Daniel Quinn - Ismael

download Daniel Quinn - Ismael

of 256

Transcript of Daniel Quinn - Ismael

Daniel Quinn

IsmaelDaniel Quinn

-1-

Daniel Quinn

Gracias Milu, por las traducciones, y por todo lo dems

-2-

Daniel Quinn

Captulo

UNO

-3-

Daniel Quinn

1La primera vez que le el anuncio, casi me atragant, dije un taco, escup y lanc el peridico al suelo. Como aquello no me pareci suficiente, lo cog rpidamente, me fui derecho a la cocina y lo tir al cubo de la basura. Mientras estaba all, me prepar un pequeo desayuno y me di un poco de tiempo para calmarme. Mientras coma, pens en cosas completamente distintas. Mucho mejor. Luego recog el peridico de la basura y volv a la seccin "personales" para ver si aquella chorrada segua an all, tal y como la recordaba. Deca lo siguiente:

MAESTRO busca alumno. Ha de tener verdadero deseo de salvar el mundo. Presentarse personalmente.Un verdadero deseo de salvar el mundo!. Ya, qu bonito. Realmente interesante. Un verdadero deseo de salvar el mundo. S, realmente esplndido. A medioda, doscientos capullos, tontos, bobos, simplones, cabezas de chorlito, ceporros, dbiles mentales y besugos haran cola con toda seguridad a la puerta de la direccin indicada, dispuestos a entregar todos sus bienes terrenales a cambio del raro privilegio de sentarse a los pies de un gur, cuyo mensaje sera que todo ira mucho mejor si cada cual se volviera hacia su prjimo y le diese un abrazo.

-4-

Daniel Quinn

Y alguien se preguntar: por qu est tan indignado este hombre? Tan enfadado? Buena pregunta. En realidad, es una pregunta que yo me estaba haciendo tambin. La respuesta se remonta a hace un par de dcadas, una poca en la que tuve la tonta idea de que lo que ms necesitaba en este mundo era... encontrar un maestro. Cierto. Yo imaginaba que quera, que necesitaba un maestro. Para que me dijera cmo se poda... salvar el mundo. Una estupidez, no? Una chiquillada. Una ingenuidad. Una simpleza. Una falta de madurez. O, si se quiere, una sandez por los cuatro costados. En una persona tan manifiestamente normal en otros aspectos, parece necesaria una explicacin. As se desarrollaron las cosas. Durante la revuelta de los sesenta y los setenta, yo era ya suficientemente maduro para comprender qu era lo que tenan en la cabeza aquellos chavales poner el mundo patas arriba y suficientemente joven para creer que podran conseguirlo. De verdad. Todas las maanas, al abrir los ojos, esperaba ver que haba comenzado la nueva era, que el cielo era ms azul y la hierba ms verde. Esperaba or risas por doquier y ver a la gente bailando en la calle, y no slo los nios: todo el mundo! No voy a disculparme por mi candidez; no hay ms que or las canciones de entonces para saber que yo no estaba solo. Luego, un buen da, cuando deba de tener unos quince aos, me despert y me di cuenta de que la nueva era no iba a empezar nunca. La revuelta no haba sido sofocada, se haba ido sutilizando hasta convertirse en una consigna a la moda. Es posible que yo fuera el nico en el mundo que se haba sentido frustrado por eso? El nico desconcertado? Eso pareca. Todo el mundo pareca de acuerdo en despachar el asunto con una sonrisita cnica, como diciendo: "Bueno, y qu te esperabas? Es lo que hay, y nunca ha habido ms que eso. Nadie va a salvar el mundo, pues a nadie le importa un comino el mundo. No es ms que una panda de nios mentecatos con mucho

-5-

Daniel Quinn

blablabl. Consiguen un puesto de trabajo, hacen un poco de dinero, trabajan hasta los sesenta y se mudan a Florida para morirse all". Yo no poda encogerme de hombros simplemente y, en mi inocencia, pens que tena que haber por ah alguien con una sabidura especial capaz de disipar mi desencanto y desazn: un maestro. Pero estaba claro que no lo haba. Yo no quera un gur ni un maestro de kung-fu ni un director espiritual. Yo no quera convertirme en un brujo, aprender el zen del tiro con arco, hacer meditacin trascendental, alinear mis chakras ni descubrir encarnaciones anteriores. Este tipo de artes y disciplinas son bsicamente egostas: todas estn destinadas a beneficiar al alumno, no al mundo. Yo buscaba algo comple-tamente distinto, pero no era en las pginas amarillas, ni en ningn otro sitio, donde podra descubrirlo. En el Viaje a Oriente, de Hermann Hesse, nunca descubr en qu consista la terrible sabidura de Leo. Y ello porque Hesse no poda decirnos algo que l mismo desconoca. Hesse era como yo: deseaba que hubiera en el mundo alguien como Leo, alguien con un conocimiento secreto y una sabidura ms all de la suya propia. Pero est claro que no existe ningn conocimiento secreto; nadie sabe nada que no se pueda encontrar en los estantes de una biblioteca pblica. Pero yo no saba eso entonces. As pues, busqu. Aunque ahora pueda parecer una bobada, busqu. En comparacin, andar tras el Grial habra tenido ms sentido. Pero no voy a hablar de eso, es demasiado embarazoso. Busqu hasta que madur un poco. Dej de hacer el ridculo; pero algo muri dentro de m, algo que de algn modo siempre me haba gustado o que yo haba admirado. Y su lugar lo ocup una cicatriz, una marca particularmente sensible. Y, ahora que han pasado tantos aos desde que abandon la bsqueda, aparece un charlatn buscando en el peridico a ese tipo de joven soador que yo haba sido quince aos antes.

-6-

Daniel Quinn

Pero esto no explica todava mi agravio, verdad? Hagamos la siguiente suposicin: durante una dcada has estado enamorado de alguien, de alguien que apenas sabes si an vive. Has hecho todo, lo has intentado todo para que este alguien vea que eres una persona valiosa, estimable, y que tu amor vale la pena. Luego, un buen da, abres el peridico por la seccin "personales", y ves que la persona amada ha puesto un anuncio... Ah, ya s que no es exactamente lo mismo. Por qu esperaba que este maestro desconocido contactara conmigo en vez de poner un anuncio buscando un alumno? Y, a la inversa, si este maestro era un charlatn, como supona, por qu iba yo a querer que contactara conmigo? No le des ms vueltas. Lo mires por donde lo mires, no hay por dnde cogerlo. Cosas que ocurren.

2Por supuesto, tena que ir all, tena que quedarme a gusto y comprobar que se trataba de una impostura ms. Ustedes me comprenden. Me bastaran treinta segundos, una sola mirada, diez palabras salidas de su boca. Me dara cuenta enseguida. Luego me ira tranquilamente a casa y me olvidara del asunto. Al llegar, me sorprendi descubrir que se trataba de un edificio de oficinas de lo ms corriente, ocupado por empresas publicitarias, abogados, dentistas y agencias de viaje de segunda categora, ms un quiroprctico y un detective privado, o dos, tal vez. Yo me haba esperado un edificio algo ms atractivo: gres marrn, paneles prefabricados, techos altos y contraventanas, tal vez. Busqu la oficina 105, y la encontr en la parte posterior, donde las ventanas deban de dar al callejn. La puerta no ofreca ninguna informacin. La abr y entr a una sala grande, vaca. Este espacio nada corriente era el

-7-

Daniel Quinn

resultado de derribar varios tabiques, de los que quedaba algn rastro en el suelo de madera. Mi primera impresin fue la de vaco. La segunda fue de ndole olfativa: el lugar ola a circo. No, mejor dicho, a parque zoolgico: un olor inconfundible, pero no desagradable. Mir a mi alrededor. La sala no estaba completamente vaca. Junto a la pared de la izquierda haba una pequea estantera con treinta o cuarenta volmenes, en su mayor parte de historia, prehistoria y antropologa. En medio haba un solitario silln tapizado, que miraba a la pared de la derecha, como si los de la mudanza lo hubieran dejado all olvidado. No me cupo la menor duda de que estara reservado al maestro; los discpulos se arrodillaran o sentaran en semicrculo en el suelo. Y dnde estaban los alumnos que, segn haba vaticinado yo, acudiran a porrillo? Haban llegado antes que yo y se los haban llevado como a los nios de Hamelin? La capa de polvo que cubra el suelo desmenta semejante hiptesis. Aquella sala tena algo de extrao, pero hasta que no ech otro vistazo no descubr lo que era. En la pared de enfrente haba dos ventanas altas con postigos que dejaban entrar una dbil claridad del callejn. En la pared de la izquierda, comn a la oficina de al lado, no haba nada. En la de la derecha, haba una ventana con cristales, pero no era una ventana que daba al mundo exterior, pues no reciba ningn tipo de luz; era una ventana que daba a la habitacin contigua, con menos luz todava que la sala donde yo me encontraba. Me pregunte qu objeto de veneracin se guardara all detrs, a salvo de cualquier mano curiosa. Sera algn yeti o abominable hombre de la nieve embalsamado, recubierto de piel de gato y papier mach? Sera el cuerpo de un ovninauta abatido por un guardia nacional antes de que hubiera podido entregar algn sublime mensaje astral ("Somos hermanos. Seamos buenos")? Al estar secundado por la oscuridad, el cristal de esta ventana se vea negro: opaco, reflectante. Conforme fui avanzando, no hice el menor intento

-8-

Daniel Quinn

por ver lo que se hallaba al otro lado; yo era el objeto de observacin. Al llegar, vi primero mis propios ojos y luego mir al otro lado del cristal, topndome con otro par de ojos. Sobresaltado, retroced. Luego, tras constatar lo que vean mis ojos, retroced de nuevo, esta vez un poco asustado. Lo que se hallaba al otro lado del cristal era un gorila de cuerpo entero. De cuerpo entero enorme, es un decir poco, por supuesto. un megalito Era de amedrentadoramente autntico pen,

Stonehenge. Su enorme masa era alarmante de por s, aun cuando no la estuviera utilizando de manera amenazadora. Al contrario, estaba medio sentado, plcidamente reclinado, mordisqueando suavemente una ramita que tena en la mano izquierda, a modo de varita mgica. Yo no supe qu decir. Comprendern ustedes mejor mi gran desazn si les digo que me pareci como si tuviera obligacin de hablar: disculparme, explicar mi presencia, justificar mi intrusin, pedir perdn a aquel animal. Cre que era una afrenta mirarle a los ojos; pero me senta paralizado, inerme. No poda mirar nada que no fuera su cara, ms fea que cualquier otra del reino animal a causa de su semejanza con la nuestra aunque, en cierto modo, ms noble que cualquier ideal de perfeccin griego. A decir verdad, entre nosotros no se interpona ningn obstculo. El cristal se habra roto como una capa fina al menor contacto. Estaba sentado, mirndome a los ojos, mordisqueando la punta de una rama, esperando. No, no estaba esperando; estaba simplemente all, estaba all antes de mi llegada y seguira all despus de mi partida. Senta que para l no tena mayor importancia que la que tiene una nube pasajera para un pastor reclinado en la ladera de una colina. Conforme fue disminuyendo mi temor, fui recuperando la conciencia de mi situacin. Me dije para mis adentros que, simplemente, el maestro no se haba presentado y que, como no haba nada que me retuviera all, deba

-9-

Daniel Quinn

irme a casa. Pero yo no quera irme, como suele decirse, con las manos vacas. Mir a mi alrededor y pens que deba dejar una nota, si es que encontraba algo donde y con que escribir; pero no haba nada. Sin embargo, mi bsqueda no result vana: hizo que mi atencin se posara en algo en que no haba reparado antes y que estaba al otro lado del cristal. Era una especie de letrero o pster que penda de la pared por detrs del gorila. Rezaba as:

DESAPARECIDO EL HOMBRE, HAY ESPERANZA PARA EL GORILA?Aquella pancarta me detuvo, o, ms bien, el texto de la misma. Mi profesin son las palabras. Me centr en ellas y les ped que se explicaran, que dejaran de ser ambiguas. Queran decir que la esperanza de los gorilas se cifraba en la extincin de la raza humana, o ms bien en la supervivencia de sta? Se podan interpretar de las dos maneras. Por supuesto, se trataba de un oxmoron, de algo que se antoja inexplicable. Me repateaba por esta razn, pero tambin por esta otra: porque pareca como si el magnfico animal que se hallaba al otro lado del espejo estuviera cautivo simplemente para servir de ilustracin viviente a dicho oxmoron. La verdad es que deberas hacer algo al respecto, me dije para mis adentros, enfadado. Luego aad: Lo mejor sera sentarse y guardar silencio. O el eco de aquella extraa admonicin cual fragmento de una msica que no se logra identificar del todo. Mir a la silla y me pregunt: Sera mejor sentarse y guardar silencio? Y, en tal caso, porqu? La respuesta lleg rpidamente sola: porque, si guardas silencio, podrs or mejor. S, pens. Aquello era innegablemente cierto. Sin ningn motivo consciente, levant los ojos hacia los de mi compaero animal de la estancia contigua. Como todo el mundo sabe, los ojos hablan. Dos extraos se pueden revelar sin ningn esfuerzo su inters y

- 10 -

Daniel Quinn

atraccin mutuos con una sola mirada. Sus ojos hablaban, y yo comprend. Mis piernas se volvieron de mantequilla, y apenas si pude alcanzar la silla sin caerme. Pero cmo? me dije, sin atreverme a decirlo en voz alta. Qu importa? contest l de manera igualmente silenciosa. Es as, y no hay por qu decir ms. Pero t... chapurre. T eres... Descubr que no poda articular la palabra que quera pronunciar. Un instante despus, l asinti, como reconociendo mi dificultad. Yo soy el maestro. Durante unos instantes nos miramos mutuamente a los ojos, y mi cabeza se sinti ms vaca que un pajar abandonado. Luego pregunt: Necesitas un poco de tiempo para recobrar la calma, no? S! exclam, hablando en voz alta por primera vez. l volvi su maciza cabeza a un lado para mirarme con curiosidad. Te podra servir de alguna ayuda escuchar mi historia? Por supuesto que s contest. Pero, primero, si no te importa, dime por favor cmo te llamas. Se me qued mirando un rato sin contestar y, por lo que pude apreciar, sin expresin alguna esta vez. Luego prosigui como si no le hubiera hecho ninguna pregunta. Nac en algn lugar de la jungla de frica Ecuatorial. Nunca me he esforzado lo ms mnimo por descubrir dnde exactamente, ni veo razn alguna por la que debiera esforzarme ahora. Has odo hablar, por casualidad, de los mtodos que empleaban los que cazaban animales para venderlos a los zoos y los circos? Levant la vista, sorprendido. Pues no, yo no he odo nada al respecto.

- 11 -

Daniel Quinn

Hubo un tiempo, al menos durante los aos treinta, en que el mtodo ms utilizado con los gorilas era ste: al encontrar una manada, abatan a las hembras y se llevaban a todos los pequeos que vean. Qu horror exclam sin pensar. El animal respondi encogindose de hombros. Yo no me acuerdo realmente de aquello, pese a que guardo recuerdos de cosas que ocurrieron incluso antes. En fin, el caso es que los Johnson me vendieron al zoo de una pequea ciudad del noreste, no sabra decir cul, pues yo no tena conciencia de tales cosas por aquel entonces. All crec y viv durante bastantes aos. Hizo una pausa y estuvo un rato mordisqueando la ramita con aire ausente, como si estuviera haciendo memoria.

3En dichos lugares prosigui, por fin, donde los animales estn simplemente encerrados, casi siempre son ms reflexivos que sus primos de la selva. Ello es porque ni siquiera los ms cortos de luces pueden dejar de percibir que hay algo en ese modo de vida que no funciona. Cuando digo que son ms reflexivos no pretendo decir que posean capacidad de raciocinio. Pero el tigre que ves yendo y viniendo como un loco por su jaula est dndole vueltas a algo que los humanos reconoceramos, sin lugar a dudas, como "un pensamiento". Y este pensamiento es una pregunta: por qu? "Por qu, por qu, por qu, por qu, por qu, por qu?", se pregunta el tigre hora tras hora, da tras da, ao tras ao, mientras recorre su camino interminable tras los barrotes de la jaula. No puede analizar la pregunta ni hacer silogismos al respecto. Si pudiramos preguntar al animal: "por qu qu?", ste sera incapaz de contestamos. Sin embargo, es una pregunta abrasadora, que le quema la mente como un fuego inextinguible, infligindole un dolor lancinante que no disminuye hasta que el animal se sume en un letargo

- 12 -

Daniel Quinn

definitivo, que los guardas del zoo reconocen como un rechazo irreversible a la vida. Por supuesto, este cuestionarse cosas es algo que no hace ningn tigre en su habitad normal. Al poco tiempo, tambin yo empec a preguntarme por qu. Al estar neurolgicamente bastante adelantado respecto del tigre, pude examinar lo que entenda por aquella pregunta, al menos de manera rudimentaria. Yo recordaba un tipo de vida diferente, muy interesante y agradable para quienes la vivan. En cambio, la vida que llevaba entonces era insoportablemente aburrida y nunca agradable. As, al preguntarme porqu, estaba tratando de dilucidar por qu la vida tena que dividirse de esta manera, una mitad interesante y agradable y otra mitad aburrida y desagradable. Yo no me imaginaba a m mismo como un cautivo, ni se me pasaba por la cabeza que alguien estuviera impidindome llevar una vida interesante y agradable. Cuando vi que no iba a haber ninguna respuesta a mi pregunta, empec a considerar las diferencias entre los dos estilos de vida. La diferencia fundamental era que, en frica, yo era miembro de una familia, de una especie de familia que no se ha dado en tu cultura en los ltimos mil aos. Si los gorilas fueran capaces de expresarse conforme a esto, te diran que, para ellos, la familia se parece a una mano de la que ellos son los dedos. Son plenamente conscientes de ser una familia, pero son muy poco conscientes de ser individuos. En el zoo, haba otros gorilas, pero no haba familia alguna. Cinco dedos separados no forman una mano. Tambin reflexion sobre la cuestin de nuestra alimentacin. Los nios humanos suean con un pas en el que las montaas sean de gelatina, los rboles de mazapn y las piedras de caramelo. Para un gorila, frica es precisamente ese pas. Adonde quiera que vayamos, hay algo maravilloso que comer. Nunca pensamos: "Ay, cmo me gustara encontrar algo que comer". La comida est por todas partes, y la cogemos casi sin prestar atencin, como cuando cogemos aire para respirar. En realidad, no pensamos en la comida como una actividad aparte. Es ms bien como una msica deliciosa que suena

- 13 -

Daniel Quinn

acompaando a todas las actividades a lo largo del da. A decir verdad, la alimentacin se convirti en alimentacin slo en el zoo, donde dos veces al da nos echaban en la jaula un montn de pasto inspido. Fue hacindome este tipo de pequeas preguntas como empez a surgir mi vida interior. Prcticamente sin darme cuenta. Aunque, naturalmente, yo no saba nada de ese problema, la Gran Depresin estaba cobrndose su tributo en todos los aspectos de la vida americana. Todos los zoos del pas se vieron obligados a ahorrar dinero y a reducir el nmero de animales a mantener; es decir, a reducir gastos de cualquier tipo. Un gran nmero de animales fueron abatidos sin ms, creo saber, pues en el sector privado no haba salida para los animales que o bien no eran fciles de mantener o bien no eran ni muy vistosos ni muy espectaculares. los primates. En fin, para abreviar, dir que me vendieron al propietario de un pequeo circo ambulante que tena un carromato vaco. Yo era un adolescente grande c impresionante que representaba sin duda una importante inversin a largo plazo. Se podra imaginar que la vida en una jaula se parece a la vida en cualquier jaula, pero eso no es cierto. Consideremos, por ejemplo, la cuestin del contacto con los humanos. En el zoo, todos los gorilas ramos conscientes de nuestros visitantes humanos. Nos resultaban algo curioso, merecedores de verse, de la misma manera que las aves o ardillas que rodean una casa podran parecer dignas de ser observadas por una familia humana. Esta claro que estos extraos animales nos estaban mirando a nosotros, pero nunca se nos pas por la cabeza que hubieran acudido expresamente por ese motivo. En el circo ambulante, no obstante, acab percatndome realmente de este fenmeno. A decir verdad, mi educacin en este sentido comenz en el momento en el que fui expuesto por primera vez. Algunos visitantes se acercaron a mi Las excepciones eran, por supuesto, los grandes felinos y

- 14 -

Daniel Quinn

carromato y, al poco tiempo, empezaron a hablarme. Yo no sala de mi asombro. En el zoo, los visitantes hablaban unos con otros, nunca con nosotros. "Es probable que esta gente est confundida", me dije para mis adentros. "Que me haya confundido con uno de los suyos". Mi asombro y perplejidad fueron en aumento, sin embargo, al comprobar que cada grupo que visitaba mi carromato se comportaba de la misma manera. Simplemente no saba qu pensar. Aquella noche, casi sin darme cuenta, hice mi primer intento por reunir mis pensamientos a fin de resolver un problema. Era posible me pregunt que aquel cambio de situacin me hubiera cambiado de alguna manera? Yo no me senta cambiado lo ms mnimo, y ciertamente nada de mi aspecto pareca haber cambiado tampoco. Tal vez, pens, la gente que me haba visitado aquel da perteneca a una especie distinta de la que acuda al zoo. Aquel razonamiento no me impresion. Los dos grupos eran idnticos en todos los sentidos, menos en una cosa: que los de un grupo hablaban unos con otros y los del otro hablaban conmigo. El sonido de la charla era el mismo. Tena que tratarse, entonces, de algo distinto. A la noche siguiente abord el problema de nuevo, razonando de la siguiente manera: si no ha cambiado nada en m ni tampoco en ellos, entonces ha debido cambiar alguna otra cosa. Yo soy el mismo y ellos son los mismos, luego hay alguna otra cosa que no es igual. Planteando el problema de esta manera, slo poda ver una respuesta: en el zoo haba muchos gorilas, mientras que aqu slo haba uno. Barruntaba la fuerza de aquel razonamiento, pero sin poder averiguar por qu los visitantes se portaban de una manera en presencia de muchos gorilas y de otra distinta en presencia de uno solo. Al da siguiente intent prestar mayor atencin a lo que decan mis visitantes. Pronto repar en que, si bien cada conversacin era diferente, haba un sonido que se repeta una y otra vez, y me pareci que lo hacan

- 15 -

Daniel Quinn

para llamar mi atencin. Por supuesto, yo no poda adivinar su significado. Yo no posea nada que me sirviera de piedra Roseta. El carromato que haba a mi derecha estaba ocupado por una chimpanc con una criatura, y yo ya haba observado que los visitantes le hablaban de la misma manera que a m. Not tambin que los visitantes utilizaban siempre un sonido distinto para llamar su atencin. Cuando estaban delante de su carromato, los visitantes gritaban: "Zsa-Zsa! Zsa-Zsa! ZsaZsa!", mientras que delante del mo exclamaban: "Goliat! Goliat! Goliat!". Mediante pequeas observaciones como aqulla, pronto comprend que dichos sonidos estaban, de alguna manera misteriosa, directamente asociados a nosotros dos como individuos. T, que tienes un nombre desde la cuna y probablemente piensas que incluso un perrito mascota es consciente de tener un nombre, lo cual no es cierto, no puedes imaginar la revolucin perceptiva que produjo en m la adquisicin de un nombre. No sera exagerado afirmar que yo nac verdaderamente en aquel momento, que nac como persona. De la conciencia de que yo tena un nombre a la conciencia de que todo tena un nombre, el paso no era muy grande. Se podra pensar que un animal enjaulado tiene pocas posibilidades de aprender la lengua de sus visitantes, pero no es as. Los circos ambulantes atraen a las familias, y pronto descubr que los padres no dejan de aleccionar a sus hijos en las artes del lenguaje: "Mira, Johnny, eso es un pato! Sabes decir pato? Paaa-too! Y sabes cmo hace el pato? El pato hace cua-cua!". Un par de aos despus, era capaz de seguir la mayor parte de las conversaciones que se mantenan a mi alrededor, pero descubr que aquella comprensin por mi parte iba acompaada de una gran dosis de perplejidad. Yo saba ya que era un gorila y que Zsa-Zsa era una chimpanc. Tambin saba que todos los habitantes de los carromatos eran animales. Pero no acertaba a averiguar del todo cul era el rasgo distintivo de un animal; nuestros visitantes humanos distinguan claramente entre ellos mismos y los animales, pero yo no columbraba por qu. Si bien comprenda lo que nos

- 16 -

Daniel Quinn

haca animales, o crea comprenderlo, no comprenda qu era lo que haca que ellos no fueran animales. La naturaleza de nuestra cautividad ya no era ningn misterio, pues la haba odo explicar a cientos de nios. Todos los animales del circo ambulante habamos vivido al principio en un lugar llamado "selva", que se extenda por todo el mundo, independientemente de lo que fuera el "mundo". Nos haban cogido en la selva y nos haban llevado a un mismo lugar, ya que, por alguna extraa razn, la gente nos encontraba interesantes. Nos mantenan en jaulas porque ramos "salvajes" y "peligrosos", trminos stos que me desconcertaban un tanto, pues, evidentemente, se referan a unas cualidades que yo simbolizaba. Quiero decir que, cuando los padres queran ensear a sus hijos un animal particularmente salvaje y peligroso, me sealaban a m. Es cierto que tambin sealaban a los grandes felinos, pero, como yo no haba visto a un gran felino fuera de una jaula, aquello no me sacaba de dudas. En su conjunto, la vida en el circo ambulante representaba una mejora respecto a la vida en el zoo, pues no era tan opresivamente aburrida. No se me ocurri sentir rencor hacia mis guardianes. Aunque ellos tenan un margen de movimiento mucho mayor que yo, parecan tan atados al circo como el resto de nosotros, y a m no se me ocurra en absoluto que pudieran llevar un tipo de vida completamente distinto fuera del recinto. La idea de que yo haba sido despojado injustamente de algn derecho innato, como el derecho a vivir como mejor me pareciera, era algo tan ajeno a m como la ley de Boyle. Debieron de transcurrir unos tres o cuatro aos. Luego, un da en que el lugar estaba desierto, recib a un visitante muy especial: un hombre solitario que pareca anciano y decrpito pero que, segn supe despus, no tena ms que cuarenta y cinco aos. Su manera de acercarse era distinta. Desde la entrada, mir metdicamente todos los carromatos, uno tras otro, y luego se dirigi directamente al mo. Se detuvo ante la cuerda colocada a

- 17 -

Daniel Quinn

metro y medio de distancia, hinc el bastn en el barro justo delante de sus zapatos y se qued mirndome fijamente a los ojos. A m no me ha turbado nunca ninguna mirada humana, por lo que le devolv plcidamente la mirada. Me sent, y l estuvo varios minutos sin moverse. Recuerdo haber sentido una admiracin inusual hacia aquel hombre, que tan estoicamente aguantaba la llovizna que le golpeaba pertinazmente la cara y le empapaba la ropa. Al final, se irgui y me hizo un saludo con la cabeza, como si hubiera llegado a una conclusin bien meditada. T no eres Goliat dictamin. Tras lo cual, se dio media vuelta y march por donde haba venido, sin mirar a la derecha ni a la izquierda.

4Yo me qued atnito, como podrs imaginar, Que yo no era Goliat? Qu poda significar realmente aquello de que yo no era Goliat? No se me ocurri decir: "Bueno, si yo no soy Goliat, entonces quin soy?". Un humano se hara esta pregunta, consciente de que, sea cual sea su nombre, es desde luego alguien. Pero yo, no. Al contrario, me pareci que, si no era Goliat, entonces no era nadie en absoluto. Aunque aquel desconocido nunca haba puesto sus ojos en m antes, no dud un momento de que hablaba con una autoridad incuestionable. Miles de personas me haban llamado con el nombre de Goliat, incluidos quienes, como los empleados del circo ambulante, me conocan muy bien; pero estaba claro que aquello no era importante, que no serva de nada. El desconocido no haba dicho: "T no te llamas Goliat", sino "T no eres Goliat". I labia una diferencia abismal. Sent aunque no podra haberlo expresado as en aquella poca como si l hubiera declarado nula mi conciencia de la identidad.

- 18 -

Daniel Quinn

Ca en una especie de estado de semi-inconsciencia. Pas cerca de m un empleado con comida, pero no repar en el. Se hizo de noche, pero no dorm. Dej de llover y sali el sol sin que tampoco me diera cuenta. Y luego lleg el gento habitual, que se puso a gritar: "Goliat! Goliat! Goliat!". Pero yo no prest la menor atencin. Pas varios das de esta manera. Luego, una noche, despus de cerrar el circo, beb todo el contenido de mi tazn y me qued dormido: le haban echado al agua un sedante muy poderoso. Al amanecer, me despert en otra jaula. Al principio, al ser tan grande y tener una forma muy extraa, ni siquiera me pareci una jaula. Era circular, y tena todos los lados al aire; segn me enter despus, se trataba de una glorieta que haban reformado para que me sirviera de jaula. A excepcin de la gran casona blanca que haba al lado, la jaula estaba sola en medio de un atractivo parque, que imagin deba extenderse hasta los confines de la Tierra. No tard mucho en encontrar una explicacin a aquella extraa mudanza. La gente que visitaba el circo ambulante vena, al menos en parte, con la idea de ver a un gorila llamado Goliat. Yo no saba de dnde sacaban dicha idea, pero ciertamente parecan tenerla. Y, cuando el propietario del circo se enter de que en realidad yo no era Goliat, ya no pudo seguir exhibindome como tal, y no le qued ms remedio que despedirme. Yo no saba si lamentarlo o no. Mi nuevo hogar era mucho ms agradable que todos los que haba tenido desde que saliera de frica, aunque, sin el estmulo cotidiano de la muchedumbre, pronto se volvera angustiosamente ms aburrido que el zoo, donde al menos contaba con la compaa de otros gorilas. Yo andaba ponderando an aquellas cuestiones cuando, a media maana, levant los ojos y vi que no estaba solo. Haba un hombre justo al otro lado de los barrotes, negra silueta recortada sobre la casa iluminada por el sol. reconoc. Me acerqu con cautela y me qued boquiabierto cuando le

- 19 -

Daniel Quinn

Cual repeticin de nuestro anterior encuentro, estuvimos mirndonos mutuamente a los ojos durante varios minutos, yo sentado en el suelo de la jaula y l apoyado en su bastn. Constat que, con otra ropa y al no estar lloviendo como la otra vez, no era el anciano por el que lo haba tomado. Tena el rostro alargado, moreno y chupado; los ojos quemados por una extraa intensidad, y en su boca se dibujaba una mueca de amarga alegra. A! fin, me salud con una inclinacin de cabeza, como la vez anterior. En efecto, estaba en lo cierto. T no eres Goliat. Eres Ismael. Una vez ms, como si una cuestin trascendental se hubiera resuelto finalmente, se dio media vuelta y se alej. Y, una vez ms, yo me qued boquiabierto, pero aquella vez con una sensacin de profundo alivio, como rescatado del olvido. Mejor an, el error que me haba hecho vivir como un impostor involuntario durante tantos aos se haba subsanado al fin. Me senta como una verdadera persona, y no otra vez sino por primera vez. Me consuma la curiosidad acerca de mi salvador. No se me ocurri asociarlo con mi alejamiento del circo ambulante y mi mudanza a aquel encantador belvedere, pues era an incapaz de la ms primitiva de las falacias: post hoc, ergo propter hoc 3. l era para m un ser sobrenatural. Para una mente predispuesta a la mitologa, l fue el comienzo de mi experiencia de lo que se entiende por divino. Haba hecho dos breves apariciones en mi vida, y las dos, tras una simple asercin, me haban transformado. Trat de buscar el significado oculto de aquellas apariciones, pero no encontraba ms que preguntas. I labia acudido al circo en busca de Goliat o en mi busca? Y ello porque esperaba que yo fuera Goliat o porque sospechaba que yo no era Goliat? Cmo es que me haba encontrado tan rpidamente en mi nuevo emplazamiento? Yo no tena ningn elemento para medir el alcance del conocimiento humano; si todo el mundo saba que se me poda encontrar en el circo ambulante eso, al menos, me haba parecido a m, sabra igualmente que tambin se me poda encontrar

- 20 -

Daniel Quinn

aqu? Al margen de todas aquellas preguntas incontestables, estaba el hecho incontrovertible de que aquel desconocido me haba buscado dos veces con el fin de abordarme de una manera sin precedentes: como a una persona. Yo estaba seguro de que, zanjada al fin la cuestin de mi identidad, l iba a desaparecer de mi vida para siempre. Qu otra cosa le quedaba por hacer? 3. En latn significa "despus del hecho, por lo tanto debido al hecho". Probablemente pienses que todas estas consideraciones precipitadas no son ms que paparruchas. Sin embargo, la verdad como supe despus no era mucho menos fantstica. Mi benefactor era un acaudalado comerciante judo de aquella ciudad, de nombre Walter Sokolow. El da que me descubri en el circo ambulante, haba estado paseando bajo la lluvia, presa de una especie de tristeza suicida que se haba apoderado de l unos meses antes, tras enterarse de que toda su familia haba desaparecido en el holocausto nazi. Sus vagabundeos lo condujeron hasta una feria instalada en las afueras de la ciudad. A causa de la lluvia, la mayor parte de las casetas y dems atracciones estaban cerradas, lo que daba al lugar un aire de abandono, perfectamente a tono con la melancola que embargaba a su persona. Al final vino a parar a la zona de las fieras, cuyos elementos de inters estaban anunciados en una serie de pinturas chillonas. En una de ellas, ms chillona an que las dems, apareca el gorila Goliat blandiendo el cadver destrozado de un nativo africano a modo de arma. Walter Sokolow, pensando tal vez que un gorila llamado Goliat poda ser un smbolo apropiado del gigante nazi que estaba entonces empeado en acabar con la raza de David, decidi que poda ser interesante contemplar a semejante monstruo entre rejas. Entr, se acerc a mi carromato y, tras mirarme a los ojos, se dio cuenta enseguida de que yo no tena nada que ver con el monstruo sanguinario de la pintura, ni tampoco con el atormentador filisteo de su raza. Sinti que no le produca ninguna satisfaccin el verme entre rejas. Antes al

- 21 -

Daniel Quinn

contrario, en un gesto quijotesco de culpabilidad y desafo, decidi rescatarme de mi jaula y convertirme horrible pensamiento en una especie de sustituto de la familia a la que no haba podido rescatar de la jaula de Europa. El propietario del circo ambulante acept llegar a un trato; incluso se alegr cuando el seor Sokolow le pidi contratar al domador que me haba cuidado desde mi llegada. El propietario era un hombre realista: con la entrada inevitable de Estados Unidos en la guerra, los espectculos itinerantes como el suyo o bien tendran que retirarse a sus cuarteles de invierno o simplemente desapareceran de la circulacin. El seor Sokolow dej pasar un da entero para que me hiciera al nuevo ambiente, y acudi de nuevo para que empezramos a conocemos. Quera que el domador lo tuviera al tanto de todo lo relacionado conmigo, desde el tipo de comida que me daban hasta la limpieza de la jaula. Le pregunt si crea que yo era peligroso. El domador le contest que yo pareca un peso pesado, peligroso si acaso por mi tamao y mi fuerza, pero no por mi temperamento. Alrededor de una hora despus, el seor Sokolow le dijo que poda marcharse, y nosotros nos miramos en silencio durante un largo tiempo, igual que las dos veces anteriores. Finalmente, a regaadientes, como si hubiera vencido alguna barrera interna formidable, empez a hablarme, no de la manera guasona como me hablaba el pblico visitante, sino ms bien como se habla al viento o a las olas que llegan a la playa, diciendo cosas que hay que decir pero que nadie debe or. Mientras daba rienda suelta a sus cuitas y auto-recriminaciones, se fue olvidando de la necesidad de ser prudente. Una hora despus aproximadamente, estaba apoyado en la jaula, con una mano alrededor de un barrote. Estaba mirando el suelo, sumido en sus pensamientos, oportunidad que yo aprovech para expresarle mi simpata sacando a mi vez la mano y acariciando suavemente los nudillos de la suya. l se sobresalt, horrorizado, pero al mirarme de nuevo a los ojos se tranquiliz, convencido de que mi gesto no era tan amenazador como le haba parecido

- 22 -

Daniel Quinn

en un primer momento. Alertado por esta experiencia, empez a sospechar que yo posea una verdadera inteligencia, y unas simples pruebas le bastaron para convencerse. Tras comprobar que yo comprenda sus palabras, lleg a la conclusin como haran otros ms tarde trabajando con ms primates de que yo era capaz de articular algunas palabras. Y fue as como decidi ensearme a hablar. No me voy a detener en los dolorosos y humillantes meses que siguieron. Ninguno de los dos comprendi que la dificultad era insuperable, debido a la falta bsica de dotacin fnica por mi parte. Al no comprender esto, seguimos trabajando convencidos de que, si perseverbamos, un don especial se manifestara un da como por arte de magia. Pero lleg el da en que ya no poda proseguir y, angustiado por no poder decrselo con palabras, se lo dije con el pensamiento, con toda la fuerza mental que encontr en m. l se qued atnito, igual que yo al ver que haba odo mi grito mental. No te cansar contndote cada uno de los pasos de mi progreso, una vez que entre nosotros se estableci una plena comunicacin, pues es algo que se puede imaginar fcilmente, me parece a m. A lo largo de la siguiente dcada, me fue enseando todo lo que saba acerca del mundo, el universo y la historia humana, y cuando mis preguntas superaban su conocimiento, estudibamos codo con codo. Y al final, cuando mis estudios me llevaron ms all de sus propios intereses, acept de buen grado ser mi ayudante en la investigacin, buscndome libros e informacin que, por supuesto, no estaban al alcance de mi mano. Como mi educacin absorbi la mayor parte del inters de mi benefactor, el remordimiento dej pronto de atormentarlo y, de esta manera, fue saliendo paulatinamente de su postracin. A principios de los sesenta, yo era como un husped que apenas necesita la atencin de su anfitrin, por lo que el seor Sokolow empez a ser redescubierto en los crculos sociales, con el predecible resultado de que no tard en caer en los brazos de una joven mujer de unos cuarenta aos, que no vea ninguna razn

- 23 -

Daniel Quinn

por la que no pudiera convertirse en su esposa en toda regla. A decir verdad, l no era en absoluto contrario al matrimonio, pero cometi un terrible error de clculo: decidi que deba ocultarle a su mujer nuestra relacin especial. No era una decisin extraa para aquellos tiempos, y, por mi parte, yo no estaba suficientemente experimentado para reconocerla como el error que era. Volv a la glorieta tan pronto como termin su reforma, realizada en funcin de los nuevos hbitos civilizados que yo haba adquirido. Pero, desde el principio, la seora Sokolow me vio como una mascota peligrosa y empez a hacer campaa para que me trasladaran a otra parte o se deshicieran de m lo ms rpidamente posible. Por fortuna, mi benefactor, que estaba acostumbrado a hacer lo que crea ms conveniente, dej bien claro que, por mucho que le suplicaran o lo presionaran, no conseguiran cambiar sus planes para conmigo. Unos meses despus de la boda, se pas para decirme que su mujer, al igual que Sara, la anciana esposa de Abraham, iba pronto a regalarle un hijo. "Yo no pens en esto al ponerte el nombre de Ismael", me dijo. "Pero no te preocupes, que no permitir que te expulse de mi casa como Sara expuls a tu tocayo de la casa de Abraham". Sin embargo, me dijo con tono divertido que, si era chico, se llamara Isaac. Pero result ser nia, y se llam Raquel.

5En aquel momento, Ismael hizo una pausa muy larga, con los ojos cerrados, tan larga que empec a preguntarme si no se habra quedado dormido. Pero, al cabo de un rato, prosigui: No s si fue una decisin prudente o alocada, el caso es que mi benefactor me hizo saber que yo sera el mentor de la nia, y, fuera una decisin prudente o alocada, a m me encant tener aquella oportunidad de

- 24 -

Daniel Quinn

mostrarle mi agradecimiento. En brazos de su padre, Raquel pasaba casi tanto tiempo conmigo como con su madre, lo que, por supuesto, no contribuy a mejorar mis relaciones con esa persona. Como yo poda comunicarme con la nia en un lenguaje ms directo que el discurso hablado, poda consolarla y divertirla cuando otros no lo conseguan, y as, poco a poco, se fue creando entre nosotros un vnculo comparable al que existe entre dos gemelos, slo que yo era a la vez su hermano, mascota, tutor y cuidador. La seora Sokolow estaba deseando que llegara el da en que Raquel fuera a la escuela, pues entonces sus nuevos intereses la convertiran en una extraa para m. Al ver que no se produca dicho resultado, renov sus maquinaciones para que me mandaran lejos de all, argumentando que mi presencia no hara sino entorpecer el desarrollo social de la pequea. Pero ste no se vio entorpecido ni siquiera por el hecho de haber sido capaz de saltarse tres cursos de primaria y otro curso de secundaria para acabar licencindose en biologa antes de cumplir veinte aos. Al final, despus de tantos aos fracasando en un asunto que tocaba tan de cerca al gobierno de su casa, la seora Sokolow no necesit ya ninguna razn particular para desear que me fuera. A la muerte de mi benefactor, ocurrida en 1985, Raquel se convirti en mi protectora. Yo no iba ya a seguir viviendo en la glorieta. Con los fondos destinados a este fin segn el testamento de su padre, Raquel me traslad a un lugar que haba sido preparado para m de antemano. De nuevo, Ismael guard silencio durante varios minutos. Luego prosigui. En los aos siguientes, las cosas no salieron tal y como se haba planeado, o esperado. Yo descubr que no estaba contento con mi vida retirada. Tras haber pasado toda la vida, por as decir, retirado, ahora quera avanzar otro poco hasta llegar al centro mismo de vuestra cultura, y casi agot la paciencia de mi protectora buscando todo tipo de iniciativas a este

- 25 -

Daniel Quinn

fin. Por su parte, la seora Sokolow, que no estaba dispuesta a dejar las cosas tal y como estaban, convenci a un juez para que se redujeran a la mitad los fondos destinados a mi mantenimiento. Hasta 1989 no se aclar, finalmente, mi situacin. Aquel ao comprend que mi verdadera vocacin era la de ensear, e ide un sistema para poder subsistir en circunstancias tolerables en esta ciudad. Asinti con la cabeza, dndome a entender que aquello era el final de su historia, o que era todo lo que quera contar.

6Hay veces en las que tener demasiado que decir puede resultar tan enojoso como tener demasiado poco que decir. No se me ocurra ninguna contestacin adecuada a aquel cuento. Finalmente, hice una pregunta que no me pareci ni ms ni menos ftil que las otras docenas que acudan a mi mente. Y has tenido muchos discpulos? Cuatro, y he fracasado con los cuatro. Ah. Y por qu has fracasado? Cerr los ojos para reflexionar unos instantes. He fracasado por infravalorar la dificultad de lo que intentaba ensear, y por no comprender la mente de mis alumnos suficientemente bien. Ya veo asent. Y qu es lo que enseas? Ismael cogi una nueva ramita de un montn que haba a su derecha, la examin brevemente y luego empez a mordisquearla, mirndome lnguidamente a los ojos. Al final, me pregunt: Basndote en mi historia, en qu tema crees t que podra yo estar ms cualificado? Parpade y le dije que no lo saba. Claro que lo sabes. Mi tema es: la cautividad.

- 26 -

Daniel Quinn

La cautividad? Correcto. Un minuto despus, sin levantarme del silln, coment: Intento averiguar qu tiene esto que ver con salvar el mundo. Ismael reflexion unos instantes. Entre los de tu cultura, quines son los que quieren destruir el mundo? Quines son los que quieren destruir el mundo? Que yo sepa, nadie en concreto quiere destruir el mundo. Y, sin embargo, vosotros lo estis destruyendo. Cada uno de vosotros est contribuyendo a diario a su destruccin. Si, eso es cierto. Y por qu no detenis ese proceso? Me encog de hombros. Sinceramente, no sabemos cmo hacerlo. Son cautivos de un sistema de civilizacin que los obliga ms o menos a seguir destruyendo el mundo para vivir. S, eso parece. Bien. Vosotros sois unos cautivos, y habis hecho tambin cautivo al mundo. Ese es el quid de la cuestin, no? Vuestra cautividad y la cautividad del mundo. S, as es. Yo no haba enfocado nunca el problema de esa manera. Y t mismo ests tambin cautivo a tu manera, no es cierto? S? Cmo? Ismael sonri, revelando dos enormes hileras de dientes color marfil. Hasta aquel momento, no se me haba ocurrido que pudiera sonrer. Agregu: Bueno, tengo la impresin de ser un cautivo, pero no s explicar por qu tengo esa impresin. Hace aos seras muy pequeo entonces, por eso no te acordars, muchos jvenes de este pas tuvieron esa misma impresin. Hicieron un

- 27 -

Daniel Quinn

esfuerzo ingenuo y desorganizado por escapar de dicha cautividad, pero al final fracasaron. Por qu? Por ser incapaces de descubrir los barrotes de la jaula. Si no se puede descubrir lo que nos mantiene encerrados, la voluntad de salir pronto se convierte en algo confuso e ineficaz. S, sa es la impresin que tengo yo tambin. Ismael asinti con la cabeza. Pero, me permito preguntar de nuevo, qu relacin tiene eso con lo de salvar el mundo? El mundo no puede sobrevivir mucho ms tiempo si la humanidad est cautiva. Necesita esto de explicacin? No. Al menos para m. Creo que entre vosotros hay muchos a quienes les gustara liberar al mundo de la cautividad. S, estoy de acuerdo. Y qu les impide llevarlo a cabo? No lo s. He aqu lo que se lo impide: que no consiguen descubrir los barrotes de la jaula. S dije. Entiendo. Y entonces... qu hacemos ahora? Ismael sonri de nuevo. Como yo te he contado la historia de cmo he llegado hasta aqu, tal vez t podras hacer lo mismo. Qu quieres decir? Pues que tal vez t me podras contar una historia que explicara cmo es que has llegado hasta aqu. Ah repuse. Bueno, dame un momento. Puedes disponer de todos los momentos que quieras contest gravemente.

- 28 -

Daniel Quinn

7Cuando estudiaba en la universidad comenc finalmente, hice en cierta ocasin un trabajo para la clase de filosofa. No recuerdo exactamente el tema; algo relacionado con la epistemologa. Esto es lo que, a grandes rasgos, deca yo en dicho trabajo: Sabis una cosa? Al final, los nazis no perdieron la guerra. La ganaron y prosperaron. Se apoderaron del mundo y borraron del mapa a cuanto judo, gitano, negro, indio o mulato encontraron. Luego, llevada a cabo esta operacin, borraron tambin del mapa a los rusos, polacos, bohemios, moravos, blgaros, serbios y croatas, bsicamente a todos los eslavos. A continuacin, la emprendieron con los polinesios, coreanos, chinos y japoneses, todos los pueblos de Asia. Les llev mucho, mucho tiempo, pero una vez que hubieron terminado, todos los habitantes del mundo eran cien por cien arios, y todos eran muy, muy felices. Naturalmente, en los libros de texto utilizados en las escuelas ya no se mencionaba ms raza que la aria, ms lengua que el alemn, ms religin que el hitlerismo ni ms sistema poltico que el nacionalsocialismo. No habra tenido ningn sentido. Unas generaciones despus, a nadie se le habra ocurrido escribir algo diferente en los libros de texto, aun cuando hubiera querido, pues nadie conoca otra cosa diferente. Pero, un buen da, dos estudiantes estaban charlando en la Universidad de New Heidelberg, en Tokio. Los dos eran apuestos, con una apostura aria, pero uno de ellos pareca algo caviloso e infeliz. Se llamaba Kurt. Su amigo le pregunt: "Qu te ocurre, Kurt? Por qu andas siempre cabizbajo y meditabundo?". Kurt le contest: "Te lo dir, Hans. Hay algo que me quita el sueo". Su amigo le pregunt qu. "Es esto", respondi Kurt. "No puedo ahu-yentar la disparatada sensacin de que nos han mentido en algo". Y con aquello conclua mi trabajo.

- 29 -

Daniel Quinn

Ismael asinti con aire pensativo. Y qu te dijo tu profesor al respecto? Quiso saber si yo tena la misma disparatada sensacin que Kurt. Al decirle que s, me pregunt por aquello sobre lo que yo crea que nos estaban mintiendo. Yo le contest: "Cmo puedo saberlo? No tengo ms informacin de la que tena Kurt". Por supuesto, no se crey que estuviera hablando en serio. Supuso que se trataba de un mero ejercicio de epistemologa. Y an te sigues preguntando si te han mentido? S, pero no tan desesperadamente como entonces. No tan desesperadamente? Por qu no? Porque he descubierto que la cosa no tiene ninguna importancia en la prctica. Nos estn mintiendo o no, tenemos que levantarnos todas las maanas, ir a trabajar y pagar los recibos y todo eso. A no ser, por supuesto, que lodos empecis a sospechar que os estn mintiendo, y que todos descubris cul es la mentira. Qu quieres decir? Si slo t descubrieras la mentira, entonces probablemente estaras en lo cierto: en la prctica la cosa no tendra ninguna importancia. Pero si todos descubrieseis la mentira, la cosa podra tener muchsima importancia en la prctica. Cierto. Entonces, es a eso a lo que debemos aspirar. Empec a preguntarle qu quera decir con eso, pero l me tendi su coricea mano negra y me dijo: Maana.

8Aquella tarde me fui a dar un paseo. Pasear por pasear es algo que hago muy pocas veces. Dentro de mi piso me senta inexplicablemente

- 30 -

Daniel Quinn

nervioso. Necesitaba hablar con alguien, que me tranquilizaran. O tal vez confesar mi pecado: una vez ms, estaba teniendo pensamientos impuros sobre salvar el mundo. O tal vez no se trataba de ninguna de esas cosas y slo estaba soando. Y, de hecho, considerando los acontecimientos de la jornada, era ms que probable que estuviera soando. A veces vuelo en mis sueos, y entonces me digo a m mismo: "Por fin est sucediendo en la realidad y no en un sueo!". En fin, que necesitaba hablar con alguien pero estaba solo. Es mi situacin habitual, por eleccin propia, o al menos eso me digo a m mismo. El simple compadreo me deja insatisfecho, y hay pocas personas dispuestas a cargar con el peso y el riesgo de la amistad, tal y como yo la entiendo. La gente dice que estoy amargado y que soy un poco misntropo, y yo les contesto que probablemente sea cierto. Cualquier tipo de discusin sobre el tema que sea, siempre me ha parecido una prdida de tiempo. A la maana siguiente, pens al despertarme: "A pesar de todo, podra ser un sueo. Se puede dormir en un sueo, incluso tener sueos en un sueo". Mientras me entregaba a la rutina de preparar el desayuno, comer y lavarme, not que el corazn me lata con fuerza. Me pareci que me deca: "Cmo quieres no estar aterrorizado?". Y as fue pasando el tiempo. Cog el coche para dirigirme al centro. El edificio segua all. El despacho al final del pasillo de la planta baja segua all, sin que le hubieran echado el cerrojo. Al abrir la puerta, me recibi, de sopetn, el intenso y acre aroma de Ismael. Temblndome las piernas, me dirig hacia la silla y me sent. Ismael me mir con aire grave a travs del espejo oscuro, como preguntndose si yo sera suficientemente fuerte para aguantar aquella conversacin tan seria. Una vez tomada la decisin, se lanz a hablar sin ms prembulos, y pude comprobar que aquella era su manera habitual de proceder.

- 31 -

Daniel Quinn

Captulo

DOS

- 32 -

Daniel Quinn

1Es curioso arranc, pero fue mi benefactor quien suscit en m el inters por el tema de la cautividad, no mi propia condicin. Como seguramente ya mencion en mi relato de ayer, lo tenan obsesionado los acontecimientos que se estaban produ-ciendo a la sazn en la Alemania nazi. Ya me lo imagin. Por lo que me contaste ayer sobre Kurt y Hans, deduzco que eres un estudioso de la vida y poca del pueblo alemn bajo Adolf Hitler. Estudioso? No, yo no dira tanto. He ledo algunos libros bastante conocidos, las memorias de Speer, Auge y cada del Tercer Reich de Shirer, etctera, y ciertos estudios sobre Hitler. En ese caso, estoy seguro de que comprenders lo que tanto empeo puso el seor Sokolow en que yo comprendiera: que no slo fueron los judos los cautivos de Hitler. Toda la nacin entera estuvo cautiva, incluidos sus ms entusiastas seguidores. Unos detestaban lo que l haca, otros simplemente

- 33 -

Daniel Quinn

siguieron tirando lo mejor que pudieron, y a otros les fue francamente bien; pero todos ellos fueron cautivos. Creo que s lo que quieres decir. Y qu era lo que los mantena cautivos? Pues... el terror, supongo. Ismael sacudi la cabeza. Sin duda has visto pelculas de las grandes concentraciones anteriores a la guerra, donde aparecen cientos de miles de personas aclamndolo con una sola voz. No era el terror lo que las empujaba a esos alardes de unidad y de fuerza. Ya. Digamos entonces que era el carisma de Hitler. Sin duda que lo tena. Pero con carisma slo atraes la atencin de la gente. Una vez que te has ganado su atencin, debes tener algo que contar. Y qu era lo que Hitler tena que contarle al pueblo alemn? Reflexion unos instantes. Aparte de la cuestin juda, no creo que pueda contestar a esa pregunta. Lo que tena que contarle era una historia. Una historia? Una historia donde la raza aria en general y el pueblo de Alemania en particular aparecan desposedos, maniatados, vejados, violentados y pisoteados por las razas mestizas, los comunistas y los judos. Una historia donde, bajo la gida de Adolf Hitler, la raza aria rompera sus cadenas, consumara su venganza sobre sus opresores, purificara a la humanidad de sus bajezas y recuperara su papel legtimo como seora de todas las razas. Ya. Ahora puede parecemos increble que la gente se dejara seducir por semejantes paparruchas; pero, despus de casi dos dcadas de humillacin y sufrimiento tras la Primera Guerra Mundial, encerraban un atractivo irresistible para el pueblo de Alemania, y adems estaban reforzadas no slo

- 34 -

Daniel Quinn

por los medios habituales de la propaganda, sino tambin por programas bien diseados de educacin de jvenes y reeducacin de mayores. Cierto. Como digo, en Alemania muchos calificaron esta historia de mitologa rancia, pero acabaron siendo cautivos de ella simplemente porque la inmensa mayora la crea maravillosa y estaba dispuesta a dar la vida por convertirla en realidad. Sabes lo que quiero decir, no? Creo que s. Aunque no fueras personalmente un cautivo de esa historia, acababas siendo cautivo porque la gente de tu alrededor te converta en cautivo. Algo parecido al animal que se ve arrastrado en medio de una estampida. Exacto. Aunque en privado creyeras que todo era una locura, tenas que representar tu papel, tenas que ocupar tu lugar en la historia. La nica manera de evitarlo era huir de Alemania. Ya. Sabes por qu te estoy contando esto, no? Creo que s, aunque no estoy del todo seguro. Te estoy contando esto porque los de tu cultura se encuentran en una situacin muy parecida. Al igual que en la Alemania nazi, es cautiva de una historia. Estuve unos momentos parpadeando. Yo no conozco ninguna historia de ese tipo repuse al final. Quieres decir que nunca has odo hablar de ella? Exacto. Ismael asinti con la cabeza. Eso es porque no existe ninguna necesidad de orla. No existe ninguna necesidad de nombrarla ni de hablar de ella. Todos y cada uno de vosotros la conocis de memoria desde que tenais seis o siete aos. Blancos y negros, hombres y mujeres, ricos y pobres, cristianos y judos, americanos y rusos, noruegos y chinos. Todos la conocis. Y la os incesantemente porque todos

- 35 -

Daniel Quinn

los medios propagandsticos, todos los medios educativos, la difunden incesantemente. Y al orla incesantemente, no le prestis verdadera atencin. No existe ninguna necesidad de prestarle atencin. Est siempre ah, runruneando como una msica de fondo; por eso no hay ninguna necesidad de prestarle atencin. Incluso te parecer al menos inicialmente que resulta difcil prestarle atencin. Es como el ronroneo de un motor distante que no cesa; al final, nadie parece orlo. Eso es muy interesante asent. Pero tambin me resulta un poco difcil de creer. Ismael cerr suavemente los ojos y esboz una sonrisa indulgente. No se trata de creer. Una vez que conoces esa historia, la oirs por doquier en tu cultura, y te asombrar que la gente de tu alrededor no la oiga sino que la asuma sin ms.

2Ayer me dijiste que no tienes la impresin de ser un cautivo. Eso lo dices porque existe una enorme presin sobre ti para que juegues un papel en la historia que tu cultura est representando en el mundo, no importa el papel que sea. Esta presin se ejerce de muchas maneras, y a muchos niveles, pero la manera ms habitual es la siguiente: quienes se niegan a jugar un papel dejan de ser alimentados. S, as es. Un alemn que no quisiera jugar un papel en la historia de Hitler tena una opcin: poda abandonar Alemania. Pero vosotros no tenis esa opcin. Adonde quiera que vayis, descubrs que se est representando la misma historia, y, si no queris jugar ningn papel en ella, dejis de ser alimentados. Eso es cierto.

- 36 -

Daniel Quinn

La Madre Cultura nos ensea que es as como debe ser. Salvo unos cuantos miles de salvajes diseminados aqu y all, todos los pueblos de la Tierra estn ahora viviendo esta historia. El hombre naci para representar esta historia, y alejarse de ella es apartarse de la raza humana propiamente tal; es arriesgarse a caer en el olvido. Vuestro lugar est aqu, vuestro papel consiste en participar en esta historia, en arrimar el hombro y, como recompensa, ser alimentados. No existe "ninguna otra cosa". Salirse de esta historia es caer por los bordes del mundo. No existe otra manera de salir que no sea a travs de la muerte. S, eso creo yo tambin. Ismael marc una pausa para pensar un poco. Lo dicho hasta aqu no es ms que una introduccin a nuestro trabajo. Yo quera que la oyeras porque quera que tuvieras al menos una vaga idea de dnde te ests introduciendo. Una vez que aprendas a discernir la voz de la Madre Cultura, que, cual msica de fondo, cuenta su historia una y otra vez a los de tu cultura, ya no dejars nunca de orla. Adonde quiera que vayas en lo que te quede de vida, sentirs la necesidad de decir a la gente que te rodea: "Cmo podis escuchar esas paparruchas y no reconocerlas como tales?". Y entonces la gente te mirar extraada y se preguntar de qu diablos ests hablando. En otras palabras, que si emprendes este viaje educativo conmigo, descubrirs que te has enajenado de la gente que te rodea: amigos, familia, socios, compaeros, etctera. Eso lo puedo soportar me limit a decir.

3Mi fantasa ms querida, y a la vez ms irrealizable, es viajar un da por vuestro mundo como vosotros viajis, libremente y sin que nadie me moleste; salir a la calle y parar un taxi para que me lleve al aeropuerto,

- 37 -

Daniel Quinn

donde cogera un vuelo a Nueva York, Londres o Florencia. Cuando me entrego a esa fantasa, me deleito haciendo los preparativos del viaje, imaginando lo que me tengo que llevar y lo que me puedo dejar en casa (comprenders que, por supuesto, viajara bajo un disfraz humano). Si me llevase demasiadas cosas, arrastrndolas de un lugar a otro, el viaje resultara fatigoso; pero, si no me llevase las suficientes, tendra que interrumpir constan-temente el viaje para adquirir lo que me faltase, lo cual podra resultar ms fatigoso todava. S, eso creo observ a modo de cortesa. Pues eso es precisamente lo que vamos a hacer hoy: preparar la maleta para nuestro viaje juntos. En esa maleta voy a meter algunas cosas que no quiero pararme a recoger despus. Unas cosas que significarn poco o nada para ti en este momento. Te las ensear slo de pasada y luego las lanzar a la maleta. De esa manera las podrs reconocer cuando las saque ms adelante. Muy bien. En primer lugar, un poco de vocabulario. Veamos algunos nombres para que, por ejemplo, no tengamos que seguir hablando de "los de tu cultura" y "los de las dems culturas". Ya he utilizado algunos nombres con otros alumnos, pero ahora voy a probar una nueva pareja de nombres contigo. Supongo que ests familiarizado con la expresin "o lo tomas o lo dejas". En tal orden de cosas, tendran las palabras Tomadores y Dejadores alguna connotacin importante para ti? No veo exactamente lo que quieres decir. Quiero decir que, si por ejemplo llamo a un grupo los Tomadores y a otro los Dejadores, tienes la impresin de que uno se compone de buenos y el otro de malos? No. Me suenan perfectamente neutrales. Bien. Entonces, a partir de ahora llamar a los de tu cultura los Tomadores y a los de todas las dems culturas los Dejadores.

- 38 -

Daniel Quinn

Mmmm musit. Tengo una salvedad que hacer. Adelante. No veo cmo puedes meter a todo el resto del mundo en una misma categora, como acabas de hacer. Es precisamente la manera como procedis en vuestra cultura, salvo que vosotros utilizis una pareja de trminos muy marcados en vez de trminos relativamente neutros. Vosotros os autodenominis civilizados y al resto del mundo primitivos. Aceptis estos trminos a nivel universal. Quiero decir que, vosotros, los habitantes de Londres, Pars, Bagdad, Sel, Detroit, Buenos Aires o Toronto, sabis que, independientemente de lo que pueda diferenciaros, os une el ser civilizados y distintos de los pueblos de la Edad de Piedra que se hallan diseminados por todo el mundo; y pensis que, sean cuales sean sus diferencias, los pueblos de la Edad de Piedra se hallan igualmente agrupados bajo la categora de primitivos. S, es cierto. Te resultara ms cmodo que utilizara los trminos civilizados y primitivos? S, supongo que s; pero slo porque mi odo est acostumbrado a ellos. Pero por m puedes usar los Tomadores y los Dejadores.

4En segundo lugar, el mapa. Yo tengo uno. No tienes necesidad de memorizar el itinerario. O sea, que no te preocupes si, al final de una jornada, te das cuenta de repente de que no recuerdas ni una palabra de lo que he dicho. No importa. Es el viaje mismo el que te va a cambiar. Ves lo que quiero decir?

- 39 -

Daniel Quinn

No estoy seguro. Ismael medit unos momentos. Te dar una idea general de hacia dnde nos estamos dirigiendo, y seguro que lo entenders. De acuerdo. La Madre Cultura, cuya voz resuena en tu odo desde el da de tu nacimiento, te ha suministrado una explicacin de por qu las cosas estn como estn. T la conoces bien: todos los de vuestra cultura la conocis muy bien, Pero esta explicacin no se te dio de golpe. Nadie te llam para decirte: "Mira, es as como las cosas han acabado siendo como son, desde que iniciaran su andadura hace unos diez o quince mil millones de aos". Antes bien, esta explicacin se parece a un mosaico que has ido componiendo a partir de un milln de fragmentos de informacin recabados de otros que comparten esta misma explicacin. Provienen de las conversaciones que mantenan tus familiares en casa, de los dibujos animados que veas en la tele, de las clases de catequesis, de lo que te enseaban tus libros de texto y tus profesores, de los noticiarios, de las pelculas, novelas, sermones, obras de teatro, publicaciones varias y dems fuentes. Me sigues? Creo que s. Esta explicacin de por qu las cosas estn como estn forma parte del aire que respiris en vuestra cultura. Todo el mundo la conoce y todo el mundo la acepta sin rechistar. S. En el transcurso de nuestro viaje vamos a examinar las piezas clave de ese mosaico. Las vamos a sacar de tu mosaico y a encajar en un mosaico enteramente diferente, en una explicacin completamente diferente de por qu las cosas estn como estn. De acuerdo. Y, cuando hayamos terminado, tendrs una visin com-pletamente nueva del mundo y de cuanto ha acontecido en l. Y ya no importar si

- 40 -

Daniel Quinn

recuerdas o no cmo se form esa visin. Este viaje te va a cambiar; por lo cual, no necesitas preocuparte de memo-rizar el camino recorrido hasta lograr ese cambio. Estupendo. Veo lo que quieres decir.

5En tercer lugar prosigui, estn las definiciones. Hay algunas palabras que encierran un significado especial para nosotros. Primera definicin: la historia. Una historia es un escenario donde se interrelacionan el hombre, el mundo y los dioses. De acuerdo. Segunda definicin: representar. Representar una historia es vivir de manera que esa historia se convierta en realidad. En otras palabras, representar una historia es esforzarse por hacerla realidad. Convendrs conmigo en que fue eso lo que trat de hacer el pueblo de Alemania en tiempos de Hitler. Convertir en realidad el Reinado de los Mil aos. Convertir en realidad la historia que Hitler estaba contando. As es. Tercera definicin: la cultura. Una cultura es un pueblo que est representando una historia. Un pueblo que est representando una historia? Y una historia es a su vez...? Un escenario donde se interrelacionan el hombre, el mundo y los dioses. Vale. As que lo que pretendes decir es que los de mi cultura estn representando su propia historia acerca del hombre, el mundo y los dioses. As es. Pero sigo sin saber cul es esa historia.

- 41 -

Daniel Quinn

Ya lo sabrs. No tengas prisa. Por el momento, lo nico que tienes que saber es que durante la historia de la humanidad se han representado dos historias completamente distintas. Una empez a representarse har dos o tres millones de aos por parte de los que hemos convenido en llamar los Dejadores, y sigue siendo representada por ellos con el mismo xito de siempre. La otra empez a representarse har unos diez o doce mil aos por parte de los que hemos convenido en llamar los Tomadores, y al parecer est a punto de terminar en una catstrofe. Ah exclam con un tinte de perplejidad.

6Si la Madre Cultura decidiera suministrar una explicacin de la historia humana utilizando estos trminos, sonara ms o menos as: "Los Dejadores constituyeron el primer captulo de la historia humana, un largo y aburrido captulo. Su captulo de la historia humana termin hace unos diez mil aos con el nacimiento de la agricultura en Oriente Prximo. Este acontecimiento marc el inicio del segundo captulo, el captulo de los Tomadores. Sin duda todava viven en el mundo algunos Dejadores, pero son un anacronismo, como fsiles; gente que vive en el pasado, gente que no se da cuenta de que su captulo en la historia humana ha concluido. Ya. As es, a grandes rasgos, la historia humana, tal y como vuestra cultura la percibe. Yo dira que as es, en efecto. Como vers despus, lo que yo digo es bastante distinto de esto. Los Dejadores no son el primer captulo de una historia en la que los Tomadores son el segundo captulo. Puedes repetir esto?

- 42 -

Daniel Quinn

Lo dir de otra manera. Los Dejadores y los Tomadores estn representando dos historias distintas, basadas en unas premisas completamente diferentes y contradictorias. Sobre esto nos detendremos despus; as que en este momento no tienes por qu comprenderlo. De acuerdo.

7Ismael se rasc la mandbula con aire pensativo. Desde mi lado del cristal, yo no le o rascarse; pero en mi imaginacin son como una pala arrastrada sobre la grava. Creo que nuestra maleta est llena hasta arriba. Como te he dicho antes, no espero que recuerdes todo lo que hoy meter en ella. Cuando te marches, es probable que todo te parezca un gran embrollo. Es probable lo secund con conviccin. Pero no importa. Si maana saco de nuestra maleta algo de lo que he metido hoy, lo reconocers al instante; eso es lo que importa realmente. Vale. Me alegra orte decir eso. Hoy tendremos una sesin breve. El viaje propiamente tal comienza maana. Hasta entonces, puedes reflexionar sobre la historia que los de tu cultura han venido representando en el mundo durante los ltimos diez mil aos. Recuerdas de qu se trata? No. De qu se trata? Se trata del sentido del mundo, de las intenciones divinas en el mundo y del destino humano. Ya. Sobre todo eso te puedo contar varias historias; no creo que haya una sola. Se trata de la historia que todo el mundo de tu cultura conoce y acepta. Siento decir que no s a cul te refieres.

- 43 -

Daniel Quinn

Tal vez te ayude a comprenderlo si te digo que se trata de una historia explicativa, del tipo de "Cmo consigui la trompa el elefante?", o "Cmo consigui las manchas el leopardo?". Ya veo. Y qu imaginas que explica esa historia vuestra? Pues... No tengo la menor idea. Debera haber quedado claro por lo que te he dicho antes. Explica por qu las cosas estn como estn. Desde los inicios hasta el tiempo presente. Ah balbuce mientras miraba por la ventana unos segundos. No creo conocer dicha historia. Como he dicho, conozco varias historias; no slo una. Ismael se sumi en sus reflexiones durante un par de minutos. Uno de los alumnos que mencion ayer, una alumna en concreto, se sinti obligada a explicarme qu estaba buscando y dijo: "Por qu nadie parece inmutarse? En la lavandera oigo a mucha gente hablar del fin del mundo, y no se inmuta ms que si estuviera comparando distintos detergentes. La gente habla de la destruccin de la capa de ozono y de la aniquilacin de la vida. Habla de la deforestacin de la selva tropical, de la mortfera contaminacin que se va a quedar con nosotros durante miles y millones de aos, de la desaparicin de docenas de especies cada da que pasa, del fin de la especiacin propiamente tal. Y parece quedarse tan pancha". Yo le contest: "Es esto lo que quieres saber, entonces? Por qu la gente no se inmuta ante la destruccin del mundo?". Ella se qued pensando un rato y, al final, respondi: "No; yo s por qu no se inmutan. No se inmutan porque se creen lo que les cuentan". Yo repuse: "S?".

- 44 -

Daniel Quinn

Qu le han contado a la gente que le impide inmutarse, que la mantiene relativamente tranquila mientras contempla el terrible dao que estn infligiendo a este planeta? No lo s. Le han contado una historia explicativa. Le han dado una explicacin de por qu las cosas estn como estn, la cual sirve para desactivar cualquier alarma. Esta explicacin lo abarca todo: el deterioro de la capa de ozono, la contaminacin de los ocanos, la destruccin de la selva tropical, e incluso la extincin de la humanidad; y esa explicacin parece dejarla satisfecha. O tal vez sera ms exacto decir que la pacifica. La gente arrima el hombro durante el da, se entontece con drogas o con la televisin por la noche y trata de no pensar demasiado en serio en el mundo que va a legar a sus hijos. Cierto. A ti tambin te dieron la misma explicacin de por qu las cosas estn como estn, pero al parecer no te satisface. T la has odo desde la infancia, pero nunca te la has tragado. Tienes la sensacin de que algo importante se ha quedado fuera, de que se han comido algo. Tienes la sensacin de que te han mentido sobre algo, y te gustara saber qu es, y por eso ests aqu, en esta habitacin. Djame pensar un rato. No estars afirmando que esa historia explicativa encierra las mentiras de las que yo hablaba en mi trabajo sobre Kurt y Hans... S, seor. Eso mismo. Me siento un poco aturdido. Yo no conozco semejante historia. Y desde luego no una historia nica. Es una historia nica, perfectamente delimitada. Basta con que pienses de manera mitolgica. Qu? Me estoy refiriendo a la mitologa de vuestra cultura, por supuesto. Crea que resultaba evidente.

- 45 -

Daniel Quinn

No para m. Cualquier historia que explica el sentido del mundo, las intenciones de los dioses y el destino del hombre es de por s una mitologa. Puede que sea as, pero yo no soy consciente de nada remotamente parecido a tal cosa. Que yo sepa, en nuestra cultura no hay nada que pueda llamarse mitologa, a no ser que estemos hablando de la mitologa griega, de la mitologa nrdica o cosas as. Estoy hablando de una mitologa viva. No est registrada en ningn libro; est registrada en la mente de los de tu cultura, y est siendo representada por todo el mundo ahora mismo, mientras nosotros estamos sentados aqu, hablando de ella. Perdona, pero, que yo sepa, no hay nada que se parezca a eso en nuestra cultura. Ismael frunci su negra frente mientras me lanzaba una mirada de divertida exasperacin. Eso es porque concebs la mitologa como un conjunto de cuentos fantsticos. Los griegos no conceban su mitologa de esa manera. Seguro que ves lo que quiero decir. Si pudieras acercarte a un hombre de la Grecia homrica y preguntarle qu cuentos fantsticos le cuenta a sus hijos sobre los dioses y los hroes, no sabra de qu le ests hablando. El dira lo mismo que t dijiste antes: "Que yo sepa, no hay nada parecido en nuestra cultura". Un escandinavo del pasado dira exactamente lo mismo. Ya. Pero no acabo de verlo del todo. De acuerdo. Voy a simplificar un poco ms. Esta historia, como cualquier historia, tiene un comienzo, un desarrollo y un final. Y cada una de estas partes es una historia en s. Antes de reunimos maana, trata de ver si puedes encontrar el principio de la historia. El comienzo de la historia? S. Piensa..., antropolgicamente. Me ech a rer.

- 46 -

Daniel Quinn

Qu significa eso? Si fueras un antroplogo que busca la historia representada por los aborgenes alawa de Australia, esperaras or una historia con un comienzo, un desarrollo y un final, no? De acuerdo. Y cul esperaras que fuera el comienzo de la historia? No tengo la menor idea. Por supuesto que s la tienes. Te ests haciendo el tonto. Permanec callado un minuto, tratando de dilucidar cmo dejar de hacerme el tonto. Vale contest al fin. Supongo que me esperara que se tratara de su mito de la creacin. Eso es. Pero no veo en qu podra ayudarme eso. Te lo dir sin ms ambages. T ests buscando el mito de la creacin de tu propia cultura. Le lanc una mirada torva. Nosotros no tenemos ningn mito de la creacin sentenci. Es una certeza.

- 47 -

Daniel Quinn

Captulo

TRES

- 48 -

Daniel Quinn

1Qu es eso? pregunt al llegar a la maana siguiente. Me refera a un objeto que haba en el brazo de mi silln. Qu diras que es? Un magnetfono. Pues s, eso es. Y para qu est ah? Para que queden grabadas para la posteridad las curiosas leyendas de una cultura condenada a desaparecer, que me vas a contar ahora. Me re y tom asiento. Siento decirte que no he encontrado an ninguna curiosa leyenda para contarte.

- 49 -

Daniel Quinn

As que mi sugerencia de que buscaras un mito de la creacin no ha producido ningn fruto... Nosotros no tenemos ningn mito de la creacin insist. A no ser que ests refirindote al del Gnesis. No seas absurdo. Si un profesor de octavo te invitara a explicar cmo empez todo esto, le leeras a la clase el primer captulo del Gnesis? Por supuesto que no. Y qu le contaras? Le contara algo, pero ciertamente no un mito. Ah, t no lo consideraras un mito, claro. Ningn relato de la creacin es un mito para quien lo cuenta. Es simplemente la historia. De acuerdo, pero la historia que voy a contar al respecto no tiene absolutamente nada de mito. Algunas partes estn an en tela de juicio, me parece, y supongo que los estudios del futuro podran revisarla un poco; pero te aseguro que no es un mito. Enciende el magnetfono y empieza. Luego hablaremos. Le ech una mirada reprobadora. Quieres decir que quieres de veras que...? Que me cuentes la historia, eso es. No puedo contarla de corrido, as de pronto. Necesito algn tiempo para ordenar las piezas. Tenemos tiempo de sobra. Es una cinta de noventa minutos. Suspir, puls el botn de grabar y cerr los ojos.

2Todo comenz hace mucho, mucho tiempo, har unos diez o quince mil millones de aos me lanc unos minutos despus. No s muy bien cul es la teora ms seguida actualmente, si la del estado de equilibrio o la del big bang; pero, en cualquier caso el universo empez a andar hace muchsimo

- 50 -

Daniel Quinn

tiempo. Llegado a aquel punto, abr los ojos y lanc a Ismael una mirada inquisitiva. Mirada que l me devolvi, con estas palabras: Eso es todo? Esa es la historia? No, slo quera hacer una comprobacin. Cerr los ojos y empec de nuevo. Despus, no s. Supongo que unos seis o siete mil millones de aos, naci nuestro sistema solar... Conservo en mi mente la imagen de una enciclopedia escolar con pegotes gelatinosos proyectados o fusionndose... sos fueron los planetas; los cuales, en los dos o tres mil millones de aos siguientes, se enfriaron y solidificaron... En fin. Y la vida apareci en el caldo qumico de nuestros antiguos ocanos har unos... Qu s yo, unos cinco mil millones de aos? Tres mil millones y medio, o cuatro mil. Bien. Entonces se desarrollaron bacterias, microorganismos que se convirtieron en formas superiores, formas ms complejas que se convirtieron a su vez en formas an ms complejas. La vida fue extendindose paulatinamente por toda la Tierra. No s... barro al borde de los ocanos..., anfibios. Los anfibios se trasladaron luego a la tierra firme y se convirtieron en reptiles; los cuales se convirtieron a su vez en mamferos. Esto cundo sera? Har quiz mil millones de aos. Hace slo doscientos o trescientos millones de aos. Bien. En cualquier caso, los mamferos... No s. Unos animalillos en pequeas madrigueras... debajo de matorrales, subidos a los rboles... De los subidos a los rboles proceden los primates. Luego, qu s yo, har tal vez diez o quince millones de aos, una rama de los primates abandon los rboles y... Me haba quedado sin resuello. Esto no es un examen me hizo saber Ismael. Basta a grandes rasgos; la historia tal y como se la conoce popularmente, tal y como la conocen los conductores de autobs, los jornaleros y los senadores.

- 51 -

Daniel Quinn

De acuerdo asent, y cerr los ojos de nuevo. De acuerdo. En fin, que una cosa condujo a la otra. Unas especies siguieron a otras especies y, finalmente, apareci el hombre. Cundo fue esto? Hace tres millones de aos? Ms o menos, s. Bien. Ya est? Pues... a grandes rasgos, s. La historia de la creacin tal y como es contada en vuestra cultura. As es. Segn el estado actual de los conocimientos. Ismael asinti y me invit a que apagara el magnetfono. Luego se reclin y exhal un suspiro que retumb a travs del cristal, cual volcn distante; apoy las manos sobre la barriga y me lanz una mirada larga, inescrutable. Y t, que eres una persona inteligente y bastante instruida, pretendes que yo crea que eso no es un mito. Qu hay de mtico en todo eso? Yo no he dicho que haya algo de mtico en eso. He dicho que eso es un mito. Creo que me embarg una risa nerviosa. Probablemente desconozco lo que t entiendes por mito. Pues supongo que lo mismo que t. Estoy utilizando la palabra en su sentido ms usual. Pues no se trata de un mito. S que es un mito. Escucha un momento. Ismael me invit a que rebobinara la cinta y pulsara la tecla de "reproducir". Despus de orla, permanec unos instantes con aire pensativo, aunque slo para despistar. Luego declar:

- 52 -

Daniel Quinn

No es un mito. Puedes poner esto en un examen de Ciencias Naturales de bachillerato, y no creo que a nadie se le ocurra poner la menor objecin, creacionistas aparte. Estoy totalmente de acuerdo. No he dicho yo antes que la historia pernea toda vuestra cultura? Los nios la aprenden en todo tipo de medios, libros de texto incluidos. Entonces qu es lo que me ests diciendo realmente? Ests tratando de decirme que no se trata de una narracin de hechos empricos? Est llena de datos empricos, por supuesto; pero su ordenamiento es puramente mtico. No s de qu me ests hablando. Est claro que tu mente se halla obnubilada. La Madre Cultura te ha canturreado la consabida nana para adormecerte. Le lanc una mirada de pocos amigos. Ests diciendo que la evolucin es un mito? No. Ests diciendo que el hombre no evolucion? No. Entonces, qu es lo que ests diciendo? Ismael me mir con una sonrisa. Luego se encogi de hombros. Finalmente, enarc las cejas. Yo le mir fijamente, dicindome para mis adentros: me est tomando el pelo un gorila. Pero sirvi de poco. Aprieta el botn otra vez me invit. Cuando la grabacin hubo llegado a su fin, le dije: De acuerdo, hay una palabra que llama un poco la atencin: apareci. He dicho que el hombre apareci. Es eso? No, no es nada de eso. No voy a discutir por una palabra. Por el contexto resulta claro que la palabra apareci es sinnimo de evolucion. Entonces, de qu diablos se trata?

- 53 -

Daniel Quinn

Siento decirte que no ests reflexionando. Has recitado una historia que has odo mil veces, y ahora ests oyendo a la Madre Cultura, que te susurra al odo: "Mira, hijo mo, no hay nada en que pensar, nada por lo que preocuparse. Que nada te quite el sueo, no escuches a ese animal tan desagradable. No hay ningn mito, nada de lo que yo te cuento es un mito. As que no hay nada en que pensar, nada de que preocuparse. Slo tienes que escuchar mi voz e irte a dormir, a dormir, a dormir. Me mord un labio unos instantes y luego dije: Eso tampoco me aclara nada. Muy bien dijo, le contar una historia ma, que tal vez te lo aclare. Mordisque una ramita durante unos instantes, cerr los ojos y comenz: La historia, dijo Ismael, transcurre hace quinientos millones de aos, en una poca remota, muy remota, cuando este planeta era completamente irreconocible para ti. En la Tierra no se mova nada, salvo el viento y el polvo. No haba ni una brizna de hierba que ondeara al viento, ni un grillo que cantara, ni un pjaro que surcara el cielo. Todas estas cosas tendran lugar decenas de millones de aos despus. Hasta los mares estaban an fantasmagricamente silenciosos, pues tambin los vertebrados tardaran en aparecer decenas de millones de aos. Pero, por supuesto, por all merodeaba un antroplogo. Puede haber un mundo sin antroplogos? Sin embargo, este antroplogo estaba muy deprimido y desilusionado, pues haba recorrido el planeta en busca de alguien a quien entrevistar, y todas las cintas que llevaba en la mochila estaban ms limpias que el cielo. Hasta que, un da que iba deambulando lnguidamente por la orilla del ocano, vio en el agua, a poca distancia, una cosa que pareca tener vida. Tena el cuerpo gelatinoso, su aspecto no era particularmente vistoso; pero era el nico ser vivo que haba visto en todos

- 54 -

Daniel Quinn

sus viajes, por lo que se adentr en el agua hasta donde la cosa se hallaba flotando. Salud con cortesa a la criatura marina, que lo salud a su vez, y enseguida se hicieron buenos amigos. El antroplogo le explic lo mejor que pudo a su nuevo amigo que se dedicaba al estudio de los distintos usos y costumbres, y le pidi informacin al respecto, que enseguida le fue facilitada. Y ahora le hizo saber despus, me gustara grabar en una cinta algunas de las historias que contis entre vosotros. Historias? pregunt el otro. S. Por ejemplo, el mito de la creacin, si tenis alguno. Qu es un mito de la creacin? pregunt la criatura marina. Bueno..., ya sabesdivag el antroplogo. La historia fantstica que contis a vuestros hijos sobre los orgenes del mundo. En aquel momento, la criatura se irgui indignada, al menos todo lo que poda erguirse un pegote gelatinoso, y le solt que su pueblo no tena tales historias fantsticas. Entonces, no tenis ninguna explicacin acerca de la creacin? Hombre, una explicacin acerca de la creacin claro que la tenemos repuso. Pero no tiene nada que ver con un mito. Ah, por supuesto que no se corrigi el antroplogo, recordando al fin lo que le haban enseado en la universidad. Te estar terriblemente agradecido si me das a conocer la narracin. Bien contest la criatura. Pero quiero que tengas bien presente que, al igual que vosotros, nosotros somos un pueblo muy racional, que no acepta nada que no se base en la observacin, la lgica y el mtodo cientfico. Claro, claro asinti el antroplogo. Y fue as como el animal marino empez a contar su historia.

- 55 -

Daniel Quinn

El universo comenz, naci hace mucho, mucho tiempo; har de eso tal vez diez o quince mil millones de aos. Nuestro sistema solar (es decir, este planeta y todos los dems) debi de formarse har unos dos o tres mil millones de aos. Durante bastante tiempo, aqu no existi ningn tipo de vida. Pero luego, aproximadamente mil millones de aos despus, apareci la vida. Disculpa le interrumpi el antroplogo. Dices que la vida apareci. Dnde ocurri eso segn vuestro mito, perdn, quiero decir segn vuestra explicacin cientfica? El ser pareci desconcertado ante aquella pregunta, adoptando el color del espliego. Quieres decir en qu lugar exacto? No, quiero decir si tuvo lugar en tierra o en mar. En tierra? pregunt el otro. Qu es la tierra? Bueno eso debes de saberlo contest el antroplogo sealando hacia la costa: la extensin de arena y de rocas que empieza all. El color de la criatura se volvi ms espliego todava. No entiendo de qu me ests hablando protest. La arena y las rocas que hay ah son simplemente el borde del vasto cuenco que contiene el mar. Ah, vale acept el antroplogo. Ya veo lo que quieres decir. Perfectamente. Sigue. Muy bien dijo el otro. Durante muchos millones de siglos, en el mundo slo vivan microorganismos que flotaban a la deriva en medio de un caldo qumico. Pero, poco a poco, fueron apareciendo formas ms complejas: seres unicelulares, cienos, algas, plipos, etctera. Y, finalmente Apostill la criatura, volvindose complemente rosa de orgullo alcanzado el clmax de su historia, finalmente apareci la medusa.

- 56 -

Daniel Quinn

4Durante los siguientes noventa segundos aproximadamente, no se me ocurri nada que decir, concentrado como estaba en tratar de contener la rabia. Luego manifest: No me parece justo. Qu quieres decir? No s exactamente lo que quiero decir. Has querido demostrar una tesis, pero no s exactamente cul. No? No. No lo s. Qu quiso decir la medusa con lo de "y al final apareci la medusa"? Pues quiso decir... Que era el punto hacia y en el que todo conflua. Que los diez o quince mil millones de aos anteriores desembocaban en la medusa. De acuerdo. Y por qu tu explicacin de la creacin no termina con la aparicin de la medusa? Supongo que en aquel momento me esforc por contener una risotada. Hombre, porque iban a venir ms cosas despus de la medusa. Cierto. La creacin no se terminaba con la medusa. Todava estaban por venir los vertebrados, los anfibios, los reptiles, los mamferos y, por supuesto y finalmente, el hombre. S. De modo que tu explicacin de la creacin termina con "y finalmente apareci el hombre". Exacto. Y qu significa eso? Significa que ya no iban a venir ms cosas. Que la creacin haba tocado a su fin. Que era el trmino donde todo iba a parar, no es eso?

- 57 -

Daniel Quinn

S. Claro. Todos los de tu cultura dicen lo mismo. La cima se alcanz con el hombre. El hombre es la culminacin de toda la representacin csmica de la creacin. Pues s. Cuando apareci finalmente el hombre, la creacin toc a su fin, pues el objetivo ya haba sido alcanzado. Ya no quedaba nada por crear. Me parece que es la suposicin subyacente, tcita, en efecto. No es en absoluto tcita. Las religiones de tu cultura no se callan al respecto, ni mucho menos. El hombre es el producto final de la creacin. El hombre es la criatura para la que se hizo el resto de la creacin: este mundo, este sistema solar, esta galaxia, el universo como tal. As es. Todos los de tu cultura asums que el mundo no fue creado para la medusa, el salmn, las iguanas o los gorilas. Fue creado para el hombre. Correcto. Ismael me mir con sorna. Y esto no es mitologa? Bueno... Los hechos son los hechos. Sin duda. Los hechos son los hechos, aunque estn rodeados de mitologa. Pero qu me dices del resto? Es que todo el proceso csmico de la creacin termin hace tres millones de aos, justo aqu, en este pequeo planeta, con la aparicin del hombre? No. Termin igualmente el proceso planetario de la creacin hace tres millones de aos con la aparicin del hombre? Se detuvo bruscamente la evolucin justo porque lleg el hombre? No. Por supuesto que no. Entonces, por qu contaste la historia de esa manera? Supongo que te la cont de esa manera porque es as como se cuenta.

- 58 -

Daniel Quinn

sa es la manera como se cuenta entre los Tomadores. Pero ciertamente no es la nica manera como se puede contar. Vale. Ahora lo veo. Y t, cmo la contaras? Asinti en direccin del mundo que haba fuera de su ventana. T ves en cualquier sitio del universo una sola prueba de que la creacin terminara con el nacimiento del hombre? Ves en algn lugar de ah fuera una sola prueba de que el hombre fuera el punto culminante hacia el cual se hubiera estado dirigiendo la creacin desde el principio? No. Ni siquiera se me ocurre cul podra ser dicha prueba. Eso debera resultar obvio. Si los astrofsicos pudieran afirmar que los principales procesos creadores del universo se detuvieron hace cinco mil millones de aos, all cuando hizo su aparicin nuestro sistema solar, eso ofrecera al menos alguna base para esas nociones. S, veo lo que quieres decir. O si los bilogos y paleontlogos pudieran afirmar que la especiacin se detuvo hace tres millones de aos, tambin eso resultara bastante instructivo. S. Pero t sabes que no ocurri ninguna de estas cosas. Antes al contrario, el universo sigui como antes. El planeta sigui como antes. La aparicin del hombre no caus mayor sensacin que la aparicin de la medusa. Cierto. Ismael hizo un gesto hacia el magnetfono. Cmo interpretamos entonces la historia que has contado antes? Dej ver los dientes al esbozar una sonrisa desabrida. Es un mito. Por increble que pueda parecer, es un mito.

- 59 -

Daniel Quinn

5Ayer te dije que la historia que est representando el pueblo de tu cultura trata acerca del sentido del mundo, de las intervenciones divinas en el mundo y del destino humano. S. Y, segn esta primera parte de la historia, cul es el sentido del mundo? Reflexion un momento. No veo exactamente cmo esta historia puede explicar el sentido del mundo. Hacia la mitad de tu historia, el centro de atencin pas del universo en su conjunto a este planeta nuestro. Por qu? Porque este planeta estaba destinado a ser el lugar de nacimiento del hombre. Por supuesto. Como dices t, el nacimiento del hombre fue un acontecimiento central mej