Anonimo - Ollantay

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    OOllllaannttaayy

    PERSONAJES

    PACHACTEC, Inca.

    CUSI-CCOYLLUR [Estrella alegre], princesa, hija de Pachactec.

    TPAC-YUPANQUI, prncipe, hijo de Pachactec.

    OLLANTA, general de Anti-Suyu.

    IMA SMAC [Qu bella!], hija de Cusi-Ccoyllur y Ollanta.

    RUMI-AHUI [Ojo de piedra], general de Anan-Suyu.

    HUILLCA-UMA, sumo sacerdote.

    ORCCO-HUARANCCA [Hombre de la montaa], general.

    ANCCO-ALLU-AUQUI [El que es constante en el amor], prncipe anciano.

    PIQUI-CHAQUI [Pie de pulga], criado de Ollanta.

    CCOYA, esposa de Pachactec y madre de Cusi-Ccoyllur.

    MAMA-CCACCA [Mama roca], matrona de las vrgenes del Sol.

    PITU-SALLA, nodriza de Ima Smac.

    UN INDIO CAARI.

    UN INDIO.

    UNA DOMSTICA.

    Coro de nios.

    Coro de nias.

    Squitos, de Ollanta y Orcco-Huarancca.

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    La escena tiene lugar en Cuzco a fines del siglo XIV y principios del XV.

    ACTO I

    ESCENA I

    Gran plaza en el Cuzco con el templo del Sol en el fondo. La escena tiene lugar

    ante el vestbulo del templo. Vestidos caractersticos de la poca incaica.

    (Salen OLLANTA, con manto bordado de oro y la maza al hombro, y tras l,

    PIQUI-CHAQUI.)

    OLLANTA.- Has visto, Piqui-Chaqui, a Cusi Ccoyllur en su palacio?

    PIQUI-CHAQUI.- No, que el Sol no permita que me acerque all. Cmo, no temes

    siendo hija del Inca?

    OLLANTA.- Aunque eso sea, siempre he de amar a esta tierna paloma: a ella sola

    busca mi corazn.

    PIQUI-CHAQUI.- Creo que el demonio te ha hechizado! Ests delirando, pues hay

    muchas doncellas a quienes puedes amar, antes que llegues a viejo. El da que el Inca des-

    cubra tu pensamiento, te ha de cortar el cuello y tambin sers asado como carne.

    OLLANTA.- Hombre!, no me sirvas de estorbo. No me contradigas, porque en este

    momento, te he de quitar la vida, destrozndote con mis propias manos.

    PIQUI-CHAQUI.- Veamos! Arrjame afuera como un can muerto, y ya no me dirs

    cada ao, cada da, cada noche: Piqui-Chaqui, busca a Cusi-Ccoyllur.

    OLLANTA.- Ya te digo, Piqui-Chaqui, que acometera a la misma muerte con su

    guadaa; aunque una montaa entera y todos mis enemigos se levantaran contra m, com-batira con ellos hasta morir por abrazar a Ccoyllur.

    PIQUI-CHAQUI.- Y si el demonio saliera?

    OLLANTA.- Aun a l hollara con mis plantas.

    PIQUI-CHAQUI.- Porque no veis ni la punta de sus narices, por eso hablis as.

    OLLANTA.- En hora buena, Piqui-Chaqui, dime sin recelo: Cusi-Ccoyllur, no es

    una brillante flor?

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    PIQUI-CHAQUI.- Vaya! Ests loco por Cusi-Ccoyllur. No la he visto. Tal vez fue

    una que entre todas las sin mancilla sali ayer, al rayar la aurora, hermosa como la Luna y

    brillante como el Sol en su carrera.

    OLLANTA.- Sin duda ella fue. He aqu que la conoces. Qu hermosa! Qu jovial!

    Anda en este instante y habla con ella, que siempre est de buen humor.

    PIQUI-CHAQUI.- No deseara ir de da al palacio, porque en l no se conoce al que

    va con quipe.

    OLLANTA.- Cmo, no me has dicho que ya la conoces?

    PIQUI-CHAQUI.- Eso he dicho por decir. Como las estrellas brillan de noche, por

    eso slo de noche la conozco.

    OLLANTA.- Sal de aqu, brujo, pues mi idolatrada Cusi-Ccoyllur deslumbra al mis-

    mo Sol con su hermosura. Ella no tiene rival.

    PIQUI-CHAQUI.- Aguarda que ahora ha de salir un viejo o una vieja, que creo id-

    neos para llevar tus recados y hablar con ella; porque aunque soy un pobre hurfano, no

    quisiera que me llamaran rufin.

    ESCENA II

    HUILLCA-UMA, con una larga tnica negra y un cuchillo en la mano, observa

    el Sol.

    HUILLCA-UMA.- Sol vivo! Postrado delante de vos, adoro vuestra marcha. Para

    vos solo he separado cien llamas, que debo sacrificar en el da de vuestra fiesta. Derramar

    su sangre en presencia de vos. Quemadas en el fuego ardern, despus de hecho el ayuno.

    OLLANTA.- He all, Piqui-Chaqui, que viene el sabio Huillca-Uma: ese len anda

    acompaado del mal presagio. Aborrezco a este agorero que siempre que habla anuncianegros cuidados y vaticina el infortunio.

    PIQUI-CHAQUI.- Calla; no hables, pues ya aquel agorero sabe mejor que t lo que

    has dicho. (Se sienta y duerme.)

    OLLANTA.- Hablar. Ya que me has visto, poderoso y noble Huillca-Uma, te adoro

    con profunda veneracin. Para ti nada hay oculto; veamos que todo ha de ser as. (Se

    acerca a HUILLCA-UMA.)

    HUILLCA-UMA.- Poderoso Ollanta, a tus plantas tienes rendida la comarca: tu valorte bastar para dominar todo.

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    OLLANTA.- Tiemblo al verte aqu; como tambin al presenciar estas cenizas fras,

    cimientos, adobes, vasos y cestos. Cuantos te ven admiran todo esto. Dime, para qu sir-

    ven, si todava no es la fiesta? Est por ventura enfermo el Inca? T vaticinas slo por

    medio de la sangre del tunqui rojo, y est muy lejos el da de sacrificar al Sol y a la Luna.

    Si an comienza el mes, por qu hemos de abandonar los goces?

    HUILLCA-UMA.- Para qu me interrogas increpndome? Todo s; t me lo re-

    cuerdas.

    OLLANTA.- Mi cobarde corazn teme el verte en un da particular, para aprove-

    charme de tu venida, aun cuando me costase una enfermedad.

    HUILLCA-UMA.- No temas Ollanta, vindome aqu, porque sin duda alguna es por-

    que te amo. Volar donde quieras como la paja batida por el viento. Dime los pensamien-

    tos que se anidan en tu vil corazn. Hoy mismo te ofrecer la dicha o el veneno para que

    escojas entre la vida o la muerte.

    OLLANTA.- Explcate con claridad, ya que has adivinado el secreto. Desata pronto

    esos hilos.

    HUILLCA-UMA.- He aqu Ollanta, escucha lo que he descubierto en mi ciencia. Yo

    solo s todo, aun lo ms oculto. Tengo influjo para hacerte general: mas ahora como que te

    he criado desde nio debo, pues, ayudarte para que gobiernes Anti-Suyu. Todos te conocen

    y el Inca te ama hasta el extremo de dividir contigo el cetro. Entre todos te ha elegido, po-

    niendo sus ojos en ti. l aumentar tus fuerzas para que resistas las armas enemigas. Cual-

    quiera cosa que haya, con tu presencia ha de terminar. Respndeme ahora, aun cuando tu

    corazn reviente de ira. No ests deseando seducir a Cusi-Ccoyllur? Mira, no hagas eso;

    no cometa ese crimen tu corazn, aunque ella mucho te ame. No te conviene corresponder

    a tantos beneficios con tanta ingratitud, cayendo en el lodo. El Inca no permitir eso, pues

    quiere demasiado a Cusi. Si le hablas, al punto estallar su enojo. Qu, ests delirando por

    hacerte noble?OLLANTA.- Cmo sabes eso que mi corazn oculta? Su madre sola lo sabe. Y

    cmo t ahora me lo revelas?

    HUILLCA-UMA.- Todo que ha pasado en los tiempos para m est presente, como si

    estuviera escrito. Aun lo que hayas ocultado ms, para m es claro.

    OLLANTA.- Mi corazn me vaticina que yo mismo he sido la causa del veneno, que

    sediento he bebido. Me abandonaras en esta enfermedad?

    HUILLCA-UMA.- Cuntas veces bebemos en vasos de oro la muerte! Recuerda quetodo nos sucede porque somos temerarios.

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    OLLANTA.- Ms pronto un peasco derramar agua y la tierra llorar, antes que yo

    abandone mi amor.

    HUILLCA-UMA.- Siembra en ese campo semilla, y ya vers que sin retirarte se mul-

    tiplicar ms y ms, y exceder al campo; as tambin tu crimen crecer hasta superarte.

    OLLANTA.- De una vez te revelar, Gran Padre, que he errado. Sabe ahora, sbelo,

    ya que me has sorprendido en esto solo. El lazo que me enreda es grande; estoy muy pron-

    to para ahorcarme con l, aun cuando sea trenzado de oro. Este crimen sin igual ser mi

    verdugo. S; Cusi Ccoyllur es mi esposa, estoy enlazado con ella: soy ya de su sangre y de

    su linaje como su madre lo sabe. Aydame a hablar a nuestro Inca: condceme para que

    me de a Ccoyllur: la pedir con todas mis fuerzas: presntame aunque se vuelva furioso,

    aunque me desprecie, no siendo de la sangre real. Que vea mi infancia, tal vez ella ser

    defectuosa; que mire mis tropiezos y cuente mis pasos; que contemple mis armas que han

    humillado a mis plantas a millares de valientes.

    HUILLCA-UMA.- Oh noble Ollanta! Eso no ms hables; tu lanzadera est rota; ese

    hilo es rompedizo; carda la lana e hila. Quieres ir a hablar al Inca solo? Por ms que te

    entristezcas, muy poco tendrs que decir. Piensa todava que donde quiera que yo est,

    siempre he de sofocar tus pensamientos.

    (Sale.)

    ESCENA III

    OLLANTA.- Oh Ollanta! Eres valiente, no temas; t no conoces el miedo. Cusi

    Ccoyllur, t eres quien me ha de proteger. Piqui-Chaqui, donde ests?

    PIQUI-CHAQUI.- Me haba dormido como una piedra y he soado mal agero.OLLANTA.- Qu cosa?

    PIQUI-CHAQUI.- En una llama amarrada.

    OLLANTA.- Ciertamente; t eres ella.

    PIQUI-CHAQUI.- S, por eso me crece el pescuezo.

    OLLANTA.- Vamos; llvame donde Cusi-Ccoyllur.

    PIQUI-CHAQUI.- Todava es de da.

    (Salen.)

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    ESCENA IV

    CUSI-CCOYLLUR, llorando, y su madre, CCOYA, se encuentran en el interior

    del Aclla-Huasi.

    CCOYA.- Desde cundo ests tan mustia Cusi-Ccoyllur, imagen del Sol? Desde

    cundo te ha abandonado el gozo y la alegra? Profunda tristeza despedaza mi afligido co-

    razn: deseo mejor la muerte que presenciar tanta desdicha. Dime: has amado a Ollanta?

    Eres su compaera? Ests ya desposada con l? Has elegido a ese inca por tu esposo?

    Descansa un poco.

    CUSI-CCOYLLUR.- Ay princesa! Ay madre ma! Cmo no he de llorar? Cmo

    no he de gemir? Si mi amado, si mi protector que cuid de mi niez durante tantos das y

    tantas noches me olvida, castigndome con la ms terrible indiferencia. Ay, madre ma!

    Ay princesa! Ay, mi adorado amor! Desde el da que entr aqu, la Luna se visti de luto;

    el Sol se oscureci como si estuviera cubierto de ceniza. Una nube tempestuosa vino a

    anunciar mi pesar, y aun la hermosa estrella del amor dej de emitir sus fulgores. Todos los

    elementos han conspirado contra m, y el Universo ya no existe. Ay, madre ma! Ay,

    princesa! Ay, mi adorado amor!

    ESCENA V

    Entra el Inca PACHACTECcon su squito.

    CCOYA.- Lmpiate el rostro; enjgate los ojos. Mira a tu padre que sale.

    PACHACTEC.- Cusi-Ccoyllur! Fruto de mi corazn! Flor de todos mis hijos!Bella red de mi pecho! Relicario de mi cuello! Ven, paloma a mi pecho; descansa en mis

    brazos. Devana en mi presencia un ovillo de oro que est adentro. En ti tengo cifrada toda

    mi dicha: eres mi nica felicidad: eres la nia de mis ojos. Aqu tienes en tu presencia las

    armas del Imperio, que con una mirada dominas. Quin pudiera abrir tu pecho para des-

    cubrir tus pensamientos y fijar en l tu reposo? Eres para tu padre la nica esperanza de su

    vida. Con tu presencia mi vida entera ha de ser un gozo eterno.

    CUSI-CCOYLLUR.- Oh padre! Postrada a tus pies te adoro mil veces. Favorcemepara que huyan mis angustias.

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    PACHACTEC.- T, a mis pies! T humillada! (Me espanta decirlo.) Mira que soy

    tu padre: yo te he criado con solcita ternura. Por qu lloras?

    CUSI-CCOYLLUR.- Ccoyllur llorar como el roco que el Sol disipa con su presen-

    cia; as tambin ella disipar su incauto amor.

    PACHACTEC.- Vengo amoroso, bella escogida; sintate sobre mis rodillas.

    UNA DOMSTICA.- Tus siervos vienen para consolarte.

    PACHACTEC.- Di que entren.

    ESCENA VI

    Ocho pequeos nios se presentan danzando, con tamborcitos y panderetas en

    las manos. Msica en el interior.

    CORO DE NIOS

    Tuya, no comas

    (Cantan.)

    Tuyallay

    el maz de mi siclla;

    Tuyallay,

    no te acerquesTuyallay,

    a consumir la cosecha toda.

    Tuyallay,

    El maz todava est verde,

    Tuyallay,

    y sus granos estn muy blancos;

    Tuyallay,sus hojas estn muy duras,

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    Tuyallay,

    aunque su interior est muy tierno.

    Tuyallay,

    Pero el cebo ya est puesto,

    Tuyallay,

    y yo te apresar bien pronto.

    Tuyallay,

    No te podrs escapar.

    Tuyallay,

    Mi mano ahogar

    Tuyallay,

    al pjaro volador

    Tuyallay,

    antes de que se haya apoderado

    Tuyallay,

    del cebo.

    Tuyallay,

    Aprende del piscaca:

    Tuyallay,

    mira, lo han matado;

    Tuyallay,

    pregunta dnde est su corazn,

    Tuyallay,

    busca sus plumas.

    Tuyallay,

    Lo ves muertoTuyallay,

    por haber picado slo un grano.

    Tuyallay,

    Y as le pasar

    Tuyallay,

    a todo el que se quiera perder.

    Tuyallay.

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    PACHACTEC.- Algrate, Cusi-Ccoyllur, con tus domsticos en el palacio de tu

    madre.

    CCOYA.- Cantad con ms dulzura, adoradas ninfas; vosotros que habis cantado la

    desgracia, idos. Entrad vosotras.

    (Vanse los nios y entran las nias.)

    CORO DE NIAS

    Dos palomas amorosas

    (Cantan.)

    estn tristes, se quejan, suspiran

    y lloran.

    Ambas fueron enterradas en la nieve:

    un rbol sin hojas fue su tumba.

    Una de ellas perdi a su compaera

    y sali a buscarla.

    La encontr en un pedregal

    pero estaba muerta.

    Y tristemente empez a cantar:

    Mi paloma! Dnde estn tus ojos,

    y dnde tu pecho amante?

    Dnde tu virtuoso corazn

    que yo tan tiernamente amaba?

    Dnde, mi paloma, estn tus labios dulces

    que mis tristezas conocieron?Sufrir mil desdichas

    ahora que mi alegra ha terminado.

    Y la infeliz paloma

    erraba de pea en pea.

    Nada la consolaba

    ni calmaba su dolor.

    Cuando vino el albaen el puro azul del cielo

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    vacil y cay.

    Y al morir

    exhal un amoroso suspiro.

    CUSI-CCOYLLUR.- Verdad dice este yarav: basta decantar, pues ya mis ojos se

    convierten en torrentes de lgrimas.

    (Vanse las nias, CUSI-CCOYLLURy CCOYA.)

    Escena VII

    Interior del palacio del Inca.

    (PACHACTEC, OLLANTAy RUMI-AHUIse sientan.)

    PACHACTEC.- Oh nobles!, digo que ya llega el buen tiempo para que todo el

    ejrcito salga con direccin a Colla-Suyu, pues ya Chayanta est listo para salir con noso-

    tros. Que se preparen y afilen sus flechas.

    OLLANTA.- Oh Inca! Cmo se han de sostener esos cobardes?, pues el Cuzco y

    sus montaas se levantarn contra ellos, como tambin ochenta mil soldados, que los espe-

    ran prontos al sonido del tambor y taido de las bocinas. En cuanto a m, tengo mi macca-

    na afilada y escogida mi maza de armas.

    PACHACTEC.- An no dar mis rdenes, para que algunos puedan ser persuadi-

    dos; porque podra haber muchos que amen demasiado su sangre.

    RUMI-AHUI.- Al ordenar Chayanta que se renan todava los ms valientes, para

    obligar a los yuncas a que limpien los caminos y que se vistan de cuero, estoy convencidoque con esto ha mostrado un corazn pusilnime, que disfraza su cobarda, no queriendo

    que se marche a pie antes que las salidas se hallen expeditas. Ya que estn muchsimos

    prontos para cargar las llamas, partiremos al combate; pues nuestro ejrcito est listo.

    PACHACTEC.- Pensis que sals acaso al encuentro de feroz serpiente, y que vais

    a levantar aquella nacin? Los llamaris primero con dulzura, sin derramar sangre, ni des-

    truir a nadie.

    OLLANTA.- Yo tambin he de marchar. Todo lo tengo preparado; pero mi corazntiembla delirando en un pensamiento.

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    PACHACTEC.- Dmelo aun cuando pidas el regio cetro.

    OLLANTA.- Escchame solo.

    PACHACTEC.- Valiente general de Anan-Suyu, descansa en tu palacio y regresa

    maana cuando te llame.

    RUMI-AHUI.- Tu pensamiento es el mo: que se cumpla en el acto.

    (Vase.)

    ESCENA VIII

    OLLANTA.- Bien sabes, poderoso Inca, que desde mi infancia te he acompaado,

    procurando siempre tu felicidad en la guerra. Mi valor te ha servido para que impongas tu

    poder a millares de pueblos. Por ti he derramado siempre mi sudor: siempre he vivido en tu

    defensa: he sido sagaz para dominar y sojuzgarlo todo. He sido el terror de los pueblos,

    pues nunca he dejado de caer sobre ellos sino como una maza de bronce. Dnde no se ha

    derramado a torrentes la sangre de tus enemigos? A quin no ha impuesto el nombre de

    Ollanta? He humillado a tus pies a millares de yuncas de la nacin anti, para que sirvan en

    tu palacio. Venciendo a los chancas, he aniquilado todo su poder. Tambin he conquistado

    a Huanca-Huillca, ponindolo bajo tus plantas. Dnde Ollanta no ha sido el primero en

    combatir? Por m, numerosos pueblos han aumentado tus dominios: ya sea empleando la

    persuasin, ya el rigor, ya derramando mi sangre, ya por fin exponindome a la muerte. T,

    padre mo, me has concedido esta maza de oro y este yelmo, sacndome de la condicin de

    plebeyo. De ti es esta maccana de oro, tuyos sern mis proezas y cuanto mi valor alcance.

    T me has hecho esforzado general de los antis y me has encomendado el mando de cin-

    cuenta mil combatientes; de este modo toda la nacin anti me obedece; en mrito de todo

    lo que te he servido, me acerco a ti como un siervo, humillndome a tus pies para que measciendas algo ms, mira que soy tu siervo! He de estar siempre contigo, si me concedes a

    Ccoyllur, pues marchando con esta luz, te adorar como a mi soberano y te alabar hasta

    mi muerte.

    PACHACTEC.- Ollanta! Eres plebeyo, qudate as. Recuerda quin has sido. Mi-

    ras demasiado alto.

    OLLANTA.- Arrebtame de una vez la vida.

    PACHACTEC.- Yo debo ver eso: t no tienes que elegir. Respndeme: ests en tujuicio? Sal de mi presencia!

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    (Vanse OLLANTA, compungido, y luego PACHACTEC.)

    ESCENA IX

    Lugar solitario de Cusi-Patal.

    (Sale OLLANTA, conmovido.)

    OLLANTA.- Ah Ollanta! As eres correspondido! T que has sido el vencedor de

    tantas naciones; t que tanto has servido. Ay, Cusi-Ccoyllur! Esposa ma! Ahora te he

    perdido para siempre! Ya no existes para m! Ay princesa! Ay paloma!... Ah Cuzco!,

    hermoso pueblo! Desde hoy en adelante he de ser tu implacable enemigo: romper tu pe-

    cho sin piedad; rasgar en mil pedazos tu corazn; les dar de comer a los cndores a ese

    Inca, a ese tirano. Alistar mis antis a millares, les repartir mis armas y me vers estallar

    como la tempestad sobre la cima de Sacsa-Huamn. El fuego se levantar all y dormirs

    en la sangre! T, Inca, estars a mis pies, y vers entonces si tengo pocos yuncas y si al-

    canzo tu cuello. Todava me dirs: no te doy a mi hija? Sers tan arrojado para ha-

    blarme? Ya no he de ser tan insensato para pedrtela postrado a tus pies! Yo debo ser en-

    tonces el Inca, ya lo sabes todo; as ha de suceder muy pronto...

    Escena X

    Sale PIQUI-CHAQUI.

    OLLANTA.- Ve, Piqui-Chaqui, y dile a Cusi Ccoyllur, que esta noche me aguarde.

    PIQUI-CHAQUI.- Fui ayer por la tarde y encontr su palacio abandonado. Pregunty nadie me dio razn de ella. Todas las puertas estaban cerradas. Nadie moraba all y ni un

    solo perrito haba.

    OLLANTA.- Y sus domsticos?

    PIQUI-CHAQUI.- Hasta los ratones haban huido no hallando qu comer; slo los

    bhos sentados all dejaban or su canto lgubre...

    OLLANTA.- Tal vez su padre se la ha llevado a esconderla en su palacio.

    PIQUI-CHAQUI.- Quin sabe si la ha ahorcado y ha abandonado a la madre.OLLANTA.- Nadie ha preguntado ayer por m?

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    PIQUI-CHAQUI.- Como cosa de mil hombres, te buscan para prenderte.

    OLLANTA.- Sublevar entonces toda mi provincia: mi diestra demoler todo; mis

    pies y mis manos son mi maccana; mi maza arrasar sin dejar nada.

    PIQUI-CHAQUI.- S, yo tambin he de pisotear a ese hombre y aun le he de quemar.

    OLLANTA.- Qu hombre es se?

    PIQUI-CHAQUI.- Digo que Orcco-Huarancca, el que ha preguntado por ti.

    OLLANTA.- Tal vez se dice que el Inca me manda buscar, pensando que est furio-

    so.

    PIQUI-CHAQUI.- Orcco-Huarancca; no el Inca: abomino a este hombrecillo.

    OLLANTA.- Ella ha desaparecido del Cuzco; mi corazn me anuncia y el bho me

    lo avisa.

    PIQUI-CHAQUI.- Dejaremos a Ccoyllur?

    OLLANTA.- Cmo he de permitir que se pierda? Ay Ccoyllur! Ay paloma!

    PIQUI-CHAQUI.- Escucha esta cancin. No hay quin la cante?

    (Se oye msica dentro.)

    Perd una paloma que yo amaba,

    la perd en un momento.

    Bscala en todas partes,

    en todos los lugares.

    Como mi amor tiene una cara tan hermosa

    la llaman Ccoyllur:

    como es bella,

    le va bien el nombre.

    Como la luna en su esplendor,cuando brilla

    en lo ms alto del cielo

    es radiante su faz.

    Sus trenzas caen

    por su frente

    tejiendo dos colores: blanco y negro.

    Es una hermosa visin.Sus cejas suaves

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    matizan su cara:

    son como el arcoiris.

    Sus ojos son como soles en su cara.

    Sus penetrantes miradas

    causan alegra o tristeza;

    y aunque es amada y adorada

    hiere mi corazn.

    El achancaray florece en su mejilla

    blanca como la nieve,

    como aparece en el suelo

    la nieve.

    Se regocija el corazn

    al ver su boca hermosa;

    el eco de su deliciosa risa

    difunde alegra.

    Su grcil cuello es como el cristal,

    o como la nieve sin mancha.

    Sus pechos crecen

    como el algodn en flor.

    Sus dedos son como estalactitas de hielo:

    mientras los miraba

    y ella los mova,

    me deleitaron.

    OLLANTA

    (Canta.)Oh, Cusi-Ccoyllur!

    Reconozco esa msica

    ya que describe su belleza;

    el dolor que me trae

    no me abandona.

    Si te pierdo

    me volver loco.Si te alejan de m,

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    me morir.

    PIQUI-CHAQUI.- Tal vez han muerto a Ccoyllur; ya no brilla de noche.

    OLLANTA.- Puede suceder que el Inca sepa que Ollanta est ausente, que todos le

    han abandonado y se han convertido en sus enemigos.

    PIQUI-CHAQUI.- Todos te quieren porque eres liberal; con todo el mundo eres pr-

    digo, pero conmigo mezquino.

    OLLANTA.- Para qu quieres?

    PIQUI-CHAQUI.- Para qu ha de ser? Para algo; como para regalar vestidos, para

    parecer caudaloso y tambin para imponer.

    OLLANTA.- S valiente; con eso, te tendrn miedo.

    PIQUI-CHAQUI.- No tengo cara para ello, porque siempre me estoy riendo; siempre

    soy muy ocioso. S bizco que yo no lo ser. Qu pito viene sonando desde lejos?

    OLLANTA.- Tal vez me buscan! Adelante!

    PIQUI-CHAQUI.- Ay!, me voy a cansar.

    ACTO II

    ESCENA I

    PALACIO DEL INCA.

    (Salen PACHACTECy RUMI-AHUI.)

    PACHACTEC.- He mandado buscar a Ollanta. Ya no le encuentran. Mi furor me

    arrebata como un torrente. Has visto a ese hombre?

    RUMI-AHUI.- Te ha temido.

    PACHACTEC.- Marcha en su persecucin.

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    RUMI-AHUI.- Dnde andar ya con tres das que est ausente de su casa? Al-

    guien lo habr guiado: por eso no aparece.

    ESCENA II

    Sale un INDIO CAARIcon un quipu.

    INDIO.- Aqu te traigo un quipu desde Urupampa. Me han mandado que venga muy

    de prisa. Ya te he visto.

    PACHACTEC.- Qu negocios son sos?

    INDIO.- El quipu te avisar.

    PACHACTEC.- Destale, Rumi-ahui.

    RUMI-AHUI.- (Descifra el quipu.) He aqu una varita que tiene atada la cabeza

    con una madeja de lana; se han rebelado tantos hombres como granos de maz ves aqu

    suspendidos.

    PACHACTEC.- Y t qu has visto?

    INDIO.- Que toda la nacin anti se ha sublevado con Ollanta. Me han asegurado que

    ya se ve su cabeza ceida con la borla roja o encarnada.

    RUMI-AHUI.- Eso tambin dice el quipu.

    PACHACTEC.- Antes que mi furor se calme, marcha valeroso, aunque tu ejrcito

    sucumba; pues no avanzarn mucho cincuenta mil hombres para levantar tu comarca. Parte

    pronto que el peligro amenaza.

    RUMI-AHUI.- Saldr muy de maana; ya he ordenado que el ejrcito marche al

    Collao. Todo he de impedir, poniendo sitio al valle, para arrasar con esos traidores y traer-

    los vivos o muertos, sometiendo a ese hombrecillo; as no tengas cuidado.

    Vanse.)

    ESCENA III

    Fortaleza de OLLANTAen la villa de Tambo.

    (ORCCO-HUARANCCAy OLLANTAcon sus squitos vienen de lados opues-

    tos.)

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    ORCCO-HUARANCCA.- La valiente nacin de Anti-Suyu ya te recibe y hasta las

    mujeres te aclaman. Has de ver ahora cmo todos los nobles y el ejrcito marcharn a An-

    ta; as debemos salir en retirada. Que no llegue aquel da en que cada ao salgamos a aque-

    llos remotos pueblos a derramar nuestra sangre, para cortar al Inca y a los suyos la provi-

    sin de vveres que han menester. Llevando poca coca todos los pueblos tendrn descanso.

    Es necesario buscar caminos arenosos y si las llamas se cansan, andaremos a pie; aunque

    sea entre espinas y zarzos. Tambin necesitamos llevar agua; y, aunque sea aguardar la

    muerte.

    OLLANTA.- Capitanes! Escuchad las rdenes de Orcco-Huarancca que manda que

    descansis. Conservadlas en vuestra memoria, aun cuando se cubra de luto todo Anti-Suyu.

    Tengo bastante coraje para hacer saber al Inca que desista este ao de acometer a Anti-

    Suyu. Entonces su ejrcito ha de sucumbir durante ese tiempo; ya sea por las enfermeda-

    des, ya sea por las fatigas, ya teniendo, en fin, sus campos incendiados en una marcha tan

    dilatada. Cunta gente habr de perecer! Cuntos nobles encontrarn una muerte segura

    en una empresa tan aventurada. As se ha de portar Anti Suyu en presencia de su Inca. A

    decir no, volar al momento para embarazar la salida. Descansad tranquilos en vuestros

    hogares, pues soy enemigo implacable.

    TODOS.- Que viva para siempre nuestro Inca! Que tome la borla roja, para que le

    toque en suerte el hacernos felices! Elevadle al trono! Salve Inca! Salve Inca!

    ANCCO-ALLU-AUQUI.- Recibe en tus manos, Inca, la borla roja que la comarca te

    ofrece. Cun grande es Huilcanota! Te proclama en toda su extensin! Que venga ya

    aquel da en que Ollanta sea nuestro Inca!

    OLLANTA.- Orcco-Huarancca, s noble, para que gobiernes a Anti-Suyu. Aqu tie-

    nes este yelmo y estas flechas, para que seas tambin valiente.

    TODOS.- Que viva el valeroso Orcco-Huarancca! Que viva!

    OLLANTA.- Ancco-Allu, como eres el anciano ms noble y ms sabio, sers tam-bin ahora del linaje de Huillca-Uma. Ponme esas insignias para que pueda vencer a la

    misma muerte.

    ANCCO-ALLU-AUQUI.- Te las pongo, para que debas recordar tu valor, para que

    domines y te manifiestes siempre como hombre.

    ORCCO-HUARANCCA.- Mil veces venero, poderoso Inca, tus hechos!

    ANCCO-ALLU-AUQUI.- Mira al varn esforzado, cubierto de armas desde la cabe-

    za hasta los pies; por eso ha de ser valiente; por eso los enemigos jams han de ver su es-palda, ni huir como el montas, ni ser humillado como a la tierna grama.

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    ORCCO-HUARANCCA.- Escuchad oh antis! Escuchad lo que el Inca me amones-

    ta! Soldados, estad sobre las armas! Porque el viejo Inca ha mandado desde el Cuzco, a las

    comarcas del imperio, para que los nobles se preparen al combate. Ha ordenado tambin

    que todo el Cuzco marche con direccin a este valle, a nuestros hogares, para exterminar-

    nos; as lo ha decretado. Sin perder tiempo, ordenad que extiendan sobre aquellos cerros

    las galgas que sean necesarias; y para que no se permanezca en el ocio, embarrad ligera-

    mente el cuartel y dejad una sola puerta hacia las montaas. Levantaos en este momento,

    para moler todo el veneno que es menester para curar nuestras flechas e hiriendo con ellas,

    la muerte sea instantnea.

    OLLANTA.- Te he elegido, Orcco-Huarancca, el primero entre los nobles para di-

    simular tu linaje; te he sealado para que ests en pie; pues nuestros enemigos no duermen!

    Les embarazars la entrada y los pondrs en derrota. Seremos cobardes?

    ORCCO-HUARANCCA.- Ya estn aqu treinta mil antis entre los cuales no se en-

    cuentra un cobarde, ni un invlido. El capitn Marutu saldr con los antis de Huillca-

    Pampa, hasta las orillas de la confluencia del Qqueru, donde estar emboscado con su ejr-

    cito hasta que se le avise. El noble Chara ocultar igualmente su gente en la ribera opuesta

    hasta mi llamada. Diez mil antis dormirn en los graneros de Chara, y tendremos en el va-

    lle de Pachar otras diez tribus. Aguardaremos que entren los cuzqueos sin tomar la inicia-

    tiva; cuando todos estn adentro, cerraremos la entrada y se verificar una inundacin. Al

    sonido de las bocinas, los cerros lanzarn peascos, las piedras caern como granizo, las

    galgas rodarn sepultando todo lo que encuentren a su paso. ste ha de ser su castigo. En

    cuanto a los fugitivos, los unos morirn en nuestra manos y los dems sucumbirn al ve-

    neno de nuestras flechas.

    TODOS.- Muy bien! Muy bien!

    (Vanse OLLANTAy ORCCO-HUARARICCAcon sus squitos por lados opuestos.)

    ESCENA IV

    Lugar en las montaas entre la fortaleza de OLLANTAy el palacio del Inca.

    (RUMI-AHUIsale como fugitivo.)

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    RUMI-AHUI.- Ah Rumi! Ah Rumi! Ah Rumi-ahui! Qu infortunado eres!

    Has escapado de un peasco. Esto ha sido para m una cancin bien triste. No estuvo en

    tus manos rechazar a Ollanta emboscado en aquel valle? No has recordado que tiene un

    corazn insidioso para dominar todo?Por qu no has recurrido a estrategias para aniquilar

    su ejrcito? En l slo he encontrado un hombre que de cobarde se haga valiente. Hoy he

    muerto a millares de hombres; slo as he podido librarme de gemir en sus manos. Haba

    pensado que ese hombrecillo sera un fanfarrn; por eso le busqu cara a cara y penetr en

    el valle, juzgando que con mi presencia huira; y estando ya a la entrada de su campamen-

    to, principiaron a caer y rebotar por todas partes los peascos, llevando consigo muchas

    galgas; ellas aplastan y sepultan todo mi ejrcito. Aqu y all matan, la sangre corre, inunda

    y se extiende por todo el valle. As ha sucedido, yo tambin estuve en medio de un hervi-

    dero de sangre. Con quin me hubiera batido, si nadie sali, ni a nadie vi y los mos eran

    destrozados por las galgas? Con qu cara he de r a presentarme al Inca? Estoy perdido!

    Adnde huir? Ahora mismo me ahorcara con mi propia honda; pero ella, que sirva para

    cuando Ollanta caiga.

    (Vase.)

    ESCENA V

    Patio interior del templo de las vrgenes.

    (Salen la nia IMA-SMACy PITU-SALLA.)

    PITU-SALLA.- Ima-Smac, no salgas demasiado a la puerta. No aguardes all; por-

    que las matronas se han de enfadar; no obstante de ser tu nombre Ima-Smac muy querido,pues slo al orlo pronunciar se llenan de regocijo todas las escogidas. Cuando te encierres

    en aquel patio, mora all en medio de los goces. Nadie sale jams de aqu; por eso hallars

    toda especie de comodidades, ricos vestidos, oro y exquisitos manjares. Todas las escogi-

    das de la sangre real te aman y llevan siempre en sus brazos. Todas las maestras, sin ex-

    cepcin, te acarician, ya besndote, ya mimndote. T eres la nica a quien distinguen y en

    cuyo rostro se fijan. Qu ms quieres, t que debas servir a las dems hermanas, que vi-

    vas en su sociedad? Tambin debes notar que toda la nobleza te venera, como si fueras de

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    la sangre de las escogidas, y se recrean contigo, como si vieran al Sol y te conservan como

    a su linaje.

    IMA-SMAC.- Muchas veces eso no ms, eso no ms me dices. Pues yo ahora te di-

    r la verdad. Abomino estos claustros, esta casa; maldigo todos los das mi existencia y mi

    inaccin. Aborrezco la sauda cara de las matronas, que es lo nico que miro desde el rin-

    cn de mi morada. Aqu no hay felicidad, slo lgrimas que llorar. Su voluntad sera que

    nadie habitara aqu; veo que ellas andan entre las risas y los goces, pues llevan en sus ma-

    nos el colmo de la ventura. Quin sabe si estoy clausurada porque no tengo madre! Buena

    nodriza, como no hay que servir, me ir a recoger; porque anoche estuve vagando por to-

    das partes, hasta que por fin entr al jardn y escuch un instante que permanec en l, los

    lamentos y gemidos de una voz que clamaba por la muerte. Mir a todas partes con los

    cabellos erizados; gritando de espanto, dije: Quin eres que clamas a todos y angustiada

    dices: Sol mo!, scame de aqu? Busqu en derredor mo, a nadie hall: slo la paja sil-

    baba en el prado; con ella me puse a llorar. Mi corazn rasgado quera salirse de mi pecho;

    an ahora que recuerdo, me lleno de espanto como si fuera a morir. Aqu Pitu-Salla, el

    mismo dolor anida y el llanto florece eternamente! Mira, adorada nodriza, no me digas que

    permanezca aqu; porque abomino mi condicin de escogida.

    PITU-SALLA.- Entra, no sea que te vea alguna anciana.

    IMA-SMAC.- Esta morada es para m?

    (Vase.)

    ESCENA VI

    Sale MAMA-CCACCAvestida de blanco.

    MAMA-CCACCA.- Has comunicado mis rdenes a esa nia?

    PITU-SALLA.- Qu debo avisarle?MAMA-CCACCA.- Qu te he advertido?

    PITU-SALLA.- Llora sin consuelo y rehsa admitir el vestido del Aclla-Huasi.

    MAMA-CCACCA.- Cmo, no la has reprendido?

    PITU-SALLA.- Le muestro la ropa, para que se despoje de la vieja que viste, recor-

    dndole que ya sali de la infancia y que no ha de ser escogida si la tristeza se apodera de

    ella, y que ha de permanecer en la condicin de sierva. Por qu ella recordar que es una

    hija sin padre y una criatura sin madre? He aqu un mal agero.

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    MAMA-CCACCA.- Di su nombre, dilo; pues dentro de estas paredes todo queda se-

    pultado como en la nieve, y hasta el nombre se olvida.

    PITU-SALLA.- Ay, Ima-Smac! Ay, Ima-Smac! Qu calabozo te ocultar solita-

    ria? He aqu una serpiente! Ve ac un len!

    (Vanse.)

    ESCENA VII

    Calle de Cuzco.

    (Salen RUMI-AHUIy PIQUI-CHAQUIde lados opuestos; el ltimo como es-

    pa.)

    RUMI-AHUI.- Cmo as, Piqui-Chaqui, has venido para ac? Por ventura buscas

    la muerte, junto con el traidor Ollanta?

    PIQUI-CHAQUI.- Como natural del Cuzco, he sido expulsado; me vuelvo sin demo-

    ra a mi pueblo; porque no puedo habitar los valles.

    RUMI-AHUI.- Dime qu hace Ollanta?

    PIQUI-CHAQUI.- Ovilla un quipu.

    RUMI-AHUI.- Qu ovillo es se?

    PIQUI-CHAQUI.- Reglame algo y te avisar.

    RUMI-AHUI.- S, para golpearte un palo, y para ahorcarte tres.

    PIQUI-CHAQUI.- Ollanta... Ollanta... Ollanta... Esto... nada ms me acuerdo.

    RUMI-AHUI.- Cuidado, Piqui!

    PIQUI-CHAQUI.- Y Ollanta... levanta... Y Ollanta... construye una fortaleza de pie-dras colosales... Ata dos hombres enanos para que salga un gigante. Dime, por qu llevas

    esa ropa arrastrando como la gallina ingerida lleva sus alas? Mira que el barro mancha has-

    ta lo negro.

    RUMI-AHUI.- No ves al Cuzco, hecho un mar de lgrimas? Pachactec est ente-

    rrado: todos estn de luto en medio del plaido universal.

    PIQUI-CHAQUI.- Quin gobernar ahora despus de Pachactec?

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    RUMI-AHUI.- Tpac-Yupanqui ocupar el trono; aunque el Inca ha dejado muchos

    hijos, a pesar de ser aqul el menor y haber todava otro mayor. Todo el Cuzco le ha elegi-

    do; y el Inca le ha dejado el cetro y las armas. As, no podemos elegir a otro.

    PIQUI-CHAQUI.- Voy a traer mi cama.

    (Vase.)

    ESCENA VIII

    Palacio del Inca.

    (Sale TPAC-YUPANQUIcon HUILLCA-UMAy su squito.)

    TPAC-YUPANQUI.- En este da oh nobles!, recibid y venerad al Sol. Todas las

    vrgenes que existan, llenas de jbilo que se presenten en este campo para alegrar la co-

    marca entera. As, os recuerden que debis orar con vuestro corazn.

    HUILLCA-UMA.- Ayer se levant el humo hasta la mansin del Sol, Pacha-Cmac

    est muy alegre: todo ha de ser ahora propicio; slo una cosa ha inquietado al Inca y es

    que, despus del sacrificio de las aves y de las llamas, como todos han visto, abrimos un

    guila para observar su pecho y augurar por medio de su corazn: la encontramos vaca!

    As, pues, debemos conquistar pronto a Anti-Suyu sublevado; pues vaticino que ser some-

    tido.

    TPAC-YUPANQUI.- Aquel valiente Anti-Suyu, dej en libertad a esa guila y ella

    ha sido la perdicin de tanta gente.

    RUMI-AHUI.- Poderoso Inca! T sabes ya todo lo que ha acontecido y cules han

    sido mis yerros; no obstante de ser una piedra te obedezco y como piedra he destrozado

    todo. Sal con una piedra y con ella he peleado, aunque aqullos dominaban la comarca.Slo una cosa te pido, y es que me permitas partir a la fortaleza, pues te prometo sacarte

    victorioso.

    TPAC-YUPANQUI.- He aqu lo que debes hacer, para que recobres tu fama: no

    abandones a Anti-Suyu; de este modo te he de probar.

    HUILLCA-UMA.- Dentro de pocos das vers a Anti Suyu a tus pies; as lo he en-

    contrado en los quipus. Vuela pronto, Rumi-ahui.

    (Vase RUMI-AHUIapresuradamente; luego salen todos.)

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    ESCENA IX

    Campo cerca de la fortaleza de OLLANTA.

    (Salen RUMI-AHUIfugitivo, baado en sangre y un INDIO CAARI.)

    RUMI-AHUI.- No hay en esta comarca alguien que tenga compasin de m?

    INDIO.- Quin eres hombre? Avsame: quin te ha puesto en ese estado? De dn-

    de vienes tan cruelmente herido?

    RUMI-AHUI.- Ve a avisar a tu Inca, que su favorecido le llama.

    INDIO.- Cmo te llamas?

    RUMI-AHUI.- Todava no te dir mi nombre.

    INDIO.- Agurdate all.

    (Vase.)

    ESCENA X

    Sale OLLANTA.

    RUMI-AHUI.- Poderoso Inca! Mil veces te adoro postrado a tus pies! Ten com-

    pasin de este desgraciado.

    OLLANTA.- Quin eres? Adnde vas? De dnde has cado? Quin eres tan las-

    timosamente herido?

    RUMI-AHUI.- Me conoces demasiado, yo soy Rumi; por eso he cado a tus pies,

    Inca, favorceme!

    OLLANTA.- Eres t, Rumi-ahui, el valiente de Anti-Suyu?

    RUMI-AHUI.- Soy ese Rumi, por eso he derramado sangre.OLLANTA.- Levntate, aqu tienes mi mano. Quin te ha puesto en este estado?

    Quin te ha conducido a mi palacio, y a mi presencia? Que traigan ropa nueva para ti,

    pues yo te amo. Por qu ests desamparado?

    RUMI-AHUI.- El nuevo monarca Tpac-Yupanqui, que ahora gobierna en el Cuz-

    co es un tirano feroz. Vive en medio de regeldos de sangre; degella sin perdonar a nadie;

    sin saciar jams su corazn, todo lo inmola en su delirio; y as corre el suncho rojo. Yo soy

    el valeroso de Anti-Suyu, como tal vez recuerdas. Conociendo esto, Tpac-Yupanqui me

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    llam a su territorio. En se su depravado corazn piensa una cosa y manda otra... Mira

    que eres mi padre y mi madre; aqu me tienes en tu palacio!

    OLLANTA.- No te aflijas, Rumi; en este instante te voy a curar y a auxiliar. T tam-

    bin has de ser su cuchillo. En el da de sacrificar al Sol tendremos una gran fiesta en el

    cuartel real, y entonces debemos marchar para arriba.

    RUMI-AHUI.- Que la fiesta dure tres das aunque el regocijo sea limitado; pues pa-

    ra entonces he de estar aliviado. Te hablo con mi corazn.

    OLLANTA.- Concedido; tres noches hemos de sacrificar al gran Sol, y estaremos to-

    dos en medio del jbilo, para lo cual se cerrar el cuartel real.

    RUMI-AHUI.- Que se avise tambin a los domsticos para que dispongan de la no-

    che y adems, deban llevar consigo a sus mujeres.

    ACTO III

    ESCENA I

    Patio interior del templo de las vrgenes.

    (IMA-SMACy PITU-SALLAsalen de lados opuestos.)

    IMA-SMAC.- Querida Pitu-Salla, dime, hasta cundo me ocultas aquel secreto?

    Mira que me has partido el corazn, por no haberme avisado ayer, aunque con las lgrimas

    en mis ojos, lo que por desgracia ma deseo tal vez saber. Quin est all afligida? No me

    ocultes, paloma, quin es la que se lamenta y llora a cada instante dentro de aquel jardn.

    Por qu se le prohbe que me vea?PITU-SALLA.- A nadie ms que a ti, Ima-Smac, he de descubrir lo que t sola de-

    bes saber; mas ocltalo dentro de tu pecho como si fuera una roca; porque lo que vas a ver

    te ha de causar un profundo dolor y has de llorar sin consuelo.

    IMA-SMAC.- Aun cuando todo me reveles, a nadie he de avisar; nada me ocultes

    que yo sabr sepultarlo en el fondo de mi corazn.

    PITU-SALLA.- Cuando todas las matronas estn dormidas, agurdame cerca de una

    puerta de piedra que tiene aquel jardn.(Vase.)

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    ESCENA II

    PITU-SALLAvuelve con una buja, una copa de agua y alimentos.

    PITU-SALLA.- Ya es hora, levntate y tapa esta luz. (Vase con IMA-SMACha-

    cia la puerta de una caverna; brela.) He aqu la princesa a quien tu corazn busca.

    Cesa ya de palpitar?

    IMA-SMAC.- Ay de m! Qu dolor! Qu veo! He buscado por ventura un cad-

    ver? Me espanto de miedo! Has custodiado acaso un muerto? (Se desvanece.)

    PITU-SALLA.- Qu me pasa! Ima-Smac! Palomita! Vuelve en ti, en este instan-

    te!... Doncellas! Auxilio!... (IMA-SMACrevive.) No temas, hermana, no es muerto

    quien llora, es una princesa que en este lugar se lamenta.

    IMA-SMAC.- Vive todava aquella mujer?

    PITU-SALLA.- Acrcate, auxliame, mira que todava vive. Alcnzame agua y aprie-

    ta bien la puerta. Por qu no te alimentas hermosa princesa? Aqu tienes agua y comida;

    descansa un poco, que ahora regresar.

    IMA-SMAC.- Quin eres hermosa paloma, que ests aqu prisionera?

    PITU-SALLA.- Come algo todava, no sea que te desmayes.

    CUSI-CCOYLLUR.- Despus de tantos aos sin ver ms que tu cara, me traes ese

    rostro nuevo, y me siento feliz.

    IMA-SMAC.- Ay princesa! Bella escogida! Hermoso pajarillo de oro! En qu

    has pecado, corazn? Por qu tan oprimida? Por qu tan angustiada? Deseas la muerte

    arrastrndote como un reptil?

    CUSI-CCOYLLUR.- Bella hija! Fruto adorado! Soy una mujer como la semilla

    del panti arrojada al campo. Me cas con uno a quien am como a la nia de mis ojos, sinque el Inca supiera; pero l se volvi ingrato conmigo. Ollanta, antes tan querido por el

    Inca, le expulsa, y despus enfurecido me mand ac prisionera. Ya hace muchos aos que

    vivo en este lugar; mira como estoy sin ver a nadie: en este calabozo no hay felicidad;

    aguardo en l, diez veces la muerte, atada entre cadenas de hierro y olvidada de todos!...

    Mas, quin eres corazn, tan nia y tan tierna?

    IMA-SMAC.- Siempre te he buscado, traspasada de dolor; y desde el instante que

    te sent en esta casa, lloraba, y mi corazn saltaba dentro de mi pecho, pues no tengo padreni madre; ni a nadie conozco por tal.

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    CUSI-CCOYLLUR.- Qu edad tienes?

    IMA-SMAC.- Acaso tengo muchos aos que abomino esta casa, y a no vivir en ella

    los hubiera contado.

    PITU-SALLA.- Como cosa de diez aos, as calculo que tenga.

    CUSI-CCOYLLUR.- Cmo te llamas?

    IMA-SMAC.- Me llamo Ima-Smac, aunque tal vez no he correspondido a mi

    nombre.

    CUSI-CCOYLLUR.- Ay hija ma! Ay palomita! Acrcate a mi pecho! T eres mi

    nica felicidad! Hija ma! Ven! Ven! Mi regocijo es sin lmites. S, yo te puse ese nom-

    bre.

    IMA-SMAC.- Ay madre ma, no me desampares! Te habr conocido slo para

    llorar? Me dejars en la orfandad? En quin me refugiar? A quin volver mis ojos?

    Quin me ha de proteger? Alcnzame tu mano, auxliame.

    PITU-SALLA.- No grites, no! Para m ser el tormento. Camina: vmonos! Tal vez

    nos oigan las matronas.

    IMA-SMAC.- Sufre un poco ms en esta crcel maldita. Qudate que yo te he de

    sacar de aqu. Pasa en ella algunos das. Ay madre ma, me voy sin aliento y deseara un

    veneno para mi corazn!

    (Vanse IMA-SMACy PITU-SALLA; luego, retirase CUSI-CCOYLLUR.)

    ESCENA III

    Sala en el palacio del Inca.

    (Salen TPAC-YUPANQUIy HUILLCA-UMA.)

    TPAC-YUPANQUI.- Grande y noble Huillca-Uma! Sabes algo de Rumi-ahui?

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    HUILLCA-UMA.- Sal ayer por la tarde hasta Huil-canota: encontr all muchos pri-

    sioneros, que eran todos de la nacin anti, la cual se dice que ha sido vencida, sus campos

    talados y sus hogares incendiados.

    TPAC-YUPANQUI.- Han tomado a Ollanta? Tal vez si ese hombre se ha esca-

    pado?

    HUILLCA-UMA.- Ya Ollanta ha sido vencido, destrozado y devorado por las lla-

    mas.

    TPAC-YUPANQUI.- Nuestro padre el Sol nos ha favorecido, como que soy de su

    linaje. S, los hemos de rendir a nuestros pies; para eso estoy aqu.

    ESCENA IV

    Sale un INDIO CAARI.

    INDIO.- Rumi-ahui me ha mandado muy de prisa con este quipu.

    TPAC-YUPANQUI.- Ve qu dice!

    HUILLCA-UMA.- (Descifra el quipu.) En este quipu hay carbn, que indica que

    ya Ollanta ha sido quemado! Estos tres... cinco quipus atados dicen que Anti-Suyu ha sido

    sometido, y que se encuentra en manos del Inca; esos tres... cinco, que todo se ha hecho

    con rigor.

    TPAC-YUPANQUI.- Y t que has estado all, qu cosa has hecho?

    INDIO.- Poderoso Inca, hijo del Sol! Mira que soy el primero trayndote la noticia

    de que has triunfado, subyugado y derramado la sangre de esos traidores.

    TPAC-YUPANQUI.- Cmo! no he amonestado con frecuencia que no se derrame

    la sangre de aquella gente, pues bien saben que la amo y compadezco?

    INDIO.- Padre mo! No; no se ha vertido la sangre de nuestros enemigos; que corraesta noche.

    TPAC-YUPANQUI.- Qu has visto?

    INDIO.- Yo estuve all junto con todo mi ejrcito, durmiendo en la confluencia del

    Qqueru y escondido en Yanahuara. Como en este valle hay muchas selvas para celadas,

    permanec oculto en una casa por espacio de tres das, con sus noches, soportando el ham-

    bre y las intemperies. Rumi-ahui vino a verme y me declar todo su plan: que nosotros

    debamos venir de noche, luego que l regresase a su puesto, pues se iba a celebrar en elcuartel real una gran fiesta, y, cuando todos estuviesen entregados a la embriaguez, poda-

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    mos cargar durante la noche con el ejrcito de los veteranos. Despus de haberme descu-

    bierto su estrategia, se regres y aguardamos aquella noche. Mientras tanto, Ollanta pasaba

    divirtindose en la celebracin de la fiesta del Sol, junto con los suyos, y el ejrcito entre-

    gado a la beodez por espacio de tres das.

    Nosotros les camos a media noche, y nuestro ejrcito entr por sorpresa, sin que el

    enemigo lo percibiera y estall sobre l como la tempestad. De esta manera fue al punto

    sobrecogido de espanto, y cuando volvi en s, se encontr prisionero en nuestras manos.

    Rumi-ahui se hallaba todava enfermo; aunque Orcco-Huarancca marchaba muy triste,

    sin embargo empuaba con furia, la cadena. De este el Inca condujo a Ollanta, con su s-

    quito; Ancco-Allu con sus mujeres y como cerca de diez mil antis prisioneros. Sus mujeres

    convertidas en un mar de lgrimas los seguan de cerca. Por esto, en verdad, has visto a

    Huilcanota entregada al llanto.

    ESCENA V

    RUMI-AHUIsale victorioso, con la cabeza descubierta.

    RUMI-AHUI.- Postrado a tus pies, poderoso Inca, te adoro mil veces! Escucha mis

    palabras, pues estoy bajo tu amparo.

    TPAC-YUPANQUI.- Levntate; aqu tienes mi mano: regocjate porque has salido

    bien en tu empresa; echaste tu red y has pescado.

    RUMI-AHUI.- S, ese traidor con sus piedras ha muerto muchos nobles y un sin

    nmero de plebeyos; mas yo Rumi he sido para l un peasco; como Rumi he acabado con

    l y sus compaeros.

    TPAC-YUPANQUI.- Se ha derramado mucha sangre?

    RUMI-AHUI.- No noble, no en verdad; he cumplido todo como me has mandado;as he tomado toda la nacin anti prisionera; sus montaas estn allanadas e incendiadas.

    TPAC-YUPANQUI.- Dnde estn esos enemigos?

    RUMI-AHUI.- Todos aguardan en el campo perecer con terrible castigo. Cada cual

    se apresura en buscar la muerte; pero es menester separar a las mujeres que estn embara-

    zadas, pues ellas bastan para la propagacin de la especie.

    TPAC-YUPANQUI.- As ha de ser infaliblemente. Que todos los nios y mendigos

    sean destruidos sin excepcin; aun cuando todo el Cuzco sucumba con ellos. Conduce a mipresencia a esos traidores.

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    ESCENA VI

    Traen a OLLANTA, ANCCO-ALLUy ORCCO-HUARANCCAcargados de ca-

    denas con los ojos vendados; con ellos salen PIQUI-CHAQUIy HUILLCA-UMA.

    TPAC-YUPANQUI.- Qutales la venda. Dime: dnde ests, Ollanta? dnde,

    Orcco-Huarancca? Ahora sin remedio seris ejecutados. Quin te ha metido en esto?

    PIQUI-CHAQUI.- Sabes que entre los yuncas hay muchos piques que producen lce-

    ras graves, que se curan con agua caliente; por esto, qutame a m tambin la vida.

    TPAC-YUPANQUI.- Ancco-Allu, respndeme: por qu te has perdido con Ollan-

    ta? Destale. No es cierto que el Inca te ha venerado como a un padre; y no es cierto que

    en l has hallado cuanto has querido? Tu palabra ha imperado en su voluntad; cuanto has

    pedido se te ha concedido y an ms. Haba algo oculto para ti? Hablad, traidores! Res-

    pndeme, Ollanta! Responde, Orcco-Huarancca!

    OLLANTA.- Padre mo, nada me preguntes!; nuestro crimen rebosa por todas par-

    tes.

    TPAC-YUPANQUI.- Veamos la muerte que deban recibir! Di tu parecer, Huillca-

    Uma.

    HUILLCA-UMA.- El Sol me ha concedido un corazn muy benigno!

    TPAC-YUPANQUI.- Rumi!, habla entonces.

    RUMI-AHUI.- Siendo esta grande traicin, el castigo debe ser el ltimo suplicio. El

    Inca enrostra muchos crmenes a esta gente; as, que se les ate de uno en uno, ahora mismo,

    a cuatro estacas para que todos sus siervos pasen por encima de estos traidores; y que su

    ejrcito sea traspasado a flechazos, en castigo de su rebelda. De este modo se vengar con

    sangre la muerte de sus padres.PIQUI-CHAQUI.- As se ha de destruir la nacin anti; que se haga tambin una ho-

    guera para quemar su gente.

    RUMI-AHUI.- Calla!, si no te he de lanzar una piedra, pues ahora tengo corazn

    de piedra.

    TPAC-YUPANQUI.- Habis odo que se ha mandado que muris en la estaca.

    Condcelos ac! Muerte a los traidores!

    RUMI-AHUI.- Arrastrad a esos traidores al lugar donde deben ser escarmentados!Estiradlos! Arrastrad, arrastradlos hechos pedazos!

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    TPAC-YUPANQUI.- Pon en libertad a esos prisioneros! Que se aparten de mi

    presencia! Habis contemplado de cerca la muerte! Ahora huid como el ciervo en el bos-

    que! Ya que estis rendidos a mis plantas, mi corazn me dicta que sea generoso con voso-

    tros y que os eleve; aunque sea un milln de veces ms. T, que has sido el valeroso go-

    bernador de Anti-Suyu, sabrs que es mi voluntad que le contines mandando para que

    conserves siempre tu fama. Huillca-Uma, toma el yelmo y aquellas insignias y pnselas de

    nuevo a este desgraciado que se ha libertado de la muerte.

    HUILLCA-UMA.- Ollanta! Conoce desde hoy el poder de Tpac-Yupanqui; desde

    este instante aprende a obedecerle y amarle como a tu protector. Todo mi poder est en

    esas insignias, ahora te las cio y sabrs que son las armas del Inca.

    OLLANTA.- Con las lgrimas en mis ojos, protesto que te he de amar y que he de ser

    tu humilde siervo. Quin ser igual a ti? Humillado a tus pies desatar tu calzado y desde

    ahora estoy cierto que todo mi poder depende de tu palabra.

    TPAC-YUPANQUI.- Ven ac Orcco-Huarancca. Ollanta te hizo general y te dio

    ese yelmo, para que estuvieras contra m; sin embargo mi furor se ha aplacado: t quedars

    gobernando Anti-Suyu, para que salgas a la conquista de nuestro enemigo. Recibe este

    yelmo, para que te portes con valor; y ya que te he libertado de la muerte me contars en el

    nmero de los que te aman.

    ORCCO-HUARANCCA.- Postrado a tus pies, poderoso Inca, te adoro mil veces;

    aunque extraviado, ahora te he de auxiliar!

    HUILLCA-UMA.- El poderoso Tpac-Yupanqui te hizo noble, concedindote ese

    yelmo y esas flechas; as pues sers valiente como el joven tunqui.

    RUMI-AHUI.- Habr entonces dos Incas en el belicoso Anti-Suyu?

    TPAC-YUPANQUI.- No, Rumi; no habr dos: Orcco Huarancca gobernar a Anti-

    Suyu, y Ollanta se quedar en el Cuzco, ocupando el trono para que gobierne en vez del

    Inca, y as permanecer siempre aqu.OLLANTA.- Oh Inca! Enalteces demasiado a este hombre que nada es! Vive mil

    aos! Qu habis hallado en m?

    TPAC-YUPANQUI.- Saca, Huillca-Uma, la grande insignia real; ponle pronto la

    borla amarilla; dale el cetro y hele aqu representando al Inca. Ahora debo comunicarte mis

    rdenes: t, Ollanta, permanecers en mi lugar; pues yo marcho al Collao dentro de un

    mes; por eso lo he dispuesto as. Me ir lleno de complacencia, dejando a Ollanta sobre el

    trono.

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    OLLANTA.- Deseo partir contigo a cualquier parte que sea; pues sabes muy bien que

    soy varn diligente; supuesto que soy tu siervo, sin duda alguna he de ser el primero que

    marche en tu compaa.

    TPAC-YUPANQUI.- Csate de una vez; con eso estars contento y descansars

    tranquilo. Escoge la que quieras.

    OLLANTA.- Oh noble! Soy casado; mas he sido desgraciado.

    TPAC-YUPANQUI.- Todava no conozco a tu esposa. Presntamela para venerar-

    la. Nada me ocultes.

    OLLANTA.- En el Cuzco se ha perdido mi adorada paloma! En un solo da desapa-

    reci volando a otros lugares; la he buscado aqu y all, preguntando a todos; pero ella se

    perdi, como si la tierra se la hubiera tragado. Tal es mi situacin!

    TPAC-YUPANQUI.- No te entristezcas, Ollanta; aunque sea eso y mucho ms:

    cumple con mis rdenes sin retroceder. Huillca-Uma, haz lo que te he dicho.

    HUILLCA-UMA.- Pueblo! Sabed que Ollanta representa al Inca y que gobierna en

    su lugar. Salve, Inca Ollanta!

    TPAC-YUPANQUI.- Vosotros, acatadle!

    RUMI-AHUI.- Te felicito por tu ventura de que hagas las veces del noble Inca. Que

    todo Anti-Suyu se regocije y la comarca entera te sea propicia.

    MUCHAS VOCES.- (Afuera.) Atrs! Atrs! Fuera! Fuera esa nia!

    IMA-SMAC.- (Afuera.) Por lo que ms amis, dejadme hablar; no me impidis;

    mirad que he de morir en este momento.

    TPAC-YUPANQUI.- (A un INDIOen la puerta.) Quin llora afuera?

    INDIO.- Una nia viene llorando y quiere hablar con el Inca.

    TPAC-YUPANQUI.- Condcela ac.

    (Vase el INDIO.)

    ESCENA VII

    Sale IMA-SMAC.

    IMA-SMAC.- Cul de vosotros es el Inca, para arrojarme a sus pies?

    HUILLCA-UMA.- l es nuestro Inca, bella nia; por qu lloras?

    IMA-SMAC.- Inca mo! t eres mi padre, perdona a tu hija. Favorceme, pues eres

    hijo del Sol. Mi madre habr muerto ya, presa en una crcel de granito. Un feroz enemigola confin all, para que muriera lentamente. Estar ya baada en su sangre.

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    TPAC-YUPANQUI.- Quin es aquel tirano? Ollanta! Ollanta! Levntate pron-

    to! Ve eso!

    OLLANTA.- Vamos, nia, llvame presto. Quin ha muerto a tu madre?

    IMA-SMAC.- T no vayas; el Inca que la vea, pues l la conoce, mientras que t,

    no. Inca, levntate pronto; no sea que encuentre a mi madre muerta; ya me parece ver su

    cadver. S, obedceme.

    HUILLCA-UMA.- Poderoso Inca! Pues hasta ti llegan sus tormentos, quin osar

    impedir que seas su libertador?

    OLLANTA.- Dnde est tu madre cautiva?

    IMA-SMAC.- En un rincn de aquella casa.

    TPAC-YUPANQUI.- Vamos! Vamos! Todos juntos; ya que hallndonos en me-

    dio de los placeres, esta nia ha venido a rasgar mi corazn.

    IMA-SMAC.- (Seala la puerta.) Padre mo! Aqu est mi madre. Aqu! Quin

    sabe si ya se encuentra muerta!

    OLLANTA.- Me parece que te engaas: sta es la casa de las princesas.

    IMA-SMAC.- Mi paloma padece en esta casa diez aos.

    OLLANTA.- Abrid aquella puerta! El Inca viene!

    ESCENA VIII

    PITU-SALLAabre la puerta.

    IMA-SMAC.- Hermana ma Pitu-Salla! Todava vive mi madre? Entremos, que

    se abra esa puerta. +

    (Seala la caverna.)

    TPAC-YUPANQUI.- Qu puerta hay aqu?

    IMA-SMAC.- Padre mo, sta es la puerta. Pitu-Salla, brela que nuestro Inca est

    aqu.

    (brese la segunda puerta por la que sale, cerrndola, MAMA-CCACCA.)

    MAMA-CCACCA.- Es una realidad o un sueo, que vea al Inca en estos lugares?TPAC-YUPANQUI.- Abre esta puerta.

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    (brela MAMA-CCACCAy se ve a CUSI-CCOYLLUR.)

    IMA-SMAC.- Ay madre ma! Mi corazn me anuncia encontrarte muerta. He te-

    mido por momentos ver tu cadver. Pitu-Salla, alcnzame mucha agua; procura que mi

    madre vuelva a vivir.

    TPAC-YUPANQUI.- Qu caverna es aqulla en la roca? Qu mujer es sa? Qu

    significa todo esto? Es una cadena de hierro que la aprisiona? Qu tirano la ha cargado

    as? Dnde estaba el corazn del Inca? Haba engendrado por ventura a un reptil? Ma-

    ma-Ccacca ven ac. Quin es aquella mujer que viene? He aqu que se ha transformado

    en un espectro esa desgraciada!

    MAMA-CCACCA.- Tu padre lo ha ordenado, queriendo slo escarmentarla.

    TPAC-YUPANQUI.- Sal de aqu, Mama-Ccacca! Arrojad afuera a esa montae-

    sa, a esa fiera y que nunca mis ojos la vuelvan a ver!

    (Le obedecen, y sacan a CUSI-CCOYLLUR.)

    CUSI-CCOYLLUR.- Dnde estoy? Quines son sos? Hija ma, Ima-Smac, ven

    ac palomita! De dnde esa gente aqu?

    IMA-SMAC.- Madre ma, no temas, aqu est nuestro Inca. El poderoso Yupanqui

    viene: habla, no duermas.

    TPAC-YUPANQUI.- Mi corazn se desgarra, al presenciar tanto infortunio. Des-

    cansa, y dime despus quin eres? Dime, cmo se llama tu madre?

    IMA-SMAC.- Padre mo! Piadoso noble! Manda todava que desaten a esa pri-

    sionera.

    HUILLCA-UMA.- Yo debo desatar y auxiliar a esta infeliz.OLLANTA.- Cmo se llama tu madre?

    IMA-SMAC.- Cusi-Ccoyllur es su nombre.

    TPAC-YUPANQUI.- Me parece que te equivocas. Ella est en la sepultura, donde

    tendr felicidad.

    OLLANTA.- Ay poderoso Inca Yupanqui! Esta nia es hija de mi esposa.

    TPAC-YUPANQUI.- Todo me parece un sueo! Esta felicidad hallada! Esta

    mujer Cusi-Ccoyllur es mi hermana?... Hermana ma! Cusi-Ccoyllur, querida paloma,ven ac, abrzame y consulame para que pueda vivir!

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    CUSI-CCOYLLUR.- Ya sabrs, hermano mo, los infinitos tormentos que padezco

    aqu, desde hace tantos aos. T eres, pues, quien me ha de libertar de la muerte.

    TPAC-YUPANQUI.- Quin eres, mujer, que tanto te angustias? Quin te ha

    puesto aqu? Qu crimen te ha arrastrado? Muy bien hubieras podido perder el juicio.

    Tendr corazn para presenciar sufrimientos tan inexplicables? Debiera morir con esta

    mujer, como si fuera la madre que la dio a luz! Su rostro est marchito, su hermosa boca

    incognoscible: se acab para siempre su beldad!

    OLLANTA.- Cusi-Ccoyllur, yo te perd primero, mas ahora vives! Y t eres su pa-

    dre que le puedes quitar la vida; mas entonces arrncala a los dos juntos: no me dejes que

    sobreviva! Mi corazn entero est llagado! Cusi-Ccoyllur! Dnde est tu risueo sem-

    blante? Dnde tus lindos ojos? Dnde tu belleza? Eres acaso una hija maldita?

    CUSI-CCOYLLUR.- Ollanta! Ollanta! Un veneno abrasador ha sido la causa que

    nos haya separado por espacio de diez aos; mas ahora nos vuelve a unir, para que viva-

    mos de nuevo! T has de contar tantos aos de goces y de pesares, cuantos el poderoso

    Inca viva, y con esta nueva vida, tu existencia se ha de prolongar!

    HUILLCA-UMA.- Alcnzame ropa nueva para vestir a nuestra princesa.

    TPAC-YUPANQUI.- Ollanta! He aqu a tu esposa; desde hoy venrala. Y t Ima-

    Smac, ven a mi pecho: ven, hermosa paloma, a devanar esos ovillos. S, t eres la prole

    de Ccoyllur!

    OLLANTA.- Oh noble! T eres nuestro amparo! Tus manos apartan todo dolor!

    T eres nuestra sola y nica ventura.

    TPAC-YUPANQUI.- No te aflijas; vive contento con tu dicha, pues ya posees a tu

    esposa y te has libertado de la muerte.

    (Tocan msica de flauta y tambor.)