Bombarda Candelaria

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Desde 1682, se le dio el nombre de bombarda al buque al que se le ha suprimido el palo trinquete, quedando el mayor en el centro, y un mesana con cangreja en popa.En el lugar del trinquete, llevaba en proa un pozo o parte de la cubierta rebajada en donde iban montados uno o dos morteros, estando por debajo del casco muy reforzado con baos y tres filas de puntales.

Fotos y textos: Luciano Benjumea y Francisco Linde

Estas peculiares embar-caciones se emplea-ban para bombardear los fuertes de la costa y

como apoyo a las fuerzas de desembarco. Enarbolaba dos palos: mayor y mesana, en el lugar donde debería ir el trinquete armaba dos caño-nes de grueso calibre llama-dos obuses o morteros que disparaban por la proa, los morteros eran una variedad de la artillería, con un corto cañón y un gran calibre, que disparaba con un gran án-gulo de elevación, para que los proyectiles cayeran en el interior de las fortificaciones y no impactaran contra los muros de las mismas, lo que hacía ineficaces dichos mu-ros al no proteger del acoso de un bombardeo.

En los costados llevaba ocho cañones por banda, se trataba de una embarcación diseñada para el acoso y cas-tigo de puntos concretos de la costa, más que de naves para la batalla naval. La dotación de esta nave estaba compues-ta por el comandante, seis ofi-ciales, dieciocho guardiama-

rinas y trescientos cincuenta hombres de mar. Solían lle-var víveres para sesenta días y agua para noventa.

Durante el siglo XVIII, la Armada Española alistó tre-ce bombardas entre 1715 y 1779, de entre 8 y 16 caño-nes cada una, de las que 4

de ellas fueron compradas en el extranjero, dos construidas en Guarnizo, dos en La Ca-rraca y cinco en El Ferrol.

EL moDELoEl modelo está construido por el método de falsa qui-lla con cuadernas ciegas o

mamparos y tracas, método muy extendido entre los mo-delistas por su simplicidad y utilidad, especialmente si queremos hacer un modelo con los costados cerrados en el que las cuadernas no se han de ver.

Las maderas para la cons-trucción son también las más comunes, dado que como to-dos bien sabemos la elección de maderas en nuestro mer-cado nacional no es muy ex-tensa, sobretodo si queremos maderas ya cortadas y listas para su uso. Contrachapado para la falsa quilla y cuader-nas, sapelly para las tracas que son de 6 mm., de anchas por 2 mm., de grueso; para el espejo de popa y tapas de

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regala su autor ha utilizado madera de nogal, algo dife-rentes a las que generalmen-te utilizamos; igualmente para los cintones ha utilizado ma-dera de coral, madera muy decorativa y con un peculiar color rojo, las tallas de proa y popa se ha utilizado madera de eucalipto rojo, esta made-ra es autóctona de Andalucía y, como se aprecia es una

madera de color rojizo, que una vez lijada simplemente con un poco de barniz inco-loro ofrece un acabado muy elegante.

Los planos son muy anti-guos fueron comprados en Barcelona en el año 1962, cuando obtener información sobre modelismo naval era toda una odisea, afortunada-mente habían pequeños

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oasis en el desierto que do-minaba nuestro arte/hobby, como era una tienda espe-cializada en accesorios para modelismo naval en la Plaza Font y Sagué, que posible-mente hoy ya no exista.

EL autorEl autor que presentamos por primera vez en estas nuestras/vuestras páginas, es D. Luciano Benjumea Álvarez, modelista sevillano residente en Herrera, se tra-ta de una historia en la que posiblemente muchos mo-delistas se vean reflejados y

simplemente con cambiar el nombre y ubicación podría servir igualmente; es lo que podríamos llamar la esencia del modelismo naval, donde el tesón, ilusión y superación, son la sabia mezcla que hace que se produzca la magia y el milagro de conseguir que de las manos desnudas de un niño se cree una obra tan compleja como es un barco y, que una persona de tierra adentro se enamore del mar y sus barcos.

En conversación con el au-tor, nos comenta que desde niño le atraían los barcos,

cuando iba al cine y veía las películas de piratas y cor-sarios se asombraba de los barcos que protagonizaban espectaculares batallas y, se decía a si mismo: “yo tengo que hacer uno de esos bar-cos”, dicho y hecho, se puso manos a la obra, sin herra-mientas, sin planos, sin co-nocimientos de arquitectura naval, pero con unas gran-des dosis de ilusión y afán de superación consigue un trozo de madera de olivo, una navaja y un destornilla-

dor que le quitaba o pedía prestado a su hermano, al cual le afilaba la punta para utilizar como formón y, cons-truye su primer modelo con la ilusión de regalárselo a su madre. Acaba su modelo al que llamó Sol de Oro y, se lo regala a su madre, que como podemos imaginar el barco desde entonces ha ocupado el lugar de honor del salón.

Animado por los resulta-dos obtenidos, comienza su imparable andadura en el campo del modelismo na-

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val, el siguiente modelo es para su novia al que llama-ría Nuestra Señora de los Dolores. Como muchos es-pañoles en esa época ha de salir del pueblo a buscarse la vida, trasladándose a Barce-lona a trabajar de mecánico de automóviles, pero en su maleta iban sus escasas he-rramientas, el casco del bar-co de su novia y la ilusión de continuar con su arte/hobby. Con sus pequeños ahorros se compra un libro de modelis-mo naval, todo un lujo en una España que comienza a sobreponerse de su pasado, el libro era “Introducción al Modelismo Naval” de un autor argentino, Luis Segal, que incluía un plano de la fragata Presidente Sarmien-to, de él aprendió muchas cosas hasta entonces ignora-das, la nomenclatura naval, sistemas de construcción....., igual que el titulo, este libro lo introdujo en el mundo del modelismo naval de una forma más técnica, un nue-vo mundo se abría ante él, estaba asombrado, era su in-separable amigo, bueno no tan inseparable ya que en algunas ocasiones cuando la necesidad lo demandaba, empeñaba el casco del bar-co y el libro en una casa de empeños para poder pasar el mes, cuando conseguía el di-nero lo rescataba, hasta que un día cuando fue a rescatar su apreciado tesoro, alguien se adelantó y lo perdió para siempre.

Esta perdida supuso un duro golpe para D. Luciano, pero como todo aquello que no nos mata nos hace más fuertes, el otro gran aliado de D. Luciano fue el Museo Naval de Barcelona, del cual estaba prácticamente abona-do, cuando tenía libre se iba al museo y con su cuaderno de campo tomaba nota de los modelos expuestos y, es que antes el Museo tenía una infinidad de maquetas ex-puestas, algo que hoy en día no es así son escasas y mal iluminadas no es un museo

para modelistas, sino para turistas.

Pese al revés por la per-dida de su amado libro, no mermó su ilusión por el mo-delismo naval y siguió con su afición hasta nuestros días, donde ya jubilado se dedica con la misma ilusión y ganas de construir barcos, barcos que no solo los hace para si mismo o familiares, sino que es un consumado y recono-cido modelista dedicándose a construir modelos por en-cargo.

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