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usually laid out in bins, with a few ki- los bagged up ready for sale. They are plumper and more colorful than their dried counterparts and there is a sheen to them, as if they have a healthy glow. The colors range from a pale pink to a mottled variegated pink and white to faint shades of green and yellow. Among my favorites are the heirloom variety, “cubaz” which is a yellow-brown color, a bit more rounded than elongated with a deep almost nutty flavor. I cook these beans much like I cook dried beans (except for a substantially smaller amount of time) and find that it’s best to start with a sauté of whichever veg- etables you choose and the fat and meat from whatever pork product you like to flavor them. Sauteeing the vegetables gives them a greater depth of flavor that just adding them and letting them boil. For additional flavor I like to add a couple of spoons of roasted tomatoes, or a handful of roasted pepper strips. You can of course, cook these beans in a purely vegetarian style, but they don’t call it “Pork and Beans” for nothing. Tengo que confesar que soy amante de los frijoles y que para mí no hay nada mejor que usar frijoles frescos (en opo- sición a los frijoles secos). En los Esta- dos Unidos, al frijol fresco se le llama shelling beans (lo que significa frijoles sin vaina). Estos son frijoles que se ven- den recién sacados de la vaina. En la feria en San Isidro hay frijoles frescos y, durante la época de frijoles, es posible encontrar cuatro o cinco variedades. Lo bueno de estos frijoles es que se co- cinan en tan solo 45 minutos o menos, lo cual acorta el tiempo de cocción nor- mal de los frijoles por lo menos en dos horas. Sin embargo, lo mejor del frijol fresco es su sabor y su textura. El frijol fresco es suculento, cremoso y tiene un sabor casi como a carne. En la feria, por lo general los tienen en baldes con algunos kilos empacados en bolsas listos para vender. Los frijoles frescos son más gordos y coloridos que los frijoles secos y tienen un brillo muy característico, una especie de rubor sa- ludable. El color de los frijoles frescos varía de rosado pálido a distintas tonali- dades de rosado veteado y de blanco a varios tonos de verde y amarillo pálidos. Entre mis preferidos está la variedad tradicional conocida como “cubaces”, los cuales tienen un color café amari- llento, son más redondos y tienen un intenso sabor a nueces. Cocino los frijoles tiernos de la misma forma que cocino los frijoles secos (ex- cepto que el tiempo de cocimiento es significativamente menor) y he descu- bierto que lo mejor para darles sabor es agregarles vegetales (los que usted guste) sofritos y manteca y carne de cerdo. Los vegetales salteados tienen un sabor más intenso que si solamente se agregan a los frijoles y se dejan her- vir. Para darle sabor a los frijoles, tam- bién me gusta agregarles unas cucha- radas de tomate asado o un puñado de tiras de chile dulce asadas. Estos frijoles también pueden prepararse al estilo vegetariano, pero no es casualidad que exista la famosa receta de “frijoles tier- nos con cerdo”. I must confess to being a bean lover and nothing is better, to me, than us- ing a bean fresh, that would normally be dried. In the States, these are called “shelling beans” and they are taken right out of the pods and sold fresh. They are available at the Feria in San Isidro and during the season, there may be four or five types available. The joy of these beans is that they cook in 45 minutes or less, cutting at least two hours out of the time on the stove. The real pleasure of them though, is the fla- vor and texture. These fresh beans have a richness, a creaminess and almost a “meatiness” when cooked that is unsur- passed. When I see them at the Feria, they are Chef de la Jungla Chef of the Jungle David L. Mahler Frijoles Tiernos Spring Beans Dominical Days 33

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se agregan a los frijoles y se dejan her- vir. Para darle sabor a los frijoles, tam- bién me gusta agregarles unas cucha- radas de tomate asado o un puñado de tiras de chile dulce asadas. Estos frijoles también pueden prepararse al estilo vegetariano, pero no es casualidad que exista la famosa receta de “frijoles tier- nos con cerdo”. Dominical Days 33 David L. Mahler

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Dicen que “el peor enemigo es aquel que esta tan cerca, que no lo podemos ver”. Bueno, en el tema de hoy este enemigo es el subconsciente. Son aque-llas áreas obscuras de nuestra psiquis, pensamientos e ideas que no podemos ver y no comprendemos, pero que nos controlan de momento a momento. “Puntos ciegos”.

Estudiar el subconsciente humano es bucear en un mar desconocido y descu-brir con asombro un montón de criatu-ras extrañas y monstruos ancestrales….Miedos, angustias, preocupaciones, re-sentimientos, creencias equivocadas… Así que si creemos ser “personas nor-males”, significa que no hemos bucea-do de verdad. No nos conocemos a fon-do. La verdad es que nadie es normal; la “normalidad” es aparente, una máscara que no resiste al mejor test psicológico ya inventado: la CONVIVENCIA. Estén seguros de que los que nos conocen de cerca seguramente ya se han en-contrado una o varias veces con estos “personajes psicológicos extraños” que tenemos adentro, nuestras inani-dades particulares, pequeñas obsesio-nes cotidianas, un “lado negro” lleno de compulsiones y ideas, digamos…absurdas. En la convivencia cada uno de nosotros revela su propio Mr. Hyde. Y si no somos muy cuidadosos…Adiós relación. Entonces, cuando se trata del ser humano…la normalidad no existe. Por eso Shakespeare dijo: “Lloramos al nacer porque venimos a este inmenso escenario de dementes.”

Uno de estos “personajes” que quizás tengamos adentro, bien escondido en el subconsciente, es el Enfermo Imagi-nario (el Hipocondríaco). Es algo increí-blemente común, sin embargo muchos ven la Hipocondría como un mito, una

enfermedad exótica y graciosa que poca gente tiene. Un ejemplo de un re-trato gracioso – pero sabio – de la Hipo-condría es la pieza de teatro de Moliè-re: Le Malade Imaginaire o El Enfermo Imaginario. Como siempre, Molière nos transmite un crudo retrato de la natu-raleza humana a través del humor; nos hace reír y nos dice algunas verdades. Como esta: “Casi todos los hombres mueren de sus remedios, y no de sus en-fermedades.” (“Presque tous les hom-mes meurent de leur remèdes, et non pas de leurs maladies.”)

La Hipocondría es una enfermedad psi-

Le malade imaginaire (Honoré Daumier)El Enfermo ImaginarioThe Imaginary Malady

Motivos de ReflexiónFood for Thought

Laís Helena Teles

HipocondríaEl Enfermo Imaginario

cológica caracterizada por la creencia de que uno padece de alguna enfer-medad grave. Se origina en el miedo a la enfermedad y a la muerte, y su con-secuencia es una preocupación exage-rada por la salud; ansiedad, melancolía y depresión. El hipocondríaco cree que hay algo errado con su cuerpo y crea un mecanismo continuo de auto-examen para alimentar eso. Interpreta reaccio-nes orgánicas normales como síntomas de una enfermedad grave que él lucha por descubrir. Ejemplos: ruidos de la digestión, latidos cardíacos, punzadas localizadas, dolores de cabeza, mareos, manchas en la piel, etc.

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usually laid out in bins, with a few ki-los bagged up ready for sale. They are plumper and more colorful than their dried counterparts and there is a sheen to them, as if they have a healthy glow. The colors range from a pale pink to a mottled variegated pink and white to faint shades of green and yellow. Among my favorites are the heirloom variety, “cubaz” which is a yellow-brown color, a bit more rounded than elongated with a deep almost nutty flavor.

I cook these beans much like I cook dried beans (except for a substantially smaller amount of time) and find that it’s best to start with a sauté of whichever veg-etables you choose and the fat and meat from whatever pork product you like to flavor them. Sauteeing the vegetables gives them a greater depth of flavor that just adding them and letting them boil. For additional flavor I like to add a couple of spoons of roasted tomatoes, or a handful of roasted pepper strips. You can of course, cook these beans in a purely vegetarian style, but they don’t call it “Pork and Beans” for nothing.

Tengo que confesar que soy amante de los frijoles y que para mí no hay nada mejor que usar frijoles frescos (en opo-sición a los frijoles secos). En los Esta-dos Unidos, al frijol fresco se le llama shelling beans (lo que significa frijoles sin vaina). Estos son frijoles que se ven-den recién sacados de la vaina. En la feria en San Isidro hay frijoles frescos y, durante la época de frijoles, es posible encontrar cuatro o cinco variedades.

Lo bueno de estos frijoles es que se co-cinan en tan solo 45 minutos o menos, lo cual acorta el tiempo de cocción nor-mal de los frijoles por lo menos en dos horas. Sin embargo, lo mejor del frijol fresco es su sabor y su textura. El frijol fresco es suculento, cremoso y tiene un sabor casi como a carne.

En la feria, por lo general los tienen en baldes con algunos kilos empacados en bolsas listos para vender. Los frijoles frescos son más gordos y coloridos que los frijoles secos y tienen un brillo muy característico, una especie de rubor sa-ludable. El color de los frijoles frescos varía de rosado pálido a distintas tonali-dades de rosado veteado y de blanco a varios tonos de verde y amarillo pálidos. Entre mis preferidos está la variedad tradicional conocida como “cubaces”, los cuales tienen un color café amari-llento, son más redondos y tienen un intenso sabor a nueces.

Cocino los frijoles tiernos de la misma forma que cocino los frijoles secos (ex-cepto que el tiempo de cocimiento es significativamente menor) y he descu-bierto que lo mejor para darles sabor es agregarles vegetales (los que usted guste) sofritos y manteca y carne de cerdo. Los vegetales salteados tienen un sabor más intenso que si solamente

se agregan a los frijoles y se dejan her-vir. Para darle sabor a los frijoles, tam-bién me gusta agregarles unas cucha-radas de tomate asado o un puñado de tiras de chile dulce asadas. Estos frijoles también pueden prepararse al estilo vegetariano, pero no es casualidad que exista la famosa receta de “frijoles tier-nos con cerdo”.

I must confess to being a bean lover and nothing is better, to me, than us-ing a bean fresh, that would normally be dried. In the States, these are called “shelling beans” and they are taken right out of the pods and sold fresh. They are available at the Feria in San Isidro and during the season, there may be four or five types available.

The joy of these beans is that they cook in 45 minutes or less, cutting at least two hours out of the time on the stove. The real pleasure of them though, is the fla-vor and texture. These fresh beans have a richness, a creaminess and almost a “meatiness” when cooked that is unsur-passed.

When I see them at the Feria, they are

Chef de la JunglaChef of the Jungle

David L. Mahler

Frijoles Tiernos

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