Concepto Platónico acerca del hombre

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Ética platónica. Concepto Platónico acerca del hombre. La ética platónica mantiene una estrecha relación con su visión antropológica acerca del hombre. A lma y c uerpo constituyen dos elementos no sólo distintos, sino irreconciliables entre sí: el cuerpo es la cárcel del alma, el lugar donde ésta se hace esclava de lo material y lo pasional. Mientras el hombre permanezca ligado a su cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero conocimiento. Alcanzar estos sólo será posible si dominamos nuestra parte material. Presentación Platón es dualista en su concepción del hombre. Ve al hombre constituido por dos realidades en plena lucha. Antagónicos entre sí. El alma del hombre es lo inmaterial y el cuerpo lo material Concibe que lo material es malo y lo inmaterial lo puro. En efecto , el cuerpo nos pone mil obstáculos, tenemos que alimentarlo, tenemos que batallar con sus enfermedades, tenemos que limpiarlo. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil ilusiones y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque ¿de dónde nacen las guerras, las sediciones, los combates? (Santiago 4.1-2) Del cuerpo, con todas sus pasiones. En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a sus necesidades. Justicia y ética para Platón. Para Platón, la justica consiste en que cada persona, sin importar su estado social, haga lo que debe hacer. Esta justicia reside en el alma, por ende, una justicia externa corresponde a un estado justo interno. Este actuar dará como resultado al hombre en una vida buena, donde son atendidas las necesidades “materiales y “espirituales”. Presentación: Dentro del alma, se encuentra la justicia. Todos deben obrar con justicia hacia los demás.

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Ética platónica.

Concepto Platónico acerca del hombre.

La ética platónica mantiene una estrecha relación con su visión antropológica acerca del hombre. Alma y cuerpo constituyen dos elementos no sólo distintos, sino irreconciliables entre sí: el cuerpo es la cárcel del alma, el lugar donde ésta se hace esclava de lo material y lo pasional. Mientras el hombre permanezca ligado a su cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero conocimiento. Alcanzar estos sólo será posible si dominamos nuestra parte material.

Presentación Platón es dualista en su concepción del hombre. Ve al hombre constituido por dos realidades en plena lucha. Antagónicos entre sí. El alma del hombre es lo inmaterial y el cuerpo lo material Concibe que lo material es malo y lo inmaterial lo puro.

En efecto, el cuerpo nos pone mil obstáculos, tenemos que alimentarlo, tenemos que batallar con sus enfermedades, tenemos que limpiarlo. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil ilusiones y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque ¿de dónde nacen las guerras, las sediciones, los combates? (Santiago 4.1-2) Del cuerpo, con todas sus pasiones. En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a sus necesidades.

Justicia y ética para Platón.Para Platón, la justica consiste en que cada persona, sin importar su estado social, haga lo que debe hacer. Esta justicia reside en el alma, por ende, una justicia externa corresponde a un estado justo interno. Este actuar dará como resultado al hombre en una vida buena, donde son atendidas las necesidades “materiales y “espirituales”.

Presentación: Dentro del alma, se encuentra la justicia. Todos deben obrar con justicia hacia los demás. Cada uno debe hacer lo que debe hacer. Una justicia externa corresponde a un buen

estado interno. (Lc.6.45;Prv. 4.23) Los injusto, lo iracundo solo proviene del cuerpo, del placer de satisfacer a un deseo

que va en contra de la justicia.

El bien del hombre

Por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falta de virtud es equivalente, pues, a la ignorancia.

Sólo quien conoce la idea de Bien puede actuar correctamente, tanto en lo público como en lo privado, nos dice Platón.

Presentación:

El bien del hombre es hacer las cosas buenas.

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Virtud es igual a conocimiento. Hacer lo malo es consecuencia de la ignorancia.

Virtud y Felicidad

Para Platón hacer el bien, era alcanzar la felicidad. Esta felicidad se alcanza mediante la práctica de la virtud. Pero ¿qué es la virtud? Platón acepta fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y conocimiento.

A la manera socrática,   Platón   afirma que sólo el sabio es el virtuoso, porque únicamente conociendo el bien se llega a ser a la   v irtud.   El saber y la virtud   coinciden y se necesitan mutuamente.

Conocer es ser virtuoso. La sabiduría es actuar en relación a mi conocimiento del bien, hacia una causa correcta. El mal es ignorar el conocimiento del bien.

El sabio no podrá ser malo, ya que el   mal   es fruto de la ignorancia. Cuando alguien elige comportarse de mala manera lo hace, creyendo que el tipo de

conducta elegida es buena, ya que nadie opta sabiendo que es bueno comportarse de mala manera.

Los placeres materiales y corporales no dan la felicidad, sino que incluso nos privan de ellas. Virtuoso y feliz será aquel que purifique su alma de las pasiones y "desórdenes" del cuerpo.

"Purificarse es separar lo más posible el alma del cuerpo, acostumbrar al alma a dejar la envoltura del cuerpo, para concentrarse en sí misma, a solas consigo" (Fedón, 67,e.)

La ética platónica, que recoge detalles del pensamiento socrático y que será posteriormente ampliada, corregida y conceptualizada por Aristóteles, dado que se orienta al logro del bien supremo del hombre, esto es, a su felicidad. El bien supremo consiste en el desarrollo de la personalidad, de su alma, de forma que adquiera el estado en que debe hallarse y, por ello, sea feliz.

Platón creyó siempre que nadie optaría por el mal a sabiendas. Pensaba que si alguien actuaba o elegía hacer algo malo era debido a que se imaginaba que, en realidad, lo que hacía era bueno, aunque de facto fuese todo lo contrario; si uno se deja arrastrar por la maldad es porque, sostenía Platón, no conocía el verdadero bien, o porque cede temporalmente a la pasión, confundiendo durante un tiempo hasta que reconozca, él mismo, que el bien aparente le parecía el bien auténtico. Esto, sin embargo, no justificaría al individuo de responsabilidad moral, porque sería autor de una falta grave, al permitir que la pasión dominara sobre su razón.

Para Platón la felicidad es el fin del ser humano, siendo la virtud un elemento muy vinculado a la felicidad. Rechaza la identificación de la felicidad con el placer. Frente a esta postura llamada Hedonismo, dice Platón que una vida centrada en el placer termina por no ser placentera.

La felicidad sólo se alcanza, pues, encontrando la medida o proporción entre una vida sabia y una vida gozosa.

4 virtudes fundamentales para Platón

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Platón habla de cuatro virtudes principales: la sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza y la justicia.

ya que abarcan la determinación práctica del bien (prudencia), su efectiva realización social (justicia), el coraje para alcanzarlo o defenderlo de agresiones o amenazas (fortaleza) y la moderación necesaria en virtud de la cual podemos controlar y no confundir dicho bien con el exceso placer corporal (templanza).

Platón habla de cuatro virtudes: templanza, fortaleza y prudencia, todas ellas gobernadas por la justicia.

La salud del cuerpo, como la del alma, consiste en la armonía y proporción de los diversos elementos que la forman. Si la parte racional es prudente, la irascible fuerte y la concupiscible templada, el alma en su conjunto es justa y, por tanto, sana.

Las virtudes son:

Justicia: es entendida por Platón como orden y equilibrio entre partes. Tiene primacía sobre las demás porque es la que las ordena.

Prudencia: (phrónesis) consiste en la capacidad de deliberar racional y correctamente para mostrar cuál es la opción y actuación más conveniente para cada momento.

Fortaleza (andreía): estriba en la recta opinión sobre lo que se debe y no se debe temer, unida a la capacidad de mantener el ánimo alto en las dificultades

Templanza: (sophrosyne): radica en la capacidad del ser humano de ordenar racionalmente sus impulsos.

Polemarco, según cuenta Platón en La República, había postulado su teoría de que era conveniente, y justo, portarse bien con aquellos seres próximos si ellos eran buenos, pero que con los enemigos, si eran malos, no cabía remordimiento alguno para con ellos y había que actuar con maldad. Platón rechazará esta máxima (seguramente muy de moda en sus tiempos, aunque también en los actuales...) según la cual se debe ser bueno con los amigos y familiares y malo con nuestros enemigos; Platón afirma que hacer el mal nunca puede ser bueno, y nunca puede proporcionar bien ni felicidad alguna. En boca de Sócrates, Platón asegura que dañar a aquel que actúa mal es hacerle aún peor; Sócrates concluye que, si se siguen las directrices propuestas por Polemarco, el resultado de su forma de “hacer el bien” y promover la justicia es “hacer peor al hombre injusto”; sin embargo, como es obvio, una acción similar sólo es propia de un hombre injusto, y no precisamente de aquel que se aprecia como razonable e virtuoso.

Resumen.

La ética de Platón: afirma que el fin de todo ser humano es la felicidad, tanto individual como colectiva.