Colossoma macropomum en condiciones de cautiverio35:27Z... · 2.2.10. Requerimientos nutricionales...
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i
República Bolivariana de Venezuela
La Universidad del Zulia
Facultad de Agronomía
División de Estudios para Graduados
Maestría en Producción Animal
Evaluación de dietas con diferente contenido proteico sobre el desempeño
productivo de alevines del híbrido Cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x
Colossoma macropomum ♂) en condiciones de cautiverio
Trabajo Especial de Grado presentado en cumplimiento de los requisitos para optar al Título de
Magister Scientiarum en Producción Animal
Autor:
Ing. Juan-Pablo Uzcátegui Varela
V-17.341.568
Tutor:
Dr. Fernando Isea León
V-9.796.377
Maracaibo, junio de 2013
v
AGRADECIMIENTOS
A Dios Todopoderoso, la esencia de mi vida.
A mi madre del cielo, Nuestra Señora de Chiquinquirá, por abrigarme en la fe.
A mis padres, por brindarme el más cálido cariño durante mi crecimiento humano y profesional.
A mis hermanas, por mostrarme la grandeza del hogar.
A María Luisa Puente y María Luisa del Rosario Uzcátegui, por haber sido personas tan
especiales durante mi Postgrado, brindándome un inmenso afecto de familia.
A la ilustre Universidad del Zulia, el Alma Mater que me mostró el sol detrás de las nubes.
A la Facultad de Agronomía LUZ, por permitirme ser parte de su riqueza, dándome espacios y
herramientas de formación integral.
A la Facultad de Ciencias Veterinarias LUZ, por haberme ofrecido un lugar activo de
conocimientos.
Al Dr. Fernando Isea, por su compromiso académico de fortalecer la investigación en mi carrera
docente.
Al Profesor Ramón Parra, por compartir sus experiencias científicas a favor de éste trabajo.
A la Universidad Nacional Experimental Sur del Lago, por su apoyo institucional.
A Nancy Jeréz, Omar Araujo-Febres y Jacqueline Trómpiz, docentes de trayectoria impecable
que me enseñaron a ser suave con los gentiles, duro con los duros, y a no subir al tren solo
porque otros entraron.
A Xiulingy Méndez y Diana Ramírez, por ese espíritu reconfortador que cada día animó mis
fuerzas para seguir adelante en la investigación.
A mis compañeros Layneth, Oscar y Pedro, por estar siempre dispuestos a compartir, reír y
aprender, para ser cada día mejores.
A Karen y Edilmer, siempre dispuestos a trabajar con pasión.
A Luis, Alfredo y Xiomara, quienes con sus buenas intenciones y esfuerzo, dieron un apretón de
energía a mi investigación.
vi
ÍNDICE
Pág.
Lista de Tablas……………………………………………………………………………......…viii
Lista de Figuras……………………………………………………………………………...……ix
Resumen…………………………………………………………………………………………...x
Abstract……………………………………………………………………………………………xi
Introducción…………………….……………………………………………...…………………..1
Capítulo
I. El Problema
1.1. Planteamiento del problema…………………….………………………………...4
1.2.Objetivos de la investigación…………………....…………………………….….10
1.2.1. Objetivo general……………………...…………………...………….10
1.2.2. Objetivos específicos………………………………………....………10
1.3.Justificación……………………………………………………………………....10
II. Marco Teórico
2.1. Antecedentes………………………………………………………………...…..13
2.2. Bases teóricas…………………………………………………..……………..…17
2.2.1. Reseña histórica de la piscicultura…………………………………....17
2.2.2. Sistemática y biología de los géneros Colossoma y Piaractus………18
2.2.3. Distribución y hábitat…………………………………..…………….20
2.2.4. Nombres comunes…………………………………………...……….21
2.2.5. Proteínas: funciones y estructura……………….……...……………..22
2.2.6. Principios metabólicos y alimentación………………...……………..24
2.2.7. Crecimiento………………………...…………………………...……26
2.2.8. Nutrición energética………………...……………………..…………27
2.2.9. Nutrición aminoacídica y proteica……………………….……..……29
2.2.10. Requerimientos nutricionales……………………………………...…34
2.2.11. Proteínas y aminoácidos……………………….……………………..35
2.2.12. Carbohidratos y lípidos………………….……………………...……40
2.2.13. Vitaminas……………………..………………………………………41
2.2.14. Minerales….………………………………………………….………44
2.2.15. Relación óptima energía/proteína………………….……………...….46
2.2.16. Alimentos y/o materias primas utilizadas en nutrición piscícola….…48
vii
2.2.17. Principios de formulación y fabricación de alimentos para peces…...53
2.2.18. Parámetros de eficiencia del alimento………………………..………56
III. Marco Metodológico
3.1.Nivel de la investigación………………………………………………………....59
3.2.Tipo y diseño de la investigación……………………………………………..….59
3.3.Diseño experimental………………………………………………………...……59
3.4.Metodología…………………………………………………………………..…..61
3.4.1. Período de aclimatación………………………………………………61
3.4.2. Período experimental………………………………………………....61
3.4.3. Calidad del agua……………………………………………………...62
3.4.4. Dietas y alimentación………………………………………………...62
3.4.5. Composición analítica de las dietas………………………………….64
3.4.6. Parámetros de crecimiento, supervivencia y eficacia proteica……….65
3.5.Técnicas e instrumentos de recolección de datos………………...……………....65
3.5.1. Validez y confiabilidad de los instrumentos de medición…….…...…65
3.5.2. Análisis estadístico…………………………………………………...66
IV. Resultados y discusión
4.1. Composición bromatológica de las dietas experimentales……………………....67
4.2. Crecimiento y supervivencia………………………………………………….....70
4.3.Parámetros asociados al aprovechamiento de alimento……………………….....75
V. Conclusiones y recomendaciones
5.1. Conclusiones………………………………………………………………….….80
5.2. Recomendaciones………………………...………………………………...……82
Referencias…………………………………………………………………..………….………..83
viii
LISTA DE TABLAS
Pág.
Tabla 1. Porcentaje de aminoácidos esenciales requeridos por C. macropomum……………….36
Tabla 2. Alimentación en función del tiempo y biomasa en Cachama………………………….38
Tabla 3. Requerimientos proteicos para alevines de diversas especies piscícolas………………39
Tabla 4. Clasificación de las vitaminas……………………………………………………….…43
Tabla 5. Vitaminas recomendadas en la alimentación de cachamas/Kg de alimento…………....43
Tabla 6. Fuentes, funciones e interacciones de los minerales en los peces……………………...45
Tabla 7. Trazas minerales requeridas por los peces……………………………………………..46
Tabla 8. Aminoácidos esenciales y relación PB/AAE contenidos en materias primas de mayor
uso en piscicultura……………………………………………………………………..51
Tabla 9. Ecuaciones de los indicadores asociados al incremento de peso……………………….57
Tabla 10. Composición porcentual de las dietas experimentales (g/100).....................................67
Tabla 11. Análisis proximal de las dietas experimentales y testigo (en base seca g/100)…….…69
Tabla 12. Carga calórica y relación energía/proteína en las dietas experimentales……………..69
Tabla 13. Promedio y desviación estándar en variables de crecimiento y supervivencia de
alevines del híbrido Cachamay (P. bracgypomus ♀ x C. macropomum ♂)……….….70
Tabla 14. Otros parámetros asociados al crecimiento de alevines Piaractus brachypomus ♀ x
Colossoma macropomum ♂ alimentados con diferentes niveles de proteína
dietaria…………...75
Tabla 15. Indicadores de eficiencia en la utilización de alimento por alevines del híbrido
Cachamay (P. brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂) alimentados con cinco
dietas isocalóricas (2,7 kcal de ED/g)…………….……………………………….…76
ix
LISTA DE FIGURAS
Pág.
Figura 1. Principales vías de producción energética…………………………………………….29
Figura 2. Metabolismo de los aminoácidos en peces……………………………………………30
Figura 3. Puntos en que enzimas endopeptidasas y exopeptidasas hidrolizan proteínas………..32
Figura 4. Interacción pool de aminoácidos-proteínas-tejido-sangre-eritrocito………………….33
Figura 5. Digestión, absorción y excreción de compuestos nitrogenados en los peces………....33
Figura 6. Etapas básicas para la formulación de dietas……………………………………...…..54
Figura 7. Distribución de tratamientos durante el ensayo……………………………………….60
Figura 8. Esquema tecnológico utilizado en la preparación de las dietas…………………….…64
Figura 9. Comportamiento del peso (g) promedio en alevines híbrido P. brachypomus ♀ x C.
macropomum ♂ alimentados con dietas isocalóricas (2,7 kcal de ED/g) al 20, 22, 24,
26 y 28% de proteína cruda durante 63 días en condiciones de cautiverio....................72
Figura 10. Comportamiento de la talla (cm) promedio en alevines híbrido P. brachypomus ♀ x
C. macropomum ♂ alimentados con dietas isocalóricas (2,7 kcal de ED/g) al 20, 22,
24, 26 y 28% de proteína cruda durante 63 días en condiciones de cautiverio……..…72
Figura 11. Comportamiento de la variable peso (g) en función de los grupos configurados y las
dietas experimentales…………………………………………………...……………..74
Figura 12. Comportamiento de la variable talla (cm) durante el ensayo y la agrupación general
de los tratamientos…………………………………….………………………….….74
Figura 13. Comportamiento de la variable consumo de alimento (g) y la agrupación significativa
de tratamientos…………………………………………………………………….....78
Figura 14. Comportamiento de la variable FCA por tratamiento….…………………….....……78
Figura 15. Comportamiento promedio de la variable eficiencia alimenticia en función del
tratamiento experimental………………………..…………………………………...79
Figura 16. Comportamiento promedio de la variable relación de eficiencia proteica (REP) y
configuración grupal de los tratamientos…………………………………………….79
Figura 17. Estación piscícola “Turiba”, Sector Otopum, Estado Barinas, Venezuela………..…99
Figura 18. Alevines Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂………………....99
x
RESUMEN
Uzcátegui-Varela, JP. Evaluación de dietas con diferente contenido proteico sobre el desempeño
productivo de alevines del híbrido Cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma
macropomum ♂) en condiciones de cautiverio. Universidad del Zulia. Facultad de Agronomía.
Maestría en Producción Animal.
Con el propósito de evaluar el efecto de dietas con diferente contenido proteico sobre el
desempeño productivo de alevines Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂ en
condiciones de cautiverio, se formularon dietas isocalóricas (2,7 kcal ED/g) al 20, 22, 24 y 26%
de proteína cruda (PC) comparadas con un balanceado comercial (testigo) al 28% PC como
control de puesta. Para el ensayo, 200 alevines de 16 semanas, con peso húmedo promedio de
14,76±2,51 g y longitud de 8,52±0,02 cm todos provenientes del mismo desove; fueron
distribuidos en acuarios plásticos de 68 L a razón de 10 organismos cada uno durante 63 días
manteniendo en constante monitoreo las variables ambientales. Fue empleado un diseño
completamente aleatorizado, unifactorial de 5 niveles y 4 repeticiones. Las dietas experimentales,
se formularon mediante análisis numérico, utilizando caseína como fuente proteica, harina de
maíz amarillo y subproducto de trigo como fuente energética. Cada materia prima, así como el
alimento terminado, se sometieron a análisis proximal según la metodología sugerida por la
AOAC (1990) y COVENIN. Se evaluó el efecto del nivel proteico sobre el incremento de peso,
talla, tasa de crecimiento específica, factor de conversión alimenticia, eficiencia alimenticia,
supervivencia, índice de eficacia proteica entre otros. Se reportó incremento significativo (Tukey
P<0,05) para peso húmedo total, longitud estándar y consumo de alimento entre tratamientos al
término del ensayo, siendo la dieta al 26% PC la que arrojó los mejores indicadores de
productividad sobre las variables zootécnicas; sin embrago, para la variable factor de conversión
alimenticia (FCA), los tratamientos al 20 y 22% PC, resultaron ser estadísticamente iguales y con
el mayor valor para FCA, por su parte la dieta al 24% PC reportó el efecto promedio; y
finalmente la dieta al 26% de PC y el testigo fueron estadísticamente similares con el menor valor
de FCA.
Palabras clave: acuicultura, alevín, Colossoma macropomum, nutrición piscícola, Piaractus
brachypomus, proteína dietaria.
xi
ABSTRACT
Uzcátegui-Varela, JP. Evaluation of diets with different protein content on the performance of
the hybrid fry Cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂) in captivity.
Universidad del Zulia. Facultad de Agronomía. Maestría en Producción Animal.
In order to evaluate the effect of diets with different protein concentration on the performance of
fry Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂ in captivity, were formulated
isocaloric diets (2.7 kcal ED/g) at 20, 22, 24 and 26% crude protein (CP) compared with
commercial feed (control 28% CP). This, 200 fry 16 weeks, with average wet weight of 14.76 ±
2.51 g and length 8.52 ± 0.02 cm all from the same spawn, were distributed into plastic aquarium
of 68 L, with 10 organisms each, 63 days keeping in constant monitoring environmental
variables. It was used a completely randomized design, unifactorial of 5 levels and 4 reps. The
experimental diets were formulated by numerical analysis, using casein as a protein source,
yellow corn flour and wheat by-product as energy source. Each raw material and finished feed,
were submited to proximate analysis according to the methodology suggested by the AOAC
(1990) and COVENIN. The effect of protein level on weight gain, height, specific growth rate,
feed conversion, feed efficiency, survival, protein efficiency ratio among others. Were analyzed
significant diference (Tukey P <0.05) for total wet weight, standard length and feed intake
between treatments at the end of the study, with the 26% CP diet which gave the best
productivity indicators on zootechnical variables; however, for variable feed conversion (FC),
treatments at 20 and 22% CP, were statistically equal and with the best value for FC, meanwhile
the diet at 24% CP reported the average effect, and finally the diet at 26% CP and the control
were statistically similar with the lower value of FC.
Key words: aquaculture, fry, Colossoma macropomum, fish nutrition, Piaractus brachypomus,
dietary protein.
1
INTRODUCCIÓN
Las investigaciones orientadas hacia las ciencias del agro y del mar, han contribuido
significativamente al desarrollo científico e innovador del campo; su propósito: mejorar la
operatividad de los sistemas de producción agropecuarios desplegados en las zonas rurales de
cada región. Al llevar a cabo trabajos experimentales, el investigador busca demostrarle al
productor, que nuevas estrategias o técnicas de manejo integral, le permitirán obtener alimentos
de alto valor nutritivo, y a su vez, alcanzar la máxima rentabilidad de su inversión (Caravaca et
al., 2003).
La actividad agraria en general, y particularmente la producción animal, consiste en el
abastecimiento y gestión de recursos para obtener una serie de productos destinados directa e
indirectamente al consumo humano, mediante acciones prácticas que involucran un proceso de
transformación biológica que incluye la cría, explotación y mejora de los animales domésticos
(Ruíz y Oregui, 2001).
A pesar del tradicionalismo de explotar ganado bovino, cerdos y aves a nivel mundial; hoy día
existen producciones pecuarias no convencionales, cuyo beneficio comercial no entra en los
típicos circuitos ganaderos, pero que constituyen una opción de mercado emergente con gran
futuro. Desde el año 1990, nuevas tendencias por parte del consumidor de proteína animal, han
marcado un nuevo panorama para la comercialización agropecuaria, entre ellos, la piscicultura,
un sistema pecuario que viene alcanzando el mayor impulso económico sustentable, basado en su
extraordinario potencial como alternativa rentable y garante de seguridad alimentaria (Estévez,
2007).
La piscicultura es una realidad asentada en el mundo pecuario; se ha convertido en una forma
de ganadería especializada, que se desarrolla con rapidez y posee ciertamente un enorme porvenir
en cuanto a rendimiento, especies con alto potencial de cultivo, así como, fácil comercialización
del producto a nivel mundial. Países considerados potencia en acuicultura: China e Indonesia, han
dado espacio económico en su acción agropecuaria a la piscicultura como medio de mayor
importancia para la expansión económica de sus regiones rurales; expertos la consideran como un
“nuevo” sistema pecuario, puesto que las piscifactorías de agua dulce o marina llevan a la
2
práctica, métodos y técnicas similares a la cría de cualquier especie animal de interés zootécnico
(Sanz, 2001).
Hoy día, las poblaciones ictícolas, se caracterizan por la estabilización o incluso descenso en
las capturas registradas mediante la pesca tradicional, así como por el crecimiento demográfico
antrópico y su consecuente alza en la demanda de alimentos. En función de éstas razones, existe
el desafió latente de revisar las potencialidades reales del sector acuícola, considerando, que un
cuarto del total de la proteína animal consumida por el hombre es de origen acuático (Sanz,
2001).
Entre los animales vertebrados, los peces representan uno de los grupos más numerosos y
diversos, con interesantes ajustes morfológicos, fisiológicos y etológicos, que les permite
fácilmente adaptarse a hábitats variados de todo el mundo (Moyle y Cech, 2000). Son muchas la
formas de adaptación que asumen los peces con naturalidad, entre las más relevantes se
encuentran: a) estrategias de alimentación y su respuesta al estrés; b) el uso de atributos propios
como forma y color del cuerpo; y c) tipo de dieta, método y requerimientos ambientales para
maximizar su expresión biológica productiva (Hughes, 1980).
Existen muchas especies de peces útiles para el hombre, se estima que más de 300 especies
son cultivadas para consumo humano, entre ellas destaca: trucha (Salmo trutta), salmón (Salmo
salar), carpa (Cyprinus carpio), lenguado (Solea vulgaris), rodaballo (Psetta máxima), lubina
(Dicentrarchus labrax), dorada (Sparus aurata), tilapia (Oreochormis spp.), cachama
(Colossoma macropomum), entre otros; pero solo algunas son lo suficientemente conocidas, y la
tecnología de cultivo se encuentra lo suficientemente desarrollada (Padilla y Cuesta, 2003;
Morillo et al., 2013).
En Venezuela, fácilmente las condiciones ambientales favorecen la explotación comercial y
sustentable de peces continentales como Colossoma macropomum, Piaractus brachypomus y sus
híbridos: un producto pesquero comercializable en diferentes presentaciones y con alto valor
nutritivo (Velazco, 2005). Aún la industria piscícola nacional no concreta estrategias zootécnicas
que estandaricen el correcto funcionamiento del sistema de producción, entre ellos se encuentra,
la desinformación generalizada con respecto a alimentos balanceados y nutrición de peces.
3
Los estudios sobre alimentación piscícola, desde sus inicios, se han basado en la
administración de piensos con diferentes niveles incorporados de macro y micronutrientes,
presencia de saborizantes o bien el tipo de granulo (pellets) y su efecto sobre las variables de
crecimiento. Estos estudios continúan siendo necesarios en la actualidad, como herramienta
técnico-científico para la alimentación experimental en acuicultura, cuyos inicios datan de 1960,
con el objeto de abordar efectivamente, problemas de complicada resolución con el manejo
zootécnico habitual.
La práctica de alimentación de los peces en cautiverio comercial, representa un elemento clave
para el éxito o fracaso de una granja piscícola. Por una parte, el balanceado es el factor
económico de mayor impacto en los costos de producción para el piscicultor, no solo por el
elevado valor que representa el pienso, sino también, las actuales complicaciones de acceso al
mismo, sin obviar el hecho que los requerimientos nutricionales específicos de una especie
resulta extremadamente complejos, considerando que la mayoría de especies, son alimentadas a
base de dietas purificadas debidamente formuladas en función de requerimientos estándares ya
tabulados, dejando a un lado por ejemplo, peces continentales de los que muy poco se conocen
sus necesidades nutricionales (Piaget et al., 2011; Morillo et al., 2013). Por otra parte, los peces
que se crían o cultivan, generalmente son considerados omnívoros, debido a que “consumen lo
que encuentran”, sin que en muchos casos exista una marcada clasificación entre carnívoros y
herbívoros. Además, en un considerable número de casos, no se conocen con exactitud los
requerimientos nutricionales, lo cual hace necesario prestar atención a la dieta, debido a que, las
exigencias de una especie, pueden variar por distintas razones, incluyendo la zona en la que se
encuentre (Padilla y Cuesta, 2003).
La evidente expansión y mejora de la industria piscícola, exige permanentes avances
enfocados a la formulación de dietas balanceadas de alta eficiencia, bajo un control de la relación
energía/proteína ideal, para lograr el máximo crecimiento y menor mortalidad posible entre el
lote. La proteína constituye, el nutriente más importante que afecta la productividad del pez, pero
a su vez, representa el ingrediente más costoso en la formulación. Finalmente, no está de más,
tener en cuenta, que la tasa de crecimiento, la reducción del impacto medioambiental y el
bienestar animal son en buena medida dependientes del tipo de alimento empleado y de cómo
éste se suministre a los peces (Vásquez-Torres et al., 2002; Padilla y Cuesta, 2003; Morillo et al.,
2013).
4
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
1.1.Planteamiento del problema
En las últimas décadas, la acuicultura se perfila como la esperanza real del mundo en la
búsqueda de calidad proteica a bajos precios para satisfacer la demanda alimentaria de las
personas; tomando en cuenta, que la producción mundial de pesca y acuicultura proporcionó
aproximadamente 110 millones de toneladas de pescado para consumo humano en 2006,
traducida en un suministro per cápita de 16,7 kg (equivalente en peso vivo), cifra que se
encuentra entre las más elevadas registradas hasta el momento (FAO, 2009). A partir de dicha
tendencia, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO,
2010a) señala que el año 2008, la pesca de captura y la acuicultura proveyeron 115 millones de
toneladas, para obtener un consumo per cápita de 17 Kg. lo que se traduce en un aumento
considerable de la demanda mundial de pescado.
La producción animal acuática, ha sido tipificada como un sistema zootécnico-económico
alternativo de desarrollo alimentario para el aprovechamiento del potencial endógeno en muchos
países de América, por lo que la creciente demanda proteica de origen animal en el mercado,
expone una evidente importancia socioeconómica para los planes agroalimentarios del
continente, justificando así, la aplicación de prácticas científicas capaces de optimizar el sistema
de producción piscícola (Ruiz-Bravo y Ruiz-Molina, 1997).
Uno de los componentes de dicho sistema, es la alimentación: el desafío latente de
sustentabilidad que vive la piscicultura moderna; pues las fuentes nutricionales son diversas y
muchas de fácil acceso al productor, sin embargo, la dieta en constantes oportunidades no está
formulada correctamente para satisfacer la necesidad real del organismo, por lo que es importante
considerar la utilización de proteínas vegetales y derivados de proteína animal, que logren una
menor excreción de nutrientes en los estanques, en función de causar el mínimo riesgo para la
salud humana (Altierí, 1999).
La producción de peces, es el sector pecuario con el más rápido crecimiento económico
durante los últimos años, apoyado con crustáceos, moluscos y otras especies comerciales propias
de la acuicultura; siendo por primera vez capaz de cubrir casi el 50% de todo el pescado
5
consumido en el mundo. Para los años 2004-2006 la tasa anual de crecimiento fue 6,1% en
volumen y 11% en valor; por ello, los especialistas en la materia, indican que la introducción de
especies con alto potencial productivo en los nuevos sistemas acuícolas, representan un potencial
biológico para enfrentar los retos que en la actualidad propone el mercado mundial, reduciendo la
presión que la pesca tradicional ha provocado en los ambientes naturales (Fabré et al., 2000;
Petrete et al., 2004 FAO, 2009).
Para la FAO (2011a), los productos acuícolas crecerán vertiginosamente en la dinámica
económica del mundo, estimando alcanzar hasta 83 millones de toneladas en el año 2030, lo cual
convertiría a la acuicultura en el principal sistema de producción animal abastecedor de pescado
para la humanidad (Brugère y Ridler, 2005).
En este sentido, la piscicultura es una biotécnica de producción pecuaria dedicada a la
explotación comercial de peces bajo el uso de métodos sincronizados, que controlan el
mejoramiento genético, nutrición, alimentación, reproducción, incubación y sanidad de los peces
(Ruiz-Bravo y Ruiz-Molina, 1997). Desde el punto de vista económico, ha mostrado un
crecimiento significativo en el consumo nacional e internacional, de hecho, en los últimos 20
años, la producción mundial de tilapia (Oreochromis spp.), trucha arcoíris (Oncorhynchus
mykiss) y cachama (Colossoma spp.) han crecido a tasas porcentuales del 12%, 6% y 29%
respectivamente; ésta tendencia se ha mantenido en el tiempo, sin embrago, el comportamiento
ha sido variable, desde el año 2000, donde la producción se incrementó considerablemente,
alcanzando un pico significativo en 2004; también se reportaron caídas importantes en 2006 y
2007, a partir de estos años la producción ha iniciado un crecimiento económico importante con
respecto a la producción nacional (FAO, 2011a, 2003a, 2003b).
Las alzas productivas que reporta normalmente el mercado de pescado, se deben a que éste,
representa uno de los alimentos más completos en la alimentación humana, considerando que una
ración promedio de 100 gramos cubre más del 50% de la ingesta diaria de proteínas de elevado
valor biológico recomendada por la FAO (Fennema, 1985). Una afirmación más actual afirma,
que los reportes económicos han mostrado un significativo desarrollo de la producción acuícola
en los últimos 15 años, debido a la creciente demanda del producto en las plazas agroalimentarias
del mundo (Cobo et al., 2000).
6
Si bien, el crecimiento alentador de la explotación acuícola a nivel mundial parte de sistemas
semi-intensivos e intensivos, se requerirán entonces cantidades considerables de insumos y
balanceados de calidad que mejoren los valores referenciales de cada coeficiente técnico
registrados en acuicultura desde hace 20 años (Tacón, 1989).
Actualmente en Venezuela, la explotación comercial de peces, representa una riqueza íctica de
importancia para la producción pecuaria nacional, que no ha sido lo suficientemente difundida
entre productores y zonas con alto potencial biológico para su beneficio, lo cual indica, un
desconocimiento de la fisiología básica de las diversas especies, así como su alimentación,
crecimiento y reproducción. Éstos indicadores resultan claves para el óptimo manejo de
programas piscícolas, lo cual, ha obligado el uso de herramientas tecnológicas de eficiencia
sistémica y nutricional que garanticen productividad en la granja piscícola (Pullela, 1997;
Hernández et al., 2010a).
La Región Zuliana en particular, presenta una situación geográfica ventajosa en lo referente a
la disponibilidad y aprovechamiento de los recursos pesqueros en Venezuela, siendo el Sur del
Lago de Maracaibo la zona que ofrece gran variedad de peces de interés agroindustrial, donde la
cachama y sus híbridos (cachamoto y cachamay), lo cuales representan productos de alta
demanda en la geografía Regional y Nacional (OEA, 1975; FAO, 2005).
Como toda actividad pecuaria integral, la piscicultura requiere controlar una serie de variables
que forman parte de la dinámica productiva del cultivo, en este aspecto, uno de los parámetros
más importantes a considerar es la nutrición de los peces. La nutrición piscícola, es una de las
áreas que actualmente requiere conclusiones científicas de amplio alcance para los productores en
función de un análisis técnico-productivo profundo que mejore el rendimiento del sistema. Todo
cronograma de alimentación, así como los piensos utilizados en las raciones de los peces, son el
principal soporte de cualquier cultivo acuícola; aunado a esto, se suma el conocimiento preciso de
nutrientes requeridos por los peces, ya que constituye uno de los primeros pasos para elaborar y
formular dietas comerciales que garanticen la mayor cantidad de beneficios a los productores
(Yudy et al., 2004).
A pesar de las características zootécnicas favorables para Colossoma macropomum y
Piaractus brachypomus, en los últimos años, los trabajos científicos en peces continentales no se
7
desarrollan con regularidad, especialmente con las especies nativas de Suramérica, éstos
especímenes, originarios de las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas, son poco estudiados
con respecto a sus requerimientos nutricionales, aspectos sanitarios, mejoramiento genético e
incluso manejo integral del cultivo, dejando cabida a un sinfín de interrogantes por descifrar
(Hernández et al., 2001).
Entre las grandes incógnitas de la piscicultura, se encuentra la determinación más precisa de
exigencias nutricionales, debido a que, las necesidades de nutrientes en los peces deben ser
tomadas en detalle durante cada etapa del desarrollo: desde larva hasta adulto/reproductor (Daza
et al., 2005). Cada necesidad del pez según su estadío es ampliamente reconocida y expone
valores aproximados a la demanda nutricional real, pero debe ser estudiada con más detalle (Lall,
1991). Como toda especie, el híbrido Cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma
macropomum ♂) requiere una dieta que cubra sus exigencias nutricionales, especialmente de
proteína y energía (Escobar et al., 2006; Gutiérrez et al., 2010).
La alimentación de especies en cautiverio, resulta uno de los puntos más críticos en el
programa de producción piscícola nacional, principalmente por los costos que ello genera, debido
a que, diariamente es necesario despachar alimento en los estanques para garantizar un óptimo
crecimiento en la población de peces; es por ello, que resulta indispensable, contar con un
balance económico entre el máximo crecimiento de los ejemplares bajo un manejo eficaz de la
alimentación y los ingresos percibidos (Pizarro, 2003).
En este sentido, la proteína es uno de los nutrientes más importantes que afectan el
rendimiento piscícola, específicamente crecimiento y desarrollo, pero a su vez representa uno de
los componentes más costosos en los alimentos balanceados utilizados en la alimentación de
estos animales; resulta de gran importancia determinar la concentración mínima u óptima
de los nutrientes necesarios para su crecimiento, antes de suministrar dietas estándares que
generalmente aportan de más o sencillamente no cubren la exigencia del nutriente en los peces
(Urquía, 1993; Do Carmo e Sá y Machado, 2002). Por ello, es necesario formular alimentos
precisos que cubran sus requerimientos, teniendo en cuenta la permanencia del pienso en el agua,
sin que sean modificadas sus características físico-químicas (Von Stillfried, 2000).
8
La formulación correcta parte de la exigencia proteica de cada especie, la cual varía según la
edad, hábitat y parámetros físico-químicos característicos del pez (García-Badell, 1985). Si la
dieta formulada es deficiente en energía, toda la proteína presente en cada ración, será consumida
a través de rutas metabólicas con fines energéticos, más que para la síntesis de proteína (ganancia
de músculo,) teniendo presente que los animales cubren en primer lugar sus necesidades
energéticas; pero si la dieta contiene un exceso de energía, el animal puede satisfacer su apetito,
antes de ingerir una cantidad suficiente de proteína, para cubrir las necesidades que se derivan de
las tasas máximas de síntesis proteica y crecimiento (Cho, 1987).
Las exigencias de energía digestible para crecimiento y para mantenimiento son menores en
los peces, con más baja relación de energía/proteína. Estas diferencias están relacionadas con
menores gastos energéticos en la locomoción, en el incremento calórico, en la excreción de los
productos nitrogenados y en el mantenimiento de la temperatura corporal (Vásquez, 2004).
Los niveles requeridos de proteína bruta en los peces varía según la dinámica sistémica de
diversos factores a considerar, que pueden alterar los requerimientos como: el estado fisiológico
de los animales, temperatura, salinidad, interacción con otros nutrientes, procesos tecnológicos de
preparación de dietas, condiciones del cultivo y tasa de crecimiento (Elangovan y Shim, 1997).
Cuando hay desequilibrio, entre la proporción de proteína y las demás fuentes de energía,
hidratos de carbono y lípidos, ésta es metabolizada para producir energía en detrimento de su
deposición en los tejidos (Samantaray y Mohanty, 1997). Por lo tanto, la proteína dietaría y los
niveles de energía deben estar en balance para optimizar los rendimientos de la producción
piscícola (Gutiérrez et al., 2010).
Actualmente, los costos del concentrado comercial que normalmente se suministra en la
piscicultura, son relativamente altos, haciendo necesario que el productor busque nuevas
alternativas y suplementos en la alimentación utilizando otras materias primas, que proporcionen
altos niveles de proteína asimilables y sobre la base de un costo relativamente favorable (Cobo et
al., 2000). Sin embargo, es necesario determinar los requerimientos nutricionales de la especie
para formular dietas o raciones apropiadas a cada estado de desarrollo tratando de utilizar
materiales que cubran los requerimientos pero que al mismo tiempo sean de bajo costo (Urquía,
1993).
9
Éstas consideraciones son importantes debido a que el principal problema identificado en la
alimentación y nutrición de Colossoma sp. y Piaractus sp., es el desconocimiento de los
requerimientos nutricionales en las diferentes fases de desarrollo: larva/ post-larva/ alevín/
engorde y reproductor (Urquía, 1993). En los últimos años, se ha tratado de introducir
alternativas de alimentación que se ajusten a las necesidades de la población, y al mismo tiempo
mantener en equilibrio el ecosistema; bajo estas condiciones, la cachama blanca (Piaractus
brachypomus) ha sido considerada como una especie promisoria en la piscicultura y que
actualmente está siendo manejada con fines comerciales para el mercado de alimentos (Gallo et
al., 2007). Este escenario económico-alimentario, ha obligado a la necesidad de crear estrategias
de manejo para muchas especies nativas, entre ellos Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma
macropomum ♂, que ha reportado diversas ventajas para su cría en ambientes artificiales,
representando una fuente importante de proteína animal (Luna, 1987).
El hibrido de cachama en estudio, ha sido el recomendado por expertos en la búsqueda de
soluciones para la alimentación de peces continentales, debido a su alta resistencia a
enfermedades y crecimiento acelerado en cautiverio, obteniendo una ganancia de 1,0-1,2 Kg en 8
meses; de igual forma, otras características favorables para su producción son: resistencia a la
manipulación, poca exigencia sobre la calidad del agua, alimentación omnívora y aceptación de
dietas elaboradas, haciéndolo un sistema pecuario accesible a gran parte de los sectores
económicos del país (Hurtado, 1988; González y Heredia, 1998).
Dadas éstas características, la producción de alevines sanos, representa la pieza clave en el
desarrollo de la piscicultura como una bioindustria, así como también para la preservación de las
especies, que requieren proteína dietaria ideal a favor de su comercialización (Senhorini y
Landines, 2005).
Para fortalecer la plataforma de producción acuícola nacional, es necesario desarrollar
técnicas, métodos y alternativas originadas de investigaciones experimentales como apoyo en la
optimización del proceso productivo en las especies comerciales más comunes de la zona Sur del
Lago de Maracaibo.
10
1.2.Objetivos de la Investigación
1.2.1. Objetivo general
Evaluar dietas con diferente contenido proteico sobre el desempeño productivo de alevines del
híbrido Cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂) en condiciones de
cautiverio.
1.2.2. Objetivos específicos
a. Formular dietas isocalóricas (2,7 kcal de ED/g.) al 20, 22, 24 y 26% de proteína dietaria
para la alimentación de alevines del híbrido cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x
Colossoma macropomum ♂).
b. Verificar a través de técnicas analíticas y teóricas el contenido proteico y energético en las
dietas experimentales objeto de estudio.
c. Evaluar el desempeño productivo de los alevines del híbrido Piaractus brachypomus ♀ x
Colossoma macropomum ♂ a partir de variables respuesta asociadas al crecimiento.
d. Determinar el valor proteico experimental de mayor impacto productivo en el híbrido
cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂).
1.3. Justificación
El crecimiento de la acuicultura en el mundo, según su economía y zonificación; ha originado
la expansión de áreas cultivadas, granjas de cultivo con mayor tamaño, alta densidad de animales
por metro cúbico, y la utilización de recursos alimenticios a menudo producidos fuera del área
inmediata.
A nivel mundial, la acuicultura ha aumentado su impacto social y económico a través de la
producción de alimentos, la contribución a los medios de subsistencia y obtención de importantes
ingresos. Sin embargo, erradas prácticas administrativas de manejo, han afectado directamente la
operatividad económica y productiva del sistema, lo cual, ha obligado a mejorar las condiciones
de nutrición, alimentación e higiene de las piscifactorías, por ser los elementos determinantes en
la dinámica efectiva de un sistema pecuario acuático (FAO, 2011b).
En función de ello, en este apartado nos atañe el punto de nutrición y alimentación piscícola;
los nutricionistas pecuarios contemporáneos, a través de sus publicaciones, reportan datos
originados a partir de observaciones efectuadas por criadores desde hace varios siglos y, más
recientemente, el resultado de avances científicos y tecnológicos hechos por investigadores de
11
otras ciencias asociadas a la producción de peces. Los expertos en nutrición, también han
suministrado información, sobre todo lo relacionado con ciertos aspectos cuantitativos de
aplicabilidad a saber: a) la capacidad de determinar las necesidades alimentarias de las diferentes
especies según su estado fisiológico; b) puntualizar los síntomas de deficiencia; y c) la
acumulación de conocimientos acerca del metabolismo de los nutrientes; son el resultado de
innumerables experimentos efectuados a nivel global, principalmente en animales domésticos
para mejorar en alto grado el aprovechamiento metabólico del pienso suministrado (Pond et al.,
2002).
En Venezuela, existen amplias ventajas para la producción piscícola, debido al interés de
mercado pesquero que en los últimos años se ha visto en el país caribeño, gracias a la aplicación
de tecnología que algunos productores desarrollan según sus posibilidades, de ésta manera se
ofrece un producto de agradable sabor y gran valor nutritivo, abriendo la posibilidad de desplazar
algunas especies que aunque más comerciales no están adaptadas a las condiciones y realidades
del país (Velazco, 2005). Esta actividad presenta algunas ventajas frente a otras del área
agropecuaria tradicional, que le ha permitido en los últimos veinte años, una gran acogida en el
sector pesquero (Salazar, 2001).
Dada la importancia comercial que la explotación de peces ha generado, así como el impacto
zootécnico que tiene la alimentación en piscicultura, la nutrición de peces, es hoy, una
especialidad de alto nivel, debido a su avance vertiginoso en la investigación pecuaria. En vista
de ser animales de gran variabilidad, el cultivo eficiente de peces, difícilmente responde a
patrones genéricos y estrictos de alimentación, pues cada especie tiene sus hábitos de vida. Son
muchas las interrogantes pendientes por descifrar, en cuya solución se haya la respuesta para
producir más y mejor pescado para el consumidor final (Larraín, 1993).
La literatura especializada en peces, hace fuerte hincapié en el ítem más importante dentro de
los costos de producción: la alimentación, como eslabón crucial e indicativo de eficiencia para el
piscicultor. La dificultad actual para alimentar peces, radica no solo en lo complicado que resulta
la importación de materias primas en algunos países tercermundistas, sino también, la calidad
biológica de las mismas, y aún peor, el desconocimiento de los requerimientos reales de cada
especie, lo cual ha dificultado considerablemente hacer de toda granja piscícola, un sistema
biológicamente eficiente (Larraín, 1993; Wadsworth, 1997; FAO, 2011b).
12
A pesar del tiempo transcurrido, Saint-Paul (1985), afirmaba que el alimento era el factor de
mayor incidencia en la producción animal, planteamiento éste que bien aplica en piscicultura,
sobre todo cuando se trabaja a nivel intensivo; y es por esta razón que constantemente se está a la
búsqueda de alternativas que permitan la utilización de nuevas fuentes de alimentos, más baratas,
pero sin menoscabo de la eficiencia sobre el crecimiento, traducido como el incremento
progresivo de los tejidos estructurales como músculo y también de los órganos caracterizado
primariamente por un aumento de la proteína (Watanabe et al., 1988).
Los ingredientes que se seleccionen para formular una dieta, deben aportar niveles adecuados
de proteínas, lípidos, carbohidratos, minerales y vitaminas, a fin de garantizar una mayor
sobrevivencia y productividad de larvas, post-larvas y/o alevines de las especies sometidas a
cultivo (González, 2001b).
En especies continentales, como cachama negra (Colossoma macropomum) y cachama blanca
(Piaractus brachypomus), se requiere una dieta que cubra sus requerimientos nutricionales,
especialmente una justa relación proteína/energía, tal cual lo demanda su especie, al igual ocurre
con sus híbridos, los cuales, han evidenciado rendimientos y resistencia favorable en diferentes
biomas, reportando elevadas producciones en un corto período de tiempo y empleando alimento
de bajo contenido proteico (Gutiérrez et al., 2010, Figueroa, 1999). Sin embargo, todavía no se
han establecido con precisión, los requerimientos nutricionales ni el óptimo proteico; aun cuando
se ha recalcado que es un punto crítico para la crianza de esta especie en cautiverio (Silva, 2010).
Tomando en cuenta estas premisas, el presente trabajo de investigación se orienta hacia una
evaluación del efecto que tienen diferentes niveles de proteína dietaria sobre variables del
crecimiento en alevines del híbrido cachamay (P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂) en
condiciones controladas de cautiverio, para determinar el tratamiento que se aproxima de mejor
manera a la exigencia proteica de la especie en cuestión, que hasta la fecha no ha sido reportada.
Una aproximación real del porcentaje proteico que demanda el híbrido cachamay, permitirá guiar
con efectividad la formulación de dietas mejor balanceadas, que se traducirían en mayor
rendimiento de pescado.
13
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
2.1. Antecedentes
El avance científico en las diferentes ramas de la biología, ha permitido el desarrollo de
técnicas y/o procedimientos prácticos que favorecen la explotación comercial de peces; éstas
estrategias, han orientado las investigaciones acuícolas desde hace muchos años, hacia la
resolución de problemas técnicos referentes a alimentación, nutrición, reproducción y
sostenibilidad.
Países amazónicos como Brasil, Colombia, Venezuela y Perú, tienen por su condición
geográfica, clima y diversidad biológica, excelentes ejemplares de peces nativos, cuyo cultivo ha
logrado un considerable desarrollo tecnológico para la piscicultura tropical, donde destaca
Colossoma macropomum y Piaractus brachypomus (FAO, 2010b).
Martínez y Salaya (1984) afirman que para los años comprendidos entre 1974 y 1977, en
Venezuela, el proyecto denominado “Investigación y Desarrollo de la Pesca y la Piscicultura
Continental” permitió el inicio de la investigación piscícola de aguas cálidas en el país,
introduciendo especies de interés zootécnico como la cachama (Colossoma spp.), la palometa
(Mylossoma duriventris), y el coporo (Prochilodus spp.), dando curso a los primeros trabajos
científicos de peces en el país.
Los primeros ensayos con alevines confinados y alimentados con una dieta no convencional
granulada (30% de proteína vegetal), reportaron un valor para conversión alimenticia de 2,3; lo
cual indica, la aceptabilidad de dietas artificiales, considerando que la fase de “alevín” en
cachama es clave para su desempeño en las fases de engorde, puesto que en esta etapa los
requerimientos nutricionales son mayores (Bello et al., 1989).
Por su parte, la cachama (Colossoma sp.), ha sido categorizada como el pez comercial más
relevante en la acuicultura continental del país, por su potencialidad productiva en el mercado
pecuario y alimentario; el éxito de su cultivo se calcula en función del rendimiento y precocidad
de los ejemplares bajo las condiciones típicas de cautiverio; dicho éxito, varía según la cantidad y
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calidad de alimento suministrado, así como el manejo del agua en la laguna o estanque que es
utilizado para su cría (Alvarado y Sánchez, 2004; Centeno et al., 2004).
Silva-Acuña y Guevara (2002) recopilaron algunos trabajos publicados del área piscícola,
concluyendo que “En Venezuela y en el resto de América Latina, se han ensayado diferentes
densidades y tipos de alimentos para el engorde de cachama y sus híbridos; sin embargo, la
información sobre los rendimientos obtenidos está dispersa y escasamente registrada”; en el
trascurso de los años, la mayoría de investigaciones basadas en el estudio o análisis en dietas para
el cultivo de peces amazónicos, han tenido como propósito, determinar con precisión los
requerimientos nutricionales más importantes; sin embargo, la literatura especializada en el tema
es escasa (Gutiérrez et al., 2009).
La mayoría de estudios en el área de nutrición acuícola tropical, se han basado en calidad de
los alimentos y no en los requerimientos del pez, tal y como lo señalan Saint-Paul y Werder, 1977
y Luna, 1987, en sus publicaciones Aspectos Generales sobre la piscicultura en Amazonas y
resultados preliminares de experimentos de alimentación con raciones peletizadas con diferentes
composiciones, y el efecto del contenido proteico y energético en alimentación artificial, sobre el
crecimiento en Colossoma macropomum respectivamente, dejando claro, la necesidad de
profundizar las investigaciones del área piscícola hacia las exigencias nutricionales. Trabajos
sobre la sustitución de materias primas alternativas en las raciones dietarias de peces tropicales,
también han sido estudiadas con anterioridad con resultados prometedores (Peters et al., 2004;
Méndez y Contreras, 2009).
Desde siempre, la exigencia proteica para ajustar las dietas que corresponde a los peces de
interés para la acuicultura, ha sido determinada a partir de diversas experiencias analíticas, cuyo
diseño experimental integra al menos dos indicadores o variables que permitan lograr
aproximaciones de mayor exactitud en la determinación del nivel óptimo de proteína, lo cual
sugiere, tomar en cuenta para la discusión, la talla y peso, como variables directamente
relacionadas a la eficiencia de la dieta probada (Shearer, 2000; Robbins et al., 2006). Es por ello,
que Borges (1979) afirmó que determinar el crecimiento de los peces es clave para evaluar el
aprovechamiento real del alimento suministrado por parte de los peces.
15
La exigencia mínima proteica para el óptimo crecimiento en peces, fue estudiado por primera
vez con el salmón “Chinook” (Oncorhynchus tshawytscha) a cargo de los investigadores De
Long et al., (1958); dicho ensayo, fue repetido en varias oportunidades utilizando diversas
especies acuícolas, determinando los niveles ideales de proteína dietaria cuantificados en un
amplio rango de 20% a 60%, sujeto a la biología del pez (Gutiérrez et al., 1996b).
Bajo estas premisas, investigadores como Macedo (1979) y Carneiro (1984) a través de sus
trabajos titulados: “Necesidades proteica en la nutrición de Tambaquí (Colossoma
macropomum)” y “Digestibilidad proteica en dietas isocalóricas para Tambaquí (Colossoma
macropomum)” respectivamente, hacen una primera sugerencia para la especie C. macropum,
recomendando un 23% de proteína cruda y 2700 kcal/Kg de ED en la dieta de dicho pez, sin
acotar datos de interés para los posibles híbridos con P. brachypomus.
Resulta difícil hallar trabajos de investigación orientados hacia la utilización de proteína
dietaría en Colossoma macropomum bajo condiciones ambientales controladas, lo cual ha
limitado la discusión de revisiones técnicas, debido a la escasez y variabilidad de los resultados
disponibles (Castagnolli y Zuim, 1985) sin embargo, la mayoría de referencias que normalmente
son utilizadas, corresponde a ensayos realizados en otros peces (Gutiérrez et al., 2010).
Salmónidos, bagres y carpas son las especies piscícolas comerciales que con mayor frecuencia
son utilizados en los estudios de nutrición acuícola, éstos estudios, han demostrado que los
requerimientos de proteína son afectados por la cantidad y calidad de la energía dietaría
(Tiemeier et al., 1965; Pike y Brown 1967; Page y Andrews, 1973).
Por otra parte, en experimentos donde fueron utilizadas varias dietas con 30% de proteína, los
resultados indicaron, que la mejor tasa de crecimiento en gamitana (Colossoma macropomum)
fue alcanzada cuando la proporción de proteína vegetal fue más grande (Werder y Saint-Paul
1978). En Brasil se han reportado óptimos resultados en alcanzar la talla comercial de Colossoma
sp. en menor tiempo, utilizando alimento concentrado para pollos al 15 y 17% de proteína, así
como suplementos dietarios formulados con torta de palma babassú (Orbignya martiana)
(Lowshin, 1980; Da Silva et al., 1984). Otros alimentos balanceados de alcance comercial fueron
utilizados para alimentar peces continentales, tal es el caso de concentrados para cerdos y carpas,
los cuales, al ser utilizados favorecieron la tasa de crecimiento (CEPTA, 1987).
16
En otro ensayo, Saint-Paul (1985) decidió comparar partiendo de sus antecedentes científicos,
dos niveles de proteína (27,5 y 42,1% de la dieta), encontrando el mayor rendimiento en el grupo
de peces alimentados con la dieta de mayor contenido protéico; mientras que Colossoma mitrei,
creció adecuadamente con 25% de proteína y 2600 kcal ED/kg, con diversas proporciones de
proteína animal y vegetal (CEPTA, 1987).
En vista de ello, y considerando la importancia que resulta investigar sobre alternativas y
ajustes prácticos en la alimentación efectiva de los peces, Padilla (2000) evalúo el efecto del
contenido proteico y energético de dietas en el crecimiento de alevinos de gamitana, reportando
mayor eficiencia en los indicadores productivos (ganancia de peso, biomasa y conversión
alimenticia aparente), al utilizar dietas al 24,69% de proteína y 353,78 Kcal/g de energía bruta.
En el caso del trabajo presentado por Silva-Acuña y Guevara (2002) el crecimiento en talla y
peso de los híbridos de cachama (Colossoma macropomum) x morocoto (Piaractus
brachypomus) cultivados en lagunas de tierra, fueron similares al utilizar alimento comercial al
28 o 24% de proteína.
Wicki et al., (2004) evaluaron el efecto del ensilado ácido, harinas de soja y pluma en
diferentes formulaciones de dietas durante la primera fase de engorde de pacú
(Piaractus mesopotamicus); compararon dietas con bajo contenido de harina de pescado (HP),
frente a otras dietas sin dicha materia prima. Se registraron pesos promedios finales entre 570 y
670 g, indicando que los peces alimentados con ensilaje presentaron menor peso, a diferencia de
los tratados con las dietas de harina de pluma. Sin embargo, la dieta control (alimento comercial)
resultó ser la mejor alternativa para la conversión alimenticia.
Por otra parte, Bautista et al., (2005) sometieron los alevines a un plan de alimentación con
raciones compuestas de dos tipos de pulpa ecológica de café ensilada, sugiriéndola como
alternativa viable en la elaboración de dietas hasta un 18% de inclusión durante la etapa de
alevín, considerando un 26% de PC (isoprotéicas) en la dieta, sin especificar la necesidad
proteica real del híbrido.
17
2.2. Bases teóricas
2.2.1. Reseña histórica de la piscicultura
En sus inicios, los humanos crearon asentamientos en lugares particulares y comenzaron a
domesticar diferentes animales presentes alrededor de ellos para el aprovechamiento de sus
comunidades; los peces, y otros organismos acuáticos, siempre han sido un aliciente para la
domesticación tan pronto como fuese posible; cabe señalar, que la mayoría de reportes
bibliográficos sobre acuicultura, parten de antiguas épocas en Asia, el antiguo Egipto y Europa
Central, donde la piscicultura inició sus primeros aportes comerciales para el desarrollo de zonas
rurales (Salazar, 2001; Belmar, 2004).
Hasta los momentos, no existe una fecha exacta del inicio de la piscicultura como sistema
pecuario comercial, pero existe una data desde hace 4.000 años en China con los cultivos de la
carpa; luego en la Edad Media, la cría en cautiverio de trucha y carpa que se dirigía en
monasterios y abadías europeas, fortalecieron ésta actividad. Fue en Francia por el siglo XIV
cuando se logró la primera fecundación artificial de huevos de trucha, caracterizado como un
ensayo exitoso para el desarrollo de la piscicultura contemporánea, permitiendo aplicar diversos
criterios para la selección genética en los acuarios controlados; la misma se convirtió en el
fundamento práctico para la cría racional de los animales domésticos (Pérez, 1982; Sanz, 2001).
La actividad piscícola en Venezuela se inició en el año 1937 con la importación de huevos
embrionados de la trucha arco iris (Oncorhynhus mykiis) llevados hasta la Estación Truchícola
“La Mucuy” en el estado Mérida, de igual manera, la trucha de arroyo (Salmo trutta), también fue
introducida, sin embargo, no resultó viable su producción en los Andes venezolanos por
problemas de adaptación. No fue sino hasta 1941, cuando se da inicio a la producción de alevines
de trucha arco iris a partir de reproductores criados en el estado Mérida (Castillo, 2005).
Los primeros trabajos con especies nativas, fueron desarrollados entre los años 1974-1977 en
la Estación de Piscicultura “Guanapito” estado Guárico, donde la reproducción artificial, así
como la producción masiva de alevines de cachama (Colossoma macropomum), morocoto
(Piaractus brachypomus) y coporo (Prochilodus mariae), fueron el punto de partida para los
estudios piscícolas del país (Castillo, 2005).
18
En las últimas dos décadas, se han diseñado métodos y técnicas de amplio alcance para el
desarrollo de la acuicultura en general, lo cual, ha impulsado el crecimiento económico en
muchos países costeros, convirtiéndola en una importante industria alimentaria (Cardenete,
1997).
2.2.2. Sistemática y biología de los géneros Colossoma y Piaractus
La codificación genética representa un elemento clave para definir con precisión la escala
taxonómica de las diversas especies durante el proceso de caracterización y evaluación de su
relación; en los peces, el orden de los Characiformes, presentan variaciones morfológicas en la
forma del cuerpo, estructura de la mandíbula, número y disposición de los dientes e incluso en la
anatomía interna (Hillis et al., 1996; Vari, 1998). La familia Characidae está conformada por una
amplia variedad de peces nativos propios de Centro y Suramérica, con bondades productivas que
deben ser preservados (Pineda et al., 2004).
Las especies Colossoma macropomum y Piaractus brachypomus, pertenecen a la familia
Serrasalmidae, subfamilia Serrasalminae; sin embrago, muchos expertos sugieren que estas
especies pertenecen a la familia Characidae, siendo ésta la actualmente aceptada en la
clasificación zoológica, además de ser la que mayor diversidad de especies de peces de agua
dulce posee en Sudamérica (Géry, 1977; Araujo-Lima y Goulging, 1997; Orti, 1997; Aliaga-
Poma, 2004).
Los peces caracoideos (Characiformes) representan, posiblemente, el grupo de mayor
diversidad en las aguas continentales de Suramérica; representando un 35% de la ictiofauna
venezolana, caracterizados por ser generalmente peces pequeños, plateados, comprimidos
lateralmente, de hábitos diurnos, alimentación variada que incluye dietas insectívoras,
planctonívoras, detritívoras y carnívoras; lo cual evidencia una amplia variedad morfológica al
nivel de estructuras bucales y faríngeas (Machado-Allison, 2005).
Colossoma macropomum fue descrito por primera vez en el siglo IX por Cuvier en 1818; en
aquella época los nombres específicos eran macropomus y brachypomus, basados en el
significado de macropomus que deriva de opérculo grande en latín, y brachypomus opérculo
19
ancho, descripción que durante 160 años causó confusión entre los biólogos piscícolas (Aliaga-
Poma, 2004).
El nombre genérico Colossoma significa “cuerpo sin astas”, en alusión a que Colossoma
macropomum no tiene la espina predorsal, Eigenmann (1903) puso al nombre específico
brachypomus dentro del género Piaractus (Araujo-Lima, 1997).
Por su parte, Piaractus brachypomus, especie nativa de las cuencas de los ríos Orinoco y
Amazonas; es catalogada como la de mayor potencial productivo en la piscicultura de aguas
cálidas continentales, de igual forma, soporta el cautiverio, resistente a las enfermedades y
muestra alta rusticidad (Orozco, 1990). Según Lauzanne y Loubens (1985) la escala taxonómica
de las especies Piaractus brachypomus y Colossoma macropomum es la siguiente:
Reino: Animalia
Phylum: Chordata
Clase: Actinopterygii
Orden: Characiformes
Familia: Characidae
Género: Piaractus
Especie: Piaractus brachypomus
Género: Colossoma
Especie: Colossoma macropomum
Ambas especies continentales, son diferenciadas por sus características externas: C.
macropomum presenta forma semi oval, en adultos con el cuerpo y aletas de color uniforme
oscuro, casi negro, excepto en la parte ventral del abdomen que tiende a blanquecino con ligeras
manchas irregulares en el vientre y aleta caudal; su cuerpo es alto con relación a su desarrollo
dorso – ventral comprimido lateralmente con aleta adiposa radiada, alcanzando hasta 30 Kg de
peso y 90 cm. de longitud; de igual forma, presenta hueso opercular ancho, con 84-107
branquiespinas en el primer arco branquial, lo cual, le permite tener una buena capacidad de
filtración para los microorganísmos; en estado juvenil, su color oscuro es menos intenso que el
20
adulto, mostrando una coloración naranja en la parte anterior del abdomen (Martínez, 1984;
Woynarovich, 1986; González, 2001a).
Por su parte, P. brachypomus es más pequeño que C. macropomum con 85 cm de largo, con
un peso máximo aproximado de 20 Kg., de cuerpo comprimido, color grisáceo con reflejos
azulados en su dorso y flancos, su abdomen es blanquecino con tenues manchas anaranjadas con
una aleta adiposa carnosa; en su etapa juvenil, muestra un color claro con tonalidades rojo intenso
en lo que corresponde a la parte anterior del abdomen y en las aletas anal y caudal (Lauzanne y
Loubens, 1985; González, 2001a). Presenta entre 70 a 89 escamas en la línea lateral, el borde de
la aleta caudal es pigmentado, su abdomen sin sierras y ausencia de espina predorsal; su
premaxila muestra dos hileras de dientes, dos a tres en la serie externa de cada ramo y cuatro en
la interna (Galvis et al., 2006). Normalmente en su ambiente natural, realiza una migración
ascendente, saliendo de los bosques inundados y se dirige hacia las cabeceras de los ríos y otra al
inicio de la creciente, cuando desciende para desovar (Santos et al., 2006).
2.2.3. Distribución y hábitat
El Amazonas, es la zona hidrográfica más grande de América del Sur, cuya área de drenaje se
calcula aproximadamente en 7.500.000 Km², cubierta casi en su totalidad por selva húmeda
tropical; existe una amplia gama de peces u organismos acuáticos que no se distribuyen
homogéneamente, sino que lo hacen según el tipo de agua mostrando una marcada preferencia
por hábitats particulares (Mojica et al., 2005).
En el caso de la cachama negra y blanca, éstos son peces dulceacuícola distribuidos
considerablemente en la cuenca amazónica; en su hábitat natural, constantemente está sometida a
diversos estímulos ambientales que activan eventos fisiológicos de importancia entre los que
destacan reproducción y desempeño productivo en función de la dieta. Cabe resaltar, que
teóricamente “Los peces optan por permanecer en una masa de agua y no en otra, se adaptan a la
temperatura del lugar donde viven y la mantienen durante periodos extensos. En consecuencia, la
conducta del pez es una forma simple de termorregulación” (Díaz y López, 1993; Hill et al.,
2006; Arias y Hernández, 2009). Sus hábitos de comportamiento es grupal tanto de juvenil como
adulto durante sus desplazamientos naturales de su hábitat (Granado, 1996).
21
El género Colossoma sp., es una especie autóctona del Llano Venezolano e incluso hay
reportes que afirman que sea el pez más disperso en las aguas continentales de Suramérica, lo
cual le ha permitido demostrar ser un recurso pesquero extraordinario para su producción en
países del trópico (García, 2010). Se encuentra en aguas con temperaturas entre de 23° C y 30
°C, pH: 5.5, dureza del agua desde 25 mg/L y oxígeno disuelto en 3 mg/L o mayor, propio de las
aguas cálidas en los países que integran la cuenca amazónica (Díaz y López, 1993; Mago, 1966).
Se encuentra distribuida a nivel mundial en Bolivia, Brasil, Perú y Venezuela; sin embargo, ha
sido introducido en Cuba, República Dominicana, Honduras, Jamaica e incluso Panamá (Reis et
al., 2003).
De igual forma, Piaractus brachypomus, se desarrolla naturalmente en lagunas, con perfil de
agua sub-superficial en aguas con temperaturas iguales a Colossoma sp.; resisten bajas
concentraciones de oxígeno por períodos no muy prolongados, su óptimo es de 3 a 6.5 ppm, pH
de 6 a 7.5 y dureza de 25 a 28 mg/L (Díaz y López, 1993).
2.2.4. Nombres comunes
Las especies C. macropomum y P. brachypomus distribuidas por la Región Amazónica en Sur
América, son reconocidas de acuerdo al país donde se localicen. La cachama negra, se conoce en
Bolivia y Ecuador como pacú negro; en Brasil le dan el nombre de tambaquí, ruelo y rocó; en la
zona agrícola colombiana es conocida como cherna, mientras que en el Trapecio Amazónico
Colombiano gamitana, gambitana y caranha son los nombres comunes; en Colombia como
Venezuela se usa la denominación de cachama negra (González y Heredia, 1998).
Por su parte, la cachama blanca, se conoce como pacú y pirapuitinga en gran parte de la
Cuenca Amazónica y como morocoto y paco en Venezuela y Perú respectivamente; actualmente,
las estaciones piscícolas experimentales, comercializan un híbrido entre C. macropomum ♂ x P.
brachypomus ♀ al cual denominan cachamay o cachamoto, los cuales han demostrado ventajas
significativas en la piscicultura actual (González y Heredia, 1998).
22
2.2.5. Proteínas: funciones y estructura
La proteína es una macromolécula estructural presente en las células, que participa durante las
etapas de control fisiológico asociado al crecimiento, desarrollo y estado nutricional del animal
(Wang et al., 2006). Las proteínas químicamente son polímeros lineales de aminoácidos; cada
uno de ellos, formado por un átomo de carbono unido a un grupo amino y carboxilo, que a su vez
completa sus cuatro sustituyentes con una cadena lateral específica y un átomo de hidrógeno
(Berg et al., 2008).
Los aminoácidos (AA) presentes en la célula viva animal participan en una variedad de
eventos fisiológicos determinantes en el metabolismo celular, entre ellos, destaca su rol
bioquímico como unidades monómeras a partir de las cuales son sintetizadas las cadenas
polipeptídicas de proteína, creando una molécula compleja capaz de ejercer múltiples funciones
orgánicas que incluye principalmente el transporte y almacenamiento de pequeñas moléculas, así
como, la organización estructural de los tejidos; de igual forma, son capaces de interaccionar
entre sí y con otras moléculas de alto contenido biológico para formar asociaciones sinérgicas
complejas, que le permiten desarrollar capacidades que no existían en los componentes proteicos
individuales, tal es el caso, de las macromoléculas responsables de la replicación del ácido
desoxirribonucleico, la trasmisión de señales y muchos otros procesos esenciales (Murray et al.,
1997; Mathews et al., 2002; Berg et al., 2008).
Todos los aminoácidos proteicos presentan un diseño estructural común, cuyas cadenas
laterales varían según tamaño, forma y presencia de grupos funcionales, agrupándose de la
siguiente manera: (1) aminoácidos de cadenas laterales alifáticas: glicina, alanina, valina, leucina,
isoleucina, metionina y prolina; (2) aminoácidos con cadenas laterales aromáticas: fenilalanina,
tirosina y triptófano; (3) aminoácidos de cadenas laterales alifáticas con grupos hidroxilo: serina
y treonina; (4) α-aminoácido cisteína con grupo sulfhidrilo; (5) aminoácidos de cadena lateral
básica: arginina, histidina y lisina; (6) aminoácidos de cadenas laterales acídicas: ácido aspártico
y glutámico; finalmente (7) aminoácidos de cadena lateral con carboxiamida: asparagina y
glutamina (Lozano et al., 2000; Berg et al., 2008).
Por su parte, la estructura de las proteínas está determinada por la polimerización de los L-
alfa-aminoácidos llevada a cabo, a través de los enlaces peptídicos, a partir de los cuales se
23
clasifican en cuatro niveles: la estructura primaria consistente en la adición de varios cientos de
residuos de aminoácidos; en la estructura secundaria los polipéptidos se alinean por sí mismos
en una dimensión en forma de α-hélice derecha, típico en proteínas fibrosas; por su parte, las
proteínas con estructura terciaria resultan del plegamiento global de la cadena polipeptídica y las
proteínas con estructura cuaternaria muestran la asociación de varias cadenas polipeptídicas para
formar complejos de múltiples sub-unidades (Murray et al., 1997; Berg et al., 2008).
El contenido proteico sin lugar a dudas es un dato porcentual que indica a primera vista el
valor nutritivo de cada ingrediente, sin embargo, es el tipo y la cantidad de aminoácidos
esenciales capaces de llegar a cada célula del cuerpo, los que precisan la calidad proteica del
alimento. Lo anterior subraya la importancia de conocer los principios metabólicos de la
nutrición proteica según la especie (Maynard et al., 1979).
Muchos de los aminoácidos proteícos deben ser constituyentes fijos de la proteína total
contenida en el alimento, para su eficaz participación en la nutrición proteica de los peces, sin
embargo, existen materias primas, fórmulas y balanceados, que a pesar de contener un porcentaje
total de proteína semejante entre sí, los ingredientes participantes, poseen valores proteícos
distintos en nutrición; los alimentos de mayor calidad ricos en proteína, son aquellos que
proveen todos los aminoácidos esenciales en las proporciones que se necesitan; es así como, las
proteínas cuyo contenido de aminoácidos se aproxima al punto óptimo de satisfacción de las
necesidades del animal son llamadas, de alta calidad, aquellas que no se acercan a ese punto, son
conocidas como proteínas de baja calidad (Maynard et al., 1979; Fox y Cameron, 2004).
La proteína, es uno de los principios nutritivos asociados a ganancia energética más
importantes para los peces y su nutrición; por consiguiente, cada una de las fuentes proteicas a
utilizar en la formulación alimenticia, deben ser estudiadas en detalle por el nutricionista para el
ajuste correspondiente (Hilton, 1983). En la dieta para peces, la harina de pescado, es la materia
prima ideal utilizada como referencia para la formulación de balanceados en piscicultura, debido
al alto valor biológico que posee (Kaushik, 1990; Gomes et al., 1995).
24
2.2.6. Principios metabólicos y alimentación
En los sistemas de producción piscícola, entre un 50 y 60% representa los costos por concepto
de alimentación, la cual debe contar con planes control en la distribución de las raciones
debidamente formuladas en función de los requerimientos reales de la especie, lo cuales deben ser
evaluados periódicamente para evitar costos excesivos (Huet, 1998).
La mayoría de especies neotropicales en condiciones normales tienen hábito alimenticio
omnívoro, debido a su hábitat natural, donde abundan los frutos, semillas y hojas durante las épocas de
inundación y de aguas bajas; cuando dichos alimentos escasean, éstos peces se alimentan de caracoles,
insectos, plancton, cadáveres de animales y otros organismos comúnmente hallados en el ecosistema, lo
cual ha permitido que en condiciones de cautiverio asimilen eficazmente alimentos concentrados en
seco, suministrados con regularidad en los estanques (Machado-Allison, 1982; Araujo-Lima y Goulging,
1997).
Tanto Colossoma sp., como Piaractus sp., son omnívoros por naturaleza, en edad adulta
consume frutas, semillas y zooplancton de complemento; mientras que el consumo de insectos
(larvas), crustáceos planctónicos, bayas y guayabas forman parte de su dieta silvestre (Santos et
al., 2006).
En la explotación piscícola, el aumento de peso en los peces en un corto espacio de tiempo a bajo
costo, representa el propósito primordial de dicha explotación pecuaria; para ello, es necesario cubrir
todas las necesidades metabólicas del organismo. El metabolismo como proceso bioquímico responsable
de transformar las biomoléculas a través de rutas catalíticas, tiene por objetivo biológico proporcionar la
energía requerida para todos los proceso vitales, compensar pérdidas y atender al crecimiento, y así,
lograr mantener homeostasis en las funciones orgánicas normales, transformando la energía bruta
ingerida en energía cinética mediante etapas de desdoblamiento y oxidación, convirtiendo cada pienso en
constituyentes sencillos fáciles de asimilar por las células del cuerpo (Steffens, 1987; Lozano et al.,
2000).
Debido a la condición de poiquilotermos, los peces, controlan su temperatura corporal
mediante la conducta, produciendo calor en sus procesos metabólicos rápidamente es disipado en
el medio ambiente acuático; éste calor, se pierde velozmente a través de la branquias, mediante la
25
respiración, donde ocurre el intercambio gaseoso O2-CO2 ocasionado un “choque” térmico que
obliga al pez a ceder calor sanguíneo al agua, logrando sangre circulante oxigenada y enfriada
(Hill et al., 2006; Barja de Quiroga, 1991). Ésta condición etológica, obliga al manejo correcto de
agentes externos, debido a que, los peces estresados no son eficientes en cuanto a la digestibilidad de la
ración alimenticia suministrada; sin embargo, éstos animales recuperan sus hábitos alimenticios cuando
alcanzan la homeostasis general (DINARA, 2010). El tiempo de recuperación habitual, dependerá de la
severidad del estrés así como su condición fisiológica (Barton y Iwama, 1991).
El balance metabólico, consiste en alcanzar la retención (diferencia entre absorción y
excreción) real de un elemento presente en el alimento, y que forme parte del peso corporal
(Guillaume et al., 2002). La dinámica propia de los peces, definirá la tasa metabólica que
atraviesa, clasificada en tres niveles: metabolismo basal, metabolismo de rutina y metabolismo de
actividad; el primero está caracterizado “por responder a la actividad metabólica mínima de un
único pez en reposo, sin influencias exteriores”; o puede considerarse como la producción
mínima de calor así como mínimo consumo de oxígeno libre de estrés en un cuerpo de agua en
reposo (Beamish, 1964; Steffens, 1987).
Con respecto al metabolismo de rutina, éste se manifiesta cuando los peces se mantienen en
estado de reposo, aislados bajo condiciones normales, en ayunas y sin estresores; finalmente, se
denomina metabolismo de actividad al consumo máximo de oxígeno del pez, es decir, ambiente
natural en condiciones de captura (Blanco, 1984; Steffens, 1987; Aburto, 2005).
La utilización de energía en la dieta, está condicionada por diferencias metabólicas específicas
entre peces y no rumiantes, entre ellas destaca, el alto aprovechamiento biológico de la proteína
dietaria como sustrato energético, al igual que la grasa, pero con limitantes en el metabolismo de
carbohidratos; es por ello que, éstos animales presentan una mayor actividad de proteasas y
lipasas con una nula digestibilidad de la fibra; éstas características, ajustan las alternativas
durante la formulación de dietas apropiadas en las diversas especies (Moyano y Alarcón, 1997).
Por naturaleza, las especies acuícolas comúnmente comercializadas, poseen una baja
capacidad de asimilación a la hora de utilizar fibra, almidones y grasas saturadas en sus rutas
metabólicas; es por ello, que la composición química del alimento, así como la molienda de los
ingredientes utilizados, son el mayor determinante de la calidad del procesado; lo anterior
26
puede variar según la velocidad del molino, su asistencia de aire y la configuración de la criba
(Guevara, 2003).
2.2.7. Crecimiento
Cuando la cantidad de alimento ingerido es superior a los requerimientos necesarios para el
mantenimiento orgánico del cuerpo, se produce un aumento en las dimensiones del pez (longitud,
volumen), lo cual recibe el nombre de crecimiento, siendo éste, el objetivo comercial en la
industria piscícola (Steffens, 1987). El crecimiento, está directamente relacionado al incremento
de los tejidos: muscular, adiposo, óseo y conectivo; todos ellos, resultan determinantes para la
fisiología productiva animal (Mora, 1991).
Para Hammond (1959) el crecimiento animal inicia en la fase prenatal con la fecundación y
culmina cuando el organismo alcanza su peso adulto; sólo a través del crecimiento los animales
alcanzan su maduréz biológica, para lo cual requiere la disponibilidad de componentes
estructurales para las células sumados a aquellos de mantenimiento (Mora, 1991). De igual
forma, Helman (1984) señala que la conformación biológica es fundamental para evaluar el
crecimiento propio de la especie, que se traduce en el aumento cuantitativo de la masa corporal,
considerando la ganancia de peso por unidad de tiempo; en un concepto más preciso, crecimiento
es “el aumento de peso del animal hasta que alcanza el tamaño adulto” (Hammond, 1966).
Considerando ésta premisa, el aumento de peso depende del mecanismo físico y biológico que
integra la dinámica del crecimiento celular; pudiendo ser: hiperplasia (multiplicación celular);
hipertrofia (aumento del tamaño de las células) y metaplasia (transformación de las células),
todas ellas, reguladas por factores inherentes o externos al animal (Hammond, 1959).
En el caso de no existir algún factor inhibidor o controlador, el organismo mantiene una
multiplicación celular constante, que produce hipertrofia. Sin embargo, es posible que aparezcan
factores inhibidores que detengan el proceso de hiperplasia y así el crecimiento se anula
(Agudelo-Gómez et al., 2007).
En peces, el sistema metabólico canaliza la energía obtenida hacia necesidades fisiológicas
propias del organismo; con respecto al crecimiento, el cuerpo del pez destina energía para formar
27
nuevos tejidos, influenciado por factores de tipo genético, alimenticio, climático y zootécnico
(Martínez-Porchas et al., 2009).
Los animales acuáticos en general, utilizan gran parte de su energía bruta para el crecimiento.
La dinámica del crecimiento en peces, depende de factores ambientales, tasa metabólica y tasa de
crecimiento, las cuales van disminuyendo con el aumento de la talla, en el caso de los peces, su
crecimiento es constante si las condiciones ambientales se mantienen de la misma manera
(Martínez-Porchas et al., 2009). Es por ello, que desde el punto de vista zootécnico, es importante
elegir especies piscícolas de crecimiento acelerado, para comercializar productos piscícolas en
menor tiempo (Steffens, 1987).
El estado nutricional de los peces resulta determinante para evaluar la tasa de crecimiento, la
cual, está condicionada al óptimo aprovechamiento de nutrientes contenidos en la dieta, las cuales
son formuladas en base a los requerimientos propios de la especie, es por ello, que no resulta
conveniente, referirse a un balanceado genérico comercial para organismos acuáticos, sino
proveer la materia prima de mayor aprovechamiento biológico en las raciones (D’Abramo et al.,
1997).
De igual forma, es de interés productivo considerar la relación entre alimentación y
crecimiento con respecto al aumento de peso; para ello es necesario realizar un análisis químico
que proporcione datos cuantitativos sobre el contenido nutricional de las muestras problema
(materia prima), y así, formular correctamente la dieta. Se busca que el aumento de peso, sea
producto de retención proteica, mientras que los depósitos de grasa son indeseables, de esta
manera, la dieta suministrada debe ser lo suficientemente balanceada en función de los
requerimientos (Steffens, 1987).
2.2.8. Nutrición energética
La bioenergética en nutrición animal, estudia el balance entre el aporte, gasto y la ganancia de
energía dietaria, para lo cual se requiere del análisis de los procesos fisiológicos de la especie,
mediante los cuales la energía es transformada en los organismos vivos. Es necesario conocer
éstos fundamentos como marco referencial, con el propósito de proveer un régimen dietario
adecuado bajo cualquier ambiente físico particular (Young y Bureau, 1996). La capacidad para
28
realizar un trabajo se denomina energía, la cual, es obtenida por los animales a través de rutas
catabólicas de los carbohidratos, lípidos y proteínas, así como el aprovechamiento continuo de
energía liberada como trabajo para el mantenimiento de los procesos vitales (Tacón, 1989).
Los peces son considerados animales eficientes para convertir la energía de los alimentos en
tejidos corporales, debido a que, requieren menos del 10% de la energía para el mantenimiento en
comparación con aves o mamíferos del mismo tamaño (Pond et al., 2002).
Las macromoléculas nutricionales contenidas en la dieta son degradadas durante la digestión
intra o extra-lumen en partículas biológicas más pequeñas (Figura 1) como aminoácidos, hexosas
y ácidos grasos, como parte del metabolismo general de los animales (Jover, 2009). Estos
nutrientes son incorporados a estructuras celulares complejas mediante reacciones anabólicas que
permiten la retención de energía en el organismo o por el contrario, son fuentes generadoras de
adenosín trifosfato (ATP) durante la ruta metabólica de los compuestos orgánicos; haciendo de la
obtención de ATP una reacción exergónica, es decir, rica en energía que actúa como “moneda
energética”, indispensable para el transporte interno de membrana celular, síntesis orgánica,
contracciones musculares, entre otras cascadas fisiológicas (Guillaume et al., 2002).
Al igual que los demás animales vertebrados, en los peces, el Ciclo de Krebs es la etapa
reguladora en el metabolismo para utilizar los sustratos energéticos en condiciones aeróbicas;
específicamente éstos animales poiquilotermos, utilizan poca glucosa como sustrato en la
oxidación celular, siendo los aminoácidos, los utilizados en dicho ciclo como activadores
energéticos (Guillaume et al., 2002).
29
Figura 1. Principales vías de producción energética (Guillaume et al., 2002)
2.2.9. Nutrición aminoacídica y proteica
En los animales, el balance de nitrógeno es uno de los factores normalmente utilizado en
evaluaciones fisiológicas de nutrición y crecimiento; las biomoléculas de mayor importancia para
el desarrollo del organismo son nitrogenadas, entre ellas, los aminoácidos (AA), que son
moléculas orgánicas formadas por un grupo amino (-NH2) y otro ácido (-COOH), siendo éstos,
las unidades básicas de las proteínas, indispensables para formar y regenerar tejido muscular,
óseo, cutáneo, sanguíneo e incluso células sexuales y enzimas (Maynard et al., 1979; Lozano et
al., 2000; Vásquez, 2004).
La síntesis de aminoácidos no esenciales (ANE) requiere un gasto considerable de energía
metabólica; para ello, la proteína dietaria disponible compensa las exigencias de aminoácidos
esenciales y no esenciales, dando lugar a un crecimiento más eficiente. Así, el concepto de
balance o patrón de aminoácidos es básico al estudiar requerimientos proteicos en organismos
acuícolas (NRC, 1993).
Carbohidratos Lípidos Proteínas
Pentosas y
Hexosas
Ácidos Grasos
y GlicerolAminoácidos
Acetil Co-A
Ciclo de
Krebs
NADH, FADH2
Cadena Respiratoria
ADP + P
H2O ½ O2
ATP
30
Cuando la proteína es ingerida, ésta es hidrolizada para liberar los aminoácidos que la
constituye, los cuales, son absorbidos a través de las vellosidades del intestino delgado y
distribuidos por la sangre a los diferentes tejidos, donde son posteriormente utilizados en la
síntesis de nuevas proteínas, indicando que las rutas metabólicas de los aminoácidos en peces es
similar a la de los mamíferos omnívoros (Figura 2), sólo con algunas variaciones de interés,
específicamente, el metabolismo de la serina, el cual se realiza en principio vía serina-
hidroximetiltransferasa (común en ambos grupos de animales), tomando la ruta secundaria
serina-piruvatoaminotransferasa, mientras que en otros no rumiantes, esta última ruta es la serina-
deshidratasa (Cowey, 1996; Wedemeyer, 2001).
En la nutrición de peces, son considerados como aminoácidos esenciales: arginina, histidina,
isoleucina lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina (Steffens, 1987). Los
aminoácidos como compuestos biológicos, son parte fundamental del metabolismo celular,
debido a que, cada reacción bioquímica es catalizada por enzimas simples constituidas por
residuos de AA, los cuales resultan esenciales para el metabolismo de lípidos e hidratos de
carbono, síntesis de proteína tisular y como reserva metabólica de energía (Cowey, 1996).
Figura 2. Metabolismo de los aminoácidos en peces (Robaina y Schuchardt, 2009).
DietaProteína
Corporal
Pool de Aminoácidos corporales
Hormonas
Neurotransmisores
NH4
Keto ácidos
Glucosa
Lípidos
Ciclo
de
Krebs
Energía
CO2 + H2O
31
Las proteínas, son el principal constituyente de los órganos que conforman el cuerpo animal,
por tanto, es necesario suministrar continuamente una cantidad significativa de ellas en la ración
alimenticia, con el objeto de proveer al organismo de la cantidad requerida para crecimiento y
reposición (Maynard et al., 1979), así se obtiene por vía catabólica los aminoácidos (AA)
necesarios para el equilibrio orgánico del animal (Maynard et al., 1979; NRC, 1993). Es
indispensable que los aminoácidos esenciales estén disponibles en la dieta; si el cuerpo del pez no
cuenta con la suficiente energía y AA para el crecimiento, entonces el consumo de proteína será
mayor que la síntesis de proteína, causando pérdida de peso en el animal (De Silva y Anderson,
1995).
En este orden de ideas, Tacón (1989) describe puntualmente las funciones más importantes
que desempeñan las proteínas en la nutrición del pez:
a. Mantenimiento constante del tejido y la síntesis de nuevas proteínas durante el
crecimiento.
b. La proteína consumida, puede actuar como fuente de energía (por vía catabólica) o como
substrato para formar lípidos y carbohidratos en el tejido.
c. Interviene en la formación de hormonas, enzimas y otras substancias de interés biológico.
La proteína es degradada por actividad enzimática de las proteasas, quienes rompen los
enlaces peptídicos de manera secuencial, iniciando en el estómago con la desnaturalización
proteica por acción del ácido clorhídrico (pH 2-3) en presencia de pepsina (Figura 3). La
secuencia de degradación continua con la acción de las endopeptidasas en el intestino a nivel de
ciegos pilóricos bajo un pH aproximado de 7-8, finalmente enzimas exopeptidasas localizadas en
el lumen intestinal, degradan la proteína restante para atravesar las vellosidades intestinales y
entrar al torrente sanguíneo (Halver y Hardy, 2002; Gil, 2010).
En el metabolismo intermedio, puede ocurrir síntesis de proteína a partir de aminoácidos
absorbidos; un requisito previo para que esto ocurra, es que fisiológicamente el pez disponga de
un abastecimiento suficiente de energía, sólo cuando esto sucede, se crea un efecto favorable del
metabolismo proteico sobre el crecimiento (Steffens, 1987). Para Guillaume et al., (2002) el
metabolismo proteico de los peces, está caracterizado por:
a) Baja actividad proteosintética en el músculo blanco.
32
b) Escasa participación del grupo de proteínas corporales en el pool de aminoácidos
precursores.
c) Catabolismo directo por ruta oxidativa de los aminoácidos absorbidos.
d) Eliminación de desechos en forma amoniacal.
Figura 3. Puntos en que enzimas endopeptidasas y exopeptidasas atacan durante la
hidrólisis de proteínas simples (De Silva y Anderson, 1995).
Durante la síntesis de proteína, es importante considerar la división de los AA agrupados en
las células y que conforman los pools proteícos del organismo (De Silva y Anderson, 1995). Las
principales fuentes aminoacídicas son:
a) Catabolismo proteico, el cual contribuye con un valor cercano al 50% de aminoácidos
libres en el pescado (Cowey y Luquet, 1983).
b) Fuentes dietéticas, aportando la mayoría de AA al sistema orgánico del animal (De Silva
y Anderson, 1995).
La ubicación de los aminoácidos en el pescado se muestran en la figura 4, se evidencia un
intercambio continuo de AA que son incorporados a las proteínas endógenas y los presentes en
sangre, muchos de los AA en torrente sanguíneo son trasportados por eritrocitos; por lo tanto, la
masa muscular del pez, actúa como un reservorio eficaz de aminoácidos (De Silva y Anderson,
1995).
H2N – C – C – N – C – C – N – C – C – N – C – C – N – C – C – N – C - C
=
= = = =
H
O
OOOO
O
H H H H H
H H H H H
OH
R1 R2 R3 R4 R5 R6
Acción de enzimas
Exopeptidasas
Acción de enzimas
Endopeptidasas
Acción de enzimas
Exopeptidasas
33
Figura 4. Interacción pool de aminoácidos-proteínas-tejido-sangre-
eritrocito (De Silva y Anderson, 1995).
Éstas características explican la razón por la cual, el metabolismo de las proteínas en lo peces
depende en gran medida del contenido proteico de la dieta, cubriendo los requerimientos
energéticos específicos de la especie acuícola. Los productos resultantes del desdoblamiento de
proteínas, pueden ser empleados para constituir nuevos aminoácidos libres, y las cadenas cortas
de carbono se incorporan a la glucogénesis (Figura 5); si la proteína es utilizada como fuente
energética, debe evitarse el desdoblamiento de los AA, que puede ocurrir si se presenta
desaminación oxidativa (hasta α-cetoácido) o por decarboxilación (Steffens, 1987).
Figura 5. Digestión, absorción y excreción de compuestos nitrogenados en los peces
(Robaina y Schuchardt, 2009).
Con respecto a la disposición de los aminoácidos excedentes, ninguna dieta provee en forma
precisa la cantidad adecuada de proteína para su óptimo aprovechamiento. El suministro de
pequeños excedentes se recomienda como corrector de necesidades aminoacídicas, sin embrago,
el factor costo resulta determinante para poner en práctica dicha técnica (Maynard et al., 1979).
Proteínas
Aminoácidos libres en el Tejido
AA en
eritrocitos
AA libres en sangre
Proteína dietaria
AA
libresEstómago
Pepsina
Páncreas
Proteasa
Células Intestinales
Aminopeptidasas
Actividad Gástrica
Asimilación Sangre
Órganos
Tejidos
Hígado
Nueva
Proteína
Grupos Keto-ácidos
NH4
Exceso de AA
Lipogénesis
Glucogénesis
34
Por su parte, los AA extras son metabolizados rápidamente, el amoniaco se excreta y las
cadenas carbonadas son utilizadas como fuente de energía, glucosa o grasa, dependiendo de la
cantidad. En algunas oportunidades, la proteína del tejido se moviliza y metaboliza para producir
energía (Maynard et al., 1979).
2.2.10. Requerimientos nutricionales
Para McDonald et al., (2002) las necesidades nutritivas se refieren a las cantidades de
nutrientes que precisan los animales. Pueden expresarse como necesidades nutritivas o, si se
incorporan márgenes de seguridad, como aportes nutritivos.
La nutrición animal supone cierto tipo de exigencias en cuanto a los compuestos básicos
que requiere un pez para un metabolismo normal; comprende la ingestión, digestión y
absorción de alimentos para la construcción de estructuras y moléculas energéticas para realizar
las diferentes actividades (McDonald et al., 2002). Uno de los aspectos básicos para seleccionar
la dieta o el concentrado idóneo que al ser suministrado reporte los máximos crecimientos al
menor costo, lo constituye el conocimiento de los requerimientos nutricionales de la especie
objeto de cultivo (Fraga et al., 2002).
La energía y nutrientes que los animales requieren para crecer, mantenerse y reproducirse,
proceden de alimentos formulados a partir de materias primas que son utilizados por su
metabolismo (Randall et al., 1998). García-Badell (1985) afirma: “todos los alimentos utilizados
para nutrir a los peces se componen de proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales”
todos ellos, indispensables para el pleno crecimiento y desarrollo de las especies vivas.
Precisamente, de la eficiencia en la que los peces ingieren y metabolizan el alimento, depende el
balance económico de la explotación piscícola (Madrid et al., 2009).
Los nutrientes y fuentes de energía presentes en los alimentos, son sin lugar a dudas esenciales
para el crecimiento, la reproducción y salud de los peces; las deficiencias o excesos de estos
componentes nutritivos, puede reducir las tasas de crecimiento o dar lugar a enfermedades (NRC,
1993). La determinación cuantitativa de los nutrientes necesarios para la dieta en diferentes
especies de peces comerciales (consumo), se han obtenido a través de estudios bajo condiciones
35
controladas, sin embargo la literatura existente con respecto a este tipo de experiencias no es
suficiente (Vásquez-Torres, 2001). Una porción de los nutrientes puede provenir de los
organismos acuáticos cuando la alimentación se realiza en el medio natural, pero deben ser
incluidos en proporciones balanceadas cuando se alimenta artificialmente (González y Heredia,
1998).
Para Urquía (1993) la clave para el éxito de una rentabilidad sustentable en la explotación de
cachama u otra especie acuícola comercial, radica en definir las características nutricionales del
alimento, el cual debe contener con precisión las cantidades ideales que demanda el pez, de esta
forma, se hace un uso racional del concentrado que favorece los costos de producción en el
sistema.
2.2.11. Proteínas y aminoácidos
Las células vivas están constituidas por proteínas de variada complejidad química, las cuales
están íntimamente relacionadas con los procesos activos que constituyen la vida del ser; las
proteínas representan aproximadamente el 70% del peso seco del pez; por tanto, el contenido de
proteína es uno de los compuestos nutricionales clave para la formulación balanceada de dietas
piscícolas (Soler, 1996).
Las proteínas, además de ser indispensables para el crecimiento y desarrollo (aminoácidos
constituyentes), figuran como una importante fuente de energía para los peces, a diferencia de
los organismos terrestres, quienes utilizan los carbohidratos como fuente energética. Existen
ciertos aminoácidos que los peces no pueden sintetizar (aminoácidos esenciales) y por ello, es
necesario que los adquieran de la proteína de su dieta. Las cantidades precisas de estos AA
varían entre las especies, pero la deficiencia o exceso de los mismos pueden tener efectos
negativos en el crecimiento o sobrevivencia (Moyle y Cech, 2000).
Existen ligeras variaciones estructurales y biológicas entre proteínas, su mayoría, basadas en el
contenido de nitrógeno, el cual representa en promedio 16% de la masa total de la molécula; se
estima que por cada 6,25 g de proteína existe 1 g de N, por esa razón, el factor 6,25 se utiliza para
estimar la cantidad de proteína cruda existente en una muestra a partir de la medición de N
36
contenida en la misma (Sandbol, 1993). Para Escobar et al., (2006) la proteína dietética en la
alimentación piscícola está definida por dos componentes:
a. La necesidad de proveer los aminoácidos esenciales que los peces por su naturaleza no
pueden sintetizar, necesarios para la deposición y síntesis de amplio valor metabólico.
b. Una fuente de aminoácidos no esenciales o de suficiente nitrógeno amino para permitir
que los peces la sinteticen.
Por su parte, González y Heredia (1998) comentan que los niveles de proteína en la dieta de
los peces, dependen en gran medida de la talla (> proteína en alevines), así como la
biodisponibilidad de sus aminoácidos; si la fuente proteica es deficiente en algún AA esencial, el
crecimiento será lento, creando mayor susceptibilidad en los animales (Tabla 1).
Teniendo en cuenta que el crecimiento del pez es directamente proporcional al porcentaje de
proteína presente en el alimento, el mismo debe ser formulado en un rango de 20 a 50% de
proteína cruda dependiendo de la especie y su etapa de vida. Para lograr alcanzar estos niveles
en los alimentos, cada ingrediente utilizado debe ser de alto contenido proteico, en un porcentaje
de inclusión que debe ubicarse entre 50-75% de la fórmula (Akiyama, 1992).
Tabla 1. Porcentaje de AA esenciales requeridos por la cachama (Colossoma macropomum)
Aminoácido esencial % Requerido
Arginina 4.3
Histidina 1.6
Isoleucina 2.2
Leucina 3.2
Lisina 2.3
Metionina 2.3
Fenilalanina 4.1
Treonina 2.2
Triptófano 0.5
Valina 2.8
Fuente: González y Heredia, 1998
37
La exigencia óptima de proteína en la dieta para peces, está condicionada por diferentes
factores: la especie, calidad de la proteína, relación proteína/energía, estado fisiológico del pez,
variables ambientales, caracteres genéticos y nivel de ingesta (Jauncey y Ross, 1982; Cho y
Kaushik, 1985; NCR, 1993). El éxito de cada etapa del crecimiento depende de la oferta proteica
en la dieta, particularmente en la etapa de alevín, se requieren altos porcentajes de proteína cruda
para cubrir sus necesidades biológicas (Ramírez, 2009).
En este sentido, tanto Macedo et al., (1981) como González y Heredia (1998) indicaron que
utilizando un rango porcentual de 22 a 30% de proteína cruda, se cubren las necesidades
proteicas en los alevines de cachama (P. brachypomus), mientras que David y Bravo (2004)
recomiendan que la etapa de pre-cría debe ser atendida con concentrados proteicos que van
del 30 al 45% para lograr un óptimo crecimiento.
Otro reporte importante es el reseñado por Bicudo et al., (2009) que observaron un incremento
significativo en juveniles de Pacú (Piaractus mesopotamicus) con respecto a la ganancia de peso;
dichos peces, consumieron dietas formuladas desde 22 a 27% de proteína bruta, concluyendo que
27,1% PC era el nivel recomendado para el pacú, ya que dietas con porcentajes superiores al 38%
de proteína, no causaron impacto comercial significativo en la especie estudiada.
En el caso de Fernándes et al., (2000) el rango proteico evaluado fue más estrecho: de 22 a
30% PC, concluyendo que 26% era el valor proteico adecuado para satisfacer las necesidades de
Piaractus mesopotamicus en etapa juvenil. Este valor fue corroborado en cachama blanca (P.
brachypomus) por Vásquez-Torres et al., (2012) indicando que un rango proteico entre 24 y 26%
de PC resultó idóneo para el crecimiento de la cachama.
Un aspecto importante con respecto al requerimiento proteico, es el suministro de alimento en
función del peso, porcentaje de proteína y biomasa (Useche, 2003) tal y como se muestra en la
Tabla 2.
Se han realizado numerosos trabajos experimentales, con el objeto de hallar los requerimientos
nutricionales para la mayoría de las especies de peces comerciales cultivados, especialmente para
definir los rangos porcentuales óptimos de proteína y el balance aminoacídico ideal en las dietas,
38
tomando en cuenta todas las variables asociadas al aprovechamiento nutricional eficaz (Vásquez,
2004).
Tabla 2. Alimentación en función del tiempo y biomasa en Cachama
Quincena Peso (g) % PC % biomasa Raciones Diarias
Pre-criadero 0,5 40,0 15,0 4
1 4,0 32,0 10,0 3
2 30,0 32,0 8,0 3
3 50,0 28,0 7,0 3
4 80,0 24,0 6,0 3
5 125,0 24,0 5,0 3
6 250,0 24,0 4,0 3
7 350,0 24,0 3,0 3
Fuente: Benítez y Venegas, 2003
Los requerimientos son determinados mediante una metodología basada en calcular diversos
niveles crecientes de proteína a la dieta. Normalmente el animal refleja un incremento de peso
hasta un punto determinado, debido al incremento del nivel proteico en la dieta (Vinicius y
Machado, 2002). En caso contrario, se pueden reportar bajos índices de crecimiento, o una
limitada rentabilidad económica al utilizar fórmulas de bajo contenido energético; es decir,
suministrar dietas con altos niveles proteicos que excedan los requerimientos para crecimiento,
ocasiona un gasto de energía (proveniente de aminoácidos) no deseable al momento de evaluar
los índices de conversión y rentabilidad en la dieta. El uso de ésta metodología alimentaria
incrementa considerablemente el destino gluconeogénico de los aminoácidos, acelerando la
actividad enzimática que ello implica (Cowey, 1996).
En la mayoría de trabajos publicados con respecto a los requerimientos proteícos, se han
utilizado dietas experimentales formuladas con mezclas de aminoácidos, utilizando caseína como
base proteica que proporciona los requerimientos indispensables de aminoácidos, de la misma
manera que patrones proteicos de referencia como la proteína del huevo y musculo del pez (NRC,
1993).
39
La calidad proteica es un factor fundamental a considerar al momento de formular dietas
balanceadas para peces, especialmente cuando se busca establecer una proporción porcentual
precisa de proteína dietaria requerida para lograr el máximo crecimiento de las especies
explotadas; dicha calidad, está condicionada tanto por su digestibilidad como el valor biológico
de la proteína utilizada; éste último, depende fundamentalmente del total de aminoácidos
indispensables presentes en la estructura química de la molécula proteica, al conocer este valor,
es posible predecir dentro de ciertas limitaciones, su comportamiento en el organismo, y
finalmente, la disponibilidad de un patrón equilibrado de aminoácidos para la síntesis proteica
(Arce y Luna-Figueroa, 2003; Suárez et al., 2006). Las proteínas han demostrado ser altamente
digestibles en el organismo de los peces, ubicando sus coeficientes de digestión entre 75 a 95%,
cualidad nutricional que suele deprimirse al aumentar la concentración de carbohidratos en la
dieta (Hettich, 2004).
Para los expertos en nutrición animal, es difícil dar valores exactos sobre la exigencia proteica
real en una determinada especie, sin embargo, existen soportes bibliográficos, que en función de
experimentos minuciosamente diseñados, han arrojado valores estándar de referencia como punto
clave en la fórmula alimenticia de peces, además se incluye el efecto de otros factores
intervinientes (ambiente) que definen el aprovechamiento óptimo de los aminoácidos ofrecidos e
indispensables para un crecimiento eficaz (Higuera, 1987).
Tabla 3. Requerimientos proteícos determinados para alevines de diversas especies
piscícolas cultivadas.
Especie Nombre científico Requerimiento proteico (%)
Bagre de Canal Ictalurus punctatu 32-36
Bocachico Prochilodus magdalenae 42
Cachama Negra Colossoma macropomum 40
Carpa Común Cyprinus carpio 31-38
Carpa Herbívora Ctenopharingodon idella 41-43
Mojarra Amarilla Caquetaia kraussi 40
Mojarra Plateada Oreochromis niloticus 40
Tilapia Aurea Tilapia aurea 40
Tilapia Zillii Tilapia zillii 35
Fuente: López, 1997.
40
2.2.12. Carbohidratos y lípidos
El valor nutricional de los hidratos de carbono varía entre especies. Los peces de aguas cálidas
pueden utilizar una mayor cantidad de carbohidratos de la dieta en comparación a los de agua fría
y peces marinos. Los textos especializados en nutrición piscícola afirman que no existe ningún
requisito dietético para los carbohidratos que haya sido demostrado en peces, sin embrago, la
ausencia de glúcidos en dieta, provoca que otros compuestos (proteínas y lípidos) sean
catabolizados en búsqueda de energía y para sintetizar diversos compuestos biológicamente
importantes generalmente derivados de carbohidratos. Por lo tanto, es importante proporcionar la
concentración adecuada de carbohidratos en la dieta de las especies de peces que se cultivan
(NRC, 1993).
Los hidratos de carbono y los lípidos, constituyen una fuente disponible de energía para los
peces. La presencia de carbohidratos en la dieta para organismos acuáticos, a través de su efecto
“ahorro de proteína”, puede mejorar el aprovechamiento de la misma para crecimiento y
disminución de la descarga de nitrógeno contaminante al ambiente (Halver, 1976).
La tasa energética que requiere el animal para sus funciones fisiológicas básicas, proviene de
los carbohidratos consumidos en la dieta. Los hidratos de carbono son compuestos orgánicos
formados por carbono, oxígeno e hidrógeno; su fórmula química es Cn(H2O)n, donde el valor de
n varía desde tres hasta muchos miles de átomos (carbono), pero solo las hexosas (con seis
carbonos), las pentosas (con cinco) y sus polímeros juegan un rol importante en la nutrición
animal (González et al., 2005).
Por regla general, la digestibilidad de los carbohidratos complejos (almidón) es reducida en los
peces, demostrando poca adaptabilidad nutricional para la utilización metabólica de glúcidos
simples (mono y disacáridos), reportando intolerancia cuando se sobrepasa la necesidad real a
pesar de contar con enzimas que digieren carbohidratos; sin embargo, la regulación hormonal y
metabólica de los carbohidratos varía entre las especies, y difiere de los mamíferos (Cowey y
Walton, 1988; Kaushik, 2002).
Con respecto a los lípidos, cada ácido graso es parte fundamental de las estructuras lipídicas
que conforman el cuerpo del pez; los ácidos grasos como el eicosapentaenoico,
41
docosahexaenoico, omega 6 HUFA (ácido graso altamente insaturado) y ácido araquidónico,
intervienen en una amplia cadena de procesos bio-fisiológicos como componentes estructurales
de membrana así como precursores de eicosanoides, biológicamente activos, todos relacionados
íntimamente con el crecimiento (Rodríguez et al., 2009).
Las grasas representan una fuente energética excepcional para los peces en general, y son un
componente importante en la dieta de peces predadores; además de tener un alto valor
específico de energía (8,0 Kcal/g), son casi completamente digeribles (Halver, 1976). Es
importante aclarar que lo peces son incapaces de sintetizar ácido linoleico (18:2, n-6) o ácido
linolénico (18:3, n-3), por ende, uno o ambos de estos ácidos grasos deben ser aportados por la
dieta (Ullrey, 2002).
Los datos cuantitativos sobre los requerimientos precisos de lípidos y carbohidratos en
cachamas y sus híbridos, no han sido estandarizados concretamente (Ramírez, 2009). Sin
embargo, cabe resaltar que González y Heredia (1998) sugieren un 4% de grasa en dietas para
peces y 36% de glúcidos para lograr un óptimo crecimiento y eficiencia nutricional. Por otro
lado, los valores reportados en las tablas nutricionales de los alimentos para cachamas de varias
marcas comerciales (nacionales e importadas), oscilan entre 3-6% de lípidos y 40-42,5% de
carbohidratos (Ramírez, 2009).
2.2.13. Vitaminas
Una vitamina reconocida en forma general, es la que ha probado ser un componente esencial
de la dieta para una o más especies. Algunas vitaminas son esenciales para el metabolismo pero
no para la dieta de algunos animales, porque éstas, pueden ser sintetizadas fácilmente a partir de
otros componentes alimenticios o metabólicos; sin embargo, los peces, no son capaces de
sintetizar dichos compuestos nutricionales, por lo que es indispensable incorporar una mezcla
vitamínica al balanceado (Maynard et al., 1979; Mancini, 2002).
En líneas generales, las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales para el crecimiento,
mantenimiento y reproducción de los animales, no solo como constituyentes del organismo o
compuestos energéticos, sino también mediadoras de rutas metabólicas. Por ejemplo, la mayoría
42
de vitaminas del complejo B intervienen como cofactores en importantes complejos enzimáticos
durante el metabolismo intermedio (McDonald et al., 2002).
La suplementación vitamínica en el alimento, se realiza añadiendo cantidades apropiadas de
vitaminas hidro y liposolubes (Tabla 4) que demanda la especie, considerando que, tanto su
déficit como el exceso, pueden causar anomalías en los peces; por ello, es indispensable conocer
las exigencias vitamínicas de la especie a cultivar, así como las fuentes o materias primas que las
provee (Tacón, 1989).
El National Research Council (NRC, 1993) expresa que los requerimientos para la ingesta
regular de estos compuestos orgánicos de interés biológico, dependen del tamaño, especie y
hábitos alimenticios propios del pez en estudio; para salmónidos, de todas las vitaminas, solo
cuatro liposolubles y once hidrosolubles han sido categorizadas como indispensables en la
nutrición de dicho género. Para cachama, los niveles recomendados de vitamina se resumen en la
Tabla 5.
La primera limitante de vitamina en dietas piscícolas, es el ácido ascórbico; la razón obedece
en primer lugar, a que los ingredientes comúnmente utilizados no contienen suficiente vitamina
C, y en segundo lugar, su relativa inestabilidad para enfrentar el procesamiento y
almacenamiento, favorece la desnaturalización u oxidación de la misma. Es un nutriente
fundamental en alimentos para peces, debido a su efecto directo sobre el sistema inmune, en la
desintoxicación de sustancias químicas y muchas otras funciones fisiológicas como la reducción
de algunos radicales metabólicos (Akiyama, 1999).
Generalmente, la deficiencia nutricional de vitaminas se desarrolla gradualmente, haciendo
difícil detectar las señales claras en las primeras etapas; sin embargo, signos como falta de
apetito, reducción de la ganancia de peso y pobre conversión alimenticia, indica posible déficit
vitamínico; en el caso de la vitamina A (liposoluble), ésta puede ser depositada en el hígado,
mientras que las vitaminas hidrosolubles son almacenadas prácticamente en todo el cuerpo, por lo
tanto, las deficiencias se observan con mayor frecuencia (Lovel, 1998).
En la nutrición general de peces, la deficiencia de vitamina B1 es la más común,
especialmente cuando los peces consumen dietas crudas, porque el pez produce tiaminasa, una
43
enzima capaz de destruir la tiamina; por otra parte, el triptófano puede ser utilizado por
salmónidos sin ácido nicotínico como precursor; la colina, clasificada como esencial, puede ser
sintetizada por el organismo en presencia de un complejo donante de radicales metilo, al igual
que el ácido fólico y la vitamina B12; por estas razones, es necesario disponer de materias primas
y mezclas vitamínicas de calidad que contengan los niveles adecuados según lo requerido por la
especie (Hertrampf y Piedad-Pascual, 2000).
Tabla 4. Clasificación de las vitaminas
Vitaminas hidrosolubles Vitaminas liposolubles
Tiamina (Vitamina B1) Retinol (Vitamina A)
Riboflavina (Vitamina B2) Colecalciferol (D3)
Piridoxina (Vitamina B6) Tocoferol (Vitamina E)
Ácido pantoténico Filoquinona (Vitamina K)
Ácido Nicotínico
Biotina
Ácido fólico
Cianocobalamina (Vitamina B12)
Colina
Ácido ascórbico (Vitamina C)
Fuente: Tacón, 1989
Tabla 5. Vitaminas recomendadas en la alimentación de cachamas/Kg de alimento
Vitamina Cantidad
Vitamina A (UI) 500000
Vitamina D3 (UI) 100000
Vitamina E (UI) 5000
Vitamina C (g) 50,0
Vitamina B1 (g) 2,4
Vitamina B2 (g) 2,5
Ácido Pantoténico (g) 7,0
Ácido Fólico (g) 0,400
Fuente: González y Heredia, 1998
44
2.2.14. Minerales
Los peces cubren algunas de sus necesidades de Ca, Mg, Na, K, Fe, Zn, Cu y Se; a partir del
agua en la que viven, suponiendo que estos elementos están presentes (Ullrey, 2002). Los
minerales cumplen un importante rol fisiológico en la osmorregulación, metabolismo intermedio
y formación del esqueleto en los peces (Lall, 1981). La disponibilidad biológica del mineral en la
dieta, está condicionada por la eficacia con la cual el cuerpo utiliza el metabolito; dicha
biodisponibilidad, varía según la composición química de los ingredientes, el tamaño de las
partículas que conforman el pellets, así como, aquellas condiciones sinérgicas, antagónicas,
fisiológicas y patológicas, que regulan la tasa aporte-asimilación mineral en el organismo del pez
(Watanabe et al., 1997).
Otras funciones de interés metabólico son realizadas por los minerales, pues figuran como
componentes hormonales partícipes de la actividad enzimática general; igualmente, forman parte
los mecanismos bioquímicos de control que regulan la captación, almacenamiento y excreción de
elementos inorgánicos, permitiendo a los peces vivir un equilibrio dinámico con el medio
acuático. Los electrolitos Na+,K
+,Mg
2+, Ca
2+, Cl
- y HCO
3- desempeñan un papel importante en la
regulación osmótica del líquido extra e intracelular en los peces (NRC, 1993).
Cabe precisar, que el intercambio de iones del agua que rodea los peces, a través de las
branquias y la piel, complica la medición de las necesidades de minerales. Aunque la mayoría de
los elementos esenciales conocidos para los animales terrestres también se consideran
importantes para los peces, los requisitos cuantitativos se han reportado sólo nueve minerales
(calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio y cloro) y oligoelementos (hierro, cobre, manganeso,
selenio, yodo, flúor y cromo) en la alimentación de peces (NRC, 1993).
Cada metabolito es requerido en pequeñas cantidades y otros son absorbidos por el agua en
cantidades significativas a través de las branquias, ello ha despertado la necesidad de realizar
investigaciones orientadas hacia la nutrición mineral piscícola, partiendo del hecho que
actualmente, las necesidades reales de cada mineral aún no han sido calculadas bajo criterios de
precisión confiables, debido a la diversidad biológica de las especies que no permiten una
estandarización concreta (Lall, 1981; Watanabe et al., 1997; Lovel, 1998).
45
No todos los oligoelementos indispensables para los animales superiores han sido
reconocidos con la misma importancia para peces (Tabla 7). A pesar de que los metales traza son
requeridos por el pez en cantidades muy pequeñas, son absolutamente necesarios para el
crecimiento, el exceso de los mismos puede inducir una toxicidad perjudicial; ello le mantiene un
delicado equilibrio mineral entre los requerimientos del organismo, ingesta, almacenamiento y
excreción; dicha disponibilidad biológica está caracterizada por la eficiencia con la que el cuerpo
utiliza los minerales suministrados en la dieta (Watanabe et al., 1997).
Tabla 6. Fuentes, funciones e interacciones de los minerales en peces.
Mineral Fuentes Funciones Interacciones
Ca Agua; materias primas de
origen animal; sales orgánicas.
Crecimiento óseo, coagulación,
cofactor enzimático,
contracción muscular.
Vitamina D, P, Zn, Mg.
P Materias primas de origen
animal y vegetal; sales
inorgánicas.
Metabolismo energético,
crecimiento óseo, constituyente
de coenzimas.
Ca, Mg, Mn, Vitamina B1 y
B6.
Mg Agua; Materias primas de
origen animal y vegetal; sales
inorgánicas.
Crecimiento, integridad
muscular, cofactor enzimático,
mineralización ósea,
osmorregulación.
Ca, P, Proteínas
K Materias primas de origen
vegetal.
Regulación enzimática,
contracción muscular,
equilibrio iónico.
Na
Na Materias primas de origen
animal.
Regulación enzimática,
osmorregulación, equilibrio
iónico intracelular.
K, Cl
Fe Agua; harina de sangre, Cl2Fe,
SO4Fe.
Respiración celular,
constituyente protéico, cofactor
enzimático.
Cu, Co, Mn, Zn.
Cu Agua; materias primas de
origen animal; SO4Cu.
Constituyente enzimático Zn, Se, Fe, vitamina C
Mn Agua; materias primas de
origen animal; SO4Mn.
Cofactor enzimático Ca, P, ácido fítico.
I Agua. Síntesis de hormonas tiroideas -
Zinc Agua; materias primas de
origen animal; SO4Zn.
Constituyente de
metaloenzimas, regulador de
actividades enzimáticas.
Ca, P, ácido fítico
Se Agua; harina de pescado,
SeO3Na2.
Prevención de la oxidación
lipídica, protección ante
intoxicación de Cd y Hg.
Vitamina E
Fuente: Hidalgo y Morales, 2009.
Las deficiencias minerales más comunes en organismos piscícolas están asociadas al calcio y
fósforo; normalmente los peces de agua dulce, pueden absorber suficiente calcio en el agua, a
menos que el carbonato de calcio presente este por debajo de las 5 ppm; por lo tanto, los
suplementos de calcio no son necesarios en las pre-mezclas minerales al momento de formular la
46
dieta. Sin embargo el fósforo, debe ser ofrecido en la alimentación, debido a que, la
concentración de fósforo disuelto en agua dulce es considerablemente baja como para satisfacer
los requerimientos de los peces. En el caso del sodio y potasio, ambos se encuentran en
suficientes cantidades a partir de las materias primas utilizadas con regularidad, por lo que no
deben añadirse como suplementos (Akiyama, 1999).
Tabla 7. Trazas minerales requeridas para los peces.
Mineral Requerimiento
(mg mineral Kgˉ¹en dieta seca)
Cobalto 0,05-1,0
Cobre 1,0-5,0
Hierro 30,0-170,0
Manganeso 2,0-20,0
Selenio 0,15-0,50
Yodo 1,0-4,0
Zinc 15,0-40,0
Fuente: Watanabe et al., 1997.
2.2.15. Relación óptima energía/proteína
En nutrición animal, la energía no es considerada como nutriente, sino como el aporte
calórico que sirve de combustible para las funciones metabólicas del organismo, destacando
funciones motoras y biológicas diarias como reproducción y desarrollo corporal de los peces,
dicha energía es obtenida a través del alimento ingerido producto de la oxidación del
metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas (Maynard et al., 1979).
El contenido proteico en la dieta para peces, está condicionado por la calidad biológica de la
proteína y las fuentes energéticas utilizadas en la formulación de los piensos, los cuales deben
mantener un preciso balance entre energía y proteína (Torres et al., 2009). Un exceso de energía,
normalmente detiene la ingesta de alimento debido a la alta relación energía digestible/energía
proteica presente en la ración suministrada; de esta manera se minimiza el consumo de proteína,
debido a que los niveles de ingesta están determinados fundamentalmente, por la energía total
47
disponible en la dieta (Médale y Guillaume, 2002). Para determinar la proporción correcta, es
necesario hacer uso de herramientas y técnicas experimentales específicas para cada especie,
basadas en los principios de ecología acuática (Arroyo, 2008).
Para que un pez alcance talla comercial en corto tiempo es necesario lograr la máxima tasa de
deposición proteica; es imprescindible que las dietas consumidas proporcionen a los peces
energía y proteína de alta digestibilidad en proporciones adecuadas. El valor óptimo generalizado
en peces oscila entre 8 y 10 kcal ED/g de proteína dietaria (Britz y Hecht, 1997; Huet, 1998).
Para el NRC (1993) la óptima relación energía/proteína estimada para peces omnívoros y
carnívoros son similares, con variaciones de acuerdo a las variables biológicas involucradas.
Trabajos realizados en tilapia y trucha, revelan que las concentraciones absolutas de energía y
proteína exigen una relación energía/proteína entre 9,4 y 9,5 kcal. ED/g. PC para lograr máximo
crecimiento, siendo sus concentraciones efectivas 32% PC y 3000 kcal. ED/g. para tilapia y 38%
PB y 3600 kcal. ED/g. para trucha arco iris.
Desde el punto de vista metabólico, es primordial definir correctamente el valor calórico de la
dieta, en cachama y sus híbridos se ha estimado que 2700 kcal de energía digestible/Kg en la
dieta, se logran coeficientes técnicos de crecimiento favorables para el productor (González y
González, 1996). Cabe resaltar el trabajo de Bicudo et al., (2009) quienes reportaron diferencias
altamente significativas sobre parámetros de crecimiento y niveles séricos específicos en P.
mesopotamicus, detectando un alza con respecto al valor proteico y una reducción considerable
del contenido de glucosa en plasma, que se acentuó a medida que se incrementaba la
proteína/energía en la dieta.
Martínez-Porchas et al., (2009) afirman, que el requerimiento de proteína está sujeto
principalmente a los hábitos alimenticios de la especie acuícola; mientras que peces herbívoros
requieren bajas cantidades de proteína, los omnívoros y carnívoros requieren altas cantidades de
proteína debido a que obtienen una considerable fracción de su energía requerida a partir de los
aminoácidos. Cuando las dietas suministradas presentan desequilibrios por excesivas cantidades
de proteína bruta en relación a las cantidades de energía de origen no proteico, el pez activa
mecanismos catabólicos que obligan al consumo de aminoácidos como fuente de energía y no
para la deposición proteica (Elangovan y Shim, 1997).
48
Por otra parte, altos porcentajes de proteína sin la energía suficiente en la dieta, además de ser
nocivo para el pez, produce un aumento considerable en la excreción de amonio minimizando la
calidad higiénica del agua; en el mismo sentido y cómo se señaló anteriormente, el exceso de
energía en la dieta con respecto a la proteína, reduce la ingesta de piensos, debido a que los
peces consumen alimento para satisfacer principalmente su requerimiento energético, ambos
escenarios de errada relación energía/proteína, ocasiona retraso comercial en el crecimiento de
los peces (Vásquez, 2004).
2.2.16. Alimentos y/o materias primas utilizadas en nutrición piscícola
La materia prima de origen animal o vegetal utilizada por el organismo animal para extraer
nutrientes y energía se conoce como alimento, el cual, provee los compuestos orgánicos e
inorgánicos vitales para el sano funcionamiento del cuerpo (Marín, 1998). La biodisponibilidad
de cada ingrediente es indispensable al momento de calcular una ración y su contenido, en tal
sentido, se requiere evaluar las propiedades físico-químicas del alimento, y su viabilidad según
las exigencias nutricionales del pez (González y Heredia, 1998).
El concepto de materia prima varía según el uso de la misma, en nutrición animal, se considera
como un alimento o ingrediente ingerido por el animal para obtener los nutrientes necesarios para
el mantenimiento de sus funciones vitales (Caravaca et al., 2003; Isea, 2008).
Otros ingredientes no nutricionales son utilizados en la elaboración de la dieta, que cumplen
la función de coadyuvantes en la mejora de propiedades físicas y químicas del pellets (gránulo),
donde resalta: palatabilidad, color, estabilidad, densidad, entre otros, indispensables para la
regularización del consumo por parte de los peces; de igual forma, muchos de los ingredientes
utilizados pueden contener compuestos nocivos o no metabolizables que podrían perjudicar a los
animales, por cuanto, es fundamental conocer en detalle los datos bromatológicos reales del
ingrediente (Métailler y Guillaume, 2002).
Éstas consideraciones, hacen de los piensos (alimentos), un requerimiento fundamental para la
producción comercial de peces, así como, los costos que representan para el piscicultor, los
cuales, resultan elevados debido a las limitantes materias primas normalmente utilizadas: harina
49
de pescado, soya, maíz, arroz, trigo y aceite de pescado; dicha restricción, ha sido creada por la
industria acuícola tradicional, debido a la existencia de otras materias primas de origen animal
(harina de carne y hueso, harina de hidrolizado de pluma, harina de aves) que se han utilizado
para la alimentación de peces en Europa, reportando resultados satisfactorios, y que por intereses
económicos condicionan el mercado (Hettich, 2004).
Por otra parte, tanto la presentación como la composición del balanceado comercial, debe
cumplir parámetros físicos que se ajusten a los hábitos alimentarios de los peces en cultivo; para
ello, Villani y De Murtas (1986) consideran que para la fabricación de pellet, es fundamental
considerar: a) tamaño del gránulo de acuerdo al aparato bucal de la especie en cultivo; b) movilidad,
coloración, flotabilidad y palatabilidad; c) calidad nutritiva; d) excelente digestibilidad y e)
disponibilidad del alimento en las cantidades requeridas durante el ciclo productivo.
En nutrición piscícola, existe una amplia gama de materias primas que se utilizan para
formular el alimento, cada una de ellas, presenta características según su origen, composición,
propiedades nutricionales o físico-químicas, disponibilidad y acceso económico; cada una de
ellas condiciona su utilización en la ración alimenticia suministrada a los peces (Métailler y
Guillaume, 2002).
El alimento concentrado suministrado en explotaciones piscícolas, es fabricado a partir de
harina de pescado (HP) como ingrediente insustituible por su calidad aminoacídica-proteica, las
otras materias primas son incorporadas a la dieta según los recursos disponibles, exigencia
nutricional y composición bromatológica de los ingredientes para lograr el balance nutritivo ideal
(Alvarez-Lajonchére, 2006; Risso, 2008). La calidad de las fuentes proteicas presentes en el
alimento, puede estimarse en base al nivel de proteína bruta (PB) y aminoácidos esenciales
(AAE) presentes en la fórmula (Jover, 1997).
Las harinas de pescado, son la fuente de proteína más utilizadas y de mejor calidad para la
nutrición de los peces, pues tiene un alto contenido proteico, el cual, se ubica entre 65-75% con
un perfil de aminoácidos esenciales ajustado a los requerimientos promedio exigidos por los
peces, presenta aproximadamente 10% de grasa, la cual no sólo es una buena fuente de energía
sino también por su contenido en ácidos grasos poli-insaturados de cadena larga, con elevados
niveles de lisina y metionina; de igual forma, contienen una proporción porcentual importante de
50
calcio, fósforo, magnesio, selenio y oligo-elementos, así como vitaminas (A, B12, C, D3,
colina e inositol) y carotenoides (Jover, 1997; Métailler y Guillaume, 2002; Coolsaet, 2009).
La harina de pescado (HP) es esencial en las fórmulas alimenticias completas para la
explotación intensivas de organismos acuáticos y en menor grado para producciones de tipo
semi-intensivo; por tal motivo, la dependencia de dicha materia prima en la formulación, está
condicionada por el nivel tecnológico e inversión de la empresa piscícola, debido a que, su valor
económico es alto, lo cual, afecta directamente el precio del alimento terminado, lo cual, ha
obligado a los expertos a minimizar su uso en las dietas, sustituyéndola con proteínas alternativas
de menor costo (Graü et al., 2007; Visbal y Medina, 2008).
El aceite de pescado, es otro de los ingredientes utilizados con regularidad en acuicultura, pues
contiene un alto contenido energético y ácidos grasos polinsaturados de cadena larga,
denominados eicosapentanoico (EPA) y docosahexanoico (DHA), ambos indispensables para el
crecimiento de los peces (Jover, 1997; Métailler y Guillaume, 2002; Coolsaet, 2009).
El aceite de pescado (AP), se obtiene durante la fabricación de HP; cuando el pescado supera
la etapa de cocción, éste pasa a través de una prensa, que extrae del mismo la proteína soluble y
el aceite (caldo de prensa), seguidamente, la solución es centrifugada y el aceite resultante se
almacena en recipientes (Sandbol, 1993).
Cabe señalar que Métailler y Guillaume (2002) afirman, que las fábricas de harina de pescado
no añaden con regularidad etoxiquina al aceite sino otros antioxidantes, como butilhidroxitolueno
(BHT) o butilhidroxianisol (BHA) para asegurar la calidad del mismo, debido a que, los aceites
presentan una fácil oxidación, pues se vuelven rancios durante el procesado; ésta oxidación se
acelera por el calor, la luz y algunos catalizadores, por lo que se hace fundamental controlarla.
Por otra parte, expertos señalan que en fórmulas alimentarias para alevines, juveniles y
reproductores, debe incorporase HP en 30-50% de alta calidad y 10-15% AP; dicha proporción,
brinda a los peces cultivados un balanceado cuya composición es próxima al alimento natural,
mejorando así su salud, bienestar y productividad (Cho, 1983; Ramírez, 2009).
51
La harina de sangre, es considerada como la más rica en proteína con más de 90% de proteína
bruta, utilizándose en piensos que deben tener un alto nivel proteico, pues con otros concentrados
no podrían conseguirse pellets con 55-60% PB; su nivel de lisina es más elevado que la harina de
pescado, pero es deficitaria en metionina, ello condiciona su participación dominante en la
formulación de dietas para organismos acuáticos (Jover, 1997).
Con respectos a las fuentes de proteína vegetal, la torta de soya probablemente sea la de
mayor relevancia, pues posee un nivel proteico de 48% de PB aproximadamente, y aunque sus
niveles de lisina y metionina son bajos, su inclusión en los piensos como sustituto de la harina de
pescado ha alcanzado valores de 20-25% de PB, sin causar ningún problema nutricional; algunos
autores han conseguido tasa de sustitución de hasta un 50% cuando las dietas se suplementaban
con DL-metionina, en trucha y lubina americana (salmónidos) sin efectos contrarios en el
crecimiento, aunque algunos ensayos reportaron valores que afectaron la conversión alimenticia
(Jover, 1997).
Tabla 8. AAE y relación PB/AAE contenidos en materias primas de mayor uso en piscicultura
Aminoácido Harina de
pescado
Harina de
sangre
Harina de
carne
Torta de
soya
Gluten de
maíz
Levadura
de cerveza
Caseína
Arginina 5.02 3.88 3.75 3.38 1.53 2.35 3,43
Lisina 5.83 8.04 3.11 2.99 0.87 3.33 8,06
Metionina 2.27 0.95 0.70 0.58 1.14 0.79 2.91
Treonina 3.16 3.39 1.77 1.85 1.56 2.27 3.18
Triptófano 0.83 1.13 0.32 0.71 0.23 0.56 4,14
% PB 78.3 93.0 54.1 49.9 46.8 46.9 86.42
Total AAE 35.6 50.8 20.2 21.2 22.2 20.8 45.4
% AAE/PB 45.4 54.8 37.3 42.5 47.5 44.3 48.4
Fuente: NRC, 1981
De igual forma, los aditivos alimenticios, forman parte de los ingredientes en la fórmula, se
definen como sustancias o mezclas añadidas intencionalmente a los alimentos para mejorar sus
atributos químicos, físicos y microbiológicos (Carrillo et al., 2000). En este sentido, Bello
(1995); señala que entre las funciones más relevantes de los aditivos en el alimento, destaca: a)
preservar sus características nutricionales antes de ser consumidos (antioxidantes e inhibidores de
52
hongos); b) mejorar la dispersión de los ingredientes para el peletizado o granulado
(emulsificantes, aglutinantes y estabilizadores); c) optimizar la tasa de crecimiento en los peces
(antibióticos y hormonas); d) facilitar la ingestión del alimento (estimulante de consumo y
colorante); y e) suministrar los nutrientes esenciales en forma purificada (mezcla vitamínica,
minerales, aminoácidos, colesterol y fosfolípidos).
En vista que la calidad de los ingredientes, es absolutamente fundamental para la alimentación
de peces omnívoros de agua dulce; éstos animales, demandan una fórmula balanceada, que
contenga entre 32 y 36% de contenido proteico, mezcla vitamínica completa (vitamina A, D3, E,
K y complejo B) y pre-mezclas minerales ricas en fósforo, magnesio y potasio; estas
características, hacen que el alimento concentrado altamente proteico sea costoso, pero por lo
general vale la pena cancelar el costo extra, especialmente cuando las variables asociadas al
crecimiento en función del tiempo están a favor del productor (Akiyama, 1999).
Considerando las variables físico-químicas involucradas en la calidad y/o presentación del
alimento, en los peces, normalmente sus dietas se basan en concentrado extruido, debido a su alta
resistencia en el agua, gracias al almidón presente, el cual, brinda una estructura rígida al pellets,
permitiéndole ser flotantes, de hundimiento lento, de hundimiento rápido ó semi-húmedo; además
de los carbohidratos complejos, la estabilidad del alimento viene determinada por otros
compuestos nutricionales como proteína, fibra cruda, lípidos y minerales que se encuentran
contenidos en el balanceado comercial (Cheftel, 1986; Guillaume, 2002).
Por tanto, el medio acuático exige un pellet especial que resista mayor tiempo en el agua, para los
peces, la estabilidad no resulta condicionante durante su alimentación en los estanques, pues la
ingestión es rápida; lo cual indica que, la característica más importante a considerar en el
concentrado para peces es la flotabilidad, debido a que, casi todas las especies piscícolas
consumen el pienso mientras éste permanece en la columna de agua, y no del fondo, por lo que si
el alimento se hunde rápidamente, la tasa de ingestión será desfavorable (Guillaume, 2002).
2.2.17. Principios de formulación y fabricación de alimentos para peces
La fabricación de alimento concentrado para animales acuáticos, requiere procedimientos
técnicos que garanticen la calidad del producto, los cuales, responden a exigencias prácticas del
nutricionista y el productor, sin obviar los criterios básicos de calidad: a) el contenido nutricional
53
formulado; b) los atributos de cada ingrediente y c) el control tecnológico utilizado en la
elaboración del balanceado; para ello, la industria caracteriza los alimentos e ingredientes según
parámetros físicos, químicos y microbiológicos, como atributos de calidad, debidamente
ajustados según las particularidades del sistema pecuario (tipo de dieta, especie a alimentar,
extracto etario), y que deben mantenerse para la adecuación positiva en la tasa de alimentación
(Moncada, 1996; Prieto et al., 2008).
La calidad de un alimento varía principalmente según como se presenten los ingredientes
(origen, almacenamiento, contenido nutricional), y en menor grado con variaciones técnicas
durante la producción; sin embargo, la metodología utilizada en planta de producción, así como
los indicadores de operatividad utilizados, determinan las características físicas del alimento
(forma, tamaño, estabilidad), e influye sobre algunas de tipo químico (palatabilidad,
disponibilidad de ingredientes); de igual forma, procesar un alimento adecuadamente contribuye
a bajar los costos de producción del mismo por menor desgaste de piezas y más eficiente uso de
la energía eléctrica por parte de la maquinaria utilizada durante la fabricación (Moncada, 1996).
Para formular una dieta, es necesario conocer algunas técnicas prácticas que permitan el
cálculo preciso de ingredientes y nutrientes requeridos, entre ellas cabe citar el cuadrado de
Pearson, técnica de la sustitución y el cálculo de raciones de mínimo costo; para ello, las
empresas especializadas utilizan programación lineal u otra herramienta matemática que permita
computar el porcentaje requerido de algún ingrediente para un perfecto balance nutricional del
pienso, y así, suplir la exigencia nutricional en estudio (Risso, 2008; Tacón, 1989).
Existen diversas materias primas que se mezclan durante el proceso industrial, existiendo un
sinnúmero de posibles combinaciones para la dieta formulada. La nutrición animal, busca
determinar los requerimientos nutritivos que demanda las especies en estudio; así como también,
considera los atributos químicos de cada ingrediente para lograr una formulación técnica efectiva
(Guillaume, 2002).
La mezcla combinada específica de ingredientes, es aquella que basa su formulación en los
hábitos alimenticios de la especie, donde el contenido proteico resulta determinante para el
cálculo, considerando, que estos organismos consumen habitualmente una dieta rica en proteínas
(Jover, 1997).
54
Teniendo en cuenta que es necesario obtener gránulos con presentación, forma, textura,
densidad, color, aroma y plasticidad agradables para el consumo por parte de los peces, pues las
propiedades físico-químicas de cada materia prima utilizada en la fórmula, definen el aspecto del
producto terminado. En otras palabras, las mezclas no pueden contener ingredientes que hagan
demasiado pulverulento, duro o pastoso el pellet, o extremadamente flotante, entre otras posibles
características no deseadas, que ponen en riesgo la óptima alimentación de los peces (Martínez,
1993; Guillaume, 2002).
Figura 6. Etapas básicas para la formulación de dietas (Risso, 2008).
Algunas características son posibles de modificar en el alimento para mejorar sus condiciones
de aprovechamiento, por ejemplo, la textura del aglomerado final, puede ser ajustada al elegir un
procedimiento tecnológico adaptado o mediante la adición de un aglutinante, dotado o no de
propiedades nutricionales; en la práctica, los ingredientes, adición de aglutinantes o
aglomerantes, y la elección del procedimiento tecnológico están estrechamente relacionados
(Guillaume, 2002).
Existen otras características físicas, o físico-químicas que deben ser consideradas al momento
de procesar las mezclas, al igual que el contenido de proteínas, minerales y fibras; la premisa
básica para ello, consiste en limitar aquellos ingredientes que por su naturaleza fragilizan al
aglomerado e imponer un mínimo de aquellos que tengan un poder texturizante, siendo el
aglutinante la mejor opción (Guillaume, 2002).
Ingredientes
disponibles
Exigencias
nutricionales de
los animales
Composición
bromatológica de
los ingredientes
Costo de los
ingredientes
Formulación
Cálculos
generales
Dieta ideal
55
En acuicultura, el alimento concentrado se comercializa bien sea peletizado o extruido; ambos,
son fabricados bajo esquemas tecnológicos similares, pero con marcadas diferencias en la
mecánica industrial. El balanceado peletizado requiere de una peletizadora y el extruido un
extrusor; la utilización de una u otra máquina, ofrece diversas ventajas o desventajas al
acuicultor, además que su uso, depende de la especie hacia la cual está dirigido el alimento, para
peces, se requiere alimento concentrado extruido (Moncada, 1996).
Para elaborar el concentrado comercial para peces, las plantas de alimento, elige en primer
lugar la cocción-extrusión antes que la granulación, debido a que, mediante éste proceso se
obtienen piensos flotantes o en su defecto se incorporan porcentajes de lípidos (25-32%) para
conservar la propiedad de flotabilidad; aún con este método, es necesario garantizar una textura
sólida al granulado, siendo común la elección de almidón pre-gelatinizado o proteínas naturales
para mantener la consistencia ideal del pellet (Guillaume, 2002).
Para elaborar el alimento concentrado extruído, el acondicionamiento de la mezcla amerita
altos valores de humedad, temperatura y presión. La cuota porcentual de humedad en la fórmula
se ubica entre 20-30%, temperatura de 65 a 95 °C; luego, la mezcla es llevada a un barril de
extrusión presurizado donde se somete a cocción, bajo un rango de temperatura que alcance los
130-180 °C, la cual es obtenida por medio de calor y presión mecánica (59 Kg/cm²) durante 10 a
60 segundos dependiendo del tamaño de partícula de los ingredientes, composición de la mezcla
y propiedades físicas requeridas. Seguidamente, la mezcla cocida es extruída al pasar por un
tornillo ahusado, siendo obligada a pasar a través de una matríz plana (dado) hacia el final del
barril de extrusión presurizado. Al subir hacia el exterior del barril de extrusión presurizado el
material se expande y pierde humedad, causada por la caída brusca de la presión y temperatura.
En el proceso de cocción, los almidones alcanzan un grado de gelatinización del 90%,
proporcionando al pellet la estabilidad que requiere en el agua (Guevara, 2003).
Desde el punto de vista económico, la industria prefiere la cocción-extrusión, en vista de su
flexibilidad (amasado intenso, cocción y texturación) y comodidad de empleo, aunque no sea la
solución para las limitantes existentes, considerando que es una vía de alto costo energético y aun
poco dominada, cuyo resultado puede ser muy variable; algunos investigadores han optado por la
granulación realizando adaptaciones en el termo-acondicionamiento o la pre-compactación,
mientras, es inevitable si se quieren elaborar piensos flotantes (Jover, 1997; Guillaume, 2002).
Existen otros procesos comunes en la fabricación de alimentos para acuicultura como las etapas
56
de almacenamiento, molienda, mezcla, aglomeración, enfriado y secado, para los cuales, cada
empresa cuenta con manuales operativos que controlan el éxito del proceso (Moncada, 1996).
2.2.18. Parámetros de eficiencia del alimento
La forma como el animal utiliza el alimento, comúnmente es caracterizada mediante la
relación alimento ingerido/ganancia de peso corporal. Ciertamente, la ganancia de peso es una
función a fin (lineal) a la ingesta, pero no es directamente proporcional, sino que es proporcional
a la ingesta que se produce por encima del valor correspondiente al requerimiento de
mantenimiento (Guillaume, 2002).
Los animales tienen un costo por mantenimiento, el cual aumenta según la exigencia de la
especie y su estado fisiológico; particularmente en acuicultura, la adecuación entre la cantidad de
alimento distribuido y la cantidad de alimento ingerido es la mayor garantía de una buena gestión
de la alimentación (Jover, 1997). Un análisis global de los sistemas piscícola, permite identificar
los puntos de control y sus repercusiones sobre la dinámica económica de la acuifactorías; debido
a que, los resultados financieros parten de las respuestas fisiológicas, para lo cual se deben
considerar los siguientes aspectos:
a) Incremento de peso (IP): los peces deben crecer a un ritmo económicamente rentable para
el productor; dicha tasa debe coincidir con los valores expresados en la curva de
crecimiento típica (según la especie), o reportar mejores cuantías de peso por unidad.
Desde la óptica metodológica, Jover (1997) afirma que para controlar el incremento de
peso, los peces son pesados periódicamente para estimar la ganancia de biomasa,
supervivencia y peso medio de los ejemplares; pero no solo el cálculo del peso medio es
suficiente para validar un eficiente crecimiento productivo, resulta necesario construir las
curvas de crecimiento en cada lote estudiado. Finalmente, la comparación entre grupos se
realiza mediante índices de crecimiento, entre los que resaltan el incremento de peso
medio (IP), tasa específica de crecimiento (TEC), crecimiento absoluto (CA) y tasa de
crecimiento relativo (TCR). De acuerdo a lo propuesto, se han planteado una serie de
ecuaciones útiles para evaluar en detalle el incremento de peso (Tabla 9).
57
b) Factor de conversión alimenticia: (FCA): es un parámetro técnico que permite medir
matemáticamente en forma simple, la relación entre incremento de peso y alimento
consumido en un rango de tiempo determinado, es decir, gramos de alimento consumido,
por cada gramo de peso corporal ganado; pues además, de estudiar el crecimiento, es
necesario conocer la cantidad de alimento requerida así como su costo (Kilambi y
Robinson, 1979). La eficiencia alimenticia (EA) es el inverso del FCA. Se calcula
dividiendo la ganancia de peso por la cantidad de alimento suministrado del cultivo
expresado en porcentaje (You et al., 2008).
FCA= Alimento ingerido (mg peso seco)/peso húmedo ganado (mg)
EA= 100 x [(Pf – Pi) / alimento total consumido (g)]
Tabla 9. Ecuaciones de los indicadores asociados al incremento de peso
Indicador de crecimiento Ecuación Referencia
Incremento de peso medio (g) IP= (Pf – Pi) / Pi González y Heredia, 1998
Tasa de crecimiento específica (% día‾¹) TCE= 100 x (ln Pf – ln Pi)/t Wootton, 1991
Crecimiento absoluto (g) CA= (Y2-Y1) / (t2-t1) Wootton, 1991
Tasa de crecimiento relativo (%) TCR= [Y2-Y1/Y1(t2-t1)]x 100 Wootton, 1991
Coeficiente de crecimiento térmico CCT = (Pf1/3
- Pi1/3
)/∑ ° día Cho, 1992
Donde:
Pi: Peso medio inicial (g)
Pf: Peso medio final (g)
Y1 y Y2: Peso al inicio y final de la evaluación (g)
t1 y t2: Tiempo al inicio y al final de la evaluación (d)
c) Relación de eficiencia proteica (REP): para comparar los resultados obtenidos en las
variables de crecimiento, cuando se alimentan peces con piensos que contienen diferentes
niveles de proteína, es clave referir dicho crecimiento a la proteína ingerida (Jover, 1997).
La importancia del IEP reside en que este valor constituye una medida aproximada de la
utilización proteica (Peters et al., 2004).
IEP= Incremento de peso (Kg)/proteína ingerida (Kg)
58
d) Otros parámetros: el aprovechamiento del alimento por parte de los animales incluye una
gran cantidad de variables técnicas, algunas poco manejadas por el piscicultor, debido a su
complejidad metodológica, y otras que forman parte de la operatividad del sistema. Los
expertos en acuicultura consideran evaluar: retención de proteína (RP), calculada a partir
de la composición corporal de los peces; tasa de alimentación diaria (TAD), que permite
ajustar el modelo de crecimiento específico para cada especie; supervivencia (S),
cuantificada al final del periodo experimental realizando el conteo de organismos vivos
(Martínez, 1987; Haskell, 1959; García-López y Castello-Órvay, 1996; Gutiérrez et al.,
2002).
RP= [ganancia de proteína bruta corporal (g) / proteína bruta corporal inicial (g)] x 100
TAD= [incremento diario de longitud x 300 x FCA] / longitud
S= [cantidad inicial de peces / cantidad final de peces] x 100
59
CAPÍTULO III
MARCO METODOLÓGICO
3.1. Nivel de la investigación
La investigación científica constituye una serie de elementos articulados de forma sistemática
que son aplicados al estudiar un fenómeno, con características de análisis formal y racional
haciendo uso del método científico para la obtención de conocimientos vanguardistas que
respondan a las interrogantes planteadas en el problema seleccionado (Sánchez, 1998; Hernández
et al., 2010b; Arias, 2006).
De acuerdo con Arias (2006) el nivel de investigación está definido por el “grado de
profundidad con que se aborda un fenómeno u objeto de estudio”, es por ello que la presente
investigación planteada con el híbrido de alevines P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂, de
acuerdo a su nivel, es de tipo explicativa, pues se evaluó el comportamiento productivo de un
grupo de individuos alimentados con diversos niveles de proteína dietaria.
3.2. Tipo y diseño de la investigación
Para Hernández et al. (2010b) un diseño está organizado cuidadosamente bajo un plan o
estrategia que busca la obtención de información veraz y confiable que requiere el fenómeno
investigado. En este caso, basado en las variables objeto de estudio, así como la metodología
planteada, el tipo de investigación según su diseño fue netamente experimental, bajo concepto
exploratorio, basada en los tratamientos y repeticiones de los mismos, en función del porcentaje
de proteína que recibieron los alevines estudiados.
3.3. Diseño experimental
El tiempo y diseño experimental en trabajos de nutrición piscícola se sujetan a parámetros
biológicos generales, aconsejando para ensayos de crecimiento triplicar las observaciones
(Guillaume et al., 2002). El nivel óptimo de proteína dietaria ha sido una variable nutricional
ampliamente discutida entre diversos investigadores ictícolas a partir de experiencias prácticas,
60
las cuales señalan que la cantidad precisa de este nutriente en dietas artificiales, depende del valor
biológico de la misma. Los peces como otros animales, no presentan necesidades absolutas de
proteínas, pero demandan una mezcla bien balanceada de aminoácidos; igualmente, la exigencia
de proteína varía con la especie, condiciones ambientales y las prácticas de manejo (Bauza,
2008).
Por tal motivo y basado en el hecho que se tiene un solo factor, así como los reportes técnicos
ya descritos e incluyendo aspectos biológicos del híbrido en estudio (hábitos alimenticios); se
empleó un diseño completamente al azar, unifactorial de cinco niveles y cuatro (04) repeticiones
a saber: T1: dieta al 20% de proteína cruda (PC); T2: 22% PC; T3: 24% PC; T4: 26% PC; T5:
28% PC (dieta comercial/testigo).
Figura 7. Distribución de tratamientos durante el ensayo
La unidad experimental estuvo representada por cada uno de los acuarios destinados para el
ensayo (20 acuarios en total), previamente enumerados a los cuales se les asignó de forma
aleatoria los tratamientos seleccionados, correspondiéndole cuatro (04) acuarios a cada
tratamiento. Las unidades experimentales contenían diez (10) alevines (unidades de observación),
ésta cantidad, es superior e igual a la utilizada por Gutiérrez et al., (2010); Yudy et al., (2004);
Arce y Luna-Figueroa, (2003) quienes utilizaron 3, 8 y 10 peces respectivamente.
Para realizar los cálculos de eficiencia productiva, se tomó la totalidad de unidades de
observación por unidad experimental en cada medición; los valores promedio obtenidos y
reportados por acuario fue el valor respuesta; de igual forma, se controlaron bajo monitoreo
T5
T3
T2
T1
T2
T1
T3
T4
T5
T5
T1
T2
T3
T5
T4
T4
T1
T3 T2
T4
61
constante la temperatura en agua, nivel de oxígeno disuelto y otras variables (parámetros físico-
químicos) tal y como lo indica Kuehl (2001) sobre el manejo de unidades experimentales.
3.4. Metodología
3.4.1. Período de aclimatación
Los alevines del híbrido Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂ fueron
transportados desde la Estación piscícola “Turiba” ubicada en el sector Otopum Estado Barinas-
Venezuela LN 7°41'05'' LO 71°20'04', temperatura media de 32 °C, humedad relativa 84,75% y
altitud 337 msnm, hasta las instalaciones del Laboratorio de Acuicultura en la Universidad
Nacional Experimental Sur del Lago “Jesús María Semprum” Santa Bárbara de Zulia LN
8°58'58.1'' LO 71°55'21.4'', en bolsas de polietileno con atmósfera saturada de oxígeno, según lo
recomendado por Arce y Luna-Figueroa (2003).
Seguidamente, las bolsas plásticas (herméticas) se colocaron durante 15-20 minutos dentro de
los acuarios preparados previamente para el ensayo con el objeto de aclimatar a los alevines
(igualar temperatura); inmediatamente, las bolsas fueron abiertas con cuidado y se le dio libertad
a los peces en el acuario; de esta manera se ajustaron los parámetros fisicoquímicos del agua para
permitir un mínimo estrés por la transferencia, tal y como lo sugieren David y Bravo (2004).
En total 200 crías P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂ de dieciséis (16) semanas, con un
peso húmedo promedio de 14,76 ± 2,51 g y longitud de 8,52 ± 0,02 cm, se sometieron durante
dos (02) semanas a un período de aclimatación en acuarios plásticos (68 L) provistos de aireación
constante y temperatura aproximada de 28,37 ± 0,34 °C. Durante esta etapa, la alimentación se
efectuó con una mezcla comercial al 28% PC suministrada al 5,0 % de su biomasa en horario fijo
dos veces al día (9:00 y 16:00 h) y a saciedad con recambio de agua día por medio (Ramírez,
2009; Arce y Luna-Figueroa, 2003).
3.4.2. Período experimental
Superada la aclimatación, los alevines se pesaron en pool de diez (10) organismos, los cuales,
se distribuyeron en veinte (20) acuarios rotulados e identificados, siguiendo el diseño
experimental organizado en cinco (05) tratamientos y cuatro (04) repeticiones. El ensayo se
62
desarrolló durante sesenta y tres (63) días, considerando que las observaciones estaban dirigidas
en la etapa de pre-cría (levante de alevines) del híbrido seleccionado (Gutierrez et al., 2009;
Vásquez-Torres et al., 2012). Cada grupo de peces fue alimentado a saciedad durante los días de
experimentación dos veces al día (igual que en periodo de aclimatación), realizando la toma de
datos al día 0, 20 y 63 (David y Bravo, 2004).
3.4.3. Calidad del agua
Las características físico-químicas del agua fueron monitoreadas semanalmente obteniendo
los siguientes valores promedio: temperatura 27,75 ± 0,34 °C (termómetro Brannan®, ± 0,1), el
pH 7,3±0,2 (pH-metro Corning®, ± 0,1); la dureza > 40 ppm, concentración de nitritos y
amoniaco <0,02 ppm (APHA et al., 1992), el oxígeno disuelto 6,17 mg/L ± 0,42 (oxímetro
YSY® modelo 57, ± 0,1), el cloro 1,20 ± 0,01 mg/L (APHA et al., 1992), conductividad eléctrica
en 119,83 ± 0,38 µSiemens/cm (Hach Conductivity/Tas Meter, ± 0,1) y el total de sólidos
disueltos 0,41 ± 0,04 g/L (Hach Conductivity/Tas Meter, 0,1).
3.4.4. Dietas y alimentación
Toda especie piscícola cultivable, requiere una dieta balanceada que cubra sus requerimientos
nutricionales, especialmente de proteína y energía; ambos son componentes de interés alimenticio
directamente relacionados con el rendimiento productivo del pez. Si la dieta formulada contiene
una alta carga calórica, los animales pueden reducir el consumo habitual de alimento y así, una
disminución contraproducente en el consumo de nutrientes esenciales; por otro lado, dietas bajas
en energía puede dar origen a la utilización de la proteína dietaria como fuente energética, en
lugar de ser utilizada para el crecimiento (Gutiérrez et al., 2010). Se formularon y elaboraron
cuatro (04) dietas experimentales (20, 22, 24 y 26% de proteína cruda) isocalóricas (2,7 kcal de
ED/g) a partir de ingredientes purificados y tradicionales siguiendo los protocolos metodológicos
recomendados por la literatura (Tacón, 1989; NRC, 1993; Lovell, 1998; Ramírez, 2009); y se
utilizó balanceado comercial marca Vitalim C.A., Cachavit al 28% de proteína cruda como dieta
testigo.
Vásquez-Torres (2001), en su trabajo sobre exigencia proteica en Piaractus brachypomus,
concentra los ingredientes a utilizar en función de su papel nutricional. Para el presente ensayo se
utilizó: a) caseína como base proteica; b) harina de maíz amarillo y afrechillo de trigo
63
(carbohidratos); c) aceite de pescado (lípidos); d) pre-mezcla de vitaminas, minerales, y
aminoácidos (lisina, metionina); y e) carboximetilcelulosa (CMC) un ligante para la correcta
aglutinación del gránulo (pellet). Las materias primas fueron adquiridas en establecimientos
comerciales destinados a la comercialización de alimento para animales en el Municipio
Libertador del Estado Mérida, a excepción de la fuente proteica (caseína) la cual, fue adquirida a
través de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad del Zulia (LUZ).
Se empleó una hoja de cálculo Microsoft Excel para determinar la cantidad a utilizar de cada
ingrediente en la formulación, según el porcentaje de proteína que corresponde a cada tratamiento
objeto de evaluación; a su vez, la inclusión porcentual de aglutinante, pre-mezcla mineral,
vitaminas, y aminoácidos, fue constante para el cálculo durante la formulación.
Las dietas experimentales se elaboraron en el Laboratorio de Química de la Universidad
Nacional Experimental Sur del Lago “Jesús María Semprum” Núcleo La Victoria Estado Mérida
LN 08°25'28.32'' LO 71°36'7.54''. Cada ingrediente fue pesado en función de los gramos totales
requeridos, luego se agruparon de acuerdo al tamaño de las partículas y se mezclaron por 10
minutos, seguidamente ambos grupos fueron sometidos a mezclado (15 min) para obtener una
mezcla homogénea. A continuación se añadió aceite de pescado y agua destilada (600 mL/Kg de
ingrediente) para homogeneizar el compuesto haciendo uso de un procesador de alimentos
durante 5 minutos, para lograr una masa homogénea (Vásquez-Torres, 2001; Ramírez, 2009).
El producto obtenido se introdujo en un molino para carne, y así, efectuar el prensado de la
mezcla final, dando origen a tiras cilíndricas, que fueron distribuidas sobre una superficie
metálica (bandeja metálica) para su secado en estufa ventilada GLOBE de 30L a una temperatura
constante de 65 °C durante 24 horas. Finalizado el periodo de secado, las dietas se sometieron a
un molino doméstico de rodillo sinfín parar reducir su tamaño y ser tamizadas a partes de 2 mm
(tamaño del gránulo) y de 1 mm para el descarte de partículas muy pequeñas (Vásquez-Torres,
2001; Ramírez, 2009).
Las dietas húmedas y granuladas, se sometieron a los análisis bromatológicos
correspondientes en el Laboratorio de Nutrición Animal de la Facultad de Agronomía-
Universidad del Zulia, Venezuela, con el propósito de verificar el porcentaje proteico práctico de
64
la experiencia, ya calculado para almacenar cada fórmula en bolsas plásticas herméticas bajo
vacío a temperatura de refrigeración (4 °C) hasta el día previo de su uso.
Figura 8. Esquema tecnológico utilizado en la preparación de dietas (Ramírez, 2009).
3.4.5. Composición analítica de las dietas
Los alimentos deben ser analizados para conocer su valor nutritivo. Este análisis llamado
proximal, consiste en la separación de cada compuesto químico que integra la muestra tras ser
sometida a una serie de procesos metodológicos, a partir de los cuales se pretende conocer las
proporciones de cada componente a partir de la fragmentación de agua y materia orgánica
(Caravaca et al., 2003).
El análisis bromatológico se realizó a las materias primas utilizadas en la formulación de las
dietas. La evaluación química incluyó porcentaje proteico y extracto etéreo en los alimentos
terminados, como control en la verificación de las proporciones nutricionales esperadas. Los
Pesaje de los ingredientes
Mezclado de ingredientes secos
Adición de Aceite
Homogeneización
Adición de agua
Mezclado
Prensado
Secado
Molienda
Tamizado
65 °C/ 24 h
Granulometría (2 mm)
65
análisis arrojaron el contenido de humedad, proteína cruda, fibra cruda, extracto etéreo, ceniza y
extracto libre de nitrógeno; cada uno de ellos, apoyado en protocolos metodológicos
estandarizados que sugiere la literatura especializada (MAFF, 1973; Osborne y Voogt, 1978;
AOAC, 1990).
3.4.6. Parámetros de crecimiento, supervivencia y eficacia proteica
Se registró el peso y longitud de los alevines a los 0, 20 y 63 días del ensayo a la totalidad de
organismos. La alimentación se suspendió 24 horas antes que los alevines fuesen pesados para
asegurar la completa evacuación gástrica (Noeske y Spieler, 1984). Se midió el incremento de
peso, tasa de crecimiento específico, crecimiento relativo, factor de conversión alimenticia,
eficiencia alimenticia, supervivencia e índice de eficacia proteica, haciendo uso de fórmulas
matemáticas estándar sugeridas por la literatura (Tabla 9).
3.5.Técnicas e instrumentos de recolección de datos
Hernández et al., (2010b) afirman que toda investigación cuantitativa requiere de recursos
confiables, válidos y objetivos para registrar información sobre las variables de interés
experimental. Para la toma y asentamiento de los datos, se diseñaron planillas de control, en las
cuales se apuntaron los valores correspondientes a cada ítem considerado en el ensayo; la técnica
para la recolección de datos consistió en la anotación directa que arrojó el instrumento de
medición, así como el resultado obtenido con respecto a la variable respuesta en estudio.
3.5.1. Validez y confiabilidad de los instrumentos de medición
Todo el marco metodológico aquí descrito, contó con fundamentos teóricos estándares,
respaldados por investigadores piscícolas a través de sus publicaciones científicas. El manejo
instrumental de cada recurso durante la experimentación, se realizó según lo establecido en los
protocolos técnicos seleccionados para estudios de esta naturaleza, por lo que la validez y
confianza tanto de los instrumentos como las técnicas empleados gozaron de representatividad.
3.5.2. Análisis estadístico
66
Los resultados obtenidos en las variables asociadas al desempeño productivo en función del
porcentaje proteico en la dieta de alevines P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂ alimentados
bajos cuatro (04) fórmulas experimentales, se compararon para determinar la existencia de
diferencias estadísticamente significativas entre los tratamientos mediante un análisis de varianza
utilizando el test de Tukey para comparaciones múltiples de medias (P<0,05). Los datos
recolectados fueron procesados en el programa estadístico SAS® 9.1 bajo ambiente Windows.
Modelo: Yij = µ + ti + εij
67
CAPÍTULO IV
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
4.1. Composición bromatológica de las dietas experimentales
La composición porcentual y el contenido de ingredientes de las dietas experimentales
utilizadas en el ensayo se detallan en la Tabla 10.
Tabla 10. Composición porcentual de las dietas experimentales (g/100)
Ingrediente Dietas experimentales
Niveles de proteína (%)
20 22 24 26 28
Harina de maíz amarillo 1 10,00 10,00 10,00 10,00
Afrechillo de trigo 2 75,00 72,50 70,00 67,50
Caseína 3 7,00 10,00 13,00 15,50
Aceite de pescado 4 4,00 3,5 3,00 3,00
Vitaminas 5 1,00 1,00 1,00 1,00
Minerales 6 1,00 1,00 1,00 1,00
Ligante (CMC) 7 2,00 2,00 2,00 2,00
Total 100 100 100 100 1
Harina de maíz amarillo pre-cocida= Materia Seca (MS) 92%; Proteína cruda (PC) 11,7%; Extracto Etéreo (EE) 4%;
Nutrientes digestibles totales (NDT) 75,3 %; Cenizas 1%. 2 Afrechillo de trigo= MS 95,7%; PB 17,3%; EE 3,1%; NDT 69,8%; Cenizas 5,5%.
3 Caseína= MS 93 %; PB 86,42 %; EE 2,29%; Cenizas 3,66%; AAE (% PB): Met 2,91; Lys 8,06; Thr 4,14; Arg 3,43; I-leu
5,02; Leu 9,34; Val 6,54; His 3,10; Phe 5,02. Casein, from bovine milk, SIGMA-ALDRICH C7078 4 Aceite de pescado= composición por 100 g: 99,6 g lípidos totales; 16,20 g ácidos grasos saturados; 54,40 g ácidos
grasos mono-insaturados; 24,6 g ácidos grasos poli-insaturados; colesterol 650 mg (Farran et al., 2004). 5 Vitaminas= ácido fólico 250 mg.; ácido pantoténico 5.000 mg.; biotina 125 mg.; niacina 5.000 mg.; Vit. A 1.000.000 UI;
Vit. B1 1.250 mg.; Vit. B12 3.750 mg.; Vit. B2 2.500 mg.; Vit. B6 2.485 mg.; Vit. C 28.000 mg.; Vit. D3 500.000 UI;
Vit. E 20.000 UI; Vit. K3 500 mg. INRA Saint Pee sur Nivelle, Francia. 6 Minerales= cobalto 25 mg.; cobre 2.000 mg.; hierro 13.820 mg.; yodo 100 mg.; manganeso 3.750 mg.; selenio 75
mg.; zinc 17.499 mg. INRA Saint Pee sur Nivelle, Francia. 7 CMC= Carboxilmetil-celulosa.
(*) Dieta comercial control. No especifica origen ni composición porcentual de las materias primas; Cachavit Vitalim.
Cada uno de los ingredientes utilizados, fueron distribuidos según lo indicado en la
formulación. Como fuente de proteína se optó por incorporar en las dietas, un sustrato proteico
fácil de digerir y con un perfil de aminoácidos conocido favorable para los alevines: caseína,
cuya información fisicoquímica obtenida en éste ensayo se ajusta a lo reportado por Alam et al.
(2001); Bergot et al. (2002); García-Ortega et al. (2002); Fontagne et al. (2000) y Yufera et al.
(1999) en sus trabajos al elaborar microdietas para la cría larvaria en acuicultura.
68
Los animales deben consumir proteínas, para satisfacer el requerimiento aminoacídico. Una
vez que la proteína es ingerida, ésta debe ser hidrolizada, hasta producir los aminoácidos libres,
los cuales son absorbidos en la porción anterior del intestino delgado y distribuidos a través del
torrente sanguíneo a los diferentes órganos y tejidos, donde los aminoácidos son utilizados para
sintetizar nuevas proteínas (McDonald et al., 2002; Halver, 1980).
Se ha observado que si la dieta no suministra una adecuada cantidad de proteína a los peces, se
presenta una reducción en la tasa de crecimiento y finalmente pérdida de peso, debido a que los
animales movilizan proteínas de varios tejidos con el fin de mantener las funciones de los
órganos vitales (Pond et al., 2002; Halver, 1980).
Según Harris (1980), las dietas para peces, bien sean artificiales o naturales, deben ser ricas en
proteínas. La cantidad requerida de este nutriente en dietas artificiales, depende de la
composición de los aminoácidos de la dieta. Los peces como otros animales no presentan
necesidades absolutas de proteínas, pero demandan una mezcla balanceada de aminoácidos
esenciales. Igualmente, el nivel óptimo de proteína varía con la especie, el efecto de las distintas
condiciones ambientales y las diferentes prácticas de manejo. El análisis proximal de las dietas
experimentales y el testigo se muestran en la Tabla 10.
Por su parte, la harina de maíz amarillo, es una excelente fuente energética en la alimentación
animal, los datos obtenidos en su análisis bromatológico indican, que posee niveles de PC y grasa
de 11,7% y 4% respectivamente, los cuales resultan estar por encima del valor mínimo
establecido por la Norma COVENIN 2135-1996, ésta indica 7% para proteína cruda y 2% para
grasa, sin embrago, son valores aceptados para la formación de dietas en peces de aguas cálidas
(Gutiérrez et al., 2010); por su parte, el valor de humedad y ceniza se ajusta correctamente al
teórico y obtenido. La proporción del ingrediente citado, en cada dieta experimental, fue
constante en 10% para mantener la condición isocalórica en cada uno de los tratamientos.
Guevara, (2003) afirma que, el óptimo de proteína que requiere un pez específico, está
íntimamente relacionado con el balance entre energía y proteína, la composición de aminoácidos,
la digestibilidad de la misma, así como, la cantidad y calidad de la fuente energética no proteica;
la Tabla 12, muestra la carga calórica y la relación energía/proteína calculada en las dietas
69
ensayadas, donde se evidencia que fueron dietas isocalóricas formuladas a 2,7 kcal ED/g, tal cual
lo sugieren Vásquez-Torres et al., (2012); Gutiérrez et al., (2010); Bautista et al., (2005).
El ingrediente afrechillo de trigo, reportó datos bromatológicos debidamente ajustados a la
Norma COVENIN 18-78-83 referida a alimento para animales: afrechillo de trigo, que indica un
valor mínimo porcentual de PC 16%, EE 4 %, Cenizas 5,5%; y los alcanzados fueron 17,3%,
3,1% y 5,5%.
Con respecto a la fibra cruda (FC) contenida en las dietas experimentales, García-Gallego y
Sanz-Rus, (2009) explican que los peces no tienen capacidad para digerir fibra, por lo que su
aporte energético resulta nulo.
Tabla 11. Análisis proximal de las dietas experimentales y testigo (en base seca g/100)1.
Dieta MS (%) PC (%) EE (%) FC (%) CEN (%) ELN (%) NDT (%)
T1 98,10 19,97 5,06 7,74 5,52 61,71 76,99
T2 98,70 22,13 4,75 7,44 5,41 60,27 76,35
T3 98,63 24,15 4,83 7,13 5,37 58,52 76,75
T4 97,95 26,08 4,39 7,53 5,31 56,69 76,36
T5* 98,51 27,98 4,34 3,00 8,28 56,40 76,55
Σ 0,33 3,16 0,30 2,01 1,29 2,29 0,27 1
Metodología basada en Métodos Oficiales de COVENIN y AOAC. (*)
Tratamiento testigo (balanceado comercial).
Tabla 12. Carga calórica y relación energía/proteína en las dietas experimentales
Dieta kcal de ED/g 1
Relación ED/PC 2
T1 2,65 13,27
T2 2,66 12,02
T3 2,69 11,14
T4 2,69 10,31
T5 2,74 9,79
Σ 0,04 1,39 1
ED calculada tomando como base los valores fisiológicos estándar de energía digestible para peces: proteína 3,5
kcal/g; lípidos 8,1 kcal/g y carbohidratos 2,5 kcal/g (Wilson, 1977). 2 Relación teórica estimada a partir de niveles de energía digestible calculada y proteína cruda formulada.
4.2. Crecimiento y supervivencia
70
El híbrido Cachamay (P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂), al igual que la Cachama
Blanca (P. brachypomus), el Pacú (P. mesopotamicus) y Cachama Negra (C. macropomum) son
peces omnívoros, con tendencia al consumo de frutas, semillas y hojas (Araujo-Lima y Goulding,
1997); responden efectivamente a dietas artificiales de bajo contenido proteico en comparación a
otras especies piscícolas de interés zootécnico, lo cual, se traduce en menor inversión por calidad
biológica del concentrado (Vásquez-Torres, 2005). Para probar el supuesto de homogeneidad de
varianza al inicio del análisis de resultados, se utilizó la Prueba de Levene, la cual utiliza el
estadístico F, para contrastar el siguiente sistema de hipótesis:
Ho:
(las varianzas de los tratamientos son iguales)
Ha:
(al menos una de las varianzas diferentes)
Según los datos presentados en la Tabla 13, a medida que aumentó el nivel de proteína en la
dieta, el incremento de peso (g) y longitud (cm), en los alevines estudiados fue ascendente a
diferentes tasas según el tratamiento, tal y como lo han reseñado Vásquez-Torres et al., (2012);
Piaget et al., (2011); Bicudo et al., (2009); Gutiérrez et al., (2010); Arce y Luna-Figueroa,
(2003); Pond et al., (2002); McDonald et al., (2002) en alevines y juveniles de diferentes
especies piscícolas. Las figuras 9 y 10 grafican el aumento de peso y longitud a medida que el
porcentaje de proteína en la dieta fue mayor.
Tabla 13. Promedio y desviación estándar en variables de crecimiento, y supervivencia en alevines
del híbrido Cachamay (P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂).
Parámetro
Dietas experimentales
20% PC 22% PC 24% PC 26% PC 28 %PC
Peso inicial (g) 14,64 ± 0,45d
14,67 ± 0,31d
14,78 ± 0,03c
14,84 ± 0,20b
14,88 ± 0,03a
Peso final (g) 20,11 ± 0,28d 20,49 ± 0,22
d 22,76 ± 0,08
c 24,83 ± 0,27
b 25,44 ± 0,12
a
Longitud inicial (cm) 8,50 ± 0,54b
8,50 ± 0,30b
8,53 ± 0,27b
8,51 ± 0,21a 8,53 ± 0,17
a
Longitud final (cm) 9,74 ± 0,52b
9,81 ± 0,61b
9,90 ± 0,60b
10,25 ± 0,62a
10,74 ± 0,62a
Ganancia diaria de peso (g)1
0,87 ± 0,02d
0,92 ± 0,03d
1,27 ± 0,02c
1,59 ± 0,02b
1,68 ± 0,02a
Número inicial de alevines 40 40 40 40 40
Supervivencia (%)2
100 100 100 100 100
1 Ganancia diaria de peso= gramos totales alcanzados/tiempo de experimentación (d).
2 % supervivencia= 100-[(peces vivos al inicio - peces vivos al final /peces vivos al inicio) x 100]
(*) Los valores mostrados son promedio por alevín por decena. Los datos seguidos por literales diferentes indican que los valores son
estadísticamente diferentes (P <0,05) por la Prueba de Tukey.
71
La nutrición basada en el aporte proteico, es sin duda el área más estudiada por especialistas
en la alimentación de los peces; al respecto, estudios llevados a cabo para evaluar el efecto del
porcentaje de proteína, han indicado que peces de aguas cálidas como P. mesopotamicus en
estadío alevín con peso húmedo promedio 15,5±0,4 g, a medida que se incrementó el nivel de PC
en la dieta, se reportó un aumento considerable en la ganancia de peso; sin embrago niveles
proteicos superiores hasta 38% no resultaron estadísticamente significativos (P<0,05) (Bicudo et
al., 2009).
En este mismo sentido, Gutiérrez et al. (2010), encontraron diferencias significativas (P<0,05)
entre dietas en función a las variables medidas como ganancia de peso, conversión alimenticia y
relación de eficiencia proteica en alevines C. macropomum de 6,73±0,86 g. En dicho ensayo, los
mejores valores para ganancia de peso se obtuvieron en los peces alimentados con 25, 27 y 33%
de PC, con una alta diferencia significativa (P<0,05); al analizar conversión alimenticia, ésta no
reportó diferencia significativa entre tratamientos, y el mayor valor para relación de eficiencia
proteica fue registrada en los peces que consumieron dieta formulada al 25% de PC.
La Tabla 14 muestra valores correspondiente a otros parámetros considerados por la mayoría
de investigadores dedicados a la nutrición de peces, en la misma se observa claramente la
tendencia de aumento en cada uno de los parámetros asociados al crecimiento de alevines
Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂ en función del incremento porcentual de
proteína en la dieta al igual que lo expresado en la Tabla 13.
La National Research Council (NRC, 1993) señala que las ganancias medias de peso
comúnmente observadas en peces omnívoros comercialmente cultivados en la etapa de alevín, se
ubica alrededor de 0,4 g/d para bagre de canal, 0,5 g/d para Colossoma macropomum, carpa
común y pacú. Para el parámetro incremento de peso medio (IPM), los peces alimentados con
dietas al 20 y 22% de PC no se ajustaron al reporte citado, lo cual indica en un primer plano la no
factibilidad de la oferta proteica ofrecida en alevines del híbrido cachamay; el resto de
tratamientos si están acoplados a lo reportado por la NRC.
72
Figura 9. Comportamiento del peso (g) promedio en alevines híbrido P.
brachypomus ♀ x C. macropomum ♂ alimentados con dietas isocalóricas
(2,7 kcal de ED/g) al 20, 22, 24, 26 y 28% de proteína cruda durante 63
días en condiciones de cautiverio.
Figura 10. Comportamiento de la talla (cm) promedio en alevines P.
brachypomus ♀ x C. macropomum ♂ alimentados con dietas isocalóricas
(2,7 kcal de ED/g) al 20, 22, 24, 26 y 28% de proteína cruda durante 63
días en condiciones de cautiverio.
14
16
18
20
22
24
26
0 20 40 60 80
Pes
o (
g)
Tiempo (días)
T1
T2
T3
T4
T5
8
8,5
9
9,5
10
10,5
11
0 20 40 60 80
Lo
ng
itu
d (
cm)
Tiempo (días)
T1
T2
T3
T4
T5
73
Tabla 14. Otros parámetros asociados al crecimiento de alevines Piaractus brachypomus ♀
x Colossoma macropomum ♂ alimentados con diferentes niveles de proteína dietaria
Parámetro
Dietas experimentales
20% PC 22% PC 24% PC 26% PC 28 %PC
IPM 1
0,37±0,04 d
0,39±0,04 d
0,54±0,05 c
0,67±0,04 b
0,71±0,05 a
TEC 2
0,50±0,12 b
0,53±0,17 b
0,69±0,40 b
0,81±0,10 a
0,85±0,17 a
CA 3
1,24±0,20 b
1,31±0,23 b
1,37±0,28 b
1,74±0,22 a
2,21±0,23 a
TCR 4
37,36±0,05 b
39,70±0,05 b
53,99±0,05 b
67,38±0,03 a
70,97±0,04 a
IDL 5
0,0196±0,04 b
0,0208±0,03 b
0,0217±003 b
0,0276±0,04 a
0,0351±0,03 a
1 Incremento de peso medio (g)
2 Tasa específica de crecimiento (%/d
-1)
3 Crecimiento absoluto (cm)
4 Tasa de crecimiento relativo (%)
5 Incremento diario de longitud (cm)
(*) Literales diferentes indican que los valores promedio por grupo, son estadísticamente significativos (P<0,05) por
la Prueba de Tukey.
En cuanto a la tasa específica de crecimiento (TEC), se han reseñado una serie de resultados
en diferentes especies que difieren significativamente entre sí; sin embrago, Macedo-Viegas et
al., (1996) reportó valores desde 0,52 hasta 1,47 al evaluar el comportamiento productivo en C.
macropomum alimentado al 14, 18, 22 y 26% de PC con 3.200 kcal ED/Kg; Vásquez (2001)
logró 1,47±0,09 hasta 2,16±0,05 al utilizar dietas semipurificadas para Piaractus brachypomus, y
a su vez, encontró valores de 2,07% a 2,5% evaluando carbohidratos y lípidos en la misma
especie.
Cantelmo (1993) halló en pacú 1,44; 1,39 y 1,24 de TEC con el aumento en los niveles de
proteína cruda al 26, 30 y 34% respectivamente; contrariamente, el valor de la tasa de
crecimiento específico tuvo un aumento en el incremento del nivel energético de la dieta (1,31;
1,38 y 1,38) con 2.600, 3.000 y 3.400 kcal ED/Kg en su orden.
El desempeño productivo de alevines híbrido Cachamay, alimentados con dietas formuladas a
diferentes niveles de proteína e isocalóricas (2,7 kcal ED/g), reportó un incremento significativo
(P<0,05) en peso húmedo total y longitud estándar entre tratamientos al término del ensayo a
medida que aumentó la oferta proteica en la dieta. Los tratamientos con concentración de 20% y
22% se consideraron estadísticamente iguales a la hora de algún efecto en el peso promedio de
los alevines P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂.
74
Figura 11. Comportamiento variable peso (g) en función de
los grupos configurados y las dietas experimentales.
Figura 12. Comportamiento de la variable talla (cm)
durante el ensayo y la agrupación general de los
tratamientos.
La relación longitud-peso representa un descriptor de gran interés en la biología piscícola,
debido a que, aporta información fundamental sobre estrategias de crecimiento, estado nutricional
y reproducción, también ha sido un parámetro comúnmente utilizado para comparar la condición
de poblaciones que habitan en sistemas acuáticos con diferentes grados de intervención antrópica
(Cifuentes et al., 2012). Al evaluar el comportamiento de ambas variables en el presente ensayo,
está claro que existe una alta correlación, lo cual indica que se trata de crecimiento alométrico
A
B
75
minoritante, tal cual coincide con lo reportado por Bautista et al., (1999); Arce y Luna-Figueroa,
(2003) y Bautista et al., (2005).
Werder y Saint Paul (1978), alimentaron C. macropomum con tres dietas isocalóricas (2,8 kcal
ED/g) incluyendo en 0, 25 y 95% de proteína animal en la dieta respectivamente, al final del
ensayo concluyeron que el mayor valor de proteína animal incluido, no generó el rendimiento
esperado en peso y longitud. Por su parte, Carneiro et al., (1984) al experimentar con alevines
Colossoma mitrei, la dieta al 23% de PC y 3,2 kcal ED/g reportó los mejores indicadores de
desempeño productivo. Gutiérrez et al., (1996a), finalizaron sus ensayos con C. macropomum
afirmando que con una dieta al 25,94% PC y 2700 kcal de ED/Kg de alimento era la mejor
opción nutricional; mientras que para Piaractus brachypomus lo fue 29,8% de PC y 2,700 kcal
ED/g (Gutiérrez et al, 1996b).
En este mismo orden, Gutiérrez et al., (2009) reportaron mayor ganancia de peso con dietas al
25% de proteína y 2,7 kcal ED/g; otros estudios y en similares condiciones a las aquí
experimentadas, la mejor respuesta en Colossoma macropomum fue con una alta proporción de
proteína animal utilizando dietas isocalóricas formuladas a 2,85 kcal/g (Eckman, 1987).
Finalmente, de acuerdo a los resultados recabados durante el ensayo, la desviación estándar
calculada en la variable supervivencia, permite concluir que no hubo diferencia estadísticamente
significativa (P<0,05) entre tratamientos, debido a que, no se reportó mortalidad alguna durante
el ensayo superada la etapa de aclimatación; éstos valores bien se asemejan a los discutidos por
Ramírez, (2009); Méndez y Contreras, (2009); Contreras, (2009) y Bautista et al., (2005).
4.3. Parámetros asociados al aprovechamiento de alimento
La Tabla 19, describe los indicadores que definen el comportamiento de los alevines híbrido
Cachamay con respecto a su asimilación orgánica de alimento; se consideraron los parámetros:
consumo de alimento (CA), factor de conversión alimenticia (FCA), eficiencia alimentaria (EA)
y relación de eficiencia proteica (REP).
76
Tabla 15. Indicadores de eficiencia en la utilización de alimento por alevines del híbrido
cachamay (Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂) alimentados con cinco
dietas isocalóricas (2,7 kcal de ED/g).
Parámetro Niveles de proteína (%)
20 22 24 26 28
Consumo de alimento (g) 19,30 ± 2,37 d 19,55 ± 2,24 d 20,00 ± 0,84 c 21,68 ± 0,50 b 22,05 ± 1,33 a
Factor de conversión alimenticia 3,54 ± 0,19 a 3,36 ± 0,06 a 2,50 ± 0,02 b 2,17 ± 0,02 c 2,10 ± 0,01 c
Eficiencia alimentaria (%) 28,35 ± 1,52 d 29,79 ± 0,51 d 39,90 ± 0,29 c 46,11 ± 0,38 b 47,90 ± 0,21 a
Relación eficiencia proteica 1,45 ± 0,08 c 1,37 ± 0,02 c 1,69 ± 0,01 b 1,81 ± 0,01 a 1,74 ± 0,01 a, b
(*) Literales diferentes indican que los valores promedio por grupo, son estadísticamente significativos (P<0,05) por
la Prueba de Tukey.
Los peces mostraron alta voracidad y aceptación del alimento; se observó un incremento en
los valores recabados para la variable consumo de alimento, la cual se nota en ascenso a medida
que el nivel proteico es mayor, aunado al hecho que son animales que aumentaron de peso y talla
bajo una tendencia similar, éstos resultados son respaldados con los obtenidos por Gutiérrez et al.
(2009) y Gutiérrez et al. (2010). El factor de conversión alimenticia (FCA) disminuyó a medida
que aumentó el valor de proteína dietaria, los valores obtenidos en este ensayo indican que la
alimentación de alevines P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂ que consumieron las dietas de
mayor porcentaje proteico (dieta formulada al 26% PC y el testigo), resultaron más eficientes y
rentables (rendimiento) pues se encuentran por debajo de lo obtenido por Gutiérrez et al. (2010);
sin embargo, los otros tratamientos reportaron valores por encima del obtenido por Mora et al.
(1995), quienes al evaluar híbridos de cachama (Colossoma sp. x Piaractus sp.) lograron valores
de conversión alimenticia de 2,2:1; en el caso de Bautista et al., (2005), la conversión alimenticia
en las dietas al 26% de PC (isoprotéicas) con la incorporación de pulpa ecológica de café
ensilada, alcanzó un FCA de 3,01±0,28, valor éste inferior al obtenido en los tratamientos 1 y 2 .
El FCA, representa un parámetro productivo importante, tomando en cuenta que mientras
menor sea este valor, mejor es el aprovechamiento del alimento por parte del pez; tal cual,
ocurrió en los trabajos de Gutiérrez et al., (2010) en alevines Colossoma macropomum con un
valor para FCA de 1,07±0,04 sin encontrar diferencia significativa entre dietas al 25, 27, 29, 31 y
33% de proteína cruda e isocalóricas (2,7 kcal de ED/g); Ramírez (2009) reportó en alevines
híbrido Colossoma macropomum ♀ x Piaractus brachypomus ♂ un promedio de 1,45±0,12 para
conversión alimenticia y Gutiérrez et al. (2009) en C. macropomum el FCA se ubicó en
1,82±0,19. Estos resultados permiten asumir que las dietas representaron una alternativa
77
económica para reducir los costos en la alimentación de C. macropomum; sin embargo, trabajos
donde la conversión alimenticia se muestra elevada, es debido, a la pureza y calidad de las
materias primas utilizadas en la formulación, tal y como ocurrió con alevines híbrido Cachamay.
La eficiencia alimentaria (EA), aumentó progresivamente en función del incremento proteico
contenido en la dieta. En el trabajo publicado por Yudy et al., (2004) indicaron que aumentando
la PC en la dieta de 17 a 23% en juveniles de Yambú, mejoró la EA, pero con valores superiores
disminuyó considerablemente; este tipo de observación, igualmente la contrastó Elangovan y
Shim (1997); Shiau y Lan (1996) y De Silva et al. (1991). Éste comportamiento, tiene
implicaciones benéficas desde el punto de vista económico en la producción, debido a que, puede
presentar mayor eficiencia en la utilización del alimento; en el caso del híbrido Cachamay, la
tendencia probablemente resulte ser la misma con respecto a EA, pues en la mayoría de peces
omnívoros la eficiencia alimenticia aumenta hasta un punto en el cual el porcentaje de proteína es
extremadamente alto y lejos del requerimiento real de la especie.
El parámetro, relación de eficiencia proteica (REP), revela la ganancia de peso húmedo del
pez, entre la proteína consumida. En el ensayo con alevines Cachamay, lo valores se ubicaron en
1,81; 1,74; 1,69; 1,45 y 1,37 para los tratamientos al 26, 28, 24, 20 y 22 de PC en su orden; la
REP, es un indicador que no ha sido reportado en trabajos hechos con Colossoma macropomum
previos la publicado por Gutiérrez et al. (2010), quienes reportaron un descenso en el valor de
REP a medida que se incrementó el nivel de proteína en la dieta, la más alta relación de eficiencia
proteica fue hallada en los alevines alimentados con la dieta al 25% PC; la REP, resultó ser
estadísticamente diferente (P<0,05) cuando fue comparada con las dietas de 29, 31 y 33% de
proteína; así mismo, Shiau y Huang (1989) reportaron el mismo comportamiento en alevines de
tilapia híbrida, obteniendo el máximo crecimiento en la dieta al 24% PC, siendo la REP de 2,99;
Clark et al. (1990) con tilapia roja calculó una REP de 2,41 en la dieta al 20% PC; Shiau y Huang
(1990) encontraron valores de 2,38 y 2,53 para la REP con dietas al 24% de proteína y 230 kcal
de energía bruta/100 g y 21% PC y 310 kcal de energía bruta/100 g respectivamente,
observándose una mejor REP cuando la dieta tuvo mayor porcentaje proteico; Santiago y Reyes
(1991) en estudios con Aristichthys nobilis, alimentaron el pez carpa con dietas isocalóricas (2,9
kcal de ED/g), y diferentes niveles de proteína dietaria concluyendo que la mayor REP se
encontró en los alevines que consumieron la dieta al 25% de PC. Los alevines Cachamay, fueron
78
más eficientes teóricamente en la dieta al 26% PC, pues la proteína consumida en la dieta, bien la
convirtió en tejido a una tasa de 1,81.
Figura 13. Comportamiento de la variable consumo de
alimento (g) y la agrupación significativa de tratamientos.
Figura 14. Comportamiento de la variable FCA por
tratamiento
17,5
18
18,5
19
19,5
20
20,5
21
21,5
22
22,5
T1 T2 T3 T4 T5
0
0,5
1
1,5
2
2,5
3
3,5
4
T20 T22 T24 T26 T28
FC
A
Tratamientos
C
A
B
79
Figura 15. Comportamiento promedio de la variable eficiencia
alimenticia en función del tratamiento experimental.
Figura 16. Comportamiento promedio de la variable relación de
eficiencia proteica (REP) y configuración grupal de los
tratamientos.
CAPÍTULO V
0
10
20
30
40
50
60
T28 T26 T24 T22 T20
Efi
cici
nec
ia A
lim
enti
cia
Tratamientos
A
B
C
D
0
0,2
0,4
0,6
0,8
1
1,2
1,4
1,6
1,8
2
T26 T28 T24 T20 T22
Rel
aci
ón
Efi
cien
cia
Pro
t
Tratamientos
C
B A
80
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1. Conclusiones
Los alevines de Piaractus brachypomus ♀ x Colossoma macropomum ♂ se adaptaron a las
condiciones físicas y químicas del agua durante el ensayo; asimismo, aceptaron el alimento
suministrado permitiendo con esto evaluar el efecto de las dietas experimentales sobre el
crecimiento. Las materias primas utilizadas en el ensayo cumplieron con los requisitos exigidos
por COVENIN (1983; 1996) para la alimentación de animales, así como con los reportes técnicos
debidamente justificados por la literatura especializada con respecto a la calidad proteica; éstas
consideraciones brindaron garantía experimental al momento de realizar la evaluación práctica
del pienso en la alimentación de los alevines híbrido Cachamay (P. brachypomus ♀ x C.
macropomum ♂) en estudio.
El incremento de proteína dietaria contenida en la dieta suministrada a los alevines, favoreció
significativamente (P<0,05) las variables asociadas al crecimiento, supervivencia e indicadores
relacionados con el aprovechamiento del alimento.
Una inadecuada relación energía/proteína en la dieta representa un consumo de energía a partir
de sustrato proteico, lo cual, afecta considerablemente los parámetros zootécnicos del
crecimiento, de igual forma, conduce a un aumento de los costos de producción en piscicultura y
el deterioro de la calidad del agua resultante del desperdicio del alimento; por ello se definió una
carga calórica común entre las dietas (isocalóricas 2,7 kcal ED/g), lo cual brindó confianza
nutricional a los datos recolectados por tratamiento.
Los alevines alimentados con la dieta formulada al 26% de PC arrojaron los mejores valores
en los parámetros asociados al crecimiento de alevines híbrido Cachamay (P. brachypomus ♀ x
C. macropomum ♂); sin embrago, la dieta testigo (balanceado comercial) al 28% de PC fue
utilizada como control de puesta para corroborar el buen estado fisiológico de los peces durante
el ensayo.
Las características químicas del balanceado comercial (testigo), resultaron diferentes a las
contenidas en las dietas experimentales elaboradas, pues el uso de diversas materias primas,
81
mayor concentración de minerales y posiblemente sustancias estimulantes del crecimiento, hace
del concentrado comercial un sustrato de alto valor biológico en el organismo animal en
comparación al elaborado por el investigador durante el ensayo; en tal sentido, la dieta control no
se consideró como un tratamiento exploratorio en la búsqueda del óptimo proteico en P.
brachypomus ♀ x C. macropomum ♂.
Con respecto al contenido de fibra cruda, éste varió considerablemente entre las dietas
formuladas y el testigo, sin embrago, no influye de manera significativa en los resultados
obtenidos, puesto que los peces por su condición biológica no son capaces de metabolizar dicho
compuesto. En futuras investigaciones es importante incluir una dieta experimental al 28% PC
como tratamiento oficial para su evaluación, tomando en cuenta los valores favorables que
reportaron las unidades experimentales sometidas al tratamiento testigo del presente trabajo, pero
ésta, debe ser fabricada bajo las mismas condiciones de formulación y mezcla de los otros
tratamientos, es decir, elaborar la dieta al porcentaje proteico deseado.
El porcentaje proteico de mejor reporte sobre parámetros zootécnicos para el levante de
alevines P. brachypomus ♀ x C. macropomum ♂ en este ensayo exploratorio, correspondió al
tratamiento número 4 (26% PC), lo cual indica, que los peces respondieron positivamente a dicho
nivel proteico y su efecto sobre el crecimiento. Posiblemente, el óptimo proteico del híbrido
Cachamay se ubique por encima del 28% de PC, pero nuevas evaluaciones deben partir de 26%
PC, puesto que, niveles inferiores reportan valores de bajo impacto comercial sobre el alevín.
El valor porcentual de supervivencia se ubicó en 100% para todos los tratamientos, indicando
que las características físico-químicas del agua, así como el consumo de alimento, y su aporte
nutricional, garantizaron el buen desempeño de los alevines durante la fase experimental.
Finalmente es importante señalar, que según los datos referenciales aportados por la literatura
y antecedentes vistos, así como los resultados aquí obtenidos, el híbrido Cachamay muestra una
tendencia de comportamiento alimenticio similar a la de su progenitor Colossoma macropomum
y en menor semejanza a Piaractus brachypomus.
82
5.2. Recomendaciones
a) Formular dietas experimentales isocalóricas (2,7 kcal ED/g) con valores porcentuales de
proteína de mayor precisión entre el rango de 26% a 35% PC utilizando igualdad de
ingredientes y diferente proporción de acuerdo a la formulación.
b) Determinar las exigencias nutricionales del híbrido C. macropomum ♂ x P. brachypomus
durante todo su ciclo productivo, hasta el peso comercial, y calidad química de la carne al
recibir las dietas experimentales.
c) Comparar el comportamiento productivo de alevines C. macropomum ♂ x P.
brachypomus ♀ utilizando fuentes proteicas tradicionales y alternativas para evaluar la
calidad biológica de cada una.
d) Ejecutar trabajos de investigación que evalúen el efecto de diferentes niveles proteico y
energéticos en la fase de alevín en híbridos cachamay, para concluir en la óptima relación
energía/proteína exigida por el pez en fase de alevín estudiado.
e) Promover la intención técnico-investigativa en el área de acuicultura aplicada, para el
fortalecimiento del campo acuícola, como garantía alimentaria de origen pecuario para la
población.
83
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