Anonimo - Antiguo Testamento 20 1ro Reyes

44
1ro. REYES 1ro. REYES Últimos años de David 1,1 Cuando el rey David era ya muy viejo, por más que lo abrigaban no conseguía calentarse. 1,2 Entonces dijeron sus servidores: «Vamos a buscarle al rey una jovencita virgen para que lo acompañe y se acueste con él, a ver si así no tiene frío.» 1,3 Luego de buscar por todo el país, encontraron en Sunem a una niña llamada Abisag y se la llevaron al rey. 1,4 La joven era muy bella; estaba al servicio del rey y le hacía compañía; él, sin embargo, no tuvo relaciones con ella. 1,5 Adonías, hijo de Jaguit, ambicionaba suceder a su padre. Por esto se había conseguido un carro tirado por caballos, y andaba rodeado de cincuenta hombres. 1,6 Su padre, sin embargo, nunca le había llamado la atención porque hacía eso. Es que tenía muy buena presencia, siendo hermano menor de Absalón. 1,7 Se puso al habla con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, ganándoselos para su causa. 1,8 En cambio, el sacerdote Sadoc, Banaías, hijo de Yoyada, el profeta Natán, Semeí, Reí y los valientes de la guardia de David no estaban con Adonías. 1,9 Cierto día, Adonías hizo un sacrificio de corderos, bueyes y terneros gordos, cerca de la piedra de Zojelat, que está junto a la fuente Roguel. Invitó a todos los hijos del rey, sus hermanos, y a todos los funcionarios reales nacidos en Judá; 1,10 pero no invitó al profeta Natán, ni a Banaías, ni a los valientes de la guardia, ni a su hermano a Salomón. 1,11 En vista de todo esto, Natán fue a decirle a Betsabé, madre de Salomón: «¿No sabes que tenemos un nuevo rey, Adonías, hijo de Jaguit? Y el rey no tiene ni idea de esto. 1,12 Pues bien, si quieres salvar tu vida y a la de tu hijo Salomón, sigue mi consejo:

description

sdsd

Transcript of Anonimo - Antiguo Testamento 20 1ro Reyes

1Reyes

1ro. REYES

ltimos aos de David

1,1 Cuando el rey David era ya muy viejo, por ms que lo abrigaban no consegua calentarse.

1,2 Entonces dijeron sus servidores: Vamos a buscarle al rey una jovencita virgen para que lo acompae y se acueste con l, a ver si as no tiene fro.

1,3 Luego de buscar por todo el pas, encontraron en Sunem a una nia llamada Abisag y se la llevaron al rey.

1,4 La joven era muy bella; estaba al servicio del rey y le haca compaa; l, sin embargo, no tuvo relaciones con ella.

1,5 Adonas, hijo de Jaguit, ambicionaba suceder a su padre. Por esto se haba conseguido un carro tirado por caballos, y andaba rodeado de cincuenta hombres.

1,6 Su padre, sin embargo, nunca le haba llamado la atencin porque haca eso. Es que tena muy buena presencia, siendo hermano menor de Absaln.

1,7 Se puso al habla con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, ganndoselos para su causa.

1,8 En cambio, el sacerdote Sadoc, Banaas, hijo de Yoyada, el profeta Natn, Seme, Re y los valientes de la guardia de David no estaban con Adonas.

1,9 Cierto da, Adonas hizo un sacrificio de corderos, bueyes y terneros gordos, cerca de la piedra de Zojelat, que est junto a la fuente Roguel. Invit a todos los hijos del rey, sus hermanos, y a todos los funcionarios reales nacidos en Jud;

1,10 pero no invit al profeta Natn, ni a Banaas, ni a los valientes de la guardia, ni a su hermano a Salomn.

1,11 En vista de todo esto, Natn fue a decirle a Betsab, madre de Salomn: No sabes que tenemos un nuevo rey, Adonas, hijo de Jaguit? Y el rey no tiene ni idea de esto.

1,12 Pues bien, si quieres salvar tu vida y a la de tu hijo Salomn, sigue mi consejo:

1,13 Anda a ver al rey David y dile: Oiga, mi seor, no le prometi usted a esta sirvienta suya que mi hijo Salomn iba a sucederle en el trono? Cmo es, entonces, que Adonas dice que l es el rey?

1,14 Y mientras t ests diciendo todo esto al rey, voy a aparecer yo para reforzar tus palabras.

1,15 Entr, pues, Betsab al cuarto del rey; el rey era muy viejo y Abisag, la sunamita, estaba con l.

1,16 Se arrodill delante de l; inclinndose hasta el suelo.

1,17 El rey le dijo: Qu deseas? Ella respondi: T, mi seor, me habas jurado por Yav, tu Dios, que mi hijo Salomn te sucedera en el trono.1,18 Pues bien, sin que t lo sepas, Adonas se ha proclamado rey.

1,19 Hizo un gran sacrificio de toros, terneros gordos y corderos, al cual invit a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar, al general Joab, pero no a mi hijo Salomn.

1,20 Mi seor, todo Israel espera que t digas quin se sentar en el trono despus de ti.

1,21 Pues, si no lo haces, despus de tu muerte, mi hijo Salomn y yo sufriremos las consecuencias.

1,22 Cuando estaba conversando con el rey, lleg el profeta Natn.

1,23 Luego de avisarle su llegada al rey, se present ante l, inclinndose profundamente.

1,24 En seguida le dijo: As que t, mi seor, has decretado que Adonas ser tu sucesor en el trono de Israel?

1,25 Digo esto, pues lo he visto hoy da ir a sacrificar una gran cantidad de toros, terneros gordos y corderos.

1,26 Adems invit a todos los hijos del rey, a los jefes del ejrcito y al sacerdote Abiatar. Y ahora mismo estn todos ellos comiendo y brindando por el rey Adonas.

1,27 Pero a m, tu servidor, al sacerdote Sadoc, a Banaas, hijo de Yoyada, y a tu hijo Salomn no nos invit. Ser posible que esto se haya hecho con el consentimiento del rey, sin que t hubieras comunicado antes quin te sucedera en el trono?

Salomn sucede a David.

1,28El rey David mand llamar a Betsab, y cuando estuvo en su presencia, le dijo:

1,29Te juro por la vida de Yav, que me libr de todas mis penurias,

1,30que lo que yo te promet ante Yav, Dios de Israel, a saber, que tu hijo Salomn me sucedera en el trono de Israel, se cumplir tal cual.

1,31Betsab se arrodill, inclinndose profundamente hasta el suelo, y exclam: Que viva por siempre mi seor, el rey David!

1,32Despus el rey orden que comparecieran ante l el sacerdote Sadoc, el profeta Natn y Banaas, hijo de Yoyada.

1,33 Una vez en su presencia, les dijo: Hganse acompaar por un grupo de mis servidores, y lleven a Salomn montado en mi propia mula, a Guijn.

1,34All el sacerdote Sadoc junto con el profeta Natn lo ungirn como rey de Israel.

1,35Despus lo proclamarn como rey, al toque de trompetas. De vuelta, vendr l delante de todos ustedes y se sentar en mi trono. El es quien reinar en mi lugar, y es a l a quien he puesto como jefe de Israel y Jud.

1,36Banaas le respondi: Amn. Yav, tu Dios, es quien ha hablado por tu boca.

1,37Quiera l estar con Salomn como lo estuvo contigo, mi seor, y hacer su reinado ms poderoso que el tuyo.

1,38Bajaron, pues, los tres con Salomn a Guijn; acompaados de los kereteos y de los paleteos.

1,39El sacerdote Sadoc tom el cuerno de aceite, que estaba en la Tienda de Yav, y ungi con l a Salomn.

1,40Cuando se oy el toque de la trompeta, todo el pueblo empez a avivar al rey Salomn. Despus Salomn se puso a la cabeza de un desfile, y subieron todos tocando flautas y lanzando aclamaciones de alegra; era tal el estruendo que haca estremecer la tierra.

1,41Adonas y sus invitados ya haban terminado de almorzar, cuando sintieron el barullo. Al or Joab el sonido de la trompeta, pregunt: Qu pasar en la ciudad, que se oye tanta bulla?

1,42No haba terminado de hacer esta pregunta, cuando se present Jonatn, hijo de Abiatar. Al verlo, Adonas le dijo: A ver!, t que eres un hombre honrado nos traers seguramente buenas noticias.

1,43Pero l respondi: No, al contrario, Nuestro seor, el rey David, ha hecho rey a Salomn.

1,44Lo hizo montar en su mula y, acompaado de Sadoc, Natn y Banaas, y de los kereteos y peleteos, lo envi a Guijn,

1,45donde Sadoc y Natn lo ungieron como rey. Luego regresaron felices, y toda la ciudad est ahora de fiesta; a eso se debe tanto barullo. 46 Ms an, Salomn ya tom posesin del trono;

1,47todos los grandes de la corte han venido a saludar al rey David y a desearle que Dios haga a Salomn ms famoso que l, y su trono ms grande que el de su padre. Incluso el mismo rey se ha sentado en la cama y ha exclamado:

1,48Bendito sea Yav, Dios de Israel, porque hoy da me concede que uno de mi raza se siente en mi trono y que pueda yo contemplarlo con mis ojos.

1,49Al or esto, todos los invitados de Adonas se pusieron a temblar de miedo y, levantndose, se fueron cada uno por su lado.

1,50Adonas, temiendo que Salomn le hiciera algo, fue a refugiarse al lado del altar.

1,51Avisaron a Salomn que Adonas se haba agarrado a los cuernos del altar y haba dicho: Que el rey Salomn me jur, hoy mismo, que no me mandar apualar.

1,52Salomn, en respuesta, exclam: Si se porta como un hombre honrado, no caer en tierra ni uno solo de sus cabellos; pero si comete alguna falta, morir.

1,53El rey orden que lo sacaran de donde estaba y que fuera a verlo. Cuando lo tuvo en su presencia le dijo: Mrchate a tu casa tranquilo

Ultimas instrucciones de David.

2,1+Pocos das antes de morir, David mand llamar a su hijo Salomn para decirle;

2,2Muy pronto me voy a ir por el camino de todos. Para ti ha llegado el momento de ser firme y de portarse como hombre.

2,3Guarda las ordenanzas de Yav, tu Dios; sigue su camino, cumple sus leyes, sus mandamientos, sus disposiciones y sus consejos como est escrito en la Ley de Moiss. As tendrs xito en todas tus empresas y no te fallar ningn proyecto.

2,4Pues Yav me prometi que, cumplir sus promesas y que nunca faltar un descendiente mo en el trono de Israel, siempre que mis hijos se porten bien con l y le sean leales de corazn.

2,5T sabes, adems, lo que me ha hecho Joab, hijo de Sarvia: cmo asesin a los dos generales del ejrcito de Israel, Abner y Amas. Quiso vengarse en tiempo de paz de las muertes que hubo durante la guerra. Con esa sangre, no slo manch sus ropas y sus zapatos, sino tambin mi fama.

2,6Acta con l conforme a tu criterio, no permitindole que muera de viejo.

2,7Tratars, en cambio, muy bien a los hijos de Barzilay de Galaad. Los hars sentarse diariamente a tu mesa, pues ellos me atendieron cuando yo andaba huyendo de tu hermano Absaln.

2,8Por ltimo, no te olvides de Seme, el benjaminita de Bajurim. El me lanz toda suerte de maldiciones cuando yo sala rumbo a Majanaim. Cierto que despus, sali a recibirle cuando yo llegaba al Jordn y que por eso le jur por Yav que no le quitara la vida;

2,9pero t no ests obligado; sabrs encontrar el medio ms oportuno para que, a pesar de sus aos, muera en forma violenta.

2,10David fue a juntarse con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David.

2,11Rein cuarenta aos en Israel, de los cuales siete pas en Hebrn y treinta y tres en Jerusaln.

2,12Salomn subi al trono de su padre David y afianz su poder.

Los primeros actos de Salomn

2,13Adonas, hijo de Jaguit, fue a encontrar a Betsab, madre de Salomn, y se postr ante ella. Ella le dijo: Traes buenas intenciones? S, contest.

2,14Y aadi: Quiero hablar contigo. Ella dijo: Habla. Contest Adonas:

2,15Sabes bien que el trono del rey me tocaba a m y que todos los israelitas me preferan para que fuera su rey, pero David me neg el trono y se lo concedi a mi hermano, porque Yav se lo tena destinado.

2,16Ahora quiero pedirte tan slo una cosa; no me la niegues. Ella le dijo: Habla. Dijo Adonas:

2,17Te suplico le pidas al rey Salomn, ya que a ti, no te puede negar nada, que me d por esposa a Abisag, la sunamita.

2,18Betsab le contest: Est bien; yo hablar al rey por ti.

2,19Entr Betsab a ver al rey Salomn para hablarle en favor de Adonas. Se levant el rey para recibirla y se postr ante ella; se sent despus en su trono y pusieron un trono para la madre del rey, la cual se sent a su derecha.

2,20Ella le dijo: Vengo a hacerte una pequea peticin, no me la niegues. Contest el rey. Pide, madre ma, que no te lo negar.

2,21Ella aadi: Da a Abisag, la sunamita, por esposa a tu hermano Adonas.

2,22El rey Salomn respondi a su madre: Con esto me pides que le entregue mi reino, pues es mi hermano mayor y lo apoyan el sacerdote Abiatar y Joab, hijo de Sarvia.

2,23Entonces el rey Salomn dijo: Que Yav me haga morir, si no es cierto que, al hacerme esta peticin, Adonas se ha jugado la vida.

2,24Y ahora, por Yav que me ha sentado en el trono de mi padre David, y me ha construido una casa como haba prometido, juro que hoy mismo morir Adonas.

2,25El rey Salomn dio rdenes a Banaas, hijo de Yoyada, el cual fue a matar a Adonas.

2,26Dijo el rey al sacerdote Abiatar: Vete a Anatot, a tus tierras, porque mereces la muerte, pero no quiero hacerte morir hoy, porque llevaste el Arca de Yav delante de mi padre y lo acompaaste en todos los trabajos y aflicciones que pas.

2,27As expuls Salomn a Abiatar, quitndole su oficio de sacerdote de Yav, y se cumpli la palabra pronunciada por Yav contra la familia de Hel, en Silo.

2,28Estas noticias llegaron a odos de Joab, quien haba seguido tambin el partido de Adonas, aunque no el de Absaln. Se refugi Joab en la Tienda de Yav y se agarr a los cuernos del altar.

2,29Le dijeron al rey Salomn: Joab se ha refugiado en la Tienda de Yav y est al lado del altar. Salomn mand decir a Joab: Qu te sucede que te refugias en el altar? Y l respondi: Tengo miedo del rey y me he refugiado junto a Yav. Salomn mand a Banaas, hijo de Yoyada, con esta orden: Anda y mtalo.

2,30Entr Banaas en la Tienda de Yav y le dijo: El rey manda que salgas fuera. Joab se neg y declar: Aqu morir. Banaas llev la respuesta al rey, diciendo: Esto he dicho a Joab y esto es lo que me ha respondido.

2,31El rey le dijo: Hazlo como l te ha dicho: mtalo y sepltalo, y con eso me limpiars a m y la casa de mi padre de la sangre inocente que derram Joab.

2,32Yav hace recaer su sangre en su cabeza, ya que l asesin a dos hombres buenos y mejores que l, sin que mi padre David lo supiera: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejrcito de Israel, y a Amas, hijo de Jeter, jefe del ejrcito de Jud.

2,33El castigo de estos crmenes caer sobre Joab y su descendencia para siempre, mientras que David y su descendencia, su familia y su trono tendrn paz para siempre de parte de Yav.

2,34Subi Banaas, hijo de Yoyada y mat a Joab. Lo sepultaron en su casa, en el desierto.

2,35El rey puso al frente de su ejrcito a Banaas, en lugar de Joab, y puso al sacerdote Sadoc en el puesto de Abiatar.

2,36Salomn mand llamar a Seme y le dijo: Hazte una casa en Jerusaln; ah te quedars y no saldrs por ningn motivo.

2,37El da que salgas y cruces el torrente de Cedrn, ten por seguro que morirs y slo t sers el culpable.

2,38Seme contest al rey: Est muy bien lo que t dices, as lo har tu siervo como t lo mandas. Seme se qued un buen tiempo en Jerusaln.

2,39Pero, al cabo de tres aos, dos de los esclavos de Seme fueron a refugiarse al territorio de Aqus, hijo de Maaca, rey de Gat Se lo avisaron a Seme: Tus esclavos estn en Gat

2,40Seme se levant, aparej su burro y fue a Gat, donde Aqus, para recobrar sus esclavos. No hizo ms que ir y volver con ellos.

2,41Pero se lo avisaron a Salomn: Seme ha ido de Jerusaln a Gat y ha vuelto.

2,42El rey mand llamar a Seme y le dijo: Acaso no te hice jurar por Yav y te advert: el da que salgas a alguna parte, ten por seguro que morirs?

2,43Y t mismo dijiste: est muy bien. Por qu no has guardado el juramento de Yav y la orden que yo te di?

2,44El rey prosigui: Recuerda todo lo mal que hiciste a mi padre David: Yav hace ahora que tu maldad recaiga sobre ti.

2,45En cambio el rey Salomn ser bendito y el trono de David permanecer ante Yav para siempre.

2,46El rey dio orden a Banaas, hijo de Yoyada, quien sali y mat a Seme. Con todo esto, el reino se hizo ms fuerte en manos de Salomn.

3,1+Salomn emparent con Faran, rey de Egipto. Tom a su hija por esposa y la instal en la Ciudad de David hasta que terminara de construir su casa, la Casa de Yav y la muralla en tormo a Jerusaln.

3,2En estos tiempos el pueblo ofreca sacrificios en los lugares altos, porque todava no se haba edificado la Casa de Yav.

3,3Por este mismo motivo Salomn ofreca sacrificios y quemaba incienso en los santuarios de lomas, a pesar de que amaba a Yav y segua los preceptos de David, su padre.

El sueo de Salomn

3,4+El rey fue a Gaban para ofrecer all sacrificios, pues se era entonces el ms importante Santuario de Lomas. (Sobre aquel altar Salomn ha ofrecido muchos sacrificios: unos mil holocaustos.)

3,5Y en Gaban se le apareci Yav en sueos durante la noche; y le dijo: Pdeme lo que quieras.

3,6Salomon respondi: T has tenido gran amor a David, m padre, ya que l te serva fielmente; como es debido y con sinceridad. Tambin le has hecho un favor muy grande permitiendo que un hijo suyo le sucediera en el trono.

3,7Ahora bien, Yav, mi Dios, me has hecho rey en lugar de David, pero no s todava conducirme;

3,8soy muy joven para estar al frente del pueblo que has elegido, pueblo tan numeroso que no se puede contar.

3,9Dame, pues, a m, tu servidor, un espritu atento, para gobernar bien a tu pueblo y para decidir entre lo bueno y lo malo, porque si no, cmo podra gobernar este pueblo tan grande?

3,10A Yav le gust que Salomn le pidiese una cosa as.

3,11Y le dijo: No has pedido para ti una larga vida, ni has pedido riquezas, ni la muerte para tus enemigos; sino que has pedido inteligencia para gobernar con rectitud.

3,12Por eso te concedo, lo que pides; te doy sabidura e inteligencia como nadie la tuvo antes de ti ni la tendr despus.

3,13Adems te doy lo que no has pedido, riquezas y gloria tales que mientras vivas no habr rey alguno como t.

3,14Si sigues mis caminos, cumpliendo mis leyes y mandamientos; como lo hizo David, tu padre, te dar larga vida.

3,15Al despetar Salomn, se dio cuenta que era un sueo. Volvi entonces a Jerusaln y fue delante del Arca de la Alianza del Seor. Ofreci vctimas consumidas por el fuego y tambin sacrificios de comunin; dando un banquete a todos sus servidores.

El juicio de Salomn

3,16+En ese tiempo llegaron hasta el rey dos prostitutas

3,17una de ellas present as su queja: Yo y esta mujer vivamos en una misma casa y he tenido un hijo estando ella conmigo.

3,18A los tres das de mi parto; tambin esta mujer tuvo un hijo. No haba ningn extrao en casa, salvo nosotras dos.

3,19El hijo de esta mujer muri ahogado durante la noche, porque ella se haba acostado sobre l.

3,20Entonces se levant ella durante la noche y tom a mi hijo de mi lado, mientras yo dorma, y lo acost con ella, y a su hijo muerto lo puso conmigo.

3,21Cuando me levant para dar de mamar a mi hijo, lo hall muerto; pero fijndome en l por la maana, vi que ste no era el mo.

3,22La otra mujer dijo: Mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto. Pero la primera replic: Mientes, el mo es l vivo, de manera que discutan en presencia del rey.

3,23Dijo el rey: La primera dice: el mo es el que vive, el tuyo el muerto. Y la otra dice: no, el tuyo es el que ha muerto.

3,24Y aadi: Triganme una espada. Cuando se la pusieron delante, dijo:

3,25Partan en dos al nio vivo y denle la mitad a cada una.

3,26La verdadera madre del nio, conmovida por la suerte que iba a correr su hijo, dijo al rey: Por favor, mi seor, que le den a ella el nio vivo y que no lo partan. Pero la otra dijo: No ser ni para ti ni para m, que lo partan.

3,27Sentenci el rey: Para la primera el nio, y no lo maten, pues ella es su madre.

3,28Todo Israel supo de la sentencia que Salomn haba pronunciado y lo respetaron, pues vieron que haba en l una sabidura divina para hacer justicia.

El podero de Salomn

4,1Rein Salomn sobre todo Israel

4,2y las personas que desempearon los ms altos cargos de su gobierno fueron: Azaras, hijo de Sadoc; sacerdote,

4,3Elijoref y Ajas, hijos de Sisa, secretarios; Yosafat hijo de Ajilud, canciller.

4,4Banaas hijo de Joyada, jefe del ejrcito. Sadoc y Abiatar, sacerdotes.

4,5Azaras, hijo de Natn, superintendente, jefe de los gobernadores. Zabud, hijo del sacerdote Natn, consejero del rey;

4,6Asijar, mayordomo del palacio. Adoniram, hijo de Abda; jefe de los que deban trabajar en las obras

Pblicas.

4,7Salomn tena doce intendentes en Israel encargados de proporcionar todo lo necesario para l y su casa, cada uno durante un mes del ao.

4,8Estos eran sus nombres: Ben-Hur, en los cerros de Efram;

4,9Ben Dequer en Macs, Salbim, Betsemes y Eln-Betann; Ben Jesed, en Arubot; tena Soco y toda la tierra de Jefer.

4,10Ben Abinabad tena todo el territorio de Dor;

4,11estaba casado con Tafat, hija de Salomn.

4,12Bana, hijo de Ajilud, en Tanac y Meguido, hasta ms all de Jocmeam, y sobre todo Betsn, al sur de Jezrael, desde Betsn hasta Abelmejola, y Jocmeam.

4,13Ben Gober, en Ramot de Galaad; tena los campamentos de Jair, hijo de Manass, que estn en Galaad; tena la regin de Argob en el Basn, sesenta ciudades fortificadas, amuralladas con cerrojos de bronce.

4,14Ajinadab, hijo de Ido, en Majanaim;

4,15Ajmas, en Neftal; tambin l se cas con una hija de Salomn, llamada Basemat

4,16Baan, hijo de Jusay, en Aser y la costa montaosa.

4,17Josafat hijo de Faruaj, en Isacar;

4,18Seme, hijo de Ela, en Benjamn.

4,19Guebar, hijo de Ur, en la tierra de Galaad, el pas de Sijn, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basn. Un gobernador estaba a cargo de la provincia de Jud.

4,27Cada uno de estos intendentes cuidaba, un mes por ao, que nada le faltara al rey Salomn y a todos los convidados a su mesa.

4,28Llevaban la cebada y la paja para los caballos y mulos, al lugar donde el rey estaba, cada uno segn su turno.

4,22Los vveres de Salomn eran treinta cargas de flor de harina y sesenta de harina cada da,

4,23diez bueyes cebados y veinte bueyes de pasto, cien cabezas de ganado menor, aparte de los ciervos, gacelas, gamos y aves cebadas.

4,24Es que Salomn mandaba, desde Tifsaj hasta Gaza, a todos los reyes al occidente del ro Eufrates. Tuvo paz en todas sus fronteras.

4,25Jud e Israel vivieron seguros y en paz, cada uno bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta Berseb, todo el tiempo que rein Salomn.

4,20Jud e Israel eran tan numerosos como la arena de las playas del mar. Coman, beban y vivan felices.

4,21Salomn dominaba todos los reinos desde el ro Eufrates hasta el pas de los filisteos y hasta la frontera de Egipto. Todos le pagaban tributo, y le estuvieron sometidos durante su vida.

4,26Salomn tena cuatro mil establos de caballos para sus carros; y doce mil caballos.

4,29Yav concedi a Salomn una sabidura e inteligencia excepcionales, y un espritu tan amplio como las arenas del mar.

4,30La sabidura de Salomn super la de los sabios orientales ms famosos y la de todos los sabios de Egipto.

4,31Fue el ms sabio de los hombres, ms que Etn el ezrata; que Hemn, Calcol y Dard, hijos de Majol; su fama se extendi por todos los pueblos vecinos.

4,32Pronunci tres mil parbolas y proverbios y sus poesas sagradas son mil y cinco.

4,33Habl de las plantas, desde el cedro del Lbano hasta el hisopo que brota en los muros; disert sobre cuadrpedos, aves, reptiles y peces.

4,34Venan de todos los pueblos para or la sabidura de Salomn, y todos los reyes que tuvieron noticia de su sabidura le enviaron mensajeros.

5,1+Hiram, rey de Tiro, envi sus servidores a Salomn, porque oy que haba sido ungido rey en lugar de su padre; Hiram haba sido siempre amigo de David.

5,2Salomn mand decir a Hiram:

5,3Sabes bien que mi padre, David, no pudo edificar una Casa para Yav su Dios, a causa de las guerras en que sus enemigos lo envolvieron hasta que Yav los puso bajo la planta de sus pies.

5,4Hoy, Yav, mi Dios, me ha concedido paz por todas partes y no tengo adversarios ni quien me quiera mal.

5,5Ahora quiero edificar una Casa al Nombre de Yav, mi Dios, segn lo que Yav dijo a mi padre. El hijo tuyo, que yo pondr en tu lugar sobre tu trono, me edificar una Casa.

5,6As pues, ordena que se corten para m cedros del Lbano. Mis servidores ayudarn a los tuyos y te pagar como salario de tus servidores lo que t me digas, pues t sabes que no hay nadie en mi pueblo que sepa talar rboles como ustedes los sidonios.

5,7Cuando Hiram oy las palabras de Salomn, se alegr mucho y dijo: Bendito sea hoy Yav, pues ha dado a David un hijo sabio para gobernar este numeroso pueblo.

5,8Y mand contestar a Salomn: He odo lo que me enviaste decir;

5,9yo dar cuanto deseas en madera de cedro y de ciprs. Mis servidores los bajarn desde el Lbano hasta el mar, yo los pondr en balsas y los llevar al lugar que me mandes; all los soltarn y t los cargars. Yo deseara que me los pagues con vveres que me proporcionars para m casa.

5,10Hiram facilit a Salomn toda la madera de cedro y ciprs que necesitaba

5,11Salomn dio a Hiram veinte mil cargas de trigo para la manutencin de su casa y veinte mil medidas de aceituna molida. As lo hizo Salmn todos los aos.

5,12Yav dio sabidura a Salmn, como se lo haba prometido, y hubo paz entre Hiram y Salomn; ambos pactaron una alianza entre s.

5,13Salomn orden que treinta mil hombres escogidos de todo Israel trabajaran en sus obras.

5,14Los enviaba al Lbano por turnos de diez mil al mes. Estos pasaban un mes trabajando en el Lbano, y dos meses en sus casas. Adoniram estaba al frente de ellos.

5,15Adems, Salomn tena setenta mil portadores y ochenta mil canteros en la montaa,

5,16sin contar a los capataces puestos por los intendentes al frente de las obras, unos tres mil hombres que mandaban a la gente empleada en los trabajos.

5,17El rey mand extraer grandes piedras labradas, para los cimientos de la Casa de Yav.

5,18Los obreros de Salomn, junto con los de Hiram y los guiblitas, cortaron y trabajaron la madera y las piedras para la construccin de la Casa.

Salomn construye el templo

6,1+El cuarto ao de su reinado sobre Israel, Salomn empez a construir la Casa de Yav. Era el ao cuatrocientos ochenta despus de la salida de los israelitas de la tierra de Egipto. Era el segundo mes del ao (mes de Ziv).

6,2La Casa tena treinta metros de largo, diez metros de ancho y quince metros de alto.

6,3El vestbulo que preceda al Santuario de la Casa tena diez metros de ancho y cinco metros de fondo.

6,4Salomn hizo en la Casa ventanas con rejas.

6,5Edific, junto al muro de la Casa; una galera en tomo al Santuario y al Lugar Santsimo; e hizo habitaciones laterales alrededor.

6,6La galera inferior tena dos metros y medio de ancho, la intermedia tena tres, y la tercera tres metros y medio de ancho, porqu fue rebajando alrededor del templo, por la parte exterior, para no empotrar las vigas en las paredes de la Casa.

6,7La Casa fue construida con piedras labradas de antemano en las mismas canteras, a fin de que en la construccin no se escucharan ni martillazos ni ningn ruido producido por instrumentos de hierro.

6,8La entrada del piso de abajo estaba en el a la derecha de la Casa y por una escalera se suba al otro piso y, de ste, al de arriba.

6,9Cuando se termin la construccin de la Casa, Salomn le puso un cielo raso de artesones sobre vigas de cedro.

6,10Sobre todo el largo de la Casa se edific la galera; cada uno de sus pisos tena dos metros y medio de altura.

6,11Yav habl a Salomn y le dijo: Si caminas segn mis preceptos,

6,12si obras segn mis normas y guardas todos mis mandamientos, yo cumplir lo que dije a tu padre David acerca de ti.

6,13Habitar en medio de los hijos de Israel, en esta Casa que ests construyendo, y no abandonar a mi pueblo.

6,14+Salomn llev hasta su trmino la construccin de la Casa de Yav.

6,15Cubri las paredes de la Casa al interior con planchas de madera de cedro desde el suelo hasta las vigas, quedando as todo el interior de madera. El suelo lo cubri con planchas de ciprs.

6,16Dispuso en el fondo de la casa un Lugar Santsimo, de diez metros de largo, forrado de Cedro desde el piso basta las vigas.

6,17La parte anterior de la casa, el Lugar Santo, meda veinte metros.

6,18En todo el interior, la madera estaba esculpida con figuras de calabazas y guirnaldas de flores. As, todo era de cedr y no se vea la piedra.

6,19El Lugar Santsimo, en lo ms interior de la Casa, era destinado para recibir el arca de la Alianza de Yav;

6,20tena diez metros de largo, diez de ancho y diez de alto, era cubierto de oro fino.

6,21En la partes anterior de la Casa levantaron un altar de cedro cubierto de oro.

6,22Salomn cubri todo el edificio de oro, absolutamente todo.

6,23Dentro del Lugar Santsimo, puso dos querubines hechos de madera de olivo silvestre, de cinco metros de alto.

6,24Cada una de sus alas tena dos metros y medio de largo, de manera que haba cinco metros de una punta a la otra de las alas.

6,25Los dos querubines tenan exactamente la misma hechura

6,26y las mismas medidas: cinco metros de alto.

6,27Coloc los querubines dentro de la Casa, con las alas desplegadas, de manera que, por el lado exterior una ala tocaba la pared y, en el medio de la Casa, las alas de ambos se tocaban.

6,28Salomn cubri de oro los dos querubines.

6,29Las paredes de la Casa fueron esculpidas en todo su contorno, con figuras de querubines, de palmas y guirnaldas de flores, tanto en el interior del Lugar Santsimo como en la parte anterior.

6,30Salomn cubri de oro el piso, tanto en el Lugar Santsimo como en la parte anterior.

6,31Hizo la puerta del Lugar Santsimo de madera de olivo silvestre. El dintel y los postes ocupaban la quinta parte del total de la puerta.

6,32Esculpi en ellas figuras de querubines, palmas y guirnaldas de flores, y revisti con oro tanto los querubines como las palmas.

6,33A la entrada del Lugar Santo puso puertas con postes de olivo silvestre, siendo las dos hojas de madera de ciprs.

6,34Ambas hojas eran de dos tablones unidos por bisagras.

6,35Estas tambin se esculpieron con querubines, palmas y guirnaldas de flores, y todo se cubri con lminas de oro.

6,36Luego edific el patio interior con tres filas de piedras y, arriba, tablones de cedro.

6,37El cuarto ao del reinado de Salomn, en el mes de Ziv, se pusieron los cimientos de la Casa de Yav,

6,38y el ao once, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue terminada en todas sus partes; conforme a todos los planos. La construccin haba demorado siete aos.

7,1Despus, Salomn edific su casa y en trece aos la termin totalmente.

7,2Primero estaba la casa o palacio Bosque del Lbano, de cincuenta metros de largo por veinticinco de ancho y quince de alto: Se alzaba sobre cuatro filas de columnas de cedro que soportaban soleras de cedro.

7,3Las soleras estaban en nmero de cuarenta y cinco; o sea tres filas de quince. Estaban puestas sobre las columnas y soportaban un cielo de cedro.

7,4Haba tres filas de ventanas con celosas, cuarenta y cinco en total, quince por cada fila y cada una frente a otra cada tres pasos.

7,5Todas las puertos y ventanas eran cuadrangulares y quedaba una frente a la otra.

7,6Luego vena el Saln de las columnas, al que dio veinticinco metros de largo y quince de ancho, con un vestbulo por delante.

7,7Haba tambin un Saln del Trono, donde Salomn administraba la justicia; y que se llama Saln del Juicio, cubierto de cedro desde un extremo hasta el otro.

7,8La casa donde l viva estaba en otro patio, detrs del Saln, pero de forma parecida. Y se hizo otra casa para la hija de Faran que Salomn haba tomado por esposa.

7,9Todos esos edificios eran de piedra selecta, tallada a medida, aserrada por dentro y por fuera, desde los cimientos hasta las comisas.

7,10Incluso los cimientos eran piedras excelentes, grandes piedras de cinco y cuatro metros cada una,

7,11y por encima haba piedras selectas, labradas a medida, y madera de cedro.

7,12El patio grande tena en derredor tres filas de piedras talladas y una fila de tablas de cedro labrado, igual que el patio interior de la Casa de Yav y su Vestbulo.

7,13El rey Salomn mand a buscar a Hiram de Tiro. Este era hijo de una viuda de la tribu de Neftal, pero su padre era de Tiro y artesano en bronce.

7,14Este Himen era muy inteligente y entendido, capaz de hacer cualquier tipo de obra de arte en este metal. Fue donde el rey y ejecut todos sus trabajos.

7,15En primer lugar fundi dos columnas de bronce, cada una de nueve metros de alto. Un hilo de seis metros meda la circunferencia de cada columna.

7,16Fundi asimismo dos capiteles de bronce de dos metros y medio de alto,

7,17rodeados como de una red de cadenas entrelazadas entre s, para ponerlos como remate de las columnas.

7,18Molde en bronce granadas, dos filas alrededor de cada trenzado, cuatrocientas en total; doscientas en cada capitel.

7,19Los capiteles que estaban en la cima de las columnas tenan forma de azucenas.

7,20Asent las columnas junto al vestbulo del templo,

7,21una a la derecha, llamndola Yaqun, y otra a la izquierda, y la llam Boaz.

7,22As se qued terminada la obra de las columnas.

7,23Tambin de bronce fundido, hizo una gran concha, conocida por el nombre de Mar, completamente redonda, que tena cinco metros de borde a borde, y dos metros y medio de altura. Un hilo de quince metros meda su contorno.

7,24Debajo del borde haba calabazas todo en derredor. Daban la vuelta a lo largo de los quince metros, dispuestas en dos filas y fundidas en una sola pieza.

7,25El Mar se apoyaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres al sur, tres al este y tres al oeste. Las partes traseras de los bueyes quedaban hada adentro.

7,26El espesor de la cancha era de un palmo y su borde era semejante al borde del cliz de una azucena abierta. Contena dos mil medidas.

7,27Hizo tambin diez bases de bronce, de dos metros de largo, por dos de ancho y uno y medio de alto. 7,28Las bases estaban construidas as: tenan paneles y los paneles estaban entre listones.

7,29Sobre el panel que estaba entre los listones haba leones, bueyes y querubines. Lo mismo sobre los listones. Por encima y por debajo de los leones y de los toros haba adornos.

7,30Cada base tena cuatro ruedas de bronce y ejes de bronce; sus cuatro pies tenan asas para soportar sus piletas; eran fundidas igual que los adornos.

7,31La boca de la pileta estaba a medio metro ms arriba que la parte superior de la base. Esta boca era redonda y tena las mismas esculturas que la base.

7,32Las cuatro ruedas estaban bajo los paneles, y sus ejes formaban un solo cuerpo con la base; las

ruedas tenan una altura de setenta centmetros.

7,33Se parecan a las ruedas de un carro y venan de fundicin con sus radios, sus flamas y sus cubos,

7,34Haba cuatro asas en los cuatro ngulos de cada base, formando un cuerpo con la base.

7,35La parte superior de la base formaba como un crculo de medio codo de altura, unido a los paneles, haciendo un solo cuerpo con ellos.

7,36Hiram grab sobre sus paneles querubines, leones y palmeras.

7,37E hizo todas las bases de una misma fundicin y de un mismo tamao.

7,38Hizo tambin diez piletas de bronce con capacidad para cuarenta medidas cada una; medan dos metros y las coloc sobre cada una de las bases.

7,39Las bases las coloc as: cinco al lado derecho de la Casa y cinco al lado izquierdo. La gran pileta, o Mar, la coloc a la derecha de la Casa hacia el sureste.

7,40Hiram hizo tambin los ceniceros, las paletas y unos calderos chicos para el agua Hiram termin todo lo que Salomn le haba encargado para la Casa de Yav.

7,41Las dos columnas, las molduras de los capiteles que haba encima de ellos; los trenzados para recubrir las dos molduras de stos.

7,42Las cuatrocientas granadas en dos filas, para los dos trenzados,

7,43las diez bases con sus respectivas piletas.

7,44La gran pileta o Mar con los doce bueyes sobre los que descansaba.

7,45Los ceniceros, las paletas y los calderos chicos. Todos estos objetos eran de bronce brillante.

7,46El rey los hizo fundir en las llanuras del Jordn, muy cerca de Adam, entre Sucot y Sartn,

7,47en tan enorme cantidad que no se pudo calcular el peso fiel bronce.

7,48Salomn puso en la Casa de Yav todos los objetos que haba mandado hacer; el altar de oro y la mesa de oro, donde se ponan los panes de la ofrenda,

7,49los candeleros de oro fino, cinco a la derecha y cinco a la izquierda, delante del Lugar Santsimo; las flores, las campanas y las despabiladeras de oro (tijeras para arreglar la luz de las velas);

7,50las cucharas; los cuchillos y los calderos pequeos; las copas y los braseros de oro fino, las bisagras de oro para las puertas del Lugar Santsimo y del Templo

7,51As fue conducida toda la obra que hizo el rey Salomn para la Casa. de Yav. Salomn hizo traer todo lo consagrado por David, su padre, la plata, el oro y todos los otros objetos, y los puso en los tesoros de la Casa de Yav.

8,1Salomn congreg en Jerusaln a todos los jefes de Israel, a los jefes de sus tribus y a los prncipes de sus familias, para subir el Arca de la Alianza de Yav desde la dudad de David llamada Sin.

Consagracin del templo

8,2+Todos los hombres de Israel se reunieron junto a Salomn en el mes de Etanim, que es el sptimo del ao, en la Fiesta de las Chozas.

8,3Los sacerdotes tomaron el Arca de la Alianza de Yav

8,4y la tienda que la cubra, con todos los objetos sagrados que haba en ella, y los subieron a la Casa de Yav.

8,5El rey Salomn y toda la comunidad de Israel reunida con l ante el Arca, sacrificaron ovejas y bueyes en tal cantidad que no se podan contar.

8,6Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza de Yav a su sitio en el Santuario, se es el Lugar Santsimo, bajo las alas de los querubines.

8,7Pues tos querubines extendan sus alas y formaban como un toldo encima del Arca y sus barras.

8,8Estas barras eran tan largas que sus puntas se vean desde el Lugar Santo que precede el Lugar Santsimo; pero no se vean desde afuera. Y permanecieron all hasta el da de hoy.

8,9En el Arca no hay nada fuera de las dos tablas de piedra que Moiss coloc all en el Horeb, cuando Yav pact alianza con los israelitas a su salida de Egipto.

8,10Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, la nube llen la Casa de Yav.

8,11Y por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron continuar con la ceremonia. Pues la Gloria de Yav haba llenado su Casa.

8,12Entonces Salomn declar: Yav ha dicho que permaneca en una espesa nube.

8,13As, pues, la Casa que he edificado ser tu morada, una morada en que permanecers para siempre.

8,14El rey se volvi para bendecir a toda la asamblea de Israel todos estaban de pie.

8,15Y dijo: Bendito sea Yav, Dios de Israel, que habl personalmente a mi padre David y que, en ese da, ha cumplido lo que haba dicho.

8,16Desde el da que saqu de Egipto a mi pueblo, Israel, no haba elegido ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel, para edificar una casa en la que est mi Nombre. Hoy, sin embargo, he elegido a Jerusaln para que ah est mi Nombre, lo mismo que he elegido a David para que est al frente de mi pueblo.

8,17Mi padre David deseaba edificar una Casa para el Nombre de Yav, Dios de Israel.

8,18Pero Yav le dijo: Ha sido bueno que pensaras edificar esta Casa.

8,19Pero no lo hars t sino tu hijo, nacido de tu sangre. El edificar esta Casa para mi Nombre.

8,20Yav ha cumplido su palabra; he sucedido a mi padre David y me sent en el trono de Israel, como l lo haba prometido, y he construido esta Casa para el Nombre de Yav.

8,21La he destinado para recibir el Arca con el documento de la Alianza que Yav pact con nuestros padres, cuando los sac de la tierra de Egipto.

Oracin de Salomn

8,22+Entonces Salomn s puso ante el altar de Yav, en presencia de toda la asamblea de Israel. Extendi sus manos al cielo

8,23y dijo: Yav, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo, ni en la tierra. T eres fiel a tu alianza, y tienes compasin con tus siervos cuando te sirven con sinceridad.

8,24T habas anunciado este da a mi padre David, tu servidor. Hoy vemos que has sido fiel a tus palabras y has cumplido tus promesas.

8,25Y ahora; oh Yav; Dios de Israel, cumple, bien esta otra promesa que le hiciste a David, diciendo: Siempre habr uno de tus hijos para servirme y reinar sobre Israel, siempre que tus hijos se comporten me sirvan como lo has hecho t.

8,26Cumple, pues la palabra que le dijiste a David, mi padre:

8,27Pero, ser posible que Dios viva en medio de los hombres? Si los cielos invisibles no pueden contenerle, cmo permanecers en esta Casa que yo te he construido?

8,28Escucha, pues, la plegaria y las splicas que tu siervo hace hoy en tu presencia.

8,29Que tus ojos estn abiertos da y noche sobre esta Casa, sobre este lugar del que t mismo dijiste: En l estar mi Nombre, y dgnate escuchar las oraciones que har en este lugar.

8,30+Escucha la plegaria ma y la de Israel, tu pueblo; cuando recen en este lugar. Desde tu morada celestial, escucha y perdona.

8,31Vendrn a este lugar los que son acusados de algn crimen y juran que son inocentes. Cuando se, presenten en esta Casa ante tu altar,

8,32escucha t desde los cielos y haz justicia. Castiga al malo, haciendo recaer sobre l todo el mal que hizo; pero declara inocente al que obr rectamente, premindolo segn tu justicia.

8,33Si los israelitas son derrotados por sus enemigos por haber pecado contra ti, pero luego vuelven a ti y confiesan su pecado, rogando y suplicando en esta Casa,

8,34escchalos desde el cielo y perdona el pecado de Israel. Devulvelos a la tierra de sus padres.

8,35Cuando tengan sequa, porque pecaron contra ti, si luego, rezan en este lugar, confiesan su maldad y se arrepienten de sus pecados a consecuencia de sus apuros,

8,36escucha desde los cielos y perdona a Israel. Ensales el buen camino que deben seguir y enva lluvia sobre tu tierra que diste por heredad a tu pueblo.

8,37Cuando haya hambre en el pas, cuando haya peste, plaga del trigo langosta o pulgn, cuando el enemigo tenga sitiada una de sus ciudades, en toda calamidad y enfermedad, escchalos.

8,38Sea cual sea el motivo de la splica, si un hombre verdaderamente arrepentido te ruega y extiende sus manos hacia tu Casa,

8,39escchalo desde tu morada celestial. Perdona, acta y da a cada uno segn se lo merezca, pues slo t conoces el corazn de todos.

8,40As los hombres te respetarn toda su vida y vivirn en esta tierra que diste a nuestros padres.

8,41Vendr un tiempo en que los extranjeros que no pertenecen a tu pueblo, Israel, tambin tendrn noticias de tu gran Nombre, de tu fuerza y de tu poder.

8,42Si uno de ellos viene de una tierra lejana a rezar a tu Casa,

8,43escchalo desde tu morada celestial y haz todo lo que te haya pedido. As todos los pueblos de la tierra conocern tu Nombre y te temern como te teme Israel; y sabrn que se es el lugar donde se invoca tu Nombre, en esta Casa que yo he construido.

8,44Cuando tu pueblo vaya a la guerra contra sus enemigos por el camino que t le hayas sealado y supliquen a Yav, vueltos hacia la ciudad que has elegido y hacia esta Casa que yo he construido para tu Nombre,

8,45escucha t desde los cielos su oracin y plegaria y hazles justicia.

8,46Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque, y t irritado contra ellos los entregues al enemigo, y sus vencedores los lleven al pas enemigo, lejano o prximo,

8,47si se convierten en su corazn en aquella tierra, diciendo: Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables,

8,48si se vuelven a ti de todo corazn y con toda su alma en el pas de sus enemigos que los deportaron y te suplican vueltos hacia la tierra que t diste a sus padres, hacia la ciudad que t elegiste y hacia la Casa que he edificado para morada de tu Nombre;

8,49escucha t desde los cielos, lugar de tu morada,

8,50y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti. Perdona todas las rebeliones con que te ha traicionado, y concede que hallen compasin entre los que los deportaron y les tengan piedad;

8,51porque son tu pueblo y tu heredad, los que sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

8,52Que tus ojos estn abiertos a las splicas de tu siervo y a las de tu pueblo, Israel, escuchndolos cuando clamen hacia ti.

8,53Porque t los separaste para que fueran tu herencia entre todos los pueblos de la tierra, como dijiste por boca de Moiss, tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto.

8,54Al terminar Salomn esta plegaria y esta splica, se levant de delante del altar de Yav, del lugar donde estaba arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo,

8,55y se puso de pie para bendecir a toda la asamblea de Israel, diciendo en alta voz:

8,56Bendito sea Yav, que ha dado paz y reposo a su pueblo, Israel, segn se lo haba prometido; no ha faltado a ninguna de las promesas que hizo por boca de Moiss, su siervo.

8,57Que ahora Yav est con nosotros como estuvo con nuestros padres, que no nos abandone ni nos rechace.

8,58Que incline nuestro corazn hacia l para que caminemos por sus caminos y guardemos todos los mandamientos, los decretos y las ceremonias que orden a nuestros padres.

8,59Que mis splicas a Yav permanezcan da y noche en su presencia para que el d lo merecido a m, tu siervo, y a todo su pueblo segn las necesidades de cada da,

8,60para que todos los pueblos sepan que Yav es Dios y que no hay otro. 8,61As los corazones de ustedes estarn enteramente con Yav, nuestro Dios, para caminar segn sus preceptos y para guardar sus mandamientos como hoy.

8,62El rey, y todo el pueblo con l, ofrecieron sacrificios ante Yav.

8,63Salomn ofreci como sacrificios de comunin veintids mil bueyes y ciento veinte mil ovejas: as fue inaugurada la Casa de Yav.

8,64Aquel da el rey consagr el interior del patio que est delante de la Casa, pues ofreci all el holocausto, la oblacin y las grasas de los sacrificios de comunin, porque el altar de bronce que estaba ante Yav se hizo chico ese da, para contener todas las vctimas sacrificadas.

8,65En aquella ocasin celebr Salomn la fiesta de las Chozas, y con l todo Israel. Era una gran asamblea, pues haban venido desde la entrada de Jamat hasta el torrente de Egipto. Estuvieron en presencia de Yav durante siete das y siete noches.

8,66El da octavo despidi al pueble. Bendijeron al rey y se fueron a sus casas, alegres y contentos por todo el bien que Yav haba hecho a su siervo David y a su pueblo Israel.

Las obras de Salomn

9,1Cuando Salomn hubo terminado la Casa de Yav, el palacio real y todo cuanto quiso construir,

9,2se le apareci Yav por segunda vez, como se le haba aparecido en Gaban.

9,3Yav le dijo: He escuchado la plegaria y la splica que me has dirigido. He santificado esta Casa que me has construido para que ponga en ella mi Nombre para siempre; ah estarn siempre mis ojos y mi corazn.

9,4Si ahora me sirves como tu padre David, de todo corazn, y con rectitud, haciendo todo lo que te ordene y guardando mis mandamientos y mis ceremonias,

9,5afirmar para siempre tu trono sobre Israel, como promet a David tu padre cuando le dije: "No faltar un hombre de tu descendencia sobre el trono de Israel."

9,6Mas si ustedes y sus hijos despus de ustedes se apartan de m, y no guardan mis mandamientos ni los preceptos que les he dado y se van a servir a otros dioses extraos y los adoran,

9,7yo arrancar a Israel del pas que le he dado; arrojar de mi presencia esta Casa que yo he consagrado a mi nombre, y todos los pueblos se burlarn de Israel y lo darn en ejemplo.

9,8Todos los que pasen ante esta Casa magnfica hecha cenizas quedarn pasmados y preguntarn extraados: Por qu ha hecho esto Yav con este pas y con esta Casa?

9,9Y les respondern: Porque abandonaron a Yav su Dios, que sac a sus padres del pas de Egipto, y han seguido a otros dioses, los han servido y los han adorado, por eso Yav ha hecho caer todo este mal sobre ellos.

9,10Durante los veinte aos que Salomn edific la Casa de Yav y el palacio real,

9,11Hiram, rey de Tiro, haba proporcionado a Salomn madera de cedro y de ciprs y todo el oro que necesit. Al cabo de ese tiempo, Salomn le dio veinte pueblos en la tierra de Gafea.

9,12Hiram sali de Tiro para ver los pueblos que Salomn le haba dado, pero no le gustaron.

9,13Dijo: Qu pueblos son estos que me has dado, hermano? Y los llam Cabul, nombre que han conservado hasta el da de hoy.

9,14Hiram haba mandado al rey ciento veinte talentos de oro.

9,15Ahora viene lo referente al trabajo obligatorio que el rey estableci para construir la Casa de Yav, el palacio real, el Milo, la muralla de Jerusaln, Jasor, Meguido y Gazer,

9,16pues Faran, rey de Egipto, haba subido y se haba apoderado de Gazer, la incendi y mat a todos los cananeos que habitaban en la ciudad y se la dio en herencia a su hija, la esposa de Salomn.

9,17Y ste reconstruy Gazer, Betorn de abajo;

9,18Balat y Tamar en el desierto de Jud,

9,19todas las ciudades de aprovisionamiento que tena Salomn, las ciudades de los carros de guerra y las de las tropas de a caballo, y todo cuanto Salomn quiso edificar en Jerusaln, en el Lbano y en toda la tierra de su dominio.

9,20A toda la gente que haba quedado de los amorreos, de los heteos, de los fereceos, de los jeveos, de los jebuseos, que no eran israelitas,

9,21cuyos descendientes haban quedado despus de ellos en el pas y a los que los israelitas no haban podido exterminar, les impuso trabajos forzados y les hizo pagar tributos, hasta el da de hoy.

9,22Pero Salomn no emple a ningn israelita como esclavo para construir sus obras, sino que ellos eran sus hombres de guerra, sus oficiales y sus jefes, sus escuderos, jefes de sus carros y de su caballera.

9,23Los capataces que estaban al frente de las obras de Salomn y mandaban a la mano de obra requisada eran quinientos cincuenta.

9,24Cuando la hija de Faran subi de la ciudad de David al palacio que haba hecho para ella, entonces edific el Milo.

9,25Despus de terminada la Casa, tres veces al ao Salomn ofreca holocaustos y sacrificios de comunin en el altar que haba edificado a Yav, y haca subir ante l el humo del sacrificio.

9,26Salomn mand tambin construir una flota en Asiongaber, que est cerca de Elat, a orillas del Mar Rojo, en la tierra de Edom.

9,27Hiram envi a esta flota algunos de sus marineros, conocedores del mar, con la gente de Salomn. 9,28Llegaron a Ofir y trajeron de all cuatrocientos talentos de oro que llevaron al rey Salomn.

La reina de Saba visita a Salomn

10,1+La reina de Saba haba tenido noticias de la fama de Salomn y vino a preguntarle sobre cuestiones muy difciles.

10,2Lleg, pues, a Jerusaln con un gran nmero de camellos cargados de perfumes y de gran cantidad de oro y joyas. Cuando estuvo en la presencia de Salomn; ella le expuso todas sus dudas,

10,3y Salomn aclar todos sus problemas. No hubo misterio que el rey no pudiera aclarar.

10,4La reina de Saba presenci la vida fastuosa de Salomn; vio la casa que se haba edificado,

10,51os exquisitos alimentos de su mesa, las habitaciones y los uniformes de sus servidores Y las Vestiduras de sus ministros, as como los sacrificios que se ofrecan en la Casa de Yav.

10,6Ella qued maravillada, y dijo al rey: Realmente era verdad lo que me haban dicho de ti y de t sabidura.

10,7No crea lo que se me haba dicho en mi pas, hasta que he venido a verlo con mis propios ojos. Pero reconozco que no me haban contado ni la mitad. Tu sabidura y bienestar supera todo lo que o decir.

10,8Felices tus gentes! Felices tus servidores, que estn siempre junto a ti y escuchan tus sabias palabras!

10,9Bendito sea Yav, tu Dios, que te ha favorecido y te ha puesto en el trono de Israel. Yav es quien, en su inmenso amor por este pueblo, te ha puesto como rey para que lo gues con rectitud y justicia.

10,10Luego ofreci al rey ciento veinte talentos de oro, perfumes y joyas en gran cantidad. Nunca haba llegado tanta cantidad de perfumes cmo los que regal la reina de Saba a Salomn.

10,11Pero la flota de Hiram que traa oro de Ofir, tambin haba trado de ese lugar gran cantidad de maderas de sndalo y de joyas.

10,12Con las maderas de sndalo, Salomn hizo balcones para la Casa de Yav y la casa del rey, as como ctaras y arpas para los cantores. Madera como aqulla no se ha vuelto a ver hasta el da de hoy.

10,13Salomn dio a la reina de Saba todo cuanto ella quiso; adems le hizo regalos como slo l poda hacerlos. Despus, ella se march y volvi a su pas con toda su gente.

10,14La cantidad de oro que cada ao reciba Salomn era de seiscientas sesenta y seis barras de oro,

10,15sin contar las tasas y contribuciones de los mercaderes; de los comerciantes Y de todos los reyes extranjeros de Arabia y de los gobernadores de todo el pas.

10,16El rey Salomn hizo trescientos grandes escudos de oro finsimo; empleando seiscientas monedas de oro para cada uno de ellos,

10,17y trescientos escudos pequeos, de oro finsimo tambin, y los coloc en el palacio Bosque del Lbano

10,18Hizo tambin un gran trono de marfil y lo revisti de oro finsimo.

10,19El trono tena seis gradas y detrs del trono haba un respaldo curvado. Haba dos brazos y dos leones de pie junto a los brazos,

10,20ms doce leones parados sobre las seis gradas, a uno y otro lado. No se hizo cosa parecida en ningn otro reino.

10,21Todas las Copas y vasos del rey Salomn eran de oro fino; como tambin toda la vajilla del palacio Bosque del Lbano. Nada de plata; pues no se estimaba en nada en tiempo del rey Salomn;

10,22porque el rey tena una flota de barcos de Tarsis en el mar, con la flota de Hiram, y cada tres aos venan de all trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

10,23+El rey Salomn sobrepas en riqueza y sabidura a todos los reyes de la tierras

10,24Todo el mundo quera conversar con l para aprovechar la sabidura que Dios le haba dado.

10,25Ao tras ao cada rulo le traa regalos: objetos de plata y oro, vestidos, aortas, perfumes, caballos y mulos.

10,26Salomn reuni carros y caballera, llegando a tener 1.400 carros y 12.000 caballos, y los distribuy entre las ciudades de los carros y Jerusaln, cerca de l.

10,27Salomn hizo que la plata fuera tan abundante en Jerusaln como las piedras, y los cedros tan numerosos como los sicmoros en la llanura.

10,28Los caballos de Salomn venan de Cilicia.

10,29Se traa de all un carro por seiscientas monedas de plata y un caballo por ciento cincuenta. En iguales condiciones se los exportaba para todos los reyes de los heteos y para los reyes de Aram. Los mercaderes de Salomn eran los que hacan todos estos trmites.

Las esposas de Salomn

11,1+Salomn am, adems de la hija de Faran, a muchas mujeres extranjeras: moabitas, sidonias, amonitas; edornitas y heteas.

11,2Eran de estos pueblos a propsito de los cuales Yav haba dicho a los israelitas: No se unan a ellas, ni ellos a ustedes, pues ellas los inclinarn hacia sus dioses. Pero Salomn se enamor de ellas:

11,3tuvo 700 mujeres que eran princesas y 300 concubinas.

Ellas fueron la causa de que se desviara;

11,4pues, en su ancianidad; sus mujeres lo llevaron tras otros dioses y ya no fue sincero con Yav, como lo haba sido su padre David.

11,5Salomn se interes por Astart, diosa de los sidonios, y Milcom; dolo de los amonitas.

11,6Se port mal con Yav y no lo sigui enteramente como David, su padre:

11,7Tambin edific un santuario a Cauros, el dolo de Moab, en el cerro que est al oriente de Jerusaln, y otro a Milcom, dios de los amonitas.

11,8Lo mismo hizo en favor de sus mujeres extranjeras, las que ofrecan perfumes y sacrificios a sus dioses.

11,9Yav se enoj contra Salomn, porque se haba apartado de l. Dos veces se le haba aparecido,

11,10y le haba dado rdenes al respecto: No sigas a otros dioses. Pero Salomn no lo tom en cuenta.

11,11Entonces Yav dijo a Salomn: No has guardado mi Alianza, ni los preceptos que te haba ordenado. Por esto te quitar una parte de tu reino y se la dar a un servidor tuyo.

11,12Slo que, en atencin a David, t padre, no te lo quitar mientras t vivas, sino que lo arrancar de manos de tu hijo.

11,13Adems no le quitar todo el reino, sino que le dejar una tribu en atencin a David, mi siervo, y a Jerusaln, la ciudad que eleg para m.

Los enemigos de Salomn

11,14Yav suscit a Salomn un adversario de nombre Hadad, edomita, de la familia real de Edom.

11,15Cuando David venci a Edom, y Joab, jefe del ejrcito, subi a sepultar los muertos, mat a todos los varones de Edom,

11,16pues Joab y todo Israel permanecieron all seis meses hasta exterminar a todos los varones.

11,17Pero Hadad logr escapar con algunos hombres edomitas de entre los servidores de su padre para irse a refugiar a Egipto. Hadad era entonces un nio de .pocos aos.

11,18Partiendo de Madin llegaron a Parn, donde se les juntaron algunos hombres, y llegaron a Egipto, donde Faran les dio casa, vveres y tierras.11,19Hadad cay bien a Faran, que le dio por esposa a la hermana de su mujer, la Gran Dama Tajfans: 11,20De esta hermana de Tajfans tuvo un hijo, llamado Genubat, que Tajfans cri en la casa de Faran, de suerte que Genubat viva en el palacio de Faran con los hijos de ste.

11,21Estando en Egipto, Hadad recibi noticias de que David haba muerto y que tambin haba muerto Joab, jefe del ejrcito. Dijo entonces Hadad a Faran: Djame partir para ir a mi tierra.

11,22Faran le contest: Qu te falt estando a mi lado para que quieras irte a tu tierra? El respondi: Nada, pero djame partir. As, pues, Hadad lleg a ser un adversario: reinaba en Edom y odiaba a Israel.

11,23Yav incit adems contra Salomn a Razn, hijo de Elyad, que haba huido de la casa de su seor Hadadezer, rey de Soba;

11,24se 1e unieron algunos hombres y se hizo bandolero. Por eso David quiso matarlos. Pero se apoder de Damasco y all se estableci.

11,25Fue adversario de Israel toda la vida de Salomn.

El profeta Ajas anuncia la divisin del reino

11,26+Jeroboam era hijo de Nabat, efratita de Sereda. Su madre era una viuda llamada Cerva. Estaba al servicio de Salomn y tambin se levant contra el rey.

11,27Las cosas fueron as: Salomn estaba edificando la muralla en el punto ms dbil de la ciudad de su padre David, con hombres reclutados en todo el pas. Entre ellos estaba Jeroboam, hombre fuerte y valeroso.

11,28Salomn vio cmo este joven haca su trabajo y lo puso al frente de todos los trabajadores requeridos en las tribus de Jos.

11,29Un da que sali Jeroboam de Jerusaln; el profeta Ajas, de Slo, lo encontr en el camino. Este iba cubierto con un manto nuevo y estaban los dos solos en el campo.

11,30Ajas tom l manto nuevo que levaba, lo rasg en doce pedazos

11,31y dijo a Jeroboam: Tmate diez pedazos porque as dice Yav, Dios de Israel: Voy a dividir el reino de Salomn.

11,32A ti te dar diez tribus y a Salomn le dejar solamente una tribu, para cumplir mis promesas a David y porque Jerusaln es la ciudad que me eleg entre todas las tribus de Israel.

11,33Esto suceder porque ha adorado a Astart; diosa de los sidonios; a Camos, dios de Moab, Y a Milcom; dios de los amonitas. No ha seguido mis caminos ni ha hecho lo que me parece justo ni ha observado mis leyes y mis mandamientos como lo haca su padre, David.

11,34No le quitar todo el reino e incluso lo mantendr como rey hasta el fin de su vida, en atencin a David, mi siervo, a quien eleg y que guard mis mandatos y preceptos.

11,35Pero s tomar el reino de manos de su hijo y te dar las diez tribus.

11,36A su hijo, sin embargo, le guardar una tribu, pues quiero que mi servidor David Tenga siempre su lmpara encendida en mi presencia en Jerusaln, la ciudad que yo eleg para poner en ella mi Nombre.

11,37Te tomar a ti y te har reinar sobre cunto desees y sers rey de Israel.11,38Si escuchas todo cuanto te ordene, y andas por mi caminos y haces lo que me agrada, guardando mis decretos y mandamientos como hizo David, mi siervo, yo estar contigo y te edificar una casa estable como se la edifiqu a David. Te encargar las tribus de Israel 11,39y humillar a los descendientes de David, pero no para siempre.

11,40Salomn trat de dar muerte a Jeroboam, pero ste se escap y se fue a refugiar a Egipto junto a Sesac, rey de Egipto, y all estuvo hasta la muerte de Salomn.

11,41El resto de los hechos de Salomn todo lo que hizo y su sabidura, est escrito en el libro de los Hechos de Salomn.

11,42El tiempo que rein en Jerusaln sobre todo Israel fue de cuarenta aos.11,43Muri Salomn y fue sepultado en la ciudad de su padre, David. Su hijo Roboam le sucedi.

El cisma o divisin del reino

12,1+Roboam fue a Siquem, donde todo Israel se haba reunido para proclamarlo rey.

12,2Lo supo Jeroboam, hijo de Nabat, y volvi de Egipto, pues all se haba establecido luego de escapar de manos de Salomn.

12,3Los hombres de Israel dijeron a Roboam:

12,4Tu padre nos ha impuesto un yugo pesado; alivia t los duros trabajos que nos eligi; y el yugo pesado que nos impuso, y te serviremos.

12,5Roboam les respondi: Vyanse y vuelvan dentro de tres das. Y el pueblo se fue.

12,6Entonces, el rey Roboam consult a los ancianos que haban estado al servicio de Salomn mientras viva. Les dijo: Qu me aconsejan hacer con ste pueblo?,

12,7y ellos respondieron: Si ahora te haces servidor de este pueblo y lo tratas con buenas palabras, ellos te servirn para siempre.

12,8Pero Roboam no hizo caso de este consejo y se fue a consultar tambin a los jvenes que se haban criado con l y estaban a su servicio.

12,9Y les dijo: Qu vamos a contestar a este pueblo?

12,10Y aquellos jvenes, sus compaeros, le dictaron esta respuesta; para que el rey la diera al pueblo: Con mi dedo meique golpeo mucho ms fuerte que mi padre con su brazo.

12,11Mi padre los trat duramente, pero yo los tratar peor. Mi padre los azotaba con ltigos y yo pondr a las cuerdas ganchitos de hierro.

12,12A tercer da Jeroboam, con todo Israel, vino donde el rey, conforme a lo que les haba dicho:

12,13Pero el rey respondi al pueblo con dureza. En vez de seguir el consejo de los ancianos

12,14les habl segn lo que los jvenes le haban aconsejado.

12,15El rey no escuch a la gente de Israel. As lo haba dispuesto Yav, comprobndose la palabra de Yav que el profeta Ajas haba dicho a Jeroboam.

12,16La gente de Israel comprendi que el rey no quera hacerles caso, y le respondieron en los mismos trminos: Qu tenemos que ver con David y con sus hijos? No es de nuestra familia, arrglate con los tuyos, hijo de David! Los de Israel, vmonos: As; pues, los israelitas volvieron a sus tiendas.

12,17Solamente los israelitas del sur, los del pas de Jud, reconocieron a Roboam por su rey.

12,18Entonces el rey envi a Adoniram, mayordomo de los trabajadores reclutados por el rey; pero los hombres de Israel le tiraron piedras hasta que muri. El propio Roboam tuvo que subirse a su carro para ir a refugiarse a Jerusaln.

12,19De este modo se rebel Israel contra la familia de David, y su rebelda sigue hoy todava.

12,20Cuando todo Israel supo que Jeroboam haba regresado, lo mandaron llamar a la asamblea y lo hicieron rey sobre todo Israel. No hubo quien siguiera el partido de la familia de David, a excepcin de la tribu de Jud.

12,21Al llegar Roboam a Jerusaln, reuni toda la tribu de Jud y la de Benjamn, ciento cincuenta mil hombres, guerreros escogidos, para pelear contra los de Israel y someterlos.

12,22Pero Yav dirigi esta palabra a Semeas, hombre de Dios:

12,23Habla a Roboam, hijo de Salomn, rey de Jud, as como al pueblo de Jud y de Benjamn y al resto del pueblo, y diles de mi parte:

12,24No suban a pelear contra sus hermanos de Israel. Que cada uno regrese a su casa, porque yo soy el que ha dispuesto lo sucedido. Ellos hicieron caso de las palabras de Yav y se volvieron, segn lo que Yav les haba dicho.

12,25Jeroboam fortific Siquem, en los cerros de Efraim, y vivi en ella. Despus se fue a Penuel y tambin la fortific.

La divisin religiosa

12,26+Jeroboam pens: El reino podra muy bien volver otra vez a los descendientes de David.

12,27Si este pueblo contina yendo a Jerusaln para ofrecer sus sacrificios en la Casa de Yav, se reconciliarn con su seor Roboam, rey de Jud. Entonces me matarn y mi reino volver a Roboam.

12,28Pidi consejo el rey, e hizo dos terneros de oro. Luego dijo al pueblo: Djense de ir a Jerusaln para adorar. Aqu estn tus dioses, Israel, los que te sacaron de Egipto.

12,29Coloc uno de los terneros en Betel y el otro en Dan.

12,30Este fue el origen del Pecado. El pueblo llev su ternero en procesin hasta Dan.

12,31Jeroboam construy santuarios en las lomas y estableci como sacerdotes a hombres comunes que no eran de la tribu de Lev.12,32Tambin decret una fiesta que se celebraba el 15 del octavo mes, semejante a la que se celebraba en Jud, y, en esta ocasin l mismo subi al altar.

12,33Esto ocurri en Betel, donde ofreci sacrificios a los terneros, y estableci sacerdotes para los santuarios de las lomas que haba levantado.

Historia del profeta de Betel

13,1+Por orden de Yav un hombre de Dios sali del pas de Jud y lleg a Betel en el momento en que el rey Jeroboam, de pie al lado del altar, se preparaba a quemar incienso.

13,2El profeta grit hacia el altar en nombre de Yav: Altar; altar, en la familia de David va a nacer un nio cuyo nombre ser Josas. El matar sobre este altar a los sacerdotes que quemaron incienso en l. Y manchar el altar quemando sobre l huesos humanos.

13,3Y el profeta dio este signo: El altar va a romperse y se van a derramar las cenizas que hay sobre l.

13,4Cuando el rey oy las palabras del hombre de Dios y lo que deca contra el altar de Betel, extendi su mano que tena puesta sobre el altar, diciendo: Aprsenlo.

13,5Pero la mano que extendi contra el profeta se sec y no pudo doblar el brazo. El altar se rompi y se derram la ceniza, segn la seal antes dicha.

13,6El rey dijo al hombre de Dios: Por favor, suplica a Yav, tu Dios, y ruega por m, para que pueda doblar mi brazo. El hombre suplic a Yav y el rey pudo doblar el brazo, quedando como antes.

13,7Dijo entonces el rey al hombre de Dios: Ven a descansar a mi casa, que quiero hacerte un regalo.

13,8Pero ste le respondi: Aunque me dieras la mitad de tus pertenencias, no entrare contigo; no comer ni beber en este lugar.

13,9Pues Yav me lo orden as: No comers pan ni bebers agua, ni volvers por el camino que viniste:

13,10Y no regres por el camino que haba llegado a Betel, sino por otro.

13,11Viva en Betel un anciano profeta. Vinieron sus hijos y le contaron cuanto haba hecho aquel da el hombre de Dios y lo que haba dicho al rey.

13,12Su padre les pregunt: Por qu camino se ha ido? Sus hijos le indicaron el camino que tom el hombre para volver a Jud,

13,13y l les dijo: Preprenme mi burro.

13,14As que mont en el burro y parti tras el hombre de Dios, al que encontr sentada bajo un rbol. El anciano profeta le pregunt: Eres t el hombre de Dios que ha venido de Jud?

13,15Ven a mi casa a comer algo.

13,16Pero el hombre contest: No puedo volver contigo y entrar en tu casa,

13,17ni puedo comer pan ni beber agua en este lugar, ni puedo volver por el mismo camino que he llegado, pues as me lo orden Yav.

13,18Pero el anciano replic, mintindole: Tambin yo soy profeta como t, y por orden de Yav un ngel me ha dicho: Hazlo volver contigo para que coma y beba agua.

13,19Se volvi, pues, el otro con l y comi pan y bebi agua en su casa.

13,20Cuando estaban sentados a la mesa una palabra de Yav lleg al profeta anciano,

13,21el cual dijo con voz fuerte al hombre de Dios que haba llegado de Jud: As dice Yav: T me has desobedecido y no has acatado la orden que te di,

13,22sino que has regresado y has comido y bebido en el lugar del que te haba dicho: no comers ni bebers all. Por eso tu cadver no ser enterrado junto al de tus padres.

13,23Cuando se levantaron de la mesa, el anciano le prepar un burro y parti el que haba venido de Jud.

13,24Mientras iba, un len lo sorprendi y lo mat y su cadver qued sobre el camino. El burro se qued junto a l y el len tambin.

13,25Unos hombres que pasaban vieron el cadver tendido junto al camino y al len, que estaba junto a l. Llegando a la ciudad en que viva el anciano profeta; contaron lo que haban visto.

13,26Cuando ste lo supo, exclam: Es el hombre de Dios, que desobedeci la orden de Yav. Por eso Yav lo entreg al len que lo ha herido y muerto, conforme a lo que haba anunciado.

13,27Y mand a sus hijos. Preprenme el burro, y stos se lo aparejaron.

13,28Parti, pues, y encontr el cadver tendido en el camino y al burro y al len que permanecan junto a l.

13,29El len no haba devorado el cadver ni haba destrozado al burro.

13,30El profeta puso el cadver sobre el burro y lo llev a la ciudad, donde le hizo los funerales y lo sepult. Dej el cadver en su propio sepulcro y lo lloraron segn la costumbre: Ay, hermano mo.

13,31Despus de esto, el anciano dijo a sus hijos: Cuando yo muera, sepltenme junto a l, y pongan mis huesos junto a los suyos.

13,32Pues l ha hablado de parte de Yav contra el altar de Betel y contra todos los santuarios de lomas que hay en la ciudad de Samaria. Y ciertamente se cumplirn sus palabras.

13,33Lo que es Jeroboam, sigui su mal camino. Continu tomando gente del pueblo para, que fueran sacerdotes de los santuarios de lomas; a cualquiera que se presentara lo consagraba sacerdote, aunque no fuera de la tribu de Lev.

13,34Este fue el pecado de Jeroboam y de sus sucesores, y sta fue la razn por la cual fueron exterminados, desapareciendo de la superficie de la tierra.

Ajas predice la ruina de Jeroboam

14,1+Por aquel tiempo cay enfermo el hijo de Jeroboam, que se llamaba Abas.

14,2Jeroboam dijo a su esposa: Levntate y disfrzate para que no te reconozcan y anda a Silo. All est el profeta Ajas, el que me anunci que yo reinara sobre este pueblo.

14,3Lleva diez panes, y dulces, y un tarro de miel para drselo. El te dir lo que va a suceder al nio.

14,4As lo hizo la mujer. Fue a Silo, y entr en la casa de Ajas, el cual era tan viejo que ya no poda ver.

14,5Pero Yav le haba dicho: La esposa de Jeroboam viene a ti, hacindose pasar por otra, para consultar acerca de su hijo enfermo. Cuando ella entre, esto le dirs.

14,6Cuando pasaba la puerta, Ajas oy sus pasos y le dijo: Entra, esposa de Jeroboam, por qu quieres pasar por otra? Tengo un duro mensaje para ti.

14,7Anda a decirle a Jeroboam esta palabra de Yav: Te destaqu en medio del pueblo y te puse como jefe de Israel,

14,8quit este reino a los hijos de David para drtelo, pero t no has imitado a mi siervo David. El ha cumplido mis mandamientos y me ha servido con todo su corazn, haciendo lo que me agrada,

14,9mientras que t te has portado peor que los anteriores reyes. Me has hecho enojar hacindote otros dioses, dioses que no son ms que estatuas; y a m me s dejado tirado.

14,10Por eso castigar a tu familia y le quitar todos los varones. Los barrer igual que basuras hasta que desaparezcan del todo

14,11y no sern sepultados. A los que mueran en la ciudad se los comern los perros, a los que mueran en el campo se comern las aves. Palabra de Yav.

14,12En cuanto a ti, esposa de Jeroboam, levntate y vuelve a casa; pero en el momento que entres en la ciudad, morir tu hijo.

14,13Todo Israel lo llorar y le har funerales; ser el nico de tu familia que tenga sepultura, porque es el nico en quien Yav ha encontrado algo bueno.

14,14Por eso mismo Yav se encargar de dar un rey a Israel, y ste acabar con los descendientes de Jeroboam.

14,15Yav moler a Israel hasta que quede como caas arrastradas por el ro; arrojar a Israel de este pas frtil que dio a sus padres y los dispersar al otro lado del ro Eufrates, porque lo hicieron enojarse con sus rboles sagrados.14,16Yav dispersar a los hijos de Israel por todas las naciones debido a los pecados que Jeroboam ha cometido y en los cuales arrastr a su pueblo.

14,17Entonces se levant la mujer de Jeroboam y se fue a Tirsa. Al momento en que tocaba con sus pies el umbral de la puerta, muri el nio.

14,18Lo sepultaron y todo Israel hizo duelo por l, cumplindose lo que Yav haba dicho por medio del profeta Ajas.

Roboam, rey de Jud

14,19Lo dems, referente al reinado de Jeroboam, sus guerras y su administracin, est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Israel.

14,20Despus de reinar veintids aos en Israel, Jeroboam muri y lo sucedi su hijo Nadab.

14,21Volvamos al reinado de Roboam; hijo de Salomn, en el pas de Jud. Tena cuarenta y dos aos cuando comenz a reinar y rein diecisiete aos en Jerusaln, la ciudad que haba elegido Yav entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. Su madre, Naam, era amonita.

14,22El pueblo de Jud se port muy mal con Yav; lo ofendieron mucho ms de lo que haban hecho sus padres con los pecados que cometan;

14,23tambin ellos se construyeron santuarios de lomas, piedras paradas e dolos en toda colina elevada y bajo todo rbol frondoso.

14,24Incluso hubo hombres afeminados en aquel pas que renovaron todas las abominaciones de las gentes que Yav haba expulsado ante los hijos de Israel.

14,25El ao quinto del reinado de Roboam; subi Sisac, rey de Egipto; contra Jerusaln

14,26y se apoder de dos tesoros de la Casa de Yav y de los de la casa del rey; de todo se apoder. Lo mismo se llev todos los escudos de oro que haba hecho el rey Salomn.

14,27Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, que confi a los jefes de la guardia real, que custodiaban la entrada de la casa del rey.

14,28Cuando el rey entraba en la Casa de Yav; la guardia los usaba y despus los devolva a la sala de guardia.

14,29Lo dems referente a Roboam y todo lo que hizo, est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Jud.

14,30Hubo guerra continua entre Jeroboam y Roboam.

14,31Cuando muri Roboam, lo sepultaron en la ciudad de David y le sucedi su hijo Abiam.

Abiam, rey de Jud

15,1Abtam comenz a reinar en Jud el ao dieciocho del reinado de Jeroboam,

15,2y rein tres aos en Jerusaln. Su madre, Maac, era hija de Absaln.

15,3No sirvi de todo corazn a Yav, su Dios, como lo haba hecho su antepasado David, sino que sigui cometiendo los mismos pecados de su padre.

15,4Sin embargo, Yav haba prometido a David que su lmpara quedara encendida en Jerusaln, que guardara a su hijo despus de l y amparara a Jerusaln.

15,5Es que David haba seguido los rectos caminos de Yav y no se haba apartado en ningn momento de todo lo que Yav le orden, excepto en el asunto de Uras, el heteo.

15,7Lo dems referente a Abiam y todo lo que hizo est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Jud.

15,8Cuando muri, lo sepultaron en la ciudad de David y le sucedi su hijo As.

As, rey de Jud

15,9As comenz a reinar en Jud el ao veinte del reinado de Jeroboam en Israel.15,10Rein cuarenta y un aos en Jerusaln. Su abuela era Maac, hija de Absaln.

15,11As sigui los ejemplos de David, su antepasado, portndose correctamente a los ojos de Yav, como David.

15,12Expuls del pas a todos los afeminados y destruy los dolos que sus padres haban construido.

15,13Incluso quit a su abuela Maac el titulo de Gran Dama, porque haba hecho un altar a Aser.

15,14As derrib este altar y lo quem en el torrente de Cedrn. No hizo desaparecer los altares de los Santuarios de Lomas, pero su corazn estuvo siempre del todo con Yav.15,15Llev a la Casa de Yav las ofrendas consagradas por su padre y sus propias ofrendas: oro, plata, alhajas y otros objetos.

15,16Hubo guerra entre As y Bas, rey de Israel, toda su vida.

15,17Bas, rey de Israel, subi contra Jud y fortific Rama para cortar las comunicaciones a As; rey de Jud.

15,18Sac entonces As toda la plata y el oro que quedaban en los tesoros de la Casa de Yav y en los tesoros de la casa del rey, se lo dio a uno de sus servidores y lo mand a Ben-Hadad, hijo de Tabrimn, hijo de Hezin, rey de Aram, que habitaba en Damasco, para que le dijeran:

15,19Hagamos un pacto como lo hubo entre tu padre y el mo. A cambio de este oro y plata que te mando, dgnate romper tu pacto con Bas, rey de Israel, para que deje de atacarme.

15,20Ben-Hadad escuch al rey As y envi a sus oficiales contra las ciudades de Israel, conquistando lyn, Dan y Abel-Beet-Maac, todo el Quinerot y toda la tierra de Neftal.

15,21Cuando Bas lo supo suspendi las fortificaciones de Rama y regres a Tirsa.

15,22Entonces el rey As convoc a todo Jud sin excepcin. Se llevaron la piedra y la madera con que Bas fortificaba Rama y el rey As fortific con ellas Gueba de Benjamn y Mizp.

15,23Lo dems referente a As, su valenta y las ciudades que conquist, todo lo que hizo est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Jud. Un dato ms: en su ancianidad enferm de los pies.

15,24Cuando muri, lo sepultaron en la ciudad de David, su antepasado, y le sucedi su hijo Josafat.

Nadab y Bas, reyes de Israel

15,25Nadab, hijo de Jeroboam, comenz a reinar en Israel, el segundo ao del reinado de As, rey de Jud, y rein dos aos.

15,26Se port mal con Yav, pues imit a su padre e hizo cometer a Israel los mismos pecados.

15,27Bas, hijo de Ajas, de la tribu de Isacar, conspir contra l y 1o mat en Guibetn de los filisteos, cuando Nadab y todo Israel estaban asediando esta ciudad.

15,28Bas lo hizo morir el ao tercero de As, rey de Jud, y rein en su lugar.

15,29Hecho rey, mat a toda la familia de Jeroboam, no dejando a nadie de ella con vida, hasta exterminarlos a todos, segn haba dicho Yav por boca de su siervo el profeta Ajas de Silo.15,30Esto sucedi por los pecados que Jeroboam cometi e hizo cometer a Israel y con los que hizo enojarse a Yav, Dios de Israel.15,31Lo dems referente a Nadab y cuanto hizo est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Jud.15,32Hubo guerra entre As, rey de Jud, y Bas, rey de Israel, mientras vivieron.

15,33Bas, hijo de Ajas, comenz a reinar sobre Israel en la ciudad de Tirsa el ao tercero de As, rey de Jud. Rein veinticuatro aos,

15,34y se port mal con Yav, siguiendo el camino de Jeroboam y los pecados con que ste haba hecho pecar a Israel.

16,1Entonces Jeh, hijo de Janan, recibi de Yav el encargo de condenar a Bas:

16,2Yo te levant del polvo y te puse como jefe de mi pueblo de Israel, pero t has seguido el mal camino de Jeroboam y enseaste a Israel a pecar y a molestarme con sus pecados.

16,3Por eso barrer el recuerdo de Bas y de su familia; tratar a su familia como trat a la de Jeroboam.

16,4Los que de entre ellos mueran en la ciudad sern para los perros, y a los que mueran en el campo se los comern las aves.

16,5Lo dems referente a Bas, a sus guerras y todo lo que hizo est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Israel.

16,6Cuando muri Bas, lo sepultaron en Tirsa y le sucedi su hijo El.

16,7La palabra de Yav haba sido dirigida por boca del profeta Jeh, hijo de Janan, contra Bas y contra su familia, por todo el mal que hizo a los ojos de Yav, irritndolo con sus obras como haba hecho la familia de Jeroboam, y tambin por haberlo exterminado a l y a toda su familia.

El, rey de Israel

16,8El, hijo de Bas, empez a reinar en Israel, en la ciudad de Tirsa, el ao veintisis de As, rey Jud. Rein dos aos.

16,9Su servidor Zimri, jefe de la mitad de los carros de guerra, conspir contra l. Y aprovechando que se puso a tomar hasta emborracharse en casa de Ars, gobernador de Tirsa,

16,10entr Zimri y lo mat, el ao veintisiete de As, rey, Jud, y rein en su lugar.

16,11Al tomar el poder, apenas se hubo sentado en el trono, mat a toda la familia de Bas, sin dejar ningn hijo, pariente, ni amigo.

16,12Zimri extermin toda la familia de Bas, como Yav lo haba dicho a Bas, por boca del profeta Jeh,

16,13por todos los pecados que Bas y El, su hijo, cometieron e hicieron cometer a Israel, provocando con sus vanos dolos la indignacin de Yav, Dios de Israel.

16,14Lo dems referente a El, y todo lo que hizo, est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Israel.

Omr, rey de Israel

16,15El reinado de Zimri, en Tirsa, el ao veintisiete de As, rey de Jud, no dur ms de seis das.

16,16Pues el ejrcito estaba sitiando Guibetn de los filisteos y, cuando lleg al campamento la noticia de que Zimri haba conspirado y dado muerte a El, proclamaron rey a Omr ese mismo da.

16,17Omr, pues, y todo Israel con l subieron de Guibetn y sitiaron Tirsa.

16,18Cuando Zimri vio que la ciudad iba a ser tomada, entr en la fortificacin de la casa del rey, prendi fuego al palacio real y muri.

16,19As fue castigado por haber hecho lo que desagrada a Yav, ya que anduvo por el camino de Jeroboam e hizo pecar a Israel de la misma manera.

16,20Lo dems referente a Zimri y la conspiracin que tram est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Israel.

16,21Entonces el pueblo de Israel se dividi en dos bandos. Unos queran dar el poder a Tibn y los otros a Omr.

16,22Los partidarios de Omr ganaron a los de Tibn, al que mataron, y rein Omr.

16,23Omr comenz a reinar en Israel en el ao treinta y uno de As, rey de Jud, y rein doce aos, seis de los cuales en Tirsa.

16,24Luego compr a Semer el cerro de Samaria por dos talentos de plata. Construy sobre el cerro y llam Samaria a esta ciudad, del nombre de Semer, al que haba pertenecido el cerro.

16,25Omr se port mal con Yav, siendo peor que cuantos lo precedieron.

16,26Fue en todo por el camino de Jeroboam, hijo de Nabat, e hizo pecar a Israel de la misma manera, irritando a Yav, su Dios, con sus vanos dolos.

16,27Lo dems referente a Mor y todas las guerras que hizo est escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Israel.

16,28Cuando muri Omr, lo sepultaron en Samaria y le sucedi su hijo Ajab.

Ajab, rey de Israel

16,29+Ajab, hijo de Omr, comenz a reinar sobre Israel el ao treinta y ocho de As, rey de Jud, y rein veintids aos en su capital, Samaria.

16,30Ajab se port muy mal con Yav, y fue peor que todos los reyes anteriores.16,31Le pareci poco imitar los pecados de Jeroboam, pues tom por esposa a Jezabel, hija de Etbal, rey de los sidonios, por lo que se puso a servir a su dios Baal, y se postraba ante l.

16,32Levant un altar para Baal en el Templo de Baal que construy en su capital, Samana.

16,33Tambin puso un tronco sagrado y con todo lo que hizo ofendi a Yav ms que todos los anteriores reyes de Israel.

16,34En su tiempo, Jiel de Betel reedific la ciudad de Jeric. Cuando puso los cimientos, ofreci en sacrificio a Abiram, su primer nacido, y cuando coloc las puertas de la ciudad, sacrific a Segub, su hijo menor. As se cumpli una palabra que Josu, hijo de Nun, haba dicho de parte de Yav.

El profeta Elas

17,1+Elas, del pueblo de Tisb, en Galaad, dijo a Ajab: Por la vida de Yav, el Dios de Israel a cuyo servicio estoy, no habr estos aos lluvia ni roco mientras yo no mande.

17,2Luego habl Yav a Elas diciendo:

17,3Levntate y dirgete al oriente; te esconders cerca del torrente de Kerit, al este del Jordn.

17,4Tomars agua del torrente y, en cuanto al alimento, he ordenado a los cuervos que te lo den all.

17,5Obedeci, pues, las palabras de Yav y se fue a vivir a orillas del torrente de Kerit, al oriente del Jordn;

17,6y los cuervos le llevaban pan en la maana y carne en la tarde, y tomaba agua del torrente.

Elas y la viuda de Sarepta

17,7+Al cabo de cierto tiempo se sec el torrente, porque no haba cado lluvia alguna sobre el pas.

17,8Entonces habl Yav a Elas:

17,9Levntate, anda a Sarepta, pueblo que pertenece a los sidonios, y permanece all, porque he ordenado a una viuda que te d comida.

17,10Se levant, pues, y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que recoga lea. Elas la llam y le dijo: Treme, por favor, un poco de agua en tu cntaro para beber.

17,11Cuando ella iba a trarselo, la llam desde atrs: Treme tambin un pedazo de pan.

17,12Ella le respondi: Por Yav, tu Dios, no tengo ni una torta; no me queda nada de pan, slo un puado de harina en la tinaja y un poco de aceite en un cntaro. Estaba recogiendo un par de palos para el fuego y ahora vuelvo a casa a preparar esto para m y mi hijo. Cuando lo hayamos comido, no nos quedar ms que esperar la muerte.

17,13Elas le dijo: No temas, anda a tu casa, a hacer lo que dijiste. Pero primero hazme un panecito a m y tremelo, y despus lo haces para ti y tu hijo.

17,14Porque as dice Yav, Dios de Israel: No se terminar la harina de la tinaja y no se agotar el aceite del cntaro hasta el da en que Yav mande la lluvia a la tierra.

17,15Ella se fue e hizo lo que Elas le haba dicho, y tuvieron comida, ella, Elas y el hijo.

17,16La harina de la tinaja no se agot ni disminuy el aceite del cntaro, segn lo que haba prometido Yav por medio de Elas.

Elas resucita al hijo de la viuda

17,17+Despus de estos hechos, el hijo de la duea de la casa enferm y su enfermedad fue tan grave que muri.17,18Entonces ella habl a Elas: Qu mal me quieres hombre de Dios? Has venido para sacar a la luz mis pecados y hacer morir a mi hijo?

17,19Elas respondi: Dame tu hijo. Ella que lo tena en su falda, se lo pas; l se lo llev a su pieza que quedaba en el piso superior, y lo acost en su cama.

17,20En seguida or a Yav: Dios mo, as que quieres castigar tambin a esta viuda que me cobij en su casa? Por qu has hecho morir a su hijo?

17,21Se tendi tres veces sobre el nio e implor a Yav: Dios mo, por favor, que vuelva el alma de este nio.

17,22Yav escuch la voz de Elas, y el alma del nio volvi a l y revivi.

17,23Elas tom al nio, lo baj de su habitacin y lo entreg a su madre diciendo: Mira, tu hijo vive.

17,24La mujer dijo a Elas: Ahora veo realmente que eres hombre de Dios y que tus palabras vienen de Yav.

18,1Pasado mucho tiempo, Yav habl a Elas, al tercer ao, y le dijo: Vete y presntate a Ajab, pues nuevamente mandar la lluvia sobre este pas.

18,2Y parti Elas para presentarse a Ajab. En la ciudad de Samaria faltaban los alimentos,

18,3as que llam Ajab al administrador de su casa, de nombre Abdas. (Este Abdas era gran servidor de Yav y,

18,4a cuando Jezabel extermin a los profetas de Yav, l haba ocultado a cien de esos profetas en dos cavernas, cincuenta en cada una, y despus los haba provedo de pan y agua.)

18,5Dijo, pues, Ajab a Abdas: Ven, vamos a recorrer el pas por todas sus fuentes y todos sus torrentes para ver si encontramos algo de hierba para mantener los caballos y mulos y no tengamos que suprimir el ganado.

18,6Se repartieron el pas para recorrerlo: Ajab se fue solo por un camino y Abdas solo por otro.

18,7Estando Abdas en camino, Elas le sali al encuentro. Lo reconoci Abdas y, cayendo con el rostro en el suelo; le dijo: Eres t Elas, mi seor?

18,8Yo soy, respondi Elas. Vete a decir a tu seor: Ah viene Elas.

18,9Respondi Abdas: Qu pecado he hecho para que me entregues en manos de Ajab? Acaso quieres mi muerte?

18,10Por Yav, tu Dios, que no hay nacin ni reino donde no haya mandado a buscarte, y cuando decan: Elas no est aqu, les haca jurar que no te haban encontrado:

18,11Y ahora; le voy a decir que t ests aqu?

18,12Suceder que; en cuanto me aleje de ti, el espritu de Yav te llevar quiz dnde. Mientras tanto habr avisado a Ajab y l; al no hallarte, me matar. Sin embargo, yo soy siervo de Yav desde mi juventud.

18,13Acaso nadie te ha hecho saber lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Yav, y cmo ocult a cien de ellos en dos cuevas, cincuenta en cada una, y los aliment con pan y agua?

18,14Y ahora t quieres que avise al rey que ests aqu. Es seguro que me matar.

18,15Respondi Elas: Por Yav Sabaot; a quien sirvo, hoy mismo yo me presentar a l.

18,16Abdas, pues, fue a transmitir este recado a Ajab, el cual volvi para ver a Elas.

El sacrificio del Carmelo

18,17+Cuando Ajab vio a Elas, le dijo: Ah vienes, peste de Israel!

18,18Contest Elas: No soy yo la peste de Israel, sino t y tu familia, que han abandonado los mandamientos de Yav para servir a Baal.

18,19Ahora bien, manda que se renan conmigo en el monte Carmelo todos los israelitas y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal a quienes mantiene Jezabel.

18,20Ajb avis a todo el pueblo de Israel y reuni a todos los profetas de Baal en el monte Carmelo.

18,21Entonces Elas se dirigi a todo el pueblo: Hasta cundo van a danzar de un pie en el otro? Si Yav es Dios, sganlo; si lo es Baal, sganlo a l. El pueblo qued callado.

18,22Entonces Elas les dijo: Yo slo he quedado de los profetas de Yav. En cambio los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.

18,23Que nos den dos novillos; que ellos elijan uno, que lo despedacen y lo pongan sobre la lea para el sacrificio sin prenderle fuego. Yo har lo mismo con el otro y lo pondr sobre la lea sin prenderle fuego.

18,24Ustedes, pues, rogarn a su Dios y yo invocar el Nombre de Yav. El verdadero Dios es el que responder enviando fuego. El pueblo respondi: Est bien.

18,25Entonces Elas dijo a tos profetas de Baal: Eljanse un novillo y preprenlo primero ustedes, ya que son ms numerosos, e invoquen el nombre de su dios.

18,26Tomaron el novillo, lo prepararon y estuvieron rogando desde la maana hasta el medioda, diciendo: Baal, respndenos. Pero no se oy ni una respuesta, y danzaban en un pie junto al altar que haban hecho.

18,27Cuando lleg el medioda; Elas empez a burlarse de ellos, diciendo: Griten ms fuerte, cierto que Baal es Dios, pero debe estar ocupado, debe andar de viaje, tal vez est durmiendo -tendr que despertarse.

18,28Ellos gritaron ms fuerte y, segn su costumbre, empezaron a hacerse tajos con cuchillo hasta que les corriera la sangre.

18,29Pasado el medioda cayeron en trance hasta la hora en que se ofrecen los sacrificios de la tarde, pero no se escuch a nadie que les diera una respuesta o una seal de acept