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CONCURSO LITERARIO-MILITAR 1 9 8 0

El ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO invita a los miembrosdel Ejército, en servicio activo o en retiro, a participar en el tradicionalConcurso Literario-Militar del "MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE".

BASES:

a) TEMAS: Libres, pero relacionados directa o indirectamente conla defensa nacional o materias de carácter profesional.

b) TRABAJOS: Serán remitidos al E.M.G.E., "Memorial del Ejército",en original y quintuplicado a máquina tamaño oficio doble es-pacio, escrito en una carilla.Extensión no mayor de 150 páginas. Inéditos.En el caso de ser traducciones, no deberá haber sido traducidoal castellano con anterioridad.Los trabajos serán firmados con seudónimo, yendo en sobre aparte,sellado, el nombre del autor.

c) PLAZOS: Los trabajos deberán encontrarse en el E.M.G.E antesdel 30. 12. 1980.

d) EL JURADO: Consejo Consultivo del E.M.G.E., emitirá su falloantes del 30. 4. 1981.

e) PREMIOS: 1º $ 30.000.-

2º " 20.000.-3º " 10.000.-4º Mención Honrosa.

NOTAS:

1.—El Jurado se reserva el derecho de declarar desierto el Concurso,o los premios que estimare, en caso que los trabajos presentados no reúnanlas condiciones requeridas

2.-El E.M.G.E se reserva el derecho de editar o no los trabajos, yasea en publicación separada, total o parcialmente, en el "Memorial delEjército" o como volumen de la Biblioteca del Oficial.

3.—En el caso de ser editado alguno de los trabajos como volumende la Biblioteca del Oficial, el autor renunciará a sus derechos hastapor los ejemplares necesarios para atender las necesidades del Ejército(Mínimo 15.000 ejemplares).

4.—Tanto la publicación de los trabajos como la forma en que ellasea hecha (Memorial o Biblioteca del Oficial) quedará a criterio delE.M.G.E.

R E V I S T A C U A T R I M E S T R A L(ORGANO OFICIAL DEL ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO)

S E G U N D O C U A T R I M E S T R E

AÑO L X X I V Nº 4 0 4 1 9 8 0

NUESTRA PORTADA

COMANDANTE JUAN JOSÉSAN MARTIN

CONSEJO CONSULTIVO.—Jefe del Estado Mayor Gene-

ral del Ejército..—Secretario del Estado Mayor

General del Ejército.. —Jefe Departamento Relaciones

Internas del Ejército.—Jefe Departamento Relaciones

Públicas del Ejército..—Jefe Sección Publicaciones Mi-

litares..—Director Periódico "Alborada".

"MEMORIAL DEL EJERCITODE CHILE"

D I R E C T O RCoronel (E.M.).

Miguel A. Caviedes Llanillos

S U M A R I O

Pág.

EDITORIAL

—Al personal de la Institución que juraa la Bandera 3

ACTUALIDAD

—Ecos de gloria:. Parte del Comandante del 4º de

Línea 5

—Academia de Historia Militar 7—Entrega de Premios del Concurso Li-

terario Militar 1979 13—"El Chile antiguo y el nuevo: La polí-

tica de transición 1973-79" 15—Reflexiones sobre la subversión cul-

tural - III Parte 43

HISTORIA Y GEOGRAFÍA

—El pensamiento político del Liberta-dor Bernardo O'Higgins 65

—Cuatro asuntos fundamentales en lasrelaciones chileno-argentinas resueltosen el Laudo Arbitral del Gobierno deS.M. Británica 75

—Fundamentos científicos en que se apoya la ponencia chilena sobre delimita-ción entre los Océanos Pacífico y Atlántico Sur por el Arco de Escocia . . . 113

—Comentarios en torno a un artículo argentino sobre la Patagonia 135

INQUIETUDES PROFESIONALES

—"Cuando regreses a la selva" 158

Colaboraron en el presente número:—Galletas McKay S. A.

—Compañía Minera y Comercial Sali Hochschild S. A.

"Los artículos son de responsabilidad de sus autores y no representan necesaria-mente el pensamiento del Estado Mayor General del Ejército o la doctrina de laInstitución".

"Se autoriza la reproducción parcial o total de los artículos de esta Revista. Bastaindicar el nombre del autor y citar el nombre de la Revista "Memorial del Ejércitode Chile".

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EDITORIAL

AL PERSONAL DE LA INSTITUCIONQUE JURA A LA BANDERA

E L juramento que v a n aprestar ante la Bandera dela Patria y con la presen-

cia de sus superiores y seres que-ridos tiene un inmenso significa-do, sobre el cual es necesario queefectúen una profunda medita-ción, acerca del compromiso que élencierra.

A través de éste, ustedes jura-rán cumplir con las obligacionesque en el día de hoy como solda-dos y mañana como civiles, debenmantener siempre presente, comoúnica forma para alcanzar uno delos postulados que hace grande atodo país, cual es el acrecentarde manera constante la capacidadciudadana de los hombres de estatierra que los vio nacer.

Cumplimiento de las obligacio-nes que lleva en sí un principiomoral del cual Chile se siente orgu-lloso ante el mundo, como es la leal-tad y el sentido de la observanciade las leyes y reglamentos que ri-gen la conducta de los ciudadanosde una Nación.

Y es precisamente la observan-cia de estas normas, a travos delresneto a sus autoridades consti-tuidas y a su Gobierno, lo que per-mitirá mantener la indestructiblecohesión, que día a día va en cons-tante acrecentamiento y consolida-ción en nuestra Patria.

El compromiso que hoy con-traen es el fruto de admiracióny recuerdo imperecedero a quie-nes todo lo han entregado por suPatria en el pasado y en el pre-sente, de lo cual nuestra Historiase muestra orgullosa de exhibirante el universo.

El sacrificio de su vida que jó-venes como ustedes han inmoladopara impedir la intromisión extran-jera no es sólo propio de los quevestimos uniforme sino que, muypor el contrario, es necesario tenerpresente que cuando la Nación seve amenazada, la responsabilidades de todo aquel ciudadano que ten-ga un acendrado sentimiento pa-triótico. Sólo en esta forma es po-sible que el concepto de Nación enarmas cobre verdadera validez an-te la amenaza externa.

Y es en la forma señalada yconociendo el verdadero significa-do de estos conceptos, que podráser posible que la herencia queustedes dejarán a sus hijos y a loshijos de vuestros hijos, éstos losmantengan en sus almas siemprepresente como una premisa inalte-rable de rendir la vida si fuesenecesario, para mantener este Chi-le como una Nación grande, librey soberana.

WASHINGTON CARRASCO FERNANDEZTeniente General,

Vice Comandante en Jefe del Ejército

" . . . ya sea en mar o en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir la vidasi fuere necesario."

E C O S D E G L O R I A

PARTE DEL COMANDANTE DEL

4º DE LINEA

E L que suscribe, comandanteaccidental del Tejimiento 4ºde línea, tiene el honor de

dar cuenta a US. del combate sos-tenido por el espresado cuerpo eldía 7 del actual en la toma de losfuertes del "Morro" de Arica.

En virtud de la orden de US., el6 a las 7 P.M. se puso en marchael Tejimiento con 893 hombres, des-de el valle de Azapa, a las órdenesdel bravo i malogrado teniente co-ronel don Juan José San Martín,con dirección al punto señalado porUS., en el reconocimiento practica-do el día anterior con el objeto detomar el fuerte "Este" que US.ordenó atacar con este Tejimiento.Habiendo llegado al citado punto,se descansó hasta las 4. A. M. delsiguiente día, i a esa hora recibíorden del comandante don JuanJosé San Martín para que con elprimer batallón del Tejimientomarchara sobre el indicado fuertei lo tomara a viva fuerza, i que nome detuviera aunque hubiera es-plosión de minas, como se decía, ique él con el segundo batallón, meprotejería en el ataque.

En esta virtud, como a las 5 A.M. subí las lomas cercanas a los

Arica, junio 8 de 1880.

fuertes, marchando muy despacioporque la oscuridad de la noche nome permitía distinguir la posiciónprecisa que debía atacar, i con elobjeto además de esperar al capi-tán del cuerpo de injenieros donEnrique Munizaga, comisionadopor US. para que me indicase laposición del fuerte. Seguí la mar-cha en la dirección indicada por elcapitán mencionado i a pocas cua-dras vino la claridad del día, i pudeobservar que el fuerte se hallaba a1.500 metros de mi tropa. Casi in-mediatamente rompe el enemigosobre el batallón un fuego bien nu-trido de rifle i artillería, i mar-chando en dirección al fuerte, man-dé apurar el paso i romper sobre éllos fuegos, a pesar de que la tropaenemiga casi no se veía por estaroculta detrás de los parapetos.

El batallón de mi mando siguiócon orden i serenidad adelante apesar del vivo fuego que recibía apecho descubierto.

Estando a una cuadra del fuerteordené tocar ataque, i la tropa consus oficiales a la cabeza, se lanzóa la carrera sobre los parapetos, ien diez minutos el fuerte "Este"estaba en nuestro poder. El ene-

migo dejó allí como 70 cadáveres iel resto de la guarnición, como 300hombres, huyó en dirección al Mo-rro haciendo fuego en retirada. Enestos momentos el segundo bata-llón del rejimiento a cargo del te-niente coronel señor San Martínque llegaba en nuestra protección,siguió persiguiendo a los que huían,pero a cinco o seis cuadras se en-contró con nuevas fuerzas en losparapetos que estaban a su frente.Al pasar el segundo batallón salí aunirme con el primero i entoncestodo el Tejimiento marchó sobre elMorro, desalojando al enemigo detodos los parapetos i zanjas en quese iba atrincherando en su retira-da hacia aquella fortaleza. Duranteesta persecución estallaron dos mi-nas, las que no nos hicieron gravesdaños ni fue motivo para detenerla marcha del Tejimiento en el ata-que que iba haciendo al enemigo.

Como cuatro cuadras antes dellegar al Morro, fue herido grave-mente el teniente coronel don JuanJosé San Martín, i a pesar de estasensible pérdida, el Tejimiento si-guió atacando al enemigo hasta quelo estrechó dentro de la fortalezadel Morro, donde se rindieron 60entre jefes i Oficiales i 300 indivi-duos de tropa. En este punto se en-contró el estandarte del batallónIquique, núm. 33, toda la artillería,como 700 rifles, una gran cantidadde municiones i muchos víveres iforraje.

Desde el primer ataque del fuer-te "Este" hasta la toma del Morro,

el Tejimiento tuvo las siguientessensibles pérdidas: el teniente coronel don Juan José San Martínque murió tres horas después, 1osoficiales heridos, muchos de ellode gravedad, 63 muertos de tropa190 heridos, que hacen un total de264 bajas.

Las del enemigo, en los distintopuntos que lo atacó el rejimientono serán menos de 200 muertos, entre los que se encuentra el coronelBolognesi, jefe de la guarnición deArica, el comandante Moore quemandaba las baterías del Morromuchos otros jefes i oficialesunos 150 heridos.

La conducta de los señores oficíales i tropa del Tejimiento ha sidodigna de todo elojio, i los capitanescomo los demás oficiales han conducido a sus soldados con una bravura i pericia tales, que recomendar especialmente a alguno, seríaagraviar a los otros.

El cirujano 29 don Juan A. Llausás i practicante don Moisés Zúñiga han atendido con celo i actividaía los heridos que tuvo el rejimiento, igual servicio ha prestado el cirujano 29 del Tejimiento Buin, donJuan F. Ibarra.

Adjunto a US. una lista nominade los señores jefes i oficiales comosoldados muertos i heridos en esteglorioso hecho de armas, comoigualmente una relación de los señores jefes i oficiales del rejimiento que tomaron parte en él.

Dios guarde a US.

LUIS SOLO ZALDIVAB.

Al señor Jefe de la División don Pedro Lagos.

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ACADEMIA DE HISTORIA MILITAR

A Academia de Historia Mi-litar inició sus actividadesdel presente año con una

erie de charlas y conferencias deemas que nunca pierden actuali-ad y que han suscitado gran in-eres, no tan sólo entre los miem-bros del Ejército, sino que en to-los los círculos sociales y cultura-es de la Capital.

La primera conferencia fue dic-ada por el Sr. General TomásOpazo Santander, miembro de laAcademia de Historia Militar, ac-tualmente Académico y Director

del Departamento de Geografía,dependiente de la Facultad deCiencias Humanas de la Univer-sidad de Chile.

El General Opazo es IngenieroMilitar Geógrafo (A.P.M.) yProfesor Militar Operador.

Fue Director del Instituto Geo-gráfico Militar y se desempeñócomo Delegado Técnico en las Co-misiones Mixtas de Límites conArgentina y Bolivia y ha sido re-presentante de Chile en diferen-tes Congresos Internacionales del

Vista general de los asistentes a la conferencia que dictó el General Tomás OpazoSantander, en el Salón de Honor del Estado Mayor General del Ejército.

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Instituto Panamericano de Geo-grafía e Historia, en Congresos deFotogrametría y de la Unión Geo-gráfica Internacional.

El tema titulado ¿Es Chile unpaís expansionista?, título verda-deramente sugestivo, fue expues-to en forma brillante y amena porel General Opazo, y atrajo tantola atención del numeroso audito-rio que llenaba el Salón de Honordel Estado Mayor General delEjército, que a su término, a pe-sar que ella estaba "programadapara una hora de exposición, losaplausos reiterados de los asisten-tes obligaron al conferencista adar mayores antecedentes sobreesta materia que finalizó con uninteresante foro en que participa-ron diversas personalidades.

Gral. Tomás Opazo S., miembro de laAcademia de Historia Militar, desarrollasu conferencia sobre el tema titulado

"¿Es Chile un país expansionista?"

Causó entre los jóvenes asistentes, especialmente, un verdadenimpacto cuando el General Opazorecordó que "el año 1539, el rey" de España nombró por real cé" dula gobernador dal extremo sur" de Chile, es decir, al sur del Es" trecho de Magallanes e islas ad" yacentes, a Pero Sancho de Hoz" quien cedió sus derechos a don" Pedro de Valdivia, el primer" conquistador de Chile, título que" le fuera confirmado por el Vi" rrey del Perú, y más tarde, el" año 1558, por el mismo rey de" España.

" El año 1555 fue nombrado' Gerónimo de Alderete goberna' dor de Chile y de las tierras si' tuadas al sur del Estrecho de' Magallanes y todos sus suceso' res mantuvieron este nombra" miento que da derecho incuestio" nable a Chile".

Recordó también el conferen-cista que "si bien es cierto la ciu-" dad de Buenos Aires fue funda-" da en 1535, no mantuvo por mu" cho tiempo su existencia, pues" los indios la destruyeron, y no' volvió a ser reconstruida hasta' el año 1580. Recién, el 11 de ju-' nio recién pasado, fue conme-' morado en presencia de la reina' de España el cuarto centenario" de su fundación.

" En este intervalo se fundó la" ciudad de Asunción, de cuyo go-" bierno dependían todos los paí-" ses situados en ambas costas át" los ríos de la Plata, Paraná" Uruguay y Paraguay, o sea," Buenos Aires, Santa Fe, Entre" Ríos y Corrientes.

" Ello explica por qué en los ma" pas o cartas levantadas en el si-" glo XVI, XVII y aún a principios" del siglo XVIII, no figure Ar-

' gentina, sino Paraguay como' país integrante de Sudamérica,' y ambos países pertenecientes' al virreinato del Perú.

" ¿ Cómo se explica entonces' que en ese tiempo pudiera haber' pertenecido a la república Ar-' gentina la vasta extensión de la' Patagonia y Tierra del Fuego,' cuando solamente el año 1776' segregó del reyno de Chile los' territorios de San Luis, Tucu-'mán y Mendoza...?"

Esta conferencia será publicadapróximamente, pues contiene unaserie de datos y antecedentes his-tóricos, geográficos y jurídicosjue demuestran fehacientementelos derechos de Chile a todas lasislas e islotes situados al sur delcanal Beagle.

El Sr. General de División JulioCanessa Robert, Jefe del EstadoMayor General del Ejército y Pre-sidente de la Academia de Histo-ria Militar, agradeció el valioso

aporte histórico-geográfico pro-porcionado durante esta conferen-cia por el Sr. General Opazo, quienacompañó su disertación con unaserie de mapas y diapositivas quemostraron en forma gráfica laspírdidas territoriales chilenas enel curso de su historia.

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Otra interesante y novedosaconferencia por la forma con quefuera expuesta fue el tema titula-do "La Guerra del Pacífico en elcontexto de la Historia Univer-sal", dictada en el Auditorium delDiego Portales por el profesor ycatedrático don Ricardo KrebsWilkens.

Don Ricardo Krebs Wilkens hi-zo sus estudios superiores en lasUniversidades de Bonn, Goettin-gen y Leipzig (Alemania).

Es doctorado en Filosofía conmención en Historia de la Univer-

Don Ricardo Krebs expone en forma brillante su tema. Lo acompañan los Sres.Generales Rafael Ortiz N. y Carlos Morales R., y el General Juan Bancalari Z.,

Vicepresidente de la Academia de Historia Militar.

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sidad de Leipzig, Profesor de His-toria Moderna y Contemporáneade la Universidad de Chile, Pro-fesor de Historia Universal de laUniversidad Católica de Chile yProfesor de Historia Moderna dela Universidad de Colonia.

Además es Miembro de Númerode la Academia Chilena de la His-toria y es autor de numerosas pu-blicaciones editadas tanto en Chi-le como en el extranjero.

En un resumen muy bien sinte-tizado presentó al selecto y nume-roso auditorio un cuadro resumi-do de la política internacionaleuropea en vísperas de la Guerradel Pacífico (1879), y de las re-percusiones que este conflicto bé-lico provocó en las potencias eu-ropeas que tenían cuantiosos inte-reses invertidos en el gobierno, labanca y el comercio peruanos de laépoca, especialmente el guano y elsalitre.

Estos países, como asimismo elde Estados Unidos de Norteamé-rica, no ocultaban sus simpatíaspor esta nación actuando en for-ma no siempre muy prudente odiplomática, pues intervenían enforma abierta a favor de uno delos beligerantes, no observandosiempre la discreción mínima ne-cesaria para evitar dudas o malasinterpretaciones.

Destacó el conferencista, a suvez, que la amistad y simpatía delBrasil en América y de Alemaniaen Europa por la causa chilenaevitaron la intervención de otrospaíses en este conflicto bélico.

Su valiosa interpretación histó-rica, la forma clara y concisa co-mo fue expuesto el tema "La Gue-rra del Pacífico en el contexto dela Historia Universal", fue pre-miada con una salva de aplausos

por la numerosa y distinguida co:currencia que asistió a ella.

—ooOoo—

La tercera conferencia, titulado"Pérdidas territoriales sufridapor Chile y política ds hechos coisumados", se realizó en el AulaMagna de la Escuela Militar deLibertador General BernardoO'Higgins, ante una númerosconcurrencia que llenó las ampliasy acogedoras aposentadnrías deeste Auditorium.

La presencia de los Srs. Generales de la Guarnición de Santiago, Ministros de la Corte Suprema de Justicia, de la Corte deApelaciones y distinguidas personalidades, sumada a las delegacionnes de las Fuerzas Armadas y deOrden, dio especial distinciónesta conferencia que fue expuestoen forma clara y con numeroso;antecedentes por el Coronel (I.P.'Manuel Hormazábal González, exEmbajador de Chile en la República Federal de Alemania, jefeque durante su carrera militarfus seleccionado para cumplir funciones en diferentes países deAmérica y de Europa.

Al término de la conferencia ya nombre del Presidente de laAcademia de Historia Militar, General de División Julio CanessaRobert, el General de BrigadaManuel Barros Recabarren, quienactuó en su representación en es-te acto, agradeció la concurrenciade los Sres. Ministros de la Cortey delegaciones de otras Institu-ciones de la Defensa Nacional, fe-licitando al conferenciante por laprecisión de los conceptos expre-sados y la valiosa informaciónque para la cultura de los Oficia-les significó esta charla.

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El Sr. Coronel (I.P.) Manuel Hormazabal González, ex embajador en Alemania,expone su tema en forma brillante, ante un auditorium distinguido que

llenaba el Salón de Honor de la Escuela Militar.

Aspecto de la numerosa concurrencia que asistió a la Conferencia en el Aula Magnade la Escuela Militar "Libertador General Bernardo O'Higgins".

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ACADEMIA DE HISTORIA MILITAR CUMPLIO 3 AÑOS DE VIDA

La Academia de Historia Militarcumplió el 9 de agosto 3 años devida. Su fundación ha venido a sa-tisfacer, sin duda, una de las viejasaspiraciones del Ejército, para im-pulsar las investigaciones históri-cas, el análisis crítico de las cam-pañas militares, la rectificaciónfundada de errores y la difusión denuestro valioso patrimonio históri-co militar.

En la actualidad la Academiacolabora al Estado Mayor Generaldel Ejército, en la elaboración dedos obras de alta trascendencia:"La Historia Institucional delEjército" y biografía de "Héroesy Soldados Ilustres del Siglo XIX."

La primera de las obras fue ini-ciada por el actual Vice Comandan-te en Jefe, en 1978, y su primertomo, ya impreso, está distribu-yéndose.

Dirige actualmente la Academiade Historia Militar el Jefe de Esta-do Mayor General del Ejército yPresidente, General de DivisiónDn. Julio Canessa Robert.

Sus charlas y conferencias, dicta-das por distinguidas personalida-des, han sido un permanente desa-hogo a la invariable inquietud pro-fesional de saber hoy más que ayer,que tiene todo Oficial de Ejército,y que se acrecienta con el correr delos años.

Nuevas conferencias y charlas,siempre con motivos de actualidad,seguirán dándose, de acuerdo alPlan de Actividades de la Acade-mia de Historia Militar que, en elcorto lapso que lleva de vida, hadesarrollado una activa labor cul-tural.

ENTREGA DE PREMIOS DEL CONCURSOLITERARIO MILITAR 1 9 7 9

E N una sencilla pero signifi-cativa ceremonia presididapor el Jefe del Estado Ma-

yor General del Ejército, Generalde División Julio Canessa Robert,se efectuó la entrega de premiosdel Concurso Literario Militarque anualmente realiza la revista"Memorial del Ejército de Chile".

En esta oportunidad, además delos miembros del Consejo Consul-tivo, de los agraciados y de otrosinvitados especiales, la presenciade la esposa e hija del Tte. Coro-nel Víctor Eugenio Aguilera Ace-vedo y de su señor padre pusouna nota de emoción a esta cere-monia.

Al hacer uso de la palabra, an-tes de entregar los premios, el Ge-neral Sr. Julio Canessa R. desta-có "la valiosa coincidencia de quelos libros premiados en el Concur-so Literario Militar son muy opor-tunos en el momento actual, puesuno de ellos es de carácter histó-rico, ya que analiza la importanciade la logística durante la Guerradel Pacífico. Los servicios se or-ganizaron precisamente gracias aeste conflicto que obligó a Chilea improvisar estos medios y a em-plearlos en una zona que no se co-nocía : el desierto y la sierra, perola lucha para vencer la carencia deelementos, el agua, el clima y lageografía fueron una dura prue-

ba para los conductores militaresde la época que supieron vencertoda clase de dificultades hastacoadyuvar a obtener la victoria"."Esta obra viene a complementarla Historia del Ejército que estáen gestación, constituyendo sus an-tecedentes históricos un tácito re-conocimiento a la logística y a susabnegados servidores que muerencalladamente en el campo de ba-talla".

"El otro libro, que obtuvo elPrimer Premio, es de permanenteactualidad y es un valioso aportepara que las generaciones actua-les comprendan cómo la técnica yla ciencia se conjugan para hacermás grandes a los países en tiempode paz. "Poder Militar y EnergíaAtómica" representa claramenteun paso adelante en la vanguardiacientífica de Chile, pues en el co-nocimiento y aprovechamiento dela energía nuclear que Chile buscapara su empleo con fines pacíficosvemos su proyección maravillosahacia el futuro de nuestra Patriaque no puede desoír el avancecientífico y tecnológico del mo-mento. Chile, agregó, busca viviren paz y procura el bienestar detodos sus habitantes y ello lo llevaa incursionar, especialmente a losoficiales ingenieros militares, entodos los campos de la ciencia".

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Al entregar el Primer Premioal autor de la obra "Poder Military Energía Atómica", Teniente Co-ronel (I. M.) Víctor EugenioAguilera Acevedo y el SegundoPremio al Tte. Coronel (E.M.)(Res.) Arturo Sepúlveda Rojas,el General Canessa rubricó sus pa-labras con un fuerte y sentidoabrazo a estos jefes que fuerondistinguidos como los mejores en-tre los numerosos trabajos pre-sentados al Concurso Anual Lite-rario Militar.

Agradeció las palabras del Jefedel Estado Mayor del Ejército, anombre de los premiados, el Tte.Coronel (I. M.) Víctor EugenioAguilera Acevedo, quien enfati-zó que "estos premios eran unaprueba fehaciente de los sólidoslazos espirituales que unen al per-sonal en servicio activo y la re-

serva del Ejército, resaltando lafeliz coincidencia que estos pre-mios literarios hubieren recaídoen un Oficial de Estado Mayor yun Oficial Ingeniero Militar.

"La obra del Comandante Se-púlveda, recalcó, hace justicia aesos hombres que nos enseñaronun destino a seguir, pues durantela Guerra del Pacífico sólo su-pieron vencer o morir."

"Poder Militar y Energía Ató-mica" solamente pretende au-mentar el conocimiento de los Ofi-ciales en esta importante materiay está destinada a los Oficiales Su-balternos que en el año 2000 se-rán nuestros conductores milita-res.

"Con esta obra, finalizó sus pa-labras, he tratado de devolver algode lo que tan generosamente meha dado el Ejército..."

El Jefe del Estado Mayor General del Ejército, General de División Julio CanessaRobert, durante la ceremonia de entrega de premios del Concurso Literario Militar, y losagraciados con el primer y segundo lugar, TCL. Víctor Eugenio Aguilera Acevedo y

TCL. (R) Arturo Sepúlveda Rojas, respectivamente.

(Cuadernos del Instituto de CienciaPolítica, Nº 28 - 1979).

FREDERICK M. NUNN

PESAR de ser un país no acostumbrado a los gobiernos de hombres con uni-forme, Chile se muestra sorprendentemente tranquilo en la superficie. Cinco di-fíciles años después del derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular,

presidido por Salvador Allende, una Junta de cuatro miembros, encabezada por elGeneral Augusto Pinochet Ugarte, tiene sobre la nación una autoridad más firmeque la que esperaban muchos observadores. La falta de experiencia política de queadolecían las Fuerzas Armadas ha sido compensada por una mezcla muy particularde experiencia civil y de fuerza militar. Contrariamente a lo que afirman algunosobservadores, existe en Chile una oposición sana, así como una prensa menos res-tringida que en los países vecinos suyos gobernados por militares. La oposición, lalibertad de prensa y el debate en los niveles medios de la administración pública, secombinan entre sí para hacer que el Gobierno sea realmente menos autócrata de loque ha sido pintado por muchos medios de comunicación y muchos autores; aunquedicha combinación limite poco sus poderes mientras Chile avanza por la etapa detransición.

Estas conclusiones han sido formuladas después de una visita reciente a estepaís en 1978, durante la cual el autor del presente estudio entrevistó y conversó, tantocon los miembros de la Junta, como con los funcionarios de los Ministerios, los miem-bros de la prensa, los académicos universitarios y los líderes de la oposición.

"EL CHILE ANTIGUOY EL NUEVO:

LA POLITICA DETRANSICION 1 9 7 3 - 7 9 "

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I.—EL CHILE ANTIGUO:UNA EVALUACION

ESDE la victoria de Allen-de y de su fragmentadacoalición marxista-izquier-

dista en 1970, los lectores de laprensa norteamericana se han en-contrado bajo una cortina de fue-go formada por una literaturadedicada a exaltar la vía chilenahacia el socialismo, y a comentarel trágico golpe de estado del 11de septiembre de 1973, en el cualperdió la vida Salvador Allende.Rara vez en la Historia, tantagente había sido extraviada portantos hombres de pluma y de lasteleemisiones. Una explicación deeste hecho es que el pasado polí-tico de Chile ha sido revestido deinterpretaciones erróneas. Unbrillo democrático convenció amuchos extranjeros que Chile erarealmente democrático, tanto enel contenido como en la forma.

Durante la mayor parte de estesiglo, los Presidentes chilenos hansido elegidos por votación, hancumplido sus períodos legales, yhan entregado el cargo a sus su-cesores elegidos (tres de ellos mu-rieron por causas naturales du-rante su mandato). Pero lo quemuchos olvidan es que, una vezanteriormente en este siglo, Chilesufrió una crisis política interna:un Presidente elegido abandonó elcargo en 1924, antes que aceptarcompartir el poder con los mili-tares; y cuando otra fracción mi-litar lo llamó para que volviera agobernar, permaneció en la Presi-dencia solamente seis meses. Susucesor fue obligado a dejar elcargo por el General Carlos Ibá-ñez del Campo, que se hizoelegir Presidente en 1927. Ibá-

ñez, a su vez, fue obligado a en-tregar el poder en 1931, víctimadel derrumbe económico producidoen Chile por la gran depresiónmundial. Un sucesor elegido fuedepuesto en junio de 1932, cuan-do la fracción socialista y los mi-litares aliados con ella proclama-ron la República Socialista deChile. El primer caótico encuen-tro de Chile con el Socialismo du-ró solamente 100 días, al ponerfin a su existencia otro grupo demilitares, a fines de 1932.

Ese mismo año, Arturo Alessan-dri Palma, el mismo hombre quehabía dejado el poder en 1924 y1925, ganó nuevamente la Presi-dencia en votación legal. Por tan-to, chilenos y extranjeros debentener presente que ya otra vezanteriormente los militares de-sempeñaron un papel vital entiempos de tensión socio-políticaextrema, tal como la que preva-leció en el período entre la Pri-mera Guerra Mundial y la grandepresión, y la que reinó en losprimeros años 70.

Entre 1933 y 1970, el sistemapolítico chileno volvió a la norma-lidad: observancia de la Constitu-ción, prácticas electorales correc-tas, obediencia militar. Funcional-mente admirable en la forma, elsistema se hallaba descompuestoen su contenido: control de loscargos públicos, venta de influen-cias, centralismo administrativo,baja politiquería, dogmatismoideológico, y personalismo, eranalgunas de las características dela democracia chilena. La expan-sión constante del rol social y eco-nómico asumido por el Estado,inflaba la burocracia pública, yhundía a Chile bajo el peso delendeudamiento, sin aliviar noto-riamente los mismos problemas

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sociales y económicos que se ma-nifestaban en otros países deAmérica Latina. Dos de estosproblemas, izquierda laboral obs-tinada y excluida, y militares am-biciosos, no afectaron gravementea Chile. Los partidos marxistasfueron declarados legales; y losmilitares no jugaron papel signi-ficativo en la política, ni consti-tuyeron desafío para las institu-ciones civiles.

Si existen ciclos históricos, sies verdad que la Historia se re-pite, Chile podría constituir unbuen caso de estudio. Cuando laDemocracia Cristiana cedió el po-der a Salvador Allende en 1970,Chile entró a una crisis análoga ala producida poco después de laPrimera Guerra Mundial, al ganarla Presidencia el controvertidoArturo Alessandri Palma. Unafuerza política nueva en el podernacional se hizo cargo del Go-bierno, con un controvertido pro-grama legislativo y administrati-vo. El delicado equilibrio del sis-tema democrático chileno fuetrastornado por una coalición de-cidida a destruirlo. Al llegar alpoder los marxistas con sus alia-dos, la interrogante fue la mismade cincuenta años antes: ;,Semantendría en silencio el obedien-te y profesional cuerpo militar?

Por algún tiempo pareció que larespuesta sería afirmativa. Estasituación contribuyó al segundoerror grave cometido por los ob-servadores de la política chilenareciente: el de creer que la Ad-ministración Allende era algo sa-crosanto, porque representaba elgradual desvío del electorado ha-cia la izquierda, desde el términode la Segunda Guerra Mundial; yporque Allende y la Unidad Popu-la deseaban un Chile socialista

creado por medios estrictamenteconstitucionales.

Es verdad que Allende obtuvola Presidencia de manera normal,la manera normal de Chile. Obtu-vo el 36,2 por ciento de los votospopulares, mientras Radomiro To-mic Romero, candidato de la De-mocracia Cristiana, lograba sola-mente el 27,8 por ciento, lo querepresentaba la mitad de los votosobtenidos por Eduardo Frei seisaños antes. Los votos extraños asu Partido que eligieron a Frei en1964, estaban en la columna de laderecha el año 1970. Jorge Ales-sandri Rodríguez, hijo de ArturoAlessandri, y el mismo antiguoPresidente desde 1958 a 1964,lograba el 34,9 por ciento de lossufragios populares. Si hubo algu-na tendencia direccional en la vo-tación de 1970, ella fue hacia laderecha, pues el Partido Nacional(fusión de Liberales y Conserva-dores), aumentó en un 29 porciento la votación lograda seisaños antes, mientras Allende su-fría una disminución del 2,5 porciento respecto a su campaña de1964.

A pesar del aumento en las ci-fras totales de votantes, prove-nientes en su mayor parte de laclase baja, no hubo desvío haciala izquierda. De acuerdo al sistemaelectoral chileno, la mayoría rela-tiva de Allende obtuvo el poder. Apesar de que se habló de conversa-ciones entre demócrata-cristianosy nacionales, para unirse en elproceso congresal de confirma-ción, el trágico asesinato del Co-mandante en Jefe del Ejército,Rene Schneider, por terroristasde derecha, y a pesar de rumoressobre intervención militar, la mi-noritaria coalición marxista tomóel poder.

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Dada la debilidad de su posi-ción, se pensó que Allende se li-mitaría a emplear los mediosconstitucionales para implantar elsocialismo en Chile. Pero pensarasí era aceptar el concepto de queAllende era un ingenuo, un cha-pucero, un experimentador social.No era ninguna de estas cosas.Era un marxista devoto, que eva-luó correctamente su situación.Estaba consciente de que EE.UU.haría todo lo posible por socavarsu posición, y estaba conscientede las divisiones existentes en sucoalición y en su propio Partido(una de las mayores dificultadesque encontró para ser nominadopor cuarta vez candidato presi-dencial, fue obtener el apoyo delPartido Socialista).

Pero se puso de moda retratar-lo como un buen muchacho izquier-dista. Si alguien se atrevía a decirque era marxista devoto, se leacusaba de derechista línea dura.En otras palabras, los observado-res de Chile fueron seducidos porla imagen democrática de Chile,y por el bon vivant nocturno deAllende, y tomaron ambas cosascomo pruebas vivas de la tenden-cia izquierdista de los votantes:tendencia que nunca existió.

El Gobierno de Allende se con-virtió en prueba contundente de larealidad: que una minoría marxis-ta, plenamente consciente de susituación política, procedía a em-plear todas sus facultades consti-tucionales, y no constituciona-les para crear un Chile so-cialista. Allende no hubiera po-dido hacerlo permaneciendo den-tro del marco constitucional, sim-plemente porque había demasia-dos obstáculos.

Las elecciones parlamentariascelebradas seis meses antes de su

derrocamiento confirmaron estasituación. El Congreso permane-cía bajo el control de una oposi-ción unida contra el marxismo. Apesar de algunos éxitos inicialesen los programas de nacionaliza-ción emprendidos por la nuevaAdministración, ejecutados deacuerdo a la legislación existente,los esquemas económicos y socia-les de Allende habían recorrido sucamino. Poco más podía hacerse,usando las prerrogativas del Eje-cutivo, de acuerdo a las leyes vi-gentes. La áspera oposición entreEjecutivo y Congreso, resultadode las elecciones parlamentariasde marzo de 1973, despertó a losmilitares, tanto respecto a su pro-pia situación, como a la de los ci-viles.

La mayor parte de los sectoresmedios chilenos se oponían a Sal-vador Allende, como lo habían he-cho siempre. La oposición de laclase alta era natural. El apoyode las clases trabajadoras a laUnidad Popular no era unánime.En realidad, apoyar a Allende, alos socialistas, a los comunistas, alos radicales, o a otros partidos,era una cosa; y otra muy dife-rente era apoyar firmemente ala coalición de todos esos parti-dos. La Unidad Popular sólo encasos muy contados podía hacerfrente a la oposición provenientedesde fuera.

A mediados de 1973, cuando elcoronel Roberto Souper encabezósu regimiento de Blindados en unintento de golpe, conocido comoel tancazo, el Gobierno de Allendey sus asociados se encontrabandedicados a una serie de operacio-nes clandestinas, destinadas a lo-grar por medios inconstituciona-les, lo que obviamente no hubie-ran podido obtener nunca de

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acuerdo al sistema político deChile. Un plan (duramente com-batido por los militares, rechaza-do al final) destinado a aumentarel control del Gobierno sobre laenseñanza primaria y secundaria,introduciendo en ellas la orienta-ción marxista; la importación dearmas para equipar un "ejércitoparalelo" que se emplearía paraluchar contra las Fuerzas Arma-das; la toma sin castigo legal deterrenos, de fábricas y de almace-nes (en realidad ante la vista dela policía impotente, dependientedel Ejecutivo) ; el esquema paraestablecer un servicio ruso de pes-ca industrial de arrastre en el surde Chile, denunciado como inten-to secreto de establecer una basepara submarinos; e intentos desojuzgar a los medios de informa-ción, son algunos ejemplos de lastácticas inconstitucionales usadaspor el Gobierno de Allende.

Ya antes de asumir el poder en1970, había sido baleado y muer-to el Comandante en Jefe delEjército, Rene Schneider Che-reau, en un intento de secuestropor miembros de una organizaciónfacista llamada Patria y Liber-tad, que llegó a ser la principalfuerza paramilitar extralegal, deoposición al Gobierno de Allende.El intento de secuestro estaba des-tinado a obligar al Ejército a queimpidiera la ascensión de Allendeal poder. A fines de 1972, los ca-mioneros, muchos de ellos dueñosde vehículos, se declararon enhuelga contra lo que considera-ban un plan del Gobierno paranacionalizar los medios de trans-porte y distribución de las merca-derías. En 1973 declararon nue-vamente la huelga. Los trabaja-dores del cobre fueron una espinaconstante para Allende. Los pro-

ductores de artículos de primeranecesidad, y los comerciantes ma-yoristas en aceite, harina, azúcar,leche, carne y repuestos para ma-quinarias, escondieron estas pro-visiones, subieron los precios yprovocaron encendidas protestasde los consumidores contra la Ad-ministración estatal. Las manospesadas de la ITT y de la CÍAtambién estaban activas. A pesarde las negativas, algunos organis-mos oficiales norteamericanostrataron de hacer la vida difícil aSalvador Allende y a la UnidadPopular: unos esperando que seprodujera un golpe; y otros espe-rando cambios electorales.

Negar esto sería suponer inge-nuamente que nadie en EE.UU.advertía lo que podía significarla toma por los marxistas de lapolítica y de la economía chilenas.Sin embargo, suponer que las po-líticas norteamericanas (no hubouna política norteamericana úni-ca y coordinada) fueron respon-sables directamente del golpe pro-ducido en septiembre de 1973, esdesestimar, sin estudio ni prueba,la dedicación de los marxistas chi-lenos al triunfo de su causa, así co-mo la dedicación de la oposición abloquear la vía chilena.

El sistema político chileno hasido extremadamente flexible, puesha incorporado y permitido la ac-tuación de los extremos políticosdurante la mayor parte de nues-tro siglo. El Partido Comunistaestuvo puesto fuera de la ley sola-mente desde 1927 a 1931 (prime-ra Presidencia del General Ibá-ñez), y desde 1947 hasta que fue-ra re-legalizado por Ibáñez du-rante su segundo período presi-dencial (1952-58). Otros partidosmarxistas, en especial el Socialis-ta, mantuvieron siempre su lega-

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lidad. Existieron también legal-mente varias organizaciones fas-cistas, y casi todos los matices delespectro político tuvieron expre-sión libre en un tiempo u otro.Pero una coalición dominada porlos comunistas como Partido de la"administración", era otra cosa.El sistema no era lo bastante fle-xible para adaptarse a un grupodecidido a destruirlo, porque eneste caso no prevalecía ya el "gra-dualismo", característica esencialde la política chilena. Allende ysus aliados establecieron un simu-lacro de democracia chilena, yprocedieron a poner en prácticasu plan de reemplazar este siste-ma por el socialismo. Fueron de-masiado lejos y demasiado rápi-damente.

Guiando a la derecha se encon-traban activistas anti-marxistas,que veían una oportunidad, no so-lamente para derribar al Presi-dente Allende y a la izquierda ex-tremista, sino también para reno-var el sistema político, como re-sultado del cambio. Los perdedo-res reales fueron aquellos queadherían a la política democráti-ca liberal antigua.

Mientras la coalición de Allendeavanzaba en varias direcciones ypor diversas vías chilenas, gru-pos de derecha se movilizaban yatacaban. "Patria y Libertad"continuaba su propaganda y sucampaña terrorista. Dos gruposderechistas publicaban tabloidesdirigidos no solamente contra losmarxistas, sino también contra elsistema que les había permitidoel acceso al poder: Tizona (nom-bre tomado de la espada del CidCampeador) era un tabloide diri-gido por dos antiguos oficiales na-vales; mientras el Tacna (nom-brado así por el Regimiento de

Artillería Tacna, tradicionalmen-te activo en política; o por elacrónimo de Táctica Nacionalis-ta) se publicaba para incitar alos oficiales del Ejército. Ambostabloides circulaban clandestina-mente, pero eran ampliamente co-nocidos. Ambos propiciaban la in-tervención militar, el hipernacio-nalismo, y las doctrinas políticascorporativistas.

El baluarte de la oposición pe-riodística al Presidente Allendeera el venerable diario El Mercu-rio de Santiago. Con sus oficinascentrales a sólo tres cuadras delPalacio de la Moneda, sede delGobierno, y frente al edificio delCongreso, el personal de redacto-res de El Mercurio mantuvo unaoposición compleja y permanente,menos sensacional que la de lostabloides, pero no menos efectiva.La libertad de prensa, las violacio-nes de la Constitución por el Go-bierno, la penetración soviética enel país, y los abusos de poder porparte del Ejecutivo, eran temasfrecuentes para las crónicas deEl Mercurio.

Desde 1970 al 1973, la palabraimpresa daba a conocer tanto laposición oficial como la de la opo-sición. En ambos lados existía po-ca moderación. Punto Final yChile Hoy, ambos tabloides mar-xistas, por ejemplo, abogaban enfavor del no cumplimiento por lossoldados, los marinos y los oficia-les no simpatizantes de la UnidadPopular, de las órdenes que reci-bían de sus superiores jerárqui-cos.

A lo largo de la mayor parte deeste período, los militares perma-necieron tranquilos exteriormen-te. La presencia del General Car-los Prats González en el Gobierno(controlando la Seguridad Nacio-

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nal mientras estaba en el Ministe-rio del Interior), junto con repre-sentantes de la Marina y de laFuerza Aérea, después de solucio-narse la huelga de los camionerosen 1972, sirvió al mismo tiempopara aplacar e implicar a los ser-vicios armados del país. Los mili-tares tenían un papel que cum-plir: pero no todos deseaban cum-plirlo de acuerdo a las órdenes deAllende. El fracaso del golpe in-tentado por el Coronel Souper el29 de junio de 1973, fue el primerpaso de los oficiales del Ejércitopersuadidos de que su país nece-sitaba un cambio sustancial. Laoposición a Allende había con-quistado ya, para entonces, lamente de la mayoría de la oficia-lidad militar.

A pesar de las sólidas pruebasque confirman la oposición inter-na, permanece aún la interrogan-te: ¿Cuánto tuvo que ver EE.UU.con la caída y muerte de Allen-de? No todas las pruebas estándisponibles; pero las que se tie-nen permiten formular varias con-clusiones. Desde 1970 hasta elgolpe de septiembre 1973, fuerzasoficiales y privadas emanadas deEE.UU. conspiraron contra Allen-de. Aunque públicamente mante-nía relaciones normales —y conti-nuaba otorgando ayuda y crédi-tos— EE.UU., por medio de laCÍA, participaba en la "desesta-bilización" del Gobierno chileno,mediante operaciones encubiertas.No pueden ignorarse los informessobre millones de dólares canali-zados a las fuerzas y a la prensade la oposición, a los demócrata-cristianos, a los camioneros, a losmineros del cobre y a los extre-mistas de derecha. Las corporacio-nes multinacionales —con o sin laayuda de Washington— hicieron

todo lo posible por impedir las na-cionalizaciones (mediante com-pensación escalonada descenden-te). El bloqueo de los dólares chi-lenos depositados en EE.UU. yel embargo de algunos embarquesde cobre afectaron también ad-versamente al Gobierno de Allen-de. Muchos actos oficiales de laCasa Blanca se defendieron ase-gurando que eran responsabilidadgubernamental, necesarios paraproteger a los acreedores y hacerque Chile cumpliera los reglamen-tos monetarios y los convenioscomerciales.

Todo esto está bien; pero lassanciones económicas —el llamado"bloqueo invisible"— no fueron lacausa principal y única del colap-so del Gobierno chileno. Citar losbloqueos, los embargos y la dis-minución de la ayuda oficial nor-teamericana, como causas de lacaída de Allende, obliga a formu-lar otra pregunta: ¿Por qué lasupresión de la ayuda oficial deEE.UU. a Chile durante el Go-bierno Pinochet no ha provocadoel colapso ni el debilitamiento gra-ve de dicho Gobierno? Aunque sereconozca la afluencia de capita-les privados, el hecho es que, des-de 1975, el apoyo oficial de Wash-ington no ha sido críticamentenecesario para el Gobierno chile-no.

Defender la tesis de que lasoperaciones encubiertas norteame-ricanas en Chile fueron las res-ponsables de la caída de Allende,es negar la complejidad y la suti-leza del sistema político anterior;y es desconocer la posibilidad deuna oposición al marxismo, naci-da dentro de Chile mismo. Quie-nes ensalzan el sistema políticochileno anterior a 1973, e inter-pretan la Administración de la

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Unidad Popular como expresiónlegítima y constitucional de esesistema, niegan a menudo la po-sibilidad de una oposición legíti-ma y constitucional. Si los mar-xistas estaban decididos, lo esta-ban también los opositores. Deigual modo, quienes condenan a losmarxistas a la suerte que han co-rrido, negándoles la calidad de le-gítimos triunfadores en 1970, de-muestran no comprender ni lapolítica chilena, ni la incapacidadde la democracia liberal para so-lucionar problemas socio-económi-cos demasiado complejos y sensi-tivos.

No siempre tiene un lado todala razón. Suponer que los "impe-rialistas", los "capitalistas","Wall Street", la CÍA y otros,fueron la causa del levanta-miento de Chile en 1973, escreer en una conspiración de com-plejidad inimaginable, perfecta-mente coordinada, que envolvió aorganismos públicos y privados,muchas veces enemigos entre sí enlos países latinoamericanos. Talcreencia significaría erudiciónbarata, o periodismo burdo; seríaanálisis político basado en la ig-norancia. No existe interpreta-ción mono-causal para lo ocurridoen Chile el año 1973. Fuentes ex-ternas estimularon seguramenteel desarrollo de las fuerzas inter-nas anti-Allende; pero fueron es-tas últimas las que provocaron yprodujeron el golpe.

Además, si la capacidad de EE.UU. para manipular los eventosde Chile en los últimos años hasido tan grande como se pretende:¿Por qué el Gobierno de Pinochetha durado ya seis años? Si el apo-yo que tiene este Gobierno en supaís se halla limitado a una pe-queña minoría privilegiada; si la

gran mayoría de los chilenos re-chaza la Junta, ¿por qué ésta noha caído por su propio peso? Larespuesta a la primera interro-gante es fácil: la capacidad deEE.UU. para manipular los asun-tos internos de otros países, sehalla hoy más limitada que nuncaen el pasado —cuando ya se exa-geraba mucho.

La política de Washington ha-cia Chile ha tenido tres fases di-ferentes desde 1970 hasta ahora.Entre la elección y la muerte deAllende, la Administración repu-blicana de EE.UU., encabezadapor Nixon, fue política y diplomá-ticamente hostil a Chile. Esta po-lítica terminó cuando Allende yNixon desaparecieron de la esce-na presidencial. La Administra-ción norteamericana siguiente, deGerald Ford (1974-1977), fueneutral para con Chile, y abiertacon respecto a las actividades dela comunidad del servicio secreto,llamado inteligencia; por tanto,los comités del Senado y de la Cá-mara de Representantes obtuvie-ron admisiones de actividades en-cubiertas en Chile por el Secreta-rio de Estado Henry Kissinger, ypor el Director de la CÍA, WilliamColby. A partir de 1977, la Admi-nistración Carter, conociendo lastransgresiones pasadas de su país,ha tratado de proseguir su cam-paña de los derechos humanos enChile, mucho más vigorosamenteque en algunas otras partes delmundo.

Si la hostilidad de Nixon, contonos fuertes por parte de orga-nismos oficiales y de los negocios,fue un elemento determinante enla purga de Allende y del marxis-mo, ¿por qué, las exigencias deCárter, referentes a los derechoshumanos, acompañadas de la ne-

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gativa de ayuda económica, nohan sido determinantes para evi-tar el daño, supuestamente hechodesde 1973? Nuevamente la res-puesta es obvia: ni la hostilidadde Nixon, ni las actividades de lasmultinacionales; como tampoco lacampaña de Carter en pro de losderechos humanos, ni la frialdadmostrada por el Congreso y laCasa Blanca hacia el Gobierno Pi-nochet, han sido abrumadoramen-te determinantes en los asuntosinternos de Chile, porque los fac-tores internos han tenido tanta omayor importancia en la soluciónde los problemas internos chile-nos.

Atribuir a USA una capacidadilimitada para hacer y deshacercualquier Gobierno latinoamerica-no, es una forma engañosa de im-perialismo intelectual: "Es impo-sible que los latinoamericanospuedan pensar por sí mismos".Es una reacción histérica a la su-puesta situación de poder de EE.UU.: "Miren lo que hemos hechopara proteger nuestros intereses".

Por el contrario, es altamenteplausible la idea de que la políticanorteamericana entre 1970 y 1973,prolongó la existencia de la Ad-ministración Allende; y de que,desde 1973 hasta hoy, esa políticaha fortalecido la posición de Au-gusto Pinochet, por cuanto la ac-titud de EE.UU. ha estimulado laoposición extrapolítica. Los lídereslaborales chilenos, los profesiona-les, los periodistas y los hombresde negocios pudieron mantenersefirmes, porque sabían que las fuen-tes norteamericanas se oponían alos marxistas. Si el dinero de laCÍA no hubiera estado disponibley no se hubiera repartido —estoha sido admitido oficialmente—,¿hubieran desafiado con éxito al

Gobierno chileno las huelgas de loscamioneros de 1972-1973? ¿Hu-biera sido capaz El Mercurio deresistir las medidas de la UnidadPopular para arruinarlo financie-ramente? No sabemos cuántos dó-lares se gastaron en Chile; peropodemos hacer la hipótesis de que,si la prensa de la oposición hubie-ra caído en manos de la Adminis-tración Allende, y si los líderes la-borales no marxistas que se mos-traron rebeldes y los empresa-rios hubiesen sido sojuzgados, lacrisis posiblemente se hubieraproducido antes. Aunque violento,el golpe del 11 de septiembre de1973 pudiera haber sido más san-griento si Allende hubiera tenidoéxito en destruir algunos compo-nentes de la oposición civil.

Igualmente, podemos formularla hipótesis de que las exigenciasrelativas a los derechos humanos,hechas por Carter a Chile —y queno haya equivocación acerca de lavalidez innata de los esfuerzos he-chos a favor de los derechos hu-manos, cualesquiera sean los inte-reses geopolíticos— han valido aPinochet tanto apoyo como unaamnistía de exiliados políticos, oel relajamiento del estado de sitioy del toque de queda. La negativade ayuda oficial norteamericana aChile le ha restado al Gobiernode Pinochet capacidad para mejo-rar la economía, pero le ha gana-do apoyo especialmente entre lossectores chilenos medios y bajos.Los chilenos probaron entre 1970y 1973 que pueden ser tenaces:los que hoy critican a la Junta,mañana pueden estar con ella ennombre de "la resistencia a presio-nes extranjeras". La amenaza deboicot a las exportaciones e im-portaciones chilenas por parte dela AFL-CIO, en represalia por las

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duras políticas laborales de laJunta, le han ganado al Gobiernode Pinochet simpatía y preocupa-ción. Las constantes exigencias decooperación para investigar elasesinato, en 1976, del antiguoembajador y Ministro de Defensachileno, Orlando Letelier, no die-ron por resultado la extradiciónde los chilenos implicados, pero encambio le han ganado al Gobiernode Chile algunos nuevos partida-rios. Los chilenos se muestran ge-neralmente orgullosos y conscien-tes de su Historia, en cuanto apueblo sudamericano. El Gobiernode Pinochet, por su parte, empleaconscientemente las palabras y losejemplos de Bernardo O'Higginsy de Diego Portales en las decla-raciones públicas. La evocacióndel "espíritu nacionalista" tieneen Chile fuerza suficiente comopara dar origen a una tregua. Apesar del fervor anti-Pinochetmostrado por sus enemigos deWashington, los esfuerzos de és-tos no lo han derribado. Si talesesfuerzos hubieran estado basadosen un mejor conocimiento de Chi-le, los resultados podrían habersido diferentes.

¿De quién obtiene la Junta suapoyo ? Activamente, de una mino-ría; pero pasiva y tácitamente, del60% de la población probablemen-te. La consulta hecha al país el 4de enero de 1978 dio al Gobiernouna votación favorable del 75%.Pero fue una votación emocional,basada en el llamado de Pinocheta "rechazar las presiones interna-cionales" ; de manera que un cálcu-lo del 60% no es irrealista por ex-ceso ni por defecto. Existe apoyoa la persona del General mismo,aunque hasta ahora no se ha desa-rrollado el culto del "pinochetis-mo". Si bien el grueso de la oposi-

ción parece representar los extre-mos políticos, buena parte proce-de de centro-izquierda. Aunque laJunta parece representar a la de-recha política, existe oposición eneste sector: pero hay gran apoyoal Gobierno en el centro y en laizquierda. La Administración Pi-nochet tiene, pues, fuerzas y debi-lidades, en virtud del tipo de apo-yo que genera.

Alineados en la derecha o en laizquierda, se encuentran los con-vencidos de que el Gobierno no hahecho lo suficiente para restrin-gir la actividad política, para re-definir el Gobierno, para protegera Chile contra el totalitarismo, asícomo contra "los excesos del indi-vidualismo, del igualitarismo, dellibertarismo y del secularismo":la democracia liberal. Este grupoextremista, que representa a losderechistas que dirigieron la em-bestida contra Allende, es partida-rio de crear un Estado corporati-vo. Respaldan a Pinochet, pero de-searían que su Gobierno hu-biera ido más lejos, antes dehacer planes para una nuevaConstitución, para celebrar elec-ciones, y para volver al Gobiernocivil. En muchos puntos de inter-sección, las líneas que separan es-te grupo del centro-derecha sonborrosas.

El grupo individual más nume-roso de apoyo a la Junta estácompuesto por las personas decentro-derecha y centro-izquierdaque tiemblan al solo pensamientode un regreso al pasado. "No fuesuficiente librarnos de Allende—piensan—, debemos estar segurosde que nunca vuelva a ocurrir lomismo, refundiendo para ello losmoldes político, económico y so-cial". La naturaleza de este apoyopide que existan debate y opinio-

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nes diferentes dentro del Gobier-no, y dentro de aquellos sectoresque están prestando su apoyo, suexperiencia y su cooperación.

Una mirada atenta a Chile indi-ca que la experiencia administra-tiva y la técnica empleada por elGobierno provienen de las élitespreexistentes, y de la generaciónde chilenos entre los 30 y los 50años aproximadamente. El nuevoGabinete de 1978 representó estageneración. Sus miembros teníanun promedio de 45 años, y muchosde los que ocupan cargos ministe-riales, subministeriales, burocrá-ticos de rango medio y académico-administrativos, son jóvenes, encomparación a las normas del pa-sado. Chile es un país con el 65%de la población menor de 45 años;por tanto, los que ahora ocupancargos ejecutivos, consejeros ytécnicos, se encuentran dentro dela mayoría generacional. La últi-ma vez que ocurrió algo parecidoy de manera tan clara, fue duran-te la administración del GeneralIbáñez, entre 1927 y 1931.

Los miembros de este grupo seconsideran demasiado jóvenes pa-ra estar contaminados, pero conbastantes años para haber sidoalienados por el sistema políticotradicional. Emergieron de lasuniversidades o iniciaron sus ca-rreras profesionales, hacia 1964,cuando los demócrata-cristianos yFrei dieron comienzo a un pro-grama acelerado de reformas. Mu-chos de los tecnócratas chilenosconsideran los años 1964-1970 co-mo el tiempo en que se echaronlas semillas para los turbulentosaños 70.

Habiendo ensayado con pocoentusiasmo la creación de un gru-po con amplia base política deapoyo, el Gobierno ha sucumbido

a una práctica de desmovilizaciónpolítica, que algunos científicossociales llaman "autoritarismoburocrático". Entre los que apo-yan la Administración Pinochetexiste aversión genuina hacia lapolítica, los partidos, las luchaspartidistas y las divisiones ideo-lógicas por colores.

Este grupo desea ansiosamenteque la transición de la Junta a unCongreso Constituyente, y luegoa un Congreso elegido y a un Eje-cutivo, se realice solamente unavez que se logre un consenso na-cional respecto del nuevo sistemaque debe establecerse. El debateentre los que siguen los trabajosde la Comisión Constitucionalpresidida por Enrique OrtúzarEscobar, antiguo Ministro de Jus-ticia (pero nunca legislador), giraen torno a si la futura Constitu-ción debe ser esencialmente inclu-siva o exclusiva. Para muchos, elborrador presentado a la Juntainmediatamente antes del 5º ani-versario del levantamiento del 11de septiembre, no era ninguna deestas cosas.

Pero la rápida decisión de laJunta, para devolver a la Comi-sión Ortúzar el proceso constitu-cional, junto con rumores de queel producto sería una Carta Fun-damental corporativista, movió alos antiguos líderes políticos aformar una contra-comisión. Estegrupo, que funciona desde media-dos de 1978, ha supervigilado elprogreso del grupo constituciona-lista oficial, y periódicamente en-trega opiniones y alternativas.

En opinión de un crítico del Go-bierno Pinochet, prominente exSenador, que en 1973 fue franco,primero en sus intentos por tra-bajar con Allende, y después sucrítico por la ilegalidad del uso

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que hacía el Gobierno de los mili-tares en el Gabinete, por lo cualponía en duda la legitimidad delGobierno mismo, la contra-comi-sión está compuesta por líderes debuena fe, a cuyo parecer, la natu-raleza exclusiva de la ComisiónOrtúzar tiene una tarea excesiva-mente importante. La contra-co-misión tiene miembros de la an-tigua derecha, del centro y de laizquierda no marxista. En unapalabra, esto enfrenta a los líde-res políticos tradicionales contralos tecnccratas y los anti-políti-cos; la generación antigua contrala más joven; los que creen en lademocracia liberal, contra los queno tienen fe en los sistemas anti-guos.

II.—HACIA EL CHILE NUEVO:UNA EVALUACION DE LA

TRANSICION

En su campaña promocional deChile Nuevo, el Gobierno Pinochetemplea ingeniosamente dos debili-dades del Chile anterior. La pri-mera es la esencia misma del sis-tema pasado. La segunda, la rela-ción dicotómica (en Chile) de unaeconomía de mercado esencial-mente laisser faire, con un siste-ma político autoritario. Algunosobservadores consideran este pro-ceder una reminiscencia del régi-men de Franco en España, y esposible que tengan razón en unsentido general.

La gran falla del sistema políti-co anterior a 1973 fue que fo-mentó el gobierno por minorías.Los observadores tendían a iden-tificar un Presidente de mayoríaescasa, es decir, al que ganaba laPresidencia con la mayoría de losvotos populares, como Ibáñez en1952 y Frei en 1964, con un par-

tido cohesivo, con una coalicióncohesiva que formaba mayoría yera capaz, o estaba dispuesta, aapoyar a un Presidente en el Con-greso. Aunque los partidos chilenoshubieran estado cohesionados —yno lo estaban— cada uno de ellosrepresentaba solamente una mi-noría. Los demo-cristianos fueronrealmente el partido más numero-so entre 1963 y 1973, pero nuncafueron un partido de mayoría ab-soluta. Los votos obtenidos porFrei en 1964 correspondían engran número a derechistas, que ledieron el voto por temor al triun-fo de Allende. La mayoría deAllende en 1970 fue resultado deuna coalición —la Unidad Popu-lar— que nunca alcanzó tampocola mayoría total, sino una mayoríarelativa, como se ha hecho notaranteriormente.

La falta de gobierno por la ma-yoría debilitó las administracio-nes presidenciales de Chile, por-que no tuvieron la suerte de tra-bajar con un bloque congresalcompacto (excepto en casos raros,como la mayoría de diputados da-mccrata-cristianos en los años60) ; y porque los chilenos no tu-vieron la oportunidad de disfrntarde un verdadero consenso político.Muy a menudo, la administraciónpartido/coalición, se comportabacomo si fuese la mayoría partido/coalición; y en un país en el cualla política doctrinaria, dogmática,se consideraba política de Princi-pios, esto era causa de conflicto yde incapacidad para mantener launion y el ímpetu.

Esta conclusión se la formulóuno de los líderes legislativos an-tiguos de Chile al autor de pstaslíneas. Se revela en ella el deseoque existe —hasta entre la oposi-ción— de un consenso: un recono-

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cimiento de los escollos que tienela "política de principios"; así co-mo de una apreciación madura dela debilidad que afectaba a la po-lítica tradicional chilena.

No es extraño que los miembrosde la contra-comisión constitucio-nal se esfuercen por obtener elconsenso, igual que lo ha hecho laComisión Ortúzar. Mientras elGobierno actual pueda asegurarque representa el consenso de loschilenos que no tienen fe en la de-mocracia tradicional, no tiene mo-tivo para temer a una oposicióncuya base para cooperar es hostilsolamente contra la Junta. Una delas maneras más seguras que tie-ne el Gobierno para ganarse esteconsenso, es su programa de desa-rrollo económico.

Guiado por economistas y exper-tos en negocios egresados de laUniversidad Católica de Chile, yalgunos con estudios en la Univer-sidad de Chicago, Chile está dis-frutando de un auge económico no-table. En 1977, el Producto Nacio-nal Bruto (PNB) aumentó en un8,6 por ciento, habiendo sido el se-gundo más alto de América Latina,después de Paraguay, cuyo aumen-to fue del 11,7 por ciento, lo quedebiera indicar, sin dejar lugar adiscusión, quién paga el precio deldesarrollo. En 1978, el PNB snbiónuevamente en 6%. Desde 1974,han ingresado a Chile, por concep-to de inversiones y créditos, cercade mil millones de dólares, prove-nientes de Bancos y de empresasde Estados Unidos, Gran Bretaña,Alemania Occidental, Austria yJapón, destinados al desarrollo delas industrias, la minería, la agri-cultura y el comercio. Todavía en1976, el cobre representaba el 60por ciento de las exportacioneschilenas (antes de 1973 había lle-

gado a representar el 75 por cien-to), pero a mediados de 1978, eseporcentaje se había reducido ya al50 por ciento. Las exportacionesno mineras han aumentado hastallegar casi a la mitad del total ex-portado. La productividad indus-trial está aumentando. La desocu-pación —que llegó al 20 por cientoen los meses depresivos de 1975—ha sido reducida al 14 por ciento(siendo aún más fuerte en el GranSantiago, donde se concentra lamayor parte de la industria delpaís).

Todo esto es agradable y da se-guridad a los sectores medios chi-lenos, que representan aproxima-damente el 30 por ciento de la po-blación. Técnicos, profesionales,hombres de negocios, administra-dores del dinero, todos tienen con-fianza en el futuro; aunque reco-nocen que el costo social ha sidoalto.

Con el fin de equilibrar el pre-supuesto, el Gobierno Pinochetvendió las empresas estatales quedejaban pérdidas, muchas de lascuales habían sido adquiridas pormedio de expropiaciones, "tomas"ilegales, o nacionalizaciones, du-rante la etapa anterior a 1973, enque abundaron estas expropiacio-nes. Los servicios sociales, salud,bienestar y otros, fueron reduci-dos en 1974, quedando fuera grannúmero de trabajadores, incorpo-rados innecesariamente por políti-ca durante la Unidad Popular, enespecial por la difunta CentralÚnica de Trabajadores (CUT) fe-deración laboral chilena antigua,cuyo dirigentes difícilmente en-contraban ocupación.

Sí, el milagro económico de Chi-le —logrado a pesar de la falta deayuda por parte del Gobierno de

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Washington— se halla asociadoclaramente con el capital privado,con una economía del consumidor,con un presupuesto nacional equi-librado y con la responsabilidadfiscal: música de mal sonido paralos oídos de los teóricos de la eco-nomía liberal, y para los estatis-tas.

Dependiendo de las condicionesdel mercado, la economía sirve aho-ra mejor a los sectores medios yaltos que a los intereses de la jus-ticia social. La diversificacióneconómica y la supresión de lasempresas estatales no rentables niesenciales, por dolorosa que hayasido para algunos trabajadores, hadado origen a mayor número deocupaciones.

Como la dependencia de las in-dustrias extractivas hizo poco porexpandir la fuerza de trabajo du-rante muchos años, la política eco-nómica actual se considera comomedicina para sanar los males delpasado.

Muchos de los comprometidos eneste proceso curativo aceptan estamanera de ver la situación, aun-que no todos estén totalmente deacuerdo entre sí. Los académicos,abogados, economistas y otras cla-ses de funcionarios, todos pro-Pi-nochet, pro-golpe de estado y pro-reformas, pertenecientes a lo quepuede llamarse estratos medios,presentan la situación chilena des-de un ángulo corporativista: "Elcuerpo social estaba enfermo y te-nemos que restablecer primero lasalud de los órganos vitales —elcorazón y la cabeza— y luego lasalud fluirá hacia los demás ór-ganos y tejidos", expresó un aca-démico. Aunque la metáfora de laenfermedad puede ser incómoda einapropiada, lo cierto es que los

excesos del pasado —resultado deaplicar solamente soluciones mo-mentáneas a los problemas cróni-cos de Chile— han sido eliminadosen gran parte. Pero, ¿pueden tra-tarse, en Chile nuevo, los proble-mas sociales, que las políticas so-cio-económicas de la democracia li-beral, y la participación directa delEstado, dejaron sin solucionar pormuchos decenios?

Los proponentes del nuevo sis-tema piensan que sí. Mónica Ma-dariaga, la vivaz Ministra de Jus-ticia, 37 años, responde afirmati-vamente. Abogada que realizó susestudios manteniendo su familia almismo tiempo, no es oligarca, nichilena privilegiada. Refleja lasopiniones de los chilenos que con-sideran urgente poner en marchaprogramas sociales eficaces, y quedan por fracasadas las prácticasdel pasado, y que están persuadi-dos de que el Chile nuevo servirámejor las necesidades de mayoría.La Ministra de Justicia, igual quemuchos otros de su generación conantecedentes parecidos, trabajanincansablemente por que así sea.Ella está interesada particular-mente en reformas penales, quehagan de los centros de detenciónjuvenil, lugares de rehabilitacióny de corrección, más bien que decastigo. Quiere aplicar el mismoprincipio a todo el sistema penalchileno. La Ministra Madariagaespera también la creación de unsistema judicial totalmente aisla-do de la política partidista y de laclientela de los partidos, que pormucho tiempo han sido caminosimportantes para ingresar al po-der judicial chileno. Sus opinionesson típicas.

Son precisamente las clases ba-jas las que deben recibir atención

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más directa y abundante, si el Chi-le nuevo ha de ser algo más quevino viejo en envase nuevo. Portanto, se ha buscado supuestamen-te la manera de armonizar la po-lítica de recuperación económica,con la de justicia social. Si estacombinación tiene éxito, la transi-ción del Gobierno por la Junta, ala vida constitucional, podría to-mar la forma de un ajuste socio-político, que proporcionase acep-tación más amplia al nuevo siste-ma. Varios puntos ilustran estaespeculación.

Según declaraciones del Presi-dente Pinochet, el 54 por cientodel gasto actual del Gobierno seinvierte en el sector social. Acep-tando que la definición de "sectorsocial" sea muy amplia e impre-cisa, la cifra resulta verdadera-mente asombrosa. Lo es algo me-nos cuando se tiene en cuenta elmodelo económico empleado porlos líderes desde 1973: menor par-ticipación del Gobierno en la esfe-ra económica, lo que significa me-nos gastos generales del Estado,tanto en pesos como en dólares. Enrealidad, un gasto general menorpor el Gobierno del mismo 54 porciento, acaso no esté lejos de laverdad. Infortunadamente, la opo-sición no ha presentado cifras alcriticar las afirmaciones del Go-bierno. Los opositores dicen queno saben dónde va a parar el di-nero ; mientras que los partidariosde la Junta aseguran que se gastaen escuelas, en los servicios de sa-lud, en pensiones, en viviendas so-ciales, en jardines infantiles y cen-tros abiertos.. . Puede ponerse enduda que el programa del "Empleomínimo" —trabajos hechos pordesocupados, mediante un salariomínimo pagado por el Gobierno,

y destinado al arreglo de las ace-ras de las calles, a la limpieza delas ciudades, al cuidado de los jar-dines públicos, etc.,— sea social oeconómico. Opositores y partida-rios están de acuerdo en que esteprograma no es solución ideal, yen que es necesario hacer algomás; pero ambos grupos discre-pan en cuanto al grado en que elEstado debe participar directa-mente en la solución de muchosproblemas. La fuerte reacción con-tra lo que la participación econó-mica estatal significó para Chileentre 1964 y 1973 posiblementeincline a rechazar violentamentetoda nueva intervención masivadel Estado durante algún tiempo—a menos que se trate de emer-gencias.

Por este motivo, los gastos so-ciales se destinan al desarrollo eco-nómico, dentro de una economíade mercado. La desocupación vadisminuyendo, pero continuará ha-ciéndolo solamente mientras laeconomía se mantenga en expan-sión. Por el momento, se han au-mentado los sueldos de los profe-sores (eliminando así una fuentecrítica de descontento en la clasemedia), y están mejorándose laspensiones de las personas retira-das que han sido víctimas de lainflación por mucho tiempo. Sehabla de aumentar más aún el mí-nimo de los salarios, mientras elprograma del "Empleo Mínimo"continúa expandiéndose. Nuevasinversiones están generando nue-vas ocupaciones. Los proyectos pa-ra construir viviendas en los ba-rrios norte, sur y oeste de Santia-go, que son los populares, conti-núan extendiéndose.

El aumento que se dice han te-nido los gastos sociales, no ha dis-

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minuido la dependencia de las cla-ses bajas respecto de la ayuda gu-bernamental, la que se mantienebajo otras formas. La propuestadescentralización de los serviciossociales, como la administraciónde los programas habitacionales,de la educación y de la seguridadsocial, transforma simplemente ladependencia, aumentándola en elnivel local. Si el crecimiento eco-nómico significa elevado gasto es-tatal en programas sociales, elnuevo orden social, despojado delos adornos estatales del pasadodeberá ir asociado con el "bienes-tar material". Si no lo hace así,Chile tendrá dificultades y su com-binación de economía de mercadoy de autoritarismo, será acusadade no ser más que un nuevo inten-to de mantener a la mayoría de loschilenos en el estado en que se en-cuentra, para beneficiar a unospocos privilegiados.

Algunos observadores creen enEE. UU. que está en marcha latransición hacia el nuevo sistema,debido principalmente a las pre-siones ejercidas por Washington.La cobertura dada por la prensanorteamericana a las acciones dePinochet durante 1978, ilustra es-ta creencia. La mayoría de lasfuentes informativas retrataron alPresidente chileno disfrutando deuna posición fuerte después de laconsulta popular que realizó el 4de enero de 1978, cuando procla-mó que no habría elecciones endiez años; lo retrataron en posi-ción débil los meses de marzo,abril y mayo, cuando declaró quehabría una Constitución nueva elaño 1979 y elecciones en 1985, yanunció modificaciones al estadode sitio, al toque de queda, a laamnistía política y renovó su Ga-

binete; y se le retrató más débilaún en junio, julio y agosto, cuan-do aumentó la presión de EE. UU.para que se extraditara a los acu-sados del asesinato de Orlando Le-telier, y cuando tuvo lugar la se-paración de la Junta del Generaldel Aire Gustavo Leigh Guzmán.Pero después de su discurso del 11de septiembre de 1978, en el cualel Presidente prometió una Cons-titución para 1979 y elecciones pa-ra 1985; y luego de haber hechoel toque de queda menos severo,el estado de sitio menos estricto yla amnistía más efectiva; conLeigh fuera del Gobierno y la pre-sión de EE. UU. ejerciéndose ine-xorablemente por el caso Letelier—cosas todas consideradas hastaahora señales de debilidad—, laprensa proclamó a Pinochet másfuerte que nunca. Esto es desco-nocer hacia dónde sopla el viento;es una manera ansiosa de pensary tiene sabor a ignorancia de loque realmente estaba ocurriendoen Chile.

De hecho, lo que verdaderamen-te ocurrió en Chile el año 1978 fuela esencia misma de la transición.Concesiones tácticas, hechas en elquinto año de Gobierno por laJunta, a los generales y almiran-tes no comprometidos ideológica-mente con los programas del Go-bierno, a los civiles que pedían re-formas, a la jerarquía eclesiásti-ca —y también a la oposición po-lítica—, suavizaron el caminotransicional más de lo que mu-chos habían esperado. Lo mismoha hecho el auge económico: y lomismo puede hacer el rol cumpli-do por los líderes militares.

Debe tenerse presente que losmiembros de la Junta, y sus alia-dos civiles, son hombres decidí-

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dos —para decir lo menos—, yque sus convicciones serán, indu-dablemente, muy importantes enla mecánica de la transición: más,seguramente, que las exigenciashechas por los extranjeros.

Los cuatro miembros de la Jun-ta hablan como uno solo acerca denumerosos problemas críticos pa-ra la transición y para el estable-cimiento de un nuevo orden cons-titucional. A pesar de las diferen-cias entre sus personalidades, sushistoriales y sus perspectivas filo-sóficas e intelectuales, ellos repre-sentan a las Fuerzas Armadas ya la Policía Nacional en forma con-certada. El General Pinochet y elDirector General de Carabineros,César Mendoza Duran, probable-mente sean los que piensan de ma-nera más parecida sobre los pro-blemas. El General Fernando Mat-thei Aubel, de la Fuerza Aéreay el Almirante José Toribio Meri-no, son más mirados en su proce-der, más sofisticados en su apa-riencia exterior y más a tono conlas implicaciones internacionalesde lo que está ocurriendo en Chi-le (algunos dicen más a tono conla opinión de EE. UU. y ds GranBretaña); pero se hallan tan mo-tivados como Pinochet y Mendo-za en su deseo de impedir la repe-tición de la politiquería y "demo-cracia liberal auto-destructiva delpasado".

Todos son unánimes para reco-nocer que la primera prioridad yel mayor éxito desde 1973, ha sidoel logrado en la esfera económica:control de la inflación, reduccióndel gasto gubernamental en em-presas marginales, incremento delas reservas en dólares, reducciónde la deuda externa y eliminacióndel control de precios y de los sub-

sidios, que requerían la supervi-sión por el Gobierno de todas lasfases de la economía. Son tambiénunánimes para manifestar su pre-ocupación por los problemas so-ciales de Chile; admitiendo que elcrecimiento económico reciente seha logrado a expensas de progra-mas sociales financiados anterior-mente por el Gobierno. Pero —pa-rafraseando a los cuatro— el fun-damento de esta política ha sidoque el Estado chileno, sencillamen-te no podía sostener y administrarlos programas sociales y la eco-nomía del país a un mismo tiem-po. Sin embargo, a pesar de queel Estado ha dejado su papel depropietario, financiador, adminis-trador y mediador, tiene todavíaresponsabilidad en el campo so-cial : la nutrición, los alimentos ba-ratos para los escolares, la reduc-ción de la mortalidad infantil, unesquema mejorado de salud nacio-nal, una campaña anti-pobreza ba-sada en la enseñanza vocacional, lavivienda, programas para mejorarlas condiciones de los indigentes,de los ancianos y de los huérfanos;la revisión del Código Penal, de laeducación y del empleo, continúanpreocupando al Gobierno.

Reconocen los componentes de laJunta que los problemas actualesde Chile son muchos todavía, perosubrayan con énfasis especial al-gunas áreas específicas: desocupa-ción e inflación, en primer lugar;después, la "campaña marxista"internacional de calumnias con-tra Chile, la cual, según Pino-chet, ha penetrado hasta el círculode consejeros del Presidente Cár-ter, el Congreso norteamericano yel Departamento de Estado.

Así, pues, los miembros de laJunta ven los problemas de Chile

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como provenientes, unos del inte-rior y otros del exterior. Pinochet,por ejemplo, no vacila en vapuleara la Administración Cárter tantopúblicamente —en su discurso alpaís del 11 de septiembre, porejemplo— como en las conversa-ciones privadas. No tiene reparoen culpar a la AdministraciónCárter, al Senador Edward Ken-nedy, al Departamento de Estadoy al Washington Post cada vez quese le presenta la ocasión. Sus ci-tas frecuentes de Lenin indicanque participa de las teorías relati-vas a la "amenaza roja" interna-cional de los anti-marxistas líneadura, así como de las que sostienenla incapacidad de la democracialiberal para protegerse desde den-tro contra esa amenaza.

Entre los civiles opositores exis-te la preocupación de que lasFuerzas Armadas puedan conti-nuar siendo una fuerza guiadoraen el nuevo sistema político de Chi-le. Hasta los partidarios de un sis-tema nuevo se muestran cautelo-sos ante la posibilidad de eminen-cias grises uniformadas. El pro-yecto constitucional comentadomás adelante, expresa claramenteque los líderes militares tendránmayor participación en los asun-tos nacionales que en el pasado.¿Significará esto que se altera larelación civiles-militares, y que secompromete el profesionalismo delas Fuerzas Armadas? Los miem-bros de la Junta afirman que noven un cambio esencial en las re-laciones generales, pero compar-ten la convicción de que los líderespolíticos civiles están contra ellosen gran mayoría (debido a quehan perdido su ocupación) y seoponen a los programas del Go-bierno Militar. Es posible que no

se equivoquen. Sin embargo, loacuatro hombres del Ejecutivo chi-leno aseguran orgullosamente quela conducción del Gobierno ha sidotraspasada gradualmente a los ci-viles, que la toma de decisiones po-líticas y la instrumentación de losprogramas socio-económicos estándominadas actualmente tambiénpor los civiles. En opinión de laJunta, colectiva e individualmen-te, la transición al Gobierno civilconstitucional completará el pro-ceso.

Los generales y almirantes re-sisten con firmeza cualquier suge-rencia de que la participación enel Gobierno ha politizado a sus ins-tituciones. El Almirante Merinorespondió concisamente a la pre-gunta: "Definitivamente, no". ElGeneral Mendoza observó: "Sola-mente una treintena de militaresdesempeña funciones no profe-sionales". Pinochet afirmó que lasalida de la Junta del GeneralLeigh, en julio del 78, no causó di-sensiones en la Fuerza Aérea (estoa pesar de que debieron renunciartodos los generales de la institu-ción, menos uno, con el fin de darpaso al General Matthei). Elreemplazante de Leigh estuvo deacuerdo con la afirmación de Pi-nochet. Estas respuestas eran deesperar; y las pruebas parecenapoyar las afirmaciones de la Jun-ta, aunque algunos rumores ase-guran que existen disidentes en-tre los generales, los oficiales dela Fuerza Aérea y los oficiales jó-venes de esas dos armas. La Marinay Carabineros de Chile parecen ha-ber sido menos politizados por lasituación que ha reinado en Chilecon posterioridad a 1973. Cual-quiera sea el nivel de disensión, noresultaría fácil para los civiles ca-

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pitalizarlo a su favor: tan marca-das son las líneas que separan locivil de lo militar en el Chile dehoy.

Una fuente importante de losrumores que corren acerca de laexistencia de dudas entre los pro-pios oficiales de Pinochet sobre laefectividad de su Jefe, es el pro-blema de las relaciones entre EE.UU. y Chile. Cuando Washingtoninició los procedimientos de extra-dición para tres oficiales del Ejér-cito de Chile, otros comenzaron apreocuparse por lo que haría elPresidente con esos tres oficiales.Esto, especialmente porque uno deellos, el General Manuel Contre-ras Sepúlveda, antiguo Jefe de laDirección de Inteligencia Nacional(DINA)), que había sido disuel-ta, era amigo personal y confiden-te de Pinochet. El nombramientode Contreras, inmediatamente des-pués del levantamiento de 1973,como Jefe de la Policía Secreta,alienó a muchos especialistas dela Inteligencia del Ejército, porqueel nombrado no estaba calificadoprofesionalmente para el cargo.Aunque algunos años más jovenque Pinochet, Contreras se halla-ba social e intelectualmente muyallegado al hombre fuerte del Ejér-cito. Al ponerse al rojo el caso Le-telier, Contreras fue removido desu cargo y reemplazado por un es-pecialista de la Inteligencia, quese hallaba retirado: el General Od-lanier Mena. La DINA fue trans-formada entonces en la CentralNacional de Información (CNI),pero muchos han dicho que nocambió nada, excepto el nombre.Contreras y los otros dos oficialesimplicados por los investigadoresdel FBI norteamericano fueron co-

locados bajo arresto domiciliariomodificado.

Las preguntas que se hacían losoficiales sobre sus compañeroseran: ¿Qué le ocurre al amigo ycolega del Presidente? ¿Será lavíctima expiatoria? ¿Tendrá queser sacrificado en favor de la cal-ma diplomática? ¿Cuánto sabía Pi-nochet sobre el asunto Letelier?¿Estaba involucrado directamenteContreras? ¿Sacrificaría Pinocheta cualquiera, para salvarse él? Al-gunas respuestas siguen pendien-tes, a pesar de la decisión de noextraditar, tomada por el Juez Is-rael Bórquez en mayo de 1979.

Algunos dicen que nunca ten-drán respuesta, y las implicacio-nes para la solidaridad del cuerpode oficiales, para la solidaridaddentro y entre-servicios, han sidonotorias. Igual que lo fue la con-troversia en torno al GeneralLeigh. Sus opiniones controverti-bles, contradictorias y críticas so-bre las acciones de Pinochet, con-trastaban de manera sorprenden-te con su posición de línea dura en1973 y 1974. Leigh era mirado porlos miembros del cuerpo de co-rresponsales noticiosos de EE.UU. y de Gran Bretaña, como laalternativa liberal de Pinochet.Cinco años antes, Leigh había si-do considerado "falangista" suave.Cuando salió de la Junta, algunosesperaban que se producirían di-ficultades, y su acción provoca to-davía conmoción de interés en laprensa de Santiago. El caso Lete-lier produjo intranquilidad, y lasacudida en la Fuerza Aérea hizoque algunos observadores conside-rasen que la Junta estaba madurapara la reconstitución, saliendo Pi-nochet, para dar paso a Leigh o a

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otro General del Ejército (se men-cionaron con frecuencia los nom-bres de Herman Brady Roche yAgustín Toro Dávila) que tuvieraimagen menos belicosa. Pero loocurrido ha sido muy poco, fuerade las renuncias en la Fuerza Aé-rea mencionadas anteriormente.

Augusto Pinochet ha llegado ahablar en primera persona singu-lar, sobre las realizaciones cumpli-das en los últimos cinco años.Acepta fácilmente la autoridad yse hace responsable de sus actos.Es un anti-marxista convencido,no cabe duda; pero sus opinionessobre la política tradicional chile-na son también hostiles. Si algúncambio ha tenido, ha sido para ha-cer sus convicciones más firmesaún que en 1973; o que en 1975,cuando conversó con él, por prime-ra vez, el autor de estas líneas. Suantipatía hacia los políticos chi-lenos es igualada solamente porla que tiene contra los líderes po-líticos y los formuladores de polí-ticas en EE. UU. —el equivalentechileno de los "agitadores exter-nos". La imagen que proyecta aho-ra Pinochet: determinación, dedi-cación, confianza en sí mismo, re-presenta un mejoramiento notable,comparada a la ceñuda y de man-díbula saliente del hombre fuer-te, que ostentaba en 1973-74; peroes todavía su imagen. Pinochetcontrasta agudamente con el cor-tés Merino, el inalterable Mattheiy el Mendoza de suave hablar.

En su discurso al país, el 11 deseptiembre de 1978, Pinochet apla-zó por algún tiempo la mayor par-te de los problemas, los temores ylas objeciones de los chilenos. Jun-to a concesiones tácticas en cuan-to al estado de sitio, al toque dequeda, a la amnistía y al nombra-

miento del nuevo Gabinete domi-nado por civiles, el Presidente ysus consejeros avanzaban hacia latransición, precisamente en el mo-mento oportuno para detener losefectos internos adversos que so-bre la imagen podían tener la con-troversia Letelier y la salida deLeigh.

El anuncio de la transición de-finitiva ligaba a las Fuerzas Ar-madas con sus aliados civiles deuna manera nueva, que hacía decualquier intento de golpe o pre-sión sobre Pinochet, desde dentrode la Junta o de las Fuerzas Ar-madas, algo que debía considerar-se contrario a la transición, al cre-cimiento económico, a los mayoresgastos en la esfera social, al au-mento de la participación civil ya la estabilidad general. Por ha-ber promovido estas cosas, el Ge-neral Pinochet ha llegado a serel campeón de ellas. La elección delos momentos para promoverlas hasido acertada y sus resultadosmagníficos. Muchos atribuyen elmérito de la planificación y eje-cución de esta estrategia a Jai-me Guzmán Errázuriz, cuyo papelen el Gobierno es uno de los másimportantes. Guzmán es un inte-lectual anti-marxista, que se dioa conocer con sus enfrentamientoscontra la Unidad Popular en losmedios de comunicación durantela Presidencia de Salvador Allen-de. La experiencia que ha adqui-rido trabajando con el movimien-to laboral chileno, y sus ideas cor-porativas, hacen de él un hombreclave del régimen. Hasta ahora,su estrategia ha funcionado de ma-nera brillante.

Así, pues, el proceso de transi-ción ha comenzado. De acuerdo alas declaraciones del 11 de sep-

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tiembre, el proyecto de Constitu-ción debe ser presentado al Conse-jo de Estado para su estudio; des-pués debe ir ante la Junta mismapara el estudio final y las enmien-das pertinentes; y finalmente de-be ser aprobado por el pueblo chi-leno. (1) Una vez aprobada la Cons-titución, se fijará la fecha para supromulgación, con las leyes orgá-nicas decretadas por la Junta pa-ra su aplicación. Una vez puestaen vigencia la Constitución, comen-zará la transición formal, habién-dose establecido un plazo de seisaños para completar el proceso. Seelegirá un Congreso para este pe-ríodo de seis años. Las eleccionesnormales no están previstas antesde 1985.

Aunque es indudable que esteproceso sufrirá alteraciones, laconfiguración de lo que será laConstitución de Chile es firme. Elborrador define claramente al paíscomo "anti-totalitario", opuesto a"la lucha de clases" y en el cualestará prohibida toda doctrina quepropugne políticas divisionistas.Tanto el derecho a la ciudadaníacomo el de ocupar cargos en laeducación, en las organizacioneslaborales, en los medios de comu-nicación y en el Gobierno, puedeser negado a causa de infraccio-nes a estos principios. Esto es unintento de legislar sobre creenciaspolíticas.

El proyecto de Constitución pro-pone la elección directa del Jefedel Poder Ejecutivo, con el fin deque ningún legislador reciba ma-

(1) El 11 de septiembre del presenteaño se realizará un plebiscito, por el cualla ciudadanía deberá pronunciarse sobrela nueva Constitución.

yor número total de votos que elPresidente; y de hacer que el Jefedel Ejecutivo represente una de-cisión popular nacional. El Presi-dente servirá el cargo duranteocho años, sin reelección posible.La Cámara de Diputados y dos ter-cios del Senado serán elegidos di-rectamente; el otro tercio del Se-nado será designado. La Corte Su-prema chilena continuará siendopoco más que una alta Corte deApelaciones; pero tres de susmiembros, más dos abogados se-leccionados por sus miembros yuno nombrado por el Presidentedel país, formarán el TribunalConstitucional, equivalente a laCorte Suprema de EE. UU., elcual estará encargado de interpre-tar la legalidad constitucional.

El foco del poder en el nuevosistema de Chile es posible quese encuentre en el propuestoConsejo de Seguridad Nacional(CSN). Este cuerpo estará for-mado por el Presidente de Chile,por los Comandantes en Jefe delEjército, de la Marina, de la Fuer-za Aérea y de Carabineros; por elpresidente de la Junta de Jefes deEstado Mayor, por los Presidentesdel Senado, de la Cámara de Dipu-tados, de la Corte Suprema y delBanco Central, así como por losMinistros del Interior, de Defensay de Relaciones Exteriores.

El CSN asesorará al Presidenteacerca de toda materia referentea la seguridad interior y exterior.Tendrá poder para aprobar los es-quemas de planificación nacionaly gozará de libertad para emitiropiniones públicamente. Para ha-cerle a CSN más fácil el cumpli-miento de su importante rol, seestableció, hace cuatro años, laAcademia Superior de Seguridad

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Nacional, instituto de élite, dondepersonalidades militares y civilesseleccionadas, estudian todos losaspectos de la Seguridad Nacional,los que abarcan desde la políticaexterior hasta la educación; desdeel orden público hasta las técnicasde alto mando; desde la adminis-tración pública hasta la teoría le-gal. Esta Academia ha graduadoya 200 estudiantes, que forman uncuadro de oficiales, de profesiona-les y de técnicos, preocupados portodos los aspectos de los problemaspolíticos, económicos y sociales yde su relación con la SeguridadNacional. Como la Seguridad Na-cional ha sido definida formal-mente abarcando todas las facetasde la vida nacional, es decir, laeconomía y los problemas socialesy políticos, el CSN tiene en el pa-pel, poderes realmente enormes. Elnuevo "tanque pensante" de la Se-guridad Nacional está destinadoa proporcionar la teoría que sirvede base a estos poderes. De estemodo se establece firmemente unsistema de Gobierno autoritario,legitimado por la participación po-pular en la selección de aquellosque ejercen el poder: esto es loque entienden Pinochet y otros,cuando hablan de "democracia au-toritaria". Libera a la economíade controles estrictos, limita laparticipación política, restableceel principio de autoridad e insti-tucionaliza la dependencia socialrespecto del Estado.

Antes de terminar, falta echarotra mirada a los problemas prin-cipales que enfrenta la transiciónchilena a fines de 1978 y a princi-pios de 1979: el caso Letelier, de-sacuerdos fronterizos y el conflic-to potencial intra-militar. Las mo-vidas de Pinochet en 1978, al coin-

cidir con el saludable estado de laeconomía, estuvieron programadasclaramente para crear los eslabo-nes que unan la transición con laestabilidad; así como para amorti-guar las voces disidentes que sur-gen a causa de los problemas.

Debe hacerse notar que la tran-sición sirve, además, para tranqui-lizar a los hombres de uniforme(en Chile hay actualmente másuniformados que nunca en el pa-sado y las fuerzas auxiliares fe-meninas en todos los servicios au-mentan el número) que sientenpreocupación por las represaliasciviles en el evento de un cambiobrusco de Gobierno. La represión,la tortura y las "ejecuciones" du-rante el período que siguió inme-diatamente al golpe no se han olvi-dado. Desterrados, desaparecidosy los que fueron víctimas de tor-turas continúan dando testimoniooral y mudo de los abusos cometi-dos por la DINA en las purgas quellevó a cabo. Un nuevo sistemacon la autoridad concentrada enla rama ejecutiva, la actividad po-lítica restringida, el poder de ve-to por las Fuerzas Armadas, ejer-cido a través del CSN y un regre-so por etapas al Gobierno normal,son medidas todas que dan seguri-dad a los militares de que los ci-viles, especialmente los políticosdesposeídos, no tomarán vengan-za. Esto disminuye la potencial di-sensión intra-militar.

Existen pruebas de que muchosmilitares no son devotos firmes dela democracia liberal; para ellos,Gobierno civil y democracia no sonsinónimos en modo alguno. Poraños han hablado amargamente,en público y en privado, de quelos valores de la democracia soninaplicables en un país como Chi-

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le. Esta afirmación, como excusaflagrante para el autoritarismo, esun punto de vista chileno que noparece de sustancia. Ni la Mari-na ni la Fuerza Aérea se encuen-tran actualmente en posición dequerer desafiar en busca del po-der. Ambas están dedicadas a lamodernización con orden; a laconducción de los asuntos internosdentro de un sistema estructurado.

El caso Letelier está ligado, na-turalmente, a las relaciones intra-Fuerzas Armadas. Todo lo que ha-ga el Gobierno relacionado con es-te caso afectará a lo que piensanlos militares, así como también alas relaciones de la Junta con EE.UU. Según Washington, el Trata-do de extradición firmado conChile en 1902, establece que debenformularse acusaciones que pue-dan probarse para que cualquierade las dos partes devuelva a al-guien para ser procesado; las ase-veraciones no son suficientes. Es-te era un punto contencioso paralos alegatos ante la Corte Supre-ma de Chile. Los artículos 5 y 6del Tratado eran también debati-bles. El primero establece que:"Ninguna de las partes contratan-tes estará obligada a entregar suspropios ciudadanos...", bajo lasestipulaciones del Tratado. El ar-tículo 6 excluye la aplicación delTratado a los "crímenes políticos"y concede al Gobierno chileno, eneste caso, la autoridad para deci-dir si el crimen es político o no. SiChile hubiese invocado cualquierade estas dos estipulaciones, no ha-bía podido tomarse su acción comoprueba de un tribunal influido porrazones extralegales. El Tratadoes muy claro en estos puntos, y elGeneral Contreras puede terminarsiendo procesado en Chile. Legalis-

tas como son, los chilenos puedendecidir juzgar sus propios casos.

Si fallaban estos argumentos, ladefensa de Contreras podía alegar(y lo hizo) contra la súplica denegociación hecha por MichaelTownley, el ciudadano norteame-ricano implicado en este affaire.No existe estipulación que autori-ce la súplica de negociación, queel sistema legal chileno llama "Ne-gociabilidad de culpa". Esta cir-cunstancia obviamente afectó ad-versamente el caso de EE. UU.contra Contreras, como lo hicierontambién los alegatos sobre irregu-laridades en el otorgamiento devisas a los otros dos oficiales chi-lenos involucrados en el asunto.

En resumen, los tecnicismos le-gales procedentes del Tratado deExtradición chileno-norteamerica-no de 1902, y de las filosofías con-flictivas de las leyes, harían im-posible la extradición del GeneralContreras y de los dos oficialescompañeros suyos.

Esta eventualidad no ha desa-gradado a todos los chilenos; perola acción que podrían emprenderlos tribunales chilenos contra losinvolucrados (si fueran procesa-dos en Chile), indudablemente de-sagradaría a algunos. Sin embar-go, debe hacerse notar que nume-rosos oficiales se han mostradoseveramente críticos para con lasoperaciones de la DINA y paracon la celosa ejecución de sus de-beres por el General Contreras. Apesar de todo, debido a los tecni-cismos legales, la hábil defensapreparada por el abogado SergioMiranda Carrington (fervienteanti-marxista y partidario del Go-bierno de los militares), y debidotambién al fracaso del personal deEE. UU. para evaluar correcta-

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mente toda la situación político-di-plomática de los derechos humanos,el Gobierno chileno sería capaz deaguantar y superar la tormenta.

Relacionados, tanto con el casoLetelier (debido a las tensas rela-ciones entre Chile y EE. UU.) co-mo a la necesidad de mantener elapoyo militar (a causa de la ame-naza a la soberanía chilena), seencuentran los problemas fronte-rizos con los vecinos de Chile. Pe-rú y Bolivia tienen reclamaciones(aunque muy tenues ahora) sobreporciones del norte de Chile, quele fueron tomadas durante la Gue-rra del Pacífico (1879-1884). Elcentenario del comienzo de aque-lla guerra ha sido citado por am-bos países como la fecha clave pa-ra resolver sus reclamos. Ni Perú,que perdió sus ricas tierras de co-bre y nitrato; ni Bolivia, que per-dió su costa en el Pacífico, hanolvidado sus pérdidas; y los inten-tos chilenos para solucionar amis-tosamente el confinamiento me-diterráneo de Bolivia, establecien-do un corredor hasta el mar entreChile y Perú, no han tenido éxito.La incapacidad de Perú y Boliviapara arreglar sus propios asuntosinternos, hace imposible que pue-dan organizar y sostener un con-flicto prolongado, pero las heri-das enconadas supuran, y los sa-bles hacen ruido.

Actualmente hay tres zonas deconflicto con Argentina: dos a lolargo de la frontera de los Andesy la tercera se refiere a la posesiónde tres islitas al sur de Tierra delFuego. El arbitraje internacionaldecidió que esas tres islas: Pic-ton, Lennox y Nueva pertenecíana Chile, haciendo así frontera in-ternacional el estrecho del CanalBeagle, que separa estas islas de

la parte argentina de Tierra delFuego. El arbitraje internacionaldefine el Canal Beagle como situa-do al norte y al este de donde afir-man los argentinos que se encuen-t ra ; fija un límite sur para el te-rritorio argentino, e inserta a Chi-le más adentro en el Atlántico;bloquea el acceso de Argentina ala Antartica, suscita interrogantesacerca del límite de las 200 millasen el mar territorial, y crea difi-cultades para las actividades dela exploración petrolera en el bor-de continental. Por estas razones,Argentina declaró, unilateralmen-te, nulo el arbitraje. Se ha oídomás ruido de sables en Buenos Ai-res que en Lima o en La Paz, ySantiago no ha respondido congestos hostiles.

Civiles y militares por igual, ob-servan tensamente para ver quéhará el Gobierno de Pinochet. Por-que defender el honor nacional pue-de significar una guerra costosa.Los partidarios del Gobierno estánconvencidos de que, si no fuesepor la hostilidad de la Adminis-tración Carter hacia Chile, existi-ría equilibrio de poder en el conosur del Continente. Por tanto, con-sideran gran parte de la políti-ca de EE. UU. hacia Chile, unapolítica desestabilizadora. La opo-sición no-marxista hace responsa-ble al Gobierno actual, por sumisma existencia, de toda estaconfusión; pero podría sentirseduramente presionada, si rehusarasu apoyo en caso de guerra. Elanuncio de que el Vaticano conti-nuaría arbitrando la disputa, pro-porcionó una tregua temporal, acomienzos de 1979.

Así pues, la transición de Chi-le de lo antiguo a lo nuevo, se en-cuentra firmemente en marcha. La

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Junta y sus partidarios desean po-ner fin al sistema democráticoanterior a 1973, porque ven enaquel sistema más debilidades quefuerzas; más peligros para la esta-bilidad que salvaguardias contra elextremismo. La amenaza marxis-ta que significó la administraciónde Allende (que fue un ejercicioen transición ella misma) se miracomo el resultado de las debilida-des internas de la propia demo-cracia.

Piensan que la democracia de ti-po tradicional debiera reemplazar-se por una democracia autoritaria.Pero hasta ahora dentro del cuer-po militar y del grupo civil quetrabaja con el Gobierno, se ha pro-ducido —e indudablemente se pro-ducirán— discusiones y debatescontinuos acerca del proceso detransición, así como del resultadofinal: el nuevo marco institucionalque debe tomar cuerpo en la nuevaConstitución que se dará al país.Estas discusiones y debates en nin-guna otra parte son tan vivos co-mo en la prensa.

Existe en Chile más control chi-leno sobre su política y sus even-tos, de lo que parece a primera vis-ta ; y hav menos resultados induci-dos por Washington, de los que es-tán dispuestos a admitir los nor-teamericanos. A pesar de las afir-maciones y de los casos probados deintromisión, a pesar de las presio-nes de los sectores gubernamenta-les y privados de USA. y a pesarde la intervención de la CÍA, delas grandes compañías del cobre yde la ITT, por ejemplo, los res-ponsables principales de lo que haocurrido en su país los últimosaños, han sido los chilenos. Creerotra cosa, es ignorar los hechos y

exagerar burdamente la influenciade EE. UU. en un país extranje-ro, precisamente en los momentoshistóricos en que dicha influenciaha estado reduciéndose en elmundo.

Tanto dentro como fuera delcírculo gobernante de Chile, exis-te el reconocimiento de que la tran-sición debe proseguir; de que elcrecimiento económico debe gene-rar desarrollo social, si se quiereque haya fortaleza en todo el nue-vo sistema político. Los atractivosdel corporativismo y las estructu-ras gremialistas, forman la mallade la organización económica, so-cial y política que, con la "regene-ración" cultural, hacen atractivala transición; y de hecho, el Go-bierno está auspiciando una espe-cie de re-evaluación de la Historiade Chile y de su desarrollo cultu-ral por los escritores. Trabajos re-cientes dan testimonio de esto, es-pecialmente bajo la dirección del"Asesor Consejero para AsuntosCulturales" y Director de la Bi-blioteca Nacional, Enrique Cam-pos Menéndez.

La consulta popular del 4 de ene-ro de 1978, el aflojamiento del es-tado de sitio y del toque de que-da, la amnistía, el alejamiento delGeneral Leigh, la política oficialen el caso Letelier, el manejo delas relaciones con los países limí-trofes y con EE. UU., junto conlos anuncios hechos el 11 de sep-tiembre sobre reformas económi-cas, sociales y políticas, forman unconjunto de acciones vinculadastodas con la política de transición.El proceso es complejo, indudable-mente; pero la dedicación a reali-zarlo también es firme.

BANCO CENTRAL DE CHILES A N T I A G O

COMPORTAMIENTO DEL COMERCIO EXTERIOR EN EL PRIMER SEMESTRE DE 1980

Comportamiento Global

En los seis primeros meses del presente año, el comercio exterior global(embarques de exportación más importaciones registradas) alcanzó un monto deUS$ 5.029,2 millones, lo que significó un incremento de 47,5% en relación a igualperíodo de 1979, en el que totalizó US$ 3.410,6 millones. Incluyendo las operacionesdesde zonas francas, se obtiene un monto de US$ 5.176,9 millones para el primersemestre del presente año, en comparación a igual período del año anterior, en quesumaron US$ 3.541,2 millones.

Al considerar las cifras acumuladas en el período de los últimos 12 meses,que terminan en junio del presente año, el comercio exterior global alcanzó la cifrarecord de US$ 9.599,7 millones, monto superior en un 51,6% al alcanzado en elperíodo de los 12 meses inmediatamente anteriores, en que totalizó un monto deUS$ 6.332,8 millones. Mientras los embarques de exportación se incrementaron en un58,1%, las importaciones registradas lo hicieron en un 46,1%, motivo por el cual semantiene la tendencia observada desde mediados de 1979 hacia un mayor equilibrioen el intercambio comercial.

El significativo crecimiento del comercio exterior en los últimos años reflejalos efectos producidos por la estrategia de apertura al exterior iniciada en 1974, quea! estimular la reasignación de los factores productivos de acuerdo a las ventajascomparativas del país, favorece un mayor intercambio comercial con los demás países.

Los embarques de exportación totalizaron US$ 2.509,1 millones en el primersemestre de 1980, cifra que supera en 50,7% a los embarques realizados durante elprimer semestre de 1979, los que alcanzaron la suma de US$ 1.665,4 millones. Elaumento de los embarques de exportación fue generalizado, abarcando tanto losrubros tradicionales, que crecieron a una tasa de 50,9%, como los no tradicionales,que se incrementaron en 50,1%, a! totalizar US$ 812,3 millones en el primer semestrede 1980.

El elevado crecimiento de las exportaciones durante el primer semestre delpresente año es el resultado, tanto de aumentos de precios, como de volúmenes físicosembarcados a los mercados externos.

Es así como los embarques de cobre, mineral de molibdeno, hierro peletizadoy a granel, salitre, celulosa, harina de pescado, frutas frescas, maderas, baritina yotros, además de haber experimentado importantes incrementos en la cantidad, tambiénexperimentaron aumentos en los precios, que fluctúan en torno al 20% y aun supe-riores, como en el caso del cobre y del molibdeno.

En cuanto al total de importaciones registradas(1), éstas ascendieron aUS$ 2.520,1 millones en el primer semestre de 1980, lo que significó un crecimiento de44,4% respecto del primer semestre de 1979.

(1) Incluyen los registros de importación emitidos por el Banco Central de Chile y laComisión Chilena del Cobre y las Planillas de Venta de Cambios para importaciónemitidas por las entidades autorizadas.

Entre los factores más relevantes que explican el aumento de las importa-ciones registradas, además del proceso de apertura al exterior de los mercados internos,lo que estimula un mayor nivel de intercambio comercial, cabe mencionar la continuaexpansión de la economía nacional, que se refleja en las altas tasas de crecimientodel producto geográfico; la violenta alza en los precios del petróleo; las mayoresimportaciones de bienes de capital; la formación de stock de productos importados;y por último, debe mencionarse el efecto de la inflación mundial, que se tradujo enuna elevación general de los precios de las importaciones.

El crecimiento de la economía, que se refleja en un mayor ingreso real delas personas, ha permitido, entre otras cosas, que amplias capas de la poblacióntengan en la actualidad acceso a bienes considerados tradicionalmente como suntua-rios. Además, ha contribuido al incremento de las importaciones, la disminución en elprecio relativo de los bienes importados, debido a la política de desgravación arance-laria, que culminó a mediados de 1979 con una tasa uniforme de 10% ad-valorem,con la sola excepción de algunos rubros del sector automotriz, que alcanzarán dichatasa en 1986.

Por otra parte, los países con los que Chile tiene un mayor intercambiocomercial son Estados Unidos de América, Japón, Brasil y la República Federal deAlemania. El comercio global con estos cuatro países representó el 45,0% del valortotal en el primer semestre del año actual y el 47,3% en igual período de 1979, valedecir, se está reduciendo la participación de estos cuatro países en el comercio totaldel país.

INTERCAMBIO COMERCIAL CON LOS PRINCIPALES PAISES—en millones de US$—

Estados UnidosJapónBrasilRep. Fed. de Alemania

SUB TOTAL

OTROS PAÍSES

TOTAL:

Enero-Junio1 9 7 8

504,8242,6212,6261,2

1.221,2

1.236,7

2.487,9

Enero-Junio1 9 7 9

590,9320,2313,4384,7

1.614,2

1.796,4

3.410,6

Enero-Junio1 9 8 0

924,2503,5426,7408,0

2.262,4

2.766,8

5.029,2

VariaciónPorcentual

Ene-Junio 80/79

56,4%57,2%34,0%

6,1%

40,2%

54,0%

47,5%

% c/r. TotalEne-Junio 1980

18,4%10,0%8,5%8,1%

45,0%

55,0%

100,0%

El intercambio comercial con Japón, Brasil y la República Federal de Ale-mania resultó favorable a Chile en el primer semestre de .1980, mientras que conEstados Unidos de América ocurrió lo contrario, ya que las importaciones registradasprocedentes en ese país superaron a los embarques de exportación destinados almercado norteamericano.

En conclusión, el comportamiento del comercio exterior durante el primersemestre del presente año, puede considerarse como altamente satisfactorio, mante-niéndose las altas tasas de crecimiento de los embarques e importaciones registradas,destacando el hecho de que el ritmo de crecimiento de los embarques de exportaciónfue superior al de las importaciones registradas.

ADEL EDGARDO VILASGeneral de Brigada

ex Comandante de la Quinta Brigada de Infante-ría con asiento en Tucumán, Comandante e inicia-dor del Operativo Independencia en esa provincia,Segundo Comandante del V Cuerpo de Ejércitocon asiento en Bahía Blanca, y autor de numerosostrabajos publicados en diarios y revistas de alcan-

ce nacional.

REFLEXIONES SOBRE LA SUBVERSIONCULTURAL

Por el General de BrigadaADEL EDGARDO VILAS

III PARTE

La Tentación del Eurocomunismo.

C ABE agregar que la estra-tegia de la revolución cul-tural, sucintamente anali-

zada en estas páginas, resultó per-feccionada en los últimos años conla aparición de una política neo-marxista que pronto, cual verda-dero Caballo de Troya introducidoen las naciones occidentales, pren-dió y se expandió a lo ancho y lar-go del Viejo Continente. Para loseurocomunistas, los objetivos re-

volucionarios ya no pueden conse-guirse por la vía revolucionariatradicional —tanto menos cuantomás industrializados sean los paí-ses— de donde se plantean ellosla prioridad de conquistar la so-ciedad civil para lograr, posterior-mente, la caída del aparato esta-tal. Así, sin pedirle permiso a lospopes del comunismo, abandonanla tesis de la dictadura del prole-tariado y de la socialización de losmedios de producción, sustituyen-do ambos dogmas por una hege-

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monía cultural que ya poseen—pornografía, pansexualismo, leysobre el aborto, etc.— y que pre-para el terreno para la disoluciónde la sociedad. De tal mane-ra, se transforma la antiguadialéctica proletariado - burgue-sía en la nueva dialéctica tra-dición —modernidad, o, comodiría Mao, cultura reaccionaria—cultura revolucionaria. El ejemplomás acabado es Italia, donde elmarxismo se alia con la burguesíaintelectual y el progresismo cris-tiano, controlando la mayor partede los medios de comunicación, lasescuelas, las universidades y laseditoriales, y construye, sobre ta-maña estructura, un verdaderoestado cultural inserto y opuestoal permisivo estado político libe-ral.

Pero como la burguesía partido-crática no escucha demasiados dis-paros, ni sufre vejaciones inso-portables, como cree en lo que ri-ma con su conciencia y estima ne-cesario allanarse al "sentido de lahistoria", el eurocomunismo quele promete un socialismo sin cam-pos de concentración es una ten-tación agradable. Los resultadosvendrán a posteriori, y entoncesya no habrá tiempo de reaccionar;ni en Italia, ni en ningún lado, in-cluyendo Hispanoamérica, en don-de las metamorfosis del o los par-tidos comunistas está en vías deconvertirlos en americomunistas.

Canales de Penetración yTácticas.

a) Los becarios.

En la guerra cultural se hacenecesario destacar la trascenden-

cia de los muchos becarios querealizaron y aún realizan parcialo totalmente sus carreras en losgrandes centros de enseñanza su-perior marxista: la UniversidadPatrice Lumumba, de Moscú, o laCasa de las Américas, de Cuba.Perfectamente entrenados, encua-drados y organizados en trenzasdocente-intelectuales, estas van-guardias de la revolución volvíany vuelven al país a encabezar lainfiltración en las casas de altosestudios argentinas. Más adelan-te las cabeceras de puente del mar-xismo, instaladas en las facultadesfrancesas, italianas, etc., permitenque a través de este proceso losbecarios se multipliquen en canti-dad y calidad. Regresados con elprestigio académico de un títuloextranjero, los intelectuales obtie-nen inmediatamente un sitial deprivilegio en nuestros estamentosdocentes, científicos y profesiona-les. La psicopolítica actúa, pues,impunemente, a la sombra de losmitos pseudocientíficos y pseudo-académicos generados por las usi-nas internacionales y apoyados porbienpensantes e idiotas útiles.

b) El espíritu de la reforma.

La reforma universitaria, pró-logo, hoy anecdótico, de la guerracultural, se inició en 1918 comoeco de la revolución leninista ru-sa. Su espíritu, antinacional y cla-sista, persiste aún en la actuali-dad, conformando las estructurasmentales de cientos de miles dealumnos. La reforma sentó las ba-ses de la crisis que otros, confor-me pasó el tiempo, agravaron has-ta los extremos padecidos en losaños 73-74, cuando las facultadesde todo el país fueron asaltadas y

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asoladas a vista y paciencia de losargentinos por las bandas asesi-nas del marxismo.

La autonomía hizo de los claus-tros islas extraterritoriales, valedecir, estados dentro del Estado.El gobierno tripartito legalizó elpoder de los soviets, o sea, la dic-tadura político-científica de lascapillas docente-estudiantiles es-tablecidas en nombre de la "liber-tad académica", defendida con lasarmas en la mano. Pero eso no fuetodo, porque la periodicidad de lacátedra impulsó el más desembo-zado adoctrinamiento, la digita-ción de los titulares adictos a lareforma y la revolución y la pues-ta fuera de combate de los profe-sores con vocación y pensamientonacionales.

c) Los medios de destrucciónmasiva.

No se agotan en absoluto losámbitos del accionar psicopolíticocon la universidad o la enseñanzaprimaria y media. La guerra cul-tural se despliega en otras grandesfuentes que conforman el sistemade deformación integral del hom-bre, y que podemos describirlosdel siguiente modo: 1) destruc-ción de valores y penetración ideo-lógica en los niveles conscientes ysubconscientes mediantes técnicasde lavado de cerebro general; 2)infiltración y copamiento de lascúpulas dirigentes, de los gruposde presión y factores de poder:partidos políticos, cámaras empre-sarias, iglesias, centros culturales,sindicatos, etc.; 3) terrorismo or-ganizado con objetivos psico-polí-ticos tendiente a atemorizar a la

víctima para luego paralizar yanular la voluntad individual y co-lectiva de reacción; 4) propagan-da subversiva directa a cargo delas organizaciones guerrilleras ysus bandas armadas; 5) corrup-ción y disolución de la familia yde su escala de valores mediantela exacerbación de la pornografíavisual e intelectual, la introduc-ción del psicoanálisis como méto-do de lavado de cerebro y degra-ción de la conducta; todo avaladoy difundido por radios, diarios,revistas, cines, teatros, etc.

Conclusión.

La guerra cultural contra laArgentina se inició a fines de ladécada del 50, cuando se decidióentregar las universidades al mar-xismo. Después de un augeque se extendió hasta 1966, laofensiva pareció amainar paraincentivarse en 1971 y hacereclosión el 25 de mayo de 1973.Lo que explotó ese día en las uni-versidades y en el país todo, nosurgió espontáneamente. Fue lacoronación de un trabajo apañadopor la traición de la democracia ysus adláteres, aunque también porla ceguera y corrupción, que ca-nalizaron las formaciones especia-les y sus colaterales.

Habrá que ver ahora en qué me-dida hemos aprendido historia yen qué medida somos conscientesde la naturaleza de la guerra quese nos ha impuesto. Porque seríatrágico ganar la batalla contra laguerrilla armada, mientras perde-mos por descuido o desidia la gue-rra contra la subversión cultural.

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LA GUERRA CULTURAL QUEENFRENTA LA ARGENTINA

Es el nombre figurado de laguerra cultural, porque se aplicópor primera vez y con máximo éxi-to en China Continental. Es laestrategia de la guerra cultural.Consiste en transferir culturamarxista a la juventud, especial-mente universitaria, por cuanto enesta forma, una vez convertida és-ta en élite de un país, el mismocaería de por sí en forma espontá-nea en la órbita soviética por iden-tidad cultural, lo que fue impedi-do por MAO por cuanto todos loscentros de decisión y factoresde poder manifestarían ideologíaidéntica, es decir, marxista. Enotros términos, se trata de cultu-ralizar en el marxismo a la ju-ventud para formarle estructurasmentales y pautas de conducta en-treguistas.

Por otra parte, los egresados dela enseñanza superior culturaliza-rán, a su turno, como docentes deenseñanza media y primaria, a lasgeneraciones ulteriores.

Las universidades son tomadasasí como áreas de operaciones, cu-yo copamiento asegura cabezas depuente y bases de ulteriores ope-raciones en el país agredido, situa-das detrás de las líneas clásicas dedefensa. Si pensamos que tenemospoco menos de 30 universidadesnacionales y otras aproximada-mente 30 instituciones de enseñan-za superior, es de imaginar por quéproliferaron las mismas y hastaqué punto estamos infiltrados.

Las nuevas universidades secrearon como hongos después dela lluvia para cubrir todo el terri-torio nacional y, sobre todo, por-que no habiendo docentes forma-

dos para tantas cátedras, iban aser confiadas las mismas a docen-tes recién egresados, sin madurezni experiencia y, desde luego, porello contaminados ideológicamen-te gracias al intenso trabajo deadoctrinamiento llevado a cabo enlos años que van desde el ataquea la universidad argentina en elperíodo iniciado en 1959-60.

Táctica.

La "línea cultural" fue aplicadaen la Argentina a través de dosvertientes. Una es la de los beca-rios en el extranjero y, en gene-ral, los que fueron a perfeccionar-se fuera del país. Al principio, losque aquí nos interesan, iban direc-tamente a la Universidad PatricioLumumba de Moscú o a La Haba-na, pero éstos venían identifica-dos y luego resultaba difícil su ubi-cación. Es por ello que se estable-cieron cabezas de puente marxis-tas en algunos centros universita-rios famosos de países que, comoFrancia o los EE. UU., manifies-tan una cultura a la que nosotrossomos muy permeables y recepti-vos y se convierten en centros de"lavado de cerebro" de los jóvenesbecarios o estudiosos argentinosen los mismos, los que son someti-dos a una intensa reculturalizaciónque constituye, en definitiva, di-cho lavado. Vuelven con estructu-ras mentales y normas de conduc-ta propias de la cultura marxistay se convierten en centros de laguerra cultural de su propio país.Como el que estudió en el extran-jero es considerado mejor, suelelograr rápidamente cargos docen-tes en las universidades, en cuyoseno su proporción es incompara-blemente más grande que su im-portancia numérica absoluta.

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La otra vertiente táctica de lainfiltración subversiva la ofrecela "cultura de la Reforma Univer-sitaria" que tiene estructurada lamente de los universitarios argenti-nos. Autonomía universitaria, porejemplo, en la práctica significaconvertir las casas de estudio enverdaderas islas extraterritorialesdonde no podía penetrar nadiemás (que el enemigo del ser na-cional) y en cuyo ámbito las leyes,inclusive las penales, no tendránvigencia, gozándose de total im-punidad en este sentido. Impuni-dad asegurada también por la es-tructura de la justicia, cuyos ex-ponentes, abogados, habían sidoformados, precisamente, en sumentalidad en la cultura de laReforma Universitaria. Por otraparte, la libertad de cátedra fueutilizada para adoctrinamiento in-tensivo, mientras la politización,el electoralismo, la agitación per-manente, para limitarnos a estaslacras, convirtieron la universi-dad en la base de ataques contrala sociedad que, anacrónicamente,la sostenía materialmente.

Es así que la Reforma Universi-taria se constituyó, lisa y llana-mente, en "antesala del marxis-mo", en terreno ideal de infiltra-ción, como lo es todavía. Todoataque al marxismo era considera-do como ataque a ese gran mitosuicida que es la Reforma Univer-sitaria en tiempos de guerra cul-tural, por las terribles ventajasgratuitas que le brinda el enemigoy los flancos vulnerables que des-cubre.

Frente de ataque.

La formación del individuo y lainfluencia sobre su personalidad

no se llevan a cabo sólo a travésde la universidad o la escuela engeneral, razón por la cual la gue-rra cultural opera en otros frentestambién. Podrían puntualizarse co-mo sigue:

—Infiltración ideológica en losgrupos de presión y de poder, co-mo en el caso de los sindicatosobreros y patronales, partidos, laiglesia o las propias FF. AA.

—Terrorismo, con el cual sepersigue atemorizar y, consecuen-temente, paralizar la voluntad in-dividual, colectiva y de las élitesde reacción.

—Subversión, integrada por unaorganización político - administra-tiva y bandas armadas de delin-cuentes subversivos.

—Disolución de la familia a tra-vés de, por ejemplo, la pornogra-fía y la exacerbación de los con-flictos generacionales.

Apoyo logístico.

—Abastecimiento con armas,dinero, material de propaganda,etc., del exterior a través de cen-trales mundiales especializadas.

—Apoyo a través de institucio-nes internacionales de una pren-sa mundial adicta y de nuestrospropios renegados exiliados.

—Representaciones extranjerasy de todo tipo de organismos ins-talados en nuestro país y que go-zan de ciertas inmunidades.

Conclusión.

La guerra cultural contra la Ar-gentina se inició aproximadamen-te en la década del 50, cuando seentregó la Universidad Argentinaal marxismo. Después de un augeque duró hasta 1966, amainó, para

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afirmarse definitivamente graciasa la posición de izquierda de al-gunos teóricos. Porque lo que hizoeclosión el 25 de mayo de 1973 enlas universidades y los que empa-pelaron la Plaza de Mayo el mis-mo día no surgieron por genera-ción espontánea. Fue un trabajopropio de la guerra cultural de 15años, canalizado irresponsable-mente a través de las "Formacio-nes especiales".

Habrá que ver en qué medidahabremos aprendido algo de la his-toria ; en qué medida estamos cons-cientes de la naturaleza de la gue-rra que se nos ha impuesto. Por-que sería dramático seguir sacri-ficando la vida de nuestros solda-dos para ganar la batalla contra lasubversión, mientras estamos per-diendo la guerra cultural por ig-

norancia y descuido de los flanco;más vitales de dicha contienda, como son las universidades o los medios masivos de comunicación, para limitarnos a estos dos frentesde los cinco que mencionamos.

Es esencial conocer a fondo laidiosincrasia del enemigo y su accionar en forma marginal y encubierta si no queremos que el triun-fo final resulte una quimera antela doble ofensiva complementartey simultánea del oponente, paralo cual debemos desarrollar unsacción psicopolítica para salva-guardar, conquistar y recuperar lamentalidad nacional. Debemos lo-grar el ser nacional. A ello debe-mos encaminarnos. De lo contra-rio todos nuestros pasos serán pa-sos perdidos. Y Dios sabe que ja-más se recuperan.

D E T U C U M A N A N U E S T R O S D I A S

TUCUMAN, AYER

Las actividades políticas de lasubversión en Tucumán se inicianen 1969 como consecuencia de ladesocupación surgida del cierrede once ingenios azucareros. Lasprimeras manifestaciones no res-pondían a ningún lineamiento po-lítico definido, pero en diciembrede 1971 un grupo de agentes sub-versivos marxistas comienza suadoctrinamiento en la zona.

Se forma la primera célula delERP, en 1971.

Luego la célula se divide en dos.Estudian material de lectura sub-versiva y practican tiro en losmontes cercanos. En noviembrede 1972 ejecutan la primera ac-ción: un reparto de leche en San-

ta Lucía, Las Mesadas y Zabalía.El camión asaltado era de la em-presa Cootan. Tres meses mástarde reparten ropa entre los chi-cos de Santa Elena.

En 1974 aumentaron las incor-poraciones, se inicia un curso deinstrucción militar complementa-do con trabajo político. En marzoy abril de ese año se internan enel monte e instalan el primercampamento.

Allí hablan por primera vez dela necesidad de abrir un frenterural, dada la represión que serealiza en las ciudades.

En mayo de 1974 deciden coparAcheral y toman la comisaría, laoficina telefónica y la estación deferrocarril. En junio ya apare-cían en forma abierta, con unifor-

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mes, bandera y se autotitulabanCompañía de Monte. En julio pla-nean el copamiento del Regimien-to 17 de Infantería Aerotranspor-tado de Catamarca. El 11 de agos-to, en un ómnibus de excursiones,doce hombres intentan realizar laacción, unidos a otros contingen-tes, pero fracasan, fugan haciaTucumán y llegan hasta el ingenio"La Fronterita", desde donde seinternan en el monte para regre-sar al campamento "La Horque-ta".

En octubre y noviembre hayincorporaciones masivas y la com-pañía se divide en tres pelotones:Norte, Centro y Sur. El pelotónNorte abarca Caspichango, Frías,Silva, Fronterita y Famaillá. Elpelotón Centro, Potrero Negro,Santa Lucía, Los Sosa, Zabalía,Acheral y Monteros.

El pelotón Sur, Los Sosa, ElCercado, Yacuchina, Ibatín, San-ta Elena y Concepción.

El lº de diciembre bajan a SanMiguel de Tucumán y asesinan alcapitán Viola y a su hijita.

Frente a un estado tal de sub-versión en la provincia de Tucu-mán y sobrepasadas las fuerzasde seguridad de la zona, el go-bierno, previa proposición del Co-mando en Jefe del Ejército, de-cretó la intervención militar, de-finió los alcances de la acción, li-mitó el área de las operaciones yfijó misiones y objetivos. Así laQuinta Brigada del Ejército selanzó al Operativo Independencia.Era el 9 de febrero de 1975.

A partir del 13 de enero de1975, cuando me hice cargo de laQuinta Brigada de Infantería, meimpuse el compromiso de conocera mi adversario, su modo de ope-rar y su capacidad. En la provin-

cia no sólo había organizado unfrente rural: la estructura celularde apoyo estaba radicada en SanMiguel de Tucumán, donde habíasectores de población fuertementeinfiltrados. El enfoque de la lu-cha en Tucumán era de carácterpolítico y no específicamente mi-litar. Había que lograr la adhe-sión y participación de toda la po-blación no comprometida con lasubversión. Para ello nos impu-simos primero dialogar con todoslos sectores de la sociedad (polí-ticos, empresarios, eclesiásticos,profesionales, periodistas, gre-miales), y movilizarlos física ymoralmente, puesto que la infor-mación debía venir de la mismapoblación. El lema fue actuar psi-copolíticamente, mediante el diá-logo abierto con todas las perso-nas de bien que quisieran colabo-rar. Es así como se logró sumaral esquema específicamente mili-tar grupos civiles, hasta formarun agrupamiento cívico-militar.Ese agrupamiento tenía a su vezla misión de captar a la pobla-ción. Habíamos comprendido enesos escasos días anteriores alOperativo Independencia que eseobjetivo se lograría con tiempo ymucha paciencia, pero que unavez logrado, la subversión queda-ría en minoría y acorralada porsu propia población.

El diálogo nos permitió cono-cer algunos de los problemas so-ciales que habían sido aprovecha-dos por la subversión. En Tucu-mán se castigó fuerte, sí, pero elEjército conquistó a su poblacióny ésta se adhirió a él incondicio-nalmente. Recuerdo en mi memo-ria a muchos civiles que se juga-ron junto a su Ejército sin pedirnada, como anónimos personajes

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de leyendas (pobladores, guías,hacheros, maestras, etc.). ElEjército luchó en tres ángulos:combatió la subversión, realizóacción cívica y catequizó a su po-blación ideológicamente. Los cua-dros y tropas tenían estos princi-pios básicos: mentalidad ganado-ra, sentido de orden práctico,planeamiento abreviado, ejecu-ción instantánea, réplica inmedia-ta, persecución a muerte, con-quista de la población, espíritu decombate y fe ciega en la victoria.Yo hice muy poco. Todo lo gran-de lo hicieron mis cuadros y tro-pa. Ese es el orgullo más grandeque puedo llevar a mi tumba. Yohe visto jugarse al oficial, al sub-oficial y al soldado argentino másallá del coraje y la valentía, ori-llando con la temeridad.

Combatíamos en forma con-vencional, pero a veces nos adap-tábamos a la misma técnica delsubversivo. También trabajamospolíticamente, porque la subver-sión había hecho ese trabajo du-rante varios años. Nosotros tuvi-mos apenas unos meses. La Quin-ta Brigada empezó su lucha un 9de febrero, en forma fría, y todoterminó un 25 de octubre de 1975en el combate de San Gabriel. Lossubversivos dispersos se traslada-ron al campamento "Niño Perdi-do" y resolvieron desconcentrartodos los delincuentes subversivosque quedaban en la Compañía deMonte "Ramón Rosa Jiménez".En adelante la campaña fue unacaza del subversivo que huye odel subversivo que está escondidoo perdido. Allí se terminó su ca-pacidad de lucha. Quedan en elrecuerdo los combates de PuebloViejo, La Florida, Los Sosa, Ya-cuchina, Las Mesadas, Kilómetro

14, Kilómetro 19, Potrero Negro,La Horqueta, La Rinconada, Cas-pichango, Mánchala, Quebrada deLules, San Gabriel, Ingenio SanJosé, Rubén Darío, Los Laureles,Santa Lucía, Sauce Huacho, LasPalmeras, Providencia, F i n c aTriviño, La Reducción, Santa Ele-na, etcétera.

El 21 de diciembre de 1975 en-tregué el mando y dejé Tucumán.De un territorio ocupado por elenemigo devolví un territorio re-cuperado y listos sus habitantespara recuperar moral y económi-camente a una provincia. Habíacumplido con la misión impuestay con el sagrado deber militar.Entregué a un hombre, infantecomo yo, el gobierno. Con la tran-quilidad espiritual de que mi Bri-gada había cumplido. Se lo entre-gué a un hombre emprendedor,realizador, creativo y de voluntadde acero.

Una conclusión final: en 1975se buscó captar a la población pa-ra no incurrir en el error de caeren el aislamiento. La adhesión po-pular obtenida desmoralizó a lasubversión, que había pasado añostratando de hacer lo mismo. En1975 el asalariado tucumano te-nía un buen sueldo y muchos in-centivos. Por eso, pese al desa-rrollo de las operaciones, hubouna zafra feliz. En todo 1975 noestallaron huelgas ni problemasentre empresarios y obreros, puesse concertó una convivencia ade-cuada dentro del esquema impues-to por la Quinta Brigada. Losgremios colaboraron estrecha-mente con la paz social. Muchossábados y domingos se cortó ca-ña.

Los hospitales y sanatorios delas obras sociales de los sindica-

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tos obreros abrieron sus, puertasy atendieron gratis a los heridos.Todos estos hechos minaron lamoral de la organización subver-siva.

SUBVERSION Y CULTURA

Hasta aquí lo que ocurrió enTucumán.

Pero hay otros terrenos dondela subversión sigue actuando. Encada uno de ellos adopta diferen-tes formas, aunque siempre conlos mismos objetivos. Su conoci-miento es importante para podercombatirla con eficacia. Paso aenumerarlos:

Laurenti Beria en su discursode introducción al estudio de laciencia sicopolítica dirigido a losestudiantes americanos d i j o :"Mediante la sicopolítica, nues-tras posibilidades de asumir lajefatura internacional aumentanconsiderablemente. Nuestro pri-mer y más importante paso es in-troducir un caos máximo en lacultura del enemigo. Los frutos denuestra tarea serán la desconfian-za recíproca, la depresión econó-mica y el desconcierto científico.Entonces las mayorías popularessólo verán la salida en el Estadocomunista y el comunismo resol-verá los problemas de las masas.

Entendemos por cultura la to-talidad del patrimonio espiritualy material de una sociedad o laherencia social de la misma. Másexacto e instrumental es definirla cultura como el conjunto deideas, valores, normas y pautas deconducta que condicionan el com-portamiento de los individuos ycrean la interacción entre ellos.La herencia se nos transmite porel código genético, mientras que

la cultura, como herencia social,se nos transmite por intermediodel proceso de formación del in-dividuo y su integración en la so-ciedad. El individuo será, pues, loque hagamos de él al formarlo, co-menzando por la familia y conti-nuando con la escuela, la univer-sidad y el medio ambiente en elcual descuellan cada vez más losmedios masivos de comunicación.En definitiva, lo que formamos enel individuo es su mente.

La estrategia de la guerra cul-tural consiste en transferir cultu-ra marxista a la juventud, espe-cialmente universitaria. Esa ju-ventud una vez convertida en éli-te de un país, arrastrará a esepaís a la órbita comunista poridentidad cultural. Por otra par-te, los egresados de la enseñanzasuperior culturalizarán, a su tur-no, como docentes de enseñanzamedia y primaria, a las genera-ciones ulteriores.

Las universidades son tomadascomo áreas de operaciones y sucopamiento asegura otras basesen el país agredido.

La gran proporción de univer-sitarios argentinos enrolados co-mo ideólogos o combatientes enla subversión dentro del país esuna muestra palpable de que eltrabajo de adoctrinamiento que serealizó en esas casas de estudio.Esta es la dolorosa y difícil expe-riencia vivida en la lucha contrala subversión en las Universidadesde Tucumán y Bahía Blanca. Deello se infiere la importancia fu-tura en la preparación del ser ar-gentino con una clara orientaciónideológica. A semejanza de todaslas demás, la Universidad de Tu-cumán padecía de una absolutaautonomía jurídica, legal, políti-

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ca. Esta peligrosa autarquía ade-cuó el camino a su conversión enla sede teórica y organizativa dela subversión.

De allí que la subversión cultu-ral es el esfuerzo de separar al in-dividuo de su medio socio-culturalpara acoplarlo al universo deideas, valores, pautas y normas deconducta propias a la sociedad,organizaciones criptocomunistas,frentes populares, viajes organi-zados, publicidad, escuelas espe-ciales, empleos de las minorías na-cionales, empleo del cuerpo diplo-mático y empleo de la violencia.

Los movimientos insurrecciona-les en los complejos internos delas naciones son una tesis de ins-piración comunista cuya experien-

cia fue larga y férreamente elabo-rada en la agresión y la domina-ción de las acciones.

Para dar la impresión de queson los propios pueblos los que seagitan, aplican técnicas de movi-lización al servicio de sus planesde subversión. Emplean cincoetapas:

* Infiltración de personas enorganismos y en medios de comu-nicación de masas.* Explotación de símbolos de uni-versal aceptación y simpatía (li-bertad, paz, pan, democracia).

* Formación del núcleo huma-no del desorden.

* Agitación de multitudes.* Fabricación de mártires.

Así actúa la subversión. Su fin, en cualquier parte, es siempre el mismo.

Este científico ejército de per-sonas, espías, saboteadores y téc-nicos en el manejo de su manualde sicopolítica y guerra subversi-

va está siempre listo para explo-tar los problemas del nombre, in-dividual o colectivamente conside-rado.

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En el campo de las relacionesinternacionales la semántica co-munista establece una distinciónentre el triunfo del socialismo pormedio de la guerra o por mediospacíficos.

Este último es posible cuandogobiernos independientes del blo-que soviético no resisten a lasexigencias del campo socialis-ta, actitud que, en esencia, se con-centra en la coexistencia pacífica.

Deben evitarse las guerras engran escala, pero han de utilizar-se los medios económicos para irdestruyendo, para llegar a la im-posición del comunismo.

Al poderío militar va unido elempleo de una compleja técnicade acción sicopolítica que desgas-ta y subvierte los que lleva a ca-bo la subversión. Se trata ya, node conquistar terreno, físicamen-te hablando, sino de conquistarmentes. No de tomar plazas fuer-tes, sino de moldear las estructu-ras mentales a favor. Esto equi-vale, figuradamente, a inyectaren el individuo una sustancia dia-bólica que lo convierte en aliadoinvoluntario de su más acérrimoenemigo como un hipnotizado quemata a la orden del dueño de sumente.

La única victoria definitiva enla guerra es la victoria cultural.

ARGENTINA:

La Subversión hoy

La subversión no ha sido erra-dicada en forma global. Está do-minado su aparato militar, que esla guerrilla armada. Pero la es-tructura global de la subversiónse alimenta de otros factores aje-nos al accionar militar. Hay que

dar la batalla en el terreno de lasubversión cultural, económica ygremial. Su derrota definitiva selogrará cuando se supere el pro-blema ideológico y se efectúe elcontrol de la inteligencia y de lacultura. Más que una lucha porlas armas, es una lucha por lasalmas. Para graficar: se ha poda-do un árbol y para que no broteen el futuro será necesario que-mar la raíz y el tronco de ese ár-bol. La subversión se alimentadesde las universidades y escue-las del país. Hay que erradicar aldocente que no tenga una claraorientación ideológica.

En el estudio de sus anteceden-tes está el problema. Hay docen-tes que han abrevado a la subver-sión en el transcurso de todos es-tos años. Esos docentes jóvenesinstruirán a nuestra juventud delmañana. En 1958, 500.000 docen-tes que tenía el país manejaban6.500.000 alumnos. El plan en1958 fue precisamente el iniciarideólogos en la función docente.

Se estima que en la Argentinapuede ascender a 1.000 el núme-ro de delincuentes dispersos y es-condidos que se sienten persegui-dos. Ellos estarán en capacidadde producir hechos selectivos demenor envergadura. Lo que no sepuede predecir es el número deideólogos, activistas silenciososque están mimetizados entre lapoblación. Por cada delincuentesubversivo hay 7 u 8 ideólogosque lo protegen, alimentan y cui-dan.

Desde octubre de 1976 la sub-versión suspendió sus enfrenta-mientos armados para dedicarse ala acción política. Los ideólogossubsisten. La universidad, el co-legio, la escuela siguen siendo fér-

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tiles a la siembra de la semilla.Proliferan los agitadores de fá-brica.

Para obtener una nación en pazy con futuro de grandeza es ab-solutamente necesaria la unión in-disoluble de todos los argentinos,una industria floreciente y poten-te, una conducción económica na-cional que permita una justa dis-tribución de la riqueza y dé a lapoblación posibilidades de consu-mo, un movimiento obrero orde-nado y disciplinado, encaminadoal bien de todos y no de unos po-cos arribistas sin representativi-dad, un comercio interior accesi-ble a todos los habitantes, un co-mercio exterior no dependiente yuna enseñanza, en todos los nive-les, de hondo contenido nacional.Ello sumado al resurgimiento delas más puras tradiciones de lanacionalidad, un respeto por lossímbolos de la Patria y una místi-ca de renunciamiento de los me-nos en pro de los más, ha de po-sibilitar que la Patria se sientecomprendida, reconocida y amadapor todos sus hijos.

LA ESTRATEGIA RUSA

El comunismo es la fuente de lasubversión mundial. Su enfrenta-miento reconoce como causa pro-funda la aspiración de los teóri-cos comunistas a destruir el siste-ma actual de las relaciones inter-nacionales y sustituirlo por el es-tablecimiento de un Estado Co-munista Mundial.

Las armas principales de estaguerra política, que actúa sobrela mente, en un verdadero conflic-to con las ideas, son: propagan-da, organización, infiltración,

frentes internos de los países pa-ra anular la resistencia, sin res-petar fronteras, obligaciones pac-tadas, reglas jurídicas o normasde convivencia. El triunfo de larevolución comunista universal—en el sentido en que se entiendeel sistema político y económico dela URSS y de Estados del área so-cialista— constituye el objetivofundamental del comunismo sovié-tico.

El logro de este objetivo debeobtenerse por los distintos me-dios y métodos de lucha, a saber:

* El ejemplo del área socialis-ta.

* La actividad de los partidoscomunistas.

* El encauzamiento de los mo-vimientos revolucionarios hacia larevolución universal.

De acuerdo con los fines, fun-damentos ideológicos, medios ymétodos, el comunismo planea ydesarrolla su acción.

El concepto de la coexistenciapacífica no es ningún principiofundamental ni definitivo, sinootra trampa comunista, concebiday manejada como una línea tácti-ca transitoria, hasta que el co-munismo logre la superioridadeconómica, política y militar so-bre los países occidentales, que lepermita imponer la revolución yla conquista universal.

La coexistencia pacífica ha sidoutilizada para presionar las rela-ciones comerciales entre el mun-do comunista y el no comunista,como un intento de separar a losEstados Unidos de los aliados y depenetrar a éstos bajo la banderadel comercio. El principio sovié-tico de la coexistencia protege ala Unión Soviética del peligro deun conflicto militar y le propor-

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ciona el intercambio comercial quenecesita de los Estados comercia-les de Occidente.

La coexistencia pacífica y lacompetencia económica no impli-can un alto en la lucha ideológicadel comunismo, puesto que noexiste una coexistencia pacífica delos ideólogos. Los teóricos sovié-ticos calculan el final de la tran-sitoria coexistencia pacífica y eltriunfo e instauración del EstadoComunista Mundial para el año2.000.

En el campo de esa pugna, esque la subversión surge y se es-conde ante constantes concepcio-nes y entrega de los países de Oc-cidente. La gran estrategia occi-dental es defensiva, mientras quela gran estrategia soviética esofensiva.

La URSS se propone lograr lavictoria global, no por medio dela guerra nuclear, sino por otrotipo de guerra:

* Los levantamientos naciona-les.

* Las luchas de liberación na-cional.

* Las guerras de guerrillas li-mitadas.

EL EUROCOMUNISMO

El eurocomunismo es un con-cepto que expresa en una sola pa-

labra el comunismo a la europea.Los partidos comunistas de Euro-pa no pueden llegar al poder bre-gando sólo en la oposición y sintomar el poder. De ahí que se ha-yan disfrazado como movimientosindependientes del comunismo so-viético. El marxismo leninismo essuplantado por el socialismo cien-tífico, lo que es una manera deelegir otra ruta que conduce altriunfo de la sociedad comunista.Los partidos comunistas adoptansus principios de acuerdo a la si-tuación imperante en cada país.El objetivo es apoderarse de Eu-ropa Occidental por medio de lademocratización del comunismo,que es una forma de atenuar sudesconfianza en los pactos electo-rales.

Esta es una táctica que va pro-duciendo en forma creciente eléxito en países donde hay unagran proporción de obreros in-dustrializados y en general de laclase media.

El fenómeno en cuestión es unproducto de la variación ideológi-ca con el único objetivo de la to-ma del poder.

El eurocomunismo es una va-riante destinada a cumplir un pa-pel transitorio. Es una estrategiaproselitista. Continúa siendo co-munista y recibe el apoyo econó-mico desde Moscú.

SEGURIDAD, SUBVERSION Y DESARROLLO(1) LA DESARTICULACION

DE LA CULTURA

La generalizada confusión im-perante en las ideas, y la tergi-versación casi nunca casual de sussignificados, contribuye hoy en

mucho a desarticular nuestra in-terpretación global de la realidad,es decir nuestra cosmovisión delmundo. Esta cosmovisión que ela-boramos, dista mucho de ser unlujo para estudiosos o privilegia-dos, por el contrario, necesitamosde ella como de la herramienta

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más elemental. La utilizamos pa-ra enfrentar y comprender todolo que nos rodea. Sería demasiadopretencioso ahondar en la comple-ja constelación de valores, nor-mas, ideas y sentimientos de losque diariamente hacemos uso pa-ra resolver desde los problemasdomésticos hasta las cuestionesintelectuales o metafísicas. Nosconformamos con comprobar queexiste una conciencia del mundo ocosmovisión inherente a cada per-sona, y que ella no es productoexclusivo de la religión, la ideolo-gía, la ciencia o la educación, si-no de todas ellas y de otros fac-tores. Pero sin embargo, y tal vezpor primera vez en varios siglos,Occidente carece de una identidadacabada y definida en la que hacea su concepción del mundo. Laconciencia del mundo de nuestracivilización aparece resquebraja-da y difusa, otorgando a esta épo-ca la particularidad de ser el"tiempo de crisis" por excelencia.La intensidad de esta conmoción,cuyos signos visibles son la con-fusión, la incertidumbre y ciertoderrotismo o inercia moral propiade las naciones occidentales, al-canza de lleno al ordenamiento in-terno de las sociedades.

Las instituciones naturales degobierno, justicia, defensa, edu-cación y economía se encuentranseriamente afectadas por la desar-ticulación y en algunos casos porla disolución lisa y llana de la ho-mogeneidad cultural de la socie-dad en su conjunto. Los ejemplossobreabundan, todos somos cons-cientes de que la televisión condi-ciona hoy en mayor grado la men-te de menores y adultos, que cual-quier escuela o colegio. Pero ¿con-dice la educación televisiva, con

determinados valores y normas deconducta que suponemos básicaspara la formación del estudiante,el trabajador, el padre de familia,el soldado? ¿No merece calificar-se de peligro para la SeguridadNacional el condicionamiento cul-tural masivo de la población?

A mediados del siglo, en cual-quier nación europea o nacida dela civilización europea, hubiéra-mos podido encontrar una cohe-rencia y uniformidad notables, enlo que hace a las cuestiones fun-damentales en la vida de una na-ción. Cualquier francés o italianoallá por 1850, experimentaba, aúnen las clases sociales y los secto-res políticos más disímiles, senti-mientos e ideas comunes en rela-ción a su patria, el orden social, laguerra, la justicia, etc. Si compa-ramos esa situación con la actualen estas u otras naciones, encon-traremos un verdadero caos detendencias y divisiones imposiblesde aceptar como una unidad na-cional. En el pasado una guerrapodía ser impopular, y aun resis-tida por gran parte del país, pe-ro no se concebía que grandes sec-tores de la nación se pusiesen departe del enemigo, anhelando laderrota de su propia bandera. Tales el caso de la guerra de Vietnam,cabal muestra de la degradación yel desorden predominantes en elfrente interno de Occidente. Deje-mos en claro que al rotular esteproceso como de índole cultural,estamos adoptando simplementeun criterio de análisis, y no deprofundización filosófica. L a scausas mediatas de este estado decosas responden sin dudas a ten-siones filosóficas y religiosas quesubyacen desde los comienzos dela modernidad.

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(2) ORIGEN HISTORICODE LA SEGURIDAD

Ya no podemos negar lo que laHistoria nos demuestra a diario:lograda la cúspide de su expan-sión política mundial, y su apo-teosis industrial, científica y tec-nológica, la civilización europeaha comenzado a perder progresi-vamente su impulso vital de creci-miento, para sumirse en la retrac-ción y las convulsiones internas.Una de las áreas más directamen-te afectadas por esta tendenciahistórica, es la Seguridad o la De-fensa, cuyas formas clásicas semuestran inadaptables a la reali-dad del presente.

Nuestro objetivo es internarnosen la Seguridad Nacional, pero noconviene soslayar el contexto his-tórico e internacional en el queaquélla se inserta. La seguridadestratégica de Europa depende dela OTAN, un organismo eminen-temente defensivo y replegado, setrata de un escudo. El MercadoComún Europeo, verdadero orga-nismo de Seguridad y Desarrolloeconómico-social es también de ca-rácter marcadamente defensivo.Las grandes estructuras militares,económicas y técnicas que los Es-tados Unidos mantienen en Asia,Africa y América se encuentrandirigidas por una política de con-tención y repliegue. En todos losejemplos que tomamos prima elespíritu de defensa y la intenciónde retirarse, antes que cualquierposibilidad ofensiva o aún contra-ofensiva. El plano nacional recep-ta la influencia de este contextodonde la Seguridad parece ir re-signando cada vez más su misiónde afirmar y consolidar los intere-

ses de la nación, para convertirseen el arte del repliegue y la com-placencia con el enemigo.

Antes de repasar brevementesu génesis histórica, establezca-mos que entendemos por Seguri-dad Nacional —en su acepciónamplia— como la facultad queejerce el Estado de disponer y ac-cionar los medios idóneos parasostener la soberanía de la nación,conservar el orden y la paz inter-na, y defender los intereses pro-pios cuando estuviesen directa oindirectamente amenazados, encualquiera de las áreas posibles.Una definición restringida, que secircunscriba a la preservación delas fronteras o al campo militar,sería poco menos que ridicula. Yavimos que los medios de comuni-cación o los grupos de presióneconómicos pueden vulnerar a laseguridad tan seriamente comouna agresión militar o una muti-lación territorial.

La concepción que expusimos seconcreta en una doctrina y en unconjunto de instituciones que per-miten el cumplimiento de los ob-jetivos fijados.

Históricamente la Seguridad esbastante incipiente, pese a lacreencia errónea en sentido con-trario. No existió Seguridad Na-cional propiamente dicha hasta laconsolidación de los modernos Es-tados posteriores a la RevoluciónFrancesa. En el siglo XVIII, tan-to la seguridad como la guerra,las relaciones internacionales y ladiplomacia estaban lejos de serloen el sentido que les damos ac-tualmente. Federico el Grande li-bró todas sus campañas con pe-queños ejércitos profesionales, yla casi totalidad de la sociedad

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prusiana participaba de la guerrasólo a través de los impuestos. Losconflictos de esa época se diri-mían entre dinastías gobernantesmás que entre las naciones pro-piamente dichas. Así los Hanno-ver, alemanes, pasaron a gober-nar Gran Bretaña por un pactoentre las casas reales, y los borbo-nes, franceses, se instalaron enEspaña por un simple acuerdo di-plomático. La seguridad nacionalno tenía cabida en este panoramadonde el Estado se personalizabaen las familias gobernantes, másque en la idea de lo nacional. Perola revolución industrial elevó a laburguesía al control de la econo-mía; la revolución francesa ins-taura el dogma democrático y po-pulariza la política, antes vedadaa la masa; la alfabetización se ex-tiende y se crea un nuevo poder:la opinión pública. Napoleón de-sencadena la guerra en gran esca-la, poniendo la nación en armasmediante ejércitos no profesiona-les, sino salidos de las levas ma-sivas. Clausewitz proclama que elfin de los conflictos es la derrotaintegral del enemigo y no unasimple negociación cortesana. Laguerra deja de ser una gimnasiapara zanjar diferencias entre mo-narquías, y pasa a ser la manifes-tación más importante de las vo-luntades nacionales en su expan-sión o su defensa. Desde este mo-mento la seguridad es asunto queconcierne a la propia subsistenciapuesta en peligro por los celososnacionalismos en expansión. Laculminación del proceso es ladoctrina de la guerra total, obrade un hijo espiritual de Clause-witz: Ludendorf. Se postula unnuevo tipo de conflicto donde in-

tervengan todas las potencialida-des materiales y espirituales de lanación. La economía, la educa-ción, la administración pública,los transportes quedan férrea-mente sujetos a las decisiones dela Seguridad Nacional y el Estadoresponde a los propósitos expan-sionistas tan caros a la época. Lainmensa acumulación de tensio-nes generada por este rearme glo-bal de las potencias estalla en1914 con la primera universaliza-ción de un conflicto.

(3) LA SEGURIDAD ENFUNCION DEL CONFLICTOESPECIFICO QUE DEBE

ENFRENTAR

La visión histórica demuestraque la Seguridad y el Conflicto(no la guerra solamente, sino elconflicto en sentido amplio) estánesencialmente ligados. De acuerdoal género de conflicto posible y asu naturaleza, se desarrolla un ti-po determinado de Seguridad. Ensegundo término la seguridad esuna política aplicada, y como talresponde a una filosofía política ya una conducción política del Es-tado expresada en el gobierno. Sideseamos analizar la situación deArgentina al respecto es impor-tante distinguir los géneros deconflicto que crean el espacio enel que se mueve la seguridad.

Entendíamos por conflicto nosólo la guerra, sino todos los nu-merosos campos en los que puedemanifestarse hoy día: económico,diplomático, tecnológico, social,etc. La clasificación nos da tresgéneros perfectamente diferencia-dos: (1) el conflicto entre Esta-

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los soberanos, de igual o similarpotencialidad; (2) el conflicto im-perialista, producido por la ex-pansión de una o varias nacionespoderosas sobre países débiles oinermes, que son inexorablementedominados; (3) el conflicto inter-no, que es efecto de graves tensio-nes preexistentes y cuya manifes-tación más extrema es la guerracivil. La Seguridad de cualquierEstado contemporáneo funcionóde acuerdo a estas premisas o al-ternativas clásicas. Dentro deellas había diversas variables ycombinaciones: La Guerra CivilEspañola (conflicto interno) sedesarrolló con la intervención defuerzas de otras potencias intere-sadas —Alemania, URSS, Ita-lia—, lo que lo transformó en unverdadero conflicto entre poten-cias. La Segunda Guerra Mundialse originó en el despliegue impe-rialista de Alemania sobre Polo-nia (conflicto imperialista), peroal entrar en pugna con los intere-ses de Gran Bretaña y Francia,éstas intervinieron, desatándoseun conflicto entre potencias.

Lo descrito conforma el marcoconvencional de la Seguridad enOccidente. Sin embargo en los úl-timos 30 años irrumpen en escenanuevos fenómenos que desajustanlos moldes preestablecidos.

(4) EL CONFLICTO SUBVERSI-VO Y LA CRISIS DE LA

SEGURIDAD

La naturaleza de este nuevo gé-nero de conflicto no es siemprecomprendida en su verdadera di-mensión y es común que todavíase minimice su importancia.Cuando se estudia la guerra ideo-lógica o subversiva aparecen di-

versas desviaciones interpretati-vas. En primer lugar suele equi-pararse la subversión a la guerri-lla. Recordemos que esta últimaes una de las artes bélicas másantiguas, ya utilizada varios si-glos antes de Cristo. En la Segun-da Guerra Mundial se lanzaronenormes operaciones guerrilleras,incluidos los consabidos movi-mientos de liberación nacional,para desequilibrar el frente inter-no del enemigo. En la historia ar-gentina, ¿qué son las montonerasda Güemes y las federales sinoformas de guerrilla perfectamen-te organizadas? La guerrilla essólo un instrumento táctico, hacerde ella el centro del problema esdesconocer la realidad.

También es usual insistir enque la subversión es una lucha po-lítica por determinada forma degobierno o de Estado. Nada másinexacto. La transformación delorden político es accesoria, aun-que necesaria. ¿La subversiónbusca el federalismo o la centra-lización, la unidad o la división depoderes, la dictadura o la demo-cracia? Todas estas opciones sonutilizables en distintas etapas ysegún convenga una u otra. EnCuba y Vietnam la subversióntriunfó como levantamiento de-mocrático contra la dictadura,mientras que en Rusia y China lohizo como reacción dictatorialfrente a la corrupción democráti-ca del liberalismo recién llegadoal poder. Las banderas políticasson otras tantas formas de luchay no hacen a la esencia del con-flicto.

Otra desvirtuación de la reali-dad pretende que el problema esexclusivamente socio-económico.Pero ¿quién puede creer todavía

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que estamos frente a la rebelióndel proletariado desposeído contrala clase media capitalista? Todoslos ideólogos, teóricos y conducto-res del conflicto provienen de laclase media capitalista y general-mente mueren perteneciendo a lamisma. . . ¿ Son acaso alzamientosproletarios, la subversión gestadaen la Universidad, o en los ce-náculos financieros? La lucha declases es otro instrumento, peronunca el motor real del conflicto.

Recordamos que la nación no seprepara para enfrentar conflictosde modo abstracto e indetermina-do; se prepara para uno o variostipos de conflictos en particular,de ahí la urgencia de sistematizarel conocimiento del fenómeno quedesafía la Seguridad Nacional.Veamos algunos factores funda-mentales y su implicancia sobrela seguridad: El teatro o terrenode esta guerra carece de toda de-limitación física posible, ya que elenemigo acciona indistintamenteen todos los ámbitos geográficos,sociales, políticos y culturales. Es-tamos ante la ausencia del frentey la retaguardia: Aquí el frentede lucha es la Nación íntegra. Enresumen, el terreno de operacio-nes de la subversión comprende latotalidad del territorio nacional yde la sociedad, sin exclusiones deninguna índole. La Seguridad notiene más alternativa que cubrirla totalidad del frente, porque elespacio que no es controlado porla propia fuerza, tarde o tempra-no será ocupado por el enemigo.

En lo que hace al factor tiempo,las fuerzas que aquí gravitanprescinden, en función de su pro-pia estrategia, de cualquier espe-cificación temporal para alcanzarsus objetivos. Nos enfrentamos a

una estrategia sin tiempo, concep-to tanto más difundido cuanto malentendido. Es erróneo interpretarque el tiempo no tiene incidenciaalguna; por el contrario, la sub-versión aprovecha el transcursodel mismo, como elemento natu-ral que agudiza los conflictos pre-existentes. En este sentido el ene-migo parte del estudio de la socie-dad donde se desenvuelve: enaquellas sociedades regidas por elsistema liberal de vida, como loson la gran mayoría de los paísesoccidentales, las tensiones raravez se erradican de raíz, y lo máscomún es que se agudicen progre-sivamente. En consecuencia, es-trategia sin tiempo significa co-rrer con el tiempo a favor, explo-tando el estado de inercia que fa-vorece el curso de las crisis. Lasderrotas, por muy graves que fue-ran, sólo postergan temporalmen-te el curso del conflicto. La únicaderrota definitiva es la que proce-de de controlar las causas mien-tras se combaten los efectos, ha-ciendo que el tiempo deje de co-rrer a favor del enemigo, para em-pezar a correr a favor de la Na-ción.

El factor conducción ha dadohasta el presente, en la compara-ción entre seguridad y subver-sión, un saldo bastante favorablea esta última. El enemigo detentauna conducción ideológica-estraté-gica absolutamente centralizada ycoherente con las conduccionestácticas, que son a su vez descen-tralizadas. La Seguridad es pro-ciive a convertirse en una gran es-tructura acéfala, dividida en unsinfín de organismos que carecende unidad de acción y de concep-ción. Todo parece quedar libradoa la iniciativa de funcionarios bu-

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rócratas que se sienten más es-pectadores que partícipes del con-flicto.

Otra confusión extendida es laque identifica al conflicto con laviolencia, que es sólo una pequeñaparte del mismo. El centro de gra-vedad donde se concentra el grue-so de las fuerzas enemigas, recaeen el adoctrinamiento, la acciónpsicológica, la propaganda y lacaptación tanto de masas como deélites. Los hechos de violencia re-pugnan a la conciencia de la po-blación, pero cuando existe unapropaganda y adoctrinamiento in-tensivos, o sea, una cultura de lasubversión, la violencia cobra sen-tido positivo y la masa se identifi-ca con la misma, aprobándola yapoyándola. El sistema de seguri-dad que, obsesionado por la ima-gen de la violencia, vuelca todo supeso en exterminar la misma, es-tá procediendo involuntariamentea favor del enemigo: La violen-cia, que es una táctica, mantienedistraído y ocupado a todo el sis-tema de seguridad, mientras la es-trategia sin tiempo de la capta-ción y el trabajo político se de-senvuelven sin traba alguna. Losresultados pueden ser concluyen-tes: aparentemente vencido por laderrota de sus tácticas de violen-cia, el enemigo puede terminarimponiéndose por la superioridadde su estrategia política. La Na-ción ganará las batallas, pero co-rrerá el riesgo de perder la gue-rra.

Finalmente corresponde anali-zar el factor de las causas y elmétodo del conflicto. Surgen eneste tema dos tendencias diver-gentes. La primera, afirma que esproducto natural de las crisis so-

ciales-económicas y aún políticas,hoy vigentes. Pero siempre huboen la historia agudas tensiones ynunca hasta ahora coincidieroncon el conflicto subversivo. Ade-más éste posee una ideología de-terminada y es sabido que lasideologías no se corporizan espon-táneamente en una sociedad, nece-sitando de otros factores. La se-gunda tesis sostiene que todo con-siste en un programa mundial deacción orquestado por ciertas po-tencias o impuesto artificialmen-te y por la fuerza en nuestro me-dio social. Esta idea de la subver-sión como agresión externa lisa yllana, presenta serias falencias. Elconflicto ha calado hondamenteen nuestra propia Nación. ¿Po-dría un plan internacional arrai-garse tanto y durante tanto tiem-po en la vida de la sociedad? ¿Sonagentes de las potencias marxis-tas los cientos de miles de hom-bres que se embanderaron con lasubversión? Obviamente la reali-dad es más compleja. A la Segu-ridad le es impostergable armarsede una inteligencia del problema.Sin comprensión objetiva del mis-mo mal pueden alcanzarse solucio-nes eficaces.

Volviendo al método, éste no esotro que la dialéctica y esta esotra verdad conocida, pero mal en-tendida. Las tesis 11, 13 y 14 delmarxismo expresan que: "(1) lasleyes de la dialéctica explican elorden y la causalidad en la natu-raleza. (2) Dentro de toda reali-dad existen dos principios contra-rios, de los cuales uno lucha porderrotar al otro. (3) El procesode evolución consiste en la oposi-ción entre una realidad (tesis) yotra (antítesis) y como resultado

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de este enfrentamiento, la apari-ción de una realidad nueva y supe-rior (síntesis)".

Esta ley dialéctica se originaen un nivel filosófico, que es He-gel; luego pasa a un nivel ideoló-gico, o sea Marx, y después des-ciende al nivel doctrinario-opera-cional que es Lenin. Este es elpunto fundamental: el conflicto sedesarrolla por la aplicación de laley dialéctica en todos los órdenesde la sociedad. La ley en sí, es só-lo relativamente verdadera (filo-sóficamente es un error), pero suaplicación como método racional ysistemático obtiene resultadosformidables. La realidad presen-ta enfrentamientos en acto o po-tencialmente. La subversión de-tecta esos dos tipos de conflicto,profundizando los primeros y de-sencadenando los segundos. Nohay entonces conflicto subversivo,si no se dan las condiciones objeti-vas que lo posibiliten, es decir, en-frentamientos actuales o poten-ciales, pero tampoco hay conflictosin la aplicación del método dia-léctico, que es la herramienta dela victoria. Las dos interpretacio-nes que analizáramos se comple-mentan y convergen en una sola;el conflicto se genera y desarrollapor una conjugación de una reali-dad prooicia y de un método deaprovechamiento de la misma.

(5) NECESIDAD DE UNAPOLITICA DE SEGURIDAD

COHERENTE

El sistema de seguridad tieneentre sus limitaciones naturales,la de estar constitutivamente su-bordinado a la conducción políti-ca del Estado y si esta no acierta

a prevenir los conflictos atenuan-do de antemano las tensiones in-ternas de la sociedad, aquél debe-rá actuar en condiciones adver-sas, tratando de evitar ante todoque el conflicto se extienda y pro-fundice. En un contexto donde elconflicto ya está dado en formairreversible, la Seguridad debeproceder a reducirlo, oponiendo ala dialéctica subversiva un frentenacional uniforme, desde el pensa-miento hasta la acción. Con laconsolidación de un frente nacio-nal, el Sistema de Seguridad pasaa dirigir un amplio espacio defuerzas propias y evita así el ais-lamiento que acarrea la mera re-presión. Consecuentemente, la Po-lítica de Seguridad debe proveer-se de una inteligencia política ytécnica de todas las áreas de ac-ción, la cual se acopla a la con-ducción centralizada del sistema.

La política de Seguridad mani-fiesta en muchos casos una mar-cada inclinación hacia la asepsiaideológica y la acentuación de loselementos técnicos por encima delos valores e ideas trascendentes.El peligro que entraña esta acti-tud es doble: por un lado la defen-sa de la Nación pierde capacidadde acción y hasta se degrada susentido, cuando sólo se trata desostener un orden y un conjuntode realidades neutras a cualquiervaloración espiritual. Por otro la-do, a medida que la Seguridad seconvierte en una tecnocracia de larepresión, se irá agigantando ladimensión del enemigo, provistoéste de una enorme convicciónideológica. Todo conflicto terminadefiniéndose por la primacía delos valores y de la voluntad mo-ral de las fuerzas en pugna. Urgela formación de una Doctrina Na-

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ional, que conteniendo los valo-es tradicionales de nuestra cul-ura, sea a la vez Doctrina Ope-rativa, apta para transformar larealidad y dilucidar una unidadde destino para la Patria.

Los argentinos, acostumbradospor nuestro cómodo aislamientogeográfico y por la ausencia degrandes desgarramientos en nues-tra historia, a un estado de des-preocupación e inercia compla-cientes, fuimos despertados por lairrupción de un conflicto al quecreíamos ajeno, extraño y remoto.La supervivencia de la Nación co-mo tal correría serio riesgo,si tanto la Seguridad en especial,como la conciencia nacional en ge-neral, se evadiesen de la respon-sabilidad de librar esta guerra,cuyo fin está lejano, para vendar-se los ojos y soñar con viejas ygastadas utopías.

(6) EL DESARROLLO Y SUPRECIO POLITICO

Al encuadrar la concepción deSeguridad que entendemos válida,señalamos la influencia insoslaya-ble del contexto internacional so-bre lo nacional y sugerimos los pe-ligros que ello entraña actualmen-te. En lo que toca al Desarrollo,la situación es tanto o más crítica.El despliegue de las potencialida-des económicas de una sociedadnacional, recibe la impronta de laspresiones digitadas por los cen-tros rectores de la economía mun-dial. Está definitivamente clausu-rada la etapa de las economías ce-rradas, autárquicas o autoabaste-cidas y de una forma u otra todoslos sistemas económicos termina-ron por integrarse al nuevo esque-

ma de la economía mundial. Prue-ba de ello es el ingreso masivo delos países socialistas a los merca-dos del capitalismo.

Como es lógico suponer, la uni-versalización de la economía distómucho de provocar el crecimientode las soberanías económicas, ymás bien determinó la reducciónde las mismas. El proceso de con-centración del poder económicoen contados organismos y firmassupranacionales, otorga a esta es-tructura de conducción una capa-cidad sin precedentes para orde-nar, propulsar o desalentar lossistemas económicos dependien-tes.

Abandonamos por impractica-bles las hipótesis de un desarrolloestrictamente autónomo, sin elaporte tecnológico y financiero delos entes internacionales.

Quedan en pie dos interrogan-tes: ¿Están dispuestos los centrosdirectrices del mercado interna-cional a propiciar el desarrollo dela economía nacional sin exigir acambio un alto costo político y unaumento de la dependencia econó-mica real? ¿Puede el Estado sos-tener una política de seguridadsoberana cuando el funcionamien-to de la economía escapa, por múl-tiples razones, a la consideraciónde la Seguridad? Antes de afron-tar estas cuestiones es convenien-te recordar que el concepto de so-beranía en su forma integral y co-mo poder de disposición no limita-do, está ya cuestionado formal-mente por algunas vertientes delpensamiento político y jurídico delas últimas décadas. Se formulanlas teorías de la soberanía restrin-gida, eufemismo que significa latransferencia del poder de deci-

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sión de los centros nacionales ha-cia los centros internacionales.Esta tendencia surge no sólo en lainternacionalización de la econo-mía, sino también en la de los or-denamientos jurídicos sujetos a lafiscalía de organismos mundiales,del sindicalismo, regulado por con-federaciones sin fronteras; de losrecursos técnicos y tecnológicos,controlados por convenciones ycongresos no siempre acordes conel interés nacional, etc. Los intere-ses que se defienden desde la con-centración mundial de los pode-res económicos son generalmentedivergentes y a veces incompati-bles con la misión que trazáramospara una política de SeguridadNacional. Sería ilusorio pensarque los modelos de desarrollo que"vende" el gobierno económicodel mundo, promueva el desplie-gue de la economía nacional. Másbien sospechamos, y la historia esrica en ejemplos, que la aperturaeconómica irrestricta (entiéndasela abdicación de la soberanía),convierte a la Nación en un cam-po de maniobras, en una factoríainternacional apta para que elafán de lucro y el predominio delos intereses multinacionales des-truyan progresivamente las es-tructuras económicas nacionales,

el equilibrio social y el nivel devida de la población. En lo querespecta al segundo interrogante,¿qué eficacia puede tener, soste-ner una política nacional de segu-ridad frente al conflicto subversi-vo, si las tensiones sociales gene-radas en causas económicas estánfuera de todo control por partedel Estado? La economía y la sub-versión no pertenecen a dos esfe-ras de distinta naturaleza, sino ala misma. En lo que hace a la so-beranía, o concretamos la preten-sión de defenderla en todas lasáreas y en el mayor grado posible,o renunciamos definitivamente aejercerla.

La Nación debe instaurar supropio modelo económico y soste-nerlo en su realización, negocian-do con dignidad y autoridad losaspectos que, bajo determinadascondiciones, sí son compatiblescon el aporte de los centros inter-nacionales.

La política nacional de seguri-dad y la política nacional de de-sarrollo económico, son recíproca-mente complementarias y las po-sibilidades de su ejecución radicanen la capacidad y la voluntad po-lítica de la conducción del Estado,sin la cual de nada valen proyec-tos y planificaciones.

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demia en Richmond, a poca dis-tancia de Londres, Gran Bretaña.Allí, el joven Bernardo conoció asu profesor de matemáticas, el ve-nezolano Francisco de Miranda,quien le inculcó los ideales de laindependencia de Hispanoamérica.

A la muerte de su padre, el cualhabía llegado a ser Virrey del Pe-rú, don Bernardo volvió a Chilepara hacerse cargo de la haciendade Las Canteras, en los alrededo-res de Los Angeles, que había re-cibido como herencia paterna.

Todos conocemos su larga y de-sinteresada participación en la lu-cha por nuestra independencia, ysu arrojo y valentía en el campode batalla.

Por ello, queremos destacar aquíotros aspectos de su vida y sobretodo de su pensamiento político,que es tan importante como los he-chos de Rancagua, Chacabuco oCancha Rayada.

Cuando O'Higgins fue designa-do Director Supremo, después dela batalla de Chacabuco en 1817,tenía ya una firme convicción acer-ca de la forma de gobierno que Chi-le debía darse: la republicana.

El Libertador consideraba queuna República era el único go-bierno apropiado para nuestropaís. Así lo exigían "nuestros ju-ramentos y el voto de la natura-leza indicado en la configuracióny riqueza que lo distingue; sinuestros sacrificios no han tenidoun objetivo insignificante; si loscreadores de la revolución se pro-pusieron hacer libre y feliz a susuelo" (1), esto sólo se lograríacon un gobierno republicano.

O'Higgins estaba tan convenci-do de estas ideas que siempre y entodo momento rechazó la posibili-dad de la entronización de una mo-

narquía europea, pensamiento tanen boga en esos momentos entrelos líderes americanos.

De este modo, San Martín, Pro-tector del Perú desde el 28 de ju-lio de 1821, creyó en la convenien-cia de negociar el reconocimientodel Perú por parte de las nacioneseuropeas a cambio del estableci-miento de una monarquía de dichocontinente en ese país, y eventual-mente también en Chile. Así se lehizo saber a O'Higgins, a fines de1821, por medio de sus embajado-res Juan García del Río y DiegcParoissien. Estos dos enviados te-nían la misión de viajar a Europay negociar esta monarquía; percantes debían detenerse en Chilecon cartas para O'Higgins, las quea juicio de San Martín, lograríaninmediatamente el apoyo de aquélAsí se lo decía el Protector: "Estoy persuadido que mis miras serán de la aprobación de Ud., porque creo estará Ud. convencido dela imposibilidad de erigir estospaíses en repúblicas.. ." (2).

Pero esta vez, la gran admiración que O'Higgins sentía haciasu amigo no fue suficiente parahacer cambiar sus profundos principios republicanos, los que no admitían contemporización de ningún estilo. Lograr una independen

(1) Bernardo O'Higgins a José Gasp¡Marín. Santiago, 18 de octubre c1821.Valencia Avaria, Luis. "El Penssmiento de O'Higgins". Santiago. Edtorial del Pacífico S. A. 1974, pá106.

(2) Eyzaguirre, Jaime. O'Higgins. 2ª edción. Santiago, Empresa Editora Zi;Zag. 1946, pág. 333.

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cia sacrificando las nuevas insti-tuciones recién conquistadas eraun absurdo. La dolorosa y cruellucha que se había sostenido portanto tiempo, y que aún persistía,no podía concluir con la vuelta delrégimen monárquico, tan odiadopor él; era estancarse frente alprogreso después de tantos sacri-ficios. Debían terminar todos losvestigios de la realeza y erigirseun sistema que, eliminando los pri-vilegios de la sangre, hiciera pre-valecer los méritos de la inteli-gencia y del heroísmo.

Los embajadores de San Mar-tín nada pudieron hacer al respec-to. O'Higgins dejó muy en claroque si San Martín creía que éseera el sistema apropiado para elPerú, debía olvidarse de incluir enél a Chile.

El proyecto monárquico tampo-co era ajeno a los gobernantes deBuenos Aires. Incluso, aparecieronpublicaciones bonaerenses involu-crando a Chile en dichas intencio-nes, lo cual fue enérgicamente re-charado por O'Higgins.

Obviamente, eran las propiasmonarquías europeas las más inte-resadas en la iniciativa.

Lo anterior se lo hizo saber elguatemalteco Antonio José de Iri-sarri, enviado por Chile al Con-greso de Aquisgrán, en 1822, paranegociar el reconocimiento de laindependencia de nuestro país. Ajuicio de aquél, las naciones eu-ropeas estaban convencidas de quelos pueblos hispanoamericanos ca-recían de la cultura suficiente pa-ra el buen uso de la libertad. Laespantosa anarquía de México, delas provincias argentinas y de Ve-nezuela, era una prueba de quelas instituciones republicanas nopodrían funcionar en América. Por

lo demás, Estados Unidos, un go-bierno republicano, aún no habíareconocido a los nuevos países.

Más aún, Irisarri escribió aO'Higgins, obviamente con la in-tención de influir en el ánimo delLibertador, que "los ministros deFrancia, más francamente que losotros, han propuesto a los señoresRivadavia y Gómez, enviados deBuenos Aires, que si aquellas pro-vincias se constituyen bajo unamonarquía moderada, en que elrey constitucional sea el que ocupaactualmente el trono de Etruria,ellos harán el reconocimiento de laindependencia del nuevo Estadoque se forme así, y que, además deeso, lo sostendrán con todo el po-der de Francia" (3). Aún más,Francia habría hecho indicacionesen el Congreso de Aquisgrán enorden a reconocer a aquellos Esta-dos que estuviesen dispuestos aaceptar una monarquía.

Ante todas estas insinuacionesde Irisarri, O'Higgins decidió cor-tarlas de raíz. Así se lo hizo saberen carta del 16 de marzo de 1822:"No sé si en mis comunicacionesprivadas o en las oficiales, se "hadicho a usted que todo lo inser-tado en las instrucciones reserva-das, y que usted devolvió desde laPunta de San Luis (4), concer-niente a la forma de gobierno quepor entonces se creyó podría adop-tarse si la revolución sufriese con-trastes que amenazasen ruina, tu-vo a bien el Senado revocarlas y

(3) Eyzaguirre, Jaime, op. cit, pág. 330.(4) Hecho ocurrido cuando Irisarri se

dio cuenta de que dichas instruccio-nes no llevaban la firma de O'Hig-gins.

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comisionó al senador don IgnacioCienfuegos para que en mi presen-cia se quemasen las actas y acuer-dos referidos, que en aquella épo-ca tuvieron a bien dictar, y tododeshecho..." Agrega que por elmomento era mejor esperar un ma-yor tiempo antes de decidir, puesaún no se veía claro el panoramaamericano sobre la forma políticaque tomarían los nuevos Estados.Finaliza diciendo taxativamente aIrisarri que "ésta es la opinión ge-neral, que dista mucho del proyec-to que había sugerido la cobardíay que tanto detestan los pueblos"(5).

Hay que dejar en claro que, sibien era un ferviente republicano,O'Higgins también estaba conven-cido de que no se podía implantaren los nuevos países una repúbli-ca totalmente liberal. El Liberta-dor pensaba que era necesarioproporcionar previamente a losciudadanos una educación que for-mara sus hábitos republicanos.O'Higgins temía que por la faltade exDeriencia y de educación delos chilenos resultara peligrosoconfiarles el ejercicio libre de to-dos los derechos políticos. Así selo manifestó a Horacio Bland, unode los agentes enviados por los Es-tados Unidos a Chile para averi-guar el sistema de gobierno queaquí se implantaría. O'Higgins ex-plicó a Bland, en una conversaciónsostenida el 8 de mayo de 1818,en Santiago, que "el estado actualdel país es tal, que no sería posi-ble establecer todavía una Consti-tución, pero se promulgará en bre-ve un reglamento para su gobier-no provisorio. En las actuales cir-cunstancias, creo imposible dictaruna Constitución y peligroso con-vocar un Congreso... (6 ) ; estos

Congresos resultan, en la práctica,muy peligrosos; es fácil al enemi-go sacar partido de ellos, provo-cando discusiones y rivalidades yfomentando el espíritu de disen-sión o intriga. El país ya ha esta-do muy expuesto por un Congreso(7) y Venezuela y otras provin-cias se han perdido por la mismacausa. Por eso, aquí no se podráconvocar una reunión de esa clasehasta que la situación sea más apa-rente" (8).

Así, en esta creencia de ir pau-latinamente avanzando hacia unrégimen de mayor libertad, Ber-nardo O'Higgins decidió, en octu-bre de 1818, que había llegado elmomento de elaborar una Consti-tución provisoria. El 23 de octu-bre de 1818 se proclamó en solem-ne ceremonia, en el Tribunal delConsulado, la Constitución de eseaño. Chile, que con un supremo es-fuerzo había conquistado su lugarentre las naciones libres, entrabaasí en el orden jurídico constitu-cional. Este importante paso da-do por O'Higgins fue muy aplau-dido por los chilenos. Don Maria-no Egaña, en ese entonces juristay secretario del Tribunal de Mi-nería, lleno de entusiasmo se ex-presó así en la Asamblea: "Vues-tra Excelencia, sosteniendo los de-

(5) O'Higgins a Antonio José de Irisarri.Santiago, 16 de marzo de 1822. Va-lencia Avaria, Luis, op. cit., pág.108.

(6) Sólo dos meses habían transcurridodesde la batalla de Maipú y Osorioaún se encontraba en Talcahuano.

(7) Se refiere al Congreso de 1811.(8) Eyzaguirre, Jaime, op. cit., pp. 218-

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rechos de la nación en los camposde batalla, triunfaba, es verdad, yllevaba tras sí nuestra admiracióny gratitud; mas, éste era un triun-fo en que podían usurpar parte lafortuna y parte la ilusión de lagloria. Pero hacerse esclavo de laley estando en él lleno de la au-toridad ; quedar vencedor en estalucha de generosidad, donde elpueblo, confiado en las virtudesdel que destina para gobernarlo,pone en sus manos un mando sinlímites, y el jefe quiere sólo obe-decer a la voluntad pública y ha-cer crecer la autoridad de su car-go, por la de su mérito, éste es eltriunfo todo de Vuestra Excelen-cia y que hace que al día de hoypodamos llamar, con mejor títu-lo, el día de la gloria de O'Hig-gins" (9).

Claro es que también hubo al-gunos que desconfiaban de él. Só-lo veían en la nueva Constituciónla legalización de la dictadura. Es-te documento no fijaba un tiempolímite al mandato del Director Su-premo. Por otro lado, el Senadoinstituido por esta Constitución,al cual le estaban confiados losasuntos financieros, diplomáticosy de guerra, tampoco inspirabanconfianza a los opositores del Li-bertador, pues sus miembros ha-bían recibido de él su investidura.

Sin embargo, la Constitución de1818 era un primer paso en estedesarrollo paulatino hasta alcan-zar la organización republicanatan deseada por O'Higgins.

La oposición a su gobierno fueaumentando lentamente, principal-mente desde el Senado. La viejalucha medieval por los fueros habíarenacido. La aristocracia, despo-seída de la influencia política yademás herida en lo más íntimo

por las medidas que O'Higgins ha-bía tomado a su respecto (10), tra-tó de debilitarlo concentrando susesfuerzos en el Senado. Pero el Li-bertador se empeñó en conservarintactas sus prerrogativas, puesestaba convencido que sobre él re-caía la obligación de librar a lapatria de la anarquía, esa anar-quía enemiga de la libertad y elorden y generadora del despotis-mo.

En mayo de 1822, O'Higginsclausuró el Senado y decidió lla-mar a una convención preparato-ria con la intención de dictar unanueva Constitución, esta vez defi-nitiva. En su convocatoria expusola necesidad de crear nuevas leyes:" Rodeados de felices circunstan-" cias, coronados por la victoria," vengada la Patria, destruidos los" gérmenes desorganizadores, res-" tablecida en fin la paz interior," es ya tiempo, amados compatrio-" tas míos, de que establezcamos" los cimientos de un venturoso" porvenir. Estáis hartos de glo-" ria y de triunfos, ahora necesi-" tais instituciones y leyes. . . Es" necesario aplicar remedios a ma-" les envejecidos, pesar y aumen-" tar nuestros recursos, consolidar" el crédito público, reformar" nuestros Códigos, acomodándolos" a los progresos de la ciencia so-" cial y al estado de la civilización" del país; circunscribir última-

(9) Eyzaguirre, Jaime, op. cit, pág. 241.(10) Recordemos aquí la eliminación de

los títulos de nobleza y la prohibi-ción de usar los escudos de armasen las puertas de las casas. TambiénO'Higgins había intentado abolir losmayorazgos, pero sin lograrlo.

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' mente la autoridad dentro de' ciertos y seguros límites que sean' otras tantas garantías de los de-' rechos civiles y den al poder pú-' blico todas las facilidades de ha-' cer el bien sin poder dañar ja-'más" (11).

O'Higgins terminaba esta con-vocatoria señalando que él siemprehabía deseado la existencia deuna representación nacional, com-puesta por "los hombres más adap-tables para tales medidas, conci-liadas con la ilustración, usos, cos-tumbres, educación e intereses delpaís" (12). Todo avance a este res-pecto debía hacerse con prudenciay precauciones para que no setransformara en una medida con-traproducente.

La Convención quedó inaugu-rada solemnemente el 23 de juliode 1822. En esta casión O'Higginsmanifestó su intención de renun-ciar al cargo, poniéndolo en ma-nos de esta Asamblea, renunciaque fue rechazada unánimemente,reiterándosele su mandato.

La Constitución Política apro-bada por la Convención de 1822fue interpretada por la oposicióncomo una maniobra de O'Higginspara afianzarse en el poder. Ellaestablecía que a partir de eseaño, el Director Supremo duraríaen su cargo por un período de seisaños y tendría la posibilidad de serreelegido por otros cuatro años poruna sola vez, lo que significabaque O'Higgins podría mantenersecomo Director Supremo por diezaños más.

De esta forma, la oposición ter-minó por rebelarse. La acción vinode Coquimbo y especialmente deConcepción, cuyo intendente eraRamón Freiré. Las críticas de lossublevados se centraron en parti-

cular contra el Ministro RodríguezAldea, odiado por sus actitudes ysu participación en el gobiernorealista durante la Reconquista.

El temor de una guerra civil in-vadió a los habitantes de Santia-go. Aparentemente, el DirectorSupremo estaba empecinado enconservar el mando defendiéndolocon el auxilio de la guarnición dela ciudad. La guerra sería horri-ble, ya que Freiré había engancha-do indios en sus huestes. Parecíanecesario obtener cuanto antes larenuncia de O'Higgins. Además,para la aristocracia era la ocasiónde recuperar el poder que no de-tentaba desde hacía cinco años.

De este modo, el 28 de enero de1823 los más notables miembrosde esta aristocracia se reunieronen un Cabildo Abierto en el Tri-bunal del Consulado, con el objetode obtener la renuncia del Direc-tor Supremo.

Entre tanto, el pueblo, enarde-cido por algunos exaltados orado-res, se había volcado a las calles.

O'Higgins, que en un primer mo-mento consideró los hechos comouna revuelta contra su persona,terminó por ceder y asistió al Con-sulado. Después de momentos muytensos, el Director Supremo pidióque se nombraran comisionadospara discutir la situación. Por úl-timo, O'Higgins comprendió que

(11) El gobierno a los pueblos. Convoca-toria a una Convención preparatoria.Palacio Directorial de Santiago deChile, 7 de mayo de 1822. ValenciaAvaria, Luis, op. cit., pág. 115.

(12) O'Higgins a Miguel Zañartu. Santia-go, 15 de mayo de 1822. ValenciaAvaria, Luis, op. cit., pág. 374-5.

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debía renunciar y en un gesto ex-traordinariamente generoso y muyaplaudido por toda la concurrencia,entregó el mando. Sus últimas pa-labras, mientras se desprendía dela banda, fueron: "Siento no de-posi tar esta insignia ante la"Asamblea Nacional, de quien úl-t imamente la había recibido;"siento retirarme sin haber con-" solidado las instituciones que ella" había creído propias para el país"y que yo había jurado defender," pero llevo al menos el consuelo" de dejar a Chile independiente"de toda dominación extranjera," respetado en el extranjero, cu-" bierto de gloria por sus hechos" de armas. Doy gracias a la Divi-"na Providencia que me ha elegi-" do para instrumento de tales bie-" nes y que me han concedido la" fortaleza de ánimo necesaria para"resistir el inmenso peso que so-"bre mí han hecho gravitar las" azarosas circunstancias en que"he ejercido el mando" (13).

En seguida, abriéndose la casa-ca como ofertando su vida, pidióque sus acusadores le plantearansus quejas. Ante este gesto, laAsamblea prorrumpió en vítores.Después de todo, la aristocraciaque ahora le pedía la renuncia, erala misma que lo había seguido enlas batallas y que le había entre-gado el mando supremo despuésde Chacabuco. Nadie pretendíadiscutirle sus glorias.

En reemplazo del Director Su-premo, se eligió una Junta de Go-bierno compuesta por don Agustínde Eyzaquirre, don FernandoErrázuriz y don José Miguel In-fante. Esta Junta tendría que con-vocar a un Congreso que, en de-finitiva, sería el encargado de re-solver sobre las autoridades delpaís.

Días después, el Libertador viajóa Valparaíso con su madre y suhermana, junto a otras personasallegadas a él; ahí tuvo que espe-rar largos meses para que le exten-dieran los respectivos pasaportespara viajar fuera del país.

Al fin, el 17 de julio de 1823,se embarcaron todos ellos en lafragata británica "Fly", con des-tino al Callao, con la intención deseguir más tarde hacia Irlanda,vía Panamá. Sabemos, sin embar-go, que O'Higgins permaneció enel Perú hasta el día de su muerte,el 23 de octubre de 1842.

Sus últimas palabras antes deabandonar el territorio nacionallas dejó por escrito; la angustiade dejar su Patria tan querida leimpidió decirlas a viva voz:

"¡Compatriotas! Ya que no pue-" do abrazaros en mi despedida," permitid que os hable por últi-" ma vez. Con el corazón angustia-" do y la voz trémula os doy este" último adiós; el sentimiento con" que me separo de vosotros sólo" es comparable a mi gratitud: yo" he pedido, yo he solicitado esta' partida, que me es ahora tan sen-' sible; pero así lo exigen las cir-' cunstancias que habéis presen-' ciado y que yo he olvidado para' siempre. Sea cual fuere el lugar' adonde llegue, allí estoy con vo-' sotros y con mi cara patria;' siempre soy subdito de ella y' vuestro ciudadano. Aquí os son' ya inútiles mis servicios y os' queda al frente del gobierno' quien pueda haceros venturosos.' El Congreso va a instalarse y él' secundará sus esfuerzos: vuestra' docilidad os hará provechosos.

(13) Eyzaguirre, Jaime, op. cit., pp. 374-5.

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" Debéis recibir en breve sabias" instituciones, a c o m o d adas al" tiempo y a vuestra posición so-" cial; pero serán inútiles si no las" adoptáis con aquella deferencia"' generosa que prestaron a Solón" todos los partidos que devoraban" a Atenas. ¡ Quiera el Cielo hace-" ros felices, amantes del orden y"obsecuentes al que os dirige. . . !"¡Virtuoso ejército! ¡Compañeros" de armas!, llevo conmigo la dulce" memoria de vuestros triunfos y" me serán siempre gratos los que" la patria espera de vosotros para" consolidar su independencia"." (14).

BIBLIOGRAFIA

Archivo O'Higgins. 31 vols. Santiago,1946-1966.

Eyzaguirre, Jaime. O'Higgins. Santiago,Empresa Editora Zig-Zag, 1946.

Eyzaguirre, Jaime. Historia de Chile. 2tomos en un volumen. Santiago, Edi-torial Zig-Zag, 1973.

Fernández, Sergio. O'Higgins. Santiago,Editorial Orbe, 1974.

Valencia Avaria, Luis. El Pensamiento deO'Higgins. Santiago, Editorial del Pací-fico, 1974.

(14) Eyzaguirre, Jaime, op. cit., pág. 387.

Fragmento de la carta escrita por O'Higgins al Capitán Coghland, de laReal Marina Inglesa. (Se encuentra en el Archivo del Foreign Office,

en Londres).

Chile Nuevo (1) y Viejo se extiende en el Pacífico desde la bahía de Mejilloneshasta las islas Nueva Shetland del Sur (2) en la latitud 65 grados sur y en elAtlántico desde la península de San Jorge en latitud 42 grados hasta las islasNueva Shetland del Sur, o sea, 23 grados que añadidos a 42 en el Pacífico hacen65 grados o 3.900 millas geográficas, con una superabundancia de excelentes puertosen ambos océanos y todos ellos salobres en todas las estaciones.

Bernardo O'Higgins.

(1) Chile Nuevo era el extenso territorio de la Patagonia.

(2) Las islas Shetland del Sur era lo único que se conocía del casquete antarticosudamericano en esa época.

CUATRO ASUNTOS FUNDAMENTALES EN LASRELACIONES CHILENO - ARGENTINAS RESUELTOSEN EL LAUDO ARBITRAL DEL GOBIERNO DE

S. M. BRITANICA

I.

EL SUPUESTO PRINCIPIO OCEANICO, DE CREACION ARGENTINA.

II.

EL MERIDIANO DEL CABO DE HORNOS COMO PRETENDIDOLIMITE ENTRE ATLANTICO Y PACIFICO.

III.

JURISDICCIONES MARITIMAS. SU STATUS.

IV.

DOMINIO DEL ESTRECHO DE MAGALLANES.

V.

REFLEXIONES.

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E L A U T O R

FABIO VIO VALDIVIESO

-Abogado.-Profesor de Derecho Internacional Pú-blico Marítimo.

-Escuela Naval Arturo Prat (1943-1959).

-Academia de Guerra Naval (1943-1947).

-Universidad Católica de Valparaíso(1943-1947).

-Profesor de Derecho Civil.-Universidad Católica de Valparaíso

(1947-1964).-Universidad Católica de Santiago

(1968-1970).-Estudios de Derecho Marítimo Inter-nacional. Invitado por el Gobierno Es-pañol. Año 1955.

-Asesor Jurídico de la Armada Nacional,Dirección del Litoral y de Marina Mer-cante (1943-1961).

-Fundador, Organizador y Primer Di-rector de la Dirección de Fronteras yLímites del Estado (1967-1971).

-Embajador de Chile en Holanda (1965-1967).

-Presidente de la Delegación Chilena ala Conferencia Mundial del Comité Ma-rítimo Intergubernamental de Madrid.1955.

-Presidente de la Delegación Chilena queintegró la Comisión Chileno-Argentinaque preparó las ideas orientadoras delCompromiso Arbitral del Diferendo dela Zona del Beagle. 1970.

-Presidente de la Delegación Chilena alas Reuniones Consultivas del TratadoAntartico. París 1968 y Japón 1970.

-Presidente de la Reunión sobre el Pa-cífico Sur, celebrada en Santiago deChile el año 1968 entre Chile-Perú-Ecuador y Estados Unidos de Norte-américa.

-Presidente de la Delegación Chilena ala reunión celebrada en Lima, Perú, elaño 1968 sobre el Pacífico Sur.

-Integrante del Consejo Superior de Se-guridad Nacional (1967-1971).

-Presidente de la Comisión permanenteChilena Antartica creada por D/S. 735(RR.EE.) de 23. X. 1970 (1970-1971).

-Presidente de la Comisión Chilena deLímites (1967-1971).

-Fiscal de Astilleros y Maestranza dela Armada "ASMAR" (1967-1975).

-Autor de varias obras jurídicas, espe-cialmente de carácter marítimo inter-nacional, y de artículos publicados enesta Revista.

INTRODUCCION

Chile y Argentina han manteni-do conversaciones, celebrado nego-ciaciones y redactado documentossobre asuntos de límites, durantemás de cien años.

Existió, justificadamente, la con-vicción de que la aprobación porambos países del Tratado de 1881,había logrado la "solución comple-ta, definitiva y final a todas lascuestiones territoriales que aúnsubsistían", porque como lo expre-sa el Arbitro Británico en su Lau-do de 1977, durante el litigio queante él se desarrolló (1) "hubocoincidencia" entre los represen-tantes oficiales de Chile y de Ar-

(1): A raíz de una iniciativa ar-gentina en 1964 de someter sus desave-nencias con Chile sobre materias limí-trofes, a la Corte Internacional de Jus-ticia, se desarrollaron durante tres añosconversaciones buscando el acuerdo nece-sario sobre las materias que se entrega-rían al conocimiento de ella. Tal acuerdono se alcanzó y Chile ejercitó el 11. XII.1967 el derecho contemplado en el Art.V del Tratado de 1902, entregando la de-cisión de aquellas desavenencias al Ar-bitro, el Gobierno de S.M. Británica. Lasetapas principales de este juicio puedenresumirse así:

a) Diciembre 1967 a enero 1970: Ar-gentina se resiste a dar cumplimiento alTratado de 1902 y no concurre al Ar-bitro.

b) Enero hasta agosto 1970: una Co-

misión mixta chileno-argentina preparael Compromiso Arbitral.

c) 22. X. 1970: Argentina concurre alArbitro.

d) 22. VII. 1971: el Arbitro dicta elCompromiso.

e) 2. V. 1977: el Arbitro notifica a lasPartes su sentencia dictada el 18 de abrilde 1977.

f) El 25 de enero de 1978 el GobiernoArgentino comunica que no acatará elfallo del Arbitro por considerarlo "insa-nablemente nulo".

(2) : La Corte y el Laudo estable-cieron que el precio que hubo de pa-gar Chile para obtener en compensaciónel control exclusivo del Estrecho de Ma-gallanes fue la cesión de la Patagonia.Pero el Estrecho de Magallanes ya eraíntegramente chileno. Véase Cap. IV.

gentina "que el objetivo del Trata-do de 1881" fue dar esa solución,y que "el Tratado lo cumplió en for-ma tal que entonces nada quedó in-tencionalmente sin distribuir. . .".

Recordemos que en él la Repú-blica vecina obtuvo como una con-quista —porque ningún titulo leotorgaba derechos sobre ella— laextensa y rica Patagonia, sin com-

de Chile (2).

Aquella justificada convicción sevio confirmada por un tiempo, por-que la soberanía de Chile en el Con-

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tinente —que el Tratado de 1881 ysu correcta interpretación vinierona confirmar— no fue disputadapor Argentina durante las décadassiguientes a la firma de ese ins-trumento.

Luego, sin embargo, en el proce-so de traslado a terreno o de apli-cación de sus normas, se advirtióuna manifiesta diferencia de crite-rio de parte de Argentina en rela-ción al Tratado.

En las áreas Norte y Centro, esetraslado se realizó conformándose alos principios que la técnica señala,con estricta aplicación a las normasde aquél, y hasta la fecha, tal cri-terio y proceder se han mantenido(3).

En el área Sur, en cambio, la si-tuación se manejó por Argentina,algunos años después del Tratado,en forma diferente, apreciándoseentre ambos países criterios subs-tancialmente distintos en las cues-

tiones limítrofes en esa zona: mien-tras para Chile los asuntos limitarneos deben ser conducidos —al igualque en el Norte y Centro— a la luzdel Derecho y sobre la base de losTratados y de los principios de De-recho Internacional, lo que exigeque sea un Tribunal, arbitral o no,el que los resuelva en caso de con-flictos; para Argentina se trata deasuntos políticos que no requierende la "vía justiciable", la que abier-tamente resiste; posición que se ex-plica —a nuestro juicio— porquelo que ha buscado siempre Argenti-na en la zona Sur no ha sido elreconocimiento de Derechos incor-porados a su patrimonio en virtudde Tratados u otros títulos legíti-mos, sino la obtención de "conquis-tas" sugeridas por las concepcionesgeopolíticas de moda, que en esaRegión se han actualizado por lasinmensas posibilidades que las mo-dernas técnicas han revelado al

(3) : El V de mayo de 1893 sus-criben Chile y Argentina un Protocoloque resuelve algunas desavenencias deorden práctico en esas áreas (salvo elcaso de la Bahía de San Sebastián).

El 20 de noviembre de 1902 en la Cor-te de Saint James (Londres) su Majes-tad el Rey Eduardo VII dicta su fallosobre dificultades en la región del Pasode San Francisco, en la hoya del LagoLacar, en las inmediaciones del LagoNahuelhuapi, y en la región adyacenteal Estuario de la Ultima Esperanza. Fi-nalmente, el 9 de diciembre de 1966 SuMajestad la Reina Isabel II dicta elLaudo sobre el diferendo Palena.

Estos tres documentos fueron respeta-dos y cumplidos por Chile y Argentina.Por otra parte, desde el año 1941 ambos

países realizan una labor conjunta y enperfecta armonía en cumplimiento delProtocolo suscrito ese año, precisando ellímite común a través de hitos. El Art.8 de ese Protocolo dispone que: "Cuan-do al ejecutar un amojonamiento se pro-dujera un desacuerdo sobre la ubicaciónde la línea divisoria, los Comisionadosactuantes ejecutarán en conjunto el le-vantamiento de un plano a escala mayorde la zona cuestionada y lo acompañaránde un informe por cada una de las Par-tes. Con estos elementos las Cancilleríasde ambos países resolverán lo que corres-ponda. En caso de disidencia entre estasúltimas, los Gobiernos la someterán alarbitraje de un perito de un tercer Esta-do, el que será nombrado de comúnacuerdo dentro del plazo de un mes deconocida ésta".

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mundo sobre explotación de los fon-dos marinos y, especialmente, laexistencia de petróleo.

Fue a comienzos de este sigloque, sobre la base de variadas y aveces contradictorias interpretacio-nes del Tratado de 1881, se mani-festó en Argentina cierta disposi-ción a cuestionar algunos aspectosde él en esta zona; y, más que ello,a tratar de superarlo o sobrepasar-lo, dando origen a una larga discu-sión entre ambos países.

CHILE, EN CAMBIO, JAMASSOLICITO NADA A LA REPU-BLICA ARGENTINA, NI LEPLANTEO EXIGENCIA ALGU-NA.

En síntesis los asuntos cuestiona-dos por Argentina fueron oficial-mente: a) año 1893, la Bahía deSan Sebastián; b) 1904-1905, un lí-mite marítimo en el Canal Beagle;c) 1915 y 1938, ese límite y, ade-más, las islas Picton, Lennox yNueva; d) 1960, estas peticiones yel uso de todas las aguas interioreschilenas para la navegación sin li-mitaciones ni controles, incluso desus barcos de guerra; e) 1964 y1971, las mismas aspiraciones de1915 y 1938.

Los resultados de estas aspira-ciones los conoce todo el país: Ar-gentina concurrió con satisfac-ción a la suscripción del Protocolo

(4) La notificación del Laudo arbitralde 18-IV-1977 (véase nota 1) que confir-mó el dominio chileno sobre las Islas Pic-ton, Lennox, y Nueva, fue seguida ennuestro país de una campaña publicitariarealmente wagneriana, destinada a probarque Chile había triunfado en el litigio yque Argentina era la gran derrotada. Fueuna campaña manifiestamente manejadadesde una sola mano y destinada a tratarde prestigiar a una o más de las perso-

de 1893 porque obtuvo lo buscado,ya que Chile le cedió graciosamente—y también sin compensación— laBahía de San Sebastián.

Fue en el curso del litigio an-te el Arbitro Británico conocido co-mo el del Beagle, 1967-1977 (1),donde la defensa chilena concediógraciosamente a la República Ar-gentina esa aspiración suya, sobrela determinación del Eje del Canalque ese año 1905 la propia Argen-tina "detuvo para un mejor estu-dio" y que luego la reiteró —comodecíamos— en los proyectos de Pro-tocolo de 1915-1938 y 1960 y, final-mente, en el Compromiso de 1971

Esta inexplicable e injustificadacesión importó para Chile perder lamitad norte del Canal Beagle y lasislas que en ella se encuentran, al-gunas ocupadas por faros o elemen-tos de seguridad de la navegaciónchilenos.

Al comunicar al país el Cancillerchileno el Laudo dictado sobre elArbitro expresó: "Chile perdió untrozo de su territorio sobre el queejercía plena soberanía, en benefi-cio de Argentina" (2. V. 1977).La cesión chilena que nos ocupa —ami juicio— debilitó el valor estra-tégico de las tres islas y, en gene-ral, de la región Sur chilena; seráfuente de serios conflictos y enca-recerá considerablemente nuestropresupuesto naval. (4)

nas que actuaron en el litigio. Fue unacampaña no oficial. Su falta de sobriedadreveladora de un absoluto desconocimien-to de la historia y carente del más ele-mental sentido diplomático especialmenteen los momentos internacionales que vivíael país, por desatinada, no fue buena pa-ra nuestras relaciones con la RepúblicaArgentina. Golpeó muy fuerte la sensibi-lidad y personalidad de los argentinos.Realmente, resultaba innecesaria desde to-

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Las pretensiones argentinas enlas islas Picton, Lennox y Nue-va no fueron satisfechas, porque elArbitro Británico confirmó el do-minio chileno sobre ellas, rechazan-do todos los argumentos, doctrinasy teorías que Argentina planteópara tratar de justificar un imagi-nario derecho sobre ellas.

En 1978, Argentina sorprendióal mundo con su planteamiento so-bre nuevos asuntos, que en los cienaños de negociaciones con Chile ja-más habían sido materias o temas

de ellas; y lo hizo con el carácterde exigencias que consideraban, in-cluso, la posibilidad de una guerra.

Se trata de la aplicación de uninexistente Principio Oceánico, deuna supuesta teoría sobre el Meri-diano del Cabo de Hornos, de laimaginaria condición de corribere-ño del Estrecho de Magallanes, yde la aplicación de un status de ex-cepción en materia de jurisdiccio-nes marítimas.

El presante ensayo se ocupa deestas pretensiones argentinas "ver-sión 1978" y su incidencia en la Me-diación de S.S. el Papa.

do punto de vista, conociendo el tempera-mento de nuestros vecinos.

El Gobierno argentino se sirvió de ellacon especial habilidad. Se exhibió como elgran derrotado, en circunstancias que fueel que triunfó en el litigio, obteniendo unaimportante conquista territorial y estraté-gica. Esa campaña dejó la primera impre-sión en la opinión pública chilena, comodecíamos, que Chile había triunfado. Pero,luego quienes entienden de estos asuntosempezaron a preguntarse, ¿por qué no seha explicado y justificado la pérdida dela mitad del Canal? ¿Por qué durante másde cien años todos los Presidentes de Chile,los Estados Mayores de las Fuerzas Ar-madas, los Ministros de Estado, y tra-tadistas de la talla de Alejandro Alvarez,Guillermo Guerra, Cruchaga Ossa, JaimeEyzaguirre, estudiosos y técnicos como elAlmirante Rafael Santibáñez y otros, ve-nían sosteniendo y predicando que éramosdueños de la totalidad del Canal, y justa-mente en el momento en que había quedefender ésa, que fue la posición oficialchilena, la representación nuestra se olvi-daba de ella y cedía graciosamente y sincompensación alguna esa mitad (véasenota 7, párrafo III. 2). Ciertamente quela historia hará la calificación que corres-ponda. Por ahora detengámonos en laafirmación de quienes han sostenido quela solución de haber fijado la línea mediadel Canal como límite, que él se conformacon el Moderno Derecho Internacional. A

nuestro juicio, sin embargo, la peor solu-ción que podía haberse encontrado parael Canal Beagle, fue la de la línea me-dia. Es que las características del Canalson muy especiales e incompatibles conella.

En efecto, según informaciones oficialesque recibí de la Armada Nacional mien-tras desempeñaba el cargo de Director dela Dirección Nacional de Fronteras y Lí-mites del Estado, las aguas que resultande trazar la línea media del Canal comose hizo en definitiva a petición de la De-fensa de Chile no permiten la navegaciónseparada y paralela a lo largo del Canalpor cada uno de los Estados. No existe laposibilidad de aguas propias navegablespara cada uno de ellos.

Por esto, sostuve siempre que nuestroPaís, en ejercicio de la plena soberaníaque le otorgaba el Tratado de 1881 criti-cable o no conforme al Moderno Derecho,pero consecuente con el vigente a la épocade su dictación —debía entregar el Canala la libre navegación— no de Argentinasolamente, sino de todos los pueblos delMundo, sujeta a las consideraciones quenosotros fijáramos, tanto para períodos depaz como de conflictos.

En cambio, con la solución que se hadado se ha creado una nueva fuente deconflictos. Ciertamente que en el Moder-no Derecho del Mar no será posible en-contrar una justificación a ella.

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C A P I T U L O I

EL SUPUESTO "PRINCIPIO OCEANICO" DE CREACION ARGENTINA

1.1. En qué consiste el supuestoprincipio oceánico.

Argentina ha tratado de formarconciencia en el mundo, desde hacemuchos años, sobre la existencia deun "principio oceánico" que en suconcepto habría sido aprobado porChile y Argentina, y que consisti-ría en que cada uno de estos dospaíses tendría "un derecho PRI-MORDIAL o "a Priori" a todas lascostas y litoral del continente y alo que se hallare sobre ellos; en elAtlántico, en el caso de Argentina,y en el Pacífico, en el caso de Chile,teniendo como contrapartida la res-pectiva renuncia a todos los dere-chos en las costas o litoral opues-tos".

1.2. Fuentes del pretendido prin-cipio oceánico según Argen-tina.

Para la República vecina, el pre-tendido principio tiene tres fuen-tes:

1.2.1. El Utis Possidetis Jurede 1810.

1.2.2. Un principio subyacenteque debe regir todo elTratado de Límites de1881.

1.2.3. El Art. II del Protocolode 1893.

Nos proponemos en el presenteestudio ofrecer los elementos dejuicio que permiten concluir que noexiste un principio oceánico acep-tado por ambos países; porque con-forme al sistema de Utis PossidetisJure de 1810, jamás aplicó España

entre Chile y Argentina, un princi-pio atlántico o de división oceánica.Incluso, existen antecedentes parasostener que la jurisdicción de Chi-le en épocas anteriores a 1810 abar-caba todo el vértice austral del con-tinente, de uno a otro mar. Asimis-mo, el Utis Possidetis Jure fue de-jado atrás y superado por el régi-men del Tratado de 1881.

Por otra parte, el Tratado de1881 no contiene un elemento atlán-tico de carácter general orientadorde él. El elemento fundamental dela solución que efectuó ese Tratadono fue la antítesis Magallanes-Atlántico, como sostuvo Argentina,sino la antítesis Patagonia- Maga-llanes.

Finalmente, el Protocolo de 1893que fue el arma esgrimida por Ar-gentina para sustentar un princi-pio Atlántico-Pacífico, fue desauto-rizado por la Corte Asesora del Ar-bitro Británico como fuente y jus-tificación de tal principio, despuésde analizar y ponderar con extremaobjetividad, tanto las pruebas comolos argumentos que la defensa ar-gentina hizo valer sin limitacionesdurante el muy prolongado juicioque se tramitó ante ella. (Años1967-1977). (1)

1.2.1. El utis possidetis jure de1810 y el supuesto prin-cipio oceánico.

El Tratado deLímites chile-no - argentinode 1881.

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En el pasado siglo, después deprolongadas discusiones entre laRepública de Chile y la RepúblicaArgentina sobre sus límites terri-toriales, se firmó el 23 de julio de1881 el Tratado de Límites que pu-so fin a tal polémica. Este Tratadodestinado a determinar la fronterainconmovible entre los dos países,se refiere a la parte austral del Con-tinente en las disposiciones de susartículos 2 y 3.

El texto de esos artículos es elsiguiente:

Artículo Segundo.—En la par-te Austral del Continente y alNorte del Estrecho de Magalla-nes, el límite entre los dos paísesserá una línea que, partiendo dePunta Dungeness, se prolonguepor tierra hasta Monte Dinero;de aquí continuará hacia el Oes-te siguiendo las mayores eleva-ciones de la cadena de colinasque allí existen hasta tocar en laaltura de Monte Aymond. De es-te punto se prolongará la líneahasta la intersección del meri-diano setenta con el paralelo cin-cuenta y dos de latitud y de aquíseguirá hacia el Oeste, coinci-diendo con este último paralelohasta el divortia aquarum de losAndes. Los territorios que que-dan al Norte de dicha línea per-tenecerán a la República Argen-tina, y a Chile los que se extien-dan al Sur, sin perjuicio de lo quedispone respecto de la Tierra delFuego e islas adyacentes el ar-tículo tercero.

Artículo Tercero.—En la Tie-rra del Fuego se trazará una lí-nea que, partiendo del punto de-nominado Cabo del EspírituSanto en la latitud cincuenta ydos grados cuarenta minutos, seprolongará hacia el Sur, coinci-

diendo con el meridiano occiden-tal de Greenwich, sesenta y ochogrados, treinta y cuatro minutoshasta tocar con el Canal Beagle.La Tierra del Fuego dividida deesta manera será chilena en laparte occidental y argentina enla parte oriental. En cuanto a lasislas, pertenecerán a la Repúbli-ca Argentina la isla de los Esta-dos, los islotes próximamente in-mediatos a ésta y demás islasque haya sobre el Atlántico aloriente de la Tierra del Fuego ycostas orientales de la Patago-nia; y pertenecerán a Chile to-das las islas al Sur del Canal"Beagle" hasta el Cabo de Hor-nos y las que haya al occidentede la Tierra del Fuego.

Reconocieron ellos la soberaníade Chile sobre todos los territoriosque se extienden al sur de la líneade la frontera descrita en el artícu-lo 2º, con tan sólo las excepcionesespecíficamente señaladas en el ar-tículo 3º.

Objetivo del Tratado de 1881

Refiriéndose al objetivo y natu-raleza de este Tratado, la CorteAsesora del Gobierno de S.M. Bri-tánica en el Informe y Decisiónque emitió el 18 de febrero de 1977y que fue elevado a la categoría deLaudo por ese Gobierno en su con-dición de Arbitro en el litigio chi-leno-argentino de 1967-1977, expre-saba que Argentina y Chile "hancoincidido" en que tal objetivo fue"dar solución completa, definitiva yfinal a todas las cuestiones territo-riales que aún subsistían y que de-be considerarse que el Tratado locumplió en forma tal que entoncesnada quedó intencionalmente sindistribuir, aún cuando debiera efec-

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tuarse posteriormente la demarca-ción detallada del límite en el te-rreno, o fuere necesario resolverdeterminadas diferencias de inter-pretación ;"

Fundada en estas consideracio-nes, la Corte estima "que, en conse-cuencia, sea cual fuere el régimenque creó el Tratado de 1881, derogóy substituyó todos los arreglos yentendimientos territoriales pre-existentes entre las Partes, así co-mo cualesquiera principios anterio-res que rigieren la distribución te-rritorial en Hispanoamérica, consujeción, por lo menos en opiniónde una de las Partes, a la subsis-tente pertinencia de esos arreglos,entendimientos o principios, paralos efectos de interpretar el régi-men de 1881."

El principio del utispossidetis fue superadoy dejado atrás por elrégimen del Tratadode 1881.

Argentina había sostenido en elcurso del litigio, que el utis posside-tis sobrevive como un principio tra-dicional y respetado, a cuya luz de-be entenderse todo el Tratado y quedebe prevalecer en el caso de con-flicto insoluble o duda respecto dela inteligencia o finalidad del Tra-tado.

La Corte no compartió tal posi-ción y la rechazó, porque, a su jui-cio, en el caso particular del Tra-tado de 1881, resultaría inútil tra-tar de solucionar dudas o conflictostocantes a ese Tratado, recurriendoal mismo principio o doctrina cuyosinciertos efectos sobre las relacio-nes territoriales entre las Partesfueron causa de que se suscribierael mismo, como medio único e in-

tencionadamente final de resolveraquella incertidumbre.

Proceder en tal forma, sostienela Corte, sería tan sólo penetrar enun "circulus inextricabilis."

Consecuente con este criterio, laCorte sostuvo "que no está llamadaa juzgar cuáles habrían sido losderechos de las Partes sobre la ba-se del utis possidetis de 1810" en-tre otras razones "porque se supo-ne que esos derechos —cualesquie-ra que hayan sido— fueron supera-dos y dejados atrás por el régimenque deriva del Tratado de 1881".

España jamás aplicóentre Chile y Argenti-na el principio Atlán-tico o de división oceá-nica.

Cabe observar, sin embargo, quesi la Corte hubiera estimado nece-sario abocarse al estudio de la si-tuación a la luz del utis possidetis,habría necesariamente arribado aconclusiones sorprendentes, confir-matorias de las que alcanzó al mar-gen del dicho utis possidetis.

El diplomático chileno Raúl Ba-zán Dávila en tres documentadosartículos publicados en "El Mercu-rio" los días 25, 26 y 27 de noviem-bre de 1978, estudió a fondo la si-tuación existente entre 1534 y 1810.

Sobre la base de citas de docu-mentos oficiales y de cartas y ma-pas no discutidos, está en situaciónde sostener, por ejemplo, que "Espa-ña, en su primera demarcación delo que es hoy Chile y Argentina, ne-gó el principio de la división oceá-nica, pues a cada una les dio sali-da al mar del sur y al mar del nor-te, es decir, a los dos océanos".

Luego agrega: "La jurisdicciónde Chile abarcaba todo el vérticeaustral del continente, de uno a otro

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mar. Así lo describen el mapa deGerardo Mercator, impreso en 1631,y el de Alonso de Ovalle, impresoen 1646. Así lo entendían tambiénlas autoridades coloniales, según locomprueba el mapa manuscrito, di-bujado hacia 1671, que la ReinaMariana envió al Consejo de Indiascon instrucciones para la defensadel Estrecho.

La cartografía posterior revelaque nada cambió en la jurisdicciónde Chile a lo largo del siglo XVIII.Es lo que atestigua el mana de Gui-llaume de L'Isle, en sus ediciones de1700 y de 1745, así como los mapasde De Fer (1705), de Vissche(1712), de Molí (1715), de Homan(1733) y de los hijos de éste(1746)."

Tal era la situación —concluye—en 1810. "Este año, que es el quefija el utis possidetis juris, encuen-tra a Chile, al igual que dos y me-dio siglos antes, con frente a losdos mares".

"Podemos, entonces, concluir —sostiene el señor Bazán— que ja-más aplicó España, entre Chile yArgentina, el principio atlántico ode división oceánica".

1.2.2. Un imaginario principiooceánico subyacente que enconcepto de Argentina deberegir todo el Tratado deLímites de 1881.

El elementofundamentalde la soluciónque efectuó elTratado de1881 fue la an-títesis Patago-nia - Magalla-nes.

La defensa argentina que actuóen el litigio ante el Arbitro Britá-nico estuvo de acuerdo —en opiniónde la Corte— con la defensa chile-na, en que el Tratado de 1881 cons-tituyó un arreglo transaccional en-tre las Partes.

No hubo acuerdo, sin embargo,sobre la naturaleza de esa transac-ción.

Para Chile —observa la Corte—el aspecto esencial de la misma fuela renuncia que él hizo a su preten-sión sobre la "Patagonia propia-mente tal" y el reconocimiento, porsu parte, del dominio de Argentinasobre esa importante región: todoello a cambio de la renuncia argen-tina a sus pretensiones magalláni-cas y del correlativo reconocimientodel derecho de Chile al control ex-clusivo del Estrecho de Magallanesy de todas las islas y territorios con-tiguos, al sur de la línea Dun-geness-Andes y, en principio, hastael Cabo de Hornos, con excepciónsolamente de aquellos territorios oislas que otras disposiciones delTratado específicamente atribuye-ren a Argentina o negaren a Chile.

"En cambio para Argentina,Chile nunca tuvo pretensiones vale-deras sobre la Patagonia propia-mente tal y que las definiciones delos límites patagónicos que contie-nen los Artículos I y II (esto es, denorte a sur por los Andes hasta lle-gar a la línea Andes-Dungeness yen seguida, por dicha línea hasta elAtlántico) constituían, simplemen-te, el reconocimiento de la validezde los derechos adquiridos de Ar-gentina y no nuevas asignacionesterritoriales en beneficio de ella.En consecuencia, la Patagonia pro-piamente tal jamás habría entradoen la transacción, que solamenteprincipia con la asignación a Chilede la región magallánica. La ver-

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dadera base de la transacción o ne-gocio no habría sido, por ende, laPatagonia versus el Estrecho y lasregiones contiguas, sino éstas yaquél versus el reconocimiento, enfavor de Argentina, del "principioAtlántico".

La Corte, después de ponderarlos argumentos y antecedentes ex-puestos por las Partes acerca delasunto, concluyó sosteniendo que"el acuerdo que se logró eventual-mente, que nada dio a Chile al nor-te de dicha línea, fue el precio quehubo de pagar Chile para obtener,en compensación, el control exclu-sivo del Estrecho y de toda la re-gión magallánica, que siempre fuesu desiderátum, tal como lo fue pa-ra Argentina el reconocimientodefinitivo de toda la Patagonia sal-vo la pequeña parte que se extien-de hasta el Estrecho, al sur de lalínea Dungeness-Andes. Fue esto loque concedió Chile, al renunciar auna pretensión que, por lo menospolíticamente, tenía aún suficientevitalidad y contenido como para quesu abandono definitivo revistieracapital importancia para Argenti-na".

"Ello y la asignación de territo-rio patagónico en beneficio de Ar-gentina que efectúa el Artículo IIdel Tratado, son las bases en cuyomérito la Corte llega a la conclu-sión de que el elemento fundamen-tal de la solución que efectuó el Tra-tado fue la antítesis Patagonia-Ma-gallanes y no Magallanes-Atlántico.Ante esto y a pesar de su impor-tancia, el resto era secundario."

La cláusula de las islas.

Pero la Corte fue más lejos aúnpara rechazar las pretensiones ar-gentinas sobre la existencia de un

imaginario principio oceánico sub-yacente que debe regir todo el Tra-tado de 1881.

Al efecto, analizando lo que de-nomina "la cláusula de las islas",reitera su rechazo a la existencia detal principio.

Por una razón de método y paraevitar repeticiones, nos ocuparemosde este aspecto más adelante, en elpárrafo II al tratar el asunto delMeridiano del Cabo de Hornos.

1.2.3. El Artículo II del Protocolode 1893.

Origen, razón deser y contenidodel Protocolo de1893.

Poco tiempo después de celebra-do el Tratado de 1881, Chile y Ar-gentina designaron dos peritos porcada país, para llevar a terreno losacuerdos contenidos en él.

Encontrándose los peritos en ple-na actividad, resolvieron suspen-derla para someter a sus respecti-vos Gobiernos cinco divergenciasque habían constatado.

Como observa el Profesor Gue-rra en su libro, al que luego nosreferiremos: "De estas cinco diver-gencias que se habían producidoentre las comisiones periciales has-ta el año 1893, la primera, la se-gunda y la cuarta, se relacionabancon la demarcación de las dos Re-públicas en la parte continental, latercera se refería a la demarcaciónen la Tierra del Fuego, Isla Gran-de y la quinta a las atribuciones delas sub-comisiones. Pero ningunade las cinco se relacionaba con lademarcación en el Canal Beagle,pues como ésta ni siquiera se habíaproyectado, mal podía haber dadolugar a dificultad alguna.

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Sometidas todas ellas al estudiode ambos Gobiernos, éstos se pu-sieron de acuerdo para zanjarlas.

Y, al efecto, convinieron y sus-cribieron el Protocolo de 1º de ma-yo de 1893, estableciendo reglasaclaratorias e interpretativas delTratado de 1881.

Su objeto fue subsanar las difi-cultades producidas, sin alterar,por lo demás, las disposiciones delpacto fundamental de 23 de juliode 1881, como se expresa claramen-te en el artículo 10, que dice así:"El contenido de las estipulacionesanteriores no menoscaba en lo másmínimo el espíritu del Tratado deLímites de 1881, y se declara, porconsiguiente, que subsisten en todosu vigor los recursos conciliatoriospara salvar cualquiera dificultad,prescritos por los artículos 1º y 6ºdel mismo".

"La aclaración no se extendía atodas las disposiciones del Tratado,sino únicamente a aquellas que ha-bían dado lugar a alguna dificultadentre las Comisiones periciales en-cargadas de aplicar en el terreno lodispuesto por el Tratado, y no sehabía producido ninguna respectoa la soberanía de las islas Picton yNueva, por cuanto no se había ini-ciado antes de 1893, como no seha iniciado hasta la fecha actual(1917) la demarcación en el CanalBeagle". (Profesor Guerra).

En el Art. II de ese Protocolo sedispuso: "Los infrascritos declaranque, a juicio de sus Gobiernos res-pectivos, y según el espíritu delTratado de Límites, la RepúblicaArgentina conserva su dominio ysoberanía sobre todo el territorioque se extiende al oriente del enca-denamiento principal de los Andes,hasta las costas del Atlántico, como

la República de Chile el territoriooccidental hasta las costas del Pa-cífico; entendiéndose que, por lasdisposiciones de dicho Tratado, lasoberanía de cada Estado sobre ellitoral respectivo es absoluta, de talsuerte, que Chile no puede preten-der punto alguno hacia el Atlántico,como la República Argentina nopuede pretenderlo hacia el Pacífico.Si en la parte peninsular del Sur, alacercarse al paralelo 52, aparecierela Cordillera internada entre los ca-nales del Pacífico que allí existen,los Peritos dispondrán el estudiodel terreno para fijar una línea di-visoria que deje a Chile las costasde esos canales; en vista de cuyosestudios, ambos Gobiernos la deter-minarán amigablemente".

Este artículo sirvió por muchotiempo a los argentinos para im-presionar al mundo sobre un "prin-cipio oceánico" que habría sidoaprobado por ambos países en 1893.

El catedrático don Juan Guiller-mo Guerra en su famoso libro "LaSoberanía Chilena en las islas alSur de Canal Beagle" publicado en1917, es quien ha estudiado más aíondo la razón, sentido y alcance delartículo que nos ocupa. Refiriéndoseal Art. II transcrito expresa que "deél se desprende sin dificultad queel objeto que tuvo en vista fue acla-rar la demarcación entre territoriossituados al oriente y al occidentedel "encadenamiento principal delos Andes", sin que pasara por lamente de los contratantes aclarardificultades que no se habían pro-ducido siquiera para demarcar islassituadas al norte y sur del CanalBeagle.

Se quiso solucionar los desacuer-dos producidos en la determinaciónde la línea que, corriendo de nortea sur por la Cordillera de los An-des debía limitar el territorio ar-

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gentino de la Patagonia con la cos-ta occidental chilena".

Luego, en un aspecto más gene-ral, el Sr. Guerra observa que "elprotocolo de 1º de mayo de 1893 noes un tratado que tenga vida pro-pia e independiente, que trace re-glas sustantivas o cree derechosdistintos de los establecidos por elTratado de Límites de 23 de juliode 1881, sino por el contrario, unacuerdo diplomático cuyo único ob-jeto fue aclarar dudas y solucionardificultades que se habían presen-tado al llevar al terreno las dispo-siciones de aquel Tratado. Por con-siguiente, no se puede invocar elprotocolo de 1893 como una fuenteprincipal de derechos y obligacio-nes".

Para él, con razón el protocolode 1893 no puede servir de funda-mento a una tesis oceánica.

Es que "el Tratado de 1881 con-sagra en la parte segunda del Art.III la soberanía de Chile sobre "to-das" las islas situadas "al sur delCanal Beagle hasta el Cabo de Hor-nos" sin distinguir para nada en-tre las que se encuentran situadassobre el Pacífico y las que se en-cuentran situadas sobre el Atlánti-co. No tomó absolutamente en cuen-ta accidentes situados al oriente yal poniente, y sí tan sólo accidentesgeográficos situados al norte y sur,como son el Canal Beagle y el Cabode Hornos".

Por otra parte, del texto mismodel protocolo de 1893 "aparece quesu mente fue mantener el sentidodel Tratado de 1881, aún en aque-llas disposiciones que tendía a in-terpretar, porque los desacuerdosproducidos hacían "necesaria la in-terpretación, y con mucha mayorrazón en disposiciones como las dela parte final del Art. III que no

había para qué interpretarlas, des-de el momento en que no se habíanproducido desacuerdos sobre ellas".

Luego, refiriéndose al Art. II delProtocolo dice que "ese artículo fuepactado para poner término al de-sacuerdo producido entre los Peri-tos de los dos países respecto a lademarcación en la Cordillera de losAndes, y ni siquiera en toda ella,sino tan sólo en la parte correspon-diente a la Patagonia".

Argentina concurrió con satis-facción a la suscripción del Proto-colo de 1893 porque obtuvo lo bus-cado, ya que Chile le cedió la bahíade San Sebastián. Así "Chile renun-ció a una faja de territorio fuegui-no de 626 kms. cuadrados que lepertenecían en conformidad al Tra-tado de 1881, para satisfacer eldeseo de la República Argentina deno ver interrumpida la continuidadde su territorio en la Isla Grandede la Tierra del Fuego".

Los antecedentes de esta cesiónlos explica con meridiana objetivi-dad el Profesor Guerra: "El trata-do de 1881, dice, indicaba el límiteen forma clarísima que no podríadejar lugar a duda alguna, puestoque señalaba para ese fin un meri-diano del globo terrestre. Pero alaplicarlo en el terreno se creyó queél cortaría el saco de la Bahía SanSebastián", y entonces el litoral ar-gentino de la Tierra del Fuego po-día perder la solución de continui-dad. Chile, sin siquiera discutirlo,cedió este trozo a la República Ar-gentina. Por ello este asunto no fi-guró en ningún litigio ni arbitraje".

Es la segunda cesión chilena queofrecíamos en un breve tiempo. Laprimera fue la rica y extensa Pa-tagonia en el Tratado de 1881.

Y no fue la última.

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Posición argentina

Como decíamos, el Art. II trans-crito sirvió por mucho tiempo a losargentinos para impresionar almundo sobre un principio oceánicoque habría sido aprobado por am-bos países.

La frase de ese Art. II en quefunda su teoría Argentina seríaaquella que "No puede Chile pre-tender punto alguno hacia el Atlán-tico, como la República Argentinano puede pretenderlo hacia el Pa-cífico".

Presentado así aisladamente eseArt. II, la posición argentina podíaaparecer revestida de gran solidezy seriedad. En cambio, Chile, paradesvirtuarla debía entrar en expli-caciones extensas y de carácter ne-tamente técnico e histórico. Lasventajas para Argentina resulta-ban evidentes en el terreno de lapropaganda.

Pero, ocurrió que fue la defensade ese país la que creyó necesarioplantear la cuestión a la Corte Ase-sora del Gobierno de S.M. Británi-ca en el litigio chileno-argentino1967-1977. Lo hizo como un mediode tratar de acreditar que las islasPicton, Lennox y Nueva le pertene-cían por encontrarse, en su concep-to, en el Atlántico.

Y ocurrió, también, que la Cortea la luz de los propios argumentosargentinos compulsados con los chi-lenos, se vio en la necesidad de re-chazar la posición de nuestros veci-nos.

Es importante reproducir los ar-gumentos y conclusiones de la Cor-te, porque si la posición del Profe-sor Guerra fue siempre la auténti-ca —ya que expresa lo que real-mente ocurrió a la época y reflejacon exactitud y fielmente el espíri-tu e intención de las partes— ad-quirió, sin embargo, la fuerza deuna presunción de verdad difícil deobjetar con seriedad, cuando fueacogida por la Corte Asesora des-pués que ella dio la oportunidad alas Altas Partes en litigio, para ob-jetarla o defenderla, y para soste-ner sus puntos de vista sin limita-ciones en materia de pruebas. (5)

La situación en el orden de lapropaganda se modificó substan-cialmente desde el momento del re-chazo por la Corte de la tesis argen-tina. Nadie ya podrá ser sorpren-dido con la frase mencionada delProtocolo de 1893. Es que la Cortele fijó su verdadero sentido y al-cance ; y lo hizo a base de argumen-tos indiscutibles restableciendo laverdad de los hechos.

(5) Llamó la atención que en el cursode la wagneriana campaña referida en lanota 4 se haya omitido sistemáticamen-te el recuerdo del Profesor Guerra, encircunstancias que su obra menciona-da ha sido la base y sostén de todo cuan-to se escribió y estudió en Chile acercadel Canal Beagle desde 1917.

Fueron los argumentos y antecedentesproporcionados por él los fundamentalespara la defensa chilena de las islas Pic-

ton, Nueva y Lennox. De haberse segui-do su posición y la del eminente juristaAlejandro Alvarez como las de JaimeEyzaguirre, Alberto Cruchaga y otros,en materia de interpretación del Tratadode 1821 conforme a la situación existen-te en esa época, no habría habido lo queel señor Hormazábal (véase nota 7) cali-ficó de "la sexta desmembración territo-rial chilena" la cesión graciosa de lamitad del Canal Beagle.

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Para la República Argentina, ladeclaración de la Corte contraria asus pretensiones, ha tenido una sig-nificación de gran trascendencia,porque en el anexo 380 de la Con-tramemoria chilena leemos el oficiode la Embajada de Chile en BuenosAires al Ministro de RelacionesExteriores chileno de 16 de marzode 1973 en el que se da a conocerla opinión del Ministro de Relacio-nes Exteriores argentino y sus ase-sores en 1971 según la cual "si iatesis argentina sobre el Protocolode 1893 no es acogida por el Arbi-tro en el pleito del Beagle, automá-ticamente desaparecerá toda sus-tentación para cualquier reclama-ción argentina en las islas al Estedel Meridiano del Cabo de Hor-nos".

El supuesto principio oceánico y laCorte Asesora del Arbitro Británico

Para quien lea el Informe y De-cisión mencionado de la Corte queel Gobierno de S.M. Británica hizosuyo otorgándole el carácter deLaudo Arbitral, resulta francamen-te increíble que después de él, laRepública Argentina pueda conti-nuar sosteniendo la idea de la exis-tencia de principios oceánicos oAtlánticos o Pacíficos derivados deTratados o Protocolos entre Chiley Argentina; y que, a base de ellos,crea tener ciertos derechos que re-clamar.

Es que la cuestión fue planteada,como decíamos, por la propia Ar-gentina; y la Corte la trató a fon-do y con gran responsabilidad, re-chazando con fundamentos sólidosy macizos la tesis argentina y apro-bando la chilena.

En su Informe y Decisión expre-só la Corte: "en apoyo de su tesis

de que todo el Tratado de 1881 de-be considerarse regido por un"principio oceánico" subyacenteque, por prevalecer sobre todo lodemás, obliga a interpretar cadauna de sus disposiciones con suje-ción a la regla implícita de que "lascostas e islas del Atlántico son ar-gentinas y las del Pacífico, chile-nas", Argentina ha atribuido granimportancia al protocolo que ambospaíses suscribieron el 1º de mayode 1893".

"Dicho Protocolo especifica lasbases y detalles de procedimientopara llevar adelante las dos demar-caciones en el terreno que contem-pla, a saber: la que debe hacerse enla Cordillera de los Andes (Artícu-lo I del Tratado y la perpendicularque divide la Isla Grande de la Tie-rra del Fuego (primera parte delArtículo III)".

"El Tratado no consideraba de-marcación alguna en el CanalBeagle o en la región insular al surde la Isla Grande; pero, a pesar deestos hechos y, además de que, con-secuentemente, el Protocolo de 1893se limitaba totalmente a las dos de-marcaciones que acaban de mencio-narse (Andes e Isla Grande), Ar-gentina ha sostenido que ese ins-trumento implicaba la confirmacióngeneral de un vasto "principio oceá-nico" vigente entre las Partes que—según lo ha descrito Chile—constituiría una especie de jus co-gens del Tratado de 1881".

"Argentina deriva tal argumentode los términos del Artículo II delProtocolo, que seguía a un Artícu-lo I compuesto, en parte, por la re-petición textual de la primera frasedel Artículo I del Tratado de 1881(límite andino) y, en otra parte,por una detallada explanación delefecto de dicha frase por lo refe-rente a la línea divisoria en "las

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cumbres más elevadas de dichascordilleras". Ya hemos reproducidoel texto de ese Artículo II.

"En las palabras que se han sub-rayado en el texto —continúa laCorte— encuentra Argentina unaafirmación y una confirmación deque el "principio oceánico" consti-tuye un elemento obligatorio en to-das las disposiciones del Tratado".

"Este punto de vista tiene ciertafuerza. Sin embargo, no puede laCorte atribuir un alcance de tal am-plitud y generalidad a una fraseque, en forma tan evidente, se si-túa en un contexto particular y li-mitado —el del límite andino— se-gún resulta, palmariamente, tantodel artículo que precede aquellafrase (esto es, el Artículo I del Pro-tocolo, que se ha descrito anterior-mente) como de la frase que sigueinmediatamente aquella del Artícu-lo II que se ha subrayado la cual,igualmente, se relaciona con el lí-mite en los Andes".

"Lo mismo se aplica a la parteinicial del pasaje citado, cuya refe-rencia al "espíritu del Tratado deLímites" se reduce a los efectos dellímite andino (Artículo I del Tra-tado de 1881). Especialmente, seríainjustificado extender su alcance alas islas, considerando que el Pro-tocolo no las menciona en parte al-guna ni se relaciona en absoluto conellas".

"Opina la Corte que la forma enque se estructura el Protocolo tien-de, más bien, a confirmar la con-clusión a que ella ya llegó anterior-mente en el sentido de que el Tra-tado de 1881 no contenía un "prin-cipio oceánico" omnipresente sinoque, sencillamente, aseguraba unresultado Atlántico-Pacífico en de-terminadas regiones: en los Andes,en el extremo atlántico del Estre-

cho de Magallanes, en la costaoriental de la Isla Grande y en laIsla de los Estados."

"A este respecto, procede obser-var que el Artículo IV del Protoco-lo, relativo a la demarcación en laIsla Grande, de la perpendicular queva desde el Cabo Espíritu Santo alCanal Beagle, no hacía la menormención de una base "oceánica" dedivisión, presumiblemente porqueésta resultaba, de facto y automáti-camente, de la redacción de la pri-mera parte del Artículo III delTratado que estipula que la IslaGrande, dividida por dicha perpen-dicular, sería "chilena en la parteoccidental y argentina en la parteoriental". En consecuencia, parano poner a Chile sobre el lado orien-tal o atlántico, de la Bahía de SanSebastián, dicho Artículo IV efec-tuaba, sencillamente, un desplaza-miento de esa línea hacia el occi-dente, en cerca de una milla, to-mando como punto inicial de la per-pendicular, en su extremo norte, lacolina intermedia de tres que seven desde el mar, en el Cabo Espí-ritu Santo. Empero, en los Andesera necesario ser más preciso, porla forma en que ciertos valles y se-nos del Pacífico atravesaban la lí-nea norte-sur de las cumbres de laCordillera y su divortia aquarum.Sin embargo, para equilibrar lamodificación que se hacía en bene-ficio de Argentina dentro de la Is-la Grande, en la costa de la BahíaSan Sebastián (vide supra), el Ar-tículo II del Protocolo efectuabauna modificación en favor de Chile,mediante el precitado pasaje que seinicia "si en la parte peninsular...".Por su parte, la Corte no divisa enestas modificaciones, que fueronconvenidas, nada que cambie la na-turaleza básica del Tratado de1881".

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"Sin embargo, Argentina hapuesto énfasis en ellas, dentro deotro contexto".

"El Protocolo de 1893, suscrito el1º de mayo de ese año, estuvo pre-cedido por otro instrumento, de fe-cha 10 de marzo, que redactaronlos Peritos que debían llevar a ca-bo la demarcación. Se titulaba "Ac-ta de los Peritos" y en ella se basapalmariamente el Protocolo, noexistiendo virtualmente diferenciasubstancial alguna, si se descartancambios menores de redacción y unao dos cláusulas que el Protocoloamplía o comenta. Esta "Acta delos Peritos" podría haber constitui-do, en la práctica, la base de la de-marcación; pero, según Argentina,se la consideró solamente un docu-mento informal que era insuficien-te e inadecuado para modificar unTratado que habían sancionado losCongresos Nacionales de ambasPartes. De allí que el "Acta" demarzo se convirtiera en el "Proto-colo" de 1º de mayo".

"Una vez más, la Corte no lograpercibir el significado de esto, alcomprobar que las "modificacio-nes" del Tratado que resultan delActa y del Protocolo eran las mis-mas, y que, en ningún caso, podíanafectar la naturaleza del Tratado ointroducir en él un principio oceá-nico en grado mayor de aquel queya estuviera en evidencia, respectode regiones específicas, en ciertaspartes del Tratado".

"Debe mencionarse una pequeñadiferencia que hay entre el Acta yel Protocolo. Al comienzo del pá-rrafo que se subraya en la cita delprecedente párrafo, el Acta expre-sa: "entendiéndose que, por las dis-posiciones de este Pacto", o sea delActa, en lugar de "por las disposi-ciones de dicho Tratado" que sonlos términos del protocolo".

"La segunda de estas dos versio-nes es, claramente, más favorablepara la tesis argentina; pero, a jui-cio de la Corte, no cambia verdade-ramente la posición resultante".

Observación.

Es digno de observar la objeti-vidad, amplitud y profundidad em-pleadas por la Corte en el análisisde la situación. Ponderó todas lasposibilidades susceptibles de seraceptadas o rechazadas en perjuicioo en beneficio de las Partes y, ne-cesariamente, debió concluir confir-mando la posición del profesorGuerra y rechazando la tesis ar-gentina sobre el sentido y alcancedel Protocolo de 1893.

En definitiva, quedó establecidoen el litigio ante el Arbitro Britá-nico, que ese Protocolo no puedeservir de fundamento a una tesisoceánica.

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C A P I T U L O I I

LA TEORIA ARGENTINA DEL CABO DE HORNOS O DELMERIDIANO DEL CABO DE HORNOS

II. 1. Contenido y alcance de lateoría.

La defensa argentina sostuvoante la Corte Asesora del ArbitroBritánico, que los océanos Atlánti-tico y Pacífico unen sus aguas enese Cabo y que las pretensio-nes territoriales de ambas Partessiempre han estado regidas por ladoctrina oceánica. Por lo tanto, laspretensiones de cada Parte "hastael Cabo de Hornos" podrían satis-facerse si cada una de ellas reci-biera las islas que estén, respecti-vamente, a uno u otro lado del Me-ridiano del Cabo de Hornos.

Trasladada a terreno esta teoría,se traduce en que dicho meridianodivide a la isla del Cabo de Hor-nos en dos; divide la isla Herschellen dos; corta los extremos orien-tales de la isla Wollaston, atravie-sa a la isla Navarino. Las islasNueva, Picton y Lennox y las máspequeñas inmediatas, están total-mente al oriente del meridiano delCabo de Hornos. Las islas Terhal-ten, Sesambre, Evout, Barnevelt,Deceit y Freycinet, están totalmen-te al oriente del meridiano del Ca-bo de Hornos. (Véase croquis 1) .

De acuerdo con esta teoría, to-dos los territorios que conformea la versión de ella tienen frenteal mar que denomina el Atlántico,debe Chile entregarlos a la Repú-blica Argentina.

Así de simple.

II. 2. Observación de la Corte.

Para la Corte "Argentina sosla-ya la dificultad que deriva de quedicho meridiano cruza y divideciertas islas, inclusive la del Cabode Hornos y la Navarino, parteimportante e indiscutida de la ri-bera sur, o chilena, del Canal Bea-gle, sobre la base de que solamen-te reclama islas indivisas que sehallen completamente al orientedel meridiano del Cabo de Hornos(Cabe observar —dice la Corte—que esto ya implica cierto aban-dono de la tesis estricta del "me-ridiano")- Por consiguiente, Ar-gentina sostiene que en la "cláu-sula de las islas" la expresión "aloriente de la Tierra del Fuego"(o "al oriente de las costas orien-tales de la Patagonia") debe en-tenderse en el sentido de que indi-ca o incluye todas las islas "com-pletas" que bordean el archipiéla-go en su lado oriental (atlántico),al este del meridiano del Cabo deHornos".

"Ello comprendería al grupo P.N.L. (Picton, Lennox y Nueva).Comprendería, asimismo, diversasotras islas que no están propiamen-te en disputa en este pleito y acercade cuyo dominio la Corte carece decompetencia para pronunciarse. Noobstante, deben nombrarse porquede otro modo no podría apreciarsela naturaleza precisa de la tesis"atlántica" de Argentina y lo queésta quiere decir al sostener que

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C R O Q U I S 1 .

La Teoría Argentina del Cabo de Hornos o del Meridiano delCabo de Hornos

En este croquis se aprecia el corte que produce el Meridiano.

la "cláusula de las islas" le asignótodas las islas que bordean el me-ridiano del Cabo de Hornos en suparte oriental. Estas islas (todaslas cuales, según entiende la Cor-te, se encuentran actualmente enposesión física de Chile) son, yen-do de norte a sur, Terhalten y Se-sambre, 6 a 7 millas (unos 9kms.) de la isla Lennox; las islasEvout, un poco más al sur haciael Cabo de Hornos; las Barnevelt,alrededor de 8 millas (12 kms.) aloriente del grupo de las Wollastonque contiene la isla del Cabo deHornos y, dentro de dicho grupo,las islas Deceit y Freycinet".

II. 3. La Cláusula de las Islas.

La Corte denominó "cláusula delas islas", la contenida en el Art.III del Tratado de Límites de 1881qua establece:

"En cuanto a las islas, pertene-cerán a la República Argentina laisla de los Estados, los islotes pró-ximamente inmediatos a éstas ylas demás islas que haya sobre elAtlántico al Oriente de la Tierradel Fuego y costas orientales de laPatagonia; y pertenecerán a Chiletodas las islas al Sur del Canal de"Beagle" hasta el Cabo de Hornos

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y las que haya al Occidente de laTierra del Fuego".

"Argentina invocó, también enapoyo de su posición, la frase "so-bre el Atlántico" que se halla enla "cláusula de las islas" ("las de-más is las . . . sobre el Atlántico").Es evidente, por supuesto, que nobastaría solamente con satisfaceresta exigencia, ya que las islas quereclama Argentina deberían tam-bién hallarse "al oriente d e . . . " ,etc. No obstante, Argentina afir-ma que esa frase tiene cierto efec-to autónomo, en cuanto indica laintención básica de la asignaciónque beneficia a Argentina; esto es,que, en principio, pertenecerían aArgentina todas las islas que sehallaren en el Atlántico, posiciónque se atribuye a las islas PNL.".

II . 4. La Posición Chilena ante laCorte.

Interpretando la Corte el pen-samiento chileno en relación alplanteamiento que nos preocupa,expresa: "La posición chilena,aunque no carece de dificultades,es la más normal y natural, si separte de la base de los términosmismos del texto. Equivale a losignado: que el grupo PNL no sehalla dentro de la asignación he-cha en beneficio de Argentina por-que, esté o no "sobre el Atlántico"y, en tal contexto, sea o no sea elAtlántico el océano que baña lasriberas australes del continente,dicho grupo no está "al oriente dela Tierra del Fuego" —es decir, dela Isla Grande— y, aunque se con-siderara que allí la expresión Tie-rra del Fuego comprende todo elarchipiélago, el grupo formaríaparte del archipiélago y no estaríaal oriente del mismo".

"Sin duda, concluye la Corte,que esta interpretación no es ma-nifiestamente incorrecta y es laque, en principio, debería preva-lecer, a menos que fuera desvir-tuada con razones altamente per-suasivas".

II . 5. La Corte rechaza la teoríaargentina del Cabo de Hor-nos o del Meridiano del Ca-bo de Hornos.

Después de un estudio muy in-teresante y profundo sobre la teo-ría argentina que nos preocupa,en el que la Corte analiza todaslas posibilidades imaginables paraapreciar si en algunas de ellas pu-dieran encontrarse "razones alta-mente persuasivas" capaces de pre-valecer sobre el planteamiento chi-leno, concluye en la imposibilidadde aceptarlas. Incluso recurrió alproceso que se conoce en Dere-cho, como "ENMENDACIÓN", quebusca un ajuste para dar cabidaa un distinto punto de vista.

Y en tan amplia posición paraabocarse a la aprobación o rechazodel Principio Atlántico, la Corteestimó pertinentes los siguientespuntos:

"(a) Es evidente que la validezde la posición argentina sobre la"cláusula de las islas" depende dela aplicabilidad del principio atlán-tico a dicha cláusula y, en granparte, se mantiene en pie —o sederrumba— según se aplique o de-je de aplicarse.

"Aún así, dentro del procedi-miento de interpretación, no seríafácil absorber los ajustes textua-les —casi transformaciones— quese requirirían para darle efecto.Esto se debe a que la posición ar-gentina casi llega a convertir la

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xistencia de una isla sobre elatlántico en una condición que es,en sí misma, suficiente, si la islase halla al oriente del meridianodel Cabo de Hornos".

"(b) Ya se ha señalado —con-inúa la Corte— que no hay basereal para afirmar la existencia deun "principio oceánico" aceptado(que en último término derivaríadeí propio utis possidetis que, comotal, el Tratado quiso substituir)que aparezca como algo que, apriori, deba regir la interpreta-ción integral del Tratado. Aspec-tos particulares del mismo, talescomo los que se relacionan con laslíneas de límites que se definen en

los Artículos II y III, se basanclaramente en desiderata argenti-nos relativos a la costa del Atlán-tico en esas regiones específicas;pero, como el equilibrio básico delTratado, como un todo, era la pola-ridad "Patagonia/zona magalláni-ca" y control del Estrecho, la Corteconsidera que solamente procedeatribuir efecto a las motivaciones"atlánticas", en cuanto a los Ar-tículos específicos que, por la for-ma en que se redactaron o por sucontenido, revelen claramente esaintención. Así debe ser, especial-mente, sobre la base de la tesis"autónoma" que plantea Argenti-na respecto del Tratado". (6).

(6) La Corte observa que las Par-tes no concuerdan acerca de la forma enque los tres artículos "territoriales" se re-lacionan inter se. Según Argentina, no hayentre ellos otro vínculo que el de seguir-se en orden uno al otro. Cada artículose aplicaría a un sector predeterminadocon exclusión de cualquier otro y cadasector estaría determinado por un artículoy sólo por él. Dijérase que cada artículosería autónomo. De este modo, Argen-tina sostiene que el alcance geográficodel Artículo II hacia el norte debe de-tenerse, necesariamente, en la latitud has-ta la cual se extienden hacia el sur losefectos del Artículo I; y que, hacia el sur,el alcance del mismo Artículo II debellegar solamente hasta donde comienzanlos efectos del Artículo III. En contrapo-sición, Chile sostiene que el Tratado debeconsiderarse como un todo orgánico ointegrado y que el alcance geográfico delos tres artículos no puede entenderseplenamente si no se hace referencia a latransacción que condicionó el ámbito enque se aplican. De esta manera, el Ar-tículo II no puede entenderse sin referirsea las disposiciones del Artículo I o al Ar-tículo III.

Por su parte Chile observó que esprecisamente Argentina la que ha insis-tido en el carácter autónomo y sin inter-penetración de cada una de las dispo-siciones del Tratado. De allí que la exis-tencia de un elemento atlántico subya-cente, en un artículo del Tratado, noenvolvería su "traspaso" a otro artículo.Semejante elemento debería existir inde-pendientemente en cada disposición quese alegara hallarse regida por él. La for-ma en que se trazaron las líneas Dunge-ness-Andes y Espíritu Santo/Canal Bea-gle, particularmente en las vecindadesdel extremo atlántico del Estrecho de Ma-gallanes, refleja sin duda un desiderátumargentino de apartar a Chile de la costaoriental, de la tierra firme, del Continen-te y la misma consideración habría cau-sado la asignación a Argentina de la par-te oriental de la Isla Grande; pero nadasugeriría la aplicación del mismo elemen-to a las costas de islas situadas al sur delContinente, tales como las del grupo PNL,que en todo caso, sólo dubitativamentepodrían incluirse entre las que se hallan"sobre el Atlántico".

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La "cláusula de las islas" delArtículo III no contiene aquel ele-mento o, si lo contiene, parece ha-cerlo tan sólo al asignar a Argen-tina la isla de los Estados y lasdemás islas al oriente de la Tierradel Fuego (trátese de la Isla Gran-de o del archipiélago) y al orientede la "Patagonia"; en tanto quela asignación a Chile "de todas lasislas al Sur del Canal Beagle" pa-rece excluir positivamente el prin-cipio de división este/oeste del Ca-bo de Hornos, al asignarse a Chiletodas aquellas islas que estén si-tuadas al sur del Canal Beagle"hasta el Cabo de Hornos" sin to-mar en cuenta su situación aloriente o al poniente del Cabo".

—ooOoo—

Es interesante para concluir es-te párrafo, hacer presente que laCorte refiriéndose a las conversa-ciones que culminaron con el Tra-tado de 1881, declaró "que ha re-cibido la firme impresión de queaquello que los voceros y negocia-dores de las Partes tenían princi-palmente en vista en el pasado, aldiscutir la cuestión de una presen-cia o no-presencia de Chile en elAtlántico o al referirse a ella, eranaquellas regiones oceánicas que seextienden a lo largo del litoraloriental de tierra firme, en el Con-tinente, y no aquellas que frecuen-temente y en forma no muy pre-cisa, los navegantes de la épocadenominaban "Océano Austral".Este último concepto aún figuraen algunos diccionarios geográficosy es aquella faja marítima que ro-dea el globo casi en forma conti-nua, aproximadamente al nivel delparalelo del Cabo de Hornos (al-rededor de los 56°). Se encuentraun ejemplo en la Lámina chilena

Nº 34 que reproduce un mapa se-mi-of icial de Argentina; el océano,al sur de la Isla Grande, aparecedescrito como "Océano Atlántico".La idea se halla bien expuesta enel párrafo 101 de la Réplica chi-lena, págs. 70-71, que dice lo si-guiente :

Primero que todo, es necesariollevar la atención hacia el hechode que en los mapas de los siglosXVIII y XIX el término "OcéanoAtlántico" se aplicaba generalmen-te, al mar que baña las costas delsector septentrional del arco decírculo que se ha descrito anterior-mente (véase la cartografía quese cita en "Further Remarles", pág.78-9). Los mapas más antiguosdistinguen entre el Océano Atlán-tico, al norte de este arco de círcu-lo, y el mar que baña las islas aus-trales, al que se aplican diverosnombres: "Novum Mare Austra-le", "Mare Magellanicum", "Nou-velle Mer du Sud". Esta diferen-ciación persistirá a través de lamayor parte del siglo XIX. Porejemplo, se ha visto que, en 1878,el mapa que ilustraba el TratadoFierro-Sarratea de 6 de diciembrede 1878 demuestra que mediantela expresión "mar y costas delAtlántico e islas adyacentes" lasPartes no tuvieron en vista las re-giones situadas al sur de la Tie-rra del Fuego e Isla de los Esta-dos. Asimismo, el mapa de JulioPopper que ilustra la conferenciaque dio en el Instituto GeográficoArgentino en 1891 —diez años des-pués de la conclusión del Tratadode 1881— debía acuñar el nuevotopónimo "Mar argentino" para loque su propio autor describía co-mo "la extensión marítima sinnombre que baña el extremo aus-tral de la República y que se ex-

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tiende desde la Isla de los Esta-dos hasta el Cabo de Hornos ydesde el Canal Beagle hasta elOcéano Atlántico". Este mapaconstruido por Popper es especial-mente significativo porque emana-ba de un autor que favorecía muyparticularmente las pretensionesargentinas en esta región (Cf. Me-moria chilena, pág. 85, párrafo 2) .El topónimo "Mar Argentino", dis-tinto del de "Océano Atlántico" seencuentra igualmente en otro ma-pa oficial argentino del siglo XIX.(Lámina chilena 125).".

"En conformidad con ello, aun-que Chile niega abrigar la inten-ción de sacar conclusiones acercade los límites del Océano Atlántico,sugiere que los hechos citados con-firman que, cuando el Gobierno deArgentina formulaba pretensionessobre la "costa atlántica", esaspretensiones se relacionaban con ellitoral en forma de arco de círculoque forman la Patagonia, la costa

oriental y la extremidad sudorien-tal de la Tierra del Fuego y la islade los Estados, a que se ha hechoreferencia en el precedente párra-fo".

—ooOoo—

II. 6. Conclusión.

Resulta de los antecedentes re-lacionados, que la teoría del Meri-diano del Cabo de Hornos carecede toda base científica, histórica,diplomática y jurídica; y si algu-na hubiese tenido —que jamás latuvo— debería entenderse renun-ciada expresamente por Argentinaal suscribir el Tratado de 1881, queno la acoge ni la contempla, comose desprende del claro texto de susnormas confirmadas por el LaudoArbitral mencionado.

La teoría del Meridiano no esmás que una aspiración geopolíti-ca carente de base. Después delfallo del Arbitro, ya todo el Mun-do lo sabe.

C A P I T U L O I I I

JURISDICCIONES MARITIMAS. SU STATUS

III. 1. Antecedentes que revelancuál fue la máxima aspi-ración argentina hasta elaño 1971 en materia dejurisdicción marítima.

Es bueno recordar que en el liti-gio entre Chile y Argentina anteel Gobierno de S.M. Británica ac-tuando como Arbitro conforme alTratado de 1902 (1967-1977), ca-da Parte tuvo la oportunidad deplantear todas sus aspiraciones en

la Eegión del Sur, sin limitacionesy sin consulta previa entre ellas.

En efecto, ante insalvables de-sacuerdos, los principales esfuerzosque registra la historia de Chile yde Argentina para alcanzar solu-ción al antiguo diferendo del Bea-gle —con excepción de los Proto-colos de 1915 y 1938—, naufraga-ron al tratar de formular plantea-mientos comunes que someter a unTribunal.

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99

Los Protocolos de 1960, porejemplo, proponían una fórmulamixta que contemplaba arreglosdirectos y parciales, y, además,puntos en desacuerdo.

Asimismo, recordemos la suerteseguida por la Declaración Con-junta de noviembre de 1964 en quelos Cancilleres de Chile y de Ar-gentina expresaron su coinciden-cia en someter el asunto a la Cor-te Internacional de Justicia. Estoexigía la redacción de un Protoco-lo en el que las Altas Partes acor-daran una fórmula conteniendo lapetición común que definiera lacontroversia, lo que no fue posibleobtener. Es que las posiciones delos dos países fueron siempre muydistantes y profundas.

En el litigio antes mencionadoque se inició en 1967 se alcanzóun acuerdo sobre el particular,cual fue, que existía un insalvabledesacuerdo sobre la materia a so-meter al Arbitro.

Por esto se concluyó —a inicia-tiva de Chile— que la única fór-mula aceptable consistía en que ca-da Gobierno propusiera separada-mente al Arbitro una pregunta,planteamiento o petición, constitu-yendo los dos el asunto controver-tido. Cada país quedaba en abso-luta libertad para proponer al Ar-bitro esa pregunta, planteamientoo petición.

La fórmula acordada exigía pre-cisar una zona geográfica de des-plazamiento del Arbitro.

Las partes la fijaron en la queaparece en el croquis y se la deno-minó el Martillo. (Croquis 2).

Resulta lógico concluir que si lasPartes habían acordado formularcon absoluta libertad y sin limita-ciones sus peticiones al Arbitro, yque ellas las circunscribirían tam-

bién de común acuerdo a una zona,es que fuera de ella no existíanproblemas pendientes entre los dospaíses.

Argentina en su petición al Ar-bitro solicitó que "determine cuáles la línea del límite entre las res-pectivas jurisdicciones marítimasde la República Argentina y laRepública de Chile desde el me-ridiano 68° 36' 38,5" W, dentro dela región mencionada", esto es,dentro del Martillo. Es la únicajurisdicción marítima cuya deter-minación Argentina deseaba o as-piraba en 1971. Y la consiguió, noporque tuviera derecho a ella oporque el Arbitro se la otorgara oreconociera. La defensa chilena sela cedió en el curso del litigio.

III. 2. La defensa chilena satis-f a c e graciosamente lamáxima aspiración ar-gentina en materia deJurisdicción marítima.

En efecto, Chile durante el liti-gio "solicitó se declarara que lepertenecen las islas Picton, Lennoxy Nueva (en el futuro PNL.), consus islas e islotes adyacentes, puesle fueron expresamente asignadaspor el Tratado de 1881 al recono-cerle todas las islas situadas alsur del Canal Beagle, hasta el Ca-bo de Hornos. Pidió, también, sele reconocieran todas las islas eislotes dentro del Canal Beaglepróximos a su ribera sur. Como al-ternativa, reclamó todas las islase islotes situados dentro de ese Ca-nal, fundándose en el texto del ar-tículo segundo del Tratado".

La petición principal de los abo-gados a la Corte es diferente a lacontenida en el planteamiento chi-leno del Compromiso, en el que

100

nuestro Gobierno fijó su posiciónoficial, ya que mientras éste de-clara que son chilenas todas lasislas dentro del Canal como tam-bién todas sus aguas, en la peticióna la Corte se solicita como deman-da principal, el reconocimiento de"todas las islas e islotes dentro delCanal próximos a su ribera sur".Sólo como alternativa se solicitó loque indica el Compromiso (7).

La Corte rechazó en definitivala petición argentina sobre lasislas Picton, Lennox y Nueva consus adyacencias. Declaró que esasislas son chilenas.

En cuanto a las islas e islotesdentro del Canal y en la parte enque ambos países tienen riberas,resolvió la cuestión trazando unalínea que, aproximadamente, co-rresponde al centro del mismo,atribuyendo las islas e islotes alsur de ellas a Chile, y a Argentinalas situadas al norte. De este mo-do y en esta materia, acogió elTribunal la primera petición chi-lena y la petición argentina (prác-ticamente coincidentes ambas enel fondo) y desestimó asi la peti-ción alternativa de Chile de recla-mar todas las islas e islotes".

En relación con las peticionesCOINCIDENTES mencionadas,cabe hacer presente que en Dere-cho, es evidente que no fue el fa-llo del Tribunal el que privó aChile del dominio de la mitad delas aguas del Canal y de las islasque se encuentran dentro de élasignadas a la República Argenti-na.

Ante la petición chilena limita-da a las islas que se encuentranen la ribera sur, el Arbitro se en-contró que ella "era coincidentecon una en el mismo sentido" de lacontraparte argentina.

En los juicios arbitrales, espe-cialmente, la coincidencia de lasPartes obliga al Tribunal en todolo que no sea contrario al ordenpúblico.

Por ser las peticiones de lasPartes "prácticamente coincidentesambas en el fondo" desestimó elArbitro la petición alternativa deChile. No podía la Corte procederde otra manera.

Esta actitud de la defensa chile-na, técnicamente importó —en miopinión— una cesión voluntaria deterritorio en beneficio de Argenti-na.

(7) El historiador don Manuel Horma-zábal González en su obra premiada enel concurso literario militar 1978 del Me-morial del Ejército de Chile: "Síntesishistórica de las desmembraciones territo-riales de Chile" (1980), observa sobre estamateria: "Chile, al término de las audien-cias orales, medificó su planteamiento ju-rídico formulado en el Art. I (2) delCompromiso de 22 de julio (se refiere alcompromiso arbitral, véase nota 1). Lo queahí había sido planteado como una peti-ción básica respecto a su soberanía sobre

todas las islas e islotes del Canal Beagle,fue reducido sólo a la soberanía de las islase islotes dependientes de su ribera sur...dándole el carácter de una mera alterna-tiva a la petición original anterior, formu-lada oficialmente por Chile en el "Com-promiso".

La información oficial en que funda suafirmación el distinguido historiador, esla reproducción textual de las notas oantecedentes del representante chileno Sr.José Miguel Barros, encargado de laAgencia de nuestro País, responsable del

101

El criterio que predominó en ladefensa lo fijó el abogado señor Ju-lio Philippi en la Revista "Ercilla"2179, semana del 4 al 10 de mayode 1977. Se le preguntó: "Hay quie-nes sostienen que Chile ha tenidoderecho a la totalidad de las aguasdel Canal Beagle y que, en conse-cuencia, ia frontera debió fijarsepor la costa sur de la isla Tierradel Fuego. ¿Cuál es su opinión alrespecto", y contesta: "Estimo queesa opinión, por muy respetablesque sean las personas que la hansostenido, no tiene asidero ni en los

antecedentes interpretativos delTratado de 1881, ni en el DerechoInternacional. No la tiene en aque-llos antecedentes coetáneos al refe-rido tratado, por cuanto fue muyclara la expresión en la cartografíaemanada de ambas partes, en elsentido de que la línea fronterizahabía de correr aproximadamentepor el centro del canal hasta su tér-mino, esto es, hasta la zona entrela isla Nueva y Cabo San Pío. Y nola tiene en Derecho Internacional,pues no se concibe atribuir a unpaís un territorio con frente ma-

manejo y dirección de la defensa chilena,Nº 131, de 20 de septiembre de 1976 al Se-cretario de la Corte, y exposición en laaudiencia de 14 de octubre de 1976.

"La información textual consignada enel Informe de la Corte (página 47), dicecomo sigue:

"En representación del Gobierno de la" República de Chile: en la audiencia" del 14 de Octubre de 1976:" En conformidad con el "Compromi-" so" del 22 de Julio de 1971" la República de Chile solicita" a la Corte Arbitral que decida:" Primero "" Segundo: que pertenecen a la Repú-" blica de Chile las otras islas e islo-" tes que se incluyen en la lista que se" envió al Secretario con carta N" 131" del 20 de Septiembre de 1976 y que" allí se describen como dependientes" (15) de la ribera sur"; pero, como" alternativa en el caso de que este" segundo planteamiento no fuere" aceptado por la Corte, que perte-" necen a la República de Chile to-" das las demás islas e islotes cuya" superficie total se encuentra ínte-

" gramente dentro de la zona indica-" da en el artículo 1 (4) del "Com-" promiso" del 22 de julio de 1971".

El planteamiento que sirvió de base ala Corte para verse obligada a otorgar ala República Argentina la mitad del ca-nal fue el expuesto por el Jefe de la Re-presentación Chilena en la audienciadel 14 de octubre de 1976. Consistió ésteen dejar abierta la posibilidad de que so-lamente se considerase como "una meraalternativa" la adjudicación a Chile detodas las islas e islotes del Canal Bea-gle para el caso de que la Corte no sedecidiera a aceptar la sugerencia o pre-sentación ya hecha al Secretario de dichoorganismo por carta N9 131 del 20 deSeptiembre de 1976, donde el Jefe denuestra Representación daba la nómina,únicamente, de las islas e islotes "de-pendientes de la ribera sur" que, a sujuicio debían pertenecer a Chile".

El país aún ignora por qué en unaactuación tan decisiva para los destinosde Chile se modificó substancialmente lapolítica oficial chilena mantenida y de-fendida por más de cien años; con elagravante de que jurídica y técnicamen-te tal actuación carecía de fundamentos.

102

rítimo, para en seguida negarle to-do derecho a las correspondientesaguas territoriales".

Las opiniones de juristas espe-cializados en Derecho Internacional,como fueron Alejandro Alvarez,Juan Guillermo Guerra, AlbertoCruchaga Ossa, Jaime Eyzaguirre,etc., disienten con macizos argu-mentos y precedentes, de esta afir-mación lo que nos evita entrar ensu análisis, no siendo ésta la oportu-nidad para hacerlo por las limita-ciones propias del espacio.

Por nuestra parte, nos pareceimportante observar que, para al-canzar una justa y auténtica inter-pretación de un Tratado es precisoubicarse precisamente en el contex-to del medio existente a la fecha desu concepción.

El jurista que para interpretarel Tratado de 1881 olvide este ele-mental principio y se valga de prin-cipios vigentes hoy, pero que noexistían ni se conocían a fines delsiglo pasado, que es lo que ocurrióen la defensa chilena, ciertamenteque no estará en situación de ob-tener una interpretación fidedignay auténtica del pensamiento de losredactores del Tratado de 1881 yderivaría en afirmaciones como lasde la declaración transcrita.

Es posible que un Convenio In-ternacional que se firmare hoy, re-sultare inaceptable pactar que unCanal que corre entre dos paísespertenezca exclusivamente a uno deellos.

Pero, como lo expresan con tantaclaridad Alejandro Alvarez, Gui-llermo Guerra, Jaime Eyzaguirre,Alberto Cruchaga y tantos otros ju-ristas especializados en Derecho In-ternacional, en 1881, aquello era loaceptable y constituía la fórmulade más constante aplicación.

El olvido de esta norma de herme-néutica puede llevar a graves con-secuencias especialmente en otrosasuntos que interesan a Chile, co-mo es el caso, por ejemplo, del nus-vo Derecho del Mar, y la soberaníamarítima desde el Canal de Chacaoal sur.

Asimismo, no compartimos elcriterio de asignar una importanciafundamental a la cartografía, en elcaso que nos ocupa, dado que elasunto miraba fundamentalmentea la interpretación de un Tratadoa través de la voluntad de las Par-tes expresada en los términos em-pleados en él.

Con razón la Corte Asesora men-cionada estableció "que el debate fuecentrado en la interpretación delTratado" y que "Con todo, reiterala Corte haber llegado a la conclu-sión de que el grupo P.N.L. perte-nece a Chile en conformidad al Tra-tado de 1881 sobre la base de la in-terpretación que se ha dado a sutexto, con prescindencia de la car-tografía, la que se ha consideradosolamente para los efectos de con-firmar o corroborar aquella con-clusión".

En todo caso, personalmente asis-tí a todas las reuniones celebradasen la Dirección de Fronteras, decuarenta especialistas que prepara-ron la cartografía y demás mediosprobatorios para la Defensa Chile-na. Y por ello estoy en situación desostener que es tal el cúmulo decartas nacionales y extranjeras quefijan la línea límite entre Chile yArgentina por la ribera norte delCanal Beagle dejando para Chilela totalidad del dominio de él, que sialguna fijó ese límite por el mediodel Canal perdía toda autoridadfrente a las numerosas y más per-tinentes que la desautorizaban, co-

103

mo la desautorizaban asimismo lostérminos del Tratado de 1881, tanmagistralmente interpretados porjuristas de la talla de los reciénmencionados.

III. 3. El año 1978 Argentinaamplía sus pretensionesmarítimas en la zona sur.

Sin embargo, inmediatamente deconocido el Laudo por el Presiden-te de la República Argentina, en-vió un encargado personal suyoante el Presidente Sr. Pinochetpara expresarle su deseo de "obte-ner por acuerdo bilateral con Chileuna delimitación razonable y equi-tativa de las jurisdicciones maríti-mas en la región del Atlántico Su-doccidental".

Poco más tarde se conoció elverdadero sentido y alcance de es-ta carta del Presidente Vidéla:

El 4 de diciembre viajó a San-tiago el Almirante argentino JulioTorti como portador de una nuevacarta del Presidente Videla al Pre-sidente Pinochet. El Almirantepresentó a nuestro Gobierno lasbases para un Tratado comple-mentario de Límites.

Como sabemos, el fallo que con-firmó la soberanía chilera sobrePicton, Lennox y Nueva estable-ció el límite entre ambos países,trazándolo en una carta náutica.El extremo oriental de la respec-tiva línea oeste a este —el así lla-mado Punto XX— señala en for-ma precisa el punto desde el cualdebe comenzar la delimitación dela plataforma y aguas que corres-ponden a uno y otro Estado veci-no al este de sus masas terrestres.

Textualmente, para la Proposi-ción Torti, el límite correría delPunto XX, siguiendo una líneaconvencional hasta un 'punto situa-

do a 12 millas del extremo másoriental de isla Nueva.

De allí seguiría en dirección ge-neral hacia el Sudoeste por líneasconvencionales hasta la isla deHornos, y se prolongaría hacia elSud por el meridiano del Cabohasta las 200 millas.

Desde el punto situado a 12 mi-llas del extremo más oriental de laisla Nueva, la traza continuaríahasta el extremo norte de las islasEvout; desde el extremo Sud deéstas hasta el extremo Norte delas islas Barnevelt; y desde el ex-tremo Sud de éstas por un meri-diano hasta encontrar el paralelodel Cabo de Hornos y tomar por élhacia el Oeste.

La traza pasaría al Sud de laisla Deceit, para tomar luego endirección Noroeste la línea de equi-distancia entre las islas Deceit yHerschel por un lado y la isla deHornos por el otro, hasta encon-trar el Meridiano del Cabo de Hor-nos.

Desde ese punto seguiría por di-cho meridiano hasta la isla deHornos y se prolongaría al Suddel Cabo hasta las 200 millas, porsu meridiano.

La línea dividiría como límiteinconmovible las jurisdicciones so-bre los mares territoriales, marespatrimoniales, plataforma conti-nental y demás fondos marinos quequeden respectivamente a uno yotro lado de su traza.

Las islas Evout, las islas Bar-nevelt y la isla de Hornos se con-siderarían territorios bajo condo-minio, neutralizados a perpetuidady bajo un estatuto especial.

Dichas islas tendrían una fun-ción eminentemente deliminatoria,como grandes hitos naturales que

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servirían para materializar conprecisión el curso del límite inter-nacional.

Estando las islas bajo condomi-nio, los extremos Norte y Sud decada isla, en las que se apoyaríala traza, tendrían el solo efectode materializar los puntos sobre lacosta a partir de los cuales se de-finirían las respectivas jurisdic-ciones marítimas".

Al iniciar esta proposición, diceel documento Torti, que "de la for-mulación de estas bases no debededucirse en modo alguno la acti-tud que se asumirá oportunamentecon respecto al Laudo Arbitral del2 de mayo de 1977, acerca del cualse reserva enteramente la libertadde acción".

Resulta así que el planteamien-to argentino al buscar la fijaciónde una jurisdicción marítima enla zona Sur, importaba la aplica-ción del inexistente "principiooceánico" y de la teoría del Meri-diano del Cabo de Hornos, amboscreaciones imaginativas argenti-nas.

III. 4. La Corte y el Arbitro re-conocen el principio de De-recho Internacional queimporta un rechazo a laspretensiones argentinas.

Pero, la República vecina olvidóo prescindió de la circunstancia deque el Laudo a cuyo cumplimientose obligó con el aval de su HONOR,se había ocupado ya del concepto"jurisdicciones marítimas" aco-giendo el principio consagrado porel Derecho Internacional.

La Corte, en el análisis de laspeticiones de ambos países calificóel enfoque argentino de "maríti-mo" y de "territorial" el chileno.En su opinión, ambos conducen alo mismo porque "El derecho alterritorio envuelve, automática-mente, la jurisdicción sobre lasaguas que a él se vinculan, sobrela plataforma continental y sobrelas aguas submarinas adyacentes,en la extensión, forma y distanciade la ribera que reconozcan las re-glas de derecho internacional quecorresponda aplicar. Por otra par-te —agrega la Corte— en el marno hay hitos o fronteras propia-mente tales; la "jurisdicción ma-rítima" no existe como concepto se-parado, en divorcio con la depen-dencia de la jurisdicción territo-rial. Trazar el límite entre las ju-risdicciones marítimas de los Es-tados entraña, primeramente, atri-buirles el dominio de los territo-rios que engendra dicha jurisdic-ción, o reconocer que ese dominioles pertenece. Mas, hecho esto, lajurisdicción marítima emana deprincipios generales de derechoque, a fin de ahorrar complicacio-nes innecesarias no es preciso de-tallar, pero estarán en la determi-nación de la línea del límite que,como parte de su decisión, la Cor-te debe trazar en una carta, en con-formidad con el Art. XII del Com-promiso".

—ooOoo—

Nos referiremos a la importan-cia de esta opinión de la Corte ydel Arbitro consignada en el Lau-do, en el Capítulo V.

105

C A P I T U L O I V

EL ESTRECHO DE MAGALLANES ES INTEGRAMENTE CHILENO

IV.l Pretensiones argentinas sobreel Estrecho de Magallanes.

IV.1.1. Esporádicamente, en tex-tos de Derecho Internacional, sepublicaban opiniones de sus autores,profesores argentinos, afirmando laexistencia de algunos derechos dela República vecina —no siemprelos mismos— sobre todo o parte delEstrecho de Magallanes.

Pero, jamás en más de cien añosde negociaciones sobre la aplicacióndel Tratado de 1881, Argentinaplanteó en ellas cuestión algunasobre esos presuntos derechos.

IV.1.2 En 1975-1976, sin embar-go, el Gobierno de Chile estimónecesario dar a conocer a la opiniónpública un cambio de notas produ-cido con el de Argentina relativasal Estrecho.

Así nos informamos que Argen-tina, por nota de 23 de octubre de1975, respondiendo a una chilenasobre medidas adoptadas por la Ar-mada de Chile con relación a la na-vegación por el Estrecho de Maga-llanes, expresa que "en su carácterde Estado parte del Tratado de1881 celebrado con la República deChile y de corribereña del Estrechode Magallanes" no puede reconoceral gobierno de su país (Chile)facultades para dictar unilateral-mente las medidas comunicadas porla nota que contesto y consecuente-mente tampoco puede aceptarlascomo válidas".

Chile respondió la nota anteriorcon la suya del 15 de enero de 1976en la que manifiesta que "se haimpuesto con sorpresa de los térmi-

nos de la nota del Gobierno argen-tino" recordando que "de confor-midad con los términos del Tratadode Límites de 23 de julio de 1881,Chile es dueño de todo el Estrechode Magallanes, a lo largo de sus dosriberas, habiendo ejercido siempresu soberanía sobre el mismo y dic-tado la reglamentación correspon-diente para garantizar la seguridadde la navegación y dar cumplimien-to al Artículo V. del referido Tra-tado".

En consecuencia, esta nota recha-za categóricamente lo sostenido enla nota argentina de 23 de octubrede 1975 y desconoce la calidad deEstado corribereño del Estrecho deMagallanes que pretende la Repú-blica Argentina, negando validez alos argumentos argentinos paraobjetar el derecho soberano de Chilepara dictar la reglamentación queestime necesaria a fin de asegurarla navegación por esa vía de agua.

Una nueva nota Argentina envíaal Gobierno de Chile con fecha 30de julio de 1976, por la cual ex-presa que "los antecedentes histó-ricos, geográficos, doctrinarios yjurídicos, así como la recta inter-pretación del Tratado de Límitesde 1881 y su adicional de 1893demuestran que la República Ar-gentina tiene extensión de costasobre ambas márgenes de la parteoriental del Estrecho de Magalla-nes, hasta su desembocadura". "Deello resulta, sin lugar a equívoco,que la República Argentina es co-rribereña con la Renública de Chileen el Estrecho de Magallanes".

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IV.2 La Corte Asesora del Arbitroy el Estrecho de Magallanes.

IV.2.1 Estas pretensiones 1 a splanteaba el Gobierno argentino ennotas al de Chile simultáneamentecon el desarrollo de su defensa antela Corte Asesora del Arbitro Britá-nico en el litigio a que nos hemosreferido (1967-1977). (1)

Y en él, por iniciativa de la pro-pia Argentina, se entregó a laDecisión Arbitral como un antece-dente o argumento de importancia,la cuestión del dominio del Estrechode Magallanes.

IV.2.2 En efecto, como hemospodido apreciar a propósito de loexpuesto en el párrafo I 2.1 ante-rior, las Repúblicas de Chile y Ar-gentina, durante aquel litigio estu-vieron de acuerdo en que el Tratadode 1881 celebrado entre ambospaíses, constituyó una transacción.No existió, sin embargo, el mismoacuerdo sobre la naturaleza de ella,porque, mientras para Argentina elelemento fundamental de la solu-ción que efectuó el Tratado fue laantítesis Estrecho de Magallanes-Atlántico, para Chile y para la Cor-te Asesora del Arbitro, tal antíte-sis fue Estrecho de Magallanes-Patagonia.

El elemento "Estrecho de Maga-llanes" es el mismo, constante yaceptado sin objeciones.

Se concluye así "que el precioque hubo de pagar Chile paraobtener, en compensación, el controlexclusivo del Estrecho y de toda laregión magallánica, que siemprefue su desiderátum" (afirmación yconclusión de la Corte) fue, enconcepto de Chile, la Patagonia querecibió Argentina.

Para ésta, sin embargo, ese pre-cio, sostiene hoy, es el Atlántico.

Ya sabemos de cómo la Corte se

pronunció por la antítesis Patago-nia-Estrecho de Magallanes.

La cuestión que interesa en rela-ción al tema que ahora nos preocu-pa, es que, ni para Argentina, nipara Chile, ni para la Corte, ni parael Arbitro ha existido la menorduda de que la solución que efectuóel Tratado de 1881 se refiere alelemento Estrecho de Magallanes,en cuanto representa para Chile sucontrol absoluto, su dominio total yexclusivo, cualquiera que fuere laantítesis que se acepte.

Textualmente la Corte en su In-forme y Decisión elevado por elArbitro a la calidad de Laudo,expresó:

"El acuerdo que se logró even-tualmente que nada dio a Chile alnorte de la línea Dungeness-Andes,fue el precio que hubo de pagarChile para obtener en compensa-ción, el control exclusivo del Estre-cho y de toda la región magallá-nica. .."

Más adelante la Corte después deun minucioso estudio de los Arts.2 y 3 del Tratado, haciéndose cargode increíblemente absurdos plan-teamientos argentinos, concluye:"En cuanto a las aguas del Estre-cho, puesto que una asignación deambas riberas a Chile, daría a éste,asimismo, dichas aguas, poco im-porta —salvo desde un punto devista formal— que Chile reciba lasdos riberas de una vez, en virtuddel Art. 2 o que reciba una de ellasen virtud de este artículo y la otraen virtud del Art. 3".

IV.2.3 Estas conclusiones de laCorte Asesora interpretan con mu-cha fidelidad la real situación a laépoca de celebración del PactoTransaccional, que es lo que real-mente interesa a quien debe inter-pretar un Tratado.

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Es que constituye un hecho, quepor no existir aviación a la época,todas las comunicaciones con Euro-pa se realizaban por vía marítima.Por otra parte, el Pacífico carecíade la importancia que alcanzó mástarde. El comercio y la orientacióncultural tenían para Chile y Argen-tina su mira en Europa. Contarcon una ruta marítima hacia elViejo Continente, libre y sin depen-dencia extranjera, resultaba funda-mental para ambos países.

Argentina, por razones geográ-ficas obvias, no tenía problema enesa expedita comunicación. ParaChile, en cambio, resultaba de lamayor trascendencia el dominio ycontrol absoluto del Estrecho deMagallanes. Y el precio que pagópara despejar el camino de preten-siones argentinas en la zona del Es-trecho y en el Estrecho mismo—pese a que contaba Chile contítulos suficientes que lo acredita-ban como señor y dueño— fuesacrificar la Patagonia.

Esta interesaba, por su parte,mucho a la República Argentina.

IV.3 Consecuencias de la Decisiónde la Corte declarando que elEstrecho de Magallanes esíntegramente chileno.

Resulta de lo expuesto, que laCorte Asesora fue enfática paraconcluir y sostener que el Tratadode 1881 reconocía a favor de Chile"el control exclusivo del Estrecho yde toda la región magallánica".

Esta "Decisión" de la Corte Ase-sora —y que en definitiva la fue delArbitro— reviste especial impor-portancia, porque Argentina tuvo laoportunidad de hacer valer anteella las numerosas tesis que en rela-ción al Estrecho durante muchosaños sostuvieron sus tratadistas y

también sus hombres de Gobierno,habiendo sido todas rechazadas porel Arbitro designado por ella en1902 y a quien en 1971 aceptó en-tregarle el conocimiento de losasuntos que voluntariamente selec-cionó, y a respetar sus Decisionescon el aval de su HONOR.

De esta manera, resulta lógicoque ante el mundo —y con mayorrazón ante la Contraparte con laque litigó— Argentina no podrá se-riamente, continuar sosteniendo,como venía haciéndolo, derecho al-guno en el Estrecho.

No le será dable —especialmenteconociéndose la Decisión de la mis-ma Corte analizada en el párrafoIII anterior sobre la dependenciadel régimen de las aguas respectoal régimen de la tierra f irme— pre-tender que el mar territorial quees consecuencia de las costas argen-tinas frente al Atlántico, pudieraimpedir el acceso jurídico del Es-trecho a ese Océano; asunto espe-cífico cuya solución debe resultarde una simple operación técnica, nosusceptible de "negociaciones", sinosólo de la aplicación de los princi-pios prácticos aceptados por elDerecho Internacional.

La ratificación expresa contenidaen el Laudo en relación a los dere-chos chilenos sobre el Estrechoobliga a concluir que "negociar"con Argentina acerca de cualquieraspecto del Estrecho de Magallanes,importaría entrar en la revisión delTratado de 1881, lo que no resultajustificado ni conveniente, ni pare-ce estar en la mente de ningúnchileno.

Asimismo, Chile, por respeto alArbitro y a su Corte Asesora, acuyas Decisiones se sometió en ellitigio tantas veces mencionado, nodeberá —a nuestro juicio— entraren negociaciones o conversaciones

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que busquen la interpretación delTratado de 1881 respecto al Estre-cho de Magallanes. Es que ya lohizo al amparo de la Autoridad deese Arbitro libremente aceptadopor las Partes, quien opinó consi-derando todos los elementos dejuicio que ellas estimaron conve-niente entregarle.

Finalmente, y por estas mismasconsideraciones, no resulta proce-dente seguir a nuestros vecinos enel juego de polémicas de prensasobre razones históricas, jurídicasy otras que justifican el dominiochileno sobre el Estrecho. Con ellosólo se consigue otorgar un carác-ter conflictivo a un asunto que nolo es.

IV.4 La posición oficial chilena.

Poco antes de la firma de la

famosa Acta de Tepual, Argentinahabía protestado por la dictaciónde un Decreto chileno sobre fijaciónde líneas de base rectas, incluyendoen tal protesta una reserva de dere-chos que decía tener en el Estrechode Magallanes.

La Cancillería nuestra fue enfáti-ca para responder que Chile nopuede aceptar pretensión algunatendiente a alterar la condiciónjurídica del Estrecho de Magallanes.

El Canciller con esta declaraciónno hizo sino confirmar la perma-nente posición oficial chilena, man-tenida desde 1881, y que es laactual: de extremo a extremo —in-cluida la boca oriental— el Estre-cho de Magallanes es de dominioexclusivo de nuestro país.

C A P I T U L O V

R E F L E X I O N E S

V.l.—Artículo del ex General ar-gentino Sr. Osiris Villegas.

El presente ensayo fue motivadopor la lectura de un artículo muyreciente publicado en el Diario ElClarín; su autor, el ex GeneralOsiris Villegas que actuó como dele-gado oficial de la República vecinaen las conversaciones chileno-argen-tinas 1978-1979. Leemos en él:"En la solución del conflicto limí-trofe en la región austral se obten-drá el resguardo de los interesesvitales de la Argentina si se logra:

—"Fijar el Cabo de Hornos co-mo punto terminal de límitepor legítimo derecho;

—Preservar la validez del princi-pio Atlántico-Pacífico con di-visoria oceánica dada por elMeridiano del Cabo de Hornos,por ser el pensamiento políticorector que inspiró los tratadosde límites;

—Poseer las islas que materiali-zan el litoral oceánico atlánticohasta el Cabo de Hornos, dasuerte que aseguren nuestrasoberanía sobre la jurisdicciónmarítima pertinente (mar te-rritorial y económico o patri-monial), por constituir heren-cia histórica;

—Participar en la reglamentaciónde la navegación y otros usos

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del Estrecho de Magallanes,como estado corribereño en elsector oriental del mismo ygarante de su neutralización aperpetuidad;

—Disponer de aguas jurisdiccio-nales propias en el Canal Bea-gle y contar con libertad irres-tricta de navegación por losrespectivos canales fueguinosde conformidad con normasvigentes del derecho interna-cional ;

—Garantizar la continuidad geo-gráfica del territorio continen-tal e insular con el sectorantartico argentino de maneratal que resguarde nuestro de-recho de soberanía sobre elmismo".

En este Artículo aparece expues-ta una verdadera meta de ambicio-nes, que pueden ser fuente deconflictos sucesivos. Porque, no setrata de derechos, sino de aspira-ciones, carentes en absoluto de jus-tificación jurídica. Y lo que espeor, se plantean, como hemos vis-to, asuntos ya resueltos por la CorteAsesora del Arbitro, y por éste,ambos elegidos por las Partes,—comprometidos a respetar y cum-plir sus decisiones con el aval de suHONOR, de manera que, ningúnArbitro, Arbitrador o Tribunal deDerecho, puede seria y responsa-blemente volver a revisar—.

V.2.—El artículo del Sr. Villegas yla Mediación de S.S. el Papa.

Si la referencia del Sr. Ville-gas a "la solución del conflictolimítrofe en la región austral" es-tá apuntando a la solución buscadaante el Mediador, su error es deproporciones, porque la Mediaciónno es ni rearbitraje ni superarbi-tra je.

El ámbito de desplazamientodel Mediador ha sido motivo deesclarescimientos, tanto de parte deChile, como del propio Vaticano,que no admiten dudas o equívocos.

V.2.1.—Posición chilena sobre elsentido y alcance de la Mediación.

En la nota de nuestra Cancilleríade 26 de enero de 1978 a la Canci-llería argentina por la que rechazaenérgicamente la declaración unila-teral de nulidad del Laudo delGobierno vecino, y refiriéndose a lainvitación de éste a "negociar bila-teralmente", le dice: "debo reiteraren forma enfática que tales nego-ciaciones jamás podrían versar—como no han versado en el pasa-do— sobre las cuestiones ya resuel-tas por el Laudo de S.M. Británica.

Bien sabe V.E. que el Gobiernode Chile expresó su pleno acata-miento a ese Laudo el 2 de mayo de1977".

Por su parte, el Presidente de laRepública de Chile, en su discursode 20 de febrero de 1978 pronun-ciado en Tepual al momento de sus-cribirse el Acta de ese nombre,confirmó la posición de la Cancille-ría, expresando: "ha quedado taxa-tivamente establecido que las nego-ciaciones no configuran modifica-ción alguna de las posiciones quelas Partes sostienen con respecto alLaudo Arbitral en la región delCanal Beagle". Y luego agregó:"las negociaciones a realizar enningún caso afectarán los derechosque en esa área el Laudo reconociópara Chile".

La opinión pública chilena re-cuerda que en noviembre de 1979se dio a conocer una informaciónproveniente de Roma del periodistade nacionalidad argentina Sr. Mo-león, sobre una solución supuesta-

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mente existente en el diferendochileno-argentino entregado a laMediación de S.S. el Papa, queconsistiría en la fórmula de "reco-nocer la soberanía chilena sobre dosde las islas en litigio y aceptar lajurisdicción argentina sobre latercera". La noticia produjo unadesagradable reacción en todo elpaís. De inmediato nuestro Minis-tro de RR.EE. expresó: "El Laudoes una sentencia de Derecho Inter-nacional vigente". Su Asesor Sr.Orrego Vicuña agregó el mismo día:"la opinión pública chilena puedeestar tranquila de que el LaudoArbitral ha mantenido siempre suplena validez desde su dictacion ypor eso mismo todas las islas alsur del Canal son íntegramentechilenas".

Y el Asesor Sr. Santiago Bena-dava recordó que el Cardenal Sa-moré expresó que el Santo Padreno es superárbitro, "expresión—dijo— que debe interpretarse enel sentido que no puede desconocer-se algo ya juzgado, como lo fue eldiferendo, a través del Laudo Ar-bitral de S.M. Británica".

V.2.2.—Sentido y alcance de laMediación según el Vaticano.

Aceptada la Mediación por S.S. elPapa en la Navidad de 1978; y ob-tenido por el delegado suyo, Car-denal Antonio Samoré, el acuerdode Montevideo de 8 de enero de1979, el propio Vaticano se cuidóde precisar la idea de que la Media-ción no importa en sí misma unasolución al diferendo; ni que es uninstrumento que las Partes hayanentregado a S.S. para que él loresuelva. Ciertamente lo hizo comouna manera de formar concienciaen los pueblos de ambos países, deque la Mediación es sólo un camino

para evitar un conflicto bélico;pero, que en definitiva, de ellosdepende llegar a la guerra o viviren paz.

En la Revista "Gentes" (repro-ducida en "Cosas" 13. IX. 1979)entre otras publicaciones, el Carde-nal Antonio Samoré se preocupó delo "que debe —a su juicio— enten-derse por Mediación".

"Es —dijo en esa oportunidad—algo absolutamente distinto del tri-bunal o del arbitraje. El Tribunaljuzga según el derecho. A uno lecompete esto; al otro eso. El arbi-traje también tiene en cuenta elderecho, pero puede añadir la equi-dad, teniendo en cuenta un comple-jo de situaciones que pueden acon-sejar que el derecho se una concircunstancias políticas, históricas,económicas, para contemplar lasnecesidades de los dos países. Tan-to el Tribunal como el Arbitrajesentencian, dan un veredicto".

Más adelante agregó: "La Media-ción es algo totalmente distinto. ElMediador no sentencia, no impone.Sugiere, aconseja, propone. Tratade acercar a las Partes, pero siem-pre como un consejero. Si las doso una no lo aceptan, el Mediadorno insiste en su posición". "Nuncadieta veredicto. Este, para mí, es elcentro de la cuestión".

Estas precisiones del Vaticanosobre el sentido y alcance de la Me-diación aceptada por S S. el Papa,dejan establecido, sin lugar a dudas,que no estamos ante un "rearbitra-je" o un "superarbitraje", conclu-sión de gran importancia en rela-ción a las materias susceptibles deser tratadas en ellas, y al ámbito dedesplazamiento del Mediador.

Ciertamente, que ellas desautori-zan toda posibilidad de reabrirdebate sobre los temas analizadosen los Capítulos I, II, III y IV del

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presente ensayo y que son los queen el artículo del Sr. Villegas, seexpresan como las ambiciones ar-gentinas inspiradas en sus actualesconcepciones geopolíticas.

V.3.—¿Qué se espera de laMediación?

El pueblo chileno ha seguido congran sobriedad todo el desarrollo dela Mediación, sobriedad que en nin-gún caso debe interpretarse comofalta de interés. Muy por el con-trario.

Tiene ya un criterio formado so-bre los más importantes elementosde juicio necesarios para interve-nir responsablemente en una solu-ción que tanto le afecta.

Sabe, por ejemplo, que la Media-ción no importa en sí misma unasolución al diferendo; y que no esun instrumento que las Partes ha-yan entregado a S.S. para que éllo resuelva: es sólo un camino paraevitar un conflicto bélico; pero, queen definitiva, de ambos pueblos de-pende desembocar en una guerra ovivir en paz.

Por otra parte, todos los chilenosentienden que, como consecuenciade las afirmaciones de personerosoficiales, reproducidas en el párra-fo V.2.2. anterior el ámbito de des-plazamiento del Mediador inclusoen materias de jurisdicción maríti-ma, es muy reducido. Es que si nose trata de un "superárbitro" y noestamos ante un "rearbitraje", re-sulta indudable que no podrá élformular proposiciones contrariasa materias que ya fueron tratadasy resueltas en el juicio ante el Go-bierno de Su Majestad Británica,como es el caso de las analizadas enlos cuatro capítulos del presenteensayo.

Por la jerarquía de quienes hanformulado tales afirmaciones, exis-te absoluta confianza en el manejoy orientación de la Mediación.

Excluidos de ella estos temas, co-mo decíamos, ya resueltos por unTribunal del prestigio del que dictóel Laudo, el ámbito de desplaza-miento de la Mediación queda redu-cido a meros asuntos técnicos deaplicación de normas ya reconocidasy aceptadas por el Derecho Inter-nacional.

Otro elementos medular que estáen la mente de los chilenos, es queno existe un sistema estable, expe-dito y eficaz —llámesele Arbitro,Tribunal de Derecho, OrganismoSuperestadual, etc.— capaz de re-solver a petición de una de las Par-tes, o de oficio, sobre la solución delos diferendos que puedan suscitar-se entre Chile y Argentina, con au-toridad suficiente para imponerlas.

Los acontecimientos de 1978 asílo demostraron.

El Tratado General de Arbitrajesuscrito por los dos países en 1972,además de adolecer de algunos de-fectos —que le privan de eficacia—caduca el año 1982.

Tenemos, finalmente, los chilenosplena conciencia que con su actitudal asumir S.S. la responsabilidad deMediador, ya se hizo acreedor a laeterna gratitud de los pueblos deambas naciones porque evitó entreellos una guerra inútil y sin justifi-cación.

Pero, de la Mediación se esperaaún más.

Importa la oportunidad única deChile y de Argentina para encau-zar definitivamente sus diferenciasen términos de alcanzar una paz es-table, fundada en la justicia.

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Sin embargo, frente a plantea-mientos como el del Sr. Villegas,preocupa que pueda resultar la ma-yor de las frustraciones y el cierredefinitivo de las esperanzas puestasen ella. Porque, después de S.S.¿Quién?

En la magnitud del prestigiomundial de S.S. el Papa Juan PabloII, y en la trascendencia de su no-ble y generoso gesto al aceptar ladifícil responsabilidad de Media-dor, está aquella oportunidad.

La presencia de una personali-dad de su nivel —líder mundial delOccidente— representa un aconte-cimiento de significación sin pre-cedentes en la historia de las rela-ciones de Chile y Argentina, quedifícilmente volverá a repetirse, yque quisiéramos verlo expresado enuna fórmula o sistema que no sólosolucione algún problema técnicoaccidental, sino que sea capaz deasegurar una Paz presente y futu-ra.

Para ello, la Mediación debe sercolocada a la altura de S.S. JuanPablo II.

Resultaría, incluso de muy malgusto, y una ingratitud, exponer aS.S. ante la delicada situación deenfrentarlo a pronunciamientos queimportarán revisar decisiones deun Tribunal de la importancia dela Corte Asesora y del Arbitro, elGobierno de S.M. Británica.

Por lo demás, es evidente que S.S. no aceptará una situación seme-jante, por razones obvias.

Un Tratado de Arbitraje obliga-torio permanente y expedito, capazde ser puesto en movimiento no só-lo unilateralmente por cada parte,sino también por la acción de ofi-cio, de organismos internacionalesfacultados para sustraer los con-flictos de las solas relaciones bila-terales, y de aplicar sanciones a lamanera —aunque más perfecciona-do— de lo que ocurre en materia deDerechos Humanos, podría porejemplo, constituir el motivo subs-tancial de la Mediación, sin perjui-cio de la celebración de conveniossobre aspectos técnicos puntuales.

S.S. el Papa, actuando dentro dela concepción que el propio Vatica-no tiene de lo que es una Mediación,posee facultades para acercar a lasPartes a base de una solución suyaal estilo de la propuesta capaz deresolver las discrepancias propiasde la vecindad, tanto presentes co-mo futuras.

Sólo la autoridad moral y la pres-tancia mundial de S.S. podrán obte-ner el acuerdo para un documentopermanente de esa trascendencia.

Si la iniciativa naciera del con-senso de las voluntades de ambospueblos, ciertamente que, ademásde constituir un ejemplo al mundotan convulsionado de hoy, importa-ría el gesto de reciprocidad a queestán obligados con S.S. Juan Pa-blo II.

La torre del Centro Nacional de Telecomunicaciones,un verdadero símbolo en el corazón de Santiago.

Hasta hace algunos años, la imagen de nuestra capital era el cerro San Cristóbalo la virgen emplazada en su cima. Sin embargo, hoy la Torre ENTEL ha pasado aconvertirse en la cabeza visible de la capital de Chile, elevándose por sobre cualquierconstrucción del territorio.

Quizás no guarde proporción comparar nuestra torre con los rostros arquitectó-nicos que caracterizan a las otras grandes urbes. Desproporcionado, quizás mirado desdeel punto de vista artístico, pero incomparable en lo que dice relación a lo que ellarepresenta para el progreso.

Empinada en sus 127,35 metros de altura, la Torre ENTEL es más que ojos yoídos de un país; es todo el sistema nervioso que a través de más de 4.000 kilómetrosune una larga y lo que un escritor llamó "una loca geografía".

Nuestro país, incorporado a una nueva etapa del desarrollo, estaba bastante mar-ginado de lo que era todo esto de las telecomunicaciones.

Estudios realizados por las escuelas universitarias, por el Instituto de Ingenieros yDepartamentos de Ingeniería de la CORFO habían señalado que en este aspecto Chiledemostraba un escaso desarrollo, a tal punto que en rubro teléfonos se poseía una den-sidad inferior al promedio mundial.

Radioestación repetidora de microondas El Espino, dela Red Norte.

En lo concerniente a las comunicaciones de larga distancia, éstas no sólo eran in-suficientes, sino que además en gran parte del territorio eran prácticamente inexis-tentes. Todo esto, unido a nuestra desmembrada conformación geográfica a lo largo desus 4 mil kilómetros, significaba, en definitiva, una traba concreta y determinante paranuestro desarrollo económico y social.

Esta realidad representaba un obstáculo para los medios de comunicación social,cuya capacidad para informar se veía necesariamente constreñida en función de laslimitantes propias de no contar con una tecnología y una infraestructura en telecomuni-caciones imprescindibles para la difusión de sus mensajes. Con esta evidencia, a lapar de una gran visión futurista, nuestro país decidió, al comenzar la década del 60,hacerse de toda una infraestructura en telecomunicaciones para iniciarse e integrarseen un proceso gradual al desarrollo moderno.

En efecto, en 1961 se creaba el Comité de Telecomunicaciones de la Corporaciónde Fomento que tenía por finalidad llevar a la práctica el Plan Nacional de Telecomu-

Sin embargo, pese a su imponente altura y a la función que desempeña, la TorreENTEL, es en sí, sólo una parte del complejo de las telecomunicaciones, mundo queencierra todo lo que se relaciona con la telefonía, telegrafía, telescritura, transmisiónde datos, telefotos, facsímil, radiodifusión y televisión.

En poco más de 15 años de vida, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones S.A.ha cumplido con creces su misión de dotar al país de los mejores servicios y de losmás modernos sistemas de telecomunicaciones.

Antena de la Estación Terrestre de Comunicacionespor satélite de Punta Arenas.

Y esto queda de manifiesto en sus 680 mil kilómetros-circuitos de interconexionesde redes, con los cuales es posible enlazar entre sí todos los centros regionales vincu-lándolos paralelamente con el exterior. Aclarando aun más: la red de telecomunicacionescontroladas por ENTEL-CHILE se extiende desde Arica hasta Puerto Williams, capitalde la provincia Antartica Chilena. Todo esto estructurado sobre la base de un sistematroncal entre Arica y Castro.

DESDE LA PAMPA HASTA EL MAR

Desde las más desoladas regiones del desierto, pasando por las aglomeradas y bu-llentes ciudades hasta las lluviosas regiones del sur, el hilo casi invisible de las tele-comunicaciones une lo remoto y casi imposible de unir. Hace sólo 15 años que estas re-giones estaban prácticamente aisladas entre sí. Eran mundos distantes y ajenos encuanto a comunicaciones se refería.

FUNDAMENTOS CIENTIFICOS EN QUE SE APOYALA PONENCIA CHILENA SOBRE DELIMITACIONENTRE LOS OCEANOS PACIFICOY ATLANTICO

SUR POR EL ARCO DE ESCOCIACitas textuales de obras de eminentes autores que refuerzan esta ponencia.

Trabajo presentado a la Asociación In-ternacional de Oceanografía Física, conocasión de la Xla. Asamblea General de¡a Unión Geodésica y Geofísica Interna-cional, celebrada en Toronto, septiembrede 1957, por el Ingeniero Geógrafo Sr.

PABLO IHL, C.

S E G U N D A P A R T E

CRITERIO Y DOCTRINA PARA DELIMITAR OCEANOS

Y A en el siglo pasado variosgeógrafos y distintos ocea-nógrafos se preocuparon de

establecer algún principio para de-limitar grandes masas de agua enlos océanos, con el objeto de fijarlos límites de los mares secundarioso marginales, o entre los océanosy/o mares entre sí. Entre ellos po-demos citar a Petermann (1877),Neumayer, Alexander Agassiz,John Murray y Supan (1899). En1899 se celebró en Berlín el VIICongreso de Geógrafos y en él seaprobó el criterio propuesto por O.Krümmel y H. R. Mili, sobre estamateria, de asignarles nombres a

las grandes divisiones de los maresy a los accidentes del fondo subma-rino, de acuerdo con su ubicacióngeográfica (O. Krümmel: Hand-buch der Ozeanographie, Stuttgart,1907 y 1911, considerado como Ma-nual fundamental en aquella épo-ca).

Finalmente, en 1940 el "Commi-ttee on the criteria and Nomencla-ture of the major Divisions of theOcean Bottom" de la AssociationD'Oceanographie Physique tratóen forma amplia este problemaprocurando llegar al establecimien-to de un criterio o doctrina sobre lamateria.

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"Para delimitar las diferentespartes de los océanos es conve-niente considerar el relieve subma-rino y, principalmente, los cordo-nes sumergidos que se presentan aprofundidades cercanas a los 4.000metros y que los nombres para de-signar los basins situados por deba-jo de esos 4.000 metros se usentambién las áreas del océano si-tuadas encima de dichos basins".

Solamente en las partes en queno existan costas, ni islas, ni cor-dones sumergidos, se podría admi-tir, excepcionalmente, la delimita-ción de mares y grandes divisionesoceánicas según rectas o curvasconvencionales (como son los pa-ralelos y meridianos, o bien rectasde unión entre accidentes promi-nentes de las costas vecinas, etc.).Pero en los últimos tiempos se hanrechazado estas delimitaciones se-gún rectas o curvas convenciona-les y, a medida que ha progresadola oceanografía y principalmenteel conocimiento de los relieves sub-marinos o batimetría mediante elecosonda y otros instrumentos mo-dernos, se ha extendido cada vezmás la aplicación del criterio deWust de dar importancia decisivaa los cordones submarinos existen-tes hasta profundidades cercanasa los 4.000 metros. El criterio deWüst puede aplicarse perfectamen-te a la delimitación entre los océa-nos Pacífico y Atlántico Sur y enconsideración al cabal conocimien-to que se tiene actualmente del re-lieve o topografía del fondo subma-rino en la zona del mar de Drakey del Arco de Escocia. En efecto,el Bureau Hidrográfico Interna-cional, en la publicación explicati-va de la hoja B'l de la Carta Ba-timétrica de los Océanos, hoja queabarca la región mencionada, deja

constancia de lo siguiente (edi-ción 1952) :

"Para el trazado de las curvasisóbatas se consideraron, en la hojaB'l 23.282 sondajes de los cuales seconsignan 802 en el dibujo de lacarta definitiva. Dicha hoja fue ro-tulada de acuerdo con las recomen-daciones del Comité "On the Cri-teria and Nomenclature of the Ma-jor Divisions of the Ocean Bottom"de 1940 y de 1951. Las numerosasdeterminaciones batimétricas hanpermitido una interpolación muchomás exacta en vastas zonas que an-tes eran casi desconocidas y queactualmente se encuentran entrelas regiones más exploradas delp;lobo. La mayoría de los datos sedeben a las inestimables expedicio-nes hidrográficas de los barcos: R.R.S. Discovery, R.R.S. WilliamScoresby, R.R.S. Discovery II en-tre 1926 y 1932 y del R.R.S. Disco-very II entre 1932 - 1939.

Para aplicar este criterio deWüst, el estudio de la carta bati-métrica elaborada por el B.H.I.(en su hoja B'l) nos permite tra-zar, con toda precisión, el límiteentre dichos océanos, como sigue:desde el cabo San Diego (extremoSur-Oriental de la Tierra del Fue-go) siguiendo el Arco de Escocia, osea, por la Isla de los Estados—Banco Burwood—Rocas Cormo-ranes—Rocas Negras—Georgia de!Sur— Islas Sandwichs del Sur, Is-las Oreadas del Sur— ExtremoNor Oriente de la Punta "Trini-dad" de la Gran Península Antar-tica, de acuerdo con el trazado se-ñalado en el Gráfico Nº 2, que seanexa.

La Batimetría representada enlas cartas del B.H.I. confirma y de-muestra la validez de la ponenciachilena en el sentido de que, de

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acuerdo con el criterio de Wüst, ladelimitación entre los océanos es elArco de las Antillas del Sur.

Un segundo criterio', más com-pleto y más moderno que el deWüst, en lo que se refiere a la de-limitación de grandes áreas oceáni-cas, es el que, además de la batime-tría, considera las relaciones geo-gráficas y topográficas y factorestales como la distribución de pro-piedades de las aguas y de los seresvivos, las corrientes marinas, regí-menes de mareas, y otros aspectosnaturales que se verifican en la zo-na de confluencia de los mares yocéanos. Este segundo criterio, se-gún el cual se delimitan los maresy océanos, deslindando regiones na-turales diferentes, lo aceptan mu-chos oceanógrafos eminentes. Así,por ejemplo, G. Schott y Sverdrup.

La delimitación de regiones na-turales, según este segundo crite-rio generalmente no está reñidacon la que proporciona el crite-rio de Wüst; así, por ejemplo, en loque ss refiere al Arco de Escocia,éste es una delimitación naturalque cumple, tanto los requisitos es-tablecidos por el criterio de Wüst,como los requisitos del segundo cri-terio (de Schott, etc.).

Refiriéndose al segundo criterio,en la obra de Sverdrup, H.U., M.W. Johnson y R.H. Fleming "Theoceans: Their Physics, chemistry,and general biology" New York1942, en la página 12 expresan:

"Para formular regiones natura-les en los océanos, otros autores, es-pecialmente G. Schott (1926 "Geo-graphie des Atlantischen Ozeans",Hamburg, C. Boysen y tam-bién de Schott: "Oceanografía Fí-sica", —versión castellana de la co-

lección Labor— segunda edición1949), consideran en conjunto, nosólo relaciones geográficas o topográficas, sino también la distribu-ción de propiedades y organismos,las condiciones climáticas y las co-rrientes".

Pues bien, el Arco de Escocia esun límite natural entre los OcéanosPacífico y Atlántico Sur, que sepa-ra "regiones naturales" y cumpletodos los requisitos establecidos porSchott que acabamos de transcri-bir. Aún más, demostraremos queno sólo cumple los requisitos esta-blecidos por los criterios de Wüst ySchott, sino que además es un lí-mite natural que deslinda regionesnaturales también en otros aspec-tos, tales como los que se refierena sedimentación submarina, a co-nexión geotécnica y geofísica (deacuerdo con la geología, la sismo-logía, la vulcanología, etc.) regí-menes de mareas y otros aspectosoceanógraficos y geofísicos, comolo demostraremos más adelante.

En el caso que estamos conside-rando existe un relieve sumergidobien caracterizado (el Arco de Es-cocia) que constituye una barrera,tanto para las aguas superficiales(atajadas por las islas del Arco)como para las aguas profundas;para éstas presenta sólo dos mo-destas aberturas y a profundidadesmenores, el zócalo de las islas, ro-cas y bajíos que separan el marde Escocia del Atlántico Sur. Enlos gráficos N9s. 2, 3, 4 y 5 que seanexan, estudiando la batimetríarepresentadas en ellos, se comprue-ba lo anterior y, además, se consta-ta con ellos que el mar de Escociase encuentra abierto ampliamentehacia el Pacífico.

Demostraremos más adelanteque el mar de Escocia, de acuerdo

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con la ponencia chilena es una "re-gión natural" vinculada al Pacíficoy distinta al Atlántico Sur. Su co-municación amplia con el Pacíficopermite que el mar de Escociaparticipe de la vida que caracterizael Pacífico Sur-Antártico del cualrecibe todas sus aguas, incluso lasmás profundas (ver gráfico Nº 7que se anexa). Las característicasde sus aguas son similares a las dedicho Océano en su parte AustralAntartica y, en cambio distintas aldel Atlántico Sur (temperaturas,salinidad, densidad, cantidad deoxígeno, etc.) y movimientosque están regidos enteramen-te por leyes físicas generales.Por todas estas razones el Mar deEscocia es un mar secundario delPacífico (The Scotia sea is a se-condary sea of the Pacific Ocean-Das Südantillen Meer ist ein Ne-benmeer des Pazifischen Ozeans).

Demostraremos que la ponenciachilena cumple los requisitos de losdos criterios (del de Wüst y del deSchott) para delimitar los océanos,criterios recomendados y aceptadospor los más eminentes oceanógra-fos y demás naturalistas; expon-dremos los fundamentos científicosque apoyan la ponencia chilena ensus diversos aspectos, acreditándo-los con unas cien citas textuales deobras cuyos autores son los másilustres oceanógrafos y otros céle-bres geofísicos, obras que se em-plean como textos de estudio en di-versas Universidades y recomenda-das incluso por dirigentes de estaAsociación Internacional de Ocea-nografía Física; citaremos opinio-nes textuales incluso de las más al-tas autoridades de esta Asociacióny de otras de la U.G.G.I. empezan-do por sus Presidentes y secreta-rios, etc.

Sólo en los casos en que no pue-dan aplicarse los criterios de Wüsty Schott, o sea, cuando no se pue-den deslindar regiones naturales,resultaría admisible una delimita-ción mediante líneas geométricas,pero sólo cuando no existen rasgosfísicos que constituyen límites na-turales (ver: Sverdrup et al, p.12). En la región que nos ocupaexisten los rasgos físicos bien de-finidos del Arco de Escocia y nosbastará demostrar que este Arcodelimita una región natural muydistinta del Atlántico Sur, que tie-ne características afines a las delPacífico Sur-Antártico, para quese concluya que este Arco es el li-mita natural entre el Atlántico Sury el Pacífico Sur. Ya en 1942, T. J.Hart ("Phytoplankton Periodicityin Antarctic Surface Waters"-Dis-covery Reports, Vol. 21, pág. 256 a261) demostró que el Mar de Es-cocia es un "área especial" biogeo-gráf ica, de características distintasa las del Atlántico Sur y afines alas del Pacífico Sur Oriental. En laactualidad los oceanógrafos máseminentes estiman que al deslindarregiones naturales, son decisivaslas especies de organismos vivos(flora y fauna) que pueblan las re-giones biogeográficas y las "áreasespeciales" consideradas. Esto esnatural, pues por las leyes deadaptación al ambiente, cada re-gión o área es poblada por seres ca-racterísticos que mejor se hanadaptado a las condiciones del am-biente, determinado por las carac-terísticas de las aguas (salinidad,densidad, temperatura, cantidadde oxígeno, etc.), las corrientesmarinas, profundidades, sedimen-tación submarina, regímenes demareas y, en general, todos los as-pectos que determinan las condicio-

117

nes del ambiente y por lo tanto, lasfacilidades o dificultades que en-cuentran determinadas especiespara subsistir o adaptarse a ellas,aegún el caso.

Demostraremos la validez de laponencia chilena analizándola cien-tíficamente; procederemos en for-ma sistemática: expondremos pri-

meramente los fundamentos cientí-ficos que apoyan la ponencia chile-na en cada uno de sus aspectos ytranscribiremos a continuación lascitas textuales y opiniones expre-sadas por eminentes autores (ocea-nógrafos y otros geofísicos distin-guidos) que apoyan la ponenciachilena.

FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS Y CITAS TEXTUALES

DE EMINENTES AUTORES QUE APOYAN Y REFUERZAN

LA PONENCIA CHILENA

1. —Relacionados con Batimetría

a) La Batimetría consignada enla "Carta Batimétrica de los Océa-nos" elaborada por el Bureau Hi-drográfico Internacional de Mona-co (Bathymetric Chart of theOceans compiled by the Internatio-nal Hidrographic Bureau-Mónaco),Hoja B'l editada en 1952, indicaque la delimitación natural entre elAtlántico Sur y el Pacífico Sur que-da señalada por el Arco de Escocia(ver gráficos Nºs. 2, 3, 4, 5, 6, 7 y8, que se anexan a este trabajo yque son mapas esquemáticos en quese ha reproducido fotomecánica-mente la Batimetría de la Cartadel B.H.I. ya mencionada).

Un análisis de la Carta del B.H.I. —edición 1952— permite com-probar :

1.—Que la Tierra del Fuego y laGran Península Antartica se en-cuentran unidas por un dorso enforma de arco, en que todas las pro-fundidades son inferiores a 3.000m., excepto en dos pequeñas aber-turas del arco que se presentan alEste y Oeste de las Islas Georgias

del Sur. En dicho dorso están colo-cadas todas las Islas del Arco deEscocia, el Banco de Burwood, lasRocas Negras y las Rocas Cormo-ranes.

2.—Desde el Océano Pacífico pe-netra a través del Paso de Drakeuna prolongación del Basin delPacífico Antartico en el ámbito delMar de Escocia, englobado por elArco de Escocia. El Basin del Marde Escocia se encuentra amplia-mente abierto y comunicado con elPacífico Antartico y cerrado o se-parado del Atlántico Sur por el dor-so de las islas del Arco de Escocia.El Basin de Escocia es designadoen inglés con el nombre "SouthAntilles Basin" y en Alemán "SüdAntillen Becken".

3.—Debido a la configuración dela Batimetría del Mar de Escocia ydel Arco de Escocia, la gran co-rriente Circumpolar del West WindDrift, hace que el Mar de Escociareciba todas sus aguas del PacíficoSur Antartico con el cual se en-cuentra ampliamente comunicado,como ya se dijo, participando dichomar, en gran parte, de las caracte-rísticas biogeográficas de las re-

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giones vecinas del Pacífico Antar-tico. De todo esto se deduce que elMar de Escocia es un mar marginaldel Pacífico. (The Scotia Sea is aSecondary sea oí Pacific Ocean).(Das Süd Antillen Meer ist ein Ne-benmeer des Pazifischen Ozeans).

El B.H.I. deja constancia en sufolleto "Note sur la préparation dela Troisiéme Edition de la FeuilleB'l (octobre 1952)" o sea, en la"Information concerning the pré-paration of the Third Edition ofSheet B'l (1952)" que para el tra-zado de las curvas isóbatas en dichahoja se consideraron 23.282 sonda-jes, de los cuales aparecen inscri-tos y marcados con su ubicaciónexacta 802 en la Carta definitiva.Además se expresa que "Los nue-vos sondajes han permitido una in-terpolación mucho más exacta envastas zonas que antes eran casidesconocidas y que actualmente seencuentran entre las regiones másexploradas del globo. La mayoríade los datos se deben a las inesti-mables expediciones hidrográficasde los barcos: R. R. S. Discovery,R.R.S. William-Scoresby, R.R.S.Discovery-II entre 1926 y 1932, ydel R.R.S. Discovery-II entre 1932y 1939.

El B.H.I. deja además constan-cia, en la pág. 7 de la publicaciónmencionada, que: el dorso del Arcode Escocia ha sido minuciosamen-te explorado en toda la extensióndel arco, al igual que el Mar de Es-cocia que él engloba.

b) Citas textuales de eminentesoceanógrafos que apoyan y refuer-zan los fundamentos batimétricosde la ponencia chilena.

"El Basin Antartico del Atlánti-co se encuentra separado del BasinAntartico del Pacífico por una cor-dillera sumergida que se extiendedesde América del Sur hasta el

Continente Antartico, que com-prende las islas Georgia del Sur,las Sandwich del Sur, las Oreadasdel Sur, etc. Esta cordillera ha sidodenominada Arco de las Antillasdel Sur o Arco de Escocia".

"Al estudiar las divisiones másgrandes del fondo del mar, debe te-nerse presente que, una vez esta-blecida una nomenclatura al res-pecto, puede servir de base parauna eventual nomenclatura geográ-fica general de las divisiones de losocéanos, como lo propuso Wüst enPetermanns Mitteilungen, 1936,vol. 2".

G. Wüst, en Petermanns Mittei-lungen, 1936, Vol. 2 y en "Die Gren-zen der Ozeane und ihrer Neben-meere", publicado en un "Beiheftder Annalen der Hydrographieund Marin". Meteorologie, Mai,1939 (comentado por P. E. James,Boundaries of the üceans and Seas,Geographical Review, october,,1939, p. 680) y citado por Sver-drup, Johnson and Fleming en laobra "The Oceans", pág. 12, G.Wüst estableció el siguiente crite-rio:

Para delimitar los fondos sub-marinos y otras grandes divisionesoceánicas, es conveniente conside-rar el relieve submarino y los cor-dones sumergidos que se presentana profundidades de cerca de 4.000m. y que los nombres para designarlos basins situados por debajo deesos 4.000 m. se usen para desig-nar las áreas oceanógraficas situa-das encima de dichos basins.

El criterio de Wüst ha sido con-siderado sucesivamente por M. Cot,P. M. van Riel, Murray, P. E. Ja-mes, N. A. Mackintosh, Sverdrup,Johnson y Fleming, y por el Dr.Hakon Mosby.

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Los tres eminentes oceanógrafosmencionados son autores de laobra "The Oceans" : Their physics,chemistry, and general biology—New York— Prentice-Hall 1942,en cuya página 33, refiriéndose alarco de las Antillas del Sur, dicen:

"Uniendo Sudamérica con la An-tartica está el Arco de las Antillasdel Sur, sobre el cual se encuentransituadas las islas Georgias del Sur,las Sandwich del Sur, las Oreadasdel Sur y las Shetlands del Sur. Elcordón es continuo a los 4.000 m.de profundidad y, a los 3.000 m.,sólo presenta estrechas aberturas".

(Nota: La batimetría del Arcode Escocia y del Mar de Escocia en-globado por dicho arco, como tam-bién la batimetría de las regionesvecinas, aparecen representadas enlos gráficos Nºs. 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8que se anexan y que se han obteni-do por reproducción fotomecánicade la carta batimétrica de los océa-nos, elaborada por el B.H.I., hojaB'l, edición 1952).

Sverdrup et al. continúan comosigue: "por encima de los 3.000metros de profundidad el cordónmencionado se desarrolla y soportalas islas cuyo conjunto ha recibidoel nombre común de Antillas delSur por la evidente similitud quepresenta el fondo que las contiene ysu organización con la de las Anti-llas Menores (del Caribe)".

Este rasgo constituye uno de los"walts" más característicos queencontramos en los océanos; en lostratados se le menciona entre aque-llos que sobresalen por sobre el ni-vel de las aguas formando guirnal-das de islas. El mismo autor dice alrespecto en la pág. 24 de la obracitada:

"Parte de los walts" pueden ex-tendersa por encima del nivel delas aguas, formando islas o cadenasde islas. Tales caracteres se en-cuentran en la parte norte y oestedel Pacífico, en el archipiélago delas Indias orientales, en la regiónentre Sudamérica y la Antartica.A lo largo de la costa occidental deSudamérica el "walt" correspondea la Cordillera de los Andes, y, enconsecuencia, forma parte del Con-tinente".

La cita precedente nos hace verque el autor mencionado (Sver-drup) considera el Arco de las An-tillas del Sur como una continua-ción del Continente Americano yaún, sugiere que es la continuaciónde la Cordillera de los Andes.

En la misma obra Sverdrup re-conoce que: "sólo cuando no exis-ten rasgos físicos emergidos y vi-sibles sobre el nivel de las aguas,que constituyen límites naturales(tales como litoral y contorno de latierra continental, guirnaldas deislas), y cuando tampoco existencordones submarinos, sólo entoncesse podría tolerar la limitación se-gún líneas geométricas, rectas ocurvas, paralelos o meridianos tra-zados en los mapas".

La autorizada opinión del Dr.H. U. Sverdup tiene gran peso,además porque fue designado porla Asociación Internacional deOceanografía Física, Presidentedel Comité para la preparación demanuales técnicos y textos sobreOceanografía Física, donde se de-sempeñó brillantemente en el pe-ríodo 1950-1954; fue designado pa-ra esa misión en atención a su es-clarecido talento, ya que es consi-derado uno de los oceanógrafosmás ilustres y eruditos.

120

El progreso de los trabajos bati-métricos y el mayor conocimientodel fondo submarino que se ha lo-grado mediante instrumentos mo-dernos tales como el ecosonda, hanpermitido la aplicación del criteriode Wüst para obtener, en formaprecisa, la mejor delimitación na-tural de las partes de los océanosen que no existen rasgos físicosemergidos; mediante dichos instru-mentos se ha comprobado la exis-tencia de cordones submarinosbien definidos, que se prestan ad-mirablemente para la aplicacióndel criterio de Wüst.

Tenemos, pues, que según Sver-drup y todos los demás autores queya hemos citado y los que citaremosa continuación, entre América delSur y la gran península antarticano hay necesidad, no correspondedelimitar los océanos por líneasgeométricas convencionales, puesla delimitación natural es la indica-da por la guirnalda de islas del Ar-co de Escocia y en los trechos va-cíos entre las islas, dicha delimita-ción prosigue nítidamente por lascumbres del cordón submarinoprincipal indicado por el Banco deBurwood, las rocas Cormoranes(Shag Rock) y las Rocas Negras,etcétera.

Un ligero análisis de la cartabatimétrica de los océanos del B.H.I. reproducida esquemáticamen-te en los gráficos Nºs. 2, 3, 4, 5, 6,7 y 8 que se anexan a este trabajo,nos permite comprobar que el Marde Escocia se encuentra amplia-mente comunicado en el Paso deDrake con el Pacífico Antartico yque, en cambio, su comunicacióncon el Atlántico Sur se encuentraobstruida por el Arco de Escocia.Si a esto se suma que en el Paso deDrake todas las aguas, superficia-les y profundas, fluyen hacia el

Oriente, es natural que en el Marde Escocia encontremos presentessólo rasgos del Pacífico. El Mar deEscocia es una gran masa de aguade una profundidad media de 3000m. y que localmente sobrepasa los5000 m. (en el basin de Escocia).Por todas estas razones el Arco deEscocia es una barrera que separael Océano Pacífico del Atlántico;los caracteres físicos, químicos ybiológicos de las aguas del Mar deEscocia son afines a los del Pací-fico-Antártico-Oriental y bastantedistintos de los de las aguas delAtlántico Sur.

En los gráficos 3, 4 y 5, que seanexan, se presentan las isóbatasdel Mar de Escocia y regiones ve-cinas a profundidades de 1000 m.,2000 m. y 3000 m., respectivamen-te. Puede observarse que a los 2000m. de profundidad el arco es yacasi continuo y las pocas aberturasque lo interceptan son ocupadas to-talmente por las aguas superficia-les y profundas que vacían el Marde Escocia hacia el Atlántico Sur.Es por esto que el Arco de Escociacumple en forma ideal las condicio-nes necesarias para servir de lími-te natural entre los océanos Atlán-tico y Pacífico, debiendo aplicar-se entre las islas el criterio de Wüsty en la forma que ha sido recomen-dada por Sverdrup, Schott, el Dr.Mosby, etc.

El Arco de Escocia es una cade-na montañosa, en gran parte su-mergida, formada por varios cor-dones casi paralelos. El límite na-tural entre los océanos va por lascumbres del cordón principal deeste encadenamiento de montañas.Cordón principal es el más desta-cado, más caracterizado y el másalto de todos los que constituyen elArco de Escocia.

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Charles A. Fleming: En "TheSeas Between", capítulo cuarto dela obra "The Antarctic today"(A.H. y A.W. Reed with the NewZealand Antarctic Society) Editedby Frank A. Simpson —printed inSydney, Australia— 1952. En lapág. 104, dice:

"El basin Pacífico-Antartico(Basin de Bellingshausen) ocupael triángulo limitado por la Antar-tica, Sudamérica y el solevanta-miento oriental del Pacífico, te-niendo en parte, profundidadesmayores de 5000 m. Hacia el Estese prolonga a través del Estrechode Drake en el Basin de Escocia(Basin de las Antillas del Sur),existiendo, en el ámbito del Arcode Escocia, una superficie irregu-lar interrumpida por bajíos. Lamáxima profundidad conocida deeste basin es de 5392 m. al sur delBanco de Burdwood".

"El Arco de Escocia (Antillasdel Sur) descrito por Herdmann(1932, 1948) es una cordillera su-mergida sigmoidea y que tiene unafosa profunda antepuesta por el la-do oriental, cordillera que pasa porla Isla de los Estados (inmediata ala Tierra del Fuego), las rocasShag, islas Georgias del Sur y elgruño de las Sandwich del Surdonde dobla hacia atrás, hacia eloccidente, y pasa por las Oreadasdel Sur y Shetlands del Sur hacia laTierra de Graham. El Banco deBurdwood, de profundidad inferiora 250 m., es la elevación más pro-minente en una extensión superiora 200 millas de la cordillera sumer-gida en el tramo Isla de los Esta-dos-Rocas Shag. Los sonda jes prac-ticados por el "Discovery II" hancomprobado que la cordillera su-mergida es de forma irregular, pe-ro que constituye un rasgo conti-

nuo entre las islas Georgia del Sury Sandwich del Sur. Este últimogrupo de islas se alza en el ladocóncavo de la fosa arqueada y para-lela llamada "Fosa de las Sand-wich" (profundidad máxima 8264m.), cuya existencia fue pronosti-cada por el geólogo Su.ss muchosaños antes que el "Meteor" efec-tuara los sonda jes que confirmaronsu presencia".

León Moret (Doyen de la Fa-culté de Sciences de Grenoble), ensu artículo "Géographie et Géolo-gie comparées de l'Atlantique et duPacifique" publicado en la revista"Géographie" Nºs. 13, 14 y 15, co-rsspondientes a octubre, noviem-bre y diciembre 1952, al referirsea los basins del Atlántico Occiden-tal, los enumera y describe, al surdel Ecuador, como sigue:

"Al Sur hay nuevos basins sepa-rados por cordones submarinos; elmás notable, por su extensión, es eldel Brasil, cuyas profundidades noexceden en ninguna parte 6000 m."

"El cordón de Río Grande lo se-para del Basin Argentino, limitadoal sur por el Arco de las Antillasdel Sur, que pertenece al plega-miento Andino".

"El estudio de las zonas costerasy de la plataforma continental yaha arrojado, en forma innegable,resultados interesantes en lo queconcierne a las costas plegadas enguirnaldas de islas del Pacífico quese ha podido comparar con unavieja cadena geosinclinal".

F.D. Ommanney: "The Ocean(Oxford University Press-1949,London). Traducida al castellanopor B.F. Osorio Tafall. Editada porel Fondo de Cultura Económica en1950, con el título "El Océano". Enla pág. 15 de la versión española,dice: "Existe una fosa submarina

122

al oriente de las islas Sandwich delSur, casi en el paralelo de los 60°de latitud Sur, cuya profundidadmáxima es de 8264 m. Esta fosatiene paredes de pronunciados de-clives que se hallan contiguos y, amenudo, son paralelos a los tramosdel piso oceánico que se levantanabruptamente desde las grandesprofundidades del mar hasta la su-perficie en la que emerge, constitu-yendo cadenas o guirnaldas de is-las. La fosa de las Sandwich delSur, acabada de mencionar, es si-milar a las trincheras del Japón yde las Marianas, que son típicas aeste respecto. Debido a sus relacio-nes con las crestas submarinas ycon las islas que las coronan, sonconocidas con el nombre de fosasfrontales".

Nota: Todas estas fosas con pro-fundidades mayores de 8000 me-tros están situadas al oriente delarchipiélago, cadena o guirnalda deislas respectivas y su eje longitu-dinal tiene una marcada direccióngeneral de norte a sur. Justamen-te, esta dirección general de nortea sur de los ejes de cada una de es-tas fosas frontales, es una carac-terística de las fosas frontales delPacífico y que se encuentran ubica-das en sus límites. La fosa frontalde las Sandwich es una especie detrinchera submarina que se encuen-tra ubicada inmediatamente aloriente de las islas Sandwich que,a su vez, se encuentran situadas enla parte oriental del Arco de Esco-cia. Esta es otra razón más, indica-da por la geografía comparada, queseñala al Arco de Escocia como lí-mite natural entre el Océano Pací-fico y el Atlántico.

Hans-Peter Kosack: en su obra"Die Antarktis" editada en Hei-delberg (Keyserche Verlagsbuch-

handlung), 1954. En la pág. 17dice:

"La guirnalda de islas que se ex-tiende desde Tierra del Fuego has-ta la gran península antartica, pa-sa por las islas Georgia del Sur yOreadas del Sur y forma tectónica-mente un cordón submarino que se-para la configuración del Pacíficode la del Atlántico".

Thomas Wayland Vaughan(Chairman of the Committee onthe criteria and nomenclature ofthe major divisions of the oceanbottom, de la Association d'Océano-graphie Physique, que en 1940 eva-cuó su "Report" divulgado en laPublication Scientifique N9 8 de di-cha Asociación).

En la página 101 de la publica-ción científica Nº 8 mencionada ydentro del artículo "General Discu-ssion and List of Names applied toSubmarine Features" by ThomasWayland Vaughan (Chairman ofthe Committee), dice: "El consen-so de opiniones de los miembros delComité aparece a favor de la adon-ción de una nomenclatura geográ-fica para las grandes divisiones yrasgos del relieve submarino", loque está de acuerdo con el criteriopropuesto por Wüst, en 1936(Reunión de Edinburgh).

Al final de su estudio, en la pág.118, el Dr. Thomas Wayland Vau-ghan reitera la misma conclusión,y dice: "It appears to be the con-sensus of opinión that the reco-mendation of Krümmel and Milimade in 1899, and reiterated byWüst in 1936, should be followed asnearly as practicable". Y cierra suartículo con la siguiente expresión:"Es la opinión del autor que el nom-bre apropiado más antiguo debeser adoptado".

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En relación con el nombre deArco de Escocia, esta última sen-tencia descarta la denominación"South Atlantic Arc" con que al-gunos han pretendido denominardicho arco últimamente y debeadoptarse los nombres más apro-piados y más antiguos de "SouthAntillan Are" o "Scotia Are" (Ar-co de las Antillas Australes o Arcode Escocia).

American Geographic Society:"Brief History of Polar Explora-tion since the Introduction ofFlying" 1930.

En el artículo "Relieve submari-no austral de los océanos Atántico,Pacífico e Indico" expresa: "Vol-viendo ahora a las característicasdel relieve submarino, visto en ge-neral, parecería que el ContinenteAntartico estuviese rodeado, acierta distancia de la costa, portres vastas depresiones separadaspor tres ejes de solevantamientosde la corteza. Según los mapas deSchott y Drygalsky se denomina-ron en nuestros mapas las depre-siones Basin Antártico-Pacífico,Basin Antártico-Atlántico-Indico yBasin Antártico-Indico, de acuerdocon el océano o los océanos en cu-yos extremos más australes éstosse encuentran. El primero se hallaseparado del segundo por el Archi-piélago Antartico y sus ramales".

Más adelante agrega: "Una ca-racterística particular y especial,es la profunda fosa, de 8264 metrosde profundidad máxima, ubicadainmediatamente al Este de las islasSandwich del Sur. Su semejanzacon las fosas situadas al lado exte-

rior y convexo de otros arcos deislas, tales como de las Aleucianas,las Kuriles, y hasta en cierto modolas "Antillas Menores" pueden de-berse a un origen estructural se-mejante".

W. U. Bruce: ("BathymetricalSurvey of the South AtlanticOcean and Weddell sea" publicadoen Scottish Geol. Mag. t. XXI.1905. Cit. por Suess en "La Facede la Terre". (Das Antliz derErde). Publicado por Librairie Ar-mand Colin, Paris. Tomo III. 3ªparte, año 1913. W. J. Bruce ela-boró un mapa batimétrico ya en1905, en que aparecen la Tierra delFuego y la gran península antarti-ca unidas por un gran dorso sub-marino, en forma de semicircun-ferencia, que avanza hacia el orien-te y sobre el cual se encuentran to-das las islas del Arco de Escocia:Isla de los Estados, Islas Georgiadel Sur, Sandwich del Sur, etc. Lasprofundidades entre las islas no so-brepasan 2742 m. y está rodeado,dicho dorso, de profundidades y ba-sins de cerca de 4000 metros y al-gunas superiores a 5000 metros.

Derrotero Argentino-Parte V."Antártida y Archipiélagos sub-antárticos argentinos". Bs. Aires.1953. Publicación Oficial del Mi-nisterio de Marina de la Repúbli-ca Argentina.

En la pág. 23 del Derrotero Ar-gentino, Parte V., bajo el título"Fisiografía y Geología de la Pe-nínsula Antartica y Archipiélagosadyacentes" dice: "La PenínsulaAntartica posee una forma arquea-da característica, con convergenciahacia la parte más meridional deSudamérica, que es la Tierra delFuego. La parte terminal, en lati-tud 63° S., desaparece debajo delnivel del mar y es por ello que suprolongación geográfica y geológi-

ca representada por arco de is-las y archiviélagos denominadosShetlands del Sur, Oreadas del Sur,Sandwich del Sur y Georgias delSur".

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En la pág. 28 del mismo Derro-tero, bajo el título "Arco Estructu-ral Antártico-Subantártico", dice:

"Las islas y archipiélagos queconstituyen el arco estructural an-tártico-subantártico corresponden,genéticamente, a los mismos ciclosandinos. Este aspecto, de carácterfundamental, reviste gran interés,por cuanto vincula, con criteriogeológico, dos continentes, como seexpresará más adelante".

"Entre la extremidad más sep-tentrional de la Península Antarti-ca y la Tierra del Fuego se encuen-tra una serie de islas y archipiéla-gos que, entre otros de menor sig-nificación, se denominan respecti-vamente: Shetland del Sur, Orea-das del Sur, Sandwich del Sur yGeorgias del Sur. Dichos ambientesse disponen siguiendo un gran ar-co estructural denominado de lasAntillas australes por correlacióncon el arco de las Antillas y tam-bién antartátidico, que representageológicamente la comunicación delmismo carácter entre la parte másmeridional del Continente Sudame-ricano con el de la Antartica Occi-dental".

En el punto tercero, bajo el tí-tulo "Conclusiones geológicas" enla pág. 31 del Derrotero, se expre-sa:

"3º El Arco estructural-tectóni-co, formado por las denominadas

Antillas Australes, que comprendelas Islas Georgias del Sur, Sand-wich del Sur y Oreadas Australesforma geológicamente, una comu-nicación con la parte más meridio-nal de Sudamérica".

"The Antarctic Pilot" compri-sing the coast of Antarctic and allislands southward of the usual rou-te of vessels. Published by the Hy-drographic Department Admiral-ty, 1948. London.

En la pág. 99 dice: "Mar de Es-cocia: El Mar de Escocia se hallasituado entre las islas Georgias delSur y Oreadas del Sur y llega en elEste hasta las islas Sandwich delSur y en el Oeste hasta el meridia-no 55° W. El paso de este mar hacíael Oeste, entre el Cabo de Hornos ylas islas Shetland del Sur se conocepor Paso de Drake".

En la pág. 67 de "The AntarcticPilot" dice: "Se ha señalado quehay una gran semejanza de tipoentre las rocas volcánicas y las ro-cas intrusivas de la Tierra deGraham y las Shetlands del Surpor un lado, y las de los Andes yPatagonia, por el otro. Una curvao arco de conexión debe haber pa-sado a través de las Georgias delSur, las islas Sandwich y las Orea-das del Sur. El nombre ds "Arcode Escocia" se ha dado reciente-mente a esta curva, reemplazandoel término más vago de "AntillasAustrales".

(Continuará)

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E J E R C I T O D E C H I L E

I N S T I T U T O G E O G R A F I C O M I L I T A RD E P A R T A M E N T O D E V E N T A S

DIECIOCHO 407 - FONOS 68221 AL 68228 ANEXOS 270 Y 285

ARTICULOS PARA LA VENTA

Nº del Art. D E N O M I N A C I O N Precio

3060 Bandera nacional $ 10,003070 Diploma modelo oficial con escudo y viñeta (sin impresión) . . . 10,003110 Diploma chico con viñeta y escudo (sin impresión) 6,003120 Diploma con escudo 6,003135 Escudo chileno, modelo oficial (a cuatro colores) 10,003140 Oleografía grande en colores del Gral. Don Bernardo O'Higgins,

de Gil de Castro 30,003143 Oleografía de Dn. Bernardo O'Higgins, chica 12,003145 Oleografía de Don Bernardo O'Higgins, del Crl. (R) Sr. Rafael

González Novoa (cuerpo entero) 30,003148 Oleografía del Capitán Don A r t u r o P r a t Chacón, de J. Bolz . . 30,003165 Oleografía de Don José Miguel Car re ra 30,003170 Block de llamados telefónicos 15,003250-1 Block de dibujo (25 hojas) de 33 x 21 cms 15,003260 Block borrador, de 100 hojas 8,003270 Block de dibujo (20 hojas) de 36 x 28 cms 30,004140 Volcanes activos de Chile a escala 1:6.000.000 (Tamaño 0,26 x

0,82 m.) 10,004145 Mapa de Chile, a escala 1:2.000.000, con moldura metálica

(Tamaño 1,22 x 0,86 m.) 174,004150 Planisferio (Tamaño 0,78 x 0,57 m.) 30,004155 Mapa de Chile, a escala 1:2.000.000, hoja sola (Tamaño 1,22

x 0,86 m.) 72,004160 Mapa Político Escolar de Chile, a escala 1:3.000.000 con regio-

nalización (Tamaño 0,64 x 0,54 m.) 24,004165 Mapa Político de Chile, a escala 1:6.000.000 con regionaliza-

ción (Tamaño 0,35 x 0,27 m.) 6,004290 Mapa Físico Escolar de Chile, en un cuerpo, a escala 1:3.000.000,

en carpeta (Tamaño 0,33 x 0,26 m. ) 120,004300 Mapa Físico de Chile, a escala 1:3.000.000, en tela y moldura . .. 300,004330 Mapa Físico de Chile, a escala 1:1.000.000, con efecto de relieve,

en tres cuerpos, pegado en tela con molduras de aluminio (Tama-ño 1,80 x 2 m.) 1.200,00

4340 Mapa Físico de Chile, a escala 1:1.000.000, con efecto de relieve,en tres cuerpos, compuesto por 6 hojas sueltas 780,00

4350 Plano de Santiago a escala 1:25.000, calzado 420,004351 Plano de Santiago a escala 1:25.000, pagado en tela con mol-

dura de aluminio (Tamaño 0,46 x 1,20 m.) 900,004355 Plano de Santiago a escala 1:25.000, Folder 300,004195 Atlas Escolar de Chile 180,00

NOTA: ESTOS PRECIOS INCLUYEN EL IMPUESTO AL VALOR AGREGADO.

LA DIRECCION

COMENTARIOS EN TORNO A UN ARTICULOARGENTINO SOBRE LA PATAGONIA

JORGE MENDOZA BAHAMONDE

Abogado, doctor en derecho en laUniversidad de Madrid, Asesor Ju-rídico de la Dirección Nacional deFronteras y Límites del Estado (Mi-nisterio de Relaciones Exteriores),Miembro del Círculo de Graduadosde la Academia Superior de Segu-ridad Nacional.

E N el número 59, correspon-diente a julio-agosto de1979, la Revista "Estrate-

gia", publicada por el InstitutoArgentino de Estudios Estratégi-cos y de las Relaciones Interna-cionales, aparece un estudio fir-mado por el General de División(R.E. ) Juan E. Guglialmelli titu-lado "Patagonia". A cien años desu ocupación no podemos conme-morar su vertebración a la Na-ción".

En la Introducción, el autor ex-plica que Argentina conmemorabael centenario de la Conquista alDesierto Sur, o sea, de la Patago-nia, "apetecida por extraños" yque quedó formalmente integra-da al país. A cien años de distan-cia, cabe preguntarnos —expresael General argentino— si la dispo-sición de incorporar la Patagoniaa Argentina ha sido cumplida. Y

responde, acto seguido: "La res-puesta, lamentablemente, es nega-tiva", explicando que la formula-ción del juicio respectivo debe to-marse en su conceptuación másamplia y general, que son confir-madas por opiniones de quienesdesempeñan funciones al más al-to nivel de la conducción nacionaly provincial.

En seguida, el General Guglial-melli se pregunta qué valor tienela Patagonia y, antes de respon-der a la pregunta, da a conoceralgunos conceptos previos, comoser, por ejemplo, el de "sur ar-gentino" o "Patagonia". Para él,este término engloba "el espacionacional (terrestre, marítimo y" aéreo) que se extiende al sur del" río Negro, hasta el sector insu-" lar extremo al Este del Meridia-" no del Cabo de Hornos, incluido" las Islas Malvinas, Georgias del

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" Sur y Sandwich del Sur. Abar-" ca, pues, las provincias del Neu-" quén, Río Negro, Chubut, Santa" Cruz y el Territorio Nacional de" la Tierra del Fuego, Antártida" e Islas del Atlántico Sur, exclui-" da de esta última la Antártida"" (subrayado nuestro)".

A continuación, el autor se re-fiere en detalle a la Patagonia y aalgunos aspectos geopolíticos, endonde, tocando el componente es-pacial, nos recuerda que "la Pata-gonia abarca hasta el sector insu-lar (incluido) al Este del Meridia-no del Cabo de Hornos" (subraya-do nuestro). En seguida se anotanalgunas peculiaridades de la Pa-tagonia, expresándose "que la Isla" Grande de Tierra del Fuego está" separada del continente por el" Estrecho de Magallanes (paso" entre el Pacífico y el Atlántico)" que pertenece en todo el reco-" rrido, excepto la boca oriental" (de Argentina) a Chile; las Is-" las Malvinas, Georgias del Sur" y Sandwich del Sur, en plena" área meridional del Atlántico" Suroccidental, se encuentran" respectivamente a unos 800,"2.400 y 3.000 kilómetros (en lí-" nea recta de Río Gallegos a" Puerto Stanley y centro de am-" bos grupos de islas) ; Puerto"Natales (Chile) es una ciudad" satélite de Río Turbio. ..". (sub-" rayado nuestro).

En cuanto a la importancia geo-política de la Patagonia, y refi-riéndose al área meridional delAtlántico Suroccidental, la Pro-vincia de Santa Cruz y la Gober-nación de Tierra del Fuego, el se-ñor General Guglialmelli recuer-da que el espacio marítimo queconsideramos se extiende a partirdel paralelo de 50° Sur y limita

al Este por el meridiano 20° W(linde Este del Tratado Intera-mericano de Asistencia Recípro-ca-TIAR); al Oeste por el meri-diano del Cabo de Hornos y costapatagónica; al Sur, por la riberanorte de la Antártida Argentina...(subrayado nuestro).

Tocante al espacio marítimo,habla de la continuidad geográfi-ca entre la Argentina continentaly la Antartica. Dice: "Protege des-" de el flanco sur, todo el litoral" marítimo propio; controla los" accesos desde el Pacífico (Es-" trecho de Magallanes, Canal" Beagle y Pasaje Drake)... etc."(subrayado nuestro).

Hagámonos cargo, ahora, de lascuriosas expresiones del señor Ge-neral Guglialmelli:

Principio Atlántico-Pacífico

¡ El militar argentino, sin tapu-jo alguno, sostiene olímpicamenteque la Patagonia argentina se ex-tiende al Este del sector insularextremo a contar del meridianodel Cabo de Hornos!

Con una tosudez digna de mejorcausa, se sostiene aquí la peregri-na tesis Atlántico-Pacífico, esgri-mida por los sectores más intran-sigentes de Argentina, que la tra-tan de fundamentar en el artículo2? del Protocolo de 1893, en el sen-tido de que Chile no puede preten-der punto alguno al Atlántico co-mo Argentina no puede pretenderpunto alguno hacia el Pacífico.Con esa interpretación argentina,las islas aledañas al Cabo de Hor-nos quedarían bajo el dominio deArgentina por estar situadas en elAtlántico y en aplicación a la dis-posición del Protocolo de 1893.

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Nuevamente debemos recordarque el Protocolo de 1893 sólo seaplicó y se aplica a la región situa-da al norte del paralelo 52 de lati-tud sur, región en donde se ha-bían producido malentendidos en-tre los Peritos de ambos paísesdespués de la firma del Tratado deLímites de 1881.

El Tratado de Límites de 1881nunca contempló la existencia deun principio oceánico que vinieraa fijar el meridiano del Cabo deHornos como separador de sobera-nías marítimas y territoriales en-tre los dos países. Por lo demás, lapropia Corte Arbitral que conociódel arbitraje en el Canal Beagle,ratificó el hecho de que no existióprincipio oceánico alguno. Ello fueasimismo establecido por el Lau-do de S.M. Británica de 18 de abrilde 1977 en forma tajante.

A continuación, y a fin de acla-rar las posiciones de ambos paísesnos permitimos reproducir, unavez más, la letra misma del artícu-lo II del Protocolo de 1893: Allíse dice: "Los infrascritos declaran" que, a juicio de sus Gobiernos" respectivos, la República Argen-"tina conserva su dominio y sobe-" ranía sobre todo el territorio que" se extiende al oriente del encade-" namiento principal de los Andes," hasta las costas del Atlántico," como la República de Chile en el" territorio occidental hasta las" costas del Pacífico; entendiéndo-" se que, por las disposiciones de" dicho Tratado, la soberanía de" cada Estado sobre el litoral res-" pectivo es absoluta, de tal suer-" te que Chile no puede pretender" punto alguno hacia el Atlántico," como la República Argentina no"puede pretenderlo hacia el Pací-" fico".

La disposición contemplada enel artículo 2º del Protocolo de 1893,constituyó la piedra de toque queutilizó Argentina en su defensa enel arbitraje del Beagle para sos-tener que, según esa disposición,existía un principio oceánico con-forme al cual Argentina ejercíasoberanía plena sobre las costassituadas en el Océano Pacífico.

Principio que —según Argen-tina— se contempla tanto en elProtocolo de 1893 como en el pro-pio Tratado de Límites de 1881bajo la forma de un principio decarácter general.

A continuación nos referimos,en líneas generales, a cierto con-tenido del Acta de los Peritos deChile y Argentina de 10 de marzode 1893, lo que nos viene a acla-rar el sentido de las frases de ladisposición del artículo 2º del Pro-tocolo de 1893, materia a la cualnos hemos referido detalladamen-te en otro comentario. (El textocompleto del Acta se encuentrainserto en la "Exposición chilena"1902, tomo 2º, páginas 426 y si-guientes).

En efecto, al efectuarse unacomparación del texto del Acta delos Peritos con el contenido delProtocolo de 1º de mayo de 1893,puede observarse que ha habidolas siguientes alteraciones:

1) Vemos que en el Acta la fra-se sobre la soberanía en el litoralrespectivo se la hacía derivar de"las disposiciones de este pacto",lo cual podía significar o bien unareferencia al propio Tratado de1881, o bien, en relación con elActa misma.

Podría estimarse con más pro-piedad que la interpretación máslógica sería aquella referida alTratado de Límites.

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2) En seguida, en el Acta se ex-presa que Chile "no puede preten-der punto alguno hacia el Atlánti-co ni Argentina en las costas delPacífico". Pues bien, en el instru-mento de 1893 estas expresionesson substituidas por la palabra"hacia".

El término "hacia" viene a sig-nificar "del lado de", "o al ladode", pero en función a la línea decordillera divisoria de las aguas.

Si se hubiera expresado en elProtocolo de 1893 que nuestro paísno podía pretender ningún punto"en el Atlántico" ni Argentina"en el Pacífico", posiblemente sehabrían generado dificultades so-bre el alcance territorial de lanorma respectiva, debido a que nohabía posibilidad, conforme el Tra-tado de Límites, de que Chile al-canzase al Océano Atlántico, has-ta el paralelo 52.

Es por eso que la expresión"hacia" viene a suministrar un al-cance y significado a la frase en-tera si ella es referida a "las ver-tientes que se desprendan a unlado y otro de la Cordillera de losAndes".

De lo anterior surge la afirma-ción enfática de que el conceptodel dominio absoluto sobre el "li-toral respectivo" dice relación úni-ca y exclusivamente con la regiónsituada al norte del paralelo 52º delatitud Sur. Para la región situa-da más al sur de este paralelo nopuede aplicarse ningún elementode juicio o concepto o norma yaque los negociadores del 93 no lacontemplaron. Si hubiera habido lamás mínima duda en el sentido deque la frase del artículo 2º del Pro-tocolo de 1893 podría haberse ex-tendido más al Sur del 52º, o sea sidicha frase hubiera tenido un sen-

tido más general, la disposición delartículo 4º del Protocolo de 1893habría sido redundante ya que hu-biera bastado la regla general con-templada en la disposición del ar-tículo 2º.

La disposición del artículo 2ºdel Protocolo de 1893 permitió,entonces, eliminar a la RepúblicaArgentina de toda salida al Océa-no Pacífico por los canales que seinternan en la Cordillera de losAndes en las cercanías del para-lelo 52º de latitud Sur, sea que seaplicara la línea de las más altascumbres —propiciada por Argen-tina—, o el sistema del divorciocontinental de las aguas, propues-to por Chile.

De manera que, a la luz de losantecedentes suministrados en re-lación con el Acta de 10 de marzode 1893, ellos sirvieron de baseprincipal para que los negociado-res de la época llegaran al Proto-colo de 1º de mayo de 1893. Esésta la importancia que reviste pa-ra nosotros la mencionada Acta.

Por lo demás, la Memoria pre-sentada por Argentina en el arbi-traje del Canal Beagle, al confe-rirle al Protocolo de 1893 un ca-rácter eminentemente interpreta-tivo del Tratado de Límites de 23de julio de 1881, viene a ponertérmino a la discusión sobre elalcance del instrumento del 93 enrelación al del 81. Lo cual impor-ta una clara ventaja para nuestropaís ya que el Tratado de Límitesno establece un nexo de unión en-tre un cierto principio oceánicocon el reconocimiento del dominiode Chile sobre todo el archipiélagoubicado al Sur de la Isla Grandede Tierra del Fuego. Es así como lapretensión última de Argentina, araíz del desconocimiento del Lau-

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do Arbitral de 1977 —en el senti-do de que el Protocolo de 1893tendría un sentido amplio y abso-luto— carece de asidero legal al-guno. Un instrumento internacio-nal que posee la calidad intrínsecade "interpretativo" de otro ins-trumento internacional, al cual res-peta en todo su espíritu, no puedeser considerado como que contieneun principio de carácter general,que no contiene el instrumento in-terpretado. Tal es el caso del Pro-tocolo de 1893 en relación con elTratado de 1881. Aquél, al seraclaratorio de este último, deberespetar en su integridad el espí-ritu e intención de los negociado-res por lo cual no puede contenerun principio general que no existióde modo alguno en el instrumentoprincipal.

Creemos que es útil reproducir,a continuación, parte de la defen-sa argentina en el juicio arbitralde 1896 que terminó con el Laudode S.M. el Rey Eduardo VII de 20de noviembre de 1902 cuando, re-firiéndose al artículo 2º del Proto-colo de 1893, expresa lo siguiente:

"La parte transcrita de esta" Cláusula no contiene una nueva" estipulación, importa sólo una de-" claración explicativa de un con-" venio precedente. Se limita a afir-" mar, con la concurrencia de am-" bas partes contratantes, cuál es el" espíritu del Tratado de 1881 y re-" suelve que cada una de las nacio-" nes conserve, es decir, continúe" poseyendo las zonas al este u" oeste de los Andes separadas por" su encadenamiento principal".

Nos parece de suma importan-cia esta cita por cuanto por ellaArgentina explícitamente viene areconocer el campo de aplicacióndel Protocolo de 1893, esto es, a

las zonas separadas por el encade-namiento principal de los Andes,lo cual significa precisamente laregión situada al norte del para-lelo 52 de latitud Sur.

Por otro lado, nos permitimoscitar la palabra del señor ErnestoBasilico, quien en su obra "Lacontroversia sobre el Canal Bea-gle", 1963, página 179, manifies-ta que el artículo 2º del Protocolode 1893 "se refiere al territorio" que queda al norte del Estrecho" de Magallanes. El hecho de ha-" berle reconocido a Chile en la"transacción que condujo al Tra-" tado de 1881 las islas que quedan" al Sur del Canal Beagle, eviden-" cia que ese principio asentado en" el Protocolo de 1893 nunca abar-" có ni pretendió referirse al archi-" piélago de la Tierra del Fuego".(Subrayado nuestro).

Por su parte, el hombre públicoargentino don Manuel Montes deOca, en su obra "El divortiumaquarum", comentando el Protoco-lo de 1893, artículo 2º, expresabaque:

"La soberanía argentina es ab-soluta hasta el encadenamientoprincipal de la cordillera", agre-gando, en la página 50, que "losplenipotenciarios dijeron ver-dad. . . al interpretar la cláusulaprimera del Tratado de 1881 y

" consignar que la soberanía ar-" gentina, por un lado, y la chilena" por el otro, se extendía hasta el" encadenamiento principal de los" Andes".

Asimismo, en la página 135 dela citada obra, se reproduce la de-claración del señor Norberto Quir-no Costa quien opinaba que elacuerdo de 1893 significaba "na-" da para la República Argentina" en las costas del Pacífico, y nada

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" para Chile en la Patagonia o al" oriente de la cadena principal de"los Andes".

Del mismo modo, el hombre pú-blico chileno don Marcial Martí-nez, en carta al señor Rafael Errá-zuriz de 15 de noviembre de 1899,publicada en el tomo XII de lasObras Completas de aquél, página520, expresa: " . . .nació el Proto-" colo de 1893, en que se pactó que" Chile no podría pretender punto" alguno hacia el Atlántico (es de-" cir sobre el territorio oriental" del encadenamiento principal de"los Andes), ni la República Ar-" gentina pretenderlo hacia el Pa-" cífico".

Boca oriental del Estrechode Magallanes

El General Guglialmelli, en elestudio comentado recuerda que elEstrecho de Magallanes (Paso en-tre el Pacífico y el Atlántico) per-tenece en todo el recorrido a Chile,exceptuando la boca oriental. Es-tamos aquí en presencia de una delas mayores invenciones geopolíti-cas de Argentina. En efecto, esepaís, violando abiertamente la le-tra clarísima del Tratado de Lími-tes de 1881, ha pretendido última-mente que la boca oriental del Es-trecho de Magallanes estaría suje-ta a soberanía argentina.

Sobre la pretensión argentina ala boca oriental del Estrecho deMagallanes, debemos recordar unhecho que, en su oportunidad, tras-cendió a la opinión pública chilena.Se trata de dos notas diplomáticasargentinas por las cuales ese paíspretende arrogarse la calidad de"corribereño" con Chile en el Es-trecho de Magallanes.

Efectivamente, Argentina, pornota 23 de octubre de 1975, alu-

diendo a una nota chilena sobremedidas adoptadas por la Armadade Chile con relación a la navega-ción por el Estrecho de Magalla-nes, expresa que, "en su carácter" de Estado parte del Tratado de" 1881 celebrado con la República" de Chile y de corribereña del Es-" trecho de Magallanes no puede" reconocer al Gobierno de su país" (Chile) facultades para dictar" unilateralmente las medidas co-" municadas por la nota que con-" testo y consecuentemente tampo-" co puede aceptarlas como váli-" das"

Chile como era de suponer, res-pondió a la nota anterior con unade 15 de enero de 1976 por la quese manifiesta que "se ha impuesto" con sorpresa de los términos de la" nota del Gobierno argentino" re-cordando que "de conformidad" con los términos del Tratado de" Límites de 23 de julio de 1881," Chile es dueño de todo el Estre-" cho de Magallanes a lo largo de" sus dos riberas, habiendo ejerci-" do siempre su soberanía sobre el" mismo y dictado la reglamenta-" ción correspondiente para garan-" tizar la navegación y dar cum-" plimiento al Artículo V del refe-" rido Tratado".

Finaliza esta nota rechazandocategóricamente lo sostenido en lanota argentina de 23 de octubre de1975 y desconociendo la calidad deEstado corribereño del Estrechode Magallanes que pretende la Re-pública Argentina negando vali-dez a los argumentos argentinospara objetar el derecho soberanode Chile para dictar la reglamenta-ción que estime necesaria a fin deasegurar la navegación por esa víade agua.

Argentina, no contenta con lanota anterior pasa otra al Gobier-

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no de Chile con fecha 30 de juliode 1976, por la cual, en el fondo,expresa que "los antecedentes his-" tóricos, geográficos, doctrinarios" y jurídicos, así como la recta in-" terpretación del Tratado de Lí-" mites de 1881 y su adicional de" 1893 demuestran que la Repúbli-" ca Argentina tiene extensión de" costas sobre ambas márgenes de" la parte oriental del Estrecho de" Magallanes, hasta su desemboca-" dura". "De ello resulta, sin lugar" a equívoco, que la República Ar-" gentina es corribereña con la Re-" pública de Chile, en el Estre-" cho de Magallanes". (Subrayadonuestro).

Frente a la magnitud de las pre-tensiones argentinas puestas enevidencia en las notas de 1975 y1976, estimamos en su oportunidadque resultaba casi fuera de lugarentrar a rebatirlas debido a su to-tal falta de fundamento y al hechorisible de que en ambas notas elGobierno argentino pretende asi-larse nada menos que en el propioTratado de 1881 que justamente esel instrumento internacional queconcede a Chile la totalidad del Es-trecho de Magallanes.

El Tratado de 1881 establece,textualmente lo siguiente, en su ar-tículo I I :

" En la parte Austral del Conti-" nente y al norte del Estrecho de" Magallanes, el límite entre los dos" países será una línea que, par-" tiendo de Punta Dungeness, se" prolongue por tierra hasta Mon-" te Dinero; de aquí continuará" hacia el oeste, siguiendo las ma-" yores elevaciones de la cadena de" colinas que allí existen, hasta to-" car en la altura del Monte Ay-" mond. De este punto se prolon-" gara la línea hasta la intersección" del meridiano setenta con el pa-

" ralelo 52 de latitud, y de aquí se-" guirá hacia el oeste coincidiendo" con este último paralelo hasta el" divortia aquarum de los Andes." Los territorios que quedan al" norte de dicha línea pertenecerán" a la República Argentina; y a" Chile los que se extiendan al sur," sin perjuicio de lo que dispone" respecto de la Tierra del Fuego e" islas adyacentes el artículo III"(Subrayado nuestro).

Como puede apreciarse fácilmen-te, la letra del artículo transcrito eslo suficientemente clara como paradarse cuenta que tal disposiciónasignó a Chile todos los territoriossituados al Sur de la línea del para-lelo 52° de latitud Sur, con la solaexcepción de lo que se dice respec-to de la Tierra del Fuego e islasadyacentes en el artículo III del ci-tado instrumento. Es así como elEstrecho de Magallanes, en sus dosorillas, y de boca a boca, es del do-minio absoluto de Chile, como lo esel territorio e islas situadas al Surdel Canal Beagle, esta última afir-mación basada tanto en el artículoII como en el III del Tratado de Lí-mites.

A la luz de los numerosos argu-mentos y antecedentes históricos,jurídicos y diplomáticos relaciona-dos con el Tratado de 1881, resul-ta fuera de toda duda el dominiode Chile sobre el Estrecho de Ma-gallanes, de manera que la nuevainterpretación que Argentina de-sea dar al Tratado de Límites esfrancamente absurda.

El propio Ministro de Relacio-nes Exteriores y Culto argentino yprincipal negociador del Tratadode 1881, don Bernardo Irigoyen,reconoció que el Estrecho de Ma-gallanes en su totalidad pertenecíaa Chile. En su discurso pronuncia-do ante el Congreso argentino, en

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1881, expresaba: "Las aguas son" inseparables de las costas, tratán-" dose de la jurisdicción. No es po-" sible ser dueño de las aguas sin" serlo de las costas, y menos cuan-" do se trata de un Estrecho; como" no puede haber jurisdicción so-" bre las costas, el que no la tiene" sobre las aguas que las bañan." Así, pues, si se dice que hemos" cedido el Estrecho, no se diga que" también hemos cedido la costa" norte y la costa sud, porque esto" es lo que constituye la cesión del" Estrecho: si conserváramos las" costas, no habríamos cedido el" Estrecho".

Por su parte, el Sr. Estanislao S.Zeballos, ex Ministro de RelacionesExteriores y Culto de Argentina,en 1902, expresaba que Chile..." domina el Estrecho de Magalla-"nes de boca a boca, todas las islas" al Sur del Canal Beagle y se con-" vierte de improviso en potencia" de avances progresivos sobre los"dos océanos". (Subrayado nues-tro).

Reiteramos que el Tratado de1881 concedió a Chile todo el Es-trecho de Magallanes. Por su par-te, el Protocolo de 1893 sólo se apli-ca a la región situada al Norte delparalelo 52 de latitud Sur, deacuerdo con la letra y el espíritu deese instrumento y del Tratado de1881.

El texto de estos tratados inter-nacionales suscritos con el vecinopaís es clarísimo en el sentido queChile es dueño absoluto del Estre-cho de Magallanes. Ninguna argu-mentación ni presión trasandina,sea de la naturaleza que fuere, pue-de altsrar el régimen jurídico ac-tual. Las opiniones oficiales argen-tinas de la época son categóricas en

reconocer el dominio chileno a to-das esas regiones australes.

Mal puede, en consecuencia, elseñor General Guglialmelli reini-ciar una polémica que, jurídica-mente, no tiene asidero alguno.

Puerto Natales, ciudad satélitede Río Turbio

En cuanto a la afirmación delautor en el sentido de que PuertoNatales es una ciudad satélite de lalocalidad argentina de Río Turbio,ella es absolutamente antojadiza.Desde un punto de vista adminis-trativo, la ciudad chilena de Puer-to Natales es la capital de la Pro-vincia de Ultima Esperanza, en laRegión de Magallanes y AntarticaChilena; además, en Puerto Nata-les tiene asiento un Regimiento de-pendiente de la V División de Ejér-cito. En lo económico, Puerto Na-tales está situado en una riquísimaregión ganadera cuya producciónestá saliendo por ese Puerto, ensubstitución de Punta Arenas, de-bido a su distancia de Natales. Asi-mismo, Puerto Natales constituyeel punto de embarque de los ve-hículos motorizados que viajan alnorte y que utilizan el transborda-dor que hace el recorrido entrePuerto Natales y Puerto Montt.

Los aspectos anteriores demues-tran fehacientemente la absolutaindependencia de la ciudad chilenade Puerto Natales respecto de la lo-calidad argentina de Río Turbio.Por lo demás, los mineros chilenosque trabajan en Río Turbio tienensu residencia permanente en Do-rotea, localidad chilena situada cer-ca del límite, demostrándose conello la total vinculación de esos chi-lenos con su país.

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El Meridiano del Cabo de Hornos

La otra afirmación tendenciosadel general argentino se encuentraen la frase donde aparece: "que el" Area meridional del Atlántico" Suroccidental, la Provincia de" Santa Cruz y la Gobernación de" Tierra del Fuego, la hace delimi-" tar, al Oeste, por el Meridiano" del Cabo de Hornos y costa pa-" tagónica". A continuación, anali-zando el espacio estrictamente ma-rítimo, el autor recuerda la conti-nuidad geográfica entre la Argen-tina continental y la Antartica, ex-presando, textualmente:. . . "pro-"tege desde el flanco sur, todo el" litoral marítimo propio, controla"los accesos desde el Pacífico (Es-" trecho de Magallanes, Canal Bea-"gle y Pasaje D r a k e ) . . . " etc.

Como puede apreciarse, el autordel artículo, de una plumada, nosdice que Argentina, desde el Estre-cho de Magallanes, desde el CanalBeagle y desde el Paso Drake, con-trola los accesos del Océano Pací-fico, olvidándose que precisamenteChile, a virtud del artículo II y IIIdel Tratado de Límites de 1881 ydel Laudo de S. M. Británica de 18de abril de 1977, tiene reconocidasu soberanía absoluta a esos terri-torios australes y que es Chile,prácticamente, el que controla en elhecho y en el derecho, el Paso Dra-ke. Menos mal que, seguidamente,el autor recuerda que la comunica-ción terrestre entre el continentesudamericano y la Tierra del Fue-go, "se hace por territorio chileno" y trasbordo en el Estrecho de" Magallanes en medios del país" trasandino, añadiendo que va de" suyo, en síntesis, que mientras" persista la frágil estructura eco-" mónico-social en la parte conti-" nental-insular, queda de hecho

" afectada la capacidad militar es-" tratégico - operacional". (página11 del estudio).

Presión foránea sobre la Patagonia

Al tratar específicamente sobrela Patagonia, el general Guglialme-lli, bajo el título "La presión fo-ránea sobre la Patagonia", contie-ne una serie de apreciaciones quehacen aparecer a Chile como unpaís francamente expansionista ydelirante de conquista de territo-rios extranjeros. Veamos algunasde sus peregrinas afirmaciones:Textualmente se dice: "Sintetiza-mos ahora las presiones externas".

" De parte de Chile: El país tra-" sandino opera sobre nuestra Pa-" tagonia de varias maneras. Una" natural, de la cual hemos habla-" do: su presión demográfica. Su" excedente de población cruza la" cordillera ya sea para asentarse" en nuestro territorio o bien para" participar en tareas de "tempo-" rada" " (épocas de esquila o za-" fra frutícola). En este sentido," los guarismos de porcentaje de" chilenos en las distintas provin-" cias no reflejan toda la verdad." Primero1, porque hay quienes elu-" den los censos. Segundo, el caso" en zonas más próximas a los lí-" mites. Mi experiencia ha recogido" algunos datos, de los cuales se-" ñalo: áreas en Santa Cruz, cer-" canos al linde con Chile donde un" 80 % de la población es chilena." O el caso del Turbio que debiera" ser materia de seria preocupa-" ción, dadas razones elementales" de Seguridad Nacional. Allí no" sólo hay altos porcentajes de chi-" lenos, sino dentro mismo de la" Empresa, que hace de Puerto Na-" tales, ciudad satélite del Turbio." otros aspectos de la presión, no

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" son naturales, sino que responden" a decisiones políticas perfecta-" mente elaboradas y perseguidas" con mejor perseverancia. "Son" resultados de una idea, que fuerza" en su origen, se ha transformado" lamentablemente en obsesiva. Me" refiero al concepto geopolítico" chileno acerca de que su país es-" tá geopolíticamente encerrado," entre la cordillera y el mar Pací-" fico. Esta situación, concluyen," les exige como acción para que-" brar ese "cerco" avanzar sobre" la Patagonia y disponer de sec-" tores propios en el Atlántico Sur." Para ello, cualquier medio es bue-" no. Desde la acción en los gran-" des foros internacionales (lleva-" da a cabo con una constancia e" idoneidad digna de ser destaca-" da) hasta los hechos concretos a" los cuales me he de referir. Des-" taco en este sentido primero co-" mo actitud política la presión a" través de las radios y, luego, la" pretensión territorial". (Página16) (Subrayado nuestro).

Con las afirmaciones anteriores,el general argentino achaca a Chilela existencia de una política expan-sionista que califica de obsesiva.En su opinión, Chile desea avanzarsobre la Patagonia y disponer desectores propios en el AtlánticoSur, siendo bueno para ello, cual-quier medio. . .

¡Qué lejos de la mentalidad chi-lena más genuina esta gratuitaafirmación de un militar argenti-no que —como tal—, solidarizacon el sector más obcecado de esepaís que pretende, precisamente locontrario, es decir, vaciar la in-fluancia argentina hacia el occi-dente, hacia el Océano Pacífico. . .!

En seguida, en otro párrafo delestudio en comentario su autor, ba-jo el título de "la radiodifusión",

página 16, pretende crear la falsaimagen de que las radioemisoraschilenas están empeñadas en unacampaña de penetración deliberadaen la Patagonia argentina, con elobjeto de ir creando un clima delealtad permanente de los chilenosque viven en Argentina.

Veamos las propias palabras delautor:

" El empleo de la radiodifusión" es un importante elemento de" gravitación sobre el ámbito espi-" ritual de nuestra cultura. Las ra-" dios chilenas, en particular desde" Santiago hacia el Sur, por sus" potencias y frecuencias, cubren" toda el área patagónica, especial-" mente en las horas de mayor au-" diencia. A su vez, el contenido de" sus programas sirve para la pe-" netración política y artística. Sus" respectivas programaciones van" mucho más allá de mantener viva" la lealtad de sus connacionales," sirviendo a hechos muy concre-" tos. Así en los últimos meses del" año pasado (1978) durante la" crisis del Beagle. En ese lapso la" crítica y hasta las alusiones iró-" nicas por la actitud argentina fue" de diaria e incesante repetición." Es que a través de las radios, se" complementa una estrategia na-" cional perfectamente ejecutada".(Subrayado nuestro).

Los aspectos territoriales.El caso Beagle

A continuación, el general Gu-glialmelli reitera su concepto deque la Patagonia y el Atlántico Surconstituyen el objetivo fundamen-tal de la expansión geopolítica deChile. Esto lo trata bajo el título:"Los aspectos territoriales. El casoBeagle".

He aquí sus propias palabras:

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"La Patagonia y el Atlántico'Sur, constituyeron el objetivo' fundamental en lo que hace a ¡a' expansión chilena. Allí estaban' las posibilidades para una pobla-'ción difícil de retener en un te-' rritorio que, con una superficie' de 744.767 km2, sólo cuenta con' un ecúmene potencial de 290.000' km2, insuficiente por lo tanto pa-' ra su normal crecimiento demo-' gráfico. Además, el amplio lito-' ral patagónico sobre el Atlántico' Sur y la presencia del Estrecho' de Magallanes, el Canal de Bea-' gle y del Pasaje del Drake, re-' dondeaban la tradicional aspira-' ción de quebrar definitivamente' el "encierro geopolítico". La Ar-' gentina sería la perjudicada. Se' practicó a esos efectos, la intru-' sión y asentamiento en las áreas' limítrofes, el amparo del "descui-' dismo fronterizo argentino, "ha' ocupación de hecho, muchas ve-' ees, culminó con el reclamo juris-' diccional. Se pretendió soberanía' también sobre la Patagonia al Sur' del Río Diamante, y en las nego-' ciaciones, perdimos finalmente el' Estrecho de Magallanes, aunque' nuestro país conservó la propie-' dad de su boca oriental y, en la' Isla Grande de Tierra del Fuego,'el actual meridiano de su límite' Oeste con el país trasandino has-' ta el Canal de Beagle. El Tratado' de 1881 y su Protocolo Adicional' de 1893 constituyen el fin de' aquellas discusiones, uno de cu-' yos aspectos, el Principio Oceáni-' co, fue notificado en uno de los' protocolos de 1902. Estos docu-' mentos, sin embargo, al no expli-' citar algunos aspectos, ni tratar' lo que restaba al sur del Beagle,' abrió el área para una serie de' incidentes y controversias que' posteriormente fueron llevados

" al arbitraje del gobierno britá-n i c o (julio 1971)". (Subrayadonuestro).

En el párrafo transitorio puedenapreciarse nuevamente las falaciasde la posición del autor del estudioque comentamos, ya que contieneapreciaciones netamente persona-les y destinadas a crear confusiónen la opinión pública de Argentina.Recuerda otra vez que la bocaoriental del Estrecho de Magalla-nes es argentina. A lo que contes-tamos que el artículo II del Trata-do de Límites de 1881 explícita eimplícitamente reconoce el domi-nio chileno a toda esa vía de agua.En seguida, menciona el propioTratado de 1881 y el Protocolo de1893 en el sentido de que en esosinstrumentos se contiene la filoso-fía de un principio oceánico con-forme al cual Argentina ejerce so-beranía en el Atlántico como Chilehacia el Pacífico, confundiendo in-tencionalmente la letra y el espíri-tu del artículo II del Protocolo de1893, que ya transcribimos oportu-namente. Asimismo se trata de re-lacionar ese Protocolo con uno delos Protocolos de mayo de 1902.

El instrumento aludido, de 1902,es el Acta Aclaratoria de los Pac-tos sobre Arbitraje y Limitaciónde Armamentos, firmada en San-tiago, el 10 de julio de 1902. Allíse expresa que respecto de la Con-vención sobre Armamentos Nava-les, "en virtud de la cual debe es-" tablecerse una discreta equivalen-" cia entre las dos Escuadras, no" hace necesaria la enajenación de" buques, pues puede buscarse di-" cha discreta equivalencia en el" desarme u otros medios en la ex-" tensión conveniente, a fin de que" ambos gobiernos conserven las" escuadras necesarias, el uno pa-" ra la defensa natural y al destino

nicaciones. Así, tres años más tarde y por Decreto Supremo N° 5487 del 30 de diciem-bre de 1964 se creaba la Empresa Nacional de Telecomunicaciones en calidad de Socie-dad Anónima de capital mixto (estatal y privado), siendo CORFO depositaría de lasacciones del capital estatal.

CRECIENDO Y UNIENDO

Aquel punto de partida fue a la vez un vigoroso impulso. Dotada de una crecientefuerza para ponerse a la par del desarrollo tecnológico en el campo de las telecomuni-caciones, ENTEL-CHILE se dio a la tarea. Sucesivamente se fueron cumpliendo etapasy abarcando hitos de trascendental importancia para el desarrollo del país.

Longovilo es de por sí un nombre que incorpora a nuestro país a la historia mun-dial de las telecomunicaciones. Longovilo, de raíz criolla, es pronunciado en todos losidiomas del globo terráqueo. a través del satélite. Fue la primera estación terrestre decomunicaciones por satélite en Latinoamérica. A través de ella, Chile se une al mundo,mediante un enlace con el satélite INTELSAT IV-A de propiedad de 105 países queconfirman la gran organización del mismo nombre (1968).

A comienzos de este año, Longovilo hizo noticia una vez más. Se ubicó en el primerlugar de las estaciones terrestres entre 140 semejantes, destacándose por un ciento porciento de confiabilidad en el tráfico internacional. De más está recalcar que este sistemade telecomunicaciones es fruto de la dedicación, la eficiencia y profesionalismo de sustécnicos y administrativos chilenos.

Otro hito importante en la vida de ENTEL-CHILE fue la unión de Punta Arenas,vía satélite, con Santiago y con cualquier otro punto del territorio nacional y delmundo. Este enlace fue puesto en marcha el 26 de mayo de 1978 y permitió integrar,definitivamente, extensas y apartadas zonas con las más avanzadas técnicas en tele-comunicaciones.

De gran relevancia, especialmente en lo que se refiere a los medios de comunica-ción, ha sido otro logro alcanzado en el presente año. En marzo, ENTEL-CHILE se in-tegró por primera vez en Latinoamérica, al más moderno sistema de transmisión. El"Q-FAX" es un complejo dispositivo mediante el cual se puede transmitir toda clasede documentación a cualquier punto del orbe, a través de una red mundial especial.

UN PASO HACIA EL FUTURO

Todo esto es parte del ayer y el hoy de las telecomunicaciones. Los logros y metasse han alcanzado y en la actualidad Chile puede exhibir con orgullo un adecuado de-sarrollo de su infraestructura. Junto a su personal de alta especialización, se han con-cretado realizaciones que ponen a Chile en una espectable posición en el conciertomundial de las telecomunicaciones.

Sin embargo, dada su especialidad, ENTEL-CHILE no es un ente aislado de lo quees la vida o el motor de un país. Y lo que en estos momentos inquieta a los países másdesarrollados, también inquieta al nuestro como parte del concierto internacional denaciones. Lo que ha sido llamado crisis energética ha movido a muchos organismos yENTEL-CHILE no ha estado ajeno a ello.

En octubre del año pasado se comenzó un proyecto de utilización de energía solarpara las radioestaciones, ubicadas en las zonas del norte del país. A 208 kilómetros alEste de Calama se ha instalado la radioestación monocanal de Socaire y que empleaparrillas solares para cargar sus baterías.

En medio de la pampa nortina, en pleno desierto, como ojos que miran al cielo, laradioestación de Socaire se eleva como una avanzada de lo que ya está mostrandoENTEL para el futuro.

Parte de este futuro también lo forma el ambicioso programa de dotar de Centrosde Atención Directa a nuestras principales ciudades. Esto permite a las telecomunica-ciones paliar en gran medida los altos costos de los medios de transporte que operancon hidrocarburos.

Estos nuevos centros, que ya funcionan en Arica, Iquique, Antofagasta, Valparaíso.Santiago, Concepción, Temuco y Punta Arenas, cubren los llamados de esas zonas conla capital, como también las internacionales vía satélite en teléfono y télex con todo elmundo.

Aunque hace poco más de 15 años Chile estaba muy atrasado en materia de tele-comunicaciones, ha bastado una década y media para que, a través de ENTEL, se pon-ga a la par de las naciones desarrolladas que llevan muchas décadas de caminorecorrido.

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977.

" permanente de la República de" Chile en el Pacífico, y el otro pa-"ra la defensa natural y destino" permanente de la República Ar-" gentina en el Atlántico y Río de" la Plata".

¿Cómo es posible que haya au-tores argentinos que quieren va-lerse de las palabras de esa Con-vención para afirmar la existenciade un principio oceánico en la for-ma en que lo ha venido esgrimien-do Argentina? En esa Convenciónse hace alusión exclusivamente ala posición física, natural, de am-bos países, uno mirando al Pací-fico y el otro al Atlántico. Pero estode ninguna manera quiere signifi-car que haya un principio confor-me al cual ambos países, en la re-gión austral, deban respetarlo, to-mándose en cuenta el meridianodel Cabo de Hornos. Es ésta unafalacia que no tiene asidero algu-no, según ya veremos con más de-talle. De modo que nada tiene quejugar la Convención de 1902 en laposición esgrimida por el GeneralGuglialmelli. En lo tocante al Pro-tocolo de 1893, artículo II, ya seha visto el campo de su aplicación,sólo hacia el norte del paralelo 52°de latitud sur.

Luego de las aseveraciones yatranscritas, el autor argentino pa-sa a definir lo que, según él, seríala posición de Chile y de su paísen el litigio del Canal Beagle. Alrespecto, no dice:

"Señalemos muy sintéticamentelas diferentes posiciones:

"CHILE : Principio oceánico, só-" lo es válido al norte del arco Is-" la Grande de Tierra del Fuego;" Isla de los Estados; Canal de" Beagle: corre a lo largo de la" Isla Grande de Tierra del Fue-" go. Su boca oriental se encuen-

" tra entre ésta e Isla Nueva. Den-" tro del Canal las islas le perte-" necen, a cuyo efecto sostuvo la" tesis de la "costa seca"; todas" las islas restantes al sur de di-" cho Canal le pertenecen. En apo-" yo de su tesitura respecto al" Principio Oceánico planteó ante" organismos mundiales de la es-" pecialidad que el Océano Pacífi-" co "entraba", o se extendía, has-" ta el Arco de las Antillas del" Sur.

"ARGENTINA: P r i n c i p i o" Oceánico: está determinado por" el verdadero límite entre el" Atlántico y el Pacífico, el meri-" diano del Cabo de Hornos; Ca-" nal de Beagle: corre envolvien-" do a la Isla de Navarino (Chile)" hasta el Norte de Isla Lennox." Nueva y Picton le correspon-" den por no estar al sur del mis-" mo y ser atlánticas. Dentro del" Beagle debe existir un límite que" le permita navegar por aguas" propias, así como la soberanía" de rocas, islas e islotes al norte" y este de ese linde; Lennox y to-" das las islas restantes al Este del" Meridiano del Cabo de Hornos le" pertenecen por ser atlánticas." Otro tanto sucede con el frente" Este de la isla Hornos.

"La Corte Británica hizo cono-" car su laudo en mayo de 1977," cuyas fallas jurídicas y contra-" dicciones movieron a su rechazo" por parte de la Argentina el 25" de enero de 1978. En ese lapso" y después, se sucedieron conver-" saciones y negociaciones bilate-" rales, cuyo fracaso por la tosudez" del Gobierno chileno, pusieron a" ambos países al borde de un con-" flicto armado. En el Ínterin, Chi-" le no sólo declaró la propiedad de" todas las islas al sur del Beagle

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' (apoyado sobre el laudo recha-'zado por Argentina), mediante' el Decreto de Línea de Bases Rec-' tas (agosto de 1977), sino recla-' mó soberanía sobre el mar' (Atlántico Sur), en un arco de' 200 millas al Sur y Este de aque-' lla línea. Además intentó intro-' ducir en las negociaciones (lo' que fue rechazado) su propie-' dad a la boca oriental del Estre-' cho de Magallanes, en cuyo caso,' también reclamaría la correspon-' diente faja de 200 millas al Es-' te de dicha boca". (Subrayado

nuestro).Nos hemos permitido insertar

textualmente las afirmaciones delseñor general argentino a fin deque la opinión pública chilena pue-da sopesarlas dentro del contextode la verdad territorial pregonadasiempre por nuestro país. ¡ Conqué desparpajo se afirma que elCanal Beagle es la vía de aguasque corre por el costado sur estede la isla Navarino y que las is-las situadas al Este del meridia-no del Cabo de Hornos son de lasoberanía argentina por ser islasatlánticas. . .!

Nuevamente el principio oceánico.

Volvamos nuevamente al supues-to principio oceánico. Argentina,a lo largo de la instancia interna-cional que culminó con el Laudode 1977, pretendió esgrimir eseprincipio no solamente en el con-texto del límite andino (norte sur)y en el de Dungenes-Andes (orien-te poniente), sino que tambiéndentro del contexto de la denomi-nada "cláusula de las islas" a quese refiere el artículo III del Tra-tado de 1881.

Nuestro vecino trató de darleforma concreta al pretendido prin-

cipio atlántico como "principio delCabo de Hornos" o "principio delmeridiano del Cabo de Hornos",considerando que los océanosAtlántico y Pacífico unen susaguas en ese Cabo de Hornos yque por lo tanto —según Argenti-na—, las pretensiones territoria-les de ambas partes siempre hanestado regidas por la doctrinaoceánica. De esta forma, comoanota el propio laudo arbitral, "laspretensiones de cada parte has-ta el Cabo de Hornos podríansatisfacerse si cada una de ellasrecibiera las islas que estén, res-pectivamente, a uno u otro lado delmeridiano del Cabo de Hornos"(Laudo Arbitral, párrafo 60); deeste modo, Argentina sostuvo queen la "cláusula de las islas" la ex-presión "al oriente de la Tierra delFuego (o "al oriente de las costasorientales de la Patagonia") debeentenderse en el sentido de queindica o incluye todas las islas"completas" que bordean el archi-piélago en su lado oriental (atlán-tico), al este del meridiano del Ca-bo de Hornos.

Al pretender sentar su peregri-na teoría atlántica, Argentina, du-rante el arbitraje, soslayó la difi-cultad que deriva del hecho quedicho meridiano cruza y divide va-rias islas e islotes, incluyendo lapropia isla de Cabo de Hornos yla isla Navarino que son de indis-cutida soberanía chilena confor-me al Tratado de 1881, esta últi-ma conformando una parte de laribera sur del Canal Beagle. Paraobviar este obstáculo, Argentinasostuvo que solamente reclamabaislas indivisas o enteras que se en-contraban completamente al orien-te del meridiano del Cabo de Hor-nos.

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Nuestro vecino, al sostener quesólo reclamaba ciertas islas enterassituadas al oriente del meridianodel Cabo de Hornos, por ese solohecho ya estaba debilitando en for-ma aguda el insostenible princi-pio atlántico. De otro modo, ¿porqué Argentina, al pretender —se-gún ella— la existencia de un sa-crosanto principio oceánico, no re-clamó la parte norte y sur orientalde la propia isla Navarinoi ¿Porqué, asimismo, no reclamó partede la propia isla Cabo de Hornos,o más al norte, las islas Wollastono las Sesambre o Terhalten, paracitar algunas"!

Al respecto, el Laudo Arbitralnos recuerda que esta actitud ar-gentina de reclamar sólo islas in-divisas al oriente del meridiano,"ya implica cierto abandono de latesis estricta del "meridiano".(Laudo, párrafo 60 (2).

La pretensión argentina al sos-tener el principio atlántico, la lle-vaba, pues, a afirmar que el grupoPNL, o sea, las islas Picton, Nue-va y Lennox, le pertenecían porestar situadas en el Océano Atlán-tico, al oriente del meridiano delCabo de Hornos. Pero también—al sostener tal principio—, com-prenderían las pretensiones argen-tinas otras islas que no estuvieronen disputa en el reciente arbitra-je, y acerca de cuyo dominio —talcomo lo dijo la Corte Arbitral—,ésta carecía de competencia parapronunciarse.

Sobre estas otras islas el Lau-do creyó conveniente mencionar-las para que así pudiera apreciar-se la naturaleza precisa de la tesis"atlántica" argentina y lo que és-ta quiso decir al sostener que la"cláusula de las islas" le asignó to-das las islas que bordean el meri-

diano del Cabo de Hornos en suparte oriental. Estas islas, reiteróel Laudo Arbitral, "todas las cua-les, según entiende la Corte, se en-cuentran actualmente en posesiónfísica de Chile, son, yendo de nor-te a sur, Terhalten y Sesambre, 6a 7 millas (unos 9 km.) de la islaLennox; las islas Evout, un pocomás al sur hacia el Cabo de Hor-nos ; las Barnevelt, alrededor de 8millas (12 km.) al oriente delgrupo de las Wollaston que contie-ne la isla del Cabo de Hornos y,dentro de dicho grupo, las islasDeceit y Fraycinet" (Laudo Arbi-tral, párrafo 60, (2), inciso final).

Sobre este particular, estimamosmuy útil recordar parte de los ale-gatos orales seguidos en Ginebraen 1976.

En el Acta de la audiencia del29 de septiembre de ese año, elPresidente de la Corte Arbitral,sir Gerald Fitzmaurice, preguntó:"¿Cuál es el concepto que tieneArgentina del límite en el Cabo deHornos, considerando este meri-diano y que él corre dejando tie-rra a un lado y otro?". El aboga-do de Argentina, señor RobertoAgo, respondió que "no es com-pletamente exacto que la posicióndel Gobierno de Argentina es queel límite es el meridiano del Cabode Hornos. La posición del Gobier-no de Argentina es que el Cabo deHornos es el punto extremo del lí-mite".

A continuación el Presidente dela Corte preguntó qué ocurría alnorte del Cabo de Hornos, en lasislas Wollaston, por ejemplo. Elseñor Ago contestó que "no creoque haya duda alguna en el con-cepto del Gobierno de Argentina:ellas son de Chile". "La posiciónde Argentina es que las islas so-

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bre el Atlántico son las islas enbordure, como dice, de la costa ex-terior". "El Gobierno de Argenti-na no contempla la idea de una lí-nea totalmente vertical", señalan-do a continuación que el Tratadode 1881. . . "solamente deja cier-tas islas a Argentina y ciertasotras islas a Chile". Específica-mente, sobre las islas Wollaston,el señor Ago expresó: "No creoque el Gobierno de Argentina cues-tione ese grupo en forma algu-n a . . . " "No creo que el Gobiernode Argentina tenga la idea de re-clamar una de esas islas de esteartículo" (artículo III del Tratadode 1881) (Verbatim Records, 11,páginas 132-135, nota 46 de laedición bilingüe del Laudo Arbi-tral editado por el Gobierno deChile, página 392).

Por su parte, en la audiencia del5 de octubre de 1976, el Embaja-dor argentino don Julio Barbozamanifestó que estaba autorizadopara expresar que la interpreta-ción oficial dada por el Gobiernode su país es que sus pretensionesa esa zona se refieren "a islas en-teras y no a parte de islas que es-tén situadas al oriente del Cabo deHornos y por ende en aguas atlán-ticas, o si se prefiere, "sobre elAtlántico", agregando que: "Así,por ejemplo, están excluidas las is-las que atraviesan el meridiano delCabo de Hornos" (Verbatim Re-cords, 16, página 172, Nota 46 dela edición bilingüe del Laudo Ar-bitral editada por el Gobierno deChile, página 393).

Lo anterior nos viene a demos-trar que Argentina, al dar a co-nocer sus pretensiones a las islasaledañas al Cabo de Hornos, pre-tendió introducir un límite zigza-

gueante, al intentar un límite novertical, lo cual demuestra palma-riamente lo artificioso de su posi-ción que altera substancialmente loestablecido en el artículo III delTratado de Límites de 1881 en lacláusula de las islas.

Respecto al argumento del "prin-cipio atlántico", resulta extraordi-nariamente interesante dar a co-nocer a la opinión pública lo quepensaba la propia Cancillería ar-gentina en 1971 para el caso enque el arbitraje del Canal Beaglehubiera sido negativo para nues-tro vecino. En efecto, el propioMinistro de Relaciones Exterioresy Culto, señor Eduardo F. MacLaughlin, como los principalesasesores de ese Ministerio, señala-ban con toda preocupación que "sila tesis argentina sobre el Proto-colo de 1893 no es acogida por elArbitro en el pleito del Beagle, au-tomáticamente desaparecerá todasustentación para cualquier recla-mación argentina en las islas aleste del meridiano del Cabo deHornos" (Anexo 380 de la Contra-memoria de Chile).

Esta opinión de los más altospersoneros del Ministerio de Re-laciones Exteriores y Culto nosahorra una vez más todo comen-tario. Con el Laudo Arbitral de1977 ciertamente que ha desapa-recido "automáticamente" todasustentación argentina para recla-mar islas situadas al este del me-ridiano del Cabo de Hornos, al re-chazar dicho Laudo cualquier efec-to del Protocolo de 1893 a esa zo-na. El Laudo de 1977, en formaclara y precisa, resolvió que "nin-gún principio oceánico a priori oestricto regía las asignacionesrespectivamente hechas a las Par-

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tes. Si así no fuere, poco o nadahabría quedado sometido a arbi-traje". (Laudo Arbitral, párrafo66, (2) c).

Declaración argentina de Nulidadde 1978.

El general argentino vuelve ala carga recordando la tosudez delGobierno de Chile por haber re-conocido un Fallo definitivo quele reconocía sus derechos, procesoarbitral que fue reconocido porArgentina a través del TratadoGeneral de Arbitraje de 28 de ma-yo de 1902, ratificado por el Con-greso argentino, y por el Compro-miso Arbitral de 22 de julio de1977, firmado por Argentina, Chi-le y Gran Bretaña, y que por tan-to es un verdadero tratado interna-cional.

El general Guglialmelli recuer-da la declaración argentina de nu-lidad de 25 de enero de 1978, res-pecto del Laudo de S. M. Británi-ca de 1977, "cuyas fallas jurídicasy contradicciones movieron a surechazo por parte de la Argenti-na" (página 18 del artículo co-mentado) .

Sobre esta materia, es conve-niente recordar las propias comu-nicaciones de la Corte Arbitral. Enefecto, por comunicación de 8 demarzo de 1978, la Corte Arbitral,tomando nota de que Chile propor-cionó las informaciones necesariasque evidenciaban la ejecución delLaudo por su parte, exhorta al Go-bierno argentino para que le pro-porcione las informaciones sobredicha ejecución. Por otra Nota de10 de julio de 1978, la Corte Ar-bitral reconoció que Argentina nohabía dado respuesta alguna a losrequerimientos sobre ejecución del

Laudo. Al mismo tiempo, la Cortese declara "functus officio", o sea,el Tribunal pone término a su la-bor oficial, expresando que la de-claración argentina de nulidad delLaudo "debe ser considerada comoinadmisible e inválida en sí mis-ma". Con fecha 31 de julio de1978, el Foreign Office comunicaal Presidente de la Corte de Arbi-traje que reconoce "el carácter de-finitivo y obligatorio del Laudoque ha sido pronunciado, que supropia función relativa a este di-ferendo, como Arbitro en virtuddel Compromiso y del Trataao Ge-neral de Arbitraje, del 28 de mayode 1902, debe ser ahora considera-da como igualmente cumplida enforma cabal".

Estas comunicaciones ahorrantodo comentario en torno a la du-da sobre validez del Laudo de S.M. Británica. Estamos en presen-cia de una sentencia definitiva,inapelable y obligatoria para am-bas partes, que no admiten discu-sión alguna.

Pasemos, ahora, a analizar lafrase del general Guglialmelli "y" después se sucedieron conversa-" ciones y negociaciones bilaterales," cuyo fracaso por la tosudez del" Gobierno chileno, pusieron a am-" bas partes al borde de un con-" flicto armado". Debemos recor-dar que en esas conversaciones bi-laterales Chile mantuvo el plenoreconocimiento del Laudo de 1977,en tanto que fue Argentina la quesiempre apareció con una actitudrayana en una tosudez absoluta, alpretender derechos a las islas cu-yo dominio había sido reconocidoa Chile por el Laudo, y más aún,al presionar para que se recono-ciera su derecho a las islas aleda-ñas al Cabo de Hornos.

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En seguida, el autor recuerdael Decreto chileno sobre líneas debases rectas. En efecto, Chile en1977 procedió a dictar ese Decre-to, haciendo uso de su legítimoderecho a establecer el método másapropiado para fijar la extensiónrespectiva del mar territorial y dela zona económica.

Asimismo, el general argentinohace mención al hecho de que Chi-le "intentó introducir en las nego-ciaciones (lo que fue rechazado)su propiedad a la boca oriental delEstrecho de Magallanes". Sobreesta materia ya hemos vertidonuestra opinión. Nadie ha recha-zado el legítimo derecho de Chilea la boca oriental del Estrecho, yaque esa vía de agua, en su tota-lidad, de boca a boca, perteneceíntegramente a Chile a virtud delTratado de 1881. La aseveracióndel general Guglialmelli, comosiempre, es totalmente falsa.

Ultimas andanadas del GeneralGuglialmelli

Veamos, a continuación, la últi-ma parte de la serie de diatribasen contra de la verdad territorialde Chile dadas a la publicididadpor el General argentino Sr. JuanE. Guglialmelli en la citada "Re-vista Estrategia".

Refiriéndose a la mediación va-ticana, el autor expresa lo siguien-te:

"En estos momentos (mayo de'1979), previa intervención del' Vaticano, se han reanudado las' negociaciones bilaterales en Ro-'ma. Su Santidad JUAN PABLO' II, representado por su Eminen-'cia el Cardenal Antonio Samoré,'actúa de "ayuda conciliadora"' entre las Partes. Lo cual, si por

" una parte permite alentar opti-" mismo para una adecuada solu-" ción, por la otra, no garantiza" llegar a un acuerdo. Máxime que," tanto Chile como Argentina, con-" servan su libertad de acción" para resolver en definitiva de" acuerdo a sus respectivas conve-" niencias.

"Es oportuno destacar, por todo" ello, dos aspectos: uno, los inte-" reses fundamentales de nuestro" país en esta cuestión; el otro, si" desde una óptica geopolítica ac-" tual, la tesitura chilena es acer-" tada, más allá de pretensiones" que no tienen asidero jurídico," histórico y geográfico.

"Nuestros intereses fundamen-" tales pueden expresarse de la si-" guíente manera: en general, pre-" servar la validez del Principio" Oceánico, con divisoria en el me-" ridiano del Cabo de Hornos. En" particular, disponer de aguas na-" vegables propias en el Beagle;" navegación por los restantes ca-" nales; posesión de islas que ase-" guren nuestro d,erecho sobre la" respectiva jurisdicción maríti-" ma; resguardo adecuado de cual-" quier proyección sobre la Antár-" tida que afecte, en ese continen-" te nuestro sector soberano.

"El resguardo intocado de estos" intereses se transforma así en el" principal objetivo de nuestra po-" lítica nacional para la zona cues-" tionada. A estos efectos, las ne-" gociaciones en Roma constituyen" sólo una fase del problema. Aún" con resultados favorables, que-" dará abierta una tarea decisiva:" afirmar a través del desarrollo," la presencia argentina. Si man-" tener el límite según lo hereda-" mos de nuestros mayores es un" objetivo importante, más tras-

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"cendente aún resulta dominar la" frontera que corre a partir de" ese linde y que en definitiva lo" apoya y sostiene.

"Respecto a la geopolítica chile-" na en el área del Beagle, hemos" afirmado en otro trabajo, que" ella constituía un grueso error de" los especialistas y del gobierno" trasandino. Agregamos además" que "es siempre el árbol el que no" deja ver el bosque". No será a" expensas de la Argentina, sino" con la Argentina, donde Chile" encontrará el objetivo tan tenaz-" mente perseguido. Sostenemos," en concordancia con esta afirma-" ción, que la ruptura definitiva de" aquel encierro, sólo será posible" a través de una verdadera coope-" ración entre ambos países de ca-" rácter global, inspirada en el es-" píritu que animó a quienes sus-" cribieron el Principio Oceánico." Ello terminará con conceptuacio-" nes geopolíticas decimonónicas y," como tales, caducas". (Subraya-do nuestro, página 19 de la "Re-vista Estrategia", Nº 59).

Trataremos de analizar el con-tenido de algunas de estas afirma-ciones.

—La mediación vaticana "nogarantiza llegar a un acuerdo".Desde la partida, el autor comien-za a pontificar que no se va a lle-gar a acuerdo alguno en la Media-ción Papal. Criterio derrotista queno puede tener otra explicaciónque el mantener una posición deabsoluta intransigencia.

—"Nuestros intereses funda-mentales pueden expresarse de lasiguiente manera: en general, pre-servar la validez del PrincipioOceánico, con divisoria en el meri-diano del Cabo de Hornos".

Principio oceánico al cual yanos referimos latamente y que fuerechazado absolutamente por elLaudo de 1977.

Parece que el General Guglial-melli, al igual que todos los argen-tinos que pretenden basarse en esesupuesto principio oceánico, no hu-bieran tomado conocimiento de laposición de la propia defensa ar-gentina en el último arbitrajecuando allí, en los alegatos orales,se sostuvo que el país trasandinoalegaba su derecho a islas "en bor-dure" o hacia el borde atlánticodel meridiano. Argentina dio unamuestra palpable de la desorienta-ción de su posición, al no ser con-secuente con la postura misma desu defensa en el arbitraje, la quefue, por lo demás, absolutamentedesestimada.

Lo anterior demuestra cómo seha venido reiterando a lo largo delos comentarios chilenos sobre estamateria, la extraordinaria debili-dad de la posición argentina lo quepone de manifiesto, a su vez, queel principio atlántico, además deconstituir un argumento falso yartificioso, se ha transformado enuna consigna netamente geopolíti-ca argentina. Consigna de la másalta vacuidad que está revelando,por su sola mantención, una posi-ción totalmente desprovista de ar-gumentos jurídicos y que sólo pre-tende fundamentarse en la ame-naza de la fuerza, que es el argu-mento de los que carecen de la ra-zón.

—"En particular, disponer deaguas navegables propias en elBeagle".

Precisamente el Laudo de 1977,en la parte dispositiva, reconoceexplícitamente a Argentina el tí-

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tulo jurídico sobre las aguas delCanal Beagle, al norte de la líneafijada por ese Laudo. En efecto,textualmente, se dice: "que dentrode dicha zona (la zona del "mar-tillo"), pertenece a la RepúblicaArgentina el título a todas las is-las, islotes, arrecifes, bancos ybajíos que están situados al nortede dicha línea roja". Esta es laprimera vez en la historia que Ar-gentina ve reconocido su derechopor una sentencia internacional.

—"Navegación por los restantescanales".

No especifica el General Guglial-melli a qué canales se refiere. Pe-ro entendemos que su pretensiónllega a los canales interiores chi-lenos cercanos a la zona del Bea-gle. Pues bien, esos canales, comoen general todo el territorio, islasy porciones oceánicas, al sur delCanal Beagle, son del absoluto do-minio de Chile por el Tratado de1881, confirmado por el Laudo de1977. De modo que resulta insóli-ta la declaración de Guglialmellicuando se refiera a canales y aguasinteriores de Chile.

—"Posesión de islas que asegu-ren nuestro derecho sobre la res-pectiva jurisdicción marítima".

Si el autor se refiere a islas si-tuadas al sur del Beagle, su afir-mación también es absurda porcuanto está pensando en la zonaaustral de Chile.

—"El resguardo intocado de es-tos intereses se transforma así enel principal objetivo de nuestra po-lítica nacional para la zona cues-tionada".

La única "zona cuestionada" queexistió entre Chile y Argentina,fue la denominada "zona del mar-tillo", sobre la cual recayó el Lau-do de S.M. Británica de 1977. Enestos momentos no hay absoluta-mente ninguna zona cuestionadaentre ambos países. Lo único queadmite una discusión entre Chiley Argentina es la determinaciónde los respectivos espacios maríti-mos al oriente del punto xx fijadopor el Laudo, punto situado al Es-te de la isla chilena Nueva. Es és-ta precisamente la materia de fon-do de la Mediación Papal.

—La geopolítica chilena cons-tituye "un grueso error de los es-pecialistas y del gobierno trasan-dino".

Sobre esta afirmación del autordebe responderse que ese error co-rresponde directamente a los es-pecialistas y al propio gobiernoargentino. Fue tal la fuerza de losargumentos chilenos, de todo or-den, en el arbitraje del Canal Bea-gle, que Argentina no se atrevió ahacer uso del recurso de revisióncontemplado en el artículo XIIIdel Tratado de 1902. Si, como havenido alegando cierta prensa ar-gentina en el último tiempo, en elsentido de que Chile presentópruebas alteradas en el arbitraje,si ello hubiera sido realmente efec-tivo la hábil defensa argentina an-te la Corte de Arbitraje de segurohabría aconsejado al Gobierno ar-gentino para recurrir de revisiónrespecto del Laudo de 1977. ¿Porqué Argentina no utilizó este re-curso jurídico, plenamente válidoy reconocido en un tratado firma-do y ratificado por ambos países?Argentina prefirió en cambio, el

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cómodo expediente de una decla-ración netamente política que tra-taba de desconocer la validez delLaudo, lo cual fue tajantemente re-chazado por la Corte de Arbitrajey dado a conocer por ésta al Go-bierno Británico.

—Conveniencia de una verda-dera cooperación entre Chile y Ar-gentina "inspirada en el espírituque animó a quienes suscribieronel Principio Oceánico. Ello termi-nará con conceptuaciones geopolí-ticas decimonónicas y, como tales,caducas".

Vuelve por centésima vez a lacarga el general argentino, al re-cordar el espíritu que animó aquienes suscribieron ese pretendi-do principio oceánico. Ya hemosvisto hasta la saciedad que ningúnnegociador chileno ni argentinotuvo para nada en cuenta ese prin-cipio en la región al sur del para-lelo 52 de latitud sur.

En cuanto a las caducas concep-ciones geopolíticas decimonónicas,es a Argentina a quien correspon-de el privilegio de mantenerlashasta la fecha, y que fueron ori-ginadas en el siglo pasado, en1847, cuando tardíamente nuestrovecino pretendió rechazar la legí-tima ocupación del Estrecho deMagallanes por nuestro país, he-cho ocurrido en 1843. La preten-sión geopolítica argentina de lle-gar, por todos los medios al Pací-fico, tiene mentores en muchoscírculos argentinos, a través de to-do el siglo pasado y del presente,hecho que Chile no desconoce yacerca del cual posee antecedentesindubitables.

Conclusiones

Llegamos al final de los comen-tarios que nos merece el estudio

del general de División (R. E.)Juan E. Guglialmelli "Patagonia.A cien años de su ocupación no po-demos conmemorar su vertebra-ción a la nación".

Si nos decidimos a analizar losprincipales acápites del estudio delmilitar argentino fue porque ellostocaban directamente a nuestropaís. En verdad, al tener al frentetantas afirmaciones que alteran deun modo tan descarado la realidadterritorial de Chile, tal vez hubierasido más fácil el ignorarlas. Pero,estimamos que ante tales afirma-ciones, las que periódicamente con-tinúan saliendo de las prensas ar-gentinas, no podemos permanecersilenciosos. La verdad territorialde nuestro país es tan diáfana,asentada en lo jurídico, por sobretodo, que no puede mostrarse im-pasibilidad ante círculos trasandi-nos que parecen haber comenzado acreer en sus propias tergiversacio-nes históricas y jurídicas respectoa la historia de los límites entreChile y Argentina.

Son los mismos círculos que enel vecino país, durante el procesoarbitral, mantuvieron una acerbacrítica en contra del compromisode 1971; durante la instancia mis-ma; después, al atacar el Laudode S.M. Británica, y al presionaral Gobierno argentino para quedeclarara la nulidad del Laudo.Aquellos mismos que después dela notificación de la sentencia con-tinuaron pregonando una atrabilia-ria posición que llevó al país vecinoa un clima de verdadera agresiónen contra de Chile. Esos mismoscírculos que ahora, durante las al-ternativas de la Mediación Vatica-na, aprovechan todas las oportuni-dades para inyectar sus falsas teo-rías en escritos y en publicacionesde prensa, que permitan poner en

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duda los resultados de la MediaciónPapal, con lo cual alteran ostensi-blemente el clima de distensión aque se obligaron los dos países fren-te al Mediador.

Pese a esa línea dura de acciónque subyace en esos círculos del paístrasandino, creemos, aún a pretex-to de caer en la ingenuidad, de quelos renresentantes genuinos de laalta "intelligentzia" argentina, in-fluyan ante los que detentan el po-der para que permitan, de una vezpor todas, entrar en una etapa defranco entendimiento con nuestropaís. Ahí está, por ejemplo, la de-claración dada a conocer el 25 demayo del presente año por sieteprominentes escritores, juristas ycientíficos argentinos por la que pi-den respeto y apoyo a la gestiónmediadora del Papa Juan Pablo II.Jorge Luis Borges, Ernesto Sába-to, Sebastián Soler, Alberto R.Constantini, Hilario FernándezLong, Alfredo Lanari y Rene Fa-valoro, expresan que "la declara-ción firmada por los presidentes delas Conferencias episcopales deChile y de Argentina, señala queuna responsabilidad muy impor-tante incumbe también a los inte-lectuales y escritores, a los políti-cos y a los altos Oficiales de lasFuerzas Armadas". Añade esa de-claración que "decimos nuestra pa-labra e instamos a que den la suyalas sociedades y organismos queagrupen a médicos, abogados, ar-quitectos e ingenieros, escritores yartistas, estudiantes, maestros yprofesores, investigadores cientí-ficos, obreros y empleados".

Pese a todo lo que venimos di-ciendo anteriormente, en el día enque finalizamos estos comentariosun cable de Buenos Aires fechado el

29 de mayo de 1980, nos informaque el Comandante en Jefe delEjército Argentino, Teniente Gene-ral Leopoldo Galtieri, ratificó queArgentina asume la defensa de losintereses en el Atlántico y Chile enel Pacífico. "Somos leales a nues-tras promesas", dijo Galtieri en undiscurso pronunciado en el ColegioMilitar, al conmemorarse el 170ºaniversario del "Día del Ejército";' Nada haremos que vulnere aque-' lio que nuestros representantes' acordaron y firmaron". "La tesis' sostenida legítimamente por la' Argentina en la zona austral no' ha variado, porque responde a' una realidad tangible, a la ver-' dad histórica y a una equilibrada' concepción de convivencia". "Es-' ta tesis no admite duda alguna".' Establece con meridiana claridad' la defensa de los intereses y el' destino permanente de la Argen-' tina en el Atlántico y de Chile en' el Pacífico". Tal posición es la' única que cabe a una nación civi-' lizada, que cumple con sus com-' promisos y que tiene fe en el me-' diador, en la legitimidad de sus' derechos y en la fortaleza de sus' razones" . . . (subrayado nues-

tro).

No vamos a comentar esta últi-ma declaración.

Sólo esperamos que el pensamien-to de los egregios ciudadanos ar-gentinos, transcrito en otro acápi-te, pueda tener la virtud de atenuarlos ánimos de esos otros sectoresde la vecina República que tratande alejar a su país de la corduray del respeto por la palabra empe-ñada en instrumentos internacio-nales plenamente vigentes. Cabe,entonces, tener la esperanza de quelos fueros del derecho vuelvan a

imperar en nuestros vecinos a finde que ambos pueblos puedan darun ejemplo de paz frente a un mun-do desquiciado a cuyo estado hancontribuido las potencias que tie-nen, por su poderío material, la tre-

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mertda responsabilidad de mante-ner la paz mundial y que candida-mente van cediendo posiciones an-te la intromisión de ideologías queavasallan, en toda su dimensión alser humano.

Santiago, 2 de junio de 1980.

Sólida presenciade Chile en el mundo

Cobre electrolítico (wirebars - Cátodos) - Cobre - Blister - Oro - Plata - Selenio

- Sulfato de Cobre

INQUIETUDES PROFESIONALES:

JUAN DE D. BARRIGA MUÑOZCoronel (E.M.)

-Oficial de Infantería, Paracaidista yProfesor Especialista en Táctica delArma.

-Graduado de Oficial de Estado Mayoren 1968, Profesor de Academia enOperaciones e Inteligencia.

-Mandó Unidad de Combate en la Es-cuela de Infantería los años 1969-1970,el Regto. Inf. Nº 1 "Buin" en 1976 yel R.I.R. Mot. Nº 4 "Rancagua" en1977.

-En los años 1973 - 1974 - 1975 integróel Comité Asesor de la H. Junta de Go-bierno en las áreas de Política Exteriory Política Económica.

-En el año 1971 fue Observador de N.U.en el conflicto entre India y Pakistán yen los años 1978 - 1979 se desempeñócomo Agregado Militar en la Repúblicadel Paraguay.

-Actualmente pertenece a la Direcciónde Planeamiento.

"CUANDO REGRESES A LA SELVA"UÉ sucede. . . cuando un ani-mal salvaje es arrancado desu medio natural, se le do-

mestica y vive largos años al ladodel hombre y luego, ya muy maduro,se le devuelve a la selva, donde im-pera una sola ley para sobrevivir,la del más astuto o más fuerte?

Indudablemente que su capacidadde supervivencia es escasa, porquesu etapa óptima de aprendizaje yadaptación a un nuevo medio yapasó y además no está acostumbra-do a una lucha sin códigos ni tre-guas.

A veces. . . he imaginado que estasituación tiene alguna similitud

con el individuo que sigue la carreraMilitar.. . y después de servir pormás de 30 años a sus ideales de sol-dado, debe regresar a la sociedadcivil de su país.

Un conocido poeta militar nues-tro expresa:

" Porque esta fe militar" es una sola, muchacho," que empieza de calcetines"" y acaba en el camposanto,"" poca cosa se consigue" con vestirse de paisano" si dentro, la procesión" sigue firme desfilando

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Considero útil y necesario quetoda nuestra sociedad tome concien-cia de las especiales exigencias quese impone al hombre de armas du-rante su paso por las Fuerzas Ar-madas y también de la peculiar yúnica situación a que se enfrenta,en el período en que debe inexora-blemente reintegrarse a la sociedadcivil.

Continuando con la analogíaplanteada al comienzo, analicemosbreve, pero objetivamente lo que lesucede a un soldado y tratemos devisualizar lo que sería factible demejorar.

A.—Mientras es Soldado-Activo

1.—Desde que ingresa a una Es-cuela Matriz, el individuo vive enuna especie de "burbuja protecto-ra" donde rigen principios de dis-ciplina, orden, moral, honor, com-peñerismo, de sana competencia,etcétera.

2.—Su razón de ser como profe-sional es cumplir su deber y servira su Unidad, Regimiento, Institu-ción y a la Patria, hasta rendir lavida si fuese necesario (Juramos ala Bandera junto con nacer a laprofesión).

3.—Su meta no es la ganancia dedinero, sino gue éste es usado, en lamedida que su sueldo lo permita,para vivir con el decoro y dignidadque corresponde a su jerarquía.(Dentro de una vida muy austera yordenada).

4.—Su Institución le exige estu-dios y perfeccionamiento profesio-nal (muchas veces con riesgos desu vida).

Observen Uds. que quien ostentael grado de General de la República

ha tenido que efectuar cursos quecompletan casi siete años de estudioa nivel Universitario (tanto o másque cualquier otro profesional) ;pero pocos de nuestra sociedad hancaptado que este tremendo esfuerzosólo es útil para que el individuo sedesempeñe en su Institución, por lomenos en lo que respecta a "Ante-cedentes Legales Válidos" para elMercado del Trabajo de la sociedadcivil. La mayoría de estos estudiosno constituyen méritos para obte-ner un empleo, aunque como estámeridianamente demostrado desdeel 11 de septiembre de 1973, nues-tra capacidad de organizar, coordi-nar y dirigir actividades nacionales,regionales o sectoriales es real ymuy superior a la de la mayoría delos profesionales especialistas enuna disciplina determinada. (Esprecisamente esta capacidad la quenos ha permitido sacar el país ade-lante) .

Pero . . . los cartones a vecesmandan. . . y en la práctica la so-ciedad a la que estamos integradosnos impone el estudiar materiasque después de la vida-útil Institu-cional no son válidas fuera delEjército. (Siempre he pensado queeste argumento debe ser útil enaquellas Comisiones que debatencuestiones de remuneraciones-com-paradas en la Administración Pú-blica).

5.—La madre Institución lo pro-tege, cuida de su familia en varia-dos aspectos y aunque nunca tieneun "Pasar económico holgado", lebrinda emociones, vivencias, satis-facciones y momentos espiritualesque ninguna otra profesión escapaz de ofrecer (y. . . eso es tam-bién parte importante de un sueldo,trabajar en lo que a uno le agrada).

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B.—Cuando regresa a la "Selva"

Tarde o temprano, de General oCoronel, de Suboficial Mayor o Sar-gento, el individuo termina superíodo de vida-útil en el Ejército yentonces s u f r e un verdadero"SHOCK" cuando abandona el uni-forme y se ve, a veces, bruscamenteenfrentado al "Regreso a la Selva".(Aclaremos que al igual que el pro-ceso natural de la vida, nacimiento,desarrollo, muerte, este momento esseguro e irreversible).

La realidad que lo golpea enton-ces se caracteriza, entre otras cosas,por los siguientes matices:

1.—Necesita imperiosamente en-contrar un nuevo empleo. No lequeda otra alternativa (caso gene-ral de quienes no poseen una for-tuna personal). Lo requiere porquesi no lo hace, afectará a su familiaen su "Status de Vida". . . y porqueel hombre debe trabajar si no quiereengrosar las estadísticas de longe-vidades cortas y llenas de enferme-dades.

De hecho, no existen Previsionesque le permitan a un "Retirado"vivir en el mundo de hoy, sin obte-ner algunas entradas complemen-tarias.

2.—Aún es y se siente joven,lleno de vigor para encontrar uncauce que le permita satisfacer susinquietudes personales y las nece-sidades de los suyos (la mayoríade quienes se retiran tienen hijosen edad de estudiantes).

PERO. . . :

a.—¿Está preparado para com-petir en el Mercado del Trabajoexistente. . . ?

b.—;, Entiende bien aquello deque ahora No trabajará normal-

mente por un ideal, si no que lohará por obtener una ganancia enDINERO

c.—¿ Está preparado sicológica-mente para aceptar un trabajo enque deba olvidar su antigua jerar-quía. . . y servir bajo la direcciónde personas que tienen la mismaedad de sus hijos? (mientras másalta es la jerarquía. . . menos posi-bilidades de empleo se tienen).

d.—¿Comprende que ahora lasleyes de la "Selva" no son precisa-mente las del honor, lealtad y com-pañerismo. . .?

e.—¿Tiene claro el hecho de quecasi todos los títulos que llenabansus cintas de condecoraciones, notienen validez. .. y que sólo algunascapacidades largamente aprendidasy entrenadas en la Asesoría y elMando, podrán sacarlo con suer-te. . . adelante. . . ?

f.—¿Le será posible encontrartrabajo, pese a su edad? (ya noofrecen empleos para mayores de40 años).

g.—¿ Y mi Coronel. . . ya pagó sucasa o le quedan 20 años con altascuotas y. . . tal vez sólo el seguro dedesgravamen lo libere de su pa-go. . .?

h.—¿. . .Y. . . la salud bien. ..espero. . .?

Todo esto, el ex-Soldado lo sabíacon bastante anterioridad, pero.. .también todos sabemos que algúndía moriremos. . . y. . . por lo menosaceptemos que no es fácil prepa-rarse adecuadamente para tal even-to.

C—Las Armas que el SOLDADOtiene y podría incrementar

1.—Nuestro Gobierno ha logradosignificativos avances en el campode la Previsión Social y es un hecho

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que en el mediano plazo se lo-grará implementar un Sistema quebeneficiará a todos los chilenos queviven ese período de la vida en quelas esperanzas ya son pocas y losmedios más escasos.

Basta un ejemplo concreto paramedir lo que significa el tremendoesfuerzo y éxito que se ha obtenidoen el saneamiento y desarrollo de laEconomía Nacional. En los tristestiempos de la Unidad Popular, eldesahucio de un General no alcan-zaba para adquirir el más modestode los automóviles... Ahora puedeinvertir su dinero con un poderadquisitivo claramente superior.

A la fecha, las "Armas" con quesale el Soldado para enfrentar la"Selva" son en general las siguien-tes:

a.—Desahucio equivalente a 24 me-ses de sueldo.

b.—Pensión de retiro mensual.c.—Derecho a traslado a su ciudad

de radicación (pasajes y fletes).d.—Atención médico-dental para él

y su familia (costo 50%).e.—Posibilidad de Préstamo para

adquirir un bien raíz.f.—Capacidades y experiencias con-

forme especialidad y jerarquía.

El aumento efectivo de los mon-tos a que se refieren estos concep-tos estará siempre sujeto al de-sarrollo de la Economía Nacionaly a la eficiencia de nuestro sistemaPrevisional. (De hecho, comparati-vamente nuestra Previsión es unade las mejores de la Administra-ción Pública).

2.—¿Cómo mejorar la condicióndel Soldado en el momento que seretira y después de ese momento?

La solución de estos problemas,

de suyo complejos, casi nunca esel fruto de una gran medida, sinoque la suma de varias y bien coor-dinadas acciones que aseguren elmáximo de rentabilidad de las con-diciones y medios existentes.

En atención a que el propósitoque me impuse al escribir este ar-tículo se apunta al PERIODO DELPASO AL RETIRO, no me exten-deré sobre lo que se podría hacerdurante la carrera y después delretiro, por ser materias en las queme consta que los Organismos co-rrespondientes trabajan actualmen-te.

No olvidemos que también esmuy importante el papel que jueganlas Organizaciones del Personal deOficiales y Cuadro Permanente enel Retiro. (Tal vez debieran mejo-rar su orgánica y funcionamientopara brindar un mejor apoyo alretirado).

D.—El momento del "SOBREAZUL"

El cambio siempre es un momen-to débil en todo proceso y nadiedebe dudar lo difícil que será so-portar aquel período en que encierto modo, se corta el cordón um-bilical de la madre Institución. . . yse deja el uniforme que nos hizosoñar cuando niños y vibrar cuandograndes.

Veamos cómo paliar este impac-to y cómo ayudar al ya ex-Soldadoen aquellos momentos cruciales desus primeros combates de la queserá la última campaña de su vida.

La solución podría visualizarseen un conjunto de medidas que de-ben materializarse EN EL PERIO-DO QUE PRECEDE AL RETIROY EN EL MOMENTO MISMODEL RETIRO.

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1.—En el 'período que precede alRetiro.

a.—Reconocimiento de títulos:La Institución puede disponer de unsistema ágil que le permita hacerreconocer en el ámbito del Mercadodel Trabajo Civil, los títulos Uni-versitarios y/o Especializados quepermitan los convenios existentes ylos que sea necesario materializar.(Existen convenios Ejército - Uni-versidades, pero deben ampliarselas perpectivas).

b.—Estudios civiles: No seríadifícil que a lo largo de la carreray aprovechando asignaturas distri-buidas desde la Escuela Militarhasta las Academias, todos los mili-tares completaran estudios y obtu-vieran sus títulos Universitariosy/o Especializados en áreas que secomplementen con nuestra profe-sión. Por ejemplo, pueden señalarselas siguientes:

—Administración de Empresas—Administración de Personal—Técnicos en Areas de Seguri-

dad—Técnicos en Planificación—Supervisores—Profesores de Estado—Mecánicos, bodegueros, etc.

c.—Adquisición de un bien raíz.

Ningún Soldado que haya estado25 años en la Institución deberíasalir a Retiro sin la posibilidad con-creta de adquirir un bien raíz acor-de con su jerarquía y posibilidadespersonales. En cualquier caso debeimplantarse un sistema que asegureeste anhelo sagrado. (Sé, positiva-mente, que nuestro Comando deApoyo Administrativo busca en es-tos momentos la forma de concre-tar el sistema adecuado).

d.—Otra posibilidad que puedeanalizarse es la de otorgar el dere-cho a que quien lo desee, al cumplir25 ó 30 años de servicios válidospara el Retiro, pueda pedir se lecancele su DESAHUCIO. De estaforma, aunque continúe en ac-tividad, dispone de un capital quepuede invertir en la adquisición deun bien raíz (liberando a la Institu-ción del problema de casas fiscales)o depositándolo en el Mercado Fi-nanciero, lo que aliviaría notable-mente su situación en un períodonormalmente crítico.

2.—En el período de paso al Retiro.

Sicológicamente es el momentomás sensible y la delicadeza de losprocedimientos a emplear, inclusopara comunicar esta situación, debeser motivo de estudios.

Convendría materializar la difu-sión adecuada en nuestra sociedadsobre el significado del llamado aretiro de eficientes profesionalesque, por necesidades del desarrollode la Institución, deben abandonarlas filas del Ejército, "no echados",sino que con los máximos honoresy respeto de quienes continúan enla Institución. (Aclaro que me re-fiero en general a quienes logransu retiro normal y al terminar sucarrera).

Sería bastante diferente la situa-ción y predisposición psicológica delmilitar que es notificado de su paseal retiro, si simultáneamente fuerainformado de una gama de alter-nativas de trabajo disponibles en lasociedad civil, para que en la prác-tica materialice un "Cambio deActividad" y continúe sintiéndoseútil a su país y a su familia.

¿ Cómo lograr esto. .. y qué po-sibilidades concretas existen dematerializar un sistema que funcio-

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ne adecuadamente? Tratemos nue-vamente de analizar algunos aspec-tos:

a.—¿Qué podemos ofrecer alMercado del Trabajo?

¡ Lo siguiente!:

(1) En primer término podemoscitar el de disponer de por lo menos10 años de vida-útil y de plena ca-pacidad, si consideramos que laedad promedio de retiro fluctúa en-tre los 50 y 55 años y en el país seexigen 65 para jubilar.

(2) Al margen de las capacida-des individuales, ofrecemos personalprobadamente disciplinado, serio,responsable, con una familia esta-blecida. .., y en general digno detoda confianza. (Esta mercaderíano es tan fácil de encontrar en elMercado).

(3) Las más variadas capacida-des y en una amplia gama de jerar-quías que pueden ser útiles a cual-quiera Empresa.

Sólo menciono, como muestra, lasque siguen:

—ORGANIZADORES de cual-quier nivel.

—Ingenieros electrónicos, mecá-nicos, geógrafos (también au-xiliares), administradores, etc.

—Administradores de Personal(Auxiliares).

—Técnicos en Abastecimiento(Diversos Niveles)

—Técnicos en Prevención deRiesgos.

—Supervisores.—Técnicos en Seguridad (Am-

plia gama).—Profesores de variadas disci-

plinas y niveles.—Mecánicos.

—Sastres, zapateros, electricis-tas, etc.

—Bodegueros.—Administradores de Parcelas o

Fundos.—Dactilógrafos, Técnicos en ar-

chivos, etc.—Colonos potenciales de Regio-

nes por desarrollar en el país.—Etcétera.

En todo caso convendría tradu-cir todas estas especialidades a tér-minos y capacidades en uso de lasEmpresas Fiscales y Privadas.

b.—¿Qué empleos podemos DE-MANDAR en el Mercado del Tra-bajo ?

Aquí deseo diferenciar el área decargos y/o Empresas Públicas, delas Privadas.

(1) Empleos en la AdministraciónPública.

No me cabe duda que dentro delcontexto de la actual política eco-nómica, todos nuestros ex-Soldadospueden significar un elemento efi-ciente y rentable, porque su forma-ción ya la pagó la empresa Ejército,y no tienen problemas de jubilación(menos gastos previsionales para laEmpresa) y su idoneidad - gradode confianza está probada.

Si es necesario se le puade exigirun corto curso de Especialización -capacitación para el cargo que se leasigne.

Parece evidente que la Adminis-tración Pública puede acosrer unaparte de nuestra OFERTA DETRABAJO; además deseo llamar laatención sobre una situación que espropia del personal de las FF.AA.:

La actual exigencia para jubilares de 65 años de edad en la Admi-

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nistración Pública, pero en cambioel militar es llamado a retiro entrelos 50-55 años.

La sociedad le niega en ciertomodo al hombre de armas, el dere-cho a trabajar en su profesión porun espacio de 10-15 años.

En atención a que las FF. AA.deben mantener en general sus sis-temas de selección (exigencias de unprofesional de la guerra), podríaanalizarse la posibilidad de que sediera preferencia a los ex-Soldados(debidamente seleccionados confor-me aptitudes requeridas para loscargos), para optar a ciertos em-pleos en la Administración Públicaque les permitieren cumplir su vida-útil de trabajo conforme las exigen-cias comunes a la sociedad chilena.(En términos convenientes para laEmpresa y trabajador).

De hecho, nuestro Gobierno hadado ya algunos pasos en el áreadel Ministerio de Relaciones Exte-riores.

La lista de empleos que los ex-Soldados pueden ocupar en la Ad-ministración Pública es variadísi-ma y su aspecto abarca desdeaquellos que son de la exclusiva con-fianza del señor Presidente de laRepública, hasta los más modestosde cada Ministerio o Repartición.

(2) Empleos en la Empresa Pri-vada.

Estos están sujetos a la deman-da de profesionales, especialistas,trabajadores, etc., que se requierenconforme a la situación económicaactual.

Que aún en circunstancias dedesempleo es factible encontraruna demanda aceptable, es algo auepodemos investigar; sólo nos falta

tener la información adecuada yoportuna.

E.—El Departamento de Informa-ción Social del Ejército (D.I.S.E.)

Tenemos por un lado una OFER-TA de trabajo y por el otro unaDEMANDA que no ha sido debida-mente dimensionada.

¿ Qué es lo que falta... ?

Pues..., un Organismo que reú-na la información de estas dosÁREAS y tenga la capacidad paraentregar a cada Soldado (llegado sumomento de paso al retiro) unagama de posibilidades de empleoque cada uno pueda aceptar o re-chazar.

Concretamente, creo que estopuede funcionar de la siguienteforma:

1.—Organismo a crear

Un Departamento de Informa-ción Social del Ejército (D.I.S.E.).

2.—Misión

a.—Reunir y mantener actualiza-da la información del personal quepase a retiro (ya retirado) y delMercado del Trabajo.

b.—Posibilitar el contacto entrecada ex-Soldado y la Empresa o Re-partición que puede ofrecerle unempleo.

c.—Poseer información actuali-zada de factibilidades de Inversión.

d.—Mantener contacto con lasorganizaciones del personal en re-tiro del Ejército en lo que competea materias de demanda de empleosy oferta de trabajo.

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3.—Dependencia del Organismo

Puede depender del C.A.A.E. oD.P.E.

A futuro podría existir, en la di-

mensión adecuada, una secciónD.I.S.E. en cada Comandancia deGuarnición.

4.—Organigrama Tipo (Con nomás de 10 personas)

NOTA: Inicialmente, la función puede realizarla alguna Sección o Departamentoya existente.

5.—Funcionamiento

Siempre las personas dan la me-dida de cómo funciona cualquieraOrganización.

Especialmente en su etapa ini-cial, el Departamento y las seccio-nes deberán ser dirigidos por per-sonal idóneo y debidamente selec-cionado. (Se requieren personasvinculadas a la Empresa Privada yal Mercado del Trabajo e Inversio-nes. Pueden ser Asesores por 2horas diarias).

a.—En los empleos que ofrece elEjército a personal en Retiro, po-

dría seleccionar a quienes poseenlas especialidades y condiciones quela Institución requiere, evitandootras influencias que a veces signi-fica la presencia de personal no ca-pacitado en puestos claves.

b.—Al poseer información actua-lizada sobre el Mercado Financierose puede asesorar a muchos ex-Soldados que por su jerarquía nosaben muchas veces qué hacer consu desahucio y lo invierten mal ose ven envueltos en malos negocios.

c.—Incluso deben revisarse laspolíticas sobre los Empleados Civi-les del Ejército y el personal dedactilógrafos y funciones similares.

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(No tengo duda que en la mayoríade los casos es más eficiente y con-veniente para la Institución un Sof.(R), que una Secretaria-Dactiló-grafa).

Como puede apreciarse, el tema esamplio y permite desplegar inicia-tiva y, fundamentalmente, tomaracciones oportunas para cuidar lomás preciado que tiene nuestra Ins-titución. ..SU PERSONAL.

No debemos olvidar que la solu-ción integral será fruto de un es-fuerzo, donde deben concurrir lavisión de nuestras Autoridades ylas previsiones que cada Soldadomaterialice en su vida profesionaly privada. (No debemos esperarlotodo del Escalón Superior; es deberde cada uno ahorrar y forjar su si-tuación económica acorde con susposibilidades y aspiraciones).

Si nuestra inquietud se ha des-pertado. .. este trabajo no habrásido en vano.

Por lo demás, nadie puede serindiferente a una situación que en-frentará más tarde o temprano.

Por ello... ¡ quizás estos versosnos hagan reflexionar...!:

¿Por quién doblan las campanas?

Nunca preguntes por quién doblan lascampanas

¡Están doblando por TI!

por Juan Pedrals

prólogo: José María Navasal

A N U E S T R O S COLABORADORES

1.-EI "MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE" brinda sus páginasa los miembros de las Fuerzas Armadas y civiles, invitándolos a colaboraren la obra de propaganda cultural que tenga relación directa o indirectacon la Defensa Nacional.

2.—Los colaboradores tienen el derecho de expresar libremente sus¡deas, siempre que ellas redunden en beneficio de la cultura general yprofesional de los miembros de la Institución.

3.—La Dirección del Memorial no se hace responsable de los con-ceptos emitidos por los autores sobre su firma y se reserva el derechode publicar o rechazar los trabajos presentados (O|Cdo. E. M. E. P. I.Nº 95, de 27. VI. 1960).

4.—Los artículos serán presentados escritos a máquina, en originaly duplicado, a espacio dos y con un margen izquierdo de cuatro cen-tímetros.

5.—Los gráficos serán elaborados a tinta china negra, en papel trans-parente y en tamaño que permita apreciar bien los detalles. Las foto-grafías serán de tamaño postal, perfectamente nítidas y deberán tener elcontraste suficiente a fin de que puedan ser reproducidas sin dificultad.

6.—Las traducciones deberán adaptarse a una redacción lógica deacuerdo a las modalidades de nuestro idioma y no ser hechas en formaliteral.

7.—Los trabajos deberán ser enviados íntegros, quedando a juicio dela Dirección determinar el fraccionamiento para su publicación en dos omás números de la Revista.

8.—Las publicaciones deben enviarse al Estado Mayor Generaldel Ejército ("Memorial del Ejército de Chile"). Correo 21 — Sector 3 —Santiago de Chile.

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