Clasicismo en Argentina

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Clasicismo en argentina Durante los procesos de independencia de los pueblos americanos, el gusto por la música italiana desplazó la antigua música ibérica de las ciudades coloniales. La ópera italiana se había extendido sobre el orbe civilizado y dominaba los ambientes musicales americanos. Las nuevas ciudades americanas iniciaban un rápido crecimiento e imitaban la cultura de las grandes capitales. Mucho después de la liberación política empiezan los compositores americanos a sentir la obligación y de crear una música propia y nacional. En ésta primera etapa los temas dramáticos de las óperas dominan el ámbito de las composiciones. Son estos los comienzos de una búsqueda de un gusto propio alejado del ideal que servilmente imitaba el arte europeo. La música clásica comenzó por obra de las tonadillas o entremeses que se estilaban en los entreactos, durante las funciones teatrales, a mediados del siglo XVIII. En los hogares, las niñas casaderas hacían música, canto, piano, guitarra, como una modalidad cinegética sobre sus desprevenidos galanes. Así entraron en el Río de la Plata la zarzuela y la ópera, primero fragmentariamente, luego con todas las de la ley. Entre las primeras manifestaciones artísticas de las nuevas repúblicas surgen sus respectivos himnos, los cuales poseen un acento nacional sólo en la letra. La música se compone de formas calcadas de la europea, especialmente del estilo lírico italiano en boga. El himno argentino es una canción nacional adoptada por una asamblea general constituyente con fecha 11 de mayo de 1813. La letra es de Vicente López y Planes, la música de Blas Parera. Gran maestro de música fue Blas Parera, aparentemente el único capaz de componer, no sólo el Himno Nacional argentino, sino otros himnos abortados y diversas canciones heroicas o sentimentales. Nacido en Barcelona en 1777, llegó a Buenos

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Clasicismo en argentinaDurante los procesos de independencia de los pueblos americanos, el gusto por la música italiana desplazó la antigua música ibérica de las ciudades coloniales. La ópera italiana se había extendido sobre el orbe civilizado y dominaba los ambientes musicales americanos. Las nuevas ciudades americanas iniciaban un rápido crecimiento e imitaban la cultura de las grandes capitales.

Mucho después de la liberación política empiezan los compositores americanos a sentir la obligación y de crear una música propia y nacional. En ésta primera etapa los temas dramáticos de las óperas dominan el ámbito de las composiciones. Son estos los comienzos de una búsqueda de un gusto propio alejado del ideal que servilmente imitaba el arte europeo.

La música clásica comenzó por obra de las tonadillas o entremeses que se estilaban en los entreactos, durante las funciones teatrales, a mediados del siglo XVIII.En los hogares, las niñas casaderas hacían música, canto, piano, guitarra, como una modalidad cinegética sobre sus desprevenidos galanes. Así entraron en el Río de la Plata la zarzuela y la ópera, primero fragmentariamente, luego con todas las de la ley.

Entre las primeras manifestaciones artísticas de las nuevas repúblicas surgen sus respectivos himnos, los cuales poseen un acento nacional sólo en la letra. La música se compone de formas calcadas de la europea, especialmente del estilo lírico italiano en boga. El himno argentino es una canción nacional adoptada por una asamblea general constituyente con fecha 11 de mayo de 1813. La letra es de Vicente López y Planes, la música de Blas Parera.Gran maestro de música fue Blas Parera, aparentemente el único capaz de componer, no sólo el Himno Nacional argentino, sino otros himnos abortados y diversas canciones heroicas o sentimentales. Nacido en Barcelona en 1777, llegó a Buenos Aires a los veinte años, y dada su capacidad técnica y la languidez del contorno, pronto capitaneaba las escasas fuerzas culturales del país. Enseñó a las jóvenes, frecuentó los salones, se casó con una discípula y tuvo un hijo porteño. Peleó en las invasiones inglesas, y en 1813, músico el Himno escrito por Vicente López y Planes y lo retocó en varias ocasiones. Hacia 1818, en plena guerra de la independencia, los españoles residentes fueron forzados a tomar ciudadanía y a prestar patrióticos juramentos de fidelidad. Sin que se pueda asegurar, es presumiblemente el motivo por que Blas Parera decidió regresar a España, no obstante su situación familiar y sus servicios a la Nación. El rastro se pierde luego.

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Los primeros teatros, la Ranchería, el Coliseo , el del Colegio, la Academia, etc., crearon una nueva ralea de empresarios en eterna lucha: Rabaglio, Picazarri, que trajeron algunos intérpretes extranjeros: el clarinetista José M. Dacosta, el virtuoso violinista Santiago Massoni, el fagotista José Troncarelli, el pianista Remigio Navarro, el tenor corto Pablo Rosquellas, que hacia 1825 presentó la primera ópera completa: El barbero de Sevilla de Rossini.

Simultáneamente, comenzaron conciertos sacros con fragmentos de Cimarosa, Haendel, Haydn, etc. Entre los precursores de la creación musical ocupan lugar algunos intelectuales atraídos por Euterpe: ante todo, el puntano Juan Crisóstomo Lafinur, nuestro primer filósofo laico, que ganó el único concurso docente que se tramitó por entonces en el país y murió muy joven, expulsado, en Chile, a causa de un accidente hípico (1824). Pareciera que fue un músico experto, seguidor de Gluck en lo técnico y en la concepción artística.

Juan Bautista Alberdi, el padre de la Organización Nacional, era un buen pianista, idolatraba a Rossini, y gozó de prestigio en los salones porteños de su juventud. Debió exiliarse en 1838, y la mayor parte de su creación musical desapareció. Se conserva su Ensayo sobre un nuevo método para aprender a tocar el piano, reeditado a su muerte por el Congreso Nacional, entre sus obras completas.Alberdi y muchos de sus contemporáneos como Sarmiento y Cané (p), fueron críticos musicales, o al menos diletantes muy expertos y apasionados. La generación del 80 tuvo la filarmonía como común denominador.

Entre otros precursores cabe recordar a Juan Pedro Esnaola, sobrino del empresario Picazarri, fuerte pianista, obsecuente de Manuelita Rosas que, tras varias intervenciones, fijó en 1860 la versión casi definitiva del Himno. Los primeros compositores nacionales se recostaron en la lírica. En el Teatro de la Victoria se estrenó, allá por 1877,1a primera ópera argentina, “La gatta Bianca” de Francisco Hargreaves.

Contexto socio-historico (1770-1810)

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1770-1778

En el mundo: - estados unidos declara su independencia

- Gran Bretaña y estados unidos entran en guerra- España y Portugal firman el tratado de San lldefonso, en donde la

colonia del sacramento paso a manos españolas, y santa catalina y rio grande a Portugal

- James cook descubre las islas sándwich (hawai)- Mozart compone las 12 versiones La Belle Françoise- Nace en Barcelona (1777) BlasParera

En rio de la plata:

- La corona española crea el virreinato del rio de la plata. Pedro de ceballos es designado virrey

- Se crea la aduana de buenos aires- Se sanciona el reglamento de libre comercio entre España y las

indias, lo cual permite una libertad de intercambio importante en comparación del modelo anterior

- La música clásica comenzó por obra de las tonadillas o entremeses que se estilaban en los entreactos, durante las funciones teatrales

- Entran en el rio de la plata la zarzuela y la opera, primero fragmentariamente, luego en sus versiones completas

1779-1791

En el mundo: - España le declara la guerra a gran Bretaña e intenta recuperar gilbraltar

- Se produce en peru la rebelión de Tupac Amaru- Kant publica “critica de la razón pura”- Herschel descubre el planeta urano

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- Se firma el tratado de versailles poniendo a fin la guerra entre USA y GB

- Se produce la toma de la bastilla como inicio de la revolución farncesa

- Washington se convierte en el primer preseidente de USA- Muere mozart

En rio de la plata:

- Francisco de Viedma realiza una expedición a rio negro- Se lleva a cabo la ejecución de TupacAmaru- El virreinato es dividido en 8 intendencias- Se abre la primera casa de comedias, el teatro la rancheria- Se estrena Siripo (tragedia en verso) de Manuel jose de lavarden- Se debilita la educación musical con la expulsión de los jesuitas

1792-1800

En el mundo: - se proclama la primera revolución francesa

- Luis XVI de Francia muere en la guillotina- Blanchard realiza el primer vuelo en globo aerostatico- El Louvre abre al publico- La esclavitud y el trafico de esclavos son abolidos en las colonias

francesas- Napoleon Bonaparte conquista egipto- Beethoven recibe clases de lirica a cargo de salieri

En rio de la plata:

- Manuel Belgrano es designado secretario del consulado de comercio

- En 1792 un incendio destruye totalmente el teatro La Ranchería, obligando a realizar las representaciones y audiciones musicales en locales improvisados

- La música religiosa y la profana en su doble aspecto, culta y popular, reciben nuevos aportes con la llegada de músicos europeos

'La gatta bianca': nace la ópera argentina

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Se toma generalmente como punto de partida de la ópera argentina al estreno el 11 de enero de 1877, hace 125 años, de La Gatta Bianca (La gata blanca) de Francisco A. Hargreaves. Estos primeros esfuerzos para crear un teatro lírico nacional tienen lugar aproximadamente 300 años después del nacimiento del género y después de casi 50 años de las representaciones operísticas iniciales en la Argentina. En efecto, en el año 1825 se representó, por primera vez, una ópera completa (El Barbero de Sevilla de Rossini), efectuándose representaciones de obras líricas con regularidad hasta enero de 1830, fecha en que se interrumpen. En 1848 se reinician las representaciones de óperas completas, modalidad que continúa hasta el presente. Para la época del estreno de La Gatta Bianca ya se habían representado más de 100 óperas completas de diversos autores.Es evidente que no podemos hablar de la ópera argentina en el sentido de una corriente diferenciada dentro de la estética de la ópera. Los músicos nacionales componen, en un primera etapa, siguiendo las tendencias de la lírica italiana, sin aportar elementos de importancia que acrediten la tendencia a crear, seguir o desarrollar un teatro cantado con características propias. Aunque se encuentren algunas excepciones. Posteriormente también hay autores que siguen la escuela francesa, la rusa y las modernas corrientes musicales.No obstante existe en la Argentina una notable producción operística de más de cien títulos, pero no podemos considerar que éstos hayan formado una escuela argentina de ópera, a pesar de los grandes esfuerzos de algunos de nuestros compositores y principalmente el de Felipe Boero con su obra El Matrero.No olvidemos que la Argentina ha sido culturalmente e históricamente más una 'esponja' que una 'ostra' y que si buscamos los productos culturales propios, originales o exclusivos, nos encontramos casi con nada que ofrecer, por esta característica de tierra en donde conviven diversas manifestaciones culturales y, además, una nación joven que aún no alcanza los 200 años.De lo anterior debemos concluir que no es correcto mencionar a estas obras como 'óperas argentinas' sino como 'óperas de compositores argentinos'. Por una razón de comodidad empleamos el término 'óperas argentinas', pero no hay que ver en él el concepto de una corriente estética sino la practicidad de mencionar así a lo que debería denominarse 'ópera de compositores argentinos'.Francisco A. Hargreaves:Este músico argentino nació el 31 de diciembre de 1849 en Buenos Aires y murió en la misma ciudad el 30 de diciembre de 1900. Su carrera artística sigue el mismo derrotero de los otros compositores argentinos de la época. Se inicia localmente como pianista y luego va a estudiar a Europa donde da a conocer sus primeras obras, volviendo luego a su país natal. Sus primeros maestros en la Argentina fueron Celestino Patanás y Alberto Bussmeyer. Alrededor de 1872 se dirige a estudiar a Florencia, siendo alumno de Giovacchino Maglioni en el Real Instituto Musical de dicha Ciudad.Estando en Florencia escribeLa Gatta Bianca (que tiene su estreno en el pueblo de Vilá, cercano a Florencia,

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en septiembre de 1875) y el melodrama fantástico en tres actos Il Vampiro. Esta ópera, Il Vampiro, es presentada posteriormente en el Concurso de la Exposición de Milán de 1881, recibiendo una mención honorífica por parte del jurado integrado por Franco Faccio, Amilcare Ponchielli y Arrigo Boito. Esta obra nunca se estrenó.A fines de 1876 regresa a Buenos Aires y en enero de 1877 estrena en la Argentina La Gatta Bianca. En 1897 estrena su ópera en dos actos Los Estudiantes de Bolonia. Quedaron también inéditas sus óperas L'Assedio di Livorno y Psyché. En 1886 enfermó de cuidado abandonando la enseñanza y casi completamente la composición.Se lo considera un pionero de la música académica argentina y un precursor de la temática criolla en la música, componiendo también obras para piano, para orquesta, y para canto y piano. Lamentablemente la gran mayoría de sus obras se consideran perdidas.La Gatta Bianca:Si bien la primera ópera compuesta por un argentino es O primo da California (El primo de California) obra de Demetrio Rivero (Buenos Aires, 1822-Río de Janeiro, 1889) estrenada el 12 de abril de 1854 en Río de Janeiro (Brasil), cantada en portugués; la circunstancia de estar el autor viviendo en un país extranjero y el haberse alejado del medio musical argentino en 1842 y no volver nunca más hacen que el honor de considerarse la primera obra nacional sea para La Gatta Bianca de Hargreaves.Antes de 1877 en la Argentina se habían estrenado algunas óperas compuestas por músicos extranjeros residentes o de paso por el país. Así encontramos a Inocente Bernardino Cárcano, quien estrena en 1854 en el Colegio de Monserrat de Córdoba la ópera Aurelia(cantada por los alumnos de dicho instituto), a Prosper Fleuriet, quien estrena en 1854 la obra El 14 de julio (que no tiene nada que ver con el episodio francés sino con la terminación de un sitio a Buenos Aires dentro de los episodios de las guerras civiles) y a Wenceslao Fumi que estrena en 1862 La Indígena, basada en La Atalade François de Chateaubriand.La mayoría de los autores considera a La Gatta Bianca como la obra fundante del género lírico argentino ya que es la primera obra de autor nacional que afrontó al público y la crítica local y este hecho se constituyó en la piedra basal que impulsó a otros compositores a encarar el género operístico. Lamentablemente la partitura de esta obra fundamental para la lírica argentina, aunque sea como hecho histórico, se considera perdida.La Gatta Bianca se estrenó en el Teatro de La Victoria o Teatro Principal de La Victoria de la ciudad de Buenos Aires el jueves 11 de enero de 1877. Se trata de una ópera o 'juguete cómico musical' en un acto, música de Francisco A. Hargreaves. No se ha encontrado el autor del libreto, los diversos estudiosos se limitan a repetir que el mismo está basado en 'un cuento francés'.Para determinar el origen del texto de La Gatta Bianca debemos considerar la similitud del argumento con el de la opereta en un acto de Jacques Offenbach La chatte metamorphosée en femme. Esta obra fue estrenada en el Teatro Aux Bouffes-Parisiens el 19 de abril de 1858. El libreto está firmado por

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Eugène Scribe, Anne Honoré y Joseph Duveyrier, a quien le decían Mélesville. Siendo sus personajes el joven Guido; Minette (La gata); Dig-Dig (El malabarista hindú) y Marianne (La gobernanta). La obra en la que se basa el libreto de la opereta de Offenbach es el vaudeville La chatte metamorphosée en femme de Eugène Scribe (estrenado en el Teatro du Gymnase de París el 3 de marzo de 1827). Scribe se inspiró para su obra en una fábula de La Fontaine del mismo nombre. A su vez La Fontaine se inspiró en Esopo (La gata y Venus).En todos los casos la base de la historia es el amor de un joven por una gata y la transformación de la misma en mujer. Evidentemente este es el origen del libreto de nuestra La Gatta Bianca y quizás el autor del libro prefirió el anonimato por la copia o mala copia de las fuentes mencionadas.El argumento de La Gatta Bianca es el siguiente: La señora Pollini tiene un hijo, Luis, enamorado de una gata blanca. La madre está desesperada por este amor tan extraño y en vano trata de hacer olvidar el mismo a Luis. Se ofrece para ayudarla un aldeano de los alrededores llamado Pigliapolli, el cual se compromete a encontrar el modo que Luis se enamore de una mujer. Éste tiene una entrevista con Luis, se viste de mago y le propone transformar mediante un billete de cien francos, la gata en mujer. En efecto, después de varios signos cabalísticos hace aparecer una tienda, y Luis ve a Oliva, la hija de Pigliapolli, tendida sobre un diván, vestida con traje blanco corto, guarnecido de pelo blanco, y con una cola del mismo color. Luis permanece naturalmente estupefacto. Oliva se adelanta y maúlla como un gato. Luis expresa su admiración con frases tiernas, muy tiernas, pero Oliva huye por la ventana. Cuando vuelve Pigliapolli, Luis está abatido; aquel procura consolarlo diciéndole que pronto desposará su gata. Efectivamente, Oliva se presenta, pero no vestida de gata. Él la reconoce, comprende lo sucedido y promete casarse con la joven. Entonces reaparece la señora Pollini, vienen los coros que se dividen en dos partes, maullando los unos y respondiendo del mismo modo los demás y cae el telón.Según la costumbre de la época la obra fue escrita e interpretada en italiano. El elenco del estreno argentino de la obra incluyó a la soprano Rosina Terzano (Oliva); el tenor Fernando Ambrosi (Luigi); la mezzosoprano Leticia Zacconi (Signora Pollini) y el bajo Carlo Trivero (Pigliapolli). En dicha temporada la obra fue cantada en tres oportunidades (11; 14 y 18 de enero de 1877). Como nota curiosa debemos destacar que asistió al estreno el Presidente de la Nación de ese momento Dr. Nicolás Avellaneda y sus Ministros, que se llamó al autor numerosas veces a escena obsequiándosele una gran lira de jazmines y que la obra se ofreció junto con los dos primeros actos de Rigoletto el día del estreno, con el segundo acto de Il Trovatore en la segunda función y con los dos primeros actos de Le Educande di Sorrento de Emilio Usiglio en la tercera y última función que fue ofrecida -según la costumbre de la época- a beneficio  del maestro Hargreaves.La crítica del momento destacó especialmente dos fragmentos (uno cantado por la

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mezzosoprano y otro por el tenor), así como el resto de las partes musicales. No recibió igual acogida la historia ya que se consideró que la música debió ser aplicada a un libreto de más mérito. El diario La Tribuna de Buenos Aires en su edición del 13 de enero de 1877 refiriéndose al estreno indicaba: "La ejecución de la obra no dejó nada que desear pues cada uno de los artistas ha sabido desempeñar debidamente los papeles que se le habían encomendado. Como música tiene pasajes magníficos, especialmente un rondó cantado por la señora Zacconi, como también un preciso andantino cantado por el tenor Ambrosi".Después del estreno de La Gatta Bianca no se ofrecen otras manifestaciones líricas de compositores argentinos hasta 1895. Desde esa fecha y hasta noviembre de 2001 se han estrenado más de 100 obras de más de 50 compositores.El recordar el 125 aniversario del estreno de la primera obra lírica nacional nos debe servir para revalorizar el patrimonio musical argentino y para lograr la edición, grabación y difusión de las obras más significativas de nuestra música operística.

Himno Nacional Argentino

La historia del Himno Nacional Argentino es bastante más compleja de lo que podría parecer a primera vista. Por lo menos, más compleja que la versión que nos enseñaron en la escuela. Y si bien a esta altura es conocido por todos que la letra original fue acortada, existe una larga serie de anécdotas y detalles (algunos podrían calificarse de estrambóticos) que sólo son referidos ¡Oíd Mortales!...

La historia del Himno Nacional Argentino es bastante más compleja de lo que podría parecer a primera vista. Por lo menos, más compleja que la versión que nos enseñaron en la escuela. Y si bien a esta altura es conocido por todos que la letra original fue acortada, existe una larga serie de anécdotas y detalles (algunos podrían calificarse de estrambóticos) que sólo son referidos por los especialistas en el tema.

Aunque historiadores, musicólogos y periodistas le dedicaron no pocas páginas a la Canción Patria en libros y ensayos como Historia de los símbolos nacionales argentinos (Luis Canepa), Los símbolos patrios (Dardo Corvalán Mendilaharsu), O juremos con gloria morir (Esteban Buch), El águila guerrera (Pacho O`Donnel) o Argentinos (Jorge Lanata), resulta difícil establecer las verdaderos acontecimientos que desembocaron en la creación del Himno, en vista de que las fuentes ofrecen diversas interpretaciones de los hechos, en algunos casos complementarias, en otros contradictorias.

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En estos casos, lo más aconsejable suele ser comenzar por el principio...

DOS CANCIONES PATRIAS

El 15 de noviembre de 1810, el periódico

La Gaceta de Buenos Aires publicó unos versos anónimos, cuyas primeras estrofas rezaban:

 

La América toda

Se conmueve al fin,

Y a sus caros hijos

Convoca a la lid;

 

A la lid tremenda

Que va a destruir

A cuantos tiranos

La osan oprimir.

 

Según La Gaceta, se trataba de una “...Marcha Patriótica compuesta por un ciudadano de Buenos Aires, para cantar con la música que otro ciudadano está arreglando”. El historiador José Antonio Pillado atribuye la autoría de texto y música al poeta y pianista aficionado Esteban de Luca. Sin embargo, su colega Vicente Gesualdo supone que la partitura en realidad estuvo a cargo del compositor español Blas Parera, muy amigo de la familia de Luca. En cualquier caso, la obra tuvo su debut el 24 de noviembre de 1810, en el marco del festejo por el triunfo de la batalla de Suipacha. Posteriormente pudo escuchársela repetidas veces en las reuniones de la Sociedad Patriótica, y muy pronto alcanzó un importante grado de popularidad. A diferencia del texto original, que se conserva en su totalidad, la partitura se extravió y la música de la marcha sobrevive en un arreglo del compositor Josué T. Wilkes, posterior a otro similar del año 1909, de José M. Roldán.

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Más efímera resultó la suerte de una segunda canción patriótica. Se sabe que el 26 de mayo de 1812 tres niños entonaron en el Cabildo de Buenos Aires, y ante la presencia de las autoridades nacionales y municipales, un texto del poeta Saturnino de la Rosa, con música de Blas Parera. En esta ocasión el nombre de los autores quedó debidamente asentado en documentos oficiales, como así también la gratificación entregada a los niños cantores: 25 pesos a cada uno, “para un vestido”, como consta en el acta del acuerdo capitular de la misma fecha. Sin embargo, pasados apenas unos meses, una nueva canción patria veía la luz.

CREACIÓN DE EL HIMNO NACIONAL

 Al parecer, todo comienza el 24 de mayo de 1812, con la representación en la Casa de Comedia de la pieza teatral El 25 de Mayo, de Luis Ambrosio Morante, cuyo final desembocaba en un encendido himno coreado por los actores, sobre música original de Blas Parera.

La versión más romántica de la historia señala que entre los espectadores se encontraba Vicente López y Planes, quien embriagado de inspiración habría escrito esa misma noche la primera estrofa de un himno que pronto reemplazaría al de Morante. Con ligeras variaciones, esta es la versión que se refleja en películas como La creación del himno (Mario Gallo, 1910) y El grito sagrado (Luis César Amadori, 1952).

Pero la verdad parece ser otra. Según documentos de la época, el 22 de julio de 1812 el Triunvirato envía al Cabildo un oficio en el que “se recomienda muy eficazmente al patriótico celo de V.E. el que se encargue de mandar hacer una composición sencilla, pero majestuosa e imponente (...) que en todos los espectáculos públicos se entone al principio de ellos, con la dignidad que corresponde a la marcha de la patria, debiendo en el entretanto permanecer los concurrentes en pie y destocados.” Además de esto conceptúa de igual importancia que en las escuelas de primeras letras se cante todos los días, y que un día señalado de cada semana concurran a la Plaza de la Victoria todos los estudiantes de primeras letras presididos de sus maestros y, puestos alrededor de la pirámide del 25 de Mayo, repitan los himnos de la patria, “con todo el decoro y acatamiento que exige esta augusta deidad de los hombres libres”.

La misión de hacer cumplir dicha tarea recae en el Regidor Manuel José García. Este encarga el texto a Fray Cayetano Rodríguez, sacerdote, poeta y periodista, quien cumple con el pedido en la última semana de julio de 1812. Durante la sesión del 4 de agosto de ese mismo año, el Cabildo aprueba la letra y ordena que la misma sea provista de la

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correspondiente música, para lo cual el cabildante García convoca -otra vez- a Blas Parera.

La partitura, escrita para orquesta, es aprobada también y el denominado Himno Patriótico se estrena el 1º de noviembre de 1812 en el Cabildo de Buenos Aires, tras lo cual comienza a cantarse según las indicaciones del decreto inicial. Al poco tiempo, razones prácticas simplifican las obligaciones de los escolares: el gobierno recomienda que los niños lo canten sólo una vez por mes, en día festivo.

Pero la obra no obtiene la repercusión esperada. La opinión de Luis Cánepa, en su Historia de los símbolos nacionales argentinos, es que el fracaso de esta primera experiencia hay que atribuirla a la falta de vuelo lírico de Fray Cayetano. Lo cierto es que el 6 de marzo de 1813 la Asamblea General Constituyente convoca una vez más a la creación de un himno que de manera heroica resuma los ideales de la Revolución de Mayo y simbolice el entusiasmo patriótico del pueblo.

De esta manera, los asambleístas Fray Cayetano Rodríguez y Vicente López y Planes preparan, cada uno por su lado, un nuevo texto. Durante la sesión del 11 de mayo de 1813, López y Planes da a conocer su obra y obtiene la aprobación unánime de la asamblea, incluido Fray Cayetano, quien admirado retira su propia letra. El original aprobado por la asamblea es el siguiente:

 

Oíd mortales el grito sagradoLibertad, libertad, libertad;Oíd el ruido de rotas cadenasVed el trono a la noble igualdadSe levanta en la faz de la tierraUna nueva, gloriosa naciónCoronada su cien de laurelesY a sus plantas rendido un león.

Sean eternos los laurelesQue supimos conseguirCoronados de gloria vivamosO juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostrosMarte mismo parece animarLa grandeza se anima en sus pechos;A su marcha todo hacen temblar.Se conmueven del Inca las tumbas

El valiente argentino a las armasCorre ardiendo con brío y valorEl clarín de la guerra, cual truenoEn los campos del sud resonóBuenos Aires se opone a la frenteDe los pueblos de la ínclita uniónY con brazos robustos desgarranAl ibérico altivo león.

San José, San Lorenzo, Suipacha,Ambas Piedras, Salta y TucumánLa colonia y las mismas murallasDel tirano en la banda orientalSon letreros eternos que dicen:Aquí el brazo argentino triunfóAquí el fiero opresor de la PatriaSu cerviz orgullosa dobló.

La victoria al guerrero argentino

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Y en sus huecos revive el ardorLo que va renovando a sus hijosDe la Patria el antiguo esplendor.

Pero muros y sierras se sientenRetumbar con horrible fragorTodo el país se conturba por gritosDe venganza, de guerra y furor.En los fieros tiranos la envidiaEscupió su pestífera hielSu estandarte sangriento levantanProvocando a la lid más cruel.

¿No los veis sobre México y QuitoArrojarse con saña tenaz?¿Y cuál lloran bañados en sangrePotosí, Cochabamba y La Paz?¿No los veis sobre el triste CaracasLuto y llantos, y muerte esparcir?¿No los veis devorando cual fierasTodo pueblo que logran rendir?

A vosotros se atreve argentinosEl orgullo del vil invasorVuestros campos ya pisa cantandoTantas glorias hollar vencedorMas los bravos, que unidos juraronSu feliz libertad sostenerA estos tigres sedientos de sangreFuertes pechos sabrán oponer.

Con sus alas brillantes cubrióY azorado a su vista el tiranoCon infamia a la fuga se dioSus banderas, sus armas se rindenPor trofeos a la libertadY sobre alas de gloria alza el puebloTrono digno a su gran majestad.

Desde un polo hasta el otro resuenaDe la fama el sonoro clarínY de América el nombre enseñadoLes repite, mortales oíd:Ya su trono dignísimo abrieronLas provincias unidas del SudY los libres del mundo responden:Al gran pueblo argentino salud.

Para la música, el gobierno vuelve a confiar en Blas Parera. Es interesante señalar que los historiadores no parecen ponerse de acuerdo sobre la verdadera talla musical del español. Mientras que algunos lo destacan como el primer director de la orquesta del primer teatro existente en Buenos Aires, la máxima figura musical de la Argentina en aquella época, otros los describen como un modesto profesor de música, empleado  en las casas ricas de Buenos Aires para dar lecciones de piano, cello o canto, y autor de música por encargo. Para el compositor Alberto Williams, Blas Parera “no era un compositor avezado en los secretos técnicos del arte, sino más bien un autor ocasional, que se sobrepasó a sí mismo a impulsos de la inspiración patriótica y de la sublimidad del momento”.

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Sin embargo, la inspiración patriótica de Blas Parera también es puesta en duda por algunos analistas. En Wikipedia, una enciclopedia de desarrollo comunitario alojada en la web con versiones en más de 100 idiomas, un extenso artículo anónimo sobre la gestación del Himno Nacional Argentino ofrece una polémica versión de la historia: “La Asamblea General Constituyente aprobó la Marcha Patriótica el día 11 de mayo de 1813. Al día siguiente le encargó al español Blas Parera componer con urgencia una nueva música. Algunos autores dicen que Parera accedió, pero pasados varios días no presentaba ningún resultado. Finalmente se negó, alegando que la letra era ofensiva contra España y que él temía las represalias del gobierno del rey. Fue encarcelado por el gobierno y obligado a componer bajo pena de fusilamiento. En una sola noche terminó la partitura (simplemente copió la música que había compuesto para la obra de teatro de Morante un año antes), tras lo cual fue liberado y en el primer barco abandonó para siempre la Argentina, viviendo algunos años en Río de Janeiro y finalmente en España, donde murió.”

Esta anécdota, aunque en contradicción con todas las restantes fuentes consultadas, sienta sin embargo sus bases sobre un hecho real: la repentina partida de Parera en circunstancias poco claras. Pero el musicólogo argentino Carlos Vega lo explica de esta manera: “Meses antes de su partida, el gobierno argentino (recuérdese que el país estaba en guerra) exigió a todos los españoles residentes juramento de fidelidad a la patria naciente y morir por su independencia total, legalizando su adhesión mediante una carta de ciudadanía. Podría ser que la adopción de la nacionalidad argentina hubiera sido una imposición demasiado dura para el catalán, y acaso la causa de su extrañamiento súbito.”

Tampoco existe acuerdo unánime respecto del lugar donde el Himno Nacional fue ejecutado por primera vez. Según la tradición, tuvo su estreno en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, dama de la sociedad porteña de la época, asidua anfitriona de concurridos eventos sociales y veladas musicales. Pero otras fuentes sostienen que el debut de la obra se produjo el 25 de mayo de 1813 en la Plaza de la Victoria, al pie de la Pirámide de Mayo, cantado por los alumnos de la escuelita del maestro Rufino Sánchez. Y que el mismo día, por la noche, se entonó en el Coliseo Provisional. Esta segunda versión se fundamenta básicamente en que, tratándose de un encargo gubernamental de tamaña magnitud, difícilmente su estreno se confinara a un ámbito reducido. Conclusión: la performance en casa de Mariquita Sánchez de Thompson tendría que haber sido posterior a su estreno oficial. Aunque no resulta descabellado pensar en un pre-estreno en las condiciones antedichas, habida cuenta de que es muy probable que tanto López y

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Planes como Blas Parera fueran asiduos concurrentes de las reuniones organizadas en casa de la dama en cuestión.

Lo cierto es que la obra alcanzó rápidamente gran popularidad, y muy pronto quedó instalada en forma  excluyente como canción patria, siendo interpretada tanto en eventos oficiales y sociales como también en el campo de batalla. Aunque, como es sabido, no sobrevivió al paso del tiempo tal como se la conoció entonces.

Como era de esperarse, el contenido de la letra, tan apropiada para inflamar el patriotismo del pueblo en tiempos de guerra, con el transcurso de los años y el tamiz de la paz acabó por generar cierto malestar en España. Versos como “y a sus plantas rendido un león”, “el orgullo del vil invasor”, “y con brazos robustos desgarran / al ibérico altivo león” o “aquí el fiero opresor de la Patria / su cerviz orgullosa dobló”, fueron al fin considerados ofensivos.

En julio de 1893, a instancias del Ministro del Interior Lucio Vicente López, nieto del autor de la letra del Himno, el Poder Ejecutivo resuelve que a partir de la fecha en los eventos oficiales se interpretaría sólo la última estrofa. Una interpelación al ministro López en el Congreso, pedida por el diputado Osvaldo Magnasco, finalmente consigue que el gobierno dé marcha atrás con la propuesta. Sin embargo, años más tarde el presidente Julio Argentino Roca firma un nuevo decreto, ordenando que en los actos oficiales se canten sólo los cuatro primeros versos, los cuatro últimos y el coro. Fechado el 30 de marzo de 1900, el decreto sostiene: “El himno nacional contiene frases que fueron escritas con propósitos transitorios, las que hace tiempo han perdido su carácter de actualidad; tales frases mortifican el patriotismo del pueblo español y no son compatibles con las relaciones internacionales de amistad, unión y concordia”. Esta versión abreviada por el decreto de Roca es la que se canta en la actualidad.

En lo relativo al aspecto musical, la historia del Himno se presenta aún más accidentada. A partir de su gestación, comienzan a pulular arreglos y adaptaciones de toda índole, tanto para piano como para diferentes grupos instrumentales. De hecho, la edición argentina de la partitura, del año 1850, es posterior a una edición parisina de 1824, a una inglesa de 1830 (publicada bajo el título de Marcha del Río de la Plata) y a otra de origen francés, en este caso una reducción para piano realizada por el compositor belga Louis Massemaeckers, titulada Chant National de Buenos Aires. Existe incluso una edición del año 1866, para orquesta y banda militar, efectuada por Crisanto del Cioppo en vistas a su interpretación en la corte imperial de San Petersburgo, en Rusia. Sin embargo, el arreglo musical más conocido es el que realizó el

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compositor Juan Pedro Esnaola en 1860, por encargo del director de Bandas Militares Francisco Faramiñán.

El 2 de agosto de 1924, y muy a pesar de la popularidad que gozaba la versión Esnaola del Himno, el presidente Marcelo Torcuato de Alvear crea una comisión integrada por los compositores Floro M. Ugarte, Carlos López Buchardo y José André, con el fin de preparar una versión musical definitiva del Himno Nacional Argentino. Al cabo de dos años de investigación, la comisión encuentra en el Museo Histórico Nacional una partitura que se identifica como el original de Blas Parera, que hasta entonces se consideraba perdido. El manuscrito, que habría sido donado al museo en 1916 por los descendientes de Esteban de Luca, es calificado como “fuente genuina y completa”, y un nuevo arreglo basado en esta pieza se interpreta el 25 de mayo de 1927 en una función de gala del Teatro Colón.

Las reacciones ante el nuevo himno resultan dispares. Mientras el diario La Nación habla de “una versión que produjo el mejor efecto por las modificaciones que se han introducido al texto corriente, y que el público aprobó con aplauso caluroso”, las páginas de La Prensa cuestionan la autenticidad del manuscrito hallado por la comisión y pide al gobierno que retire el nuevo arreglo, aduciendo que “el himno actual, feo o lindo, es una tradición”.

Las cosas llegan al extremo durante los desfiles del Nueve de Julio, cuando una multitud desafía al gobierno cantando el himno viejo frente a la Casa Rosada y es reprimida por la fuerza policial. Esa misma noche, nuevos incidentes se producen en el Teatro Colón. Según La Nación, “finalizada la canción patriótica toda la concurrencia, de pie, aplaudió con entusiasmo y prolongadamente”. Por el contrario, La Prensa afirmó que “los empleados policiales detuvieron a todos los que no estuvieron de acuerdo con la versión”. El 20 de julio de 1927, Alvear deja en suspenso la nueva versión del himno y nombra otra comisión que restaura el Himno Nacional a partir de la versión Esnaola. En un nuevo decreto, del 25 de septiembre de 1929, el Poder Ejecutivo oficializa este trabajo como Himno Nacional Argentino.

Muchos años después, en 1990, la polémica parece resurgir cuando Charly García enfrenta un juicio por “ofensa a los símbolos patrios” al incluir, en su álbum Filosofía barata y zapatos de goma, una versión del himno adaptada a la estética del rock. Pero el tiempo no ha pasado en vano: los tribunales autorizan la difusión de este nuevo arreglo y la polémica acaba por agotarse en el ámbito mediático.

Ocho años más tarde otro artista popular, Lito Vitale, prepara una nueva versión del himno para teclados y sintetizadores. La misma forma parte

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del disco El grito sagrado, que incluye además arreglos de otras canciones patrias, a cargo de intérpretes argentinos de diferentes géneros como Jairo, Sandra Miahanovich, Victor Heredia, Pedro Aznar y Juan Carlos Baglietto. Se trata de un proyecto realizado conjuntamente con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el disco es repartido gratuitamente en las escuelas. En esta ocasión, no se genera ninguna polémica.

VICENTE LÓPEZ Y PLANES fue uno de los poetas neoclásicos argentinos que más contribuyó a la literatura de Mayo, cantándole a la Patria nueva. Nació en Buenos Aires en 1785. Se graduó en Derecho en Chuquisaca. Activo patriota, ejerció varios cargos públicos. Murió en 1856.

 Él es el autor de la Marcha Patriótica  que la Asamblea del Año 13, el 11 de Mayo de 1813 aprobó por unanimidad, como única marcha nacional. En conmemoración de esta fecha, se estableció el día 11 de mayo, Día del Himno Nacional.  El maestro español de piano y violín, Blas Parera fue quien tuvo a su cargo la partitura musical. En 1860, el maestro Juan Esnaola realizó unos ajustes a la música del Himno, basándose en antiguos manuscritos de Parera, y en 1944 estos arreglos fueron declarados por el Poder Ejecutivo, como versión musical definitiva.

El 30 de marzo de 1900, el Poder Ejecutivo decreta que se canten sólo la primera y última cuarteta y  el coro de La marcha Patriótica. Esa es la versión actual del Himno Nacional Argentino.

La tradición cuenta  que el Himno fue ejecutado por vez primera en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, dama de la sociedad porteña de la época, y cuya escena reproduce un cuadro de B. Subercasseaux, en el Museo Histórico Nacional.

En el Archivo Histórico Nacional se exhibe el cofre que guarda la versión oficial de la letra del Himno Nacional. 

En la Plaza Vicente López de Buenos Aires se encuentra emplazada la estatua del poeta.

BLAS PARERA: AUTOR DE LA MÚSICA DEL HIMNO NACIONAL

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Blas Parera (1776-1840), nació en Murcia de una familia de origen catalán y murió en Mataró cerca de Barcelona. Arribó muy joven a Buenos Aires en el año 1797 y se desempeñó como organista en la Catedral y en las templos de la Merced y San Ignacio. También fue director de orquesta del Coliseo  Provisional, el único teatro de Buenas Aires en la época, inaugurado en 1804.

Domingo de Azcuénaga en una mordaz letrilla en que caricaturiza a los personales de nota de la ciudad, escrita hacia 1816, dice refiriéndose a Parera: “Don Blas regañando! a toda la orquesta al paso que toca! del clave las teclas. . .“ Parera vivía en una casa de la calle Belgrano esquina Chacabuco, frente al Sur y daba lecciones de música y canto en casas de distinguidas familias de la sociedad porteña de la época. Se le conocía como el maestro Blas. En 1809 se casó con Facunda del Rey, niña que formaba parte del coro en la iglesia de San Nicolás de Bari.

Blas Parera como director de orquesta del Coliseo  compuso la música de tonadillas, canciones y después de 1810 de varios himnos y marchas patrióticas con versos de fray Cayetano Rodríguez y otros autores. La Asamblea de 1813, con fecha 6 de marzo, encargó se escribiera una canción nacional capaz de llenar las aspiraciones del ideal de Mayo.

El 11 de mayo de ese año don Vicente López y Planes (1784-1856), presentó su composición poética que fue aprobada con entusiasmo por los diputados y la barra presentes en la sesión. Parera compuso la música para estos versos y el 25 de mayo de 1813 en la Plaza de la Victoria, al pie de la Pirámide de Mayo, los alumnos de la escuela de don Rufino Sánchez entonaron por primera vez en público nuestro Himno Nacional, llamado entonces Canción Patriótica.  El 1 de julio la Asamblea ordenó pagar a Parera 200 pesos por la composición del Himno.

El título de nuestra máxima canción sufrió algunas alteraciones y cambios. En 1813 se lo llamó "Marcha Patriótica", luego "Canción Patriótica Nacional", y más tarde se lo conoció como "Canción Patriótica". Una copia de 1847 lo tituló como "Himno Nacional Argentino", denominación que recibe en la actualidad.

Pacho O'Donnell, en "El Aguilla Guerrera" nos cuenta : ....la letra era inflamadamente independentista, como correspondía al espíritu de la época. Tiempo más tarde la Asamblea del Año XIII pide un “arreglo” acorde con los nuevos vientos que soplan: Inglaterra se opone vigorosamente a todo arresto de autonomía en las colonias de España, su aliada en la guerra contra Napoleón.

El embajador británico lord Strangford hace saber al gobierno de Buenos Aires “lo loco y peligroso de toda declaración de independencia

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prematura”.Desaparecen entonces estrofas que anunciaban que “se levanta a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación”.Se infiltran, en cambio, conceptos monárquicos tan en boga entonces, cuando nuestros prohombres parecían competir en candidaturas de príncipes europeos para gobernarnos. Portugués, francés, italiano...

No extraña entonces el “ved en trono a la noble igualdad”, afrancesamiento relacionado con el propósito de coronar al duque de Orleáns. O “sobre alas de gloria alza el pueblo, trono digno a su Gran Majestad”, estrofa desaparecida en la versión definitiva, O “ya su trono dignísimo abrieron, las Provincias Unidas del Sur”, texto del que nos ocuparemos más adelante.

El Himno sufrió en 1860 otra lamentable modificación encomendada a Juan Pablo Esnaola: la marcha vibrante y guerrera se transformó en una pieza pretenciosamente majestuosa, tan estirada que va en camino de convencernos de que nuestra canción patria consta solamente de su introducción, que es lo que habitualmente se ejecuta.

Para colmo de males, por razones diplomáticas, el texto fue mutilado devastadoramente durante la segunda presidencia de Roca, suprimiendo las estrofas denigrantes a España.Se evaporaron así marciales referencias a “los bravos que unidos juraron su feliz libertad sostener, a esos tigres sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer”. Tampoco cantaremos: “son letreros eternos que dicen: aquí el brazo argentino triunfó, aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló”.

De allí en más los escasos retazos sobrevivientes nos harán repetir absurdamente hasta tres veces “y los libres del mundo responden...”

En 1817, Blas Parera fue padre de  José Manuel, y en 1818 regresó a España con su familia y en Cádiz, donde arribó en agosto de ese año, se ordenó “se vigile su conducta y estén a la mira de sus operaciones". Era un español sospechoso para el gobierno del rey. Durante mucho tiempo se ignoró todo sobre sus últimos años hasta que en 1972 el doctor Javier Ciavell Borrás, investigó en los archivos de Mataró, una localidad vecina a Barcelona y pudo establecer que Parera se desempeñaba allí como “interventor del Correo”, un oscuro cargo provincial, que allí murió su hija Dolores Parera y del Rey y que finalmente él murió en ese ciudad el 7 de enero de 1840 a la edad de 64 años.

JUAN PEDRO ESNAOLA

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El compositor, pianista, compositor y funcionario público argentino llamado Juan Pedro Esnaola nació el día 17 de Setiembre de 1808 en la provincia de Buenos Aires. Inició sus estudios musicales desde pequeño junto al presbítero José Antonio Picasarri, director musical de la Catedral de Buenos Aires.

Desde el año 1818 hasta 1822 y durante esos años Esnaola asistió al conservatorio de París, visitando también Madrid, Viena y Nápoles, y es en este período que adquiere cierto reconocimiento como "niño prodigio" en la interpretación del piano. Sin dejar de lado su perfil como compositor en 1822, a los 14 año ya compone una Colección de piezas para piano.

En 1822, regresa a su tierra natal y junto a su sobrino toma la iniciativa de fundar la Escuela de Música y Canto, y desde allí no se ha podido desligar de la enseñanza, ya sea a través de clases particulares o de instituciones públicas.

Este período lo ha llevado a cabo durante sus casi setenta años de vida sin que los embates políticos le hicieran frente, y en este mismo tiempo ha entablado amistad con Juan Manuel de Rosas. Al llegar 1858 Juan Pedro es nombrado Jefe del Departamento de Escuelas por Sarmiento, y al poco tiempo actúa como Presidente de la Escuela de Música de la Provincia, fundada en 1875. Y entre sus cargos públicos no relacionados con la música se destacan los de Director del Batallón de Serenos de Buenos Aires en 1842, Director de la Casa de la Moneda, Juez de Paz en 1852, presidente del Club del Progreso en 1858 y del Banco de la Provincia de Buenos Aires en 1866.

Con algunos intereses más, toda su vida ha estado ligado a la música litúrgica, los conjuntos orquestales, las canciones y las piezas de salón y su principal mérito ha radicado en que ha impreso en sus partituras características locales que constituyen un verdadero antecedente del nacionalismo musical argentino.  Y gracias esta figura tan distinguida en el ambiente musical de Argentina, se han permitido dos posibles actividades que han sido el apoyo de la liturgia en la iglesia o la tertulia, música de salón y esparcimiento. Muchas de las piezas de Esnaola se han basado en acontecimientos políticos del momento, con letra alusiva, como por ejemplo la Canción Federal en 1843, o el Himno de Marzo en el mismo año, dedicado a Juan Manuel de Rosas. Según una clasificación de su obra musical, ha compuesto 59 piezas para canto y piano, una para canto y guitarra y una para canto, piano y guitarra.

Al llegar el año 1847 y hasta 1849, Esnaola hizo una primera versión del Himno Nacional Argentino, cuya música original se había extraviado basándose en lo que había escuchado en su juventud, y su versión ha

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quedado depositada en el Museo Histórico Nacional, en Buenos Aires, formando parte del álbum de música de su discípula Manuelita Rosas.

(1843)   Himno de Marzo

(1843)   Canción federal

(1845)   Minué Federal o Montonero

Luego de la lectura de la clase 03, les propongo que elaboren un análisis melódico musical del Himno Nacional Argentino. Este análisis deberá identificar motivos, semifrases y frases. Para esto cuentan con la partitura que se puede descargar de la clase 03.

Por último deberán realizar un escrito personal que exprese que sentido le encuentran (o no) al Himno Nacional Argentino, su relación con lo simbólico y cultural y lo que transmite su letra tal cual se lo canta hoy en día.

El escrito deberá estar contar con las citas a los textos o páginas web que utilicen y tendrá los siguientes apartados:

1. Título2. Introducción3. Desarrollo temático4. Conclusiones

Los trabajos se presentan por esta sección (no vale el envío por mail  )

¡Espero sus producciones!