Catequesis para el Jubileo: La Familia, Centro de Amor...
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Catequesis para el Jubileo: La Familia, Centro de Amor y Misericordia
Volumen No. 12: Familia, Escuela de Misericordia
Noviembre 2016
Catequesis para el Jubileo: La Familia, Centro de Amor y Misericordia Volumen No. 12: Familia, Escuela de Misericordia
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Estimada Familia,
El 8 de diciembre de 2015, el Papa Francisco, abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro,
en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II, dando apertura
al Año Extraordinario de la Misericordia. Jubileo que concluirá el 20 de noviembre de 2016, en la
solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo; tiempo propicio para que la Iglesia haga más
fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.
“Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros
al hermano que encuentra en el camino de la vida”, fueron las palabras que el Santo Padre utilizó en la Bula
de convocatoria del 11 de abril en Roma, para ilustrar el tema central del jubileo, a la luz de la Palabra
del Señor: «Sed misericordiosos como el Padre» (cf. Lc 6, 36).
Desde los lineamientos pastorales y las actividades propuestas por el Pontificio Consejo para
la Nueva Evangelización, Dicasterio encargado por el Papa Francisco en animar este Jubileo,
presentamos un ciclo de doce Catequesis, bajo el tema: “La Familia, Centro de Amor y Misericordia”. Una
invitación para que la Comunidad Hispana, en sus hogares y parroquias, realicen a través de la
formación doctrinal y la acción pastoral, obras concretas de misericordia durante este año jubilar.
Lo invitamos para que sea parte de esta ruta catequética, haciendo eco de la Palabra de Dios y
convirtiendo a su familia en Centro de Amor y Misericordia.
William Cardona y Andrea Blanco
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El Papa Francisco escribió una Exhortación Apostólica para las familias a la que llamó Amoris Laetitia
(El Amor en la Familia). Si deseas descargarla gratuitamente visita:
http://w2.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/apost_exhortations/documents/papa-
francesco_esortazione-ap_20160319_amoris-laetitia_sp.pdf
Transformar las familias en escuelas de misericordia.
Lectura del Evangelio según San Lucas 15, 11-32
11 Jesús continuó: «Había un hombre que tenía dos hijos. 12 El menor dijo a su padre: “Dame la parte
de la hacienda que me corresponde.” Y el padre repartió sus bienes entre los dos.
13 El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después se fue a un país lejano. Allí malgastó
su dinero llevando una vida desordenada. 14 Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella
región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. 15 Fue a buscar trabajo y se puso al servicio
de un habitante del lugar, que lo envió a su campo a cuidar cerdos. 16 Hubiera deseado llenarse el
estómago con las bellotas que daban a los cerdos, pero nadie se las daba.
17 Finalmente recapacitó y se dijo: “¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras
yo aquí me muero de hambre! 18 Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: Padre, he
pe cado contra Dios y contra ti. 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus
asalariados.” 20 Se levantó, pues, y se fue donde su padre.
20 Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó.
21 Entonces el hijo le habló: «Padre, he pecado contra Dios y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo
tuyo.» 22 Pero el padre dijo a sus servidores: «¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo.
Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies. 23 Traigan el ternero gordo y mátenlo;
comamos y hagamos fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido
y lo hemos encontrado.» Y comenzaron la fiesta.
Objetivo del tema
Iluminación Bíblica
Sabías que…
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25 El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercaba a la casa, oyó la orquesta y el baile.
26 Llamó a uno de los muchachos y le preguntó qué significaba todo aquello. 27 El le respondió: «Tu
hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y
salvo.»
28 El hijo mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió a suplicarle. 29 Pero él le contestó: «Hace
tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me
has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 30 Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo que
se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el ternero gordo.» 31 El padre le dijo:
«Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. 32 Pero había que hacer fiesta y alegrarse,
puesto que tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.»
Preguntas:
1. ¿Qué dice el texto Sagrado?
2. ¿Qué nos dice el texto Sagrado hoy?
Tomada de la Biblia Latinoamericana:
http://www.sanpablo.es/biblia-latinoamericana/la-biblia/nuevo-testamento/evangelio-segun-lucas/15
Tres historias del perdón en la familia
Cuando tenía 17 años, me sentía perdido y muy confundido. Me salí de la casa de mis padres a los 17
años. Comencé a tomar y a drogarme. Le faltaba el respeto a mi familia. Me fui por el mal camino. Me
sentía muy avergonzado y deje de ver a mi familia por mucho tiempo. Me sentía solo conforme pasaba
el tiempo y los extrañaba mucho. Un día le pedí al Señor que me perdonara y que me diera la fortaleza
para contactarlos y que me ayudara a rectificar mi vida. No quería seguir siendo la misma persona.
Necesitaba sentirme parte de mi familia una vez más. Los contacté, les pedí perdón y les pedí que me
aceptaran de nuevo. Les dije lo mucho que los amaba y cuánto los había extrañado y les prometí que
buscaría ayuda. Asistí a rehabilitación para mi adicción a las drogas y a terapia, y recuperé mi vida.
Ahora soy muy apegado a mi familia. He criado a cuatro hijos y tengo seis nietos. Les digo a mis hijos
que los amo inmensamente. No importa lo que hagan, yo siempre estaré presente en sus vidas.
—L.S., Colorado Springs, CO
Hecho de Vida
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Fue durante la noche de mi graduación de la escuela intermedia. Mis abuelos vinieron a la ciudad para
asistir a mi graduación. Me pidieron que nos tomáramos una foto juntos después de la ceremonia y yo
hice un comentario sarcástico. Después supe que mi comentario hizo llorar a mi abuelo. Tuve un
sentimiento terrible. Admiro tanto a mis abuelos. Fue entonces que me di cuenta del poder que tienen
las palabras y cuánto pueden lastimar a las personas que más amamos. No fue sino hasta que me
convertí en adulto que tuve el valor de pedirle perdón a mi abuelo. Me recibió con los brazos abiertos
como siempre lo había hecho. Me dijo que se le había olvidado el incidente y que no sabía que yo supe
que había llorado. Me dio un fuerte abrazo y los dos comenzamos a llorar.
—M.Q., Visalia, CA
Me embaracé cuando tenía 19 años. Definitivamente fue un accidente y al poco tiempo tuve un aborto.
Después del aborto me sentí totalmente avergonzada. Se lo oculté a mi familia y me alejé de la Iglesia.
Me destrozó por completo y me deprimí profundamente. Después de unos cuatro años no pude más.
Todo empezó cuando fui con mi familia a la iglesia el Día de las Madres. Mi hermana tenía unos seis
meses de embarazo. Cuando rezamos por las madres, empecé a llorar desesperadamente porque sentía
al Espíritu Santo. Ese día finalmente confesé el secreto a mi familia. Sigo impresionada con lo
comprensivos, maravillosos y misericordiosos que han sido. Su apoyo me ha dado fortaleza para
recuperarme de mi depresión y seguir adelante con mi vida.
—Anónimo
Tomado del portal de Internet: http://www.loyolapress.com/ http://www.loyolapress.com/bilingue/don-de-dios-2009/parents-and-students-bilingual/family-stories-forgiveness-
received
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Exhortación Apostólica Postsinodal
Amoris Laetitia
del Santo Padre Francisco
9 de marzo de 2016
274. La familia es la primera escuela de los valores humanos, en la que se aprende el buen uso de la
libertad. Hay inclinaciones desarrolladas en la niñez, que impregnan la intimidad de una persona y
permanecen toda la vida como una emotividad favorable hacia un valor o como un rechazo
espontáneo de determinados comportamientos. Muchas personas actúan toda la vida de una
determinada manera porque consideran valioso ese modo de actuar que se incorporó en ellos desde
la infancia, como por ósmosis: «A mí me enseñaron así»; «eso es lo que me inculcaron». En el ámbito
familiar también se puede aprender a discernir de manera crítica los mensajes de los diversos medios
de comunicación. Lamentablemente, muchas veces algunos programas televisivos o ciertas formas de
publicidad inciden negativamente y debilitan valores recibidos en la vida familiar.
275. En este tiempo, en el que reinan la ansiedad y la prisa tecnológica, una tarea importantísima de
las familias es educar para la capacidad de esperar. No se trata de prohibir a los chicos que jueguen
con los dispositivos electrónicos, sino de encontrar la forma de generar en ellos la capacidad de
diferenciar las diversas lógicas y de no aplicar la velocidad digital a todos los ámbitos de la vida. La
postergación no es negar el deseo sino diferir su satisfacción. Cuando los niños o los adolescentes no
son educados para aceptar que algunas cosas deben esperar, se convierten en atropelladores, que
someten todo a la satisfacción de sus necesidades inmediatas y crecen con el vicio del «quiero y tengo».
Este es un gran engaño que no favorece la libertad, sino que la enferma. En cambio, cuando se educa
para aprender a posponer algunas cosas y para esperar el momento adecuado, se enseña lo que es ser
dueño de sí mismo, autónomo ante sus propios impulsos. Así, cuando el niño experimenta que puede
hacerse cargo de sí mismo, se enriquece su autoestima. A su vez, esto le enseña a respetar la libertad
de los demás. Por supuesto que esto no implica exigirles a los niños que actúen como adultos, pero
tampoco cabe menospreciar su capacidad de crecer en la maduración de una libertad responsable. En
una familia sana, este aprendizaje se produce de manera ordinaria por las exigencias de la convivencia.
276. La familia es el ámbito de la socialización primaria, porque es el primer lugar donde se aprende a
colocarse frente al otro, a escuchar, a compartir, a soportar, a respetar, a ayudar, a convivir. La tarea
educativa tiene que despertar el sentimiento del mundo y de la sociedad como hogar, es una educación
para saber «habitar», más allá de los límites de la propia casa. En el contexto familiar se enseña a
recuperar la vecindad, el cuidado, el saludo. Allí se rompe el primer cerco del mortal egoísmo para
reconocer que vivimos junto a otros, con otros, que son dignos de nuestra atención, de nuestra
amabilidad, de nuestro afecto. No hay lazo social sin esta primera dimensión cotidiana, casi
Meditemos…
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microscópica: el estar juntos en la vecindad, cruzándonos en distintos momentos del día,
preocupándonos por lo que a todos nos afecta, socorriéndonos mutuamente en las pequeñas cosas
cotidianas. La familia tiene que inventar todos los días nuevas formas de promover el reconocimiento
mutuo.
277. En el hogar también se pueden replantear los hábitos de consumo para cuidar juntos la casa
común: «La familia es el sujeto protagonista de una ecología integral, porque es el sujeto social
primario, que contiene en su seno los dos principios-base de la civilización humana sobre la tierra: el
principio de comunión y el principio de fecundidad» [294]. Igualmente, los momentos difíciles y duros
de la vida familiar pueden ser muy educativos. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando llega una
enfermedad, porque «ante la enfermedad, incluso en la familia surgen dificultades, a causa de la
debilidad humana. Pero, en general, el tiempo de la enfermedad hace crecer la fuerza de los vínculos
familiares [...] Una educación que deja de lado la sensibilidad por la enfermedad humana, aridece el
corazón; y hace que los jóvenes estén “anestesiados” respecto al sufrimiento de los demás, incapaces
de confrontarse con el sufrimiento y vivir la experiencia del límite» [295].
278. El encuentro educativo entre padres e hijos puede ser facilitado o perjudicado por las tecnologías
de la comunicación y la distracción, cada vez más sofisticadas. Cuando son bien utilizadas pueden ser
útiles para conectar a los miembros de la familia a pesar de la distancia. Los contactos pueden ser
frecuentes y ayudar a resolver dificultades [296]. Pero debe quedar claro que no sustituyen ni
reemplazan la necesidad del diálogo más personal y profundo que requiere del contacto físico, o al
menos de la voz de la otra persona. Sabemos que a veces estos recursos alejan en lugar de acercar,
como cuando en la hora de la comida cada uno está concentrado en su teléfono móvil, o como cuando
uno de los cónyuges se queda dormido esperando al otro, que pasa horas entretenido con algún
dispositivo electrónico. En la familia, también esto debe ser motivo de diálogo y de acuerdos, que
permitan dar prioridad al encuentro de sus miembros sin caer en prohibiciones irracionales. De
cualquier modo, no se pueden ignorar los riesgos de las nuevas formas de comunicación para los niños
y adolescentes, que a veces los convierten en abúlicos, desconectados del mundo real. Este «autismo
tecnológico» los expone más fácilmente a los manejos de quienes buscan entrar en su intimidad con
intereses egoístas.
279. Tampoco es bueno que los padres se conviertan en seres omnipotentes para sus hijos, que sólo
puedan confiar en ellos, porque así impiden un adecuado proceso de socialización y de maduración
afectiva. Para hacer efectiva esa prolongación de la paternidad en una realidad más amplia, «las
comunidades cristianas están llamadas a ofrecer su apoyo a la misión educativa de las familias» [297],
de manera particular a través de la catequesis de iniciación. Para favorecer una educación integral
necesitamos «reavivar la alianza entre la familia y la comunidad cristiana» [298]. El Sínodo ha querido
resaltar la importancia de la escuela católica, que «desarrolla una función vital de ayuda a los padres en
su deber de educar a los hijos [...] Las escuelas católicas deberían ser alentadas en su misión de ayudar
a los alumnos a crecer como adultos maduros que pueden ver el mundo a través de la mirada de amor
de Jesús y comprender la vida como una llamada a servir a Dios» [299]. Para ello «hay que afirmar
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decididamente la libertad de la Iglesia de enseñar la propia doctrina y el derecho a la objeción de
conciencia por parte de los educadores» [300].
Tomado del Portal de Internet del Vaticano: www.vatican.va http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-
ap_20160319_amoris-laetitia.html#La_vida_familiar_como_contexto_educativo
¿Qué significa que la familia sea la primera escuela de los valores humanos?
¿En su casa hay libertad responsable o libertinaje?
Qué piensas de esta frase del Papa Francisco: “En este tiempo, en el que reinan la ansiedad
y la prisa tecnológica, una tarea importantísima de las familias es educar para la capacidad de esperar”
¿Somos ansiosos o pacientes?
¿Se debe prohibir a los chicos que jueguen con los dispositivos electrónicos? ¿Qué
mensaje nos da el Papa Francisco?
¿Qué nos dice el Papa Francisco sobre el tema de la vecindad?
¿Saludamos a nuestros vecinos y somos solidarios con ellos?
¿Cuáles son los dos principios-base de la civilización humana sobre la tierra? (277)
¿Qué nos dice el Papa Francisco sobre el uso de la tecnología (teléfonos móviles y
dispositivos electrónicos) en la mesa y en la cama? ¿Soy un ejemplo a seguir sobre el
uso de la tecnología en casa?
¿Qué nos dice el Papa Francisco a los padres que son omnipotentes (279) o
sobreprotectores con sus hijos?
¿A qué te comprometes después de profundizar esta catequesis?
Preguntémonos…
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En Familia:
Durante el tiempo que dure esta catequesis te invitamos a que lleven a la práctica el mayor número de las Obras de Misericordia, partiendo desde las personas que integran la familia y extendiéndolo a familiares y vecinos.
Con más familias:
Bajo la Bajo la autorización de su párroco y junto a catequistas y líderes de los diversos
ministerios parroquiales, programarán una semana dedicada a las obras de
misericordia:
Obras corporales:
1. Dar de comer al hambriento
2. Dar de beber al sediento
3. Dar posada al necesitado
4. Vestir al desnudo
5. Visitar al enfermo
6. Socorrer a los presos
7. Enterrar a los muertos
Obras Espirituales:
1. Enseñar al que no sabe
2. Dar buen consejo al que lo necesita
3. Corregir al que está en error
4. Perdonar las injurias
5. Consolar al triste
6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás
7. Rogar a Dios por vivos y difuntos
Para hacer esta programación, sugerimos las siguientes actividades que pueden
desarrollar durante esa semana:
- Reflexiones en la parroquia sobre las Obras de Misericordia.
- Invitar a los feligreses a cumplirlas y compartir sus experiencias en la
parroquia y a través de las redes sociales autorizadas.
- Hacer campañas de recolección de alimentos y ropa.
- En grupos de familia o ministeriales, visitarán a los enfermos, presos o
personas con otras necesidades.
Actuemos…
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Señor Jesucristo,
Tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo,
Y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero;
A la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura;
Hizo llorar a Pedro luego de la traición,
Y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana:
¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
Del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia:
Haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad
Para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error:
Haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción
Para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor
Y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres
Proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos
Y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia,
A ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
Tomado del Portal de Internet Jubileo de la Misericordia, www.im.va:
http://www.iubilaeummisericordiae.va/content/gdm/es/giubileo/preghiera.html
Oremos
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1) ¿Te pareció importante el tema?
2) ¿Qué puntos consideraste más relevantes de esta catequesis?
3) ¿Cómo te sentiste?
4) ¿Participaste activamente? ¿Sí, No Por qué?
5) ¿Notaste algún cambio en tus ideas u opiniones con respecto a la catequesis tratada?
6) ¿Cuál es tu compromiso a partir de ahora?
7) ¿Tienes alguna sugerencia?
Evaluemos…