Conocimiento y Sexismo Estereotipos

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Estereotipos, sexismo y mediciones. 17 Capítulo 1 Esquema de contenidos Pág. 1. Introducción y objetivos .................................................................................. 19 2. Los estereotipos como sistemas sociales de referencia.................................. 19 3. Las creencias sexistas. Un tipo particular de estereotipo de género ............... 26 3.1. Los estereotipos de género ................................................................. 27 3.2. La ideología de género........................................................................ 30 3.3. La identidad de género........................................................................ 34 4. Una realidad, dos metodologías de medida .................................................... 38 4.1. Una prueba de papel y lápiz. El ASI .................................................... 39 4.2. La cognición social implícita. La IAT.................................................... 41 5. Resumen ........................................................................................................ 46 1 Estereotipos, sexismo y mediciones. CAPÍTULO

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ESTEREOTIPOS Y SEXISMO

Transcript of Conocimiento y Sexismo Estereotipos

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    17 Captulo 1

    Esquema de contenidos

    Pg.

    1. Introduccin y objetivos .................................................................................. 19

    2. Los estereotipos como sistemas sociales de referencia.................................. 19

    3. Las creencias sexistas. Un tipo particular de estereotipo de gnero ............... 26

    3.1. Los estereotipos de gnero ................................................................. 27

    3.2. La ideologa de gnero ........................................................................ 30

    3.3. La identidad de gnero ........................................................................ 34

    4. Una realidad, dos metodologas de medida .................................................... 38

    4.1. Una prueba de papel y lpiz. El ASI .................................................... 39

    4.2. La cognicin social implcita. La IAT .................................................... 41

    5. Resumen ........................................................................................................ 46

    1 Estereotipos, sexismo y mediciones. CAPTULO

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    18 Captulo 1

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    19 Captulo 1

    1. Introduccin y objetivos

    Tres son las cuestiones fundamentales que se tratarn en el presente captulo. La

    primera es introductoria y se centra en el concepto de estereotipo, ya que, como se

    ver ms adelante, en l tienen origen las estructuras de conocimiento organizado que

    dan lugar a la aparicin de creencias y a sus correspondientes actitudes,

    predisposiciones y juicios de valor. En segundo lugar, se analizar el sexismo,

    respecto a cmo lo definen y clasifican los expertos; y por ltimo, se examinarn dos

    metodologas de anlisis y medicin del sexismo, cada una de ellas con sus

    herramientas especficas. Ambas metodologas, sin duda actuales, disfrutan de un

    amplio respaldo por parte de la comunidad cientfica, si bien, como igualmente podr

    comprobarse, se diferencian profundamente en las consideraciones tericas sobre las

    que se sostienen.

    2. Los estereotipos como sistemas sociales de referencia

    Los estereotipos pueden ser definidos de varias maneras segn se acente en ellas el

    producto final o su formacin y efectos. Para Deaux y Lewis (1984), un estereotipo es

    una representacin cognitiva de ideas, hechos e imgenes asociadas a un grupo

    social concreto, mientras que en opinin de Hamilton y Trolier (1986), los estereotipos

    son estructuras cognitivas que contienen conjuntos organizados de conocimientos

    1 Estereotipos, sexismo y mediciones. CAPTULO

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

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    percibidos, creencias y predicciones sobre un grupo humano. De su coincidencia se

    extrae la idea de pertenencia al sistema cognitivo como estructura de conocimiento; y

    de sus diferencias, la existencia de representaciones diversas procedentes de la

    percepcin y expectativas acerca de un grupo social concreto. As, puede decirse que

    las personas poseen en su interior estructuras de conocimientos estereotipados que

    responden a aspectos relacionados con la etnia de los individuos, la religin, la

    poltica, el color de la piel, el sexo (gnero), la nacionalidad, el lugar de residencia, el

    nivel econmico, la edad, el mbito laboral, etc. (Lenton, Blair y Hastie, 2000).

    Pero, cmo se producen y desarrollan estas estructuras de conocimiento previo de

    carcter social? Aunque los autores no se ponen de acuerdo en los procesos

    especficos realmente implicados en la formacin y mantenimiento de los estereotipos,

    s coinciden en afirmar que un componente esencial en su gnesis, aunque no el

    nico, son los aprendizajes que tienen lugar en los distintos mbitos con los que

    interacciona cada persona a lo largo de su vida, teniendo unos ms peso que otros y

    dependiendo tambin su poder de influencia del momento evolutivo personal. Entre

    otros, la familia, la escuela (a travs de compaeros y profesores), los amigos, el

    entorno laboral, etc. A los cuales, hay que aadir todava los de carcter colectivo

    como la televisin, la radio, el cine, la prensa, etc. donde se vierten opiniones (p.e.

    debates y entrevistas), simulan contextos (p.e. series televisivas o radiofnicas y

    pelculas) y se ejemplifican estilos de vida (p.e. publicidad) (Hamilton y Sherman,

    1994). En un contexto de esta naturaleza, el proceso perceptivo desempea un papel

    predominante, dado que sus resultados habrn de sufrir un tratamiento atributivo, es

    decir, se dotar de significado a las conductas o caractersticas observadas slo en

    individuos que de manera inequvoca pertenecen a grupos sociales determinados y

    bien identificados, ya que, en la medida en que tales observaciones procedan de

    personas grupalmente no definidas, el producto de sus observaciones no contribuir a

    la formacin de estereotipos.

    As pues, dado que los estereotipos se fundan en las diferencias entre grupos

    (aunque ms adelante los propios estereotipos servirn para ampliarlas y

    autoperpetuarlas), se hace imprescindible en su formacin la presencia de un eficaz

    mecanismo de percepcin diferencial basado en la existencia de categoras sociales.

    Esta tendencia a diferenciar es el inicio de la construccin de estereotipos, dado que

    como sealan Enesco y Navarro (2002), stos, los estereotipos, son el resultado de

    una atribucin de diferencias, no de una mera percepcin de ellas.

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

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    Sin embargo, no todos los hallazgos de diferencias conducen a la creacin de

    estereotipos, por ejemplo las diferencias en el color de los ojos no llevarn

    probablemente a nada, ya que stas han de poder asociarse con aspectos

    socialmente clave que delimiten y definan, an ms, la diferenciacin social o

    categorizacin. Es decir, las diferencias encontradas deben hacer posible el desarrollo

    de sistemas de creencias referenciales en los que queden organizados, descriptiva y

    prescriptivamente, tanto las caractersticas y rasgos identificadores de cada grupo

    social como necesarios tambin para su identificacin diferenciada. Este proceso

    diferenciador en funcin de distintas categoras sociales (p.e. etnia, nacionalidad,

    sexo, clase social) est guiado no tanto por diferencias mensurables u objetivables,

    como por un sistema previo de significados que, de forma activa aunque inconsciente,

    dirige la atencin a ciertas diferencias al tiempo que obvia otras.

    Ahora bien, por qu centrarse en la diferenciacin? Por qu categorizar la

    informacin social? Qu ventajas aporta para los individuos? Respecto a la tendencia

    diferenciadora cabe decir que desde las perspectivas cognitivas actuales (posteriores

    a la dcada de los aos 70), se pone nfasis en la existencia de procesos perceptivo-

    cognitivos normales y universales especializados en la categorizacin social en lnea

    con las tesis defendidas mucho tiempo antes por pensadores como Walter Lippmann

    (1922). Este simple hecho, la existencia de tales procesos especializados, sera razn

    suficiente para que las personas presten ms atencin a las diferencias intergrupales

    que a sus semejanzas. Y en cuanto al inters clasificador, es posible plantear dos

    ideas. Por un lado, se asume que, aunque el sistema cognitivo de los seres humanos

    es de carcter limitado, en ocasiones, sin embargo, debe enfrentarse a complejas

    situaciones sociales que necesita comprender con presteza para interaccionar

    adecuadamente. La categorizacin es, pues, un mecanismo que reduce la carga

    cognitiva y facilita la consecucin de conclusiones a costa de reducir la riqueza de la

    informacin original (Bodenhausen, Kramer y Ssser, 1994). Una segunda razn es de

    ndole social y se basa en la tendencia de las personas a autoevaluarse

    satisfactoriamente, lo que conduce a la creacin de grupos sociales y a considerar el

    propio, no slo diferente, sino mejor que los dems. No obstante, a veces, el proceso

    de categorizacin conduce tambin a un aumento de informacin al recuperar

    conocimientos y creencias personales producto de experiencias pasadas y

    aprendizajes sociales anteriores. Esta nueva informacin puede ser entonces aplicada

    a nuevas situaciones y procesos inferenciales sociales, lo que desde un punto de vista

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    cognitivo permite que algunos investigadores afirmen que en dicho proceso de

    categorizacin, al tiempo que hay una prdida de informacin, se d tambin un

    aumento de la misma (Swann, 1984). En cierta medida, podran encontrarse puntos de

    coincidencia con procesos de tipo heurstico en los que el xito depende del acierto

    con que se elija o active el estereotipo. En los casos en los que la eleccin sea

    adecuada y el entorno introduzca dificultades relacionadas con la informacin (tanto

    por exceso como por defecto), el conocimiento estereotipado activado ser sin duda

    de gran ayuda. Por consiguiente, lo que justifica la formacin y mantenimiento de los

    estereotipos parece encontrarse en la doble rentabilidad, cognitiva y social, que se

    alcanza cada vez que se emplean dichos atajos.

    Los factores del entorno que pueden activar los estereotipos son muy variados y los

    especialistas han puesto de manifiesto muchos de ellos. Por ejemplo, la existencia de

    conflictos entre grupos es un poderoso factor desencadenante (Robinson, Keltner,

    Ward y Ross, 1995), como tambin lo son el hecho de tener que asignar funciones

    sociales (Eagly, 1995), la necesidad vital de identificacin o afirmacin personal (Jost y

    Banaji, 1994) e, incluso, las cuestiones relacionadas con el poder (Fiske, 1993).

    En cuanto a las causas que explican la formacin y permanencia de estas estructuras

    de conocimiento, cabe decir que la investigacin ha cambiado con el tiempo su punto

    de inters, pasando del estudio del efecto, es decir, de sus resultados, al estudio

    tambin de las condiciones ambientales y psicolgicas que las hacen posibles. Un

    trabajo centrado en el efecto y que lleg a hacerse clebre fue el realizado por

    Rosenthal y Jacobson en 1968, estudio que puso nombre al efecto y que hoy se

    conoce, precisamente, como Efecto Rosenthal. Estos investigadores consiguieron

    artificialmente, ya que nada de ello responda a la realidad, que determinados

    profesores tuvieran en muy alta consideracin a ciertos grupos de alumnos, lo que

    provoc que no slo esperasen un alto rendimiento acadmico (profecas

    autocumplidas) por parte de los citados alumnos, sino que realmente, en opinin de

    ellos, lo obtuvieron sin la menor sospecha y, adems, de manera indiscutible.

    Pero, como se ha dicho, la investigacin actual se dirige tambin hacia las

    circunstancias contextuales y psicolgicas que parecen explicar la aparicin de los

    estereotipos (Trouilloud, Sarrazin y Martinek, 2002). Dos ilustrativas investigaciones

    que ponen su foco de atencin en los procesos de deteccin y generalizacin de

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

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    caractersticas y atributos de un individuo a un grupo, as como en su naturaleza no

    consciente, son las que esquemticamente se presentan a continuacin.

    La primera de ellas es un trabajo realizado por Hill, Lewicki, Czyzewska y Schuller

    (1990) en el que se subraya el carcter descontrolado del proceso de formacin de

    estereotipos. En esta investigacin, los autores presentaron a los sujetos

    experimentales distintas caras de personas que haban manipulado interesadamente

    con el propsito de hacer correlacionar la amabilidad que stas parecan transmitir con

    la altura a la que se encontraban sus orificios nasales. Pasado un tiempo, volvieron a

    presentar nuevas caras a los mismos participantes (ahora sin tal manipulacin) y

    comprobaron que la regla que haban inferido de manera no consciente no slo se

    haba conservado, sino que sus efectos se mostraban fortalecidos en la nueva prueba

    (autoperpetuacin). De las diferentes conclusiones que pudieron obtenerse, quiz,

    convenga extraer tres realmente importantes: una, la fortaleza de los efectos debidos

    al aprendizaje no intencional producido durante el primer experimento; dos, la

    tendencia a generalizar la regla deducida anteriormente; y tres, la aplicacin

    automtica y sin reflexin a la hora de volver a aplicar la regla, lo que lleva a

    cuestionar su racionalidad.

    La segunda investigacin es un interesante estudio llevado a cabo por Hamilton y

    Gifford (2000) en el que se centraron en los aspectos relacionados con la identificacin

    y generalizacin de caractersticas desde un punto de vista eminentemente social y

    para poner de manifiesto la ausencia de objetividad del proceso citado. As, la

    investigacin se plante sobre el efecto que se conoce como correlacin ilusoria o

    errnea, que no es otra cosa que ver conexiones donde no las hay. Estos autores

    comprobaron que los sujetos experimentales evaluaban de diferente manera a dos

    grupos hipotticos formados por un desigual nmero de personas, un grupo grande y

    un grupo pequeo, en funcin de las conductas que mostraban algunos de sus

    miembros. Sin embargo, el hecho diferencial se reduca a que la aparicin de una

    conducta socialmente inadaptada en un individuo del grupo pequeo serva para

    evaluar negativamente a todo su grupo, el grupo pequeo, mientras que cuando esta

    conducta era producida por un individuo del grupo grande, no llevaba aparejada, con

    la misma frecuencia, su minusvaloracin (la del grupo grande). Curiosamente, los

    investigadores tambin encontraron que este efecto de emparejamiento (grupo

    pequeo-conducta) no tena lugar con conductas socialmente adaptadas, sino slo

    cuando las conductas mostradas eran socialmente reprobables. Estos resultados

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    llevaron a pensar que, tal vez, el efecto podra deberse al heurstico de disponibilidad

    enunciado por Tversky y Kahneman (1973), mayor, desde luego, en un grupo con

    pocos individuos y, adems, ampliada por tratarse de una conducta no social,

    claramente ms llamativa, y, en general, menos frecuente. Aunque tambin pueden

    proponerse razones relacionadas con otros sesgos de procesamiento implicados de

    igual modo en la percepcin diferencial.

    Como conclusin, es posible plantear algunas cuestiones importantes: una de ellas, la

    primera, vuelve a referirse a la falta de anlisis y reflexin mostrada por los

    participantes; otra, insiste en el componente no consciente del propio proceso, hecho

    que lo sita fuera del control de la persona; una tercera, se fija en el contexto (Hilton y

    von Hippel, 1996), y concretamente en cmo el diferente tamao de los grupos parece

    tener consecuencias notables en las respuestas de los intervinientes; una cuarta, en la

    presencia de una eficaz observacin diferencial; una quinta, referida a los procesos de

    aprendizaje que sostienen y mantienen los descubrimientos; y una sexta,

    posiblemente fundamental, tiene que ver con la fuerza del efecto, con su poderosa

    influencia sobre el comportamiento del individuo, sobre su pensamiento.

    Desde un punto de vista ms cognitivo que social, cabe decir que la existencia de

    estructuras de conocimiento estereotipadas pueden llegar a guiar el procesamiento de

    determinada informacin, bien haciendo que se perpete en una determinada

    direccin, o bien haciendo que se debilite y desaparezca. De hecho, la activacin de

    los estereotipos puede afectar a los procesos atencionales, a la interpretacin de

    hechos o a la cantidad y calidad del recuerdo. De la misma manera, los estereotipos

    pueden influir en la informacin que se percibe y en la conducta que muestran los

    individuos, llegando a producir hiptesis autocumplidas. As, relacionado con los

    procesos de codificacin y recuperacin, Biernat, Manis y Nelson (1991) comprobaron

    que las personas empleaban diferentes criterios cuando deban enjuiciar la conducta

    de personas pertenecientes a distintos grupos sociales. En concreto, observaron que

    una conducta asertiva era percibida en mayor grado en una mujer que en un hombre,

    hecho que justificaron en que la comparacin se iniciaba en sus respectivos grupos

    sociales de referencia y no en los individuos aislados como hubiera sido deseable.

    Vinculado con el procesamiento selectivo y con el recuerdo, Taylor y Crocker (1981)

    estudiaron la capacidad de los estereotipos para filtrar o rechazar la informacin que

    resultaba inconsistente con ellos. As, los resultados confirmaron que la informacin

    acorde con los conocimientos estereotipados interiorizados era objeto de una mayor

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

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    atencin, lo que a la larga mejoraba su recuerdo y serva para autoalimentar

    (perpetuar) el propio estereotipo.

    En cuanto a cmo est organizado el conocimiento estereotipado, cabe decir que los

    expertos sostienen varias alternativas, si bien, al considerar que es el aprendizaje el

    que interviene tanto en la formacin como en el mantenimiento y modificacin de los

    sistemas de creencias (Wyer y Carlston, 1994), cobran fuerza las tesis que defienden

    la existencia de estructuras de conocimiento en forma de redes asociativas o de

    esquemas. De esa manera, es en estas estructuras donde se almacena la informacin

    con diferente grado de abstraccin, sea sobre rasgos, atributos o ejemplares tipo, y

    relativa a determinados grupos sociales, as como a sus miembros (Fiske y Taylor,

    1991), tratndose de conjuntos de conocimientos organizados y dispuestos para ser

    utilizados cuando la situacin, ms que el propio individuo, lo demande.

    Para terminar esta breve introduccin acerca de la formacin y mantenimiento del

    conocimiento estereotipado, bien pueden ofrecerse, a modo de resumen, las

    principales caractersticas que parecen presentar estos conocimientos estereotipados

    que se encuentran en la base de las diferentes creencias que, en este caso, sobre el

    mundo social tienen la mayora de las personas. Creencias estereotipadas a travs de

    las cuales las personas, en diferente grado, ven la realidad y a las que recurren para

    responder a ella, y sobre las que, entre otras cosas, puede sealarse lo siguiente:

    Su relacin con el aprendizaje, lo que hace que, al menos a priori, estas

    estructuras sean modificables, tanto en orientacin como en complejidad.

    La comodidad o economa cognitiva que proporcionan al reducir la

    informacin que debe procesarse.

    Su carcter automtico y no consciente en lo que respecta a su activacin,

    as como a su posible influencia.

    La aparente naturaleza de irracionalidad al basar la interaccin en

    informacin precaria y parcial de la realidad.

    La naturaleza heurstica y dependiente del azar, tanto en el acierto como en

    el fracaso (von Hippel, Jonides, Milton y Narayan, 1993; Swim, 1994).

    Y, finalmente, su dependencia del contexto, muy por encima incluso de la

    decisin del individuo.

    En definitiva, se trata de conjuntos de conocimiento referencial que simplifican

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    26 Captulo 1

    errneamente la realidad y que son compartidos socialmente. Estos conocimientos

    intervienen en la vida de las personas, por ejemplo en las expectativas que se crean

    sobre los dems, y en ocasiones son una fuerte razn para justificar conductas de

    opresin por parte de los grupos ms poderosos y tambin de sumisin por parte,

    incluso, de los oprimidos. Adems, los estereotipos, conforme a procesos como los

    ya sealados o de otros como por ejemplo la homogeneidad del grupo ajeno, se hallan

    en la base de los prejuicios sociales, esto es, aseveraciones y afirmaciones

    valorativas sin fundamento objetivo hacia individuos y grupos sociales no propios que

    predisponen a la accin e introducen componentes de carcter afectivo, lo que da

    lugar a la formacin de actitudes negativas anticipadas que, finalmente, pueden llevar

    a la aparicin de conductas socialmente inadecuadas, es decir, discriminacin.

    3. Las creencias sexistas. Un tipo particular de estereotipo de gnero

    Desde el punto de vista de la percepcin social, el gnero es una de las caractersticas

    categricas ms salientes y responsables, con seguridad, de numerosos procesos

    atributivos en prcticamente todas las culturas estudiadas por los especialistas.

    Aunque gnero y sexo pueden a veces intercambiarse, son trminos que representan

    dos realidades conceptuales muy diferentes. El trmino sexo guarda una estrecha

    relacin con las caractersticas eminentemente biolgicas de las personas y se fija en

    las diferencias fsicas o anatmicas de los individuos. Sin embargo, el trmino gnero

    tiene un fuerte componente sociolgico y con l se llama la atencin, sobre todo,

    respecto a la organizacin social de los individuos. De esta manera cuando alguien

    considera que una caracterstica de hombre o mujer tiene un origen social, estara

    haciendo mencin al gnero, mientras que cuando entiende que la base de una

    caracterstica es biolgica, entonces se estara refiriendo al sexo (Moya, 1985). As, la

    afirmacin de que los hombres poseen, como norma general, una mayor masa

    muscular que las mujeres, est claramente relacionada con el sexo como variable

    biolgica. Pero cuando se afirma que las mujeres, como regla general, estn ms

    preparadas que los hombres para ocuparse de la casa, entonces se est dirigiendo al

    gnero como variable social.

    Pero la investigacin psicolgica y psicosocial no siempre ha tenido la misma

    orientacin respecto al estudio de las diferencias entre hombres y mujeres. En este

    sentido, Deaux (1999) expresa muy bien y sintetiza en una sencilla pregunta el punto

    de inters de los primeros estudios, aproximadamente hasta mediados de los aos 70:

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    27 Captulo 1

    son diferentes los hombres y las mujeres? Esta visin, ya superada, se centr

    primordialmente en la bsqueda de diferencias atribuibles al sexo, pasando por alto las

    semejanzas y, lo que es quiz ms importante, lo relativo a las interacciones sociales.

    Y del mismo modo, tambin con una segunda pregunta sumamente ilustrativa, esta

    autora fija de nuevo el foco de estudio que viene siguindose hasta nuestros das:

    piensan las personas que los hombres y las mujeres son diferentes? Este

    nuevo enfoque, muy atento ahora a las influencias sociales, considera que las

    creencias y las expectativas que construyen las personas, as como las caractersticas

    especficas presentes en el entorno, son producto del medio social en el que todas

    tienen lugar y superan a los propios individuos y a su psicologa (Moya , 2003).

    En los ltimos aos, la Psicologa Social ha dirigido su inters, en lo que al gnero se

    refiere, a tres tipos de creencias: los estereotipos de gnero como conjunto

    estructurado de creencias culturalmente compartidas sobre un sinfn de caractersticas

    que poseen hombres y mujeres; la ideologa de gnero referida a las actitudes sobre

    las funciones (roles) y responsabilidades consideradas apropiadas para hombres y

    mujeres, tambin denominado actitudes de gnero, actitudes de rol sexual, sexismo,

    etc.; y, el tercer tipo, la identidad de gnero, entendido fundamentalmente como

    identidad sobrevenida de la pertenencia a un grupo, como autopercepcin en trminos

    masculinos y femeninos y, tambin, como esquema del Yo (Moya, Pez, Glick,

    Fernndez y Poeschl, 2002).

    3.1. Los estereotipos de gnero

    En los estereotipos de gnero es posible identificar distintos tipos de contenido,

    distintos tipos de conocimiento estereotipado (Moya y de Lemus, 2004), tales como

    rasgos (inteligente, extrovertido/a, dulce, agresivo/a, carioso/a, etc.), caractersticas

    fsicas (fuerza muscular, tamao de los ojos, forma de las manos, etc.), ocupaciones

    laborales (fontanero/a, cartero/a, abogado/a, etc.), tareas (atender la casa, dirigir el

    negocio, cuidar a los hijos, etc.) e, incluso, orientacin sexual, aunque de todo el

    conjunto, quiz sea el primero, el referido a los rasgos, el que con ms frecuencia

    suele considerarse. Conjunto al que, todava, pueden aadirse otros ms especficos

    en forma de actitudes, creencias, conductas e, incluso, gustos y preferencias (Eckes,

    1994).

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    28 Captulo 1

    Los especialistas creen que los estereotipos, dada su pertenencia a un grupo, en

    general etiquetan a las personas conforme a dos dimensiones independientes: La

    competencia, esto es, la capacidad para alcanzar una meta socialmente prestigiosa; y

    la sociabilidad, en forma de simpata interpersonal (Glick y Fiske, 1999). La

    competencia que se percibe de un grupo o de un individuo asociado a l depende, por

    encima de otros factores, de su grado de poder social o status. De esta manera,

    cuanto mayor sea la sensacin de poder (status) percibida en un grupo, mayor ser la

    competencia que se le atribuya. Por su parte, la sociabilidad variar en funcin del

    nivel de competicin o cooperacin intergrupales existentes. As, cuanto ms

    competitiva sea la relacin intergrupal, ms fuerte ser la adscripcin de rasgos

    negativos y hostiles hacia el grupo. Y viceversa, cuanto ms cooperativa sea, ms

    estereotipos con caractersticas interpersonales positivas se desarrollarn con

    respecto al grupo y sus miembros. Estas dimensiones sociales trasladadas al mbito

    del gnero, pueden reconocerse fcilmente en los rasgos y conductas asignados a los

    diferentes miembros. En este sentido, Parson y Bales (1955) ya asociaron la

    masculinidad, propia de los hombres, con formas de ser y comportamientos activos,

    mientras que la feminidad, propia de las mujeres, lo estaba con conductas pasivas, de

    relacin y de dependencia. Estas asociaciones o agrupaciones de rasgos y

    comportamientos propios de lo masculino y de lo femenino, parecen encajar con la

    denominacin de instrumentalidad y expresividad, trminos ms cercanos al concepto

    de estereotipo de gnero y justificados en el papel social de los individuos (Spence y

    Helmreich, 1978).

    As, como se ha dicho, la instrumentalidad parece distinguirse por su tendencia a la

    accin, ms resolutiva y directa, centrada en la eficacia y la autonoma (por ejemplo1:

    amante del peligro, acta como un lder, atltico, independiente, agresivo). Por el

    contrario, la otra agrupacin presenta una mayor proximidad con la emotividad,

    pertenece en mayor medida al mbito de los sentimientos y de las relaciones

    personales (por ejemplo1: afectuosa, sensible a los otros, compasiva, comprensiva),

    por lo que el trmino expresividad determina muy adecuadamente este segundo

    conjunto. Hecha la aclaracin de los trminos, hay que subrayar que los resultados de

    la investigacin parecen sugerir con insistencia que son los varones, los miembros del

    grupo percibido con mayor status, los que en mayor medida tambin son percibidos

    como poseedores de caractersticas de alta instrumentalidad y escasa expresividad. Al

    tiempo que las mujeres, percibidas como miembros del grupo con menor status, son

    1 Informacin tomada de Lpez Sez, M. y Morales, J.F. (1995).

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

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    vistas con rasgos y caractersticas propias de una elevada expresividad y baja

    instrumentalidad (Glick y Fiske, 1999).

    Los estereotipos, pues, informan de los atributos que caracterizan a una persona como

    miembro de un grupo concreto, es decir, informan sobre cmo es, le describen. As, el

    estereotipo tradicional de mujer incluira atributos como persona emotiva, dbil, poco

    competitiva, dependiente, etc. Pero tambin proporcionan informacin acerca de cmo

    deben ser las personas, es decir, la prescriben. Lo que en el caso anterior, se

    traducira en que la mujer debera disponer de habilidades interpersonales, mostrarse

    dcil y cooperadora con los dems, etc. Algunos autores sostienen que de estos dos

    componentes presentes en todos los estereotipos, es el de carcter prescriptivo el que

    se encuentra ms desarrollado en los estereotipos de gnero (Fiske y Stevens, 1993),

    proponiendo, en su opinin, varias explicaciones:

    La cercana y el contacto con otro grupo favorece el conocimiento respecto a

    cmo son y se comportan las personas de ese grupo y tambin sobre cmo

    deberan ser y deberan comportarse. Los hombres y las mujeres son dos

    grupos muy prximos con un elevado nivel de contacto.

    Los estereotipos de gnero se adquieren muy pronto y, sobre todo, su

    componente prescriptivo. Los nios y las nias en sus primeros aos de vida

    aprenden rpidamente con sus juegos y juguetes a distinguir entre hombres y

    mujeres, tanto respecto a sus rasgos y caractersticas como a las funciones,

    comportamientos y cualidades que se supone que deben poseer.

    Se ha observado que, en ocasiones quiz extremas, es ms fcil de percibir

    una trasgresin del estereotipo de gnero que una de otro tipo, por ejemplo

    racial. Muestra de la singularidad y fortaleza de estas estructuras normativas.

    Glick y Fiske (1999), todava aducen una razn ms, en este sentido, al esgrimir la

    defensa de los intereses individuales o grupales. Segn estos autores, el componente

    prescriptivo de los estereotipos de gnero puede ser fomentado por el hecho de que

    los miembros del grupo con mayor status (los hombres) dependan de los miembros del

    grupo con menor poder para la satisfaccin de determinadas necesidades, lo que

    conduce a que se aumente la estereotipia de gnero en la dimensin social e

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    30 Captulo 1

    interpersonal de las mujeres: las mujeres deben ser amables y preocuparse por los

    dems -de los hombres-, incluso postergando sus propios intereses o necesidades.

    3.2. La ideologa de gnero

    Con esta denominacin se hace referencia al conjunto de actitudes respecto a las

    funciones y responsabilidades apropiadas para hombres y mujeres, as como a las

    creencias sobre las relaciones que los miembros de ambas categoras sociales,

    hombres y mujeres, deben sostener entre s. Como puede suponerse, este concepto

    puede variar mucho de un pas a otro o de una cultura a otra. Para ser ms precisos,

    al menos en los pases occidentales cabe hablar de dos tipos diferentes de ideologa

    de gnero o sexismo: el clsico y el ambivalente.

    El sexismo clsico (tradicional, viejo, hostil) se entiende como una actitud de

    prejuicio o conducta discriminatoria basada en la supuesta inferioridad o diferencia de

    las mujeres como grupo (Cameron, 1977). Estas creencias sexistas dejan sentir sus

    efectos en muchas de las acciones que realizan las personas, incluyendo tambin sus

    juicios y valoraciones, dando lugar a situaciones reales de discriminacin2. Tres son

    los componentes que segn Glick y Fiske (1996) dan forma al sexismo tradicional:

    El paternalismo dominador, justificado en la creencia de que las mujeres

    son ms dbiles que los hombres en todos los sentidos.

    La diferenciacin de gnero competitiva, debido a la creencia de que las

    mujeres son diferentes a los hombres y sus caractersticas no les permiten

    responsabilizarse de asuntos econmicos y sociales importantes, siendo su

    entorno natural la casa y la familia.

    La hostilidad heterosexual, fundamentada en la creencia de que las

    mujeres, debido a su poder sexual, son peligrosas y manipulan a los

    hombres.

    2 Como muestra y sin salir de nuestras fronteras, recurdese que hasta principios de la dcada

    de los 70 una mujer no poda abrir una cuenta corriente en un banco sin la autorizacin

    expresa de su marido o de su padre o, tambin, el artculo del Cdigo Civil espaol en el que

    se institucionalizaba la sumisin de la mujer respecto al hombre legislando sobre la

    obediencia que la mujer deba a su marido, texto oficial que estuvo vigente hasta el 2 de

    mayo de 1975.

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    31 Captulo 1

    Sin embargo, al menos en la mayor parte de lo que se conoce como pases

    desarrollados, este tipo de sexismo rudo parece haber perdido intensidad, aunque no

    desaparecido, al combinarse con otro nuevo menos maligno, pero slo en apariencia:

    el sexismo benvolo3.

    Los investigadores han comprobado que una ideologa de gnero basada en tales

    premisas comporta en ocasiones la aparicin de ideas o sentimientos en parte

    contradictorios en la persona que la posee, ya que no siempre se justifica la agresin

    hacia el grupo dominado, las mujeres. Esta contradiccin tiende a resolverse, segn

    los expertos, mediante la divisin del grupo considerado inferior y acreedor de las iras

    del poderoso, lo que da lugar a la aparicin de dos subtipos en el grupo oprimido. As,

    surge un subgrupo destinado a legitimar la agresin y, otro, til para justificar su

    ausencia. Como puede apreciarse, se trata de un caso claro de ambivalencia, tanto en

    las manifestaciones comportamentales de los individuos, sobre todo del grupo

    dominador, como de sus justificaciones. Esta indeterminacin, fruto del conflicto

    cognitivo, es precisamente la que pretenden disolver las nuevas concepciones sobre el

    sexismo y, en concreto, la teora de sexismo ambivalente propugnada por Glick y

    Fiske (1996, 2001). Un detalle que no conviene olvidar es que una ideologa sexista lo

    es hacia la mujer y, del mismo modo, lo es tambin hacia el hombre, si bien, sus

    consecuencias no son intercambiables. El sexismo para el hombre supone un

    aumento de poder social e independencia personal, mientras que para la mujer, por el

    contrario, implica minusvaloracin en general, sometimiento y sufrimiento.

    El sexismo ambivalente. La investigacin ms actual se inclina, pues, por la

    existencia de una nueva forma de sexismo (entendemos que circunscrito slo a

    determinadas sociedades y, desde luego, a la cultura occidental) caracterizada por su

    ambivalencia. Segn las tesis defendidas por sus autores (Glick y Fiske, 1996, 2001),

    el nuevo sexismo debe entenderse como un constructo formado a partir de dos

    componentes diferentes, aunque ntimamente interrelacionados: uno hostil (sexismo

    hostil) y otro benvolo (sexismo benvolo). Ambos tipos de sexismo se fundamentan

    en las condiciones biolgicas y sociales que rodean a los distintos grupos humanos en

    los que el hombre (el varn), como miembro del grupo dominante, tiene el poder de las

    instituciones (econmicas, polticas, empresariales) que controlan y dirigen la

    sociedad comn, mientras que la mujer ostenta el control tanto de la reproduccin

    3 El sexismo benvolo es, en combinacin con el clsico sexismo hostil, el ncleo de la teora

    ambivalente enunciada por los investigadores Glick y Fiske (1996) como enseguida se ver.

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    32 Captulo 1

    como de la satisfaccin sexual del primero (poder didico). Este poder didico de la

    mujer se observa en la mayor parte de las sociedades en las que estn presentes

    actitudes de proteccin hacia las mujeres debidas a su papel como esposas y madres.

    La situacin dominante de los hombres favorece el sexismo hostil al potenciar el

    desarrollo de estereotipos que justifiquen su superioridad, mientras que la

    dependencia de los hombres respecto a la mujer, lleva a promover el sexismo

    benvolo, pues son consideradas como un recurso valioso que hay que proteger y

    cuidar para que satisfagan sus necesidades. Los componentes que configuran el

    sexismo benvolo son (Glick y Fiske, 1996):

    El paternalismo protector, producto de la creencia de que el hombre debe

    cuidar y proteger a la mujer al igual que el padre debe cuidar y proteger a sus

    hijos.

    La diferenciacin de gnero complementaria, debida a la creencia de que

    las mujeres poseen muchas caractersticas positivas que complementan a las

    que tienen los hombres.

    La intimidad heterosexual, fruto de la creencia de que un hombre est

    incompleto sin una mujer.

    El componente hostil del sexismo es una proyeccin del sexismo ms retrgrado y

    tradicional (sexismo antiguo), mientras que el segundo, el benvolo, tambin llamado

    sutil o encubierto, puede entenderse como un conjunto de actitudes interrelacionadas

    hacia las mujeres que son sexistas, por cuanto las considera de forma estereotipada y

    limitadas a ciertos roles, pero que, en cambio, son presentadas con afectividad y

    reconocimiento hacia la persona objeto de discriminacin. Este sexismo benvolo,

    ms dulcificado y menos estridente, es, sin ninguna duda, sexismo, ya que se basa en

    la dominacin de un grupo sobre otro que es estimado inferior. Pero, incluso, el

    sexismo benvolo puede ser ms perjudicial que el hostil en ocasiones por articularse

    conforme a un sistema de refuerzos y castigos destinado a que el grupo subordinado

    sepa comportarse como tal. Por el contrario, una actitud hostil permanente por parte

    del hombre sobre la mujer creara en ella un resentimiento permanente que conducira

    a la larga a su rebelin. El sexismo benvolo, sexismo disfrazado, debilita

    precisamente la resistencia de las mujeres ante el patriarcado dominador al ofrecerles

    afecto, reconocimiento y proteccin a quienes decidan aceptar el desempeo de sus

    roles tradicionales, entre ellos el de satisfacer las necesidades de los hombres.

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    33 Captulo 1

    Sin embargo, la ambivalencia puede dar lugar a la aparicin de cierta disonancia

    cognitiva en el sujeto sexista al experimentar sentimientos encontrados referidos al

    mismo objeto psicolgico. Como se mencionaba anteriormente, una posible solucin

    apuntada por varios autores consiste en la creacin subjetiva de subtipos en el grupo

    subordinado, las mujeres, como mecanismo para evitar el choque de sentimientos o el

    conflicto psicolgico que produce precisamente la ambivalencia (Glick, Diebold, Bailey-

    Werner y Zhu, 1997). Esta creacin subjetiva de subtipos, uno bueno y otro malo,

    permite que los sentimientos de ayuda, amor y cuidado englobados en el componente

    benvolo del sexismo puedan canalizarse al subtipo representado por amas de casa,

    madres y mujeres sexis, al tiempo que las actitudes de rechazo, desdn y antipata se

    reserven para el subtipo de mujeres independientes, activas, socialmente competentes

    y feministas. Pero debido a que la ambivalencia, y con ello el conflicto, no slo parece

    producirse respecto a un grupo subtpico, sino tambin ante miembros individuales del

    grupo subordinado, los especialistas no creen que esta divisin polarizada ad hoc

    explique por s misma el complejo fenmeno del sexismo (Glick y Fiske, 2001). As, es

    posible que una parte de las impresiones ambivalentes sean resueltas mediante la

    orientacin especfica de emociones y actitudes positivas y negativas a diferentes

    subtipos de mujeres, pero tambin es posible que no, que incluso en los juicios y

    valoraciones de hombres sexistas respecto a subtipos muy destacados, prominentes y

    concretos de mujeres, se hallen presentes ambos componentes ambivalentes. Puede

    que una mujer no tradicional y poderosa socialmente, a pesar de ser negativamente

    valorada por las personas sexistas, sea framente respetada por su competencia. Y de

    la misma forma, una mujer tradicional y sumisa, a pesar de ser tratada con afecto y

    cario, puede al mismo tiempo ser vista como incompetente, pasiva y poco

    interesante. En el primer caso, la falta de afecto podra incrementarse an con la

    aparicin de sentimientos de envidia o temor hacia su eficiencia como mujer con xito,

    mientras que el cario y afecto mostrados en el segundo caso podran aumentar

    todava por los sentimientos paternalistas y de superioridad que despierta.

    Ambos procesos, la creacin de subtipos a partir de un grupo y la convivencia de

    sentimientos ambivalentes ante un nico subtipo, pueden ser las estrategias

    adecuadas para soportar la ambivalencia. Una lo consigue dividiendo el objeto

    actitudinal (las mujeres) y, la otra, distinguiendo diferencialmente las dimensiones de

    evaluacin presentes en un nico subtipo. Por otro lado, hay que poner de relieve que

    el conflicto ambivalente no se produce al considerar y evaluar los estereotipos, sino al

    hacerlo respecto a individuos concretos, al personalizarlos en miembros individuales

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    34 Captulo 1

    (una mujer concreta) y encontrar caractersticas combinadas pertenecientes a

    diferentes categoras frente a las que el hombre sexista frecuentemente experimenta

    sentimientos contradictorios (ambivalencia), especialmente, quiz, hacia las mujeres

    con las que su relacin haya alcanzado un mayor grado de intimidad (Glick y Fiske,

    2001).

    3.3. La identidad de gnero

    El concepto de identidad de gnero puede relacionarse con diversos factores, si bien,

    el que mayor acuerdo obtiene por parte de los especialistas tiene que ver con la

    identidad social proveniente de la pertenencia a un grupo, as como con la

    autopercepcin en trminos de masculinidad y feminidad. No cabe duda de que las

    personas pueden ser clasificadas conforme a muchos criterios y el sexo es, con

    seguridad, uno de ellos. Desde edades muy tempranas, el sexo, el sexo biolgico, es

    una de las caractersticas que con mayor facilidad se reconoce en los individuos,

    sirviendo para relacionar la psicologa del individuo con las categoras de gnero que

    una determinada sociedad y cultura les atribuye. Segn los investigadores Tajfel y

    Turner (1986), las personas somos influidas por los grupos o categoras sociales a las

    que pertenecemos porque los dems nos tratan en virtud de tales pertenencias.

    Ahora bien, la pertenencia a un grupo se produce desde dos consideraciones: una es

    externa y se refiere a las fuerzas de fuera del individuo que empujan a su inclusin en

    un grupo social concreto; y otra es interna, tiene su origen en el propio individuo, y se

    autojustifica en la valoracin de las caractersticas del grupo al que pertenece. Esto

    quiere decir, por ejemplo para el caso de los hombres y las mujeres, que la

    consideracin externa estar muy presente en todos ellos y ellas, mientras que lo

    correspondiente al factor interno lo estar en muy diferente medida y matices, dado

    que no todos los hombres y mujeres se identifican con la misma intensidad y

    frecuencia con su respectivo grupo de gnero. Este sentimiento de pertenencia o

    identificacin con el grupo social estereotpico, tanto de gnero como tambin de otros

    aspectos, tiene normalmente dos consecuencias importantes que afectan a los planos

    cognitivo y afectivo de la persona. La consecuencia cognitiva se refiere a si los

    hombres y las mujeres incorporan como parte de su identidad las caractersticas

    estereotpicamente asociadas a su categora de gnero. Los autores, respecto a este

    asunto, han mostrado ms discrepancia entre ellos que acuerdo, sosteniendo que la

    pertenencia a un determinado grupo de gnero no conduce a que sus miembros

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    35 Captulo 1

    asuman, sin ms, las caractersticas asociadas al mismo. En este sentido, Deaux

    (1992, 1993) ha sealado que se hace necesario observar por separado las dos

    diferentes identidades segn la Teora de la identidad social (Tajfel y Turner, 1986), la

    social y la personal, ya que, aunque ambas se hallan estrechamente relacionadas, son

    independientes. En opinin de Deaux (1992), posiblemente la identidad social s

    conlleve por parte de los miembros a una identificacin casi automtica con los rasgos

    y caractersticas del grupo de referencia. Sin embargo, la identidad personal,

    entendida como el conjunto de rasgos y conductas que la persona encuentra

    adecuados para describirse, puede conectarse con ms de una identidad social, con lo

    que su identificacin con las caractersticas de un nico grupo estereotpico se vuelve

    menos probable.

    En lo que al componente afectivo (y emocional) se refiere, un conjunto de estudios se

    han centrado en el anlisis de la autoestima global de los individuos, hombres y

    mujeres, en funcin del grupo estereotpico al que cada uno socialmente pertenece.

    En esta lnea pueden ofrecerse varias propuestas tericas sosteniendo la existencia

    de una menor autoestima de las mujeres respecto a los hombres4. Cooley (1956)

    defiende la Teora del interaccionismo simblico, mediante la que afirma que el

    autoconcepto se desarrolla a travs de la interaccin repetida con los dems, siendo

    ste un reflejo directo de cmo los otros nos ven. Si las interacciones son ms

    reducidas y limitadas, tanto en el nmero como en la calidad social, cabe pensar que

    el autoconcepto que conformen se ver afectado en consecuencia.

    Por su parte, Gecas y Schwalbe (1983) propusieron la Teora de la autoestima basada

    en la eficacia, segn la cual el hecho de que un individuo observe que con sus actos

    puede controlar y manipular el entorno que le rodea hace que desarrolle una imagen

    positiva de s mismo en la que se reflejan sentimientos de competencia, habilidad y

    capacidad, en tanto en cuanto los individuos pertenecientes a grupos dominados

    desarrollarn, por el mismo motivo, imgenes negativas de ellos mismos debido a las

    escasas oportunidades que tienen de interaccionar con xito con el entorno social

    propio. Tambin, autores como Major, Barr, Zubek y Babey (1999) sostienen que las

    4 Pueden encontrarse justificaciones incluso de corte psicoanaltico en escritos del propio

    Sigmund Freud (1933): en el inconsciente de las nias puede aparecer un sentimiento de

    minusvala general por el reconocimiento de la falta, o envidia del pene frente al hermano y/o

    amiguito que s lo posee.

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    36 Captulo 1

    mujeres como grupo estereotpico poseen una autoestima inferior a la de los hombres

    debido a la mayor preferencia y valoracin de los atributos masculinos, extrema en

    muchos pases, en comparacin con los femeninos: carencia de poder, negatividad,

    limitacin de aspiraciones, etc.

    Como un ltimo apunte de esta tesis minusvalorativa respecto al sentimiento de

    autoestima de la mujer, puede sealarse la visin denominada profeca autocumplida.

    Este original, pero razonable punto de vista, se basa en que las personas con

    frecuencia se comportan de acuerdo con los estereotipos que poseen, confirmando y

    modificando su autoconcepto en funcin de tales estereotipos. Tal es el caso, por

    ejemplo, de la mujer que, aun disponiendo de capacidad de liderazgo, deja pasar un

    ascenso en su empresa por considerar que ella, en consonancia con su estereotipo de

    mujer, no posee cualidades para un puesto de direccin, confirmando con su renuncia,

    tanto a ella como a los dems, que para lo que realmente tiene cualidades y est

    verdaderamente preparada es para realizar tareas de nivel inferior. Ejemplo claro de

    cmo un pensamiento proftico se cumple y adems sale fortalecido para su posible

    aplicacin en futuras ocasiones.

    Crocker y Major (1989), dos autores con opiniones ms igualitarias, es decir,

    alineados claramente en la idea de que las mujeres no tienen una autoestima menor

    que la de los hombres, basan su argumentacin en la existencia de varios

    mecanismos, a modo de estrategias, a los que recurren los miembros pertenecientes a

    grupos poco favorecidos socialmente o estigmatizados para defender su autoestima.

    Entre estos mecanismos estn: la tendencia a establecer comparaciones con

    miembros del mismo grupo (endogrupo) en lugar de hacerlo con miembros exitosos

    del exogrupo; iniciar procesos atributivos para explicar la aparicin de resultados

    negativos que haga responsables a los prejuicios, as como a las situaciones de

    discriminacin que deben vivir; rechazar de manera selectiva las caractersticas o

    dimensiones en las que el propio grupo (endogrupo) sale perjudicado y atender a

    aquellas otras en las que s aparece beneficiado.

    Major, Barr, Zubek y Babey (1999) llevaron a cabo un estudio muy ambicioso en el que

    participaron cerca de 82.000 personas de edades variadas y en el que encontraron

    una ligersima tendencia en los hombres a poseer una mayor autoestima que las

    mujeres. Sin embargo, teniendo en cuenta las caractersticas del estudio, quiz, lo

    ms relevante se halle en algunas relaciones entre gnero y autoestima en las que el

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    37 Captulo 1

    componente social es manifiesto. Por ejemplo, en relacin con la edad, estos autores

    observaron que entre chicos y chicas las diferencias en autoestima favorables a los

    chicos aparecan a partir de los 13 aos, no antes. Tambin apreciaron que el grupo

    racial al que pertenecan los participantes era importante, comprobando que la

    autoestima de los hombres era mayor que la de las mujeres, pero slo en los

    participantes de raza blanca. Y respecto a la clase social, observaron que las

    diferencias en autoestima entre hombres y mujeres se acentuaban cuando los sujetos

    pertenecan a clases medias o bajas.

    Como puede apreciarse, los especialistas no tienen una opinin comn en cuanto a la

    forma en que se distribuye la autoestima entre hombres y mujeres, dado que la

    investigacin no parece aportar datos concluyentes en uno u otro sentido. Por un lado

    los que defienden que la mujer, por pertenecer a un grupo social menos relevante,

    posee menos autoestima, sostienen la existencia de varios mecanismos tendentes a

    explicar su punto de vista. Por su parte, los que rechazan la existencia de diferencias

    sociales en la autoestima entre hombres y mujeres, propugnan tambin varias

    estrategias compensatorias respecto a la mujer. Quiz, lo que se deba poner

    claramente de relieve, sea la conexin entre la autoestima de los hombres y mujeres

    como subgrupos de gnero con otras variables de carcter social con las que s

    parece interaccionar de manera selectiva.

    Es debido a esta suma de influencias entre lo social (pertenencia a un grupo e

    identificacin de sus caractersticas) y lo personal (conjunto de rasgos adecuados para

    describirse), as como entre lo cognitivo (pertenencia a un grupo y atribucin

    automtica de sus caractersticas) y lo afectivo (nivel de autoestima en funcin del

    propio grupo -endogrupo- o del externo -exogrupo-), como cobran importancia los

    conceptos denominados masculinidad y feminidad como definitorios de la identidad de

    gnero. Respecto a ellos, cabe decir que en un principio los especialistas los

    consideraron como los polos extremos de una nica dimensin, lo que permita

    clasificar a las personas situndolas en un punto de ese continuo, pero nunca en dos

    puntos al mismo tiempo. Esta consideracin inicial se explicaba en que el gnero

    estaba ntimamente ligado al sexo biolgico de los individuos, lo que haca que la

    percepcin masculina o femenina de una persona dependiera exclusivamente del

    hecho de que fuera hombre o mujer. Esta visin funcionalista y determinista ha hecho

    que se considerase adecuado que hombres y mujeres desarrollasen caractersticas

    apropiadas para unos y otras. Recurdese el paralelismo argumentado por Parson y

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    38 Captulo 1

    Bales (1955) entre masculinidad y rasgos y comportamientos activos y resolutivos y

    entre feminidad y formas de ser dependientes y orientadas al logro del bienestar de los

    dems. Adems, la masculinidad tambin ha conllevado un mayor inters por uno

    mismo como individuo frente al grupo de pertenencia, ms autoafirmacin y

    autoproteccin. A diferencia de la feminidad, que se ha asociado con funciones de

    inters comunitario manifestadas fundamentalmente en la abnegacin de la mujer

    respecto a los dems (Bakan, 1966).

    Sin embargo, esta visin unitaria por unidimensional comenz a ser cuestionada a

    principios de los aos 70, surgiendo una nueva concepcin en la que la masculinidad y

    la feminidad eran consideradas como dos dimensiones independientes, pudiendo una

    persona obtener una puntuacin distinta en cada una de ellas. Producto directo de

    esta nueva forma de ver la masculinidad y feminidad, fue el concepto de androginia

    con el que se design a las personas que presentaban en igual medida rasgos

    masculinos y femeninos. As pues, la masculinidad y la feminidad son en realidad

    conjuntos diferentes de habilidades comportamentales y de competencia interpersonal

    que las personas, independientemente del sexo al que pertenecen, emplean para

    relacionarse con los dems. Muchos fueron los investigadores que se sumaron a las

    nuevas tesis, aunque posiblemente fuera en la persona de Sandra L. Bem (1974,

    1983) en la que se personalizara en mayor medida el nuevo enfoque, autora que

    desarroll tambin el Inventario del Rol Sexual (Bem Sex Rol Inventory), el BSRI, que

    de manera tan decisiva ha orientado una porcin importante de la investigacin

    especializada llevada a cabo desde la Psicologa Social.

    4. Una realidad, dos metodologas de medida

    Tradicionalmente, una parte importante de la investigacin llevada a cabo en

    Psicologa Social en general se ha basado en la observacin, la entrevista y la

    recogida directa de informacin sobre aspectos concretos de los participantes

    experimentales mediante instrumentos de lpiz y papel. Los estudios relacionados con

    el gnero no han sido una excepcin en este sentido, dado que han sido diseados

    para este fin numerosos instrumentos, tanto en formato de cuestionario como de

    inventario. Sirvan como simple muestra los siguientes: Bem Sex Role Inventory (Bem,

    1974), Personal Attributes Questionnaire (Spence, Helmreich y Stapp, 1974), Attitudes

    Toward Feminism Scale (Smith, Ferree y Miller, 1975), Attitudes Toward Women Scale

    (Spence y Helmreich, 1978), Sex-Role Egalitarianism Scale (Beere, King y Beere,

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    39 Captulo 1

    1984), Hostility Toward Women Scale (Check, 1988), Ambivalent Sexism Inventory

    (Glick y Fiske, 1996), Sexual Self-Esteem Inventory for Women (Zeanah y Schwartz,

    1996), etc.

    Cada una de estas herramientas de medida responde a la consideracin terica que lo

    respalda, as, por ejemplo el Bem Sex Role Inventory y el Personal Attributes

    Questionnaire, ambos de la primera mitad de la dcada de los 70, comparten su

    inters por los rasgos y caractersticas de personalidad de hombres y mujeres, por lo

    que ambas pruebas son fundamentalmente clasificadoras. Una consecuencia

    importante de este enfoque es que su objeto de estudio -basado en los estereotipos de

    gnero, esto es, en los conocimientos estereotipados de los individuos que los hacen

    sentir diferentes- se dirige a la identidad de gnero.

    Como se seal anteriormente, la investigacin actual parece estar ms interesada

    por las actitudes, y la teora del sexismo ambivalente es un buen ejemplo de ello. Sus

    autores (Glick y Fiske, 1996) han desarrollado un instrumento de corte clsico en la

    forma, pero de acuerdo con las ideas que defienden en su propuesta terica, el ASI.

    Este instrumento no se dirige tanto a la informacin depositada en los estereotipos de

    gnero existentes como a sus efectos en la forma de pensar y de relacionarse las

    personas entre s. Se interesa, en definitiva, por la ideologa de gnero como elemento

    normativo y responsable de excepcin del carcter prescriptivo del sexismo.

    Sin embargo, otro mbito de investigacin metodolgica centra su estudio en las

    razones preconscientes o asociaciones implcitas de las personas que explican

    muchas de sus acciones y opiniones en las que los asuntos ligados al gnero resultan

    especialmente adecuados. Se trata de una metodologa de medida indirecta dirigida a

    la cognicin implcita que cuenta con un instrumento muy bien aceptado por la

    comunidad investigadora: La Prueba de Asociacin Implcita (Implicit Association

    Test). Metodologa e instrumento que han proporcionado nuevos espacios de estudio

    objetivo y que han hecho posible la aparicin de nuevas pruebas, quiz ms simples,

    basadas en sus postulados.

    4.1. Una prueba de papel y lpiz. El ASI

    Dentro de la categora de pruebas de lpiz y papel, los autores de la Teora de

    Sexismo Ambivalente han desarrollado un instrumento especfico para determinar el

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    40 Captulo 1

    grado en que ambos componentes, el sexismo hostil y el sexismo benvolo hacia la

    mujer, estn presentes en los sistemas de creencias de las personas, el Ambivalent

    Sexism Inventory (ASI) (Glick y Fiske, 1996). Se trata de un inventario sencillo que ha

    sido analizado psicomtricamente y comparado con otros instrumentos demostrando

    tanto su fiabilidad de medida como su validez de constructo. El inventario original ha

    sido traducido y adaptado a la poblacin espaola, cumpliendo tambin

    satisfactoriamente los requisitos psicomtricos de la nueva versin: El Inventario de

    Sexismo Ambivalente (Expsito, Moya y Glick, 1998).

    La versin espaola, al igual que la original en lengua inglesa, consta de 22

    enunciados agrupados en torno a los dos componentes del sexismo. Once de ellos se

    relacionan con el sexismo hostil hacia la mujer, con lo que dan lugar a la escala de

    sexismo hostil, y los once restantes corresponden al componente benvolo. Fruto del

    estudio factorial realizado, tanto en la versin original como en la adaptada en lengua

    espaola, los once enunciados pertenecientes a la escala de sexismo benvolo

    pueden disgregarse en tres subcomponentes. De esta manera, cuatro responden al

    paternalismo protector, otros tres a la diferenciacin de gnero complementaria y los

    cuatro restantes a la intimidad heterosexual. El inventario, proporciona una puntuacin

    para cada uno de estos componentes de sexismo, segn una escala de valoracin de

    seis puntos.

    Una cuestin de gran relevancia en pruebas de esta naturaleza, tiene que ver con el

    grado de sinceridad con el que contestan los participantes, sobre todo, cuando deben

    hacerlo en pruebas que versan sobre asuntos sociales candentes y en las que se les

    solicitan opiniones pertenecientes a la esfera ntima y personal, como es el caso. Por

    ejemplo: cree usted que un hombre debe dirigir con cario, pero con firmeza a su

    mujer? o cree usted que las mujeres utilizan sus encantos sexuales para manipular y

    controlar a los hombres? Cabe decir que ante tales cuestiones, los participantes

    pueden responder en funcin de la deseabilidad social, esto es, pueden dejarse llevar

    por consideraciones sociales y personales y contestar en funcin de lo que les parece

    socialmente correcto (e incluso, tambin ticamente correcto), aunque ello no coincida

    con lo que realmente piensan. Para controlar este efecto, los autores del citado

    inventario se ayudaron del Balanced Inventory of Desirable Responding (Paulhus,

    1988), mientras que para la versin adaptada a la poblacin espaola se utiliz la

    Escala de deseabilidad social de Marlowe-Crowne (Crowne y Marlowe, 1966), no

    encontrando entre las versiones puestas a prueba y sus correspondientes

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    41 Captulo 1

    instrumentos testigo ninguna conexin digna de mencin, por lo que ambos

    instrumentos, el original y el adaptado, parecen, en opinin de sus autores, no estar

    afectados por esta cuestin.

    4.2. La cognicin social implcita. La IAT

    Un aspecto clave del concepto denominado cognicin implcita es que las experiencias

    que vive una persona, por pequeas que sean, siempre dejan restos o huellas de

    informacin en la memoria, a pesar de lo tempranas que puedan haber sido y de lo

    difcil que resulte su recuperacin intencional, dado que no es posible acceder a ellas

    ni mediante autoinforme ni por introspeccin (Schacter, 1987; Greenwald, 1990). Un

    ejemplo ilustrativo de cognicin implcita son los resultados obtenidos en la tarea de

    reconstruccin de palabras incompletas. En esta tarea, los participantes responden

    mejor cuando las palabras incompletas proceden de una lista a la que previamente

    fueron expuestos que de una a la que no lo estuvieron, a pesar de que la exposicin

    fuera muy anterior y nada hiciera pensar que estuviera relacionada con la prueba. El

    efecto es fruto de la existencia de una informacin residual en la memoria de los

    participantes (Richardson-Klavehn y Bjors, 1988).

    Una definicin prototpica y esquemtica sobre este concepto podra ser la siguiente:

    Una cognicin implcita C es un rastro no identificado introspectivamente de una

    experiencia pasada que conduce a R. En esta definicin esquemtica, C es la etiqueta

    de un constructo (por ejemplo, una actitud) y R el nombre de una (su) categora de

    respuesta (por ejemplo, un objeto evaluado) sobre la que se asume la influencia del

    constructo (Greenwald y Banaji, 1995).

    As, las actitudes y los estereotipos son, segn los expertos, estructuras cognitivas de

    conocimiento implcito. Numerosos trabajos parecen indicar que las actitudes son

    activadas mediante complejos procesos de atencin consciente de tan rpida

    ejecucin que en realidad escapan a la conciencia del individuo. Estos procesos estn

    generalmente originados por estmulos concretos cuya presencia en el ambiente

    difcilmente puede ser advertida de manera consciente (Barg, Chaiken, Govender y

    Pratto, 1992).

    Por su parte, sobre los estereotipos, la investigacin sostiene que el funcionamiento u

    operacin que tiene lugar a partir de estas estructuras es de carcter automtico y no

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    42 Captulo 1

    consciente (Banaji y Greenwald, 1995). En este sentido, estudios clebres como el

    realizado por Goldberg en 1968 sobre la evaluacin de artculos periodsticos escritos

    por hombres o mujeres ponen de manifiesto la naturaleza preconsciente e implcita de

    estos conocimientos, as como lo adecuado que resulta el empleo de la metodologa

    indirecta de la que la Implicit Association Test (IAT) es un buen exponente.

    El fundamento de esta metodologa de medida indirecta se encuentra en dos

    condiciones: la primera que debe darse es que los participantes experimentales han

    de desconocer el objetivo de la prueba, es decir, en ningn momento deben conocer lo

    que realmente pretende la prueba, lo que reducir su reactividad y al mismo tiempo

    evitar la aparicin representaciones sesgadas y de autoevaluacin; y la segunda,

    tiene que ver con la variable registrada, dado que entre sta y la objetivo del estudio

    deber establecerse una relacin proporcional de carcter inferencial.

    La IAT y otras pruebas ms sencillas diseadas conforme a esta metodologa utilizan

    el tiempo de reaccin registrado en las respuestas de los participantes para estimar la

    fuerza de asociacin existente entre diversos conceptos. Relaciones que tienen lugar

    de manera automtica y sin control consciente, pero que se hallan en la base de

    muchas de las conductas y valoraciones de los seres humanos.

    Supngase que a una persona se le presentan una serie tarjetas con caras humanas,

    una cara en cada tarjeta y repartidas a partes iguales entre varones y mujeres. Y, a

    continuacin, se le pide que cuando la cara de la tarjeta sea de un varn diga lo ms

    rpidamente posible la palabra amarillo y cuando sea de una mujer la palabra azul. Lo

    cierto es que practicado con los primeros casos, la regla es fcil de interiorizar, lo que

    conducir a que el sujeto experimental lleve a cabo la tarea con gran rapidez y sin

    errores. Imagnese ahora que se dispone de una nueva serie de tarjetas, en esta

    ocasin, con nombres de varones y de mujeres, y se le pide que aplique la misma

    regla, nombre de varn deber decir amarillo y nombre de mujer deber decir azul.

    Posiblemente, esta tarea tambin ser sencilla y podr realizarse con rapidez y

    seguridad.

    La tercera tarea que se puede proponer puede consistir en mezclar todas las tarjetas y

    pedirle a este participante que cuando la tarjeta que se le entregue contenga una cara

    de varn o un nombre de varn diga amarillo y, por el contrario, cuando contenga una

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    43 Captulo 1

    cara de mujer o un nombre cara de mujer, diga azul. Seguramente esta tercera tarea,

    resultar igualmente sencilla.

    Pero considrese una pequea variacin, cambiar la segunda tarea, la primera

    permanece igual, y se pide al participante que cuando la cara sea de varn diga azul y

    cuando sea de mujer diga amarillo. El grado de dificultad no aumentar pasados los

    primeros casos de prctica. Sin embargo, el cambio recin realizado en la segunda

    tarea, har que la dificultad de la tercera aumente considerablemente, dado que si

    aparece una cara de varn o un nombre de mujer deber decir amarillo, mientras que

    si es una cara de mujer o un nombre de varn deber decir azul.

    El incremento de dificultad se debe a que existe una fuerte asociacin interna entre las

    caras de varones y los nombres de varones, lo que hace que la dificultad de la tercera

    tarea sea muy baja en el primer caso, pero no en el segundo. Tras el cambio

    realizado, la asociacin existente no slo no ayuda a resolver la prueba, sino que

    incluso lo entorpece, por lo que si el participante desea no cometer errores, deber ir

    con cuidado y dedicar mucho ms tiempo que antes.

    En realidad, la diferente ejecucin del participante (diferencias en los tiempos de

    reaccin) en estas dos tareas combinadas es considerada como una medida de la

    fuerza de asociacin entre los conceptos a prueba y, en este caso, justificada en el

    gnero. Esta sencilla idea es la que se encuentra en la base metodolgica de la

    Prueba de Asociacin Implcita5 (Implicit Association Test), siendo muy bien aceptada

    por la comunidad cientfica internacional y muy utilizada en los estudios sobre

    estructuras de conocimiento asociativas con inters social.

    La estructura definitiva de la Prueba de Asociacin Implcita est compuesta de cinco

    secuencias, de las cuales, la 3 y la 5 son las fundamentales (vase la tabla 1-1 en la

    que se representan esquemticamente sus elementos y secuencias, incluyendo como

    contenido de los mismos, parte de los conceptos y atributos empleados por Puertas,

    Rodrguez-Bailn y Moya (2002) en una investigacin relacionada con el concepto de

    poder y las dimensiones atributivas de competencia y sociabilidad).

    5 Hay que hacer notar que la prueba se ejecuta sobre ordenador, presentando la informacin

    correspondiente a los diferentes estmulos de manera aleatoria y registrando el tiempo que

    los participantes experimentales necesitan para clasificar dichos estmulos segn los campos

    conceptuales que se propongan en cada caso.

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    44 Captulo 1

    Tabla 1-1. Presentacin esquemtica de la estructura de la Prueba de Asociacin

    Implcita

    Secuencias

    1 2 3 4 5

    Descripcin de cada

    secuencia

    Discriminacin conceptual

    inicial

    Discriminacin atributiva

    directa

    Combinacin inicial

    Discriminacin atributiva inversa

    Combinacin inversa

    Instrucciones Poderoso

    No poderoso Competencia

    Sociabilidad

    Poderoso Competencia

    No poderoso Sociabilidad

    Competencia Sociabilidad

    Poderoso Competencia No poderoso

    Sociabilidad

    Estmulos

    (seleccin)

    Rey Juez

    Esclavo Sbdito

    Etc.

    Simptico Emprendedor

    Generoso Delicado

    Etc.

    Inteligente Rector

    Criado Comprensivo

    Etc.

    Culto Carioso

    Seguro Sensible

    Etc.

    Racional Solidario

    Vasallo Emperador

    Etc.

    Como puede apreciarse en la tabla 1-1, en la primera secuencia de la IAT6,

    Discriminacin conceptual inicial, se clasifican los estmulos (rey, juez, esclavo,

    sbdito, etc.) segn su relacin con el concepto Poderoso (o con su ausencia No

    poderoso), sealando para cada uno de ellos su ubicacin (vase la figura 1-1).

    Figura 1-1. Ejemplo de la presentacin del estmulo Rey dentro de la secuencia primera.

    6 La clasificacin que se pide es sumamente sencilla, slo debe indicarse derecha e izquierda

    segn el lugar en el que se encuentre visible el concepto o dimensin atributiva de este

    ejemplo con el que se relaciona. En la tabla 1-1, esta informacin se representa mediante la

    colocacin (derecha e izquierda) de los puntos negros. As, por ejemplo, en el momento en el

    que durante la secuencia primera apareciese el estmulo Rey, dado que est relacionado con

    el concepto Poderoso y que ste ltimo est en la parte izquierda de la pantalla (vase

    tambin la figura 1-1), el sujeto experimental debera pulsar lo ms rpidamente posible la

    tecla correspondiente a dicho lugar izquierdo.

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    45 Captulo 1

    En la segunda secuencia, Discriminacin atributiva directa, se realiza la misma

    tarea de clasificacin de estmulos (simptico, emprendedor, generoso, delicado, etc.),

    pero en esta ocasin respecto a las dimensiones Competencia y Sociabilidad. Sin

    embargo, en la secuencia tercera, Combinacin inicial, tiene lugar una doble

    clasificacin de estmulos, ya sea relacionados con el concepto Poderoso (o con su

    ausencia, No poderoso), ya sea con las dimensiones atributivas de Competencia o

    Sociabilidad. De esta forma, el efecto debido a la cognicin implcita (diferente fuerza

    de asociacin) se pone de manifiesto al comparar las medidas obtenidas en las

    secuencias 3 y 5. Si la relacin entre la dimensin atributiva de Competencia y el

    concepto Poderoso es ms intensa, es decir, estn asociados con mayor fuerza, el

    tiempo medio obtenido en la secuencia 3 ser inferior al obtenido en la secuencia 5. Y

    del mismo modo, si la relacin entre la dimensin de Sociabilidad y la ausencia de

    poder (No poderoso) es elevada, el tiempo medio obtenido en la secuencia 3 ser

    igualmente menor al de la secuencia 5.

    Sin embargo, al amparo de esta metodologa y conforme a las posibilidades del

    instrumento original, los especialistas han desarrollado otras herramientas ad hoc

    menos ambiciosas para emplear en sus investigaciones cuando sus objetivos y

    caractersticas lo permiten. En este sentido, pueden ofrecerse varios casos bien

    justificados en los que el uso de esta metodologa indirecta, aunque simplificada, est

    muy presente. Tal es el caso, por ejemplo, de la investigacin sobre supresin de

    pensamientos estereotpicos relacionados con creencias racistas realizada por

    Rodrguez-Torres y Rodrguez-Prez (2000) en la que estimaron las creencias de

    naturaleza racista de los participantes mediante una sencilla prueba de tiempos de

    reaccin (vase la figura 1-2). Estos autores, presentaron a sus participantes una larga

    serie de adjetivos (educado, atltico, sucio, ignorante, aseado, etc.) siempre

    precedidos por los trminos blanco o negro con los que se pretenda activar las

    estructuras de creencia para las citadas razas humanas. Cada adjetivo apareca

    aleatoriamente en dos ocasiones, una vez inmediatamente a continuacin de blanco y

    otra de negro.

    Dado que la pregunta que se les haca era acerca de si el adjetivo presentado poda

    servir para calificar a una persona y los trminos activaban el estereotipo social de

    raza correspondiente, estos autores consideraron que la diferencia encontrada en los

    tiempos de reaccin obtenidos para un nico adjetivo, segn el trmino (blanco o

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    46 Captulo 1

    negro) que le precediera, era un indicador proporcional de la existencia de estructuras

    de conocimiento estereotipado respecto a la raza o el color de la piel de las personas.

    Figura 1-2. Ejemplo de secuencia de presentacin de un mismo adjetivo tras los dos

    trminos activadores.

    Como puede apreciarse, se trata de una metodologa muy atractiva, capaz de esquivar

    los efectos debidos a los intereses sociales de los participantes y muy apropiada para

    estudiar con rigor determinados hechos de la realidad psicolgica de las personas que

    parecen estar fuera de su esfera consciente.

    5. Resumen

    Como se ha visto en este captulo, los sistemas de creencias son amplios conjuntos de

    conocimiento organizado que las personas han ido almacenando en su memoria a

    travs de complejos procesos de aprendizaje incidental guiados por procesos de

    atencin espontnea aunque conscientes. Estas creencias, sea como estereotipo,

    como ideologa o como identidad, influyen en la percepcin de la personas y, por

    ende, en sus juicios y acciones. Las creencias de gnero, por su parte, introducen una

    divisin entre los individuos de una sociedad que se justifica, primero, en su sexo

    biolgico y, posteriormente, en su gnero como factor de ndole social, con el

    propsito de hacerlos socialmente diferentes en sus caractersticas psicolgicas

    descriptivas y tambin prescriptivas. Adems, tanto el proceso de formacin como el

    responsable de los efectos es automtico y ajeno a la voluntad del individuo, al igual

    que su puesta en marcha, dado que ste ltimo parece activarse ms por claves

    externas presentes en el ambiente que por factores internos bajo el control del

    individuo. Tales singularidades hacen que puedan defenderse varias metodologas de

    estudio, segn dnde se site el punto de inters, sea ste en la ideologa, en la

    identidad, etc.

    Nota La pregunta que debe ser contestada, S o No, en cada pantalla es: sirve este adjetivo para calificar a una persona? Las letras i y j con las que se marca el orden de presentacin, obedecen a una secuencia aleatoria.

  • Estereotipos, sexismo y mediciones.

    47 Captulo 1

    En definitiva, lo que finalmente puede plantearse acerca de este asunto es que la

    percepcin juega un papel importante, como lo juega igualmente la memoria como

    estructura en la que se codifican, almacenan y de la que se recuperan los citados

    conocimientos estereotipados. Pero la memoria no slo es una plataforma para dejar

    informacin y recuperarla, es tambin un sistema capaz de procesarla muy

    activamente. As, la memoria puede representar, combinar, comparar, deducir,

    razonar en funcin de, entre otras cosas, su mayor o menor capacidad. Adems,

    para la realizacin de estas tareas, hay una estructura funcional clave: la memoria de

    trabajo. Una estructura construida por la evolucin para procesar activamente la

    informacin y hacer posible el pensamiento. Algunas de las preguntas que quiz

    quepa plantear llegados a este punto, bien pudieran ser las siguientes: Hasta qu

    punto la existencia de estereotipos de gnero influir en algo tan concreto como el

    razonamiento de las personas? La capacidad de la memoria, en particular la de la

    memoria de trabajo, ser un factor decisivo o no? Qu tipo de pruebas puede aportar

    mejor informacin sobre el grado de presencia de tales sistemas de creencias en los

    individuos? Cmo puede explicarse un proceso de razonamiento en el que parte de

    sus componentes se encuentran fuera del control de los individuos por ser de

    naturaleza no consciente?

  • Razonamiento condicional y creencias sexistas.

    48 Captulo 1