CARTA A UN JOVEN RECIÉN EGRESADO DE LA CARRERA DE PSIQUIATRÍA

Estimado:

Debido a la presión familiar, a un ambiente en el que, en aparencia, no pasa nada, un ambiente de normalidad universitaria, de congresos, de una situación por entero artificial, tal vez todavía no seas muy consciente de la crisis en la que se encuentra inmersa la psiquiatría. Tus maestros sin duda crearon para ti y tus compañeros un ambiente artificioso, basado en ciertas premisas de las que se derivan ciertas

conclusiones, sin permitir que razonaras fuera de dichas premisas. En ello estriba el fundamento de la crisis de la materia que elegiste. Ese ambiente se basa en el marco teórico de la materia entera: el modelo médico de la “enfermedad mental”.

Estoy seguro que has comenzado tu carrera con la firme y noble intención de ayudar a las personas. Tal vez todavía lo creas firmemente: tu intención es “luchar” en contra de la “enfermedad mental”. El pequeño detalle es que NO hay pruebas de su existencia, pero dada la campaña de

propaganda y reclutamiento en la que vives, quizá ni siquiera hayas vislumbrado que los mismos psiquiatras tienen dudas de su existencia, y que unos cuantos la consideran falsa.

Y he ahí la crisis. Ahora bien, los físicos, los químicos, los biólogos todos ellos han tenido sus crisis. La misma medicina está bajo una fuerte crisis de valores y fundamentos en este momento. Los físicos tuvieron la suya que comenzó a finales del siglo 19 y principios del 20 y continuó de una manera muy estable hasta

mediados del siglo 20. Fue asombroso cómo pusieron en duda todos sus fundamentos, y lo que dicha duda provocó en la química; los biólogos pusieron también en duda sus fundamentos (afectando a la medicina, principalmente, y a la ecología) al entrar la genética que sin duda está revolucionando la materia entera. Todos ellos han permitido que haya una serie de dudas a través de su existencia: hasta las matemáticas tuvieron una revisión de sus fundamentos de una manera rigurosa y, podríamos clasificarla, terrible; la lingüística ha tenido una revisión

matemáticas profunda la cual ni siquiera entienden muchos biólogos.

La sociología, la antropología, todas esas materias de ciencias sociales han hecho una revisión continua. En la actualidad, la que está haciendo una fuerte revisión de sus fundamentos es la psicología con la entrada de las neurociencias, de las ciencias cognitivas, aunque se resisten a abandonar el modelo pavloviano como el único válido. Curiosamente, sólo hay dos materias que se niegan a evolucionar aceptando la crisis en la que se encuentran: una es la

economía, la otra es la psiquiatría. Sin embargo, hay una fuerte crisis ya reconocida por parte de los economistas que están siendo influidos por la ecología ¡y hasta por la física! La psiquiatría es la única excepción: los psiquiatras creen y enseñan un dogma fundamental: la existencia de la “enfermedad mental”: el fundamento del marco teórico basado en la medicina. Lo único que están haciendo es quejarse lastimeramente de sus críticos.

Así que tienes dos opciones: o te pones a investigar al respecto de esta crisis (siendo Thomas Szasz y Michel Foucalt sus máximos exponentes) en esos libros que, según entiendo, están prácticamente prohibidos en las escuelas de psiquiatría; o sigues como estás: agachas la cabeza frente al estatus quo, no dudas de nada, sigues administrando drogas psiquiátricas con sus consiguientes reacciones adversas (expuestas en los textos de las farmacéuticas): tendencias homicidas o suicidas, violencia, etc.; y sigues dando electrochoques que reducen el cerebro de los “pacientes”,

puesto que te han enseñado que son NO-PERSONAS, y que, en consecuencia, no tienen derechos.

Sé que es muy difícil ir contra dicho status quo, pues hay mucho en juego: en especial, los salarios y los ascensos, lo mismo que la aceptación de tus compañeros y maestros, que tal vez tengan precedencia para ti sobre el bienestar de los “pacientes”. El riesgo es obvio: en especial, debido a sus sueños universitarios de que seas un graduado, tus parientes creerán en ti (algunos a ciegas) y tendrás el enorme poder de recetarles cualquier droga de

cualquier tipo bajo el pretexto de cualquier “enfermedad mental”, incluyendo a los niños. Sin duda tendrás la tentación de creer que no tienes ningún tipo de limitación, la tentación que viene con un poder en apariencia ilimitado sobre otros seres humanos: crees que puedes decidir sobre su vida o su muerte.

He ahí entonces la encrucijada en la que se encuentran tú y tus compañeros, aunque muchos de ustedes ni siquiera sean conscientes, y tal vez pretendan nunca serlo, prefieran apagarlo y vivir en una

perpetua e ignorada disonancia cognitiva, y sigan manteniendo la ilusión de que están estudiando una ciencia verdadera y que las drogas que recetan no están acabando con las personas que las toman, los electrochoques de veras previenen el suicidio, y que en general son médicos reales, como lo creen firmemente tantos de sus innombrados seguidores.

Por mi parte, me despido. Siento ser el portador de estas noticias las cuales puedes elegir ignorar y seguir con tu vida como si nada.

Saludos,