Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

126

Transcript of Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Page 1: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf
Page 2: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

GQUPhr INMAIFiOO

2WO 67: GIOCONDA BELLI 1

I I

EL OJO DE LA MUJER

Prólogo de José Coronel Urtecho

1 2&JUh0 1999

>. ! r VISOR MADRID 1995

Page 3: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

2. edici6n 1995

3" edición 1997

I DE LA COLLECCI~N VISOR DE POES~A

O Gioconda BeUi O VISOR LIBROS

lsaac Pexal, 18 - 280 15 Madrid ISBN: 84-7522-29 1-9 Depósito Legal: M- 16409-1997 hnpreso en Espaüa - Piírited in Spaiti Gráficas Muriel. C/ Biihigas, s/n. Getafe (Madiid)

. . . -

EL OJO DE LA MUJER

Page 4: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ENTRADA A LA PoES~A DE GIOCONDA BELLI

Giocoiida Belli ocupa ya un lugar visible en la poesía de Nica- ragua. l'or la inisma razón -de ser inás conocida- lo ocuparía cii la de América, coino lo ocupará, no cabe duda, cuando se la conozca. A i i i i ver, por lo ineiios, ticiie ya asegurado su sitio eii I;I pocsí:~ (le la Iciigiin cspahola.

Con inás o inenos esplendor, ese proceso se Iia 1-epetido no pocas veces en la poesía nicaragüeiise desde Rubéii. Alguna vez Iie escrito que los poetas iiicaragüeiises -coino también los de los otros países de 1-Iispanoamérica- adquirieron en y por Ru- béii no sólo su verdadera libertad americana, sino también con- ciencia de su universalidad. Desde entonces la mayoría de los poetas nicaragiieiises pasaron del nivel provinciano al universal. Muclias voces de iiiconfiindiblc acento iiicaragüeiise eiiipeza- ron a oírse eii cl áiiibito de la poesía de la lengua. En Espaíia y eii Cuba, y otro países, se,lian editado aiitologías de poesía ni- caragüense y cada vez. Iiay más poeinas de poetas iiicaragiieiises eii las antologías generales de la poesía Iiispaiioainericaiia. Mu- chos de esos poemas haii sido en otras lenguas. Sus traductores Iiaii sido a vcccs poetas bici1 coiiocidos cii sus Iciigiias respccti- vas y los poeiiias iiicaragiierises traducidos por ellos Iiaii aparcci- do cii alguiias dc las piiblicacioiies iiortcaiiicricai~as y curopens inás prestigiadas y exigeiitcs. Tliornas Mcrtoii tradujo poeinas de Alfoiiso Cortds, coino taiiibi6ii de P:iblo Antoiiio Cuadra y liriicsto Cnrdcii;il. Ésrc taiiibi6n Iia sido ti.;idticido al iiig16s por el notable poeta iiorteainericaiio Keiinetli Rextrotli, que tanta iiifliieiicia tiivo Iiace algiiiios aiios en la poesía jovcii de la costa del I'acífico. Sus traducciones de poesía nicaragücnsc, igual que las de Merton, se publicaron en el anuario de NEW Directions, de Nueva Yorlc, donde se suele11 acoger las novedades más inte-

Page 5: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

resantes y las nuevas tendencias de la literatura mundial con- teinporánea. Por lo deinás, como se sabe, Ernesto Cardenal, quizá el iiiás conocido de los actuales poetas de Latinoaméri- ca -más de lo que en su tiempo lo fue Rubéii-, se ha tradu- cido a casi todas las lenguas ciiropeis. Hoy Nicaragua es coiio- I cida cii casi todo el iiiuiido sólo por sus poetas. Auiiqiie apenas se sabe dónde está este país, hoy se puedeti leer o escucliar por la radio pocinas iiicaragiienscs, no solaiiieiite eii ruso siiio tim- biéii en finlatidés. Pero quizá cl poema nicaragüense inás tradu- cido y publicado en casi todos los idiomas y países Iiaya sido La tierra es un satdite de la lz6na, del poeta guerrillero Leonel Ruga- ma, muerto en Managua en un asalto de la Guardia Nacional a la casa donde él se liallaba en coinpañía de otros jóvenes del Frente Sandiiiista. Su poema no s61o salió eii la contraportada de tina revista de iiiforiiiacióii católica de I);iris, qtie se publica en varias lenguas, sino que se tradujo y reprodujo en perióclicos y revistas de casi todas partes y hasta lo vi citado entero den- tro del texto de un artículo sobre la situación latinoamericana en el semanario Commonwealtll,, de Nueva Yorlc. Donde menos se aprecia y se corioce la poesía nicaragüense es, por lo visto, en Nicaragua. Su difusión en el extranjero debiera al menos indi- carnos que la poesfa nicaragüense es ya una realidad. Aun- que algunos le quieran quitar importancia al heclio como tal, no solamente es ya iitia realidad inás o ineiios clasificable coino nicaragüense -con elementos y características específica- ineiite nicaragüenses dentro de la poesía americana de la lengua espafiola y de la Iiispánica en general-, sino quizá tainbién una continuidad y hasta una especie de tradición que con nota- bles ramificaciones y contramarchas, a fin de cuentas viene de Rubén.

Lo significativo es que la continuidad de la poesía nicara- güense, desde Rubén hasta los jóvenes que por prirnera vez han visto aparecer algunos de sus poemas en los úlciinos números de La Prensa Literaria, más que nada consiste en la continuidad de la novedad. No se debe olvidar que Rubén fue sobre todo el

gran renovador y el gran maestro de la novedad en la poesía de la lengua. Especinlinente en csto Rubéii demostró ser de Nica- ragua y representó coiiio iiingiiiio la plenitud de lo riicaragücii- se. Probablemente por la riqueza del mestizaje en Nicaragua, lo quc caracteriza en prinier tfrinino a lo iiicaragüeiisc cs qiiiz:i su varicclad y sii cap:icidml dc variedad, qiic cii la ~iocski sc iii:iiii-

fiesta corno coritiiiua novedad. Aunque hacerlo sería sin duda iiitcrcs;intc, iio calx :iqiii ii1ostr;ir dóii<lc cst;i lo iiic:ir:igiiciisc y la coiitiiiiiidad y la iiovcdacl eiila ~iocsia de Nicaragua. Sólo pretendo situar cii ella la de Giocoiida Bclli. Su poesía iio sólo es una novedad, coino se dice de lo que gusta extraordiiiaria- incnte, siiio adeinás una de las miicstras o maiiifcstacioiics o, coino Iitibieran dicho en tiempos dc Rubén, de las epifanías de la novcdad cn la poesía del país. No solamciitc dc iiiia iiovcdad ~ n s ~ j c t a , quc Iioy es iiiieva y mañana deja <le scrlo. l'cro I;i iio- vedad de la poesía de Gioconda Bclli es pcrinaneiitc. I'ara mi está impregnada, o mejor diclio, pariicipa dc la csciicial y crcr- iia novedad de la poesía misiiia, nueva en todos los tienipos y cuyo tiempo existe dentro y fiiera del tiempo o en la totalidad del tiempo. Pero la novedad de la poesía de la joven Gioconda debe taiiibiéii iiiirarse como iiii Iieclio importaiitc y sobre todo coino parte de un hcclio iinport;iiitc cii el actual proceso o de- sarrollo de la poesía nicaragiieiisc. Dcsde un piiiito de vista so- ciológico y ciiltiir:il, o siiiiplciiiciitc Iiistórico, cl Iicclio ;i qiic me refiero probablemente es en Nicaragua la mayor novedad. Auiiquc no puedo más que iiidicarlo de paso, dos cosas ine pa- recen especialmente significativas a propósito de esto: el que donde primero se manifieste sea en la poesía -que es la voz más auténtica de lo nicaragüense- y que quizá por eso inismo pase inadvertido para la mayoría del país, cada día más sordo a su voz más profunda y por lo tanto más desconectada de su propia profundidad. Ya es innegable que por lo menos en las últiiiias décadas -especialinentc desde inediados de los aíios treinta- a la par del llamado progreso material henios venido progresando en superficialidad y frivplidad. Aiiiique más bien

Page 6: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

dcbiera ser lo contrario -puesto que vitaliiieiite al menos la tnujcr cs de suyo más Profunda que el Iioinbre- la supcrficiali- dad y la frivolidad cn la vida iiicaragüeiise, se Iiaceti seiitir iiiás aún , si cabe, en las iiiujcrcs que en los hombres. Desde Rubéri y ])ni- Riilitii. la ci~ri.iriitc coiitrai.i:i -cii Nicaragiia por 1 0 iiic- tios- sólo Ii;i csistiJo cii la pocsía. S610 cii pocsía ha Iiabido ciitre iiosorros profundidad y seriedad. Lo que la gente más so- ~>crficial y csciicialmeiire frívola con aparieiicia de seriedad tic- iir pi-ccis:iiiici~tc por jiicgri (> ]"ir v ~ ~ i i c i i " . C L I : I I I ~ O 110 1)or I O C ~ I - i.;i -1>0rquc rIi~ciiv;iiiiciitc cs lúclico y no ii~ilit:irio-, rcsiili:i ser, cii i-c:ilid;id, lo único serio. I'cro, a no ser por la poesía, leti- <?iia qiic Iirly sólo ciiiiciidcii los poctas y los j6vciics -qiic cii cierro modo son lo iiiisn~o-, las otras foriiias de la cultura y de la vid:i cii Nicarag~ia Iiaii sido despojadas de contenido vcrda- dci-o, siti que Iiastn aquí aparczc;i tiada q ~ i c piicda sustitiiirlo. Si Nic:xraglia desapareciera, no quedaría tiiis que su poesía.

Ilimpoco puedo aquí dcs;irrollar esas obscrvacioncs, pcro eii ese coiitexto podcinos apreciar la importancia del heclio a que iiie he referido y deseo expoiicr, antes de concretarme a la poe- sía de Gioconda Belli. Eii cualquier caso cs innegable que cual- quiera que sea la importancia o significado dcl acoiitecimieiito, la tnás reciente novedad y, Si se piensa en sus posibles coiise- ciieiicias fc~turas, la mayor novedad de los últimos aiíos Iia sido cl hecho de que las mujcres se Iiaii puesto a la cabcza de la poc- sia nicaragiieiise. No, desde luego, que antes no liubicraii lie- clio versos y aun escrito poesía. Eii Nicaragua Iia Iiabido, sin (liid:i, puctis;is. Llos o rrcs, scgúii crcii. vcril:idci.:is pnct:is. I'cro cll:is iiiisiiias accplal>aii ser I1aiii:id:is poetisas y eso bastaba p:ii-a iii:iiitciicr iiii:i iii:ii.c:i<l:i cliTci-ciicia ciiirc los Iioiiibrcs y las iiiiijc- I'CS y Cii i rC' 1;lh <Ir ~ I i I l C S y I:IS : l ~ i ~ i ~ ~ i , 1,:i l l : l~ : i~ l~ i ]><IcI~s:I, ~ I L I I I

:il>lic:i<l;i :I I;is iii:ís gi-;iii<lcs ~>oci.is del i i i i i i i c l r ~ , iiiiiic:i clcj;il~:i clc iciicr iiii:i ligci.:i iiiililic;icilíii clc iiiiiiovi~l.i~l y ; I I I I I (Ic vcl;icl;i i~ilb- rioriclad cii algiiiios aspectos. A~ inq~ ic siii Jiicla esto se dcl>c :i que la lengua cs por sii origen predoiriiriaiiteiiiciite iiiasculiiia, de todos modos es consecuencia de la ininemotial subordiiia-

ción de la mujer al Iiornbre y de su coiisiguieiite inferioridad social y cultural. No es casual, por lo tanto, que desde los co- mienzos de la actiial revolución poética de la inujer nicaragüeti-

! se -que eii cierto modo corresponde al nioviinieiito de libera cióti feinciiiii:~ qiie Iiay cii otros paíscs-- In palabra pocrisa sc Iiaya vuelto tabú. Ya es tabú, por lo nieiios, eiitre los del oficio. A ini ver esto iinplica el aparecimiento de una nueva y distinta conciencia femeiiina, que en Nicaragua -como es propio de sil gciiio proTiiii<lo- ticiidc a encontrar al iiiciior sil priiiici.;~ y qui,l.;i con el tiempo su m6s alta expresióii eii el Iciiglinje [le la pocsía. La verdad es que eiitre iiosorros, eii los últiiiios anos, las tiiiijcrcs se Iiaii colocado, por lo iiiciios cii eso, a la par dc los hoinbres. Media docena de inujercs jóvenes se encuetitraii ya, no cabe diida, en la priiiiera fila de la poesía iiicaragiieiise. Coi1

I los inejorcs jóveiies poctas de las últimas gcneracioiies, liali re- velado, en iii~os ciiaiitos pequeños inanojos de siis poemas -de v a en cuaiido aparecidos en La Prerzsa Litewria o en sus fuga- ces revistas de m i n o r í a , que a su propia manera continúan la marcha y sin mayores altibajos mantienen el nivel de los más celebrados poctas nicaragüeiises posteriores a Rubén. Juiito a los nombres de esos poetas de todos coiiocidos, pueden ya

1 inencionarse los de algunas mujeres, como Gioconda Belli. La novedad no es tanto el núinero de mujeres poctas en los

! últiinos años, aunque no deja desde lucgo de ser sorprendente y, coino digo, revelador. En esa década, al parecer, son tantas ya las jóveiies poetas como los jóvencs poetas lo fueron en la ante- rior. ÚIiiiii:iiiic~i~c, scgilii creo, con ~ O C : I S CXCC~~C~O~ICS , 10s jóvc- iics poetas qiic se dicron a corioccr eii los anos scsenta, ya em- pezaban a dar scíiales de cansancio y Iiast:~ si no inc ciigaiio, de :igo~:ii~iiciiio. I:iic ~ io r ex), i:iI v a . (111~ i111 ~~U~i i c ro iii:iyor y <le tiiAs c;ilid:id (Icl qiic nrcliii:iri:iiiiciirc siiclc Iiaccrlo cti csos tiiovi- iiiiciiios, al~:iiidoiiai.oii la pocsh. liii todo c:iso, iiic 1i:irccc q ~ i c cii las últiiiias pkomocioiies dc poct:is iiicarngiiciises la iiiayoría soii in~ijcres. Pero tampoco la novedad está en la calidad, aun- que la calidad de la poesía de algunas mujeres haya alcanzado

Page 7: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

en Nicaragua el más alto nivel. Lo verdaderamente nuevo -si es que sc puede cstablecer iinn arbitraria separación- no es tanto lo que aportan por ser ellas poetas, cuanto por ser m~ije- res y cxprcsarlo en sus poeinas. En algiiiia medida, es lo q ~ i c Iiaii Iicclio siciiiprc I:is iiiiijercs poct;is qiic re;iliiieiiic lo Iiaii si- do desde Safo Iiasta hoy. Pero una cosa es, sin eiiibargo, exptc- sarsc coiiio iniijcres y otra cxprcsar cii su poesí:i sil iiiisiiia fciiii- iieiclad, tal coiiio ellas la sienten y la viven o la qiiiereii vivir. Ni que decir que no cs lo inisnio utia poesía de inujcrcs en la Icii- gua del Iioinbre y con leyes y reglas impuestas por hombres, que la poesía de la mujer. Las mujeres poetas que han logrado sobresalir en la literatura iiiiiversal, desde Safo hasta hoy, son las que, al menos ensu poesía, han liberado y revelado de alguna manera su verdadera femineidad. Lo que hoy nos dicen las abanderadas de la liberación femenina -tuomen'r lib- de que la fciniiieidad que conoceinos f~ ie uiia invciicióii del Iioinbre, iinpuesra a las mujeres por el patriarcalisino doiniiiaiite y maii- 1 tenida gracias al machismo o al chauviiiismo masculino -mnle i rhnrrvinism-, puede ser que contenga su parte de verdad. Esto 1 I no quita, sin embargo, que siempreexista, en una forma u otra,

1 la femineidad. Pero sobre eso no hay acuerdo iii siquiera entre las iniijercs que sc ticiieii por Iil>crnd:is y es difícil qiic i i i i 110111- 1 bre, o las misiiins inujeres, puedan prever las coiisecueiicias de i

la Iiasta aquí minoritaria y por siipiicsto relativa liberación de la niiijei; como tainbiéii la nueva forina o posibles estilos de la fc-

t niineidad futura. Aunqiie las predicciones están sujetas a incal- 1

! culables probabilidades, yo me incliiio a pensar que, en Nicara- i gua por lo menos, de ocurrir tales cambios, será mucho más tarde que en otros países. Quizá eso indica que los cambios se- rán más profundos y ojalá más humanos. En tal sentido es sig- i 1 nificativo que, como dije antes, la liberación o revolución de la inujer nicaragüense haya empezado en la poesía. Es ya bastante, i en todo caso, que todo un coro de mujei-es (laya irrumpido casi ! de súbito en ese campo y un buen número de ellas tomado po- siciones en primera línea. Vistas así las cosas y aparte, claro, del '

valor poético, lo que más vale eti la poesía de la niiijer nicara- güense es para nií la revclacióti de su femineidad. Cada cual de la suya. Pero ciitrc todas, al t i i i de cuciiras, la dc la actiial iiiiijcr iiicnragiieiise, o niás bicii, siinpleniciite l:i actiial fciiiiiicidad de I;i iiiiijcr cii Nic:ii.;igii:i. 110s c~s: is Ii:iy, por lo <Iciii:ís, <~iic s~iclcii aiidar j~iiitas: rcbclióii y r<:velacióii. liiitre nosotros roda vi;^ piic- cIc dccirsc <Ic las iiiiijcrcs qiic I;i qiic se irlicla se rcvcl;~. 1.:1 rc,llc- lióti de la iiiujcr coiistit~iyc, cii efecto, una rcvcl:icii>ii dc sí iiiis- ina paw ella iiiisiiia y p;ir;i los dciii;is. I)cro, ;isiiiiisiiio. sil revelación aún coiistitiiye para iiosotros uiia forina de rcbelióii. La que descubre ante los otros su propia femineidad o, si se quiere, simplemciite sil intimidad, aún se suele peiisar que co- mete un acto de rebeldía. En lo cual ya no somos iii siquiera del aíio 1974, sino más bien pertenecemos a 1774, aunque más, sin embargo, que en México o Guatemala, en León o Cra- iiacla, de 13 proviiicia de Niciragita. I'cri~, por siicrtc, los poetas no solaiiieiite son los que vivcii al día -en todos los sciiii- dos- sino además en iiii sentido, también en el iiiañaoa. Y cs quizá en esto sobre todo que las mujeres, en Nicaragua, han to- mado la delantera. Ya es evidente al menos que Iian empezado por abrir a la poesía nicaragüense un territorio inexplorado cii- yos liiiiiics igiiomiiios.

Eii csc iiiinciiso territorio casi dcscoiiocido, Giocoiida Hclli se l i a rcvcl;i<lo itiarnvillosn exploradora. Fla sido cicrtaiiicntc Liiia dc las priiiicras ~iicata~üeiises. cii peiictrar a íLiido cii I;i k- niineidad y la primera, estoy seguro, en descubrir con libertad y sencillez su propia intimidad, por lo que su poesía revela el asombro, el gozo y la frescura de lo vivido y expresado por pri- mera vez. Representa uiia nueva conciencia gozosa de ser mujer y no sólo de serlo, sino también de saber cómo y en qué lo es y sobre todo y por su misina condición de poeta, el gozo de revc- larlo. Siendo ella misma y revcláiidolo es como a la vcz o a veces es simplemente la mujer: toda mujer y toda la iniijer. Auiiqiie sólo indirectamente lo he referido a ella, lo que he escrito hasta aquí no tiene más objeto que sugerir su posición en la poesía

Page 8: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

iiicaragüense y dentro de ésta en la de la lengua. Pero todo eso, desde luego, es meramente circunstancial, o mejor dicho, acci- dental, y no tiene que ver con su poesía como poesía, que en realidad es única. Sin sefialcs particulares, ni trucos estilísticos, su poesía no puede ser ni& original, en el se~itido de que al ins- tante se reconoce como suya y no sólo distinta de todo lo de- iii;is. Eii Nicaragua, las poetas, igual que los poetas, se distiii- giieti por ser iiicoiifuiidihles entre sí. Pero inás que de foriiia, sus verdaderas diferencias son de carácter. Cada poeta, desde luego, vive y crea sil muiido, que en Nicaragua, felizmente, es el de todos, vivido y creado por él o ella en su propia poesía. Eii esti. caso en la poesía de Giocoiida Rclli. En todo caso, cii Cst:i, aunque iio sca, no pueda ser mís quc poesía de Gioconda, iiiás que cii Gioconda es eii poesía donde cae el acento. Cierto que sil ~iocskí wt:i Iiccli;i clesdc <;iocoiicl;i 13clli y dc (;ioc«iid;i nclli, con la inarcria priina dc su scr y su vivir, de tal inaiiera qiic i i i i

~x>u i i :~ stiyo LI:ISL:I p a n Iiaccr ver que sil poc"a no sólo es de cll:i. siiio ella misma. !3 en ese sentido que parodiando lo de I3i.cil11i.r sc lx~ciría dccir a Ciocoiida: ti1 pocsía eres ríi. Todo lo qiie rlla es y todo lo q ~ i c vivc, por lo ~iiisiiio qiic lo es y lo vivc conio poesía, puede Iiacerlo poesía, convertirlo en pocsía y de- cirlo cn pocsín. Para la gciitc a la q ~ i c desagrada aiiii la sola pala- bra poesía, porque evoca para ellos algo ajeno a la realidad o desligado de la vida. liay que advcrtir que para Giocoiida la pocsía es su vida plenaineiite vivida con un alto voltaje de eiier- gía vit:il y iiiia riqueza extraordinaria de lo que Gide Ilainaba rror~rri~rira rrrr~st~.er. I'ero t:iiii~>c~c<i C I ~ este C:ISO cabe dcslig:ir de la pocía coiiio vida la poesía como liocsía. En la pocsía de Gio- coiidn Rclli, vida y pocski son iiisepai-;iI>lcs, dc donde se origina < ~ u c el resiilt:iclo, es [lecir el pocina, sea todo poesía. Lo <listiiiti- vo de ella cs que sii pocsía es simplcinciite una expresibii -es clccir, 1111 pocina- de sil vida vividi1 t:ll como ella la vive. No qiic sil vida sea de suyo pocsí:i, iii todo el licmpo sea s610 poe- sía -aunque ella pueda a ratos vivirla como tal- siiio que tras- ladada verbalmente al poema, resulta serlo. Sus poemas, en rea-

lidad, son Iiechos de vivemas, dándole a esa palabra la significa- ; ción de momentos de vida registrados por un sistema emocio- nal de alta fidelidad, colno evidentemente lo es el suyo. En su , ¡ caso no .cabe ni separar, ni confundir vida y poesía. Hay que te- ! iier presente a este propósito que, para el que la vive, la vida es precisamente lo: que pasa, lo que por su naturaleza es pasajero, mientras que lapoesía queda para siempre. Es, por lo menos, lo mejor que en esta vida queda de ella. Por lo que hacer poesía se ; ha visto siempre como un intento de dar a nuestra vida una ; forma de eternidad. En la poesia de Giocoiida Belli se da un juego constante' de tiempo y eternidad, porque lo que eteriiiza es precisamente su propio tiempo. L.eer su 'poesía resulta, por l es?, una manera de coiitemplar y hasta quizii de convivir, en el 1 momento que se quiera, inomentos de su vida y su mismo vi- 1 virlos cii coiitiiiiio presente, no en sii iiiinedinto ncoiitecei; pcio ! si proyectados, conio quien dice, cii la pantalla dc su expresión i poetica. Sus naturales y espoiitáiieos procedimientos literarios, 1 en la iiiedida eii que los emplea, que cs poco hecuei;te, en nada estorban, sino al contrario, coniliiiican mejor lo vivido o más I>icii rcviviclo po'r ella cii siis iiiisnios pocni:is. Cccliciido L I I ~ po- co a la tentación de la pedantería, alguien podría qiiizá decir de sus poemas que son a su manera wcorrclativos objetosr, con re- ferencia al objetive correhtive de Eliot, que aún conserva su uti- lidad para indicar la fórmula -el conjuiito de cosas, la situa- ción o la cadena de sucesos- que encierra en sí y evoca en el lector una emoción o juego de emociones de que un poema se origina. Paci dccirlcl iiiris sciicillaiiiciire, los Iioeiiias de Giocoii- da preseiitarínii cquivaleiicias poéticas exactas <le irioniciitos de su vida o de vivencias que I:I incitan a sii expresión poética. Pe- ro ino creo que de ese modo pueda aclararse ni& una poesía co- mo la de Gioconda, que lleva en sí su propia claridad. Para nií sus pocnias no so11 exactainciite ecl~iivalencias pobticas y mliclio iiieiios corrcspoiideiicias iiiventa<las o suplidas por su imagiria- ción -cosa que, sin embargo, no estaría mal- sino, como ya dije, su vida misma, sus inomentos y sus vivencias, colno por

Page 9: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

arte de magia trasladados, vivos y palpitantes, al plano de la poesía. No es ya un conjunto imaginado lo que hace veces de lo vivido y evoca su emoción. Es de su vida misma y de su expre- sión de doiide nace cada poema de Giocoiida Belli.

I,;i ~>rcgunta por 1" poesí:i -;quC es poesía?- :iiiiiqiie es cierto que ha sido mil veces respoiidida con Iiimiiiosas defiiii- cioiics, no lia habido, ni puede haber una sola respuesta que abarque todas las realidades catalogadas o catalogables en esa palabra. Tan poesía es, supongo, la de los indicios chorotegas coino la de Rubén: sus diferei1ci;is soii miis bicii de valor y dc grado que de naturaleza. De otra manera no sería propio desig- narlas con la misma palabra. Si la poesía es algo real -como yo creo que lo es- no sólo es indefinible, sino en sí misma indes- criptible y de suyo inefable. Pero aunque no sabemos cómo lo sabemos y con frecuencia nos equivocamos, lo que creemos po- der decir con iiittiitiva seguridad es que iin verso, una frase, iin conjunto de pocas o iiiuchas palabras, es o iio poesía. En defi- nitiva sólo podemos afirmar que lo es por el placer incoiifundi- ble que en nosotros produce. Por la poesía, en la realidad, sólo responde el poema. Más concreto sería, sin embargo, decir - como lo hacían las antiguaspreceptivas literarias- que la poe- sía propiamente dicha sólo se da en el verso. Siempre recuerdo a este propósito lo que un escritor francés de priiicipios de siglo contestó, en tina encuesta, a la pregunta jquk es poesía?: Ce qnón dit en vers. LO que se dice en verso. La respuesta, aunque irónica, sería al menos clara, si no fuera que Iioy no se sabe ni siquiera qué es verso. No es que yo vea esto como pérdida, sino al contrario, como ganancia, pues más aún que de libertarse del antiguo concepto del verso y de participar en el proceso de for- mación del verso de mañana, en realidad se trata de percibir y transmitir, cada uno según su carácter y sensibilidad, el ritmo o pulso de hoy o la Iíiiea o lavoz o hasta quizá inás propianieiite la longitud de onda necesaria para comunicarnos de verdad en la actual dimensión de la poesía. Cada poeta de hoy, si no es que emplea aún la versificación tradicional -lo que en Ainéri-

ca, por lo iiiciios, es ya niiiy raro-, iio tiene iiiás reinedio quc descubrir su modo de versificar o su manera de dcstribuir s~is propios ritinos o intensidades de sonido y movimiento en las lí- neas o moldes gráficos que inejor correspoiidaii a lo que quiere coinoiiicar. Giocoiida Belli escribe, :i veces, poc~nas que ;túti li:icc poco sc 1i:ibri;iii 1l:iiii:ido poeiii:is cii pros:i i~ bicii I>rosciii;is -como nosotros los denominábaiiios hace más dc treinta aíios-, :11111~~ue ~ C . I ~ I I I C I I ~ C ~ o r ~ ~ c s ~ ~ o i i d ~ ~ i :I otrii F<~riil:i dc VL.IS(I

y no a lo que ha solido eritendcrse por prosa. Por ejciiiplo, el poei11;i Sici~to ~ I I E I J O ~ ~ I . j ~ í r ~ ~ I u r n l ; eii realidad csth cotnpiicsto de un solo verso, o si se quiere de iina sola secuciicia de pala- bras, con sus correspondieiites pausas o cesuras, que se alarga sin cortes o cambios de Iíiiea por toda una página, mientras en Siempreo ficribirteo 10s otros poemas no distribuidos en líneas separadas de diferente longitud, puede decirse que cada párrafo eqiiivale a un verso. Todo este asunto, desde luego, se presta aún a coiifiisioiics y algiiicii tendrá qiic rcdcfiiiir cii el fiiitir~i taiito la prosa como el vei-so, qiie actualmeiitr s i encueiitraii eii rápida transfortnacióii. No se puede igiiorai; sin embargo, q ~ i c en la poesía actual la prosa, aiiiique esté incorporada al poeiiia deliberadamente como prosa, hace veces de verso. Basta decir, por el niotnento, que Iioy se llama verso a todo lo que sirve de vehículo a la pocsía, o mejor diclio, a los arreglos verbales o l i i i -

giiísticos de que hasta ahora 110s valciiios p:ira conii111ic:ir I<i

que dcsigiiatiios con el iioiiibre de poesía. Lo cluc yo piciisi) cii general sobre el verso y la prosa en su actual coyiiiiriii.a y dc sus perspectivas para el futuro iio es aquí desde l~iego el 1up;ir de exponerlo. Ni siquiera pretendo exainitiar, en cuanto tales, los versos de Gioconda o los medios de que se vale para dar forina a su poesía. Sólo deseo, con lo dicho, despejar el caiiiitio n la lectura de ésta. No iiie parece que haya inejor manera de acer- carse a tina poesía como la suya, que nos hace participar dircc- tamcntc eii ella y por lo tnisino compartir su propia rcvel:iciGti. Sin embargo, no debo pasar adelante sin indicar ligeramente al- go sobre el carácter y el movimiento de sus versos cii relación a

Page 10: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

la maneta en que clla, al parecer, escribe su poesía y algo tam- bién sobre la leiigua en que le da la forma correspondiente, porque la siente como necesaria. Mejor diría que surge en ella como de ineludible necesidad. Tanto sus versos como su lengua prodiicen, por lo mismo, esa constante y a la vez siempre fresca impresión de absoluta cspoiitaneidnd que es q u i d lo prinicro eii llamar la atención en la lectura de su poesía. Verso, lengua y poesía forman en sus poeinas una unidad inseparable en la que apenas cabe distinguir el verso del moviiniento natural de la Iciigii:~ o I:i Iciigiia de I:i cstriictiira l~;irticul:ir clcl vcrso o los dos del cfccto total de pocinn. Es que el verso y la leiigua y la poc- sí:i. cii el pociii:~, soii i i i i ; i sola cosa. 1.21 clc C;iocoii<la cs así iiii:i ~iucsídioiidaniciitc csp«iitánea -qiiicro decir, surgida cspoii- ~:ític:iiiietitc clc sil pr(ipi:i ~~rnfui~did:i<I, coiiio el ;ig~i:i clc 1111 IIO- zo-- y lo contrario, por coiisiguieiitc, de iiiiprovisndn, artificial o capricliosa. No es, pucs, cxtraño que sus versos sean, coino sil Iciig~in y su pocsía, tocalinciite espoiithiicos -aiiiiqiie no fici- Ics- ya qiic responden ciitcrameiite al inovimiciito de sil ineii- tc. Eii cstc caso la palabra inciitc no significa sólo sil iiiteligeii- ci:i, sino cll:i iiiisiiia i:iI coino cs, iiiia ~icrsoii;~ qiic llcva cl iioiiibrc dc Gioconda Belli, una mujer jovrii y bclla cn sus par- ticulares circunstancias. que es a la vez sujeto de una espoiitá- nea actividad creativa. Una inujer a quien lo vivido pareciera dejarle una carga eniotiva que le resultaría quizá irresistible si iio pudiera a veces darle salida en forina de poeinas. Eti cicrto modo hace poesía como una bailarina que, poseída por la iníi- sica. cxprcs:ii.:i cii sii d:iiiz:i I:i ciiioci6ii <le sii ciicrpo. Sc Iiri<lrí:i dccir qiic siis vcrsos corrcspoiicleii, cii oti-o Lilano, al iiioviiiiicii- to o los iiioviinieiitos corporales, a los avances y oiidiilacioncs, giros, saltos y p:isos de In daiizn y iiiiis q~iiz;i a los gestos y seíia- Ics, 10s ~ J S C S y co~ii~iascs dc 10s pies y las mniios en que sc cx- . . ~ I . C S : I C I C X I C ~ I < I ~ I T . : I I:I c(>t~11i<x.i6ii ii~~rl.icir CIC I ~ I I : ~ tiiirjcr e11 ti.iiii-

ce de creación. I'ero, siguiciido la iirctáfora, la daiiza de sus versos no cs violenta o frenética, ni en realidad inteiis?, siiio ge- neralmente serena y suave, aun cuando acusa casi siempre una

anterior intensidad. Su poesía parece para ella un descanso y hasta quizá un alivio. Al lector le transmite una sensación de apaciguamiento y de gozo colmado. En tal sentido, al menos, podría aplicársele el conocido dicho de Wordsworth sobre la poesía como emoción recordada en la tranq~iilidad. Sus versos rugen y desalnrecen, en todo caso, sin llamar la atención coino versos dentro del movimiento del poema. Son a manera de on- da de diferentes longitudes que sólo llaman brevemente la aten- ción hacia lo que antes se llamaba el foiido del poeina o, regre- sando a la iiiet.lfosa, Iiacia la inar dc foiido vital y eriiocional que es lo que eii realidad produce el nioviniieiito de palabras y vcrsos qiic Ilaiiiniiios poeiiia. I'iicdc <Iccirsc qiic sus versos úiii- cameiite existen en función de uii iiioviinieiito que culiniiia en sil cx~~rcsión y ccoiii~iiiie:icióii. Aiiii iiic atrevo $1 dccir q~ ic siis versos eii realidad no cxisten como versos y que a eso deben en cierto modo su f~iiicionalidad como vehículo <-le poesía. Ella iiiisrna parcce no darlcs iinportaiicia -salvo, iinturalniciite, la que le danios, por ejeniplo, a la respiración- y ni siquiera ver- los como versos. En la medida cii que los toina eii cuenta y los pson~iiicia o los cscribe coiiio versos, no cs de crcerse que sean para ella más que emisiones o trasmisiones de palabras -las que, por un motivo u otro, coi1 inayor facilidad o sencillez o mayor carga emocional o seiisorial, deben decirse o escribirse de una vez- dosificados por el aliento y el pulso o ritmo de su sangre y su voz, cuando no siinplenieiite por su máquina de es- cribir. Su música, o mejor dicho, su tipo de música, no es en ellos prccis:iiiicii~c <loii<lc plicde ciicoiitrnrsc -coi110 ocurría con los versos castellanos tradicioiiales y con los modernistas- siiio que los ciiviiclve y los llcva consigo y está tanto cii el vcrso coiiio aiitcs y dcsp~iés, porque no cs otra cosa quc cl inovimieii- to dcl poema. En su caso, éste nace <le la iiiás Iioiida eiitraíia dc Iii iiiisiii:~ C;ioa>iicl:i.

Por otra parte, en la poesía de Gioconda Belli, tanto los ver- sos como la lengua son además de suyos e incoiifuiidibleniente suyos, una indudable derivación de la poesía nicaragüense pos-

Page 11: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

terior a Rubén. Forman, por consiguiente, parte del proceso - el deseiivolvimiento o desarrollo- del verso y la lengua de la poesía en Nicaragua. No liay que olvidar que el verso es sola- mente un inolde, visual o auditivo, más o meiios elástico, cii que depositamos, por así decirlo, el contenido -el seiitido, cl calor, el color, el sabor- de iiiiestsa lengua para la comunica- ción dc la pocsía. S610 podeiiios escribir pocsín cii iiliestra pro- pia leiigua o eii otra que liayarnos beclio realineiitc nuestra. Yo, siti eiiibargo, iio coiiozco iiiiigúii gran poeta qiie lo haya sido a la vez en dos leiigiias. Los pocos poemas q ~ i c hizo Rubéii cii francés no son siquiera parecidos a los de su poesía en nuestra lengua. Aunque de haber seguido cscribicndo en inglés, proba- hleiiieiite habría dado, Salonióii de la Selva, su propia medida -como se puede presentir eii siis poemas de livpicfil town-, no cabe duda que su grnti poesía la escribe eii español. Ni qiiC decir que Maiagall úiiicairieiire cii cava1;iii es M:ii.;ig;ill y Ros;i- lía ..., Rosalía solatnente en gallego. Cuanto más grande es un poeta inás hondamente se identifica con su lengua. Sólo en ella descubre y establece su propia identidad, que en otra lengua, desde luego, no sería la misma. Las lenguas tienen, como los hombres, su personalidad -lo que aún suele llamarse su pro- pio genio- por lo que se distinguen de las otras como los Iioriibres entre sí. Uii gran poeta en dos lengiias, sería quizá un caso de doble personalidad. Aun los que hablar1 y escriben dos o inás lenguas con10 propias, sólo se identifican en realidad - si es que pueden hacerlo- con una de ellas. Según parece, los polígloras lo pueden ser precis~inente porque no se identifican con iiiiig~iiia de las Iciiguas que saben. En todo caso, es eii su lengua donde el poeta es poeta y donde sólo puede realizarse conio el poeta que es él. Dicho de otra manera, sólo en su len- giia y por su Leiigiin, el ser Iiiiiiiaiio se rediza plenamente coino Iioiiil>re o iiiujer o siiiipleiilciitc coiiio ser Ii~imaiio, cti el iniiii- do de la poesía.

En Nicaragua lo que Iiii Iiabido, desde Rubéii hasta cl prc- seiite, iio sólo es iin proceso de iiaturnlizacióii dc la pocki, sino

también y simultáneametite de la lengua de la poesía, con el objeto de adaptarla a nuestra propia realidad persoiial y riacio- iial -o invirtiendo más bien el orden-, naciotial y personal. El proceso cs sin duda inuy ainplio y complejo para tratar :iq~ii de resuniirlo eii uiias cuantas frascs. Hay qiie teiicr eii cuciit:i, sin embargo, que antes de Rubén, aunqiie estaba muy exteiidi- da I:i afici6ii ;i Ins versos -bastante iii:is, al ~i:irccci; qiir ;ilio- ra- y iiiiiciia gciitc los Ii:icía pira coiiiiiciiioi-ar Ins acoiiteci- iiiicntos cspecialcs dc la vida ordinaria, no sr piicde afiriii:ir q ~ i c haya cxistidocii Nic;iragii:i vci.d:idcra y dircct:~ cxpcriciicia de la poesía. No, por lo meiios, expei-ieiicia creativa y muclio ineiios de lo qiie hoy -precisamente gracias a la revolución iniciada por Rubén- se rcconoce corno poesía. No hay qiie olvidar que esta revolución -qiie no se debc identificar, coiiio generalnien- tc lo hacen los profesores de litcratura, con sólo el inodcrnisiiio, y:i qiic lo s~ll~rc~1:i.Y~~ y clil~,:llill~~ C ~ ~ t l l:1 :ict(i:rl- 11:1 siclc, cri ,.O<I,,

el ámbito de la Iciigiia, y que l<iib<ii y los iiiodcriiist:is liisl>:iiio- ainericaiios lo que trajeron sobre todc~ fue una nueva cxpcricii- cia de la poesía. Ellos y inás que todos el propio Rubéii, es in- negable que trajeron o más exactamente renovaron el sentido de la poesía como experiencia y novedad. Por eso mismo es que se ha diclio que el aparecimiento de Rubéii en Sudamcrica y España fue un verdadero despertar. Lo que llamaron moderiiis- mo y lo que se ha derivado o Iia vciiido tras él -y en Iliicna parte contra él- en re:ilidad soii sólo aspectos o simlilcmciitc cambios de tina tiiisina rcvolucióii ocurrida en la lengua y qiie quizá está lejos todavía de llegar a un cliniax. l'ero Rubéii y los niodernistas empezaron por elcvar el nivel de la lengua hasta la altiira de su iiucva cxpericncia de la porsía o, si se cliiicre, de una poesía que todos ellos experimeiitabari coiiio reciéii recu- perada, cii:indo no en cierro modo corno acallada de dc.sciil>rir. I'or lo dciiiás, In Iciigii:~ dc Ili~hCii CRI. cniiio qiiicii dirc, incI:i I:i

lcngiia. Si no fiicra por el clcscrCdito ;ictii:il dcl ;idjctivi> sc 1x1- dría dccir sol~re la leiigiia de R~ilifiii quc era iiiil>crial. c1, iiidu- dal~lciiiciitc, tiivo en s ~ i tieiiipo lo qiic inirclios critoiiccs Ilaiiia-

Page 12: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ban el imperio de la poesía, que de alguiia manera se extendía por todo el espacio geográfico y cultural de la lcngua espafiola. Aunque no fuera más que por eso, la lcrigua de Rubéii era na- turalmente la que correspondía a su situación tanto como a su genio. Taii por encima estaba entonces de lo que se consideraba la cxperieiicia comúti -el común de la gente decía no enten- derlo- como de las diferencias y matices del habla en los dis- tintos pueblos y países de la inisina leiigua. No se trataba tanto de las li;~labras valor?f;adns súlo coiiio piilal>i.:is tiiis o iiiciios iii- I I C ~ I C I I < I ~ C I I I C S L I C 511 signifi~:~do. coi110 t:iinl>oco de co i i t~ i~~o i i e r la iealiclad poétic:i a la ordinaria, ciiaiitu del liso de la Iciigiia :11)rtilii3<ln p;u:i un coiiccpto refinado, cstcticista y arist"cráfico de la 110csía~ Idicllcza y la inúsica. l'ero desde Rubéii, o iiiejor dicho, desde que sus seguidores agotaron lo que podía dar el ~iiudcrnisino CLI un atnbieiitc como el nuestro, el iiioviiriiciito Iia sido, coiiio digo, dc iiaturalií.ación de la poesía y dc In Icii- ~ L I J usada para coinuiiicarla. Nat~ir:iliiacióti no sólo en el scnti- do de rnis nacional -y para el caso, más nicaragüeiise- sino r;iinbién y sobre todo, de más natural. Dcsp~iés de todo, más iiicai-:igiiciise, por inás iiatiiral. LO malo de esto, siii cnibargo, es tener quc decirlo y peor aún con insistencia, porque no se es deliberada o voluntariamente, sitio naturalmente nicaragüeiise. Como tainpoco deliberada o voluntarianiente, sino natiiral- mente natural. La naturalización y la naturalidad fueron, en to- do caso, los más visibles resultados de la libertad que para la pocsíx de la lengua y la leiigua de la poesía cotiquistb liubén, ~ x r o que s6lo cxistib cn Nicaragua cuando los poctas se libcra- ron del propio Ii~ibCn. No estaría de mis que ese proccso lo iii-

vestigaran las universidades nicaragüenses, aunque en esta ma- teria tan pronto como intervienen los profesores de literatura, con sus disecciones y clasificaciones, coinieiiza a decliiiar el inoviniierito vivo y el deseiivolvimierito natural. Claro quc sieiiipre lia habido iiiia teiisióii constante y mayor o tiiciior en- tre lo que piidiéraiiios 1l;iiiiar el rmno ~iobilis-la lciig~ia de los ccii.íciilos, las academias y los libros- y el scrnzo v1rlgnl.i~ -la

lengua nuestra de cada día- en casi todos los principales poe- tas nicaragüenses. Sólo Fernando Silva ha podido hacer uso, en su poesía como en sus cuentos, de la auténtica lengua popular nicaragüense sin caer en la afectación de un dialecto regionalis- ta que sólo existe en la imaginación de los que lo simulan, sino al contrario, manteniendo su inconfiindible calidad poética a la par del más puro sabor nativo. Carlos Martíriez Rivas es, a mi ver, el poeta nicaragüense en el que la tensión entre la lengiia creada por la pocsía y La que iisaiiios ordiii;iriainente eii la coii- vcrsacióii se poiic cii jiicgo y sc iiiaiiificsta iiiás cliii.íiiiicaiiiciite, produciendo los resultados más extraordinarios. Entre los graii- des poetas modernos de iiiicstra lengiia, si cs que no iiie cq~ii- voco, sólo Vallejo y el -con diferciicias 6undainentales y inuy distinta orieiitacióii- han logrado con éxito algiiiios cambios tan interesantes coino prometedows, en la estructura de la len- gil? iiiisina. Tainpoco puedo, coino qiiisicri, deteiicrn1e cii cs- to. De todos inodos es un heclio que, en Nicaragua, el tnovi- miento de la lengua de la poesía principalmente ha sido en dirccción de la que se habla en el país -la que emplean los poetas cn la conversacióii- sin apartarse, desde luego, de la poesía como experiencia auténtica. De esa manera y en buena parte por influencia de la poesía norteamericana de entonces en el grupo de poetas nicaragüenses que, desde el aíio 27 al 36, figuraron en el llamado movimiento de vanguardia y toda- vía más si cabe en la siguiente generacióii -como se puede, por ejeinplo, ver en la lengiia de la poesía de Ernesto Carde- nal- n lo que se tciidín cspoiit:íiic:iiiiciirc cra a poiicr cii prác- tica, sin conocer o recordar qiiizá su procedciicia, lo que de muchos modos repetía Ezra Pound: no decir nada en verso que no pueda decirse con las mismas palabras o frases en la conver- sación corriente, en inoineiitos de diferente intensidad emocio- nal. No se trata, por consiguiente -sea diclio eti descargo de los poctas nicnragüeiises- de lo que Ilainaii patriotisino, otra palabra de las ni~iclias qiie Iiaii caído cii dcscr6dit0, por dcsig- liar el seiitiinietito quizá más degradado, dentro de la degra-

Page 13: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

dación actual de casi todo sentimiento. En general se trata, me parece, de mantener el contacto directo de la vida con la poesía.

Los dos procesos que Iie scfialado, el del verso y su lengua cii la poesía de Nicaragiia, no cabe diid;i qiic Iioy ciiliiiiiiiiii, o por lo liieiios se Iiaceii sentir, en I:i ~~oes ía de la mujer nicara- güciisc y dc niodo l,articul:ir, o tids hicii pcrsi~ii:tl, cii I:i clc Giocoiida Belli. Por eso Iie dicho que, cti el orden de adapta- ción a iiiicstra propia realidad, estii primero lo iincioiial q ~ i c lo personal. De igual inaiicra que solainente cii nuestra propia lengua podemos dar con toda nuestra propia poesía, sólo cii el marco dc lo nacional se da con toda pkiiitud Lo per- sonal. La verdadera personalidad puede considerarse como una persorialización de la nacionalidad. También en tal sentido es que soinos de nuestra leiigua, o mejor dicho, en nuestra lengua, tanto o más que en la tierra o simplemente de la tierra donde tenemos nuestras raices. Es en su leiigiia, por cotisiguieiitc, donde Giocoiida Belli puede ser, como lo es cn efecto, pleiia- mente ella riiisina. Auiique es uii hecho que la lengua natural y corriente que usa Giocoiida en su poesía, ya cii cierto modo cs- taba preparada por el proceso de naturalización -en sil doble seiitido- de la poesía nicaragütii~se, coiiio lo estaba eii realidad para todos los jóvciics, iio es inciios cierto qiie por lo iiiis!ii'<i, Iia podido apropiiirscla siii el iiicnor esfiicizo o Iiastii si11 darse cuciira y Iiaccrla siiyn cii tina Forina ajciia ;i ~od;i iiilliiciicia y qiic 1115~ bien Ii;ic~! pniciiie sil o~~iginiili~l:i~I. Qiiicr<~ decir CIIIC, gracias al proceso de la poesía nicaragüense, la poesía y la len- gua de la poesía de Giocoiida, no se deriva11 de la poesía o de la leiigiia de la poesía iiicnragiieiisc, es decir, de la Iciigiia iiatiiral y corriente de la inisina Gioconda. La verdad es que a difereiicia de la poesía de casi todos, la de Giocoiida Belli no se deriva de la poesía sino de la vida y más concretamente de la suya propia. En realidad tan suya es &I poesía como su lengua y tan suyas las dos como su vida. Vida-lengua-poesía, poesía-lengua-vida, len- gua-poesía-vida, en cualquier orden que se con~biiien las tres

palabras, forman como una especie de mágico trébol para po- nerlo como exlibris en un voluineii de poemas de Giocoiida Bclli. Eii iodo caso, es por sil ,leiigiin qiic su poesía es su iiiiiiiera clc rc:iliz;ir sii 1ibcrt:id. Rc;ilizar es clccit vivir y ciiiivivir rii sii poesía CIC li[>crtii~l. lin ~ i i l seniid<>, (;ioc~iiidii I%clli, sicti<l~> cII:i inisiiia eii sil ~ v ( ~ l > i a 1ciigii:i ci de csc iiiod~i sil pocsí:~ y vivc <Ic cIl:1 ~>lcll:llliciiic coi1 i0'I;l lillcrl:l<l. vivc y '~ollviv<~ 511 lillcrl~i'l C i l

sti poesía. Por lo dciiiás, dcs~lc I<iibCii, el iiioviniicriro dc la poc- sía cii Nicafiigiia -dcl iiiisiiio iiiodo cluc cii Iiis otros países dc la lengua- inuestra ese iiiisiiio av;iiice Iiacia la libertad. Esto no puede más que coiiducir a una mayor autenticidad, porque la libertad es precisamente lo que Iiace y al fiii de ciicii- ras necesaria, la autenticidad. Lo que Gioconda afirma sieiido ella misma, es ante todo su libertad y esto la incluye desde lue- go en la revolución poética que eii Nicaragua existe desde Rii- béri, pero 10 más interesante eii esta coyiiiitiira es cotistat:ir accicii dc ell:i -coiiio in io clc Iiaccrl(i- qiic cti I;i Iciigii:i <Ir. sil poesía, libertad significa no sólo iiatiiralizacióii y naturalidad, siiio autciiticidad. Por sil deseo, o incjor dicho, por sil nccesi- dad de autenticidad, la lengua eii que hace su poesía eri casi iia- cla se difcrei1ci:i de la leiig~ia eii que vivc, esto es, I;i Iciigiia de sil vida diiiria, eii la q ~ i c dcjiiría dc setitirsc niit6ntica si no Ii;ihI;ir;i dc VOS.

(,;/ , l l /f/~ c'.SLly <O// 1,OJ ~ I I ; S ~ I . ~ L I I ~ W , , V ,,,II,;I,.C yo, iizuarlir EL nire gt~e respirds, tmrrrform~rmr en r~n amor cnl;cizte p~rrz I / I L P rne JIIL/L:S y poder eiztlnry salir de vos,

no sólo evadiendo el tíi, capeáiidolo en las conjugaciones, siiio jugando y conjugando cn foriiia caprichosa, pasando de la gra- inática escolar a la popular y viceversa, hasta q~iizi iiifliieiiciada lejana, inadvertidaineiite, por los disa>s y la radio, iisaiido aii-

Page 14: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

. ~ ~ ----- ....--- -.. .~.. .--- ~- -~ ~

- ~ 'Ii: ~ ~. ~ ~ ". ...*>.? T..

1

dás o dejas, según lo pida cl inovimiento natural del verso y más aún la auténtica naturalidad,

porque ~mra cm pscci~aniciitc SLI leiigiia es silya, para poder de- cir cxactainciite lo que qiiicrc decir y que lo puedan entender cxacrainciite coiiio lo dice, con palabras usadas igiial que iiiusi- tarlas, pero sicinprc felices, inesperadas y certeras, coino cuaiido nos dicc qiie esr;irA ~diliicidaiido iiiibcs» o abaiidonaiido toda ciigciicia vcsbal. tieiic el raro valor de escribir la iuás sciicilla y cspoiir~iica dc I;is cxclamacioiics:

que se parece al estupendo alejaiidrino medieval del Arcipreste dc Hita:

t i I

;Ay Dios, czl<infrrrnosn viene Doña Endrina por la plaza! I Los tres ejemplos anteriores, escogidos al azar, sólo me sir- [

ven para siigerir cóino Giocoiida Bclli se apropia de la lciigiia que hablamos entre nosotros, la hace realmente suya, poiiiéti- (Icile coiiio quieii dicc su sello l~crsoiial y la devuelve a la ciscu- 1;iciiíii cniivcrti~l;~ cii Ii,jcsía. Si se sig~iier:~ la iiietifora, los poe- III:IS clc (~ iocoi i~ l ;~ 1x~~lrí;111 ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ i ; i r : i r s c ;I iii~~iic~I:is o l~illcics 'le . , ~iucsí:i ciiiiiirlos pnr cIl:i y quc Ilev:iii sil cligie. Aiiiiquc siilioiic cl ricsgo <le procliicir iiii:i iiiiprcsii>ii cqiiivocada, cs;i cniii~i:ir:i- cií~ii cl:irí;i pic p;ii-;i iiiclic;ir la csciici:il difcrciicia ciitrc pocsía y cc~~~ioiiii:~. o 111:ís ci~iici.ci:iiiiciiic, ciiirc cl v;ilor podticii y cl ccn- ii<jiiiico, que Iioy iio siílii sc cxcl~i~ci i o aiiulaii iii~itii;iiiiciitc, si- 1

1 no peor "ú", e11 cicr~os <:asos ticiidcii iiiás bicii a conhiiidirse. Esto, claro, nos metería en otra larga disgresión. Pero llegados a 1

i 1

este punto, vuelve a cerrarse el círculo, se vuelve, se quiera o no, a dcsembocar en la poesía -en este caso en la poesía de Gioconda Belli- de la que no hay otra salida que la misma 1 poesía y la poesía inisma es quizá todavía una de las salidas de i iiiiestro propio encierro. En este caso, por lo menos, no hay

! iufis salida qiie la entrada a la poesía de Giocoiida Belli. Thoi-eau decía que sólo e" poesía podía hablarse de poesía, 1 que vicnc a ser lo mismo que decir qiie sólo la poesía puede ha-

blar de sí inisnia. Esto no cs propianiente decir, coino 16 hacía11 los devotos de la poesía pura, que la poesía no puede hablar más que de la poesía. Me parece que la poesía, como hasta aquí 1

1 lo ha hecho, de todo puede hablar y de todas maneras -aun las ) aún tenidas por no poéticas- ya que cs lo que es porque lo que 1 dice de la tnaiiera eii que lo dice es la pocsía. Pero de la poesía 1

coino tal, sólo me queda repetir lo inismo que ya dije, que es i no sólo iiiefable, sino en sí riiisma in<lescriptiblc. Describir o clasificar o siiriplcmente señalar los elementos y los iii~todos i

! empleados cri los poemas en sacarlos del ámbito dc la misma poesía y despojarlos de su sentido o carácter poético. A la poe- sía no se llcga sino por el poema y en el inistno poema, porque sólo es en él donde sus elementos, relaciones y movimientos I cxisteii coino poesía. Pero la poesía no solaineiite cii sí inisma, ni tampoco la de cualquier poeta en particular y ni siqiiiera la poesía de un solo poema, se puede definir o analizar como poe- sía y aun describirla es descubrir otra cosa distinta de la poesía misma. En realidad lo que los críticos, los p1-ofesores y aún los filósofos dicen acerca de ella, lo dice11 siempre de otra cosa que iio cs ella inisiiia o qiie iio es ~~rccisaineiite I:i poesia (Ic I;i ~ioc- sí;i. liii tal sciiri<lo, al iiiciios, cs cierto lo de 'I'lioscaii, qiic de poesia iio puede Iiabl~rsc sino cii pocsia, porque lo qiie dsrn liucdc clccir dc si iiiisiiia lo dicc siiiiplciiiciitc siciido coiiio es. 1;ii Nic;ii.;igii;i. siii ciiihargo, a I>cs;ir clcl ciiil~crio por eil>rcs;irsc 111 iii;is pusiil>c cii la Iciigua dc todos, poco sc eiitictidc lo qiic dicc la pocsía y casi nada la pocsía de lo qiic h t a dice y del có- mo lo dice. Sería inútil, por lo tanto, y por añadidura fatuo,

Page 15: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

de entrar en la poesía de Gioconda Belli, a no ser a la Par de sus otros lectores, es decir, simplemente, por la lectura de sus poemas. L~ lectura de un poema -mucho más rara entre cierta de loqiie suele imaginarse, cuando no, en algún POSDATA caso, sccren o vergoll~ntitc- y m" aíiii de un libro de poesía, suele iiidicar algiina forin;i de gusto por'clla y aLiil<lLii vcccs iio P3S3 dC siin,Ile ciiriosidad, iio es iiiiprobahle q ~ i c conduzcn a PorcLztn 1983. Eiitce la feclia tic l n ~>iiblicaciói~ del pl.iiiicr ~ i l , ~ ( , lilia cxperielicia aiitciitica 'ic 1;i pocsía coiii« t:il. Los cllic Icciii de ~ ~ ~ a n a s c l c Giocoiid;~ Ilclli, S o h 1 , ~ ~ l u i ~ r ~ ~ ( 1 974) y I ; ~ '1': cs- este libro de poenlas de Gioconda Belli y no logren el iiiinedia- ta posdata (1983), ha succditlo nada niciios que el acoiitcci- to conocimieiilo, la cxpcriericia direcra de 10 que es poesía, q"" inierito capital, irrcpctiblc, irrcvcrsil~lc, de I:I Iiisloria de ~ i ~ ; ~ ~ : ~ . pierdan la esperaliza -1mcirrtr ogni speranza- de llegar a gua: la revolución. La Revolucióii Popular Saiidinista.

La auroral, primaveral y corporal poesía de Gioconda Be& era más que un anuncio, un adelanto, una especie de previo

/osé Comnel Urtecho florecimiento poético de la revolución, como de otra maiiera, Las Brisas, febrero de 1974' en otra dimensión, lo era también la sangre de la guerrilla sall.

dinista en la montaña y la de la guerrilla urbana en la propia Managua. Gioconda misma y su poesía, que no son dos sino una sola cosa, era ya parre de la materia prima de la revoliición. Porque ya hacía muclio tiempo, mejor diría, siglos, que la revo- lución ardía en las entrañas del pueblo nicaragüense, pero hasta hacía poco, hasta quizá poco después del último terremoto de Managua, es que empezó la revolución a dar signos de vida eii el alma y cl cucrpo de las mujeres del país. Siis rn<iiiifestaciotics empezaron en todos los campos, cn todas o casi todas las acrivi- dades feineniiias, ya que cii el fiiiido sc trataba del gran intivi- miento mundial de la liberación de la mujer, q~ ic en Nicnraglia proiito desembocaría y rti cierto modo se coiifiiiidiríii, si11 por eso perder'su identidad, con la revoluciúii político social del Frente Sandinista. I,a de la mujer nicaragiiense era despiiés de todo iina revolucióii de la pocsía y el amor, o del amor y la poe- sía, que en la mujer inás que en el hombre son uiia misma cosa, como lo cran tambidii, a su propio iiivel, ciitrc las saiidiiiistas y

( los sandinistas dc la clandestinidad. Una poesía de ainoi- abicr- 10, ciiando no hermético, pero auténtico, trémulo, vivo, que pasaha coino una corriente de vida, como ! electricidad, de la

31

f ~p - --

Page 16: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

rarnc a la lengua, del cuerpo al habla; q ~ i c cs, en cfccto, cuino ciiipezó a pasar en mujeres poetas, coino Ana Ilse y Gioconda Bclli, dos persoiias tan diferentes casi opuestas, pero insupcra- bles.

Mientras Ana Ilse, la intensa y contenida morena, se diría que extrae, con excruciaiite necesidad, de la médula de sus hue- sos, la deliciosa concreción poética de su más íntima experieii- cia femenina. Gioconda Belli como que exuda por todos sus poros la poesía vital, viva, carnal que llena toda su humanidad y que iiattiralmente brota de su piel, coniocl sudor del cuerpo de una muchacha quc corre desnuda en la costa del mar.

Ambas insuperables poetas de Nicaragua, junto con tres o cuatro más de su generación, no sólo fueron pioneras o precur- soras de la iiiejor poesía revolucioiiaria y por lo inismo de la mismare~olución, sino además desde la victoria del 19 dc julio de 1979 son también las que más y mejor han cultivado la poe- sía, las que la han hccho florecer con más frescura y abundancia y deliciosidad, contribityendo con ese aporte maravilloso a la belleza y la riqueza y la fascinación del proyecto, el proceso, el hccho revolucionario, a la realidad revolucionaria, con tanta o i r i s intimidad y rclcvaticia que los viejos o nuevos poetas del otro sexo, con más autonomía y libertad y más independencia de los tabús, tapujos y tapojos del pasado colonial y burgués. Esto lo digo especialmente de Gioconda Belli. En Nicaragua, entre las mujeres, hay por lo menos media docena de poetas ex- ccpcionalcs, tan buenas como las mejores de cualquier parte. I~I:iy tan liiiciias poci:is corno I>~iciios poctns. Eiitrc cllas, coino citti-c cllíls, gi.aii~lcs p0ct;is.

I < I I ~ ) & I I 1 ):ii-¡u, I~r11cst11 (~:irclcii;tl, C;irlos M:trtIiic~, I<iv:ts, cr- C(.ICI.;I, ~ I C ~ ~ C I ~ I , CLC<~CI:I, t<~dii una larga lista dc poclas, Iioiii- Iii-cs y itiiijcrcs, qtic se ptic<lc csiii-ar y ciicr>g;cr srgítii cl gtisto y 10s ~wcjiiicios de Ins cada vcz 1114s iitiiiicn,sos Icctorcs y oyciitcs dc pocsía de Nicaragti;~, cii Nicar:igti:i y fiicra <le Nic;ii.;igti;i; y eii esa lista, ciitre los primeros, a la par de los iiiejores, está Gio- conda Belli. Su pocsía, inmediata, itnica, inconfundible, una de

las iiiis Iicllas y iiattiralcs voccs dc la i-cvolucióii iiicaragiiciisc y por lo niisnio dc la rcvolucióii de la mujer riicaragücnse, que no son dos revoluciones sitio una sola revoliicióii, tios seduce, 110s iiidtice y nos coiiduce a vivirla, hacerla nuestra, apropiáriiosla, intcriorizarla y experiinetitarla entre nosotros, es decir, en noso-

i tros y dentro de nosotros. Así nos pasa, veo, con todas las que leemos en nuestra propia lengua, tan suya en ella, como tam- bién seguramente a los que sólo pueden leerla en otras lenguas 1

1 a las que ha sido traducida. Su inequívoco acento, su realidad 1

i vivida, <lirectanictite traiisinitida, cuando ha sido realmente 1 captada, no se p~iedc perder ni cii otro idiotna. Leyciido una vez más a Giocoiida Bclli, coino acostuinbro hacerlo, ine dati i ganas de compararla, o por mejor decir, de ponerla a la par, iio 1 sólo de las mejores poetas actiialcs del inundo, sitio de todas las grandcs iii~ijercs poetas quc Iiaii existido desde Safo.

Uno al menos se siciire tentado a decir de Gioconda Belli que está ciitre las grandes poetas -bueno, digamos «poetisas» por las que antes sufrían o todavía aceptan ser así llamadas-, que es una de las grandes poetas eróticas de todos los tiempos. De las pocas mujeres que han Iieclio franca y sincera poesía de aiiior.

Erotisino y amor están iiiextricableincnte cotijiigados en sus poemas, en casi todos ellos, con todas las setisacioiies y senti- inietitos de placer y dolor, de angustias y goces, alegrías y pe- nas, que siempre les acotnpañaii, y que sólo podemos saber có- mo son en los textos de su poesía. Para clasificarlos nada más, cti toda sir coinplcjid:td y siitiliz:~, u11 pro~csor tciidrl;~ qiic cs- cribir i i i i libro.

Algtiict~ iiic dijo ti11 <lí:i, 1111 si11 citvi<li:i, cliic yo Iinhia cliclio clc Giocoiicl:~ Dclli, C:ioc«ii<la dc AiiiCrica. Eii realidad, ptidc Ii;tl>cr <liclio Giocoii<l:i <Icl iiiuii~io.

Page 17: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf
Page 18: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1 I

l ! Y DIOS ME HIZO MUJER

! 1

Y dios me Iiizo inojci; !

dc pclo largo, 1 1 ojos, k ii;~riz y h«c:i de ii~~ijcr. ! f Coii curvas

1 y ~ ) l i c ~ ~ i c s y sLl~l\,es ll~lll<loll;l~l~ls

1 y iiir c;i\,d por dcirtiri, i iiic Iiizo i i i i rallcr dc seres Iii~iii:iii~>s. 1 Tcjiú Jclicadaiiieiicc inis iiervios \ y balaiiccó con cuidado j el iitímero de iiiis Iiorinonas. i 1 Compuso ini saiigre j y iiic iiiycctó coi1 ella

1 para que irrigara todo mi cuerpo; tiacieron así las ideas, los sueños, el itistinto. Todo lo que creó suaveineiite a iiiarrillnzos de sopli<los y raladrazos de anior, las iiiil y uiia cosas qiie iiie haccii iiiujcr todos los días por las que ine levanto orgullosa todas las inafianas y bciidigo iiii sexo.

l 37 i !

Page 19: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1.' SOY LLENA DE GOZO

j ' Soy Ileiia de gozo, llena <le vida,

l ~ ' cargada de energías como un animal joven y contento. Imantada ini sangre con la naturaleza, sintiendo el llaniado del monte 1- ; para correr coino venado desenfrenadaineiite, sobando el aire, o andar desnuda por las cañadas

I ~ untada de grama y flores machacadas o de lodo, que Dios y el Hombre me permitieran volver 1 ; a mi estado primitivo, al salvajismo delicioso y puro, sin iiialicia, al barro, a la costilla, I~ ,: al amor de la Iioja de parra, del cuero,

1 del cordero a tuto, al iiistiiito.

1 1 l

I l

[ ;

1 . 38

t ~ : ~

a

ESTOY DESEANDO

Estoy dcscaiido cxplotni- c~11110 v~li11:l < lC ill~lli,lcll~ para darle iiiis seiiiillas al vieiito.

Perdernie por 10s montes embriagándome

de aire de flores

borracha de primavera de amor de deseos

haciendo nacer árboles, vida,

desperdigándonie por el mundo eii gritos de gozo, en crujidos de ramas, ser una con la tierra en un árbol espeso.

Page 20: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

METAMORFOSIS

1.a cilrctl:i~lcr:i se iiie esti saliciido por 13s orcj:is.

Mis ojos c Ii:i~i coiivcrtido eii pistilos inovibles y ~ i i i boca está repleta [le flows iiioradas.

Miciitr;is c:iiiiiiio sigo Ileiiaiido de Iiojas la casa.

Mis raiiias cstorbaii cii cl cuarto, sigo enred5iidome en todo; ya mi nariz también se ha puesto verde y mis olores Iiaii caiiibiado, tropiezo con los mucblcs y iiiis picrii:is están roiiipiciido 10s I:idrillos, buscando la ticrra, ciircdiiidoiiic.

Mi pclo ya no nic deja iiiovcrine, csti al>i.:iz:ido a 1;)s ~>:irc<lcs, los hrnzos se Iiaii Ii~iiidi~lo s6lo iiic qucdaii los dcdos mientras ini cuerpo

sc Iia vuclto tronco

Con mis dedos rne toco toda re-coiiociéiidoiiie entre las Iiojas y las rainitas y las florcs que Ilciiari ini 1,oca y Iiaii teíiido triis dientes.

Me icpaxui niis cledos y su contacto es abono para tnis raiiias que crece11 y ya por fin, después de miiclio resistir, se Iiaii rendido las ~naiios y están saliendo p~iyitas de las unas.

Mi boca llena de flores moradiras Iia cuajado mi cuerpo y estoy enredadera, metaiiiorfoseada, espinosa, sola, lieclia iiaturaleza.

Page 21: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

SIENTO QUE VOY ALEJANDOME

Siento quc ine voy alejando, que voy saliéiidonie poco a poco, de esta realidad de 1:is inafi:iiias y las tardes y voy eiitraiido a un mundo que estoy coiistruyéndome con mis deseos y iiiis aiisicdadcs y todas las cosas rcpritiiid:~~ qiie empiezan a querer salírseme y que me etiipujaii, casi sin darme cuenta en la incertidumbre, allí donde deberé quedarme sola, donde me da miedo ir porque sé que tendré que asumir toda la responsabilidad del haberme dado cuenta, del saber que no todo es aire y agua y pan y leche y que Iiay algo i d s que tios rodea, que está en la atiiibsfera, que 110s persigue y espera para ciivolveriios en esa belleza dolorosa que quisiéramos compartir y acercarla a los demás pero que, al contrario, nos aleja, nos Iiace sentirnos irreales, diferentes, como que acabáramos de nacer a un miiiido que no conocimos hasta entonces o conio que Iiiibi6semos llegado de la estrella iiiás cercana

( 1 ; o de la mds lejaiia y estamos abiertos totalmente a las Iiojas, al ruido, sintieiido derramarse la vida, sintieiido que 110s acercamos a esa, la verdadera realidad, aunque todos crean lo contrario y nosotros no podamos explicárselos.

SIEMPRE

Sieiiipre esta sciisaci6n de inquietud. Dc csperar iiids. Hoy son las riiariposas y rnafiaiia scri la tristcza iiiexplicable, el abiirritnieiito o la actividad deseiifreiiadn por :irreglar este o aqlicl cuarto, por cosci; por ir acluí i, allá a liacer mandados, mientras trato de tapar el Universo con un dedo, liacer ini felicidad con ingredientes de receta de cocina, cliupándome los dedos a ratos y a ratos sintiendo que nunca podré llenarme, que soy uii barril sin fondo, sabiendo que riio me conformaré i;~iiica. pero biiscaiido abs~iirlainciite coiiforiii:~rii~c iiiiciiti.as ini c~ici-1") y iiii iiieiitc sc abren, sc cxticiidcii coiiio pol.<is infinitos donde anida una mujer que hubiera deseado ser pájaro, mar, estrella, vientre profundo dando a luz Universos, iiovas 1-elucie~ites ... y ando reventando palomitas de maíz en el cerebro, blancas iiiotitas de algodóii, ráfagas dc pociiias q ~ i c iiic iisaltaii todo el dí:~ y Iiaccii que quiera inflarme conio globo para llcnnr cl inundo, la Naturaleza, para einpaparine en todo y cst:ii- cii todas partes, vivieiido una y inil vidas diferciitcs ... Más lic de recol-dar que estoy aquí y que seguir6 aiilielaiido, ag.irraiido pizq~iitas de claridad, Iiacieiido yo misma mi vestido de sol, de luna, el vestido verde-color de tiempo con el qiie Iie sofiado vivir alguna vez eii Veiitis.

Page 22: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ESCRIBIRTE

Escribir, escribirte, dibujarte. Llenarte el pelo de todas las pdlahi-as detenidas, colgadas en el aire, en el tiempo, eii aquella niiia llena de floirs ainarillas del cortés cuya bcllcza iiie pone los pelos de punta cuando vciigo bajando sola, 1)or la c;iri-etcra, ~>ciisandn. Dcfiiiir el iiiistcrio, el moriiciito prcciso dcl descubritnieiito, ci amo& esta sensacidii de aire cniiiprimido dentro del cuerpo curvo, la explosiva Felicidad que iiic saca las lágrimas y me colorea los ojos, la piel, los dientes, rnieiitras voy volviéiidome flor, enredadera, castillo, poema, entre tus inaiios que ine acarician y ine van deshojando, sacándome las palabras, volteándonie de adentro para afuera, chorreaildo mi pasado, iiii infancia de recuerdos felices, de sueños, de inar reventando contra los años, cada vez más hermoso y iiiás grande, más grande y más Iicrmoso.

Cómo puedo agarrar la ilusión, emptiíiarla en la inano y so1i:íriel:i cii la ciii-a cniiio una paloma feliz que salie1.a a dcsciihi-ir I;i tierra clcspii6s del diluvio; dcscubrirle Iiast;i cn los reflejos inSs ignorados, irtc absorbiciido Icritaiiiciitc, coiiio 1111 scc:iiitc, 1>cr<li6iidoiiic, perd??iidoiios los dos, cii la iiiaíia~ia eii la que Iiiciiiios cl aiiior coi1 todo cl sueño, cl 0101-, el sudor de la iioclic s:il:i<l;i cii iiucsrros c~icrpos, iriir;íii~lotios cl : i i i i ~ , cliorrc:iiidolo cii cl piso cii gixiidcs ol;is iiiiiiciisas, hiicciii~ln cii cl : i i i i n~ ; duc1r:í~idoiii)s coi1 el ;iiirnr qire iiiis sobia.

Y...

Y va naciendo el pretexto para decir tu nombre en la iioclie remojada, tierna y Iiúincda conio la flor dc grandes ojos abiertos y pétalos palpitantes en la que ine envolví en lo más profundo del sueño, para dibujar tu iiornbre en todos los riiicories donde 1ie vivido y viviré hasta que m e lleve el viento, coino semilla, a dar flor a tierras desconocidas y me encarne quizás en la niña que oirá historias en las tardes iguales de Nicaragua COI> el olor a tierra iinciciido, ~irdiciido cii sus entrañas la vida verde del trdpico liijurioso COiliO yo, corrio vos, coiiin las Iiojas en que tios ciivolviriios cliaiido nos arrojar011 del paraíso.

Page 23: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

.i+

BIBLIA

Seati mis matlos con10 ríos etltre tus cabellos.

Mis pechos como ~iaranjas maduras.

Mi vientra uti coma1 cálido para tu hombría.

Mis picriias y mis brazos seaii como puertas, como pticrtos para tiis tci~i~cstades.

Mi como algodón en rama.

Todo mi cuerpo sea hatnaca para el tuyo,

...

YO SOY

1 i ! Yo soy tii caliia, 1 tu sttclo, I soy ti1 g1i:ical ! en cl qiie te dcrrarnh siti perderte 1 porque yo aino tii semilla 1 y la I

1

Page 24: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

LLENA DE GRUMOS

Llciia de gruiiios.

Aspera de vida.

Estoy tciisa coino un arco C h [ > ~ ~ ~ l i l < l < > 1Cl llCc-ll~l, p;11:1 ;irl.iivcsiir dc go%o los caiiil>os II~.iios de :iiii:ip«las explor:iiido.

Mc lic :iropl;i<lo a t i i iinvc ~ í i i i o i i o ~ jtiiiios seré tierra para tu seniilla.

TE VEO COMO UN TEMBLOR

Te vco coino un teinblor en el agua.

Te vas, tc venís, y cIcj:is aiiillos cii iii i iiii;igiiiacii,ii.

Cii;iiid« estoy con vos quisiera rciicr varios yo, iiiv:i<lir el :iirc <l~ic rcspiris, traiisfoiiiiarine eii uii aiiior calieiite para que me sudés y poder cntrar y salir de vos.

Acariciarte cerebralnicnte o meteriiie eii tu corazóii y explotar con cada uno de tus latidos.

Sembraste coino uii gran árbol en mi cuerpo y cuidar de tus hojas y tu troiico, darte ini sangre de savia y coiivcrtiriiic cii tierra liara vos.

Siento iiii viciito cosqtiilloso cuando cstamos juntos, quisiera coiivcrtiriiic cii risa, Ileiia de gozo, retozar en playas de ternuras recién descubiertas,

Page 25: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

amarte, amarte Iiasta que todo se nos olvide y no sepamos quién cs quién.

-- ,:a-

CASTILLOS DE ARENA

¿Por qué no iiie dijistc q ~ i c cstabas coiistruyciiclo ese castillo dc arena?

Hubiera sido tan Iicrmoso i poder entrar por su peqiieña puerta, / recorrer sus salados corredores, esperarte en los cuartos de conchas, Iiabláiidote dcsde el balcón

i con la boca llena de espuma blanca y transparente como mis palabras, 1 esas palabras livianas que te digo, que no tienen más que el peso

b del aire entre mis dientes. 1, / Es tan hermoso conteiiiplai el iiiar. !

Hubiera sido tan Iicrmoso el mar desde nuestro castillo de arena, relamiendo el tiempo COII la teriiiii.;i honda y profunda del agua, divagando sobre las Iiisrorias qiie nos coiit:il>:in ciiaiido, iiiiios, Ci-aiiios 1111 solo poro abierto a la Nat~iraleza.

Alioi.;~ cl ;igii:i sc Ii:i 1lcv;iclo ti1 c:istillo clc ;ii.cii:i en la marca alta.

Se 1ia llevado las toiies, i

i

Page 26: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

lo\ fosos, la puertecita por doiidc Iiubiéramos pasado eii la inarca baja, ciiaiido la icalid.id está lejos y Iiay castillos de areiia sobre la playa ...

EL RECUERDO

La música, el mar y esa sensación caliente que se me va regando por dentro. El recuerdo, la rertiura, la depresión y todas csas cosas que me van haciendo, que van dibujaiido las hebras dc mi pelo eii tu camisa, que van llegando a inis ojos, a mi boca, Ilciiáiiduiiic dc iiustnlgia, dc agua salada, ~ l c I ~ i i i : ~ corrad;~ ciipcdazos y ciivuclta cii papel plateado, de tu iioinbrc, del iioiiibre que no existe, de lo que teiiemos y lo que nos falta, de todo eso que tengo dentro, qlic ine recorre y iiie da esa sensacióii caliente que te lleva y te trae.

Page 27: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ABANDONADOS

Tocaiiios la iioclic con las iiiaiios, escurriéndonos la oscuridad entre los dedos, sobándola como la piel de una oveja

negra.

Nos liemos abandonado al desamor, al desgano de vivir colectando Iioras en el vacío, en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir, intrasceiidentes. sin hoellas, ni sol, ni explosiones iadiantes de claridad.

NOS liemos abandonado dolorosa~iieiite a la soledad, sintiendo la necesidad del aiiior por debajo de las iiíias, el Ii~ieco de un sacabocados en el peclio, el recuerdo y el ruido como dentro de un carawl que lia vivido ya detiiasiado en una pecera de ciudad y ;ipeiias si lleva el eco del niar eii su labcriiiro de coiiclia.

;Cóino volver a recapturar el tiempo?

;Interpoiierle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia, hacerlo retroceder acobardado por nuestra inquebrantable decisión?

Pero ... quién sabe si podremos recaptiirar el inomento que pcrdiiiios

Nadie puede predecir el pasado cuando ya quizás no somos los inismos, ,

cuando ya quizás liemos olvidado el nombre de la calle donde alguna vez ~>~icliiiins encoiicrariios.

Page 28: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

DESPARRAMADAS

Estahaii allí, desparramadas, las flores del árbol grande q i ~ c iio S& c6i11o sc Ilaiiia v quv fli~iccc rr~s:ido cii 1:is tardes. ',s:ls l:lr<lcs licriii~,s:is cii qiie cii recucido cs 11113 sola cori-iciitc que vihr:i cii i i i i saiigrc, coiiio es:is flores vihi.:iti sobrc cl paviiiietito, \:iicI;iii sol>rc los icclios clc I:is aisas, sc ciircd;iii cii cl pelo dc aqiiclla vieja caiiiitiaiido despacio, o eii a<lucIla fiieiitc, tni amor o en aquella Fuente ...

Estaré diliicidando nubes. Tratando de ponerle a mi corazón la nianclia grande del amor. Llevándome en iin saco la lluvia junto coti inis lágrimas y los poemas que buscan ini rncdida, la tuya, y esrin sentados al borde de la acera esperando que yo los recoja, qiie pucda sacarle n la vi<l:i I;i gran rcspiicsta, el iiicrisaje, 1:i diierciicia entre iitin vida y otra, entre un cielo y utia cierra.

Page 29: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

TE DUERMES

Te diicrmcs a ini lado. Caes silciiciosanieiite en ese iiiuiido doiidc yo piicdo ser alg~iii;i remota conocida, itiia compañera de banca de parque o la amante que acabas de dejar para evadirte a esa rcgióii donde, iiiiituainente, nos privainos de la palabra.

Me conmueve verte dormido, hundido en las sábanas con el abandono del sucíio, eiiigmáticaineiite eiiccrrado eii tu ciicrpo.

También yo ine donniré y entonces quizás te despiertes y pienses esto que yo estoy peiisarido, tal vez me imaginarás enredada en algún árbol enmarañado de los qiie sabes que me encantan y ine quieras alcanzar tocándoine, saciiidoiiie del niiitisino de estación de radio apagada, volviéiidoiiie a traer Iiacia tii lado, Iiacia el anior qiie nos dio el sueño.

Iliiiie que no nic conf<x~iia~í~iiiii ic:~, ni iiic clarás I;i Iclicida<l J c la rcsigiiacióii, sitio la felicidad que diide de los elegidos, los que p~iedcii :ib:trc;ir el rnar y cl ciclo coi1 siis ojos y Ilcviir el Uiiivcrso dciitro de sus cuci-pos:

Y yo tc vestiié con lodo y te daié a comer tieira para que conozcas el sabor de vieiitie del inundo

Escribiré sobre iii cuerpo I:i Ictra dc iiiis pocin;is para que sientas cii ti cl dolor dcl ;tliiiiil~i-aiiiiciito.

Te vendrás conmigo: Haremos un rito del amor y una cxplosióii de cada uno de nuestros actos.

No Ii;ihr:íii 11ai-c~lcs qiic nos ;icnri-;ileii, ni tcclio sobre iiiiestus c:tbczas.

Olvidareiiios la palabra y ici~~irclllos IlilcstKi ]>rol>i:l ll1;lllcr;l clc cilicil~lcrll~ls; ni los días, iii las Iioras podrán :itrapnriios

I

f porque cstarcinos escoiididos dcl ticiiipo eii la iiicbla. l

Crecerán las ciudades, 1 se extenderá la Iiiiinaiiidad iiivadiéiidolo todo; nosoti-OS dos sereinos eternos, porque siempre habrá un lugar del niundo que nos cubra y un pedazo de tierra que nos alimente.

Page 30: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

l'or la iiiañaiia iiie alzo corno gacela gozosa critre el monte

cspcráiidotc

Al iiicdio din, I ~ i i ~ ~ ( l i c l . i C I I I ~ C florcs, voy dibiij:iiido r i i iii~iiilirc cii cl viciitrc dc :ig11:1 dcl río

En el crepúsciilo, llena de aiilor, tile doblo y luego voy a espeiarte .I < ~ I I C vu1g.1~ dc iioclie, a quc vengas a posditc CII nií como u11 pá j a~o y ondees tu cuerpo como bandera sobre mi cuerpo.

Tengo la ~cnferinedad,> de las inujercs.

Mis Iiormoiias cst.iii alborotadas, mc siciito parte de In iintiiraleza.

Todos los meses esta comunión del alma y el cuerpo; este seiitirse objeto de leyes naturales fuera de control; .el cerebro recogido volviéndose vientre.

Page 31: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

TENGO

I I í I pocinas sin eiilpezai;

IIaiitos y risas congelados.

I Quisiera poder visitar csos enormes almacenes,

diminiiros,

I l I I - I I~ 1-, C ~- ..*',.+-

I '*

MATERNIDAD II

Ya las plaiiicics de ini vientre, van cogiendo la forma de una rcdotida coliiia palpitante, iniciiirns por dentro. en quiCii sabe qué niisterio de agua, sangre y silcncio va creciendo como un puño q ~ i c se abre el hijo que sembraste en el centro de mi fertilidad.

Page 32: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

FETO

'1.6 I > L ' < ~ U C ~ < ' scr, rsr.ís ci-cciciido dctitro dc i i ~ í

~I:iiicli~iiic iiii:i iiiicv;~ ~liiiiciisii>ii.

(1 1.1s ;111iiici11:1<Io i i i i vol~i i ic~i: cii:i~icIo I>:ijo I:is rsci~lc~.i~s iio piicdo vci-iiic los pics. 'l'ciigo qiic siil~ir coi1 cuidado a los carros y caniiiiar despacio por las calles.)

I'or las iioclics ya inc <Iespicrras coi1 ti i suave golpcteo a las puertas de mi casa más secreta.

1'l;iric.iiiios siii p;il;il>ras y luego te arriillo coii cl correr de iiii s;iiigi-e y los latidos de ini corazón.

Sientes los pájaros priinero qiie yo y rii vid;^ rcbiillc coiitctita coi110 1:i coliiii ( I c ti11 perro e11 la iiiaíiaiia.

1:rr.s i i i i pcqiicíio Ii:il>ii;iiiic ct>ii cl q11c vivo kciitr ;i Crciitc y yo h o y iii s;ico :iiiiiiii>iico, diiiiiiiiitn 1iiiiiiniiid;irl siii sexo, al (lile a vcccs iiiiagiiio iii~ijcr y otras hombre,

Page 33: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Mc :ici~crdo cuando nació mi Iiija.

Yo era u11 solo dolor miedoso, esperando ver salir de entre mis piernas un sueño de nueve meses con cara y sexo.

DANDO EL PECHO

Es c o i ~ i i ~ ti.:ii:ii. d c c:irg:ir i i i i iiioiitoiiciii~ dc ;igii:i sin que se dcrraiiie.

Me siento en la mecedora, la acuno, y al priiner quejido, empiezo a dar leclie coino vaca tranquila.

EII:1 viiclvc :i scr ilií:i, pcgidita a mí, dependiendo de mí como cuando sólo yo la conocía y vivía en mi vientre.

Page 34: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

LA MUCHACHITA

Ya se quedó dormida la inucliachita.

Cerró dc iiuevo su corazón dc palnia.

Terminó su Icccióti dc 24 horas en qiic la vida es un juguete que se arma y desarma.

¡Qué linda se vc mi muchachita dormida!

Parece un mar que se quedara quieto de repente, o una canción que no necesitara viento para oírse; mi muchachita-milagro, mi deslumbrante mujercita en

iniiiiatiira ... Pcq~ieña y inisteriosa iiiaiio, pestañas que salieron de mi

vientre.

iDóiide estará escondida esa inaravillosa fuerza qiic me tejió por dentro csa iiiliñcca?

;(:iinio fiic que el :]mor florcci6 dc csra iii:iiici-n?

iQ116 csircll:~ iiie rcvciiió cii cl sexo y iiic ciiircg~i cstc clii~l~iico ~>l:iiici:i ~>crkcio ... !

A MELISSA, MI HIJA

Te quiero con el pelo, los ojos, los brazos y las piernas.

Todo lo que soy yo te qiiicre y te conoce.

Mi amor es coino un cántaro que, lleno de agua, nunca se rebalsa.

Mi amor me lince ~iiiiversal y planetaria, me une a los animales y las plantas, tne hace enorme, incontenible, inmensa, canta en !ni ciicrpo, reboza de ternura, te hace nacer de iiuevo en un parto iiifiiiito, mientras te duermes apretadita y contenta contra iní.

Page 35: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Escribir para darle foriiia al inundo, para delinear el perfil de la lágrima, la tristeza del árbol cortado.

Escribir para despojarnos de la mañana recién nacida, para irnos desnudando del dolor y la alegría, para re-vestirnos otra vez, del sol, del mar, 1 de la pareja que inspira ternura sin saberlo.

Ir deshaciéndonos del propio cuerpo, sustituirlo por otros cuerpos que viven y sienten en nosotros, con~partir la angustia, la risa, el pan con los seres que creamos, con el mundo que nos alimenta sin saberlo

i¡ mientras nos damos, mientras seiitin~os cada día con inás fuerza la necesidad de von~itariios, de darnos coinplet;iineiite, de morir para abonar la tierra que de nuevo alimentará nuestras raíces.

CREDO

Crco ~ N C mi pocsía ii;ice de la fclicic¡;id, de csa coiiciciicia dolorosa clc scr fcliz sin motivo, ser feliz como una necesidad intransigente que no admite los momentos de tristeza, que exige la risa, el sol, a lo largo de todos los días, en los ratos más inesperados porque para escribir necesito ser feliz, sentirme como un caballo relinchón, explotar las palabras como inalinchazos, llenarme de maleza cos- quillosa hasva el bol-de, Iiasta que se inc salga el alina, el goce qiie nie hace poeta.

Page 36: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

DATEME POEMA

DSrcme poema.

No te me nicgucs como el nino jugiietóii dc inis sucfios, coino cI Iiijo que existe cii cl aiiil~ieiitc iiitcrior <le iiiis eiirrafias, C ~ I ~ ~ I ~ I ~ U cii L i ~ l pcqticfiO ÚVUIO

cii 1.1s t r o m ~ ~ a s dc Falopio.

Diiciiie siii pasado obsesivo aiiatótiiico o crótico.

Dátcnie sencillo. cI;írciiic desde afiicra. <lL,sdc 13 l>icdr:i dc algúii c:iiiiiiio o dcsde el silciicio de un ascensor qiic lleva dos o trcs personas dcscoiiocidas, ralladas cn el silencio embarazoso de la iii<lifcrciicia.

Diteiiic dcsde el agua, <Ics<lc I;i iiicvc iiicxistciirc dc Ii~s ti-hliinis, d;ítciiic rojo o azul, coiifiiso o ti.:iiisl.ai-cnte, pcrc> giv.lrillc cl ~l l111~1,

volrcaiiie la i i i i~ida ;i ori-a parte, Iii~cc~iic VCI. 111% pies S I I C ~ O S del I ~ ~ ~ ~ b I o , el csthi1i;igo graiidc dcl

NO iiic dejés trniiq~iila, poenia:

--

as'iltaine, violame, rebalsame los bordes, los pliegues, los pechos iiiundaine de maravilloso asombio, llcname entera coi1 el semeii vital de la palabra, con el milagro de un descubrimiento, dAterne poeina, dáteme poema.

Page 37: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

MI SANGRE

Mi sangre acarrea letras dentro de iiii ciicrpo.

Ando iiiia sensación extraíia en la cabeza, una sensación de olas reventando, de presa contenida de túnel de viento.

A través de varios días todo es inL bello de repente, cada calle y cada cara son bellas, hasta los botes de basura son bellos.

Siento que soy un bosque que hay ríos dentro de mí, montaíias, aire fresco, ralito y me parece que voy a estornudar flores y que, si abro la boca, provocaré un huracán con todo el viento que tengo contenido en los pulmones.

Me va persiguiendo el presentimieiito del poema próximo a nacer, naciendo como ahora, brotando tina primavera en mis inanos.

A BORBOTONES

A boi-l~otoncs esroy ci.eaii<lo ~ i ~ l ~ ; i ~ l ~ l ~ ,

Me retiierzo en dolores de parto.

Cada poema es mi carne y mi sangre.

No quiero quedarme sin nada. , No dejaré que salga la placenta.

Page 38: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

. . . ,. -m- a7.3: f ' I 7 i ;irrugadas,

coino eii un iiiacabable prostíbulo de ojos y inanos. 1

e f POEMA A LAS HOJAS DE PAPEL

Nos csl>ri.:iii las vírgciics Ihlaiicas coii siis cii.:is dcs:ifiaiiics y yl;iiias sobre I:is iiicsas.

; C ~ I I I O Iiciiios dc violar siis sccretos? ;Su antigua historia iiacida de madera?

Deseiivaineinos la iiiiagiiiacióii, los sueños, 10s rcciierdos, I;is pcstníi:is soiiihrí;is de la Naturaleza, lo que IIO existe inás que cn iiiiiguria parte y cainiiieiiios sobre estas vírgeiies blaiicas, ~n~idainciitc dcsafiii~itcs, niigiisrii~s:iinciire fi.i~sti.adas, coi1 reiiior al clcspcrdicio.

1 I;iy qiic <I:~rlcs I;oI~)csccri.~ri.os y ~>cs:i<l<is, : i ~><~y ; i r~ io~o l> rc ellas, ~i:ilp:irlas, iio <Icj;ir de lloiicr lo qiic ~)iicd:i lasiiiiinrl;is. 1><"'<1"' '"L""~~~cI>cs cst.iii cspci-:iliilo <]iic Iliicsi~ls ~>:il;ilhi.:is I:1s <Icsflorcii, Ins c~itrcgiicii a csc oc6aiio doiidc andarán de uii lugar a otro, sobadas, manoseadas,

Page 39: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

LA ETERNA PREGUNTA

1.:i ctcrii;i ~>rcgiiiit;i (Ic I:I idciiiid:id: ser o no sci:

Dejarse ir, o quedarse cn esta orilla, en la seguridad, o ir allá donde el paisaje se adivina froiidoso, se percibe y casi nos parece oler las flores del otro lado y nos vamos embriagando del olor presentido que nos va penetrando, y son las flores, las enredaderas, el agua del otro lado que nos esrá sonando en la memoria con su olor a mango, y es ese sentir que el corazón está próximo a estallar (el olor del tnalinche, las explosiones del nialinche), los faunos, un día'que se va, un día que pildimos Iiaber estado al otro lado y no estuviinos.

ESCRITO ANTE UNA TUMBA INDIA

Tú, ir i i :iiii;iiitc tiiilciiarin.

I'iiedc que estés eiiterr.ido en csc túni~ilo vcgcral de ciiatro lajas, puede que estés coiisutnido, reducido a un conjunto clc Iiiicsos tu cuerpo de guerrero, cazador de jaguares, Iioiiibre ancestral.

Puede que estés allí enterrado con todas las ollas que yo pinté para ti en las largas noclies de luna llena, cuando esperaba que regresaras con el espleiidor de i i i i Ieóii cansado despiiés de la caza, a buscar abrigo sobre niis piernas.

Puedc qiie estés allí, que seas nada más que un recuerdo blanco y polvoso, un conjiinto de meinorias.

Yo te traigo cii el tiempo Iiacia iiii riucva rcencariiacióii iiiestiza y atíllo de dolor porqiic te Iic perdido.

Page 40: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Indio salvaje, me haces señas a través de los siglos, a través de todos los descubrimientos, viiclves a vivir en mis ansias de monte, de desnudez ...

de milpas ... ALGUNOS POETAS

Coiiio libros abiertos, llenos dc citas, Ilegaii a las rciiniones dejando cacr iioinbrcs, obras y feclias como trofeos, csgi-iiiiiciido la lógica Iiast~ el final de las coiisecuciici;is.

Así qiiicrcii Iiaccriios a sil niodo algunos poetas, siguiendo la vieja tradición paternalista tratan de adoptariios a falta de poder alircsar cl viciito, la fi.iit;i proliibicla, la inisteriosa fertilidad de nuestros poemas.

Page 41: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

INVITACION A VAGAR

!

j l I Edifiquemos nuestras vidas siii patrociiiadores,

i 1 teniendo sólo a Dios coiiio juez y testigo.

1 1 Prcficro acnb:ir inis di;is cii ;iIgiiiia i.ibcr;i dcscoiic~cid:~. I si11 I I ~ I I I I ~ ~ V , I I ~ ; ~ p c ~ ~ i ~ ~ ~ ~

1 . I l 1

<1"' L"lC1' (IIIC vcr SLlS CilKIS.

Vago aiites de cerrar los ojos.

Vaga

Vagiiemos

Desafiemos el aire que nos corta el paso, la 1-ealidad que es como palo de donde estamos aniarrados.

Paseemos por las aceras ante Ins aiiciaiiidadcs qiie calientan sus butacos con el calor animal de sus cuerpos ya inservibles,

_I esperando la muerte, fiiistrándose cada día iiiás

/ y criticaiido a los que v;igairi«s, qi~eriéiidoiios iricdir coi1 sus nrcnicas loiigiiiiclcs.

1 . / Riiinonos por dentro y saludémoslos muy serios, (por fuera)

1 ' i No es pecado tratarlos con su misiiia iiioiieda: Iiipócritüs.

1 1 vago l

1 Vaga

' Vagueinos

I~ I

Desafiemos las reputaciones y las miradas de los buitres.

I l ..>,li?N . ..-

,irmi _r

Page 42: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

UNO NO ESCOGE

Uiio iio cscogc el país doiidc iiacc; pei-o aiiia cl p;iís doiidc Iia iiacido.

Uno iio cscogc el tiempo para veiiir al inutido; pero debe dejar Iiuella de su tiempo.

Nzidie piiede evadir su responsabilidad.

Nadie pucde taparse los ojos, los oídos, enmudecer y cortarse las manos.

Todos teiieiiios un deber de amor que cumplir, iiii:~ 1iistori:i que Iinccr llli:, I i I C l ~ l ,111c ~ l l ~ ~ l l l 7 . ; l r .

No cscogitnos cl inoiileiito para vciiir al miiiido: Ahora podemos Iiacer el inundo cn quc iiaccrá y crecerá la semilla que trajimos coi1 nosotros.

ENTRE LAS MILPAS

Eiitre las milpas seinbraremos nuestros sueíios iiidigciias, iiuestro amor a la Tierra y la fecundidad de nuestros cuerpos.

Eiitre las milpas, enterraremos los cadáveres de los heroes para que les den el color dorado a las mazorcas y nos alimenten.

Page 43: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

iDcq~oj611ioiios de los artificios!

Regalémosle al mundo la hermosura de la desnudez, regalémosle nuestras vidas sin taparrabos.

No dcbciiios iieg:irlcs la verdad a los amigos, iii a los ciiciiiigos, auiiiliie les duela coiiio iiiia Il:iga eii la cara, iio debciiios giiardarla.

Hay qiie reventarla con deteriiiinacióii en sus c;iiniiios, seiiibr:liidoles la gran iiitcrrogacióii, ecliiíiidolcs a rcvolote;ir la iiiqiiietiid del iiisoiiiiiio y el <Icscoiicicrro; aqliello de desenredar la iiiadcja del Iiilo ciiiii:ii.nfi:iclo Iiasta el agotamiento o el coiiiproiniso, hasta la iiiinortalidad O la inuerte.

INACTIVIDAD

Y escribiiii«s, Iiablaiiios conio dcscspcrados 1i;icciiios y dcsliacciiios I:i Iiistori:~ cii las rciiiiioiics, mientras el tiempo va pasando y vamos agachando cada día iiiás, la cabczn.

Page 44: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

QuEDARÁ DE NOSOTROS

Al merzosflores, al menos cantos ... Quedará dc iiosotros algo iiiis q ~ i e cl gcsto o la palabra: Este deseo candente de libertad, esta intoxicación,

se contagia!

HUELGA

Quiero una Iiuelga donde vayamos todos. Uiia huelga de brazos, de piernas, de cabellos, iiiia huelga iiaciendo cii cada cuerpo.

Quiero una Iiuclga de obreros de palomas de choferes de flores de t6cnicos de niíios de médicos de mujeres

Quiero uiin huelga grande, que hasta al amor alcance. Una huelga donde todo se deteliga, el reloj las fábricas cl plaiitcl los colcgios el bus los hospitales la carretera los puertos

Una huelga de ojos, de manos y de besos. Una Iiuelga donde respirar no sea permitido, una Iiiielga donde nazca el silencio

para oír los pasos dcl tirano <lile sc ~iiarclia.

Page 45: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

HASTA QUE SEAMOS LIBRES

Ríos iiic atraviesaii, iiioiitañas Iioradaii iiii cuerpo y la geografía de este país va toinaiido foriiia eii iiií, Iiaciéndome lagos, breclias y quebradas, tierra donde sembrar el amor que me está abriendo como un surco, Ileiiándoine de ganas de vivir para verlo libre, hermoso, pleno de sonrisas.

Quiero explotar de aiiior y que mis cliariieles acabe11 con los opresores cantar con voces que revienten mis poros y que mi canto se contagie; que todos iios enierineinos de amor, de deseos de jiisricia, que todos empiiñeiiios el cor:izóii siii micclo dc q ~ i c no resista porque un corazón tan como el nuestro resiste las iixis crueles torciiras y iiada aplaca su amor devastador y de latido en latido va creciendo, más fuerte, más fuerte, más fuerte, ensordeciendo al enemigo que lo oye brotar de todas las paredes,

lo ve brillar en todas las miradas lo va viciido acercarse con cl ciiip~ijc dc ~ i i i ; i in;irc:i b'b. .I ,'IIltc cii c:ida iiiaíiniia cii qiic el ~>iieblo se Icv:iiita a rl.ab;ijai. cii ticrras qiic tio Ic pertciicc<:ii, en cada alarido dc los padres qiic pcr~lieroii a siis Iiijos, eti cada iiiaiio qiic se ~ i n c a otra iiiaiio qiic siifre.

Porque la fuerza de cste niiior lo i r i :irr«llaiic~o toclo y no quedará iiada Iiasta que no se ahogue el clainor de nuestro pueblo y gritos de gozo y de victoria irrumpaii en las montañas, itiuiideti los ríos, estreniezcaii las ramas de los árboles.

Eiitoiiccs, iremos a despertar a nuestros inucrtos con la vida que ellos tios legaron y todos juntos cantarenios iniciiri.as coiicicrros dc pijnros rcl)iicii iiiicsiro iiiciis:ijc cii todos 10s C ~ I I ( ; I I C S

de Aiiifrica.

Page 46: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

¿QUÉ SOS NICARAGUA?

¿Qué sos siiio un triaiigulito de tierra perdido cii la initad del mundo?

i q u i . sos siiio u11 vliclo cIc ~>áj;iros

guardabarraiicos cetizontles colibríes?

2 Qué sos sino un ruido de ríos Ilev;iiidose las pulidas y brillanies dcj:iiido pis:id;is J e agiia por los iiiotitcs?

¿Qué sos sino peclios de mujer hechos de tierra, lisos, puntudos y amenazantes?

;y SOS 51110 c:iiit:ir <Ic Iioj;is CII :irl,olcs gigantes verdes, ciiiiiamfiados y Ilciios dc paloiiins?

;Qué sos, Nicai.:~~~i;i sino p ~ i ñ o crispado y bala en boca?

Page 47: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

?

e [ Es dolor,

EL TIEMPO QUE NO IIE TENIDO EL CIELO AZUL

El tiempo que no Iie tenido el ciclo azul y sus nubes gordas de algodón en rama, sabe que el dolor del exilio lia liecho florecer cipreses en mi carne. Es dolor el recuerdo de la tierra mojada, la lectura diaria del periódico que dice que suceden cada vez iiiis atrocidades, que mueren y caen presos los amigos que desaparecen los campesinos coino tragados por la montafin.

Es dolor este iiiovertne en calles con noiiibres de otros días, otras batallas, de otros personajes que iio son de iiii historia. Es dolor caiiiiiiar entre caras descoiiocidas coi1 quienes no puedo coinpartir uti poema, Iiablar de cosas de la Limilia o simplemciite despotricar contra el gobierno.

Es dolor llegar hasta el borde, ver de lejos el lago. los rótulos en la carretera: Frontera de Nicaragua y saber qiic aún no se puede llegar inás allá, que lo iiiás que se puede es cmpiiiarse y tratar de sentir el olor de las flores y campos

y quemas.

pero se crece el1 canto porque el dolor es fértil como la alegría riega, se riega por dentro, ciiscfi:~ cos:is it~sosliccli;~<l:~s, ensefia i.;il>i:is y viciic florccir~itlo cii r:ilit;is c:ii:is que n punta clc dolor es seguro tl~ic p:"'irciiios 1111 amanecer para esta noche larga.

Page 48: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

CLARO QUE NO SOMOS UNA POMPA FÚNEBRE

claro que no somos unnponzpdfiineb>o, zuamos el do.Eclio n In alegrz'n ...

Mario Betiedetti

Claro que iio somos una poinpa fíiiicbre, a pesar de todas las lagrimas tragadas esr:iinos coi, la alegría de coiistruir lo iiiievo

gozamos del día, de la noche y hasta del cansancio y recogemos risa en el viento alto.

IJsaiiios el ciereclio a la alegría, n ciicoiitrar el amor CII la tierra Icjaiia y sciitii-iios dicliosos por Iiahcrtios hallado co~iipaíicro y coinpartir el pan, CI dolor y la cania.

Aunquc nacimos para ser felices nos veinos rodcados de tristezas y vainas, de muertcs y escondites forzados. I Iiiyci,cl<i coiiii~ ~ i i i i l i i~os vc1110s ciiii10 ili>S ii:ic<.ii :lri.ilg:is I.11 1:i Iicillc y 110s vi~lvciiii~s srrii>s, IKW siciiil>rr por sicii,prc iios [>crsigiic I:I iis:i :~iii:ir~id:~ ~:iiiibi6ii :I lus c:il~~iics y sal>cinos tirarnos tina hiiciia carcnjad;~ y ser felices eii la iioclie iiiis Iioticla y 1116s cerracla, porquc estaiiios consirliidos de una gran esperanza,

[le ~ i i i graii optiiiiisnio qiic iios lleva alcaiiz;idos y aiidaiiios la victoria colgáiidoiios del cuello, soiiando SU ceiicérro cada vez inás sonoro y sabemos que nada puede pasar que nos detenga porque soiiios semilla y habitación de una sonrisa

íntima que explotari ya pronto eii las caras de todos.

Page 49: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

NECESITAMOS AIRE PARA RESPIRAR

.li~ilos pcdiiiios tiirc, aire para reír y siispirar, :iire 1 x 1 ~ que i i u c s t ~ q ~ > : i l ~ b ~ s no se estrcllcii cii n i~ i~ i l las construidas a ptiiita de muerte.

Es por el airc por lo qtie ciiiir:iiiios, poet:is, iiiíisicos, liabladores, titicstro lxichlo cstA scdiciito de airc, sc está aliogaiido iiitcstro piicl>lo cn el olor lirido de la carroiía.

Es aire lo que se respira en el subsuelo allí doiidc sc cscoiide cl vcrbo ii~icvo. Es aire lo que se respira en las moiitaiías, a pesar de los gritos, es aire lo qiie se respira, es aire, todos est;iii oliciido -siibrcpriciameiite y a escoiididas- un aire liinpio.

Coii ~~>rc~iii".:i ~~ic:il.:~giici~sc viviiiios. colll~l llliig~ls, sacáildoiios de la manga la <lesesperanza, echáiidola a volar sin di11.1~ c:il>idii y ~~r<>cliiciciidi, desde el sotiil>rcro lii iii:~c:~l>iil>lc íil;~ (Ic ~>iiíl~icI~)s dc colores para s011rcír para qiic brote la ris:i coiiio giiitilrr:~ del ~ i io~i tc , para rcíriios hasta dc nuestra propia desgracia.

Así caiiiiiiainos, descalzos sobre esta tierra labrada -dc Iágriiiias y inucrtos- como caballos pero sieinprc cniniiiniido iiiveiitaiido alqiiiiiiias para que brote el pan nuestro de cada día y iio inurarnos Iioy y sigamos Iiichaiido.

Page 50: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

VESTIDOS DE DINAMITA

Me teiigo que ir a comprar las pinturas con las que me disfrazo todos los días para que iiadie adivine que teiigo los ojos chiqui- tos -corno de ratón o de elefante-. Estoy y6ndoiiie dcsde ha- ce iiiia Iiora pero iiie reticnc cl calor de i r i i cuarto y la soledad que, por esta vcz, iiic está g~istaiido y los libros que tengo dcs- parraiiindos cn i i i i caiiia conio Iioiiihi-es coii los qiie inevoy :ic<isi:iii~lo, cii uii;i orgí:i de pieri1:is y br;izos qiie iiic 1cvaiit;iri cl desgano de vivir y iiic arafiaii los pezones, el sexo, y iiie Ileiiaii de un sciiicii especial hcclio de letras que inc fecundan y no quiero salir a la calle con la cara seria cuando quisiera reír a car- cajadas sin ningún motivo en especial más que este sentirme preíiada de palabras, en lucha contra la sociedad de consumo que ine Ilaina coi1 sus escaparates llenos de cosas iiialcarizables y a las que rechazo con todas mis Iiornionas fetiieniiias cuando rrcucrdo Las caras @xadas y tristes de las gentes eii r i i i yucblo que deben haber amanecido hoy coino anianecen siempre y co- mo seguirán amaneciendo hasta que no nos vistamos de dina- mita y nos vayamos a invadir palacios de gobierno, ministerios, cuarteles ... con un fosforito en la mallo.

AVANZANDO

A veces pienso que soy uiia arquitecta del tiempo, siento que voy dibujando planos con pasados,

presentes y fiituros, urdiendo una delicada caja de palitos de fósforos

donde vivo -iiic~~iii1~c~i~I~1~riic~i~c siii 17ciis;ir cii roi'iiiciiins- Auiique a ratos inc asalreii las dudas, briiico como

caballo de carreras sobre su bien construidas estructuras y sigo, sigo

liacia ese final donde ine espera el bosque verde, la iluminación y el suefio

callado don& nada me acomgañará sino la tierra con su murmullo de

vieiitre.

Page 51: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ARMAR TU MDA

Armar tu vida. Irla haciendo corno rompe-cabezas. Conjurar el firruro. Construir la esperanza. Aunque a veces te sintás marchita, cerrada, envuelta en noche amarga, punzante tu centro, sabés que siempre habrá sol para revivirte, zarandearte, para que levantés la cabeza y volvás a sonreír, a estar, con esa fuerza vital que te asemeja a malinche o al cortés, cuando secos y n~ustios persisten, en la certeza vegetal de que habrá de llegar el día en que despertarán florecidos, vi- brantes, llenando el campo con sus llamaradas naranjas, amari- llas, cuando pase el tiempo de las vainas y de las ramas secas.

ESTOY GUARDANDO EL ARCO DE LA PALMERA

Estoy guardando el arco de la palmcra, la brisa que la mueve de iin lado a otro. Estoy esperando la palabra que Iiabrá de salvarme de

los artificios, la contraseña que habrá de revestirme de nube o

arcoiris, la que me apartará del gesto ocupado de levantar el

teléfono para decir fórmulas, la que me sacará de las serias paredes de una oficina donde estoy coino paloma enjaulada, haciendo que

hago, mientras por fuera hay flores, rabia, sudoi; manos que esperan el redondo amor gatillo de pistola.

Page 52: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

LA MADRE

La madre se ha caiiibiado de ropa. La falda se ha convertido en pantalón, los % ~ J > : I I I ~ S cii botas, la cartera en mochila. No c:iiita ya caiicioiics de cuna, canta canciones de protesta. Va despciiiada y llorando iin amor que la envuelve y sobrccoge. No quiere ya sólo a sus hijos, ni bc da sólo a sus hijos. Lleva preiididas eii los pechos iiiilcs dc bocas Iiainbricntas. Es iiiiidrc clc iiifios rotos dc inucliacliitos qiir juegan rrotnpo cn aceras polvosas. Se ha parido clla misma sintiéndosr -a ratos- iiicapnz dc soport:ir unto amor sobre los Iioinbros, peiisaiido en el fi.~ito de sil carne -lejano y solo- llamándola en la noche sin respiicsta, iiiir.ii~i:is rll;i irsliiiiiclr. ;I otros griii~s. :i ii~iicliris g~.itos. I>CNI siciiilrc I > C I I ~ ~ I I I I ~ cii el grito solo dc s ~ i c:iriic ~ U C C S I I I I grito iii:ís cii csc grircrío dc ~)iichlo qiic

Ir1 ll:1111:1

y Ic ari.aiic;i hasta siis pi-opios Iiiji~s dc los brazos.

i YA VAN MESES, HIJITA

Ya vaii inescs, hijita que no te veo. Meses e11 que ini calor no Iia arr~illacio 1-11 sucíio. Meses en qiie sólo heinos Iiablado por tcléfoiio -larga distancia, hay que hablar aprisa- ;Cóino explicarte, mi amor, la revolución a los dos aiíos y medio? iCónio decirte: Las cárceles están llenas de gente, eii las montaiías el dolor arrasa poblados enteros y Iiay otros nifios que no escucharán ya la voz de sus

madres? ;Cómo explicarte que, a veces, es necesario partir porque el cerco se cierra y tenés que dejar tu patria, tu casa, tus hijos Iiasta q u i h sabe cuándo (pero sicinpre con la fe eii la victoria) ¿Cómo explicarte que te estamos haciendo un país

niievo? ;Cóiiio cxplic:iric csiii giicrra contra cl dolor, la iiilicrtc, la iiijiistici:i? ¿Cbtiio cxplicartc raiitas, liero tantas cosas, i i i i iiiiicliaclii m... ?

Page 53: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Yo fui uiia vez una inuch~clia risueka que andaba con su risa por toda iiiia ciudad que le pertenecía. Yo fui una vez una mujer poeta que salía con un poema nuevo, como quien sale con un hijo, a enseíiarlo, a gozarlo. Yo fui una vez la inadre dc dos niíias preciosas y andaba segura de mi felicidad, desafiando al viciito y a las cosas.

Ahora, yo soy una mujer que no conoce la tierra donde vive, sin amor, sin risa, sin Nicaragua, soy uiia poeta que csciibe a escondidas en oficinas serias y casas de Iiuéspedes, soy una niuchaclia que Iloia debajo de un paraguas cuando la muerde el recuerdo, soy uiia madre que ahora la alegría de sus hijas: Ahora, soy un canto de lluvia y de iiostalgia, soy de ausencia.

LO QUE Vi EN UNA VENTANA EN HOUSTON, TEXAS, E.U.

Desde aquí tc veo, tc visliiiiibl-o, oficinista del F21iiriin Baiil< en Houston, Texas, absorto en balances y cuentas. Nunca sabrás quién soy -~xobableriicnte no te qlicde muclio ticiiipo de lccr y ineiios cosas quc yo escribo y que n o se publican eii ~>cri<idicos de ti i ciiid:id- Yo a ti taiiipoco te coiiozco, pero solidaria escribo estas lincas a tu iinpert~irbable figura, cansada sobre las anotaciones de algún invisible balance doiidc fi~.iiiai.;ís tu iioii1bl.c -probablemente por instiiito- ya que tal vez O muy posibletneiite no sabes iri~iclio de ti inisino, coino yo tainpoco sé miiclio de mí inism;~ eii esta ciudad que absorbería sin el menor esfuerzo, nuestro más agudo grito de protesta.

Page 54: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

VENCER LAS TRAMPAS

Vnlvds a seiitir cl calorcito en la yema de los dedos, I;i cn~<~i~il l ; i <I<: cscriliir cii cl cst6iii:igo y si>s de iiiicvo ~ L K I : ~ , 11,1lj<,1.. l):íi:~l:i. I:t:ís o i r : ~ VC% fj.rtil y ticrr<)s:i Ilcii:is 'Ir Iiicgri li<liii<lo I:is vci1:is qiic: creias np:ig:idas coiiio ríns lii:iilsos. 'le alcgi..is cii CI júbilo dc tii dcspcrtai. coii trinos y

~iialiiiclics. Eii cl fondo es coino sentir qiie volviste a nacer, a

I>Cs:lr 'le tod:is las iraiiipas de la incdiocrid;id y del exilio.

AMO A LOS HOMBRES Y LES CANTO

Aino a los lioinbres y les c;into.

A I ~ I < I ;I los jiiv<!ii<,s desafiaiites jinetes del aire, ~xihl:i<lorcs de p:isillos cii las Uiiivcrsi~l;i~lcs, rebeldes, iiicoiif«rines, plaiieadores de mundos

diferentes. Anio a los obreros, csos siidorosos gig:iiiics iiiorciios que salen de inadriigada a construir ciudades. Amo a los carpinteros que conocen a la madera como a su mujer y saben Iiacerla a su modo. Amo a los catnpesiiios que no tienen más tractor que su brazo que rompen el vientre de la tierra y la poseen. Amo, compasiva y tristeinente, a los complicados

hombres de negocios que Iian convertido su hombría en una sanguinaria

máquina de sumar y han dejado los pensamientos iiiás profiiridos, los

sci~riiiiiciitos iiiis iioblcs por c:~lciil~~s y iiii.ioclos dc cxploiaci6ii.

Anio a los poet;is -bellos :iiigclcs laiiz;ill:iiiias- que inventan nuevos mundos desde la palabra que dan a la risa y al vino su justa y proverbial

importancia;

Page 55: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

que coiioccii la trasceiideiicia de iiiia coiivers:icióii tranqiiila bajo los árboles,

a esos poetas vitales que siifreii las,lágriinas y van y dejan todo y inuercii

IXM que IIXCJII Iioiiibi-cs con la Irciitc alta. Aiiio a los piiirorcs -1ioiiibres colorcs- c11ic 6~~:w<l;iii I:i IIC~II~«SLII.II p:ira iiucsrros ojos y a los que piiitaii el Iiorror y el Iiaiiibrc para que no se nos olvide. Amo a los solitarios pensadores los que existen más allá del amor y de la comprcnsióii

sencilla los que se hunden en titánicas averiguaciones y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las

respiicstas.

A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,

con un ainor que es rnás grande que yo toda, que me supera y m e envuelve conio uii océaiio donde todo el iiiistcrio se resuelve en cspliiiia.

i Aiiio a las mujeres desde su piel que es la mía. / A la que se rebela y forccjca con la pluiiia y la voz I desenvainadas, I a la que se levanta de iioclie a ver a su hijo que llora, j a la que llora por uii iiiíio que se lia doriuido para

sieiiiprc, a la que 1ucli;i enardecida cii las nioiitaíias, a la que trabaja -mal pagada- en la ciudad, a la que gorda y contciit:i canta cuando echa toitillas cii la paiicira caliciite del coiiial, a la que cainina con el peso de 1111 ser en su vientre

eiiorine y fecundo.

A ioc1:is :iiiio y iiic felicito por ser dc sil cspccie. Mc felicito por estar con hoiiibres y inujercs aquí bajo este ciclo, sobre esta tierra tropical y fértil, oiidularite y cubierta de hierba. Mc Icliciro por scv por 1i:il)rr ii:icido, por mis ~~iiliiioiics qiic iiie Ilcvaii y iiic tr:icii cl aire, 1>0r<111c c~i :~i~clo rcsl>iro sicii~o q t ~ c cl I I ~ I I I I ( ~ I > t 1 1 ~ l o TIIII.:I

cii i i l í

y sale con algo inío, por estos poeirias que escribo y lanzo al viento para alegría de los pájaros, por todo lo que soy y rompe el aire a mi paso, por las flores que se mecen en los caminos y los peiisamicntos que, deseiifienados, alborotan en

1:is cal~czas, por los 1l;iiitos y las rebclioiics. Me felicito porque soy partc de una nueva época porque he coniprendido la iniportancia que tieiie iiii

existencia, la importancia que tiene tu existeticia, la de todos, la vitalidad de ini iiiaiio iiiiida a otras manos, de iiii canto iinido a otros caiitos. Poi-qiie be coinprendido iiii misióii de ser crcadoi; de :ilf.ircra de iiii ticiiipo qiic es el riciiipo nuestro, quiero irine a las calles y a los cainpos, a las iiiaiisioiies y a las cliozas a saciiclir a los til>i»s y Iiai-agaiics, a los c~iic rciiicgaii de la vida y dc los iiialos negocios, a los qiic dcj:iii de vcr el sol piii-a ciiadr:ir I~:il;iiiccs, a los iticr6dulos, a los desamparados, a los que Iiaii

1)erdiclo la csl,ci.:ii,za, a los <pie ríen y caiit:iii y Iiabl:iii coi1 optiiiiisiiio; quiero traerlos a todos liacia la madrugada, traerlos a ver In vida que pasa con una Iicriiios~ira dolorosa y dcsafiaiite,

Page 56: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

la vida que nos espcra dctrás de cada atardecer -últiino testimonio de un día que se va para siempre, qiie sale dcl tiempo y que nunca volverá a repetirse-. Quiero atraer a todos hacia el abrazo de una alegría

que comienza, de un Universo que espera que rompamos sus puertas con la energía de nuestra marcha incontenible. Chiiero llevarlos a recorrer los caminos por doiide avanza -inexorable- la Historia. I'orque los amo quiero llevarlos de frente a la niieva

iiiatíana, tnaíiana Iavivnda de pesar que habremos coiistruido

todos.

Vá~noiios y que nadie se quede a la zaga, quc n d i c perezoso, anicdrentado, tibio, habite la faz

de la ticrra para que este amor tenga la fuerza de los terremotos,

de los maremotos, de los cicloiies, de los Iiuracanes y todo lo que nos aprisione vuele coiivcrtido en

desecho iiiieiitras hombres y mujeres nuevos van naciendo erguidos Iiiminosos como volcanes ...

LA ORQU~DEA DE ACERO

Amarte en esta guerra qiie nos va desgastando y enriqueciendo. Amarte sin pensar en el minuto que se escurre y que acerca el adiós al tiempo de los besos. Aiiiarte en esta guerra que peleamos, amor, con pieriias y con brazos. Amarte con el iiiiedo colgado a la garganta. Amartc sin sabcr cl día del adiós o dcl ciicirciitro. Aiiiarte porque hoy salió el sol entre nuestros cuerpos

apretados y tuvimos una sonrisa sofiolienta en la inafiatia. ! Amarte porque pude oír tu voz y aliora espero verte aparecer saliendo de la noche. Amarte en toda esta incertidumbre, siiitieiido que este amor es un regalo, una tregua eiitrc tanto dolor y tanta bala, un momento inserto en la batalla, para recordar cómo necesita la piel de la caricia en este quererte, ainor, encerrada en un triángulo de tierra.

Page 57: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

YO, LA QUE TE QUIERE

Yo soy r i i iiidóinita gacela, el trueno que rompe la luz sobre tu peclio. Yo soy el viento desatado en la moiitaña y el fiilgor coticeiitrado del fuego del ocote. Yo caliento tus noches encendiendo volcanes en mis manos, mojándote los ojos con el hiimo de mis cráteres. Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de reciierdo, riendo la risa inmutable de los años. Yo soy el inexplorado camino, la claridad que rompe la tiniebla. Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía y te recorro entero, seiidero tras sendero, descalzando ini ainor, desniidando mi rnicdo. Yo soy ~ i i i noiiibre ~ L I C caiita y te ciiaiiiora desde el otro lado de la luna, soy I:i ~wc1loiigaci6ii <Ic NI soiirisa y ti1 ciici.po. Yo soy :1lgo 1<Iiic crccc, algo que ríe y llora. Yo, la qiie te qiiiere.

COMO TINAJA

Eii los dkis buciios, de lliivia, los días eii qiie nos qiiisiiiios totaliiiciirc, en que nos fuimos abriendo el uno al otro como cuevas secretas; en esos días, amor, mi cuerpo como tinaja recogió toda el agua tierna que derramaste sobre mí y ahora, en estos días secos en que tu ausencia duele y agrieta la piel, el agita s:ile de iiiis ojos IIc11:1 1Ic 111 ~ ~ C L I C I < I ~ I a refi-cscar la aridcz de ini ciicrpo taii v;icíi~ y i : ~ i i Ilcvc, <Ic vos.

Page 58: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

AHUYENTEMOS EL TIEMPO,

Ahoyenteiiios el tiempo, ainor, que ya no exista; esos iiiinutos largos qiic <Icsfilaii ~~esndos cii:iiido no cstis coiiinigo y estis en todas partes ~ i i i estar ~)cro ~s~i i i ido . M c dolCs eii cl ciicrpo. iiic :ic.;ii-ici;is cl pcl<i y i i<r cstis y csr;ís ccrcii tc siento Icvaiirarte desde el aire llenarme pero estoy sola, amor, y cste est:irte viciido si11 q ~ i c estés nie hace sentirme a veces conio una leona Iierida liic retuerzo doy vueltas te busco y iio cst;ís y cs1;ís :illi 1;III ccr<:;i.

Qiiiern niorder tu carne, salada y fuerte, empezar por tus hrazos Iieriiiosos conio ramas de ccibo, scgiiir por ese yeclio con el quc sueñan

mis sueíios esc peclio-ciieva doiide se escoiide mi cabeza Iiurgniido la tcriiiir:i, ese pwlio que suciia a taiiiborcs y vida coiiriiiuada. Quedarme allí uii rato largo enredando inis manos en ese bosquecito de arbustos que te crece suave y negro bajo mi piel desnuda seguir después Iiacia tu ombligo Iiacia ese centro doiide te empiza el cosquilleo, irte besando, mordiendo, Iiasta llegar allí a ese lugarcito -apretado y secreto- que se alegra aiitc rni presencia c1uc sc :~lcl;iiita a recil)irnic y viciic ;I iiii cii iocla su cliircza de inaclio eiiardecido. Bijar Iiicgo a tiis piernas fi1.irics coino tus coiiviccioiics gucrrillcras, esas piernas doiide cu estatiira se asienta con las que vienes a ini con las que me sostienes, las que enredas en la noche entre las mías

Page 59: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

blandas y feineniiias. Besar tiis pies, amor, que tanto tienen aún qiie recorrer sin mí y volver a escalarte Iiasta apretar ti1 boca con la mía, Iiasta Ileiiariiic toda de tii saliva

y tu aliento Iiasta que entres eii iiií con la Siierza de la ti1are.i y iiic itiv:id$s con tii ir y vciiir de mar furioso y qtiedeinos los dos tendidos y sudados e11 la arena de las sábanas.

INVENTAREMOS NUESTRO PROPIO IDIOMA

! Iiiveiitareiiios iiuesti-o propio idioma, ! ini ainor,

y sc iios circii-:iii los «jos. Vcrciiios ciis:~s qiic ii;~<lic tiiiiic:~ Ii:i visto:

! caiiiiiios entre las iiubcs, caiiciones en los trigales. Le vereiiios los fiistanes al viento,

I : las bocas con que besa el agua, i i aiidareinos sueltos, 1 descalzos,

d ~ ~ i i i i d « ~ , 1 coino invisibles dueiides.

Lleiiareiiios de palabras y risa las ~~ : i r cde~de l iiitiiiJo iiiiciitras v:iiiios vcrrictido el aiiior dc iiiiesrros cucrpos gol-gojc:itido, agiialiablando, cho

rre 511

do nos

con10 las fuentes.

Page 60: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

TEXTURA DE SUERO

No he visto el día iixis que a rrav6s de t i i aiiscncia <Ir tu ausciicia 1-cdoiida que enviiclvc nii paso :igitado, ini respiración de mujer sola.

Hay días pienso que cst;iii Iieclios para iiiorirse

o para llorar, días poblados de fantasmas y ecos en los que ando sobresaltada, pareciéndome que el pasado va a abrir la puerta y que hoy será ayer, tus manos, tiis ojos, tu estar coiioiigo, lo que hace tan poco era tan real y,ahora tiene la misnia textura del sueño.

MI AMOR, S6LO VOS PODÉS CONTENER LOS RÍOS DESBOCADOS

;Qué he de darte sino el insidioso canto de IB inquietud rodnndo por lm venas coino zlnn andanada de rlor des6ocndos?

Mi amoi; sólo vos contener los ríos desbocados de iiii corazón

en estos días en que tii ausencia es larga y aticha coiiio la geografía del mundo,

y ando buscándote en los ojos de las gentes, buscándote en el canto de los grillos, en las luciérnagas, biiscaiido fuera de iní la imagen que tengo encerrada en el cuerpo.

Page 61: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

?

E i t f

SOLO EL AMOR R E S I S T I ~ k COMO SERÁ BUSCARTE EN LA DISTANCIA

... sabes qtir sólu el amor es capaz dc resistir micntvar todo se ~Lerrirrribn ...

Sergio Raiiiírez

Sólo el amor resistirá mientras caen como torres dinamitadas los días, los meses, los años.

Sólo el amor resistirá alimentaiido silencioso la lámpara encendida, el canto anudado a la garganta la poesía anudado a la garganta, la poesía en la caricia del cuerpo abandonado.

Algúii día, cualquier día, doblará otra vez el recodo del cainiiio lo veré alto y distante, acercándose, oiré su voz ~~aiiiá~icioiiie, sus ojos mirándome y sabrá que el amor Iia resistido mientras todo se derrumbaba.

.cómo srrd hurcarte err /a dis/,rri~.i~~ Eiiiiicc Odio

;Cóino será buscarte en la distancia, ainor, ainor que me has llevado a la puerta del áibol, al vuelo de la mariposa, a la fuerza, a la vida, y que inc llevaste, despiiés de la alegría,

a la tristeza?

;Cómo será buscarte en la distaiicia, entre balas silbándome cn los lionibros, ciitre el ruido de la guerra y de las lágrimas?

¿Cómo será, amor, este buscarte en el tiempo, en los niiclios pasillos dc los días, despeiiia?a, descalza, con este aiiiot; amos, qiie se revoelve eii mí coiiio i i i i iiiar deiittr~ de i i i i a pccer;~?

;Cóiiio será buscartc eii la disraiicia, eii el no estai; cn el cstar sola, eii esta nada que goza coi1 saña iiii iiiccrtiduinbre de iiiiijer abaiidoi~ada?

Page 62: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

TU RECUERDO SE ENREDA A MI ALREDEDOR

Cuando ya nada pido y cai nada espero y apenas puedo nada es cuando mrís te qzrielv

José Coronel Urteclio

Tu recuerdo se eiireda a iiii alrededor como una iiiaiita cobijáii- dome del frío, brilla coii mi cuerpo en el silencio mojado de es- ta tarde en la que te escribo, eii la que no puedo hacer nada inás que pensarte y decir tu nombre en secreto, para dentro de mi boca, envolviéndolo en el 1-eciiito de mis dientes, iiiordiéii- dolo hasta gastarle las letras, Iiasta gastar tanto nombre tuyo qtir iiie Iia ido acoiiipaíiatido, para volvcr a revivirlo, arrullán- cloiiie yo iiiisiiia coii tu voz y tus ojos, ineciétidoine cii cstc tiempo sin lloras en que te quiero, cn que aiiio cada iiiinuto que Iia qucdado iiiipreso en mi memoria para siempre.

Me pregunto cómo puedo reírme entre tanta tristeza, entre tan- ta flor mojada y asfalto brillante y lavadito de lluvia. Me pre- gunto cómo puedo sentir estar sensación de triunfo cuando la derrota de no tenerte es un hcclio y tus inarios estin lejos de mis manos y las gotas que voy lavando, chupando de tu cara con inis besos no son más que imaginación, que este deseo de rescatar del territorio del recuerdo las cosas que sentía cuando vos eras de carne y hueso y no esa figura lejana acariciada por mis pensaiiiientos.

Sin embargo, esta noche brillante, te siento lleno de mí en la le- janía, lleno de mi sudor, mi saliva, del olor de ini piel. Tesiento cantaiido, carniiiaiido, llevándome entre las minos como un pajarito y siento tu amor sobre las nubes que ine mojan, eiivol- viciidoine con su calorcito, su música y siento tu mirada lumi- nosa, transparente, atravesando iilis ojos coii su color de Iiierba, de mar de cosas lindas y sos mi amor, ini sábana, mi cama, mi almoliada, mi cuaderno, mi pluma, sos tan real corno estas ga- nas de reírme que tengo por sentirte tan cerca, por tenerte, por no tenerte, por haberte tenido, por hoy, por mañana por todos los días.

Page 63: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ESTA SOLEDAD, ESTE VAC~O INDEFINIBLE

Fstn soledad, cstc v:icío iiidcliiiil>le qiic va crcciciido cii Iiigar de la alegría, es como estar pcrdido en una ciudad Iiostil y cx- traña haciendo y diciendo lo que no seiitinios, ni deseamos, atíorando la explosiva felicidad, la euforia irreprimible y animal que invadía los sentidos como grandes flores que reventaban eii las entrañas, salían por los ojos, por la boca, embelleciendo el transcurrir de la vida en mil y una formas hermosas. Debo mo- rir para volver a nacer, para convertirme de nuevo en un animal joven y contento y poder reír en grandes e inmensas carcajadas que quiebren todos los vidrios de la ciudad en mil pedazos, inientias tile alejo en alguna nube, montada sobre la alegría que he buscado recapturar en tu sonrisa, en ese furtivo movimiento que te aleja de mí, que me parte el cuerpo en pedazos, Iiaciéii- dome sentir que las lágrimas nunca Iiaii estado más profutida- mente dciitro de iiiis oios.

AL COMANDANTE MARCOS

El riiido dc I;i inct~illa nos dej6 coi1 I;I pticrta cii las narices.

La puerta de tu vida cerrada dc repente en la iiiadera que tc ducriiie y aciirriica en el vientre

de la tierra.

No puedo creer tu muerte, tan sin despedida,

' -sólo ese lejano prcseiitimiento de aquella noche, ;te acordás?-

en que llorC r;ihiosaineiite viéndote dorinido, sabiéndote pájaro migratorio en rápida fiiga de la vida.

DespiiC.~, cuando partistc, cuando ag:irrastc cl peligro poi- las crines y te sabías r«dc;ido de furiosos pcrros, empecé a creer que eras indestructible. ;Cónio poder creer cii el final dc tus inaiios, de tus ojos, de tu palabra? ¿Cómo creer en tu filial cuando vos eras todo

principio; la cliispi, cl priiiier disparo, la ordcii de fticgo, los pl;iiies, In calma?

Pero allí estaba la iioticia cn el pcri6dico y tu foto inirátidome sin verme y esa dcfiiiitiva seiisacióii de tii aiiseiicia

Page 64: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

corriéndome por dentro sin coiisuelo, dejando muy atrás la fsontera de las lágrimas, ecliándose en mis venas, reventando contra todas mis esquinas.

Va pasando el tiempo y va siendo más grande el hueco de tu nombre, los ~iiiiii~tos cargados de tli picl, del canto rítmico de tu corazón, de todo lo que ahora nada en mi cerebro y tc llcva y te trae coino el fl~ijo y rcflujo de tina iiiarca dc sangre, doiidc veo rojo de dolor y de rabia y escribo sin poder escribir este llanto infinito, redondo y circular coino tu sirnlolo, doridc no puedo visluinbrar tii final y siento solaineiite coi1 la fuerza del abrazo, de la lluvia, dc los cahallos en fuga, t i i principio.

ES TU NOMBRE QUE RETUMBA

He aiiancado los árboles que Iiabitaban en tu casa de espuma y Iie regado mis días con el antiguo y nuevo verdor de tus ojos. Ii Me he llenado la piel de polen, camiiiando en las alas de las iiiariposas,

a robarle la miel a las abejas, porque tu amor Iia florecido en iní como una orquídea en un tronco fibroso y desolado, naciendo de la muerte para parirse en mil llantos furiosos y continuarte amando en todo lo que se te parece; cn la luna redonda de los noclies, en la callada y tersa piel del mar, cn todo lo que ticiie la potencia salvaje de tus besos.

He convertido en I~iciériiagas mis niaiios cncieiido luces cii la iioclie,

vibiidote en cada parpadeo, eii la rcspiracióii iiinieiisa de las iiiihcs, $ cn el ruido silencioso del secreto a gritos repetido.

1 El ainoi coire por ini pclo y se agita en el aiie, se desperdiga liacia todos los horizoiitcs donde alguna vez anduvimos p

Page 65: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

gozando piel con piel, calor contra calor.

Me siento caliente de lágrimas, de abrazos, de sangre, de protestas.

Me siento cqntenta con tu recuerdo, retumbante como el vientre de los volcanes.

BAJO EL ARCOIRIS

La Iias emprendido con tu pluinero de estrellas y caricias contra los fantasmas que Iiabitabaii mis pulmones, ini cerebro, mi vieiitrc, vas barriendo con un viento suave las sonrisas pegadas a i i i i saiigic y las veo irse rcsigiiadas al lugar de los rccuci-dos, donde deberían haber estado ya hace días si yo no nic hubiera aferrado a sus pliegues como a un árbol durante una tormenta.

Sin eiiibargo ahora estás vos y el mundo va recobrando poco ;I

poco su redondez de naranja, su calorcito, la intimidad de su aire de calle conocida y piiedo volver a reír, saltar, caerme, co- iiociciido la ccrcaiiía de tus niaiios para toiiiariiic por los liuiii- bros y acercariiie allí donde late tu vida, iiiiciitras voy poniciido tierra y arcna sobre caminos inciertos; haciendo el caminito de mi huella al lado de la tuya, sembrando flores, piedritas blan- cas, bajo cl arcoiris que salib triunhiite y lleno de colorcs des- puts de la última lluvia.

Page 66: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

EMBESTIDA A MI HOMBRO IZQUIERDO

Se v3n tus manos sobrc mi mirada la sostienes, la sueltas. Embistes mi hombro izquierdo, lo sitias dcsde el cuello, lo asaltas con las flechas de tu boca. Embistcs mi hoinbro izquierdo ferozy dulcemente a dentelladas. Nos va envolviendo el amor c.1111 SII 111o<lc1 rcd<~iido dc Iiaccr pas;ir cl ticinpo ciiti-c los bcsos y somos dos volutas de humo flotando en el espacio Ilciiiiidolo coi1 cliasqiiidos y murinullos o suavcincnre quedándonos callados para explorar el secreto profundo de los poros para penetrarlos en un afán de invasión dc dcscorrer la piel y encontrar nucstros ojos iniráiidonos dcsde la iiitcrioridad de la sangre. Hablamos un lenguaje de jeroglíficos y iiir vas dcscifraiido siii más iiistruineiitos <111e la tcrnura lenta de tus maiios, iIcsciirc<l.iiidoiiic si11 csfiicrzo, alisiiidoinc coiiio iiiia s;ib;iiia rccién plaiicliada, iiiiciitras yo te voy daiido ini universo; todos los inetcoritos y lns Iiiiias qiie 11311 v~ i i i~ lo g~.;~vir;liid~ c11 In hrbira dc iiiis siiciios, mis dedos llenos dcl dcsco de tocar las estrellas los soles que habitan en mi cucrpo.

Una iiiaiisa soiiiisa empieza a subirme por los tobillos, se va ricndo cn mis rodillas sube recorrieiido ini corteza de árbol Ileiiándome de capiillos reveiitados de gozo

transparente. El aire que sale de mis pulmones va risueño a vivir en el viento de la noche inientras de nuevo embistes mi hombro izquierdo, feroz y dulcemente a dentelladas.

Page 67: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ES HORA DE PENETRAR EL SUE&O

Es Iiora de penetrar el sucfin, decirte adi6s inoiiieiiráiicaiiieiite y perderiiie para vos así conio vos ya estás perdido para iní en el sileticio de tus pestañas apretadamente cerradas.

Estás hernioso así, coi110 i i i i niiio iibai~doiiiiclo e i ~ i o c ~ ~ i t e a todo. 1)arece que no existieras 1115s que para dorinir, sólo yo SE de I:i fiici.z:i aciirriicacla que lia puesto iiii aiiior eii estado de sitio.

MANUSCRITO

Voy a escribir la Iiistoria de i i i i ciicrpo ciitre tiis niaiios. Mc Ciic iiaciciido coiiio iiii;i iiiicv:i iiiiidn dc ciilcl,r;i. I~lorcci6 I);ijo el sol y se Ilciió de begonias, broiiielias y coiiiecis aiite tus ojos y inis ojos :isoiiibrados. Mi cuerpo, cuando lo cercan tus bmos , se convierte eii caballo, en yegua y sale a galopar por el placer de un beso. Se llena de hiedra para escalar las paredes de tu cora- zón y cubrirlo de susurros iiacidos desde la tnisma etitraíia d e la tierra. Mi ciierpo coi1 todos siis rcsqiiicios inipre<lccil>lcs, rasga la iioclic coi1 sil nitit:ir de gi1irari.a del iii~jiirc y ciicicii~lc I;i os- ciiriclad con SLI brillo de Iiici6rii;ig:i. Sc picitlc cii vos coi) el nh:iiidoiio iIc 1111 ilifio y :il)rc siis vciii:iii:is <Ic p:ir rii ]>:ir 1 ~ i r . i rr- cibir I:i Iioiidn c;iricia, el ~>ciis;iiiiiciiio coiivcriido ci) l i l i ~ I i t I ; i

alada, iiicitaiido :i la sclv;i :i dcsl>crtarse con su criijido de rn- iii:is. Mi ciicrl>o se viiclvc Iil;iiict:i iiicxl,lo~.;ido cloiidc ~pos:i cl tii- yo sil ii:ivío del csl);icio; ticiiil)l;i coii I:I ciicrgki <Ir i i i i iiiirvo coiiriiiciitc qiic se Ii>riiii> ~lcsliii6s cIc c:ii;iclisiiiiis siii ii<iiiil>rr y siii liistoria.

Mi cuerpo desde sicinpre parece Iiabcrrc qiicrido, Iiabertc cst:i- do esperando.

Se Iia revelado desnudáiidosc coiiio una cueva que necesitara de tu palabra para abrir su secreto aiite la magia de tu sonrisa, de tu cercanía, aiite vos que te sabias la coiiibiiiación oculta desde antes de teiier Aernoria.

Page 68: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

DEL Q U I HACER CON ESTOS POEMAS

Pienso qiie jiintaré inis poemas, agarrados como uiia fila de Iiuracaiies y haré iin libro desafiante y bello para vos. Uii lihia donde cstarctnos felices o ;ii.iscos coiiio gatos disciitieiido, iin libro que flote eii el tiempo de tu tiempo y que podás eiiseñar a tus nietos y dccirlcs:

$(Miren c61iio ine ami> cbta iniijct~, con osgiillo dc macho idolatrado.

COMO GATA BOCA ARRIBA

Te quiero como gata boca arriba, panza arriba te quiero, maullando a travks de tii mirada, dc este amor-jaula violento, lleno de zarpazos como una noclie de luna y dos gatos cnaiiiorados discuticiido su amor cii los tejados, ainindose a gritos y llantos, a maldiciones, lágrimas y sonrisas (de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría).

Te quiero como gata panza arriba y ine defiendo de huir, dc dejar esta pelea de callejones y noches sin Iiablarnos, este amor que me marea, que me llena de polen, de fertilidad y me anda en el día por la espalda Iiaci6iidonic co~<~~iillas.

No inc voy, no quicro irine, dejarte, ! te biisco :ig:iz:i~,:l<l:l ; soiiroiicaiido,

te busco snliciido detris del soM, f briiicaiido sobre tu cama, 1 I pasándote la cola por los ojos,

Page 69: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

te busco desperezándome en la alfombra, poniéndome los anteojos para leer libros de educación del hogar y no :iiidnr cliifl:ida y s:ihcr iiini~cjar l;i casa, poner la coiiiida, ascilr los Cllal.toS, niiiarte sin polvo y sin dcsordeii, ainarre org:iiiiz:id:iiiieiitc, I>~>ni4iirl«lc orclcii ;I csic ;ill>oi.oio de revolucióii y trabajo y amor a tiempo y destiempo, de iioclie, de madrugada, en el baño, riéndonos como gatos mansos, lamiéiidonos la cara como gatos viejos y cansados a los pies del sofi de leer el periódico.

Te quieio como gata agradecida, gorda de estar mimada, te qiiiero como gata flaca perscg~iida y Iloiona, te quiero como gata, mi amor, coino gata, Gioconda, como mujer te quiero.

TERNURA DE LOS I'UEB1,OS

Yo ic clcci:i qiic I:i soliil:iricl:i~l cs la i c r i i ~ i ~ i <le los piirl>los. 'li: I I I clccl:i ~IcspiiCs clcl iriiiiili>, dcsp~ics que pasamos los ticinpos duros dc I>:it:illns y llantos; ahora mieiitras recocrdo cosas qiie pasaron al15 afiicra, cuando todo era soñar y soñai; despiertos y dormidos, sin cansarnos nunca de ponerle argamasa al sueño hasta que dejó de serlo, liasta que vimos las

banderas rojiticgras -de verdad- ondeando sobre las cascis, las c:isir:is,

las chozas, los árboles del camino y pensamos en todo lo

que nos tocó vivir y era coino un gran rninl>ccabezas de rabias y fiiego y sangre y esperanza ...

Page 70: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ÁSPERA TEXTURA DEL VIENTO

Nacida de la selva me tomaste arisca yegua para estribos y albardas.

Duraiitc muchas noches nada FC oyó sino el chasquido del látigo CI I umol del forcejeo 1.1s maldicioiie~ y el roce de los cuerpos midiéndose la fuerza en el espacio.

Cabalgamos por días sin parar dc~l>ocados corccles del ainor dando y quitaiido, riendo y llorando

-el tiempo de la doina : el celo de los tigres-

No pudimos con la áspera textura de los vientos. Nos rendimos ante el cansancio a pocos inctros de la lpradcra donde hubiéramos realizado todos nuestros encendidos sueños.

PARA TOMAR DE NUEVO EL RUMBO

Hemos cruzado ríos aiiclios como el Iyas, montañas elevadas como el Kilambé. Ya conocemos la lectura de las huellas, el paso del piiina y el danto. Apicndimos a encoiitrarnos cn los soeíios y a conocer el sentido preciso de los silencios.

A ratos cainiiic sola iiiieiitras vos adelantabas la iiiarcha. Lloré viéndote lejano. Vos me diste la mano y seguimos cnmiiiando.

Hubo acecho, rendición, huida, besos, emboscada; acampa~os , anduvimos, maldecimos ... ¿Cómo, amor, pensar aliora en poner espadas de fuego a la entrada del paraíso?

Page 71: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

EH, HOMBRE, AMADO M ~ O

Eh, lionibre amado mío, desecha ya los viejos mapas, ven a recorrerme sobre ariscos caballos, hincha las velas y descubre este nuevo continente nacido entre cataclismos y catástrofes. Escala estas montaíias azules para ver tu nombre inscrito en le horizonte; húndete en los lagos y conoce los nacarados monumentos a cada uno de tiis besos. Descifra los mensajes pintados eii las grandes paredes ' y ve aparecer tu risa en los árboles friitales de cst:i tierra donde coino zumo vital

guardarte sicinpre.

CONJUROS DE LA MEMORiA

No sf si i i i i sol dcsincdido y biirlóii inc atravesará de punta ;i p~iiita cuando salten de mi pecho todos los gritos guardados, cuando se rompan las oscuridades de ini perfecta catedral secreta con el sostenido sonido del órgano medieval ululaiido su voz de parto, su alarido de queja y de tristeza.

Estoy como nací -desnuda- iiiojada de IAgriinas con el pelo cliorrciiidoiiie iiost:ilgi:i y iiii c;iiis:incio vetusto acoiiiodado eii iiiis Iiucsos y mientras me dejo ir eii el humo,

"iciie sil mano y me sostiene y inc levaiit;~ y iiic hace troii;ir de júl~ilo, iiie zarandea I:is ganas de vivir, iiie dice vede con ojos de nioiitc aziil coi1 el pclo espiiinoso (le iii:ir estrclla con I;is iiíias brill:iiiics viciito y sopl:i i i i i :iiigiisti:i y I:i dcspcr<lig:~ y me hace nadar en el aire, retozar cn los arroyos, romper los rclojes del tiempo, borrar la Iiuella de mis pequeños pecados viieltos trascendentes por los oscuros designios de su otro yo iracundo Iierinaiio de este duende iluminado que rnc persigiie eii el sueíio en el que corro I i~i~ei ido, sig~ii6iidolc yo a i i i i vcz juego de gato y ratóii hasta que viene la Il~ivia y la risa y volveinos a ser amantes helechos hojas atrapadas

Page 72: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

en las correntadas de mayo y todo vuclve a einpezar cuando cruzamos lavados y nuevos el iimbral dcl paraíso. PATRIA LIBRE: 19 DE JULIO DE 1979

Extraño sentir este sol otra vez y ver júbilo de las calles alborotadas de gente, las banderas rojinegras por todas partes y una nueva cara de la ciudad que despierta coi1 cl Iiiiino dc las llantas quciiiadas y las altas Iiilcras de barricadas.

I:I viciito nic va dando cii plena cara donde circiilaii librcs polvo y liígrinias, respiro Iioiido para coiivcnccrmc de q ~ i c no es uii suciío, que allá cstá cl Motastepe, el Momotombo, el lago, que lo Iiicimos al fin, que lo logramos. 7aiitos años creyendo csto contra viento y iiiai-ea, crcycndo que este día era posible, i ; aún después de saber la muerte de Ricardo, de Pedro,

de Carlos ... i de tantos otros que nos arrancaron, i ojos que nos sacaron, / sin poder dejarnos nunca ciegos a este día / que nos revienta Iioy entre las manos.

Cuántas muertes se me agolpan en la garganta, queridos iiiliertos con los que algiiiia vcz soñamos este sueíio

d y rccucrdo sus caras, sus ojos, la seg~iriclad con que conocieron esta victoria, la generosidad con que la construyeron,

P ciertos de que esta llora feliz aguardaba en el futuro y que por ella bicn valía la pena morir.

$

Page 73: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Me duele como parto esta alegría. me duele no poder despertarlos para que vengan a ver este pueblo gigante saliendo de la noche, con la cara tan íresca y la sonrisa tan encima de los labios, como qiie la Iiiibieran cstado aciimulaiido y la soltaran en tropeles, de repente.

Hay milcs de sonrisas saliendo de los cajones, de las casas queiiiadas, de los adoq~iiiies, sonrisas vestidas de colores como pedazos dc sandía, de melón o níspero.

Yo siento que tengo que gozarme y regocijarnie como lo hubieran hecho mis hermanos dormidos, gozariiie con cste triiinfo tan de ellos, tan hijo de su carne y de su sangre y en medio del bullicio de este dia tan azul, montada en el camión, l

pasando entre las calles, en medio de las caras hermosas de mi gente, quisiera que me nacieran brazos para abrazarlos a todos y decirles a todos que los quiero, que la sangre nos ha hermanado con su vínculo doloroso, que estarnos juntos para aprender a hablar de nuevo, a caininar de nuevo; que en este futuro -herencia de miierte y de gemidos- sonarán estrepitosas descargas de martillo, rafagazos de torno, zumbidos de machete; que estas serán las armas para sacarle luz a las cenizas, cemento, casas, pan, a las cenizas; que no desmayareinos, nunca nos rendiremos, que sabremos como ellos pensar en los días hermosos que, verán otros ojos

y en esta borrachera de libertad que invade las calles, mece los árboles, sopla cl humo de los incendios

que nos acoiiil>aíicii tranqiiilos

fclices sicnilirc-vivos

11~1cstros intiertos.

Page 74: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

5 I'or eso, amado, g hoy más que nunca,

oigo tictaquear el reloj, AYUDAME A CREER QUE NO SEREMOS el momento que se escurre entre los dedos

LOS ÚLTIMOS POBLADORES DE LA TIERRA I v estov triste

1 ante la certcza del Iiuracán.

Mi deseo dc vos, amado, es coino el viciito en las colinas de w~slala, corricticio siii parar y siciiiprr rcgrcsaiido.

Jndeo de tristeza y lloro dc aiiior ciiccrrada coiiio tigre enjaulado en las noches, «yendo tu palabra, tu cabeza en la almohada cercana.

C>uc scr& para vos, alnado, en este trapiche donde no quedará nada en pie de nuestra estatura, eii estos días en que todo es más vivo porque cercana cstá la muerte y yo te abrazo iiiiciitr;is aprct;idaiiiciitc nos ccrcati las manadas <-le lobos c iiicicrto es el brillo titilante de las estrellas, :riiiiqtic vcr<la~lcro cs cl ainor, los valorcs trascciiJciii:ilcs [le In I-lisiori:~, la I>cllcz:i y csi:i I- cii <Ii iC toclo l""lr:í ["rcc". V i l I r1 I0ciir:l :llíllliic:i <Ic cs10:; I i < ~ l l l , > < ~ ~ ,

I I V W ) <IUC cx' aliciiiii <Ic v i i l : ~ qiic iiiviiii<is rcsurgirá cti la coiistniiie movilidad de la iuatcria, :iiiii<1tic ya 110 cst;~rá~i iitlcstros CL~CI.POS

y estos cantos serán aliinetitos del humo en la hecatombe

Por eso me sierito a blandir estos poemas, a contruir contra vieiito y marea un pequeiío espacio de felicidad, a tener fe cn que no podrá terminar todo esto -el rostro <le Saslaya -el rojo de las flores

que no scremos los últimos pobladores de la tierra, que se hundirá, sin nosotros a cuestas, el iinpeiio.

Page 75: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1 PELIGROS DEL INVIERNO

<:ada <lía clesl~ierto arrcbiij:iiidoiiie coiiira ti i csp;ild;i, tocándote para saber que no te has ido con el agua soiirío y me pregunto si maíiaiia si pronto si algún día de estos el llanto sucederá a la lluvia y el invierno también se ineterli en la casa y no Iiabrá tnuehle estante cortiiiera donde no lave el agua los colores y nos mojemos todos entre chocorrones y despedidas.

1

Por eso en las inaíiaiias bebo toda la luz en iiiis pulinoiics abro todas las puertas, pinto ainarillas las risas de la casa doy viiclta tciiaz a los gir:~solcs mc prendo el sol en mcdio de los pcchos y salgo a tocarte a escribirte a decir que no, que no hay cauce que se lleve ini amor ni aguacero ni ciclón ni viento lacerante que arranque tu nombre de esta piel miel de tus días largos.

Ihtc iiivieriio se csti Ilcvniido toclo lo q ~ i c Suiiiios.

SOfiANDO CON LA LÁMPARA DE ALADINO

Siciiio < I U C I I I C voy a iiiorii clc 1"il""'.Le y <.,LIcI~CrLc. gc11io lll:lr:lvilloso,

¿dónde estará mi lámpara de aceite, dónde el poder para frotarla y hacerte surgir en mcdio de mí armado de truenos y al-coiris?

¿dónde la mágica evocación, el ciclón qiic borre tnis palabriis nialditas, el tiempo interpuesto entre nuestras soiiibras?

Froto mi corazón para traerte eiitcm Iiacia mí, así t:iI coiiio sos, COIllO te n1110, con tod;is tus qucsidas p:il:ibras tiis s:ibi:is, tus silc~icios iiiqiiic~:iiitcs, la dulzura que descubrí corno iriagorable panal de iiiiel para einpalagarme y llorar de alcgría contra tu sombra dormida en la almoliada de la noche.

Aiiior redondo y defiiiitivo coiiio la curv:i dcl mundo, no abaiidoiih ini playa de vclcros y naufragios, ni las caracolas sonoras gritando esta pasión, esta ternura como lengua larga sobre la arena,

Page 76: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1)riricá el erizo que quiso estorbar la coristrucción de iiuestra casa de algas inarinas; VIIS, ;riiior, ~ L I C Ii:is coiiocido dc paiit:iiii>s y sclvas y iiiuertes, no devolvás tus pasos a la hosca soledad irialcaiiz;iblc a mis gritos.

Yo instalaré iiiiillidas alfoinbras p w ~ que ~ m ~ i r i & s siii tropiezos y ol)crar6 por aiios y siglos ciitci-os cii ciialquier casa sobre los árboles, a ~ I I C <lcsciliC:s los iir:i~':is. borrbs la Iiiiclla y caiir6s o t ~ i vcz, I:i roriiictit;~ coi1 I;i qiic iiic nrrullal>as eii las iioclies.

B Estoy en inedia de un huracán, sola y blanca en el hospital. Vos te me aparecés 1 critre las ric~gas dcl viento y te movés sobre rní

qirc I>uc<la ccrr:irtc I;rs vciitaii;is.

Me abrís incii1oi ¡Gis, -tr»zos de tu soiirisa se ine vienen eiicima- estk iiiitado eii ini piel corno una segunda piel desaforada.

I'ienso que habrás recibido mis cartas, mis garrapatas negras balbuceando caricias, el diario de Adán y Eva de Mailr Twain con un asombroso parecido a nuestra Iiistoria. Me y regunto cóiiio estará tu sangre, tu corazón, mientras yo no puedo dejar de estar con vos, aquí en medio de este huracán.

Page 77: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

LA SANGRE DE OTROS

Leo los poemas de los muertos yo que estoy viva yo que viví pata reiriiic y llorar y gritar l'atria Libre o Morir sobre un camión el día qiie Ilegainos a Managua.

Leo los poemas de los muertos, veo las hormigas sobre la graina, iiiis pies descalzos, tu pelo lacio, espalda encorvada sobre la reunión.

Leo los poemas de los muertos y siento que esta sangre con que nos amamos, 110 nos pertenece.

i IR DEJANDO EN JIRONES 1.A PIEL EN El. AMOR

Qué clificil escalar las iiiterrngaiites, ir rlcj:iiido cii jirones l:i piel cii cl aiiioi; sciitirte c:icl:i día 1115s sola y ;irriiicoiiad:i iiiiciiiras el iiiiiiiclo se va volviciido c o i i i ~ i i i i ciiibiiclo, con un solo camiiio recto y sin torceduras y vas caiiiiiiando a enipcllones, sentándote a llorar en las picdi-as, aliineiitándote de hierbas o amaiiecien<-lo a veces bajo un sol esplendoroso coii iiiibes rcgonletns que te hacen sonreír sin ariinrgura, coiiio uii nitío.

Qiiicro la inane que iiie empuje Iiacia adelante porque esta confiisión me vuela de un lado a otro, mc enncgrccc y está poliiendo arrugas cii mi fi-eiitc. Ya no soy inás la que reía aiite la tristeza, la que la ahuyentaba con el palmotear de la mano. Ahora la tristeza ha hecho nido, se Iia venido a posar entre inis rani:is y estoy conio un sauce llorón, tendida y doblada, ac:iriciaiido ;ipciias la tierra coii iiiis Iágriinas.

Page 78: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ESTO ES AMOR

#Esto cs amor, quien lo pi.o6ó, lo sabe» Lope de Vega

La mente se resiste a olvidar las cosas Iiermosas, se aferia a ellas y olvida todo lo doloroso, inágicanicnte anonadada por la bellcza.

No rccucrdo discursos contra mis débiles brazos, guardando la cxacca dimciisión de tu ciiittira; recuerdo la suave, exacta, lúcida transparencia de tus manos, tus palabras en un papel que eticueiitro por allí, la sensación de dulzura eii las mañanas.

1>11 pros tic^^ sc vvelvc bcllo ciiando el aiiior lo toca con sus alas de Féiiix, ceniza dc t i i i cigarro que es el Iiuino después de hacer el amor, o el humo compartido, quitado suavemeiitc de la boca sin decir nada, ínrimainciite conociendo qiie lo del uno cs del otro c~iaiido dos se perteiieccii.

No te cnticiido y qiiisiera odiarte y quisiera no sciitir coiiio aliora cl calor dc las Iágriinas cii iiiis ojos por tanto raro ganado al vacío, al hastío de los días intrascendentcs, vucltos inmortales en el eco de tu risa y te aino monstruo apocalíptico de la biblia de mis días

y re lloro con ganas de odiar todo lo que alguna vez me Iiizo sentir flor rara eii un paraíso recobrado donde toda felicidad era posible y me dolés en el cuerpo sensible y seco de caricias, abaiidonado ya meses al sonido de besos y palabras susurradas o risas a la hora del baño.

Te añoro con furia de cacto en el desierto y sé que no vcndrás que nunca vendrás y que si venís seré débil coiiio no debería y ine rcsisto a creceriiie en roca, cii Tarpeya, en esparraiia mujer arrojando su amor lisiado para que no viva y te escondo y te cuido eii la oscuridad y entre las letras negras de mis escritos volcados coino río de lava entre débiles rayas azules de

cuaderno q ~ i c iiie recucrdaii que la líiica es recta pero qiic el iiiiiiido es curvo coiiio la pendiente de mis caderas.

Te amo y te lo grito estés donde estés, sordo como estás a la única palabra que pucde sacarte del infierno que esr;ís labrando coino ciego destructor de tu íiitiiiia y reprirnida teriiiira que yo coiiozco y dc cuyo conociiiiieiiro yn iiiiiica podr;ís escapar.

Y sé que mi sed sólo se sacia con tu agua y que nadie podrá darine de beber ni amor, ni sexo, ni rama florida sin que yo le odie por querer parecérsere

Page 79: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

y no quiero saber nada de otras voces aunque me duela querer ternura y conversación larga y entendida entre dos porque sdlo vos tciiés el cifrado secreto de la clave de mis palabras y s61o vos parecés tciicr el sol, la luna, el ~iiiiverso de iiiis alcgrias y por eso quisiera odiarte coino no lo logro, como sé que no lo haré porque me hechizaste con tu mochila de hierbas y nostalgias y chispa encendida y largos silencios y me tenés presa de tus manos mercuriales y yo me desato en Venus con tormentas de hojarasca y ramas largas y mojadas coino el agua de las cañadas y el ozono de la tierra que siente venir la lluvia y sabe que ya no Iiay nubes, ni evaporización, ni ríos, que el mundo se secó y que iio volverá jamás a llover, ni habrá ya nieve o frío o paraíso donde pájaro alguno pueda romper el silencio del llanto.

SOÑAR PARA DESPERTAR SOÑANDO

;Qui&n cs rsa qri~ curr~, LW los ciclus co~i s r ~ / l o ~ ~ r r ~ i r ~ U / I Y I C / ~ I L/L, L T ~ > I ~ L I , corr nfrestra tierra y el sol ronda~z~lo como nbejrs su c u r d n e~zJur? Sus pies van en los vientos donde el espacio es hondo. Szrs ojos son velados, nebulosos, vuela en la noche en busca de un amante lejano.

James Oppenheim

Ya que no me queda más que soñar y el tiempo de esperar parece uiia playa que nunca se termina, levantaré las noches, los umbrales de la madrugada y me lanzaré al siieiío como uiia florante bailarina sin velos, desiitida para que nada tne estorbe, para que el cielo me ven como soy y 1>uednii decidir 1:is csrrel1:is qué planeta me asigiiaráii de residencia, en qué Revolución me seinbraráii

-porqiie taiiibiéii debe haber en las Galaxias; todo está eii coiistante rnovimieiito-

Me harán fertilizar con todo el llanto evaporado desde inis ojos y también con mi sudor, mis heces, todo lo que segrego porque vivo y funciono

Page 80: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

y 10 quc mi cuerpo hace o destruye, tiene razón de ser y es Iierinoso.

Allí, cii csc vacío del espacio -qliirro. ,>"-turbador, ;iiiiciinzaiite- coiiio cste cii el que aliora estoy, habré de encontrarlo, de verlo, de tocarlo. Desde el asteroide B-612, lo veré conforinarse como una

nebulosa; piernas, maiios, acento, labios, ojos para vcriiie coino iiaclie me ha visto -1iasta el fondo, sin miedo, ni prejuicios-. Sciitiré q ~ i c nic ccrca, mc :icoiia, que recoge inis poemas y los lee y le gustan, que traspasamos juntos Iliivins de meteoritos y calla o es misterio o transparente, me deja contemplarlo, ver cómo corre su sangre, trabaja su cerebro, iiic aiiia coi1 el fiicgo prendido de los astros, iiie toma de la mano eii paseos iiimeiisos por las Siete Cabritas, los aiiillos de Saturno, por las lunas de Júpiter, y iios vainos saciatido de la sed de Universo.

Dcsp~iCs, lo S:,

ciiipc~u'f a sofiar otra \,cz coi, iiiicstra Liiiia, coi1 rl plaiict:~ 'Ticr~i, coi1 II I I lugar iiiiiy dcliiiiclo cii el ombligo de uii lar$« coiitiiiciite, y ciiil>m;~rí. :i coiii;irlc del sol ~ . i ~ t r c los dl.li~lcs, del caloi; de las selv;is, el canto de los liijaros y las hermosas voces de 13s gentes.

Le liaré cantos con trucnos, le Iiablaré de las inanos callosas, de la guerra, del Triunfo, de lo que nos costó, lo que sufrin~os, lo que ahora go7.amos, trabajamos, Iiacemos

Sentiré la punzante nostalgia de la tierra mojada, pensaré en las cosas que 11e dejado de hacer por andar arrebujada en sucños, conociendo planetas. Y nos vendremos juntos aprovechando la conjunción de los astros.

;Para qué otros inuiidos otras constelaciones?

Me dirá qlic tenía razón que es bello este lugar, inis volcanes tendidos sobre el paisaje como una mujer de

(pechos desordenados, los lagos, las banderas, las sonrisas y me dirá: Trabaja, miijei; trabaja, trabajemos, que el sueno está aquí mismo,

Aquí iiiisiii« q~iccl'fiiioiios dcspicrtcis eii medio de esta reciéii nacida, ainciiazada, cstrclln.

1 en este mismo sitio.

Page 81: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

NUEVA CONSTRUCCIÓN DEL PRESENTE

Me veo cii cl cspcjo, desleída figiira, incierta iiiiiier desaliíiada.

Estoy en el filo de la coiistrucción de mí misma, ansiosa de cimientos, estructura, sólidas paredes para proteger el bagaje de sueíios que ando a cuestas, requiero de certezas y veredas tranquilas, pasos firmes hacia mi propia patria conocida. Este barro necesita darse forma, ser ladrillo, construir un centro de donde fluir herinoso y sombrío. He acumulado tiempos como infantiles cubos de colores y ya los días piden estructurar el ritmo, la cadencia de mis audaces despertares, el sonido, la huella de mis pasos. Se fue ya el tiempo de meditar a solas, hay coros donde incluir mi voz, cantos brotados de gargantas gruesas, brazos invitadores descifrando la tierra, andanadas de cuerpos levantando la mota que se cae; todos los días nacen nuevos retos exigiendo respuestas, ruidos de edificios, de trochas que abren brecha en tierras de pájaros. Hay lugares que se crecen, de repente, en palmeras, gigantes que despiertan, vetustas niansiones cayendo en el olvido de las telaraíias.

No puede haber en este presente que tanta sangre hiciera

desleídas imigeiies. Hay que trazarse firme los contornos del rostro, reforzar los brazos, apretar los iiiúsctilos, I:iiiz:irsr :i c(>iiqiiisr:ir cst:i iirri.:~ tii:i<Iiii;i.

Ii:iccr lxiris el :~ll>:i, s;ic;is llc csrc Ii)ii<lo I:is p s ~ ~ i i i ~ s ; ~ ~ .

Co1itr.i iiicrhlulos e iiis~i~idorcs, contra iiialos augiirios demostrar que dejamos de ser, arena movediza.

Page 82: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

DESAFfO A LA VEJEZ

Ciiaiido yo Ilegiie a vieja -si es que Ilego- y ine mire al cspcjo y me cuente las arrugas conio una dclicada orografía de distendida picl. Cuando pueda contar las marcas que han dejado las Iágrinias y las preocupaciones, y ya mi cuerpo rcsponda despacio a mis deseos, cuando vea ini vida envuelta <.I l \8(.llns :1z11lcs. C I I III.I>IIIIIII;IS ojerils, y sucltc blanca i i i i cabcllci-a para dormirme temprano -como corrcsponde- cuando vengan mis nietos a sentarse sobre mis rodillas enmohecidas por el peso de muchos inviernos, sí. que todavía mi corazón estará -rebelde- ticraqueando y las dudas y 10s aiiclios liorizoiites t:inibiéii salodaráii mis mañanas.

EN LA DOLIENTE SOLEDAD DEL DOMINGO

Aqiií estoy, desnuda, sobre las sábanas solitarias de esta cama donde te deseo.

Veo iiii cuerpo, liso y rosado en el espejo, mi cuerpo que fue ávido territorio de tus besos, este cuerpo lleno de recuerdos de tu desbordada pasión sobre el que peleaste sudorosas batallas eii largas noches de quejidos y risas y iiiiclos de tiiis cucvas interiores.

Veo inis pechos que acoinodabas sonriendo en la palma de tu mano, que apretabas como pájaros pequeños en tus jaulas de cinco barrotes, mientras una flor se me encendía y paraba su dura corola contra tu carne dulce.

Veo inis piernas, largas y lentas conocedoras de tus caricias, que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes para abrirte al sendero de la perdición liacia mi mismo centro

Page 83: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

y la suave vcgetacióii del iiioiitc donde iirdiste sordos coiribates coronados de gozo, aiiuiiciados por descargas de fusilería y iruciios priiiiiiivus.

Me veo y no ine estoy viendo, es ~ i i i espejo de vos el que se cxtieiidc doliciitc sobre esta so1cd:id dc doiiiiiigo, iin espejo rosado, un molde hueco buscando su otro heinisferio.

Llueve copiosamente sobre mi cara y sólo pienso en tu lejano amor inientras cobijo con todas mis fuerzas, la esperanza.

TODO SEA POR EL AMOR

T:IIIT:IS cosas Iic licclio por vos que tciigo c ~ i i ~ " L i l a r qiic sil i.cciii.iiio iio rc siiciic ;i rccl:iiiio; por i1~1~ todo Iia sido Iicclio cii virtiicl dcl aiiior y los relámpagos y ciclones que solté de la caja de Pandora que iiii día me pusiste en las manos si es verdad que han dolido, que muclias veces me han arrancado piel de la raíz y inc han hecho buscarme cl corazón con iiiiedo a no encontrar su pasito de soldado, Iiaii sido mi propia, soberana decisión, mi perdición, mi gozo, por los que rne he conocido iiiiis mujer capaz de escaladas, acrolx~cias, ten:~rid:id de hiiri.:~ rctcii!ad:i, por los qiie Iic recorrido sendas ignotas, inaieada por cl olor taii cercano de la felicidad y te Iic buscado dcti:ís de gestos y 1)ucrt:is y hasta de la manera de abaiidoiiar tu ropa y cuando te he encontrado ine lie abierto de par eii par coiiio jaula repleta de ruiseñores y he sabido también cómo sc siciite tener uii astro desluiiibraiitc cii las entrañas.

No quiero pues, equivocarme coi1 reclaiiios; me hago responsable del sol y de la sombra, pero, ay amor, cómo me duele

Page 84: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

que estatido yo eii tu espacio como estrella crrabitnda ficraiiiciite colgada por vos en tu Universo, no mc Iiayás descubierto cl rcsplatidor, tio inc Iiayás Iiabitado, toniado poscsión dc iiii liiz y sólo te Iiayás atrevido a palparme -coi110 uti ciego- en la oscuridad.

. ~ . ,<.."

EVA ADVIERTE SOBRE LAS MANZANAS

<,Allí te quedo en elpecho,

Con podcres de Dios -centauro oinnipoteiite- me sacaste de la costilla curva dc mi iiiiiiido laiizáiidoi~ic a biiscar t ~ i prometida tierra, la primera cstacióii del paraíso.

Todo dejC :itrás. No oí lainetitos, iii rccotnciidaciones porque en todo el Universo de mi ceguera sólo vos brillabas recortado sol en la oscuridad. .

Y así, Eva de nuevo, comí la manzana; quise construir casa y que la habiráramos, tener hijos para multiplicar nuestro estretiado territorio. Pero, después, sólo cstiivicrr~ii cii vos las cacerías, los leoties, cl clogio a la solcdad, y cl Iiosco dcspcrtar.

Para iní solainente los rcgrcsos de prisa, tu goce de mi cuerpo,

Page 85: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

el dcscargue repentiiio de ternura y luego,

i uiia y otra vez, la huida tijcreteatido iiii siicño, llenando de lágriinas la copa de inicl

I teiiaziiiente ofrecida.

Me desgasti. como piedra de río. Iiiiir:is vcccs ~>:is;istc 1)oi. c~iciiii;~ <Ir iiiis iiiiiriiiiillos, de inis gritos, / abaiidombiidome en la selva de tiis confusiones sin lámpara, ni piedras para Iiacer fuego y calentarme, o adivinar el ruiiibo de tu sotiibra.

I'or eso i i i i día, vi por últiiiia vez tu figiira recostada cii el rojo fondo de la liabitacióii donde conocí más furia que terriura y te dije adiós desde el caliente fondo de inis entrafías, desde el río de lava de mi corazón.

No me llevé nada poiq11e nada de lo tuyo iiie pertenecía -iiuilca ine Iiiciste ducha de tiis cosas- y saliste de mí coino salen -de proiito- desparramados, tristes, los irboles convertidos en trazas, muertos ya, pulpa para el recuerdo, material para entretejer versos.

Fuiste ini Dios y conio Adán, también

ine preíiaste de frutas y malinclies, de poemas y cogollos, racimos de inexplicables descoiiciertos.

Para iiiiiica jaiiiás esta Eva veri espejisiiios dc ~,nraíso o iiioi.<lcr:i iii;iiiz;iii:is <Itilccs y l>cligi.os:is, orgiillosas, sol><~~l~i;is, inadecuadas para el amor.

Page 86: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

PODA PARA CRECER

De este moritic~ilo de polvo, de Iiuesos tritiirados esparcidos por el tiempo, teiigo que rchacer mi dimensión; armariiic con los totems de mis aiitcpasados, invocando los manes que alguna vez rne vieron ser colibrí -alas rápidas picotcaiido siti iiiicdt> a los cnzadores-

apartar a manotazos vientos y malas lenguas einpeciiiadas en empequeñecer 105 ;iiioii;i<loi.cs I:itidos dc iiii cnraz6ii.

Desile csta desvencijada, golpeada estriictiira, lie dc renacer fuerte como los ceibos, Iierinosa como la tempestad

-que no se arrcdra aiitc las pucrtas ccrrndas--

para golpear de p:ilal>ras rl iiiuiido con mi cuerpo convertido en arcilla, nioldeado ya, indeclinable ante las malas miradas, pero tierno para las lagunas y las lunas y la rima y el verso

y la soiirisa de mis Iiijos.

Es duro rechacerse desde el agua, desde dos pequeíias pozas encliarcadas en medio de la cara y la nariz roja y la boca torcida por la tristeza.

Escarbar la esperariza en la desesperanza, buscarle a lo ainargo cl conocido, presentido, sabido, sabor de la iniel.

Es diiro cl coiitoriio de la figura recortada en el cerebro -diTiis:i, odi;icla, pcro iiiil>orrablc-

Cauta m e advierto ante otras manos ofreciendo ternura, pioincsn, calor de sonrisa mientras cl brazo extciidido dcl fiit~iro desde cl espejo me anuncia que estoy toda entera, dura y 'ágil, dispuesta para el nuevo, iiidescifrable, maíiaiia.

Page 87: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

EXORCISMO

Sé que cstoy escribiciido para exorcizariiie y sacarine de adentro la aiidaiiad.1 de aiigusiias pcrsiguiéndoine.

Aún no sé inuy bien quién es esta nueva mujer que soy -como no se conoce la ciudad después del cataclismo, pcrdidos los puiitos de referencia de tal o cual cdificio-

Conozco que cstoy fallada coino una telaraña geológica llena de ranuras por donde brotan perennes pasados cuyos sisiiios no puedo medir con iiiiigíin osciloscopio preiiicditado.

MAYO

No se iiiarcliitan los besos co~iio los ~~i:~Ii~icIics, ni iiie crecen vaiiias eii los brazos; siempre florczco con esta lluvia interna, como los patios verdes de Mayo y río porque amo el viento y las nubes y el paso de los pájaros cantores, auiique atide enredada eii rccuerdos, cubierta de Iiicdra conio I:is viejas paredcs, sigo crc~eiido eii los susiirros guardados, la fuerza de los caballos salvajes el alado mensaje <-le las gaviotas.

Creo en las raíces iiinuinerables de mi canto.

Page 88: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

PERMANENCIA

1)iiro dccir: Te amo, mira cuánto tiempo, distancia y pretensión Iic 1>iiestn ante el Iiorror de cs;i palabra, esa palabra como scrpicritc que viene sin Iincer riiido, ronda y se niega una, dos, tres, cuatro, muchas

veces, ahuyentándola coino un mal pensamictito, una debilidad, un desliz, algo que no podemos permitirnos

-ese tciiiblor priiiiario que nos acerca al principio del mundo, al lenguaje elemental del roce o el contacto, 1:i osciiridad de la caverna, cl hombre y la iniijcr Inmi6iidose el cspaiito del estriieiido-

Sciitir que hay i111 aliior feroz

enjaulado a punta de razones, condeiiado a morir de iiianicióii, sin darse a nadie más obseso de un i-ostro inevitable.

Pasar por días de levantar la maiio, formar el gesto del reencuentro y

arrepentirse. No poder con el iiiicdo, la cobardía, el temor al sonido de la voz. Huir coino ciervo asustado del propio

corazón, vociferando iiii nombre cii el silencio y hacer ruido, llenarse de otras voces, sólo para seguirnos desgarrando y auincntar el cspaiito de Iiaber pel-dido cl ciclo para siempre.

Page 89: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Vcstirine de aiiior <]U' '"'<'Y 'Ic~llil<l:l; qiie estoy coi~io citidad -dcsliabitada- sorda de ruidos, tiritando de trinos, reseca hoja quebradiza de marzo.

Rodeame de gozo que no nací para estar triste y la tristeza me queda floja como ropa que no me pertenece.

Quiero encenderme de nuevo olvidarme dcl sabor salado de las lágrimas -los li~iecos en los lirios, la golondrina muerta en el balcón-.

Volver a refrescarme de brisa risa, reventada ola mar sobre las peíias de mi infancia, astro en las inanos, linterna eterna del camino hacia el espejo donde volver a mirarme de coerpo entero, protegida, tomada de la mano, de la luz, de grama verde y volcanes;

lleno mi pelo de gorriones, dedos reventando en mariposas, el aire enredado en mis dientes, retornando a su orden de iiiiivei-so Iiabirado por cciitnuros.

Page 90: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

IN MEMORIAM

Como una inmensa catedral, ahumada de tiempo y peregrinos, abierta de vitralcs, cobijada de musgo y pequeñas violetas olorosas, esta noche oficio para vos ~ i n in Memuriitn cálido, una lámpara ardiendo.

Por los mis oscuros pasadizos de mis muros internos, :I tra\s&s de intriiicatlos I:thcriiir~~s, de puertas canceladas, de candados y rejas, c~niirio hacia el encuentro de tu soinbra. '1ii efigic de largas vestiduras moiiacales riie cspcra cn cl atrio dcl recuerdo junto a la fuente silcnciada.

Arrastro las largas vestiduras del encierro. No sf si ii«tar;is, cuando callada re me accrque, riiiiiii i i i i ~111:r~Oii sciticj:~ I I I I cirio y ciiiiio sc iiic ;iiiioiitoiiaii cii los ojos II )< I : IS l:ts 111ic1cs C S ~ C ~ S : I S [lc I ; I s:tnl;rc.

Lii cl rcdoiiclo espacio tciiipo~.;il clc csta iioclic cn que invoco ti i iioinl>i-e, alzo cl iii:iiiro qiic oc~ i lk~ t~iicd:iiiiciirc cl sccrcto, rc iiiliestro el altar de los suspiros, la cxja cincelada donde guardo tus gestos,

el conjuro de rosas que perfuma mis huesos. Mi cuerpo ru perenne habitación. i ; Tu morada de las suaves paredes.

i i Quizás ya no recuerdes

1 cómo ocupabas sus entrañas, SUS celdas enrejadas

i pero ellas conocen los ~nurmullos, los cánticos. Basta una chispa y lo mueito revive, i lo que peiisábase dormido, despierta.

Oficio así esta resurrección, este rito de invierno, abierta, florecida coixo las limonarias. Te enrostro mi ainoGnclaustrado, scp~iltado rras dias y bnrrotcs de :icci,o, este amor sumergido tras pétalos de agua, coriservado en archivos subterráneos lapidado, proscrito, negado miles veces, intacto zarzal sin coiisumirse, delicado reducto que la sangre preserva. Lo pongo de nuevo en su lugar, en su jaula del jardín de maduras manzanas, lo condcno otra vez a la ceguera, lo silencio.

Ya mañana 1r;tl;lrd cle 0Ivi~l;lr C~LIC, de luto, esta noclie lile I~:ll>i~:is~c < I c I I I ICVO y Tui ; I < ~ L I C I I ; I iiiiijcr ~ I I C IC Iliitni~lxi sin que jainb iu voz Ic respondiera.

Page 91: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

SIN PALABRAS

Yo inventé 1111 árbol grande, más grande que un hombre, más grande quc iilia casa, más grande que una última esperanza,

Me quedé con él años y anos bajo su sombra esperando que me Iiablara. Le cantaba caiiciones, lo abrazaba, le rascaba su rugosa corteza entretejida de helechos, ini risa reventaba flores cn sus ramas, y a cada gesto rnío le creían Iiojas, lc brotaban frutas ... Era mío coino iiiiiica nada Iia sido mío, pcro no iiic Iiahlaba. Yo vivi:i peiidieiite de siis riiidos, oyendo sii siiave alcrco de iiinriposn, su crujido de animal de la selva y soñaba su voz como un hermoso canto, pero no me Iiablaba.

I Noches enteras lloré a sus pies, 1 apretiijada entre sus raíces,

sintiendo sus biazos sobre mí, viéndolo erguido sobre mí,

j sabiendo que me estaba pensando, pcro no iile Iiablaba ...

182

Aprendí a cantar como pájaro, a eiicenderine como luciérnaga, a relinchar como caballo. A veces me eiifiirecía y hacia que se le cayeran

todas las Iiojas, lo dej:ilia desniido y avcrgonzndo aiiic los guanacastes, esperando que -tal vez- entendería por mal, coi~io nlgiinos Iioiiibres, pcro nada.

Aprendí tantas cosas para poder hablarle, me desnudé de tantas otras necesidades que olvidé hasta cómo me llamaba, olvidé de dónde venía, olvidé a qué especie de animal pertenecía y quedé muda y siempreverde -esperanzada- entre sus ramas.

Page 92: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

DEL DIARIO DE ARIADNA

Me laiizaron al laberinto de Creta porque me sabían enamorada del Miiiotauro y rsioy atrapada rii uri:i cueva, cii i i i i resquicio doiidc CI no piiede vcriiie.

Miiios cs1.i tnii cerca que hasta puedo oír su respiración. No me busca sabiéndome prisionera del cuidadoso acertijo que tirdió para apresarme Lo cniiozco y asiiiiisiiio lo descoiiiyrctido, lo aiiio y iiiiísoiiainciitc lo odio; '

sii tormenta de soiiiclos iiie iiiaiitieiie iiisoiniic las noches.

Veo la I t r ~ de la entrada quisiera salir, enseñarte Teseo el punto débil pcro tenlo, aguardo, aquí eii esta cueva de tiempo, invisible, transparciite, sospechosameiite calcularido c6nio salvarlo de vos Teseo, 1111~ IIIC I1:111i:ís: iAri:~d~i:~! iAri:i<l~i:i! par:i ~ L I C IC entregue CI liilo brillante coiiqiie lo sacarás para siciiipi-e de csre laberiiito de iiii vida.

VIGILIA

Uno tras otro se ainonronan los días de la vida. Pasan. Se siiceden. Soy yo la que construye esperanza sobre la hierba. La que se ve cksi~uda aún rosa y piel cálida. AllA están las colinas de mi retozar. Los arroyos y los valles de las corrcrias bajo la lluvia. Veo pasar los rostros que alguna vez alzados como

lámparas iltiininarori el mío y nie poblaroii de síriibolos y

palabras iiucvas. Los poeinas vuelan coino bandadas de palomas

sobre la cabeza. Todo esto lo observo desde [ni celda virgen donde

nadie penetra. Al final del eiicuentro con el inundo de los sueños desperté coi1 la anunciación del júbilo pero no hubo quien abrazara mi cuerpo y soplara caricias eii mi oído. Sin embargo soy feliz. Veo los vientres hiiicliados de vida que vendrá.

Los caiiipos arados.

Es la Iiora cle la nieditacióii y tejo i i i i sueíio porque aprendi que los sueños son posibles. Fscribo inaiiuscritos viejos y reescribo iiiia iitieva

liistoria del inoiiclo. fist:i es la tierra proi~ietida de la cual nos habíati

arrojado. ! 1 Ejército de querubines, coros de ángeles , 1 1

Page 93: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

cuidan a los moradores del paraíso para que soporten las privaciones y no coinan la manzana de la perdición

Me l i a i i dejado la Iiiiipara dc las vírgenes pr~ideiitcs pero tanibiCii las visioiies de los bosques donde liabitaii los uiiicoriiios. El alnado no llega. A vcces pareciera que diviso su soinbra acerciiiidose y que su voz como las trompetas de Jericó parece

pronta a alzarse para derruinbar los inuros que contieiieii el amor.

Me dicen que la perseverancia es virtud de los triunfadores.

La paciencia seguro escudo contra los espejis~nos que producen falsos sueños.

Eiitonces doy vuelta al reloj de arena y dibujo en laigos pergaiiiinos la siistaiicia de mi

felicidad.

Esa que s61o espero Iiabri de levantarse de la niebla y el vapor liacerse Iionibre y venir a habitarme

1 aparecida en incdio de todos 1 puerto final de mis tempestades

por los siglos de los siglos l ! Aiiié~i.

REGLAS DEL JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A

MUJERES MUJERES

1 El Iioinbre que iiie aine deberá saber descorrer las cortinas de la piel, ciicoiitrar la profiiiididad de inis ojos y conocer lo que anida en mí, la golondrina transparente de la ternura.

11 El Iioiiibrc que iiie aiiie no que~áposeertiie conio iiiia mercaiicía, ni cxliibirine coiiio iiii trofeo de caza, sabrá estar a nii lado con el iiiisiiio aiiior conque yo estaré al lado suyo.

111 El amor del hombre que iiie ame será fuerte corno los árboles de ceibo, protector y seguro como ellos, liinpio coiiio iinn iiiañ:iiia de diciciiibre.

IV El hoiiibre que me aine no dudará de mi sonrisa iii temeri la abundancia de mi pelo, respetará la tristeza, el silencio y con cal-icins tocará nii vieiitrc como gtiitai-ra

Page 94: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

para que brorc niúsica y alegría desde el fondo de mi cuerpo.

v E 4 honihrc qiic inc zinc podri ericoiicrar cii iní la Iianiaca cloncle descansar cl I~csxlo Fardo de siis prcociipacioiics, la aiiiiga coi1 qiiicii coin[>artir sus íiitiiiios secretos, cl l;igo <Ic~ii(lc lloi:1r siii iiiicdo de qiic cl ;iiirla del coiiipri~iiiiso Ic iinpidn volar cuaiido se Ic ocurra ser p;(iaro.

VI El hombre que me ame hará poesía con su vida, construyendo cada día con la mirada puesta en el futuro

VI1 Por sobre todas las cosas, el hombre que me aine dcberi niiiar al pucblo iio coiiio iiiia ;ihsti.:icta ~i;ilalm sacada de la iiiaiiga, sino coiiio algo real, coiicreto, ante quien iriidii. Iioineiinjc con accioiics y d:ir la vida si es iicccsario.

Vlll 13 llollll>r~ <lile lile nine rc~oiioccrá iiii rostro eii la triiicliera rodilla en tierra me ainará mientras los dos disparamos juntos contra el enemigo.

1X El amor de mi Iiombre no conocerá el iniedo a la entrega, ni tcinerá descubrirse antc la magia del

eiiainoramieiito cii tina plaza Ileiia de inultitudes. Podrá gritar -teqiiiero- o Iiaccr rdtulos en lo alto de los edificios proclamatido su derecho a sentir el iuís herinoso y Iiuniano de los seiitiinieiitos.

X El amor de ini Iiombre no le huirá a las cocinas, ni a los paiiales del hijo, será como un viento fresco llevándose entre nubes de sueiio y de pasado, las debilidades que, por siglos, nos inantuvierori

separados corno seres de distinta estatura.

X I El ainor de mi Iiombre iio que'." i~otulariiie y ctiqiietnrnie, iiic dará aire, espacio, alimento pata crecer y ser mejor, como una Revoliicióii qiic Iiacc dc cada día c1 coinieiizo de una iiueva victoria.

Page 95: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1 - ¡ SALUDO AL ECLIPSE EN TIEMPO DE GUERRA 1

I

Des& una estrel/a ciryo nimbo no cunozco, viene ~wciarrlo clnuiso ri~,l eclil,rc, eclipse de sol para qzle se acomoden lns mareas

rnnamento y otra cara brillante emc+ en e l f yalu p o de toda /as nigas, 10s peces, los bnncos de corales, el uientw de agna de m i Urziue~su.

Levántate, muchacha que ya sonaron las trompetas de Jericó y han de caer tus muros sordamente levantando

polvaredas de reciierdos, para que sc libere ti1 recóndita ciudad y haya ruido de domingo otra vez y fiesta en tu

corazón;

levántate y no temas el fuego, ni la guerra; así como de ruinas se levanta en alto el canto así como de ruinas reverdece hoy tu sonrisa bajo

nuevas alamedas; así esta nova amenazada, esta estrella romperá los cercos de enemigos, atravesará el tiempo y viajará hasta siempre en la eternidad de la primigenia mirada de los héroes.

SIGNOS

L;r el ,[?no>; tcn~iré qnr uciilt~rrrne o hnD: Jorge 1.iiis I$orgcs

Lcnto, violento, rLiInoroso teniblor de hojas en la intrincada selva de mis espin:is. Invasión de ternura en los huesos. Ola diilcc <-le agua reveiit:íiidoii~e en el hiiclo dcl pcclio, encrespándose y volviendo a extenderse

espuma sobre mi corazón.

Es cl aiiior con sil viento cálido, lamiendo insistente la playa sola de mi noclie. Es el amor con su largo ropaje de algas, enredándome el nombre, el juicio, los imposibles. Es el amor salitre, húmedo, descargándose contra la roca de mi ayer impávida

dui-eza. ES la marea subiendo lentamente las csquinas de piedra de mis manos. Es el espacio con su frío y el vientre de mi madre palpitando su vida cii el

silencio.

Page 96: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Es el grupo de árboles cii el atardecer, el ocaso rojo de azul, la luiia colgada como fruta en el cielo. Es el miedo terrible, el pavor de abrir la puerta y uiiirse a la caravana de estrellas persiguiendo la luz coiiio iiocturiias, erráticas mariposas. Es In tiniebla absoliita o la m.ís tcrrible y blanca tiovn dcl Universo. Es t ~ i voz como soplo o el ruido de días ignorando los ruiiibos de tu

existeiicia. Es csa palalira conjuro dc todas las magias, litigo sobre mi espalda tendida al filo del sol, dcsencnjai~do cl tiempo coi1 sus letras recónditas, desprendida del azar y de la lógica, loca palabra, espada, torbelliiio revolviéndoine tibias iileiiiorias ap;icihlcinciite giiairlndas cii cl dcsviii de los sueiios, estatuas que de pronto se Levantan y hablan, dueiidcs niorados saliendo de todas las flores, silbando música de tambor de guerra, terribles con sus largos zapatos puiitudos, burlándose de mí que, inútilmente, cavo tenaz, enfurecida, incapaz, Il«raiido cti mi espanto, esta ítltiinn rriiicliera.

SI YO NO VIVIERA

Si yo no viviera en un país asediado que rodeado de rnuerte nos da vida.

Si tia creyera eii la fuerza del peiisaiuicnto y pensara que sólo es útil para ejercicio del cercbro.

Si no iiie dcspcttara cada maííaiia con algo nienos, algo que ya no cstá: -el jabón, las bujías, la Icclie- y no supiera que en adelante tendré que inventarme Iiasta la luz y volver coiitciita a lo primitivo y bueno que hay en cada casa, en cada corazón.

Si no caminara cotidianamente en la navaja que separa las nubes del cielo y el infierno y fuera iiiia mujer de lino en un país plancliado desarrollado lleno de todo lo que aquí nos falta ... Scguramcntc Iiiibicra pasado a tu lado siri mirarte sin que iiie vicr;is.

Page 97: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Seguramente ni vos ni yo estaríamos aliora sentados iiii~iiidoiios tociiidoiios acariciaiido como a iiii ni60

DEVOLUCIONES

Dcjz en p ~ z , te lo s~rplico, Eros, rrri coinzfjrl: fliiscd otra />arlr dc vri cuerpo.

Epigi-aiiia 1-Iel6iiico

Devuélveine mi corazón, viajero. Tú te irás -me lo dices-, montado en alado pegaso te alejarás y dejarás sólo noches solas a mi alrededor. por esto, antes de que dobles el hiieco del camino, debcs cIcj;iriiie piiesto cii el pecho el corazón. No te atrevas a Ilevártclo escondido en el equipaje tentado por el deseo de acariciarlo cuando encuentres que no encuentras otro tan rojo, tan aniaiite, taxi Ilciic~ de cantos para vos. Dcbcs dcvolvcrinc la roja Iáinpara ~ L I C dliiiiibrni.;í otros caiiiiiios niid:iiircs (le i i i i pcclio. Debes dejiriiielo p;ilpitaiido, trasplantado, 1111 poco ciifernio segiiranicnte, pcro vivo y alcreando vida.

Yo ciivolvcré cii iiiia inaiita inis largos pies. 'rc C I ; I ~ $ l ~ c l r ~ l (lllc, l l ~ ~ v i ~ l s ~ j s , ic S ~ ~ ~ I I I ,

para qiic ellos vuelvaii a tracrtc todo iiii ciierpo si algiiiin v a qiiicrcs trópico y cor:izciii dcl sol cli:lii<lo el fiio y I;1s 1iiccs dc ilcóil te rodccii coiiio cjcrcitos ciiciiiigos.

Page 98: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

PERMANENCIA DE LOS REFUGIOS

Ciudad mágica la mía eii la qiie un caballo blanco atraviesa lentamente la

avciiida apciias caída 13 I I O C ~ C .

(El1 pciiiiiiibr;~ cl parque y los edificios coiistruidos en tiicdio de cscoiiibros.)

Ilcgrcso clcl cinc. Iiiiágciics Joiidc piicdo rcpciir iiucstsa Iiistoria. Dos IIOI.:IS clc vcrtc y vcriiic, clc dccistc adiós casi iiievilablcinetitc. Sólo el amor podría lograr la salvación, solniiieiite cl amor podría Iiacer el milagro. 1 1 :iiiiiir dificil y aioriiiriitaclo, así de real como éste de la americana y el comunista, ningún artificio en el celuloide para disfrazar la realidad, es la pareja con su cotidianidad y sus luchas, luclias internas contra la rutina, los intrusos, lo que uno quisiera que fuera la relación coiitr:i lo que rcalmciitc es --do sercs humaiios desvalidos pero hermosos juiitos en una iioclic de lluvia, dulcemente atrapados el uno eii el otro c:ida 11110 tcclio dcl otro, cada uno paraguas, rcfiigio dcl otro, a pcmrcdc I:is Iigi-iiiias y los gritos, allí se qucdaii juiitos en la cama abrazados, callados niientras acuera la lluvia cae-

y en el cspejo las amigas hablan de la liberación femenina

y cóino debería ser el lionibre ese Iioiiibre que ella abraza y no es más que él, el que ella ama, no el ideal, pero sí el amado.

vos y yo, tatiibiéii atrapados en el espacio de nuestras miradas. Eii el niuiido, afuera, caen lluvias de balas y cstainos juiitos cntes en los que la piel se encarga de limar los

iiiiposibles apareiitcs -11etnos diclio que vivirlarnos el presente-.

Las iiiiágciics inc Iiaceii prcsciire la pregunta: ¿qué pasará dónde nos encontraremos qiiidii siistit~iirá tu clicrpo y cl niío cuando nos laiiceinos cl uno lejos del :itro y nos despidamos un día en un aeropuerto

cualquiera pretendiendo que no importa que así es la vida que queríamos estar juiitos un tiempo y después ya se vcría volveríainos a vivir ericoiitraríamos ... ;Qué eiicontrai-anos? ; Q t i C piel nic sacará csta iníisic:~ qiic tus

iiiaiios provocaii, coi1 q~iic'ii disciiriré, pclcaré, Iiablasé liasta que sea tarde para irme a la oficina, Iiasta el desvelo, el cansancio,

Page 99: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

como que nunca se acabaran las palabras y sieiiipre hubiera algo nuevo qiie decir?

¿Quién repetirá tus ojos, la risa de la 1iiir:ida cóiiiplice los cucrpos <luriiiieiid« b:ijo la vclitaiia cii la

noclie haciéndose cosqiiillas? Esta parcja y el aiiior dcspreciatido la

irracioiialidad del niiiiido, desafiándola, unida contra las predicciones, contra la guerra y los absurdos, refugio contra la bomba atómica.

Esta pareja acurrucada eii su caverna moderna lejos de los dinosaurios. ¿Un día ya no Iiabrá más esto sino una sombra que nos acompaíie? (...ay, pero ya no será tu cuerpo,

ni mi cuerpo La pareja existe tan poc.is veces la mayor parte del tiempo es sólo la búsqiieda, Iionibies y mujcres pdrte de la búsqiieda, no es la pdreja, no es esto que nos mantiene entrelazados, eso que vos no qucrés noiiibrar por miedo a que te hechice y te ciiestione la vida, toda la vida de aquí para adelante, porque como bien dijiste, el amor es serio es coiiipioiiiiso).

Allí están en la pantalla, muy serios y juntos

el italiano y la americana aináiidose iniciitras el iiiiiiido se desata eii Iliivia. Un caballo I>laiico atraviesa i i i i mágica ciiidad a~xn:isc:~í~Iil la iioclic.

Page 100: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

FURIAS PARA DANZAR

Voy a cantar mi fiiria iluminada, desenibarazarme de ella tnra podcrte amar siii q~rc cada bcso sca ini cucrpo extendido y desii~ido \<11>rc I,I pic'l~r riiti:il.

Yo lic aiiiaclo Iioinhrcs Iicrii~osos. violciiios, diilccs, tristes y joviales. IEii torlos Iic I>irsc:ido I:i liiiia, los fliijos y reflujos, la inarea. Yo he sido un volcán desparpajado :~rrojarido lava y ~ i i i a g:iviot:i volaiido ;i ras del agria. Una paloma alimeiitaiido sus pichones, una leona recorriendo inajestuosa las selvas. He andado veredas de todas suertes y Iic sorbido y sudado la vida que ine dieran. He conocido inviernos tormentosos y los veranos secos eii que la piel se parte COI1 la t icr~l. I-le caiiiiti;idii a lo largci y lci xiiclio vol:ido in;icliiiiias <Ic toc1;is las cspccics. I4c conocido inucrtcs y las Iie aiiiado c~ibiertas de musgo y lágririias.

M5s Iiciiic aquí Icvaiitando arenas cii castillos dc :ig~i:i.

I-Ieme aquí danzando alocadaiiiciite espejos sin

iinágeries. Árbol que se sacude enfurecido las flores para quedarse desnudo y solo eii el atardecer.

l Esgriiiio bandadas de aves migiatorias que buscan perseguirte en el espacio.

i' Doblo las ramas del mundo ellardecido

i y te doy a beber sudor de multitudes.

Te dcsdeíio y acaricio los rizos iicgros de la cabellera. C:illo o iiic 1:iiizo 21 clccir ciicciiclidos discursos. Uso Iicchizos de mujer o fi.íos razonaiiiieiitos

de s:ibios. Agoto rnuiiicioiics eil uii coinbatc de eiiemigos

itivisiblcs.

Algún día saldrás del laberinto. Caniiiiarás por jardines pacíficos atado de

recuerdos. Yo rabiaré las noches y el tesoro de mis alondras submarinas cstará sumergido en el valle donde nace el

Iiuracán. Ahora salgo descalza piel a recorrer avenidas cii la dcsciifi.ciiada cartera de los vctiados.

Ya se soscgará iiii corazón tejedor de suerte y tclrrraíias. Ya tne sacudiriii terreiiiotos l>:l1." c1.c:". t"111" cillcIa<lcs paisajes deliiicados en la cspuiiia.

t Algúii día moriré de inorirme. i 1

Page 101: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Te dejaré tatuado de riiiseñores Creceré ciired:ideras en torno a tiis iioclies lejaiias.

I.:is csl~ir.ilcs (Ic CSIC iiciiil>o qiic se csliiiii;~ tc tr:icr:íii eii el olor de 1:)s nz:ilc:is esta iiiiijer qiic c:iiiri> c«iitra I'ciiClopes para iin sordo Ulises navegante.

i ALUCINACI~N

< i $ Iloy iiic <Icsl,crif i <~uict:iiiiriitc i i i i i jcr-IXXI~ ? 5 y quise iiii:igiii:iriiic qiic po<lrí;i

siiiiplciiieiite dcjariiie ir Iiacia el :inior coiiio i i i i ~ > u m o x ~ vckro sig~iiciido jupilcti)ii

el vieiito. Pensé llegar de pronto, aparecerme olvidar el tecleteo de la oficina, / el teléiono, el tiempo, 1 y c s ~ í r iiiiriiidote

1 coiiio si nada en el iiiuiido fiiera inás iiiiportarite. Esta sensibilidad de pájaro me asusta; % no sé qué tan lejos están los barrotes de la jaula 1 que, a veces, me parece intuir en tu voz iibicáiidonie eii la rcaliciad. ;No sabes, acaso, si cii algúii lugar sccrcto y iiiágico doiidc Iiabitcii brujos siiii~>;iticos y L>»tinclioiics. podrC ciicoiicr;ir la brúj~ila para no equivocar el camino Iiacia tu corazón y aprciidcr a conocer el bosqiic doiiclc cl diieiiclc q~ ic vive cIcii.:ís (Ic tiis i~jos

) ticiie sii casit;i Ilciia de teteras, espejos y iilqiiiiiiias? r 1-Iay dkis eii que los I>iazos se inc a i r g i i i de Ilorcs y i i i i piel liiiclc a Iiicrlxis pciicri-:iiiics

r y ine despeino, me descalzo y pienso que todo esto es de locos y me gusta

Page 102: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

no te imaginás cómo me gusta sentirme Eva nombráiidotc ini mundo y ver que iiic vcs coi1 csa cxprcsi61i curiosa coino pidiéndome la llave y, a la inisma vez, retrrayétidote en la cordura, atando con complicadas coiiexiories lo qnc nosestá Iiacieiido cosquillas para qiie salgamos de los escritorios y los tel6foiios olvidciiios los distiiitos plaiiceis qiie Iial>icaiiios y s;ilganios volaiido por la vciitana dcsiiiidos coino áiigcles traviesos I);".:I ;il)i.ii los I;il>ci.iiiii)s <Ic ros:is LIC I:I vida apagar las rnáquinas irracioiiales de la muerte y 1lrg:ir ;iI cciitii) (Icl sol, al cciitro de la deliciosa locura doiidc i i i i bcso cotitieiie toda la sabiduría del Universo iiidescifrable.

AMOR EN DOS TIEMPOS

Mi pedazo de dulce de alfajor de alnieiidra iiii pAjaro carpintero serpiciire einplumada colibrí picotcando ini flor bebiendo mi miel soi~l>iciido iiii aziicar t«chiicloiric In ticrra el anturio la cueva la mansión de los atardeccrcs el triiciio de los tnarcs barco dc vela Icgióii clc píjnros gaviota rasaiitc iilspero dulce palinera naciéiidoiiie playas eii las piernas alto cocotero tembloroso obelisco de mi perdición tótem de mis tabúes laurel sauce llorón espiima contra i i i i piel lluvia inaiiantial cnscacla cii iiii caiicc cclo de mis andares luz de tus ojos brisa sobre mis peclios venado juguetón de mi selva de madreselva y musgo centinela de ini risa guardián de los latidos castaííuela cencerro gozo de mi cielo rosado de carne de mujer mi hombre vos único talismán embrujo de mis pétalos desérticos vení otra vez Ilamaine pegaine contra tii puerto de olas roncas ~ I C I I : I ~ I I C dc ti1 I)~:IIIC;I tcrlii~rii silc~icia~iic los gritos dcjamc dcsparran~ada mujer.

Cainpaiias soiiidos iilular de sireiias suelto las riendas galopo carcajadas

Page 103: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

l i pongo fuera de juego las murallas

los diques caen hechos pedazos salto verde la esperanza el cielo azul sonoros horizontes

1 ue abren vientos para dejarme pasar: 1 *Abran paso a la iii~ijer que no tciiiió las iiiarcas

del amor ni los Iiuracanes del desprecio),

Venció el vino añejo el tinto el blanco salieron I>rotaroii las tivas con su piel suave redoiidez de tus dedos Ilovés sobre mí lavás tristeza recoiistruís faros bibliotecas de viejos libros con Iiermosas imágenes me devolvés el gato risón Alicia el conejo el soinlirero loco los eiiaiios de Blaiicaiiieves el lodo entre los dedos el Iiáliro de iiifniicia esds en la centella eii la ventana desde donde nace el árbol trompo tacitas te quiero te toco te desciibro caballo gato luciérnagn pipilaclia Iioiiibre desnudo diihiio raml>or troinpcta

Ii:igo inúsica bailo tacoiico iiic clcsiiiido te ciiviielvo

nie C I I V I I ~ I V ~ S bcsos I~csos besos besos bcsos bcsos besos bcsos silcncio sueño.

OCTUBRE

Octiibre tne toca estar sin vos entoiices te ciño me preño de tu última inaiio la p~ ic r t :~ entornada la mirada sobre la cama 1:i iii:idrugada por cloiidc saliste dejaste sieinhra en mi piel seinilla de tu nombre te vas para volver aparecCs a veces en la iioche te veo nebuloso eri las vcntaii3s del sueño te oigo desde lejos conraiido cosas días qiie no ine has tenido iiiii-;icl:is q11c tl.:icrás c~iaiido viiclva la Il:ive ;i la ccr~icl i i~i y eiiciiciitrc t ~ i gesto el desordeti los tiiiibrcs sacándome mi preñez de atrapadas iinágenes cl día coii 1111 sol de los dos I:i iioclic coi1 13 luna redo11cI;i la tiiici rlc tnilos Ii>s ciiciiti>s qiiC Iiicistc q~iC Iiicc paisajes cle yeso costas :irrcciTcs iii:iiiiclrs dc cii:~clii>s i i i i iii:i~lo cii i t i i11:111i>

reloj que late cii ~ i i i vieiirrc ccrezas &esas kiitas q11e I:u:~r<I~> :iliiiih;ir ;iriliciiic albo cl abi;?zo triáiigiilo 13 piiiirerí:~ de los bcsos espero la puerta la maiio los ojos diciendo el regreso.

Page 104: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

. 1

1 Instálate eii el humus sin miedo al desgaste

sin prisa ' 1

i No quieras alcanzar la cima Retrasa la puerta del paraíso Acuna tu 5ngcl caído revuélvele la espesa

cabellera con la

1 ! i

Espada de fuego usurpada 1 Muerde la inanzaiia

PEQUERAS LECCIONES DE EROTISMO

1 Recorrer un cuerpo en.sii extensión de vela Es dar la voclta al mundo Atravesar siii brújula la rosa de los vientos Islas golfos peiiínsulas diques de aguas embravecidas No es tarea fácil -sí placentcra- Ni> creas Ii:iccrlo cii i i i i <lía o noche de sábanas

explayadas llay sicretos cii los poros para Ilciiar inochas Iiiiias

11 El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado Encuentras un astro y qiiizá deberás empezar Corregir el rumbo cuando nubehuracán o aullido

profundo Te pongan estremecimientos Cuenco de la mano que no sospechaste

111 Repasa muchas veces una extensión Encuentra el lago cle los nenúfares Acaricia coti tu ancla el centro del lirio SiiiiiCrgctc ali<ígare disiií.iidctc N« te iiicgiics el olor la sal el azúcar 1.05 viciitos pri>fiiiidos cúinulos iiiiiibos de los

~>'~liiioiics Nicbl:~ cii el cc~.chri~ 'Ikinblor de las piernas Mareinoto adoinercido de los besos

v Huele Duele Iiitcrc:iiiil>ia ini~idas saliva iiiiprégiiatc Da vueltas iiiipriine sollozos piel que se escurre I'ic Iiallazgo al final de la pierna Persíguelo busca secreto del paso forma del talón Arco del andar bahías forinando arqueado caminar Gústalos

VI Escucha caracola del oído Cómo gime la humedad Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración Poros que se alzan formando diminutas montaíias Seiisacióii estremecida de piel insurrecta al tacto Suave puente nuca desciende al mar pecho Marea del corazón susúrrale Eiicuciitra la gruta dcl agua

VI1 Xaspasa la licrra del fiicgo la buena cspcraiiza iiavcga loco eii Iti jiiiitiira de los oc&iiios Cruza las algas áriiiate de corales ~ilula giiiic Einerge coti la rama de olivo llora socavando

Page 105: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1

1 ! ternuras ocultas

Desnuda miradas de asoinbro Dcspeíia el scxtaiite desde lo alto de la pest:iíia 1 Arqi~ea I:is cejas abre vciitaiias de la ii;iriz l Vlll Aspil.:i siispira Miic'rcic 1111 ~ioco Dulce leiicaiileiitc iiiiiCrerc Agoiiizn coiiir:i l:i 1111l)ilii C X L ~ C I I ~ C el goce Dobla el mástil Iiiiiciia las velas Navega dobla hacia Venus estrella de la maííana -el mar como un vasto crisral azogado- duérmete náufrago.

NICARAGUA AGUA FUEGO

I.liivi:i Vciii:iii:i irtic ;igii:i sol>rc Iioj:is viri ir i) p:is:i ;irr,isrr:iiido 11iIiI:is Iodos Ilcviiii iii,iiais árboles piiilaii estrellas cliarcos de saiigre koriteras de uii día que hay que pelear sin reinedio sin más alternativa que la lucha Detrás de cortitia mojada escribo dedos sobre gatillos guerras grandes dolores taiiiaíio ojos de inadres goteando aguaceros iiicoiitenibles vieiieii los cuerpccitos helados muertos bajan de la moritafia los muchachos con sus liaiiiacas rccupcradas de la coiicrii comemos poco Iiay poco queremos comer todos iii;iiii~s gi.iii<lcs I)laiic;is i~iiici-cii iii;ii;irii~~s pcro Iiiciiiios Iiosliir:ilcs ciiiias doii<lc iiiiijcl-es gi.it:iii n:iciiiiiciin)s todo cl dia pasaiiios p;ilpii:iii~lo tl l l l i tlllll taln t;iin venas de indios repiten Iiistoria: No <liicrciiios Iiijos qiie sean escl:ivos flores salen <le ataítdes iiadie inucre en Nicaragua Nicaraglia ini anior i i i i iriucliacliira violada levaiitálidose coiiiponiéndosc la falda camiiiaiido detrás dcl asesino sig~iiéndolo iiil~iit:iíi;i :]bajo iiioiitiiíin arriba

Page 106: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

iio pasarán dicen los pajaritos no pasarán dicen los amantes que Iiaceii el amor que Iiaceii hijos que haceii pan que Iiaceii trinclicras que haceii uniformes que Iiaceii cartas para los

inovilizados Nicaragli:~ ini aiiior i i i i negra iiiisl<ita siiiri;~ raiiia palo de mayo eii la Lagiiiia de Pcrlas vientos huracanados bajando Saii Juan abajo no pssarán y llueve sobre los sombreritos que aiidaii liusnienndo el rastro de las bestias y no les dan descanso los persigue11 los sacan del pecho de la patria los arrancan sacan la hierba

mala no la dejan que pegue queremos maíz arroz fríjoles que peguen las semillas en las tierras donde campesino guarda en caja de madera título de

Reforma Ag~iria iio paseti los diablos atiuiiciando la buena nueva

del perd6n a los que vieroii raiiclios arder y vcciiio ascsiiiado fi.cii~c a su iiiiijcr y sus Iiijos Nicaragua mi mucliachita baila sabe leer platica con la gente Ic cuenta sil cuento sale en aviones a contar

SU cuento aiida por todo el miindo con sii cuento a tiito 11:iIil:i Ii:isi:i pi~r Iiis co<li>s cii pcri6dicos de iclioiii;is

i i ico~i i~~~c~i i i l~ lcs siii:i sc piiiic hi.:iv:i iiirios:~ ]I;IKW ~iieiitir:~ cu:í~it:l h~il l :~ iiiete y ~61110 resiste :ivioiics iiiiii:is ~iir:iíias I>oiiih:is iii:il<liciiiiics

cii iiigl6s disciirsos sobre cómo bajar la cabeza y iio se deja se suelta pega carreras

y allá va el General y la colina los cohetes reactivos las columnas verdes avanzando despalando Iiaciciido iiigeiiios de azúcar ríos de leche casas escuelas chavalns contando su historia rciiqueaiido salidos del Iiospital agarrando bus para volver al norte viento que se sacude el miedo nacimos para esto reímos por esto entre dientes aiidamos la rabia y la esperanza no nos dejan no los dejamos ni a sol ni a sombra país chiquito pero cumplidor Nicaragua lanza lanzada atrevida chúcara yegua potreros de Cliontales donde Nadine sueña caballos percherones y sofiamos en surtidor tciieiiios iiiia fihrica de s~iefios suenos en serie para los descreídos aquí nadie sale sin su arañazo en la concieiicia iiadie pasa sin que le pase nada país de locos iluiniiiados poetas piiitores chorros de luces cscuelas de danza conferencias internacioiiales salones de protocolo policías escolares rcgaíiaiido dolceineiite carne y hueso de gente que acierta y se equivoca que priieba y viiclve a probar aqiií todo se iiiiicve caderas de iniijer bailaiido soiiatido gaii:is de vivir ante niciiiiias Iinh1:iiido de la iiiucrtc qiicricii<lo gziiiar sil pas:~jc

clc regrcso eii hojas iinpresas qiie salen por la tarclc

con SUS nientiras y sus rabias de Iiistcrica frustrada envidia de la inucliaclia que se contonea, se chiqtiea,

Page 107: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

cierra el ojo vende tainales vende pinturas Iiace inilicias va :iI parque inventa el aiiior enciende los malinclies se esconde para desconcertar sale andando en medio de bayonetas caladas hace circo y ferias y reza y cree eri I:I vida y en la niuei te y alista espadas de fuego para que a nadie le quede más decisióii que IXWI~SO terrenal o cenizas patria libre o iiiorir.

LOS PORTADORES DE SUENOS

En todas las profecías está escrita la destrucción del miiiido.

Todas las profecías cuciitaii que el hombre creará su propia destruccióii.

Pero los siglos y la vida que siempre se renueva engendraron tainbiéti una generación de amadores

y sofiadores; Iionibres y inujcrcs que iio soñaron cwi la

dcsri-iiccióii del miiiido, siiio con la coiistruccióii del mundo de las n~ariposas y los ruiseñores.

Dcsclc ~ ~ c ~ l u c i i ~ ~ ~ c i i í o i i tiiarc;idos ~>oi- cl ;iiiioii Detrás de su apariencia cotidiana guardaban la ternura y el sol de mediaiioclie. Sus madres los encontraban Iloraiido

por uii pájaro muerto y más tarde también los encontraron a muchos muertos como pájaros.

Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas y las dejaron preñadas de miel y de Iiijos reverdecidos por i111 invierno de caricias.

Así fiie como proliferaron en el inundo los portadores de sueños,

atacaclos fcroziiieiite por los portadores de pr«fccias

Page 108: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1iablado1-as de catástrofes. Los llamaron ilusos, románticos, pciisadores de

utopías, dijeron que sus palabras eran viejas -y, eii efecto, lo eran porque la memoria del paraíso

es antigua cii el corazón del Iioiiibre- los aciiinula~tores de riquezas les temían y 1;iiizabaii siis cjércitos contra ellos, pero los portadores de siiefios todas las noches

hacían el amor y scgiií.1 brotando sil scniilla del vientre de ellas qiie iio s6lo portaban sucíios sino que los

iiiiiltiplicabaii y los 11:icíüii cori.cr y Iial>lar.

De csta forma el niiiiido engendró de nuevo sii vida coino ~in ih i t i i Iial>ín ciigciiilr:ido n los qiie iiiveiitaroii

1:i Ill;II1clX de 31)aqr c1 sol.

1.0s l>orta<lorcs de s~iefios sobrevivieron a los cliiii;is gc!liilos

pero en los climas cálidos casi parecíaii brotar por gciieracióii espoiiránca.

()lii~;í.\ 1:is l>~lllller~ls, los cielos :r/.111es, 1:is llllvi~ls i0r1~~11ci:lIcs

tiivicro~i algo qiic vcr a>ii esto, I;i vcril:irl cs qiic coiiio 1:iborios:is Iioriiiigiiiras cbti~s rsl~ccíiiiciics iio dcjahaii de sofiar y de coiistruii

Iicrmosos iiiiiiidos, mundos de hermaiios, de hombres y tnujeres que se

Ilaniabaii coiiipafieros, qiie se eiisefiabaii ~iiios a otros a leer, se coiisolabati

cii las muertes, se curaban y cuidaban enti-e ellos, se querían, se

ayudaba11 en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y viento y de todas partes venían a iinpregnarse de su aliento y de sus claras niiradas y hacia todas partes salían los que los Iiabíaii

conocido portando sueños sonando con profecías riuevas que liablabaii de tiempos de mariposas y ruisefiores eii que el mitiido iio tendría que terminar en la

hecatombe y, por el coiitrario, los ciciitificos discfiai.ían fuentes, jardines, juguetes sorprendentes para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

S»ii pcligrosos -iiiipriiiiiaii las graiides rotativas Soii pcligrosos -decía11 los presidentes en sus

disciii-sos. ' Soii peligrosos -iniirniiiraban los artífices de la guerra 1 1 1 Hay que destruirlos -imprimían las grandes -

rotativas l l ay iluc dcstriiirlos -decí;iii los prcsidciitrs cii siis . .

I <I~SCLI~S«S ! I-lny qiic destr~iirlos -iiiuriiiiiraban los artífices de la

giicira.

Los portidores dc siieños coiiocian sii poder y por eso no se extrafiaban y también sabían que la vida los había eiigeiidrado para protegerse de la muerte que anuncian las

Page 109: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

profecías. Y por eso defendían su vida aun con la muerte. y por eso cultivaban jardines de sueños y los exportaban con grandes lazos de colores y los de la oscuridad se iioclics

y días enteros vigilaiido los pasajes y los c.iiiiiiios biisc,iii<lo csios ~icli~rosos c:irg;iiiiciiios que nunca lograban atrapdr porque el que no ticiie ojos para soíiar no ve los sueíios ni de día, ni de iioclie.

Y en el inundo se Iia desatado un gran tráfico de sueños

que no pueden detener los traficaiites de la muerte; y por doquier liay paquetes con lazos que sólo esta nueva raza de hombres puede ver y la semilla de estos sueiios no se puede detectar porque va envuelta en rojos corazones o eii ainl~lios vestidos de inateriiidad donde piesecitos soñadores alborotaii los vieiitres

q11e los cargan.

Diccii qiic la tierra dcsliiiCs de parirlos dcscnca<lciii> i i i i ciclo de arcoiris y soplú dc fecundidad 1.1s raíces de los .írboles

Nosotros s61o snbeinos que los liemos visto Sabemos que la vida los eiigendró para protegerse de la muerte que anuncian las

profecías.

ACONTECI~ EN UN VItlJE DE DOMINGO A LA PLAYA

1 .lovi;1. irosotros pciisábaiiios optiniistas: 1 3 c;imino sc aclarad iiiás adclaiite. Segliraiiierite eii la playa, el sol.

El parabrisas dcl carro zas zns. Nchliiia cii las vctitaiias. Árboles envueltos en sábanas blancas. Gcntc mojada. Frío eii la carrctcra.

-Mejor cstaríainos cn la caina. El horizoiite Ii:icia CI lado cicl iniar esti todo

nebuloso. Dcvi~lv:iinoiios 3 Iccr y ab~.ir/.:~r~ios--.

(" . ,ll~illllls: F.iit~niiios :I L)iri:i~iiI>:i, 'lbdo el ~ ~ ~ i c b l o ciicerriclo guardado de la bruma la Iloviztia.

Lii cl ciircdci 1 1 ~ Ins csquiiias deseiiibocanios de iiiiproviso en una rotoiida: Un iiioiiuinento iioinbres de compaíieros. El cenienterio al foiido. Se veía Iiertnoso. Niebla suavizando la muerte.

Page 110: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

-Bajenios. nunca he cstado aquí. Quisiera ver la tiiinba de Ricardo Morales.

Dejarle algunas caricias sobre la tierra. Unas hojitas de linionaria-.

Bajamos. Las tumbas de los ricos imponciites a la entrada. Sus áiigelcs Iloratido ligrimas de lluvia. Llovizna y turnbas biisc:iiido a Ricai-do. ;Dónde estará Ricardo? Y encoiiti-ainos lápidas <le otros: conibatientes, padres, Iicriiianos, moiijas

octogenarias. 1-lasin 111i:i iiiczqtiitn orieiir;il coi1 este epitafio: ~~Aqii í yace Raiiióii Lópcz qiic iiitirió jovcii disfrazado dc .i . n ~ ~ a i l o » . .. Pensamos en la muerte. Yo, Ricardo, buscaba tus ojos. Aqiiellos que unas pocas veces vi, inolvidables. los ojos de tii Iiija, Doris María.

No te encontramos. Regirsaiiios bajo la llovizna pertiiiaz. Fue como tocar la puerta de tu casa y no Iiallarte. Como qiie alguieii dijera que Iiabía salido, que andabas en algtiiia reunióii. Fiic como saher qtic ri i tiiiiiba no existe, que aiidás por allí, :~pi~t.ildc~ ciitw 1:15 C:IIICS ~~i<>j:~d:is ii.:il>:ijaii<li~ si11 iiiorii-tc iiiiiic;i.

NUEVA YORK

Bosqrie de los huracanes Se aproxima la ciudad de las altas cliimeneas Es Nueva Yorlc Nueva Yotlc Las nubes se enredan en la cresta de la ciudad Desdc arriba las calles semejan rejas de iin inineiiso acerado laberinto Se levaiita la Iiumareda el vaho cl vapor cspiitila dc gciite que vive olas de sercs batiéndose eii marea baja y marea alta eii las costas calles contra las rocas picos rascacielos Corre el avión sobre trampas lisas rectas bulbos azules blancos señalan la pista de aterrizaje Bajamos a la ciudad de los tumultos niido de las aglotneraciones ruido clc treiics biiscs taxis rostros innumerables rostros vistos una sola vez irrepcribles coiisuinidos en la pror~indidad moviéndose Iiacia destinos desconocidos inalecas etiq~ictas evocando países remotos coiiicidimos cii la hilera abordaiido los taxis

aiiiarillos nos scl>;ii-aiii~s siii siil~cr rliii6iies soiiios todos vaiiins n algiiii;~ parte sin inirariios cticrpos nprctaclos cuerpos cliie cliociiii ojos qiie no se ciiciientran Entramos corremos surcamos autopistas iluiniiiadas

Page 111: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

puentes arcos el río oscuro corriendo abandonado a su suerte

como nosotros conio todos :iquí arcliipiflagos islas sin piiciitcs criiz:iiido piieiitcs ;irtilici«saiiictitc labi.:icIos cii el

3ccro Nueva York vieja bruja fasciiiaiite cambiante camaleón caja de ~iaiidora abiertas calles abiertas &Idas abiertas puertas Iiacia la tcntacióii libros muebles ropa revistas restaurantes tiendas tiendas tiendas caras baratas cines teatros modas deportcs poriiogrüti'a z:ip:itos qiicso sorbcte conciertos ópera boutiques almacenes iiitnensos el almacén más grande del mundo pisos pisos pisos unos sobre los otros cafeterías Iiaiiiburgueserías supermercados salmón ostras aguacates jugo de naranja máquinas para jugar para excitarse para pensar para calcular drogas para sofiar audífoiios p a n pascar por las calles oyendo iiiúsica en patines surcando navegando ausente dc la calle los traiiseíintcs pasando Niicv:i Yorl< dc :ilgos edificios gciiiclos los iii:is ;ilios clcl iiiiiii~lo: el 1Voild 'litidc Diiil~liiig C I edificio del coi~~ercio do~iiinando toda la ciiidad Dios dc la ciiid:id dos torres dos ojos i i i i~indo Bosque de los Ii~iracaiies . . 1;iiitos :<rboles de concreto i:iiitas ventanas ;iltas Ciiaiido el vieiito solila se crc:iii coi:rieiitcs furiosas eiioriiie boca sopl;iiido su propio cliiiia ventiscas atizadas por los rascacielos el viento atrapado en esta red gigante

nacida de la mano del hombre Nueva York aquí trabajaron trabajan miles de personas clcjaroii dcjaii sus anos sus siicfios ciigctid~iroii ciigciidr:iii Iiijns I ~ ~ : I I I I : I ~ ~ I I Icv:l111:111 CStilS ~<llillllll:ls :lr1.3~>:ld<ll.:1~

<le nubes piicrtos acropiicrtos cstacioncs carreteras avioiics trenes barcos trajciu~i gricoos ii-l:iridcses P italianos cliiiios Iiiiidiies árabes latinos polacos rusos japoneses filipinos africaiios hiiscadorcs de fortiiiins perscgiiidos esclavos ~xili;id«s ;ivciitiircr«s iiiiisicos poctns científicos locos gaiigsters anónimos inmigraiites olas de rostros confiiiididos desleídos perdidos Aquí vive un pueblo un árbol de muclias raíces vidas muertes dequienes aquí se eiitcndicroii socios de la soledad y el estrépito Nueva Yorlc Central Parlc Se iios acercan las al-dillas Es raro qiic se accr<liiin pero I:is Ilaiiié les Iinhl6 Viiiicri~ii iiiiccli~s;~~ c:iiiiiii;iiiili~ soliri I;i gr;iiii:i yu~ : i

por C I i i ivic~~~io 'l'roiiciis lisos si11 Iioj;is clcsniidos csqiiclfticos Iicriiiosos cii el a~irdccer

'le1 f>ío Jóvciics jugando base-h:ill ~inrcjas nh~v.:i~las iiosotros abr;izados coiifiiiididos c:~lllill:lll<l~l si11 rostros sin i~lcllti<l;l~l [l:tKl ll;l<lic gi-aiios clc nrciia cii cst:i pl;iy;i riiiiiiilio d ~ l ;iiioiiiiii:iio Miicllcs de Niicva York el río corrietido el Hiidson dcrraiiiiiidose estirando sil tira plateada robles negros

Page 112: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

recortados eii el atardecer cl Iioinbrc paseando sus perros

cl homosexiial llamando al teléfono público prrguntando por el amado clavos herruinbrados maderos carcomidos por el agua arañazos de aviones serpenteando el cielo

congestionado iiiilcs d c ;ivioiies iiiclo cl día ~ ~ i t ~ . i ~ i i < l o y si~liciido ttciies subterráneos mundo subtertineo atronador carriles estaciones vagones pintados de consignas que no dicen nada pincas en las paredes ininteligibles sigiios de qiiicnes no s:iheii qué dccir s6lo ~ L I C qiiicrcii dccir algo coiifiiso <tejar Iiuella Ilainar la atencióii arniados dc latas de pintura eiiiborronaiido el aliiiiiiiiio corriéndose de la policía violando matando sirenas a todas horas pleitos callejeros iiisiiltos salidos de cualqiiier parte I<ostros vivos iiiucrtos alegres tristcs pcrsoii.is que q~iiereii platicar coinuiiicarse Iiablarsc entre sí los incomunicados la mujer gritando en la calle poy Dios ayúdenme -en espafiol- pasando a sii lado nadie se dctieiic Sc vaii a sus casas toman café café maiiana tarde y noche café traído de países coino el nuestro países pequefios pobres exportadores de café países que toman café aguado para que en

Nueva York pascinos por ticndas donde cl café eiiipapa el olor

de toda la calle Nueva Yorlc Vicia bruja fascinante

1)~ita cara carísiiiia vida carísiina coniida carísimos iibros

apartamentos carísimos Gozar es tener dinero Sólo tiecesitás dinero Sin dinero no hacés nada Baiicos sacrosantos seinejaiido coiifesioiiatios coi1 iiiriquiiias códigos dispciisarlorcs dc diiiero apretis u11 número y salen los billetes Entran las personas a retirar dinero Unas al lado de las otras respetuosas no se miran diríase que están rezando Nueva York Uosq~ie de los Iiiiracaiics Bella ciiidad horrible pobrc gente rica pobre gciite pobre fascinación Iiecliizo magia de la abuiidaiicia olas de seres batiétidose en marea alta y marea baja felices desgraciados seres Iiuinaiios apl-ctujados eii este vienti-e contráctil ciudad voniitáiidolos naciéridolos seres abigarrados enrejados pegados unos a los otros rehuyéndose los ojos huyendo a sus peq~ieños mundos cuidaiido luchando para que no se les confuiida

el nombre la identidad conocer su ventaiia cn la maraíia

de pisos no perder la llave la casa eltrabajo la mujcr

i el Iiombre 1 la lágrima el tacto el semen -

sobrevivir i sobrevivir conio iiosotros qiic sobreviviiiios

l que luchamos para sobrevivirlos a ellos que sobreviven

1 Nueva York

Page 113: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

1 Bosque de los Ii~iracaiies ! Mañana aterrizaremos en Aeropuerto Augusto 1 César Saiidiiio

y la ruta la pistn el aterrizaje estará iluininndo por candiles

p c ~ i t c h ~ s ~x>brcs ciriiios ~ l c c;iii<lilcs.

PECERAS DE AMOR

Niicsiros ciicrpos clc pcccs se <l~~.sli~~lll ~ 1 1 7 0 ti1 l ; l < l ~ > dc.1 ,,ir<>, 'lii piel ;iciiiiic;i iiad:i cii cl siicrio j~iiiro a la iiiía y brillati tiis escainas en la luz luiiar filtr5tidose por las rctidijas. Seres trasltícidos flotaiiios confinados al agua de nuestros alientos coiifiitididos. Aletas de piernas y brazos se i-ozan en la niadritgada cti el oxígeno y el calor qiic siibc dc 1;)s blaiic,is ;ilg:is c o t i q ~ c iios protegenios del h-ío. En algún momento de la corriente tios encontramos lucios peces se acercan a los ojos ;ibierios peces sitiuosos recoiiocit:ndose las braiiqiiias agitadas.

Miicrilo cl :iiiziiclo clc i i ~ I>iic:i y poco después desl~icrto picrdo 1;i aleta dorsal las extreniidades de sirena.

Page 114: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

NOTAS PARA LA MADUREZ

Si querés que te diga la verdad: 'e ecer, Jamás quisiera en\ j

inucho menos morirme. Difícil se me hace concebir la vida sin la belleza. Iningiiiarine el cucrpo cediéndole paso a Iss Icycs dc Ncwtoii dcsiiioiuii.íiidose dobláiidose ajado Iiacia su fin Y soportar aquello. l'ienso cii lo que nos dicen las niujeres sabias, las mayores. Diccii que la vida se abre como una alameda ciiaiido finalmente la cxpericiicia alcanza el centro

I:i :iriiioiií;i dcl coticicrto dc las cosas vividas sc dcia oír cii CI crepúsculo. Pero sus voces aúii no me convencen. Me aferro a las curvas de mi cuerpo n los reflejos liinpios dc ini carne y me aterro al observar I;is primeras seíiales del tiempo sobre ini rostro. Aúii piicdo cscoiidcrlas. Aiiii iio cniirciiilrlo lisiii-:is iri-cpaiablcs. l'cio cl paso de los dias iiie aiiiciiaza. Mc diso ~ I I C S<>III.C~I.& con otra bclI~%i~ qiic x r i . abiicla de l;irb. r.17 CITLIZ~IS

y iniichos ciieritos y pocinas y pastcles pcro no me engaño: no nic Iiace niiigiiiia gracia.

! Siii eiiibargo no seré yo 1 iii mi afán ! quien cambie el rumbo inexorable de todos los relojes i S o detensa a Diiiita de lágrimas la tierra orbitando - . -

obediente sobre sil eje 1 Moriré como todos

Me consumiré con mis recuerdos : y tendré que hacerle frente a estos miedos e inventar una pose grácil

j cuando mi estructura se corroa y desvencije y tenga que apoyarine usar anteojos catiiiiiar despacio cuidar la presión y el corazón iAli! Pero siento que aún no iiie llega la hora y siti embargo los cumpleaiios no me ayudan inis hijas adolcsccntes enseiían sus cuerpos de mujeres ini Iiijo crece sin piedad y por priiiiera vez tengo necesidad de escribir iin poema

como éste.

Page 115: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

POEMAS DEL ENCUENTRO

Eii el silencio iiiierior la felicidad ciiciciide lámparas cn el pasadizo dc las tardes:

1 Reposo coino la reina de discos del Tarot que con sil alto sombrero medieval nos da la espalda y está reclinada mirando al oasis apreciando sin orgullo ni modestia los friitos de largos y niinierosos trabajos sabiendo que no hay triunfo eterno, pero tampoco eterna

clesolncióti. Allá están las fuentes donde el agua oficia las fluidas ceremonias de la vida. Puedo ver el árbol solo en la distancia pero también el bosque tirnbroso de utiicoriiios pacientes. Ilcspii6s de soledaiies y sin sentidos contemplo jardines de Iielcclios sensuales y iiii leclio blando y terso donde los sueiíos se iiinltiplicaii Abro mi casx de ventanas redondas para oír la Iiistoria íntima de batallas y triunfos y derrotas -mieles y hieles de esta experiencia efímera que es la v i d a Recuerdo cómo antes desesperé -y aún Iioy a veces olvido lo api-eiidido- insomne iioclie tras iioclie atónita ante el tienipo y las nociones insoiidablcs del principio, el fin y las razones de este pasaje grlivido y tan aparentemente fútil

acuiiiulé libros y m:ipas para encontrar la voz, la Iiistoria de los astros desentrafiar los mitos la »bscsióii de ícaro q ~ i c no quiso precipit:irsc al iiiar; preferí las alas :i I:i iii<~i.dacid:id o la coiivciiiciici:~. Aiigclcs y iiioiisrriios iiic iiiosti-;iroii sus c:irns igii:iliiiciiic fasciiiaiircs, 1icr0 me í.iic dado saber cliie nadie iixís que yo podía penetrar las antesalas húmedas de la conciencia

primigeiiia y ascender antes de las asfixia coii la rama verde, el sabor de la clorofila en el paladar. 7Liiido anduve para no eiicoiitrariiie niis que conmigo misnia, coii el reflejo del Universo en mis faccioiies <Ic ~ircn~cclii;i<l;i iiiilici-fcccihti: Supe al fin que el aire de las euforias secretas vive asomado a mi propio rostro tiene el calor de mi plexo alar.

1.a esencia de ser es inultitudiiinria y en su niiiltiplicidad posee ini tioinbrc.

11 Nunca estuve menos sola, tnis feliz que cuando al aceptar lo que nunca sabría supe quien era.

111 Sonios coino las plantas, nuestra piel es Iioja y nervaduras, sembradas sobre el magiiia de pasiones Iierinosas que bailan sin cesai:

Page 116: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Soiiios danza y daiizar en cl viento es potestad de 1iiiestr:is piernas siii raíces. 'Ioclo cniiibia y riada ~>criiiaiiece. '1' iio Ii:iI>rí:i bellcza, ni danza, ni iiioviiiiieiito si las esiacioiics no alborotarati los colores y el 1;111:ije dc los ii-l~oles no se desprendiera ainarillo en el atai-decer. No habrá vida siii muerte, ni 110s alinieiitaríaiiios. Y i:riii;is Ii:iIiríaiiios sido esto que soiiios *i I;i ciiiiciciici:l i i r i y,ii:wcl;~r;t C X ~ > C ~ ~ C I I C ~ : I S iijcn;is que iiiistcriosaiiieiite aposentan cii el aire interior cuya esencia desconocemos. Y sin embargo así como Blalce dijo: .La eternidad está enaniorada dc la fabricación del tieinpo,, es iiievirable enamorarse de la creación y sentir el dolor de no ser inmortales. Pero ven y abandona el egoísta rencor ante lo incoiiil>rciisible, porque la vida se alimenta dc la vida, hcn~os de arder en la pira funeraria sin perecer; los cantos y los mitos . no cicsapiircccráii con nosotros cotiio no pcrecc el irbol que recto y tendido me sirve de apoyo para escribir esta

reflexión. La expcriencia dc la vida es la pasión de beberla Ii:ist:i la ciiibriagiirr. profuiida, c:iiitar, bailar, ~Iccir versos hcr~iiosos y Iiicgo doitiiir.

! m!

! Afuera la noche agazapada

1 aguarda conio un tigre el salto inortal a través de la vcntaiia, e11 C S ~ C reci~iio cl<>lide d»lios:iiiientc

1 ! Iiago surgir dcl aire las palabras ¡ me asombra la latente presencia de un beso sobre la pierna. .! No Iiay nadie sólo mi ci~erpo solo

mi cuerpo y los cabellos extendidos en imágenes cstoy yo y están ellas las mujei-cs sin habla

: esas que niis dedos alumbran csas que la nociie se Ilevd en su aliento de luim

Mujeres de los siglos me habitan: Isadora bailando con la túnica Virginia WoolT, su cuarto propio Safo laiizáiidosc desde la roca Medea Fedra Jaiie Eyre y mis amigas espantando lo viejo del tieiiipo cscribiéiidose a sí misinas saciidiendo las sombras para alutnbrat perfiles y dejarse ver por f in <Iesiiiidadas de toda coiivciicióii

M~ijcrcs d;iiizaii a 1;i luz dc tiii 1áiiipai.a se suben a las iiiesas dicen disciirsos iticeiidiarios ine sitian con los sofrimieiitos

Page 117: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

i las marcas del cuerpo, el alumbramiento de los Iiijos I el sileiicio de las olorosas cocinas, los efíinci-os tensos

i dorinitorios ! niiijeres ciioriiics iiioniiineiitos irie circiiiidaii

diccii siis pociiias cai1i;iii I>aii;iii rcc~il>ci.:iii I:i v<iz ! dice: No pude cstiidiar latín no pude escribir coino

Slial<espeare Nadie se apiadó de nii giisto por la música George Salid: Tuve qiie dish-azaririe de Iionibir, escribí

oculta en el ' noiiibre masculino / Y más allá Jane Aiisten acomodando las palabras de

1 <cOrgullo y Perjuicio» en iin cuaderno en la sala coiníiii de la parroquia

! interrumpida innutnerabletneiite por los visitantes

Mujcrcs de los siglos adust:is ciivejecidas tiernas con los ojos brillantcs descienden a mi entorno ellas perecederas iiimortales parecieran gozar detris de las pestaíias viendo i i i i ciinito propio el nítido legajo de papeles blancos la iiegm elccti:óiiica iiii<liiiii:i dc escribir los estantes de libros los grucsos diccionarios el ceiiiccro negro de ceniza e1 humo del cigarro

i Yo miro los armarios con la ropa blanca i las peqiieiias y siiaves prendas íiitimas I la lista del iiiercado en la inesa de noclie

siento la necesidad de un beso sobre la pierna.

EL HOMBRE Y EL. UNIVERSO

Dcjaiiios el espacio ilutiiiiiado de la coiivcr,nci61i dc los ainigos.

Es llora de dorinir y se tnucveii las sillas y los vasos. Las parejas se retiran a acariciarse la mutua soledad.

Vení -decís- y ine tomás la mano. Salimos a la playa oscura y el cielo es todo el Universo el Universo nítido y clarísimo la manclia blancuzca de la Vía Láctea la di:igorial Criiz del Siir, astros rciiibl:iiido cii cl viciilo. JainAs viera yo noche inis intensa dcfiiiidos los continentes del ciclo las coiistelacioiics i-iitilaiites las ciioriiics iiic6giiii:is <IcI iiiliiiiro dcsplcgadas eii el aire delg;ido <Ic CSI:I l ~ ~ ~ n i i ~ ~ i c l x 111;clir dcsicr~ii.

VOY Y Yo, 1 i i i i Iioii~brc y iiiia iiiiijer i l sobre Ins rocas

vemos cóiiio se despreiideii estrellas 1 y criizaii sileiiciosos los meteoros. l

i No pido L I I ~ deseo i -iiic parece tan trivial- ! coiiternplo solamente aquel inisterio

j a boca de jarro me inclino para tocar la fosforescencia del agua

j

Page 118: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Hace fi ío y de proiito reveo alzarte sobre la piedra oigo ruido de manantial sobre la arena. A t~.ivés de tus piernas el arco de líquido ámbar no es menos que la curva'cspacial que cursan los astros errantes

En iiii instanrc \a i~~ii i~i~sicl :~d r cd~~cc siis co~irornos la ntcrrorizaiitc f.isciiiaci6n sc tor11a fi~iiiiliar y :icogcdora Estamos siii diida aquí. Soinos partc de cuanta I>elleza.

Co11 toclo < I c ~ d i o te oririás frente al Universo.

PLACERES SECRETOS

¡Ni! Si pudiera alimentarme tan solo de sorbete Altas copas de dulces Iiielos donde nii Lengua encoiitraria el tenue sabor dc los atardeceres perezosa lamiciido el gcsto frívolo dc los transeúntes en la modorra del calieiite crepúsculo.

iAh! El inexistente Café de toldos aniarillos extendidos sobre aceras en el resplandor donde posada en una silla mirarla al liombre si11 Iiablar dejando el sorbete desliacerse en la oscuridad de la boca mientras el desconocido -de espaldas- mira pasar a las mujeres Iiumedecidas por la traiispiracióii.

Altas palineras bordearían el inexistente malecón donde el lago lame pies de niiios vagabundos jugando con pelotas amarillas exangües El frío entre mis dientes languidecería deshaciéndose en recintos espesos

iAh! El calor y los movimientos apagados, tenues del inesero asoi~iin<lose al cscotc de la tiirista ingenua al tiempo qiie mi ciicliara se Iiiinde en la copa cónica dc crisi;il tr:iiisp;irciiic 1mra l.ca~~uclar el giisto iiitiiiio y soliinrio vainilla cacao cal? coco Fresa sobre papilas agitadas Y pretender una pose fría ausentioscura

Page 119: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

j

i

/ -el hoinbre tendría la súbita tcntacióii t

; de volverse y mirar- ! ciiaii<Io el sol ~Icsciciida con uii Iciito riioviiiiiciito gir:itoi.io i

1 l

i sobre cl café de toldos aniarillos I 1. -iiiod<~si~ I>:ISYI (Ic :i~lolcscciircs <le I:irg:is liicrii:~s 1:itiiiciiclo

l3l:lllco cll~lc~ll:lcc y r0s:i C l l el ~lollicllte <l<! l l l i f:ll~l:i

q ~ i c rozaría levciiieiite Iii picrii:i del cxtraíio 1 cuando al abandonar iiii niesa bajo los toldos iiie perdiera en la calida noche apeii;is abierta.

I . . l !

EROS ES EI. AGUA

1ti1ii.c 111s ~>irrii;is cl iii;ir iiic iiiiicsirn cxii-;iiios :irrccili,s roc:is crk;t~i~l;i,~ c<>fiiIcs : i I t ; ~ ~ ~ c r < ~ s ci>iiii.a iiii grii~:i dc cafiicol:is c~>iicli:i ii:ic;ir tu iiiol~isco de sal pcrsigiie I;i corriente el agua corta me inventa las aletas mar de la iioclie con lunas suinergid:~~ tu oleaje brusco de pulpo enardecido acelera mis branqliias los latidos de csponja los caballos niinúsc~ilos florniido eiirre geriiidos eiiredados en largos pistilos de nicdiis;~. Amor entre delfines. dando saltos te lanzas sobre mi flanco leve te recibo sin ruido te miro entre burbiijas tii risa ccrco con iiii boca cslxiiiia ligerczn dcl agiin oxígciio de tu vcget:iciiiii de clorofila la corona de luiia ahrc csp;icio al oc&iiio De los ojos plateados fliiyc 1:irg:i lllir:l~l;l fi11:11

y nos alz:iinos <-lesde el cuerpo nciiirico soinos cariic otra vcz una mujer y un hombre entre las rocas.

Page 120: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

AMOR DE FRUTAS

L1ej:imc qiic espnrza Illilll'LallaS CI1 CLI sexo ii6ctiires dc iiiarigc) c;iriic ilc I;.cs;1s;

Te abrazo y corren las maiidarinas; tc beso y todas las uvas sueltan cl vino oculto de su corazón sobre iiii boca. Mi lengua siente en tus brazos el zumo dulce de las naranjas y en tiis picriins el protnegranate esconde sus semillas iticitaiites.

Dciiiiiir qiie cosechc los frutos de agua <]"e "1cI:ill CI1 111s 1>0rOS:

Mi Iioinhrc cIc limones y duraziios, daiiic a bcbcr hiciitcs de iiiclocotoiies y haiiaiios ~iciiiios de ccrcz;is.

7ii ciicrl>o es cl ~>:ii.:iíso I>mli<lo clcl ~ I L I C nunca jain:ísniiigúii Dios l"><li.:i cxp~lls:irriic.

Te dije qiie Iiiciérainos el amor como Felinos riigiendo coino pareja de libélulas copulaiido eii el aire coino cebras, corno venados. Todo es posible cii esta tioclie fría cii CIUC t~lulaii los :irboles y la casa cii iiiia iiiicz TrAgil vadeando las cnormcs bocanadas'del viento. Estamos solos y si11 ciiil>argi> I:I si11cd:id no existe. Si juiirainos las inniios ciiceiitlcrcinos cl fiiego iinprcscindible para vcriios los ojos brillantes del deseo. Tu piel me atrae con la gravedad de todo el cosmos que afuera sufre so negra eternidad

impenetrable. Pretendamos que sonios una nave sobre la tersa espalda del

océano y eii el cuenco profiindo de la madera, acomodémonos para

el amor, acurruquémonos y seamos otro nuevo elemento; una fusión de

aire, fiiego y agua.

Page 121: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

i NUEVA TEOR~A SOBRE EL BIG BANG i

El Big h i i g fue el orgasiiio priinigeiiio: Orgnsiiio de los Dioses aináiidose en la nada. Cada vcz qiie te nnio repito la g&iicsis ~iiiivcrsal protoiics y iieotroiies, iieutriiios y fototics saltan de iní eiiceiididos a crcar iiucvos inuiidos ccntellas y meteoros se cruzan con mis gritos / te amo mientras mis pulmones crean la Vía Láctea de nuevo y el sol vuelve a nacer redondo y an~arillo de ini boca la luna se me suelta de los dedos Marte, Plutón, Neptuno, Venlis, Snturno y sus anillos las iiovns, siipcr iiovas, los agiijeros negros

I anillos concéntricos de galaxias innoiiibrables j se desgajan de mis contorsiones. i Soy Gala, soy todas las Diosas cx~~lotando.

Enti-e luz de centellas tu planeta de fuego ¡ prende inis luces todas 1 brotan mundos cometas meteoros se Iiaceii trizas ! lluvias de estrellas danzan e11 el arco del éter 1 nace por fin la cierta sus edades de magma y cataclismos

la primera partícula de vida iiioviéndose en la hierba

I su cilicio I y luego es el silencio 1 velocidad de materia clue se dispei-sa en círculos 1 tlis soles y iiiis soles se asientan eii su espacio / es el frío la grandeza del tiempo : la eternidad el azul y el rojo

I i los sonidos, la estática el amor insondable tu amor tierno tus inanos en mi frente i las campanas a lo lejos bing bang biiig bang bing bang

biiig baiig Big Bang.

1

Page 122: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

NO ME ARREPIENTO DE NADA

Desde la mujer que soy n veces iiie da por coiitemplar :IIIIICIIIIS <111e piidc IiiiOcr sido; las iiiiijcrcs priinorosas dechado de virtudes Iiacciidosas 0ueii:is csposas <]tic iiic descara ini iiiadre. No sé por qui. toda mi vid;i iiie Iie pas:ido rcl>elatido C0 l l t r ; l CII:IS odio siis niiicixvGis cii i i i i cucrpo la culpa qiie sus vidas impecables por cxtrafio maleficio iiic iiispir:iii; iiic rcbclo contra sus b~iciios oficios, 10s Ilaiitos noctiirnos debajo de la almohada a escondidas del esposo el p ~ d o r de la desnudez bajo la planchada y alinidonada ropa interior. Estas mujeres, sin embargo, ine miran desde el interior de sus espejos; levatitan i i i i dcdo aciisador y, a vcccs, cedo a sus iiiii.:i<l:is <le rcpi-ciclic ); quisici.:~ g~~i:iriiic I:i ;iccl>t:1ci6ii iiiiivcm;iI, scr I:l ~~ i l i f i : i i)iiciia>~, la xiiiiijer decenten la $i~~<~oti~l:i irrc~~vc~cli:iI)l~, s:icai-iiic <licz cii coiid~ict:~ con el partido, el estado, las amistades, [ni faniilia, mis hijos y todos los demás se,-es

quc abundantes pueblaii este inundo nuestro. Eii esta contradicción invisible entre lo que debió haber sido y lo que es Ixe iiivertido iiumerosas batailas mortales, batallas inútiles de ellas contra ni¡ -ellas contra mí que soy yo misma- Con la ~siquis adolorida,) ine despeino tran~~redieiido los aiicestrnles programacioiies desgarrando a las rniijercs iritcrtias que, desdc la infancia, me retuercen los ojos porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños porque iiic atrevo a ser esta loca falible, ricriia y vuliierable qiie sc enariiora coino puta triste de causas jiistas, Iioinbres Iicrinosos y palabras jiiguetoiias porqiie, de adulta, ine atreví a vivir la niiiez vedada c Iiicc al aiiior sobre escritorios en Iioras dc oficina y rompí lazos iiiviolables y me atreví a gozar cl cuerpo sano y sinuoso con el qiie los genes de todos inis aiiccstros me dotaron. No culpo a iiadie. Más bien les agradezco los doiies. No me arrepiento de nada, como dijo Edith Piaf Pcro en los pozos oscuros en los que me Iiundo; en las mañanas cuando no más abrir los ojos sieiito las lágrimas pujando, a pesar de felicidad que Iie conquistado finalmente rompiendo estratos y capas de roca terciaria y cuateriiaria. vco :i iiiis »tr;~s iii~ijeres seiit:idas cii el vcsríbiilo iniriiidomc con sus ojos dolidos y ine culpo por la felicidad. Iri:icioii;ilcs iiifi:is I>~iciias ine circundan y daiizan sus canciones infantiles coiitra mí; contra esta mujer hecha y derecha

Page 123: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

plena esta iii~ijer de pechos cn pecho y anclias caderas qiie, por ini iiiadrc y contra ella, 111c giis1:i scr.

Page 124: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

ENTRADA A LA POESíA D E GIOCONDA BELLI ..... POSDATA ........................................................................

Y Dios inc Iiizo iiiujer .................................................. .................................................. Soy Ileila de gozo

Estoy dcseando ...................................................... Metamorfosis ............................................................... Sietito qiic voy alcjáiidome ...................................

....................................................................... Sieniprc . . ..................................................................... Escribirte Y ...........................................................................

........................................................................ Biblia ....................................................................... Yo soy

......................................................... Llciia de grumos .............................................. Te veo coi110 un tcinblor

......................... ......................... Castillos de arena .. ................................................................. El Recuerdo

Abandonados ............................................................... Dc~~arraiiiadns ..........................................................

........................................................................... Estaré Te duerines ..................................................................

........................................................................... Iliiiic ................................................................. I:spcr.íiidolo . . Mciistrii;icc~oii .............................................................

lengo .......................................................................... Maternidad 11 ............................................................. Feto ............................................................................

Page 125: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf
Page 126: Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

Esto es amor ............................................................ 156 Sonar para despertar sonando .................................... 159

................................ Nueva construccióii del preseiite 162 ................................... Ilesafío a la vejez 164

1':ii la doliciitc solcdad dcl cloiniiigo ............................ 165 .................................................. 'lodo sea por e1 ainor 167

Eva uívierte sobre las maiizanas ................................. 169 Poda para crecer ..................................................... 172

................................................................... Exorcisiiio 174 ........................................................................... Mayo 175

................................................................ I'criiiiiiicncia 176 I > ciicioii . . . . ........................................................................ 178 I i i iiicinoriam ........................................................... 180

.................................................................. Sin palabras 182 Del diario de Ariadna .................................................. 184 vigilia .......................................................................... 185 Ilcglas del juego para los hoinbres que quieran ainar a

mujeres mujeres ...................................................... 187 Saliido al eclipse eii ticnipo de guerra ........................... 190 Signo.\ .......................................................................... 191 . . Si yo iio viviera ............................................................ 193 Devoluciones ............................................................... 195 Permanencia de los refugios ..................... .: ................. 196 Ftirias para darizar ........................................................ 200 . . . Alucirlacion ................................................................. 203 Amor eii dos ticiiipos ................................................... 205 ()ctiibi.c ....................................................................... 207 Ilcqucíias Ieccioiies de erotisrno .................................... 208 Nic.1 i.: igi1.1 :igii:i riicgo .................... ... .......... 211 I.iis port:icl«i-es dc sucíios .......................................... 215 Acoiircciii cii i i i i vi:ijc de doiiiiiigo :I I:i pl:iy;i ................ 21') Nucv:~Yorl< .................................................................. 221 Peceras de amor ........................................................... 227 Notas para la madurez ................................................. 228 Poemas del encuentro .................................................. 230

. . . .................................... Coiijuiic~on ..................... .. 233 El hombre y el universo ............................................ 235 Placeres secretos ...................................................... 237

............................................................. Eros es el agua 239 ........................................................... Aiiior de frutas 240 . . ............................................... Sortilegio coiitra el fiío 241

................................. Nueva tcoría sobre el Big Bang 242 ...................................... No ine arrepiento de nada 244