Autoestima 2006
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Universidad Autónoma de Santo Domingo
Universidad de Valencia
AUTOCONCEPTO EN ESTUDIANTES DE NUEVO INGRESO DE LA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO
2006
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Doctoranda: Mabel Gómez Navarro
Tutora: Dra. Consuelo Cerviño Vázquez
Santo Domingo
2006
Índice General
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE: DESARROLLO TEÓRICO
CAPÍTULO I: CONTEXTO EDUCATIVO DE LOS ESTUDIANTES DE LA
UASD
1.1 La Universidad Autónoma de Santo Domingo
1.2 El Departamento de Orientación de la UASD
CAPÍTULO II: LA ADOLESCENCIA
2.1 Consideraciones sobre Adolescencia
2.2 Factores que Influyen en el Desarrollo de la Adolescencia
2.2.1 Desarrollo Físico
2.2.2 Desarrollo Cognoscitivo
2.2.3 Desarrollo Social
2.3 Autopercepción en la Adolescencia
2.4 La Autoestima en los Años de la Adolescencia
2.5 Adultez
CAPÍTULO III: EL AUTOCONCEPTO
3.1 Conceptualizaciones, Enfoques y Teorías
3.2 Desarrollo del Autoconcepto Dentro de la Perspectiva Cognitiva
3.3 La Autoestima, Medición y Evaluación
3.4 La Medida del Autoconcepto y de la Autoestima
CAPÍTULO IV: EL RENDIMIENTO ACADÉMICO
4.1 Rendimiento y Autoconcepto
4.2 Investigaciones sobre Rendimiento y Autoconcepto
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SEGUNDA PARTE: DESARROLLO METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN
CAPÍTULO V: MÉTODOLOGÍA
5.1 Diseño de la investigación
5.2 Objetivos de estudio
5.2.1 Objetivo general
5.2.2 Objetivos específicos
5.3 Variables en estudio
5.4 Universo y muestra
5.5 Instrumentos de recogida de información
5.6 Procedimiento
5.6.1 Contactos previos
5.6.2 Aplicación de los instrumentos y Recogida de Datos.
5.7 Análisis de datos generales
5.7.1 Análisis de variables sociodemográficas
CAPÍTULO VI: ANÁLISIS DE DATOS
6.1 Cualidades psicométricas
6.2 Resultados del análisis factorial
6.3 Resultados diferenciales
6.3.1 Comparación entre los factores Autoestima y género
6.3.2 Comparación entre los factores Autoestima y edad
6.3.3 Comparación entre los factores Autoestima y escuela de procedencia
6.3.4 Comparación entre los factores Autoestima y carrera
6.3.5 Comparación entre los factores Autoestima e ingresos familiares
6.3.6 Comparación entre los factores Autoestima y nivel educativo de la
padre
6.3.7 Comparación entre los factores Autoestima y nivel educativo de la
madre
6.4 Relación entre Autoconcepto y Rendimiento Académico
6.5 Resultados del abordaje cualitativo
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CAPITULO VII. DISCUSIÓN E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS
7.1 Discusión e interpretación de los resultados cualitativos
7.1.2 Resultados e interpretación de análisis cualitativos
CAPITULO VIII. CONCLUSIONES
CAPITULO IX. BIBLIOGRAFÍA
CAPITULO X. ANEXOS
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INTRODUCCIÓN
En nuestra práctica educativa con estudiantes que ingresan a la Universidad
Autónoma de Santo Domingo hemos observado que muchos de los que poseen bajo
rendimiento académico manifiestan también comportamientos relacionados con un bajo
autoconcepto. Esto ha sido motivo de constante preocupación y ha orientado nuestro
interés por determinar cuál es la realidad de estos estudiantes.
En ese sentido, con el propósito de hacer propuestas de acciones preventivas y de
intervención que constituyan respuestas reales a los problemas detectados se quiere saber
que traen los estudiantes de nuevo ingreso en términos de rendimiento académico por una
parte, y autoconcepto por la otra, para luego investigar la posible relación entre las dos
variables.
Asimismo, los estudiantes de nuevo ingreso a la UASD -por su rango de edad y
sus características bio-psico-sociales- entran en la categoría que los psicólogos del
desarrollo humano denominan adolescencia. Aunque en el ciclo de vida en que se
encuentran tienen un concepto más claro de sí mismos, necesitan sin embargo hacer
conciencia de lo que quieren en la vida -y potenciar su autoconcepto- lo que entendemos
contribuiría al logro de un mejor resultado y éxito en su vida personal, profesional y
social.
Puesto que en la etapa de vida en que encuentran estos estudiantes se producen
cambios en sus estructuras cognitivas, queremos aprovechar esta circunstancia para, a
través de estrategias, potenciar el autoconcepto positivo y mejorar el rendimiento
académico. Por esta razón entendemos que es importante tener datos sobre estas dos
variables.
Probablemente muchos de estos estudiantes, al llegar a la universidad, no tienen
un autoconcepto bien definido o bien este autoconcepto es pobre. No tienen, tampoco,
metas y proyectos de vida claros y esto los hace más vulnerables a dejarse arrastrar por
actividades o actitudes que dificultan su éxito académico.
En nuestro interés por apoyar estos estudiantes nos proponemos en un futuro
elaborar programas de intervención con estrategias para los alumnos de bajo índice, y de
prevención para los de índices normales.
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Por otra parte, el Departamento de Orientación de la Universidad Autónoma de
Santo Domingo, el cual es el encargado de proporcionar los soportes psicopedagógicos a
los estudiantes para su éxito en todas las esferas de su vida, no tiene instrumentos
validados que sirvan para evaluar de manera fiable el autoconcepto, tanto en lo
académico como en otras áreas personales y sociales.
Muchos autores contemplan la posibilidad de evaluar de manera práctica la
autoestima. Para López (1996), citado por Cerviño(2004), el autoconcepto es una de las
variables fundamentales del desarrollo personal y social de los individuos de forma tal
que niveles significativamente bajos en esta variable conllevan a generar problemas en
las relaciones con los demás, sentimientos de incompetencia para realizar determinadas
actividades y, en definitiva, un sentimiento de infelicidad y auto-desprecio.
Es posible que niveles bajos de autoconcepto académico aumenten la posibilidad
del fracaso académico. A diferencia del nivel secundario, en el ámbito educativo
universitario la mayoría de los profesores se limita a ofrecer contenidos descuidando el
desarrollo afectivo de los estudiantes, Ramos (1999). En estas circunstancias se producen
cambios en la relación entre profesores y estudiantes y se pierden los apoyos emocionales
debido a que el docente universitario se limita a los contenidos cognoscitivos, brindando
información y descuidando otros elementos importantes en el crecimiento del ser
humano.
En vista de que consideramos importante esta dimensión para el logro del éxito
académico, queremos validar en la población a la que hacemos referencia el cuestionario
de Autoestima para Adolescentes de Cerviño (2001) y para tener datos de los estudiantes
de nuevo ingreso para buscar posibles nexos con el bajo o alto rendimiento. Con estos
datos, en un futuro, trataremos de proponer estrategias para potenciar el autoconcepto
académico y a través de esta intervención incidir en el mejoramiento de su rendimiento
académico.
Rodríguez (1998) entiende que la autoconcepto es la base y centro del desarrollo
humano. En este estudio se abordaran las diferentes teorías acerca del autoconcepto para
luego hacer hincapié en el enfoque cognitivo, el cual constituye el basamento teórico del
instrumento diagnóstico que será utilizado y validado. De este modo se parte de la idea
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de que el autoconcepto no es una entidad monolítica, sino dinámica y multidimensional, y
está ligado a la configuración social en que se desenvuelve el individuo, Cerviño (2004).
A pesar de que la presente investigación se dirige a validar un instrumento de
autoestima se quiere saber la posible relación entre el autoconcepto y rendimiento
académico, entendemos que la condición multifactorial del rendimiento académico lo
hace muy complejo. Aun así, en esta investigación nos limitaremos a estudiar sólo la
forma en que ambos pudieran estar asociados.
En la investigación se procedió a realizar un diagnóstico de variables consideradas
independientes, a fin de verificar su relación con el autoconcepto. Estas variables son
sexo, edad, escuela de procedencia, carrera, ingreso familiar de los estudiantes, nivel
académico del padre y nivel académico de la madre.
Con respecto a los aspectos metodológicos, una parte de esta investigación se
dirigió a disponer de información siguiendo un abordaje cualitativo que permitiera lograr
un mayor grado de profundidad en la comprensión del problema. La precisión en la
información de base para la validación y la recogida de datos, por su parte, la proporcionó
la utilización de un abordaje cuantitativo con una muestra de 366 estudiantes de nuevo
ingreso.
Se inicia el marco teórico con una reseña de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo, institución en la cual se produjo la investigación, y luego una breve
descripción de su Departamento de Orientación, donde surge la necesidad de la misma. A
continuación se pasa a la parte verdaderamente teórica en la que se analiza la
adolescencia puesto que los sujetos de estudio se encuentran en esta etapa del desarrollo
del ser humano; luego se aborda el constructo de autoconcepto, las diferentes teorías y su
medición y se analiza el rendimiento académico como una de las variables de la presente
investigación.
Finalmente debemos señalar que la investigación inicial pretendía abordar
conjuntamente un diagnóstico tanto de los valores de auto dirección como de los valores
universales -éstos últimos explicitados en la filosofía de la institución a través de su
Estatuto Orgánico- pero esta última variable fue excluida para poder tener una mejor
comprensión acerca de cómo el autoconcepto influye sobre la ejecución académica.
En una próxima investigación se completará este estudio con la variable valores.
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Planteamiento del problema
El bajo rendimiento que traen muchos estudiantes de nuevo ingreso a la UASD va
a incrementar el número de estudiantes actuales con bajo índice (12,000 estudiantes) y
ésta es una situación de gran preocupación. Queremos investigar de que manera un
autoconcepto pobre podría estar asociado con la problemática del bajo rendimiento
utilizando para ello una muestra de estudiantes de nuevo ingreso. Las siguientes
preguntas sirven como inquietudes para precisar el planteamiento del problema de
manera que permita orientar la búsqueda de información acerca de las variables en
estudio.
Estamos interesadas en tener datos sobre el autoconcepto que traen los estudiantes
de nuevo ingreso a la UASD en vista de que no se dispone de un instrumento validado y
por tanto se necesita validar un cuestionario de autoestima y después de determinar los
factores que conforman el instrumento establecer relación con las variables
sociodemográficas.
Por otro lado queremos relacionar el autoconcepto con el rendimiento y
finalmente profundizar en el conocimiento de la percepción que tienen los estudiantes de
su autoconcepto y autoestima.
¿Cuáles son los factores del cuestionario de autoestima que presentan más
confiabilidad?
¿Cuáles factores del cuestionario de autoestima están relacionados con las
variables sociodemográficas?
¿Cuál es la relación entre autoestima y rendimiento?
¿Cuál es la percepción de su autoestima que tienen los estudiantes en los
diferentes factores?
Justificación
La universidad ofrece un programa de ayuda para los estudiantes con bajo índice a
partir del segundo semestre como medida de intervención. Es necesario ofrecer ayuda
desde el inicio de su carrera universitaria como medida preventiva, partiendo de sus
necesidades detectadas a través de estudios formales.
Al utilizar métodos científicos para estudiar algunas variables asociadas al
rendimiento académico podríamos encontrar respuestas a nuestras preguntas de si el
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autoconcepto académico influye en el rendimiento académico pues éstas serán más
válidas y legítimas que aquellas resultantes de la pura intuición y especulación.
La justificación de esta investigación es su probable contribución, ya que se
dispondrá tanto de un instrumento validado como de un diagnóstico que permitirán la
estructuración de programas de apoyo al estudiante de nuevo ingreso que trae puntajes
bajos en su rendimiento académico y, por otro lado, la posibilidad de identificar áreas de
conocimiento para el rediseño de programas de atención y desarrollo académico a
estudiantes con bajo rendimiento.
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PRIMERA PARTE: DESARROLLO TEÓRICO
CAPÍTULO 1: CONTEXTO EDUCATIVO DE LOS ESTUDIANTES DE LA
UASD
1.1. La Universidad Autónoma de Santo Domingo
La Universidad de Santo Domingo, fue creada mediante la Bula in Apostulatus
Culmine, expedida el 28 de Octubre del 1538 por el papa Paulo III, la cual elevó a esa
categoría el estudio general que los dominicos regenteaban desde 1518 en Santo
Domingo, sede virreinal de la colonización y el más viejo establecimiento colonial del
nuevo mundo.
La universidad de Alcalá de Henares fue su modelo y como tal fue portaestandarte
de las ideas renacentistas que surgían del mundo medieval del que emergía la España de
los días de la conquista. La naciente universidad inició sus enseñanzas organizada en
cuatro facultades: Medicina, Derecho, Teología y Artes.
La universidad se mantuvo un tanto confinada durante la colonia y en las primeras
décadas de la república hasta el advenimiento de la democracia, lo cual ocurre con la
muerte de Trujillo en Mayo de 1961.
El 31 de Diciembre de 1961 se promulga la ley número 5778 que dotó a la
universidad de autonomía y a partir de ese momento comenzó a debatirse por alcanzar su
equilibrio institucional y un clima de convivencia que le permitiera desarrollar todas sus
facultades creadoras, pero después de tres décadas sometidas a la voluntad férrea de un
régimen contrario a toda forma de comunicación humana que no sirviera sus intereses fue
incapaz de utilizar la libertad y el autogobierno recién adquirido para desempeñar su
misión de servicio para el mejoramiento cultural y económico de nuestra sociedad.
El 17 de Febrero 1962 se eligen las primeras autoridades bajo el régimen de
autonomía y después de la guerra civil de 1965 ocurre en esta universidad un movimiento
renovador que depuso las viejas autoridades y dispuso la creación de un consejo
universitario provisional que habría de trazar los lineamientos generales de la reforma
universitaria y organizar las elecciones para las autoridades sobre nuevas bases (Estatuto
Orgánico, Artículos del 1al 4) (1994).
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El movimiento renovador rompe los moldes de la universidad enclaustrada y
comienza a cumplir con su verdadera misión de enseñar la verdad, proyectar el porvenir
de la sociedad y afianzar los valores del hombre. Su contenido filosófico se resume en las
siguientes orientaciones:
1- Fijación de la transformación universitaria
2- Asunción por la universidad de la función orientadora de la conciencia
nacional en la búsqueda de los ideales de la verdad y la justicia
3- Ampliación de los representantes estudiantiles en los organismos de
cogobierno
4- Apertura democrática de la matrícula
5- Afianzamiento de la libertad de cátedra
6- Inició de la revisión curricular para adaptarla a las ideas filosóficas y
científicas imperantes en el mundo civilizado
La Universidad Autónoma de Santo Domingo es la única institución de educación
superior pública del país y una de las pocas que goza de autonomía. Su presupuesto
proviene casi por completo de fondos del Estado. Cuenta actualmente con una matrícula
que sobrepasa los ciento cincuenta mil estudiantes entre la sede central y los diferentes
centros regionales en todo el país. A pesar de tan alta matricula, se carece de la
infraestructura de aulas y del uso de una tecnología adecuada para dar respuesta al
requerimiento de atender a toda la población solicitante y además brindar calidad en el
proceso de formación en esta situación de masificación de la enseñanza. El número de
profesores asciende a dos mil.
Según su Estatuto Orgánico (1994), la UASD se define como una institución que
reúne como una familia a docentes, personal de apoyo y estudiantes. La labor académica
esta conformada por tres elementos: docencia, investigación y extensión y la formación
se produce en cuatro niveles: técnico superior, licenciatura o grado, postgrado o
especialidad y maestría. Actualmente, mediante convenios con universidades extranjeras,
se está ofertando el grado de doctorado. Además, se ha propagado en los últimos tiempos
una modalidad de postgrado denominada diplomado cuya duración es menor que la
especialidad.
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El gobierno de la Universidad lo componen organismos colegiados con la
participación de todos los sectores que conforman la vida universitaria:
El Claustro es el organismo de máxima autoridad y existen (para tratar asuntos
de diferente naturaleza) un claustro mayor y un claustro menor.
El Consejo Universitario, compuesto por el rector quien lo preside, los cuatro
vicerrectores, los decanos de las diferentes facultades, un delegado y suplente
de cada uno de los centros regionales, un delegado y su suplente de los
Organismos Académicos Comunes y los delegados estudiantiles (5% del total
de este organismo). Integran también este organismo dos representantes de los
profesores y un representante del personal de apoyo a la labor académica.
La Asamblea
Consejo de Facultad
Sub-Consejo Técnico
Las autoridades que administran la institución, tanto en lo académico como en la
labor de apoyo, son en primer lugar el rector, quien es la máxima autoridad y cuatro
vicerrectores (docente, administrativo, de investigación y postgrado y de extensión).
En cada facultad (ocho en total) existe un decano, un vicedecano y los directores
de escuelas, quienes son los encargados directos de organizar los procesos de formación
en las diferentes carreras (Estatuto Orgánico de la UASD ( 1994) .
1.2 El Departamento de Orientación de la UASD
Según su Reglamento el Departamento de Orientación de la UASD (2004) está
compuesto por un director, cuatro coordinadores de áreas y 70 profesionales de la
psicología y orientación, incluyendo la sede y los diferentes centros regionales.
Las actividades del departamento están reguladas y organizadas por un Consejo
de Orientación el cual está compuesto por el director quien lo preside, los coordinadores
de área, un representante de los profesionales y la coordinadora de cátedra.
El departamento ofrece ayuda a los estudiantes a través de los diferentes
programas:
Programa vocacional, que incluye las informaciones que se ofrecen a los
estudiantes que pretenden estudiar en la UASD sobre las carreras que se
ofrecen y los criterios de selección para la toma de decisión profesional
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Programa de recuperación académica, que ofrece ayuda a estudiantes con
bajo índice después de su segundo semestre de estudio. En él se
proporcionan cursos, talleres, control de estrés, autoestima, técnicas de
estudio y entrevistas y todo esto después de determinar las causas de su
bajo rendimiento.
Programa personal social, el cual consiste en citas personales, trabajo en
grupo, talleres de relaciones humanas, atención al cliente y educación
sexual entre otros.
También este departamento imparte la cátedra de orientación institucional
y académica cuyo propósito es desarrollar los repertorios básicos para la
formación universitaria mediante la adquisición de la información
fundamental referida al quehacer universitario y la cátedra de orientación
para el éxito académico para estudiantes que obtienen bajo puntaje en la
prueba de orientación y medición académica. Es precisamente a esta
cátedra que va dirigido nuestro estudio pues el módulo de autoestima que
ofrece utiliza escalas que miden la autoestima de manera global al no tener
cuestionario validado que parta de un modelo multifactorial y que esté
basado en una teoría que aborde el autoconcepto como proceso de
procesamiento de información dentro de una perspectiva cognitiva que es,
a nuestro juicio, la más completa.
CAPÍTULO II: LA ADOLESCENCIA
2.1 Consideraciones Acerca de la Adolescencia
En su desarrollo ontogenético el ser humano recorre diferentes estadios, en cada
uno de los cuales se producen cambios importantes que van definiendo las características
de su comportamiento, desde la infancia hasta la vejez. El presente trabajo se centra en la
adolescencia y la adultez temprana ya que los sujetos de estudio, por su edad y otras
características del desarrollo, se ubican dentro de estas etapas.
Son variadas las concepciones que se tienen acerca de este período crítico del
desarrollo humano.
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Granville Stanley Hall, citado por Hothersall (2004), fue el primer psicólogo en
describir la adolescencia como una etapa distinta en el ciclo vital. Su descripción de la
adolescencia como tormenta y estrés, tuvo eco en muchas obras posteriores. Hall fue el
primer psicólogo, pero no la primera persona, en describir la adolescencia como un
período turbulento. Aristóteles sostenía que a los jóvenes “los calienta la naturaleza como
a los borrachos el vino” y según Sócrates “los jóvenes solían contradecir a sus padres y
tiranizar a sus maestros”, (Hothersall (2004).
Hall definió la adolescencia como un período caracterizado por tormenta y estrés,
una etapa del desarrollo en la cual el joven desafía la autoridad y el control de los padres
y con frecuencia está de mal humor y tiende a manifestar comportamientos temerarios y
antisociales.
Córdoba (2004) señala que la adolescencia es un proceso de transición de la
infancia a la adultez donde se experimentan cambios muy importantes y un alto nivel de
incertidumbre. En general en la adolescencia los cambios principales se relacionan con
temas como la identidad donde se incluye la profesión, los valores y las relaciones
afectivas. Eccles y cols (1993), citados por Córdoba (2004), sostiene que los cambios
característicos de esta etapa son a nivel físico, psicológico y social. Entre estos cambios
señala el desarrollo de la pubertad, la redefinición del rol social, el desarrollo cognitivo,
las operaciones formales, las transiciones en la escuela y la emergencia de la sexualidad.
Los adolescentes viven con intensidad sus experiencias. En este sentido, Quadrel,
Fschhoff y Davis (1993), citados por Córdoba (2004), señalan que la adolescencia es
culturalmente un período de riesgo porque se experimentan las consecuencias negativas
de cualquier conducta de riesgo en alto grado y de manera desproporcionada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) (2000) define como adolescente a
toda persona comprendida entre los diez y poco antes de cumplir los 20 años. El principio
de la adolescencia se identifica con los cambios físicos propios de la pubertad pero, según
la misma fuente, el final de la misma no es tan identificable y varía de un contexto a otro
y de una época a otra.
Eric H. Erickson (1979), por su parte, destaca que la adolescencia siempre ha sido
vista como una etapa intermedia entre un sentido altamente vigorizante y desconcertante
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de un pasado definido en extremo que debe ser abandonado y de un futuro aún por
identificar, y con el cual identificarse, incluso en un período de rápido cambio.
Zacarés (2000), opina que la adolescencia supone la primera organización
sustancial del sentido de sí mismo de la que el sujeto es plenamente consciente.
La adolescencia constituye el período de transición de la niñez a la edad adulta.
Esta etapa conlleva la aparición de cambios físicos, cognitivos y sociales que la
convierten en un período crítico para el desarrollo del individuo. Esta posición es
compartida por la OMS cuando plantea que la adolescencia es un período de intensos
cambios entre los que figuran la madurez física, la cognoscitiva y el desarrollo
psicosocial. La OMS sostiene, además, que cada una de estas áreas de cambios es
independiente de la otra al tiempo que todas se encuentran estrechamente vinculadas.
Elliot y Feldman (1990) afirman que estas etapas son orientativas en el sentido
de que existen diferencias individuales en su desarrollo. En cuanto al autoconcepto, estos
autores arguyen que los cambios cognitivos y sociales son los más determinantes y
apuntan, además, que la adolescencia es un período clave en el desarrollo del
autoconcepto.
Según Coon (2004) la adolescencia es el período, culturalmente definido, entre la
niñez y la adultez. Desde el punto de vista social el adolescente ha dejado de ser niño
pero todavía no es un adulto pleno. Añade que casi todas las culturas la reconocen como
una fase de transición y sostiene que su duración varía de una sociedad a otra.
Hall, citado por Hothersall (2004), considera que la tormenta y estrés del
adolescente era más frecuente en los Estados Unidos de su época debido a la
urbanización, el fracaso del hogar, la escuela y las organizaciones religiosas para
responder a las necesidades de los adolescentes. Margaret Mead, citado por el autor
referido, descubrió que los adolescentes de la isla Samoa atravesaban la adolescencia sin
estrés ni agitación. Definió la sociedad de Samoa como una sociedad relejada,
sexualmente libre, igualitaria y tolerante. Mead atribuyó la tormenta de los adolescentes a
fuerzas culturales. Orans, citado por Hothersall (2004), al evaluar la opinión de Mead de
que los adolescentes de Samoa estaban menos estresados que los de Estados Unidos
llegó a la siguiente conclusión: “es claro que no tenía datos adecuados en cualquier lugar
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para hacer una afirmación así y sus conjeturas teóricas, aunque plausibles, carecen de
verificación”.
Asimismo, en la adolescencia se dan una serie de cambios cualitativos y
cuantitativos, tal como señala Erickson (1979), quien además postula que los cambios
cuantitativos que parecen alterar la calidad de la adolescencia en nuestro tiempo se deben
a que sencillamente hoy día hay más jóvenes que nunca, que por lo general ahora
maduran más temprano y que un mayor número de ellos está mejor informado respecto a
las condiciones mundiales -tanto por la palabra escrita como por las imágenes comunes
de los medios de comunicación de masas- que nunca antes.
Se transmiten simplificados ideales de identidad, personalidad y eficacia.
Tal promesa se vuelve ilusoria a causa de los diarios caprichos de las
complejidades tecnológicas, legales y burocráticas, en sí misma resultando una variedad
de cambios cuantitativos lo que a juicio de Erickson proporciona un sentido de
individualidad y de comunalidad dentro de discontinuidades que de otra manera
resultarían paralizantes.
Erickson postula una moratoria psicológica en la juventud, período en que el
joven puede dramatizar, o por lo menos experimentar con pautas de conductas que son o
no llegan a ser infantiles y adultas a la vez.
Y sin embargo con frecuencia se incorporan en forma aparatosa a ideales
tradicionales o a nuevas direcciones ideológicas; una auténtica moratoria.
Por supuesto, proporciona tiempo extra para valores intemporales, quita la
presión del tiempo, pero debe terminar. Si en el pasado la gente joven a menudo ha
experimentado el duelo por el final de la moratoria como pérdida irrevocable de
identidades potenciales, los jóvenes lideres de hoy, transitorios como son, declaran que el
mundo que está más allá de la juventud es completamente vacío e indefinido. Pero una
moratoria sin final también elimina todas las utopías, excepto aquella de una moratoria
infinita.
Erickson (1977) sostiene que una moratoria sin algún tipo de diseño utópico sólo
puede conducir a una promiscuidad ideológica. Las generaciones pasadas han legado
aspectos de herencia revolucionaria a los jóvenes de hoy, mientras tanto la
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industrialización ha cambiado toda la premisa básica y la mayoría de los jóvenes
permanecen comprometidos en la invención y perfeccionamiento de la tecnología.
La juventud moderna ha crecido junto con el hecho de que una civilización
opulenta puede aprender a volverse relativamente pacífica y amistosa en grandes áreas
de su existencia y delegar el poder destructivo a monstruos nucleares científicamente
creados. No nos sorprenderá que la legitimación de la violencia se vuelva el principal
tema en la lucha ideológica de la juventud. El autor referido enjuicia a Piaget al declarar
que los hechos cognoscitivos establecidos por Piaget (1964) hacen plausible la tesis de
que la juventud piensa ideológicamente, es decir, con una combinación de una
orientación narcisista y egocéntrica, determinada a adaptar al mundo para sí.
2.2. Factores que Influyen en el Desarrollo de la Adolescencia
Bloon (1990), en Garrido y López (1995), citados por Córdoba (2004) ha
revisado los constructos de la competencia de la adolescencia desde una perspectiva
psicosocial donde plantea la necesidad de presentar las tareas madurativas de desarrollo
que requiere la etapa de la adolescencia. Estas tareas madurativas las agrupa en:
Factores personales, cambios corporales, desarrollo de las estructuras cognitivas,
desarrollo de las estructuras afectivas, cambios en el repertorio conductual.
Factores interpersonales, cambio de relaciones dentro de la familia y cambio de
las relaciones con los compañeros.
Factores sociales, cambios de relaciones con adultos y profesores en la escuela,
cambio de relaciones en el empleo, cambio con las personas significativas en la
sociedad .Cambios interculturales. Cambio en la posición ocupada en la cultura y
subcultura, cambio en el empleo de los medios de comunicación social.
Factores ecológicos, mundo físico y tiempo. Éste y otros autores resaltan la
competencia cognitiva y también la disonancia cognitiva pues el adolescente suele pensar
que no le va a pasar nada de lo que les pasa a los otros. Todos estos cambios se dan de
manera diferente en cada adolescente pues todo va a depender de sus necesidades de
desarrollo y las oportunidades que le ofrezca el medio en que se desenvuelve.
Los factores que inciden en la adolescencia son múltiples aunque la mayoría de
los estudiosos del desarrollo destacan como principales: físicos, cognoscitivos y sociales.
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1. Desarrollo Físico
A grandes rasgos señalaremos los principales cambios físicos que se presentan en
la adolescencia, que obviamente van incidir en el cambio de la percepción de su propia
imagen física.
El primer indicador concreto del final de la niñez es el brote de crecimiento
puberal que ocurre alrededor de los 10 años en las niñas y de los 12 años en los niños.
Las hormonas del crecimiento empiezan a fluir en la corriente sanguínea. Durante varios
años el adolescente puede crecer entre 7 y 15 centímetros por año y ganar peso
rápidamente. El cuerpo del adolescente no alcanza las proporciones adultas de forma
súbita, pero aún así el cambio es bastante acelerado.
Tal como señala Papalia (1999) los cambios físicos de la adolescencia se suceden
en una secuencia que es mucho más consistente que su duración real, aunque este orden
varía de una persona a otra. Algunas personas pasan la pubertad de manera muy rápida,
mientras que para otros el proceso toma mucho tiempo.
Estos cambios se dan de manera diferente en el niño y la niña, las hormonas se
encuentran en estrecha relación con las emociones, y lo importante para nosotros es que
ese repentino crecimiento es el primer elemento para el cambio de la percepción del
adolescente sobre sí mismo. Adolescencia es identidad contra confusión de roles.
2.2.2 Desarrollo Cognoscitivo
Para referirnos al desarrollo cognoscitivo partiremos de los planteamientos de
Jean Piaget (1964).
Jean Piaget (1964) elaboró teorías referentes a la forma en que los seres humanos
piensan, razonan y resuelven problemas. El interés de Piaget no se centraba en la cantidad
de información que los niños poseían, sino en las formas en que su pensamiento y sus
representaciones internas de la realidad física cambiaban a través de las diferentes etapas
de su desarrollo comprendido de forma más completa.
Piaget planteó que los seres humanos en su desarrollo cognoscitivo atraviesan por
cuatro etapas definidas, la etapa sensorio-motriz, la preoperacional, la de operaciones
concretas y la etapa de las operaciones formales. Se supone que todos los niños deben
pasar por estas etapas en la misma secuencia aunque a un niño pueda tomarle más tiempo
el paso de cierta etapa a otra.
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Según la teoría de Piaget, los adolescentes se encuentran en la etapa de las
operaciones formales, la cual surge aproximadamente a los 11 años de edad. Es la etapa
donde el pensamiento se vuelve abstracto. Los adolescentes pueden ver que su realidad
particular es una de muchas realidades imaginables y empiezan a plantear preguntas
profundas acerca de la verdad, la justicia, la existencia; buscan respuesta a sus problemas
de una forma sistemática una vez que logran las operaciones cognoscitivas de esta etapa y
pueden empezar a jugar el papel del científico probando cada posibilidad en un orden
cuidadoso. Los adolescentes también son capaces de utilizar la lógica deductiva avanzada
y tienen la capacidad de razonar a partir de premisas abstractas para sacar conclusiones
lógicas.
En cuanto al desarrollo cognoscitivo, el desarrollo de las operaciones formales
según Piaget ocurren en esta etapa, lo que le va a permitir manejar abstracciones que van
a influir en la elaboración de nuevas autopercepciones y a tener un autoconcepto más
fundamentado en criterios abstractos. En esta etapa el sujeto esta más consciente del
sentido de sí mismo, gracias a sus nuevas posibilidades intelectuales. A juicio de Zacarés
(2004) el adolescente será capaz de elaborar la significación de los cambios que están
teniendo lugar.
Aunque los cambios fisiológicos son importantes en los comportamientos en esta
etapa, no es menos cierto que las interacciones sociales inciden de manera fundamental
en el desarrollo cognoscitivo. Gran parte de estas investigaciones tienen sus orígenes en
las teorías del psicólogo ruso Leu Vigotsky (1979) quien argumentaba que los niños se
desarrollan a través de un proceso de internalización y absorben aquellos conocimientos
de su contexto social que tienen un gran impacto sobre la forma en que la cognición se
desarrolla a través del tiempo.
La teoría social que planteó Vigotsky ha encontrado apoyo en los estudios
transculturales del desarrollo. Cuando la teoría de Piaget atrajo inicialmente la atención
de los investigadores del desarrollo humano muchos de ellos utilizaron las “tareas de
desarrollo” de Vigotsky para estudiar los avances cognoscitivos de los niños en diversas
culturas.
Estos estudios empezaron a cuestionar la universalidad de las conclusiones de
Piaget debido a que en muchas culturas las personas no evidenciaban haber adquirido
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operaciones formales. Al final de su vida el propio Piaget especuló que los logros
específicos que el caracterizó como operaciones formales tal vez se fundamentan más en
el tipo particular de educación científica que el niño obtiene que en la sucesión de etapas
del desarrollo cognoscitivo predeterminadas biológicamente, Gerric (2005).
2.2.3 Desarrollo Social
Las interacciones y expectativas sociales del individuo cambian a lo largo del
ciclo vital. El ambiente social y el ambiente cultural interactúan con el desarrollo
biológico para proporcionar a cada período de vida sus propios roles y recompensas
especiales.
Para el desarrollo social es importante considerar la forma en que la cultura y el
ambiente afectan ciertos aspectos de la vida. Las tareas de vida están determinadas de
manera cognitiva por la acumulación biológica de la edad y la acumulación social de las
experiencias culturales.
El desarrollo social en la adolescencia se caracteriza por el cambio de roles
sociales.
La principal pregunta que se hace un sujeto en la etapa de la adolescencia es quien
soy yo. La búsqueda de la identidad se intensifica en la adolescencia y se plantea en el
campo físico, cognoscitivo y en el desarrollo social y emocional. La búsqueda de
identidad que se desarrolla durante toda la vida, comienza en la niñez y adquiere mayor
preponderancia en la adolescencia, Zacarés (2000).
Erickson (1979) destaca que el esfuerzo por darle sentido al yo y al mundo no es
producto de la maduración, sino un proceso vital que contribuye a reforzar el yo del
adulto. Según el autor referido la principal tarea de esta etapa de la vida es resolver el
conflicto de identidad versus la confusión de identidad para convertirse en un adulto que
pueda cumplir un importante rol en la vida. Para construir la identidad, el yo organiza las
habilidades y los deseos de la persona para adaptarlos a la exigencia de la sociedad.
Zacarés (2000) señala que los cambios en los roles sociales plantean a los
adolescentes nuevas necesidades de elección y decisión que no existían con anterioridad.
Erickson (1979), en sus aproximaciones sobre el desarrollo, destaca el
surgimiento del yo, la búsqueda de identidad y las relaciones individuales con los demás
20
durante toda la vida. Hizo hincapié en la relación de la cultura y el individuo lo que lo
condujo a proponer una teoría psicosocial del desarrollo.
Erickson (1977), señala que cada individuo debe pasar de manera exitosa una
serie de etapas psicosiociales, cada una de las cuales presenta un conflicto o crisis en
particular. Erickson identificó 8 etapas en el ciclo vital, cada una ella enfocada a una
crisis, y aún cuando cada conflicto nunca desaparece por completo es necesario resolverlo
hasta cierto punto en una etapa determinada para que el individuo prueba afrontar
satisfactoriamente los conflictos de las etapas posteriores.
De las etapas de desarrollo contempladas por Erickson nos vamos a referir
específicamente a la que corresponde a la adolescencia, por ser ésta en la que se
encuentran los sujetos de estudio de la presente investigación. Erickson creía que la crisis
esencial de la adolescencia es el descubrimiento de la verdadera identidad en medio de la
confusión creada al ejercer múltiples roles para las distintas audiencias en el mundo
social.
La resolución de esta crisis ayuda a que el individuo desarrolle un sentido
coherente de sí mismo y si no lo logra de manera adecuada puede surgir una autoimagen
carente de una identidad central.
En opinión de Erickson (1977) la confusión de identidad (o de rol) representa un
grave peligro en esta etapa pues hace que el joven requiera de bastante tiempo para
alcanzar la edad adulta.
Erickson sostenía que el pandillismo y la no aceptación de las diferencias
características de la adolescencia son defensas contra la confusión de identidad, Papalia
(2001). Durante la moratoria psicosocial (tiempo libre) muchos buscan compromisos a
los que les pueden guardar fidelidad.
Al igual que Piaget, Erickson consideraba el desarrollo como una transición por
una serie de etapas, cada una con sus propias metas, preocupaciones, logros y peligros.
La forma en que el individuo resuelve cada crisis tendría un efecto duradero en la imagen
que se forma de sí mismo y de la sociedad.
Para Erickson según Emilia Serra (2004), el problema más importante para los
adolescentes es el desarrollo de una identidad que constituya una base firme para su vida
adulta. Aunque el individuo desarrolla desde la infancia un sentido de sí mismo, la
21
adolescencia señala la ocasión en que por primera vez hace un esfuerzo ¿Quién soy yo?
El conflicto que define la etapa de la adolescencia es la tarea de identidad.
La identidad se refiere a la organización de las pulsiones, habilidades, creencias e
historia del individuo en una imagen coherente de sí mismo. Implica toma de decisiones y
hacer elecciones deliberadas, en particular sobre el trabajo, los valores, la ideología y los
compromisos con personas e ideas, Marcia (1987), citada por Záiter (2001). Si los
adolescentes no logran integrar bien todos estos aspectos y elecciones se sienten
incapaces de decidir y enfrentan la amenaza de sufrir una confusión de roles. James
Marcia y sus colegas sostienen que los adolescentes disponen de alternativas al
enfrentarse con ellos mismos y con sus elecciones, Marcia (1980), Schsedil y Marcia
(1981), citados por la misma autora.
La exclusión de la identidad describe la situación de los adolescentes que no
experimentan con identidades diferentes ni consideran diversas opciones sino que se
comprometen con las metas y los valores de otros. Los adolescentes que experimentan
difusión de identidad pueden haberse esforzado inútilmente para hacer elección o tal vez
no hayan pensando en serio en estos temas.
Los que se encuentran en medio de una batalla con las elecciones experimentan lo
que Erickson llamó moratoria. Erickson empleó el término para describir una demora en
el compromiso del adolescente en las elecciones personales y ocupacionales. En el caso
de los adolescentes modernos esta demora es muy común y probablemente sea saludable,
Zacarés (2000).
Señala Woolfok (1999) que Erickson consideraba que los adolescentes de las
sociedades modernas experimentan esta crisis de identidad o período temporal de
moratoria y confusión. En la actualidad el período no se conoce ya como crisis porque
para la mayoría de la gente la experiencia es una exploración gradual más que una ruptura
traumática, de acuerdo con Baumester (1990), citado por Woolfok (1999). Tanto la
adquisición de la identidad como la moratoria se consideran alternativas saludables. La
tendencia natural de los adolescentes a probar identidades, experimentar estilos de vida y
comprometerse con causas forma parte importante del establecimiento de una identidad
firme.
22
Los adolescentes que no logran pasar de la etapa de difusión o exclusión de
identidad tienen problemas de ajuste y aquellos cuya identidad es difusa a menudo se dan
por vencidos, confían su vida al destino o se dejan llevar por la multitud y además se
convierten en individuos con riesgo probable al uso de drogas, Racheen y Walerman
(1990) citado por Woolfolk (1999).
Los adolescentes mayores parecen tener autoconceptos separados y específicos,
pero éstos no por fuerza se integran en un autoconcepto global. Es posible que los
adolescentes más jóvenes, enfrentados a los desafíos de los diferentes materiales
escolares y a la “tarea vital” de formar una identidad, traten de integrar sus muchos
“yoes” para lograr esa identidad.
La adolescencia parece cumplir la función de confiar a la persona de crecimiento
los logros posibles y los ideales comprensibles de una civilización en existencia o en
desarrollo, Eric Erickson (1979).
2.3 Autopercepción en la Adolescencia
Zacarés (2000) señala que los niños se auto perciben y se auto describen usando
criterios concretos propios de su etapa de desarrollo. Conforme van madurando y van
adquiriendo habilidades cognitivas podrán construir un autoconcepto más diferenciado y
al llegar a la adolescencia los cambios corporales, intelectuales y sociales,
proporcionarán material para el cambio en las auto-percepciones del sujeto. Los grandes
cambios que se dan a nivel corporal, que son los primeros en aparecer, alteran la
percepción que el adolescente tiene de sí mismo como también lo hacen los cambios que
se producen a nivel de la cognición -con el desarrollo del pensamiento lógico- llegando a
resolver problemas de silogismo y, en muchas ocasiones, demostrando su habilidad para
el pensamiento lógico.
Los cambios de roles van a influir también en su nueva percepción. En este
sentido Zacarés (2000) señala que los cambios en los roles sociales plantean a los
adolescentes nuevas necesidades de elección y decisión que no existían con anterioridad
y que en la medida que el adolescente se prepara para la adultez se orienta hacia el futuro,
y en la medida que se orienta hacia el futuro aparecen las cuestiones sobre identidad. Las
expectativas sociales provocan que el adolescente realice elecciones que lo capacitan para
23
ser categorizado como persona y como miembro de la sociedad. Agrega este autor que el
proceso de satisfacción de estas demandas sociales es una ambigua combinación de
encontrar quién soy yo y decidir quién quiero ser. Este investigador considera la
identidad como una serie de desarrollos interrelacionados que abarcan todos los cambios
en el modo en que el adolescente se ve a sí mismo en relación a los otros y en relación
con la sociedad amplia en que vive.
El adolescente tiene la capacidad de hacer representaciones internas vinculadas al
sí mismo -self-. Los cambios en las autopercepciones y en la dimensión evaluativa y
afectiva –autoestima- llevan al adolescente a cambiar aspectos en sus diferentes
autoconceptos y responder a la pregunta quién soy yo con criterios más subjetivos,
gracias a su desarrollo cognitivo, lo que le permitirá verse diferente y ver al mundo de
manera diferente. Conforme se acerca a la etapa de la adultez se espera que haya resuelto
la llamada tarea del adolescente -según Erickson- el logro de identidad, y que a juicio de
este teórico sea la tarea más importante del adolescente.
La adolescencia supone la primera reorganización sustancial del sentido de sí
mismo de la que el sujeto es plenamente consciente, pues de acuerdo con Piaget, se
encontraría en el aspecto cognoscitivo en la etapa de las operaciones formales. Sus
posibilidades intelectuales, le permitirán valorar la significación de los cambios que están
teniendo lugar y en este sentido Zacarés (2000) en su trabajo sobre aspectos evolutivos,
psico-educativos y sociales de la adolescencia, reconoce los importantes cambios de la
niñez en lo referente a la identidad pero destaca que es en la adolescencia cuando se llega
a un alto grado de conciencia y de capacidad para la autorreflexión, tal como señala
Zacarés (2000).
En la adolescencia temprana los atributos y sentimientos interpersonales y las
habilidades sociales que influyen en las interacciones con los demás, o que afectan la
imagen social, son los que más sobresalen en los puntos de vista de los contenidos que los
adolescentes suelen incluir en sus autorepresentaciones. En esta etapa la preocupación
por los cambios físicos incidirá en la inclusión de las características corporales que más
se valoren en su contexto social para luego incluir características psicológicas, creencias
y valores.
24
En la adolescencia tardía, que es donde están situados la mayoría de los sujetos
de este estudio, la preocupación está más dirigida a los yoes futuros y a los planes. Para
alcanzarlos, los adolescentes en la etapa tardía se caracterizan por hacer abstracciones de
orden superior que integren abstracciones más elementales de manera significativa y que
resuelven las inconsistencias y contradicciones.
Las valoraciones que hacen los adolescentes en la fase tardía acerca de sí mismos
son más equilibradas y estables y en las mismas suelen integrar aspectos tanto positivos
como negativos y aceptar más sus limitaciones. De igual modo, la comparación social
disminuye en la medida en que aumenta la comparación con los propios ideales,
caracterizándose por la construcción de criterios que regulen las decisiones personales y
la creación de ideales a los que aspira el yo. El adolescente está consciente de que su
personalidad se expresa de varias formas, reacciona de forma diferente según la persona
con quien se relaciona y distingue entre sus propias percepciones y las percepciones de
los demás.
La adolescencia tardía se caracteriza además por la capacidad para construir
abstracciones de orden superior y el joven en esta etapa podrá integrar las demás
abstracciones y contradicciones en un autoconcepto más consistente.
Los adolescentes, para pasar a la etapa de la adultez, necesitan integrar sus
múltiples autoconceptos en una teoría sobre sí mismo que sea coherente y unificada y tal
integración, tal como señala Zacarés.
La autoestima como componente evaluativo de las autorepresentaciones ha
merecido mucha atención como indicador de ajuste, madurez y adaptación psicológica,
de gran importancia en la adolescencia, parece que mostrar una baja autoestima en la
adolescencia esta asociada con escasa resistencia a la presión de los iguales
2.4 Adultez
Dentro del desarrollo del ciclo vital se destacan varias etapas de desarrollo entre
ellas la adultez temprana, que se caracteriza por la toma de importantes decisiones que
marcan la vida del individuo. Esta etapa comprende el rango de edad entre los 20 y 40
años. Durante estas décadas las personas cambian y crecen en muchos aspectos y suelen
tomar decisiones que marcarán sus vidas. La mayoría de las personas abandonan el hogar
25
de los padres en esta etapa de vida, entran a trabajar por vez primera, se casan, tiene hijos
y los crían.
Las personas establecen prioridades para cada día de su vida. Los adultos jóvenes
toman decisiones que afectan su salud, sus carreras y sus relaciones interpersonales
cuando apenas están madurando en muchos aspectos importantes. En la edad adulta
temprana sostiene Papalia (1999), se mantiene un gran potencial para el desarrollo
intelectual, emocional e incluso físico. Los progresos importantes a juicio de esta autora
ocurren en esta etapa y algunos de estos progresos están en función de los nuevos y
significativos roles que las personas asumen, ya sea como trabajadores, con la pareja o
con los hijos. Dichos roles afectan el pensamiento y son muy notables las interacciones
de los diversos aspectos del desarrollo físico, intelectual y social. La manera de pensar de
los adultos cambia, se vuelven cada vez más realistas y manejan más abstracciones; sus
autopercepciones cambian respecto a si mismos y respecto al mundo; todos los cambios
que se producen los llevan a elaborar una teoría de si mismos mas definida.
Zacarés (1999) señala que Erickson (1970) es quien más clara y abiertamente
expresó las peculiares formas de desarrollo que tenía lugar en la adultez. Su conocida
teoría del desarrollo psicosocial a lo largo del ciclo vital también venía a distinguir una
serie de tareas evolutivas específicas para los distintos períodos evolutivos de gran
significación psicológica. Erickson articula un marco de etapas secuenciales del
desarrollo del yo en las que cada período del crecimiento está sistemáticamente
relacionado con todos los demás.
Las tareas psicosociales específicas de la edad adulta se engloban bajo la crisis
que Ericsson denominó “generatividad versus estancamiento”.
Esta última parte no la vamos a desarrollar porque los estudiantes de la muestra
del estudio caen dentro de la adolescencia tardía y la adultez temprana y en nuestro medio
éstos últimos actúan casi igual que los primeros.
26
CAPÍTULO III: EL AUTOCONCEPTO
3.1. Conceptualizaciones, Enfoques y Teorías
El autoconcepto se ha venido estudiando de forma sistemática desde los
planteamientos de James, quien dejó ver su carácter multifactorial y destacó el aspecto
social en su formación, González-Touron (1999).
El autoconcepto se ha planteado desde diferentes modelos que van desde el
unifactorial hasta el multifactorial.
En los últimos tiempos, con el desarrollo de la teoría cognitiva, este constructo se
ha venido estudiando desde la perspectiva multifactorial pero además como un proceso.
El proceso de desarrollo del autoconcepto se enmarca dentro de este modelo a lo largo del
desarrollo humano y el mismo se va modificando ya que los criterios que utiliza el niño
en sus autopercepciones son concretos y provienen de los otros significativos. A medida
que va creciendo, y al llegar a la adolescencia con su desarrollo cognoscitivo en la etapa
de las operaciones formales, puede utilizar otros criterios más abstractos.
La revisión de la literatura nos llevó a valorar por separado el proceso del
autoconcepto y el proceso de autoestima. Los principales aportes teóricos en el desarrollo
del autoconcepto se han encontrado en el enfoque cognitivo.
Son muchas las definiciones que se le han dado al constructo autoconcepto: para
Strauman y Higgins (1993), citados por Llenares (2000) y otros, es el núcleo central del
sistema cognitivo y está conformado por creencias autoreferentes, cogniciones que una
persona tiene sobre sí misma. Para Harter (1996), citado por Llenares, el autoconcepto es
una estructura cognitiva que interviene en el procesamiento de cualquier información y
permite de este modo categorizar y explorar la experiencia.
3.2 Desarrollo del Autoconcepto Dentro de la Perspectiva Cognitiva
Luego de estudiar las diferentes teorías sobre el autoconcepto hemos optado por el
enfoque cognitivo para el marco teórico de nuestra investigación para entender el
autoconcepto. De igual modo, el instrumento que vamos a validar se inscribe dentro de
esta perspectiva teórica.
La psicología cognitiva parte del estudio empírico del autoconcepto desde el
marco del procesamiento de información acerca del sí mismo. La información que viene
27
de la experiencia se reestructura, se almacena en la memoria y se reutiliza para guiar la
acción. El enfoque cognitivo considera al autoconcepto como una estructura de
conocimientos acerca de sí mismo y un proceso que influye en todas las fases del
procesamiento de la información. Esta corriente introduce nuevos criterios para explicar
la estabilidad y maleabilidad del autoconcepto y para explicar las conexiones de este
constructo con el afecto y motivación que guían la conducta. Los psicólogos que siguen
este enfoque consideran que el desarrollo del autoconcepto es un proceso que conlleva
cambios cualitativos y cuantitativos en su misma estructura cognitiva.
Según se va evolucionando en el desarrollo humano se tiene un concepto de sí
mismo más diferenciado y definido. El sujeto se percibe con el paso del tiempo no sólo
con más rasgos personales, sociales y físicos, sino con ideas e informaciones más
complejas y abstractas. Así mismo se percibe cualitativamente distinto, más objetivo y
realista, Cerviño (2001). El enfoque cognitivo presenta al individuo como un ente
dinámico y el autoconcepto es visto como un proceso que conlleva no sólo aspectos
cuantitativos sino cualitativos en su misma estructura cognitiva.
El individuo va procesando informaciones cada vez más complejas y el mismo
sujeto se percibe diferente y por ende va a actuar diferente. El autoconcepto aparece
como un fenómeno multifacético, como una colección de imágenes, esquemas,
concepciones, objetivos o tareas. Shlenker y otros, citados por Cerviño (2001), lo
redescriben como una estructura activa y dinámica que está implicada en todos los
aspectos de procesamiento de información social.
Para González–Touron1 (1994) el autoconcepto, desde la psicología cognitiva, se
asienta en los planteamientos de los teóricos anteriores, los interaccionistas y los
humanistas.
Para Calveti y cols (2005), los antecedentes de este enfoque se pueden situar en
Epstein (1973), con su propuesta de que el concepto de sí mismo es una teoría de sí
mismo y, por tanto, su estudio tiene carácter científico. Estos teóricos también citan los
aportes de Bandura con su teoría de la autoeficacia, que acentúa el papel del factor
interno en la regulación de la conducta.
1 González, M. y Touron, J. Autoconcepto y Rendimiento Escolar. Pamplona. Ediciones Universidad de Navarra, S. A.
28
Desde el enfoque cognitivo el autoconcepto es el núcleo de la personalidad, con
influencia en el afecto y la regulación de la conducta y por lo tanto su origen es social.
El autoconcepto, desde el modelo cognitivo de procesamiento de información, es
visto como un proceso en construcción frente a la relación recíproca entre el sujeto y su
medio e influye en la conducta a través de los procesos mentales. Esta corriente considera
que el autoconcepto es una teoría completa que el sujeto elabora sobre sí mismo.
La teoría cognitiva se centra en los procesos mentales o pensamientos como
determinantes causales que llevan a la acción. Los psicólogos de orientación cognitiva
están interesados en la secuencia cognición- acción, Reeve (1997). Este autor señala que
los acontecimientos del entorno inciden en los sentidos humanos, aportando vivencias
sensoriales que son procesadas por el sistema nervioso central. Los seres humanos
trasforman las informaciones recibidas por los sentidos, las sintetizan, elaboran,
almacenan, recuperan y finalmente usan de ellas, Neisser (1967) y Anderson (1980),
citados por Reeve.
Para los teóricos cognoscitivitas, señala Reeve (1997), la acción está
principalmente en función de los pensamientos de las personas y no de algún instinto, de
necesidad o pulsión. Gran parte de la información que procesamos día a día está
relacionada con el self. La mayor parte de esta información viene de experiencias vitales
específicas.
A partir del procesamiento activo de la experiencia personal el individuo
construye una representación general del self. De acuerdo a Hazle Markus (1977),
citado por Reeve, el self es un compuesto de varios esquemas del self correspondientes a
distintos ámbitos. Los esquemas del self son generalizaciones cognitivas sobre un mismo
derivado de la experiencia pasada que sirven para orientar y organizar el procesamiento
de información referida a uno mismo que se da en la experiencia social que tiene la
persona.
Los esquemas del self surgen de las reflexiones sobre las evaluaciones sociales
hechas por uno mismo y por los demás y del significado que tienen esas evaluaciones.
Una vez construidos, los esquemas del self sirven de etiquetas para resumir y organizar
toda la riqueza de experiencias sociales pasadas y futuras del individuo, Harter (1999),
Kihistron y Canton (1984), citados por Reeve.
29
El self formado busca feeback que sea consistente con su autoconcepto y evita la
información que contradiga su autoconcepto. Una vez establecidos, lo esquemas del self
se hacen resistentes a las informaciones contradictorias, Markus (1977). Los esquemas
del self se hacen relativamente estables porque las personas buscan informaciones que
confirmen su autoconcepto de forma activa.
El autoconcepto es multidimensional e influye en el individuo como un todo, pero
también es dinámico y esta ligado al contexto social donde se desenvuelve el individuo.
Cada persona elabora su propia teoría, hace generalizaciones a partir de su estructura
mental para entender al mundo. El desarrollo del autoconcepto lleva cambios cualitativos
y cuantitativos. El individuo está en constante cambio aunque su autoconcepto es estable
pero es susceptible de cambios que se dan de manera casi imperceptible en los primeros
años.
Sin embargo, en la adolescencia se puede notar el cambio pues los adolescentes
están en la etapa de las operaciones formales dentro del desarrollo cognoscitivo y también
están en la época en que deben lograr su identidad. En estas condiciones el desarrollo
cognoscitivo y social va a jugar un papel importante en el procesamiento de información
y en las nuevas percepciones del adolescente en un momento donde deben tomar muchas
decisiones. Esto es particularmente cierto en los adolescentes que van a entrar a la
universidad, donde se van a enfrentar a situaciones nuevas y donde van a desarrollar
nuevas competencias y a ser más concientes de su realidad.
El adolescente puede tener un autoconcepto más diferenciado y definido con
relación a su etapa anterior de desarrollo. El individuo tiene un conjunto de self formado
por varios esquemas de self correspondientes a cada contexto donde se desenvuelve.
Cada enfoque da más importancia a un contexto que otro.
Para estudiar el autoconcepto es necesario tomar en cuenta el desarrollo evolutivo
del sujeto ya que el individuo en su desarrollo pasa por varias etapas y no en todas las
etapas presenta el mismo autoconcepto; puede mejorar su auto percepción en un área y en
cambio disminuir en otra.
Por otro lado no podemos analizar la conducta del adolescente, la conducta
escolar, sin considerar las percepciones que tiene el estudiante de sí mismo y de su
competencia académica. Las experiencias escolares son procesadas e interpretadas por el
30
sujeto en relación con su teoría de sí mismo. La teoría que el estudiante forja de sí mismo
influye en cómo se percibe a sí mismo y a su contexto y esto va a determinar como el
sujeto se involucre en el proceso de aprendizaje y como será su resultado académico.
Parece ser que existe una bidirreccionalidad entre autoconcepto académico y rendimiento
académico general.
El autoconcepto actúa como una fuerza instigadora de la conducta. La acción se
encuentra bajo los esquemas cognitivos. Como dice Epstein (1973) el autoconcepto es
una teoría de sí mismo, construida por el propio individuo. Esta teoría permite interpretar
y organizar la experiencia.
Con el tiempo, el adolescente llega a desarrollar un mapa cognitivo sofisticado
como manera de entender al mundo y entender quien es de manera más consciente y
más definida.
Las diferencias individuales se establecen porque cada individuo establece su
propia estructura cognitiva de manera diferente. Los cognoscitivitas sostienen que una
vez formadas las estructuras cognitivas éstas sirven de base para resumir las
experiencias por las que cada individuo construye su propia teoría para ver al mundo -lo
que le permitirá sobrevivir en el mismo- aunque a veces esta realidad está distorsionada
y el individuo debe aprender a formar nuevas estructuras con la finalidad de hacer ajustes
y vivir armónicamente en su medio social. El autoconcepto y su aspecto evaluativo y
afectivo –autoestima- tienen relación con la dirección de la conducta y energizan la
misma.
La formación del autoconcepto requiere definirse en relación a diferentes
dimensiones. El desarrollo del autoconcepto no es global ni uniforme y es específico en
cada ámbito o dominio. Según muchos investigadores hay que estudiarlo en cada ámbito
y puede evolucionar en cada uno a diferente ritmo.
Según Cubero y Moreno (1990), el autoconcepto tiene las siguientes
dimensiones:
La dimensión académica
Esta dimensión se refiere a la percepción que tiene el sujeto de su desempeño
como estudiante y tiene dos aspectos: el primero relativo al sentimiento que se genera
31
en el estudiante acerca de la actividad a través de sus profesores –buen alumno- y el
segundo referido a cualidades concretas valoradas en ese contexto.
Autoconcepto social
Percepción que el sujeto tiene de su competencia con las relaciones sociales. Esta
dimensión tiene dos aspectos, uno referido a la red social del sujeto y su facilidad o
dificultad para mantenerla o ampliarla y la otra relativa a alguna cualidad importante en
las relaciones interpersonales.
Autoconcepto emocional
Es la percepción que el sujeto tiene sobre su estado emocional y sus respuestas a
situaciones específicas. Esta dimensión tiene dos aspectos, el primero hace referencia a la
percepción general sobre el propio estado emocional y el segundo centrado en la
autovaloración emocional en situaciones concretas.
Autoconcepto familiar
Es la percepción que tiene el sujeto de su implicación, participación e
integración en el medio familiar. El significado de esta dimensión tiene dos aspectos: el
primero se refiere a la confianza y al afecto de los padres y el segundo a cuatro variables
relativas a la familia y el hogar, dos de ellas tienen que ver con el sentimiento de
felicidad y apoyo y otras dos sobre la falta de implicación de los padres
Autoconcepto físico
Se refiere a la percepción que tiene el sujeto de su aspecto y de su condición
física. Esta dimensión incluye dos aspectos, una relativa a la práctica deportiva en la
vertiente social, física y de habilidad, otra relativa al aspecto físico. El autoconcepto está
formado por una serie de auto percepciones formadas a lo largo de la vida que se
almacenan en la memoria a largo plazo.
En este estudio nos centraremos en las dimensiones que contempla el instrumento
de medida AUTOAD.
El autoconcepto, además de estar compuesto de auto-esquemas acerca de sí
mismo en el pasado y en el presente, contiene esquemas de lo que se desea lograr en la
vida, los cuales son representaciones cognitivas de nuestras metas, Markus y
Kunda(1986). Desde la visión del autoconcepto como algo general resulta difícil explicar
como este tipo de estructura media la diversidad de la conducta aunque desde la
32
concepción de su naturaleza multicausal y de los posibles selves como elementos
dinámicos del autoconcepto, que actúan como incentivos para la conducta, se entiende
mejor su papel como regulador de la conducta.
Para medir el autoconcepto se han diseñado varias escalas y cada una parte de un
modelo teórico determinado. En esta investigación nuestro instrumento de trabajo es el
AUTOAD (2001). Este instrumento de medida se inscribe en los postulados de la
psicología cognitiva de los trabajos de Markus y Kunda (1986) para los cuales el
autoconcepto es un self esquema; es el conocimiento de sí mismo sistematizado en
estructura organizada.
3.3 La Autoestima
Como han venido postulando los teóricos de las actitudes, éstas se componen de
una tríada interrelacionada: cognitiva, afectiva y conativa.
Existe un consenso generalizado en considerar a la autoestima como la dimensión
afectiva y/o evaluativa del autoconcepto. Sobre cualquier información que poseamos, y
más aún si es acerca de uno mismo, proyectamos una serie de evaluaciones y emociones.
La autoestima así entendida se refiere a la idiosincrásica valoración que el individuo
atribuye a su propia descripción.
En las revisiones literarias encontramos varias definiciones de autoestima.
Coopersmith (1967) la define como “la evaluación que el individuo realiza y
cotidianamente mantiene respecto a sí mismo, que se expresa en una actitud de
aprobación o desaprobación e indica la medida en que el individuo cree ser capaz,
significativo, exitoso y valioso”.
Rosenberg (1890) la define como “la actitud positiva o negativa hacia un objeto
particular: el sí mismo”.
Para Quijalba (2001) la forma más básica de conceptualizar la autoestima es el
enfoque actitudinal. En este caso las definiciones se basan en la idea de que el self puede
ser tratado como un objeto de atención, como cualquier otra cosa. Del mismo modo que
tenemos reacciones cognitivas, emocionales y conductuales hacia otros objetos, también
podemos tenerlas hacia nuestro self.
33
Otro tipo de definiciones también concibe la autoestima en términos de actitud,
pero de un modo más sofisticado. Esta vez se define la autoestima como la relación entre
diferentes muestras de actitudes. La diferencia entre las actitudes propias hacia las
aspiraciones y los logros, o la diferencia entre el self real y el ideal, es la forma más
común que adoptan estas definiciones.
En otro enfoque la definición de la autoestima se centra en las respuestas
psicológicas que las personas sostienen de su self. Estas respuestas son de naturaleza
afectiva o basadas en el sentimiento, es decir, positivas o negativas, o de aceptación
versus rechazo.
Por último, la autoestima puede verse como una función o componente de la
personalidad. En este caso se considera como parte de uno mismo o sistema del self
normalmente vinculada a la motivación y/o autorregulación.
Smelser (1989), citado por Cerviño (2001), llevando a cabo un análisis exhaustivo
de las definiciones de autoestima en la literatura, trata de identificar los componentes de
la autoestima casi universalmente aceptados. Empieza presentando tres aspectos a
considerar en la definición de autoestima: “Existe un primer componente cognitivo; la
autoestima implica caracterizar algunas partes del self en términos descriptivos; poder,
seguridad, agencia. Implica preguntar que tipo de persona es uno. En segundo lugar,
existe un elemento afectivo, una valencia o grado de naturaleza positiva o negativa
adherida a esas facetas identificadas; llamamos a esto alta o baja autoestima. En tercer
lugar, y en relación con el segundo, existe un elemento evaluador, la atribución de un
valor en base a algún modelo ideal.”, citado en Mruk, (1998).
Mestre y Pérez-Delgado (1997), citados por Cerviño (20014) señalan: “La
revisión de las definiciones que aportan los autores clásicos en el tema nos permite
concluir un conjunto de características que configuran la autoestima. En primer lugar, se
ha puesto de relieve que la autoestima tiene un componente evaluativo, que se estructura
en función de la percepción que el sujeto tiene de sí mimo (Yo real), la percepción de sí
mismo a partir de juicio de los demás (Yo social) y la percepción de lo que a uno le
gustaría ser (Yo ideal). En segundo lugar, se concluye que el autoconcepto se desarrolla
en función de la interacción con el mundo y con los otros significativos, es decir, depende
de la experiencia y de los juicios que los demás proyectan sobre el individuo.
34
Wells y Marwell (1976), citados por González-Touron (1994), han llevado a cabo
una importancia revisión de gran parte de la literatura y afirman que: “para muchos
autores, no es el contenido hacia sí mismo el elemento dinámico de autoconcepción; el
elemento crucial es la respuesta afectiva a este contenido”. Estos mismos autores señalan
que en la formación del autoconcepto subyacen dos procesos, mutuamente relacionados:
la evaluación y el afecto.
Se considera que la autoevaluación es previa al desarrollo de sentimientos
respecto a nosotros mismos, Bandura (1977) y supone una comparación cognoscitiva del
objeto actitudinal con criterios de referencia de la cual se derivan juicios de valor. Estos
juicios de valor provocarían reacciones emocionales.
Así pues, la autoestima implica reacciones emocionales que varían a lo largo de
un continuo de positivas a negativas y que se producen como consecuencia de las
autoevaluaciones.
Para la mayoría de los autores existen dos dimensiones básicas de la autoestima,
la autoestima general o de valía personal y la autoestima de poder, competencia o
eficacia.
La autoestima general se refiere al nivel global de aceptación o rechazo que una
persona tiene respecto a sí misma, Rosenberg (1965). Esta autonomía general no puede
considerarse como una simple suma de autonomías parciales, sino como resultado de las
valoraciones en aquellas dimensiones significativas para el sujeto, James (1890),
Rosenberg (1965), Harter (1982).
La autoestima de poder, competencia o eficacia, se refiere al grado de control o
dominio que ejerce un individuo en el desempeño de actividades a las que nos
enfrentamos en nuestro medio. Así pues, la experimentación de una autoestima alta
vendría a ser aquella emoción que nos hace sentirnos merecedores y/o competentes, Mruk
(1998.
En relación a la estabilidad de la autoestima, la mayoría de los autores destacan su
naturaleza estable, aunque la consideran susceptible de modificación como fruto de la
experiencia. Los cambios se dan lentamente. Sin embargo, otros autores, Gergen (1984),
consideran maleable la autoestima y plantean que varía en función del contexto social
inmediato en que se desenvuelve el individuo.
35
En cuanto a la formación de la autoestima de eficacia, los juicios de
competencia/importancia y la valoración de los otros influye en los sentimientos de
autoeficacia pero, además, otras dos fuentes tienen una gran influencia: la comparación
social y las atribuciones.
Los éxitos o fracasos no afectan directamente a la autoestima, sino a la
interpretación que de ella hacen los individuos y por tanto las atribuciones median la
relación entre éxitos y fracasos y la autoestima.
Weiner (1986) elaboró una teoría acerca de la influencia de las atribuciones en el
proceso motivacional. Las causas con las que los sujetos explican sus resultados en
contextos de logro-habilidad, esfuerzo, suerte y dificultad de la tarea poseen una serie de
dimensiones (locus, estabilidad, control) que explican los efectos emocionales de las
distintas atribuciones, particularmente sobre la autoestima.
Las personas con una alta autoestima, son más efectivas socialmente, más
competitivas, afrontan mejor las situaciones de estrés, persisten y se esfuerzan más ante
las dificultades, se protegen más frentes a la información negativa y tienen mayor control
sobre las situaciones. Por el contrario las personas con baja autoestima son más propensas
a experimentar ansiedad y depresión, están más motivadas por evitar el fracaso que por
lograr el éxito, se retiran más fácilmente ante las dificultades, son más vulnerables a las
influencias de otros y a la presión social y resultan más afectadas por las experiencias de
fracaso, Burns (1979), Harter (1982), Rosemberg (1965, 1979), Markus (1977) y Bandura
(1984).
La literatura revisada señala tres tipos de motivos en relación al autoconcepto: el
motivo de autoestima, el motivo de autoconsistencia y el motivo de autoconocimiento.
El motivo de autoestima sostiene que mantener e incrementar los sentimientos de
autoestima constituyen la más poderosa motivación del repertorio humano. La teoría de la
autoestima afirma que los individuos tienden a procesar la información y a conducirse de
manera que puedan aproximarse o alcanzar las imágenes positivas de sí mismos. Este
motivo se manifiesta en la tendencia a distorsionar la realidad con el objeto de mantener
el autoconcepto positivo por diferentes vías: a través de una selección perceptiva,
Rosenberg (1979), mediante la reconstrucción de la historia personal, Greenwald (1980)
36
y con el uso de técnicas de autoengaño, Allport (1961), citado por González-Touron
(1994).
Rosenberg (1979) señala que el individuo, mediante el control que ejerce sobre las
fuentes de las que recibe información de sí mismo, puede seleccionar esta información
con el objeto de proteger su autoestima.
Como señalan Marx y Winne (1980) los sujetos con un autoconcepto bajo en un
área suelen compensarlo con un autoconcepto alto en otra. Es decir, existen elementos
compensadores dentro del autoconcepto que tienden a preservar la autoestima.
Felson (1981), citado por González-Touron (1994), por otro lado, observa que es
ante estímulos ambiguos cuando surgen estos sesgos protectores de la autoestima. Para
este autor la autoevaluación de atributos ambiguos está en función de la autoestima
anterior (alta o baja) del individuo.
Sirgy (1989), referido por la misma autora, relaciona estos motivos con el estrés.
Según este autor el motivo de autoestima es activado por las autoevaluaciones negativas,
las cuales generan una señal de estrés, un efecto negativo que conduce a cambios en la
cognición (desarrollo de atribuciones favorables al individuo, compensación, etc.) y en la
conducta (búsqueda de información, cambios de conducta, etc) con el objeto de
autoprotegerse.
Gecas (1982 distingue dos aspectos en el motivo de autoestima:
a) La tendencia al incremento de la autoestima (self enhancement)
b) La tendencia al automantenimiento, es decir, a no perder lo que uno ya tiene
(self mainteinance)
La evidencia perece demostrar que personas con alta autoestima están más
motivadas hacia el self enhancement y las que tienen baja autoestima están más
motivadas por el self mainteinance.
Parece que las personas con baja autoestima no tratan de incrementarla, ni
siquiera utilizando mecanismos defensivos, Marsh, (1986). Otros autores sugieren que
mantener baja la autoestima o bajas expectativas sobre si mismo o sobre su rendimiento
es una manera de proteger la propia autoestima, ya que le previene contra los afectos
negativos que se producirían ante posibles fracasos, Rosenberg (1979), Covington y
Beery (1976).
37
3.4 La Medida del Autoconcepto y de la Autoestima
La literatura revisada sobre la medida de autoconcepto señala que los principales
avances producidos en la investigación del autoconcepto en los últimos años, aparte de la
aparición de los últimos modelos teóricos, se han producido por la elaboración de
medidas de autoconcepto con buenas propiedades psicométricas, Quijalba (2001). Este
autor sostiene que los primeros instrumentos aparecidos en los años 60-70 estaban
construidos con ítems inespecíficos con los cuales resultaba difícil destacar factores
diferenciados. Los más recientes se han diseñado con el objeto de medir distintos factores
establecidos a priori y están basados en sólidos modelos teóricos.
En esta revisión se destacan las principales técnicas utilizadas en la medida de
nuestro concepto, así como los problemas que genera. En la literatura desarrollada por las
causas que siguen a las que señalan González-Touron (1994), dos son los tipos de
técnicas utilizadas por los investigadores para medir el autoconcepto: las técnicas
autodescripivas y los métodos de inferencia.
Las técnicas autodescriptivas:
Estas técnicas se basan en los autoinformes, verbales o escritos, que ofrece el
sujeto evaluado permiten conocer lo que el sujeto “cree ser” y presentan dos
modalidades:
Autoinformes verbales.
Las autoinformes de final abierto son métodos no estructurados, de respuesta
libre. Al sujeto se le pide que complete sentencias o que escriba un ensayo sobre sí
mismo. Ha sido escasamente utilizado por las dificultades de clasificación y
cuantificación de la información obtenida. El establecimiento de su validez entraña
graves problemas. Ejemplos de esta técnica son el Twenty Statment Test, el Who are you
y la Génesis de las percepciones de sí mismo.
Autoinformes de final cerrado.
Aquí el sujeto debe afirmar, a partir de una serie de frases o adjetivos, si tales
cuestiones son válidas para él o no y en que grado. Limita, por tanto, la autodescripción
del sujeto a los ítems que aparecen en la prueba. Han sido las más utilizadas.
Las técnicas de esta modalidad más usadas han sido:
38
a) Rating Scales: consiste en proporcionar una serie de frases o adjetivos a los
que el sujeto debe responder según el grado en que lo caracterizan. Estas
escalas requieren un adecuado soporte teórico que justifiquen su contenido y
permitan analizar su validez.
b) El Diferencial Semántico: el sujeto debe indicar, de entre pares de adjetivos
opuestos, qué adjetivo del par le describe mejor y en que medida, indicándolo
en una escala de cinco o siete puntos. The Self Perception Inventory de Soares
y Soares (1980) ha sido construido con esta técnica.
c) La Técnica Q: desarrollada por Stephenson. Muy utilizada por la escuela de
C. Rogers. Consiste en pedir a los sujetos que clasifiquen un conjunto de
conceptos o proposiciones en una serie de grupos de acuerdo con el grado en
que el individuo cree que le caracterizan.
Métodos no Verbales.
Este método es utilizado para superar las dificultades que puedan tener los sujetos
a la hora de expresar verbalmente lo que piensan de sí mismo o de entender los
enunciados verbales que se les presentan en las pruebas de autoinforme. Apropiadas para
el estudio de sujetos muy jóvenes. Se les presentan formatos pictóricos: dibujos,
fotografías, viñetas, que apoyan el significado de los ítems. Algunos ejemplos de escalas
construidas según esta modalidad son: The Pictorial Self Concept Scale y The I Feel Me
Feed Inventory.
Quijal (2001) afirman que las medidas de autoinforme se han convertido, en la
metodología ortodoxa de la medida del autoconcepto. A pesar de esta aceptación entre los
investigadores a la hora de elaborar sus instrumentos según esta técnica, no se halla
exenta de dificultades.
En primer lugar, los datos obtenidos mediante autoinformes son muy sensibles a
factores difíciles de controlar, como los personajes, referidos al sujeto que los
cumplimenta, las características del propio instrumento, contextuales, etc.
En segundo lugar, surgen dudas acerca de la validez de estos instrumentos al
constatar las bajas correlaciones que se han encontrado entre muchas medidas de
autoinforme.
39
Por último, otra dificultad se refiere a las variaciones observadas en los resultados
de los autoinformes de los mismos sujetos en tiempos diferentes, lo que arroja dudas
acerca de la fiabilidad de estos instrumentos.
Otras técnicas utilizadas para estudiar la Autoestima son:
La Entrevista.
La entrevista se ha usado más en investigación metodológica. A veces se usa para
el estudio de casos individuales, aunque presenta serías dificultades como medida, por lo
difícil de su cuantificación.
Técnicas Proyectivas
Se han utilizado como medidas indirectas del autoconcepto, esto es, se han
utilizado para medir el autoconcepto no fenoménico o inconsciente. Han sido de poco uso
en la investigación, ya que todas las teorías sobre el autoconcepto se han basado en las
percepciones conscientes del individuo sobre sí mismo.
Instrumentos de medida del autoconcepto y la autoestima
Quijal (2001) señala que los principales instrumentos de medida de la autoestima
son los siguientes:
Who are you? (o técnica W-A-Y), desarrollado por Bugental y Zelen, su
contenido se compone de sólo tres preguntas y se inspira en los postulados de
la psicología humanística y fenomenológica.
Twenty Statement Test (TST), elaborado por Khun y McPartland en 1954 es
un instrumento de final abierto en el que el sujeto debe responder a la
pregunta de ¿Quién soy yo? y es muy utilizado por los investigadores
pertenecientes a la escuela del interaccionismo simbólico para el estudio de la
estructura y contenido del autoconcepto.
Génesis de las percepciones de sí mismo. Método de medida ideado por L
´Ecuyer (1978) con el objeto de apresar los cambios evolutivos efectuados por
el autoconcepto. Es una adaptación del Who are You.
The Self Esteem Inventory. Escala desarrollada por Coopersmith (1967)
obtiene un índice de autoconcepto general.
The Piers-Harris Self Concept Scale. Elaborada por Piers Harris y, como la
anterior, da un índice global del autoconcepto.
40
Self Descripción Questionnaire (SDO). Es un conjunto de tres instrumentos
ideados para medir diferentes áreas del autoconcepto en la preadolescencia
(SDQI), en la adolescencia media (SDQII) y al final de la adolescencia
(SDQIII). Elaborados por Marsh y cols., Marsh (1988). Están basados en el
modelo de Shavelson y cols. (1976) y pretendían probar la
miltidimensionalidad del autoconcepto.
Perceived Competente Scale For Children (PCS). Creado por Harter (1982),
está dirigido a escolares de enseñanza elemental y secundaria. Compuesto por
tres factores críticos: el físico, el social y el académico.
Tennessee Self Concept. Desarrollado por Fitts en 1965 es utilizado en la
investigación para medir el “autoconcepto general”.
Michigan State Self Concept. Desarrollado por Fitts en 1965 es utilizado en la
investigación para medir el “autoconcepto general”.
Michigan State Self Concepto of Ability Scale. Elaborado por Brookover y
cols. (1965). Utilizado en la investigación, sobre todo para medidas del
“autoconcepto académico” y los “autoconceptos en materias específicas.
Affective Perception Inventory (API). De Soares (1979) es usado con
propósitos investigadores para demostrar la multidimesionalidad y carácter
jerárquico del autoconcepto.
Self Esteen Scale (SES). Desarrollado por Rosenberg (1965). Escala que da un
índice de la “autoestima general”.
Academia Self Description Questionnaire (ASDO I y II). Construido por
Marsh (1990). Elaborado con el objeto de probar el modelo de
Marsh/Shavelson. Valoran una diversidad de “autonceptos académicos”. Las
subescalas de estos cuestionarios corresponden a los autoconceptos de todas
las materias del curriculum que cursan los estudiantes en Australia.
Self-Perception Profile for Children. Construido por Harter (1986,1987) para
examinar la influencia del éxito versus importancia en la autovalía. El éxito
percibido es definido como la competencia percibida por el sujeto en cinco
dominios específicos: competencia escolar, competencia atlética, apariencia
física, aceptación social y conducta manifestada. Por otro lado, las
41
pretensiones son definidas como la importancia que el sujeto atribuye a la
competencia en cada uno de estos dominios.
The Pictorial Self Concept Scale. Desarrollado por Bolea. Felker y Barnes.
Usado para evaluar el autoconcepto en niños pequeños. Construido mediante
métodos no verbales.
The I Feel-Me Feed Inventory. Sus autores son Yeatt y Bentley. Como el
anterior se ha usado en la medida del autoconcepto en niños pequeños y es
también un método no verbal.
The Behavioral Rating Form. Se trata de una medida inferencial mediante la
cual se mide la conducta observable del individuo evaluado con el objeto de
valorar su autoconcepto. Ideado por Coopersmith y Gilberts.
The Inferred Self Concept Scale. Como el anterior es un método de
observación. Constituido por McDaniel.
Autoconcepto Forma-A (AFA). Cuestionario creado por G. Musitu, F. García
y M. Gutiérrez en 1991 para alumnos desde 6º de Primaria a 3º de BUP.
Autoconcepto Forma 5 (AF5). Son sus autores F. García y G. Musitu. La
escala se aplica a alumnos desde 5º de primaria hasta universitarios y adultos
no escolarizados. Se publicó en 1999 y se extrajeron cinco factores.
En nuestro trabajo utilizaremos una escala multifactorial que incluye los factores
emocional, familiar, social, académico y físico, validada en España por Cerviño (2001) y
la cual va a ser validada en el contexto de la República Dominicana.
42
CAPÍTULO IV: EL RENDIMIENTO ACADÉMICO
4.1 Rendimiento y Autoconcepto
La escuela es el lugar donde los estudiantes van a adquirir diversas competencias
que llegan a definir el yo y las habilidades, donde se forman amistades con los
compañeros y donde se practica el papel de miembro de la comunidad. Todo lo anterior
en un período de desarrollo muy formativo; así la construcción de la autoestima, la
competencia interpersonal, la solución de problemas sociales y el liderazgo se vuelven
importantes por derecho propio y como cimientos fundamentales del éxito en el
aprendizaje académico.
El ámbito educativo es un contexto importante para el desarrollo del autoconcepto
y la autoestima donde los profesores y muchos de los compañeros consituyen los otros
significativos dentro de este ámbito y en donde el apoyo de los profesores y compañeros
pueden favorecer el desarrollo del autoconcepto y la autoestima. Hoge, Smet y Hanson
(1990), citados Woolfolk (1999), encontraron que la satisfacción de los estudiantes con
la escuela, el hecho que pensaran que las clases eran interesantes y que los maestros se
preocuparon por ellos y la retroalimentación y las evaluaciones de los maestros influían
en su autoestima. La retroalimentación del maestro y las calificaciones de ciertas materias
tenían un efecto sobre los autoconceptos en tales materias.
William James (1890) afirmó que la autoestima está determinada por el éxito que
obtenemos al cumplir tareas o alcanzar metas que valoramos. Si una destreza o un logro
no se consideran importantes, la incompetencia en esa área no amenaza la autoestima.
Susan Harter (1982), encontró también pruebas que apoyan la afirmación de James. Los
estudiantes que creen que una actividad es importante y que se sienten capaces en esa
área tienen mayor autoestima que los que piensan que la actividad es muy importante
pero cuestionan su competencia.
Para que los logros contribuyan a la autoestima los estudiantes deben atribuirlos a
sus propios actos y no a la suerte o a la ayuda especial. La retroalimentación de los
profesores, sus criterios para evaluar y asignar calificaciones y el conocimiento de que se
interesan por ellos influye en la idea que tienen los estudiantes de su capacidad en
determinadas materias. Pero es probable que los mayores aumentos en la autoestima se
produzcan cuando los estudiantes se hacen más competentes en las áreas que valoran,
43
incluidas las áreas sociales que adquieren tanta importancia en la adolescencia. Esto
supone que el mayor desafío del maestro consiste en ayudar a los estudiantes a adquirir
conocimientos y destrezas importantes.
Al inicio de la primaria los niños y niñas tienen percepciones comparables de sus
propias capacidades, pero en secundaria las niñas disminuyen gradualmente la idea que
tienen de sus propias habilidades en comparación con los varones (Phillips y Zimmerman
(1990), citados por Woolfolk (1999). La Asociación Estadounidense de Mujeres
Universitarias advirtió tendencias similares (1991). Niñas de primaria afirmaban sentirse
confiadas y asertivas pero en la adolescencia tenían limitaciones por no tener claro su
futuro y lugar en la sociedad. Otros estudios indican que en casi todos los grupos étnicos
(salvo los afroamericanos) los varones muestran mayor confianza en sus capacidades
escolares, en particular en matemáticas y en ciencia. Grassman y Grassman (1994),
citados por Woolfolk).
A través de la literatura revisada el autoconcepto se ha estudiado desde diferentes
áreas del saber. En el área educativa hay varios estudios que tratan de relacionar el
autoconcepto con el rendimiento, señalando muchos factores que se relacionan con el
éxito académico. Entre los factores ligados a la personalidad señalan el autoconcepto y
parece no haber acuerdo entre los estudios que abordan esta temática en cuanto si es el
autoconcepto que afecta el rendimiento o si por el contrario es el rendimiento que afecta
el autoconcepto. No faltan los que sostienen que se afectan mutuamente. A partir de este
planteamientos se han desarrollado modelos para explicar la relación entre autoconcepto
y rendimiento.
De todos modos, dentro del contexto educativo son muchas las variables que se
asocian al rendimiento: la expectativa del profesor con respecto a los estudiantes, su
método de enseñanza, el trato a sus estudiantes, los comentarios que el profesor hace
sobre los estudiantes, las relaciones de los estudiantes con sus compañeros, la preparación
del profesor y los medios audiovisuales entre otros. Muchos profesores se preocupan por
los estudiantes de bajo rendimiento, buscan estrategias y nuevas metodologías para
ayudar a estos estudiantes mientras que a otros profesores esto no les preocupa. Todo esto
va a incidir en el rendimiento del estudiante y en su auto percepción académica.
44
La literatura sobre el rendimiento académico en las últimas décadas destaca la
experiencia escolar en la formación del autoconcepto académico y el reconocimiento de
la importancia que tiene para el logro de los objetivos educativos el desarrollo del
autoconcepto.
4.2 Investigaciones sobre Rendimiento y Autoconcepto
Para muchos investigadores existe relación significativa entre estos dos
constructos.
Herrera (2005) llevó a cabo un estudio sobre rendimiento y autoconcepto y
encontró que el autoconcepto afecta significativamente al rendimiento académico
Sin embargo, algunas investigaciones que se han orientado a buscar relación entre
autoconcepto en general y rendimiento no han encontrado datos significativos; parece ser
que hay más posibilidad de encontrar relación entre autoconcepto académico y
rendimiento académico general.
Los diversos contextos deben proporcionar al estudiante estímulos para analizar y
valorar sus características personales y las opciones o alternativas que le permitan
ajustarse al medio. No sólo el contexto educativo afecta el desarrollo del autoconcepto
pues el contexto familiar también juega un papel importante. Las revisiones literarias
señalan este espacio como muy importante en la formación del autoconcepto académico
de los estudiantes y parece ser que la expectativa de los padres, junto al apoyo que éstos
les den a sus hijos, favorece un autoconcepto académico positivo.
El contexto escolar en el desarrollo del autoconcepto debe estudiarse tomando en
cuenta otras variables personales. El papel del autoconcepto en la conducta ha sido de
interés para muchos teóricos, generando controversias en ocasiones. Muchas
investigaciones tratan del aspecto afectivo y evaluativo del autoconcepto.
En una serie de estudios llevados a cabo en los últimos veinte años, Harter (1982)
y otros investigadores han comprobado que el nivel de autoestima de los niños depende
de su rendimiento – alto o bajo – en aquellas áreas que personalmente, consideran
importantes. Su confianza en si mismos también se puede ver incrementada cuando los
niños consiguen la aprobación de los adultos que son importantes en su vida. Entre los 8
y 14 años, dice Harter (1982), las categorías que más a menudo suelen asociarse con la
autoestima son el talento académico, la aceptación por parte de los compañeros, la
45
conducta y la apariencia física. Cuando llega a la adolescencia dice, la habilidad en el
trabajo, las amistades íntimas y el atractivo empiezan a afectar profundamente a la
confianza que los jóvenes tienen en sí mismos. Los caminos hacia la autoestima son
distintos para cada estudiante y por lo tanto las intervenciones en los diferentes contextos
deben ser precisas. La autoestima se fortalece dice Harter, cuando se acorta la distancia
entre aquello que es importante para el sujeto y sus logros.
Son numerosas las investigaciones que han confirmado la relación entre
autopercepción y logro académico, insistiendo en que la medida del autoconcepto es el
mejor pronosticador del logro académico, más aún que las medidas del C.I. y de aptitud,
Jones y Grieneeks (1970), Purkey (1979), Machargo (1989), Díaz Aguado (1992) citados
por Francisco Herrera (2005).
Musitu (1983) opina que, en especial el alumno rechazado, se encuentra ante una
serie de exigencias en la escuela que lo desbordan. No puede atenderlas todas por no
tener, en gran parte de los casos, capacidad suficiente, por lo que recibe una evaluación
negativa del profesor y también de los padres, de lo que se desprende que no esta
suficientemente motivado como para controlar y asumir todo el conjunto de exigencias de
los adultos – padres profesores.
Antes de los años de la década de los 60, entre los investigadores, prevalecía el
punto de vista que destacaba la influencia del éxito académico sobre la mejora del
autoconcepto. Durante los años 60, se decantó el punto de vista contrario, que destacaba
el impacto de la mejora de la autoestima sobre el rendimiento académico. Este punto de
vista emergió como consecuencia del desarrollo de estudios que mostraron la relación
positiva y significativa entre ambos aspectos.
Diversos estudios para investigar esta relación han encontrado resultados
diferentes. Así, Gimeno Sacristán (1976), citado por Amezcua (2000), investigó el
autoconcepto en el ámbito escolar y encontró que la correlación entre el autoconcepto
académico y rendimiento era de .72. Rodríguez Espinar (1982) señala que la correlación
entre autoconcepto y rendimiento global es de .66. En otro estudio Marsh, Relich y
Smith (1983) concluyen que la relación entre autoconcepto y el rendimiento en
matemática era de .55.
46
En un estudio posterior Brookover y cols. (1964) construyeron una escala para
medir autoconcepto académico y concluyeron que la relación entre autoconcepto
académico y rendimiento académico es más fuerte que la establecida entre autoconcepto
general y rendimiento académico.
Tomando en cuenta las diferentes conclusiones a que llegan las investigaciones
sobre el tema se hace necesario o recomendable el uso de escalas que midan el
autoconcepto en áreas específicas cuando se quiere establecer su relación con el
rendimiento. Sostiene que los índices del autoconcepto global no son preditores válidos
de rendimiento. Este autor señala que hay quienes defienden la tesis de que el
autoconcepto es la causa de un optimo rendimiento escolar, Brookover y otros (1965),
Gabbler y Gibby (1945), Machargo (1986), Marsh (1990) y por otro lado están los que
defienden todo lo contrario, es decir, que el rendimiento académico sería la causa
responsable para formar un autoconcepto positivo.
Byme (1984), citado por Amescua (2000) señala que hay una serie de estudios
que avalan al rendimiento académico como causa del autoconcepto académico,
(Briggeman y Shipman (1978), Calsyn y Kenny (1977).
Los hallazgos de Marsh y cols (1986), citados por Amezcua (2000), apoyan el
modelo de causalidad recíproca entre autoconcepto y rendimiento académico.
Algunos estudios sobre la relación entre rendimiento académico y autoconcepto
señalan que hay una línea de investigación que indica cómo la conducta del profesor y el
clima del salón de clases afectan la percepción de competencia del estudiante, Wittrok
(1986), Schunk (1989) y Convington (1985). Señalan también que según la investigación
de Hoelter (1984) y Brookover (1964) los otros significativos juegan un papel importante
en el autoconcepto.
Asimismo, la literatura en el área refiere algunos hallazgos que muestran que el
nivel del autoconcepto del profesor está relacionado positivamente con el de los
estudiantes e incluso con su rendimiento académico, Brookover (1964).
Son muchas las revisiones que sobre el autoconcepto y rendimiento se han hecho
en todos los niveles de la educación, desde preescolar hasta los niveles universitarios. Los
estudiosos sobre este tema toman en cuenta el punto de vista evolutivo ya que el
individuo en su desarrollo pasa por varias etapas y no necesariamente en todas las etapas
47
tiene el mismo rendimiento ni el mismo autoconcepto académico. Los autores referidos
refieren algunas investigaciones.
Desde un punto de vista evolutivo, los autoconceptos de los niños pequeños, hasta
los 10 años aproximadamente, son irrealistas, teniendo en general a sobrestimar sus
posibilidades académicas formadas previamente.
Según avanza el desarrollo cognitivo, sobre todo en la etapa de las operaciones
formales el autoconcepto se va diferenciando y haciendo más realista, es decir, más
ajustado a las informaciones externas que ha ido recibiendo. Son ya capaces de tener en
cuenta múltiples criterios para juzgar su capacidad académica (rendimiento obtenido,
notas dadas por el profesor, esfuerzo empleado, dificultad de la tarea, etc.). En general,
los autoconceptos académicos en esta transición experimentan un declive. Con la edad y
el avance en los cursos escolares las relaciones entre autoconcepto y rendimiento se
hacen más fuertes, Amescua (2000).
Entre los principales factores que se han ligado al rendimiento académico
tenemos, entre otros, inteligencia, personalidad, motivación, autoconcepto, actitudes, el
clima familiar, escolar y social, método, estrategias y recursos utilizados por los
maestros.
La literatura revisada señala que los factores que afectan el rendimiento
académico se pueden agrupar en tres categorías: a) factores psicológicos (p.e.
inteligencia, personalidad, actitudes, motivación, etc.); b) factores sociológicos o
ambientales (clima social, clima escolar, ambiente familiar, etc); c) factores didácticos o
pedagógicos (estrategias de instrucción, métodos de enseñanza; recursos didácticos.
También señalan que debido a la pluralidad de factores y a las muchas relaciones que se
establecen entre ellos en su impacto sobre el aprendizaje y el rendimiento, los
investigadores han adoptado diferentes modelos para su análisis. Garanto, Mateo y
Rodríguez Espinar (1985) ofrecen una detallada descripción de estos modelos, que van
desde los modelos input-output, que atienden exclusivamente a diferentes fuentes de
entrada que actúan sobre el rendimiento, distinguiéndose, entonces, modelos
psicológicos, sociológicos y didácticos, hasta los modelos proceso-producto, que son más
dinámicos, en cuanto atienden a la interacción entre variables procesuales y de entrada y
sus efectos sobre el rendimiento. Añaden que en cuanto a la investigación sobre las
48
características personales del alumno (modelo psicológico) que influyen en el
rendimiento, se ha apreciado una evolución de la atención, por parte de los
investigadores, de los aspectos más estáticos de la personalidad a los más dinámicos, cfr.
Bloom (1976), Rodríguez Espinar (1985), es decir, hacia aquellos que son más alterables
y modificables por la acción educativa (p.e. estrategias de aprendizaje, estrategias
metacognitivas, competencia percibida, atribuciones, motivación).
La necesidad de mejorar la predicción del rendimiento, superando el
intelectualismo tradicional, condujo a los investigadores hacia una mayor atención por el
estudio de otros factores de personalidad, no intelectuales: rasgos de personalidad,
actitudes hacia el aprendizaje y la escuela, motivación de rendimiento, intereses,
autoconcepto, atribuciones, expectativas, etc. Estos factores tienen una incidencia más
mercada sobre la actitud hacia el aprendizaje, la cual influye notablemente en la
implicación del alumno en las actividades de aprendizaje en la escuela.
Por otro lado los investigadores también se interesan por aquellas variables más o
menos estáticas, tales como rasgos de personalidad, para pasar posteriormente a atender a
las más dinámicas y alterables, mediante la acción educativa. Dentro de éstas últimas ha
sido patente la atención que se ha prestado a las concepciones acerca de sí mismo, que
como se ha demostrado en los años 80-90 condicionan en parte la influencia de otras
variables –cognitivas y motivacionales- sobre el rendimiento, Zimmerman y Schunk
(1989), Zimmerman y Martínez-Pons (1990), citados por González-Touron.
Parecería más bien que el autoconcepto tiene un papel mediacional en todo el
proceso de aprendizaje, en cuanto que todas las experiencias escolares son filtradas a
través del autoconcepto positivo o negativo y, en concreto, a través del autoconcepto
académico. La teoría que el estudiante forja de sí mismo influye en cómo se percibe a sí
mismo y al contexto en que se encuentra; en cómo se siente y en cómo responde, es decir,
influye en cómo el estudiante se implica en el proceso de aprendizaje y en los resultados
que obtiene.
Por otra parte, Rodríguez Espinar (1982), señala en otro estudio sobre la
incidencia en el rendimiento de factores personales intelectuales y no intelectuales
(motivación y autoconcepto), concluye que, entre las variables de personalidad, el
autoconcepto se revela como la variable de mayor incidencia en el rendimiento
49
académico. Añaden que el autoconcepto es visto como parte de la personalidad y juega
un papel importante en el rendimiento académico por lo que debe fortalecerse. Sostienen
que en el modelo de aprendizaje escolar de Bloom (1976), y en otro más reciente de
Walberg (1981), el autoconcepto es destacado como una de las variables de personalidad
que es necesario optimizar para favorecer el aprendizaje. Las referencias señalan que para
Bloom (1976) el aprendizaje es función de dos tipos de variables de entrada del
estudiante: variables de entrada cognitivas y variables de entrada afectivas, y, además de
la calidad de enseñanza. Bloom resalta que dentro de las variables de tipo afectivo, que
determinan el grado en que el estudiante está motivado para comprometerse en el
aprendizaje, las percepciones de competencia académica son centrales. Según él, las
variables de tipo cognitivo correlacionan con el rendimiento 0.75 y las dos últimas
correlacionan independientemente 0.50. Así, las variables cognitivas y afectivas parecen
estar relacionadas con el rendimiento académico, incluyendo la motivación y el
autoconcepto.
Recientemente, se tiende a analizar el rendimiento desde modelos proceso-
producto que tienen en cuenta gran diversidad de factores que interactúan en su
repercusión sobre el rendimiento, más que sólo desde modelos (input-output). Además,
los estudios no se limitan al análisis de correlaciones entre las diversas variables y el
rendimiento sino que se tratan de establecer relaciones de causalidad. Añaden que el
estudio del autoconcepto y su relación con el rendimiento ha llamado el interés de
muchos investigadores no sólo porque media todo el aprendizaje (Bloom (1976), Bandura
(1977b), Schunk (1985) e influye en el rendimiento (Byrne (1984), Wylie (1979) sino
porque, además, el rendimiento es experimentado por el alumno como una medida e
índice de su propia valía como persona, Covington y Beery (1976), Burns (1979),
Rosenberg, (1965), citados por González-Touron (1994).
En cuanto a las relaciones Autoconcepto General-Rendimiento Académico, Burns
(1979) señala, en su revisión de los estudios del autoconcepto en el ámbito educativo, que
la correlación entre nivel de autoconcepto y rendimiento académico, aunque positiva y
estadísticamente significativa, no supera la región del 0.30 al 0.40, por lo que sólo da
cuenta del 16% de la varianza del rendimiento académico. Las percepciones de la
capacidad académica más que el autoconcepto general o global son mediadores del
50
rendimiento. Por ello los esfuerzos de muchos autores, Marsh, Parker y Smith (1983),
Harter (1982), Chapman y Boersma (1979), Reynolds y cols. (1980), se han orientado al
desarrollo de medidas válidas y fiables del autoconcepto académico (o también
competencia percibida, expectativas de autoeficacia, Burns (1979)).
Parece ser que la relación entre autoconcepto y rendimiento, se hace más evidente
cuando relacionamos el autoconcepto académico con el rendimiento general. La literatura
revisada refiere que el autoconcepto académico, como una sub-área del autoconcepto
general, se refiere a la concepción que el estudiante tiene de su capacidad para aprender.
La diferenciación del autoconcepto académico, dentro del autoconcepto, fue ya destacada
en los años 60 por Brookover y cols (1962, 1965, 1967). Brookover construyó una escala
de autoconcepto académico denominada Self Concept of Ability Scale que ha gozado, y
goza, de gran aceptación y que ha sido utilizada en muchos estudios Binder, Jones y
Strowing (1970), Griffore y Samuels (1978), Byrne y Shavelson (1986), Shavelson y
Bolus (1982), Rodríguez Espinar (1982), Mboya (1989) y Byrne (1986), citados por
González-Touron (1994).
Estos autores definen el autoconcepto de la capacidad académica como “la
evaluación que un individuo hace con respecto a su capacidad para rendir en tareas
académicas, comparándola con la de otros en su misma clase”. González-Touron señalan
que los estudios con esta escala, aplicada a estudiantes de enseñanza secundaria (junior
high school de 7º a 12º curso, equivalente a nuestra 2ª etapa de E.G.B. y principios del B.
U. P.) revelan que la relación del autoconcepto académico con el rendimiento
(rendimiento promedio, GPA) es significativa y sustancial (0.48 a 0.69) incluso cuando el
cociente intelectual es controlado. Brookover indica que el autoconcepto académico es un
factor condicionante del rendimiento académico que, aunque relacionado con la
inteligencia (Coopersmith (1967), Wylie (1979)), funciona independientemente de ésta,
como también han corroborado otros autores, Así, alumnos con una misma inteligencia,
pero con autoconcepto académico distintos tienen probabilidad de obtener un rendimiento
académico desigual. Los estudios Brookover señalan que el autoconcepto académico es
una condición necesaria, pero no suficiente, para que se produzca un nivel particular de
rendimiento; y que el bajo logro y fracaso suele estar más asociado con baja autoestima
académica que el alto logro y éxito con alta autoestima. Así, ha encontrado, a partir del
51
análisis del rendimiento de estudiantes con alto y bajo autoconcepto académico, que
aunque una proporción significativa de estudiantes con autoconcepto académico alto
rinden a un nivel relativamente bajo, prácticamente ninguno de los estudiantes con
autoconcepto académico bajo rinde a un nivel alto. Estos resultados pueden ser muy
interesantes para los educadores en cuanto que tendrán que prestar especial atención a los
estudiantes con autoconcepto bajo de su capacidad para evitar que fracasen
académicamente.
Los autores referidos destacan algunas investigaciones en torno a la relación del
autoconcepto y rendimiento: Byrne (1984), de su revisión, concluye que la relación entre
autoconcepto general y rendimiento académico es aproximadamente de 0.16, mientras
que la relación entre autoconcepto académico y rendimiento se incrementa a 0.41.
Marsh, Relich, Smith (1983) muestran que el rendimiento en matemáticas
correlaciona sustancialmente con el autoconcepto académico en matemáticas (0.55),
menos con el autoconcepto en otras áreas académicas. Otros estudios de Marsh y
colaboradores ofrecen resultados similares, Marsh, Smith y Barnes, (1984); Marsh,
Parker y Smith (1983), Marsh, Smith y Barnes (1983), Marsh, Smith y Barnes (1985).
Mboya (1989) en un estudio realizado sobre alumnos de 10º grado encontró que el
autoconcepto general (medido por la escala de Coopersmith) tiene una correlación baja,
pero positiva, con el rendimiento (test de rendimiento) alrededor de 0.18, mientras que el
autoconcepto académico (medido por la escala de Brookover) correlaciona altamente con
el rendimiento (0.52) y estos hallazgos son similares en ambos sexos y similares a los
resultados obtenidos por Shavelson y Bolus (1982); Marsh, Parker y Smith (1983).
Boersma y Chapman (1985) en su manual técnico de la escala Student´s
Percepción of Ability Scale (SPAS), que mide autoconcepto académico, distinguiendo
varias facetas dentro del mismo, y que ha sido diseñada para su empleo con estudiantes
de enseñanza primaria y secundaria (elementary junior higt school), afirman que el total
de esta escala correlaciona moderadamente con el rendimiento a fin al de curso (GPA)
(0.49) en una muestra canadiense y más altamente en una muestra de Nueva Zelanda
(0.56).
Cuando han empleado como criterio de rendimiento test estandarizados, con los
cuales se ha encontrado una correlación entre éste y el total de la escala SPAS de 0.49,
52
además, esta escala predice moderadamente el rendimiento 12 meses más tarde (0.46).
Con respecto a las sub-escalas, encuentran que la referida al autoconcepto en aritmética
correlaciona con el rendimiento en matemáticas 0.48; la de lenguaje con rendimiento en
lenguaje 0.51. Estos autores, con su escala, distinguen claramente entre alumnos con
rendimiento pobre y normal, los sujetos con rendimiento pobre muestran auto conceptos
académicos más bajos.
Parece ser que las relaciones entre autoconcepto y rendimiento académico varían
dependiendo de las dimensiones del autoconcepto que valoremos. Los auto conceptos
académicos, tanto generales como específicos, correlacionan altamente con el
rendimiento, variando la relación entre 0.45 y 0.55. En este sentido, si los investigadores
o educadores están interesados en conocer las relaciones entre autoconcepto y
rendimiento en áreas específicas del currículo parece más conveniente el empleo de
escalas que midan el autoconcepto en esas áreas específicas. Por otra parte, teniendo en
cuenta que el autoconcepto es multidimensional, los índices de autoconcepto general no
sirven como predictores eficaces del rendimiento y no deben utilizarse con este fin. Las
correlaciones entre autoconcepto general y rendimiento varían entre 0.10 a 0.30.
La relación entre autoconcepto y rendimiento ha llevado a muchos investigadores
a inferir relaciones de causalidad entre ambos. Determinar el orden causal del
rendimiento académico y del autoconcepto académico es una cuestión que tiene una gran
importancia práctica, en cuanto que muchos programas de desarrollo de autoconcepto
están basados en la hipótesis de que mejorando el autoconcepto se producen ganancias en
el rendimiento.
Calsyn y Kenny (1977) apuntan que “la mayoría de los investigadores desean
considerar que la relación es recíproca. Sin embargo, hay autores que creen que tal
relación es asimétrica no habiendo acuerdo respecto a la dirección de esta asimetría. Unos
postulan que el autoconcepto causa el rendimiento y otros, a la inversa, arguyen que el
rendimiento determina el autoconcepto”.
Parece existir una direccionalidad entre autoconcepto y rendimiento, aunque no
existen muchas investigaciones que la avalen. En este sentido los autores referidos
señalan que el estudio de la direccionalidad causal entre ambos constructos es
relativamente reciente y todavía no hay mucha investigación rigurosa al respecto (cfr.
53
Byrne, (1986); Pottebaum y cols, (1986), aunque, frecuentemente, se han hecho
inferencias acerca de la direccionalidad causal en la literatura del autoconcepto. Así,
Purkey (1970), citado por F. Herrera (2004), opina, después de la revisión de muchos
autores que “la mayor evidencia de que disponemos nos dice que hay una interacción
continua entre el autoconcepto y el rendimiento, se influyen mutuamente, es una calle de
doble dirección”.
También los autores señalan que Shavelson y Bolus (1982), concretamente,
atribuyen el desacuerdo existente acerca de la causalidad entre ambos constructos y la
debilidad de los hallazgos respecto a este punto, a dos razones fundamentales: a) la falta
de modelos teóricos lógicamente formulados acerca del predominio causal; y b) la falta
de métodos para investigar rigurosamente dicha relación causal, hasta hace algunos años.
Las revisiones señalan que diversos estudios han encontrado apoyo al argumento
de que el autoconcepto influye directamente sobre el rendimiento. Así, Byrne (1984), en
su revisión, señala que los estudios de Wattenberg y Clifford (1964), con niños de
preescolar; Campbell (1967), Brookover y cols. (1967), Shavelson y Bolus (1982) con
alumnos de elemental; Evans y Anderson con estudiantes de secundaria (junior high
school); Bailey (1971) y Reynold (1982) con estudiantes de preuniversitarios (collage),
revelan que el autoconcepto es un buen predictor del rendimiento. A estos estudios se
pueden añadir los realizados por Marsh (1988, 1990).
Tambien Scheirer y Kraut (1979) revisaron varios estudios experimentales y
dieciocho tesis doctorales sobre programas de intervención académica para mejorar el
rendimiento académico, a través de la mejora del autoconcepto. No encontraron evidencia
clara respecto a la relación causal entre ambos elementos.
Estos autores manifiestan que las intervenciones para potenciar el autoconcepto
no parecen producir mejoras en el rendimiento, observándose, incluso, que algunos
estudios apoyan que el autoconcepto es un resultado más que una variable interviniente o
causal del rendimiento. De hecho, algunos trabajos mostraron, en contra de la hipótesis
mantenida, que el rendimiento de los grupos control, que emplearon programas
orientados académicamente, era mayor que el de los grupos experimentales, que
emplearon programas centrados en el autoconcepto.
54
Estos autores, en línea con Calsynn y Kenny (1977) concluyen que el
“autoconcepto es probablemente un resultado del rendimiento académico, acompañado
de aprobación social, más que una variable interviniente para que ocurra el rendimiento”,
y apremian para que teóricos e investigadores sean más cautelosos a la hora de asumir
que la mejora de los sentimientos respecto de sí mismos producen mejoras en el
rendimiento académico.
Sin embargo, hay autores que tienen otros puntos de vista, como Marsh (1986c)
sugiere dos razones para explicar por qué la mayoría de los estudios de intervención,
incluidos los revisados por Scheire, han fracasado para alterar el autoconcepto o el
rendimiento.
Primera, la mayoría de las investigaciones han estado basadas en el empleo de
medias de autoconcepto mal definidas, más que sobre medias multidimensionales, donde
algunas de las dimensiones estén específicamente relacionadas con las meras del
programa.
Segunda, los efectos de un constructo sobre otro han sido relativamente pequeños
porque las intervenciones han sido débiles, bien porque se han extendido durante un
escaso período de tiempo o bien porque, las intervenciones potencialmente poderosas, se
han aplicado sobre pocos sujetos.
Quizás el autoconcepto general no predice el rendimiento académico, aunque hay
evidencias, en muchos estudios de que el autoconcepto académico sí influye en el logro
del éxito académico.
Otras investigaciones que señala la literatura sobre autoconcepto y rendimiento es
la de Bachean y O´Malley (1977), quienes llevaron a cabo una investigación longitudinal
(1966-1974) para explorar la relación causal entre autoestima general de los adolescentes
(n= 1600) y logro educacional y ocupacional posterior. Sus resultados muestran que la
autoestima está positivamente relacionada con el éxito después de la high school, pero el
análisis de la causalidad indicada que estas variables están correlacionadas porque ambas
están altamente influidas por otros factores antecedentes, como son: la capacidad
académica, el rendimiento previo y, en menor grado el nivel socioeconómico. La
autoestima por sí sola influye poco en el logro educativo posterior. Señalan que los
resultados parecen mostrar que el rendimiento es causalmente anterior a la autoestima.
55
También, reconocen que, tal vez, se hubieran producido otros resultados si hubieran
empleado en el estudio medidas de autoconcepto específicas del ámbito académico.
Parece que los resultados de estos estudios no son lo esperado pero habría que
revisar el tipo de medida que se utilizó.
El autoconcepto y rendimiento académicos pueden apoyarse mutuamente. Los
autores refieren que aunque los hallazgos de muchas investigaciones sobre la causalidad
de estos constructos son contradictorios, hay amplia evidencia que muestra que ambos se
influyen mutuamente, por lo que cada vez son más los autores que asumen, como ya
indicó Purkey (1970), entre otros, que la relación es bidireccional (Boersma y Chapman,
1985; Pottebaum y cols. 1986; Marsh, 1986c; Marsh, 1990ª). Como indica Marsh (1990ª),
el sentido común, la teoría y la investigación muestran que el autoconcepto académico
puede estar determinado en parte por el rendimiento y, por otra parte, hay datos que
muestran que el autoconcepto académico previo afecta al rendimiento posterior.
Parece ser que cuando se relaciona el autoconcepto académico con el promedio
general de calificaciones se usan medidas más objetivas por lo que se podrían encontrar
algún tipo de relación entre autoconcepto y rendimiento. González-Touron (1994)
señalan que en los estudios que se ha encontrado que el autoconcepto académico afecta el
rendimiento las calificaciones escolares, Shavelson y Bolus, (1982); Marsh, (1988,
1990ª). En cambio, cuando se han empleado como medida de rendimiento tests
estandarizados o una combinación de ambos no se ha encontrado apoyo para el
predominio causal del autoconcepto académico previo es más probable que afecte al
rendimiento si es inferido a partir de las notas escolares, que de, alguna manera, no sólo
son medidas de rendimiento objetivo sino también de la motivación de los alumnos, y el
autoconcepto tiene una influencia poderosa sobre la motivación.
56
CAPÍTULO V – METODOLOGÍA
5.1 Diseño de la Investigación.
La presente investigación utiliza un diseño transversal-descriptivo.
Las técnicas utilizadas serán cuantitativas y cualitativas.
5.2. Objetivos de estudio
5.2.1 Objetivo general
Validar un cuestionario de autoestima para adolescentes AUTOAD Cerviño
(2001) para la población dominicana.
5.2.2 Objetivos Específicos
Determinar cuales son los factores con más confiabilidad en las dimensiones de la
autoestima utilizando el cuestionario AUTOAD Cerviño (2001) en una muestra de
estudiantes de nuevo ingreso a la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Comprobar si existen diferencias en los sujetos de la muestra en los factores del
cuestionario de autoestima para adolescentes de Cerviño (2001) según género, edad,
escuela de procedencia, carreras que estudiantes, ingresos familiares mensuales, nivel
educativo del padre y nivel educativo de la madre.
Determinar si existe relación entre autoestima y rendimiento académico en la
población que sirvió de referencia.
Profundizar en el conocimiento de la percepción que tienen los estudiantes sobre
su autoestima.
5.3. Variables en estudio
Las variables de un estudio pueden ser dependientes e independientes. Una
variable independiente es aquella que puede ser manipulada, permitiendo al investigador
conocer su impacto sobre otra variable, designada como variable dependiente. Se puede
decir que es una relación de antecedente hacia consecuente, de causa a efecto La variable
dependiente se define como una característica que surge o cambia cuando el investigador
aplica, suprime o modifica la variable independiente, Anastasi (1971).
57
Las variables dependientes consideradas en el presente estudio son seis aspectos de la
autoestima, que forman una unidad.
VARIABLES DEPENDIENTES:
Autoestima
Rendimiento
VARIABLES INDEPENDIENTES:
Género, Sexo, Edad, Procedencia, Ingresos Familiares, Nivel Académico del
Padre, Nivel Académico de la Madre
5.4. Universo y Muestra.
La presente investigación se centra en el estudio de la población de estudiantes de
nuevo ingreso de la UASD, 1er Semestre 2006.
Para el abordaje cualitativo se seleccionaron 20 estudiantes, los cuales se
distribuyeron en dos secciones de grupos focales y una entrevista a profundidad. La parte
cuantitativa, tanto para la validación del cuestionario como para los demás análisis se
trabajo con una muestra intencional de 366 estudiantes de nuevo ingreso a la UASD
compuesta por chicos y chicas de 17 a 24 años. El cuestionario fue aplicado en grupos
Aunque el cuestionario se pasó al total de los estudiantes de las secciones
seleccionadas fueron eliminados los que tenían más de 24 años y aquellos que dejaron de
participar en alguna parte del proceso.
Los estudiantes de la muestra fueron seleccionados de acuerdo a los siguientes
criterios:
Estudiantes de nuevo ingreso del Semestre 1-2006
En edades comprendidas entre 17 y 24 años
Que participaran en todo el proceso requerido por la investigación
Que tuvieran recibiendo la asignatura Orientación Académica e
Institucional
58
5.5. Instrumentos de recogida de información
El material de recogida de información está formado por tres cuestionarios
utilizados en el presente estudio.
El primer instrumento de recogida de datos que se utilizó fue el cuestionario
demográfico fue elaborado por la investigadora y validado con el juicio de expertos.
Contenía siete preguntas sobre la realidad sociodemográfica de los sujetos de
estudio consideradas importantes para esta investigación. Dentro del mismo se incluyó
una pregunta que permitió a la evaluadora colocar el promedio de calificación del
bachillerato del estudiante avalado por el record de notas oficial de cada uno.
El segundo se trata de un Cuestionario de Autoestima para Adolescentes
AUTOAD Cerviño (2001), el segundo es un cuestionario demográfico y el tercero es una
entrevista a profundidad, grupos focales y análisis de documentos.
El cuestionario de autoestima consta de 61 ítems, fue validado en España por
Cerviño (2001) y parte de un enfoque cognitivo del desarrollo del autoconcepto por lo
que la medida de ésta consiste, en este caso, en determinar la práctica o no de las seis
dimensiones que según la autora contribuyen al desarrollo de la autoestima.
La modalidad del instrumento consiste en una escala tipo Likert, con siete opciones:
1 Más que en desacuerdo
2 Muy en desacuerdo
3 Un poco en desacuerdo
4 Casi de acuerdo
5 De acuerdo
6 Muy de acuerdo
7 Más que de acuerdo
Los sujetos debían responder a los 61 ítems de una escala tipo Likert de 7
posiciones, desde 1 igual a Más que en desacuerdo a 7 igual a Más que de acuerdo. Se
59
parte del principio de que cuanto mayor fuera la puntuación extrema expresada por los
encuestados mayores serían los indicadores de autoestima.
Luego de la revisión del instrumento se utilizó la validez juicio de expertos.
Después de revisado el cuestionario, fue realizado un pre-test a 20 sujetos que no
pertenecen a la muestra, con el fin de validar el cuestionario, explorar la comprensión de
los ítems y comprobar de hecho que los encuestados respondían a lo que se pretendía.
De este pre-test fueron introducidas algunas modificaciones, revelando este hecho una
compresión de los ítems por los encuestados.
El tercer instrumento consistió en una técnica cualitativa, entrevista a
profundidad, y el grupo focal de discusión. Se formularon tres preguntas abiertas sobre
como los estudiantes perciben su autoconcepto en las diferentes dimensiones
contempladas en la escala de autoestima.
Se les solicitó escribir a un amigo sobre el apoyo recibido por las personas
significativas en el contexto familiar, escolar y social.
5.6. Procedimiento
5.6.1. Contactos Previos
Los instrumentos fueron revisados por expertos.
Se hizo un estudio piloto con estudiantes de tres universidades, dos privadas y
una pública (UASD). Se seleccionaron 20 estudiantes de cada universidad con edades
comprendidas entre 17 y 24 años para confirmar si los ítems se comprendían y así validar
los instrumentos.
Se solicitó a los profesores de las secciones de clase de Orientación el permiso
para la administración de los cuestionarios en cada una de las universidades.
5.6.2. Aplicación de los Instrumentos y Recogida de Datos
La muestra para establecer la validez y fiabilidad del cuestionario de autoestima
quedó constituida por 366 estudiantes de nuevo ingreso a la UASD.
Este trabajo fue realizado en varias etapas atendiendo a los requerimientos de cada
momento de la investigación.
60
El primer instrumento aplicado durante el proceso de desarrollo de esta
investigación fue la Encuesta Demográfica. Con esta encuesta se recogieron
informaciones referentes a datos demográficos de la población compuesta por los
estudiantes de nuevo ingreso.
Posteriormente se procedió a aplicar el segundo instrumento -Cuestionario de
autoestima para adolescentes de Cerviño (2001)- . La investigadora aplicó el cuestionario
en todos los grupos. Y también el tercer instrumento -Entrevista para el grupo focal- y
luego se les proporciono información para escribir una autobiografía para su posterior
análisis,
Martínez (2004), señala que entre las técnicas que favorecen la investigación
cualitativa ocupan un lugar destacado los documentos personales. En este trabajo
aplicamos la autobiografía; participaron 20 estudiantes.
Se les solicitó que le escribieran a un amigo extraterrestre y que les contaran
acerca del apoyo que los seres humanos reciben de las personas significativas -padres,
profesores, amigos y otros miembros de la sociedad- comunicándoles que unos ofrecen
mucho apoyo al desarrollo del autoconcepto, otros poco y otros un apoyo regular. Por
otro lado se recogieron informaciones referentes a la percepción que tenia el grupo en
relación al nivel de desarrollo de su autoestima en las diferentes dimensiones con
entrevistas a profundidad.
Después de administrados los cuestionarios fue construida una base de datos e
introducidos los datos recogidos tanto para el cuestionario demográfico como el de
autoestima ya que la cuantificación del cuestionario para los grupos focales se realizó de
manera manual.
5.7 Análisis de datos generales
5.7.1 Análisis de variables socioeconómicas
A continuación se presentan cuadros y gráficas que representan frecuencias y
porcentajes de las variables sociodemográficas.
(Nota: Las gráficas se harán en Excell, más bonitas, de acuerdo a tu sugerencia, en
el documento final)
61
Frecuencias género y porcentaje
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos masculino 145 39.6 39.6 39.6
femenino 221 60.4 60.4 100.0
Total 366 100.0 100.0
Gráfico 1 – Distribución porcentual según género.
Las gráficas se harán más bonitas
masculino femenino
genero
0
10
20
30
40
50
60
70
Po
rce
nta
je
genero
Frecuencias años cumplidos
años cumplidos
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos 17-19 260 71.0 71.0 71.0
20-24 106 29.0 29.0 100.0
Total 366 100.0 100.0
Grafico 2- Distribución porcentual por niveles de edad
62
17-19 20-24
años cumplidos
0
20
40
60
80
Po
rcen
taje
años cumplidos
Frecuencias escuela de procedencia
Escuela de procedencia
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos liceo publico 277 75.7 75.7 75.7
colegio privado
89 24.3 24.3 100.0
Total 366 100.0 100.0
63
Grafico 3- Distribución porcentual por procedencia
liceo publico colegio privado
escuela de procedencia
0
20
40
60
80
Po
rce
nta
jeescuela de procedencia
64
Frecuencias área por facultad
Área por facultad
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos humanidades 70 19.1 19.3 19.3
ingenierías 78 21.3 21.5 40.8
ciencias de la salud
79 21.6 21.8 62.5
ciencias 18 4.9 5.0 67.5
política y jurídicas
11 3.0 3.0 70.5
ciencias económicas y sociales
89 24.3 24.5 95.0
artes 18 4.9 5.0 100.0
Total 363 99.2 100.0 Perdidos 0 3 .8 Total 366 100.0
Grafico 4- Distribución porcentual por carrera
65
area por facultad
0
5
10
15
20
25
Po
rce
nta
je
area por facultad
Frecuencias ingreso familiar
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos Menos de 15000
292 79.8 79.8 79.8
entre 15000 y 30000
35 9.6 9.6 89.3
más de 30000 39 10.7 10.7 100.0
Total 366 100.0 100.0
Grafico 5- Distribución porcentual por ingresos familiares
66
menosde 15000 entre 15000 y 30000 mas de 30000
ingresos familiar
0
20
40
60
80
Po
rcen
taje
ingresos familiar
67
Frecuencias nivel educativo del padre
Nivel educativo del padre
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos no escuela 63 17.2 17.5 17.5
primaria sin terminar
52 14.2 14.4 31.9
primaria completa 42 11.5 11.6 43.5
Secundaria incompleta
48 13.1 13.3 56.8
secundaria completa
31 8.5 8.6 65.4
universitaria incompleta
16 4.4 4.4 69.8
universitaria completa
87 23.8 24.1 93.9
técnico 22 6.0 6.1 100.0
Total 361 98.6 100.0 Perdidos 0 5 1.4 Total 366 100.0
68
Grafico 6- Distribución porcentual por nivel educativo del padre
nivel educativo del padre
0
5
10
15
20
25
Po
rce
nta
jenivel educativo del padre
Frecuencias
69
Nivel educativo de la madre
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos sin escuela 50 13.7 13.9 13.9
primaria incompleta
63 17.2 17.5 31.4
primaria completa 40 10.9 11.1 42.5
secundaria incompleta
30 8.2 8.3 50.8
secundaria completa
40 10.9 11.1 61.9
universitaria incompleta
28 7.7 7.8 69.7
universitaria completa
77 21.0 21.4 91.1
técnico 32 8.7 8.9 100.0
Total 360 98.4 100.0 Perdidos 0 6 1.6 Total 366 100.0
70
Grafico 7- Distribución porcentual por nivel educativo de la madre
nivel educativo de la ma
0
5
10
15
20
25
Po
rce
nta
jenivel educativo de la ma
Frecuencias rendimiento académico en bachillerato
Rendimiento académico
Frecuencia PorcentajePorcentaje válido
Porcentaje acumulado
Válidos 0 1 .3 .3 .3
de 60 a 69
71 19.4 19.4 19.7
de70 a 79 142 38.8 38.8 58.5
de 80 a 89
128 35.0 35.0 93.4
de 90 a 99
24 6.6 6.6 100.0
Total 366 100.0 100.0
71
Grafico 8- Distribución porcentual por rango de calificación
0 de 60 a 69 de70 a 79 de 80 a 89 de 90 a 99
rendimiento academico
0
10
20
30
40
Po
rcen
taje
rendimiento academico
Analizaremos ahora los cuadros y gráficos del 1 al 10 representan la frecuencia y el
porcentaje de la distribución muestral representados más arriba.
Al analizar los cuadros s y gráficos superiores constatamos que de los encuestados el
39.6% son del sexo masculino y el 60.4% del sexo femenino, con edades
comprendidas entre 17 y 24 años de los cuales el 71% se sitúa entre 17 y 19 años y el
29% entre 20 y 24 años; el 75.7% provenía de la escuela pública y el 24.3% de
72
colegios privados. En cuanto a las carreras que cursan observamos que el 19.1% es de
humanidades, 21.3% en ingenierías, 21.6% en ciencias de la salud, el 4.9% en
ciencias, el 3.0% en ciencias políticas y derecho, el 24.3% en ciencias económicas y
sociales y el 4.9% en artes.
Los ingresos familiares del 79.8% eran menos de $15,000.00 mensuales, del 9.6%
entre $15,000.00 y $30,000.00 mensuales y el 10.7% más de $30,000.00 mensuales –a
notar que en un estudio del Banco Central de la República Dominicana (2005) se
estableció que las familias con ingresos mensuales por debajo de $15,000.00
mensuales eran consideradas por debajo del umbral de la pobreza-.
En cuanto al nivel educativo de los padres, el 17.2% no tenía ningún tipo de
instrucción, el 14.2% era de primaria sin terminar, el 11.5% tenía primaria completa,
el 13.1% secundaria incompleta, 8.5% secundaria completa, 4.4 universidad
incompleta, 23.8% universitaria completa y el 6.0% nivel técnico mientras que dejó
sin responder el 1.4%. En lo que se refiere al nivel educativo de las madres el 13.7%
no tenía ningún tipo de instrucción, el 17.2% era de primaria sin terminar, el 10.9%
tenía primaria completa, el 8.2% secundaria incompleta, 10.9% secundaria completa,
7.7% universidad incompleta, 21.0% universitaria completa y el 8.7% nivel técnico.
73
CAPITULO VI - ANÁLISIS DE DATOS.
6.1. Cualidades psicométricas
Las cualidades psicométricas dicen respecto a las características de Validez y
Fiabilidad que los resultados pueden presentar. Es decir, si los números extraídos de la
medición presentan la bondad suficiente como para ser empleados con garantías.
Una medida es fiable en el sentido que mide con exactitud. La fiabilidad del
instrumento fue avalada a través del cálculo del Coeficiente alpha de Cronbach, con el
objetivo de analizar la Consistencia interna entre los Ítems.
Cuando se habla de fiabilidad de un instrumento de medida, se hace referencia a la
precisión o el grado de exactitud de la medida. Este concepto es habitualmente usado con
dos significados: la estabilidad de los resultados, o sea, aquello que permite que un
instrumento mida lo mismo cuando es aplicado en dos momentos diferentes a los mismos
sujetos y a consistencia interna entre los ítems, que dice respecto al grado de
uniformidad y de coherencia existente entre las respuestas de los sujetos a cada uno de los
ítems que componen el instrumento. El valor obtenido para cada uno de los factores se
encuentra el cuadro siguiendo, que revela una buena consistencia interna entre los ítems
del mismo
Cuadro Nº 1: Estadísticos de fiabilidad
Alfa de Cronbach
N de elementos
Factor I ,916 19
Factor II ,875 14
Factor III ,846 13
Factor IV ,733 9
Factor V ,703 4
Observando los alfa de Cronbach de los cinco factores, en todos los factores es
superior a ,60, que es el valor mínimo para considerarlo con fiabilidad, por lo que se
sugiere que el instrumento es fiable
74
La validez tiene dos significados: (i) en que medida los resultados del instrumento
miden aquello que pretenden medir y no aspectos diferentes; (ii) El grado de confianza
que se posee de aquello que el instrumento va a medir.
Se procedió al cálculo de la medida KMO (Kaiser Meyer Olkin), para
obtener un indicador que permitiese concluir sobre la adecuabilidad del tamaño
muestral como procedimiento previo a una posible rotación Varimax de los datos
para un Análisis Factorial, calculándose también el Test de esfericidad de Bartlett.
Cuadro Nº 2: KMO y prueba de Bartlett
Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin. ,903
Prueba de esfericidad de Bartlett
aproximado9815,182
gl 1770
Sig. ,000
De la medida KMO el valor obtenido fue de ,903 que nos sugiere aceptable el
tamaño muestral por lo que se puede proseguir con el Análisis Factorial.
El Test de esfericidad de Bartlett a nivel de significatividad de ,000 nos indica que
los datos pueden soportar una rotación.
Fue realizado un estudio de validez para el instrumento a través del Análisis
Factorial. Se utilizó el Método de extracción: Análisis de Componentes Principales. Los
resultados aportan la existencia de 5 factores que cumplen la regla de Káiser, que obliga
a considerar todos los componentes cuyo valor propio o eigenvalue sea 1. Dado que el
ítem nº 2 no tenía un valor absoluto de por lo menos ,35 se procedió a eliminarlo por lo
que se hizo una segunda factorización.
6.2. Resultados del Análisis Factorial
Se procedió a realizar un análisis de componentes principales sobre la matriz del
cuestionario.
75
Para verificar como se encuentran distribuidos los ítems en factores, se procedió a
una rotación Varimax de los mismos, presentado en el cuadro 2. En el análisis de este
cuadro, se constata que los valores de comunalidades (o h2, se refiere a la covarianza de
los ítems con los factores seleccionados, esto es, en que medida cada ítem tiene que ver
con los factores se encuentra entre ,328 (ítem 27) y ,776 (ítem 33). Esto lleva a
considerar que, genéricamente, los ítems se encuentran relacionados con los factores. Se
denota que el peso de los ítems en los factores es razonable, siendo el ítem 3 el que tiene
el peso mas bajo.
Cuadro nº 3: Estructura factorial del instrumento
ItensFACTOR I FACTOR II FACTOR III FACTOR IV FACTOR V COMUNALID
ADES1 ,601 4238 ,531 35813 ,537 54914 ,541 43816 ,385 47717 ,704 56718 ,632 60724 ,650 47836 ,602 44737 ,647 47938 ,640 56039 ,649 51345 ,666 52546 ,417 28253 ,611 43055 ,497 50657 ,536 33259 ,614 47560 ,669 5365 ,381 3069 ,460 47919 ,487 41922 ,351 29123 ,404 31829 ,592 55831 ,599 49132 ,708 61333 ,776 65034 ,701 62541 ,507 30651 ,492 42054 ,612 56856 ,640 5823 ,420 4486 ,406 5977 ,481 42520 ,580 53721 ,628 48930 ,451 36442 ,532 41143 ,567 35344 ,459 31849 ,635 55550 ,482 54552 ,462 29061 ,410 3114 ,399 20025 ,509 30626 ,645 42827 ,328 44428 ,668 48135 ,362 34547 ,516 44348 ,428 35358 ,504 4206 ,591 59710 ,375 333
76
15 ,642 51140 ,476 519
PESO PRÓPIO 14,840 3,547 2,639 2,515 1,899% VARIÂNZA 24,733 5,912 4,398 4,192
Analizando cada factor, se constata que el Factor I, con peso propio de 14,840
es responsable del 24,733 % de la varianza explicada de los resultados, se encuentra
saturado con los ítems 1, 8, 13, 14, 16, 17, 18, 24, 36, 37, 38, 39, 45, 46, 53, 55, 57, 59 y
60 por lo que sugerimos el nombre de Satisfacción familiar.
El Factor II, con peso propio de 3,547 es responsable del 5,912 de la varianza de
los resultados, encontrándose saturado con los ítems 5, 9, 19, 22, 23, 29, 31, 32, 33, 34,
41, 51, 54 y 56 y teniendo en consideración aquello que avala, ha sido denominado
Relación positiva con los iguales.
El Factor III, con peso propio de 2,639 y responsable del 4,398% de la varianza
de los resultados, se encuentra saturado con los ítems 3, 6, 7,20, 21, 30, 42, 43, 44, 49,
50,52 y 61, teniendo en consideración aquello que avala, ha sido denominado como
Capacidad para los estudios.
El Factor IV, con peso propio de 2,512y responsable del 4,192% de la varianza de
los resultados, se encuentra saturado por los Ítems 4, 25, 26, 27, 28, 35, 47, 48 y 56 y,
teniendo en consideración aquello que avala, ha sido denominado Apariencia y
satisfacción con el propio cuerpo.
El Factor V, con peso propio de 1,899 y responsable del 3,166% de la varianza
de los resultados, se encuentra saturado con los ítems 6, 10, 15 y 40 y, teniendo en
consideración aquello que avala, le hemos denominado Satisfacción en los estudios.
La validación original (Universidad de Valencia) considera la existencia de 6
factores con los ítems agrupados de la siguiente manera:
Cuadro Nº 4: Validación original, Universidad de Valencia
FACTOR ITEMS 1. Capacidad para estudios 3,6,7,10,12,13,15,20,25,40,50,52,55 2. Relación positiva con los iguales 2,5,9,19,22,23,29,31,32,33,34,41,51,54,56 3. Satisfacción Familiar 1,8,14,16,17,18,24,36,37,38,39,45,46,53,57,59,60 4. Satisfacción en los estudios 21,30,42,43,44,49,61 5. Apariencia y Satisfacción con el propio cuerpo
4,11,27,35
77
6. Autosatisfacción ante imagen externa
26,28,47,48,58
En la validación actual se hizo una primera factorización solicitando 6 factores.
Se llevó a cabo una segunda factorización (anexo 2) en la cual los ítems resultaron
tener peso específico en más de un factor se asignaron al factor en el cual tenían mayor
peso específico. Así, los ítems 13 y 55 se asignaron al factor 1 por estar más relacionados
con las expectativas de los padres. En el factor 6 quedaron solo los ítems 11 y 12, lo cual
invalida el factor, porque para tener fiabilidad tiene que haber por lo menos tres ítems en
un factor. Asimismo se eliminó de la base de datos el ítem 2 por no tener un valor
absoluto por lo menos .35. Al hacer la rotación Varimax, los factores 5 y 6 (apariencia y
satisfacción con el propio cuerpo y autosatisfacción ante la imagen externa), se unieron
en un solo factor, así que quedaron finalmente solo cinco factores.
A continuación el cuadro resultante de esta última factorización.
Cuadro Nº 5: Validación dominicana
FACTOR ITEMS1. satisfacción familiar 1,8,13,14,16,17,18,24,36,37,38,39,45,46,53,55,57,59,602.Relación positiva con iguales
5,9,19,22,23,29,31,32,33,34,41,51,54,56
3. Capacidad para los estudios
3,7,20,21,30,42,43,44,49,50,52,61
4. Autosatisfacción con la imagen externa
4,25,26,27,28,35,47,48,58
5. Satisfacción en los estudios 6,10,15,40
6.3 Resultados diferenciales.
Las pruebas de diferencias de medias realizadas han sido: t de Student y Anova
unifactoriales.
En primer lugar la prueba t, prueba indicada cuando se quiere comparar si una
variable categórica con dos niveles guardan relación con una variable cuantitativa. Ha
sido utilizada cuando ha habido dos grupos independientes en una variable cuantitativa
cualquiera.
78
En segundo lugar, se han utilizado Anovas unifactoriales para contrastar las
diferencias entre más de dos grupos, utilizando a continuación la prueba Post-Hoc Tukey
o Games siempre que existan diferencias significativas entre las medias de los sujetos de
grupos independientes en una variable cuantitativa para saber entre qué grupos están esas
diferencias.
Para la realización de estos procedimientos estadísticos, se utilizarán las medias de
los ítems correspondientes a los tres factores resultantes en el análisis factorial.
En la interpretación de las diferencias entre grupos se ha utilizado la prueba Post-
Hoc Tuckey o Games adecuadas según el contraste de Levenne según el contraste de
Levenne sobre la igualdad de las varianzas error.
6.3.1 Comparación entre los factores de Autoestima y género
Se analizará la posible influencia del variable género en los resultados obtenidos por
las personas encuestadas utilizando la prueba diferencial de t de Student.
El cuadro nº 5 muestra que no existen diferencias significativas en ningún factor
del cuestionario de autoestima entre ambos géneros, sugiriendo que los encuestados del
género masculino cuando son comparados con los del género femenino presentan los
mismos niveles de autoestima.
Sin embargo, es importante señalar que el análisis de las medias en la presente
investigación sugiere que las chicas encuestadas se encuentran en un nivel ligeramente
más bajo que los del género masculino en los factores I, II y IV del cuestionario, lo que
sugiere que los chicos tienen niveles más altos de Satisfacción familiar, de Relación con
sus iguales y mayor Satisfacción con su apariencia y su cuerpo que las chicas, las que,
por otra parte, puntúan ligeramente más alto que los chicos en los factores III y V,
Capacidad y Satisfacción en los Estudios.
Cuadro Nº 6: Estudio de las diferencias de los sujetos en función de género
FAMasculino
n=145Femenino
n=221t de
Student F p
M D.E M D.E
F1 .0145569 1.04601730 -.0095509 .97092083 1.439 364 ,222
79
F2 0145569 1.04601730 -.0095509 .97092083 ,225 364 ,931
F3 -.1738193 1.16778721 .1140443 .85644100 -2.717 364 ,605
F4 .1004258 .97605053 -.0658902 1.01218262 1.559 364 .,616
F5 -.0689802 .92513840 .0452585 1.04579352 -1.069 364 ,180
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar
6.3.2 Comparación entre los factores Autoestima y Edad de los sujetos.
Se analizó la influencia posible de la variable edad sobre la Autoestima de los
encuestados. El cuadro nº 7 muestra que no existen diferencias estadísticamente
significativas en ninguno de los factores del cuestionario según edades. Pero al comparar
las medias de los grupos de edad se sugiere que el sub-grupo de 20-24 años puntuó más
alto en los factores I, III y IV en relación al otro sub-grupo. En cuanto a los factores II y
V, relación positiva con los iguales y Satisfacción con los estudios, el sub-grupo 17-19
años puntuó más alto que el correspondiente al rango 20-24 años, sugiriendo que los del
sub-grupo 20-24 años tienen ligeramente mayor nivel de satisfacción con la familia, más
capacidad para los estudios y autosatisfaccion con la imagen externa que sub-grupo de
17-19 años mientras que los de este último sub-grupo puntúan ligeramente más alto en el
factor relación positiva con los iguales y en satisfacción con los estudios que el sub-grupo
de mayor edad.
Cuadro Nº 7: Relación entre Autoestima y edad
FEdad
17-19 añosN=260
Edad20-24 años
N=106
t de Student
F p
M D.E M D.E
F1 -.0434132 1.03938846 .1064851 .89177717 -1.302 364 ,098
F2 .0134126 1.00851998 -.0328987 .98273840 -,401 364 ,813
F3 -.0021623 .99261592 .0053037 1.02263263 -,065 364 ,915
F4 -.0739805 .99464200 .1814615 .99453077 -2,229 364 ,528
F5 .0087864 1.01990091 -.0215516 .95378666 ,263 364 ,647
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar
80
6.3.3 Comparación entre los factores de Autoestima y Escuela de Procedencia
Se analizó la escuela de procedencia que sería igualmente una variable influenciadora en la autoestima de los encuestados. El cuadro nº 8 no muestra diferencias estadísticamente significativas a nivel de 0 ,05 en ninguno de los factores de autoestima.
Cuadro Nº 8 Relación entre Autoestima y escuela de procedencia.
FLiceo público
N=277Colegio privado
N=89t de
Student F p
M D.E M D.E
F1 -.0032549 1.00712190 .0101305 .98305324 -,110 364 ,983
F2 -.0008922 .98079107 .0027767 1.06333835 -,030 364 ,762
F3 -.0083320 1.00672952 .0259321 .98392606 -,281 364 ,994
F4 .0004844 .97819951 -.0015076 1.07080276 ,016 364 ,252
F5 .0211290 1.00835236 -.0657610 .97620381 ,713 364 ,295
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar
6.3.4 Comparación entre los factores de Autoestima y Carrera
Se analizaron las carreras que estudian los sujetos para ver si es una variable
influenciadora la tabla Nº 9-a muestra que no existen diferencias estadístiamente
signifiativas en ninguno de los factores del cuestionario de Autoestima con la Carrera que
estudian los sujetos.
Cuadro Nº 9-a Estudio de las diferencias entre los factores de Autoestima y los sujetos en función de la carrera que estudian
FACTOR Hum. n = 70
Ingeniería n = 78
C. Saludn= 79
Cienciasn= 18
C.Jurídic n = 11
C. Econo.N= 89
ArtesN= 18 F p
M D.E M D.E M D.E M D.E M D.E M D.E M D.EF1 0.03 1.01 -0.11 1.16 0.10 0.91 0.18 0.87 0.07 0.99 -0.11 0.94 0.21 1.08 0.515 0.797
F2 0.07 0.93 0.01 1.04 -0.03 1.01 0.28 0.70 0.33 0.60 -0.11 1.15-
0.110.82 1.371 0.225
F3 0.12 0.92 -0.04 1.03 0.14 0.81 -0.36 1.20 0.03 0.64 -0.13 1.07-
0.151.42 1.255 0.278
F4 0.01 1.00 0.08 0.99 -0.09 0.93 0.27 0.62 0.58 0.98 -0.12 1.07-
0.011.20 1.470 0.187
F5 -0.04 0.94 -0.02 1.06 0.09 1.06 0.04 0.98 -0.05 0.55 -0.18 0.95 0.70 1.01 1.171 0.321
81
M = Media Aritmética, D.M = Desviación Estándar
6.3.5 Comparación entre los factores del cuestionario de Autoestima y los Ingresos familiares de los sujetos
Se analizó el ingreso familiar considerándolo una variable influenciadora en la
autoestima de las personas encuestadas. El cuadro Nº 10 muestra que existen diferencias
estadísticamente significativas entre la variable ingresos familiares y el factor IV
(Satisfacción con la imagen externa). Al realizar la comparación múltiple encontramos
que existen diferencias significativas entre los grupos de ingresos de menos de
$15,000.00 y los de $15,000.00 a $30,000.00 con el factor IV (Satisfacción con la imagen
externa).
En la interpretación de las diferencias entre grupos hemos utilizado la prueba Post
Hoc de Tukey adecuada según el contraste de Levenne sobre la igualdad de las varianzas
de error.
Cuadro Nº 10-a Comparaciones múltiples de las diferencias en función de las carreras que estudian
Cuadro Nº 10-b Comparaciones múltiples de las diferencias en función de los ingresos familiares
FACTOR PRUEBA (I) ingresos familiar
(J) ingresos familiar
Diferencia entre medias
(I-J)
Error típico Significación Intervalo de confianza al 95%.
Límite inferior Límite superior
F1 DHs Tukey (*)
F2 DHs Tukey (*)
F3 DHs Tukey (*)
F4
DHs Tukey
Menos de 15000
más de 30000 ,4449740 ,16890373 ,024 ,0474815 ,8424666
F5 Games
FACTOR Menos 15,000
(n= 292)
15,000-30,000
(n = 35)
Más de 30,000
(n=39)
F p
M D.E M D.E M D.EF1 -0.02 1.02
-0.01 0.94 0.14 0.90
0.599 0.550
F2 -0.02 1.01 0.15 1.09 0.04 0.88.907 0.405
F3 -0.01 0.99 0.15 0.97 -0.08 1.09.137 0.872
F4 -0.02 0.94-
0.22 1.01 -0.37 1.192.137 0.119
F5 -0.04 0.94 0.08 1.07 0.04 1.354.065 0.018
82
Howell (*) (*) Sin valor p significativo en el factor
Al realizar la prueba Post Hoc, nos encontramos que existen diferencias
significativas entre los grupos de ingresos de menos de $15,000.00 y de más de
$30,000.00 con el factor IV, Satisfacción con la imagen externa, lo que sugiere que los
sujetos que tiene ingresos familiares de menos de $15,000.00 y los que de más de
$30,000.00 tienen mayor Satisfacción con sus imágenes externas que el tercer grupo
(ingresos de $15,000.00 a $30,000.00).
6.3.6 Comparación entre los factores del cuestionario de Autoestima y Nivel Educativo del Padre
Se realizó un Anova unifactorial para contrastar las diferencias con el nivel
académico del padre que sería igualmente una variable influenciadora en la autoestima de
los encuestados. El Cuadro nº 11-a(b) muestra que no existen diferencias
estadísticamente significativas en ningún factor; sin embargo la observación de las
medias de los grupos sugiere que el Factor I se aproxima a diferencias significativas,
encontrándose que son los hijos de padres con carreras universitarias incompletas los que
presentan una mayor satisfacción familiar en relación a los otros grupos.
Cuadro Nº 11-a Estudio de las diferencias entre los factores de Autoestima y los sujetos en función de la variable Nivel Educativo del Padre
FACTORSin escuela
n=63
Primaria sin terminar
n=52
Primaria completa
n=42
Secundaria incompleta
n=48 M D.E M D.E M D.E M D.E F p
F1 .054588 .902385 -.178741 1.153.042 .100320 .784602 -.173020 1.132.812 1.603 0.065
F2 -0.182964 1.038.584 -0.191674 1.097.901 0.005078 1.068.374 -0.1488 10.104.943 1.685 0.351
F3 0.229894 1.104.151 -0.113569 1.022.473 0.035648 0.786226 0.31699 0.8809827 1.387 0.194
F4 0.004546 1.015.338 0.088390 1.036.278 -0.011449 0.950493 0.0268 10.646.248 1.059 0.358
F5 0.135513 0.969200 -0.245839 0.886050 -0.414539 0.858164 0.40095 10.728.147 3.475 0.860
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar***< 000 **< 0.001 * < 0.005
Cuadro Nº 11-b Estudio de las diferencias entre los factores de Autoestima y los sujetos en función de la variable Nivel Educativo del Padre
Factorsecundaria completa
n=40universitaria incompleta
n=28universitaria completa
n=77Técnico
n=32
83
M D.E M D.E M D.E M D.E F p
F1 .3760218 .604196 -.045605 1.092.282 .0481300 1.039.612 -.235860 1.095.017 1.603 0.065
F2 0.389036 0.774862 0.11555 1.310.513 0.075926 0.884213 0.091277 0.816142 1.685 0.351
F3 -0.048103 0.711527 0.039806 1.201.082 -0.186155 1.045.726 0.082527 1.021.805 1.387 0.194
F4 0.231791 0.781227 -0.40403 0.937745 -0.025627 1.102.026 -0.033421 0.853731 1.059 0.358
F5 -0.137360 1.006.434 -0.21159 1.106.154 0.244201 1.006.522 0.116512 1.029.800 3.475 0.860
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar***< 000 **< 0.001 * < 0.005
6.3.7 Comparación entre los factores del cuestionario de Autoestima y Nivel Educativo de la Madre
Se analizó el nivel educativo de la madre que sería una variable influenciadora en la Autoestima de los encuestados. El cuadro Nº 12-a(b) muestra que no existen diferencias estadísiticamente significativas en ningún factor aunque sí se aproxima a tener diferencias significativas en el Factor I, Satisfacción con la familia.
Cuadro Nº 12-a: Relación entre Autoestima y nivel educativo de la madre
Factorno escuela primaria sin terminar primaria completa Secundaria incompleta
n=50 n =63 n= 40 n=30
M D.E M D.E M D.E M D.E F p
F1 .054588 .902385 -.178741 1.153.042 .100320 .784602 -.173020 1.132.812 1.603 0.065
F2 -0.182964 1.038.584 -0.191674 1.097.901 0.005078 1.068.374 -0.1488 10.104.943 1.685 0.351
F3 0.229894 1.104.151 -0.113569 1.022.473 0.035648 0.786226 0.31699 0.8809827 1.387 0.194
F4 0.004546 1.015.338 0.088390 1.036.278 -0.011449 0.950493 0.0268 10.646.248 1.059 0.358
F5 0.135513 0.969200 -0.245839 0.886050 -0.414539 0.858164 0.40095 10.728.147 3.475 0.860
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar***< 000 **< 0.001 * < 0.005
Cuadro Nº 12-b: Relación entre Autoestima y nivel educativo de la madre
Factorsecundaria completa
n=40universitaria incompleta
n=28universitaria completa
n=77Técnico
n=32
M D.E M D.E M D.E M D.E F p
F1 .3760218 .604196 -.045605 1.092.282 .0481300 1.039.612 -.235860 1.095.017 1.603 0.065
F2 0.389036 0.774862 0.11555 1.310.513 0.075926 0.884213 0.091277 0.816142 1.685 0.351
F3 -0.048103 0.711527 0.039806 1.201.082 -0.186155 1.045.726 0.082527 1.021.805 1.387 0.194
F4 0.231791 0.781227 -0.40403 0.937745 -0.025627 1.102.026 -0.033421 0.853731 1.059 0.358
F5 -0.137360 1.006.434 -0.21159 1.106.154 0.244201 1.006.522 0.116512 1.029.800 3.475 0.860
M = Media Aritmética, D.E = Desviación Estándar***< 000 **< 0.001 * < 0.005
6.4 Relación entre Autoconcepto y Rendimiento Académico
84
Se correlacionó la variable autoestima con la variable rendimiento académico
(promedio de calificaciones de bachillerato). El cuadro Nº 13 muestra una baja
correlación entre estas dos variables en los factores I,II, III y V. Sin embargo en el Factor
IV (Satisfacción con la imagen externa) la significación es de ,001 lo que sugiere que
hay correlación entre el factor IV y el rendimiento académico, sugiriendo que a mayor
satisfacción con la imagen externa menor rendimiento académico, es decir, una relación
inversa entre estas dos variables.
Este resultado puede justificarse porque probablemente los adolescentes
dominicanos se preocupan mucho por su imagen externa dedicando poco tiempo a los
estudios.
Cuadro Nº 13 Correlaciones rendimiento académico con factores de autoestima
6.5 Resultados del abordaje cualitativo
La información para esta parte se presenta en dos matrices -combinando el
abordaje cualitativo con técnicas cuantitativas- una correspondiente a las respuestas de
los estudiantes en los grupos focales y una tabla en la que se muestran los resultados de
un análisis realizados por los propios estudiantes sobre la percepción que tienen en
relación a su posicionamiento frente a los componentes de la prueba.
Matriz 1. Respuestas dadas por los estudiantes en relación a su percepción a los
soportes que reciben de los diferentes contextos.
Cuadro Nº 14 Percepción estudiantes sobre soporte que reciben de los otrossignificativos
padres profesores amigos sociedadapoyan 18 (90%) 5 (25%) 13 (65%) 13 (65%)
No apoyan 2 (10%) 15 (75%) 7 (35%) 7 (35%)*entienden que este apoyo se da indirectamente a través de la universidad.
Factores Número Correlación de Pearson SignificaciónFactor I 366 .096 .068Factor II 366 -.001 .985Factor III 366 .020 .703Factor IV 366 -.170 .001Factor V 366 .078 .136
85
Como puede observarse desde la percepción del estudiante el contexto familiar es
el que proporciona mayor nivel de apoyo en su crecimiento personal y profesional,
mientras que la menor proporción se da en la percepción de apoyo de parte de las
personas del contexto educativo (profesores).
Matriz 2. Auto percepción de los sujetos en relación a cada uno de los factores
que componen la escala original de autoconcepto.
Cuadro Nº 15 Auto percepción de los estudiantes en las dimensiones de autoestima
alta media baja totalCapacidad para los estudios 4 (20%) 11 (55%) 5 (25%) 20Relación positiva con iguales 8 (40%) 8 (40%) 4 (20%) 20Familia 12 (60%) 7 (35%) 1 (5%) 20Satisfacción con los estudios 5 (25%) 5 (25%) 10 (50%) 20Satisfacción con el propio cuerpo 10 (50%) 3 (15%) 7 (35%) 20Satisfacción con imagen externa 3 (15%) 10 (50%) 7 (35%) 20
Como puede observarse en el cuadro 15, los participantes en el grupo focal
Clasificaron las distintas dimensiones de su autoestima en tres niveles: alto, medio
y bajo. Así, el 20% consideró tener alta Capacidad para los estudios en contraste con el
55% que manifestó tener una capacidad media para los estudios y con el 25% que señaló
tener baja capacidad para los estudios.
En el factor Relación positiva con los iguales un 40% consideró una puntuación
alta en contraste a un 40% también que consideró un nivel medio su satisfacción en su
relación con los iguales.
El factor Nivel familiar alcanzó la puntuación más alta para un 60% de los
participantes en contraste con un 35% que consideró su satisfacción familiar en un nivel
medio.
El factor III, Satisfacción con los estudios, un 50% consideró un nivel bajo de
satisfacción en contraste con un 25% que lo consideró alto.
En el factor Satisfacción con el propio cuerpo un 50% consideró un nivel alto de
satisfacción en contraste con un 35% que lo consideró en un nivel bajo.
86
En el factor Satisfacción con la imagen externa un 50% la consideró en un nivel
medio en contraste con un 35% que la consideró en un nivel alto.
Estos resultados sugieren la mayor satisfacción con la familia y la más baja
satisfacción con la imagen externa.
Si se asume que la autoestima incide a través de la motivación en el rendimiento
académico sería interesante fortalecer los programas de intervención en estudiantes de
bajo índice de la UASD.
CAPÍTULO VII - DISCUSIÓN E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS.
7.1 Discusión e interpretación de los resultados cuantitativos.
Para la discusión e interpretación de los resultados cuantitativos se partirá de los
propósitos de la investigación, a saber, validar un cuestionario de autoestima y obtener
datos que permitan profundizar en el conocimiento del autoconcepto de los estudiantes de
nuevo ingreso a la UASD.
En cuanto al primer propósito los resultados obtenidos del Análisis Factorial, nos
muestran un cuestionario con cinco factores y 60 ítems (la versión española tiene 6
factores y 61 ítems), el cual ha demostrado que estadísticamente tiene comprobada tanto
su Validez como Fiabilidad.
Los Resultados Diferenciales sugieren que no existen diferencias estadísticamente
significativas en ninguno de los factores del cuestionario de autoestima al compararlos
con las variables género, edad, procedencia, carrera, ingreso, nivel educativo del padre y
nivel educativo de la madre. Sin embargo, al observar la media se encontró que cuando se
compara el género con los factores de autoestima los chicos puntúan ligeramente más alto
en los factores I, II y IV (Satisfacción con los estudios, Relación positiva con los iguales
y Satisfacción con la imagen externa). También se encontró que las chicas puntúan más
alto en los factores III y V (Capacidad para los estudios y Satisfacción con los estudios).
Estos resultados son comprensibles porque probablemente en nuestra cultura las
chicas adolescentes dedican más tiempo a los estudios que los chicos.
Cuando se compara la edad, encontramos que los adolescentes en edades
comprendidas entre 17 y 19 años puntúan ligeramente más alto en los factores II y V
87
(Relación positiva con iguales y Satisfacción con los estudios) en comparación con el
otro grupo, mientras que los de 20-24 años puntúan ligeramente más alto en los factores I,
III y IV (Satisfacción familiar, Capacidad para los estudios y Satisfacción con la imagen
externa).
Estos resultados son comprensibles porque probablemente los de más edad tienen
más conciencia del valor de la familia y criterios más objetivos para reconocer la
capacidad para los estudios y la satisfacción con su imagen externa en relación con el otro
grupo.
Observando la media de los grupos en relación al Nivel educativo del padre
encontramos que son los hijos de madres con nivel educativo de secundaria completa y
universitaria completa los que puntúan más alto en el factor I (Satisfacción con la
familia).
Estos resultados son comprensibles porque en nuestra cultura las madres con
nivel educativo más alto monitorean más los estudios de los hijos en comparación con
otros grupos.
Si observamos la media de los grupos en relación a los ingresos familiares
encontramos que los hijos de familias con ingresos de menos de $15,000.00 y más de
$30,000.00 son los que puntúan más alto en el factor IV (Satisfacción con la imagen
externa).
Al relacionar los factores de autoestima con el rendimiento académico (Promedio
de calificaciones de bachillerato) observando las medias se encontró una relación inversa
entre estas dos variables sugiriendo que a mayor rendimiento académico más bajo el
autoconcepto de satisfacción con la imagen externa.
7.1.2 Resultados e interpretación de análisis cualitativos
En el abordaje cualitativo los resultados encontrados en cuanto al apoyo
emocional que reciben los encuestados de las personas significativas en los diferentes
contextos fueron que se auto perciben con más apoyo emocional de la familia y amigos y
menos apoyo emocional de los profesores. Este resultado es comprensible porque en
nuestra cultura, probablemente, los profesores de secundaria y universitarios atienden
más al desarrollo cognitivo de los alumnos que al desarrollo afectivo.
88
En relación a los niveles de autoestima un 39% de los sujetos de estudio se auto
percibe con autoestima alta en los diferentes factores (Satisfacción familiar, Relación
positiva con los iguales, Capacidad para los estudios, Satisfacción con la imagen externa
y Satisfacción con los estudios), un 37% se auto percibe con un nivel de autoestima
medio y un 27% con autoestima baja.
CAPÍTULO VIII - CONCLUSIONES.
El presente trabajo tuvo como objetivo general validar el cuestionario de
Autoestima para Adolescentes AUTOAD Cerviño (2001) con estudiantes dominicanos
Los objetivos específicos que se plantearon fueron determinar los factores de más
confiabilidad del cuestionario utilizado en la investigación y si existen diferencias
estadísticamente significativas en los sujetos de la muestra según género, edad,
procedencia, carrera, ingresos familiares, nivel educativo del padre y nivel educativo de
la madre.
Los principales resultados encontrados permiten hacer algunas consideraciones.
El instrumento utilizado para la recogida de información reveló poseer una
fiabilidad adecuada ya que el valor alpha de Cronbach resultó altamente satisfactorio,
traducido en la consistencia interna entre los ítems.
Se determinó que los factores conforme al nivel alpha de Cronbach con mayor
fiabilidad del cuestionario de autoestima fueron I (Satisfacción con la familia), II
(Relación positiva con los iguales), III (Capacidad para los estudios), IV (Satisfacción
con la imagen externa) y V (Satisfacción con los estudios).
En cuanto al objetivo si existen diferencias significativas en los sujetos de la
muestra según género, edad, procedencia, carrera, ingresos, nivel educativo del padre y
nivel educativo de la madre se encontraron diferencias estadísticamente significativas
entre la variable Ingreso familiar y el Factor IV (Satisfacción con la imagen externa) del
cuestionario de autoestima.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las demás variables
sociodemográficas de estudio; sin embargo, si se observan las medias de los grupos se
89
encuentran aparentes diferencias en las variables género, edad, nivel educativo del padre
y nivel educativo de la madre en relación a los factores de autoestima, encontrándose
puntuaciones más altas en los factores I, II y IV en el género masculino en comparación
con el género femenino y en los III y V se encontraron puntuaciones más alta en el
género femenino en relación al otro grupo.
Los grupos de edades entre 20-24 años puntuaron más alto en los factores I, III y IV
que el otro grupo y el grupo 17-19 años puntuó más alto en los factores II y V al
compararlos con los del grupo 20-24 años. La media de los grupos en relación al nivel
educativo del padre muestra que son los hijos de padres con niveles educativos superiores
los que puntúan más alto en el factor I, mientras que en la media de los grupos en relación
al nivel educativo de la madre se aproximan al factor I los hijos de las madres con niveles
educativos secundario completo y universitario completo.
Los resultados de la correlación entre autoestima y rendimiento sugieren que sólo
hay relación entre autoestima y rendimiento en función del factor IV, sugiriendo que a
mayor autoestima de satisfacción con la imagen externa menor rendimiento, es decir, una
relación inversa entre ambas variables.
Independientemente de estas consideraciones se entiende que los resultados
obtenidos en este estudio brindan la oportunidad de disponer de un instrumento validado
cuyo uso podría ser de mucha utilidad en el Departamento de Orientación de la UASD
para el estudio del autoconcepto de los estudiantes y posterior diseño de programas para
el fortalecimiento del autoconcepto y la autoestima.
Se sugiere que el instrumento que se ha validado sea revalidado con una muestra
mayor, en otro estudio, con la finalidad de mejorar su validez.
También se sugiere realizar otras investigaciones sobre autoconcepto que aporten
más datos sobre la relación entre autoconcepto y rendimiento académico.
90
CAPÍTULO IX - BIBLIOGRAFÍA.
(Nota: Estoy completándola)
Amezcua, J. 2000. La influencia del autoconcepto en el rendimiento académico.
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CAPÍTULO X - ANEXOS.
1) Cuestionarios de Autoestima, Demográficos y Entrevistas para los grupos focales.
93
2) Primera Factorización
3) Segunda Factorización
4) Cálculo de Regresión entre Rendimiento y Autoestima
5) Prueba T género
6) Prueba T edad
7) Prueba T procedencia
8) Anova de Ingresos
9) Anova de Carrera
10) Anova a Nivel Académico de los Padres
11) Anova a Nivel Académico de las Madres
12) Cálculo de Correlación de Pearson
94