Belgarath 1 - La senda de la profecía

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    CIRCULO DE LECTORES

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    La senda de la profeca

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    La senda de la Profeca Crnicas de Belgarath I David Eddings

    Ttulos de las ediciones originales:Pawn of Prophecy y Queen of Sorcery

    Traducciones del ingls: Ciruelo Cabral, cedidas por Grupo Editorial Ceac, S.A.Diseo: Bhrle/MutterIlustracin: Xavier MartnezFoto de solapa: Richard HeinzenCrculo de Lectores, S.A. (Sociedad Unipersonal)Valencia, 344, 08009 Barcelona1357969108642

    Licencia editorial para Crculo de Lectores por cortesa de Grupo Editorial Ceac, S.A.Est prohibida la venta de este libro a personas que no pertenezcan a Crculo de Lectores.

    La senda de la profeca

    1982 by David Eddings Editorial Timun Mas, S.A., 1989

    La reina de la hechicera

    1982 by David Eddings Editorial Timun Mas, S.A., 1990Depsito legal: B. 31348-1996Fotocomposicin: gama, s.l., BarcelonaImpresin y encuadernacin: Printer industria grfica, s.a.

    N. II, Cuatro caminos s/n, 08620 Sant Vicenc dels Horts

    Barcelona, 1996. Impreso en EspaaISBN 84-226-5921-2 Tomo I)ISBN 84-226-5924-7 (Obra completa)

    N.35394

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    David Eddings Crnicas de Belgareth I La senda de la Profecia

    Libro Primero

    La senda de la profeca

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    La senda de la Profeca Crnicas de Belgarath I David Eddings

    Para Theone,que me cont historias

    y no pudo quedarse a leer las mas,

    y para Arthur,que me mostr el caminopara convertirme en un hombre...

    y an sigue hacindolo.

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    La senda de la Profeca Crnicas de Belgarath I David Eddings

    Prlogo

    Sobre la Historia de la Guerra de los Dioses y los Actos de Belgarath el Hechicero,

    adaptado deEl Libra de Alorn

    Cuando el mundo era nuevo, los siete dioses vivan en armona y las razas del hombre eran un solopueblo. Belar, el mas joven de los dioses, era amado por los alorn. El se instal entre ellos y los estim,y los alorn prosperaron bajo su cuidado. Los dems dioses tambin reunieron gente en torno a ellos ycada dios estim a su pueblo.

    Pero Aldur, el hermano mayor de Belar, era un dios sin pueblo. Aldur vivi apartado de hombres y

    dioses hasta el da en que un nio vagabundo lo busc y se present ante l. Aldur acept al nio comodiscpulo y lo llam Belgarath. Belgarath aprendi el secreto de la Voluntad y del Mundo y se convirtien hechicero. En los aos siguientes, hubo otros que acudieron tambin en busca del dios solitario.Estos se congregaron en hermandad a los pies de Aldur para aprender de l y el tiempo no los toco.

    Sucedi entonces que Aldur tom del suelo una piedra con la forma de un globo, no mayor que elcorazn de un nio, y le dio vueltas en su mano hasta que la piedra se convirti en un espritu vivo. Elpoder de la joya viviente, que los hombres llamaron el Orbe de Aldur, era muy grande, y Aldur obrmaravillas con ella.

    De todos los dioses, Torak era el mas hermoso y su pueblo eran los angaraks. Estos quemabansacrificios ante l y lo llamaban Seor de Seores. Torak encontraba dulces el olor de los sacrificios ylas palabras de adoracin. Lleg el da, sin embargo, en que supo de la existencia del Orbe de Aldur y,desde aquel momento, no conoci la paz.

    Por ultimo, disimulando sus sentimientos, acudi a ver a Aldur.Hermano mo dijo Torak, no est bien que te mantengas apartado de nuestra compaa y

    consejo. Desprndete de esa joya que ha seducido tu mente y la ha enajenado de nuestra camaradera.Aldur mir en el interior del alma de su hermano y lo increp:Por qu buscas el poder y el dominio, Torak? No te basta con los angaraks? No permitas que tu

    orgullo te lleve a desear la posesin del Orbe, o ste acabar contigo.Grande fue la vergenza que sinti Torak ante las palabras de Aldur. Alz el puo, lo golpe, y, tras

    apoderarse de la piedra, huy.Los dems dioses le suplicaron que devolviera el Orbe, pero Torak se neg. Entonces, las razas del

    hombre se levantaron y se dirigieron contra las huestes de los angaraks y les declararon la guerra. Lasguerras de los dioses y de los hombres se sucedieron con saa por la tierra hasta que, cerca de lasalturas de Korim, Torak levant el Orbe y le impuso su voluntad y lo oblig a partir la tierra en dos.Las montaas se derrumbaron y el mar penetr en los terrenos bajos, pero Belar y Aldur unieron susvoluntades y lograron poner lmites al mar. No obstante, las razas de los hombres quedaron separadasunas de otras y lo mismo sucedi a los dioses.

    Pero cuando Torak levant el Orbe viviente y lo descarg contra la tierra, su madre, la piedradespert y empez a arder con una llama sagrada cuyo fuego azul quem el rostro de Torak. Presa deldolor, el dios desmoron los montes; atormentado, abri grietas en la tierra envuelto en extremaafliccin e hizo penetrar el mar. Las llamas prendieron en su mano izquierda y la redujeron a cenizas, lacarne del lado izquierdo de su rostro se fundi como si fuera cera y su ojo izquierdo hirvi en su

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    cuenca. Con un gran alarido el dios se lanz al mar para mitigar sus quemaduras, pero su tormento notuvo fin.

    Cuando Torak surgi de las aguas, su costado derecho segua en bastante buen estado, pero la otramitad de su cuerpo estaba quemada y terriblemente marcada por el fuego del Orbe. Bajo la carga de suinfinito dolor, Torak condujo a su pueblo hacia el este, donde los angaraks edificaron en las llanuras deMallorea una gran ciudad a la que llamaron Cthol Mishrak, Ciudad de la Noche, pues Torak ocult sus

    mutilaciones en la oscuridad. Los angaraks alzaron una torre de hierro para su dios y colocaron el Orbeen una urna de hierro en la cmara ms alta de la torre. Con frecuencia, Torak acuda ante la urna yluego, llorando, se marchaba deprisa para evitar que lo venciera el ansia de contemplar de nuevo elOrbe, lo cual poda costarle su completa aniquilacin.

    Los siglos transcurrieron en las tierras de los angaraks, quienes pasaron a denominar a su mutiladodios Kal Torak, rey y dios a la vez.

    Belar haba conducido a los alorn hacia el norte. De todos los hombres, stos eran los msresistentes y aguerridos y Belar insufl en sus corazones un odio eterno a los angaraks. Con cruelesespadas y hachas, los alorn fueron incursionando hacia el norte, incluso hasta las extensiones de hielosperennes, en busca de un camino que los condujera a sus enemigos ancestrales.

    As transcurri el tiempo hasta que Cherek-Hombros de Oso, el rey ms grande de los alorn, viajal valle de Aldur en busca de Belgarath el Hechicero.

    La ruta al norte est abierta anunci. Los augurios y las seales son propicios. Ha llegado elmomento de descubrir el camino a la Ciudad de la Noche y recuperar el Orbe en poder del Tuerto.

    Polendra, la esposa de Belgarath, esperaba un hijo, y el Hechicero era reacio a abandonarla; sinembargo, Cherek lo convenci, y una noche los dos se marcharon para unirse a los hijos de Cherek:Dras-Cuello de Toro, Algar-Pies Ligeros y Riva-Puo de Hierro.

    Un invierno inclemente se abati sobre las tierras del norte, cuyos paramos relucieron bajo lasestrellas con la escarcha y el hielo de color gris acerado. Para encontrar el camino, Belgarath formulun encantamiento y adopt la forma de gran lobo. Con paso silencioso, se desliz a travs de losbosques alfombrados de nieve donde los rboles crujan y se astillaban bajo el fro. Una escarchasiniestra plate los lomos y los cuartos delanteros del lobo e, incluso ms tarde, el cabello y la barba deBelgarath conservaron el tono plateado.

    Bajo la nieve y la bruma, el grupo avanz hasta Mallorea y lleg por fin a Cthol Mishrak. Trasencontrar un camino secreto de acceso a la ciudad, Belgarath condujo a los dems al pie de la torre dehierro. Ascendieron en silencio los oxidados peldaos de una escalera que nadie haba pisado en veintesiglos. Con gran temor, atravesaron la cmara en la que Torak yaca sumido en un letargo causado porel dolor y con su rostro oculto bajo una mascara de acero. El grupo pas con sigilo ante el dios dormidoy avanz en la oscuridad hasta alcanzar por fin la cmara donde se hallaba la urna de hierro queguardaba el Orbe viviente.

    Con un gesto, Cherek indic a Belgarath que cogiera el Orbe, pero Belgarath se neg.No debo tocarlo dijo o me destruir. En otro tiempo, el Orbe aceptaba con gusto el contacto

    con el hombre o con un dios, pero su voluntad se endureci cuando Torak lo alz contra su madre.Nunca ms volver a ser usado de este modo. El Orbe puede leer nuestros pensamientos. Ahora, slopodr tocarlo quien carezca de la menor malicia, quien sea lo bastante puro como para tomarlo yllevarlo con riesgo de su vida y sin dejarse tentar por ambiciones de poder o de posesiones.

    Qu hombre est totalmente libre de malicia en el silencio de su corazn? pregunt Cherek,pero Riva-Puo de Hierro abri la urna y tom en sus manos el Orbe. El fuego brill entre sus dedos,pero no lo quem.

    Ah lo tienes, Cherek dijo entonces Belgarath . Tu hijo menor es puro. Su destino y el detodos quienes le sigan ser portar el Orbe y protegerlo.

    Y Belgarath suspir, sabedor de la carga que haba colocado sobre los hombros de Riva.

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    Entonces, sus hermanos y yo lo apoyaremos mientras tenga sobre s esta responsabilidad declar Cherek.

    Riva envolvi el Orbe en su capa y lo guard luego bajo la tnica. Los intrusos volvieron sobre suspasos a travs de las cmaras del dios mutilado, descendieron los herrumbrosos peldaos de la escalera,recorrieron el camino secreto hasta dejar atrs las puertas de la ciudad y se internaron en los pramos.

    Poco despus, Torak despert y como siempre, acudi a la cmara del Orbe. Pero la urna estaba

    abierta y el Orbe haba desaparecido. Terrible fue la clera de Kal Torak. Empu su gran espada, bajde la torre de hierro y con un solo golpe de su arma la derrib. Despus, grit a los angaraks con vozatronadora:

    Por haberos vuelto indolentes y descuidados y haber permitido que un ladrn me robe esa piedraque tan cara me ha costado, arrasar vuestra ciudad y os dispersar. Los angaraks vagarn por la tierrahasta que me sea devuelto el Cthrag Yaska, la piedra ardiente.

    Tras esto, convirti la Ciudad de la Noche en un montn de ruinas y expuls a los angaraks a lastierras vrgenes. Cthol Mishrak dej de existir.

    Tres leguas al norte, Belgarath escuch el lamento de la ciudad y supo que Torak haba despertado.Ahora, Kal Torak vendr tras nosotros y slo el poder del Orbe podr salvarnos murmur

    Belgarath. Cuando los angaraks nos acosen, Puo de Hierro, toma el Orbe y lzalo para que puedanverlo.

    Las huestes de los angaraks se presentaron con Torak a la cabeza, pero Riva sostuvo el Orbe en altode modo que el dios mutilado y su pueblo pudieran contemplarlo. El Orbe reconoci a su enemigo. Suodio estall de nuevo en llamas y el firmamento se ilumin con su furia. Torak lanz un grito y diomedia vuelta. Las primeras filas de las huestes de angaraks fueron consumidas por el fuego y lossupervivientes huyeron presa del terror.

    De este modo, Belgarath y sus compaeros escaparon de Mallorea por las fronteras del norte,trasladando de nuevo el Orbe de Aldur hasta los reinos del Oeste.

    Los dioses, enterados de todo lo sucedido, celebraron un consejo durante el cual Aldur les advirti:Si emprendemos una nueva guerra contra nuestro hermano Torak, el enfrentamiento causar la

    destruccin del mundo. As pues, es necesario que nos ausentemos del mundo para que nuestrohermano no pueda encontrarnos. Debemos prescindir de nuestros cuerpos y permanecer slo en espritupara guiar y proteger a nuestros pueblos. Debemos hacerlo por el bien del mundo. El da queemprendamos una nueva guerra, el mundo ser deshecho.

    Los dioses lloraron al escuchar que deban partir. Chaldan, dios toro de los arendianos, intervinopara preguntar:

    En nuestra ausencia, no impondr Torak su dominio? No lo har replic Aldur. Mientrasel Orbe siga en poder del linaje de Riva-Puo de Hierro, Torak no podr imponerse.

    Y as fue como se marcharon los dioses y solo Torak permaneci en el mundo. Pero el saber que elOrbe en manos de Riva le negaba el dominio corroa su alma.

    Entonces, Belgarath habl con Cherek y sus hijos. Aqu debemos separarnos para proteger el Orbe y prepararnos para la llegada de Torak.

    Dividmonos segn he planteado y hagamos los preparativos.As ser, Belgarath prometi Cherek-Hombros de Oso . A partir de hoy, Aloria deja de

    existir pero los alorn seguirn resistindose al dominio de Torak mientras quede uno solo de ellos.Belgarath levant la cabeza al cielo y grit:Escchame, Torak el Tuerto! El Orbe viviente est a salvo de ti y no prevalecers contra l. El

    da que vengas contra nosotros, har la guerra contra ti. Te mantendr vigilado da y noche y estarprevenido ante tus maniobras hasta el final de los tiempos.

    En los paramos de Mallorea, Kal Torak escuch la voz de Belgarath y se revolvi, furioso, puescomprendi que el Orbe viviente haba quedado fuera de su alcance para siempre.

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    A continuacin, Cherek abraz a sus hijos y se alej, para no volver a verlos. Dras fue al norte yhabit las tierras regadas por el ro Mrin. Construy una ciudad en Boktor y llam a sus tierras Drasnia.Y l y sus descendientes se apostaron en las fronteras del norte y las protegieron del enemigo. Algar sedirigi al sur con su pueblo y encontr caballos en las amplias llanuras baadas por el ro Aldur. Loshombres aprendieron a domar y a montar los caballos y, por primera vez en la historia del hombre,aparecieron guerreros jinetes. Su pas recibi el nombre de Algaria y su gente se hizo nmada que

    viajaba con sus rebaos. Cherek regres con tristeza a Val Alorn y rebautiz su reino con su propionombre, pues Cherek estaba ahora solo y sin hijos. Con voluntad y determinacin, construy unasgrandes naves de guerra para patrullar los mares y dominar en ellos al enemigo.

    La carga del viaje ms largo recay, no obstante, en el portador del Orbe. Al frente de su pueblo,Riva lleg hasta la costa occidental de Sendaria. All construy unas embarcaciones y, con toda sugente, cruz las aguas hasta la isla de los Vientos. A su llegada, los hombres quemaron las naves ylevantaron una fortaleza y una ciudad amurallada en torno a ella. Pusieron a la ciudad el nombre deRiva y llamaron a la fortaleza Mansin del Rey Rivano. Belar, dios de los alorn, hizo que cayeran delcielo dos estrellas de hierro. Riva tom las estrellas, forj una hoja de espada con una y unaempuadura con la otra, en la que instal el Orbe en su extremo como pomo. Tan grande era la espadaque nadie salvo Riva era capaz de blandirla. En los paramos de Mallorea, Kal Torak supo en su almaque se haba forjado aquella espada y, por primera vez, conoci el sabor del miedo.

    La espada fue incrustada en la roca negra que se alzaba tras el trono de Riva, con el Orbe en supunto ms elevado, y la hoja qued sujeta a la roca con tal firmeza que slo Riva poda extraerla. ElOrbe despeda un fuego fro cuando Riva se instalaba en el trono. Y cuando sacaba la espada de la rocay la blanda, la hoja se converta en una gran lengua de fuego helado.

    El mas admirable de todos los fenmenos era la marca del heredero de Riva. En cada generacin,naca un nio de la estirpe de Riva con la marca del Orbe en la palma de la mano. El nio as marcadoera conducido a la cmara del trono, donde se le haca poner la mano sobre el Orbe para que ste loconociera. Cada recin nacido que tocaba el Orbe provocaba en ste un centelleante fulgor y, con cadanuevo contacto, el vnculo entre el Orbe viviente y la estirpe de Riva se haca ms fuerte.

    Cuando Belgarath se separ de sus compaeros regres apresuradamente al valle de Aldur. Pero alldescubri que Polendra, su esposa, haba muerto despus de dar a luz a gemelas. Abrumado por lapena, puso por nombre Polgara a la mayor, que tena el cabello negro como el ala de un cuervo. Segnlos usos de los hechiceros, extendi la mano hasta posarla sobre la frente de la nia y, con slo rozarlo,un mechn de su cabello qued blanco como la escarcha. Belgarath observ el hecho conpreocupacin, pues el mechn blanco era la marca de los hechiceros y Polgara era la primera nia ennacer con ella.

    La segunda de las mellizas, de piel blanca y cabello dorado, no posea la marca. Su padre la llamBeldarn y tanto l como su hermana de cabello azabache la amaron mas que a nadie y compitieronentre ellos por su afecto.

    Y cuando Polgara y Beldarn cumplieron diecisis aos, el espritu de Aldur se present anteBelgarath en un sueo y le dijo:

    Mi amado discpulo, me propongo unir tu casa a la del guardin del Orbe. Escoge, pues, cul detus hijas quieres entregar al rey rivano para que sea su esposa y la madre de su linaje: en l reside laesperanza de la humanidad, pues contra l no podr imponerse el oscuro poder de Torak.

    En el profundo silencio de su alma, Belgarath estuvo tentado de escoger a Polgara; pero, conocedorde la carga que el rey rivano deba soportar, decidi enviar a Beldarn y, cuando sta se hubomarchado, llor de pena. Polgara derram tambin abundantes y amargas lgrimas, pues saba que suhermana languidecera y morira lejos de ella. No obstante, las dos hermanas tuvieron tiempo deconsolarse y de conocerse por fin en profundidad.

    Las dos juntaron sus poderes para mantener bajo vigilancia a Torak. Y hay quien dice que todavasiguen as, manteniendo su vigilia a lo largo de incontables siglos.

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    PRIMERA PARTE

    Sendaria

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    David Eddings Crnicas de Belgareth I La senda de la Profecia

    El primer recuerdo que tena el pequeo Garion era el de la cocina de la hacienda de Faldor.Durante el resto de su vida, Garion iba a mostrar una especial y clida preferencia por las cocinas y poraquellos sonidos y olores tan peculiares que parecan combinarse en una bulliciosa seriedad evocadorade amor, alimento, comodidad y seguridad y, sobre todo, evocadora del hogar. Por muy alto que Garionllegara en la vida, jamas olvidara que todos sus recuerdos se iniciaban en aquella cocina.

    La cocina de la hacienda de Faldor era una sala alargada de techo bajo llena de hornos y cacharros y

    grandes asadores que giraban lentos en unos hogares de forma arqueada parecidos a cavernas. Haba enla estancia largas mesas de trabajo slidas y pesadas donde se amasaban las tortas de pan, se partan lospollos y se cortaban a dados las zanahorias y el apio con grandes cuchillos curvos en movimientosrpidos y precisos. Cuando Garion era muy pequeo, jugaba debajo de aquellas mesas; y prontoaprendi a apartar sus manos y sus piececitos de los pies de los pinches que trabajaban en torno a ellas.A veces, a ltima hora de la tarde, cuando lo venca el cansancio, se echaba en un rincn y contemplabaalguno de los fuegos parpadeantes que brillaba y se reflejaba en un centenar de cazos y ollas y cuchillosy cucharones de largos mangos colgados de los ganchos en las paredes encaladas, y all, boquiabiertode asombro, caa dormido en perfecta paz y armona con el mundo que lo rodeaba.

    El centro de la cocina y de todo cuanto suceda en ella era la ta Pol, quien pareca capaz de estar almismo tiempo en todas partes. Siempre era suyo el toque final que volva rollizo un pato en su fuentede asar, que daba forma con habilidad a una hogaza con levadura o que adornaba un jamn ahumadorecin sacado del horno. Aunque en la cocina trabajaban varias personas ms, no haba hogaza de pan,estofado, sopa, asado o verdura que saliera de ella y no hubiera sido tocado al menos una vez por la taPol. Ella saba por el aroma, por el sabor o por algn instinto superior, qu era lo que necesitaba cadaplato y los sazonaba uno a uno con un pellizco, una pizca o una sacudida casi negligente de especiasque guardaba en unos tarros de arcilla. Era como si estuviera dotada de una especie de magia, unconocimiento y un poder superiores a los de la gente normal. Y, sin embargo, incluso cuando estabams atareada, ta Pol saba siempre dnde estaba Garion exactamente. En el momento culminante dedarle la vuelta a una empanada o de decorar un pastel especial o de coser un pollo recin rellenado, eracapaz de alargar la pierna sin mirar siquiera y sacar al pequeo de entre los pies de los dems,enganchndolo con el tobillo o con el taln.

    Cuando Garion fue un poco mayor, aquello se convirti incluso en un juego. El chiquillo esperabahasta que ta Pol estuviera demasiado atareada como para acordarse de su presencia; entonces, entrerisas, echaba a correr con sus robustas piernecitas hacia una puerta. Pero ella siempre lo alcanzaba. Elpequeo se echaba a rer, pasaba sus bracitos en torno al cuello de la mujer, le daba un beso, y luegovolva a montar guardia a la espera de la siguiente oportunidad para escapar.

    En esos primeros aos de su vida, estaba convencido de que su ta Pol era la mujer ms hermosa yms importante del mundo. Desde luego, era ms alta que las dems mujeres de la hacienda de Faldor casi tanto como un hombre y su expresin era siempre seria, incluso severa, salvo con l,naturalmente. Tena el cabello largo y muy oscuro, casi negro, con un nico mechn de canas blancascomo la nieve sobre la ceja izquierda. Por la noche, cuando ta Pol lo arropaba en la camita, muyprxima a la de ella en su alcoba privada sobre la cocina, Garion alargaba la mano y tocaba aquelmechn blanco; ella le sonrea y le rozaba el rostro con las suaves yemas de sus dedos. Entonces, elpequeo se dorma tranquilo con la certeza de que ella estaba all, velndolo.

    La hacienda de Faldor estaba muy cerca del centro de Sendaria, un reino brumoso limitado al oestepor el mar de los Vientos y al este por el golfo de Cherek. Como todas las casas de campo de aqueltiempo y lugar, la hacienda de Faldor no constaba de uno o dos edificios, sino que estaba compuestapor un complejo de cobertizos, establos, gallineros y palomares, todos ellos de slida construccin yabiertos a un patio central con una puerta resistente en la entrada. A lo largo de la galera que recorrael piso superior se hallaban las habitaciones, algunas de ellas espaciosas y otras muy pequeas, en lasque vivan los mozos de labranza que araban, sembraban y quitaban las malas hierbas de los extensoscampos al otro lado de los muros. Faldor viva en las habitaciones de una torre cuadrada que se alzaba

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    encima del comedor principal, donde los trabajadores se reunan tres veces al da en ocasiones hastacuatro, en la temporada de la cosecha para gozar de la abundancia de la cocina de la ta Pol.

    En conjunto, era un lugar bastante feliz y armonioso. El hacendado Faldor era un buen amo. Era unhombre alto y serio de nariz prominente y mandbula ms prominente an. Aunque rara vez rea osiquiera sonrea, trataba con amabilidad a quienes trabajaban para l y pareca ms interesado enmantenerlos a todos sanos y satisfechos que en extraerles hasta la ultima gota de sudor que pudiera. En

    muchos aspectos, era ms un padre que un amo para las algo ms de sesenta personas que vivan en supropiedad. Faldor coma con ellos lo cual era inhabitual, ya que muchos hacendados de la zonapreferan mantenerse apartados de sus trabajadores y su presencia en la cabecera de la mesa centralejerca una influencia moderadora en algunos de los jvenes, que en ocasiones tendan a alborotarse enexceso. El amo Faldor era un hombre devoto: antes de cada comida, invariablemente, invocaba consencilla elocuencia la bendicin de los dioses. Los campesinos de sus campos, acostumbrados a ello,entraban con cierto recato en el comedor antes de cada colacin y aguardaban sentados con airepiadoso, cuanto menos, antes de atacar las bandejas y cazuelas de comida que la ta Pol y sus ayudanteshaban colocado ante ellos.

    Debido al buen corazn de Faldor y a la magia de los hbiles dedos de ta Pol, la hacienda tenafama en toda la comarca de ser el mejor lugar para vivir y trabajar en veinte leguas a la redonda. En lataberna del pueblo cercano de Gralt, los parroquianos pasaban veladas enteras en minuciosasdescripciones de las comidas casi milagrosas que se servan con regularidad en el comedor de Faldor.Era frecuente ver a los peones de otras fincas, menos afortunados, llorar abiertamente tras consumiralgunas jarras de cerveza al escuchar la descripcin de uno de los patos asados de la ta Pol, y la famade la hacienda de Faldor se extenda a lo largo y ancho de la comarca.

    El hombre ms importante de la casa, despus del propio Faldor, era Durnik, el herrero. CuandoGarion creci un poco ms y se le permiti escapar a la vigilante mirada de ta Pol, los pasos delpequeo lo conducan inevitablemente a la herrera. El hierro refulgente que surga de la forja deDurnik ejerca una atraccin casi hipntica sobre el nio. Durnik era un hombre de aspecto normal, conel cabello castao y unas facciones vulgares, enrojecidas por el calor de la forja. No era alto ni bajo, nitampoco delgado u obeso. Era una persona sobria y tranquila y, como la mayora de quienes sededicaban a su oficio, posea una fuerza descomunal. Llevaba un chaleco de cuero basto y un delantaldel mismo material. Ambas prendas estaban salpicadas de quemaduras por las chispas que volaban desu forja. Tambin llevaba calzones y unas botas blandas de piel como era costumbre en aquella parte deSendaria. Al principio, las nicas palabras de Durnik a Garion eran advertencias para que mantuvieralos dedos lejos de la forja y del metal al rojo que surga de ella. Sin embargo, con el tiempo, el herreroy el chiquillo se hicieron amigos y Durnik empez a hablar con ms locuacidad.

    Termina siempre la tarea que hayas emprendido aconsejaba a Garion . Al hierro le va malque lo dejes enfriar y lo devuelvas al fuego ms de lo necesario.

    Y eso por qu? preguntaba Garion.Pues porque es as responda Durnik encogindose de hombros.En otra ocasin, mientras daba unos ltimos toques a las piezas metlicas de la espiga de un carro

    que estaba reparando, aconsej al pequeo:Haz siempre las cosas lo mejor que puedas.Pero esas piezas van debajo del carro dijo Garion. Nadie las va a ver.Yo sque estn ah y eso basta replic Durnik, sin dejar de batir el metal. Si no hago el

    trabajo lo mejor que puedo, sentir vergenza cada vez que vea pasar este carro... y lo ver cada da!De esta manera, sin pretenderlo siquiera, Durnik instrua al pequeo en las slidas virtudes del

    trabajo, el ahorro, la sobriedad, los buenos modales y el sentido prctico que constituan la columnavertebral de la sociedad.

    Al principio, a la ta Pol le preocupaba la atraccin que senta Garion por la herrera debido a susevidentes peligros, pero despus de observar durante un tiempo desde la puerta de la cocina, se dio

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    cuenta de que Durnik estaba casi tan pendiente como ella de la seguridad del chiquillo y se sintimenos inquieta.

    Si el nio le molesta, seor Durnik, ordnele que se vaya dijo al herrero cierta vez que le llevuna olla de gran tamao para que le pusiera un parche. O dgamelo usted y lo atar ms corto en lacocina.

    No me molesta, seora Pol respondi Durnik con una sonrisa. Es un chico juicioso y sabe

    muy bien cundo debe apartarse de enmedio.Es usted demasiado bueno, amigo Durnik insisti la ta Pol. El chiquillo est lleno depreguntas. Respndale a una y le har una decena ms.

    Los nios son as coment Durnik mientras verta con cuidado un metal burbujeante en elpequeo aro de arcilla que haba colocado en torno al agujero del fondo de la olla. Yo tambin erapreguntn cundo nio. Mi padre y el viejo Barl, el herrero que me ense el oficio, tenan la pacienciade responder a todo lo que podan y yo sera injusto con ellos si no tuviera la misma paciencia conGarion.

    El chiquillo, que estaba sentado cerca de los dos adultos, contuvo el aliento durante la conversacin.Saba que una sola palabra crtica por parte de cualquiera de los dos significara la prohibicininmediata de rondar por la herrera. Cundo la ta Pol cruz de nuevo la tierra compacta del patiocentral en direccin a la cocina con la olla recin reparada, Garion advirti el modo en que Durnik lamiraba y se le empez a formar una idea en la mente. Era una idea sencilla y lo ms hermoso de ellaera que aportaba algo a todos.

    Ta Pol dijo esa noche a la mujer, encogido mientras ella le limpiaba una oreja con un pao.S? respondi la ta Pol, con la atencin concentrada en su cuello.Por que no te casas con Durnik? Ella dej de frotar.Qu? pregunt.Creo que sera una idea magnfica.Eso crees? La voz de la mujer tena un tonillo extrao y Garion se dio cuenta de que haba

    pisado un terreno peligroso.T le gustas insisti el pequeo, a la defensiva.Y supongo que ya habrs hablado de esto con l, verdad?No replic Garion. He pensado que era mejor comentarlo antes contigo.Al menos, en eso s has tenido una buena idea.Si quieres, puedo hablar con l maana por la maana.Un firme tirn de orejas le oblig a volver la cabeza. La ta Pol, se dijo Garion, tena una especial

    mana con sus orejas.No te atrevas a decir una sola palabra de este disparate a Durnik ni a nadie ms le advirti ella

    mirndolo fijamente con un fuego en los ojos como el pequeo no haba visto nunca hasta entonces.Slo era una idea se apresur a replicar Garion.Una idea muy mala. En adelante, djalas para los adultos insisti ta Pol sin soltarle la oreja.Como t digas asinti el chiquillo.Sin embargo, un rato ms tarde, ya en el silencio de la noche, cuando los dos estaban acostados,

    Garion volvi a plantear el tema de forma indirecta.Ta Pol?S?Ya que no quieres casarte con Durnik, con quin te propones hacerlo?Garion... dijo ella.S?Cierra la boca y durmete.Creo que tengo derecho a saberlo insisti l en tono ofendido.Garion!

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    Est bien. Me voy a dormir, pero creo que no eres muy justa conmigo.La mujer exhal un profundo suspiro y replic:Muy bien, voy a contrtelo: no pienso casarme. Nunca he pensado en hacerlo y dudo mucho que

    vaya a casarme en el futuro. Tengo demasiadas cosas importantes que atender para ocuparme de unacuestin como sa.

    No te preocupes, ta Pol murmur Garion, tratando de consolarla. Cuando sea mayor,yo me

    casar contigo.La mujer se echo a rer al escucharlo, con una risa profunda y cantarina, y alarg la mano paraacariciarle el rostro en la oscuridad.

    Oh, no, mi querido Garion! murmur. A ti te aguarda otra esposa en el futuro.Quin?Ya lo descubrirs respondi ella, misteriosa. Ahora, durmete. Ta Pol? S?Dnde est mi madre?Era una pregunta que Garion haca bastante tiempo que tena ganas de hacer. Se produjo una larga

    pausa; por ultimo la ta Pol suspiro.Tu madre muri respondi escuetamente.Garion not un sbito acceso de pena, una angustia insoportable que se levantaba en su interior, y

    rompi a llorar.Al momento, la mujer apareci al lado de su cama, se arrodill en el suelo y pas sus manos en

    torno al nio. Un rato ms tarde, cuando hubo llevado al pequeo a su propia cama y lo hubo tenidoentre sus brazos hasta que la sensacin de pesadumbre cedi, Garion pregunt con voz entrecortada:

    Cmo era mi madre? Qu aspecto tena?Tena el cabello rubio respondi ta Pol y era muy joven y hermosa. Tena una voz suave y

    melodiosa y era muy feliz.Me quera?Ms de lo que puedas imaginar.Y entonces el pequeo se puso a llorar de nuevo, pero esta vez sus sollozos fueron ms contenidos,

    ms apenados que angustiados.La ta Pol continu abrazndolo con fuerza hasta que Garion pas de las lgrimas al sueo.En la hacienda de Faldor, como era de esperar en una comunidad de ms de sesenta personas, haba

    otros nios. Los mayores trabajaban en los campos, pero haba tres chiquillos de la edad de Garion ystos se convirtieron en compaeros de juego y amigos del pequeo.

    El mayor de ellos se llamaba Rundorig. Tena un par de aos ms que Garion y era un poco msalto. En circunstancias normales, al ser el mayor, Rundorig hubiera sido el jefe del grupo; sin embargo,dado que era un arendiano, su inteligencia era un poco limitada y delegaba con gusto el mando en suscompaeros menores. El reino de Sendaria, al contrario de otros, estaba habitado por una ampliavariedad de grupos raciales. Chereks, algarios, drasnianos, arendianos e incluso un nmeroconsiderable de tolnedranos se haban mezclado para formar el pueblo sendario. Los arendianos eran,desde luego, muy valientes, pero tambin notoriamente torpes.

    El segundo compaero de juegos de Garion era Doroon, un nio menudo y vivaracho cuyaascendencia era tan variada que slo poda catalogrselo de sendario. Lo ms notable de Doroon eraque siempre corra; nunca caminaba, si poda ir a la carrera. Igual que sus pies, su mente siemprepareca atropellarse, y su lengua tambin. Hablaba muy deprisa y mostraba un continuo estado de granexcitacin.

    La lder indiscutible del pequeo cuarteto era Zubrette, una rubita encantadora que inventaba susjuegos, imaginaba historias para contar a los nios e incitaba a stos a robar para ella manzanas yciruelas del huerto de Faldor. La nia los dominaba como una pequea reina, los incitaba a pelearse ylos empujaba a competir entre ellos. Zubrette sola mostrar una absoluta falta de corazn y cada uno de

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    los tres chicos la odiaba en ciertos momentos, aunque seguan siendo absolutos esclavos de sus msmnimos deseos.

    En invierno se deslizaban sobre anchos tableros por la pendiente de la ladera nevada detrs de lahacienda y luego regresaban, mojados y cubiertos de nieve, con las manos cuarteadas y las mejillasardientes, cuando las sombras prpura del atardecer empezaban a arrastrarse sobre la nieve. Y, siDurnik declaraba seguro el hielo, los pequeos patinaban incansablemente por el lago helado que se

    extenda con su plateado fulgor en un pequeo valle a escasa distancia de los edificios de la hacienda,en direccin este por el camino de Gralt. Si el tiempo era excesivamente fro o hacia la primavera,cuando las lluvias y los vientos clidos hacan acuosa la nieve e inseguro el lago, los nios se reunanen el granero y pasaban horas saltando desde el altillo al blando colchn de heno que cubra el suelo,llenndose el pelo de paja y la nariz de un polvillo que ola a verano. Ya en primavera, cazabanrenacuajos en las orillas fangosas del lago o se encaramaban a los rboles para contemplar, admirados,los pequeos huevos azules que los pjaros ponan en los nidos de ramitas junto a las copas.

    Fue Doroon, naturalmente, quien se cay de un rbol y se rompi un brazo una esplndida maanade primavera en que Zubrette lo desafi a trepar a las ramas ms altas de un rbol prximo a la riberadel lago. Como fuera que Rundorig se qued paralizado y boquiabierto en la contemplacin de suamiguito herido y que Zubrette huy del lugar antes casi de que Doroon tocara el suelo, le correspondia Garion tomar las decisiones que juzg necesarias. Con sus jvenes facciones graves y concentradas bajo la mata de cabello color arena, el chiquillo estudi con seriedad la situacin durante unosinstantes. Doroon tena el brazo roto, sin ninguna duda; plido y asustado, el pequeo se morda loslabios para contener las lgrimas de dolor.

    Un movimiento llam la atencin de Garion alz los ojos con rapidez; no lejos de l, un hombreenvuelto en una capa oscura a lomos de un gran caballo negro observaba la escena con atencin.Cuando sus miradas se cruzaron, Garion sinti un momentneo escalofro y supo que ya haba visto aaquel hombre con anterioridad: que, de hecho, la figura oscura haba rondado en el borde de su campode visin desde que guardaba recuerdo, sin hablarle jamas pero observndolo en todo instante. Enaquella silenciosa contemplacin haba una especie de fra animosidad, curiosamente mezclada conalgo que casi pareca miedo, aunque no lo era. Entonces, Doroon solt un gemido y Garion se dio lavuelta.

    At con cuidado el brazo herido al pecho de Doroon con su cinturn y, entre l y Rundorig,ayudaron a incorporarse al lesionado.

    Por lo menos, podra habernos echado una mano murmur Garion con resentimiento.Quin? pregunt Rundorig mirando a su alrededor. Garion se volvi para sealar al hombre

    de capa oscura, peroel jinete haba desaparecido.No veo a nadie aadi Rundorig.Me duele se quej Doroon.No te preocupes respondi Garion . Ta Pol te curar.Y as fue. Cuando los tres aparecieron en la cocina, la mujer se hizo cargo de la situacin al primer

    vistazo.Traedlo aqu les indic sin la menor muestra de nerviosismo en la voz. Coloc al chiquillo,

    plido y presa de violentos temblores, en un taburete cerca de uno de los hornos, y prepar un t devarias hierbas que tom de unos tarros de loza que guardaba en una estantera alta del fondo de una delas despensas.

    Bbete esto orden a Doroon acercndole un tazn humeante.Eso va a ponerme bien el brazo? pregunt el chiquillo al tiempo que lanzaba una mirada

    suspicaz a la infusin, de olor nauseabundo.Bbetelo y basta insisti ella mientras preparaba unas tablillas y unas vendas de lino.Puaj! Tiene un sabor horrible! exclam Doroon con una mueca.

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    El que debe tener replic ta Pol. Bbetelo todo. Creo que no voy a dar un trago ms afirm el pequeo. Muy bien asinti ella. Apart las tablillas y descolg un largo cuchillo muyafilado de un gancho de la pared.

    Qu vas a hacer con eso? pregunt Doroon con voz temblorosa.Ya que no quieres tomar la medicina dijo la ta Pol, imperturbable, me temo que tendr que

    amputar.Amputar? gimi Doroon con los ojos salidos de las rbitas.Mas o menos por aqu asinti ella, y le toc el brazo herido a la altura del codo con la punta

    del cuchillo.Con lgrimas en los ojos, Doroon trag el resto del lquido y, a los pocos minutos, entr en una

    especie de sopor, con la cabeza cada hacia delante en el taburete. No obstante, lanz un grito cuandota Pol encaj el hueso roto pero, una vez vendado y entablillado, el chiquillo volvi a caer en elamodorramiento. Ta Pol habl unos instantes con la asustada madre del herido y luego hizo queDurnik llevara a Doroon a la cama.

    No le habras cortado el brazo de verdad... murmur Garion.Ta Pol lo mir con expresin imperturbable.Ah, no? murmur, y el chiquillo ya no estuvo tan seguro . Ahora me gustara tener unas

    palabras con la seorita Zubrette aadi de inmediato.Sali a toda carrera cuando Doroon se cay del rbol dijo Garion.Encuntrala.Est escondida protest Garion. Siempre se esconde cuando algo va mal. No sabra dnde

    buscarla.Garion replic ta Pol, no te he preguntado si sabas dnde buscarla. Te he dicho que la

    encuentres y me la traigas aqu.Y si no quiere venir? insisti el chico.Garion!En la voz de ta Pol haba un tono rotundo y concluyente. Garion sali a toda prisa.Yo no he tenido nada que ver en eso minti Zubrette nada ms entrar en la cocina de ta Pol,

    conducida por Garion.T! dijo la mujer, sealando el taburete. Sintate!Zubrette se sent boquiabierta y con los ojos como platos.T! dijo ta Pol a Garion, indicndole la puerta de la cocina. Fuera!Garion sali de inmediato.Diez minutos ms tarde, una chiquilla sollozante dejaba la cocina. Ta Pol apareci tras ella y se

    qued en el quicio de la puerta contemplando a la nia con ojos duros y fros como el hielo.Le has pegado? pregunt Garion con voz esperanzada. Ta Pol lo fulmin con una mirada.Claro que no respondi. A las nias no hay que pegarles.Yo lo habra hecho dijo Garion, disgustado. Qu le has dicho, entonces?No tienes nada que hacer? pregunt ta Pol.No respondi Garion: en realidad, no.Naturalmente, eso fue un error.Muy bien dijo entonces la mujer, mientras lo coga de una de sus orejas. Es hora de que

    empieces a ganarte el pan. Encontrars unas ollas sucias en el fregadero. Me gustara que las limpiarasa fondo.

    No s por que te enfadas conmigo protest Garion, en un intento de escabullirse. No tengola culpa deque Doroon se subiera al rbol.

    El fregadero, Garion insisti ella: Ahora.

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    equipo para hacer ms divertido el juego. Dos cazos y un par de tapaderas de grandes dimensionesdesaparecieron misteriosamente de la cocina de ta Pol y, poco despus, Garion y Rundorig ahoradorados de cascos y escudos se dirigieron a un rincn tranquilo para llevar a cabo su combate.

    Todo iba perfectamente hasta que Rundorig, que era mayor y ms fuerte, descarg un golperesonante en la cabeza de Garion con su espada de madera. El borde del cazo le hizo un corte a Garionen la ceja y de la herida empez a brotar sangre. Un sbito pitido reson en los odos de Garion y una

    especie de hirviente exaltacin inund sus venas mientras se incorporaba del suelo.Nunca lleg a saber qu sucedi a continuacin. Slo conserv recuerdos fragmentarios de habergritado un desafo a Kal Torak con unas palabras que acudieron a sus labios sin que el propio Garionlas comprendiera. El rostro familiar y algo bobalicn de Rundorig se difumin delante de l y fuereemplazado por unas facciones horriblemente mutiladas y repulsivas. En un arrebato de furia, Gariongolpe aquel rostro una y otra vez con la mente obnubilada por la ira. Y, en breves instantes, elcombate lleg a su fin. El pobre Rundorig yaca a sus pies sin sentido, molido a golpes por su frenticoataque. Garion qued horrorizado ante lo que haba hecho pero, al mismo tiempo, not en su boca elsabor feroz de la victoria.

    Ms tarde, en la cocina, donde habitualmente se curaban todas las heridas que se producan en lahacienda, la ta Pol se ocup de atender a los dos chicos sin apenas comentarios. Rundorig no parecatener nada de importancia, aunque haba empezado a hinchrsele el rostro y a amoratrsele en variospuntos. Con todo, en un primer momento, el pequeo tuvo dificultades en enfocar bien la mirada y, conunos paos fros en la frente y una de sus pociones, la ta Pol consigui recuperarlo rpidamente.

    En cambio, el corte de la ceja de Garion precis un poco ms de atencin y ta Pol hizo que Durniksujetara al nio y lo inmovilizara mientras ella tomaba aguja e hilo y cosa el corte con la mismatranquilidad que si estuviera zurciendo un siete en una manga, sin hacer el menor caso de los aullidosde su paciente. En conjunto, la ta Pol pareci mucho ms preocupada por los cazos abollados y lastapaderas melladas que por las heridas de guerra de los dos muchachos.

    Cuando hubo terminado, Garion tena un fuerte dolor de cabeza y fue llevado a la cama.Por lo menos, venc a Kal Torak murmur a ta Pol, envuelto en una especie de sopor.La mujer le dirigi una profunda mirada.Dnde has odo hablar de Torak? pregunt.EsKalTorak, ta Pol la corrigi Garion con voz paciente.Responde a mi pregunta.Los mozos de labranza, el viejo Cralto y los dems, contaban historias de Brand y Vo Mimbre y

    Kal Torak y todo lo dems. Rundorig y yo jugbamos a eso. Yo era Brand y l haca de Kal Torak.Pero no llegu al punto de dejar mi escudo al descubierto. Rundorig me golpe en la cabeza antes deque llegramos a ese punto.

    Quiero que me escuches un momento, Garion lo cort ta Pol, y quiero que prestes muchaatencin a lo que voy a decirte. No debes pronunciar nunca ms el nombre de Torak.

    EsKalTorak, ta Pol! volvi a corregirla el pequeo. No Toraksin ms.En ese instante, la mujer le solt un cachete, cosa que no haba hecho nunca. El bofetn que le

    cruz la boca produjo en Garion ms sorpresa que dao, pues ta Pol no le haba golpeado condemasiada fuerza.

    No vuelvas a pronunciar nunca el nombre de Torak. Nunca! Esto es muy importante, Garion. Tuseguridad depende de ello. Quiero que me lo prometas.

    No es preciso que te enfades tanto replic l con voz dolida.Promtemelo.Est bien, te lo prometo. Pero slo era un juego.Un juego muy estpido replic ta Pol. Podras haber matado a Rundorig.Y yo, qu? protest Garion.T no has corrido peligro en ningn momento asegur la mujer. Y ahora, ve a acostarte.

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    Mientras dormitaba a intervalos, mareado a causa de la herida y por el efecto de aquella extraapcima amarga que le haba dado su ta, le pareci escuchar la voz profunda y melodiosa de sta, quedeca: Garion, Garion, eres demasiado joven todava. Y luego, surgiendo de un profundo sueo comoun pez se acerca a la superficie plateada del agua, crey orla invocar: Padre, te necesito!. Despus,Garion cay de nuevo en un sueo agitado, visitado por la figura oscura de un hombre montado en uncaballo negro que observaba cada uno de sus movimientos con una fra animosidad y con otro

    sentimiento que bordeaba el miedo; y, detrs de la figura oscura cuya presencia siempre haba conocidoel pequeo pero nunca haba mencionado abiertamente, ni siquiera a su ta Pol, cobr forma oscura yamenazadora, como el fruto espantoso de un abominable rbol malfico, el rostro mutilado y horribleque haba visto o imaginado por unos instantes durante su lucha con Rundorig.

    No mucho despus en el interminable medioda de la infancia de Garion, el narrador de historias

    apareci de nuevo a la puerta de la hacienda de Faldor. El narrador de historias, que no pareca tener unnombre propio como los dems hombres, era un viejo que gozaba de indiscutible mala fama. Lasrodillas de sus calzones estaban llenas de remiendos y los dedos le asomaban por las punteras de suszapatos desparejados. Llevaba ceida con un cordn su tnica de lana de mangas anchas y su capucha una prenda curiosa que no se usaba normalmente en aquella parte de Sendaria y que Garionconsideraba muy adecuada, con sus extremos cubrindole los hombros, la espalda y el pecho estaballena de manchas y sucia de restos de comida y bebida. Slo la capa que luca pareca relativamentenueva. El viejo narrador llevaba sus cabellos canos muy cortos, igual que la barba. Sus faccionesmarcadas, casi angulosas, no proporcionaban ninguna pista sobre su procedencia racial. No parecaarendiano ni cherek, algario ni drasniano, rivano ni tolnedrano, sino ms bien un descendiente de algntronco racial desaparecido mucho tiempo atrs. Sus ojos eran de un azul intenso y alegre, eternamentejuveniles y siempre llenos de malicia.

    El narrador de historias apareca de vez en cuando por la hacienda de Faldor y era siempre bienrecibido. En realidad, era un vagabundo desarraigado que se ganaba el sustento contando historias yleyendas por el mundo. Sus narraciones no siempre eran nuevas, pero su modo de relatarlas le otorgabauna especie de magia especial. Su voz poda resonar como un trueno o susurrar como un cfiro. Elviejo era capaz de imitar las voces de una decena de hombres a la vez y de silbar como un pjaro contal fidelidad que las propias aves acudan a l para escuchar lo que tena que decir. Y, cuando imitaba elaullido de un lobo, el sonido era capaz de erizar el pelo de la nuca a los oyentes y atenazarles loscorazones como si hubiera llegado lo ms crudo del invierno drasniano. El viejo era capaz de imitar elruido de la lluvia y del viento y, lo ms asombroso de todo, el sonido de la nieve al caer. Susnarraciones estaban llenas de sonidos que les daban vida y, a travs de ellos y de las palabras con queurda sus relatos, parecan cobrar vida tambin para sus arrebatados oyentes las imgenes, los olores eincluso el tacto de unos tiempos y lugares remotos y extraos.

    El narrador ofreca gratis todas estas maravillas a cambio de unos platos de comida, unas jarras decerveza y un rincn clido del cobertizo del heno donde poder dormir. El hombre vagaba por el mundotan libre de posesiones materiales como los pjaros.

    Entre el narrador de historias y la ta Pol pareci producirse una especie de oculto reconocimiento.La mujer siempre se tomaba la llegada del viejo con una suerte de disgustada aceptacin; sabedora, alparecer, de que los tesoros ms recnditos de su cocina corran peligro mientras l rondara por lavecindad. Pasteles y panes solan desaparecer como por arte de magia cuando el viejo estaba en lasproximidades, y el rpido cuchillo de ste, siempre a punto, era capaz de despojar de los muslos al patoms laboriosamente preparado y aduearse de una buena loncha de pechuga con tres rpidos y precisoscortes aprovechando los breves instantes en que la cocinera le daba la espalda. Ta Pol llamaba alnarrador Viejo Lobo, y la aparicin de ste a la puerta de la hacienda de Faldor marcaba lareanudacin de una disputa que, segn todos los indicios, se prolongaba desde haca muchos aos. Elnarrador adulaba de manera ultrajante a la mujer incluso mientras le robaba. Si se le ofrecan galletas o

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    pan moreno, los rechazaba con un gesto educado y luego hurtaba la mitad de una bandeja antes de quela llevaran fuera de su alcance. Las reservas de cerveza y la bodega de vinos de la cocina parecanquedar en sus manos nada ms presentarse en la casa de campo. El viejo pareca disfrutar con susrateras y, si ta Pol lo observaba con mirada acerada, no le costaba encontrar una decena de aliadosdispuestos a saquear la cocina a cambio de una nueva narracin.

    Como era de lamentar, entre sus discpulos ms hbiles se contaba el pequeo Garion. A menudo,

    obligada a dividir su atencin ante la necesidad de vigilar a un ladrn viejo y a otro que aprenda conrapidez a serlo, ta Pol terminaba por agarrar la escoba y expulsar a ambos de la cocina entre gritos ygolpes resonantes. Entonces, el viejo narrador se echaba a rer y hua con el muchachito a algn rincnapartado donde daban cuenta del fruto de sus rateras; all, entre repetidos tientos de la jarra de vino ode cerveza, el viejo deleitaba a su alumno con relatos del brumoso pasado.

    Las mejores historias, desde luego, quedaban reservadas para el comedor, cuando, terminada lacena y retirados los platos, el viejo se incorporaba de su asiento y transportaba a sus oyentes a unmundo de mgico encanto.

    Hblanos de los principios, mi viejo amigo pidi Faldor una noche. Y de los dioses aadi, siempre piadoso.

    De los principios y de los dioses... repiti el viejo narrador en un murmullo. Un tema dignoy respetable, Faldor, pero rido y lleno de polvo.

    He advertido que todos los relatos te parecen siempre ridos y llenos de polvo, Viejo Lobo intervino ta Pol, mientras se diriga hacia el barril y llenaba una jarra de espumosa cerveza para l.

    El narrador acept la gran jarra con una ceremoniosa inclinacin de cabeza.Es uno de los riesgos de mi profesin, seora Pol replic el viejo.Tras dar un largo trago, dej la cerveza a un lado. Baj la cabeza un instante en actitud pensativa y

    luego mir a Garion directamente, o as le pareci al chiquillo. A continuacin, hizo algo extrao quejamas le haban visto efectuar en el comedor de Faldor mientras narraba sus historias: se envolvi en sucapa y se incorpor hasta quedar totalmente erguido.

    Hete aqu empez a decir con su voz rica y melodiosa que en el principio de los tiempos losdioses hicieron el mundo y los mares y tambin las tierras emergidas. Y colocaron las estrellas en elcielo nocturno e instalaron el sol y su esposa, la luna, en el firmamento para que iluminara el mundo.

    Y los dioses hicieron que la tierra pariera a los animales que la pueblan, y que las aguas florecierande peces y que los cielos se llenaran de aves. E hicieron tambin a los hombres y luego los dividieronen pueblos.

    Los dioses eran siete y todos iguales en rango, y sus nombres eran Belar, Chaldan, Nedra, Issa,Mara, Aldur y Torak.

    Garion conoca la historia; todo el mundo en aquella regin de Sendaria la conoca, pues era unrelato originario de los alorn, y las tierras que rodeaban Sendaria en tres direcciones eran reinos alorn.No obstante, pese a estar familiarizado con el relato, el pequeo no lo haba odo contar nunca deaquella manera. Su mente se elev y, en su imaginacin, los dioses recorrieron de nuevo el mundo enesos das nebulosos y mortecinos de su creacin, y un escalofro lo estremeci a cada mencin delnombre prohibido de Torak.

    El nio prest gran atencin mientras el narrador describa cmo cada dios haba seleccionado unpueblo: los alorn para Belar, los nyissanos para Issa, los arendianos para Chaldan, los tolnedranos paraNedra, los maragos que ya no existan para Mara y, para Torak, los angaraks. Y oy explicartambin que el dios Aldur viva apartado de los dems, dedicado en su soledad al estudio de lasestrellas, y que aceptaba a un reducidsimo nmero de hombres como alumnos y discpulos.

    Garion observ a los dems oyentes. Sus rostros estaban arrebatados de atencin. Durnik tena losojos como platos y las manos del viejo Cralto estaban entrelazadas con fuerza sobre la mesa. Faldorestaba plido y unas lgrimas asomaban a sus ojos. La ta Pol permaneca de pie al fondo de la sala.

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    Aunque no haca fro, tambin ella se haba cubierto con un chal y estaba muy erguida, con los ojosfijos en el narrador.

    Y sucedi continu ste que el dios Aldur elabor una joya en forma de globo y he aqu queen el interior de la joya se encerraba la luz de ciertas estrellas que brillaban en el cielo septentrional.Grande fue el hechizo de la joya, que los hombres llamaron el Orbe de Aldur, pues con el Orbe podaver Aldur lo pasado, lo existente y lo que an tena que suceder.

    Garion advirti que estaba conteniendo la respiracin, completamente absorto en la historia.Escuch con admiracin el episodio del robo del Orbe por parte de Torak y la guerra que le habanhecho los otros dioses. Torak utiliz el Orbe para romper la tierra y abrir paso al mar para que laanegara, hasta que el Orbe respondi al mal uso que haca de sus poderes y le quem la mitad izquierdadel rostro y lo dej sin la mano zurda y sin el ojo del mismo costado.

    El viejo hizo all una pausa y apur la jarra de cerveza. Ta Pol, todava con el chal en torno a loshombros, le trajo otra con movimientos casi majestuosos y los ojos ardientes.

    Jamas haba odo la historia contada de ese modo musit Durnik.Es elLibro de Alorn (1). Slo se cuenta en presencia de reyes coment Cralto, tambin en un

    susurro. Cierta vez conoc a un hombre que la haba escuchado en la corte del rey, en Sendar, y querecordaba una parte de ella pero nunca la haba odo entera.

    La narracin continuaba con el relato de cmo, dos mil aos ms tarde, Belgarath el Hechicerocondujo a Cherek y a sus tres hijos para recuperar el Orbe y de cmo las tierras occidentales fueroncolonizadas y protegidas contra las huestes de Torak. Los dioses se retiraron del mundo y dejaron aRiva para proteger el Orbe en su fortaleza de la isla de los Vientos; all, Riva forj una gran espada yengarz el Orbe en su empuadura. Mientras el Orbe siguiera all y la estirpe de Riva ocupara el trono,Torak no podra vencer.

    Despus, Belgarath envi a su hija predilecta a Riva para que fuera madre de reyes, mientras su otrahija se quedaba con l y aprenda su arte, pues estaba dotada con la marca de los hechiceros.

    La voz del viejo narrador era ahora un cuchicheo mientras el relato se acercaba a su final.Y entre Belgarath y su hija, la hechicera Polgara, formularon encantamientos para mantener la

    vigilancia contra la llegada de Torak. Algunos hombres dicen que estos hechizos impedirn su llegadahasta el mismo fin de los tiempos, pues est profetizado que un da el mutilado Torak atacar los reinosdel oeste para reclamar el Orbe por el que tan alto precio pag y se librar un combate entre Torak y eldescendiente del linaje de Riva, y en ese duelo se decidir el destino del mundo.

    Tras esto, el narrador guard silencio y dej caer la capa de sus hombros en seal de que el relatohaba concluido.

    Hubo un largo silencio en la sala, roto nicamente por el dbil chisporroteo de los troncos en elfuego casi apagado y la eterna cantilena de ranas y grillos en la noche veraniega.

    Finalmente, Faldor carraspe y se puso en pie, retirando su asiento con un sonoro chirrido sobre elsuelo de madera.

    Esta noche nos has hecho un gran honor, mi viejo amigodijo el amo de la casa con voz temblorosa de emocin. Es un acontecimiento que recordaremos

    mientras vivamos. Nos has contado una historia que suele explicarse a los reyes pero que rara vez senarra a la gente normal.

    El viejo sonri entonces, alzando sus ojos azules con un pestaeo.No me he juntado con muchos reyes ltimamente, Faldor dijo con una carcajada. Todos

    parecen demasiado ocupados para escuchar viejos relatos, pero las historias deben ser contadas de vezen cuando para evitar que se pierdan... Adems, quin sabe en estos tiempos dnde pueda ocultarse unrey?

    Todos se echaron a rer al escuchar estas palabras y empezaron a retirar los bancos en los queestaban sentados, pues ya empezaba a hacerse tarde y era hora de acostarse para aquellos que debanlevantarse con las primeras luces.

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    La senda de la Profeca Crnicas de Belgarath I David Eddings

    Quieres llevarme una linterna al lugar donde voy a dormir, muchacho? pregunt el narrador aGarion.

    Con mucho gusto asinti Garion, quien se levant de un brinco y echo a correr hacia la cocina.Tom una lmpara de vidrio cuadrada, encendi la vela de su interior en uno de los fuegos de la cocinay regres al comedor.

    Faldor estaba conversando con el narrador. Cuando se volvi, Garion advirti que el viejo cruzaba

    una extraa mirada con la ta Pol, que segua de pie al fondo de la sala.Ya estamos listos, muchacho? pregunt el narrador a Garion cuando ste se le acerc.Cuando gustes respondi Garion, y los dos dieron media vuelta y salieron del comedor.Por que est inacabada tu historia? pregunt el chiquillo, incapaz de contener su curiosidad.

    Por que has terminado la narracin antes de revelar que sucedi cuando Torak y el rey rivano seenfrentaron?

    sa es otra historia explic el viejo.Me la contars alguna vez? insisti Garion. El narrador se echo a rer.Torak y el rey rivano todava no se han enfrentado, de modo que mal puedo contarte su

    encuentro, no crees?... Al menos, hasta que ste se haya producido.Pero no es ms que un cuento, verdad?quiso saber Garion.T lo crees? El viejo narrador de historias sac una jarra de vino de debajo de la tnica y dio

    un largo trago. Quin puede saber qu es fantasa y qu es verdad disfrazada de cuento?No es ms que un cuento insisti Garion con terquedad, sintindose de pronto tan realista y

    prctico como cualquier buen sendario. No puede ser verdad. Porque entonces Belgarath elHechicero tendra... tendra no s cuntos aos, y la gente no vive tanto.

    Siete mil aos murmur el viejo. Qu?Belgarath el Hechicero tiene siete mil aos de edad..., tal vez algunos ms.Eso es imposible declar Garion. Lo es? Cuntos tienes t?Nueve..., el prximo otoo.Y a los nueve aos ya has aprendido qu es posible y qu es imposible? Eres un muchachito

    extraordinario, Garion!El pequeo se sonroj.Bueno dijo, no tan seguro ya de s mismo, el hombre ms viejo de quien he odo hablar es el

    anciano Weldrik de la hacienda de Mildrin. Durnik dice que tiene ms de noventa aos y que es lapersona de ms edad de la comarca.

    Y es una comarca muy grande, claro asinti el viejo narrador con gesto solemne.Cuntos aos tienes t? inquiri Garion, reacio a ceder. Bastantes, pequeo.Sigo pensando que es un cuento insisti el muchacho.Muchos hombres buenos y cabales te diran lo mismo respondi el viejo alzando la mirada a

    las estrellas. Hombres buenos que pasan sus vidas creyendo slo en lo que pueden ver y tocar. Peroms all de lo que se puede ver y tocar hay otro mundo, y ste se rige por sus propias leyes. Lo quepuede resultar imposible en el mundo normal donde vivimos, es muy posible en ese otro mundo y, aveces, las fronteras entre ambos desaparecen y, entonces, quin puede saber qu es posible y quimposible?

    Creo qu prefiero vivir en el mundo normal respondi Garion. El otro parece demasiadocomplicado.

    No siempre tenemos la oportunidad de escoger, muchacho aadi el narrador de historias.No te sorprendas demasiado si algn da ese otro mundo te escoge para hacer algo qu debe llevarse acabo..., algo grande y noble.

    Yo? exclam Garion, incrdulo.Cosas ms extraas han sucedido. Ve a la cama, muchacho. Creo que yo me quedar un rato a

    contemplar las estrellas. Ellas y yo somos viejos amigos.

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    Las estrellas? repiti Garion alzando la vista involuntariamente. Eres un viejo muy extrao...si no te molesta que te lo diga.

    Desde luego que lo soy asinti el narrador. El ms extrao que has conocido nunca,probablemente.

    Pero me gustas igual se apresur a aadir Garion, temeroso de que tomara a mal sucomentario.

    Es un consuelo, pequeo dijo el viejo. Ahora, ve a acostarte. Tu ta Pol estar preocupadapor ti.Ms tarde, cuando se durmi, Garion tuvo sueos agitados. La figura oscura del mutilado Torak lo

    acech en las sombras y unos seres monstruosos lo persiguieron por unos terrenos tortuosos donde loposible y lo imposible se confundan y se mezclaban mientras aquel otro mundo se extenda hacia lpara atraparlo.

    Algunas maanas ms tarde, cuando la ta Pol ya empezaba a fruncir el entrecejo con aire

    amenazador ante su continuo merodear por la cocina, el viejo narrador busc la excusa de hacer algnrecado para dirigirse a la aldea cercana de Gralt.

    Bueno dijo ta Pol, con cierta displicencia. Al menos, mis despensas estarn a salvo mientrasests fuera.

    El viejo hizo una reverencia burlona con un guio en los ojos:La seora Pol precisa algo? pregunt. Hay alguna frivolidad que pueda traerte, ya que voy

    al pueblo?Tras pensarlo un momento, ta Pol respondi: Algunos tarros de especias empiezan a estar vacos

    y hay un mercader tolnedrano que las vende en la calle del Hinojo, cerca de la taberna del pueblo.Estoy segura de que no tendrs problemas para encontrar la taberna.

    Seguro que el viaje me da sed asinti el viejo narrador, complacido ante la perspectiva. Yseguro que ser solitario. Diez leguas sin nadie con quien charlar se harn interminables.

    Habla con los pjaros sugiri ta Pol con brusquedad. Los pjaros saben escuchar muy bienrespondi l, pero

    sus frases son repetitivas y uno se cansa pronto de ellas. Por qu no dejas que me acompae elmuchacho?

    Garion contuvo el aliento.Ya est adquiriendo suficientes malas costumbres por s mismo replic la mujer con acritud.

    Prefiero que no acabe de instruirlo un experto.Vamos, seora Pol! protest el viejo, al tiempo que robaba un buuelo casi sin darse cuenta

    . No eres justa conmigo. Adems, al chico le conviene un cambio..., ensanchar sus horizontes,podramos decir.

    Sus horizontes ya son lo bastante anchos, muchas gracias replic ella.A Garion se le cay el alma a los pies.De todos modos continu la mujer, al menos puedo confiar en que no se olvidar de las

    especias ni se embriagar de cerveza hasta el punto de confundir los granos de pimienta con el clavo ola canela con la nuez moscada. Est bien, llvate al muchacho, pero ten cuidado: no quiero que lolleves a ningn antro de mala fama.

    Seora Pol! continu la broma el viejo, fingindose escandalizado. No pensar usted quefrecuento tales sitios!

    Te conozco muy bien, Viejo Lobo replic ella en tono seco. Te zambulles en el vicio y lacorrupcin con la misma naturalidad que un pato en las aguas de un estanque. Si me entero de que hasllevado al chico a algn lugar inconveniente, tendremos unas palabras, t y yo.

    Entonces, debo asegurarme de que no te enteres de nada parecido, no es eso?Ta Pol le dirigi una severa mirada.

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    Ir a ver qu especias necesito.Y yo ir a pedir prestado un carro a Faldor aadi el viejo, al tiempo que se apoderaba de otro

    buuelo.Al cabo de un rato sorprendentemente breve, Garion y el viejo narrador iban dando botes en el

    pescante de un carro detrs de un caballo al trote por el camino lleno de profundas rodadas queconduca a Gralt. Era una maana de verano luminosa, en el cielo haba algunas nubes como flores de

    diente de len y los setos formaban densas sombras azules. Al cabo de algunas horas, sin embargo, elsol empez a apretar y el traqueteante viaje empez a hacerse fatigoso.Ya estamos cerca? pregunt Garion por tercera vez.Todava falta un rato respondi el viejo. Diez leguas es una distancia considerable.Yo estuve una vez all le inform Garion, tratando de aparentar despreocupacin. Por

    supuesto, entonces no era ms que un nio y no recuerdo casi nada, pero me pareci que era un lugarestupendo.

    El viejo se encogi de hombros y, con un aire de ligera afliccin, respondi:No es ms que un pueblo como tantos.Garion empez a dirigirle preguntas con el propsito de inducir al viejo a narrar otra de sus historias

    que hiciera ms corto el camino.Cmo es que no tienes nombre..., si no consideras impertinente la pregunta?Tengo muchos nombres respondi el viejo mientras se mesaba su barba canosa. Casi tantos

    como aos.Yo solo tengo uno. De momento.Qu?Slo tienes un nombre hasta el momento explic el viejo. Con el tiempo, tal vez tengas

    otro... o varios ms. Algunas personas van coleccionndolos a lo largo de sus vidas. A veces, losnombres se gastan, igual que la ropa.

    La ta Pol te llama Viejo Lobo apunt Garion.Ya lo s respondi el narrador. Tu ta y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo.Por qu te llama as?Quin puede saber por qu una mujer como tu ta hace las cosas?Puedo llamarte seor Lobo? pregunt el pequeo.Los nombres eran muy importantes para l y el hecho de que el viejo narrador no pareciera tener

    ninguno siempre le haba preocupado. De algn modo, su carencia de nombre lo haca parecer unapersona incompleta, inacabada.

    El viejo lo mir con aire serio un instante y luego estall en carcajadas.Seor Lobo me parece muy bien. Es muy adecuado. Creo que me gusta ms ese nombre que

    cualquiera de los que he tenido en aos.Puedo, entonces, llamarte seor Lobo?Creo que me gusta la idea, Garion. Creo que me gusta mucho.Entonces, no querras contarme alguna historia,por favor?El tiempo y la distancia pasaron mucho ms deprisa desde ese instante, mientras el seor Lobo

    narraba a Garion relatos de gloriosas aventuras y oscuras traiciones extrados de los siglos lbregos einterminables de las guerras civiles arendianas.

    Por qu son as los arendianos? pregunt Garion despus de un relato ms bien siniestro.Los arendianos son muy nobles respondi Lobo, echndose hacia atrs en el pescante del carro

    con las riendas colgadas negligentemente en una mano. La nobleza es un rasgo que no siempreresulta de fiar, pues a veces provoca que los hombres obren por oscuras razones.

    Rundorig es un arendiano dijo Garion. A veces parece..., en fin, no parece muy despierto,sabes a qu me refiero?

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    Es el efecto de toda esa nobleza respondi Lobo. Los arendianos pierden tanto tiempoconcentrndose en ser nobles que no tienen tiempo de pensar en otras cosas.

    Llegaron a lo alto de la cresta de una larga colina y ante ellos, en el siguiente valle, se extendi elpueblo de Gralt. El pequeo conglomerado de casas de piedra gris con techos de pizarra decepcion aGarion por su pequeez, Dos caminos, polvorientos y blanquecinos, se cruzaban en el pueblo, que tenaadems algunas callejas estrechas y tortuosas. Las casas eran cuadradas y slidas, pero casi parecan

    juguetes colocados al fondo del valle. Ms all, en el horizonte, se divisaban las crestas de las montaasdel este de Sendaria y, aunque era verano, las cumbres estaban todava cubiertas de nieve.El caballo, cansado, descendi al paso por la ladera hacia el pueblo, levantando nubecillas de polvo

    con sus pezuas, y pronto se encontraron traqueteando por las calles empedradas en direccin al centrodel pueblo. Los habitantes, como es lgico, se sentan demasiado importantes para prestar atencin a unviejo y a un chiquillo en un carro de granja. Las mujeres llevaban vestidos largos y sombreros altos ypuntiagudos y los hombres lucan jubones y gorros de suave terciopelo. Sus ademanes parecan altivosy contemplaban con evidente desdn a los contados campesinos que haban bajado al pueblo, quienesse hacan a un lado con respeto para dejarles paso.

    Son muy elegantes, verdad? apunt Garion.As parecen creerlo ellos asinti Lobo con aire divertido. Creo que ya es hora de encontrar

    algo que comer, no te parece?Aunque no se haba dado cuenta hasta el momento en que el viejo lo haba mencionado, Garion

    sinti de pronto un hambre voraz.Y dnde iremos? pregunt. Toda esta gente parece tan esplndida... Aceptarn que unos

    extraos se sienten a su mesa?Lobo se echo a rer e hizo tintinear una bolsa que llevaba al cinto.No tendremos problemas para hacer relaciones asegur . Hay lugares donde se puede

    comprar comida.Comprar comida? Garion no haba odo nunca algo parecido. Cualquiera que apareciera a la

    puerta de la casa de Faldor a la hora de comer tena un plato en la mesa por costumbre. El mundo de loscampesinos era, estaba claro, muy distinto del que viva la gente del pueblo.

    Pero yo no tengo dinero protest.Yo tengo suficiente para los dos le asegur Lobo, y detuvo el carro frente a un gran edificio de

    escasa altura con un letrero colgado justo encima de la puerta, en el que haba un dibujo de un racimode uvas. Haba unas palabras escritas en el rtulo, pero Garion no supo descifrarlas.

    Qu dicen esas palabras, seor Lobo? pregunt.Dicen que dentro se puede comprar comida y bebida respondi Lobo mientras bajaba del

    carro.Debe de ser estupendo saber leer coment Garion, pensativo. El viejo lo observ con aparente

    sorpresa.No sabes leer? pregunt, incrdulo.No he encontrado nunca nadie que me enseara dijo Garion. Faldor sabe leer, creo, pero es

    el nico en la hacienda. Tonteras resopl Lobo. Hablar de ello con tu ta Pol. Creo que descuida sus

    responsabilidades. Debera haberte enseado ya hace aos.Ta Pol sabe leer? pregunt Garion, desconcertado.Pues claro asinti Lobo, en marcha hacia la taberna. Dice que no le encuentra ninguna

    utilidad, pero ella y yo ya discutimos ese asunto hace aos y lo dejamos aclarado.El viejo narrador pareca muy molesto por la falta de conocimientos de Garion. El muchachito, no

    obstante, estaba mucho ms interesado en el ambiente cargado de humo de la taberna y no le prestoatencin.

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    Su rostro cosido de cicatrices lo miraba con expresin torva. Garion asinti con gesto estpido.Estaba talando un rbol y le cay encima minti. Fue hace mucho tiempo.El murgo pareci perder el inters de repente.Ah tienes una moneda, muchacho dijo, y arroj una pequea moneda a los pies de Garion con

    gesto de indiferencia. Tiene la imagen del dios Torak en una de sus caras. Tal vez te traiga suerte... oal menos un poco ms de inteligencia.

    Lobo se agach rpidamente y recogi la moneda, pero la que entreg a Garion fue otra: un peniqueordinario de Sendaria.Da las gracias al gentil caballero, Rundorig dijo con su voz fingida.Muchas gracias, excelencia dijo Garion y escondi la moneda en su puo cerrado.El murgo se encogi de hombros y les dio la espalda.Lobo pag las especias al comerciante tolnedrano y sali de la tienda con Garion pegado a sus

    talones.Te has metido en un juego muy peligroso, muchacho murmur Lobo cuando estuvieron a

    suficiente distancia de los dos thulls de la entrada.Me ha parecido que no queras que ese hombre supiera quines ramos explic Garion. No

    saba muy bien por qu, pero he credo que tena que actuar de la misma manera. He obrado mal, talvez?

    Eres muy despierto asinti Lobo con un gesto de aprobacin. Creo que hemos conseguidoengaar al murgo.

    Por que has cambiado las monedas?A veces, las monedas angaraks no son lo que parecen dijo Lobo. Es mejor para ti que no

    tengas ninguna. Vamos a buscar el carro y el caballo. Tenemos un buen trecho hasta la hacienda deFaldor.

    Pensaba que bamos a buscar alojamiento para pasar la noche.Los planes han cambiado ahora. Vamos, muchacho. Es hora de irse.El caballo estaba muy fatigado y ascendi con lentitud la ladera de la colina; las casas de Gralt

    quedaron atrs mientras el sol se pona ante ellos.Por que no me has dejado guardar el penique angarak, seor Lobo? insisti Garion. El asunto

    an lo tena desconcertado.Muchas veces sucede en este mundo que algo parece ser una cosa cuando, en realidad, es otra

    coment Lobo con aire un tanto sombro. No me fo de los angaraks y, sobre todo, desconfo de losmurgos. Me parece que ser ms conveniente que no tengas nunca en tu posesin nada que lleve laefigie de Torak.

    Pero la guerra entre el oeste y los angaraks termin hace quinientos aos protest Garion.Todo el mundo lo dice.

    No todo el mundo replic Lobo. Ahora, toma esa ropa de la parte de atrs del carro y tpate.Tu ta no me perdonara nunca si pillaras un resfriado.

    Lo har si t crees que debo respondi Garion, pero no tengo nada de fro y estoy muydespierto. Te har compaa mientras volvemos.

    Ser un consuelo, muchacho afirm el viejo.Seor Lobo pregunt Garion al cabo de un rato, conociste a mi padre y a mi madre?Si respondi el narrador, lacnico. Mi padre tambin est muerto, verdad? Me temo que

    s. Garion emiti un profundo suspiro.Es lo que yo pensaba murmur. Ojal los hubiera conocido. Ta Pol dice que no era ms que

    un beb cuando... El chiquillo no se atrevi a pronunciar la palabra. He tratado de recordar a mimadre, pero no puedo.

    Eras muy pequeo dijo Lobo.Cmo eran? quiso saber Garion. Lobo se mes la barba y respondi:

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    Normales. Tan normales que nadie se fijaba en ellos. Garion tom el comentario como unaofensa. Ta Pol dice que mi madre era muy guapa protest. Lo era.

    Entonces, cmo puedes decir que era tan normal? Me refiero a que no era una personadestacada o importante

    dijo Lobo. Lo mismo que tu padre. Cualquiera que los viera slo poda pensar que eransimples aldeanos. Un hombre joven con su esposa y su hijo: eso era lo nico que poda ver la gente. Y

    precisamente era as como se supone que deban ser las cosas. No te comprendo.Es muy complicado de explicar.Cmo era mi padre?De estatura mediana y cabello oscuro respondi Lobo . Era un hombre muy serio. Me caa

    bien. Quera a mi madre? Ms que a nada en el mundo. Y a mi? Desde luego que s.Dnde vivan?En un lugar muy pequeo respondi Lobo, una aldea cercana a las montaas apartada de

    todas las rutas importantes. Tenan una casita al final de una calle, una cabaa pequea pero slida. Laconstruy tu padre con sus propias manos, pues era cantero. Yo sola detenerme en su casa enocasiones cuando estaba en la comarca.

    La voz del viejo narrador sigui su descripcin de la aldea y la casa en la que vivi la pareja. Garionlo escuch y poco a poco, sin advertirlo, se qued dormido.

    Deba de ser muy tarde, casi la hora del amanecer. Adormilado, el muchacho not cmo lolevantaban del carro y lo transportaban en volandas escaleras arriba. El viejo Lobo resultabasorprendentemente fuerte. La ta Pol estaba presente: Garion no tuvo necesidad de abrir los ojos parasaberlo. El pequeo habra sido capaz de encontrarla en una habitacin a oscuras gracias a aquel aromaespecial que emanaba.

    Cbrelo bien dijo el seor Lobo a ta Pol en un cuchicheo. Ser mejor no despertarlo ahora.Qu ha sucedido? pregunt ta Pol en voz tan baja como la del viejo.Haba un murgo en el pueblo, en la tienda de tu mercader de especias. Hizo muchas preguntas e

    intent darle al muchacho una moneda angarak.En Gralt? Ests seguro de que slo era un murgo? No hay manera de estar seguro. Ni

    siquiera yo soy capaz dedistinguir con claridad a un murgo de un grolim. Qu sucedi con la moneda?Reaccion con la rapidez suficiente para cogerla yo, y se la cambi al chico por un penique de

    Sendaria. Si ese murgo era un grolim, dejaremos que me siga. Estoy seguro de poder darle varios mesesde entretenimiento.

    Entonces, piensas irte? La voz de ta Pol pareci un tanto triste.Es hora de hacerlo asinti Lobo. De momento, el chico est a salvo aqu y yo debo viajar

    muy lejos. Existen asuntos en vas de realizarse que debo atender. Cuando empiezan a aparecer murgospor lugares remotos como ste, empiezo a preocuparme. Tenemos una gran responsabilidad y una grantarea sobre nuestros hombros y no debemos permitirnos el menor descuido.

    Estars ausente mucho tiempo? pregunt la ta Pol.Varios aos, calculo. Hay muchas cosas que debo investigar y mucha gente a la que he de ver.Te echar de menos dijo ta Pol en un susurro.El seor Lobo se echo a rer.Sentimentalismos, Pol? pregunt con voz seca. Eso no cuadra mucho contigo.Ya sabes a qu me refiero replic la mujer. No estoy preparada para la tarea que t y los

    dems me habis encomendado. Qu s yo cmo se educa a un nio?Pues lo haces bien la tranquiliz Lobo. talo corto y no permitas que su carcter te ponga

    histrica. Ten cuidado, Pol: ese chico miente como un campen.Garion? dijo la mujer con voz de desconcierto.Le minti al murgo con tal perfeccin que incluso yo qued impresionado.

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    Garion?Tambin ha empezado a hacerme preguntas acerca de sus padres. Hasta dnde le has contado?

    quiso saber el viejo.Le he hablado muy poco del tema. Slo le he dicho que estaban muertos.Dejmoslo as de momento. No tiene sentido explicarle cosas cuando no tiene la edad suficiente

    para comprenderlas.

    Las voces siguieron pero Garion volvi a sumirse en el sueo y casi lleg a convencerse de que laconversacin de los dos adultos formaba parte de sus sueos.Pero a la maana siguiente, cuando despert, el seor Lobo se haba marchado.Las estaciones del ao se sucedieron una tras otra. El verano se convirti en otoo, el fuego otoal

    se apag dando entrada al invierno, ste retrocedi a regaadientes ante el impulso de la primavera, quevolvi a florecer en el verano. Con el paso de las estaciones transcurrieron tambin los aos y Garionfue hacindose mayor casi sin darse cuenta.

    Mientras l creca, los dems nios tambin se hacan mayores... Todos excepto el pobre Doroon,que pareca condenado a ser bajo y delgado toda su vida. Rundorig brot como un rbol joven y prontofue alto y fuerte como cualquier adulto de la hacienda. Zubrette, por supuesto, no se hizo tan alta comol, pero se desarroll de otras maneras que los muchachos empezaron a encontrar interesantes.

    A principios de agosto, justo antes de cumplir catorce aos, Garion estuvo a punto de sufrir untrgico final. Durante el verano, respondiendo a algn impulso primordial que poseen los chicoscuando tienen cerca una charca y unos troncos adecuados, haban construido una balsa. No era muygrande ni estaba especialmente bien construida: mostraba una tendencia a hundirse por un extremo si elpeso a bordo no se distribua de forma adecuada y presentaba la alarmante costumbre de desmontarseen el momento menos pensado.

    Como era de esperar, fue Garion quien se encontraba a bordo de la balsa, luciendo sus habilidadesen un excelente da de otoo, cuando la balsa decidi de una vez por todas y en un abrir y cerrar de ojosvolver a su estado original. Todas las ataduras se deshicieron y los troncos empezaron a flotar cada unopor su lado.

    Garion, que no advirti el peligro de la situacin hasta el ltimo instante, hizo un esfuerzodesesperado por alcanzar la orilla utilizando la prtiga; pero sus prisas slo hicieron ms rpida ladesintegracin de la nave. Por ultimo, se encontr de pie sobre un tronco solitario, agitando los brazoscomo aspas de molino en un ftil intento por mantener el equilibrio. Sus ojos barrieron la orillapantanosa en la bsqueda desesperada de alguna ayuda. A cierta distancia, en mitad de la ladera ydetrs de sus compaeros de juego, el muchacho vio la familiar figura del hombre sobre el caballonegro. El jinete llevaba una tnica oscura y sus ojos flameantes observaban los apuros del muchacho.Entonces, el tronco solitario rod bajo los pies de Garion y ste termin por caer al agua con un sonorochapoteo.

    Por desgracia, la educacin de Garion no haba incluido el aprendizaje del arte de la natacin y,aunque la charca no era excesivamente honda, si tena la profundidad suficiente para resultar peligrosa.

    El fondo de la charca era repulsivo: consista en una especie de limo oscuro y lleno de algas,habitado por ranas, tortugas y una anguila de desagradable aspecto que se escabull serpenteantecuando Garion cay como una roca entre las matas de algas. El muchacho se debati, trag agua y seimpuls con las piernas de nuevo hacia la superficie. Como una ballena resoplante, se alz de lasprofundidades, solt un par de jadeos para expulsar el agua de su interior y oy los gritos de suscompaeros de juegos. La figura oscura de la ladera no se haba movido y, por un breve instante, quedgrabado en la mente de Garion hasta el menor detalle de la luminosa tarde en la charca. Tambinadvirti otra cosa: aunque el jinete estaba en campo abierto y bien iluminado bajo el sol otoal, nihombre ni caballo dejaban sombra alguna en la colina. Mientras su mente luchaba por entender aquellaincongruencia, el chico se hundi de nuevo en el fondo fangoso.

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    una aparente orga de despilfarro, de pronto pareca incapaz de poner siquiera agua a hervir sin ensuciaral menos tres o cuatro cacharros, y Garion era el encargado de lavar hasta el ultimo de ellos. Elmuchacho estaba harto de tanto fregar y empezaba a darle vueltas en serio a la idea de huir.

    Conforme avanz el otoo y el tiempo comenz a empeorar, los otros chicos quedaron tambin mso menos confinados al recinto de la casa de campo y las cosas mejoraron algo para Garion. Rundorigapenas poda compartir sus juegos, pues, por su tamao de hombre hecho y derecho, lo obligaban a

    trabajar con los adultos ms todava que a Garion.Cuando poda, ste escapaba de la cocina para estar con Zubrette y Doroon, pero el tro ya noencontraba tan divertido ir a saltar al pajar o jugar a alguna de las infinitas variedades del juego delescondite en los establos y graneros. Haban alcanzado la edad y el tamao en que los adultos se dabancuenta enseguida de cundo estaban ociosos y les encontraban enseguida alguna tarea que hacer. Lamayora de las veces se limitaban a sentarse en algn rincn a charlar, simplemente; es decir, queGarion y Zubrette se sentaban a escuchar la incansable verborrea de Doroon. El muchacho, pequeo yvivaracho, era tan incapaz de mantenerse callado como de permanecer quieto, poda pasarse horashablando de cualquier nimiedad y las palabras se le agolpaban en la boca mientras sus manos semantenan en constante movimiento.

    Qu es esa marca que tienes en la mano, Garion? pregunt Zubrette un da de lluvia,interrumpiendo el parloteo de Doroon.

    Garion se mir la mancha blanca, perfectamente redonda, que tena en la palma de la mano derecha.Yo tambin la he observado dijo Doroon, cambiando rpidamente de tema en mitad de una

    frase. Pero Garion ha crecido en la cocina, no es verdad, Garion? Quiz se quem cuando erapequeo..., ya sabes, alarg el brazo y puso la mano en algn objeto caliente antes de que nadie pudieraevitarlo. Apuesto a que su ta Pol se puso furiosa cuando eso sucedi, porque tu ta Pol es la personaque se enfada mas pronto de todas las que conozco y es capaz de...

    Siempre la he tenido ah declar Garion, y traz un crculo en torno a la marca de la mano conel ndice de la izquierda.

    En realidad, hasta aquel momento no se haba molestado en estudiar la mancha con detenimiento.Cubra casi toda la palma y, bajo ciertas condiciones de luz, despeda una ligera luminosidad plateada.

    Tal vez sea una marca de nacimiento acot Zubrette.Apuesto a que lo es se apresur a decir Doroon. Una vez vi a un hombre que tena una gran

    mancha prpura en un lado de la cara. Era uno de esos carreteros que vienen en otoo a recoger lacosecha de nabos. El hombre tena la marca en todo el costado de la cara y al principio cre que era ungran morado y pens que deba de haber participado en una pelea terrible (ya sabis, esos carreterossiempre se meten en peleas), pero en realidad no era un morado, sino una marca de nacimiento, comoha dicho Zubrette. Me pregunto cul ser la causa de que aparezcan.

    Esa noche, cuando ya se dispona a acostarse, Garion pregunto a su ta sobre el asunto.Qu es esta marca, ta Pol? pregunto, con la mano alzada hacia ella.La mujer, que se peinaba ante un espejo, apart la vista de su larga melena de oscuros cabellos.No es nada que deba preocuparte le dijo.No me preocupa replic el muchacho. Slo me gustara saber qu es. Zubrette y Doroon

    creen que es una mancha de nacimiento. Se trata de eso, ta?Si, de algo as.Tena alguno de mis padres una mancha como sta?Tu padre la tena. La familia la ha llevado durante mucho tiempo.Un sbito y extrao pensamiento acudi a la mente de Garion. Sin saber por qu, alarg la mano y

    toc el mechn blanco de la frente de su ta.Es como ese mechn blanco que tienes en el pelo? pregunt.De pronto, not un escozor en la mano y le pareci como si se abriera una ventana en su mente. Al

    principio slo percibi la sensacin del transcurrir de incontables aos como un vasto mar de nubes

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  • 8/7/2019 Belgarath 1 - La senda de la profeca

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    David Eddings Crnicas de Belgareth I La senda de la Profecia

    hinchadas y masivas; a continuacin ms aguda que el filo de cuchillo alguno le embargo unasensacin de prdida, de pesadumbre, repetida infinitas veces. Luego percibi su propio rostro y, detrsde l, muchos otros semblantes viejos y jvenes, majestuosos y muy vulgares y, detrs de todos ellos,las facciones del seor Lobo, carentes de aquel aire bobalicn que a veces adoptaba. Sin embargo, porencima de todo, le embargo el conocimiento de un poder sobrenatural, ms que humano. Y la certezade una voluntad inquebrantable.

    Ta Pol sacudi la cabeza con gesto casi ausente.No hagas eso, Garion murmur, y la ventana de su mente se cerr.Qu ha sido esto? pregunt el muchacho, lleno de curiosidad y deseoso de abrir de nuevo la

    ventana.Un simple truco respondi ella.Ensame a hacerlo.Todava no, mi querido Garion replic ella, tomndole la cabeza entre sus manos. Todava

    no. An no ests preparado. Ahora, ve a acostarte.Vendrs pronto? pregunt Garion, un poco asustado ahora.Si, siempre estar contigo declar ella, empujndolo hacia la cama. Despus, continu con el

    cepillado de su cabello largo y tupido, mientras tarareaba una extraa cancioncilla con voz intensa ymelodiosa. Garion cay dormido bajo su tonada.

    En adelante, ni siquiera el propio Garion volvi a tener muchas ocasiones de ver la mancha de sumano. De repente, el muchacho se encontr sumido en toda una serie de trabajos que le exiganensuciarse no ya slo las manos, sino todo el resto de su cuerpo.

    La festividad ms importante de Sendaria y, en realidad, de todos los reinos d