénito loco ipsius pro principi vel loco principis. Las opiniones se dividieron: consejeros como Ramon Ballester, Berna! Lunes o Sperandeu Cardona, entre otros, estimaban que licet dominus rex personaliler non accederet cum esset iusta causa delenlus, quod eral locus huic usatici; por el contrario, Bernat Vives, Joan y Guillem de Vallseca, Pere Rajadell y el propio Guillem Pabord opinaron que el usatge no había lugar, pues rex personaliler debet interesse cum suis gentibus in defensione sua sive in invasione alterius ... et sic omnia verba usatici ad personam principis referuntur el sic princeps ipse debet in executione huius processus personaliter interesse20•

A pesar del carácter general del servicio, el cual, según la letra del usatge, afectaba a todos lo que tuviesen etatem et pos se pugnandi, Marquilles planteaba algunas cuestiones sobre las personas que podían estar exentas del servicio21

• Así, ante el problema de si debían acudir todas las personas que habitaban en la vivienda o sólo una de ellas, nuestro juris­ta opinaba quod sufficiat unam lamen personam de quolibel hospitio ire, quare sic semper fuit et est consuetum iri ad tales exercitus; et quare cul­tura agrorum el custodia et negotia domus et hospitii cuiuslibet non debet deseri; si enim pater vadit non debet ire jilius non emancipatus ... De todas formas, si el peligro y la necesidad fuesen de extraordinaria magnitud, todos, incluídos mujeres y niños, deberían acudir a la hueste (et hec vera intelligo nisi tamen inminerel necessitas et periculum quod omnes essent necessarii quare tune credo quod omnes etiam pueri et femine haberenl

19 Ibídem, questio XIII, fol. 202r. 20 Ibídem, nota XVIII, fol. 200v. 21 J. de Mon~juic, interpretando las palabras pos se pugnandi delusatge, entendía que posse pug­

nandi in te !ligo tam de potentia si ve posse facti quwn iuris, el sic infantes, senes et infinni non tenen­tur; ítem, ne clerici nec religiosi; idem etiam intelligo de feminis, quia non congruit earum sexiu (vid. Antiquiores Barchinonensiwn leges ... , fol. 123v.).

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ire )22 • Marquilles consideraba exentos del servicio a los enfermos, a los mayores de 70 años y a los menores de 20 (quare in ea etate et non antea reputent quis abilis ad pugnandum) y a los pobres (qui non habent expen­sas cum quibus vadant et qui singulis diebus habent lucrari victum pro se et sua familia sine dubio excusantur, quare paupertas a muneribus excu­sat). Tampoco estarían obligados a acudir a la hueste fornerii, banderii, baiuli, judices, notarii, custodes castrorum, fabri et similes persone nec­cesarie publicis utilitatibus singulorum locorum et sine quibus ipsa loca et re gimen eorum et persone ibi remanentes non possent comode vivere23

JI!. PRESTACIONES MILITARES Y FISCALIDAD: LAS COMPOSICIONES DEL

"PRINCEPS NAMQUE" ENTRE 1361 Y 13 86

Como acabamos de mostrar, el PN sólo podía invocarse en el caso de que Cataluña fuese invadida desde el exterior por un enemigo suficien­temente poderoso. Así, fue proclamado en 1283, en el contexto de la gue­rra con Francia, y de nuevo en 1344 y 134 7 con ocasión del conflicto que concluyó con la reintegración del reino de Mallorca a la Corona de Aragón24. Durante el conflicto con Pedro el Cruel de Castilla (1356-1365) y puesto que la guerra tuvo como escenarios principales los reinos de Aragón y de Valencia, el PN sólo fue invocado en las dos ocasiones (1359 y 1365) en que la armada castellana amenazó el litoral catalán y la propia ciudad de Barcelona25 • Aunque estas invocaciones del usatge no han sido

22 Ibídem, questio V, fol. 20lv., pues necessitas non habet legem (Ibídem, questio VII, fol. 201v.).

23 /bídem, questio VII, fol. 20lv. Por ejemplo, con ocasión de la movilización general de 1368, que más adelante veremos, el rey ordenó que, para asegurar el funcionamiento cotidiano de la villa de Sant Celoni, situada en un punto estratégico de la ruta que comunicaba el norte de Cataluña con Barcelona, permaneciesen en ella 25 personas, entre las cuales debían haber hostaleros, panaderos, herreros, molineros e altres que acustumen de tenir o haver ofici qui és a ús públic (ACA, C, reg. 1519. fol. !61r.).

24 Véanse respectivamente reg. 61, fols. 1 07v.-108r. y B. DESCLOT, CrOnica, cap. CXXXIX, ed. de F. Soldevila, Barcelona, 1971, p. 535; PERE EL CERIMONIÓS, CrOnica, Cap. III, &194, p. 1087 de la ed. citada; y Rúbriques de Brunique1: Ceremonial deis magnífichs consellers y Regiment de la ciu­tat de Barcelona, 11, Barcelona, 1913, p. 225. Véase también J. PERES UNZUETA, El someten! a tra­vés de la Historia, cit., pp. 29-30 y 48-51.

25 Véanse PERE EL CERIMONIÓS, Crónica, Cap. 6, &22, pp. 1134-1135 de la ed. citada; Memoria presentada por el coronel de infantería don Fernando Camino, pp. 15-16; J. PERES UNZUETA, El some­ten!, p. 53 y M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Un episodio de la guerra de lo.~ Dos Pedros, cit. (en prensa).

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 181

estudiadas con detalle, parece que ninguna de ellas tuvo especiales reper­cusiones fiscales. Tenemos motivos para pensar que la "edad de oro" (para utilizar la misma expresión que emplea Ph. Contamine al referirse al arrie­re-ban francés) del PN se inicia en 1361'6 • Parece significativo al respec­to que, con ocasión de las primeras entradas en Cataluña de companyes estranyes en el verano de aquel año, el rey convocase una importante reu­nión de doctores, juristas y reputados miembros del consejo real con el fin de decidir la forma de invocar el usatge; después de diversas discusiones, se redactó -y se ordenó registrar- el texto matriz que serviría en adelante para convocar a todas las huestes de Cataluña en virtud del PN27 Datan también de 1361 los primeros indicios sobre la "composición" del servi­cio militar implícito en el usatge. Por tanto, hora es ya de observar el pro­ceso de conversión del PN en unfogatge pagado por todos a través de las cuatro etapas más arriba mencionadas.

A. Las amenazas de las Compañías Blancas y los primeros ensayos de composición del "Princeps namque" (1361-1362)

La causa desencadenante de la primera gran invocación del PN en el período que voy a considerar fue la entrada de las Grandes Compañías por el Rosellón en el mes de agosto de 1361. Como es sabido, durante los primeros meses de ese año, el grueso de las compañías formadas tras la desmovilización y evacuación de fortalezas consecutivas a la paz de Brétigny se dirigió hacia el bajo valle del Ródano y a las cercanías de Avignon. A pesar de la cruzada predicada por Inocencio IV contra las compañías, al final fue necesario pactar con sus capitanes para lograr que abandonasen el territorio. Algunas compañías marcharon a Lombardía y otras se dirigieron hacia la Corona de Aragón para participar, al lado de Pedro el Ceremonioso, en la guena que enfrentaba al soberano catalanoa-

26 PH. CONTAMINE, Guerre, État et société, p. 38. He señalado en otro lugar uno de los princi­pales contrastes entre ambas formas de movilización general: mientras la "edad de oro" del anúre­ban. .'le situó entre 1302 y 1356, la del PN tuvo lugar en la segunda mitad del s. XIV; cf. M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, La convocatoria del usatge, pp. 81-82, nota 9.

27 ••• vocatis ad se doctoribus et iurisperitis ac quibusdam aliis de suo consilio magne reputa­

tionis, post multas altercationes, videlicet super eo qualiter usaticus Princeps namque, qui in hoc casu sibi locwn omnimode vendicabat, praticari debebat, de consilio predictorum subscriptamfor­mam monitionis terre fecit iuxta dictwn usaticum solemniter ordinari et in hoc registro ac in regis­tris diversorum et viridi registran· valen.~ et mandans quod amodo, cum casusffuerit dicti usatici, per formam istam terru totaliter moneatur (15.VIJI.1361; reg. 1519, fol. lr.-v.).

182 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

ragonés con Pedro el Cruel de Castilla. Pero la tregua firmada en Deza­Terrer por los dos monarcas peninsulares en mayo de 1361 dejó a las com­pañías sin trabajo y las detuvo en la frontera pirenaica, desde donde se dedicaron a saquear los alrededores de Perpignan y Montpellier. A princi­pios de agosto, la compañía del gascón Berard d' Albret llegó hasta Montpellier, destruyendo e incendiando sus arrabales, y el Narbonés, donde se le unió la nutrida compañía del capitán Seguin de Badefol y otros contingentes procedentes de las recién evacuadas provincias del norte. Este potente ejército combinado fue el que invadió el Rosellón a mediados de agosto de 1361 y provocó la invocación del PN en Cataluña28 •

En efecto, como he indicado más arriba, después de la reunión de juristas y miembros del consejo real, ell5 de agosto de 1361, el rey invoca­ba solemnemente el usatge, según el cual, todos los habitantes de Cataluña, fuesen de la jurisdicción que fuesen, debían acudir al Rosellón para detener a las compañías; el propio monarca se disponía a abandonar de inmediato Barcelona para dirigirse a Girona29 • Aunque sabemos que, por ejemplo, la host de Barcelona salió de la ciudad el 23 de agosto para acudir a la convo­catoria regia, tenemos motivos para pensar que esta invocación del PN no dió los resultados apetecidos: durante la última veintena de agosto abundan las cartas donde, con gran dureza, el rey volvía a exigir el servicio de sus súbditos30

• Por otra parte, escasas de víveres y alertadas de la llegada del pro­pio monarca, que estaba en Girona a finales de agosto, las compañías aban­donaron el Rosellón y dirigieron sus pasos hacia las regiones noroccidenta­les, saqueando los lugares situados entre Carcassonne y Castelnaudary31

La particular táctica de combate que empleaban las compañías, los continuos rumores sobre sus próximas entradas y el relativo fracaso de la invocación del usatge movieron al monarca a reunir Cortes generales a los

28 La bibliografía sobre el tema es muy abundante; aquí he seguido el reciente y documentado trabajo de K. A. FOWLER, Medieval Mercenaries, vol. !: The Great Companies, London, 2001, pp. 24-38. Según el cronista aragonés J. ZURITA, Anales de la Corona de Aragón, L. IX, Cap. XXXV (ed. de A. Canellas, Zaragoza, 1978, vol. IV, pp. 422-423), era fama que ese ejército de malandrinas estaba formado por 25.000 hombres: comenzaron a ir robando; e iban combatiendo y rescatando los lugares que se les antojaba por el reino de Francia, y poco a poco se vinieron acercando a las fron­teras y casi de improviso entraron por Rosellón.

2g Reg. 1519, fol. 1r.-3v.; véanse ZURITA, Anales, L. IX, Cap. XXXV, p. 422 y J. PERES UNZUETA,

El sometén, pp. 53-55. 30 Reg. 1519, fols. 3v.-9v., IOr.-v., llv.-12r., 12v.-15r. y 15v. 31 Ya a principios de septiembre, el rey estaba de regreso en Barcelona e informaba a los con­

vocados de la retirada de los agresores: reg. 1519, fols. 1 7v.-18r.; véanse ZURITA, Anales, L. IX, Cap. XXXV, p. 423 y K. A. FowLER, Medieval Mercenaries, p. 38.

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 183

catalanes en Barcelona, con el único fin de que le prestasen auxilium et consilium acerca de la defensa de Cataluña en caso de que se produjesen nuevas amenazas de invasión por la frontera pirenaica32

• Durante estas casi ignoradas Cortes de Barcelona sucedieron dos cosas importantes para el futuro del PN.

A la primera aludiré muy de pasada pues, aunque constituyó un hito muy importante en el proceso de interpretación y caracterización del usatge, se aparta un tanto del objetivo que persiguen estas páginas. Me limitaré, por tanto, a resumirla con la mayor brevedad posible. Puesto que el monarca se había reservado la imposición del castigo a quienes no hubiesen cumplido el servicio en la reciente invocación del PN33

, se exi­gió al noble Bernat de Cabrera la devolución del vizcondado de Bas y de todo lo que tuviese en feudo del monarca por no haber acudido a la con­vocatoria del pasado mes de agosto. En primer lugar, Cabrera adujo razo­nes de salud como eximente, pero enseguida planteó también una cuestión de mayor calado jurídico, que afectaba a la propia interpretación del usat­ge. El noble entendía -per viras prudentes et antiquos- que la amenaza de unas compañías, al frente de las cuales venían simples capitanes, no justi­ficaba la invocación del PN pues, según la letra del usatge, el ejército inva­sor debía ser dirigido por un monarca34

• Una comisión formada por 22 per­sonas (cuatro eclesiásticos, cuatro barones, cuatro caballeros, cuatro ciu­dadanos y seis juristas, entre ellos, Bernat d'Olzinelles, Jaume Desfar, Pere Sarrovira y Pere Terré) y reunida en el palacio real de Barcelona, dis­cutió el asunto y acabó por proclamar solemnemente que, en adelante, el PN tendría lugar aunque al frente de las tropas invasoras no viniese un monarca y siempre que fuesen en tal multitud que se requiriese el auxilio de todo el principado35

32 Las Cortes fueron convocadas el 13 de septiembre de 1361 para celebrarse en Barcelona a partir del primero de octubre: reg. 1519, fols. 19r.-24r.

33 Reg, 1519, fols. 18r.-v. 3 ~ Aducía al respecto que no era lo mismo la invasión de un ejército mandado por un rey que

tuviese tras sí a todos sus súbditos y a un territorio que podría abastecer a las tropas, que una agre­sión llevada a cabo por gentes de heteróclita procedencia y al frente de las cuales no viniese su señor natural( ... quare non est eadem racio in U/lO casu sicuti in alio, cum verosimilius timeri debeat rex ve! princeps, suum latum regnum vel principatum habens, qui gentes naturales habet et terram unde victualia et suos apparatus habere potest quam gentes diversorum nacionum, dominwn naturalem secum non ducentes, que terram propriam non haberent unde victualia aut apparatus habere pos­sent ve! se in ea yemali presertim tempore sustinere (reg. 1519, fols. 4lr.-43r.).

35 Reg. 1519, fols. 41 r.-43r.; cf. Comentada Iacobi de Marquilles, cit., nota XVI, fol. 200r. y A. DE RIPOLL, Regaliarum tractatus, cit., cap. 39, pp. 258-259. El mismo dia de la solemne interpreta-

184 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

La segunda cuestión debatida en aquellas Cortes de Barcelona guarda mayor relación con el tema que me interesa, puesto que se refiere a las primeras conmutaciones del servicio militar implícito en el PN. Una vez interpretado el usatge de la forma que hemos visto, es posible que Pedro el Ceremonioso recabase la opinión de la asamblea sobre la mane­ra más adecuada de defender en lo sucesivo la frontera, de cara, sobre todo, a Jos procedimientos de combate que practicaban las compañías mercenarias y a Jos que Cataluña se enfrentaba por primera vez. Ante la imposibilidad de dar al rey una respuesta consensuada por Jos tres brazos presentes en las Cortes, Jos procuradores del brazo real (ciudades y villas de realengo) aconsejaron mantener 300 hombres a caballo y 1.000 balles­teros en dicha frontera pagados, en este caso, per tots los homens poblats en Cathalunya per bona egualtat e per rahó axí com tots ne som tenguts segons dret natural e segons dret de la terra36

• Puesto que el pago de este contingente armado se consideraba como una conmutación del PN, queda claro que el brazo real estaba proponiendo al rey una composición del ser­vicio, consistente en prestar determinado número de combatientes por cada comunidad de Cataluña, en Jugar de proceder a una inoperante movi­lización general.

Siguiendo este consejo, entre finales de 1361 y mediados de 1362, el propósito del monarca fue estimular la composición del servicio por parte de todas y cada una de las comunidades catalanas con el fin de cono­cer los recursos militares de que podría disponer en caso de una nueva invasión de las compañías y, por consiguiente, de una nueva invocación del PN. Conocemos con todo detalle Jos términos de la composición o avi­nenr;a hecha con la ciudad de Barcelona: el29 de diciembre de 1361, con­sidenindo que pus profitosa cosa seria a la defensió de la terra e a la vos­Ira honor haver certes e triades persones a cavall que si tata la gent de la ciutat anava, los consellers de Barcelona ofrecían como redención del usatge durante dos meses 200 hombres a caballo, la mitad arruados y la mitad alforrats, con el salario respectivo de 7 s. y 5 s. diarios37 . En pare-

ción del usatge el rey otorgó una remisión general (con algunas excepciones) a quienes no hubiesen realizado el servicio en el mes de agosto (reg. 1519, fols. 36r.-40r.).

36 Cortes de los antiguos reinos de Aragón y de Valencia y principado de Cataluña, ed. de la Real Academia de la Historia, vol. XV, Madrid, 1911, pp. 444-445. A pesar de que sus editores sugieren que este documento, sin fecha, corresponde a las asambleas celebradas a mediados de 1362, creo que su contenido aconseja situarlo en el contexto de las pocos conocidas Cortes de 1361.

37 Reg. 1519, fols. 43v.- 46v.; regesto en A. M. ARAGÓ- M. COSTA, Privilegios reales concedi­dos a la ciudad de Barcelona, en CoDo In ACA, vol. XLIII, Barcelona, 1971, doc. 204, p. 124; y cita-

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 185

cidos términos hizo composición la ciudad de Tarragona y su territorio a mediados de febrero de 1362; la única diferencia radicaba en que se fija­ba una cantidad por fuego y dia (exactamente tres malles, es decir, 1 d. y medio) durante dos meses; con su producto se pagaría cierto número de combatientes, dos tercios de los cuales serían hombres a caballo y un ter­cio a pie38

Aunque no he localizado hasta el momento ejemplos tan detalla­dos como las avinences hechas con Barcelona y Tarragona, el propósito del monarca era que todo el Principado hiciese pactos parecidos. Así, a principios del año 1362, el Ceremonioso citaba a los síndicos de Perpiñán, de Collioure y de otros lugares del Conflent, Capcir y la Cerdaña para que acudiesen a Tarragona, donde el rey se hallaba a la sazón, para hacer la correspondiente composición del PN39• Con más claridad se advierten las intenciones del rey a finales de mayo de 1362: dos escribanos de la corte fueron comisionados para recmTer toda Cataluña con el fin de saber, por un lado, si los nobles, eclesiásticos y comunidades regias que habían hecho la composición tenían a punto los combatientes que les correspon­dían según dicho pacto; y para ordenar, por otro lado, a quienes aún no habían hecho la avinen('a que se apresurasen a hacerla cuanto antes con los oficiales de sus respectivas veguerias40

A pesar de que, en junio de 1362, corrieron nuevos rumores de entrada de las compañías, creemos que las composiciones del PN reali­zadas en este período no se llevaron a la práctica. Tenemos la impresión de que las medidas adoptadas durante la primera mitad de aquel año

do por PERES UNZUETA, El somatén, p. 55. El veguer y el batlle de Barcelona recibieron la orden de obligar a todos los barceloneses a que contribuyesen en las tallas que eventualmente se establecie­sen para redimir el usatge; no se respetarían privilegios ni franquicias particulares, pues el PN era de tal naturaleza que tothom és obligat com loch ha.

38 Reg. 1519, fol. 47r.-48v. Así pues, a tenor de los términos de la composición de Barcelona, la ciudad debía pagar durante dos meses, en caso de que el PN tuviese lugar, la cantidad de 72.000 s. Por su parte, a razón de 1,5 d. por fuego durante el mismo período, la suma que debía pagar Tarragona y su territorio como rescate delusatge sería aproximadamente de 10.245 s., teniendo en cuenta que la ciudad y las Faldes (como se conocía a su teiTitorio circundante) contaban a la sazón con 1.366 fuegos; véase J. MORELLó, Fiscalitat i deute públic en dues viles del Camp de Tarragona. Reus i Valls, segles XIV-XV, Barcelona, 2001, pp. 254-255.

39 Reg. 1519, fols. 39r.-40v. 40 Reg. 1519, fols. 76v.-79r. Según las instrucciones que llevaban Jos comisarios, el monarca

prefería que se prometiesen pocos combatientes, pero dispuestos ya a entrar en combate, en lugar de que se ofreciese un número mayor que tardasen en cumplir el servicio ( ... ama més que diguen que són ah menys e que·l.1· haja prestament que no·n.fi:lria ab més e que laguiassen).

186 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

fueron una especie de ensayo general destinado a comprobar cómo podría protegerse Cataluña ante un ataque como el que acababa de sufrir el Rosellón en agosto de 1361. Ante esta inesperada agresión y consciente de que podría repetirse en el futuro, el rey deseaba conocer con cuántos combatientes podría disponer en cada señorío -laico y ecle­siástico- y en cada comunidad de realengo como resultado de compo­ner el usatge, es decir, de prestar ciertos combatientes según el número de fuegos41

Pero, vuelvo a repetir, estas composiciones no llegaron a ponerse en práctica: el retroceso de las compañías y, sobre todo, la brutal e ines­perada ofensiva castellana en el verano de 1362 obligaron a Pedro el Ceremonioso a centrar su atención en el conflicto que le enfrentaba a Pedro el Cruel. Téngase en cuenta que la presencia del rey en Girona para alejar a las compañías así como la adopción de las medidas defensivas que hemos visto más arriba fueron posibles gracias a la tregua firmada en Deza-Terrer (mayo 1361), que ponía fin momentáneamente a la guerra contra Castilla. Rota unilateralmente la tregua por Pedro el Cruel en el verano de 1362, la guerra castellano-aragonesa entraba en su fase más virulenta y desfavorable para la Corona de Aragón.

B. La entrada de las compañías de Bertrand du Guesclin y la prime­ra composición general del "Princeps namque" (1368)42

Concluida la guerra de Castilla, durante la cual, como ya he indi­cado, el usatge sólo fue invocado en las dos ocasiones en que la armada de Pedro el Cruel amenazaba las costas de Cataluña (1359 y 1365), el PN sería utilizado frecuentemente durante la segunda mitad del s. XIV como medio para repeler la agresión de las companyes estranyes que amenaza­ban el principado por la frontera pirenaica.

Su invocación en 1368 fue importante por dos motivos: en primer lugar, porque, después del que hemos considerado "ensayo general" de

41 Por referencias dispersas, parece que algunas composiciones se hicieron a razón de un comba­tiente por cada ocho fuegos, con el estipendio diario de 12 d.: por ejemplo, los establecimientos ecle­siásticos del obispado de Girona, el donzel! Dalmau de Rocabruna por el castillo de Cavallera, Joan de So por sus hombres de Talavera de Pavia y el lugar de La Roca (reg. 1519, fols. 49v.-50v., 51 r.-v.).

~ 2 He tratado esta cuestión en M. SÁNCHEZ, La convocatoria delusatge, por lo que me limitaré aquí a recordar las principales conclusiones. También he reducido al mínimo el aparato crítico que el lector puede encontrar en el mencionado trabajo.

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 187

1361, fue la primera vez en que la composición del servicio militar se plas­mó en una carga fiscal sobre toda Cataluña; y, en segundo lugar, porque, como veremos seguidamente, las modificaciones introducidas a la compo­sición del usatge y su fracaso final aceleraron la transformación del PN en un simplefogatge, corno será evidente a partir de 1374.

Las nuevas amenazas de las compañías en 1367 y 1368 se inscri­ben en el marco de la cada vez mayor implicación de los reinos hispáni­cos en la gue1ra de los Cien Años43 • Ya desde principios de 1368 corrían rumores sobre la entrada de las compañías por el Rosellón y, en el mes de abril, se decía que gentes extraneas se reunían en Provenza44 Pero las noti­cias más alarmantes y creíbles sobre la próxima entrada de Bertrand du Guesclin con sus compañías llegaron a Barcelona en el mes de agosto de 1368, mientras las Cortes catalanas estaban reunidas para tratar sobre la rebelión del juez de Arborea en Cerdeña45 • Inmediatamente, se dejaron de lado los asuntos sardos y la asamblea se ocupó de proveer a la defensa de Cataluña frente a las nuevas amenazas. La primera intención del monarca fue invocar el PN, pero, enseguida, tanto el rey corno las Cortes fueron conscientes no sólo de su ineficacia militar sino de los problemas añadi­dos que la movilización general de todos los habitantes podría suponer para el territorio46 • Aprovechando la presencia en las Cortes de los procu­radores de los tres brazos (Iglesia, nobleza y síndicos de las comunidades reales), el rey les propuso la conveniencia de "componer" el servicio gene­ral mediante la prestación de un número limitado de combatientes -bien escogidos y convenientemente armados-, según el número de fuegos de cada ciudad, villa, lugar o señorío47 . Fue así cómo, por primera vez en Cataluña, tuvo lugar la composición general del servicio militar implícito

43 Véanse A. GUTIÉRREZ DE VELASCO, Los ingleses en Espmia (s. XIV), "Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón", IV (1951), pp. 230-256; P. E. RussELL, English intervention in Spain and Portugal in the time o.f Edward II and Richard Il, Oxford, 1955, pp. 83-126; y la síntesis de L. SUÁREZ FERNÁNDEZ, Castilla ( 1350-1406), en R. MENÉNDEZ PIDAL (dir.), Historia de España, vol. XIV, Madrid, 1966, pp. 112-120. Sobre la entrada de las compañías en 1368, véase K. FOWLER, Medieval Men·enaries, pp. 250-251,259-261 y 267-268.

44 Reg. 1519, fols. 117r.-v. y 118 r. 45 Cortes de los antiguos reinos, vol. III, Madrid, 1900, p. 12; y FowLER, op. cit., p. 259. 46 ... quia convocatio ipsius usatici, ¡mmt facti experientia multociens demostravit, est multum

damnosa gentilnts dicti Principatus, pro convocatione cuius omnes homines tam equites quam pedi­tes accedere habent nec propter hoc res publica dicti principatus melius deff"enditw; cum plures qui pro dh:ta deffensione accedunt non sint apti in deJfensione nec armati pmut decet, immo vastant vic­tualia et depredantur bona subditorum ipsius domini regis (Cortes, vol. III, p. 12).

47 Cortes, voL JII, p. 15 y vol. XV, pp. 172-173.

188 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

en el PN con sus añadidas consecuencias fiscales para todo el territorio: en lugar de acudir todos a la llamada del monarca, cada comunidad -real o señorial- prestaría un combatiente (cliens o serviens con la paga de 2 s. diarios) por cada 15 fuegos, calculados según el último recuento realizado en Cataluña, es decir, el confeccionado en 1360 y revisado parcialmente en 136548

Una vez pactada la composición, se organizó con toda meticulosi­dad la selección de los combatientes en toda Cataluña. Vale la pena recor­dar que, si bien dicha composición se hizo aprovechando la presencia de los tres brazos en la asamblea de 1368, no se trató en rigor de un donativo otor­gado en Cmtes. La diferencia más importante radica en la activa participa­ción de los oficiales reales en todo lo relativo al PN; al tratarse de una pre­rrogativa regia, dichos oficiales tenían capacidad para intervenir en todos los ámbitos del territorio ya fuesen de realengo, de la Iglesia o de la noble­za. En otras palabras, con el recuento de 1360-65 en la mano, oficiales de la corte calculaban el número de combatientes por fuego que debía prestar cada vegueria; seguidamente, se enviaba una copia de estos datos a cada veguer para que procediese a la movilización y, por fin, los mencionados oficiales debían hacer llegar al escriva de ració (otro oficial regio) un memorial con el número y el nombre de los combatientes seleccionados en cada vegueria, con el fin de disponer de un instrumento que le permitiese observar el grado de cumplimiento del servicio y proceder en consecuen­cia. Por el contrario, si se hubiese tratado de un contingente pagado con el donativo ofrecido por las Cortes, los combatientes habrían sido reclutados, organizados y pagados pqr comisiones emanadas de las Cortes, con la expresa exclusión del monarca y de sus oficiales. He aquí de nuevo la clara especificidad del PN frente a otras convocatmias militares.

Disponemos de abundante documentación que nos permite cono­cer el número de servientes que debía prestar cada núcleo de realengo y cada señorío laico o eclesiástico. Por citar sólo unos ejemplos, el arzobis­po de Tarragona y los habitantes de su señorío debían dar 268 servientes por 4.027 fuegos; el conde de Urgell, 275 por 4.127 fuegos y el de Empúries 291 por 4.367 fuegos. Por lo que respecta a las ciudades reales,

48 Cf. M. SÁNCHEZ, La convocatoria del usatge, pp. 85-86. Sobre los recuentos de fuegos o fogatjaments de esta época, véase P. ÜRTÍ, Una primera aproximació als fogatges catalans de la dCcada de 1360, "Anuario de Estudios Medievales", 29 (1999), pp. 747-773.

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA !89

Barcelona, con sus 6.568 fuegos, debía prestar 437 servientes; Perpiñán, 178 por 2.675 fuegos; Girona, 106 por 1.590 fuegos; Vilafranca, 54 por 820 fuegos, etc.49 •

Así pues, en el momento en que se pactaba la composición del usatge (esto es, prestar un determinado número de combatientes según los fuegos de cada lugar), la carga financiera del servicio era transferida a la comunidad institucionalmente organizada, esto es, al municipio. Como la composición tenía por doble objetivo amortiguar la carga que la host pura y simple implicaba para todos los vecinos del lugar y lograr una mayor efi­cacia militar, sobre los regidores municipales recaía la misión de elegir los servents más apropiados y mejor equipados, de pagarles el salario corres­pondiente y, en consecuencia, de reunir de la manera que considerase más oportuna el dinero necesario para asoldarles. Por tanto, la composición del PN significaba ya la monetarización del servicio: en lugar de movilizar toda la host a cargo de cada habitante, el municipio establecía, por ejem­plo, una talla con el fin de obtener los recursos necesarios para pagar a los servents que debía proporcionar según su número de fuegos. Por ejemplo, aplicando la soldada diaria de 2 s. por combatiente, la ciudad de Barcelona tendría que reunir, en teoría, una suma cercana a los 26.220 s. para pagar un mes de servicio de sus 437 servientes, Perpiñán, 10.680 s., Girona, 6.360 s., Vilafranca, 3.240 s., etc. Así, en 1368, todas las comunidades del Principado (tanto del dominio real como señoriales) experimentaron por primera vez las consecuencias fiscales de la composición del PN, aunque naturalmente, en este punto, sólo la documentación municipal permitiría calcular el impacto preciso de dicha composición sobre la población50

A pesar de los mencionados preparativos, la composición del usat­ge no tuvo ocasión de ponerse en práctica de manera inmediata: Pedro el Ceremonioso llegó a un acuerdo con los procuradores de Du Guesclin y este pacto desactivó los resortes defensivos organizados por el monarca y las Cortes51

• Pero no por mucho tiempo: a mediados de noviembre de 1368, las compañías iniciaron su entrada por el Pallars y la Vall d'Áneu,

49 Reg. 1519, fols. 146r. y l48v. 50 Sabemos, por ejemplo, que la ciudad de Manresa ordenó hacer una talla especial para pagar

a los servientes que le correspondía movilizar (Arxiu HistOrie de la Ciutat de Manresa, AM-I-161, Memorial deis consellers). Sobre la forma de proceder de los consellers de Barcelona en la compo­sición de 1368, véase M. SÁNCHEZ, art. cit., pp. 91-98.

51 Sobre las causas de la entrada de Du Guesclin en Cataluña y el mencionado acuerdo con el monarca catalanoaragonés, véase K. FOWLER, op. cit., pp. 260-266.

190 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

sitiaron y saquearon la villa de Tremp y sus alrededores, alcanzaron Agramunt y amenazaron Cervera, donde el monarca había concentrado sus tropas para hacerles frente52

• Fue entonces cuando se pusieron clamo­rosamente de manifiesto las limitaciones de la composición del PN: los combatientes movilizados por las comunidades, según los términos pacta­dos en el mes de agosto, no acudieron con la celeridad necesaria ni en el número previsto; y los pocos que respondieron a la convocatoria se pre­sentaron tan someramente equipados que su eficacia militar era más que dudosa. Cuando el peligro fue mayor y las compañías estaban ya muy pró­ximas a Cervera, el monarca confesaba amargamente su impotencia para hacerles frente con tan escasos y mal equipados combatientes. Ante esta grave situación, se tomaron dos medidas urgentes: primero, se dió la opción a las comunidades de conmutar los servientes a pie que estaban obligados a prestar por hombres armados 53; y seguidamente se ordenó a los oficiales reales que persuadiesen a todos los lugares a que diesen el dinero que les correspondía según el número de servientes asignados (siempre a razón de 2 s. diarios por combatiente), con el cual dichos ofi­ciales procederían a la contratación de hombres a caballo54 Fue así cómo, en el momento de mayor peligro, la tarea de reclutar combatientes fue transferida desde los regidores de cada lugar a los oficiales reales y cómo el servicio militar adquirió más claramente unos perfiles fiscales: las comunidades se limitarían a pagar las cantidades correspondientes a los distintos oficiales y éstos se encargarían de contratar a los homens d 'ar­mes más apropiados.

Y es que, mientras la formación de la tropa recayese en el propio municipio y su movilización fuese realizada por los veguers, eran grandes los riesgos de que los combatientes no alcanzasen el número previsto en la composición ni acudiesen al lugar de cita con la premura necesaria y con el equipo adecuado. Por tanto, era preferible que las comunidades se limi­tasen a pagar determinadas cantidades de dinero y que ciertos comisarios designados por el monarca procediesen de forma centralizada al recluta-

52 Cf. FOWLER, op. cit., pp. 267-268 y M. SÁNCHEZ, art. cit., pp. 87-90. ~ 3 Cf. M. SÁNCHEZ, art. cit., pp. 87-90. La conmutación ofrecida era la siguiente: un Jwm armat

de cors e de cavall equivaldría a 3 1/2 servientes; un hom armat de cap a peus ab cavayl, mcí o mul a(forrat, a 2 112 servientes; y un hom armat de cors ob cuyra¡:-es, gorja!, capellina, mimegues o brw;:als ah cavalcadura, a 2 servien.tes (reg. 1519, fol. 147r.-v.). Barcelona se acogió a esta opción de convertir los combatientes a pie en hombres armados (M. SÁNCHEZ, art. cit., pp. 94-98).

54 Reg. 15 19, fols. 151 r.-152r. y l59v.-160 r.; cf. M. SÁNCIIEZ, art. cit., pp. 89-90.

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miento de los combatientes más apropiados y mejor armados. Éso fue lo que se intentó hacer urgentemente a finales de 1368 con escasos resulta­dos. Pero la lección sería bien aprendida y las consecuencias de aquel fra­caso se sacarían, como veremos, en 1374, cuando, ya sin las vacilaciones de seis años antes, la composición del PN se convertiría en un fogatge pagado por todos los habitantes del Principado.

C. La entrada del infante de Mallorca, la nueva invocación del "Princeps namque" y el "fogatge" de 137455

A pesar de los continuos rumores sobre entradas de compañías en los años sucesivos, una nueva invasión de Cataluña, mucho más grave y dañina que la de 1368, no tuvo lugar hasta finales del otoño de 1374. En este caso, los mercenarios entraron al principado bajo la égida del infante Jaume, heredero del trono de Mallorca tras la muerte del rey Jaume III56

.

55 Me he ocupado de este tema en M. SÁNCHEZ, La presión fiscal en un año difícil: Cataluña, mediados de 1374-mediados de 1375, cit. También en este caso me limitaré a resumir a grandes líne­as este trabajo, reduciendo al mínimo el aparato crítico.

56 Recordemos que, herido y capturado en la batalla de Llucmajor (1349), donde encontró la muerte el último monarca del reino privativo de Mallorca, el infante Jaume, heredero del trono, fue retenido en prisión por Pedro el Ceremonioso primero en Xhtiva y, desde 1358, en la propia Barcelona. Cuatro años después, el infante fue liberado y pasó a Nápoles, donde en 1363 contrajo matrimonio con la reina Juana. Envenenadas más tarde la~ relaciones entre ambos consortes, Jaume abandonó la corte napolitana para proseguir su objetivo de recuperar el viejo reino de Mallorca. Nada mejor para ello que aprovecharse de la guerra que enfrentaba a las dos Coronas peninsulares en el marco general de la guerra de los Cien Años. Junto a Eduardo, príncipe de Gales, pactó una alianza con el rey de Castilla para luchar contra Enrique de Trastámara, aliado, a su vez, de la Corona de Aragón y de Francia. Según el testimonio de Froissart, entre otros, el infallte Jaume destacó brillan­temente en la batalla de N á jera (1367), donde fue vencida la coalición francoaragonesa. Enturbiadas las relaciones entre los ingleses y Pedro el Cruel de Castilla, el príncipe de Gales abandonó la Península, mientras Jau me de Mallorca permaneció en tierras castellanas y acabó por caer prisione­ro del Trastámara en Valladolid. Liberado por Du Guesclin siguiendo instrucciones de Carlos V y Louis d' Anjou, el infante pasó a Foix y a Aviñón con el único objetivo de preparar cuidadosamente, entre 1371 y 1373, la invasión de Cataluña y de vengarse definitivamente de Pedro el Ceremonioso, causante de la desaparición del reino autónomo de Mallorca y de la muerte de su último monarca. He seguido el esbozo biográfico que realiza J.E. MARTÍNEZ FERRANDO, La trilgica histOria deis reis de Mallorca, Barcelona, 1960, pp. 236-273. Sobre el infante de Mallorca y su entrada en Cataluña pueden verse, entre otros, PERE EL CERIMONIÓS, CrrJnica, Apéndice, p. 1154 de la ed. citada supra; J. ZURITA, Anales, L. X, Caps. XVII y XVIII, pp. 631-638; A. LECOY DE LA MARCHE, Les refations pnlitiques de la France avec le royaume de Majorque, vol. II, Paris, lR92, pp. 181-187 y 195-201; C. A. WILLE!viSEN, Der Untergang des KOnigreiches Mallorka und das Ende der Mallorkinischen. Dynastie, "Gcsammelte Aufstitzc zur kulturgeschichte Spaniens", V (1935), pp. 240-296 (especial­mente, pp. 282-292); E. ÜLIVERES DE PICÓ, El rei sense reialme (Jawne IV de Mallorca), "Episodis de la HistOria", Barcelona, 1965. Véase también una versión novelada de la vida del infante en T.

192 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

Durante los primeros meses de 1374, el infante logró reunir un importan­te ejército, reclutado entre los mercenarios que recorrían el Languedoc, sobre todo, bretones, pero también normandos y gascones; ya en la pri­mavera de aquel año corrieron los primeros rumores sobre la inminente entrada de Jaume, que había abandonado Toulouse y se disponía a pene­trar en Cataluña por el Rosellón57

• Ante las dificultades encontradas en el paso de Panissars, las compañías se dirigieron hacia el Conflent y, a pri­meros de noviembre de 1374, pasaron a la Cerdaña y a las tierras de Urgell. Un grupo de invasores descendió por la vall de Ribes: a finales de noviembre atravesaron de norte a sur la comarca de Vic y en los primeros dias de diciembre estaban a las puertas de la propia Barcelona". Ya fuese por dificultades de aprovisionamiento -el rey había reiterado la orden de que los víveres fuesen cuidadosamente guardados en lugares fortificados para que las compañías no pudiesen servirse de ellos- o por la llegada del invierno, el hecho es que los mercenarios abandonaron Cataluña, recorrie­ron el reino de Aragón, pasaron a Castilla y se instalaron en Soria a prin­cipios de 1375. En esta ciudad encontró la muerte el infante Jaume de Mallorca, quien con tanto ahínco y tenacidad había perseguido la ilusión de recuperar el reino arrebatado a su padre una treintena de años antes. Así pues, durante los últimos meses de 1374, Cataluña experimentó muy dura­mente -mucho más que en 1368- los bien conocidos efectos de la guerra miserable y destructiva que, con su peculiar táctica, practicaban las com­pañías: evitando la batalla frontal y la ocupación de fortalezas, su objetivo esencial era golpear a la población inerme mediante la destrucción de las cosechas, el saqueo y el incendio. La impunidad con que actuaban las compañías y el ambiente de profunda inseguridad que creaban es evocado por J oan Toralles en su noticiario: ells travessaren tata Cathalunya e tot

AGUILÓ- J. Ma QUADRADO, El infante de Mallorca. Una novela de dos ingenios, ed. y notas de B. Martí, Palma de Mallorca, 2000.

57 Reg. 1520, fol. 13v. Véanse K. FOWLER, L' emploi des mercenaires par les pouvoirs ibériques et l'intervention militarire anglaise en Espagne (vers 1361-vers 1379), en A. Rucouor, Realidad e imágenes del poder. España afines de la Edad media, Valladolid, 1988, pp. 41-44 y J. R. JuuA VIÑAMATA, Defensa y avituallamiento de los castillos del Rosellón y la Cerdaña en la segunda mitad del siglo XIV, "Acta Historica et Archaeologica Medievalia", 9 (1988), pp. 281-31 O (especialmente, pp. 289-291).

58 Véanse la CrOnica del Racional de la ciutat de Barcelona ( 1334-1417), "Recull de documents i estudis", Ajuntament de Barcelona, vol. I, Barcelona, 1921, p. 149; E. MoLINÉ y BRASÉS, Noticiari catalil deis segles XIV i XV, "Butlletí de I'Ateneu Barcelones", I (1915-1917), p. 214; y C. PUIGFERRAT, Fam, guerra i pesta a la Plana de Vic, 1374-1375, ''Ausa", XIX (2000), p. 96.

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Aragó sens tot perill que tothom fugia e·s metia per les forces e axí ells donaren gran dapnatge en lo regne59 Para proveer a la defensa de Cataluña en tan dramática coyuntura, el PN fue de nuevo invocado, pero, como veremos enseguida, se procuró evitar por todos los medios el fraca­so de 1368.

Pero antes, retrocedamos por un momento cuatro años atrás para observar las medidas defensivas adoptadas por el rey y las Cortes a raíz de la entrada de Du Guesclin a finales de 1368. Durante una sesión de las Cortes celebradas en Tarragona (mayo de 1370), los procuradores de los tres brazos empezaron por reconocer la flaqueza de los recursos defensi­vos de Cataluña, puestos duramente a prueba año y medio antes: d' ale un temps enr;a les ... companyes estranyes han grans e intollerables dampnat­ges donats e encara donen en diverses parts del món, e no ha gens molt que són entrades dins lo principal de Cathalunya e en aquella donaren grans dampnatges e estegueren per tants dies que Jo minva e desonor de vós, senyor, e de tot·lo principal de Cathalunya, a les quals no·s poch bonament contrastar per r;o com les gents d' armes de Cathalunya no eren apparellades ne de cavalls ne de aquelles armes qui al contras! de les dites gents eren necessaries60• Por tanto, con la finalidad de evitar un des­calabro como el de 1368, las Cortes ofrecieron al rey formar un ejército de 300 hombres a caballo, 400 lanzas y 400 ballesteros, organizado por la Diputación del General y pagado con los impuestos propios de este orga­nismo: las generalidades. Si durante los dos años de vigencia de este donativo, tuviese lugar una invasión que obligase a invocar el PN, el rey se abstendría de hacerlo y, en su lugar, la defensa de Cataluña se realizaría con el ejército preparado y financiado por la Diputación61 • Algo parecido sucedió en las Cortes de Barcelona de 1372-1373: según los capítulos del donativo ofrecido en mayo de 1373, si en el plazo de tres años y dos meses el rey se veía obligado a invocar el PN, las Cortes emplearían parte del

59 E. MüLINÉ Y BRASÉS, Noticiari catafií, p. 214. 6° Cortes de Cataluña, Ill, p. 63. ~~ Cortes de Cataluña, m, pp. 62-72; sobre el donativo de estas Cortes, véase M. SÁNCHEZ-P.

ÜRTI, Corts, Parlaments ifiscalitat a Catalunya. Es capítols del donatiu (1288-1384), Barcelona, 1997, doc. no XXIV, pp. 423-438. Recuérdese que, desde 1362-1365, los donativos concedidos al rey por las Cmtes de Aragón, Cataluña y Valencia se pagaban básicamente con unos impuestos que gra­vaban la producción y el comercio de textiles así como la entrada y salida de mercancías, percibidos éstos últimos en las fronteras de los tres territorios; esos impuestos, característicos de la nueva fis­calidad de Estado, recibieron el nombre de generalidades y eran gestionados por las respectivas Diputaciones Generales de Aragón, Cataluña y Valencia.

194 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

donativo de 130.000 l. en pagar a los combatientes necesarios para la defensa de Cataluña62 • Así pues, entre 1370 y 1373, el PN había sido sus­traído al control regio: en lugar de la ineficaz movilización general y a la vista de los escasos resultados que dió la composición del usatge en 1368, las Cortes consideraron que Cataluña estaría mejor defendida con un ejér­cito de expertos combatientes -formado por miembros procedentes de la pequeña nobleza rural (homens de paratge) o de las capas más prominen­tes del estamento urbano (ciutadans honrats y homens de vila), todos ellos con caballos y adecuadamente armados- organizado por la Diputación y pagado con sus propios impuestos. Por lo que sabemos, entre 1370 y 1373 no hubo motivos para invocar el PN y, en consecuencia, tampoco hubo ocasión de poner en práctica el dispositivo defensivo previsto por las Cortes.

Pero volvamos al otoño de 1374: a la vista de la violenta entrada de las compañías reunidas por el infante de Mallorca y ante la evidencia de que las 130.000 l. prometidas en 1373 por las Cortes para la defensa de Cataluña ya se habían consumido, el rey proclamó el PN y recuperó el control sobre el mismo. Así, a finales de octubre de 1374, el usatge fue pregonado por toda Cataluña y los veguers recibieron la orden de movili­zar las huestes de todos los lugares, fuesen de la jurisdicción que fuesen, y de conducirlas hasta el Rosellón, donde el monarca pensaba dirigirse para enfrentarse a Jaume de Mallorca63 •

E inmediatamente después de su invocación, se ofreció a las comunidades la posibilidad de redimir elusatge, evitando así que todos los habitantes de Cataluña tuviesen que acudir a su defensa. Los veguers reci­bieron las condiciones de la nueva composicion del PN, tal y como había sido pactada con la ciudad de Barcelona y con algunos nobles y eclesiás­ticos64. Según dicha composición, cada núcleo de población -real, de la Iglesia o de la nobleza- sería tasado a razón de un combatiente por cada 10 fuegos (siempre según el recuento de 1360-65) y 4 s. diarios. Según dicha tasación, se calculaba que sería posible computar hasta 9.000 hom­bres que, a 4 s. diarios, supondrían 36.000 s. al día (equivalentes a 3.272

62 Cortes de Cataluña, III, pp. 171-264 y M. SÁNCHEZ-P. ÜRTÍ, Corts, Parlaments ifisca!itat en Catalunya, doc. no XXV, pp. 439-451.

63 El pregón del usatge y las instrucciones a los veguers en reg. 1520, fols. 14r.-18r. tYI Reg. 1520, fok l8r.-v. y 19v.-21v.; véase el texto de la composición en Memoria presentada

por el coronel de il~fántería don Fernando Camino, pp. 63-66 y en M. SÁNCHEZ, La presión fiscal en un wlo difícil, pp. 44-45.

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 195

florines y medio), cantidad más que suficiente para pagar 1.500 lanzas y 4.000 ballesteros; lo sobrante podría emplearse en estimaciones de caba­llos y en otros gastos necesarios para la defensa de Cataluña. Creo que queda meridianamente claro hasta qué punto se sacaron las consecuencias del fracaso de 1368: en lugar de dejar que cada municipio reclutase y pagase a los combatientes que les correspondían según el número de fue­gos y que los veguers los condujesen allí donde el rey ordenase, se tasaba a cada comunidad según un determinado criterio y, con el dinero obteni­do, se procedía a la contratación centralizada de profesionales de la gue­rra. Así pues, en 1374, la organización del ejército había sido sustraída a los municipios y la conmutación del PN se había convertido en una canti­dad que, repartida víafogatge, sería pagada por todos los habitantes del principado65 . De esta manera, la gestión centralizada de la composición del usatge tenía como objetivos principales asegurar el ingreso de unas cantidades fijas y garantizar al mismo tiempo -por lo menos en teoría-la eficacia y calidad del ejército defensor.

Sin pretender agotar todos los aspectos interesantes de esta nueva composición del PN66

, digamos sólo que cada señor jurisdiccional y cada municipio deberían pagar el dinero que les correspondía el dia 1 O de cada mes durante los cuatro meses previstos; lo llevarían a sus expensas hasta la capital de la veguería o allí donde los administradores ordenasen y lo ingresarían en la taula del cambista o mercader que aquellos designasen. En caso de incumplimiento, los citados administradores podrían tomar prestado a usures o mogubells las cantidades dejadas de pagar así como pignorar los bienes de los renuentes. Y, naturalmente, quienes no acepta­sen la avinenr;a o composición del usatge deberían cumplir a rajatabla el servicio militar implícito en el mismo.

Así pues, en virtud del PN, todo el principado de Cataluña estuvo sometido al pago de un florín por fuego y mes (véase nota 65), que se empezaría a percibir a últimos de noviembre o a primeros de diciembre de

65 Por poner algunos ejemplos, Barcelona, con 6.668 fuegos debía pagar (666 hombres por 4 s. al dia) 2.667 sueldos diarios y 80.016 s. al mes. Según los mismos cálculos, Yilafranca del Penedes pagaría en un mes 9.840 s., Terrasssa, 2.328 s., etc. Un poco más tarde, los comisarios recaudadores delfoRatge recibieron la orden de proceder a la tasación de cada comunidad a razón de un florín (11 s.) por fuego y mes, quizás para facilitar el cómputo. De esta forma, la cantidad a pagar resultaba así ligeramente inferior a la prevista en los capítulos de la composición; por seguir con los ejemplos cita­dos más arriba, Barcelona, con sus 6.668 fuegos pagaría al mes 6.668 íl. (73.348 s.) en- lugar de 80.016 s.; y Vilafranca, con 820 fuegos, abonaría 820 íl (9.020 s.) en lugar de 9.840 s.

(>6 Me permito remitir para más detalles a M. SÁNCHEZ, La presión fiscal en un año difícil, cit.

196 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

1374. Ahora bien, con estos plazos, era muy difícil que el monarca obtu­viese el dinero que necesitaba con urgencia para pagar a los combatientes que se había visto obligado a contratar, precisamente en los días en que las compañías del infante de Mallorca habían recorrido el Principado y llega­ban hasta las mismas puertas de Barcelona. En consecuencia, la Corona debió recurrir al crédito y solicitar préstamos a corto plazo para poder pagar inmediatamente a los combatientes contratados, préstamos que deberían devolverse con el diuero de la composición, que las comunidades irían ingresando -nos podernos imaginar con qué lentitud- en las taules de los diferentes cornisarios67 •

Y es que, en aquellas fechas, la morosidad en el pago del fogatge, cuando no la manifiesta incapacidad para hacerlo son perfectamente expli­cables: los meses transcurridos entre mediados de 1374 y mediados de 1375, jalonados por la siniestra concatenación de hambre, peste y guerra, delimitaron uno de los períodos más difíciles de la Cataluña bajornedieval. En efecto, el Principado experimentó, ante todo, las duras consecuencias de la carestía de cereal de 137 4-1375 al igual que otras regiones del mundo rnediterráneo68

• Simultáneamente, algunas comarcas (corno la Plana de Vic) conocieron un nuevo brote de peste que, iniciado en el verano de 1374, habría de prolongarse hasta 137769 Y, por fin, la devastadora entra­da de las compañías del infante de Mallorca en el otoño de 1374 agravó todavía más los efectos de la escasez70

• En estas circunstancias, considero que la presión fiscal materializada en el fogatge para el rescate del PN

67 Ibídem, p. 37. óH Véanse, entre otros, M. TORRAS SERRA, La carestia de blat de 1374-1376 a Manresa,

"MisceJ.lii.nia d'Estudis Bagencs", 9 (==La crisi de l'Edat Mitjana a la Catalunya central), 1994, pp. 99-138; N. CANYELLES, L'any de la fam al Camp de Tarragona (1374-1375), "XIV Jornades d'Estudis HistOries Locals" (:::: La Mediterrimia, iirea de convergéncia de sistemes alimentaris, segles V-XVIII), Palma de Mallorca, 1996, pp. 263-281; P. VERDÉS PUUAN, La carestia de blat de 1374-1376 a Cervera, "Miscel·IB.nia Cerverina", 12 (1998), pp. 5-23. El autor que mejor ha logrado poner en relación las diversas calamidades del año 1374, aunque limitadas a la Plana de Vic, ha sido C. PurGFERRAT OLIVA, Fam, guerra i pestu a la plana de Vic, cit. Véase también, más en general, A. RIERA MELIS ET ALU, La societat éatalana baixmedieval davant els sismes. 1: Els terratrCmols de 1373, "Anuario de Estudios Medievales", 16 (1986), pp. 251-306.

69 Como ha mostrado C. PurGFERRAT, Fam, guerra i pesta, pp. 89-90, la peste afectó sobre todo a niños y adolescentes; así, entre el 26 de agosto y el 1 de diciembre de 1374 murieron en Vic 66 niños sobre un total de 94 defunciones.

70 Un solo ejemplo: en la sesión del 23 de septiembre de 1374, el con~ell de Tarragona exigió un préstamo extraordinario de los habitantes para comprar grano, con el fin de que la ciudad estu­viese bien abastecida en caso de que las compañías la sometiesen a un asedio; cf. Acte.1· Municipal.\', 1369-137417.5, CoJ.lccció de documents de 1' Arxiu HistOrie Muniéipal de Tarragona, Tarragona,

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 197

también deberá ser tenida muy en cuenta a la hora de valorar en su globa­lidad las dificultades de aquel fatídico año71 •

No deberá extrañar que los perceptores del fogatge encontrasen serias dificultades para cobrarlo, si se tiene en cuenta que los meses de su recaudación coincidieron con el punto culminante de la crisis, que muchos autores sitúan en los últimos meses del otoño de 1374 y los primeros del año siguiente72

• Ya a finales de noviembre de 1374, los veguers recibieron la orden de incautar y vender los bienes de quienes, una vez aceptado el rescate del usatge, se resistiesen a pagar; además, se cargaría a los moro­sos con un interés anual del 30% (6 s./l.), contado a partir del vencimien­to del primer plazo (el 10 de diciembre). Por otra pmte, quienes no se hubiesen acogido a la composición ni cumplido el servicio militar verían confiscados sus bienes muebles hasta que acudiesen en defensa del monar­ca. Poco después de finalizado el primer plazo, muy pocos debían de haberlo pagado, pues diversos p011ers fueron enviados a recorrer todo el territorio para proceder, con la ayuda de los veguers, al cobro de las can­tidades debidas por cada comunidad, más el citado interés 73 • A finales de enero de 1375, es decir, cuando las compañías ya habían abandonado suelo catalán, sabemos que muchos lugares todavían no habían pagado el fogatge, demoras que se prolongarían a lo largo de toda la primera mitad de aquel año 74

1984, pp. 83-84. Por otra parte, las medidas encaminadas a guardar las vituallas en lugares bien pro­tegidos con el fin de evitar el abastecimiento de las compañías contribuyeron también a paralizar la circulación de cereal; cf. P. YERDÉS, La carestia de blat, p. 10.

71 Debemos advertir que, cuando todavía .se estaba cobrando con grandes esfuerzos eljOgatge de 1374 para pagar la composición del PN, las Cortes de Lleida ordenaban la percepción de un nuevo fogatge que se recaudaría a lo h\rgo de la segunda miLad de 1375; cf. M. SANCHEZ, La presión.fiscal en un m1o difícil, pp. 39-41.

71 Así Jo afitma M. TORRAS, La carestia de blat, p. 114. Y así lo atestigua también el numenlo del precio del cereal en Cervera, que pasó de 20 s. la mitgera a 90s. en diciembre de 1374 y a 100 s. y 120 s. en enero y febrero de 1375; cf. P. VERDÉS, La carestia de blat, p. 15; véase también C. PUIGFEI<RAT, Fam, guerra i pesta, p. 95 y N. CANYELLES, L'any de lafam al camp de Tarmgona, p. 268.

73 Reg. 1520, fols. 32v.-33r. y 36r.-37r. 74 Por ejemplo, tenemos noticias de que, avanzado el año 1375, todavía quedaban restos por cobrar

en las vegueries de Llcida!Pallars, Montblanc, TaJTagona, Vilafranca, Cervera y Tarrega así como en los condados de Urgel\, de Pallars y en el vizcondado de Cardona; los porters, provistos de un memo­rial donde aparecía la relación de los morosos, debían ejercer las compulsiones habituales: incautación y venta en pública subasta de los bienes muebles y semovientes; y, si no tenían bienes, captura de las personas hasta pagar lo debido, más los intereses correspondientes a la demora. A mediados de agosto de 1375, el escribano A. de Vallmoll partió de Barcelona para recorrer el Principado y percibir lo que faltaba por cobrar en diversas vegueries; la suma total ascendía a la respetable cantidad de 9.590 flori­nes(:::: 5.275 l.); cf. M. SANCHEZ, ú1 presión fiscal en un año difícil, pp. 38-39.

198 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

Ahora bien, por rica y sugerente que sea la documentación de carácter cancilleresco, el único camino para conocer con mayor precisión el impacto del .fogatge sobre las comunidades catalanas y las finanzas locales es la investigación sistemática de los registros y de la contabilidad municipales. Veamos, como simple ejemplo, el caso de la ciudad de Tarragona.

Como para el resto de las ciudades y villas de Cataluña, los últi­mos meses de 1374 y primeros de 1375 también fueron particularmente duros para esta ciudad. Mientras el clavari reconocía que el rendimiento de las im.posicions se había reducido a la mitad debido a la carestía de cereal y a la atonía de las actividades comerciales, los consellers confesa­ban la imposibilidad de pagar íntegramente la composición del PN. En efecto, según el cómputo de 1360, Tarragona contaba con 1.366 fuegos, por los que debía pagar 1.366 fl.; ahora bien, los conse/lers reconocían que la población se había reducido en casi 400 fuegos, de manera que sería muy difícil la percepción de cerca de 500 fl. de aquella cantidad. En esta complicada coyuntura, no hubo otra salida que nombrar a una persona para que, mediante la venta de censales y violarios o la concertación de préstamos a corto plazo, obtuviese el dinero necesario75 • La dramática situación de la ciudad aparece resumida en la sesión del 8 de febrero de 1375: ... perles grans opressions e extremas necessitats que la ciutat ha, axí del fet deis florins que ha a pagar al senyor rey per rahó del usatge "Princeps namque", deis quals resten bé D jlorins, que no basten los fochs que a adés són en la ciutat, e axí mateix, per los fets e tractaments que 1 'Arcabisbe fa contra la ciutat, e no res m.enys, perles imposicions qui són de molt diminuides en tant que no basten a pagar los interessers de la ciutat, e axí matex, per les obres deis murs e per la provisió que la dita ciutat ha afer contínuament de gra, e la dita ciutat no puxe socorrer als dits fets, menys de moneda, per ro és determ.inat ... que de present sien manlevats ... duodecim mille sous ... 76 Como he recordado en otro lugar, los síntomas de las dificultades de la ciudad de Tanagona (disminución de la población, merma de los impuestos indirectos, carga de los intereses de la

75 Actes Municipa/s, pp. 83-84, 86, 92, 98 y 106. Sobre la carestía de cereal en esta ciudad, remi­to una vez más al trabajo de N. CANYELLES, L'any de lafam al camp de Tarragona.

7" lhídem, p. 108; texto comentado por J. Ma RECASENS, La ciurat de Tarraf?Oiw, vol. ll,

Barcelona, 1975, p. 242, aunque debemos corregir la fecha, que corresponde a 1375.y no a 1374; véase también F. CORTIELLA ÓDENA, Una ciutat catalana a darreries de la baixa Edat Mitjana: Tarragona, Tarragona 1984, pp. 167-169, 209-210 y 248-249.

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deuda, escasez de cereal, presión de la fiscalidad real e insolvencia mani­fiesta ante la reducción del número de fuegos y, como única salida, recur­so al crédito, aumentando más todavía el peso del endeudamiento) debie­ron ser muy parecidos a los de otras muchas ciudades y villas de Cataluña en aquel duro invierno de 137577

D. La guerra en el condado de Empúries (1385) y nnevos "fogatges" para el rescate del "Princeps namque"

Siguiendo el procedimiento puesto en práctica en 1374, cada vez que en lo sucesivo la Corona diese opción de conmutar el servicio militar del PN por dinero, la composición se haría mediante el pago de una can­tidad a tenor del número de fuegos de cada comunidad.

Así sucedió de nuevo en los años finales del reinado de Pedro el Ceremonioso, cuando tuvo lugar el último acto (1381-1385) del largo con­tencioso que enfrentaba al monarca con los condes de Empúries, titulares de un importante señorío en el extremo nororiental de Cataluña. Desde 1364, el condado era regido por Joan I de Empúries, primo hermano, cuña­do (casado con una hermana de la reina Leonor de Sicilia) y, desde 1373, yerno del rey Pedro al contraer matrimonio por segunda vez con la infan­ta Joana de Aragó. El primer conflicto se inició en 1381 y concluyó con la momentánea sumisión del conde a principios de año siguiente"- Dos años después, la guerra volvió de nuevo al condado: fracasados los intentos de las Cortes catalanas para imponer una tregua, y ante la incomparecencia del conde que había sido citado por el monarca para responder a los car­gos que se le imputaban, Pedro el Ceremonioso procedió a convocar a todas las hosts de Cataluña y emprendió la marcha hacia Figueres ( octu­bre-noviembre de 1384) con el propósito de ocupar el condado79

77 M. SÁNCHEZ, La presión fiscal en un aí"io d(flcil, pp. 43-44. 78 A pesar de la masa documental conservada al respecto, todavía carecemos de un relato por­

menorizado y coherente de la guerra que devastó el condado de Empúries entre 1381 y 1385, sobre todo, a lo largo de este último año; véansc, entre otros, J. ZURITA, Anales, L. X, Caps. XXV y XXVII, pp. 693-696 y 700-702; S. SANPERE 1 MIQUEL, Las damas d'Amgó, Barcelona, 1879, pp. 178-227 (con abundantes referencias documentales); J. PELLA Y FORGAS, Historia del Ampurdán, Barcelona, 1883, pp. 556-562 y un breve resumen en S. SoBREQUÉS, Els barons de Cata!un.va, Barcelona, !991, pp. 135-137.

79 Reg. 1289, fol. 4r.-v., 12r., l4v., 16v. y 22v.; cf. SANPERE, op. cit., p. 202 y PELLA Y FORGAS,

op. cit., pp. 556-557.

200 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

El conflicto de Empúries dió un nuevo giro cuando, en la Navidad de 1384, hicieron su entrada companyes estranyes que, fruto de los acuer­dos entre el conde, Bernat d' Armagnac y otros señores pirenaicos, venían en socorro de Joan P0 • La repentina entrada de 200 bacinets y 300 pillards y la imposibilidad de hacerles frente con el escaso número de combatien­tes que el monarca había conseguido reunir mediante la convocatoria de las hosts de las comunidades de realengo fueron la causa de la humillante retirada de Pedro el Ceremonioso, que tuvo que huir precipitadamente de la villa de Perelada para instalarse en Besalú, no sin antes invocar con urgencia el PN81

En estos episodios se puede observar con claridad la diferencia entre la convocatoria de las hosts vecinales y la invocación del PN: mien­tras el conflicto quedó circunscrito a los límites de un enfrentamiento entre el rey y uno de los principales barones de Cataluña, el monarca pretendía solucionarlo movilizando (como en tantas otras ocasiones) exclusivamen­te a las hosts de las ciudades y villas de realengo donde tenía derecho a exigir este servicio. Ahora bien, desde el momento en que companyes estranyes invadieron el territorio catalán, el conflicto cambió de naturale­za y exigió la invocación del PN, que implicaba a todos los súbditos del Principado y no sólo a los habitantes del dominio real.

La guerra prosiguió duramente durante el invierno de 1385 hasta que, a mediados de mayo, el infante primogénito J oan consiguió detener en la frontera con Francia las 500 lanzas y 1.000 pillarts de armañaqueses y bretones que venían nuevamente en ayuda del conde de Empúries82 . Más tarde, las compañías mercenarias pidieron seguridad al monarca para ins­talarse en el castillo de Querman9ó y, poco después, emprendieron la reti­rada; ello fue la causa, entre otros motivos, de que muchos lugares del con-

HO PELLA, op. cit., pp. 559-560. Según lo convenido, Joan I entregó a sus aliados diversos luga­res del condado, desde donde las compañías sembrarían el terror y la destrucción por las tierras de Empüries.

Hl He aquí como el rey narraba a los jurados de Valencia su precipitada retirada: ... el dia que les companyes qui són vengudes en ajuda del comte d'Empúries passarenlo col! de Panirils e intraren en Castelló, los jurats e prómens de Perelada vengren a nús dients e afermants que en la dita vila 110 lwvia vi andes a X jnrns e tantos!, haiit sobre at;.Y) consell, veent qui de les {lites vi andes no porien ésser pre.1·tament socorreguts d'altres parts ne eren poderosos per combatre·ns ah les dites compan­:ve.~, partiren forrats per aquesta necessitat de la dita vila, no sens dolor e trencament de cm; com jamés nostres illustres predecessors ne nós, per dubte de enanúcs, fossen torn(lfS atrás más mwts avunt victoriosamente jinalment vengren-nos ací en Besalú (26.1.1385) (rcg. 1289, fols. 98v.-99r. y también fols. 75r. y 106r.-107r.; cf. SANPERE, op. cit., p. 204).

82 Véanse ZURITA, Ana!e.1·, pp. 695-696 y SANPERE, op. cit., pp. 208 y 216-217.

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 201

dado se rindiesen al monarca entre julio y septiembre de 1385. Finalmente, a mediados de este último mes, se inició el asedio a la capital del condado, Castelló, cuya capitulación a principios de noviembre fue seguida por la huída del conde de Empúries a Aviñón83 •

Pero volvamos a principios del año 1385. Como he dicho, nada más conocerse la noticia de la entrada de las compañías que venían en socorro del conde de Empúries, el rey procedió a la invocación del PN84 •

Y quince di as después empezaron las composiciones del usatge. Mientras las ciudades de Barcelona, Perpiñán y Lleida firmaron acuerdos con el rey para prestar cierto número de combatientes durante dos meses, el resto de las composiciones de que tengo noticia se hicieron, como en 1374, mediante el pago de un t1orín por fuego y mes durante los dos meses com­prendidos entre el 15 de enero y el 14 de marzo de 1385, Jo que suponía una carga total de 22 s. por fuego85 • Una cláusula de estas composiciones, importante y preñada de consecuencias, advertía que, en caso de que con­tinuase en vigor el PN pasados Jos dos meses pactados, las comunidades debían elegir entre cumplir el servicio militar que implicaba el usatge o seguir pagando el t1orín por fuego durante un mes más.

83 ZURITA, op. cit., p. 696 y PELLA, op. cit., p. 560. Ocupado por la Corona tras la caída de Castelló y la huída del conde, Empúrics fue devuelto a Joan I en 1387. Tras nuevos conflictos en la época de los monarcas Joan 1 y Martí l, el belicoso conde de Empúries murió en 1398. El condado pasó entonces a su hijo pero, al morir sin descendencia, revertió a la Corona en 1402. Siete años más tarde, las dificultades financieras de la monarquía movieron al rey Martí a empeñar el condado por 55.000 fl. a la Diputación del General y a la ciudad de Barcelona.

84 Reg. 1520, fols. 77r.-80v. 85 Sobre las avinences con Barcelona, Perpiñán y Lleida véanse respectivamente: reg. 1520,

fols. 82r.-85r. (documento transcrito, según el pergamino original, por A. M. ARAGó-M. COSTA, Privilegios reales, doc. 290, pp. 180-184), fols. 87v.-89r. y 102r.-104v. A juzgar por la durísima carta enviada a los jurados de Girona, éstos se negaron a hacer la misma composición que habían realiza­do Bar¡;:elona y Perpiñán (reg. 1520, fols. 85v.-86v.). Sobre las composiciones realizadas, por ejem­plo, por las ciudades de Vi e y de Tarragona, por la villa de Cambrils o por los nobles Hug de Pallars, A. d'Orcau y Guerau y Hug de Cervelló, véanse respectivamente: reg. 1288, fols. 40r.-v.; reg. 1520, fol. 93v.; reg. 1288, fol. 43r.; y reg. 1520, fols. 99v.-100r., 93v.-94r., IOSr. y 105v.-106r. Se nombra­ron comisarios especiales para percibir el nuevo fogatge del PN en las distintas vegueries de Cataluña; se han conservado las cuentas y los albaranes testimoniales de algunos de estos comisa­rios, cuyo pormenorizado estudio me reservo para otra ocasión. Todas las composiciones se hicieron según el nuevo cómputo de fuegos ordenado por las Cortes de 137R (véase al respecto ESTHER

REDONDO, El fogatjament general de Catalunya de 1378, Barcelona, 2002). Parece ocioso recordar que, cuando hablamos de una carga de tantos sueldos por fuego, queremos decir que, en términos generales, cada comunidad debía pagar determinada cantidad global en función de los fuegos com­putados en 1378. Posteriormente, los regidores de cada lugar decidirían obtener dicha cantidad de la forma que considerasen más conveniente, aunque generalmente optaron por emitir deuda pública cargada sobre los impuestos indirectos.

202 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

A lo largo del mes de marzo, es decir, cuando acababa el plazo de percepción de este primer fogatge, abundan las habituales noticias sobre retrasos en el pago por parrte de algunas comunidades y, en consecuencia, sobre las duras medidas que debían adoptar los oficiales ordinarios y los comisarios para obligarlas a pagar86 • Pero los mayores problemas se plan­tearon a mediados de abril cuando, estando en vigor todavía el PN, muchas comunidades y señoríos hicieron caso omiso a la letra de la composición del usatge y dejaron de pagar o de cumplir el servicio militar a que esta­ban obligados".

Para solucionar este problema y, sobre todo, para atender a la defensa de Cataluña ante las noticias de la entrada de nuevas companyes estranyes, tuvo lugar un Parlamento en Girona a comienzos del mes de mayo de 138588 • Por encima de otras cuestiones, los reunidos en esta asamblea aconsejaron al rey la adopción de tres medidas: organizar una pequeña compañía armada que defendiese el Rosellón; formar un contin­gente mayor de combatientes para desalojar a los mercenarios de los luga­res que habían ocupado en el territorio ampurdanés; y, por fin, armar una galera que recorriese las costas para impedir que los invasores pudieran abastecerse. Todo ello se pagaría mediante el establecimiento de un nuevo fogatge, que estaría en vigor desde el primero de mayo hasta el último dia de junio y un mes más si fuese necesario. Ahora bien, teniendo en cuenta lo que ya se había pagado (esto es, elfogatge de enero-marzo), la pobre­su de la terra e la carestia que és en aquella, el nuevo fogatge se rebajó a medio florín (5 s. 6 d.) por fuego y mes, lo que equivalía a una carga total de 11 s. por fuego durante los dos meses pactados o de 16 s. 6 d. si se pro­rrogaba también el mes de julio. Este nuevo fogatge sería gestionado por

86 Por ejemplo, reg. 1520, fols. 110r., 108r., 108v.-109r., l16r. Muchos oficiales vacilaban a la hora de aplicar las medidas de coerción en lugares que no eran de jurisdicción real; la respuesta del monarca no deja lugar a dudas sobre el carácter del usatge PN: quia, virtute dicti usatici, in omnibus locis Cathalonie principatus, esto quod non nostre sed alterius sint iurisdictionis, omnimodam dinoscatur iurisdictionem 1ws hahere (16.III.1385; reg. 1520, fols. 107r.-v.).

87 Órdcn general a los veguers para que procediesen contra quienes, pasado el plazo, ni paga­ban ni cumplían el servicio militar (reg. 1520, fols. 114r.-v.); a los veguers de Vilafranca y Barcelona (fols. 10gv.-109r. y 116r.); al gobernador del Rosellón (fols. l18r.-v.), etc.

8 ~ Asistieron un número limitado de eclesiásticos y de nobles, así como los síndicos de Barcelona, Girona, Perpiñán y Lleida; los capítulos de la oferta hecha al rey en este Parlamento fue­ron publicados por P. DE BoFARULL, Procesos de las antiguas Cortes y Parlamentos de Catalwla ... , CoDoln ACA, vol. VI, Barcelona, 1850, pp. 374-382; y de nuevo por J. PERES UNZUETA, El some­ten!, pp. 59-62. De este rico documento sólo retendré las cuestiones que más directamente atañen a nuestro tema.

DEFENSAR LO PIUNCIPAT DE CATHALUNYA 203

personas elegidas por la terra, que recaudarían las cantidades y las emple­arían en el pago de los efectivos militares propuestos, con la expresa exclusión del tesorero real".

Resuelto así el problema de la defensa de Cataluña entre mayo y junio, quedaba por abordar la cuestión del período comprendido entre mediados de marzo y finales de abril: corno hemos visto, a pesar de que continuaba en vigor el PN, las comunidades se negaron tanto a realizar el servicio militar implícito en el usatge como a continuar pagando el florín por fuego y mes. Los reunidos en el Parlamento de Girona, dado que la mencionada carga era importable a la terra, decidieron rebajarla a 1/2 flo­rín (5 s. 6 d.) por fuego y mes. Por otra parte, aunque este nuevo fogatge también debía ser administrado por el General de Cataluña, fue transferi­do al tesorero real en atención a las deudas que la corte había contraído para pagar a los combatientes que tuvo que contratar ante el incumplí­miento del servicio militar y el cese del pago delfogatge de enero-marzo. En resumen, corno resultado del Parlamento de Girona, se estableció un fogatge de 1/2 t1. por fuego y mes a percibir por el rey entre el 15 de marzo y el 30 de abril (equivalente a una carga total de 8 s. 3 d. por fuego); y otro de 1/2 fl. por fuego y mes a percibir por el General de Cataluña entre el 1 de mayo y el 30 de junio; puesto que este fogatge fue prorrogado durante el mes de julio, la carga fiscal global equivalía a 16 s. 6 d. por fuego. Lamentablemente, puesto que el fogatge de mayo-julio fue percibido por diputados nombrados por el General, quienes debían rendir cuentas ante personas elegidas por la terra (y no ante el Maestro Racional de la corte), nada sabernos hasta el momento de Jos resultados de esta colecta.

Pero no iba a acabar aquí la presión fiscal del año 1385. Aunque las compañías invasoras habían abandonado el territorio a mediados de dicho año, la guerra contra el conde de Ernpúries no había concluido toda­vía. La marcha de las companyes estranyes dejaba sin vigor al PN y la guerra adquiría de nuevo el carácter de un conflicto entre el rey y un pode­roso noble, conflicto que debía ser solventado mediante la convocatoria de las hosts en el ámbito exclusivo del dominio real. Un Parlamento con los

89 Así pues, como había sucedido entre 1370 y 1373, la gestión del PN fue sustraida de nuevo al control regio para pasar a manos de personas elegidas por la terra, es decir, por representantes de la res publica Cathalonie, concretamente, por diputados del General en cada vegueria. El 15 de mayo fueron elegidos para administrar el nuevo fogatge Arnau Saconomina, canónigo de la catedral de Vic, el donzell Pon~ Descastlar y el ciudadano de Barcelona P. Pa!larés (reg. 1510, fol. 107r.­l!Or.).

204 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

síndicos de las ciudades y villas reales, celebrado probablemente en Figueres durante el mes de agosto, acordó una composición del servicio de host, que se plasmaría en la formación de un contingente de 150 lanzas y 200 ballesteros; para pagar las soldadas, se establecería sobre todo el rea­lengo un nuevo fogatge de 3 s. por fuego y mes durante agosto y septiem­bre, lo que suponía una carga total de 6 s.90 Aunque está pendiente de un estudio más detallado, los libros de cuentas y los albaranes testimoniales de algunos comisarios permiten deducir que aquel servicio militar se pro­longó mes y medio más, lo que se reflejó en la percepción de un nuevo fogatge de 7 s. por fuego entre el primero de octubre y el 15 de noviembre de 138591

Es evidente que, a la luz de la abundante documentación conserva­da, la guena de Empúries y su compleja financiación requerirían una inves­tigación profunda que suministraría relevantes datos para la historia fiscal y militar de Cataluña a finales del s. XIV. Desde el punto de vista de la financiación del conflicto, los datos aquí reunidos de forma un tanto apre­surada permiten concluir que el principado de Cataluña (especialmente, las comunidades de realengo) se vió sometido durante el año 1385 a una pre­sión fiscal sólo comparable a la que había soportado en los años 1364-1367, con ocasión de la guerra de Castilla. En efecto, como puede observarse de forma resumida en el siguiente cuadro, durante los meses que transcurrie­ron entre mediados de enero y mediados de noviembre de 1385, fueron impuestos tres grandes fogatges como composición del PN y de las hosts: 1°) el de 1 florín por fuego y mes establecido entre el 15 de enero y ell4 de marzo, prorrogado para el resto de marzo y todo abril a razón de 112 flo­rín por fuego y mes; en conjunto, ello supuso una carga de 30 s. 3 d. por fuego durante tres meses y medio; 2°) el de 112 florín por fuego y mes per­cibido entre el 1 de mayo y el 30 de julio por el General de Cataluña, que representaba una carga por fuego de 16 s. 6 d. durante tres meses; y 3°) el establecido sobre las ciudades y villas de realengo a razón de 6 s. por fuego en agosto y septiembre; y de 7 s. por fuego durante octubre y la p1imera

9° Cortes, III, pp. 502-503. Algunas de las comisiones extendidas a los recaudadores precisan las características de esta composición del servicio de host: por ejemplo, ACA, Real Patrimonio, Maestro Racional, no 652, fols. 9lr.-92r. (albarán testimonial de Pere de Bretons).

~ 1 Véase, por ejemplo, el libro de cuentas de Joan de Riusec, encargado de percibir en el Roscllón y la Cerdaila los 7 s. por fuego concedidos en la proferta hecha por los síndicos de las ciu­dades y villas reales para la guerra de Empúries (RP, MR, 0° 2635, cuaderno 4, fols. !J·.-v.).

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 205

quincena de noviembre; o, lo que es lo mismo, 13 s, por fuego durante tres meses y medio. Todo ello supuso para los núcleos de realengo la respeta­ble cantidad de 59 s. 9 d. por fuego en diez meses92 •

Período Motivo------ kffibito-~~----S~estiónc_ __ -_-~-C-a-niidad/fuego _ 15.1 al 14.110;1 -;-~co~m~pos. PN ___ Cataluña .. RO'eLy__ 22 s. IS.III ai30.1V compos. PN Cataluña Rey ~-- 8 s. 3_d. __ l.V_al_31_.yn campos. P~ _~~!uña General de Cat. 16 s. 6 d. l. VIII al ~30~·=1X~~rc~d~ención hosts Dqminio real Rey 6 s. l.X allS.XI redención hosts Dominio real R~y 7 s"'·~~-TOTAL 59 S. 9 d.

Naturalmente, para conocer el impacto preciso de esta considera­ble presión fiscal sobre el espacio local, habría que utilizar -lo repito una vez más- la documentación de carácter municipal. De todas formas, toda­vía sin salir del Archivo real, tenemos indicios de que, como no podía ser de otra manera, el pago de aquellos tres grandesfogatges tensó al máximo los recursos fiscales y financieros de las comunidades catalanas: obligó a emitir nuevos censales, aumentando el ya elevado nivel de endeudamien­to de las finanzas urbanas; y, para pagar las pensiones, hubo necesidad de crear nuevas imposicions, de elevar las tarifas de las existentes y, sobre todo, de repartir nuevas tallas extraordinarias93 •

92 Otra prueba de la magnitud de las cantidades obtenidas por la Corona como consecuencia de esta extraordinaria punción fiscal nos la brinda el albarán testimonial hecho por el Maestro Racional en 1389 a la viuda del tesorero Pere Desvall, que se había encargado de reunir lo pagado en Cataluña como rescate de las hosts y del PN; según dicho documento, entre el 22 de noviembre de 1384 y el 31 de julio de 1386, el tesorero recibió de ciudades, villas, prelados, nobles y comisarios encargados de percibir las composiciones la importante suma de 94.583 l., que se emplearon en pagar soldadas, comprar vituallas para el ejército, trasladar de Barcelona y Valencia ingenios bélicos y construir nue­vos, armar dos galeras para patmllar por la costa nororiental de Cataluña, etc. (RP, MR, no 653, fols. 202r.-204r.). Debe advertirse que esa suma sólo comprende los dosfogatges percibidos por la admi­nistración real y que queda fuera el producto deljogatge de mayo-julio, gestionado por el General de Cataluña.

~-' Por ejemplo, en los propios capítulos de la composición hecha con Barcelona, Perpiñán y Lleida se preveía que la ciudad vendería nuevos censales, cuyas pensiones se pagarían con las impo­sicions que ya corrían o con las que se establecerían para ese fin concreto (ARAGÓ - CosTA, Privilegios, pp. 182 y reg. 1520, fols. 94v.-97r. y 1 02r.-103v.). Por citar otro ejemplo, conocemos las dificultades de la villa de Berga para pagar el primer jogatge: la talla establecida encontró serias resistencias por parte de numerosos vecinos; al mismo tiempo, el rey concedía permiso a la villa para vender un censal de 1.000 s. (reg. 1288, fols. 43v.-44v.). Por otra parte, sabemos que, ya a finales de 1384, la ciudad de Manresa estableció una talla de 18.700 s. para la redención de la convocatoria de la host previa a la invocación del PN; después, a lo largo de 1385, se vendieron por lo menos dos censales de 1.000 s. cada uno (febrero y mayo) y se estableció una nueva talla de 8.000 s. (septiem-

206 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

Gracias a la publicación de sus Actes Municipals, afortunadamen­te conservadas para parte del bienio 1384-1386, es posible conocer con extraordinario lujo de detalles el impacto de los mencionados fogatges en el municipio de Tarragona94 Me reservo para otra ocasión el análisis por­menorizado de las noticias que proporciona esta extraordinaria fuente, las cuales, debidamente complementadas con los datos que brinda la docu­mentación del Archivo real y del Maestro Racional, permiten observar de cerca la naturaleza del diálogo establecido entre el municipio y la admi­nistración real en torno al hecho fiscal. Bastará por el momento con apun­tar algunos aspectos.

En una especie de memorial conservado en el archivo del Maestro Racional figuran las cantidades cobradas y las pendientes por cobrar de los fogatges pedidos para la guerra de Empúries en Tarragona, en su territorio circundante (Les Faldes) y en las villas del Camp de Tarragona95 . Esta ciu­dad, con sus 860 fuegos según el cómputo de 1378, pagó efectivamente 26.015 s. del primer fogatge (enero-abril) y debía pagar 11.180 s. del ter­cero (agosto-noviembre); pero a estas cantidades debemos añadir los 14.190 s. (112 florín por fuego y mes) que le correspondían en elfogatge gestionado por el General y que no figuran en el citado memorial, puesto que su administración no correspondía al rey. En total, a la ciudad de Tarragona correspondió pagar en los tres fogatges la suma total de 51.385 s., lo que representó, como hemos apuntado, una carga de 59 s. 9 d. por fuego entre enero y mediados de noviembre de 138596

Pero, más allá de esas elocuentes cifras, las actas de las reuniones del consell de Tarragona y las ápocas del clavari, combinadas con la docu­mentación regia, permiten seguir paso a paso y con una extraordinaria pre­cisión la incidencia de los tres grandes fogatges sobre la vida municipal.

bre); y todavía en 1386 se debían restos de iosfogatges del año anterior (Arxiu HistOrie de la Ciutat de Manresa, AM-I-161, Memorial deis consellers).

94 Actes Municipals (1384/85-1385186), vol. V, Col·lecció de documents de l'Arxiu HistOrie de Tarragona, Tarragona, 1986. Véase un somero análisis de esta documentación con relación a la gue­rra en D. PIÑOL ALABART, Guerres i postguerres en la docwnentació municipal: el Camp de Tarragona a l'Edat Mitjana, en Enj!mlfaments civi/s: postguerres i reconstruccions, I, Lleida, 2002, pp. 75-82.

95 ACA, RP, MR, no 2592, legajo 2, fob. 1r.-14r.; cf. J. MoRELLÓ, Fiscalitat i deute públic en dues viles del Camp de Tarragona, pp. 196-198.

%Que el fogatge debido al General en mayo-julio fue efectivamente satisfecho nos lo muestran las ápocas del clavari de Tanagona, según las cuales se pagaron 12.441 s. en el plazo de mayo-junio y 6.121 s. en el de julio (Actes, pp. 158 y 163).

DEFENSAR LO PRINCIPAT DE CATHALUNYA 207

Por ejemplo, puede documentarse el incesante -y costoso- envío de men­sajerías y síndicos al rey, bien para hacer la composición del PN, para asi­tir al Parlamento de Girona del mes de mayo o para discutir con el tesore­ro real la obligación de pagar el controve1tido fogatge de marzo-abril, que el consell se negaba a abonar mientras no hicieran lo propio la nobleza, la Iglesia y el resto de las ciudades y villas reales (Actes, pp. 78, 80, 87, 88, 102, 140, 158). En este mismo sentido, y como era habitual, la ciudad de Tarragona se apresuró a enviar mensajeros a otros lugares con el fin de conocer su actuación concreta ante las distintas iniciativas fiscales de la Corona: por ejemplo, destacó emisarios a los cenobios de Poblet y Santes Crens, al conde de Urgell o al noble Dalman de Qneralt para saber cómo pactarían la composición del PN (Actes, pp. 77 y 78); y a la ciudad de Lleida, al prior de Cataluña y a la villa de Falset para conocer qué medidas adoptarían ante el discutidojogatge de marzo-abril (Actes, pp. 144-145).

Naturalmente, los retrasos en el pago de los distintosjogatges eran moneda corriente. En más de una ocasión, el municipio debió entregar cantidades no desdeñables al comisario Pere Bayona para que aceptase demorar unos días el pago de lo debido por la ciudad o para que no ini­ciase acciones punitivas contra el consell a causa de los reiterados retrasos (Actes, pp. 80, 92 y 146)97• Por otra parte, desde la cancillería real se expi­dieron cartas cada vez más enérgicas urgiendo al consell a pagar; en algu­na ocasión, incluso se acusó a los regidores de haber ocultado el número exacto de fuegos con el fin de defraudar losjogatges. Pero la Corona tam­bién puso en práctica medidas mucho más drásticas para obligarles a pagar: por ejemplo, en el mes de junio, el veguer recibió la orden de con­fiscar las imposicions que la ciudad percibía, lo que suponía (como fácil­mente puede intuirse) asestar un gravísimo golpe a las finanzas urbanas, de las que aquellos impuestos indirectos eran el pilar básico. Y, en el mes de septiembre, un porter real incautó el trigo que la ciudad de Tarragona tenía almacenado en Tortosa, puerto de salida del grano aragonés, para obligarles al pagar el fogatge del pasado mes de julio, que todavía era debido98

97 El consell también intentó llegar a algún tipo de acuerdo con el veguer real de la ciudad con el fin de que no llevase a cabo la~ compulsiones habituales contra los renuentes a pagar el fogatge (Actes, pp. 103, 107, 141). De hecho, el monarca recriminó duramente al veguer por su tibieza a la hora de colaborar con el comisario y presionar al municipio para que pagase lo debido (reg. 1520, fols. 117v.-118r., 127v.-128v.).

98 Reg. 1520, fol. 108v. y Actes, pp. 114, 120, 153.

208 PAGAR AL REY EN LA CORONA DE ARAGÓN DURANTE EL SIGLO XIV

Por otro lado, las actas municipales y las ápocas del clavari nos informan puntualmente de los recursos fiscales y no fiscales movilizados en cada momento por el consell para pagar los fogatges: establecimiento de tallas (Actes, pp. 110, 114, 158), concertación de préstamos (Ibídem, pp. 92, 94 y 114) y venta de censales (Ibídem, pp. 114-115, 151, 152 y 164). Parece significativo que, ya a finales del duro año 1385, el munici­pio optase por la solicitud de préstamos tradicionales (manlleutes), prohi­biendo expresamente la emisión de nuevos censales (Actes, pp. 123 y 124).

Por último, cabe decir que, además de los 42.542 s. que, según las ápocas conservadas, pagó el clavari en los fogatges de enero-julio, la ciu­dad empleó eu correos, dietas de mensajerías, derechos de sello de los documentos obtenidos de la cancillería real, retribuciones especiales al comisario, confección de instrumentos notariales, etc., la muy respetable suma de casi 7.000 s., cantidad imputable naturalmente a las composicio­nes de las hosts y del PN, y que incrementó en casi el 16,5% la carga estricta de losfogatges.

IV. CONCLUSIONES

El principal objetivo de este trabajo ha sido identificar y dar carta de naturaleza en el marco de la fiscalidad real al impuesto resultante de la conmutación del servicio militar general implícito en el usatge PN. He pretendido con ello profundizar un poco en el estudio de este impuesto, hasta ahora muy poco conocido a pesar de que, como he mostrado, pudo llegar a tener una incidencia nada despreciable en las finanzas de los muni­cipios catalanes, sobre todo, durante la segunda mitad del s. XIV. Es cier­to que la redención esporádica del servicio de host por parte de las ciuda­des y villas del dominio real es una práctica documentada desde, por lo menos, finales del s. XIII99 . Pero debemos insistir en que dicho servicio -y el dinero procedente de su redención- sólo podía ser exigido por el monar­ca en los lugares de realengo. El principal rasgo distintivo de las compo­siciones del PN es su generalización a todos los habitantes del principado de Cataluña, fuesen de la jurisdicción que fuesen (desde las comunidades reales hasta, por ejemplo, los lugares del conde de Pallars o del obispo de

99 Véase M. T. FERRER MALLOL, La organización militaren Cataluña, pp. 162-164.

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Girona) y viviesen donde viviesen: acabamos de ver cómo Tarragona, ciu­dad muy alejada del escenario del conflicto, pagó puntualmente los fogat­ges establecidos para financiar la guerra de Empúries.

También es cierto que el PN había sido invocado con anterioridad al período contemplado en este trabajo. Pero sobran motivos para pensar que, con la excepción de la guerra con Francia a finales del s. XIII, nunca Cataluña se había visto amenazada y realmente agredida por ejércitos extranjeros como lo fue a partir de 1361. Incluso duraote la larga guerra contra Castilla, el PN nunca fue puesto en práctica -salvo las invocaciones de 1359 y 1365, realizadas como medida preventiva y sin más consecuen­cias-, precisamente porque los escenarios del conflicto se situaban en los reinos de Valencia y Aragón y los ejércitos del monarca castellano jamás pisaron suelo catalán.

He intentado mostrar las etapas que recorrió el PN en el proceso de conversión del servicio militar en una cantidad que, repartida viafogat­ge, sería pagada por todos los habitaotes de Cataluña. Así, he observado los primeros ensayos ( 1361-62) para sustituir la difícil -y, al cabo, poco eficaz- movilización general por un número determinado de combatientes prestados por cada comunidad a tenor del número de fuegos y reclutados por el municipio. Hemos visto también la decisiva importancia de los sucesos de 1368, por cuanto pusieron de manifiesto el fracaso de esa forma de composición a la hora de hacer frente a las compañías de Du Guesclin. Sacando las consecuencias de lo ocurrido en 1368, la nueva composición del PN en 1374 se llevó a cabo mediante la percepción de un fogatge general en Cataluña, con el producto del cual los comisarios nom­brados por el rey procederían a la contratación centralizada de los comba­tientes más apropiados. Y, por fin, hemos visto la aplicación del mismo método en los tres grandes fogatges establecidos para financiar la guerra de Empúries en 1385. Quedarían pendiente de estudio la última invoca­ción del usatge en el s. XIV (1388-89) y las escasas convocatorias docu­mentadas en la siguiente centuria: por ejemplo, en 1413, 1429, 1438-39 y 1473-76.

Desde el punto de vista de la fiscalidad real, los fogatges deriva­dos de las composiciones del PN tienen la gran importancia de constituir la única forma de fiscalidad que el monarca consiguió establecer en todo el principado de Cataluña. En efecto, la fiscalidad propiamente real se reducía a los impuestos y tributos (lleudes, mesuratges, questie, cene, etc.), que el monarca tenía derecho a exigir exclusivamente en las tierras

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del patrimonio real, o a los episódicos maridatges y coronatges que la Corona pretendía recibir, no sin grandes esfuerzos, del realengo y de la Iglesia100

• En cambio, la fiscalidad de Estado, que alcanzaba a todos los habitantes de Cataluña, fuesen de la jurisdicción que fuesen, escapaba por entero al control regio, puesto que era ordenada en las Cortes generales y gestionada por la Diputació del General. Por ello, debemos subrayar con énfasis la relevancia de las composiciones del PN: dado el especial carác­ter de este usatge, el monarca tenía derecho a exigirlas en todo el princi­pado y no sólo en las tierras del dominio real. Ya hemos visto como toda la gestión concerniente al PN, desde la movilización de los combatientes hasta la percepción de las multas por su incumplimiento, pasando por la recaudación de las composiciones, recayó en oficiales reales: veguers, bat­lles, comisarios especiales, escrivil de ració o tesorero real. Otra cosa sería analizar con detenimiento las resistencias que pudieron ofrecer determina­dos miembros de la nobleza y de la Iglesia a esta insólita penetración de los oficiales reales en sus respectivas jurisdicciones para exigir el pago de unos fogatges, también insólitos en tanto que establecidos y gestionados por la administración real.

Desde el punto de vista de las comunidades, hemos visto con cla­ridad el importante papel desempeñado por el municipio en todas y cada una de las composiciones del PN, tanto si éstas consistían en prestar deter­minado número de combatientes (como en 1368) o en pagar la cantidad que correspondía al núcleo urbano según su número de fuegos, como suce­dería a partir de 1374. También aquí, como en otros ámbitos de la fiscali­dad y las finanzas, se advierte la amplia autonomía del municipio: eran los regidores los encargados de reunir el dinero necesario para asoldar a los combatientes seleccionados por la propia ciudad o para pagar elfogatge al recaudador designado por el monarca. Como he dicho repetidamente, todavía carecemos de trabajos (no de documentación) que nos permitan saber, en cada caso, los recursos fiscales o no fiscales utilizados por los municipios para hacer frente a esta nueva carga. No obstante, a través de los datos que proporciona la documentación real y de ejemplos tan locua­ces como las actas municipales de Tarragona, parece que los diversos fogatges para el rescate del PN fueron financiados inmediatamente a tra-

100 Sobre los impuestos y tributos percibidos en el dominio real, véase P. ÜRTÍ, Renda i fiscali­tat en una ciutat medieval: Barcelona, segles XII-XIV, Barcelona, 2000; y acerca de los maridatges y coronatges, J. MoRELLÓ, Fiscalitat i deute públic, pp. 218-240.

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vés de la emisión de nuevos censales -previo permiso del monarca-, que aumentaron el nivel de endeudamiento de los municipios y tuvieron sus inmediatas repercusiones fiscales sobre la población: incremento de los impuestos indirectos sobre el consumo y las transacciones o estableci­miento de tallas especiales.

Por otra parte, parece evidente que las tres grandes composiciones del usatge aquí estudiadas coincidieron con momentos especialmente deli­cados de las finanzas urbanas: la de 1368 ocurrió cuando los municipios todavía experimentaban las consecuencias de las incesantes cascadas de donativos otorgados para la recientemente concluida guerra de Castilla; la de 1374 coincidió con una de las más graves carestías que conoció Cataluña a todo lo largo del s. XIV; y los tresfogatges de 1385, con su gra­vosa incidencia sobre los lugares de realengo, se percibieron cuando el elevadísimo nivel de endeudamiento de muchos municipios les colocaba al borde de la bancarrota, obligando a adoptar drásticas y costosas -social­mente hablando- medidas de saneamiento. Sólo cabe esperar que nuevos estudios, basados con preferencia en una documentación municipal tan rica y expresiva como la de Tarragona, muestren con mayor precisión qué ocurría cuando, en una gran ciudad o en una apartada villa, el veguer hacía divulgar por todos los rincones el pregón del PN y se empezaban a escu­char las temibles palabras: Ara oiats que us fa saber lo senyor rey que tot hom havem edat e poder de combatre vaja ajudar decontinent al dit sen­yor. ..